Cocoliche en El Tablado
Cocoliche en El Tablado
Cocoliche en El Tablado
III, Nº 2, julio/diciembre
ISSN1688-437X
DOI-----------------------------------------
Cocoliche en el tablado 1
Gastón Borges
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Universidad de la República
[email protected]
Recibido: 08.02.19
Aceptado: 01.11.19
Resumen
Este artículo propone demostrar que el teatro del tablado, que se representa año a año en
el carnaval uruguayo, encuentra similitudes con la escenificación del circo criollo de fines de
siglo XIX. Comprobamos la continuidad de un personaje sobresaliente nacido en el Circo
criollo en el tablado de 1933 en Montevideo: Cocoliche. Este personaje tuvo su evolución en
el teatro culto rioplatense pero aquí demostramos también su presencia en el teatro
carnavalesco, junto con elementos folclóricos incluidos en la representación circense. Este
hallazgo revela una relación entre estos escenarios populares la cual se podrá extender a
otros rasgos en investigaciones futuras.
Abstract
This article proposes to demonstrate that the theater of the tablado, which is represented
year after year in the Uruguayan carnival, finds similarities with the staging of the circo
criollo of the late nineteenth century. We checked the continuity of an outstanding character
born in the circo criollo on the 1933 stage in Montevideo: Cocoliche. This character had its
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Este artículo es resultado de una investigación realizada como pasaje del Curso de Teatro
Latinoamericano dictado en 2017 por Gustavo Remedi en la Facultad de Humanidades y Ciencias
de la Educación de la Universidad de la República, en el contexto de la Maestría de Teoría e
Historia del Teatro. A su vez este artículo es parte de mi tesis de maestría, que se encuentra en
período de redacción, titulada Presencia del teatro de bufones en la escritura escénica rioplatense.
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evolution in the cult theater of the River Plate but here we also demonstrate its presence in
the carnival theater, along with folkloric elements included in the circus representation. This
finding reveals a relationship between these popular scenarios which may be extended to
other features in future research.
Presentación
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De este breve resumen surge una pregunta: ¿Por qué la poseía gauchesca se
constituye como género mientras que el teatro gauchesco carece de relevancia hasta Juan
Moreira? La respuesta la brinda convincentemente Abril Trigo al decir que no conseguía
constituir un sistema teatral. Si bien Ángel Rama se refiere directamente a este asunto Trigo
explica en más detalle el conflicto. Basándose en Bosch, afirma que en la primera mitad del
siglo XIX había actores, había textos, pero no había un público que quisiera ver la
representación, no había un lugar donde alojar la representación del teatro gauchesco. Los
teatros de la época no eran lugares propicios para estas representaciones. La clase alta no
tenía interés de ver obras de tipo gauchesco y la clase popular no tenía interés en ingresar a
esos lugares que la excluían naturalmente. La función de propagación ideológica que el
teatro podía brindar era positiva para el proyecto liberal, pero ya le era suficiente el alcance
que proporcionaba la poesía gauchesca:
Este párrafo documenta muy bien el conflicto que genera el teatro escrito con el molde del
sainete. Es una dramaturgia pensada para ser representada en una sala teatral culta. Se
puede decir que la dramaturgia no se adapta al espacio ni al contexto donde se podía
constituir un sistema. El lugar de representación fue decisivo tanto para aplazar el
surgimiento del teatro gauchesco como determinante para la conformación del sistema
teatral rioplatense, en el circo criollo.
Dada la extensión de este trabajo es necesario hacer algunas elipsis en este resumen
para llegar a nuestro objeto de estudio rápidamente. Antes que nada, hay que señalar el
acuerdo sobre la importancia del teatro gauchesco para la cultura rioplatense en general:
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de los modelos españoles […] lo que por sobre todo hizo posible esa
emancipación fue la configuración de un sistema teatral y un campo
intelectual teatral, y la afirmación de los elementos del circuito
teatral ya existentes: público, autores, actores y crítica. (Mogliani,
2015: 20)
Para apreciar en su justa medida este fenómeno hay que tener en cuenta que la
fusión entre teatro gauchesco y circo no es creación original de los hermanos Podestá, sino
que es un fenómeno que se venía gestando en el territorio argentino principalmente. Según
algunos críticos los períodos de gobierno rosista fueron años de especial efervescencia del
circo criollo, lo cual explica a su vez su escasa presencia en Montevideo, lugar de exilio para
muchos unitarios. Como el fenómeno de Juan Moreira tuvo tan alta repercusión y tanta
importancia histórica es fácil confundir este discutido inicio del teatro nacional con el inicio
de la hibridación entre teatro gauchesco y circo. De hecho, según documenta Castagnino en
su Historia del circo, el fenómeno tiene sus orígenes en el segundo gobierno de Juan Manuel
de Rosas:
Esto no le quita mérito a la importancia de Juan Moreira como espectáculo que logró
amalgamar una gran masa de público. Teodoro Klein refiriéndose a la importancia de Juan
Moreira en la historia del teatro argentino agrega algunos elementos formales del
espectáculo. En la cita que sigue a continuación Klein (1994) menciona la utilización de
herramientas que no son propias, allí se refiere a las técnicas del clown europeo aprendidas
por los Podestá en sus primeros años en Montevideo. En su proceso de aprendizaje fueron
asimilando esas herramientas de manera que su aplicación personal fue vinculándose al
contexto rioplatense. Más tarde, esta adaptación de la técnica extranjera al contexto local se
fue integrando a la representación gauchesca que se comenzó a incluir en el circo en 1842.
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La poesía gauchesca de fines de siglo XIX presenta la figura del gaucho como sujeto
acosado por el poder de los magistrados y sufriendo la injusticia de un sistema policíaco que
lo margina y violenta. Esta figura constituye el pilar sobre el cual se funda el teatro
rioplatense tal como afirma de este lado del río Ángel Rama. Esta figura es la que se convirtió
en estereotipo del gaucho desgraciado que venía a representar a una clase desheredada. El
ejemplo paradigmático de este personaje nace en 1872 con Martín Fierro. Es la última etapa
de la gauchesca, la del soliloquio. Pero al igual que en las etapas anteriores fue llevada
adelante por una clase urbana, muchas veces universitaria, que tomaba para sí la voz del
gaucho.
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Aquí podemos intuir como se iban fusionando estas formas representativas que
presentaban en la primera parte: equilibristas, forzudos, payasos, animales con diferentes
destrezas y una segunda parte destinada a la representación dramática. Tenemos también
que distinguir la presencia de Pepino el 88 como un clown criollo. Digamos que este clown
que componía José Podestá no era una copia del clown inglés sino que era una adaptación
local tal como nos informaba Klein en una cita anterior. Era un clown que tocaba la guitarra y
cantaba canciones al estilo campero. Pepino tenía mucho de payador e improvisador con la
guitarra. Sus canciones eran de crítica social directa y de tono burlesco. Sobre la
representación de Pepino el 88 hay un breve libro que reúne algunas de sus canciones
escrito por Juan González Urtiaga: Podestá y Pepino, de gran interés.
Ahora se entiende como este clown criollo pudo fácilmente incorporar elementos de
la representación gauchesca y combinarlos con elementos de la representación clownesca.
Al espectáculo del circo criollo se fueron sumando otros tipos de artistas que provenían del
ambiente rural. Así es como la voz del payador comienza a tener una importancia singular en
el circo, sumándose a la representación y contribuyendo al elemento pintoresco. En ese
movimiento de inclusión de diálogos para los personajes se transforma la representación de
la pura pantomima, al teatro gauchesco con elementos de pantomima. Es decir, una
gauchesca con elementos circenses. Entre 1890 y 1915 es lo que Beatriz Seibel llama la
Época de oro del payador: «Sin abandonar los anteriores ámbitos de actuación, la actividad
del payador se extiende en ese período: «de la pulpería al café de la ciudad, al circo, al
teatro», y convoca a todos los sectores sociales, como sucede con el circo criollo y otras
manifestaciones de la cultura popular que se hacen mayoritariamente valorizadas» (Seibel,
1998:16).
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refundación del teatro gauchesco. Pero la obra no dejaría de transformarse en busca de una
mayor concurrencia de público. El interés de la compañía era el éxito comercial, por lo tanto
la obra se fue adaptando a las solicitudes del público. Los actores registraban su mayor o
menos reacción y modificaban el espectáculo en relación con esto. Ángel Rama describe la
evolución de Juan Moreira en La creación de un teatro nacional, vinculándolo a la aparición
de un sistema teatral que incluye los dos elementos fundamentales: un emisor y un
receptor, o una obra y un público interesado. El Juan Moreira de los Podestá logró
amalgamar diversas capas de la sociedad, elementos populares, clase alta y el sector
inmigrante. Rama lo explica de la siguiente manera:
En esta ampliación del éxito de público del circo criollo, la tercera capa social que se
incorpora al sistema de representación de Juan Moreira son los inmigrantes europeos. La
búsqueda de su integración al espectáculo colabora a elevar el efecto cómico de las nuevas
versiones con la aparición de Cocoliche. A fines del siglo XIX la presencia de inmigrantes
italianos en el Rio de la Plata era muy fuerte, especialmente en Buenos Aires, y compartían
lugares comunes con el criollo pobre: el suburbio y el conventillo. Por otra parte, el
inmigrante rioplatense necesitaba insertarse en el nuevo contexto social y este personaje le
abre una puerta a su inclusión en el imaginario local:
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Entonces, Cocoliche sería cocoliso o cabeza plana. Según este origen del nombre se
entiende que el tano es el tonto de la representación. De todas maneras, como ya sabemos,
la evolución teatral en el Rio de la Plata colocaría a la figura del inmigrante en lugares
centrales y serios en la escena del teatro culto. Pero Cocoliche también transitó por otras
escenas, no solo evolucionó en el drama culto, sino que sobrevivió casi inalterado en
escenas populares. Sobre el tema escribe Seibel en su libro Historia del circo:
El libreto de la agrupación criolla Los del viejo Zoilo que presentamos en este trabajo
fue representado en el Carnaval de 1933 en Montevideo. Según se pudo relevar en los
libretos de la época, que se hallan en la Biblioteca Nacional de Uruguay, este tipo de
espectáculo era frecuente en el carnaval de los años treinta. Sociedades criollas como
Derecho Viejo, o La tradición vuelve fueron frecuentes en aquellos carnavales. Es interesante
este libreto en particular ya que integra en la representación varios elementos constitutivos
de Juan Moreira, pero que a su vez los mezcla con Don Zoilo, el personaje de Barranca abajo
de Florencio Sánchez. Aquí vemos como el escenario de carnaval es un espacio donde
Cocoliche continuó evolucionando, no tanto transformando su personalidad sino
transformando su centralidad en el espectáculo y sobreviviendo al propio Juan Moreira en el
imaginario popular. Al mismo tiempo este libreto es un ejemplo de cómo la cultura
carnavalesca es capaz de producir mezclas sorprendentes como este cruce entre el viejo Don
Zoilo del drama rural situado en Entre Ríos en 1905 con el Cocoliche de fines de siglo XIX,
ambos reunidos en un tablado de 1933 en Montevideo.
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Estas disposiciones del Edicto vienen a responder los reiterados reclamos de algunos
vecinos de Montevideo que exigían control de los excesos carnavalescos. Esta es la primera
vez que el poder político interviene para reglamentar las festividades de carnaval en
Montevideo, luego de esa fecha la relación entre el poder político y el carnaval seguirá
registrando tires y aflojes, pero desde entonces no ha dejado de existir esa relación. Estos
últimos años del siglo XIX son decisivos por la cantidad de modificaciones que se suceden a
estos hechos germinales «… si bien es cierto que los cambios registrados en el año 73 no
fueron definitivos en lo inmediato, también es cierto que, como ya se ha dicho, señalan una
tendencia que resultaría irreversible a larga duración» (Alfaro, 1998: 14). Pero la
intervención del poder político en las festividades carnavalescas afecta otras áreas que
intervienen en los eventos. Las reglamentaciones transforman la festividad de un juego más
o menos improvisado a un festejo organizado, con tablados, orquestas, desfiles y muchísima
decoración. Estas transformaciones comienzan a configurar las festividades carnavalescas de
Montevideo como un negocio para algunos sectores comerciales.
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tiempo, así como la relación del poder con la festividad también registra sus historias. Un
ejemplo decisivo para la constitución del tablado como centro de los nuevos espectáculos
carnavaleros fue el concurso organizado por el tablado Saroldi en 1890. Milita Alfaro tiene
junto con Antonio di Candia un fascículo de la colección Nuestro Tiempo titulado Carnaval y
otras fiestas (2013), donde se relata brevemente este episodio:
Pero si bien este episodio del tablado Saroldi en el barrio del Cordón fue de singular
importancia para la historia del carnaval tal como lo conocemos, el auge de los tablados
comienza a destacarse en la segunda década del siglo XX. Los comerciantes encuentran que
patrocinando una agrupación o un tablado pueden encontrar allí una oportunidad de
difusión. A su vez es en las décadas del treinta y cuarenta cuando se produce una
multiplicación de tablados de barrio. Según recuerda Alfredo Percovich en esa época
comienzan los desfiles de carros alegóricos en carnaval que eran una neta publicidad de
alguna marca, por ejemplo, café El Chaná fue una marca que se destacó en muchos
carnavales hasta no hace tanto tiempo. Por ese entonces «…los comerciantes se dieron
cuenta que el carnaval era un fenómeno riquísimo en el cuál ellos podían participar ya no
solo patrocinando a tal o cual conjunto o tablado sino a través de sus propios carros
alegóricos, creando incluso su propio concurso (Percovich, 1992: 57). El carnaval como
festividad es modelada en buena medida por dos sectores principales la clase política y los
comerciantes. Este despliegue de la representación carnavalesca va afectando también a los
espectáculos.
En este artículo vamos a observar un espectáculo del carnaval de 1933, por lo tanto
entendemos importante describir mínimamente los tipos de agrupaciones que participaban
del concurso de carnaval de ese entonces. En el libro de Diverso y Filgueiras Montevideo en
Carnaval (1992), Filgueiras formula un detallado informe sobre todos los primeros premios
del concurso desde principios de siglo XX, y describe brevemente las características
fundamentales de cada categoría. Ese trabajo nos permite definir el tipo de agrupación que
participaba de aquellos carnavales y aproximarnos a su fisonomía. Las máscaras sueltas era
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Estas agrupaciones criollas o sociedades criollas como también se las llamaba, si bien
eran frecuentes y de importancia por ese entonces han dejado escasos testimonios sobre su
representación. De manera de dar cuenta de las características aproximadas del género
citamos una descripción de Luis Grene extraído del programa radial Prohibido para
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En los desfiles y en sus recorridas por los tablados se desplazaban en unas grandes
chatas tiradas por fuertes caballos. Así es que cargaban auténticos ranchos de paja y terrón,
pequeños arbustos y hasta algún aljibe para armar la tradicional escenografía de sus
actuaciones. Apenas llegaban, unas matronas que acompañaban a la agrupación se ubicaban
al costado del escenario y con rapidez hacían cantidades de tortas fritas para repartir gratis
entre la concurrencia.
En esta oportunidad nos ocuparemos del libreto escrito por Ricardo Matta, Luis
Caviglia y Juan Cabiglia, para el Centro Tradicional Los del viejo Zoilo que se presentó en el
Carnaval montevideano de 1933. La intención de este trabajo es brindar una presentación y
un breve análisis del libreto en relación con la tradición del teatro gauchesco que expusimos,
para ver una de las maneras en que Cocoliche se proyecta en la tradición popular de
Montevideo. Reiteramos que la figura de este personaje evolucionó en el teatro culto en la
figura del inmigrante del drama rural o en los extranjeros que describe Discépolo en sus
grotescos criollos. Pero en este caso nos interesa indagar sobre esta otra línea que a nuestro
entender es continuadora del «espíritu» teatral del circo criollo. Una forma de teatralidad
popular que luego de la escisión que se produce con el traspaso de la familia Podestá hacia
el circuito del teatro culto fue desapareciendo de la historiografía teatral.
entretener. Se relacionan con la risa, así como con la crítica social (en el caso del clown
criollo) pero desde un lugar humorístico. Estos elementos reunidos pensamos que son
testimonio de una familiaridad escénica cuya investigación aún está pendiente. En esta
oportunidad quisiéramos indagar en esta línea de trabajo para comprobar la presencia de
Cocoliche en el tablado montevideano, más de 30 años después de su surgimiento en el
Circo de los Podestá-Scotti.
Cocoliche en el tablado
El libreto de Los del viejo Zoilo divide el espectáculo en función de su musicalidad en:
1 Estilo de entrada; 2 Pericón de la patria; 3 Coro cantado; 4 Vidalita; 5 Firmeza.
1 Estilo de entrada: se trata del inicio del espectáculo donde se van presentando
algunos elementos que ya vimos al describir las características del teatro gauchesco.
En estos versos iniciales cantados a tiempo de Estilo vemos los elementos que según
Rama caracterizan a la gauchesca: «versificación tradicional, abierta politización, y creación
de una lengua literaria a partir del ideolecto gaucho» (Rama, 1972: 44-45). Se utilizan
modismos que caracterizan al habitante rural «poblao», «machaza» y que se seguirán
reiterando a medida que avanza el espectáculo. La politización no la vemos abierta, pero sí
comienza proponiendo la oposición entre el campo y la ciudad, el campo y el «poblao». El
habitante de la ciudad se describe como «bien preparada» y el habitante rural, que está
llegando al pueblo, debe «demostrar» que se sabe portar de modo civilizado y no como
«cachorrada». Esta décima inicial da presentación al personaje del Viejo, se entiende El viejo
Zoilo:
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Después de esta presentación que da entrada a los actores y a la vez que deja
asentada con claridad la intención del espectáculo, entra Cocoliche:
Este parlamento inicial muestra la oralidad que describía a Cocoliche en sus primeras
apariciones en Juan Moreira y que se cita varias veces en las historias sobre el circo criollo:
«Ma quiame Franchisque Cocoliche, e songo cregollo gasta la guese de la taba e la canilla de
lo caracuse, amique, afficate la parata…» (Rama, 1972, p. 167). Hay una contradicción
humorística en la autoafirmación criolla y el evidente acento extranjero en la presentación
de este personaje. Esta contradicción no es explícita en el espectáculo, pero sí hay una
mezcla entre lo italiano y lo criollo en el siguiente texto:
Cocoliche al viejo:
Ma dica viejo peludo
Cuande ispiantame del rancho
Con esta tropa de chancho
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Venimo a la publacione
A bailare lo pericone,
Lo gato, la tarantiela,
La moñeira, la ranchera,
Lo malambu, lo cielite,
La zamba y la toldiera,
Má perdió cuanta tronera
Parla como in cotorrone
¿y mi altri sacramente, non bailame la
Pericone?
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Viejo recitando
Celeste y blanco pendón
que ante el mundo representa,
todos los lauros que ostenta
orgullosa mi nación
sacrosanto pabellón
que el sol radiante ilumina
libre de extranjera inquina
simbolizas libertad;
y hoy por tu grandiosidad
el viejo Zoilo se inclina.
Cocoliche al Viejo
Machuca viejo la pata
Te gai salito biene la sirenata
El espectáculo finaliza con una firmeza. Se trata de una danza folclórica rioplatense,
o uruguayoargentina, que tiene orígenes en el siglo XIX y que encontró gran difusión en el
circo de los Podestá cuando la incluyen en sus representaciones gauchescas. En esta Firmeza
se cierra el espectáculo con textos cómicos que sirven para edulcorar el enfrentamiento
entre los criollos y el extranjero, invitando a la fraternidad.
Firmeza
Paisana Atención que por la esquina
La firmeza va empezar
Cada cual con su china
Se va a tener que amacar.
Paisano 1.° El viejo por más vaquiano
Debe empezar la función
Todos Cuidado que el italiano
No pegue algún tropezón
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Conclusiones
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tablado de carnaval montevideano. Esto no quiere decir que el tablado sea una evolución del
circo criollo, sino que hay una familiaridad poética, hay rasgos similares que se pueden
asociar a una poética de lo popular rioplatense.
Por otra parte, en esta búsqueda de relaciones entre el circo criollo y el tablado
Montevideano logramos reconocer y rescatar un género carnavalesco olvidado por la crítica
y los estudios académicos: la sociedad criolla. Intentamos configurar una noción del género y
su importancia en función de la documentación que hallamos disponible. Estamos
convencidos que una investigación más profunda en ese sentido lograría obtener mejores
resultados, pero recordamos que los objetivos de esta investigación son más modestos. Se
trata de reconocer la figura de Cocoliche más primitivo y cómico en el tablado
montevideano.
Referencias bibliográficas:
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