04 Parusía y Escatología en San Juan
04 Parusía y Escatología en San Juan
04 Parusía y Escatología en San Juan
Eliseo Tourón
http://www.mercaba.org/DIOS%20CRISTIANO/E/escatologia.htm
Alude pues a la promesa del Espíritu Santo que reciben los discípulos en
pascua por el soplo del Resucitado Un 21, 22) según la referencia explícita
de Jn 7, 39, en la que se señala que la promesa del Espíritu la proclama de
forma simbólica y profética el mismo Jesús en la fiesta de los tabernáculos
y matiza: «Esto lo decía refiriéndose al Espíritu que iban a recibir los que
creyeran en él. Porque aún no había Espíritu, pues todavía Jesús no había
sido glorificado». Es evidente que se trata del bautismo cristiano pascual del
que habla Jesús a Nicodemo Un 3, 1-21), cuyo sentido mistérico más
profundo se encuentra en la frase revelatoria de Jesús: «En verdad, en
verdad te digo: el que no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el
reino de Dios» (3, 5). Texto casi único con Jn 3, 3, en donde se encuentran
estas dos realidades escatológicas: la expresión preferente de Jesús «reino
de Dios», que en el evangelio de Juan es sustituida por «vida eterna», y el
Espíritu.
Este bautismo y este don escatológico del Espíritu Santo son claramente
pascuales, pero en la técnica literaria de Juan, al no mencionar tal
sacramento en la vida de los discípulos después de la pascua, se anticipa en
vida de Jesús. Jesús bautizaba, mejor dicho, bautizaban sus discípulos por
él (4, 1-2).
Constituido Kyrios tiene poder para enviar el Espíritu Santo desde el seno
del Padre para que sea «el otro Paraklétos» Un 14, 16), su memoria viva
entre los hombres que los conduzca hasta la verdad plena, les conceda el
don de la filiación en el Hijo y sea primicias y garantía de la resurrección
final de los creyentes y de los hombres como antes fue de Jesús el
Resucitado. En este despliegue trinitario de la pascua de Jesús se ha
revelado la plenitud del reino de Dios.
2. EN EL PLANO DE LA ADORACIÓN.
También el juicio de Dios afectará a las naciones. Ante todo Dios es justo
y misericordioso con todos los pueblos no sólo con Israel, aunque éste sea
su heredad mimada. Dios es el creador de todos, su juez y su remunerador.
Por eso, si acepta que las demás naciones castiguen al pueblo por sus
pecados, no tolera que se excedan en su castigo. Por eso el día de Yahvé
será terrible contra los enemigos de Israel. Los destruirá.