La Lluvia Tardía
La Lluvia Tardía
La Lluvia Tardía
Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo
el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia
hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros
paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se
acerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis
condenados; heaquí, el juez está delante de la puerta. Santiago 5:7-9
Joyas de los Testimonios 3
El derramamiento del Espíritu en los días de los apóstoles fue “la lluvia temprana”,
y glorioso fue el resultado. Pero la lluvia tardía será más abundante 211 (1904).
Desechen los cristianos todas las disensiones, y entréguense a Dios para salvar a
los perdidos. Pidan con fe la bendición prometida, y ella les vendrá. 211 (1904).
Cerca del fin de la siega de la tierra, se promete una concesión especial de gracia
espiritual, para preparar a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Este
derramamiento del Espíritu se compara con la caída de la lluvia tardía.—Los
Hechos de los Apóstoles, 45 (1911).
Antes que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la tierra, habrá entre el
pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha visto nunca
desde los tiempos apostólicos. El Espíritu y el poder de Dios serán derramados
sobre sus hijos. Conflicto de los Siglos, 517 (1911).
Nos toca a nosotros remediar los defectos de nuestro carácter, limpiar el templo
del alma de toda contaminación. Entonces la lluvia tardía caerá sobre nosotros
como cayó la lluvia temprana sobre los discípulos en el día de Pentecostés.—
Joyas de los Testimonios 2:69 (1882).
No hay nada que Satanás tema tanto como que el pueblo de Dios despeje el
camino quitando todo impedimento, de modo que el Señor pueda derramar su
Espíritu sobre una iglesia decaída y una congregación impenitente [...]. Cada
tentación, cada influencia opositora, ya sea manifiesta o secreta, puede ser
resistida con éxito, “no con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho
Jehová de los ejércitos”. Zacarías 4:6.—Mensajes Selectos 1:144-145 (1887).
Vendrá la lluvia tardía y la bendición de Dios llenará cada alma que esté purificada
de toda contaminación. Nuestra obra hoy es rendir nuestra alma a Cristo para que
podamos ser hechos idóneos para el tiempo del refrigerio de la presencia del
Señor: idóneos para el bautismo del Espíritu Santo.—Mensajes Selectos 1:223
(1892).
Cuando las iglesias lleguen a ser iglesias vivientes y laboriosas, se les dará el
Espíritu Santo en respuesta a su sincero pedido [...]. Entonces se abrirán las
ventanas del cielo para los aguaceros de la lluvia tardía.—The Review and Herald,
25 de febrero de 1890.
El gran derramamiento del Espíritu de Dios que ilumina toda la tierra con su gloria,
no acontecerá hasta que tengamos un pueblo iluminado, que conozca por
experiencia lo que significa ser colaboradores de Dios. Cuando nos hayamos
consagrado plenamente y de todo corazón al servicio de Cristo, Dios lo
reconocerá por un derramamiento sin medida de su Espíritu; pero esto no ocurrirá
mientras que la mayor parte de la iglesia no colabore con Dios.—Servicio Cristiano
Eficaz, 314 (1896).
¿Esperamos ver que se reavive toda la iglesia? Ese tiempo nunca llegará. Hay
personas en la iglesia que no están convertidas y que no se unirán a la oración
ferviente y eficaz. Debemos hacer la obra individualmente. Debemos orar más y
hablar menos.—Mensajes Selectos 1:142 (1887).
Podemos estar seguros de que cuando el Espíritu Santo sea derramado, los que
no recibieron y apreciaron la lluvia temprana no verán ni entenderán el valor de la
lluvia tardía.—Testimonios para los Ministros, 399 (1896).
Solo los que estén viviendo a la altura de la luz que tienen, recibirán más luz. A
menos que estemos avanzando diariamente en la ejemplificación de las virtudes
cristianas activas, no reconoceremos las manifestaciones del Espíritu Santo en la
lluvia tardía. Podrá estar derramándose en los corazones de los que están en
torno de nosotros, pero no lo percibiremos ni lo recibiremos.—Testimonios para
los Ministros, 507 (1897).
Los que no hacen esfuerzos decididos, sino que simplemente esperan que el
Espíritu Santo los fuerce a obrar, perecerán en las tinieblas. No habéis de
sentaros tranquilamente y permanecer ociosos en la obra de Dios.—Servicio
Cristiano Eficaz, 283
Obreros calificados por el Espíritu Santo
En la solemne obra final, pocos grandes hombres serán ocupados [...]. Dios
realizará una obra en nuestros días que apenas unos pocos anticipan. Suscitará y
exaltará entre nosotros a aquellos que son enseñados por la unción de su Espíritu
antes que por la preparación externa de parte de instituciones científicas. No se
debe despreciar ni condenar estos medios; Dios los ha ordenado, pero solo
pueden proveer las calificaciones externas. Dios manifestará que no depende de
seres mortales doctos y engreídos.—Testimonies for the Church 5:80, 82 (1882).
Únicamente se les dará luz a las almas que están buscando fervientemente la luz
y que aceptan con alegría todo rayo de iluminación divina procedente de su santa
Palabra. Es mediante esas almas que Dios revelará esa luz y poder que iluminará
toda la tierra con su gloria.—Testimonies for the Church 5:729 (1889).