El Espíritu Santo y La Escuela Sabática

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EL ESPÍRITU SANTO Y LA ESCUELA

SABÁTICA

Convence:
Juan 16:8 “Y cuando el venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de
juicio.”

Como verdadero maestro:

"Cuando él [el Espíritu de verdad] viniere redargüirá al mundo de pecado, y de


justicia, y de juicio." La predicación de la palabra sería inútil sin la continua presencia
y ayuda del Espíritu Santo. Este es el único maestro eficaz de la verdad divina.
Únicamente cuando la verdad vaya al corazón acompañada por el Espíritu vivificará
la conciencia o transformará la vida. Uno podría presentar la letra de la Palabra de
Dios, estar familiarizado con todos sus mandamientos y promesas; pero a menos que
el Espíritu Santo grabe la verdad, ninguna alma caerá sobre la Roca y será
quebrantada. Ningún grado de educación ni ventaja alguna, por grande que sea,
puede hacer de uno un conducto de luz sin la cooperación del Espíritu de Dios. La
siembra de la semilla del Evangelio no tendrá éxito a menos que esa semilla sea
vivificada por el rocío del cielo. Antes que un solo libro del Nuevo Testamento fuese
escrito, antes que se hubiese predicado un sermón evangélico después de la ascensión
de Cristo, el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles que oraban. Entonces el
testimonio de sus enemigos fue: "Habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina."
D.T.G. 625/3; 626/0

“Aunque no podemos ver al Espíritu de Dios, sabemos que bajo su acción el hombre, que
estaba muerto en transgresiones y pecados, es convencido y convertido. El descuidado y
díscolo llega a ser serio. El endurecido se arrepiente de sus pecados, y el que no tiene fe
se hace creyente. El jugador, el borrachín y el licencioso se vuelve firme, sobrio y puro.
El rebelde y obstinado llega a ser dócil y semejante a Cristo. Cuando observemos estos
cambios, podemos estar seguros de que el poder trasformador de Dios ha convertido a esa
persona. No vemos al Espíritu, pero si es posible captar las evidencias de su obra que
cambia el carácter del más endurecido u obstinado de los pecadores. Así como el viento
se mueve con su fuerza al más elevado de los árboles y los derriba, del mismo modo el
Espíritu Santo puede actuar en el corazón humano, sin que ningún hombre finito pueda
circunscribir la obra de Dios.”
R. Poder 31/1

Enseña:

1
Lucas 12:12 “Porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis
decir”.”

“El Espíritu Santo formula toda oración sincera. Descubrí que en todas mis intercesiones,
interviene por mí y por cada uno de los santos. Su mediación siempre estará
fundamentada en la voluntad de Dios, y nunca tendrá el propósito de avalar lo que está en
contra de sus designios…Siendo Dios, el Espíritu conoce la mente del Altísimo. Por lo
tanto, en cada oración, ya sea a favor de los enfermos u otras necesidades, la voluntad de
Dios ha de ser respetada.” R. Poder 28/1

Ayuda e Intercede:
Romanos 8:26 “Además, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no
sabemos pedir lo que conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos indecibles.

1. Su Misión en favor de los Creyentes:

Los ayuda:
Juan 14:16 “y yo rogaré al Padre, y os dará otro Ayudador, para que esté con vosotros
para siempre”

“El Espíritu Santo era el más elevado de todos los dones que podía solicitar de su Padre
para la exaltación de su pueblo. El espíritu iba a ser dado como agente regenerador, y sin
esto el sacrificio de Cristo habría sido inútil. El poder del mal se había estado fortaleciendo
durante siglos, y la sumisión de los hombres a este cautiverio satánico era asombrosa. El
pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la
tercera persona de la divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la
plenitud del poder divino. El Espíritu es el que hace eficaz lo que ha sido realizado por el
redentor del mundo. Por el Espíritu es purificado el corazón. Por el espíritu llega a ser el
creyente partícipe de la naturaleza divina. Cristo ha dado su Espíritu como poder divino
para vencer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas, y para grabar su
propio carácter en su iglesia” D.T.G. 625/1 sp.

2. Guía la operación de su Iglesia:

Hechos 13:1-4 “Había entonces en la iglesia de Antioquía, profetas y maestros: Bernabé


y Simón llamado Níger, Lucio el cireneo, Manaén, criado con Herodes el tetrarca, y Saulo.
Un día, mientras estaban celebrando el culto al Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo:
"Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la cual los he llamado". Entonces habiendo
ayunado y orado, les impusieron las manos, y los enviaron. Enviados así por el Espíritu
Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.”

2
Hechos 16:6-7 “Atravesaron la región de Frigia y Galacia, y el Espíritu Santo les
impidió hablar la Palabra en Asia. Al llegar a Misia, intentaron ir a Bitinia; pero el Espíritu
de Jesús no les permitió.”

Hechos 20:28 “"Mirad por vosotros, y por todo el rebaño en medio del cual el Espíritu
Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, que él ganó con su
propia sangre.”

“La promesa del Espíritu no se aprecia como se debiera. Su cumplimiento no se comprende


como se podría. La ausencia del Espíritu es lo que hace tan impotente el ministerio
evangélico. Se puede poseer sabiduría, talentos, elocuencia, todo don natural o adquirido;
pero sin la presencia del Espíritu de Dios no se conmoverá a ningún corazón ni ningún
pecador será ganado para Cristo. Por el otro lado, si están relacionados con Cristo, si los
dones del Espíritu son suyos, los más pobres y los más ignorantes de sus discípulos tendrán
un poder que hablará a los corazones. Dios los convierte en los instrumentos que ejercen la
más elevada influencia en el universo.” P.V.G.M. 263/2

3. Equipa a la Iglesia con sus dones:

Hechos 2: 38 “Pedro contestó: "Arrepentíos, y sed bautizados cada uno de vosotros en el


Nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados. Y recibiréis el don del Espíritu
Santo.”

Gálatas 5:22-23 “Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio. Contra estas virtudes, no hay ley.”

1 Corintios 12: 7-11 “A cada uno le es dada manifestación del Espíritu para el bien
común. A uno es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según
el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, don de sanidad por el mismo
Espíritu; a otro, operación de milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus;
a otro, diversidad de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas, las
efectúa uno y el mismo Espíritu, y reparte a cada uno en particular como él quiere.”

“Los talentos que Cristo confía a su iglesia representan especialmente las bendiciones y los
dones impartidos por el Espíritu Santo. "A éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría;
a otro palabra de ciencia según el mismo Espíritu, a otro, fe por el mismo Espíritu, y a otro,
dones de sanidades por el mismo Espíritu; a otro, operaciones de milagros, y a otro,
profecía, y a otro, discreción de espíritus; y a otro, género de lenguas; y a otro,
interpretación de lenguas. Mas todas estas cosas obra uno y el mismo Espíritu, repartiendo
particularmente a cada uno como quiere". Todos los hombres no reciben los mismos dones,
pero se promete algún don del Espíritu a cada siervo del Maestro.” P.V.G.M. 262/4; 263/0
“Dios tiene diferentes modos de obrar, y diferentes obreros a quienes confía diversos dones.
Un obrero puede tener facilidad para hablar; otro, para escribir; puede ser que otro tenga el
don de la oración sincera, ardorosa y ferviente; otro, el don de cantar; otro puede tener

3
poder especial para explicar la Palabra de Dios con claridad. Y cada don ha de llegar a ser
un poder para Dios, porque él obra con el que trabaja. A uno Dios da la palabra de
sabiduría, a otro conocimiento, a otro fe; pero todos han de trabajar bajo la misma Cabeza.
La diversidad de los dones da por resultado una diversidad de operación; pero "el mismo
Dios es el que obra todas las cosas en todos.” O.EV. 498/1

Santifica:

1 Pedro 1: 2 “elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu,


para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sea
multiplicada.”

“Nuestra santificación es la obra del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es el


cumplimiento del pacto que Dios ha hecho con aquellos que se comprometen con Él, a
permanecer con Él, con su hijo y su Espíritu en santa comunión. ¿Habéis renacido? ¿Os
habéis convertido en un nuevo ser en Cristo Jesús? Entonces cooperad con los tres
grandes poderes del cielo que trabajen a favor de vosotros” ( MS 11, 1901) The Signs of the Times, 19
de Junio de 1901

Conclusión:

“Por su precepto y ejemplo, el verdadero maestro procurará ganar almas para Cristo.
Debe recibir la verdad con amor, y permitir que ésta limpie su corazón y amolde su vida.
Todo maestro debe estar bajo el dominio completo del Espíritu Santo.” C.M.P.A. 66/1pp

“El maestro debe cooperar mientras llama a la puerta del corazón de aquellos que
necesitan ayuda. Si los alumnos responden a la súplica del Espíritu y abren la puerta del
corazón para que entre Jesús, él abrirá su entendimiento a fin de que comprendan las
cosas de Dios. La obra del maestro es sencilla, pero si se hace con el Espíritu de Jesús, la
operación del Espíritu de Dios le añadirá profundidad y eficiencia.” J.T. Tomo II Pág. 557/1up
“Por lo tanto, para que el Espíritu del Señor esté en vuestra escuela, dedicad más atención
a buscar a Dios que a tener todos los dispositivos mecánicos deseables. Las altas
exigencias están fuera de lugar en la obra de la escuela sabática, y el funcionamiento
mecánico de la escuela es de poco valor si el Espíritu de Dios no enternece ni amolda los
corazones de maestros y alumnos” J.T. Tomo II Pág. 561/0

“Los dirigentes y maestros de la escuela sabática necesitan la dirección y la instrucción


del Espíritu Santo, a fin de ser verdaderos educadores, capaces de inspirar reflexión y de
hacer recordar a sus alumnos las cosas que les han enseñado. Es obra del Espíritu Santo
recordar en forma clara y distinta las palabras y las obras de Cristo a aquellos que
enseñan acerca del Redentor del mundo, a fin de que tengan poder para ensalzar a Cristo
ante su clase. En todos los arreglos de la escuela sabática, se necesita la ayuda del
Espíritu Santo, a fin de que se puedan elegir a hombres y mujeres de Dios para ocupar
los puestos de responsabilidad de dirigentes y maestros.” J.T. Tomo II Pág. 564/2; 565/0
Tema preparado por: Ángel Jácome Sandoval

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