Prolapso de La Glándula de Harder en El Perro

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Prolapso de la glándula de Harder en el perro.

La glándula lacrimal del tercer párpado o glándula de Harder se aloja en la base del tercer


párpado o membrana nictitante, por ello a esta patología se la conoce también como prolapso de la
glándula lacrimal del tercer párpado o prolapso de la glándula de la membrana nictitante y “ojo de
cereza (cherry eye)” por su aspecto redondeado, turgente, de superficie lisa e hiperémica.
Su etiología no está establecida, probablemente sea una combinación de factores ( el más
importante es la fijación de la glándula mediante tejido conectivo hipoplásico a la conjuntiva bulbar –
genético- , también tenemos el escaso tamaño de la bolsa glandular y la incapacidad del movimiento
dorsal de la glándula) los que convierten el prolapso de dicha glándula en una de las patologías más
frecuentes en oftalmología canina y el desorden más común dentro de las patologías que afectan al
párpado. Se trata de un trastorno unilateral, muy rara vez se muestra bilateral, que en animales de
menos de un año de edad y razas de morro chato, como el Bulldog, es más frecuente.

Prolapso de la glándula de Harder en un perro joven de raza Bretón. Aspecto característico de ‘ojo
de cereza’ con presentación unilateral

El prolapso de la glándula de Harder no produce dolor en el perro, sí hay que tener en cuenta que
dicha glándula es responsable del 30-40% de la producción de lágrima total que nutre la superficie
corneal, es decir, el prolapso crónico de la glándula puede desembocar en un ojo
seco o queratoconjuntivitis seca.
La decisión sobre el tratamiento también se ve condicionada por su alta producción
lacrimal, eligiendo siempre la reposición glandular frente a su exéresis. Se puede acompañar de
conjuntivitis incluyendo o no la eversión del cartílago del tercer párpado, no obstante, no es nada
habitual en el perro.
El tratamiento de la reposición de la glándula puede ser manual pero casi siempre muestra recidivas,
lo idóneo es su reposición quirúrgica mediante adenopexia con la cual fijaremos la glándula a la
conjuntiva bulbar a través de una sutura absorbible (de elección el ácido poliglicólico
multifilamento por ser una sutura absorbible con mínima reacción titular y mayor potencial tensil).
Tras la cirugía están indicados colirios antibióticos y antiinflamatorios.

Prolapso de la glándula lacrimal del tercer párpado en un perro joven de raza Breton

En el diagnóstico diferencial incluiremos: neoplasias glandulares, quistes congénitos, hipertrofia


inmune del tercer párpado y luxación del cartílago del tercer párpado.
El prolapso de la glándula no impide la rotación normal del ojo, no causa dolor ni molestias
aparentes pero impide la producción normal de lágrima, con lo cual la cronicidad del proceso
predispone a queratoconjuntivitis seca.

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