Badiou, Bourdieu, Butler... - Qué Es Un Pueblo

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ALAIN BAmou nació en Rabat, Marruecos,

en 19 3 7. Es filósofo, dramaturgo y novelista y


autor de una extensa obra filosófica. Entre sus
libros más destacados se encuentran Teoría del
sujeto (1982), El ser y el acontecimiento (1988),
Manifiésto por la .filosofia (1989), Pequeño
manual de inestética (1998), Circunstancias
(2004).

JUDITH BuTLER nació en Cleveland, Estados


Unidos, en 1956. Es profesora en la Univer-
sidad de California, Berkeley y autora de El
género en disputa (1990) y Cuerpos que importan
(1993), libros que describen lo que hoy se
conoce como teoría queer.

GEORGES Dm1-HuBERMAN nació en Saint-


Étienne en 19 5 3. Es filósofo, historiador del
arte y ensayista, profesor de la Escuela de
Altos Estudios en Ciencias Sociales y autor,
entre otros libros, de Ante el tiempo. Historia
del arte y anacronismo de las imágenes (2000).

SADRI Ktt!ARI nació en Túnez en 1958. Se


doctoró en ciencias políticas. Es el autor de
_Túnez, la desintegración de la ciudad (2003) y
Hacia una política de la espuma (2006), entre
otros textos.

PIERRE BouRDJEU nació en Denguin en


1930 y murió en París en 2002. Fue sociólo-
go y profesor en el Colegio de Francia. Autor
de La distinción (1979 ), Cosas dichas (198 7),
Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo
ltterano (1992), entre otros libros.

]ACQUES RANCIERE nació en Argelia en


1940. Es profesor emérito de Estética y
Filosofía en la Universidad de París-VIII
(Saint-Denis). Ha publicado más de veinte
obras sobre filosofía, literatura y política,
entre ellas, La lección de Althusser, La noche
de los proletarios: archivo del sueño obrero, La
palabra muda y Figuras de la historia (las dos
l
últimas editadas por Eterna Cadencia).
'EX 'LIBRIS

www .facebook.com/ecernacadencia
¿Qué es un pueblo?
ALAIN BADIOU • PIERRE BOURDIEU
J uDITH BuTLER • GEORGES D101-HuBERMAN
SADRI KHIARI • }ACQUES RANCIERE

¿Qué es un pueblo?

Traducción de Cecilia González


y Fermín Rodríguez

*
'ETE~A CADÉNCIA
EDITORA
¿Qyé es un pueblo?/ Alain Badiou ... [et.al.]. - la ed. -
Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Eterna Cadencia
Editora, 2014. ÍNDICE
128 p. ; 22xl4cm.

Traducido por: Cecilia González y Fermín Rodríguez


ISBN 978-987-712-035-6

l. Ensayo Filosófico. l. Badiou, Alain II. González,


Cecilia, trad. JI!. Rodríguez, Fermín, trad.
CDD 190

Veinticuatro notas sobre los usos de


la palabra "pueblo" 9
Alain Badiou

Título original: OJ! 'est-ce qu'un peupfe? ¿Dijo usted " popu1ar"?· 21
Pierre Bourdieu
© 2013, La Fabrique-Éditions
© 2014, Eterna Cadencia S.R . L ,, Apuntes sobre la libertad
© 2014, Cecilia González, de la traducción "Nosotros, e1 pueblO ·
© 2014, Fermín Rodríguez, de la traducción de de reunión 47
"Nosotros, el pueblo", de Judith Butler
judith Butler
Primera edición: abril de 2014
Volver sensible/ hacer sensible
Publicado por ETERNA CADENCIA EDITORA 69
Honduras 5582 (C 1414BND) Buenos Aires Georges Didi-Huberman
[email protected]
www.eternacadencia.com
El pueblo y el tercer pueblo 101
ISBN 978-987-712-035-6 Sadri Khiarz
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
El inhallable populismo 119
Impreso en Argentina/ Printed in A,gentina
]acques Ranciere
Qyeda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier medio o procedimiento, sea mecánico o electrónico,
sin la autorización por escrito de los titulares del copyright.
VEINTICUATRO NOTAS SOBRE LOS USOS
\ DE LA PALABRA "PUEBLO"

Alain Badiou

1. Aun cuando no se pueda más que saludar, hoy como


siempre, el "Estamos aquí por la voluntad del pueblo" de
los inicios de la Revolución francesa, 1 es necesario recono-
cer que '.'pueblo" no es en absoluto un sustantivo en sí mis-
mo progresista. Cuando los afiches de Mélenchon2 rezan,
en la actualidad, "¡Un lugar para el pueblo!", ya no se tra-
ta más que de una retórica ininteligible. Habrá que reco-
nocer asimismo, de manera simétrica, que "pueblo" tam-
poco es un término fascista, por más que a ello parezcan
inclinarse los usos nazis del término Volk. Cuando se denun-
cia aquí y allá el "populismo" de Marine Le Pen, 3 solo se

1
Comienzo de una célebre frase que el diputado Mirabeau habría pro-
nunciado ante la decisión de Luis XVI de disolver la muy reciente Asamblea
Nacional que había sucedido a los Estados Generales en junio de 1789: "Es-
tamos aquí por la voluntad del pueblo y solo saldremos por la fuerza de las
bayonetas". [N. de T.]
2
Jean-Luc Mélenchon (1951), presidente del Partido de Izquierda y can-
didato por el Frente de Izquierda a las elecciones presidenciales francesas de
2012. [N. de T.]
3
Marine Le Pen (1968) lidera desde 2011 el Frente Nacional, cargo que
hasta entonces ocupaba su padre, el político de extrema derecha francés Jean-
Marie Le Pen. Fue candidata a las elecciones presidenciales de 2012. [N. de T.]

9
. . e~t~'perpet~ando u~a c~nfusión. La verdad es que hoy en se privilegiaban términos como "etnias", "tribus", cuando
~-, d1a pueblo es un termmo neutro, como tantos otro~- no "razas" y "salvajes". La palabra "pueblo" solo convenía
cablos del léxico político. Todo es un _asunto de contexto, a las potencias conquistadoras, exaltadas por su propia con-
Tendremos que considerarlo más detalladamente, entonces. quista: "pueblo francés", "pueblo inglés", sí ... "Pueblo ar-
gelino o vietnamita", ¡no! Y no mucho más tampoco,
. 2. El adjetivo "popular" está más cargado de connota- "pueblo palestino", hasta el día de hoy, para el Gobierno
c10n~s, es más activo. Basta con ver lo que significaban ex- israelí. La época de las guerras de liberación nacional cano-
pres10nes tales como "comité popular", "movimiento po- nizó la fórmula "pueblo + adjetivo nacional" debido a la
p~lar", "tribunal popular", "frente popular", e incluso a imposición del derecho a la palabra "pueblo", que a menu-
n_1vel de los Estados, "democracia popular", por nomen- do exigió la lucha armada, por parte de aquellos a quienes
cwnar al_ "~jército popular de liberación", para constatar los colonizadores, considerando ser los únicos "verdaderos"
que el adJet1vo apunta a politizar el sustantivo, a conferirle pueblos, les negaban su uso.
un aura que coi:nbina la ruptura con la opresión, y la luz
de una nueva vida colectiva. ,Es cierto: que un cantante 5. Pero fuera del proceso violento de las luchas de libera-
0
un político sean populares no es más que una indicación ción, fuera del movimiento de apropiación de una palabra
estadí~tica carente de todo valor. Pero que un movimiento prohibida, ¿qué valor tiene la fórmula "pueblo + adjetivo na-
o _una msurrecc_ión lo sean, ubica, pese a todo, a taks episo- cional"? No mucho, hay que reconocerlo. Sobre todo hoy.
d1~s en esas reg10nes de la historia en las cuales lo que está Porque hoy se impone la verdad de una decisiva sentencia de
en Juego es la emancipación.
Marx, tan olvidada como decisiva: "Los proletarios no tienen
patria". Y menos aún si se considera que, aunque siempre han
. 3. Habrá que desconfiar de la palabra "pueblo", en cam- _sido nómades -puesto que tenían que extirparse de la gleba y
b10, cuando va seguida de un adjetivo, en particular cuando de la miseria campesina para venir a enrolarse en los talleres
se trata de un adjetivo que define una identidad O una na- de la capital-, los proletarios son más nómades que nunca en
cionalidad.
la acrualidad. Ya no solo se desplazan del campo a la ciudad,
sino de Áf~ y Asia a Europa y a Estados Unidos, e incluso
:· Sab~1,11os, es cierto, que la expresión "heroica guerra de Camerún a Shangai o de las Filipinas a Brasil. ¿A qué pue-
de hbera~1~n del pueblo vietnamita" no supone nada que blo+ adjetivo nacional pertenecen, entonces? Es h9y, mucho
no sea leg1t1mo y políticamente afirmativo. Se dirá que, en más que en el momento en que Marx -que en esto fue un gran
el contexto de la opresión colonial, incluso en el de una in- profeta del devenir de la lucha de clases- fundó la cuarta in-
vas~~n extr_anjera intolerable, "liberación" confiere a "pue- ternacional, cuando los obreros constituyen el cuerpo vivo
blo , segmdo de un adjetivo que particulariza a dicho
pueblo, un innegable toque emancipador. Mucho más r del internacionalismo, único territorio en el que puede existir
algo semejante a un "proletariado", entendido como cuerpo
aún si se considera que en el campo imperial y colonial subjetivado del comunismo. ,

10 11
. l' hoy queda claro que, siendo esta soberanía la de
6. Hay que abandonar a su destino reaccionario expre:_ mg es- d · · no
'ltiplicidad inerte y atomizada e opiniones,
siones tales como "pueblo francés" y otras fórmulas en las una n:1u . , erdadero su¡· eto político. En tanto y
onstituye mngun v .
que "pueblo" lleva el lastre de una identidad. Fórmulas en c . , d' del proceso representativo,
en cuanto referente ¡un ico d debe
las que en realidad "pueblo francés" solo significa "conjun- "pueblo" significa solamente que el Estado pue e y
to inerte de aquellos a quienes el Estado ha conferido el de-
perseverar en su ser.
recho de decirse franceses". No se aceptará esta unión más
que en los casos en los que la identidad sea un proceso po- -í'lué ser? cabrá preguntarse. Argumentaremos en-
lítico en curso, como "pueblo argelino" durante la guerra 9. ¿~ ·' , d t lles ue lo real de nuestros
tonces, sin entrar aqm en e a. 'q f delidad insu-
francesa de Argelia o "pueblo chino" cuando la expresión
Estados no reside en el voto, smo en una 11 d' das an-
se pronuncia desde la base comunista de Yan'an. Y en estos erable a las necesidades del Capital y a asdm~d-1d en-
casos habrá de notarse que lo real de este "pueblo + adjeti- p ~ 1 d aso los valores ec1 1 am
vo" reside en su oposición violenta con otro "pueblo + ad- tipopulares (sena emos, e P. .' " lar") que dichas
te tensos que derivan del ad¡et1vo P;P~ esto de manera
jetivo", aquel cuyo ejército colonial tiene encima y preten-
de negar a los insurgentes todo derecho a la palabra necesidades, exig_en permane::::: ~esvergonzada. Por
cada vez mas abierta y cada , . " h d 1 eblo al
"pueblo", o al ejército del Estado reaccionario que desea el
lo cual los gobiernos "democraucos ac~n q:/;ode~os
exterminio de los rebeldes "antinacionales".
q ue pretenden representar,
d S.
una sustan~ia
1 creen s1 no creen
más
llamar capitaliza a. 1 no o ,T , vean a Ho-
7. Entonces: "pueblo+ adjetivo" es, o bien una catego- que en lo que pueden ver, como Santo ornas,
ría inerte del Estado,(como es el caso de "pueblo francés"
llande. 4
en la actualidad, en boca de políticos de todos los bandos),
o bien una categoría de las guerras y procesos políticos aso- ·P " ueblo" no podría remitir a una realid~d
ciados a las situaciones llamadas de "liberación nacional". 1O. ¿ ero P l d' · " pular ?
te a la virtud progresista de a ¡euvo po d .
b
su yacen ·, uerte e re-
·U na "asamblea popular" no constitu1na una_s .
8. En las democracias parlamentarias más particular- ¿ . , d 1 " ueblo" en un sentido distinto al de
mente, "pueblo" se ha convertido de hecho en una cate- presentac1on e P den los adjetivos
aqu ' el cerrado, estatizado, que compredn , . " de la
goría del derecho de Estado. A través del simulacro polí- . . ¡· · ' " mocrauca
nacionales y la jurisd1cciona 1zac1on e
tico del voto, el "pueblo", compuesto formado por una
soberanía?
colección de átomos humanos, confiere una ficción de le-
gitimidad a los representantes electos. Es la "soberanía del
pueblo", y más exactamente, la soberanía del "pueblo
francés". Si en Rousseau la soberanía sigue siendo la de . H 11 d (1954) líder político del Partido Socialista y presi-
una asamblea popular efectiva y vivaz - recordemos que 4 Fran<;:01s o an e '
dente de Francia a partir de 2012.
Rousseau consideraba una impostura el parlamentarismo
13
12
11. Retomemos el ejemplo de las guerras de liberación
nacional. En este contexto, "pueblo vietnamita" significa, . . ,, ?. n,,ue
pue blo egipc10 ~ su movimiento ' su unidad misma,

en efecto, la existencia de un pueblo de tal condición que sus consignas, configuran un pueblo egipcio ~ue _se sustr_ae
se le impide ser el referente de una nación, la cual no puede a su inercia nacional establecida, un pueblo egipcio q~e tie-
existir en la escena mundial sin estar dotada de un Estado. ne derecho a reivindicar activamente el adjetivo nac10nal,
En la retroaccz6n de la inexistencia de un Estado, "pueblo" pue- porque la nación de la que habla aún est~ por venir. Por~u~ solo
~e_Participar entonces en la designación de un proceso po- existe bajo la forma dinámica de un mmenso movimiento
litico, y convenirse entonces en una categoría política. En político. Porque, frente a ese _mo_;7~miento, el Estado que
cuanto el Estado en cuestión se constituye, se regulariza, se afirma representar a Egipto es ilegitimo y debe desaparecer.
inscribe en la "comunidad internacional", el pueblo al que
reclama pertenecer deja de ser un sujeto político. De mane- 14. Donde se ve que "pueblo" adquiere en es~e caso un
ra universal, y sea cual sea la forma que toma el Estado, es sentido que implica la desaparición del Es~ado existente. Y,
una masa pasiva que el Estado configura. más allá aún, la desaparición del Estado mismo, puesto que
la decisión política está en manos de un nuevo pue~lo reu-
12. ¿Pero no es posible que "pueblo" designe, dentro de nido en una plaza, emplazado. Lo que siempre se af~rma en
esa masa pasiva, una singularidad? Si tomamos en cuenta, los movimientos populares de amplitud es la necesidad la- '
por ejemplo, las grandes huelgas con ocupaciones de junio tente de lo que Marx convertía en objetivo supremo de toda
de 1936 y mayo de 1968 en Francia, ¿no se debería aceptar política revolucionaria: el debilitamiento del Estado.
que se diga que un pueblo -un "pueblo obrero"- se mani-
fiesta allí como una suene de excepción inmanente a la 15. Cabe nota:51ue en todos estos casos, en lugar de la
inercia constitucional designada por la expresión "pueblo representación mayoritaria del proceso el~ctoral, q~e m~d:-
francés"? Si se puede, se debe decirlo. Y ya desde Espartaco la la inercia estatal del pueblo por med10 de la lme~,iun-
y sus compañeros de rebelión, o de T oussaint Louvenure y dica de una legitimidad del Estado, y en lugar tam~ien de
sus amigos blancos o negros, hay que decir que configuran, una sumisión, siempre a medias consensual, a media_s for-
en la Antigua Roma o en la isla colonial de Haití, un verda- zada, a una autoridad despótica, tenemos un desprendzm~~n-
dero pueblo. to que activa la palabra "pueblo" según una orientac10n
p~lítica sin precedentes. "Pueblo" puede designar una v~z
13. Hasta la peligrosa inercia de la palabra "pueblo" de- más -en un contexto muy diferente al de las luchas de li-
terminada por un adjetivo nacional puede ser subvertida beración nacional- al sujeto de un proceso político. Pero
por un empuje interno -aunque lo contradiga- a ese "pue- siempre lo hace bajo la forma de una minoría que declara,
blo" de la nacionalidad y el derecho. ¿~é quieren decir no que representa, al pueblo; es el pue~lo en t~to que este
los ocupantes de la plaza Tahrir, en Egipto, cuando afir- destruye su propia inercia y se convierte en ~uerpo de la
man, en pleno apogeo de la "primavera árabe": "Somos el noYedad política.
,,
14
\ -¡. < l

15
16. Habrá de notarse que el desprendimiento minori- sociedades "avanzadas", o de "democracias", el núcleo duro
tario no puede hacer valer su declaración ("somos el pue- de la masa inexistente se compone de proletarios recién lle-
blo, el verdadero pueblo") sino porque, más allá de su pro- gados, que son los que reciben el nombre de "inmigrantes".
pia consistencia, del número reducido que lo convierte en En torno a ellos, una totalidad compuesta por obreros pre-
cuerpo de la novedad política, está constantemente ligado carios, pequeños empleados de muy bajo rango, intelectua-
a la masa popular viva a través de miles de canales y accio~ les desclasados y toda una juventud exiliada y segregada en
nes. Hablando de ese desprendimiento específico y especia- la periferia de las grandes ciudades. Es legítimo hablar de
lizado que en el siglo pasado se llamó "Partido Comunista", "pueblo" a propósito de este conjunto, toda vez que no tie-
Mao Zedong indicaba que su legitimidad dependía de lo ne derecho a la consideración de la que goza, para el Estado,
que denominaba la "relación de masa", que para él era el el pueblo oficial.
fundamento mismo de la posible realidad de una política.
Digamos que la excepción inmanente que constituye el 18. Cabe notar que al pueblo oficial se le da, en nuestras
pueblo entendido como desprendimiento activo no sostie- sociedades, el muy extraño nombre de "clase media". Como
ne durablemente su pretensión de constituir el cuerpo pro- si lo "medio" fuera admirable ... Es que la ideología domi-
visorio del verdadero pueblo sino convalidando incesante- nante de nuestras sociedades es aristotélica. Aristóteles ha
mente esa pretensión en las vastas masas, desplegando su establecido, contra el aristocratismo manifiesto de Platón,
actividad en dirección de aquellos a quienes el pueblo iner- la excelencia de lo que se sitúa en un justo medio. Es él quien
te, sometido a su configuración por el Estado, mantiene aún sostiene que la creación de una importante clase media es el
alejados de su capacidad política. soporte obligado para una Constitución de tipo democráti-
co. Cuando los diarios de la propaganda oficial (es decir, la
17. ¿No existe también "pueblo" en el sentido de lo que, casi totalidad de los diarios) celebran que la clase media
sin llegar a impulsar un desprendimiento unificado, no está china asciende (han hecho las cuentas, febrilmente ... ) a qui-
realmente incluido, no obstante, en el dispositivo del "pue- nientos millones de personas que consumen productos nue-
blo soberano" tal como lo constituye el Estado? La respues- vos y quieren que se las deje tranquilas, son aristotélicos sin
ta es sí. Tiene sentido hablar de "gente del pueblo", en la saberlo. Llegan a la misma conclusión que Aristóteles: en
medida en que es lo que el pueblo efi,cial, al igual que el Estado, China, la democracia (media ... ) está a la vista. El "pueblo"
considera inexistente. Estamos aquí en los límites de la ob- es para ella el conjunto satisfecho de la gente de clase me-
jetividad, social, económica y estatal. Durante largos siglos, dia, que se hace masa para que el poder de la oligarquía ca-
la masa "inexistente" fue la masa de los campesinos pobres, pitalista pueda ser considerado democráticamente legítimo.
mientras que la sociedad existente propiamente dicha, tal
como la considera el Estado, se componía de una mixtura 19. La clase media es el "pueblo" de las oligarquías ca- \ \
de aristocracia hereditaria y arribistas ricos. Hoy en día, en pitalistas.
las sociedades que se atribuyen a sí mismas el título de

17
16
20. Desde este punto de vista, el malí, el chino, el ma- dicha perspectiva se ve negada por la dominación colonial
rroquí, el congoleño o el tamil a quienes se les niegan los e imperial, o por la de un invasor. "Pueblo" existe entonces
papeles de residencia son el emblema del pueblo en tanto en función del futuro anterior de un Estado inexistente. El
que son y no pueden sino ser lo que arranca a la palabra segundo es la existencia de un pueblo que se declara como
"pueblo" del falso pueblo compuesto por aquellos que es- tal, a partir de su núcleo duro, que es el que el Estado ofi-
tablecen un consenso en torno a la oligarquía. Es la razón cial excluye precisamente de "su" pueblo pretendidamente
por la cual, además, el proceso de organización política en legítimo. Un pueblo de esta naturaleza afirma políticamen-
torno a la cuestión de los papeles y, de manera más general, te su existencia en la perspectiva estratégica de una aboli-
en torno a cuestiones relativas a los últimos proletarios que ción del Estado existente.
llegaron es central en el presente para cualquier política
progresista: configura al nuevo pueblo, tal como este se 23. "Pueblo" es una categoría política, entonces, ya sea
constituye en los márgenes del pueblo oficial para arran- antes de la existencia de un Estado deseado cuya existencia
carle la palabra "pueblo" como palabra política. es vedada por una potencia, o bien en el marco de un Esta-
do ya establecido cuyo debilitamiento es exigido por un
21. Tenemos entonces dos sentidos negativos de lapa- nuevo pueblo, a la vez interior y exterior al pueblo oficial.
labra "pueblo". El primero y el más evidente es el que
arrastra el lastre de una identidad cerrada - y siempre fic- 24. La palabra "pueblo" solo tiene un sentido positivo
ticia- de tipo racial o nacional. La existencia histórica de con respecto a la inexistencia posible del Estado, ya sea que
este tipo de "pueblo" exige la construcción de un Estado se trate de un Estado prohibido cuya creación se desea o
despótico, que hace existir violentamente la ficción que lo de un estado oficial cuya desaparición se desea. "Pueblo" es
funda. El segundo, más discreto, pero a gran escala más per- una palabra que cobra todo su valor bajo la forma, transi-
judicial aún -por su flexibilidad y por el consenso que toria, de la guerra de liberación nacional, o bien bajo aque-
mantiene-, es el que subordina el reconocimiento de un llas, definitivas, de las políticas comunistas.
"pueblo" a un Estado que se supone legítimo y benefactor,
por el solo hecho de que organiza el crecimiento, cuando
puede, de una clase media libre de consumir los vanos pro-
ductos con los que la atiborra el Capital y libre de decir lo
que quiere, también, mientras que ese decir carezca de todo
efecto sobre el mecanismo general.

22. Y tenemos finalmente dos sentidos positivos de la


palabra "pueblo". El primero es la constitución de un
pueblo en la perspectiva de su existencia histórica, cuando

18 19
¿DIJO USTED "POPULAR"?

Pierre Bourdieu

POPULAR. Adj. 1. ~e pertenece al pueblo, emana del


pueblo. Gobierno popular. "Los políticos griegos que vivían en
el gobierno popular" (Montesquieu). V. Democrático. Demo-
cracias populares. Insurrección, manifestación popular. Frente
popular: unión de las fuerzas de izquierda (comunistas, so-
cialistas, etc.). Las masas populares. 2. Propio del pueblo.
Creencias, tradiciones populares. La sensatez popular. - Ling.
~e es creado, empleado por el pueblo y tiene poco uso
entre la burguesía y las personas cultas. Palabra, expresión
popular. Latín popular. Expresión, locución, giro popular. ◊ De
uso popular (emane del pueblo o no). Novela, espectáculo
popular. Canciones populares. Arte popular (V. Folklore). -
(Personas). ~e se dirige al pueblo. "Usted no debe haber
tenido éxito como orador popular"(Maurois). ◊~ese reclu-
ta dentro del pueblo, que frecuenta al pueblo. Medios, cla-
ses populares. "Encontraron una nueva solución: trabajar para
una clientela francamente popular" (Romains ). Orígenes po-
pulares. (V. Plebeyo). Bailes populares. Sopas populares.
3. (1559) Lo que le gusta al pueblo, a la mayoría. Enrique IV

21
era un rey popular. Medida popular. "Hoffmann es popular en decir corriente en la lengua hablada ordinaria y en la len-
Francia, más popular que en Alemania"(Gautier). ◊ ANT. gua escrita algo libre";pop., popular, "es decir corriente en
(de 3) Impopular. los medios populares urbanos, pero reprobado y evitado
por el conjunto de la burguesía culta".2 Para definir rigu-
Le Petit Robert, 1979. rosamente esta "lengua popular" o "no convencional" -que
nos convendría llamar en adelante el pop., para que no ol-
Las locuciones que contienen el mágico epíteto de "po- videmos sus condiciones sociales de producción- habría
pular" quedan libres de examen por el hecho de que cual: que precisar entonces qué es lo que incluimos dentro de la
quier análisis crítico de una noción relacionada, en mayor expresión "medio popular" y lo que se entiende por un uso
o menor medida, con el "pueblo" se expone a ser conside- "corriente". 1
rado inmediatamente como una agresión simbólica contra Al igual que sucede con los conceptos de extensión va-
la realidad designada y, por consiguiente, a ser fustigado riable como "pueblo',', "clases populares" o "trabajadores",
por todos aquellos que consideran que es su deber tomar que deben sus virtu&s políticas al hecho de que es posible
partido y defender la causa del "pueblo", asegurándose así ampliar su referente a discreción hasta llegar a incluir en
el beneficio que puede procurar, en las coyunturas favora- él -durante los períodos electorales, por ejemplo- a campe-
bles sobre todo, la defensa de las "causas justas". 1 sinos, ejecutivos medios y pequeños empresarios o, por el
Es el caso de la noción de "lenguaje popular", que, como contrario, restringirlos exclusivamente a los obreros indus-
ocurre con todas las locuciones de la misma familia ("cul- triales, e incluso a los obreros metalúrgicos (y a sus repre-
tura popular", "arte popular", "religión popular", etc.), solo sentantes designados), la noción de "medios populares", de
se define de manera relacional, como conjunto d.elQQ_ue s~ extensión variable también, debe sus virtudes mistificado-
ve excluido de la lengua legítima, entre otros factores, por ras al hecho de que, en la producción académica, cada uno
la acción duradera de la inculcación y la imposición, acom- puede manipular inconscientemente su extensión, como en
pañada de sanciones, que ejerce el sistema escolar: un test proyectivo, para ajustarla a sus intereses, prejuicios
Como lo muestran claramente los diccionarios de argot o fantasmas sociales. Cuando se trata de designar, entonces,
o de "francés no convencional", eJ léxico llamado "popu- a los locutores del "lenguaje popular", todo el mundo esta-
lar" no es más que el conjunto de palabras que están exclui- rá de acuerdo en pensar en el "medio" del delito 3 a raíz de
das de los diccionarios de la lengua legítima o que solo fi- la idea de que son los "tipos duros" los que desempeñan un
guran allí con "marcas de uso" negativas_:_fom., familiar, "es

2
A. Rey y J. Rey-Debove (ed.), Le Petit Robert, París, Société du Nouveau
1
El hecho de que los costos de la objetivación científica sean particular- Littré, 1979,p. 17.
mente elevados para un provecho particularmente débil, o negativo, no están 3
Le milieu es el término utilizado para designar los medios delictivos. Se
desvinculados del estado del conocimiento en estos temas. traduce usualmente como "el hampa". [N. de T .]

22 23
papel determinante en la producción y la circulación del recubren lasrdefiniciones implícitas: el medio del delito, que
argot, resueltamente apartado de los diccionarios legítimos. desempeñaba un papel central en el caso del "lenguaje po-
También se incluirá a los obreros nativos de origen urbano pular", quedará aquí excluido, al igual que el lumpen prole-
que la palabra "popular" evoca casi automáticamente, tariado, mientras que la eliminación de los campesinos de-
mientras que se dejará de lado sin mayor justificación a los jará de ser una evidencia, aunque no deje de tener sus
campesinos (sin duda porque se los considera destinados dificultades la coexistencia de los obreros, inevitables, y de
al regionalismo -el reg.-, a lo regional). Pero ni siquiera se los campesinos. En el caso del "arte popular", como lo de-
planteará la cuestión - y esta es una de las funciones más mostraría claramente un examen de esa otra objetivación
inestimables de esas nociones en las que todo cabe- de la de lo "popular" que son los "Museos de artes y tradiciones
exclusión de los pequeños comerciantes, y especialmente populares", el "pueblo" se restringía a los campesinos y a
de los patrones de bar, que la imaginación populista deja- los artesanos rurales, por lo menos hasta épocas recientes.
rá de lado con toda seguridad, mientras que, tanto por su Y no hablemos de la "medicina popular" o de la "religión
cultura como por su modo de hablar, están indudablemen- popular". En estos casos ya no se puede prescindir de los
te más cerca de los obreros que de los empleados o los eje- campesinos, o las campesinas, como no se podía prescindir,
cutivos medios. Y en todo caso es cierto que, alimentado en el caso de la "lengua popular", de los "tipos duros".
por las películas de Marce! Carné más que por la observa- En su deseo de tratarlo como una "lengua" -es decir,
ción, el fantasma que casi siempre orienta la recolección con todo el rigor que se reserva habitualmente a la lengua
folklorista de los nostálgicos tránsfugas hacia los más "pu- legítima-, todos los que han intentado describir o escribir
ros" de los representantes más "auténticos" del "pueblo", el pop., lingüistas o escritores, se han condenado a producir
excluye sin más consideración al conjunto de los inmi- artefactos sin demasiada relación con el habla ordinaria
grantes, españoles -o portugueses, argelinos o marroquíes; que los locutores más ajenos a la lengua legítima emplea-
malíes o senegaleses, cuyo espacio dentro de la población ban en sus intercambios internos.5 Así es como, para con-
de los obreros industriales es más importante que en el formarse al modelo dominante del diccionario, que no
proletariado imaginario. 4 debe registrar sino palabras comprobadas "con una fre-
Bastaría con someter a un examen semejante a las po- cuencia y una duración apreciables", los autores de diccio-
blaciones que supuestamente producen o consumen lo que narios del francés no convencional se basan exclusivamente
se llama "cultura popular" para volver a encontrar la con-
fusión dentro de la coherencia parcial que generalmente
5
Cfr. H. Bauche, Le Langage populaire. Grammaire, syntaxe et vocabulaire
du franrais te! qu'on le parle dans le peuple de Paris, avec taus les termes d'argot
4
Es conocido el papel que tales exclusiones, conscientes o inconscientes, usuel, París, Payot, 1920; P. Giraud, Le Franrais populaire, París, PUF, colección
han podido desempeñar en la utilización que el nacionalsocialismo ha hecho "~e sais-je?", nº 1120, 1965 (y también, en la misma perspectiva, H. Frei,
de la palabra volklsck La Grammaire des fautes , Ginebra, Slatkine Reprints, 19 71).

24 25
en textos 6 y, operando una selección dentro de la selección, los sujetos sociales engendran, por las necesidades de co-
someten a las hablas en cuestión a una alteración esencial nocimiento ordinario del mundo social, y cuya lógica es
al afectar las frecuencias, que explican toda la diferencia la de la razón mítíéa. I,,a visión del mundo social y, espe-
que existe entre hablas populares y mercados tensos. 7 Ol- cialmente, la percepción. de los otros, de su hexis corporal, de
vidan, entre otras cosas, que para_e~cribir (y no transcribir la forma y el volumen de su cuerpo y especialmente de su
o grabar) un habla que, como la de lass::l~ie~ P?Pulares, ~x- rostro, también de su voz, de su pronunciación y de su vo-
cluye la intención literaria, hay que haber salido de ~itua: cabulario, se organiza en efecto según oposiciones interco-
ciones o incluso de la misma condición social donde se la nectadas y parcialmente independientes de las que uno
habla y que el interés por los "hallazgos", o incluso el_Ee- puede darse una idea al inventariar los recursos expresivos
cho mismo de la recolección selectiva, trastorna lª estruc-
- -
tura de las frecuencias, ~!"excluir !oda lo que tam~~en ~ ---- depositados y conservados en la lengua, especialmente en
_ el sis!_erl?_a rj,e los pares de adjetivos que los usuarios del len-
encuentra en la lengua estindar. 1 ~-~- " ....,. guaje legítimo emplean para clasificar a los otros y juzgar
Si a pesar de sus incoherencias y sus i~certidumbres, su calidad y en los cuales el término que designa las pro-
y también gracias a ellas, las nociones que pertenecen a la piedades imputadas a los dominantes representa siempre
familia de lo ','popular" pueden prestar tantos servicios, el valor positivo. 8
incluso en 1~ lengua erudita, es porque están profunda- Si las ciencias sociales tienen que acordar un lugar pri-
mente envueltas en la 1:_ed de representaciones confusas que vilegiado a la ciencia del conocimiento ordinario del mun-
do social, no es solo con una intención crítica o para desem-
barazar el pensamiento del mundo social de todos los
6 Cfr. J. Cellard y A. Rey, Dictiónnaire du Jran(:ais non conventionnel, París, presupuestos que tiende a aceptar a través de las palabras
Hachette, 1980, p. 8. ordinarias y los objetos que construyen ("lenguaje popu-
7 Baste con indicar, por ejemplo, que en el discurso recogido en el merca-
lar", "argot", "dialecto regional", etc.). Este conocimiento
do menos tenso -una conversación entre mujeres- , el léxico del argot está
prácticamente ausente; no aparece, en el caso observado, hasta que una de las práctico contra el cual la ciencia debe construirse -tratan-
interlocutoras cita las palabras de un hombre ('Te me vas a rajar de acá ense- do en primer lugar de objetivarlo- forma parte del mundo
guida"), de las que inmediatamente dice: "Habla así, este; es un reo viejo de mismo que la ciencia busca conocer: contribuye a confor-
París, se viste a lo compadrito, con la gorra siempre de costado, ¡ah, sí! Ya veo".
mar este mundo contribuyendo a conformar la visión que
Un poco más lejos, la misma persona vuelve a utilizar la palabra "guita" des-
pués de haber referido las palabras de un patrón de bar en las que el término los agentes pueden tener de él y orientando así sus actos, en
ya aparecía (cfr. Y. Delsaut, "L'économie du langage populaire", Actes de la particular los que apuntan a conservarlo o a transformarlo. 1
recherche en sáences sociales, nº 4, julio de 1975, pp. 33-40). El análisis empíri-
co debería dedicarse a determinar el sentimiento de los locutores con respec-
to a la pertenencia de una palabra al argot o a la lengua legítima (en lugar de
8
imponer la definición del observador), lo que permitiría comprender, entre Es lo que hace que, aparentando dar vueltas en redondo o en el vacío,
otras cosas, numerosos rasgos descriptos como "faltas", que son el producto como tantas definiciones circulares o tautológicas de la vulgaridad y la distin-
de un sentido inadecuado de la distinción. ción, el lenguaje legítimo se vuelva a menudo tan favorable a los dominantes.

26 27
Así es cómo una ciencia rigurosa de la sociolingüística raleza (¿no se habla acaso de cuentos "verdes" y de palabras
espontánea ejercida por los agentes para anticipar las reac- "crudas"?). Son estas categorías míticas las que introducen
ciones de los demás y para imponer la representación que un corte tajante en el continuum de las hablas, ignorando,
quieren dar de sí mismos permitiría comprender, entre por ejemplo, todas las superposiciones entre el habla rela-
otras cosas, una buena parte de lo que en la práctica lingüís- jada de los locutores dominantes (elfam.) y el habla tensa
tica es objeto o producto de una intervención consciente, de los locutores dominados (que ciertos observadores como
individual o colectiva, espontánea o institucionalizada. Bauche o Freí incluyen dentro del pop.) y sobre todo la di-
Como, por ejemplo, todas aquellas correcciones que los locu- versidad extrema de las hablas expulsadas globalmente a la
tores se imponen o que les son impuestas - en la familia o clase negativa del "lenguaje popular". 10
en la escuela- en base al conocimiento práctico, parcial- Pero por una suerte de redoblamiento paradójico, que
mente registrado en el lenguaje mismo (acento "parisino", es uno de los efectos ordinarios de la dominación simbó-
"marsellés", "suburbano", etc.), de las correspondencias en- lica, los dominados mismos, o al menos algunas de sus
tre las diferencias lingüísticas y las diferencias sociales a fracciones, pueden aplicar a su propio universo social prin-
partir de una identificación más o menos consciente de los cipios de división (tales como fuerte/débil, sumiso; inteli-
rasgos lingüísticos marcados o identificados como imper- gente/sensible, sensual; duro/flojo, flexible; derecho, fran-
fectos o erróneos (especialmente en todos los manuales del co/torcido, astuto, falso, etc.) que reproducen en su orden
buen uso de la lengua bajo la forma del "se debe decir así ... la estructura fundamental del sistema de las oposiciones
no se debe decir así") o, por el contrario, como valorizados dominantes en materia de lenguaje. 11 Esta representación
y distinguidos. 9
La noción de "lenguaje poplJ@i' es uno de los produc-
tos de la aplicación de las taxonomías dualistas que estruc- 10
Aún cuando acepta la división que preside la noción misma de "len-
turan el mundo social en función de las categorías de lo alto guaje popular", Henri Bauche observa que el "habla burguesa en su uso fami-
y lo bajo (un lenguaje "bajo"), lo fino y lo grosero (decir liar presenta numerosos rasgos comunes con la lengua vulgar" (ob. cit., p. 9).
"groserías") o grueso (broma "gruesa"), lo distinguido y lo Y más lejos: "Las fronteras entre el argot -los diversos argots- y el lenguaje
popular resultan a veces difíciles de determinar. Relativamente vagos también
vulgar, lo raro y lo común, la corrección de los modales y
son los límites entre lenguaje popular y lenguaje familiar, por un lado, y, por
la dejadez: en resumen, de las categorías de cultura y natu- otro, entre lenguaje popular propiamente dicho y el lenguaje de la gente vul-
gar, de la gente menuda, de aquellos que, sin pertenecer precisamente al pue-
blo, carecen de instrucción y educación, de aquellos a quienes los burgueses
califican como 'gente común"'.
11
9 Dado el papel que la sociolingüística espontánea y las intervenciones Aunque por razones complejas, que cabría examinar, la visión domi-
expresas de las familias o de la escuela, que suscita y orienta, desempeñan en nante no le otorgue un lugar central, la oposición entre lo masculino y lo fe-
el mantenimiento o la transformación de la lengua, un análisis sociolingüís- menino es uno de los principios a partir de los cuales se engendran las oposi-
tico del cambio lingüístico no puede ignorar esta suerte de derecho o de costum- ciones más típicas del "pueblo" como populacho "hembra", versátil y ávido
bre lingüística que rige en particular las prácticas pedagógicas. de goce (según la antítesis entre cabeza y vientre).

28 29
del mundo social retoma lo esencial de la visión dominante otras, está dirigida al menos tanto contra los dominados
a través de la oposición entre la virilidad y la docilidad, la "ordinarios", que se someten a ellas, como contra los domi-
fuerza y la debilidad, los verdaderos hombres, los "duros", nantes o, a fortzórz, contra la dominación en cuanto tal. La
los "machos", y los otros, seres femeninos o afeminados, des- licencia lingüística forma parte del trabajo de representacz6n
tinados a la sumisión y al desprecio. 12 El argot, _al que_se_ha y de puesta en escena que los "duros", sobre todo adoles-
convertido en la "lengua popular" por_excelencia, es pro-- centes, tienen que producir para imponer a los otros y a sí
dueto de ese redoblamiento que lle.va a aplicar a la "lengua ~ismos la imagen del "tipo" que está de vuelta de todo y
popular" misma los principios de división que la han pro- dispuesto a todo, que se niega a ceder al sentimiento y a so-
ducido. El sentimiento oscuro de que la conformidad lin- meterse a las debilidades de la sensibilidad femenina. Y de
güística encierra una forma de reconocimiento y de sumi- hecho si puede, divulgándose, retomar la propensión de to-
sión capaz de hacer dudar de la virilidad de los hombres dos los dominados de la Tierra a hacer entrar la distinción
que se someten a ella, 13 junto con la búsqueda activa del es decir la diferencia específica en el género común, es deci;
desvío distintivo, que produce el estilo, conduce al rechazo en la universalidad de lo biológico, a través de la ironía, el
a "sobreactuar" que lleva a rechazar los aspectos más clara- sarcasmo o la parodia, la degradación sistemática de los va-
mente marcados del habla dominante, y especialmente las lores afectivos, morales o estéticos, en los que todos los ana-
pronunciaciones o las formas sintácticas más tensas, al mis- listas han reconocido "la intención" profunda del léxico
mo tiempo que lleva a una búsqueda de la expresividad, del argot, es ante todo una afirmación de aristocratismo.
fundada en la transgresión de las censuras dominantes -es- Forma disting~ida -para algunos de los propios domi-
pecialmente en materia de sexualidad-y en una voluntad nados- de la lengua "vulgar", el argot es producto de una
de distinción con respecto a las formas de expresión ordina- búsqueda de distinción, pero dominada y condenada, por
rias. 14 La transgresión de las normas oficiales, lingüísticas u ello, a producir efectos paradójicos, que no pueden enten-
derse cuando se los quiere encerrar en la alternativa entre
la resistencia y la sumisión, que condena la reflexión ordi-
12
Es lo que produce la ambigüedad de la exaltación del habla de los "más naria sobre la "lengua (o la cultura) popular". Basta con salir
hombres entre los hombres": la visión de mundo que en ella se expresa y las de la lógica de la visión mítica para percibir los efectos de
virtudes viriles de "los verdaderos duros" se prolongan con toda naturalidad
en lo que se ha dado en llamar la "derecha popular" (cfr. Z. Sternhell, La Droi-
te révolutionnaire, 1885-1914. Les originesfranraises dufascisme, París, Seuil,
1978), combinación fascistoide de racismo, nacionalismo y autoritarismo. Y uno de los efectos del racismo de clase, para el cual todos los "pobres", como
se entiende mejor la aparente extrañeza del caso de Céline. los amarillos o los negros, se parecen. La exaltación indiferenciada de lo "po-
13 pular" que caracteriza al populismo puede conducir, de este modo, a extasiar-
Todo parece indicar que, a causa de la prolongación de la escolaridad,
el personaje del "duro" se constituye hoy en la escuela y contra todas las for- se d~ confianza ante las manifestaciones que los "nativos" consideran ineptas,
mas de sumisión que esta exige. 1mbeciles o groseras o, lo que equivale a lo mismo, puede llevar a retener solo
14
La exclusión inconsciente de la posibilidad misma de una diferencia (de lo que sale de lo ordinario en lo "común" y a considerarlo representativo del
tacto, de invención, de competencia, etc.) y de una búsqueda de la diferencia es habla ordinaria.

30 31
contra-finalidad inherentes a toda posición dominada: ¿se servicio) que favorece; el origen social, rural o urbano, y en este
puede hablar de resistencia cuando la búsqueda dominada _ caso, antiguo o reciente, y por fin el origen étnico.
de la distinción lleva a los dominados a afirmar lo que los El rechazo más marcado a la sumisión y la docilidad
distingue, es decir aquello mismo en nombre de lo cual son que implica la adopción de maneras legítimas de hablar se
dominados y se los constituye como vulgares, según una encuentra entre los hombres, evidentemente, y sobre todo
lógica análoga a la que lleva a los grupos estigmatizados a entre los más jóvenes y los menos integrados, actualmente
reivindicar el estigma como principio de su identidad; Y y sobre todo potencialmente, al orden económico y social,
cuando, a la inversa, hacen lo necesario para perder lo que como los adolescentes que provienen de familias inmigran-
los marca como vulgares y apropiarse de lo que les permi- tes. La moral de la fuerza que se consuma en el culto de la
tiría asimilarse ¿hay que hablar de sumisión? violencia y los juegos cuasi suicidas -motos, alcohol, drogas
duras- en los que se afirma la relación con el porvenir de
Para evitar los efectos del modo de pensamiento dualis- aquellos que nada tienen para esperar del porvenir, no más
ta que lleva a oponer una lengua "patrón", medida de toda que una de las maneras de hacer de necesidad virtud. La in-
lengua, y una lengua "popular", es necesario volver almo- clinación ostensible por el realismo y el cinismo, el rechazo
delo de toda producción lingüística para redescubrir en él del sentimiento y la sensibilidad, equiparados a una sensi-
el principio de la extrema diversidad de las hablas que re- blería femenina o afeminada, esa suerte de deber de dureza
sulta de la diversidad de las combinaciones posibles entre para consigo mismo como para con los demás, que lleva a
las diferentes clases de habitus lingüísticos y de mercados. las audacias desesperadas del aristocratismo de paria, cons-
Entre los factores determinantes del habitus que parecen tituyen modos de definirse en un mundo sin salida, domi-
pertinentes desde el punto de vista, por un lado, de la pro- nado por la miseria y la ley de la selva, la discriminación y
pensión a reconocer (en su doble acepción) las censuras cons- la violencia, en el cual la moralidad o la sensibilidad no
titutivas de los mercados dominantes o a gozar de las liber- tienen provecho alguno.15 La moral que convierte a la
tades obligadas que procuran algunos de los mercados transgresión en deber exige una resistencia ostensible a las
francos y, por otra parte, de satisfacer las exigencias de unos normas oficiales, lingüísticas u otras, que solo pueden sos-
o de otros, podemos entonces retener: el sexo, factor de rela- tenerse de manera permanente al precio de una tensión
ciones muy diferentes con los diferentes mercados posibles, extraordinaria y, sobre todo para los adolescentes, con el
y en particular con el mercado dominante; la generación,
es decir el modo de generación, familiar y sobre todo es-
15
Los jóvenes "duros" procedentes de familias inmigrantes representan
colar, de la competencia lingüística; la posición social, carac-
sin duda un límite, en la medida en que llevan hasta el rechazo total de la so-
terizada en particular desde el punto de vista de la compo- ciedad "francesa", simbolizada por la escuela y también por el racismo coti-
sición social del medio de trabajo y de los intercambios diano, la cólera de los adolescentes salidos de las familias más carenciadas
socialmente homogéneos (con dominados) o heterogéneos económica y culturalmente, que se origina en las dificultades, decepciones o
fracasos escolares.
(con dominantes, en el caso, por ejemplo, del personal de

32 33
refuerzo constante del grupo. Como el realismo popular, Hay que guardarse de ignorar, sin embargo, las trans-
que supone produce el ajuste de las expectativas a las posi- formaciones profundas que experimentan, en su función y
bilidades, constituye un mecanismo de defensa y de super- en su significación, las palabras o las locuciones retomadas
vivencia: quienes se ven obligados a colocarse fuera de la ley cuando pasan a la lengua ordinaria de los intercambios co-
para obtener satisfacciones que otros obtienen dentro de los tidianos: así es como algunos de los productos más típicos del
límites de la ley están lejos de desconocer el costo de la re- cinismo aristocrático de los "duros" pueden, en su empleo
vuelta. Como lo ha visto acertadamente Paul E. Willis, las común, funcionar como una suerte de convenciones neutra-
poses y posturas de bravata (frente a la autoridad y sobre lizadas y neutralizantes que les permiten a los hombres de-
todo a la policía, por ejemplo) pueden coexistir con un pro- cir, dentro de los límites de un pudor muy estricto, el afecto,
fundo conformismo con respecto a todo lo que implique je- el amor, la amistad, o nombrar simplemente a los seres
rarquías, y no solamente entre los sexos. Y la dureza osten- amados, los padres, el hijo, la esposa (el empleo, en mayor
tatoria que impone el respeto de los hombres no excluye en o menor medida irónico, de términos de referencia como
modo alguno la nostalgia de la solidaridad, o incluso del "la patrona", la "reina madre" o la "jefa" permiten escapar,
afecto que, a la vez colmado y reprimido por los intercam- por ejemplo, a giros tales como "mi mujer" o el uso del
bios altamente censurados de la banda, se expresa o se des- nombre, que se perciben como excesivamente familiares). 18
cubre en los momentos de abandono. 16 El argot, y en esto En el extremo opuesto dentro de la jerarquía de las dis-
reside, junto con el efecto de imposición simbólica, una de posiciones con respecto a la lengua legítima, se encuentran
las razones de su difusión mucho más allá de los límites del indudablemente las más jóvenes y las más escolarizadas de
"medio" delictivo propiamente dicho, constituye una de las las mujeres que, aunque vinculadas por el oficio o el matri-
expresiones ejemplares y, si cabe, ideales -con la cual tendrá monio al universo de los agentes poco dotados de capital
que contar, incluso arreglárselas, la expresión política pro- económico y cultural, tienen sin duda una sensibilidad ante
piamente dicha- de la visión, fundamentalmente edificada las exigencias del mercado dominante y una capacidad para
contra la "debilidad" y la "sumisión" femeninas (o afemi-
nadas), que los hombres más desprovistos de capital econó-
mico y cultural tienen de su identidad viril y de un mundo
para el análisis componencial de los términos de parentesco) y a dar un nom-
social enteramente colocado bajo el signo de la dureza.17
bre a las clases así producidas, enviaba con un gesto de la mano al paquete de
las clases superiores -cuyo paradigma era, para él, el presentador de televi-
sión- diciendo: "Todos maricas".
16 18
P. E. Willis, Profane Culture, Londres, Routledge y Kegan Paul, 1978, De manera más general, por el hecho de que la evocación más o menos
especialmente pp. 48-50. brutal de cuestiones sexuales y la proyección aplastante de lo sentimental so-
17
A modo de manifestación ejemplar de este principio de clasificación y bre el plano de lo fisiológico tienen a menudo el valor de eufemismos por hipér-
de la amplitud de su campo de aplicación, baste con mencionar a aquel alba- bole o antifraszs, que inversamente a lo que sucede con la Jicote, dicen más para
ñil (antiguo minero) que, tras haber sido invitado a clasificar nombres de pro- decir menos, este léxico cambia completamente de sentido cuando cambia de
fesiones (en un test concebido a partir del modelo de las técnicas empleadas mercado, con la transcripción novelesca o la recolección lexicológica.

34 35
responder a ellas que las emparenta con la pequeña burgue- han contribuido indudablemente a crear las condiciones
sía. En cuanto al efecto de la generación, se confunde esen- más favorables para el desarrollo de una "cultura de la de-
cialmente con el efecto de los cambios del modo de genera- lincuencia" que se expresa, entre otras manifestaciones, a
ción, es decir del acceso al sistema escolar, que representa través de un habla que rompe con las normas de la lengua
sin duda alguna el más importante de los factores de dife- legítima. Nadie puede ignorar por completo la ley lingüís-
renciación entre las edades. No está comprobado, sin em- tica o cultural, y cada vez que se encuentran en un inter-
bargo, que la acción escolar ejerza el efecto de homogenei- cambio con los detentares de la competencia legítima y so-
zación de las competencias lingüísticas que se atribuye a sí bre todo cuando se encuentran situados en una situación
misma y que uno podría estar tentado de atribuirle. En pri- oficial, los dominados se ven condenados a un reconoci-
mer lugar, porque las normas escolares de expresión, cuan- miento práctico, corporal, de las leyes de formación de los
do son aceptadas, pueden permanecer circunscritas, en su precios más desfavorables a sus producciones lingüísticas,
aplicación, a las producciones escolares, orales y sobre todo que los obliga a realizar un esfuerzo más o menos desespe-
escritas; y en segundo lugar, porque la escuela tiende a dis- rado por corregirse o los conduce al silencio. Es cierto, sin
tribuir a los alumnos en clases tan homogéneas como re- embargo, que se pueden clasificar los mercados a los cuales
sulte posible desde el punto de vista de los criterios esco- se enfrentan según su grado de autonomía, desde los más
lares y, correlativamente, de los criterios sociales, de modo completamente sometidos a las normas dominantes (como
que el grupo de pares tiende a ejercer efectos que, a medi- los que se instauran en las relaciones con la justicia, la me-
da que se desciende en la jerarquía social de los estableci- dicina o la escuela) hasta los más completamente eximidos
mientos y las secciones, y por consiguiente en los orígenes de esas leyes (como los que se constituyen en las prisiones
sociales, se oponen con fuerza cada vez mayor a los que la o en las bandas de jóvenes). La afirmación de una contrale-
acción pedagógica es capaz de producir; y por último, por- gitimidad lingüística y, al mismo tiempo, la producción de
que, paradójicamente, al crear grupos durables y homo- discurso fundada en la ignorancia más o menos deliberada
géneos de adolescentes en ruptura con el sistema escolar de las convenciones y las reglas de urbanidad característi-
y, a través de él, con el orden social, ubicados además en cas de los mercados dominantes solo son posibles dentro de
situación de cuasi inactividad y de irresponsabilidad los límites de los mercados francos, regidos por leyes de for-
prolongada, 19 las secciones de relegación a las que están mación de precios que les son propias, es decir dentro de
destinados los hijos de las clases más carenciadas - y espe- espacios propios a las clases dominadas, refugios o reparos
cialmente los hijos de inmigrantes, sobre todo magrebíes- de los excluidos de los que los dominantes están excluidos
de hecho, al menos simbólicamente, y para los detentores
autorizados de la competencia social y lingüística que se
reconoce en esos mercados. En tanto y en cuanto transgre-
19 Hasta ahora, solo se encontraba un equivalente de esta situación du-
sión real de los principios fundamentales de la legitimidad
rante el servicio militar, que era sin duda uno de los principales lugares de
producción y de inculcación de formas de hablar propias del argot. cultural, el argot del "medio" delictivo constituye una

37
36
afirmación consecuente de una identidad social y cultural permite esbozar el programa de una observación metódica y
no solo diferente sino opuesta, y la cosmovisión que en ella constituir como tales los casos más significativos, entre
se expresa representa el límite hacia el cual tienden ~os miem- los cuales se sitúan todas las producciones lingüísticas de los
bros (masculinos) de las clases dominadas en los intercam- locutores más desprovistos de capital lingüístico: es decir,
bios lingüísticos internos a la clase y, más precisamente,_ en en primer lugar, las formas de discurso ofrecidas por los
los más controlados y persistentes de dichos intercambios, más virtuosos en los mercados francos más tensos - es decir,
como los del café o el bar, que están totalmente dominados públicos-, y especialmente el argot; en segundo lugar, las
por los valores de fuerza y virilidad, uno de ~~s pocos prin- expresiones producidas para los mercados dominantes, o
cipios eficaces de resistencia, junto con la pohtica, contra las para las situaciones oficiales, que pueden cobrar la forma de
maneras dominantes de hablar y de actuar. la palabra intimidada o desestructlirada por la intimida-
Los propios mercados internos se distinguen a partir ~e ción, o del silencio, única forma de expresión que les queda,
la tensión que los caracteriza y, al mismo tiempo, a partir con frecuencia, a los dominados; y finalmente, los discursos
del grado de censura que imponen. Y puede ~ormularse la producidos por los intercambios familiares y privados, por
hipótesis de que la frecuencia de las formas mas r~~uscadas ejemplo, entre mujeres. Estas dos últimas categorías de dis-
(del argot) decrece a medida que decrecen la tension de l~s curso siempre son excluidas por aquellos que, caracteri-
mercados y la competencia lingüística de los locutores: mi- zando exclusivamente las producciones lingüísticas a partir
nima en los intercambios privados y familiares (entre los de las características de los locutores, deberían lógicamente
que figuran en primer lugar los i~tercambi~,s en el seno de hacerlas entrar dentro del "lenguaje popular".
la familia), donde la independencia en relac10n con las nor- El efecto de censura que ejerce todo mercado relativa-
mas del habla legítima se marca sobre todo por la libertad mente tenso se observa en el hecho de que las palabras que
más O menos íntegra de ignorar las convenciones y las reglas se intercambian en los lugares públicos reservados de he-
de urbanidad del habla dominante, alcanza sin duda su grado cho (al menos durante ciertas horas) a los hombres adultos
máximo en los intercambios públicos (casi exclusivamente de las clases populares, como ciertos cafés, están fuertemen-
masculinos), que imponen una verdadera búsqueda ~stilís- te ritualizadas y sometidas a reglas estrictas: no se va al café
tica, como las justas verbales y las escaladas ostentatonas de solamente para tomar, sino también para participar activa-
ciertas conversaciones de café. mente en un entretenimiento colectivo capaz de procurar
a los participantes una sensación de libertad en relación con
A pesar de la enorme simplificación que sup~ne, este las necesidades ordinarias, de producir un clima de euforia
modelo permite ver la extrema diversidad de los discurs~s social y gratuidad económica a la cual el consumo de alcohol
que se engendran prácticamente en la relación entre las di- no puede más que contribuir, evidentemente. Se va al café
ferentes competencias lingüísticas que corresponden a las para reír y hacer reír y cada quien, en función de sus po-
diferentes combinaciones de las características ligadas a los sibilidades, tiene que poner en común en el intercambio
productores y las diferentes clases de mercado. Pero además sus ocurrencias y sus bromas o, por lo menos, aportar su

38 39
v_ez ~epende de la calidad de la conversación, y por con-
contribución a la fiesta reforzando los éxitos de los otros
s~gmente de aquel que es el centro de la conversación y
a través de la risa o las exclamaciones de aprobación ("¡Ah,
tiene que saber denegar la relación mercantil afirmando
este fulanito de tal!"). La posesión de un talento de alma
su voluntad y su capacidad para inscribirse como un par-
de la fiesta, capaz de encarnar, al precio de un trabajo
ticipante ordinario en el circuito de los intercambios -con
consciente y constante de búsqueda y acumulación, el
la ronda que "invita la casa" o las partidas de dados que
ideal del "tipo divertido" que lleva a su realización últi-
el patrón les paga a los clientes asiduos- , y contribuir de
ma una forma aprobada de sociabilidad, es una forma
este modo a poner entre paréntesis las necesidades econó-
muy valiosa de capital. Así es como el buen patrón de bar
micas y las presiones sociales que se esperan del culto co-
encuentra en el manejo de las convenciones expresivas
lectivo de la buena vida. 21
que convienen a este mercado (bromas, cuentos, juegos de
Se entiende que el discurso que se practica en este mer-
palabras, que su posición permanente y central le permi-
cado no tenga la apariencia de la libertad total y la natu-
te adquirir y exhibir), y también en su especial conoci-
ralidad absoluta más que para los que ignoran sus reglas
miento tanto de las reglas de juego como de las particula-
y principios: de este modo la elocuencia, que la percepción
ridades de cada uno de los jugadores (nombres, apodos,
extranjera percibe como una suerte de verba desenfrena-
manías, problemas, especialidades y talentos de los que
d~, n~ es ni más ni menos libre en su estilo que las impro-
puede sacar provecho), los recursos necesarios para susci-
v1sac10nes de la elocuencia académica: no desconoce ni la
tar, mantener y también contener, a través de incitacio-
búsqueda de producir un efecto, ni la atención al público
nes , envites o discretos llamados de atención, los inter-
y a sus reacciones, ni las estrategias retóricas destinadas a
cambios capaces de producir el clima de efervescencia
captar su benevolencia o su complacencia; se apoya en es-
social que sus clientes vienen a buscar y que ellos mismos
quemas de invención y de expresión probados pero capaces
tienen que aportar: 20 la calidad de la conversación pro-
de producir la impresión, entre quienes no los poseen, de
puesta depende de la calidad de los participantes, que a su
asistir a manifestaciones fulgurantes de fineza de análisis
o de lucidez psicológica y política. Por la enorme redun-
dancia que su retórica tolera, por el lugar que le da a la re-
20 El pequeño comerciante y, sobre codo, el patrón de bar, particular- petición de formas y de fórmulas rituales, que constituyen
mente cuando posee las virtudes de sociabilidad que forman parte de los re-
quisitos profesionales, no son objeto de ninguna forma de hostilidad estatu-
taria de parte de los obreros (contrariamente a lo que tienden a suponer los 21
Habría que verificar si, más allá de los patrones de café, esos comer-
intelectuales y los miembros de la pequeña burguesía con capital cultural
ciantes de la charlatanería y la labia que son los vendedores ambulantes y
que están separados de él por una verdadera barrera cultural). Frecuentemen-
vendedores de ferias y mercados, pero también los carniceros y, aunque con
te goza de una cierta autoridad simbólica, que puede ejercerse incluso en el
otro estilo que corresponde a estructuras de interacción diferentes, los pelu-
plano político, aunque el tema sea tácitamente tabú en las conversaciones de
queros, no contribuyen más que los obreros, simples productores ocasionales,
café, en razón de la seguridad y la soltura que debe, entre otras cosas, a su
a la producción de los hallazgos.
holgura económica.

41
40
manifestaciones obligadas de una "buena educación", por la idea misma de búsqueda y de efecto está prácticamente
el recurso sistemático a las imágenes concretas del mundo ausente, de modo que el discurso que allí circula difiere for-
conocido, por la obstinación obsesiva que pone en reafir- malmente, como hemos visto, del de los intercambios pú-
mar, hasta en la renovación formal, los valores fundamen- blicos del café: se define en relación al discurso legítimo a
tales del grupo, este discurso expresa y refuerza una visión través de la lógica de la privación, más que de la del recha-
del mundo profundamente estable y rígida; en este sistema zo. En cuanto a los mercados dominantes, públicos y ofi-
de evidencias, incansablemente reafirmadas y colectiva- ciales o privados, plantean problemas tan difíciles a los más
mente garantizadas, que asigna una esencia a cada das~ ,de desprovistos económica y culturalmente que, si nos atuvié-
agentes, y por consiguiente un lugar y un rango tamb1en, ramos a una definición de habla basada en las característi-
la representación de la división del trabajo entre los s.e~~s cas sociales de los locutores que adoptan implícitamente los
ocupa un lugar central, tal vez porque el culto de la v1nlt- fundamentos del "lenguaje popular", habría que decir que
dad, es decir de la rudeza, la fuerza física y la grosería brus- la forma más frecuente de este lenguaje es el silencio. De
ca, instituida como rechazo electivo del refinamiento afe- hecho, es según la lógica de la división del trabajo entre los
minado, es una de las maneras más eficaces de luchar sexos como se resuelve aún la contradicción que resulta de
contra la inferioridad cultural en la cual se encuentran to- la necesidad de enfrentar los mercados dominantes sin re-
dos aquellos que se sienten desprovistos de capital cultural, signar la búsqueda de corrección. Porque está admitido (y
aunque puedan ser ricos en capital económico, como los en primer lugar por las mujeres, aunque puedan fingir de-
. 22
comerciantes, o no. plorarlo) que el hombre se define por el derecho y el deber
En el extremo opuesto en la clase de los mercados fran- de coherencia consigo mismo, que es constitutivo de su
cos, el mercado de los intercambios entre familiares, y es- identidad ("es como es") y que puede mantenerse en un si-
pecialmente entre mujeres, se distingue por el hecho de que lencio capaz de permitirle salvaguardar su dignidad viril.
Con frecuencia le toca a la mujer, socialmente definida
como flexible y sumisa por naturaleza, hacer el esfuerzo
22 Esta representación asigna a lo masculino una naturaleza social -la del necesario para enfrentar las situaciones delicadas, recibir
hombre "duro frente a la desgracia" y a la "pena", avaro de confidencias Y que al médico, describirle los síntomas y conversar con él sobre
rechaza los sentimientos y sensiblerías, sólido y entero, "de una sola pieza",
el tratamiento, hacer trámites con la maestra o la seguridad
franco y fiable, "con el que se puede contar", etc.- que la dureza de las condi-
ciones de existencia le impondría, en todo caso, pero que siente el deber de social, etc. 23 Lo que da como resultado que las "faltas" que
elegir, porque se define por oposición a la "naturaleza" fe~enina, débil, s~ave, se originan en una búsqueda infructuosa de la corrección
dócil, sumisa, frágil, cambiante, sensible, sensual (y a la contranatura afe-
minada). Este principio de división no solo actúa dentro de su campo de apli-
cación específico, es decir en el ámbito de las relaciones entre los sexos, smo
23
de manera muy general, al imponer a los hombres una visión estricta, rígida, Evidentemente, estas conductas están sujetas a variaciones en función
en una palabra, esencialista, de su identidad y, más generalmente, de las otras del nivel de instrucción de la mujer y sobre todo, tal vez, en función de la dis-
identidades sociales y, de este modo, de todo el orden social. tancia entre los niveles de formación de los esposos.

42 43
o un deseo de distinción mal orientado y que, como todas ansiosa y la tentación de permitirse familiaridades y degra-
las palabras deformadas, especialmente médicas, son des- dar a los dominantes elevándose hasta ellos, representa sin
piadadamente identificadas por los pequeño burgueses -y duda la verdad y el límite que los hombres más desprovis-
por las gramáticas de la "lengua popular" - , son cometidas tos de capital lingüístico, y condenados a la alternativa en-
a menudo por mujeres (esto puede conducir a que "sus" tre la grosería y el servilismo, mantienen con el modo de
hombres se burlen de ellas, lo que constituye una manera expresión dominante. 25 Paradójicamente, solo en las oca-
de remitir una vez más a las mujeres a su "naturaleza" de siones en las que la solemnidad justifica para ellos el situar-
se, sin sentirse ridículos o serviles, en el registro más noble
embrollonas y complicadas). 24
Aun en este caso, de hecho, las manifestaciones de doci- -para manifestar amor, por ejemplo, o simpatía ante el due-
lidad nunca están desprovistas de ambivalencia y siempre lo-, pueden adoptar el lenguaje más convencional, pero que
amenazan con convertirse en agresividad ante el más mí- es al mismo tiempo el único conveniente desde su punto de
nimo desaire, ante el menor signo de ironía o de distancia, vista para hablar de cosas graves; es decir, en el preciso caso
que las convierte en homenajes obligados de la dependencia en el que las normas dominantes exigen que se abandonen
estatutaria: el que adopta demasiado ostensiblemente el len- las convenciones y las fórmulas de cortesía para manifestar la
guaje y las maneras apropiadas al entrar en una relación fuerza y la sinceridad de los sentimientos.
social demasiado desigual se expone a quedar obligado a
pensar y vivir la reverencia electiva como sumisión obli- Se m~estra así que las producciones lingüísticas y cul-
gada o servilismo interesado. La imagen del sirviente, que turales de los dominados varían profundamente según su
debe una conformidad manifiesta a las normas dominan- inclinación y su aptitud para aprovechar las libertades re-
tes del decoro verbal y la etiqueta, acecha en todas las rela- guladas que ofrecen los mercados francos o para aceptar
ciones entre dominados y dominantes, y especialmente los las exigencias que imponen los mercados dominantes. Lo
intercambios de servicios, como lo muestran los problemas que explica que, en la realidad polimorfa que se obti~ne
cuasi insolubles que plantea la "remuneración". Por eso, la
ambivalencia frente a los dominantes y a su estilo de vida, 25
La intención de infligir una mancha simbólica (a través de la injuria,
tan frecuente entre los hombres que ejercen funciones de el chisme o la provocación erótica, por ejemplo) a quien se percibe como
servicio, que oscilan entre la inclinación a la conformidad inaccesible, encierra la más terrible confesión de reconocimiento de la supe-
rioridad. Así, como lo muestra Jean Starobinski, "lejos de colmar la distancia
entre los rangos sociales, las habladurías groseras, la mantienen y agravan;
aparentando irreverencia y libertad, abundan en la idea de la degradación,
constituyen la autoconfirmación de la inferioridad". Se trata de habladurías
Puede verse que, siguiendo esta lógica, las mujeres siempre están equi-
24
de los criados sobre Mademoiselle de Breil-cfr. J.-J. Rousseau, Confesszóns, 111,
vocadas [sont dans leur tort], es decir en su naturaleza (torcida) [tordue]. Los
en CEuvres completes, París, Gallimard, "Bibliotheque de la Pléiade", 1959, pp.
ejemplos pueden multiplicarse al infinito: cuando se le pide a una mujer que
94-96- tal como los analiza Jean Starobinski en La Relation critique, París, Ga-
haga un trámite, si lo consigue, es porque era fácil, si no lo consigue, es porque
llimard, 1970, pp. 98-154.
no supo arreglárselas.

45
44
considerando todas las hablas producidas para todos los
mercados por todas las categorías de productores, cada uno
"NOSOTROS, EL PUEBLO"
de los que piensan tener el derecho o el deber de hablar del
APUNTES SOBRE LA LIBERTAD DE REUNIÓN
"pueblo" puede encontrar un soporte objetivo para sus in-
tereses o sus fantasmas. Judith Butler

"¿Dijo usted 'popular'?", en Actes de la recherche en


sáences sociales, nº 46, marzo de 1983, pp. 98 -105; retoma-
do en Lenguaje y poder simbólico, París, Seuil, 2001. Agrade-
cemos a Jéróme Bourdieu por la autorización acordada para
retomar este texto.
Existen muchos ejemplos de personas que se agrupan, crean
un modo de hablar como colectivo y demandan un cambio
político o la disolución del gobierno. La Plaza Tahir se ha
convertido en el emblema de esta reunión de cuerpos en la
calle que primero exigió la disolución del régimen de
Mubarak y que luego continuó, en diferentes configuracio-
nes, hasta salir a la calle en masse a protestar contra dife-
rentes medidas políticas del régimen de transición, contra
el nombramiento de funcionarios involucrados en casos
de tortura durante el régimen anterior, a oponerse al ritmo
acelerado en que se dictó una nueva constitución y a pro-
testar, más recientemente, contra la disolución de la corte
judicial por decreto unilateral del Presidente. ¿~é clase
de "nosotros" es este que se reúne en la calle y que se afir-
ma a sí mismo a veces por medio del discurso, de actos o
de gestos, pero más a menudo al reunirse en el espacio pú-
blico como aglutinamiento de cuerpos visibles, audibles,
tangibles, expuestos, obstinados e interdependientes? Aun-
que a menudo pensamos que el acto de habla por el cual
"nosotros, el pueblo" consolida su soberanía popular surge
de dicha reunión, tal vez resulte más apropiado decir que

47
46
la asamblea ya está hablando y realizando la soberanía po- internacionales, incluidas las leyes de derechos humanos.
pular. El "nosotros" pronunciado en el lenguaje ya se en- De hecho, la libertad de reunión bien puede ser una pre-
cuentra realizado por el encuentro de cuerpos, por sus ges- condición de la política misma.
tos y movimientos, por su vocalización y sus modos de ¿Cómo pensamos entonces la libertad de reunión y la so-
actuar en común, para citar a Hannah Arendt. beranía popular? Aunque se supone que los funcionarios
El derecho a ejercer la libertad de reunión, a veces de- electos representan la soberanía popular (o, más específica-
nominado libertad de asociación, se encuentra actualmen- mente, la "voluntad popular") en virtud de haber sido elegi-
te bien documentado por el derecho internacional. 1 La Or- dos por la mayoría de los habitantes, de ello no se deduce que
ganización Internacional del Trabajo explicita que los la soberanía popular se agota en el proceso electoral o que las
derechos de reunión (o derechos de asociación) están liga- elecciones transfieran completamente la soberanía de los ha-
dos a los derechos de negociación colectiva.2 En algunos bitantes a sus representantes electos. El pueblo sigue separa-
discursos sobre los derechos humanos, se lo describe como do de sus representantes, y puede continuar protestando con-
una forma fundamental de libertad, "la libertad de reu- tra las condiciones y resultados de las elecciones tanto como
nión" que cualquier gobierno está obligado a proteger sin contra los actos de los funcionarios electos. Así, en ocasión
ningún tipo de interferencia (el uso del poder policial y ju- del voto, la "soberanía popular" se traduce en poder electo-
dicial de hacer arrestos o detenciones de manera indefinida, ral, pero la traducción nunca es completa. Una parte de la
acosar, agredir o hacer desaparecer). Pero en aquellos casos soberanía popular permanece intraducible desde el momen-
en los que el poder protector del Estado resulta impugnado to en que puede derribar un régimen tanto como elegirlo.
por dicha reunión o cuando un Estado específico ha viola- En tanto la soberanía popular legitima formas de poder par-
do los derechos a reunión de modo tal que su población ya lamentarias, retiene también el poder de deslegitimarlas. Si
no puede congregarse libremente sin la amenaza de inter- las formas de poder parlamentarias requieren de la sobera-
ferencias estatales, estos derechos dejan de gozar de protec- nía popular, seguramente también le temen, porque hay
ción. De modo que la libertad de reunión es algo distinto algo en la soberanía popular que se opone y excede cualquier
que un derecho específico protegido por leyes nacionales o forma parlamentaria instituida por ella. Hasta un régimen
electoral puede ser interrumpido o desbordado por esa mul-
titud de personas que hablan "en nombre del pueblo", rea-
lizando ese "nosotros" que, bajo las condiciones de un Esta-
1 Naciones Unidas, "Declaración Universal de los Derechos Humanos"
(1948) (artículos 20 y 23 ). do democrático, es en última instancia lo que retiene el
2 La Organización Internacional del Trabajo deja bien claro que el dere- poder de legitimación. En otras palabras, las condiciones
cho de libertad de asociación pacífica es central para la negociación colectiva de un Estado democrático dependen finalmente de un ejer-
y la participación y afiliación a organizaciones internacionales del trabajo.
Ver Tajman y Curtís, Freedom ofAssociation: A User's Guide, Standards, Princi-
cicio de la soberanía popular que ningún orden democrá-
pies, and Procedures of the lnternational Labour Organization, Génova, lnterna- tico logra contener del todo. Podría ser pensada como un
tional Labour Information, 2000, p. 6. poder extraparlamentario sin el cual ningún parlamento

48 49
puede funcionar, al mismo tiempo que representa una ame- Parecería entonces que "nosotros, el pueblo" es antes
naza de disfunción o incluso disolución de todo parlamen- que nada un acto de habla auto-designante y auto-constitu-
to. Podríamos llamarla una energía "anarquista" o un prin- yente. Alguien dice "nosotros" junto con otro, o algún gru-
cipio de revolución permanente en el interior de un orden po lo dice al unísono, y cuando lo dicen, buscan constituir-
democrático. En cualquier caso, depende de un conjunto de se en ese momento como "pueblo". Así, considerado como
cuerpos aglutinados y aglutinantes, cuyas acciones los cons- acto de habla, "nosotros, el pueblo" es una enunciación que
tituyen efectivamente como "el pueblo". busca dar lugar a la pluralidad social que nombra. No des-
¡Por supuesto, nunca llega a ocurrir que la totalidad de cribe esta pluralidad, sino que produce la pluralidad social
las personas posibles para ser representadas por "el pueblo" que enuncia. Parecería entonces que en la expresión "noso-
aparezcan todas juntas a reclamar que son el pueblo! Así tros, el pueblo" está funcionando una forma lingüística de
que "nosotros, el pueblo", como sabemos, tiene siempre un auto-génesis; parecería ser más bien un acto mágico o, por
afuera constitutivo. No queda duda de que el "nosotros" no lo menos, un acto que nos obliga a creer en la naturaleza
representa a la totalidad del pueblo de manera equitativa y mágica del performativo. 3 Por supuesto, "nosotros, el pue-
completa; no puede hacerlo, por más inclusivo que quiera blo" es el comienzo de una larga declaración de necesidades
ser. De hecho, aquellos que se agrupan bajo el "nosotros" y deseos, o de planes y demandas políticas. Es un preámbu-
que se identifica con "el pueblo" no están representando al lo que prepara el camino para una serie específica de aser-
pueblo, pero proveen la base de legitimación de aquellos ciones. Es una frase que nos deja listos para un reclamo po-
que van a representar al pueblo a través de elecciones. Las lítico sustancial, y aun así, en este volumen, se nos pide
personas que constituyen el "nosotros" hacen algo más que detenernos un momento en esta forma de comenzar la frase
representarse a sí mismas: se constituyen como pueblo, y y preguntar si se ha realizado o si se está realizando un re-
este acto de auto-creación o auto-constitución no equivale clamo político. Tal vez resulta imposible que todas las per-
a ningún tipo de representación. Algo no representativo y sonas capaces de decir "nosotros, el pueblo" al mismo tiem-
casi tautológico se vuelve entonces la base de las formas de po pronuncien la frase al unísono. Y s-i de cualquier manera
gobierno democrático. La soberanía popular consiste ento- un grupo reunido llegara a gritar "nosotros, el pueblo", como
nes en un modo de instituir un pueblo por medio de un ocurre a veces en una manifestación del movimiento Occu-
acto de auto-designación. Este acto de auto-designación y py, es apenas por un instante, en el cual una simple persona
auto-constitución produce una reunión que se articula habla al mismo tiempo que otra produciendo cierta sonori-
como "el pueblo". La soberanía popular es entonces una dad plural inintencionada que resulta de esa acción plural
forma de auto-producción reflexiva separada del régimen concertada, de ese acto de habla pronunciado en común.
representativo que legitima, y este trabajo de legitimación
no es posible a menos que sea independiente de cualquier
régimen particular. ¿En qué sentido la soberanía popular 3
Ver J. Butler, "Performativicy's Social Magic", en Richard Shusterman
es entonces un ejercicio performativo? (ed.), Bourdzéu: A Critica! Reader, Londres, Basil Blackwell, 1999.

50 51
Pero admitamos que tales momentos de hablar literal- que sugiere una manifestación fascista o una marcha militar.
mente al unísono, de manera simultánea y plural, y de "Nosotros, el pueblo" no presupone o produce una unidad,
nombrarnos como "el pueblo", ocurren raras veces. Des- sino que encuentra e instituye una serie de debates sobre
pués de todo, en los Estados Unidos, la declaración de "no- quiénes son el pueblo y qué es lo que quieren.
sotros, el pueblo" es una cita, y la frase nunca está comple- Me imagino que no queremos personas hablando exac-
tamente libre de su citabilidad. La Declaración de la tamente igual cuando se afirma la soberanía popular, o in-
Independencia comienza con esa frase, que autoriza a los cluso "diciendo" las mismas palabras. (¿~é lenguaje debería
escritores a hablar en nombre del pueblo en general. Es una usarse para la idea de una expresión concertada plural? ¿~é
frase que establece una autoridad política al mismo tiempo forma de hegemonía instituiría?). Y aun así, "nosotros, el
que declara una forma de soberanía popular que no está li- pueblo" es una frase que tomamos como emblemática de un
gada a ninguna autoridad política. La soberanía popular tipo de soberanía popular que asume que las personas pue-
puede concederse (como asentimiento) y retirarse (como di- den y deben actuar unidas para nombrarse y asociarse en una
senso o en una revolución), lo que significa que todo régi- forma política plural. Esto no significa que estén de acuerdo
men depende de que le sea otorgada si espera que su legiti- entre sí, sino solo que comprenden que el proceso de auto-
midad esté basada en otra cosa que en la coerción. producción es un proceso colectivo o compartido. Cuando
Sin embargo, el acto de habla, por más que sea puntual, alguien intenta postular "nosotros, el pueblo", tratamos de
se encuentra inserto en una cadena de citas, lo que significa ver quién lo dice, si tiene el derecho de decirlo o, si al decir-
que las condiciones temporales en las que se produce el acto lo, el acto de habla resulta feliz, juntando a las personas en el
de habla preceden y exceden la circunstancia puntual de su acto de enunciarlo. La frase no nos dice quién es el pueblo,
enunciación. Y sin embargo existe otra razón por la que el pero marca la forma de auto-constitución en la que comien-
acto de habla, aunque ilocucionario, no está completamen- za a d~rse el debate sobre quiénes son y quiénes deberían ser.
te fijado al momento de su enunciación: la pluralidad de- Así, si seguimos a J.L. Austin, "nosotros, el pueblo" se-
signada y producida por el enunciado no puede reunir a ría considerado un acto de habla ilocucionario que consti-
todos en el mismo lugar para hablar al mismo tiempo, de tuye su objeto (en sí) en el momento de su enunciación; 4 y
modo tal que es un fenómeno que se extiende tanto en el además, en tanto citacional, yo sugeriría que se constituye
espacio como en el tiempo. El lugar y el momento en el que de hecho una y otra vez, siempre de manera parcial, a tra-
la soberanía popular -el poder de auto-legislarse del pue- vés de una secuencia o una serie de enunciaciones perfor-
blo- es "declarada" o, más bien, "se declara", no es exacta- mativas que no siempre resultan ser una forma simultánea
mente un instante, sino más bien una serie de actos de ha-
bla o, más bien, de realizaciones performativas. Podemos
postular la escena de una asamblea pública en la que todos
~ J.L. Austin, How to Do Thlngs with Words, Cambridge, Harvard Univer-
hablan con una única voz, pero sería una escena abstracta sity Press, 1962, Lecture IX [Cómo hacer cosas con palabras, Buenos Aires, Paidós,
y escalofriante, invocando una especie de Gleichschaltung 1990, Conferencia IX].

52 53
y plural de auto-designación. Como quizás podamos ver, que (b) necesariamente incluye la performance de los cuer-
"nosotros, el pueblo" es entonces una frase que realiza una pos. En primer lugar, propongo tratar de entender la idea
crítica implícita de los poderes mágicos del acto enunciati- de soberanía popular que trata de afirmarse con "nosotros,
vo, del performativo ilocucionario. Pocas veces es enuncia- el pueblo". En la Declaración de la Independencia, como
do como tal, y aún así es enunciado a través de otros actos. ha mostrado Derrida, existe ya una especie de obstáculo que
Y si imaginamos que un grupo debe primero reunirse en tiene lugar a medida que la frase avanza. 5 Si "nosotros, el
un lugar particular, una plaza pública o algún lugar equi- pueblo" declara una serie de verdades como auto-eviden-
valente para proclamar "nosotros, el pueblo", no reconocemos tes", nos hallamos entonces en un pequeño aprieto. Una
que el acto de reunirse y de volver a reunirse está ya realtzando el declaración performativa busca producir verdades de este
trabajo de la frase; en otras palabras, reunirse es ya una rea- tipo, pero si son "auto-evidentes", resultan ser el tipo de
lización política performativa aun si es algo previo y se en- verdades que no necesitan ser producidas. O bien son per-
cuentra separado de cualquier acto de habla específico. Se formativamente inducidas o bien son auto-evidentes, pero
desprende de tal noción que los cuerpos reunidos para afir- producir algo que es auto-evidente parece paradójico.
mar su existencia plural están ya auto-designándose y ejer- Podemos decir que creamos un conjunto de verdades o po-
citando la soberanía popular, prestando o retirando su apo- demos decir que esas verdades se encuentran en alguna
yo, declarando su independencia de los regímenes cuya parte y que no las creamos. O podemos decir que el tipo
legitimidad depende de ello. El performativo se encuentra de verdades en cuestión deben ser declaradas auto-eviden-
así fuera del poder electoral al mismo tiempo que funcio- tes para que esa auto-evidencia sea reconocida. En otras
na como su legitimación. Realizados por cuerpos que se palabras, deben hacerse evidentes, lo que significa que no
reúnen en un mismo espacio y tiempo, o a través de circui- son auto-evidentes. Esta circularidad parece correr el ries-
tos que conectan diversos espacios y tiempos, los performa- go de contradicción o de tautología, pero quizás las ver-
tivos políticos no tienen que ser enunciados al unísono y ni dades se vuelven evidentes según el modo en que se las
siquiera en la misma lengua para constituirse como "un declara. En otras palabras, la performance de la verdad es
pueblo". Y cuando se reúnen, o se dispersan para luego vol- el modo de hacer evidente esa verdad, puesto que la ver-
ver a reunirse, el performativo ya no es un "acto" puntual dad en cuestión no está dada con antelación ni es estática
'
o una ocasión discreta de enunciación (aunque seguramen-
te puede a veces tomar esa forma). De este modo, nos que-
5
damos entonces con la siguiente pregunta: ¿el acto de habla Ver J. Derrida, "Declarations of Independence", New Political Science 15,
verano de 1986, pp. 3-19 ["Declaraciones de independencia", en Otobiografias.
por el cual se declara "nosotros, el pueblo" no ocurre entonces en
La enseñanza de Nietzsche y la política del nombre propio, Madrid, Amorrortu,
el lenguaje y resulta ser algo distinto que un acto singular? 2009]. Ver también M. Canovan, The People, Cambridge, Polity, 2005; E. Ba-
Propongo pensar la reunión de cuerpos como una rea- libar, We, The People ofEurope? Reflections on Transnational Citizenship, Princeton
lización performativa, y sugerir de este modo no solo que Universicy Press, 2004; J. Frank, Constituent Moments: Enacting the People in
Postrevolutionary America, Durham, Duke University Press, 2010.
(a) la soberanía popular es un ejercicio performativo, sino

54 55
sino que resulta actualizada o ejercitada a través de un tipo asamblea y una marcha, y están presupuestas por el acto
de acción plural. Si lo que está en juego al proclamar la so- de habla que enuncia "nosotros, el pueblo"; son los ele-
beranía popular es la capacidad de acción plural, entonces mentos complejos del acontecimiento de su enunciación.
no hay manera de "mostrar" esta verdad por fuera de la El cuerpo siempre ha sido parte de este acontecimien-
representación plural e invariablemente conflictiva que lla- to. Recordemos que el acto ilocucionario se caracteriza
mamos auto-constitución. como un acto que produce efectos en ocasión de su enun-
Si el sujeto plural se constituye en el curso de su acción ciación. Esto no significa que la enunciación sea su propio
performativa, entonces no está todavía constituido, lo que acontecimiento, puesto que cualquier enunciación presu-
significa que, tenga la forma que tenga antes de su ejercicio pone una convergencia específica de campos espaciales,
performativo, la forma que toma al actuar o después de ac- temporales y sensibles. De hecho, la ocasión en la cual se
tuar no es la misma. El "nosotros" realiza cierta reunión. enuncia "nosotros, el pueblo" presupone una sociabilidad
Al mismo tiempo, el "nosotros" solo se produce, aun cuan- política corporeizada y plural. Incluso cuando creíamos,
do no ha sido pronunciado, cuando los cuerpos se reúnen si es que alguna vez lo hicimos, que el acto de habla era
en una configuración de espacio y tiempo particular. puramente lingüístico, dependía de un modelo de vocali-
¿Cómo entendemos entonces este movimiento de reunión, zación que requería de la garganta y la boca, de la respira-
de condición duradera, que implica formas de dispersión ción, de un organismo físico comportándose de una deter-
ocasionales, periódicas o definitivas? No se trata de un minada manera, un campo auditivo circunscrito, una zona
acto, sino de una convergencia de acciones que difieren de proximidad, de modo tal que los cuerpos estén lo sufi-
unas de otras, una forma de sociabilidad política irreduc- cientemente cerca para escuchar, ver o sentir de otra forma
tible a la conformidad. Incluso cuando una multitud de todo lo que cada uno estaba diciendo y haciendo para in-
personas hablan todas juntas, deben estar lo suficiente- tentar hacer y decir algo juntos; hablar es un movimiento
mente cerca para escuchar la voz de los demás, para ade- en sí mismo, y "movimiento" conlleva dos sentidos bási-
cuar la propia vocalización, alcanzar un grado suficiente cos: movilidad corporal y organización política.
de ritmo y armonía y lograr así una relación auditiva y ¿Existe entonces algún acto de habla que produzca un
corporal con aquellos con quienes se está realizando una "nosotros, el pueblo" que no sea un movimiento corporal
acción significante o un acto de habla. Comenzamos a ha- y político de algún tipo? ¿Un acto de habla presupone,
blar ya y nos detenemos ya. Empezamos a movernos ya, o reúne y pone siempre en juego un cuerpo político? Por un
más o menos al mismo tiempo, aunque no como un orga- lado, si tomamos la vocalización como modelo del acto de
nismo singular. Tratamos de detenernos todos a la vez, habla, presuponemos entonces que el cuerpo es el órgano
pero algunos siguen moviéndose, y otros se mueven y se del habla, condición orgánica y vehículo del habla a la vez.
detienen a su propio ritmo. Secuencia temporal y coordi- No es que al hablar el cuerpo se transmute en puro pensa-
nación, proximidad física, rango auditivo, vocalización miento; más bien, quiere decir que es la condición orgáni-
coordinada, constituyen las dimensiones esenciales de una ca de la verbalización. Así, si el habla es conceptualizada

56 57
restrictivamente como un acto de habla vocalizado no sentido social. ¿~é otra clase de acciones e inacciones cor-
' porales, gestos, movimientos y formas de coordinación y
existe el habla sin un órgano del habla, lo que quiere decir
que no existe un acto de habla sin lo orgánico. ¿Pero qué organización que condicionan y constituyen el acto de ha-
hace la dimensión orgánica del habla con lo que se recla- bla dejan entonces de entenderse restrictivamente como vo-
ma en el habla o en nombre del habla? Si se asume que el calización? Los sonidos no son sino una forma de significar
habla refleja la conciencia y, en particular, la "intención" en común: cantar, corear, declarar, golpear un bombo o una
del hablante, entonces la intención es concebida como un cacerola, martillar la pared de una prisión o una valla di-
momento cognitivo representado por el habla; a su vez, el visoria. ¿Cómo "hablan" todos estos actos en formas que
habla es entendida como correspondencia con este con- señalan otro sentido de lo orgánico y lo político, un sentido
tenido cognitivo previo. En Le scandale du corps parlant, que pueda ser entendido como una realización performa-
Shoshana Felman deja bien claro que precisamente porque tiva de la asamblea misma?
el habla es imposible sin lo orgánico, incluso un acto de
habla que busque transmitir una intención puramente
cognitiva no puede eludir el cuerpo orgánico. La más pura La realización performativa de "nosotros, el pueblo"
de las intenciones ideales en el habla es imposible sin su ocurre antes de cualquier vocalización particular de esa fra-
condición orgánica. se. La frase se corporiza antes de ser enunciada, e incluso
Así como no hay ningún acto de habla puramente lin- cuando es enunciada, sigue estando corporizada. La frase
güístico separado de los actos corporales, no existe ningún no puede pensarse separada de su corporización. Y aunque
momento del pensamiento puramente conceptual que pue- " nosotros, e1pue 61o " sea ese acto, o esa serie de actos, por el
da escaparse d~ su condición orgánica. Y esto nos dice algo cual algún tipo de asamblea se designa y se constituye en el
sobre lo que quiere decir "nosotros, el pueblo", ya que, es- espacio y el tiempo, también es anterior a cualquier deman-
crito en un texto o pronunciado en la calle, designa una da específica de justicia o de igualdad. Así, las demandas
reunión en el mismo acto de designarse y constituirse. Ac- surgen solo después de que una asamblea se designa como
túa sobre sí mismo mientas está actuando, y según aparez- pueblo, y esa auto-constitución es anterior a cualquier afir-
ca o no en ocasión del enunciado, es un índice de esa con- mación particular hecha en nombre del pueblo. "Nosotros,
dición de pluralidad corporal. Esa condición corporal, el pueblo" es una realización performativa sin demandas,
plural y dinámica, constituye una dimensión constitutiva aunque seguramente hace surgir demandas que dependen
del acontecimiento. fundamentalmente del pueblo en su pluralidad en tanto
Y podemos agregar lo siguiente: lo "orgánico" no es más institución corporizada y performativa.
puro que la intención conceptual que busca transmitir, ya El carácter corporizado del pueblo resulta ser muy im-
que siempre se encuentra organizado de alguna manera, portante para el tipo de demanda que se formula. Cuando,
sin pertenecer a tal o cual sustancia discreta, sino a un con- por ejemplo, la riqueza se encuentra acumulada entre el 2%
junto de relaciones, gestos y movimientos que definen su de la población, y un número creciente de personas pierden

59
58
sus viviendas y sus puestos de trabajo, entonces la gente está -necesidades que, de hecho, se encuentran públi"camente realz-
claramente dividida a lo largo de líneas de clase, y el poder zadas con anterioridad a cualquier tipo de demanda política- .
económico se distribuye de una forma radicalmente inequi- Y podríamos seguramente hacer una lista de estas deman-
tativa. Cuando aquellos que se enfrentan con una perspec- das: los cuerpos necesitan alimento y vivienda, protección
tiva acelerada de precariedad salen a la calle y comienzan contra daños y violencia, libertad de movimiento, de tra-
a protestar diciendo "nosotros, el pueblo", están afirmando bajo, de acceso a servicios de salud; los cuerpos necesitan
que ellos, aquellos que están allí y hablan, se identifican la asistencia de otros cuerpos para sobrevivir. Es impor-
como "el pueblo". Están trabajando en contra del olvido. tante, por supuesto, la edad que estos cuerpo tienen, y si
La frase no implica que los que más ganan no sean "el pue- están en buenas condiciones físicas, ya que bajo cualquier
blo", ni necesariamente implica un simple sentido de in- forma de dependencia, los cuerpos req~.Iieren no solo de
clusión: "nosotros también somos el pueblo". Más bien, otra persona, sino de complejos sistemas sociales de asis-
afirma una forma de igualdad frente a la desigualdad cre- tencia humanos y técnicos.
ciente, y no simplemente por enunciar la frase, sino por En un mundo en el que la vida corporal de un número
darle cuerpo a la igualdad de cualquier manera posible, rea- cada vez mayor de personas es cada vez más precaria, los
lizando una reunión de personas sobre la base de la igual- cuerpos se juntan sobre el pavimento o sobre calles de tierra
dad. Podría decirse que están afirmando la igualdad en me- o a lo largo de muros que los separan de su tierra; esta reu-
dio de la desigualdad, lo cual resulta vano e inútil, ya que nión, que puede incluir participantes virtuales, supone un
es un acto exclusivamente simbólico, y la verdadera igual- conjunto de posiciones interconectadas de una pluralidad
dad económica continua siendo más elusiva para aquellos de cuerpos. Y de esta manera, los cuerpos pertenecen al pa-
cuyas deudas son astronómicas y las perspectivas de em- vimento, el piso, a la arquitectura y la tecnología gracias a
pleo, nulas. Y aun así, parece que la corporización de la la cual viven. Así, no podemos hablar de cuerpos sin los am-
igualdad en la práctica de reunirse, la insistencia en la in- bientes, las máquinas y los complejos sistemas de interde-
terdependencia, la base común compartida comienzan a pendencia social que constituyen sus condiciones de asisten-
introducir en el mundo una versión de la igualdad que está cia; ningún cuerpo sobrevive, y mucho menos florece, sin
desapareciendo aceleradamente en otras zonas. El punto estas condiciones. Este hecho, que es su condición de vida,
principal es no considerar al cuerpo como un mero instru- se encuentra realizado, exhibido; surge del olvido al cual el
mento para protestar políticamente, sino dejar que ese cuer- cuerpo está cada vez más relegado. Y aunque parezca impli-
po, esa pluralidad de cuerpos, se vuelva la precondición de car diversos reclamos políticos, la producción del cuerpo
toda futura protesta política. plural a plena vista y en abierto desafío de aquellas formas
De este modo, en la política callejera que hemos teni- de poder policial y económico que volverían a recluirlo,
do en estos últimos años, en el movimiento Occupy, en la sienta las condiciones básicas de cualquier reclamo político
plaza Tahir, en la Puerta del Sol, las necesidades básicas ulterior. Si llegáramos a enumerar todas las necesidades del
del cuerpo ocupan el centro de las movilizaciones políticas cuerpo, ¿lucharíamos solo para que esas necesidades sean

60 61
satisfechas? ¿O luchamos también por cuerpos que crezcan que son tanto humanos como no humanos. Así, en cierta
sanos y fuertes y por vidas más vivi bles? medida, sigo a mi colega Donna Haraway cuando piensa en
Tal vez sea posible distinguir entre la condición de la las complejas relacionalidades que constituyen la vida cor-
política y sus diferentes demandas. Arendt señala que para poral, y sugerir que no necesitamos más formas ideales de
que pueda haber política debe existir un "espacio de apari- lo humano, sino más bien formas más complejas de enten-
ción" para los actores. Pero lo que no imagina es que sería der esa serie de relaciones e interdependencias corporales
un espacio de aparición para las necesidades perdurables sin las cuales no podríamos existir. 7
del cuerpo mismo. El cuerpo que aparece no actúa exclusi- El cuerpo no es solo una entidad discreta con límites fi-
vamente en términos verbales, sino que exhibe lo que se jos, sino una serie de relaciones con la comida, la vivienda,
necesita para sobrevivir, trabajar y vivir. En las recientes la sexualidad, la apariencia, la movilidad, la audibilidad y
asambleas públicas de aquellos que se llaman a sí mismos la visualidad. Y esto está incorporado o desincorporado de
"el pueblo", la atención estaba dirigida a las necesidades un conjunto de relaciones sociales y formas institucionales
básicas de la supervivencia corporal, puesto que sobrevivir que determinan en parte si una vida corporal va a persistir.
es seguramente una precondición de todos los demás recla- Un cuerpo no existe sin otro, y la "díada" que implica el
mos que hacemos. Sobrevivir es una precondición de lapo- marco del yo y el Otro no puede hacerle justicia a la plura-
lítica, no su fin. Sobrevivimos precisamente para vivir, y la lidad de cuerpos que constituyen el pueblo. ¿Cómo enten-
vida, en tanto requiere sobrevivir, debe ser algo más que demos, finalmente, este pueblo corporeizado cuya vulne-
sobrevivir para que sea digna de ser vivida. 6 Así, una de- rabilidad y agencia está condicionada por su medio
manda que se desprende de esta condición básica es preci- ambiente, tecnología, sociabilidad y acceso al poder?
samente por una vida digna de ser vivida, no tanto igual de Aunque hay quienes dirán que un conjunto de cuer-
digna para todos (donde la igualdad y la dignidad estén re- pos activos reunidos en la calle constituye una poderosa
conciliadas). ¿Cómo pensar entonces una vida digna de multitud insurgente, que constituye en sí un aconteci-
ser vivida sin plantear un ideal único o uniforme para esa miento o una acción democrática radical, solo puedo coin-
vida? Según mi punto de vista, no se trata de encontrar lo cidir en parte con este punto de vista. Cuando el pueblo
que el ser humano realmente es o debería ser, ya que segu- rompe con el poder establecido, realiza la voluntad popu-
ramente está claro que los humanos también son animales, lar, aunque para darlo por seguro, tendríamos que saber
y su existencia corporal depende de sistemas de asistencia quién está rompiendo, dónde, y quiénes no lo hacen, y don-
de están. Después de todo, existen toda clase de multitudes

6
Ver J. Bucler, "Introduction: Precarious Life, Grievable Life", en Frames
oJWar: When Is Life Grlevable?, Londres, Verso, 2009 ["Introducción: Vida 7
Ver las observaciones de Donna Haraway sobre relacionalidades com-
precaria, vida digna de duelo", en Marcos de guerra: las vidas lloradas, Barce- plejas en Slmlans, Cyborgs, and Women, Nueva York, Roucledge, 1991; y The
lona, Paidós, 2010]. Companlon Spectes Manifesto, Chicago, Prickly Paradigm Press, 2003.

62 63
emergentes a las que no querría apoyar (aun si no discuto entrelazando los brazos, negándose a moverse, creando
su derecho de reunirse), que incluirían congregaciones fas- modos corporales de obstrucción de la policía y de las au-
cistas o racistas y formas violentas de movimientos de masa toridades del Estado. Un movimiento dado puede entrar y
antiparlamentarios. Estoy menos preocupada por la vitali- salir del espacio de mucha exposición; depende de sus es-
dad de las multitudes insurgentes o por cualquier fuerza trategias y de las amenazas policiales y militares que debe
vital en estado naciente o de promesa que corresponda a su enfrentar. Sin embargo, en cada uno de estos casos, pode-
acción colectiva, que por plegarme a una lucha por estable- mos decir que los cuerpos crean redes de resistencia juntos,
cer condiciones de vida dignas más sustentables frente a la recordando que los cuerpos no solo son agentes activos de
creciente precariedad. La meta final de la política no es sim- resistencia, sino que, fundª-mentalmente, necesitan asis-
plemente salir juntos en tropel a la calle (aunque esto pue- tencia y protección. Igualmente, no solo necesitan protec-
da ser un momento esencial de intensidad afectiva dentro ción, sino que también son capaces de resistencia. Pensar
de una lucha más amplia contra la precariedad) para cons- la política en este sentido es pensar a través de este predi-
tituir un nuevo sentido del "pueblo", aun si en ocasiones, camento plural de demanda y necesidad de protección de
con el propósito de un cambio democrático radical -al que la vulnerabilidad corporal y de esta movilización de una
suscribo- , es importante movilizarse por medio de formas pluralidad de cuerpos en las prácticas de resistencia.
que atraigan y alteren la atención del mundo buscando una Cuando tales movimientos se ponen en marcha, se
posibilidad más duradera de vida digna para todos. proveen de una protección provisional que facilita el recla-
Después de todo, algo tiene que mantener a dicho gru- mo más extendido de formas de protección duraderas que
po unido, alguna demanda, algún sentimiento de injusticia hagan de la vida algo digno de ser vivido. La demanda es
y de indignidad, algún indicio compartido de una posibi- realizada y formulada a la vez, ejemplificada y comuni-
lidad de cambio, y ese cambio tiene que estar impulsado, cada. Los cuerpos se juntan precisamente para mostrar
mínimamente, por una resistencia a desigualdades existen- que son cuerpos, y para hacer que se sepa políticamente
tes y en expansión, a condiciones crecientes de precariedad lo que quiere decir persistir en este mundo como cuerpo,
para muchas poblaciones a nivel local y global, a formas qué necesidades deben satisfacerse para que los cuerpos so-
de control autoritarias y de seguridad que buscan suprimir brevivan, y qué condiciones definen la vida del cuerpo,
procesos democráticos y movimientos de masas. Por un que, en última instancia, es la única vida que tenemos digna
lado, hay cuerpos que se juntan en la calle u onllne o a tra- de ser vivida.
vés de alguna otra red de solidaridad menos visible, espe- No es entonces como sujetos dotados de derechos abs-
cialmente en las prisiones, cuyos reclamos políticos se rea- tractos que tomamos exclusivamente o primariamente las
lizan por medio de formas de solidaridad que pueden o no calles. Si gozamos del derecho de libertad de reunión, de
aparecer directamente en el espacio público; por otro lado, constituirnos como pueblo, entonces lo ponemos en prác-
hay movilizaciones que surgen en lo público, que protes- tica en nuestras prácticas corporales. Bien puede afirmár-
tan por medio del lenguaje, acciones, gestos y movimientos, selo, pero la "declaración" está ya en la reunión, significada

64 65
por cuerpos plurales juntándose, antes de que alguien diga fuerzas de seguridad sin armas, que se encuentran trans-
algo. Salimos a la calle porque necesitamos caminar o mo- genderizados en ambientes transfóbicos, que se encuentran
vernos por ellas, necesitamos la calle para estructurarnos indocumentados en países que buscan criminalizar a aque-
de modo tal que, estemos o no sentados en una silla, poda- llos que aspiran a acceder al derecho a la ciudadanía. Aun-
mos movernos por ellas, y podamos cruzar ese espacio sin que sin dudas uno pueda ser despojado de protección, uno
obstrucciones, acoso, detenciones sumarias, miedo a que no queda reducido a una "vida desnuda". Por el contrario,
nos pase algo o a morir. Si estamos en las calles, es porque ser despojado de protección es una forma de exposición
somos cuerpos que requieren de una protección infraes- política, concretamente vulnerable, incluso frágil, y al
tructura! para nuestra existencia continua y para vivir una mismo tiempo potencial y activamente desafiante, incluso
vida digna. Sin lugar a dudas, la movilidad es en sí un de- revolucionaria. Los cuerpos que se agrupan se designan y
recho del cuerpo, pero también una precondición para el se inventan como "nosotros, el pueblo", tomando como
ejercicio de otros derechos, incluyendo el derecho de reu- blanco esas formas de abstracción que volverían a conde-
nión. Reunirse es a la vez la condición de cualquier recla- nar a las necesidades corporales al olvido. Mostrarse es a
mo posible, al mismo tiempo que es un derecho específico la vez estar expuesto y ser desafiante, lo que quiere decir
que la asamblea reclama. Esta circularidad es menos una que estamos moldeados precisamente en esa disyunción, y
contradicción que una condición fundante de una plura- que al moldearnos, exponemos los cuerpos por los que re-
lidad política, de un pueblo. clamamos. Hacemos esto por el otro y con el otro, sin que
Si el cuerpo fuera por definición activo - siempre auto- presuponga necesariamente armonía o amor. Como un
constituyente, nunca constituido- , entonces no habría modo de crear un nuevo cuerpo político.
necesidad de luchar por condiciones que le permitan al
cuerpo su libre actividad en nombre de la justicia social y
económica. Una lucha así presupone que los cuerpos están
afectados y son afectables. La condición de vulnerabilidad
corporal sale a la luz en esas asambleas públicas y coali-
ciones que buscan oponerse a la precariedad acelerada.
Por lo que se vuelve aún más imperioso entender la rela-
ción entre vulnerabilidad y esas formas de actividad que
señalan nuestra supervivencia y nuestro vigor tanto como
nuestra resistencia política.De hecho, aún en el momen-
to de manifestación activa en la calle, somos vulnerables,
expuestos a algún tipo de daño. Esto es especialmente ver-
dad para aquellos que se manifiestan en la calle sin per-
miso, que se oponen a la policía o a los militares o a otras

66 67
VOLVER SENSIBLE/ HACER SENSIBLE

Georges Didi-Huberman

¿PUEBLOS REPRESENTABLES, PUEBLOS IMAGINARIOS?

La representación del pueblo se topa con una doble dificul-


tad, si no con una doble aporía, que proviene de nuestra
imposibilidad para subsumir cada uno de los dos términos,
representación y pueblo, en la unidad de un concepto. Hannah
Arendt decía que nunca llegaremos a pensar la dimensión
política mientras nos obstinemos en pensar en el hombre,
porque la política se interesa justamente por algo distinto,
que son los hombres, cuya multiplicidad se modula siempre
de distinta manera, ya sea conflicto o comunidad. 1 De la
misma manera tendremos que decir, y vigorosamente, que
nunca conseguiremos pensar la dimensión estética -o el
mundo de lo "sensible" frente al que reaccionamos a cada
~ --
instante- mientras hablemos de la representación o de la_ima:
gen: solo hay imágenes, imágenes cuya propia multiplicidad,
ya sea conflicto o connivencia, resiste a toda síntesis.J

1
H. Arendt, O!:_¡'est-ce que la polltique? (1950-1959), París, Seuil, 1995
(2001), pp. 39-43 [¿O!:_¡é es la política?, Barcelona, Paidós, 1997].

69
Por eso puede decirse que el pueblo así simplemente, "el No es de extrañar que Pierre Rosanvallon haya llamado
pueblo" como unidad, identidad, totalidad o generalidad, a su investigación histórica sobre la representación democrá-
simplemente no existe. Suponiendo que todavía viva en al- tica en Francia El Pueblo inhallable. 5 Este libro señala desde
guna parte una población íntegramente autóctona - como el comienzo un malestar, como lo escribe con todas las letras:
se ve, pero sin duda se trata de uno de los últimos ejemplos malestar de una democracia - a saber, el "poder del pueblo",
conocidos, en las imágenes documentales de First Contact, literalmente- tironeada entre la evidencia de su horizonte en
donde están grabados los primeros intercambios, en 1930, tanto y en cuanto "bien político" y el inacabamiento flagran-
entre un grupo de aventureros y una población de Nueva te, y aun escandaloso, de su realidad de "decepción política". 6
Guinea aislada del resto del mundo desde los tiempos más És muy interesante, por otra parte, que ese malestar o esa cuo-
remotos-,2 "el pueblo" no existe porque, aun en un caso de ta de "oscuridad" inherentes a nuestra historia democrática
aislamiento semejante, supone un mínimo de complejidad, sean remitidos a la cuestión de la representación como a su
de impureza que representa la composición heterogénea de paradigma más necesario, y también el más espinoso: "Las di-
esos pueblos múltiples y diferentes que son los vivos y los ficultades se anudan en torno a la cuestión de la representa-
muertos, sus cuerpos y sus espíritus, los que pertenecen al ción, en sus dos acepciones de mandato y figuración" .7 Pero re-
clan y los otros, los machos y las hembras, los humanos y sulta curioso, e incluso inquietante, que Pierre Rosanvallon,
sus dioses o bien sus animales ... No hay un pueblo: s i e ~ cuyo tema es la democracia, no evoque esta dialéctica de la
_hay pyeblos coexjstent~\.!1º solo de una población a otra, representación más que a través de una referencia a Carl
sino incluso en el interior - el interior social o mental- de Schmitt, para quien, en efecto, había que distinguir la represen-
una población por coherente que se la quisiera imaginar, tación política como Reprasentation o "figuración simbólica"
lo que por otra parte nunca es el caso. 3 Siempre es posible y la representación política como Stellvertretungo "mandato".ª
hipostasiar al pueblo en identidad o bien en generalidad: pero Es sabido que, en su nostalgia por el orden monárquico,
la primera es facticia y está destinada a la exaltación de los Carl Schmitt no podía más que hacer jugar la represen-
populismos de todo tipo 4 mientras que la segunda es inha- tación simbólica contra el mandato democrático. En su
llable, como una aporía central para el conjunto de las Verfassungslebre de 1928 - una de sus obras fundamentales- ,
"ciencias políticas" e históricas. Carl Schmitt no dejó de precisar que la representación "no

2 5
B. Connolly y R. Anderson, First Contact, 1982, cfr. F. Niney, L'Épreuve P. Rosanvallon, Le Peuple introuvable. Histoire de la représentation démo-
du réel al'écran . Essai sur le princzpe de réalité documentaire, Bruselas, De Boeck cratique en France, París, Gallimard, 1998 (2002).
Université, 2000, p. 283. 6
Ibíd., p. 11.
3 7
Ya he intentado justificar este plural en Peuples exposés, peuplesJigurants. Ibíd., p. 13.
L'oeil de l'!ústoire, 4, París, Minuit, 2012. 8 Ibíd., p. 13, con una referencia al artículo de O. Beaud, "Reprasentation

4
Cfr. el número especial de la revista Critique, LXVIII, n° 776-777 y Stellvertretung: sur un distinction de Carl Schmitt", en Droits. Revue
("Populismos"), 2012. Jran(azse de théorie furidique, nº 6, 1987, pp. 11-20.

70 71
es posible con cualquier tipo de ser, lo que presupone un queda en alguna medida aprisionado por el modelo disyun-
tipo especial [excepcional] de ser (eZne besondere Art Sein). tivo establecido por el autor de la Teología política entre
Algo muerto, vil, de menor valor o carente de valor (etwas Stellvertretung y Reprasentation: sin duda invierte su jerar-
Tates, etwas Minderwertiges oder Werthloses, etwas Niédriges), quía - puesto que el mandato prima ahora sobre el símbo-
no puede ser representado. Le falta ese tipo superior de ser lo-, pero es para hacer jugar una vez más la representación
(gesteigerte Art Sein) capaz de ser elevado al ser público, de de los pueblos contra ellos mismos. Como si,figurados, los
tener una existencia (Existenz). Palabras como grandeza, pueblos se volvieran necesariamente imaginarios; como si,
eminencia, majestad, gloria, dignidad y honor intentan tra- destinados a la imagen, se volvieran forzosamente ilusorios. ,
ducir ese carácter especial [o esa excepcionalidad] (Besonder- Tres "pueblos imaginarios" aparecen así para Pierre Va-
heZt) de un ser elevado y capaz de representación". 9 llan: el pueblo-opinión, cuando la opinión pública se define
Partiendo de una lógica semejante, no se ve cómo "el como esa "manera inorgánica a través de la cual un pueblo
pueblo" o "los pueblos" podrían ser de alguna manera re- hace saber lo que quiere y lo que piensa" (según Hegel) o
presentables. Carl Schmitt, como se sabe, quiso unificar la como la "forma moderna de la aclamación" (según Carl
noción de pueblo en su negatividad y en su impotencia mis- Schmitt, nuevamente); 12 el pueblo-nación que obsesiona a la
mas: para él, el pueblo no es. No es esto (no una magistratura "celebración populista" hasta convertirlo en operador de
o una administración, por ejemplo), no es aquello (no un exclusión, desde el bárbaro hasta el inmigrante; 13 y final-
actor político en el pleno sentido del término, por ejemplo). mente, el pueblo-emoción en el que se expresa, "según un
Todo lo que sabe hacer, según él, es aclamar la representación modo patético, la búsqueda de identidad de las masas mo-
del poder que les es presentada como Führertrum, como "con- dernas. Pobres en contenido, estas comunidades de emoción
ducción" suprema. 10 Pierre Rosanvallon se ubica evidente- no tejen ningún lazo sólido. Solo realizan una fusión pasa-
mente en las antípodas de la detestación ostensible que Carl jera y no implican obligaciones entre los hombres. Tampo-
Schmitt manifiesta por la "evidencia democrática". 11 Pero co se orientan hacia ningún porvenir. Lejos de encarnar
una promesa de cambio o una potencia de acción, como an-
tiguamente el pueblo-acontecimiento de la Revolución, el
9
C. Schmitt, Théorze de la Constitution (1928), París, PUF, 1993, p. 347
pueblo-emoción no se inscribe en una historia. No es más
(trad. ligeramente modificada) [Teoría de la constitución, Madrid, Alianza, 2099].
10
Ibíd., pp. 218, 381, 419-420, etc. Íd., État, mouvement, peuple. que la sombra fugaz de una falta o de una dificultad". 14
L'organzsation triadique de limité politique (1933), París, Kimé, 1997, pp. 48-63. No cabe duda de que Pierre Rosanvallon remite antes
He discutido el uso que Giorgio Agamben hace de estos textos de Carl Schmitt que nada aquí a los "estadios", las "pantallas de televisión"
(Le Re'gne et la gloire. Pour une généalogie théologique del' économie et du gouveme-
ment. Hamo sacer, JI, 2 [2007], París, Seuil, 2008 [El reino y lagloria:por una ge-
nealogía teológica de la economía y delgob1érno. Hamo Sacer JI, 2, Valencia, Pre-
Textos, 2088]), en Survivance des lucio/es, París, Minuit, 2009, pp. 77-97. 12
P. Rosanvallon, Le Peuple introuvable, ob. cit., pp. 440-441.
11
Cfr. C. Schmitt, Parlementarisme et démocratie (1924-1931), París, 13
Ibíd., pp. 445-446.
Seuil, 1988 [Sobre el parlamentarismo, Madrid, Ternos, 2002]. 14
Ibíd., pp. 447-448.

72
73
y las "columnas de las revistas".15 Pero por muy ligada a FROTARSE LOS OJOS ANTE LAS IMÁGENES DIALÉCTICAS
este diagnóstico severo que se encuentre, la propia expre-
sión "pueblo-emoción" no deja de tener consecuencias Habría que retomar, y no tan de arriba o tan despectiva-
también para las dos nociones que reúne, la de pueblo y la mente incluso, lo que Hegel llamaba esa "manera inorgá-
de emoción, a través de una tercera, que es justamente la de nica" que tiene el pueblo "de hacer saber lo que quiere y
representación. Se entiende entonces que la representaciói:_i lo que piensa", o bien lo que Carl Schmitt concedía a las
pueda vehiculizar las emociones facticias de las pantaJlas masas bajo el nombre de "aclamación" (evidentemente Carl
de televisión y las columnas de las revistas; también pue- Schmitt ha hablado menos de la protesta de los pueblos, de
de, indudablemente, las grandes "conducciones" totalita- sus dolores, imprecaciones, "manifestaciones" o llamados
rias a las que Carl Schmitt suscribía en 1933. Pero la re- a la emancipación). Si el pueblo-emoción es el pueblo imagi-
presentación es como el pueblo, justamente: es algo nario, como afirma Pierre Rosanvallon, esto no implica que
múltiple, heterogéneo y complejo. La representación - lo_ sea "pobre de contenido", que carezca de "cualquier lazo
sabemos con algo más de precisión grácias a Nietzsche y a sólido", que esté destinado a la "fusión pasajera" o que "no
Warburg- es portadora de efectos estructurales an-9g_ón.i- se oriente hacia ningún porvenir [y ninguna] potencia de
cos o paradójicos, que podrían denominarse-· "síncoras" en acción". No quiere decir que "no se inscribe en la historia"
-~-...... ---. ---
el plano de su funcionamiento semiótico, o bien "desga- y la razón más simple de ello es ~e las emociones mismas,
rraduras" sintomáticas en un plano más metafísic~--;;-an- como las imágenes, son inscripciones de la historia, sus cristales
í tropológico. 16 Los pueblos y sus emociones exigen de nuestra de legibilidad (Lesbarkeit), retomando aquí una noción co-
\ parte mucho más que esta crítica condescendie~teque mún a toda una constelación de pensadores que han recon-
1 equivale a una revocación: una revocación filosófi~mi~ siderado, en los años veinte y treinta del siglo xx, es decir
\ te acordada -platónica en sus fundamentos - del munclo en un contexto de luchas contra el fascismo, las relaciones
sensible en general, de sus mociones propias y, por co1:_si- fundamentales entre historicidad y visibilidad de los cuer-
guiente, de sus eventuales recursos. ,. pos (estoy pensando desde luego en Walter Benjamín, Aby
Warburg, Carl Einstein, Ernst Bloch, Siegfried Kracauer,
incluso Theodor Adorno).17
Porque las emociones mismas -como las imágenes, se-
15
Ibíd., p. 447.
gúiiei concepto magistral elaborado por Benjamin- son
16
Con respecto a las "síncopas", cfr. L. Marin, "Ruptures, interruptions, dialécticas. Esto quiere decir, para e~pezar, que 1:!1-antienen
syncopes dans la représentation de peinture" (1992), en D. Arasse, A. Can-
tillon, G. Careri, D. Cohn, P.A. Fabre y F. Marin (eds.), De la représentation,
París. Seuil-Gallimard, 1994, pp. 364-3 76. Con respecto a las "desgarradu-
17
ras•·, cfr. G. Didi-Huberman, Devant l'image. OJ!estion posée aux jins d'une Cfr. G. Didi-Huberman, Devant le temps. Histoire de l'art et anachronis-
hzstoire de l'art, París, Minuit, 1990, pp. 169-269 ("L'image comme déchi- me des zmages, París, Minuit, 2000. Cfr. también el reciente número de la re-
rure"). vista electrónica TrivzUm, n° 10, 2012 ("Lisibilité!Lesbarkezt").

74 75
una relación muy particular con las representaciones: rela- didos por nada- , entonces las imágenes no son dialécticas, las
ción de inherencia y disyunción a la vez, relación de expre- emociones son "pobres de contenido" y los actos políticos
sión y de conflicto a la vez. En el mismo momento en que "no se orientan hacia ningún porvenir". Hay que buscar en-
Aby Warburg empezaba a observar los juegos de "polari- tonces lo que hace "inhallables" a los pueblos en la crisis de
zaciones" y de "despolarizaciones" de las "fórmulas del su figuración tanto como en la de su mandato. Es lo que Wal-
ter Benjamín había comprendido con total claridad ' en su
pathos" en la larga duración de las imágenes, 18 Sigmund
Freud insistía en la Traumdeutung sobre un punto capital, ensayo de 1935 sobre "La obra de arte en la época de su re-
que ya había reconocido en la observación de los síntomas productibilidad técnica": "La crisis de las democracias - es-
histéricos: que haya un inconsciente implica que existe una cribía- puede entenderse como una crisis de las condiciones
dialéctica compleja - por un lado expresión, por otro, con- de exposición del político". 21 Allí donde el "campeón, la es-
flicto; por un lado, congruencia y por otro, discordancia- trella o el dictador salen vencedores", 22 en los estadios o en
entre los afectos y las representaciones. 19 Si es cierto que el in- las pantallas del cine comercial, habrá que dialectizar lo visi-
consciente tampoco es ajeno a la historia de las sociedades, ble: fabricar otras imágenes, otras montañas, mirarlas de otra
entonces hay que rendirse a la evidencia formulada por -manera, introducir en ellas la división y el movimiento aso-
Walter Benjamin en su Libro de los Pasajes: "En el imagina- ciados, la emoción y el pensamiento conjugados. frotarse los
rio colectivo, el Antiguamente[ ... ] solo puede revelarse ojos, en suma: frotar la representación con el afecto, lo ideal
como tal en una época muy precisa: aquella en que la hu- con lo reprimido, lo sublimado con lo sintomal.
manidad, frotándose los ojos, percibe precisamente como Una representación de los pueblos vuelve a ser posible a partir
tal esa imagen de sueño (Traumbild). En ese instante el his- del momento en que se acepta introducir la división dialécti-
toriador asume, para esta imagen, la tarea de la interpreta- ca en la representación de los poderes. ~o basta, como hace Pierre
ción de los sueños (die Aufgabe der Traumdeutung)". 2º Rosanvallon, con reconstituir la historia del mandato políti-
Cuando la humanidad no se frota los ojos - cuando sus co a partir de las premisas democráticas de Tocqueville. Tam-
imágenes, sus emociones y sus actos políticos no se ven divi- poco basta, como hace Giorgio Agamben, con repensar la ar-
queología del "reino" y de la "gloria" a partir de las premisas
teológicas de los Padres de la Iglesia y, luego, de las premisas
antidemocráticas de Carl Schmitt. Dialectizar, para Walter
18
Cfr. G. Didi-Huberman, L'lmage survivante. Histoire de l'art et temps Benjamin, consistía por el contrario en hacer aparecer, en
desfant8mes selon Aby Warburg, París, Minuit, 2002, pp. 115-270 [La imagen
superviviente. Historia del arte y tiempo de los fantasmas según Aby Warburg,
Madrid, Abada, 2013].
19
S. Freud, L'lnterprétation du ré've ( 1900), París, PUF, 2003 (2010), pp.
21 W. Benjamín, "L'oeuvre d'art al'ere de sa reproductibilité technique"
509-511 [La interpretación de los sueños, 1 y JI, en Obras completas, Buenos Ai-
res, . \morrortu, 2012-2013]. (1935), en CEuvres 111, París, Gallimard, 2000, p. 93 [La obra de arte en la época
20 de su reproducción técnica, Buenos Aires, Amorrortu, 2013 ].
W. Benjamín, Paris, capitale du XIX' siecle. Le Livre des passages (1927-1940),
22
París, Cerf, 1989, p. 481 (N 4,1) [El libro de los pasajes, Madrid, Akal, 2007]. Ibíd., p. 94.

77
76
Benjamín -que escribía estas líneas en el momento de mayor
cada fragmento de la historia, esa "imagen" que "relampa-
peligro para él, es decir en 1940- quiso tomar esa suerte de
guea", que surge y se desvanece en el instante mismo en que
"imagen de sueño" en la que todos los relojes serían fusilados,
se ofrece al conocimiento23 pero que, en su fragilidad misma, -
para frotarse los ojos delante de ella, y para reformular en ese
compromete la memoria y el deseo de los pueblos, es decir, la
gesto mismo del despertar la tarea del historiador que nos in-
configuración de un porvenir emancipado. Una manera de
cumbe aún, en una frases que no me canso de copiar una y
admitir que, en un dominio como ese, el historiador debe sa-
ber acordar su mirada a las menores "cosas pasajeras" o fragi- otra vez desde hace mucho tiempo:
lidades que, a contrapelo del "sentido de la historia" en la que
Hacer obra de historiador no significa saber "cómo sucedie-
nuestra "actualidad" tanto quiere creer, surgen como si vinie-
ron realmente las cosas". Significa apropiarse de un recuer-
ran de muy lejos para desvanecerse pronto, como signos por-
do (slch elner Erlnnerung bemachtlgen), tal como surge en el
tadores de una historicidad impensada hasta entonces.
instante del peligro (wle sie tm Augenbltck elner Gefahr auf
Esas señales o "imágenes dialécticas" son frágiles, por su-
blitzt). Para el materialismo histórico, se trata de retener una
puesto. Tal es también la fragilidad de las emociones coleé-
imagen del pasado (ein Btld der Vergangenhett) que se ofrece
tivas, tal es, con todo, el gran recurso dialéctico que poseen:
inopinadamente al sujeto histórico en el instante del peli-
"Durante la noche del primer día de combate [en la revolu'-
gro. Dicho peligro amenaza tanto los contenidos de la tra-
ción de julio de 1830], recuerda Benjamín, se vio a gente dis-
dición como a sus destinatarios. Es el mismo para unos y
pararles a los relojes en diversos lugares de París, en el mismo
otros, y reside en que se conviertan en instrumentos de la
momento y sin concertación". 24 "¿No era una manera, muy
clase dominante. En cada época, hay que tratar de arrancar
"afectiva" sin duda, de hacer explotar el "tiempo homogéneo
de nuevo la tradición al conformismo que está a punto de
y vacío" y de sustituirlo, a través de esa señal, por un modelo
de "historiografía materialista" caracterizado por el armado subyugar la. 26
y desarmado de toda temporalidad?". 25 Esta es, en todo caso,
Esta insistencia en la "tradición" - que se diferencia de
la fragilidad de los pueblos mismos: la destrucción de algu-
cualquier tipo de "conformismo" cultural- no es sorpren-
nos relojes públicos y la muerte de los cerca de ochocientos
. dente dentro de un contexto dominado, sin embargo, por
insurrectos de Julio no habrán impedido la recuperación
el peligro inmediato y la urgencia de responder a él polí-
burguesa y pro monárquica del movimiento. Pero Walter
ticamente. Benjamín compartía con Freud y con Warburg
la conciencia aguda de la "eficacia antropológica de las
supervivencias"; compartía con Bataille y con Eisenstein
23
W. Benjamín, "Sur le concept d 'histoire" (1940), en CEuvres III, ob. cit., la percepción optimista de una "eficacia política de las
p. 430 ["Sobre el concepto de historia", en Obras completas, v. III, Madrid, Aba-
da, 2012].
24
Ibíd. , p. 440.
26 Ibíd., p. 431.
25
Ibíd., p. 441.

79
78
supervivencias", ya fuera frotándose los ojos ante las carca- formistas" de la historia nunca asoman la nariz (o los
sas animales en los mataderos de La Villette o ante los es- ojos); exige al mismo tiempo una "armazón teórica" (theo-
queletos en movimiento de una procesión mexicana, y como retlsche Armatur) y un "principio constructivo" (konstruktiv
más tarde iban a mostrar con toda claridad cineastas Prinzip) de la que la historia positivista está completamente
como Jean Rouch, Pier Paolo Pasolini o Glauber Rocha. desprovista". 29
Pero esta percepción histórica - y transhistórica también, Ahora bien, esta "armazón teórica" supone que no se
dado que otorga un lugar decisivo a las duraciones largas y sometan las imágenes a las ideas ni las ideas a los hechos.
a los missing links, a las heterocronías y a los retornos de lo Cuando Benjamín habla, por ejemplo, de la "tradición de
reprimido- no era independiente de la división en la cual se los oprimidos" (Tradition der Unterdrückten), emplea indu-
sostiene toda representación de los pueblos. Allí donde Carl dablemente un vocabulario marxista que remite direc-
Schmitt se interesaba solamente por la "tradición del po- tamente a la lucha de clases; pero también sabe perfec-
der", Benjamín opone ahora, con firmeza, "la tradición de tamente que la palabra Unterdrückten forma parte del
los oprimidos": "La tradición de los oprimidos nos enseña vocabulario conceptual del psicoanálisis freudiano. Tra-
que el 'estado de excepción' en el que vivimos es la regla. ducido en francés por répression, designa una clase de pro-
Tenemos que llegar a una concepción de la historia que dé ceso psíquico con respecto al cual la represión [réfoule-
cuenta de esta situación".27 ment] ( Verdrangung) aparece como una especie particular:
Se comprende mejor así que al mismo tiempo Walter la répression puede ser consciente, mientras que el réfoule-
Benjamín haya delimitado la tarea del historiador -y tam- ment siempre es inconsciente. La répression puede aplicarse
bién la del artista, indudablemente- a través de su voluntad_ a los afectos, mientras que el réfoulement solo opera sobre
de "hacer figurar los pueblos", es decir, de dar una represen- representaciones. 30 Le correspondería al historiador, en-
tación digna a los "sin nombre" de la historia: "Es más difí- tonces, volver "representables" a los pueblos haciendo fi-
1
cil honrar la memoria de los sin-nombre (das Gedachtnis der gurar aquello mismo que se encuentra "reprimido" [répri-
Namenlosen) que la de la gente reconocida [pasaje tachado: mé] en sus representaciones tradicionales o, mejor dicho
cuando se los festeja, los poetas y pensadores no constituyen aún, conformistas. Ahora bien, lo que está "reprimido"
una excepción]. La construcción histórica está dedicada a [réprimé] en tales representaciones no solo concierne su es-
la memoria de los sin-nombre". 28 Esta tarea es a la vez filo- tatuto de invisibilidad social -lo que Hannah Arendt, por
lógica -o "micrológica", como gustaba decir Benjamín- y ejemplo, quiso estudiar en La tradición oculta, a través de la
filosófica: exige que se exploren archivos donde los "con-

27 29
Ibíd., p. 440. W. Benjamín, "Sur le concept d'histoire", art. cit., p. 441.
2
SW. Benjamín, "Paralipomenes et variantes des Theses sur le concept ° Cfr. S. Freud, Métapsychologle (1915), París, Gallimard, 1968, pp.
3

d'histoire"' (1940), en Écrltsfranyazs, París, Gallimard, 1991, p. 356. 45-63.

80 81
figura del paria-,31 sino también lo que Hegel había deno- incluso literarias 33 (en la obra de Raymond Roussel, por
minado la "manera inorgánica en que un pueblo hace sa- ejemplo). Ahora bien, también él terminó por distinguir,
ber lo que quiere y lo que piensa", expresando afectos a al filo de sus investigaciones de archivo (es decir, filológi-
través de los gestos del cuerpo y las mociones del alma. cas) armadas de un "principio constructivo" y crítico (es
decir filosóficas), un conjunto de lugares donde tal "tradi-
ción de los oprimidos" pudiera reconocerse, reunirse, orga-
LEVANTAR LA TAPA, VOLVER VISIBLES LAS HETEROTOPÍAS nizarse, enfrentar. Llamó heterotopías a esos lugares. No se
trata de que tales lugares puedan existir como estuches fun-
Los mejores historiadores son aquellos que más eficazmen- cionales de una libertad enteramente garantizada:
te contribuyen a levantar la tapa: la tapa de la represión [ré-
pression], de la Unterdrückung de los pueblos. No me propon- No creo en la existencia de nada que sea funcionalmente - por
go, desde luego, constituir un rosario de obras maestras de su naturaleza verdadera- radicalmente liberador. La libertad
la disciplina histórica desde Burckhardt y Michelet hasta _es una práctic~. Siempre puede existir, de hecho, un cierto
la producción contemporánea. Pero querría recordar breve- número de proyectos que apuntan a modificar ciertas coer-
mente tres obras gracias a las cuales de manera ejemplar, me ciones, a hacerlas más flexibles, o incluso a quebrantarlas,
parece, esa tapa no solamente fue levantada sino que voló pero ninguno de esos proyectos puede, por su naturaleza sim-
incluso por los aires. La primera es la de Michel de_Certeau: plemente, garantizar que la gente será automáticamente libre,
partiendo de una historia de las soledades - de las soledades la libertad de los hombres nunca es garantizada por las ins-
místicas, en particular- , Michel de Certeau tocó ese "ausen- tituciones y las leyes que tienen la misión de garantizarla.[ ... ]
te de la historia" convencional hasta explorar los actos de Si se encontrara un lugar -y tal vez exista- donde la libertad
resistencia social inherentes a ciertas "artes de vivir" entre la se practique efectivamente, descubriríamos que no es gracias
a la naturaleza de los objetos, sino, una vez más, gracias al
gente más "ordinaria" .32
En cuanto a Michel Foucault, su punto de partida fue, ejercicio de la libertad. Lo que no quiere decir que al fin y al
como se sabe, la historia de las desviaciones y de sus trata- cabo también se pueda dejar que la gente siga viviendo en ta-
mientos institucionales: psíquicas, con el asilo; somáticas,
con la clínica; penales, con la prisión; sexuales, por fin, e
33
M. Foucault, Folie et déraúon. Histoire de lafalze al'age classique, París, Plon,
1961 [Historia de la locura en la época clásica, 1y II, Buenos Aires, FCE, 2014]; Nais-
31 Cfr. H. Arendt, La Tradition cachée. Le]uifcomme paria (1944-1948), Pa-
sance de la clinique. Une archéologie du regard médical, París, PUF, 1963 [El naámien-
rís, Christian Bourgois, 1987 (1997) [La tradición oculta, Barcelona, Paidós, to de la clínica. Una arqueología de la mirada médica, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008];
Raymond Roussel, París, Gallimard, 1963 [México, Siglo XXI, 1999]; Survezller et
2004].
32 M. de Certeau, La Solitude, une vérité oubliée de la communication (con
punir: nazssance de la prison, París, Gallirnard, 19 75 [Vigzlar y castigar. Nacimiento de
F. Roustang et al.), París, Desclée de Brouwer, 1967; L'Absent de l'histoire, la prisión, Buenos Aires, Siglo XXI, 2014]; Hzstoire de la sexualzté, París, Gallirnard,
1976-1984 [Historia de la sexualidad, I, II y III, Buenos Aires, Siglo XXI, 2008].
Tours, Mame, 1973.

82 83
peras, pensando que, al fin y al cabo, bastará solamente con los archivistas mismos creían sin duda inamovible. 38 Hizo
que ejerzan sus derechos[ ... ] No hay, por definición, máqui- suya una sensación, que también es un principio metodo-
nas de libertad.[ ... ] No hay más que relaciones recíprocas, y lógico, bien descrita por Aby Warburg hace tiempo, en el
desfases perpetuos entre ellas. 34 momento de sus exploraciones incansables en las ricordan-
ze del archivo florentino del Renacimiento: "Las voces de
Las heterotopías definen el espacio mismo de estos posibles los difuntos resuenan aún en cientos de documentos de ar-
desfases -allí donde la tapa tiembla, se desplaza un poco y deja chivo descifrados, y en miles de otros que todavía no lo
pasar un quemante vapor de libertad. Las utopías funcionan han sido; la piedad del historiador puede restituir el tim-
perfectamente, pero de manera irreal - y consoladora, agrega bre de esas voces inaudibles (hlstorische Pietdt vermag der
Foucault en otro lugar-, mientras que las heterotopías funcio- unhorbaren Súmmen wieder Klangfarbe zu verleihen), si no
nan de manera muy real, incluso al precio de un funciona- repara en esfuerzos para reconstituir el vínculo natural en-
miento mal estructurado, improvisado, imperfecto, nunca tre la palabra y la imagen39 (die natürliche Zusammengenhori-
completo. Las heterotopías.ponen en práctica, dice Foucault, gkeit von Wort und Bild)".
"una suerte de contestación a la vez mítica y real del espacio en Armada con una intuición metódica de este tipo, una
el que vivimos". 35 Tienen "el poder de yuxtaponer vario~esp<!- historia de los pueblos podría comenzar o recomenzar. Ar-
cios en un único lugar real, varias localizaciones en sí mism<ls lette Farge retoma un gesto de Karl Marx - el de su defensa
36
incompatibles", incluso varias temporalidades heterogén~as jurídica de los ladrones de madera en 1842- trabajando en
(puede decirse en tal sentido que los archivos, los museos o las primer lugar sobre los robos de comida en el París del siglo
bibliotecas son heterotopías ocultas para Michel Foucault, he- xvm; 40 retoma la exhortación benjaminiana relativa a la
terotopías escondidas bajo sus propias molduras instituciona- "tradición de los oprimidos" dedicando una gran parte de la
37
les). Aparecen, así, como una "gran reserva de imaginación" obra a los pueblos de la calle parisina, pero también a esas
que a nosotros corresponde usar libremente. dos dimensiones heterogéneas que son, por un lado, la "opi-
También en esta escuela de libertad se inspiró Arlette nión pública" y, por otro, "la escritura de sí" o "sobre sí". 41
Farge, de libro en libro, con elegancia y obstinación. Los
archivos representaron para ella una ocasión casi inespe-
rada -pero enseguida inagotable- de levantar una tapa que 38
A. Farge, Le Goút de !'archive, París, Seuil, 1989.
39
A. Warburg, "L'art du portrait et la bourgeoisie florentine. Domenico
Ghirlandaio aSanta Trinita. Les portraits de Laurent de Médicis et de son en-
34 Ibíd., "Espace, savoir et pouvoir" (1982), D. Defert, F. Ewald y J. La- tourage" (1902), Essaisjlorentins, París, Klinsieck, 1990, p. 106.
grange (ed.), en Dits et écnts 1954-1988, IV 1980-1983, París, Gallimard, 1994, 40
A. Farge, Le Vol d 'ahments aParis au XVllf siecle: délinquance et crimina-
pp. 275-277. lité, París, Plon, 19 74.
41
35 Ibíd., "Des espaces autres" (1984), p. 756. A. Farge, Dlre et mal dire: l'opinion publique au xvuf siecle, París, Seuil,
36 Ibíd., pp. 758-759. 1992; Le Bracelet et le parchemin: l'écrit sur soi au XVllf siecle, París, Bayard,
37
Ibíd., p. 762. 2003; "Walter Benjamín et le dérangement des habitudes historiennes", en

84 85
Ha acompañado y proseguido el trabajo de Michel Foucault débiles (como ha sido tan frecuentemente el caso) a partir
interrogando la "vida frágil" de los pobres, de los margi- únicamente de las necesidades y deseos primarios de su cuer-
nados, de los oprimidos. 42 Al hacerlo, levantó la tapa de po, al que por otra parte se llama inculto. Al contrario, in-
los discursos que generalmente se enuncian sobre la vida tentar un acercamiento histórico y político de esa "parte ma-
social y permitió que surgieran, en la representación de los terial de los seres animados" [definición usual del cuerpo]
pueblos, sus síntomas y sus afectos tan bien descriptos en confirma al cuerpo su infinita nobleza, su capacidad racional
su libro Efusión y tormento, cuyo preámbulo arriesgaba y pasional de crear con la historia y a pesar de ella, puesto que
esta apuesta: es sede y parte interesada de las sensaciones, sentimientos y
percepciones. Dúctil, se incluye en el mundo tanto como le
Es el soplo de los cuerpos anónimos y poco holgados/acomo- resulta posible. Esto cuesta risas y gritos, gestos y amores,
dados del siglo xvm lo que aquí será transcrito, los que piensan sangre y penas, cansancio también. El cuerpo, su historia y
y se sacuden, se cautivan, se perturban y se violentan. Existe en la historia son una única cosa. 43
los cuerpos de los más carenciados (como en los de los demás)
la voluntad y el sueño de múltiples escapadas, la invención de Decir en primer lugar que los cuerpos - los cuerpos sin-
gestos creados o esbozados para lograrlas y palabras para nom- gulares, múltiples, y no "el cuerpo" en general- son "actua-
brarlas y apropiárselas. La sorda potencia física y corporal del dos por la historia y actúan en ella" equivale a adoptar una
ser anónimo, actuada por la esperanza del futuro y recordando posición histórica que había sido inaugurada por Jacob Burck-
fácilmente lo que fue, se encuentra con el poder, le responde y hardt, defendida por Nietzsche y verificada por Warburg,
habla con él para integrarse en él o modificarlo.[ ... ] tanto como por Marc Bloch y los grandes etnólogos o soció-
Algo se estremece allí. Los cuerpos zumban y elaboran sus logos: una posición según la cual la historia no se cuenta so-
destinos. Hombres y mujeres, seres de carne y hueso, se en- lamente a través de una sucesión de acciones humanas, sino
cuentran "afectivamente en el mundo". Luchan constan- también a través de toda la constelación de las pasiones y de
temente contra su propio cuerpo y están en inevitable sim- las emociones experimentadas por los pueblos. Decir, luego,
biosis con él, para alejar no solamente el frío, el hambre y que los cuerp~s se encuentran "afectivamente en el mundo",
la fatiga, sino también la injusticia, el odio y la violencia. es asumir una posiciónfilosófica informada por la fenomeno-
Actuados por la historia y actuando sobre ella, son seres logía de lo sensible que se encuentra, de manera ejemplar;
ordinarios.[ ... ] Lejos de aquí la voluntad de definir a los más

43
A. Farge, Ejfusion et tourment, le récit des corps. Histoire du peuple au xvllf
Cah1érs d'anthropologie socia/e, nº 4, 2008 ("Walter Benjamín: la tradición de siecle, París, Bayard, 2009 [Efusión y tormento. El relato de los cuerpos: historia del
los vencidos"), pp. 27-32. pueblo en el siglo XVIII, Buenos Aires, Katz, 2008]. Puede encontrarse una con-
42 A. Farge, Vivre dans la rue ¿¡ Paris au xvuf si'ecle, París, Gallimard- tinuación de estas problemáticas en la obra editada por el colectivo Maurice
Julliard, 19 79. Florence, Archives de l'infamie, París, Les Prairies Ordinaires, 2009.

86 87
en Erwin Strauss, Jean-Paul Sartre o Maurice Merleau-Pon- desde las "micrologías" de Gustave Flaubert (aquel perfec-
ty: es abrir la historia a toda una antropología de los cuerpos to contemporán,eo de Karl Marx) hasta los Cuadernos de in-
afectados, de los cuerpos afectivos. 44 Decir, finalmente, que vestigaciones de Emile Zola, o desde los textos de Michelet
"algo se estremece allí", es comprometerse en una posición hasta los relatos parisinos de Rainer Maria Rilke. 46 A toda
literaria,·puesto que escribir la historia es también escribir: esta travesía en la inmanencia histórica no le habrá faltado
lo que compromete al historiador en las elecciones forma- más que la audacia de una operación suplementaria: aque-
les, estilísticas, narrativas, incluso poéticas, elecciones que lla que un Walter Benjamín o un Georges Bataille habían
determinan el contenido tanto como el estilo de su produc- sabido poner en práctica - con la ayuda de la memoria
ción de conocimientos. prous_tiana, el encuentro surrealista y la metapsicología
Estas tres tomas de posición actúan de manera indiso- freudiana- en cada documento histórico, revelando en él
ciable en cada tentativa por dar ~los pueblos una represen-_ un~, actualizac~ón sintom~~ que exige del historiador aque-
tación histórica digna. Se.las encuentra, por ejemplo, en las lla tarea de la mterpretac1on de los sueños" de la que habla
obras de Jacques Ranciere, en las que la posición histórica se el Libro de los Pasajes. 47 1
ha manifestado a través de un trabajo sobre los archivos " Jac,~ues Ranciere_también ha levantado algunas pesadas
de los pueblos - una modestia muy poco frecuente dentro de tapas del conformismo historicista, guiado en esta tarea
los hábitos de la comunidad filosófica a la cual Ranciere por una posición filosófica que mucho le debe a la lectura de
pertenece en primer lugar- , y de la que dan testimonio La Karl Marx, sin duda alguna, pero también, de manera más
palabra obrera, un volumen que compuso en colaboración silenciosa - y a través de la mediación de ese otro gran filó-
con Alain Faure, y el gran libro de archivos intitulado La sofo de lo político en Francia que es Claude Lefort- ,4 8 por
noche de los proletarios. 45 Ahora bien, esta elección de método t~do lo que, en la obra de Maurice Merleau-Ponty, ha po-
implica, efectivamente, una posición literaria caracterizada dido mostrar de manera evidente los puntos de contacto
por el cuidado del detalle material, el respeto de los docu- entre la dialéctica, de donde procedería una filosofía de la
mentos y su concomitante montaje: para lograrlo Ranciere historia, y lo sensible, en el que se funda toda fenomenología
ha recurrido a las fuentes del realismo francés del siglo XIX,

46
Cfr. É. Zola, Carnets d'enquétes. Une ethnographié inédite de la France
44
Arlette Farge remite aquí al libro de D. Le Breton, Les Passions ordinai- (1871-1890), H. Mitterrand (ed.), París, Plan, 1986; J. Ranciere, Courts Voyages
res. Anthropologie des émotions, París, Armand Colin-Masson, 1998 [Las pasiones au pays du peuple, París, Seuil, 1990, pp. 89-135.
47
ordinarias. Antropología de las emociones, Buenos Aires, Nueva Visión, 1999]. W. Benjamín, Parzs; capitale du XIX' siecle, ob. cit., p. 481 (N 4, 1).
48
45
A. Faure y J. Ranciere, La Paro/e ouvriere, París, Union Générale Cfr. C. Lefort, "~a politique et la pensée de la politique" (1963), en
d'Éditions, 1976; J. Ranciere, La Nuit des prolétaires. Archives du réve ouvrier, Sur une colonne absente. Ecrits autour de Merleau-Ponty, París, Gallimard, 19 78,
París, Fayard, 1981 [La noche de los proletarios. Archivo del sueño obrero, Buenos PP· 45-104; Les Formes de l'histoire. Essais d'anthropologie politique, París, Ga-
Aires, Tinta Limón, 2008]; cfr. también Ranciere, Les Scenes du peuple (Les Ré- ll1mard, 19 78 (2000); Essals sur le politique. XIX' - XX' siecles, París Seuil 1986
voltes logiques, 1975-1985), Lyon, Horlieu, 2003. (2001). ' '

88 89
de los cuerpos. 49 Pensar las relaciones entre p_olítica y esté-
La esencia de la política es el disenso. El disenso no es la con-
tica desde el ángulo de una "partición de lo sensible", 50
frontación de los intereses o de las opiniones. Es la manifes-
como lo hace Jacques Ranciere, ¿no supone, en efecto, en- tación de un desvío de lo sensible con respecto a sí mismo.
contrar nuevamente los funcionamientos dialécticos que La manifestación política da a ver lo que no tenía razón de
actúan en ese "dominio de lo sensible" que tantos estetas ser visto, alberga un mundo dentro de otro, por ejemplo el
desearían libre de toda conflictividad, de toda negatividad? mundo donde la fábrica es un lugar público dentro de aquel
No hay que reconocer, simétricamente, en toda manifesta-
donde es un lugar privado, el mundo donde los trabajadores
ción política -ya sea que se entienda esta palabra de lama- hablan, y hablan de la comunidad, dentro de aquel donde
nera más concreta o más filosófica posible- el encuentro gritan para expresar únicamente su dolor.51
mismo de una relación dialéctica y una relación sensible,
como bien lo recuerdan estas líneas de Ranciere sobre la Manifestación, entonces: es lo que sucede cuando unos
distinción entre la política y la policía: ciudadanos se declaran oprimidos y se atreven a declarar su
impoder, su dolor y las emociones que les son concomitan-
"¡Circulen! No hay nada que mirar". La policía dice que no tes. Es)o que sucede cuando un acontecimiento sensible afec-
hay nada que mirar en una calle, nada que hacer sino circu-
ta a la comunidad en su historia, es decir en la dialéctica de
lar. Ella dice que el espacio de la circulación no es más que su devenir. Entonces lo afectivo y lo efectivo se despliegan allí
el espacio de la circulación. La política consiste en transfor- de concierto. Ahí donde Alain Badiou ha querido postular
mar ese espacio de circulación en espacio de manifestación un sentido de la historia en el cual esa concomitancia esta-
de un sujeto: el pueblo, los trabajadores, los ciudadanos. ría "saturada, terminada" y debería ceder su lugar a una
Consiste en refigurar el espacio, lo que es posible hacer, ver "concepción no expresiva de la dialéctica filosófica", 52 po-
y nombrar en él. Es el litigio instituido en la partición de lo demos, por el contrario, observar por todos lados la persis-
sensible. [... ] tencia y la eficiencia de las más antiguas "fórmulas de
pathos": lamentaciones que se elevan convirtiéndose en im-
49
precaciones, imprecaciones lanzadas que se convierten en
Cfr. M. Merleau-Ponty, Les Aventures de la dialectique, París, Galli-
mard , 19 55 (2000), pp. 17-45 ("La crise de l'entendement"); "Partout et nu-
acciones. No hay "política de la verdad", como dice Badiou
lle part" (1956), en Signes, París, Gallimard, 1960, pp. 194-200 ("Existence et (que la califica de "real y lógica" para descalificar todavía
dialectique"); C. Lefort (ed.), Le Visible et !'invisible (l 9 59-1961 ), París, Ga- más a continuación, de una manera totalmente platónica, lo
llimard, 1964 (1983 ), pp. 75-141 ("Interrogation et dialectique"). Para una
rehabilitación filosófica reciente de lo sensible, cfr. el hermoso libro de E.
Coccia, La Vie sensible, París, Payot & Rivages, 2010 [La vida sensible, Buenos
Aires, Marea, 2010]. 51
J. Ranciere, Aux bords du politique, París, La Fabrique, 1998, pp. 242 y
50
J. Ranciere, Le Partage du sensible. Esthétique et poliúque, París, La Fa- 244 [En los bordes de lo político, Buenos Aires, La Cebra, 2007].
brique, 2000 [El compartir de lo sensible. Estética y política, Buenos Aires, Pro- 52
A. Badiou, "La politique: une dialectique non expressive" (2005), en LaRe-
meteo, 2012].
Iation énigmatique entre phzlosophze et politique, Meaux, Germina, 2011, pp. 70- 71.

90 91
que correspondería al orden de lo imaginario o de lo emo- en moneda mediática),_todo lo que las imágenes saben justa-
cional),53 sin "verdad de lo sensible". En el momento mismo mente contestar. ¿Cuál es el sentido, entonces, de la palabra
en que escribo estas líneas (junio de 2012), todo lo que Ei- estética cuando Jacques Ranciere no duda en escribir que "la
senstein había puesto en imágenes en la escena de los lamen- emancipación obrera era primero una revolución estética:
tos de El acorazado Potemkin recobra un nuevo valor de ur- el desvío tomado con respecto al universo sensible 'im-
gencia en la concomitancia de las lágrimas vertidas en todos puesto' por una condición?". 54
los funerales de las víctimas del régimen sirio de Bashar al- Estamos muy lejos aquí de la estética cuando toma por
Assad, de los gritos lanzados a la cara de la policía y de las objeto los "criterios del arte" o de la belleza -lo que Carl
armas que es necesario procurarse para garantizar un porve- Einstein fustigaba como ridículos "concursos de belleza"-
nir -ahora que el diálogo ya no es posible- a una protesta caros a las instituciones académicas. La estética de la que
hablamos ahora es un saber que toma por objeto los aconte-
semejante.
cimientos de lo sensible, poco importa que sean "artísticos" o
no. Ahora bien, para describirlos mejor, no solo necesitamos
ACERCARSE, DOCUMENTAR, VOLVER SENSIBLE
esa crítica filosófica desarrollada por Jacques Ranciere, entre
otros, sino, más aún, una verdadera antropología, que sacaría
Acercarse a la política a través de las múltiples oportunida- provecho si estuviera informada por las "técnicas del cuer-
des de un "litigio instituido sobre la partición de lo sensi- po" (a partir de las enseñanzas de Marcel Mauss), las "fórmu-
ble", como lo quiere Jacques Ranciere, ¿no implica termi- las delpathos" (a partir de las enseñanzas de Aby Warburg) o
nar por "estetizar la política" -lo peor que pueda pasar, los "momentos tímicos" (a partir de las enseñanzas de las des-
para Walter Benjamín (porque es lo que hacían, con gran cripciones fenomenológicas como las de Ludwig Binswanger,
pompa, los regímenes fascistas de su época), algo que ha po- por ejemplo). Pero para describir, hay que saber escribir, es
dido ser reprochado, aquí y allá, en todo caso, al autor de decir tomar posición - literaria, estética, éticamente- en la
La partición de lo sensible? La respuesta a esta pregunta es lengua, ese vasto campo de conflictos en que se encuentran
muy simple: la estética misma designa un campo de co_n- los usos más reductores y los más abiertos, las peores con-
flictos, una división que atraviesa una buena cantidad de signas y los mejores cuestionamientos. Una antropología de
palabras, por ejemplo cuando quiere entenderse en la Pª: los acontecimientos sensibles comienza a partir del momen-
labra people (los célebres, los sobrerrepresentados en valor to en que aceptamos acercarnos, a través de la mirada, la es-
mediático) todo aquello de lo cual los pueblos, justamente, cucha y la escritura, aunque haya que renunciar a las pre-
están excluidos; o cuando se quiere entender en la palabra tensiones apodícticas de la metafísica de escuela:
imagen (soporte de la celebridad, de la sobrerrepresentación

54
J. Ranciere, Le Philosophe et ses pauvres, París, Fayard, 1983 , p. 6 (prefa-
53
cio de 2006 ).
Ibíd., p. 71.

92 93
La metafísica clásica ha sido considerada como una especia- "mostrados con el dedo" a partir del gesto, característico,
lidad dentro de la cual la literatura no tenía nada que hacer, de un acercamiento tan descriptivo como problematizado. 56
porque ha funcionado sobre un trasfondo de racionalismo Si el último capítulo de este libro está dedicado a James
incuestionado y partía de la convicción de poder hacer en- Agee y a la extraordinaria investigación que realizó en la
tender el mundo y la vida humana a través de un ordena- miserable Alabama de los años treinta, 57 es evidentemente
miento de conceptos.[ ... ] Todo cambia cuando una filosofía porque la posición filosófica reivindicada aquí es insepa-
fenomenológica o existencial se propone ya no explicar el rable de una posición literaria destinada tanto a acercarse
mundo o descubrir sus "condiciones de posibilidad", sino a fenómenos sensibles (al igual que un filólogo o un histo-
formular una experiencia del mundo,_un contacto con el riador podrían hacerlo ante un documento, al igual que
mundo que precede a todo pensamiento sobre el mun~o. [... ] un etnólogo podría hacerlo ante un gesto ritual) como a
A partir de entonces, la tarea de la filosofía y la de la litera- discernir sus líneas de fuerza o sus líneas frontales (al igual
tura ya no pueden quedar separadas. Cuando se trata de ha- que un filósofo dialéctico podría hacerlo ante una situa-
cer hablar a la experiencia del mundo y mostrar cómo la_ ción cualquiera).
conciencia se escapa del mundo, ya no es posible jactarse de Esta posición literaria tiene una larga historia ya.
alcanzar una transparencia perfecta de la expresión.Ja ex-~ Walter Benjamín y Ernst Bloch comprendieron mejor
presión filosófica asume las mismas ambigüedades que la que nadie todo su alcance, tanto político como poético:
expresión literaria, si el mundo está hecho de tal manera que desde El campesino de París de Louis Aragon y Nadja de
solo puede expresarse en "historias" y como si se lo mostra- André Breton hasta Berlin Alexanderplatz de Alfred Do-
ra con el dedo. 55
blin, desde los montajes brechtianos hasta la escritura
guionística de Moholy-Nagy, desde Blaise Cendrars, Ilya
No sé si Jacques Ranciere, para hablar como lo hago de Ehrenbourg o Vladimir Mayakovski -pienso, por ejem-
esta "dialéctica de lo sensible", aceptaría una mediación plo, en los extraordinarios "poemas-reportajes" de 1925-
filosófica (la mediación de un punto de vista fenomeno- 1929-,58 es toda una constelación literaria la que, más
lógico, en el sentido de Merleau-Ponty, e incluso antro- allá de la escritura novelesca del siglo x1x, ha querido
pológico, en el sentido de Mauss revisitado por Georges adoptar el principio del montaje documental que se en-
Bataille). Pero está claro que, incluso hasta en su reciente
libro Aisthesis, Ranciere procede a menudo por "escenas"
que son otras tantas "historias" singulares u objetos
56
J. Ranciere, Aisthesis: Escenas del régimen estético del arte, París, Galilée, 2011
[Aisthesis. Escenas del régimen estético del arte, Buenos Aires, Manantial, 2013].
57
Ibíd., pp. 287-307. Cfr. J. Agee y W. Evans, Louons maintenant lesgrands
hommes. Alabama: trois famtlles de métayers en 1936 (1941), París, Plon, 1972
55 M. Merleau-Ponry, "Le roman de la métaphysique" (1945), en Sens et
(2002).
58
non-sens, París, Nagel, 1948, pp. 35-3 7 [Sentido y sinsentido, Barcelona, Penín- Cfr. V. Mayakovski, L'Umversel Reportage (1913-1929 ), Tours, Farrago,
2001.
sula, 2000].

94 95
cuentra más tarde en las obras de W.G. Sebald, de Char- vista Documentos fuera, no tanto ilustrada, sino más bien
les Reznikoff o, más cerca de nosotros de Jean-Christo- sostenida y solicitada por la iconografía documental del
phe Bailly. 59 _ .
propio Boiffard, de Eli Lotar y muchos otros más. 63 Duran-
Ahora bien, este principio de monta¡e -o de remonta¡e te esos mismos años, las imágenes sensibles de Germaine
documental- es inseparable de una historia cultural pro- Krull venían a solicitar aún el pensamiento dialéctico de
fundamente marcada, antes del cine, por un cierto uso de Walter Benjamín sobre los pasajes parisinos 64 (algunas
la fotografía. 6~ Así es cómo la dialéctica se encuentra con lo de dichas imágenes se encuentran en los archivos de otro
sensible, y cómo la política se encarna en los nuevos recur- gran dialéctico, Theodor Adorno). Cuando, en 1933, Ilya
sos recursos visuales incluidos, de la poesía. En 1924, por Ehrenbourg publicó su libro Man Paris en Moscú, prime-
eje~plo, Blaise Cendrars publicó un li~ro cuyo ~ítulo es ro se hizo fotografiar de perfil por El Lissitzky - que tam-
Kodak. Como, entretanto, la firma americana hab1a hecho bién era el maquetista del libro- con su Leica de frente,
valer sus derechos, Cendrars tuvo que limitar su título a la manera de decir que la Leica, pronto fotografiada en pri-
sola leyenda Documentales. 61 En 1928, el principio d~l mon- mer plano, era tal vez el autor principal de ese libro com-
taje entraba en la poética misma del trayecto sonado~ Y puesto por una admirable sucesión de imágenes que mos-
amoroso de Nadja al punto tal que el texto fue escandido traban los diversos pueblos de París. 65 Y finalmente -para
por las fotografías urbanas de Jacques-André Boiffard y de interrumpir esta lista que podría ser mucho más larga-
Man Ray. 62 También era necesario que la empresa de desmon- ¿cómo comprender el Diario de trabajo o el ABC de la guerra
taje teórico llevada a cabo por Georges Bataille en la re- de Bertolt Brecht sin sus montajes fotográficos, o bien la
investigación de James Agee sin las imágenes implacables
de W alker E vans? 66
Implacables imágenes, en efecto. 67 Pero no por eso "in-
59 Cfr. en particular Charles Reznikoff, TTémoignage. Les États-Unis sensibles", en lo absoluto, esas imágenes que tampoco nos
(1885-1915), réátatif(1965), París, P.O.L., 2012; W.G. Sebald, Austerlitz
(2001), Arles, Actes Sud, 2002 [Barcelona, Anagrama, 2013]; J. C. Ba1lly,
Le Dépaysement. Voyages en France, París, Seuil, 2011. Cfr. los traba¡os de M.
63
. "Du montage de témoignages dans la littérature:,, Holocauste de Charles Cfr. G. D idi-Huberman, La Ressemblance informe, ou le gai savoir visuel
PlC, . ,,
Reznikoff', en Critique, nº 736, 2008, pp. 878-888; "Elégies documenta1res , selon Georges Bataille, París, Macula, 199 5.
64
en E urape (en prensa). . , . , . . Cfr. U. Marx, G. Schwarz, M. Schwarz y E. Wizisla, en F. Pernier (dir.),
60 Cfr. G. Didi-Huberman, Atlas ou le gai savoir inquiet. Loed del hzstozre, Walter Benjamin: archives. lmages, textes et signes (2006), París, Klincksieck,
3 París, Minuit, 2011. 2011, pp. 272-293.
65
' 61 B. Cendrars, Kodak (documental), París, Stock, 1924; Poésies completes, l. Ehrenbourg, Man Parzs, Moscú, Izogiz, 199 3.
66
Cfr. O. Lugon, Le Style documentaire. D'August Sander a Walker Evans,
Par1s, Denoel , 1944, pp. 151-189 ("Documentaires"); cfr. D. Grojnowski,,, Pho-.
,
tographie et fangage. Fictions, illustrations, informations, visions, théories, Pans, L1- 1920-1945, París, Macula, 2001 (2011). G. Didi-Huberman, OJ:tand les images
brairie José Corti, 2002, pp. 45-66. prennent position. L'oeil de l'histoire, 1, París, Minuit, 2009.
¡ J. Agee y W. Evans, Louons mazntenant les grands hommes, ob. cit. (cua-
6
c,2 A. Breton, Nadja (1928), CEuvres completes, 1, París, Gallimard, 1988,

pp. 643-753 [Barcelona, Círculo de lectores, 2002]. derno fotográfico sin numeración de páginas).

96 97
también sus "puntos sensibles", como tan bien se dice para
dejan insensibles a nosotros. Nadie llora, es cierto, en esas indicar dónde esto funciona excesivamente, dónde puede
imágenes de miseria donde ronda por todas partes la espera fallar, dónde todo se divide en el despliegue dialéctico de
de un trabajo, el hambre, la muerte también. Una esposa las memorias, los deseos, los conflictos.
parece casi mantener su labio inferior apretado entre los Volver sensible quiere decir también volver accesible
dientes, como para no llorar, justamente; un niño, azorado, esta dialéctica del síntoma que atraviesa enteramente la his-
en cuclillas, incapaz de jugar, mira al vacío; mirándolo bien toria a menudo a expensas de los observadores patentados
¿ese otro bebé no está llorando en brazos de su madre? Hay (quiero decir, por ejemplo, que James Agee y Walker Evans
por consiguiente en estas imágenes todo el desamparo, pero han puesto ante nuestros ojos ciertos aspectos de la cri-
al mismo tiempo, toda la dignidad que permanece en el sis económica que sin duda no veían con tanta precisión
lazo establecido con el fotógrafo. Como en August Sander, los economistas o los historiadores de aquella época). Esta
ninguna foto se ha tomado a las apuradas, todo es el resul- podría ser una manera de entender lo que decía Maurice
tado de una consideración compartida, de un respeto mutuo Blanchot cuando evocaba la "presencia del pueblo[ ... ] no
que tomó el tiempo necesario para instaurarse. Y así es como el conjunto de las fuerzas sociales, dispuestas a tomar
como Walker Evans ha "vuelto sensible" para nosotros algo decisiones políticas particulares, sino en su[ ... ] declaración
crucial -y no solo aparente- en la condición de los pueb~os de impotencia": 68 de modo que "volver visible" querría decir,
norteamericanos de la Gran Depresión, algo que resulta in- estrictamente hablando, volver sensibles las fallas, los lu-
separable del relato que de ella hizo James Agee. . 1 _ gares o los momentos a través de los cuales, declarándose

¿Qié quiere decir entonces, en un contexto semeiante, 1 éomo "impotencia", los pueblos afirman a la vez lo que les
el gesto de volver sensible? No quiere decir, mal que _les p~se falta y lo qµe desean. Ii,as imágenes de Walker Evans (ári-
a las estrechas versiones del platonicismo o el racionalis- das, y sin embargo tan conmovedoras) al igual que las des-
mo contemporáneos, volver ininteligible. Si Walter Ben- cripciones de James Agee (literales, y sin embargo tan poé-
jamín construyó todo su abordaje de la "legibilidad de la ticas) aparecen de este modo como el volver sensible y la
historia" en torno a la noción de imagen dialéctica -y no, declaración de impoder' 9 de esos pueblos que enfrentan una
por ejemplo, en torno a la de "idea dialéctica" o i~c_luso situación histórica y política que los expone a desaparecer.
"idea de la dialéctica"-, es efectivamente porque la mmte-
ligibilidad histórica y antropológica no puede disociarse de
una dialéctica de las imágenes, de las apariencias, de las apa- 68
M. Blanchot, La Communauté inavouable, París, Minuit, 2009 [La co-
riciones, de los gestos, de las miradas ..., Todo lo que podría munidad inconfesable, Madrid, Arena, 2002].
69
llamarse acontecimientos sensibles. En cuanto a la potencia de Modifico aquí la expresión de Maurice Blanchot en razón de la distin-
ción, a mi entender necesaria (la encontraremos, en particular, en los comen-
legibilidad que estos acontecimiento; conllevan'. so,lo es efi-
tarios que Gilles Deleuze hace de Nietzsche), entre potencia y poder. Se podrá
caz porque entra en la eficacidad misma de las 1magenes el decir entonces que, justamente, una "declaración de impoder" no está despro-
volver accesibles, el hacer que se levanten, no solamente vista de su potencia de declaración.
los aspectos de las cosas o de los estados de hecho, sino
99
98
Volver sensible, sería entonces volver accesible a los
sentidos, y volver accesible incluso lo que nuestros senti~_
dos, al igual que nuestras inteligencias, no siempre consi- EL PUEBLO Y EL TERCER PUEBLO
guen percibir como algo que "tiene sentido": algo que solo Sadri Khiari
aparece como falla en el sentido, indicio o síntoma. Pero en_
un tercer sentido, "volver sensible" quiere decir también
que nosotros mismos, ante esas fallas o esos síntomas, nos
volvemos de golpe "sensibles" a algo de la vida de los pue-
blos -a algo de la historia- que se nos escapaba hasta en-
tonces pero que nos concierne directamente. ~os vemos así
"sensibilizados" o sensitivos frente a algo nuevo en la his-
toria de los pueblos que deseamos entonces conocer, com-
prender y acompañar. Nuestros sentidos, pero también ¿No tiene nada que hacer el sábado que viene? Entonces
nuestras producciones significantes sobre el mundo histó- vaya a dar una vuelta por Saint-Denis -por la línea 13 del
rico, "se emocionan" por obra de ese "volver sensible": metro o la línea C del tren suburbano RER- e indague a la
emocionar en el doble sentido de la emoción y de la moción gente que pasa. Identifique a un francés negro o árabe y pre-
-o puesta en ~archa del pe~sami~~to. l - . - -- gúntele: "¿A qué pueblo pertenece?". Si le contesta que al
Ante la "declaración de impoder" de los pueblos -tal pueblo francés, puede estar seguro de que es un obsecuente.
como se nos vuelve sensible en el montaje de los textos de Si le responde sinceramente, le va a decir: "Pertenezco al
James Agee y las imágenes de Walker Evans-, nos vemos pueblo negro, o árabe o berebere, malí, marroquí, musul-
enfrentados a todo un mundo de emociones dialécticas, como mán, senegalés, argelino, africano ... ". Después identifique
si a la legibilidad de la historia le hiciera falta esa particu- a un francés de los llamados "de origen" 1 y plantéele la mis-
lar disposición afectiva que se apodera de nosotros ante las ma pregunta. No le va a decir: "Formo parte del pueblo
imágenes dialécticas: la fórmula con el pathos que sin embar- blanco o europeo o cristiano"; le va a responder: "Formo
go la divide, lo inteligible con lo sensible que sin embargo parte del pueblo francés". Estas distinciones podrían no te-
lo perturba. ner una gran incidencia si se tratara simplemente de que

1
La expresión que se utiliza para hablar de los franceses de origen es
"franr;ais de souche". La palabra souche significa, entre otras acepciones, "cepa",
"tronco", "abolengo". Estos términos, muy específicos, se adaptan a algu-
nas ocurrencias del sintagma pero no a todas. Adoptamos por consiguiente
la expresión más general "francés/franceses de origen". [N. de T.]

100 101
unos y otros definan una de las identificaciones a las que
atribuyen importancia, como podría ser el caso de dos fran- tructura del pueblo no sean ni contingentes ni arbitrarios,
ceses, uno de Dunkerque y otro de Marsella. Pero reivindi- no bastan en sí mismos para constituir el pueblo. Estos ele-
car la pertenencia a un pueblo implica mucho más. Impli- mentos constituyen solamente la condición de posibilidad
ca establecer el grupo al que uno pertenece en la sociedad de la emergencia de la entidad pueblo. Para que esta se ma-
y afirmar su relación privilegiada con el Estado, o con el terialice efectivamente, tiene que existir ese exterior hostil,
Estado-nación para ser más precisos. ~e dos fracciones ya sea que se trate de la aristocracia feudal, el pueblo de al
importantes de la misma población francesa, una amplia- lado,_ el pueblo opresor o de una fracción del pueblo que se
mente mayoritaria, reconocida por el Estado y que se reco- considera nociva. El pueblo es una historia, relaciones de
noce en él, y la otra minoritaria, no reconocida por el Esta- fuerza, una historia de relaciones de fuerza. Es la historia
do y que no se reconoce en él, respondan de manera a t~avés de la cual la noción de pueblo se impuso a escala
opuesta plantea un problema estratégico mayor tanto para un~versal._Es la historia de la modernidad colonial y capi-
la una como para la otra. tah~:ª· Afirmar esto implica dos cosas: por un lado, que la
noc10~ ~e pueb~o permite expresar una forma política que
colon_1zo al con1unto de las relaciones sociales a escala pla-
¿CONTRA QUIÉN SE CONSTITUYE EL PUEBLO? n~t~na! y por otro lado, que presenta una multitud de sig-
mfrcac1ones que reflejan los contextos particulares en los
A la pregunta "¿qué es el pueblo?", hay que contestar, na- cuales se la moviliza.
turalmente, con otra pregunta: "¿contra quién se constitu- E~ universo de sentido en el cual la noción de pueblo se
ye el pueblo?". Lo que más frecuentemente hacemos es despliega y adquiere significaciones particulares se cons-
preguntarnos cuáles son las características inmanentes al truye generalmente a partir de la articulación, que nunca
pueblo, los elementos "materiales", los relatos o los mitos es idéntica, entre tres nociones más: la nación, la ciudada-
que fundan la conciencia, entre los individuos, de perte- nía/soberanía,2 las clases que llamaremos subalternas. Lo
necer a un mismo grupo. Actuamos como lo hacemos tam- que puede retenerse de la pluralidad de las formas de arti-
bién -y equivocadamente- con la nación. Pero esos ele- culación entre estas nociones es su plasticidad, su mutua
mentos que supuestamente constituyen el pueblo no se permeabilidad, su capacidad para metamorfosearse una en
reúnen, no coagulan y no se piensan como un todo articu- la otra, a confundirse, incluso. Cada término de este trípti-
lado, coherente, indivisible, todos esos elementos no se co puede ser absorbido por otro, o desaparecer completa-
transforman en impulso potencial de movilización colec- mente. Como ilustración extrema daré la situación de los
tiva, no cobran sentido políticamente más que a partir del
momento en que se esboza algo exterior al pueblo, poten-
cialmente hostil al pueblo. Dicho de otro modo, aunque 2
Me parece posible afirmar que en la democracia norteamericana la ciu-
los elementos que de algún modo constituyen la infraes- dada~ía es sobre todo individualizada, mientras que en la república f;ancesa
es mas colectiva y se la identifica con la soberanía popular.

102
103
entonces una dimensión estratégica. El poder siempre se
movimientos de liberación nacional o de guerra llamados
conquista o se conserva frente a un enemigo o a un rival,
nacionales, en el transcurso de los cuales la ciudadanía se
real o meramente supuesto, del pueblo.
confunde completamente con la soberanía popular, que a
su vez se disuelve en la soberanía nacional. En ese caso, la
"unión nacional" interclasista asimila, por lo menos en la
EL PUEBLO CON Y CONTRA LA RAZA
representación que se hace de sí misma, todos los compo-
nentes de la población en un pueblo-nación indisociable.
Este modo de abordar la noción de pueblo sigue siendo
Por el contrario, el agudizamiento de la lucha de clases o
muy incompleto, con todo, si omitimos agregar a la tríada
una situación revolucionaria tienden a asimilar el pueblo
antes mencionada, un cuarto término sin el cual la com-
a las capas subalternas. En este caso, la soberanía nacional
prensión de las relaciones de poder en Francia quedaría
se disuelve tendencialmente en la soberanía popular. Tam-
trunca. Me refiero a la raza. Afirmo en efecto que, en su
bién se puede dar el ejemplo de los movimientos de libera-
acepción moderna, la noción de pueblo se ha construido
ción que cubren aproximadamente todas las formas de lu-
en un estrecho vínculo con la producción social de las ra-
cha de clases. El pueblo-nación se identifica entonces con
zas generada por la colonización. En la historia de la mo-
las categorías subalternas de la población, mientras que las
dernidad y hasta hace muy poco tiempo (en los Estados
clases dominantes son asimiladas con el extranjero, exte-
Unidos segregacionistas, en la Alemania de Hitler, en
riorizadas en relación con el pueblo-nación. Para completar
Sudáfrica), ciertos pueblos se han afirmado explíátamente
esta descripción, se pueden evocar los casos en que el pue-
a partir de lo racial. La dimensión racial de la noción de
blo, al mismo tiempo que se otorga los mismos fundamen-
pueblo quedó generalmente enmascarada por el universa-
tos que la nación, se autodefine como "menos" que la na-
lismo y el igualitarismo burgués dominante. En la noción
ción, generalmente en la medida en que, aunque sigue
humanista, abstracta, del pueblo, no hay cabida para las
vinculada con ciertos poderes autónomos, en el plano cul-
razas, en efecto: la humanidad es una y se distribuye en
tural especialmente, no aspira (o renuncia) a dotarse de un
pueblos-naciones, no en razas.
Estado que le sea propio (pueden mencionarse, en tal sen-
Para evitar las acusaciones irreflexivas prefiero pre-
tido, los numerosos "pueblos minoritarios" dentro de los
cisar, sin embargo, lo que entiendo por "raza" o más preci-
Estados europeos).
samente por "razas sociales", dado que la raza no es más
La noción de pueblo puede estar ligada entonces a po-
que la relación de dominación y de resistencia a la opre-
siciones particulares en el orden socioeconómico. Pero estas
sión que existe entre grupos humanos racializados. A veces
no bastan para dar sentido a la noción de pueblo, en cuyo
basta con cambiar las palabras para entender mejor las co-
centro se encuentra el reparto de los poderes políticos y de
sas. Por eso propongo sustituir sistemáticamente la palabra
los honores, es decir de las distinciones estatutarias en el
"discriminación" por su contrario "privilegios". Desde
orden moderno del Estado. La noción de pueblo aparece así
hace algunos años, se admite generalmente que en Francia
como una noción política, ante todo. Tiene necesariamente

105
104
existen discriminaciones ligadas al color de la piel, al ori-
imagen clara de lo que es una sociedad racial: una sociedad
gen o a la cultura. La ley propone combatirlas, numerosas
caracterizada por privilegios acordados a una categoría de
instituciones públicas y privadas intentan evaluarlas, en- la población definida por un estatuto reconocido oficial-
tender sus lógicas directas o indirectas, concebir mecanis- mente o no: ser blanco, cristiano, europeo. Y yo agregaría
~os antídoto. Se reconoce asimismo que conciernen prác- que como este privilegio concierne también el acceso al
ticamente todos los ámbitos de la vida social: las relaciones poder del Estado, este cumple la función de un cerrojo que
ec~nómicas, tanto en el sector privado como en la esfera pú- permite la perpetuación del sistema racial. Por razas socia-
blica, las configuraciones urbanas, la justicia, la enseñanza, les se ha de entender, entonces, la existencia de una jerar-
el acceso a la vivienda, a la cultura, a las actividades recrea-
quía conflictual de los poderes entre grupos sociales que
tivas, la representación en los diferentes medios de comuni- distingue un estatuto, dicho o no dicho, que ordena a los
cación, la participación política, la presencia en las institu- seres humanos en función de criterios de colores o de cul-
ciones, etc. Se admite también que sus principales víctimas
turas construidos en el movimiento de colonización euro-
son las poblaciones de origen inmigrante de las últimas dé-
pea del mundo y que se perpetúa hoy en día en las formas
cad~s, procedentes del Magreb y del África negra, y las po-
imperiales contemporáneas.
blaciones originarias de los "territorios de ultramar". Se ad- El ocultamiento de las jerarquías raciales es particular-
mite que se diga, por último, que son masivas y que se
mente manifiesto en Francia, a raíz sin duda de que la
prolongan de generación en generación. Tomemos ahora ideología nacional se construyó en torno a la misión uni-
un cuadro o un diagrama cualquiera concebido para esta- versalista -y civilizadora- del pueblo francés. En tiempos
blecer estas discriminaciones e invirtámoslo sobre sí mismo. del imperio, las leyes de la república establecían una dis-
Teníamos, por ejemplo, los siguientes datos: "Entre 25 y tinción estatutaria entre los "verdaderos" franceses ' dota-
50 años, para el conjunto de los franceses, el paro es del dos de ciudadanía, y los sujetos "indígenas" de las colonias,
20%. Es del 30% para los ciudadanos franceses nacidos de pero el propio Estado colonial prefería disimular la den-
pa~~es magrebíes, africanos o ultramarinos" (las cifras aquí sidad racial de la noción de pueblo francés. Fuera de gru-
utilizadas son totalmente arbitrarias y la situación descrip- púsculos de extrema derecha, la misma denegación perma-
ta está muy simplificada, pero se trata simplemente de nece, tanto en la derecha como en el seno de la aplastante
ilustrar mis palabras). Invirtamos entonces el cuadro. Ten- mayoría de la izquierda. Si escribo "el pueblo francés es el
dríamos lo siguiente: "Entre 25 y 50 años, para el conjun- pueblo francés blanco", me veré acusado, en efecto, de uti-
to de los franceses, el paro es del 20%. Es del 10% entre los lizar el mismo lenguaje que los identitarios supremacistas
ciudadanos franceses nacidos de padres franceses, denomi- blancos. Pero no puedo sino escribirlo: ¡el pueblo francés es
nados 'de origen', blancos, europeos, cristianos". Este cua- el pueblo francés blanco/Y añadiría, para ser más preciso: eu-
dro ya no sería un cuadro relativo a la discriminación sino ropeo y cristiano de origen. Los otros, los que no han teni-
un cuadro sobre los privilegios. Si se procede del mismo do la suerte de nacer blancos, europeos y cristianos, no for-
modo en otros ámbitos de la vida social, tendremos una man parte del pueblo: son el tercer-pueblo. Esto no equivale

106
107
a decir lo que diría un militante neonazi, sino lo que pien- la noción de pueblo se ha ido estrechando en torno a los
san con mayor o menor claridad todos los franceses. Es de- pretendidos "franceses de origen", blancos, europeos, cris-
cir, sobre todo, la realidad de las relaciones de poder y de tianos. Dicho de otro modo, esta política aspira a recons-
las relaciones con las instituciones de poder de la mayoría truir la noción bastante maltrecha de pueblo francés allí
blanca, europea y cristiana frente a la minoría procedente donde resulta más fácil: contra los no blancos. Si algunas
de la inmigración no europea. corrientes más nacionalistas ponen particularmente el acen-
Una palabra más. El "pacto republicano" que concentra to en el "origen", otros, más liberales o más mundialistas,
la ideología de las instituciones constitutivas del pueblo privilegian, siempre contra los no blancos, la referencia a
francés, construida en torno a la ciudadanía democrática, una "identidad" blanca europea, fundamento de lo quepo-
de cierto compromiso social redistributivo y de la preemi- dría ser un pueblo europeo. 3 Frente a la crisis del pacto re-
nencia nacional, se ha formado en una encrucijada entre publicano, pero también frente a la ofensiva racialista de las
numerosos elementos decisivos: los conflictos sociales y po- fuerzas políticamente mayoritarias, a la izquierda radical,
líticos internos a Francia, la competencia con los otros Es- por su parte, le cuesta mucho encontrar su camino.
tados imperiales y la expansión colonial. El pueblo francés,
el Estado francés, la nación francesa son sus productos, es
decir que han sido modelados por las relaciones de poder LA INFLEXIÓN NACIONAL DE LA IZQUIERDA RADICAL

nacidas de la colonización. Ahora bien, diversos factores


hacen tambalear este andamiaje: la mundialización liberal A excepción tal vez de los ecologistas y de ciertas sensibili-
y financiera, la institucionalización de la Unión Europea, dades de extrema izquierda, cierto discurso "soberanista" se
la pérdida de influencia del imperialismo francés y la pre- expresa hoy en todos los partidos. En el interior de las prin-
sencia creciente de una población no blanca, originaria de cipales fuerzas presentes en el tablero electoral (uMP y alia-
las colonias. Desde hace algunos años, una de las razones, y dos, PS y aliados, FN), esta retórica concuerda paradójica-
no de las menores, de las políticas racialistas del Estado, mente con la defensa de los principales mecanismos de la
sean la derecha o el partido socialista los que lo dirijan, es mundialización liberal. No se resume a su carácter demagó-
reforzar la dimensión racial del pacto republicano para gico electoralista, sin embargo; también tiene una función
compensar los efectos deletéreos de esos factores que lo mi- más profunda, racial en este caso, desprovista de ambigüe-
nan y sobre los cuales tiene muy poca influencia. En nom- dad en su acercamiento a la inmigración y a los suburbios.
bre de la incompatibilidad de los "valores" de la república La mayor parte de las fuerzas organizadas de la propia
y/o de la "identidad nacional", con las "culturas" y las izquierda radical no escapa a la renovación del paradigma
creencias de los franceses procedentes de la inmigración co-
lonial, en nombre de la "necesidad" de controlar o de in-
terrumpir los flujos migratorios, de preservar el empleo 3 He intentado demostrar esta hipótesis en La Contrerévolution coloniale
"francés", de luchar contra el terrorismo o la inseguridad, en France. De de Gaulle aSarkozy, París, La Fabrique, 2009.

108 109
militar, y su red de alianzas cuya renovación en dirección
nacionalista, articulado en torno a las nociones de pueblo de las "potencias emergentes" debería de permitir hacer re-
5
y de soberanía popular. La expresión más ostensible de esta troceder la subordinación actual a los Estados Unidos.
inclinación la representa sin duda el agrupamiento de la Jean-Luc Mélenchon retoma por cuenta propia, es cierto,
izquierda en torno al Frente de Izquierda y a Jean-Luc Mé- ciertas reivindicaciones sociales que subrayan su compro-
lenchon, disidente del Partido Socialista y aliado del Parti- miso con la izquierda; se ha opuesto a la anarquía liberal y
do Comunista, que desarrolla un discurso antiliberal y na- a una mundialización financiera incontrolable de efectos
cionalista en torno al tema de la "soberanía popular". En desastrosos para las clases populares; también ha denuncia-
la última elección presidencial, Jean-Luc Mélenchon obtu- do el expansionismo y la arrogancia de los Estados Unidos.
vo un 11 % de los votos gracias a una campaña que podría Su proyecto se inscribe, sin embargo, en la pers~ectiva ~a-
resumirse en dos fórmulas: "Viva el pueblo francés" y "El cional-imperialista de constituir un nuevo polo mternac10-
pueblo quiere el poder". Durante su campaña electoral nal en cuyo seno Francia desempeñaría un papel protagó-
puso así el acento en la soberanía de la que el pueblo fran - nico. Podría recobrar, así, el esplendor perdido. Esto pone
cés ha sido desprovisto por las lógicas liberales de la mun- de manifiesto el carácter equívoco de la noción de pueblo
dialización, las instituciones financieras internacionales y tal como aparece en el discurso de la izquierda de Mélen-
el Banco Central Europeo. Si evitó cuidadosamente susti- chon, en el cual la ciudadanía y la soberanía popular se ar-
tuir la noción de soberanía popular por la de soberanía na- ticulan fuertemente con la soberanía nacional, que a su vez
cional, puso atención en destacar los principales símbolos es condición y finalidad de una política de potencia. El pue-
del nacionalismo francés (la bandera tricolor, la Marsellesa, blo no aparece entonces como sinónimo de clases subalter-
el mito de Francia como nación de los derechos humanos nas sino como la forma a través de la cual las clases sub-
y de lo universal. .. ), refiriéndose constantemente, además, alt~rnas se muestran solidarizadas con la República
a la noción de "patria". Más aún, destacó su voluntad de imperial, a través de la rehabilitación del viejo pact~ repu-
reafirmar la independencia nacional de Francia, que para blicano, tal como se lo idealiza, en todo caso; es decir, aso-
él se confunde ampliamente con la restauración de su pa- ciando una ampliación de los derechos democráticos, me-
pel de potencia a escala internacional, con la fuerza expan- canismos de redistribución social y nacionalismo. De ahí
sionista de su economía, la explotación de la inmensidad surge la coherencia de la política de Mélenchon hacia la
de su espacio marítimo y de su presencia (¡colonial!) en to- población de origen inmigratorio y hacia los barrios po-
das partes del globo, las herramientas de su influencia cul- pulares. Mientras que las formaciones políticas ganadas a
tural como las instituciones de la francofonía, 4 su potencia

s Véase en particular el artículo de J.-L. Mélenchon, "Une défense souve-


4
La francofonía designa al conjunto de países y personas de lengua fran- raine et altermondialiste", publicado en la Revue déjense nationale, nº 749,
cesa. La defensa de la francofonía ha generado políticas de promoción y difu- abril de 2012.
sión de la lengua y la cultura francesa en el mundo. [N. de T.]

111
110
la causa del neoliberalismo, incapaces de preservar los dis- hecho a preservar el estatuto de no-ciudadanos para negros,
positivos sociales, intentan reforzar la dimensión racial del árabes o musulmanes, es decir, a relegar fuera del campo
antiguo pacto republicano, la estrategia de Mélenchon se político a una amplia franja de las clases sociales más des-
inscribe en la lógica inversa, que consiste en privilegiar sus favorecidas. Un ejemplo elocuente: los comentarios acerbos
dimensiones ciudadanas, redistribuidoras y nacionales an- del líder del Frente de Izquierda sobre una revuelta recien-
tes que sus lógicas raciales. De este modo, aunque no se te en los suburbios de Amiens, donde está particularmente
aleja de cierta prudencia destinada sin duda a cuidar a su presente la población de origen inmigrante. El motivo de
electorado blanco, se permite defender los derechos demo- la revuelta, desencadenada por un control vial de rutina,
cráticos y sociales de la inmigración y de los habitantes de fue el acoso policial permanente del que son víctimas los
los barrios populares, y en esto se distingue de la derecha habitantes de los barrios populares, en particular si no son
del Partido Socialista. Al mismo tiempo no se trata de to- blancos. Como sucede a menudo en este tipo de circunstan-
lerar, para él, el menor cuestionamiento de la "República cias, fueron incendiados coches y una escuela, mientras que
una e indivisible" y de sus "principios", fundamentos in- dieciséis policías resultaron heridos al cabo de violentos
evitables, según él, de la soberanía del pueblo y de la matriz enfrentamientos. Sin encontrar la menor justificación a la
nacional francesa. furia de los sublevados, Jean-Luc Mélenchon los calificó
A los franceses negros, árabes y musulmanes, Mélen- lisa y llanamente de "cretinos", de "payasos" y de "lacayos
chon no puede proponerles más que la asimilación en el del capitalismo". En un debate que tuvo lugar durante los
seno de un "pueblo único e indivisible", de las institucio- "Encuentros estivales ciudadanos 2012 del Frente de Iz-
nes que lo constituyen, de su cultura dominante, de su his- quierda", Félix Boggio Éwanjé-Épée y Stella Magliani-
toria "nacional" y de sus normas. De este modo, por no ci- Belkacem pusieron el dedo en la llaga: "¿~é implican las
tar más que un ejemplo, no duda en negar toda pertinencia palabras extremadamente violentas y descalificadoras de
a la noción de islamofobia y en retomar la campaña en de- Jean-Luc Mélenchon? Lo que subyace a esos insultos es la
fensa de la laicidad, es decir, de un instrumento de relega- idea de que esos jóvenes no forman parte del "pueblo" que
ción de la población musulmana y de estigmatización de su proyecto reúne, que esa revuelta no es legítima. Esto
una religión, considerada invasora y amenazadora en rela- supone de hecho tachar de falsas las exigencias encarna-
ción con la norma francesa, blanca, cristiana y europea. das por esas revueltas". 6
Ahora bien, un enfoque asimilacionista semejante, ya se
ejerza contra los musulmanes o contra otros grupos proce-
6
dentes de la inmigración colonial, significa concretamente F.B. Éwanjé-Épée y S. Magliani-Belkacem: "Les lurtes de l'immigration
postcoloniale dans la 'révolution citoyenne"' [disponible en www.contre-
su exclusión fuera del pueblo. Dicho de otro modo, aunque
temps.eu/interventions/luttes-immigration-postcoloniale-dans-«révolution-
se proponga representar el conjunto de la población desfa- citoyenne», última consulta: 5/3/2014]. Las declaraciones de Jean-Luc Mé-
vorecida de Francia, la noción de pueblo en su acepción lenchon suscitaron también la excelente reacción de algunos militantes del
dominante dentro del Frente de Izquierda contribuye de Frente de Izquierda, miembros de una de las corrientes originarias del Nuevo

112 113
Desde el punto de vista de una política de izquierda que
se esmera en reunir a "los de abajo", la referencia a un pue- puede tomarse por un americano cuando usted nunca fue
blo homogéneo o potencialmente homogéneo es un calle- tratado como un americano en este país?[ ... ] Supongamos
jón sin salida, evidentemente. En tanto que para la pobla- que diez hombres estén sentados a la mesa, cenando, y que
ción procedente de la inmigración, la asimilación nacional yo entre y vaya a sentarme en su mesa. Están comiendo; pero
en el seno de un mismo "pueblo francés" no es un tema a la frente a mí hay un plato vacío. ¿El hecho de que estemos
orden del día, la pregnancia de la idea nacional, racialmente todos sentados a la misma mesa basta para convertirnos
connotada, sigue siendo extremadamente fuerte dentro de a todos en comensales? Yo no ceno hasta que no me permitan
las clases subalternas "de origen". Negarse a tomar en cuen- tener mi porción de comida. No basta con estar sentado en
ta este dato, como lo hacen los militantes de izquierda que la misma mesa que los otros comensales para comer". 7 Esto
consideran que todo se resuelve en la cuestión socioeconó- es exactamente lo que expresaban, a su manera, los amoti-
mica y que las ideologías malvadas -"comunitaristas" o na- nados de noviembre de 2005 al desgarrar ostensiblemente
cionales racistas- se esfumarán en la dinámica de luchas delante de las cámaras de la televisión sus documentos de
sociales, no es demasiado serio. Este enfoque se choca con identidad franceses. Malcolm tuvo numerosas ocasiones
las razones que incitan a tantos trabajadores y desempleados de repetir esta metáfora. Se la encuentra en los discursos que
a votar contra sus "intereses objetivos", unas razones que pronunciaba como portavoz de la Nation ef Islam, cuando
tanto tienen que ver con las nociones de respeto, honor, dig- defendía una perspectiva separatista, pero seguirá empleán-
nidad, reconocimiento social. dola a continuación aunque hubiera renunciado al separa-
tismo. A partir de entonces, no sin ambigüedad, utilizaría
el término afroamericanos para designar a los negros es-
¿CÓMO SER FRANCÉS SIN SERLO?
tadounidenses, no para significar que a partir de ese mo-
mento negros y blancos iban a formar parte de un mismo
Desde el punto de vista de los "colonizados del interior", la pueblo, de una misma nación, sino por el contrario, para
dificultad estratégica no es menos aguda. Ya se planteaba de señalar la diferencia y afirmar la necesidad de que los ne-
los Estados Unidos del segregacionismo. A los líderes negros gros dispusieran para sí mismos de formas de autoridad
integracionistas, Malcolm X replicaba: "Pero, amigo, ¿como autónomas al mismo tiempo que participarían, con los
blancos, en una misma soberanía popular. Malcolm murió
sin haber resuelto las cuestiones que planteaba un enfoque
semejante. 8
Partido Anticapitalista: Cédric Durant, Razmig Keucheyan, Julien Rivoire,
Flavia Verri, "Jean-Luc Mélenchon: usted se equivoca con respecto a los mo-
tines de Amiens-Norte" [disponible en rue89.nouvelobs.com/rue89-
7
politique/2012/08 /3 1 /jean-luc-melenchon-vous-avez-tort-sur-les-emeutes- Malcolm X, Le pouvoir noir, París, La Découverte, 2008 , p. 208.
8
damiens-nord-234968, última consulta: 5/3/2014]. Estas cuestiones son abordadas en mi último ensayo: Malcolm X. Strate'ge
de la digmté naire, París, Amsterdam, 2013.

114
115
Los mismos interrogantes se plantean en Francia. Cuan- rrogar la cuestión nacional 10 desde un punto de vista des-
do uno forma parte de una minoría racial, ¿cómo concebir colonial, introducir el plural de la noción de pueblo, aso-
una política para sí en un espacio institucional común a ciar, dentro de una definición renovada de la soberanía
toda la población ? 9 Esta cuestión estratégica es aún más popular, la redistribución de los poderes económicos y
complicada si se tiene en cuenta que se plantea de manera sociales, a la redistribución de los poderes culturales y
diferente según uno se sitúe en la óptica de los blancos ma- simbólicos. Afirmar que en Francia todas las culturas tie-
yoritarios o en la óptica de los neo-indígenas. Solo podrá nen derecho de desarrollarse hoy no tiene demasiado sen-
encontrar respuesta común a toda la población francesa tido si, al igual que la "cultura francesa" dominante, esas
como culminación de un proceso descolonial que implica- otras culturas no "penetran" el Estado, si no emergen tam-
rá, durante un largo período transitorio, un compromiso bién de las formas legales de "autodeterminación" que ga-
dinámico y conflictual entre el pueblo y los pueblos de ranticen a las minorías la autoridad necesaria para desa-
Francia, fundado en una recomposición de la comunidad rrollar sus culturas y su visión del mundo. El principio de
política que tenga en cuenta e institucionalice las múltiples derechos culturales colectivos, parcialmente reconocido
referencias nacionales, culturales o identitarias. Una polí- hoy para las minorías regionales, también podría serlo
tica alternativa de izquierda no sabría contentarse con una para las minorías sin territorio. Pretender, por otra parte,
política de la inmigración no represiva ni con tomar medi- que en Francia todas las confesiones tienen los mismos de-
das contra las discriminaciones raciales. Todo esto es im- rechos es una superchería que la izquierda tiene que de-
perativo, por supuesto, como es necesaria la ruptura con el nunciar urgentemente; no para "radicalizar" la laicidad,
compromiso del Estado francés en las políticas imperiales. sino para considerar por fin a las creencias religiosas como
Pero si quiere ser eficaz, la izquierda tendrá que admitir, necesidades sociales legítimas.
asimismo, que no podrá ahorrarse otra política de la ''iden- Otra gran cuestión es sin duda la de la "historia de Fran-
tidad nacional". Utilizo a propósito este término que ha cia" y su función nacionalizante y racializante. No se trata
sido instrumentalizado por la derecha sakozysta para justi- de hacerle un lugarcito a la historia de las minorías en los
ficar su política racista. Porque es cierto que la respuesta manuales escolares, ni de "reconciliar las memorias" (¿cómo
que se le dio fue muy insuficiente. No bastaba, en efecto, reconciliar la memoria de los colonos con la de los coloni-
con revelar su finalidad o denunciar sus mistificaciones. zados?) ni, tampoco, de abandonar la historia a los historia-
Por el contrario, había que retomarla para volver a inte- dores, es decir, extraerla de la política. Sino de devolver a las
historias múltiples de las poblaciones francesas el lugar que
merecen dentro del Estado y dentro de la sociedad.

9 Ver S. Khiari, "Nous avons besoin d'une stratégie décoloniale", F. Bog-


10
gio Éwanjé-Épée y S. Magliani-Belkacem (coord.), en Races et capitalisme, Comencé una reflexión sobre este tema en Pour une politique de la racai-
París, Syllepse, 2012. lle, París, Textuel, 2006.

116 117
Estas solo son algunas pistas que exigen ser profundi-
zadas, extendidas, precisadas, con el objeto de concebir, en
EL INHALLABLE POPULISMO
el ámbito de la "identidad", lo que podría decirse en tér-
minos de compromiso dinámico, capaz de abrir el hori- Jacques Ranciere
zonte de la descolonización.
Para la izquierda, la cuestión no es renovarse o ser más
radical dentro de una matriz finalmente inmutable, sino
empezar en su interior mismo una verdadera revolución
cultural. No pongo en duda la generosidad de algunos de
sus componentes, pero en política la generosidad nunca
está demasiado lejos del paternalismo, ni este de la domi-
nación. Tendrá que romper con la ilusión de su propia uni-
No pasa un solo día en Europa sin que se escuche denun-
versalidad, entonces, como tendrá que aprender que no es
ciar los riesgos del populismo. Y sin embargo, no es fácil
la expresión de un mismo pueblo de los oprimidos sino
captar lo que esta palabra quiere decir exactamente. En la
una expresión, entre otras, de un privilegio blanco que
América Latina de los años 1930-1940, se utilizó para de-
debe aprender a combatir si aspira a hacer concebible una
signar cierto modo de gobierno que instituía una relación
alianza política entre las clases populares blancas y las cla-
de encarnación directa, que pasaba por encima de las rela-
ses populares de origen inmigrante, en torno a un proyec-
ciones de representación parlamentaria, entre un pueblo
to capaz de asentar la soberanía efectiva de un pueblo a la
y su jefe político. Este modo de gobierno, cuyos arquetipos
vez uno y múltiple.
fueron Vargas en Brasil y Perón en la Argentina fue rebau-
tizado por Hugo Chávez "socialismo del siglo xx1". Pero lo
que se designa hoy en Europa con el nombre de populismo
es algo distinto. No es un modo de gobierno. Se trata, por
el contrario, de una cierta actitud de rechazo hacia las
prácticas gubernamentales imperantes. ¿~é es un popu-
lista, tal como lo definen hoy nuestras élites gubernamen-
tales y sus ideólogos? A través de todas las fluctuaciones
del término, el discurso dominante parece caracterizarlo
a través de tres rasgos esenciales: un estilo de interlocu-
ción que se dirige directamente al pueblo por encima de
sus representantes más notables; la afirmación de que go-
biernos y élites dirigentes se preocupan más de sus propios

119
118
intereses más que de la cosa pública; una retórica identi- tienen ninguna competencia particular; pueblo ignorante
taria que expresa el temor a los extranjeros y su rechazo. que los oligarcas mantienen a distancia, etc. La noción de
Está claro, sin embargo, que no hay relación de nece- populismo construye efectivamente un pueblo caracteriza-
sidad alguna entre estos tres términos. Qye existe una en- do por la temible aleación de una capacidad - la potencia
tidad llamada pueblo, que es la fuente del poder y el inter- bruta del gran número- y una incapacidad, la ignoran-
locutor prioritario del discurso político, es lo que afirman cia que se atribuye a ese mismo gran número. El tercer ras-
nuestras constituciones y es la convicción que los oradores go, el racismo, es esencial para esta construcción. Se trata
republicanos y socialistas de antaño desarrollaban de bue- de mostrar a unos demócratas constantemente bajo sospe-
na fe. No se la vinculaba con ninguna forma de sentimien- cha de "angelismo" lo que es en verdad el pueblo profundo:
to racista o xenófobo. Qye nuestros políticos piensen en una jauría habitada por una pulsión primaria de rechazo
su carrera más que en el porvenir de sus conciudadanos y que apunta al mismo tiempo a los gobernantes, a quienes
que nuestros gobernantes viven en simbiosis con los re- declara traidores, puesto que no comprende la complejidad
presentantes de los grandes intereses financieros, no hace de los mecanismos políticos, y a los extranjeros, a quienes
falta que ningún demagogo lo proclame. La misma pren- teme por apego atávico a un marco de vida amenazado por
sa que denuncia las derivas "populistas" nos proporciona, la evolución demográfica, económica y social. La noción de
día tras día, los testimonios más detallados. Por su parte, populismo efectúa a bajo costo esa síntesis entre un pueblo
los jefes de Estado y de Gobierno a quienes se acusa a me- hostil a los gobernantes y un pueblo enemigo de "los otros"
nudo de populismo, como Berlusconi o Sarkozy, se cuidan en general. Para ello, tiene que volver a poner en escena una
bien de propagar la idea "populista" de la corrupción de imagen del pueblo que elaboraron a fines del siglo XIX
las élites. El término "populismo" no sirve para caracte- Hippolyte Taine y Gustave Le Bon, asustados por la Comu-
rizar una fuerza política definida. Por el contrario, saca na de París y el ascenso del movimiento obrero: el ascenso
provecho de las amalgamas que permite entre fuerzas po- de las multitudes ignorantes impresionadas por las sonoras
líticas que van de la extrema derecha a la izquierda radi- palabras de los "cabecillas" y conducidas a violencias ex-
cal. No designa una ideología, ni siquiera un estilo políti- tremas por la circulación de rumores incontrolados y pa-
co coherente. Sirve simplemente para esbozar la imagen vores contagiosos.
de un cierto pueblo. Tales desencadenamientos epidémicos de multitudes
Porque "el pueblo" no existe. Lo que existe son figuras ciegas arrastradas por líderes carismáticos estaban muy ale-
diversas, incluso antagónicas del pueblo, figuras construi- jados, por supuesto, de la realidad del movimiento obrero
das privilegiando ciertas formas de reunión, ciertos rasgos que apuntaban a estigmatizar. Pero tampoco permiten des-
distintivos, ciertas capacidades o incapacidades: pueblo ét- cribir la realidad del racismo en nuestras sociedades. Sean
nico definido por la comunidad de la tierra o de la sangre; cuales sean las quejas que todos los días se expresan sobre
pueblo manada cuidado por buenos pastores; pueblo demo- aquellos que reciben el nombre de inmigrantes, y especial-
crático que pone en práctica las competencias de los que no mente sobre los "jóvenes de los suburbios", no se traducen

120 121
realmente francesa porque no es laica. La laicidad, que
en manifestaciones populares de masas. Lo que hoy merece antiguamente definía las reglas de conducta del Estado,
el nombre de racismo en nuestro país es una conjunción de se ha convertido de este modo en una cualidad que los in-
dos factores, fundamentalmente. Se trata, para empezar, dividuos poseen o de la que están desprovistos en razón de
de formas de discriminación en la contratación de personal su pertenencia a una comunidad. El reciente "derrape"
o el alquiler de viviendas que se ejercen a la perfección en de Marine Le Pen, con respecto a esos musulmanes que
oficinas aseptizadas, fuera de toda presión de masas. Y se rezan ocupando nuestras calles como los alemanes las ocu-
trata, a continuación, de todo un repertorio de medidas de paron entre 1940 y 1944, es instructivo al respecto. No
Estado: restricciones para entrar en el territorio, rechazo a hace más que condensar en una imagen concreta una se-
otorgar papeles a gente que trabaja, cotiza y paga impuestos cuencia discursiva (musulmán = islamista = nazi) que re-
en Francia desde hace años, limitación del derecho de sue- corre casi toda la prosa supuestamente republicana. La
lo, doble pena, leyes contra el velo y el velo integral, por- extrema derecha que se denomina "populista" no expresa
centajes impuestos de expulsiones y de desmantelamientos una pasión xenófoba especifica que emana de las profun-
de campamentos de población nómade. Algunas almas de didades del cuerpo popular; es un satélite que negocia en
Dios izquierdistas se complacen en ver en estas medidas provecho propio las estrategias del Estado y las campañas
una desventurada concesión de nuestros gobernantes a la intelectuales distinguidas. Hoy nuestros Estados fundan
extrema derecha "populista", por razones "electoralistas". su legitimidad en la capacidad que demuestran tener para
Pero ninguna de ellas fue adoptada a causa de la presión de garantizar la seguridad. Pero esta legitimación es correla-
movimientos de masas. Entran dentro de una estrategia tiva a la obligación de mostrar a cada instante el monstruo
propia al Estado, propia al equilibrio entre la libre circula- que nos amenaza, de alimentar la permanen~e _sensación
ción de capitales y las trabas a la circulación de población de inseguridad que mezcla los riesgos de la cns1s y el des-
que nuestros Estados se esfuerzan por garantizar. Su prin- empleo con los de la escarcha en las rutas o el uso de la
cipal objetivo es precarizar, en efecto, a una parte de lapo- formamida para llegar al punto culminante de la amena-
blación en lo que hace a sus derechos como trabajadores o za suprema del islamismo terrorista. La extrema derecha
ciudadanos, constituir una población de trabajadores que se contenta con agregar los tintes de la carne y la sangre al
pueden ser devueltos a sus países en cualquier momento y retrato estándar dibujado por las medidas ministeriales y
de franceses que no están seguros de seguir siéndolo. la prosa de los ideólogos.
Estas medidas son apoyadas por una campaña ideoló- De este modo, ni los "populistas" ni el pueblo puesto en
gica que justifica la disminución de los derechos a través escena por las rituales denuncias del populismo responden
de la comprobación de una no-pertenencia a los rasgos que en verdad a su definición. Pero poco les importa a los que
caracterizan la identidad nacional. Pero no son los "popu- agitan su fantasma. Más allá de las polémicas sob~e la in-
listas" del Frente Nacional los que desencadenaron esta migración, el comunitarismo o el islam, lo esencial F~ra
campaña. Son intelectuales, de izquierda según se dice, los ellos es amalgamar la idea misma de pueblo democrauco
que encontraron el argumento imbatible: esa gente no es
123
122
con la imagen de la multitud peligrosa. Y sacar la conclu-
sión de que tenemos que ponernos en manos de los que nos
gobiernan y de que todo cuestionamiento a su legitimidad
o autoridad es una puerta abierta a los totalitarismos. "Más
vale una república bananera que una Francia fascista", re-
zaba uno de los más siniestros eslóganes antilepenistas de
abril de 2002. La actual bataola sobre los peligros morta-
les del populismo apunta a fundamentar teóricamente la
idea de que no tenemos otra salida.

Artículo publicado en el diario Libératzón el 3 de enero


de 2011, modificado para la presente edición.

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ETERNA CADENCIA EDITORA Letras gauchas


Dirección general Pablo Braun Julio Schvartzman
Dirección editorial Leonora Djament
Edición y coordinación Claudia Arce Figuras de la historia
Asistente de edición Silvina Varela La palabra muda. Ensayo sobre
Corrección Cecilia Espósito las contradicciones de la literatura
Diseño de colección Pablo Balestra Jacques Ranciere
Diseño de tapa Ariana Jenik
Diseño y diagramación de interior Daniela Coduto
Semióticas. Las semióticas de los géneros,
Prensa y comunicación Claudia Ramón
de los estilos, de la transposición
Leyendo historietas. Textos sobre relatos
Para esta edición de ¿O!,é es un pueblo? se utilizó
visuales y humor gráfico
papel ilustración de 270 gen la tapa y Bookcel de 80 gen el interior.
El texto se compuso en caracteres Bodoni y Augereau. Osear Steimberg

Se terminó de imprimir en abril de 2014 en Talleres Gráficos Color Efe, Lento en la Sombra. Ensayos sobre literatura,
Paso 192, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, Argentina. arte y cine
Peter Handke
Se produjeron 1500 ejemplares.
Poses de fin de siglo. Desbordes del género
en la modernidad
*
¿Qué es un pueblo?
"Pueblo", para Badiou, es un término neutro, como tantos
otros del léxico político y todo depende del contexto; ahora,
el adjetivo "popular" está más cargado de connotaciones.
Bourdieu analiza precisamente las locuciones que tienen el
"mágico epíteto de 'popular"', ¿a qué pueblo se refieren nocio-
nes como lenguaje popular, arte popular, religión popular,
cultura popular? Butler, por su parte, se pregunta si "nosotros,
el pueblo" puede ser un enunciado performativo, pensando el
concepto de pueblo en relación con el de libertad de reunión,
y postula que la soberanía popular no solo es un ejercicio
performativo, sino que necesariamente incluye la performan-
ce de los cuerpos. Ahora, cómo se podría representar a un
pueblo, dice Didi-Huberman, frente a la imposibilidad de
subsumir los términos representación y pueblo en la unidad
de un concepto: no hay un pueblo, sino pueblos coexistentes,
incluso dentro de una misma población. Khiari, entonces,
antes que "¿qué es un pueblo?", se pregunta "¿contra quién
se constituye el pueblo?", cómo concebir una política para
sí en un espacio institucional común a toda la población.
Finalmente, Ranciere se ocupa del término "populismo": más
que para caracterizar una fuerza política definida, o un estilo
político coherente, o designar una ideología, dice, sirve para
esbozar la imagen de un cierto pueblo.
Un acercamiento lúcido y pertinente a la complejidad
de la noción de pueblo, de seis de los intelectuales más
importantes del pensamiento contemporáneo.

ISBN 978-987-712-035-6

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