Cárcel de Amor
Cárcel de Amor
Cárcel de Amor
Fig. 1. Grisel y Mirabella, Fig. 2. Grisel y Mirabella Fig. 3. Libro de las ilustres mujeres,
(Sevilla, Juan Varela de (Sevilla, Juan Cromberger, 1529) (Sevilla, Jacobo Cromberger, 1528),
Salamanca, 1524) BNE Cerv. Sedó 8630. Valencia, BH, BHR/1/ 097 (1).
Bibl. de Catalunya, Espona, 80, 8.
6
Mercedes Fernández Valladares, La imprenta en Burgos, II, Madrid, Arco/Libros, 2005, pp. 998-999.
7
Véase Mercedes Fernández Valladares, «Biblioiconografía y literatura popular impresa: la ilustra-
ción de los pliegos sueltos burgaleses (o de babuines y estampas celestinescas)», en eHumanista, 21
(2012), pp. 87-131, especialmente p. 108, nota 34.
8
Diego de San Pedro, Tractado de amores de Arnalte y Lucenda y Sermón, edición, introducción y
notas de Keith Whinnom, Madrid, Castalia, 1973, p. 102.
9
Es el caso de la figura 10.
10
El primero pertenece a la adaptación de Denis Janot, L’Amant maltraicté de s’amye, Paris, 1541. En
cuanto a el Petit Traité de Arnalte e Lucenda, Paris, 1546, es adaptación de Jean Longis y ve la luz en el
taller de la impresora Jeanne de Marnef.
104:2 (2002), pp. 511-528. Asimismo, en la consideración de los grabados de la Cárcel de amor de las
primeras ediciones, léase Emily C. Francomano, «Re-reading woodcut illustration in Cárcel de amor
1493-1496», en Titivillus. Revista Internacional sobre Libro Antiguo, 1 (2015), pp. 143-156.
13
Desconocida la edición de Hurus, el hallazgo del perdido ejemplar se debe a Miguel Ángel Pallarés,
La Cárcel de amor de Diego de San Pedro, impresa en Zaragoza el 3 de junio de 1493: membra disjecta
de una edición desconocida, Zaragoza, Centro de Documentación Bibliógráfica Aragonesa, 1994. Remito
al imprescindible comentario de M.ª Carmen Marín Pina, «La Cárcel de amor zaragozana (1493), una
edición desconocida», en Archivo de Filología Aragonesa, 51 (1995), pp. 75-88, así como al análisis
iconográfico de Juan Manuel Cacho Blecua, «Los grabados de la Cárcel de Amor (Zaragoza, 1493, Bar-
celona, 1493, y Burgos, 1496): la muerte de Leriano», art. cit.
14
Remito a Un Volumen Facticio de Raros Post-Incunables Españoles, coordinado por Julián Martín
Abad, Toledo, Antonio Pareja 1999, [Portada: Abajo se lee: (Calisto) (Melibea)].
15
Véase Clive Griffin, «Celestina’s Illustrations», en Bulletin of Hispanic Studies, 78 (2001), pp.
59-79. No pasó desapercibida esta reutilización de la imagen a Juan Manuel Cacho Blecua, «Iconografía
amadisiana: las imágenes de Jorge Coci», en eHumanista 16 (2010), pp. 1-27; véase p. 10. Consúltese
igualmente la oportunidad de este «grabado de varios usos» en Fernando Carmona Ruiz, «La cuestión
iconográfica de la Celestina y el legado de Hans Weditz», en eHumanista, 19 (2011), pp. 79-112.
En esta ilustración inicial, en los dos grabados se precisan los cuatro pila-
res que sostienen la torre: muy estilizados en el grabado de Fadrique Biel y,
por tanto, en el de Hurus y Rosenbach. En Cromberger y Coci los pilares se
trazan cortos y de mayor grosor. El remate del edificio se plasma en las tres
portadas de modo similar, aunque con algunos matices: un águila, alumbrada
por las llamaradas que salen de la torre, preside un conjunto de tres figuras
humanas –aunque solo dos en el impreso de Cromberger– que sostienen ca-
denas. A diferencia de otros frontispicios, en el de Coci el auctor que sube las
escaleras que conducen a la torre porta espada y lleva vestidura corta, medio
cubierta por un manto que se recoge en el hombro derecho; va tocado por una
gorra de vuelta entera, sencilla y sin cortes. En la portada de Biel el auctor
lleva ropa talar.
Destaca la actitud del guardián de la torre, más expresiva que en otros
grabados; situado completamente fuera de la puerta, tendida su mano iz-
quierda, como si la representación gráfica pretendiese transmitir: «Las
armas que te pido y te conviene dexar son […] Descanso y Esperança y
Descontentamiento»25. Igualmente hay una diferencia notable en la represen-
tación del paisaje de fondo entre el grabado del impreso de Coci y los anterio-
res. Diego de San Pedro situaba la torre en un primer plano y «en lo más alto
de la sierra». En el grabado de Coci la torre emerge en medio de un campo:
«la lumbre del día descubrió los canpos», y tiene como fondo paisajístico un
plano vertical dividido en dos segmentos de idénticas proporciones: en el
segmento inferior y en lejanía se representa una extensa ciudad amurallada
y con edificios varios: iglesia torres, casas. En el plano superior que parece
dominar la escena, un cielo con grupos de nubes. No hay apenas dimensión
paisajística en el resto de las portadas; únicamente representan en un primer
término un espacio mínimo de terreno en el que se fundamenta la torre.
Es, por el contrario, menos expresiva en el impreso de Coci la plasmación
del trascendental y determinante encuentro del caminante con la comitiva
que lleva a Leriano a esa «cárcel de Amor, donde con solo morir se espera
librar», aun cuando en una y otra viñeta se hallan todos los elementos funda-
mentales que proporcionó San Pedro26 (figs. 15-16).
25
Diego de San Pedro, Cárcel de Amor, edición prólogo y notas de Carmen Parrilla (y Keith Whin-
nom para la «Continuación» de Nicolás Núñez), Barcelona, Crítica, 1995, p. 7.
26
Me permito agregar mínimos datos a la observación de Harvey Sharrer, «La Cárcel de amor de
Diego de San Pedro: la confluencia de lo sagrado y lo profano en “la imagen femenil entallada en una
piedra muy clara”», en Actas del III Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Literatura
Medieval, ed. de María Isabel Toro Pascua, Salamanca, Biblioteca Española del siglo XV-Departamento
de Literatura Española e Hispanoamericana, 1994, pp. 983-996.
27
Finamente, Harvey Sharrer ha manejado varias interpretaciones para la «imagen feminil entallada
en una piedra muy clara», desde la evocación de Venus influyente con reminiscencias dantescas de la Vita
nuova, según Dante, hasta la interpretación sacroprofana de la Virgen María en el seno de la mandorla,
según se muestra escultóricamente en el templo cristiano, sin descartar la convencionalidad de este tópico
escénico de carácter sacroprofano.
Tu venida aquí yo la causé […] de los misterios que ves quiero informarte;
la causa de mi prisión quiero que sepas; que me delibres quiero pedirte si por
bien lo tovieres29.
28
Véase al respecto, Juan Manuel Cacho Blecua, «Los grabados de la Cárcel de Amor (Zaragoza,
1493, Barcelona, 1493, y Burgos, 1496): la muerte de Leriano», art. cit., p. 368, nota 4.
29
Diego de San Pedro, Cárcel de Amor, ed. cit, pp. 8-9.
Fig. 17. Cárcel de amor (Jorge Coci, Zaragoza, 1523), BNE, U/687.
Figs. 18-19. Cárcel de amor (Jorge Coci, Zaragoza, 1523), BNE, U/687.
30
A pesar de la cuidadosa descripción del lugar de tormento de Leriano, en ninguna de las ediciones
conocidas de la Cárcel se plasma la escena cruenta del mártir de amor.
Figs. 20-21. Cárcel de amor (Jorge Coci, Zaragoza, 1523), BNE, U/687.
Fig. 22. Estancia de Leriano (Burgos, Fig. 23. Estancia de Laureola (Burgos,
Fadrique Biel, 1496), BL, IA 53247. Fadrique Biel, 1496), BL, IA 53247.
Figs. 24-25. Cárcel de amor (Jorge Coci, Zaragoza, 1523), BNE, U/687.
32
Unos rasgos florales en el lado derecho del trono diferencian los dos asientos en el grabado que
representa al monarca recibiendo a Leriano después del combate contra Persio. Puede decirse que esta
iconografía desmerece ante el tratamiento del aparato gráfico empleado en las ediciones anteriores de
la Cárcel. Véase al respecto sobre este punto, M.ª Carmen Marín Pina, «La Cárcel de amor zaragozana
(1493), una edición desconocida», art. cit., pp. 84-85.
que la ilustración simultánea que proporciona Coci sigue con más precisión
el relato de San Pedro:
Figs. 26-27. Cárcel de amor (Jorge Coci, Zaragoza, 1523), BNE, U/687.
Figs. 28-29. Cárcel de amor (Jorge Coci, Zaragoza, 1523), BNE, U/687.
34
Precisamente en el friso de este grabado dejó su firma Tomás Ubert, ilustrador afincado en Zara-
goza, y «maestro de tallar moldes de ymagines», según ha constatado Pallarés, La Cárcel de amor de
Diego de San Pedro, impresa en Zaragoza el 3 de junio de 1493, ob. cit., pp. ix, x, aportando más tarde
documentación en torno a esta figura. Véase La imprenta de los incunables de Zaragoza y el comercio in-
ternacional de libro a finales del siglo xv, doc. 270, pp. 270-271. Un grabado muy similar para la estancia
de Leriano se representa para el acto XIII de La Celestina en la edición de Burgos, Fadrique de Basilea,
1499, aunque reflejando el placer de Calisto, después de «aquel açucarado rato con Melibea». Consúltese
Amaranta Saguar García, «The concept of Imago Agens. In Celestina: Text and Image», en Celestinesca,
39 (2015), pp. 247-274.
Figs. 33-34. Cárcel de amor (Jorge Coci, Zaragoza, 1523), BNE, U/687.
35
Tal vez porque Jorge Coci no tuvo ocasión de leer el agudo e inteligente comentario de este paso en
el trabajo de Juan Manuel Cacho Blecua, «Los grabados de la Cárcel de Amor (Zaragoza, 1493, Barcelo-
na, 1493, y Burgos, 1496): la muerte de Leriano», art. cit., pp. 367-379.
36
Juan Manuel Cacho Blecua reparaba en la soledad que se comunica en las dos últimas imágenes de
Leriano según las ediciones anteriores, sin compañía alguna de familiares y amigos.
debe a Lelio Manfredi, quien la traduce para Isabella d’Este en 151442. Lelio
Manfredi continuó obsequiando a la dama con versiones de otras obras que
conforman el grupo sentimental.
Ahora bien, en Italia la fortuna editorial de la obra de San Pedro debe mu-
cho a la potencia de la imprenta veneciana, atenta a las novedades y abierta
para acoger obras de diferentes géneros y publicarlos en su lengua original
castellana43. La presencia de españoles en Italia en un clima benévolo cos-
mopolita y, a la vez, próspero, así como el interés por la lengua castellana
y su producción literaria fomentó y propagó los productos en boga. Para la
difusión de la Cárcel en Italia debió de ser determinante la intervención del
mercader de libros Juan Bautista Pederzano que «en la librería o botecha que
tiene por enseña la torre junto al puente de Rioalto» y «por importunación
de muy muchos señores a quien la obra y estillo y lengua romance castella-
na muy muncho plaze», publica una Cárcel de amor, sin la continuación de
Nicolás Núñez y «Corecto de las letras que tras tocadas estavan se acabo año
del Señor 1531». Va provista de las mismas imágenes que se hallan en el
impreso de Coci de 1523, más otras dos, aunque no nuevas, sino repetidas, a
saber, la escena de la reina, arrodillada ante el rey, suplicando por Laureola,
así como la visita de la propia reina a la cárcel (figs. 28 y 29). Por otra parte,
este impreso promovido por Pederzano es preciso en otro tipo de informa-
ción, ya que sus viñetas llevan generalmente en su parte superior una cartela
indicativa de la escena que se muestra, lo que no figuraba en el impreso za-
ragozano (fig. 35).
impresor de las versiones al italiano: Gregorio de Gregori (1526), Melchiorre de Sessa (1529), Marchiò de
Sessa (1533), Giolito de Ferrari (1533, 1543, 1548), F. Bindoni y y M. Pasini (1534). En Milán, Gianotto
da Castiglio (1521); en Mantua, Venturino Rufinello (1552).
42
En la dedicatoria, el erudito Aletiphilo se sirvió literalmente del ineludible tópico del exordio que
San Pedro dirige al alcayde de los donceles: «Unde ancora che mi manchasse patientia per tacere / non mi
manchaua cognoscimento per uedere quanto mi era meglio apretiarmi di qualchio tacessi / que pentirmi
per quel chio haueuo a dire: e posto che cossi io lo cognoscessi / e che ancora ne vedessi apta la ueritate /
ho seguito la opinion mia: E hauendo operato il peggio: non resto senza punitione: perche cum la vergogna
satisfo a lo errore che per ignorantia ho commesso». / Carcer damore traducto dal magnifico miser Lelio de
Manfredi ferrarese: de idioma spagnolo in lingua materna: novamente stampato, 1515. (BNE, R/12477).
43
Una buena parte de nuestra literatura –acaso sin mucho mérito, en ocasiones– se extendió en Italia
en la primera mitad del siglo xvi, acogida por el clima de interés por la lengua castellana que muchos
conocían y hablaban. Connotaba –apunta Bognolo– cierto «esnobismo social», con el añadido de una
etapa económicamente próspera que aseguraba las empresas editoriales. Véase, al respecto, A. Bognolo,
«El libro español en Venecia en el siglo xvi» y Daniela Capra, «Edición y traducción de libros españoles
en la Venecia del siglo xvi», en Rumbos del hispanismo en el umbral del Cincuentenario de la AIH, coord.
por Patrizia Botta, III, ed. de María Luisa Cerrón Puga, Roma, Bagatto Libri, 2012, pp. 243-258 y pp.
265-278 respectivamente.
Hay en la obra otro relato breve y emotivo de escena de caza, narrado por
el propio Vasquirán a Felisel, como autor y testigo del mismo. Siguiendo una
pareja de ciervos, el propio Vasquirán alcanza a matar a la hembra. La cargan
en una acémila y regresan a la heredad, pero el ciervo compañero, sin temor
a los cazadores y, bramando, va tras el cuerpo de su compañera. Vasquirán,
conmovido y también atemorizado, manda desollar a la cierva y llenar con
46
Cuestión de Amor (Valence: Diego de Gumiel, 1513), introducción, edición y notas de Françoise
Vigier, Paris, Publications de la Sorbonne, 2006, pp. 196-197.
heno el vacío de su cuerpo. Después ordena colgarla en un punto alto del jar-
dín, pero al que pueda llegar el viudo ciervo compañero. El animal se queda
en el propio jardín de Vasquirán y solamente saldrá «cuando constreñido por
el hambre algún poco por la huerta a pacer se aparta» (pp. 209-210). Así,
pues, el grabado de la portada de esta primera edición parece combinar dos
situaciones que corresponden a secuencias diferentes del relato y a planos
temporales distintos, alcanzando con ello a expresar plásticamente la anecdó-
tica escena de valor simbólico para uno de los amantes de este tratado amo-
roso. Repárese que en la parte superior derecha del grabado asoma un ciervo.
Por el contrario, en la imprenta zamorana de Pedro Tovans, en 1539, el
grabado de la portada no concuerda apenas con el contenido de la obra, salvo
si se interpreta que las dos figurillas de varones dialogando representen a Vas-
quirán y a Flamiano. Las figuras y el marbete para el título están enmarcadas
por el trabajo artístico de Juan de Vingles (fig. 37). En la base de la portada
se representa una escena bélica: el enfrentamiento de guerreros a caballo. En
los lados se elevan motivos vegetales. En la parte superior dos figuras feme-
ninas y dos dragones parecen sostener un arco con la leyenda: «FORTUNA
DEVAME LA VIDA PUES QUE MUERTE ME CONVIDA»47.
Con grabados o sin ellos, el grupo de estos tratados de amor tuvo una an-
dadura propicia hasta la segunda mitad del siglo xvi. Se difundieron en Euro-
pa en lengua francesa, italiana, polaca, inglesa y alemana; con frecuencia en
versiones bilingües, como apoyo para el aprendizaje del castellano, así como
en algunas libres versiones que conforman en ciertos casos interpretaciones
sugestivas. La presencia de imágenes estimuló probablemente a muchos lec-
tores, ya que impresores y libreros al constatar el interés despertado, ensan-
charon sus posibilidades mercantiles con el intercambio y usufructo de gra-
bados. Sin ellos, en el grupo sentimental quedaron castigados aquellos pocos
que, como apuntó Víctor Infantes, se limitaron a sobrevivir manuscritos «sin
servicio lector» hasta el siglo xx. Así, el grupo caminó en el espacio editorial
dentro y fuera de las fronteras hispanas, aunque a la zaga de la prosa de ficción
caballeresca, y como «género típicamente editorial, pero al amparo de una ade-
cuada organización libresca de seguras ventas y acertada visión comercial»48.
Recibido: 21/04/2016
Aceptado: 24/06/2016
47
Prescindo de otras consideraciones sobre la representación de imágenes en la Questión de amor,
por cuestiones de espacio.
48
Víctor Infantes, «La prosa de ficción renacentista: entre los géneros literarios y el género editorial»,
en Actas del X Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas (Barcelona 21-26 de agosto de
1989), coord. por A. Vilanova, 1992, I, pp. 467-474, cita p. 471.
d
c
Abstract: Analysis and descriptive comentary on the formal and functional dis-
course of iconographic motifs in sentimental fiction in its evolution and expansion
over more than half a century of the sixteenth century. Special attention in paid to
Cárcel de amor by Diego de San Pedro (Zaragoza, Jorge Coci, 1523) with detailed
commentary on the approach and dimension of their artistic function. Consideration
of the relations and interdependence of the iconographic tradition in the European
publishing circuit of works of the sentimental genre.