Ana Patricia Rodríguez. Heridas Abiertas
Ana Patricia Rodríguez. Heridas Abiertas
Ana Patricia Rodríguez. Heridas Abiertas
231, Abril-Junio
2010, pp. 425-442.
Ref. 13-05-13
Caminé como si no tuviera un lugar aquí. Yo era una de dos o tres mujeres en
el área. Tal vez por eso vacilé en tomar mi posición –que era la posición
principal– en la escena del crimen.
Romilia Chacón, Home Killings 51.
1
identidades e imaginarios sociales, la elaboración de historias oficiales y
extraoficiales y la configuración simbólica y real de comunidades locales y
globales, así como la imposición de políticas migratorias internacionales y el
despliegue de la violencia y la criminalidad transnacional, fi guran como temas
sobresalientes de la novela negra tal y como es retomada por algunos escritores
latinos.
_________________________
1 Todas las traducciones al español de los textos en inglés de Villatoro y otros autores
citados son mías.
2
Al cuestionar la figura y la noción de autoridad y las normas sociales
inscritas en el género negro convencional, la novela negra escrita por latinos/as
ofrece otros patrones, personajes y puntos de partida para explorar
problemáticas sociales en los EE.UU. Además, como sugiere Rzepka en
Detective Fiction (2005), la novela negra de escritores “alternativos”, en este
caso de otros grupos sociales, transforma la novela negra en un espacio liminal
e híbrido con otros fines, formulaciones y significaciones (236). Este trabajo se
enfoca particularmente en la serie de novelas negras híbridas (por ser traducidas
al español en el futuro) –Home Killings (2001), Minos (2003) y A Venom
Beneath the Skin (2005) – del escritor salvadoreño americano Marcos McPeek
Villatoro.2 En sus textos, Villatoro nos presenta al personaje policial de Romilia
Chacón –un nuevo modelo de agente justiciero en la novela negra latina. Así
como otros justicieros de la novela negra latina estadounidense, Chacón muestra
que su historia, herencia cultural y visión del mundo, así como sus experiencias,
conocimientos, destrezas, deseos y modus operandi híbridos son esenciales para
comprender un mundo que se hace aún más complejo, ajeno y peligroso con el
paso del tiempo. Bien comenta uno de los tantos criminales con quien Romilia
Chacón se enfrenta: “She connects the dots better than your average agent” [ella
conecta las pistas mejor que cualquier otro agente] (Venom 150). Más que esto,
ella sabe interpretar los signos a partir de varios marcos referenciales y
culturales. Este trabajo en particular va a explorar cómo la herencia, historia e
identidad salvadoreña o, mejor dicho, la salvadoreñidad de Romilia Chacón
configura la trama y el trauma histórico representado en la serie de novelas
negras de Marcos McPeek Villatoro.
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2 Marcos McPeek Villatoro es hijo de madre salvadoreña y padre sureño (de Tennessee).
Durante los años de guerra civil en Centroamérica, él y su esposa vivieron y trabajaron en
proyectos humanitarios en la región. Actualmente, es comentarista para el National Public
Radio y profesor de escritura en el Mount St. Mary’s College en Los Ángeles, California,
donde vive con su familia. Escribe poesía, memorias, novelas históricas y novelas negras que
relatan problemáticas de violencia, criminalidad, inmigración, demografía latina e identidad.
Él explica que escribir novelas negras le permite enfrentar y superar el caos que conoce muy
de cerca. Para él, este tipo de literatura no es light relief, sino que es ficción seria (Chadwick,
“Commentary: Allure of Murder Mysteries”). Su primera novela en la serie de Romilia
Chacón, Home Killings, ganó la Medalla de Plata de Foreward Magazine y el Primer Premio
3
en el “Latino Literary Hall of Fame”, y fue seleccionada como “El mejor libro del 2001” por
The Los Angeles Times Book Review. Para una biografía breve e información sobre los
libros de Villatoro, consultar su website oficial, <http://www.marcosvillatoro.com/>.
4
En su libro Brown Gumshoes, R. Rodríguez analiza los textos de Nava,
Corpi, Hinojosa, Anaya, Ramos y otros y elabora toda una crítica del proyecto
chicano identitario nacionalista, masculinista y centralista de los 60 y 70 (2-3).
Él sugiere que precisamente en el momento que la novela policíaca y
detectivesca gana de nuevo popularidad y legitimidad en la producción cultural
mainstream de los 80 y 90, los escritores chicanos y latinos se apoderan del
género popular que luego les permite explorar la posición de los latinos/as ante
la posmodernidad, globalización, transnacionalización, desterritorialización,
marginalización y desplazamiento masivo de culturas y poblaciones a través de
fronteras y espacios (1-13). Con la inmigración masiva de latinos/as de
diferentes lugares de América Latina y la diversificación de etnias latinas en los
EE.UU., el proyecto unilateral chicano, y por extensión esencialista, se abre a
otras problemáticas e interrogativas latinas. De hecho, según R. Rodríguez, “los
Chicana/os estaban preparados/as para aceptar este cambio a la vez que sentían
ambivalencia hacia las formas de identificación que producían los nuevos
discursos históricos, económicos y culturales” (5, mi traducción). De ahí que R.
Rodríguez concluye su libro con una breve discusión de las novelas de dos
escritores latinos de la novela negra –Marcos M. Villatoro y Carolina García-
Aguilera– quienes, según él, ofrecen oportunidades para desarrollar estudios
culturales comparativos y proyectos políticos de colaboración entre críticos de
las latinidades en los EE.UU. (129).
5
Francisco Goldman publica La noche larga de los pollos blancos [The Long
Night of White Chickens] (1992), que bien podría leerse como una novela negra
pues en ella desaparece misteriosamente Flor de Mayo, la hermana adoptiva del
personaje principal que luego viaja a Guatemala en busca no sólo de su hermana
sino también de su propia identidad. En Guatemala, el personaje jamás
encuentra a su hermana, pero se enfrenta con el terror de la guerra sucia
guatemalteca (1954-1996), los escuadrones de la muerte, los asesinatos
políticos, las masacres de la población civil y su identificación con el pueblo
guatemalteco, a pesar de su vida fuera del país. De igual manera, las novelas
negras del salvadoreño americano Marcos McPeek Villatoro –Home Killings,
Minos, A Venom Beneath the Skin y otras de la serie– se dedican al
(re)encuentro con la historia de (pos) guerra, la memoria de la violencia y la
(re)construcción de identidades en la diáspora centroamericana estadounidense.
En esta serie de novelas de Villatoro, Romilia Chacón –la primera detective
salvadoreña americana en los EE.UU. – lucha contra sus demonios personales
y los criminales que la persiguen y que ella persigue a través de varias fronteras.
6
habiendo empezado mi carrera hace seis meses. Sólo he visto tres cadáveres en
mi vida, el último ha sido el de este hombre joven Diego Sáenz” (1). El
periodista latino asesinado, y sujeto de la investigación de Chacón, ahora forma
parte de la intimidad de la muerte con la cual ella vive día tras día. Estas
primeras líneas de la primera novela de la serie nos revelan, en breve, la trama
y el trauma personal y profesional de Romilia Chacón. Desde la primera novela
de la serie, Home Killings, Chacón se muestra vulnerable pues también lleva en
su ser un vacío profundo, hecho aún más grande por el asesinato de su hermana,
la muerte de su esposo, su condición de aislamiento cultural y su necesidad de
superar lo que ella llama el camino oscuro –“the desolate road ahead of me”
(123) – de su vida.
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Lo “invisible” (la cultura latina, en el caso de la novela negra de latinos)
sólo se podrá captar al ver con otros ojos y desde otras lógicas excéntricas. La
mirada híbrida de la detective Chacón es, pues, una óptica desconstructiva,
apoyada en sus propios saberes, experiencias, sensibilidades y modus operandi
que aquí se asocian con las latinidades o, si se quiere, con la identidad, historia
y herencia cultural, en fin, con la salvadoreñidad de Romilia Chacón.
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Al final de caso, Chacón reconoce que su hibridez, su bilingüismo y su
capacidad de ver más (y no menos) que sus colegas norteamericanos le dan a
ella una ventaja en su trabajo y en la sociedad multicultural y multirracial
estadounidense. Más aún, su herencia, historia y lenguaje salvadoreños forman
la base de su capital cultural. A su manera, ella llega a la conclusión de que,
Con esto Chacón nos hace ver y apreciar el valor de sus capacidades,
destrezas y sensibilidades culturales y lingüísticas en el trabajo policial y en el
mantenimiento del orden en la sociedad estadounidense.
9
grandes transformaciones demográficas actuales. De hecho, el profesor
Raymond Mohl, en “Latinization in the Heart of Dixie: Hispanics in Late
Twentieth-Century Alabama”, afirma que el sur de los EE.UU. está
experimentando una gran transformación demográfica directamente
relacionada a la economía e inmigración global que atrae latinos a los trabajos
industriales, agrícolas y de servicio poco remunerados de la región. Mohl señala
que el censo de 2000 indica que la población latina de Tennessee incrementó
más de un 278 por ciento en tan sólo una década. El porcentaje podría ser mucho
más alto si se tomara en cuenta la población invisible de inmigrantes
indocumentados. Como señala Mohl, los inmigrantes transnacionales en el sur
de los EE.UU enfrentan tensiones socioeconómicas, raciales y sociales, intensas
barreras lingüísticas y culturales, una sobre demanda y baja provisión de
servicios sociales y un alto índice de actividad anti-inmigrante, discriminatoria
y delincuente (tipo KKK) dirigida hacia los latinos y otros. Mohl identifica esta
dinámica social como “el nuevo nativismo americano” (Mohl 264), que sirve
de trasfondo social en las novelas de Villatoro.
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significado de expresiones en español que surgen en la línea de su trabajo,
palabras y frases como “escuadrón de la muerte” (death squad), “soplón”
(informant) y “Kaibil” (el nombre del batallón especial guatemalteco
entrenado por agentes militares estadounidenses). Estas pistas se asocian con el
asesino en serie y con el narcotraficante, Rafael Murillo, que empieza a operar
en Nashville. Chacón lee los artículos, en español, del desaparecido periodista
Sáenz no sólo para identificar posibles contactos en la comunidad latina de
Nashville, sino también para entender e infiltrarse las redes hispanas y descubrir
el motivo de que está detrás del homicidio de Sáenz. A partir de la valorización
de su diferencia cultural latina y su capacidad de moverse entre culturas, Chacón
asume su lugar céntrico en la comunidad policial norteamericana, expresando
libremente sus opiniones y críticas de la sociedad monolingüe y regresiva. Por
ejemplo, en Home Killings, ella lanza una de sus críticas más fuertes cuando
dice: “Tomemos al gringo monolingüe más inteligente del mundo y
pongámoslo en un cuarto lleno de hispanohablantes, y pronto se tendrá un
individuo inseguro, miedoso, regresivo, enojado y estúpido” (22). Día tras día,
Chacón se prepara, pues, para la batalla cultural en su ciudad.
11
hacen de él un “americano” (Chadwick, “Commentary: Growing Up With Spanish and
Appalachian Parents”).
En esta novela, Romilia usa su capacidad crítica para leer textos y signos,
y aplica sus conocimiento de los textos de Gabriel García Márquez, William
Faulkner, Dante Alighieri y otros para interpretar las pistas del asesino en serie
que en esta novela incrementa el número de sus víctimas, perfecciona su actos
sádicos contra ellas y extiende su perfil geográfico desde Atlanta hasta el norte
de California, pasando por Bristol, Memphis, Kansas City, Denver y Los
Ángeles. En cada ciudad deja cadáveres. En su trayectoria, refina su signatura
de acuerdo a los signos tomados de El infierno de Dante y de sus traducciones
e ilustraciones en The Complete Doré of the Inferno de Gustave Doré, The
Inferno: A Translation With Paintings de Thomas Phillips y el tomo II de De
Humani Corporis Fabrica Libri Septem de Andreas Vesalius un estudio de la
anatomía física del cuerpo humano. A manera de citar estos textos, en sus
escenas grotescas de crimen, el asesino recrea imágenes y situaciones de los
cantos de Dante. Finalmente, el asesino –en realidad un psicópata llamado
Bobby Green Yamanaka, quien en su niñez había sufrido gran abuso por parte
de su padre– revela su perfil criminal como el Minos, el confesor y justiciero de
los penitentes que llegan a él para ser castigados sin misericordia en los nueve
círculos del infierno de Dante (Minos 308-312).
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antihéroe y doble, Murillo, quien, como ella, es un ser híbrido, herido y
sumamente contradictorio. En Hardboiled and High Heeled, Mizejewski
analizando otros textos policíacos sugiere que la atracción de la detective por el
criminal o, mejor dicho, el homme fatale o “el hombre peligroso” (Murillo-
Umán), produce un espacio liminal de identificación y deseo erótico en donde
la transgresión de la ley y el orden es posible (50, 153-158).Al atraerse y
enamorarse, Chacón y Murillo muestran cuán parecidos son en carácter,
historia, identidad y deseos, a pesar de estar en lados opuestos de la ley. La
atracción mutua entre Chacón y Murillo señala la posibilidad de que ella pueda
perder el control, cometer un desliz y caer en el “lado oscuro” de la ley o, más
bien, en el borde liminal de la criminalidad (Mizejewski 110) que también es el
lugar sin límites de su deseo. Este espacio en la novela policial feminista
también es el espacio liberador y transgresor del deseo femenino. En las novelas
de Villatoro éste es además el espacio en donde Chacón, de alguna manera,
puede olvidar su dolor, llenar el vacío existencial de su vida y experimentar de
nuevo su sexualidad y deseo que por mucho tiempo ella ha dejado de lado por
el trabajo y la búsqueda del asesino de su hermana. Entre Murillo y ella, explica
Chacón, hay “un acuerdo silencioso: Yo nunca lo atraparía, no porque le
tuviera miedo sino por otra cosa” (Venom 165). Además de sugerir que la
detective puede corromperse y caer en la criminalidad, la atracción de Chacón
por Murillo también señala las afinidades entre estos personajes, pues ellos
comparten más que la trama policial de la novelas: comparten el reciente legado
traumático de Centroamérica.
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Ella insiste en que su hija Romilia y su nieto Sergio conozcan su historia y
hablen español en casa. La madre de Romilia sirve de historiadora de la familia
al insistir que su hija no olvide su herencia cultural “guanaca”: “Mamá se
aseguraba de que nunca me olvidara de quiénes éramos, guanacos,
salvadoreños, gente del país más pequeño de América Central, la gente
industrial y trabajadora […]” (Minos 111). Aunque no conozca ni haya viajado
jamás a El Salvador (Home Killings 131), Chacón es parte de lo que la escritora
salvadoreña Martivón Galindo llama “la generación herida” y marcada por más
de treinta años de violencia, terror y destrucción en América Central (Galindo).
Esta generación consiste de millones de víctimas, desaparecidos y muertos en
Centroamérica a fines del siglo XX así como de exiliados, inmigrantes,
refugiados y sujetos diaspóricos, desplazados a vastas regiones fuera de
Centroamérica. Como se ve a lo largo de las novelas de Villatoro, la figura de
Romilia Chacón está física y figurativamente marcada por la violencia, el
trauma y la historia colectiva de su familia y su nación a la distancia.
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ataque del Minos en su propia casa (Minos), y la relación peligrosa con el
narcotraficante Murillo-Umán (A Venom). La piel queloides de Chacón es
entonces una condición simbólica con la cual ella (en) cubre sus heridas
psíquicas y las lleva como escudos de protección. Como diría su madre, la
condición de Chacón es la de los sobrevivientes de la violencia en
Centroamérica, pues Chacón reitera que: “Mi madre me decía que era una cosa
salvadoreña, un signo de cuán fuertes somos, que hasta nuestras cicatrices
muestran nuestra resistencia” (Minos 34). De hecho, en la novela A Venom
Beneath the Skin, se nos explica que Chacón experimenta su salvadoreñidad
como una herida abierta que motiva su vida y se convierte el modus operandi
de su trabajo como investigadora y agente de la ley. Chacón explica:
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asesinato del agente Pierce no es un asesino cualquiera, ni lo es Tekún Umán,
sino que es un agente renegado del DEA que quiere vengarse de Tekún Umán
por haberlo castrado en un frustrado operativo anti-drogas en Guatemala, en una
novela anterior. El agente del DEA, Carl Spooner, se convierte en un asesino
en serie, conocido como el “Crack Killer” porque sus víctimas son
narcotraficantes, y en un asesino que imita a Tekún Umán (“copycat killer”).
Da pistas que señalan la culpabilidad de Umán, incluyendo palabras talladas en
cadáveres –como solían hacerlo las fuerzas especiales de Guatemala–, drogas y
venenos naturales importados del sur y otras formas de violencia como las
practicadas por los soldados Kaibiles de los cuales Umán fue miembro. Todas
las señales indicarían la culpabilidad de Umán, pero Romilia Chacón no es una
lectora cualquiera. Ella afirma que, “Esto es más complicado que de lo que se
piensa” (26). Usando sus conocimientos especiales, ya descritos anteriormente,
Chacón descubre que el asesino es Spooner, que la ley nuevamente ha sido
comprometida y corrompida y que, tal vez, Tekún Umán no sea tan malo como
se pensaba.
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ejemplo, que la guerrilla guatemalteca por lo menos “creía en algo” y defendía
“los derechos de los pobres” (Venom Beneath 121), aunque fuera del lado
opuesto al suyo. Más aún, Chacón explica que Murillo es producto de la reciente
intervención militar estadounidense en Centroamérica que lo entrenó y de tal
manera lo deshumanizó. Para Chacón:
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Unidos, o más bien lo que Arturo Arias ha denominado como “centroamericano
americanos”, ellos son fi guras complicadas y contradictorias que llevan en sí
un legado de violencia hemisférica, una historia traumática y un arsenal de
armas secretas. Con cada novela, Chacón perfecciona su método de
investigación, su lógica y sus destrezas inductivas y deductivas, mientras que
su sentido de justicia, su rabia controlada y sus conocimientos lingüísticos y
culturales se agudizan. Su arma más importante no es su pistola, la cual ella usa
sin miedo, sino su sexto sentido, híbrido y conformado por sus conocimientos
multiculturales que le permiten ver, leer e interpretar otros signos que pasan
desapercibidos por sus colegas monoculturales y monolingües norteamericanos.
Al otro extremo de la ley, Murillo-Umán también disfruta de estas mismas
cualidades culturales. Así que Chacón y Murillo son más parecidos de lo que se
quisiera.
__________________
4 Villatoro ha terminado la cuarta novela de la serie y está trabajando en la quinta, titulada
Mad Radio, que se va a dedicar a nuevas aventuras de Romilia Chacón, esta vez en el mundo
de la radio hispana en el área de Los Ángeles (correos electrónicos del autor, 18 nov. 2005,
24 feb. 2006).
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Las novelas ofrecen una interrogación crítica de las estructuras de poder, las
instituciones oficiales, las jerarquías socioeconómicas y políticas de los EE.UU.
y los lazos transnacionales que tanto determinan las vidas de los latinos/as en
los Estados Unidos de Norteamérica. Al final, Romilia Chacón con toda su
rabia, valentía y valor, da un paso simbólico para los latinos/as, pues toma su
debida “posición –que era la posición principal– en la escena del crimen”
(Home Killings 5) y en la sociedad estadounidense.
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