Literatura V Compressed
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yendo el de fotocopiado, el de registro magnetofónico o el de almacenamiento de
datos, sin su expreso consentimiento.
El éxito de liTERATURA IV. en sus letras nos anima a ofrecer
la de las mismas autoras, la tan y espera-
da LITERATURA V. las letras en la América en la que se tratan
con seriedad de
L/c~~:~ad
Una catábasis mejicana: "Pedro Pá- las poetisas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 531 573
ramo" ............................. 483 Gabrie.la Mistral, una vida para la poesia 531 .. : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : : -575
1
Stella L. de de Caso
2
El estudio de los textos literarios precolombinos conservados demuestra el alto nivel
cultural alcanzado por algunos pueblos indígenas y enseña a valorar la ductilidad
expresiva de los distintos idiomas en que fueran redactados.
Un de historia ...
A fines del siglo XV existían, en América, culturas en muy diversos grados de de-
Ruinas de Macchu Picchu (Perú): sarrollo: desde las más rudimentarias, como las que habitaban las mesetas patagóni-
"El Palacio de la Ñusta" y cas, hasta las muy adelantadas de Méjico y Perú.
"El Torreón". La extensión del continente albergaba miles de pueblos que -según los estudiosos
más modernos- pueden agruparse en ciento veintitrés familias lingüísticas, de las
cuales sólo tres correspondieron a grupos étnicos de alta cultura:
® la azteca o náhuatl, que ocupaba el centro y el sur de la actual República de
Méjico;
® la maya-quiché, que se extendía por parte de los actuales Méjico, Guatemala,
Honduras y El Salvador;
® la inca o quechua, que comprendía los territorios de los modernos estados de
Perú, Ecuador y Bolivia.
No todas estas culturas estaban en su mayor esplendor a la llegada de los espa-
ñoles. Tampoco puede afirmarse que fueran originales. Sin embargo, el común deno-
minador que las hermana, a pesar de sus notables diferencias, es la existencia cierta
de una literatura peculiar, algunas de cuyas manifestaciones, preservadas por los
misrnos conquistadores europeos, han llegado hasta nosotros como prueba del alto
desarrollo cultural alcanzado por esos pueblos.
Casi todos los cronistas nos hablan de la existencia, entre los indios, de libros y
escribas dedicados a fijar sus mitos, historias y tradiciones. Así lo afirma Bernal Díaz
del Castillo en su célebre Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España, al
referirse a las casas donde se guardaban "muchos libros de papel, cogidos a dobleces,
... tenían grandes y hermosos libros de como a manera de paños de Castilla". Estos libros de papel, hechos de la corteza del
pinturas y caracteres de todas las artes ... amato, servían en los centros educativos llamados "calmécac" (hileras de casas) y
Fray Diego Durán "telpuchcalli" (casas de jóvenes) para difundir la historia y las costumbres indígenas.
sus formas
En las altas civilizaciones que habitaron Méjico y América Central se dieron tres
formas sucesivas de escritura: la pictográfica, la ideográfica y la parcialmente fonética.
La pictográfica es la más elemental. Consiste en la representación de hechoscy seres
mediante el dibujo o la pintura.
La ideQgráfica constituye un avance, ya que se compone de un sistema de glifos, es
decir, de figuras que simbolizan ideas. En general, los glilos pueden clasificarse en tres
grupos: los de carácter numeral, los calendáricos y los representativos de ideas abs-
tractas o metafísicas, como la divinidad, la vida, el movimiento.
Este sistema de glifos se complementaba en las culturas del Anáhuac con el uso de
colores simbólicos. Así el amarillo identificaba al sexo femenino; el morado indicaba la
condición real del "tlaotami" o jefe; el negro y el rojo, la sabiduría, que incluía el
dominio de la escritura.
La forma parcialmente fonética para consignar por escrito el pensamiento, es decir, la
representación de los sonidos o fonemas mediante signos gráficos, no alcanzó su total
desarrollo en la América precolombina.
Tanto mayas y quichés, como nahuas (aztecas, tezcocanos, tlaxcaltecas, etc.) no
crearon sus propios sistemas de escritura, sino que los heredaron.
El sistema ideográfico maya, basado en glifos, aún no ha sido descifrado en su
totalidad, lo que dificulta la comprensión de los textos literarios conservados.
Los nahuas, en cambio, usaban la pictografía, y con ella compusieron los "grandes y
hermosos libros" de los que habla el misionero fray Diego Durán.
3
Les enseñaban todos los versos del canto, Cómo se preservaron literarias
que se llamaban cantos divinos, los cuales
versos estaban escritos en sus libros [ ... ], la
astrología indiana y las interpretaciones de La avidez de conocimiento que caracterizó al hombre renacentista, despertó su in-
los sueños y la cuenta de los años ... terés por cuanto de nuevo ofrecían estas tierras. Así, fueron los hombres de armas en
algún caso -Cortés, por ejemplo--, los misioneros en otros, quienes se encargaron de
Fray Bernardino de Sabagún
preservar el legado literario indígena.
Aprendidas las lenguas nativas, la misma tarea evangelizadora les permitió cono-
cer las manifestaciones literarias autóctonas y preservarlas. En general, los misioneros
se valieron de los indios, a quienes ya habían enseñado nuestro idioma y su escritura,
para fijar la literatura conservada hasta entonces por transmisión oral. Estos ama-
nuenses la volcaron en caracteres latinos, pero mantuvieron la lengua original. Se
formaron así riquísimos códices, que incluyen composiciones líricas, cantos épicos y,
también, textos narrativos y aun fragmentos dramáticos.
en
El náhuatl, idioma rico en vocabulario y de expres1on elegante, aparece como ve-
hículo apropiado para transmitir ideas abstractas o difíciles. Conscientes del valor de la
palabra, los nahuas cultivaban el arte del buen decir. Quienes lo dominaban o "tla-
quetzqui", es decir, "aquel que al hablar hace ponerse de pie a las cosas", eran los
creadores o poetas, de cuyos labios brotaban las "flores" (las metáforas) sobre los
grandes temas líricos y 'épicos de todos los tiempos y de todas las latitudes: la divi-
nidad y sus enigmas, el placer de la amistad, la muerte, el amor, los hijos, las hazañas
guerreras, etcétera. Usaban formas estróficas irregulares, basadas, generalmente, en
pies rítmicos, en las que abundan paralelismos, estribillos, antítesis y difrasismos 1.
La lírica mejicana precolombina presenta coincidencias con la del Renacimiento
europeo: como ésta, exalta el culto de la amistad y considera a la poesía don divino.
También yo he venido, Dios me envía como un mensajero,
aquí estoy de pie: a mí transformado en poema,
de pronto cantos voy a forjar, a mí Temilotzin.
haré un tallo florido con cantos, También yo he venido
¡oh vosotros amigos! a hacer amigos aquí.
Temilotzin, "Poema" (siglo XVI).
También, como los poetas renacentistas, los nahuas y los mayas se preguntaron
sobre la muerte, discurrieron acerca de la fragilidad de las cosas terrenas y confiaron
en alcanzar la "vida de la fama" -según la feliz expresión manriqueña- a través
de sus poemas:
dramáticas de los
4
del Achí"
La obra narra las proezas de .. un guerrero quiché que, prisionero del señor de Rabi-
na!, trata de obtener su libertad y prefiere la muerte antes de rendir vasallaje a su
enemigo.
La pieza combina pasajes trágicos con otros hondamente liricos. Entre estos últimos,
merecen citarse aquellos que describen los sentimientos del guerrero quiché ya con-
denado: pide se le permita volver a su patria para despedirse de sus valles y montañas,
antes de morir.
Por su tema y desarrollo, la obra revela un origen prehispánico; lo corroboran,
también, ciertos rasgos de estilo, como la abundancia de fórmulas de cortesía indígena,
el difrasismo y las metáforas y simbolismo propios de la lengua de esa época .
la mayance:
También hacia 1859, los eruditos descubrieron antiguos códices que contienen los
titulados Libros del Chi/am-Balam.
Escrita en lengua maya, pero con caracteres arábigos, esta obra anónima y colectiva
parece haber sido redactada a lo largo de cuatro siglos -del XVI al XIX-, es decir,
después de la conquista, con el fin de preservar textos, mitos, costumbres y tradiciones
de origen yucateco.
Estas palabras crípticas inician el Popo/ Vuh (de "popol" -comunidad, consejo- y
"vuh" -libro) o Libro del Consejo, o Libro del Común o Libro nacional de los quichés.
Las expresiones arriba transcriptas parecen indicar que, en un principio, sus autores
utilizaron el sistema pictográfico para fijarlo. Sin embargo, el manuscrito que lo conser-
va es posterior a la conquista, ya que data de 1550. Fue alrededor de esta fecha que
un indio lo escribió en lengua quiché, pero con caracteres latinos.
Debieron pasar casi tres siglos para que el padre Francisco Ximénez lo descubriera
en Chichicastenango (Guatemala) y realizara su primera versión castellana. Se lo con-
sidera anónimo y, tal vez, de redacción colectiva
La primera sección resume las creencias quichés respecto del origen y formación del
mundo, así como lo referente a la aparición definitiva del hombre sobre la Tierra,
después de varios intentos infructuosos de creación por parte de los dioses.
La segunda sección incluye una serie de narraciones míticas y de leyendas religio-
sas, y las últimas dos partes contienen la historia del pueblo quiché y de sus cuatro
primeros caudillos, así como de sus desplazamientos y conquistas hasta lograr la con-
solidación de su poderío.
5
Popol Vuh --~-~~~-.~~~~~~~ ..... ~-
Estructura
Preámbulo
El cuadro precedente demuestra que en las dos primeras secciones del cuerpo del
libro prevalece el elemento mitológico, enraizado en creencias, ritos y costumbres de
antiquísimo origen, mientras que, en las dos últimas, predomina lo histórico en relación
con el logro de la hegemonía maya-quiché
6
masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz
entró en la carne de nuestros primeros padres, los cuatro hombres que fueron creados.
tercera parte, Cap. H.
Y como tenían la apariencia de hombres, hombres fueron. [ ... ] Grande era su sabiduría.
[ ... ] y en seguida acabaron de ver cuanto había en el mundo. Luego dieron las gracias al
Creador y al Formador.
Tercera parte, Cap. H.
Tal aserto puede comprobarse a través
De estos cuatro primeros hombres, descienden los cuatro grupos distintos del pueblo
de los fragmentos transcritos que perte-
quiché, cuyas historias ocupan las dos últimas secciones de la obra.
necen a la primera sección -creaciones
Sin embargo, la secuencia que corresponde a la aparición del hombre sobre la Tierra
de los hombres de barro y de madera-
se ofrece continuamente escindida -como hemos visto- por episodios de difícil com-
y a la tercera -creación del hombre de
prensión, que relatan peripecias vividas por héroes míticos.
maíz.
Así, el libro describe las secuencias del célebre juego de pelota entre magos y dioses
Entre los antiguos mayas, el juego de que luchan por la supremacía, o pruebas iniciáticas que el héroe afronta para vencer el
pelota era una confrontación entre dos mal. También se insertan cuentos etiológicos 2 que recogen antiguas recetas, sobre la
equipos rivales representantes de pue- base de hierbas y de conjuros, fábulas y costumbres ancestrales, cuyo origen sólo
blos enemigos. Se jugaba en canchas encuentra una explicación mítica.
preparadas especialmente, con pelotas Por lodo lo expuesto, puede afirmarse que el Popo/ Vuh narra desde los sucesos
grandes, hechas de una cierta resina que legendarios, protagonizados por di()ses y héroes gigantescos, propios de la edad mítica,
las hacía livianas. Los jugadores no de- hasta los hechos que conforman la historia del pueblo quiché, y resume las luchas de
bían tocar la pelota con las manos, sinó sus diferentes tribus para alcanzar la dominación de territorios con climas más propicios
imprimirle movimiento con las nalgas. Se para el desarrollo de su cultura.
-cree que su resultado dirimía contiendas
épicas, aunque se desconocen aún sus
reglamentos.
Luis Alberto Sánchez afirma que, mientras existan, como hoy, miles de hombres que
emplean para comunicarse las lenguas aborígenes, no puede hablarse de literaturas
indígenas americanas muertas. Es más, los escritores de la nueva narrativa hispanoame-
ricana así lo testifican respecto de las letras precolombinas. La obra de Miguel Ángel Astu-
Asturias nació en Guatemala, en 1899. rias constituye un ejemplo acabado de sincretismo de lo español y lo prehispánico.
En Francia estudió con el profesor Ray- Desde sus célebres Leyendas de Guatemala hasta su extraordinario Hombres de
naud las religiones precolombinas y tra- maíz, Asturias ha impregnado su obra con la atmósfera de los libros sagrados indí-
dujo al español la versión francesa del genas, en particular del Popo/ Vuh. Traductor e intérprete de la "biblia" maya-quiché,
Popo/ Vuh. Periodista y escritor, su obra Asturias recrea pasajes y engarza tradiciones, envueltos en un sentimiento de nostalgia
es múltiple. Pueden citarse Leyendas de que colorea afectivamente la visión poética de su país natal.
Guatemala (1937), El Señor Presidente En Leyendas de Guatemala, el límite entre el sueño y la realidad es indeciso. Esa
(1945) y Hombres de maíz (1949). Murió evanescente atmósfera sumerge al lector en un mundo fabulosó en que el pai~aje y los
en Buenos Aires, en 1974. restos de la antigua arquitectura maya reencuentran su primitiva armonía y adquieren
un nuevo y misterioso significado. Todo se puebla de presencias inquietantes:
Los árboles hechizan la ciudad entera. La tela delgadísima del sueño se puebla de
sombras que la hacen temblar. Ronda por Casa-Mata 4 la Tatuana s. El Sombrerón 6 re-
corre los portales de un extremo a otro; salta, rueda, es Satanás de hule. Y asoma por las
vegas el Cadejo 7, que roba mozas de trenzas largas y hace ñudos 8 en las crines de los
caballos. Empero, ni una pestaña se mueve en el fondo de la ciudad dormida, ni nada pasa
realmente en la carne de las cosas sensibles.
2 etiológico: que explica las causas de las El aliento de los árbole$ aleja las montañas, donde el camino ondula como hilo de humo.
enfermedades. Oscurece, sobrenadan n~anjas, se percibe el menor eco, tan honda repercusión tiene en el
3 sincretismo: sistema filosófico que trata
paisaje dormido una ho# que cae o un pájaro que canta, y despierta en el alma el Cuco de
de conciliar doctrinas diferentes.
4 Barrio de la ciudad vieja de Guatemala. los Sueños 9.
5, 6 Y7 Personajes legendarios que ~rotago "Guatemala"
nizan las narraciones de Leyendas de Guate- En este clima adquieren vida propia las leyendas. En ellas, penetrándolas, se enraíza
mala.
lo sobrenatural, que les da una vida insospechada.
8 ííudo: nudo, en algunos países de Améri-
ca del Sur.
Al sustrato indígena, Asturias agrega los elementos espirituales y religiosos aportados
9 Cuco de los Sueños: el fantasma que, por la civilización española. En sus verdades afloran creencias indias en una suerte de
según las tradiciones indígenas, alienta la en- amalgama que se perpetúa en .el tiempo. El tono imperante recuerda el salmodia! del
soñación. Popo/ Vuh.
7
Estructura de de
¡Mi pueblo! Mi pueblo, repito, para creer que estoy llegando. Su llanura feliz. La
cabellera espesa de sus selvas. Sus montañas inacabables que alrededor de la ciudad forman
la Rosca de San Bias. Sus lagos. La boca y la espalda de sus cuarenta volcanes. El patrón
Santiago 10. Mi casa y las casas. La plaza y la iglesia. El puente. Los ranchos escondidos
en las encrucijadas de las calles arenosas. Las calles enredadas entre los cerros de yerba-
mala 11 y chichicaste 12. El río que arrastra continuamente la pena de los sauces. Las flores
de izote 13. ¡Mi pueblo! ¡Mi pueblo!
"Guatemala"
Con esta invocación comienza la obra. Luego el autor adopta la personalidad miste-
riosa de un iniciado en los ritos indígenas que narra siete cuentos cortos. Se llama
Cuero de Oro y tiene por "náhuatl" (espíritu protector) a un "kukul" o quetzal.
Sus relatos van dirigidos a dos viejecitos, Don Chepe y Doña Tima, tan misteriosos
como él mismo. Las narraciones se hacen a la sombra de un "chipilín", árbol que des-
truye la noción del tiempo. De esta manera, Asturias logra aglutinar las distintas etapas
de la vida guatemalteca: la maya, la española y la republicana.
De las siete leyendas que integran la obra, la denominada "Leyenda del Volcán",
basada en aspectos míticos del Popo/ Vuh enhebrados en creencias cristianas, nos
ofrece una nueva versión del modo en que la Tierra fue poblada.
Según esta leyenda, los primeros hombres fueron seis; ellos poblaron la Tierra de
los Árboles, es decir, los altos de Guatemala. De los seis, tres pertenecen al viento;
los otros tres, al agua. Los primeros andan por el bosque como pájaros; los segundos
se alimentan de estrellas y proceden de las aguas.
Los tres que venían en el viento pasaban la noche en los bosques, bajo las hojas que las
culebras perdidizas removían a instantes o en lo alto de las ramas, entre ardillas, pizotes 14 ,
micos 15, micoleones 16, garrobos 17 y mapaches 18_
Y los tres que venían en el agua, ocultos en la flor de las pozas 19 o en las madrigueras
de los lagartos [ ... ] anclaban a dormir como piraguas.
"Leyenda del Volcán"
Llegados a la Tierra de los Árboles, en tanto admiran sus bellezas, son sorprendidos
por dos dioses gigantes, Cabrakán, que provoca los terremotos, y Hurakán, generador
de tormentas. Ambos desatan las furias de la Naturaleza: temblores y lluvias terribles
se abaten sobre la Tierra indefensa. Los animales huyen despavoridos y los elementos
arrebatan a los hombres de sus guaridas. Sólo uno de los primeros seis pobladores
subsiste. Es un hombre-pájaro, hijo del viento, llamado Nido. Su supervivencia simbo-
liza la del espíritu indígena, el cual ha de ser convocado toda vez que los hombres
llame-n a Nido, ahora santificado por la luz de la fe católica.
El final de la leyenda retoma el epígrafe: "Hubo en un siglo un día que duró muchos
siglos", y le da un contenido nuevo:
El Volcán apagaba sus entrañas; en su interior había llorado a cántaros la tierra lágrimas
1o Santiago: apóstol de Jesús. Patrono de recogidas en un lago, y Nido, que era joven, después de un día que duró muchos siglos,
España, donde predicó y se hallan sus .restos. volvió viejo [ ... ] para fundar un pueblo de cien casitas alrededor de un templo.
11 yerbamala (mejicanismo): nombre que se
da en Méjico a la yerba de la flecha. "Leyenda del Volcán"
12 chichicaste: arbusto silvestre de tallo fi- Nido, pues, simboliza a Guatemala, donde nada es ya separable, pues, para siempre,
broso, originario de América Central. sobre el sustrato indígena se han arraigado "el templo", la fe y la tradición españolas
13 izote: planta originaria de América. Crece
en lugares arenosos. Sus hojas son estrechas
y sus flores, grandes, blancas y verdosas.
14 pizote: animal semejante a la ardilla, de
mayor tamaño.
15 mico: mono de cola larga. Entre las copiosas manifestaciones literarias de los antiguos quechuas, sobresalen las
16 micoleón: oso mielero, que come miel. obras teatrales, cuya expresión más acabada parece ser el 01/antay, texto dramático
17 saurio de piel escamosa que vi- descubierto en i 770 por el padre Antonio Valdés, en el Cuzco.
costas de los ríos. La riqueza de su trama y el realismo de sus caracteres han atraído a estudiosos de
mamífero carnicero, muy se- distintas épocas y originado una polémica, aún inacabada, acerca del verdadero origen
mejante tejón, de piel gris, hocico blanco y
de la obra. Unos, entre los que podemos citar a Bartolomé Mitre y a Ricardo Palma, la
larga cola.
19 poza: pozo de un río, paraje donde éste consideran de procedencia hispánica; otros, entre ellos Ricardo Rojas, se inclinan por
es más profundo. ver en ella la expresión genuina del lncario.
8
Estructura la obra
La acción ha sido organizada en dos tiempos: la primera parte transcurre durante los
últimos años del reinado de Pachacútec (1398-¿ 1408?); la segunda, en la época de
Tupac Yupanqui, pleno siglo XV.
La trama se configura a través de una serie de cuadros y escenas dialogadas, unidos
solamente por el hilo conductor de la pasión de Ollanta, jefe de los ejércitos reales, por
la ñusta 2o Kusi Coyllur (Estrella de Oro). El conflicto surge por no ser Ollanta de
sangre real, lo que -según las costumbres quechuas- lo imposibilita para unirse a
ella.
e- Puede hablarse de cuatro núcleos argumentales:
el nacimiento del amor de Oilanta por Coyllur;
la negativa del Inca en cuanto a permitir un matrimonio contrario a las leyes divinas;
lS 111 la rebelión de Ollanta;
:;- 111 el final feliz como reconocimiento a la valentía del guerrero.
IS El texto no presenta división en actos. Tampoco se advierte unidad de tiempo ni de
lugar. En cambio, prevalece la unidad de acción en torno a los amores de Ollanta y
Coyllur.
IS
y estilo
e
)" Como toda obra prehispánica, el códice la registra en idioma vernáculo -en este
S caso, el quechua-, pero escrito con caracteres latinos· .
A pesar de ello, la simbología quechua aparece en la oposición de "palomas" o "cor-
derillos" o "tórtolas" a "zorros" y "sierpes", expresiones típicas del folclor español.
Asimismo, el sentimiento lírico que subyace en toda la obra se traduce en metáforas y
comparaciones de alto valor estético, como las que condensa este yaraví:
la del
Se lo considera anónimo. Sin embargo, los críticos han polemizado acerca de su
20 ñusta: princesa de sangre real, en que- origen. Existen dos teorías al respecto:
chua. ., para algunos, la obra fue compuesta durante el dominio inca por un poeta no iden-
21 Juan Francisco Champollion (1790-
tificado y ha llegado hasta nosotros por transmisión oral. De ahí que los manuscritos
1832). Filósofo y arqueólogo que descifró los
hallados la registren en quechua, pero con caracteres latinos;
jeroglíficos del antiguo Egipto.
11 para otros, la obra, compuesta en el período precolombino, fue transformada durante
22 Julio Oppert (1825-1905). Asiriólogo ale-
mán, autor de importantes trabajos sobre la la colonia, cuando se la volcó en metros españoles, en forma· defectuosa, y se le
escritura cuneiforme. incorporaron vocablos castellanos.
9
En la actualidad, los estudiosos han demostrado su origen precolombino y la consi-
deran expresión genuina del Tihuantisuyu. Lo prueban las siguientes características:
® hay coherencia entre los personajes, el ambiente y la época en que se desarrollan
los sucesos;
® no hay alusión a otra le que la del Sol, propia de los incas;
~D aparece el coro, como en otras obras dramáticas precolombinas;
ID el marco histórico, tanto como la pintura de costumbres, es veraz
Atraído por la leyenda incaica, Ricardo Rojas 23 centró varios de sus ensayos lite-
rarios en la figura del héroe. Así, en 1937 dio a conocer en La Nación sus Estudios
sobre 01/antay que luego completó con otros y, bajo el título de Lin titán de los Andes,
publicó la Editorial Losada, en 1939.
Fiel a mis deseos, [Gilardo Gilardi] se El conocimiento directo de la leyenda precolombina y la valorización del drama
ha mantenido en la difícil sobriedad que el -de origen colonial para Rojas- lo convencieron d~ que aquélla contenía en germen
género exige, y ha interpretado el texto coral todos los elementos de una verdadera tragedia. Por ello decidió apartarse del drama
con talento y conciencia técnica de su fun- quechua y desarrollar los aspectos dramáticos de la leyenda originaria, en cuanto
ción, dentro del carácter de la música in- planteaban, a través de la figura del héroe Ollanta, el choqUe entre su voluntad rebelde
caica. y el orden inflexible del Imperio Inca.
Ricardo Rojas La leyenda, conocida, tal vez, un siglo y medio antes de la llegada de los españoles
como simple relato o tradición, se acerca más a la realidad que el drama anónimo,
escrito en quechua con caracteres latinos, al cual muchos críticos -entre ellos el
En el alba de los Andes,
propio Rojas- consideran compuesto durante la Colonia. Esa verosimilitud, que no
un Cóndor ha alzado el vuelo,
concibe un final feliz para la pareja de amantes rebelados contra el orden solar del
por úna Estrella que luce,
incario, atrajo por su realismo a Rojas. Así, al redactar su tragedia siguió la secuencia
en los portales del Cielo.
de la leyenda primitiva y presentó un final trágico con Ollanta degollado y una Coyllur
El Sol, celoso del Cóndor,
que, aunque condenada a perpetuo exilio, verá en el hijo por nacer el símbolo de una
para cortarle su anhelo,
nueva estirpe: la de los nuevos habitantes de América del Sur, libres de toda escla-
ha incendiado en el oriente,
vitud.
sobre las cumbres, el Cielo.
En sus garras trae el Cóndor, de la obra
la Estrella de su desvelo;
y es una estrella que falta Escrita en verso, aparece dividida en cuatro actos, de los cuales el primero es una
en el palacio del Cielo. suerte de prólogo para las tres jornadas restantes. Sus títulos resumen el tono y el
contenido de cada acto: el primero, caracterizado como "prólogo de los presagios", se
Ricardo Rojas, Ollantay.
denomina "El destino"; el segundo, que es una "jornada de amor", recibe el título de
"El rapto"; el tercero, "jornada de guerra", se nombra "El rescate"; y el último, "La
23 Ricardo Rojas nació en San Miguel de
expiación". La sugestión de tales denominaciones se complementa con el epígrafe que
Tucumán, en 1882. Periodista y escritor, cola-
inicia la obra y que, por indicación del autor, deberá ser pronunciado en la sala a
boró con los principales diarios de Buenos Ai-
res. Se dedicó a la enseñanza universitaria y a oscuras, antes de levantarse el telón.
la investigación literaria. Su obra máxima es la De esta manera, el dramaturgo logra una atmósfera peculiar en la que se unen
Historia de la Literatura Argentina, que dividió elementos naturales y sobrenaturales, envueltos en las melodías creadas para tal
en cuatro tomos: "Los coloniales", "Los gau- ocasión por el maestro Gilardo Gilardi 24, quien, ajustándose al canon 2s pentatónico 26
chescos", "Los proscriptos" y "Los modernos". de la escala musical incaica y a su restringido material sonoro, compuso aires tradi-
Redactó, asimismo, cantidad de estudios par- cionales de la región andina. Tal el caso del "yaraví del cóndor y la estrella" incluido
ciales sobre diferentes autores argentinos. Como en el acto 1, escena 9, cuya letra resume y preanuncia la tragedia.
historiador, escribió El santo de la espada,
La secuencia dramática alcanza su clímax con el enfrentamiento de Ollanta, que
obra en la que exaltó a José de San Martín, y
El profeta de la pampa, biografía de Domingo regresa triunfante a poner su victoria a los pies de su señor, y el Inca Yupanqui, quien,
F. Sarmiento. Murió en 1957. reconocido, desea premiarlo. Las palabras de uno y de otro develan sus personales
' 24 Gilardo Gilardi (1889-1963). Compositor designios y las irreductibles diferencias que los separan. Mientras Ollanta, orgulloso
argentino de trascendencia mundial, autor de por la victoria obtenida y ciego de pasión por el amor de Coyllur, no mide las palabras y
óperas y "ballets" en los que volcó melodías cree poder superar los escollos dinásticos, el Inca Yupanqui, luchando entre su amor
nativas. Entre sus obras merecen destacarse: paternal y sus deberes regios, se ve obligado a respetar las leyes que él encarna.
Gaucho con botas nuevas, Sonata popular ar-
gentina y La leyenda del urutaú. la versificación del . sinfonía de metros
25 canon: composición de contrapunto en la
que sucesivamente entran las voces, imitando La variedad de metros usados señala el romanticismo que prevalece en la obra. El
cada una el canto de su antecedente. autor ha indicado la necesidad de dotar a cada personaje con un ritmo propio, acorde
26 pentatónico: de cinco tonos. con sus características y con las circunstancias en las que toma parte. Tal diversidad
10
métrica -de 6, 7, 8, 9, 11 , 12 y 14 sflabas- encierra un vocabulario castellano selecto,
i-
en el sentido de no verter en él nada inadecuado a la mentalidad a- las costumbres
incaicas. afim1a haber mutilado el español al volcar en él modismos y expresio-
n nes quechuas.
En fin, ia obra, a la manera sinfónica, presenta en el primer acto los
motivos fundamentales de la secuencia que se desarrolla hasta culminar en el
"'"'roni~tit~n entre Ollanta y el Inca 11, ese. sa), en la de Coyllur
ese. sa)-.
"
S
..
a
n
a
D
e
I
S
1,
ll
D
!l
a Entonces fue la creación y la formación. De tierra, de lodo hicie- muñecos hechos de madera; hablarán y conversarán sobre la faz de
1r ron la carne [del hombre]. Pero vieron que no estaba bien, porque se la tierra.
a deshacía, estaba blando, no tenía movimiento, no tenía fuerza, se -¡Así sea!, contestaron, cuando hablaron.
¡- caía, estaba aguado, no movía la cabeza, la cara se le iba para un Y al instante fueron hechos los muñecos labrados en madera. Se
lado, tenía un cuello muy grande, ·no podía ver para atrás. Al prin- parecían al hombre, hablaban como el hombre y la super-
cipio hablaba, pero no tenía entendimiento. Rápidamente se hume- ficie de la tierra.
deció dentro del agua y no se pudo sostener. Existieron y se multiplicaron; tuvieron hijas, tuvieron hijos los
Y dijeron el Creador y el Formador: echemos la [ ... ] suerte con muñecos de palo; pero no tenían alma, ni entendimiento, no se acor-
el maíz y el tzité. -¡Suerte! ¡Criatura!, les dijeron entonces una daban de su Creador, de su Formador; caminaban sin rumbo y an-
vieja y un viejo. Y este viejo era el de las suertes del tzité, el daban a gatas.
llamado Ixpiyacoc. Y la vieja era la adivina, la formadora, que se Ya no se acordaban del Corazón del Cielo y por eso cayeron en
llamaba Chiracán Ixmucané. desgracia. Fue solamente un ensayo, una muestra de hombres. Ha-
Y comenzando la adivinación, dijeron así: -¡Que se junten y que blaban al principio, pero su cara estaba enjuta; sus pies y sus manos
se encuentren! ¡Hablad, que Ós oigamos, decid, declarad si conviene no teníiin consistencia; no tenían sangre, ni substancia, ni humedad,
que se junte la madera y que sea labrada por el Creador y el Fór- ni gordura; sus mejillas estaban secas, secos- sus pies y sus manos, y
mador, y si éste [el hombre de madera] es el que nos ha de susten- amarillas sus carnes.
1
ti
tar y alimentar cuando aclare, cuando amanezca! . Ásí, ya no pensaban en el Creador ni en el Formador, en los que
6
Tú, maíz; tú, tzité; tú, suerte; tú, criatura: ¡uníos, ayuntaos!, les les daban el ser y cuidaban de ellos.
dijeron al maíz, al tzité, a la suerte, a la criatura. ¡Ven a sacrificar Éstos fueron los primeros hombres que en gran número existieron
aquí, Corazón del Cielo; no castigues a Tepeu y Gucumatz! sobre la faz de la tierra.
Entonces hablaron y dijeron, la verdad: -Buenos saldrán vuestros Anónimo
)
Ollantay
V "La profecía de Coyllur"
(Acto m, escena sa)
¡Sueño de amor que en el dolor se trunca! ... ¡Más qué importa morir si se ha vívido!
Boca que me quemó en su beso ardido: La sentencia fatal que nos separa,
No volvert;mos a besamos nunca ... Ya entre el pasado y el futuro medía;
11
Y esta hora eterna pasa junto al ara, Las Pléyades serán mi excelsa guía -
Profetizando al mito en la tragedia ... Madres de las progenies del futuro, -
En la tiniebla de tus ojos veo, Hoy que exilada por la. ley impía
Tal como en las visiones de un delirio, Voy a perderme en el confín oscuro
¡Todo el pasado, engendro del deseo, Y el nuevo Ayar que en mis entrañas llevo
Todo el futuro, engendro de martirio! . Convocará. en la Pampa a las naciones,
Yo, la Hija del Sol, vencí al Arcano. Raza de muchas razas en renuevo,
Y ya en la carne de un amor proscrito, Con la Estrella y el Sol en sus pendones.
Renazco, hecha mujer, al nuevo mito, - Fuerte progenie de libertadores
Fábula eterna del vivir humano ... Volverá de las pampas a la sierra,
Lanzada iré como una estrella errante Para elevar, por nueva ley de amores,
Bajo el cielo del Sur ... Debí perderte A Hijos del Sol, los Hijos dé la Tierra.
Para salvar al hijo agonizante
Que nuestra angustia rescató a la muerte ... Ricardo Rojas
12
1 1
1
13
O. de Serrano Redonnet
14
Nuestra literatura nace en el momento en que España entra en contacto con la tierra
americana y eñ que esa realidad se comunica al mundo europeo, que la recibe con
avidez.
El primer nombre propio es el de Cristóbal Colón, quien la inaugura con su Diario
de a bordo y con su famosa Carta del Descubrimiento, escrita en el regreso de su
primer viaje, frente a las Azores, en febrero de 1493. Toda Europa leyó la carla de
Colón, difundida en castellano por la imprenta y traducida de inmediato al latín 1.
La necesidad de dar a conocer América a Europa y de difundir los fervores de la
insólita aventura hicieron reverdecer, con extraordinario ímpetu creador, un viejo género
medieval, el de la crónica. Sus cultores, los cronistas de Indias -así llamados por-
que las Indias fueron todo lo que España incorporó en su gesta ultramarina-, llenan,
con sus variadas y amenas producciones, el primer capítulo de nuestras letras .
Cronistas que
El nombre de cronista particular se
aplica en ocasiones a los que escribieron En este grupo, sin duda el más numeroso y variado del gran capítulo de la histo-
sobre un aspecto o un tema -la con- riografía indiana, se incluyen -como es evidente- los que escriben por personal
quista de Méjico, las guerras civiles del iniciativa, o los que lo hacen para informar a la corona.
Perú, la evangelización de un territo- A los intereses subjetivos de la crónica de Indias responden, también, los cronistas
rio-, por oposición a los generales, que religiosos que narran los avatares de la conquista espiritual y que, en el contacto con el
abarcan todo el panorama conocido de la alma indígena, ahondan en el conocimiento de las lenguas nativas o en el mundo de
historia de Indias. Tal como lo usamos las culturas precolombinas, cuando no polemizan acerca de los derechos de los indios.
aquí se opone a cronista oficial, es de- Una monumental historiografía surge de esta vertiente y de sus representantes, sacer-
cir, al que escribe por encargo y a sueldo dotes o miembros de órdenes religiosas.
de la corona y defiende los puntos de Finalmente, integran el grupo los narradores indígenas que, en su lengua nativa o en
vista imperiales. la de sus conquistadores, se empeñan en salvar del olvido la historia de sus mayores o
nos dan, desde su ángulo vital, la otra cara del choque espiritual entre los dos mundos.
Muy cerca de ellos se ubican los escritores mestizos.
15
que le llegaban de América -"partos del fecundo Océano" los llama-, el primer
esbozo de una historia americana de conjunto .
Su obra -que fue publicando por partes, libros o décadas a partir de 1511- se editó
completa en 1530, ya muerto el autor. Escrita en latín, corresponde a la corriente
humanista de la crónica de Indias.
Desde mucho antes de la publicación de su primera Década, venía Pedro Mártir
propalando entre sus pares de toda Europa -papas, cardenales, príncipes, hombres de
corte y de ciencia-, en amenas epístolas latinas, las novedades de América 2 . Su
primera en la que daba cuenta del Descubrimiento, data del 14 de
mayo de Registra, con és!ilo ágil, noticias llamativas:
Y no dudes que hay lestrigones o prilifemos, alimentados con carne humana .. Escucha, y
ten cuidado no sea que de horror se te pongan los pelos de punta -le dice a su insigne
amigo, Pomponio Leto--. Cuando se sale de las Afortunadas (que algunos quieren llamar
Canarias) [ ... J, si se dirige la proa un poco al Mediodía, se da en las islas innumerables de
hombres feroces que llaman caníbales o caribes.
de las cartas de Colón y de las de América Vespucio 3, las Decades de
orbe novo fueron, sin duda, los escritos que más entusiasmaron a las ,minorías cultas
de Europa '. Pedro Mártir de_ Anglería fue un observador atento:
Otra fruta dice el invictísimo rey Fernando que ha comido, traída de aquellas tierras, que
tiene muchas escamas, y en la vista, forma y color se aventaja a toda fruta de huerto; pues
no es árbol, sino hierba muy parecida al cardo o al acanto. El mismo rey le concede la
palma. De ésta no he comido yo, porque de las pocas que se trajeron sólo una se encontró
incorrupta, habiéndose podrido las demás por lo largo de la navegación. Los que las
comieron f~escas donde se crían, ponderan admirados lo delicadas que son 4
.2 Estas cartas se publicaron en 1530, con el A la obra de Mártir, le seguirán pronto otras de similar concepción, abarcadoras de la
título de Opus epistolarum. historia general de las Indias e impulsadas por el mismo afán de recoger, con intención
3 La carta que hizo famoso a América Ves- histórica, los materiales dispersos o los frutos de observaciones personales. Tal el caso
pucia fue Ja publicada en 1503, con el título de de Gonzalo Femám:lez de Oviedo, que es el iniciador en lengua castellana de la cró-
Mundus Novus, después de su recorrida por nica general de Indias. También, el del padre Bartolomé de las Casas, quien, con su
las costas del Brasil (1501-1502), por encargo
Historia de las Indias y su Apologética historia de las Indias, es fuente insoslayable de
de Portugal. En ella bautiza de Nuevo Mundo
las tierras descubiertas. los primeros treinta años de España en América.
tro
4 De orbe novo, Década segunda. Pedro Mártir de Anglería y Bartolomé de las Casas responden a intereses subjetivos. 1
5 El título completo de la primera parte,
que Oviedo, en cambio, según veremos, a los oficiales de la corona, de los que será el el 1
/as Indias, Islas y Tierra Firme del mar océano, quistadores, humanistas que nunca pisaron las tierras de ultramar, soldados o nave- 1
escrita por el capitán Gonzalo Hemández de gantes de aventuras incontables, funcionarios, sacerdotes, representantes de las órde- cor
Oviedo y Valdez, alcalde de la fortaleza de nes religiosas, indios, mestizos y criollos. La lengua empleada es,- en general, la espa- ere
Santo Domingo de la isla Española y cronista 1
ñola; pero ella comparte con la latina y con algunas hablas indígenas (amén de unas
'de la cesáreas y católicas majestades del em- pocas obras escritas por europeos en sus idiomas extranjeros) el privilegio de haber det
perador don Carlos Quinto de tal nombre, rey 1
sido vehículo expresivo de las cosas y hechos del Mundo Nuevo.
de España, y de la serenísima doña Juana, su pítt
madre, nuestros señores. Por cuyo mandato 1
escribió las cosas maravillosas que hay en di- de Indias por oficio o un funcionario "ad hoc" nó
versas islas y partes de estas Indias y imperio fue
La corona española creó, en defensa de sus intereses, el cargo de cronista oficial
de la corona real de Castilla, según lo vido y tos
supo en veinte y dos años y más que ha que
de Indias. Ese oficio, en 1532, fue concedido por Carlos V a Gonzalo Ferm!indez de
exr
vive en aquellas partes. Oviedo. arti
6 Gonzalo Fernánde;¡: de Oviedo (1478-1557) la
hizo seis viajes al Nuevo Mundo -1514-20-26- Gonzalo Femández de Oviedo: cronista oficial 1
32-36-49--. Murió en la ciudad de Santo Do- Dé
mingo, de la que fue alcalde. Hombre de corte Oviedo escribió como cronista oficial su Historia general y natural de las Indias 1
y de campañas militares en Europa, aficionado (1535) 5 , obra en la que estuvo empeñado desde su juventud, y que creció, en su larga tun
a las letras, pasó a América por vez primera en experiencia americana, con el aporte de la documentación a la que tuvo acceso por su ÜVI
la expedición de Pedrarias Dávila, como veedor cargo, en Santo Domingo, donde residió los últimos años de su vidas .. fue
de las fundiciones de oro en Darién (1514). Otra característica destaca a Fernández de Oviedo: fue el primero que compuso una ti de
obra acerca de la naturaleza y del americanos 7. Dedicada a Carlos V, la po
7 La publicó en Toledo, en 1526.
16
sr escribió en una de sus estancias en España, con la sola ayuda de su memoria. El
Sumario de la natural historia de las Indias, por su contenido temático, abrió cauce a
tó una interesante vertiente dE) la historia indiana: el hombre y su medio . Dos temas
te que apasionaban al cronista y. que moverían la curiosidad no sólo del monarca, sino
también la de los lectores. Así, por ejemplo, en el capítulo dedicado a los peiSC<Id(IIS
tir s, es -como él dice- "cosa de oír" la descripción de los peces voladores:
le
... cuando los navíos van en aquel grande mar Océano 9 siguiendo su camino, leván-
:u tanse de una parte y de otra muchas manadas de unos pescados, como sardinas el mayor 1o,
le
y de aquesta grandeza para abajo, disminuyendo hasta ser muy pequeños algunos de ellos,
que se llaman peces voladores, y levántanse a manadas en bandas o lechigadas, y en tanta
muchedumbre, que es cosa de admiración, y a veces se levantan pocos; y como acaece, de
un vuelo van a caer cien pasos, y a veces algo más y menos, y algunas veces caen dentro
de los navíos. Yo me acuerdo que una noche, estando la gente toda del navío cantando la
salve, hincados de rodillas en la más alta cubierta de la nao, en. la popa, atravesó cierta
banda de estos pescados voladores, y quedaron muchos de ellos por la nao, y dos o tres ca-
yeron a par de mí, que yo tuve en las manos vivos, y los pude ver muy bien ... 11
'e
IS En sus dos obras es importante la vivencia directa de América y, consciente de ello,
el autor reclama para sí el mérito de ser "testigo de vista":
Así, en el capítulo "De las minas de oro", pone de relieve su autoridad en un tema de
indudable resonancia:
... puedo yo hablar en ellas mejor que otro, porque ha doce años que en la Tierra-Firme
sirvo de veedor de las fundiciones del oro y de veedor de minas, al Católico rey don
Fernando, que en gloria está, y a vuestra majestad 12, y de esta causa he visto muy bien
cómo se saca el oro 13 y se labran las minas, y sé muy bien cuán riquísima es aquella tierra,
o y he hecho sacar oro para mí con mis indios y esclavos; y puedo afirmar como testigo de
i- vista que en ninguna parte de Castilla del Oro, que es en Tierra-Firme, me pedirá minas de
u oro, que yo deje de ofrecerme a las dar descubiertas dentro de diez leguas de donde se me
e 8 El capítulo LXXXIII.
pidiera y muy ricas ... 14
9 Para ese entonces, ya había cruzado cua-
tro veces el Atlántico. i Imaginemos a los lectores europeos, tan ávidos por el oro de Indias, detenerse en
>. 10 El término de la comparación es siempre
~1
el mundo europeo o español conocido. este capítulo, extenso y minucioso! Con el aporte de Gonzalo Fernández de Oviedo
11 Notas autobiográficas como ésta abundan cobra relieve la historiografía fundada en la observación de los hechos: sus obras se
en los cronistas-testigos. Dan un encanto espe- insertan en la corriente realista 15.
cial a las páginas en que se insertan, porque En tanto que cronista oficial, defendió en la Historia general, su obra cumbre, la polí-
les confieren inmediatez, intimidad, sabor de tica imperial de la conquista y se opuso a quienes, como Las Casas, sustentaron la
l-
cosa vivida. tesis en favor del indígena.
12 Carlos V, a quien dedica la obra y que le
conferiría, pocos años después, el cargo de
1- cronista oficial, a sueldo de la corona. El cargo de cronista mayor de Indias
s 13 La saca del oro, expuesta con lujo de En 1571, durante el reinado de Felipe 11, se instituyó el cargo de cronista mayor de
detalles, es el tema central del capítulo. Indias. Se institucionalizó, así, una práctica ya iniciada, según acabamos de ver, con
14 El fragmento pertenece al Sumario, ca-
pítulo LXXXII. Fernández de Oviedo. Entre sus más destacados representantes, que se fueron suce-
15 La corriente realista es ·la que predomi- diendo unos a otros, cabe citar a Antonio de Herrera, autor de la Historia general
nó en la crónica de Indias. Nació con Colón y (1601) 16, muy difundida, y a Antonio de Solis, que escribió la Historia de la conquista
fue hija de las circunstancias: los descubrimien- de Méjico (1684), una joya de la historiografía barroca. En 1755, heredó el cargo la
tos y las conquistas. Sus representantes se Real Academia de la Historia, con asiento en Madrid
expresan en lengua vulgar, con sencillez, sin
artificios· ni reminiscencias clásicas. La otra fue
la corriente humanista; su vehículo, el latín. Lectores para crónica de Indias
16 Se la conoce, también, por el nombre de Las prensas españolas y de Europa trabajaron con empeño para difundir las noticias
Décadas. de las tierras descubiertas 17. La crónica de Indias rivalizó en el gusto de los lectores,
S
17 Así, por ejemplo, la Historia general y na-
a hasta cierto punto, con el género entonces más leído, el de las novelas de caballerías.
tural de las Indias de Gonzalo Fernández de
Ll Oviedo, editada en 1535 y reeditada en 1547, Hijas de la fantasía, éstas; trasunto de un¡:¡ realidad que parece superar toda imagina-
fue traducida a varios idiomas. El Sumario, ver- ción, aquéllas. Ambas alimentaron el gusto de la época por la aventura y sus horizon-
a tido de inmediato al latín, se vio en poco tiem- tes, tan distantes, llegaron a entrecruzarse a punto tal, que los hechos históricos al-
a po trasladado al italiano y al inglés. canzaron casi la dimensión de la ficción. Relatarlos será para Bernal Díaz del Castillo,
17
por ejemplo, frente a la visión panorámica de la capital azteca, narrar un encantamiento
digno del Amadís, la gran novela que inicia en España, a comienzos del siglo XVI, la
mencionada especie narrativa
En los días de Colón, el deslumbramiento de América sacudió más a las minorías
letradas que a las clases populares, aun en España. A medida que los horizontes de la
tierra nueva se ampliaron con las conquistas de Méjico y de Perú, y que se tomó
conciencia de las fabulosas riquezas, el interés por las Indias y por su literatura se fue
extendiendo a las capas menos cultas de la sociedad y, con él, su afición por las
crónicas indianas, afición que creció al promediar el siglo XVI y aumentó en el XVII.
A su vez, los libros de caballerías poblaban de fantasías las mentes de soldados y
conquistadores y éstos se lanzaron, como alucinados, por esos paisajes y mares cuasi
irreales, en búsqueda afanosa de los antiguos mitos difundidos por aquellas novelas.
¡Cuántas exploraciones no se intentaron y cuántos caminos no fueron recorridos en la
esperanza de alcanzar los fabulosos reinos de amazonas, de gigantes, de El Dorado,
de la fuente de la eterna juventud! ¡Cuántas vidas y cuánto peregrinar en pos de
aquellas ficciones!
Tras las codiciadas amazonas anduvieron -entre otros- Hernán Cortés y sus ga-
llardos capitanes, así corno el descubridor del gran río que, olvidado del nombre del
conquistador que lo recorrió desde los Andes hasta su desembocadura, se llamó
Amazonas. El milo de las damas guerreras había sido recreado con singular acierto en
uno de ios episodios de Las sergas de Esplandián, primero e ilustre vástago del Amadís
de Gau!a. Su autor, para desgracia de muchos de los que cruzaron a Arnerica, ubicó el
reino de aquellas bravías señoras en una misteriosa isla "a la diestra mano de las
Indias". La leyenda de El Dorado fue obsesión entre los conquistadores del Río de la
Plata y los pobladores de Asunción.
Sabed que a la diestra mano de las Indias Patagonia se llama una vasta región austral de nuestra patria, por inspiración de una
hubo una isla, llamada California, muy lle- de aquellas novelas y no porque sus pobladores -según se ha repetido, y mal- tuvie-
gada a la parte del Paraíso terrenal, la cual sen los pies grandes. Magallanes los bautizó patagones porque asoció a los salvajes y
fue poblada de mujeres negras, sin que algún primitivos téhuelches, vecinos del puerto de San Julián, con un personaje del Prima-
varón entre ellas hubiese, que casi como las león, del ciclo de los Palmerines, llamado "Patagón" y con su pueblo de "patagones",
amazonas era su estilo de vivir. Éstas eran tan indómitos como aquellos nativos. Patagonia es, como California, un topónimo de
de valientes cuerpos y esforzados y ardientes
ficción '·
corazones y de grandes fuerzas; la Ínsula en En cuanto a la lengua y al estilo, la prosa de las crónicas indianas se encamina por
sí la más fuerte de riscos y bravas peñas que la senda de la naturalidad y se opone al lenguaje crespo de las novelas de caballerías.
en el. mundo se hallaba; las sus armas éran Es como si estas maravillas de la realidad, opuestas a las ficciones de aquellos libros,
todas de oro, y también las guarniciones de para subrayar su carácter de tales, buscaran expresarse deliberadamente en el habla
las bestias fieras, en que, después de las sencilla y cotidiana del pueblo llano.
haber amansado, cabalgaban: que en toda la
isla no había otro metal.
Carcí-Ordóñez de Montalvo,
Las sergas de Esplandián. No toda la crónica de Indias tiene valor literario. No son, sin embargo, escasas las
producciones que sobresalen. A éontinuación, en la selección de unas, pocas, darnos
una visión más o menos abarcadora de distintas temáticas representativas y de algunas
de sus páginas más valiosas.
18
to la actual Cuba, así llamada en homenaje a la princesa; y la Española, hoy
la y Haití, donde fundó el precario fuerte de Navidad, el 25 de diciembre
año, con los restos de la nave capitana, la Santa Maria, que naufragó en sus
l.S costas. Las presenta como paraísos de abundancia y de eterna primavera .
la
lÓ En ella [la Juana] hay [ ... ] fartos ríos y buenos, y grandes ques maravilla, las tierras
Je dellas son altas y en ellas hay muchas sierras y montañas altísimas, sin comparación de la
l.S isla de Cetrefei 19, todas fermosísimas, de mil fechuras, y todas andables y llenas de árboles
11. de mil maneras, y altas, y parecen que llegan al cielo, y tengo di~ho que jamás pierden la
y foja, según lo que pude comprender, que los vi tan verdes y tan fermosos como son por
.si mayo en España 20. Dellos están floridos, dellos con frutos, y dellos en otro término, según
S. es su calidad; y cantaba el ruiseñor 21 y otros pájaros de mil maneras en el mes d~
la noviembre, por allí donde yo andaba ...
D,
le Los elogios crecen ai describir a la Española:
La Española es maravilla; las sierras y las montañas y las vegas, y las campiñas, y las
~
tierras tan fermosas y gruesas para plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes,
el
para edificios de villas y lugares 22. Los puertos de la mar aquí non habría creencia sin
IÓ
1n vista, y de los ríos muchos y grandes y buenas aguas, los más de los cuales traen oro. En
ls los árboles y frutos y yerbas hay grandes diferencias de aquellas de la de Juana; en ésta hay
muchas especies, y grandes minas .de oro y de otros metales.
el
!S
El escenario arcádico que despliega Colón, en que nada hay desagradable, fue con-
la
firmado pronto por las cartas de Vespucio y por los cuadros que pintó Pedro Mártir de
Anglería. Esta imagen primera, que hirió fuertemente la sensibilidad de los europeos,
habría de perdurar por siglos a pesar de que, no mucho después, otros paisajes muy
distintos iban a ser develados por quienes se internarían por extensas llanuras sin
y árboles, áridos desiertos, altas cumbres andinas o frías regiones australes de la tierra
l-
firme.
La ponderación, por momentos exagerada, de la naturaleza -monótona en la insis-
e tente reiteración de hipérboles que subrayan las expresiones superlativas referidas a
cantidad, variedad y belleza- esconde, sin duda, bajo el espeso follaje de tanto verde,
>r una íntima decepción. Al referirse a la isla Juana, dice:
>.
>, . .. la fallé tan grande que pensé que sería tierra firme, la provincia de Catayo 23 , y como
a no fallé así villas y lugares en la costa de la mar, salvo pequeñas poblaciones [ ... ], andaba
yo adelante por el dicho camino pensando de non errar grandes ciudades e villas [ ... ] y
volví atrás, fasta un señalado puerto de adonde envié dos hombres por la tierra para saber si
había Rey o grandes ciudades. Andovieron tres jo~adas y hallaron infinitas poblaciones
pequeñas y gentes sin número, mas non cosa de reg~miento ... 24
S
S 19 Tal vez, por error, Tenerife. Un tópico fre- Ni la anhelada tierra firme, ni el ansiado Catay, ni gran señor o rey, ni importantes
S cuente en los cronistas testigos es éste de ciudades o villas, nada de lo que buscaba halló Colón. En su español aportugue-
comparar lo americano con lo europeo o es- sado 25, de escasos matices, realzó cuanto pudo, con su limitado caudal expresivo, el
pañol, comparación que arroja siempre un sal-
valor de aquellas islas, de su paisaje, con 'pinceladas aptas para describir el Paraíso .
do favorable sobre lo indiano. Colón inaugura
esta práctica. El paisaje antillano, transpuesto en conceptos europeos, perdió su nota exótica, pero
20 De aquí surge el concepto -que tanto así se facilitó su comprensión a los contemporáneos.
arraigó en la conciencia europea- de Amé-
rica como tierra. de eterna primavera:
21 El simple trinar de un ave se le antoja
El hombre americano
canto de "ruiseñor", el ave de los trovadores
Después del escenario, de las verduras infinitas, el hombre americano. Colón sub-
provenzales. El paisaje se ha transformado en
jardín; la descripción, en poesía. raya ciertos rasgos: su desnudez y belleza física, la ausencia de malicia, su hablar
22 América es, para Colón, una promesa. dulce; sobre todo, su falta de codicia. He aquí algunos fragmentos:
23 Catayo: Catay, provincia de la China que
La gente de esta isla [la Española] y de todas las otras que he fallado -dice en su
menciona Marco Polo.
Carta- [ ... ] andan todos desnudos, hombres y mujeres [ ... ] Ellos no tienen fierro ni acero
24 de regimiento: de gobierno, de orden.
25 La lengua materna de Colón fue el dia- [ ... ] , son tanto sin engaño y tan liberales de lo que tienen que no lo creerán sino el que lo
lecto genovés, que no es ni fue lengua escrita. viese [ ... ] e procuran de ayudar e nos dar de las cosas que tienen en abundancia, que nos
En Portugal, aprendió el portugués hablado y son necesarias. Y non conocían ninguna seta ni idolatría, salvo que todos creen que las
el español, como lengua escrita. fuerzas y el bien es en el cielo, y creían muy firmemente que yo con estos navíos y gente
19
venía del cielo [ ... ]. Y esto no procede porque sean ignorantes, salvo de muy soti! inge-
nio [ ... J. En estas islas, fasta aquí non he hallado hombres mostrudos 26 , como muchos
pensaban; mas antes es toda gente de muy lindo acatamiento ...
Estas mismas notas -las referidas al paisaje y a los naturales- surgen en su Diario
aún más espontáneas, y se enriquecen con observaciones dispersas acuñadas en un
e
estilo rápido, a veces casi telegráfico . En uno y otro escrito la imagen del "noble sal-
vaje" realza el valor del descubrimiento y compensa decepciones subyacentes. El 25
de diciembre de 1492 Colón anota -como quien ensaya la pluma para dirigirse a los
Reyes- la síntesis que sigue:
Certifico a Vuestras Altezas que en el mundo creo que no hay mejor gente ni
ellos aman a sus prójimos como a sí mismos y tienen un habla la más dulce
mundo, y mansa, y siempre con risa.
y el ideal
Esta Arcadia hecha realidad y estos hombres buenos por naturaleza fueron lo que
Colón llevó en su primer viaje de regreso y depositó a los pies de los Reyes Católicos,
para gloria de España y sorpresa de Europa.
Con el Nuevo Mundo renació el ideal utópico: casi podría decirse que fue redescu-
bierto para instalarse en sus lejanas islas o territorios. Colón, con su esquemática sín-
tesis de la tierra y del hombre americanos, había abierto el camino
El
A partir del segundo viaje de Colón (1493-1497) se inicia el proceso colonizador, con
la venida del primer núcleo de pobladores, y se producen nuevos descubrimientos.
Otros hechos signan el viaje: la evidencia de realidades monstruosas, como la antro-
pofagia, entre los caníbales o caribes; la triste sorpresa de la destrucción del fuerte de
Navidad y de la muerte, a manos de los indios, de sus habitantes; la lucha encarnizada,
en Jamaica, con los nativos hostiles y la terrible práctica guerrera de arrojarles feroces
mastines traídos desde España; la fundación de la !sabela, en la Española (1494) y,
poco después, de Santo Domingo (1496), "la primogénita de América", primera de las
ciudades españolas del Nuevo Mundo que subsiste. Las islas antillanas, en particular la
Española y Cuba, se transforman en centros de actividad febril: búsqueda de riquezas,
de oro, explotación de la tierra y evangelización del indígena.
Chocan los intereses contrapuestos de la corona, de los conquistadores, de los enco-
menderos, de la acción misional. Los enfrentamientos no sólo se dan en el orden prác-
tico, sino también en el teórico. España es el primer país que se plantea el problema
ético de la conquista, actitud única entre sus pares de Europa, que la honra; pero
que dará con sus propios planteas y argumentos larga materia a sus enemigos, codi-
ciosos de su vasto imperio indiano.
Nace la
La cruzada en favor del indígena nació en la ciudad de Santo Domingo, en 151 O27
Sus primeros paladines pertenecieron a la orden dominica. Allí, un cuarto domingo de
Adviento, el mejor predicador de la orden, fray Antonio de Montesinos, subió al púlpito y
tomó como eje de su sermón las palabras del Evangelio: "Yo soy la voz del que clama
26 monstrudos: monstruosos. En la misma
en el desierto" 28. Arremetió el sacerdote contra la conducta de los colonos y encomen-
carta anuncia la existencia, en islas más al sur,
deros con respecto a los indígenas que les habían sido confiados. El revuelo fue grande
de feroces tribus que comían carne humana.
No faltan alusiones a "gente con cola" o espe- entre aquellos orgullosos señores, quienes recibieron como única satisfacción por parte
cie de sirenas, a mitológicas amazonas y a po- del vicario, fray Pedro de Córdoba, el hecho de que Montesinos volvería a predicar el
bladores isleños sin "ningún cabello". domingo siguiente. Lo que dijo se desprende por sí solo del texto elegido, un pasaje del
27 Algunos historiadores ubican el episodio libro de Job: "Repetiré mi saber desde el principio, porque mis palabras carecen de
en 1511. mentira" 29.
28 "Ego vox clamantis in deserto", San Juan,
1, 23. El célebre del
29 "Repetam scientian meam a principio ...
Vere enim absque mendacio sermones mei", Ese mismo año de 1510, un andaluz, Bartolomé de las Casas, decía su primera
Libro de Job, 36, 3-4. misa en América y se ordenaba sacerdote 30 . Tenía entonces treinta y seis años y, en
30 Primera misa, también, de ordenación sa- 1524, a los cuarenta y nueve, se haría dominico. Ya para esa época, la de su ingreso
cerdotal en el Nuevo Mundo. en la orden de los predicadores, había abrazado la causa del indígena y emprendido
20
Fray Bartolomé de Las Casas (1474- una febril actividad a su favor, recogiendo denuncias y tramitando largas gestiones en
1566), nacido en Sevilla, murió en Ma- la corte. Catorce veces cruzó el océano.
drid a los noventa y dos años. Pasó a Fray Bartolomé de Las Casas, amén de innumerables alegatos epistolares y me-
Indias en 1502. Fue encomendero, pero moriales, empezó a escribir, a partir de 1527, su Historia de las Indias y su Apologé-
en 1514 renunció a sus haciendas. Inten- tica historia de las Indias, en las que ocuparía el resto de sus días y que lo ubican
tó después, sin éxito, implantar un en- como uno de los iniciadores de la crónica general. Ninguna de esas dos obras se editó
sayo de colonización pacífica en Cuma- en tiempo 31. La que sí alcanzó honores de la letra impresa y llegó a ser el
ná, en la costa de Venezuela (1520). más difundido entre las obras sobre Indias, fue un folleto suyo, un inflamado
alegato de estilo panlletario, su tristemente célebre Brevísima relación de la destruc-
ción de las Indias (1542), publicada en 1552 32.
Las cien páginas de la Destrucción, trazadas, sin duda, con la mejor de las intencio-
nes, mas desprovistas de valor histórico y literario, oponen con un simplismo absoluto
la tesis de indios buenos y justos frente a españoles crueles y despóticos, casi
infernales .
Ese escrito polémico sirvió para que los enemigos de España, codiciosos de su vasto
imperio, levantaran la leyenda negra 33 que aún hoy, a pesar de haber sido desvirtuada
por la crítica histórica seria, convence a muchos.
La prédica fogosa de Las Casas en favor del indígena, su particular y unilateral
enfoque de la conquista, su apasionamiento por la causa que abrazó, convierten al
"Protector de los Indios" -tal lítuJo se le dio- en el iniciador de la crónica polémica; y
su opúsculo, por el cual sobre todo se lo recuerda, como libro de escándalo que fue,
corrió por el mundo y aún sigue ganando adeptos, adeptos no bien informados ni
siempre bien intencionados.
Su prédica golpeó fuerte en la conciencia real y contribuyó a que teólogos y juristas
se plantearan graves problemas, cuales fueron los de la situación jurídica de los indios
y los derechos de España a la conquista de América .
Las leyes que España dictó en favor del indígena, movidas no sólo por fray Bario-
lomé de Las Casas, sino también por muchos otros misioneros., y las reflexiones jurí-
dico-morales que suscitó esa compleja realidad de la conquista -entre ellas las del
célebre jurista español Francisco de Vitoria, que sentó en su cátedra salmantina
nuevos principios del derecho de gentes- honran al pueblo español. Sin embargo, han
31 Se publicaron, respectivamente, en los si- hecho menos ruido que su famoso instigador: Las Casas se ha adueñado de gran parte
glos XIX y XX. del crédito que' corresponde a Vitoria, sensible a los mismos excesos.
32 En ese mismo siglo XVI fue traducida a
siete idiomas. Entre las más lamosas de aque- la
llas reediciones, es célebre la de 1597 impre-
sa en Francfort por el holandés Teodoro de El proceso de evangelización de las Indias, el acercamiento al mundo espiritual y
Bry, en versión germana-, debido a las paté- cultural de los nativos, el conocimiento previo e indispensable de sus lenguas, la inda-
ticas y escalofriantes láminas que acompañan gación en las civilizaciones precolombinas, hicieron florecer un tipo de crónica historio-
el texto, inspiradas en las palabras del domi- gráfica, de variados matices y ricas vertientes, indispensable para penetrar en el
nico. Las imágenes, aún más elocuentes que pasado indígena, la cual se conoce, por el carácter de sus autores, con el nombre de
las palabras, sensibilizaron a Europa y acen- crónica religiosa.
tuaron, con la fuerza plástica de su mensaje, el
Las obras surgidas de la conquista espiritual de América son, mucho más que la
carácter difamatorio del libelo.
polémica desatada por Las Casas, prueba de ese espíritu evangéljco que creció en la
33 La "leyenda negra" -sintetiza Rómulo D.
Carbia- es un "juicio inexorable", según el
dura faena misional. Tuvo realidad, a lo ancho y a lo largo de América, en la labor
cual "España habría conquistado a América callada, tesonera y admirable de las órdenes religiosas -en particular dominicos, fran-
primero y la habría gobernado después, du- ciscanos y jesuitas- que, en afán apostólico, se acercaron a sus costas o penetraron
rante más de tres siglos, haciendo alarde de sus selvas, recorrieron desiertos y escalaron montañas, en abierto y sorprendente de-
una crueldad sangrienta y de una opresión sin safío a los peligros y adversidades geográficas y climáticas, con el solo socorro de su
medida, cosas ambas que podrían considerar- pobreza, de sus hábitos, de su fe y de su amor evangélico. Su voz, hecha sacrificio y
se como únicas en la historia de todo el Occi- acción, buscó reparar, sin estrépito, los excesos de la guerra y los abusos de los colo-
dente Europeo". Los primeros dardos fueron nizadores.
arrojados, en el siglo XVI, desde Holanda, por
razones políticas y religiosas, y recogidos des-
Su labor, volcada en numerosos libros, de los cuales sólo dos llegaron a publicarse
pués, en el siglo XVIII, por los enciclopedistas entonces 34, constituye -como ha dicho Mariano Picón Salas- "un legado todavía
franceses, enem1¡¡os de España y de la religión vigente, de elevadísima solvencia, en la vida cultural y moral de Hispano-América".
católica: Montaigne, Vultaire y, entre otros, el
abate Guillermo Tomás Raynal. de la de
34 Son ellos la Historia natural y moral de
las Indias, del jesuita José de Acosta, editada La conquista de Méjico reúne muchas de las páginas más atrayentes de la crónica
en 1590, y la Monarquía Indiana, de Fray Juan de Indias. Dos circunstancias contribuyen a ello. Por una parte, la hazaña en sí y el
de Torquemada, publicada en 1615. territorio conquistado. Un territorio que no deja resquicio a la decepción: ciudades in-
21
mensas, fabulosas riquezas, vastos imperios. Por otra, el caso único de que la sor-
prendente proeza moviera la pluma de su propio artífice, Hemári Cortés, un genio
superior; de un historiador de bello estilo, Francisco lópez de Gómara; y de un
soldado, Berna! Diaz del C¡:¡¡stmo.
Los tres, desde ópticas muy diferentes -la del conquistador que narra su personal
Hernán Cortés (1485-1547), natural de hazaña, la del panegirista de elocuente palabra y la del soldado que la revive
Medellín (Extremadura), después de ini- desde su anónima atalaya-, construyen un tríptico a la grandeza de esa aventura,
ciar estudios en Salamanca, pasa en entre los hechos más notables de la historia.
1504 a la Española. De allí, con Diego
Velázquez, salta a la isla de Cuba. A los Hernán Cortés: el coi'lql.lustaac)r
34 años emprende la conquista de Mé- r.n,rr"'""""nrl<> comenzar por el héroe de la conquista de Méjico: su primer expositor.
jico. Regresa triunfalmente, en 1528, a Hemán en cinco Cartas de relación, escritas entre 1519 y 1526, comunica a
España, y es nombrado al año siguiente, Carlos V los trascendentes hechos.
por Carlos V, Marqués del Valle de Oa-
xaca. Vuelve a Méjico en 1530. Después Contenido de sus "Cartas de relación"
de diez años, en los que no faltan nue- ., 1519. El contenido de esta carta, que se ha perdido, puede suplirse con un docu-
vas empresas ni pocas decepciones, cru- mento enviado a la corona por la Justicia y Regimiento de la Rica Villa de la Vera
za otra vez a España. Participa con sus Cruz, población fundada por Cortés, apenas iniciado el camino sobre la tierra firme
hijos Martín y Luis, en 1541, en la cam- hacia el corazón del imperio azteca. Contiene ese documento una síntesis de las
paña de Argel. Cerca de Sevilla, muere a expediciones descubridoras de exploración que precedieron a la de Cortés -las de
los 63 años. Sus restos, de acuerdo con Francisco Hemández de (1517) Juan de Grijalba (1518)- y la narración
la primera cláusula de su testamento, de los hechos desde que Cortés zarpó de en febrero de 1519, hasta el 10 de
son traídos a América para descansar en julio de ese año.
la tierra por él conquistada y amada.
• 1520. La segunda narra la sorprendente y victoriosa marcha de Cortés hasta la
capital del imperio azteca; la audaz captura de Moctezuma; las disensiones con los
emisarios de Velázquez y con Francisco Garay, que estorban sus planes; las terri-
bles escenas de la "noche triste" y la pérdida de la ciudad. Cortés, refugiado entre
los tlaxcaltecas, se despide del emperador con la promesa de reconquistar el pre-
ciado objetivo.
Es la más extensa de las cuatro conservadas y la más difundida 35. Por ella su
autor ha merecido .el calificativo de "el conquistador conquistado" '.
Lentamente descubre Cortés al lector el insospechado mundo indígena, que lo
cautiva y estimula a internarse más y más hasta alcanzar la meta: Tenochtitlán.
Parco en la exposición de los triunfos, sincero en la expresión de la derrota, elo-
cuente en la descripción de lo que ve, la carta nos muestra a un COrtés que, sagaz
diplomático, logra, con más astucia que sangre y con una enorme dosis de coraje, su
increíble hazaña
e 1522. La reconquista de la ciudad de Méjico, despiadada y cruel, constituye el tema
de la tercera. Cortés está empeñado en una guerra a muerte con el indígena. Es la
más dramática de las cuatro. La violencia y la codicia son sus tópicos. No hay cabida
para la astucia ni tiempo para la contemplación. A la política de atracción, le sigue la
del exterminio. Se ha roto el encanto. Un Cortés guerrero, frío e impasible, queda re-
tratado en ella. El militar, a su vez, reconoce el valor de sus enemigos •. Junto con la
segunda, anverso y reverso de un mismo tema, logró gran difusión 36.
• 1524. Cortés ha alcanzado su objetivo: la conquista se expande en todas direcciones
y debe consolidarse por medio de la colonización, de la cruzad~ evangélica y de ac-
ciones de gobierno. Sobre las ruinas de la Tenochtitlán indígena, que tanto había
admirado, se levanta y prospera la ciudad española. El conquistador deja paso al
35 Jacobo Cronberger, el famoso impresor gobernante. Se nota nuevamente el rasgo dominante de la segunda carta: amor por
sevillano, la edita en 1522. Al año siguiente se su obra, interés por los naturales, deseo de incorporarlos a su empresa y al mundo
reedita en Zaragoza. Traducida al latín, se mul- hispánico.
tiplica por toda Europa y se difunde, también, Es la más breve y, aunque no tan difundida como las anteriores, fue impresa dos
en francés, italiano, alemán y flamenco antes veces en el siglo XVI37.
de promediar el siglo XVI.
36 Fue impresa -también oor Cronberger-
• 1526. La quinta y última carta narra la expedición a las Hibueras (Honduras). Un
en .Sevilla (1523), y difundida en latín y en di- viaje desastroso, lleno de adversidades: la peregrinación de una derrota. Esas fati-
versos idiomas. gas, a las que lo impulsa su espíritu aventurero, no le impiden trazar grandiosos
37 Se editó en 1525 en Toledo y en 1526 en planes de exploración por el Pacífico.
Zaragoza. No fue traducida a otras lenguas. No fue, en su época, difundida por la imprenta.
22
El estilo
El estilo de Cortés es sobrio, pero no parco. No son los suyos secos partes militares.
Compone con arte y sabe presentar los hechos en su beneficio. Su tono, impasible y
ecuánime, se alarga complaciente en las descripciones del mundo indígena, cuya gran-
deza descubre y admira. Sorprenden sus cartas, escritas en medio de las alarmas
militares o de las graves responsabilidades de gobierno.
Se lo ha comparado con Julio César, al que supera en "simpatía", en "entusiasmo",
en habilidad para presentar su "propia figura para causar impresión", en ese llevamos
Francisco López de Gómara ( 151 1- de asombro en asombro
¿ 1557?), natural de Gómara, en la provin-
cia de Soria (Castilla la Vieja), vivió en
El de Gómara
Italia entre 1531 y 1540. A su regreso a
Espar1a, tomó parte en la expedición de En 1552 -hacía cinco años que había muerto Cortés- un clérigo humanista publi-
Argel (1541) y entró a servir, como ca- caba una Historia general de las Indias y conquista de México. La segunda parte de la
pellán, en la casa de Cortés, que tam- obra es la primera historia dedicada a la conquista de Méjico.
bién participó de la desastrosa empresa. Francisco lópez de Gómara, de sólida cultura, aquilatada y enriquecida en la Italia
Lo acompañó en los últimos seis años de renacentista, concibe la historia como una galería de los grandes hombres que han
su vida. Sus otras obras, inéditas en su gobernado los hechos humanos y, a la manera clásica, como una tarea destinada a
tiempo, son la Crónica de los Barbarro- salvar del olvido acontecimientos que, de lo contrario, se perderían para las posteriores
jas (1545) y los Anales del Emperador generaciones. Suya es la frase "todo lo ái38 con la muerte fenece".
Carlos V (1557). Convencido de la importancia del-descubrimiento de América y admirado por la con-
quista de Méjico, en cuya intimidad penetró por su amistad con Cortés, no es extraño
La mayor cosa después de la creación del que' haya elegido ambos temas para su obra cumbre. Tampoco sorprende que, por su
mundo, sacando la encamación y muerte del concepción histórica, la segunda parte se haya convertido en una biografía del héroe,
que lo crió, es el descubrimiento de Indias; y cincelada como una estatua.
así las llaman Mundo Nuevo. Con estilo conciso, !ruto de un esfuerzo de selección y de síntesis; con claro sentido
Francisco López de Gómara, de lo esencial por sobre lo accesorio, que le hace desdeñar los detalles; con indudable
Historia general. vocación por la verdad, que lo lleva a señalar defectos y no sólo a destacar virtudes;
con sinceridad; con todo ello, construye su lograda semblanza de Hernán Cortés, la
figura que hizo posible la conquista de Méjico.
Se le ha endilgado parcialidad. Se la reprochará Bernal Díaz del Castillo, porque
olvida a la soldadesca anónima y equivoca hechos de poca monta; se la reprochará
Las Casas, porque sus conceptos sobre la conquista son diferentes; se la reprocharán
Jos círculos oficiales, porque en los pleitos entre la corona y los conquistadores se
coloca peligrosamente de parte de estos últimos. Su independencia de criterio le valdrá
la prohibición de su obra 39. Se le enrostrará, también, no haber sido testigo de los
hechos narrados y haber apelado, como fuente principal de información, a Cortés. ¿A
quién mejor?, podemos preguntarnos.
Reproches a un lado -muchos de ellos injustificados-, su obra es una de las pro-
ducciones estéticas más logradas de la crónica de Indias. Por su tema americano, no
merece ser olvidada en la historia de nuestras letras .
Berna! Díaz del Castillo, vecino y regidor de la muy leal ciudad de Santiago de Gua-
temala, uno de los primeros descubridores y conquistadores de la Nueva España y sus
provincias, y cabo de Honduras e Higueras, que esta tierra así se nombra; natural de la
muy noble e insigne villa de Medina del Campo, hijo de Francisco Díaz del Castillo [ ... ]
y de María Diez de Rejón, su legítima mujer, que hayan santa gloria ...
Así, con este aire de memorial de servicios, comienza Bemal Diaz del Castillo su
38 á!: otro. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Quizá, cuando se puso a es-
39 Publicada en Zaragoza en 1552, vuelve a cribirla, allá por 1553, no pensó sino en trazar uno de esos tantos informes que con-
editarse al año si¡:,uiente allí y en Medina del quistadores y soldados elevaban con frecuencia a la corona para solicitar prebendas.
Campo y varias veces en Amberes, en 1554.
Se la traduce al italiano (1556), al francés La relación de sus méritos -"nuestros hechos y hazañas" los llama- creció des-
(1568) y al inglés (1578). Se la prohíbe, en mesuradamente en un proceso de lenta elaboración que le llevó parte de la vida y que,
España, en 1553. No quizá -como se ha re- tal vez, nunca dio por terminada. Bernal Díaz, entusiasmado con su propia obra, corri-
petido- por sus excesivos elogios a Cortés, gió, enmendó, suprimió, cotejó, revisó y terminó componiendo la más detallada y com-
sino por sus críticas a Carlos V y a la corona. pleta de las crónicas de la conquista de Méjico.
23
Conquistador los primeros
Digo que ningún capitán ni soldado pasó a esta Nueva España tres veces arreo, una tras
otra, como yo; por manera que soy el más antiguo descubridor y conquistador que ha
habido ni hay en la Nueva España 40
... y entre los fuertes conquistadores, mis compañeros, puesto que los hubo muy esfor-
zados, a mí me tenían en la cuenta de ellos, y el más antiguo de todos, y digo otra vez que
yo, yo y yo, dígolo tantas veces, que yo soy el más antiguo ... 41
... y es que habiendo visto la buena e ilustre fama que suena en el mundo de nuestros
muchos y buenos y nobles servicios que hemos hecho a Dios y a su Majestad y a toda la
Cristianidad, da grandes voces, y dice que fuera justicia y razón que tuviéramos buenas
rentas y más aventajadas que tienen otras personas que no han servido en estas conquistas ni
en otras partes a su Majestad [ ... ] ahora somos vivos los de Cortés cinco, y estamos muy
viejos y dolientes de enfermedades, y lo peor de todo muy pobres y cargados de hijos e
hijas para casar, y nietos, y con poca renta, y así pasamos nuestras vidas con trabajos y
miserias 42.
Porque él, como casi todos los que pasaron a América, lo hicieron para:
... servir a Dios y a nuestro rey y señor, y procurar de ganar honra, como los nobles
varones deben buscar la vida, e ir de bien en mejor ... 43 [y J ... por haber riquezas, que
todos los hombres comúnmente venimos a buscar 44 .
"Ilustres hazañas, codicia insaciable", Bernal Díaz del Castillo no escapa a la regla.
En Bernal, el relato de las increíbles proezas se inscribe en la esperanza de acrecentar
los bienes materiales. No era pobre nuestro cronista, buenas tierras y encomiendas
figuran entre sus bienes, ya desde los años inmediatos a la conquista de Méjico; pero,
por los trabajos pasados, levanta la bandera de los "derechos del conquistador". Es
que en América nada sacia las apetencias desmesuradas
24
de sus ataques es el capellán de Hernán Cortés, su eximio pane-
girista; de de la obra: Historia verdadera. "Verdadera", sin duda, desde otro
é- punto de vista y desde otra concepción de la historia que la de Gómara. Bemal realza
a. su condición del "testigo de vista" y defiende el sentido popular de la conquista. El
7) humanista y el soldado, cada uno a partir de sus convicciones, nos dan su propia
:n visión. Tan válida la una como la otra, anverso y reverso del complicado entretejido de
los hechos. El uno pule, selecciona, compone; el otro, atrapado en los detalles, incapaz
de deslindar lo esencial de lo accesorio, hilvana con sabor de cuento -cuento mo-
roso- las fatigas, las miserias y las grandezas de los memorables hechos .
Hoy se ha probado, con acopio de testimonios, que no son graves los errores que
Bernal Díaz del Castillo señala a Gómara. Es más, la lectura del panegirista de Cortés
así como la de los otros autores censurados, ayudó al cronista-soldado a organizar la
vasta materia de sus recuerdos y fue pautando, con ánimo de rebatirlos o no, el
desarrollo de su extenso relato.
E! Cortés de
n- En cuanto a la figura de Cortés -que Bemal hace descender del pedestal del bron-
lO ce-, no pierde brillo ni se opaca al humanizarse. Por el contrario, la estampa del
caudillo sale engrandecida. En el fondo, hay una profunda admiración por el héroe de
Quiero aquí poner por memoria todos los la conquista de Méjico,.
caballos y yeguas que pasaron: El Cortés de Bemal Díaz es un Cortés rodeado de su gente, que se mueve con sus
Capitán Cortés, un caballo castaño zaino, virtudes y defectos, que va y viene entre la tropa, que pierde su alpargata en una
que Juego se le murió en San Juan de Ulúa. refriega, al que se le hincha una vena en la garganta y otra en la frente cuando se
Pedro de Alvarado y Hernán López de enoja, que suspira:
Ávila, una yegua alazana, muy buena, de
juego y carrera, y después que llegamos a la ... y en este instante suspiró Cortés con una muy gran tristeza, muy mayor de la que
Nueva España el Pedro de Alvarado le com- antes traía, por los hombres que le mataron antes que en el alto cú subiese, y desde
pró la mitad de la yegua o se la tomó por entonces dijeron un cantar o romance:
fuerza. En Tacuba está Cortés
Alonso Hernández de Puerto Carrero, una con su escuadrón esforzado,
yegua rucia de buena carrera, que le compró triste estaba y muy penoso,
Cortés, por las lazadas de oro ... triste y con gran cuidado,
Berna! Díaz del Castillo, una mano en la mejilla
Historia verdadera, Cap. 22 . y la otra en el costado ... 49
a. . . .y doy muchas gracias y loores a N ues- De igual modo, sus compañeros, capitanes y soldados, uno a uno, desfilan por su
ar tro Señor Jesucristo y a Nuestra Señora Vir- Historia en sus individualidades concretas, y al cronista no se le olvidan, tampoco, las
!S gen Santa María, su bendita madre, que me yeguas y caballos que tan grande parte tuvieron en los éxitos guerreros. En la dila-
O, ha guardado que no sea sacrificado como en tada galería, entre el "nosotros", destaca, según ya hemos visto, el "yo" del autor. Un
:s aquellos tiempos se sacrificaron todos los "yo" que no se disimula en un rincón del cuadro gigantesco -como ocurre con los
más de mis compañeros que nombrados ten- autorretratos de los pintores del Renacimiento en sus grandes frescos-, sino que
go, para que ahora se descubran y se vean asoma de cuerpo entero en cada recodo del camino.
muy claramente nuestros heroicos hechos y
quiénes fueron los valerosos capitanes y
!a fuertes soldados que ganamos esta parte del Valores literarios
IS Nuevo Mundo y no se refiera la honra de
todos a un solo ·capitán. Los valores literarios de la obra de Bemal Díaz, hija en parte del resentimiento
e -resentimiento contra Cortés, que "no hacía relación de nosotros"; contra Gómara y
Berna! Díaz del Castillo,
1r
otros cronistas, por sublimar sólo a un capitán; contra la corona, tan poco generosa en
Historia verdadera, Cap. 205.
o el otorgamiento de mercedes-, son muchos. También, los históricos,
1- 49 Capítulo 145. En este pasaje, Cortés, que Bernal Díaz del Castillo, con su prosa descuidada y llana, tiene el don de recrear el
ha huido de la capital azteca después de la pasado. Su arte narrativo sabe a juglaresco. Transmite al lector los momentos de emo-
terrible "noche triste", contempla dolorido la ción; acierta en el detalle que anima el relato; describe con sentido pictórico y actual los
gran ciud'!d indígen8 desde lo alto de Tacuba. escenarios, los mercados, las ciudades indígenas; injerta el refrán oportuno; recuerda
Lamentablemente, Berna! sólo recuerda el co- los romances que allí se dijeron; quiebra la fría sucesión de los hechos con frecuentes
mienzo de este romance que, como otros que
idas y venidas, dejando esto para más adelante o anticipando esotro, porque viene más
nacieron al calor de las guerras de conquista,
puede ser considerado como "fronterizo". a cuento. En sus páginas hay fervor, pasión, entusiasmo, por eso se "lo lee con gus-
50 Enrique Anderson lmbert. to" 50 o se "le siente más el corazón" 51, como han dicho sus críticos. "Abiertas las
· 51 Alfonso Reyes. páginas de su historia -nos dice uno de ellos-, no se leen, se escuchan. Antójase
25
que el autor está cerca ele nosotros, que ha venido a relatamos lo que vio y lo que
hizo" 52.
En la ciudad de Guatemala, este combatiente de más de cien batallas, que ha
contraído matrimonio y tiene hijos y nietos, que lleva cumplidos largos cincuenta años,
se ha puesto a evocar sus días de juventud, de soldado, con ojos alucinados. A medida
que evoca las fatigas, que crece el relato, que se agrandan las hazañas, que se dibujan
los rostros y los gestos de sus compañeros, que los muertos y las muertes se hacen
presentes, refunfuña el cronista entre dientes. Sus rezongos y sus pullas van dirigidos
contra Cortés, contra Gómara, contra los funcionarios oficiales, olvidados, unos y
otros, del duro pelear colectivo, día y noche, en aquellas guerras implacables, para
ganar esas tierras que, con menos títulos, otros disfrutan, y cuyo merecimiento se atri-
buye a un solo héroe, cuando es de muchos, de todos, la gloria de aquella conquista .
El mayor encanto de la Historia verdadera radica en esa curiosa y humana con-
junción de apasionamientos, en que la juventud revive con toda su fuerza vital las
horas y hasta los minutos de las épicas jornadas y en que la vejez, con su peso de
desilusiones posteriores, deja caer su carga de amarguras. Ambas perspectivas, cons-
tantemente, se entrecruzan. De haber escrito Berna! su historia en sus años mozos,
seguramente sus páginas carecerían del sabor que las caracteriza. Hay en ellas "el rico
sedimento de muchos otoños".
en
La crónica del descubrimiento y conquista del Río de la Plata no ofrece la riqueza de
las de Méjico y Perú. La representan:
~~~ Ulrico Schmidl, un soldado alemán que vino en la expedición de Pedro de Mendo-
za. Escribió, en lengua bávara, los acontecimientos que había vivido desde que salió
de su patria, Straubing (1535), hasta que volvió a ella veinte años después. Su
crónica, que tuvo gran difusión y fue traducida al latín, se conoce en las versiones
modernas al español con los títulos de Viaje al Río de la Plata o Derrotero y viaje a
España y las Indias. La primera edición alemana data de 1567. la más famosa es la
versión latina, publicada en 1599 con el nombre de Vera historia, por Hulsius, notable
por los grabados del editor que la ilustran 53. Se trata de un relato soldadesco, dé
gran interés histórico 54. Por la lengua en que fue escrito, no pertenece en rigor a
nuestra literatura, pero la acompaña .
52 Luis González Obregón. e Pero Hemández, que también participó de la armada de Pedro de Mendoza, escribió
53 Equivocadamente, se han atribuido di- unos "comentarios" que se publicaron en 1555, en Valladolid. Constituyen la segun-
chas ilustraciones a Schmidl. La importancia de da parte de la Relación y comentarios del gobernador Á/var Núñez Cabeza de Vaca
la edición de Hulsius se debe, por otra parte, a de lo acaecido en las dos jornadas que hizo a las Indias 55. Es decir, la narración de
que el relato fue impreso como un libro aparte.
la segunda jornada de Álvar Núñez, de quien fue secretario Hernández, cumplida en
-las anteriores ediciones recogían la crónica del
el Río de la Plata (1540-1545). También escribió, en 1545, una Relación de las
soldado bávaro entre otras narraciones.
54 El valor histórico y geográfico de la Vera cosas sucedidas en el Río de la Plata, que comienza con "la perdición de don Pedro
historia ha sido recientemente comprobado. de Mendoza" y finaliza con la revuelta que derrocó a Álvar Núñez. La crónica, o "co-
55 La primera jornada, conocida con el nom- mentarios" de Pero Hernández, es ceñida, de escasos méritos literarios. Algunos
bre de Relación de Jos naufragios, había sido consideran que es el primer cronista del Río de la Plata, por haber editado su obra
publicada por su autor y protagonista, Álvar doce años antes que Schmidl 56. El suyo es el primer libro español publicado sobre
Núñez, en 1542. Narra su exploración a la Flo- la conquista rioplatense, aunque disimulado tras la "relación de los naufragios".
rida y posterior peregrinaje a pie, desde allí a
Méjico, en compañía de tres sobrevivientes. La e Fray Reginaldo de (¿ 1539?-1609), cuya obra Descripción breve de toda
increíble aventura tuvo enorme difusión edito- la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile se asemeja a una guía de viajes
rial. Álvar Núñez es un escritor que atrapa. para misioneros y peregrinos. Era natural de Medellín (España). Se educó en Quito y
56 Sin embargo, hoy se considera que el se ordenó dominico en Lima. Murió en Asunción, designado obispo del Río de la
soldado bávaro es el primero, por cuanto su
Plata. Lizárraga, viajero apostólico, fue un narrador entretenido y sentencioso. Su
crónica se basó en cartas que fue enviando a
sus parientes alemanes a medida que protago- obra recoge agudas observaciones.
nizó los sucesos. De regreso a su patria, esas e Ruy Díaz de Guzmán (¿ 1554?-1629), nacido en Asunción. Es el cronista más im-
epístolas le sirvieron para ordenar con gran
portante del Río de la Plata y el primer escritor nativo. Su foja de servicios militares
precisión cronológica y geográfica los hechos
de que fue testigo. Hernández es, sí, el primer es meritoria y recorrió los extensos territorios cuyos sucesos historió. Su crónica, un
cronista del Río de la Plata en lengua caste- libro sin titulo, es la narración de muchas decepciones y, en parte, un relato
llana. familiar.
26
Díaz de Guzmán: la manuscrita"
La crónica de Ruy Díaz de Guzmán, terminada en 1612 en la ciudad de La Plata
(hoy Sucre), corrió en copias manuscritas hasta el siglo XIX. Por su contenido, similar
al poetizado por Martín del Barco Centenera en la Argentina, poema épico publicado en
Lisboa en 1602, recibió el nombre de la "Argentina manuscrita" 57. Su verdadero título
parece ser el asentado por el autor en el "Prólogo": Anales del descubrimiento, po-
blación y conquista de las provincias del Río de la Plata
Contenido
La materia de los Anales está distribuida en tres libros:
El primero abarca desde el descubrimiento del Río de la Plata por Juan Díaz de
Solís, en 1512, hasta la despoblación de Buenos Aires, en 1541. Incluye una inte-
resante descripción del Río de la Plata.
<~~ El segundo comprende desde 1540, fecha en que salió de España el adelantado
Álvar Núñez Cabeza de Vaca, hasta la venida del primer obispo, fray Pedro de la
Torre, en 1556.
El tercero concluye con la llegada de Ortiz de Zárate y la fundación de Santa Fe,
en 1573.
g,,.,..,,~.,•·tn<> de la obra
Ruy Díaz de Guzmán sintetiza en el "Prólogo" los objetivos o propósitos de su obra:
<~~ Rescatar la memoria de esos ochenta años de historia y de sus protagonistas.
<~~ Exponer aquellos sucesos en una narración veraz.
<~~ Satisfacer una deuda de gratitud por la tierra en que nació, su "patria", escenario de
los hechos narrados.
capitán Riquelme y le conmutó la pena de Mendoza y de su teniente Ayolas, hasta 1556, en que murió, el hombre más
de muerte que pesaba sobre él por ha- importante del Río de la Plata: un caudillo temido y admirado.
ber militado en el grupo de los "leales" a <~~ El autor nunca abandonó estas tierras de América, donde había nacido. No tuvo,
la corona y al Adelantado Álvar Núñez pues, experiencia peninsular. Tampoco conoció Lima, capital del virreinato. Su vida
Cabeza de Vaca. transcurrió en el Río de la Plata, el Tucumán y el Alto Perú.
~D A pesar de su cuota de sangre india y del elogio que, en una parte de la obra, hace
el cronista de los mestizos, su admiración cae del lado de los españoles, los con-
quistadores del Río de la Plata.
<~> Su afán por conciliar los puntos de vista de los revoltosos o "tumultarios" -repre-
sentados por su abuelo lrala- y de los leales -Áivar Núñez, su tío abuelo, y su
propio padre, Alonso Riquelme Guzmán.
27
Las
En su crónica, casi toda ella tejida sobre la base de recuerdos personales directos o
indirectos, lo que vio o lo que oyó, entran algunas como la muy famosa de
lucia Miranda o la de Maldonada. la primera inicia un tema que iba a tener larga
descendencia en el Río de la Plata: el de las cautivas. Su asunto, será reela-
borado, fines del por Manuel José de· Lavardén
Méritos literarios
Cabe apreciar en la cron1ca de Ruy Díaz de Guzmán -que él califica de libro
y "humilde"- su sobriedad. El estilo es contenido y la expresión llana. Aun
de la tierra fértil, que promete, en los hechos armas de sus aseen-
cae el autor en exageración o hipérbole. Esa sobriedad es una nota muy
y rioplatense .
Es interesante la vivencia directa de la tierra, que es la propia, y los personajes de
la historia, a los que conoció personalmente o por testigos de vista.
Por su sentido de "patria", por el amor puesto en la elaboración de la obra,
recuerdos familiares que encierra y hasta por su sangre mestiza, Díaz ha sido
comparado -sin olvido de las distancias estéticas que los separan- Gar-
cilaso de la Vega. Pero no hay en él, como en el ilustre peruano, '"'"''"'""'"
nativa. Ni siquiera de relieve cronista el importante
'"r:'"''"'"· en su de aliados de del Río
y de los pobladores de Asunción.
En su visión de la conquista .......:que es esquemática, ya que se propuso hacer tarea
58 Véase, más adelante, en "El Virreinato de síntesis-, no elude el detalle pintoresco ni la anécdota, y maneja con habilidad el
del Río de la Plata: letras de Buenos Aires", suspenso. Todo ello, desde el punto de vista literario, tiene su encanto y da color a la
páginas 142 a 145. árida materia histórica tratada.
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Cristóbal Colón Diario de a bordo
i3 1451 -1506 Carta del Descubrimiento (1493) •
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Pedro Mártir de De orbe novo (1530) América con interés de registro histórico y las o(g
1475-1526 Opus epistolarum (1530) divulgó, en latín, por toda Europa. Nunca es- -¡¡Z
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tuvo en América. Jlm
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•· Las fechas remiten a la primera edición. Las obras que no las llevan se imprimieron tardíamente (siglos XIX y XX).
28
La primera parta da su entra
Indias los cronistas generales. Sostuvo en bello es-
(1552) tilo una visión renacenlisla del Mundo.
Nunca pasó a las Indias.
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Sumario de la natural historia en ocuparse de la naturale-
Gonzalo Femándaz de Oviado da las Indias (1526) za y el americanos. También el pri- ~
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1476- 1557 Historia general natural da mero que escribió una historia general de las a
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las Indias Indias. z
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El mayor valor de su obra reside en el
Antonio de Solís Historia de la conquista de estilo y arte de la composición. Su importan- >
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cia histórica, a pesar de las fuentes consulta-
¿ 161 O?- 1686 México (1684)
das, es relativa.
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Hereda el cargo la REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA - ~
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Fue el primer cronista de sus propias ha- Jl m
o zañas. De sus cinco extensas cartas a Carlos o (/)
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Por la segunda parte de su obra, pertene- :o ~
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Cl Francisco López de Gómara Historia general de las Indias ce al ciclo de los cronistas de MéjicÓ. Con- >
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1511 - ¿ 1557? y conquista de México (1552) cibió su historia como una biogralfa de Cor-
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Bernal Díaz del Castillo
Historia verdadera de la
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o 1495-1584 España (1632) ::¡
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29
Llegó a Méjico, en 1524, con un grupo de
Fray Toribio de Benavente Historia de los indios de la Nueva doce franciscanos. Su apostolado se extendió
¿ ?-1568 ·España a Guatemala, Yucatán y Nicaragua.
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Arribó a Méjico, en 1529. Era franciscano. oz
Fray Bernardino de Sahagún Historia general de las cosas de Su obra, escrita originariamente en náhuatl,
1500- 1590 Nueva España es una monumental enciclopedia del pasado
indígena.
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ü Aprendió, a poco de llegar a Méjico (1554), ~
Fray Jerónimo de Mendieta con rara perfección, la lengua nativa. Perte- o
1525- 1604
Historia eclesiástica indiana
neció a la orden franciscana.
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Nacido en Méjico, de madre india, fue do-
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Fray Diego Durán Historia de las Indias de Nueva minico. Su obra revela un gran conocimiento lJ
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1538-1588 España e islas de tierra firme del alma nativa. :0
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Muy niño llegó a Méjico. En 1538 ingresó
z Fray Juan de Torquemada Monarquía Indiana (1615) en la orden franciscana. En su obra, apro-
o 1563- 1624 vechó la labor de sus predecesores.
((
IV
30
l
Esta gran ciudad de Tenuxtitan 1 está fundada en esta laguna uñas. Venden conejos, liebres, venados y perros pequeños que crían
salada 2, y desde la tierra firme hasta el cuerpo de la dicha ciudad, para comer castrados.
por cualquiera parte que quisieren entrar a ella, hay dos leguas. Hay calle de herbolarios, donde hay todas las raíces y yerbas me-
Tiene cuatro entradas, todas de calzada hecha a mano, tan anchas dicinales que en la tierra se hallan. Hay casas. como de boticarios
como dos lanzas jinetas. donde se venden las medicinas hechas, así potables como ungüentos
Es tan grande la ciudad como Sevilla y Córdoba 3. Son las calles y emplastos. Hay casas como de barberos, donde lavan y rapa¡;¡ las
della, digo las principales, muy anchas y muy derechas, y algunas cabezas. Hay casas donde dan de comer y beber por precio. Hay
déstas y todas las demás son la mitad de tierra y por la otra mitad es hombres como los que llaman en Castilla ganapanes, para traer
agua, por la cual andan en sus canoas 4, y todas las calles de trecho cargas. Hay mucha leña, carbón, braseros de barro, y esteras de
a trecho están abiertas, por do atraviesa el agua de las unas a las muchas maneras para camas, y otras más delgadas para asiento y
otras, e en todas estas aberturas, que algunas son muy anchas, hay para esterar salas y cámaras.
sus puentes de muy anchas y muy grandes vigas juntas y recias y Hay todas las maneras de verduras que se fallan, especialmente
bien labradas, y tales que por muchas dellas pueden pasar diez de cebollas, puerros, ajos, mastuerzo, berros, borrajas, acederas y car-
caballo juntos a la par. E viendo que si los naturales desta ciudad dos y tagaminas. Hay frutas de muchas maneras, en que hay cerezas
quisiesen hacer alguna traición tenían para ello mucho aparejo, por y ciruelas que son semejables a las de España. Venden miel de
ser la dicha ciudad de la manera que digo, y que quitadas las abejas, y cera, y miel de cañas de maíz; que son tan melosas y
puentes de las entradas y salidas nos podrían dejar morir de hambre dulces como las de azúcar, y miel de unas .plantas que llaman en las
sin que pudiésemos salir a la tierra, luego que entré en la dicha islas maguey, que es muy mejor que arrope; y destas plantas facim
ciudad di mucha priesa a facer cuatro bergantines, y los fice en muy azúcar y vino, que asimismo venden 7.
breve tiempo, tales que podían echar trescientos hombres en la tierra Hay a vender muchas maneras de filado de algodón de todos
y llevar los caballos cada vez que quisiésemos 5. colores en sus madejicas, que parece propiamente alcaicería de
Tiene esta ciudad muchas plazas, donde hay continuos mercados y Granada en las sedas, aunque esto otro es en mucha más cantidad.
trato de comprar y vender. Tiene otra plaza tan grande como dos Venden colores para pintores cuantas se pueden hallar en España, y
veces la de la ciudad de Salamanca 6, toda cercada de portales al- de tan excelentes matices cuanto pueden ser. Venden cueros de
rededor, donde hay cotidianamente arriba de sesenta mil ánimas venado, con pelo y sin él, teñidos, blancos y de diversas colores.
comprando y vendiendo; donde hay todos los géneros de mercadu- Venden mucha loza, en gran manera muy buena; venden muchas
rías que en todas las tierras se hallan, así de mantenimientos como vasijas de tinajas grandes y pequeñas, jarros, ollas, ladrillos, y otras
de vituallas, joyas de oro y de plata, de plomo, de latón, de cobre, infinitas maneras de vasijas, todas de singular barro, todas o las más
de estaño, de piedras, de huesos, de conchas, de caracoles y de vedríadas y pintadas.
plumas; véndese cal, piedra labrada y por labrar, adobes, ladrillos, Venden maíz en grano y en pan, lo cual hace mucha ventaja, así
madera labrada y por labrar de diversas maneras. en el grano como en el sabor, a todo lo de las otras islas y tierra
Hay calle de caza donde venden todos los linajes de aves que hay firrne. Venden pasteles de aves y empanadas de pescado. Venden
en la tierra, así. como gallinas, perdices, codornices, lavancos, do- mucho pescado fresco y salado, crudo y guisado. Venden huevos de
rales, zarcetas, tórtolas, palomas, pajaritos en cañuela, papagayos, gallinas y de ánsares y de todas las otras aves que he dicho, en gran
búharos, águilas, falcones, gavilanes y cernícalos; y de algunas aves cantidad; venden tortillas de huevos fechas.
déstas de rapiña venden los cueros con su pluma y cabezas y pico y Finalmente, que en los dichos mercados se venden todas cuantas
1 En otras ediciones, "Temixtitán". 6 Muy presente la tendría Cortés, ya que allí -en su juventud-
2 Poco antes, Cortés ha explicado que en el valle de Méjico, en- inició estudios en la famosa universidad.
marcado por altas montañas, hay dos lagunas, una salada y otra dulce. 7 maguey o "mamey". Fernández de Oviedo, en el Sumario, inicia
La mayor es ésta, sobre la que se levanta la capital azteca. la descripción de la flora americana por esta fruta, de "muy suave
3 En los cronistas, los términos de comparación son siempre los del sabor", que procede de "un árbol grande y de hermosas y frescas
mundo conocido. hojas". El padre Acosla, en su Historia natural y moral de las Indias,
4 Canoa es uno de los más antiguos americanismos. Introducido por dice: "El árbol de las maravillas es el maguey, dé que los nuev.os o
Colón, se incorporó al lenguaje de los conquistadores y tuvo rápida chapetones (como en Indias los llaman) [los españoles recién llegados]
difusión en el habla general. suelen escribir milagros, de que da agua, vino, aceite, vinagre, miel,
5 En este fragmento, observamos cómo el militar saca conclusiones y arrope, hilo, aguja y otras cien cosas. Él es un árbol, que en la Nueva
dispone medidas estratégicas. España estiman mucho los indios".
31
cosas se hallan en toda la tierra, que, además de las que he dicho, tadas diez o doce personas, que son jueces, y libran todos los casos
son tantas y de tantas calidades, que por la prolijidad y por no me y cosas que en el dicho mercado acaecen, y mandan castigar los
ocurrir tantas a la memoria, y aun por no saber poner los nombres, delincuentes. Hay en la dicha plaza otras personas que andan conti-
no las expreso. Cada género de mercadurías se vende en su calle, nuo entre la gente mirando lo que se vende, y las medidas con que
sin que entremetan otra mercaduría ninguna, y ·en esto tienen mucha se miden lo que venden, y se ha visto quebrar alguna que estaba
orden. Todo lo venden por cuenta y medida, excepto que fasta agora falsa 8.
no se ha visto vender cosa alguna por peso. Hay en esta gran plaza
una muy buena casa como de audiencia, donde están siempre sen- Hemán Cortés
Era Fernando Cortés de buena estatura, rehecho y de gran pecho. Vestía más polido que rico, y así era hombre limpísimo. Deleitá-
El color ceniciento, la barba clara, el cabello largo. Tenía gran base de tener mucha casa y familia, mucha plata de servicio y de
fuerza, mucho ánimo, destreza en las armas. Fue travieso cuando respeto. Tratábase muy de señor, y con tanta gravedad y cordura,
muchacho, y cuando hombre fue asentado; y así, tuvo en la guerra que no daba pesadumbre ni parecía nuevo. Cuenta que le dijeron,
buen lugar, y en paz fue alcalde de Santiago de Barucoa 2, que era siendo muchacho, cómo había de ganar muchas tierras y ser grandí-
y es la mayor honra de la ciudad entre vecinos. Allí cobró repu- simo señor. Era celoso en su casa, siendo atrevido en las ajenas;
tación para lo que después fue. condición de putañeros.
Fue muy dado a mujeres, y dióse siempre. Lo mesmo hizo al Era devoto, rezador, y sabía muchas oraciones y psalmos de coro;
juego, y jugaba a los dados a maravilla bien y alegremente. Fue grandísimo limosnero; y así, encargó mucho a su hijo, cuando se
muy gran comedor, y templado en el beber, teniendo abundancia. moría, la limosna. Daba cada un año mil ducados por Dios de ordi-
Sufría mucho la hambre con necesidad, según lo mostró en el nario; y algunas veces tomó a cambio dineros para limosna, di-
camino de Higueras 3, y en la mar que llamó de su nombre. ciendo que con aquel interese rescataba sus pecados [ ... ]
Era recio porfiando, y así tuvo más pleitos que convenía a su Tal fue, como habéis oído, Cortés, conquistador de la Nueva
estado. Gastaba liberalísimamente en la guerra, en mujeres, por España; y por haber yo comenzado la conquista de México en su
amigos y en antojos, mostrando escaseza en algunas cosas; por nacimiento, la fenezco en su muerte 4
donde le llamaban río de avenida. Francisco López de Gómara
... Y otro día por la mañana llegamos a la calzada ancha y vamos aquella calzada tan derecha y por nivel como iba a México, nos
camino de Estapalapa '· Y desde que vimos tantas ciudades y villas quedamos admirados, y decíamos que parecía a las cosas de encan-
pobladas en el agua, y en tierra firme otras grandes poblazones, y tamiento que cuentan en el libro de Amadís 2, por las grandes torres
8 La descripción se extiende, después, a los edificios, ídolos, gentes, 2 En la isla de Cuba. Allí contrajo matrimonio con Catalina Xuárez.
costumbres. De la ciudad pasa Cortés al palacio de Moctezuma, sus Más tarde, en su primer viaje de regreso a España, casó en segundas
riquezas y servicios. El "conquistador conquistado" se detiene moro- nupcias con la hija del duque de Béjar.
samente ante lo que ve. Cuando Cortés escribe esta carta, fechada el 3 Higueras o Hibueras. La desastrosa expedición a estas regiones
30 de octubre de 1520, en Segura de la Frontera, ha sido echado de la constituye el tema de la quinta Carta de relación.
capital azteca y se prepara para reconquistarla. En su parte final dice: 4 En este párrafo se observa bien cómo para López de Gómara la
"Por lo que yo he visto y comprendido cerca de la similitud que toda conquista de Méjico y la biografía de Hernán Cortés son una sola cosa;
esta tierra tiene a España [ ... ] me pareció que el más conveniente por ello la comienza con el nacimiento del héroe y la finaliza con su
nombre para esta dicha tierra era llamarse la Nueva España del mar muerte.
Océano; y así, en nombre de vuestra majestad .se le puso aqueste
nombre". Con ese nombre, que le dio su conquistador, fue conocida
durante todo el período hispánico. 1 lztapalapa. En el capítulo siguiente aparece correctamente escrita.
Berna! Díaz vacila en la grafía de los nombres indígenas.
1 Es decir, la segunda parte de la Historia general de las Indias y 2 La cÓmparación con el Amadls, la famosa novela de caballerías,
conquista de Méjico. obedece a la necesidad de acercar lo desconocido a lo conocido. Para
32
y cúes 3 y edificios que tenían dentro en el agua, y todos de cali- todo aquello, fuimos a la huerta y jardín, que cosa muy admi-
canto, y aun algunos de nuestros soldados decían que si aquello que rable verlo y pasearlo, que no me hartaba de mirar la diversidad de
veían, si era entre sueños, y no es de maravillar que yo escriba aquí árboles y lÓs olores que cada uno tenía, y andenes llenos de rosas y
de esta manera, porque hay mucho que ponderar en ello que no sé flores, y muchos frutales y rosales de la tierra, y un estanque de
como lo cuente: ver cosas nunca oídas, ni aun soñadas, como veí- agua dulce, y otra cosa de ver: que podían entrar en el vergel
amos 4. Pues desde que llegamos cerca de Estapalapa, ver la grande- grandes canoas desde la laguna por una abertura que tenían hecha,
za de otros caciques que nos salieron a recibir, que fue el señor de sin saltar en tierra, y todo muy encalado y lucido, de muchas
que se decía Coadlabaca S y el señor de Culuacán, maneras de piedras y pinturas en ellas que había harto que ponderar,
que entrambos eran deudos muy cercanos de Montezuma. Y después y de las aves de muchas diversidades y raleas que entraban en el
que entramos en aquella ciudad de Estapalapa, de la manera de los estanque. Digo otra vez lo que estuve mirando, que creí que en el
donde nos aposentamos, de cuán grandes y bien labrados mundo hubiese otras tierras descubiertas como éstas, porque en
eran, de cantería muy prima, y la madera de cedros y de otros aquel no había Perú ni memoria de él ....
buenos árboles olorosos, con grandes patios y cuartos, cosas muy de
ver, y entoldados con paramentos de algodón. Después de bien visto Berna! Díaz del Castillo
Libro I
xn
(Fragmento)
.. En este tiempo padecían en Buenos Aires cruel hambre, por- dó de ella, y desechando la ferocidad y furia con que la había
que fallándoles totalmente la ración, comían sapos, culebras y las acometido, con muestras halagüeñas llegó así a la que ya hacía poco
carnes podridas que hallaban en los campos, de tal manera, que los caso de su vida, y ella, cobrando algún aliento, la ayudó en el parto
excrementos de los unos comían los otros, viniendo a tanto extremo en que actualmente estaba, y venido a luz parió dos leoncillos; en
de hambre como en tiempo que Tito y Vespasiano tuvieron cercada cuya compañía estuvo algunos días sustentada de la leona con la
a Jerusalén l: comieron carne humana; así le sucedió a esta mísera carne que traía de los animales; con que quedó bien agradecida del
gente, porque los vivos se sustentaban de la carne de los que hospedaje, por el oficio de comadre que usó; y acaeció que un día
morían, y aun de los ahorcados por justicia, sin dejarle más de los corriendo los indios aquella costa, toparon con ella una mañana al
huesos; y tal vez hubo hermanos que sacó la asadura y entrañas a tiempo que salía a la playa a satisfacer la sed en el río, donde la
otro que estaba muerto para sustentarse con ella. Finalmente murió sorprendieron y llevaron a su pueblo, tomándola uno de ellos por
casi toda la gente, donde sucedió que una mujer española, no pu- mujer, de cuyo suceso y de lo demás que pasó, haré relación ade-
diendo sobrellevar tan grande necesidad, fue constreñida a salirse del lante 2.
real e irse a los indios para poder sustentar la vida; tomando la costa
arriba, llegó cerca de la Punta Gorda en el monte grande, y por ser Capítulo XIII
ya tarde, buscó adonde albergarse y topando con una cueva que (Fragmento)
hacía la barranca de la misma costa, entró en ella; repentinamente
topó con una fiera leona que estaba en doloroso parto, que vista por ... En este tiempo sucedió una cosa admirable, que por serlo
la afligida mujer quedó ésta muerta y desmayada, y volviendo en sí, la diré, y fue que habiendo salido a correr la tierra un capitán de
se tendía a sus pies con humildad. La leona que vio la presa, aco- aquellos pueblos comarcanos, halló en uno de ellos y trajo a aquella
metió a hacerla pedazos; pero usando de su real naturaleza, se apia- mujer española de que hice mención anteriormente, que por el hame
comunicar la visión extraordinaria, el cronista no encuentra otra forma mundo conocido, ni siquiera el de la fantasía, es comparable al es-
expresiva adecuada que la de buscar como punto de referencia la fic- pectáculo de la grandiosa llión azteca.
ción de las ficciones. 5 Cuillahuac.
3 cúes: templos en forma de torres, como lo aclara el autor. En otras
ocasiones dirá: "cúes y adoratorios". Es decir, la reduplicación del vo-
cabulario: una palabra indígena, otra española. La voz es de origen 1 La comparación con el sitio de Jerusalén también ocurre en el
Romance de Luis de Miranda. Véase, adelante, en cuando el conquis-
maya.
tador es poeta ... ", Lectura 1, nota 20.
4 La realidad ha superado la ficción. El Amadls es término de com- 2 Obsérvese cómo el autor interrumpe el relato y reserva el de-
paración que no le alcanza para expresar el prodigio. De allí ese "no sé senlace para más adelante. En este caso, para el final del capítulo
cómo lo cuente: ver cosas nunca oídas, ni aun soñadas". Nada del siguiente. Con ello crea suspenso. El recurso es frecuente en Ruy Díaz.
33
bre se fue a poder de los indios 3. Así que Francisco Ruiz Galán la que llegasen; quedaron admirados del instinto y humanidad de aque-
vio, ordenó que fuese echada a las fieras para que la despedazasen y lla fiera. Desatada la mujer por los soldados la llevaron consigo,
comiesen 4; y puesto en ejecución su mandato, llevaron a la pobre quedando la leona dando muy fieros bramidos, mostrando sentimien-
mujer, la ataron muy bien a un árbol y la dejaron como una legua to y soledad de su bienhechora, y haciendo ver por otra parte su real
fuera del pueblo, donde acudieron aquella noche a la presa gran ánimo y y la humanidad que no tuvieron los hombres. De
número de fieras para devorarla; entre ellas vino la leona a quien esta manera quedó libre la que ofrecieron a la muerte, echándola a
esta mujer había ayudado en su parto, y habiéndola conocido, la las fieras. Esta mujer yo conocí 5, y la llamaban la Maldonada, que
defendió de las demás que allí estaban, y querían despedazarla. más bien se le podía llamar Biendonada; pues por este suceso se ve
Quedándose en su compañía la guardó aquella noche, el otro día y no haber merecido el castigo a que expusieron, pues la necesidad
la noche siguiente, hasta que el tercero fueron allá unos soldados por había sido causa a que desamparase a los suyos, y se metiese entre
orden de su capitán a ver el efecto que había surtido dejar allí aquellos bárbaros ...
aquella mujer, hallándola viva, y la leona a sus pies con sus dos
leoncillos, que sin acometerlos se apartó algún tanto dando lugar a Ruy Díaz de Guzmán
Dos nave espacial- suficiente novedad y pasaron sin pena ni gloria. Tal
Octubre de 1492: un visionario, casi obseso que con insistencia vez el tiempo deba revalorarlas como documentos históricos. [ ... ]
y reiteraciones convenció a monarcas y poderosos y mereció de los Similitudes y dlfPrf;nrin.s
la tacha de "loco", vislumbra la conflrmación de sus
sueños al arribar a tierra ignota, presupuesta como Indias [ ... J. Algo surge evidente de las palabras de estos tres arriesgados
Julio de 1969: el hombre, vislumbrando posibilidades de explorar héroes 1: cumplido el objetivo, lo visto y observado los defraudó.
el espacio inconmensurable, incorpora a su experiencia directa la Faltó en ello el deslumbramiento de una revelación inusitada, seme-
magnitud sideral y pone pie en la luna. La aventura selenita, en jante a la experimentada por los hombres de Colón. [ ... ]
algún sentido, invita al paralelo con la otra hazaña trascendente del Pese a todas las prospecciones y medios técnicos que marcan la
pasado: la del siglo XV, que incorporó un nuevo continente al orbe mayor diferencia entre ambas hazañas, subsiste, sin embargo, algo
conocido. Sin embargo, este apareamiento deberá arrancar de una que magnifica la aventura del descubrimiento del nuevo mundo: los
básica diferenciación: en 1492 la humanidad tardó meses en conocer viajeros espaciales estuvieron en permanente contacto con la base
el verdadero alcance de lo que unos pocos y desconectados nave- que los lanzó; fueron dirigidos y controlados desde ella, sabían a
gantes habían descubierto; en cambio, en 1969, merced al adelanto dónde iban; tal vez, en buena medida, actuaron como instrumentos o
de los medios de comunicación, el mundo entero siguió paso a paso autómatas. Los hombres de Colón cortaron el cordón umbilical; se
la empresa hazañosa de los astronautas y hasta puede decirse que fue desligaron de todo contacto con el mundo conocido; quizás, por
copartícipe de la misma al observar, por medio de las pantallas ello, se hayan sentido más humanos.
televisivas, cada una de las alternativas vividas en el claustro her- Otra diferencia, también favorable a los navegantes del siglo XV,
mético de la nave espacial hasta el alunizaje. se traduce en lo hallado, lo visto y observado por primera vez. El
Llegados a la luna, los astronautas enfrentaron perspectivas que hombre del viejo mundo llega, al fin, a una tierra nueva, misteriosa;
antes ningún ser terrestre tuvo delante de los ojos. Simultáneamente ese enfrentamiento con lo desconocido entraña una revelación inme-
con ellos, la humanidad experimentó una gran decepción: falta abso- diata: ese continente ignorado tiene vida: animales, vegetales, hom-
luta de manifestaciones de vida, una naturaleza monocromática, una bres; produce suscitaciones de tipo emotivo, impacto en las sensi-
realidad selenográfica carente de estímulos atrayentes. bilidades, reacciones estéticas. Con sólo recorrer la célebre carta
Angustias circunstanciales, también compartidas, enmarcaron el colombina de !493, se descubren emociones particulares no expe-
regreso: [ ... ] y, por fln, los requerimientos para que estos nuevos rimentadas por los astronautas al posar sus plantas en otro planeta; y
héroes del siglo XX concretaran las personales impresiones sobre lo se descubre que con esas emociones, traducidas en letra, se inau-
visto y observado en el planeta de los poetas. Esas manifestaciones, gura la expresión literaria del Nuevo Mundo.
bien pagadas y difundidas internacionalmente por agencias de publi-
cidad y prensa, no ofrecieron para el público en general -que había Raúl H. Castagnino
visto las mismas cosas por las pantallas televisivas y que también Argentino
había conocido directamente el modo de vida en el interior de la (contemporáneo)
3 Se reanuda aquí el relato, interrumpido en el capítulo anterior. 5 La veracidad del relato es subrayada con esta indicación.
4 Poco antes, el autor narra que sobrevino "una furiosa plaga de
leones, tigres y onzas", de modo que se debía salir del fuerte o real de
Buenos Aires con oran custodia. 1 Neil A. Armstrong, Edwin E. Aldrin y Michael Collins.
34
Otra vez el viento anuncia sufrimientos, Recuerdo un sol alto, un espacio desierto.
granizos y tormentas, Bebamos, amigos, celebrando
y las lluvias quiebran paredes de barro, escarcha aquel viejo don de un sueño perdido
y paja. en una turbia copa de vino 6.
Es preferible vivir en la intemperie. No puedo soñar porque vivo en el exilio de un sueño.
Habitemos en el aire libre. El río ancho levanta el lomo
Anoche he visto llevar un caballo, el más brioso de jaguar húmedo,
hasta la empalizada; y nuestras carabelas se balancean
le han hundido un puñal, han comido en las aguas dulces,
sus dulzonas carnes calientes y nosotros míramos desde la borda
y han brindado con sangre en la miseria. y deslizamos las manos por el maderamen.
El verde cubre nuestros ojos.
Tanto dolor, tanta resolución de muerte, tanto Vemos esta tierra mágica, azulada, verdosa, grisácea,
imposible, y hundimos las botas entre las toscas
y el hermano devora al hermano y acariciamos el sol,
bajo las antiguas y lacerantes sombras la leonada melena húmeda 7.
de la noche sudamericana 3
El Adelantado 8 apenas se sostiene en pie
Tanto falta todavía, tanto, para salir de esta y se apoya en el hombro de Ahumada9, y Luxán lO
miserable llanura baldía le habla,
y de los ríos interminables, y los soldados miramos
y de la selva interminable. sus ojos decaídos, sus cavadas ojeras,
Por eso, amigos, Odiseo 4 ha vuelto a sus lares sus botas adormecidas y sus manos pálidas.
para contar un sueño
en esta taberna neblinosa de Regensburg 5, Hemos levantado estos ranchos, estas oscuras
en la abrigada ciudad, moradas en el Mar Dulce 11.
entre amigos. A veces, en las noches, los ojos nativos
penetran por las empalizadas
Yo, Ulrico Schmidl, digo: fundamos una población, y nos buscan el cuerpo, las espadas,
creamos una esperanza, las gastadas correas y los arcabuces;
pero había oro, a veces despierto y bebo agua y la tierra canta
el oro yace en la memoria de los libros. y es mi único refugio.
1 La crónica medieval española tuvo gran vitalidad creadora: inspiró Regensburg, donde la tolerancia religiosa era mayor que en su pueblo
numerosas piezas del romancero y dio tema a muchas comedias de la natal, profundamente católico. Schmidl había adherido al luteranismo.
época áurea. La crónica de Indias, a partir del Romanticismo, vuelve a Allí lo imagina el poeta, recordando sus aventuras en Indias y narrán-
motivar a múltiples poetas, prosistas y dramaturgos. La presente com- doselas a sus amigos. Aún existe su casa en esa ciudad de Ratisbona.
posición es reciente, fue escrita en 1983. Prueba, como un testimonio 6 Repárese en cómo el poeta contemporáneo revive en esta estrofa
más, esa vitalidad arrolladora. la terrible decepción de cuantos vinieron con Mendoza.
2 Iniciales de Ulrico (o Utz) Schmidl. 7 ¡Bellísima evocación de nuestro Río de la Plata y de su color de
3 El poeta argentino recrea la situación de Buenos Aires y las te- león!
rribles hambrunas descriptas por Schmidl. Véanse, en "cuando el con- 8 El Adelantado: Pedro de Mendoza.
quistador es poeta ... ", las Lecturas 1 y VI y sus notas. 9 Ahumada: Rodrigo de Cepeda y Ahumada, hermano de Santa
4 Odiseo: el cronista bávaro. En la mitología, es el nombre griego de Teresa de Jesús.
Ulises. Sus aventuras fueron narradas en la Odisea, de Homero. Al 10 luxán: el capitán Pedro Luján.
igual que Schmidl, regresó, tras veinte años de innumerables aventuras, 11 Juan Díaz de Salís dio este nombre, sin duda apropiado, a nuestro
a su patria (llaca). río.
5 Después de volver a su tierra (Straubing), Schmidl se trasladó a
35
Siento que la sombra de Juan de Osorio 12, lleva otra vez a su frente con un mar adentro
muerto, humillado con el puñal, un paño húmedo
nos habla de hambre, de incendios y calamidades; y el delirio sigue,
y el cielo está abierto y las estrellas y las muertes, y los malones y los incendios
se tienden, innumerables, y las decisiones
para alargar esta ilusión del Nuevo Mundo. "hambres y afanes"
de la primera fundación de aquel triste Buenos Aires 13
Don Pedro de Mendoza puede oír el sol
y el río desde su morada,
recostado, Nicolás Cócaro
y su miserable caserío y sus hombres hambrientos, Argentino
y una mano femenina (contemporáneo)
12 maestre de campo de Pedro de Mendoza, asesi- 13 Pedro de Mendoza, gravemente enfermo, murió poco después de
nado por orden del Adelantado en la costa de Río de Janeiro (1535). fundar Buenos Aires, en su viaje de regreso a España (1537).
Muchos vieron en esta muerte injusta un presagio de las futuras des-
gracias.
36
es
En ocasiones, cuando el conquistador es poeta, las noticias de América y de Sl:J·
historia reciente fluyen en verso y el guerrero compone, como de ele-
gantes estrofas de epopeya. A veces, el fruto de esos desvelos cuaja en extensos o
breves cronicones rimados en metros renancentistas, pero con sabor a medioevo.
La voz anónima de la soldadesca, por otra parte, se deja oír en el acompasado ritmo
del romance, especie épico-lírica que reverdeció con fuerza creadora, al igual que la
crónica, en contacto con la nueva realidad de América.
romances
El romancero, tan en boga en el siglo XV, cruzó el océano en la memoria y en el
gusto de cuantos pasaron al mundo nuevo.
Los romances épicos son formas poéticas de vida colectiva, pequeñas epopeyas de
fogón, de campamento. Donde hubo rumor de soldadesca, donde hubo pasiones de
facción, floreció un rico romancero anónimo y popular que corrió de boca en boca. Los
de la conquista pueden clasificarse como y dentro de éstos como
fronterizos, ya que traducen el sentimiento popular de la guerra contra el indio o de los
avatares bélicos entre españoles por el dominio de los ricos y extensos territorios.
Recuérdese que dentro del grupo pe- Acuérdome que llegó un caballero que se decía Alonso de Puertocarrero, y dijo a Cortés:
ninsular de los romances noticieros (na- Paréceme, señor, que os han venido diciendo estos caballeros que han venido otras dos
cidos para anoticiar en los siglos XIV y XV veces a esta tierra:
a los oyentes acerca de sucesos locales Cata Francia, Montesinos, cata París, la ciudad,
o nacionales de la historia de España) cata las aguas del Duero do van a dar a la mar;
figuran, como una subespecie, los fron-
yo digo que miréis las tierras ricas, y sabeos bien gobernar. Luego Cortés bien entendió
terizos. Tratan asuntos vinculados con la
a qué fin fueron aquellas palabras dichas y respondió:
guerra contra los moros en el frente gra-
nadino, escenario de las últimas accio- Dé nos Dios ventura en armas como al paladín Roldán ..
. nes de la Reconquista. En ,las guerras Historia verdadera de la conquista de la Nueva España
americanas de conquista, también hubo
una frontera imprecisa entre tierras so- El memorioso cronista, en la misma obra, se acuerda también de que, cuando
metidas y territorios aún en poder del in- Cortés, perdida la ciudad de Tenochtitlán, la contemplaba desde lo alto de Tacuba,
dígena. le dijo un soldado:
Señor capitán, no esté vuestra merced tan triste, que en las guerras estas cosas suelen
Los dos romances, tanto el recordado acaecer, y no se dirá por vuestra merced:
por Alonso de Puertocarrero, como el
Mira Nero de Tarpeya a Roma como se ardía ... 1
que aflora en labios de Cortés, pertene-
cen al grupo de romances épico-litera- Estos ejemplos -como dice Menéndez Pidal- "valen por millares".
rios de asunto francés, también llama-
dos épico-carolingios. Y brotaron nuevos romances ...
1 Fue romance muy difundido. Lo canta, por No sólo recordaban los conquistadores el viejo romancero español, sino que compo-
ejemplo, Sempronio, el criado de Calisto, en el nían nuevos textos, corno el que transcribe Bernal Díaz del Castillo, bellísimo a juzgar
Auto 1 de La Celestina. por los seis versos conservados:
2 Véase, atrás, en "La crónica de Indias:
pórtico de la literatura hispanoamericana", pá- En Tacuba está Cortés
gina 25. con su escuadrón esforzado .. 2
37
Los cronistas de la conquista del Perú y de sus guerras civiles han recogido no
pocas muestras de romances y de coplas, nacidos en esos ásperos días en que la
muerte rondaba la tierra. Véase ésta, registrada por Pedro Cieza de León, que sonaba
entre los almagristas, en 1537:
Almagro pide la paz,
los Pizarra, guerra, guerra,
ellos todos morirán
y otro mandará la tierra 3.
Las recias luchas entre almagristas y pizarristas, primero; los agitados días de la
rebelión de Gonzalo Pizarro, después; y, finalmente, el alzamiento de Francisco Her-
nández Girón, en menos de un año triunfante y decapitado en el Cuzco, alimentaron la
musa popular. He aquí un fragmento de romance que pertenece al ciclo de Gonzalo
Pizarro:
El manantial de nuestra
El duro trajinar de la conquista, las largas expediciones de lento andar, las con-
frontaciones por el dominio de las tierras descubiertas, ese estarse midiendo conti-
nuamente con la muerte, abrieron fecunda inspiración a la poesía. Los romances de la
3 Diego de Almagro fue ajusticiado en 1538; conquista, retoños americanos del viejo tronco español, inician el rico manantial de
y Francisco Pizarra, asesinado en 1541. nuestra épica popular
4 huaca: túmulo. Es voz quechua. "Los sig- Los cantares de tema histórico florecerán con renovado vigor en el siglo XIX, con
nificados de esta palabra [ ... ] y sus aplica- motivo de las guerras de la independencia y de las luchas de la época de la orga-
ciones en tiempos de los Incas -dice Juan de nización nacional. En nuestra patria, algunos ciclos serán particularmente fecundos: el
Arana- eran infinitos; nobles todos, puesto de las invasiones inglesas o el de Juan Facundo Quiroga, por ejemplo.
que designaba templo, santuario, /dolo, hostia,
oratorio, [ ... ] túmulo, cerro ... "
5 Luis de Miranda nació en Plasencia (Es-
paña). Después de participar en las guerras de
Italia -donde probablemente conoció a Pedro
de Mendoza y donde se ordenó sacerdote-,
arribó a nuestras costas, en 1536. Tendría en- El fracasado asentamiento de Pedro de Mendoza (1536-1541) sobre la margen iz-
tonces unos treinta y cinco años. Cuando se
quierda de nuestro Riachuelo -el Riachuelo de los Navíos- tuvo su poeta. Allí, en el
dispuso la despoblación de Buenos Aires, en
1541, marchó a Asunción. Testigo y actor de
real de Santa María de los Buenos Aires, apenas un conjunto de chozas miserables, se
los agitados días asunceños de su tiempo, que alzó la voz desgarradora del clérigo Luis de Miranda 5 para cantar, con acentos
le valieron dos veces prisión -fue partidario de bíblicos, la trágica historia que había vivido: el asedio implacable de los indígenas, las
Álvar Núñez-, vivía aún allí en 1570, ejercien- terribles hambrunas y su secuela de muertes y desengaños.
do su ministerio.
6 Del encabezamiento que llevaba este poe- El "Romance" de Luis de Miranda
ma en un voluminoso expediente del Archivo
General de Indias (Sevilla), proviene el impro- Los ciento treinta y seis versos de su impropiamente llamado Romance 6 -nombre
pio nombre con el cual se lo ha divulgado y con que tradicionalmente se lo conoce-- constituyen, cronológicamente, el primer canto
que, por tradición, mantenemos. Dicho enca- que inspira Buenos Aires, canto de desolación y de amargura. Primero, también, del
bezamiento rezaba: Siguese el romance que Río de la Plata.
V. S. Ilustrísima me pidió y mandó que fe diese,
No le reprochemos la pobreza de su factura poética ni los desaliños de estilo; en la
el cual compuso Luis de Miranda, clérigo de
aquella tierra. El poema fue exhumado a fines torpeza vacilante de sus coplas de pie quebrado 7, que parecen desgajadas de un
del siglo XIX. ·pergamino del medioevo, estriba el sabor agudo de este fruto, agreste y rústico, que
7 El poema está compuesto en coplas octo- inaugura las letras argentinas. Las monótonas y claudicantes coplas, tan pobres como
silábicas, con la siguiente estructura: a b b e 1 nuestros comienzos, tienen su cruda belleza:
e d d e. El cuarto verso de cada copla tiene
cuatro sílabas (a veces, un pentasílabo): es el Las cosas que allí se vieron,
verso de pie quebrado. no se han visto en escritura:
38
comer la propia asadura
de su hermano .
Rescatemos de esos versos, escritos en desamparo, la primera metáfora de nuestra
ciudad, entrevista por el clérigo:soldado como una hembra traidora que devora a sus
maridos :
cual los principios el cabo,
aquesto ha tenido cierto
que seis maridos ha muerto
la señora.
Encabeza la serie Juan de Osario, el valiente y apuesto capitán asesinado en Río de
Janeiro, aquel que, al decir de Larreta, "adoraba la vida, el boato, la gloria, el amor". La
cierra el Adelantado, don Pedro de Mendoza, "el cortesano magnífico y disoluto" que
arriesgó vida, honor, fortuna -cuantiosa fortuna-, en la frustrada empresa. En el tras-
fondo, la soldadesca anónima baila su espeluznante danza macabra, ya que, como dice
el poeta:
Pocos fueron o ninguno
que no se viese citado,
sentenciado o emplazado
de la muerte.
Después de los escalofriantes sucesos narrados -"trabajos, hambres y afanes"- y
de las conclusiones que extrae el poeta, como si todo aquello fuera ejemplar castigo
por no haber sabido gobernarse su jefe -el crimen de Osario asoma con su sombra
funesta-, concluye el poema con la siguiente imprecación:
Múdenos tan triste suerte,
dando Dios un buen marido,
sabio, fuerte y atrevido
a la viuda.
Pese al dolorido reclamo de Luis de Miranda, Buenos Aires, la desleal y traidora
"manceba", al igual que sus "maridos", estaba destinada a morir. Como se sabe, fue
destruida en 1541. Su primer poeta y los escasos pobladores de sus orígenes mar-
charon a Asunción.
Cuatro
Tuvieron que transcurrir cuatro siglos para que una voz inspirada, la de Enrique la-
rreta, en Las dos fundaciones de Buenos Aires (1933), fuera capaz de arrancar a ese
cuadro de nuestra conquista su secreto sabor y vestirlo con las formas del arte
Quien sabe -dice Larreta- si la sensibilidad futura, más golosa de expresión que de
brillo, no acabará un día por encontrar mayor belleza en la quijotesca desgracia de ese
cuadro nuestro, con su fondo de horizonte salvaje, que en las aventuras espléndidas .del Perú
y de México, al empezar la conquista.
Manuel lainez, uno de nuestros mejores narradores, en dos cuentos de
Misteriosa Buenos Aires (1951), "El hambre" y "El primer poeta", y en la primera parte
de su Canto a Buenos Aires (1943), ha recreado, en prosa y en verso de cuidado
estilo, los recios contrastes de nuestros comienzos.
39
Don Alonso Ercilla
la vida del autor de La Araucana, de acusados perfiles renancentistas, tiene re-
lieves interesantes. Ercilla es autor de una sola obra: por ella pasó a la inmortalidad.
Nacido en Madrid, el mismo año en que murió Ariosto 8 (1533), frecuentó las cortes
de Europa. En Londres, donde asistió a las bodas del futuro Felipe 11 con María Tudor,
a los veintiún años se embarcó para América, en el séquito de Jerónimo de Alderete,
designado para sofocar la rebelión de los naturales que, en Chile, habían dado muerte
a su conquistador, Pedro de Valdivia9.
Alderete falleció en Panamá y Ercilla siguió a lima. De allí zarpó a Chile para
incorporarse a la guerra del Arauco con Garda Hurtado de Mendoza, a quien su
padre, el virrey del Perú, confió la delicada misión militar:
Descripción de Chile y del pequeño Es- La expedición española sigue rumbo al Caupolicán pone fin al desafío entre los
tado del Arauco. Costumbres guerreras sur y desembarca en Penco. Los arau- dos caciques malamente heridos.
de los araucanos. canos se preparan para atacar a los re- Los conquistadores fundan la ciudad de
Entrada de Diego de Almagro y con- cién llegados. Cañete y su gobierno se encomienda al
quista de Chile por Pedro de Valdivia. Su capitán Alonso Reinoso. Por medio de
avance hacia el sur. Mediante un artificio, el autor introduce una artimaña, hábilmente tejida por uno
el exitoso asalto de las tropas españolas de los indios amigos de los españoles,
Los naturales, para defenderse de los al fuerte de San Quintín, en Francia los invasores atraen a Caupolicán al fuer-
invasores, eligen jefe a Caupolicán. Pri- (1557). te de Cañete. Los indígenas sufren un
mer encuentro favorable para los indíge-
duro revés.
nas. Segunda batalla y victoria del caci- asalto al fuerte de Penco, los
que Lautaro. Nueva batalla y tercera vic- indios son vencidos. Tehualda, hija de un Alonso de Ercilla, a pedido de los sol-
toria de los aborígenes. El lugarteniente cacique, narra su triste historia. Los ex- dados, cuenta la verdadera historia de
de Valdivia, Pedro de Villagrán, sale de pedicionarios avanzan sobre el Arauco y Oído.
Penco para vengar a su jefe. Por cuarta logran, junto al Biobío, una nueva victoria.
vez son vencidos los conquistadores, El indio Galvarino es torturado y su mu- Caupolicán es hecho prisionero y se
quienes se retiran a Concepción y, des- tilación incita la venganza de sus compa- convierte al cristianismo. Descripción de
pués, a Santiago. Concepción es incen- la muerte de Caupolicán. Los araucanos
diada y saqueada por los araucanos que, • se reúnen para elegir nuevo jefe.
con Caupolicán a la cabeza, marchan so- Otra vez la acción se interrumpe. El Ercilla forma parte de una expedición
bre Santiago. Llegan a tres leguas de la mago Filón anticipa la victoria de los es- exploradora que se dirige al sur, en bús-
ciudad; pero, ante la noticia de que los pañoles contra los turcos en Lepanto queda del Estrecho de Magallanes. La
españoles están reconstruyendo Concep-
(1571 ). expedición sólo llega hasta el canal del
ción, regresan al sur. Vencen por quinta
Chacao y Ercilla, con un puñado de hom-
vez a los españoles. Festejos de los Los españoles prosiguen su marcha y bres, cruza hasta la isla de Chiloé. Los
araucanos por la victoria. Lautaro reinicia derrotan nuevamente a los araucanos. españoles regresan a Ciudad Imperial.
la marcha sobre Santiago. Los españoles Después de matar a Galvarino, se dirigen
les salen al encuentro y son vencidos por Ercilla deja la tierra chilena, después
a Tucapel, el fuerte donde murió Valdivia. de un episodio que casi da con él en la
sexta vez. Lautaro regresa con sus hues-
tes al Arauco y abandona milagrosamen- horca. Pasa a Lima y se embarca para
El poeta tiene un nuevo encuentro con
te su intento de entrar en Santiago. España.
el mago Filón y describe su cueva.
La acción pasa a Lima: llegada del El rey Felipe 11 congrega fuerzas para
nuevo virrey, Andrés Hurtado de Mendo- Ercilla, con una partida, se dirige a la entrar en Portugal.
za. Los de Chile le solicitan su socorro. El Ciudad Imperial en busca de provisiones .
. virrey organiza una expedición a Chile y De regreso, la india Glaura le cuenta su
· designa jefe a su joven hijo, García Hur- vida. La partida, después de sortear exi-
tado de Mendoza. En la expedición, que tosamente una emboscada, llega a Tuca-
parte del Callao, viene Ercilla. pe!. A pesar de las cuatro derrotas, Cau-
En Chile, el lugarteniente de Valdivia policán incita a los suyos a la guerra con-
. mata a Lautaro. La expedición que viene tra el invasor. Dos caciques, Tucapel y
: de Lima pisa tierra chilena en Coquimbo. Rengo, combaten ferozmente entre sí. El
poeta interrumpe el relato y posterga el
resultado del duelo.
41
Y si alguno le pareciese que me muestro ni las muestras, regalos y ternezas
algo inclinado a la parte de los araucanos de amorosos afectos y cuidados:
[ ... ] cierto es que no poseyendo [ ... ] más mas 11 el valor, los hechos, las proezas-
de veinte leguas de término, sin tener en de aquellos españoles esforzados
todo él pueblo formado, ni muro, ni casa que a la cerviz de Arauco no domada
fuerte para su reparo, ni armas, a lo menos pusieron duro yugo por la espada.
defensivas [ ... ], con puro valor y porfiada
determinación hayan redimido y sustentado El gran tema del poema es el heroísmo. El heroísmo tanto de los vencedores, como
su libertad [ ... ]. Todo "esto he querido traer de los vencidos. La imparcialidad es, sin duda, uno de los méritos de La Araucana. No
para prueba en abono del valor destas gen- obstante, la admiración del poeta, como él mismo lo reconoce, cae más del lado de los
tes, digno de mayor loor del que yo le podré araucanos que del de los españoles.
dar con mis versos.
La Araucana, "Prólogo". Desarrollo
En la primera parte, la fortuna acompaña a los naturales, quienes imponen sucesi-
vas derrotas a los españoles. A su término, la muerte de Lautaro y la llegada a
Coquimbo de la expedición que viene a socorrer a los hispanos, son anuncios de un
brusco giro de suerte. En la segunda, en efecto, los hijos del Arauco son reitera-
damente vencidos. La acción culmina, en cierto sentido, en la tercera, con la prisión y
muerte de Caupolicán. La obra no tiene un desenlace claro: Caupolicán, cruelmente
asesinado, sobrevive en el alma de su raza, que se reúne para elegir nuevo jefe. El
final queda abierto.
La línea narrativa
42
Las descripciones de batallas, encuentros y acusan un dinamismo
arrollador. Pese a su número, el poeta jamás se furor de la guerra hiere
nuestra vista y nuestros oídos :
Lo autobiográfico, tal como ocurre en este breve pasaje, permite una aproximación
directa a la realidad . No le pidamos, sin embargo, color local: la naturaleza chilena
está transpuesta en moldes europeos.
El recurso estilístico que realza el valor estético de los cuadros descriptivos de La
Araucana es el de la Así, por ejemplo, compara a los araucanos que
saquean la ciudad de Concepción con hormigas:
43
"la Araucana" su descendencia
La Araucana tuvo larga descendencia en América:
011 Arauco domado, publicado en Lima, en 1596. Pedro Oña 16, su autor, nacido
en Chile y educado en el Perú, trazó en él el panegírico de Hurtado de
Mendoza, de tan poco brillo en. La Araucana.
011 Elegía de varones ilustres de Indias, de Juan de Castellanos 17. Es una extensa
crónica de casi 150 000 endecasílabos. Acopia variadas noticias indianas, referentes
las más a los territorios que formarían el futuro Virreinato de Nueva Granada. El
poema, iniciado en 1570, fue concluido en i 590.
011 Argentina, publicada en 1602, de Martín del Barco Centenera.
La lista sería interminable. Digamos tan sólo que en América, en el siglo XVII, se
escribieron otros dos poemas épicos que, al igual que La Araucana, son cimas en su
género: La Cristíada, de Diego de Ojeda (1611} y El Bernardo, de Bernardo de Sal-
buena (1624). El primero es un poema épico-religioso, compuesto en el Perú;. y el
segundo, un poema épico-caballeresco, concebido en Méjico, de rico estilo barroco .
44
aventuras de viaje, costumbres indígenas, relatos amorosos, datos sobre la fauna y la
flora, reflexiones morales. El valor del poema es más histórico que poético .
Del Barco Centenera supo seleccionar los materiales de su epopeya, pero le faltó
verbo y ritmo para cantarlos. Tampoco supo organizarlos estéticamente. Sin embargo, a
veces acierta cuando describe, como en esta pintura de los charrúas:
Las terribles hambrunas de esos días y los lastimosos casos que recuerda lo llevan a
20 Canto X. asentar esta sentencia:
21 Canto IX.
22 El poeta alude al saqueo de Roma, en el Que claro está que el casto y continente
que participó Mendoza y en el cual se habria mejor pasa el hambre que el vicioso ...
enriquecido. Esa fortuna le permitió solventar la
costosa expedición al Río de la Plata, cuyo El tema de la Fortuna, tópico de larga ascendencia medieval, asoma constantemente.
triste fin conocemos. Se instala con naturalidad en un contexto histórico que, como el de la conquista del Río
45
Contribuyen a acentuar el carácter me- de la Plata, cosechó terribles desengaños. Véase, a modo de ejemplo, su sintética
dieval del poema: los contrastes (loor y aplicación al caso de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, cuya historia trata en el Canto V:
vejamen, codicia y miseria, vida y muer-
te), las conclusiones moralizantes y sen- Sobre cuarenta el quinto 23 año corría,
tenciosas, la credulidad, la complacencia cuando el buen Álvar Núñez ha llegado,
en detalles horrendos, el gusto popular y no el cuarenta y siete se cumplía,
por los refranes, la actitud didáctica. La cuando se ve de cadenas rodeado.
Argentina más parece un fruto tardío del
siglo XV que un poema escrito a fines La lengua salpicada de arcaismos (disiunctas, superno, detractura, rni<!!ri!nonla
los más latinizantes, y las fluctuaciones métricas de sus tambaleantes endecasílabos,
del Renacimiento.
contribuyen a acentuar el tono anticuado del poema. La Argentina, posterior a La
Araucana, parece un siglo más vieja .
De la lo sobrevive es el nombre
El poema se titula Argentina y conquista del Río de la Plata . .. La conjunción "y''
tiene valor disyuntivo, equivale a "o". En la dedicatoria al marqués de Castel Rodrigo,
dice el autor:
Este tratado y libro [ ... ] intitulo y nombro Argentina, tomando el nombre del sujeto
principal, que es el Río de la Plata.
46
Las ninfas conociendo
de aquesta Ana Valverde la belleza,
sus dorados cabellos descogiendo ...
Centenera, Argentina.
Año de mil y quinientos Semejante al mal que lloro cual los principios el cabo,
que de veinte se decía, cual fue la comunidad, aquesto ha tenido cierto,
cuando fue la gran porfía tuvimos otra en verdad que seis maridos 6 ha muerto
en Castilla, subsecuente: la señora.
sin quedar ciudad ni villa, en las partes del poniente, Y comenzó la traidora,
que a todas inficionó en el Río de la Plata 3. tan a ciegas y siniestro,
por los malos, digo yo, Conquista la más ingrata que luego mata al maestro 7
comuneros, a su señor 4, que tenía:
que los buenos caballeros desleal y sin temor, Juan Osorio 8 se decía
quedaron tan señalados, enemiga de marido, el valiente capitán;
afinados y acendrados que manceba 5~ siempre ha sido, Juan de Ayo las 9 y Luján 10
como el oro 2. que no alabd, y Medran o Il,
1 El título es impropio, ya que, por su forma métrica, son coplas de su muerte "sobrevinieron -concluye-, por castigo de Dios, grandes
pie quebrado. guerras, muchas desgracias y muertes". La sentencia dictada por Pedro
2 Evoca el poeta las guerras de los comuneros en Castilla (1519- de Mendoza, después de un proceso secreto, es terrible: "sea muerto a
1520). La secuela de muertes y de rivalidades vividas en la expedición puñaladas o estocadas o en otra manera que lo pudiera ser, las cuales
de Pedro de Mendoza le recuerdan aquellos terribles años de "cuando le sean dadas hasta que el alma le salga de las carnes".
fue la gran porfía en Castilla". No es improbable que la evocación tenga 9 Juan de Ayolas: alguacil mayor de Pedro de Mendoza. Junto a
valor autobiográfico. Pedro de Luján, Galaz de Medrano. y Juan Salazar de Espinosa, firmó,
3 El autor subraya el sentido comparativo de la guerra de las comu- corno testigo, la terrible sentencia contra Osorio. Murió en una empresa
nidades con los sucesos del Río de la Plata. exploradora, río arriba, en tierras que hoy pertenecen al Paraguay, a
4 su señor: Pedro de Mendoza. manos de los aborígenes, quienes -según Ruy Díaz de Guzmán- lo
5 manceba: mujer que vive con un hombre. "hicieron pedazos" {1538). Era uno de los hombres de rnás confianza de
6 seis maridos: los seis jefes que, después, nombra el poeta. Pedro de Mendoza.
7 al maestro: el maestre de campo de Pedro de Mendoza, Juan de 10 Luján: el capitán Pedro de Luján. Herido por los indios en el com-
Osorio. bate de Corpus Christi (15 de junio de 1537), cerca de Buenos Aires,
8 Juan Osorio: murió asesinado en las costas del Brasil, por orden murió tratando de escapar de los querandíes, a orillas del río que lleva
de Pedro de Mendoza (1535). Esta muerte fue considerada como un su apellido.
funesto presagio. Ruy Díaz de Guzmán nos dice que "todos [lo] querían 11 Medrano: el capitán Galaz de Medrano. Según Ruy Díaz de Guz-
y estimaban por su grande afabilidad y valor". "Súpose -nos cuenta el mán falleció misteriosamente apuñalado en su propia cama: "muerto en
cronista- que algunos envidiosos le malquistaron con don Pedro". Por su cama [ ... ] de cuatro o cinco puñaladas, sin que se pudiera saber
48
Salazar 12 por cuya mano fueron seis onzas u ocho, Almas Pl!estas en
tanto mal nos sucedió. mal pesadas. era vernos cierto a
Dios haya quien lo mandó Las viandas más usadas de mil maneras y modos,
tan sin tiento, eran cardos que buscaban y apenando:
tan sin ley y fundamento, y aun éstos no los hallaban unos continuo llorando
con tan sobrado temor, todas veces. por las calles derribados 22;
con tanta envidia y rencor El estiércol y las hece:, otros lamentando echados
y cobardía 13. que algunos no digerían, tras los fuegos,
En punto, desde aquel día, muchos tristes los comían, del humo y ceniza ciegos
todo fue de mal en mal, que era espanto 19. y flacos descoloridos,
la gente y el general Allegó la cosa a tanto otros de desfallecidos
y capitanes, que, como en Jerusalén, tartamudos;
trabajos, hambres y afanes la carne de hombre también otros del todo ya mudos,
nunca nos faltó en la tierra la comieron 20 . que! huelgo 23 echar no podían,
y así nos hizo la guerra Las cosas que allí se vieron, así los tristes morían
la cruel 14 no se han visto en escritura: rabiando.
Frontero de San Gabriel 15 comer la propia asadura Los que quedaban,
a do se hizo el asiento 16; de su hermano 21. decían: nuestro
allí fue el enterramiento ¡Oh juicio soberano, ha causado aqueste mal,
de la armada; que notó nuestra avaricia que no ha sabido
cosa jamás no pensada, y vio la recta justicia gobernarse y ha venido
que cuando no nos catamos, que allí obraste! aquesta necesidad
de dos mil aun no quedamos A todos nos derribaste también por su enfermedad,
en doscientos 17; la soberbia por tal modo, que si tuviera
Por los malos tratamientos que era nuestra cara y lodo más fuerzas y más pudiera,
muchos buenos acabaron todo uno. no viniéramos a puntos
y otros los indios mataron Pocos fueron o ninguno de vernos así tan juntos
en un punto. que no se viese citado, a la muerte 25.
Y lo que más que aquesto junto sentenciado y emplazado Múdenos tan triste suerte,
nos causó ruina tamaña de la muerte. dando Dios un buen marido 26,
fue la hambre más extraña Más tullido el que más fuerte, sabio, fuerte y atrevido
que se vio 18 el más sabio más perdido, a la viuda27.
La ración que allí se dio el más valiente caído
de harina y de bizcocho, y hambriento.
Luis de Miranda
quién lo hubiese verificado". Según otros testigos habría muerto en el comparable con el de Jerusalén por Tito, de acuerdo con la imagen.
combate de Corpus Christi. trazada por Flavío Josefo (¿37?-95) en su obra Guerras de los Judíos.
12 Salazar: Juan de Salazar, que, con los anteriores, participó en la Igual comparación trae Ruy Díaz de Guzmán, quien declara: "viniendo a
muerte de Osorío. Partió de Buenos Aires, en enero de 1537, en busca tanto extremo como en tiempos que Tito y Vespasíano tuvieron cercada
de Ayolas. Fue el fundador de Asunción (15 de agosto de 1537). Es a Jerusalén: comieron carne humana".
posible que el poeta lo diese entonces por muerto. Falleció mucho des- 21 Ulrico Schmídl, testigo y cronista de estos hechos, dice: "en esa
pués, en 1560. oportunidad, ocurrió que un español comió a su propio hermano, que
13 El poeta se refiere a don Pedro de Mendoza y al asesinato de había muerto". Según Ruy Díaz de Guzmán, habría sido un soldado lla-
Osorío. El 22 de abril de 1537 partió Mendoza, en la Magdalena, rumbo mado Baltos, "a quien -nos dice- yo conocí".
a España. Gravemente enfermo, murió en alta mar (23 de junio de ese 22 ¡Ya tenía calles nuestra mísera aldea!
año). 23 huelgo: aliento, resuello.
14 la cruel: la muerte. 24 Pedro de Mendoza.
15 Frontero a San Gabriel: frente a dicha isla de la costa uruguaya. 25 Obsérvese el carácter admonitorio de este pasaje. Por el tono
16 a do se hizo el asiento: donde se hizo el asentamiento de Bue- elegíaco del poema, por el tema de la muerte y hasta por su forma
nos Aires. métrica, se lo ha comparado con las Coplas de Jorge Manríque. Seña-
17 Estas cifras no parecen exageradas. En efecto, cerca de 2000 lemos que las coplas de Miranda difieren de las del gran poeta español:
hombres vinieron en la expedición de Mendoza, en catorce barcos. su esquema no es el de las célebres estrofas manríqueñas.
18 Todos los testigos coinciden en las terribles hambrunas padecidas. 26 un buen marido: un buen jefe. Mendoza, al partir a España, de-
19 Dice Ruy Díaz de Guzmán: "En este tiempo padecían en Buenos signó a Ayolas Teniente de Gobernador y Capitán General. Pero Ayolas
Aires cruel hambre [ ... ] comían sapos, culebras y las carnes podridas había partido al norte y nada se sabía de él. En su búsqueda -como
que hallaban en los campos, de tal manera que los excrementos de anotamos- salió el capitán Salazar, quien confirmaría, en 1538, su
unos comían los otros". muerte.
20 El sitio de Buenos Aires por los aborígenes es, para el poeta, sólo 27 viuda: Buenos Aires, abandonada por su jefe, el Adelantado.
49
araucana
Canto XXXIV
Descalzo, destocado 1 , a pie, desnudo, me tienen esta muerte aparejada, acabar 4 no podrá que bruta mano
dos pesadas cadenas arrastrando, venga, que yo la pido, yo la quiero,. toque el gran General Caupolicano."
con una soga al cuello y grueso nudo, que ningún mal hay grande, si es postrero" Esto dicho, y alzando el pie derecho
de la cual el verdugo iba tirando, Luego llegó el verdugo diligente, (aunque de las cadenas impedido)
cercado en torno de armas, y el menudo que era un negro gelofo 3 mal vestido, dio tal coz al verdugo, que gran trecho
pueblo detrás, mirando y remirando el cual viéndole el bárbaro presente le echó rodando abajo mal herido;
si era posible aquello que pasaba, para darle la muerte prevenido, reprehendido 'el impaciente hecho,
que, visto por los ojos, aún dudaba. bien que con rostro y ánimo paciente y él del súbito enojo reducido,
Desta manera, pues, llegó al tablado, las afrentas demás había sufrido, le sentaron después con poca ayuda
que estaba un tiro de arco del asiento, sufrir no pudo aquélla, aunque postrera, sobre la punta de la estaca aguda.
media pica del suelo levantado, diciendo en alta voz desta manera: No el aguzado palo penetrante,
de todas partes a la vista exento 2, por más que las entrañas le rompiese
"¿Cómo? ¡Qué! ¿En cristiandad y pecho
donde con el esfuerzo acostumbrado, barrenándole el cuerpo, fue bastante
[honrado
sin mudanza 'y señal de sentimiento, a que al dolor intenso se rindiese:
cabe cosa tan fuera de medida,
por la escala subió tan desenvuelto que con sereno término y semblante,
que a un hombre como yo tan señalado
como si de prisiones fuera suelto. sin que labio ni ceja retorciese,
le dé muerte una mano así abatida?
Puesto ya en lo más alto, revolviendo Basta, basta morir al más culpado, sosegado quedó de la manera
a un lado y otro la serena frente, que al fin todo se paga con la vida; que si asentado en tálamo estuviera 5.
estuvo allí parado un rato viendo y es usar deste término conmigo
el gran concurso y multitud de gente, inhumana venganza y no castigo." Paréceme que siento enternecido
que el increíble caso y estupendo al más crüel y endurecido oyente
atónita miraba atentamente, "¿No hubiera <~lguna
espada aquí de deste bárbaro caso referido,
teniendo a maravilla y gran espanto [cuantas al cuaJ6, señor, no estuve yo presente,
haber podido la fortuna tanto. contra mí se arrancaron a porfía, que a la nueva conquista había partido
Llegóse él mismo al palo, donde había que usada a nuestras míseras gargantas, de la remota y nunca vista gente 7;
de ser la atroz sentencia ejecutada, cercenara de un golpe aquesta mía? que si yo a la sazón allí estuviera,
con un semblante tal, que parecía Que, aunque ensaye su fuerza en mí de la cruda ejecución se suspendiera 8.
tener aquel terrible trance en nada, [tantas
diciendo: "Pues el hadó y suerte mía maneras la fortuna en este día, Alonso de Ercilla
1
El hambre
1536
(Fragmentos)
Alrededor de la empalizada desigual que corona la meseta frente tados cautelosamente entre los troncos, ven al fulgor de las hogueras
al río, las hogueras de los indios chisporrotean día y noche. En la destrenzadas por la locura del viento, las sombras bailoteantes de los
negrura sin estrellas meten más miedo todavía. Los españoles, apos- salvajes. De tanto en tanto, un soplo de aire helado, al colarse en las
1 con la cabeza descubierta. 6 señor: Felipe 11, a quien dedicó La· Araucana.
2 a exento: expuesto a la mirada de todos. 7 La exploración hacia el sur, en la que llegó a Chiloé.
3 geiofo: negro. 8 Obsérvese esta intromisión del autor, en que se advierte su huma-
nitarismo y su admiración por el gran jefe araucano.
4 lograr.
5 La descripción es tan real, que nos cuesta creer que Ercilla no
fuese testigo del tremendo cuadro, según aclara en la última octava que
transcribimos. Nótese que en la descripción no ahorra los detalles ho- 1 Este cuento pertenece a Misteriosa Buenos Aires. Es el primero del
rrendos del suplicio. libro.
50
casucas de barro y paja, trae con él los alaridos y los cantos de no estaban allí. Nadie: ni el mayordomo del Rey, ni Carlos Dubrin,
guerra. Y en seguida recomienza la lluvia de flechas incendiarias ni el caballero de San Juan. Nadie. Escudriñó en la oscuridad.
cuyos cometas iluminan el paisaje desnudo. En las treguas, los Nadie: ni su hermano 2, ni tan siquiera el señor don Rod1igo de
gemidos del Adelantado, que no abandona el lecho, añaden pavor a Cepeda 3, que a esa hora solía andar de ronda con su libro de
los conquistadores. Hubieran querido sacarle de allí; hubieran queri- oraciones.
do arrastrarle en su silla de manos, blandiendo la espada como un Bernardo Centurión 4 se interpone entre él y los cadáveres: sólo
demente, hasta los navíos que cabecean más allá de la playa de Bernardo Centurión, pues los centinelas están lejos. Y a pocos
toscas, desplegar las velas y escapar de esta tierra maldita; pero no metros se balancean los cuerpos desflecados. El hambre le tortura en
lo permite el cerco de los indios. Y cuando no son los gritos de los forma tal que comprende que si no la apacigua en seguida enlo-
sitiadores ni los lamentos de Mendoza, ahí está el angustiado im- quecerá. Se muerde un brazo hasta que siente, sobre la lengua, la
plorar de los que roe el hambre, y cuya queja crece a modo de una tibieza de la sangre. Se devoraría a sí mismo, si pudiera. Se
marea, debajo de las otras voces, del golpear de las ráfagas, del troncharía ese brazo. Y los tres cuerpos lívidos penden, con su
tiroteo espaciado de los arcabuces, del crujir y derrumbarse de las espantosa tentación . . . Si el genovés se fuera de una vez por to-
construcciones ardientes. das ... de una vez por todas ... ¿Y por qué no, en verdad, en su
Así han transcurrido varios días; muchos días. No los cuentan ya. más terrible verdad, de una vez por todas? ¿Por qué no aprovechar
Hoy no queda mendrugo que llevarse a la boca. Todo ha sido la ocasión que se le brinda y suprimirle para siempre? Ninguno lo
arrebatado, arrancado, triturado: las flacas raciones primero, luego la sabrá. Un salto y el cuchillo de caza se hundirá en la espalda del
harina podrida, las ratas, las sabandijas inmundas, las botas hervidas italiano. Pero ¿podrá él, exhausto, saltar así? [ ... ]
cuyo cuero chuparon desesperadamente. Ahora jefes y soldados No, no fue un salto; fue un abalanzarse de acorralado cazador.
yacen doquier, junto a los fuegos débiles o arrimados a las estacas Tuvo que levantar la empuñadura afirmándose con las dos manos
defensoras. es difícil distinguir a los vivos de los muertos. para clavar la hoja. ¡Y cómo desapareció en la suavidad de las
Don Pedro se niega a ver sus ojos hinchados y sus labios como nutrias! ¡Cómo se le fue hacia adentro, camino del corazón, en la
higos secos, pero en el interior de su choza miserable y rica le acosa carne de ese animal que está cazando y que ha logrado por fin! La
el fantasma de esas caras sin torsos [ ... ]. bestia cae con un sordo gruñido, estremecida de convulsiones, y él
¡Ay!, no necesita asomarse a la ventana para recordar que allá cae encima y siente, sobre la cara, en la frente, en la nariz, en los
afuera, en el centro mismo del real, oscilan los cadáveres de los tres pómulos, la caricia de la piel. Dos, tres veces arranca el cuchillo.
españoles que mandó a la horca por haber hurtado un caballo y En su delirio no sabe ya si ha muerto al cuatralbo del Príncipe
habérselo comido. Les imagina, despedazados, pues sabe que otros Doria 5 o a uno de los tigres que merodean en tomo del campamen-
compañeros les devoraron los muslos. to. Hasta que cesa todo estertor. Busca bajo el manto, y al topar con
¿Cuándo regresará Ayolas, Virgen del Buen Aire? ¿Cuándo regre- un brazo del hombre que acaba de apuñalar lo cercena con la faca e
sarán los que fueron al Brasil en pos de víveres? ¿Cuándo terminará hinca en él los dientes que aguza el hambre. No piensa en el horror
este martirio y partirán hacia la comarca del metal y de las perlas? de lo que está haciendo, sino en morder, en saciarse. Sólo entonces
Se muerde los labios, pero de ellos brota el rugido que aterrori- la pincelada bermeja de las brasas le muestra más allá, mucho más
za. [ ... ] allá, tumbado junto a la empalizada, al corsario italiano. Tiene una
Baitos, el ballestero, también imagina. Acurrucado en un rincón flecha plantada entre los ojos de vidrio. Los dientes de Baitos tro-
de su tienda, sobre el S!lelo duro, piensa que el Adelantado y sus piezan con el anillo de plata de su madre, el anillo con una labrada
capitanes se regalan con maravil10sos festines, mientras él perece cruz, y ve el rostro torcido de su hermano, entre esas pieles que
con las entrañas arañadas por el hambre. S u odio contra los jefes se Francisco 6 le quitó al cuatralbo después de su muerte, para abri-
toma entonces más frenético. Esa rabia le mantiene, le alimenta, le garse.
impide echarse a morir. [ . . J El ballestero lanza un grito inhumano. Como un borracho se
El hambre y el odio ahogan al ballestero. Quiere gritar mas no lo encarama en la estacada de troncos de sauce y ceibo, y se echa a
consigue y cae silenciosamente desvanecido sobre la hierba rala. correr barranca abajo, hacia las hogueras de los indios. Los ojos se
Cuando recobró el sentido, se había ocultado la luna y el fuego le salen de las órbitas, como si la mano trunca de su hermano le
parpadeaba apenas, pronto a apagarse. Había callado el viento y se fuera apretando la garganta más y más.
oían, remotos, los aullidos de la indiada. Se incorporó pesadamente
y miró hacia las horcas. Casi no divisaba a los ajusticiados. Lo veía
todo como arropado por una bruma leve. Alguien se movió, muy Manuel Mujica Lainez
cerca. Retuvo la respiración, y el manto de nutrias del capitán de Argentino
Doria se recortó, magnífico, a la luz roja de las brasas. Los otros ya (1910-1984)
51
y
52
Después de una breve estancia en Madrid, a cuya corte lo llevaron infructuosas ges-
tiones encaminadas a obtener favores por los servicios de su padre en el Perú, se
instaló en Montilla (Andalucía) junto a su tío Alonso de Vargas. Cambió allí, en 1563, su
apelativo de "Gómez Suárez de Figueroa" por el de "Garcilaso de la Vega", pocos
Aunque, mirándolo desapasionadamente, meses después de haber suscripto una solicitud de permiso para volverse al Perú.
debo agradecerle [a la Fortuna] muy mu- ¿Denegada, pospuesta, modificada para siempre por decisión personal? No lo sabe-
cho el haberme tratado mal, porque si de mos. ¿Significaría el cambio de nombre, ya en aquella fecha, un cambio de ruta que lo
sus bienes y favores hubiera partido larga- empujaba por el camino de las letras en la senda de su ilustre antepasado, el suave
mente conmigo, quizá yo hubiera echado por poeta toledano? ¿Quiso, tal vez, afirmar su condición de hijo del conquistador, cuyas
otros caminos y senderos ... glorias se habían visto oscurecidas por los reproches del Consejo de Indias y de
La Florida, "Proemio al lector". algunos historiadores, a causa de haber cedido su padre a Gonzalo Pizarra, el rebelde
caudillo, su caballo en la batalla de Huarina y haberle salvado así la vida 107
Los días quietos de Montilla, dedicados a la cría de caballos, a negocios menores, al
cultivo de su espíritu en densas y prolongadas lecturas, se vieron interrumpidos, en
1568, por su participación en la guerra de las Alpujarras contra los moros, donde
alcanzó el grado de capitán a las órdenes de don Juan de Austria.
En 1572, la muerte de su madre, Chimpu Ocllo, en el lejano Cuzco de su infancia,
quizá lo estimuló para empezar a escribir sobre América.
En 1586, al firmar la dedicatoria de su primer trabajo literario 11, se agrega el cali-
ficativo de Inca: "Garcilaso Inca de la Vega", en afirmación de su sangre imperial
americana.
Córdoba
Hacia 1592, o tal vez antes, se traslada definitivamente a Córdoba, donde dará cima
a su obra histórica: pondrá punto final a La Florida y a las dos partes de sus Comenta-
rios. También allí firmó una breve obra de carácter genealógico-familiar que dejó inédita,
la Relación de la descendencia del famoso Garcí-Pérez de Vargas. En dicha ciudad se
ordenó de menores, cultivó amistades, reunió una importante biblioteca y, en la bella
catedral-mezquita, erigió una capilla, la Capilla de las en la que, por su
voluntad, descansan sus restos. A los setenta y siete años, un 22 ó 24 de abril -se
ignora el día exacto- de 1616, rindió su alma casi al mismo tiempo que Miguel de
Cervantes, muerto en Madrid, el 23 del mismo mes y año.
En la de de y de Cervantes
Nos cuesta imaginar la vida callada y singular de este mestizo en aquella España
donde Lope establecía la comedia española, donde Cervantes creaba la novela moder-
na, donde Góngora iba revolucionando la poesía. A Góngora lo conoció, ya que por
intereses económicos tuvieron algunos contactos, de los cuales, si no nació una
amistad, a pesar de ser vecinos ambos de Córdoba, surgieron aquellos famosos versos
gongorinos, entre otros de inspiración americana, en que una barca se transmuta
líricamente en una coya peruana:
éste, con perezoso movimiento,
el mar encuentra, cuya espuma cana
su parda aguda prora
resplandeciente cuello
1o La interpretación de ese suceso, juzgado hace de augusta Coya peruana,.
como una traición, desbarató sus pretensiones a quien hilos el Sur tributó ciento
en la Corte: "Esta mentira -dirá- me ha qui- de perlas cada hora~ .
tado el comer".
11 La traducción de los Diálogos de Amor, Luis de Góngora,
de León Hebreo. Soledad Segunda.
12 León Hebreo o Jehudah Abarbanel, na-
cido en Portugal (h. 1460) y de ascendencia entre italianos y
española, fue un médico judío que, expulsado
La primera obra que publica el Inca Garcilaso de la Vega es la traducción, del
de su patria y después de España, se radicó
en Italia. En Roma, poco después de su muer- italiano al español, de uno de los libros más representativos del humanismo renan-
te, se publicaron, en 1553, sus célebres Diálo- centista : los Diálogos de Amor de León Hebreo 12. Editada en Madrid, en 1590, con el
gos entre Philón y Sophía, escritos a la manera significativo título de La traducción del Indio de los tres Diálogos de Amor, data de
platónica. 1586, en que la dedicó a Felipe 11.
53
la dedicatoria
El Inca señala a Felipe 11:
t~~ las excelencias de la obra vertida al castellano
t~~ ser el suyo el primer tributo cultural del Nuevo Mundo:
... son éstas -dice- las primicias que primero se ofrecen a Vuestra Real Majestad
de lo que en este género de tributo se os debe por vuestros vasallos, los naturales, del
Nuevo Mundo, en especial por los del Perú, y más en particular por los de la gran ciu-
dad del Cuzco, cabeza de aquellos reinos y provincias donde yo nací ...
haber servido al monarca con la espada en las guerras de las Alpujarras contra
los moros, y servirlo ahora con la pluma;
t~~ los orígenes incaicos imperiales de su madre, así como la noble ascendencia es-
pañola de su padre;
t~~ el carácter colectivo que reviste su homenaje al rey, por sentirse portavoz y símbolo
del Perú;
® el esfuerzo cumplido, ya que:
... ni la lengua italiana, en que estaba, ni la española en que la he puesto, es la mía
natural ...
e tener en vías de ejecución la historia de Hemando de Soto en la Florida y pro-
ponerse escribir la de su patria.
En otras palabras, el Inca se presenta al monarca y a sus lectores, afirmando su
condición de americano e hijo del Perú, identificación que subraya con arrogancia en el
título de la obra: La traducción del Indio ... Anticipa, además, toda su labor futura de
escritor, a la que daría cima en i 612, casi treinta años después.
54
El mayor cuidado que se hubo fue escribir fuentes principales de su libro, una narración veraz y minuciosa, en que hace sus pri-
las cosas que en ella se cuentan como son y meras armas en el terreno de la historia.
pasaron.
florida
La Florida, "Proemio al lector".
No se redujo el Inca a servir de "escribiente" a su amigo Gonzalo Silvestre o a
cumplir oficio de cronista de "relación ajena". Transpuso, en términos de arte, la árida
materia histórica. La intención literaria del autor se cumple en varías direcciones:
<~> amenizar el relato, haciéndolo atractivo al lector;
<~> extraer de la historia un sentido moral y aleccionador;
<~> colorear y embellecer lo narrado con las más variadas galanuras del estilo y de la
retórica;
componer con equilibrio y armonía el desarrollo de los sucesos.
En esta labor artística se muestra fiel discípulo de los historiadores clásicos y re-
nancentistas, que frecuentó con provecho, y hasta atento lector de las obras de ficción
de su tiempo, cuyos recursos aprendió y utilizó .
La Florida es la más florida de sus obras -valga el juego de palabras con que la
caracterizó su autor- y la que, por sus rasgos formales, más se acerca a la novela.
Consciente su autor de las galas con que la adornó, advirtió a sus lectores: "no escri-
A esta causa [la de lograr "honrosa ocu- bimos ficciones [ ... ] que no me fuera lícito hacerlo" 17.
pación"] escribí la cronica de la Florida, de La circunstancia de no haber sido testigo "de vista" de los hechos narrados le
verdad florida, no con mi seco estilo, mas permitió abrir más amplio cauce a lo imaginado o lo soñado que en los Comentarios
con la flor de España ...
Reales, donde la experiencia directa de la geografía, de la naturaleza, de la materia
Comentarios Reales, tratada, contuvo con frecuencia el libre vuelo de su pluma o frenó el uso de los artificios
Segunda parte, "Prólogo". retóricos volcados en la historia de esos lejanos territorios -que no conoció- y de
esos sucesos ocurridos cuando él apenas despertaba a la vida 1s.
55
Y o hube del saco 30 las reliquias que de un nativo del Perú, también mestizo, cuyos originales se perdieron en gran parte en 1596,
sus papeles [los de B las V al era] quedaron, en el saqueo de Cádiz por los ingleses. Los fragmentos salvados llegaron a su poder
para mayor dolor y lástima de los que se en 1600, por intermedio de un padre de la Compañía de Jesús -Valera era jesuita- y
perdieron, que se sacan por los que se ha- estaban, al igual que toda la obra, en latín. El Inca los tradujo al español y los incorporó
llaron; quedaron tan destrozados que falta lo a sus Comentarios, cuidando deslindar el texto ajeno del propio 25. El Inca atribuye gran
más y mejor. autoridad a su compatriota y si en general coincide con él, alguna vez discrepa. Valera,
Comentarios Reales, de todas las fuentes escritas, es la más invocada 26.
Primera parte, I, 6. En cuanto a las fuentes éditas, consultó y aprovechó cuanto estuvo a su alcance. El
cotejo minucioso de dichas fuentes, de sus concordancias y discrepancias, es, entre
Diré de los incas [ ... ] lo que a mi madre otras pruebas, elocuente aval de la actitud veraz y escrupulosa perseguida en los
y a sus tíos y parientes ancianos y a toda la Comentarios. Entre los cronistas generales de Indias que más cita, figuran fraru::isco
demás gente de la patria les oí y lo que yo de Gómara y el padre José Acosta 27. De los particulares del Perú, los más
de aquella antigüedad alcancé a ver. frecuentados son Pedro Cieza de león 28 y de 29
El arte de componer
El tema de la Primera parte de los Comentarios es -como hemos señalado- la
exaltación del Imperio incaico. Por eso su tono es elegíaco. Su desarrollo se concreta
en la exposición de los gobiernos y conquistas de sus reyes, desde Manco Cápac, el
25 Reproduce capítulos enteros. No sabe- fundador, hasta Huaina Cápac, y en las posteriores disensiones entre sus sucesores,
mos si todos los que llegaron a sus manos o si Huáscar y Atahualpa, en cuyo marco se produce la conquista española.
seleccionó los más importantes.
26 Lo transcribe y lb cita, con elogio, más de El Inca matiza la monótona sucesión cronológica de los reinados y hechos de cada
Inca con ricas referencias a las instituciones, al arte, a la economía, a la fauna, a la
cuarenta veces.
27 Véase, atrás, páginas 21 y 29. flora, a la religión, a las costumbres. Nada queda fuera del vasto e impresionante
28 Su Crónica del Perú (1553) es, después cuadro.
de la de Valera, la fuente más consultada por Lo novedoso de esta Primera parte no estriba -como en La Florida- en el asunto,
el Inca en esta primera parte. Más de treinta ya tratado, aunque imperfectamente, por cronistas anteriores. El aporte novedoso está
veces remite a Cieza, en quien pondera la ob- en la estructuración interna de la obra, en el criterio ordenador con que dispuso la
jetividad y conocimiento directo e íntimo de su materia histórica, en el arte de la composición. La vida y hechos de cada uno de los
patria, si bien señala como elemento negativo trece Incas -en proporción de una o dos monarquías en cada uno de sus nueve
el desconocimiento de la lengua de los indios.
libros- obran como núcleos narrativos, en torno de los cuales su autor djspara como
29 Autor de una elegante Historia del descu-
brimiento y conquista del Perú (1555), de gran fuegos de artificio los contornos humanos del lncario, de su civilización, de sus hábitos
valor literario, es citado once veces. y creencias, de sus monumentales construcciones, de sus caminos, de su música, de
30 saco: saqueo de Cádiz. su lengua, de sus leyes, de sus cultivos. Aspectos que no pertenecen en particular a
56
ningún reinado, sino que son patrimonio espiritual de ese mundo que el autor, en sus
años mozos, alcanzó a ver o a entrever, y que recrea en los umbrales de la ancianidad,
desde el lejano mirador de España, del Humanismo y del Renacimiento, con todo lo
que ello implica como perspectiva.
la maestría en
Al discreto lector suplico reciba mi ánimo, El Inca pone en su tarea narrativa, para "gusto y contento" de sus lectores, todos los
qu~ es darle gusto y contento. recursos literarios que había ensayado en La Florida. Y lo hace con placer, con de-
Comentarios Reales, leite·.
Primera parte, I, 19. Tan pronto cede la palabra a uno de sus tíos Incas, como cuando éxplica el origen
del Imperio incaico y del Cuzco, lo que le permite introducir, desde el punto de vista del
ocasional narrador, el dolorido sentir aborigen:
... por no hacerte llorar no he recitado [ ... J con lágrimas de sangre, derramadas por
los ojos, como las derramo en el corazón, el dolor que siento de ver nuestros Incas aca-
bados y nuestro Imperio perdido 32. "
Tan pronto transcribe a Bias Valera, a Cieza de león, al padre Acosta, con lo cual
no sólo varía el estilo, sino que confronta, coteja, extrae o refuerza conclusiones. Tan
pronto apela al testimonio de su propio padre, de algún conquistador, de condiscípulos,
Un español topó una noche, a deshora, en o al suyo propio.
el Cozco, una india que él conocía, y, que- Cuenta con orden, deslinda hechos, distingue conceptos, matiza con digresiones
riendo volverla a su posada, le dijo la india: oportunas, abrevia o cortá a tiempo para no cansar, se detiene con complacencia en el
"Señor, déjame ir donde voy, sábete que detalle que ilumina, describe con plasticidad, resume cuando es preciso o cuando
aquella flauta que oyes en aquel otero me retoma algún tema. Su estilo es ora rápido, ora lento. Oraciones cortas se alternan con
llama con mucha pasión y ternura, de ma- párrafos de complicada sintaxis y bien estructuradas subordinaciones. Intercala refe-
nera que me fuerza a ir allá: déjame por tu rencias lingüísticas y precisa matices o significados de voces indígenas. Breves Q deli-
vida que no puedo dejar de ir allá, que el cadas anécdotas ilustran o enriquecen explicaciones, cuando no introducen una no@ de
amor me lleva arrastrando para que yo sea su humor, de ironía. Su sentido de equilibrio, de armonía, lo inclina al uso de parejas de
mujer y él mi marido" 31. vocablos o a duplicar verbos de similar valor semántico. Contrasta expresiones, con-
Comentarios Reales! trapone hechos, con el fin de aclarar y especificar.
Primera parte, I, 17. En el rico decir de su pluma narrativa, el Inca traza cuadros descriptivos netos,
rotundos, vigorosos; o dibuja estilizadas estampas de esfumados perfiles. Su voz, de
momento, se adelgaza hasta hacerse delicadamente lírica; ora se ahueca y encrespa
en la polémica; ya discurre, las más veces, informativa y serena, cuando no se quiebra,
en contenida emoción, por el sentimiento o la añoranza
pero reales
El Inca, con timidez, casi con humildad, eligió para la más entrañable de sus obras el
título de Comentarios, inspirado seguramente en Julio César 34. La elección también se
explica por su intención de servir -como puntualiza en el "Proemio"- de comento y
a los cronistas que se habían ocupado de la historia de su patria, así como de
autorizado de esas "antiguallas", por su conocimiento de la lengua de los
indios del Perú y por haberlas alcanzado con sus propios ojos.
Si el término "comentarios" conlleva una nota de modestia, el calificativo de "reales"
los proyecta con orgullo a una dimensión superior, la del grande Imperio incaico y de
sus reyes, cuya sangre real corría por sus venas. No nos cabe duda de que si el
31 Esta delicada escena es digna de su an- adjetivo apunta, por un lado, al contenido de la obra, por el otro, alude a la estirpe de
tepasado el marqués de Santillana. su autor. Por tanto, doblemente "reales".
32 Véase, adélante, lectura l.
33 Herodoto.
34 En el inventario de la poblada biblioteca
de los "Comentarios Reales"
del Inca se registran "dos ejemplares" de los La Segunda parte de los Comentarios Reales, destinada a enaltecer la sangre pa-
"Comentarios de César"; sin duda, el De bello terna, se publicó póstuma, en Córdoba (España), con el título de Historia general del
Gallico y el De bello civile. Perú y no con el que su autor la concibió, es decir, como parte -segunda parte- de
35 El título completo de la obra es: Historia
una sola obra: los Comentarios Reales 35. Algunos pocos ejemplares vieron la luz en
general del Perú. Trata del descubrimiento dé/:
1616, el resto al año siguiente. Terminada en 1612, el Inca dio con ella cima a su
y cómo lo ganaron los Españoles. Las guerras
civiles que hubo entre Pizarras y Almagras, propósito histórico, anunciado en 1586.
sobre la partija de la tierra. Castigo y levan- No va esta última obra del Inca dedicada a monarca o a noble alguno. Está dirigida,
tamiento de tiranos: y otros sucesos particula- como quien presiente la muerte o se ha desengañado definitivamente de favores o
res que en la Historia se contienen. intereses terrenales, "a la limpísima Virgen María Madre de Dios, y Señora Nuestra".
57
Así que por estos respetos y motivos, a En la portada luce, en vez del escudo nobiliario que preside la Primera parte, la imagen
Vuestra Sacra Majestad, ¡oh augustísima de la Inmaculada Concepción "calzada de luna y de sol vestida" 36.
Emperatriz de cielos y tierras!, ofrezco hu- La dedicatoria, que traduce honda religiosidad y devoción mariana, consagra a la
mildemente esta segunda parte de mis Co- Virgen los empeños históricos de su autor, así como los de las armas españolas que
mentarios Reales, ya más reales por dedi- hicieron posible la evangelización del Perú. Garcilaso recuerda, entre las mercedes
carse a la Reina de los Ángeles. recibidas de la celestial mediadora, la conversión de su madre, "más ilustre y exce-
Comentarios Reales, lente -dice- por las aguas del bautismo que por la sangre real de tantos Incas y
Segunda parte, "Dedicación". Reyes peruanos". No olvida, tampoco, "la devoción paterna, heredada con la nobleza y
nombre del famoso Garcilaso, comendador del Ave María" 37.
a la dedicatoria a la Virgen un extenso "Prólogo" con este encabezamiento: A
los indios, mestizos y criollos de los reinos y del grande y riquísimo Imperio
del Perú, el Inca Garcilaso de la Vega, su hermano, compatriota y paisano, salud Y
felicidad. Por su contenido, este es una segunda dedicatoria; pero no ya de
... en esta segunda [parte], como se ha esta Segunda parte de sus Comentarios, sino de toda su obra. En él se anudan su
visto, se ha hecho larga relación de las haza- traducción de los de Amor y la crónica de La Florida con la historia patria. Las
ñas y valentías que los bravos y valerosos fraternas palabras revisten el carácter de un verdadero testamento literario.
españoles hicieron en ganar aquel riquísimo · El tema de la Segunda parte de los Comentarios Reales, exaltación -por momentos
Imperio, con que asimismo he cumplido dolorida- del triunfo de las armas españolas en el Perú, cubre los días del descubri-
(aunque no por entero) con la obligación miento y del Imperio incaico, las guerras y alzamientos producidos entre los
paterna, que a mi padre y a sus ilustres y conquistadores por el dominio de las ricas tierras hasta la muerte del Inca Túpac
generosos compañeros debo ... Amaru, en 1572. Su desarrollo está organizado en ocho libros, que abarcan entre
Comentarios Reales, veintiuno y cuarenta y tres capítulos cada uno. en total, suman doscientos
Segunda parte, VIII, 21. ochenta y uno.
58
cionadora de sus protagonistas, representantes todos de una gran tragedia colee-
"Laus Deo"
El Inca pone punto final a sus Comentarios con estas palabras. Un "Sea Dios loado
por todo" cierra, también, la patética suerte de Túpac Amaru. ¿Qué sentido tienen,
como epílogo de tan triste suceso y como rúbrica de la tragedia colectiva con que el
autor ha concebido la historia de su patria y, en particular, los hechos de la conquista?
Esas palabras traducen su sentido providencialista de la historia, de honda raíz cris-
39 Túpac Amaru.
40 Lima. tiana, y explican el carácter integrador de las dos partes de sus Comentarios, obra en
41 Libro VIII, Cap. 19. El destacado es nues- que confluyen los mundos antitéticos del lncario y de la conquista, para luego armoni-
tro. zarse y proyectarse, por encima de las contingencias dolorosas, en una cultura su-
42 Recordemos que también emplea la pa- perior y universal, iluminada por la luz de la fe católica, la del Imperio español.
labra tragedia para calificar la expedición de La suya pudo haber sido una obra de disociación. Es, en cambio, una lección de
Soto a la Florida. encuentro y de síntesis .
59
Si las futuras generaciones se disponen a recibir sin preJUICIOS su rica enseñanza
de armonía y de equilibrio, en nadie mejor que en el Inca Garcilaso de la Vega podrán
aprender a superar las antinomias disgregadoras que, hoy como ayer, generan conflic-
tos y enfrentamientos en este promisorio territorio de América .
en 43
(/)
-'
Es el más importante de los cronistas de la
lU Crónica del Perú (1553)
conquista y de las guerras civiles. Recoge,
o Señor/o de los Incas
además, importantes noticias sobre el lncario,
La guerra de las Salinas
fruto de sus largos viajes por el Perú. Se
La guerra de Chupas
destaca por su objetividad. Llegó a América a ()
La guerra de Quito
(/) los 13 años. JJ
<(
o
z
1- Arribó al Perú con Hernando Pizarro. Casó (/)
(/J con una hija de Atahualpa. Dominó el que- --1
Suma y narración de los Incas chua y penetró en la intimidad de los indí- )>
genas. Terminó su obra hacia 1551, la que (/)
z sobresale por su sinceridad.
-¡¡
o
JJ
a: Funcionario de los tiempos del virrey Blas- m
ü co Núñez de Vela y partidario de Gonzalo --1
Historia del descubrimiento y Pizarro, redactó su obra en España. La suya o
conquista del Perú (1555) es una historia serena y atildada de la con- r
quista y de las guerras civiles, de gran valor m
literario. o
)>
z
Con gran destreza y tono novelesco, pero ; o
(/)
también con gran parcialidad, se extiende en
Historia del Perú (1571) la narración de las guerras civiles. Incurre en
errores y exageraciones. Combatió contra
Hernández Girón.
43 Resalta por su variedad. Como en el cuadro que damos en las págs. 28-30, las obras que no llevan fecha de impresión es porque no se
publicaron hasta mucho después (siglos XIX o XX). El Inca aprovechó, como se ve, las obras impresas, salvo la del padre Valera, cuyos manuscritos
fragmentarios conoció.
60
Sobrino de Agustín de Zárate, fue funcio-
nario del virrey Toledo y jurista renombrado. o
Informaciones acerca· de la :0
Polo de Ondegardo Acopió una enorme cantidad de información oz
¿?- 1575 religión y gobierno de los Incas sobre el pasado indígena, que aprovechó en
sustento de la posición oficial.
~
en
61
1
Primera Parte
origen y principio. Es característica del estilo renacentista, por su 6 no dejaban cosa de las prósperas: los "quipucamayus" suprimían
tendencia al equilibrio y a la armonía, utilizar los nombres (sustantivos y de sus cuentas los reinados de los malos soberanos (los "quipucama·
ádjetivos) en parejas de sinónimos, unidos por "y". yus" eran los indios encargados de llevar los "quipus" o nudos por los
2 Otra nota de su prosa es el gusto por el polisíndeton. Esta forma de cuales registraban los hechos históricos). Es una característica del Inca
enlace es arcaizante, produce un ritmo uniforme y lento. callar, por prurito ético, los sucesos infamantes y oprobiosos, por enten-
3 Repárese en el criterio del Inca para seleccionar sus fuentes. En der que, como historiador, es depositario del honor colectivo y que esto
este caso, opta por la de mayor autenticidad. forma parte de su responsabilidad moral. Esta particularidad, de influen-
4 Con gran frecuencia, el autor remite al lector a otras partes de su cia incaica, sé vio reforzada en él por la concepción ética y ejemplar de
obra, ya para advertir que trató un tema, ya para anticipar que será la historia, de origen clásico, sostenida por los historiadores moralistas
objeto de desarrollo posterior. de su época. Así, por ejemplo, Juan Luis Vives -el gran humanista
5 En la sintaxis latinizante de Garcilaso, es común el desplazamiento español- se lamentaba de que la historia perpetuase las infamias.
del verbo al final, en particular en las proposiciones subordinadas como 7 Palla era la mujer casada de sangre real; es decir, el equivalente
en este caso. Un ejemplo similar aparece poco antes: " ... que de las femenino de "Inca".
crueldades y tiranías de Atahualpa [ ... ] escaparon". Por otra parte, B Estas preguntas anuncian su vocación histórica.
obsérvese que esta enumeración coincide con el contenido de la Pri- 9 frasis: frase.
mera parte de los Comentarios y recuérdese, de paso, la importancia
que en ella adquiere "lo oído" en el entorno familiar materno.
62
sin religión sm casa, sin ni sembrar como sustentador y bienhechor de las gentes. Quiero que vosotros
tierra, sin vestir cubrir sus carnes, porque no sabían labrar imitéis este ejemplo como hijos míos, enviados· a la tierra sólo para
ni lana para hacer de vestir. Vivían de dos en dos y de tres la doctrina· y beneficio de esos hombres, que viven como bestias. Y
en tres, como acertaban a juntarse en las cuevas y de desde luego os constituyo y nombro por Reyes y señores de todas
y cavernas de la tierra. Comían como bestias yerbas las gentes que así doctrináredes con vuestras buenas razones, obras y
y raíces árboles, y fruta inculta que ellos daban de suyo y gobierno". Habiendo declarado su voluntad Nuestro Padr.e el Sol a
carne humana. Cubrían sus carnes con hojas y cortezas de árboles y sus dos hijos, los despidió de sí. Ellos salieron de Titicaca y cami-
de animales; otros andaban en cueros. En suma, vivían como naron al septentrión, y por todo el camino, doquiera que paraban,
venados y salvajinas, y aun en las mujeres se habían como los tentaban hincar la barra de oro y nunca se les hundió. Así entraron
brutos, porque no supieron tenerlas propias y conocidas 10". en una venta o dorrnítorío que está siete u ocho leguas al
Adviértase, porque no enfade el repetir tantas veces estas pala- mediodía de esta ciudad, que hoy llaman Pacárec Tampu 15, que
bras "Nuestro Padre el Sol", 11 que era lenguaje de los Incas y quiere decir venta, o dorrnída, que amanece. Púsóle este el
manera de veneración y acatamiento decirlas siempre que nombraban Inca, porque salió de aquella dorrnída al tiempo que Es
al Sol, porque se preciaban descender dé!, y al que no era Inca, no uno de los pueblos que este Príncipe mand.ó poblar después, y sus
le era lícito tomarlas en la boca, que fuera blasfemia y lo apedrea- moradores se jactan hoy grandemente del nombre, porque lo impuso
ran 12. Dijo el Inca: nuestro Inca. De allí llegaron él y su mujer, nuestra Reina, a este
-Nuestro Padre el Sol, viendo los hombres tales como te he valle del Cozco, que entonces todo él estaba hecho montaña brava.
dicho, se y hubo lástima dellos, y envió del cielo a la tierra
un hijo y una hija de los suyos para que los doctrinasen en el cono-
cimiento de Nuestro Padre el Sol, para que lo adorasen y tuviesen
por su Dios y para que les diesen preceptos y leyes en que viviesen
como hombres en razón y urbanidad; para que habitasen en casas y
poblados, supiesen labrar las tierras, cultivar las plantas y "La primera parada que en este valle.hicíeron -dijo el Inca- 16
mieses, criar los ganados y gozar de!los y de los frutos de la tierra, fue en el cerro llamado Huanacauri, al mediodía desta ciudad. Allí
como hombres racionales y no como bestias 13. Con esta orden y man- hincar en tierra la barra de oro, la cual con mucha facilidad
dato puso N uestro Padre el Sol estos dos hijos suyos en la laguna se les hundió al primer golpe que dieron con ella, que no la vieron
Titicaca, que está ochenta leguas de aquí, y les dijo que fuesen por más. Entonces dijo nuestro Inca a su hermana y mujer:
do quisiesen y, doquiera que parasen a comer o a dormir, procu- -"En este valle manda Nuestro Padre el Sol, que paremos y ha-
rasen hincar en el suelo una barrilla de oro de media vara en largo gamos nuestro asiento y morada 17, para cumplir su voluntad. Por
y dos dedos en grueso, que les dio para señal y muestra, que, donde tanto, Reina y hermana, conviene que cada uno por su parte vamos
aquella barra se les hundiese, con sólo un golpe que con ella diesen a convocar y atraer esta gente, para los doctrinar y hacer el bien que
en tierra, allí quería el Sol Nuestro Padre que parasen e hiciesen su Nuestro Padre. el Sol nos manda". Del cerro Huanacauri sa!Íeron
asiento y corte. A lo último les dijo: "Cuando hayáis reducido esas nuestros primeros Reyes cada uno por su parte a convocar las gen-
gentes a nuestro servicio, los mantendréis en razón y justicia, con tes, y por ser aquel lugar el primero de que tenemos noticia que
piedad, clemencia y mansedumbre, haciendo en todo oficio de padre hubiesen hollado con sus pies, y por haber salido de allí a bien
piadoso para con sus hijos tiernos y amados, a imitación y semejan- hacer a los hombres, teníamos hecho en él,_ como es notorio, un
za mía, que a todo el mundo hago bien, que los doy mi luz y templo para adorar a. Nuestro Padre el Sol, en memoria desta
claridad para que vean y hagan sus haciendas, y les caliento cuando merced y beneficio 18 que hizo al mundo. El príncipe fue al sep-
han frío, y crío sus pastos y sementeras; hago fructificar sus árboles tentrión, y la princesa al mediodía. [ ... ]
y multiplico sus ganados; lluevo 14 y sereno a sus tiempos, y tengo "Nuestros príncipes, viendo la mucha gente que se les allegaba,
cuidado de dar una vuelta cada día al mundo por ver las nece- dieron orden que unos se ocupasen en proveer de su comida cam-
sidades que en la tierra se ofrecen, para las proveer y socorrer, pestre para todos, porque la hambre no los volviese a derramar por
1O El Inca sostuvo, como la mayor parte de los cronistas de su tiem- fundada, que, con su nuevo orden, se contrapone a la edad bárbara
po, el estadó bárbaro del período pre-incáico. Tal teoría, por otra parte, que la había precedido.
se avenía con su concepción providencialista de la historia, según la 14 Repárese en el uso en forma personal del verbo "llover", imper-
cual los Incas habían venido a cumplir un progreso respecto de aquel sonal en español.
estado anterior. Lo cual, por otra parte, justificaba sus conquistas y la 15 Hoy su nombre es "Pacaritambo". De la Riva Agüero, que ha
expansión de su Imperio. A su vez, el período incaico fue -para el estudiado la etimología de este topónimo, dice que su verdadera tra-
Inca- pórtico providencial para la evangelización y la conquista por ducción, por el simbolismo de las lenguas primitivas, es "lugar donde
parte de España, portadora de una cultura superior. nacen los forasteros".
11 Respetamos aquí, como en todos los textos del Inca, el uso que 16 Sigue hablando el Inca, tío del autor y narrador de la fábula his-
hace de las mayúsculas y que tienen un sentido. El "Sol", no se olvide, torial.
era el "dios" de los Incas. 1_7_ Nótese la pareja de vocablos: asiento y morada.
12 Nótese la acotación del autor al lector. 18 Nuevamente dos sustantivos sinónimos.
13 Este fragmento muestra los beneficios de la monarquía recién
63
los montes; mandó que otros trabajasen en hacer chozas y casas,
dando el Inca la traza cómo las habían de hacer. Desta manera se
a poblar esta nuestra imperial ciudad, dividida en dos
medios que llamaron Hanan Cozco, que, como sabes, quiere decir
Cozco el alto, y Hurin Cozco, que es Cozco el bajo. Los que atrajo
el quiso que poblasen a Hanan Cozco, y por esto le llamaron el
aíto; y los que convocó la Reina, que poblasen a Hurin Cozco, y Murió el Inca Viracocha en la majestild y alteza de estado que se
por eso le llamaron el bajo 19. Esta división de ciudad no fue para que ha referido; fue llorado universalmente de todo su Imperio, adorado
los de la una mitad se aventajasen a los de otra mitad en exenciones por Dios, del Sol, a quien ofrecieron muchos Dejó
sino que todos fuesen iguales como hermanos, por heredero a Pachacútec Inca y a otros muchos hijos y hijas, legí-
y de una madre. Sólo quiso el Inca que hubiese timos en sangré real, y no legítimos; ganó once provincias, las
esta división y diferencia de nombres alto y bajo, para cuatro al mediodía del Cozco y las al 22. No se sabe
que quedase perpetua memoria de que a unos había convocado el de cie¡;io qué años vivió ni cuántos reinó; mas de que comúnmente
Rey, a los otros la Reina; y mandó que entre ellos hubiese sólo se tiene que fueron_ más de cincuenta los de su reinado; así lo
una y reconocimiento de y que los del mostraba su cuerpo cuando yo-lÓ vi en el Cozco al principio año
Cozco alto fuesen respetados y tenidos como primogénitos hermanos de mil y sesenta, que, habiendo de venirme a España,
mayores; y los del bajo fuesen como hijos segundos; y, en suma, fui a la posada del Polo Ondegardo, natural de Sala-
fuesen como el brazo izquierdo y el. derecho en cualquiera preemi- manca, que era corregidor de ciudad, a besarle las manos y
nencia de lugar y oficio, pcr haber sido los del alto atraídos por el despedirme para un VIaje El cual, entre otros favores que me
varón y los del bajo por la hembra. A semejanza desto hubo des- hlzo, me dijo: "¡:>ues que vais a España, entrad en ese apcseuto,
.pués esta misma división en todos los. pueblos grandes o chicos veréis algunos de los vuestros que he sacado a luz, para que llevéis
de nuestro Imperio, que lo dividieron por barrios o por linajes, di- contar por allá" . En el hallé cinco cuerpos de los
ciendo Hanan aillu y Hurin aillu, que es el linaje alto y el bajo; Incas, tres de varón y dos de mujer. El uno dellos dedan
Hanan suyu y Hurin suyu, que es el distrito alto y el bajo. los indios que era este Inca Viracocha, mostraba bien su larga
Juntamente, poblando la ciudad, enseñaba nuestro Inca a los indios la cabeza blanca como la nieve 24. El segundo decían que era
varones los oficios pertenecientes a varón, como romper y cultivar la el gran Túpac Inca Yupanqui, que fue bisnieto de Viracocha Inca. El
tierra y sembrar las -mieses, semillas y legumbres que les mostró que tercero era Huaina Cápac, hijó de Túpac Inca Yupanqui y tata-
eran de comer y provechosas, para lo cual les enseñó a hacer arados ranieto del Inca Viracocha 25. Los dos últimos no mostraban haber
y los demás instrumentos necesarios, y les dio orden y manera cómo vivido tanto; que, aunque tenían canas, eran menos que las del Vira-
sacasen acequias de los arroyos que corren pcr este barrio del cocha. La una de las mujeres era la reina Mama Runtu, mujer des-
Cozco, ha.sta enseñarles a hacer el calzado que traemos. Por otra te Inca Viracocha. La otra era la Coya Mama Ocllo, madre de
parte la Reina industriaba a las indias en los oficios mujeriles, a: hilar Huaina Cápac, y es verisímile 26 que los indios los tuviesen juntos
y tejer algodón y lana, y hacer de vestir para sí y para sus maridos e después de muertos, marido y mujer, como vivieron en vida. Los
hijos: dedales cómo habían de hacer los demás oficios del servicio cuerpos estaban tan enteros que no les faltaba cabello, ceja ni pes-
de casa. En suma, ninguna cosa de las que pertenecen a la vida taña. Estaban con sus vestiduras, como andaban en vida. Los llau-
humana dejaron nuestros príncipes de enseñar a sus primeros vasa- tos 27 en las cabezas,. sin más ornamento ni insignia de las rea1es.
llos, haciéndose el Inca Rey maestro de los varones, y la Coya 20 Estaban asentados, como suelen sentarse los indios y las indias: las
Reina maestra de las mujeres." 21. manos tenían cruzadas sobre el pecho, la derecha sobre la izquierda,
19 Respecto de la etimología del nombre "Cuzco" (el Inca siempre Inca, en la ajena, que es la castellana, y aunque no la he escrito con la
escribe Cozco), hay discrepancias. Según el Inca: "Pusieron por punto majestad de palabras que el Inca habló, ni con toda la significación
o centro de la ciudad del Cozco, que en la lengua particular de los qúe las de aquel lenguaje tienen, que por ser tan significativa pudiera
Incas [distinta de la general de los indios del Perú o quechua] quiere haberse extendido mucho más de lo que se ha hecho; antes la he
decir ombligo de la tierra". Y agrega: " ... llamáronla con buena seme- acortado, quitando algunas cosas que pudieran hacerla odiosa: empero
janza ombligo, porque todo el Perú es largo y angosto, como un cuerpo bastará haber sacado el verdadero sentido de ellas, que es lo que con-
humano, y aquella ciudad está casi al medio" (11, 11). viene a nuestra historia".
20 Coya: "A la Reina, mujer legítima del Rey -dice en otra parte el 22 Este fragmento, hasta aquí, es ejemplo oé cómo maneja el fnca la
Inca- llaman Coya: quiere decir Reiría o Emperatriz [ ... ]. A sus hijas prosa informativa, de período breve.
llamaban Coya por participación· de la madre, y no por apellido natural, 23 En abono de los años que reinó Viracocha y de su larga vida,
porque este nombre Coya pertenecía solamente a la Reina" (1, 26). surge el testimonio personal del autor y ello da origen a la larga digre-
21 El relato del viejo Inca no termina en este capítulo, sino en el sión autobiográfica que sigue.
siguiente, en que cuenta las hazañas y conquistas del primer Inca, 24 cabeza blanca como la nieve: de este dato externo infiere el Inca
Manco Cápac. El autor ha dispuesto la narración de la fábula· historial la edad y prolongado reinado de Viracocha.
en tres capítulos, sin duda por sé extensa la relación y con el objeto de 25 Recuérdese que Huaina Cápac, una de las tres momias de sexo
distinguir sus temas o asuntos centrales: la fundación-del Imperio, pri- masculino, fue tío de su ·madre.
·mero; la del Cuzco, después; y, finalmente, la expansión dei Imperio 26 verisímile: verosímil.
bajo el gobierno del Inca. El capítulo XVII se cierra con una 27 náutos. Cuenta el autor: "Traían los Incas en la cabeza por tocado
interesante acotación autor: "Esta larga relación del origen de sus una trenza que ·llamaban llautu: hacíanla de muchos colores y del ancho
Reyes me dio aquel Inca, lío de mi madre, a quien yo se la pedí: la cual de un dedo y poco menos gruesa. Esta trenza rodeaban a la cabeza y
yo he procurado traducir fielmente de mi lengua materna, que es la del daban cuatro o cinco vueltas y quedaba como una guirnalda" {Co-
64
los ojos bajos, como miraban suelo. El Padre Maestro
Acosta, hablando de uno destos cuérpos, que también los alcanzó su
dice, libro sexto, capítulo veintiuno: "Estaba el cuerpo tan
entero y bien aderezado con cierto betún, que parecía vivo. Los ojos
tenía hechos de telilla de oro, tan bien puestos que no le hacían
los naturales", etc. 28. Yo confieso mi descuido que no los miré
tanto, y fue porque no pensaba escribir que, si lo pensara,
mirara más por entero estaban, y supiera cómo y con qué los ... El primero uvas de su cosecha en la ciudad del
embalsamaban, que a mí por ser hijo natural, no me lo negaran 29, Cozco fue el de Terrazas, de los primeros con-
como lo han negado a los españoles, que, por diligencias que han quistadores del Perú 33 y uno de los que pasaron a Chili con el
hecho·, no ha sido po~ible sacarlo de los indios. Debe de ser porque · Adelantado don de Almagro. Este caballero conocí yo: fue
les falta ya la tradición desto, como de otras cosas que hemos dicho nobilísimo de liberal, con las demás virtudes
y diremos. eché de ver el betún, porque estaban tan de caballero. Plantó una viiía en su de
enteros que estar vivos, como su paternidad dice. Y es de Achanquillo, en la provincia de donde
creer que lo tenían, porque cuerpos muertos de tantos años y estar tan cincuenta y cinco, por mostrar el fruto de sus manos y
enteros y llenos de sus carnes como lo parecían, no es posible sino que lib>eflili(iad de su ánimo, envió treinta indios cargados de muy
les ponían algo; pero era tan disimulado que no se descubría30[ ... ] hermosas uvas a Garcilaso de la Vega, mi señor 35, su
Acuérdome que llegué a tocar un dedo de la mano de Huaina con orden que diese su parte a cada uno de los caballeros de
que era de una estatua de palo, según estaba duro y ciudad, para que todos gozasen del fruto de su trabajo. Fue
Los cuerpos pesaban tan poco que cualquiera indio los gran regalo, por ser fruta nueva de España, y la magnificencia no
llevaba en brazos o en los hombros, de casa en casa de los caballe- menor, porque si hubiera de vender las uvas, se hicieran dellas más
ros que los pedían para verlos. Llevábanlos cubiertos con sábanas de cuatro o cinco mil ducados. Yo gocé buena parte de las uvas,
blancas: por las calles y plazas se arrodillaban los indios, hacién- porque mi padre me eligió por embajador del Bartolomé de
doles reverencia con y gemidos; y muchos españoles les Terrazas, y con dos pajecillos indios llevé a cada casa principal dos
quitaban la gorra, porque eran cuerpos de Reyes; de lo cual fuentes dellas 36.
daban los indios tan agradecidos que no sabían cómo decirlo .. Inca Garcilaso de la Vega
Reales
Segunda Parte
Sacsahuana 2, que fueron casi seis meses, y los más de aquellos
días estuve en su casa y vi el trato de su persona, en casa y fuera
della 3. Todos le hacíari. honra como a superior, acompañándole
autor doquiera que iba a pie o a caballo, y él se había con todos, así
vecinos como soldados, tan afablemente y tan como hermano que
ninguno se quejaba dé!. Nunca vi que nadie le besase la mano, ni él
Yo conocí a Gonzalo Pizarro de vista en la ciudad del Cozco, la daba, aunque se la pidiese, por comedimiento. A todos quitaba la
luego que fue a ella después de la batalla de Huarina 1, hasta la de gorra llanamente, y a nadie que lo 'mereciese dejó de hablar de
mentarías Reales, Primera parte, 1, 22). Véase, atrás, en página 52, 34 "Llamaron [los Reyes Incas] Cuntisuyu a la parte del poniente [del
el escudo de armas del autor. Imperio]. por otra provincia muy pequeña llamada Cunti" (11, 11).
28 Con frecuencia incorpora el Inca citas textuales de sus fuentes. El 35 Siempre nombra a su padre con esta fÓrmula de respeto.
padre jesuita José de Acosta, que recorrió largamente el Perú y otras 36 Nótese la fresca evocación, tan plástica que 'nos parece ver al
regiones americanas, es mencionado y transcripto en numerosas oca- joven Gómez Suárez de Figueroa, de dieciséis años, comiendo por las
siones en esta Primera parte, cómo fuente de gran valía. calles de su ciudad las ricas uvas de la primera cosecha cuzqueña.
29 Repárese en que el Inca pone de relieve su autoridad de histo-
riador en las cosas del Perú, por el acceso directo que tuvo a las 1 la balalla de Huarina. En ella chocaron las fuerzas de Diego
fuentes indígenas orales. Centeno contra las de Gonzalo Pizarro. El padre del Inca facilitó al
30 Incorpora a continuación una larga cita de Acosta, que da pie a caudillo, que había quedadó descabalgado, su caballo Salinifias: Esta
una serie de conjeturas del autor sobre el tema del embalsamamiento, actitud habría de ser censurada con el correr del tiempo por él Consejo
practicado por los indios con sus reyes y reinas. Es decir, una digresión de Indias y por varios historiadores del Perú, hasta el punto de con-
de digresión. siderarla una traición a la causa de la corona. En el' sangriento en-
31 Nótese el detalle autobiográfico. cuentro, Pizarro obtuvo la vicioria y los de Centeno se vieron obligados
32 La anécdota o digresión autobiográfica es extensa y emotiva. El a huir.
Inca, con sus veinte años, se disponía a partir a España. . 2 la de Sacsahuana. En esta batalla fue vencido y to'mado prisionero
33 Garcilaso siempre hace distinción entre los primeros conquistado- Gonzalo Pizarra, qÚe se había alzado con el gobierno del Perú en 1546.
res del Perú, que son los que entraron con Pizarro y Almagro, y los Tuvo lugar en 1548.
segundos, quienes, como su padre, llegaron en 1534, con Pedro de 3 Por aquellos meses, .la presencia de Gonzalo Pizarro en el Cuzco
Alvarado, conquistada la tierra. le permitió al Inca un conocimiento directo del gran caudillo.
65
vuestra merced. A Carvajal4, como lo hemos dicho, llamaba padre; Gonzalo Pizarro le oí estas palabras: "Cuando Gonzalo Pizarro, que
yo se lo oí una vez, que, estando yo con el gobernador, que como a vaya a gloria, se veía en su Zainillo no hacía más caso de escua-
niño y muchacho me tenía consigo, llegó a hablarle Francisco de drones de indios que si fueran de moscas''. Fue de ánimo noble y
Carvajal, y aunque en el aposento no había quién pudiese oírle sino claro y limpio; ajeno de malicias, sin cautelas ni dobleces; hombre
yo, se recató de mí y le habló al oído, de manera que aun la voz no de verdad, confiado de sus amigos o de los que pensaba lo eran, que
le oí. Gonzalo Pizarro le respondió pocas palabras, y una de!las fue fue lo que le destruyó. Y por ser ajeno de astucias, maldades y en-
decirle: "Mirad padre". Vile comer algunas veces: comía siempre gaños, dicen los autores que fue de corto entendimiento. No lo tuvo
en público; poníanle una mesa larga, que por lo menos hacía cien sino muy bueno y muy inclinado a la virtud y honra. Afable de
hombres; sentábase a la cabecera della, y a una mano y otra, en condición, universalmente bienquisto de amigos y enemigos; en
espacio de dos asientos, no se asentaba nadie. De allí adelante se suma, tuvo todas las buenas partes que un hombre noble debe tener.
sentaban a comer con él todos los soldados que querían, que los De riquezas ganadas por su persona podemos decir que fue señor de
capitanes y los vecinos nunca comían con él, sino en sus casas. Yo todo el Perú, pues lo poseyó y gobernó algún espacio de tiempo con
comí dos veces a su mesa, porque me lo mandó, y uno de los días tanta justicia y rectitud, que el presidente 7 lo alabó como atrás se
fue el día de la fiesta de la Purificación de Nuestra Señora; su hijo ha dicho. Dio muchos repartimientos de indios que valían a diez y a
Don Fernando, y Don Francisco, su sobrino, hijo del Marqués, y yo veinte y a treinta mil pesos de renta, y murió tan pobre como se ha
con •ellos, comimos en pie todos tres en aquel espacio que quedaba referido. Fue Gonzalo Pizarro buen cristiano, devotísimo de Nuestra
de la mesa sin asientos, y él nos daba de su plato lo que habíamos Señora la Virgen María, madre de Dios, y el presidente lo dijo en la
de comer, y vi todo lo que he dicho, y andaba yo en edad de nueve carta que le escribió. Jamás le pidieron cosa, diciendo por amor de
años, que por el mes de abril siguiente los cumplí, a doce dél, y vi Nuestra Señora, que la negase por muy grave que fuese. Teniendo
lo que he dicho, y como testigo de vista lo certifico 5 experiencia desto Francisco de Carvajal y sus ministros, cuando
habían de matar alguno de sus contrarios que lo mereciese, aperci-
bían y proveían con tiempo que no llegase nadie a pedir a Gonzalo
Libro Pizarro la vida de aquel tal, porque sabían que pidiéndosela por
Capítulo XLIII Nuestra Señora no se la había de negar aunque fuese quien quisiese.
Cómo a Por sus virtudes morales y hazañas militares 'fue muy amado de
todos; y aunque convino quitarle la vida (dejando aparte el servicio
limosna que pidió a de Su Majestad), a todos en general les pesó de su muerte por sus
y algo de su y muchas y buenas partes. Y así después jamás oí a nadie hablase mal
(Fragmento) dé!, sino todos bien y con mucho respeto como a superior. Y decir
el Palentino 8 que hubo algunos que dieron parecer e insistieron que
... Fue Gonzalo Pizarro gentilhombre de cuerpo, de muy buen se debía hacer cuartos y ponerlos por los caminos del Cozco y que
rostro, de próspera salud, gran sufridor de trabajos, como por la el presidente no lo consintió, fue relación falsísima que dieron al
historia se habrá visto. Lindo hombre de a caballo de ambas sillas, autor, porque nunca tal se imaginó, que si hubiera pasado tal,
diestro arcabucero y ballestero; con un arco de bodoques pintaba lo después, en sana paz, se hablara en ello como se hablaba en otras
que quería en la pared. Fue la mejor lanza que ha pasado al Nuevo cosas de más secreto y yo lo oyera, pero nunca tal se imaginó, por-
Mundo, según conclusión de todos los que hablaban de los hombres que todos los de aquel consejo (si no fue el presidente) debían muy
famosos que a él han ido. mucho a Gonzalo Pizarro, porque habían recibido grandes honras y
Precióse de buenos caballos y los tuvo bonísimos. Al principio de muchos beneficios de su mano y no habían de dar parecer en
la conquista del Perú tuvo dos castaños; el uno llamaron el Villano, infamia suya. Bastóles consentir en su muerte por el servicio de Su
porque no era de tan buen talle, pero bonísimo de obra; al otro lla- Majestad y quietud de aquel imperio.
maron el Zainillo; hablando dél un día en conversación los caba-
lleros de ague! tiempo, a uno dellos que había sido camarada de Inca Garcilaso de la Vega
4 Carvajal: Francisco de Carvajal, el maestre de campo de Gonzalo t el presidente: el sacerdote Pedro La Gasea, designado por Car-
Pizarro. Soldado feroz y sanguinario, temido y respetado, del que tam- los V para pacificar el Perú, el que no sólo venció a Pizarro en la
bién el Inca traza una ajustada y viva semblanza en este libro de sus batalla de Sacsahuana, sino que consiguió atraer a las voluntades más
Comentarios. reacias.
5 Recuérdese la importancia de "lo visto" en esta segunda parte o 8 Nótese la simpatía con que trata el Inca a Gonzalo Pizarra. Muy
Historia general del Perú. Hay en el Inca una evidente simpatía por el significativas son sus palabras: "Bastóles consentir en su muerte por el
rebelde caudillo, en cuyas huestes su padre se vio obligado a militar, servicio de Su Majestad y quietud de aquel Imperio". Recordemos,
hasta que lo abandonó en la batalla de Sacsahuana, cuando su causa finalmente, que el alzamiento de Pizarro fue provocado en el Perú por
ya era perdida y acompañarlo hubiera significado manifiesto desacato a la aplicación de las Leyes nuevas, inspiradas en la prédica de Las
la corona. Casas y mal recibidas por los conquistadores. Carlos V, para pacificar la
6 El libro V concluye en este capítulo, donde se narra la muerte de tierra, tuvo que derogarlas y castigar con una medida ejemplarizadora a
Gonzalo Pizarro y se 11ace su semblanza. Recuérdese lo que dijimos las dos cabezas principales del alzamiento: Pizarro y Carvajal.
acerca de la concepción de la historia como una gran "tragedia co-
lectiva".
66
En la cristianizada mezquita de Córdoba 1, prodigioso bosque de de talla, y a la perenne luz de una lámpara encendida de día y de
columnas de mármol, pórfido y jaspe 2, que se entrelazan y multi- noche en obedecimiento a sus últimas voluntades 10. A ambos lados
plican en naves innumerables, bajo arcos de herradura 3 tan cimbrea- del aliar, en de jaspe negro y letras doradas, el epitafio
dos como el follaje de las palmeras 4, y que avanzan en perspectivas celebra con grandes encomios su nobleza, piedad y literatura 11; y
misteriosas hasta el intruso centro plateresco 5 y la recóndita fili- sobre la verja de la entrada y los orgullosos blasones de Vargas y
grana de la Alquibla 6; entrando en la penumbra sagrada por la Suárez de Figueroa, Saavedra y Hurtado de Mendoza, resaltan el
puerta inmediata a la de Santa Catalina 7 , que abre al hermoso patio llautu y el arco iris, las sierpes de azur, el sol y la luna, como
de los Naranjos, se halla, tercera en este lienzo norte de la iglesia, armas de la casa imperial de los Incas 12.
una capilla pequeña, que suelen visitar los pocos turistas peruanos, y
que retiene todavía los nombres de Capilla de las Ánimas o del Inca José de la Riva Agüero
Garcilaso 8. La piedra sepulcral yace en el medio. Allí duerrne nuestro Peruano
compatriota su eterno sueño 9, ante un devoto retablo y un crucifijo (1885- !944)
1 la cristiaroizada mezquita Córdoba: es la Catedral de aquella 11 Las dos lápidas se colocaron en 1622, una del lado del Evangelio
bella ciudad española, donde el Inca vivió los últimos veinticinco años (derecho) y otra del de la Epístola (izquierdo). El texto de la primera
de su larga existencia. No deja de ser simbólico que en ese templo, reza así: "El Inca Garcilaso de la Vega, varón insigne, digno de per-
fusión de dos culturas -el arte morisco y el cristiano-, se conserven petua memoria, ilustre en sangre, perito en letras, valiente en armas,
los restos mortales del ilustre mestizo. hijo de Garcilaso de la Vega de las casas de los duques de Feria e
2 pórfido: roca de color oscuro; jaspe: mármol veteado. Infantado y de Elisabeth Palla, hermana de Huaina Cápac, último Em-
3 arcos de herradura: de más de medio punto. Son los típicos arcos perador de Indias. Comentó la Florida, tradujo a León Hebreo y com-
arábigos del arte mudéjar que, por su forma, se asemejan a una he- puso los Comentarios Reales". La otra losa dice: "Vivió en Córdoba con
rradura. mucha religión, murió ejemplar, dotó esta capilla, enterróse en ella,
4 Nótese la plasticidad de la imagen. vinculó sus bienes al sufragio de las ánimas del purgatorio, son patro-
5 plateresco: estilo español de la época de los Reyes Católicos. Arte nos perpetuos los señores deán y Cabildo desla Santa Iglesia. Falleció
de integración porque funde elementos preciosistas góticos, mozárabes, a veynte· y dos de abril de mil y seyscientos y diez y seis. Rueguen a
renacentistas italianos y populares de España. Intruso, por haberse su- Dios por su ánima". Dice Miró Quesada que "los ligeros errores de las
perpuesto al estilo hispano-musulmán de la célebre mezquita. lápidas (ni parece haber muerto en realidad el 22 de abril, ni su madre
6 Alquibla: punto de los templos árabes adonde los musulmanes fue hermana, sino sobrina de Huaina Cápac, ni éste fue «Emperador
miran cuando oran. de Indias", ni puede considerárselo, en rigor, como el último monarca
7 puerta de Santa Catalina: una de las que dan acceso al perfu- de los Incas) indican que, a pesar del afecto y del cuidado, se estaba
mado patio de los Naranjos, próxima a la cual se halla la Capilla de ya sintiendo la ausencia del Inca Garcilaso".
Garcilaso. 12 La verja se colocó en vida del Inca. Destaca en ella su escudo
8 El Inca la compró en 1612 e inició los trabajos de reparación y de armas, que luce, también, al frente de sus Comentarios Reales.
ornamentación antes de su muerte, aunque éstos se terminaron varios Si algún día vas a España y conoces Córdoba y su deslumbrante
años después de su deceso. mezquita-catedral, no dejes de llegarte a la tumba del ilustre peruano:
9 Su cuerpo yacente está enterrado en la cripta de la Capilla con los encontrarás encendida la lámpara votiva de su Capilla. Quizá, al releer
pies cruzados, porque como cruzado acudió a la guerra de las Alpu- la apretada síntesis de su vida en las dos lápidas, recuerdes la lección
jarras contra los moros, último episodio de la Reconquista de Granada. de armonía, de universalidad y de amor que nos legó a nosotros, los
1O Así lo dispuso en su testamento. americanos, con su obra.
67
1 .
69
O. de Serrano
70
Las manifestaciones literarias· de América en el siglo XVI, en sus expresiones más
significativas, concuerdan -como hemos visto- con los intereses de esa centuria,
signada por el vitalismo de las acciones descubridoras y de conquista.
El impulso épico, a partir de 1570, decrece y las letras reflejan, lentamente, los cam-
bios que se van produciendo en la sociedad hispanoamericana. Cuando alborea el siglo
XVII, ya son otros tiempos. En su transcurso, ni la prosa de las crónicas, ni el verbo
épico que canta el heroísmo de conquistadores y conquistados son ya sus cauces más
representativos.
Una nueva concepción estética, la del Barroco, ahonda las distancias. El nuevo
estilo, aunque importado de España, florece y cunde con una fuerza tal, que parece
nacido en América para servir, con sus complicaciones formales y con sus contra-
dicciones internas, la propia complejidad hispanoamericana.
El barroco
71
Renacimiento Barroco
e Armonía de fondo y de forma. e Desequilibrio entre fondo y forma.
e Simetría, coordinación, multiplicidad. e Asimetría, subordinación, unidad en
la multiplicidad. Claroscuro.
e Estatismo. e Dinamismo.
Valoración de la antigüedad clásica. e Valoración de lo medieval sin olvido
de lo greco-romano.
Lenguaje escogido, pero natural. e Lenguaje artificioso.
e Selección de recursos estilísticos. e Intensificación y acumulación de
recursos.
e Simplicidad: claridad absoluta. • Complejidad: difícil claridad.
<~> Optimismo vital. e Desengaño vital.
Recomendamos a los alumnos que re- El barroco español cubre, en las letras, una etapa fecunda, de aproximadamente un
pasen, en nuestra Literatura IV, España siglo: 1570-1670. A ese siglo pertenecen, entre otros portentos, Góngora, Cervan-
en sus letras, las nociones generales so- tes, lope, Quevedo, Calderón. El primero ilustra la tendencia manierista (1570-
bre el barroco y revisen a sus autores 1610); los dos que lo siguen, la del barroco clásico (1610-1630); los últimos, la del
más representativos. (1630-1670). Todos, a su modo, en su fuerte individualidad estética -de
ahí escollo para aprehender los rasgos comunes-, expresan la tensión entre cuerpo
y alma, fe y duda, sensualidad y muerte, instante y eternidad, universalidad y escisión
del mundo; caen en una exageración de la forma (culteranismo) o del contenido (con-
ceptismo); se evaden de la realidad y la deforman, enalteciéndola (ilusionismo) o
afeándola (naturalismo); se mueven en un mundo de contrastes (claroscuro). Ese
equilibrio inestable se traduce en un arte que, al captar lo efímero, lo fugitivo, el ins-
tante, se caracteriza por su dinamismo. La subjetividad del artista se ejerce sobre el
objeto y produce su metamorfosis: el barroco es una estética de lo irregular, de lo
único. De allí su vocación por la originalidad y. el exotismo. Hay, a un tiempo, alarde
y contención; exuberancia y síntesis; pluralidad y unidad. Las complicaciones formales y
conceptuales hacen de él un arte de dificil claridad. Finalmente, la soledad, el des-
engaño y el escepticismo son su clima espiritual.
72
Predominio de valores Predominio de valores Predominio de valores
estéticos: plasticidad, espirituales. incluidos intelectuales, morales y
colorido, musicalidad. los religiosos. religiosos, sin olvido
de los estéticos.
® Está representado por ® Está representado por Está representado por
la belleza de las la meditación el desengaño de
creaciones gongorinas. cervantina y las Quevedo y la
contradicciones de divinización del arte
Lope. de Calderón.
CUlTERANISMO CONCEPTISMO
El barroco en América
La literatura barroca hispanoamericana es literatura trasplantada de España. Por
razones históricas y culturales arraiga rápidamente. El mundo indiano, de dilatada y
cambiante geografía, lleno de contrastes, construido sobre los moldes europeos y, a la
vez, diverso, lo imita con autenticidad, incluso lo exagera .
El modelo barroco español perdura en América. Abarca dos siglos, el XVII y el XVIII.
73
Su prolongada vitalidad retrasa la llegada del neoclasicismo hasta casi los albores del
movimiento emancipador.
Se ha dicho que, así como en Europa el barroco fue el arte de la Contrarreforma, en
América lo es de la Contraconquista: representa el triunfo de la ciudad y de su vida
fácil . Se aviene con su clima de corte, con su escolasticismo académico, con sus
etiquetas palaciegas, con la erudic;ión desordenada de sus sabios catedráticos, con el
lujo que engendran sus pródigas riquezas, con sus contrastes étnicos, con las soterra-
das pugnas en la carrera de los honores.
De sus dos exteriorizaciones características, el culteranismo y el conceptismo, pre-
domina la primera. Hay en nuestras letras barrocas más derroche que invención, más
alarde que reflexión. Nuestro barroco literario, derivado del español, imitativo, analógico,
es, sobre todo, anna,nri•~ma
América no es un mundo en crisis. Hay estabilidad social, política y económica. El
movimiento de Contrarreforma se vive por reflejo. La soledad, el desengaño, el pesi-
mismo son notas aisladas que se dan en los individuos, no actitudes colectivas de una
sociedad. El barroco, en América, no tiene la amargura trágica del español 2.
El de la
Alfonso Reyes ha dicho que, en América, "la poesía es el nervio de la literatura
del XVII" 3.
Poesía lírica; poesía cívica, de homenaje y de circunstancia; poesía descriptiva; poe-
sía religiosa, motivada por las celebraciones y festividades eclesiásticas; poesía épica,
en que predomina el acento lírico; poesía dramática, la de las loas, comedias y entre-
meses; poesía satírica; versos y más versos inundan el siglo.
Los letrados, los funcionarios, los catedráticos, los religiosos, los cortesanos, las
damas, hasta las monjas y los virreyes, todos versifican. En el nutrido coro, no pocos
son inspirados poetas.
Cualquiera ocasión es propicia para rivalizar en el uso de recursos de estilo, en in-
genio, en originalidad. La llegada de un virrey, la partida de un arzobispo, el nacimiento
1 Werner Weisbach tituló con esa frase su
o la muerte de un príncipe, la canonización de un santo, un fasto público, un acon-
estudio: El barroco arte de la Contrarreforma.
Fue publicado en Berlín, en 1921. tecimiento religioso, una colación de grados, todo sirve de acicate a la inspiración
2 Entre nuestros ingenios barrocos descubri- métrica".
mos muchos Góngoras, pero ningún Cervan- El gran estímulo no es la imprenta, dedicada a otros afanes (los educativos, los
tes. Si asoma algún Quevedo, es un Quevedo evangelizadores), sino el certamen literario. Los torneos poéticos se multiplican a lo
de tono menor. largo y a lo ancho de América. Se compite en imaginación, en agudeza, en excen-
3 El verbo poético no surge, de pronto, en tricidades. Los poetas se miden localmente entre sí; pero todos son partícipes imagina-
Hispanoamérica, en el XVII. Reconoce impor- rios de otro gran certamen continental con España, el modelo.
tantes antecedentes en el siglo anterior, en el
Casi toda la producción poética está destinada a la recitación, a ser expresada en
que, bajo la inspiración de las mejores voces
voz alta: en el convento, en el palacio, en los colegios y las universidades. Poesía
renacentistas, su cultivo despunta y se acre-
cienta con el aporte de españoles y de criollos. fugaz que, si circula, lo hace en copias manuscritas de duración efímera. Poca, muy poca,
Al finalizar el siglo XVI, los versificadores se está destinada a la imprenta. Mucho es, por tanto, lo que se ha perdido. En lo con-
cuentan por millares. servado, si bien abundan ampulosidades de poco mérito, no faltan· acentos delicados,
74
destellos que sorprenden. Poetas hay que merecen medirse con lo mejor de allende el
mar. Sor Juana Inés de la Cruz, el nombre más de esa centuria, no es una
voz aislada: es su nota más alta.
El maestro es ~r-.,,.,,.,.,. ..,
Don Luis de Góngora y Argote (1561-1627), el gran lírico del manierismo español, el
culterano poeta de las Soledades y del Panegfrico, es, ya en vida, el maestro indis-
cutido de los poetas americanos. Todos lo calcan, a todos inspira. El fervor gongorino
dura en América dos siglos. Los más grandes discípulos de Góngora -los que con
más vuelo imitan su juego de elusiones y alusiones, su ritmo y sus bimembraciones,
sus increíbles metáforas, su colorido, sus latinismos léxicos y sintácticos, sus auda-
cias- son poetas nacidos o radicados en el Nuevo Mundo:
Hernando Camargo (1606-1659), jesuita nacido en Bogotá, que imitó
con arte exquisito al cisne cordobés en su inconcluso Poema heroico a San Ignacio
de Loyola y en otras obras menores .
<~ Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), la erudita monja mejicana, que mereció el
calificativo de "Décima Musa" y que tuvo la fortuna de que la imprenta recogiera casi
todas sus obras, un hecho de excepción.
<~ Carlos de y (1645-1700), también hijo ilustre de Méjico, poeta,
catedrático de nota y recopilador de los versos de dos certámenes que, en 1682 y
1683, celebró la Universidad de su patria, "en gloria de María", publicados con el
barroco título de Triunfo Parténico 4 .
<~ Luis de Tejeda (1604-1680), nacido en Córdoba del Tucumán, nuestro primer poeta;
también prosista y filósofo.
<~ Juan Bautista (1725-1786), ecuatoriano, jesuita, que acredita la lozana per-
duración de Góngora en el siglo XVIII.
Digamos, finalmente, que un mestizo del Perú, Juan de Espinosa Medrana(¿ 1639?-
1682), apodado "el Lunarejo" s, es el mejor exégeta del poeta español. Su Apologético
en favor de Góngora (1662). escrito en prosa barroca, digna por momentos de Gracián,
exalta el estilo del autor de las Soledades y vindica, como ninguno de los comentaris-
tas peninsulares, el uso que hizo del hipérbaton y sus efectos de intensidad poética y
de melodía
de Calderón y
Un género que alcanza gran preferencia en los gustos americanos es el teatro. No
podía ser de otro modo en un siglo que asiste a la creación de la comedia española.
Los grandes maestros de la escena peninsular son reiteradamente aplaudidos en Amé-
rica, adonde llegan en el repertorio de compañías españolas. Calderón y Lope, aunque
influyen en la producción dramática americana, son mucho más imitados como poetas
líricos, porque el teatro no alcanzó el intenso cultivo que tuvo el género lírico.
En Calderón, los poetas del Nuevo Mundo aprendieron esa síntesis de conceptismo y
de culteranismo que es propia de su genio. La influencia de Calderón compite, en el
siglo XVIII, con la de Góngora, si no la desplaza. El conceptismo de nuestros líricos es
calderoniano . A veces, procede de Lope.
75
A gran distancia se ubica el teatro. Con poca frecuencia suben a escena las produc-
ciones de ingenios americanos. La actividad teatral queda limitada a ámbitos más bien
íntimos: el doméstico, el de los colegios, el de los palacios virreinales. Sor Juana, en el
siglo XVII, y Pedro de Peralta Bamuevo, en el XVIII, sobresalen en ese género. El
único autor dramático puro es Juan Ruiz de Alarcón, que triunfa en España y escribe
para el público peninsular: sus comedias no se inscriben fácilmente en nuestra lite-
ratura.
Finalmente, no olvidemos que, en ese mundo amante de la palabra oral, ocupa un
sitio nada despreciable la oratoria sagrada, fácil receptáculo de todos los excesos
barrocos.
El americano al barroco
El importante cultivo que tuvieron las letras en nuestros dos siglos barrocos no per-
mite concluir que hubo un aporte original que lo distinga, con caracteres propios, del
barroco español. Es el nuestro un arte imitativo y, ciertamente, en la copia hay valores
destacables. Un solo caso confirma, como excepción, la regla: el de Bernardo de
Balbuena (¿ 1562?-1627), a quien Menéndez y Pelayo califica como "primer poeta
genuinamente americano".
Es cierto que en nuestras expresiones literarias barrocas hay algo del refinamiento de
las culturas indígenas, la azteca y la incaica; que la exuberancia de nuestra naturaleza
condice con la opulencia de nuestros poetas y con sus derroches verbales e imagi-
nativos, pero lamentablemente no fue acicate para una temática ornamental o metafó-
rica americana; que nuestros contrastes se avienen con las tensiones del claroscuro;
sin embargo, todo ello no dinamizó un estilo barroco distinto del peninsular. A lo sumo,
explica su rápida acogida y su prolongada vigencia.
El aporte de América al barroco español y europeo está en su arquitectura, en el
ultrabarroco. En él "las líneas estructurales nunca desaparecen bajo la extraordinaria
profusión de adornos" -dice Henríquez Ureña- y "produce -según el mismo crítico-
un gran número de edificios en los que el lujo del adorno se hermana con la magnifi-
cencia de la estructura". En esas formas, que España imitará, sí hay originalidad crea-
dora. Ellas nacen de la fusión de elementos europeos e indígenas . En literatura,
durante esos dos siglos, no puede rescatarse nada comparable 6 .
76
I
1 El estímulo de este romance es, sin duda, Góngora; transcribi~os; andar de .éste. La voz "aljófar" _nos indica que todo él se ha convertido
en el recuadro, el fragmento correspondiente de la Soledad segunda en espuma, "clara y limpia", es decir, transparente. Los "verdes mirlos"
(vs. 314-336). El breve poema es un ejemplo de ese mundo embelle- . que lo peinan· sirven al .dinamismo: sus ramas se hunden en el agua
cido y recreado por la metáfora. "No sabemos -dice E. Carilla- (no que corre a su vera, ·como penetran los dientes de la almohaza entre
nos interesa) cuál era la dimensión real del arroyo y del salto que canta los pelos de un animal. Aquello que la imagen destaca es el movimiento
Domínguez Camargo. Sospechamos que el arroyo de Chillo era (y es) del agúa, su transcurrir..Por otra parte, las ·palabrás ··a~ófar" y "mirtos"
un insignificante riacho, que hoy.recordamos, precisamente; como pré- acentúÍm la irrealidad de. ese mundo de arte, uniVersal en su belleza, en
texto del logrado romance." que el poeta se mueve por obra de la metáfor?.
2 El romance está dividido en estrofas de cuatro versos, según fue 4 La tercera c¡¡ptá, en dos breves y ricas metáloras;·la musicalidad
costumbre en los romances artísticos, a diferencia de lbs tradicionales. de las aguas que caminan aceleradas. Los "cascabeles" del imaginario
En la primera, el poeta compara, por medio de una el ele- pretal, que ciñen el pecho del potro y que se agitan con su galopar, "si
mento real ("arroyo") con el ideal ("potro"). El segur:~do de esa no son cisnes de oro/son ruiseñores. de vidrio". La fórmula sintáctica
comparación tácita es el que nos introduce en el mundo metafórico. Las empleada (no B, A)· es típicamenie gob.gorina. •
nueve estrofas siguientes trabajan .sobre el plano irreal creado por el 5 Crece el din.amismo. El animal·~cétera su marcha: los espinos que
poeta, del que, a su vez, irradian nuevas metáforas. Repárese en la bordean el cauce del arroyo son. las fuSias que· lo incitan a mayor
palabra "arrogante", una voz culta, y en la sensación visual que surge velocidad. Repárese en el cultismo sintáctico ;~udante" ('que suda').
del adjetivo "cristalino" y del complemento preposicional "de perlas", 6 Las piedras que vanamente intentan pOner límite ·a- su desenfreno,
que destacan una cualidad del agua: su transparencia, perturbada por intensifican el dinamismo que entra eii tensión. Tensión que se resuelve
la espuma. La voz "perlas" intensifica la visión estilizada de ese arro- en esa espuma que sale de su boca indócil y que el poeta ve nacida,.
yuelo de montaña, convertido en un "potro". Nótese, finalmente, la ali- hermosamente, "de mil esponjosos grifos".
teración del primer verso.que, al repetir las erres, sugiere el rumor de 7 El electo de las piedras repercute, asimismo, sobre el cuerpo del
sus aguas revuelias. polro, que suda "estrellas de aljófar" y que "da cristalinos relinchos". El
3 La segunda estrofa, ya en el plano metafórico puro, ha sido cons- "crescehdo" afecta, como se ve, los dos planos, el visual y el auditivo.
truida por el poeta para intensificar la cualidad del pelo del potro y el 8 Vamos llegando al clímaxc La tensión aumenta. Obsérvese que hay
77
[El
una pequeña historia podría ilustrar mejor lo que me castellanos y los hacía desfilar galanamente por la imaginación de
decir2. Ya que eso es lo que soy -un contador de his- sus oyentes hechizaba a su auditorio.
torias-, que se la cuente. El único libro orgánico escrito por el Lunarejo del que tenemos
Es la historia de un indio del Perú, que nació en 1629 ó 1632 noticia es un texto polémico: el Apologético en favor de Don Luis de
-nadie ha podido precisarlo-, en una aldea perdida de los Andes Góngora, que publicó en 1662, refutando al critico portugués Ma-
cuyo nombre, Calcauso, ni siquiera figuró en los mapas. Estaba nuel de Paría y Souza, que había atacado el culteranismo. Hay a
-a lo mejor está aún- en la provincia de Ayrnares, en Annrí1ma•c la intención de este turbulento panfleto hace reír. ¿No era
Era un muchacho curioso y vivaracho a quien, un día, un clérigo de patético que, allá, tan lejos de Madrid, y tan fuera de tiempo, ese
paso, impresionado por sus dotes, llevó consigo al Cuzco e hizo indiano se empeñara en intervenir en una polémica que, aquí, en
estudiar en el Colegio de San Antonio Abad, donde se concedían Europa, había cesado hacía varias décadas y cuyos protagonistas
algunas becas para "hijos de indígenas". Sabernos muy pocas cosas estaban ya muertos? A mí el anacrónico empeño del curita cuzqueño
de su biografía. Ni siquiera es seguro que se llamara con el nombre lanzándose, desde su barriada andina, a reavivar esa extinta polé-
y el apellido españoles con que ha pasado a la historia: Juan mica, me conmueve profundamente. Porque en su texto erudito,
Espinosa Medrano. Parece probado, eso sí, que tenía la cara ave- belicoso, atiborrado de pasión y de metáforas hay una voluntad de
riada por verrugas o por un enorme lunar y que a ello debió su apropiación de una cultura que adelanta Jo que es hoy, intelectual-
apodo: el Lunarejo. mente, América latina.
Pero sus contemporáneos le pusieron también otro sobrenombre En el Lunarejo, y en un puñado de otros creadores indianos,
más ilustre: el Doctor Sublime. Porque aquel indio de Apurimac como el Inca Garcilaso o Sor Juana Inés de la Cruz, las ideas y la
llegó a ser uno de los intelectuales más cultos y refinados de su lengua que fueron de Europa a América han echado raíces y ger-
tiempo y un escritor cuya prosa robusta y mordaz, de amplia res- minado en un pensamiento y en una estética que representan ya un
piración y atrevidas imágenes, multicolor, laberíntica, funda en matiz diferente, una inflexión propia muy nítida dentro de la lite-
América hispana esa tradición del barroco de la que serían tribu- ratura española y la civilización occidental.
tarios, siglos más tarde, autores como Leopoldo Marechal, Alejo En el Apologético en favor de Don Luis de Góngora, el Lunarejo
Carpentier y Lezama Lima. cita o glosa a más de ciento treinta autores, desde Homero y Aris-
La leyenda dice que cuando el Doctor Sublime predicaba, desde tóteles hasta Cervantes, pasando por el Aretino, Erasmo, Tertuliano
el púlpito de la modesta iglesia del barrio de San Cristóbal, en el y Camoens. Las citas cultas eran un ritual de los tiempos, como
Cuzco, de la que fue párroco, la nave rebosaba de fieles y que había rendir pleitesía al cielo y a los santos. En su caso, son también un
quienes hacían largas travesías para escucharlo. ¿Entendía esa apre- ejercicio de magia simpatética, un conjuro para atraer a esas tierras
tada multitud lo que el Lunarejo les decía? A juzgar por los ser- y arraigar en ellas a quienes representaban, entonces, las cimas de la
mones que de él nos han llegado -La Novena Maravilla se titula, sabiduría y el arte.
con cierta hipérbole, la recopilación- es probable que, la mayoría, Aquella brujería fue eficaz: obras como las de Neruda, Borges y
no. Pero no hay duda de que esa palabra lujosa, musical, que Octavio Paz han sido posibles en América latina gracias a la tes-
convocaba con autoridad a los poetas griegos y a los filósofos tarudez con que gentes como el Lunarejo decidieron hacer suya,
romanos, a fabulistas bizantinos, trovadores medievales y prosistas asumir como propia, la cultura que España trasplantó a sus tierras.
una vuelta fugaz al mundo real: el arroyo desbocado se ha convertido en espuma, en nada, en muerte. Señalemos en esto otra nota del arte
en "río". Sólo la imagen auditiva responde al universo metafórico: "Bu- del siglo XVII: el desengaño. ¡Cuánta distancia con los plácidos arro-
fando GOgollos de agua". yuelos renacentistas de un Garcilaso, por ejemplo, quietos, serenos,
9 El animal es incitado a mayor desenfreno por las varas que lo apenas susurrantes!
azuzan cuando se abre paso entre los árboles. Repárese en que los 12 La última estrofa, aplicación moral del poema, nada tiene que ver
obstáculos que sortea el agua sirven a esa intensificación del dina- con el gongorismo ni con la estética manierista que le es propia. Ines-
mismo. Obsérvese, también, que el potro se ha transformado en "ca- peradamente, el poeta se aparta del modelo. Con ello no gana, pierde.
ballo"; como antes el arroyo en "río".
10 Finalmente, da el salto y se deshace en el abismo. En el clímax, el
poeta entra, nuevamente, en el goce estético de lo metafórico: el salto
es un "corcovo", no cualquiera, "soberbio" (altísimo), y las crestas de la
roca en que se estrella, las de un "gallo [ ... ] altivo". 1 El fragmento que transcribimos pertenece al discurso "El Lunarejo
11 En el desenlace, el animal vierte "sesos de perlas". Perlas que ya en Asturias", que leyó el autor con motivo de recibir, en Oviedo, el
no son transparentes, como al comienzo, sino solamente blancas. El premio Príncipe de Asturias de Letras, compartido con el filólogo es-
es, ahora, pura espuma derramada. pañol Rafael Lapesa (1986).
arroyo ha sido captado, con pupila barroca, en su devenir, en su 2 "La inserción de América, por obra de España, en el mundo occi-
movimiento, en su creciente desenfreno, para, bruscamente, disolverse dental", a la que el autor se ha referido antes.
78
En los tiempos del Doctor Sublime, la mayoría de nuestros es- apurimeño se libra a una suntuosa prestidigitación. Juega con los
critores eran meros epígonos: repetían, a veces con buen oído, a sonidos y el sentido de las palabras, fantasea; canta, impreca, cita y
veces desafinando, los modelos de la metrópoli. Pero, en algunos va coloreando los vocablos y los malabares con un deje personaL Al
casos, como en el suyo, apunta ya un curioso proceso de eman- final no vemos en su texto una reivindicación de Góngora y una
cipación en el que el emancipado alcanza su libertad y su identidad abominación del portugués: lo vemos a él, emergiendo, borracho de
eligiendo por voluntad propia aquello que hasta entonces le era verbo y de retruécanos, con una figura propia tan resuelta que afan-
impuesto. tasma al poeta y al crítico.
El colonizado se adueña de la cultura del colonizador y, en vez de En el Lunarejo se vislumbra lo que serían el Perú, Hispanoamé-
mimarla, pasa a crearla, aumentándola y renovándola. Así, se inde- rica: la frontera austral del Occidente, un mundo en ciernes, in-
pendiza en la medida que se integra. En eso consiste la soberanía concluso, ansioso por cuajar, que tiene prisa y que a veces se cae de
cultural de Hispanoamérica: en saber que Cervantes, el Arcipreste y bruces. Pero la meta final de esa carrera de obstáculos en que está
Quevedo son tan nuestros como de un asturiano o de un leonés. América latina es clarísima y nada nos ayudaría tanto· a alcanzarla
Y que ellos nos representan tan legítimamente como las piedras de como que Europa occidental entendiera que nuestra suerte está unida
Macchu Picchu o las pirámides mayas. a la de ella y que el anhelo de nuestros pueblos es lograr sociedades
Aquel proceso fue extraño, sinuoso y, sobre todo, lento. Como el prósperas y justas, dentro del sistema de libertad y convivencia que
Doctor Sublime, otros hispanoamericanos encontraron su propia voz, es la más grande contribución de Occidente a la humanidad.
sin proponérselo, tratando de emular a los peninsulares. En el Lu-
narejo la inventiva y el brío verbal son tan fuertes que rompen los
moldes estrechos y rastreros del género que escogió para expresarse. Mario Vargas Llosa
Su Apologético no es tal sino un poema en pros;¡ en el que, con el Peruano
pretexto de reverenciar a Góngora y vituperar a Faría y Souza, el
79
Reunimos aquí a tres representantes de la lírica hispanoamericana del siglo XVII.
Bernardo de Balbuena que, aunque nacido en España, pertenece por su formación y
por sus libros a Méjico, donde compuso las tres obras que inmortalizan su nombre. Él
inaugura, a fines del siglo XVI y comienzos de la centuria siguiente, el barroco en Amé-
rica. Su estilo, pródigo y original, lo acredita como un creador de americanidad literaria.
Juan del Vaile Caviedes que, instalado en Lima, en la segunda mitad del siglo,
es patrimonio, a pesar de su origen andaluz, del Perú. Su poesía, de acento
popular y repentista, se encuentra en las antípodas de la de Balbuena y encarna el
inconformismo satírico. Y Luis de Tejeda que, acunado en nuestra patria, en Córdoba
del Tucumán, representa el aporte argentino. Su voz lírica tiene acentos particulares,
fruto de un ambiente cultural no comparable a los de Méjico y Lima, capitales de dos
grandes virreinatos.
80
UNA VIDA BARROCA
1564- Es traído por su padre a Nueva Galicia (Méjico), donde éste residía.
Son años éstos en que conoce los bullicios de la
1580 - En Méjico, continúa estudios iniciados en Guadalajara. corte, sus galanteos, y en que despierta su vocación
1585 - Recibido de Bachiller, abraza la carrera eclesiástica. Obtiene premio en un literaria.
certamen en honor del Santísimo Sacramento. Enamorado de Isabel de Tobar, empieza a redactar el
Siglo de Oro. La dama se casa.
1592 - Es promovido al Curato de San Pedro de Lagunillas. Sus funciones parro- Es el período más fructífero de su creación literaria.
E quiales, matizadas con viajes frecuentes, ocupan las tediosas horas de re- Da cima a su novela pastoril, el Siglo de Oro, y compone·
S sidencia en tan apartado lugar. El Bernardo.
p
A 1602 - Se traslada a la ciudad de Méjico, después de pasar por San Miguel de
N Culiacán y de visitar, allí, a Isabel de Tobar, quien, viuda, se disponía a
A emprender viaje, con el mismo destino, para entrar en religión. La dama le La Grandeza Mejicana, su tercera obra, es la que pri-
pide que le anticipe cómo es la capital del virreinato de la Nueva España. mero edita. La dedica al arzobispo de Méjico, fray García
1603 - Cumple el encargo y escribe la Grandeza Mejicana. de Mendoza y Zúñiga, y a doña Isabel de Tobar. En al-
1604 - Imprime, en Méjico, la Grandeza Mejicana. Obtiene, en la Universidad, gunos ejemplares, se agrega una dedicatoria al conde
el título de Licenciado. de Lemas.
1606- Viaja a España con el objeto de obtener algún cargo o dignidad importante,
después de haber fracasado en las gestiones emprendidas en la capital del
virreinato.
1606 - Arriba a España, por Sevilla. Dedica el Siglo de Oro, bella novela pastoril en que
1607- Se doctora en Teología, en la Universidad de Sigüenza. imita la Arcadia, de Sannazaro, modelo italiano del gé-
1608 - Publica, en Madrid, el Siglo de Oro en las selvas de Erifile. Es designado nero, al Presidente del Consejo de Indias, el duque de
Abad en Jamaica. Lemas.
1610- Regresa a América, vía Santo Domingo.
p
u
E
R 1623 - Se instala en San Juan de Puerto Rico, sede de su obispado. El Bernardo, poema épico fantástico, compuesto en
T 1624 - Publica, en Madrid, El Bernardo o Victoria de Roncesvalles. más de 5000 octavas, es la culminación de su labor
o 1625 - Piratas holandeses saquean su casa e incendian su biblioteca. literaria. La publicación, varias veces intentada, le abrió
1627 - Muere, en Puerto Rico, y es enterrado en la catedral. las puertas de la fama.
81
A la exaltación de Méjico se une otra alabanza, no menos importante: la de España,
de cuya obra en América aquella ciudad es claro testimonio. Su poema es, pues, tam-
bién, un loor a la de la patria lejana:
El mundo que gobiernas y autorizas
te alabe ¡patria dulce! y a tus playas
mi humilde cuerpo vuelva, o sus cenizas.
¡Que es ver sobre las nubes ir volando 1 La edificación española, no los. restos de la vieja urbe indígena, es la que atrae su
con bellos lazos las techumbres de oro 1 de atención: una Méjico renacentista en su arquitectura y en sus estilos dominantes. La
ricos templos que se van labrando! glorificaCión cae sobre el bello paisaje urbano que, como un prodigio, ha crecido en
Capítulo II menos de un siglo sobre los depojos de la Tenochtitlán azteca.
calles, trato,
Méjico es una ciudad de hombres a caballo. Por sus calles, "a las del ajedrez bien
compasadas", pasan vistosos jinetes y las líneas esbeltas y ágiles de sus cabalgadu-
ras. El cuadro se nutre de plasticidad, de dinamismo:
82
r
Es su grandeza al fin en esta parte tal, el blanco en negras moscas salpicado,
que podemos bien decir que sea 1 la gran el zaino ferocísimo y adusto,
caballeriza del dios Marte; [ ... ] el galán ceniciento gateado;
Callo su altiva gallardía, y callo / la gene- el negro endrino, de ánimo robusto,
rosidad, suerte y grandeza 1 de corazón que el cebruno fantástico, el picazo
en sus costumbres hallo. 11 Su cortés com- engañoso, y el bayo al freno justo;
postura, su nobleza, 1 su trato hidalgo, su y otros innumerables que al regazo
apacible modo, 1 sin cortedad ni sombra de de sus cristales y a su juncia verde
escaseza; 11 aquel pródigamente darlo todo, 1 esquilman y carcomen gran pedazo.
sin reparar en gastos excesivos, 1 las perlas,
oro, plata y seda a rodo; [ ... ] El poeta se extiende, después, a la "suerte y grandeza" de sus costumbres, a "aquel
pródigamente darlo todo". La mención de sus riquezas, de sus lujos, nos proyecta a
al fin, del mundo lo mejor, la nata 1 de mundos distantes, en particular al Oriente, a esas tierras de geografía cuasi fantástica e
cuanto se conoce y se practica, 1 aquí se historia milenaria: China, Japón, Filipinas . . . Estamos en pleno exotismo barroco.
bulle, vende y se barata. También Occidente y América, el lejano Perú, acuden con sus productos o con los de·
sus industrias. ¡Cuánta materia al servicio del embellecimiento barroco de la reali-
Capítulo m dad!
variedad de oficios"
Las artesanías, las bellas artes, el cultivo de las ciencias y de las letras, el ejercicio
de diversas profesiones, la labranza de la tierra, las diversiones, todo está presente,
hasta las dos imprentas mejicanas. También las virtudes de sus gentes y su piedad. En
la vital imagen de la ciudad, compara el poeta la vida urbana con la campestre, y se
alarga en exaltar la primera y despreciar la segunda:
Todos en gusto y en quietud dichosa 1
pueblos chicos y cortos todo es brega,
siguen pasos y oficios voluntarios, 1 habien-
chisme, murmuración, conseja, cuento,
do mil para cualquiera cosa. [ ... ]
mentira, envidia ...
aquí hallará más hombres eminentes 1 en
Si bien reconoce -¿acaso su propia vida no es ejemplo?- que:
toda ciencia y todas facultades, 1 que arenas
lleva el Gange en sus corrientes; [ ... ] Gente hay en los cortijos generosa,
¿Qué pueblo, qué ciudad sustenta el suelo y en los montes no todas son encinas,
1 tan llena de divinas ocasiones, 1 trato de que aquí brota un jazmín, allí una rosa.
Dios y religioso celo ... ? Pero son influencias peregrinas,
milagros y portentos de natura
Capítulo IV nacer de las retamas clavellinas.
83
alegres flores, que en otro tiempo fueron
reyes del mundo, ninfas y pastores,
que en flor quedaron porque en flor se fueron 4
"Gobierno ilustre"
Éstos son en su imperio y monarquía 1 los Las instituciones civiles -la Audiencia, el Consulado, la Caja del Real Tesoro, la
polos, las columnas, los puntales 1 de su Casa de la Moneda, el Cabildo-- y las eclesiásticas -su arzobispado, el cabildo
paz, su concierto y policía ... catedralicio, el Santo Oficio--, sus funcionarios y empleados, todo es mencionado, con
Capítulo VII precisión, con galanura, en el trazo rápido de Balbuena.
y estado"
Éste, pues, es, señora, el verdadero 1 te- Las numerosas órdenes religiosas -masculinas y femeninas- establecidas en Mé-
soro, que entre redes y canceles 1 de tierra, jico, con los conventos y casas de unos y de otras, atrapan aquí su atención. En la
en ésta hace un cielo entero. larga nómina, da realce a la Compañía de Jesús la presencia del hijo de doña Isabel de
Capítulo VIII Tobar, que allí profesa "al cielo vivo, al mundo muerto"; y a la de las Jerónimas, la
ilustre dama que pensaba tomar el velo en esa casa:
Sabemos que cambió de parecer y que ingresó en el convento de las agustinas de San
Lorenzo, también recordado en este canto. La extensa enumeración se cierra con la
mención de los colegios, oratorios e instituciones de caridad sostenidos por la Iglesia.
84
De varia traza y varios movimientos,
varias figuras, rostros y semblantes,
de hombres varios, de varios pensamientos g
85
No tiene tanto número de estrellas
el ·cielo, como flores su guirnalda,
ni más virtudes hay en él que en ella 17
en
Juan del Valle y Caviedes representa otra vertiente. Su barroquismo no radica, como
en los poetas cortesanos, en circunloquios de estilo, en audacias metafóricas, en
agudezas eruditas, sino en la fuerte expresividad de su musa, espontánea y popular, y
en la amarga mordacidad de su vena desenfadada. La demasía barroca está en su
rebeldía, en el violento menosp"recio del mundo que lo rodea, en su inconformismo
satírico '.
86
no aprendió en lengua la azada. en cada hombre tengo un libro,
Sólo la razón ha sido en quien reparo enseñanza,
doctísima Salamanca estudiando la hoja buena
que entró dentro de mi ingenio, que en el más malo señalan;
ya que él no ha entrado en sus aulas en el ignorante aprendo
la inclinación de saber. ayuda y docta ignorancia;
Viéndome sin letras, traza, que hay cosas donde es más ciencia
por haber de conseguirlas, que saberlas, ignorarlas ... 24
hacerlas, para estudiarlas:
Guerras físicas, proezas medicinales, hazañas de la ignorancia, sacadas a luz por Juan
Caviedes, enfermo que milagrosamente escapó de los errores de los médicos por la protec-
ción del glorioso San Roque, abogado contra los médicos o contra la peste, que tanto
monta. Dedícalo su autor a la Muerte, emperatriz de médicos, a cuyo augusto cetro, le
feudan vidas y tributan saludes en el tesoro de muertos y enfermos.
Parodia
Sátira
24 El fragmento pertenece a su ya citado ro- Sus mordiscos apuntan a distintos blancos, si bien los más fuertes y reiterados ata-
!llance autobiográfico, que corrió con este tí-
can a los médicos y a la práctica de la medicina en el Perú, que no fue una excepción
tulo: "Carta que escribió el autor a la monja de
entre la de su época. Otras mordeduras se ensañan contra los abogados, los sastres,
Méjico, habiéndole ésta enviado a pedir algu-
nas obras de sus versos, siendo ella en esto y los clérigos avaros y las mujeres de mal vivir. Todas sus sátiras -como ha dicho
en todo el mayor ingenio de estos siglos". Menéndez y Pelayo- "pican como guindillas".
25 Este título aparece en dos manuscritos. Su violento encono contra la pseudociencia médica no es una postura literaria,
En otros, el que damos en la exposición. traduce un amargo resentimiento personal. Los médicos que desfilan en la extensa
26 Recuérdese que, en el subtítulo, la llama galería son galenos de existencia real, afamados doctores de su ciudad y de su tiempo,
"emperatriz de médicos". cuya identidad no disimula,. . No ahorra el autor, en los dardos venenosos de sus
27 Repárese en el juego conceptista que lin-
versos, groserías malsonantes, crudezas que repugnan, fealdades grotescas. Estamos
ea en el doble valor semántico de la palabra
cuerpo. en pleno naturalismo barroco.
28 vivezas. Nótese la antítesis con "muerto" Todo el opúsculo es una contra-receta para prevenir a los lectores contra estos
y la agudeza con que la palabra apunta a uno "doctores de la sepultura" y alertarlos sobre sus "armas": pócimas, ungüentos, jeringas,
de sus sentidos: cosa propia de quienes están emplastos, purgas, sangrías. ¿A quién, si no a la Muerte 26, podía dedicar el pseudo-
vivos. libro? La dedicatoria a la inquietante dama termina con estas palabras:
29 soldados: servidores de la Muerte.
30 con una albarda: con una sentencia de
muerte. "De albarda" era una locución que se Y habiendo escrito este corto dádmele con una albarda 30,
empleaba en las sentencias del fuero criminal, cuerpo de lib.ro, que logra que es la muerte que le toca;
con el significado que hemos señalado; pero la título . de cuerpo muerto 27, o enviadle un torozón 31
"albarda" es un aparejo de las caballerías, en pues vivezas 28 no lo adornan; porque la bestia no roa
especial del asno, una "bestia de albarda". El por cuerpo muerto y tratar plumas 32, que este bruto achaque 33
poeta está jugando con el vocablo y con su
de médicos, que es historia de comerlas se ocasiona.
riqueza semántica.
31 torozón: cólico de los caballos.
fatal de vuestros soldados 29, No digo que el cielo os guarde,
32 no roa plumas: no censure a los poetas. lo dedico a vuestra sombra. porque será cosa odiosa
33 bruto achaque: enfermedad propia de Amparadlo y si algún tonto pedirle lo que ha de ser
animales. censurare aquesta obra hasta la postrema hora.
87
Desengañado de médicos y de medicinas, en "A mi muerte próxima", dirá:
¿Y o a mi Diente del Parnaso ¡Me moriré!, buen provecho.
por miedo traición hiciera? ¡Me moriré!, en hora buena;
¡Cuál riera del coronista 34 pero sin médicos cuervos
las edades venideras! junto de mi cabecera.
Tampoco escapan a su vena burlona los que practican la abogacía. En los jocosos'
pleitos, generalmente son protagonistas de los "sumarios" los médicos dañinos 35. De
modo que ambos blancos se confunden o se alternan. En el fondo, el desencanto
agresivo de Caviedes es producto de un desengaño más hondo y más universal: una
desilusión del saber y de la ciencia de su época, que el poeta encarna en algunos de
sus más engolados representantes.
El
Algunas poesías de Caviedes no caen dentro del casillero exacto de la sátira, sino
del humorismo que nace de su gracejo expresivo y de sus dotes de observador de las
costumbres. Así se nos muestra, por ejemplo, en los consejos a una dama:
Fingirás la palabra de ceceosa 36,
sincopando las frases que repites
con unas palabritas de confites,
aunque tengas la boca como espuerta 37,
Caviedes es, en verdad, el primer cos- frúncela por un lado un poco tuerta,
tumbrista de las letras hispanoamerica- y hará un hociquito
nas. Un costumbrista satírico, que dejará de arcángel trompetero tan chiquito,
gran descendencia en el Perú. que parezca una boca melisendra 38
que no· cabe por ella ni una almendra.
¡Cuántas limeñas zalameras no se habrán reconocido en la pintura!
De momento, también, nos puede servir el siguiente soneto, con trasfondo mora-
lista, que está a medio camino entre el humor y la burla:
88
Caviedes comparte con Quevedo un desajuste con el mundo en que le ha tocado
vivir; y se instala, igualmente, en una soledad desengañada. Esa actitud producirá, en
uno, el original creador español, una obra caudalosa y contradictoria, hija de su des-
aliento trágico, que, en sus líneas más salientes, es, sobre todo, meditación estoica o
reflexión madura 42. En cambio, en Caviedes, se traducirá en un desencanto más
superficial, casi exclusivamente satírico, alentado por el resentimiento . No le quita ello
al poeta limeño ni originalidad ni mérito. Por otra parte, su anécdota histórica es muy
distinta. Quevedo vlve en el epicentro de un imperio que se derrumba; Caviedes, en
una Lima alegre, licenciosa, sensual, ajena por completo al profundo drama español
peninsular .
y
La figura del cordobés Luis de Tejeda y Guzmán inaugura la lírica argentina. Ade-
más, sus calidades de escritor en prosa, de humanista y hasta de inicial dramaturgo,
han despertado, en los últimos tiempos, el interés de críticos e investigadores de la
cultura argentina.
en el XVII
La ciudad de Córdoba, fundada en 1573 por el conquistador Jerónimo Luis de Ca-
brera, fue en los siglos XVII y XVIII el centro intelectual más afamado del actual
territorio argentino. Dependiente de la gobernación del Tucumán, alcanzó justificado
renombre al merecer la honrosa denominación de docta, tanto por su intensa vida
colegial y universitaria, como por su influencia en el desarrollo espiritual del país. El
empeño de los habitantes del primitivo asiento, el medio geográfico y los recursos de
las fértiles tierras que la rodeaban, transformaron la rústica población de barro y paja,
en menos de cien años, en una ciudad próspera con universidad (Universitas Cordu-
bensis Tucumanae), hermosos conventos e iglesias, dos monasterios de religiosas
(Catalinas y Teresas) 43 y un hospital. Córdoba fue, asimismo, Plaza de Armas y Real
Aduana de puerto seco. Hacia 1687 se instituye el Convictorio 44 de Nuestra Señora
de Monserrat y, en 1699, se traslada el obispado que residía en Santiago del Estero.
La vida urbana, de cuño español, se desarrolló vivamente en el plano social y polí-
tico. Las ceremonias litúrgicas, de honda religiosidad, y los fastos y actos universi-
tarios imprimieron un sello de distinción al ambiente de esa Córdoba que han evocado
prominentes historiadores y literatos
Nacimiento y estudios
42 Recordemos t¡ue Quevedo (1580-1645)
El futuro humanista vio la luz en la ciudad que después fue su Babilonia, en la
fue, además de poeta satírico, filósofo, político,
prosista incomparable, novelista y una de las Córdoba que memoró en sus versos, el 25 de agosto de 1604:
voces líricas más puras de España. Aquella que fue mi cuna
43 El de Catalina de Sena, fundado por Leo-
al tiempo que el sol pisaba
nor de Tejeda, tía del poeta, y el de Carmelitas
Descalzas, erigido por aquélla y el padre de la cola del Escorpión 45,
don Luis, Juan de Tejeda. y él le miraba con rabia 46
44 Colegio jesuítico donde vivían los estu-
diantes. Cómo vástago de hogar pudiente, fue confiado a la instrucción y derrotero espiritual
45 "Si se observa -dice E. Martínez Paz- de los jesuitas: latinidad, retórica, filosofía y sagrada escritura. Posteriormente, se in-
que precisamente en agosto la Vía Lácte¡l se corporó a la universidad cordobesa: obtuvo los grados de bachiller, licenciado y maes-
ofrece con particular esplendor y que ella parte tro en artes artium). Ya ostentaba la borla azul, símbolo de los brillantes
desde la cola del Escorpión, puede concluirse estudios que había cursado, y aspiraba al más alto lauro: la borla blanca, insignia del
que la alusión del poeta se refiere al mes de título de doctor en Teología. Su noble propósito académico, que lo hubiera promovido al
agosto".
sacerdocio, quedó en el camino por una pasión mundana:
46 Romance sobre su vida.
47 La de doctor en Teología, que no llegó a
obtener. Y dedicarme a la Iglesia tuvo aquella duración
48 había dias: hacía días. con bonete y borla blanca 47, con que vuela sobre el agua
49 Romance sobre su vida. Obsérvese la sobre la azul que había días 48 espuma blanca, y que leve
bella imagen contenida en estos cuatro versos. que ya mis sienes honraba, pluma por ,los aires nada 49.
89
La existencia de Tejeda se ciñe, en juventud y madurez, a etapas bien definidas:
el episodio sentimental, que luego veremos, y su matrimonio (1624); las alternativas
de su vida política y militar (1625-1663); finalmente, la vocación religiosa, al vestir
el hábito dominicano (1663-1680) .
El hidalgo 50 cordobés, en el Romance sobre su vida, del que ya hemos transcripto
algunos fragmentos, relata detalladamente sus andanzas amorosas en compañía de
sus hermanos, Gregario y Gabriel. Estos últimos amaban a una misma mujer, Casan-
dra 51. Don Luis estaba, en cambio, prendado de Ammla 52. Gregario (Gerardo en la
ficción) se une clandestinamente en matrimonio con Casandra, quien soslaya a Gabriel
en el poema). Don Juan de Tejeda, con autoridad de padre, interviene en el
grave conflicto: el matrimonio de Gregario es declarado nulo y el joven, destinado a la
Iglesia; Gabriel debe casarse con dama principal y Luis se desposa, a los veinte años,
con doña Francisca de Vera y Aragón 53, a quien llama "hermosa y tierna doncella, 1 de
honrada y noble prosapia". Recuerda nuestro autor que, en la cárcel de Córdoba,
adonde fue a parar su hermano por su matrimonio clandestino, escribió con él una
comedia:
De la vida del escritor queda otra riesgosa aventura con Lucinda, dama casada y
amiga de su mujer, que termina trágicamente. El poeta, arrepentido biógrafo de sus tro-
piezos, cae en los brazos de su esposa (Anfrisa en el relato) y así concluye la narra-
50 hidalgo: persona noble. A los descen- ción.
dientes de conquistadores, como Luis de Teje- En 1625, Tejeda recibe la investidura de la encomienda 55 de Cosquín; despues se
da, las leyes los asimilaban a los hidalgos de
incorpora a la milicia y demuestra su valor en repetidas campañas. Desempeña nume-
España. Gozaban de la calidad de beneméri-
tos, pero tenían más responsabilidades y car- rosos cargos de gobierno: teniente de gobernador, alcalde ordinario, capitán a guerra 56 .
gas que derechos. En este último cometido interviene en la leva y socorro contra los calchaquíes (1661).
51 Casandra: Catalina Berna! de Mercado. Sus adversarios políticos lo acusaron de actos arbitrarios ante la Real Audiencia de
52 Anarda: Ana Bernal de Mercado, herma- Charcas, la cual ordenó aprisionarlo y confiscarle sus bienes. Tejeda huyó de la ciudad
na de la anterior. En el Romance y en la vida y se escondió en las sierras. Al cabo de un tiempo, de regreso a Córdoba, ocurrió el
real. muere durante los episodios que protago- caso del discantillo que don Luis ha narrado con singular belleza.
nizaron los Tejeda. En 1663, ya viudo (su esposa muere en 1661), viste el hábito en el Convento de
53 Francisca de Vera y Aragón, dama rio-
Santo Domingo y se entrega con fervor a la labor literaria'. El 5 de septiembre de 1680
jana de noble familia, con la que tuvo larga
descendencia: diez hijos. tuvo la felicidad de profesar en la orden dominicana -según sus deseos- y el 1O
54 Luis y su hermano, como buenos ex alum- del mismo mes murió cristianamente.
nos de los jesuitas, debían tener inclinación por
el arte dramático. Esta pieza -que no se con-
serva- documenta a los Tejeda como inicia- Una obra inconclusa y sin nombre
dores de nuestro teatro. la llama: la del amor.
55 encomienda: pueblo de indios a cargo de De las inclinaciones poéticas de Tejeda, que están documentadas desde su juventud
un encomendero. y que cultivó a lo largo de toda su vida, nos ha quedado una sola obra, inconclusa y sin
56 capitán a guerra: el que entendía en ca- nombre. Se conserva en un manuscrito de su puño y letra, que se asemeja bastante a
sos de guerra de una ciudad. un borrador, aún en proceso de elaboración. Reunió en él, a partir de 1663, versos y
57 Los libros de Santa Teresa llegaron a prosas que fue escribiendo a partir de esa fecha o que, según se advierte en más
Córdoba por encargo del general Pablo de
de un caso, había compuesto antes de su ingreso en Santo Domingo. Trabajó en
Guzmán, abuelo del poeta.
58 Viliarroel es fray Gaspar de Villarroel,
dicho libro, posiblemente, hasta que lo sorprendió la muerte.
agustino, obispo y arzobispo. Escribió una ex-
tensa crónica de sus andanzas por América. Títulos arbitrarios con que se ha
Estuvo en Tucumán y conoció a los Tejeda,
hasta se ocupó de ellos en sus escritos. Ricardo Rojas, en 1916, editó, a partir de una copia tardía del siglo XVIII, gran parte
59 La primera parle de dicho manuscrito es
de los versos del vate cordobés, sin sus engarces en prosa, y con una ordenación que
el Ensayo sobre la genealogfa de /os Tejedas,
difiere de la del códice original, tal como los presentaba el citado traslado 59. Al año
de Juan Luis de Aguirre. La segunda, la Colec-
ción de varías poeslas sueltas de don Luis de siguiente, en i 917, Enrique Martínez Paz y Pablo Cabrera dieron a luz la totalidad de
Tejeda y Guzmán, cuyos textos da a conocer las prosas y versos del manuscrito ológrafo del poeta. Jorge M. Furt, en 1947, vuelve a
Rojas, en edición poco cuidada. publicarlos, en versión facsimilar y paleográfica, con abundantes y eruditas notas.
90
Tanto su primer editor como los que lo siguen difundieron sus versiones con títulos
que no son de Tejeda con los cuales hoy se conoce su única obra. Son, respec-
tivamente:
El peregrino en Babilonia y ótros poemas. Rojas toma el título de uno de los poemas
de Tejeda y, con su elección, pone el acento en el aspecto autobiográfico de la obra.
Edición crítica es aquella que, sobre la >~~ Coronas líricas. Martínez Paz y Cabrera lo fijan a partir del texto de Tejeda, quien
base del cotejo de manuscritos, si los declara el propósito de escribir tres "coronas líricas", referidas a los misterios del
hay, y del análisis interno de la obra, da Santo Rosario. El nombre da relieve al contenido religioso del libro y explica una
la versión más liel posible a cómo la parte de él, pero no su totalidad.
obra salió de manos de su autor. Los >~~ Libro de varios tratados y noticias. Furt lo toma de la portada del códice original,
textos posteriores al siglo XVI se moder- donde fue agregado por mano ajena, muerto el poeta. El título no da idea del con-
nizan en este tipo de ediciones, salvo en tenido de la obra ni de su unidad orgánica.
aquellos aspectos que interesen desde el
punto de vista lingüístico. La ausencia de una edición critica 'del innominado libro de Tejeda ha dificultado la
comprensión de su obra, así como su divulgación.
Estructura y contenido
La obra se estructura sobre varios núcleos temáticos que se corresponden con dife-
rentes momentos de la vida de la Virgen, sus misterios y devociones.
Se alternan -como hemos visto- versos y prosas. Estas últimas, en general, sirven
de sostén y engarce a los poemas y los ligan a sucesos religiosos de Córdoba, al
entorno familiar del poeta y a su propia vida. Tejeda protagoniza sucesivos arrepenti-
Así cantó el pecador [dice en la prosa que mientos que, por mediación de María, lo liberan de sus cautividades en la ciudad del
sigue al Romance sobre su vida] en el día de pecado, Babilonia, para conducirlo a la Ciudad de Dios. Dos poemas autobiográficos,
su desengaño, su primera cautividad en Ba- el llamado Romance sobre su vida y El peregrino en Babilonia, traducen sus dos pri-
bilonia, reservando el instrumento para pro- meros desengaños, el de la carne y el de las vanidades humanas. Como la obra ha
seguir con las dos restantes en más oportunas quedado inconclusa, ignoramos el tercero, que el poeta anuncia al terminar la primera
soledades. confesión.
La arquitectura del libro es compleja, pero podemos ordenar su contenido conforme
Luis de Tejeda
al siguiente itinerario mariano:
@1 concebida sin mancha de pe1caclo ..,,r;,.,;,..,,.¡
La obra se inicia con la composición A la jura de la Inmaculada Concepción. Es
un romance descriptivo de las ceremonias y fiestas que, con ese motivo, tuvieron
lugar en Córdoba, en 1656. Posiblemente fue escrito entonces. El poeta, con su
ofrenda métrica, se suma a la devoción popular del singular misterio, tan difundido
91
en América y en sus universidades 60. Varios hechos con él vinculados, de carácter
eclesiástico, ocurridos en 1663, fecha de su ingreso en la orden dominicana y del
inicio de su libro, explican el sentido de la segunda composición, unas redondillas Al
Misterio de María inmaculada.
El nacimiento de la "Infanta de los Cielos", cuya festividad celebra la Iglesia el 8
de septiembre, lo lleva a cantar, siguiendo el Evangelio de San Mateo (1, 1-16) que
se lee ese día, la "genealogía de Jesucristo" 61. Tal el sentido, en el plan de la obra,
de sus bellas liras El árbol de Judá.
El verso inicial del Romance sobre su
Aquí se ubica el Romance sobre su vida (título con que se lo ha divulgado). Ello
vida es calco del primero de la Fábula
se explica porque, según declara el autor, en la festividad indicada, el 8 de septiem-
de Pframo y Tisbe, de Góngora:
bre de 1658, tuvo lugar su desengaño, aquel que lo sacó de su primera cautivid.ad
la ciudad de Babilonia, en Babilonia y cuyo peregrinaje llora, arrepentido, a orillas del río patrio. Romance
famosa, no por sus muros ... que comienza: ""
La ciudad de Babilonia
aquella confusa patria,
encanto de mi sentido,
Los ejemplos frescos y recientes son más laberinto de mi alma ...
eficaces para incitar a la virtud que los an- Así como la Iglesia celebra, en la Natividad de Nuestra Señora, la aurora de la
tiguos, cuyas repetidas noticias, por grandes redención, el poeta inicia en esa misma fecha su ascenso a la Ciudad de Dios, cuyo
que sean, suelen entibiar la admiración ... Monte y ásperos caminos ve, entre sueños, al final del extenso relato autobiográfico.
Luis de Tejeda Digamos, de momento, que los 1332 octosílabos de su primera confesión, muchos
de clara estirpe barroca y gongorina, traducen el mundo vital de Tejeda: su ardorosa
juventud, su educación universitaria, el entorno religioso familiar, las tentaciones de
su carne débil y las dos caídas, aquélla, de su mocedad, y la más grave, de su
madurez.
Este ciclo se cierra con la fiesta del "Dulcísimo nombre de María", que se celebra
60 Recuérdese el certamen que convocó la en la octava de la Natividad de Nuestra Señora. la popular devoción a las cinco
Universidad de Méjico, a fines del siglo XVII, letras del nombre de María abre paso a dos relatos o "casos" que acreditan sus
para celebrar la Inmaculada Concepción de
dotes de narrador en prosa: El discantillo de Saldán y Las hojas de Santa María
María y que recogió el poeta Carlos de Si-
güenza y Góngora. Ese misterio fue declarado (títulos que se les han atribuido). El primero tiene trasfondo autobiográfico y el se-
dogma, en 1854, por Pío IX. gundo, local 62.
61 San Mateo da comienzo a su Evangelio El itinerario mariano, como se ve, se funde, desde el comienzo, con su patria
con el abolengo genealógico de Jesucristo. San cordobesa e ilumina los pasos errantes del poeta en los laberintos de su mundo
José desciende, legalmente, de David y de íntimo y pecador.
Abrahán. También, María. Pero esta "genea-
logía -apunta un comentarista- es la de San ® de las
José, y no la de la Ssma. Virgen, para mostrar
la presentación y consagración de María al Templo se liga con una celebración
que según la ley, José era padre legal de
Jesús, y Éste, heredero legal del trono de de dicha fiesta, en la Capilla de Nuestra Señora del Carmen de Saldán. El ciclo
David y de las promesas mesiánicas". termina con la recordación de los desposorios de María con San José y las bellí-
62 El suceso fue protagonizado por la familia simas estancias intituladas El fénix de Amor:
Ponce de León, la cual poseía, al igual que Que José fuese esposo de María
Tejeda, una estancia en los pagos de Saldán,
y uniese un dulce amor sus voluntades
vecinos a la ciudad de Córdoba. discantillo:
guitarra pequeña de voces muy agudas. El pro- decreto eterno fue ...
tagonista del cuento no es otro que el poeta, San José, tan vinculado a la devoción de su familia y a la del convento femenino
quien en traje de mendigo -andaba huyendo carmelita, fundado por su padre y por su tía, bajo su gloriosa advocación, ha sido
de la justicia-, sorprendió a la citada familia líricamente transmutado por el poeta en esa "ave fénix" que se muere y
con sus cantos a la Virgen y con sus dotes de nace en la dulce y casta contemplación de María. El tema de este poema se apoya
poeta y de músico. Atenciones que la Virgen
-dice Tejeda- le pagó "haciéndolo religioso en una interpretación del amor vinculada con el neoplatonismo cristiano y con sus
lego y librándole [ ... ] de la muerte que la jus- comentaristas del Renacimiento, en especial Pico della Mirandola 63, a quien cita
ticia real le prevenía por muchos y graves deli- como fuente el poeta, lo que constituye antecedente valioso para la historia del pen-
tos, librándole de cometer otros tantos, aunque samiento argentino.
no muriera, con el estado religioso en que hoy
vive ... ". <~ Madre de Dios
63 Pico della Mlrandola (1463-1494), huma-
la devoción del Santo Rosario, que en reiteradas oportunidades ha recordado el
nista del Renacimiento italiano, escribió, entre
otras obras, un comentario sobre la célebre poeta, pone a Tejeda en la senda de organizar, a partir de aquí, el contenido de la
Canción de amor, compuesta a la manera pla- obra en torno de sus tres misterios y tejer, para cada uno, una "corona lírica". De
tónica, por el poeta florentino Girolamo di Pao- "rosas", para los gozosos; de "espinas", para los dolorosos, y de estrellas o de
lo Benivieni, texto que cita Tejeda. luces -se supone, porque no llegó a escribirla-, para los gloriosos.
92
La divina maternidad de se encamina, pues, en el orden de los misterios
gozosos del Rosario, cuya meditación alterna, a su vez, con el comentario de la
salutación angélica o priméra parte del Avemaría.
Un poema a La Encarnación abre el primer miste¡rio, el de la Anunciación. El
segundo, la Visita a Santa Isabel, desemboca en una extensa composición lírica, en
setenta y una octavas, Los celos sin agravios, que tiene por protagonista, nueva-
mente, a San José. El Nacimiento de Jesús, tema del tercer misterio, se remansa en
los tres frescos Soliloquios al Niño en su pesebre de Belén . El primero, de
conmovedora belleza y digno de la mejor pluma del Siglo de Oro español, comienza:
93
En el tercero, el de la Coronación de espinas, la Soledad quinta y el final de El
A continuación evoca en prosa -Rosa de Santa María, Penitente-
la presencia de la santa limeña que marchitó entre espinas, cual esclarecida
rosa, la fresca lozanía de su juventud.
El
El barroquismo de Tejeda está presente en reiterados rasgos de su estilo, en sus
ocasionales imitaciones de Góngora, en sus cultismos léxicos y sintácticos, en sus
hipérboles, antítesis y otros recursos culteranos y conceptistas que, con abundancia,
encontramos en su obra.
Está, también, en sus hondos desengaños, en su cansancio de las vanidades mun-
danas, en su intimidad trágica, en la intensidad poética de sus arrepentimientos, en los
violentos contrastes de su propia existencia.
Creemos, sin embargo, que lo que mejor define a Tejeda como escritor barroco es la
compleja armazón de su obra, cuyos laberintos -alguna vez así los llamó el poeta-
tanto han desorientado a algunos de sus críticos, al punto de haber visto en su libro
una suma inconexa y heterogénea de materias . Todo él está pensado y organizado
en un complicado juego de correlaciones y de subordinaciones que se establecen entre
Dios, el hombre y María, sus tres ámbitos esenciales. ¡Cuántos meandros tiene la difícil
y recargada arquitectura de su libro! ¡Cuántos matices, en los planos que se entrecru-
zan, en las alegorías y en los paralelismos!
Su barroquismo se define, finalmente, en el uso de varias palabras clave que,
alguna vez, habrá que estudiar en su riqueza contextua!, en sus simbolismos alter-
nativos y a la luz de sus fuentes bíblicas, eruditas y literarias. Una de ellas es "rosa",
con la que nombra a María, la "Rosa" del árbol de Judá; pero con la cual también
designa los misterios gozosos del Rosario y alude a las mujeres santas, entre ellas, por
antonomasia, a la esclarecida "rosa" de América, Santa Rosa de Lima. Otra es "espi-
nas", en que simboliza las caídas de la humanidad pecadora y, paralelamente, los
pasos de la Pasión. de Cristo. Otra más es "peregrino", que cubre "peregrinajes" de
64 mariologla: tratado sobre la Virgen.
65 El crítico estima -con Martínez Paz- diverso y opuesto signo: el de los pecadores, el del poeta, el de María, el de los
que el nombre que conviene a la obra es el de santos y de las santas que, con su ejemplo, orientan en los ásperos caminos de
Coronas //ricas. ascenso a Dios, e.l "Sol" que ilumina a través de María .
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Belén, portal dichoso, El calor se le sobre las pajas Al vestido encarnado
casa de la nieve le corrige y en sus hilos humildes, que de mi tela hiciste 20,
aquel trigo 2 y quien da nieve y lana (torsales de oro) ensarta raso triste y
nacido en tierra virgen 3, no hay pañal que abrigue. sutiles 14. de entretela le sirve".
Y así Entre tiernos
que a umbrales cómo está Madre dice al Niño:
-"Esta cuna infelice, llora, ya se ríe
palacios sublimes, agJ:ad,eCJ<enclo humilde
Hijo, te pronostica Niño con la Madre,
no edificios soberbios el abrigo a las bestias,
alguna tumba triste; y Ella, llorando, dice:
de Babilonia 4 envidie; que el hombre le 11 !
-"Si tu desnudez lloras,
deja pesebre Mece la jumentilla y siendo tan estrecha dime ¿por saliste,
sellos mis labios frisen 6, los cojines, desde agora me dice dejando mis entrañas,
fuentes mis ojos rieguen, y buey con tardo aliento que en las pajas te ensayas que eran pañales firmes?
ojos el alma mire, de brasero le sirve. para en la cruz bullirte 15.
Mas ya me estás diciendo,
En tu inmensa estrechura Llorad, ojos, un rato, Sus agudas aristas mientras lloras y ríes:
lo miro humilde, que cuando el hombre aflige manos y pies te afligen, Salgo a buscaros ingratos,
lo incircunscripto breve, a Dios, de rudas bestias y los tres 16 pronostican pues por ingratos vine 22.
lo terrible 7, asistirse permite. de acero agudos linces 17. No llores, pues, bien mío,
si a tanto te atreviste,
Quien es de tierra y cielo Aquella bella Aurora 12, Las que 18 tus tiernas sienes
que a tu Padre dejaste
compasador Euclides s, por quien los campos ríen punzan sobre sutiles
y a tu Madre despides" 23.
a una cuna de pajas de la eterna y triunfante hebras de tu cabeza,
se proporciona y mide 9, Jerusalén insigne 13, la corona me dicen 19. Luis de Tejeda
1 Éste es el primero de los tres Soliloquios al Niño Jesús. Soliloquio: 13 Jerusalén: la Ciudad de Dios.
monólogo. 14 aljófares sutiles: perlas transparentes, es decir, lágrimas. Nótese
2 cándido: blanco. Con la expresión "cándido trigo" alude a la hostia en esta estrofa el embellecimiento barroco: las pajas son como hilos de
eucarística. la Virgen enhebra su llanto.
3 tierra virgen: el cuerpo de María. agitarte.
4 Babilonia es la capital de la antigua Caldea. En Tejeda, simboliza 16 los tres: las dos manos y los pies encimados.
a Córdoba, la ciudad de sus pecados. Aquí, con un sentido más amplio, 17 de acero agudos linces: los clavos, que sujetaron las manos y
la ciudad terrenal o el mundo. los pies de Cristo en la Cruz.
5 sellos: misterios. i a las ... : las pajas que ...
6 frisen (de frisar): rocen. Su sentido metafórico puede traducirse por 19 me me anticipan.
'balbucear'. 20 Se refiere al cuerpo de Jesús, hecho de la sangre de María.
7 Obsérvense en esta estrofa los juegos conceptistas que se fundan 21 de entretela: de sostén.
en las antítesis (inmensa estrechura; grande - humilde; incircuns- 22 Sintetiza aquí el poeta el origen y !in de la Redención. la ingrati-
- breve; postrado - terrible). tud del hombre es el pecado.
compasador Euclides: el Supremo Ordenador. Euclides: matemá- 23 despides: abandonas. Jesús, en efecto, deja a Maria, con su
tico griego que estableció las bases de la Geometría, con el que Tejeda muerte, en soledad, tal como, al nacer, se ha desligado de su cuerpo.
compara a Dios. Obsérvese cómo las conmovedoras estrofas en heptasílabos, que
9 se proporciona y mide: se adecua y se hace a su medida. riman en los versos pares (es, en realidad un "romancillo"), ligan la
10 castiga. escena de la Natividad de Jesús con su Pasión, en un angustioso con-
11 niega. traste de alegrfa y de dolor.
12 María, que anuncia la Redención.
95
Nace en provincia verde y espinosa 2 Mas ya que del cairel 8 desaprisiona
tierno cogollo 3, apenas engendrado la virgen hoja, previniendo engaños,
entre las rosas, sol es ya del prado 4, la corta y pone en su guirnalda o zona 9.
crepúsculo de olor, rayo de rosa 5 Así esta virgen tierna, en verdes años,
De los llantos del alba 6 apenas goza, cortó su Autor y puso en su corona 10.
cuando es del dueño singular cuidado, ¡Oh bien anticipados desengaños! 11
temiendo, o se lo tronche rudo arado,
o se lo aje mano artificiosa 7. Luis de Tejeda
Fue primero un niño prodigio y después un mozuelo extraordina- Teresa de Jesús. Su tía 4 había fundado el monasterio de Santa
rio. Había recibido, de la abuela, el tinte indígena, lustroso y opaco Catalina; fundaría su padre, poco antes de fallecer 5, el de las
como el viejo marfil, los marcados pómulos, el pelo negro y liso; Teresas, donde profesarían su abuela, su madre y dos hermanas
del abuelo Tristán, la digna apostura; de la madre, un melancólico suyas, mientras que su hermano Gabriel ingresó en los dominicos. A
dejo que le sombreaba los párpados 2 Pero era capaz de reír y de una hermana la dieron por muerta dos veces, y la resucitó, según
hacer reír. De 1612 a 1620, siguió los cursos del Colegio Jesuítico, decían, la intervención directa de la parienta santa, desde el Cielo 6.
y probó ser similar a una planta bien regada. Se ilustró en gramá- Entraba uno en aquella casa que olía a incienso, y siempre encon-
tica, en retórica, en física, en metafísica, en matemáticas, en latín, traba a alguien rezando, cuando no era el coro completo de las
en griego y en hebreo. Pasmaba su saber. Estaba yo presente, en mujeres, que acompasaban con oraciones la labor de aguja. Se adivi-
una fiesta literaria de la Universidad de Trejo, cuando el Obispo naba en torno un temblor de alas, la presencia misteriosa de los
Cortázar formuló su elogio 3. Se adornó con el título ele Maestro de ángeles.
Artes y abandonó las aulas, pero siguió acumulando ciencia. Vivía Manuel Mujica Lainez
en un medio insólito, que me recordaba al de mi Toledo natal; una Argentino
atmósfera beata, milagrera, presidida por la memoria imponente de (1910-1984)
1 Cuatro sonetos hay en el libro de Tejeda. El primero es éste. motivo central de la poesía de Tejeda, como se puede ver en sus
2 provlm:ia verde y espinosa: la del virreinato del Perú. El poeta la poemas autobiográficos. Su experiencia de los desengaños del mundo
ve como un rosal que engendra la "primogénita rosa -dice con orgullo aparece expresada en éstos con énfasis agustiniano ... "
de americano- de su Iglesia". En el libro, después del soneto, aparece una redondilla que resume
3 tierno cogollo: tierno pimpollo de rosa. su contenido: "Hoy la América se goza 1 de ver trocada en estrella 1
4 apenas engendrado [ ... ] sol es ya del prado: el poeta resume el luciente del cielo y bella 1 la que en sus campos fue Rosa".
breve ciclo de la rosa. El español Francisco lópez de Zárate, en su
1 El fragmento pertenece a uno de los últimos capítulos de la novela
soneto a La rosa, que parece haber conocido Tejeda y que se atribuyó
El Laberinto.
a Lope de Vega, dice: "bien que caduca luz fue sol del prado".
2 La abuela, Leonor Mejía Miraba!, mujer de Tristán de Tejeda, era hija
5 Estas dos aposiciones, muy gongorinas. traducen, en el pláno de
de Hernán Mejía y de una india santiagueña. La madre, Ana María de
una sensación olfativa (crepúsculo de olor) y de otra visual (rayo de
Guzmán, estaba llena de misticismos, no sólo por inclinación piadosa,
rosa), la prematura vejez de la rosa (crepúsculo) y su radiante belleza
sino por ascendencia: no se olvide su parentesco con Santa Teresa de
(rayo): nunca es más perfumada y bella la rosa que cuando está a
Jesús.
punto de deshojarse. Repárese, por otra parte, en la sinestesia que se
3 la Universidad de Trejo: la Universidad de Córdoba, fundada por
da en la primera aposición.
fray Hernando de Trejo y Sanabria, cuyos cursos empezaron a fun-
6 De los llantos del alba: perífrasis alusiva por "rocío". cionar en 1614. Luis de Tejeda fue uno de sus primeros egresados.
7 El rudo arado y la mano artificiosa son metafóricas alusiones al Obispo Cortázar: Julián de Cortázar, obispo de Tucumán. El elogio a
pecado a las vanidades humanas. que aquí se alude fue recogido en la Genealogía de los Tejedas y dice:
8 cáliz. "Este joven [Luis de Tejeda] habrá de ser con el tiempo el maestro
9 guirnalda o zona: la que forman los santos. Véase el penúltimo universal de la literatura tucumana". Seiíalemos, de paso, que de ma-
verso donde vuelve a hablar de la guirnalda o "corona". nos del obispo que pronunció tan acertado vaticinio recibió el poeta su
10 Santa Rosa de lima murió muy joven, a Jos treintá y un años, en título universitario de Maestro en Artes.
1617. 4 Doña Leonor de Tejeda, hermana de su padre.
11 "la exclamación final del soneto -dice Caeiro- [ ... ]no sólo se 5 En 1628, año en que falleció Juan de Tejeda.
ha de interpretar en relación con la vida de la santa limeña, a la que una 6 Las dos resurrecciones de María Magdalena, hermana del poeta,
muerte temprana salvó de los males del mundo; también constituye un fueron atribuidas a la milagrosa intercesión de Santa Teresa.
96
y
Los españoles trajeron a América, entre otras aficiones culturales, la del teatro. En el
siglo XVII dos grandes nombres descuellan en la producción dramática hispanoameri-
cana: Juan Ruiz de Alarcón, que, nacido en Méjico, compite en España con los
mejores dramaturgos peninsulares, y Sor Juana Inés de la Cruz, oriunda también del
virreinato de la Nueva España. El teatro barroco se extiende, entre. nosotros, hasta
mediados del siglo XVIII, en que sobresale la figura polifacética de Pedro de Peralta
Barnuevo, nacido en Lima.
1
Criollo: por provenir de ingenios america- El teatro barroco del XVII y mitad del XVIII
nos, en un sentido amplio. No por contener
notas distintivas, los rasgos de "criollismo" son El teatro urbano, durante la primera mitad del siglo XVII, se mantiene dentro .de los
escasos.
2 cauces y modalidades señalados. El desarrollo del teatro profesional -cuyos actores
. Esos caracteres, entre otros, son: incorpo-
Y repertorio son con frecuencia contratados por las autoridades para las celebraciones
raclon de temas pastoriles, preocupación por la
lengua Y sus niveles en concordancia con los dramáticas de circunstancias- ahogó las posibilidades de los ingenios criollos, que no
personajes, la inserción de elementos cómicos pudieron competir con las producciones de los creadores de la comedia nacional es-
y la de la figura del "bobo" o del "rústico". pañola, fruto de una práctica constante y de un conocimiento de los gustos del pú-
3 blico .
No está de más recordar que los dos pri-
meros teatros se fundaron en España, en 1579 Las únicas vías abiertas a los cultores americanos del género dramático quedaron
(el de la Cruz) y en 1582 (el del Príncipe). reducidas, así, a las posibilidades limitadas del teatro de circunstancias -en com-
97
Pedro de Peralta Barnuevo (1664- petencia con producciones españolas- y del A éstas se. agrega, en
1743), natural del Perú, fue el prototipo la segunda mitad del siglo XVII, una nueva vía, que va a cobrar gran auge, la del
del erudito barroco. Matemático, rector palac:ie!gJO, promovido por los virreyes o cenáculos académicos a ellos vinculados y di-
de la Universidad de San Marcos (Lima), a un público culto de cortesanos, catedráticos y funcionarios 4 .
poeta, historiador, políglota. Escribió Triun- Hasta mediados del siglo XVII, se registra poca actividad en el teatro criollo. En ese
fos de amor y (zarzuela sin embargo, se ubica el más alto representante de la dramaturgia colonial,
ca) para celebrar, en 171 , la batalla de Juan Ruiz de Alarcón, un caso porque triunfa en España. Bajo la inlluencia
Villaviciosa, en el palacio virreina!; Afec- de Calderón y de sus discípulos -no de Lope, a quien como dramaturgo en América
tos vencen finezas (comedia de enredo se lo aplaude, pero no se lo imita-, asistimos al surgimiento del teatro en
de representada en América, que tendrá un cultivo intenso de por lo menos un siglo. Su mayor acicate está
1720, con motivo del cumpleaños del vi- en las posibilidades que le ofrecen el teatro palacio, en primer término, y el de
rzobispo; y La comedia circunstancias, en segundo. Sor Juana Inés de la Cruz, en el siglo XVII, y
la obra homónima de Cor- de Peralta Bamuevo, en el XVIII, son sus más altos representantes.
al primer americano que se
interesa por el teatro de Francia. Escri-
del teatro barroco americano
bió, además, obras menores (loas, bai-
les, entremeses y fines de fiesta). Los aspectos que mejor definen las obras dramáticas barrocas compuestas en
América, además del magisterio indiscutible de Calderón, son:
98
fin fiesta,
La loa es, por el número de piezas conservadas y por los temas que desarrolla, la
especie quizá más interesante desde el punto de vista americano. No todas las loas
están vinculadas a una representación dramática; son las llamadas sueltas. En la
mayoría, predominan los asuntos alegóricos.
En las especies breves, de carácter jocoso o satírico -sainetes, entremeses, fines
de fiesta-, los autores criollos se acercan a su realidad y asoman las costumbres, las
modas, el entorno social y lingüístico hispanoamericano. Merece destacarse, en este
tipo de obras, un sainete de Jerónimo de Monforte y Vela (un español radicado en
Lima), El amor duende, del siglo XVIII, en que aparecen las lamosas "tapadas" 6 y que
puede calificarse de "limeñísimo". Su autor, con esa lograda pieza, se ubica entre los
precursores del teatro costumbrista en nuestro continente. El grave catedrático Pedro
de Peralta Barnuevo escribió, también, un entremés y dos fines de fiesta muy intere-
santes en ese sentido .
El mejicano Juan Ruiz de Alarcón es un caso muy particular dentro de las letras
hispanoamericanas: escribe teatro para el público peninsular y compile, con éxito, con
los más grandes dramaturgos españoles, entre 1614 y 1625.
Por su nacimiento, pertenece a nuestra literatura; pero, por la índole de su teatro y
por los espectadores a quienes está dirigido, su producción dramática encuadra mucho
mejor dentro del teatro español, que en el de su patria. Sobresalió en la comedia
carácter 7, un tipo que él contribuyó a definir con rasgos de gran modernidad.
Orgullo es para América que un autor novohispano haya podido triunfar en los mis-
mos escenarios en que era aclamado el genio dramático de Lope de Vega, quien por
aquellos años ya había establecido los caracteres de la comedia española, cánones a
los que se ajustó el mejicano, aunque con notas de particular originalidad. Lo es,
también, que una de las obras de Juan Ruiz de Alarcón, La verdad sospechosa, haya
sido imitada por uno de los más sobresalientes creadores del teatro francés, Pedro
Corneille, en Le menteur (El mentiroso).
a
La vida de Juan Ruiz de Alarcón (¿ 1581 ?-1639) puede sintetizarse en etapas bien
definidas:
"' Nacimiento y estudios en Méjico (¿ 1581?-1600). Ve la luz en la capital del virrei-
nato de la Nueva España, en el seno de una familia española, de noble prosapia,
y estudia en la Universidad de Méjico, donde obtiene el título de Bachiller en Artes
y cursa Cánones.
® Primer viaje a España (1600-1608). Se recibe, en Salamanca, de Bachiller en
Cánones, el mismo año de su llegada, y de Bachiller en Leyes, dos años después.
Ejerce de abogado, en Sevilla, hacia 1606.
"' Regreso a Nueva España (1603-¿ 1613?). Obtiene, en la Universidad de Méjico,
el título de Licenciado en Leyes, en 1609. Concursa, con resultados negativos, para
distintas cátedras universitarias. Actúa como abogado de la Real Audiencia.
® viaje a España, donde se radica hasta su muerte(¿ 161J?-HiJ9). Mien-
6 Así llamadas porque se tapaban el rostro tras pretende en cortes 8, vive de la escena y compone toda su obra teatral: es el
con un manto de seda negra, sin que nadie período fecundo de su creación literaria . Deja la actividad dramática al obtener,
pudiera conocerlas. Fue costumbre exclusiva en í 626, el cargo de Relator interino del Consejo de Indias, en el que logra la
de las limeñas; no se practicaba en otras par- titularidad en 1633. Publica casi todas sus comedias, en 1628 (ocho piezas) y en
tes del Perú ni de América. 1634 (doce). Vive, con holgura, en Madrid, donde muere, soltero, en 1639.
7 Designase con el nombre de comedia de
carácter aquella obra destinada a pintar el ca- Cuatro claves de su íntima
rácter de las personas.
8 pretendiente en cortes era una perso- Escasos datos se tienen de la biografía íntima de Juan Ruiz de Alarcón . Cono-
na que aspiraba al desempeño de algún cargo cemos, sin embargo, cuatro adversidades sobre las que se estructura su drama per-
público o a determinados honores. sonal y que explican aspectos de su obra.
99
e Contrahecho. Era de talla pequeña y jorobado de pecho y espalda. Su figura, tan
poco agraciada, le valió crueles burlas de sus contemporáneos
®> Segundón. Al no ser el primogénito (fue el tercero entre sus hermanos), tuvo que
abrirse camino por sí mismo. Sus estudios, sus títulos y su labor dramática son pel-
daños en esa carrera del pretender.
<~> Noble, venido a menos. Orgulloso de su prosapia, hizo alarde de sus apellidos
y se empeñó en ser distinguido con el trato de "don", reservado a los hidalgos. Sus
colegas se mofaron de estas debilidades del mejicano:
Los apellidos de don Juan crecen como Jos hongos: ayer se llamaba Juan Ruiz;
añadióse!e el AZarcón, y hoy se ajusta el Mendoza ... ¡Así creciese de cuerpo, que
es mucha carga para tan pequeña bestezuela! Yo aseguro que tiene las corcovas llenas
de apellidos. Y adviértase que la D no es Don, sino su medio retrato 10.
® lm:.liano. Su condición de nacido en Indias no era la mejor recomendación para triun-
far en España, donde pesaban diferentes prejuicios sobre los americanos.
Un crítico ha dicho que Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza -registramos lodos los
apellidos que usó- nació mal, abajo y lejos. Esos adverbios son las cir-
cunstancias de su drama interior. Desde esa intimidad dolorida, se yergue con una obra
dramática que ha de proclamar la dignidad del hombre, por encima de condicionamien-
tos físicos, económicos o sociales . Dignidad que se apoya en los méritos personales,
en la inteligencia y en la conducta .
la obra
9 La quintilla pertenece a Juan Fernández. La producción dramática de Alarcón es escasa si se la compara con la de Lope
10 Esta sátira ha sido atribuida a Quevedo. o la de Tirso . Publicó -como hemos visto- veinte comedias, a las cuales hay que
11 Lo subrayado nos pertenece. agregar cuatro más que se le atribuyen con seguridad.
100
Repárese en que Alarcón no cultivó la Cultivó los siguientes tipos de comedia:
comedia hagiográfica ni devota, tan tran-
sitada por sus contemporáneos, así co- e heroica (Los pechos privilegiados, Ganar amigos);
mo tampoco el auto sacramental. e de transición entre la heroica y la de carácter (Los favores del mundo);
En su temática, por otra parte, está e de carácter (Las paredes oyen, La verdad sospechosa, El examen de maridos,
ausente la de tema rural o campesino, No mal que por bien no venga);
tan estupendamente frecuentada por Lo- e de (La prueba de las promesas, La cueva de Salamanca);
pe. Casi todas las comedias de Alarcón e de enredo (Mudarse por mejorarse, Todo es ventura, El semejante a si mismo);
se ubican en un ambiente urbano. con una sola obra (El Anticristo).
e el triunfo de la comedia de carácter sobre la die enredo, aunque la técnica con que
está construida participa hábilmente de ambas;
la pintura de don García, un mentiroso regocijante y alegre;
o el manejo sutil de la trama, en que se desenvuelven con gran naturalidad los
sucesivos enredos producidos por las mentiras del protagonista y por su confusión
acerca de la verdadera identidad de la dama de quien está enamorado;
e la descripción fiel, no sin toques de ironía, de las costumbres cortesanas de Madrid;
e la diversión franca que produce en el espectador con su clima jovial;
la lección moral, entretejida en la estructura de la acción dramática.
Agreguemos que el haber sido imitada por Corneille y servido de modelo orientador a
Moliere, dos grandes dramaturgos franceses -creadores, sobre todo el segundo, del
teatro moderno--, son factores que han pesado para que La verdad sospechosa fuera
señalada como su obra cumbre o, al menos, más representativa .
La trama
Transcribimos el resumen del conde de Schack:
Un joven de prendas poco comunes, aunque deslustradas por su propensión a la mentira,
ve, recién llegado a Madrid, dos bellas damas [Jacinta y Lucrecia], enamorándose de una.
Habla con ella [Jacinta], y pretexta, ya por seguir su natural propensión, ya por realzar su
mérito a sus ojos, que es un americano residente en Madrid hace un año, y que desde
esa fecha está enamorado de ella, sin haber encontrado ocasión de declarárselo. Poco
después encuentra a un amigo [don Juan], enamorado también de la misma dama, y celoso
de ella por haber oído que otro amante le ha dado una fiesta a orillas del Manzanares
la noche anterior; el embustero, que ignora la pasión de su amigo, le dice para darse
importancia, que él ha sido el autor de aquella fiesta. Habla luego con su padre [don
Beltrán], que le propone un enlace con una dama de belleza y amabilidad tan extraor-
dinarias, que ninguna otra puede comparársele. Ésta es la misma de quien está enamorado
el mancebo; pero no conociendo su verdadero nombre y para oponerse al casamiento
propuesto por su padre, finge que se ha casado ya en Salamanca, y lo obliga, por tanto,
a anular el trato ya hecho. De estas tres complicaciones, y de otras que nacen de su argu-
101
mento, combinadas con el mayor ingenio, teje Alarcón su fábula, desenlazándose de suerte
que el embustero pelea con su amigo, se convierte en objeto de burlas de todos, pierde
la mano de su amada [Jacinta] y se casa con otra [Lucrecia] que no es del todo de su
agrado.
Don el mentiroso
Don García, el mentiroso, es el personaje protagónico. No bien aparece en escena
y empieza a mentir con el mayor desparpajo, seduce con su fantasía alocada. Miente
porque sí, por el placer de hacerlo o, a lo sumo, por agradar a su dama y por jactarse
ante sus amigos. Falta, también, a la verdad, por amor, cuando inventa su casa-
miento en Salamanca, con lo cual el público se pone de su lado, sin dejar, a un tiempo,
de censurar su debilidad
los
Don Beltrán, padre del embustero, es el segundo personaje en importancia. Sus
rasgos más salientes son su dignidad, su amor de padre, su comprensión de la juven-
tud, su tolerancia y su resignada firmeza.
Los demás son figuras secundarias, entre las que hay que destacar a Tristán, el
criado de don García, quien asume, más que el papel de gracioso, el de consejero y
amigo . Quizá los dos personajes femeninos, Jacinta y Lucrecia, sean los más super-
ficialmente tratados.
El desenlace
Se ha dicho que el desenlace de la comedia es "desolador", incluso inesperado.
¿Merece don García esa lección de tener que casarse con la mujer que no ama?
¿Es realmente un castigo impuesto a su condición de embustero o a su grueso error de
haber confundido a Jacinta con Lucrecia? ¿Cabe juzgarlo como una ironía de Alarcón o
como una réplica a las costumbres dramáticas de su época? Mucho se ha dicho sobre
el particular: las interpretaciones son variadas y divergentes. Corneille, que en su
imitación de La verdad sospechosa cambia el final y casa al protagonista con la mujer
que ama, es, en parte, responsable de la polémica.
las costumbres
El ambiente cortesano de Madrid está admirablemente tratado. Hay humor y sátira
fína sobre algunas costumbres: el mentir de los cortesanos, la indiscreción de los
cocheros, el destino de los segundones, las tercerías de los criados, el valor de las
apariencias, el casamiento como remedio a desenfrenos juveniles.
102
Esa "extrañeza", ya sentida por sus contemporáneos, sigue desconcertando a los
estudiosos. Algunos la explican por su condición de mejicano .
Los rasgos distintivos del teatro de Alarcón que, por otra parte, le confieren una gran
modernidad, han sido explicados por Pedro Henríquez Ureña:
Son de mejicano los dones de observación. La observación maliciosa y aguda, hecha con
espíritu satírico, no es privilegio de ningún pueblo; pero si bien el español la expresa
con abundancia y desgarro, el mejicano la guarda socarronamente para lanzarla, bajo
concisa fórmula, en oportunidad inesperada. Las observaciones leves, las réplicas impre-
vistas, las fórmulas epigramáticas, abundan en Alarcón y constituyen uno de los atractivos
de su teatro.
A estos dones de observación, tanto de las costumbres como de los caracteres,
se agrega el de la cortesía:
Proverbial era la cortesía de Nueva España precisamente en los tiempos de nuestro
dramaturgo [ ... ]. Alarcón mismo fue, sin duda, muy cortés: Quevedo, con su irrefre-
nable maledicencia, le llamaba mosca zalamero y en sus comedias se nota una abundancia
de expresiones de cortesía y amabilidad que contrasta con la usual omisión de ellas en los
dramaturgos peninsulares.
La tesis de Henríquez Ureña es ingeniosa, pero no basta para explicar desde ese
solo ángulo la originalidad y las características de su teatro. Aunque no cabe duda de
que en la mirada de Alarcón sobre la sociedad de su época debió de pesar su condición
de indiano y, quizá, también, de hombre de leyes. Sumemos a ello sus adversidades
físicas y económicas, y su situación de pretendiente en cortes. La perspectiva, for-
zosamente era distinta. Su grandeza está en haber ahondado en su propio mirador
de la vida y en no haberse plegado dócilmente a la corriente de Lope. Otra respuesta
de dignidad que, a veces, le valió la incomprensión del público, pero que le permitió
erguirse como un auténtico creador.
de dos literaturas
Decíamos, al comienzo, que Alarcón es, dentro de la literatura hispanoamericana,
un caso especial. Su estudio nos ha llevado a cruzar nuevamente el océano y a con-
siderarlo sobre el trasfondo de un mundo, el peninsular, donde triunfó. ¿En qué lile-
103
ratura conviene estudiarlo: en la nuestra, por su origen; en la española, a cuyo público
dedicó sus obras? En ambas, diríamos, siempre sin olvidar que ese hombre, nacido
en Méjico, no sólo pudo competir exitosamente con Lope, sino que también, a través
de Francia, señalar orientaciones al teatro moderno.
Acto I
2
Escena V
1 El segundo cuadro del acto 1 se desarrolla en una calle de Madrid, 5 minado Potosí: Potosí rico en minas. Potosi: región de Bolivia,
lamosa por sus joyeros. De ahí el nombre con que se la conocía: las lamosa sus minas de plata.
platerías. A él pertenece esta escena. 6 "'""'""""" poco generoso.
2 Está conversando Don García con Jacinta. Entra Trlslán. En esce- 7 obsequios, regalos.
Lucrecia, amiga de Jacinta, e Isabel, criada. 8 ,.,..~•raclor: escaparate, vidriera.
su oficio: el de informante. 9 entenderse "de amor".
4 Obsérvese cómo Tristán va subrayando, en sucesivos apartes, las
mentiras de su amo.
104
ISABEL que puedo yo recebir JACINTA
a las más que los ofrecimientos. Adiós.
Don Juan viene.-
D. ÜARCÍA
JACINTA D. ÜARCÍA Adiós,
Yo agradezco, ha alcanzadó de vos y para amaros me dad
señor, lo que me ofrecéis. que os he dado? licencia.
D. ÜARCÍA
JACINTA
Mirad que me agraviaréis JACINTA
Para querer,
si no lográis lO lo que ofrezco. El haberos escuchado.
no pienso que ha menester
JACINTA licencia la voluntad.
Yerran vuestros pensamientos, D. ÜARCÍA
caballero, en presumir Yo lo estimo. (Vanse las mujeres.)
Acto ll
11
Escena IX 12
1o iográis: aprovecháis. que expone Don Beltrán acerca de la condición de caballero y del
11 Este cuadro, el segundo del acto 11, se desarrolla en el famoso obrar.
Paseo de Atocha (Madrid), frecuentado por los cortesanos. 14 Las insignias del linaje y casa que se ponían en el escudo.
12 Intervienen en esta escena Don Beltrán y Don García, a caballo. 15 cursan el juego: acostumbran a jugar.
13 Comienza aquí un romance en e-o. Repárese en los conceptos
105
D. GARCÍA Y no he de deciros más, D. GARCÍA
Quien dice que miento yo, que esta sofrenada espero Entristézcome porque es
ha mentido. que baste para quien tiene imposible obedeceros.
calidad y entendimiento. D. BELTRÁN
D. BELTRÁN
Y agora, porque entendáis ¿Por qué?
También eso
que en vuestro bien me desvelo,
es mentir, que aun desmentir D. GARCÍA
sabed que os tengo, García,
no sabéis sino mintiendo. Porque soy casado.
tratado un gran casamiento.
D. GARCÍA D. GARCÍA D. BELTRÁN
¡Pues si dais en no creerme ... ! ¡Ay, mi Lucrecia! 17 ¡Casado! ¡Cielos! ¿Qué es esto?
¿Cómo, sin saberlo yo?
D. BELTRÁN D. BELTRÁN
¿No seré necio si creo Jamás D. GARCÍA
que 'VOS decís 'Verdad solo hijo, los Cielos Fue fuerza, y está secreto.
y miente el lugar entero? tantas, tan divinas partes D. BELTRÁN
Lo que importa es desmentir en un humano sujeto, ¡Ay padre más desdichado!
esta fama con los hechos, como en Jacinta, la hija
pensar que éste es otro mundo, de don Fernando Pacheco, D. GARCÍA
hablar poco y 'Verdadero; de mi vejez pretende No os aflijáis, que, en sabiendo
mirar que estáis a la vista tener regalados nietos. la causa, señor, tendréis
de un Rey tan santo y perfeto 16, por venturoso el efeto.
D. GARCÍA
vuestros yerros no pueden [Ap.] ¡Ay, Lucrecia! Si es posible, D. BELTRÁN
disculpa en sus yerros; tú sola has de ser mi dueño. Acabad, pues, que mi vida
que tratáis aquí con grandes, pende sólo de un cabello.
D. BELTRÁN
títulos y caballeros,
¿Qué es esto? ¿No respondéis? D. ÜARCÍA
que, si os saben la flaqueza,
[Ap.] Agora os he menester,
os perderán el respeto; D. GARCÍA
sutilezas de mi ingenio.
que tenéis barba en el rostro, [Ap.] ¡Tuyo he de ser, vive el Cielo!
En Salamanca, señor 18 ..•
que al lado ceñís acero, D. BELTRÁN
que nacistes noble al fin, ¿Qué os entristecéis? Hablad;
y que yo soy padre vuestro. no me tengáis más suspenso. Juan Ruiz de Alarcón
y el teatro}
El pensamiento barroco
pinta virutas de fuego,
hincha y complica el decoro.
Sin embargo ...
-Oh, sin embargo,
siempre hay un ascua de veras
en su incendio de teatro l.
Antonio Machado
Español
(187 5-1939)
16 Felipe 111. su padre, dirá aquellas célebres palabras: "¡Qué fácil de persuadir 1
17 No se olvide que, por una confusión, Don García cree que la joven quien tiene amor suele ser! 1 Y ¡qué fácil en creer 1 el que no sabe
que ha conocido en Las platerías, es decir, Jacinta, se llama Lucrecia. mentir.!"
18 Aquí se inserta la extensa relación, llena de gracia e ingenio, en
que Don García cuenta . su fingido casamiento en Salamanca. En la 1 Un crítico español, José María Valverde, apunta: "El teatro es, por
escena siguiente, en un bre"!e monólogo, al comentar la credulidad de excelencia, el lugar natural del Barroco".
106
Sor Juana Inés de la Cruz, legítima gloria de Méjico, es la flor de nuestra poesía
barroca y la voz lírica más alta y más bella de todas las letras del período hisoá11ic1J.
Como mujer y como poeta sigue siendo motivo de asombro de controversia. ASE~ou:aoa
por la crítica, que polemiza en torno de su termina por enamorar a cuantos se le
acercan. Por ella, en y en Europa, "se rompen lanzas todavía".
107
estaba vinculada a toda una política de relaciones públicas que le convenía cultivar
metódicamente, tanto por razones profesionales cuanto porque el movimiento de visitas y
correspondencia le aportaba, directa o indirectamente, informaciones de tipo intelectual
o literario, y libros, sin contar las satisfacciones que una mujer llena de encanto debe hallar
en sociedad.
108
Para que V.M. se vea en este papel de Cristo a los hombres y la exposición del sentir de Sor Juana acerca del lema en
mejores letras, le he impreso ... debate 11 .
Sor Pilotea de la Cruz, No nos interesa, de momento, examinar esta obra teológica; sólo señalar que si la
"Dedicatoria", en Carta atenagórica. Inundación castálída nos da un rostro de Sor Juana, la Carta atenagórica nos ofrece
otro. Poesía con mucho rumor mundano, la primera; prosa docta que se enreda en
No es afectada modestia, señora, sino in-
sutiles argumentaciones teológicas, .la segunda. Anverso y reverso. Digna del agua de
genua verdad de toda mi alma, que al llegar
la fuente Castalia aquélla, propia de Minerva ésta 12_ Impresas las dos, además, por
a mis manos impresa la carta, que vuestra
gestos de amistad femenina, una dama de corte y una colega monja, dos aficionadas a
propiedad llamó atenagórica, prorrumpí (con
la madre Juana.
no ser esto en mí muy fácil) en lágrimas de
confusión.
Sor Juana Inés de la Cruz, Las insinuaciones de Sor Filotea
Respuesta . ..
El impreso llevaba como prólogo una dedicatoria, también en forma de carta, dirigida
No es mi juicio tan austero censor que a Sor Juana y suscripta el 25 de noviembre de 1690, por la ya citada Sor Filotea.
esté mal con Jos versos en que V.M. se ha Si la inesperada publicación de aquellas "bachillerías" privadas produjo natural confu-
visto tan celebrada [ ... ]. sión en la madre Juana, cuán suspensa no la dejó la dedicatoria, llena de elogios, pero
No apruebo la vulgaridad de Jos que re- también de reconvenciones. ¡Y en letras de molde! ¡Y de su amigo el obispo de Puebla,
prueban en las mujeres el uso de las le- Manuel Fernández de Santa Cruz, disimulado bajo el amigable velo de unas tocas
tras [ ... ] 13. monjiles!
No pretendo que V.M. mude el genio, re- Tres meses demoró Sor Juana en responder. Admirable contestación que es, a la
nunciando los libros [ ... ] vez, alegato, defensa y confesión íntima. En toda la literatura de su tiempo no hay obra
[ ... ] ya será razón que se perfeccionen que pueda comparársela.
los empleos y que se mejoren Jos libros. Éstos son los hechos. Su trasfondo, que ignoramos, ha sido motivo de encontradas
Sor Pilotea de la Cruz, interpretaciones. ¿Quiso el obispo ayudar a Sor Juana a la hora en que se cernían
''Dedicatoria", en Carta atenagórica . .. sobre ella algunos o muchos ataques, quizás a causa de la Inundación castálida, que
circuló ese año de 1690 en Méjico? ¿No previó Manuel Fernández de Santa Cruz que
Esto desea a V.M. [le dice en la despedi- la Carta atenagórica podría dar pie a nuevas y aun más ásperas censuras? ¿Impugnar
da] quien desde que la besó, muchos años el pensamiento del célebre orador jesuita no era, acaso, en una mujer y en una reli-
ha, la mano, vive enamorada de su alma, sin giosa, todavía mayor atrevimiento que publicar versos profanos?
que se haya entibiado este amor por la dis- Sor Filotea, como quien recoge las críticas de no pocos -incluidas, tal vez, las del
tancia ni el tiempo, porque el amor espiritual propio arzobispo de Méjico, Francisco de Aguiar y Seijas, un misógino terrible, nada
no padece achaques de mudanza, ni le reco- amante de las bellas letras-, instaba a Sor Juana, en sus "pastorales" insinuaciones,
noce el que es puro, sino es hacia el cre-
a abandonar:
cimiento.
Su Majestad oiga mis súplicas, y haga a "' la temática profana en poesía,
V.M. muy santa, y me la guarde en toda "' el estudio de las ciencias humanas, en beneficio de las sacras.
prosperidad.
El llamado al orden caía directamente sobre su condición de religiosa, no de mujer.
Sor Pilotea de la Cruz, "Dedicatoria", Quede claro: Sor Filotea, en esas seis breves páginas de la dedicatoria, no condena a
en Carta atenagórica . .. su amiga por sus actividades anteriores -métricas o intelectuales-, pero la amonesta
para que, dados sus talentos, puestos a prueba en el trabajo que ha impreso, encamine
sus sorprendentes dotes naturales en orden a lo divino y en aras de su propia salva-
ción. Amable y dura reprimenda a un tiempo, que enfrenta a Sor Juana con el angus-
tiante problema de su vocación religiosa, compatible o no compatible con sus inclina-
ciones poéticas y con su propensión al estudio. Muchas entrelíneas hay en esa dedi-
catoria. ¿Cuántas relecturas no le habrá hecho Sor Juana en el silencio de su celda? ¡Y
cuán difícil debió de serie la respuesta!
109
vez lo más increíble esté en la habilidad, ingeniosa y barroca habilidad, que Sor Juana
puso "para huir de la dificultad de responder". Su carta es una defensa y una larga
reflexión interior, pero no es todavía una respuesta al programa que le sugiere Sor
Filotea.
Muy ilustre señora, mi señora: En el texto de su carta está Sor Juana en soledad, en tremenda soledad, frente a su
No mi voluntad, mi poca salud y mi justo pasado y a su presente. Desgarrada y vacilante. Acosada por su entorno: los amigos
temor han suspendido [dice Sor Juana en el que la aplauden, los enemigos que la censuran. A medida que levanta los cargos, que
encabezamiento de su contestación] tantos se defiende, su yo se afirma. La impresión final que nos deja su lectura es que Sor
días mi respuesta ... Juana, sometida al tribunal de su propia conciencia, no abdica ni de su conducta como
Sor Juana Inés de la Cruz, religiosa, ni como mujer, ni como poeta y mucho menos como intelectual. Sin embargo,
Respuesta ... en el vaivén envolvente y turbado de sus pensamientos, algo queda flotando. Su carta
es, en el fondo, una o muchas preguntas. Preguntas que, al finalizar el largo encabeza-
miento inicial, ella formula a Sor Filotea, justo antes de empezar su confesión:
... quien hizo imprimir la Carta 14 tan sin noticia mía, quien la intituló, quien la costeó,
quien la honró tanto (siendo de todo indigna por sí y por su autora), ¿qué no hará?,
¿qué no perdonará?, ¿qué dejará de hacer y qué dejará de perdonar?
En cuanto al estilo, dejemos que la propia Sor Juana lo defina en la lúcida conside·
ración que cierra el cuerpo de la Respuesta:
Si el estilo, venerable Señora mía, de esta carta, no hubiere sido como a vos es debido,
os pido perdón de la casera familiaridad o menos autoridad de que tratándoos como a
una religiosa de velo, hermana mía, se me ha olvidado la distancia de vuestra ilustrísima
persona, que a veros yo sin velo, no sucediera así; pero vos, con vuestra cordura y
benignidad, supliréis o enmendaréis los términos, y si os pareciere incongruo 15 el Vos de
que yo he usado por parecerme que para la reverencia que os debo es muy poca reverencia,
mudadlo en el que os pareciere decente a lo que vos merecéis, que yo no me he atrevido a
exceder de los límites de vuestro estilo ni a romper el margen de vuestra modestia 16 .
Este párrafo es, por otra parte, buen ejemplo de su prosa elegante y aguda, ceñida en
La respuesta está llena de citas en el pensamiento, pero derramada en el movimiento ondulante, como en espiral, de la
latín, como si Sor Juana quisiera probar forma.
su aplicación a las lecturas y estudios
sacros, cuya supuesta falta le había re- Y Sor Juana dice ...
prochado el obispo. También hay abun-
dantes referencias a personajes bíblicos, Con las palabras que siguen encabeza Sor Juana -después de los prolegómenos
como este de Asuero, esposo de Esther, introductorios- su confesión y su réplica, que ambas andan mezcladas 17:
quien, cuando ella besó su cetro, le dijo: Y así, debajo del supuesto de que hablo con el salvo conducto de vuestros favores y
"¿Qué es lo que quieres? [ ... ] Aunque
debajo del seguro de vuestra benignidad [los de Sor Pilotea], y de que me habéis, como .
me pidas la mitad de mi reino, te lo da- otro Asuero, dado a besar la punta del cetro de oro de vuestro cariño en señal de conce-
ré" (Esther, V, 2). derme benévola licencia para hablar y proponer en vuestra venerable presencia, digo ...
110
El Primero sueño, una de las cumbres ... no me acuerdo haber escrito por mí gusto, si no es un papelillo que llaman el Sueño.
de su lírica, se imprimió en 1692, en el
... y así, en lo poco que se ha impreso mío, no sólo mi nombre, pero ni el consen-
Segundo tomo de sus obras. timiento para la impresión ha sido dictamen propio, sino libertad ajena, que no cae debajo
de mi dominio; como lo fue la impresión de la Carta atenagórica, de suerte que solamente
unos Ejercicios de la Encarnación y unos Ofrecimientos de los Dolores se imprimieron con
Además de las obras devotas que gusto mío, por la pública devoción, pero sin mi nombre ...
menciona, impresas quizá hacia 1684 y
1688, andaban en letras de molde su
Neptuno alegórico, compuesto para el Su amor al estudio y sed de sabiduría
recibimiento del virrey marqués de Lagu-
Yo no estudio para escribir, ni menos para enseñar, que fuera en mí desmedida soberbia,
na y de la virreina condesa de Paredes,
sino sólo por ver si con estudiar ignoro menos.
en 1680; su ya citada Inundación castá-
/ída (1689); El Divino Narciso, editado en ... desde que me rayó la primera luz de la razón, fue tan vehemente y poderosa la
Méjico, en 1690; y varias series de Vi- inclinación a las letras que ni ajenas reprehensiones (que he tenido muchas), ni propias
llancicos. reflexas (que he hecho no pocas) han bastado a que deje de seguir este natural impulso que
Dios puso en mí.
... trájeme a mí conmigo 18 y traje mi mayor enemigo en esta inclinación, que no sé
determinar si por prenda o castigo me dio el cielo ...
Volví (mal dije, pues nunca cesé), proseguí, digo, a la estudiosa tarea (que para mí era
descanso en todos los ratos que sobraban a mi obligación) de leer y más leer, de estudiar y
más estudiar, sin más maestros que los mismos libros.
¿Quién no creerá, viendo tan generales aplausos, que he navegado viento en popa y mar
en leche, sobre las palmas de las aclamaciones comunes? [ ... ] entre las flores de esas
mismas aclamaciones, se han levantado tales áspides de emulaciones y persecuciones,
cuantas no podré contar; y los que más nocivos y sensibles para mí han sido, no son aque-
llos que con declarado odio y malevolencia me han perseguido; sino los que amándome y
deseando mi bien [ ... ] me han mortificado, y atormentado más que los otros, con aquel:
No conviene a la santa ignorancia, que deben 19, este estudio .
. . . no quiero decir (ni tal desatino cupiera en mí) que me han perseguido por saber, sino
sólo porque he tenido amor a la sabiduría y a las letras, no porque haya conseguido ni uno
m otro .
. . . digo que recibo en mi alma vuestra santísima amonestación de aplicar el estudio a
Libros Sagrados, que aunque viene en traje de consejo tendrá para mí sustancia de precepto,
con no pequeño consuelo de que aun antes parece que prevenía mi obediencia vuestra
pastoral insinuación, [ ... ] inferido el asunto y pruebas de la misma carta 20.
lo anecdótico
... no había cumplido los tres años [ ... ] y supe leer. Aún vive la que me enseñó, Dios
la guarde, y puede testificarlo.
Teniendo yo después como seis o siete años, y sabiendo ya leer y escribir [ ... ] oí que
había Universidades y Escuela [, .. ], empecé a matar a mi madre con instantes e impor-
tunos ruegos, sobre que, mudándome el traje, me enviase a Méjico, a casa de unos deudos
que tenía, para estudiar y cursar la Universidad; ella no lo quiso hacer (e hizo muy
bien), pero yo despiqué el deseo de leer muchos libros varios que tenía mi abuelo .
. . . una prelada muy santa y muy cándida, que creyó que el estudio era cosa de Inqui-
sición, [ ... ] me mandó que no estudiase: yo la obedecía (unos tres meses, que duró el
poder ella mandar), en cuanto a no tomar libro, que en cuanto a no estudiar absolutamente,
como no cae debajo de mi potestad, no lo pude hacer ...
. . .estar yo leyendo y antojárseles en la celda vecina tocar y cantar; estar yo estudiando,
y pelear dos criadas y venirme a constituir en juez de su pendencia; estar yo escribiendo y
18 Al convento en que profesó, el de San venir una amiga a visitarme, haciéndome muy buena obra con muy buena voluntad, donde
Jerónimo. es preciso, no sólo no admitir el embarazo, pero quedar agradecida del perjuicio; y esto es
19 Debe entenderse: las mujeres. continuamente, porque como los ratos que destino a mi estudio son los que sobran de lo
20 La Carta atenagórica. regular de la comunidad, esos mismos les sobran a las otras para venirme a estorbar ...
111
La libertad de
Si el crimen está en la Carta atenagórica ¿fue aquélla más que referir sencillamente
mi sentir, con todas las venias que debo a nuestra Santa Madre Iglesia? Pues si ella, con su
santísima autoridad, no me lo prohíbe ¿por qué me lo han de prohibir otros?
defensa de su sexo
Su Majestad [ ... ] sabe que le he pedido que apague la luz de mi entendimiento,
dejando sólo lo que baste para guardar su Ley, pues lo demás sobra (según algunos) en
una mujer, y aun hay quien diga que daña ... 21
... el leer públicamente en las cátedras, y predicar en los púlpitos, no es lícito a las
mujeres; pero que el estudiar, escribir y enseñar privadamente, no sólo les es lícito, pero
muy provechoso y útil.
¡Oh cuántos daños se excusaran en nuestras repúblicas si las ancianas fueran doctas
como Leta, y que supieran enseñar como manda San Pablo, y mi padre San Jerónimo! 2 2
... siendo monja y no seglar, debía por el
estado eclesiástico profesar letras, y más La vocación
siendo hija de un san Jeró.nimo y de una
santa Paula, que era degenerar de tan doctos ... he intentado sepultar con mi nombre mi entendimiento, y sacrificárselo sólo a quien
padres ser idiota la hija ... me lo dio, y no otro motivo me entró en la Religión ...
Sor Juap¡a Inés de la Cruz, Entréme religiosa, porque aunque conocía que tenía el estado cosas (de las accesorias
Respuesta . .. hablo, no de las formales), muchas, repugnantes a mi genio, con todo, para la total
negación que tenía al matrimomo, era lo menos desproporcionado y lo más decente que
Ingresó en el Carmelo de San José de podía elegir, en materia de seguridad que deseaba, de mi salvación ...
Méjico, en 1667, y tuvo que salir por los
rigores de la regla. En 1669 profesó en La confidencia intima
el convento de Santa Paula de San Je-
rónimo, donde vivió hasta su muerte. ... no obstante que al desembarazo y quietud que pedía mi estudiosa intención eran
repugnantes los ejercicios y compañía de una comunidad; y después de ella 23, sabe el
Dos destinos les estaban reservados a Señor, y lo sabe en el mundo quien sólo lo debió saber 24, lo que me intenté en orden a
las mujeres en tiempos de Sor Juana: el esconder mi nombre, y que no me lo permitió, diciendo que era tentación; y sí seria. Si yo
matrimonio o la vida religiosa. pudiera pagaros algo de lo que os debo (señora mía), creo que sólo os pagara en contaros
Si la vida en comunidad no le resultó esto, pues no ha salido de mi boca jamás, excepto para quien debió salir.
fácil ni totalmente compatible con su in- Podríamos seguir transcribiendo fragmentos, tantos ...
clinación a los estudios, mucho menos
podía avenirse a la de casada. La crítica
ha hecho mucho ruido sobre este tema. la no es una
Sor Juana dice lo que muchas, también
recluidas en un convento, hubieran podi- Mucho de su vida está en esa Respuesta, pero también hay silencios. Nada nos dice
do suscribir en su época. de sus años adolescentes, en casa de sus tíos, en la ciudad de Méjico, entre 1659 y
"Vivir sola", según sus deseos, era un 1664, salvo la referencia a sus estudios de latín, en veinte lecciones; nada, de sus años
imposible en el siglo XVII. Esa conquista, en palacio, como dama de la marquesa de Mancera, a partir de 1664, y menos aún, de
para la mujer, llega en el siglo XX. Unas sus relaciones, monja ya, con virreyes y virreinas, con la condesa de Paredes, aquella
pocas la practicaron en el XIX. mujer bella y excepcional que fue su amiga entrañable y su vocero en España, un año
más joven que Sor Juana
21 Hay ironía en ese "según algunos" y en En 'la parte final se advierte un mayor desorden expositivo, las argumentaciones flu-
el "quien diga". En su tiempo ésa era la opi- yen atropelladas. Ese ritmo acelerado contrasta con el movimiento demorado del co-
nión de muchos. mienzo y de la parte central, llenos de circunloquios y de paréntesis. Es como si Sor
22 leta, discípula de San Jerónimo, fue ins- Juana, cansada, quisiera abreviar y terminar. Mucho ha escrito sobre asuntos profanos,
truida por éste para la educación de su hija. pero también mucho sobre temas divinos. Sin embargo, sólo cita dos obrillas devotas
Sor Juana, respecto de San Pablo, recuerda que andan sin su nombre. ¿Acaso no saben Sor Filotea y sus impugnadores que, año
aquí una frase de la Carta a Tito: "el bene do- tras año, se han cantado en las catedrales de Méjico y de Puebla sus Villancicos para
centes", aplicada a las mujeres de edad avan-
celebrar tantas festividades litúrgicas: San Pedro, la Inmaculada Concepción, la Asun-
zada ("y bien instruidas").
23 ella: su inclinación. ción, Navidad ... ? ¿A qué nombrarlos, si andan impresos, si muchos han sido recogi-
24 Su confesor, el jesuita Antonio Núñez de dos en la Inundación castálida? ¿Acaso no leyeron El Divino Narciso, su auto sacra-
Miranda. mental, recientemente impreso en Méjico, en 1690? ¿No son unos y otro pruebas que
112
La palabra villancico se usó en la Edad contrarrestan su imagen de poeta profano y documentan otros entusiasmos líricos, los
Media para designar unos cantos rústi- reiiiCII()SC)s·t ¿A qué citar lo que es público y notorio? Sor Juana sonríe calla. ¿Para
cos, con estribillo. Es diminutivo de "vi- qué mojar más la pluma en la tinta amarga de las incomprensiones? ¿De qué serviría?
llano" (aldeano). En el Renacimiento fue ¿No lo ha dicho todo en un soneto, tiempo ha?
elevado a género especial de la
culta, en que prevaleció la temática na- En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
videña. Hoy dicho nombré designa, sobre ¿En qué te ofendo, cuándo sólo intento
todo, los cantos de Navidad o de conte- poner bellezas en mi entendimiento
nido con sabor tradicional, o di- y no mi entendimiento en las bellezas?
rectamente populares. Y o no estimo tesoros ni riquezas;
En el siglo XVII, la palabra villancico y así, siempre me causa más contento
se reservó exclusivamente para nombrar poner riquezas en mi entendimiento
los que se cantaban intercalados entre que no mi entendimiento en las riquezas.
los nocturnos (lecturas) de los Maitines Y no estimo hermosura que, vencida,
litúrgicos, a razón de tres villancicos por es despojo civil de las edades,
cada nocturno. Así los villancicos de ca- ni riqueza me agrada fementida,
da fiesta eran una serie de nueve u ocho,
teniendo por mejor, en mis verdades,
porque el último, a veces, se reemplaza-
consumir vanidades de la vida
ba por el canto del Te Deum. En ese
que consumir la vida en vanidades 25
mismo siglo, los vmam::icos sueltos, los
que no formaban un juego o serie desti-
nado a los Maitines, recibían el nombre
Los a Santa Catarina de
de letras sacras p<l!ra cantar, que po-
dían conformarse por un número variado Ignoramos qué pensó Manuel Fernández de Santa Cruz cuando leyó la contestación
de ellos. de la madre Juana. Tampoco sabemos qué perdonó o qué dejó de perdonar.
En su carta, casi al final, decía Sor Juana al obispo, hablando de su producción
religiosa y devota:
Si algunas otras casillas escribiere, siempre irán a buscar el sagrado de vuestras plantas y
el seguro de vuestra corrección, pues no tengo otra alhaja con que pagaros ...
En ese mismo año de 1691 escribió Sor Juana su última serie completa de villan-
cicos, destinada a solemnizar en la catedral de Antequera (Oajaca) la fiesta de Santa
Catarina, que la Iglesia celebra el 25 de noviembre. Villancicos que se publicaron,
curiosamente, también ese año de 1691, en la ciudad de Puebla. No sabemos quién
costeó ese impreso que, por supuesto, llevó la venia del obispado para su publicación.
¿Se los enviaría la madre Juana, según su promesa, a Fernández de Santa Cruz? ¿los
imprimió éste a su costa y fue ése su pastoral gesto de absolución?
113
lecciones de sencillo catecismo o de alta teología. Como era propio de ese género
poético, supo aunar, en una variada conjunción de acentos, los temas y ritmos del
lolclor tradicional español o mejicano con lo más exquisito y selecto de su personalísi-
ma creación poética. Allí está, por otra parte, su registro expresivo más musical y más
criollo. Caben en ellos, por inspiración de fe y "alborozo de amor", tanto un tocotin 28
indígena como una cascada de imágenes o de hipérboles gongorinas, caben un diálogo
entre estudiantes y un piropo, una travesura y un chiste. En ellos canta la voz del
pueblo mejicano y "la Sor Juana esencial".
Santa Catarina o Catalina de Alejan- En los vmaru:::icos de Santa Catarina, Sor Juana "suelta al aire cantante -como ha
dría fue martirizada por el emperador dicho Méndez Planearle-- la apología más linda y decisiva pro domo sua" 29 . Ella, que
Maximino Daia, después de convencer a siempre ha sido portavoz de lo colectivo, es ahora vocero de su propia causa. Santa
un grupo de sabios reunidos para indu- Catarina de Alejandría, símbolo de ciencia y de fe, patrona de los filósofos, da opor-
cirla a renegar de su cristianismo. Se tunidad a la madre Juana para defender sus derechos como mujer y como religiosa.
cuenta que su cuerpo, incólume, fue tras- ¡Con qué jovial alegría sale a combatir a sus impugnadores, imbuida de un hondo femi-
ladado por los ángeles al Monte Sinaí. nismo cristiano!
114
Coplas
Ésta fue su respuesta pública y lírica, en alta voz, a quienes la perseguían. ¡Qué
galanura en el decir y cuánta fina ironía!
Pensamos que si Manuel Fernández de Santa Cruz hubo de fruncir más de una vez
el ceño al leer la Respuesta, debió de colocar su nihil obstat 39 a estos villancicos
impresos en su obispado con una sonrisa en los labios. La monja sabia y jovial había
ganado la batalla, en Puebla al menos.
Y Sor Juana
Mientras Sor Juana escribía estos villancicos, pensaría si ya habrían llegado a
España los manuscritos que meses atrás había despachado para la edición, en Sevilla,
del segundo volumen de sus obras. Allá fueron sus impugnaciones al padre Vieyra, con
33 usté: remedo de la pronunciación po-
pedido de que se publicaran con el título más modesto de Crisis 40 de un sermón; el
pular. Primero sueño, una de las poquísimas obras que no escribió por encargo; y su teatro,
34 dizque: dicen que. el profano y el sacro, las dos comedias y los tres autos sacramentales. La corona de
35 Patillas: apodo familiar del demonio. ese volumen sería su producción dramática. Y Sor Juana repasa mentalmente esos
36 un lucifer: un diablo en serio. textos escritos para la escena, algunos tiempo atrás. Todos giran sobre el amor, amor
37 El emperador Maximino. humano, amor divino ...
38 pescuden: averigüen, pregunten. Es noche ya. La monja, en su celda, no lee ni escribe. Tampoco reza. Recita lenta-
39 nihil obstat: aprobación eclesiástica que
mente, muy lentamente, uno a uno, los 975 versos del Primero sueño, hijos de otros
significa que nada obsta o está en contra de la
le católica. En la época de Sor Juana se po-
afanes, de otros amores ...
nía la sigla O.S.C.N.M.E.C.A.R., iniciales la-
Piramidal, funesta, de la tierra
tinas que significaban: "Todo bajo la corrección
de Nuestra Madre la Iglesia Católica Apostólica nacida sombra, al cielo, encaminaba
y Romana". de vanos obeliscos, punta altiva,
40 Crisis: crítica. escalar pretendiendo las estrellas ...
115
El teatro
El teatro profano de Sor Juana fue, como casi toda su obra, literatura de encargo.
Está formado por las comedias Los empeños de una casa y Amor es más laberinto,
obra de la que escribió el primero y el tercer actos más su loa. El segundo pertenece a
la pluma de Juan de Guevara, capellán del convento de Santa Inés, de la ciudad de
Méjico.
Ambas piezas se representaron en la capital de la Nueva España, la primera -un
festejo completo- en una casa particular, en un homenaje a los virreyes, condes de
Paredes, el 4 de octubre de 1683; y la segunda, en el palacio virreinal, con motivo del
cumpleaños del virrey, conde de Galve, el 11 de enero de 1689. Como se ve, dos
modalidades características del teatro barroco, el doméstico y el palaciego. En ambas
se mostró buena discípula de Calderón ".
horas, en un mismo lugar. Su tema es el amor en todos sus matices, el amor ver-
dadero, los galanteos, el amor capricho, los celos, los agravios. El círculo amoroso está
formado por Leonor, que ama a Carlos, de quien está enamorada Ana, requerida por
Juan, la cual a su vez es hermana de Pedro, que pretende a Leonor, el personaje
femenino protagónico que al comienzo de la obra, en el acto 1, se presenta con notas
que recuerdan la autobiografía de Sor Juana- :
116
en el acto 111, vuelve a decir palabras que, otra vez, apuntan a Sor Juana:
... que yo me iré desde aquí y donde sentir mis ·males
a buscar en una celda lo que de vida me resta,
un rincón que me sepulte, que quizás allí escondida
donde llorar mis tragedias no sabrá de mí, mi estrella.
Estos "guiños" que la autora hace al espectador, entre burlas y veras, tienen su efi-
cacia sobre el público, el cual espera que la acción se encamine por los secretos de
vida íntima y de su vocación religiosa. ¡Tantas cosas se han dicho ... ! La expectativa,
nuevamente, se disuelve en la ficción dramática, que corre por otros carriles, y se
la sonrisa de Sor Juana, quien se esfuma otra vez como un fan-
tasma.
Las loas
Las doce loas sueltas, que Sor Juana escribió entre 1675 y 1690, completan su pro-
ducción dramática de carácter profano. Estas breves y perfectas piezas teatrales son
El Divino Narciso es anterior a 1688. un derroche de poesía, de versificación, de simbolismo alegórico. Resulta increíble que
Lo escribió, al igual que El mártir del Sa- en obras de encargo y de circunstancias, de carácter doméstico o palaciego, su
cramento, por encargo de la condesa de lirismo haya podido volar tan alto. Deslumbrantes a los ojos por la suntuosidad esce-
Paredes. nográfica, musicales al oído por la variedad de sus ritmos métricos, refinadas expre-
siones del intelecto por sus agudezas metafóricas y conceptuales, todas, sin excepción,
Dogma es, en sentido católico, una sintetizan su mejor barroquismo, aristocrático en la forma, sinuoso en el pensamiento.
verdad revelada por Dios y que la Iglesia Hay en ellas aciertos expresivos casi modernistas. Así, en una de las dedicadas a
propone a sus miembros como artículo María Luisa, la virreina de tantos halagos cortesanos, dice:
de fe. . .. por verte, la azucena
el blanco cuello entona ...
Un auto sacramental es, como dice Sor
Juana en la loa de El Divino Narciso:
El teatro
... una idea
metafórica, vestida El Divino Narciso, El mártir del Sacramento, San Hermenegildo y El cetro de José,
de retóricos colores, tres autos sacramentales con sus respectivas loas, también eucarísticas, más una loa
representable a tu vista ... suelta a la Concepción, ·conforman la vertiente sacra del teatro de Sor Juana. Los tres
autos pertenecen al período de madurez del género, es decir, al de Pedro Calderón de
la Barca (1600-1681), su máximo exponente.
De acuerdo con el dogma eucarístico, De asunto mitológico, histórico o bíblico, cada uno en su tipo es bellísimo, pero El
el pan y el vino que se ofrecen en la Divino Narciso se lleva la palma. Sor Juana, en él, "si no supera a Calderón, lo iguala".
Misa se transforman realmente -no sim-
bólicamente- en el cuerpo y en la san- "El Divino Narciso"
gre de Cristo. Este fenómeno se llama
"transubstanciación". Dicho sacramento El auto sacramental El Divino Narciso es, como todos los de su especie, una pieza
fue instituido por Cristo en recuerdo de teatral en un solo acto, alegórica y referente al dogma eucarístico. Cada auto -como
su Muerte en la Cruz y para redención se recordará- desarrolla en sí mismo una pequeña suma teológica, presentada bajo
de las almas. La fiesta de Corpus con- un ropaje simbólico, perceptible a los sentidos en el espectáculo dramático: esceno-
memora este misterio. grafía, personajes, diálogo, música, canto, acción. Todo apunta a exaltar el sacramento
de la Eucaristía, corona y síntesis de la obra redentora de Cristo en la Tierra 42 .
42 Aconsejamos repasar este tema en nues- Sor Juana, a imitación de Calderón, que había escrito El Divino Orfeo y El Divino
tra Uteratura IV, España en sus letras, tratado Jasón, construye ,el suyo a partir del mito griego de Narciso y sintetiza en él todo el
allí a propósito de "Calderón y el teatro de dogma católico, con especial referencia al misterio de la Redención y a la institución de
ideas". la Eucaristía, máximas expresiones del amor de Cristo a los hombres.
117
Los y su sentido
La pareja protagónica está constituida por Narciso y la Naturaleza Humana. Narciso
es la alegoría de Dios hecho Hombre y toma del personaje de la fábula mitológica la
nota de Belleza, símbolo de las perfecciones divinas. La Naturaleza Humana, creada a
imagen y semejanza de Dios, manchada por el pecado original, peregrina en la Tierra
en busca de su Amado, con la esperanza de poder lavar su culpa. El encuentro con
He aquí el mito helénico, narrado por Narciso, que ha venido a redimirla, se produce, con el auxilio de la Gracia, encarnada
Ovidio en sus Metamorfosis: Narciso, hijo en una pastora, junto a una Fuente de limpias aguas. Una paráfrasis del Cantar de los
de Líríope y del río Cefiso, fue un her- Cantares, puesta en boca de la Naturaleza Humana, y una canción, también de
moso adolescente. Desdeñó, entre otras acentos bíblicos, dicha por Narciso, son las cumbres líricas de ese peregrinaje y de
ninfas, a Eco, la que, loca de amor por esta búsqueda. Una y otra tienen ecos de San Juan de la Cruz y de Lope:
él, a los montes y quedó convertida
NATURALEZA HUMANA NARCISO
sólo en voz. Narciso, al mirarse un día
en una fuente, se enamoró de su propia De buscar a Narciso fatigada, Ovejuela perdida,
imagen y al contemplarse murió en éxta- sin permitir sosiego a mi pie errante, de tu Dueño olvidada,
sis de amor. Al morir, se transformó en la ni a mi planta cansada ¿a dónde vas errada?
blanca flor que lleva su nombre. que tantos ha ya días que vagante Mira que dividida
examina las breñas de Mí, también te apartas de tu vida.
sin poder encontrar más que las señas,
NATURALEZA HUMANA Entre la Naturaleza Humana y Narciso, trata de interponerse Eco, personaje tomado
Ninfas habitadoras también del mito. Encarna, en el auto, con gran acierto dramático de Sor Juana, a la
de estos campos silvestres, Naturaleza Angélica Réproba, es decir, al Demonio. Sus acólitos son la Soberbia y el
Amor causas de su caída y condenación eterna. Eco, tal como sucede en el
unas en claras ondas
y otras en troncos verdes, relato evangélico, intenta seducir, vanamente, a Narciso y apartarlo de su misión sal-
pastores, que vagando vífica. Sor Juana enriqueció las notas de este personaje, verdadero antagonista de la
pareja protagónica, a partir de una comedia de Calderón, Eco y Narciso, de la que
estos prados alegres,
guardáis con el ganado además imitó, bellamente, algunos pasajes y hasta calcó algún verso. Como en la
fábula ovidiana, Eco pierde el habla al ver que Narciso se enamora de la Naturaleza
rústicas sencilleces:
de mi bello Narciso, Humana y sólo es capaz de reproducir las palabras o las sílabas finales de lo que oye,
gloria de vuestro albergue, con un gran efecto trágico, muy barroco y muy calderoniano.
La Fuente, elemento tomado también del mito, alcanza en Sor Juana una rica y pro-
las dos divinas lumbres
cerró temprana muerte: funda simbología. Representa, por un lado, el sacramento del Bautismo, en el que la
¡sentid, sentid mis ansias; Naturaleza Humana lavará sus borrones, y, por otro, a la Virgen. María, concebida sin
llorad, llorad Su Muerte! mancha .de pecado, es fuente, por el misterio de la Encarnación, de la naturaleza
humana de Cristo y, por tanto, corredentora del género humano. En sus aguas, puras y
MúSICA
claras, se produce, justamente, el encuentro de la Naturaleza Humana y de Narciso,
¡Llorad, llorad Su Muerte! quien muere en un acto de Amor por ésta, "su trasunto".
118
Esta escena final, que revive el Sacrificio de la Cruz, de gran electo teatral, se cierra
con la traducción, casi literal, del himno eucarístico de Santo Tomás de Aquino: "Pange
lingua, gloriosi 1 Corporis Mysterium" ("¡Canta, lengua, del Cuerpo glorioso 1 el alto
Misterio ... !"). ·
Sor Juana encontró en el mito de Narciso, en su muerte y metamorfosis, una bella
prefiguración del dogma eucarístico. Lo adornó con el inspirado lirismo de sus versos,
con soplos del Cantar de los Cantares y de otros salmos o pasajes bíblicos, entre los
que transfundió acentos de San Juan de la Cruz, de Lope y de Calderón. Su genio
dramático se elevó desde el mito griego hasta las más altas cimas de la Teología, con
una potencia y una brillantez, intelectual y poética, que nada tenían que envidiar a
Calderón, .el maestro .
"Primero sueño"
El Primero sueño es el poema más ambicioso y personal de Sor Juana. Obra de
madurez poética e intelectual, no hubo de ser escrito antes de 1690.
la forma
La extensa composición adopta la forma de la silva, utilizada por Góngora en las
Soledades. La libre combinación de endecasílabos y heptasílabos se aviene con el
movimiento pausado y denso del fluir discursivo y filosófico de su contenido, 975
versos .
la imitación
En la edición de 1692, se señala, en un subtítulo, que Sor Juana escribió el Primero
sueño "imitando a Góngora". La influencia de Góngora está en los aspectos formales,
no en el contenido. Del poeta cordobés toma el molde métrico, el vocabulario, la pro-
fusión de alusiones mitológicas y, sobre todo, los períodos oracionales extensos, llenos
de incisos, paréntesis, subordinaciones, amén del hipérbaton.
Contenido y estructura
Según el padre Diego Calleja, primer biógrafo de Sor Juana, ella habría esbozado en
pocas palabras su asunto:
Siendo de noche me dormí; soñé que de una vez quería comprender todas las cosas de
que el Universo se compone. No pude ni aun divisar por sus categorías, ni aun sólo un
individuo; desengañada, amaneció y desperté.
La mayoría de los críticos reconoce que el poema tiene una estructura tripartita: el
dormir (introducción), el sueño o viaje del alma en pos del conocimiento (nudo) y el
despertar (desenlace) ·.
Cada una de esas partes se estructura, a su vez, en dos núcleos temáticos 43: la
invasión de la noche G) y el dormir del mundo y del hombre® el vuelo del alma
al conocimiento de todo lo creado y su fracaso para aprehenderlo en un solo acto
o visión abarcadora @y nuevo ascenso y derrota del alma para alcanzar el cono-
cimiento del Universo por grados o categorías @; el despertar ® y el triunfo del
día o de la luz @.
Podríamos graficar esta estructura en un reloj de arena:
119
El protagonista de ese viaje es el alma, hombre o mujer . Su objeto es el saber o el
conocimiento del Universo, del Alto Ser, de la Causa Primera. El nudo tiene dos
momentos culminantes que se resuelven en ·dos fracasos, símbolos de los límites del
conocimiento humano. Límites que, sin embargo, no acobardan al alma. Intuimos que
volverá a repetir la experiencia: reincidirá, una y otra vez, en el mismo vuelo arrebatado
y en los mismos penosos ascensos, peldaño a peldaño, para caer en similares derro-
tas. la obra tiene un carácter alegórico y ejemplar. Esa noche es síntesis de la aven-
tura intelectual del hombre, vivida en soledad y que sabe a reiterados desengaños.
Sólo al final del poema nos enteramos de que esa alma es la de Sor Juana. Pudo
haber sido la de cualquier otro ser humano empujado por su misma pasión o amor a la
sabiduría.
Desde muy antiguo, la literatura recogió en prosa narraciones de diversos viajes del
alma, mientras el cuerpo dormía. Viajes en que, con el auxilio de un guía o de un
demiurgo, el alma alcanzaba un sueño o una visión en las altas esferas.
Sor Juana parte de esa tradición milenaria que ilustra, en la antigüedad, por ejemplo,
Cicerón con el sueño de Escipión el Africano; o, en su época, el padre Athanasius
Kircher (1602-1680), un jesuita alemán, que nutrió a sus contemporáneos con toda
suerte de informaciones astronómicas, lísicas. cosmográficas, matemáticas. En unª de
sus obras, /ter exstaticum cae/este (Viaje extático celeste), Kircher narra el vuelo del
alma de un personaje a los espacios siderales, viaje astronómico que cumple con el
auxilio, como era tradición, de un guía o acompañante 44.
Sabemos que la Décima Musa fue lectora asidua de Kircher. De él tomó, sin duda, la
idea, de origen egipcio, de que la luz es una pirámide que desciende del cielo a la
Tierra, mientras que la sombra es otra pirámide que se eleva de la Tierra al cielo. Imá-
genes que recoge en la introducción y en el desenlace.
Sor Juana incorpora importantes novedades en esa tradición de los viajes o sueños
del alma: utiliza el verso en vez de la prosa; el alma emprende su vuelo en soledad, sin
auxilio de guía alguno, y, finalmente, su sueño no es una visión o una revelación, sino
una no-visión, una no-revelación, una aventura signada por la derrota o el saber del no-
saber. Además, su sueño es imagen de un proceso cíclico y alegórico, no una visión
concreta y puntual que, cumplida, finaliza.
muchas
44 En Córdoba (Argentina), en pleno siglo
El Segundo volumen de las obras de Sor Juana apareció, según dijimos, en Sevilla,
XVIII, reaparece en vejámenes a concursos en 1692. lleva un breve prólogo de la autora, que parece una prolongación de la Res-
poéticos esa misma tradición o viaje del alma puesta a Sor Filotea, y termina con una cita de San Jerónimo, ya transcripta en aquel
durante el sueño, con la descripción de la vi- texto:
sión y la presencia de un demiurgo.
Esas obras -de intención satírica- están "De cuántos trabajos me tomé, cuántas dificultades hube de sufrir, cuántas veces de-
escritas en prosa, como era habitual en esta sesperé y cuántas otras desistí y empecé de nuevo, por el empeño de aprender, testigo
especie narrativa. es mi conciencia."
120
Un tercio del volumen -lo que excede de los límites habituales- está formado
laudanzas y panegíricos, en prosa y en verso, a las obras sorjuaninas allí rec:ogiidas.
Doce poetas de España y siete teólogos, dos de ellos jesuitas, forman el nutrido coro
de los elogios, que son muchas respuestas dirigidas a la Nueva España
"Fama y obras
En 1700, cinco años después de su muerte, el doctor Juan Ignacio Castorena y
Ursúa, futuro rector de la Universidad de Méjico, publicó en Madrid el volumen de Fama
y obras póstumas. Ese impreso, amén de los poemas tanto españoles como mejicanos
dirigidos a exaltar su gloria, salvó para la posteridad el texto de la Respuesta a Sor
Filotea y algunas otras piezas de Sor Juana. Entre ellas, el romance que escribió en
1693, quizá la última poesía que compuso, en agradecimiento a las plumas que, en
1692, habían hecho, desde Sevilla, el elogio de sus obras:
¿Cuándo, númenes divinos,
dulcísimos cisne,s, cuándo
merecieron mis descuidos
ocupar vuestros,cuidados?
¿De dónde a mí tanto elogio?
¿De dónde a mí encomio tanto?
del amor
Toda la obra de Sor Juana gira en torno del amor. Amor a la sabiduría, amor divino
y, también, amor humano. Sus "versos de amor profano -bien se ha dicho- son de
los más suaves y delicados que han salido de pluma de mujer".
Sus quejas, sus suspiros, sus celos, expresan, no cabe duda, experiencias muy ínti-
mas. ¿Cómo explicar tales efusiones en el contexto de su vida religiosa, de monja
profesa, desde 1669? Parece improbable que escribiera esos poemas en el mundo, en
plena juventUd. Son demasiado perfectos y acusan mucha madurez. ¿Los escribió, tal
vez, en el claustro, en función de reminiscencia? ¿Cuál es su sustento anecdótico?
Podríamos seguir formulando preguntas y más preguntas. Se han intentadó muchas
explicaciones. Todas son conjeturas, sin sustento biográfico o histórico. No disponemos
de más testimonios que los poemas en sí. Otra vez el enigma o los enigmas. Ni un
rastro, ni una referencia que ilumine .
"Real o imaginario -pero ya real cuando se expresa-, el amor es para Juana
-dice Ramón Xirau- una vivencia y una presencia". Una presencia que nace de su
45 Esta "Aprobación" da cuenta de la vida y vida, pero "a condición de comprender que la palabra vida -como señala Octavio
de la obra de Sor Juana. Constituye su primera Paz- designa no sólo a los actos sino a las imaginaciones, las ideas y las lecturas",
biografía. porque "lo que llamamos experiencia abarca lo real y lo imaginado, lo pensado y lo
121
soñado". Su primer biógrafo, el padre Calleja, sin restar a esos poemas fuerza ni inten-
sidad, aclara que "son amores que ella escribe sin amores" o -como expresa Sor
Juana- "una dulce ficción". Si indagamos un poco en esos veintitantos admirables
poemas de amor, observamos que la nota dominante es siempre la ausencia del
amado, su fuga, la evidencia palpable o sugerida de la no correspondencia, una fan-
tasía que, aunque parte de la realidad tangible, se esfuma en una quimera. En el fondo,
¿Que no he de ver tu semblante, sus más bellos y turbados poemas de amor son vivencia de soledad:
que no he de escuchar tus ecos,
que no he de gozar tus brazos Detente sombra de mi bien esquivo,
ni me ha de animar tu aliento? imagen del hechizo que más quiero,
¡Ay, mi bien, ay prenda mía, bella ilusión por quien alegre muero,
dulce fin de mis deseos! dulce ficción por quien penosa vivo.
¿Por qué me llevas el alma, Si al imán de tus gracias atractivo,
dejándome el sentimiento? sirve mi pecho de obediente acero,
Sor Juana Inés de la Cruz ¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho
que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.
Juana Inés, mujer apasionada, de exquisita sensibilidad, que tuvo cierta experiencia
... no acertaba a amar alguno
amorosa mientras vivió en el mundo, rechazó las posibilidades concretas del amor
viéndome amada de tantos.
humano, por una pasión más fuerte, la del intelecto. Sin embargo, monja ya, sintió la
Los empeños de una casa, Acto I.
necesidad de expresar, por estímulos que ignoramos y que en nada ofendían el decoro
de su estado religioso, esa vertiente insatisfecha o, si se quiere, cegada, de su mundo
afectivo. Impulso que cuajó en poesía bellísima. Poesía en que la fantasía voló alto, en
que pesaron muchas lecturas y modelos, en que idealizó o sublimó recuerdos y expe-
riencias ya lejanas, en que el amor, "sin amores", alcanzó una rica complejidad emotiva
y poética. Es más, una ternura dulce y femenina:
Por otra parte, su poesía de amor profano fue escuela en que ensayó la pluma
para cantar otros afectos, los religiosos . ¿El Divino Narciso, que recoge las cumbres
líricas de su poesía sacra, con acentos de aún superior y más íntima emoción amorosa,
no nos muestra, acaso, la vía ascendente de sus apasionamientos? Amor que es,
ahora sí, presencia, serena y madura esperanza de unión, donde no caben ni los celos,
ni las quejas, ni los temores de ajenas sombras:
122
Y Sor Juana lo abrirá, venciéndose a sí misma, despojada de letras y de ciencias,
vestida de silencio, después de haberse lavado en las aguas puras y limpias de la
caridad sin mácula, aquella que es don de las almas enamoradas . Bien dirá la suya,
en versos de Gerardo Diego 46:
1
Sonetos
Éste, que ves, engaño colorido, es un vano artificio del cuid<!do,
que del arte ostentando los primores, es una flor al viento delicada,
con falsos silogismos de colores es un resguardo inútil para el hado:
es cauteloso engaño del sentido l; es una necia diligencia errada,
éste, en quien la lisonja ha pretendido es un afán caduco y, bien mirado,
excusar de los años los horrores, es cadáver, es polvo, es sombra, es nada 3.
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido 2,
1 El primer cuarteto nos introduce en el terna. Es -dice Paz- "bri- seis están dirigidas al mismo objeto: mostrar la inutilidad del retrato.
llante y conceptuoso". engaño colorido: metáfora por retrato. falsos Éste, como todas las cosas humanas, será un día: cadáver, polvo,
silogismos: falsos argumentos. El retrato que mueve la reflexión de la sombra, nada.
autora es uno suyo. Repárese en la repetición de la palabra engaño Repárese en el "crescendo" de las seis afirmaciones, hasta llegar a la
(engaño colorido [ ... ] engaño del sentido). desoladóra conclusión final. El último verso copia casi textualmente uno
de Góngora, último verso -también- de un soneto, que dice: "en
2 El segundo cuarteto es una amplificación del primero. la falsedad
tierra, en polvo, en sombra, en nada".
está en pretender, por medio de un retrato, burlar el paso del tiempo,
Este soneto es un poema moral que desenvuelve un tema lipico del
que todo lq envejece y lo destruye.
barroco: el del desengaño. Todo es apariencia y todo es pasajero.
3 los tercetos recogen seis frases paralelas, realzadas por la anáfora El poema fue publicado en la Inundación castálida esté
inicial (repetición, al comienzo de cada verso, de la palabra "es"). las título: "Procura desmentir los elogios que a un retrato ins·
123
Amor empieza por desasosiego, Su principio, su medio y fin es éste 7;
solicitud, ardores y desvelos; pues, ¿por qué, Alcino, sientes el desvío
crece con riesgos, lances y recelos, de Celia, que otro tiempo bien te quiso?
susténtase de llantos y de ruego 4. razón hay de que dolor te cueste,
Doctrinanle tibiezas y despego 5, pues no te engañó Amor, Alcino mío,
conserva el ser entre engañosos velos, sino que llegó el término preciso? 8
hasta que con agravios o con celos
apaga con sus lágrimas su fuego 6. Sor Juana Inés de la Cruz
críbió la verdad que. llaman pasión". La verdad, es decir, la lidelídad al vese, en el último, el hipérbaton por anteposición del complemento pre-
original, pero mejorada por el afecío (pasión). posicional.
4 En el primer cuartelo, Sor Juana nos· dice cómo nace, cómo crece 3 No hay dificultad en la primera parte del predicado. los hipérbatos
y cómo se sustenta el amor. la estrofa es dinámica, ágil, rápida. no complican mayormente la comprensión. El orden lógico sería: al
5 doctrinanle: castfganle. Es decir, el amor es un sentimiento que Cielo encaminaba punta altiva de vanos obeliscos, pretendiendo
decrece si se lo maltrata. las estrellas.
6 Si en el primer cuarteto asistimos a la curva ascendente del amor, sus luces bellas: las de las estrellas. Justamente, la palabra es-
en éste se produce el descenso del sentimiento amoroso hasta su aca- trellas del verso anterior es la que da origen al largo paréntesis que
bamiento. separa los dos núcleos del predicado.
7 La autora sintetiza el contenido de las dos estrofas anteriores. 5 exentas: libres. Libres de la sombra que nace de la Tierra. Nótese
8 En los tercetos se produce la aplicación a un caso concreto. Igno- que la palabra luces (v. 4) prolifera en tres atributos: bellas, exentas,
ramos quiénes puedan ser Alcino y Celia. Al primero le dice que no se wtilantes. "Exentas" es, además, un cultismo. Obsérvese, por otra par·
queje de la ingratitud de su amada. Circunstancia previsible, porque la te, la bimembración de este verso, la que se refuerza por la repetición
esencia del amor es, también, su transitoriedad: nacer, crecer, morir. simétrica de la .palabra siempre.
Otra vez Sor Juana nos enfrenta con el lema del desengaño y de la 6 Las luces bellas [ ... ] burlaban tan distantes. El núcleo del pre-
fugacidad de las cosas humanas. Allora a propósito del amor, del amor dicado y el predicativo subjetivo (tan distantes) aparecen, como se ve,
profano. varios versos después, por anteposición del objeto directo (la tene-
Este soneto vio la luz en el Segundo volumen de las obras de Sor brosa que con negros vapores le intimaba la pavorosa som-
Juana (Sevilla, 1692). bra
La estructura del objeto directo es compleja. En la proposición ad-
jeli11a de relativo podemos observar: el desplazamiento del verbo y del
1 La imitación de Góngora está, sobre todo, en la complejidad de la sujeto al final (intimaba la pavorosa sombra fugitiva); la confusión
sintaxis. Así, en el fragmento que transcribimos, nos enfrentamos a una que surge por el uso de le en vez de les (intimaba a ellas, las luces de
sola oración de predicado verbal compuesto .. El núcleo del sujeto es las estrellas). Este empleo de "le" por "les", frecuentemente usado por
sombra 2) y los del son encaminaba (v. 2) y consentía Sor Juana, es común entre los clásicos del período áureo.
(v. 22). separa violentamente ambos núcleos (vs. 5 7 En este verso nace, encabezada por que, una larga proposición
a los aU!Ílentan la dificultad. consecutiva desencadenada por. el predicativo del verso anterior: tan
2 núcleo del en tres atributos distantes. Proposición llega hasta el verso i 8. su atezado ceño: el
tos (levé de la tie!l'a nacida. de la """'""~""
124
!5 con tres hermosos rostros ser ostenta 8, sumisas sólo voces consentía
quedando sólo dueño de las noCturnas Aves,
del aire que empañaba tan oscuras, tan graves,
con el aliento denso que exhalaba 9; que aun el silencio no se internumpía 10
y en la quietud contenta
20 de imperio silencioso, Sor Juana Inés de la Cruz
1
expresan sentimientos de ausente
8 El orden natural de estos versos sería: aún no llegaba al superior lento dinamismo de la descripción se ve realzado por las formas ver-
convello del Orbe de la Diosa . . . La dificultad, otra vez, se produce bales en pretérito imperfecto. Dinamismo que se acentúa por la lucha
por el hipérbaton. A ella se agrega la de la larga perífrasis alusiva, de entablada entre la sombra que crece y la luz de las estrellas.
tipo mitológico, para eludir la palabra "Luna". La Diosa de tres rostros Señalemos, por último, que esta descripción de la noche que sube de
es Hécate, la Luna. la Tierra hacia el Cielo, en forma de pirámide, conlleva, además de sus
9 La voz dueño, un predicativo subjetivo, modifica a su atezado notas visuales, una de tipo auditivo, la del silencio. Silencio tan hondo
ceño. El lector debe hacer un esfuerzo para relacionar esta cláusula que ni siquiera el canto de las aves nocturnas lo interrumpe.
..absoluta (vs. 16-18) con su antecedente (v. 11 ). Imaginemos, por un momento, a Sor Juana, sobrecogida ante ese
10 Desde el v. 19 hasta el 24 corre la segunda parte del predicado cono funesto de sombra que avanza hacia el firmamento, que todo lo
verbal, según ya hemos señalado. Sus complicaciones son las siguien- invade con su absoluto silencio. ¡Pensemos en una noche del siglo
tes: el núcleo (consentía) está intercalado dentro del objeto directo XVII!
(sumisas sólo voces [ ... ] de las nocturnas Aves, etcétera); anticipa-
ción del predicativo subjetivo (la sombra [ ... ]consentía contenta en la
quietud imperio silencioso); ubicación del núcleo de ese predica- 1 Estas liras, con rima son apenas una variante del molde
tivo entre el sustantivo quietud y el complemento prepo- estrófico establecido por Garcilaso en su Canción V (aBai!B). Por su
sicional que lo modifica (de imperio silencioso); complejidad que ofre- factura poética se acercan más al espíritu del siglo XVI que al del XVII:
ce, por varios hipérbatos, el objeto directo, éuyo orden recto sería: ni agudezas conceptistas, ni complicaciones culteranas. Sor Juana es
voces sumisas de las nocturnas Aves, tlln oscuras, tan graves (las así, diversa y varia. ¿Qué gran poeta no lo es?
voces) que aún el silencio no se interrumpía. Expresan, como die!'! el subtítulo, "sentimientos de ausente". Recuér-
Destaquemos, por otra parte, el claroscuro que apunta a realzar la dese que el amor humano, en Sor Juana, es una vivencia de lo no
sombra nocturna, por contraste con la luminosidad de las estrellas. El presente, un sentimiento de soledad y de ausencia.
125
Así que, Fabio amado 2, ¿Cuándo tu voz sonora ¿Cuándo de tu apacible
saber puedes mis males sin costarte herirá mis oídos, delicada, rostro alegre veré el semblante afable,
la noticia cuidado, y el alma que te adora, y aquel bien indecible
pues puedes de los campos informarte; de inundación de gozos anegada, a toda humana pluma inexplicable,
y pues yo a todo mí dolor ajusto, a recibirte con amante prisa que mal se ceñirá a lo definido
saber mi pena sin dejar tu gusto. saldrá a los ojos desatada en risa? lo que no cabe en todo lo sentido?
Mas ¿cuándo, ¡ay gloria mía!, ¿Cuándo tu luz hermosa Ven, pues, mi prenda amada:
mereceré gozar tu luz serena? revestirá de gloria mis sentidos? que ya fallece mi cansada vida
¿Cuándo llegará el día ¿Y cuándo yo, dichosa, de esta ausencia pesada;
que pongas dulce fin a tanta pena? mis suspiros daré por bien perdidos, ven, pues: que mientras tarda tu venida,
¿Cuándo veré tus ojos, dulce encanto, teniendo en poco el precio de mi llanto, aunque me cueste su verdor enojos,
y de los míos quitarás el llanto? 3 que tanto ha de penar quien goza tanto? regaré mí esperanza con mis ojos.
Sor Juana Inés de la Cruz
Coge el contagio repugnante y entra en la zona del dolor. [ ... ] búsqueda contrita de aquel simple vaso de agua clara, que es la
Ahora sí la monja sabia ha completado el círculo del conocimiento. eterna humildad cristiana.
Como si Dios esperase esta hora de perfección, como aguarda Milagrosa la niña que jugaba en las huertas de Nepantla; casi
en las frutas la lacedura, la dobla entonces sobre la tierra. No quiso fabulosa la joven aguda de la corte virreina!; admirable la monja
llamarla a Sí en la época de los sonetos ondulantes, cuando su boca docta; pero grande, por sobre todas, la monja que, liberada de la
estaba llena de frases perfectas; viene cuando la monja sabía, arro- vanidad intelectual, olvida fama y letrillas, y sobre la cara de los
dillada en su lecho, ya tiene solamente un sencillo, un pobre pa- pestosos recoge el soplo de la muerte, y muere, vuelta a su Cristo,
drenuestro entre sus labios de agonizante. como a la suma Belleza y a la apaciguadora Verdad.
Como ella se anticipó a su época con anticipación tan enorme que
da estupor, vivió en sí misma lo que viven hoy muchos hombres y Gabriela Mistral
algunas mujeres: la fiebre de la cultura en la juventud; después el Chilena
sabor de fruta caduca de la ciencia en la boca, y por último, la (1889-1957)
2 Varias veces aparece, en su lírica amorosa, el nombre poético de ran- a lo más inefable de Garcilaso y -aunque en amor humano- a
Fabio. ¿Verdad o ficción? lo más fino y puro de San Juan de la Cruz . .. ". La cita transcripta
3 "Ésta y las dos estrofas siguientes -maravillosas de ternura y pertenece a Alfonso Méndez Planearle.
limpidez-, son de lo más precioso de Sor Juana: alcanzan -o supe:
126
1
O. Serrano
128
sus
El de las luces" en
El cambio de dinastía, la de los Austrias por la de los Barbones, con el advenimiento
de Felipe V en 1701, a la muerte de Carlos 11, señala en España -una España deca-
dente- el inicio de un nuevo rumbo político y cultural que trata de sacar a la nación
de su estancamiento. El reinado de Carlos 111 (1759-1788) sintetiza la culminación de
ese programa renovador, que se malogra por la ineficacia de su sucesor, Carlos IV
Portada de la edición original. (1788-1808).
Recordemos algunas de las notas que caracterizan ese siglo 1:
111 absolutismo o exaltación del poder real, con mengua de la tradición española,
que fijaba límites a la autoridad del rey;
acentuado centralismo administrativo, que redujo la influencia de todo poder
emanado al margen de las decisiones regias, como el de los cuerpos colegiados o
representativos de la voluntad popular;
111 regalismo en lo eclesiástico, o afán desmedido de controlar a la Iglesia y de su-
bordinarla a los intereses monárquicos;
111 europeización de la cultura española, a través de Francia, y, como reacción,
revalorización de lo nacional;
111 surgimiento de una nueva éiite, fundada en los valores del intelecto, que se
conoce con el nombre de minoria ilustrada;
e despotismo ilustrado que esa minoría ejerce, en todos los campos del saber,
para poner en obra su pensamiento al servicio del pueblo, pero sin su participación;
111 triunfo del racionalismo 2, de bases cartesianas, y del empirismo 3, que confluyen
en el enciclopedismo 4 francés;
111 afán ordenador, que todo lo analiza, lo compara, lo clasifica;
academicismo neoclásico, que. sujeta el arte a reglas;
111
129
tituciones de carácter cívico, donde se dialoga, se polemiza, se hace crítica. Nacen las
academias, se fomentan las bibliotecas, surgen las sociedades con fines económicos,
científicos o culturales, se ponen de moda la tertulia y el salón literario. Se emprenden,
desde esas instituciones, obras colectivas. El desarrollo del periodismo, un periodis-
mo ilustrado, es producto, asimismo, de esa acción de grupos que difunden, en sus
páginas, las luces de sus estudios o sus programas renovadores.
Prima en los hombres de letras, cualquiera sea el género que cultiven, una actitud
satírica. Hija de esa postura y del didactismo imperante es la fábula, especie que
renace bajo la influencia de La Fontaine, gran fabulista francés.
La revalorización de lo nacional, en su lucha contra el afrancesamiento, da cabida al
costumbrismo, al y a las literaturas regionales. Madrid, a pesar del
poder absoluto de los Barbones, ya no es el único centro intdectual.
Sin dejar de exaltarse el poder de la razón, se da cabida al "hombre sensitivo" y
renacen los sentimientos. Su manifestación más característica es la poesia bucólica o
arcádica, en que se expresa un intimismo sentimental, refinado y galante, a veces
sensual.
El siglo XVIII creó un mundo nuevo, del que aún, en parte, somos reflejo. Sus
encrucijadas, sus polémicas y hasta sus mismas paradojas, que no fueron pocas,
se han prolongado, en el mundo hispánico, hasta nuestros días.
El siglo XVIII español, desde el punto de vista literario, no es -bien se ha dicho- un
siglo de gran literatura. Nos ha dejado un caudal portentoso de obras, fruto de un
espíritu de trabajo, de búsqueda, de ordenamiento, que sorprende; pero ninguna de
ellas es, con rigor, desde el punto de vista estético, expresión de arte imperecedero.
España no logró, en las letras, la síntesis original y creadora que conjugara -como la
pintura de Goya- sus propias esencic¡¡s nacionales con los nuevos derroteros por los
que la empujaba la historia europea .
Hispanoamérica, por las reformas in- Los reajustes territoriales que se produjeron en el siglo XVIII y la aplicación del
troducidas, quedó dividida en cuatro vi- modelo francés del régimen de intendencias, a partir de 1782, estuvieron encaminados
rreinatos (Méjico, Perú, Nuevo Reino de a los dos primeros objetivos.
Granada y Río de la Plata) y cuatro ca- La nueva organización política, con las creaciones, entre otras medidas, de dos
pitan/as generales (Cuba, Guatemala, nuevos virreinatos, el del Nuevo Reino de Granada, con capital en Santa Fe de
Venezuela y Chile), más la Comandancia Bogotá (1717-1723 y reinstaurado definitivamente en 1739), del que se separó, des-
de las Provincias Interiores (norte de Mé- pués, la Capitanía General de Venezuela (1777); y el del Río de la Plata, con sede en
jico). Buenos Aires (1776), fue, sin duda, positiva. El sistema de intendencias tuvo, en cam-
bio, suerte variable y provocó diversas reacciones.
Las medidas económicas impulsaron uria creciente libertad de comercio con España
y entre los distintos territorios hispanoamericanos, que favoreció la expansión agrícola,
pecuaria, minera e industrial y produjo en América un espectacular auge económico.
Anotemos, finalmente, como dato de interés, que creció su población criolla y aumen-
tó, considerablemente, la mestiza.
Esas reformas, que en su mayor parte fueron efectivas, contribuyeron a precipitar
la ruina del dominio español, porque:
Al dar a los americanos la visión de un gobierno mejor, y al negarles una participación
sustancial en su funcionamiento, las reformas de Carlos III, tanto en su aspecto adminis-
5 La cita pertenece a John Lynch, uno de los trativo como en el comercial, contribuyeron a precipitar la caída del régimen imperial que
estudiosos de este período. debían prolongar 5.
130
Grave falla del absolutismo borbónico fue la de no incorporar a los criollos al go-
bierno de América y, peor aún, la de desplazarlos, como ocurrió con el sistema de
Frar.cisco de Miranda es, junto con intendencias, de cargos que habían logrado alcanzar.
Antonio Nariño, uno de los precursores América vivió, en los últimos veinte años del siglo XVIII, un clima de agitación y de
de la emancipación americana. El prime- descontento, de los que fueron síntomas, entre otros, los levantamientos de Túpac
ro difundió en su circulo de amigos cuan- Amaru, en el Perú (1780-1 ), y de los comuneros, en Nueva Granada (1781 ). Las ideas
to leyó, oyó y vio sobre las ideas de li- de la Ilustración y del Enciclopedismo -aparte de otras causas internas y externas-
bertad, de igualdad y de independencia. alentaron, al finalizar la centuria, claros objetivos de insurgencia revolucionaria entre
El segundo tradujo al español la Decla- algunos representantes de las minorías criollas ilustradas, particularmente en cen-
ración de los derechos del nombre, que tros alejados de las sedes de los dos antiguos virreinatos. Tal el caso de Francisco de
hizo imprimir secretamente para distri- Miranda (Venezuela, 1750-1816) y de Antonio Nariño (Bogotá, 1765-1823). Los más,
buirla por toda Sudamérica (i 794). sin embargo, seguían siendo fieles a España.
su americanidad
El humanismo de los jesuitas se levanta, en nuestro siglo XVIII, como un puente
entre el barroco y el neoclasicismo. Recordemos que los miembros de la Compañía
de Jesús fueron, en toda América, con sus colegios y universidades, los mentores
espirituales de las clases dirigentes.
Los jesuitas promovieron, en la segunda mitad de ese siglo XVIII, una reacción
clásica, por medio del cultivo del latin y de los grandes escritores de la antigüedad
greco-romana . El grupo más brillante, por la cantidad y calidad de sus obras, se ubica
en Méjico. No le van a la zaga los jesuitas rioplatenses.
Se interesaron por las ciencias, por los estudios lingüísticos, por las investigaciones
históricas y geográficas, por la renovación de los métodos de enseñanza, por el análisis
de las corrientes más recientes de la filosofía y sus implicancias sociales y políticas. El
cosmopolitismo de la orden favoreció el intercambio de ideas, y dio a su acción un
La Compañía de Jesús fue disuelta en aire de gran modernidad.
1773, por Clemente XIV. La orden volvió Carlos 111, en 1767, los expulsó ignominiosamente de sus dominios, con gran mengua
a constituirse, en 1814, por obra de Pío para la cultura y la educación de los criollos. En el exilio, particularmente en Italia, pu-
VIl. blicaron parte de sus obras, imbuidos de nostalgia por sus patrias americanas y, en su
131
El latín no fue para los jesuitas una momento, apoyaron los ideales emancipadores s. En el destierro su pensamiento se
lengua extraña ni muerta. Era el idioma hizo más audaz. Muchos se expresaron en latín o en italiano, por eso su labor queda
universal de la Compañía, el que usaban un poco al margen de nuestras letras.
para aprender, para enseñar, para comu- Lucharon, en su forzado exilio, contra el absolutismo de los Barbones y contra la
nicarse con los doctos. ignorancia que había en Europa acerca de América. No otro fue el sentido de la His-
toria antigua de Méjico (1780), publicada en italiano, del jesuita mejicano Francisco
Antonio (173H 787), o la Carta crítica sobre la historia de América (1797),
del jesuita argentino, nacido en Santa Fe, Francisco Javier iturri (1738-1822), escrita
en Roma y editada en Madrid. Acotemos que esta última fue reimpresa, en Buenos
Aires, en 1818.
Italia se convirtió, así, en el más singular centro de hispanoamericanismo. Allí, Juan
Pablo Vi:zcardo y Guzmán, jesuita expulso, natural del Perú (1748-1798), escribió su
famosa Carta a los españoles americanos (1792) -difundida, a su muerte, por Fran-
cisco de Miranda-, en la que fundamentó él derecho de los americanos a la inde-
pendencia 7.
Ei
Un jesuita guatemalteco, refugiado, como tantos otros compañeros de su orden, en
Italia, escribió un poema en dulces hexámetros latinos, dividido en quince cantos, la
Rusticatio mexicana 8 (1781 y 1782). La añoranza de la patria chica, Guatemala, y de
Méjico, donde vivió varios años, lo impulsó a cantar la tierra lejana, sus pródigas be-
llezas, sus riquezas naturales, la laboriosidad de sus hombres, al indígena campesino,
obrero y artesano. Su autor, Rafael Landívar (1731-1793) 9, se ubica con ella -según
se ha dicho- entre Bernardo de Balbuena y Andrés Bello, si bien por su realismo des-
criptivo se acerca más al cantor de la silva a La agricultura de la zona tórrida.
Landívar ha sido calificado como el "primer maestro del paisaje" americano y como el
primero que rompió con las convenciones descriptivas del Renacimiento, de las que no
logró despojarse Balbuena. Venció las dificultades de la lengua latina para transmitir el
paisaje, la fauna, la flora y las costumbres del mundo natural mejicano . Miguel Ángel
Asturias -el gran prosista y poeta guatemalteco de nuestro siglo XX- lo llamó,
con justicia, "el abanderado". En la senda de Virgilio, el jesuita se alzó con originali-
dad propia y señaló un camino que, años más tarde, volvería a indicar Bello a sus
compatriotas americanos. Así, con esta fuerza, con este temblor del sentimiento, co-
mienza el poema:
Salve, cara parens, dulcis Guatimala, salve,
Delicium vitae, fans et origo meae;
Quam juvat, alma, tuas animo pervolvere dotes,
Temperiem, fontes, compita, templa, lares ... 10
6 Las doctrinas políticas que enseñaban los
jesuitas en sus colegios eran contrarias al ab- Mientras más de uno de sus compañeros de destierro apoyaban los fermentos eman-
solutismo de los Barbones y, en general, hos- cipadores, Landívar señalaba a sus connaturales, y al mundo, una de las vías de la in-
tiles a las monarquías. Ésa fue, sin duda, una dependencia intelectual del continente: la de transitar en poesía, con orgullo, la temática
de las causas de su expulsión. americana.
7 Se publicó en Filadelfia, en francés (1799) La Rusticatio mexicana es, sin duda, el único testimonio de arte imperecedero de
y, dos años más tarde, en Londres, en español. todas nuestras letras del setecientos; pero, por estar escrita en latín, escapa del ámbito
8 El adjetivo "mexicana" abarca a América
lingüístico que les es propio . No puede, sin embargo, dejar de ser valorada como
Central, Guatemala y Méjico.
9 Hubo dos ediciones; en la segunda agregó primera expresión estética, de valor universal, de lo vernáculo.
cantos hasta llegar a los quince que la con-
forman. Las científicas: culturales
10 "Salve, caro suelo natal, bien amada ciu-
dad de Guatemala, salve. 1 Tú, el júbilo, y ori- América, en el siglo XVIII, despertó el interés de la ciencia europea. Prueba de ello
gen y fuente de mi vida. 1 Cuánto recrea, ciu- son las expediciones que se sucedieron, desde la del francés Fre:zier (1712-1714),
dad augusta, evocar tus blasones: 1 Tu clima hasta la visita de Alejandro von Humboldt y de Aimé J. al finalizar la
temperado, tus fuentes, alamedas, tus templos centuria. Recordemos que, en la de Charles de la Condamine al Ecuador (1736-
y tus lares." 1745), participaron, además de un grupo de sabios franceses, los españoles Jorge
11 La expedición de la Condamine vino a
Juan y Antonio de Ulloa. Tampoco olvidemos las que, desde Santa Fe de Bogotá, con
medir un grado del meridiano terrestre.
12 Recomendamos a los alumnos que se in-
el concurso de sabios criollos como Caldas, organizó Celestino Mutis 12.
formen acerca de estos ilustrados hombres de Esos viajeros ilustres fomentaron en los países visitados el espíritu crítico y difun-
ciencia. dieron métodos centrados en la observación y en el análisis. El cosmopolitismo de sus
132
integrantes ensanchó el horizonte intelectual de los americanos. Promovieron, directa
o indirectamente, la renovación de los métodos de enseñanza; la constitución de so-
ciedades con fines científicos, económicos o culturales; la creación de escuelas téc-
nicas -como la de Minería én Méjico-; la erección de bibliotecas públicas -la
primera fue la de Méjico (1777)-, de jardines botánicos, de observatorios astronómi-
cos y organismos al servicio de la ciencia o de su divulgación.
Por otra parte, estos científicos, a su regreso a Europa 13, hicieron conocer al mundo
sus experiencias en noticiosos relatos, donde no está ausente ni lo pintoresco de las
regiones visitadas, ni la crítica acerca de la realidad observada, sobre todo, de tipo
social y político. En esas opiniones, que no son ajenas a los intereses de sus países de
origen, puede medirse, precisamente, la influencia que ejercieron en el campo del
pensamiento americano. De esta literatura, que trasunta un redescubrimiento de Amé-
rica, recordemos, entre otras obras, la Relación histórica del viaje a la América Me-
ridional (1748), de Jorge Juan y de Antonio de Ulloa, así como sus famosas Noticias
secretas, escritas para la corona y publicadas mucho después, en 1826. Ambas ofre-
cen un especial interés por provenir del mirador español.
En lo literario, estimularon el nacimiento y desarrollo de una prensa periódica,
erudita y científica, en la que predomina una prosa clara y directa, es decir, el estilo
neoclásico . Este periodismo ilustrado, a medida que avanzó el siglo, se fue nutriendo
de fuerte contenido político y permitió un fluido intercambio ideológico entre puntos dis-
tantes de la geografía hispanoamericana. Un prototipo de estos periodistas, que, a la
vez, eran hombres de ciencias, fue el ilustre naturalista Francisco José de Caldas
(1771-1816), quien, a comienzos del siglo XIX, dirigió el Semanario del Nuevo Reino de
Granada (1808-1811 ), modelo en su género.
"El de caminantes"
Hacia 1775 ó 1776 se publica, en Lima, un curioso libro, El lazarillo de ciegos
caminantes. La obra, desde su portada, plantea, entre burlas y veras, interrogantes y
novedades 14.
... no falté un punto a la realidad, porque Señalemos, por una parte, la connotación de novela picaresca que conllevan el títu-
me parece que lo demás es un engaño tras- lo 15, el nombre y la condición del autor declarado, "Don Calixto Bustamante Carlos
cendente a la posteridad. Inca, alias Concolorcorvo natural del Cuzco", lo que huele a superchería, mentís que
Alonso Carrió de laVandera, "Carta a los subrayan la data -1773- y el pie de imprenta: "En Gijón [España], en la imprenta
Jueces Administradores generales de la Renta de la Robada". Por la otra, pongamos de relieve el anuncio de que los itinerarios son
de Correos de Madrid", del 24 de abril de fruto de "la más puntual ob'servación", así como la referencia a Alonso Carrió de la
1776 (Lima). Vandera y su comisión oficial -ambos ciertos-, que dan nuevo sustento de veracidad
a las "noticias útiles" y demás informaciones "históricas" que ofrece la obra.
La portada -como se ve- promete; y adelanta las dos vertientes del contenido, el
... mis observaciones sólo se han redu- jocoso y el serio. Plantea, por otra parte, una serie de interrogantes que han permitido
cido a dar una idea a los caminantes bisoños a uno de sus más recientes exégetas, Emilio Carilla, calificar la obra como libro de los
del camino real, desde Buenos Aires a esta "misterios".
capital de Lima, con algunas advertencias
que pueden ser útiles a los caminantes y de de del XVII!!
algún socorro y alivio a las personas pro-
vistas de empleos para este dilatado virrei- El lazarillo de ciegos caminantes -con sus itinerarios de Buenos Aires a Lima y
nato ... viceversa- preanuncia nuestras modernas guías de turismo, precisas, informadas,
sugerentes.
Alonso Carrió de la Vandera,
¿Sus destinatarios? Lo dicen el título y el prólogo: viajeros sin experiencia ("ciegos" o
El lazarillo de cie)?os caminantes.
"bisoños") en los polvorientos caminos que unían el Río de la Plata con Perú. ¿Quiénes
eran estos potenciales viajeros? Comerciantes y empleados públicos destinados a
13 No todos regresaron a sus países euro- estas regiones, que turistas o viajeros en el sentido moderno no los hubo entonces.
peos de origen. Algunos se quedaron. Tal el Éstos son hijos de otras comodidades que las de las carretas. Se viajaba por nece-
caso, por ejemplo, de Celestino Mutis, en sidad, no por placer. Tampoco descarta el autor a algún apoltronado lector. Entre éstos
Nueva Granada, y de Tadeo Haenke, espe-
estamos nosotros, a dos siglos de distancia. V hemos de convenir en que, a pesar del
cialista en mineralogía, que se radicó en Co-
chabamba (Bolivia).
tiempo transcurrido, el libro atrapa. El lazarillo americano es obra viva. Sin ser una
14 Véase la reproducción de la portada que novela, se lee como tal: De toda nuestra literatura del siglo XVIII es, sin duda, la más
exhibimos al comienzo de este capítulo. atrayente.
15 Recuérdese el Lazarillo de Tormes, que La obra responde a un fin útil, fue concebida con un sentido pragmático. Recorde-
inicia en España la novela picaresca. mos que utilitarismo y pragmatismo son notas que cobran realce en el pensamiento
133
de aquel siglo en que se inicia la modernidad. Consigna distancias, ubicación de las
postas con sus beneficios -las postas fueron algo así como nuestras modernas es-
taciones de servicio-, rutas alternativas cuando las hay, peligros, recomendaciones de
todo tipo, accidentes geográficos, detallada descripción de las poblaciones importantes,
sus actividades comerciales, industrias, eficacia o desidia de sus funcionarios, costum-
bres locales, estado sanitario, enfermedades, curiosidades, cuentos al caso para solaz
de los caminantes, información histórica, cuadros demográficos y, algo muy importante,
costos y salarios, es decir, el aspecto económico del viaje . ¡Para ser una completa
Guía Michelín sólo le faltan los mapas!
El autor
Alonso Carrió de la Vandera (¿ 1715?-1783) fue, según se ha probado en forma
irrefutable, el autor. Natural de Gijón (España) 16, vino por segunda vez a América en
1771 , vía La Coruña-Montevideo, con el cargo de Comisionado o Visitador para el
La explotación de correos, desde 1514, arreglo de correos y postas entre Montevideo-Buenos Aires-Lima, una función que se
por decreto de Fernando el Católico, ha- inscribe en la incorporación del servicio de correos al ámbito de las prestaciones ofi-
bía sido cedida a un particular y a sus ciales de la corona, dispuesta por Carlos 111, en 1769.
descendientes. La innovación de Car- Carrió acreditaba más de treinta años de experiencia americana. Prime~o. en la
los 111 de convertir esa prestación en un Nueva España, donde ejerció el comercio (1735-1745) y, después, en el Perú, en cuya
servicio público apuntaba a dos objeti- capital casó con una limeña (1746-1767). Sus negocios lo trajeron entonces al Río de la
vos: mejorar las comunicaciones y favo- Plata, cuyas pampas recorrió, y a Buenos Aires (1749). Regresó a España, en calidad
recer nuevos ingresos o rentas para la de funcionario-acompañante de los jesuitas expulsos del Perú (1767). Llegó a Cádiz,
corona. desde El Callao, en 1768.
Anotemos que, en 1769, el rey nombró a José Antonio Pando Administrador de
correos del Perú, quien tomó posesión de sus funciones en 1772 y dictó, a los pocos
meses, el Reglamento general de correos del virreinato, sin aguardar los informes
de Carrió, que se hallaba cumpliendo su recorrido oficial. Entre ambos habrá mani-
fiesta enemistad y ruidosos pleitos, no bien nuestro Visitador ponga el pie en Lima
Puntos importantes de ese itinerario (1773). ¿Aspiró Carrió a ocupar el cargo de Pando?
son: Montevideo, Buenos Aires, Córdoba, En 1777, Carrió pasó a desempeñarse como Contador Interventor de la Administra-
Santiago del Estero, San Miguel de Tu- ción de Correos de Lima, puesto del que se lo jubiló por sus discrepancias con Pando,
cumán, Salta, Jujuy (se interrumpe para las que expuso en un violento y público Manifiesto (1778). Años después, murió en esa
insertar la ruta Buenos Aires-Santiago de capital (1783).
Chile), Potosí, La Plata o Chuquisaca,
Oruro, La Paz, El Cuzco, Huancavelica, El itinerario de la comisión oficial
Lima.
En cumplimiento de su misión, Carrió partió de Montevideo (11-5-1771) y recorrió, en
diecinueve meses, las 964 leguas de distancia entre Buenos Aires y Lima (5-11-1771 a
6-6-1773), con escalas de consideración en Salta, Potosí y Cuzco.
El sustento ordenado de la obra es. el recorrido oficial y cuanto en él, como fun-
cionario, vio, analizó y reformó para dar eficiencia a los servicios de correos y postas
de la región .
Ese esqueleto, puntual, preciso, se enriquece con las observaciones del viajero, un
viajero curioso, que, con pupila atenta, registra la variada y cambiante geografía en
todos sus perfiles (naturales, económicos, sociales). La mirada es dieciochesca: analí-
tica, comparativa, crítica. De momento, satírica y agresiva.
17
Calixto Bustamante Carlos Inca, alias Concolorcorvo?
El indio cuzqueño a quien el autor atribuye el relato tuvo entidad real. Acompañó a
Carrió, en calidad de escribiente, desde Córdoba hasta Potosí. En el libro lo hace
desde el comienzo del 'viaje hasta el fin.
Sin embargo, Bustamante es, literariamente, una ficción. Es el narrador. Un narrador
16 Repárese en que la portada ubica en la que,· a veces, se identifica con el autor y, a veces, cobra autonomía. Esto último se
asturian¡¡ ciudad de Gijón el lugar de la im-
pone en evidencia cuando cuenta lo que dice, hace u opina el Visitador, el funcionario,
presión del libro. ¿Un homenaje a la tierra del
autor?
o cuando dialoga con él.
17 Es llamativo el apodo, ya que Bustaman- El narrador encarna al viajero-espectador (el aspecto no útil, no serio de la obra).
te, es "un indio neto". "Concolorcorvo", es de- Como tal puede expresar, libremente, opiniones, críticas, amenidades jocosas y dispa-
cir, de color del cuervo (negro). rar dardos contra José Antonio Pando y otros empleados de la Administración de
134
Correos. El autor representa al funcionario, un funcionario en misión oficial (el aspecto
serio, útil, puntual del libro). Es decir, el narrador asume lo literario, lo adventicio; y el
autor, lo específico, lo técnico ..
El autor
Quien con tanto desparpajo había zaherido a la sociedad quiteña era un médico y
abogado, nacido en Quito, en 1747, de madre mulata y de padre indio quechua. Éste
era ayudante de fray José del Rosario, sacerdote belenita y médico a cargo del
Hospital de la Misericordia, el único de la ciudad. En él, bajo la mirada atenta de
ambos, se inició Espejo en la ciencia de curar:
Mi mérito está en haber, desde muy niño, estudiado en el conocimiento de los hombres,
en no haber dejado el libro de la mano, y aun cuando lo haya dejado, en estudiar en el
vastísimo libro de la naturaleta con la observación.
Debe reconocerse que, a pesar de las deficiencias culturales de Quito, tan duramente
señaladas por nuestro polemista, y de la falta de libros que denunció en sus escritos,
pudo Espejo lograr una selecta formación intelectual, que mucho debe al pensamiento
ilustrado español, a Feijoo en particular.
Su a la ciencia médica
18 Patria, con el sentido de tierra donde se El Cabildo de Quito, en 1785, le encargó un método preventivo contra las terribles
ha nacido. viruelas, un flagelo en aquellos tiempos. Así nacieron sus Reflexiones acerca de un
135
método para preservar a los pueblos de las viruelas. El trabajo, una obra maestra de la
medicina colonial americana, prueba los conocimientos científicos de Espejo y lo ubica
como un precursor de Pasteur . En la obra atacó con violencia las malas prácticas
sanitarias de Quito, así como la deficiente formación de sus médicos, lo que le creó
nuevas enemistades y puso fin a sus vínculos con fray José del Rosario, su primer
maestro.
Reformador social
Desterrado en Bogotá por sus actividades sediciosas, tuvo oportunidad de ponerse
en contacto con los ilustrados santafereños, Nariño entre ellos. Allí escribió su famoso
Discurso sobre el establecimiento, en Quito, de una sociedad patriótica, la Sociedad de
la Concordia (1789).
De regreso a su ciudad, obtuvo la dirección de la primera biblioteca pública de su
patria, formada sobre la base de la del antiguo colegio jesuítico de Quito (1790). Bajo
su inspiración, se fundó la Sociedad patriótica de amigos del país (1791 ), cuyos
mejores desvelos filantrópicos se concretaron en la creación del primer periódico qui-
teño, Primicias de la cultura de Quito, que él dirigió (1792).
dias
Espejo, denunciado por sus planes revolucionarios, fue detenido en 1795. De su
celda, a la noche, se lo veía salir, como un duende, fuertemente custodiado, para asistir
a los moribundos. A fines de diciembre de ese año, pocos días después de haber
abandonado muy enfermo la cárcel, falleció.
Francisco Eugenio de Santa Cruz y Espejo encarna, como pocos, tanto en su vida
como en su obra, el descontento satírico y agresivo que caracterizó a los pensa-
dores de su época .
No fue un escritor brillante. Su obra vale como expresión de anhelo de un nuevo
rumbo, por las fuertes estocadas de su crítica, por su generosa voluntad de servicio
para con sus semejantes, por su le en el progreso y en la ciencia, por su sincero com-
promiso vital. Ecuador reverencia en él, con justicia, al más decidido y preclaro pre-
cursor de su independencia.
El
Hemos señalado la importancia que adquiere el periodismo en el siglo XVIII y su
desarrollo en América. También, su vinculación con la ciencia, con la crítica social y
económica, con los programas progresistas.
Recordemos, entre sus más antiguos representantes, la Gaceta de Méjico y noticias
de Nueva España (1722), la Gaceta de Guatemala (1729) y la Gaceta de Lima (1743-
1767) 19. Muchos tuvieron vida efímerq, como el Nuevo Luciano de Quito (1792) con
sus siete entregas. Los más eran semanales o quincenales; el de mayor frecuencia fue
el Mercurio peruano de historia, literatura y noticias públicas (1790), que salía, en
Lima, cada tres días y era editado por la "Sociedad de amantes del país". Famosos
fueron, también, el Mercurio volante con noticias importantes y curiosas sobre varios
asuntos de física y medicina (1772-1773) y la Gaceta de literatura (1788-1794), ambos
de Méjico. Buenos Aires tendrá su primer periódico en 1801, nuestro Telégrafo mer-
cantil.
El periodismo ilustrado, menos noticioso que la prensa actual, pero más pensante,
promovió el conocimiento de la realidad americana y la difundió a un núcleo limitado de
lectores. Anotemos que en distintos puntos se recibían con cierta asiduidad los periódi-
cos de Madrid, en particular El espíritu de los mejores diarios, suerte de compendio de
novedades mundiales.
Los vientos del siglo que la prensa periódica difundía iban transformando el pano-
rama cultural. Cuando alborea la próxima centuria, es decididamente otro. Los cambios
han sido profundos. El escolasticismo, el espíritu barroco, el pensamiento teocéntrico,
han quedado atrás. La cultura viste traje seglar, sus intereses son otros, se apoya en lo
concreto . Ese cambio de actitud vital puede medirse, como en un espejo, en el pe-
19 Hubo algunos intentos de periodismo en riodismo de la segunda mitad del siglo XVIII, que prepara el desarrollo que alcanzará la
el siglo XVII, pero son poco significativos. prensa a lo largo de toda la centuria siguiente.
136
La actividad dramática recibió gran impulso en la época que estudiamos, según con-
venía a los ideales de la Ilustración, que vio en el teatro una tribuna para la reforma de
las costumbres. Los virreyes progresistas del siglo XVIII alentaron y apoyaron el teatro
Ello se advierte, por ejemplo, en la construcción de nuevas salas de espectá-
culos y remodelación de las existentes. Así, Buenos Aires tiene su primer teatro en
1783, Méjico contempla su nuevo Coliseo en 1753 -remozado en 179Q--, y Lima
remodela el suyo en 1789. La importancia social del género dramático se observa,
también, en el periodismo, por sus secciones de crítica teatral .
La proliferación de coliseos y el auge del teatro público no genera, sin embargo, en
América, mayor desarrollo de su literatura dramática. Los autores españoles siguen
nutriendo los espectáculos y, curiosamente, predominan los del período anterior (More-
lo, Calderón y sus continuadores), con excepción de Ramón de la Cruz, único creador
del siglo XVIII que alcanza con sus sainetes costumbristas notable difusión.
En este panorama, cobra singular significación Cristóbal de Aguiiar y Bastida
(1733-1828), un sevillano que llegó a nuestra Córdoba en 1750. Sus obras de teatro
-comedias y sainetes-, nos lo muestran como un dramaturgo que observa la reali-
dad, las costumbres y se ajusta a la retórica neoclásica española.
1
ciegos
Prólogo
(Fragmentos)
Caminándose por la posta no faltan disgustos, pero todo se com- mañana era contar el importe de la conducción y que se pagase a su
pone con tres o cuatro reales más de gasto en cada una, para que el vista a los mitayos 5 que habían de conducir las cargas, y a cual-
maestro de ellas apronte las mulas y provea lo necesario: Estos ba- quiera indio que servía para traer agua o leña, le satisfacía su tra-
gajes, aunque malos, caminan de posta a posta con celeridad, por- bajo prontamente, y así quedaban todos gustosos y corría la noticia
que los indios guías o el postillón los ponen en movimiento, como de posta en posta, y nada le faltaba ni le faltó jamás en el tiempo
a unas máquinas 1. que caminó como particular 6, disimulando siempre la avaricia de
los indios y sus trampillas propias de gente pobre. ¿Quisiera pre-
~ €HIH~ ~
guntar a los señores pasajeros, así europeos como americanós, el
El visitador 2 me aseguró varias veces que jamás le había faltado fruto que sacan de sus arrogancias 7? Yo creo que no consiguen otra
providencia alguna en más de treinta y seis años que casi sin inter- cosa que el de ser peor servidos y expo11erse a una sublevación
misión había caminado por ambas Américas 3. Aun viniendo en el lastimosa. Cualqujera maestro de postas puede burlar a un pasajero,
carácter de visitador de estafetas y postas 4, sentaba a su mesa al deteniéndolo tres o cuatro días, porque le sobran pretextos, bien o
maestro de ellas, aunque fuese indio, y la primera diligencia por la mal fundados 8.
1 Recuérdese que el que habla, el narrador, es· Concolorcorvo. El 4 Recuérdese el cargo con que vino al Río de la Plata y la misión
autor ·hace aquí, por su boca, el elogio de viajar por el "sistema de asignada.
postas", que ahorra tiempo y es más seguro. bagajes: animales o ca- 5 mitayos: los indios que se ocupaban de las cargas.
rros. postillón: mozo que precede a los que "corren la posta" para 6 No se olvide que Carrió había sido comerciante, tanto en Méjico
servirles de guía. como en Perú, y, por tanto, había caminado mucho por el sistema de
2 El visitador, es decir, Alonso Carrió d~a Vandera. postas.
3 ambas Américas: América Central ,y América del Sur o el Virreinato 7 Repárese en el tono coloquial de esta interrogación que dirige a
de la Nueva España y el del Perú. Repárese en que esos "treinta y sus lectores: "los señores pasajeros".
seis" años de experiencia indiana le dan al autor y al libro autoridad en 8 La obra abunda en consejos como éste, fruto de la observación
la materia. directa y de la experiencia.
137
Por otro lado, la paga no es la mitad de lo que merece un trabajo me decía el visitador en pocas palabras 15. Imitando el estilo de
tan violento [ ... ]. El pasajero comerciante [ ... ] logra las ventajas éste 16, mezclé algunas jocosidades para entretenimiento de los ca-
siguientes: minantes para quienes particularmente escribí 17. Me hago cargo de
La primera es la de conducir sus cargas con seguridad de robo, que lo sustancial de mi itinerario se podía reducir a cien hojas en
porque caminando con ellas todo el día las asegura de noche en el octavo. En menos de la cuarta parte lo extractó el visitador, como se
cuarto de las mansiones 9. puede ver de mi letra en el borrador, que para en mi poder, pero
La segunda es la celeridad del viaje, y la tercera, que es la más este género de relaciones sucintas no instruyen al público, que no ha
para los comerciantes pegujaleros JO, es la de poder hacer visto aquellos dilatados países, en que es preciso darse por entendido
sus ventitas 11 al tránsito. de lo que en sí contienen 18 [ ... ].
Si el tiempo y erudición que gastó el gran Peralta en su Lima
•••• fundada y España vindicada, lo hubiera aplicado a escribir la his-
Yo soy indio neto, salvo las trampas de mí madre, de que no toria civil y natural de este reino, no dudo que hubiera adquirido
salgo fiador 12 [ •.. ]. Yo me hallo en ánimo de pretender la plaza de más fama, dando lustre y esplendor a toda la monarquía; pero la
perrero de la catedral del Cuzco 13 para gozar inmunidad eclesiás- mayor parte de los hombres se inclinan a saber con antelación los
tica y para lo que me servirá de mucho mérito el haber escrito este sucesos de los países más distantes, descuidándose enteramente de lo
itinerario 14, que aunque en Dios y en conéiencia lo formé con que pasa en los suyos 19. No por esto quiero decir que Peralta no
ayuda de vecinos, que a ratos ociosos me soplaban a la oreja, y supiese la historia de este reino, y sólo culpo su elección por lo que
cierto fraile de San Juan de Dios, que me encajó la introducción y oí a hombres sabios ... 20
latines, tengo a lo menos mucha parte en haber perifraseado lo que Alonso Carrió de la Vandera
Sí cada época histórica elabora su arquetipo humano, aquel cuyas contradictoria, como las de los precursores de nuestra indepen-
pasiones, modos de ver o de sentir ejemplarizan los de su siglo, po- dencia.
demos decir que en los criollos más representativos de ese período Descendiendo de los hinchados cielos de la teología, el hombre de
-un Miranda, un Francisco Javier Eugenio Espejo, un Caldas, la Ilustración aspira ya a un mejor dominio y aprovechamiento de lo
etc.-, predomina como signo espiritual común, más allá de las di- terrestre; y su inquietud transformadora, a veces pedantesca, y con
ferencias y vocaciones individuales, la inquietud y el descontento ciega fe en el valor ético y social de la ciencia, contiene ya en
satírico y agresivo. En ese sueño que ya surge de una América libre germen el tecnicismo y el industrialismo del siglo XIX.
y próspera, la mordacidad y el sarcasmo con que se censura lo viejo
tienen la misma eficacia que el entusiasmo con que se exaltan las Mariano Picón Salas
más recientes utopías. Fervor ante el futuro y causticidad para juzgar Venezolano
el pasado coexisten en personalidades de vida tan rica, y a veces tan (1901-1965)
9 mansiones: viviendas. Hoy sólo se usa con referencia a las casas 16 imitando el estilo de éste, es decir, el del verdadero autor, quien
suntuosas. debió ser persona de conversación amena, pintoresca, divertida y, de
1O comerciantes pegujaleros: pequeños comerciantes; que venden momento, mordaz.
al menudeo. 17 Nuevamente se subraya el objetivo de la obra.
11 Nótese el uso expresivo y coloquial de este diminutivo. 18 La finalidad didáctica -muy dieciochesca- es consubstancial al
12 El autor subraya la condición del narrador, Calixto. Bustamante libro: Lazarillo (guía) de ciegos (inexpertos) caminantes.
Carlos Inca. ·Obsérvese, además, la ironía. 1 9 el gran Peralta: don Pedro de Peralta Barnuevo, escritor y erudito
13 perrero: en las catedrales, el encargado de echar de ellas a los peruano del siglo XVIII. (Véase, atrás, en "El teatro y Juan Ruiz de
perros. Alarcón", la apostilla de pág. 98). Los limeños sentfan admiración por
14 Hay mucha ironía en esta afirmación. Un libro era, en efecto, un esta figura, portento de sabiduría en várias ciencias y, además, poeta.
recurso para ascender socialmente o acceder a un cargo. Entre sus obras se destacan su poema épico Uma fundada, de culte-
15 "La imagen que el libro deja -dice Rodolfo A. Borello, comen- rano Y. barroco empaque, publicado en 1732, en que hace de Pizarro un
tando este pasaje- es la de una obra colectiva, cuya autoría parece Eneas de la conquista del Imperio incaico; y su Historia de España
diluida -humorísticamente- entre varias manos. Un cura le ayudó en Vindicada, editada en Lima, en 1730, la que sólo llega hasta el período
el prólogo y los latines; el Visitador corrige los datos de distancias y visigótico. Sin duda, hay sarcasmo en la referencia. 1-a figura de Peralta
caminos, pero permite que muchos pasajes mal escritos o tropicales -muerto en 1743- era en el Perú casi sacrosanta, aún a fines del
("difusos", los llama ... ) queden como están, con lo cual la autoría siglo XVIII.
recae sobre Bustamante. ¿Qué persigue esta autoría colectiva? Sim- 20 Atempera el autor, en esta oración, su irreverente comentario,
plemente -concluye el crítico- quitarle a la misma responsabilidad ab- que, por otra parte, lo define como un lfpico representante del espíritu
solúta". de la "Ilustración" y de sus modernos intereses culturales.
138
la creac1on del Virreinato del Río de la Plata, dispuesta el 1o de agosto de 1776,
significó para Buenos Aires algo así como su tercera fundación, la de su despegue
político, económico y cultural.
la aldea pobre, que durante casi dos siglos había vivido olvidada en los confines,
junto al estuario de escaso movimiento marítimo, que crecía lenta entre la inmensa
llanura despoblada y el río inmóvil, comenzó a cobrar, en el siglo XVIII, conciencia de
su valía y de sus derechos. En particular, durante la gobernación de Pedro de Ceba·
llos (1756-1766). Derechos siempre postergados en beneficio de lima y de su puerto,
1794. Vista de Buenos Aires desde El Callao. Valía que la cuestión de límites con Portugal y las amenazas de su aliada
el Río de la Plata (detalle). Inglaterra pusieron sobre el tapete. Su riqueza agropecuaria, su ubicación estratégica
Fernando de Brambila. sobre el Atlántico, y, sobre todo, las pretensiones extranjeras, determinaron la erección
Primogénita ilustre del Plata del cuarto y último virreinato español en Indias. Conjuntamente, se dispuso una expe-
en solar de apertura hacia el Este, dición militar en gran escala contra la provocación lusitana. Ambas misiones fueron
donde atado a tu cinta celeste confiadas a Ceballos.
va el gran río color de león ... El 15 de octubre de 1777, en que Ceballos -el progresista gobernante de otrora,
Leopoldo Lugones, "Buenos Aires", cubierto de gloria por sus triunfos en Santa Catalina y Colonia del Sacramento- volvió
en Odas seculares. a pisar las playas de Buenos Aires como su primer virrey; ese día y el 6 de no-
viembre de 1777, en que firmó el Auto de libre internación, que abrió nuestro puerto al
comercio, son fechas que marcan un giro violento del eje político y económico del con-
tinente hacia esta capital. Tales hechos y el Reglamento para el comercio libre de
España e Indias, promulgado por Carlos 111, en 1778, que favorecía especialmente a
Buenos Aires 1, cambiaron el curso de su historia .
los treinta y tantos años que corren hasta 1810, "parcos y recios años de virrei-
nato", recogen el primer capitulo de !a literatura porteña, peldaño que pone a
Buenos Aires en la senda de transformarse, a partir del Romanticismo, en la gran
capital literaria del continente. Capítulo, sin duda, modesto, pero fundacional, en que
hay que hacerlo todo o casi todo, empezando por los mínimos estímulos para la vida de
la cultura.
139
Imprenta, teatro público y convictorio Estudios
son creaciones que caen dentro del pro-
gresista virreinato de Juan José de Vértiz Importante influencia cultural ejercieron los reales estudios, establecidos en 1772
(1778-1784), sucesor de Ceballos. sobre la base del antiguo colegio jesuítico de San Ignacio. Fueron dirigidos, desde su
instauración, por Juan Baltasar Maziel, su ilustre cancelario, quien estuvo catorce años
al frente de su regencia. En 1783, se creó un convictorio o pupilaje anexo que per-
mitió la afluencia de jóvenes del interior. Colegio y convictorio se conocen con el
nombre de Real Colegio de San Carlos o Real Colegio Carolino.
Buenos Aires no logró, durante el virreinato, que se fundara, conforme a sus aspi-
raciones, una universidad. A falta de estudios superiores, el Carolino fue centro irra-
diador de cultura. Se distinguió por la seriedad de sus enseñanzas y la valía de sus
catedráticos.
Periódicos
Tres periódicos de importancia, más una Gaceta del gobierno 7, de escaso interés,
vieron la luz en Buenos Aires, entre 1801 y 1810.
mercantil
Algunos objetos del Telégrafo mercantil
fueron: '' ... proponer a estas provincias los El 1° de abril de 1801 nació nuestro primer periódico, el Telégrafo mercantil, rural,
medios de su mayor ilustración, de su abun- político, económico e historiográfico del Río de la Plata. Su título es revelador del
dancia y de su prosperidad y poner a Buenos contenido progresista que lo animó .
Aires, a par de poblaciones más cultas, mer- Fue su editor Francisco Antonio Cabello y Mesa, un español que había venido del
cantiles, ricas e industriosas de la iluminada Perú con experiencia periodística s. Proyectó, además, la constitución de una Sociedad
Europa". En el primer número decía: "Fún- patriótica, literaria y económica, cuya finalidad, entre otras, era la de pasar a conver-
dense aquí nuevas escuelas, donde para siem- tirse en comisión redactora del órgano de prensa recién creado 9. La entidad no llegó a
pre cesen aquellas voces bárbaras del escolas- fundarse oficialmente.
ticismo [ ... ]. Empiece a sentirse ya, en las El Telégrafo fue clausurado el 15 de octubre de 1802, debido a las imprudencias, mal
provincias argentinas, aquella gran metamor- gusto y descrédito en que cayó, por culpa de su editor, quien, aunque al servicio de un
fosis que a las de Méjico y Lima elevó a par plausible ideal periodístico, no supo o no pudo dirigirlo convenientemente 1o. Alcanzó a
de las más cultas, ricas e industriosas de la 11 O números, más los extraordinarios 11.
iluminada Europa". Colaboraron en sus páginas naturalistas de la talla de Tadeo Haenke 12, eruditos
como el peruano Hipólito Unanue, y personalidades locales, entre otras, el deán
Gregario Funes, Juan José Castelli, Luis José de Chorroarín, Pedro Antonio Cerviño y
Manuel Belgrano. Todos cubrieron, con sus aportes, los variados aspectos de su conte-
nido, de signo naturalista y filantrópico, didáctico y económico.
En torno del Telégrafo, que promovió el cultivo de las bellas letras, se aglutinó un
movimiento poético, cuyo jefe fue Lavardén.
Hipólito Vieytes es -como bien se ha
sostenido- "el fundador del periodismo Semanario de
argentino".
El Semanario de agricultura, industria y comercio fue el segundo de nuestros perió-
dicos y el primero editado por un argentino, Juan Hipólito Vieytes. Se publicó entre el
7 Entre octubre de 1809 y enero de 1810, 1° de octubre de 1802 y el 11 de febrero de 1807.
salió una Gaceta del gobierno de Buenos Ai-
res, publicación oficial que reimprimía noticias
El Semanario, que sostuvo fines similares a los del Telégrafo, se caracterizó por su
de periódicos peninsulares. mayor pragmatismo y ajuste a las necesidades locales. Prescindió de la literatura
8 Había sido fundador del Diario de Lima, desinteresada, por lo que, en este aspecto, carece de interés.
curioso, erudito, económico y comercial, que
editó bajo el nombre de Jaime Bausate y Mesa. Correo de comercio
9 El editor, con evidente mal gusto, la calificó
de "tierna y amorosa madre". El Correo de comercio, cuyos redactores fueron Belgrano y Vieytes, se editó entre
1O Llegaron a imprimirse hasta algunas poe- el 3 de marzo de i 810 y el 6 de abril de 181 1. Incluyó algunas pocas composiciones
sías que, además de su pobre factura, cayeron poéticas, entre las que se destaca una oda A las delicias del labrador, de Vicente
en notas casi obscenas, cuando no soeces.
López y Planes.
11 Extraordinarios: números fuera de los re-
gularmente previstos. Nuestros periódicos del siglo XVIII y comienzos del XIX fueron, en toda América,
12 El sabio naturalista checo había venido a
Arnérica para sumarse a la expedición de Ale-
activos propagandistas de las ideas de la Ilustración. Por la carencia de noticias de
jandro Malaspina. Residió en Bolivia hasta su rigurosa actualidad, salvo las referentes al movimiento naviero, se parecían más a un
muerte (1818). Colaboró, también, en el Correo "libro que a un diario moderno. Esta impresión se acentúa, en el caso de los nuestros,
de Comercio. por su pequeño formato.
140
las sus características motivaciones
Las manifestaciones poéticas de Buenos Aires durante el virreinato fueron, sobre
todo, expresiones de homenaje cortesano, de humor y sátira, de exaltación y propa-
ganda, sin que faltaran las de religiosidad y devoción.
Destinadas sólo ocasionalmente a la imprenta, es mucho lo que se ha perdido. Las
más corrieron manuscritas y animaron las tertulias de la época.
Podemos agruparlas, sobre la base de lo que se ha recogido -que no es mucho--,
en torno de cuatro hechos:
Juan Baltasar Maziel nació en la ciu- e la erección del virreinato y triunfos de Ceballos (1777),
dad de Santa Fe y murió en la de Mon- e la "guerra de los sonetos" (1786),
tevideo, desterrado por el virrey marqués e la publicación del Telégrafo mercantil (1801-1802),
de Loreto. Había defendido las prerroga- e las invasiones inglesas (1806-1807).
tivas del cabildo eclesiástico. Se doctoró
en teología, en la Universidad de Córdo-
ba, y en ambos derechos, en la de San
Felipe (Santiago de Chile). Ocupó impor-
tantes cargos eclesiásticos. Fue, sin du- El canomgo Juan Baltasar Maziel (1727-1788), hijo adoptivo de Buenos Aires,
da, el hombre más culto de su época. nacido en Santa Fe, es el prototipo del criollo progresista e ilustrado. Famoso orador
sagrado, jurisconsulto de nota, maestrescuela de nuestra iglesia Catedral, cancelario del
Colegio Carolino y "maestro de la generación de Mayo" que se educó en sus aulas, se
nos presenta como figura central de los homenajes a Ceballos, primer virrey del Río de la
Plata
Veintitrés poesías, de las treinta que se conservan de su pluma, están dirigidas a ese
fin y datan de 1777. Predomina, en unas, el tono cortesano y laudatorio; en otras, la
musa festiva o la agresividad satírica. En las primeras, pagó tributo a los empaques del
neoclasicismo y a sus elementos decorativos: mitológicos y eruditos. En las segundas,
rescató lo popular y hasta el lenguaje rústico y campesino.
Entre las expresiones de homenaje cortesano, recordemos, por sus notas locales, el
Convite a las Musas de Buenos Aires:
Musas porteñas 13, que entre verdes sauces
13 Repárese en el uso del gentilicio y en la
apelación a las musas nativas, asentadas a la la ribera pobláis de un río de plata,
vera de nuestro río y a la sombra de criollos y veís ya al héroe que la fama ilustra
sauces. victorioso aportar a vuestras playas,
14 Nótese el juego de palabras: lima ... du- pulsad de Apolo la sonora lira
ra. grillos: los que habían atado Buenos Aires y del sagrado coro que se exalta
a la capital del Virreinato del Perú, en lo ad- implorad de sus musas melodías ...
ministrativo y en lo económico.
Entre las festivas, sobresalen las dirigidas contra lima, chispeantes e irónicas, o las
15 Nuevamente el juego de vocablos. Esta
vez entre lima, la ciudad, y lima, la acción de enderezadas a burlarse de la cobardía de los lusitanos frente a Ceballos. Véase, por
cortar, cumplida por Ceballos en los dos as- ejemplo, esta décima en que Buenos Aires habla con su rival del Pacífico y se enor-
pectos que hemos indicado. gullece de haberse librado de su tiranía:
16 Nótese la aspiración de h inicial, propia Lima que mis grillos dura 14
del habla rural rioplatense.
labraste con fiera ley,
17 zurrarte la badana: aporrearte.
18 tu lima: la del anterior monopolio comer- ya de mi primer virrey
cial del Perú, con las consiguientes pérdidas los lima 15 su investidura;
para el comercio de Buenos Aires. sorda sea: Ceballos, por mi ventura
enmudezca, es decir, deje de enriquecerse a me libra de tu poder.
costa de su rival del Atlántico. Y aunque tu esclava fui ayer,
19 Obsérvese que así comienza el Martín hoy ni aun quiero ser germana 16,
Fierro. Maziel acuñó una fórmula típica del can- po; zurrarte la badana 17
to de nuestros campos y de la poesía popular.
y tu lima sorda sea .. _18
20 talas: un argentinismo. Nótese, asimismo,
el arcaísmo aquestas, tan típico de las futuras Recuérdese, respecto del segundo tema, el romance titulado Canta un guaso en estilo
expresiones gauchescas. campestre los triunfos del excelentísimo señor don Pedro de Ceba/los, que abre el
21 guaina: mozo. Es voz quechua. Repárese gran capítulo de nuestra literatura gauchesca *:
en que Maziel usa la-forma aspirada, en vez de
"huaina". El "mayor guaina del mundo" es pe- Aquí me pongo a cantar 19
rífrasis alusiva por Caballos. abajo de aquestas talas 20,
22 gazañas. Otra vez la aspiración de h ini- del mayor guaina 21 del mundo
cial (hazañas). los triunfos y las gazañas ... 22
141
Maziel fue un poeta de circunstancias y, según él mismo lo reconoció, poco agra-
ciado de las musas. A pesar de sus tropiezos métricos, nacidos al calor de justificados
entusiasmos, trazó rumbos a la poesía argentina , incluso a la posterior a Mayo 23.
Como prosista no tuvo rival, según se advierte en sus lamosas Reflexiones (1781),
escritas a propósito de una arenga pronunciada por José Baquíjano y Carrillo en la
Universidad de San Marcos de Lima. Trazó en ellas la defensa del Virreinato del Río de
la Plata, duramente cuestionado por el célebre pensador peruano.
Corre el año 1786. Dos sonetos de Maziel en elogio de un piadoso gesto del mar-
qués de Loreto, tercer virrey del Río de la Plata, irritan a un poeta anónimo, quien
dispara -vaya a saber con qué turbias intenciones- sus dardos contra el ilustre
santafesino y ridiculiza, en su persona, a los poetas de Buenos Aires. En sus agravios,
que circulan manuscritos en cuatro décimas, llega a calificar de inchril al pueblo de la
ciudad, por haber impreso uno de aquellos poemas en los moldes de los Expósitos.
Sonetos y décimas provocan una tremenda batahola y sobre unos y otras cae "un
turbión de papelones", según expresión del propio Maziel.
En la agitada polémica, brilla Manuel José de lavardén, quien pone fin a la con-
tienda con una Sátira que es modelo en su género. Es más, Lavardén reúne en un
cuaderno los antecedentes de esa batalla literaria, los que nos permiten desentrañar las
claves de su justa indignación . La sagacidad de los porteños había descubierto que
las injuriosas décimas eran obra de un limeño, un forastero, que medraba en el círculo
Es un genio de orden superior [Lavardén] de Loreto.
por la singularidad y universalidad de sus De la lectura de la Sátira y de sus preliminares, se infiere que Lavardén escribió sus
talentos. Adornado de los más bellos cono- valientes tercetos -así los calificó su primer editor, Juan María Gutiérrez 24- para
cimientos, releva sobre manera el numen golpear a aquel desvergonzado poeta y desagraviar a Maziel y al pueblo de Buenos
poético de que le hizo gracia la naturaleza y Aires.
la perfecta comprensión de todos los precep- Manuel José de Lavardén (1754-1809), a pesar de sus treinta y dos años, era poeta
tos y primores más recónditos de la poesía le y figura ya respetada cuando asumió la responsabilidad de ser portavoz -verdad o
hace lugar en las primeras gradas de nuestro ficción- de los alumnos del Carolino, en defensa de su ilustre cancelario. Y así, como
parnaso español. si fuera un estudiante más, expresó sin ataduras cortesanas, llana y libremente, su
Juan Baltasar Maziel, sentir.
Carta a un amigo (1786). ¡Con qué orgullo patrio, por ejemplo, traza la comparación entre la poesía de Lima y
la de Buenos Aires! ¡Cuánta fina y punzante ironía en el paralelo¡ ¡Y cómo señala
nuestra proverbial reticencia para el elogio! Las alusiones son directas, los dardos no
ocultan su blanco:
23 Sobre los orígenes de nuestra literatura
gauchesca y sus precursores, véanse, adelan- Allí sí que fecundas las Camenas 25
te, páginas 267 a 273.
alumbran partos mil cada semana
24 Publicó la Sátira, en 1865. Esta bella ex-
presión de nuestras letras virreinales había per- por quita allá ese par de berenjenas 26;
manecido inédita durante casi un siglo. pues cualquier mulatillo palangana 27
25 Camenas: musas. con décimas sin número remite
26 por quita allá ese par de berenjenas: a su padre el marqués una banana;
por cosas de poca importancia. Expresión cal-
cada sobre "Por quítame allá esas pajas". y como el vulgo vulgo bárbaro repite
27 palangana: charlatán. sus glosas por la calle, se persuade
28 Lavardén puso una nota interesante al pie que con Quevedo y con Góngora compite 28
de este verso: "Me perdonan los señores es- Por acá es al revés, para que agrade
colares, porque no me parece justo que porque el juguete más digno de Talía 29
hayan visto las sandeces que alumbraron
es preciso que Febo le traslade.
aquellas musas en varias ocasiones, y princi-
palmente en los recibimientos de arzobispos y En la parte final de la Sátira, asistimos a un diálogo callejero entre ocasionales lec-
virreyes, se olviden de que Lima fue patria de
todo un Peralta; pero ya veo que me dirán que tores de las injuriosas décimas, quienes, de acuerdo con su nivel social, edad y cultura,
ellos hablan, como buenos satíricos, por lo ge- comentan y enjuician los agravios. La escena es vivaz. Nos parece verlos en una es-
neral, y si los apuro un poco dirán, como mu- quina porteña. Ahí están un pedante, un guarda, un escolarcillo, un gallego, un criticón
chachos, que el poema de Peralta nada vale". amargo, un estudiante, un campestre, un pulpero, un boticario. Gesticulan, hablan, se
29 TaHa: la musa de la comedia. enojan, analizan, inquieren por la identidad del anónimo poetastro. Cada uno se expre-
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sa de acuerdo con el nivel lingüístico que corresponde a su estado, profesión o idio-
sincrasia . Al final, interviene un soldado que, "enviando dos puñadas" y exhibiendo
por si acaso "un gran guijarro", pone fin a la discusión, diciendo:
... camaradas,
yo tomo este papel 30 para un cigarro.
Las décimas responsables del escándalo se esfuman en humo, en nada. El poe-
ta limeño queda maltrecho, no por boca del autor, sino por el dictamen unánime de
la comunidad porteña.
Una breve nota, puesta al pie del último verso de la Sátira en el cuadernillo que
formó Lavardén, dice:
Es desde luego lástima que los tales estudiantes [los de San Carlos] hayan empleado
tanta y tan buena pólvora para matar a una lechuza.
La acotación encierra una maliciosa referencia al apellido del poetastro peruano.
Lavardén y sus contemporáneos no dejaron registrado su nombre, si bien el anónimo
fue claramente identificado. Un secreto a voces que, por sabido, se calla.
de la anónima musa
De acuerdo con indagaciones en fuentes documentales que hemos efectuado y pu-
blicado, sabemos que el poeta de las décimas que tanto revuelo provocaron se llamó
Juan Manuel Fernández de Agüero y Echave. Era limeño, bachiller en Leyes, licen-
ciado en Teología y capellán de la Real Armada.
Ahora se comprenderá el sentido de la enigmática "lechuza", ave del mal "agüero",
contra la que Lavardén lanzó "tanta y tan buena pólvora".
enfrentamientos de lavardén su
Fernández de Agüero, años más tarde, estuvo radicado en Buenos Aires (1792-
1802). Editó en nuestros Expósitos varias obras, entre ellas algunos libros de versos:
Poesías fúnebres, a la memoria de Pedro Melo de Portugal, el fallecido virrey (1797), y
Poesías místicas teológico-morales (i 799). Versos que fueron saludados con punzante
ironía por Lavardén y su "capilla" literaria.
Con motivo de los picantes dicterios que llovieron sobre las Poesías fúnebres,
Agüero publicó una réplica, Disección anatómica o especie de análisis apologético de
las "Poesías fúnebres" (1797). Defensa que le valió nuevas y agresivas burlas de los
porteños, quienes lo condenaron a muerte para que "no hable más ni resuelle" y se-
pultaron, con maliciosos y jocosos versos, a su paternidad en lo alto del campanario de
la iglesia de San Telmo.
Cuando dos años más tarde editó sus poemas místicos, Domingo de Azcuénaga, del
círculo de Lavardén, le dedicó una burlona composición, Gozos al bienaventurado
doctor Juan Manuel de Agüero, en que, con humor y sátira, trazó la biografía del
poetastro limeño.
En 1801, en el Telégrafo mercantil, protagonizó el peruano su último enfrentamiento
con las musas de Buenos Aires, a raíz de la publicación de la oda Al Paraná de La-
vardén y de los poemas de José Prego de Oliver y de Manuel Medrana, que se
editaron poco después en ese mismo órgano periodístico.
Hemos de reconocer que el curioso personaje, protagonista en nuestra ciudad de
otros pleitos no literarios, tuvo el don de despertar la vena satírica rioplatense , la que
lo hizo blanco predilecto de sus pullas. ¡Y cómo!
143
Fisiocracia es una doctrina económica El poema, obra del más renombrado de los poetas porteños, era el plato fuerte de esas
que reconoce como única fuente de ri- páginas augural es del periodismo argentino 31, nacido al calor de las ideas progresistas
queza a la producción de la tierra. y filantrópicas de la época. ·Matriz, por otra parte, en que cuaja, como en su molde
exacto, esa primera y más notable poesía de cuantas vieron la luz en el citado sema-
nario.
La palabra oda significaba en griego
"canto". Se aplicaba en la literatura gre- No es un poema perfecto, si bien posee algunos "rasgos felices" 32. Vale, sobre todo,
corromana a obras líricas muy diversas como ejemplo programático de una nueva temática, una temática americana, al ser-
(sencillas pero arrebatadoras canciones vicio del repertorio ilustrado: culto por la naturaleza, por los bienes que se derivan de
de amor, como las de Sato; grandilocuen- la comercialización de los productos de sus tres reinos, por las ciencias que se ocupan
tes poemas dedicados a los vencedores de ella; afán didáctico y utilitarismo economicista, incluso literario. En una palabra,
fisiocracia en verso.
olímpicos, como los de Pindaro; poéticas
La oda Al Paraná -vestida con el ropaje de la entonces novedosa retórica neo-
reflexiones, como las de Horacio). En el
Renacimiento pasó a designar los poe- clásica, armada sobre una alegoría que funde elementos clasicistas con notas lo-
mas líricos de corte clásico (por ejemplo, cales, concebida en el tono grandilocuente de la oda, elaborada para servir a un
los de Fray Luis de León). A partir del ideario pragmático- es, por su forma y por su fondo, todo un manifiesto, optimista y
siglo XVIII, se emplea para toda compo- esperanzado en el porvenir. Lo es ya en su título, Al Paraná, un río americano, y lo es
sición lírica de tono elevado, de alguna en su asunto, que se inserta en la corriente cientificista imperante y no, como a
extensión, cualquiera sea su asunto. veces se ha afirmado, en la de la poesía descriptiva, aunque acojq algunas notas ais-
ladas de captación del paisaje vernáculo. Es, también, un programa estético-literario
que señala un rumbo nuevo a la poesía:
Recuérdese que la alegoría es la re-
presentación de una cosa o de una idea donde de hoy más se canten tus virtudes
por medio de un objeto que tiene con y no las iras del furioso J anto 33.
ella cierta relación real, convencional o
creada por la imaginación del artista. Al- El curso de la historia, en pocos años, se encargará de torcer esa senda pacífica y
naturalista que Lavardén trazó a nuestros poetas. La musa, con las invasiones ingle-
gunos consideran que es una metáfora
sas, trocósenos en épica y Lavardén, al escuchar los acentos marciales del Triunfo
continuada.
En las artes plásticas, es más frecuen- Argentino en 1807, entregará el cetro de su liderazgo poético a Vicente López y
te representar en forma de conductores Planes, futuro autor de la letra del Himno Nacional y maestro indiscutido de la poesía
de la Independencia.
de una concha o de un carro tirado por im-
petuosos corceles, a los dioses marinos
u océanos que a los fluviales o ríos. A
éstos se los presenta, generalmente, re-
costados sobre un cántaro o urna del El Paraná es presentado por el poeta, tal como era de uso en la estatuaria clásica y
que fluye el curso de sus aguas, imagen academicista, como un dios fluvial cuyo carro de nácar es arrastrado no por briosos
que también usa Lavardén. corceles, sino por verdioros caimanes nativos. En su retorno triunfal -después de
dejar, en su mítica urna de om, la corona de juncos retorcidos y su banda de sil-
vestres camalotes, otras notas locales-, Lavardén lo imagina con la frente ceñida por
alegres lirios y acompañado de sus ninfas, argentinas ninfas, adornadas con guir-
naldas perfumadas de amaranto, que entonan elevados himnos. Le salen al encuen-
tro, para escoltarlo, sus dioses tributarios, el Paraguay y el Uruguay, en forma de
caballos del mar patagónico, con sus colas aladas de hipocampos. En la parte final,
el carro alegórico del Paraná se convierte, a modo de cortesano homenaje, en porta-
rretratos de los rostros de Carlos IV y María Luisa de Parma, los reyes de España,
enmarcados entre rojos rubíes y diamantes.
El aparato decorativo neoclásico se completa con deas, genios tutelares, céfiros
31 Va precedido por una presentación del halagüeños, sonoras cormJcopias, liras de cristal de cuerdas de oro, plectros en
editor, un discurso optimista sobre el futuro del forma de peines de carey, arcos triunfales y la presencia de los mitológicos Mavorte,
país y de su literatura, y estas palabras: "Mas Jove, Ceres y Janto. Tampoco están ausentes el Parnaso y el Pindo, los sagrados
oíd de un socio nuestro una invocación excelsa montes de las musas y de los poetas.
(A/ Paraná)" y se transcribe el poema. A pie de
página, en una nota, se indica: "El Dr. Manuel
de Lavardén, a quien no se puede negar ni su El motivo
claro talento, ni su buen gusto, ni su escogida
erudición, ni su urbanidad, su decoro y, en fin, Lavardén, como buen representante de la Ilustración, se apoya en lo concreto. Editó
las prendas más dignas de un literato, y más su poema con dieciocho notas, encargadas de vincular el vuelo imaginativo de su oda
acreedoras a la estimación y aprecio público".
con la realida& . Así nos explica que el motivo que da origen al asunto, el retrai-
32 El juicio pertenece a Marcelino Menéndez
y Pelayo.
miento del río, se debe al raro fenómeno de haberse echado menos en los cinco años
33 Versos 85 y 86. pasados el ordinario crecimiento de sus aguas, que el poeta finge causado por las
34 Véanse, adelante, las notas al texto de la amenazas del bloqueo inglés. Las grandes maniobras militares cumplidas en febrero de
oda (páginas 149 a 151). 1801, en Montevideo, le permiten augurar tiempos de bonanzas 34.
144
Estructura contenido
Versificación
El romance heroico fue la forma mé-
trica predominante de la tragedia neo- Al Paraná está compuesto en endecasílabos asonantados en los versos pares. Se
clásica, y comparte, con otras, la del poe- trata de un romance heroico, forma métrica que, creada en el siglo XVII, floreció en el
ma lírico de asunto bélico. Neoclasicismo y se cultivó intensamente hasta el Modernismo inclusive. En el poema
que estudiamos no se da su forma más común, la división en cuartetos.
Lavardén es, no cabe duda, la figura sobresaliente del período que estudiamos o,
según frase acuñada por Juan María Gutiérrez, el "cóndor solitario de nuestro parnaso
del siglo XVIII""" .
Había nacido en Buenos Aires, en 1754. Estudió en esta capital y, después, en
Chuquisaca. En la ciudad porteña, lo vemos actuar en 1778, en un acto público del
Colegio de San Carlos. Su discurso -dice su primer biógrafo 35_ corrió en copias por
toda la sociedad porteña.
Fue poeta lírico y dramático. De su obra lírica sólo nos quedan la Sátira (1786), una
composición dirigida a José Prego de Oliver 36, de escaso mérito, y su oda Al Paraná
(1801). De su labor de dramaturgo, todo se ha perdido, no se conserva siquiera un
verso de su famoso Siripa, tragedia neoclásica sobre el tema de Lucía Miranda, repre-
sentada en 1789. Como la función se hizo en beneficio de la Casa de Niños Expósitos,
en la loa, titulada La inclusa, trató el asunto de los recién nacidos abandonados. Tuvo
otros proyectos dramáticos, que no sabemos si llegó a concretar 37. Acerca.de sus
preocupaciones económicas, se han encontrado fragmentos de un trabajo, Nuevo as-
pecto del comercio del Río de la Plata (¿ 1801 ?).
En 1796, pasó a Colonia, en la otra Banda, y se dedicó a tareas agropecuarias. Tuvo
actuación en las invasiones inglesas y murió, se cree, en 1809.
de
El toro, el oso y el tordo, primera fábula argentina, vio la luz en el Telégrafo mer-
cantil, el 5 de agosto de 1801. Llevaba un sobrescrito, Fábula primera, como indicando
35 Juan María Gutiérrez.
que se iniciaba una serie, y la acotación Por D.D.D.A., que puso a los lectores sobre la
36 Se titula El nuevo renombre de Apo/o.
37 Pensó escribir otras tres tragedias: La
pista de su autor, don de Por si quedaba alguna duda, al
muerte de Filipo de Macedonia, La pérdida de publicarse la segunda, El mono enfermo, el 16 de septiembre del mismo año, el editor
Jerusalem por la traición de Tancredo y una aclaró: Por dicho autor. Poeta argentino. ¡No fueran a pensar los lectores que se
de tema nativo, Los araucanos. trataba de algún fabulista español! La siguieron cinco más: El águila, el león y el cor-
145
dero, El comerciante y la cotorra, Los papagayos y la lechuza, Los sátiros y El mono y
el tordo, la séptima, aparecida el 31 de enero de 1802. Durante un semestre, el nieto
de Domingo Basavilbaso 39, con la frecuencia de una fábula por mes, salvo en octubre
de 1810 en que difundió dos, entretuvo con sus instructivos poemas a los suscriptores
del
En una de las últimas de nuestro de la de fecha 3 de
septüembre de 1802, se otra fábula, cisne y cuervo, sin número de
orden ni referencia acerca de su autor. Entendemos que pertenece a Azcuénaga. Ra-
zones de estilo, composición y léxico fundamentan la atribución que sostenemos. De
modo que, para nosotros, suman ocho las fábulas que Azcuénaga entre 1801 y
1802, en la empresa de Cabello y Mesa 40.
El autor
Domingo de Azcuénaga nació en Buenos Aires, en 1758. Abogado de nota, hijo de
una familia encumbrada de la sociedad porteña, era hombre ya maduro cuando editó
sus fábulas, primeras composiciones suyas que se vieron impresas . Ya lo hemos visto
transitar, con humor y chispa, la poesía festiva a fines del siglo XVIII. Cultivó el género
satírico hasta su muerte, en 1821. Es, en propiedad, el primar humorista argentino.
Hermano de Miguel de Azcuénaga, uno de los prohombres de la Revolución de
Mayo, militó en la fracción contraria, pues se mantuvo fiel a España. Sus poesías, que
corrieron manuscritas entre amigos, son una glosa risueña e irreverente de los vaivenes
políticos de su tiempo, de sus hombres más representativos, de nuestras luchas por la
Independencia y de las costumbres patrias a partir de Mayo. De momento, también, su
crítica fue acerba y amarga. Todo ello explica que no se imprimiesen en tu tiempo. To-
Dicen que no soy patriota davía permanece inédito un importante caudal de esas poesías que trasuntan su pos-
ni adoro la libertad, tura opositora al régimen, lo cual, por otra parte, le valió no pocos sinsabores. Diga-
porque odio la iniquidad mos, finalmente, que celebró en amenos poemas de salón, en 1806 y 1807, los triunfos
que en nuestro suelo se nota. argentinos sobre los ingleses y exaltó la figura de Liniers.
Nada de esto me alborota,
nada mi opinión estraga La un muy XVIII
y, si digo que me halaga
quien me nombra sarraceno, La fábula es un género menor, representativo del espíritu crítico y didáctico del siglo
no mentiré; porque es bueno XVIII. Cultivada en la antigüedad por Esopo y por Fedro, florece con influencias orien-
que el mundo se satisfaga. tales en la Edad Media y renace en Francia, en el siglo XVII, con la fontaine. En
Domingo de Azcuénaga, España, por influencia francesa, es introducida por Félix Maria de Samaniego (1745-
Que el mundo se satisfaga (1817). 1801) y por Tomás die lriarte (1750-1791 ), que cultivan la fábula moral y la literaria,
respectivamente. El género es frecuentado a lo largo de todo el siglo XIX, en que
aparece la fábula política y social.
38 Funes, en respuesta admirable, le contes-
tó que, para impugnar a poetas, "invocaré en
mi auxilio a la Musa Americana, quiero decir
al amigo y señor don Manuel José de la- En las fábulas de Azcuénaga predomina la censura sal[rica de costumbres y acti-
vardén" (1802). lo destacado nos pertenece. tudes, por sobre la enseñanza aleccionadora. Así, denuncia a los boticarios inescru-
Nótese, por otra parte, en la carta de la- pulosos que sustituyen la medicina requerida por una equivalente, a los médicos que
vardén, la crítica al estilo de Cabello y Mesa y
de noche no acuden al llamado de los enfermos, a quienes se vanaglorian más de sus
a las modalidades limeñas, tan propensas al
elogio desmedido y a los ditirambos.
blasones que de su propia conducta, a los que abandonan a los amigos en la des-
39 Fue el promotor y primer administrador de gracia, al que se viste de ajenas galas, a los comerciantes deshonestos que abusan de
la casa de Correos de Buenos Aires. Ejerció el la ignorancia de sus clientes, a quienes quieren recuperar inútilmente el tiempo perdido
comercio y reunió una considerable fortuna. El en la juventud y, finalmente, a los que, sin espíritu cristiano, hacen desprecio de aque-
autor de El lazarillo de ciegos caminantes tra- llos que no son de su estado y condición 41. Sus dardos, si bien ponen de relieve de-
bó, por razones de su oficio, amistad con él y, fectos humanos universales, estuvieron dirigidos -no nos cabe duda- contra perso-
en el capítulo sobre nuestra ciudad, hay varias nas concretas de su entorno. En algunos casos, no habrá escapado é! la sagacidad de
referencias a su persona y a su casa, una de
los lectores la identidad de aquel que debía aplicarse el sayo y había inspirado la
las más confortables de la pequeña urbe.
40 Además, hemos registrado ocho fábulas
fabulilla.
inéditas de Azcuénaga. Cuatro de tipo político, Destaquemos, finalmente, algunos rasgos locales. La fábula El comerciante y la co-
posteriores a 1810. torra tiene por escenario de fondo el río de la Plata y la cotorrita habla desde la alta
41 la enumeración sigue el orden de publi- rama 1 de un ombú frondoso; en Los papagayos y la lechuza aparecen dios caran-
cación del Telégrafo. chos, aves tan típicas de nuestros campos; en El toro, el oso y el/oro, la hierba que se
146
busca es un sen 42; finalmente, en la fábula aparece un
y la escena transcurre a la orilla de una laguna, un decorado muy bonaerense.
Repitamos, para terminar, palabras de nuestro fabulista:
Diga yo las verdades,
aunque ellas sean amargas.
Si alguien se las aplica
sin sacar de ellas fruto, allá se lo haya 43.
una
Las jornadas de la Reconquista (1806) y de la Defensa (1807) de Buenos
Aires desencadenaron una explosión métrica de proporciones, si bien de relativo mérito
literario. Los hechos victoriosos se exaltaron en todos los tonos y metros, sin que fal-
tase la musa popular y callejera.
Poetas de otros puntos de América y de España sumaron sus voces de entusiasmo
alabanza. No era para menos: un reducido grupo de improvisados guerreros, allá en los
confines del ancho río de la Plata, había aplastado a la poderosa Inglaterra y salvado el
histórico y espiritual de toda Hispanoamérica' . El verbo arrebatado de
(1777-1853), neoclásico español, se destaca en el pindárico coro
la defensa de Buenos Aires.
Temas
Tres son los temas centrales: exaltación del triunfo y de las acciones bélicas; elogio
del héroe, Santiago de Liniers; y, finalmente, burlas al virrey Sobremonte. De más está
42 El sen es una hierba purgante. El rasgo
localista está en el uso del diminutivo. decir que en los poemas cultos, poemas de homenaje cortesano y de propaganda, se
43 Versos finales· de la fábula Un padre de guarda absoluto silencio acerca de la conducta del virrey, con manifiesta autocensura
familia y la muchacha (inédita), una especie de de un sentimiento unánime compq.rtido. Sobremonte es, en cambio, el tema predi-
fábula-prólogo. lecto de la expresión popular y anónima.
Muchas de las afirmaciones del presente
apartado están fundadas en la compulsa de
documentación inédita. "El triunfo de Vicente y Planes
44 Suman, en total, 1120. Por su forma mé-
Vicente López y Planes, como hemos señalado, es el máximo representante de la
trica, es un romance heroico.
vertiente culta, en su matiz típicamente clasicista. El triunfo argentino, un canto a los
45 Anotemos que López lue capitán del glo-
rioso cuerpo de patricios, de tan singular actua- hechos de la Defensa, fue impreso en nuestros Expósitos, en 1808. Su autor, un joven
ción en aquellos memorables hechos. Protago- de veintidós años, desparramó a lo largo del extenso poema -más de mil endeca-
nista y poeta, por tanto, de los sucesos. Al sílabos 44- todos los artificios retóricos a la moda: profusión mitológica; rebuscadas
. momento de cantar pudo más, sin embargo, el alegorías; hueca verbosidad, de momento inconexa; calcos homéricos y virgilianos no
peso escolar de sus lecturas y de los modelos siempre felices; léxico tonante, sí, pero forzado por exceso de o inoportunidad.
-alumno del Carolino y abogado por Chuqui- Con todo "es -como dice un crítico- de lo menos indecoroso que pueda en
saca-, que el libre fervor de juventud. Fervor aquellos momentos". Si hoy su lectura se hace insoportable, no deja de ser com-
que, aprisionado en los forzados moldes de la
prensible que Lavardén -hijo de su época-, al leerlo, rompiera su poema y consagra-
retórica de uso, sólo se desmandó en longitud
y en hipérbole, en pompa y en ademán grandi- ra El triunfo argentino, entre tantos esfuerzos métricos, como obra cumbre, a pesar de
locuente. Si López hubiese sabido cortar y con- sus defectos 45.
densar. . . Mas no le pidamos virtud de ma- Dejemos al autor para considerarlo en horas más maduras, las del Himno Nacional
durez. Argentino.
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los romances de Pantaleón Rivarola
Pantaleón Rivarola (1754-1821) era Rivarola, "capellán del tercer batallón del regimiento de infantería de la guarnición
porteño. Doctor en ambos derechos por local" y culto profesor de filosofía en el Carolino, no sin pudor de sus rígidos y acarto-
la Universidad de San Felipe, de Santia- nados colegas, escogió, para cantar tanto heroísmo, el tono y el metro fácil de los
go de Chile, fue un sacerdote ejemplar e viejos romances castellanos. El entusiasmo se le desbordó, también, en incontenible
ilustrado profesor de filosofía en el Real derroche verbal. Dos extensos romances, a La gloriosa Reconquista (1806) y a La glo-
Colegio de San Carlos. Adhirió, en 1810, riosa Defensa (1807), dan cuenta de su justificado fervor 46.
al proceso emancipador. Además de sus Asoma en la crónica rimada de los sucesos -sus romances no son otra cosa- lo
dos poemas con motivo de las invasio- que le falta· a la de López, sinceridad. Sinceridad que se expresa en la captación de
nes inglesas, cultivó la poesía devota. matices y detalles, entre los que sobresale el sentimiento emotivo, íntimo y popular a la
vez, de lo religioso. No se olvide que aquella gesta tuvo mucho de guerra santa contra
un invasor infiel. Se percibe a Rivarola como auténtico portavoz del sentir colectivo, en
que, por ejemplo, la violación de templos y clausuras alcanza particular relieve. Ade-
más, con sus frecuentes intromisiones juglarescas, atrapa al lector y lo hace partícipe
directo y comprometido en los hechos. Sentimientos que la lira olímpica y almidonada
de un López, por ejemplo, olvidó. Cuánta indignación popular trasuntan, en su sencillez,
versos como éstos:
Si los bárbaros del Norte, delitos tan execrables,
o los más feroces negros, y tan criminales hechos,
si los turcos o los moros, nada habría que admirar
si los indios más sangrientos, de naciones tan incultas,
al fin, si los hotentotes de tan ignorantes pueblos.
más salvajes y más fieros
así cometido hubiesen ¡Qué brutalidad de isleños! 47
atentados tan horrendos,
la y anónima
Con chispa, con velocidad, la musa anónima de la Galle hizo los comentarios líricos
de los sucesos. Su víctima predilecta fue, según vimos, el antihéroe, el virrey Sobre-
monte, quien, en ambiguo proceder, acompañado de su familia, huyó a Córdoba
con los caudales: -
Al primer cañonazo de los valientes
disparó Sobrerrionte con sus parientes.
O véase esta hiriente quintilla:
Un quintal de' hipocresía
veintidós de fanfarrón
y cincuenta de ladrón,
con quince de fantasía,
dos mil de collonería 48.
Quintilla que corrió bajo el festivo título Ingredientes que se necesitan para sacar la
quinta esencia del marqués de Sobremonte.
A la tradición oral de los días· de l&.s invasiones inglesas pertenecen las siguientes
estrofas octosilábicas, recogidas en Entre Ríos:
¿Ves aquel bulto lejano La invasión de los ingleses
que se pierde atrás de monte? le dio susto tan cabal,
Es la carroza del miedo que buscó guarida lejos
con el virrey Sobremonte para él y el. capitaL
No faltan, tampoco, versos de estímulo guerrero, como estas boleras 4 9:
46 Ambos poemas fueron publicados en Puesto que quieres que cante Los Leones y Castillos so
1807 por la casa de Niños Expósitos, con el bolera alegre, baten al aire.
seudónimo "un fiel vasallo" (es decir, de lamo- Victoria, triunfo y gloria
escucha la derrota
narquía y de Carlos IV).
de los ingleses. la fama cante.
47 La gloriosa Defensa.
48 colloneria: cobardía. Ve repitiendo: Porque no hay miedo.
49 boleras: aire popular español. ¡Avance! ¡Fuego! ¡A ellos! ¡Avance! ¡Fuego! ¡A ellos!
so Los de los estandartes hispanos. ¡Que van huyendo! ¡Que ya son nuestros!
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Ni están ausentes, por supuesto, las que conjugan el sentimiento religioso con el del
desprecio por el inglés perjuro e infiel que, como un símbolo, representó el comandante
Pack:
Este Pack es un falsario, tan enorme sacrilegio,
con diez compañías fieras pues nuestro ejército egregio
51 El teniente coronel Denis Pack fue co-
mandante del 71° regimiento de infantería ligera quiso robar las banderas herido lo aprisionó,
de Escocia. Después de la Reconquista de a la Virgen del Rosario; porque atrevido ultrajó
Buenos Aires y con motivo de la capitulación pero pagó temerario de María el privilegio 51.
de Beresford, había jurado no volver a tomar
las armas contra el pueblo de Buenos Aires. He aquí las joyas, en un rápido y breve muestreo, de nuestra poesía de las invasio-
Las banderas del 71 ° de Highlanders, perdi- nes inglesas. Primeros testimonios de la musa popular porteña.
das en combate, se custodiaban como trofeos
en la Iglesia de Santo Domingo. Cuando Pack, A modo de
el 5 de julio de 1807, entró en el citado templo,
las hizo flamear en la torre de la iglesia. Re- Si las invasiones· inglesas revelaron a los criollos su capacidad de defensa y aun de
fugiado con sus hombres en dicho templo, de- autogestión en ausencia del virrey, la poesía se estrenó en un tema de exaltación gue-
bió rendirse por segunda vez a los porteños y
rrera y de acentos bélicos que, a partir de i 81 O, concitará la lira "patria" y la de toda la
sus banderas volvieron a ser trofeos del he-
roico pueblo de Buenos Aires. América hispana. La capital del Virreinato del Río de la Plata será la encargada de
El episodio, grato a la sensibilidad popular, poner en acción, en la parte sur del continente, el movimiento emancipador y, también,
no fue olvidado por Rivarola en su romance a la primera en disparar, en poesía, sus modelos métricos y retóricos, al cantar los triun-
la Defensa. fos de las guerras de las Independencia.
1 La denominación comprende al Plata (Paraná-Piata). 5 Sus orillas bañaban tierras españolas y lusitanas.
2 Obsérvese que, por licencia métrica (diástole), el acento de Ocea- 6 Mavorte: epéntesis por Marte (Ma-vor~!e). Marte era, en la mito-
no recae sobre la a. Por eso respetamos la grafía original, sin tilde. logía clásica, el dios de la guerra. La forma epentética triunfará en la
3 carro de nácar: la valva nacarada que servía de carro, en la es- poesía de nuestra independencia, como si el refuerzo articulatorio con-
tatuaria clásica, a los dioses marinos. Hay en el Paraná -explica La- firiese mayor ferocidad y saña al dios grecorromano.
vardén- multitud de conchas, que fácilmente se descascaran, y mues-
tran un bruñido nácar que puede ser un ramo de industria. Los para- 7 Albión: Inglaterra.
guayos las emplean en embutidos (1). El poema -según vimos- se 8 Bloqueo de los Ingleses (2).
publicó con numerosas notas del poeta. Ésta es la primera. Para que se
9 cándido carácter: suave y dulce idiosincrasia. El Paraná, en elec-
distingan de las nuestras, las transcribimos en bastardilla e indicamos,
to, no es un río impetuoso.
entre paréntesis, su número de orden. Dichas notas interesan, no sólo
porque aclaran el texto, sino también porque traducen aspectos inte- 10 No deben olvidar los amigos del país el raro fenómeno de ha-
resantes del pensamiento lavardeniano, coincidente con el que sostuvo berse echado menos en los cinco años pasados el originario creci-
en su ensayo económico, Nuevo aspecto del comercio en el Rfo de la miento del Paraná, y las grandes resultas de este acaecimiento con
Plata. respecto al comercio interior y cría de ganados. De semejante suceso
4 Hay una nota vérnácula en estos caimanes verdioros. La alegoría no hay noticia, y se ignora su causa. El año precedente volvió a su
neoclásica se enriquece con elementos decorativos de la fauna ameri- ordinario transborde (3). Lavardén -hombre de su tiempo- justifica en
cana. la nota ·el fingido retroceso del río a los orígenes de su nacimiento.
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a la gruta distante, que decoran 35 y altos himnos entonen, con que avisen
perlas nevadas 11, ígneos topacios, tu tránsito a los dioses tributarios 26.
15 y en que tienes volcada la urna de oro 12 El Paraguay y el Uruguay lo sepan,
de ondas de plata 13 siempre rebosando; y se apresuren próvidos y urbanos 27
si las sencillas ninfas argentinas 14 a salirte al camino, y a porfía 28
contigo temerosas profugaron 15 40 te paren en distancia los caballos
y el peine de carey 16 allí escondieron, que del mar patagónico 29 trajeron,
20 con que pulsan y sacan sones blandos los que ya zabullendo 30, ya nadando,
en liras de cristal de cuerdas de oro 17, ostenten su vigor, que, mientras llegas,
que os envidian las deas del Parnaso 18 ; lindos céfiros 31 tengan enfrenados.
desciende 19 ya, dejando la corona 45 Baja con majestad, reconociendo
de juncos retorcidos, y dejando de tus playas los bosques y los antros.
25 la banda del silvestre cama/ate 20, Extiéndete anchuroso, y tus vertientes,
pues que ya el ardimiento provocado 21 danc!o socorros 32 a sedientos campos,
del heroico español, cambiando el oro den idea cabal de tu grandeza.
por el bronce marcial 22, te allana el paso, 50 No quede seno que a tu excelsa mano
y para el arduo intrépido combate deudor no se confiese. Tú las sales
30 Carlos 23 presta el valor, Jove 24 los rayos. derrites, y tú elevas los extractos
Cerquen tu augusta frente alegres lirios de fecundos aceites; tú 33 introduces
y coronen la popa de tu carro; el humor nutritivo y, suavizando
las ninfas te acompañen adornadas 55 el árido terrón, haces que admita
de guirnaldas de aromas y amaranto 25; de calor y humedad fermentos caros 34.
11 perlas nevadas: perlas blancas. La laguna de Apuper, después 23 Carlos: Carlos IV, el monarca -español reinante. Adviértase la cor-
Santa Ana, hoy de las Perlas, las ha dado pequeñas en sus orillas. El tesana referencia, que se reitera al final del poema.
fondo no se ha reconocido (4). Nótese, en el final de la nota del autor, 24 Jove: Júpiter. Nótese que, en el homenaje al monarca, el poeta
el interés científico-naturalista. equipara al rey con el padre de los dioses.
12 Nace el Paraná en las minas de oro de los portugueses (5\. La 25 amaranto: flor vistosa y aterciopelada, en forma de espiga, de uso
imagen poética de un cántaro volcado, del que mana agua, para re- en los jardines, en las guirnaldas, en las coronas. Es de origen oriental.
presentar el nacimiento de un río, es -como apuntamos- elemento 26 dioses tributarios: los afluentes del Paraná-Piata. ·
tomado de las artes plásticas. 27 próvidos y urbanos: diligentes y educados.
13 Se alude al nombre del Rlo de la Plata, que le dio el genovés 28 a porfia: con emulación, compitiendo el uno con el otro.
Gabot impropiamente, no criándose este metal en sus provincias, por 29 Hállase en la costa patagónica un marisco que tiene en su pe-
lo que debiera mantener el nombre de Río Salís, del descubridor (6). queño tamaño, que será de cuatro pulgadas, la bizarra figura de los
14 ninfas argentinas: repárese en el adjetivo poético, ya de uso caballos del carro de Neptuno. Ignoramos si en otras partes los hay de
extendido en el período que estudiamos. más bulto, o si lo deben a la fecundidad griega. Su cabeza remeda
15 profugarcm: huyeron. con propiedad la del caballo, y la cola torcida acaba en alas, como so
16 peine de carey: plectro (perífrasis alusiva). Es decir, la púa con pinta frecuentemente (9). Otra vez la nota vernácula se funde con el
que los antiguos tocaban la lira. aparato decorativo clasicista. La nota de Lavardén nos permite apreciar
17 Nótese el leve hipérbaton. El orden recto sería "y sacan sones hasta qué punto tuvo en cuenta, al elaborar su poema, las alegorías de
blandos de cuerdas de oro en liras de cristal". Respetamos, aquí, la la plástica. Se trata de los "hipocampos" mitológicos.
puntuación del original, sin coma entre cristal y de cuerdas, que 30 zabullendo: zambullendo. Respetamos la grafía original. Repárese
muchas versiones agregan. en la aliteración de las enes, que dan al verso una cadencia -como ha
18 deas dei Parnaso: las nueve musas "(deas, por diosas, es lati- dicho Oyuela- de onda caudalosa, la que se realza por su bimem-
nismo). bración.
19 desciende: obsérvese que éste es el verbo núcleo de la compleja 31 lindos céfiros: buenos vientos.
oración que llega hasta el V. 30, donde termina el primer apóstrofe al 32 La Sociedad Económica tenga por objeto, aunque sea único,
Paraná, el que lo invita a derramar, nuevamente, la pródiga abundancia indagar el nivel de los terrenos, para proporcionar el regad/o a nues-
de sus aguas. tros campos, cueste lo que cueste; si no puede ser, por ahora, para de
20 camalote: otra vez la nota local y americana. El cama/ole es un aqul a dos siglos. El terreno, sin una piedra, se brinda. Conseguido
conocido yerbazo que se cría en los remansos del Paraná (7). Así, esto, véase aquí el pueblo escogido (10). En esta· parte (vs. 45 a 90),
subrayado en el original. Lavardén desarrolla todo un programa fisiocrático, en el que la natu-
21 ardimiento provocado: ardor simulado (véase la nota que sigue). raleza -en este caso el río, como generador de bienes agropecua-
22 Aprontes navales del Superior Gobierno y Real Consulado de rios- debe aprovecharse como fuente de riqueza y de progreso. Ob-
Comercio contra los corsarios ingleses (8). Recuérdese que el Con- sérvese, en la nota del poeta, su optimismo esperanzado en el futuro. la
sulado se instaló en i 794 y que Belgrano fue su primer Secretario. En Sociedad es la Sociedad Patriótica, literaria y Económica (véase la
efecto, en febrero de 1801 se hicieron grandes maniobras militares, nota que sigue).
simulando un ataque inglés al puerto de Montevideo. Las tropas defen- 33 lndícanse los objetos del periódico y Sociedad (11 ). La Sociedad
soras actuaron bajo el mando del marqués de Sobremonte; las in- proyectada por Cabello y Mesa.
vasoras, a las órdenes de Liniers. 34 Juan María Gutiérrez, primer crítico de nuestras letras, dice, refi-
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Ceres 35 de confesar no se desdeña de la admirable historia de tus reinos 48,
que a tu grandeza debe sus ornatos. 80 y los laureados jóvenes, con cantos
No el ronco caracol, la cornucopia 36 dulcísonos de pura poesía 49,
60 sirviendo de clarín, venga anunciando que tus melifluas ninfas enseñaron,
tu llegada feliz. Acá tus hijos 37, aspiran a grabar tu excelso nombre
hijos en que te gozas, y que a cargo para siempre del Pindo en los peñascos,
pusiste de unos genios tutelares, 85 donde de hoy más se canten tus virtudes
que por divisa la bondad tomaron, y no las iras del furioso Jano5°
65 céfiros halagüeños 38 por honrarte Ven, sacro río, para dar impulso
bullen y te preparan sin descansó al inspirado ardor: bajo tu amparo
perfumados altares 39 en que brilla corran, como tus aguas, nuestros versos 51.
la industria popular 40, triunfales arcos 90 No quedarás sin premio (¡premio santo!).
en que las artes liberales 41 lucen, Llevarás guarnecidos de diamantes
70 y enjambre vistosísimo de naos y de rojos rubíes, dos retratos,
de incorruptible leño 42, que es don tuyo 43, dos rostros divinales que conmueven:
con banderolas de colores varios uno de Luisa es, otro, de Carlas 52.
aguardándote está 44. Tú con la pala 45 95 Ves ahí 53, que tan magnífico ornamento
de plata 46, las arenas dispersando, transformará en un templo tu palacio 54;
75 su curso facilita. La gran corte 47 ves ahí, para las ninfas argentinas
en grande gala espera. Y a los sabios y su dulce cantar, asuntos gratos 55.
de tu delicioso arribo se prometen
muchos conocimientos más exactos ~anuel José de Lavardén
riéndose a este pasaje (vs. 51 a 56): "No era desconocido para La- por el cual debían recalar en el de Montevideo. Aún hoy, por ese
vardén el auxilio que ofrece la química para proceder con acierto en las motivo, deben realizarse continuamente acciones de dragado.
faenas de la agricultura, y en esto se mostraba discfpulo de la escuela 46 pala de plata: la de sus corrientes, que obran como dragas o
progresista a que pertenecían sus compatriotas Vieytes y Belgrano". palas barredoras.
35 AgricUltura (12). Ceres, en efecto, era su diosa protectora. Re- 47 la gran corte: la de los ilustrados habitantes de la capital del
cuérdese la importancia que adquiere esta ciencia práctica en el pensa- Virreinato del Río de la Plata. En particular, la de los hombres de
miento ilustrado. ciencia y la de los poetas, como aclara después.
36 la cornucopia: el cuerno de la abundancia, convertido aquí en 48 Historia Natural (17). Nuevamente se pone de manifiesto el interés
clarín del Paraná y de la riqueza que traen sus aguas. científico-naturalista del poeta y de su generación.
37 lus hijos: los porteños. 49 Últimamente la poesla, que todo lo anima y hace llevaderas /as
38 céfiros halagüeños: vientos promisorios o buenos vientos, los de tareas más estériles (18). Repárese en este fin pragmático.
Buenos Aires. En efecto, en nota, Lavardén lo aclara: Buenos Aires
(13). Repárese en el juego de palabras subyacente en el concepto.
=.r-- -
iso ~aiiCJ: ciTos dé ía guerra--:i:vanof
¡51 En este lragmento- (vs. 80-89) Lavardén traza un programa literario
39 altares: los altares del progreso. y convida a los poetas del Plata a cantar al sacro· río. La invitación
40 industria popular: la de la carne y la del cuero eran las más halló respuesta en Prego de Olivar y en Manuel lllledrano, quienes
representativas. publicaron, en ese mismo periódico, una Canción al Paraná. (11 de abril
41 Industrias, artes, navegación (14). Repárese en la enumeración de 1801) y una Oda en honor de la de Lavardén (18 de abril de 1801),
que hace el poeta, en consonancia con el espíritu mercantil del puerto respectivamente. Casi un siglo después, con motivo del centenario
de Buenos Aires y de las teorías económicas de su época. (1910), Leopoldo Lugones, en sus Odas seculares, saludará al mismo
42 No se sabe adónde llega la riqueza de madera que poseemos. río en su canto Al Plata.
Cada vez que se registran /os montes, se tropieza con un portento. 52 María Luisa de Parma y Carlos IV, su marido. Dice Berenguer
Acaba de probarse para curvas el tortuoso tarané, madera muy dura, Carisomo que "Gaya -tan realista en sús retratos- se hubiese di-
tenaz del clavo, muy ligera, y que no arde (15). Lavardén señala otra vertido mucho con el verso dos rostros divinales que conmueven".
fuente de riqueza, la industria de la madera. La construcción de buques Una y otro, pintados por Goya, no pueden ser menos agraciados.
y barcazas tuvo importancia en el Río de la Plata. Había varios as- 53 La medida del verso exige la lectura de ahi, con acento en la a.
tilleros, de tipo artesanal, en las riberas del Paraná, del Paraguay, y en Lo mismo ocurre en el v. 97. Esta dislocación del acento era común en el
Buenos Aires. habla de la época. Mantenemos la grafía del original, sin tilde en la i.
43 don tuyo: obsequio del río. 54 tu palacio: el de las aguas de plata del Paraná, convertido en
4 4 Nótese la imagen del ancho estuario y del puerto de Buenos Aires portarretratos de los reyes y custodio de la monarquía.
poblado de navíos, con sus gallardetes al viento. 55 El envío (vs. 90 a 98) es típicamente cortesano y monárquico.
45 Debe pensarse seriamente en cerrar a /as arenas la entrada de Muchas antologías que quieren hacer de Lavardén, absurdamente, un
/os puertos de este río (16). La creciente del Paraná arrastra -como se poeta prerrevolucionario, lo suprimen.
sabe-- un gran volumen de sedimento que colorea sus aguas y las del La oda Al Paran á fue reproducida, en 1821, en un periódico del padre
océano hasta muy lejos de su desembocadura. Sedimento que forma Castañeda, Doña Maria Retazos y, de allí, pasó a La Ura argentina
bancos sublluviales que dificultan la navegación y que, otrora, impedían (1824), que recuerda que Lavardén fue "auditor de guerra del ejército
la llegada de barcos de gran calado al puerto de Buenos Aires, motivo reconquistador de Buenos Aires".
151
mono
Cuentan que en Tetuán 2 le sobrevino, porque estaban los físicos 3 resfriados. a traer la respuesta a la señora,
una noche a las doce, a un mono herrero, El doctor Pierna tuerta, alias Tenaza '4, la encontraron furiosa, dando gritos,
por boca y por narices, dijo: -Vayan al médico de casa. porque el enfermo ya en sueño profundo
un vómito de sangre repentino, Y diciéndole que era un accidente, se había ido a curar al otro mundo.
tan fuerte, que dos monos aprendices- replicó: -Vayan, vayan brevemente. ¡Quién, señores, creyera
salieron en camisa y sin sombrero, El sabio licenciado Boca abierta que entre los monos médicos se viera
por médico volando, tenía dada orden que la puerta tan poca caridad y amor tan poco!
quedándose con él en la herrería no abriesen de su casa, aunque pedazos lo creerá, sin estar loco,
una mona aguardando la hicieran, por llamarle, a aldabonazos 5. porque no es menester (yo lo confieso)
el término fatal de su agonía. Y el bachiller nombrado Pelos rubios el ir a Tetuán para ver eso 7.
Los dos monos hicieron expuso haber tomado pediluvios 6.
muy bien la diligencia; pero fueron De tal manera que al venir la aurora,
sus pasos excusados, llegando a la herrería los monitos Domingo de Azcuénaga
gloriosa
(Fragmentos)
1 La segunda de las fábulas publicadas en el Telégrafo mercantil modelo de este final: "Pero, sin ir a Tetuán, 1 también aquí se hallarán 1
(16-9-1801). monos que ... "
2 Entonces, capital de Marruecos. Fue consagrada por lriarte como la Repárese en la versificación en silvas y en el predominio de parea-
"patria" de los monos, en su célebre fábula La mona, aquella en que dos en la rima. Los fabulistas hicieron gala de polimetría
postuló: "Aunque se vista de seda 1 la Mona, Mona se queda", un
conocido refrán, por otra parte.
3 físicos: médicos. Denominación común en la época. 1 El título es más extenso y explicativo: La gloriosa Defensa de la
4 Uno con las piernas combadas, en forma de tenaza. Los grados ciudad de Buenos Aires, capital del Virreinato del R/o de la Plata,
académicos y los caracteres físicos registrados en los apodos son, tal verificada del 2 al 5 de julio de 1807. Brevemente delineada en verso
vez, notas que permitieron a los lectores contemporáne·os individualizar suelto, con notas, por un fiel vasallo de S.M. y amante de la patria.
a los censurados galenos de B_uenos Aires. 2 Se refiere al convento e iglesia de las Catalinas, sito en San Martín
5 aldabonazos: golpes dados con la aldaba o llamador. y Viamonte, que fue saqueado y vejado por los invasores.
6 pediluvios: baño de pies tomado como medicina. 3 Estas frecuentes apelaciones a los lectores revelan una técnica
7 La fábula de lriarte, la ya citada en la nota 2, es, sin duda, el juglaresca y avivan el relato.
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unidos de noble acuerdo, En una de las guerrillas el duro e incendiado fierro,
con picas, sables y lanzas, que por alto se hicieron, y que nuestro comandante
machetes y armas de fuego, fue atacado de improviso," se contaba ya por muerto,
y por doquiera que van, por varios ingleses fieros, un negrito que a su lado
la gloria los va siguiendo 4. don José Domingo Urien, le seguía en este
tercer comandante riuestro, con su pica
¡Qué prodigios de valor, y antes de tener lugar del inglés el duro pecho,
qué heroicos hechos no hicieron de valerse de su acero deJanclole allí tendido,
estos valientes esclavos, un atrevido bretón donde dio el último aliento.
a vista del mundo entero! ·a tiro le apunta cierto;
mas cuando va a descargar Pantaleón Rivarola
4 No olvida Rivarola, en la larga nómina de los héroes, a los negros. ce sílabas (alejandrinos). Sobre el autor y este poema, véanse las
El recuerdo tiene un sentido popular, simpático, callejero. Estos versos páginas 49i a 497.
documentan el ingreso del tema del negro en nuestra literatura. 2 La riqueza y el derroche de Lima eran proverbiales.
3 sin onzas: sin dinero.
4 Hemos visto, precisamente, cómo la poesía de la época refleja ese
espíritu satírico y ese humor agresivo (Maziel, Lavardén, Azcuénaga),
1 El poema se divide en los siguientes cantos: "Las fundaciones", "La 5 aquel francés: Liniers. La monarquía española, por sus servicios,
colonia", "La ciudad de Mayo" "La tiranía", "La Capital" y "Hoy". Fue le confirió el título de "Conde de Buenos Aires".
compuesto en 1943. La obra está escrita en versos pareados de calor- 6 Los Estrada son descendientes de Santiago de Liniers.
153
El 25 de mayo de 1810 un grupo de patriotas daba, en Buenos Aires, el primer grito
de libertad. Sus ecos se expandieron rápidamente por nuestro territorio y alcanzaron
los hoy países hermanos de Chile, Bolivia, Perú, Uruguay y Paraguay. Para alentar la
causa de la Independencia y sembrar en el surco la simiente de la nacionalidad
incipiente, surgió una poesía de circunstancias, rica en numen y repetitiva en imágenes
y vocabulario, pero plena de entusiasmo y fervor patrio. Sus cultores fueron, en
general, los mismos que habían cantado el triunfo sobre los ingleses en 1806 y i 807.
Así, desde las columnas de los periódicos o a través de las representaciones teatrales,
la poesía patriótica recitada en las tertulias o transmitida en forma anónima, exaltó a los
Tertulia porteña. héroes y cantó las victorias.
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pujante en el futuro económico del país, basado en la fecundidad de la pampa aún
virgen, invadió los espíritus de estos hombres cosmopolitas, enciclopédicos por su afán
de progreso y clásicos por su revalorización de la vida campesina.
La de 1810 1830
"El verso era el condimento inexcusable de toda solemnidad", afiriTia Roberto Giusti.
Recordaciones patrias, festejos ciudadanos, exaltación de los héroes y, más tarde, en
la época rivadaviana, las delicias del campo contrapuestas a los vicios de la ciudad,
constituyeron la temática preferida de la poesía de estas dos décadas, a través de dos
grupos o promociones literarias, continuadoras ambas de la tradición hispana, en
cuanto a versificación y a estilo
155
y
La música fue encomendada al catalán Bias Parera, quien cumplió rápidamente, a tal
punto que el estreno público pudo fijarse para el mayo de 1813. Tres días antes,
un grupo de notables de la época, reunidos en la casa de María de todos los Santos
Sánchez de Thompson, había oído, con unción, la cristalina voz de Remeditos de Es-
calada, al entonar por vez primera la Canción Patria.
Unánimemente aceptado por todo el país, nuestro Himno, primero entre los ameri-
canos, fue cantado más allá de nuestras fronteras, aun en regiones remotas. En todos
los· casos fueron gauchos o llaneros los intérpretes; sus estrofas prendieron fuego de
libertad en los corazones y dieron mayor fuerza a los brazos que blandían la lanza
156.
En su léxico e imágenes son característicos Ne>oclas,icilsmo español,
es decir, López usa alusiones mitológicas y expresiones onomatopéyicas acentúan
el tono épico de la composición:
La Victoria al guerrero argentino
con sus alas brillantes cubrió
Nacido en la Buenos Aires colonial de fines del siglo XVIII, Juan Cruz Varela respiró
sus aires cargados de perfumes de libertad.
Estudió humanidades y filosofía en el Colegio de San Carlos, donde recibió las pri-
meras nociones de latinidad, al tiempo que conocía las modernas ideas enciclopedistas.
De esta época son sus primeros esbozos poéticos, según él lo afirmaría más tarde:
Una afición invencible a la poesía me impulsó a escribir desde los primeros años de mi
juventud; y hoy, que cuento 37 de edad, aún no puedo resistir a una inclinación semejante.
157
Sin embargo, sería errado pensar en un Juan Cruz Varela capaz sólo de reminiS-
cencias greco-latinas. Hombre de cultivada inteligencia, no podía fallarle el comple-
mento de un humorismo rico y variado. Ejemplo de ello es el risueño cuaderno que,
a modo de Diario, redactó nuestro poeta durante su estudiantina cordobesa .. También
compuso once fábulas -que lo convierten en nuestro segundo fabulista-, un sainete
costumbrista intitulado río revuelto ganancia de pescadores, y una loa dramática.
Todas esas composiciones de su "despertar integran un manuscrito de poe-
Día 9 sías juveniles (1812-1816) que el poeta condenó injustamente al olvido y que aún
Esta mañana en barrer permanece, en parte, inédito.
la Capilla y en limpiar El Juan Cruz de esta época es un ser dotado naturalmente por las musas, buen
las paredes y el altar imitador y satírico de primer orden.
la pasé; luego en comer; No obstante, entre la amplia producción de entonces -mucha de ella circunstan-
a la tarde a componer cial-, una que anuncia ya al vate de los años 38. Tal el poema La Elvira, com-
subí al altar ¡desgraciado! puesto en Córdoba en 1817, cuando, ya doctorado en Teología, se disponía a pro-
estando muy descuidado seguir estudios de jurisprudencia que abandonó en noviembre de ese año. En esta
la escalera se cayó obra, el poeta canta a una mujer a la que no atribuye dotes extraordinarias. El
y don V arela quedó elemento narrativo es pobre, en verdad, pero hay cierta exaltación de la subjetividad
como otro Judas colgado que lo acerca al Romanticismo, que entrará en el Río de la Plata años después.
Juan C. Varela, Diario. Al respecto, citarse algunos fragmentos reveladores:
Si bien es cierto que la lección moral que encierran estos versos los indica como
neoclásicos, no es menos cierto que la estrofa transcrita es, al decir de Juan María
Gutiérrez, "una [de las] mejor talladas que puede presentar el Parnaso argentino".
Algunos aciertos expresivos y numerosos momentos de verdadera y auténtica inspira-
ción hacen de esta obra una muestra de honda sensibilidad poética.
® Tercera etapa (1817-1829). La vida pública.
Ya de regreso en Buenos Aires, Varela forma parte de la administración pública,
en tanto se foguea como periodista.
El alejamiento de los claustros implica un profundo cambio en la temática de su
poesía. Su lira tañe notas épicas, porque el momento histórico así lo determina. Notas
épicas que ya había pulsado, esporádicamente, en Córdoba.
158
El más antiguo de esos poemas, en el período que estudiamos, es el que tituló
los valientes defensores de la libertad en las llanuras de Maipo. Escrito por encargo
del su primera versión unía en un mismo elogio a San Martín y a González
Balcarce. Cuando, hacia 1831, Varel a comenzó a revisar sus poesías con vistas a
una edición que se concretó sólo póstumamente, redujo la alabanza a Balcarce,
dio así justas proporciones a la oda.
Pero los acentos épicos de nuestro poeta alcanzaron su máxima expresión con el
canto a la Campaña del ejército republicano al Brasil y el triunfo de ltuzaingó (1827).
Son. más de 700 versos en los que el tono grandilocuente de la epopeya descansa
sobre dos recursos de estilo, las hipérboles y las alusiones mitológicas e históricas.
Triunfo de ltuzaingó
159
Amor que sobre todas las Deidades
has recibido adoraciones mías,
tu dulce poderío y tus bondades
ya celebró mi canto
en lo florido de mis frescos días,
y regué tus altares con mi llanto.
Canté lo que sentí. m1 nma,
resonando entre gritos de victoria,
hizo volar por cuanto Febo anima
los nombres de los ínclitos varones
de perenne memoria,
que las iberas huestes debelaron,
y al suelo de mi Patria libertaron.
Canté lo que debí; y ahora la mente,
de un entusiasmo nuevo arrebatada,
transportada se siente
hasta el templo del genio, donde mora
la invención creadora;
templo en cuyos altares,
de la turba vulgar no frecuentados,
seres privilegiados
presentan sus ofrendas singulares,
y a par de la deidad son adorados.
Como vemos, es Varela quien señala las etapas de su evolución poética: aquella
primera "canté lo que sentí", en que celebró a Eros; la segunda, cuando su musa, arre-
batada de ímpetu bélico, entonó cantos de alabanza a las armas victoriosas de la
Patria: "canté lo que debí".
Pero el presente es otro: la paloma de la paz vuela sobre Buenos Aires y el yugo
del arado oprime sus campos ubérrimos. La palabra progreso promueve todas las
acciones, y la imprenta y el periodismo ocupan lugar importante en esta forja de futura
grandeza. La difusión de conocimientos por la imprenta dará al pueblo la posibilidad de
ser celoso de sus prerrogativas. Y así dice Varela en la oda citada:
Este poema sigue muy de cerca la oda del español Manuel José Quintana (1772-
1857), A la. invención de la imprenta, cuyos períodos amplios y solemnes imita.
Varela también cultivó el género dramático durante esta tercera etapa de su vida. Es
que, como buen ilustrado, comprendía y valoraba el teatro como medio de educación.
De ahí que consideró a Buenos Aires, a pesar de su pequeñez y de su casi inexis-
tente movimiento dramático, como medio adecuado para la representación de obras
clásicas por su tema y su estructura. Así nacen sus dos tragedias, Dido (1823) y Argia
(1824) . La primera fue leída por su autor en la tertulia rivadaviana, que aplaudió la
tragedia de largos parlamentos y sujeta a las reglas clásicas de las tres unidades.
"Dido, la enfática Dido, no nos emociona hoy", dice Mujica Lainez . Y así es por la
lentitud de sus escenas y la grandilocuencia de su verso, aunque reconozcamos en ella
el mérito de Varela, por haber sido el primer trágico argentino.
160
• Cuarta etapa (1829-1839). El exilio la muerte.
El último decenio de la vida de Varela fue, en extremo, doloroso. Las disensiones
políticas lo obligaron a exiliarse.en Montevideo. Allí le lue penoso sobrevivir sin medios
de fortuna. La pobreza y la enfermedad lo acosaron. Y también, la calumnia. Sin em-
bargo, no abandonó la pluma. Traducciones de autores clásicos la de
versos ocuparon sus días.
las numerosas obras escritas en el destierro, se hace necesario hablar
poema que presenta ya caracteres prerrománticos: la 25
En ese año, al conocer el cariz degradado que la celebración de las Fiestas Mayas
había adquirido, la indignación conmueve al poeta y el canto. Varela tiene 45
años, y su quebrantada salud lo a pensar que muerte próxima no le permi-
tirá ver libre a la Patria de la opresión rosisla. Quizás por ello, su poesía, liberada de
todo retoricismo, sigue cauces más naturales. Las estrofas aconsonantadas fluyen sin
cesar, y una ráfaga de justo rencor abrasa su verso.
Conmovido su ser, olvidado de los formalismos estudiados en las aulas cordobesas,
su espíritu se vuelca libre al lin, casi romántico:
Pero su acendrado patriotismo, aquél que le dictara sus mejores versos épicos y
poesías cívicas, alienta la invocación final:
161
1
MA-RCHA PATRIOTICA.
resonó.
á la freo!~
de UIIÍO'I,
con robustos desgarr
ca•np·<Oil<slos rostros Al. ibérico,altivo Leon.
animar: S1an ctornos los laureles
anida en sus San Jose, San
su todo hacen Ambas Piedras, Salto.., y
commueven del Inca las rumbu, La Colonia y las mis m••
en sus huecos revive, el ardor, Del tirano. en la ba.nda Oriental,
que vé renovando á sus hijos Son letreros eternos que dicm:
.De la Patria el aD!iguo esplendor. Aquí' el brazo·argentino triunfó:
Sea~ eterf!IJs los laurt/11 ,Aquí el fiero opresor de la Patria
Pero sierras y muros se Su orgullosa dobló.
ll<:rumbar con horrible fragor: eternos !os laure!ts 6-<-
T odo el pais se conturba por grit()l; La v!ftoria al guerrero ar¡:entioo
.De vengaoza, de guerra, y furor. Con sus álas bríl!antes cúbrtó,
En los fieros tiranos la envidia ·y azorado ó su vista el
Escupió su pestífera hiel. Con infamia :1. lá fuga se
Su estandarte sangriento levantan 'Sus banderas, sus armas' se
Provocando á la lld mas cruel. a
por trofeos la li!)ertad,
Sean Bttrnos lo4 laureles&c. Y sobre alas de gloria alza el pueblo
¡No los veis sobre MeKico:, y Quito Trono digno ,¡ su gran mllgesrad.
Arrojarse con saña tenaz.! Sea" eternos los laotrtles &c.
;;Y qualllorao bañados en sangre Desde un polo basl:a el otro resne•ui
J>orosí, Coc.habamba, y la Paz! De la fama el sonóro clarm,
¡No los veis sobre el triste· Caracas Y de América el nombre ensedando
Luto, y llantos, y muerte esparcir? Lesrepíre, mortales oíd:
.¡No los veis devorando qua! fieras su trono dignisímo abrieron
Todo pueblo, que logran rendir? provincias unicbs del Sud.
Sum eterno• los laureles &r. Y los libreo del mundo responden
A vosotros se atreve Argentino9 Al gran pueblo argentino ,.tud.
El orgullo del vil imb.isor: . . 5ta•t nerno_s los !aunl<r &c . .
Es copia :: Dr. Bernardo Veloz. Secreta no del Gob1erno de lnrcndenc1a.
lJuffltls-Ayres mayo t+ de 1813. Imprenta dr Niños E:x:pó.sitos.
1 Copia facsimilar del bando con el que la Asamblea General Cons- caso del verso "Buenos Aires se opone a la frente", cuya versión
tituyente dio a conocer al pueblo nuestra Canción Patria. Obsérvese 1a definitiva fue: "Buenos Aires se pone a la frente".
grafía y algunos errores del copista, que luego el autor corrigió. Tal el
162
¿Y tú, Buenos Aires, antes vencedora, ¿Qué importa al perjuro tu honor o tu afrenta?
Humillada sufres que sirvan ahora Los heroicos hechos que tu historia cuenta,
Todos tus trofeos de alfombra a su pie? Tus días felices, tu antiguo esplendor,
¿Será que ese monstruo robártelos pueda Deslumbran su vista, confunden su nada,
Y de ti se diga que sólo te queda Y el bárbaro intenta dejar apagada
El mísero orgullo de un tiempo que fue? La luz que a los libres en Mayo alumbró.
azote, qué ultraje resta todavía, Tú, que alzando el grito despertaste un mundo
nuevo infortunio, cara patria mía, Postrado tres siglos en sueño profundo
De que tú no seas la víctima ya? Y diste a los reyes tremenda lección.
¡Ah, si tu tirano supiese siquiera ¿De un déspota imbécil esclava suspiras?
Reprimir el vuelo de audacia extranjera ¡Eh! contra tu fuerza ¿qué valen sus iras?
Y vengar insultos que no vengará! ¿No has visto a tus plantas rendido un león?
De Albión la potente sin duro castigo, ¡Hijos de mi patria, levantad la frente
Del Brasil, de Iberia bajel enemigo Y con fuerte brazo la fiera inclemente
La espalda del Plata jamás abrumó. Que lanzó el desierto, de un golpe aterrad!
¡Y ahora extraña flota le doma, le oprime, Lavad vuestra mancha, valientes porteños,
Tricolor bandera flamea sublime, Y mostrad al mundo que no tiene dueños
Y la azul y blanca vencida cayó! El pueblo que en Mayo gritó Libertad.
Juan Cruz Varela
a
(Fragmento)
163
la madurez de los poetas criollos nacidos en las dos últimas décadas del siglo XVIII
y la primera del siglo XIX coincidió con las guerras de la independencia. No fueron,
pues, literatos puros, ya que, de una forma u otra, lucharon por la libertad de sus
respectivos países. Ese anhelo de libertad, así como la exaltación de la Naturaleza
americana, da, a sus obras, cierto tinte de avanzada romántica, aunque por molde
estrófico y estilo se inscriban dentro del Neoclasicismo.
Reunimos, aquí, a tres poetas de Hispanoamérica, muy diferentes entre sí, pero
emparentados por haber sido actores y, a la vez, testigos, a través de su obra literaria,
de los sucesos que dieron la emancipación a los países de habla hispana de nuestro
continente. Ellos son José Joaquín de Olmedo (1780-1847), Andrés Bello (1781-1865)
y José María Heredia (1803-1839).
Padre de la ecuatoriana
José Joaquín de Olmedo nació en Guayaquil, en 1780, ciudad, por entonces, del
Virreinato del Perú, y hoy el puerto más importante de la República del Ecuador.
Realizó estudios de jurisprudencia en lima, donde ejerció su profesión por corto
tiempo, pues la tempestad revolucionaria lo arrastró ya en 181 O, en que fue elegido
representante de su ciudad natal ante las Cortes, convocadas por la Junta Central de
Sevilla, a causa de la invasión napoleónica. Cuando, años más tarde, en 1820, Gua-
yaquil se proclamó independiente, cupo a Olmedo meritoria actuación como jefe político
de la ciudad. Sólo ante la presión del ejército bolivariano, deseoso de anexar esa
región a la Gran Colombia, y al comprobar la inutilidad de sus esfuerzos para man-
Entre la producción juvenil de Olmedo tener emancipada a Guayaquil, Olmedo debió dejar la plaza al libertador Bolívar, y
pueden citarse: A un amigo en el na-
refugiarse en lima.
cimiento de su primogénito y Mi retra-
Ya en el Perú, formó parte de la asamblea que redactó la constitución de ese país.
to. la primera muestra hondo lirismo, y
Más tarde, alejado el general San Martín, cercada ·lima por las tropas realistas, los
versos y ritmo logrados. la segunda se
patriotas acudieron a Bolívar para salvar la libertad amenazada. Olmedo, habiendo ol-
caracteriza por el verso corto y la musa vidado antiguos rencores, aceptó ser el emisario del Perú ante Bolívar. Su misión tuvo
juguetona.
éxito, y las tropas del libertador sellaron definitivamente la emancipación de América
del Sur, con las victorias de Junín (6-8-1824) y de Ayacucho (9-12-1824).
Unido, entonces, a Bolívar, Olmedo representó diplomáticamente a la Gran Colombia
en Europa. De regreso en América, participó en los días de 1830, que marcaron la se-
paración del Ecuador de Colombia. Fue, también, uno de los constituyentes del nuevo
estado americano. Participó activamente de la vida política de su patria, aunque no
aceptó desempeñar la primera magistratura para no verse envuelto en la anarquía.
Murió en 1847.
El vuelo del a Bolívar"
la noticia de la victoria de Junín -batalla librada por Bolívar el 24 de agosto de
1824- colmó de gozb a los criollos, que la consideraron el broche final de la guerra.
1 Manuel José Quintana (1772-1857), Olmedo, poeta desde su adolescencia universitaria en lima y autor de numerosas
poeta español, entre neoclásico y romántico; composiciones líricas de circunstancias, sintió el arrebato épico y redactó su célebre
exaltó en su obra los avances de la cultura y el oda "la victoria de Junín", dedicada a exaltar la figura del libertador, como lo ates-
progreso de la ciencia. Sus obras más notables tigua su subtítulo de "Canto a Bolívar".
surgieron a raíz de las guerras contra la inva-
sión napoleónica y desarrollan el tema de la ... Mas de improviso Tal el héroe brillaba
libertad nacional, con versos y lenguaje grandi- la espada de Bolívar aparece por las primeras filas discurriendo.
locuentes. Ejemplo de ello son sus odas .. Al y a todos los guerreros, Se oye su voz, su acero resplandece,
combate de Tralalgar.. y .. A España después como el sol a los astros, oscurece. do más la pugna y el peligro crece.
de la revolución de marzo ... Nada le puede resistir . . . '
164
Estructura
La oda tiene una extensión de 906 versos, entre endecasílabos y he¡Jtasíl¡:abcls . Su
contenido se distribuye así:
Todo pasa en Junín, todo está enlazado V. 353 al V. 754 Aparición celestial del Inca Huaina Cápac, quien
con esta primera función [ ... ] . Mediante w
¡-. vaticina una nueva batalla en los llanos de Aya-
la aparición y profecía del Inca Huaina Cá- D:: cucho que, ésta sí, marcará el final de las gue-
pac, Ayacucho se transporta a J unín, y las <(
a. rras emancipadoras. También hace la apología
dos jornadas se eslabonan en una [ ... ]. Na- del general Sucre, como vencedor en Ayacucho,
da hallamos de reprensible en el plan del <(
Canto a Bolívar; pero no sabemos si hubiera
e y de Bolívar, como libertador de América del Sur.
z V. 755 al V. 879 Himno de las vestales 2 que invocan a la Libertad
sido conveniente reducir las dimensiones de ::::1
y describen la futura entrada triunfal de Bolívar en
este bello edificio a menor escala ...
Andrés Bello
"w
00
V. 880 al V. 906
Lima.
Despedida del poeta.
El cuadro precedente revela la densidad del material poético trabajado. Sin embargo,
es fácil advertir las dos partes bien definidas del poema: la primera, cuyo tema central
es la batalla de Junín, con Bolívar como héroe (v. 1 al v. 352); y la segunda, orga-
nizada alrededor de la figura mítica del Inca Huaina Cápac, como profeta que anuncia
la victoria final sobre los realistas en Ayacucho. La pluma neoclásica de Olmedo, sujeta
a las unidades de tiempo, lugar y asunto 3, logró reunir en un mismo espacio y tiempo
los dos últimos sucesos militares de las guerras de la independencia en América
Sur. Para ello se valió de un "deus ex-machina" 4, es de una aparición sobrena-
tural que anuncia y describe la batalla de Ayacucho, y exalta al mariscal Sucre como su
jefe victorioso:
¡Salud, oh Vencedor! ¡oh, Sucre! vence, como la palma al margen de un torrente
y de nuevo laurel orla tu frente; crece tu nombre ... y sola, en este día
alta esperanza de tu insigne patria, tu gloria, sin Bolívar, brillaría.
La larga intervención del Inca fue duramente criticada por muchos de los contempo-
ráneos de Olmedo. Hasta el mismo Bolívar, a quien fuera dedicado el poema, manifestó
sus reparos: " ... Ud. ha trazado un cuadro muy pequeño para colocar dentro un
coloso, que ocupa todo el ámbito y cubre con su sombra a los demás personajes". Sin
embargo, otros críticos, entre ellos Andrés Bello, han considerado ingenioso el medio
del que se valiera Olmedo para reunir, en un solo poema, los dos momentos trascen-
dentes y postreros de la lucha emancipadora.
165
fatiga eterna al bronce de la Fama,
segunda vez Libertador te aclama.
Ésta es la hora feliz. Desde aquí empieza
la nueva edad al Inca prometida
de libertad, de paz y de grandeza .
de humanista, este ilustre venezolano resume todas las virtudes del hombre
público de su tiempo. Su obra, enciclopédica por la variedad y amplitud de las disci-
plinas que abarca, hace de este autor la figura hispanoamericana más eminente del
siglo XIX.
Un americano ilustrado
La larga y prolífica existencia de don Andrés Bello (1781-1865) consta de tres etapas,
definidas por los países en los que residiera sucesivamente.
@) 1181-1810. Etapa caraqueña.
166
numerosos patriotas españoles, desterrados durante
como la de filósofos, escritores, poetas científicos de:sccJIIa.nte~s
trado en Inglaterra ambiente propicio para el desarrollo de sus estudios .
y diversas fueron las obras de Bello durante este período. Estudios
carácter lingüístico o literario, como los realizados sobre el del Mio Cid o
el de la asonancia en la versificación castellana; investigaciones sobre la fauna
la flora de América, trabajos sobre derecho internacional, preparados durante su
estadía en Londres, aunque su publicación se hiciera despu!3s, durante su residencia
en Chile .
Dos empresas periodísticas llenaron los días londinenses de Bello: la Biblioteca
y el Repertorio Americano (1826), cuyos artículos preside "la idea de
americana", la feliz del crítico Pedro Grases. En estas dos
sus mejores poesías ensayos '. Entre las primeras, merecen recor-
darse las dos silvas, Alocución a la y La de la zona tórrida .
Tampoco abandonó sus inquietudes traductor: lo atestigua su versión caste-
llana del Orlando lnnamorato de Mateo María Boiardo (1441-1494).
Examinar, [ ... ] cuáles son los medios de ~ID 1829·1865. chilena.
hacer progresar en el Nuevo Mundo las artes
Frustradas sus esperanzas de alcanzar un cargo diplomático de mayor jerarquía,
y las ciencias [ ... ] ; darle a conocer los in-
Bello decidió volver a América. Para su propósito, ofreció sus servicios a distintos
ventos útiles' para que [ ... ] se perfeccionen
del continente. Sólo Chile recibirlo, para que se desempeñara como ofi-
su industria, comercio y navegación [ ... ] ;
cial mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores .
hacer la semilla fecunda de la li-
En el país cordillerano desarrolló lo más fecundo de su obra civilizadora como educa-
bertad ... ] ; establecer sobre la base indes-
dor, como como filósofo, como lingüista, como poeta y como difusor de la cul-
tructible de la instrucción el culto de la mo-
ral; conservar los nombres y las condiciones tura, a de un periodismo de alta calidad.
que figuran en nuestra historia [ ... ] ; he aquí ~ID Bello, educador.
la tarea noble, pero vasta y difícil, que nos A la docencia como actividad privada unió la organización de institutos de nivel.
ha impuesto el amor de la patria. secundario, como el Colegio de Santiago, y de nivel terciario, como la Universidad de
Andrés Bello Chile, de la que fue rector vitalicio. Formó una pléyade de discípulos que brillaron, más
tarde, en puestos oficiales de gran responsabilidad. Sentó las bases de la enseñanza
chilena, al tiempo que delineó el sistema educativo de ese país.
~ID Bello, jurisconsulto.
Sus investigaciones en el campo del derecho, y, especialmente, en el internacional,
cristalizaron en Principios de de Gentes (1832), que más larde convirtiera en
Principios de Derecho (1844). Fue uno de los constituyentes de 1833 y el
autor del Código Civil chileno (1855), modelo en su género durante décadas.
Su labor en el Senado enriqueció la legislación de su país adoptivo.
~ID Bello, filósofo.
Su Filosofía del entendimiento, considerada excepcional por los especialistas, es, aún
hoy, obra de consulta obligatoria.
® Bello, lingüista.
Los trabajos, iniciados en Londres, acerca de los antiguos cantares de gesta y el
romancero, fueron terminados y publicados en Chile. A ellos debemos agregar: Princi-
pios de ortologla y métrica de la lengua castellana (1835), Análisis ideológico de los
tiempos de la conjugación castellana (1841), y la célebre Gramática de la lengua
castellana (1847), dirigida a todos los hispanohablantes y la más importante sistema-
tización de nuestra lengua en el siglo XIX, base de todos los estudios contemporáneos , .
® Bello, poeta.
Si en la primera etapa de su existencia -la caraqueña-, Andrés Bello había poeti-
zado temas en moldes neoclásicos, y en la época londinense su formación clásica y su
fervor patriótico le habían dictado los pulidos versos de sus célebres silvas americanas,
en el descanso de Chile la musa de Bello, enriquecida por la lectura de los románticos
ingleses y franceses, se hace subjetiva a la manera romántica. De ese venero nacen
las más célebres composiciones poéticas de este período, como el Canto elegiaco al
incendio de la Compañía, escrito en 1841, a raíz 'de la destrucción de uno de los más
bellos y antiguos edificios de la ciudad de Santiago y que perteneciera a los jesuitas;
o como las abundantes traducciones de Víctor Hugo, muchas de las cuales superan al
modelo en ritmo poético y en riqueza expresiva. Sirvan los versos siguientes de la
Oración por todos, como ejemplo.
Ve a rezar, hija mía. Ya es la hora Sacude el polvo el árbol del camino,
de la conciencia y del pensar profundo: al soplo de la noche; y en el suelto
cesó el trabajo afanador, y al mundo manto de la sutil neblina envuelto,
la sombra va a colgar su pabellón. se ve temblar el viejo torreón.
e Bello, periodista.
Hombre del siglo XIX, heredero de la Ilustración y en camino hacia el Romanticismo,
Andrés Bello conoció bien el valor de la prensa, como medio de comunicación y difusor
de cultura . De ahí su constante presencia en toda empresa periodística seria. En Chile
en la redacción de El Araucano, durante veintitrés años (1830-1853) y, ya an-
ciano, en 1842, colaboró en el Museo de Ambas Américas, para cuya presentación
escribiera: " ... animados, sí, del deseo de hacer una cosa útil, y persuadidos de que
efectuarse sustituyendo ésta a otras publicaciones castellanas
[ ... ];entresacaremos de los inmensos materiales que nos
rica y Europa, cuanto creamos que puede interesar, instruir, mejorar y agradar ... ". En
sus páginas aparecerán sus traducciones del romántico francés Víctor Hugo, lo que de-
muestra el eclecticismo de Bello, a pesar de las polémicas que sostuviera con los pros-
criptas argentinos, a quienes lideraba Sarmiento 7.
De lo reseñado en apretada síntesis, puede inferirse la trascendencia de la tarea
realizada por Bello en Chile. No es asombroso, pues, que los chilenos reverencien la
del preclaro venezolano que murió el 15 de octubre de H!65, después de haber
brindado lo mejor de sí a su patria adoptiva
El poema "América"
Durante sus años de residencia en Europa, Bello debe haber sentido más de una vez
la punzada de los recuerdos, mientras, con los ojos del corazón, volvía a ver la lujurian-
le naturaleza del trópico, donde había nacido. Por otra parte, la anarquía que azotaba a
gran número de las jóvenes naciones americanas, lo impelía a buscar en la antigüedad
clásica ejemplos que sirvieran de norte para labrar el futuro de esos pueblos recién
nacidos a la libertad. Por eso proyectó escribir un largo poema, titulado América, del
cual sólo alcanzó a componer las dos primeras partes: Alocución a la poesía y La
agricultura de la zona tórrida. Ambas vieron la luz en las páginas de las revistas pu-
blicadas por Bello, en Londres: la Alocución ... , en la Biblioteca Americana
La ... , en el Repertorio Americano (1826).
e Alocución a la poesía.
Para muchos, esta silva, que combina endecasnabos y eptasílabos, es sólo el bo-
rrador poético o el ensayo preliminar de una lección que Bello retomaría más tarde
en La :.nrir.,ult11r:.
El poema consta de dos partes bien determinadas. la primera desarrolla la idea
matriz del texto, es decir, constituye una invitación del poeta a la poesía, para que
abandone la "culta Europa" y se traslade a América, donde encontrará la naturaleza
virgen en todo su esplendor . Así le dice el poeta:
cuanto al estilo , Bello todavía está sujeto a los cánones, vocabulario e imágenes
neoclásicos, es decir, mitología abundante y léxico selecto, volcados en el molde
tradicional de la silva. Sin embargo, hay atisbos de modernidad en la visión ubérrima de
la naturaleza y en la exactitud de la localización geográfica.
Por último, merecen ser los versos que anuncian que, erí un futuro no lejano,
un nuevo émulo del poeta Virgilio exaltará las riquezas del suelo americano. Ese
vate no es otro que el propio Bello, cuya obra encontrará continuidad en la de otros dos
poetas americanos del siglo XX: Rubén Darío y Leopoldo Lugones.
Tiempo vendrá cuando de ti inspirado
algún Marón 8 americano, ¡oh diosa!
también las mieses, los rebaños cante,
el rico suelo al hombre avasallado ...
El mismo Bello ha afirmado el origen común de las dos silvas, cuya redacción defi-
nitiva debió realizarse hacia 1826.
La La agricultura de la zona tórrida, constituye una reafirmación de la
temática de la Alocución, aunque el poeta pondera las notas virgilianas en el trata-
miento de la naturaleza americana.
La obra abarca 383 versos. Combina heptasílabos y endecasílabos que pueden agru-
parse así:
169
En síntesis: esta silva es un magnífico exponente de la poesía cívico-social hispano-
americana del siglo XIX, que enuncia un programa de vida para las naciones del nuevo
continente .
en
Ya en el umbral del Romanticismo se ubica la obra de este poeta cubano, clásico por
su formación inicial y romántico por sus lecturas juveniles. Su composición En el
Teocalli de Cholula preanuncia el poder evocativo que los anocheceres y las ruinas
tendrán para los poetas de las generaciones siguientes
romántico
José María Heredia nació en 1803, en Santiago, Cuba, y murió en Méjico, en 1839.
Su corta existencia coincidió con una difícil etapa política, ya que, abortados los prime-
ros intentos de emancipación, Cuba vivió la llamada "gestación de la conciencia nacio-
nal" (1810-1823), en la que los intelectuales se debatían entre los valores tradicionales
de lo español y la novedad de las ideas revolucionarias. Heredia no se mantuvo al
margen. Graduado en jurisprudencia en Méjico, volvió a Cuba para ejercer su profe-
sión. Pero sus manifiestas ideas libertarias le valieron pronto el destierro, primero en
EE.UU. y luego en Méjico. Sólo ha de retornar fugazmente y por poco tiempo a Cuba,
pero el recuerdo de su isla será dolor lacerante toda la vida.
A su formación clásica unió, entonces, la lectura de los grandes románticos euro-
peos, de cuyos ideales nutrió su espíritu, de por sí ya inflamado en el sentimiento de
libertad, que el destierro agudizara.
Su obra poética fue impresa en 1825, por primera vez, cuando Heredia tenía sólo 22
años. En ella ya se advierten dos líneas temáticas definidas,
«> la de exaltación patriótica o civil,
«> la descriptiva de la naturaleza americana.
El texto reúne, asimismo, traducciones e imitaciones de poetas románticos.
170
Como en otras poesías de Heredia, la visión de la naturaleza promueve una íntima
armonía entre el alma del poeta y el paisaje, armonía que, desde luego, se proyecta en
el tono y el ritmo de la composición . En ella desaparece la enumeración como proce-
dimiento esencial, en tanto se realza la visión sintética, de conjunto.
9
El de "En el Teocalli de Cholula"
Este poema fue compuesto hacia 1820 y tiene como tema el clásico español de la
ug.ac1aaa de las obras humanas. Describe las ruinas mayas para elevarse, luego, a la
me¡dilaciiOn sobre hechos y actitudes humanas.
Estructura
El poema, una silva de 150 versos, desarrolla las reflexiones del poeta sobre lo
efímero de la vida humana, a partir del espectáculo sobrecogedor de la naturaleza,
enriquecido por las ruinas de una civilización, considerada, en su época, imperecedera.
Heredia elige dos horas del día especialmente poéticas -el atardecer y la noche-,
como puntos de
Todo perece,
por ley universal. Aun este mundo
tan bello y tan brillante que habitamos,
es el cadáver pálido y deforme
de otro mundo que fue ...
El poema se estructura alrededor de dos ejes: la naturaleza y el hombre. Frente a
ambos se yergue la pirámide -el leocalli- como testigo inmutable del poder efímero
de un pueblo sanguinario. La noche produce la ensoñación del poeta, que evoca la vida
de los antiguos dueños del Anáhuac, con sus costumbres y sus cruentos sacrificios. Sin
embargo, la presencia muda del teocalli habla a los hombres de la vanidad de sus
creaciones.
Muda y desierta
abora te ves, Pirámide ...
171
I
El trueno horrendo que en fragor revienta deificaban en pompa a sus tiranos-, de ajena envidia y del protervo tiempo
y sordo retumbando se dilata ludibrio son del tiempo, que con su ala la furia y el poder, serán eternos
por la inflamada esfera, débil, las toca y las derriba al suelo, de libertad y de victoria heraldos,
al Dios anuncia que en el cielo impera. después que en fácil juego el fugaz viento que con eco profundo,
Y el rayo que en Junín rompe y ahuyenta borró sus mentirosas inscripciones; a la postrema edad dirán del mundo:
la muchedumbre y bajo los escombros, confundido "Nosotros vimos de Junín el campo,
que, más feroz que nunca, amenazaba, entre la sombra del eterno olvido vimos que al desplegarse
a sangre y fuego, eterna servidumbre, '-¡oh de ambición y de miseria ejemplo!- del Perú y de Colombia las banderas,
y el canto de victoria el sacerdote yace, el dios y el templo. se turban las legiones altaneras,
que en ecos mil discurre, 'ensordeciendo Mas los sublimes montes; cuya frente huye el fiero español despavorido,
el hondo valle y enriscada cumbre,
pnJcJarrlan a Bolívar en la tierra
a·la etérea se levanta, o pide paz rendido.
que ven las tempestades a su planta Venció Bolívar, el Perú fue libre,
de la paz la guerra. brillar, rugir, romperse, disiparse, y en triunfal pompa Libertad sagrada
Las soberbias pirámides que al cielo los Andes, las enormes, estupendas en el templo del Sol fue colocada."
el arte humano osado levantaba moles sentadas sobre bases de oro,
para hablar a los siglos y naciones la tierra con su peso equilibrando,
-templos do esclavas manos jamás se moverán. Ellos, burlando José Joaquín de Olmedo
zona
(Fragmento)
¡Salve, fecunda zona, no de purpúrea fruta, o roja, o gualda 6, de inaccesible nieve siempre cano.
que· al sol enamorado circunscril;les 2 a tus florestas bellas Tú das la caña hermosa 8,
el vago curso 3, y cuanto ser se anima falta matiz alguno; y bebe en ellas de do la miel se acendra 9,
en cada vario clima, aromas mil el viento; por quien desdeña el mundo los panales lO;
acariciada de su luz, concibes! y greyes 7 van sin cuento tú en urnas de coral cuajas la almendra 11
Tu tejes al verano su guirnalda paciendo tu verdura, desde ·llanoel que en la espumante jícara 12 rebosa;
de granadas espigas 4; tú la uva que tiene por lindero el horizonte, bulle carmín viviente 13 en tus nopales 14,
das a la hirviente cuba 5; hasta el erguido monte, · que afrenta 15 fuera al múrice de Tiro 16;
1 Por zona tórrida es preciso entender la zona comprendida entre 10 por quien desd1!ña al mundo los la miel de los pana·
los trópicos de Cáncer de Capricornio. les fue reemplazada por el azúcar de para endulzar los alimentos.
2 El verbo apunta a que el sol parece ser atraído por 11 tiÍ en urnas de coral cuajas la almendra: alude a la planta del
esa zona de la Tierra, a la que sus rayos abrasan con mayor intensidad. cacao, de origen autóctono, cuya fruta es de forma alargada y de color
3 vago curso: movimiento errante. de coral), con un carozo en forma almendrada.
4 El poeta alude al maiz, cereal autóctono de América, que consti· vasija pequeña de loza o de cerámica, que se utiliza para
luyó la base de las culturas precolombinas. . tomar chocolate.
5 hin~iente cuba: recipiente donde se deposita el mosto burbujean· 13 carmín viviente: metáfora por el insecto de. color rojo, llamado
te, que luego se convertirá en vino. cochinilla, del cual de extrae el ácido carmínico, empleado para la
6 gualda: de color amarillo. fabricación de tinturas y lacas.
7 conjunto de animales de una misma raza. En este caso, de 14 nopal: planta cactácea en la que se cría, como parásita, la co-
chinilla.
8 Alude a la caña de azúcar, o caña dulce, o cañamiel, que fuera 15 afrenta: vergüenza, deshonor.
traída por Cristóbal Colón a América, desde Canarias. 16 múrice de Tiro: molusco del que los fenicios extraían una sus·
9 acendra: expresa la acción de purificar o depurar. tancia de color púrpura para teñir telas.
172
y de añil 17 la generosa y el ananás 25 sazona su ambrosía 26; de cuantos concedió bellos presentes
émula 18 es de la lumbre del zafiro, su blanco pan la yuca 27; Providencia a las gentes
El vino es tuyo, que la herida agave 19 sus rubias pomas 28 la patata 29 educa 30; del Ecuador feliz con mano larga.
para los hijos vierte y el algodón despliega al aura 31 leve No ya de humanas artes obligado 37
del Anáhuac feliz; y la hoja es tuya zo, las rosas de oro y el vellón de nieve 32. el premio rinde opimo 38;
que, cuando de süave Tendida para ti la fresca_ parcha 33 no es a la podadera, no al arado
humo en espiras vagarosas huya, en enramadas de verdor lozano, deudor de su racimo;
solazará el fastidio al ocio inerte. cuelga de sus sarmientos 34 trepadores escasa industria bástale,
Tú vistes de jazmines nectáreos .globos 35 y franjadas flores; hurtar a sus fatigas mano esclava;
el arbusto sabeo 21, y para ti el maíz, jefe altanero crece veloz, y cuando exhausto acaba,
y el perfume le das, que en los festines de la espigada tribu 36, hincha su grano; adulta prole en torno le sucede 39.
la fiebre insana 22 templará a Lieo 23. y para ti el banano
Para tus hijos la procera palma 24 desmaya el peso de su dulce carga;
su vario feudo cría, · el banano primero Andrés Bello
... Era la tarde: su ligera brisa Los colores riquísimos. Su brillo Los ojos a espaciarse convidaba.
Las alas en silencio ya plegaba Desfalleciendo fue: la blanca luna ¡Qué silencio! paz! ¿quién diría
Y entre la hierba y árboles dormía, Y de Venus la estrella solitaria Que en estos bellos campos reina alzada-
Mientras el ancho sol su disco hundía En el cielo desierto se veían. La bárbara opresión, y que esta tierra
Detrás de Iztaccihual l. La nieve eterna ¡Crepúsculo feliz! Hora más bella Brota mieses tan ricas, abonada
Cual disuelta en mar de oro, semejaba Con sangre de hombres, en que fue inundada
Temblar e,n tomo de él; un arco inmenso Que la alma noche o el brillante día. Por la superstición y por la guerra? ...
Que del empíreo en el cenit finaba ¡Cuánto es dulce tu paz al alma mía!
Como espléndido pórtico del cielo Hallábame sentado en la famosa
De luz vestido y centellante gloria, Choluteca pirámiáe. Tendido José Maria de Heredia
De sus últimos rayos recibía El llano inmenso que ante mí yacía, ·(Fragmento)
17 añil: planta originaria de América, también conocida como indigo. 28 pomas: frutos, en general.
Se usaba para fabricar tintura de color azulado. 29 patata: tubérculo originario de América, más conocido por su nom-
18 émula: competidora. bre quechua de papa.
19 agave: planta que se cultiva en América Central. Se la conoce 30 educa: cultiva.
también con los nombres de maguey y pita. De la fermentación del 31 aura: vientecillo.
jugo de su cogollo se obtiene el pulque, una bebida muy popular entre 32 las rosas de oro y el vellón de nieve: alude asf a las llores
mayas y aztecas, "hijos [ ... ] del Anáhuac feliz". amarillas de algunas especies de plantas de algodón, y sus capullos.
20 La hoja mencionada aquí es la del tabaco, planta originaria de Son dos metáforas.
América. 33 parcha: " ... este nombre se da en Venézuela a las Pasifloras o
21 arbusto sabeo: alude a la planta de café, originaria del reino de Pasionarias, género abundanlísimo en especies, todas bellas, y algunas
Saba, en Arabia. Como su flor es blanca y muy perfumada, el poeta de suavísimos frutos". (Nota de Andrés Bello.)
dice la planta está vestida de jazmines. 34 sarmientos: vástagos de la vid, de los cuales brotan las hojas.
22 insana: metáfora por embriaguez. 35 nectáreos globos: alude a la forma de -los frutos de la parcha
23 lleo o Lyaeus: uno de los nombres de Baco, dios de los placeres , y a su dulzor. .
y del vino. 36 Bello considera al maíz el jefe de los cereales que se cultivan
24 Bello aplica el adjetivo procera a la palma, por considerarla la en América.
más útil al hombre, ya que le brinda variedad de productos: pan, leche: 37 El banano no necesita cuidados para rendir frutos. Crece y se
vino, aceite, fruta, leña. multiplica rápidamente sin ser cultivado.
25 ananás: planta de origen americano. También recibe el nombre 38 opimo: adjetivo de fruto. Significa rico, abundante.
de piña. 39 Cuando la planta de banano ha completado su ciclo, ya hay a su
26 ambrosía: manjar o bebida muy dulce y delicado al paladar. lado otra nueva que eleva sus tallos: adulta prole en torno le sucede.
27 también llamada mandioca; era cultivada por los indios aun
antes la conquista. Por su importancia en la alimentación de los
pueblos precolombinos, rivalizaba con el maiz. lztaccihual: cerro volcánico y nevado de Méjico, de 5286 m.
173
(Fragmentos)
poeta del siglo XX, también entona su alabanza al maíz, 3 chala: envoltura de la mazorca del maíz.
fruto la tierra americana, con rasgos que recuerdan el virgilianismo 4 almud: medida española para productos de la tierra.
de Bello. 5 umita (o humita): comida hecha con el grano de maíz.
2 herramienta filosa, usada para cortar. 6 locro: guisado de carne, papas y maíz.
174
175
Rodriguez
176
una
Aunque el Romanticismo hispanoamericano surge como una revolución estética, no
sólo apunta a una libertad literaria, sino también política, considerada como meta de la
"evolución de la sociedad".
León Palliére, Idilio criollo. La palabra Romanticismo significa, etimológicamente, una concepción de vida se-
Museo Nacional de Bellas Artes, mejante a la de los pueblos románicos, los primeros que desarrollan el genio de la
Buenos Aires. Edad Media.
En la Inglaterra del siglo XVII se usa romantic para calificar los acontecimientos que
sólo ocurren en las novelas. En Alemania, reman es sinónimo de novela, y romántico,
El arte de la Edad Media recibe, a "romantisch", quien cuenta, en forma oral o escrita, los hechos que conforman el
menudo, el nombre de "romántico", por mundo novelístico.
oposición al arte antiguo o clásico, y tam- Pero Romanticismo adquiere su significado actual en la segunda mitad del siglo
bién, al arte moderno. El vocablo Roman- XVIII, cuando nace en Alemania como[¡novimiento individualist~ que se opone a la es-
ticismo designa, pues, el carácter de la tricta sistematización, consagrada por los clásicos sobre la base de reglas y modelos
literatura influida por el espíritu y el gusto invariables, en pro de la intuición, del sentimiento y de la espontaneidad 1_
de la civilización cristiana o románica. Del alemán se transmite al francés ("romantisme", "romantique"), y de ahí al español
y al italiano ("romanticismo", "romántico"); es decir, la nueva estética se difunde por
Europa, donde siembra su afán por representar lo infinito y por buscar lo sublime, lo
maravilloso y lo fantástico.
Esta verdadera insurrección contra el estatismo dieciochesco realiza el trágico es-
fuerzo de religar la vida al ideal, para obtener la ansiada coincidencia entre el sueño y
la realidad
El y la influencia europea
La literatura hispanoamericana se hace romántica por influjo de J::Jd!QQ.ª, El 9 de di-
ciembre de 1824 se libra la batalla de Ayacucho, que señala el fin de las guerras de
independencia y, por ende, de la dominación española, y el establecimiento de las
repúblicas. Los territorios que la Península poseía en América -excepto Puerto Rico y
Cuba- nacen a la vida libre y se definen desde el punto de vista histórico, social y
Impresionismo: escuela pictórica que natural.
Desde la década del 10 hasta 1870, la sociedad sufre cambios de importancia:
trata de reproducir la naturaleza de
queda abolida la esclavitud y la servidumbre de los indios; en el orden económico, ·se
acuerdo con la impresión subjetiva o per-
implanta el sistema liberal; se propician reformas educativas y se fundan escuelas;
sonal del artista. Debe su nombre al pin-
desde el punto de vista filosófico, es decisiva la influencia de Francia, Inglaterra y
tor francés Claudia Monet (1840-1926),
Alemania:M:I siglo XIX está dominado por el positivismo que sólo reconoce el método
una de cuyas obras, titulada "Impresión,
explj)rimental y acepta como verdadero lo que puede comprobarse mediante la obser-
salida del sol" {1872), fue expuesta en
vación.;:~ -
1874.
El arte no muestra mayores logros: apenas sobrevive la pintura religiosa y sólo el
retrato, característi~o de la época colonial, conserva su originalidad. Se importa de Es-
paña y de Francia'-el estilo neoclásico. Méjico y la Argentina, los dos extremos del
mundo hispanoamericano, desarrollan un arte relativamente propio a través de las crea-
ciones de pintores "criollistas" y populares. El tema criollo, tratado por los artistas-
1 En 1798, Friedrich Schlegel, en la revista viajeros en el Río de la Plata, culmina en la obra del saboyano Carlos Enrique Pe-
Athenaeum, define la poesía romántica como llegrini. La pintura descriptiva de tinte nacional está representada por hombres nacidos
una "poesía universal progresiva que [ ... ] ra- y formados en nuestro país: Carlos Morel (1813-1894) exalta la vida del gaucho y Pri-
dica siempre en el devenir, incluso tiene como lidiano Pueyrredón (1823-1870) toma como tema de inspiración la sociedad platense de
carácter propio el estar siempre en evolución, mediadOs de siglo 2. Desde Pueyrredón, la influencia italiana se une a la francesa,
en no poder nunca quedar completada". Los
hasta el triunfo del impresionismo.
principales representantes del Romanticismo
alemán son Herder, Heine, Schiller y Goelhe.
Respecto de la escultura, no manifiesta rasgos originales, pues los monumentos
2 En la Banda Oriental, Juan Manuel Blanes públicos son obra de artistas oriundos de Europa.
(1830-1901) es el cronista plástico de los he- La música continúa la tradición colonial. Los organistas y maestros de capilla inter-
chos de la Independencia. pretan aún a Tomás Luis de Victoria (1540-1607 ó 1608), a Juan Pierluigi (Palestrina)
177
(1562-1594), a Juan Sebastián Bach y a Francisco José Haydn (1732-
1809). Se escuchan óperas, sonatas, cantatas, misas, sinfonías y cuartetos.
El proceso político hispanoamericano conduce a la libertad de cultos, pero es más
relevante la inclinación por el catolicismo.
España deja de ser el camino que conduce la cultura europea a la América hispana;
ocupa su lugar Francia, que se convierte en modelo digno de imitación.
A pesar de que las mencionad¡;¡s manifestaciones artísticas no logran, durante el
Romanticismo, optimar sus la literatura, no ajena a los avatares de la política,
sobre todo en la 3, un arma espiritual de combate para gritar su
ahí que los literatos hispanoamericanos sean también hombres entrega-
dos, auténtico apasionamiento en muchos casos, a la vida pública. Y, junto a la
novedad del asunto, buscan la forma nueva para expresarlo. No se resignan a haber
alcanzado la liberación política; anhelan también la intelectual, el nacimiento de una
literatura nacional que los represente geográfica, física, humana, histórica y espiritual-
mente, sin ligaduras con la española.
178
El romanticismo, pues, es la poesía mo- tinas, que no sólo se anticipan así a los demás países
derna que fiel a las leyes esenciales del arte bién a ya que su primera obra romántica, El 11, de
no imita ni copia, sino que busca sus tipos y Saavedra Ramírez de Baquedano, duque de Rivas (1791-1865), data de 1833. De la
colores, sus ·pensamientos y formas en sí Argentina, el movimiento se extiende a Chile al Uruguay.
mismo, en su religión, en el mundo que lo La segunda vía, la del Pacífico, introduce un Romanticismo signo español12, José
rodea y produce con ello obras bellas, ori- Joaquín de Mora llega a Argentina en permanece aquí hasta la caída
ginales. Rivadavia; va, entonces, a desde viaja a Bolivia; más tarde, visita el Perú.
Esteban Echeverria, Sus Leyendas en las que late el espíritu byroniano, son modelo
Clasicismo y romanticismo. para sus émulos. ·
Nosotros, los de la nueva generación, Velarde reafirma los principios de Mora, pero, diferencia de éste, es poeta grandi-
arrastrados por lo novedoso del libérrimo ro- locuente y desbordante, se lo respeta y admira como maestro.
manticismo, en boga a la sazón, desdeñába- su poesía en Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, Colombia y Guatemala,
mos todo lo que a clasicismo tiránico apes- muy pronto, se convierte en ídolo de la juventud. Me/odias románticas y Cánticos del
tara, y nos dábamos un hartazgo de Hugo y Nuevo Mundo deleitan a no pocos principiantes; pero junto a la inspiración inagotable
Byron, Espronceda, García Tassara y Enri- reinan también el desorden y el mal En 1861 fija su residencia en Nueva York
que Gil [ ... ]. Gran capitán de la bohemia y diez años más tarde, en Londres, muere en 1880.
limeña era un poeta español, oriundo de las Venezuela Colombia, sin desconocer el nuevo ideario romántico, aún
montañas de Santander, mancebo de robusta fieles al espíritu clásico, y Méjico, a los modos y motivos populares
y airosa fantasía, cuyas composiciones nos
cautivaban por lo musical de ellas y por la Sus antecedentes
elevación, un tanto apocalíptica, de las imá-
genes. En los fluidos y armoniosos versos de Aunque se considera que 1830 es el año del nacimiento del Romanticismo hispano-
Fernando Velarde, encontrábamos un vago americano, hallamos, en obras anteriores, atisbos de la nueva sensibilidad 14. Así lo
perfume de idealismo y de misterio. demuestran Andrés Bello (1781-1865), en Venezuela; Juan Cr.uz Varela (1794-1839),
en la Argentina, y José María de Heredia (1803-1839), en Cuba:
Ricardo Palma,
La bohemia de mi tiempo.
la naturaleza americana:
11 Esta obra es publicada en Paris en 1834, Selvas eternas, ¿quién al vulgo inmenso
por eso no se la considera iniciadora del Ro- que vuestros verdes laberintos puebla,
manticismo español. Suele tomarse para ello el y en varias formas y estatura y galas
año 1835, en que se estrena Don Á/varo o la
f1.1erza del sino, obra dramática del Duque de
hacer parece alarde de sí mismo,
Rivas. poner presumirá nombre o guarismo?
12 En España, el Romanticismo es introduci- En densa muchedumbre
do por una revista barcelonesa, El Europeo ceibas, acacias, mirtos se entretejen,
(1823-1824), órgano de un grupo de intelec- bejucos, vides, gramas;
tuales que se autodenomina "Escuela román- las ramas a las ramas,
tico-espiritualista". En las páginas de esta re- pugnando por gozar de las felices
vista son juzgadas y comentadas las grandes auras y de la luz, perpetua guerra
obras del romanticismo, a medida que apare-
cen en la escena literaria. Por ejemplo, allf se hacen, y a las raíces
anuncian las novelas de Walter Scott cuando angosto viene el seno de la tierra 15.
comienzan a publicarse. Andrés Bello, Alocución a la Poesía.
Las dos grandes figuras que inician el Ro-
manticismo español son el duque de Rivas la
(1791-1857) y Francisco Martínez de la Rosa Era un ángel del cielo. ¡Ay Dios! ¡Lo que era
(1787-1862). Otros escritores de importancia: aquella criatura! La mañana
Mariano José de Larra (1809-1837), Antonio más pura y fresca de la primavera
García Gutiérrez (1813-1884), Juan Eugenio
Har!zenbusch (1806-1880), Ventura de la Vega pintada vieras en su tez lo¿ana.
(1807-1865), José de Espronceda (1810-1842) La rosa más subida, la primera
y José Zorrilla (1817-1893), quien, dentro de la con que el jardín .soberbio se engalana,
lírica narrativa, representa el momento culmi- arrimada a su rostro perdería
nante del Romanticismo español. . el brillante color con que iticía.
13 Se considera que el Romanticismo se ini-
cia en Venezuela, en 1826; en Colombia, en Juan Cruz Varela, La Elvim.
1842, y en Méjico, en 1827. El indio:
1 4 Esta literatura, neoclásica en la forma,
presenta características prerrománticas: la ra- El salvaje feroz no de otro modo
zón se enlrelaz,a con el sentimiento. en clamorosas bombas se lanzaba
15 A pesar de ello, el maestro venezolano se del fondo del desierto,
acerca a la naturaleza como estudioso e in- y nuestros ricos campos inundaba.
vestigador. A la piedad y a la ternura muerto
179
su corazón ferino, y abrasado
de -¡¡¡ sed de y de matanza,
el brutal indio, rudamente armado
del fuego, de la flecha, y de la lanza,
volaba en el alípedo caballo,
derramando a torrentes su venganza.
Juan Cruz Varela, En el regreso
de la expedición contra los
indios bárbaros, mandada por el
Coronel D. Federico Rauch.
la noche, la luna y las estrellas:
Bajó la noche en tanto. De la esfera
el leve azul, oscuro y más oscuro
se fue tomando; la movible sombra
de las nubes serenas, que volaban
por el espacio en alas de la brisa,
era visible en el tendido llano.
Iztaccihual 16 purísimo volvía
del argentado rayo de la luna
el plácido fulgor, y en el Oriente,
bien como puntos de oro, centelleaban
mil estrellas y mil. . . ¡Oh! os saludo
fuentes de luz, que de la noche umbría
ilumináis el velo,
y sois del fnmamento poesía.
Al paso que la luna declinaba,
y al OQaso fulgente descendía
con lentitud, la sombra se extendía
... el romántico, reflexivo y melancólico, del Popocatepec 17, y semejaba (
se mece entre la memoria de lo pasado y los fantasma colosal. El arco oscuro 1
presentimientos del porvenir; va melancólico a mí llegó, cubrióme, y su grandeza
en busca, como el peregrino, de una tierra fue mayor y mayor, hasta que al cabo
desconocida, de su país natal, del cual según en sombra universal veló la tierra.
su creencia fue proscripto y a él peregrinan-
do por la tierra llegará un día. José Maria de Heredia,
En el Teocalli de Cholula.
Esteban Echeverría
180
abismo entre que siente es y que considera su deber ser
punto de vista de la acción Sepultado el edificio colonial, la guerra,
después de largas y costosas experiencias, el desorden político y moral, pesan sobre él
y lo lanzan a la búsqueda de su mundo interior. De ahí su necesidad de proyectar en
su dintorno que vive dentro de sí 21: tristeza, melancolía, desilusión, impotencia,
duda; suele refugiar su soledad en las sombras, símbolo de su confusión de valores, o
en el lúgubre panorama de un pasado en ruinas, símbolo de una vida muerta
renace luminosa en el recuerdo, único asilo o "tercer reino" 22 para gozar, los ojos
La falta de un dogma religioso cualquiera
abiertos, el sueño de la libertad. La incapacidad para conseguir su ideal -su "flor
es la causa matriz de la inestabilidad de las
azul", como Enrique de Ofterdingen, en el poema en prosa homónimo de Novalis 23-
creencias de la época actual, el motivo radi-
genera ese estado de alma. Desde su punto de vista, la realidad refleja un desorden;
cal de la bajeza de sus sentimientos y nece-
esto explica su violencia contenida o su rebeldía ante la falla de respuestas. No es feliz,
sidades, la razón íntima y secreta de todas
porque no goza de la verdad. La felicidad se torna una infinita e irrealizable aspiración,
las perplejidades, tristezas y miserias con-
t'""'"'"'n'~""'t"' al mundo.
temporáneas. Es patente que cuando las na-
romántico quiere reconstruir su vida -restablecer el orden perdido-, herida por
ciones no tienen un dogma explícito que ilu-
tantos sufrimientos. El desolado presente es, entonces, su prisión; por eso recurre al
mine su inteligencia, una fe viva y ardiente
o al porvenir.
que vivifique su alma y aliente su voluntad,
Sus características sobresalientes son:
están en la imposibilidad moral de poseer
una literatura impmtante y profunda, verda- 111 una existencia vacía y silenciosa;
deramente digna de tal nombre. La irreligión ~~~ la eterna lejanía de la dicha;
en la humanidad origina la anarquía en las 111 un fatalismo terrible: nadie puede huir de su destino;
ideas, el desorden en los sentimientos y el ~~~ la superstición;
caos en la literatura. 111 su estada entre la vida y la muerte;
Andrés Lamas 111 el concepto de la eternidad como sombra pavorosa que todo lo envuelve.
Recurre, pues, a los siguientes temas-símbolos para proyectar su yo:
Símbolo: es la representación de un 1) la naturaleza, la sensibilidad . Hispanoamérica ama su
concepto de índole espiritual, a través de naturaleza pródiga; nace en esta época un sentimiento regional.
una realidad visible. El paisaje que describe el romántico, simboliza su inmenso yo y le ofrece la pausa
creadora 24. Se solaza en pintar su tierra, su suelo natal 25. No se trata de una
descripción rigurosa y objetiva de su ámbito cotidiano; surge de una meditada
selección de elementos del pasado, reunidos en torno de su valor afectivo 26. El
paisaje exterior es espejo de su paisaje interior. Entre los escenarios preferidos por
los rornánticos,sobresalen la naturaleza y la ciudad, pero se inclinan por la primera y
la muestran con fruición, generalmente en su forma salvaje, en libertad 27.
181
problemas. En el Romanticismo argentino, Juan Manuel de Rosas aparece como el
antihéroe, tirano cruel, insensible, frío, despiadado e inflexible con los que persigue.
No pocos escritores lanzan su feroz diatriba sobre el que les usurpó la libertad y
los alejó del solar amado:
¡Arriba! .pensadores,
que el espíritu humano sale ileso
del cadalso y la hoguera!
Vuestro heraldo triunfal es el progreso
y la verdad la suspirada meta
de vuestro afán gigante.
¡Arriba! que ya asoma el claro día
en que el error y el fanatismo expiren
con doliente y confuso clamoreo!
Ave de esa alborada es el poeta,
hermano de las águilas del Cáucaso 28,
que secaron, piadosas, con sus alas
la ensangrentada faz de Prometeo 29!
Olegario Víctor Andrade, Prometeo.
182
5) La de íntimo
deseo de ser el centro del mundo que lo rodea, de perdurar
Si la obra es lenta
no desmayemos.
Dios nos alienta,
y triunfaremos
con la verdad.
Julio Arboleda,
Gonzalo de Oyón.
6) El héroo. El Romanticismo ha creado más tipos que caracteres; de ahí que los
no presenten cambios Su conducta se ordena según
de notas fijadas definitivamente.
En general, el protagonista masculino es fiel a sus ideales polrticos hasta
muerte; noble, apuesto, valiente, orgulloso, aunque, a veces, débil, celoso, melan-
cólico, solitario, apasionado e inerme frente al amor de una mujer 30.
El héroe presenta distintas facetas:
histórico, casi legendario;
"'"'
sombrío y fatal: el bandido romántico que se rebela contra los hombres y, aun,
contra Dios, y se abandona a fuerzas extrañas que lo arrastran al abismo;
"' codicioso; sus actos sólo están signados por la ambición de riquezas; el firn justi-
fica los medios, aunque trunque con su proceder la felicidad de otros seres
menos que él;
"' el viajero desconocido que viene de tierras lejanas oculta misteriosamente urn
pasaje de su vida;
e el gaucho, hombre de la tierra, impertérrito,\ que esgrime su fuerza contra la in-
justicia y contra los abusos de la autoridad 31.
Estos personajes expresan con gestos o actitudes su confusión interior. A veces,
son más símbolos que sujetos, pues el escritor los trata desde un punto de vista
social.
Espíritu concentrado su extraño porte refleja,
de extraña naturaleza, porque en la expresión sombría
con la malicia del mundo de su semolante les lleva;
en su salvaje inocencia, rastro de un alma profunda
porque da la inspiración que en la inmensidad alienta.
la llave del alma ajena. Su alma es alma de héroe
Espíritu que se basta lanzada en la noble senda,
fiado en su sola fuerza, y en la pendiente del crimen
en el dolor y en la dicha, sabe de hierro volverla,
en la calma y la tormenta. que la pasión que la absorbe
Corazón valiente y noble se extie~de y confunde en ella
ni provoca ni tolera, como en su pampa salvaje
que en sí a respetar aprende la sombra de la tormenta.
el valor de la nobleza: Ése es el gaucho de raza
impenetrable y callado qJJe las soledades puebla,
doquier estampa su huella rey de todo lo creado
voluntad y sentimiento sobre la llanura inmensa ...
Ricardo Gutiérrez, Lázaro.
183
de la herida mortal calma el dolor.
Es para el porvenir dulce presagio
que al hombre con el mundo reconcilia
el ver crecer en tomo la familia
bajo las santas leyes del amor.
Carlos Guido y Spano,
At home.
® el amor posesivo,
® el amor furtivo,
lll el amor sacrílego,
® el amor maternal,
® el amor ultrajado,
® la traición de amor,
la muerte del enamorado o de la enamorada,
® la muerte del hijo,
la locura final de la amante.
184
1O) las cartas las flores. La correspondencia que se envían los enamorados es
un lugar común en las páginas románticas, sobre todo cuando los separa la distan-
cia y necesitan liberar sus sentimientos. El amor es fuerza que los oprime y los
deleita al mismo tiempo. Por· eso escriben y, al hacerlo, se confiesan ardorosa-
mente.
Las llores constituyen el símbolo de ese amor puro.
Había una carta de María. Antes de desdoblarla busqué en ella aquel perfume
demasiado conocido para mí de la mano que la había escrito; aún lo conservaba.
En sus pliegues iba un pedacito de cáliz de azucena. Mis ojos nublados quisieron
inútilmente leer las primeras líneas.
Jorge lsaacs, María, cap. L!V.
185
primera persona, que responde, sobre todo, a un anhelo de autoafirmación. El
romántico "es" en el mundo, aunque éste se le oponga. De ahí ese constante
indagar en su interioridad y ese ver todo con los ojos del alma.
186
que iguales en la vida y en la suerte,
uno será el destino
inexorable y fuerte
que a los dos nos sorprenda en el camino
y nos lleve al abismo de la muerte.
187
El arte de los románticos
Liberados de los preceptos neoclásicos, los románticos se oponen a la clasificación
. de los géneros literarios; unen la poesía a la prosa e introducen innovaciones en la
métrica 45 y en la combinación de las estrofas.
Escriben leyendas, cuentos, tradiciones, libros de memorias, diarios íntimos, auto-
biografías, novelas (históricas, costumbristas, sociales, indianistas, lírico-sentimentales
novelas-ensayo), relatos de viaje, dramas y poemas.
Amor, lágrimas, visiones y muerte constituyen, en general, la fórmula del contenido;
sobre ellos impera la fatalidad.
Julio Zaldumbide,
Al sueño.
un
los románticos aceptan el idioma español como legado de España, pero con la
condición de que se transforme progresivamente, de que se emancipe en forma de-
finitiva.
la índole espiritual del Romanticismo provoca el uso de palabras, cuyo contenido
está relacionado con los estados de alma: lúgubre, funesto, espantoso, siniestro, te-
rrible, fúnebre, aterrador, pálido, horrible, sombrío, tempestuoso, lóbrego, fatal, extraño,
solitario, yerto, diabólico, doloroso; muerte, sepulcro, tinieblas, sueño, visión, letargo,
alucinaciones, sombras, lágrimas, recuerdo, cementerio, silencio, presentimiento, bóve-
da, desierto, cadáver, fantasmas, porvenir; estremecer, vibrar, arder, presagiar, idola-
trar, amar, vagar.
45 La polimetría (combinación de distintos
No hay luz física ni espiritual en el mundo det romántico. Encerrado en la celda de su
metros) es un rasgo característico del Roman- yo con la sola compañía de la amargura, la soledad y el silencio -su silencio inte-
ticismo. El poeta compone su poema con dis- rior-, el romántico asiste con angustia a los embates de su tempestad personal. Por
tintos metros y proclama así su vocación de eso siente que pierde todo, que sólo ve y palpa sombras con su "mano trémula", y se
libertad. torna insensible o hipersensible. Vive un ardiente amor o un "desgarrador martirio". La
46 En Colombia, mochila de soga, cordel. carencia de un justo medio se refleja, pues, en el desbordante vocabulario, donde
47 Conocedor de un terreno y de sus cami- vuelca los avatares de su intimidad.
nos (baquiano). la elección de las palabras determina el tono de la composición. Aquéllas poseen un
48 Comprometer a una persona para que
nos haga un regalo. En el Diccionario de la
signo negativo que concuerda con el tema desarrollado. El pesimismo que trasuntan
Real Academia Española, figura con otras acep- muchas páginas revela la decepción implícita en la vida del romántico y su lucha por
ciones. romper ese cerco que le impone la realidad.
49 Novelista. Comienzan a aparecer en las obras literarias los americanismos o voces caracte-
50 Lo correcto es "Italia:· o "la Italia actual". rísticas de los pueblos americanos, en especial, los de habla española: guambía 46,
En este último ejemplo se acepta el artículo, vaqueano 47, codear 48; los galicismos, es decir, palabras o expresiones procedentes
porque el sustantivo propio aparece modificado de la lengua francesa: romancista 49, la Italia 50; gerundios galleados: "Ocupaba
por un -adjetivo calificativo.
aquella mañana la cabecera de la mesa, teniendo a su izquierda a un descendiente
51 Lo correcto es: " ... y tenía a su izquier-
de los Incas ... " 51 (Ricardo Palma, El corregidor de tinta). En menor número, tal vez
da ... "
52 Hombre exagerado en el vestir, preocu- por la dificultad que ofrece el idioma, encontramos anglicismos, vocablos y giros de
pado por las modas, afectado en sus maneras, · origen inglés: englishman, dandy s2.
presuntuoso, ostentoso y frívolo. la necesidad de expresar con exactitud su pensamiento obliga a los escritores a
53 Mujer que monta a caballo. crear palabras: equitadora 53, despotizar 54, desentendencia 55. Suelen imitar también
54 Gobernar o tratar despóticamente. Ya ha el modo de hablar de los personajes populares; de ahí, la introducción de algunos
sido aceptada por la Real Academia Española. arcaísmos: cuasi 56, ño Tomás 57, mientra 58. La lengua gauchesca nace de ese intento
55 Prescindencia, despego.
de reproducir el habla rústica del habitante de la pampa:
56 Casi.
57 Señor Tomás.
58 Mientras. Ansí 59 es que al venir la noche
59 Así. iba a buscar mi guarida,
60 Donde. pues ande 60 el tigre se anida
188
Nula, pues, la ciencia y la literatura es- también el hombre lo pasa,
pañola, debemos nosotros divorciarnos com- y no quería que en las casas
pletamente con ellas, y emanciparnos a este me rodiara 61 la partida.
respecto de las tradiciones peninsulares, co-
mo supimos hacerlo en política, cuando nos José Hemández,
proclamamos libres. Quedamos aún ligados Martín Fierro.
por el vínculo fuerte y estrecho del idioma;
pero éste debe aflojarse de día en día, a Respecto de la sintaxis, los románticos escriben oraciones largas, con abundante
medida que vayamos entrando en el movi- adjetivación, elemento fundamental de sus descripciones. Los adverbios suelen pro-
miento intelectual de los pueblos adelantados longar en el tiempo el estado anímico de sus personajes.
de la Europa. Para esto es necesario que nos Quiebran el hilo narrativo con digresiones que no siempre tienen íntimo enlace con el
familiaricemos con los idiomas extranjeros, y tema que están tratando.
hagamos constante estudio de aclimatar al Se advierte el uso continuo de signos de exclamación y de interrogación; de puntos
nuestro cuanto en aquéllos se produzca de suspensivos que reflejan la indefinición de sus almas. Nunca está ausente en las obras
bueno, interesante y bello. de este período la interjección ¡ay!, en la que resumen todo su sentir.
Juan María Gutiérrez En síntesis, la emoción sustenta la lengua y el estilo.
La poesía, para despertarse (porque la poesía es como el sentimiento religioso, una facul-
tad del espíritu humano), necesita el espectáculo de lo bello, del poder terrible, de la
inmensidad, de la extensión, de lo vago, de lo incomprensible; porque sólo donde acaba lo
palpable y vulgar, empiezan las mentiras de la imaginación, el mundo ideal. Ahora, yo
pregunto: ¿Qué impresiones ha de dejar en el habitante de la República Argentina el simple
Es algo nuevo en Chile, estilo, ideas, todo acto de clavar los ojos en el horizonte, y ver ... no ver nada; porque cuanto más hunde los
encierra una revolución. No es de aquí el ojos en aquel horizonte incierto, vaporoso, indefinido, más se le aleja, más lo fascina, lo
que esto ha escrito: no parece argentino el confunde, y lo sume en la contemplación y la duda? ¿Dónde termina aquel mundo que
lenguaje, no es española la materia del ar- quiere en vano penetrar? ¡No lo sabe! ¿Qué hay más allá de lo que ve? ¡La soledad, el
tículo. peligro, el salvaje, la muerte! He aquí ya la poesía: el hombre que se mueve en estas
Andrés Bello escenas, se siente asaltado de temores e incertidumbres fantásticas, de sueños que le preocu-
pan despierto.
De aquí resulta que el pueblo argentino es poeta por carácter, por naturaleza.
Domingo Faustino Sarmiento, Facundo.
189
En las lenguas, como en la política, es in- A partir de este momento, Sarmiento no deja de insistir en que la nueva generación
dispensable que haya un cuerpo de sabios, chilena carece de una obra original.
que así dicte las leyes convenientes a sus ne- ~u prédica constante despierta a los jóvenes de su letargo y comienzan a crear.
cesidades, como las del habla en que ha de Este es el prolegómeno de la polémica. La verdadera acción se inicia cuando
expresarlas; y no sería menos ridículo con- nuestro escritor ataca a Bello, al comentar con beneplácito los Ejercicios populares
fiar al pueblo la decisión de sus leyes, que de la lengua castellana, de Pedro Fernández Garfias. El mencionado trabajo le permite
autorizarle en la formación del idioma. En defender su postura romántica respecto ·de la soberanía del pueblo en materia idio-
vano claman por esa libertad romántico-li- mática.
cenciosa del lenguaje, los que por prurito de Bello le responde a Sarmiento con un solo artículo, publicado en El Mercurio con
novedad o por eximirse del trabajo de estu- el seudónimo de Un Quídam. Fiel a los principios de la retórica y de la gramática, el
diar su lengua, quisieran hablar y escribir a maestro caraqueño censura en el escritor argentino su inclinación por el uso de gali-
su discreción. Consúltese, en último compro- cismos y por atribuir a la soberanía del pueblo "todo su predominio en el lenguaje".
bante del juicio expuesto, cómo hablan y es- Cita, entonces, los conocidos versos del Padre Isla:
criben los pueblos cultos que tienen un anti- Yo conocí en Madrid una condesa
guo idioma, y se verá que el italiano, el es- que aprendió a estornudar a la francesa.
pañol, el francés de nuestros días, es el mis-
mo del Ariosto y del Tasso, de Lope de Sarmiento, enardecido, reitera en nuevos artículos su postura respecto de la bene-
Vega y de Cervantes, de Voltaire y de Rous- ficiosa influencia del francés -todo idioma expresa las ideas de un pueblo y éste
ha de tomarlas donde se encuentren, libre de toda sujeción al criterio académico de
seau.
pureza lingüística-, pues, a su juicio, el español ya no puede ofrecer nuevas formas
Andrés Bello expresivas . Además, se refiere otra vez a la musa estéril de los poetas chilenos y
ataca a Bello, a quien ya no le interesa la polémica. Sus discípulos, en cambio,
continúan defendiendo su credo frente a los impulsivos embates de nuestro escritor.
La segunda polémica tiene su origen en un artículo -"Clasicismo y Romanticismo"-
que Vicente Fidel López publica en la Revista de Va/paraíso. Ese artículo contribuye
a que se funde El Semanario de Santiago, periódico en que los jóvenes chilenos
demuestran a los adversarios argentinos -sobre todo, a Sarmiento- su capacidad de
creación. Entre ellos, Salvador Sanfuentes expone, en su artículo "Romanticismo", su
deseo de combatir los excesos de la "moda romántica", sin embanderarse en un cla-
sicismo riguroso: "Pasará el influjo de esa escuela que ha amenazado invadirlo todo
y le sustituirá otra nueva, ni clásica ni romántica ... ".
Se unen a sus filas los chilenos José Joaquín Vallejo (Jotabeche) -mediante el
ridículo aspira a destruir la polémica- y Antonio García Reyes -se opone al tono
injuriante de la diatriba y afirma las intenciones literarias de El Semanario.
Sarmiento continúa el combate con su fuerza irresistible, pero todo llega a su fin.
La disputa se debilita. José Victorino de Lastarria, antes discípulo de Mora y de Bello,
y ahora director de El Semanario, abraza las nuevas ideas. Después de un tiempo,
dicho periódico desaparece y, en su lugar, se publican El Progreso y El Crepús"ulo.
La figura del maestro venezolano preside, aun tácitamente, la polémica de ese agi-
tado año de 1842, pero su gran respuesta, coherente con su conducta, no es la lucha
Hay una literatura que nos legó la España verbal, sino la creación fecunda. Él reconoce los excesos del Clasicismo y del Roman-
con su religión divina, con sus pesadas e ticismo, por eso no manifiesta su preferencia por uno u otro movimiento; toma de
indigestas leyes, con sus funestas y antiso- ambos todo lo que se adecua a su sensibilidad y a su postura estética.
ciales preocupaciones. Pero esa literatura no El 17 de septiembre de 1843 se inaugura la Universidad de Chile y Bello lee un
debe ser la nuestra, porque al cortar las ca- breve discurso, cuyo contenido pone fin a la polémica '.
denas enmohecidas que nos ligaron a la Pe-
nínsula, comenzó a tomar otro tinte muy di-
verso nuestra nacionalidad [ ... ]. Fuerza es
que seamos originales; tenemos dentro de
nuestra sociedad todos los elementos necesa-
rios para serlo, para convertir nuestra lite-
ratura en la expresión auténtica de nuestra
nacionalidad,
José Victorino de Lastarria
190
acuerdo con sus posibilidades de acceso a las fuentes extranjeras. A pesar de ello,
podemos designar la década del 80 como la etapa final del Romanticismo hispano-
americano y la preparación del camino hacia el Naturalismo, el Realismo y el Moder-
nismo·.
1
Fondo y en las obras imaginación
(Fragmento)
El Romanticismo no reconoce forma ninguna absoluta; todas son po, y multiforme, en fin, como un Proteo l. Representa todo lo
buenas con tal que representen viva y característicamente la concep- terrestre y lo divino, la vida y la muerte, todos los misterios del des-
ción del artista. En la lírica canta y dramatiza; es heroico, elegíaco, tino humano, los accidentes de la vida en sus inmensos cuadros. Si
satírico, filosófico, fantástico a la vez, en el drama ríe y llora, se quiere y le conviene adopta la forma griega o francesa, se ajusta a
arrastra y se sublima, idealiza y copia la realidad en las profun- las proporciones de Calderón 2 o Shakespeare 3; pero no de propó-
didades de la conciencia; toca todas las cuerdas del corazón y saca sito, porque a nadie imita sino cuando el natural desarrollo de sus
de ellas mil disonancias y armonías maravillosas; da cuerpo y sa- creaciones lo requiere; escribe, en fin, Otelo, Fausto 4, Atalía s. En
lientes sobrenaturales; es lírico, épico, cómico y trágico a un tiem- la poesía épica ni obra según los códigos de Aristóteles 6, Batteaux 7
1 Dios de los griegos, que tomaba la forma de cualquier ser u objeto. 4 Poema dramático de Wolfgang Goethe (1749-1832).
2 Autor dramático español. Nació en Madrid, en 1600, y falleció en la 5 Tragedia bíblica en cinco actos de Jean Racine (1639-1699). Los
misma ciudad, en 1681. Sus obras fundamentales son: El alcalde de románticos estimaron mucho la grandeza de esta obra.
Zafamea, La vida es sueño, El gran teatro del mundo, La devoción de 6 Filósofo griego, nacido en Estagira, en 384 a. C. y muerto en
la Cruz. Calcis, en 322.
3 Es el más insignE)' de }os poetas ingleses. Nació en Stratford-on- 7 Charles Batteaux. Nació en Allandhuy (Reims), el 7 de m¡¡yo de
Avon el 23 de abril de 1564 y falleció el 23 del citado mes de 1616. 1713 y murió en París, el 14 de julio de 1780. Fue eclesiástico y
Entre sus obras dramáticas se destacan: Romeo y Julieta, Hamlet, profesor de literatura y retórica en los colegios de Lisieux y de Navárra,
Otelo, Macbeth y El mercader de Venecia. y luego de filosofía griega y iatina en el College de France.
191
o Vida 8, ni sigue a Homero 9, ni a Virgilio 10, sino traza, en el Ni le corta las alas, ni lo mutila, ni le pone mordaza, y se guarda
frontis de sus gigantescas creaciones: Divina Comedia 11, Paraíso muy bien de decirle: esto harás y no aquello, pues lo considera le-
perdido 12, Mesíada 13, Childe-Harold 14 gislador y soberano y reconoce su absoluta independencia; sólo le
Así, pues, el Romanticismo, fiel al principio inconcuso 15 de pide obras poéticas para admirarlas, obras escritas con la pluma de
que la fonna es el organismo de la poesía, deja al ingenio obrar con bronce de la inspiración romántica y cristiana.
libertad en la esfera del mundo que ha de animar con su fiat 16. Esteban Echeverria
y
(Fragmento)
Los desterrados argentinos durante la tiranía de Rosas (1837-1852) magistral, reconociendo que la "libertad en todo" era esencial para
llevaron el movimiento romántico al Uruguay y a Chile, en donde la creación artíslica, si bien no se debía renunciar jamás a la norma
libraron una batalla breve pero ruidosa (1842) con los discípulos platónica de la "belleza ideal".
neoclásicos de Andrés Bello. Los argentinos se vieron apoyados por En el resto de la América hispánica el movimiento comenzó in-
algunos jóvenes chilenos, especialmente por José Victorino Lastarria dependientemente, pero después que en la Argentina. Por lo general
(1817-1888), cuyo discurso ante la Sociedad Literaria de Santiago, venía de Francia. Francia había llegado a ser para nosotros, cuando
en mayo de 1842, se reputa como origen de la controversia. Las- no la fuente principal, el canal por el que recibíamos la cultura
tarria había hablado de la necesidad de una emancipación literaria, moderna, aun antes de núestras guerras de independencia, y conti-
declarando que la literatura debía ser "la expresión auténtica de nuó siéndolo hasta el siglo XX; las ideas alemanas e inglesas nos
nuestra nacionalidad", y, aunque cuidadosamente evitó la palabra llegaron principalmente a través de ella. En ocasiones hubo contacto
romanticismo, citó a Víctor Hugo y ensalzó la literatura de Francia, directo con la literatura inglesa, como en el caso de Caro y Arboleda
libre al fin de "rigorosas y mezquinas reglas". Los partidos en en Colombia. Y, por otra parte, los lazos con España nunca llegaron
pugna llegaron pronto a un entendimiénto. El mismo Bello demostró a romperse en la realidad, y, cuando su propio romanticismo llegó a
que no dejaba de reconocer las cualidades de la nueva poesía al pleno florecimiento, Larra, Espronceda y Zorrilla encontraron mu-
publicar sus propias adaptaciones de Hugo (había dado ya a la es- chos imitadores entre nuestros jóvenes escritores.
cena, en 1839, una traducción de la Thérese de Dumas), y en su Pedro Henríquez Ureña
discurso de apertura como rector de la Universidad de Chile (sep- Dominicano
tiembre de 1843), zanjó definitivamente la disputa de una manera (1884-1946)
8 Marco Girolamo Vida. Nació en Cremona, en 1485, y falleció en 11 Obra del escritor italiano Dante Alighieri (1290-1348).
Alba, en i 566. Ingresó en la orden de los canónigos regulares latera- 12 Obra del escritor inglés John Milton (1608-1674),
nenses. Fue el autor de La Cristlada. 13 La Mes/ada. Poema alemán en hexámetros, de Fríedrich Gottlieb
9 Poeta griego, que vivió en el siglo IX a. C. Es autor de La /liada y Klopstock (1724-1803).
La Odisea. i 4 La peregrinación de Childe Haro/d. Obra del escritor inglés Geor·
10 Virgi!io Marón. Nació en Andes, cerca de Mantua, en el ge Gordon Byron (1788-1824).
año 70 a. C., y murió en el 19 a. C. Fue autor de las Geórgicas, las 15 Firme, sin duda ni contradicción.
Bucólicas y La Eneida. 16 Sea en buena hora.
192
La obra y la acción de Esteban Echeverría y de José Mármol, nacidas a la luz de la
búsqueda de una libertad verdadera y de la exaltación de valores propios, poseen un
significado crucial en el ámbito de la cultura argentina.
la y el
José Esteban Antonino Echeverría nace en Buenos Aires, en el barrio del Alto de
La cautiva. Grupo escultórico en San Pedro, el 2 de septiembre de 1805. Es el tercero entre nueve hermanos.
mármol, de Lucio Correa Morales Entre 1816 y 1818 frecuenta las aulas de la escuela de SanTelmo, donde aprende
(argentino, 1852-1923). lectura, escritura, gramática, aritmética, doctrina cristiana, ortografía y política.
Es un niño aún cuando muere su padre (1816) y queda al cuidado de un severo
tutor.
Don Esteban Echeverría era delgado de
cuerpo, alto de estatura, de rostro pálido, de Hasta la edad de 18 anos fue mi vida casi toda externa: absorbiéronla sensaciones,
cabello recio, ensortijado y renegrido; tenía amoríos, devaneos, pasiones de la sangre, y alguna vez la reflexión; pero triste como lám-
regulares las facciones de su fisonomía, y para entre sepulcros. Entonces como caballo desbocado, pasaba yo sobre las horas, igno-
elevada la frente. En sus modales y en toda rando dónde iba, quién era, cómo vivía. Devorábame la saciedad y yo devoraba al tiempo.
su persona se traslucía la sencillez de su
carácter. Pero, bajo la apariencia de una mo- A comienzos de 1822 pierde a su madre. Este hecho lo conmueve, pero reflexiona y
destia de buen tono, podía advertirse fácil- decide estudiar. Asiste, entonces, al Departamento de estudios preparatorios de la
mente la satisfacción de su propia suficien- Universidad. Allí tiene como maestros de latinidad y de filosofía a Mariano Guerra y a
cia. No tenía el don de la conversación, aun- Juan Manuel Fernández de Agüero, respectivamente. De i 820 a i 822 aprueba latín,
que. era social y abierto con sus amigos. Su metafísica, lógica e ideología. Por este tiempo es alumno de la Escuela de Dibujo,
palabra era dogmática y se expresaba casi creada por el Padre Francisco de Paula Castañeda 1, que pasará después al Depar-
siempre con fórmulas de escuela, de tinte tamento de Ciencias Exactas de la Universidad.
filosófico y técnico. En 1823 abandona las aulas para dedicarse al comercio. A los dieciocho años es
Juan María Gutiérrez dependiente de aduana, al servicio de Sebastián Lezica y Hermanos. Aprovecha sus
horas libres para estudiar francés y, en esta lengua, lee historia y poesía. Pero dos
años le bastan para saber que el comercio no es su camino.
1 Sacerdote franciscano y político argentino
(1776-1832). Entre los periódicos por él funda- Sed insaciable de ciencia, ambición, gloria, colosales visiones de porvenir. . todo he
dos merecen destacarse los siguientes: Des- sentido.
engaflador gauchi-pol/tico-federi-montonero;
Despertador teofilantrópico misticopolitico; Pa- El deseo de saber eclipsa el desenfreno juvenil y, estimulado por don Sebastián
ralipómenon al suplemento del Teofilantrópico; Lezica, amigo íntimo y confidente de Rivadavia, y por Félix Piñeyro, parte hacia Europa
Defensor del Teofilantrópico Mistico; La Matro-
para "continuar sus estudios interrumpidos".
na Comentadora.
2 Echeverría tiene la costumbre de esbozar
La crisis moral que provoca su viaje y la incipiente enfermedad que aqueja su co-
sus poemas primero en prosa y, luego, en ver- razón, unida a alguna pena de índole amorosa, se reflejan en sus páginas de carácter
so. El Peregrinaje de Gua/po es, pues, el plan poético, como, por ejemplo, en el Peregrinaje de Gua/po 2.
inconcluso, en prosa, de un futuro poema. Ma-
nifiesta la influencia -hasta por el título- del El hacia una vocación
Childe Harold's Pilgrimage (El peregrinaje de
Childe Harold), de Byron. En el tomo 111 de las El 17 de octubre de i 825 se embarca rumbo a Francia. En sus apuntes de viaje,
Obras completas de Echeverría aparecen dos Echeverría narra las penurias de la navegación y su desembarco en Bahía (Brasil),
fragmentos en verso del primer canto del Pe-
desde donde parte hacia Havre de Gracia, puerto de Francia.
regrinaje de Gua/po.
3 La Lira argentina o colección de piezas
La travesía dura más de cuatro meses. Sus compañeros de viaje son algunos libros:
poéticas dadas a luz en Buenos Aires durante la gramática y el diccionario franceses, obras de aritmética, álgebra, retórica, La Lira
la guerra de su Independencia, Buenos Aires, Argentina 3, en la que aprende las primeras nociones de versificación, y una carta
1824. geográfica de su patria.
193
El 6 de marzo de 1826 arriba a París, donde estudia Dibujo, Matemática, Geografía,
4 Echeverría compone una especie de dic- Historia, Química, Filosofía, y cursa Economía política y Legislación en la Universidad.
cionario de Locuciones y modismos tomados
Atraído por la apasionada revolución romántica, se entrega a desentrañar qué significa
de algunos hablistas castellanos. Dice Juan
María Gutiérrez que, aunque el poeta realiza la literatura en la humanidad.
sus estudios más serios en Francia, es "uno de
los escritores sud-americanos, a quienes no Durante mi residencia en París, y como desahogo a estudios más serios me dediqué a leer
puede tachárseles de galicismo, ni en las pa- algunos libros de literatura. Shakespeare, Schiller, Goethe, y especialmente Byron me con-
labras ni en las construcciones gramaticales". movieron profundamente y me revelaron un mundo nuevo. Entonces me sentí inclinado a
A pesar de esta afirmación, una lectura cuida- poetizar; pero no conocía el idioma, ni el mecanismo de la metrificación española. Me
da de su obra revela la existencia de gali- dormía con el libro en la mano; pero haciendo esfuerzos sobre mí mismo, al cabo manejaba
cismos. medianamente el verso 4.
Tampoco podemos olvidar que Echeverría
habla de la "hermosa lengua" que España da Siente la necesidad de leer a los clásicos españoles, sobre todo, a los autores del
a América en herencia y que, como tal, debe Siglo de Oro, y prueba de ello es este poemita que nos recuerda el estribillo de la
"trabajarla y enriquecerla con su propio fondo; Égloga /, de Garcilaso:
pero sin adulterar con postizas y exóticas for-
mas, su índole y esencia, ni despojarla de los Salid, salid del pecho
atavíos que le son característicos". sollozos y gemidos.
5 Su objetivo -según Juan María Gutiérrez- Del fatídico bronce
es "pintar los sueños y aspiraciones ideales de los lúgubres sonidos,
la juventud en general, encerrando en un cua- acompañen tan sólo
dro pequeño, pero variado en situaciones y el llanto y los suspiros.
accidentes, un período completo de la existen-
cia del hombre". Echeverría no edita este cua- Imitación del inglés
derno de poemas.
6 Realiza estudios de guitarra en París. Escribe con el título de Ilusiones s sus primeras composiciones románticas que
7 Alejandro Dumas. Novelista y autor dra- reciben el beneplácito de sus compatriotas, quienes lo consideran "joven de seso y
mático francés (1803-1870). Entre sus obras, esperanzas". Pero su vocación por la poesía no es profur¡da y él lo sabe. Alterna su
·se destacan Los tres mosqueteros y El conde
vida de estudiante con visitas a salones, donde los intelectuales, no pocas veces, ala-
de Montecristo.
8 Juan Antonio Nicolás Carita!, marqués ban su habilidad como guitarrista 6.
de Condorcet Filósofo, publicista, matemático, Durante su estada en Francia se publican obras de Lamartine, Alfred de Vigny, Víctor
'político y economista francés (1743-1794). Hugo, Alfred de Musset, Dumas 7 y otros. Él lee incansablemente a Condorcet s,
9 Antonio César Víctor Carlos Destutt de Destutt de Tracy 9, Rousseau 1o, Voltaire 11, Tomás Moro 12, Plutarco 13, Manzoni 14,
Tracy. Militar francés (1781-1864). Hoffmann 15.
10 Juan Jacobo Rousseau. Filósofo y escri- En el verano de 1829 viaja a Londres; permanece allí un mes y medio y regresa a
tor ginebrino (1712-1778). Entre sus obras, se París. Un amigo suizo lo introduce en la literatura alemana y conoce la obra de Goethe
destacan Confesiones, Emilio, El contrato so-
y de Schiller.
cial y La nueva Eloísa.
11 . Francisco María Arouet Escritor francés,
más conocido por el seudónimo de Voltaire Itinerario de una
(1694-1778). Sus obras más relevantes son El
siglo de Luis XIV, Cándido o el optimismo y su Los apremios económicos provocan su decisión involuntaria de retornar a la patria
lamoso Diccionario filosófico. amada, ya no como comerciante, sino como literato.
12 Santo Tomás Moro. Estadista, historia-
Se embarca en el puerto de Havre de Gracia en marzo de 1830 16; hace escala en
dor y teólogo inglés (1478-1535). Su obra más
Montevideo y, a principios de julio, llega a Buenos Aires. Pocos días después, la
conocida es La Utopía.
13 Plutarco. Biógrafo, moralista y filósofo
Gaceta Mercantil publica dos de sus primeras composiciones, incluidas, más tarde, en
griego (48-122). Debe su celebridad a su obra Los consuelos: El Regreso y En celebridad de Mayo, con el seudónimo de "Un joven
Vidas paralelas. Argentino".
14 Alejandro Manzoni. Escritor italiano Ardiente evocación de libertad contienen los versos de En celebridad de Mayo,
{1785-1873). Es autor de Himnos sacros, Los germen de su apostolado democrático:
novios, El Conde de Carmagnola y de otras
obras. Despareció 17 del mundo
15 Ernesto Teodoro AmachO!o Hol'fmann. el oprobio del hombre amancillado;
Novelista y músico alemán (1776-1822). Es el el monstruo furibundo
creador del género fantástico que después per- pereció conculcado 18,
fecciona Edgar Allan Poe (1809-1849).
y de Mayo la lumbre
16 En 1827 Víctor Hugo publica el prefacio
de Cromwe/1. A fines de febrero de 1830 se ha déspotas y tronos derribado.
estrena su Hernani y se produce en Francia
la famosa batalla entre clásicos y románticos. La vida cultural de Buenos Aires se enriquece. Las librerías porteñas 19 reciben obras
17 Desapareció. de Chateaubriand, Cousin 2o, Dumas, Scott 21, Stael, Sand 22, Byron, Hugo, Tocquevi-
18 Oprimido. lle 23 y otros, que son leídos ávidamente. También llegan los periódicos Revue de
19 En 1830 Buenos Aires cuenta con cinco Paris, Revue Britannique, Revue Encyclopédique, Revue des Deux-Mondes, The Edin-
librerías y, a fines de 1836, con diez. burg Review.
194
20 Víctor Cousin. Filósofo francés (1792- La situación política de la patria desvanece todas las ilusiones del poeta. En el
1867). interior impera la figura arrogante de Juan Facundo Quiroga y, en Buenos Aires, la de
2 1 Walter ScoU. Novelista inglés (1771-
Juan Manuel de Rosas, quien, a sus ojos, es el artífice absoluto de la destrucción de su
1832). Entre sus obras más destacadas figuran ideal de libertad.
lvanhoe, El campo de Waterloo, El pan negro y
La tragedia de Ayrshire.
Sufre una profunda melancolía y busca la soledad; entonces comienza a escribir. El
22 Armam:lina lucila Aurora Dupin. Escri- 24 de mayo de 1831 entrega al Diario de la Tarde 24, órgano oficial del gobernador
tora francesa, más conocida por el seudónimo Rosas, su Profecía del Plata antes de la Revolución de Mayo 25:
de Jorge Sand (1804-1876).
2 3 Carlos Alejo Enrique Mauricio Clerel de Temblad, temblad, tiranos
Tocqueville. Escritor y político francés (1805- que oprimís a la América inocente,
1859). con aceradas manos;
2 4 Esta publicación sólo aclara que el poe- temblad, que ya el torrente
ma ha sido enviado por un "joven hijo de Bue- de asolación desata mi corriente.
nos Aires".
25 El poema aparecerá, luego, en su obra
Su estado de alma agrava el mal que sufre su corazón. Se aleja de la realidad que lo
Los consuelos. En la nota que el autor escribe tortura 26 y se refugia en la fantasía. Nace, así, en forma anónima, su Elvira o La Novia
al final de ese libro, leemos: "La «Profecía del del Plata 27, en septiembre de 1832. El público y la prensa la reciben sin mayor entu-
Plata .. y otras composiciones del mismo géne- siasmo.
ro en este libro insertas, las escribí preocupado
aún del estilo y formas usadas por los poetas La aureola celestial de virgen pura, Sus ojos inocencia respiraban,
españoles, cuyas liras rara vez han cantado la el juvenil frescor y la hermosura, y de su pecho sólo se exhalaban
libertad. Si, recobrando mi patria su esplendor, los encantos de Elvira realzaban, inocentes suspiros,
me cupiese la dicha de celebrar ot;a vez sus dando a su amable rostro un poderío, hijos del puro y celestial contento,
glorias, seguiría distinto rumbo; pues sólo por que encadenaba luego el albedrío, que de las dulces ansias vive exento
no trillados senderos se descubren mundos
de cuantos la miraban. del amor y sus tiros 28.
desconocidos".
26 En Buenos Aires se celebran los triunfos
de Juan Facundo Quiroga; no hay libertad de En la "Dedicatoria" 29, fechada el 28 de junio de 1832, Echeverría confiesa que ha
prensa; se produce la renuncia de Rosas. escrito el poema "para desahogar mi pecho y adormecer un tanto mi dolor con la
2 7 Se considera que este poema inicia la re- dulce melodía de las Musas". Se siente abatido; la vida se le desmorona. Sólo aguarda
volución romántica en lengua española. El título la muerte.
refleja la influ"encia del de otros poemas: La La decepción que le producen las manifestaciones de la prensa acerca de su Elvira,
novia de Mesina, de Schiller (1803); La novia lo arrastra impulsivamente a escribir una sátira en endecasnabos sueltos 30 que, pasado
de Abydos, de Byron (1813) y La novia de
el momento de amargura, no publica.
Lammermoor, de Walter Scott (1819).
28 Se refiere a las flechas que lanza Cupido En 1833 se niega a cantar la expedición del Restaurador al desierto. El estado en
-Eros, en la mitología griega- a los enamora- que se halla su espíritu lo lleva a ausentarse de la ciudad con un amigo, rumbo a Mer-
dos. cedes 31, a orillas del rfo Negro. El ambiente de paz y la vida al aire libre le permiten
29 El poema se publica sin prólogo; sólo pre- escribir, pero no atenúan sus tristezas. Y así lo dice en Adiós al Río Negro 32:
senta, como dedicatoria, las letras mayúsculas:
A D. J. M. F. (A Don José María Fonseca), Adiós digo a tus orillas, ni tu clima placentero,
que responde al nombre de un médico, muy hermoso Río, y me alejo ni tu aire puro, han podido
amigo del poeta, con el que regresa de Europa. como vine, atribulado, danne un instante consuelo,
30 Son los que carecen de rima. triste, abatido y enfermo. y a mi patria y mis hogares
31 Ciudad de la República Oriental del Uru-
Ni tus benéficas aguas, hoy sin esperanza vuelvo.
guay.
32 Compone, además, El pensamiento, La Nunca más que ahora siente la vida como "una larga serie de pesares y un corto
diamela y algunos versos de un poema titulado
sueño de ilusiones y esperanzas". Pero, aunque son tantas las tribulaciones de cuerpo
Lara o La partida.
33 Es el primer libro de poemas compuesto y de alma, nuestro poeta busca,una vez más un camino nuevo y promisorio; entonces
por un poeta argentino en Buenos Aires. Se aparece el libro iLos consuelos (1834) 33, aurora de la poesía nacional, cuyo título sig-
publica sin prólogo. Es reimpreso en 1842 con nificativo se halla ligado a sus penas.
las correcciones del autor. Echeverría aclara
Pero hoy, hoy, sé que vivo aún. Sé que he peregrinado treinta años en la tierra, porque
que mientras él escribe Los consuelos, el poe-
ta y crítico francés Charles-Augustin de Sainte- quiero desde hoy poner en este papel mi corazón a pedazos. Mi corazón dolorido, ulcerado,
Beuve (1804-1869) publica Les Consolations gangrenado; mi corazón soberbio e indomable ...
(Los consuelos).
El epígrafe 34 resume el contenido:
34 Proviene del griego, 'inscribir'. Cita o sen-
tencia que suele ponerse a la cabeza de una Qui no es trist de m os dictats no cur,
obra literaria o de cada uno de sus capítulos o en algun temps que sia trist estat.
partes. Ausias March 35
35 Poeta catalán (1397-1459). Escribe ciento
veintiocho composiciones que se dividen en No vea mis escritos quien no es triste,
cuatro grupos: Cants d'amor, Cants de mort, quien no ha estado triste en tiempo alguno.
Cants morals y Cant espiritual. Traducción de Luis de León
195
He denominado así estas fugaces melodías La poesía del "dulce ruiseñor de los Consuelos" -como lo llama Mármol- no sólo
de mi lira, porque ellas divirtieron 37 mi do- encubre las lágrimas del alma, sino también la triste situación en que se encuentra el
lor, y han sido mi único alivio en días de país: el 13 de abril de 1835 Juan Manuel de Rosas asume el gobierno con facultades
amargura. [ ... ] Ellas, sin embargo, pintan extraordinarias y se instala en el Fuerte.
sólo en bosquejo el estado de mi alma en
una época funesta, de la cual no conservo Cuantas pasiones abrigó mi pecho,
sino una vaga y confusa imagen. cuanto elevado sentimiento cupo
Esteban Echeverría, en mi alma noble, a convertirse vuelven
Nota del autor a Los consuelos. en polvo y nada 36.
Mi estado
Los versos solos no son poesía. La poesía
está en las ideas; las ideas vienen del alma.
El libro recibe el beneplácito de la juventud, ávida de novedades, y el reconocimiento
Los versos sólo son un revestimiento elegan-
de la sociedad en general, que también siente deseos de desahogar en verso sus
te de un bello cuerpo.
congojas. Pero Echeverría no busca la gloria y se aísla junto a su hermano en una
Víctor Hugo 42 estancia, "Los Talas", al norte de la provincia, entre Luján y San Andrés de Giles. Allí
encuentra la soledad y el silencio necesarios para continuar su obra. Es, entonces,
36 Recuerda el último verso del soneto gon-
gorino de 1582, "Mientras por competir con tu Cuando nace La Cautiva, que luego integrará, con otras composiciones, el volumen titu-
cabello": "en tierra, en humo, en polvo, en lado Rimas, publicado el 27 de septiembre de 1837. El poeta ya es maestro de una
sombra, en nada". nueva pléyade.
37 divirtieron: alejaron. La palabra proviene A fines de 1835 comienza a aparecer la Colección de obras y documentos relativos
del verbo latino divertere, que significa también a la historia antigua y moderna del Río de la Plata, bajo la dirección de don Pedro de
'irse', 'separarse', 'retirarse', 'divorciarse', 'ser Angelis 38. El poeta y Juan María Gutiérrez frecuentan su amistad y gozan de su biblio-
diferente'. teca. Durante ese mismo año aparece El Museo Americano, primer periódico ilustrado,
38 Escritor italiano establecido en la Argenti-
editado por el litógrafo y artista suizo César Hipólit0 Bacle (1794-1838). En 1836, este
na (1784-1859). Sirvió a Rosas como consejero
semanario cambia su título por el de El Recopilador 39 y, gracias a la intervención de
y secretario.
39 El poeta alemán Enrique Heine (1797- Gutiérrez, se transforma en un importante vehículo de cultura. Allí publica Echeverría
1856) es introducido en nuestro país a través poesías, canciones y su artículo de costumbres Apología del matambre. Respecto de
de las traducciones que publica este semana- las canciones 40, están en boga entre 1836 y 1838; las más divulgadas son las de
rio. Además, aparecen allí artículos de Larra nuestro poeta, quien por ellas logra gran popularidad en Buenos Aires y en Montevi-
(1809-1837). deo.
40 En 1836, Echeverría concibe la idea de Con las Rimas 41 continúa la labor iniciada en Los consuelos y prueba que aún no se
publicar, con el músico argentino Juan Pedro
ha agotado su sensibilidad, "fuente fecunda de toda inspiración", y que, como vate
Esnaola {1808-1878), una serie de canciones
bajo el título de Me/odias argentinas, pero no moderno, quiere parecer más un filósofo que un profeta, más un pensador que un
lo logra. En marzo de 1837 aparece El Can- oráculo: "La poesía consiste principalmente en las ideas". Corrobora su postura el
cionero Argentino (cuatro cuadernos), gracias a epígrafe de Agustín Moreto y Cavana, dramaturgo madrileño del siglo XVII, que ostenta
la iniciativa de José Antonio Wilde (1813- la portada de sus Rimas: "¿Pues toda la poesía 1 qué es sino filosofía?"
1885), con prólogo de Juan María Gutiérrez. Con ellas obtiene el mismo éxito que con Los consuelos. En ambas palpita ya el
41 El periodismo oficialista no la aplaude, anhelo de una revolución producida por las rectas doctrinas, rnás poderosa que la que
pues ya ve con desconfianza la actuación de la derrama sangre, para retornar al camino de Mayo, al pensamiento de 181 O.
juventud. Un solo artículo de Juan María Gu-
Echeverría presiente la caída de Rosas -"el Minotauro de su país, la ignominia de
tiérrez, en el Diario de la Tarde (3 y 4 de oc-
América y el escándalo del mundo"- con gran fe, pues, a su juicio, la acción del Res-
tubre de 1837), funda la crítica literaria al salu-
dar los méritos del poeta. Bartolomé Mitre, des- taurador entorpece el engrandecimiento de su patria.
de Montevideo, juzga las Rimas como el co- El 23 de junio de 1837, Marcos Sastre organiza el Salón Literario en el nuevo local
mienzo de una revolución en nuestras letras. de la Librería Argentina (Calle Victoria N° 59). Allí el poeta 43 comparte sus inquietudes
42 Echeverría no alcanza a leer estas pala- e ideales 44 con jóvenes universitarios, músicos y poetas: Juan Bautista Alberdi, Juan
bras, porque son publicadas después de su María Gutiérrez, Juan Thompson, Félix Frías, Vicente Fidel López, Gervasio Antonio
muerte. Posadas, Pastor Obligado, Santiago Calzadilla, José Mármol, Luis L. Domínguez, José
43 Echeverrfa ya había participado de las
Pedro Esnaola y otros. Además, concurren personas mayores que ellos, ansiosas de
reuniones de la Asociación de estudios histó-
ricos y socia/es, fundada en la casa de Miguel
conocer los plantees de renovación: Dalmacio Vélez Sársfield, José María Fonseca,
Cané. Vicente López y Planes, María Sánchez de Mendeville y algunos extranjeros.
44 Los discursos inaugurales señalan el de- El 26 de junio se celebra la primera reunión. Juan María Gutiérrez lee, entonces, el
rrotero de la nueva generación: Ojeada sobre primer canto de La Cautiva, poema aún inédito, y el 1° de julio, el segundo. Se realizan
el estado presente y la suerte futura de la Na- también otras lecturas sobre filosofía, política, religión*. Pero el objetivo no es sólo leer
ción Argentina (Marcos Sastre); Doble armonla trabajos o discutir temas diversos, sino también publicar los libros de mérito que pre-
entre el objeto de esta institución con una exi- sentan sus asistentes.
gencia de nuestro desarrollo social: y de esta
Desde el 29 de agosto, la prensa no anuncia las tertulias del Salón Literario. Las au-
exigencia con otra general del espíritu humano
(Juan Bautista Alberdi); Fisonomla del saber toridades de Buenos Aires no ven con beneplácito el desarrollo de las actividades de
español: cuál deba ser entre nosotros (Juan estos jóvenes. Algunos socios se alejan, pues consideran que la tendencia de esas
María Gutiérrez). reuniones es muy comprometedora. Rosas sospecha de estos hombres que tanto invo-
196
La Francia estaba en entredicho con Ro- can la libertad. Sastre es amenazado. Entonces, decide rematar la librería y cerrar el
sas. La mazorca mostraba el cabo de sus Salón, que sólo ha durado casi cuatro meses 45. El grupo de jóvenes se reorganiza y
puñales en las galerías mismas de la Sala de Echeverría se convierte en su figura directriz. ·
Representantes, y se oía doquier el murmu- A fines de mayo de· 1838, Echeverría funda la Asociación de la Joven Generación
llo de sus feroces y sarcásticos gruñidos. La '"'''"''""""' 46, a semejanza de la "Joven Italia", de Mazzini 47. Este grupo comienza sus
habían azuzado, y estaba rabiosa y ham- actividades el 8 de julio de ese año. El poeta lee las palabras simbólicas 48, germen
brienta la jauría de dogos carniceros. La di- del Dogma Socialista, cuyo punto de partida es el anhelo de democracia "como tradi-
visa, el luto por la Encarnación 49, el bigote, ción, como principio y como institución". Pero las nuevas ideas son blanco de los ata-
buscaban con la verga en mano, víctimas o ques de Rosas y de su mazorca. Entonces, los jóvenes deben partir y refugiarse en el
siervos para estigmatizar. La vida en Buenos extranjero: Uruguay, Bolivia y Chile. A pesar de ello, nuestro poeta no quiere ser de los
Aires se iba haciendo intolerable. primeros en abandonar su tierra -"emigrar es inutilizarse para su país"- y se retira a
Esteban Echeverría, su estancia de "los Talas", donde continúa escribiendo.
Ojeada retrospectiva sobre
el movimiento intelectual El destierro de un ideal
en el Plata desde el año 37.
Como no puede permanecer en su estancia, huye hacia los puertos del Paraná. lo
abandona todo, hasta sus manuscritos. Una fragata francesa lo conduce hacia su
nuevo refugio: Colonia del Sacramento. Allí se encuentra con otros emigrados argen-
tinos.
Huérfanos de la patria, proscriptos caminamos,
sin saber si mañana la luz veremos de hoy;
si hallaremos almohada do reclinar la frente,
o si del Plata oiremos el mágico rumor.
197
No es sólo el sentimiento de la amistad lo Sus restos, velados en la Catedral, son despedidos por José Mármol, en nombre de
que hoy nos reúne al lado de esta tumba; los emigrados argentinos, y por el poeta uruguayo Acuña de Figueroa, en represen-
es también la Patria quien nos impone este tación del Instituto de Instrucción Pública' .
tristísimo deber.
José Mármol
la de la soledad
En 1837 aparece Rimas, la más lograda colección de versos de Echeverría, sobre
todo, porque contiene La Cautiva. La obra -precedida, como dijimos, por un epígrafe
de Moreto- posee dos poemas -Himno al dolor y Al corazón-; siete canciones -La
ausencia, La diamela, A una lágrima, E! desamor, La aroma, Serenata, La lágrima- y
La Cautiva s2.
El ambiente de su estancia "Los Talas" enciende su inspiración para componer esta
última obra 53. Ya lo expresa en sus Cartas a un amigo:
El paraje es desierto y solitario y conviene al estado de mi corazón; un mar de verdura
nos rodea y nuestro rancho se pierde en este océano inmenso, cuyo horizonte es sin límites.
[ ... ] La naturaleza no presenta variedad ni contraste; pero es admirable y asombrosa por su
grandeza y majestad .
. . .el blanco desierto semejaba a un mar de luz resplandeciente.
Estos ejemplos constituyen, sin duda, una de las fuentes de su largo poema. Imagi-
namos al poeta extasiado ante tanta inmensidad, pálido, con el corazón angustiado por
románticas nostalgias'. Y, más tarde, con la pluma, trazando su "Advertencia" 54:
El principal designio del autor de La Cautiva ha sido pintar algunos rasgos de la fiso-
nomía poética del desierto; y para no reducir su obra a una mera descripción, ha colocado,
en las vastas soledades de la Pampa , dos seres ideales, o dos almas unidas por el doble
vínculo del amor y el infortunio.
Su principal objetivo es la presentación de la naturaleza, ese campo "abierto"*
-"casi sin más contenido que la pura sustancia del aire", dice Battistessa- que le
habla de la libertad anhelada y define la realidad nacional.
Brián y María, los dos seres ideales, ocupan un lugar secundario; son casi un pre-
52 El título tiene su antecedente en un poe- texto para que la descripción no desborde el contenido. El verdadero protagonista es el
ma inconcluso de Echeverría: Los cautivos. Re- desierto. María, como todas las heroínas románticas, es la mujer-ángel que lucha en
sulta curioso también que dicho título coincida soledad, con la valentía y la abnegación que le infunde su amor por Brián: el amor le
con el de la Canción de Espronceda (1808- inspira fe.
1842), cuyos primeros versos son los siguien-
tes: "Ya el sol esconde sus rayos. 1 El mundo Sin el amor que en sí entraña,
en sombras se vela, 1 El ave a su nido vuela." ¿qué sería? Frágil caña
53 El pintor alemán Juan Mauricio Rugendas que el más leve impulso quiebra,
(1802-1858) hizo dos cuadros sobre los temas
ser delicado, fina hebra
de las Rimas; uno de ellos representa a la cau-
tiva con el malón. María Sánchez de Mendevi- sensible y flaca mujer.
lle le escribe a Echeverría sobre Rugendas: Con él, es ente divino
"Considera perfecta la pintura que usted hace que pone a raya al destino;
de las pampas. Cree él que usted concibió pri- ángel poderoso y tierno
mero el paisaje y después tomó sus figuras a quien no haria el infierno
como accesorio para completar aquél". vacilar ni estremecer.
54 Es publicada originariamente al frente de
las Rimas. Está escrita en tercera persona. Sexta parte, "La espera".
198
Cautiva de los indios· y del paisaje que se torna adverso, no se doblega ante el
infortunio. Siente un desesperado deseo de alcanzar plenamente esa vida que la aban-
dona a cada instante. Brián, en cambio, aparece como un ser indefenso, débil hasta su
muerte:
Ambos no pueden evadirse de sus destinos. Buscan en la tierra la libertad para vivir
su verdadero amor y sólo la hallan en la muerte). la que los conduce la hostil soledad
del desierto.
El triste fin de los amantes responde, esencialmente, al conflicto que plantea el poe-
ma entre el blanc.o y el indio (civilización y barbarie).
En el campo de la holganza,
so 55 la techumbre del cielo,
libre, ajena de recelo
dormía la tribu infiel;
mas la terrible venganza
de su constante enemigo
alerta estaba, y castigo
le preparaba cruel.
199
Se refiere, también, en la "Advertencia", a la forma de su poema y a la necesidad de
que ésta se adecue a su pensamiento, es decir, al fondo. Entonces, hace la alabanza
del octosílabo:
En cuanto al metro octosílabo en que va escrito este tomo, sólo dirá: que un día se
apasionó de él, a pesar del descrédito a que lo habían reducido los copleros, por parecerle
uno de los más hermosos y flexibles de nuestro idioma ...
y dice que el ritmo del poema debe reflejar los distintos estados de alma:
<~> "vago y pausado" --------- "recuerda el reposo o las cavilacio"nes de la melancolía";
Todo estaba silencioso.
La brisa de la mañana
recién la yerba lozana
acariciaba y la flor;
y, en el oriente nubloso,
la luz, apenas rayando,
iba el campo matizando ·
de claroscuro verdor.
Cuarta parte, "La alborada".
• "sonoro y veloz" -------------------------------------------------- "la tormenta de los afectos".
Ardiendo, sus ojos
relucen, chispean;
en rubios manojos
sus crines ondean,
flameando también:
la tierra gimiendo,
los brutos rugiendo,
los hombres huyendo,
confusos la ven.
De ahí que Echeverría destaque la necesidad de "variar de metro para expresar con
más energía; para precipitar o retener la voz, para dar, por decirlo así, al canto las en-
tonaciones conformes al efecto que se intente producir" 57.
Mi obra no es local, sino americana; por- El tema de La Cautiva gira en torno del rapto de una cristiana por los indios y de
que es uno el espíritu y la tendencia de la todas las penurias que aquélla sufre en el indómito desierto, para escapar de la
revolución de los pueblos sudamericanos. inhumana tribu y salvar de la muerte a su esposo.
La estructura de la obra -como aclara el autor en la "Advertencia"- es creación
Esteban Echeverría,
exclusiva del poeta, quien elige la que mejor se adecua a su pensamiento. Consta,
Carta a un amigo
pues, de nueve partes y de un epílogo, que suman en total 2.134 versos* .\8Respecto de
(Montevideo, 24 de diciembre
esta estructura y de la extensión del poema, es interesante recordar un fragmento de
de 1844).
una carta que Echeverría escribe poco antes de la publicación de Los consuelos:
En poesía, para mí, las composiciones cortas siempre han sido de muy poca importancia,
cualquiera que sea su mérito.
Para que pueda llenar su "misión profética" debe ser "bella, grande, sublime" y mani-
festarse "bajo· formas colosales".
Cada canto está encabezado por un epígrafe 58, el cual no sólo resume lo que luego
se desarrollará, sino también revela la fecundidad de las lecturas del poeta '.
200
la
Número
Contenido Versificación de
180
María trata de liberar a su esposo herido. Para ello toma un puñal, que se con-
vierte en símbolo de su salvación. Los indios han matado al hijo y a los padres de Décimas (quintillas pareadas a-a-b-b). 330
María. El desierto los espera.
Amanece. La tribu duerme. El hombre blanco prepara su venganza y se arroja sobre Octavas que se quiebran en la frecuente
ella. La muerte reina por doquier. Las cautivas gozan de su libertad. Nadie halla a sextina de ·Echeverría, mezcla de dodeca- 106
Brián. sílabos y de hexasílabos.
Brián y María vagan por el desierto. Con las primeras luces del alba llegan a un
inmenso pajonal. Allí María trata de confortar a su esposo con el agua de un arroyo y Romance: rima sin cánones fijos.
algunos alimentos.
La noche los inmoviliza. Brián, vencido por el dolor, descansa a orillas del arroyo.
María espera un nuevo amanecer. Su amor le da fortaleza. El poeta anuncia el tema de
Romance y décimas. 120
la parte siguiente: la quemazón. Aparece un tiqre como presagio de fatales peligros.
María toma el puñal. -
Comienza otro día. Se produce la horrible quemazón de los pastizales. Con las
VIl Versos octosílabos y hexasílabos. Dé-
fuerzas que sólo su amor le comunica, María atraviesa la corriente sosteniendo con
La quemazón uno de sus brazos a Brián. En esa circunstancia se agiganta su figura. El fuego se
cimas y sextinas de versos de ocho síla- 191
bas, con rima a-a-b-c-c-b.
extingue, finalmente, en la orilla del arroyo.
~~.~~~~~~-~~~~-~~~-~~~
Pasan dos días. Brián y María se encuentran en el pajonal. El joven capitán sufre
VIII alucinaciones. La abnegada esposa siente el abandono y la soledad en que se hallan. Décimas irregulares y octavas rimadas
Aparece el tigre. María toma el puñal, pero la fiera, como movida por la compasión, a gusto del poeta. 306
Brián
sigue su camino. Brián muere. María, profundamente angustiada, se desalienta.
María entierra a su esposo. Parte, luego, agobiada por tanto dolor. Vaga por el
desierto noches y días. Encuentra en su camino una partida de soldados cristianos, a
IX Décimas irregulares y octavas rimadas
quienes les pregunta irreflexivamente por su hijo. Ellos le dicen que ha muerto dego- 346
María del poeta.
llado por los indios. Entonces, deja la vida, víctima del más hondo de los sufri-
mientos.
El poeta exalta el heroísmo de María y alude a la leyenda popular que cuenta que,
Epílogo 104
por la noche, dos luces vagan en el desierto y, al amanecer, regresan a su triste asilo.
; aparecen algunos sustantivos de origen indígena que el poeta anota: toldería, yajá, ranchos, iar:hi~laleis,parnpll, rnaloca, ¡
, ñacurutli, pajonal, parejero. Estas voces enriquecen el medio histórico-geográfico de la obra.
de una
Entre los trabajos en prosa de Echeverría, El Matadero presenta características pecu-
liares. El título se refiere al "Matadero de la Convalecencia o del Alto, sito en las
201
quintas al sur de la ciudad", pero el escritor ha querido decir algo más: ese lugar es,
desde su perspectiva, la imagen del país, la realidad nacional. Allí sehalla el foco de la
Federación:
Porque han de saber los lectores que en aquel tiempo la Federación estaba en todas par-
tes, hasta en las inmundicias del Matadero ...
Escrito entre 1838 y 1840, Juan María Gutiérrez lo da a conocer en 1871, en la Re-
vista del Río de la Plata, precedido de un juicio crítico 59. En él destaca los siguientes
aspectos:
59 En 1874 aparece incluido en el tomo V <D Definición de la obra: "El Matadero 6o fue el campo de ensayo, la cuna y la escuela
de las Obras completas. con la misma "Adver- de aquellos gendarmes de cuchillo que sembraban de miedo y de luto todos los lu-
tencia" y, en 1926, el Instituto de literatura Ar- gares hasta donde llegaba la influencia del mandatario irresponsable [.: .]. Su es-
gentina edita el texto completo y definitivo bajo crito [ ... ] es una página histórica, un cuadro de costumbres y una protesta que nos
el cuidado de Jorge Max Rohde. honra."
60 "La Relalosa", composición poética de Hi-
lario Ascasubi que aparece en su Paulina Lu- <D El realismo 61: "El artista contribuye al estudio de la sociedad cuando estampa en el
cero, puede considerarse antecedente de El
lienzo una escena característica, que transportándonos al lugar y a la época en que
Matadero. En ella, un mazorquero y degollador
pasó, nos hace creer que asistimos a ella y que vivimos con la vida de sus actores."
amenaza al gaucho Jacinto Cielo con el mar-
tirio que padecen los unitarios, si no se con- <D Actitud de Echeverria frente a su obra: "Estas páginas no fueron escritas para
vierte en adepto del Restaurador. Echeverría
darse a la prensa tal cual salieron de la pluma que las trazó, como lo prueban la
escribe en El Matadero: "Un hombre, soldado
en apariencia, [ ... ] cantaba al son de la gui- precipitación y el desnudo realismo con que están redactadas."
tarra la resbalosa, tonada de inmensa populari-
dad entre los federales ... ". <D El ambiente: "La casualidad y la desgracia pusieron ante los ojos de Echeverría
61 El realismo de Echeverría tiene caracte- aquel lugar sui generis de nuestros suburbios donde se mataban las reses para
rísticas románticas; éstas se advierten en ese consumo del mercado, y a manera del anatómico que domina su sensibilidad delante
juego de oposiciones o claroscuros que pre- del cadáver, se detuvo a contemplar las escenas que altí se representaban, teniendo
senta la obra: el unitario es el bien que cae el coraje de consignarlas por escrito para ofrecerlas alguna vez, con toda su fealdad,
bajo la garra del mal, representado por ese ante aquellos que están llamados a influir en la mejora de las costumbres 62."
pueblo sometido a los designios de Rosas.
Además, el unitario lucha por un ideal. • El personaje: "La escena del «salvaje unitario» [ ... ] no es una invención sino una
62 Gutiérrez afirma que El Matadero es sólo realidad que más de una vez se repitió en aquella época aciaga: lo único que en
un esbozo para la redacción del extenso poe- este cuadro pudiera haber de la inventiva del autor, sería la apreciación moral de la
ma Avellaneda, publicado en Montevideo, en
circunstancia, el lenguaje y la conducta de la víctima, la cual se produce y obra como
1849, pues es costumbre de la época com-
poner primero en prosa un texto y, luego, re- lo habría hecho el noble poeta en situación análoga."
hacerlo en verso. Pero la prosa supera al poe-
ma, en el que pueden determinarse semejan-
* Adecuación del vocabulario al medio del cual provienen los personajes: "Este
zas temáticas. precioso boceto aparecería descolorido, si llevado de un respeto exagerado por la
63 Ricardo Rojas lo considera el germen de delicadeza del lector, suprimiéramos frases y palabras verdaderamente soeces profe-
la novela naturalista argentina del siglo XIX. ridas por los actores en esta tragedia."
64 El Matadero tiene rasgos naturalistas: la
descripción del lugar; los animales y las per- Respecto de la especie narrativa a la que pertenece, hay diversas opiniones 63.: se lo
sonas que se disputan las achuras; el degüe- considera "cuadro realista", "cuadro de costumbres nacionales", "cuento", "varios
llo del niño. cuentos en uno", "boceto descriptivo", "truculento cuadro", "vigoroso apunte", "relato
65 Dice con acierto Pedro Luis Barcia que
naturalista" 64, "obra dramática en tres actos" 65. La tesis más defendida es la que
no debemos confundir obra dramática con las
posibilidades dramáticas que presenta El Mata- caracteriza El Matadero como "cuento" y como "cuadro de costumbres" 66, pero no lo
dero (dramatización de escenas). es en su sentido puro. No es cuento, porque en su trama predomina la descripción 67;
66 La descripción de las costumbres muestra no es sólo cuadro de costumbres, porque éste sirve para presentar la realidad, y se
en qué situación económico-social viven funcio- advierte un intento de interpretarla y de censurarla; por lo tanto, es también artículo de
narios, mazorqueros, gringos, mulatos y negros. costumbres. La crítica actual prefiere hablar de una obra de descuella la
67 En un verdadero cuento, la descripción descripción, pero, hacia el final, prevalece lo narrativo•.
ocupa un lugar ínfimo o no aparece. El tema de la obra es el vejamen que los matarifes, secuaces de Rosas, le hacen a
68 Ángel José Battistessa ha precisado el
un joven unitario, víctima de su régimen.
año en que se desarrolla la acción -la Cua-
resma de 1839-, de acuerdo con las referen- Su contenido muestra uh aspecto de la vida porteña en 1839 '68, desde el punto de
cias al luto que guardan por la muerte de doña vista de· un enemigo de la Federación.
Encarnación Ezcurra de Rosas, esposa del El narrador se presenta como testigo de los hechos:
Restaurador, acaecida el 19 de octubre de
1838, y por las noticias de los periódicos acer- Diré solamente que los sucesos de mi narración pasaban por los años de Cristo de 183 ... 1·
ca del estado del tiempo. Estábamos a más, en Cuaresma ...
202
Respecto de la estructura de la obra, podemos dividirla en tres partes y una reflexión
final, cuyo contenido es el siguiente:
203
cálculos que no oyó el tropel de jinetes ni la gritería sino cuando el toro
arremetía el pantano. Azoróse de repente su caballo danao un brinco al
sesgo y echó a correr, dejando al pobre hombre hundido media vara en el
fango. [ ... ] La aventura del gringo en el pantano excitaba principalmente
la risa y el sarcasmo. [ ... ] y cayó el soberbio animal entre los gritos de la
chusma que proclamaba a Matasiete vencedor y le adjudicaba en premio el
matambre 70.
De acuerdo con este esquema, observamos que toda la primera parte y la segunda,
hasta el episodio de la fuga del toro, son predominantemente descriptivas; desde aquí,
descuella la narración 71, aunque no pocas veces matizada con rasgos descriptivos 72.
204
... más arriba, en el aire, un enjambre de gaviotas blanquiazules ... ] revoloteaban
[ ... ] proyectando una sombra clara sobre aquel campo de horrible carnicería .
. . .de entre la chusma [ ... ] salía de cuando en cuando una mugrienta mano .. 7 3
Una oración que aparece eri la segunda parte, resume la intención estilística' del
autor:
.. .la escena que se representaba en el Matadero era para vista, no para escrita.
Finalmente, la lectura detenida de El Matadero revela la existencia de símbolos.
Echeverría censura el régimen político a través de ese lugar y de su ·gente:
• El Matadero - - - - - - - - - - - - . : ¡ ¡ , el país;
• la casilla - - - - - - - - - - - - - t Buenos Aires;
• el ---------------~> Juan Manuel de Rosas;
205
Después de publicar sólo un número del diario El guerrillero (1843) y de escribir su
apóstrofe A Rosas el 25 de mayo de 1843, que aumenta su prestigio, viaja a Río de
Janeiro.
En abril de ese año marcha a Montevideo; en esta ciudad reanuda su labor como pe-
riodista. El 1° de octubre de 1845 Florencio Varela realiza una publicación fragmenta-
ria 82 de los Cantos del peregrino en el Comercio del Plata, con el título de El pere-
grino en el mar. Juan María Gutiérrez lo llama así en su América Poética, y también, El
79 Lugares en que los mahometanos tienen
peregrino.
a sus mujeres y concubinas.
En noviembre de 1846, el Comercio del Plata anuncia el Canto XII de El peregrino,
80 De Kazmira, ciudad de la India, hoy Ca-
chemira. Telas muy finas, de poco grosor, li- impreso en Montevideo, en agosto de ese año; en el prólogo ya surge el título defi-
sas, generalmente negras y fabricadas con la- nitivo . La edición de 1847 (Imprenta del Comercio del Plata), que contiene los cuatro
na merino y en punto de tafetán. primeros cantos, lleva el mismo título. La obra está inspirada en el Childe Harold's
81 Esta versión de 1844 comprende los diez Pilgrimage, de Byron *.
primeros cantos. Se desconoce la fecha en que empieza a escribir Amalia. La primera parte ve la luz
82 Se trata del fragmento A Buenos Aires. en 1844. En 1849 redacta su Asesinato del señor Florencia Vare/a, redactor del "Co-
206
mercio del Plata". En 1851, anticipa en La Semana su primer poemario, Armonías 83,
una parte de su novela y diecisiete estrofas del Canto al ejército libertador 84. De esta
época es también su Manuela Rosas.
El regreso
Pensamos que ningún hombre puede ser Mármol regresa a la patria el 1O de lebrero de 1852 e interviene en la actividad polí-
ajeno a las exigencias de su época, si quiere tica junto a Valentín Alsina.
pagar su tributo a la sociedad en que nació;
y creemos que los poetas americanos tienen Amo a mi patria. La justicia adoro;
más que nadie el deber, triste pero impe- amo la libertad hasta el delirio;
rioso, de introducir con la música de sus tengo en el porvenir mis sueños de oro;
palabras, en el corazón del pueblo, la verdad sufriera por mi Dios hasta el martirio;
de las desgracias que éste desconoce, y el amo hasta el polvo, pero nunca imploro
ruido de las cadenas que no siente. del jardín del amor ni un solo lirio;
Además, no podríamos escribir de otro que yo también, al fin, una por una
modo, porque no hay una fibra en nuestro no quiero de sus flores a ninguna.
corazón que no esté herida por las espinas de
Cantos del peregrino,
nuestra época.
Canto IV, vs. 705-712.
José Mármol, Prefacio al Canto XII
de los Cantos del peregrino. Funda El Paraná, donde expresa sus opiniones acerca de la imposibilidad de organizar
el país bajo las ideas directrices de Buenos Aires. Es leal al sistema unitario. Abando-
na, luego, el periodismo. En julio de 1853 ya se encuentra en Montevideo, donde es
nombrado representante de la Confederación Argentina en Chile y en Bolivia. Pero
debe regresar a Buenos Aires, pues su oposición al Acuerdo de San Nicolás impide
que lo designen. Entonces, se alista con Mitre al servicio de Buenos Aires. A fines de
abril de 1854 es electo senador provincial en la Legislatura de esta ciudad.
El poeta se agita hoy dentro de sí mismo; se busca; se interroga y no se encuentra.
En 1855 aparece la segunda edición de Amalia. En este mismo año muere en Monte-
video su esposa, Margarita Pilar Vidal. Más tarde contrae nuevas nupcias con Amalia
Rubio Molina.
En marzo de 1856, es nombrado miembro de la primera Municipalidad de la ciudad
de Buenos Aires y es reelegido senador y, luego, diputado al Congreso Nacional.
Integra la Convención que revisa la Constitución sancionada en 1853. Comienza a
trabajar en la edición de sus obras completas pero su carrera literaria ha concluido.
En 1857 publica suelto el Canto XI de los Cantos del peregrino, en La Reforma
Pacífica, periódico porteño. -
El 23 de octubre de 1858 asume el cargo de director de la Biblioteca Pública y lo
desempeña hasta su muerte.
Continúa con su labor pública y, en mayo de 1864, el presidente Mitre lo designa
ministro plenipotenciario en el Brasil.
... templar la fibra de los combatientes a A fines de 1869, su afección a la vista avanza y, casi ciego, muere en Buenos Aires
la par que las cuerdas de bronce de la lira, el 9 de agosto de 1871.
asistir al triunfo de sus ideas, regresar a la
Queremos paz y justicia, Y a mí que en batirme se place el destino
patria libertada en medio de los aplausos pú-
¿no somos, Señor, cristianos? cual baten la nave los vientos y el mar;
blicos, enmudecer entonces como vate y col-
Maldecimos los tiranos, a mí que me cansa mi errante camino
gar su lira como el guerrero la espada ador-
¿no os complacemos, Señor? sintiendo la fuerza de mi alma cesar;
nada de pacífica oliva después de la batalla
ganada; descender al campo del trabajo y Gloria ¡Dios! pues si el destino a mí, Dios bendito, tus justos enojos,
realizar en la práctica los ensueños de la todo a mi patria ha robado, ya sé que no es mucha mi humana virtud.
vida, tal es la misión de un poeta en las tu bondad le ha conservado Castiga mi vida, mas no mis despojos:
democracias agitadas y tal cumplió el poeta en nosotros el honor. te pido en mi patria mi pobre ataúd.
José Mármol en la democracia argentina ...
Cantos del peregrzno,
Bartolomé Mitre Canto VI, vs. 412-427.
83 Se publica en 1851 y se reedita en 1854. Varios oradores despiden sus restos: Luis V. Varela, José Tomás Guido y Bartolomé
84 Es su último canto cívico en el destierro. Mitre.
207
Nosotros que pertenecemos a la época, a El lírico
la América, a la democracia, a la fe de la
cruz; que esperanzamos en lo futuro, que al- Los Cantos del peregrino, de José Mármol, constituyen el único poema extenso del
guna gota de ese rocío del cielo que se llama Romanticismo hispanoamericano.
poesía cae de cuando en cuando en nuestra Yo no sé qué ostentar y ostento versos.
alma porque somos desgraciados, somos al
Canto IV, v. 264.
mismo tiempo rama del árbol que todo él ha
de conmoverse al soplo del Peregrino. Toda En él, su musa "reflexiva y entusiasta" -así la define Esteban Echeverría- revive la
nuestra generación hall¡rrá en él su historia, y infructuosa travesía que realiza en 1844, desde Brasil a Valparaíso 85.
toda ella bendecirá a su autor. ¡Bella y envi- El poeta describe 86 la naturaleza y el mundo íntimo de Carlos 87, personaje con el
diable suerte es la del poeta que alza el velo que se identifica y que simboliza a toda su generación.
a los dolores para consolarlos! La obra consta de doce cantos, cada uno de los cuales acaba con un "Canto del
Juan Maria Gutiérrez peregrino" :
¡Cuántas cosas he dicho y cuántas callo
Por no poder decirlas como quiero!
Canto IV, vs. 674-675.
Las distintas partes del poema sólo se hallan unidas por el sentimiento del vate ar-
gentino -amor a la patria; odio al Restaurador; esperanza en el porvenir de una Amé-
rica joven y libre- y por las referencias al viaje marítimo y a la naturaleza.
"Fácil es comprender" -dice Mármol- "que nuestro poema no es un poema dramá-
tico; que no hay unidad en sus cuadros y que cualquiera de los cantos puede publi-
El Peregrino es un emigrado argentino carse separado de los otros, sin alterar el poema y sin necesidad de los anteriores para
que viaja en el mar, desde el trópico de nues- su inteligencia."
tro hemisferio hasta los 65° Sur, a donde le La estructura de los Cantos del peregrino es la siguiente:
arrojan las borrascas, sin poder doblar el <lll Canto 1: Exaltación del porvenir de América.
Cabo meridional de América. Durante su
viaje, de zona en zona, de grado en grado, América es el arca que al porvenir humano
canta la naturaleza americana, ya por sus re- contiene misteriosa y un día se abrirá;
cuerdos, ya por los cuadros que se desen- entonces el Eterno levantará en su mano
vuelven a sus ojos. Los trópicos con sus la herencia de los hombres que prometida está.
océanos de luces, y su eterna primavera; el (vs. 311-314)
polo con su cielo nebuloso y sus montañas
Tuyo es el porvenir, reina del mundo,
de nieve; el mar en todos sus misterios, en
inmenso cual tus montes y tus mares,
todas sus diversas y multiplicadas faces; los
y de esperanzas y de luz fecundo
astros, las nubes; todo, en fin, lo que per-
cual tu cielo y tus bellos luminares 88.
tenece a la naturaleza, es para el Peregrino
la primera fuente de sus inspiraciones. Pero
<lll Canto 11: Dedicado al amor de una mujer.
aún halla otra de más viva y lujosa poesía,
su propio corazón: los recuerdos de la patria María, mi dulce amiga, ¡Cómo estás en mi memoria
con su pasado glorioso, con su presente de mi ángel de luz en la tierra, cual un destello divino
lágrimas y sangre, con su porvenir rico de ' ¡cómo en mi pecho se encierra que va alumbrando el camino
paz y de felicidad, como una promesa de la imagen de tu beldad! de mi negra adversidad!
Dios. (vs. 471-478)
1
José Mármol, Prefacio
al Canto XII. <lll Canto 111: Es el más plástico. El peregrino siente muy cerca su ciudad natal.
208
que bajo de ellos con placer respire
el aire que de niño respiraba:
que mire el sol que calentó su frente,
la luna y las estrellas y los velos
de nácar y zafir 89 que contemplaba,
arrullado del Plata dulcemente;
que pase por su sien la misma nube
que por la sien de Buenos Aires pasa
y que el suspiro que en el aire sube
lo respire también su dulce patria.
¡Miradlo! tiembla en su pupila el llanto
y mirando a su patria exhala el canto.
209
La Oración del peregrino:
Perdón, Señor, para aquellos Tus ojos vuelve a este mundo
que olvidan tu santo nombre, que rueda en tiniebla umbría,
y tu bendición al hombre y llegue a la patria mía
que te busca en su orfandad. un rayo de claridad.
(vs. 372-379)
011 Cantos VIl, VIII, IX, X: Según algunos críticos, sólo existieron en la imaginación del
autor, a pesar de que éste y sus editores hacen referencia a ellos 94. En realidad,
esos cantos no se publicaron, pero el manuscrito de 1844 contiene sus fragmentos
líricos: son los poemas Al Bajel, A Dios, El mar del Sur, La cámara y Las nubes.
94 Un relato del poeta aparecido en el libro La obra está escrita en variados metros -"en versos de aire pero versos buenos"-
Bosquejo histórico acerca del Doctor Carlos (polimetría romántica): cuartetos de alejandrinos y de endecasílabos; sextinas de dodeca-
Tejedor y la conjuración de 1839, de autor sílabos y de alejandrinos; octavillas y combinaciones de endecasílabos y heptasílabos;
anónimo (Buenos Aires, 1879), contiene la des- octavas italianas; dodecasílabos; estrofas de versos de arte menor (tres, cuatro, cinco,
cripción de los episodios que constituyen la seis, siete y ocho sílabas); redondillas en octavillas. Escribe en el Canto IV:
base argumental de los cantos. Estos datos
son proporcionados por Mármol al autor de esa La rima es para mí tan fácil cosa
obra. que no me cuesta tanto, te lo juro,
95 Corcovado. Monte de los alrededores de
como a otros dictar en mala prosa
Río de Janeiro (Brasil), que se observa al en-
peores ideas en lenguaje impuro;
trar en la bahía. Tiene 670 metros de altura.
96 Botafogo. Una de las playas que encie- es en el mundo la querida hermosa ...
rra la bahía de Río de Janeiro. (vs. 249-253)
210
Y escucha; esta inconstancia en mi poema,
al grotesco saltando de lo serio,
no es tanto inspiración como sistema,
de lo que, ya lo ves, no hago misterio.
(vs. 265-268)
!Je las reglas del arte no me asusto
porque el arte soy yo. - Tengo bastante;
mi regla es la que arregla por fortuna
mi vida y mis poemas sin ninguna.
(vs. 309-312)
Y en el Canto V, reitera:
¡Ah! tengo dos razones; y es la una,
que de todas las reglas más en regla
la única que poseo es la que arregla
mi vida y mis poemas sin ninguna.
(vs. 427-430)
Los Cantos del peregrino han llegado a nosotros por primera vez en el volumen
Obras de José Mármol 9 7 , editado en 1889 por Juan A. Mármol, hijo del poeta. Esta
edición ha lijado el texto de esta obra.
Se lo ha llamado "el poema de la emigración romántica", porque contiene e inter-
preta los avatares del destierro. Su autor lo define como "un himno en loor de la es-
pléndida naturaleza de nuestro continente, y en su parte sentimental, como la historia
del corazón del proscriplo argentino, comprendiendo toda la época de la revolución de
su patria, para la cual guarda Carlos lodo el fervor de sus recuerdos, todo el amor de
su alma"
211
generaciones de por medio entre él y aquéllos. Y es ésta la razón por que el lector no
hallará nunca en presente los tiempos empleados al hablar de Rosas, de su familia, de sus
ministros, etc.
El autor ha creído que tal sistema convenía tanto a la mayor claridad de la narración
cuanto al porvenir de la obra, destinada a ser leída, como todo lo que se escriba, bueno o
malo, relativo a la época dramática de la dictadura argentina, por las generaciones veni-
deras, con quienes entonces se armonizará perfectamente el sistema, aquí adoptado, de
describir en forma retrospectiva personajes que viven en la actualidad.
Ésta nos aporta notas de gran interés:
® el contenido tiene su fundamento en la realidad;
® el narrador, testigo y protagonista indiscutible de ese presente, simula alejarse de él
en el tiempo 104, tal vez con la esperanza de que la posteridad no sufra esos males
-"buscan a su patria y no la encuentran"- y sólo pueda conocer, a través de la
lectura, "la época dramática de la dictadura argentina", como una acción consumada
e irrepetible.
Solo, abandonado, él 105 comprendía, sin embargo, cuál era su situación de entonces,
y presagiaba por instinto, por esa voz secreta de la conciencia que se anticipa siempre a
hablarnos de las desgracias que nos amenazan, que un golpe nuevo y más terrible aún que
aquellos que lo habían postrado estaba próximo a ser descargado sobre su cabeza por la
mano de la tiranía: y para contenerla, él, el pueblo de Buenos Aires, no tenía ni los medios
ni siquiera el espíritu para procurarlos.
Primera parte, Cap. VIU.
El ambiente de la novela es, sin duda, histórico:
Así, la sociedad a esta época se hallaba dividida en víctimas y en asesinos. Y estos
Según Anderson lmbert, el narrador últimos, que desde muy atrás traían sus títulos de tales; valientes con el puñal sobre la
observador es el que "asume el papel de víctima indefensa; héroes en la ostentación de su cinismo, temblaban, sin embargo, cuando
un observador ordinario. Puede describir la pisada del ejército libertador hacía vibrar la tierra de Buenos Aires, en la última quin-
el mundo objetivo en que están compro- cena de agosto de 1840, a cuyos días hemos llegado en esta historia ...
metidos los personajes; puede referirnos Cuarta parte, Cap. IU.
también lo que hacen y dicen esos per-
sonajes. Ese narrador sabe solamente lo El narrador se nos presenta como observador de los hechos que enlutan la ciudad y
que un hombre del montón puede saber a sus almas, pero ese "presente", disfrazado de pasado, jamás oculta su "yo", cuyas
sobre sus vecinos; se le escapa la tota- heridas aún sangran.
lidad de los acontecimientos y la secreta Frecuentemente se acerca al lector para hacerlo partícipe de cada tramo de la acción
intimidad de los personajes. [ ... ] no es y conducirlo por sus vericuetos:
un personaje de la novela, y generalmen- Al cabo de veinte o veinticinco caídas de bastón, se paró delante de una puerta que ya
te cuenta con los pronombres de la ter- nuestros lectores conocen: era aquélla donde Daniel y su criado habían entrado algunas
cera persona gramatical". horas antes.
Primera parte, Cap. VIII.
104 En el capítulo 1 (111) de la Cuarta parte, Con un "no sabemos por qué" se autodefine como narrador: .no es el omniscien-
leemos: " ... a los diez años, el escritor se ha- te 106 (narra en tercera persona) que todo lo ve y todo lo sabe, aun lo que piensan y
lla en conflicto para saber dónde comenzaba sienten sus personajes, ni el protagonista (narra en primera persona) que padece los
esa imposición, y dónde terminaba la acción hechos y nos cuenta con sus palabras lo que sucede, ni el testigo (narra en primera
espontánea en conciencias que el miedo había
persona) que se mueve junto a sus personajes 107, en su mismo medio, aunque no
pervertido".
como protagonista. Aparentemente, lo observa todo desde afuera; es narrador obser-
1os Se refiere al pueblo argentino.
vador:
106 En la novela encontramos algunos
ejemplos que caracterizan a esta clase de na- Llevemos la vista hasta los campos de Luján ...
rrador: " ... con los ojos enternecidos y el co- Cuarta parte, Cap. VIII.
razón desconsolado ... ". "Por la primera vez
de su vida, Daniel sintió cierta timidez en su Objetividad sólo aparente -subjetividad real-, que no pocas veces estalla en indig-
espíritu, cierto no sé qué de desconfianza en sf nación o manifiesta su romántica fe en el porvenir:
mismo ... ". Cada pueblo tiene su siglo, su destino y su imperio sobre la tierra. Y los pueblos del
107 A veces el novelista usa la primera per- Plata tendrán al fin su siglo, su destino y su imperio, cuando las promesas de Dios, fijas
sona plural: "Ahora, el lector tendrá la bondad
y escritas en la naturaleza que nos rodea, brillen sobre la frente de esas generaciones futu-
de volver con nosotros a nuestra conocida
quinta de Barracas ... ", pero no como testigo, ras, que verterán una lágrima de compasión por los errores y por las desgracias de la mía.
pues él narra -como lo ha dicho- desde otra Sí, tengo fe en el porvenir de mi patria.
época. Sólo lo hace para acercarse al lector. Tercera parte, Cap. V.
212
En este último ejemplo se funde el narrador con su personaje (Dariel Bello) y, a
través de éste, nos comunica su sentir.
Estructura de la
Amalia consta de: Explicación del autor (fechada en Montevideo, en mayo de 1851);
y siete distribuidos en cinco partes (Primera parte: capítulos 1 a XIII;
parte: 1 a XII; Tercera parte: capítulos 1 a XVI; Cuarta parte: capítulos
1 a XVII; Quinta parte: capítulos 1 a XIX) y una Especie de Epilogo.
El novelista enlaza el contenido de los capítulos para afianzar la unidad de la trama
narrativa (idilio; panorama social y político):
Después del cuadro político que acaba de leerse, y que la necesidad de dejar dibujada a
grandes rasgos la época en que pasan los acontecimientos de esta historia, con sus hombres,
sus vicios y sus virtudes, nos obligó a delinear y a distraer a nuestros lectores, separándolos
un momento de nuestros personajes conocidos, justo es volvamos ahora en busca de ellos,
retrocediendo algunos días, hasta volver a encontramos con aquel de que nos separamos ya.
Tercera parte, Cap. VI.
El contenido "Amalia"
Buenos Aires, 4 de mayo de 1840. Son las diez y media de una noche apacible.
Al escaso resplandor de las estrellas se descubría el Plata, desierto y salvaje como la
Pampa, y el rumor de sus olas, que se desenvolvían sin violencia y sin choque sobre las
costas planas, parecía más bien la respiración natural de ese gigante de la América, cuya
espalda estaba oprimida por treinta naves francesas en los momentos en que tenían lugar los
sucesos que relatamos.
El coronel Francisco Lynch, Eduardo Belgrano, Oliden, Riglos y Maisson parten hacia
el exilio, perseguidos por el desenfreno de la dictadura rosista.
Los conduce Juan Merlo, quien promete salvarlos embarcándolos en una ballenera,
pero los traiciona. Su agudo silbido alerta a los secuaces del Restaurador. Éstos se
lanzan sobre los jóvenes unitarios.
Después de una encarnizada lucha en la que perecen sus compañeros, Eduardo
Belgrano, "tranquilo, valiente, vigoroso y diestro", enfrenta a sus enemigos y descarga
sobre ellos su furia. A pesar de sus esfuerzos, cae herido, pero en el momento en que
va a ser degollado por un federal, llega Daniel Bello, su amigo, y lo rescata del infernal
cuchillo mazorquero. Ya se vislumbra en la actitud de Eduardo al verdadero héroe de la
novela.
Daniel lo conduce, entonces, hacia una casa situada en el actual barrio de Barracas.
Allí vive, desde hace poco tiempo, su prima, Amalia Sáenz de Olabarrieta -"la linda
viuda, la poética tucumana"-, que colmará de cuidados al herido hasta despertar en él
el amor más sublime.
En aquel momento Amalia estaba excesivamente pálida, efecto de las impresiones ines-
peradas que estaba recibiendo; y los rizos de su cabello castaño claro, echados atrás de la
oreja pocos momentos antes, no estorbaron a Eduardo descubrir en una mujer de veinte
años una fisonomía encantadora, una frente majestu6sa y bella, unos ojos pardos llenos de
expresión y sentimiento y una figura hermosa, cuyb traje negro parecía escogido para hacer
resaltar la reluciente blancura del seno y de los hombros, si su tela no revelase que era un
vestido de duelo.
Daniel envía al viejo criado Pedro en busca del doctor Diego Alcorta, pero Eduardo
no está de acuerdo con ello; admira demasiado a su maestro como para comprometer-
lo con su destino.
-Eduardo, tu cabeza no está buena. Oye: tú, yo, cada joven de nuestros amigos, cada
hombre de la generación a que pertenecemos y que ha sido educado en la Universidad de
Buenos Aires, es un compromiso vivo, palpitante, elocuente del doctor Alcorta. Somos sus
ideas en acción; somos la reproducción multiplicada de su virtud patricia, de su conciencia
humanitaria, de su pensamiento filosófico.
El novelista alterna la narración con la descripción minuciosa, enumerativa. Así,
muestra los acontecimientos que se desarrollan en torno de Rosas, en su mansión de
213
Palermo, y retrata a los personajes más significativos que lo rodean y que lo consi-
deran "más que Dios porque es el padre de la Federación":
... era un hombre grueso, como de cuarenta y ocho años de edad, sus mejillas carnudas
y rosadas, labios contraídos, frente alta pero angosta, ojos pequeños y encapotados por el
párpado superior, y de un conjunto, sin embargo, más bien agradable, pero chocante a la
vista.
Y a Manuelita:
El color de su tez era ese pálido oscuro que distingue comúnmente a las personas de tem-
peramento nervioso, y en cuyos seres la vida vive más en el espíritu que en el cuerpo. Su
frente, poco espaciosa, era, sin embargo, fina, descarnada y redonda; y su cabello, cas-
taño oscuro, tirado tras de la oreja, dejaba descubrir los perfiles de una cabeza inteligente y
bella. Sus ojos, algo más oscuros que su cabello, eran pequeños, pero animados e inquietos.
Su nariz, recta y perfilada; su boca, grande, pero fresca y bien rasgada ...
En ese ambiente de terror, "esa terrible enfermedad que postra el espíritu y embru-
tece la inteligencia", Buenos Aires despierta cada amanecer:
Dormida sobre esa planicie inmensa en que reposa Buenos Aires, la ciudad de las pro-
pensiones aristocráticas por naturaleza, parecía que quisiese resistir las horas del movi-
miento y de la vigilia que le anunciaba el día, y conservar su noche y su molicie por largo
tiempo todavía.
Daniel Bello es un talentoso estudiante de jurisprudencia que une sus ideales de
libertad a los de otros jóvenes, quienes conspiran contra el régimen 10s para ayudar al
ejército de Lavalle; por ello se acerca a los federales y simula ser uno de ellos.
Ama a Florencia y recibe de su amor información acerca de las conversaciones que
escucha en la casa de Rosas, lugar que frecuenta por su amistad con María Josefa
Ezcurra, cuñada de aquél.
En la mañana del 24 de mayo, Amalia y Eduardo se declaran su amor:
Y Eduardo, pálido, trémulo de amor y de entusiasmo, llevó a sus labios la preciosa mano
de aquella mujer en cuyo corazón acababa de depositar, con su primer amor, la primera
esperanza de felicidad que había conmovido su existencia; y durante esa acción precipitada,
la rosa blanca se escapó de las manos de Amalia y, deslizándose por su vestido, cayó a los
pies de Eduardo.
Y el 5 de octubre celebran su boda, pero ésta tiene un final trágico, pues, descu-
bierta la conspiración contra Rosas, los esbirros asaltan la casa y sellan con la muerte
la promesa de unión eterna de los enamorados:
Y todos oyeron esta voz menos Eduardo, cuya alma, en ese instante, volaba hacia Dios,
y su cabeza caía sobre el seno de su Amalia, que dobló exánime su frente y quedó tendida
en un lecho de sangre, junto al cadáver de su esposo, de su Eduardo.
214
Manuela Rosas, "ángel custodio" del Restaurador, que llora "en secreto, como las
personas que verdaderamente sufren", a pesar de estar "en la edad más risueña de su
vida"; María Josefa Ezcurra, cuya "actividad y el fuego violento de las pasiones
políticas debían ser el alimento diario" de su alma; Agustina de Mansilla, "esa
flor del Plata", de espléndida "belleza de estatuario"; el Cuitiño, ~uya "cara
redonda y carnuda" tiene "dibujadas todas las líneas con que la mano de Dios estampa
las propensiones criminales sobre las facciones humanas"; los mazorqueros, de "bigote
espeso", "patilla abierta por debajo de la barba, y fisonomía de esas que sólo se en-
cuentran en los tiempos aciagos de las revoluciones populares"; el Presidente Salomón
.. .la unión de sus miembros fue simbo- (Julián González Salomón) -"enorme terrón de carne y barro"- de la Sociedad Po-
lizada por una mazorca de maíz, a imitación pular Restauradora; el "Padre Viguá", bufón de Rosas, en cuyas "facciones informes"
de una antigua sociedad española, cuyo sím- estaban pintados "la degeneración de la inteligencia humana y el sello de la imbeci-
bolo era aquél, y cuyo objeto era la propa- lidad"; la celestinesca doña Marcelina, "la ilustrada tía, con sus gruesos rizos negros en
ganda de Más-horca: equívoco de promm- completo desorden", que se contenta con lecciones de literatura y hace caer en des-
ciación que servía para determinar el símbolo gracia a quien se le acerca; don Cándido Rodríguez, con su "largo levitón blanco" y su
y la idea, y que fue aplicado también a la "caña de la India"; y, finalmente, Juan Manuel de Rosas, el "mesías de sangre", la
Sociedad Popular de Buenos Aires. "hiena federal", el "mendigo de poder", cuyo retrato completo debe reconstruirse a lo
Amalia, Primera parte, Cap. XHI. largo de la novela, pues la mayoría de los capítulos contiene una nota que lo define:
. . .los hombres como Rosas, esas excepciones de la especie no reconocen iguales
en la tierra, jamás quieren amigos, ni lo son de nadie; para ellos humanidad se divide en
enemigos y siervos, sean éstos de la nación que sean, e invistan una alta posición cerca de
ellos, o se les acerquen con la posición humilde de un simple ciudadano.
El y de narración
Aunque el narrador simule escribir la novela "con algunas generaciones de por
medio" entre él y los hechos que cuenta -"en la época que describimos"-, sabemos
que existe una coincidencia perfecta entre el tiempo de la ficción y el real.
Era la época de crisis para la dictadura del general Rosas; y de ella debía bajar a su
tumba, o levantarse más robusta y sanguinaria que nunca, según fuese el desenlace futuro
de los acontecimientos.
De tres fuentes surgían los peligros que rodeaban a Rosas; de la guerra civil, de la guerra
oriental, de la cuestión francesa.
La novela comienza el 4 de mayo de 1840, a las diez y media de la noche, y ter-
mina el 5 de octubre del mismo año, a las once de la noche. Diversos ejemplos deter-
minan el tiempo físico:
... en la mañana del 24 de mayo ...
. . .el invierno de 1840 ...
Cuando el reloj de la quinta daba las diez de la noche ...
Y también el tiempo psíquico que fluye de la interioridad de los personajes y se
convierte aquí en nota romántica:
... he sufrido en un minuto un siglo de tormento.
215
Doscientos bajeles se balanceaban dentro del ancho puerto de Montevideo, imitando un
vasto y espeso bosque de palmeras, sacudidas en una noche del otoño por vientos que las
azotan y despojan.
... estaba tapizada con papel aterciopelado, de fondo· blanco, matizado con estambres
dorados, que representaban caprichos de luz entre nubes ligeramente azuladas. Las dos ven-
tanas que daban al patio de la casa estaban cubiertas por dobles colgaduras, unas de batista
hacia la parte interior, y otras de raso azul, muy bajo, hacia los vidrios de la ventana,
suspendidas sobre lazos de metal dorado, y atravesadas con cintas corredizas que las sepa-
raban, o las juntaban con rapidez.
Al Oriente, sobre el tranquilo horizonte del gran río, el manto celestino de los cielos se
tachonaba de nácares y de oro a medida que la aurora se remontaba sobre su carro de ópalo,
y las últimas sombras de la noche amontonaban en el Occidente los postrimeros restos de su
deshecho imperio.
o a la afirmación de que "la Naturaleza parece hacer alarde de su poder, rebelde a las
insinuaciones humanas, cuanto más la humanidad busca en ella alguna afinidad con
sus desgracias".
La novedad de los objetos físicos de la na- Espacio humano, sensible, espiritualizado, en el que los personajes -Amalia, por
turaleza no está tampoco en su originalidad ejemplo- proyectan su mundo interior:
propia; está en la imaginación del que los
-Sí, pensaba en ti; te veía, pero no aquí, no en la tierra; te veía a mi lado en un espacio
contempla.
diáfano, azulado, bañado suavemente por una luz de rosa, respirando un ambiente perfu-
José Mármol mado y embriagado de una armonía celeste que vibraba en el aire; te veía en uno de esos
instantes de éxtasis en que una fuerza sobrenatural parece desprenderse de la tierra.
... doblando por la calle de los Estados Unidos, luego por la de Tacuarí, en seguida por
la del Buen Orden, por donde caminó hasta llegar a la de Cangalla.
La noche, la luna, las estrellas, el amor, los besos, la muerte, las cartas, las flores, el
sentimiento de libertad, la mujer -ángel y demonio-, el yo que se proyecta en el ser
amado y en todo lo que ama, el dolor, la tristeza, la fatalidad, el destino, los presagios,
conforman el universo romántico de Amalia.
La crónica, que nos revelará más tarde, quizás, algo interesante sobre el destino de cier-
tos personajes que han figurado en esta larga narración, por ahora sólo cuenta que al si-
guiente día de aquel sangriento drama, los vecinos de Barracas que entraron por curiosidad
a la quinta asaltada, no encontraron sino cuatro cadáveres: el de Pedro, cuya cabeza había
sido separada del tronco, y los de tres miembros de la Sociedad Popular Restauradora; y
111 No debemos olvidar que José Mármol que allí estuvieron hasta la oración de ese día, en que fueron sacados en un carro de la
fue testigo y protagonista de hechos semejan- policía, a la vez que eran robados los últimos objetos que quedaban en las cómodas, mesas
tes. La novela traduce su dolor cívico. y roperos.
216
En síntesis, la novela manifiesta, desde el comienzo hasta su desenlace, una pre-
ocupación por denunciar el ambiente político-social del período rosisla -"la sociedad a
esta época 112 se hallaba dividida en víctimas y asesinos"-, fuente inspiradora de toda
la literatura de los proscriptos.
Las páginas de sangre del gobierno de Rosas revelan las víctimas de su tiranía que han
caído al puñal o al plomo de los asesinos públicos. Al lado de los nombres de Rosas, de
Maza 113, de Oribe 114, de todos esos famosos verdugos del pueblo argentino, se escribe
continuamente el martirologio de los que se negaron a la ruina o a la degradación de su
patria 115
El costumbrismo
Aparecen en Amalia algunos datos que nos hablan de las costumbres de la época:
los bailes en la casa del Restaurador; las fiestas parroquiales; la fiesta de la Catedral;
la oratoria de esos tiempos; la danza federal; los trajes; los moños de cinta roja "pega-
dos con brea en la cabeza de las señoras"; el mobiliario; el retrato de Rosas en los
templos.
Pero aquí hay más que espíritu de partido -dijo el joven, conversando consigo mismo--,
aquí hay espíritu de rivalidad nacional ...
los diálogos son, en general, ágiles, animados, y remedan el ritmo de la conversa-
ción real. Así lo corrobora el que mantienen Manuela Rosas y Daniel Bello:
-Pero ¿quién es?
-Amalia.
-¿Su prima de usted? 116
-Sí.
-¿Y la persiguen?
-Sí.
-¿Por orden de tatita?
-No.
-¿De la policía?
-No.
112 Galicismo por "en esta época".
-¿Y de quién?
113 Mariano Maza. Militar argentino (1809- -Del que la persigue.
1879). Adepto de Rosas, persiguió implacable- -Pero ¿quién puede perseguirla?
mente a los unitarios. Roberto J. Payró recrea -Uno que se ha enamorado de ella, y a quien ella desprecia.
un pasaje de la vida de Mariano Maza en su
Canción trágica, primera obra que llevó a es-
El diálogo de los enamorados, en cambio, es mesurado y, al mismo tiempo, carece
cena el 14 de abril de 1902. de espontaneidad; expresa un amor verbal, pleno de emoción, pero sin calor de vida.
114 Manuel Oribe. Militar uruguayo (1792-
1857). Fue presidente de su país en 1835 -¡Perdón, mi Amalia, encanto angelical de mi alma, perdón ... mi vida tan combatida,
hasta que una guerra civil lo destituyó y debió mi amor tar. entrañable, la misma felicidad de este momento, precursora de la vida en-
emigrar a Buenos Aires. Recibió el apoyo de cantada que me espera a tu lado, todo conspiró e intrigó mi espíritu! ... ¡Perdón, perdón!
Rosas, quien lo nombró general en jefe de los [ ... ]
ejércitos de mar y tierra de la Confederación
-Ésta es la primera vez de mi vida que yo he amado. Es ésta mi primera pasión, mi
Argentina. Siempre al servicio del Restaurador,
sus armas triunfaron en todos los campos de primer himeneo, mi primer día, mi primera dicha.
batalla.
115 Su propósito político lo conduce, a ve-
ces, al ensayo y a la oratoria.
116 Con la palabra "usted", y para indicar la
pertenencia, solía emplearse el pronombre
posesivo en forma pleonástica, es decir, redun-
dante.
217
I
La cautiva
El desierto 1
(Primera parte)
Hugo
Era la tarde, y !a hora del ave y bruto guaridas, sembró la fecunda mano
en. que el sol la cresta dora doquier cielo y soledades 9 de Dios allí! ¡Cuánto arcano
de los Andes 4. El Desierto, de Dios sólo conocidas, 35 que no es dado al vulgo ver 13!
inconmensurable, abierto 5 20 que Él sólo puede sondar 10. La humilde yerba, el insecto,
5 y misterioso a sus pies A veces la tribu errante la aura aromática y pura, -
se extiende; triste el semblante 6, sobre el potro rozagante, el silencio, el triste aspecto
solitario y taciturno cuyas crines altaneras de la grandiosa llanura,
como el mar 7 cuando, un instante, flotan al viento ligeras, 40 el pálido anochecer 14.
el crepúsculo nocturno, 25 lo cruza cual torbellino, Las armonías del viento 15
10 pone rienda a su altivez. y pasa; o su toldería 11 dicen más al pensamiento
Gira en vano, reconcentra sobre la grama frondosa que todo cuanto a porfía
su inmensidad 8, y no encuentra asienta; esperando el día la vana filosofía
la vista, en su vivo anhelo, duerme, tranquila reposa, 45 pretende altiva enseñar.
do fijar su fugaz vuelo, 30 sigue 12 veloz su camino. ¡Qué pincel podrá pintarlas
15 como el pájaro en el mar. ¡Cuántas, cuántas maravillas, sin deslucir su belleza!
Doquier campos y heredades sublimes y a par sencillas, ¡Qué lengua humana alabarlas!
1 Puede dividirse en dos partes: la descripción del desierto y la su poema Los cautivos: "Del desierto en las vastas soledades"; "Del
llegada del malón. desierto sin límites guaridas 1 Como en horrendo mar ... ". Esteban de
2 El epígrafe -"Ellos van. El espacio es grande."- anuncia el tema. Luca (1786-1824), en su Oda al pueblo de Buenos Aires, y Juan Cruz
Ese "lis vont." se repetirá, luego, en otros versos de La Cautiva. Varela, en su Profecía de la grandeza de Buenos Aíres, ya se refieren
3 "En todo clima el corazón de la mujer es tierra fértil en afectos ge- a la vastedad de nuestra pampa. Rafael Obligado, en su Santos Vega,
nerosos: ellas, en cualquier circunstancia de la vida, saben, como la también hablará del "inmenso escenario".
9 En dos versos, Echeverría hace el bosquejo de la pampa.
Samaritana, prodigar el óleo y el vino."
4 La perífrasis de los tres primeros versos nos ubica temporalmente: 1O sondar o sondear: indagar, rastrear.
1 1 toldería: e¡l conjunto de chozas o el aduar del salvaje. (Nota del
el crepúsculo. De manera semejante comienza En el Teocal/i de Cho-
lula, de José María .de Heredia: "Era la tarde: su ligera brisa ... ". autor.)
5 Los adjetivos intensifican la idea de espacio infinito y de melan- 12 Echeverría describe la realidad. Los verbos remedan el movimien-
colía. to salvaje del indio: cruza, pasa, asienta, duerme, reposa, sigue.
6 La personificación del desierto -naturaleza subjetiva- destaca la 13 Como en Lamartine y en Hugo, la naturaleza se convierte en Dios
importancia que tiene el paisaje para el romántico, quien lo anima, que se manifiesta a los hombres. El adjetivo misterioso (primera es-
porque en él descubre al hombre con sus pasiones. trofa) refleja ese sentimiento de los románticos hacia la Creación.
7 La comparación del desierto con el mar aparecerá, luego, en San- 14 Los versos 36 a 40 presentan varios elementos que se unen para
tos Vega o Los mellizos de La Flor, de Hilario Ascasubi: " ... pues, configurar un cuadro netamente romántico. El poeta recurre a términos
talmente parecía 1 la inmensa llanura un mar 1 que haciendo olas se genéricos que dificultan el reconocimiento de lo particular: yema, in-
mecía ... ". secto.
8 Insiste en la extensión de la llanura. Este concepto ya aparece en 15 viento: es otro elemento de la pampa.
218
Sólo el genio su grandeza como extático y gozoso, !05 sordo y confuso clamor 26;
50 puede sentir y admirar. el yajá 20, de cuando en cuando, se ... y luego violento,
Y a el sol su nítida frente 16 turbaba el mudo reposo como baladro 27 espantoso
reclinaba en occidente, 80 con su fatídica voz. de turba inmensa, en el viento
derran¡ando por la e~fera Se puso el sol; parecía se dilató sonoroso,
de su rubia cabellera 17 que el vasto horizonte ardía: !lO dando a los brutos pavor 28.
55 el desmayado fulgor. la silenciosa llanura Bajo la planta sonante
Sereno y diáfano el cielo, fue _quedando más oscura, del ágil potro arrogante 29
sobre la gala verdosa 85 más pardo el cielo 21, y en él, el duro suelo temblaba,
de la llanura, azul velo con luz trémula brillaba y envuelto en polvo cruzaba
esparcía, misteriosa una que otra estrella 22, y luego 115 como animado tropel,
60 sombra dando a su color 18 a los ojos se ocultaba velozmente cabalgando;
·El aura moviendo apenas como vacilante fuego víanse 30 lanzas agudas,
sus alas de aroma llenas, 90 en soberbio chapitel 23. cabezas, crines ondeando,
entre la hierba bullía El crepúsculo, entre tanto, y como formas desnudas
del campo que parecía con su claroscuro manto, 120 de aspecto extraño y cruel 31.
65 como un piélago ondear. veló la tierra; una faja, ¿Quién es? ¿Qué insensata turba
Y la tierra, contemplando negra como una mortaja, con su alarido perturba
del astro rey la partida, 95 el occidente cubrió; las calladas soledades 32
callaba, manifestando, mientras la noche bajando de Dios, do las tempestades
como en una despedida, lenta venía, la calma 125 sólo se oyen resonar?
70 en su semblante pesar 19. que contempla suspirando ¿Qué humana planta orgullosa
Sólo a ratos, altanero inquieta, a veces, el alma, se atreve a hollar el desierto
relinchaba un bruto fiero, 100 con el silencio reinó 24. cuando todo en él reposa?
aquí o allá, en la campaña; Entonces, como el ruido 25, ¿Quién viene seguro puerto
bramaba un toro de saña, que suele hacer el tronido 130 en sus yermos a buscar?
75 rugía un tigre feroz; cuando retumba lejano, ¡Oíd! Ya se acerca el bando
o las nubes contemplando, se oyó en el tranquilo llano de salvajes atronando 33
todo el campo convecino.
16 Si comparamos los primeros versos de la primera estrofa con los 22 En la sombra siempre hay una luz.
de la sexta, advertiremos una gradación temporal. 23 chapitel: capitel.
17 Imagen clásica. En A/ Sol (Himno), Espronceda escribe: "Vívido 24 Se apagan las últimas luces. Se completa el clímax cromático. A
lanzas de tu frente el día"; "Y tu rica encendida cabellera 1 en el seno la imagen visual de oscuridad plena se suma la imagen auditiva de
del mar trémula agitas ... ". calma total. La búsqueda de un aquietamiento físico y espiritual es de
18 En la descripción del paisaje son importantes las imágenes cromá- influencia clásica.
ticas (visuales de color) que originan el claroscuro: gala verdosa, azul 25 En contraste con la primera parte, donde reina el silencio, en ésta
velo, sombra. todo es sordo grito en la soledad inmensa. Aparece el indio. Recorde-
19 La tierra se oscurece. La puesta de sol le permite al poeta in- mos que Juan Cruz Varela da su canto augural al salvaje, pero, como
Echeverría, lo desprecia. En La Cautiva surge el tema del indio, pero no
troducir una nueva personificación: la tierra contempla la partida del sol
puede hablarse de indianismo.
~· como el desierto, tiene un semblante triste.
26 La aliteración de "r" imita el sonido que produce la llegada de los
20 En contraste con el silencioso ocaso, surge la fauna viviente con indios.
sus sonidos peculiares. Echeverría anota la palabra yajá: "El P. Gue-
27 baladro: grito, alarido.
vara hablando de esta ave, en su historia del Paraguay, dice: «Al Yahá
28 El indio es una fuerza de la naturaleza.
justamente le podemos llamar el volador y centinela. Es grande de
cuerpo y de pico pequeño. El color es ceniciento con un collarín de 29 El caballo ocupa un lugar importante en el poema como elemento
plumas blancas que lo rodean. Las alas están armadas de un espolón inseparable del hombre (indio o cristiano). Hay dos cargas de caballería:
colorado y fuerte con que pelea. . . En su canto repite estas voces: el malón y los cristianos.
Yahá, Yahá, que significa, en guaraní, "vamos, vamos" de donde se le 30 vianse: veíanse.
impuso el nombre. El misterio y significación es que estos pájaros velan 31 Imagen impresionista a través de la cual el poeta presenta a los
de noche, y en sintiendo ruido de gente que viene, empiezan a repetir salvajes. No nombra al indio; lo caracteriza mediante adjetivos.
Yahá, Yahá, como si dijeran: vamos, vamos, que hay enemigos, y no 32 Continúa la antítesis "silencio-ruido". La lectura total de La Cautiva
estamos seguros de sus asechanzas". Los que saben esta propiedad nos revela la existencia de otros contrastes: "poder de la naturaleza-
del Yahá, luego que oyen su canto se ponen en vela, temiendo vengan personajes desvalidos"; "María-Brián"; "días-noches"; "vida-muerte";
enemigos para acometerlos ... En la provincia se llama Chajá o Yajá, "cautiverio-libertad"; "luces-sombras"; "salvajismo del indio-virtud de
indistintamente". María".
2 1 El poeta crea un clímax con el color: el vasto horizonte ardía; 33 El movimiento de esta segunda parte es casi cinematográfico.
más oscuro; más pardo el cielo. El clímax de sonidos se produce en la cuarta décima.
219
¡Mirad! Como torbellino Así el bárbaro hace ultraje que gimen en cautiverio,
135 hiende el espacio veloz. al indomable coraje a libertar, y, como antes,
El fiero ímpetu no enfrena que abatió su alevosía; 170 nuestras lanzas probarán.''
del bruto que arroja espuma; y su rencor todavía
vaga al viento su melena, 155 mira, con torpe placer, Tal decía; y, bajo el callo 37
y con ligereza suma las cabezas que cortaron del indómito caballo,
140 pasa en ademán atroz. sus inhumanos cuchillos, crujiendo el suelo temblaba;
¿Dónde va? ¿De dónde viene? exclamando: -"Ya pagaron hueco y sordo retumbaba
del cristiano los caudillos 175 su grito en la soledad 38,
¿De qué su gozo proviene?
¿Por grita, corre, vuela 34, 160 el feudo a nuestro poder. Mientras la noche, cubierto
clavando al bruto la espuela, el rostro en manto nubloso,
Ya los ranchos 36 do vivieron
145 sin mirar alrededor? echó en el vasto desierto,
presa de las llamas fueron,
¡Ved que las puntas ufanas su silencio pavoroso,
y muerde el polvo abatida
180 su sombría majestad 39.
de sus lanzas, por despojos, su pujanza tan erguida.
llevan cabezas humanas, 165 ¿Dónde sus bravos están?
cuyos inflamados ojos Vengan hoy del vituperio,
150 respiran aún furor 35! sus mujeres, sus infantes, Esteban Echeverría
Amalia
Segunda parte
Capítulo I
Amalia Sáenz de Olabarrieta
"Tucumán es el jardín del universo en cuanto a la grandeza y El corazón especialmente es en el hombre la obra perfecta de su
sublimidad de su naturaleza'', escribió el capitán Andrews 1 en su clima, a quien después la educación aumenta o desfigura el grabado
Viaje a la América del Sur, publicado en Londres en 1827; y el de su primitivo molde. Y en Tucumán, como en todas esas latitudes
viajero no se alejó mucho de la verdad con esa metáfora, al parecer privilegiadas, entibiadas por la luz de los trópicos, el corazón par-
tan hiperbólica. ticipa con el aire, con la luz, con la vegetación, de esa misma
Todo cuanto sobre el aire y la tierra puede reunir la naturaleza vegetación, de esa abundancia de calor y de vida, de armonía y de
tropical de gracias, de lujo y de poesía se encuentra confundido allí, amor, que exhala allí superabundantemente la naturaleza.
como si la provincia de Tucumán fuese la mansión escogida de los Y es entre ese jardín de pájaros y flores, de luz y de perspectivas,
genios de esa desierta y salvaje tierra que se extiende desde el donde se repite con frecuencia ese fenómeno fisiológico de que los
Estrecho hasta Bolivia, y desde los Andes al Uruguay 2. ingleses se ríen y los alemanes dudan, como dice el novelista
Suave, perfumada, fértil y rebosando gracias y opulencias de luz, Bulwer 4, cual acontece bajo el tibio cielo de la Italia, y entre los
de pájaros y flores 3, la naturaleza armoniza allí el espíritu de las pueblos más meridionales de la península española; es decir, esas
criaturas con las impresiones y perspectivas poéticas en que se des- pasiones de amor que nacen, se desenvuelven y dominan en el es-
pierta y desenvuelve su vida. pacio de algunas horas, de algunos minutos también, decidiendo
34 El uso de los verbos recuerda la Profecía del Tajo, de Fray Luis Estero, Tucumán, Salta y Jujuy. De ahí pasó a Bolivia y, finalmente, a
de León: "Acude, corre, vuela". Chile. De regreso a su patria, publicó en Londres, en 1827, Viaje
35 Imágenes visuales y auditivas se mezclan continuamente con el desde Buenos Aires a través de las provincias de Córdoba, Tucumán
propósito de intensificar el movimiento. y Salta.
36 ranchos: cabañas pajizas de nuestros campos. (Nota del autor.) 2 La metáfora es uno de los recursos estilísticos que aparecen en la
37 callo: cualquiera de los dos extremos de la herradura. novela. A ella se suman la comparación, la personificación y el ani-
38 El grito del indio perdura en la soledad del desierto. Esta imagen mismo.
acentúa la sensación de quietud. 3 Las imágenes visuales características de la estética del siglo XIX
39 Repite los recursos que utiliza al concluir la primera parte: la· per- predominan en la novela. Las siguen en importancia las auditivas y las
sonificación de la noche; los adjetivos románticos: nubloso, pavoroso, olfativas, para dar la ilusión de vida.
4 Edward George Bulwer-lytton. Escritor inglés (1803-1873). Fue
sombría. El paralelismo sintáctico de los dos últimos versos simboliza el
equilibrio que ha recuperado la naturaleza. La crítica lo considera un nombrado caballero y, en 1866, barón Lytton de Knebworth. Su curio-
verdadero acierto poético. sidad como viajero lo llevó a vivir insólitas aventuras entre los bandidos
y gitanos de Escocia, que narró en dos novelas, Paul C/ifford. y Eugene
1 ei Andrews. José Andrews. Marino y viajero inglés. En Aram, cuyos temas son la criminalidad y la injusticia social . Su obra
1825 al Plata. Recorrió Buenos Aires, Córdoba, Santiago del más conocida es Los últimos dias de Pompeya.
220
luego el destino futuro de toda una existencia 5. de su matrimonio, es decir, año y medio antes de la época en que
Y entre ese jardín de pájaros y flores, de luz y de perspectivas comienza esta historia 9!
nació Amalia, la generosa viuda de Barracas, con quien el lector ¡Ya no le quedaba a Amalia sobre la tierra otro cariño que el de
hizo conocimiento 6 en los primeros capítulos de esta historia, y su madre; cariño que suple a todos cuantos brotan del corazón hu-
nació allí como nace una azucena o una rosa, rebosando belleza, mano; único desinteresado en el mundo y que no se enerva ni se ex-
lozanía y fragancia. tingue sino con la muerte; y la madre de Amalia murió en sus
El coronel Sáenz, padre de Amalia, murió cuando ésta tenía ape- brazos tres meses después de la muerte del señor Olabarrieta!
nas seis años; y en uno de los viajes que su esposa, hermana de la Los espíritus poéticos, en quienes la sensibilidad domina prodi-
madre de Daniel Bello, hacía a Buenos Aires, sucedió esa desgracia. giosamente la organización y la vida, tienen en sí mismos el germen
Amalia aspiró hasta en lo más delicado de su alma todo el per- de una melancolía innata, que se desenvuelve con el andar del
fume poético que se esparce en el aire de su tierra natal, y cuando a tiempo y de los sucesos, y llega a enseñorearse tanto de aquellos
los diecisiete años de su vida dio su mano, por insinuación de su espíritus que, sin saberlo ellos, llegan a ser melancólicos hasta en
madre, al señor Olabarrieta, antiguo amigo de la familia, el corazón los sueños o en las realidades de su propia felicidad.
de la joven no había abierto aún el broche de la purísima flor de sus Sola, abandonada en el mundo, Amalia, como esas flores sensi-
afectos y los hálitos de su aroma estaban todavía velados entre las tivas que se contraen al roce de la mano o a los rayos desmedidos
lozanas hojas mal abiertas. Más que un esposo, ella tomó un amigo, del sol, se concentró en sí misma a vivir 10 con las recordaciones de
un protector de su destino futuro. su infancia o con las creaciones de su imaginación alumbradas con
Pero el de Amalia parecía ser uno de esos destinos predestinados los rayos diáfanos y dorados LL de las ilusiones que, de vez en
al dolor que arrastran la vida a la desgracia 7, fija, poderosa, irre- cuando, se escapan de la luz íntima de los espíritus poetizados, y
mediablemente, como la vorágine de Moskoe 8 a los impotentes cruzan por ese mundo sin forma ni color, que los sentidos no
bajeles. palpan, pero que existe, sin embargo, para la imaginación y para el
¡El coronel Sáenz amaba a su pequeña hija con un amor que ra- alma.
yaba en idolatría, y el coronel Sáenz bajó a la tumba cuando su hija Sola, abandonada en el mundo, quiso también abandonar su tierra
aun no había salido de la niñez 1 natal, donde hallaba a cada instante los tristísimos recuerdos de sus
¡El señor Olabarrieta amaba a Amalia como su esposa, como su desgracias, y vino a Buenos Aires a fijar su residencia.
herrnana, como su hija, y el señor Olabarrieta murió un año después José Mármol
Si Córdoba del Tucumán fue capital verdadera de la sociedad ar- ciudad pastora al decoro local de la nueva corte. Reforma justamente
gentina en la formación teocrática del siglo XVII, la fundación del alabada por todas nuestras historias, tiene valor en sí; pero tiénelo
Virreinato rioplatense, al finalizar el siglo XVIII, dio a Buenos sobre todo en relación a lo que Buenos Aires era cuando, confinada
Aires una hegemonía que la Revolución de Mayo consolidó, y que, en este límite remoto del virreinato peruano, yacía entre el Plata,
durante el siglo XIX, habría de perdurar incontrastable en la vida cerrado al comercio libre, y la pampa, abierta a la correría de los
política y literaria de nuestro país. indios rebeldes. La nivelación y alumbrado de las calles, el relleno
Algo había progresado Buenos Aires bajo la administración de sus de los pantanos, el paseo de la Alameda y algún nuevo edificio bur-
virreyes, pero en 1830 continuaba siendo, por su arquitectura y sus gués, como la casa de la Virreina, habían modificado muy poco los
costumbres, una modesta villa colonial. La reforma edilicia de Vér- lineamientos generales de la ciudad, que si aventajaba a las otras
tiz sólo había sido el perentorio esfuerzo por adaptar la antigua aldeas provincianas, distaba mucho de la grandeza de Lima o de
5 Desde el punto de vista sintáctico, son frecuentes las oraciones ero", "terror", "funesto", "muerte", "sangre", "desierta", "cementerio"
largas. La adjetivación, múltiple, las proposiciones subordinadas, espe- y otras.
cialmente adjetivas, y algunas enumeraciones son los factores que 8 Moskoe: es una fuerte corriente que pasa entre las islas de Mos-
tienden a extenderlas. Esta sintaxis emocional torna moroso el ritmo kenaes y Mosken, en las islas Lofoten, fuera de la costa occidental
narrativo. de Noruega.
6 hizo conocimiento: es un galicismo. Lo correcto es "a quien el 9 Esta oración exclamativa y la precedente son casi paralelas desde
lector conoció". En la novela descubrimos otros· ejemplos: "La Europa", el punto de vista sintáctico.
"la Francia", "romancista" (novelista). 1O a vivir: para vivir.
7 A lo largo de toda la obra encontramos palabras de efecto senti- 11 La adjetivación asume el papel más importante en la narrativa
mental: "dolor", "desgracia", "destino", "silencio", "terrible", "fatídico", romántica. El adjetivo aparece antepuesto o pospuesto respecto del
"soledad", "fatal", "pálida", "fatalidad", "lúgubre", "solitario", "sepul- sustantivo, o como predicativo.
221
Méjico, legendarias metrópolis de la primera conquista. los días caliginosos del verano, las familias pudientes se refugiaban
Buenos Aires, ciudad de ganaderos y comerciantes, había crecido en la ribera, frente a lo que hoy es el puerto, en donde Vértiz plantó
por su propio esfuerzo, sin tradición de reyes indios ni de aristo- su ''Alameda'', ya en las chacras, de la Recoleta a San Isidro,
cracia española, sin colinas o bosques para belleza del suburbio ni desde entonces frecuentadas por el doble halago de la brisa costeña
piedra para los ornamentos del cuadro urbano. La plaza humilde con y de las cabalgatas galantes. En los días de invierno, la vida era
la recova de los regatones y el río sucio con las chalupas del des- dura bajo el azote de la sudestada en las calles y las casas inde-
embarco, resumían el único espectáculo de su comercio. A la vera fensas. Sobre la cándida alquería, levantaban sus campanarios las
de la Plaza Mayor, la Fortaleza con almenas y fosos, el Cabildo con cinco iglesias, amontonadas en el área sucinta; y desde el río o la
arquería y torres, eran los dos únicos monumentos civiles: símbolo pampa se solía reconocer, en los días claros, el arabesco de las
aquél de la majestad virreina!, y este otro, símbolo de los intereses cruces y el timbre de las campanas. El panorama circundante era
comunales. El resto de la arquitectura, sin decorados valiosos, redu- también ingrato, pues si la corte no tenía palacios ni aristocracia, la
cíase a casas de ladrillo y teja, de un solo piso, con labrado portal y campaña tampoco poseía esos rincones de gozo, propicios a la con-
rejas voladas en el frente, y en lo interior con su ancho patio lumi- templación del ocio estético. El ancho río, de una sola ribera como
noso que cuadraban los desmantelados salones. La planta urbana no el mar, sin la glauca belleza marina, derramaba sobre la playa tos-
alcanzaba a mil metros en tomo de la plaza úiüca, rodeada de mato- cosa su agua broncínea, en tanto que la llanura cercana, sin árboles
rrales y baches fangosos donde se atascaban las carretas. Constituía ni collados, abríase hasta el nubloso horizonte, esparciendo en esa
el suburbio una misérrima ranchería donde moraban indios y escla- arcadia de los gauchos, las melancolías del desierto.
vos en el más sórdido abandono. En lo que es hoy el Parque
Lezama y el Retiro, empezaban "las quintas", como llamaban a Ricardo Rojas
pobres hue¡;tas sin ílores ni frutos, habitadas por algunos señores que Argentino
venían hasta el pueblo a caballo, por entre silvestres callejones. En (1882-1957)
222
La política es la fuerza inspiradora de Sarmiento. Por eso su obra aparece como un
laborioso camino para comprender aquella Argentina del siglo XIX en todas sus dimen-
siones, y para denunciar, con su ardiente verbo, el origen de sus males.
El de un combate
Domingo Faustino Sarmiento 1 nace en San Juan, el15 de febrero de 1811. Son sus
padres José Clemente Sarmiento y Paula Albarracín y Oro, descendientes de familias
españolas radicadas durante la Colonia 2_
Aprende las primeras letras gracias a la dedicación de su padre y de su tío, José
Eufrasia de Quiroga Sarmiento, futuro obispo de Cuyo.
Por mi madre me alcanzaban las vocaciones coloniales; por mi padre se me infiltraban las
ideas y preocupaciones de aquella época revolucionaria .
Recuerdos de provincia
Domingo Faustino Sarmiento. Retrato Hacia 1816 ingresa en la Escuela de la Patria 3 y allí estudia hasta 1823 aproximada-
extraído de la 3 8 edición de mente.
Facundo o Civilización y Barbarie Se enseñaba a leer muy bien, a escribir, aritmética, álgebra y los rudimentos de religión.
en las pampas argentinas, D. Appleton La par1e moral era cuidada con un esmero de que no he visto ejemplo después en escuela
y Compañía, Nueva York, 1868. alguna.
Mi defensa
Su tío, el presbítero don José de Oro, desterrado por Salvador María del Carril, nuevo
gobernador de San Juan, debe abandonar· la provincia. Entonces, Domingo decide
acompañarlo a San Luis y ambos viven en San Francisco del Monte. Junto al sacer-
dote 4 aprende latín, lee la Biblia y organiza una escuela en la que desarrolla por pri-
mera vez su actividad docente.
1 El verdadero nombre de Sarmiento es A pesar de que no desea alejarse de su tío, regresa a San Juan a pedido de su
Faustino Valentín; así lo corrobora su fe de padre, con el fin de ingresar, luego, en el Colegio de Ciencias Morales, pero no lo
bautismo. "Domingo" le fue impuesto en el ho- logra. Entonces, a principios de 1827, comienza a trabajar como dependiente en la
gar, pues la familia era devota del santo ho- tienda de su tía, doña Ángela Salcedo, viuda de Soriano Sarmiento. Esta labor le deja
mónimo. tiempo para leer con avidez s y convertirse en un autodidacto e.
2 Es el quinto de los quince hijos del matri-
... como unos libros me hacían conocer la existencia de otros, yo buscaba en San Juan
monio Sarmiento.
3 En esa escuela recibe la designación de todos los que llegaba a conocer por sus nombres y necesitaba para mis lecturas. [ ... ] De
"primer ciudadano". Según su testimonio, per- este modo y sin maestros ni colegios, he adquirido algunos rudimentos en las ciencias
manece allí "nueve años sin haber faltado un exactas, la historia, la moral y la filosofía ...
solo día bajo pretexto ninguno".
4 En un cuaderno de apuntes que titula Diá-
Un corto viaje a Chile le permite conocer a otro de sus tíos, Fray Justo Santa María
de Oro, quien había sido protagonista, en Tucumán, de la declaración de la Indepen-
logo entre un ciudadano y un campesino, Sar-
miento anota las lecciones que le dicta su tío.
dencia.
5 Estudia -según su confesión- de memo- Hacia 1829 llegan a sus manos una vieja Gramática francesa, la de Chantreau 7, y
ria la historia de Grecia y de Roma "y esto algunos diccionarios; con ellos realiza varias traducciones del francés al español.
mientras vendía yerba y azúcar, y ponía mala Aprende también inglés, italiano y portugués, y se dedica al estudio de la literatura
cara a los que me venían a sacar de aquel francesa.
mundo que yo había descubierto para vivir en El triunfo de Juan Facundo Quiroga en el Chacón (1831) obliga a los Sarmiento,
él". padre e hijo, a emigrar a Chile. Se instalan en la localidad de Los Andes. Allí Domingo
6 Otro de sus tíos, Juan Pascual Albarracín, obtiene el cargo de maestro en una escuela municipal, pero pronto es destituido por
se ocupa de su formación religiosa. introducir reformas en los métodos de enseñanza. Más tarde organiza en Pocuro una
7 Pedro Nicolás Chantreau. Filólogo fran-
escuela privada.
cés (1741-1808) que residió varios años en Es- En 1831 nace en Chile su primera hija (natural), Ana Faustina s, quien queda al
paña, donde compuso su gramática española y
cuidado de doña Paula, en San Juan.
francesa, titulada Arte de hablar el francés, la
cual le valió el ser elegido correspondiente de Hacia 1833 es minero. Continúa con sus lecturas y escribe un folleto en el que apoya
la Academia Española de la Lengua. la emigración de su provincia natal y de Mendoza, para colonizar el valle del río Colo-
8 Ana casará con Julio Belin, impresor fran- rado (Chile).
cés que había hecho amistad con su padre du- En 1839 aparece el periódico El Zonda, del que sólo se publican seis números.
rante la estada de éste en París, en 1846. Durante esta misma época dirige el Colegio de Pensionistas de Santa Rosa.
223
De regreso a San Juan, es llevado a la cárcel por continuar exponiendo sus ideas ,
opuestas a las del gobierno, y el 18 de noviembre de 1840 Benavídez, gobernador de
dicha provincia, cierra El Zonda y lo destierra junto a otros unitarios 9.
224
En 1855 ya se halla radicado en Buenos Aires. Colabora en El Nacional y es nom-
brado Director del Departamento General de Escuelas y profesor de Derecho Consti-
tucional de la Universidad de Buenos Aires. Su actividad aumenta día a día: senador
20 Renuncia a este cargo en 1861. nacional desde 1857 (reelecto en 1860); miembro del Concejo municipal; ministro de
21 En este mismo año publica nuevamente Gobierno y de Relaciones Exteriores del gobierno de la provincia de Buenos Aires, a
El Zonda. cargo de Bartolomé Mitre 20; y, en 1862, gobernador de San Juan 21_ Dos años des-
22 Rodolfo Waldo Emerson. Escritor y filó- pués renuncia a dicha gobernación.
sofo norteamericano (1803-1882). Fundó un Ya es ministro plenipotenciario en Chile, Perú y Estados Unidos de Norteamérica. En
sistema filosófico denominado trascendentalis- este último país !<9noce a relevantes personalidades intelectuales (Horacio y María
mo. Escribió Ensayos, La Naturaleza y Repre- Mann, Emerson 2.2, Longfellow 23) y admira el vertiginoso crecimiento de la población.
sentante de la humanidad.
Su objetivo es fortalecer las. relaciones entre la Argentina y los Estados Unidos 24.
23 Enrique Wadsworth longfeliow. Poeta
La Universidad de Michigan le otorga el título de doctor "honoris causa". Después
norteamericano (1807-1882), autor de Baladas
y otros poemas, Poesías sobre la esclavitud y visita París.
el drama en tres actos El estudiante español, El 22 de septiembre de 1866 muere Dominguito en la guerra del Paraguay 25. Este
imitación de La Gitanilla, de Cervantes. En hecho doloroso lo impulsa a escribir su Vida de Dominguito.
1833, publicó una traducción de las Coplas, de En 1868 es elegido presidente de la Nación 26, cargo que desempeña, con no
Jorge Manrique, precedida de un estudio sobre pocas dificultades 27, hasta 1874.
la poesía española.
24 En esa oportunidad escribe la Vida de . .. tenemos que fundar un gobierno que sea el gobierno de la libertad ...
Uncoln sobre la base de otras biografías ingle- Discurso en la Exposición Universal de París,
sas; Las escuelas, base de la prosperidad y la 4 de julio de 1868, al aceptar su candidatura
república en los Estados Unidos; y, en 1867, de presidente de la Nación.
traduce y edita la Vida de Horace Mann.
. . .la palabra "democracia" es una burla, donde el gobierno que en ella se funda,
25 Publica esta biografía en El Censor, en
pospone o descuida formar al ciudadano moral e inteligente.
1886.
26 La fórmula es Sarmiento-Aisina. Mensaje al Congreso, !870.
27 El fin de la guerra del Paraguay, el le-
Terminado el mandato, entrega la presidencia a Nicolás Avellaneda. Retorna, enton-
vantamiento de López Jordán, las tensiones
ces, al periodismo y a la actividad política -es senador por San Juan-, sin dejar a un
entre el interior y Buenos Aires, la epidemia
de fiebre amarilla. Pero ya en la Introducción
lado su vocación de maestro 28 y de hombre de letras. Comienza a desempeñarse
de Facundo nos revela su personalidad~ "¡Las como inspector general de escuelas.
dificultades se vencen: las contradicciones En 1879 -es ministro del interior del gobierno de Avellaneda-, se presenta como
se acaban a fuerza de contradecirlas!". candidato a la presidencia, pero no es reelecto.
28 En 1876 aparece la revista La Educación En 1883 publica ConfliCtos y armonías de las razas de América (1 8 '· tomo), y, en
Común, de la provincia de Buenos Aires; en 1886, funda El Censor.
1881, El Monitor de la Educación Común. En Viaja enfermo a Asunción del Paraguay, donde muere el 11 de septiembre de 1888.
este mismo año es nombrado Superintendente Lleva en su corazón un gran anhelo: "Una América libre 1 asilo de los dioses todos 1
General de Escuelas del Consejo Nacional de
con lengua, tierra y ríos libres para todos". Sus restos llegan a Buenos Aires el 21 del
Educación, fundado el 28 de enero.
mismo mes, y el 25 de mayo de 1900 se erige su estatua 29 en el paseo de Palermo.
29 Es obra del escultor francés Augusto Ro-
din (1840-1917).
30 En su número del 1o de mayo de 1845, visionario
publica un comunicado del autor acerca de
"unos manuscritos" que aparecerían en folletín: La primera edición de esta obra que plantea nuestro problema nacional y que es, sin
"He creído necesario hacinar sobre el papel duda, la más importante de Sarmiento, aparece en los folletines de El Progreso 30, en
mis ideas tales como se me presentan, sacrifi- Chile, el 14 de mayo de 1845 31, con el título Civilización y barbarie 32. Vida de Juan
cando toda pretensión literaria a la necesidad Facundo Quiroga. Aspecto flsico, costumbres,~ hábiios de la República Argentina.
de atajar un mal que puede ser trascendental
El autor confiesa que ha improvisado su redacción. Lo compone en un momento muy
para nosotros. [ ... ]lo único a que no nos resig-
naremos, es a que se ponga en duda la atro-
difícil de su vida, cuando sus enemigos políticos y literarios de Chile y de la Argentina
cidad del Gobierno de Rosas ... ". se unen para vituperarlo, con motivo de la visita del doctor repre-
31 El folletín concluye en junio. La gran po- sentante de Rosas, al país andino.
pularidad que alcanza apresura la edición en Mientras lo escribe, va publicándose. Lanza su defensa al correr de la pluma, de ahí
un modesto volumen (Imprenta del Progreso). las inexactitudes que luego reconocerá.
32 Antítesis característica del gusto román- La segunda edición data de 185f Es publicada por la imprenta Belin de Santiago de
tico. Chile. Al compararla con la príncipe, se advierte la ausencia de la Introducción y de los
33 En la edición de 1845. Sarmiento mani- dos últimos capítulos. í':)armienlo la dedica a Valenlín Alsina: En la carta que le dirige,
fiesta que sin la Introducción y esos dos capí- expresa las razones que lo condujeron a reducir la obra 33:
tulos el libro quedaría incompleto. Por eso, su
decisión tal vez resida en los cambios políticos He suprimido la Introducción como inútil y los dos últimos capítulos como ociosos hoy,
que se producen en nuestro país. Él tiene la recordando una indicación de Ud. en 1846 en Montevideo, en que se insinuaba que el libro
absoluta convicción de la caída de Rosas. estaba terminado con la muerte de Quiroga.
225
Soldado, con la pluma o la espada, com- Cuando en 1868 se desempeña como ministro en Estados Unidos, publica en Nueva
bato para poder escribir, que escribir es pen- York la tercera edición de Facundo (casa Appleton). Su texto es similar al de la segun-
sar: escribo como medio y arma de combate, da; sÓÍo· suprime las transcripciones y referencias al escrito de Alsina e introduce
que combatir es realizar el pensamiento ... algunas correcciones de forma que le señala el gramático cuba11o Mantilla, quien, a su
Domingo Faustino Sarmiento, pedido, revisa las pruebas. Sobre la base de la tercera edición castellana, se realiza la
"Prólogo" a Campaña en el primera norteamericana, también en Nueva York, con el título Vida en la República Ar-
Ejército Grande. gentina durante sus tiranías o Civilización y barbarie 34.
la cuarta edición es de 1874 35 (Editorial Hachette, París). Supervisada por su nieto,
Augusto Belin Sarmiento, lleva por título Facundo o Civilización y barbarie en las
pampas argentinas. Presenta nuevamente la Introducción y los dos últimos capítulos.
En 1889, un año después de la muerte del autor, se conoce la quinta edición, que
integra el lomo VIl de sus Obras completas.
Durante el siglo XIX es traducido al francés, al alemán, al inglés, al italiano, y,
posteriormente, al portugués.
226
Las fuentes información
En la Advertencia del autor, leemos:
227
• (Capítulos V-XIII). Biografía de Juan Facundo Quiroga 48, "el gaucho malo
Llanos", en el teatro de las guerras federales 49. El caudillo riojano es el
protagonista indiscutible de los hechos .
Facundo es un tipo de la barbarie primitiva: no conoció sujeciÓn de ningún género; su
cólera era la de las fieras: la melena de sus renegridos y ensortijados cabellos caía sobre
su frente y sus ojos, en guedejas como las serpientes de la cabeza de Medusa 50; su voz
se enronquecía, sus miradas se convertían en puñaladas ...
Capítulo V
e Política (Capítulos XIV y XV). Ataque a Juan Manuel de Rosas y su régimen. Defen-
sa de los ideales del Salón Literario. Programa para el futuro .
. . .yo trazo en este libro el cuadro gene- ... Facundo Quiroga es el núcleo de la guerra civil de la República Argentina ...
ral de la barbarie de la República Argentina, Capítulo XIV
y aun propongo algunos medios para remo-
Porque él ha gritado durante quince años Mueran los salvajes unitarios, haciendo creer
verla.
que un Gobierno tiene derecho de matar a los que no piensen como él, marcando a toda
Domingo Faustino Sarmiento una nación con un letrero y una cinta para que se crea, que el que lleva la MARCA
piensa como le mandan a azotes pensar, el NUEVO GOBIERNO respetará las opiniones
diversas, porque las opiniones no son hechos ni delitos, y porque Dios nos ha dado una
48 Juan Alfonso Carrizo, estudioso de la
razón que nos distingue de las bestias, libre para juzgar a nuestro libre arbitrio.
poesía tradicional argentina, encontró en Salta, Capítulo XV
en 1930, un poema anónimo que recrea la
muerte de Facundo en Barranca Yaco. De Facundo ofrece una innegable unidad de contenido, pero no de plan o estructura.
acuerdo con sus investigaciones, la composi-
ción precede la obra de Sarmiento: Un poco de la obra
antes de llegar 1 a la posta "El Ojo de Agua" 1 Sarmiento define su obra como ensayo y revelación de sus ideas. la llama "cua-
un joven salió del monte 1 pidiendo que se pa-
dro"; "precipitado trabajo"; "mi pobre librejo"; "esta obrita"; "una especie de poema,
raran. 1 Quiroga asomó primero 1 preguntando:
"¿Qué se ofrece?" 1 -"Señor, quiero hablar a panfleto, historia"; "un mito, como sll héroe"; "ligeros apuntes"; "esta historia"; "primer
Ortiz 1 si inconveniente no hubiese". 1 Baja ensayo histórico"; "el Yugurta 51 argentino"; "el libro sin asunto".
Ortiz de adentro el coche 1 para saber Jo si- ... un fruto candoroso de mi manera de ver las cosas de mi país, y principio de una serie
guiente: 1 "Deben matarlos a ustedes 1 "San-
tos Pérez con su gente. 1 "Se hallan en Ba- de observaciones que aún continúa ...
lranca Yaco 1 "aguardando a la galera, 1 "del Las ciento y una
camino a los dos lados 1 "se han colocado de
espera. 1 "Tienen orden de malar 1 "de posti- El escritor sanjuanino la llama "poema", porque es una creación 52, un verdadero
llones arriba, 1 "ninguna deben salvar 1 "ni los documento literario en el que surge la figura mítica de Facundo; "panfleto", por la exal-
caballos con vida." 1 Con semejante noticia 1 tación con que lo escribe; "historia", pues concierne a la vida del país.
Ortiz se puso a temblar 1 y manifestó a Qui- "libro extraño" -dice Sarmiento- "sin pies ni cabeza, informe, verdadero fragmento
roga 1 no debían continuar. 1 Facundo agrade- de roca que se arrojó a la cabeza de los tiranos".
ce al joven 1 y de nuevo lo interroga, 1 mas le Muchos críticos han tratado de clasificar la obra dentro de los géneros tradiciona-
dice: -"¡No ha nacido 1 quien Jo matará a Qui- les, pero han fracasado en su intento: "menos que un poema y más que una novela";
roga!" (Fragmento.) "poema contra la tiranía"; "poema épico de la montonera"; "epopeya en prosa"; "Odi-
49 Algunos críticos consideran que ésta es la
sea"; "historia social, política y militar"; "historia beduina"; "explicación histórica y so-
parte histórica de la obra ..
ciológica de las causas que originaron la tiranía" 53.
50 Una de las tres Gorgonas (Steno, Euríala
Otros advierten que no acepta una sola clasificación. Entonces, la definen como "bio-
y Medusa) o monstruos. La diosa Atenea le
transformó Jos cabellos en serpientes y dio a grafía de Quiroga y, en menor grado, de Rosas; espléndido poema descriptivo [ ... ] de
sus ojos el poder de convertir en piedra lo que nuestra tierra y de los tipos peculiares que ella engendra; apasionante historia de la re-
mirasen. Perseo la privó de la vida; era la volución argentina y de los sucesos posteriores; brillante ensayo sociológico [ ... ];
única mortal. terrible acusación contra el régimen imperante en el país" 54.
51 Se refiere a La guerra de Yugurta, obra la crítica actual coincide en que Facundo es un ensayo de interpretación de una
histórica de Cayo Salustio Crispo (86-35 a.J.C.), realidad sin rigor científico, un valioso testimonio sociológico. Pero para Sarmiento, ~sin
sobre la guerra de los romanos contra Yugurta, duda, no son importantes las clasificaciones. Así nos lo dice en la "Advertencia" de su
rey de Jos númidas (111-105 a.J.C.). obra Viajes:
52 La palabra "poema" proviene del griego y
significa 'creación'. He escrito, pues, lo que he escrito (porque no sabría cómo clasificarlo de otro modo),
53 Sarmiento la ha llamado también "Géne- obedeciendo a instintos y a impulsos que vienen de adentro ...
sis de la pampa" y "planta indígena como la En tomo del estilo
tuna".
54 La definición pertenece a Alberto Palcos. El escritor sanjuanino admite que ha compuesto Facundo sin pretensiones litera·
55 En el "Anuncio de la Vida de Quiroga" rias 55, aunque no pocas veces parece tenerlas ss. la obra no oculta su pluma de perio-
(El Progreso, Chile, 1° de mayo de 1845). dista, exaltada, llena de pasión.
228
Mis ideas se arrastran al comenzar el escrito, que no adquiere vigor sino a medida que
avanza, como aquellos generales a quienes la batalla misma ilumina 57.
Al leerla, advertimos, desde el comienzo, que Sarmiento -presencia constante-
quiere establecer comunicación con el lector, quiere hablarle :
Si el lector se fastidia con estos razonamientos, contaréle crímenes espantosos.
Ha dicho con admiración don Miguel de Unamuno que los libros de este "incorre-
gible ególatra" hablan "como un hombre". Por eso emplea continuamente verbos
vigorosos ss; repeticiones, interrogaciones retóricas, exclamaciones, interjecciones, au-
mentativos, y abusa del polisíndeton y de construcciones elípticas que revelan su an-
siedad expresiva .
En tanto, la idea que tanto combatieron los unitarios al principio, y que llamaban una
traición a la Patria, se generalizó, y los dominó y sometió a ellos mismos; y cunde hoy por
toda la América, y se arraiga en los ánimos .
Capítulo XV
Tampoco es raro hallar, a causa de eso, errores de concordancia o falta de ilación,
pues su sintaxis es la de la lengua hablada.
La misma urgencia por "decir" lo palabras (neólogismos): despoti-
zadas 59, bandalaje, barblllrizador, des¡¡¡socilllción, desespaño-
lización, europeificación, federalizado; y, por de sus muchas lecturas, in-
PolislndetQn. Figura que consiste en troduce galicismos: romancista, romance, romancesco, s1.11:::eso (éxito), estagna-
emplear repetidamente las conjunciones ción 60 , (imperceptible), así es que (así es como), .bastaría a probarlo
para dar fuerza o energía a la expresión (bastaría para probarlo), la Europa (Europa) 61; y algunos anglicismos: plant¡¡¡ciones
de los conceptos. (colonias), (colonos).
También aparecen arcaísmos fonéticos y de léxico: curar (cuidar), a la sazón, cuasi,
noramala, a más (además); uso del modo subjuntivo por los tiempos condicionales
. . .habiéndome criado en una provincia del indicativo .
apartada y formándome sin estudios ordena- ... si hubiéramos de seguir el orden aparente, clasificáramos por su colocación geo-
dos, la lengua de los conquistadores había gráfica.
debido conservarse allí más tiempo sin alte- Capítulo I
raciones sensibles, lo que corroboraba yo
con muchos hechos ... En sus extensos períodos, no faltan comparaciones periodísticas, infinitivos, propios
del ensayo, una profusa adjetivación, paralelismos y enumeraciones.
Domingo Faustino Sarmiento,
¿Hay en la América muchos pueblos que estén, como el argentino, llamados por lo
Carta al Profesor
pronto a recibir la población europea que desborda como el líquido en un vaso?
don Matías Calandrelli
(Buenos Aires, 12 de agosto de 1881). Introducción
No pocas veces realza sus descripciones con hipérboles, metáforas e imágenes
56 Leemos en Facundo (Cap. VI): "Me fatigo visuales y auditivas que les dan cierto tono poético:
de leer infamias, contestes en todos los ma- ... el pueblo argentino es poeta por carácter, por naturaleza. ¿Ni cómo ha de dejar de
nuscritos que consulto. Sacrifico la relación de serlo, cuando en medio de una tarde serena y apacible, una nube torva y negra se levanta
ellas a la vanidad de autor, a la pretensión li-
sin saber de dónde, se extiende sobre el cielo mientras se cruzan dos palabras, y de repente
teraria. Diciendo más, los cuadros saldrían re-
cargados, innobles, repulsivos". el estampido del trueno anuncia la tormenta que deja frío al viajero, y reteniendo el aliento
57 Citado por Leopoldo Lugones en su His- por temor de atraerse'un rayo de dos mil que caen en tomo suyp? La oscuridad se sucede
toria de Sarmiento. después a la luz: la muerte está por todas partes; un poder terrible, incontrastable le ha
58 Es frecuente el uso del pronombre enclíti- hecho en un momento reconcentrarse en sí mismo, y sentir su nada en medio de aquella
co: "tiénele", "contaréle", "habíanse", "vejá- naturaleza irritada; sentir a Dios, por decirlo de una vez, en la aterrante magnificencia de
dolos". sus obras. ¿Qué más colores para la paleta de la fantasía? Masas de tinieblas que anublan el
59 Palabra ya aceptada por la Real Acade- día, masas dt- luz lívida, temblorosa, que ilumina un instante las tinieblas, y muestra la
mia Española. Pampa a distancias infinitas, cruzándola vivamente el rayo, en fin, símbolo del poder.
60 En español, estancación (acción y efecto Capítulo H
de estancar o estancarse).
61 Sarmiento emplea también el gerundio Otro rasgo característico de su estilo 62 es la digresión. El hilo de los hechos es, sin-
adjetivado: " ... y hacer de Santa Fe, Entre duda, la biografía de Facundo, pero, a veces, el autor introduce relatos que explicitan o
Ríos, Corrientes, Córdoba, Salta, Tucumán y enriquecen el eje narrativo; por ejemplo, anécdotas o reflexiones psicológicas, socio-
Jujuy otros tantos pueblos nadando en rique- lógicas y filosóficas. Luego, reanuda lo ¡ue ha dejado .trunco.
zas y rebozando población y cultura ... " (Ca-
pítulo 1.) Pero volvamos a tomar el hilo de los acontecimientos públicos.
62 No falté\ tampoco la ironía. Capítulo X
229
... todo está escrito en un estilo puro, co- Las peculiaridades de su escritura romántica -lírica y trágica al mismo tiempo-
rrecto, animado . . . pueden estudiarse, pues, en retratos, anécdotas, diálogos, descripciones y narraciones,
El Tiempo, Chile, sin omitir la doctrina que ya anuncia el título de la obra .
lO de septiembre de 1845.
1
Facundo
Capítulo V
Vida de Juan Facundo Quiroga
Infancia y juventud
(Fragmento)
También a él le llamaron Tigre de los Llanos, y no le sentaba mal Sus ojos negros, llenos de fuego y sombreados por pobladas
esta denominación, a fe. La frenología I y la anatomía comparada cejas, causaban una sensación involuntaria de terror en aquellos
han demostrado, en efecto, las relaciones que existen en las formas sobre quienes, alguna vez, llegaban a fijarse; porque Facundo no
exteriores y las disposiciones morales, entre la fisonomía del hombre miraba nunca de frente, y por hábito, por arte, por deseo de hacerse
y de algunos animales, a quienes se asemeja en su carácter. Fa- siempre temible, tenía de. ordina¡-ig la cabeza inclinada y miraba por
cundo 2, porque. así lo llamaron largo tiempo los pueblos del inte- entre las cejas, como etA.Ir.B~já de Monvoisin 4. El Caín que re-
rior; el general don Facundo Quiroga, el excelentísimo brigadier ge- presenta la famosa Compañía Ravel me despierta la imagen de Qui-
neral don Juan Facundo Quiroga, todo eso vino después, cuando la roga, quitando l!ls posiciones artísticas de la estatuaria, que no fe
sociedad lo recibió en su seno y la victoria lo hubo coronado de convienen. Por lo demás, su fisonomía era regular, y el pálido mo-
laureles: Facundo, pues, era de estatura baja y fornida; sus anchas reno de su tez sentaba bien, a las sombras espesas en que quedaba
espaldas sostenían sobre un cuello corto, una cabeza bien formada, encerrada.
cubierta de pelo espesísimo, negro y ensortijado. Su cara, un poco La estructura de su cabeza revelaba, sin embargo, bajo esta cu-
ovalada, estaba hundida en medio de un bosque de pelo, a que co- bierta selvática, la organización privilegiada de los hombres nacidos
rrespondía una barba igualmente espesa, igualmente crespa y negra, para mandar. Quiroga poseía esas cualidades naturales que hicieron
que subía hasta los juanetes 3, bastante pronunciados, para descu- del estudiante de Brienne 5, el genio de la Francia, y del mame-
brir una voluntad firme y tenaz. luco 6 oscuro que se batía con los franceses en las Pirámides, el
1 Hipótesis fisiológica formulada por el anatómico Gall hacia 1800. (1790-1870). Residió en la Argentina, donde pintó numerosas telas de
Supone una correspondencia exacta de las facultades mentales con cosiumbres y tipos de la época, como "La port<sña en la iglesia", "El
determinadas regiones de la corteza cerebral, tanto más desarrolladas gaucho", "El soldado de Rosas" y "El tropero".
cuanto más lo estuviesen aquéllas. 5 Napoleón Bonaparte estudió en la Escuela militar de Brienne-Le-
2 Caudillo polftico argentino nacido en La Rioja, en 1790, y' asesinado Chateau, villa de Francia, en el departamento del Aube, entre 1779 y
en Barranca Vaco (Córdoba), en 1835. 1783.
3 Pómulos muy abultados o que sobresalen mucho. 6 Soldado de una milicia privilegiada de los soldanes (sultanes) de
4 Raimundo Augusto Quinsac, llamado Monvoisinc Pintor francés Egipto.
230 f
1
virrey de Egipto 7. La sociedad en que nacen da a estos caracteres la reputación en la ciudad; por ella se hace intolerable en la casa en
manera especial de manifestarse: sublimes, clásicos, por decirlo así, que se le hospeda; por ella, en fin, derrama, por un balazo dado a
van al frente de la humanidad civilizada en unas partes; terribles, un Jorge Peña, el primer reguero de sangre que debía entrar en el
sanguinarios y malvados;:c:son, en otras, su mancha, su oprobio. ancho torrente que ha dejado marcado su pasaje en la tierra.
Facundo Quiroga fue hijo de un sanjuanino de humilde condi- Desde que llega a la edad adulta, el hilo de su vida se pierde en
ción, pero que, avecindado en los Llanos de La Rioja, había adqui- un intríncado laberinto de vueltas y revueltas, por los diversos pue-
rido en el pastoreo, una regular fortuna. El año 1799 fue enviado blos vecinos: oculto unas veces, perseguido siempre, jugando, tra-
Facundo a la Patria de su padre, a recibir la educación limitada que bajando en la clase de peón, dominando todo lo que se le acerca y
podía ;:,dquirirse en las escuelas: leer y escribir. Cuando un hombre distribuyendo puñaladas. En San Juan, muéstranse hoy, en la quinta
llega a ocupar las cien trompetas de la fama 8 con el ruido dé sus de los Godoyes, tapias pisadas por Quiroga 13; en La Rioja, las hay
hechos, la curiosidad o el espíritu de investigación van hasta rastrear de su mano, en Fiambalá. Él enseñaba otras, en Mendoza, en el
la insignificante vida del niño, para anudar! a a la biografía del lugar mismo en que una tarde hacía traer de sus casas, veintiséis
héroe, y no pocas veces, entre fábulas inventadas por la adulación, oficiales de los que capitularon en Chacón 14, para hacerlos fusilar,
se encuentran ya en germen, en ella, los rasgos característicos del en expiación de los manes 15 de Villafañe. En la campaña de
. personaje histórico. Buenos Aires, también mostraba algunos monumentos de su vida de
Cuéntase de Alcibíades 9 que, jugando en la calle, se tendía a lo peón errante. ¿Qué causas hacen a este hombre, criado en una casa
largo del pavimento, para contrariar a un cochero, que le prevenía decente, hijo de un hombre acomodado y virtuoso, descender a la
que se quitase del paso a fin de no atropellarlo; de Napoleón, que c6ndición del gañán, y en ella escoger el trabajo más estúpido, más
dominaba a sus condiscípulos y se atríncheraba en su cuarto de estu- brutal, en el que sólo entra la fuerza física y la tenacidad? ¿Será que
diante, para resistir a un ultraje. De Facundo se refieren, hoy, varias el tl}E.!J!J,I_g.r gana doble sueldo y que se da prisa para juntar un poco
anécdotas, muchas de las cuales lo revelan todo entero. de dinero?
En la casa de sus huéspedes, jamás se consiguió sentarlo a la Lo más ordenado que de esta vida oscura y errante he podido re-
mesa común; en la escuela, era~:¡,Jtivo, hur¡¡jío y solitarjQ"; no se mez- coger, es lo siguiente: Hacia el año 1806 vino a Chile, con un car-
claba con los demás niños sino para encabezar en actos de rebelión gamento de grana 16, de cuenta de sus padres. Jugólo con la tropa y
y para darles de golpes. El magister 10 cansado de luchar con este los troperos, que erap esclavos de su casa. Solía llevar a San Juan y
carácter indomable, se provee, una vez, de un látigo nuevo y duro, Mendoza, arreos de ganado de la estancia paterna, que tenían siem-
y enseñándolo a los niños, aterrados, "éste es -le dice- para es- pre la misma suerte, porque en Facundo, era el juego una pasión
trenarlo en Facundo''. Facundo, de edad de once años, oye esta feroz, ardiente, que le resecaba las entrañas. Estas adquisiciones y
amenaza, y al día siguiente, la pone a prueba. No sabe la lección, pérdidas sucesivas debieron cansar las larguezas paternales, porque,
pero pide al maestro que se la tome .en persona, porque el pasante 11 al fin, interrumpió toda relación amigable con su familia. Cuando
lo quiere mal. El maestro condesciende; Facundo comete un error, era ya el terror de la República, preguntábale uno de sus cortesa-
comete dos, tres, cuatro; entonces el maestro hace uso del látigo, y nos: "¿Cuál es, general, la parada más grande que ha hecho en su
Facundo, que todo lo ha calculado, hasta la debilidad de la silla en vida?" "Setenta pesos" -contestó Quiroga con indiferencia; aca-
que su maestro está sentado, dale una bofetada, vuélcalo de espal- baba de ganar, sin embargo, una de doscientas onzas. Era, según lo
das, y entre el alboroto que esta escena suscita, toma la calle y va a explicó después, que en su juventud, no teniendo sino setenta pesos
esconderse en ciertos parrones 12 de una viña, de donde no se le los había perdido juntos a una sota.
saca sino después de tres días. ¿No es ya el caudillo que va a desa- Pero este hecho tiene su historia característica. Trabajaba de peón
fiar, más tarde, a la sociedad entera? en Mendoza, en la hacienda de una señora, sita aquélla en el Plume- ·
Cuando llega a la pubertad, su carácter toma un tinte más pro- rillo. Facundo se hacía notar, hacía un año, por su puntualidad en
nunciado. Cada vez más sombríq, más imperiQso, más selvático; la salir al trabajo y por la influencia y predominio que ejercía sobre los
pasión del juego, la pasión de las almas rudas que necesitan. fuertes demás peones. Cuando éstos querían hacer falla 17 para dedicar el
sacudimientos para salir del sopor que las adormeciera, domínalo día a una borrachera, se entendían con Facundo, quien lo avisaba a
irresistiblemente desde la edad de quince años. Por ella se hace una la señora, prometiéndole responder de la asistencia de todos al día
231
siguiente, la que era siempre puntual. Por esta intercesión llamá- Facundo aproximó su caballo en ademán de entregársela, afectó
banle los peones, el Padre. buscar algo en el bolsillo, y dejó tendido al juez de una puñalada.
Facundo, al fin de un año de trabajo asiduo, pidió su salario, que ¿Se vengaba en el juez, de la reciente pérdida? ¿Quería sólo saciar
ascendía a setenta pesos; montó en su caballo sin saber adónde iba, el encono de gaucho malo contra la autoridad civil y añadir este
vio gente en una desmontóse y alargando la mano sobre el nuevo hecho al brillo de su naciente fama? Lo uno y lo otro. Estas
grupo que rodeaba al tallador, puso sus setenta pesos en una carta: venganzas sobre el- primer objeto que se presentaba, son frecuentes
perdiólos y montó de nuevo, marchando sin dirección fija, hasta que en su vida.
a poco andar, un juez Toledo, que acertaba a pasar a la sazón, le Domingo Faustino Sarmiento
detuvo para pedirle su papeleta de conchavo.
El general Quiroga
va en coche al muere
El madrejón 1 desnudo ya sin una sed de agua Yo, que he sobrevivido a millares de tardes
y una luna perdida en el frío del alba y cuyo nombre pone retemblar 6 en las lanzas,
y el campo muerto de hambre, pobre como una araña. no he de soltar la vida por estos pedregales.
¿Muere acaso el pampero, se mueren las espadas?
El coche se hamacaba rezongando la altura;
un galerón enfático, enorme, funerario. Pero al brillar el día sobre Barranca Y aco
Cuatro tapaos 2 con pinta de muerte en la negrura hierros que no perdonan arreciaron 7 sobre él;
tironeaban seis miedos y un valor desvelado. la muerte, que es de todos, arreó con el riojano
y una de puñaladas lo mentó a Juan Manuel.
Junto a los postillones 3 jineteaba un moreno.
Ir en coche a la muerte ¡qué cosa más oronda 4! Ya muerto, ya de pie, ya inmortal, ya fantasma,
El general Quiroga quiso entrar en la sombra se presentó al infierno que Dios le había marcado,
llevando seis o siete degollados de escolta. y a sus órdenes iban, rotas y desangradas,
las ánimas en pena de hombres y de caballos.
Esa cordobesada s bochinchera y ladina
(meditaba Quiroga) ¿qué ha de poder con mi alma? Jorge Luis Borges
Aquí estoy afianzado y metido en la vida Argentino
como la estaca pampa bien metida en la pampa. (! 899-1986)
232
La armonía poética de María, de Jorge lsaacs, la novela sentimental por antono-
masia, y el tono festivo y apicarado de las Tradiciones peruanas, de Ricardo Palma,
constituyen las características sobresalientes de estas dos acabadas expresiones del
Romanticismo hispanoamericano.
Jorge lsaacs debe a su novela María el lugar destacado que ocupa dentro de la
narrativa hispanoamericana. Publicada en 1867, su éxito inmediato la convirtió en lec-
tura indispensable para millones de hispanohablantes. Su influencia aún persiste, a
"El Paraíso", la hacienda de los pesar de los cambios estéticos experimentados.
lsaacs en Antioquia.
Una por el fracaso
lsaacs nació en Cali, Colombia, en 1837. Creció en un hogar en que las prácticas de
un catolicismo militante se mezclaban con el recuerdo de las antiguas creencias de su
padre, judío convertido al Cristianismo. La holgura económica acompañó su infancia
feliz, en el valle del Cauca, cuyas bellezas inmortalizaría, más tarde, en las páginas de
su célebre novela.
La temprana muerte de su padre precipitó la pérdida de las fincas, ensombreció su
existencia y lo obligó a abandonar sus estudios. A pesar de su empeño, no logró triun-
far en ninguna de las muchas actividades a las que se abocó. Hasta su actuación polí-
tica concluyó desastrosamente. Sólo su vocación literaria le dio satisfacciones, aunque
el éxito de María no le brindó beneficios pecuniarios.
Murió en 1895.
El de "El Mosaico"
Hacia 1864, lsaacs participó en las reuniones de la tertulia llamada "El Mosaico", que
agrupaba a los escritores colombianos de raíz romántica. Entre ellos florecía el grupo
anfioqueño, en cuyas obras se describe la naturaleza del valle del Cauca, en la
provincia de Antioquia, así como se exaltan las labores agrícolas y la vida campesina.
Surge, de esa forma, el llamado "virgilianismo antioqueño" con obvia relación, en cuan-
to a temas, con la poesía del gran Virgilio (siglo 1 a.C.). Otro grupo se dedicaba a
poetizar las costumbres regionales. lsaacs cultivó ambas temáticas y recibió el aplauso
de sus contertulios.
"María" en la novelística
El Romanticismo marca el florecimiento de la novela , que se cultiva especialmente
en Méjico, Chile y Argentina. Sus numerosas manifestaciones abarcan novelas histó-
ricas , político-sociales y sentimentales. Sin embargo, es en Colombia donde aparece
la novela romántica más exitosa: María, de Jorge lsaacs, que responde a las carac-
terísticas de la novela sentimental:
'" relato en primera persona;
Las novelas político-sociales se carac- '" adopción de la forma de un libro de memorias;
terizan por documentar esos aspectos en tftulo con el nombre de la protagonista;
una época determinada. Generalmente, asunto que desarrolla las alternativas de un arnor casto e imposible;
fueron escritas para denunciar situacio- '" protagonistas signados por el dolor, la separación y la muerte;
nes propias de países que, como los '" hechos que se desenvuelven en un marco natural, que acompaña con sus mutacio-
americanos del siglo XIX, estaban en nes los vaivenes del idilio.
vías de concretar st1 organización defini-
tiva. Ejemplo de esta especie de novela A Samuel Richardson (1689-1761), novelista inglés prerromántico, se lo señala como
es Amalia, del argentino José Mármol creador de la especie. Su Pamela o la virtud premiada inauguró una larga serie: La
(1817-1871). nueva Eloísa (1761), de Juan Jacobo Rousseau (1712-1778); Werther (1774), de Juan
233
Las páginas de Chateaubriand iban lenta- W. Goethe (1749-1832); Pablo y Virginia (1787), de Bemardino de Sa1nt-Pierre (1737-
mente dando tintas a la imaginación de Ma- Atala (1801), de Francisco de Chateaubriand (1 y Graziella (1852) de
ria. [ ... ] Luego leí aquella desgarradora Alfonso de Lamartine (1790-1869). Estas últimas influyen directamente en Maria, como
despedida de Chactas [ ... ]. Nos dirigimos se desprende de los evidentes paralelismos que existen entre sus respectivos protago-
en silencio y lentamente hacia la casa. ¡Ay! nistas, en cuanto a carácter y destino. Por otra parte, el propio autor lo indica, al pre-
Mi alma y la de Maria, no sólo estaban sentar a María y Efraín leyendo la novela de Chateaubriand, y adivinando, a través
conmovidas por esa lectura; estaban abruma- de ella, su propio futuro.
das por el presentimiento.
María, capítulo XIII. Estructura de la novela
La novela consta de sesenta y cinco capítulos. Los precede una dedicatoria, "A los
hermanos de Efraín", en la que el autor, oculto apenas tras la figura de quien ejecuta
un encargo, presenta los hechos como ocurridos tiempo atrás. Anticipa, asimismo, el
final del protagonista -·'a quien tanto amasteis y que ya no existe"- y subraya el
El asunto María carácter doliente de la obra:
Efraín al hogar paterno, en el ... ¡si suspendéis la lectura para llorar, ese llanto me probará que la [misión] he cum-
valle del Cauca, después de seis años. plido fielmente!
El reencuentro con los suyos lo hace
descubrir su amor por María, la primita Estas palabras apuntan a presentar la novela como documento de una realidad
huérfana, de origen judío, que vive con vivida. Aspecto este último al que también contribuyen el uso de la primera persona
su familia corno una hija más. El idilio se narrativa y la intercalación de numerosos pasajes autobiográficos.
desarrolla castamente, enmarcado por un Puede afirmarse que el hilo conductor de la materia novelada se da en la historia
de ensueño. Súbitamente, María sentimental de María y Efraín, verdadero ejemplo de amor idílico. En este primer nivel
enferma y el padre de Efraín decide ale- de narración, se entrelazan las descripciones de los ambientes en los que se desarrolla
jarlo -lo envía a estudiar en Londres-, la trama: la naturaleza del valle del Cauca (espacio abierto), y las características ar-
para rodear a la joven de la tranquilidad quitectónicas de "El Paraíso", la hacienda de los lsaacs (espacio cerrado). Sus se-
que su estado requiere. Sin embargo, cuencias configuran un triple recorrido por un mundo real, pero idealizado. Recorrido
meses después Efraín debe emprender nostálgico que actualiza el idilio, el espacio abierto y el cerrado, y cuyo final reelabora
el regreso, ante el llamado angustioso de el "mito primordial del Edén perdido", objetivado, en este caso, por la pérdida del hogar
María. Todo es inútil. Sólo alcanza a re- paterno, de la amada y del paisaje paradisíaco.
zar ante su tumba. Vencido, abandona Sobre esa línea narrativa de base se engarzan una serie de microrrelatos, muchos de
para siempre los lugares donde fue tan carácter costumbrista; en su gran mayoría, cortas historias de amor, cuyos avatares
feliz. duplican los vividos por Efraín y María. Así ocurre con el noviazgo y la boda de Braulio
y Tránsito (Cap. XXXV), con la de Bruno y Remigia (Cap. V), y, especialmente, con la
historia de Nay (Feliciana) y Sinar (Cap. XL), señalada con justicia como ejemplo del
exotismo romántico . Otros, como la caza del tigre (Cap. XXI), y la del ciervo (Cap.
XXVI), contribuyen a subrayar lo costumbrista y a resaltar las virtudes de Efraín.
El novelesco
Hemos apuntado más arriba que las descripciones de la Naturaleza del valle del
Cauca, en Colombia, constituyen uno de los elementos que se entrelazan en la trama
narrativa. La belleza del paisaje aparece ya en los primeros capítulos.
Pasados seis años, los últimos días de un lujoso agosto me recibieron al regresar al
nativo valle. [ ... ] El cielo tenía un tinte azul pálido; hacia el oriente y sobre las crestas
altísimas de las montañas, medio enlutadas aún, vagaban algunas nubecillas de oro, como
las gasas del turbante de una bailarina, esparcidas por un aliento amoroso. Hacia el sur
flotaban las nieblas que durante la noche habían embozado los montes lejanos. Cruzaba pla-
nicies alfombradas de verdes gramales, regadas por riachuelos, cuyo paso me obstruían her-
mosas vacadas, que abandonaban sus ses¡eaderos para internarse en lagunas o en sendas
abovedadas por florecidos pisamos I e higuerones frondosos.
Capítulo H
El lujuriante colorido de la Naturaleza acompaña a los protagonistas en su despertar
amoroso:
La luna, que acababa de elevarse, llena y grande, bajo un cielo profundo sobre los
montes enlutados, iluminaba las faldas de las montañas blanqueadas a trechos [ ... ], argen-
tando las espumas de los torrentes y difundiendo. su claridad melancólica hasta el fondo del
valle. Las plantas exhalaban sus más suaves y misteriosos aromas. Este silencio [ ... ] era
más grato que nunca a mi alma.
1 pisamo: árbol de la familia de las legumi-
nosas. Capítulo XII
234
La vida se derrama y florece en árboles, ríos, montañas y lagos. Su vitalismo refleja
la dicha de los castos amantes. Pero el anuncio de la enfermedad de María parece
desatar la furia de los elementos.
Cuando salí al corredor que conducía a mi cuarto, un cierzo impetuoso columpiaba los
sauces del patio, y al acercarme -al huerto lo oí rasgarse en los sotos de los naranjos, de
donde se lanzaban las aves asustadas. Relámpagos débiles [ ... ] parecían querer iluminar el
fondo tenebroso del valle.
Capítulo XV
La misma agresividad detiene o retrasa el regreso de Efraín, en vísperas del des-
enlace fatal de la enfermedad de su amada.
Las corrientes del rio empezaban a luchar contra nuestra embarcación. [ ... ] Poco a poco
fueron haciéndose densas las nieblas. Del lado del mar nos llegaba el retumbo de truenos
lejanos. [ ... ] Un ruido semejante al vuelo rumoroso de un huracán sobre~selvas venía a
nuestro alcance. Gruesas gotas de lluvia empezaron a caer después.
Capítulo LVII
Todo el desenfreno de una Naturaleza abandonada a su violencia acompaña así la
íntima congoja del ausente, que lucha por llegar hasta María .
Las descripciones de los espacios cerrados -la posesión del viejo José (Cap. IX), la
casita de la chacra (Cap. XLVIII), la casa de Carlos (Cap. XLVIII), la cabaña de Braulio
Ll), la del negro Bibiano (Cap. LVIII)- y, especialmente, del interior de la hacienda
paterna, "El Paraíso", traducen un detallismo que apunta a subrayar usos y costumbres
del y de la época.
Era la casita de la chagra 2, pajiza y de suelo apisonado, pero muy limpia y recién en-
jalbegada 3. [ ... ] La salita tenía por adorno algunos taburetes aferrados en cuero crudo, un
escaño, una mesa cubierta por entonces con almidón sobre lienzos, y el aparador, donde
lucían platos y escudillas de vario tamaño y color.
Cubría una alta cortina de zaraza 4 rosada la puerta que conducía a las alcobas, y sobre la
comisa de ésta descansaba una deteriorada imagen de la Virgen del Rosario, completando el
altarcito dos pequeñas estatuas de San José y San Antonio, colocadas a uno y otro lado de
la lámina.
Capítulo XLVIII
El propio lsaacs expresa el papel protagónico del paisaje en la obra, cuando pone en
boca del narrador la siguiente afirmación: "La naturaleza es la más amorosa de las ma-
dres cuando el dolor se ha adueñado de nuestra alma, y, si la felicidad nos acaricia,
ella nos sonríe" (Cap. XXI) .
El la trama
La acc1on se desarrolla en lorma lineal. Este tiempo cronológico o de los relojes
puede representarse gráficamente así:
235
De fines de
Valle del
agosto al 10 de
Cauca/ Cali
septiembre de
(Muerte de María)
1856
1O de septiembre Cali
de 1856
al
13 de septiembre
de 1856
La del narrador
La trama novelesca adopta la primera persona autobiográfica, propia de la novela
sentimental. El narrador cuenta un fragmento de su propia vida, en forma lineal. Esto
contribuye a dar verosimilitud a los hechos narrados. Cuando se desplaza la fuente de
la narración (Cap. XVII), el nuevo narrador lo hace también en primera persona, como
testigo
Los
La variedad de estratos sociales, presentados en la novela como componentes de un
mundo armónico y feliz -patrones, arrendatarios y aun esclavos libertos-, ofrece gran
cantidad de personajes secundarios que, desde su órbita y caracterizados por costum-
236
bres y lenguaje, asisten, expectantes, al desarrollo del idilio. He aquí, pues, uno de los
hallazgos de lsaacs: el uso de diferentes niveles de lengua. Así, la lengua literaria del
narrador abunda en riqueza de vocabulario y en rasgos de estilo.
En breve las montañas desaparecieron bajo el velo ceniciento de una lluvia nutrida que
dejaba oír ya su creciente rumor al acercarse azotando los bosques. A la media hora, tur-
bios y estrepitosos arroyos descendían peinando los pajonales de las laderas del otro lado
del río, el cual, acrecentado, tronaba iracundo, y se divisaba en las lejanas revueltas ama-
rillento, desbordado y undoso.
Capítulo XVI
Contrasta con esa lengua la regional, poblada de americanismos, hablada por los
campesinos.
Todavía se burla de mí porque enlazo, hago talanquera y "barbeo" muletos 5.
Capítulo XIX
Los
María es el prototipo de la mujer-ángel romántica. Su belleza hebrea origina algunos
magníficos retratos en los que lsaacs muestra su alma virtuosa, reflejada en la pureza
de rasgos y actitudes.
María me ocultaba sus ojos tenazmente, pero pude admirar en ell<Js la brillantez y her-
mosura de los de las mujeres de su raza, en dos o tres veces que, a su pesar, se encon-
traron de lleno con los míos; sus labios rojos, húmedos y graciosamente imperativos, me
mostraron sólo un instante el arco simétrico de su linda dentadura. Llevaba [ ... ] la abun-
dante cabellera castaño oscura arreglada en dos trenzas, sobre el nacimiento de una de las
cuales se veía un clavel encamado. Vestía un traje de muselina ligera, casi azul, del cual
sólo se descubría parte del corpiño y la falda, pues un pañolón de algodón fino color de
púrpura le ocultaba el seno hasta la base de su garganta, de blancura mate. Al volver las
trenzas a la espalda, [ ... ] admiré el envés de sus brazos deliciosamente torneados, y sus
manos cuidadas como las de una reina.
Capítulo m
El narrador insiste en su aspecto infantil e inocente y en su mirada luminosa, digna
de quien llevara primitivamente el nombre de Esther (estrella de Venus), para luego ser
bautizada con el de María (estrella de mar). Hay recato, pudor, en sus acciones, y su
conversación, actitudes y movimientos traslucen una sensitiva femineidad.
Poco nos dice el narrador de la apariencia de Efraín. Sin embargo, ya por compa-
ración, ya por contraste con los personajes de su edad -Emidgio, Braulio, Carlos-, lo
advertimos viril, responsable, atento y respetuoso con todos. Habla poco y es muy
observador. No hay en él sensiblería ni sentimentalismo; hay, sí, firmeza en sus
palabras y en sus acciones.
237
Lima, como todos los pueblos de la tierra, un
ha tenido y tiene sus lugares consagrados al
mentidero, y gente ociosa y de buen humor Ricardo Palma, creador de las tan mentadas Tradiciones peruanas, conserva del
que, junto con el persignarse por la mañana, Romanticismo la adhesión a la historia -evoca la Conquista y la Colonia, la emanci-
urde el notición, bola o embuste que ha de y la época republicana- y el nunca disimulado gozo por revivir el pasado a
lanzar después del almuerzo. través de la imaginación.
Ricardo Palma
que se era ... "
Recuerdo que cuando yo vestía mameluco Nace Manuel -no, Ricardo, pues él inventa este nombre a los quince años- el 7 de
y calzón con rodilleras, asistía a la tertulia febrero de 1833, en el corazón de la vieja, noble y graciosa Lima, ciudad de santos y
nocturna de una señora más vieja que el es- de pícaros, famosa por la Inquisición.
cupir, con más arrugas que alma de escriba- En la casa natal, típ1ca construcción de fines de la Colonia, su infancia se refugia en
no y más fea que el pecado gordo, la cual el encantador, casi mágico, mundo de las consejas, esas narraciones que lo deslum-
congregaba alrededor de su sillón a toda la bran y atemorizan al mismo tiempo, al transportar.lo a otras realidades, al mundo de las
lechigada del barrio. La buena anciana, con brujas, de las ánimas en pena o de las antiguallas limeñas.
sus gafas relucientes y su gatazo negro sobre En 1839 ingresa en la escuela para párvulos de Pascual Guerrero. A los diez años,
la falda de anafaya, tenía la magia de em- ya estudia en la de don Antonio Orenga y en la de don Clemente Noel.
belesamos, refiriéndonos consejas de brujas, Hacia 1847 llega a Lima don Fernando Velarde, poeta español de Santander, quien
duendes, milagros y aparecidos, y hacíalo enciende el ambiente literario con su influencia. Es -según Palma- el gran capitán de
con tanto donaire, que a los granujas o mata- la bohemia limeña. Sus poemas se leen y releen, se memorizan y recitan con profundo
perros que la oíamos sin pestañear ni perder fervor. Es el poeta "a la moda" y todos lo siguen, a pesar de sus defectos, porque
sílaba nos corrian letanías por el cuerpo, y al siempre rinde culto a la belleza.
dormir, nos acometían pesadillas y malos
sueños. El amor por la
Ricardo Palma 1848 es el año oficial del Romanticismo peruano. La adolescencia de Ricardo Palma
coincide, pues, con su tardío florecimiento. Sus primeros poemas aparecen en El
Y o quiero c.ue el poeta acierte a reflejar en Comercio, periódico limeño. Sigue las huellas de José Zorrilla, de Musset, Heine, Víctor
sus estrofas las aspiraciones de su época y Hugo y Byron; sus amigos veneran a Lamartine, a Leopardi y a Campoamor s. Son bo-
del pueblo en que vive. hemios y lo proclaman. Palma se autonomina "bohemio matriculado" y, como tal, des-
Ricardo Palma deña todo lo que "apesta" -son sus palabras- a "clasicismo tiránico".
A partir de 1855 publica en libro sus poemas. Primero, Armonías; luego, un volumen
que los reúne: Juvenilia, Armonías, Cantarcillos, Pasionarias, Traducciones, Verbos y
gerundios y Nieblas. Y, en 1911, salen a la luz sus Poesias completas. Pero Palma ni
es poeta ni se siente poeta. 'No es ése el camino de su inspiración; no es la poesía
la que le dará un nombre en la literatura peruana e hispanoamericana. Poeta román-
tico por obra de la moda, en sus versos ya asoma "su espíritu retozón y picaresco".
En 1849, es estudiante del Convictorio de San Carlos, y el 19 de junio de 1851 es-
trena su primera obra dramática: La hermana del verdugo, que él define como "abo-
minación patibularia en cuatro actos". El público la aclama y Palma recibe los honores
de autor triunfante, pero reconoce que para dramaturgo le faltan "dotes y estudio". Y,
no exento de poesía, nos dice que esta época es de los románticos "que encienden
el cigarrillo en una estrella del cielo". Después escribe, también para el teatro, La muer-
te o la libertad, título "campanudo y prometedor". Más tarde, sube a las tablas Rodil,
"especie de alacrán de cuatro colas o actos" -según su opinión-, "otra puñalada de
6 Palma lee a Bécquer, a Larra, a Víctor
Hugo y a Espronceda, a Ramón de la Cruz y a pícaro al buen sentido, a las musas y a la historia". Estas "tres monstruosidades" o
Eslébanez Calderón. "tonterías escénicas" -como él las llama~ lo convencen de su ineptitud: "Tómeme
7 Locución latina que significa 'a la ciudad y Dios en cuenta, y en descargo de mis culpas, lo sincero de mi arrepentimiento y la
al mundo', 'a los cuatro vientos'. franqueza con que confieso, urbi et orbi 7, mi pecado mortal contra las letras".
8 Islas guaneras del Perú, frente a las cos- Ya por esta época colabora en El diablo, "periodiquito semanal", y en El burro, hoja
tas de lea. satírica.
9 Manuel l'livadeneyra (1805-1872). Editor En 1852 ingresa en el Cuerpo jurídico de la Armada. Luego se desempeña como
e impresor espaiÍol. Fue el fundador de la im- contador en la goleta "Libertad" y en el buque "Rimac". Una estada de seis meses en
portante casa editorial, establecida en Madrid, las islas Chinchas a le permite leer a los clásicos españoles de Rivadeneyra 9.
que lleva su nombre. En ella publicó la notable
Biblioteca de Autores Españoles, de la que a El
su muerte habían aparecido sesenta y tres to-
mos, y que alcanza cronológicamente desde Palma -liberal y progresista- y su generación intervienen activamente en política;
los orígenes de nuestro lenguaje hasta los au- esto le vale al escritor el destierro a Chile, donde funda, en 1861, exactamente en Val-
tores más afamados del siglo XVIII. Es la co- paraíso, La Revista de Sudamérica, y colabora en la Revista del Pacífico. Publica allí
lección más completa de la literatura española. también su libro Dos poetas, apuntes de mi cartera. Su estada en el país hermano
238
Benjamín Vicuña Macken-
na, José Victoriano de Lastarria, Miguel Luis Blesl Gana y otros.
De 1862 dala su con Juan María Gutiérrez , investigador y crítico
de nuestras letras.
En 1863, regresa al Perú con una definida personalidad literaria. Sus Tradiciones 1o
aparecen en y revistas nacionales y extranjeros. En ellas trabaja de 1872,
fecha de la aparición de la primera serie, hasta 1918, en que compone Las últimas
tradiciones peruanas.
También escribe ensayos como La bohemia de mi tiempo y Recuerdos de España,
en el que recoge sus impresiones de la Península cuando, en 1892, viaja, como repre-
sentante del Perú, con motivo del IV Centenario del descubrimiento de América. Este
viaje significa la madurez del escritor.
Además, compone obras de carácter histórico, como Anales de la Inquisición de
Lima o Monteagudo y Carrión.
Una de sus mayores preocupaciones es la lingüística: la incorporación de peruanis-
mos, americanismos y quechuanismos al español. Por eso escribe Neologismos y
americanismos, Papeletas lexicográficas -"dos mil setecientas voces que hacen falta
en el Diccionario, fruto de mi chifladura lexicográfica"- y Cachivaches. A esta pro-
ducción podemos agregar la Ura americana. Colección de de Perú, Chile y
Bolivia, Apuntes para la historia de la Biblioteca de Lima, y otras, tantas cuantas su
pluma ágil, su péñola inquieta, su búsqueda constante, le permiten redactar.
Cónsul en el Pará 11; combatiente en el enfrentamiento del 2 de mayo de 1866 con
los españoles 12; secretario de gobierno y senador; amarguras y decepciones que lo
conducen a abandonar definitivamente la política. Busca, entonces, "refugio y solaz" en
la historia y en la literatura.
la paz fecunda
En medio de tanta desazón, llega a su vida la luz, una dulce limeña, Rosa Cristina
Román, que lo acompañará siempre y de la que tendrá seis hijos, entre ellos, Clemente
y Angélica, dedicados a las letras como él.
La armonía hogareña lo invita a estudiar, a investigar, a acumular datos para su obra.
En 1878 es nombrado miembro correspondiente de la Real Academia Española, a la
que ataca en no pocas oportunidades por su intransigencia.
Durante la ocupación, viví de mis corres- Hacia 1883 padece un nuevo dolor: los chilenos saquean su casa y queman su
pondencias a periódicos extranjeros, especial- biblioteca personal; se pierden así los manuscritos de Los Marañones, novela históri-
mente a "La Prensa" de Buenos Aires. ca 13, y las Memorias sobre el gobierno de Balta 14.
Ricardo Palma Al año siguiente, es nombrado Director de la Biblioteca Nacional de Lima, fundada
por José de San Martín. Ocupa este cargo hasta 1912. Emprende, desde su puesto,
una gran obra de amor: reconstruir la Biblioteca incendiada por el ejército chileno 15.
Pide libros a sus amigos del exterior y, poco a poco, se hace realidad su deseo.
239
'-
-Mañana los buscaremos; ahora duérmete -le rogué. Cerró los ojos, tranquilo; al poco
rato le oí suspirar profundamente, de una manera extraña; corrimos todos a rodear
su lecho; su vida terrena había terminado ... "
las redivivas
Las Tradiciones de Ricardo Palma son espejo de su vida y de la de su pueblo. En
ese espejo se miran, armoniosamente, la ironía, la sonrisa, la decepción, el dolor, las
emotivas referencias al mundo americano, la crítica que hiere para curar, la compasión,
el amor discreto, puro, y el otro que, por no gozar del beneplácito de la gente seria,
suena a campanillas, y no de plata.
"Yo cuento y no comento", dice con humilde ironía, pero comenta y cómo.
El conjunto de la obra consta de once series: la primera data de 1872; la segunda,
de 1874; la tercera, de 1875; la cuarta, la quinta y la sexta, entre 1883 y 1887; la
séptima, titulada Ropa vieja, de 1889; la octava, Ropa apolillada, de 1891; la novena,
Mis últimas tradiciones peruanas, de 191 O, y la undécima, Las mejores tradiciones
peruanas, de 1918. En la Biblioteca Nacional de Lima se halla el manuscrito de las
Tradiciones en salsa verde, de 1901.
Nada es gratuito en estas amenas narraciones, que constituyen "uno de los escasos
conjuntos autónomos y logrados de la literatura hispanoamericana del siglo XIX, de-
masiado dispersa y atenta a lo europeo" 16.
A Palma le gusta mezclar lo trágico con lo cómico la historia con la mentira;
revuelve archivos a sus aQchas; interpreta los hallazgos y hasta cambia su contenido;
completa los manuscritos , une "al carácter alegre de los peruanos de origen andaluz
¡Son nuestros tiempos fatales! 1 Por eso, cierto fondo amargo que nace del contacto con el mundo de los incas, vencido y do-
por eso vivo 1 hecho un ambulante archi- meñado" 17.
vo 1 de historias tradicionales. 1 Y a veces Fue mi embeleso desde que era párvulo,
tanto, en verdad 1 me identifico con ellas, 1 más que en el hoy, vivir en el ayer;
que hallar en mí pienso huellas 1 de que y en competencia con las ratas pérfidas,
viví en otra edad. a roer antiguallas· me lancé.
Ricardo Palma, Carta tónico-biliosa i Oh! Dejadme vivir con las fantásticas
a una amiga. Juana Manuela Gorriti. o reales memorias de otra edad,
y mamotretos compulsar solícito,
y mezclar la ficción con la verdad.
Ricardo Palma, Cháchara.
Hay en él un poeta, un humorista, un romántico lleno de entusiasmo, y un escéptico.
En la carta-prólogo que encabeza la Cuarta serie de Tradiciones de Buenos Aires, de
nuestro Pastor Servando Obligado (1841-1924), Palma défine la tradición, "género que
es romance y que no es romance, que es historia y que no es historia":
Allá en los remotos días de mi juventud, ha más de un tercio de siglo, ocurrióme pensar
que era hasta obra de patriotismo popularizar los recuerdos del pasado, y que tal fruto no
podía obtenerse empleando el estilo severo del historiador, estilo que hace bostezar a los
indoctos. [ ... ] El pueblo es como los ·niños, que tragan, y hasta con deleite, la píldora
plateada. [ ... ] Resultado de mis lucubraciones, sobre la mejor manera de popularizar los
Quien consagra sus ratos a borronear Tra- sucesos históricos, fue la convicción íntima de que, más que al hecho mismo, debía el
diciones debe tener lo que se llama la gracia escritor dar importancia a la forma . . . La forma ha de ser ~ligera y regocijada como unas
del barbero, gracia que estriba en sacar pa- castañuelas, y cuando su relato le sepa a poco al lector, se habrá conseguido avivar su cu-
tilla donde no hay pelo. riosidad, obligándolo a buscar en concienzudos libros de Historia lo poco o mucho que
Ricardo Palma anhele conocer, como complementario de la dedada de miel que con una narración rápida y
más o menos humorística, le diéramos a saborear. Tal fue el origen de mis Tradiciones.
[ ... ] Algo, y aún algos, de mentira, y tal cual dosis de verdad, por infinitesimal u ho-
16 Juicio de Raúl Porras Barrenechea. meopática que ella sea, muchísimo de esmero y cumplimiento en el lenguaje, y cata la
17 Juicio de Raúl Porras Barrenechea. receta para escribir Tradiciones.
240
¿Por qué escribo estas leyendas? 1 ¿Por La tradición ha recibido el nombre de "cuento histórico" y de "novela histórica".
qué de siglos difuntos 1 dan a mi péñola Palma se vale de otras denominaciones antes de usar el término que lo consagra:
asuntos 1 las consejas estupendas? 1 La razón "leyenda", "cuento nacional", "romance histórico", "romance nacional", "cuento de vie-
voyte a decir. 1 Es mi libro, bien mirado, 1 jas", "cuadro tradicional", "cuento disparatado", "cuento de abuela", "crónica".
lecciones que da el pasado 1 al presente y En una carta que don Ricardo dirige a su entrañable amigo Juan María Gutiérrez,
porvenir. fechada el 5 de julio de 1875, reconoce que él es el iniciador de esta especie narrativa.
Ricardo Palma, Carta tónico-biliosa Algunos críticos definen a Palma como un "don Quijote no desprovisto del humor y
a una amiga. Juana Manuela Gorriti. de las. actitudes de un Sancho". Y el humor es, sin duda, la clave de sus narraciones.
Los temas son múltiples: el gusto por el escándalo; la defensa de los indígenas; el culto
Las mejores tradiciones están encerradas del señorío español; la independencia del Perú; el paisaje; los giros idiomáticos; los
en el misterio de nuestro 'humus': Imperio refranes; las costumbres; las anécdotas; los que litigan por una coma mal puesta; los
de los Incas, momia envuelta en un trágico hombres y mujeres de su Lima; en síntesis, las distintas épocas que ha vivido el Perú
sudario; el imperio colonial español que dio desde el incaico hasta mediados del siglo XIX 18. Si agrupamos las tradiciones
a estas tierras la pureza de su idioma y la en épocas, advertiremos que las del siglo XVI tratan sobre "las apasionadas luchas ci-
fuerza de sus costumbres; luego llegó la in- viles con el epílogo de la horca o la encomienda, época de tragedia, venganza y ri-
dependencia con sus energías nuevas, sus gor ... " 19; las del siglo XVII giran en torno del "misticismo, de querellas domésticas
errores juveniles y sus grandes esperanzas. entre el arzobispo y el virrey, de esplendor y de fausto cortesano, de apogeo del Santo
Nosotros, herederos de todo esto, miramos el Oficio, milagros pueriles, disputas teológicas, excomuniones, motines de frailes, apare-
pasado como un cofre de donde se pueden cidos, duendes, piratas y temblores" 20; en las del siglo XVIII, Palma vuelca "su cono-
sacar inagotables motivos de vida. cimiento del alma femenina, su debilidad por el sexo bello y su erotismo sensual y
romántico. Le retozan los bigotes relatando los caprichos de amor de las limeñas,
Ricardo Palma
describiendo en frases que destilan miel e hipérbole andaluza" 21, sus primores.
El humor que nunca falta resquebraja intencionalmente la solemnidad de muchos de
Y ya en prosa, ya en verso, de mi gárru-
los argumentos. Esto ya se advierte en los títulos de algunas de sus Tradiciones: "El
la 1 pluma, años hace, no se escapa un ¡ay!, 1
que pagó el pato", "El que se ahogó en poca agua", "Las orejas del alcalde", "Los
y para enmascarar mi pobre espíritu 1 recurro
buscadores de entierros", "Los ratones de Fray Martín", "La gatita de Mari-Ramos, que
de la broma al antifaz.
halaga con la cola y araña con las manos", "La pantorrilla del comandante".
Ricardo Palma, ''Cháchara''. Su misión es reír y hacernos reír. Un realismo apicarado se escabulle entre sus bien
trazadas oraciones y se une a una fantasía que quiere ser realidad'
Un
"Ávido pasajero curioso de las cosas", le gusta bucear en bibliotecas y en archivos
-"chamuscarse las pestañas al calor del lamparín"-, consultar textos, manuscritos,
documentos, para extraer de ellos la chispa que enciende su inspiración, para "des-
enredar el ovillo" y componer su obra con fino humor, amenidad y donaire. De ahí que
continuamente simule que es fiel a las fuentes escritas y orales, y que hable de su
Y enorgulléceme, a fe 1 numerarme entre "pícara afición" a "revolver papeles rancios y respirar polvo y polilla"; de su "manía" de
los pocos 1 que leen, ·sin hallarse locos, 1 embelesarse con "antiguallas":
libros que ya nadie lee. 1 El presente, a mi ... bástame que el hecho sea auténtico para que me lance sin escrúpulo a llenar con él
entender, 1 con sus luces y progreso 1 es algunas cuartillas de papeL
muy prosaico ... : por eso 1 pláceme más el
"Puesto en el burro, aguantar los azotes (1591) "
ayer.
Lee la historia y la vive, pero la entiende a su manera. A pesar de ello, no acepta
Ricardo Palma, Carta tónico-biliosa
que el lector dude de la veracidad de lo que cuenta, y lo advierte cuando introduce
a una amiga. Juana Manuela Gorriti.
cambios:
Ni época, ni nombres, ni teatro de acción son los verdaderos en esta leyenda. Motivos
tiene el autor para alterarlos. En cuanto al argumento, es de indispensable autenticidad. Y
no digo más en este prearnbulillo porque ... no quiero, ¿estamos?
"Un drama íntimo (1801) "
18 Edith Palma clasifica las Tradiciones de Nos dice que la tradición "no es más que una de las formas que puede revestir la
la siguiente manera: a) Tradiciones del Perú in- historia, pero sin los escollos de ésta. [ ... ) Menos estrechos y peligrosos son los
caico, hasta 1533; b) Tradiciones del Perú vi- límites de la Tradición. A ella, sobre una pequeña base de verdad, le es lícito edificar
rreina!, 1534-1824; e) Tradiciones del Perú in- un castillo. El tradicionista tiene que ser poeta y soñador".
dependiente, 1825-1830; eh) Tradiciones del
Perú constitucional, desde 1831; d) otras Tra- Yo no dicto un curso de Historia Nacional. Narro antiguallas como el pueblo y las
diciones, sin precisión histórica. viejas cuentan cuentos ...
19 Juicio de Raúl Porras Barrenechea. Su historia es festiva -historia elaborada con la libertad de la ficción-, porque no
20 Ibídem. puede dejar a un lado la sonrisa. Así, por ejemplo, "cada virrey tiene su mote especial:
21 Ibídem el hereje, el poeta, el inglés, el de la adivinanza, brazo de plata, el temblecón, el
241
gotoso, el de los milagros, Pepe Bandos o el virrey de los pepinos. Y hace con tanta
maestría el retrato de sus personajes , señalando aquello que realmente los define,
que nosotros, sus lectores, penetramos casi sin quererlo en su escenario y participa-
mos regocijados de sus buenas y no tan buenas acciones. ¡Cómo olvidar a aquel que
tenía la "barba más crecida que deuda pública"! O a don Antonio de Arriaga, "avaro
hasta el extremo de que si en vez de nacer hombre hubiera nacido reloj, por no dar, no
habría dado ni las horas", o a aquel oidor Núñez de Rojas, "viejo más feo que un
calambre", y Pedro Gutiérrez, "hombrecillo con una boca que más que boca era boca-
calle, y unos ojuelos tan saltones, que amenazaban salirse de la jurisdicción de la
cara".
Si los personajes masculinos son el blanco de sus dardos, los femeninos le des-
piertan una devoción sin límites:
Doña Claudia Arriamún era, _por los años de 1640, el más lindo pimpollo de esta ciudad
de los Reyes. Veinticuatro primaveras, sal de las salinas de Lima y un palmito 22 angelical
ha sido siempre más de lo preciso para volver la boca agua a los golosos. Era una limeña
de aquellas que cuando miran parece que premian, y cuando sonrien parece que besan.
"Una vida por una honra (1640) "
La mujer pone su nota de gracia. La "tapada" 23 despierta admiración con el fulgor
de sus ojos, con su pequeña estatura y con la brevedad proverbial de su pie; la
mulata es hembra "de azúcar y canela". Por eso, el piropo es "flor encendida y es-
pontánea".
Clérigos socarrones, ladrones sacrílegos, leguleyos astutos y sucios, viejos hidalgos,
mujeres asesinas, atractivas damas españolas, monjas -místicas, campaneros escuá-
lidos y bellacos, todos poseen vida y nos dejan -según Díez-Canedo- "el recuerdo
de una actitud o de una mueca, de una palabra o de un grito".
Personajes y ambiente crean un mundo especial que posee el mágico secreto de te-
nernos entre paréntesis hasta que el narrador rompe el encanto con una de sus inge-
niosas ocurrencias:
-¡Vaya si tuvo razón el padre cura! Ahora sí que creo en el infierno, porque, con suegra
y mujer, lo tengo metido en casa.
"Creo que hay infierno (1790) "
242
Tonto de capirote será que se proponga La narración propiamente dicha está dividida en partes (1-11). En la primera, en-
estudiar formalmente historia peruana en mis contramos la presentación:
tradiciones y en cuanto a si altero o no, de Margarita Pareja era (por los años de 1765) la hija más mimada dJ d~n Raimundo Pareja,
vez en cuando, la verdad, eso es cuenta ex- caballero de Santiago y colector general del Callao 29.
clusiva mía ... La muchacha era una de esas limeñitas que, por su belleza, cautivan al mismo diablo y Jo
Ricardo Palma, Ropa vieja. hacen persignarse y tirar piedras. Lucía un par de ojos negros que eran como dos torpedos
cargados con dinamita y que hacían explosión sobre las entretelas del alma de los galanes
limeños.
y el nudo: los hechos se desarrollan en Lima, en 1765. Don Luis Alcázar, "arrogante
mancebo" español, llega a la ciudad de los Reyes, donde vive su tío Honorato, "sol-
terón y acaudalado". Es muy pobre y espera la ocasión de heredar a su pariente. Allí
conoce a Margarita y ambos se enamoran "hasta la raíz del pelo". Don Luis pide la
mano de la joven, pero don Raimundo, padre de ésta, se la niega, pues no acepta un
yerno "pobretón".
Don Honoralo se entera de lo ocurrido y se ofende por el desaire que le han hecho
a su sobrino.
Mientras, Margarita desfallece de dolor. Entonces, su padre cambia de parecer y se
presenta en la casa de don Honorato para solicitarle el consentimiento de la boda de
don Luis con su hija. El tío se muestra inflexible, pero una palabra de su sobrino lo con-
vence. A pesar de ello, impone como condición que don Raimundo no le regale nada a
Margarita, ni le deje "un real en la herencia". Se entabla, pues, un nuevo litigio, porque
aqué[ quiere obsequiarla con algo. Don Honorato sólo accede a que le regale la camisa
de novia.
La segunda parte contiene el desenlace 30, cuya veracidad funda el narrador en el
dato que Bermejo copia de las Relaciones secretas de U/loa y don Jorge Juan. Don
Raimundo cumple su juramento y "ni en vida ni en muerte dio después a su hija cosa
que valiera un maravedí". Esto es, en realidad, lo que cree el tío de don Luis, pues la
camisa nupcial está adornada con costosos "encajes de Flandes" y con un "cordonci-
llo" de brillantes.
En su reflexión final, el narrador dice con ironía: "Convengamos en que lue muy me-
recida la fama que alcanzó la camisa nupcial de Margarita Pareja".
En otras tradiciones, cuando lo que cuenta parece poco real, aleja de sí toda res-
ponsabilidad, pues las fuentes que ha consultado o la tradición popular así lo con-
signan:
Y por si alguien duda de la verdad histórica de este corto relato, sepa que a la vista tengo
el documento comprobatorio.
"Un incorregible (1798)"
o asegura que aún deja "mucho en el tintero" y despide a sus lectores y lectoras con
un "hagamos por hoy punto" o, a la manera de los cuentos infantiles, con un "colorín
colorado, que aquí el cuento se ha acabado".
También advertimos en la tradición que estamos analizando, la necesidad que tiene
el narrador de hacer sentir su presencia: "La verdad, como si me estuviera confesando,
es que se enamoraron hasta la raíz del pelo".
El estilo, un de
Estilo ligero, frase redondeada, sobriedad
en las descripciones, rapidez en el relato; Estilo conciso, penetrante, animado; la palabra exacta para la ocasión que la recla-
presentación de personajes y caracteres en un ma, mezcla de habla antigua y de criollismo castizo:
rasgo de pluma, diálogo sencillo a la par que Mi estilo es exclusivamente mío: mezcla de americanismo y españolismo, resultando
animado, novela en miniatura, novela ho- siempre castiza la frase y ajustada la sintaxis de la lengua ...
meopática, por decirlo así, eso es lo que en Palma es un escritor libre, creativd. De ahí que su vocabulario y su sintaxis no
mi concepto, ha de ser la tradición. siempre se acojan a las reglas académicas.
Ricardo Palma Así se suceden -como dice Raúl Porras Barrenechea- "latinazgos de colegial,
jaculatorias de beata, dicharachos de abuelas picarescas, términos hurtados a tauró-
29 Ciudad del Perú. Es el mejor puerto de macos o tahúres, léxico retorcido de escribanos", refranes, coplas, pareados:
ese país y la salida de Lima al mar. De la
El mentir de las estrellas porque ninguno ha de ir
capital peruana sólo dista quince kilómetros.
es muy seguro mentir, a preguntárselo a ellas.
30 Palma sabe mantener hasta el final la
atención de sus lectores. "La astrología en el Perú (1660)"
243
El uso de acertados recursos estilísticos, adecuados a la índole del contenido, enri-
quece ese humor que es nota dominante en las Tradiciones. Por _ejemplo, hipérboles:
La muchacha era una de ésas limeñitas que, por su belleza, cautivan al mismo diablo ...
comparaciones enfáticas:
Lucía un par de ojos negros que eran como dos torpedos cargados con dinamita ...
metáforas coloquiales, tomadas de la lengua popular:
La muchacha le llenó el ojo y le flechó el corazón .
. . .el galán era plato muy de su gusto.
No faltan dichos populares:
Pero no era ésta la verdadera madre del ternero.
En su sintaxis y en su vocabulario late la influencia de los clásicos españoles. Palma
es muy respetuoso de la sintaxis, pero, en cambio, acepta la introducción de ameri-
canismos, neologismos, cultismos y popularismos, en pro del enriquecimiento del voca-
bulario.
Usa el laísmo:
-Concédame usted entonces obsequiarla los muebles y el ajuar de novia.
Revivifica palabras arcaicas:
... única melecina 31 salvadora ...
Introduce latinismos:
Y don Raimundo Pareja cumplió ad pedem iitterae ... 32
La sátira y la ironía asoman inesperadamente y contribuyen a realzar esta prosa
chispeante, que tiene -según Enrique Anderson lmbert- "algo de museo lingüístico
en que palabras y giros se aprietan en espacios mínimos":
Margarita que se anticipaba a su siglo, pues era nerviosa como una damisela de hoy,
gimoteó, y se arrancó el pelo, y tuvo pataleta, y si no amenazó con envenenarse fue porque
todavía no se habían inventado los fósforos.
El narrador se vale también de la perífrasis en un tono burlón:
-¡0 de Luis o de Dios! -gritaba cada vez que los nervios se le sublevaban, lo que
acontecía una hora sí y otra también.
y del aparte, a través del cual se inmiscuye en lo que cuenta 33:
Don Raimundo (¡al fin padre!) [ ... ] se encaminó como loco a casa de don Honorato ...
Todos estos recursos surgen en oraciones generalmente largas, ágiles, en las que
reina el espíritu festivo de Palma.
La crítica coincide en que las Tradiciones constituyen su verdadera obra poética, y no
se equivoca, pues poesía es creación y aquéllas son la más lograda de sus creaciones.
La Lima de hoy conserva el espíritu de la que conoce Palma y hasta, a veces, nos
parece la misma. Caminar por sus calles es recorrer su historia que se asoma aún a
los coloniales balcones de cajón y golpea las aldabas de las puertas, por las que
siempre se desliza una conseja castiza y engañosa de olor delicioso y viejo, donde el
diablo hace zumbar su rabo. La Lima de hoy conserva la tristeza del inca y la gracia del
español, la misma tristeza y la misma alegría que lleva dentro de sí este don Manuel
que quiere ser don Ricardo, y lo logra y lo proclama, pues piensa que la modestia es
"el tartufismo de la vanidad" y que la última vanidad que tiene el ser humano es "un
epitafio en el que esté su nombre". Por·eso, no se propone ser modesto: dice que en
literatura ha sido "una especie ·de cajón c;:le sastre" y reconoce su popularidad en toda
América":
Y no deben ser tan detestables mi forma y estilo en prosa, cuando en América he en-
31 Medicina. contrado tantos y tantos escritores que siguen la escuela por mí creada.
32 Al pie de la letra.
33 En otras tradiciones aparece la digresión,
a la que pone fin con un "Sigamos nuestra inte-
rrumpida narración'' ("Los dos Sebastianes
(1807)"), y no faltan los juegos de palabras:
"-El hecho es un muchacho hecho; el que lo
ha hecho niega el hecho: he aquí el hecho".
244
1
¡Inolvidable y última noche pasada en el hogar donde corrieron mi alma abatida va en las horas de mi sueño a vagar en torno del
los años de mi niñez y los días felices de mi juventud! Como el ave que fUe el hogar de mis padres. Frondosos naranjos, gentiles y ver-
impelida por el huracán a las pampas abrasadas intenta en vano des sauces que conmigo crecisteis, ¡cómo os habréis envejecido!
sesgar su vuelo hacia el umbroso bosque nativo, y, ajados ya los Rosas y azucenas de Maria, ¿quién las amará si existen? Aromas del
plumajes, regresa a él después de la tormenta, y busca inútilmente el lozano huerto, ¡no volveré a aspiraros! Susurradores vientos, rumo-
nido de sus amores revoloteando en torno del árbol destrozado, así roso río ... , ¡no volveré a oíros!
Capítulo LXV
A la hora y media me desmontaba ante la portada de una especie vecina con, algunos rayos que amarilleaban sobre los zarzales y en
de huerto, aislado en la llanura y cercado de palenque, que era el los follajes' de los árboles que sombreaban las tumbas. Al dar la
cementerio de la aldea. Braulío, recibiendo el caballo y participando vuelta a un grupo de corpulentos tamarindos, quedé enfrente de un
de la emoción que descubría en mi rostro, empujó una hoja de la pedestal blanco y manchado por las lluvias, sobre el cual se elevaba
puerta y no dio un paso más. Atravesé por en medio de las malezas una cruz de hierro. Acerquéme. En una·plancha negra que las ador-
y de las cruces de leño y de guadua_ que se levantaban sobre ellas. mideras medio ocultaban ya, empecé a leer: "Maria ... "
El sol, al ponerse,. lograba cruzar el ramaje enmarañado de la selva Jorge Isaacs
magnífica plasticidad
ambiente en
Pero no es ése el mérito de Maria. El cuadro humano es tan guras psicológicamente representativas-, trasunta, al par que el
precioso como el físico. La virtud que ha hecho perdurar a esta estilo tradicional propio de la vida hispanoamericana del siglo pasa-
novela no está precisamente en el triste y delicado idilio entre Efraín do, el tono propio que el romanticismo de la época ha cobrado en
y María, que le sirve apenas de argumento -aunque él nos dé, y no contacto con ese estilo de tradición colonial típico del Continente.
es poco, el más puro sentimiento romántico, el de una época-, sino Porque el romanticismo hispanoamericano tiene su tono propio -y
en la magnífica plasticidad del cuadro que le sirve de ambiente; el su color, su sabor, su perfume- que le distingue del europeo, en
de la casona solariega y señorial en que se centra la acción y el cuanto proviene de esa fusión entre ambos elementos: el idealismo
paisaje del Cauca que le rodea, valle andino que la novela ha hecho sentimental y caballeresco traído por la influencia literaria de allende
famoso -donde se trasun\an las modalidades de vida de la (eso que el aludido crítico marxista llama "melosa tontería de una
época, las estampas y las figuras de tan neto relieve que viven en época"), y el tipo tradicional vernáculo de sus caracteres y costum-
sus páginas: la recia y noble individualidad del padre, las de la bres, especialmente las que le infunden el arraigado catolicismo co-
madre y la hermana, tan dulces y prudentes, la pareja enamorada de lonial en el seno de la familia, y las costumbres rurales determinadas
los mestizos, Braulio y Tránsito, la del muchacho negro, Juan por las condiciones raciales y geográficas ...
Ángel, y los otros que componen una galería de retratos trazados
con finísima pluma, en una sucesión de episodios de perfecta es- Alberto Zum Felde
tructura y unidad novelística-. Todo ello, no menos, si no más, Uruguayo
acaso, que el propio tierno idilio juvenil de Maria y de Efraín -fi- (1899-1976)
245
A Casimiro Prieto Valdés.
Principio principiando; Sucedió que un día iba el lego por el puente, cuando un caballo
principiar quiero, desbocado arrojó sobre las losas al jinete. El infeliz quedó patitie-
por ver si principiando so 14, con la cabeza hecha una criba 15 y arrojando sangre por boca
principiar puedo 2. y narices.
die bus illis 3, digo, cuando yo era muchacho, oía con fre- -¡Se descalabró, se descalabró! -gritaba la gente-. ¡Que vayan
cuencia a las viejas exclamar, ponderando el mérito y precio de una a San Lázaro por el santo óleo!
alhaja: Y todo era bullicio y alharaca 16.
-¡Esto vale tanto como el alacrán de fray Gómez! Fray Gómez acercóse pausadamente al que yacía en tierra, púsole
Tengo una chica, remate de lo bueno, flor de la gracia y espurnita sobre la boca el cordón de su hábito, echóle tres bendiciones, y sin
de la sal, con unos ojos más pícaros y trapisondistas 4 que un par de más médico ni más botica el descalabrado se levantó tan fresco,
escribanos: como si golpe no hubiera recibido.
chica que se parece -¡Milagro, milagro! ¡Viva fray Gómez! -exclamaron los infmi-
al lucero del alba tos espectadores.
cuando amanece, Y en su entusiasmo intentaron llevar en triunfo 17 al lego.
al cual pimpollo he bautizado, en mi paternal chochera, con el mote para substraerse a la popular ovación, echó a correr camino de su
'de alacrancito de fra~ Gómez. Y el dicho de las viejas 5 y convento y se encerró en su celda.
, el sentido del piropo con que agasajo a mi Angélica 6, es lo que me La crónica franciscana cuenta esto último de manera distinta. Dice
propongo, amigo y camarada Prieto, con esta tradición. que fray Gómez, para escapar de sus aplaudidores, se elevó en los
El sastre paga deudas con puntadas, y yo no tengo otra manera de aires y voló desde el puente hasta la torre de su convento. Yo ni lo
satisfacer la literaria que con usted he contraído que dedicándole niego ni lo afirmo. Puede que sí y puede que no. Tratándose de
estos cuatro palotes. maravillas, no gasto tinta en defenderlas ni en refutarlas.
Aquel día estaba fray Gómez en vena de hacer milagros, pues
lego 7 contemporáneo de don Juan de la Pipirindica, cuando salió de su celda se encaminó a la enfermería, donde en-
pica 8, y de San Francisco Solano 9; el cual lego contró a San Francisco Solano acostado sobre una tarima, víctima de
desempeñaba en Lima, en el convento de los padres seráficos lO las una furiosa jaqueca. Pulsóle el lego y le dijo:
funciones de refitolero 11 en la enfermería u hospital de los devotos -Su paternidad está muy débil, y baria bien en tomar algún
fraíles. El pueblo lo llamaba fray Gómez: y fray Gómez lo llaman las alimento.
crónicas conventuales, y la tradición lo conoce por fray Gómez. -Hermano -contestó el santo-:-, no tengo apetito.
Creo que hasta en el expediente que para su beatificación y cano- -Haga un esfuerzo, reverendo padre, y pase siquiera un bocado.
nización existe. en Roma no se le da otro nombre. Y tanto insistió el refitolero, que el enfermo, por librarse de exi-
Fray Gómez hizo en mi tierra milagros a mantas 12, sin darse gencias que picaban 18 ya en majadería, ideó pedirle lo que hasta
cuenta de ellos y como quien no quiere la cosa. Era de suyo mila- para el virrey habría sido imposible conseguir, por no ser la estación
grero, como aquel que hablaba en prosa sin sospecharlo 13. propicia para satisfacer el antojo.
1 alacrán: arácnido con tráqueas en forma de bolsas y abdomen que 10 seráficos: pobres, humildes; suele darse este epíteto a San Fran-
se prolonga en una cola formada por seis segmentos y terminada en un cisco de Asís y a la orden religiosa que fundó.
aguijón curvo y venenoso, que el animal .clava en sus presas. 11 refitolero: que tiene cuidado del comedor de una comunidad.
2 Fórmula popular con que se comienzan algunos cuentos. 12 a mantas: en abundancia.
3 Expresión latina que significa 'En aquellos días'. 13 aq11el q11e hablaba en prosa: se refiere a Monsieur Jourdain,
4 trapisondistas: personas que arman enredos o andan en ellos. protagonista de la comedia El burgués gentilhombre, del escritor fran-
5 Palma se ha inspirado en una fuente oral. cés Jean-Baptisle Poquelin, Moliere (1622-1673).
6 mi Angélica: se refiere a su hija, Angélica Palma. 14 patitie>~o: dícese del que, por un accidente repentino, se queda
7 lego: en los conventos de religiosos, el que siendo profeso no tiene sin sentido ni movimiento en las piernas o pies.
opción a las sagradas órdenes. 15 hecha 11na criba: muy rota y llena de agujeros.
8 pica: especie de lanza larga, compuesta de un asta con hierro 16 alharaca: extraordinaria demostración o expresión con que por li-
y agudo en el extremo superior. gero motivo se manifiesta la vehemencia de algún afecto, como de ira,
Fratncisco Solano: religioso franciscano español (1549-1610).
queja, admiración, alegría, etcétera.
En 1589, marchó a las misiones de América con la expedición de 17 llevar en tri11nfo: entre aclamaciones, con demostraciones pú-
García de Mendoza. Se lo considera como el primer gran evangelizador blicas de agasajo entusiástico.
de las Indias adelantado de misioneros.
246
-Pues mire, hennanito, sólo comería con gusto un par de peje- -Se le conoce y que persevere deseo, que así merecerá en es!a
rreyes. vida terrena la paz de la conciencia, y en la otra,. la bienaventuranza.
Fray Gómez metió la mano derecha dentro de la manga izquierda, -Y es el caso que soy buhonero 24, que vivo cargado de familia
sacó un par de pejerreyes tan fresquitos que parecían acabados de y que mi comercio no cunde por falta de medios, que no por holga-
salir del mar. zanería y escasez de industria 25 en mí.
-Aquí los tiene su paternidad, y que en salud se le conviertan. -Me alegro, hennano, que 26 a quien honradamente trabaja Dios
Voy a guisarlos. le acude.
Y ello es que con los benditos pejerreyes quedó San Francisco -Pero es el caso, padre, que hasta ahora Dios se me hace el
curado como por ensalmo 19. sordo, y en acorrenne tarda ...
Me parece que estos dos milagritos de que incidentalmente me he -No desespere, hennano; no desespere.
ocupado son paja picada. Dejo en mi tintero otros muchos de nues- -Pues es el caso que a muchas puertas he llegado en demanda
tro lego, porque no me he propuesto relatar su vida y milagros. de habilitación por quinientos duros 27, y todas las he encontrado
Sin embargo, apuntaré, para satisfacer curiosidades exigentes, que con cerrojo y cerrojillo. Y es el caso 28 que anoche, en mis cavila-
sobre la puerta de la celda del pequeño claustro, que hasta ciones, yo mismo me dije a mí mismo 29: -¡Ea!, Jeromo, buen áni-
hoy sirve de hay un lienzo pintado al óleo representando mo y vete a pedirle el dinero a fray Gómez, que si él lo quiere,
estos dos milagros, con la siguiente inscripción: mendicante y pobre como es, medio encontrará para sacarte del
"El Venerable Fray Gómez. -.Nació en Extremadura en 1560. ¡¡puro. Y es el caso que aquí estoy porque he venido, y a su pater-
Vistió el hábito en Chuquisaca en 1580. Vino a Lima en 1587. - nidad le pido y ruego que me preste esa 30 por seis meses,
Enfermero fue cuarenta años, ejercitando 20 todas las virtudes, dota- seguro que no será por mí por quien se
do de favores y dones celestiales. Fue su vida un continuado mila- En el mundo hay devotos
gro. Falleció en 2 de mayo de 1631, con fama de santidad. En el de ciertos santos:
año siguiente se colocó el cadáver en la capilla de Aranzazú, y en la gratitud les dura
13 de octubre de 1810 se pasó debajo del altar mayor, a la bóveda lo que el milagro;
donde son los padres del convento. Presenció la trasla- que un beneficio
ción de los restos el señor doctor don Bartolomé Maria de las Heras. da siempre vida a ingratos
Se restauró este venerable retrato en 30 de noviembre de 1882, por desconocidos.
M. Zamudio."
-¿Cómo· ha podido imaginarse, hijo, que en esta triste celda en-
II contraria ese caudal?
Estaba una mañana fray Gómez en su celda entregado a la medi- -Es el caso, padre, que no acertaría a responderle; pero tengo fe
tación, cuando dieron a la puerta unos discretos golpecitos, y una en que no me dejará ir desconsolado.'
voz de quejumbroso timbre dijo: -La fe lo salvará, hermano. Espere un momento.
-Deo gratias .. .21 ¡Alabado sea el Señor! Y paseando los ojos por las desnudas y blanqueadas paredes de la
-Por siempre jamás, amén. Entre, hennanito -contestó fray celda, vio un alacrán que caminaba tranquilamente sobre el marco
Gómez. de la ventana. Fray Gómez arrancó una página de un libro viejo,
Y penetró en la humildísima celda un individuo algo desharra- dirigióse a la ventana, cogió con delicadeza a la sabandija, la
pado, vera efigies 22 del hombre a quien acongojan pobrezas, pero envolvió en el papel, y tomándose hacia el castellano viejo le dijo:
en cuyo rostro se dejaba adivinar la proverbial honradez del caste- -Tome, buen hombre, y empeñe esta alhajita; no olvide, sí;
llano viejo. devolvénnela dentro de seis meses.
Todo el mobiliario de la celda se componía de cuatro sillones de El buhonero se deshizo en frases de agradecimiento, se despidió
vaqueta 23, una mesa mugrienta, y una tarima sin colchón, sábanas de fray Gómez y más que de prisa se encaminó a la tienda de un
ni abrigo, y con una piedra por cabezal o almohada. usurero.
-Tome asiento, hermano, y dígame sin rodeos lo que por acá le La joya era espléndida, verdadera alhaja de reina morisca, por
trae -dijo fray Gómez. decir lo menos. Era un prendedor figurando 31 un alacrán. El cuerpo
-Es el caso, padre, que yo soy hombre de bien a carta cabal ... lo formaba una magnífica esmeralda engarzada sobre oro, y la
247
cabeza un grueso brillante con dos rubíes por ojos. Y con este capitalito fuele\tan prósperamente en su comercio, que
El usurero, que era hombre ·conocedor, vio la alhaja con codicia, a la terminación del plazo pudo desempe~ar la prenda, y, envuelta
y ofreció al necesitado adelantarle dos mil duros por ella; pero en el mismo papel en que la recibiera, se la devolvió a fray Gómez.
nuestro español se empeñó en no aceptar otro préstamo que el de Éste tomó el alacrán, lo puso sobre el alféizar 34 de la ventana, le
quinientos duros por seis meses, y con un interés judaico, se en- echó una bendición y dijo:
tiende. Extendiéronse y firmáronse los documentos o papeletas de -Animalito de Dios, sigue tu camino.
estilo, acariciando el agiotista 32 la esperanza de que a la postre 33 el Y el alacrán echó a andar libremente por las paredes de la celda.
dueño de la prenda acudiría por más dinero, que con el recargo de Y vieja, pelleja,
intereses lo convertiría en propietario de joya tan valiosa por su aquí dio fin la conseja 35.
mérito intrínseco y artístico. Ricardo Palma
[El escritor y su
Si alguien pegara el oído al labio secular de la ciudad 1, le oiría Era hijo del pueblo y lo proclamaba y de esa legitimidad prove-
decir, con las palabras salidas de la nube: Hic est filius meus di- nía su abolengo.
lectus 2 Porque él habló por ella y ésta era su propia e inconfundi- Combatió, fue combatido, sufrió el destierro y la calumnia, pero
ble voz. pudo, como el estoico 6, inscribir en su escudo: "Derribado en la
Venía del siglo de oro el torrente de su sangre y por eso era un lucha, caí invencible".
renacentista ag'ónico y por eso era un navegante del encrespado mar No es verdad que se parezca a nadie y su espejo está en la ciudad
barroco. donde él puso el azogue 7 y la imagen.
En el fondo de sus ojos Melibea se moría de amor, como un Sólo tiene antecedente en actitudes, en gestos, en diapasón 8 , en
ángel equivocado en el mundo infernal de la picaresca. idioma. Lo demás lo cultivó con sus manos y de su propia heredad.
Cagliostro 3 le daba sus secretas fórmulas y un sacro colegio de Si es preciso definir su filiación esencial, de él pudiera decirse,
alquimistas insomnes autorizaba su búsqueda de metales imposibles. como Lope diría de Quevedo:
Conocía los pasos secretos para viajar a otros siglos y volvía a la
hora del alba, pálido y transparente, con las manos llenas de insig- "Escritor agudísimo y suave,
nias y trofeos preciosos. dulce en las burlas y en las veras 9 grave ... "
Ponía la planta en los cuarteles 4 heráldicos y se divertía en de-
rrumbar las torres y en cabalgar leones rampantes 5 y desgranar ru- César Miró
bíes de las granadas que es el maíz con que se alimentan los Peruano
halcones. (Contemporáneo)
248
Olegario Víctor Andrade y Carlos Guido y Spano son dos representantes de la poesía
romántica argentina. El primero, admirador oe Víctor Hugo, traza versos vibrantes, gran-
dilocuentes. El segundo, clásico en la forma, vierte su romanticismo en los temas que
canta.
un
Dotado de una gran 1maginac1on, Andrade -pocas veces poeta subjetivo- rinde
culto a la belleza a través de poemas en los que la imagen de lo sublime conforma el
escenario elegido para que despierten líricamente las grandezas que nutren su espíritu.
El trovador"
249
los rumores de la altura
La crítica divide su hacer lírico a en dos épocas. La primera -de intimismo autobio-
gráfico- comprende los poemas que escribe en Entre Ríos, de 1855 a 1875 (El
consejo maternal, La vuelta al hogar, El 9 de agosto): los recuerdos de-la infancia y de
la adolescencia se mezclan ya con algunos sones épicos.
250
La crítica censura su "verbalismo insustancial", sus insalvables "defectos de fondo y
de forma", la "monotonía de lo grandioso". Se lo llama "Ícaro 13 de la inspiración, lan-
zado en entusiasta ímpetu contra el sol" 14.
El poeta es consciente de sus. errores. No en vano concluye así su poema El Por-
venir ( 1867):
¡Dios solo sabe si podré algún día
trepar las cumbres y pulsar el arpa!
Me falta voz, pero me sobra aliento,
¡oh! ¡quién tuviera tus potentes alas!
Ese "aliento" es el que colma de sinceridad su verso :
251
Como extraña la vida familiar, regresa a Río de Janeiro, "reclinada como una sultana
entre sus bosques siempre verdes". Allí comparte con sus hermanos el amor a las
letras, a la música y al canto, hasta que, por razones políticas, su padre debe partir a
Buenos Aires. Carlos se queda y se asocia al movimiento literario de la época, pero la
autoridad lo destierra. Decide, pues, viajar a Europa; Portugal, Inglaterra, Francia, des-
lumbran su inquieta juventud 1a.
Después de Caseros, nuevamente la patria, aunque no por mucho tiempo; "un acto
... nunca me aluciné sobre mis produccio-
atentatorio del gobierno" aleja a su padre de Buenos Aires.
nes literarias. Soy apenas un simple cultor de
Se instalan en Montevideo, pero, recobrada aparentemente la tranquilidad, Carlos
las letras, un modesto afiliado a la hueste
vuelve y se desempeña como subsecretario de Estado en el Departamento de Relacio-
soñadora y brillante de los artistas y los poe-
nes Exteriores, en Paraná, durante dos años.
tas -esto es todo. En medio de una vida
En 1854, casa con Sofía Hynes González, dama uruguaya, de la que tiene seis hijos.
azarosa me entretuve de vez en cuando en
En 1861 es subsecretario del Ministerio del Interior, en Buenos Aires, cargo al que
escribir en verso, y como dice el maestro
renuncia para buscar en Montevideo la protección de su padre. Con éste regresa a la
Fray Luis de León, "se me cayeron esas
capital porteña, donde -según su confesión- lee mucho y aprende poco. Luego, se
obrecillas de las manos": ¿Quién no ha sa-
traslada a Paysandú con el objeto de unir sus fuerzas a las de los defensores de ese
crificado alguna vez a las musas? Empero
lugar, y, después, á Montevideo. Finalmente, regresa a Buenos Aires, a la paz del
nunca creí llegar a imprimir un libro de poe-
hogar 19.
sías.
Muertos sus padres, la epidemia de fiebre amarilla de 1871 le arrebata a la esposa.
Carta a su amigo Héctor F. Vare/a, "Buenos Aires se moría", escribe con el corazón desolado, mientras su inmensa
Buenos Aires, ! 0 de junio de 1871. caridad lo lleva a socorrer a los enfermos y a enterrar a los muertos. De ese año es
Hojas al viento, "humildísima ofrenda al sentimiento y al arte" 20.
Víctor Hugo 21, quien ha tenido en sus manos un ejemplar, lo llama "libro magnífico".
En 1877, se une en matrimonio con Micaela Lavalle Darregueira, de la que sólo tiene
un hijo, Francisco.
Dos años más tarde aparece Ráfagas, obra en la que reúne sus escritos en prosa
18 Traduce al portugués el Rafael de Lamar- sobre temas políticos, históricos, literarios 22 y sociales; la obra presenta, a modo de
tine -"mi ensayo capital''-, precedido de un introducción, una Carta confidencial a un amigo que comete la indiscreción de publi-
estudio crítico sobre sus Confidencias. carla. Ésta puede considerarse su autobiografía 23.
19 Publica sus primeros poemas en la Revis- Es miembro correspondiente de la Real Academia Española (1889), miembro hono-
ta de Paraná (1854) y en El Correo del Do- rario de la Academia de Bellas Artes de Santiago de Chile y académico honorario de la
mingo (1866). Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires.
20 Se advierte en esta obra su admiración En i 895 publica Ecos lejanos 24 , con prólogo de Joaquín V. González y de Santiago
por el mundo griego. Hay reminiscencias neo- Estrada. Allí proclama su amor a la tierra en que ve la luz:
clásicas. Entre los poemas que contiene, cita-
remos: La Esperanza, La Inocencia, Marmó- He nacido en Buenos Aires.
rea, Canto de Amor, En los guindos, Contes- ¡Qué me importan los desaires
tación a un amigo helenista, Poesías griegas, con que me trate la suerte!
Cuento de flores, Nenia, Al pasar, Amira, At Argentino hasta la muerte
home, A mi hija Maria del Pilar y otras. Apa-
he nacido en Buenos Aires.
recen algunas traducciones de poemas de La-
martine y de la Antología griega, como, por Trova
ejemplo, de Salo (hacia 580 a.C.).
2í Guido y Spano le dedica al escritor fran- Muere a los noventa y un años, en su ciudad natal -"Dormir mi último sueño en tu
cés dos poemas que llevan el mismo título: regazo"-, el 25 de julio de 1918, rodeado del amor que supo dar: " ... el amor 1 de los
Víctor Hugo. Uno pertenece al libro Hojas al hijos la savia es de los viejos, 1 de la vida que muere último albor" 25 .
viento y otro, a Ecos lejanos.
22 Inicia en nuestro país la crítica teatral.
modernista?
23 La prosa de Guido y Spano es lírica, tier-
na y, a veces, irónica y humorística. Hacia 1904 Guido y Spano escribe Gratitud 26, poema en el que resume las carac-
24 Aparece un año antes que Prosas profa- terísticas de su inspiración poética:
nas y Los raros, de Rubén Darío. Contiene
poemas de circunstancias, como por ejemplo: Vario es el modo en que ensayé mis cantos.
En el centenario de Calderón de la Barca, Si magnífica prez alcanzar pude,
Ante /os restos del General San Martln, A Ga- por otros merecida, la depongo
ribaldi, En el centenario de Bo/lvar, A Rubén
humilde, respetuoso, conmovido,
Daría, Pedro Goyena, Zorrilla, Centenario de
Mayo y otras. Hay también traducciÓnes de del numen sacro ante el altar sublime.
Alfredo de Musset. Invocárale yo, tarde lo hiciera.
25 Estos versos pertenecen al poema Al pa- Allá se fue la mocedad. La aurora
sar, de su libro Hojas al viento. no da al ocaso su fulgor purpúreo,
26 Pertenece a Ecos lejanos. ni manan del raudal las limpias aguas
252
Tan natural y suave como es, fue a su que heló el invierno en escarpada roca.
modo un original y casi un rebelde. Su figu- ¿Dónde la eterna inspiración? Su fuente,
ra resalta, dentro de su época, con el interés naturaleza, Dios. El hombre, un punto
peculiar de los que no se parecen a sus con- luminoso eh la noche de lo inmenso,
temporáneos y llevan en su sensibilidad, en chispa fugaz de la celeste hoguera.
su fantasía o en su gusto, un carácter esen- Pero la gloria es resplandor; sus rayos
cial que los singulariza. Llegó a la escena mi flaqueza retemplan, y ya siento
literaria cuando alcanzaba entre nosotros a vibrar en su mudez el harpa antigua ...
triunfal plenitud la renovación romántica, y Quédese aquí velada y silenciosa:
vio pasar la corriente de las nuevas formas a renovados triunfos, nuevos himnos.
con cierto apartamiento señoril, aunque no En sus comienzos, zumban "las abejas de Lucrecio 27 en los cármenes 28 frescos de
incapaz de simpatía y asimilación. Virgilio", es decir, su poesía manifiesta su admiración por la antigüedad clásica 29; a
José Enrique Rodó ella acude como fuente prístina del lirismo.
Acaso un eco de la musa antigua
es esa voz; algún suspiro acaso
de los sagrados bosques del Parnaso 30
que el viento de los siglos no amortigua.
A Manuel C. Gouvea
Parnasianismo. Es un movimiento lite- Pero su musa es romántica 3i, aunque nazca de una atmósfera espiritual distinta.
rario nacido en Francia, en la segunda Ruinas, noche, sepulcro, luna, flores, ojos "de fulgor celeste", sombras, recuerdos,
mitad del siglo XIX, que toma su nombre asoman en sus versos con una significación menos intensa que en los primeros ro-
de la publicación Le Pamasse Contem- mánticos.
porain, recueil de vers nouveaux (El Par- La crítica ha señalado su simpatía por la línea parnasiana que introduce Rubén Darío.
naso Contemporáneo, colección de ver- A pesar de ello, no podemos hablar de un influjo decisivo, sino, tal vez, de fugaces
sos nuevos), realizada por principiantes coincidencias.
que reconocían como maestros a Théo-
Fresca es la onda, azul y cristalina,
phile Gauti~r (1811-1872), Leconte de
en que baña su cuerpo de alabastro
Lisie (1818-1872), Théodore de Banville
la rubia Myrta, al resplandor del astro
(1823-1891) y Charles Baudelaire (1821-
que pálido las sombras ilumina.
1867). Conciben la poesía como el único
La juventud divina
arte completo que contiene a todas las
ennoblece sus mágicos hechizos,
demás. Buscan la perfección formal. El
mezclando en un conjunto soberano
parnasianismo manifiesta la tendencia de
la grana tiria 32 y el marfil indiano.
acercar la poesía a la belleza plástica, al
Al desflocar 33 gentil sus blondos riz9s
ensueño de la gracia helénica. Ánforas,
por el agua escarchados, semejaba 34,
blasones, estatuas y centauros son algu-
nos de los elementos de los que se va- que de las grutas de coral se alzaba
len los poetas para componer sus obras. jugando en sus cristales movedizos.
Myrta en el baño
27 Tilo lucrecio Caro. Poeta latino y filósofo Ese parnasianismo es sólo aparente y se halla dominado por la tensión romántica,
epicúreo (91-53 a.C.). Su poema De la natu- por ese volver siempre a su mundo interior. De ahí que en algunos poemas se
raleza de las cosas fue recogido y publicado
entrelacen los rasgos románticos con los considerados modernistas:
por su amigo Cicerón.
28 Jardines. Versos o composiciones poéti- Ha poco la soñé - fue un sueño vago;
cas. pasó como la sombra
29 Así es llamada la antigüedad grecorro-
de un albo cisne sobre el terso lago.
mana. Cuando ella me aparece
30 Montaña de la Fócida, donde Apolo y las
reflejada en las risas de la infancia,
musas tenían su morada. En sus faldas estaba
la fuente Castalia, cuyas aguas inspiraban a una suave fragancia
los poetas. me anuncia que mi vida reverdece.
31 Su labor poética es de esencia romántica. La Inocencia
Lamartine es uno de sus máximos inspirado-
res. Algunos estudian a Guido y Spano como poeta de la segunda generación romántica;
32 De Tiro, ciudad de Fenicia. otros, como romántico y clásico a la vez; como poeta de transición entre el Romanti-
33 Desflecar. cismo y el Modernismo; como precursor y animador de este movimiento o como inte-
34 Según algunas mitologías, ninfa, ser fan- grante de la generación del 80. Pero, en realidad, ni es romántico a la manera de Eche-
tástico o espíritu elemental del agua. verría o de Mármol, ni modernista como Lugones, en una de sus etapas poéticas. Ri-
253
cardo Rojas escribe con certeza que es "un timbre nuevo en la evolución de la poesía
argentina: ese timbre viene de su temperamento personal y de su educación literaria,
nuevos también".
Guido y Spano es un romántico mitigado, pero romántico al fin. Su mayor anhelo
reside, sin duda, en el hallazgo de la belleza, en que sus palabras y la pureza de la
forma -no siempre lograda- la comuniquen. Una aspiración romántica lo conduce a
esa peregrinación ideal para resucitar la mesura del mundo griego, su pasión de lo
bello.
¡No conoce el amor mi casta musa!
¡Ay! y al viento flotando el manto griego,
sube al Olimpo 35, de su sed el fuego
a apagar en la fuente de Aretusa 36!
Contestación a un amigo helenista
Decora, pues, su poesía con la clasicidad helénica. Ésta es en él materia de ensueño
y no hábito natural y espontáneo. ¡
Hay en su persona una doble virtud que le El tema del hogar, sólido y modesto, y de la familia enciende las más auténticas pá-
llama al supremo galardón: una vida con- ginas de su obra y constituye su defensa del respeto por la tradición y por el honor
sagrada entera a la~ musas amadas de la nativo. Un ejemplo acabado es At home:
patria, y una honrada y pura ancianidad se-
Bella es la vida que a la sombra pasa
mejante a las encinas por lo vigorosas y flo-
del heredado hogar; el hombre fuerte
ridas. Es que lo alentó una gran salud de
contra el áspero embate de la suerte
cuerpo y espíritu; por eso no hay debilidad
puede allí abroquelarse 37 en su virtud.
en su canto, ni sombra en su ideal. Toda su
Si es duro el tiempo y la fortuna escasa,
obra respira los dos sentimientos que son dos
si el aéreo castillo viene abajo,
fundamentales virtudes: el amor del suelo na- queda la noble lucha del trabajo,
tivo, con sus tradiciones, sus pompas y des-
la esperanza, .el amor, la juventud.
nudeces, sus alegrías y dolores, sus sueños
de gloria y sus tristezas, y el amor santo y El poeta manifiesta también un interés por lo nacional y por identificar al hombre
fecundo del hogar, que el poeta ha divini- argentino con los caracteres del país:
zado en estrofas de eterna! perfume y mística Busquemos la gran patria en que los hombres
unción. se reconozcan prósperos y hermanos,
Joaquín V. González invitando a los pueblos soberanos
a seguir de los libres el pendón.
Ama su patria y ama la patria univer- ¡Adelante!
sal. Anhela libertad y democracia para la Las breves descripciones que le dedica a la naturaleza -Buenos Aires, Río-eje Janei-
humanidad entera. ro, Roma- son espejo de su sensibilidad exquisita y pretexto para introducir una expe-
riencia personal.
Quizá ya nunca, pues el tiempo avanza,
volveré a ver tu cielo, tu bahía,
ni a soñar vagabundo en muelle holganza
perdido entre tus selvas cual solía!
i Oh princesa del valle florecido
cuyos pies besa el mar, que la alta cima,
refleja de tus montes seculares!
Río Janeiro
El amor, la paz interior, la armonía, la serenidad cristiana, su nobleza de pensa-
miento sustentan cada uno de sus versos, en los que tampoco está ausente la mujer:
35 Célebre montaña de Tesalia, la más alta
de Grecia. En sus faldas moraban las musas y Más süave que el vuelo de la brisa
otras deidades. Zeus habitaba en su palacio, en el rosal florido es mi adorada;
en la cumbre más elevada. grave, modesta, tierna, recatada,
36 Ninfa de Élida. Un día, mientras se baña-
a todos blanda, sólo a mí sumisa.
ba en el Alteo, inspiró amor al dios del río y,
para escapar a su persecución, imploró el so- Argentina es su voz, dulce su risa
corro de Diana, que la transformó en una del amor por la llama iluminada;
fuente. el rayo azul del cielo en su mirada,
37 Resguardarse, defenderse. da de origen la señaJ precisa.
254
38 Compone sonetos, redondillas, silvas, oc- El cabello ondeante, esbelta y fina,
tavas, cuartetos, serventesios (estrofas forma- recto el perfil, rotundo el níveo seno,
das por cuatro endecasílabos con rima conso- ¿quién vio jamás tan célica hermosura?
nante alterna -ABAB-, que proceden de Ita-
lia. Hoy se las llama, generalmente, cuartetos. Es una estatua griega, una alba ondina
Guido y Spano las usa para cerrar sus com- surgiendo leve del cristal sereno
posiciones en tercetos, como aparecen en los al fulgor de la luna en la espesura 38!
poemas anteriores al siglo XVIII). Usa el verso Semblanza
de arte mayor (endecasílabo, alejandrino) y el
de arte menor (heptasílabo, octosílabo); el ver- El "cisne herido" de nuestro poeta, "que el ala extiende sin volar", es, quizá, el
so rimado y el verso blanco o suelto. símbolo más claro de un RomanticiSmo que se extingue y que, al mismo tiempu,
prepara el nacimiento de una nueva inquietud estética .
1
El de cóndores
I Aquella negra masa se estremece
En la negra tiniebla se destaca, con inquietud extraña:
como un brazo extendido hacia el vacío ¡es que sueña con algo que lo agita
para imponer silencio a sus rumores, el viejo morador de la montaña!
un peñasco sombrío. No sueña con el valle ni la sierra
Blanca venda de nieve lo circunda, de encantadoras galas;
de nieve que gotea ni menos con la espuma del torrente
como la negra sangre de una herida que humedeció sus alas.
abierta en la pelea.
No sueña con el pico inaccesible
¡Todo es silencio en tomo! Hasta las nubes que en la noche se inflama
van pasando calladas, despeñando por riscos y quebradas
como tropas de espectros que dispersan sus témpanos de llama. '
la ráfagas heladas.
No sueña con la nube voladora
¡Todo es silencio en tomo! Pero hay algo
que pasó en la mañana
en el peñasco mismo
arrastrando en los campos del espacio
que se mueve y palpita cual si fuera
su túnica de grana.
el corazón enfermo del abismo.
Es un nido de cóndores, colgado Muchas nubes pasaron a su vista,
de su cuello gigante, holló 1 muchos volcanes,
que el viento de las cumbres balancea su plumaje mojaron y rizaron
como un pendón flotante. torrentes y huracanes.
Es un nido de cóndores andinos, Es algo más querido lo que causa
en cuyo negro seno su agitación extraña:
parece que fermentan las borrascas un recuerdo que bulle en la cabeza
y que dormita el truel!o· del viejo morador de la montaña.
1 holló: pisó.
255
En la tarde anterior, cuando volvía, cuando sintió un rumor nunca escuchado
vencedor inclemente, en las hondas gargantas de occidente;
trayendo los despojos palpitantes el rumor del torrente desatado,·
en la garra potente, la cólera rugiente
bajaban dos viajeros presurosos del volcán que en horrible paroxismo 6
la rápida ladera: se revuelca en el fondo del abismo.
un niño y un anciano de alta talla Choque de armas y cánticos de guerra
y blanca cabellera. resonaron después. Relincho agudo
Hablaban en voz alta, y el anciano, lanzó el corcel de la argentina tierra
con acento vibrante, desde el peñasco mudo;
"¡Vendrá, exclamaba, el héroe predilecto 2 y vibraron los bélicos clarines
de esta cumbre gigante!" del Ande gigantesco en los confines 7.
El cóndor, al oírlo, batió el vuelo, Crecida muchedumbre se agolpaba
lanzó ronco graznido, cual las ondas del mar en sus linderos s,
y fue a posar el ala fatigada infantes y jinetes avanzaban,
sobre el desierto nido. desnudos los aceros,
Inquieto, tembloroso, como herido y atónita al sentirlos la montaña
de fúnebre congoja, bajó la frente y desgarró su entraña 9.
pasó la noche y sorprendiólo el alba
con su pupila roja. ¿Dónde van? ¿Dónde van? ¡Dios los empuja!
Amor de patria y libertad los guía;
donde más fuerte la tormenta ruja,
II
donde la onda bravía
Enjambre de recuerdos punzadores más ruda azote el piélago 10 profundo:
pasaban en tropel por su memoria, ¡van a morir o libertar un mundo!
recuerdos de otro tiempo de esplendores,
de otro tiempo de gloria 3,
en que era breve espacio a su ardiJ¡niento III
la anchurosa región del vago viento.
Pensativo a su frente, cual si fuera
Blanco el cuello y el ala reluciente,
en muda discusión con el destino,
iba en pos de la niebla fugitiva,
iba el héroe inmortal que en la ribera
dando caza a las nubes en oriente:
del gran río argentino
o con mirada altiva
al león hispano asió de la melena
en la garra pujante se apoyaba,
¡y lo arrastró por la sangrienta arena 11 !
cual se apoya un titán 4 sobre su clava 5.
Una mañana -¡inolvidable día!- El cóndor lo miró, voló del Ande
ya iba a soltar el vuelo soberano a la cresta más alta, repitiendo
para surcar la inmensidad sombría con estridente grit(): "¡Éste es el grande!"
y descender al llano Y San Martín, oyendo
a celebrar con ansia convulsiva cual si fuera el presagio de la historia,
su sangriento festín de carne viva, dijo a su vez: "¡Mirad!, ¡ésa es mi gloria!"
256
IV La vio en Maipú 20, en Junín 21, y hasta en aquella
Siempre batiendo el ala silbadora, noche maldición, noche de duelo,
cabalgando en las nubes y en los vientos, en que desapareció como una estrella
lo halló la noche y sorprendió la aurora; tras las nubes del cielo;
y a sus roncos acentos y al compás de sus lúgubres graznidos
tembló de espanto el español sereno fue sembrando el espanto en los dorrnidos 22.
en los umbrales del hogar ajeno. ¡Siempre tras ella, siempre! Hasta que un día
Un día ... se detuvo; había sentido la luz de un nuevo sol alumbró al mundo;
el estridor 12 de la feroz pelea; el sol de libertad que aparecía
viento de tempestad llevó a su oído tras nublado profundo,
rugidos de marea; y envuelto en su vislumbre 23
y descendió a la cumbre de una sierra, tornó soberbio a la nativa cumbre.
la corva garra abierta en son de guerra.
VI
¡Porfiada era la lid! Por las laderas
bajaban los bizarros batallones, ¡Cuántos recuerdos el viajero
y penachos, espadas y cimeras 13, en el calvo señor de la montaña!
cureñas 14 y cañones, Por eso se agitaba entre su nido
como heridos de un vértigo tremendo con inquietud extraña;
en la sima 15 fatal iban cayendo. y al beso de la luz del .sol naciente
¡Porfiada era la lid! En la humareda volvió otra vez a sacudir las alas
la enseña de los libres ondeaba y a perderse en las nubes del oriente.
acariciada por la brisa leda 16 ¿A dónde va? ¿Qué vértigo lo lleva?
que sus pliegues hinchaba: ¿Qué engañosa visión nubla sus ojos?
¡y al fin, entre relámpagos de gloria, ¡Va a esperar del Atlántico en la orilla
vino a alzarla en sus brazos la victoria 17! los sagrados despojos
Lanzó el cóndor un grito de alegría, de aquel gran vencedor de vencedores,
grito inmenso de júbilo salvaje; a cuyo solo nombre se postraban
y desplegando en la extensión vacía tiranos y opresores!
su vistoso plumaje,
¡Va a posarse en la cresta de una roca,
fue esparciendo por sierras y por llanos
batida por las ondas y los vientos,
jirones de estandartes castellanos.
allá, donde se queja la ribera
V con amargo lamento,
Desde entonces, jinete del vacío, porque sintió pisar planta extranjera
cabalgando en nublados 18 y huracanes, y no sintió tronar el escarmiento!
en la cumbre, en el páramo 19 sombrío,
tras hielos y volcanes, ¡Y allá estará! Cuando la nave asome 24
fue siguiendo los vívidos fulgores portadora del héroe y de la gloria,
de la bandera azul de sus amores. cuando el mar patagón alce a su paso
los himnos de victoria,
La vio al borde del mar, que se empinaba
volverá a saludarlo como un día
para verla pasar, y que en la lira
en la cumbre del Ande,
de bronce de sus olas entonaba,
para decir el mundo: ¡Éste es el grande 25!
como un grito de ira,
el himno con que rompe las cadenas
de su cárcel de rocas y de arenas. Olegario Víctor Andrade
257
home 1
258
Con este escritor uruguayo se cierra el movimiento romántico hispanoamericano. Su
poema Tabaré aparece en 1888, año en que también se publica ·Azul ... , de Rubén
Darío, obra que marca el triunfo del Modernismo.
259
distintivos ojos azules. Durante la conquista, uno de sus integrantes habría logrado su
libertad a cambio del rescate de la esposa del gobernador español, prisionera de los
indígenas.
Entre 1879 y 1888, el poeta uruguayo trabajó sobre este material con un criterio emi-
nentemente literario, es decir, sin preocuparse de la historicidad de los hechos: los tras-
ladó a las riberas del río Uruguay y en los años cercanos a i 594, según él mismo lo
aclara en el texto. De ahí lo innecesario de las apuntaciones de algunos críticos acerca
de inexactitudes históricas en el poema: han olvidado el sentir estético que animó al
autor, a quien interesó solamente la verosimilitud de la fábula y no la historicidad de
acciones y personajes .
® Introducción.
Libro 1 ® Libro Primero (dos cantos).
En el siglo XVI, una mujer blanca, Mag- ® Libro Segundo (seis cantos).
dalena, es abandonada en el campo de ® Libro Tercero (seis cantos).
batalla entre españoles y charrúas. So- Todo precedido por la dedicatoria del poema a Elvira Blanco de Zorrilla, esposa del
metida al cacique Caracé, da a luz a un autor. Un "Índice alfabético de algunas voces indígenas empleadas en el texto" cierra el
mestizo, de ojos azules, a quien bautiza volumen.
antes de morir. La obra está compuesta en cuartetos que combinan endecasílabos asonantes con
Libro 11 heptasílabos y, en algunos casos, hexasílabos o pentasílabos.
Veinte años. después, otra expedición
se afianza en l~s mismas playas. Su jefe, Género literario de "Tabaré"
don Gonzalo de Orgaz, aprisiona y lleva
Mucho se ha discutido al respecto. Su autor la consideró una epopeya, a pesar de la
al poblado a un indio extraño de ojos
carencia de hechos heroicos en el accionar del protagonista. Juan Valera (1829-1905),
azules, llamado Tabaré. Durante su esta-
en cambio, la caracterizó como novela en verso, por el aparente predominio del con-
día en el villorrio, Tabaré encuentra com-
flicto amoroso en su trama. En realidad, se hace difícil determinar su especie, ya que
prensión y apoyo en el Padre Esteban.
participa de los caracteres de la epopeya y de los de la novela.
Cierta vez, al ver a Blanca, la hermana
de don Gonzalo, se ~iente conmovido: en
ella ha creído enconÚar a su propia ma-
la del poema
dre Magdalena, muerta hace años. Una Enrique Anderson lmbert distingue tres vertientes en la composición de Tabaré:
atracción indefinible lo impulsa a acercar- ® El hilo novelesco
se a la niña, en tanto vive el conflicto Es la fábula que sostiene al poema. Desarrolla los hechos salientes.de la vida del
desatado en su alma por sus instintos protagonista, el charrúa de ojos claros, mestizo de indio y española, hasta su muerte
guerreros y el impulso misericordioso a manos de don Gonzalo de Orgaz.
que las aguas bautismales han desperta- ® El hilo teológico
do en él. Don Gonzalo, temeroso, lo echa La presencia de Dios, a través de las aguas purificadoras del Bautismo, transforma el
del poblado. alma del mestizo Tabaré y, también, el paisaje circundante. El cambio que se opera en
Libro 111 el charrúa de ojos claros permitirá el entendimiento entre "los hombres blancos de la
Los charrúas atacan el villorrio espa- raza nueva" y la "estirpe lentamente sumergida 1 en la infinita soledad arcana".
ñol. Yamandú, el nuevo cacique, se apo- El poeta, intercesor entre Dios y los hombres, es el demiurgo, el mensajero capaz
dera de Blanca. Al huir con ella por el de internarse en el ayer lejano para evocar el fin de una raza y el nacimiento de otra.
bosque, es sorprendido por Tabaré, quien
lo mata y libera a la niña. Decide regresar ® El hilo paisajista
a Blanca con su familia, pero en el retor- En la actualidad el hilo novelesco puede no interesar al lector. No ocurre lo mismo
no los alcanza don Gonzalo. En la creen- con la descripción del paisaje, que trasunta una exquisita visión lírica de la Naturaleza.
cia de que Tabaré es el raptor, el jefe es- En el poema, el paisaje testimonia con una simbología riquísima la existencia y la
pañol le da muerte. extinción de la raza charrú¡:¡. El río, sus márgenes, los árboles, sus pájaros, el cielo y
sus nubes "viven" en diálogo permanente con los personajes, cuyos sentimientos com-
i Según el anotador Antonio Seluja Cecín,
parten o ácompañan. Zorrilla animiza el paisaje salpicando su verso con vocablos
Zorrilla publicó sucesivas versiones de su obra
guaraníes que acentúan la musicalidad de las descripciones.
en 1888, 1892 y 1918, hasta la edición defini-
tiva de 1923. En su edición crítica de Tabaré, Zorrilla de San Martín ha sabido entrelazar estos tres hilos de manera tal que se
las califica de "lecciones-fuentes" del poema. hace difícil aislarlos. Tal vez, en ese sentido el ejemplo más notable se manifieste en la
(Ver su edición, Universidad de la República, estrofa que constituye el "leit-motiv" de la obra, en la versión del Libro 111, canto VI, vs.
Uruguay, 1984.) 4651-8.
260
resumido novelesco: la "flor", muerto. Arites
"'"'""'''~'~'"'
un hijo, el "lirio amarillento", no blanco, por su condición de mestizo. Pero
tuvo el "perfume" de su madre, es decir, conservó la fe que Magdalena le insuflara con
las aguas bautismales. Todo ello volcado en una alegoría descriptiva de la Naturaleza
(hilo atravesada por la idea de la presencia de Dios en Tabaré (hilo teoló-
en el "perfume" heredado de su madre española.
Los son símbolos más que seres humanos. Hasta sus nombres, en
muchos casos, aluden a la idea que representan. Así, Blanca es la adolescente toda
pureza, actitud de curiosidad despierta los recuerdos de Tabaré. Su orfandad la
acerca al Es la del Romanticismo.
Tabaré, "el que vive lejos del poblado" -según la etimología-, es un ser extraño a
ambas razas, porque en su naturaleza chocan caracteres de una y de otra. Solitario,
misterioso, en su interior luchan instintos buenos y malos que provocan su angustia ~.
Don Gonzalo de resume la hidalguía española, en duda siempre entre sus de-
beres como soldado y su fe religiosa.
En el Padre Esteban, Zorrilla de San Martín delineó los caracteres del misionero
¡Cayó la flor al rio! español, cuya palabra mesurada detiene la violencia y esparce la semilla vivificadora
Los temblorosos círculos concéntricos del
Balancearon los verdes camalotes, Frente a ellos, los caciques charrúas denotan fiereza. Sus semblanzas, plenas de
Y entre los brazos del juncal murieron. vigor, constituyen verdaderas elegías. Para pintarlos el poeta se interesó por las cos-
tumbres charrúas y el destino trágico de sus jefes.
Las grietas del sepulcro
Engendraron un lirio amarillento. La relación Tabaré=Bianca
Tuvo el perfume de la flor caída,
Su misma extrema palidez ... ¡Han muerto! Seluja Cecín afirma que el acercamiento entre ambos personajes puede dividirse en
cinco momentos.
Libro m, Canto 6° (vs. 4651-8).
i. Corresponde al primer encuentro de Blanca con Tabaré, al llegar éste al póblado
como prisionero de don Gonzalo de Orgaz. Es un instante de perplejidad para ambos.
-¡Oh, no, tú eres la sombra! ... Para Blanca, porque descubre los rasgos que diferencian al charrúa de los de su raza:
Tú no vives la vida como yo. el color más claro de su piel y el azul de los ojos. Para Tabaré, porque al mirarla
¿Por qué has de arrebatarme mis recuerdos experimenta atracción y terror a un tiempo.
Y vestirte ante mí de su color? 11. Después de un mes en el poblado, Tabaré tropieza con Blanca. La mira. La ve
¡Déjame! ¡No me sigas! como un espectro de algo que fue y que creía olvidado: su madre, Magdalena.
¿No sientes? ¿No lo ves? 111. El tercer encuentro se da también dentro del villorrio, y es la ocasión en que
¡El corazón del indio está muy negro! mantienen el primer diálogo. La sorpresa y el temor del charrúa se convierten en una
¡Triste como la sombra del "ahué" 2! mirada intensa de adoración y ruego.
Libro H, Canto 3° (vs. 1627-34). Este diálogo constituye uno de los pasajes de más hondo lirismo. Zorrilla de San
Martín hace hablar a Tabaré con las dificultades propias de quien usa una lengua ex-
tranjera, aprendida en la infancia y ya casi olvidada, pero teñida del sentimiento y del
"¡Tú hablas al indio! ¡Tú, que de las lunas espíritu de la lengua indígena. De ahí el uso de la tercera persona, en lugar de la
primera, y la utilización de vocablos del tupí-guaraní. Asimismo, recurre a formas meta-
Tienes la claridad!
¿Por qué lo hieres con tu voz tranquila, fóricas y comparativas propias del lenguaje indígena y salpica las estrofas con versos
Tranquilacomo el canto del "sabiá" 3? cortos, pentasílabos -hexasílabos y heptasílabos- de final agudo, lo que contribuye a
marcar ese peculiar ritmo entrecortado, semejante a las figuras de entonación de los
Si tienes, en los ojos, de las lunas idiomas vernáculos.
La transparente luz, Momento culminante en la relación entre Blanca y el charrúa, acentúa la soledad de
¿Por qué tu alma para el indio es negra, Tabaré, quien comprende, al fin, su propio trágico destino.
Negra como las plumas del "urú" 4?
IV. Esta instancia corresponde al alejamiento .de Tabaré, arrojado del pueblo por
¿Por qué lo hieres en el alma obscura? orden de don Gonzalo.
¡Deja al indio morir! No hay palabras, pero sí miradas entre Blanca y el charrúa. Los ojos de la niña ex-
Tú tienes odio negro para el indio, presan desilusión: sólo ven la actitud externa del indio, hosca y agresiva. Como héroe
Para el triste cacique guaraní." romántico, Tabaré no encuentra lugar en la Tierra; ni los indios ni los españoles lo
Libro U, Canto 3° (vs. 1507-18). aceptan.
V. Este último encuentro se desarrolla en el bosque. Tabaré ha sorprendido a Ya-
2 ahué: árbol frondoso y alto que crece en mandú llevando a Blanca exánime: mata al cacique y así salva a la niña, con
las cercanías' de los ríos. Es creencia que su emprende el regreso hacia el villorrio. Ya no hay esperanza de vida para él y así se lo
sombra produce sopor y muerte. dice a Blanca.
3 sabiá: tordo canoro sudamericano, deno- En este pasaje reaparece el diálogo, con las características ya señaladas. Su ade-
minado zorzal en Argentina y Uruguay. cuación al ritmo del verso produce una riquísima musicalidad. Es, también,. uno de los
4 urú: ave de color pardo, negro y blanco tr<=~,nm,<>nln<> que manifiesta más claramente el "indianismo" del poema.
261
"Tabaré", entre romántica modernista
Ya hemos apuntado el carácter epigonal de Tabaré respecto del movimiento románti-
co hispanoamericano. Por ello, no debe extrañar que, si bien por su temática y por su
estructura es obra romántica, coexistan en ella aspectos que la enlazan con el mo-
Vamos con tus hermanos. A su selva dernismo.
El indio volverá. Brevemente, consignamos algunos de sus rasgos románticos :
Su raza ha muerto; se apagaron todos líl la concepción del poeta como mensajero y portavoz de la divinidad;
Los fuegos de su hogar. líl el misterio, la soledad y la angustia que rodean al protagonista;
la abundancia de presagios;
Tú quedarás, como te vio en los sueños
El indio Tabaré líl la visión lírica de la Naturaleza que participa de los sentimientos de los personajes;
Que va a cruzar entre los negros toldos, líl la profusión de oposiciones o contrastes;
Para nunca volver. líl el final trágico del protagonista y de la raza charrúa, anunciado desde el principio
Pura, como las aguas transparentes del poema.
Que duermen en el Hum 5, Como rasgos que anuncian el Modernismo, merecen citarse:
Cuando, en los aires, enmudece el viento líl la voluntad de estilo: Zorrilla busca perfección y refinamiento;
del Paraná-guazú.
líl la abundancia de animizaciones, imágenes, sinestesias y del "leit-motiv", que produ-
Tabaré, Libro IH, Canto 4° cen la notable musicalidad del verso.
(vs. 4111-4 y 4119-26).
ill el simbolismo de su lenguaje;
@ el predominio de lo sensual y decorativo en sus descripciones
ill la rica variedad de combinaciones de su versificación.
I
Tabaré
(Fragmentos)
262
El indio siente confusión ignota; En ir, desde el oído, al pensamiento.
Vacila, tiene miedo; Y allí fijo quedó, como tocado
B use a a la niña, y huye al encontrarla; ·Por un conjuro; trémulo,
Huye de la ilusión y del misterio. Como el corcel que, en su carrera, escucha
El bramido del tigre en el desierto.
m
Así como una piedra,
Así pasaba Tabare aquel día Al fondo del abismo descendiendo,
Frente a la virgen, que, con dulce acento, Despierta temerosas resonancias,
-¡Vaya el indio con Dios! ¿Por qué así corre? Voces lejanas, quejas y lamentos,
Dijo por fin, ¿me tiene acaso miedo? La voz de la española
Él se detuvo, sin alzar la frente, Descendió al alma del salvaje enfermo,
Cual llamado a lo lejos; Y en el abismo despertó la vida,
Cual si la voz tardara largo espacio La queja, el grito del dolor y el tiempo.
El romanticismo en Hispanoamérica
(Fragmento)
Existe, indudablemente, una unidad espiritual hispanoamericana. diendo lo de universal, por cierto, con sentido muy restrictivo), del
Y, con mayor expansión abrazadora, hay una visible unidad en la cual participa América. Hay una concepción del mundo y de la vida
América Hispánica. Distinciones entre Hispanoamérica y el Brasil románticos que repercuten en la obra artística (así, como por reflejo,
no cortan vínculos evidentes. la obra artística no dejó de ejercer influencias en la vida de la época,
Es curioso, pero hubo después de la época de la Independencia vida romántica).
incomprensibles aislamientos en el continente, aislamiento cortado, El romanticismo en Hispanoamérica sigue las líneas generales del
en realidad, hace pocos años. Por lo menos, hoy prevalece una romanticismo europeo; por algo el romanticismo nació en Europa y
mayor vinculación y comprensión. A pesar de tales vicisitudes, es tuvo en nuestro continente derivaciones tan ceñidas al modelo euro-
imposible negar una unidad iberoamericana, latinoamericana, de la peo. Pero tuvo, además, acentos propios, esos que surgieron, sin
América Hispánica, o como se la prefiera llamar (quizás no hemos eludir escuelas y corrientes, como algo consustancial a la tierra y al
encontrado aún el nombre adecuado, aunque esto tiene relativo va- hombre de América. Obras que nacieron como resultado de momen-
lor). Unidad manifiesta en el "paralelismo histórico" y "como sen- tos particulares en la vida político-social americana y encontraron el
timiento e ideal". Por otra parte, hasta aspectos del aislamiento escritor capaz de interpretarlos y darles el calor de la expresión. Y
que caracteriza a gran parte del siglo XIX se pueden explicar como otras obras, también, que nacen de realidades más íntimas y que se
una necesidad de concentración, de afirmación interna en los na- ligan, por hilos menos gruesos, a la época.
cientes estados continentales. No en vano el romanticismo irrumpe después de la etapa de la in-
Volvamos al nombre y su contenido. Hemos aceptado, por encima dependencia política en la mayor parte de los pueblos de la Amé-
de otras denominaciones, la de América Hispánica. Sobre ella (como rica Hispánica. Por eso, es algo así como la puesta en marcha de
sobre el continente americano en su totalidad) han menudeado inten- una trabajosa independencia cultural, de ansias de personalización.
tos de divisiones y particiones culturales. Sin negar valor (y posi- En ella, sobre todo, deben interesamos los logros, por escasos que
bilidades) a algunas de esas divisiones -sobre todo, a algunas tan sean. A su vez, esos logros no aparecen (ni lo pretendían) en nove-
atractivas como la de Germán Arciniegas- es evidente el peso de la dades doctrinales, ni originalidades filosóficas que vertebran un pen-
elemental distinción entre Hispanoamérica y el Brasil: como es evi- samiento. Los aciertos más rotundos están ·en la concreción que sig-
dente, también, que la lengua es lo que más une. nifican determinadas obras, que aprovechan elementos inmediatos y
Triunfa durante el siglo XIX un romanticismo universal (enten- a flor de tierra.
263
Por eso los mejores tributos no surgen casi nunca de recónditas la época: marcada en lo político por los intentos de organización
intimidades ni de lentos procesos expresivos. Surgen, por el contra- nacional, salpicada de anarquías y despotismos. Época que si con-
rio, de la naturaleza, de una realidad social de apresurada trans- fiere signos especiales a muchas obras, también corta posibilidades a
formación, de la visión histórica ... En fin, de los cauces apropia- otras, más afines a ámbitos de serenidad y reflexión. El romanti-
dos que podían brindar, en armónica conjugación, una doctrina li- cismo altera en parte un ritmo de siglos en América: al predominio
teraria y diferentes estímulos, entre los cuales ocupaba lugar impor- colonial de algunas regiones -sobre todo, México y Perú- el siglo
tante el ámbito vital cercano. XIX opone una más pareja producción literaria. Regiones como el
El resultado es el conjunto que -a través de muchos años y dis- Río de la Plata, que muy poco habían significado, adquieren, en el
tancias- pennite reunir nombres como los de Sarmiento, Montalvo, momento americano, lugar de primera fila.
Hemández, Gutiérrez González, Isaacs, González Prada, Juan Vi- Reconocer la gran importancia del modernismo no tiene por qué
cente González, Palma, Pérez Bonalde, Zorrilla de San Martín. llevarnos a negar signos positivos al movimiento romántico en Amé-
(Listas de este tipo son siempre vagas y discutibles; el rigor acon- rica. Sin exagerar bellezas, sin acudir a prioridades locales que bien
seja, por lo menos, que sean reducidas.) Hay también escritores sabemos se quedan por lo común en eso -ep. locales--, el roman-
cuya fuerza se basa en una suma de elementos.· parciales, aunque no ticismo continúa más de una rica tradición literaria colonial e inicia
lllcanzaron a dar la obra representativa. En fin, quedan títulos que -con ideas y libros- otras trad:siones nobles. El brillo del moder-
han resistido con gallardía embates y tiempo: Facúndo, Siete trata- nismo y, en general, de la literatura de nuestro siglo no puede ocul-
dos, Martín Fierro, Memoria sobre el cultivo del maíz en Antioquia, tar -ni tiene por qué ocultar- los relativamente pocos, pero autén-
María, Tabaré, Biografía de José Félix Ribas. (De nuevo, perdón ticos, valores del romanticismo en Hispanoamérica.
por la lista.)
El saldo es estimable, aunque. se piense con frecuencia que es Emilio Carilla
demasiado escaso en relación a la amplitud -en todo sentido-- del Argentino
período. Reparemos, sin embargo, en el carácter particularísimo de (Contemporáneo)
264
1
265
López
266
y sus
A fines del siglo XVIII y en los años del siglo XIX, tiene lugar en la zona del
Río de la Plata un hecho literario totalmente inusitado, de doble· signo, que se desa-
rrolla a través de esta última centuria, culmina en ella y aun trasciende a la siguiente
con diversidad de formas. Por un lado, aparece como algo genuino_ y original; por otro,
muchos de sus rasgos característicos permitirán encuadrarlo dentro del más puro Ro-
manticismo hispanoamericano.
La poesía gauchesca -de se trata- nace dotada de originalidad y de univer-
salidad. Su nombre proviene de ser el gaucho protagonista por excelencia de esta
manifestación literaria, tan característicamente rioplatense y, más aún, argentina. De
ella y de sus precursores trataremos en este capítulo.
en
Disociada en su origen de la literatura culta, fue considerada durante mucho tiempo
.en nuestro país como una forma bárbara, indigna de figurar en el mundo de las "bellas
letras" Los primeros en mirarla con fueron los escritores romántiéos, atraídos
por el tema y, principalmente, por el carácter indómito de su héroe y por la vigencia de
un paisaje nacional recién descubierto. En los últimos años del siglo XIX y principios del
XX, comienza a ser tenida en cuenta por la crítica erudita··.
Libre de toda imitación extranjera, hunde sus raíces en la tradición española y extrae,
al mismo tiempo, de la propia tierra natal, la savia nutrida que da vida a los perso-
najes, caracterizados por una manera peculiar de pensar, de sentir, de vestir y de
hablar, los cuales, enfocados con óptica romántica, responden naturalmente a los
modelos propios de esa escuela, sin perder nada de su originalidad ni abdicar de sus
lazos ancestrales .
Es una auténtica literatura argentina, nacida primero espontáneamente en nuestros
campos y fijada luégo en obras de perdurable valor estético por hombres de cultura
ciudadana, capaces de descubrir la materia excepcional que ofrecían sus principales
componentes:
e un ámbito geográfico bien definido: la extensión pampeana;
@ un personaje consustanciado con ese ámbito: el gaucho;
Tras_ una primera etapa folclórica, surge la literatura gauchesca propiamente dicha
-con algunos antecedentes cronológicos como el de Baltasar Maziel- a partir de
la obra de Bartolomé Hidalgo. Se continúa con la de Hilario Ascasubi y culmina
gloriosamente con la de José Hernández quien, con su poema Martfn Fierro, confiere
definitiva jerarquía literaria a este tipo de obras y otorga categoría lingüística al habla
rural. Entre Ascasubi y Hernández interfiere Estanislao del Campo, con un matiz hu-
morístico muy personal.
El tema inspira también una poesía en lengua culta, tradicionalista, como la de
Rafael Obligado. Asimismo, invade la dramaturgia y la narrativa con nuevas conno-
taciones; Martiniano Leguizamón, Eduardo Gutiérrez, Florencio Sánchez, Maifín-Coro-
nado, Roberto J. Payró, Benito Lynch y Ricardo Güiraldes son los últimos herederos
de este rico patrimonio. En nuestros días, autores contemporáneos como Jorge Luis
Borges y Manuel Mujica Lainez han intentado una reedición de personajes gauchescos
en cuentos y poemas.
Hay que distinguir, dentro de la poesía gauchesca, la poesia payadoresca, de co-
municación puramente oral; la gauchesca propiamente dicha, de transmisión escrita,
que lleva el género a su culminación, y la poesía natMsta, derivada de las anteriores
en cuanto a tema y personajes, pero valiéndose instrumentalmente de la lengua
culta.
267
la "mester de
La poesía payadoresca se inscribe en la poesía folclórica 1 por ser oral, pero se
diferencia de ésta por ser improvisada. Se la considera eslabón entre la poesía fol-
clórica y la gauchesca propiamente dicha" .
. Payar es improvisar. El payador 2 canta o cuenta improvisando sobre temas rela-
cionados con su propia vida o con la comunidad, la sociedad "folk" a la que él per-
tenece. Cuando lo hacía uno solo, la payada era individual. Pero, a veces, se reunían,
deliberadamente o por azar, dos payadores mentados y entonces tenía lugar la payada
de contrapunto o payada dual. Ambos cantores, rodeados por sus respectivos ad-
miradores, comenzaban a improvisar y, por turno y en verso, formulaban preguntas
que debían ser contestadas en la misma forma por el rival. No había límite de tiempo;
la payada podía durar indefinidamente -de hecho, duraba varias horas-, pues sólo
Según Leopoldo Lugones, las voces cesaba cuando uno de los contendientes se declaraba vencido. La mejor imitación de
"payador" y "payada", que significan res- payada dual la encontramos en el contrapunto del moreno con Martín Fierro, en el
pectivamente "trovador" y "tensón"3, pro- poema homónimo de José Hernández.
ceden de la lengua provenzal por ser . Puede llegar a darse una payada trial, de la cual hay un ejemplo en el Santos Vega,
ella, por excelencia, la lengua de los tro- de Hilaría Ascasubi, cuando, además del famoso payador, intervienen Rufo Tolosa
vadores. Dice, además, que los trovado- y Rosa, su mujer.
res solían llamarse preyadores, es decir, Es lícito ver en la poesía payadoresca el origen de la gauchesca. Aunque no se
rogadores o rezadores de sus damas. pueda afirmar categóricamente, por falta de los materiales necesarios, cómo era esa
Y esta voz concurrió, sin duda, con fuer- poesía no escrita, el trabajo paciente de los estudiosos de nuestro folclor ha permitido
za dominante, a la formación del deriva- rastrear ciertos rasgos característicos en cuanto a tema, forma, carácter y estilo. Martín
do activo de payada y payador. Hubo Fierro, por ejemplo, hunde sus raíces en el folclor poético del gaucho: Hernández
también una forma prayar, que supone comienza su poema con un verso que repite la clásica fórmula de iniciación de los pa-
el derivado prayador. yadores: "-Aquí me pongó a cantar ... ". También pertenecen al folclor cantidad de
Lugones, significa trn.'"'"rlnr dichos y refranes que el poeta supo recrear. Se cumple así un proceso de folcioriza-
sentido. ción, de "proyección" folclórica, que completa el ciclo iniciado por el pueblo. A su vez,
el poema hernandiano actúa posteriormente como fuente folclórica en comunidades
A un cantor lo llaman bueno "foik", que incorporaron a su acervo poético pasajes de dicho poema, y muchos de
cuando es mejor que los piares; sus refranes al habla cotidiana.
y sin ser de los mejores, También la poesía nativista se aproxima a la folclórica, no sólo por recordar la figura
encontrándose dos juntos, del payador -como lo hace Rafael Obligado en su idealización de Santos Vega, el
es deber de los cantores legendario payador de los pagos del Tuyú- sino, además, por inspirarse directamente
el cantar de contrapunto. en la copla popular y repetir formas estróficas, como la décima.
José Hemández, MartÍil Fierro
(2a parte, canto XXX).
Con la misma voz del
La poesía gauchesca propiamente dicha es aquella escrita por autores conocidos o
1 Perteneciente al "folklore" o folclor: con- anónimos, casi siempre cultos y urbanos, que lo hacen con la misma voz del gaucho,
junto de las tradiciones, creencias y costum- asumiendo esa personalidad ajena, casi siempre con intenciones políticas antes que
bres de las clases populares. También, ciencia literarias, lo cual no impide que se logren frutos de indudable valor artístico.
que las estudia. Palabra derivada del inglés:
Desde la perspectiva del hombre de campo, dan la visión del mundo que lo rodea y
"folk", pueblo; "lore", ciencia, saber tradicio-
nal. Doble acepción: el saber del pueblo y lo
aun del universo todo; más que imitar, recrean el habla rural en que se e'xpresan los
que se sabe de él. protagonistas. En general, es poesía autobiográfica, en parte del personaje y en parte
2 En el Diccionario de la Lengua Españo- del propio autor; poesía dialogada, ya con un interlocutor directo, ya con un supuesto
la, payada: canto del payador. Payador: cantor auditorio. Alternan los motivos locales con los grandes temas universales: el amor,
popular errante, pallador. Pallador: coplero, la vida, la muerte, la amistad: Dios. En los primitivos, predomina la forma épico-
cantor errante y popular de la América del Sur. narrativa; posteriormente, en los grandes poemas se intercalan amplios pasajes líricos.
3 tensón: composición poética de los pro-
venzales que consisie en una controversia en- El su y su mundo
tre dos o más poetas sobre un terna determi-
nado, por lo común de amores. Con respecto al gaucho, analizaremos la relación hombre-medio y hombre-circuns-
4 Que trova. Poeta provenzal de la Edad tancia. Su genealogía se debate entre dos teorías: una, lo presenta como pintoresco
Media, que escribía y trovaba en lengua de oc. producto de un conflicto racial propio del mestizaje de América, con mayor tendencia
Trovar: hacer versos, componer trovas, imitar hacia las formas caballerescas de la civilización europea que hacia la barbarie indígena;
una composición métrica, aplicándola a otro
otra, lo hace descender en línea directa de algunos españoles que, al margen de la
asunto. Trova: conjunto de palabras sujetas a
medida y cadencia, verso. Composición métrica
organización ciudadana colonial, prefirieron la libertad que les ofrecía el desierto, donde
formada a imitación de otra, siguiendo su mé- estaban en permanente situación de disputa por un mismo terreno con el indio, su
todo, estilo o composición, o parificando una primitivo dueño y señor, sin posibilidad de convivencia pacífica entre ellos. Por el con-
historia o fábula. trario, en esa zona de confusión y choque, sirvieron más de una vez de contención
268
a la barbarie indígena, en defensa de la población blanca. Entre las dos alternativas
citadas, resultan caracterizados por un modo peculiar de vida más que por una forma
étnica, sin perjuicio de que hayan existido, circunstancialmente, casos de mestizaje
de resultas de algún malón.
Se trata, entonces, de un grupo social cuyo tipo encarna el gaucho; de una clase, no
de una raza, cuyos elementos físicos están dados por la llanura despoblada y extensa y
por el ganado vacuno y caballar, traído por los conquistadores y luego libremente
multiplicado, que podía ser fácilmente recogido por quien quisiera. Esa tarea de buscar
animales para marcarlos y llevarlos a las estancias, o para carnearlos y comerciar
con sus cueros, fue realizada por los gauchos, hábiles jinetes acostumbrados a orien-
tarse en el desierto, recios para soportar las inclemencias del campo abierto, que en-
contraron allí su estilo de vida y su medio de subsistir. Así fue surgiendo, marginal-
mente con respecto a los intereses de la ciudad, del modo europeo y urbano, este otro,
el de i1erra adentro, regido por leyes naturales, no escritas .
Desde la primera mitad del siglo XVII hasta la segunda del XIX, se produjo la
formación de esta clase o proletariado rural, de discutido más que de discutible origen,
nacida en la campaña del litoral y poco a poco olvidada en los planes de las auto-
ridades ciudadanas. Esto provocó en el gaucho, según algunos autores, antagonismo
hacia todo lo urbano, desmentido esto último por el testimonio de argentinos y extran-
jeros que recorrieron nuestro país, se internaron en nuestros campos y entraron en
contacto directo con su gentes. . ~,1 ..
lEntre los hombres de la CIUdad, el gaucho era el "barbaroJ La revoluc1on de 1810
levantó aquella barrera, que parecía infranqueable, entre el recinto urbano y la cam-
paña. En ese momento, los hombres "civilizados" van en busca de esos elementos
que consideraban incultos, haciendo un llamado a su pasión por la libertad. Durante
las guerras de la independencia, se consigue la participación, en las primeras cam-
pañas libertadoras, de gauchos de la llanura bonaerense y de la Banda Oriental.
En esa ocasión, se manifiestan como soldados valientes pero indisciplinados, suma-
mente eficaces en las tropas de caballería. Este contacto permite apreciar en ellos
rasgos más simpáticos y pintorescos y hasta virtudes que hacen olvidar los primitivos
defectos. Así se produce, en la convivencia castrense y en la lucha librada en común,
un primer acercamiento entre estas dos sociedades, hasta entonces mutuamente vuel-
tas de espaldas .
Superada la circunstancia histórica, retorna el gaucho a su refugio pampeano. A
medida que pasa el tiempo, se va ahondando la tradicional división entre los hombres
de una misma tierra pero de ambientes opuestos, por no reconocerse el gaucho en una
sociedad que desvirtuaba cada vez más el modelo español originario, como conse-
cuencia de la influencia extranjera llegada por el puerto.
Ya empieza a ser aquí la clase desplazada o "desheredada", según el testimonio de
la naciente poesía gauchesca, que se hace eco de su queja dolorida por la ingratitud
ciudadana. Así, en el primero de los tres Diálogos Patrióticos, escritos por Bartolomé
Hidalgo entre 1820 y 1822, Jacinto Chano rememora, junto a su paisano Contreras,
los buenos tiempos de la primera patria (la de 1810) y de la segunda (la de 1816).
269
namentales, el gaucho es desplazado primero y finalmente olvidado, hasta convertirse
en lo que Hernández -en carta a Zoilo Miguens, de diciembre de i 872- va a
definir como "esa clase desheredada de nuestro país",
y en
El gaucho es inseparable de la pampa y viceversa. Esto no implica ninguna forma
de determinismo geográfico, sino la elección, por parte de un grupo humano, de un
terreno que satisface su deseo de moverse a sus anchas sin que nada ni nadie
le imponga limitación alguna. Hay, no obstante, un proceso de adaptación visible en la
vestimenta: botas, sombrero y chiripá; en la vivienda: rancho de adobe techado de
paja; en las viriles tareas rurales y en la particularísima lengua en que se expresa,
mezcla de rusticismos y de casticismos que le confieren un sabor peculiar. Fusionados
pampa y gaucho en la vida real, su aparición no es simultánea en el campo de la
ficción literaria. Y, aunque de hecho, sea el ambiente el que engendra al personaje,
éste se le anticipa y sólo tardíamente se produce la integración. La primera vez que un
personaje gauchesco irrumpe en las letras argentinas lo hace desvinculado de su
hábitat. Es el mencionado protagonista de los Diálogos de Hidalgo, que se arrima a la
ciudad en una ocasión especial: la celebración del 25 de Mayo, cuyos prolongados
festejos de carácter popular son suficiente motivo de atracción.
el
El gaucho hace su entrada en la literatura bajo la protección paternal de los escri-
tores del género. Cierto es que, cuando se convierte en tipo literario, ya se ha pro-
ducido su evolución en el proceso histórico. No más aquellos hombres "sin Dios, sin
rey y sin ley" del siglo XVIII, que figuran en documentos de la época como individuos
"errantes", "haraganes", "paseanderos", "desertores", etcétera. Pero todavía en la
nueva centuria -el siglo XIX- los delitos que se les atribuían (robos de hacienda,
pendencias y juego en las pulperías, venta clandestina de cueros) y la presión de los
hacendados sobre las autoridades determinaron, en el momento de su nacer literario,
que en la vida real se decretara la captura de esos "vagos y mal entretenidos", a los
cuales alude Hernández cuando, para su justificación, dice Fierro:
... mas dijeron que era vago
y entraron a perseguirme 7 .
. . . y que es mal entretenido
si en un baile lo sorprienden 8.
Con intención política unas veces, otras apuntando al logro estético, la figura del
héroe se perfila con rasgos cada vez más nítidos. Sarmiento advierte la complejidad
del tipo individual y lo desglosa en cuatro subtipos u otras tantas facetas del mismo
modelo: cantor, rastreador, baquiano y gaucho malo. Hernández logra la conjunción
de estas cuatro figuras en una sola, arquetípica. De su pintura inferimos que todo
gaucho era naturalmente cantor, rastreador y baquiano y, sólo ocasionalmente, gaucho
malo o matrero 9. Lucio V. Mansilla lo define como "un tipo generoso que nuestros
políticos han perseguido y estigmatizado", producto de "el aire libre, el ejercicio varonil
del caballo, los campos abiertos [ ... ], las montañas empinadas [ ... ], la lucha, el
combate diario, la ignorancia, la privación de la dulce libertad, el respeto por la fuerza,
la aspiración inconsciente de una suerte mejor, la contemplación del panorama físico
y social de esta patria" 10.
7 José Hernández, Martín Fierro (1 a. parte,
Canto VIl, versos 1125 y 1126). el terreno
8 Ídem (1a. parte, Canto VIII, versos 1345 y A partir del Romanticismo, la pampa ha sido motivo de inspiración permanente en
1346). nuestra literatura. El primero en tratar el tema es Esteban Echeverría en su poema La
9 En Argentina, Bolivia, Chile, Parag.uay y
Cautiva 11. Imbuido de las ideas que ha importado directamente de Francia, encuentra
Uruguay, matrero: fugitivo o vagabundo.
10 Lucio V. Mansilla. Una excursión a tos
en ese suelo llano, en esa planicie sin alternativas, un motivo estético de suma ori-
indios ranqueles (cap. 29). ginalidad, que le ofrece varios elementos de "color local": inmensidad, vegetación
11 Este poema ya ha sido debidamente ana- peculiar, animales característicos de la región y, sobre todo, el habitante humano
lizado al tratar la obra completa de Echeverría vernáculo -el indio-, con su ferocidad y salvajismo, en perpetua oposición con el
como poeta romántico. blanco.
270
la pampa de literatura existe en la De motivo puramente estético en Echeverría, pasa a ser considerado como un factor
De la Guardia del Monte es Ra- social negativo por el autor de Facundo, que ve en ese desierto, en esa llanura des-
Contreras, uno de los interlocutores y sin límites, "un malísimo conductor" para llevar y ·distribuir en las pro-
de los de El escenario los progresos de la civilización acumulados en Buenos Aires. Lamenta, además,
de La Cautiva se ubica hacia luján, don- que su única ventaja -los ríos que la surcan en todas direcciones- sea
de estaba la estancia Los Talas, propie- de:so¡·eciacia por el el cual recorrer a lo ancho y a lo largo el terreno
dad del hermano de Echeverría, en la a lomo de su
cual escribió nuestro bardo Hilarlo Ascasubi es quien hace la primera referencia concreta al paisaje. En Santos
Martín Fierro se de:spl¡~za anticipa la visión de conjunto con sus pinceladas de la laguna, el pajonal, la
omo-.r"''"'"" de la frontera de Aires. M$1druaad,~lL suficientes para dar una de pampa no desierto): "Flores
la excursión ce Mansilla lo lleva a los lí- de suave 1 toda la pampa brotaba 1 al tiempo 1 los monte~
mites de Córdoba y San Luis, y le gana a ia distancia 1 un resplandor que encantaba." La pintura se Y
terreno a una pampa ya limitada en mu- amplía en los pasajes líricos de Fausto, de del Campo, el amanecer y el anochecer. ·
chos casos por líneas de fortines. Dicha En el Santos de Obligado, la referenCia a la pampa es fundamental por la
línea partía de Chascomús y concluía por estrecha vinculación payador con el medio.
Pergamino, Ranchos, Mon- Todas éstas son visiones pampeanas del siglo pasado. A principios del actual, la
te,, Lobos, Carmen fisonomía del país y de su campo ha sufrido una gran transformación. Llegan los días
de Areco, Salto y Rojas. De los del Centenario. los poetas de entonces prestan su voz a la brillante conmemoración.
del Tuyú, cerca de Dolores, era Lugones compone las Odas seculares, entre las que sobresale la dedi-
cada A los las mieses. De la extensísima destacamos un solo
verso, idea del gran cambio sufrido por el agro: "Tiende el cerco 1
su
recoge la tradición y se siente En pocos años, la pampa pasa a ser motivo la novela y del drama rural. Giiiraldes
on<>,ntoltor<u1n con la planicie inspiradora: la adorna con imágenes ultraístas en Don Segundo Sombra. En la misma época se
"Yo que en la tierra he nacido 1 donde de Enrique Larreta. La subtitulación "Novela de la pampa" es insu-
ese genio ha cantado 1 y el pampero he para reconocer nuestra llanura en esa pintura artificiosa. No así en El
respirado 1 que al payador ha nutrido 1 de los güesos, de Benito lynch, fuertemente realista en la presentación del "mhi"'"t"
beso este suelo querido 1 que a mis ca- y de los personajes.
ricias se entrega 1 mientras de orgullo Con la denominación de "desierto" se designa ahora el terreno que hay que con-
me anega 1 la convicción de que es quistar a los indios, los cuales, según Lucio V. Mansilla -autor de Una excursión a
mía 1 la patria de Echeverría 1 la tierra los indios ranqueles-, "viven sobre el caballo como el pescador en su barca; su
de Santos _Vega". elemento es la pampa, como el elemento de aquél es el mar" .
271
De balde eran, mis germanos 19 aun se deja atrás la gama.
sus cacareos y bravatas, Ya de Santa Catalina
si al columbrar a Cevallos ... las batatas y naranjas
no le darán en el pico
aunque más griten, chicharras.
Su Colonia ras con ras,
No lo ha hecho así el come gente, diz que queda con la playa,
o más aina, come vacas, y en ella, cuando la da
vuestro Don Pinto Bandeira 20, ¿harán de azulejos casa?
salteador de la otra Banda, Perdone, Señor Cevallos,
que allá por sus andurriales mi vena silvestre y guasa 21,
y siempre de disparada, que las germanas de Apolo 22
huyendo como avestruz, no habitan en las campañas.
19 Hermanos.
la en el teatro
20 Rafael Pinto Bandeira, famoso jefe de los Tres sainetes anónimos: El amor de la estanciera, de fines del siglo XVIII; El detalle
portugueses en la campaña riograndense. de la acción de Maipú, de 1818; y Las Bodas de Chivico y Pancha, de 1826, son otras
21 Femenino de guaso: gaucha.
tantas muestras de la trascendencia del tema gauchesco en el género dramático. Al
22 Las hermanas de Apolo: las Musas.
23 Juan Gualberto Godoy (1793-1864). Men- mismo tiempo, apuntan ya en ellos elementos que, ampliados y perfeccionados, reapa-
docino. Desarrolló diversas actividades, entre recerán en obras de mayor envergadura.
ellas la vitivinicultura y el comercio. En sus En el primero, el criollo Juancho Perucho y el portugués Marcos Figueiras se disputan
viajes a Buenos Aires, trabó amistad con Juan el amor de Chepa, hija de Cancho y de Pancha. El padre apoya a Juancho, con lo que
Crisóstomo Lafinur, poeta y filósofo de la épo- revela su inclinación por el hijo de la tierra; la joven y su madre, en cambio, prefieren
ca. En 1820 publica el diálogo mencionado. a Figueiras por su mejor posición económica. Al fin, vence el criollo, que no le ahorra
Unitario, por motivos políticos viaja a Salta. A insultos y pullas al vencido. Ya asoma aquí la inquina al "gringo", que se hará patente
raíz del triunfo de Quiroga en Cuyo, huye a
en textos posteriores. Todo es ingenuo y primitivo. Su valor reside en la presencia de
Buenos Aires y de ahí pasa al Tuyú, donde se
.dice que murió Santos Vega. Una tradición lo ciertos rasgos costumbristas, en la forma poética y en el lenguaje agauchado .
identifica con Juan sin Ropa, vencedor del pa- En la segunda pieza mencionada, el principal motivo es la descripción de la batalla
yador famoso en la no menos lamosa payada de Maipú hecha por un ex-combatiente, el soldado Juan José. La celebración del triunfo
inmortalizada por Rafael Obligado. sanmartiniano se hace en forma de payada, canto y baile. Intervienen otros personajes,
272
Las bodas de Chivico y Pancha tiene vinculados con el protagonista; todos son seres concretos, reales, que se expresan en
un Apéndice, escrito, según Mariano G. el lenguaje propio del habitante rural.
Bosch, diez años después del sainete El tercer sainete se vincula más directamente con el primero a través del tema.
primitivo, por el color de las tintas. En él Juancho y Jusepa han casado a su hija Pancha con Chivico. La trama comienza
se le pide a Chingolo -uno de los per- cuando los padres esperan en el rancho la llegada de los novios, con su comitiva.
sonajes- que cuente lo que vio en el Mientras se preparan, conversan con otro personaje sobre bebidas y caballos. La
pueblo. (Esta situación del paisano que fiesta deriva en un altercado general, pues los gauchos han tomado partido por Chano,
refiere su experiencia en la ciudad se a quien García Olivares intenta quitarle la compañera. Por primera vez, posiblemente,
repetirá en los Diálogos de Hidalgo, en salen a relucir cuchillos en el teatro. Llega el Alcalde a poner orden y da la razón a
algún Trovo de Paulina Lucero, de As- quien la tiene, con lo que finaliza el sainete.
casubi, y en el Fausto de Estanislao del Se advierten en estas tres piezas los siguientes elementos comunes:
Campo.) Chingolo relata de qué modo la ~ los personajes protagónicos son criollos y sus antagonistas, extranjeros;
autoridad arreó a los que andaban por los criollos se expresan en un lenguaje rústico, agauchado;
las calles, a los que no tenían papeletas la acción se desarrolla en ambientes propios de nuestros campos;
de servicio en algún batallón. Habla tam- ~ se mencionan elementos típicos (lazos, aperos y otros, propios del quehacer rural);
bién de bailes de pericón y cielo, aunque comidas (mazamorra, asado); bebidas (aguardientes, mate);
no asistió a ellos, y de la casa de la Co- <ll se alude a tareas y juegos campestres (yerra, ordeñe, bochas);
media24.
<ll se bailan cielito, pericón, media caña; se cantan cielos;
24 La "Casa de Comedias", o "Comedia" a <ll se emplea métricamente el octosílabo, de rima asonante;
secas, era el teatro Coliseo que, inaugurado en ® en los primeros momentos del diálogo se habla sobre caballos de distintos pelajes
1804 en reemplazo del antiguo teatro de la y también de las habilidades del jinete (este tipo de conversación será más tarde
Ranchería, se llamó hasta 1812 "Teatro Provi- una constante en el comienzo de las piezas y los poemas gauchescos, como una
sional de Comedias". forma de entrar en materia).
En dos horas llegamos a la primera estación, donde se cambiaron tarde, en ninguno de los casos parecidos he tenido· jamás ocasión de
caballos. Era una casa aislada en medio del campo a cuatro leguas quejarme del comportamiento de ningún gaucho. Siempre me he
de Rosario, llamada Pulpería del Estado porque hay allí un almacén presentado con toda libertad y franqueza ante esta gente como si
de provisiones y al mismo tiempo es posta. Algo separado de la casa fuera uno de ellos, y en cambio me han tratado deferentemente
estaba el corral, del cual trajeron los caballos, en lo que tardaron como a un extranjero de distinción a se debe respeto y íne han
media hora. Dos grandes ombúes daban sombra al lugar, donde demostrado cierta consideración en el trato, que pronto tenía que
acampaban algunos gauchos con sus caballos al lado. Me dirigí a alejar necesariamente todo temor si lo hubiese tenido, tomándolo en
ese sitio, acercándome sin temor a esa gente, Jo que tuvo por con- · confianza. Si alguna razón de queja tuviera referente a grosería y
secuencia que uno de ellos mandara buscar en seguida una silla para cargosa indiscreción, muchos más motivos tendría de mis paisanos
mí, invitándome a sentarme. Se me había dicho repetidas veces que de baja clase soda!, muchos de los cuales creen poder tratar.como
era arriesgado para un extranjero, sobre todo vestido con elegancia a igual a todo el que viene de su país, sin guardar la distancia debida.
la moda europea, alternar con los habitantes criollos de la condición Es muy injusto creer que los gauchos son groseros y brutales o
más humilde. Especialmente me habían aconsejado no mostrar en aun pensar que todos son salteadores y bandidos; muy lejos de esto,
esas ocasiones objetos de oro y, todavía, al subir al carretón, me por el contrario, son más bien ·hombres que tienen dignidad y cierta
dijo un conocido: ¿Pero quiere Ud. realmente ir a la pampa con sus caballerosidad, por lo cual advierten en seguida la superioridad y se
dos relojes de oro y sus correspondientes cadenas, que le cruzan la reconocen a cualquier persona de mayor cultura y más alta posi-
el pecho? A lo que contesté riendo: ¡Es claro! Ahora pabía llegado ción social que los trate decentemente. No toleran el trato grosero
el momento de demostrar mi resolución. y la presuntuosa arrogancia, Esto despierta en ellos muy pronto
Volviendo al asunto, saludé a los gauchos, me senté en la silla pasiones latentes y aquél que pretende tratar de .arriba abajo a un
ofrecida y a la vista de todos miré la hora, como si quisiera com- gaucho que no está a su servicio, puede estar seguro de escuchar su
probar c.uánto tiempo habríamos andado. Naturalmente ninguno de réplica con el mismo menosprecio. Por mi parte no trim:r nunca de
ellos se movió para quitarme el reloj y la cadena; por el contrario, ponerme de relieve frente al humilde; por eso siempre y .en todas
uno preguntó al instante qué hora sería, y como con esto se inició partes he· sido tratado con respeto y consideración, por eso tamb¡én
una conversación, pronto se dieron cuenta, por mi modo de hablar, los gauchos fueron pronto mis amigos.
que era una jerga mitad español y. mitad portugués, que se trataba de Germán Burmeister l
un· gringo de. pura No obstante, ni en esta oportunidad ni más Alemán (1807cHJ93)
t Germán Burmeism, ilustre naturalista, director de nuestro Museo Federico, la obra fue editada en 1943 por la Unión Germánica en la
de Historia durante treinta años,. publicó en alemán su Viaje Argentirta, con la contribución de la Universidad de Tucumán y. otras
por los del Plata (1861). Traducida por sus hijos Carlos y instituciones cientrficas nacionales.
273
Tres nombres se nos imponen como decididos cultores de la poesía gauchesca,
salida ésta de sus balbuceos iniciales: Bartolomé Hidalgo, Hilario Ascasubi y Estanislao
del Campo. Encontramos en los tres notas comunes dentro del género, con una mayor
afinidad entre Hidalgo y del Campo, por introducir aquél ciertos rasgos de ingenua
comicidad que el segundo desarrollará como una característica de su obra más famosa.
Cada uno acusa una personalidad diferente, unidos los tres por el interés que en ellos
despierta el gaucho.
274
Si de todo lo criado Cielito, cielo dichoso,
es el cielo lo mejor, cielo del americano
el cielo ha de ser el baile que el cielo hermoso del Sud
de los pueblos de ía Unión 4. es cielo más estrellado 5.
Cielo, cielito y más cielo, El delito de la Patria
cielito siempre cantad, hemos de cantar, paisanos,
que la alegría es del cielo, porque cantando el cielito
del cielo la libertad. se inflama nuestro entusiasmo.
¡Viva la Patria, patriotas! Cielito, cielo y más cielo,
Viva la Patria y la Unión; cielito del corazón,
viva nuestra Independencia, que el cielo nos da la paz
viva la Nueva Nación. y el cielo nos da la Unión.
Cielito de la Independencia,
anónimo, de 1816.
Estos cielitos heroicos, nacidos con la patria, continuaron siendo forma de expre-
Según Horacio .Jorge Becco, Hidalgo sión política hasta los tiempos de las guerras federales. Hubo también cielos unitarios,
"resultaría" ser también el autor de los compuestos generalmente por Hilario Ascasubi, como veremos al tratar a este autor.
Cielitos que con acompañamiento de gui- Los cielitos primitivos, anónimos, transmitidos al son del canto, repetidos mnemo-
tarra, cantaban los patriotas al frente de técnicamente -lo cual era causa de múltiples variantes con el correr del tiempo-
las murallas de Montevideo; del Cielito forman parte del acervo folclórico, del cual bebió Hidalg() la inspiración de los que él
Oriental; del Cielito Patriótico que com- compuso e imprimió en hojas sueltas para su difusión.t.for tanto, no fue Hidalgo el
puso un gaw::ho para cantar la acción de creadm de esta especie poética, sino quien la recogió y la proyectó en su obra per-
Maipú. Con este criterio aparecen inclui- sonalj con notable identificación estilística y espiritual 6.
dos, junto con los ya reconocidos como Por esta razón, la crítica halla, en muchos casos, dificultad para asegurar la auten-
auténticos, en: Bartolomé Hidalgo, Cieli- ticidad de las obras que se atribuyen a Hidalgo dentro del género. A la inversa, en
tos y diálogos patrióticos. (Introducción, alguna ocasión se le adjudica una paternidad inexistente, lo cual prueba su notable
notas y vocabulario: Horacio Jorge Becco.) compenetración folclórica. Los investigadores dan como auténticamente salidos de su
Ed. Huemul, Bs. As., i 969. pluma los siguientes: Un gaucho de la Guardia del Monte contesta al manifiesto de
Fernando VI/ y saluda al conde de Casa-Flores en su idioma 7 (1820); En honor del
ejército Libertador del Perú (1821); Al triunfo de Lima y el Callao (1821). Los tres
aluden en el título o en el texto a Ramón Contreras, uno de los interlocutores de los
ya citados Diálogos -cuya creación pertenece indudablemente a Hidalgo-, aunque
aquí el personaje no dialoga aún, sino que se dirige a un supuesto auditorio.
Por el vocabulario, prácticamente falto de incorrección, y por la preponderancia de las
ideas sobre los sentimientos, de la reflexión sobre la descripción, se hace manifiesta
la autorfa de un poeta urbano, el "hombre de letras" que leyó a los gauchos iletrados
el manifiesto del rey Fernando. Desdoblado en el personaje, asume la representación
de los hijos de la tierra frente al monarca indigno. La composición -parcialmente
4 Alusión a las entonces llamadas Provincias reproducida aquí- consta de cuarenta y ocho cuartetas octosílabas, de rima conso-
de la Unión o Provincias Unidas del Río de la nante en los versos pares, con algunas asonancias.
Plata, que formaron después la República Ar-
gentina, y a las cuales pertenecía también, en
ese momento, el Uruguay. los
5 Esto, que parece imagen poética, es una
Bajo la denominación común de Diálogos Patrióticos, se conocen las tres produc-
realidad: brillan, efectivamente, en el cielo aus-
tral, mayor cantidad de estrellas que en el bo-
ciones más valiosas e importantes dentro de la obra de Hidalgo, correspondientes a la
real. segunda etapa poética de este autor; a la que va a ser, en síntesis, el verdadero ger-
6 Como especie poética separada de la dan- men de la literatura gauchesca propiamente dicha. De aquí van a surgir, en efecto, las
za, ya habían sido cultivados por Godoy. dos vertientes de esta poesía: una de tono festivo, compuesta para hacer reír; la
7 Se trata del manifiesto o proclama que otra, denunciadora y combativa, como alegato político-social. La primera tendrá su
Fernando VIl dirigió a los habitantes de ultra- mejor expresión en el regocijante poema Fausto, de Estanislao del Campo; la segunda
mar y que se distribuyó en Buenos Aires por inspirará el Martín Fierro de Hernández .
manos desconocidas, a varios empleados y
Hay en los Diálogos una íntima unidad entre el poeta, el protagonista, el argumento
personas respetables, acompañado con oficios
del conde de Casa-Flores, enviado español re- y el medio ambiente argentino. Sus personajes son gauchos patriotas con los que el
sidente en la corte de Río de Janeiro. Apareció autor ha convivido durante el período de la lucha por la independencia. De aquí se
como papel anónimo en agosto de 1820, por la desprende el tema dominante: la participación que han tenido en esa lucha, llevados
Imprenta de los Niños Expósitos. La contes- por un ardiente sentimiento de libertad, y la decepción consiguiente al sentirse des-
tación, con los mismos caracteres, impresa por plazados en época de paz. La causa patriótica los puso en contacto con la ciudad, a
la Imprenta de la Independencia. la que ahora sólo se arriman para curiosear y divertirse, sin permanecer en ella más de
275
Adviértase que, para este gaucho, esos lo necesario. Perdura aún, y quizá más que nunca, la natural desconfianza hacia todo
compatriotas no son sólo los coterráneos lo urbano, concretada en la desaprobación de la política gubernamental de Buenos
rioplatenses, sino los habitantes de toda Aires, en el rechazo de esta nueva patria en la que ha devenido la vieja que ellos
la América hispana. El concepto no es valientemente defendieron.
privativo de Hidalgo, ni novedoso en su El primero lleva el título de Diálogo Patriótico Interesante; el segundo, Nuevo Diá-
época. Diez años antes, el poeta porteño logo Patriótico. El tercero contiene la Relación que hace el gaucho Ramón Contreras
Esteban de Luca9, autor de la primera a Jacinto Chano de todo lo que vio en las Fiestas Mayas de Buenos Aires, en í 822.
Marcha Patriótica de 1810, decía en sus Temáticamente, los dos primeros continúan desarrollando, con ligeras variantes, los
versos: mismos asuntos expuestos en los Cielitos: la adhesión de los gauchos a la causa
Sudamericanos
de "la primera Patria y de la Patria del medio"; la queja dolorida por la Patria de ahora;
mirad ya lucir
la permanente alusión al rey Fernando, a quien, como en la contestación al mani-
de la dulce patria
fiesto, no se le ahorran epítetos: "balandrón", "hombre muy rudo", inútil que "ni
la aurora feliz.
silbar sabe" s. La evocación de gloriosas contiendas se empaña por la desunión entre
La América toda
compatriotas y por la desigual administración de la justicia, unidas a la escasez de
se conmueve al fin,
fondos, dudosamente menejados por el Estado. De ahí, en el segundo, la exhortación
y a sus caros hijos
final de Chano a sus compatriotas:
convoca a la lid.
Salvadas las diferencias temáticas, Americanos, unión,
además de la reiterada presencia de los os lo pide humildemente
mismos personajes y de la fórmula dialo- un gaucho con ronca voz
gal, es posible señalar en las tres obras que no espera de la patria
los siguientes rasgos comunes: ni premio ni galardón,
<~~ la introducción en forma de "encuen- pues desprecia las riquezas
tro" de los interlocutores, con la refe- porque no tiene ambición.
rencia al caballo del visitante, como re-
curso para entrar en materia 1o; fiestas
"' la solicitación de "novedades" del que
ha permanecido en el pago al que vie- La Relación se desarrolla en un tono festivo, ausente en los Diálogos anteriores.
ne, con respecto a la situación de la El relato corre exclusivamente a cargo de Contreras y consiste en la descripción por-
Patria; menorizada de los actos con que por aquel tiempo se celebraba en Buenos Aires cada
<~~ la narración del informante, glosada aniversario de la Revolución de Mayo, y que parecen haber alcanzado singular relieve
con oportunos comentarios por el in- en ese año de 1822: "¡Ah, fiestas lindas, amigo! 1 No he visto en los otros años 1
formado; junciones más mandadoras, 1 y mire que no lo engaño".
® la pintoresca lengua dialectal, que acu- El escenario de los festejos es la Plaza, con el Cabildo y la "pirame". En la breve
sa notables diferencias con la del mis- reseña de su no menos breve paso por la ciudad, el ingenuo relator nos brinda una
mo autor en los Cielitos; visión completa del Buenos Aires de entonces, de sus costumbres y de su gente. Los
® la intervención del poeta -por primera festejos duraban tres días, a partir de la víspera de la gloriosa fecha: "El veinticuatro
vez en obras de este género- cerran- a la noche /como es costumbre, empezaron." El lugar era ornamentado con flores y
do el diálogo con una aclaración im- "luces como aguacero". Allí se recitaban versos y una banda de música animaba el
personal; ambiente; había juegos y fuegos artificiales.
• la métrica: perdura el romance caste- Por la noche, las gentes asistían . a representaciones teatrales en la Casa de las
llano (versos octosílabos, de rima aso- Comedias. Al amanecer del veinticinco -siempre de acuerdo con la Relación-, la
nante en los pares, formando serie). población, reunida en la plaza, con asistencia de las familias, de "escuelistas" y de
"escueleros" 11, esperaba anhelante la salida del sol en el día de la Patria, que era
8 Véase, al respecto, un fragmento ilustrati-
jubilosamente saludado con salvas desde el Fuerte, unidas a los cantos y a los ¡vivas!
vo, perteneciente al primer Diálogo, en las pá-
de la concurrencia: " ... y al dir el sol coloriando 1 y asomando una puntita ... 1 bra-
ginas 284 a 286.
9 Esteban de Luca y Patrón, nacido en Bue- catán, los cañonazos 1 la gritería, el tropel 1 música por todos laos, 1 banderas,
nos Aires en 1786, persona destacada de su danzas, junciones ... "
época, versificador correcto y poeta equipara- Salen luego las autoridades gubernamentales, que se dirigen del Fuerte a la iglesia
ble a Vicente López, su precursor, y a Juan catedral para asistir al Tedéum 12_ Por la tarde, continúa la diversión, de la que par-
Cruz Varela, su continuador. ticipan nacionales y extranjeros.
1 O Este recurso aparece anticipadamente, El relato es ágil y colorido. El autor logra acabadamente la pintura de un aconte-
como ya lo hemos destacado, en los primitivos cimiento importante de la época.
dramas de tema gauchesco.
11 Los "escuelistas" son los escolares y los
"escueleros", los maestros. co'mi)Oloitc)r de cielos y "medio oa11aa!or··
12 Cántico que usa la Iglesia para dar gra-
El gaucho de Hidalgo es fiel reproducción del original que el poeta conoció en los
cias a Dios por algún beneficio. El nombre pro-
cede de las dos primeras palabras de este campamentos patriotas, y en parte se identifica con él, pues tanto el protagonista
cántico, en latín: "Te Deum laudamus". (Te ala- como el autor pueden decir: "que aunque yo compongo cielos 1 y soy medio paya-
bamos, oh, Dios.) dar ... " (Diálogo 1°).
276
El habla rústica excede sus límites ha- El personaje se presenta con todos los atributos que le son propios. En primer
bituales para transformarse en instrumen- lugar, el caballo, el pingo 13: "¡Ah pingo que da calor!" (ídem), siempre orgullo de su
to de la queja política y el patriotismo poseedor aunque, con fingida modestia, ante el admirativo elogio de Jos demás lo
sincero de estos gauchos, que ahora disfrace de mancarrón 14 : "De las islas del Tordillo 1 salí en este mancarrón." (ídem).
cantan "opinando" y siempre "tirando a Caballo de todos los pelajes: zaino 15, ruano 16, cebruno 17 -por cervuno-:"¿ ... qué
favor de nuestro Aquéf"1B. El canto brota anda haciendo por mi pago 1 en el zaino parejero?" (Diálogo 2°); "¡Conque mi amigo
espontáneo del gauchipoeta Hidalgo Contreras, 1 qué hace en el ruano gordazo!" (Diálogo 3°).
-creador del género Luego, el facón -el cuchillo-, que en su jerga llama el alfajor: "se enderezó y ya
que ha volcado sus propias aspiraciones se vino 1 el alfajor relumbrando." (Diálogo 3°).
y desilusiones en estos diálogos bien lla- El poncho, con el que se cubre y se defiende: "el poncho a medio envolver 1 y el
mados, en conjunto, Patrióticos. alfajor en la mano ... "; "me tapé con este poncho 1 y allí me quedé roncando."
(ídem).
El diálogo transcurre entre mate y mate, que va de una mano a otra: "y mientras
tomaban mate ... " (Diálogo 2°). El gaucho lo toma amargo, cimarrón: "Mientras se
calienta el agua y echamos un cimarrón ... " (Diálogo 1°). De ahí que sean más
frecuentes el verbo cimam:miar y el gerundio cimam:miando, que matear y mateando.
Esto nos lleva al mayor logro de Hidalgo en la reproducción del tipo ya existente
en la vida real: la perfecta acomodación de su propia voz con la del gaucho. El
vocabulario criollo, manejado con gran soltura, nos familiariza con los nombres de
tareas rurales, de las danzas, de todo cuanto constituye su vivencia diaria. Lo más
sabroso está en los dichos: "¡Ah Chano, si de sabido 1 perdiz se hace entre las
manos!" (Diálogo 2°). En la sustitución de términos corrientes por otros pintorescos
e intencionados: "¡Bien haiga el bisteque 19 diablo!" (Diálogo 3°). En las derivaciones
creadas para satisfacer necesidades semánticas: versería, musiqueria, mujereria, con
el uso del sufijo -eria para significar conjunto o abundancia; del sufijo -azo, normal-
mente empleado para expresar golpe, tomado aquí como aumentativo: lejazo, por
muy lejos, gordazo por muy gordo .
277
De regreso a esta ciudad, participa en la empresa de fundar y edificar el Teatro
Colón, en la actual esquina de Reconquista y Rivadavia. Económicamente fue un mal
negocio que lo sumió en la pobreza. De ella sólo pudo librarse gracias al gobierno
de Mitre, quien, en reconocimiento de sus servicios a la patria, lo envió en misión
oficial a París 21. Hizo luego varios viajes de uno a otro continente, hasta que murió
en Buenos Aires el 17 de noviembre de 1875, poco antes de cumplir sesenta y ocho
años, y con el dolor de haber sobrevivido a once de sus trece hijos.
Paralelamente a estas actividades rápidamente reseñadas, desarrolla su obra pe-
riodística y poética. Se perfila así como un autor de rasgos originales y cambiantes
dentro de la poesía gauchesca. Comienza transitando la senda abierta por Bartolomé
Si bien Ascasubi cultivó y enriqueció Hidalgo para, a poco andar, lanzarse a recorrer su propio camino, que lo lleva en dos
este particularísimo género, no fue su direcciones bien determinadas: la política y la literaria, durante mucho tiempo al servicio
creador. Tuvo como antecesores al Pa- la segunda de la primera.
dre Castañeda, autor del Desengañador Ya en el ocaso de su vida, desembarazado el ánimo de todo propósito combativo,
gauchi-político, de propaganda federal, logrará su obra máxima, libre de cualquier otro interés que no sea el puramente
moral e intelectualmente por debajo del artístico.
de Ascasubi; y a Luis Pérez, lamoso co-
plero también rosista, entre otros. Esta El militante
clase de periódicos eran por lo común En su primer retorno a la patria -en 1822- Ascasubi encuentra el país convul-
hojas bisemanales, que circulaban profu- sionado. Cuatro años después inicia su vida militar, una de cuyas posteriores conse-
samente entre los gauchos. Algunas mo- cuencias será el destierro en Montevideo. La otra, y más importante, la consolidación
ríaR prontamente, pero siempre aparecían de su personalidad literaria al servicio de la causa política, en forma de periodismo
otras en su reemplazo. gaucho.
Como en los ejércitos de .la lucha por la independencia, también intervinieron gau-
chos en la contienda civil. Los había en ambos bandos, unitario y federal. Enrolado
decididamente en las filas unitarias, como antes Hidalgo en las milicias patrióticas, al
igual que éste, Ascasubi se identificó .con el paisanaje, asimiló su espíritu y adoptó su
voz.
En 1833, sobre el modelo del poeta uruguayo, publica el primer diálogo, en el que el
gaucho Jacinto Amores narra a su compatriota Simón Peñalva las fiestas orientales
por el tercer aniversario de la jura de la Constitución 22_ Desde entonces hasta 1851,
lucha contra Rosas combatiéndolo con sus versos. Pretende, con esas armas, influir
en el ánimo de los gauchos que seguían al Restaurador y mantener en alto el espíritu
de los exiliados.
el l"'l:::l'lll'ltinr
Precedido por El arriero argentino -cuyo único número vio la luz en 1830-, de El
gaucho en campaña, aparecido en 1839 con un epígrafe (Por la patria y el amor),
21 Debía remitir a Buenos Aires, engancha- y por El gaucho Jacinto Cielo -que alcanzó a catorce números en 1843-, aparece,
dos por contrato, hombres para la defensa de en 1846, Paulina Lucero. De un contenido realista, atemperado el odio con la ironía, sin
las fronteras contra las invasiones de los in- estar ausentes la pulla y el humor, cumple con su finalidad combativa, al tiempo que
dios. Más de diez años residió en la capital refleja la actitud de su autor, su temperamento y su estilo, particular e inconfundible
francesa y desempeñó con éxito su misión.
dentro de la literatura gauchesca ".
22 En otro diálogo, titulado Recuerdo que
de las glorias de la patria hicieron los gauchos
La segunda edición de Paulina Lucero, refundida y aumentada, dedicada a Urquiza,
argentinos Chano y Contreras en las trincheras vio la luz, por la Imprenta del Colegio, en 1851. La última en París, en 1872, encabe-
de Montevideo, el 25 de mayo de 1844, di- zando la producción montevideana recopilada por el propio autor 23. En forma de
rectamente resucita a los famosos interlocuto- cielitos, décimas, diálogos, coplas, medias cañas, sus versos fueron escritos, como dice
res de Hidalgo. el autor, "para ilustrar a los habitantes de ·la campaña sobre las más graves cuestiones
23 El Cancionero de Ascasubi, reunido por que se debatían". Acompañan a Paulina Lucero otros personajes de su laya, identifi-
él mismo, fue publicado en esa fecha y en esa cados con nombre y apellido, como el personaje central.
ciudad en dos volúmenes ilustrados, bajo los
respectivos nombres de Paulina Lucero y Ani-
ceto el Gallo, con una larga explicación, en el
cada título, detallando su contenido. En el pri- Paulina Lucero fue la encarnación del payador antirrosista. El poeta combatiente
mero se refiere a la acción de los gauchos del
que bajo ese nombre se ocultaba, producido el pronunciamiento de Urquiza, marchó
Río de la Plata contra los tiranos de la Argen-
tina y del Uruguay, con especial mención del a Entre Ríos para incorporarse al Ejército Grande y ofrecer sus servicios al general
sitio de Montevideo. En el segundo, agrega al entrerriano, de quien llegó a ser edecán. Pero después de Caseros, se abrió una
extracto del periódico ya conocido algunas poe- brecha entre Buenos Aires y el resto del país. Paradójicamente, el cordobés Ascasubi
sías inéditas. se alineó junto a Mitre, por entender que era éste, y no Urquiza,el que verdaderamente
278
bregaba por la unión lederal24. Corría el año de 1853, en el que se publicaron nueva-
mente los Trobos de Paulina Lucero o Colección de Poesías Campestres desde 1833
París no es para todos los hombres el pa- hasta el presente, con un retrato del autor en la portada. En ese mismo año hizo su
raíso de la tierra [ ... ]. aparición Aniceto el Gallo, título de un periódico, a la vez que nombre de su redactor,
No; el paraíso de cada hombre está en la que no es otro que Ascasubi. Con el subtítulo de Gaceta jocotristona y gauchipa-
tierra natal; y si ella le falta, y si ella está triótica, se publicó desde mayo hasta septiembre.
lejos, ese paraíso lo encuentra en los recuer-
dos de esa tierra querida y tan sólo en aque- El de
llas horas de profunda reconcentración en En su Cancionero de 1872 incluyó Ascasubi, junto con Paulina Lucero y Aniceto el
que el espíritu viaja, atraviesa los mares, re- Gallo, una tercera obra: Santos Vega o Los Mellizos de La Flor, diferente en todo,
cuenta los tiempos, los hombres y las cosas, por su estructura y su materia, de las dos anteriores. Tampoco su fuente de inspiración
y por el sentimiento del amor más puro vive era la misma. La musa, en este caso, es la patria ausente, cuyo recuerdo acude a
en una idealidad que no es dable describir; la mente y el corazón del poeta con la voz de la tradición y el perfume de la pampa
pero que se siente, que existe para cada hom- lejana.
bre, y que sólo puede nacer del amor a la tierra Durante el exilio en Montevideo, Ascasubi concibió allí un poema que comenzó a
patria. Yo he sentido esas horas. publicar en 1850 con el título Los Mellizos 25. la publicación quedó trunca a raíz
Hilario Ascasubi, Santos Vega del pronunciamiento de Urquiza contra Rosas y la participación del poeta en la cam-
o Los Mellizos de Lá Flor paña contra el Dictador. Se produce entonces un largo intervalo, en que Los Mellizos
(Al lector), primera edición queda relegado por la instancia política.
hecha en París, 1872. Veinte años después, instalado nuestro vate en la capital francesa, envejecido por
la enfermedad y las desgracias familiares, removiendo sus papeles encuentra entre
ellos el trabajo interrumpido. Se lanza entonces, febrilmente, a completar el plan y a la
La historia, según la refiere Santos Ve- redacción de nuevos cantos que, además de enriquecer su contenido,_ motivan un
ga, es la siguiente: vivían en la estancia cambio de título: será ahora Santos Vega o Los Mellizos de La Flor, de acuerdo
La Flor, propiedad de don Faustino Baja- con la mayor preponderancia que asigna al lamoso payador en esta segunda y defi-
rano, los mellizos Jacinto y Luis Salva- nitiva versión.
dor, cuyo padre había sido capataz del El resultado es un extensísimo poema de más de trece mil versos, distribuidos en
establecimiento. A su muerte y la de su sesenta y cuatro cantos y un epílogo, en el que el poeta se propuso reproducir la vida
mujer, los huérfanos fueron recogidos de los gauchos en la llanura argentina, según el subtítulo de la versión de 1850.
por los patrones, quienes protegían tam- Elaboró con este fin un argumento básico, prolongado luego en complicados epi-
bién a una tal Azucena. Pronto se puso sodios anexos que, al hacer más compleja la acción, la debilitaron y le hicieron perder
de manifiesto la mala índole de Luis, en unidad. Como contraparte, el texto se enriqueció con la inclusión de pasajes descrip-
contraposición con las virtudes de Jacin- tivos y con la aparición -por primera vez en la poesía gauchesca- de personajes
to, hasta que el primero huye y se entre- femeninos.
ga a una vida de delincuencia, después
de haber sido detenido por el sargento El de Santos
Berdún, soldado valiente y pundonoroso
Perduraba en la memoria de los gauchos el recuerdo de Santos Vega como el del
que, desde ese momento, concita para sí
legendario cantor que había sido vencido en singular payada por el mismo Satanás.
el odio de Luis. Berdún se casa con Azu-
En la concepción ascasubiana, lejos de ser el romántico protagonista de una áven-
cena, contando con la aprobación y ayu-
tura extraordinaria, se presenta como el modesto narrador de peripecias ajenas, de las
da de don Faustino. Pasan los años y,
que en algún caso ha sido testigo. El autor se vale de él para conducir y mantener
después de muchas vicisitudes, el sar-
el hilo narrativo a través de los intrincados vericuetos argumentales. Como "tipo"
gento, que ha sido comisionado para
gauchesco, no se hermana con los personajes de Hidalgo; mucho menos puede ser
atrapar a un famoso bandido, reconoce
congénere de Paulina Lucero o de Aniceto el Gallo. Por la fecha que figura en la
en él a Luis. Éste, en un final sumamente
portada del poema, es todavía el gaucho colonial que se desplaza de un lugar a otro de
teatrál, asistido por un sacerdote, confie-
sa su culpabilidad y muere con el perdón la pampa.
de Dios, ante el espanto y el pesar de
las personas que lo rodean. El valor literario
Historias y personajes no .alcanzan para dar al poema su perdurabilidad. El verda-
24 El caso de Ascasubi no fue el único. dero valor se encuentra en la reproducción del mundo pampeano, no a la manera de
También formaron en ·el bando de los porteños telón pintado sino como algo vivo y palpitante. La descripción de costumbres, de
su coterráneo Dalmacio Vélez Sársfield y el lugares, de las tareas rurales, de las prácticas sociales y religiosas y, sobre todo, la
sanjuanino Sarmiento, en tanto que tomaron el
partido de las provincias porteños como Vicen-
pampa misma, surgen con fidelidad de la memoria del poeta, en su intento de fijarlas
te Quesada y Juan María Gutiérrez. definitivamente. Quien fue Paulina Lucero y Aniceto el Gallo no encuentra ninguna
25 Llevaba como subtítulo "Rasgos dramá- dificultad en el manejo del habla gauchesca, con sus rusticismos y arcaísmos, sus
ticos de la vida del gaucho en las campañas y modismos y dichos sentenciosos. Asimismo, adopta como forma métrica el clásico
praderas de la República Argentina (1778 a verso octosílabo de los payadores, en distintas combinaciones -décimas, octavillas,
1808)". quintillas, redondillas-, con predominio del romance tradicional .
279
Por la línea paterna descendía del vi-
rrey don Nicolás del Campo, Marqués de
loreto, y del doctor Juan Baltasar Maziel;
por la materna, de una vieja familia de
pobladores y conquistadores del Tucu-
mán -los luna Cárdenas-, radicada en
Santiago, en la que hubo militares des-
tacados por su valentía. Más próximo a
él, el padre, don Juan Estanislao, había
servido en los ejércitos criollos desde
1813 y había sido soldado de Alv-ear y de
Viamonte hasta que, finalmente, en la lu-
cha contra Rosas, emigró a la vecina
orilla para ofrecer su espada a lavalle. A Corría el año 1857 cuando aparecieron en Los Debates -el diario que dirigía Mitre--
su lado había sido ascendido a coronel. unas décimas de Anastasia el Pollo, campeón de las elecciones. La similitud con el
Muerto el general, el flamante coronel y seudónimo usado por el ya célebre Hilario Ascasubi hizo que el público lo tomara como
un sobrino suyo integraron el grupo de un desdoblamiento más de Aniceto el Gallo. Pronto el propio Ascasubi se encargó de
los que marcharon custodiando el cadá- disipar el equívoco, saludando al mismo tiempo la aparición, en la escena literaria, de
ver del jefe vencido. quien había de ser su digno continuador. Entró así el novel poeta -que no era otro que
Estanislao del Campo- a ocupar el sitial que generosamente le cedía el autor de
Santos Vega, y que del Campo traspasaría a su vez, con todos los honores, al creador
de Martín Fierro. Venía a poner, entre el antecesor y el sucesor, una saludable nota
humorística, manifestación externa de su penetrante interpretación de la psicología del
hombre de campo.
Un de su
Romualdo Gregario Estanislao del Campo y Luna nació y murió en Buenos Aires
(1843-1880). Su vida coincide con los años de la organización nacional y la federa-
lización de su ciudad natal.
Oriundo de una familia patricia y aristocrática, fue el hijo segundo de los cuatro del
coronel Juan Estanislao del Campo -hombre recto y viril, honra de las armas unita-
rias- y de doña Gregaria luna -mujer de gran valor, demostrado en horas difíciles
para la patria y el hogar.
En términos generales, sigue la trayectoria común a los jóvenes de su tiempo y
de su condición social. Hace sus primeros estudios en una de las mejores escuelas
de entonces -la Academia Porteño-Federal de "Mister" García-, donde se enseñaba
inglés. Posteriormente, por decisión familiar, junto con su hermano Cupertino pasa a
desempeñarse como dependiente de tienda .
Próximo a cumplir los veinte años, siguiendo en esto también a su modelo Ascasubi
y continuando la trayectoria paterna, interviene en las contiendas civiles posteriores a
la caída de Rosas. Así, formó parte del primer regimiento de Guardias Nacionales,
donde su valiente actuación y su juventud le valieron el apodo de "pichón de granadero".
Un pichón que, además de volar alto, sabía, con divertidas estrofas, solazar a la tropa
en descanso, reunida alrededor del fuego. También actuó en Cepeda, a las órdenes
de Adolfo Alsina, y junto a Mitre se graduó de capitán en Pavón. Posteriormente, en
reconocimiento de sus méritos y servicios, le fue concedido el grado de teniente co-
ronel.
En la vida civil, desempeñó temporariamente algunas funciones burocráticas y po-
líticas. En algún momento, intentó seguir estudios de Derecho, frustrados en el co-
mienzo mismo. Decidió entonces dedicarse al periodismo; allí lo esperaba su verdadera
vocación. Como hombre de mundo, fue uno de los tantos jóvenes de Buenos Aires que
frecuentaban el Club del Progreso y participaban con ardor en las contiendas elec-
cionarias ".
Casó con una sobrina del general Lavalle -el antiguo conmilitón de su padre-
y por su matrimonio se vinculó con el poeta Carlos Guido y Spano. Su hermano Cu-
pertino, por la misma causa, se había emparentado con Ricardo Gutiérrez, cuyo nom-
bre ha quedado unido a la gestación de Fausto, el poema que hizo perdurable la
memoria de del Campo.
En todos los círculos donde actuó dejó el recuerdo de su sonrisa y de sus versos.
La simpatía y la estima conquistadas a lo largo de su vida se pusieron de manifiesto
280
en el momento de su muerte. Sus restos fueron despedidos por tres escritores que
Tomé en casa el otro día eran también sus amigos: Guido y Spano, Luis V. Varela y José Hernández, contra-
tan soberano peludo, riando este último, en extraordinario homenaje al congénere literario, su conocida
que hasta hoy, caballeros, dudo resistencia a hablar en los funerales.
si ando mamao todavía.
Carculen cóm'o sería Las tres caras de un autor
la mamada que agarré Estanislao del Campo fue siempre hábil versificador. Hombre de su tiempo, no podía,
que, sin más, me figuré en el terreno poético, escapar á ·la corriente de la época, que era, en ese momento,
que yo era el mesmo Gobierno, la del Romanticismo melancólico, de ojos en blanco y lastimeros ayes. A pesar de
y más leyes que un infierno ser tan poco afín con su temperamento, del Campo rindió tributo a esta moda. Nacieron
con la tranca decreté. así sus Composiciones varias que, junto con las Composiciones festivas y Acentos
Estanislao del Campo, de mi guitarra, integran el tomo completo de sus Poesías, aparecido en febrero de
Gobierno gaucho. 1870, con prólogo de José Mármol, y reeditado en 1875 con algunos agregados.
281
Los interludios o intercalaciones líricas del compositor italiano Giovanni Pacini, y también la gran aria de Otelo, de Verdi.
corresponden a los entreactos de la re- Por otra parte, el nuevo poema, aunque escrito en cinco días, se enriqueció con in-
presentación y, por lo tanto, marcan los terludios líricos, ausentes en la Carta.
momentos de separación entre uno y otro Sometido previamente el manuscrito al juicio de Ricardo Gutiérrez -su inspirador,
acto y los de descanso que se toma el de Juan Carlos Gómez y de Carlos Guido y Spano, y aprobado calurosamente sobre
narrador, quien va siguiendo la secuen- todo por éste, se publicó íntegramente en el Correo del Domingo el 30 de septiembre,
cia argumental. Eso no sucede en la Car- y el 3 y el 4 de octubre lo reprodujo La Tribuna. El 8 de noviembre apareció en folleto
ta, donde la atención está puesta más en la edición definitiva, precedida de las cartas de sus tres primeros lectores, con correc-
la sala, en la concurrencia y en otros de- ciones, variantes y agregados. Cuatro años después, fue incluido en el volumen de
talles, que en el juego escénico. Poesías.
En síntesis, el Fausto de del Campo es la transposición del argumento de la -ópera
del mismo nombre que hace un gaucho, fuertemente impresionado por una supuesta
El argumento de la ópera -inspirado realidad. Escrito en forma de diálogo, a la manera de los de Hidalgo, los interlocutores
en la primera parte del poema de Goethe- son Anastasio el Pollo -el relator- y su compadre laguna. Algunos, apoyándose en
es el siguiente: el doctor Fausto 32, reju- la famosa anécdota protagonizada por el autor y Ricardo Gutiérrez, creyeron ver en
venecido por Mefistófeles a cambio de su estos personajes representados a los dos amigos. No hay tal. Si bien el nombre de uno
alma, seduce y abandona a la inocente de ellos coincide con el seudónimo usado por del Campo, el Pollo y Laguna son aquí
Margarita. Ésta mata en un acto de de- personajes totalmente de ficción 31.
sesperación a su hijo y es arrojada en
prisión. Fausto va a la cárcel y quiere los dos "Fausto"
decidirla a que se evada con él, pero
Margarita expira en sus brazos, después Hábilmente entrelazados, corren paralelos el argumento de la ópera de Gounod Y el
de haber rechazado al demonio, y su que surge de las impresiones que Anastasia el Pollo, ingenuo espectador, transmite
alma asciende al cielo, conducida por a su compadre Laguna.
San Miguel. El poema está dividido en seis cantos, de los cuales el primero contiene la intro-
ducción, conducida por el narrador anónimo. Los otros cinco coinciden con los actos
Este orden en la narración, tan fiel- de la ópera, cuyo comentario constituye la base del relato.
mente seguido, ha hecho suponer que A través de la recreación del espectáculo, se re~liza un proceso de adaptación de
del Campo tuvo a la vista el libreto de asunto y personajes. Del Campo pasa de una temática universal de trasfondo teológico
Michel Carrié y J. Barbier, aparte de su -el afán de dominio del hombre y el pacto con el diablo- a motivos locales, sin
conocimiento del poema de Goethe. Di- perder de vista tópicos eternos, como el amor no correspondido, el triste destino de
cho material se habrá sumado, segura- la mujer seducida y abandonada, etcétera.
mente, al recuerdo de la representación. Hay una dualidad lingüística, así como un doble juego de imágenes literarias: una es
Lo que refleja la memoria de este primer la lengua que naturalmente maneja como propia el autor, y que fluye, en particular,
espectador-narrador no es la música, ni en los pasajes descriptivos; y otra, el habla de los gauchos, imitada con singular
el canto, ni la habilidad de los cantantes, gracejo. Metáforas y comparaciones provienen, en su mayoría, del léxico criollo con el
sino el drama vivido en la escena. En su que se ha familiarizado del Campo, lector asiduo y admirador de Ascasubi; otras muy
mente perduran imágenes visuales, no distintas las que son producto de su formación cultural urbana.
sonidos.
En busca de un estilo
A pesar de su apellido, don Estanislao no era hombre de campo, sino porteño de
salón . Descontados los días del cantón Patria o Muerte y su experiencia de "pichón
de granadero", la mayor parte de su vida transcurrió en el Buenos Aires que lo vio
nacer. Su conocimiento de los gauchos era escaso e indirecto. Apenas si había visto
a alguno de los que se arrimaban fugazmente a la ciudad. Pero el padre, que había
convivido con esos hombres recios en los fortines, hablaba a sus hijos de su nobleza y
su bravura. Estanislao simpatizó con ellos y, sobre todo, lo atrajo su forma de expre-
sarse. Por ese entonces conoció la obra del gauchi-poeta Aniceto el Gallo. Tampoco
31 La publicación del Correo del Domingo era gaucho el coronel payador, pero conocía al personaje de cerca, y sabía usar su
fue acompañada de un dibujo de Henri Meyer, mismo lenguaje.
conocido caricaturista, colaborador de El Mos- Anastasia el Pollo, su admirador y seguidor, empezó a imitarlo y a cartearse con
quito. Reproduce la escena de los dos gauchos él como si fueran dos paisanos. Ya estaba bastante entrenado nuestro poeta cuando
dialogando junto al río. El artista representó al se le brindó la ocasión de transcribir las Impresiones del gaucho Anastasia el Pollo en
Pollo con la cabeza de Estanislao del Campo. la representación de la ópera Fausto, sin haber obtenido todavía el pleno dominio del
En la otra figura, algunos creyeron reconocer a
habla rural. Hubo de practicar y corregir hasta lograr la forma deseada, aunque con
Adolfo Alsina, gran amigo del poeta.
32 Nombre de un hechicero alemán, perso-
algunos ripios y repeticiones, oportunamente señalados por la crítica. La de su tiempo
naje legendario. La leyenda de Fausto es la no fue benevolente con él. Los expertos en materia gauchesca, como Rafael Hernán-
historia del hombre que vende su alma al dia- dez, han señalado fallas con respecto a la calidad de las cabalgaduras, al inusitado
blo a cambio de bienes terrenales. nombre de "Záfiro" para el overo, y otros deslices por el estilo. En su carta a Zoilo
282
Al fin me he decidido a que mi pobre Miguens, José Hernández considera la obra de menor cuantía por su carácter humo-
Martín Fierro [ ... ] salga a conocer el mun- rístico.
do [ ... ]. Quizá la empresa habría sido para Se perciben también ciertas disonancias en el aspecto puramente literario. El poeta,
mí más fácil, y de mejor éxito, si sólo me a pesar de la intencionada imitación burlesca, no alcanza a desvincularse de la lite-
hubiera propuesto hacer reír a costa de su ratura tradicional. Prueba de ello son los paréntesis líricos, dotados de tanta autonomía,
ignorancia, como se halla autorizado por el uso: que podrían ser desgajados de la obra total sin que ésta sufriera desmedro alguno en
en este género de composiciones [ ... J. su unidad. Poéticamente, pueden ser considerados lo mejor del libro, pero, al mismo
Por lo demás, espero, mi amigo, que us- tiempo, lo menos gauchesco. Son los pasajes que tienen como tema el amanecer; el
ted lo juzgará con benignidad siquiera sea anochecer; la mar; los ya citados del amor no correspondido y de la mujer engañada, a
porque Martín Fierro no va de la ciudad a los que hay que añadir la alegoría de la vida de la flor y la suerte de Margarita.
referir a sus compañeros lo que ha visto y Del Campo se empeñó, sin embargo, en adaptar su estilo al del gaucho, y lo consi-
admirado en un 25 de mayo u otra función guió en gran parte . Para la versificación adoptó la décima, ya trabajada por él en
semejante, referencias algunas de las cuales, otras composiciones, alternada con la redondilla, con predominio de esta última a lo
como el Fausto y varías otras, son de mucho largo del poema. La décima de rima consonante cubre toda la primera parte, desde
mérito, ciertamente ... la estrofa inicial:
José Hernández, En un overo rosao,
Carta a D. José Zoilo Miguens. flete nuevo y parejito,
cáia al bajo, al trotecito,
y lindamente sentao,
un paisano del Bragao
de apelativo Laguna,
mozo jínetazo ¡ahijuna!
como creo que no hay otw,
capaz de llevar un potro
a sofrenado en la luna.
hasta la última:
-Ya están acollaraditos ...
-Déle 11m beso a esa giñebra;
yo le hice sonar, de una hebra,
lo menos diez golgoritos ...
-Pero ésos son muy poquitos
para un criollo como usté,
capaz de prendérselé
a una pipa de lejía ...
-Hubo un tiempo en que solía ...
-Vaya, amigo, iárguesé.
De la segunda a la quinta parte sólo encontramos redondillas, de las que deperide
en gran medida la agilidad del diálogo:
-¡Ah, Pollo! Ya comenzó
a meniar taba; ¿y el caso?
-Dice muy bien, .amigaso;
seguiré contandoló.
E igualmente, la tfescura de la descripción:
A veces, con viento en la anca
y con la vela al solsito,
se ve cruzar un barquito
como una paloma blanca.
La sexta parte está compuesta también totalmente en redondillas, salvo la décima
que pone punto final al poema .
Cuando los dos acabaron
de ensillar sus parejeros,
como güenos compañeros
juntos al trote agarraron.
En una fonda se apiaron
y pidieron de cenar;
283
cuando ya iban a acabar,
don Laguna sacó un rollo
diciendo: ''El gasto del Pollo
de aquí se lo han de cobrar''.
I
Relación
Que hace el gaucho Ramón Contreras a Jacinto Chano de
todo lo que vio en las Fiestas Mayas
de Buenos Aires en 1822.
(Fragmentos)
CHANO CONTRERAS
¡Conque mi amigo Contreras, Tiempo hace que le ofrecí Mire que ya el mancarrón
qué hace en el ruano gordazo! el venir a visitarlo, se me venía aplastando.
Pues desde antes de marcar y lo que se ofrece es deuda: ¿Y usté no jue a la ciudá
no lo veo por el Pago. ¡pucha! pero está Iejazos. a ver las fiestas este año?
284
CHANO y enderecé a lo de Roque: en un palo jabonao
¡No me lo recuerde, amigo! donní, y al cantar los gallos tan alto como un ombú,
Si supiera, ¡voto al diablo! ya me vestí: calenté agua, Y allá en la punta colgando
lo que me pasa ¡por Cristo! estuve cimarroniando: una chuspa con pesetas,
y luego para la plaza una muestra y otros varios
Si usté estuvo, Contreras, agarré y vine despacio: premios para el que llegase.
cuénteme lo que ha pasao. ¡bien haiga el humor! El inglés era baquiano;
CONTRERAS
Llenitos todos los bancos se le prendió al palo viejo
¡Ah fiestas lindas, amigo! de pura mujerería, y moviendo pies y manos
No he visto en los otros años y no amigo cualquier trapo al galope llegó arriba,
junciones más mandadoras, sino mozas como azúcar. y al grito, ya le echó mano
y mire que no lo engaño. Hombres, eso era un milagro; a la chuspa y se largó
El veinticuatro a la noche y al punto en varias tropillas de un pataplús hasta abajo.
como es costumbre, empezaron. se vinieron acercando De alÚ\a, otro rato volvió
Yo vi unas grandes cohmas los escueleros mayores y se trepls en otro palo
en coronas rematando cada uno con sus muchachos, y también sacó una muestra.
y ramos llenos de flores con banderas de la Patria ¡Bien haiga el bisteque diablo!
puestos a modo de lazos. ocupando un trecho largo;
Las luces como aguacero llegaron a la pirame
Luego encendieron las velas
colgadas entre los arcos, y al dir el sol coloriando y los bailes continuaron,
el Cabildo, la pirame, y asomando una puntita ...
la cueiería y los juegos.
la recova y otros laos, bracatán, los cañonazos,
Después todos se marcharon
y luego la versería. la gritería, el tropel,
otra vez a las comedias.
¡Ah cosa linda! Un paisano música por todos laos,
Y o quise verlas un rato
me los estuvo leyendo, banderas, danzas, junciones,
y me metí en el montón.
pero ¡ah pueta cristiano, los escuelistas cantando,
Y tanto 1p.e rempujaron
qué décimas y qué trobos! y salió uno solo
que me encontré en un galpón
Y todo siempre tirando que tendría doce años,
todo muy iluminao
a favor de nuestro Aquél; nos echó una relación ...
con casitas de madera
luego había en un tablao ¡Cosa linda, amigo Chano!
y en el medio muchos bancos.
musiquería con juerza Mire que a muchos patriotas
No salían las comedias
y bailando unos muchachos las lágrimas les saltaron.
y yo ya estaba sudando,
con arcos y muy compuestos, Más tarde la soldadesca
cuando, amigo, redepente
vestidos de azul y blanco, a la plaza jue dentrando,
árdese un maldito vaso
y al acabar, el más chico, y desde el Juerte a la iglesia
que tenía luces adentro
una relación echando, todo ese tiro ocupando.
y la llama subió tanto
me dejó medio ... quién sabe, Salió el gobierno a las once
que pegó juego en el techo;
¡ah muchachito liviano, con escolta de a caballo,
alborotóse el cotarro,
por Cristo que le habló lindo con jefes y comendantes
y yo que estaba cerquita
AL VEINTICINCO DE MAYO! y otros muchos convidaos,
de la pueJta, pegué un salto
Después siguieron los juegos dotores, escribanistas,
y ya no quise volver.
y cierto que me quemaron las justicias a otro lao,
Después me anduve pasiando
porque me puse cerquita detrás la oficialería
por los cuarteles, que había
y de golpe me largaron los latones culebriando. también muy bonitos arcos
unas cuantas escupidas La soldadesca hizo cancha
y versos que daban miedo.
que el poncho me lo cribaron. y todos jueron pasando
A las ocho de tropel hasta llegar a la iglesia.
para la Mercé. tiraron Vine a la plaza: las danzas CHANO
285
a bien que el año que viene, Contreras lió su recao y se volvió a su querencia
si vivo, iré a acompañarlo, y estuvo allí todo un día; despidiéndose de Chano.
y la correremos juntos. y al otro, ensilló su ruano, Bartolomé Hidalgo
Tal se nos aparece la figura de Hidalgo, al entrar en la historia fuera siempre galopando la tierra natal; ennoblecida la cara barbuda
de la literatura nacional: vestido de chiripá sobre su calzoncillo por su ojo experto en las baquías 6 de la inmensidad y de la gloria.
abierto en cribas 1; calzadas las espuelas en la bota sobada 2 del Una guitarra trae en la diestra que tiempo atrás esgrimiera las armas
caballero gaucho; terciada, al cinturón de fernandinas 3, la hoja la- de la epopeya americana.
brada del facón; abierta sobre el pecho la camiseta oscura, henchida
por el viento de las pampas; sesgada sobre el hombro la celeste Ricardo Rojas
golilla 4, destinada a servir de banderola sobre el enhiesto chuzo s Argentino
de lanceros; alzada sobre la frente el ala del chambergo, como si (1882-1957)
Fausto
(Fragmento)
1 abierto en cribas: calado. 5 clmzo: lanza o palo armado con una pieza de hierro, que se usa
2 sobada: restregada, ablandada. para defenderse y atacar.
3 Monedas con el nombre del rey Fernando. 6 baquia: conocimiento práctico de las sendas, atajos, caminos, ríos,
4 golilla: pañuelo que los gauchos solían usar en torno al cuello y etcétera, de un país. Habilidad, destreza para encontrar el rumbo.
sobre los hombros.
286
Pues como le iba diciendo, Pero el Diablo comenzó Era cada ojo un lucero,
el Dotor apareció a alegar gastos de viaje, sus dientes, perlas del mar,
y en público se quejó y a medio darle coraje y un clavel al reventar
de que andaba padeciendo. hasta que lo engatusó. era su boca, aparcero.
Dijo que nada podía -¿No era un Dotor muy projundo? Y a enderezó como loco
con la cencia que estudió; ¿Cómo se dejó engañar? el Dotor cuando la vió,
que él a una rubia quería, -Mandinga es capaz de dar pero el Diablo lo
pero que a él la rubia no. diez güeltas a medio mundo. diciendolé: -Poco a poco.
Que al ñudo la pastoriaba El Diablo volvió a decir: Si quiere hagamos un pato:
dende el nacer de la aurora, "Mi Dotor, no se me asuste, usté su alma me ha de dar,
pues de noche y a toda hora ordenemé en lo que guste, y en todo lo he de ayudar:
siempre tras de ella lloraba. pida lo que ha de pedir." ¿le parece bien el trato?
Que de mañana a ordeñar "Si quiere plata, tendrá; Como el Dotor consintió
salía muy currutaca, mi bolsa siempre está llena, el Diablo sacó un
que él le maniaba la vaca .. y más rico que Anchorena, y le hizo firmar en
pero pare de contar. con decir quiero, será." cuanto la gana le dio.
Que cansado de sufrir, "No es por la plata que lloro, -¡Dotor, y hacer ese trato!
y cansado de llorar, don Fausto le contestó: -¿Qué quiere hacerle, cuñao,
al fin se iba a envenenar otra cosa quiero yo si se topó ese abogao
porque eso no era vivir. mil veces mejor que el oro." con la horma de su zapato?
El hombre allí renegó, "Yo todo le puedo dar, Ha de saber que el Dotor
tiró contra el suelo el gorro retrucó el Rey del Infierno. era dentrao en edá,
y por fin en su socorro Diga: ¿quiere ser gobierno? ansina es que estaba ya
al mesmo Diablo llamó. Pues no tiene más que hablar." bichoco para el amor.
¡Nunca lo hubiera llamaot "No quiero plata ni mando, Por eso al dir a entregar
¡Viera sustazo, por Cristo! dijo don Fausto, yo quiero la contrata consabida,
¡Ahi mesíno, jediendo a misto, el corazón todo entero dijo: -"¿Habrá alguna bebida
se apareció el cmulenao! de quien me tiene penando." que me pueda remozar?''
Hace bien: persinesé, No bien esto el Diablo oyó Yo no sé qué brujería,
que lo mesmito hice yo. soltó una risa tan fiera, misto, mágica o polvito
-¿Y cómo no disparó? que toda la noche entera le echó el Diablo y ... ¡Dios bendito!
-Yo mesmo no se por qué. en mis orejas sonó. ¡Quién demonio lo creería!
¡Viera al Diablo! Uñas de gato, Dio en el suelo una patada, ¿Nunca ha visto usté un gusano
flacón, un sable largote, una paré se partió, volverse una mariposa?
gorro con pluma, capote, y el Dotor, fulo, miró Pues allí la mesma cosa
y una barba de chivato. a su prenda idolatrada. le pasó al Dotor, paisano.
Medias hasta la verija, -¡Canejo!.. ¿Será verdá? Canas, gorro y casacón
con cada ojo como un charco, ¿Sabe que se me hace cuento? de pronto se vaporaron,
y cada ceja era un arco -No crea que yo le miento; y en el Dotor ver dejaron
para correr la sortija. lo ha visto media ciudá. a un donoso mocetón.
"Aquí estoy a su mandao, ¡Ah, don Laguna! ¡Si viera -¿Qué dice? ... ¡barbaridá! ...
cuente con un servidor", qué rubia! ... Creameló: ¡Cristo padre! ... ¿Será cierto?
le dijo el Diablo al Dotor, creí que estaba viendo yo -Mire: que me caiga muerto
que estaba medio azonzao. alguna virgen de cera. si no es la pura verdá.
"Mi Dotor, no se me asuste, Vestido azul, medio alzao, El Diablo entonces mandó
que yo lo vengo a servir: se apareció la muchacha; a la rubia que se juese,
pida lo que ha de pedir pelo de oro, como hilacha y que la paré se uniese,
y ordenemé Jo que guste." de choclo recién cortao. y la cortina cayó.
El Dotor medio asustao Blanca como una cuajada, A juerza de tanto hablar
le contestó que se juese . y celeste la pollera: se me ha secao el garguero;
-Hizo bien: ¿no le parece? don Laguna, si aquello era pase el frasco, compañero ...
-Dejurarnente, cuñao. mirar a la inmaculada. -¡Pues no se lo he de pasar!
287
una
Desde 1872 -año de la publicación de la primera parte-- hasta hoy, el interés sus-
citado por Martín Fierro se mantiene sin decaer 1. Las sucesivas lecturas no hacen
más que acrecentar su valor. No sucedería esto si solamente se tratara de una obra
testimonial o de un cuadro, muy completo, por cierto, de las costumbres pampeanas.
El motivo de la supervivencia hay que buscarlo en terrenos más hondos, en un mundo
más íntimo y reservado. Allí es donde reside su genio, donde mora el espíritu del autor.
Hernández ha transmitido a Fierro su propia experiencia y al mismo tiempo ha reci-
bido de éste una gran lección. Le ha prestado generosamente su voz y la ha aco-
modado a las inflexiones del habla del gaucho, para asumir su defensa. Se ha conver-
tido en intérprete de sus ideas y de sus sentimientos. Ha trabajado y, como todo
creador, hasta se ha cansado. Ese cansancio no proviene del simple ejercicio de narrar
historias ajenas con algún toque de la suya propia. El esfuerzo ha sido mucho mayor,
porque no se ha detenido en el Martín Fierro individuo, ni en el grupo gaucho. Ha
traspasado las coordenadas de lugar y de tiempo para, situado en un plano universal
y absoluto, desentrañar las profundidades del ser y llegar a la esencia del hombre,
a través de la idiosincrasia de un hombre y de los rasgos diferenciales del grupo al
que él pertenece. Hernández descubre en Fierro -su creación- al ser trascendente y
telúrico, con raíces sobrenaturales y vocación de eternidad. Ser trascendente, en-
frentado con la realidad contingente del mundo en que vive; estando en él, pero sin
ser de él. Por eso, puede decir:
Mi gloria es vivir tan 'libre ande hay tanto que sufrir,
como el pájaro del cielo; y naides me ha de seguir
no hago nido en este suelo cuando yo remuente el vuelo.
288
bativo, cuyo nombre sirve también de identificación a una revista publicada por Juan
María Gutiérrez y Vicente Fidel López, entre otros .
Se suceden en la presidencia Urquiza, Derqui, Mitre y Sarmiento. Poco a poco va
acentuándose la hegemonía de Buenos Aires, "patria hermosa" para los poetas román-
ticos, como Luis L. Domínguez, que se hace eco del general sentimiento porteño. De
hecho, los hombres de la futura capital, puestos de cara al puerto y mirando hacia
Europa, daban la espalda al resto del país, mientras en el interior mantenían su fede-
ralismo. Los hombres de tierra adentro respondían a sus caudillos, que asumían con
paternalismo el destino de sus provincias y la suerte de sus coprovincianos. La división
ya empezaba a partir de la pampa bonaerense, cuya proximidad con la ciudad portuaria
no sólo no la eximió del ostracismo provinciano, sino que hacía más manifiesta la
sición ciudad-campo, la cual pronto se convirtió en el sarmientino lema
versus barbarie.
El gaucho se opone pasivamente al ataque oficial. No está organizado para defen-
derse por sí mismo, pero, contra sus detractores, encuentra gente dispuesta a luchar
desinteresadamente por él.
En el campo literario, de 1860 a 1870 asoman Guido y Spano, Ricardo Gutiérrez,
Olegario V. Andrade, Obligado, Almatuerte y Calixto Oyuela. En la década anterior,
la literatura argentina vivió casi exclusivamente de compilaciones y reediciones. Del
Campo con Fausto, en 1866, y Ascasubi con Santos Vega, en 1870, tienden un
puente de cincuenta años entre Hidalgo y Hernández, entre los Diálogos y Martín
Fierro, aparecido este último en 1872, con una segunda parte que, en 1879, pone
punto final a lq literatura estrictamente gauchesca. Hernández intenta continuar poé-
ticamente la defensa del gaucho, ya emprendida desde el periódico y la banca política.
Dedicado a denunciar la injusticia con un formidable alegato, obtiene un tratado de
moral para el gaucho, un documento integral de la vida en la pampa y -lo más pon-
derable- una obra poética como nadie había logrado hasta entonces.
De la realidad a la ficción
El 28 de noviembre de 1872 el diario La República anuncia la publicación de un
folleto en versos gauchos, que tiene por título! El gaucho Martín Fierro, y cuyo autor es
José Hernández. Se trata de una sencilla edición hecha por la imprenta "La Pampa"
-oportunísimo nombre- y contiene un poema formado por dos mil trescientos dieciséis
versos octosílabos. A manera de prólogo, lleva una carta del autor a su amigo y editor,
don José Zoilo Miguens. En ella, el poeta declara su propósito de "presentar un tipo
que personificara el carácter de nuestro gaucho", con su "modo de sentir, de pensar y
de expresarse que le es peculiar", Solicita la protección de su destinatario para este
personaje de ficción, reflejo fiel del modelo real, ya que conoce bien todos los abusos
y todas las desgracias de que es víctima esa clase desheredada de nuestro país"
Clase y no raza, el gaucho forma en ese momento el proletariado rural de nuestra
patria. No es empresa fácil -y así lo declara Hernández- "retratar [ ... ] lo más fiel-
mente [ ... ] posible [ ... ] ese tipo original de nuestras pampas [ ... ] que, al paso que
avanzan las conquistas de la civilización, va perdiéndose por completo".
A raíz de este título, el público dio en
Hernández puso punto final a su extenso poema en un cuarto del Hotel Argentino 4.
llamar a la primera parte La ida, deno-
Concebido en ese momento como un todo .\l!JliaJ:Lo, la generosa acogida que ha tenido
minación arbitraria que no condice con el
la obra, reeditada once veces en el curso de esos años, con un total de cuarenta y
propósito del autor, quien sólo se refería
ocho mil ejemplares, determina su continuación siete años después. Tal vez la segunda
a que su gaucho, por expreso deseo de
parte ya estaba en la mente del autor y el éxito fue sólo el factor desencadenante de
los lectores, completaba el ciclo de sus
un proyecto latente. Aparecida en 1879, llevó por título/La vuelta de Martín Fierrot/Esta
andanzas. En verdad, no estaba exenta
segunda parte, editada por el mismo Hernández en su propio comercio -la "Librería
de lógica la interpretación de aquéllos en
del Plata"- e impresa en los talleres de Pablo F. Coni, totaliza treinta y tres cantos (la
cuanto a identificar la primera parte con
primera sólo tenía trece),~.que comprenden /cuatro mil ochocientos noventa y cuatro
la huida del héroe al desierto de los in-
versos/'Preceden al texto propiamente dicho Cuatro palabras de conversación con los
dios, y la segunda, con su retorno a tie-
lectores, cuyo tono es el de un pedagogo y un moralista ansioso de educar, por medio
rra de cristianos.
del libro, a "esa inmensa población diseminada en nuestra campaña"; preocupado
4 Este hotel estaba situado en la intersec- por enseñar, entreteniendo, los deberes recíprocos de padres é hijos y el respeto a la
ción de las calles 25 de Mayo y Rivadavia, autoridad. Los años no han pasado en vano ni para Hernández ni para Fierro, que
donde se levanta hoy el Banco de la Nación ahora pide trabajar y vivir en paz. La nueva actitud encaja en el cambio político del
Argentina. país: el presidente ya no es Sarmiento; ahora se llama Nicolás Avellaneda.
289
Pedro De Paoli, en su libro Los moti-
vos de Martín Fierro en la vida de José
Hernández, refiere cómo, un día de junio Anterior a los hombres de la Generación del SO, prox1mo solamente a Mansilla
de i 835, don Rafael Hernández tomó en -que se le adelanta en tres años-, el autor constituye la antítesis de esa generación,
brazos a su hijo segundo -primer hijo heredera, a su vez, de la del 53, a la que más se acercaba Hernández, sin pertenecer
varón- y lo llevó a presentarlo a su pa- estrictamente a ella.
dre, don José Gregario Hernández Plata, Había nacido el 1O de noviembre de 1834 en la chacra de Pueyrredón, en San Isidro,
en busca de una reconciliación que se en las afueras de Buenos Aires. Era el hijo segundo de Rafael Hernández e Isabel
produce al instante de encontrarse las Pueyrredón. La familia paterna era rosista; la materna militaba en el campo contrario.
tres generaciones. Esa misma tarde, el José fue federal no rosista.
padre y el abuelo llevan al niño a biJ.Uti- La vida de Hernández ha sido casi tan dificultosa como la de su criatura poética.
zar a la Iglesia Catedral del Norte 5. En Una y otra encajan plenamente en el Romanticismo más puro. Encontramos ya, en la
el momento de administrarle el sacra- genealogía del autor, la primera circunstancia romántica: el casamiento de los que
mento, el cura párroco advierte que falta habían de ser sus padres sin la anuencia de la familia paterna, y la reconciliación
la madrina. El sacerdote mismo salva la posterior a raíz, justamente, del nacimiento del hijo segundo. Luego, la muerte de
situación nombrando como madre espiri- Isabel en circunstancias trágicas, por la fuerte impresión que le causa un accidente
tual del pequeño José a la Virgen de la de viaje en el que perdió la vida la niñera del hijo menor, Rafael, milagrosamente sal-
Merced, que se veneraba en ese templo. vado por la rápida intervención de la madre.
Ya antes de quedar huérfano, vive José separado de sus padres, en la chacra de
Perdriel, propiedad de los Pueyrredón, porque su padre, puesto por Rosas al frente
de la estancia "Los Cerrillos", debía _permanecer en esos campos del sur, haciendo
frente a una dura faena que sólo la fiel presencia de su mujer contribuía a aliviar. A
pesar de la discrepancia de ideas entre los Hernández y los Pueyrredón, en un mo-
mento dado, difícil para la familia unitaria, pudieron más el afecto y la consideración que
Cantando estaba una vez la militancia política. Sabedores los Hernández de que la Mazorca visitaría la casa de
en una gran diversión; los Pueyrredón, les hacen llegar el aviso de que les convenía alejarse de allí. Por tal
y aprovechó la ocasión motivo, el niño es enviado junto al abuelo paterno. Antes de cumplir los seis años,
como quiso el juez de paz .. ya ha sufrido Hernández tres desplazamientos, como anticipo premonitorio de los viajes
Se presentó, y ahi nomás que realizará después, a consecuencia de los acontecimientos políticos y militares
hizo una amada en montón. en que se verá envuelto. Estos desplazamientos los sufre también su héroe gaucho:' :
Huyeron los más matreros el primero, como víctima de la leva, en forma de atropello, sin consideración alguna;
y lograron escapar, el segundo, cuando voluntariamente decide, junto con su amigo Cruz, buscar refugio
entre los salvajes; el tercero, cuando, por haber dado muerte a un indio, peligra su
Yo no quise disparar;
soy manso y no había por qué. vida y cruza en sentido inverso la frontera, ahora solo, puesto que Cruz expiró en sus
Muy tranquilo me quedé brazos.
y ansí me dejé agarrar. Muerta la madre de Hernández y aquejado éste de una afección al pecho, en 1843
lo trasladan nuevamente, esta vez a los mencionados campos del sur. Helo allí,
]c,Jé Hernández, Martín Fierro
recorriendo, a la vera de su padre -del que sólo lo separaban veinte años y que,
(l" parte, Canto III).
con toda seguridad, "más que padre era un amigo" 6_, esa pampa recién descu-
bierta por Echeverría, denunciada por Sarmiento como un mal endémico de nuestro
país, y tan plena de sugerencias para el futuro autor de Martín Fierro. El solo esce-
nario era, por naturaleza, romántico, con su planicie ilimitada, hollada por indios y
recorrida por gauchos en toda la inmensidad de su extensión, acechada por mil peli-
gros, en conjunción la tierra con el cielo. El padre de Hernández era lo que en el
campo se llamaba el patrón-pastor: él mismo encabezaba el cumplimiento de las tareas
rurales, juntamente con la peonada, a la cual enseñaba y dirigía. El hijo iba de "apar-
cero" y eso le permitió, en los diez años que pasó en la estancia, conocer a fondo
la vida de nuestro campo, en su idílica forma primitiva . Así la evoca nostálgicamente
en el poema:
5 Con esta denominación se conocia en esa No es Fierro, sino Hernández, quien suspira por aquel pasado tiempo mejor. Descri-
época la actual iglesia de la Merced; la de San be objetivamente la vida en la estancia, los trabajos y las diversiones de la gente de
Ignacio era la Catedral del Sur. campo, sin omitir la mención de sus sabrosas comidas:
6 Alusión al comienzo del Canto XXXII de la
2a parte de Martín Fierro: "Un padre que da Ve nía la carne con cuero, mazamorra bien pisada.
consejos 1 más que padre es un amigo ... " la sabrosa carbonada, los pasteles y el güen vino .
290
La descripción impersonal se subjetiviza cuando Hernández cede sobre este tema
la palabra a Fierro:
291
desierto: "He visto rodar la bola 1 y no se quiere parar; 1 al fin de tanto rodar 1 me
he decidido a venir 1 a ver si puedo vivir 1 y me dejan trabajar". De aquí en más, con
buena y socialmente considerado, desempeña cargos públicos, defiende la
federalización de la ciudad de Buenos Aires e interviene en la fundación de la capital
de la cuyo nombre se debe a su inspiración. Dueño de una preciosa quinta
belgranense, allí pasa sus últimos años y allí se detiene para siempre su corazón en
octubre de 1886, dos años antes que el ·del combativo y ya longevo Sarmiento.
A partir de 1874, la vida del poeta la existencia del personaje de su creación dejan
de correr paralelas, para distanciarse cada vez más. Las desgracias y los vaivenes
en el curso de la de Hernández han sido puramente circunstanciales. La
última etapa de su vida todo halo romántico: el joven apasionado, el rebelde con
Murió José Hernández en la hermosa causa, sin ella se en un funcionario pacífico y en padre de familia aco-
casa de Belgrano situada en la que en-
modada, que acaba serenamente sus días en casa propia. Es ya el autor de Martín
tonces era calle Santa Fe 468 y que sólo
Fierro, goza de consideración y sus hijos queridos -un varón y seis mujeres- V"'l
llegó a habitar dos años. Hacía ya tiempo
creciendo a su lado. Participan del calor familiar su cuñado, el doctor Melitón González
que estaba debilitado por una afección
del Solar, su querido hermano Rafael y su gran amigo, Carlos Guido y Spano. Quedan
cardíaca, contraída en uno de sus tantos
atrás, con los demás recuerdos del pasado, las antiguas luchas, las soledades del
viajes. El 21 de octubre de 1886, a la
exilio, las sigilosas escapadas, desde el destierro brasileño, para visitar a su familia
una de la tarde, sus ojos se cerraron
durante la epidemia de la fiebre amarilla. Los afectos recuperados, la vida sedentaria, la
para siempre. Consciente de la proximi-
económica, la tranquilidad política al fin lograda, el buen nombre y la lama,
dad de su fin, sus últimas palabras fue- se contradicen con la desgarradora queja de Fierro: " ... sólo queda al desgraciao / la-
ron para Rafael, que estaba a su lado, y mentar el bien perdido".
para su querida Buenos Aires. Porque la vida de Hernández es, circunstancialmente y sólo en parte, romántica.
Fierro, en cambio, es una figura literariamente romántica. En general, el héroe román-
tico es un individuo egocéntrico, que se expresa siempre en primera persona; inadap-
tado al tiempo y a la situación en que le toca vivir; de espíritu independiente, reacio
a sujetarse a normas y a regirse por convencionalismos; amante de la libertad en
todas sus formas. Prima en él la afectividad sobre la inteligencia; con sentido fatalista,
se rinde a un destino que, ineludiblemente, ha de cumplirse.
Pues bien, Martín Fierro relata, en primera persona, todo cuanto le concierne a él.
Se siente desubicado dentro del contexto histórico en que se desenvuelve su vida
y se resiste a obedecer las disposiciones vigentes. Juzga con subjetividad a las per-
sonas y pone en primer plano los afectos. En dos cosas se diferencia o se aparta del
rnodelo: en éste tiene la primacía el amor sobre cualquier otro sentimiento y hasta se
sobrepone a la razón y a la le. En Martín Fierro, en cambio, aunque se considera
e idealiza a la mujer -otra nota romántica-, prima el afecto paterno sobre el conyugal
y la amistad está por encima del amor: "Yo no tengo en el amor 1 quien me venga
con querellas. 1 Como esas aves tan bellas 1 que sallan de rama en rama, 1 yo hago
en el trébol mi cama 1 y me cubren las estrellas". El otro rasgo diferencial es la ex-
pansión del personaje de lo individual a lo universal. Dice primero: "Nací [yo] como
nace el peje 1 en el fondo de la mar ... ", y luego: "Viene el hombre ciego al mundo 1
cuartiándolo la esperanza ... ".
Lo imposible de esquivar es la predestinación. Fierro, más que un sujeto de ese
nombre, es un gaucho; es el gaucho y, como tal, está llamado a desaparecer his-
tóricamente por razones de alta política. En este punto, la ficción se confunde con la
realidad.
Por más que el personaje se rebele en la primera parte y trate de adaptarse en la
segunda, sus días están contados y no habrá poder capaz de salvarlo. El final llega en
una atmósfera cargada de misterio, que contribuye a dar al protagonista categoría de
símbolo: Martín Fierro y sus hijos se disp·ersan a los cuatro vientos, como sombras
ideales barridas por los tiempos nuevos:
Después, a los cuatro vientos que todos debían cumplir;
los cuatro se dirijieron; mas no la puedo decir,
una promesa se hicieron pues secreto prometieron.
292
La mayoría de de -su hermano,
Hernández emanan la conclusión
por Rafael en su obra ("Nomen-
clatura de las calles. Breve noticia sobre Cuentan que, estando Hernández a punto morir, los vecinos de Belgrano se lle-
los poetas argentinos que en ellas se hasta la puerta de su quinta indagar cómo estaba "el señor Martín Fierro";
commemoran"). Buenos Aires. Imprenta de su deceso, un de Buenos Aires lo comunicó con este titulo:
de Obras de J. A. Berro, 1896. el senador Martín Fierro". Indudablemente, se impuesto
y
Conocida ya la génesis de Martin Fierro y su división circunstancial en dos partes
que terminan unificadas un solo título, .la numérica entre los trece
cantos de "La Ida" y los treinta y tres de "La Vuelta" revela la imprevisión del autor,
aun admitiendo que tuviera ya in mente la continuidad de la obra.
Entre las dos se un argumento que se apoya en tres temas fun-
damentales:¡ la en la el gaucho, "edad dorada"-, !la vida en la
vida en la toldería.'¡ Los dos primeros son materia de "la Ida"; el último, de
, que se complementa con el reencuentro con los hijos. Dentro de estos
temas se insertan motivos universales: el amor, la amistad, la mujer, la muerte, el
destino, Dios, la eternidad .
Todo el Canto 1 de la primera parte, a la vez que de introducción al poema, sirve
como presentación del protagonista.
Al iniciar el largo relato de sus desventuras, la epopeya de todos los gauchos, se
siente para hacerlo sin el auxilio divino. Su actitud coincide con la de todo
El gaucho es cantor por naturaleza. El
poeta que se dirige a un auditorio, desde el que en la antigüedad invocaba a las divi-
decir que no es "cantor letrao" no es
nidades tutelares, hasta el juglar medieval que pedía, junto con la benevolencia del
modesta declaración, real o fingida; es el
público, la ayuda celestial.
reconocimiento de un don natural que lo
En el plano puramente humano, afirma su personalidad arrogante. Se enorgullece de
acompañará hasta la muerte y más allá:
la pureza y fluidez de su canto, que brota "como agua de manantial".
"Cantando me he de morir, 1 cantando
Su respuesta a los que se empeñan en hostigarlo es poner sus esperanzas e_n el
me han de enterrar, 1 y cantando he de
más allá, fortalecer su ánimo en los padecimientos y vivir transitoriamente, despren-
llegar 1 al pie del Eterno Padre: 1 dende
dido de los afanes materiales que enajenan al hombre: "Nací como nace el peje 1 en el
el vientre de mi madre 1 vine a este
fondo de la mar. 1 Naides me puede quitar 1 aquello que Dios me dio. 1 lo que al
mundo a cantar". El canto es su mayor
mundo truje yo 1 del mundo lo he de llevar" .
y, con el tiempo, único tesoro. Despo-
El argumento se desarrolla a partir del Canto 11. Martín Fierro, protagonista de ambas
seído de todo -casa, familia y amigo-,
partes, sirve de enlace entre una y otra. En la primera, se presenta como un hombre de
agradece a Dios y a la Virgen: "Habien-
bien cafdo en desgracia, cuya situación se torna aún más dolorosa por el recuerdo
do perdido tanto 1 no perdí mi amor al
nostálgico de una vida mejor, transcurrida en una estancia, formando parte de la peo-
canto 1 ni mi voz como cantor". Y agre-
nada, participando de las tareas rurales en las que el gaucho solía demostrar coraje
ga, como premisa irrefutable, que "sólo
a la par que habilidad. Tareas para él sin mayor esfuerzo. Pronto termina esa exis-
no tiene voz 1 el ser que no tiene san-
tencia idílica, al ser Martín Fierro sorprendido por la leva a. Comienza la te¡rrible vida
gre".
de la frontera. Padecimientos de toda índole agotan su capacidad de sufrimiento, hasta
que se le presenta la ocasión de hUir. La vuelta al pago implica un nuevo dolor: no
encuentra rastros de su familia ni del rancho: "No hallé ni rastro del rancho; 1 sólo
estaba la tapera. 1 ¡Por Cristo, si aquello era 1 pa enlutar el corazón! 1 Yo juré en esa
ocasión 1 ser más malo que una fiera". La acfversidad lo convierte en gaucho matrero,
además de desertor. Poco después comete dos crímenes y pasa a ser perseguido por
la justicia. Un dfa lo alcanza la partida. En el enfrentamiento con los cinco hombres que
la componen, Martín Fierro lleva las de perder. A punto de sucumbir a la fuerza nu-
mérica de los adversarios, de pronto 'uno de ellos se pasa a su lado y entre ambos
a unos matan y a otros ponen en fuga. En este punto comienza el Canto X, en el cual
el protagonista cede la palabra al sargento Cruz, su salvador, cuyas desdichada~
experiencias tienen mucho en común con las de Martín Fierro. Como "astillas del
mesmo palo", deciden unir sus destinos y marchar juntos al desierto, a la tierra del
indio, pues hasta allí "no alcanza la facultá del gobierno".
8 El sistema de la leva consistía en "levan- Así concluye el Canto XIII y, con él, la parte. En la segunda, Martín Fierro
tar" o reclutar paisanos para enviarlos a de- retoma la narración interrumpida y pulsa de nuevo la guitarra que, al irse, habfa pro-
fender la frontera del ataque de los indios. metido no templar más. Como en "La Ida", el primer canto es introductorio. A partir
293
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Introducción.
Invocación de la ayuda divina.
Presentación como cantor.
PrCmero, yo protagonista. Desoués, 3• persona.
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La huida de la frontera.
Concepto peyorativo del gringo.
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Doblemente perseguido por la justicia: como desertor
y como asesino. io::J
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5· ~ Dos mueites en su haber. Gaucho matrero.
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Cruz asume la voz conductora.
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Continuación del relato autobiográfico de Cruz. (")
La causa de su "desgracia". 2
Narrativo Sigue en papel protagónico. !'!
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La ida al desierto.
Martín Fierro y Cruz. un mismo destino.
M. F. de nuevo narrador protagonista; al final cede el
turno al autor.
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Yo protagonista de la "relación" total (vs. 4790-4894). 4894 versos
Narrador testigo.
Narrativo
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M. F.. narrador testigo.
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Elogio de la mujer, maltratada por el indio.
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__ ·_-F_._• narrador testigo. lll
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Muerte de Cruz, atacado por la peste. 5'
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~ Antes de morir, el sargento encomienda su hijo a M. F. C1l
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"'ea. El entierro del renegado.
~ S Actitúd religiosa del hijo de Fierro.
~ 5· Yo protagonista.
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Continúa la historia del hijo segundo.
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Sus amores. Visita a un adivino.
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:> Narrativo Encuentro con Picardla, el hijo de Cruz. 3::J:l>
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Pide permiso para contar su historia. :;¡ ll>
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El autor asume el papel de narrador omnisciente. ~- ~ Q al
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::T Historia de Picard/a, heredero literario del Lazarillo de Tormes.
~ Aparición de unas tías. .¡>.
Picardía, yo protagonista. al
_..
Continuación de la historia· de Picardla.
Enrolamiento en la Guardia Nacional.
Digresiones sobre el juego.
Yo protagónico.
Continuación del anterior.
en Otra vez los gringos. z
"'ffi· Yo protagónioo. !!;
a.
/de m. ~
"'@ Quejas contra la policía.
Q
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Yo protagónico. e;·
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La leva. "'a.~-
El "comandante".
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CY Los "levados". 'á
g· Picardía, narrador testigo. "O
¡a
~ ll>
Picardla descubre su filiación.
~- Desea inútilmente cambiar de nombre. "':>o
La vida en la frontera.
Yo protagónico.
w
Se repite lo narrado en la 1• parte.
Quejas contra el gobierno provincial.
Narrador testigo.
Aparición de un moreno. o
3=>:l>
Desafío a Martín Fierro. "ll> e
La
No se registra aquí, como en la novela, el orden tradicional en el planteamiento de
los hechos -presentación, nudo y desenlace- en forma definida, aunque podríamos
señalar, en la primera parte:
~~> un principio o presentación: el primer canto;
~~> un nudo: desde el Canto 11 hasta el XII inclusive, cuyo clímax está dado por el
momento en que Fierro regresa de la frontera;
~~> un desenlace: el Canto XIII.
En la segunda parte, la introducción corresponde al Canto 1, en el cual pide atención
y dice que a su historia "le faltaba lo mejor". Esto suprime en cierto modo el desenlace
de la primera parte y se entreteje con el nudo, constituido por la vida en la toldería,
cuyo punto culminante lo marca el episodio de la cautiva. El desenlace de esta se-
gunda parte es el de la obra completa: la dispersión del protagonista y sus hijos.
A manera de nrd'illn>nn
298
El narrador es, a la vez, protagonista de· lo que narra, narrador para relatar
hechos en parte autobiográficos: "Yo juré en esa ocasión ... ", que se convierte en
narrador testigo: "Yo he conocido esta tierra ... ". De pronto enmudece para dejar oír
la voz de un segundo narrador: Cruz.
Al final de la primera parte, surge un narrador anónimo para enteramos del éxodo
de Fierro y Cruz rumbo al desierto. En el canto último del poema, el relator anónimo
asume la responsabilidad del autor:
Y guarden estas palabras Y si la vida me falta,
que les digo al terminar: ténganló todos por cierto,
en mi obra he de continuar que el gaucho, hasta en el desierto,
hasta dárselas concluida, sentirá en tal ocasión
si el ingenio o si la vida tristeza en el corazón
no me llegan a faltar. al saber que yo estoy muerto.
La
Dice Ricardo Rojas: "Dentro de los géneros clásicos, a lo que más se parece el
La epopeya es la narrac1on amplia y Martín Fierro es a una epopeya, sin ser tampoco una epopeya en el sentido tradicional
solemne que responde a los hechos cu- de esa palabra". Sigue más adelante diciendo: "Si nos atenemos literalmente a las
ya grandeza tiene importancia univer- definiciones clásicas, el Martín Fierro no es una epopeya" 1 i. En síntesis, Rojas con-
sal12_ sidera que no puede ubicarse dentro de un género literario, pero se acerca a la epo-
Su principal característica es la unidad, peya; es la epopeya fundadora de la nacionalidad.
lograda por un tema único, que permite in- Para Leopoldo Lugones, es un poema épico. Al llamarlo así, lo hace en parte porque
tercalar episodios subalternos a la acción es la gesta silenciosa de tantos miles de soldados que contenían en la frontera el
principal. avance de los indios, personificados en Martín Fierro; en parte, porque expresa la vida
Muchas epopeyas han surgido en un heroica del grupo al que ese héroe pertenece; en parte, también, por el propósito de
ambiente heroico y popular, contemporá- Hernández de poner de relieve la lucha del gaucho por la justicia y la libertad.
neo de los sucesos que se narran. Tal es Como especie épica, presenta, además de lucha, actividad, pasión y sentimiento.
el caso de Martín Fierro, cuyo héroe o Al mismo tiempo, descripción poéticamente lírica, con profundización filosófica, como en
personaje central es arquetípico 13. el pasaje que comienza: "Dios hizo lindas las llores ... ". Lirismo que se acentúa, por
ejemplo, en las seis primeras estrofas del Canto 11 de la segunda parte, y que interfiere
11 La definición clásica de epopeya es la continuamente con la evocación nostálgica, con la queja dolorida, con la pena sub-
siguiente: poema narrativo extenso, de elevado yacente en todo el poema.
estilo, acción grande y pública, con personajes Aceptado que Martín Fierro, no obstante su forma versificada, pueda ser una novela
heroicos o de suma importancia, en el que in-
-Borges sostiene que la epopeya fue una forma precursora de la novela-, encon-
terviene lo sobrenatural o maravilloso.
12 El mejor ejemplo de epopeya es La /liada, tramos también en él elementos teatrales. Además de los diálogos y las "tiradas",
en la que se refiere un episodio acaecido en el las breves intervenciones del autor aparecen como otras tantas acotaciones al texto.
décimo año de la guerra que los griegos enta- Pero hay un episodio -o dos: el encuentro del protagonista con la partida y su lucha
blaron contra la ciudad de llión o Troya. Los con el indio en defensa de la mujer cautiva- en que la acción es digna de desplegarse
dioses intervienen en la acción. Su autor fue dinámicamente en un escenario, con una clara demarcación de planos~ Nótese, ade-
Homero (siglo IX a. J.C.), que sorprende con más, que estos dos momentos, a los que podría añadirse aquél en que le sale al
sus maravillosas descripciones y con el realis-
paso su desgracia materializada en la tapera, marcan una alta tensión dramática, ver-
mo de algunas escenas guerreras.
13 Perteneciente o relativo al arquetipo, es daderamente 14, es decir, plena de acción exterior, como repercusión del con-
decir, el modelo que reúne en sí, al i.láximo, flicto interno.
las características de un tipo. (En literatura, se Finalmente, participa del ensayo por el estudio de las condiciones del hombre de
llama así a la figura representativa de un grupo campo, que conlleva en sí la crítica de sus problemas y su solución. Para acabar con
social o profesional.) el injusto sistema de la leva -"leit-motiv" del poema- propone Hernández, como
14 La palabra agónica está usada como de- antes lo había hecho periodísticamente, que "si el Gobierno quiere gente, 1 que la
rivada de agonía, en el sentido que esta pala- pague y se acabó".
bra tiene de acción, como uno de los elemen-
tos, junto con el diálogo, propios de la obra
teatral. De ahí, también, el nombre de agonis- y su
tas con que se designa a los personajes, entre
los cuales el principal recibe el nombre de pro- Martín Fierro, figura eje del poema, en su papel protagónico está dando las pautas
tagonista. del carácter y del comportamiento del gaucho, su modelo real.
299
En el fondo, Martín Fierro es un hidalgo Como heredero del conquistador español, conserva muchas de sus características
español, como lo son los buenos argentinos, ancestrales, como ser la fe religiosa, el culto del honor, el respeto por la mujer, el
los verdaderos criollos. No hay palabra en el valor de la amistad, el desapego de la vida y el desprecio de la muerte.
gran poema, ni pormenor alguno, que no sea
muy nuestro, ni nada que no esté dentro de La
la tradición española.
Manuel Gá!vez De entrada, hace pública de fe: "Vengan santos milagrosos, 1 vengan todos
en mi ayuda ... " Revela una conciencia dogmática que subsiste aun sin el recurso
de las litúrgicas, de las que en general no dispone, ni de las costumbres
No trate de verse en la religiosidad de
piadosas que difícilmente pudo aprender: "¡Dichoso en tan duro trance 1 aquél que
Martín Fierro la traslación de los senti-
sabe rezar!", suspira el héroe acongojado. Y el hijo mayor, encarcelado, también se
mientos de Hernández. Éste, si bien era
lamenta diciendo: "Dirige a Dios su plegaria 1 el que sabe una oración".
bautizado, no practicaba su religión. Bor-
No que en la campaña, por esa época -y hoy todavía-, el culto no pudiera
ges dice que hizo algunas incursiones en
practicarse por falta de iglesias; ya Hernández lo dice: "Debe el gaucho tener casa, 1
el espiritismo, cosa que su familia niega. escuela, iglesia, derechos". Lo importante es que se afirme en estos tres elementos
En sus últimos tiempos había ingresado sustanciales: Dios, eternidad, perdón. El concepto de eternidad, asimismo, no es la idea
en la masonería. imprecisa de un más allá vagamente vislumbrado, sino la seguridad de una vida
después de la muerte, de premio o castigo de la conducta observada en este mundo,
lo que supone la idea de pecado, de iusticia y de misericordia: "Yo junté las osamen-
tas, 1 me hinqué y le recé un bendito; 1 hice una cruz de un palito 1 y pedí a mi Dios
clemente 1 me perdonara el delito 1 de haber muerto a tanta gente".
El gaucho confía continuamente en el auxilio divino : "En su mayor infortunio 1
pongan su confianza en Dios ... ". Y en la intercesión de la Virgen y de los santos,
como lo demuestra en el episodio de la cautiva: "Me hinqué también a su lado 1 a
dar gracias a mi santo: 1 en su dolor y quebranto 1 ella, a la madre de Dios, 1 le pide,
en su triste llanto, 1 que nos ampare a los dos".
El amor y la
La existencia del gaucho se desarrolla en dos planos: uno, el del mundo épico
propiamente dicho, al que pertenecen su caballo, su guitarra, la habilidad para el canto,
sus amigos, su fe, su vestimenta, sus armas; otro, el del mundo doméstico, donde
encajan la mujer, los hijos, la casa, la hacienda, el pago. El mundo épico tiene marcada
preeminencia sobre el doméstico. De ahí que en la vida del gaucho -de Fierro, en
este caso- predomine la amistad sobre el amor: "Pues que de todos los bienes 1 que
le dio al hombre altanero 1 su Divina Majestá" -opina el héroe hernandiano- "la
palabra es lo primero, 1 lo segundo la amistá". Y es más fuerte el amor paterno que
el conyugal. Cuando Martín Fierro dice, por ejemplo, "Yo no tengo en el amor 1 quien
me venga con querellas ... ", no se refiere a la orfandad de afectos: expresa, sim-
plemente, su voluntad de no ligarse a ningún vínculo, ni siquiera al del amor, que pueda
ser obstáculo para su nomadismo y su independencia.
Encontramos en el poema tres especies de amistad que coinciden casi exactamente
con algunas de las que distingue Aristóteles 15 en su "Teoría de la amistad", Libro VIII
de la Moral, a Nicómaco.
1° La que se da por afinidad entre los hombres de bien como la que se anuda entre
Martín Fierro y Cruz: "Ya veo que somos los dos astillas de un mismo palo".
2° La que surge naturalmente entre padres e hijos: "Un padre que da consejos, 1 más
que padre, es un amigo", advierte Fierro a los suyos.
3° La amistad de conveniencia, por interés; la anti-amistad, como la que preconiza
el viejo Vizcacha: "Hacete amigo del juez, 1 no le des de qué quejarse 1 y cuan-
do quiera enojarse 1 vos te tenés que encoger 1 que siempre es bueno tener 1
palenque ande ir a rascarse".
15 Filósofo griego (384-322 a. de J.C.). Dis- Hernández, que hizo en su vida un culto de la amistad, supo expresar significati-
cípulo de Platón, preceptor y amigo de Alejan- vamente en el poema la verdadera y distinguirla de la falsa. Cuando Fierro y Cruz
dro Magno y fundador de la escuela peripaté- unen sus destinos, estas palabras del sargento, "Cruz le dio mano de amigo", que
tica. Una de las inteligencias más grandes que
llevan implícito el fuerte y viril apretón de manos, sellan esa unión como un juramento.
ha producido la humanidad. Autor de Física,
Metafísica, Retórica, Poética, Moral. Influyó En cambio, la amistad ofrecida por el ·'comendante" que le birló la mujer era de labios
considerablemente en los teólogos de la Edad para afuera, desmentida en la práctica por los hechos: "Él me daba voz de amigo".
Media. Cae de suyo la fragilidad de esa amistad, que ha de durar lo que dure el provecho.
300
y las en el poema
La jerarquización de afectos, junto con el ansia de libertad,· hace que, en la vida
del gaucho, la mujer quede relegada a un segundo plano, . de guardar la
casa, preparar la comida, cuidar de los animales; desempeñar, en f1n, todas las ta_reas
domésticas y trabajar en las industrias caseras, mientras el hombre se despl~za l~bre-
El tema de "las cautivas" es una cons-
por el campo o, como el desdichado Fierro, es llevado a la frontera: : Al d1.rme
tante en la literatura argentina, a partir de
la hacienda, 1 que era todito mi haber; 1 pronto debíamos volver, 1 segun el ¡uez
la leyenda de Lucía Miranda, narrada por
vez primera por Ruy Díaz de Guzmán en prometía, 1 y hasta entonces cuidaría 1 de l.os bienes la mujer". , .
Salvadas las grandes distancias que med1an entre los poemas ep1cos y las novelas
La Argentina. Este personaje reaparece
de caballería con respecto a la literatura argentina, la relación caballero-dama se con-
en el Siripa atribuído a Lavardén y llega
vierte eh nuestro poema en el vínculo gaucho-china, con algunas variantes, según la
hasta nuestros días en la novela de Hu-
solidez del lazo que los mantiene unidos. Esta palabra, "china" 16 , aparece en los si-
go Wast que lleva por título el nombre de
guientes versos de Martfn Fierro como sinónimo de .. , "espos~" o sim~le
la protagonista. La que aparece en Mar-
"compañera" del gaucho, ya compartiendo su . . . ·Y, sentao J~nto al JO-
tín Fierro desciende directamente de
gón 1 a esperar que venga el día [ ... ] 1 mientras la chma dorm1a 1 tapad1ta con su
María, la heroína de La Cautiva, de Eche-
poncho ... "; ya confortando con su recuerdo la soledad del exiliado.: "En la orilla de un
verría, por el temple y el valor en defen-
arroyo 1 solitario lo pasaba; 1 en mil cosas cavilaba 1 y, a una guella repent1na 1 se
der al gaucho atacado por el salvaje.
me hacía ver a mi china 1 o escuchar que me llamaba".
En nuestros días, el tema es retomado
Idealizado el objeto de su amor, la china se convierte en "prenda", el objeto amado
por Borges, con una variante fundamen-
que el gaucho evoca con sabor de intimidad y de nostalgia: "Tal vez no te vuelva
tal, en su Historia del guerrero y de la
a ver, 1 prenda de mi corazón ... " .
cautiva. Esta cautiva borgíana, raptada
En general, las mujeres ocupan un lugar secundario en esta obra. A mnguna se la
por un malón y nunca devuelta a los
identifica con un nombre propio. Cada una está indicada por el papel que le toca
suyos, ha terminado por adaptarse total-
representar, como los personajes de relleno en una obra teatral. Así, ..es ·:la po~re ~i
mente a la forma de vida de sus rapto-
mujer", "la infeliz cautiva", "la negra que trujo un moreno en ancas . Sol.o la 1nfehz
res, al punto de tirarse al suelo y beber
cautiva ocupa un fugaz primer plano, en pareja episódica con el protagonista. En ~u
la sangre caliente de una oveja recién
degollada. breve actuación cobra, sin embargo, la dimensión dramática de una heroína de tragedia
griega: "Se alzó con pausa de leona 1 cuando acab~.. de implorar, 1 y si~ d~jar ~~
Refiere Rodolfo Maschwitz un suceso llorar 1 envolvió en unos trapitos 1 los pedazos de su hiJito 1 que yo le ayude a ¡untar .
de que fue testigo en una iglesia de cam- Pero pasado este momento crucial y concluido el lance caballeresco, la figura de esta
mujer se diluye en la discreción de una rápida despedida, al trasponer la. frontera.
paña: en el año 1942 viajaba con un
grupo de varias personas -hombres y Lo natural, lo normal, es que el gaucho sea cortés y galante con la muJ~_r. en la
mujeres- de Córdoba hacia Buenos Ai- realidad y en la ficción. Enfrentado a la triste realidad del regreso: la desolac1on de la
res. Como era domingo, se detuvieron en tapera, la desaparición de la mujer y la dispersión de los hijos, generosamente absuel-
Villa María para oír misa en una capilla. ve a su compañera, que "se fue 1 con no sé qué gavilán 1 sin duda a buscar el
La iglesia no tenía bancos. Estaba llena pan 1 que no podía darle yo". . .,
Finalmente, todas las cualidades de la mujer se resumen en su 1nnata vocac1on
de gente, en su totalidad paisanos o cha-
maternal: "No se hallará una mujer 1 a la que esto no le cuadre; 1 yo alabo al
careros, todos vestidos a la usanza de
Eterno Padre, 1 no porque las hizo bellas, 1 sino porque a todas ellas 1 les dio un
nuestra campaña. Terminada la misa, tu-
corazón de madre".
vo lugar la exposición del Santísimo Sa-
cramento. Al ir a arrodillarse una de las
señoritas del grupo porteño, el paisano como
que estaba a su lado descolgó de su Para estudiar acertadamente a los personajes del poema, es conveniente hacerlo por
brazo izquierdo el poncho que tenía do- aproximación al protagonista, para ver en qué medida se acercan al arquetipo o se
blado y lo colocó frente a ella para que alejan de él.
apoyara en él sus rodillas. La señorita En una representación gráfica de las figuras, puesto el protagonista en el centro y a
aceptó el ofrecimiento y, al levantarse, lo mayor altura, a su derecha estarían los hijos, en orden de e?~?; a su izquie~da, Cruz Y
devolvió y agradeció la atención del crio- Picardía, el hijo de Cruz. A la espalda del héroe y en pos1c1on opuesta, V1zcacha, el
llo. Maschwitz concluye su relato con es- antihéroe. Frente a Fierro, el indio, el moreno y el gringo. Al fondo, en confuso mon-
tas palabras: "Bajo un mal poncho, se tón, el comandante, el juez de paz, los integrantes de la partida, el pulpero. Ade-
esconde un buen caballero". lante, a la derecha, las mujeres, con la cautiva al frente y la negra oculta entre las
otras.
16 La palabra china, de origen quechua, que
en su lengua primitiva significa hembra de los Todos los en uno
animales y que, referida a la especie humana,
sirve para identificar a la mujer de la campaña En el Capítulo 11 de Facundo, en que trata de la y caracteres argen-
y a la india pampa o mestiza, asume a veces tinos", Sarmiento describe cuatro tipos de gauchos: el rastre<~dor, el baquiano, el
-dice Ángel J. Battistessa- matiz afectuoso, cantor y el malo, como distintos entre sí. Hernández presenta lo que es
como en los versos citados. inherente a uno reunido en el prototipo Martín Fierro.
301
Dios les dio instintos sutiles Según hemos visto ya, Martín Fierro declara, desde el comienzo, ser cantor:
a toditos los mortales; " ... dende el vientre de mi madre 1 vine a este mundo a cantar".
el hombre es uno de tales, Como cuanda nuestro héroe deserta de la frontera, inmediatamente en-
y en las llanuras aquellas cuentra el rumbo para volver a su hogar: "Volvía al cabo de tres años 1 de tanto sufrir
lo guían el sol, las estrellas, al ñudo, 1 desertor, pobre y desnudo, 1 a procurar suerte nueva, 1 y lo mesmo que
el viento y los animales. el peludo 1 enderecé pa' mi cueva".
Cuando, ya desertor, está a punto de ser alcanzado por la partida, no solamente
por el grito del chajá se pone en guardia, sino que, como buen rastreador, con sólo
aplicar el oído al suelo, advierte que se acercan muchos jinetes, que lo hacen sigi-
losamente y que vienen armados: "Como lumbriz me pegué 1 al suelo para escuchar; 1
pronto sentí retumbar 1 las pisadas de los fletes, 1 y que eran muchos jinetes 1 conocí
sin vacilar".
Santo Tomás de Aquino, en su Co- La condición de gauJcho malo o matrero es en Fierro puramente circunstancial:
mentario a la Política de Aristóteles, ex- "Y atiendan la relación 1 que hace un gaucho perseguido 1 que padre y marido ha
pone tres motivos por los que se aparta sido, 1 empeñoso y diligente, 1 y sin embargo la gente 1 lo tiene por un bandido".
el hombre de la sociedad: Atendiendo, precisamente, a la relación de su vida, se puede comprobar que Martín
<~> por poseer una naturaleza superior, Fierro -y el gaucho que él representa- es un ser dotado de virtudes sociales
que lo lleva a apartarse del mundo (aunque accidentalmente separado de su comunidad), a pesar de opiniones en contra
para estar más en contacto con Dios, que lo presentan como antisocial, resentido y anárquico.
como los ermitaños; La primera de esas virtudes es el respeto por la vida ajena: "El hombre no mate
® por desviación de la naturaleza, que le al hombre 1 ni pelee por fantasía", aconseja Fierro a sus hijos.
hace repudiar el trato con sus seme- Lejos de querer vivir al margen de toda organización social, reclama para el hombre
jantes; de campo las instituciones básicas: "Debe el gaucho tener casa, 1 escuela, iglesia,
<~> por accidente, es decir, por un acon- derechos". Claramente expone su concepto de vida familiar, arraigada en un lugar:
tecimiento circunstancial' que lo aísla "Tuve en mi pago en un tiempo ... "; con un hogar estable: "Sosegao vivía en mi
temporaria o permanentemente, como rancho ... "; como "padre y marido empeñoso y diligente"; con bienes propios: "hijos,
en el caso de un avión que cae en hacienda, mujer".
plena selva o en medio de las mon- Virtud social por excelencia, el respeto a la propiedad ajena: " ... pues no es ver-
tañas; o por algún motivo fortuito que güenza ser pobre 1 y es vergüenza ser ladrón". Igualmente, el respeto a la autoridad:
lo obliga a huir y ocultarse por un "Obedezca el que obedece 1 y será bueno el que manda"; y a los mayores: "Res-
tiempo. Tal es la situación de Martín peten a los ancianos; 1 el burlarlos no es hazaña".
Fierro, según se desprende de estos Preconiza el trabajo como forma de realización personal: "Debe trabajar el hombre 1
versos: "Monté y me encomendé a para ganarse su pan ... "; como medio de subsistencia: "El trabajar es la ley 1 porque
Dios, 1 rumbiando para otro pago; 1 es preciso alquirir"; para insertarse en la comunidad: "Me he decidido a venir 1 a
que el gaucho que llaman vago 1 no ver si puedo vivir 1 y me dejan trabajar".
puede tener querencia, 1 y ansí de es-
trago en estrago 1 vive yorando la au-
sencia". El el semihéroe y el antihéroe
302
FIERRO CRUZ
Yo no soy cantor letrao, A otros les brotan las coplas
mas si me pongo a cantar como agua de manantial;
no tengo cuándo acabar pues a mí me pasa igual,
y me envejezco cantando: aunque las mías nada valen:
las coplas me van brotando de la boca se me salen
como agua de manantial. como ovejas del con·aJ.
Ninguno me hable de penas Tampoco me faltan males
porque yo penando vivo ... ni desgracias, le prevengo ...
La orfandad es el rasgo común entre
Y la pobre mi mujer, Alcé mi poncho y mis prendas
los hijos de Fierro y el hijo de Cruz. "Co-
Dios sabe cuánto sufrió. y me largué a padecer
mo hijitos de la cuna ... 1 sin naides que
Me dicen que se voló por culpa de una mujer
los proteja 1 y sin perro que les ladre."
con no sé qué gavilán, que quiso engañar a dos.
Pálido reflejo del padre, "Aunque el gajo
sin duda a buscar el pan
se parece 1 al árbol de donde sale ... ",
que no podía darle yo.
el lugar de los padecimientos del hijo
mayor de Fierro no es la frontera, sino. la No hago nido en este suelo Si este mundo es un infierno,
cárcel. Su historia, aunque igualmente ande hay tanto que sufrir ... ¿por qué afligirse el cristiano?
patética, es más breve que la de su pro- Yo no tengo en el amor Es sonso el cristiano macho
genitor: "Quien ha vivido encerrado 1 tie- quien me venga con querellas ... cuando el amor lo domina.
ne poco que contar". Más benigna la
suerte del segundo, aunque no más pro-
vechosa. Recogido por una tía que " ... lo Lo sigue en importancia, como personaje magistralmente pintado por el autor, el
nombró heredero 1 de los bienes que te- viejo Vizcacha , en su papel de antihéroe. Todo cuanto en Martín Fierro es de signo
nía", nunca llegó a disfrutar de esos bie- positivo, se convierte en negativo en su opuesto. Es el antisocial por naturaleza:
nes por la intervención del juez de paz, misógino, ladrón, retobado, cínico, blasfemo, aprovechador. Los consejos que imparte
quien lo puso bajo la tutela nada me- al hijo segundo de Martín Fierro, de aparente practicidad, carecen de toda moral. Más
nos que del Viejo Vizcacha. que el antihéroe, Vizcacha es el antigaucho.
303
Los tanos se dedicaron preferentemen- provocador en -Martín Fierro. Lo que no impidieron los circunstantes en el duelo an-
te a la agricultura, a sembrar la tierra y a terior, lo logran ahora: "Martín Fierro y los muchachos, 1 evitando la contienda, 1 mon-
cosechar, tareas que el gaucho conside- taron y paso a paso ... " prudentemente se fueron 1s.
raba propias sólo de mujeres, en tanto Estando Martín Fierro en la frontera, un episodio estúpido y desgraciado se convierte
que correspondía al varón ejercitarse en en la señal esperada para concretar la evasión: por un malentendido con un gringo
las faenas ganaderas. Esta actitud des- que estaba de centinela, el mismo mayor que en otra ocasión le había negado el
pectiva del gaucho domador, resero, ele. sueldo encuentra motivo para vengarse de su insolencia, haciéndolo "eslaquiar". Re-
(tal como aparece en el Canto 11 de la 1a conocemos en el gringo centinela a un organillero que fue "arriado" junto con el cantor:
parte), hacia el gringo doblado sobre la "Ni los mirones salvaron 1 de esa arriada de mi flor; 1 fue acoyarao el cantor 1 con el
tierra de sol a sol, esperando paciente- gringo de la mona". Aflora en este episodio la reacción que el gaucho tenía en esa
mente que el suelo le devuelva en fruto época contra el gringo. En principio, gringo era todo extranjero, fuese inglés, turco o
la semilla sembrada; el fastidio que le italiano. Al primero terminaron los hombres de campo por aceptarlo, gracias a su
causa al recio hijo del país la dificultad habilidad para montar y a su idoneidad en asuntos rurales, lo cual no les impidió re-
del extranjero para adaptarse al cambian- medar burlonamente su modo de hablar: "Hasta un inglés sanjiador 1 que decía en la
te clima de nuestro territorio, provoca las última guerra 1 que él era de Inca-la-perra ... ". No hay en el gaucho animosidad nin-
irónicas consideraciones de estos versos: guna hacia el turco baratijero, que recorría con su mercancía toda la campaña. En
"Yo no sé por qué el gobierno 1 nos cambio, hicieron objeto de chanzas y desprecio al italiano, casi exclusivamente al napo-
manda aquí a la frontera 1 gringada que litano o pa-po-litano, deformación pronto apocopada en tano, apócope que quedó
ni siquiera 1 se sabe atracar a un pingo."; luego definitivamente para designar a todo inmigrante de cualquier región de la penín-
"Si hay calor, ya no son gente; 1 si yela, sula itálica.
lodos tiritan ... "; "Cuando llueve, se aco- Lo que indigna en este momento sobremanera, más que al gaucho, a Hernández, su
quinan 1 como el perro que oye truenos. 1 defensor, es la protección que el gobierno presta a los inmigrantes, en desmedro
¡Qué diablos! sólo son güenos 1 pa vivir de los hijos del país; lo expresa en el periódico y en la tribuna política y así lo refleja,
entre maricas". desde luego, en el poema.
En confuso montón
Así aparecen esos seres sin nombre propio, señalados connotativamente, como en
Me he esforzado [ ... ] en presentar un el reparto de una obra teatral, por el lugar que ocupan: el juez de paz, el coman-
tipo que personificara el carácter de nuestros dante, el pulpero. El juez de paz es el primer causante de las desdichas de Martín
gauchos [ ... ]. Y he deseado todo esto, em- Fierro: "Cantando estaba una vez 1 en una gran diversión 1 y aprovechó la ocasión 1
peñándome en imitar ese estilo abundante en como quiso el juez de paz ... ". Por su culpa, el pobre gaucho va a parar a la fron-
metáforas, que el gaucho usa sin conocer y tera. Allí está el comandante, ducho en "alborotar al ñudo y hacer papel ... ", secun-
sin valorar, y su empleo constante de com- dado por el cabo y el sargento. El peor era el coronel, pues era de su competencia la
decisión de los castigos. Bastan cuatro pinceladas para presentar estas figuras de
paraciones tan extrañas como frecuentes; en
breve pero importante intervención en el poema, por la trascendencia que tienen en la
copiar sus reflexiones con el sello de la ori-
gina!Ídad. que las distingue y el tinte sombrío vida del héroe. Con cortos y escasos diálogos, el autor saca a estos hombres del
de que jamás carecen, revelándose en ellas anonimato, dándoles un cuerpo por medio de una voz.
Con el pulpero 19 -dueño de la pulpería 20_ usa una técnica inversa: lo describe
esa especie de filosofía propia que, sin es-
tudiar, aprende en la misma naturaleza ... junto con la mercadería que lo rodea, lo cual contribuye a su tipificación: "Era un amigo
del jefe 1 que con un boliche estaba".
José Hemández,
Carta a José Zoilo Miguens. " ...yo canto nrlln:llnrlln •• '
No cabe ninguna duda acerca de que Hernández puso su genio al servicio de una
causa, y de que se valió de la poesía para concretar esa intención. El compromiso no
fue en desmedro del estilo. La pluma, compenetrada del asunto, corre en forma es-
pontánea y auténtica, sin concesión alguna a la elocuencia o a la afectación.
18 En su cuento "El Fin", Borges cambia el Los temas se concretan en imágenes realistas, proporcionadas por todos los ele-
desenlace de este encuentro: el moreno mata mentos propios de la vida del gaucho. No hay idealización. Apenas cierto bucolismo
a Martín Fierro, en la nostálgica evocación de la vida en la estancia. Consecuentemente con ese
19 El pulpero -o dueño de la pulpería- realismo, el lenguaje dista mucho de ser hiperbólico. Tampoco podría serlo, por la
era, por lo común, hombre de poca instrucción
sobriedad característica del gaucho en sus modales y expresiones.
y a menudo de malos antecedentes, que ex-
plotaba a la clientela con la venta de merca-
La gente de campo es dada a metaforizar. Encuentra continuos motivos de compa-
dería de inferior calidad. Más de uno fue con- ración en todo lo que la rodea. De ahí que abunden los símiles y sean escasas las
denado por haber comprado a precio vil o reci- otras figuras, aunque pueden encontrarse ejemplos de varios tipos.
bido en empeño objetos robados, cuya proce-
<~~ "Soy pa rumbiar como el cerdo".
dencia conocía.
20 La palabra pulperia parece ser de origen
011 "Era la águila que a un árbol dende las nubes bajó ... "
011 Paralelismos: "Para los unos, sonidos, para otros, intención" .
.mejicano. Se designaba así a los comercios
donde se vendía la bebida llamada pulque. De e Anáforas: "Cantando me he de morir, cantando me han de enterrar, y cantando
ahí, primero pulquería y, finalmente, pulpería. he de llegar al pie del Eterno Padre".
304
" ... esa ocasión eché el resto: bozal, maniador, cabresto, lazos,
bolas y manea ... "
® En la payada, se destaca un notable ejemplo de animismo: ·"Los cielos cantan
lloran".
Es !recuente el uso de diminutivos con valor afectivo: gringuito.
® También casos de sinonimia: "Pueblero", por hombre de ciudad.
Encontramos todo tipo de oraciones.
® Afirmativas: "Soy gaucho ... "
Negativ:as: "No me hago al lao de la güeya ... "
¡::,,.,¡,.m,,tiv"""". ¡Ah, pulpero habilidoso!"
lr.t,,. ...,.,.,,nv,,~. "¿De qué pago será criollo?"
También proposiciones.
® Coordinadas: "Triste suena mi guitarra y el asunto lo requiere".
® Subordinadas de todo tipo (sustantivas, adjetivas, adverbiales): "Él dijo que yo servía
a los de la esposición."; "Había un gringuito cautivo que siempre hablaba del barco.";
"Haciéndonos ráir estaba cuando nos tocó el arreo."; "Nací como nace el peje."; "Si
uno aguanta, es gaucho bruto."; "Esto a naides lo asombre porque ansina es el pastel".
Donde en mayor grado se pone de manifiesto la fidelidad de Hemández con res-
pecto al habla gauchesca, es en la constante inclusión de refranes y sentencias con
que el paisano apoya sus opiniones.
los primeros son sabrosa expresión de sabiduría popular:
La vaca que más romea es la que da mejor leche.
las segundas son producto de grave reflexión:
Los que no saben guardar, son pobres aunque trabajen.
un
En el estudio de la métrica martinfierrista, se advierte que en las dos partes predo-
21 A ese estudio remitimos para completar
mina la sextina o sextilla, estrofa de seis versos octosílabos de rima consonante.
los datos parciales que aquí se dan. Podrá Esta estrofa asume características muy peculiares en la composición de Hernández. la
verse en la edición de Martln Fierro hecha por rima es a,b,b,c,c,b (con variaciones). Tiene su origen en la décima, a la cual se le
la Editorial Losada, S.A., Buenos Aires, 1958, suprimen los cuatro primeros versos. Otra nota de originalidad reside en que el primer
con introducción, notas y vocabulario de Eleu- verso queda suelto (independiente de la rima) y está seguido por dos pareados,
terio F. Tiscornia. rematados por un retorno a la rima de los primeros pareados.
305
Aquí me pongo a cantar una pena estrordinaria,
al compás de la vigüela, como la ave solitaria
que el hombre que lo desvela con el cantar se consuela.
Otro aspecto singular consistió en usar versos consonantes muchas veces imper-
fectos porque a primera vista parecen asonantes, pero que, dichos en el nivel oral en
el cual está colocado todo el poema, reasumen su exacta medida y funcionalidad
poética.
Le alvertiré que en mi pago o juido, o muerto en la guerra,
ya no va quedando un criollo; porque, amigo, en esta tierra
se los ha tragao el hoyo, nunca se acaba el embrollo.
Aunque la mayoría de los versos son octosílabos, debemos exceptuar dos segui-
dillas de seis versos cada una, formadas por una copla más un estribillo de dos versos
(Ida, vs. 1957-1968). Los versos de esas seguidillas, tomados de la poesía folclórica,
poseen cinco y siete sílabas.
306
I
307
La sangre que se redama Aunque la razón les sobre: Y les doy estos consejos,
No se olvida hasta la muerte; En la barba de los pobres Que me ha costado alquirirlos,
La es de tal suerte, Aprienden pa ser barberos. Porque deseo dirijirlos;
Que a mi pesar, no lo niego, Si entriegan su corazón Pero no alcanza mi cencia
Cai como gotas de fuego A alguna muger querida, Hasta darles la prudencia
En alma del que la vierte. No le hagan una partida Que precisan pa seguirlos.
Es siempre, en toda ocasión, Que la ofienda a la muger: Estas cosas y otras muchas
El trago el pior enemigo; Siempre los ha de perder Medité en mis soledades;
Con cariño se los digo, Una muger ofendida. Sepan que no hay falsedades
Recuérdenló con cuidado: Procuren, si son cantores, Ni error en estos consejos:
que ofíende embriagado El cantar con sentimiento, Es de la boca del viejo
Merece doble castigo. No tiemplen el estrumento De ande salen las verdades.
Si se arma algún revolutis, Por sólo el gusto de hablar,
Siempre han de ser los primeros; Y acostúmbrensé a cantar
No se muestren altaneros En cosas de jundamento. José Hemández
y
(Fragmentos)
¿No has advertido tú la paridad entre Hemández y Cervantes? He está más patente en las dos segundas partes, y toda gran obra es una
hablado yo de Lope de Vega a propósito de-nemández. ¿No me obra de dolor. Las dos obras han tenido su proceso análogo a lo
habré equivocado? Lope representa el Espacio. Cervantes representa largo del Tiempo. Cervantes ha creído que escribía una obra de utili-
el Tiempo. El teatro de Lope es la pluralidad en el Espacio. Todo el dad social. Condenaba lecturas embaidoras, Hemández (lo expresa
planeta está cubierto por Lope. Cervantes nos da la sensación pro- en el Prólogo de la segunda parte) ha creído también que realizaba
funda, sensación invariable, sensación desesperanzadora, del Tiempo. una obra reivindicai:lora, es decir, una obra de justicia. Los dos se
Cervantes está sentado en la puerta de una venta y delante de él se han equivocado, por fortuna.
extiende un camino. El camino no tiene de largura más que unas La flecha va más alta. Y las dos obras han tenido, en su contacto
léguas. Después comienza el cardona! impenetrable. Pero es preciso con el público, la misma acogida. Las dos obras han sido juzgadas
andar. La vida pampeana es inquietud. Martín Fierro no puede estar originariamente como festivos distraimientos. Las dos obras han sus-
quieto. Don Quijote no puede estar inmóvil. Y la sucesión (un citado, más tarde, la melancolía inefable que distingue a las obras
momento después de otro, un lance tras otro lance) implica desva- maestras. Y fíjate ahora en lo que te voy a decir. La seña profunda
necimiento fatal. La acción, cosa suprema, se deshace en el Tiempo. de que las dos obras son encamación del Tiempo está en la trascen-
Y al deshacerse la acción, deja en el alma sabor de amargura. Así dencia que en las dos tienen las llegadas y las despedidas. El Tiempo,
en el Quijote y así en Martín Fierro. El Quijote consta de dos par- entre los hombres, se marca, no por las divisiones astronómicas sino por
tes. Martín Fierro también. Cervantes se lanza con ardor a escribir la las despedidas y las llegadas. [ ... ] ¡Y qué grandes son las despe-
primera parte. No es la primera todavía. Ha emprendido el autor un didas en Martín Fierro! ¿Te acuerdas de la despedida entre Don
juguete sin importancia. José Hemández comienza a escribir la pri- Quijote y Don Álvaro de Tarfe? El camino se bifurca ante los dos
mera parte de Martín Fierro. No es tampoco aún la primera. Para caballeros. Don Quijote echa por un lado y Don Álvaro se va por
que haya primera se necesita que haya una segunda. Ni Cervantes ni otro. ¿Te acuerdas de la despedida de Martín Fierro y la cautiva?
Hemández piensan en esa segunda parte. Pero el Tiempo pasa. La Martín Fierro la ha librado de la muerte y la deja segura en una
obra labrá su huella en la sensibilidad de su autor. Las obras co- estancia. ¡Ya no la verá más! ¡Ya no volverá a ver, en la inmen-
mienzan siendo nuestras y nosotros acabamos siendo de las obras. sidad de la pampa, remedo de la eternidad, a esta cuitada mujer!
Cervantes es el hombre de la mano en la mejilla y el codo en la Y las llegadas son la esperanza que no se cumple o el infortunio
mesa. Hemández recuesta también su cabeza en la mano. En li! cierto. Don Quijote llega contristado a su aldea. Martín Fierro se
segunda parte del Quijote las aguas se han decantado. Todo es más descorazona al llegar a su deshecha tapera nativa. Las ilusiones se
más sereno y más humano. En la segunda parte de Martín esfuman y el Tiempo nos atenacea entre sus brazos.
Fierro todo es más transparente, más hondo y más cordial. El dolor Azorín
308
Recabarren, tendido, entreabrió los ojos y vio el oblicuo cielo día y no quise mostrarme como un hombre que anda a las pu-
raso de junco. De la otra pieza le llegaba un rasgueo de guitarra, ñaladas.
una suerte de pobrísimo laberint.o que se enredaba y desataba infi- -Ya me hice cargo -dijo el negro-. Espero que los dejó con
nitamente . . . Recordó poco a poco la realidad, las cosas cotidianas salud.
que ya no cambiaría nunca por otras. Miró sin lástima su gran El forastero, que se había sentado en el mostrador, se rió de
cuerpo inútil, el poncho de lana ordinaria que le envolvía las pier- buena gana. Pidió una caña y la paladeó sin concluirla.
nas. Afuera, más allá de los barrotes de la ventana, se dilataban la -Les di buenos consejos -declaró-, que nunca están de más
llanura y la tarde; había dormido, pero aún quedaba mucha luz en el y no cuestan nada. Les dije, entre otras cosas, que el hombre no
cielo. Con el brazo izquierdo tanteó, hasta dar con un cencen·o de debe derramar la sangre del hombre.
bronce que había al pie del catre. Una o dos veces lo agitó; del otro Un lento acorde precedió la respuesta del negro:
lado de la puerta seguían llegándole los modestos acordes. El eje- -Hizo bien. Así no se parecerán a nosotros.
cutor era un negro que había aparecido una noche con pretensiones -Por lo menos a mí -dijo el forastero y añadió como si pensara
de cantor y que había desafiado a otro forastero a una larga payada en voz alta-: Mi destino ha querido que yo matara y ahora, otra
de contrapunto. Vencido, seguía frecuentando la pulpería, como a la vez, me pone el cuchillo en la mano.
espera de alguien. Se pasaba las horas con la guitarra, pero no había El negro, como si no lo oyera, observó:
vuelto a cantar; acaso la derrota lo había amargado. La gente ya se -Con el otoño se van acortando los días.
había acostumbrado a ese hombre inofensivo. Recabarren, patrón de -Con la luz que queda me basta el otro, poniéndose de
la pulpería, no olvidaría ese contrapunto; al día siguiente, al acomo- pie.
dar unos tercios de yerba, se le había muerto bruscamente el lado Se cuadró ante el negro y le dijo como cansado:
derecho y había perdido el habla. A fuerza de apiadamos de las -Dejá en paz la guitarra, que hoy te espera otra clase de con-
desdichas de los héroes de las novelas concluimos apiadándonos con trapunto.
exceso de las desdichas propias; no así el sufrido Recabarren, que Los dos se encaminaron a la puerta. El negro, al salir, murrnuró:
aceptó la parálisis como antes había aceptado el rigor y las soledades -Tal vez en éste me vaya tan mal como en el primero.
de América. Habituado a vivir en el presente, como los animales, El otro contestó con seriedad:
ahora miraba el cielo y pensaba que el cerco rojo de la luna era -En el primero no te fue mal. Lo que pasó es que andabas ga-
señal de lluvia. noso de llegar al segundo.
Un chico de rasgos aindiados (hijo suyo, tal vez) entreabrió la Se alejaron un trecho de las casas, caminando a la par. Un lugar
puerta. Recabarren le preguntó con los ojos si había algún parro- de la llanura era igual a otro y la luna resplandecía. De pronto se
quiano. El chico, taciturno, le dijo por señas que no; el negro no miraron, se detuvieron y el forastero se quitó las espuelas. Ya es-
contaba. El hombre postrado se quedó solo; su mano izquierda jugó taban con el poncho en el antebrazo, cuando el negro dijo:
un rato con el cencerro, como si ejerciera un poder. -Una cosa quiero pedirle antes que nos trabemos. Que en este
La llanura, bajo el último sol, era casi abstracta, como vista en un encuentro ponga todo su coraje y toda su maña, como en aquel otro
sueño. Un punto se agitó en el horizonte y creció hasta ser un jinete, de hace siete años cuando mató a mi hermano.
que venía, o parecía venir, a la casa. Recabarren vio el chambergo, Acaso por primera vez en su diálogo, Martín Fierro oyó el odio.
el largo poncho oscuro, el caballo moro, pero no la cara del Su sangre lo sintió como un acicate. Se entreveraron y el acero
hombre, que, por fin, sujetó el galope y vino acercándose al tro- filoso rayó y marcó la cara del negro.
tecito. A unas doscientas varas dobló. Recabarren no lo vio más, Hay una hora de la tarde en que la llanura está por decir algo;
pero lo oyó chistar, apearse, atar el caballo al palenque y entrar con nunca lo dice o tal vez lo dice infinitamente y no lo éntendemos o lo
paso firme en la pulpería. entendemos pero es intraducible como una música . . . Desde su
Sin alzar los ojos del instrumento, donde parecía buscar algo, el catre, Recabarren vio el fin. Una embestida y el negro reculó, per-
negro dijo con dulzura: dió pie, amagó un hachazo a la cara y se tendió en una puñalada
-Y a sabía yo, señor, que podía contar con usted. profunda que penetró en el vientre. Después vino otra que el pulpero
El otro, con voz áspera, replicó: no alcanzó a precisar y Fierro no se levantó. Inmóvil, el negro
-Y yo con vos, moreno. Una porción de días te hice esperar, parecía vigilar su agonía laboriosa. Limpió el facón ensangrentado
pero aquí he venido. en el pasto y volvió a las casas con lentitud, sin mirar para atrás.
Hubo un silencio. Al fin, el negro repondió: Cumplida su tarea de justiciero, ahora era nadie. Mejor dicho era el
-Me estoy acostumbrando a esperar. He esperado siete años. otro: no ienía destino sobre la tierra y había matado a un hombre.
El otro explicó sin apuro:
-Más de siete años pasé yo sin ver a mis hijos. Los encontré ese Jorge Luis Borges
309
En las Confesiones acerca de mis poesías, escritas por Rafael Obligado a pedido
del doctor Carlos F. Mela, el poeta distribuyó su producción en estos cinco grupos:
1°) Afectos del hogar; primer amor. 2°) Descripciones de la naturaleza. 3°) Compo-
siciones simbólicas que se refieren a seres reales o imaginarios: Echeverría, Santos
Vega. 4°) Leyendas propiamente dichas: Yaguarón, Mula Anima, etcétera. 5°) Poesías
heroicas.
Cada una de estas divisiones marca las influencias y las fuentes de inspiración de
sus poesías. Dejando aparte las que pertenec'en al ámbito familiar, las restantes
pueden reducirse a una: el gran amor a la tierra que lo vio nacer, presente en su
paisaje, en sus hombres, en sus mitos, en sus hechos históricos y en sus tradiciones.
El palenque bajo el ombú, En efecto, Obligado sintió profundamente lo argentino sin olvidar las ancestrales
de Fernando Romero Carranza. raíces españolas, sustento, al fin y al cabo, de nuestra identidad como país. Fue el
máximo cultor de una poesía nativista, vinculada por temas y personajes con la
payadoresca y la gauchesca propiamente dichas, pero apartada de ellas en la forma
de expresión.
310
Como un cisne posado en las riberas caballero sin tacha, al contemplador emocionado de la naturaleza circundante, al
del ancho Paraná, buceador en las tradiciones y los hechos heroicos de la Patria; en suma, "al poeta más
así, blanco y risueño, se divisa íntimamente argentino de nuestra letras", como lo definió Ricardo Rojas.
a la distancia mi paterno hogar.
El hogar paterno Un romántico que serlo
Un único volumen contiene la obra poética perdurable de Obligado.
Ven, sigue de la mano En la clasificación hecha por el propio autor, figuran anticipadamente los temas ho-
al que te amó de niño; gareños y el primer amor. Esos' puros afectos ·¡e inspiraron bellas y sentidas églogas,
ven, y juntos lleguemos hasta el bosque en las que une los recuerdos del hogar paterno con la nostalgia del río en cuyas már-
que está en la margen del paterno río. genes floreció un idilio tronchado por la muerte de la amada. Surge la evocación de la
En la ribera casa familiar en el delicioso Hogar paterno; la dulce añoranza de la niña muerta en El
Sólo un asilo al corazón conviene, nido de boyeros, En la ribera, Autobiografía, donde la imagen de la madre viva
y yo, Maria, lo conservo aún: alivia el corazón doliente del poeta.
mi santa madre a acariciarme viene La naturaleza, manifiesta en el paisaje ribereño por un lado, con sus flores y sus
y es de sus ojos para mí la luz. pájaros, y en la pampa criolla por otro, se reanima en una serie de poemas de colorido
Autobiografia auténtico, en los que el poeta no ha hecho más que tender la vista y copiar lo que sus
ojos ven. Se suceden los títulos reveladores: La Pampa, Un cuento de las olas, La flor
La tarde de la Pampa misteriosa
del aire, El carnalote, El seíbo, Las cortaderas, Al pampero.
no es la tarde del bosque ni del prado;
En Composiciones simbólicas, incluyó su canto Echeverría, peema en forma de
es más triste, más bella, más grandiosa;
silva, dividido en siete fragmentos, también con una septiforme temática. De hecho,
más dulce muere bajo el sol dorado.
Obligado las huellas del iniciador del Romanticismo rioplatense. Dice Calixto
La Pampa Oyuela 3 que hubo en él esa cosa "indecisa y flotante" de la inspiración romántica.
Pero nuestro poeta, en Inspiradora, aclara:
Faltaba el alma a la extensión vacía;
a los vientos del llano, No es romántica, amigos,
un rumor cadencioso, una armonía como decís, la niña;
que sólo brota el corazón humano. no decolora con vinagre el rostro,
ni en derredor de los sepulcros gira.
Llegó por fin el memorable día Ensaya en este poema una explicación de su poesía, a la que niega la paternidad
en que la Patria despertó a los sones romántica. Esto prueba -según Berenguer Carisomo 4_ que el poeta quería záfarse
de mágica armonía; de ese casillero, a sabiendas de no decir una cosa exacta. Sea como fuere, lo que en
en que todos sus himnos se juntaron rigor pone de manifiesto con más empeño, es la vocación argentinista de su musa.
y súbito estallaron Berenguer Carisomo sostiene que toda su obra responde exactamente a los asuntos
en la lira inmortal de Echeverria. característicos del Romanticismo: hay en ella, según dice, narraciones líricamente
Echeverria instrumentadas, descripciones paisajisticas, temas hogareños, evocaciones senti-
mentales, etcétera. En realidad, tomó del Romanticismo el ambiente, los tipos y la
Volverán las oscuras golondrinas emoción, pero introdujo nuevos temas. El ambiente lo concretó en una literatura pai-
en tu balcón sus nidos a colgar, sajística inspirada por la pampa y la naturaleza ribereña; los tipos se los proporcionó la
y otra vez con el ala en sus cristales, pampa misma; y la emoción le fue sugerida por los recuerdos tan íntimamente ligados a
jugando llamarán, esos ambientes. La incorporación del paisaje como reflejo del estado de ánimo del
pero aquéllas que el vuelo refrenaban poeta; la vivencia de las tradiciones; la idealización de la mujer; el color local, obtenido
tu hermosura y mi dicha al contemplar; por la mención y la descripción de elementos autóctonos: plantas, flores, pájaros, y
aquéllas que aprendieron nuestros nombres, sobre todo por medio de voces indígenas que ya aparecen en los títulos de varios de
ésas . . . ¡no volverán! sus poemas -La Pampa, El seíbo (con esta ortografía que mantuvo siempre), El ca-
Gustavo Adolfo Bécquer, Rima Ll!i. cuy~, muestran fehacientemente su decidida orientación romántica. Fue el creador de
un segundo y más puro Romanticismo.
Como uno y otro día no te vieron Los críticos, de Ricardo Rojas en adelante, reconocen en él la innegable influencia
tus tórtolas huyeron, tanto de Echeverría y de Juan María Gutiérrez, entre los argentinos, como la de Béc-
aquéllas que amorosas y sencillas, quer -de los maestros españoles-, cuyas Rimas inspiran más de una estrofa de la
sobre tu casto seno se empinaban, poesía autobiográfica.
y tus labios besaban
golpeando con sus alas tus mejillas. Las
Rafael Obligado, El hogar vacío.
Bajo el título general de Leyendas argentinas, encabezadas por Santos Vega, incluyó
las otras que él mismo diferenciaba como propiamente dichas. De ésas, no nos de-
3 Calixto Oyuela, Anto/og/a Poética Hispa-
noamericana.
tendremos en La Salamanca, La Mula Ánima, El Yaguarón y El Cacuy, tomadas del
4 Arturo Berenguer Carisomo, Las corrientes folclor de la región norteña, que Obligado nunca visitó. Falta, por lo tanto, en ellas, la
estéticas en la literatura argentina. Librería sostenida inspiración presente en sus composiciones pampeanas o en aquellas otras
Huemul, Bs. As., 1973. en las que el poeta se identifica con el paisaje ribereño.
311
Súbito brilla a lo lejos La quinta, La luz mala, se relaciona con Santos Vega por recoger un mito pampeano
una luz ... la luz maldita y porque esa alma en pena que vaga sin repqso en la llanura ("la luz mala") bien
cuya historia nunca escrita puede ser la del famoso payador.
saben jóvenes y viejos.
312
111) El himno del pa.yador: 190 versos.
IV) La. muerte del paya.dor: i 80 versos.
1) El alma del payador: apareció en 1877 en el Almanaque que diri-
gía don Casimiro Prieto Valdés. Es este canto el más breve de todos, con sus ochenta
versos distribuidos en ocho décimas de desigual valor. En ellas, Obligado reproduce
poéticamente la interpretación supersticiosa que hacen los paisanos de ciertos fenó-
menos naturales, en los que creen ver presente "¡el alma del viejo Santos!".
Durante los años pasados por el poeta en la vieja estancia paterna, el niño de en-
tonces bebió ávidamente estos relatos de labios de los paisanos. Son ellos, "los
Yo, que en la tierra he nacido criollos del suelo", los que "cuentan" o "dicen" lo que Obligado recoge y transforma
donde ese genio ha cantado, en este canto, el cual concluye con una altisonante declarayión, en la que se mezclan
y el pampero he respirado por igual la admiración por el padre del Romanticismo rioplatense y el entusiasmo por
que al payador ha nutrido, el lengendario payador.
beso este suelo querido
11) La prenda 6 del payador: vio la luz en 1881, en el Correo Americano de Martín
que a mis caricias se entrega,
Coronado. Es el canto más completo y mejor estructurado de los cuatro, con una divi-
mientras de orgullo me anega
sión temporal bien definida y e.l agregado del personaje femenino, más la inclusión de
la convicción de que es mía
la voz de Santos Vega entonando "una endecha de amor".
la patria de Echeverría,
En el canto anterior, cada estrofa correspondía a una distinta manifestación de la
la tierra de Santos Vega.
sombra; cada una encerraba un pequeño motivo dentro del tema general del canto. En
Rafael Obligado, éste, siguiendo la división hecha por Berenguer Carisomo, el tema se divide en cuatro
El alma del payador. la llegada, la trova, su sorpresivo corte y un celaje. para destacar la figura
y la desaparición total de la sombra. Estas cuatro partes podrían redu-
cirse a tres: la llegada en el atardecer, el en la noche y la desaparición al
Imposible no recordar, al leer esos ver- llegar el dia.
sos, éstos del primer canto de La Cauti- El primer tiempo comienza con una visión impresionista de la pampa:
va, de Echeverría:
Se puso el sol; parecía El sol se oculta; inflamado
que el vasto horizonte ardía ... el horizonte fulgura,
y se extiende en la llanura
ligero estambre dorado.
Y estos otros:
la imagen visual se complementa con otras auditivas:
Las armonías del viento
dicen más al pensamiento Sopla el viento sosegado, ni al corazón otro arrullo
que todo cuanto a porfía y del inmenso circuito que un monótono murmullo
la vana filosofía no llega al alma otro grito que es la voz del infinito.
pretende altiva enseñar.
En esa escenografía, Obligad<( hace surgir de pronto la sombra del payador, corpo-
rizada. Sin, embargo, como para mantener la inmaterialidad, la descripción de la figura
se centra en la vestimenta más que en quien la lleva.
Del mismo modo que en la poesía gauchesca propiamente dicha, la mujer aparece
como una figura-símbolo, innominada, con menos realismo que en los poemas gau-
chescos. Más cercana a una heroína de novela romántica que a la "china" compañera
del gaucho, espera meditabunda, sentada en el tronco del ombú, al hombre amado,
mientras hunde en la negra cabellera la rosada (?) mano. lo que sigue prolonga el
clima artificieso.
llega, por fin, la noche. Y con ella, la inspiración para el cantor.
En este segundo tiempo, la trova 7 ocupa dos décimas de las diez que integran el
canto. En esos versos, Vega se autodescribe:
313
el rancho convertido en tapera, como si lo sucedido fuera tan sólo una evocación feliz.
Así pasa al tercer momento, con las dos últimas estrofas.
Se entremezclan en la trova la lengua académica de Obligado y la popular del paya-
dar, que no diría, seguramente, por su cuenta, niña, ni risueños, ni mucho menos
bizarra.
El himno del payador: ausente en la edición de 1885 -en la que el poema
terminaba naturalmente con la muerte-, sin que nada lo explique, Obligado, en la
edición definitiva de 1906, intercaló este himno cuyo tono, tan discrepante con el resto,
rompe la unidad artística de la obra total. El canto en sí es fácilmenté divisible en dos
partes bien definidas: una primera, en la cual el autor describe el viril juego del pato:
"-¡Vuela el pato! ... ¡Va buscando 1 un valiente verdadero!", que se enlaza con la
segunda mediante una estrofa que refleja la increíble reacción de los jugadores ante la
repentina aparición de Santos Vega:
El sol ya la hermosa frente llenó el campo, y al clamor
abatía, y silencioso, cesó la lucha, en honor
su abanico luminoso de un solo nombre bendito,
desplegaba en occidente, que aquel grito era este grito:
cuando un grito de repente "¡Santos Vega, el payador!"
Lo que sigue nos retrotrae a la intervención del gaucho en la lucha por la inde-
pendencia, a la que lo convoca y anima, en vibrante arenga, el payador. Santos Vega
se conjura a sí mismo, comprometiendo el destino de sus restos mortales si su voz es
Obligado recibió de Mitre, que los creía incapaz de impulsar a estos valientes y si no llega a ver la patria independizada:
auténticos del payador, estos cuatro ver-
¡Ah! ¡si es mi voz impotente veo el suelo en que he cantado,
sos: "No me entierren en sagrado 1 don-
para arrojar, con vósotros, no me entierren en sagrado
de una cruz me recuerde: 1 entiérrenme
nuestra lanza y nuestros potros donde una cruz me recuerde:
en campo verde 1 donde me pise el ga-
por el vasto continente; entiérrenme en campo verde
nado". Con el tiempo se descubrió la
si jamás independiente donde me pise el ganado!
verdadera procedencia. Un romance del
siglo XVI dice: "Si me muero deste mal 1 La última estrofa está en la línea de la poesía patriótica a de Obligado y contiene una
no me enterréis en sagrado; 1 no quiero síntesis de nuestra historia:
paz de la muerte, 1 pues nunca fui bien
Y a Buenos Aires volaron, tras el Ande colosal,
amado; 1 enterréisme en campo verde, 1
y el himno audaz repitieron hasta aquel día inmortal
donde paste mi ganado." (El pastor de-
cuando a Belgrano siguieron, en que un grande americano
sesperado). Este romance también re-
cuando con Güemes lucharon, batió al sol ecuatoriano
cuerda a Crisóstomo, el personaje que
cuando por fin se lanzaron nuestra enseña nacional.
aparece en el Quijote, quien, muerto en
desesperación de amor, manda que no Desaparece en este canto aquella atmósfera de misterio, de silenciosa calma que
lo e11tierren en sagrado, sino en el cam- envolvía a la sombra en los primeros. Aquí el payador aparece por demás corporizado y
po. Dice Ramón Menéndez Pídal que los en actitud combativa, con una energía impropia de un espectro. Hasta ahora, la sombra
versos "no me entierren en sagrado" son se movía vagarosamente, desplazándose sigilosa en torno de los lugares donde había
repetidísimos, más en América que en transcurrido su existencia. En los cantos anteriores, se amparaba en la oscuridad de
España. la noche y desaparecía con la aurora. En éste se muestra al caer la tarde y, contraria-
mente a lo acostumbrado, desaparece en la noche.
Es difícil adivinar por qué Obligado injertó este canto en Santos Vega, en lugar de
componer un poema aparte sobre el juego del pato , como lo hizo Mitre. En cuanto
al motivo patriótico, su supresión no habría hecho mella en la argentinidad del per-
sonaje ni en la del autor. La conexión entre las dos partes es sumamente endeble,
prácticamente no existe.
IV) La muerte del payador: aparece en 1885, en la primera edición de las Poesías.
Contiene la narración del mito popular según el cual Santos Vega, enfrentado en la
payada de contrapunto con el demonio, es vencido por éste. La derrota trae consigo la
muerte del payador. A partir de ese momento, se convierte en figura legendaria de los
campos argentinos. La narración se desarrolla en cuatro tiempos:
1. - Presentación de un Santos Vega ya mayor, entregado al sueño bajo la sombra
8 No nos hemos detenido a considerar la
protectora del ombú. A su alrededor se ha formado un cfrculo de gauchos que lo con-
poesía patriótica de Obligado -o heroica, co- templan en respetuoso silencio. Un gaucho viejo osa tocarlo y una china deposita el
mo él la llama-, por ser lo menos caracterís- homenaje de un beso en las cuerdas de su guitarra, que pende del ramaje cercano.
tico de este autor. 2. - Llegada intempestiva de un sujeto desconocido, de pavoroso aspecto, que, sin
314
ningún miramiento, despierta al payador y lo desafía a una payada de contrapunto,
poniendo por testigos a los presentes.
Obedeciendo quizás a una fuerza extraña a El desconocido es Juan sin Ropa, nombre insuficiente para despejar el anonimato
mi naturaleza o a despótica sugestión, he con que el forastero pretende· ocultar su condición demoníaca.
ensalzado alguna vez al progreso, a esa evo- 3. - Formulado el desafío se entabla el combate contrapuntístico. La noche, "una tris-
lución más o menos rápida que va conclu- te noche oscura", va envolviendo en sus tinieblas al viejo payador. Y entonces sucede
yendo con el pasado y arrastrándonos a un lo inesperado:
porvenir que será grande y próspero, así lo Juan sin Ropa se alzó en tanto, Chispearon sus miradas,
deseo, pero nunca tan interesante como aquél, bajo el árbol se empinó, y torciendo el talle esbelto,
ni tan rico para el arte, ni tan característico y un verde gajo tocó, fue a sentarse, medio envuelto
genuino para la personalidad nacional. Des- y tembló la muchedumbre, por las rojas llamaradas.
graciadamente la electricidad y el vapor, aun- porque, echando roja lumbre,
que cómodos y útiles, llevan en sí un cosmo- aquel gajo se inflamó.
politismo irresistible, una potencia igualitaria
Obligado aprovecha el mito para convertirlo en símbolo de la lucha del progreso que
de pueblos, razas y costumbres, que después
venía de Europa, encarnado en Juan sin Ropa -que, sin duda, "era la ciencia en
de cerrar toda fuente de belleza, concluirá
persona"-, contra la tradición representada por el gaucho. La voz del forastero "era el
por abrir cauce a lo monótono y vulgar.
grito poderoso 1 del progreso, dado al viento ... ", del progreso material que, en el sentir
Rafael Obligado, en carta a Joaquín del poeta, amenazaba m.atar el alma de la nación.
V. González, citada por Rafael 4. - Culminación del poema con el dramático fin del payador. Sollozante, Santos Vega
Alberto Arrieta en Historia de la se despide de su amada con tiernísimos acentos y anuncia a los presentes su inmi-
Literatura Argentina, Ediciones nente desaparición. Ante la mirada atónita de los circunstantes, su cuerpo es destruido
Peuser, Buenos Aires, 1950. por el fuego.
Ni aun cenizas en el suelo
de Santos Vega quedaron,
El poeta, según refiere su hijo Carlos, y los años dispersaron
tuvo ocasión de presenciar el fenómeno los testigos de aquel duelo ...
de la guitarra que, colgada de la roldana Fácil resulta ver la íntima relación de estas estrofas con aquellas del primer canto, en
del pozo en noche de luna, suena sin que aparecen anticipadamente los mismos elementos:
que nadie la toque. Sucedió durante un Cuentan que, en noche nublada, Mas, si trocado el desmayo
viaje que realizaba Obligado, muy niño si su guitarra algún mozo en tempestad de su seno,
entonces, en compañía de sus padres, en el crucero del pozo estalla el cóncavo trueno
de regreso a Buenos Aires desde la es- deja, de intento, colgada, que es la palabra del rayo,
tancia familiar. Por un inconveniente del llega la sombra callada, hiere al ombú de soslayo
camino, se detuvieron a descansar en un y, al envolverla en su manto, rojiza sierpe de llamas,
rancho. El puestero, para entretenerles la suena el preludio de un canto que calcinando sus ramas
espera, les habló de Santos Vega y men- entre las cuerdas dormidas, serpea, corre y asciende
cionó ese hecho maravilloso. Para confir- cuerdas que vibran heridas y en la alta copa desprende
marlo, dado que la noche se prestaba como por gotas de llanto. brillante lluvia de escamas 9.
para el experimento, colgó su guitarra y,
efectivamente, las cosas se produjeron
como las había anunciado, con gran Este cuarto canto es el más completo dentro del poema, y el más rico por poseer
asombro de los presentes. Ya hombre, elementos muy variados. Se destaca la payada de contrapunto, con una temática que
Obligado halló la explicación natural de la acerca a la sostenida por Martín Fierro y el moreno. En uno y otro caso, los prota-
ese misterio que tanto lo había impresio- gonistas son desafiados con los resultados que ya se conocen. A continuación, Vega
nado en su infancia, pero no vaciló en entona la sentida décima del adiós: acepta la derrota, que trae consigo la muerte, y se
reproducir poéticameote la creencia po- despide de la mujer amada:
pular. -Adiós, luz del alma mía, dulce afán de mi existir;
adiós flor de mis llanuras, Santos Vega se va a hundir
manantial de las dulzuras en lo inmenso de los llanos ...
9 Nótese que, además de la semejanza en que mi espíritu bebía; ¡Lo han vencido! ¡Llegó, hermanos,
conjunto de estas estrofas, hay versos que se adiós, mi única alegría, el momento de morir lO!
repiten con absoluta exactitud, no por error,
sino con un propósito deliberado del poeta. El estilo del poema
10 Manuel Mujica Lainez, en "El Ángel y el
payador" (Misteriosa Buenos Aires, Editorial Como cuadra al clima romántico en que se desenvuelve el asunto y al asunto mismo,
Sudamericana, Buenos Aires, 1951 ), modificó las horas del día que acompañan a los acontecimientos son siempre las crepusculares
este final, haciendo que el alma de Santos y las nocturnas. Sólo la interpolación del Himno ocurre a pleno sol.
Vega obtuviera el perdón divino por la interven- Todo se resume en estos versos: "Al dar Vega fin al canto 1 ya una triste noche
ción de un mensajero celestial. oscura 1 desplegaba en la llanura 1 las tinieblas de su manto". Esa noche oscura, al
315
tiempo que señala la proximidad del fin en la vida del payador, representa el avance de
las fuerzas tenebrosas que se ciernen sobre la tradición para hacerla desaparecer. Así
entramos en un juego de simbolismos: Juan sin Ropa-demonio-progreso; Santos Vega-
tradición; noche-tinieblas en que se debate el alma en pena; ombú que se balancea
sobre una vieja tapera-testigo mudo de la felicidad perdida; las llamas-fuego-infierno.
El paisaje pampeano sobre el cual se desplaza el protagonista va vistiendo distintos
ropajes, según las horas del día. La mención del rancho y del ombú contribuye a hacer
identificable el terreno. El payador cuenta con todos los atributos del gaucho: caballo,
guitarra, poncho, menos el lacón. Es sujeto pacífico, enemigo de entreveros; en lugar
de trabarse en duelo criollo, se trenza en payadas de contrapunto. El demonio lo vence
con sus mismas armas: el canto y la guitarra.
El estilo lírico de Obligado se matiza con:
visua~es: "El sol se oculta; 1 inflamado el horizonte fulgura ... " (La
prenda);
"' auditivas: " ... suena el preludio de un canto ... " (El alma);
"' comparaciones: "cual dos olas encrespadas ... " (El himno);
metáforas: " ... el trueno, 1 que es la palabra del rayo." (El alma);
"' anáforas: "¡Patria! a sus almas decía 1 el cielo, de astros cubierto, 1 ¡Patria! el
sonoro concierto 1 de las lagunas de plata, 1 ¡Patria! la trémula mata del pajonal
del desierto." (El himno);
"Y a Buenos Aires volaron, 1 y el himno audaz repitieron ... " (El
" ... del sol la grande, tranquila 1 y victoriosa mirada." (El himno);
<~~ enumeraciones:" ... abandonando fortines, 1 estancias, rancho, mujer ... " (El himno);
Todo el poema está compuesto en décimas de rima consonante, obtenida a veces a
fuerza de ripios 11 y repeticiones, aunque es innegable la belleza de las estrofas de la
primera y de la última parte.
La narración se vale del lenguaje lírico e incidentalmente se incluye diálogo.
El poema está escrito en tercera persona. Un narrador anónimo -el mismo autor-
asume la voz del pueblo, la de la tradición, encubierta bajo formas impersonales como
"Cuentan ... ", "Dicen ... ". Ese pueblo también se expresa por boca de "un viejo y
noble abuelo" que "así el cuento terminó ... ". Santos Vega interviene con algún canto
de amor, con su arenga ya citada y la ya también nombrada "décima de la despedida".
Sólo una vez el autor se pone en descubierto y toma briosamente la palabra: "Yo, que
en la tierra he nacido 1 en que ese genio ha cantado 1 y el pampero he respirado 1 que
al payador ha nutrido, 1 beso este suelo querido 1 que a mis car-icias se entrega, 1
mientras de orgullo me anega 1 la convicción de que es mía 1 la patria de Echeverría 1
la tierra de Santos Vega".
En definitiva, si bien aún se siguen incluyendo en las antologías escolares compo-
siciones como El nido de boyeros, El hogar paterno y Las quintas de mi tiempo, el
nombre de Obligado perdura y perdurará siempre unido al del payador Santos Vega,
del que fue, indiscutiblemente, su máximo cantor '.
316
y
1825
Esto sucedió, señores, allá por los años en que derrotamos a los a los velorios del angelito. Apenas empezaba el paisanaje a juntarse
brasileros en la batalla de Ituzaingó; quizá un poco antes, hacia en cualquier sitio alrededor de un asado con cuero y iortas fritas, y
1825. La fecha de Ituzaingó no puedo olvidarla, porque la conservo apenas se desataba el zapateo de un malambo o el bastonero anun-
en el dibujo de la hoja de un cuchillo que me regaló un puestero de ciaba un pericón, ya barruntaba la concurrencia que Santos Vega se
Balcarce. Vaya a saber quién fue su dueño. Si me prestan, pues, descolgaría de las nubes aunque no le avisaran. Y era así. Entonces
atención, escucharán una historia que me contó mi abu.elo. Era un aquello se ponía lindo. El payador se acomodaba en las raíces de un
hombre serio y se la había oído a su padre. Yo la llamo "el cuento ombú o al amparo de la ramada y cantaba unos estilos y unos tristes
del Ángel y el Payador", para acortar, pero el verdadero nombre que no ha vuelto a cantar ninguno. Al principio algunos se animaban
sería "el cuento del Ángel, el Diablo y el Payador": y pongo al a payar con él, pero pronto comprendieron que no podría vencerle
Ángel primero por su condición divina; después a Mandinga para nadie. Cuentan que hasta los perros lo rodeaban y los pingos, con
que no se enoje; y por último al Payador porque, a pesar de haber las orejas tiesas, y que los tucutucos salían de sus cuevas para es-
sido el más grande que pisó nuestros pagos, y tanto que lo solían cucharlo. Hasta que la gente comenzó a decir que el único que con-
apodar "aquel de la larga fama", no era más que un hombre y seguiría ganarle en una payada sería el Diablo mismo, porque no
como tal capaz de todas las debilidad!lS. Ya colegirán que estoy ha- exis#a hombre capaz de tal hazaña. Él se reía y contestaba que
blando de Santos Vega. cuando el Diablo quisiera lo esperaba de firme. Y ese pensamiento
El padre de mi abuelo lo vió una vez en una pulpería de Dolores orgulloso casi Jo condenó a penar para siempre en las vizcacheras
y decía que era un gaucho buen mozo, tostado por el sol y el viento, infernales.
más bien bajo y delgado, con la barba y el pelo renegridos. Claro Pero vamos a mi cuento. Sucedió, pues, hacia 1825, y me parece
que en la época de lo que voy a referir andaría arañando los setenta que Bernardino Rivadavia estaba al frente del gobierno, aunque es
y el pelo y la barba se le pusieron blancos como leche. Había sido posible que me equivoque y haya sido otro. Libros hay que sacarán
rico. Había tenido estancia y tropillas, pero por entonces no le que- de dudas a los fastidiosos, pero los libros están lejos y yo no sé qué
daban más pilchas que lo que llevaba encima, más plata que las dos desconsideración me tiene la lectura que al ratito me hace lagrimear.
virolas del cuchillo de cabo negro, y más flete que un alazán tostado Había en Buenos Aires, por aquel entonces, un barrio que llama-
como él y un potrillo de barriga redonda: el Mataco. ban del Pino, a causa de un árbol gigantesco cuya sombra invitaba a
La fama de Santos Vega se esparció por todo el campo ·argentino. los pájaros. Si mal no recuerdo, ese barrio se extendía por donde
Los paisanos lo adoraban como a un dios. Por eso la gente cree que corre hoy la calle Montevideo, cerca de Santa Fe. Un boliche atraía
fue un personaje imaginario, pues les resulta imposible que un indi- los paisanos al atardecer junto al árbol mentado. Acudían de todas
viduo de carne y hueso como ustedes y yo, ganara con la guitarra partes de la ciudad a jugar a la taba, a perder los patacones en las
tanta reverencia. riñas de gallos, las cuadreras y las sortijas, y a hacer boca con una
' Algunos lo pintan como un gaucho malo que se pasó la vida co- azumbre de caña: la ginebra era superior.
brando una deuda de sangre a los jueces de paz y acuchillando a Un día el barullo cesó temprano, porque Santos Vega, ya viejo,
cuanta partida de la ley se le cruzó en el camino. No es cierto. Así se había echado a dormir bajo las ramas y no querían molestar su
por lo menos lo declaraba mi antepasado. Puso su gloria en la gui- sueño. Cuando nadie Ío esperaba, surgió por allí un moreno desco-
tarra y no necesitó andar marcando cristianos para merecer el respeto nocido. Era su estampa, dice mi bisabuelo, la de un gaucho malevo,
de los criollos: no porque no fuera valiente, entiéndanme bien, sino alto y flaco, con una cara afilada como un facón y unos ojos de
porque para él lo principal fue la guitarra. bagual. Montaba un parejero que a los gauchos los dejó medio
Y ¡qué guitarra! Juraba mi abuelo que su padre la describía como locos, un doradillo que cuando le daba el sol echaba luz. Vestía de
si tuviera vida propia. Decía que cuando Vega se afirmaba en ella y negro y su único adorno era un\ cinto lleno de monedas de oro, lo
empezaba a acariciarla, su caja se estremecía como un cuerpo de mismo que la rastra. ¡De oro, señores, como están oyendo!
mujer, y que las cintas de colores patrios con las cuales la habían Se acercó a don Santos 'sin saludar a nadie y lo despertó rozán-
engalanado las chinas querendonas, se movían como trenzas tironea- dole el hombro con el rebenque.
das por el aire. Esto sí puede ser exageración. ¡Vaya uno a saber! -Mire, amigo -explicó-, me he enterado que hace tiempo que
Todo lo que atañe á Vega se oscurece con tanto misterio que lo me ·busca para una payada. Aquí estoy para lo que mande.
mejor es escucharlo tranquilamente, sin impresionarse por su rareza. Vega entreabrió los ojos pesados de sueño y lo estuvo. observando
Con esa guitarra se arrimó a cuanto fogón hospitalario se encendía un rato:
en la provincia. De repente aparecía por San Pedro y de repente por -Yo no lo conozco, compadre; ni siquiera sé su nombre.
Chascomús; un día lo encontraban en la Magdalena y el otro en El enlutado rió con un risa fea:
Luján o en Arrecifes, como si galopara sobre el pampero. Varías/ -Lo mismo vale un nombre que otro, lo que importa son las
veces estuvo en Buenos Aires y es fama que su entusiasmo calentó a uñas. Si le parece, puede llamarme Juan Sin Ropa, y si le parece no
los mozos de las estancias. y los obligó a arrear sus tropillas hasta la payaremos. Puede ser que esté cansado.
capital, cuando la patria los requería para los ejércitos, después del Se había formado alrededor una rueda de guapos que murmuraban
25 de mayo. Se los trajo cantando: hacía lo que quería con la voz. de asombro. Intervino .el pulpero abombado, después de darle un
Algunos gauchos aseguraban que lo habían visto al mismo tiempo beso a la damajuana:
en dos lugares. Así nació su leyenda. No faltaba a los fandangos ni -Usté no sabe con quién se mete, don. Éste es .Santos Vega.
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-De mentas lo conozco y me tiene a su disposición. dos carbones pero azules. Con la caparazón del otro bicho se puso a
Don Santos estiró los brazos y se levantó: hacer una guitarrita que era un primor.
-Cuando guste, Juan Sin Ropa. La noche entretanto andaba y la lluvia batía la paja quinchada
-Usté primero, don Santos. del rancho. Por ahí se despertó Santos Vega. Los reflejos del fogón
Debió ser cosa de verse. El viejo rompió en un preludio en el que le iluminaban la barba noble abierta sobre el pecho. Estuvo es-
daba la bienvenida al misterioso adversario, y aguardó. piando al mocito y murmuró:
Cuando le tocó responder al moreno y empezó a florearse como -Mirá, muchacho, sé que voy a morir y que iré al Infierno.
baqueano, todos comprendieron que la cosa sería larga, y aunque. no -¿Y por qué al Infierno, tata?
se tomaron apuestas pues estaban seguros del triunfo del más ancia- -Porque he sido un mal cristiano y Dios es justo. Aquel hombre
no, alguno sintió que un frío finito le corría por la espalda. 'J.Ue me venció en la pulpería del Pino no era un hombre: era el
¿Para qué les repetiré lo que siguió? Es cosa que sabe todo el propio Mandinga. Me ha vencido porque fui soberbio y quise medir-
mundo. Tres días y tres noches estuvieron cantando. La cifra pasaba me con él. Ahora tendré que pagar mi pecado.
de boca en boca sin que dieran muestras de abandonar. Hasta que la El Íüño se sonrió como un ángel. Ya les adelanté al comenzar que
concurrencia notó que don Santos flaqueaba. Más de una vez se éste se llama "el cuento del Ángel y el Payador", de manera que
detuvo, esperando la inspiración, y repitió versos que ya se habían habrán colegido que era un ángeL Y ¿qué ángel?, me preguntarán.
oído. En cambio el otro continuaba como un político de ésos que Pero tendrán que perdonar mi ignorancia. Puede que fuera el Ángel
tienen charla hasta el día del Juicio Final. Por fin Vega no pudo más de la Guarda de don Santos, o un ángel que bichó desde las nubes
y arrojó la guitarra. Entonces Juan Sin Ropa lanzó una carcajada tan lo mal que le iba en su versería con el Demonio. Sí, para mí era
siniestra que los hombres se santiaguaron. El pino se incendió de uno de esos ángeles que tocan música para alegrar al Señor. Proba-
arriba abajo como una hoguera que prende en un pajonal, y el blemente no le habrá gustado que el Malo pudiera andar contando
payador victorioso arrancó la bordona del viejo de un manotazo que por ahí que había maltratado al mejor payador criollo. Quería tenerlo
hizo relampaguear sus uñas como navajas. Luego desapareció entre en el Cielo con su guitarra, para que la orquesta sagrada sonara
las llamas que envolvían al árbol. Era el Diablo, que le había salido mejor. ¡Vaya a saber!
al encuentro a quien lo retó a duelo, ignorando que no se juega con -Usté no se va al Infierno, tata -le dijo-. Yo le propongo que
Satanás. payemos ahora mismo, sin esperar. Si me vence a mí, le prometo
Disparó el paisanaje y no me extraña. También hubiera disparado que se va derechito al Cielo.
yo. Sólo el pulpero quedó aHí: la tranca lo había dejado duro como Se sonrió don Santos melancólicamente:
palenque de potro. Entonces se abrió el ramaje como una cortina de -¿Y vos qué sabés de estas cosas?
fuego, y un muchachito de unos doce años de acercó al vencido que Por respuesta el ángel rasgueó su instrumento tan lindamente que
se tapaba la cara con el poncho. el viejo, enfermo y todo como estaba, los ojos le brillaron.
-Pero es al ñudo, yo no puedo cantar con vos. Aquel malvado
-Vamos, tata -le dijo, y lo ayudó a levantarse.
me cortó la bordona.
El viejo tomó la guitarra y lo siguió cojeando. Montó en su alazán
El mozo tocó la cuerda con un dedo y don Santos se persignó,
y el mocito saltó en el potrillo barrigón. Se alejaron al tranco y
porque la cuerda se estiró como si fuera una serpiente y se enredó
nadie volvió a verlos en Buenos Aires.
sola en la clavija. Al mismo tiempo un gran resplandor inundó la
Contaba mi bisabuelo que galoparon sin pronunciar palabra hacia cocina, como si hubieran prendido mil velas, y el payador vio que la
los pagos del Salado. En Chascomús reconocieron a Vega. Iba do- cosa iba en serio.
blado sobre el flete y el muchacho trotaba detrás. Había cazado dos Payaron toda la noche, la guitarra contra la guitarrita, y lo mi-
mulitas que llevaba a los tientos. Como era invierno, no paraba de lagroso es que ni uno de los peones se despertó. Afuera la lluvia
llover y de soplar un viento rabioso. A don Santos se le pegaba el enmudeció para escucharlos y el cielo se fue pintando de estrellas.
poncho sobre el chiripá y el canzoncillo cribado. ¡Qué payada, señores! El viejo se esforzó como nunca. Adivinaba
Llegaron así una noche a la estancia de don Gervasio Rosas, la que de su inspiración dependía la gloria eterna. Yo no sé si el ángel
que fue después de Sáenz Valiente, en la boca del Tuyú. Los peones se habrá dejado ganar de puro bueno, pero lo cierto es que anduvo
ya habían asegurado la hacienda, porque la tormenta no amainaba, y apurado. A veces se sacudía y la pieza se llenaba de plumones
mateaban en el puesto Las Tijeras, cuando oyeron ladrar. El capataz celestes. Don Santos, para apretarlo, le preguntaba por las cosas de
se asomó a la puerta, gritando para contener a los perros y éstos la tierra, y el de los ojos azules retrucaba preguntándole por las del
obedecieron su orden. Entonces Santos Vega y su compañero entra- cielo. Por fin el mozo se iluminó todo como una imagen del altar, y
ron en la cocina. Chorreaban agua como si recién salieran del río. suspiró:
El capataz abrazó al payador: -Me ha derrotado en buena ley, don Santos.
-¡Bien haiga, don Santos, arrímese al fuego! ¡No tenía el gusto Al viejo se le cerraron los párpados ahí mismo. Al día siguiente
de verlo desde sus payadas en la esquina La Real! lo enterraron a la sombra de un tala, en campo verde, donde lo
El viejo casi no respondió. Venía medio muerto por el disgusto pisara el ganado, como pedía en sus trovos. Los peones clavetearon
y por el frío. Se quitó el poncho, aceptó un amargo y se acomodó un cajón hecho con maderas de los barcos hundidos en la playa
junto a las brasas. El mocito acercó uria de las mulitas al fogón para vecina durante la guerra con el.Brasil. Agregaba mi bisabuelo que el
asarla. Comieron despacio y don Santos se durmió. Tiritaba- y ha- payador sonreía cuando le dieron sepultura, como sí ya hubiera em-
blaba en sueños. Los paisanos fueron tumbándose también sobre los pezado .a cantar delante de Tata Dios.
aperos. Sólo velaba el muchacho. ¿No les he dicho cómo era? Tenía Manuel Mujica Lainez
el pelo negro y lacio, volcado sobre las orejas, y unos ojos como Argentino (1910-1984)
318
.,
319
un nuevo
320
un nuevo
321
"macia, la milicia 9. Son los. extravertidos y elegantes conversadores de club o de
salones, y los circunspectos señores de gabinete.
Su afán culturai10 los torna ávidos lectores e infatigables viajeros 11_ Arnan la vida
y la gozan plenamente.
Se caracterizan por ser prosistas "fragmentarios" , pues su quehacer literario no es
coherente ni orgánico. Les falta voluntad creadora. Escriben una prosa ágil y amena
que remeda el ritmo de sus vidas; en ella siempre aparece la crítica humorística y la
nota irónica y caricaturesca.
322
(1894), Mis memorias. Infancia-Adolescencia (1904), de Lucio V. Mansilla (1831-
1913); "Vida moderna" (Prometeo y Cía., 1899), Aguas abajo, de Eduardo Wilde
(1844-1913):
Lo confieso y lo afirmo con verdad; nunca pensé al trazar esos recuerdos de la vida
de colegio, en otra cosa que en matar largas horas de tristeza y soledad, de las muchas
que he pasado en el alejamiento de la patria, que es hoy la condición normal de mi exis-
tencia. Horas melancólicas, sujetas a la presión ingrata de la nostalgia, pero que se ilu-
minaban con la luz interior del recuerdo, a medida que evocaba la memoria de mi in-
fancia y que los cuadros serenos y sonrientes del pasado iban apareciendo bajo mi pluma,
El novelista del 80 describe la realidad haciendo huir las sombras como huyen las aves de las ruinas al venir la luz de la
desde su perspectiva ideológica. Tiene mañana.
en cuenta la influencia del medio, las le- Miguel Cané (h.), Juvenilia.
yes de la herencia, los instintos y las ten- <~~ representar la realidad social para dem.1nciar, sobre todo, los males que la
dencias humanas. Trata de denunciar la corroen (recursos naturalistas): ¿Inocentes o culpables? (1884), de Antonio Ar-
injusticia social. gerich (1855-1940); Sin rumbo (1885), En la sangre (1887), de Eugenio Camba-
céres 19 (1843-1888); Irresponsable (1889), de Manuel T. Podestá (1853-1918); La
Yo vine al mundo teniendo 23 mi madre, Bolsa (1890), de Julián MarteJ20 (1867-1896); Horas de fiebre (1891), de Segundo
l. Villafañe (1859-1937); Quilito (1891), de Carlos María Ocantos (1860-1949):
apenas quince años. Mi padre era ya abue-
lo 24_ Allá va, en fin, core~da por el chasquido de los látigos, amenazada por el rumor apa-
gado de la montaña rusa, que parece el trueno lejano de una tempestad que se aproxima,
Lucio V. Mansilla,
y entre las burlas de un organillo que hace oír su sonata maliciosa en unas calesitas
Mis memorias.
de los alrededores; allá va, como inmensa visión apocalíptica, una sociedad entera le-
vantada en vilo por el agio 2 1 y la especulación, celebrando la más escandalosa orgía
Yo había vuelto vestido a la francesa, del lujo que ha visto y verá Buenos Aires ...
eso sí, pero potro americano hasta la médula
Julián Mar1el, La Bolsa.
de los huesos todavía, y echando unos ter-
nos 25, que era cosa de taparse las orejas: En síntesis, la literatura del 80 22 es espejo de una peculiar visión del mundo .
el traje había cambiado, me vestía como un
europeo; pero era tan criollo como el Cha-
cha 26 ...
Lucio V. Mansilla,
Entre-Nos. Causeries del jueves.
323
Lucio V. Mansilla es un hombre de mun- En 1856 reta a duelo públicamente a José Mármol, en el Teatro Argentino; lo acusa
do, rozado en sus asperezas y educado en las de difamar a su familia en la novela Amalia. Por este hecho, es encarcelado durante un
crueldades de la experiencia, que gasta unos mes; la condena lo obliga, luego, a alejarse tres años de Buenos Aires. Reside en
caracteres. y bruñe otros. Desalentado hoy, Paraná, sede del gobierno de la Confederación, y dirige El Nacional Argentino, perió-
febrilmente activo mañana, perseverante en dico oficial. Evoca esa época en sus Retratos y recuerdos (1894).
sus inquietas aspiraciones, o paralizado por Él, que no quiere tomar la pluma, pues "no había nacido para tales aprietos y con-
el desconsuelo, siempre y constantemente se flictos", reconoce luego, ya periodista, sus "partos para producir" 28.
revela como una naturaleza superior, ora lle- En 1859 nace su diario La Paz, en el que publica un 'artículo que dedica a la juventud
gando en sus entusiasmos hasta el frenesí, liberal: El porvenir de la nueva generación.
ora se reprima como pocos_ saben reprimirse.
José Manuel Estrada Rumbo a las tolderías ...
En 1860 actúa como secretario de la Asamblea reformadora de la Constitución, en
Santa Fe, y, al año siguiente, partidario de la política de Buenos Aires, inicia la carrera
militar 29, que concluye con el grado de general de brigada.
Alterna sus nuevas funciones 30 con las de escritor: envía cartas a La Tribuna, con
distintos seudónimos, para comentar burlonamente la guerra o para censurar los planes
que él lleva a cabo; realiza traducciones y compone una comedia de costumbres: Una
tía, que se estrena en octubre de 1864.
En 1867, gesta en el ejército la candidatura de Sarmiento para la presidencia de la
Nación, pero, una vez electo, no obtiene del reputado sanjuanino el Ministerio de
Guerra que tanto anhela, sino el cargo de comandante de fronteras en Río Cuarto, bajo
las órdenes del general Arredondo. Tres años después, el gobierno le manifiesta su
descontento por haberse extralimitado en sus negociaciones con los indios ranqueles.
No obstante, Mansilla parte hacia el desierto desde Fuerte Sarmiento (30 de marzo) y
celebra un tratado de paz con el cacique Mariano Rosas 31:
... resuelto a todo, sin previo aviso y desarmado, me dirigí· al corazón de las tolderías
seguido de un puñado de hombres animosos.
Una excursión a los indios ranqueles, Capítulo LXVIII.
La "excursión", que dura dieciocho días, concluye con su relevo del cargo de coronel
efectivo .
Entre el 17 y el 18 de abril de 1870, redacta en Mercedes (San Luis) el Cuadro
Causeries. La traducción aproximada
completo del estado de los toldos, para entregárselo al general Arredondo, y traza un
de esta palabra es "charlas amenas e ín-
plano del recorrido de ida y vuelta.
timas". La literatura francesa designa con
Ya en Buenos Aires, el 20 de mayo comienza a publicar en La Tribuna, en forma
este nombre el género que consiste en
epistolar, Una excursión a los indios ranqueles -"peregrinación" y "azarosa cruzada
trasladar al periodismo la charla familiar.
que yo había emprendido devorado por una fiebre generosa de acción"-, que se in-
El género fue popularizado hacia 1848
terrumpe el 7 de noviembre y aparece en libro 32, a fin de año, con el agregado de
por Eugene Guinot y alcanzó fama con
cuatro cartas y un epílogo 33. La dedica a "Orión"; seudónimo de su gran amigo Héctor
Charles Augustin Sainte-Beuve (1804-
F. Varela, uno de los directores de La Tribuna.
1869), cuyas Causeries du Lundi (1851)
Inactivo en la carrera militar, se pronuncia en contra de Sarmiento.
eran conocidas por Mansilla.
Desde el 1° de abril de 1872 es propietario de El Mercantil, periódico de vida
28 Nos habla de ello en Entre-Nos. Cause- efímera.
ríes del jueves ("De cómo el hambre me hizo Hacia 1875, el Congreso Geográfico Internacional de París premia su obra sobre los
escritor"). indios ranqueles, cuya segunda edición aparece en Leipzig, en 1877.
29 Actúa en la batalla de Pavón y en la
guerra con Paraguay. Política y diplomacia
30 Escribe reglamentos y proyectos militares.
31 En el capítulo 33 de su obra Una excur-
Mansilla apoya, luego, la candidatura de Nicolás Avellaneda y se reintegra a la
sión a los indios ranqueles, Mansilla cuenta actividad militar sin tropas a su mando.
cómo fue bautizado Mariano, "hijo del famoso En 1878, el presidente tucumano lo nombra gobernador del Chaco y, al año siguien-
cacique Painé", por su lío Juan Manuel de Ro- te, viaja a Europa en misión oficial. A su regreso renuncia a aquel cargo y defiende la
sas, quien le dio su apellido y lo envió como candidatura de Julio Argentino Roca para la presidenCia. Éste asume el poder en 1880
peón a su estancia del Pino. y envía a Mansilla al Viejo Mundo, para estudiar la posibilidad de que ingresen in-
32 Fue traducida al inglés, al francés, al ita- migrantes en el país.
liano y al alemán. En 1931 se publica en Ma- En i 885 milita en el partido autonomista y llega a la Cámara de Diputados.
drid, en una traducción del alemán al español,
un resumen de esta obra con el título Indios de de la soledad
la pampa (Mi vida entre los indios ranqueles).
33 La obra consta de sesenta y ocho capí- Cuando asume la presidencia Miguel Juárez Celman (1886), se dedica a la vida
tulos y un epílogo. política y social. En el periódico Sud-América comienza a publicar sus Causeries del
324
... todo mi secreto de escritor consiste en jueves (1888), verdaderas conversaciones entre el autor y el lector, en las que refiere
cierta discreción de análisis y de síntesis, hechos de los que fue protagonista o que le contaron. Se propone con ellas entretener
que permite llevarlo al lector, naturalmente, y educar; diserta, hace confidencias en voz alta:
y sin que él se aperciba, a donde yo quiero,
Hablaremos, lector amigo, inter nos, como si conversáramos en viaje, sin plan ni
y no a donde él querría, y por el camino que
método, por matar el tiempo, de lo que hemos visto y oído, sin querer, cruzando con otros
yo quiero, y no por el que él querría seguir;
fihes extrañas o desconocidas tierras.
así es que una vez engolfado en él, no tiene
más remedio [ ... ] que aceptar mi tempera- El 26 de julio de 1890 34 estalla la revolución que provoca la renuncia del presidente,
mento como el único racional y posible. Cri- pero Mansilla continúa siendo diputado.
ticará [ ... ] pero habrá leído. En 1892 sus triunfos se convierten en pesares, pues muere su hija Esperanza -la
Lucio V. Mansilla, última viva-, su hermana Eduarda y, en 1895, su mujer. Deja, entonces, su lujosa
Entre-Nos. Causeries del jueves. casa de Belgrano; remata sus colecciones, su mobiliario y su biblioteca de dos mil
volúmenes, e inicia nuevamente sus viajes de placer o diplomáticos a Francia 35. París
No soy sordo ni ciego, de modo que he y Buenos Aires 36 son, desde ese momento, sus dos lugares de residencia 37, hasta
podido oír y ver: ver lo que se ha escrito, oír que los años y la enfermedad lo obligan a refugiarse definitivamente en la aristocrática
lo que se ha dicho, y, he oído y he visto, ciudad europea, donde muere el 8 de octubre de 1913 .
por ejemplo, cuando escribí mi libro sobre
los Indios ranqueles, que un noventa y nue- Mi vida ha sido un pobre melodrama con aires de grande espectáculo, en el que he hecho
ve por ciento de los lectores creían que la alternativamente el papel de héroe, de enamorado y de padre noble ...
Excursión no había tenido lugar, siendo todo
ello obra de mi fecunda imaginación.
Lucio V. Mansilla,
Entre-Nos. Causeries del jueves.
325
"Yo no soy más que un cronista ... "
Mansilla es el personaje ce'ntral (narrador-conversador protagonista), por eso el "yo"
impera en todas sus páginas y a él subordina acción, personajes y escenario.
Y o tengo cierta inclinación a lo pintoresco .
(XXVI)
El contenido
Acción
Él, en persona, ha de hablar ~tono conversacional~ sobre "el tratado de paz" con
los caciques, entre ellos, Mariano Rosas, y ha de probarles, "con un acto de arrojo,
que los cristianos somos más audaces que ellos, y más confiados, cuando hemos
empeñado nuestro honor" (Capítulo 111). Es decir, Mansilla trata de demostrarles la su-
perioridad moral de los cristianos, para ganarse la confianza de los indios que los con-
sideran traicioneros.
Mi viaje tenía por objeto orillar ciertas dificultades que surgían de la forma en que había
sido aceptado (el tratado).
(XXXVIII)
Reconoce que la empresa es "arriesgada", pero sigue adelante; cuenta con el apoyo
de cuatro oficiales, once soldados y dos frailes franciscanos.
41 Mansilla aborrece el exterminio del indio. Yendo uno bien montado, se tiene. todo [ ... ]. Cuando yo me dispongo a una correría,
Su actitud es, pues, diferente de la de Eche-
sólo una cosa me preocupa grandemente: los caballos.
verría y de la de Sarmiento.
42 Silla de marfil donde se sentaban los edi- (III)
les romanos. Finalizados los preparativos, inician la marcha desde el fuerte Sarmiento:
43 Calzado de lujo inventado por los griegos
y adoptado por los romanos, que cubría el pie ... tomé la dirección llevando el baquiano a mi izquierda, yendo él por una huella,
y la pierna hasta la pantorrilla y se sujetaba por por otra yo.
el frente con cordones. (IV)
326
Viajan de día y de noche; hacen paradas y acampan en torno de un fogón, donde
"entre mate y n;Jate" nacen los "cuentitos" -como los llama el narrador- que ame-
nizan el descanso: el del cabo Gómez (Capítulos V y VMI), el del arriero (Capítulo XII));
la historia personal de Crisóstomo (Capítulo XVIII); los relatos de su "comadre Carmen"
acerca de los usos y costumbres ranquelinos (Capítulo XLI).
El fogón es la delicia del pobre soldado después de la fatiga. Alrededor de sus res-
p,landores desaparecen las jerarquías militares. [ ... ] hasta los asistentes que cocinan el
puchero y el asado, y los que ceban el mate, meten de vez en cuando su cucharada en la
charla general .
(V)
Con estas narraciones y con sus pensamientos -siempre encuentra un motivo para
reflexionar-, advertencias, juicios y críticas -no falta la nota política-, el narrador
va interrumpiendo el relato de la excursión, lo va alargando con el recelo manifiesto
de que esos altos en el camino fastidien a su bien dispuesto lector:
Creerán algunos que, a medida ql\e corre la pluma, voy fraguando cosas imaginarias,
para llenar papel y aumentar el efecto artificial de estas mal zurcidas cartas.
Y, sin embargo, todo es cierto.
(VI)
Tendrás paciencia hasta mañana, Santiago amigo, y el paciente lector contigo.
Digresión. Ruptura más o menos jus- (XX)
tificada del hilo conductor de lo que está Por eso, cuando advierte que ha perdido el rumbo en lo que estaba contando,
tratándose, para referir cuestiones que escribe:
no tienen conexión o íntimo enlace con Tomando el hilo de mi interrumpido relato .
aquello. A veces es suscitada por una (XXI)
palabra del discurso. Se la considera una
o bien: "Decididamente, hoy estoy fatal para las digresiones. Tomé el hilo más arriba
ornamentación amplificativa.
y me apercibo que 44 lo he vuelto a dejar" (Capítulo XXI).
Estas continuas intervenciones de Mansilla nos permiten afirmar que la digresión * es
característica sobresaliente de su estilo narrativo:
Los circunloquios 45 me han demorado en el camino.
(XXX)
Y nos dice la causa de ello:
Yo he aprendido más de mi tierra yendo a los indios ranqueles, que en diez años de
despestañarme leyendo opúsculos, folletos, gacetillas, revistas y libros especiales. [ ... ] Por
eso me detengo más de lo necesario quizá en relatar.ciertas anécdotas, que parecerán cuen-
tos forjados para alargar estas páginas y entretener al lector.
(XXX)
Cuando se apaga el fogón, todos se duérmen. El narrador es perturbado, a veces,
44 Lo correcto es "me apercibo de que". Es-
por "sueños estrafalarios", "extravagantes": "Me creía un conquistador, un Napoleón
te uso galicista de "apercibir'', con el significa-
chiquito". (Capítulo XIII); "emperador de los ranqueles [ ... ] Lucius Victorius imperator"
do de 'caer en la cuenta', 'observar', se consi-
dera vulgar y descuidado. (Capítulo LX) 46.
45 Rodeo de palabras para dar a entender
algo que hubiera podido expresarse más bre-
Escenario
vemente. Llegado el nuevo día, prosigue la marcha: "Sigamos caminando ... ". Mansilla ha
46 En el capítulo XIII habla del "fantástico estudiado pacientemente el terreno que ahora recorre y goza:
fantaseo" que le produce por la noche la mo-
notonía de la marcha. En los capítulos XIV y Tengo en borrador el croquis topográfico 47, levantado por mí, de ese territorio inmenso,
XLVI narra "sueños fantásticos". desierto, que convida a la labor ...
47 El croquis aparece en la primera edición; (I)
en la segunda y en la tercera, no. . .. prefiero el aire libre del desierto, su cielo, su sublime y poética soledad, a estas
48 Su postura es distinta de la de Sarmien-
calles encajonadas, a este hormiguero de gente atareada, a estos horizontes circunscriptos
to respecto de la dualidad "civilización-barbarie".
que no permiten ver el firmamento cubierto de estrellas . 48
49 Se advierte una experiencia real del desier-
to. Su visión es distinta de la de Echeverría y (XLII)
de la de Sarmiento, pues el progreso comienza En cada avance alude a la topografía, describe el paisaje con su flora y con su
a poblar sus soledades. fauna 49. Hasta hallamos una descripción netamente románticá so:
50 Suele usar a lo largo de la obra adjetivos
románticos: "fatal", "funesta", "fatídica", "cre- El sol se hundía del todo en la raya lejana; una ancha faja cárdena, resplandeciente,
puscular", "moribunda". radibsa, teñía el horizonte y con su lumbre purpúrea, cambiante, hermosa, doraba las api-
327
ñadas nubes de' occidente, que como encumbradas montañas movedizas coronadas de
eternas nieves, se alzaban hasta el cielo a la manera de inmensas espirales y de informes
figuras de inconmensurable grandor.
(LV)
Mansilla se siente "dotado de un ojo estético, que fácilmente percibe las bellezas del
colorido y de la forma" 51.
Los personajes por excelencia de esta "excursión" son los indios ranqueles. Man-
silla no distorsiona, como los románticos, al "salvaje" en su mundo y nos da su imagen
real. Explica quiénes son y cómo son:
Los ranqueles derivan de los araucanos, con los que mantienen relaciones de paren-
tesco y amistad.
Tienen la frente algo estrecha, los juanetes 52 salientes, la nariz corta y achatada, la boca
grande, los labios gruesos, los ojos sensiblemente deprimidos en el ángulo externo, los
cabellos ábundantes y cerdosos, la barba y el bigote ralos, los órganos del oído y de la vista
más desarrollados que los nuestros, la tez cobriza, a veces blancoamarillenta, la talla me-
diana, las espaldas anchas, los miembros fornidos. [ ... ] En una palabra, los ranqueles
son una raza sólida, sana, bien constituida ...
Epílogo
nos da sus nombres (Caniupán, Melideo, Relmo, Pancho, Nagüel, lslaí, etc.) y sus
oficios ("El cacique Ramón es [ ... ] de oficio platero; siembra mucho todos los años,
haciendo grandes acopios para el invierno, y sus indios le imitan" (Capítulo XVI); ubica
y describe los toldos 53 donde viven:
Un toldo es un galpón de madera y cuero.
(XXXV)
refiere sus costumbres (la orgía en el toldo de Mariano Rosas, la junta grande de los
indios, su afición a la bebida, el respeto por el caballo 54, etcétera):
El indio no rehúsa jamás hospitalidad al pasajero. Sea rico o pobre, el que llame a su
toldo es admitido.
(XLVII)
sus creencias son monoteístas 55 y antropomórficas 56:
No se congregan jamás para adorar a Dios; le adoran a solas, ocultándose en los bosques.
(XLI)
Ellos creen que el diablo, Gua/icho, está en todas partes ...
(II)
51 En Mis memorias. Infancia-Adolescencia. sus tres modos y formas de conversar: "la conversación familiar", "la conversación
52 Los pómulos. en parlamento" y "la conversación en junta" (Capítulo XXI).
53 En el capítulo XXXV compara el toldo del Reproduce, ·además, algunas de las palabras araucanas -de la "lengua ranque-
indio con el rancho del gaucho. lina"- que usan: Potá-lauquen (potá, 'grande'; lauquen, 'laguna'); Coli-Mula ('mula
54 Mansilla insiste en el valor que tiene el colorada'); iWinca! ('cristiano'); chao ('padre'); chachao ('Dios'); quiñé ('uno'); epú
caballo para el indio y en su paciencia para ('dos'); purrá ('ocho'); marí ('diez'); pataca-barranca ('cien mil') 57. Y, a través de los
domarlo. Este aspecto puede compararse con diálogos, el español hablado por los indios:
lo que dice José Hernández en la 11 Parte de
su Martín Fierro (vs. 1395-1436). -Ese soy Wenchenao, ese mi toldo, ese mi tierra.
55 Doctrina teológica de los que reconocen ¿Con permiso de quién pasando?
a un solo Dios.
(XXI)
56 Conjunto de creencias o de doctrinas que
atribuyen a la divinidad la figura o las cualida- Mansilla tampoco olvida al gaucho 58, al que llama "ser desheredado", cuya raza
des del hombre.
"puede ser modelada para el bien"; lo considera un producto de la tierra ". Hace un
57 En el capítulo XLI, habla de la "eufonía de
la lengua araucana". paralelo entre el paisano gaucho y el gaucho neto (Capítulo Lll).
58 En el capítulo XI también describe al "in-
... un tipo generoso que nuestros políticos han perseguido y estigmatizado, que nues-
dio gaucHo".
tros bardos no han tenido el valor de cantar, sino para hacer su caricatura 59.
59 José Hernández dejará un mensaje se-
mejante en su Martln Fierro. (XXIX)
328
Sus retratos se destacan por sus relevantes rasgos físicos y morales. Ejemplos aca-
bados de ello son el de Miguelito, cristiano que vive entre los indios, porque huye de la
justicia (Capítulo XXVII) y el de Mariano Rosas, "cacique general de las tribus ran-
quelinas":
... tendrá cuarenta y cinco años de edad.
Pertenece a la categoría de los hombres de talla mediana. Es delgado, pero tiene unos
miembros de acero. Nadie bolea, ni piala 60, ni sujeta un potro del cabestro 61 como él.
Una negra cabellera larga y lacia, nevada ya, cae sobre sus hombros y hermosea su frente
despejada, surcada de arrugas horizontales. Unos grandes ojos rasgados [ ... ] que se animan
gradualmente, revelando entonces orgullo, energía y fiereza;' [. .] una boca de labios del-
gados que casi nunca muestran los dientes, marca de astucia y crueldad ...
(XXXIII)
También aparece la mujer.india:
Las dos chinas estaban hermosísimas; su tez, brillante como bronce bruñido; sus largas
trenzas negras como el ébano y adornadas de cintas pampas les caían graciosamente sobre
las espaldas; sus dientes cortos, iguales y limpios por naturaleza, parecían de marfil ...
(XIX)
y el negro, "una especie de Orfeo de la pampa", "un bufón de Leubucó", "válido pre-
dilecto y mimado" de Mariano Rosas (Capítulo XXXV).
Los autor
En ese universo que describe con verdadera agudeza, Mansilla trata de hacer
comprender a los ranqueles la buena voluntad del gobierno de la República, pero ellos
advierten que los blancos necesitan "esa paz" por razones prácticas y que sólo desean
ganar tiempo con un tratado que no se cumplirá:
-Yo soy aquí -les dije- el representante del presidente de la República; yo les pro-
meto a ustedes que los cristianos no faltarán a la palabra empeñada; que si ustedes cum-
plen, el Tratado de paz se cumplirá.
(LIV)
Don Lucio insiste; quiere que sepan que, cerca o lejos, siempre tendrán en él un
amigo que hará todo lo posible por su bien.
Todos somos hijos de Dios, todos somos argentinos.
(LIV)
Lamentablemente, las premoniciones de los indios se convierten en la triste realidad
de su exterminio, pues, en 1879, la Argentina emprende la conquista del desierto.
Había andado doscientas cincuenta leguas; hábía visto un mundo desconocido y había
soñado ...
Epílogo
El es el
El atractivo del estilo de· Mansilla -"escritor fácil de obras difíciles" 62- reside, tal
vez, en ese ver la realidad con los ojos de la imaginación sin distanciarse de ella. Sutil,
perspicaz, gracioso, irónico, el autor se regocija con la palabra -escribe para entre-
tenerse--, alejado de todo purismo. El tono de familiar coloquio -escribe como habla-
con que compone su crónica, explica el hallazgo de no pocos errores, sobre todo de
índole sintáctica (solecismos), y de ese aparente desorden generado por las espon-
táneas digresiones engastadas en el texto.
Él define su estilo:
Toda narración sencilla, natural, sin artificio ni afectación, halla ecos símpáticos en el
corazón .
.60 piala: echa un lazo a un animal para de-
rribarlo. (XXVIII)
6 1 cabestro: cuerda que se ata a la cabeza Sencillez y naturalidad son, sin duda, los dos pilares de su escritura. Crea palabras
o al cuello de la caballería para llevarla o ase- (neologismos) cuando lo considera necesario; usa galicismos (gerundios galicados):
gurarla.
62 Juicio de Paul Groussac.
. .. cinco indios en hilera se presentaron haciendo piruetas acancanadas 63 .
63 Es un neologismo. (LIX)
329
... la masa enorme de guanacos mmpiendo 64 la resistencia del aire pasó como un
torbellino ...
(XXII)
Reproduce voces del decir gaucho y explica otras:
Guadal se llama un terreno blando y movedizo que no habiendo sido pisado con fre-
cuencia, no ha podido solidificarse.
Es una palabra que no está en el diccionario de la lengua 65, aunque la hemos tomado
de nuestros antepasados, que viene del árabe y significa agua o río.
(IV)
Adereza su relato con expresiones de origen popular 66:
Te hablo y te cuento estas cosas, porque vienen a pelo.
(X)
y con alguna comparación:
.. me eché sobre la blanda hierba, y me quedé pensativo un rato, viendo a los indios
desparramarse como moscas en todas direcciones y desaparecer veloces como la felicidad.
(LIV)
Repite (palabras o proposiciones subordinadas) lo que quiere poner de relieve:
Recién vamos adquiriendo conciencia de nuestra personalidad; recién va encarnándose
en las muchedumbres ... 67
(XXXVIII)
No faltan las acotaciones con las que confirma la veracidad de lo que cita:
Y también les ruego que me permitan se- ... ¿por qué estando en paz con los indios, su tío Juan Manuel Rosas mandó de-
guir usando y abusando de los entre parén- gollar ciento cincuenta indios en el cuartel del Retiro? (Cito casi textualmente sus pala-
tesis. Este recurso gramatical es como las bras.)
"guiñadas" en la conversación. (LIV)
Lucio V. Mansilla, A veces, abandona, casi sin advertirlo, el pretérito imperfecto y usa el presente his-
Entre-Nos. Causeries del jueves. tórico para actualizar los hechos, para que el lector esté más cerca de esa realidad,
pero lo retoma inmediatamente:
El objetivo a que me dirigía era el Zorro Colgado.
(IX)
Siempre que puede, aclara o corrobora sus reflexiones con citas eruditas 68 que nos
hablan de su formación intelectual:
De día, de noche, brille espléndido el sol o llueva a cántaros, en el palenque hay siem-
pre enfrenado y atado de la rienda un caballo.
Soliloquio. Discurso de una persona A horse! A horse! my kingdom for a horse! 69
que no dirige a otra la palabra. Es sinó-
(XX)
nimo de "monólogo".
Sin embargo, nunca deja a un lado el humor o la ironía, que pone de manifiesto en
diálogos ágiles que remedan el ritmo de la conversación real, o en soliloquios.
64 Lo correcto es: " ... que rompía la resis-
En algunos momentos de la obra, sobre todo cuando traza ciertas descripciones, su
tencia del aire ... ".
65 Ya ha sido aceptada como argentinismo estilo se encumbra, se torna más literario:
por la Real Academia Española y aparece en La nube de arena que había llamado mi atención antes de empezar el diálogo con Mora,
su Diccionario. se movía y avanzaba sobre nosotros, se alejaba, giraba hacia el poniente, luego hacia el
66 Hallamos varios refranes.
naciente, se achicaba, se agrandaba, volvía a achicarse y a agrandarse, se levantaba, des-
67 Mansilla usa incorrectamente el adverbio
"recién". En ese ejemplo, debería haber escrito cendía, volvía a levantarse y a descender; a veces tenía una forma a veces otra; ya era una
"recientemente", pues "recién" sólo aparece masa esférica, ya una espiral [ ... ] la nube se apartaba del camino como huyendo de
junto al participio ("recién" servido}. nosotros, sin cesar sus variadas y caprichosas evoluciones .. 70
68 Hallamos algunos latinismos. (XXII)
69 "¡Un caballo! ¡Un caballo! ¡mi reino por un
Las oraciones son, a veces, largas, debido a las enumeraciones o a las proposicio-
caballo!" En el acto V (escena IV) del drama
histórico Ricardo 111, William Shakespeare (1564- nes subordinadas; Mansilla suele usar predicados verbales compuestos:
1616) hace exclamar estas palabras al prota- Las chinas asearon el toldo, recogieron leña, hicieron fuego, carnearon una res y se pu-
gonista del mismo nombre. sieron a cocinar el almuerzo.
70 El fragmento presenta una descripción di-
námica. (XLVII)
330
Suponiendo por lo demás que el desorden En síntesis, la estructura del libro ya representa un acierto, pues las "cartas" le dan
no sea aparente sino real, importa poco. libertad para narrar sin las presiones de un método, sin un orden sistemático; para decir
Converso, no pretendo enseñar. cuanto quiere, en el instante que él considera oportuno. Sin embargo, esa "anarquía"
Lucio V. Mansilla, es sólo superficial, pues la obra oculta la coherencia de su pensamiento, la preocupa-
Entre-Nos. Causeries del jueves. ción constante -"No soy impersonal cuando escribo." 71_ por revelar la esencia de lo
argentino, la realidad política del país, el significado y la misión auténticos de esa "civi-
No hay peor mal que la civilización sin lización" a la que pertenece :
clemencia. No basta que las constituciones- proclamen que todo ciudadano está obligado a armarse
Lucio V. Mansilla, "Epílogo" en defensa de la patria. Es menester que la patria deje de ser un mito, una abstracción, para
a Una excursión a los indios ranqueles. que todos la comprendan y la amen con el mismo acendrado amor.
(LII)
1
Una excursión a los indios ranqueles
Capítulo XII
cuento del arriero 1]
(Fragmento)
Habíamos marchado muy bien, ganando más terreno del que es- Y a lo he dicho: el fogón es la tribuna democrática de nuestro
peraba; no tenía por qué apurarme ya. ejército.
Podía descansar un buen rato, lo que les haría mucho bien a los El fogón argentino no es como el fogón de otras naciones. Es
caballos y a mis queridos franciscanos 2. un fogón especial.
Mandé desensíllar. Estábamos tomando mate de café, de postre; la noche había ex-
El padre Marcos me miró como diciendo: "¡Loado sea Dios!, que tendido hacía rato su negro sudario 6.
si en estos berenjenales me mete 3 también me ayuda''. Una voz murmuró, como para que yo oyera:
Había un corral abandonado; cerca de él acampamos. -Si contara algún cuento el coronel.
Ordené que se redoblara la vigilancia de los caballerizos 4, en- Era mi asistente Calixto Oyarzábal, de quien ya hablé en una de
tusiasmé a los asistentes con algunas palabras de cariño y un rato mis anteriores; buen muchacho; ocurrente y de esos que no hay más
después ardió flamígero el atrayente fogón. que darles el pie para que se tomen la mano.
Comenzó la charla 5 de unos con otros, sin distinción de per- -¡Sí, sí! -dijeron los franciscanos al oírle, los oficiales y demás
sonas. adláteres 7_, ¡que cuente un cuento el coronel!
1 arriero: persona que trajina con bestias de carga. 5 Comenzó la charla [ ... ] y cedí.: pórtico del cuento.
2 Se refiere a los sacerdotes que lo acompañaban. 6 negro sudario: reminiscencias románticas. "Sudario" es el lienzo
3 si en estos berenjenales me mete: si me mete en estas difi- que se pone sobre el rostro de los difuntos o en que se envuelve el
cultades. cadáver.
4 los caballerizos: personas que tienen a su cargo el gobierno y cui- 7 adh~teres: personas que subordinadamente acompañan a otras
dado de la caballeriza y de los que sirven en ella. hasta parecer que son inseparables de ellas.
331
Me hice rogar y cedí. La mula siguió bellaqueando, se le salió de entre las piernas y
Es costumbre 8 que los hombres tomamos de las mujeres. él quedóse colgado.
¿Y sabes, Santiago, qué cuento conté? Permaneció así como un Judas 21, largo rato, esperando que al-
Uno de los tuyos. guien le ayudase 22 a· salir del aprieto; pero en vano.
El del arriero. Llegó la noche.
Vamos, ¿a que te has olvidado? Los que le seguían 23, aciertan 24 a pasar por allí.
Voy a contártelo a tres mil leguas 9. El arriero, con la rapidez ·del pensamiento, concibió una estra-
El respetable público que asiste a este coloquio IO me dispensará. tagema 25.
-Fíjense bien 11 -dije antes de empezar-, que este cuento es Dejó que la partida se aproximara, poniendo 26 la-cara lánguida, y
bueno tenerlo presente cuando se viaja por entre montes tupidos. cuando al resplandor de la luna vinieron a verle 27, dijo con voz
Todos estrecharon la rueda del fogón, uno atizó el fuego, los ojos cavernosa:
brillaron de curiosidad y me miraron, como diciendo: "ya somos -¡Viva Quiroga!
puras orejas, empiece usted, pues" La partida, al oír hablar un muerto 28, huyó, poseída de terror
Tomé la palabra y hablé así: pánico 29, sujetando los pingos quién sabe dónde.
-Era éste un arriero, hombre que había corrido muchas· tierras; El arriero se salvó así.
que se había metido con la montonera 12 en tiempos de Quiroga y a Pero aquella actitud no podía prolongarse demasiado.
quien perseguía la justicia. Era incómoda.
Yendo un día por los Llanos de La Rioja, le salió una partida 13 Procuró salir de ella. Buscó su cuchillo; con los corcovos de la
de cuatro. Quisieron prenderlo, se resistió, quisieron tomarlo a viva mula lo había perdido.
fuerza, y se defendió. Mató a uno, hirió a otro, e hizo disparar a Era una verdadera fatalidad. No tenía con qué cortarse los cabe-
tres 14. llos, y corno eran muy largos, no alcanzaba con la mano a desasir!os
del gajo en que estaban enredados 30.
En esos momentos se avistó otra partida: prevenida ésta por los
Un hombre como él, acostumbrado a todas las fatigas, podía
derrotados, apuraron el paso. El arriero huyó y se internó en un
resistir el peso de su propio cuerpo, si no había otro remedio, no
monte.
digo un día, muchos días, teniendo qué comer. Es claro. La necesi-
Montaba una mula zaina 15, medio bellaca 16. Corría por entre el dad tiene cara de hereje 31.
monte, cuando se le fue la cincha 17 a las verijas 18.
Pero no tenía nada. Todo se lo había llevado la mula en las al-
Írsele y agacharse la bestia a corcovear, fue todo uno. forjas. Felizmente, tenía un pedazo de queso en los bolsillos, yes-
El arriero era gaucho y jinete. quero 32, tabaco y papel.
Descomponiéndose y componiéndose sobre el recado 19, anduvo Agua era lo de menos para un arriero.
mucho rato, hasta que en una de ésas, como tenía las mechas del Se comió el pedazo de queso.
pelo muy largas y porrudas 20, se enganchó en el gajo de un alga- Sacó después su chuspa 33 y armó un cigarro; luego sacó fuego
rrobo. y fumó.
8 Es costumbre [ ... ] dispensará: digresión. 22 le ayudase: caso de leísmo; lo correcto es "lo ayudase".
9 a tres mil leguas: Santiago Arcos estaba en España. 23 le seguían: caso de leísmo; lo correcto es "lo seguían".
10 coloquio: Mansilla quiere conversar; por lo tanto, siempre se 24 aciertan: presente histórico.
dirige al lector ficticio como a su interlocutor. 25 estratagema: astucia, fingimiento y engaño artificioso.
11 -Fíjense bien [ ... ] tupidos.: motivación del cuento. 26 poniendo: uso incorrecto del gerundio; lo correcto es "y puso". El
12 montonera: tropa irregular, montada a caballo, que no guarda la gerundio indica simultaneidad o anterioridad respecto del verbo núcleo
formación de la tropa de línea y ataca en montón. de la oración, nunca posterioridad.
13 partida: conjunto poco numeroso de gente armada, con organi- 27 verle: caso de leísmo; lo correcto es "verlo",
zación militar u otra semejante. 28 al oír hablar un muerto: lo correcto es "al oír hablar a un
14 Mató a uno [ ... ] tres.: lo novelesco. muerto", pues el objeto directo que se refiere a persona se construye
15 zaina: de color castaño oscuro sin mezcla de otro color. con la preposición "a".
16 bellaca: mala, pícara, ruin. 29 pánico: témor muy intenso. La palabra proviene de Pan, dios grie-
17 cincha: faja de cáñamo, lana, cerda, cuero o esparto, con que se go de los campos, de los ganados y de los pastores; se lo representa
asegura la silla o albarda sobre la cabalgadura, ciñéndola ya por detrás con cuernos y patas de chivo. La súbita aparición de Pan a los cami-
de los codillos o ya por debajo de la barriga y apretándola con una o nantes causaba terror, y de aquí el calificativo de "pánico".
más hebillas. 30 y como eran muy largos [ ... ] enredados: lo novelesco.
18 verijas: región de los genitales. 31 Expresión que se usa para denotar que, generalmente, se huye
19 recado: especie de silla o montura criolla que integra el conjunto del necesitado y también que la necesidad obliga a cualquier penalidad
de prendas para montar. El Diccionario académico no consigna nuestra o trabajo con el objeto de evitarla.
acepción de esta voz; es un argentinismo. 32 yesquero: encendedor que utiliza la yesca como materia combus-
20 porrudas: abundantes, enmarañadas, descuidadas y sucias. En el tible. La yesca es una materia muy seca, preparada de suerte que cual-
registro académico, esta voz equivale a "testarudas", "tozudas", acep- quiera chispa prenda en ella. Se hace comúnmente de trapo quemado,
ción que no se adecua a nuestro texto; es un argentinismo. cardo u hongos secos.
21 un Judas: Judas se ahorcó después de haber entregado a Jesús. 33 chuspa: bolsa, morral.
332
Nadie pasaba por allí, a pesar de la voz que debieron esparcir 34 Y o soy porteño, del barrio de San Juan y nadie es profeta en su
los de la partida, despertando 35 la curiosidad popular. tierra.
El arriero fumaba y fumaba, y en lugar de otras cosas, cuando Por eso Sarmiento, siendo de San Juan 38, es presidente, habién-
tenía necesidad echaba humo y humo. dose cumplido 39 con él una de mis profecías del Paraguay.
Cuando llegaba al fin de mi cuento, serían las ocho.
Y así pasó muchos días, hasta que de hambre se comió la camisa
Di mis órdenes, encerraron en el corral los caballos, se tomó y
y se murió de una indigestión.
ensilló en un abrir y cerrar de ojos, montamos, nos pusimos en
Y entré por un caminito y salí por otro 36. camino y esa noche sucedieron cosas raras ... 40
No sé si al público 37 le gustará este cuento;; en el fogón fue Basta de cuentos.
aplaudido. Lucio V. Mansilla
Una excursión a los indios ranqueles deriva directamente de aquel todo ello lo realizó de manera anárquica, sin plan, sin método y sin
viaje a la India con que se inició su vida. Si el espíritu de aventura disciglina, ni intelectual ni individual. Si se piensa el medio en que
no nació con él, se lo insufló su padre al ponerlo a bordo de un nació y pasó su niñez y adolescencia, se advertirá el salto enorme
barco a vela para lanzarlo a regiones desconocidas. Pensara o no que hubo de realizar para ser lo que fue. Educado en el culto de la
pensara en hacerlo un comerciante, el hecho positivo es que la ín- personalidad de su tío don Juan Manuel, teniendo constantemente
dole del jovenzuelo puesto a correr mundo, lo inclinó a continuar en ante sus ojos el espectáculo de la persecución y el exterminio de
el curso de todos sus días esa excursión hacia lo desconocido que quienes se opusieran a la voluntad sin freno de aquel señor feudal,
emprendió por primera vez al salir de la adolescencia. Así como el hijo de la hermana del tirano tuvo que tomar altura para ver el
recorrió tierras diversas, desde la India y los arenales del desierto mundo tal cual era bajo otros cielos más plácidos y al calor de una
africano hasta los centros de población más civilizados del mundo, cultura más evolucionada.
se hundió en la lectura de las obras fundamentales producidas en los Mariano de Vedia y Mitre
siete idiomas que llegó a conocer si no a dominar. Así se formó su Argentino
propia cultura, conociendo por sí mismo gentes, pueblos y libros. Y (Contemporáneo)
34 debieron esparcir: en este caso, lo correcto es "debieron de es- 38 siendo de San Juan: gerundio galicado (con función de adjetivo);
parcir", pues no significa obligación; el narrador "supone" eso. lo correcto es "que es de San Juan".
35 despertando: uso incorrecto del gerundio; lo correcto es "y que 39 habiéndose cumplido: uso incorrecto del gerundio; lo correcto es
despertó". "y se ha cumplido".
36 Fórmula tradicional para finalizar un cuento. 40 cosas raras: el narrador mantiene o suscita el suspenso.
37 No sé si al público [ ... ] Paraguay.: digresión.
333
y
Eduardo Wilde y Miguel Cané, activos hombres del 80, reconstruyen, a través de la
literatura, su pasado personal, desde una perspeCtiva romántico-realista.
un
Dotado de un talento indiscutible, Eduardo Wilde, como otros hombres del 80, hace
de su literatura la ejercitación de un goce estético. Su humor no desjerarquiza la
realidad, sino que la muestra desde el ángulo peculiar de su vivir polifacético.
vida
Eduardo Faustino Wilde nace en Tupiza (Bolivia), el 15 de junio de 1844. Son sus
padres Diego Wellesley Wilde, de origen inglés -actúa en el ejército argentino y al-
canza el grado de coronel-, y Visitación García, tucumana, ambos emigrados a ese
país durante la época rosista. Como sus padres son argentinos, él tiene la misma
ciudadanía.
Eduardo Wilde. Allí aprende las primeras letras y allí también muere su hermana Vicentita, hecho que
lo convierte en un escéptico.
Después de la caída de Rosas, su familia se radica en Salta y él es enviado al
A la escuela de don Isidro concurrían,
Colegio Nacional de Concepción del Uruguay para realizar sus estudios secundarios.
durante sus primeros años, hijos de familias
En 1863 llega a Buenos Aires e ingresa en la Facultad de Medicina 1. Se gradúa en
más o menos selectas, entre los cuales figu-
1870 con una tesis, El hipo, que es premiada con medalla de oro. Por esta época pole-
raban Boris y sus hermanos.
miza con Pedro Goyena debido a un artículo que publica sobre las Poesías de Esta-
Eduardo Wilde, nislao del Campo.
Aguas abajo, Cap. IV. En 1871 presta meritorios servicios durante la epidemia de fiebre amarilla, y, en
1873, ocupa la cátedra de Anatomía en la Facultad. Mientras, alterna sus actividades
científicas 2 con las periodísticas 3 y literarias.
Es mi vida como una balsa de mimbres En 1876 -presidencia de Nicolás Avellaneda- es elegido diputado al Congreso
que la corriente se lleva aguas abajo ... Nacional por la provincia de Buenos Aires. Como hombre de acción, la política lo se-
Eduardo Wilde duce. Durante el primer gobierno de Julio Argentino Roca se desempeña como ministro
de Justicia, Culto e Instrucción Pública 4, y, cuando asume Miguel Juárez Celman,
como ministro del Interior 5.
1 Por esta época publica en La Nación Ar: /Después viaja por Europa, África, China, Japón, Estados Unidos, Chile y Perú. En su
gentina y colabora en El Mosquito con los seü- segunda presidencia, Roca lo designa ministro plenipotenciario en España y, finalmen-
dónimos de Julio Bambocha y de Sabañón.
te, en Bélgica, en cuya capital muere el 5 de septiembre de 1913.
2 En 1876 es miembro académico de la Fa-
cultad de Medicina.
3 Escribe en La República sobre la naturale-
Su obra literaria: una tarea ocasional
za de la epidemia de liebre amarilla. Después, Como hombre del 80, Wilde se siente intensamente atraído por la vida pública y por
en La Prensa, Pueblo, La Tribuna y El Na- la labor literaria. Así nacen Tiempo perdido {1878), Viajes y observaciones (1892),
cional. Prometeo & Cia. {1899) y Por tierras y por mares (1899). Estas obras no poseen un
4 En 1883 defiende en la Cámara de diputa-
carácter orgánico, pues surgen ocasionalmente en periódicos. En 1880 publica su cele-
dos la enseñanza laica, a través de su discurso
""La cuestión religiosa en el Congreso argen-
brada narración "La lluvia" y, al año siguiente, el cuento "Tini", en El Diario 6. De 1904
tino", y lucha por la sanción de las leyes de data Idioma y gramática 7.
registro y de matrimonio civiles. Ya demuestra La evocación de su infancia y de los albores de su adolescencia le dicta las páginas
aquí su espíritu positivista y su anticlericalismo. -de Aguas abajo (1914), obra inconclusa y póstuma, especie de biografía en la que
5 Su actuación ministerial le da argumento Wilde se oculta detrás de su protagonista, Boris, para narrar sus recuerdos. Es el único
para componer sus Memorias administrativas de sus libros que presenta un plan definido y un solo argumento.
(1883-1889). La nota peculiar de su obra es el humorismo 8; de él derivan la ironía, la paradoja, la
6 Ambas narraciones pertenecen a Prome-
burla, la caricatura. Centra su atención en la psicología del hombre y en su ambiente, y,
teo & Cía.
como sagaz observador, nos sorprende con ingeniosos aciertos.
7 Sus obras completas (no todas de carácter
literario) comprenden diecinueve volúmenes No es novelista, ni historiador, ni filósofo, ni erudito, sólo un curioso testigo y pro-
8 La caricatura deforma, a veces, la reali- tagonista de su época, movido por diversos intereses: las cartas, las notas periodísti-
dad; los rasgos novelescos distorsionan la au- cas, los artículos políticos y literarios, las impresiones de viaje. Todo lo anota y lo
tobiografía; la crítica reprime el sentimiento. comenta al pasar, con una sonrisa que encubre, no pocas veces, una amargura.
334
A pesar de que su profesión influye en los temas que trata en sus obras, no deja por
ello de relacionar sus conocimientos científicos con los artísticos y literarios. De ahí su
"Fisiología de la Música" y su "Fisiología familiar de las sensaciones" 9.
Si hay un escritor que monopoliza sus predilecciones, ése es Charles Dickens (1812-
1870) 10, a quien cita en sus libros. La novela inglesa del siglo XIX atrae, pues, a
nuestro escritor con sus ideas sociales, religiosas, éticas y políticas.
335
En arte se busca la perfección; esa per- En el tercero -"Primeros ensayos de expresión verbal"-, se refiere a las primeras
fección es, por tanto, la última palabra en palabras de Boris y expone sus ideas acerca de astronomía, arquitectura, dibujo,
cada arte; y como no hay ni ha habido jamás escultura, música, pintura, literatura, etcétera:
probablemente una obra de arte perfecta,
nunca la tal última palabra será pronunciada. ... cada persona, cada objeto, cada suceso, cada época, cada entidad concreta o abs-
tracta, tuvo para él un color, un sonido, un gusto, ,un olor, una forma, una semejanza [ ... )
Eduardo Wilde,
Tucumán, color naranja; Buenos Aires, nácar; Córdoba, morado; Salta, verde; La Rioja,
A¡;uas abajo, Cap. III.
café; Mendoza, color pizarra; Jujuy, amarillo ... y no había quien le quitara tales ideas
de la cabeza. [ ... ]
Los relámpagos eran rayas hechas por un gigante con un tizón encendido; los truenos,
el fragor de cueros secos, arrastrados por las escabrosidades de los cielos.
En el cuarto capítulo, habla de su vocación innata por la medicina -"ejercía la pe-
queña cirugía por intuición"-; de su maestro y de los métodos que éste emplea; de
su amor por llica y por Ester:
... tenía la seguridad de ser médico, aunque nada vio ni adivinó de lo que se necesitaba
para ello. Cuando le decían: ¿qué vas a ser tú?, contestaba: "médico", sin vacilar.
... Ilica merecía ser amada en la forma más romancesca 13 y exaltada, porque era una
(Estas páginas están llenas de anacronis- muchacha muy inteligente, burlona, alegre, maliciosa, de bellísimas formas, de un cutis
mos; se incurre en ellos porque a veces un blanco mate, labios un poco gruesos, sensuales, cabello negro largo y abundante y carácter
hecho mental, como se indica en la adver- decidido. Lo único que le faltaba era cierta ternura, adorno casi esencial en la mujer. A
tencia puesta al principio del volumen, viene pesar de eso era ante sus conocidos la novia oficial de Boris ...
a ser confirmado por una idea de actualidad.)
En el quinto, recuerda a su familia y a algunos vecinos de Tupiza:
Eduardo Wilde,
Aguas abajo, Cap. III. Las hermanas de Boris eran tres: Maria, Cristina y Vicenta 14. [ ... ]
Los hermanos se llamaban Tomás, Gregario, Patricio y Alberto .
. . . [Boris] él tenía un color blanco rosado, Y aquí concluye el libro. Si bien no siempre impera la exactitud en cuanto a adecuar
los ojos muy negros, el cabello rubio, claro, los pensamientos del protagonista a las distintas etapas de su evolución psico-física
abundante, fino, largo y ondulado. -hecho que atenta contra el desarrollo ordenado que exige toda autobiografía-, la
Eduardo Wilde, obra conserva su unidad en la figura de Boris, quien se afirma de tal modo a través de
Aguas abajo, Cap. III. los capítulos, que incongruencias y anacronismos no entorpecen, desde ningún
punto de vista, la comprensión profunda del argumento.
Los personajes
Boris, entre ingenuo y perspicaz, ávido y sensible escrutador de las cosas del mundo,
va desmenuzando espacio y tiempo* -''Boris existe, luego nació ... "-, los penetra
con su ironía, los talla con su especial concepción de la realidad*. Así, cuando habla
de Tupiza, dice:
Tenía dos calles, una de las cuales se llamaba "la calle izquierda", por contrapunto con
la otra llamada "la calle derecha".
Estos nombres no eran en manera alguna justificados, siendo la calle izquierda la más
derecha y pudiendo las dos cambiar de nombre según la dirección del transeúnte, pues no
había números en las puertas. [ ... ]
Usted no ignora que el tiempo es continuo. Si nosotros lo dividimos en rebanadas mas o
menos grandes, lo hacemos por razones de economía política y doméstica, y a fin de poder
consignar las fechas en un cuaderno llamado "almanaque" sin el cual la vida es imposible.
Es frecuente en él el fenómeno de duplicación de la personalidad y esto lo lleva a
ver dos personas en aquelfas que atraen su interés:
Quiso mucho a una niña; ésta se hizo mujer, joven, luego adulta y por fin, vieja. Pues
13 En la época de Wilde romancesca (no- bien, él seguía queriendo a la niña y conociendo simplemente a la vieja, que era natu-
velesca) era un galicismo. En la actualidad, la ralmente la misma, pero la niña era otra, la que él amó.
palabra aparece registrada en el Diccionario
de la Real Academia Española. Todos las personajes que lo rodean tienen un nombre único e intransferible, encar·
14 La muerte de Vicentita, en cuya descrip- nado en lo intimo de cada uno:
ción hallamos no pocos rasgos de "Tini", pro-
Para colmo, vivía en aquellos tiempos una vieja blanca, flaca, llamada Aurelia Evia de
voca el escepticismo de Boris (Wilde): " ... su
fe religiosa desapareció y con ella su aplicación Panda, que habitaba una casa a cuyo patio daba sombra un enorme sauce; por tanto, doña
a los sucesos de la vida". Aurelia encarnaba la idea de vejez, de blancura ajada y de sauce grande.
336
a veces, una dimensión sobrehumana:
Cuando veía salir la luna detrás de los cerros, deseaba subirlos ·para tomarla con sus
manos a su paso por las cumbres; y si estaba ya un poco elevada, presumía .que don Lo-
renzo Sastre (el hombre más alto de la comarca), armado de una caña y parado en la cima,
podría voltearla de un cañazo.
y una excentricidad:
Otro señor joven y buen mozo que pretendía casarse primero con una herrnana de Boris,
después con la otra, sin llegar a su fin, hubo de resignarse a su suerte, esperando quizá que
doña Visitación enviudara, para pedirla en matrimonio, porque su intento, al parecer, era
entrar á toda costa en la familia.
Los personajes femeninos -Constanza, por ejemplo- descuellan sobre los mascu-
linos, pues aquéllos despiertan los instintos viriles de Boris:
La sobrina era muy bonita; Boris se fijó por de pronto en sus ojos enorrnes, en las alas
de su nariz, que se movían a compás de la respiración, y en el pelo arisco y revoltoso que
coronaba su frente. e
Boris, por aquellos tiempos, no se ocupaba de las orejas de las gentes; a no ser así habría
notado que las de Constanza (así se llamaba la muchacha) eran chicas y rosadas.
Coincidimos con Juan Pablo Echagüe en que sus criaturas literarias carecen de una
"vida compleja, independiente, integral". A veces, dejan el escenario de la acción sin
ofrecernos una idea cabal de sí. Sabemos de ellas lo que Boris quiere que sepamos.
Hay, además, un profundo predominio de sus sentimientos en la relación con su
familia: " ... el padre y los hermanos preferidos son más afectuosos, más tolerantes,
más conexos con su modo de sentir"; lo mismo sucede con sus amigos y con él resto
de la sociedad en que vive. Ese peculiar "modo de sentir" se manifiesta también en su
predilección por "los objetos chicos, bonitos, delicados, débiles", pues Boris ama lo
bello:
La razón estética no andaba sin embargo sola; era acompañada de una aspiración a
proteger al débil, a compadecer al que sufre.
No estima demasiado el "valor físico", pero, sí, el "moral".
¡Pero el recuerdo es una nueva vida para La descripción de la naturaleza, de los juegos -la "tuncuna" (rayuela), el "juego del
cada cerebro! trompo, cara o castillo" y otros- y de las costumbres -la Navidad en Tupiza, Corpus,
Eduardo Wilde, Día de Difuntos- se tiñe de esa nostálgica afectividad que traen los recuerdos:
"Ignacio Piro vano", Amaba mucho los bosques, las praderas, montañas y colinas. El administrador de una
en Tiempo perdido. hacienda llamada Palala, lo solía llevar a ella cuando iba a cazar palomas (nadie puede
imaginarse la felicidad del niño en tales excursiones). Cincuenta años después todavía veía
en su mente los árboles, los paisajes, los arroyos, las peñas, y evocaba la sensación que el
arrullo de las palomas o el grito de otras aves producía en sus oídos ...
En síntesis, subyacen en cada una de las páginas de Aguas abajo los versos que
el narrador encuentra en aquella casi olvidada carta de Boris:
Un estilo el humor
Dice Wilde que "lo exquisito de un libro está en la claridad de su forma, en la ele-
15 Neologismos y galicismos -los hombres
gancia de las palabras, en la consonancia de sus sonidos y, naturalmente, en la
del 80 son lectores de libros franceses- apa- novedad del concepto que expresa".
recen en sus obras, pero no son tan evidentes La prosa 15 humorística, espontánea, irónica y familiar de Aguas abajo así lo corro-
en Aguas abajo. bora. El autor de Tiempo perdido escribe como conversa, con fluidez y expresivo do-
337
El arte de hablar o escribir consiste en la naire. Su v1s1on realista, no pocas veces aumentada por la lupa de su mordacidad,
naturalidad ... surge en oraciones generalmente largas, cuya estructura sintáctica y cuya puntuación
Eduardo WÜde, no aspiran a perfecciones formales:
Aguas abajo, Cap. III. . .. se rebela contra la gramática que pretende ser el arte de hablar y escribir correcta-
mente (Academia Española).
La obra presenta algunas características de estilo que identifican el quehacer literario
de Wilde con el de otros escritores del 80. Por ejemplo, la continua comunicación con
el lector, a quien, a veces, se dirige de manera irreverente y en un tono coloquial; el
uso de paréntesis o apartes, en los que se asoma su yo para aclarar algo referido a la
trama, para hacer una observación o para exponer su punto de vista:
Su padre tenía minas en Choroma (buscar Choroma en el mapa). Pasaba allí toda la
semana y venía a Tupiza el domingo por la mañana, a caballo, trayendo siempre en las
alforjas, a más de muestras de minerales y otros objetos, algo para el chico: frutas, ca-
pías 16 , dulces o algún juguete (Boris era un tanto mimado en la familia).
frecuentes enumeraciones:
Los libros de Boris, como los de algunos otros niños, eran: catones 17, silabarios 18 ,
338
Pocas personas saben lo que es humor y Todos los recursos responden, sin duda, a su intencionado humorismo, que, a su
las que lo entienden a medias, lo desdeñan. vez, tiene su fuente en esta reflexión de Wilde: "El cuadro de la vida humana es
El humor es, sin embargo, una alta calidad monótono en su conjunto, pero variado en sus detalles" 23. Esos detalles, verdaderas
del espíritu. Alguien ha dicho: es necesario perífrasis de lo real, son los que iluminan y denuncian la estética literaria de este
que tras de él haya algo que le dé solidez y escritor del 80 .
brillo. Implica un espíritu sano, capaz, pene-
trado de gravedad. Hay siempre un tinte de
filosofía; hay tristeza, profundidad y pasión
en los más grandes humoristas.
Eduardo Wilde,
Aguas abajo, Cap. V.
su
Hombre del 80, Miguel Cané * se muestra en sus obras como un espíritu inquieto,
curioso y como un lector culto, que busca en la escritura -lejos de todo prurito de
perfección sintáctica- la afinidad con la charla, para ofrecer llanamente la idiosincrasia
de las cosas y de los hombres de su época.
339
El título de la obra proviene del adjetivo latino juvenilis-juvenile, que significa 'propio
de la juventud o de los jóvenes'; como Juvenilia corresponde al acusativo neutro plural
de dicho adjetivo sustantivado, podría traducirse como 'cosas de la juventud'
El libro aparece en Viena, en 1884.
. . . ¿por qué publico estos recuerdos, destinados a pasar sólo bajo los ojos de mis
amigos? En primer lugar, porque aquellos que los han leído me han impulsado a hacerlo, a
llamarlos a la vida después de dos años de sueño ... Pero, con lealtad, en el fondo hay esta
En esta disposición de ánimo, o más bien razón suprema que los hombres de letras comprenderán: los publico porque los he escrito.
de piedra, estiro la mano, tomo tu libro,
"Juvenilia", y leo diez páginas, nada más.
Y a soy otro: soy el que tiene esas impre-
Estructura
siones que tú pintas en tu libro, sin intro- Consta de una introducción y de treinta y seis capítulos en los que Cané determina
ducción como los caminos. No hay más que claramente el límite entre su niñez-adolescencia, llena de "imágenes sonrientes y
comenzar a andar y ya está uno en viaje, serenas", y su adultez, impregnada de una "suave tristeza". La nostalgia de la evo-
tirado irresistiblemente por una cuerda, por cación hace nítido su objetivo: revivir y dar unidad a esas desperdigadas experiencias
la línea o la palabra siguiente. La novedad de. los tiempos de colegio. Indudablemente, el punto de vista del narrador es el "yo-
comienza, novedad vieja como el gusto del protagonista" ("he dicho", "recuerdo", "escribo"). Nos dice que la ha escrito sin un plan
agua y siempre nueva para el sediento que previo, guiado sólo por la remembranza.
prevé el sabor y bebe sin embargo con pla-
cer. [ ... ] Tu libro será leído en los colegios
El "umbral de una
con cariño y con deleite y, fuera de ellos,
con aquella dulce melancolía de los recuer- Juvenilia no es una novela, pues no encontramos en ella continuidad argumental, ni
dos. Así lo he leído yo, alternando mis im- una auténtica autobiografía, pues no siempre prevalece el "yo", sino también el "no-
presiones entre la risa, la tristeza, la suave sotros", la vida estudiantil. El narrador la llama "recuerdos 32 infantiles", "memoria de
emoción y la franca alegría. mi infancia" 33, "charla", "cuadros" del pasado.
Eduardo Wilde, ... aquí debo recordar una de esas curiosidades de colegio, que todos mis compañeros
Carta a Miguel Cané sobre Juvenilia, de entonces deben tener presente 34.
20 de mayo de 1884.
El tema
El tema de la obra es la evocación de los años de estudiante del narrador, internado
en el Colegio Nacional de Buenos Aires tres rneses después de la muerte de su padre:
El Colegio Nacional acababa de fundarse sobre el antiguo seminario, con una nueva
organización de estudios ...
El argumento
Su ingreso en "los oscuros y helados claustros del antiguo convento" 35 no es feliz:
Silencioso y triste, me ocultaba en los rincones para llorar a solas, recordando el hogar,
el cariño de mi madre, mi independencia, la buena comida y el dulce sueño de la mañana.
El régimen disciplinario del establecimiento le resulta arduo, demasiado severo e in-
transigente:
32 Es la palabra que se repite a través de Durante los cinco años que pasé en esa prisión, aun después de haber hecho allí mi nido
toda la obra. y haberme connaturalizado con la monotonía de aquella vida, sólo dos puntos negros per-
33 El ambiente y los personajes -escritores, sistieron para mí: el despertar y la comida.
políticos, hombres de ciencia- son históricos.
Cané nos muestra la vida estudiantil en Bue- Entonces trata de sofocar su desolación, su fastidio, con lecturas que lo sumergen en
nos Aires durante la segunda mitad del siglo un "mundo de aventuras, amores, estocadas, amistades sagradas, brillo y juventud".
XIX. Así lee Los tres mosqueteros y Luis XIV y su siglo, de Alejandro Dumas, "multitud de
34 Cané debió escribir "deben de tener pre- novelas españolas" y tantas otras obras que enriquecen su imaginación. Pero también
sentes". llega la hora de las travesuras, de las "escapadas nocturnas", de las "cenas furtivas".
35 El solar donde se levanta el Colegio Na- Junto al arrollador ímpetu de la edad, la serena costumbre de velar noche a noche al
cional perteneció a los jesuitas desde 1661 primer rector del Colegio, el canónigo Eusebio Agüero, "hombre de alma buena, pura y
hasta su expulsión en 1767. La Asamblea de
cariñosa", quien, tendido "sobre un inmenso sillón", escucha atentamente la lectura de
1813 lo convierte en Colegio Seminario y, en
1854, el gobernador Pastor Obligado funda un "la vida de un santo" hasta adormecerse.
Seminario y Colegio de estudios generales, con Más tarde, la llegada de un nuevo rector pone fin a la caótica organización interna
el nombre de Colegio Eclesiástico. del establecimiento y al deplorable estado de sus estudios. Se llama Amedée Jacques 36
340
y es -a sus ojos- "el hombre más sabio que hasta el día haya pisado tierra argen-
tina". Todas las páginas que le dedica en Juvenilia reflejan esa veneración y ese
Adorábamos a J acques, a pesar de su ca- respeto profundos que sólo despiertan los grandes hombres dotados de inteligencia y
rácter; jamás faltamos a sus clases, y nuestro pureza espiritual: "Su influencia se hizo sentir inmediatamente entre nosotros".
orgullo mayor, que ha persistido hasta hoy,
es llamarnos sus discípulos. M. Jacques era áspero, duro de carácter, de una irascibilidad nerviosa, que se traducía
en acción con la rapidez del rayo, que no daba tiempo a la razón para ejercer su in-
Miguel Cané, Juvenilia, Cap. XIII. fluencia moderadora .
. . . después de muchas instancias, consi- Jacques, "irritado como Neptuno contra las olas", sofoca la "revolución" que orga-
guió la promesa de admitirme externo, si en nizan contra la "tiranía" del vicerrector José M. Torres y expulsa al narrador, su cabeci-
mis exámenes salía regular. La suerte y mi lla, con inquebrantable firmeza. Pero, a pesar de su mal genio, siempre lo tienen a su
esfuerzo me favorecieron; y habiendo obte- lado; si falta algún profesor, él da la clase -química, física, matemática, retórica, his-
nido ese año, que era el primero, el premio toria, literatura, latín- "sin vacilación, con un método admirable", y atrapa la incons-
de honor, volví a ingresar en los claustros tante atención de los jóvenes, quienes hasta renuncian al codiciado recreo para seguir
del internado. escuchándolo. Por eso, cuando muere, ellos también quieren acompañarlo y, desoyen-
Miguel Cané, Juvenilia, Cap. X. do la estricta prohibición de que abandonen el colegio, corren hacia la casa del querido
maestro -"muchos ,sin sombrero"- para darle el último y efusivo testimonio de su
gratitud.
Entre el júbilo y el dolor pasan los días hasta que llegan los exámenes y los fracasos:
Estudiábamos seriamente en el Colegio, sobre todo los tres meses que precedían los
exámenes, en los que el gimnasio y los claustros perdían su aspecto bullicioso para no dejar
ver sino pálidas caras hundidas en el libro ...
La enemistad entre provincianos y porteños genera expulsiones e insoportables en-
cierros en "una pieza baja, de bóveda", de sólo cuatro metros cuadrados: "¡Oh!, las
horas mortales pasadas allí dentro ... "
La pluma de Cané corre "inconscientemente" rápida para rescatar del olvido los
bailes que les organiza el jesuita Francisco Majesté "en el dormitorio"; la imagen de la
enfermería, "morada deliciosa", regida por un enfermero italiano -"Acabo de dejar la
pluma para meditar y traer su nombre a la memoria sin conseguirlo"-, de cuerpo
"enjuto, vientre enorme y débiles piernas", cuyo cabello semeja "la confusa y entre-
mezclada vegetación de los bosques primitivos del Paraguay"; la clase de literatura que
origina la fundación de diarios manuscritos y no pocas reyertas.
Acabadas las clases, gozan de las vacaciones, de la vida de campo, en la Chaca-
rita 37 de los Colegiales:
Pocos puntos hay más agradables en los alrededores de Buenos Aires. Situado sobre una
altura, a igual distancia de Flores, Belgrano y la capital , el viejo edificio de la Chacarita,
monacal en su aspecto, pero grande, cómodo, lleno de aire, domina un paisaje delicioso,
al que las caprichosas ondulaciones del terreno dan un carácter no común en las campi-
ñas próximas a la ciudad.
Libres de la rígida disciplina de los claustros, se sienten impulsados a cometer nue-
vas travesuras, como la del infructuoso robo de las sandías en la chacra de los vascos
o la del baile, un sábado por la noche, después de dejar "cada uno en la cama res-
pectiva [ ... ] un muñeco con una peluca de crin", para que no se descubriera su
ausencia.
Finalmente, el narrador recuerda los últimos tiempos pasados en el Colegio, "cuando
ya la adolescencia comenzaba a cantar en el alma". Un mundo nuevo, desconocido,
los atrae. Confiesan su escepticismo; aman la música como evocadora de sentimientos
o de hechos; sienten también la necesidad de cariño y sueñan con el amor.
36 Amedée Jacques: filósofo francés (1813-
Un día deja el Colegio y, en él, su infancia entera: " ... y, abriendo valerosamente las
1865), autor de un Diccionario de ciencias filo-
sóficas y profesor en Douai, Amiens y Versa-
alas, me dejaba caer del nido, en medio de las tormentas de la vida". Pero, años más
lles. Radicado en América del Sur, regentó cá- tarde, vuelve a frecuentarlo como profesor.
tedras en el Uruguay y en la Argentina. Se halla entre dos mundos y la evocación del ayer despierta, entonces, la profunda
37 Sustantivo diminutivo de chácara, cha- reflexión del adulto de hoy:
cra (del quechua chac-ra, 'huerta', 'sementera'),
finca rural destinada a la labranza. Es un ar- Bendigo mis años de Colegio; y ya que he trazado estos recuerdos, que la última palabra
gentinismo, hoy anticuado en tal sentido, pues sea de gratitud para mis maestros, y de cariño para los compañeros que el azar de la vida ha
lo corriente es decir "chacrita". dispersado a todos los rumbos.
341
Creo que me falta una fuerza esencial en
el arte literario, la impersonalidad ...
En la "Introducción" de .¡uvenilia, Cané manifiesta ya su deseo de escribir con sen-
Miguel Cané, Juvenilia, cillez: "Es que la sencillez es la vida y la verdad, y nada hay más difícil que penetrar
"Introducción".
en. ese santuario". Y así lo hace, con las palabras que le dicta el recuerdo, pero con
una valiosa voluntad de estilo que lo conduce a corregir sus imperfecciones y a impo-
... procuraba alcanzar el estilo que me ha-
nerse límites en cuanto a la extensión del argumento:
bía propuesto ...
Mucho he suprimido, poco he agregado. Ciertas páginas íntimas han desaparecido, por-
Miguel Cané, Juvenilia,
que, para ser comprendidas, era necesaria la luz intensa del cariño que da cuerpo Y vida
"Introducción".
a la forma vaga del recuerdo. '
Logra esa tan buscada sencillez mediante una espontánea prosa coloquial -con-
versa natural y amablemente con sus lectores-, con la que comunica lo que ve, vive y
piensa en sus años juveniles, y en la que no faltan el humor ni la ironía, aunque él no
es un ironista:
Me preguntaréis quizá qué beneficio positivo reportaba, puesto que, de todas maneras,
tenía que despertarme. Respondo con lástima que el que tal pregunta hiciera, ignoraria estos
dos supremos placeres de todos los tiempos y todas las edades: el amodorramiento matinal
y la contravención.
A m1 JUICIO el estado de ánimo, por lo A pesar de ello, las citas eruditas 38 que aparecen en el transcurso de la obra y el
menos de la generación a la que pertenezco, empleo de galicismos 39 revelan su formación cultural y la gran influencia que ejerce
respecto a esa cuestión, provenía principal- Francia en su época. Transcribe textualmente palabras francesas ("préposé": comi-
mente de la educación intelectual, recibida sionado, encargado) y usa, en español, voces y giros tomados de aquella lengua
casi exclusivamente en libros franceses y en ("romances": novelas; "la Francia": Francia; "entraban a la vida": nacían) 40. También
el gusto persistentf! y legítimo por la litera- surgen algunos argentinismos ("tachómelro": reloj; "latas": sables).
tura de ese país, que por su criterio, su no- Las oraciones son, en general, largas -a pesar de ello, su prosa es ágil, suelta 41-,
vedad y la potencia de sus escritores, estaba excepto al final de algunos capítulos, donde suelen aparecer otras breves y, a veces,
entonces muy arriba de la contemporánea es- exclamativas: "¡Era la mía!" (cap. 1) o "¡Pero era Jacques!" (cap. IX). Como el narrador
pañola. Empleado el tiempo de la lectura, escribe "a medida que los recuerdos vienen", no faltan las digresiones -comunes en
bien corto en nuestra agitada vida política, las obras del 80-, con las que corrobora o aclara lo que dice, o las anécdotas opor-
en leer novelas, versos, libros de historia en tunas.
francés, alejados con horror de las publica- Advertimos, además, que acumula adjetivos para dar mayor intensidad a la emoción
ciones hebdomadarias 42 de la prensa espa- de lo evocado, y que usa con precisión los tiempos verbales: el presente (modo indi-
ñola, raro era aquel de entre nosotros que cativo) para separar su hoy de su ayer; el pretérito imperfecto (modo indicativo), para
conociera pasablemente el siglo de oro de la darle continuidad al pasado, para vivificarlo; y el pretérito perfecto simple (modo indi-
literatura española ... cativo), para contar hechos ya sucedidos, terminados en forma absoluta, y presentarlos
Miguel Cané, Prosa ligera. con ritmo rápido.
Entre los recursos estilísticos, prefiere metáforas, comparaciones -"comparaciones
bufonas", dice Martín García Mérou- e hipérboles, pues le permiten realizar con mayor
justeza sus retratos caricaturescos o dar la imagen más acertada de un hecho:
La cara de Larrea: era una obra maestra. En primer lugar, aquel rostro sólo se conservaba
a costa de incesante lucha contra la cabellera, tupida y alborotada, pero eminentemente
invasora. [ ... ) La nariz de Larrea presentaba esa forma arquitectónica que la envidia hu-
mana ha clasificado de ñata; más abajo, de Este a Oeste, abarcando los límites visibles,
se desenvolvía la boca de Larrea, siempre entreabierta, sin duda para dar ventilación a sus
dientes como teclas de piano viejo, en color y dimensión.
Por las páginas de Juvenilia corre, pues, a raudales la verdad de la vida que fue y
que, en cada nueva lectura, vuelve a ser con la luminosa transparencia de esos años
en que todo despertar es promesa de victoria .
342
1
Aguas abajo
Capítulo lli (K)
ARTES: DIBUJO, PINTURA, ARQUITECTURA, ESCULTURA
Boris tenía desde pequeño el sentimiento artístico muy marcado, feligreses de barro que hacía, como también las figuras y juguetes
pero no el poder de ejecutar obras de arte, ni disponía de los ma- destinados a la venta o a la donación para los nacimientos.
teriales requeridos para ello, En materia de arquitectura y de escultura, quedan mencionados
Era un crítico espontáneo, pero incapaz de producir nada seme- sus trabajos y perdido su renombre en las obscuridades de la vida de
jante a lo que criticaba; .esto ocurre a muchos. provincia. Él abandonó estas artes y creo que con ello nada ha per-
Amaba el dibujo, pero era completamente inepto para dibujar, si dido la humanidad.
bien podía hacer algunas veces de un rasgo un círculo perfectamen- Cuando después de su larga vida pública, y de sus diversos estu-
te cerrado; el círculo, se comprende, no era matemático, pero difí- dios, se propuso viajar y viajó durante ocho años (ya he prevenido
cilmente podían marcarse de pronto sus defectos. que en esta obra habría en cada capítulo numerosos anacronismos) 8
Empeñábase, sin embargo, en dibujar, y copiaba, a fuerza de se preocupó de las artes; visitó, lápiz en mano, todos los museos
compás, las láminas que le gustaban entre las que caían bajo su dignos de nota en el mundo y las célebres galerías, anotando su
mano. Así copió exactamente del llustrated London News l el gra- juicio y sus impresiones respecto a cuadros y esculturas con abso-
bado que representa la conocidísima estatua del joven pastor sacán- luta imparcialidad; examinó las obras de los críticos más celebrados
dose una espina del pie, que figura en todos los museos del mundo z. en arte, y encontró -triste es decirlo- que entre ellos reinaba
Más tarde, siguiendo el mismo empeño, hizo varias copias que fueron también la rutina en virtud de la cual los unos se copiaban a 9 los
más o menos apreciadas por su profesor en el colegio del Uru- otros con la mayor desvergüenza, ponderando lO la excelencia de
guay 3; pero siempre sus dibujos estaban marcados por la falta de cuanto veían, sin señalar jamás defectos. Boris, después de esta
gusto: las líneas eran duras, secas, demasiado precisas; en fin, había comprobación, perdió el aprecio que tenía por los críticos llamados
entre ellas y las de otro cualquiera que tuviera vocación por el autoridades y apuntó cuanto su conocimiento de la anatomía y su
dibujo, el instinto -diré- de este arte, la misma diferencia que exactísima aptitud para ver las formas y distinguir la más tenue di-
existe entre una factura y una poesía. ferencia de color le demostraban; así comprobó, por ejemplo, que
En cuanto a dibujo lineal, no iba tan mal; ahí venían bien las rigi- ninguna de las ochenta mil vírgenes de Rafael tiene cejas y que la
deces de sus líneas y la precisión de las curvas, pero aun en eso Venus de Milo, hermosa de cuerpo y de facciones, aun suponién-
tampoco fue famoso. dola viva, apartaría la tentación de atribuirle sentimientos femeninos;
Cualquiera comprende que sin maestros, sin vocación, sin lienzos, sería una figura plástica, correcta, pero se notaría en ella la falta de
ni pinturas, ni pinceles, y viviendo además en una aldea, es difícil aquella expresión de graciosa ternura, que implica la existencia de
llegar a competir con Apeles 4, Rafael s, Murillo 6 y los grandes esa llama latente interna que anima el rostro de la mujer preparada
maestros de todas las escuelas. para las íntimas fruiciones de la vida. Mil otras observaciones hizo
Así Borís no fue nunca pintor, aun cuando pintaba con polvo de de este género ll.
ladrillo, con albayalde 7 o con mezclas de tierras de diferentes colo-
res, no sólo su iglesia ya mencionada, sino los curas, sacristán y Eduardo Wilde
Juvenilia
Capítulo XXV
Buena, sana, alegre, vibrante, aquella vida de campo. Nos levan- abierto a todos rumbos, nos hacían recordar con horror las negras
tábamos al alba; la mañana inundada de sol, el aire lleno de ema- madrugadas del Colegio, el frío mortal de los claustros sombríos, el
naciones balsámicas, los árboles, frescos y contentos l; el espacio invencible fastidio de la clase de estudio. En la Chacarita estudiá-
Noticias Ilustradas de Londres. ciones", "Virgen con el Niño", "Niños comiendo melón" y "Santa Isabel
2 Se réfiere a "El espinario" (escultura). curando a los leprosos".
3 Dato autobiográfico. 7 albayalde: carbonato básico de plomo; es sólido, de color blanco y
4 Apeles: pintor griego, el más célebre de la antigüedad, que vivió en se emplea en pintura.
el siglo IV A. de J.C. lamentablemente, no ha quedado nada de su B anacronismos: errores que consisten en suponer acaecido un he-
obra. cho antes o después del tiempo en que sucedió.
5 Rafael: se refiere a Rafael Sanzio, pintor italiano (1483-1520). En- 9 Wilde debió escribir "de los otros".
tre sus obras más importantes se destacan "los desposorios de la 10 ponderando: gerundio galicado; debió escribir "y ponderaban".
Vírgen" y "la Escuela de Atenas". 11 Wilde sentía verdadera pasión por la pintura.
6 Murillo: se refiere a Bartolomé Esteban Murillo, pintor español
(1617-1682). Entre sus obras más importantes figuran las "Concep- 1 Personificación.
343
bamos poco, como era natural; podíamos leer novelas libremente, Eran las tres de la tarde, y el sor de enero partía la tierra sedienta
dormir la siesta, salir en busca de camuatís_ 2; y, sobre todo, orga- e inflamada, cuando saltando subrepticiamente por una ventana del
nizar con una estrategia científica, las expediciones contra los "vas- dormitorio donde más tarde debía alojarse el 1° de caballería de
cos". línea, nos pusimos tres compañeros en marcha silenciosa hacia la
Los "vascos" eran nuestros vecinos hacia el norte 3, precisamente región feliz de las frescas sandías. Llegados al foso, lo costeamos
en la dirección en que los dominios colegiales eran más limitados. hasta encontrar el vado conocido, allí donde habíamos tendido una
Separaba las jurisdicciones respectivas un ancho foso, siempre lleno angosta tabla, puente de campaña 14 no descubierto aún por el ene-
de agua, y de bordes cubiertos de una espesa planta, baja y bravía. migo. Lanzamos una mirada investigadora: ¡ni un vasco en el hori-
Pasada la zanja, se extendía un alfalfar de media cuadra de ancho, zonte! Nos dividimos, y mientras uno se dirigía a la izquierda,
pintorescamente manchado por dos o tres pequeñas parvas de pasto donde florecía el cantaloup 15, dos nos inclinamos a la derecha,
seco. Más allá, el jardín de las Hespérides 4, los Campos Elíseos s, ocultando el furtivo paso por entre el alfalfar en flor. Llegamos, Y
el Edén 6, la tierra prometida 7 • Allí en pasmosa abundancia, cre- rápidos buscamos dos enormes sandías que en la pasada .visita ha-
cían las sandías, robustas, enormes, cuyo solo aspecto apartaba la bíamos resuelto dejar madurar algunos días aún. La mía era inmen-
idea de la caladura 8 previsora; la sandía ajena, vedada, de carne sa, pero su mismo peso me auguraba indecibles delicias.
roja como el lacre, el cucurbita citrullus 9 famoso, cuya reputación Cargué con ella, y cuando bajé los ojos para buscar otra pequeña
ha persistido en el tiempo y el espacio; allí doraba el sol esos melo- con que saciar la sed sobre el terreno . . . Un grito, uno solo,
nes de origen exótico 10, redondos, incitantes en sÚ forma ingénita lt intenso, terrible, como el de Telémaco 16, que petrificó el ejército
de tajadas, los melones exquisitos, de suave pasta perfumada y de de Adrasto 17 , rasgó mis oídos. Tendí la mirada al campo de bata-
exterior caprichoso, grabado como un papiro egipcio. No tenían lla; ya la izquierda, representada por el compañero de los melones,
rivales en la comarca, y es de esperar que nuestra autoridad sea batía presurosa retirada. De pronto, detrás de una parva, un vasco
reconocida en esa materia. Las excursiones a otras chacras nos horrible, inflamado, sale 18 en mi dirección, mientras otro pone la
habían siempre producido desengaños; la nostalgia de la fruta de los proa sobre mi compañero, armados ambos del pastoril instrumento,
"vascos" nos perseguía a todo momento, y jamás vibró en oído cuyo solo aspecto comunica la ingrata impresión de encontrarse en
humano, en sentido menos figurado, el famoso verso de Garcilaso los aires, sentado incómodamente sobre dos puntas aceradas que
de la Vega 12. penetran ...
Pero debo confesar que los "vascos" no eran lo que en el len- ¡Cómo corría, abrazado tenazmente a mi sandía! ¡Qué indiferencia
guaje del mundo se llama personajes de trato agradable. Robustos suprema por la gorra ingrata que me abandonó en el momento te-
los tres, ágiles, vigorosos y de una musculatura capaz de ablandar el rrible, quedando como trofeo sobre campo enemigo! Y, sóbre todo,
coraje más probado, eternamente armados con sus horquillas de lu- ¡cuán veloz me parecía aquel vasco, cuyo respirar de fuelle de he-
cientes puntas, levantando una tonelada de pasto en cada movimien- rrería creía sentir rozarme los cabellos! Volábamos sobre la alfalfa:
to de sus brazos ciclópeos, aquellos hombres, como todos los mor- ¡qué larga es media cuadra!
tales, tenían una debilidad suprema: ¡amaban sus sandías, adoraban Un momento cruzó mi espíritu la idea de abandonar mi presa a
sus melones! Dos veces ya los hados propicios nos habían permitido aquella fiera para aplacarla. Los recuerdos clásicos me autorizaban;
hacer con éxito una razzia 13 en el cercado ajeno, cuando un día ... pensé en Medea 19, en Atalanta 20, pensé en los jefes de caballería
2 camuatís: camoatíes; especie de avispa; panal que fabrica este in- ocho sonetos, varias composiciones breves de estilo tradicional y tres
secto. Odas en latín. Cané se refiere a un fragmento de la Égloga 111 (vs. 305-
3 La propiedad de los vascos debía de estar ubicada entre las aveni- 306): "Fiérida, para mí dulce y sabrosa 1 más que la fruta del cercado
das Elcano y Triunvirato. ajeno ... "
4 Hespérides: en la mitología griega eran tres hermanas, Egle, Eritia 13 una razzia: italianismo; invasión con propósito de saqueo.
y Aretusa, cuya única función consistía en estar al cuidado del jardín de 14 Los hechos se describen desde el punto de vista militar.
las Hespérides, en cuyos árboles crecían frutos de oro. Este jardín 15 cantaloup: denominación francesa de una variedad de melón.
estaba custodiado por un dragón. Heracles, en uno de sus trabajos, lo 16 Telémaco: hijo de Ulises y de Penélope. Salió en busca de su
mató y se apoderó de los frutos de oro. padre, acompañado de Mentor, cuando vio que aquél no regresaba
5 Campos Elíseos: en la mitología grecorromana, lugar de descanso junto a los jefes griegos de la Guerra de Troya.
en que moraban los hombres justos. 17 Adraste: rey legendario de Argos, que acogió a Polinices en su
6 Edén: paraíso terrenal; es el lugar en que, según el Génesis, Dios corte y le dio por esposa a su hija. Organizó la expedición de los Siete
puso a Adán y a Eva después de creados. contra Tebas, para establecer a Polinices en el trono de Tebas. Me-
7 la tierra prometida: Tierra Santa; marco geográfico en que vivió diante un grito, Telémaco logró detener y derrotar a Adrasto. _
Jesucristo. Corresponde a la antigua Tierra de Canaán o Palestina. 18 Obsérvese el uso del tiempo presente del modo indicativo para ac-
Tierra prometida o de Promisión, por haberla prometido Dios a los Pa- tualizar los hechos y dar más veracidad a la acción. Es un presente
triarcas. histórico.
8 caladura: pedazo cortado de una fruta para probarla. 19 Medea: hija de Eetes, rey de Cólquida. Célebre hechicera, ador-
9 cucurbita citrullus: nombre latino de la sandía. meció al dragón que custodiaba el vellocino de oro. Se casó con Jasón,
10 de origen exótico: la sandía procede de Sind; provincia de Pa- pero, al ser abandonada por éste, degolló a sus hijos.
kistán; el melón, de Asia meridional y de África tropical. 20 Atalanta: heroína legendaria, que había prometido conceder su
11 ingénita: no engendrada; connatural, como nacida con uno. mano al hombre que la venciese en la carrera. Hipómenes, por consejo
12 Garcilaso de la Vega: escritor español (1501-1536). Su obra cons- de Afrodita, arrójó unas manzanas de oro a los pies de Atalanta, la cual,
ta de tres Églogas, dos Eleg/as, una Epístola, cinco Canciones, treinta y al recogerlas, perdió la carrera.
344
que regaban el camino de la ''retirada'' con las prendas de su ape- bre terrible meditó, y plantándose del otro lado de la zanja, apoyado
ro 21; pensé. . . ¡Nol ¡Era una ignominia! Llegar al dormitorio y en su tridente 25, empezó a injuriarme de una manera que revelaba
decir: "¡Me ha corrido el vasco, y me ha quitado la sandía!" su educación sumamente descuidada. Escapa a mi memoria 26 si mi
¡Jamás! Era mi escudo lacedemonio: ¡vuelve con él o sobre él 22! actitud en aquellas circunstancias fue digna; sólo recuerdo que en el
Instintivamente había tomado la dirección del vado; pero el vasco momento en que tomaba un cascote, sin duda para darle un destino
de mi compañero, por medio de una diagonal, había llegado antes contrario a los intereses positivos de mi vasco, vi a mis dos compa-
que yo, y debo declarar que, a pesar de la persecución personal del ñeros correr en dirección a "las casas", y al vasco de los melones
mío, los tres vascos me eran igualmente antipáticos. ¡Marché de despuntar por el vado y dirigirse a mí. De nuevo en marcha preci-
cara al sol! Como el Byron de Núñez de Arce ~3. Mi agilidad pro- pitada, pero seguro ya del triunfo ...
verbial, aumentada por las fatigas diarias del rescate, había brillado Eran las tres y media de la tarde 27; y el sol de enero partía la
en aquella ocasión; así, cincuenta pasos antes de llegar al foso, mi tierra sedienta e inflamada, cuando con la cara incandescente, los
partido estaba tomado. Puse el corazón en Dios, redoblé la ligereza ojos saltados, sin gorra, las manos ensangrentadas por los zarzales
y salté . . . Una desagradable impresión de espinas me reveló que hostiles, saltamos por la ventana del dormitorio. Me tendí en la
había saltado el obstáculo; pero ¡oh dolor!, en el trayecto se me cama y, mientras el cuerpo reposaba con delicia, reflexioné profun-
había caído la sandía, que yacía entre las aguas cenagosas del foso. damente en la velocidad inicial que se adquiere cuando se tiene un
Me detuve y observé a mi vasco: ¿daria el salto? Lo deseaba en la vasco irritado a retaguardia, armado de una horquilla.
seguridad que 24 iría a hacer compañía a la sandía. Pero aquel hom- Miguel Cané
las juvenilias]
Evocar desde la plenitud imágenes de la lejana adolescencia es ger 2. Tal es, también, el caso de Cané, cuyas peripecias juveniles
siempre una vía confortadora, un reencuentro dichoso con la moce- sentimos latir tan próximas a nosotros.
dad. Acaso porque Miguel Cané supo iluminar nostálgicamente lo Intérprete del alma plural de una generación, Cané convoca ami-
eterno juvenil en tomo a situaciones precisas de una época, desde gos distantes en el espacio y en el tiempo. Desde que el volumen
1884 hasta hoy Juvenilia significa para nosotros mucho más que un llegó a Buenos Aires, remitido por la imprenta vienesa de Carlos
título. Es la pena furtiva, la travesura · desopilante, el insaciable Gerold, lo han saboreado argentinos de distintas promociones, sin
apetito estudiantil, la renovada picardía para burlar estricteces de ho- que se marchite el encanto de sus páginas. ¿Qué importan los gali-
rario y de disciplina; es el primer amor y el primer fanatismo ... cismos -signo de la época-, el plan deshilvanado o ausente, la
Juvenilia expresa, en fin, lo simpático y lo reprensible, lo jocundo y sintaxis descuidada, en esta clase de memorias? Juvenilia sonríe con
lo amargo de la vida en los claustros del 70 y también, bajo muchos indiferencia frente a hoscos reparos gramaticales. El zumo de esta
aspectos, episodios siempre distintos pero idénticos en su fresca ins- fruta literaria apenas en sazón, con cierto excitante agrio de inma-
piración. Sí: cosas de la juventud, anécdotas doradas por la lejanía y durez, no es licor de tamices y retortas, sino jugo de quinta casera,
añoranzas de una edad tan irrecuperable como hermosa. todavía con temblor de rama estremecida.
Cané escribió esos vivos croquis -que en sus cartas llamaba En Juvenilia cristalizan sentimientos y preocupaciones que estaban
"recuerdos de colegio"- durante "largas horas de tristeza y sole- en la atmósfera espiritual del 80. No fue éste de Cané el único relato
dad". Con la paradójica alegría de revivir sus años de estudiante de experiencias colegiales en nuestra literatura, ni el único libro ar-
compensaba muy dolorosas experiencias personales. Acaso esa ínti- gentino con el título de Juvenilia. Fue, sí, el que logró traducir con
ma vena da unidad a la obra y la aproxima sentimentalmente a los más felicidad motivos presentes en casi todos los escritores de su
lectores de todas las épo¡;as. La mesurada elegancia de su estilo, aún época. Su éxito resultó de una síntesis: Cané consiguió la Juvenilia
cuando presente escenas jubilosas, oculta un temblor melancólico. de las juvenilias.
"Felices los escritores a quienes se quiere, más todavía que aquellos Antonio Pagés Larraya
a quienes se admira'', apuntaba Paul Ginisty 1 a propósito de Mur- Argentino (Contemporáneo)
21 apero: conjunto de instrumentos de cualquier oficio. narración del episodio, leemos: "Eran las tres de la tarde .. " Adviértase
22 El escritor griego Plutarco (46-119) escribe "Aut hunc aut super que el final contiene, aproximadamente, las mismas palabras con que lo
hoc" ("O con éste o sobre éste"). Esto decían las madres espartanas a inicia: " ... y el sol de enero partía la tierra sedienta e inflamada,
los hijos que marchaban a la guerra, para indicarles que debían volver cuando ... "
victoriosos con el escudo (los que huyen lo tiran), o muertos, llevados
por los compañeros sobre él.
23 Gaspar Niiñez de Arce: escritor español (1834-1903) de tenden-
cia posromántica. Compuso el poema "Última lamentación de Lord 1 Paul Ginisty: literato francés, director del teatro Odeón de París
Byron", en uno de cuyos versos leemos: "Partí de cara al sol" (1855-1932). Se le deben novelas, estudios de costumbres y numero-
24 La construcción correcta es "en la seguridad de que". sas obras escénicas de carácter humorístico.
25 tridente: cetro en forma de harpón que tienen en la mano las figu- 2 Enrique Murger: literato francés (1822-1861). Se dio a conocer en
ras de Saturno; aquí se refiere a la horquilla que lleva el vasco. 1848 con sus Escenas de la vida bohemia, obra muy celebrada, que se
26 Galicismo. tradujo a diversas lenguas y sirvió de base a Puccini para componer
27 Los hechos ocurrieron en media hora, pues cuando comienza la una ópera.
345
Los novelistas del 80, con pluma realista o naturalista, retratan en sus obras a una
sociedad heterogénea que pugna por encontrar su identidad, a pesar de tener los ojos
puestos en Europa, símbolo del progreso. Lucio V. López muestra la transformación de
la gran aldea en gran ciudad; Eugenio Cambacéres se refiere a la soledad espiritual
en que viven los hombres de una generación sin rumbo; Julián Martel documenta el
desastre económico que destruye tantas ilusiones de riqueza.
un
Como todos los escritores del 80, Lucio Vicente López trata de mostrarnos, a través
de su obra, la realidad social y política de su época. El humor, la ironía y la inten-
cionada afición al retrato grotesco revelan una constante actitud crítica.
Una vida
Lucio Vicente López nace en Montevideo, durante el exilio de sus padres, el 13 de
diciembre de 1848, pero se lo considera argentino por ley. Es hijo del historiador
Vicente Fidel López y de doña Carmen Lozano, y nieto de Vicente López y Planes,
autor de nuestro Himno.
En 1872 obtiene en Buenos Aires el título de abogado y, como otros hombres de su
generación, es también político, crítico, periodista, literato, profesor 1 y viajero.
Inicia su carrera pública en el partido autonomista de Adolfo Alsina. Colabora con
Sarmiento en El Nacional. Más tarde, escribe en La Revista de Buenos Aires y en la
Cubierta de la primera edición, con
Revista del Río de la Plata.
autógrafo del autor.
Entre 1880 y 1881 viaja a Europa y deja constancia de sus observaciones en Re-
cuerdos de viaje (1881) 2. En 1884 funda el diario Sud-América 3, con Pellegrini, Delfín
Gallo, Groussac y Lagos García. Allí aparece La gran aldea en forma de folletín, .a partir
del 20 de mayo de dicho año.
Su maestro en literatura es Juan María Gutiérrez, de quien es secretario en la
Universidad.
De 1891 data su Curso de Derecho Constitucional. En noviembre de i 894 publica,
en La Nación, "El salto de Ascochinga", relato de carácter histórico.
El 29 de diciembre muere, después de ser herido en duelo por el coronel Carlos D.
Sarmiento.
1 Escribe Lecciones de Historia Argentina
(1878), Curso de Derecho Constitucional (1891) El mundo de "la gran aldea"
y Derecho Administrativo Argentino (póstumo,
1902). Lucio Vicente López expresa, a través del contenido de La gran aldea, un momento
2 Este libro tiene su origen en la correspon- histórico en la vida porteña.
dencia que López envía a El Nacional, dirigido Un realismo humano y comprensivo recorre las páginas de la novela 4, junto a una no
por Sarmiento, durante su permanencia en el velada intención de crítica social .
Viejo Mundo.
El título de la obra, que se refiere a la Buenos Aires de 1880, tiene un matiz des-
3 El mencionado diario sostiene las reformas
liberales de Roca, prepara la candidatura de pectivo, ya que censura las pretensiones de gran ciudad que manifiesta aquélla.
Juárez Celman y otorga a Carlos Pellegrini la El subtítulo, Costumbres bonaerenses s, que aparece en la edición príncipe (Biedma,
vicepresidencia. 1884), revela la existencia de una serie de cuadros, cuya unidad reside en el ambiente
4 Ese realismo tiene un antecedente en El porteño que describe. ·
Matadero, de Esteban Echeverría. Recuerdos de viaje (1881) contiene un cuento, "Don Polidoro (Retrato de muchos)",
5 Influencia de la obra Sato, del escritor fran- verdadero documento social que señala el comienzo del camino que lo conducirá a La
cés Alfonso Daudet (1840-1897), cuyo subtítulo gran aldea. Allí narra las aventuras y desventuras de la familia de un estanciero igno-
es "(Moeurs parisiennes)", es decir, "(Costum-
rante en París.
bres parisienses)".
6 Autor dramático francés (1834-1899). Su La elección del epígrafe de Edouard Pailleron 6, que aparece en la obra, descubre al
estilo se distingue por un gran conocimiento de perspicaz observador de tipos y de costumbres que hay en· López: "Qu'on ait trouvé
la técnica teatral. des personnalités dans cette comédie, je n'en suis surpris: on trouve toujours des per-
346
1
sonnalités dqns les comédies de caractere comme on se découvre toujours des mala-
dies dans les livres de médecine. La vérité est que je n'ai pas plus visé un individu
qu'un salan; j'ai pris dans les salons et chez individus les traits dont j'ai fait mes types
mais ou voulait-on que je les prise?" 7
El tema de la obra
El tema de La gran aldea es la pervivencia de la Buenos Aires de 1862 en la de
1883, a través de las dos bodas de don Ramón Rolaz.
El paralelo temporal (Buenos Aires de 1862-Buenos Aires de 1883) condiciona el
contenido de la novela, pues en el tratamiento de los personajes e, incluso, en sus
acciones, en las ideas que defienden y en los lugares en que se mueven, se advierte la
oposición entre "la gran aldea" y la capital pujante con pretensiones europeas a
La gran aldea comienza cuando don Ramón Rolaz le anuncia a su sobrino Julio que
se casará nuevamente, después de dos años de viudez. Entonces, se produce un re-
troceso en el tiempo y ;Julio, el narrador, comienza a recordar su niñez solitaria y triste,
la temprana muerte de su padre, el entierro y su nueva vida en la espléndida casa de
sus tíos, donde reina, con indiscutible autoridad, su tía, Medea Berrotarán, y donde su
tío Ramón, siempre dominado por su feroz mujer, se limita a cumplir órdenes en actitud
sumisa.
Sus días transcurren en un clima de indiferencia y de fanatismo político -Medea
manifiesta su preferencia por don Buenaventura 9_, que se exacerba en las reuniones
organizadas por su tía con todos sus adeptos.
Pasan algunos años y Julio se aleja de Buenos Aires para ingresar en un colegio. Es
la época de su amor adolescente por Valentina Roll, hermana de uno de sus compa-
ñeros.
Al cabo de seis años, regresa a la casa de sus tíos. Buenos Aires ya no es la de
entonces. Una nueva generación política y literaria incursiona en la tribuna, en la
prensa y en los cargos públicos:
... hombres y libros nuevos dirigían el pensamiento argentino. El autor de Facundo
revoleaba su temible maza desde las columnas del viejo Nacional; los salones se habían
transformado; el gusto, el arte, la moda, habían provocado una serie de exigencias sin las
cuales la vida social era imposible. [ ... ] la aldea de 1862 tenía muchos detalles de ciu-
dad; se iba mucho a Europa; las mujeres cultivaban las letras. (X)
Don Ramón le consigue un trabajo en la casa de comercio de don Eleazar de la
Cueva, pero no tarda en abandonarlo y en dejar también la casa de sus tíos. Va a
vivir, entonces, con un viejo amigo de su padre, don Benito Cristal, quien le da el
7 "No me sorprende que se hayan encon- consejo y el afecto que tanto necesita. Con él asiste al baile del Club del Progreso,
trado personalidades en esta comedia, pues centro de la maledicencia urbana, de la frivolidad y de la hipocresía. Allí conoce a
siempre se las encuentra en las comedias de Blanca Montifiori, mujer sensual, altiva, materialista e inescrupulosa:
caracteres como se descubren siempre las en-
fermedades en los libros de medicina. La ver- ¿Quién no conoce el Club en una noche de baile? La entrada no es por cierto la en-
dad es que no he observado más un individuo trada del palacio del Elíseo 1o y la escalera no es una maravilla de arquitectura.
que un salón; he tomado de salones e indivi- Sin embargo, para el viejo porteño que no ha salido nunca de Buenos Aires, o para el
duos los rasgos que conforman mis tipos, pues joven provinciano que recién 11 llega de su provincia, el Club es, o era en otro tiempo, algo
¿de dónde se quería que los tomara?"
8 El narrador muestra este cambio con ironía
como una mansión soñada, cuya crónica está llena de prestigiosos romances y en el cual no
cuando compara, por ejemplo, las tiendas del es dado penetrar a todos los mortales. (XI)
pasado con las europeizadas de su presente. Al día siguiente, muere su tía Medea, víctima de una hemorragia cerebral. Don
9 Se refiere a Bartolomé Mitre.
10 Palacio construido en 1718. En la actua-
Ramón, impulsado por una voluptuosa alegría, deja pronto el luto y se entrega a una
lidad es residencia del presidente de la Repú- vida desordenada que lo conduce a una boda funesta con la caprichosa Blanca Monti-
blica Francesa. fiori, varios años menor que él:
11 Junto al verbo se usa siempre el adverbio
Mi tío había decorado su casa con todo el confort 12 y el aticismo 13 modernos. Era aquél
recientemente. Recién va acompañado de un
participio (recién llegado}. el nido más hermoso en que una mujer de mundo podía soñar; y cosa singular, hasta el
12 Anglicismo. Comodidad. novio se había rejuvenecido y había tomado todos los contornos de un hombre de mun-
13 Delicadeza, elegancia. do. (XIV)
347
De esa umon nace una n1na. Pero Blanca pronto se cansa de los achaques de su
anciano marido y de sus deberes maternales, y se embriaga otra vez con el lujo Y los
placeres del mundo. La última noche de Carnaval asiste con sus padres al baile del
Club del Progreso. Al regresar con su amante, asiste a un espectáculo aterrador: su
hija ha muerto en la cuna, abrasada por las llamas, y su esposo, impotente para vengar
su deshonra, pierde el habla y la razón. No obstante, ella huye y se entrega a la vida
fácil y elegante.
Finalmente, Julio busca a Valentina para concertar su sueño de amor, pero ya se ha
casado y es muy feliz.
Julio el narrador
La gran aldea tiene la apariencia de una novela autobiográfica por la actuación casi
constante de la primera persona protagonista, Julio Rolaz:
Me acuerdo, sin embargo, con una memoria vivísima, de los primeros años de mi
niñez. (H)
pero, como él objetivo del narrador no es, en realidad, contarnos su vida, sino realizar
una crítica de la sociedad porteña en un lapso de veinte años, el "yo" deja, por mo-
mentos, su papel protagónico para convertirse en testigo de los hechos:
... hice todo lo posible por ser espectador lejano, desde la antesala, de aquella notable
asamblea. (IV)
y en juez, cuando se refiere al fanatismo político y al ambiente de las tertulias:
El candidato de mi tía ejercía sobre ella la influencia de un profeta: no concebía que
delante de su figura inspirada y magnífica pudieran levantarse adversarios; mi tía, como he
dicho, era de una virtud agria e indomable, pero, cuando se hablaba de su orador y de su
poeta, una especie de delirio alarmante la invadía ... (IV) .
la estructura de la novela
La gran aldea. Costumbres bonaerenses consta de veintiún capítulos. Desde el
punto de vista estructural, advertimos que la muerte de la tía Medea (XII) divide la obra
en dos partes bien definidas. En la primera, el narrador-protagonista realiza una serie
de cuadros descriptivos para evocar con humor e ironía escenas costumbristas (las ter-
tulias en la casa de los tíos; la velada en el teatro de la Victoria; las tiendas; el en-
tierro, etcétera) y personajes característicos; en la segunda 14, él se desdibuja y adquie-
ren relieve los personajes secundarios, representantes de la burguesía cosmopolita y
capitalista, quienes son objeto de su crítica. implacable.
348
Buenos Aires, la nueva capital, inicia su
vertiginosa carrera hacia el progreso, con
Capítulo 1 los ojos puestos en Europa:
Capítulos XIII a XXI 18 En fin, yo, que había conocido aquel Bue-
(Los hechos ocurren veintidós nos Aires en 1862 19, patriota, sencillo, se-
años después de la batalla de mitendero, semicurial y semialdea, me en-
Pavón, es decir, en 1883, y contraba con un pueblo con grandes preten-
concluyen en 1884.) siones europeas . . . (X)
La casa del doctor Montifiori, padre de
Blanca, paga "su tributo a la moda".
El observador sagaz
La gran aldea contiene una vasta galería de personajes, quienes, con su idiosincra-
sia, su ideología y sus costumbres, trazan los caracteres de la sociedad porteña en dos
épocas bien definidas. Cada uno de los retratos posee una profunda verdad psicológica.
En la Buenos Aires de 1862, las reuniones políticas en casa de Medea Berrotarán dan
cita a "la mayor parte de la burguesía porteña; las familias decentes y pudientes; los
apellidos tradicionales, esa especie de nobleza bonaerense pasablemente beótica 2o,
sana, iletrada, muda, orgullosa, aburrida, localista, honorable, rica y gorda", que de-
fiende a un candidato -don Buenaventura- y que, "con las grandes y entusiastas
ideas de libertad", ha roto "las cadenas sin romper sus tradiciones hereditarias"; es
"honorable y virtuosa, pero rutinaria y opaca" (IV).
El ampuloso doctor Trevexo, "hombre viejo y resabiado" 21; una señora gorda; don
Juan, un caballero flaco y gangoso; don Narciso Bringas y don Pancho Fernández, los
tenderos; don Higinio, el estanciero; don Benjamín, los señores Palenque, don Policar-
po Amador, don Tobías Labao, son eclipsados por doña Medea, quien, dominada por la
18 En el capítulo XIV, .el narrador aclara que vida política, avasalla con su presencia y con su voz. Ya su nombre mitológico 22
la boda de su tío con Blanca Montifiori se ce- anuncia sus características de mujer fuerte, viril, temible. Aparece dotada con los atri-
lebra el 20 de junio de 1883. butos propios de algunos animales: "gesto de tigra"; "las garras de leona"; "pupilas
19 En aquella época, Buenos Aires era una
felinas"; "fiera herida"; "mandíbulas tiburonianas"; "fauno obeso". Lo ridículo y lo ab-
ciudad austera, conmocionada por la política,
de compostura colonial: " ... la guerra había es- surdo son las armas que esgrime el narrador para hacer su retrato:
tallado entre Buenos Aires y la Confedera- Una señora feroz [ ... ] que había heredado el carácter militar del padre, su fealdad
ción ... " (V). proverbial . . . (I)
El narrador, al evocar el pasado, se sitúa
Aunque en el capítulo XVIII leemos: "La mujer es un ser débil en todas las clases
también en su presente (véase el capitulo VIII).
20 beótica: el adjetivo correcto es beocia sociales", dicha afirmación no responde al temperamento sanguíneo de esta señora,
(ignorante, tonta). cuyas "iras inclementes y casi mitológicas brotaban de sus labios como un torrente de
21 resabiado: el adjetivo correcto es resa- lava hablada, en medio de gesticulaciones y ademanes dignos de una sibila 23 que
bido (que se precia de entendido). evacua sus furores tremendos" (1). La hipérbole alcanza su clímax cuando el narrador
22 Medea: maga legendaria, hija de Eneés, contrasta el poder de "aquel coloso" con las cosas que lo rodean, las cuales se tornan
rey de Cólquida. Casóse con Jasón, a quien frágiles bajo su imperio:
facilitó los medios para conquistar el vellocino
de oro, y como después su marido la repudia- ... los antiguos retratos al óleo de sus antepasados, y hasta el del feroz mayor de caba-
se, se vengó matando a los dos hijos que de él llería, tiritaban entre los marcos dorados, y perdían la tiesura lineal y angulosa del pincel
había tenido. primitivo que había inmortalizado aquellos absurdos artísticos; los muebles tomaban un as-
23 sibila: mujer sabia a quien los antiguos pecto solemne, y parecían, por su alineación severa, la serie de los bancos de los acusados;
atribuyeron espíritu profético. los relojes se paraban ... (I)
349
Su muerte reúne a las "eminencias del pasado, destronadas por el presente" (XII) ·
.:,
Don Ramón es siempre un espectador pasivo, reprimido, sin opinión personal, cuya
única debilidad es el amor.
Julio, sobrino de aquél, carece de relieve y de carisma. La narración de su vida es
sólo un pretexto para manejar los hilos que ponen en movimiento al resto de los perso-
najes en los ambientes porteños.
Se destacan también los tipos peculiares que desfilan en el Club del Progreso una
noche de baile: mujeres ideales y atrayentes; seres grotescos "de fealdad repugnante";
mamás achatadas; maridos tolerantes; viejos fatuos, teñidos "de pies a cabeza"; mu-
chachos alegres y filósofos, "pollos de la aldea".
La otra Buenos Aires, la cosmopolita, tiene como protagonista a la bella e insensible
Blanca Montifiori, una mujer "fría como una lápida, de hielo".
Yo soy una mujer que ama mucho el mundo y el lujo ... Necesito un marido que sea
capaz de proporcionarme todos mis gustos ... (XI)
A su alrededor, Fernanda, su madre; el doctor Montifiori, su padre, hombre inclinado
a lo europeo, y el señor Penseroso 24 , abate griego de gran influencia en la alta socie-
dad bonaerense.
Las personas más selectas de la nueva Buenos Air¡Js se reúnen en el Colón, una
"noche clásica de ópera": presidentes, ministros, capitalistas, abogados _y leones, "la
feria de las vanidades, en la cual no faltan sus incongruencias de aldea".
24 López lanza su crítica contra los repre- Completan el cuadro de La gran aldea 25: Caparrosa, "un galleguito ladino"; los
sentantes de la Iglesia. maestros de Julio, don Pío Amado y don Josef Garat; Martín y Valentina Roll; don
25 Es interesante el retrato de la "cazuelera"
Camilo, pretendiente de Valentina; don Eleazar de la Cueva, verdadero antecedente de
del teatro Colón, quien cuchichea, ríe y habla
con su vecina hasta no dejar "títere con cabe- los personajes de La Bolsa, de Julián Martel; don Benito Cristal, un solterón pícaro que,
za" (XIII). luego, deja de serlo 26; el doctor Escañote 27; el doctor Bello, "lindo como un retrato al
26 Este personaje de ficción oculta a otro pastel"; don Bonifacio de las Vueltas 28, "político ducho, orador brillante y eficaz"; un
real: el doctor Juan Carlos Gómez (1820-1884), "personaje diminuto", tal vez, Nicolás Avellaneda; don Anselmo, "alter ego" 29 de don
jurisconsulto, periodista y político uruguayo. Eleazar; el gallego Juan, su servidor; el arrogante negro Alejandro; Graciana, criada
27 Este personaje se asemeja a don Polido- francesa de Blanca Montifiori, y las mulatas y negras de la servidumbre.
ro Rosales, protagonista del cuento homónimo El tratamiento de los personajes revela las grandes aptitudes de López para observar
de López. la realidad y trasladar a su obra esos detalles significativos -quizá sólo un gesto- que
28 Adviértase la intención burlona del autor
en la elección de los apellidos. Este personaje definen totalmente a una persona:
de ficción encubre a otro real: don Bernardo de Don Josef era una liebre. (IX)
lrigoyen (1822-1906), jurisconsulto argentino. . .. decía un gallo viejo de monocle 30 ... (XI)
29 alter ego: locución latina que significa
'otro yo'. Un estilo para el rasguño crítico
30 monocle: galicismo por monóculo, lente
para un solo ojo. En el capítulo X de La gran aldea, leemos:
31 chic: galicismo por elegante. No era chic 31 hablar español en el gran mundo; era necesario salpicar la conversación
32 Paseo. La Real Academia Española de la
con algunas palabras inglesas, y muchas francesas, tratando de pronunciarlas con el mayor
Lengua ya acepta bulevar.
33 Tocador. cuidado, para acreditar raza de gentilhombre.
34 Peinado en forma de corona. Con estas palabras, López nos muestra otra faceta de la realidad social de su época y
35 Ramillete. La Real Academia Española explica la aparición de galicismos ("boulevard" 32, "toilette" 33, "bandeau" 34, ''bou-
de la Lengua ya acepta buqué con el signi- quet" 35) y de anglicismos ("clubman" 36, "dandies" 37, "high-life" 38, "fair play" 39) en su
ficado de "aroma del vino". prosa ágil y franca, alejada de la pureza gramatical y de las normas académicas. Tam-
36 Hombre de club.
bién encontrarnos argentinismos ("el tajear 40 de las lenguas", "chingadas" 41, "caché" 42,
37 La Real Academia Española de la Len-
gua ya acepta dandi, hombre que se distingue "vichocos" 43).
por su extremada elegancia y buen tono. Los diálogos no sólo reflejan el habla porteña; también son fieles ejemplos de la hipo-
38 Clase alta. cresía y del culto a la apariencia que López censura.
39 Juego limpio. El soliloquio y el discurso indirecto libre son recursos de estilo con los que nos
40 Se refiere a las críticas y murmuraciones. acerca a la verdad de sus personajes:
41 Frustradas.
¡Era triste la vida así! Esa vida de familia, el bebé que llora de noche, que pide incon-
42 Mal arreglado.
43 Caballo viejo y estropeado; personas vie-
sideradamente el sacrificio de las mejores horas de su sueño: ¡Oh, qué vida tan insopor-
jas y achacosas. En la novela califica al sus- table!
tantivo maridos. Era necesario 44 una nodriza. (XVII)
44 El adjetivo "necesario" debe concordar Metáforas, comparaciones, antítesis, imágenes visuales y auditivas enriquecen la in-
en género y en número con "nodriza" (núcleo tención crítica del novelista:
del sujeto), por lo tanto, debe leerse "nece-
saria" (predicativo subjetivo obligatorio). ... los peinados eran una epopeya de rulos y rellenos . . . (VIII)
350
A pesar de algunas escenas de la segunda parte de La gran aldea, López condena
el naturalismo 45 que invade Buenos Aires en 1880. En realidad, su actitud como es-
critor oscila entre el romanticismo 46 folletinesco y cierta forma de realismo.
un nuevo
351
Pasan dos años. La presencia de la niña lo purifica; es feliz, hasta que Andrea en-
ferma de crup. Entonces, su desesperación es tal, que decide creer en Dios si su hija
se cura. Pero, aunque se agotan los medios para salvarla, muere.
Andrés se recluye en su soledad, junto a su hija muerta, y se suicida, mientras una
mano anónima incendia sus posesiones.
Estructura de la novela
Sin rumbo consta de XLV capítulos. La vida de Andrés se desarrolla en tres etapas:
El narrador
El narrador de la novela es omnisciente y, por ende, emplea la tercera persona:
Abandonado Andrés a su negro pesimismo, minada 57 el alma por la zapa 58 de los
grandes demoledores humanos, abismado el espíritu en el glacial y terrible "nada" de las
doctrinas nuevas 59, prestigiadas a sus ojos por el triste caudal de su experiencia, peno-
samente arrastraba su vida en la soledad y el aislamiento. (V)
Esa omnisciencia impide la objetividad que propugna el naturalismo respecto del
tratamiento de los personajes ·.
Un camino de
El protagonista de la novela es Andrés, para quien el mundo carece de sentido.
El narrador transcribe unas palabras del filósofo alemán Schopenhauer, que contie-
nen la clave del contenido y definen la actitud postrera de Andrés:
"El fastidio da la noción del tiempo, la distracción la quita; luego, si la vida es tanto
más feliz cuanto menos se la siente, lo mejor sería verse uno libre de ella.'' (III) .
Los sustantivos y los adjetivos que comunican su sequedad espiritual se comportan
57 minada: consumida. como verdaderos símbolos, pues crean esa atmósfera que agobia al protagonista hasta
58 zapa: pala con un corte acera.do. aniquilarlo: fastidio, empalago, cansancio, repugnancia profunda, seco, estragado,
59 las doctrinas nuevas: se refiere al pesi- muerto el corazón, yerta el alma, harto, hastío, negro pesimismo, soledad, aislamiento,
mismo voluntarista de Arthur Schopenhauer insensible, amargo escepticismo, etcétera.
·(1788-1860); su filosofía se halla fundamental-
Andrés manifiesta, al principio y al final de la novela, la misma actitud de cansancio e
mente expuesta en El mundo como voluntad y
representación. indiferencia:
352
Y era un desequilibrio profundo en su organismo: desigualdades de su carácter, cambios
bruscos, infundados, irritaciones sin causa ni razón, las mil pequeñas contrariedades de la
existencia exasperándolo 60 hasta el paroxismo 61 de fas facultades, co~o un estado mental
cercano de 62 la locura. (V)
Tres mujeres pasan por su vida (Donata, Marietta y Andrea), pero sólo una, su hija,
lo ayuda a reconciliarse consigo mismo.
Es tal el relieve que adquiere A_ndrés en la novela, que los demás personajes
ocupan, sin prioridades, un segundo plano.
La obra es un juego de luces y de sombras: la esperanza y la desesperanza de An-
drés; el contraste entre Donata 63 (IV y VIII) y la cantante Amorini (XIV); la vida libre del
campo (11) y el ambiente corrupto de la ciudad, el "putrílago social" (XIV); la oposición
entre el protagonista y ño 64 Regino (VIII); la vida sin rumbo y la muerte mediante el
suicidio (XLV).
353
Un estilo personal
La prosa de Eugenio Cambacéres posee la soltura del pensamiento espontáneo, del
diálogo expresivo que irrumpe sin ataduras gramaticales ni léxicas. Adecua el lenguaje
a cada persona y al medio en que ésta vive. Un ejemplo acabado es el habla de ña
Felipa, la curandera del campo:
-Acordaron tarde en yarnarme. Ño Regino no más tuvo la culpa; estaba como abombao
el hombre ... Conforme me costié en la noche de mi casa, ya vide que íbamos a andar mal.
La criatura venía muy enteramente demorosa. Ahí mesmo sebé un mate de mansaniya, le di
una frotasión de asaite pa el empaine a la enferma y un sahumerio de asúcar ardida, en los
bajos. ¡Pero de ánde, ni por esas! ... los pujos eran al ñudo, la finada, que en pas des-
canse, crujiendo como arpa vieja, pedía a gritos, por la Virgen, que le sacaran aqueyo 68 .
(XXXII)
la del portero sordo del Colón (XIV), la del empresario Solari (XVI), el tuteo entre
Andrés y la cantante Amorini (XIX).
Usa galicismos (tete-a-tete 69, gibier 70), italianismos (¡sangue della Madonna! 71 ) y
argentinismos (mancarrón 72, la flor y nata 73).
Entre los recursos de estilo, se destaca, sobre todo, el discurso indirecto libre, que
Fue muy usado por los naturalistas. permite al lector penetrar directamente en la intimidad del protagonista:
Posee los siguientes rasgos: se narra en . .. ¿qué era al fin?
tercera persona, sin un verbo introductor Nada, nadie ...
ni proposiciones subordinadas sustanti- ¿Qué antecedentes, qué títulos tenía a la consideración de los otros, al aprecio de sí
vas, y con la alteración de modos y tiem- mismo?
pos propia del discurso indirecto. El na- No haber llegado a tirar por falta de tiempo, antes que lo ganara el hastío, los restos de
rrador se halla menos visible, pues el lo que supo ahorrara su padre. (HI)
foco de la perspectiva se traslada al al-
ma del personaje.
354
Una breve vida de sueños
José María Miró nace en Buenos Aires, el 2 de junio de 1867. Pertenece a la rama
pobre de una aristocrática familia. Huérfano de padre, se hace cargo de su madre,
doña Justina Barros, y de su hermana. Desde i 888 y durante toda su vida se desem-
peña, entonces, como cronista volante del diario La Nación 76 . La índole de su trabajo
lo obliga a frecuentar distintos ambientes de Buenos Aires y, por ende, a tratar con
personas de clases diferentes. De esta manera, reúne valiosos datos para escribir su
novela La Bolsa n, que concluye el 30 de diciembre de 1890, cuando sólo cuenta vein-
tidós años. Desde el 24 de agosto hasta el 4 de octubre de 1891, aparece como fo-
lletín en La Nación. En ese mismo año, la imprenta homónima publica la primera edición
en libro de la obra 78_
Marte! también publica relatos y poemas en diarios y revistas 79, pero carecen de la
importancia que posee su novela.
Más tarde, enferma de tuberculosis y viaja a Santiago del Estero en busca de un
clima más benigno. Finalmente, regresa a Buenos Aires, donde muere el 9 de di-
ciembre de 1896 .
abismos de la Bolsa
El tema de La Bolsa es la ambición desmedida de la sociedad y la corrupción polí-
tica a fines de la década del 80. Uno de sus personajes dice:
76 Lee mucho (Alfredo de Musset, Edgar - [ ... ] El dinero abunda hoy que es un gusto, tanto que la gente no busca sino ocasión
Allan Poe, Emile Zolá, Daudet, Flaubert, Bal- de gastarlo ... Sí, doctor, no mueva usted la cabeza, convénzase ... Estas especulaciones,
zac), pero en forma desordenada. especulaciones como la que le propongo, están admitidas, toleradas por todo el mundo, y
77 Acuciado por necesidades económicas,
parece, o mejor, no parece sino es evidente, que hasta entre las personas más honorables,
Martel también sufre la experiencia de la Bol-
sa: "Yo estoy metido hasta los ojos en la Bol- las más honorables, se ha establecido una especie de emulación para ver quién es el que
sa, y Dios quiera que no pierda más de lo que más, el que mejor se ingenia en sacarle el dinero al prójimo ... ¡y en que se lo saquen! ...
tengo". (Carta de Martel a su amigo Gregario (I, 2)
de Laferrére.) El contenido de la novela responde a hechos contemporáneos a su autor; por ende,
78 En 1897 su madre publica In Memoriam, éste se halla comprometido con los acontecimientos reales que censura ·:
veintisiete poemas y cinco prosas de Martel, en
la Imprenta Artística de Buenos Aires. Es imposible, de todo punto imposible, emanciparse de la influencia del medio am-
79 La Tribuna, la Revista Nacional, el Alma- biente 82' dejar de ser contagiado por la atmósfera de negocios que allí se respira 83
naque Sud-Americano.
80 Perteneciente a la paloma o semejante a
El título de la obra
ella. Se aplica más comúnmente al candor y El título se refiere a la Bolsa de Comercio B4, atracción irresistible en aquella época, y
sencillez del ánimo. simboliza a toda una sociedad, para quien los negocios -"el juego turbio de la Bolsa"-
81 Necedad, tontería.
82 Es una redundancia muy común decir
y la especulación son los incentivos de su vivir cotidiano:
medio ambiente, porque en esta expresión los ... la grande, generosa, opulenta, adorable Bolsa, dispensadora de todos los beneficios,
términos medio y ambiente son sinónimos. cueva de Alí-Babá y lámpara de Aladino ... (I, 2)
Debe escogerse uno de los dos. El subtítulo (Estudio social) señala la intención del autor de desentrañar las causas
83 Carta de Julián Martel a su amigo Grega-
rio de Laferrére. que provocan el desastre económico de 1890:
84 En esa época, la Bolsa estaba ubicada . .. la Bolsa era una institución necesaria, pero falseada por la ambición y el desenfreno.
frente a la Plaza de Mayo. (U, 4)
355
Ei
Los hechos se desarrollan en torno del doctor Luis Glow, un abogado de renombre,
"liberal y falto de creencias", que, entregado "en cuerpo y alma" a las especulaciones
bursátiles, olvida su profesión y reúne una gran fortuna.
Casa con Margarita, nieta de un guerrero de la Independencia, mujer ambiciosa, pero
ejemplar, que trata de alejarlo del mundo de la Bolsa.
A pesar del gran amor que siente por su mujer y por sus dos hijos, Glow sucumbe,
tentado por la ambición de dinero, y su estudio se convierte en punto de reunión "de
una porción de gente elegante, embarcada, como él, en ese buque roto de la especu-
lación, cuyo seguro naufragio es tanto más doloroso, cuanto que cada viajero se ima-
gina, al poner el pie en su resbaladiza cubierta, marchar a la conquista de un nuevo
mundo" (1, 2).
Los que lo rodean viven de la apariencia, de la mentira, del robo y de la prostitución.
Negocios turbios, fiestas frívolas, amores de conveniencia degradan paulatinamente la
moral de esta sociedad materialista y superflua.
Cuando Glow más necesita a los que han soñado con él "proyectos halagadores", se
encuentra solo. Su estudio está vacío. La traición de sus falsos amigos lo llena de
amargura:
-En la Bolsa no hay otra seguridad que la de fundirse tarde o temprano cuando se es
hombre de honor. (II, 3)
Pone, entonces, sus últimas esperanzas en una carrera de caballos, pero pierde todo
La Bolsa [ ... ] apagó con el clamoreo de su dinero. Enferma de gravedad y, aunque logra reponerse, una carta de su corredor
sus ruedas, el ruido de las fábricas y del tra- en la Bolsa, Ernesto Lillo, lo sume en la desesperación y en la locura:
bajo honesto, pero lento, y principió el vér- Y él entonces, debatiéndose en el horror de una agonía espantosa, ¡loco, loco para
tigo gigantesco de las fortunas labradas de la siempre!, oyó estas tres palabras que salían roncamente por la. boca del monstruo:
'noche a la mañana, de las cosas compradas a -Soy la Bolsa. (Il, 9)
vil precio y revendidas por caudales. [ ... ]
Y la mayoría de las gentes [ ... ] principió '"''"'"'""~1"'" y crisis de una
a abandonar sus campos, sus fábricas y sus Las páginas de La Bolsa reflejan la época aciaga del gobierno del doctor Miguel
escritorios, para empujarse y codearse, ja- Juárez Celman (1886-1890), hombre incapaz de evitar el desastre financiero que
deantes, enloquecidos, en los pocos centena- origina la revolución del 90.
res de metros cuadrados de la sala de la Bol- Marte! hace una crítica de índole moral contra la corrupción gubernativa:
sa, como si la vida entera se hubiera retirado
¡Si tuviésemos un Gobierno moral, celoso de los intereses del Estado [ ... ] un Gobierno
del país y se hubiera reconcentrado en aquel
económico, arreglado, patriota ... ! [ ... ]
recinto. -Cuando uno considera que a pesar de los esquilmos 85 de que le hacen víctima, abunda
Ernesto Quesada tanto el dinero en ella, que la miseria, como me decía no sé quién el otro día, es un mito,
un verdadero mito entre nosotros . . . [ ... ]
El juego y las ganancias fáciles suprimen Pero el oro es corruptor. Allí donde :el dinero abunda, rara vez el patriotismo
el trabajo; el contagio se extiende: en el Ro- existe. (I, 7)
sario ya tienen Bolsa también y se juega por
Sostiene, pues, que debe imperar el trabajo honrado para ganar el respeto y la con-
docenas de millones. Se anuncian nuevas
sideración de los demás. De ahí, su concepto de la verdadera sociedad:
Bolsas en Córdoba, Mendoza y otras pro-
vincias; la administración no encuentra hom- El honor para nuestra clase consiste en el respeto de la palabra empeñada, en la honradez
bres preparados para determinados empleos, de los tratos comerciales, en el castigo de las injurias; y en muchas otras cosas que se sub-
porque en la Bolsa corredores y clientes ga- dividen al infinito, y cuyos matices varían con las circunstancias. Esto es lo que yo llamo
nan más y con más facilidad. sociedad. La otra, la que figura en bailes y paseos, la que chismea y brilla, es un simple
aparato decorativo, propio de las grandes ciudades, un reflejo infiel, pero no la sociedad
Miguel Juárez Celman
misma (II, 2)
Por eso, afirma que el exhibicionismo "es una de las neurosis contemporáneas más
extendidas y desarrolladas" (1, 8).
Un de contrastes
La Bolsa consta de dos partes; cada una de ellas posee nueve capítulos. La primera
comienza cori la descripción del viento -ambición vertiginosa-, que se introduce en
todas partes, y termina con el goce absoluto del bienestar fundado sobre una base
endeble. Ascenso:
85 esquilmos: frutos y provechos que se sa- .. .la época de sorprendente y falsa abundancia que enriqueció hasta a los más cretinos
can de las haciendas y ganados. en los últimos años que precedieron al derrumbe de fines del 89. (I, 2)
356
La segunda parte es antitética respecto de la primera, pues representa la ruina eco-
nómica. Ya no hay ética, ni religión, ni espiritualidad. Los personajes han perdido el
respeto por sí mismos. Descenso: ·
Todos los títulos se habían venido de golpe al suelo. Los Bancos habían suspendido sus
créditos y no descontaban un peso a nadie, a nadie absolutamente. El oro se mantenía alto.
La liquidación de fin de mes amenazaba ser desastrosa, y se susurraban nombres de fuertes
casas seriamente comprometidas. En cuanto a quiebras de particulares, especialmente co-
rredores, se aseguraba que las habría por docenas. El valor de la tierra había experimentado
un súbito descenso, y el pánico reinaba en todas partes. (U, 1)
Los títulos de los capítulos de ambas partes también contrastan. Por ejemplo: "El
escenario" (1, 1) y "El fantasma" (11, 1).
357
El segundo grupo corresponde a los que viven sin moral. A él pertenecen Juan Gray,
"un jovenzuelo de aspecto· enfermizo"; león Riffi, "el ratón"; Germán Zolé, ingeniero de
"cabeza matemática", "esterilizado por la especulación demoledora", cuyo rasgo so-
bresaliente es "la gravedad cómica"; Granulillo, "abogado sin clientela y ex socio de
Glow", cuyas armas son la intriga insidiosa y la falsedad; Daniel Fouchez, inmigrante
aventurero y ladino, que llega de Francia a estas tierras, porque aquí es fácil enrique-
cerse; Guillermo Peñas, el usurero tenebroso, quien mediante distintos disfraces asume
papeles diversos para cumplir con su único objetivo! ganar mucho dinero. Completan el
cuadro el ministro Armel, el Barón de Mackser, Carcaneli, Anatolio Roselano, Rublo,
William Pitt, Jacobo leony, luciano Boyst y otros personajes masculinos sin nombre,
cuya personalidad se halla definida por breves notas.
la visión de los inmigrantes 91 -"esos parásitos de nuestra riqueza"- es negativa:
... el cosmopolitismo, que tan grandes proporciones va tomando entre nosotros, hasta el
punto de que ya no sabemos lo que sornos, si franceses o españoles, o italianos o ingleses,
nos trae, junto con el engrandecimiento material, el indiferentismo político, porque al ex-
tranjero que viene a nuestra tierra, naturalícese o no, maldito lo que se le importa 92 que
estemos bien o mal gobernados. Haya dinero, prospere su industria, esté bien remunerado
su trabajo, y él se ríe de los demás. (I, 7)
la censura al inmigrante se enardece cuando se nombra a los judíos.
Martel demuestra, sobre todo, su habilidad como retratista al presentar a las mujeres:
Margarita, la esposa del doctor Glow, "desdeñosa y espléndida"; doña Dolores, su tía;
Elenita Zurberán, "una niña encantadora"; la Baronesa de Mackser, de rasgos orien-
tales; Norma, la cortesana voluptuosa, amante de Granulillo; lucrecia, "la bailarina
retirada", compañía de Juan Gray; Victoria Geihl, "la célebre aventurera, la Condesa
apócrifa"; lilí, una mucama francesa, "corrompida hasta la médula" 93.
El escenario
El primer capítulo de la novela ubica la acción en Buenos Aires y, específicamente,
en el recinto de la Bolsa de Comercio. La personificación del viento permite al narrador
mostrar los intersticios de ese ambiente contaminado por el afán de ganar dinero:
Después de larga gira por pasillos y corredores, por antesalas y gabinetes, gira en que
parecía ir preludiando entusiastas discursos políticos, tenían que ver los bríos con que salía
... un afrancesamiento en los trajes y mo- envuelto en lluvia, para lanzarse sobre la mole oscura y elegante de la Bolsa de Comercio,
dales, un falso exquisitismo 96 parisiense, un ¡como si con las lágrimas que le hiciera derramar su pesquisa por los antros administrativos,
estiramiento forzado que hacían ridículo intentase barrer y limpiar de una sola vez toda la escoria financiera! ... (I, 1)
contraste con los resabios de las maneras
La Plaza de Mayo se convierte, entonces, en "un muestrario antitético y curioso de
abiertas y chacotonas 97 de los buenos tiem-
todos los esplendores y de todas las miserias que informan la compleja y agitada vida
pos de antaño. social de la grande Buenos Aires". Ésta constituye, sin duda, el gran tema literario de la
N o podía dudarse de que se estaba en pre- generación del 80; de ahí que aparezcan en la novela el Club del Progreso, el Club del
sencia de una sociedad en evolución, cuyo Prisma, el Sport Club, el Café de París, las "Aguas Minerales", café de la calle San
carácter definitivo no ha empezado a mar- Martín; otras calles, como Corrientes, Florida, Suipacha, Reconquista, de la Piedad, Ave-
carse todavía. nida Alvear, Cangallo, o paseos característicos, como Palermo y la barranca de la
Julián Marte!, La Bolsa, ll, 8. Recoleta.
Todos los lugares responden al tema de la novela. La Bolsa, el escritorio y la
91 Entre 1888 y 1889, la inmigración aumen- mansión del doctor Glow, la habitación de una cortesana, el despacho del Ministro,
ta de ciento treinta mil a doscientas treinta mil encierran la ambición sin escrúpulos y "tragedias íntimas, espantosas, no sospecha-
pers'onas que llegan al puerto de Buenos Aires. das":
92 La construcción correcta es "maldito lo
que le importa".
Elegancia, lujo casi, había en la que propiamente podía llamarse el bufete. Cubrían la
93 Martel destaca la superioridad de la mujer pared del fondo dos estantes de libros vistosamente encuadernados. El centro lo ocupaba un
respecto del hombre que está a su lado. ancho escritorio ministro, sobre cuyo paño verde se destacaba un hermoso tintero de bronce
94 Cicerón: político y escritor latino (106-43 con el busto de Cicerón 94. Dos cómodos sofás de marroquí 95, y varios sillones y sillas del
A.C.). Ocupó varios cargos y sus dos grandes mismo cuero, todo rico, todo de buen gusto, invitaban al plácido descanso. Una estufa por-
obras son De la República y Las leyes. tátil [ ... ]. Cuatro planos topográficos iluminados [ ... ] y una blanda alfombra escarlata
95 marroquí: cuero delgado y brillante. [ ... ] completaban el mobiliario ... (I, 2)
96 exquisitismo: neologismo. Esta palabra
no se halla registrada en el Diccionario de la la de la fortuna
Real Academia Española de la Lengua.
97 chacotonas: neologismo. La voz correcta La primera parte de la novela transcurre en julio de 1889 y la segunda, a fines de
es chacoteras, burlonas. octubre, "es decir, tres meses después de ocurridos los sucesos que hemos narrado".
358
Los hechos se desarrollan cronológicamente. Se produce un "racconto" cuando Luis
Glow recuerda su ayer, junto a su padre, y el día y el lugar donde conoce a su esposa:
... compara mentalmente su situación actual con aquella infancia miserable, cuando su
padre, un inglés muy severo, venido a América en persecución de una fortuna que no logró
alcanzar jamás (¡oh! ¡eran otros tiempos!) le obligaba a estudiar noche y día, queriendo
sacar de él un hombre de provecho. [ ... ]
El doctor sonríe al recordar su repentino enamoramiento de novela romántica. [ ... ] Des-
pués recuerda los goces de amor propio, infinitos, supremos, que le proporcionó su triunfo
sobre aquel corazón que nadie había conseguido rendir jamás. (I, 3)
En la segunda parte de la obra, el tratamiento del tiempo adquiere un cariz román-
tico, cuando Glow lamenta su ruina:
El reloj de la Recoleta dio tres campanadas, graves, tristes, como debe ser la voz de
los que fueron. (H, 2)
y cuando su mujer lo alienta:
El reloj de la Recoleta dio uná campanada: pero esta vez su sonido no fue triste, sino
alegre. Más que voz de ultratumba, parecía argentina 98 vibración que bajaba de los cielos
como una promesa consoladora ... (H, 2)
En el capítulo 8, en cambio, la angustia de Glow y de Juan Gray es tal, que el tiempo
no avanza, pues es medido por la ansiedad:
¡Horribles diez minutos para Glow y su amigo aquellos que los parejeros tardaron en
llegar al sitio convenido!
Realidad y
La Bolsa no es una novela rigurosamente naturalista, pues la postura crítica del
narrador, su presencia latente en la trama, restan objetividad al argumento.
En la obra descubrimos las características del folletín 99: el suspenso, la intervención
del narrador, repeticiones, uso de los signos de exclamación y de interrogación:
Suena, por fin, el último toque de campana. Las ventanillas del sport IOO se cierran.
Suben los jueces al pabellón chinesco situado en la meta. La carrera va a empezar. Ansie-
dad general. De repente se oyen varias voces que gritan: ¡ya salieron! Pero no, no han
98 argentina: plateada. Esta palabra es un salido aún. (II, 8)
cultismo, pues procede del latín sin haber ex-
perimentado, en general, transformaciones fo- Hay dos niveles de lengua: el literario y el coloquia11o1. Por ejemplo, Daniel Fou-
néticas (argentum-i). chez 1o2 le dice a Glow:
99 folletín: escrito que se inserta en la parte -Todas hechas, es claro, hechas a la ligera, muy a la ligera. Después ¿eh? se levantan
inferior de las planas de los periódicos, ajeno cimientos, cimientos de otras, para dejar sospechar que forman el plantel de una future !03
al objeto principal de la publicación (artículos
población importante. En seguida, inmediatamente, ¿oye? se contratan, por un mes o dos a
de crítica, novelas, etc.); se caracteriza por po-
seer una intriga emocionante. quinientos o seiscientos vagos a quienes se les hace desempeñar el oficio de panaderos, ten-
1oo sport: lugar donde están ubicados los deros, almaceneros, zapateros, etc., y que irán a establecerse con sus negocios en algunos
vendedores de boletos. Es .un anglicismo. de los edificios a que he hecho alusión antes ... ¿Comprenez vous 104 perfectamente? (I, 2)
101 Martel reproduce también el habla infan-
Como otros escritores del 80, Marte! -el ejemplo anterior lo corrobora- usa gali-
til de los hijos del doctor Glow (1, 3).
102 Este personaje se caracteriza por repetir cismos, italianismos y anglicismos.
palabras con el objeto de que lo entiendan Un rasgo interesante de su estilo es el empleo de paréntesis y de rayas, a la manera
mejor. teatral, para acotar actitudes o gestos de los personajes e, incluso, sus reflexiones:
103 future: galicismo; futura. -En cuanto a mí -Zolé, al decir esto, se puso la mano abierta sobre el pecho, una
104 ¿Comprenez vous ... ?: galicismo; mano tremenda-, no pienso perder ... (I, 2)
¿comprende usted?
105 A veces, Martel usa una adjetivación ro- Respecto de las descripciones y de los retratos, se advierte una acumulación de
mántica: " ... una música vaga, extraña, mefis- adjetivos 105 que torna moroso el ritmo de la prosa. Lo mismo sucede, en otros pasajes
tofélica ... " (11, 6). de la novela, con los verbos, los participios y los gerundios 106:
106 Como otros escritores del 80, el nove-
lista emplea gerundios galicados. Era un hombrachón muy feo, narigón, flaco, zanquilargo 107, de cabeza cuadrada, mate-
107 zanquilargo: que tiene las piernas lar- mática, que a todas las cuestiones, especialmente a las artísticas, pretendía resolverlas !OS
gas. por el método de eliminación 109. (I, 2)
108 La construcción correcta es la siguiente:
"que pretendía resolver todas las cuestiones, Entre los recursos estilísticos, predominan las imágenes visuales.
especialmente las artísticas". La intención de Marte! de trasladar al mundo de la ficción la realidad que él vive y
109 Se refiere a Germán Zolé. padece, se manifiesta aun en la necesidad de mostrar los momentos en que simul-
359
táneamente sus personajes actúan. Así, por ejemplo, en el capítulo 8 de la primera
parte, presenta secuencias paralelas de carácter cinematográfico:
Doña Dolores, escandalizada por los horrores que le contaba Granulillo y aturdida al mis-
mo tiempo por la música y el tumulto [ ... ] se separó del director de Banco. [ ... ] Escu-
rriéndose por un pasillo, se metió en el dormitorio de su sobrina [ ... ].
Mientras tanto, la animación crecía bajo los art~sones de los techos relucientes y el dilu-
vio de plata luminosa que caía de los focos ...
1
La gran aldea
Capítulo V
(Fragmento)
¡Oh, mi niñez! Mi nmez fue triste y árida como esos arenales Y a he dicho hasta qué punto llegaba la exaltación de mi tía,
africanos que desde a bordo contemplan por largas horas los viajeros partidaria resuelta de la guerra con toda la buena fe de su alma,
al aproximarse a las costas del Senegal l. Tenía doce años y pasaba creyéndose una matrona griega, hija de la ínvicta Buenos Aires, de
con razón por un muchacho imbécil: no sabía leer sino silabeando la Atenas del Plata y de quién sé yo qué más.
torpemente; las letras, formadas en línea, nublaban mis ojos, y al La batalla de Pavón había tenido lugar el 17 de septiembre de
querer mover la lengua para pronunciar las palabras, la sentía ama- 1861, y la victoria produjo en Buenos Aires un entusiasmo indes-
rrada por ligaduras crueles, que me hacían tartamudear y sentir criptible.
delante de los extraños la herida profunda y venenosa del ridículo. Desde antes que ella tuviera lugar, mi imaginación estaba con-
Escribía torpemente y con una ortografía de la más espontánea bar- vulsionada por los cuentos de los sirvientes de mi casa y por las
barie. ¡Oh, mis planas 2! ¡Cuánto me costaba hacerlas y qué mal me conversaciones animadas de sobremesa que sostenía mi tía con sus
salían! relaciones. Yo no pensaba sino en soldados y batallas; tenía cierta
Mi tía Medea no se había preocupado de hacerme enseñar nada. disposición genial al dibujo y pasaba las noches dibujando el.ejército
¿Para qué necesitaba aprender? El doctor Trevexo ya se lo había y la escuadra de Buenos Aires en marcha contra Urquiza; y entre las
dicho: "Para ocupar altas posiciones en este país, no se necesita filas de soldados, sobre un caballo trazado con el más respetuoso
. aprender nada". Y tenía razón. Yo me preparaba para las altas cuidado, diseñaba la figura de mi general, ídolo de mis sueños in-
posiciones, siguiendo el consejo al pie de la letra. fantiles, especie de Cid 5 fraguado por mi fantasía de niño, carica-
Mi tío Ramón no se conformaba, sin embargo, con aquel sistema turado involuntariamente por mi lápiz torpe, y destinado por la Pro-
de educación espontánea, y el pobre hombre, en medio de sus de- videncia a aplastar a Urquiza, a quien yo me lo representaba vestido
vaneos amorosos, solía dedicarme algunos momentos: él me había de indio, con plumas en la cabeza, con flechas y un gran facón 6 en
enseñado a deletrear en los títulos de los diarios y bajo su dirección la cintura, rodeado por una tribu salvaje que constituía su ejército.
había aprendido a hacer mis primeros garabatos. La noche en que se tuvo la noticia de la batalla, mi tía me sacó a
Vivía en el interior de la casa· entre los criados y criadas; su caminar, para tomar lenguas 7, como ella decía.
sociedad 3 me encantaba, y sería un ingrato si no recordara con Las calles estaban cuajadas de gente. Corrian ya los rumores pre-
afecto a aquella buena gente con quien pasé los primeros. años de mi cursores de la gran noticia. Algunos dispersos habían llegado al Per-
vida. gamino 8 y unos proclamaban resueltamente la victoria, otros duda-
Después de la reunión que acabo de describir, la guerra había ban del éxito, y los más tranquilos manifestaban la vacilación que se
estallado entre Buenos Aires y la Confederación 4, y aunque mi experimenta en esos trances.
propósito no es consagrar muchas páginas a la política, necesito No era entonces Buenos Aires lo que es abora. La fisonomía de la
contar la parte que yo tomé en el entusiasmo guerrero de aquellos calle Perú y la de la Victoria ha cambiado mucho en los veintidós
días. años transcurridos: el centro comenzaba en la calle de la Piedad 9 y
1 Senegal: río del África occidental francesa. llero castellano, prototipo de las virtudes de la raza, nació en Burgos (o
2 planas: cada una de las dos caras de una hoja de papel. en Vivar) hacia 1043 y murió en Valencia, en 1099.
3 su sociedad: su compañía. 6 facón: cuchillo de hoja larga de doble filo y punta muy aguda. Era
4 Bajo la presidencia de Derqui, que sucedió a Urquiza en 1'860, se el arma de pelea del gaucho.
produjeron nuevas disensiones entre Buenos Aires y la Confederación. 7 tomar lenguas: informarse de una cosa; tomar o adquirir noiicias.
Entonces, estalló nuevamente la guerra, que terminó con la acción de 8 Partido de la provincia de Buenos Aires.
Pavón, cuyo triunfo correspondió a Bartolomé Mitre. 9 Hoy se llama Bartolomé Mitre.
5 Rodrigo Díaz de Vivar, protagonista del Poema de Mio Cid. Caba-
360
terminaba en la de Potosí, donde la vanguardia sur de las tiendas tiendas de tono se prolongaba por la calle de la Victoria hasta la de
estaba representada por el establecimiento del señor Bolar, local de Esmeralda, y aquellas cinco cuadras constituían ·en esa época el
esquina, mostrador democrático al alba, cuando cocineras y patronas boulevard de ·la fashion II de la gran capitaL
madrugadoras acudían al mercado, y burgués, si no aristocrático,
entre las siete de la noche y el toque de ánimas IO El barrio de las Lucio Vicente López
Sin rumbo
Capítulo XXXV
Una palabra, una gracia, una caricia de su hijita, no tardaba en helado vacío de esas palabras producía en él una afligente impresión
llevar de nuevo la tranquilidad y la calma al espíritu de Andrés, des- de soledad y desamparo, como si vagara perdido entre tinieblas. Lo
vaneciendo como por encanto esas nubes pasajeras, tristes vestigios que el azar hacía hoy, podía deshacerlo mañana ... ¡Ay de él! ¡de
de una época sombría y dolorosa. su hija!; ¡ay de su felicidad, entonces!
Se sentía como purificado en presencia de la niñita, capaz de Y ante la horrible amenaza un secreto sentimiento lo asaltaba,
todas las virtudes, accesible a la bondad, inclinado a la indulgencia. hecho de egoísmo, de debilidad, de cobardía, y queriendo creer y
Una inconsciente necesidad emanaba del fondo de su alma, como temiendo no llegar a conseguirlo, obstinadamente se empeñaba en
un deseo imperioso, imprescindible de personificar en alguien, de cerrar los ojos a la importuna luz de su razón.
encarnar en una entidad extraña y superior la causa de todo el bien- Contra todo, a pesar de todo y porque sí, se esforzaba por remon-
estar de que gÓzaba. . tarse en alas de una fe ficticia hasta la noción de Dios.
¿Bastaba, acaso, buscarla, resignarse a tener su explicación en las
alternativas, en los azares de la vida, en el destino, en la suerte? El Eugenio Cambacén!s
La Bolsa
Primera parte
Capítulo 9
(Fragmento)
Allá van nuestros héroes todos, envueltos en el torbellino que triste y resignada; un pobre poeta que ha tenido que abandonar la
confunde la carroza de la mujer pública con el majestuoso landó I buhardilla donde se moría de hambre y de frío, para envolverse en
de la familia respetable y el ligero vehículo del tinterillo ensober- la "capa del pobre", en un rayo de sol; una futura gloria de las
becido, a quien quizás aguarda la cárcel al término de su carrera letras americanas, cuyos versos nadie lee porque la Bolsa no da
vertiginosa, con el potro altivo del joven galanteador que está rico tiempo para ello, mira, sentado en un banco, y por debajo del ala
sin saber cómo, porque la lluvia de maná 2 alcanza para todo el enorme de su chambergo 5 de bohemio, mira con amargura los es-
mundo. Allá va, en fin, coreada por el chasquido de los látigos, plendores de aquella bacanal 6 fastuosa, y su mente visionaria, ena-
amenazada por el rumor apagado de la montaña rusa, que parece el morada de la antítesis, le presenta un cuadro pavoroso.
trueno lejano de una tempestad que se aproxima, y entre las burlas Cree ver, allá lejos, muy lejos, al fin de la avenida por donde
de un organillo que hace oír su sonata maliciosa en unas calesitas de corren atropellándose los coches, una boca que se abre, se abre cada
los alrededores; allá va, como inmensa visión apocalíptica 3, una vez más, que luego se convierte en catarata, y de catarata en remo-
sociedad entera levantada en vilo por el agio 4 y la especulación, lino, y que aquel remolino empieza a girar, a girar, con rapidez tan
celebrando la más escandalosa orgía de lujo que ha visto y verá vertiginosa y con tan grande poder de atracción como el abismo que
Buenos Aires ... sirvió a Edgar Poe 7 para escribir ese prodigio titulado El Maels-
Y mientras tanto, un poeta, joven, alto, enlutado, de fisonomía trom 8. Y haciéndose la visión más clara, ve ya (sí, ve, porque los
10 el toque de ánimas: toque de campanas en las iglesias, a cierta cierta secreción, elaborada sobre todo por cochinillas hembras tras
hora de la noche, con que se avisa a los fieles para que rueguen a Dios chupar la savia de dicho arbusto, que cae al suelo en lonna de gotas y
por las ánimas del Purgatorio. tiene sabor a miel.
11 fasllion: galicismo; el mundo elegante. 3 Terrorífica.
4 agio: especulación sobre los fondos públicos.
5 chambergo: sombrero blando de castor.
1 landó: coche de cuatro ruedas, con capotas delantera y trasera, 6 bacanal: perteneciente al dios Saco; orgía con mucho tumulto.
para poder usarlo abierto o cerrado. 7 Edgar Poe: escritor estadounidense (1809-1849). Célebre autor de
2 maná: alimento que, de modo sobrenatural, dio Dios a los israe· cuentos de misterio y de horror, reunidos bajo el título de Narraciones
litas durante los años en que peregrinaron desde Egipto a la tierra extraordinarias.
prometida. El maná procede del tamarisco mannílero y consiste en B Se refiere a "Un descenso en el Maelstrom", de Poe.
361
poetas lo ven todo, hasta las cosas que no han sucedido todavía) ve llantes, de mármoles semivelados y de curvas orodie;iosas ... y el
despeñarse en aquel abismo, en confusión horrible y desgarradora, poeta oye un clamor que se levanta, un clamor inmenso, un la-
jinetes, caballos, magnates, prostitutas . . . Las ruedas de los coches mento colectivo, pavoroso que sube, sube, y puebla los aires, y se
partidas en mil pedazos, saltan y brillan al sol, crujiendo junto con desparrama por el mundo todo. Y un himno inmenso de compasión
las cajas y las capotas que estaban como globos en el vacío; los y de ternura, brota entonces de los labios vibrantes del poeta a qui\'n
caballos, lanzando relinchos atronadores, caen volteando y preci- aquella sociedad ·desdeña porque no es bolsista.
pitan a los jinetes en la sima 9 profunda; las mujeres, despavoridas, -¡Pobre gente! -murmura poniéndose de pie y tomando el ca-
se agarran unas a otras y despedazan mutuamente sus ricos trajes; mino de su buhardilla, mientras la visión va borrándose poco a poco
pero a pesar de sus esfuerzos, no pueden substraerse a la atracción a la distancia ...
irresistible, y caen también, formando una cascada de ojos y de bri- Julián Marte!
9 sima: cavidad grande y muy profunda en la tierra. 3 prosélitos: partidarios o adeptos de una doctrina o partido.
4 fatuidad: presunción, vanidad infundada.
prurito: deseo persistente y excesivo. ·
2 cesarismo: sistema de gobierno en el que una sola persona asu-
mé y ejerce los poderes públicos.
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1
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1
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nuevas
364
nuevas
En el último tercio del siglo XIX, en parte por agotamiento· del Romanticismo, en
parte, sobre todo, por la necesidad de traducir con toda fidelidad los cambios produ-
cidos en la sociedad europea en este tiempo, se abren nuevos caminos estéticos,
· basados en la observación directa e inmediata de la vida contemporánea en todos sus
aspectos.
así el Realismo 1 como una forma de reflejar en la literatura los problemas coti-
dianos -grandes o pequeños- de la realidad circundante . El intento de algunos
escritores de expresar esa realidad a través de los métodos de opservación y análisis,
propios de las ciencias naturales, da lugar al Naturalismo, que ofrece una visión parcial
y negativa del mundo que los rodea.
Tanto el Realismo como el Naturalismo encuentran su cauce natural en el género
narrativo y, en algunos casos, también en el dramático. Se comprende el alejamiento
de la expresión lírica por el afán de reproducir la realidad tal cual es.
Balzac en Francia, Dickens en Inglaterra, Tolstoi y Gogol en Rusia, y Pedro Antonio
de Alarcón, José María de Pereda, Juan Valera y Benito Pérez Galdós en España, son
los grandes cultores de la novela realista. Emilio Zola, novelista francés, fue el padre
del Naturalismo.
Ambas corrientes pasan a Hispanoamérica y llegan al Río de la Plata, donde se
manifiestan en obras narrativas y teatrales, entre cuyos autores descuellan Roberto J.
Florencia Sánchez y Gregorio de Laferrére.
de Roberto J. Payró
aparecida en 1889 en el Almanaque
Sudamericano de Casimiro Prieto,
en el cual colaboraba.
en
Puede decirse que la novela se convierte, a partir de la segunda mitad del siglo XIX,
en la especie literaria más cultivada como vehículo de la escuela realista. Las hay de
todas clases: psicologicas, de aventuras, sociológicas, humorísticas, costumbristas,
científicas, de viajes, de ambiente urbano y de ambiente rural. Aparece la novela de
tesis, con la presentación de conflictos y problemas de todo orden y el predominio de
la idea sobre la aventura o la anécdota. También la novela regional, pintura de cos-
tumbres y modo de vida de una comarca en particular.
El punto de partida está en ,la famosa novela de Gustavo Flaubert 2, Madame
Bovary, publicada en 1857, que marca la transición del Romanticismo al Realismo.
Contemporáneamente se da también el Realismo en la novela inglesa; tiempo después
en Italia y en Alemania, y pasa, por fin, al continente americano. ·
novela realista en
En España, la pintura de costumbres Las primeras manifestaciones del Realismo en Hispanoamérica datan de 1880, apro-
y de caracteres halla un gran maestro en ximadamente, con posterioridad a su auge en Francia, España e Inglaterra. Con las
Juan Valera, el autor de Pepita Jiménez; características propias de esta escuela, los temas, lógicamente, se adaptaron a la reali-
José María de Pereda cultiva la novela dad de cada país. No era igual la realidad política y económico-social en Chile o en
regional en El sabor de la tierruca, So- Méjico que en la Argentina, por ejemplo. Los más importantes escritores del Realismo
tileza y Peñas arriba; pero es Benito Pé- en nuestra América fueron Alberto Bies! Gana, en Chile; Tomás Carrasquilla, en Co-
rez Galdós, con las cuarenta y ocho no- lombia; José López Portillo, en Méjico; y en el Río dé la Plata, los argentinos Roberto J.
velas de sus Episodios Nacionales, el Payró y Gregorio de Laferrére.
que más se aproxima a Balzac. Una mu-
jer -Emilia Pardo Bazán- merece ser
mencionada, con obras como La cues-
tión palpitante y Los Pazos de U/loa. Retumbaban los cañones cuando nació Payró, en pleno conflicto bélico entre la Ar-
gentina, Paraguay y Brasil. Como si se hubiera alimentado con esa misma pólvora que
1 Tanto para conocer las características del ardía en las armas, fue, durante toda su vida, hombre de lucha y de acción, testigo
Realismo, como para su diferenciación con el alerta de cuanto sucedía en la patria y le sucedía ~ la patria. Heredero espiritual de
Romanticismo, remitimos a Uteratura IV, "Es- Sarmiento, no hizo, como el ilustre sanjuanino, de la'pluma espada, pero sí fino estilete
paña en sus letras". Editorial Estrada, Buenos
para punzar y arañar apenas -sin herir- con su crítica a la sociedad argentina en
Aires, 1984. Capítulo "Auge del Realismo"
(páginas 439 a 441). formación. De la época del 80 en adelante, se mueve inquieto para dar una visión del
2 Gustavo f'lsubE!rt: novelista francés (1821- país contemplado desde distintos ángulos, por medio del periodismo, el teatro y la
1880), creador de la novela realista francesa. novela. La crítica se viste de humorismo para suavizar la posible aspereza de sus es-
Autor de Madame Bovary, Salambó, etcétera. critos.
365
Del chico" al Grande
Roberto Jorge Payró fue hombre de "pago chico" que accidentalmente se movió
dentro de pagos más grandes. Nació y murió en la provincia de Buenos Aires: abrió sus
ojos a la vida en Mercedes -el 19 de abril de 1867- y los cerró para siempre en
Lomas de Zamora, el 5 de abril de 1928. Buena parte de su vida transcurrió en Bahía
Blanca, ciudad bonaerense a la que está ligada gran parte de su obra.
Payró, movido por su sensibilidad so- Su existencia coincide con una época bastante agitada de nuestra historia. Son tiem-
cial, que fue el rasgo preponderante de pos de grandes luchas electorales, en las que Payró interviene activamente. Le inte-
su carácter, se unió primero a los radica- resan simultáneamente la literatura y la política, sobre todo esta última como perio-
les y participó en la revolución de 1890 dista. El periodismo lo conduce a distintos lugares de la República, hasta que el 1 o de
contra el presidente Juárez Celman; se septiembre de 1889 Payró logra tener su diario propio en Bahía Blanca, adonde había
volcó luego al incipiente socialismo, del ido primeramente llamado por su padre. En esa misma ciudad se casa con María Ana
que fue uno de los fundadores. Cori José Bettini, compañera animosa de toda su vida. Radicado por un tiempo en la ciudad
Ingenieros y Leopoldo Lugones, organizó atlántica, va y viene, continuamente, de Bahía a Buenos Aires. Como colaborador per-
el Centro Socialista de Estudios, en el manente de La Nación, viaja a Chile y al interior del país. En 1907, gracias a una
que él mismo asumió las funciones de herencia, pudo ir a Europa. En ese Pago Grande permaneció doce años: dos en Bar-
secretario y Lugones las de bibliotecario. celona y el resto en Bruselas, donde, durante la invasión alemana, por su decidida mi-
Años más tarde se alejó también de este litancia a favor de los aliados, llegó a estar en peligro de muerte. Teminada la con-
partido sin renegar jamás de los princi- tienda, los belgas le expresaron su agradecimiento otorgándole su más alta condeco-
pios de justicia social que inspiraron toda ración.
su obra. Contratiempos y penas -la mayor, perder a un hijo ya grande- le hacen desear el
retorno a sus pagos. Ya en la Argentina, la familia Payró se instala definitivamente en
Lomas de Zamora. Allí termina su fecunda y activa existencia de sesenta y un años.
Payró comienza su obra literaria propiamente dicha con una narrac1on breve en la
que se vale del tema histórico para ensayar un tipo de novela que, con posterioridad, lo
hará célebre: la picaresca.
Escribe en 1905 El falso Inca, una novelita en la que rnás bien reproduce al pícaro
al modo tradicional español:
En la época colonial, un tal Pedro Chamijo -un aventurero- se hace pasar por des-
cendiente de los incas peruanos, con la complicidad de una mestiza que habla quichua. Él
simula ser el inventor de un original cañón de madera y promueve una rebelión entre los
diaguitas. Fracasa en esta empresa, que él mismo había promovido.
Gran admirador de Galdós, en algún Con el intervalo de los años en Bélgica, publica El Capitán Vergara, crónica roman-
momento acarició Payró la ilusión de cesca de la conquista del Río de la Plata. Y luego, dentro del mismo ciclo, El Mar
emularlo con una obra al estilo de los Dulce, crónica también, pero ésta novel<1da, sobre el descubrimiento del Río de la Plata
Episodios Nacionales, pero apenas al- por Juan Díaz de Solís. Hubo después algunas continuaciones: Chamijo, Los tesoros
canzó a añadir dos títulos más a los ya del Rey Blanco . .. , pero el ciclo no se completó. Todo esto era historia antigua, que le
citados. demandó los mayores esfuerzos de imaginación. Lo suyo era la realidad contempo-
ránea, la serie de pequeños sucesos de todos los días.
La realidad del
Payró demuestra su talento en las novelas costumbristas criollas, en las que, "burla
burlando", describe la vida del país hacia fines del siglo pasado. Las tres obras con que
enalteció este género fueron El casamiento de Laucha (1906), Pago Chico (19CJ8) y
Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira (191 O).
Comencemos por Pago Chico, aunque cronológicamente sea la segunda. No es es-
trictamente una novela dividida en capítulos. Más bien, algo similar a lo que en nues-
tros días ha hecho Gabriel García Márquez, quien utilizó el imaginario pueblo de Ma-
cando como hilo unitivo entre una serie de relatos que tienen en común la presencia de
ese lugar como escenario obligado de los hechos. En las novelas de Payró, el lugar es
Pago Chico, cuyo nombre es una creación del autor para designar un pueblo semi-
urbanizado, ubicable en cualquier lugar del país en la época en que él vivió; por de
pronto, un rincón al sur de la provincia de Buenos Aires, según la presentación que
hace Payró al comenzar.
El observador, más que el crítico de las costumbres, encuentra en ese rincón de la
3 Expresión latina que significa: "corrige rien- república materia suficiente para ejercer su crítica sin frases moralizadoras. Le basta
do las costumbres". con presentar risueñamente el ejemplo -"castiga! ridendo mores" a_, aunque detrás
366
de esa sonrisa se advierta cierta amargura en la comprobación del estado político,
social y cultural de esa comunidad.
Fortín en tiempo de la guerra de indios, Precisamente, esa pequeña comunidad es como la reducción a escala mínima de la
Pago Chico había ido cristalizando a· su al- sociedad argentina de ese tiempo: en forma caricaturesca, Payró ·pone de manifiesto la
rededor una población heterogénea y curio- burla que se hacía de las instituciones, la venalidad de los funcionarios, la mezquindad
sa [ ... ]. Cuando ese núcleo adquirió cierta d¡:¡ los vecinos en general, atento. cada uno al logro de sus ambiciones y partiCipando
importancia, el gobierno de Buenos Aires, todos del juego de los intereses creados. El autor se incluye en ese conjunto, auto-
que contaba para sus manejos políticos y de rretratado, personificado en el periodista Viera, cuya candidez sería la misma con la
otra especie con la fidelidad incondicional de que Payró pensó que podría influir en el mejoramiento del ambiente a través de las
los habitantes, erigió en "partido" el peque- páginas de La Tribuna.
ño territorio, dándole por cabecera el antiguo No demuestra animosidad contra ninguno de los personajes de Pago Chico, pero es
fuerte, a punto de convertirse en pueblo. Co- implacable en el juicio constante, abierto o encubierto, contra las autoridades guber-
mo por entonces no existían ni en embrión namentales en sus diversos grados. Nunca ejerce esa crítica en forma directa, sino
las autonomías comunales, el gobierno de la incidentalmente, al pasar, deja caer una mancha sobre una disposición, un proceder,
provincia nombraba miembros de la muni- etcétera. Lo cual significa que su postura política no lo abandona nunca, aun cuando ya
cipalidad, comandantes militares, jueces de no esté haciendo periodismo.
paz y comisarios de policía, encargados de El estilo de Payró se adapta perfectamente a este tipo de obras. Con soltura, con
suministrarle los legisladores a su imagen y naturalidad, hijo al fin de la Generación del 80, se expresa en un lenguaje coloquial,
semejanza, que habían de mantenerlo en el salpicado de locuciones latinas y frases hechas tomadas del francés, en gran armonía
poder. con refranes y modismos criollos. los diálogos, sumamente vivos, revelan que Payró, a
Roberto J. Payró, Pago Chico, la vez que miraba, escuchaba también atentamente.
"La escena y los actores". Como aquellos sabrosos Artículos de costumbres de Larra, cada capítulo de Pago
Chico es un pequeño cuadro cuya serie completa da la visión total de ese "i Pueblo
chico, infierno grande!", donde la buena voluntad y las ilusiones de Payró quedaron
... las cosas han cambiado. Pago Chico es defraudadas, como las de Viera, en los tiempos de La Tribuna. Para no dejarnos con
Pago Grande, el villorrio es un fuerte núcleo. esa impresión pesimista, el mismo autor, en el "Epílogo", nos dice córno todo ha cam-
de población, con afirmados, tranvías, luz biado, y que aquel villorrio es ahora una de las más importantes ciudades del sur de la
eléctrica, obras sanitarias; su comercio gira provincia de Buenos Aires, y sus habitantes, herederos de aquellos pagochiquenses,
millones, su industria crece y prospera, su apenas se reconocen en sus antepasados.
fuerza vegetativa y progresiva es colosal; en Payró no alcanzó a publicar Nuevos cuentos de Pago Chico, que se conocieron en
política también se ha dado un largo paso edición póstuma.
hacia adelante, y aunque está muy lejos el
ideal, algo se ha ganado en cuanto al juego Los de
de las instituciones, y hasta parece haberse
ganado mucho, pues ya: no se estilan los bur- Aunque Pago Chico sea posterior a El casamiento de Laucha, lo hemos tratado con
dos medios de gobernar que burla burlando anterioridad y aparte, para unir en un mismo estudio a los protagonistas de su primera
hemos puesto de relieve. y su última novela, en este terreno de la picaresca . Según como se miren, también
los vecinos de Pago Chico, en su mayoría, son "pícaros". La calificación depende de
Roberto J. Payró, Pago Chico,
las características que asignemos a ese tipo de personaje. Tradicionalmente, un pícaro
Epílogo.
es un hombre sin oficio determinado, que vive de un modo irregular y vagabundo; que
es, alternativamente, criado de un gran señor o vive de limosnas y raterías. Sin ser un
verdadero delincuente, su conducta no es honrada. Busca, fundamentalmente, vivir sin
trabajar; es talentoso para urdir engaños y siempre busca pasarla bien a costa de los
demás; su filosofía de la vida es materialista y cínica. No entran todos los pagochi-
quenses en este esquema. No exactamente. Pero el comisario Barraba, con su habi-
lidad para ir quedándose poco a poco con lo ajeno, y Gertrudis, atendiendo a sus
propias necesidades con el dinero de las "Damas de Beneficencia", están bastante
cerca del modelo.
Quien mejor se ajusta a él es Laucha. la coincidencia es total: "siempre pobre,
siempre rotoso, algunos días con hambre, todos los días sin plata"; "sin un peso, ni
mucha letra menuda, ni mucha fuerza, ni muchas ganas de trabajar". le parece muy
natural, en su irresponsabilidad nata, engañar a doña Carolina: "Yo no soy el primero
que haya olvidado sus juramentos por seguir sus gustos. Ni el último tampoco ... " Falto
de todo parámetro moral, ni siquiera tiene conciencia de su actitud canallesca. El relato
simula ser un monólogo de Laucha ante un auditorio probablemente tan poco escru-
puloso como él. Vemos los hechos desde la perspectiva del mismo narrador-prota-
gonista. Los "Pues, señor" con que de cuando en cuando parece solicitar la atención
de los que lo escuchan confirman el hecho de ser una narración oral, en la que se inter-
calan opiniones, reflexiones y, por supuesto, los sabrosos diálogos entre Laucha y sus
ocasionales interlocutores dentro del relato, con la reproducción del habla cocolichesca
de la gringa y del cura Papagno, otro ejemplar de pícaro.
367
En Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreira las cosas cambian. Las aventuras
vividas por el protagonista distan mucho de ser divertidas. El personaje, más que un
pícaro, es un cínico ambicioso. Sus propósitos son absolutamente serios. No es un
oportunista como Laucha. Se fija metas y, para lograrlas, no repara en medios. Va
dejando un tendal de víctimas en su camino, pero nunca vuelve la mirada atrás. Dis-
fraza su falta de inteligencia y de cultura -fruto esta última de su holgazanería-, en
su carrera política, con el ataque hiriente al opositor. Asciende de peldaño en peldaño
hasta escalar las más altas posiciones sociales, políticas y económicas. De pronto,
alguien que pertenece a su pasado se hace presente en una carta. A punto de su-
cumbir a los sentimientos, la destruye para que todo siga igual
autor teatral
Al margen de sus novelas, Payró volcó también en el teatro su preocupación por el
estilo de vida argentino de fines del siglo XIX. Sus obras pueden agruparse en dos
épocas: la primera corresponde a Canción trágica (1902), Sobre las ruinas (1904),
Marco Severi (1905) y El triunfo de los otros (1907). La segunda época comprende las
obras que escribió a su regreso de Europa: Vivir quiero conmigo (1923), Fuego en el
rastrojo (1925) y Alegría (1928). El suyo fue teatro de tesis, teatro de ideas.
Abundante fue la producción teatral, como la novelística de Roberto J. Payró. Por
esta última -en la que resalta su galería de pícaros y la pintura de los ambientes
donde desarrolló su vida, hecha con trazo ágil, con los tonos que naturalmente corres-
ponden a los lugares y a las cosas -es que tiene este autor bien ganado lugar entre
los buenos prosistas argentinos .
en
Es posible considerar como anteceden- Las tendencias literarias de la segunda mitad del siglo XIX -el Realismo y el Natu-
tes del teatro gauchesco El amor de la ralismo-- que dieron tantos frutos en la narrativa, no tuvieron igual resonancia en el
estanciera, que procede de las postrime- teatro, al punto que a fines de ese siglo puede oecirse que se encuentra en situación
rías del siglo XVIII; El detalle de la acción precaria. Pero a comienzos del siglo XX adquiere caracteres propios en la mayoría de
de Maipú, hacia 1818; y Las bodas de los países americanos y, en particular, en el Río de la Plata. Tal como lo hicieron los
Chivico y Pancha, de 1823. novelistas, los dramaturgos también plantearon en sus obras problemas de actualidad,
Se supone que el primero fue repre- que las convirtieron en testimonios de una sociedad y de una época.
sentado en el teatro de la Ranchería. Se- Nace así el teatro costumbrista, cuyos personajes parecen arrancados de la vida
gún Mariano G. Bosch data de 1786; To- misma, con sus formas idiomáticas características, fuertemente delineados en ellos
rres-Ríoseco lo ubica en 1792. Es la pri- vicios y virtudes, no tanto de índole personal,. sino más bien como consecuencia de la
mera obra gauchesca con bailes y can- influencia del medio ambiente sobre el individuo. El teatro deja de ser, pues, simple
tos, conocida. La fábula es primitiva, sim- entretenimiento, para convertirse en una forma de exponer ideas políticas, de denunciar
ple, y comporta una alegoría. Por la tipi- lacras sociales o, menos pretensiosamente, de "fotografiar" a los representantes de
ficación de los personajes, el tratamiento una clase social; en una palabra, como un equivalente de la "novela de tesis", pasa a
del tema y la forma métrica, pertenece al ser "teatro de asunto".
clima estético dieciochesco. Pero el pai-
saje y el ambiente criollo comienzan a del teatro
crear un clima distinto, que ya se siente Al tratar las distintas épocas de la historia de la literatura hispanoamericana en
como algo genuinamente argentino. general, y la del Río de la Plata en particular, se ha ido viendo la evolución del teatro,
al compás de los demás géneros literarios. Hasta mediados del siglo XIX se repre-
sentan, en su mayoría, obras de autores europeos, y las que escriben los poetas
románticos no hacen más que reproducir los lineamientos temáticos del Romanticismo
español o francés. A partir de la Generación del 80 se advierte un intento por eman-
368
Es de hacer notar que la novela de al teatro de esos modelos y, poco a poco, va surgiendo un drama nacional. La
Gutiérrez era el traslado a la literatura de de los críticos sitúan su origen en 1884, fecha en que se estrena ,en Buenos ·
un suceso real, narrado por la crónica Aires Juan Moreira, mimodrama o basada en el folletinesco relato del
periodística, con lo que el realismo se mismo nombre, debido a la pluma fácil de Eduardo Gutiérrez, autor también de Juan
hacía también presente en esos momen- Cuello y especialista en convertir en héroes a delincuentes famosos.
tos. Hubo autores que ya deliberadamen- Se en Buenos Aires de obras procedencia
te este éxito del drama ru- europea, a las que asiste una minoría culta. La gran masa de acudía
ral para establecer el nexo entre este divertirse a los espectáculos circenses. Uno famoso había por entonces: el de los
teatro "matonístico" y el de los cultores manos Cario, en el que actuaba como payaso comentador de la realidad política José
del R~alismo y del Naturalismo, que ya J. Podestá, que se hizo famoso con el nombre de "Pepino el 88". En el citado año de
estaban pidiendo pasar al frente. 1884 se representa, con la actuación de Podestá, la pantomima adaptada de la novela
de Gutiérrez, a la que éste mismo había añadido cantos, danzas, gauchos a caballo y
En La de escándalo (1896) de duelos a cuchilladas y a balazos. Obtuvo tal éxito que, dos años después, Podestá
Martín Coronado, el bueno de Pascual le decide convertir la pantomima en un drama hablado, con diálogos proporcionados por
dice a Ciriaco, que es un vago y un trai- Gutiérrez y otros de su invención. Así el teatro criollo, sobre la base de una
dor: "¿Te has creído, 1 Juan Moreira de novela ya existente. En 1889, el espectáculo obtiene un clamoroso éxito en Monte-
cartón, 1 que un hombre de corazón 1 video y vuelve a Buenos Aires para ser representada, con igual fortuna, en 1890
retrocede ante un bandido?" Y en La y 1891.
gringa, de Florencio Sánchez: "No sirve
más que para le hagan versitos de Juan El teatro criollo en evolución
Moreira". Por la idealización de Gutiérrez, ,Juan Moreira se convirtió en héroe romántico, víc-
tima de las circunstancias, como otro Martln Fierro, cuando, en realidad, era una dege-
neración del personaje hemandiano. Queda registrado como una especie de mito,
cuyo recuerdo perdura en otras obras de esta misma época.
La descendencia de Juan Moreira fue vasta, hasta que apareció Calandria , de
Martiniano Leguizamón, en 1896. Esta obra representa un gran paso adelante en el
desarrollo del género. Se aparta de todo el panorama romántico de injusticia y rebeldía.
Su gaucho también se alza, en principio, contra los abusos de la autoridad, pero como
Martín Fierro cuando está de regreso, éste también depone su actitud agresiva y, por
obra del amor, se dispone a integrarse en la sociedad: "¡Pero ha nacido, amigazos, el
gaucho trabajador!"
En 1901 se separan los hermanos Podestá 4 y así dan lugar a la formación de dos
compañías de actores criollos. Se entra ya, con el albor del siglo XX, en la llamada
"década gloriosa", que va de 1900 a 1910, con el auge del Realismo, que favorece el
descubrimiento del rasgo propio y original. Conviven la intención cómica y la dramá-
tica: con la primera nos divierte Gregorio de Laferrere, cuya gracia no es suficiente para
borrar el rictus amargo de los personajes de Florencia Sánchez.
Paralelamente se ha venido desarrollando el sainete criollo de tono satrrico-político.
Los saineteros crean un teatro típico, que refleja la vida local. Refieren sucesos de ac-
tualidad y hacen subir la oposición política a las tablas, con continuas alusiones a
acontecimientos y personas. Al principio imitan las formas llegadas de España con el
llamado género chico s. Luego este género declina y lo reemplaza definitivamente el
sainete criollo, más afín con el gusto popular.
El sainete se limita a reproducir una parte reducida de la realidad. Sus personajes
son gentes humildes, que se han quedado en la orilla de la ciudad: no se animan a
llegar al centro; no quieren adentrarse en la campaña. En esa franja limítrofe viven
personajes típicos en su modo de actuar, de vestirse, de hablar. Son los del suburbio.
Las dos
Dos grandes autores consolidan definitivamente el teatro argentino al comenzar el
4 José, Jerónimo, Pablo y Arturo. siglo XX: Florencio Sánchez y Gregorio de Laferrere. Ambos, cubiertos sus rostros con
5 Clase de obras teatrales de menor impor- las máscaras que se usaban en las representaciones del primitivo teatro griego, repre-
tancia, que comprende sainetes, comedias y sentan: uno, Florencio Sánchez, la tragedia; el otro, Gregorio de Lalerrere, la comedia.
zarzuelas de uno o dos actos.
Sus primeras obras -ya suficientes para conferirles una fama que las siguientes con-
6 Mariano G. Boscll, Historia de los orlge-
nes del teatro nacional argentino y la época de firmarán- se estrenan con un año de diferencia: M'hijo el dotor, en 1903; ¡Jettatore . . .!,
Pablo Podestá. Buenos Aires, Talleres Gráficos en 1904. Las dos, según dicen, fueron escritas en poco más de quince días, pero por
Argentinos, L. J. Rosso, 1929. distintos motivos: para Sánchez significaba su porvenir; para Laferrere fue, simple-
7 Ricardo Rojas es autor de la primera His- mente, el cumplimiento de una apuesta.
toria de la Uteratura Argentina, Editorial Losa- La misma diferencia que en sus obras se da en sus vidas: Sánchez fue un dis-
da, Buenos Aires, 1948. conforme social, acosado por los problemas de dinero y la mala salud. Lalerrére era
369
alegre, despreocupado, sin problemas económicos. Su vida fue poco más larga que la
de Sánchez. Éste sucumbió a la tuberculosis a los treinta y cinco años; Laferrere murió
a los cuarenta y seis.
Los
Un año antes del estreno de la que se considera la obra fundadora -M'hijo el
dotar-, en 1902 subió a escena La piedra de escándalo, de Martín Coronado, que
el autor debía completar muchos años después con una segunda parte: La chacra de
don Lorenzo . Todavía apegada al teatro romántico, escrita en verso, insinúa débil-
mente el ambiente rural que tendrá tanta preponderancia en la dramaturgia que sigue a
continuación. Cuenta Enrique García Velloso que esta pieza obtuvo un éxito tan reso-
nante, en la ajustada interpretación de los Podestá, que movió a Nicolás Granada a
entregar a esos mismos actores ¡Al campo!, pintura costumbrista que pone en juego,
una vez más, la ya clásica antinomia ciudad-campo, en términos muy simples. Inscripta
dentro del llamado género grande, incorpora el tema nacional con gracia y agilidad.
El social de Florencia
La vida y la obra de Florencia Sánchez se caracterizan por una actitud inconformista
ante la sociedad, que se manifiesta tempranamente. Nacido en Montevideo en i 875,
recibe instrucción primaria en la ciudad de Minas, pero no completa la secundaria por
no sujetarse a un estudio metódico. A partir de entonces, su escuela será la vida y la
calle su campo de observación. Pierde su primer empleo de periodista adolescente por
dirigir su crítica social contra sus mismos empleadores. Usa como seudónimo "Jack the
Ripper" (Jack el Destripador), nombre tremendista, para asustar a las víctimas de su
pluma, que más tarde reemplazará por otros más inofensivos. Ejerce la tarea perio-
dística alternativamente en el Uruguay, su país natal, y en la Argentina, su segunda
patria.
Militante del Partido Colorado uruguayo; afiliado al Centro Internacional de Estudios
Sociales, de Montevideo, de orientación anarquista; ideólogo positivista, todas estas
facetas se revelan en sus obras, tanto en la elección de los temas, casi siempre polé-
micos, como en la solución que les da, al margen de las normas morales y los con-
vencionalismos sociales de su época.
8
Florencia Sánchez vivió su vida premiosamente, como si supiera lo breve que iba a
ser. Sus viajes frecuentes a una y otra orilla, la inestabilidad de sus empleos, la per-
manente angustia económica, lo muestran siempre inquieto, insatisfecho y en pie de
lucha, hasta el casamiento con Catalina Raventos, que disciplina su vida.
Después de haber hecho sus primeras armas en el periodismo en Minas y en Mon-
tevideo, llamado por Lisandro de la Torre se desempeña por un corto tiempo en un
El grupo de La Syringa aparece retra- diario de Rosario, pasa a Buenos Aires y aquí se vincula con el grupo La Syringa,
tado en la novela de Manuel Gálvez El formado y dirigido por José Ingenieros. Escribe en el diario de Carlos Pellegrini y en El
mal metafísico. El propio Gálvez formó Sol, de Alberto Ghiraldo. Se une a la bohemia porteña; sufre apuros económicos que
parte de ese grupo, ~uyos integrantes retardan su casamiento, realizado al fin en 1903, en coincidencia con el estreno de su
son mencionados con nombres clave que primera obra dramática: M'hijo el dotar. A continuación se lanza a escribir febrilmente:
permiten descubrir de quiénes se trata, o un año después se estrena La gringa; al siguiente, tres obras al hilo: Barranca abajo,
descriptos de tal manera que es fácil el 26 de abril; En familia, el 6 de octubre; el 26 de ese mismo mes: Los muertos.
descubrir su identidad. Tal es el caso de En 1906 lleva a escena Nuestro hijos, comedia dramática en la que defiende los
Sánchez, personificado en el pobre Riga, derechos de cada uno de vivir su vida, aun cuando sea en pugna con las normas mo-
poeta fracasado por su carácter neuró- rales o los convencionalismos sociales. Para proponer una tesis semejante a la ante-
tico, que acaba también, como el uru- rior, escribe Los derechos de la salud. Se siente ya enfermo y presa de una neurosis
guayo, consumido por la tuberculosis, en causada por los eternos problemas económicos; pese a eso, propugna en esta obra los
un hospital. derechos de los fuertes y de los sanos.
En otra época ha aprendido regularmente el francés y ha llegado a dominar el ita-
liano. Se le brinda entonces la oportunidad de ir en misión oficial a Roma. Desembarca
en Génova y empieza a recorrer Italia con el propósito de divulgar su obra. Cada vez
peor de salud y de recursos económicos, se interna en el hospital "Fate bene fratelli",
de Milán, y allí muere, asistido por dos amigos, el 7 de noviembre de 191 O. Deja un
8 Locución latina que significa: "El tiempo testamento donde se advierte que nunca ha dejado de ser, en el fondo, el adolescente
huyé". rebelde, ansioso de vivir y dueño de su voluntad hasta en la muerte.
370
La del drama rural
El enfrentamiento campo-ciudad, tan sencillamente planteado y resuelto a la manera
de "menosprecio de corte y alabanza de aldea" 9 en la obra de Nicolás Granada, ¡Al
campo!, adquiere en la concepción de Florencia Sánchez ribetes dramáticos ausentes
en su predecesor.
La primera obra de envergadura de este autor -M'hijo el dotar- ofrece, además de
la clásica oposición de gustos y costumbres, motivos de distanciamiento entre padres e
hijos . La brecha generacional es provocada por la incomprensión de ambos lados.
Como consecuencia del trasplante de Julio, el hijo "dotar", a la ciudad, se produce el
e~frentamiento con don Olegario, el padre, que no se aviene a los modos de la joven
generación. No es la vida de la ciudad en sí la que contribuye a modificar la conducta
de Julio, sino las nuevas ideas, en las que se reconocen fácilmente la postura anar-
quista de Florencia Sánchez, su rebeldía contra los códigos de la sociedad burguesa,
su voluntad de defender actitudes individuales.
La acción se desarrolla alternativamente en una estancia del Uruguay y en la ciudad
de Montevideo. Algunos personajes se trasladan incidentalmente de un lugar a otro; los
hay que, como Cándido y su familia, se radican en la ciudad sin perder del todo sus
costumbres campesinas.
la ... Y·
El 21 de noviembre de 1904, la compañía de Angelina Pagano estrenó en el teatro
San Martín La Gringa, segunda de las obras de arte mayor de Florencia Sánchez, tam-
bién dentro de la problemática rural, pero en un aspecto distinto: el enfrentamiento del
criollo con el gringo en la campaña argentina; la animadversión del hijo de la tierra
contra el que consideraba el intruso, el usurpador, etcétera·.
Sánchez circunscribe el escenario donde ha de desarrollarse el drama al campo
santafesino, colonizado ya para esa época por el europeo. El "leit-motiv" es el gringo,
el inmigrante trabajador que se va quedando con la propiedad del criollo, por la desidia
de éste; de esa desidia ya no participan los hijos como Próspero, a quien el padre, por
apegarse a la tradición, no le permite hacer producir el campo.
La figura del padre pierde autoridad ante el hijo porque no conserva, como en el caso
de Olegario, las virtudes que lo hacían respetable, aunque no fuera respetado. Prós-
pero, el hijo del criollo, es la antítesis de Julio: respetuoso, trabajador; se independiza
de Cantalicio después de agotar todos los medios para convencerlo de que le deje
aplicar otros criterios para la explotación del campo. Hipotecado a don Nicola, el vecino
gringo empeñoso y trabajador, finalmente va a parar a sus manos para ser explotado
por Horacio, su hijo, que ha obtenido el título de ingeniero agrónomo y está en buenas
relaciones con su padre. En la confrontación que hace Sánchez, el criollo lleva la peor
parte: no hay en él ningún rasgo positivo: a la haraganería añade el orgullo y la afición
por el juego y la bebida, ésta última acrecentada a medida que aumentan también las
dificultades. Sánchez intenta poner de relieve los defectos de la generación de los
mayores, pues Próspero posee todas las virtudes de que carece el padre. Además, a
través de los hijos se realiza la fusión entre criollos y extranjeros: Próspero va a tra-
bajar a lo de don Nicola, el acreedor de Cantalicio; traba amistad con Horacio y se casa
con Victorina, "la gringa" . Nuevamente la solución viene dada por el amor: al ente-
rarse Cantalicio por la misma Victorina que ella va a tEmer un hijo de Próspero, el viejo
criollo se conmueve, pero a la pregunta semimaliciosa de Horacio: "-Y usted, viejo,
¿se reconcilia ahora con los gringos?", responde rápidamente: "-Con los gringos ...
en la perra vida. ¡Con la gringa y gracias!" No es suficiente el parentesco para borrar el
concepto peyorativo que tradicionalmente, desde El amor de la estanciera hasta estas
obras de Sánchez, profesa el criollo por el gringo. Sin embargo, a éste ya aquí se lo ve
superando su "status" social, respetado por unos, considerado por otros; en general, se
hace importante por su dinero, deja de ser el gringo aislado, empieza a formar colonia.
La unión del criollo Próspero y la gringa Victorina es todo un símbolo de la nueva
9 Alusión a la obra de ese título -Menos-
precio de Corte y Alabanza de Aldea- en la Argentina, como son símbolos también el palacete que hace levantar don Nicola sobre
que Fray Antonio de Guevara (1480-¿ ?), uno las ruinas de la vieja casona de Cantalicio, y el ombú derribado para que no afee, con
de los autores más representativos del siglo su tronco retorcido y "sus flores como gusanos", la armonía del flamante parque inglés:
XVI en España, defiende la sencillez y la virtud Se vive en esta obra una atmósfera menos tensionada que en la anterior. Los diá-
campesinas. logos son más ágiles y los personajes se mueven con mayor soltura y naturalidad. Se
371
afirma la importancia de las figuras femeninas en la escena nacional, iniciada ya por La
piedra de escándalo, de Martín Coronado, con la que tiene La gringa mayor parentes-
co espiritual que con su consanguínea M'hijo el dotar.
Los
Al año siguiente de La gringa, Barranca abajo , el drama de la decadencia criolla,
el aniquilamiento de un hombre de bien por las fuerzas oscuras del mal, encarnado en
los personajes que lo rodean. Zoilo, el protagonista, tiene afinidad parcial con Cantali-
cio. Las causas son distintas, distinta la reacción familiar, distinto el final. Zoilo es un
hombre bueno, perseguido por la mala suerte, un personaje de tragedia griega, víctima
de la fatalidad.
Rodeado de mujeres que contribuyen a su desgracia -la esposa, la hermana, las
hijas- cuenta sólo con el amor de Robustiana, la hija menor, a quien sus hermanas
hacen objeto de burla y de maltrato. En la galería masculina persiste la dicotomía entre
"los buenos" y "los malos", representados los primeros por el mismo Zoilo y Aniceto,
su fiel ahijado; en el otro bando forman Juan Luis y Gutiérrez, herederos en mayor es-
. cala de los pícaros de Payró. Éstos provocan la ruina total de Zoilo, quien, en esa cir-
cunstancia, reniega de un Dios que lo abandona, según él: "¡Y dicen que hay un Dios!"
La desesperación lo induce al suicidio. En una primera versión, Aniceto lo sorprendía
en el momento en que intentaba quitarse la vida y, lógicamente, trataba de disuadirlo.
Pero después de un breve y tenso diálogo, se retiraba, semiconvencido de que no lo
haría. En cuanto Aniceto se perdía de vista, Zoilo llevaba a cabo su propósito y caía el
telón sobre el primer suicidio gaucho 1o.
Todo el último acto es de una gran dramaticidad. Previamente a su decisión fatal,
Zoilo intenta redimirse haciendo confesión de culpa ante su familia, pero no acepta el
ofrecimiento de Dolores para iniciar una nueva vida, incapaz de sacudir el rencor que
ha ido acumulando durante años. ·
Obra pesimista, cuyo amargo contenido se resume en la reflexión final de Zoilo:
"¡Se deshace más fácilmente el nido de un hombre que el nido de un pájaro!", añade al
realismo de los dramas anteriores un naturalismo y un determinismo propios de la
escuela de Emilio Zola. Sánchez se propuso en esta pieza, más aún que en las an-
teriores, dar una representación "verídica" de la vida, olvidando, por seguir al maestro
francés, que en la vida hay zonas de luz y zonas de sombra: él eligió las sombrías.
Asimismo, presenta a Zoilo como imposibilitado de escapar de una situación que él,
en parte, ha contribuido a crear.
La comedia urbana
En 1905, con el estreno de En familia, se produjo un cambio total de escenario en la
dramaturgia de Florencia Sánchez, que trasladó a sus criaturas del ambiente rústico al
medio urbano. Perdura, amplificada, la problemática que había planteado ya en Ba-
rranca abajo entre los honestos y los deshonestos, con algunas inversiones en la
adjudicación de los papeles con respecto a los personajes. En Barranca abajo los
honestos estaban representados por Zoilo, Aniceto, Robustiana; todos los demás inte-
graban la galería de los deshonestos, de la que no se podía exceptuar totalmente a la
madre por su actitud tolerante ante la inconducta de sus hijas y su cuñada. En familia
presenta un grupo en el que, a la inversa, los honestos son la madre y uno de los hijos,
Damián, con Delfina, su mujer; en tanto que el padre está a la cabeza de los des-
honestos, junto con el menor de sus hijos, Tomasito, sus dos hijas y un tercer hijo,
1o Por primera vez en la literatura argentina,
un personaje gaucho se da la muerte por su Eduardo, cuyo mayor defecto es la vagancia, aunque no perjudica a nadie y es el que
mano. El caso siguiente es el de Balbina, la tiene la visión más certera de la situación. El padre, que ha ido decayendo en su po-
protagonista de El inglés de /os güesos, pero sición económica y social y se ha convertido en un jugador y "pechador'' 12, termina,
por un motivo totalmente distinto. acuciado por sus deudas de juego, estafando a Damián, su propio hijo. Éste, que se
11 Protagonista del drama de Shakespeare, había propuesto reformar a la familia, se declara vencido y, para salvar su honor, pide
Rey Lear. Fue representada en Buenos Aires al padre que se presente a la policía y confiese su delito.
por un gran actor italiano: Ermete Zacconi. Sán- En Barranca abajo la desgracia viene desde afuera; En familia muestra el caso de un
chez asistió a esa representación y quedó viva-
grupo que tiene en sí el germen de su descomposición.
mente impresionado tanto por la obra como por
Sánchez muestra mayor habilidad en el manejo de los personajes rurales que en el
el intérprete.
12 Sableador, el que pide dinero prestado, de los urbanos. El planteo de En familia es más superficial, la tipificación es débil. El
sin intención de restituirlo. personaje mejor logrado es el de Eduardo, el "pícaro" inofensivo, quien sólo pide vivir
372
sin trabajar, pero que, desde su postura de vago, es un lino observador de cuanto
sucede y tiene bien catalogados a los miembros de su familia .
Por momentos, el autor denota alguna vacilación en la forma de expresarse de estos
personajes. Cuando la madre se dirige a Damián, en una misma frase pasa del vos al
tú, con una indecisión que algunos atribuyen a lo espinoso de la situación en que se
encuentra, pero ello no es suficiente justificativo. En otros aspectos, parece haberse
empapado de los giros lingüísticos de un sector social de clase media con pretensiones
de ascender. Maneja bien la lengua coloquial, en la que se hacen notar los diminutivos
con valor despectivo: "doctorcitos", "almacenerita". La palabra con que los personajes
sé refieren a Delfina -"lana"- revela indirectamente su origen de hija ae inmigrantss.
Todos los diálogos del primer acto, particularmente, están salpicados de modismos del
habla rioplatense, con la infaltable presencia del "¡che!" porteño.
Lejos está Sánchez en esta comedia de sostener una tesis o de plantear un proble-
ma como en las anteriores; se limita a pintar un cuadro de costumbres, más cerca de
Galdós 13 que de lbsen 14, los dos escritores que tanto influyeron en él. El costum-
brismo tendrá mejor exponente en las obras de Gregario de Laferrére, la otra cara del
teatro rioplatense en esta época .
373
Simultáneamente frecuentaba el aristocrático Círculo de Armas, del cual llegó a ser
presidente.
No realizó estudios sistemáticos pero, dueño de una gran curiosidad intelectual, los
suplió con abundantes lecturas y un viaje a Europa en 1889. Ya para entonces el éxito
En Jettatore, el tema, absorbente, tiránico, de ¡Jettatore . .. ! lo había inducido a escribir Locos de verano (i 905) y Bajo la garra (1906}.
como huella en la pampa, le llevaba a usted En los pocos años que le restaron de vida completó su producción con Las de Ba-
adonde él iba y debía ir; en Locos de ve- rranco (1908) y Los invisibles (1911). Fue autor, también, de otras obras menores 16.
rano, mil caminos y muchos de ellos apenas Curioso destino el de Laferrere, que llegó a la autoría teatral casi sin proponérselo y
trazados se ofrecían a usted. al margen de su vida de político y hombre de mundo. El escribir sus comedias fue para
Miguel Cané él más un juego que un trabajo. En su vida fácil y sin preocupaciones, esta nueva
actividad significó una diversión, una varfación, simplemente, dentro de sus ocupacio-
nes corrientes.
la comedia satírica
En corroboración de lo dicho acerca de la improvisación de Laferrere como autor
teatral, citamos estas palabras, dichas por él mismo:
Mi primera comedia fue ¡Jettatore . .. ! La escribí por humorada y sin imaginarme que un
día sería llevada. a las tablas. El motivo que tuve para escribir esa comedia resultaría
divertido si se pudiera contar ...
El tema en sí le fue sugerido por la En ¡Jettatore . .. ! nuestro autor satirizó la creencia supersticiosa de que algunos indi-
lectura de un libro de Teófilo Gautier viduos podían ser portadores de la jettatura o mala suerte. Según decían, el personaje
-Jettatura-, al cual alude el enredista existió en la vida real e, inclusive, con el mismo nombre de don Lucas con que aparece
Carlos apenas se inicia la obra; pero, in- en la obra.
sistimos, el personaje le fue proporciona-
do por un individuo real, porteño, con- la comedia costumbrista
temporáneo del autor. Su capacidad de observador risueño de cierto sector social se puso de manifiesto en
la obra siguiente, Locos de verano, en la que multiplicó a los participantes y agilizó al
máximo el ritmo de las acciones, hasta lograr el movimiento propio del vodevil17.
Comedia de ambiente ciudadano, con una galería de tipos sumamente pintorescos,
entre los que se destacan sólo dos personas serias, por no decir las únicas cuerdas:
Enrique, que nos trae la reminiscencia de dos personajes de las obras de otros auto-
res -Pascual, de La piedra de escándalo, de Martín Coronado; y Damián, el frustrado
redentor de En familia, de Sánchez- y Lucía, en el papel de la parienta pobre. Sobre-
entendido que la locura de esos personajes, de vidas entrecruzadas, no es patológica,
sino alegre, divertida, inconsciente, despreocupada. Como bien los definió Laferrere,
apenas unos "locos de verano".
Enrique los califica de imbéciles; para Lucía, son, sencillamente, humanos: "¡Ése es
el mundo ... y así es la vida!" La pieza se cierra con las palabras finales de Severo, el
tío soltero, ratero a domicilio de su propia familia, al cual Enrique, que ha logrado
poner orden en esa casa de desquiciados, intima para que, de ahí en adelante, se
las arregle solo:
-¡Ah! ... ¿Conque creen no necesitar ya de mí? ¡Se equivocan! ¡Antes de mucho han
de volver a caer, porque todos ustedes, aunque no lo quieran, son una punta de locos de
verano! ...
Surge naturalmente la comparación con En familia, de Florencia Sánchez. Laferrere
presenta una casa de familia acomodada, según explica en la acotación inicial. Pero,
por la mala cabeza -o la falta de cabeza- de sus habitantes, está a punto de caer en
la ruina. Leyendo el pasaje que transcribiremos no puede dejar de pensarse que La-
ferrere tuvo in mente la obra de Sánchez:
16 Se mencionan solamente los títulos de LucíA. -Dicen que esta casa se derrumba, que la despreocupación de mi tío, las locuras
sus obras más aplaudidas. de Arturo y las inconsciencias de todos, han provocado ese derrumbe, que el mismo
17 Vodevil: adaptación española de la pala- Enrique ha comprometido su capital en operaciones desgraciadas, y que todo va
bra francesa vaudevil/e, con la que se designa barranca abajo ... ts
una pieza teatral, parecida a la zarzuela, pero
Pero también la diferencia es obvia: el padre no comete aquí ningún delito; es en-
de un ritmo mucho más rápido, de acuerdo con
los temas, en general un poco disparatados. carcelado, pero por motivos políticos y por breve tiempo. El hijo que asume el papel de
18 El destacado es nuestro, para hacer no- salvador de la familia logra su propósito, se casa con Lucía, que, de parienta pobre,
tar la coincidencia con el título de otra obra de pasa a ser la mujer de un hombre con buen porvenir económico, y todo se arregla, al
Florencia Sánchez. final, alegremente: se trata de una comedia y no de un drama .
374
Es extraordinaria la agilidad en el diálogo, del cual cada uno, como del escenario,
entra y sale continuamente.
No hubo en Laferrére la menor intención didáctica ni moralizadora al componer esta
pieza. Sólo quiso divertir con la presentación de estos tipos que, si bien son, en el
fondo, los de la comedia humana, resultan inseparables de ese ambiente porteñísimo
en que este autor los colocó, sin hacerles perder los rasgos que aseguraron su per-
durabi-lidad, como lo prueba el hecho de haber sido representada con éxitd en la
función inaugural del Teatro Nacional de Comedia.
El drama de las familias venidas menos
En la sociedad porteña de principios de siglo tenían plena vigencia los conven-
cionalismos sociales. En cierto nivel, el padre era el único sostén del hogar. Si éste
llegaba a faltar, salvo en el caso de que se heredara una fortuna, como le sucedió
a Laferrére, se producía el desastre: la familia se encontraba,. de buenas a primeras,
sin sus medios de vida acostumbrados y debía hacer equilibrios para mantener las
apariencias de un bienestar que pertenecía al pasado. En esa época, las mujeres de la
clase media, salvo rarísimas excepciones, no trabajaban fuera de su casa. Algunas se
defendían haciendo labores en su domicilio o recurriendo, como en el caso de la
comedia que vamos a estudiar, al alquiler de alguna pieza que les sobraba. Esta reali-
dad es la que reproducirá con todo verismo Laferrére en Las de Barranco, donde,
por primera vez, lo que empezó siendo cómico acabó trágicamente
más que un
Estrenada en 1908, el argumento de Cuentan que el origen de esta obra fue primitivamente un monólogo -Reíte un
Las de Barranco es el siguiente: poco- que Laferrére había escrito especialmente para la actriz Orfilia Rico. Extendido
Las de Barranco -doña María, la ma- a cuatro actos, el resultado fue una comedia de gran éxito en el país, que más tarde se
dre, y Carmen, Pepa y Manuela, las hi- tradujo al italiano, al catalán y al francés.
jas- viven en gran apretura económica En parte, Laferrére repite esquemas anteriores: decadencia económica de un hogar,
por la muerte del padre, el capitán Ba- hijas haraganas y mal educadas, heroína hermosa, pura y sacrificada. Es una familia
rranco, quien les ha dejado una modesta sin elementos masculinos, suplantados por los inquilinos, el estudiante Morales y el pe-
pensión que apenas les alcanza para riodista Linares, a los que se agregan dos visitantes asiduos: el dentista Barroso y
subsistir. Como una forma de aumentar Rocamora, dueño de una tienda. Pero en esta obra, Laferrére hace crecer la figura de
los magros ingresos, alquilan dos habita- la madre. Doña María es una mujer vulgar, a la que uno supone de más baja educa-
ciones a dos pensionistas, a quienes do- ción que el difunto capitán Barranco, cuyo retrato preside la sala y que ha dejado el
ña María trata de sacar provecho por recuerdo de una conducta ejemplar por la que, según su mujer, sacrificó dinero y
medio de pedidos que incita a hacer a honores.
sus hijas casaderas. El principal anzuelo La viuda no soporta su situación de "venida a menos" y, para remediarla, pierde su
es Carmen, para ésos y otros preten- dignidad y obra casi celestinescamente con sus hijas, principalmente con Carmen.
dientes, cosa que mortifica grandemente Aunque en el inicio de la 1a escena provoca risa, y todo hace suponer que se trata de
a la joven, cuyo carácter prudente y su una caricaturización más del autor, a medida que se desarrolla la acción, disminuye el
conducta decorosa la enfrentan con la condimento jocoso y se hace cada vez mayor la tensión dramática. Ricardo Rojas cla-
madre. Pero ésta, en su necesidad la sificó la obra como "tragedia guaranga" y no pudo ser más acertada la denominación .
obliga a alentar las esperaozas, sin llegar Aquella incomunicación que había entre los "locos de verano" de la pieza anterior, era
a más, de dos asiduos concurrentes a la un aislamiento voluntario, que a nadie hacía mella. En Las de Barranco, entre la madre
casa. Hasta que, al fin, Carmen, que se y Carmen se levanta un muro de incomprensión, y lo mismo le sucede a ésta con sus
ha enamorado de Linares, uno de los in- hermanas, dos muchachitas alocadas que sólo piensan en la posibilidad de un feste-
quilinos, se rebela y huye con él, con lo jante y que viven peleando por cualquier cosa. Carmen se abre a la confidencia con
cual provoca la desesperación de su ma- Linares, en quien encuentra primero comprensión y luego amor, un amor obstaculizado
dre. por la madre, porque no le reporta ningún provecho material. Cuando, decidida a cortar
todo vínculo con esa casa donde piensa que ya las cosas no tienen remedio, se va con
Linares, se abre ante doña María un abismo de desesperación, contenida en ese triple
grito: "¡Carmen! ¡Carmen! ¡Carmen!", que empieza fuerte y luego va apagándose gra-
dualmente, hasta morir del todo. Se afirma el clima de tragedia. Ya no importa si es
"guaranga" o no: Laferrére ha ascendido, con este final, varios peldaños en la escala
de la dramaturgia argentina.
Todo un carácter
Con doña María, Laferrére ha pasado de la pintura de tipos a la creación de un ca-
rácter: el de la madre de familia venida a menos, que lucha por subsistir. Basta este
personaje para dar solidez a la estructura dramática. Su personalidad se manifiesta a
375
través del manejo del diálogo, con variantes en la inflexión de la voz que no hacen
necesario ver a doña María para captar su actitud: unas veces autoritaria, otras irónica,
otras adaptando el tono para suavizar el pedido o para agradecer el regalo. Es sufi-
ciente la escena primera del primer acto para captar a este personaje, el más trabajado
, en profundidad por su autor. La habilidad en mostrarla alternativamente práctica, "sin
humos", y al instante siguiente erguida en su prosapia de viuda del capitán Barranco
revela una mano maestra. Nada aclara el dramaturgo sobre el aspecto, edad o vesti-
menta de este personaje. Basta la apoyatura ·del lenguaje para levantar una imagen
que el lector sería capaz de reproducir plásticamente, a fuerza de imaginación, con ese
solo elemento dado.
La sigue Carmen, quien, por contraste, hace resaltar más la figura materna, opo-
niendo un ideal de vida digno a la deshonestidad de doña María . Como personaje,
concita las simpatías del público. Como creación, queda disminuida por la viuda del
capitán Barranco, cuyo protagonismo es indiscutible. Las dos hermanas, con las que
forma grupo Petrona, la prima, son unas cabezas huecas que mueven a compasión,
llevadas por el ritmo irregular de vida que ha impuesto la madre. Laferrere concede
cierto relieve a Pepa, a quien la madre también intenta frustrar, y cuya salida deja la
incógnita de si ella también ha decidido abandonar el hogar.
Los hombres son herederos de personajes de obras anteriores. Linares y Morales,
con ser más importantes dentro de la trama, no alcanzan la tipificación de Rocamora y
menos aún la de Barroso, con su risita estúpida que ataca los nervios .
' '
1
En la policía
No siempre había sido Barraba el comisario de Pago Chico, La tenida de truco en el Club Progreso, las carreras en la pulpería
necesitóse de graves acontecimientos políticos para que tan alta de La Polvareda, las riñas de gallos dominicales y otros quehaceres
personalidad policial fuera a poner en vereda a los revoltosos pa- no menos perentorios, obligaban a don Benito Páez a frecuentes, a
gochiquenses. casi reglamentarias ausencias de la comisaría. Y está probado que
Antes de él, es decir, antes de que se fundara La Pampa y se nunca hubo tanto orden ni tanta paz en Pago Chico. Todo fue ir un
formara el comité de oposición, cualquier funcionario era bueno comisario activo con una docena de vigilantes más, para que la
para aquel pueblo tranquilo entre los pueblos tranquilos. gente anduviera con el Jesús en la boca, pues hasta los rateros
El antecesor de Barraba fue un tal Benito Páez, gran truquista, pululaban. Saquen otros las consecuencias filosóficas de este hecho
no poco aficionado al porrón y por lo demás excelente indivi- experimental. Nosotros vamos al cuento, aunque quizás algún lector
duo, salvo la inveterada costumbre de no tener gendarmes sino· lo haya oído ya, pues se hizo famoso en aquel tiempo, y los viejos
en número reducidísimo -aunque las planillas dijeran lo contra- del pago lo repiten a menudo.
río--, para crearse honestamente un sobresueldo con las mesadas Sucedió, pues, que un nuevo jefe de policía, tan entrometido
vacantes. como mal inspirado, resolvió conocer el manejo y situación de los
-¡El comisario Páez -decía Silvestre- se come diez o doce . subalternos rurales, y sin decir ¡agua va! destacó inspectores que
vigilantes al mes! fueran a escudriñar cuanto pasaba en las comisarías. Como sus
376
colegas, don Benito ignoró hasta el último momento la sorpresa que -¿Está el comisario? -preguntó el inspector, bronco y amena-
se le preparaba, y ni dejó su truco, sus carreras y sus riñas, ni se zante.
ocupó de reforzar el personal con gendarmes de ocasión. El otro, humilde, tartamudeante, contestó:
Cierta noche lluviosa y fría, en que Pago Chico dormía entre la -No, señor.
sombra y el barro, sin otra luz que la de las ventanas del Club -¿Y el oficial?
Progreso, dos hombres a caballo, envueltos en sendos ponchos, con -Tampoco, señor.
el ala del chambergo sobre los ojos, entraron al tranquito al pueblo y El inspector, furioso, se acomodó mejor en la montura, echóse
se dirigieron a la plaza principal, calados por la'· lluvia y recibiendo un poco pará · atrás y ordenó perentoriamente:
las salpicaduras de los charcos. Sabido es que la Municipalidad -¡Llame al cabo de cuarto!
corría pareja con la policía, y que aquellas caÍies eran modelo de -¡No ... no ... hay, señor!
intransitabilidad. -De modo que nO hay nadie aquí, ¿no?
Las dos sombras mudas siguieron avanzando, sin embargo, como -Sí, se ... señor ... Yo.
dos personajes de novela caballeresca, y llegaron a la puerta de la -¿Y usted es agente?
comisaría, herméticamente cerrada. Una de ellas, la que montaba el -No, señor ... Yo ... yo soy preso.
mejor caballo -y en quien el lector perspicaz habrá reconocido al Una carcajada del inspector acabó de asustar al pobre hombre,
inspector de marras, como habrá reconocido en la otra a su asis- que temblaba de pies a cabeza.
tente-, trepó por la acera sin desmontar, dio tres fuertes golpes en -¿Y no hay ningún gendarme en la comisaría?
el tablero de la puerta con el cabo del rebenque ... -Sí, se ... señor ... Está Petronilo ... que lo tra ... lo traí de la
Y esperó. esquina bo ... borracho, ¡sí, se ... señor! Está durmiendo en la
Esperó un minuto, impacientado por la lluvia que arreciaba, y cuadra.
refunfuñando un temo volvió a golpear con mayor violencia. Úna hora después don Benito se esforzaba en vano por dar ex-
Igual silencio. Nadie se asómaba, ni en el interior de la comi- plicaciones de su conducta al inspector, que no las aceptaba de
saría se notaba movimiento alguno. ninguna manera. Pero afmnan las malas lenguas que cuando no se
Repitió el inspector una, dos y tres veces el llamado, condí- limitó a dar simples explicaciones quedó todo arreglado satisfac-
mentándolo cada uno de ellos con mayor proporción de ajos y toriamente; y lo probaría el hecho de que su sistema no sufrió
cebollas, y por fin allá a las cansadas entreabrióse la. puerta, vióse modificación, y de que el preso-portero y protector de agentes
por la rendija la llama vacilante de una vela de sebo, y a su luz un descarriados siguió largos meses desempeñando sus funciones ca-
ente andrajoso y soñoliento que miraba al importuno con ojos entre ritativas y gratuitas.
asombrados y dormidos, mientras abrigaba la vela en el hueco de la
mano. Roberto J. Payró
Las de Barranco
Acto primero
(Fragmento)
La escena representa un vestíbulo guarangamente da Rocamora, el del registro; una blusa para vos y otra para
amueblado. Como detalles de rigor un gran cuadro cada una. de tus hermanas ...
con el retrato al óleo de un capitán del ejército y otro CARMEN (frunciendo el ceño). ¿Blusas?
un poco más chico conteniendo condecoraciones mili- DOÑA MARÍA (sin apercibirse del gesto de Carmen). - Sí, aquí
tares: cordones, medallas, etc. , etc. Sobre una mesa las tenés. No son feas, sobre todo la tuya ... mirá (levanta en
hay una gran caja de cartón y delante de ésta se en- alto una blusa).
cuentra de píe doña María examinando unas blusas CARMEN (sin preocuparse de la blusa y con fastidio). - ¡No debía
que va sacando del interior de la caja. A pocos pasos, de habérselas recibido!
en actitud de espera, un muchacho. DOÑA MARÍA (encarándose con ella).-' ¡Che ... che ... che ... !
¿Estás loca? . . . ¿Qué querés decir?
DoÑA MARÍA (Concluyendo de examinar las blusas). - ¡Qué pre- CARMEN (con aflicción). -Pero ¿usted no sabe, acaso, que Roca-
ciosura! ¡Son una monada! ... (Mirando al muchacho) Dígale mora me pretende?
que muchas gracias, que se las agradecemos muchísimo. (Acen- DOÑA MARíA. - ¡Vaya una novedad! ... ¿y qué· hay con eso?
tuando) Y que Carmen le manda muchos recuerdos ... Dígale CARMEN. - ¿Usted no sabe que le he dicho que no consentiré
así. (Haciendo un gesto después que el muchacho saluda y se nunca en casarme con él?
va por la derecha) Son regularcitas, no más ... (Gritando) DOÑA MARÍA. - Sí, y demasiado bueno es el pobre que todavía te
¡Carmen! (Volviendo al comentario) Algún saldo que no le hace regalos. ¡Razón de más para agradecérselos ... me pare-
servía ... (Gritando con más fuerza) ¡Carmen! ... (A Carmen ce! ¿O es que querés prohibirle ahora que sea generoso si quie-
que aparece por la izquierda) Mirá, mirá el regalo que te man- re serlo? ... ¡Es lo único que faltaba!
377
CARMEN (con soberbia). - ¡Sí, mamá IJ ... ¡que se guarde sus ge- tanta vergüenza ¡que siento ganas de tirarle por la cara la por-
nerosidades porque yo no las necesito! quería que me trae! (Con un gesto de rabia) ¡Ah, la sola idea
DoNA MARÍA. - ¿Que no las necesitás? ... (La mira un momento de que pueda creerlo! ... (Cambiando bruscamente de tono y
y después desdeñosamente) ¡No me hagás reír, infeliz! Pero, con desaliento) ¡Pero, ya sé, mama, que usted no me entiende! ...
decime, ¿qué es lo que te has creído?, ¿qué' te imaginás que DONA MARÍA (con acento reconcentrado y mucha amargura).- Te
sos? ... ¿No comprendés, acaso, que en nuestra situación ne- equivocás. ¡Te equivocás, pretensiosa ridícula! ¡Demasiado que
cesitamos de todo el mundo? ¿Que es preciso vivir? ... ¿Que te entiendo! Lo que tiene que tengo un poco más de mundo
los ciento cincuenta miserables pesos que nos da de pensión que vos y conozco mejor la vida ... ¡Ya lo creo que te entiendo!
el gobierno no alcanzan para nada? ¿A qué vienen esos aires, ¡Sos el retrato de tu pobre padre! (Mira el óleo del capitán)
entonces? . . . ¿A quién vas a engañar con eso? ¡Así era él también y así le fue! Tenía tus mismas ridiculeces
CARMEN (con abatimiento). - ¡Si yo no pretendo engañar, mama! y se le llenaba la boca con las mismas pavadas. (Ahuecando
DoNA MARÍA (con irritación). - ¡Explícate, explícate, entonces! ... la voz) ¡El capitán Barranco no se vende! ... ¡El capitán Ba-
(brusca transición, con sincera alarma) ¡O qué! ... ¿Te ha fal- rranco no se humilla! ... ¡El capitán Barranco cumplirá con su
tado, acaso? deber! ... (Volviendo a la voz natural y con acento desprecia-
CARMEN (con altanería). - ¡¡Faltarme?? ... tivo) Y el capitán Barranco, entre miserias y privaciones, ter-
DoNA MARÍA (con naturalidad).- ¿Y entonces? minó en un hospital. . . porque no había en su casa recursos
CARMEN (con amargura). - ¡Pero si sabe que no lo puedo ver! ... para atenderlo. ¡Eso es lo que sacó el capitán Barranco con sus
¡Si lo sabe ... y precisamente por eso es que se empeña, como delicadezas! (Exaltándose y con acento duro). Pero la viuda del
si quisiera someterme ... obligarme! (Con arranque) ¡Eso es lo capitán Barranco es otra cosa, ¡entendelo bien! No vive de
que no puedo soportar, mama! ilusiones ... Sabe que tiene tres hijas que mantener, tres zán-
DoNA MARÍA (con indiferencia). -¡Bah, no seas zonza! ... Con re- ganas, ¡a cual más inútil!, que se lo pasan preocupadas de
cibirle los regalos y ponerle buena cara, estás del otro lado ... moños y composturas, mientras la pobre madre tiene que bus-
¡Nadie te pide otra cosa . . . una sonrisa a tiempo y se acabó! carse como Dios le ayude el zoquete diario que han de llevarse
CARMEN (con angustia). - ¡Pero si precisamente es lo que no pue- a la boca para no morirse de hambre. ¡Por eso también, la viuda
do! No lo hago por él ... ¡lo hago por mí! En cada uno de del capitán Barranco sabe lo que tiene que hacer!
esos regalos veo el pago anticipado de esa sonrisa que me pre-
tende arrancar. . . y me subleva tanto, me da tanta rabia y Gregario de Laferrére
[Testimonio]
Cómo fue escrita la obra y su ambiente
Cuando una obra como Barranca abajo alcanza la aceptación de la inseparable "Catita"; en la redacción de una revista o diario,
la crítica y varias generaciones le acuerdan "pasaporte" de eterni- en el café, en fin, en cualquier parte, sin que lo molestaran los
dad, interesan todas las circunstancias en que fue escrita. El interés ruidos y aun sin darse cuenta de que "lo espiaban", como en el
se traslada a la persona del escritor, a su vida y su tiempo. caso de su hermano.
Un reciente testimonio de un hermano de Florencia Sánchez relata Escribía en cualquier trozo de papel, aunque en alguna época lo
cómo fue escrita Barranca abajo. Lo recogió el poeta Antonio Re- haya hecho en prolijos cuadernos u otras hojas. Pero prefería los for- ·
queni y figura en el artículo citado en el Resumen cronológico. Es el mularios de telegrama, en cuyo dorso dejó más de una obra.
que sigue: Todo esto indica la prisa con que se ponía a trabajar, la urgencia
-¿Lo vio escribir alguna vez? (a veces por sus apremios económicos) con que realizaba sus piezas,
-Sí, Barranca abajo, obra que compuso en nuestra casa de enteras en su concepción, pero con desajustes de realización inevi-
Montevideo, durante una temporada en que nos visitó con su mujer. tables.
Se encerraba en una habitación con un calentadorcito para el mate, La más perfecta en cuanto a estructura, cuya madurez dramá-
que tomaba amargo, y caminaba de un lado a otro, gesticulando y tica es ejemplo de su teatro, Barranca abajo, fue escrita, pues, de
anotando. Yo lo espié y me acuerdo. Supimos después que una un tirón en Montevideo. (Es probable también que no la haya
noche escribió un acto íntegro. terminado ahí, porque el estreno ocurrió meses después en Buenos
Este recuerdo, a tanto tiempo de distancia, coincide con los tes- Aires, y en Sánchez las obras pasaban inmediatamente de la pluma a
timonios dados por sus contemporáneos y con los manuscritos y la escena.)
cartas autógrafas que se conservan. Sí, el dramaturgo se encerraba
en una pieza a escribir. Pero también lo hacía en la mesa de la Osear Hermes Villordo
cocina en la casa que compró en Bánfield, provincia de Buenos Argentino
Aires, en cuanto tuvo un intermedio feliz, en compañía de su mujer, (Contemporáneo)
1 Primera y única vez en que una de las hijas de Doña María dice
"mamá" en vez de "mama".
378
,
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380
América hispánica alcanza su independencia cultural hacia 1880 cuando surge, en
varios países del Caribe, el Modernismo, primer movimiento literario nacido en el Nuevo
Mundo.
El del
Hacia 1880, la mayoría de los países hispanohablantes de América ha alcanzado
-después de largas luchas civiles- cierto orden interno que se refleja en una eco-
nomía floreciente. Sólo pequeñas regiones de América Central -Cuba y Puerto Rico--
forman parte, aún, del desmembrado sistema colonial español.
En las naciones de mayor poderío económico, la apertura de la corriente inmigratoria
europea multiplica las colonias agrícolas, cuyo empuje es definitorio para alcanzar un
anhelo largamente acariciado por los americanos: la exportación de los productos
agropecuarios.
Las divisas logradas merced a una balanza de pagos favorable permiten la transfor-
mación en urbes cosmopolitas de las hasta hace poco ciudades coloniales. La varie-
dad de ciudadanos europeos que se agolpa en sus periferias o se detiene en ellas, de
Flora (de una pintura
paso hacia el interior de los países americanos, subraya ese aspecto.
de Pompeya).
Sobre este panorama general de progreso incide un hecho que marcará sensible-
Corta la flor al paso ... mente la literatura de fin de siglo: la intervención de EE.UU. en la guerra por la
independencia de Cuba provoca la derrota de la Madre Patria, pero despierta, al mismo
tiempo, un sentimiento de revaloración de lo español, opuesto a aquel que inspirara el
1 leconte de lisie (1818-1894): fue el jefe rechazo del Romanticismo. Paralelamente, toma auge la conciencia de unidad his-
indiscutido del Parnasianismo y el único en panoamericana frente al creciente poderío de los EE.UU.
permanecer fiel a esa doctrina. Inició su labor
Las últimas manifestaciones de un Romanticismo tardío demuestran la necesidad de
literaria como periodista. Tradujo a los clásicos
griegos y latinos y, de esta manera, conoció a una renovación estética que anuncie al mundo la independencia cultural de los países
fondo la cultura grecolatina, cuyos temas ali- americanos. Esa renovación -que no puede esperarse de las agotadas cepas ibéri-
mentan su poesía. Publicó Poemas antiguos cas- surge en varios países de América central, donde un puñado de adelantados,
(1852) y Poemas bárbaros (1862). Fue uno de conocedores de las últimas novedades literarias francesas, plasma una nueva manera
los fundadores 'de El Parnaso contemporáneo. de decir en español: ha nacido el Modernismo.
2 Théophile Gautier (1811-1872): pintor y
poeta, participó en las luchas por el triunfo del
Romanticismo. De vida alegre y bohemia, em-
pezó a publicar sus poemas hacia 1833. Pero
su obra más relevante, Esmaltes y camafeos,
aparece en 1852. Su credo estético promueve Como lo ha demostrado Max Henríquez Ureña, el comienzo de la revolución literaria
la teoría del arte por el arte. librada en América a fines del siglo XIX fue simpl~mente negativo, es decir, de reacción
3 Théodore de Bamrille (1823-1891 ): discí-
contra los excesos del Romanticismo ya decadente ·y contra las estrecheces de la retó-
pulo de Gautier, en su poesía recreó la belleza
de la Grecia apolínea. Su virtuosismo técnico le rica dieciochesca. Ni el libertinaje romántico ni la rigidez neoclásica. Las auras de liber-
permitió escribir versos perfectos, cuya rima es tad, que soplaban en América desde principios del siglo, ya habían encontrado su
real generadora de armonía. Escribió Cariáti- cauce en el terreno político. Había llegado, pues, el momento de hallar, también, el
des (1842), Rimas doradas (1869) y Odas fu- equilibrio entre las distintas influencias literarias que presionaban las letras desde aden-
nambulescas (1869). tro y desde afuera del continente.
4 José Maria de Heredia (1842-1905): cu- A los antecedentes hispánicos y a la presencia francesa a través del Romanticismo
bano de nacimiento, vivió en Francia desde se suma, hacia i 880, el conocimiento de las escuelas literarias victoriosas en Francia a
1851. Entre 1859 y 1861 estuvo en Cuba, don-
partir de 1860: el Parnasianismo y el Simbolismo.
de escribió sus primeros versos bajo la influen-
cia de Leconte de Lisie, a quien, ya de regreso El Pamasianismo
en París, consideró jefe de escuela y amigo.
Debe su nombre a El Parnaso Contemporáneo, revista en cuyas páginas se dieron a
Publicó en El Parnaso contemporáneo. Cultivó
el soneto, que alcanzó rara perfección en su conocer sus cultores: Leconte de Lisie 1, Théophile Gautier 2, Théodore de Banville 3,
pluma. Los reunió en 1893 bajo el título de José María de Heredia 4, Catulle Mendés s y Stéphane Mallarmé, entre otros. Dedi-
Trofeos. cados al género lírico, cultivaron una poesía de formas perfectas, en la que los temas
5 Catulle Mendes (1840-1909): fundador de de la Grecia clásica aparecían delineados con meditada impasibilidad.
la Revista fantástica (1860), que reunió a los Perfección formal, objetividad, temática grecolatina, son los caracteres más notables
futuros integrantes del Parnasianismo. de la escuela parnasiana. ·
381
El Simbolismo
6 Charles Baudelaire (1821-1867): una in-
fancia desgraciada engendró en su alma sen- El Simbolismo nucleó a una mayoría de poetas que, habiendo pertenecido a las
timientos de odio y violencia. Vivió en la mi- filas parnasianas, evolucionó hacia modos de expresión más novedosos. Baudelaire 6 ,
seria y su afición a la droga le provocó parálisis Rimbaud 7, Verlaine 8 y Mallarmé 9 se empeñaron en dotar al verso de efectos mu-
mortal. Su obra manifiesta la fuerza de su es- sicales, logrados sobre la base de la armonía secreta de las palabras. Al poder evoca-
píritu atormentado y es paradigma de perfec- dor de la música unieron la riqueza imaginativa de una expresión sugerente, plena de
ción. Publicó en 1857 Las flores del mal, que imágenes plásticas. Ritmo, color, plasticidad se aliaron para traducir la analogía que
desataron el escándalo por el atrevimiento de sirve de base al universo. Esas "correspondencias" existentes entre los perfumes, los
sus imágenes. Esta obra constituye el funda-
colores y los sonidos son percibidas por el poeta, quien lps vuelca en símbolos capaces
mento de toda la literatura francesa posterior.
7 Arthur Rimbaud (1854-1891): de espíritu de evocar, por sí mismos y al unísono, los distintos mundos sensoriales.
aventurero, abandonó, aún adolescente, el ho- Y así hay perfumes frescos como carnes de infantes,
gar paterno y se unió a Paul Verlaine, en París.
verdes como_ praderas, dulces como el oboe !O
Viajaron por Bélgica e Inglaterra. De entonces
datan la mayoría de los poemas de Una tem- y los hay, corruptores, ricos y triunfantes,
porada en el infierno, de publicación póstuma. de una expansión de cosa infinita embebidos,
Abandonó las letras en 1873 y viajó por Euro- como el almizcle II, el ámbar 12, el· incienso 13, el aloe 14
pa y Asia. Su poemario más trascendente, Ilu- que cantan los transportes del alma y los sentidos.
minaciones, compuesto hacia 1872, apareció
en 1886. Charles Baudelaire, Las flores del mal,
8 Paul lferlaine (1844-1896): estudiante de "Correspondencias"_ (Traducción de E. Díez Canedo.)
Derecho en París, frecuentó los cenáculos par- El Simbolismo buscó, pues, la renovación expresiva a través de la creación de sím-
nasianos. Publicó Poemas saturninos y Fiestas
galantes. La adición a la bebida y su ambigua
bolos capaces de traducir un sinfín de impresiones provocadas por l&s corresponden-
relación con Rimbaud destrozaron su vida, pe- cias sensoriales. Sus cultores encontraron en la sinestesia un recurso precioso y es-
ro no le impidieron seguir escribiendo. Para culpieron una poesía musical, en la que el color y el perfume servían de vehículo a la
Verlaine el verso debe ser, ante todo, armonía idea.
de sonidos que inviten a soñar. Es el autor del A través de Baudelaire, los escritores hispanoamericanos conocieron la obra y el
famoso soneto Vocales, punto de partida para credo estético de Wagner 15_ El poeta francés veía en el genio alemán el ejemplo del
la teoría de la audición coloreada, es decir, de creador dramático por excelencia, ya que en su obra se daba la coincidencia de
un intento por. plasmar poéticamente las corres- muchas artes: en ella el simbolismo de los sonidos se unía al simbolismo de las palabras
pondencias sensoriales.
9 Stéphane Mallarmé (1842-1898): fue pro-
y al de las formas.,Música, lenguaje, dibujo y color lograban la perfección dramática.
fesor y periodista. En sus obras manifiesta un Asimismo había sido Baudelaire quien tradujera al francés, hacia 1875, algunas obras
anhelo de perfección ·absoluta. La riqueza de del escritor norteamericano Edgar Allan Poe 16. Los literatos americanos de habla cas-
sus imágenes y la musicalidad de sus versos lo tellana pudieron conocer al genial cuentista en la versión de Baudelaire o en una tra-
señalan como el ejemplo más acabado de la ducción al español aparecida poco después. Lo indudable es que el gusto de Poe por
pasión artística. Escribió La siesta de un fauno los símbolos y por las onomatopeyas y aliteraciones, para acentuar el ritmo de la frase,
(1876) y Una tirada de dados jamás abolirá el despertó la admiración de los modernistas, que lo imitaron y reverenciaron: José Asun-
acaso (1914), entre otras.
ción Silva, en "Día de difuntos", y Rubén Daría, en Los Raros.
10 oboe: instrumento musical de viento, con
seis agujeros y desde dos hasta trece llaves. El Impresionismo
11 almizcle: sustancia olorosa, de sabor
Entre 1868 y 1875 surge, en París, una nueva escuela pictórica: el impresionismo,
amargo y color pardo rojizo.
12 ámbar: resina fósil, opaca o semitranspa-
que atribuye un valor especialísimo a la luz solar, única capaz de producir los colores
rente, que arde fácilmente con un perfume con los que la naturaleza se viste. Sus integrantes cultivan la pintura al aire libre y
agradable. buscan captar el momento fugaz, la impresión que un objeto provoca en el artista. Sus
13 incienso: mezcla de sustancias resinosas pinceladas son cortas y vigorosas, en tonos claros que contrastan con el uso de
que al arder despiden un olor penetrante. sombras de colores fríos, pero brillantes. El cuadro titulado "Impresión. Sol naciente"
14 aloe: planta medicinal, cuyo jugo es (1872), de Claude Monet (1840-1926), dio origen al nombre de la escuela.
amargo. Los modernistas se interesaron por las propuestas impresionistas, engalanaron sus
15 Wagner, Ricardo (1813-1883): composi-
creaciones con juegos de color y asignaron a la luz un papel preponderante en sus
tor alemán, cuyas creaciones marcaron nuevos
rumbos a la música contemporánea. Formado paletas. De ahí que abundaran imágenes cromáticas y sinestesias.
dentro de la tradición operística alemana, su
espíritu inquieto buscó en Francia mayor am- Caracteres del Modernismo literario
plitud para el desarrollo de su riquísima ima-
ginación. Compuso El anillo de los Nibelungos, Basado en el sentimiento de libertad y en la exaltación de lo subjetivo que heredara
Lohengrin, Tristán e /solda y Parsifaf. del Romanticismo, el Modernismo buscó, con el mismo afán de los parnasianos, la per-
16 Edgar Allan Poe (1809-1849): uno de los fección de la forma. Unió a esto el anhelo de la novedad expresiva que predicaron los
altos valores de la literatura norteamericana; se simbolistas y, como ellos, consideró la musicalidad como primera condición de la
dio a conocer como prosista de excepción me- poesía, a la que engalanó con nuevos ritmos y estrofas.
diante la publicación de sus cuentos, reunidos
en El escarabajo de oro. Como poeta lírico es- ¡Qué ridícula cosa, un pensamiento enano con manto de rey o vestidura de gigante. Va el
cribió admirables composiciones: "El cuervo", ruin pensamiento como ahogado, y llama la atención, y muere poco a poco. La forma, que
"Las campanas", "Annabel Lee". no es más que traje, ha de ajustar al pensamiento, que ha de tener siempre cuerpo. [. _.] La
382
belleza de la frase ha de venir de la propiedad y nitidez del pensamiento en ella envuelto.
[ ... ] Ha de borrarse del papel toda frase que no encierre un pensamiento digno de ser
conservado, y toda palabra que no ayude a él .
José Martí, Sección constante.
Así, el Modernismo restauró viejos metros, entre los cuales pueden citarse:
® el endecasílabo dactílico (acentuado en 48 , 78 y wa):
14 sílabas A
9 sílabas B
e
14 sílabas e
9 sílabas B
383
" combinaciones de versos organizados sobre la base de una cláusula formada por
determinado número de sílabas .
4 S.
Una noche,
4 S. 4 S. 4 S. 4 S. 4 S. 4 S.
- de base trisilábica:
3 S. 3 S.
Y a viene el/1cortejo.
3 S. 3 s. 3 s. 3 S. 3 S.
El símbolo es una figura retórica que 1\EI Modernismo volcó en prosa y en versoWJa riqueza sensorial que postulaban sim-
expresa un concepto abstracto mediante bolistas e impresionistas y renovó la expresión mediante el uso de símbolos y de sines-
la mención de un objeto concreto. tesias.
La búsqueda de la deseada originalidad llevó a los modernistas a remontarse en el
La sinestesia es una figura retórica que
tiempo, hacia períodos históricos -la Grecia apolínea o la Francia dieciochesca-, cuya
condensa el entrecruzamiento de sensa-
riqueza cultural alimentara sus exigencias de perfección. También bucearon en el pa-
ciones.
sado americano, al tomar conciencia de su papel en el mundo finisecular .
384
Las palabras han de ser brillantes como el Tanto el proyectarse hacia un pasado remoto como el alejarse hacia lugares distan-
oro, ligeras como el ala, sólidas como el tes, que en un principio pudieron considerarse como signos de evasión a la manera
mármol [ ... '] escribir no es cosa de. azar, romántica, se transformaron, luego, en puntos de partida para la reflexión metafísica.
que sale hecha de la comezón de la mano, El objetivo de alcanzar la musicalidad, aun en la prosa, combinado con el deseo de
sino arte que quiere a la vez martillo de volcar en la expresión literaria efectos luminosos a la manera del impresionismo pictó-
hierro y buril de joyería. rico, dio como resultado una prosa alada, rítmica, muchas veces versicular 19 , engala-
José Martí nada con adjetivos novedosos y símbolos de elegancia plástica, capaces de apuntar a
distintos planos sensoriales al mismo tiempo. Así el cisne, el pavo la ffor de lis
Colas abiertas de pavos reales, en formas, colores y sonidos las creaciones de los modernistas.
róseos flamencos en la arboleda,
fríos crepúsculos matinales,
áureos dragones en roja seda, en
verdes luciérnagas en las lilas,
plumas de cisnes alabas trinos,
sonidos vagos de las esquilas
sobre hombros blancos encajes finos,
vapor del lago dormido en calma,
mirtos fragantes, nupciales tules,
nada más bello fue que tu alma,
hecha de vagas nieblas azules.
Modernismo
Nacido en los países de América Central, sus iniciadores fueron José Martí (cubano,
1853-1895), Manuel Gutiérrez Nájera (mejicano, 1859-1895), José Asunción Silva (co-
lombiano, 1865-1896) y Julián del Casal (cubano, 1863-1893). La muerte prematura de
todos ellos convirtió a Rubén Darío (nicaragüense, 1867-1916), poeta de extraordinaria
calidad, en portavoz del Modernismo. Sus continuos viajes por América y Europa le
permitieron difundir su ideario, abonado por la fama que alcanzó a través de sus obras.
Amado Nervo (mejicano, 1870-1919), Ricardo Jaimes Freyre (1870-1933), Enrique
González Martínez (mejicano, 1871-1952), Guillermo Valencia (colombiano, 1872-1945),
Leopoldo Lugones (argentino, 1874-1938), Julio Herrera y Reissig (uruguayo, 1875-
1910), José Santos Chocano (peruano, 1875-1934), siguieron su prédica poética.
En España, las obras de Juan Ramón Jiménez (1881-1958) y de Ramón del Valle
lnclán (1869-1936) rindieron homenaje a la maestría rubendariana. Así, por primera vez
19 versicuiar: con aspecto de versículos, es desde la época del descubrimiento, América señaló a la Madre Patria el rumbo en
decir, de versos sin rima ni metro fijo. materia literaria .
385
Recordemos que:
386
El caracol y la sirena
(Fragmento)
Reforma verbal, el modernismo fue una sintaxis, 'íma prosodia, un origen de la reforma métrica, sino la consecuencia natural de la acti-
vocabulario. Sus poetas enriquecieron el idioma .con acarreos del vidad poética. En suma, la novedad del modernismo consistió en la
francés y el inglés; abusaron de arcaísmos y neologismos y fueron invención de metros; su originalidad, en la resurrección del ritmo
los primeros en emplear el lenguaje de la conversación. Por otra acentual.
parte, se olvida con frecuencia que en los poemas modernistas apa- En materia de ritmo, como en todo lo demás, nuestro romanti-
rece un gran número de americanismos e indigenismos. Su cosmo- cismo se quedó a medio camino. Los poetas modernistas recogieron
politismo no excluía ni las conquistas de la novela naturalista fran- la tendencia romántica a una mayor libertad rítmica y la sometieron
cesa ni las formas lingüísticas americanas. Una parte del léxico mo- a un rigor aprendido en Francia. El ejemplo francés no fue el único.
dernista ha envejecido como han envejecido los muebles y objetos Las traducciones rítmicas de Poe, el verso germánico, la influencia
del art nouveau; el resto ha entrado en la corriente del habla. No de Eugenio de Castro y la lección de Whitman fueron los antece-
atacaron la sintaxis del castellano; más bien le devolvieron "!laturali- dentes de los primeros poemas semilibres; y al final del modernismo
dad y evitaron las inversiones latinizantes y el énfasis. Fueron exa- el mexicano José Juan Tablada, precursor de la vanguardia, intro-
gerados, no hinchados; muchas veces fueron cursis, nunca tiesos. A dujo el hai-ku, forma que indudablemente impresionó a Juan Ramón
pesar de sus cisnes y góndolas, dieron al verso español una flexi- Jiménez y tal vez al mismo Antonio Machado, como cualquier lector
bili~ad y una familiaridad que jamás fue vulgar y que habría de atento puede comprobarlo. No vale la pena enumerar todos los expe-
prestarse admirablemente a las dos tendencias de la poesía contem- rimentos e innovaciones de los modernistas: la resurrección del en-
poránea: el amor por la imagen insólita y el prosaísmo poético. decasílabo anapéstico y el provenzal; la ruptura de la división rígida
La reforma afectó sobre todo a la prosodia, pues el ·modernismo de los hemistiquios del alejandrino, gracias al "encabalgamiento";
fue una prodigiosa exploración de las posibilidades rítmicas de nues- la boga del eneasílabo y el dodecasílabo; los cambios de acentua-
tra lengua. El interés de los poetas modernistas por los problemas ción; la invención de versos largos (hasta de veinte y más sílabas);
métricos fue teórico y práctico. Varios escribieron tratados de versi- la mezcla de medidas distintas, pero con una misma base silábica
ficación: Manuel González Prada señaló que los metros castellanos, (ternaria o cuaternaria); los versos amétricos; la vuelta a las formas
cualquiera que sea su extensión, están formados por elementos bi- tradicionales, como el cosante ... La riqueza de ritmos del moder-
narios, ternarios y cuaternarios, ascendentes o descendentes; Ricardo nismo es única en la historia de la lengua y su reforma preparó la
Jaimes Freyre indicó que se trata de períodos prosódicos no mayores adopción del poema en prosa y del verso libre. Pero lo que deseO
de nueve sílabas. Para ambos poetas el golpe del acento tónico es el subrayar es que el cosmopolitismo llevó a los poetas hispanoame-
elemento esencial del verso. Los dos se inspiraron en la doctrina de ricanos a intentar muchos injertos y cruzamientos; y esas experien-
Andrés Bello, quien desde 1835 había dicho, contra la opinión pre- cias lé's revelaron la verdadera tradición de la poesía española: la
dominante en España, que cada unidad métrica está compuesta por versificación rítmica. El descubrimiento no fue casual. Fue algo más
cláusulas prosódicas -algo semejante a los pies de griegos y ro- que una retórica: una estética y, sobre todo, una visión del mundo,
manos, sólo que determinadas por el acento y no por la cantidad si- una manera de sentirlo, conocerlo y decirlo:
lábica. El modernismo reanuda así la tradición de la versificación Octavio Paz
irregular, antigua como el idioma mismo, según lo ha mostrado Mejicano
Pedro Henríquez Ureña. Pero las conclusiones teóricas no fueron el (Contemporár¡eo)
387
Estos autores pertenecen a la etapa inicial del Modernismo (1882-1895), en que la
prosa castellana sufre una renovación profunda.
y
El cubano José Martí renovó el ritmo y la expresión de la prosa castellana y con la
publicación de su poemario /smaelillo, en 1882, inició el Modernismo literario.
el
Sirvan estas· palabras de Jorge Mañach -uno de los mayores biógrafos de Martí-
para indicar la dimensión humana del genial cubano, a quien ni .los más grandes con-
tratiempos, ni la incomprensión e ingratitud de sus contemporáneos pudieron arrancar
una sola queja.
Nacido en La Habana, en 1853, de padre español y madre criolla, se distinguió,
desde pequeño, por su capacidad y dedicación al estudio. Su maestro, Rafael María de
Portada de La Edad de Oro Mendive, influyó en su formación y encendió en su alma el anhelo de dar la libertad. a
(reproducción facsimilar). Cuba, anhelo que se convirtió en el norte de su existencia. Decidido cultor de la verdad,
no ocultó jamás sus simpatías por la causa de la independencia cubana, lo que le valió
la cárcel, cuando sólo contaba 16 años. Condenado a muerte, le fue conmutada esa
Cultivo una rosa blanca, sentencia por el exilio. Deportado, vivió en España entre 1871 y 1874, años que apro-
en julio como en enero, vechó en cursar la universidad y graduarse en Derecho y en Filosofía y Letras. Antes
para el amigo sincero de regresar a América, pasó por Francia y por Inglaterra, donde conoció a grandes
que me da su mano franca. poetas, entre ellos, a Víctor Hugo.
Y para el cruel que me arranca Ya en Cuba, prosiguió la lucha separatista y nuevamente debió abandonar su país
el corazón con que vivo natal. Vivió en distintas naciones de América hasta que, asentado en Nueva York, se
cardo ni ortiga cultivo: dedicó por completo a organizar la expedición que lograría dar la libertad a Cuba, en
cultivo una rosa blanca. 1898. Desgraciadamente no vivió para regocijarse con ello: murió en combate, en 1895,
en su isla amada, al iniciarse la guerra de la independencia.
Versos sencillos, XXXIX.
388
de los acontecimientos. Por el contrario, su estilo se enriqueció de día en día, a tal
punto que sus artículos hicieron conocer la galanura de su pluma en todos los rincones
del mundo que hablan español'
es clavar águilas"
En este otro ejemplo, el símbolo se enriquece al manifestar el vuelo ascendente del
proceso creador, único capaz de elevar al hombre por encima de las miserias humanas.
Por el contrario, "buho" -usado en el segundo fragmento transcripto- expresa la alíe-
1 Seguimos aquí su profundo estudio: Sim- nación producida por el odio, capaz de desatar los instintos más bajos.
bo/o y color en José Martí. Imposible citar todos los símbolos creados por Martí. Sin embargo, sirva este frag-
2 buril: instrumento de acero, puntiagudo, mento como ejemplo acabado de su teoría literaria:
con el que los grabadores marcan líneas en los Gusta, por descontado, de que el verso brote de su pluma sonoro, bien acuñado, acica-
metales. lado; mas no se pondrá como otro frente al verso, con martillo de oro y buril 2 de plata, y
3 sajar: cortar en la carne.
4 centifolia: neologismo formado por el pre-
enseres de cortar y sajar 3, a mellar aquí un extremo, a fortificar allí una juntura, a abri-
fijo cente- (cien) y el latinismo folia (hoja). Sig- llantar y redondear la joya, sin ver que si el diamante sufre talla, morirá la perla de ella. El
nifica: de cien hojas. verso. El verso es perla. No han de ser los versos como la rosa centifolia 4, toda llena de
5 jazmín de Malabar: planta originaria de hojas, sino como el jazmín de Malabar 5, muy cargado de esencias. La hoja debe ser nítida,
lndostán, muy perfumada. perfumada, sólida, tersa. Cada vasillo suyo ha de dar luz y perfume. Han de podarse de la
389
lengua poética, como del árbol, todos los retoños entecos 6, o amarillentos, o mal nacidos,
Y no dejar más que los sanos· y robustos, con lo que, con menos hojas, se alza con más
libertad la brisa y nace mejor el fruto.
Ensayos
En el fragmento precedente, que el genial cubano escribiera en 1882, como prólogo
al Poema al Niágara, de Juan Pérez Bonalde (1846-1892), se advierte la presencia de
varios símbolos:
• martillo de oro: es decir, herramienta capaz de dar formas perfectas, pues aparece
combinado con oro, que en Martí apunta a excelsitud, gloria;
® buril de la idea anterior se respeta aquí al subrayar, mediante el vocablo
plata, el concepto de un arte refinado y elegante;
• perla: representa el elemento más delicado y espiritual del alma humana. Lo emplea
para describir el estilo parnasiano, cincelado de imágenes y palabras selectas;
® rosa: es uno de los símbolos más usados por Martí. Genéricamente expresa el más
alto grado de belleza espiritual. En el texto transcripto, la expresión "rosa centifolia"
alude a la belleza exterior, perecedera, contrapuesta a la riqueza interior hecha toda
de esencias, como en el "jazmín de Malabar", flor que traduce cuanto de elevación
encierra el alma. humana;
e hoja: es un símbolo de significado no idealista. Con él Martí expresa lo fugaz, pere-
cedero, insignificante;
e fruto: manifiesta la culminación del proceso creador;
• árbol: resume todas las jerarquías de la simbología martiana en su visión idealista y
ascendente del mundo. Así, raiz traduce todo lo que es esencial para el desarrollo
espiritual del hombre. Tronco alude a la base real de la existencia. Rama y hoja,
a cuanto de superficial y efímero la adorna. Por último, cima indica el ideal por
alcanzar, es decir, las más nobles aspiraciones del alma.
• brisa: señala la expresión libre de todo academicismo retórico.
Este ropaje simbólico también engalana sus poesías. Por esa misma fecha, 1882,
Martí escribía los Versos sencillos, en los que afirma:
Mi verso es como un puñal
que por el puño echa flor:
mi verso es un surtidor
que da un agua de coral.
Versos sencillos, I.
Los símbolos que aparecen en la estrofa precedente manifiestan agudeza incisiva
("puñal"), riqueza interior ("flor"), esencia del alma poética ("agua de coral") .
390
De intento di esa forma humilde a aquel ejerce sobre el padre, dominio que lo enriquece, coronándolo -"él para mí es coro-
tropel de mariposas que, en los días en que na" ...-, y prende alas en sus hombros -"y estallo, hiervo, vibro ¡ alas me nacen"-.
lo escribí, me andaban dando vueltas por la Frente al desengaño que los hombres, con su ciega ambición, pueden provocar en el
frente. Fue como una visita de rayos de sol. poeta, el hijo se constituye en. prenda de un futuro mejor, en el que los más nobles
Mas ¡ay! que luego que los vi puestos en valores alentarán el devenir de la humanidad .
papel, vi que la luz era ida. Los Versos sencillos fueron publicados por el poeta en 1891, en Nueva York. En
José Martí ellos también predomina el verso corto -el octosílabo-, pero con distintos esquemas
de rima y de ritmo. La temática desarrolla su ideario ético, desde su patriotismo sin
doblez hasta su reconocido amor hacia España, como Madre Patria donante de te y de
idioma a los pueblos de América. El dolor del destierro, la ausencia o presencia de la
mujer amada, la admiración y el respeto por el enemigo digno, el recuerdo de momen-
tos trascendentes de su vida, se aúnan en esta colección que trasunta la importancia
del pensamiento de Martí.
"A la
El poema IX de Versos sencillos actualiza una vivencia personal del Martí exiliado en
Guatemala, en 1877. Allí conoció a María García Granados, cuyo hogar frecuentaba
como invitado de su padre, ex-presidente de esa república. El poeta, ya comprometido
Quiero, a la sombra de un ala,
con la que fuera despuésosu esposa, Carmen Zayas Bazán, adivinó en la adolescente
contar este cuento en flor: un amor que no podía alentar ni corresponder. Meses más tarde asistió a los funerales
la niña de Guatemala, de María, cuya muerte súbita lo hirió intensamente.
la que se murió de amor. Muchos años transcurrieron antes de que el recuerdo punzante se hiciera verso: así
Eran de lirios los ramos, nació "La niña de Guatemala", una de las poesías más logradas del genial cubano.
y las orlas de reseda Componen el poema nueve estrofas de versos octosílabos aconsonantados. En este
y de jazmín; la enterramos molde totalmente tradicional, el poeta logró la originalidad mediante la sabia distribución
en una caja de seda. de la secuencia narrativa en tres tiempos, que presentó en forma alternada y no crono-
Ella dio al desmemoriado lógica: el presente, el pretérito indefinido y el pretérito imperfecto. Estos dos aspectos
una almohadilla de olor; del pasado recuerdan lo ocurrido en dos momentos diferentes: el del descubrimiento
él volvió, volvió casado; del amor de la "niña" por el "desmemoriado", y las circunstancias que rodearon la
ella se murió de amor. muerte de la enamorada, respectivamente. El presente, en cambio, le sirve para mani-
festar su voluntad de crear a partir de una situación que, en principio, aparece como
Iban cargándola en andas
lejana al poeta; o para expresar su participación directa en los hechos, a través de
obispos y embajadores;
declaraciones intempestivas, cuya fuerza reside, justamente, en lo inesperado de las
detrás iba el pueblo en tandas,
mismas: "dicen que murió de frío: 1 yo sé que murió de amor".
todo cargado de flores.
La alternancia de pretéritos persigue un objetivo claro: revelar el salto del pensa-
Ella, por volverlo a ver, miento, en el que los recuerdos de los momentos decisivos se dan sin orden, abrup-
salió a verlo al mirador: tamente. Así, el dolor por la muerte prematura de ese ser nacido para el amor se
él'volvió con su mujer, expresa mediante el pretérito imperfecto, cuyo aspecto durativo apunta a la persistencia
ella se murió de amor. de ese dolor: "Eran de lirios los ramos ... "; "Iban cargándola en hombros ... ".
Como de bronce candente En cambio, el uso del indefinido presenta los hechos como terminados indefecti-
al beso de despedida, blemente: "Ella dio al desmemoriado 1 una almohadilla de olor; 1 él volvió, volvió
era su frente: ¡la frente casado, 1 ella se murió de amor".
que más he amado en mi vida! Hay tamoién en el poema un riquísimo venero de los símbolos más caros para Martí:
® ala: traduce cuanto de intuición creadora tiene la inspiración poética;
Se entró de tarde en el río;
la sacó muerta el doctor: • flor: expresa todo lo bueno que la vida ofrece al hombre;
® lirio: simboliza perfección moral, pureza, castidad;
dicen que murió de frío:
yo sé que murió de amor. • jazmín: indica nobleza de alma;
• seda: implica belleza espiritual y elegancia exterior;
Allí, en la bóveda helada, ® almohadilla de olor: combina la idea de descanso, expresada en el primer sus-
la pusieron en dos bancos; tantivo, y la de remembranzas de tiempos felices, incluida en el segundo elemento
besé su mano afilada, de la expresión.
besé sus zapatos blancos. Perfectamente unidos a los ya indicados, pueden señalarse otros recursos de estilo
Callado, al oscurecer, que coadyuvan para lograr la perfecta armonía entre fondo y forma:
me llamó el enterrador: • el "leit-motiv" que cierra con leves variantes las estrofas impares:
¡nunca más he vuelto a ver
ella se murió de amor ...
a la que murió de amor!
la que se murió de amor .. .
Versos sencillos, "Poema IX", yo sé que murió de amor .. .
"La niña de Guatemala". a la que murió de amor .. .
391
'" la riquísima puntuación que .marca el ritmo especial que aletea en el poema mediante
la bimembración del verso, el cual subraya la antítesis conceptual existente, a pesar
de la repetición de vocablos:
el volvió, volvió casado ...
. . . dicen que murió de frío:
yo sé que murió de amor ...
o la
El Job
Este seudónimo, que tomara del título de una comedia francesa, lo hizo popular en
toda América. Había nacido en Méjico en 1859. Su cuidada educación incluyó la lectura
392
de los clásicos españoles y la de autores románticos. Su dominio de la lengua francesa
le permitió acercarse a Hugo, Lamartine, Musset, y, más tarde, a parnasianos y a sirn-
bólistas. De ahí la simbiosis que manifiesta su prosa, en cuanto· constituye una verda-
dera amalgama de influencias ·españolas y francesas.
Dedicado al periodismo, de su pluma brotaron cientos de artículos, cuentos, ensayos,
crónicas y poemas.
Murió en 1895, mientras se desempeñaba corno diputado por su estado nataL .
393
* fantasía lírica:
Mayo, ramillete de lilas húmedas que Primavera prende a su corpiño; Mayo, el de los
tibios, indecisos sueños de la pubertad; Mayo, clarín de plata, que tocas la diana a los
poetas perezosos; Mayo, el que rebosa tantas flores -como las barcas de Myssira 8: tus ojos
claros se cierran en éxtasis voluptuoso y se escapa de tus labios el prometedor "hasta ma-
ñana" cual mariposa azul de entre los pétalos de un lirio.
"El vestido blanco"
espíritu risueño:
El cobrador sacude su sombrero, y un benéfico rocío baña las caras de los circunstantes,
como si hubiera atravesado por en medio del vagón un sacerdote repartiendo bendiciones a
hisopazos ...
"La novela del tranvía"
* riqueza cromática:
Nada más fértil ni más alegre que ese valle, ora visto cuando comienza a clarear, ora en
la siesta o en el solemne instante del crepúsculo. La nieve de los volcanes, como el agua
del mar, cambia de tintes según el punto en donde está el sol; ya aparece color de rosa, ya
con blancura hiperbórea y deslumbrante, ya violada. Muchas veces las nubes, como el cor-
tinaje cadente de un gran tálamo, impiden ver a la mujer blanca y la montaña que humea.
Es necesario que la luz, sirviendo de obediente camarera, descorra el pabellón de húmeda
gasa para que veamos a los dos colosos. [ ... ] Los sembrados ostentan todos los matices del
verde, formando en las graduaciones del color, por el contraste con el rubio de las mieses,
por los trazos y recortes del maizal, como un tablero de colosales dimensiones y sencillez
pintoresca.
"Juan el organista"
394
intacto está tu altar, blanca enlutada.
Tu amor no muere en mí: vive dormido.
"Resurrexit"
En cuanto a su temática, Gutiérrez Nájera cantó al amor en todas sus manifestacio-
nes. Así, el tono elegíaco hizo famosos sus poemas desesperanzados de corte ro-
mántico.
Quiero morir cuando decline el día,
en alta mar y con la cara al cielo;
donde parezca sueño la agonía,
y el alma, un ave que remonte el vuelo.
395
Una vida dedicada al arte
Nació en La Habana, en 1863. Comenzó a escribir siendo aún niño. Hasta 1890 sus
versos fueron conocidos por su difusión en los periódicos. En esa fecha reunió los
hasta entonces escritos bajo el título de Hojas al viento, cuyas páginas revelan marca-
das influencias francesas, románticas y parnasianas. En 1892 publicó Nieve, su segun-
do poemario. Leconte de Lisie y su gusto por lo grecolatino animan muchas de sus
composiciones. En esta colección predominan los s,anetos, algunos de los cuales
traducen literariamente los cuadros de Gustave Moreau (1826-1898). En su último libro,
Bustos y rimas (1893), coleccionó prosa y verso. Los trabajos en prosa constituyen
semblanzas de artistas e intelectuales cubanos. Murió, en Cuba, el 21 de octubre de
1893.
El
Hojas al viento (1890) manifiesta a un poeta en evolución, pero dotado de notables
aptitudes plásticas y de hondo sentimiento elegíaco. Prevalecen la melancolía y el
influjo de Gautier en algunas composiciones que muestran su temprana afición por el
esteticismo.
Amo el bronce, el cristal, las porcelanas,
las vidrieras de múltiples colores,
los tapices pintados de oro y flores
y las brillantes lunas venecianas.
Amo también las bellas castellanas,
la canción de los viejos trovadores,
los árabes corceles voladores,
las fl,ébiles baladas alemanas;
el rico piano de marfil sonoro,
el sonido del cuerno en la espesura,
del pebetero la fragante esencia,
y el lecho de marfil, sándalo y oro,
en que deja la virgen hermosura
la ensangrentada flor de su inocencia.
Nieve, "Mis amores".
No hay novedades en cuanto a la versificación que se remite principalmente al uso
del octosílabo y del endecasílabo, éste último primorosamente trabajado en los sonetos
o combinado con heptasílabos. Pero despuntan ya en él sus inclinaciones por la
imaginería policroma, aspecto que se acentuará en los dos poemarios siguientes.
En Nieve (1892), Casal cultiva el poema descriptivo pictórico que impusiera Leconte
de Lisie. Las secciones tituladas "Bocetos antiguos", "Mi museo ideal" y "Cromos
españoles" agrupan obras poéticas en las que abundan los recursos plásticos, usados
para "pintar con palabras". Son verdaderas transposiciones de arte los sonetos, en los
que Casal describe otros tantos cuadros de Moreau. En ellos, el poeta burila la forma
hasta alcanzar la perfección:
En el seno radioso de su gruta,
alfombrada de anémonas marinas,
verdes algas y ramas coralinas,
Galatea, del sueño el bien disfruta.
Desde la orilla de dorada ruta
donde baten las ondas cristalinas,
salpicando de espumas diamantinas
el pico negro de la roca bruta,
Polifemo, extasiado ante el desnudo
cuerpo gentil de la dormida diosa,
olvida su fiereza, el vigor pierde,
y mientras permanece, absorto y mudo,
mirando aquella piel color de rosa,
incendia la lujuria su ojo verde.
Nieve, "Galatea".
396
La riqueza rítmica prevalece en los "Cromos españoles" y muestra a un Casal diestro
en el manejo del dodecasnabo. Más que parnasiano, impresionista es el esbozo de las
tres figuras -maja, torero, fraile-, que el poeta aboceta con pinceladas rápidas y
coloridas.
Muerden su pelo negro, sedoso y rizo,
los dientes- nacarados de alta peineta,
y surge de sus dedos la castañeta
cual mariposa negra de entre el granizo.
Pañolón de Manila, fondo pajizo,
que a su talle ondulante firme sujeta,
echa reflejos de ámbar, rosa y violeta
moldeando de sus carnes todo el hechizo.
Nieve, "Una maja".
En la secc1on poética de Bustos y rimas (1893), algunos de estos caracteres se
acentúan. Así, su pasión por japonerías y "bibelots" 15 le dicta los siguientes versos,
en los que describe un paisaje oriental:
Como rosadas flechas de aljabas de oro
vuelan de los bambúes finos flamencos,
poblando de graznidos el bosque mudo,
rompiendo de la atmósfera los níveos velos.
El disco anaranjado del Sol poniente
que sube tras la copa de arbusto seco,
finge un nimbo de oro que se desprende
del cráneo amarfilado de un bonzo muerto.
Y las ramas erguidas de los juncales
cabecean al borde de los riachuelos,
como al soplo del aura sobre la playa
los mástiles sin velas de esquifes viejos.
Bustos y rimas, "Sourinomo".
A lo largo de su obra se advierte el empeño de Casal por trasplantar a la versifica-
ción castellana algunas combinaciones métricas de origen francés: por ejemplo, el
ronde!, compuesto por trece versos octosílabos distribuidos en dos cuartetos y un
quinteto, de rima consonante .
Un precoz
Nació en Bogotá, en 1865. De familia pudiente, recibió una esmerada educación. Las
aficiones literarias de su padre lo pusieron en contacto con los grandes escritores de la
época -Jorge lsaacs y Rafael Pombo- y contribuyeron a despertar su temprana vo-
cación, ya que empezó a versificar en su infancia. Muerto su progenitor, se hizo cargo
de los negocios de la familia sin lograr conjurar la bancarrota. De regreso de una
misión diplomática en Venezuela, su barco naufragó y su obra literaria se perdió en el
mar. De carácter débil, las continuas desdichas lo sumieron en una profunda depresión
15 bibelots: cosas de poca importancia. y provocaron su suicidio, el 24 de mayo de 1896. Su obra, desperdigada en publica-
16 isosilábicas: de igual número de sílabas. ciones periodísticas, fue reunida en volumen después de su muerte.
397
ritmos para una nueva era
Entre los iniciadores del Mo'dernismo, Silva es quien renueva el sistema rítmico de la
En el esquema métrico se advierte la versificación española. Para ello se vale del sistema de versificación latino, que agrupa
sabia alternancia de metros basados en determinado número de sílabas alrededor de un acento de intensidad. Su aplicación
cláusulas tetrasilábicas con decasílabos y más famosa se dio en su célebre "Nocturno", aparecido en la revista colombiana La
hexasílabos. Cabe señalar que el poeta Lectura, en 1894.
ha tratado las cláusulas como indepen- Una noche,
dientes, de manera tal que les aplica nor- una noche toda llena de murmullos, de perfumes y de música de alas:
mas propias del español respecto del una noche,
acento final. en que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciérnagas fantásticas,
a mi lado lentamente, contra mí ceñida toda, muda y pálida,
como si un presentimiento de amarguras infinitas
hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara,
por la senda florecida que atraviesa la llanura
caminabas;
y la luna llena
por los cielos azulosos, infinitos y profundos, esparcía su luz blanca;
y tu sombra,
fina y lánguida,
y mi sombra,
por los rayos de la luna proyectadas,
sobre las arenas tristes
de la senda se juntaban,
y eran una,
y eran una,
y eran una sola sombra larga,
y eran una sola sombra larga,
y eran una sola sombra larga ...
"Nocturno"
La forma, desusada, combina versos asonantados de cuatro, ocho, doce, dieciséis y
veinte sílabas -estructurados sobre la base de cláusulas tetrasilábicas-, con algún
hexasílabo o decasílabo.
4 S.
24 S.
4 S.
20 S.
20 S.
- _ __:_- 11--__:_- 16 S.
4 S.
6 S.
24 S.
4 S.
4 S.
398
4 S.
12 S.
8 S.
8 S.
4 S.
4 S.
10 S.
10 S.
10 S.
399
1
Carta a Maria Mantilla
(Fragmento)
¿Y si tú te esforzaras y pudieras enseñar francés como te lo mujer al mundo. Que cuando mires dentro de ti, y de lo que haces,
enseñé yo a ti, traduciendo de libros naturales y agradables? Si yo te encuentres como la tierra por la mañana, bañada de luz. Siéntate
estuviera donde tú no me pudieras ver, o donde ya fuera imposible limpia y ligera, como la. luz. A otras el mundo frívolo: tú vales más.
la vuelta, sería orgullo grande el mío, y alegría grande, si te viera Sonríe, y pasa. Y si no me vuelves a ver, haz como el chiquitín
desde allí, sentada, con tu cabecita de luz, entre las niñas que irían cuando el entierro de Frank Sorzano: pon un libro -el libro que te
así saliendo de tu alma -sentada, libre del mundo, en el trabajo pido- sobre la sepultura. O sobre tu pecho, porque ahí estaré en-
independiente-. Ensáyense en verano: empiecen en invierno. Pasa, terrado yo si muero donde no lo sepan los hombres. Trabaja. Un
callada, por. entre la gente vanidosa. Tu alma es tu seda. Envuelve a beso. Y espérame. Tu
tu madré, y mímala, porque es grande ·honor haber venido de esa José Martí
Versos sencillos
V
José Martí
m
Los amores de un cometa
De oro, así es la cauda del cometa. Viene de las inmensas pro- muchos cielos; sus aventuras amorosas hacen que las Siete Cabrillas
fundidades del espacio y ha dejado en las púas de cristal que tienen se desternillen de risa, y cuando imprima sus memorias veréis cónio
las estrellas muchas de sus guedejas luminosas. Las coquetas qui- las comprarán los planetas para leerlas a escondidas, cuidando de
sieron atraparle; pero el cometa pasó impasible, sin volver los ojos, que no caigan en poder de las estrellas doncellitas. Tiene mucha
como Ulises por entre las sirenas. Venus le provocaba con su vo- fortuna con las mujeres: ¡Es de oro!
luptuoso parpadeo de medianoche, como si ya tuviera sueño y qui- No me había sido presentado. Yo, comúnmente, no recibo a las
siera volver a casa acompañada. Pero el cometa vio el talón alado cuatro y treinta y dos minutos de la madrugada; y ese gran noc-
de Mercurio, que sonreía mefistofélicamente, y pasó muy formal a támbulo deja sus sábanas azules muy temprano, para espiar la alcoba
la distancia respetable de veintisiete millones de leguas. Y allí le de la aurora por el ojo de la llave, luego que la divina rubia salta de
veis. Yo creo que en uno de sus viajes halló la estrella de nieve, a su lecho con los brazos desnudos y el cabello suelto. Su pupila de
donde nunca llega la mirada de Dios, y que llaman los místicos oro espía por la cerradura del Oriente. Tal vez en ese instante la
infierno. Por eso trae erizos los cabellos. Ha visto muchas tierras, aurora baja las tres gradas de ópalo que tiene su lecho nupcial, y
400
busca para cubrir sus plantas entumecidas las pantuflas de mirtos perarle en pie y armado, como aguarda un celoso al amante de su
que los ángeles forran por dentro con plumas blancas desprendidas mujer, para darle, al pasar, las buenas noches. Eran las cuatro y
de sus alas. Y él la mira; la circunda con el áureo fluido de sus ojos; media de la madrugada. Las estrellas cuchichearon entre sí, detrás
la palpa con la vista: siente las blandas ondulaciones de su pecho; de los abanicos, y algo como un enorme chorro de champagne, arro-
ve cómo entorna los párpados, descubriendo sus pupilas color de jado por una fuente azul, se dibujó en Oriente. Era el cometa. La
nomeolvides y recibe en el rostro las primeras gotas de rocío que luna, esa gran bandeja de plata en donde. pone el sol monedas de
van cayendo de las trenzas rubias, cuando la diosa moja su cabeza oro, se escondía, desvelada y pálida, en el Oeste. Los luceros y yo
en la gran palangana de brillantes, y aliña con el peine de marfil su teníamos frío.
cabellera descompuesta por la almohada. El cometa está enamorado.
Por eso se levanta muy temprano. Mas si el cometa no presagia ahora el desarrollo de la epidemia,
ni la contingencia de un conflicto internacional con Guatemala, sí
Cuando los diarios anunciaron su llegada yo dudé de su exis- puede chocar en el océano obscuro del espacio con esta cáscara de
tencia. Creí que era un pretexto del sol para obligarme a dejar el nuez en que viajamos. Tal conjetura no es absolutamente inadmisi-
lecho en las primeras horas matinales. El padre de la luz está reñido ble. Hay 281 millones de probabilidades en contra de esa hipótesis;
conmigo porque no le hago versos y porque no me gusta su hija, el pero hay una a favor. Si el choque paralizara el movimiento de tras-
alba. lación, todo lo que no está pegado a la superficie de la tierra saldría
La blancura irreprochable de esa mujer me desespera; y desde que de ella con una velocidad de siete leguas por segundo. El tenor Prats
amo con toda el alma a una morena, odio a las rubias, y sobre todo llegaría a la luna en cuatro minutos. Si el choque no hiciera más que
a la inglesas. La noche es morena ... ¡Cómo tú! ¡Perdón! Debí detener el movimiento de rotación, los mares saldrían de madre des-
haber dicho: ¡Como Ud.! caradamente y cambiarian el Ecuador y los polos. ¡Qué admirable
Pero el cometa, a pesar de estas dudas, existía. Un sacerdote espectáculo! ¡Los mares vaciándose, como platones que se voltean,
que va a decir su misa antes del alba le había visto. No era, pues, sobre la tierra! El astrónomo Wiston cree y sostiene que el diluvio
un pretexto del hirviente sol para tenerme desvelado y vengarse de fue ocasionado por el choque de un cometa: el que apareció nue-
todos mis desvíos. Los panaderos le conocían y saludaban. El gran vamente en 1680.
viajero del espacio estaba en México. Podía también el bandolero del espacio envolvernos en su opulen-
Los graves observadores de Chapultepec no han despegado aún ta cola de tertulia. Los cornetas debían usar vestido alto. Por desgra-
sus labios, y guardan una actitud prudente para no comprometerse. cia, sus grandes colas áureas, eterna desesperación de las actrices,
No saben todavía si ese cometa es de buena familia. Y tienen sobra- tienen a las veces treinta y hasta ochenta millones de leguas. Si la
dísima razón. No hay que hacer amistades con un desconocido que, extremidad de una de esas colas gigantescas penetrase en nuestra
a juzgar por la traza, es un polaco aventurero. Sobre todo, no hay atmósfera, cargadas como están de hidrógeno y carbono, la vida
que fiarle dinero. ¿A qué ha venido? sería imposible en el planeta. Sentiríamos primero una torpeza im-
La honradez del cometa es muy dudosa. Sale a la madrugada del ponderable, como si acabáramos de almorzar en el restaurant de
caliente camarín en que duerme la aurora, y no contento aún con Recamier, y luego, gracias al decrecimiento del ázoe, un regocijo
deshonrarla de este modo espía por la cerradura de la llave hasta que inmenso y una terrible excitación nerviosa, provocada por la rápida
acaba de lavarse. Y o no sé si la aurora es casada; pero séalo o no, combustión de la sangre en los pulmones y por su rápida circulación
la hora a que el cometa sale de su casa no habla muy alto en pro de en las arterias. ¡Todos nos moriríamos riendo a carcajadas! [ ... ]
su reputación. Pero vosotras no lo poseeréis, ¡oh estrellas enamoradas! Ya sabe
El cometa no es caballero. Hace alarde de sus bellaquerías: sale lo que otros de sus compañeros han perdido por acercarse mucho a
con insolencia, afrentando a los astros pobres con el !ujo opulento los planetas. Como los hombres cuando se enamoran, se han casado.
de su traje, y, sin respeto al pudor de las estrellas vírgenes, com- Perdieron su independencia desde entonces, y hoy gravitan siguiendo
promete la honrosa reputación de una señora. No tiene vergüenza. una cerrada curva o una elipse. Por eso huye y esquiva vuestras
Cuando menos debía embozarse en una capa. redes de oro; ¡es de la aurora! Miradle cómo espía a su rubia amada
por la brillante cerradura del Oriente. El cielo empieza a ruborizarse.
Vanamente esperé que el gran desconocido apareciera en el cielo ¡Ya es de día! Las estrellas se apagan en el cielo, y los ojos que yo
raso de mi alcoba. Para este excursionista, que no viene de Chicago, amo se abren en la tierra.
no hay hombres notables ni visitas de etiqueta. Tuve, pues, que es- Manuel Gutiérrez Nájera
IV
Nocturno
Una noche, a ·mi lado lentamente, contra mí ceñida toda, muda y pálida,
una noche toda llena de murmullos, de perfumes y de música como si un presentimiento de amarguras infinitas
[de alas: hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara,
una noche, por la senda florecida que atraviesa la llanura
en que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciérnagas caminabas;
[fantásticas, y la luna llena
401
por los cielos azulosos, infinitos y profundos, esparcía su luz blanca; Sentí frío. Era el frío que tenían en tu alcoba
y tu sombra, tus mejillas y tus sienes y tus manos adoradas,
fina y lánguida, entre las blancuras níveas
y mi sombra, de las mortuorias sábanas.
por los rayos de la luna proyectadas, Era el frío del sepulcro; era el hielo de la muerte,
sobre las arenas tristes era el frío de la nada.
de la senda se juntaban, Y mi sombra,
y eran una, por los rayos de la luna proyectada,
y eran una, iba sola,
y eran una sola sombra larga, iba sola,
y eran una sola sombra larga, iba sola por la estepa solitaria;
y eran una sola sombra larga ... y tu sombra, esbelta y ágil,
Esta noche fina y lánguida,
solo; el alma como en esa noche tibia \fe la muerta primavera,
llena de las infinitas amarguras y agonías de tu muerte, como en esa noche llena de murmullos, de perfumes y de música
separado de ti misma por el tiempo, por la tumba y la distancia, [de alas,
por el infinito negro se acercó y marchó con ella,
donde nuestra voz no alcanza, se acercó y marchó con ella,
mudo y solo se acercó y marchó con ella ... ¡Oh las s~"'mbras enlazadas!
por la senda caminaba ... ¡Oh las sombras de los cuerpos que se juntan con las sombras de
Y se oían los ladridos de los perros a la luna, [las almas!
a la luna pálida, ¡Oh las sombras que se buscan en las noches de tristezas y de
y el chirrido [lágrimas!
de las ranas ... José Asunción Silva
V
Reflejos conceptistas en José Martí
De que Martí leyó y estudió asiduamente a Quevedo no cabe duda eslabones dan chispas altas" y que "menguada cosa es lo relativo
alguna. Si leyó a Gracián con igual asiduidad no podemos decirlo. que no despierta el pensamiento de lo absoluto". "El verso", dice,
Lo cierto es que en la obra martiana hay innegable influencia con- ''ha de ser fino y profundo, como nota de arpa''. Martí busca en los
ceptista. Es esto precisamente lo que trataremos de probar en este versos "más que la forma y melodía", de las que también vive
capítulo. "muy prendado", "el espíritu del que los escribe".
De Quevedo nos dice Martí que "le sobró corte y faltó pobreza Gracián nos hablaba de un árbol en el cual las palabras eran hojas
para ser tan grande como Cervantes''. Está Martí al tanto de infi- y el concepto fruto. Vea1)10S lo que dice Martí:
nidad de pormenores con respecto a Quevedo; por ejemplo, que en
su tiempo había dos famosos maestros de esgrima, de uno de los La fresa anda escondida por donde no se la ve, y crece, fina y
cuales, Luis Pacheco, no decía muy bien Quevedo. Está al tanto de fragante, entte las hojas rastreras de la tierra oscura, hasta que,
las mejores ediciones de sus obras y nos habla de una [ ... ]. [La sazonada por el sol, viene a la mesa del festín en bandeja de
obra de los conceptistas] persigue, por lo general, una finalidad mo- oro.
ral, política, educadora, de mensaje colectivo. El propósito de entre-
tener, .de deleitar, les es ajeno o los preocupa mucho menos; sin Por último, para tener también alguna idea de cómo pensaba
que, como antes hemos visto, no persigan también el logro de una Martí con respecto a la prosa, veamos lo que nos dice al comentar
obra hermosa. El conceptista, pues, podríamos decir concretando, se un libro así escrito. Es un libro, nos dice, que el que lo quiera leer
propone enseñar, amonestar, dirigir a las masas con mensajes bella- deprisa "lo tachará de oscuro, cuando en realidad no lo es". Lo que
mente construidos. ocurre es que "la factura" es "tan cerrada, que ha de leerse sin
Otro aspecto interno a considerar sería el del humor, desdoblado perder palabra, por ser cada línea idea o matiz". El autor no es un
en despiadada burla, como en Quevedo, o en pesimismo agrio y "terminista", sino "un artista en letras que lucha hasta expresar la
concentrado, como en Oracián; pero este aspecto sólo aparece en idea con su palabra propia".
Martí muy excepcionalmente. Vemos, pues, que Martí, sin .despreciar la belleza de la forma,
Martí, sin darle nombre, sugiere bastantes veces la idea del con- entiende que lo importante es la idea, el concepto, lo que está en el
cepto en sus palabras y no se aparta mucho de Gracián en su apre- fondo, las "chispas altas", la "fresa escondida".
ciación del mismo, que resulta para él de fundamental valor. Así, Alberto Andino
nos dice, en diferentes comentarios sobre poesía, que "los buenos Cubano' (Contemporáneo)
402
El Modernismo llega a su apoteosis con Rubén Darío, nicaragüense por su nacimien-
to, aunque ciudadano de América y de España por la riqueza de su creación literaria.
(1886-1 el deslumbramiento de la
Cuando llega a Chile, en 1886, tiene 19 años. La visión de Santiago y de Valparaíso
lo deslumbra: son las primeras ciudades de tipo europeo que visita. Trabaja como pe-
El Mercurio, del escultor Juan de Bolonia. riodista y se une a la juventud intelectual chilena, que encabeza Pedro Balmaceda
Y bajo un boscaje del amor palestra, Toro. Esta amistad le permite ahondar sus conocimientos acerca de la nueva poesía
sobre rico zócalo al modo de Jonia, francesa: parnasiana y simbolista. Leconte de Lisie, Banville, Baudelaire, Sully Prou-
con un candelabro prendido en la diestra, dhome, Copée, Gautier, Verlaine, Rimbaud y Mallarmé son leídos ávidamente por el
volaba el Mercurio de Juan de Bolonia. escritor nicaragüense.
Sin embargo, sus primeras producciones en tierra chilena tienen todavía corte román-
Rubén Darío, Prosas Profanas,
tico: Abrojos, publicado en 1887, y Rimas, ·en 1888, así lo atestiguan. Pero, simultá-
"Era un aire suave ... '".
neamente, su pluma se viste de tonos parnasianos. Nace Azul ... , primera obra de
Darío destinada a cambiar el rumbo de las letras hispánicas .
Fue con Gavidia [ ... ] con quien penetré, El general aplauso con que fue recibido Azul . .. en Hispanoamérica y el espaldarazo
que significó la crítica del español Juan Valera, convirtieron a Darío en un poeta reco-
en iniciación ferviente en la armoniosa flo-
resta con Víctor Hugo: y de la lectura mutua nocido en España y en el nuevo continente. Como tal y en representación de Nica-
de los alejandrinos del gran francés [ ... ] , ragua, asistió, en la Madre Patria, a los festejos del cuarto centenario del descubrimien-
surgió en mí la idea de renovación métrica to de América. Llevó, entonces, la renovación modernista a España y fue recibido con
que debía ampliar y realizar más tarde. admiración por los jóvenes escritores que, más tarde, formarían la llamada Generación
del 98.
Rubén Dario, Historia de mis libros.
Tercera (1889-1898): Buenos ¡cosmópolis!
La permanencia de Darío en Buenos Aires convierte a esta ciudad en capital del Mo-
dernismo. Aquí, el poeta se encuentra con una verdadera pléyade de literatos, iniciados
ya en la lectura de parnasianos y simbolistas. Su propio talento y la fama de Azul . .. ,
que lo había precedido, le abren las puertas de los cenáculos literarios y de las páginas
de La Nación, donde publica varios artículos sobre la poesía francesa y su influencia en
algunos poetas hispanoamericanos. Rubén Darío es, desde entonces, el jefe de un
nuevo movimiento literario: el Modernismo. Ya en Chile había afirmado: " ... tenemos el
convencimiento de que hemos llegado a un estado tal en nuestra América, hemos
vivido una vida tan rápida, que es preciso dar nuevas formas a la manifestación del
pensamiento, forma vibrante, pintoresca y, sobre todo, llena de novedad y libre Y
franca". Esta "nueva forma'' anhelada por Darío surge de la adaptación al español de
403
diferentes procedimientos parnasianos y simbolistas: la musicalidad, lograda mediante
novedades rítmicas -distinta ubicación de las cláusulas en la oración-, se une a la
Cromatismo: voz tomada del impresio- riqueza de un lenguaje esmaltado de sinestesias, cromatismos impresionistas, símbolos
nismo pictórico. Se aplica a una serie de de elegancia plástica y trasposiciones de otras artes. Síntesis de cuanto había admirado
imágenes visuales que traducen la im- en los escritores franceses, pero vaciada en moldes sintácticos del más puro cuño
presión que los colores provocan en nos- español.
otros. Ej.: " ... incitaban a la gula man- Arte cosmopolita y esteticista, el Modernismo reunió en torno de Rubén Darío a los
zanas frescas, medio coloradas, con la más grandes escritores rioplatenses: Leopoldo Lugones, Ricardo Jairnes Freyre, Leo-
pelusilla de la fruta nueva ... " (R. Darío) poldo Díaz, Julio Herrera y Reissig.
Con la publicación de Los Raros (1 896) y Prosas Profanas (1896) el Modernismo
alcanza su cenit: Darío es su pontífice.
{189~H91 el otoño de un
Dedicado al periodismo, Darío se transforma en un viajero incansable. Europa y
América lo reciben triunfalmente. Los diarios más renombrados de ambos continentes
publican sus artículos y poemas. Vive algunos años en España y pasa temporadas en
Francia.
En 1905 aparece su tercer gran poernario, Cantos de vida y esperanza, que com-
pleta su parábola creadora.
Desde entonces y hasta su muerte publica año tras año. Así ven la luz, entre otros,
El canto errante (1907, poesía), Poema de Otoño (191 O, poesía) y La vida de Rubén
Daría escrita por él mismo (1914, prosa).
La muerte lo derriba, en Nicaragua, el 6 de febrero de 1916.
es "
Cuando en mayo de 1888 Darío escribió su artículo "Catulo Méndez. Parnasianos y
decadentes", sin proponérselo, tal vez, estaba preparando el camino para el libro que
vería la luz tres meses después. Lo tituló Azul . .. , y en sus páginas objetivó mucho de
lo postulado en dicho artículo. Allí afirmaba aspirar a: " ... juntar la grandeza o los es-
plendores de una idea en el cerco burilado de una buena composición de letras; [ ... ]
no escribir como los papagayos hablan, sino hablar como las águilas callan, tener luz y
color en un engarce, aprisionar el secreto de la música en la trampa de plata de la
retórica; hacer rosas artificiales que huelen a primavera, he ahí el misterio [ ... ]. Las
letras forman [ ... ] sus cristalizaciones en el lenguaje. ( ... ] Hay letras diamantinas que
se u!>an con tiento, porque si no, se quiebran formando hiatos, angulosidades, caco-
fonías y durezas".
Alquimia de música, color y forma en su exacta proporción: he ahí el credo dariano.
La prosa de Azul . .. así lo demuestra.
404
¡Cómo se amaban! Él la contemplaba so- ~ sensualismo panteísta;
bre las estrellas de Dios, su amor recorría ~ honda religiosidad vencedora de cierto paganismo incipiente.
toda la escala de la pasión, y era ya conte-
En la segunda edición del poemario, su autor incorporó las "Cartas" de Valera, a
nido, ya tempestuoso en su querer, a veces
manera de prólogo, y nuevos íextos en prosa y en verso: algunos cuentos -"El sátiro
casi místico. En ocasiones dijérase aquel ar-
sordo", "La muerte de la emperatriz de China"- y numerosos poemas, agrupados en
tista un teósofo 3 que veía en la amada mujer
dos nuevas secciones -"Sonetos áureos" y "Medallones". Tres poesías en francés
algo supremo y extrahumano; como la Ayes-
cerraban el volumen.
ha de Rider Haggard 4; la aspiraba como una
flor, le sonreía como a un astro, y se sentía La de un título
soberbiamente vencedor al estrechar contra
su pecho aquella adorable cabeza, que cuan- En textos anteriores Daría ya había usado el vocablo "azul" con una carga sensitiva
do estaba pensativa y quieta era comparable de inusual fuerza sugeridora: "Escritores, el primer deber es dar a la humanidad todo el
al perfil hierático de la medalla de una em- azul posible. ¡Azul! ¡Azul! ¡Azul!"
peratriz bizantina. Para el poeta, lo "azul" se opone a la desesperación y al sufrimiento, y expresa la
esperanza y el ideal. Así lo explicará años después: " ... el azul era para mí el color del
Rubén Dario, Azul . .. , ''La muerte de
ensueño, el color del arte, un color helénico y homérico, color oceánico y firmamental
la emperatriz de China".
[ ... ]. Concentré en ese color célico la floración espiritual de mi primavera literaria".
Haya sido o no a través de Víctor Hugo -"L'art c'est !'azur"-, lo cierto es que Daría
condensó en el título de su primer libro la trascendencia que atribuía a la misión del
poeta*.
405
lírico" manifiesta a un poeta excepcionalmente dotado, pero, en este aspecto, la consa-
gración llegará con Prosas Profanas, su próximo poemario. No hay, pues, novedades
en los versos de Azul . .. Sí hay musicalidad y el mismo tono hedonista que prevalecerá
en su obra posterior. '
406
Entonces la reina Mab [ ... ] tomó un azul, casi impalpable [ ... ]. Y aquel velo era el
velo de los sueños, de los dulces sueños que hacen ver la vida de color de rosa.
Alrededor de este tema principal, Darío desarrolla algunos subtemas que aparecen
reiteradamente en sus obras.
<ll El artista rechazado por el mundo.
,
una
En 1896, durante su estadía en Buenos Aires, Daría publicó Prosas Profanas y otros
poemas. En su versión definitiva, esta obra agregó veintiuna poesías nuevas a las
treinta y tres originales. El poeta las agrupó en varias secciones: "Prosas Profanas",
"Varia", "Verlaine", "Recreaciones arqueológicas", "Cosas del Cid", "Dezires, layes y
canciones" y "Las ánforas de Epicuro".
En su prólogo -"Palabras liminares"- Daría defendía los principios artísticos que
poco tiempo antes le habían dictado las páginas de Los Raros (1896) y del artículo pe-
riodístico "Los colores del estandarte", aparecido en La Nación.
En Los Raros coleccionó sus trabajos como colaborador de La Nación, en los que
trazó la semblanza de aquellos escritores a quienes reverenciaba como maestros:
Edgar Allan Poe, Leconte de Lisie, Paul Verlaine, lbsen, José Martí, entre otros. Sus jui-
cios encierran mucho de su doctrina estética. Para Daría, "los raros" tienen un común
denominador: son genios con algo de locos que viven enamorados de la belleza, ma-
nifiestan su odio por lo vulgar y la mediocridad, y persiguen el ideal inalcanzable de la
perfección formal. El motor que impulsa el acto creador los orienta hacia un persistente
afán de renovación.
Sé tú mismo: ésa es la regla. Si soy ver- En "Los colores del estandarte" profundiza muchos de los conceptos expuestos en
lainiano no puedo ser moreísta o mallarmis- Los Raros; Daría contestaba así a Paul Groussac, quien había criticado su admiración
ta, pues son dos maneras distintas. Se co- ilimitada por "los raros".
nocen, eso sí, los instrumentos diversos y Sus declaraciones de independencia artística alcanzan su expresión más acabada en
uno hace su melodía ·cantando su propia len- las "Palabras liminares":
gua, iniciado en el misterio de la música ... proclamando como proclamo una estética acrática 13, la imposición de un modelo o de
ideal y rítmica. un código implicaría una contradicción. Yo no tengo literatura mía [ ... ] para marcar el
"Los colores del estandarte" rumbo de los demás; mi literatura es "mía" en mí; quien siga servilmente mis huellas per-
derá su tesoro personal y, paje o esclavo, no podrá ocultar sello o librea.
Y, más adelante, subraya las profundas raíces hispánicas de su estilo, en el que ha
zurcido las riquezas rítmicas de la mejor literatura francesa de entonces, al aludir de
esta forma a los componentes de expresión:
... mi esposa es de mi tierra; mi querida, de París.
En cuanto a la versificación, su ansia de novedad se traducirá en las innovaciones
rítmicas de Prosas Profanas, por eso afirma:
Como cada palabra tiene un alma, hay en cada verso, además de la armonía verbal, una
melodía ideal. La música es sólo de la idea, muchas veces.
407
antigua Grecia, el clima erótico que trasciende su poesía, y, a través de la Grecia
apolínea, en la Francia versallesca de los Luises. De esta manera, el tema fundamental
del amor encuentra diferentes cauces para su manifestación:
¿Vienes? Me llega aquí, pues que suspiras,
un soplo de las mágicas fragancias
que hicieron los delirios de las liras
en las Grecias, las Romas y las Francias.
408
Y los siete mancebos a las siete doncellas
lanzan vivas miradas de amor las Tentaciones.
De sus liras melifluas 23 arrancan vagos sones.
Las princesas· prosiguen, adorables visiones
en su blancura de palomas y de estrellas.
Unos y otros se pierden por la vía de rosa.
y el alma mía queda pensativa a su paso
-"¡Oh! ¿Qué hay en ti, alma mía?
-¡Oh! ¿Qué hay en ti, mi pobre infanta misteriosa?
¿Acaso piensas en la blanca teoría?
¿Acaso
los brillantes mancebos te atraen, mariposa?"
Ella no me responde.
y se adormece en donde
hace treinta años sueña.
Y en sueño dice: "¡Oh dulces delicias de los cielos!
¡Oh tierra sonrosada que acarició mis ojos!
-¡Princesas, envolvedme con vuestros blancos velos!
-¡Príncipes, estrechadme con vuestros brazos rojos!"
"El reino interior"
409
galantes pavanas 34, fugaces gavotas 35
cantaban los dulces violines de Hungría.
''Era un aire suave ... ''
Prosas Profanas culmina con un soneto alejandrino que resume la permanente bús-
queda de esa perfección formal, tan anhelada por los modernistas. Su temática, de
larga ascendencia en la lírica española, desarrolla la idea de la imposibilidad de volcar,
en el mezquino lenguaje humano, la inspiración divina que anida en el alma de todo
poeta. De esta forma, Darío completa el concepto ya vertido en las "Palabras limina-
res": "la música es de ia idea muchas veces". Pero se muestra seguro en cuanto a
alcanzar la Belleza, mientras su voluntad de crear no desmaye y siga basándose en la
creencia total y absoluta en la trascendencia de su arte:
Yo persigo una forma que no encuentra mi estilo,
botón de pensamiento que busca ser la rosa;
se anuncia con un beso que en mis labios se posa
al abrazo imposible de la Venus de Milo.
Adornan verdes palmas el blanco peristilo;
los astros me han predicho la visión de la Diosa;
y en mi alma reposa la luz como reposa
el ave de la Luna sobre un lago tranquilo.
Y no hallo en mí sino la palabra que huye,
la iniciación melódica que de la flauta fluye
y la barca del sueño que en el espacio boga;
y bajo la ventana de mi Bella Durmiente,
el sollozo continuo del chorro de la fuente
y el cuello del gran cisne blanco que me interroga.
"Yo persigo una forma"
... " o y
En 1906 Darío publica unas setenta composiciones en verso, bajo el título de
Cantos de Vida y Esperanza.
Mi respeto por la aristocracia del pensa- En el "Prefacio" insiste en la unidad de su credo estético en cuanto a considerar
miento, por la nobleza del Arte siempre es el la supremacía del Arte y a aborrecer toda mediocridad intelectual, conceptos ya sus-
mismo. Mi antiguo aborrecimiento a la me- tentados por el poeta en Los Raros y en las "Palabras liminares" de Prosas Profanas.
diocridad, a la mulatez intelectual, a la cha- Del parnasianismo de Azul . .. y de la poesía pintoresquista de Prosas Profanas poco
tura estética, apenas si se aminora hoy con queda en Cantos de Vida y Esperanza. Aún lo erótico subyace en la mayoría de los
una razonada indiferencia. [ ... ] Cuando dije poemas, pero el inflexible paso del tiempo ha marcado profundamente al poeta, cuyo
que mi poesía era "mía, en mí" sostuve la "interiorismo" se hace evidente. Como lo afirma en la composición que abre el volu-
primera condición de mi existir, sin preten- men, la primavera de la vida es sólo una huella, cuyo recuerdo sensitivo alienta este
sión ninguna de causar sectarismo en mente otoño al que se. asoma su vida.
o voluntad ajena, y en un intenso amor a lo Yo soy aquel que ayer no más decía
absoluto de la belleza. el. verso azul y la canción profana,
Cantos de Vida y Esperanza, en cuya noche un ruiseñor había
"Prefacio". que era alondra de luz por la mañana.
El dueño fui de mi jardín de sueño,
lleno de rosas y de cisnes vagos;
el dueño de las tórtolas, el dueño
de góndolas y liras en los lagos;
y muy siglo diez y ocho y muy antiguo
y muy moderno; audaz, cosmopolita;
con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo,
y una sed de ilusiones infinita.
410
Los continuos VIaJeS, la pérdida de sus seres amados, el reconocimiento de dos
continentes, han madurado el alma del poeta. Ya no se da en ella la evasión de la
realidad en forma absoluta. Por el contrario, Rubén Darío se encuentra más compro-
metido con el mundo al que pertenece. De ahí, la existencia, en Cantos de Vida y
Esperanza, de una mayoría de poemas demostrativos de su preocupación social, que
alternan con otros, en los que antiguos temas se actualizan y adquieren trascendencia.
en "Cantos de Vida y
En este volumen, Daría desarrolla cuatro temas fundamentales:
lill el paso del tiempo, con su secuela de desengaños;
el don divino de la poesía y la misión sagrada del poeta;
lill la búsqueda personal de la Fe;
lill el futuro de América, indisolublemente unido al resurgimiento de España.
En ei otoño de la vida
Si bien Eros continúa alimentando la poesía rubendariana, el tiempo y su andar in-
flexible alientan, con su paso, el encuentro con la muerte y la comprensión de la fragi-
lidad humana:
El ánfora funesta del divino veneno
qu~ ha de hacer por la vida la tortura interior,
la conciencia espantable de nuestro humano cieno
y el horror de sentirse pasajero, el horror
de ir a tientas, en intermitentes espantos,
hacia lo inevitable, desconocido, y la
pesadilla brutal de este dormir de llantos
¡de la cual no hay más que Ella que nos despertará!
"Nocturno"
La melodía ya no surge acunada por la brisa; nace arrancada del seno tumultuoso
del huracán:
Yo sé que hay quienes dicen: ¿Por qué no canta ahora
con aquella locura armoniosa de antaño?
Ésos no ven la obra profunda de la hora,
la labor del minuto y el prodigio del año,
Yo, pobre árbol, produje, al amor de la brisa,
cuando empecé a crecer, un vago y dulce son.
Pasó ya el tiempo de la juvenil sonrisa:
¡Dejad al huracán mover mi corazón!
"De otoño"
de Dios! ¡Poetas!"
El concepto de la poesía como un don de origen divino no es nuevo. Sin embargo,
Darío lo recrea al insistir en la misión sagrada del escritor, en cuanto a señalar rumbos
ciertos hacia la Belleza. El poeta es, pues, una suerte de iniciado capaz de probar la
trascendencia del Arte, mediante el valor y el ritmo de la palabra:
¡Torres de Dios! ¡Poetas!
¡Pararrayos celestes,
que resistís las duras tempestades,
como crestas escuetas,
como picos agrestes,
rompeolas de las eternidades!
La mágica esperanza anuncia un día
en que sobre la roca de armonía
expirará la pérfida sirena.
¡Esperad, esperemos todavía!
"¡Torres de Dios! ¡Poetas!"
La llama interior, o don precioso del canto, alimenta la voluntad de creación. Mas
todo poeta debe identificar su propia llama. A veces, la magnitud del esfuerzo por en-
411
contrar forma adecuada en donde volcar cuanto se agita en su alma, "ánfora de celeste
perfume", provoca la desesperación y la angustia:
Hermano, tú que tienes la luz, dime la mía.
Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando a tientas.
Voy bajo tempestades y tormentas.
ciego dé ensueño y loco de armonía.
Ése es mi mal soñar. La poesía
es la camisa férrea de mil puntas cruentas
que llevo sobre el alma. Las espinas sangrientas
dejan caer las gotas de mi me!aJ;:tcolía.
"Melancolía"
"la dulzura del
Lejana la juventud, desordenado por el placer el diario vivir, Daría enfrenta la cer-
canía de la muerte. Junto al abismo forjado por el desenfreno y el alcohol, el poeta
siente en su alma el resurgimiento de las antiguas creencias de su infancia. Al prin-
cipio, tímidamente; más tarde, con desesperación, pedirá al Señor de la Fe que le per-
mita superar el tremendo temor a un final que reconoce inevitable.
¡Oh, Señor Jesucristo! ¿por qué tardas, qué esperas
para tender tu mano de la luz sobre las fieras
y hacer brillar al sol tus divinas banderas?
"Canto de esperanza"
Jesús, incomparable perdonador de injurias,
óyeme; Sembrador de trigo, dame el tierno
pan de tus hostias; dame, contra el sañudo 36 infierno,
una gracia lustral de iras y de lujurias.
Dime que este espantoso horror de la agonía
que me obsede 37, es no más de mi culpa nefanda 38,
que al morir hallaré la luz de un nuevo día
y que entonces oiré mi "¡Levántate y anda!"
"S pes"
412
y el estertor postrero de un caduco león ...
. . . Y un Cisne negro dijo: "La noche anuncia el día".
Y uno blanco: "La aurora es inmortal, la aurora
es inmortal" ·¡Oh tierras de sol y de armonía,
aún guarda la Esperanza la caja de Pandora 39.
"Los Cisnes"
413
1
velo de la
La reina Mab, en su carro hecho de una sola perla, tirado por ante las miradas de hoy. Porque contemplo el ideal inmenso y las
cuatro coleópteros 1 de petos 2 dorados y alas de pedrería, cami- fuerzas exhaustas. Porque, a medida que cincelo el bloque, me ata-
nando sobre un rayo de sol, se coló por la ventana de una boar- raza 11 el desaliento.
dilla donde estaban cuatro hombres flacos, barbudos e impertinentes, Y decía el otro: -Lo que es hoy romperé mis pinceles. ¿Para
lamentándose como unos desdichados. qué quiero el iris y esta gran paleta del campo florido, si a la
Por aquel tiempo, las hadas habían repartido sus dones a los postre mi cuadro· no será admitido en el Salón? ¿Qué abordaré?
mortales. A unos habían dado las varitas misteriosas que llenan de He recorrido todas las escuelas, todas las inspiraciones artísticas.
oro las pesadas cajas del comercio; a otros unas espigas maravillosas He pintado el torso de Diana 12 y el rostro de la Madona 13. He
que al desgranarlas colmaban las trojes 3 de riquezas; a otros un?s pedido a las campiñas sus colores, sus matices; he adulado a la luz
cristales que hacían ver en el riñón de la madre tierra oro y piedras como a una amada, y la he abrazado como a una querida. He sido
preciosas; a quiénes, cabelleras espesas y músculos de Goliat, y adorador del desnudo, con sus magnificencias con los tonos de sus
mazas enormes para machacar el hierro encendido; y a quiénes, carnaciones y con sus fugaces medias tintas. He trazado en mis
talones fuertes y piernas ágiles para montar en las rápidas caballe- lienzos los nimbos de los santos y las alas de los querubines. ¡Ah,
rías que se beben el viento y que tienden las crines en la carrera. pero siempre el terrible desencanto! ¡El porvenir! ¡Vender una Cleo-
Los cuatro hombres se quejaban. Al uno le había tocado en suerte patra en dos pesetas para poder almorzar!
una cantera 4, al otro el iris 5, al otro el ritmo, al otro el cielo ¡Y yo, que podría en el estremecimiento de mi inspiración trazar
azul. el gran cuadro que tengo aquí dentro! ...
La reina Mab oyó sus palabras. Decía el primero: -¡Y bien! Y decía el otro: -Perdida mi alma en la gran ilusión de mis
¡Heme aquí en la gran lucha de mis sueños de mármol! Yo he sinfonías, temo todas las decepciones. Yo escucho todas las armo-
arrancado el bloque y tengo el cincel 6. Todos tenéis, unos el oro, nías, desde la lira de Terpandro 14 hasta las fantasías orquestales
otros la armonía, otros la luz; yo pienso en la blanca y divina de Wagner 15. Mis ideales brillan en medio de mis audacias de
Venus, que muestra su desnudez bajo el plafón color de cielo. inspirado. Yo tengo la percepción del filósofo que oye la música de
Yo quiero dar a la masa la línea y la hermosura plástica; y que los astros. Todos los ruidos pueden aprisionarse, todos los ecos son
circule por las venas de la estatua una sangre incolora como la susceptibles de combinaciones. Todo cabe en la línea de mis escalas
de los dioses. Yo tengo el espíritu de Grecia en el cerebro y amo cromáticas.
las desnudos en que la ninfa huye y el fauno tiende los brazos. La luz vibrante es himno, y la melodía de la selva halla un eco en
¡Oh, Fidias 7! Tú eres para mí soberbio y augusto como un semi- mi corazón. Desde el ruido de la tempestad hasta el canto del pá-
diós, en el recinto de la eterna belleza, rey ante un ejército de jaro, todo se confunde y enlaza en la infinita cadencia. Entre tanto,
hermosuras que a tus ojos arrojan el magnífico kitón 8 mostrando no diviso sino la muchedumbre que befa y la celda del manicomio.
la esplendidez de la forma en sus cuerpos de rosa y de nieve.
Tú golpeas, hieres y domas el mármol, y suena el golpe armó- Y el último: -Todos bebemos el agua clara de la fuente de Jonia.
nico como un verso, y te adula la cigarra, amante del sol, oculta Pero el ideal flota en el azul; y para que los espíritus gocen de su
entre los pámpanos de la viña virgen. Para ti son los Apolos 9 rubios luz suprema, es preciso que asciendan. Yo tengo el verso que es de
y luminosos, las Minervas lO severas y soberanas. Tú, como un miel y el que es de oro, y el que es de hierro candente. Yo soy el
-·mago, conviertes la roca en simulacro y el colmillo del elefante ánfora 16 del celeste perfume: tengo el amor. Paloma, estrella, nido,
en copa del festín. Y al ver tu grandeza siento el martirio de mi lirio, vosotros conocéis mi morada. Para los vuelos inconmesurables
pequeñez. Porque pasaron los tiempos gloriosos. Porque tiemblo tengo alas de águila que parten a golpes mágicos el huracán. Y para
414
hallar consonantes, los busco en dos bocas que se juntan; y estalla el era el velo de los sueños, de los dulces sueños que hacen ver la vida
beso, y escribo la estrofa, y entonces, si veis mi alma, conoceréis a de color de rosa. Y con él envolvió a los cuatro hombres flacos,
mi musa. Amo las epopeyas, porque de ellas brota el soplo heroico barbudos e.impertinentes. Los cuales cesaron de estar tristes porque
que agita las banderas que ondean sobre las lanzas y los penachos penetró en su pecho la esperanza, y en su cabeza el sol alegre, con
que tiemblan sobre los cascos; los cantos líricos, porque hablan de el diablillo de la vanidad, que consuela en sus profundas decepcio-
las diosas y de los amores; y las églogas, porque son olorosas a nes a los pobres artistas. ,
verbena y a tomillo, y al santo aliento del buey coronado de rosas. Y desde entonces, en las boardillas de los brillantes infelices,
Yo escribiría algo inmortal; mas me abruma un porvenir de miseria donde flota el sueño azul, se piensa en el porvenir como en la
y de hambre. aurora, y se oyen risas que quitan la tristeza, y se bailan extrañas
farandolas alrededor de un blanco Apolo, de un lindo paisaje, de un
Entonces la reina Mab, del fondo de su carro hecho de una sola violín viejo, de un amarillento manuscrito.
perla, tomó un velo azul, casi impalpable, como formado de sus-
piros, o de miradas de ángeles rubios y pensativos. Y aquel velo Rubén Dario
Prosas
Verlaine
Responso
PADRE y maestro mágico, liróforo 'celeste y que se escuchen vagos suspiros de mujeres
que al instrumento olímpico y a la siringa 2 agreste ¡bajo un simbólico laurel!
diste tu acento encantador; Que si un pastor su pífano 14 bajo el frescor del haya,
¡Panida 3! Pan tú mismo, que coros condujiste en amorosos días, como en Virgilio 15, ensaya,
hacia el propíleo 4 sacro que amaba tu alma triste, tu nombre ponga en la canción;
¡al son del sistro 5 y del tambor! y que la virgen náyade 16, cuando ese nombre escuche
Que tu sepulcro cubra de flores Primavera, con ansias y temores entre las linfas luche,
que se humedezca el áspero hocico de la fiera llena de miedo y de pasión.
de amor si pasa por allí; De noche, en la montaña, en la negra montaña
que el fúnebre recinto visite Pan 6 bicorne 7; de las Visiones, pase gigante sombra extraña,
que de sangrientas rosas el fresco abril te adorne sombra de un Sátiro 17 espectral;
y de claveles de rubí. que ella al centauro 18 adusto con su grandeza asuste;
Que si posarse quiere sobre la tumba el cuervo, de una extra-humana flauta la melodía ajuste
ahuyenten la negrura del pájaro protervo s a la armonía sideral.
el dulce canto de cristal Y huya el tropel equino por la montaña vasta;
que Filomela 9 vierta sobre tus tristes huesos, tu rostro de ultratumba bañe la luna casta
o la armonía dulce de risas y de besos de compasivas y blanca luz;
de culto oculto y floresta!. y el Sátiro contemple sobre un lejano monte
Que púberes 10 canéforas 11 te ofrenden el acanto 12, una cruz que se eleve cubriendo el horizonte
que sobre tu sepulcro no se derrame el llanto, ¡y un resplandor sobre la cruz!
sino rocío, vino, miel;
que el pámpano allí brote, las flores de Citeres 13, Rubén Dario
415
REY de los hidalgos, señor de los tristes, las rosas, los sublimes ramos
que de fuerza alientas y de ensueños vistes, de laurel! Pro nobis ora 8, gran señor.
coronado de áureo yelmo de ilusión; (Tiembla la floresta de laurel del mundo,
que nadie ha podido vencer todavía, y antes que tu hermano vago, Segismundo 9,
por la adarga 1 al brazo, toda fantasía, el Hamlet 10 t¡; ofrece una flor.)
y la lanza en ristre 2, toda corazón. Ruega generoso, piadoso, orgulloso,
Noble peregrino de los peregrinos, ruega casto, puro, celeste, animoso;
que santificaste todos los caminos por nos intercede, suplica por nos,
con el paso augusto de tu heroicidad, pues casi ya estamos sin savia, sin brote,
contra las certezas, contra las conciencias sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote,
y contra las leyes y contra las ciencias, sin pies y sin alas, sin Sancho y sin Dios,
contra la mentira, contra la verdad ... De tantas tristezas, de dolores tantos,
¡Caballero errante de los caballeros, de los de Nietzsche ll, de cantos
varón de varones, príncipe de fieros, áfonos, recetas que firma un doctor,
par entre los pares, maestro, salud! de las epidemias de horribles blasfemias
¡Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes, de las Academias,
entre los aplausos o entre los desdenes, líbranos, señor.
y entre las coronas y los parabienes De rudos malsines 12,
y las tonterías de la multitud! falsos paladines,
¡Tú, para quien pocas fueran las victorias y espíritus finos y blandos y ruines,
antiguas y para quien clásicas glorias del hampa que sacia
serían apenas de ley y ra2ón, su canallocracia 13
soportas elogios, memorias, discursos, con burlar la gloria, la vida, el honor,
resistes certámenes, tarjetas, concursos, del puñal con gracia,
y, teniendo a Orfeo 3, tienes a orfeón! ¡líbranos, señor!
Escucha, divino Rolando 4 del sueño, Noble peregrino de los peregrinos,
a un enamorado de tu Clavileño 5, que santificaste todos los caminos,
y cuyo Pegaso 6 relincha hacia ti; con el paso augusto de tu heroidicidad,
escucha los versos de estas letanías, contra las certezas, contras las conciencias
hechas con las cosas de todos los días y contra las leyes y contra las ciencias,
y con otras que en lo misterioso vi. contra la mentira, contra la verdad ...
¡Ruega por nosotros, hambrientos de vida, Ora por nosotros, señor de los tristes,
con el alma a tientas, con la fe perdida, que de fuerza alientas y de ensueños vistes,
llenos de congojas y faltos de sol, coronado de áureo yelmo de ilusión;
por advenedizas almas de manga ancha, ¡que nadie ha podido vencer todavía,
que ridiculizan el ser de la Mancha 7, por la adarga al bra2o, toda fantasía,
el ser generoso y el ser español! y la lanza en ristre, toda corazón!
¡Ruega por nosotros, que necesitamos Rubén Darío
416
y en versos
Más que en la unidad del verso, Darío ejercitó la riqueza de su ción de sus obras. Su doctrina métrica se reducía, como recor-
técnica en el campo de la estrofa. Mientras el verso constituye el dando al misino Verlaine, a obedecer ante todo al imperio de la
elemento esencial del ritmo, la estrofa es el marco que sirve de base música, con lo cual respondía, indudablemente, más que a orincJtoüJS
a la estructura musical del poema. Su sentido de la armonía condujo teóricos, a condiciones de su propio temperamento. En el ambiente
a Darío a destacarse como cultivador de la estrofa en un período en de sus composiciones se destacan con especial relieve. las
que la mayoría de los poetas habían apartado su interés de este sensaciones del sonido: el tañido de suaves campanas en la
aspecto de la métrica. Tampoco en este punto se propuso inventar gada, de La dulzura del Ángelus; el último acorde del piano que
combinaciones nuevas; su labor consistió en obtener de los tipos queda vagando en la sala solitaria, de Su alcoba; el ''lejano clavi-
tradicionales la mayor variedad posible de efectos artísticos. No cordio que en silencio y olvido 1 no diste nunca al sueño la sublime
prestó atención a la estrofa sáfico-adónica ni a la alcaica, que acaso sonata", de Nocturno; el velado son de liras y laúdes que acom-
consideró como meras demostraciones de técnica académica. paña la presencia de las siete virtudes, en El reino interior; las má-
En la reelaboración de los tipos de estrofas, su procedimiento gicas notas de la orquesta y los sollozos de los violoncelos de Era
consistió principalmente en romper la tradicional dependencia de un aire suave; la onda que llora cuando el viento canta, la queja
cada tipo respecto a un determinado metro, lo cual le llevó a com- amarga y sonora que sube del abismo y los violines de la bruma que
poner sonetos no sólo en endecasílabos o alejandrinos sino en versos saludan al sol que muere, en Sinfonía. Sus referencias a instrumen-
de todas las medidas desde seis a diez y siete sílabas, y a proceder tos músicos excede a la mera ornamentación parnasiana del áureo
del mismo modo respecto a las décimas, octavas, sextetos, cuarte- bandolín, la septicorde lira, las sonoras arpas y la flauta de cristaL
tos, romances, etc. A esto añadió la libertad de introducir en la Señaló en el Canto de la sangre la representación simbólica del cla-
estrofa combinaciones no acostumbradas de metros y rimas, varías rín, órgano, salterio, cuerno, tambor, etc. La elegía al obispo Fr.
de ellas sugeridas por ejemplos pamasianos y simbolistas. La aplica- Mamerto Esquiú resuena con imágenes musicales: copa de cantos,
ción del eneasílabo como auxiliar del alejandrino, el sexteto eneasí- salterio celeste, clarín del día, címbalo sonoro, órgano vibrante.
labo y los tercetos monorrimos procedían probablemente de lecturas El poeta concentraba su culto en la armonía como síntesis aris-
verlainianas más que de ninguna otra fuente. Los particulares dod«- totélica definidora del universo, de la naturaleza y de la vida. La
casílabos de Líbranos, Señor, con primeros hemistiquios agudos que presencia de este concepto se repite en su mente en todas circuns-
hacen resaltar en cada uno de ellos su sílaba quinta, reflejan el ritmo tancias, lo misn¡o entre jardines y fuentes que entre bosques y selvas
de la conocida Art poétique de Verlaine, y "El verso sutil que pasa o entre tempestades y tormentas. El imperio de la música que él
y se posa" repetía a todas luces el eco de "Sans ríen en luí quí pese profesaba era el imperio de la armonía. En el fondo, la conciencia
ou qui pose"; pero en la claridad de sus líneas, en las repercusiones que tenía de la naturaleza de su arte derivaba de ese mismo senti-
interiores de las rimas y en la correlación de los hemistiquios, la miento: ''Peregrinó mi corazón y trajo 1 de la sagrada selva la ar-
armonía de Líbranos, Señor, no es sino del propio Darío. El verso monía" -Las ánforas de Epicuro.
al pasar por sus manos enriquecía su virtud musical y la estrofa Tomás Navarro Tomás
multiplicaba con prodigiosa variedad sus matices y facetas. Español
Ritmo y armonía fueron elementos consustanciales en la ejecu- (Contemporáneo)
417
Entre 1893 y 1896, Rubén Daría permaneció en Buenos Aires. Precedido por la fama
de Azul . .. y por el interés despertado por sus artículos de La Nación, pronto nucleó
a un grupo de escritores que siguieron sus huellas: Ricardo Jaimes Freyre, Luis
Berisso, Leopoldo Díaz, Carlos Alfredo Becú y Leopoldo Lugones. La redacción de La
Nación, la tertulia de Rafael Obligado, los calés porteños, los vieron compartir horas
enriquecedoras para los jóvenes, que asistían, deslumbrados, al virtuosismo con que
Darío escribía, de un lirón, las famosas poesías que luego integrarían Prosas Profanas.
literarios
De vida bohemia, Rubén Darío amanecía en distintos cafés de nuestra capital rodea-
do por los jóvenes poetas que conformaban el grupo modernista. Sobre las mesas del
Monti, del Luzio, y especialmente de la cervecería alemana Auers Keller, escribió la
mayoría de los poemas de Prosas Profanas.
Pero la tertulia literaria que lo recibió y reconoció como poeta de América fue El
Ateneo . Fundado en 1892 a instancias del chileno Alberto del Solar, se concretó en la
residencia de Rafael Obligado. Su sesión inaugural se reallzó el 25 de abril de 1893 y
su primer presidente fue Calixto Oyuela.
Entre los poetas jóvenes que asistían a las reuniones de El Ateneo merecen ser
recordados Enrique Rodríguez Larreta -Enrique Larreta para las letras argentinas- y
Ángel de Estrada, hijo, a quienes Paul Groussac llamara "príncipes de la nueva
generación".
Ángel de Estrada (1872-1923), hijo del fundador de la editorial homónima y a quien
Daría dedicara Los Raros (1896), se dio a conocer en 1899 con el poemario Los
espejos. Aunque escribió numerosos versos que reunió en Alma nómada, El huerto
armonioso (1908), La plegaria del sol (191 O) y El sueño de una noche dei castillo
Vuestros nombres, queridos y fieles (póstumo, 1925), su alma viajera unida a una sensibilidad exquisita se volcó en
amigos (Ángel de Estrada y Miguel de abundantes páginas en prosa, destinadas a fijar los variados escenarios y paisajes
Escalada deben aparecer en este libro que visitara en sus frecuentes periplos. Así nacieron numerosos artículos que luego
Los Raros) van al mundo por vuestro es- agruparía en El color y la piedra "(1902), Formas y esplritus (1902), La voz del Nilo
fuerzo: los habéis ido a sacar del bosque (1903), Visión de paz (1911) y Calidoscopio (1911). Cinco novelas -Redención (1906),
espeso de La Nación. La ilusión (1910), Cadorito (1914), Las tres gracias (1916) y El triunfo de las rosas
Rubén Darío, prólogo (1918)- completan su bibliografía.
En todos sus escritos se manifiestan los siguientes caracteres:
~» detalladas descripciones de ambientes y paisajes;
418
la usada Estrada
Respecto de la formación de palabras nuevas , Estrada utilizó dos métodos:
<~~ vocablos del francés, no siempre con acierto;
<~~ creó palabras mediante los procedimientos de flexión propio~ del español. Ej.: febri-
lidad, empurpurecer, fulgir, platilicar, atorbellinado, estridulante, etc.
En general su prosa revela las influencias del italiano Gabriel D'Annunzio, y, natu-
ralmente, la de Darío.
Así definió Rubén Darío a este poeta, de origen boliviano (1868-1933), pero asentado
en la Argentina, con quien publicó los pocos números de la Revista de América' (1894).
Jaimes Freyre, descendiente de antigua familia del Altiplano, se distinguía por su cul-
tura amplísima. Sus inclinaciones literarias encontraron pronto eco en la agitada vida
cultural porteña. Se constituyó en el compañero inseparable de Darío y, bajo su in-
fluencia, publicó lo mejor de su producción poética.
En Jaimes Freyre cabe distinguir dos facetas: la del literato -especialmente el
poeta-, y la del historiógrafo. Su fama descansa en su labor como poeta, aunque,
durante su larga permanencia en Tucum¡ín, publicó numerosas obras que lo muestran
profundo investigador del pasado americano.
Como poeta publicó dos obras separadas en el tiempo: Castalia bárbara (1899) y
Los sueños de la vida (1917). El primero de estos poemarios resume las virtudes poé-
ticas de Jaimes Freyre, ya que en él aparecen los rasgos distintivos del poeta: per-
fección formal, ansia de renovación, gusto por paisajes y temas de la mitología nórdica,
musicalidad.
Castalia bárbara está formado por tres secciones, de las cuales la primera brinda su
título a la colección. Le siguen las denominadas "País de sueño" y "País de sombra".
En realidad, son los trece poemas de la primera sección los que mejor representan el
numen poético de Jaimes Freyre y traducen la influencia de Leconte de Lisie y sus
Poémes barbares. En "Aeternum vale" une la temática de origen escandinavo y una
estructura estrófica novedosa que combina versos de quince, dieciséis y diecisiete
sílabas 1:
5 5 3
Un Dios misteriolso y extraño visilta la sellva.
3 3 3 3 3
Es un Diosl silenciolso que tielne los bralzos abierltos.
3 3 3 3 3
Cuando la hilja de Nhor 21 espolealba su nelgro caballlo,
3 3 3 4 2
le vio erguirlse de pronlto a la somlbra de un añolso freslno.
En sus Leyes de la versificación castellana (1912), Jaimes Freyre codificó las nove-
dades métricas propuestas en Castalia bárbara. Para él, el verso castellano s~ basa en
1 Seguimos aquí el análisis de versificación lo que denomina "período prosódico", que puede estar formado por una clausula de
realizado por Emilio Carilla en su Ricardo Jai- una a siete sílabas, entre las qué la última deberá llevar acento intenso que se .c~n
mes Freyre, según la peculiar notación pro- vierte así en acento rítmico. La combinación de períodos prosódicos iguales (de lden-
puesta por el mismo poeta.
2 Nhor: fundador del reino de Noruega. Una
tico ~úm~ro de sílabas) o análogos (de número de snabas aproximado) det~r~_in~ el
de sus hijas, Noma regía el destino de los verso. En el texto transcripto, los períodos prosódicos predominantes son los tns1labiCOS.
hombres. y su repetición acentúa el ritmo del verso.
419
3 3 3 3 2 11
De la fuenlte de Imer 31, en los borldes sagraldos, más 1tarlde,
2 3 3 4 2
la Noiche a los Diolses absorltos reveló ell secrelto;
2 3 3 3 3
el Álguila nelgra 4 y los Cuerlvos 5 de Odín 6 1 escuchalban,
Peregrina paloma imaginaria Como vemos, en esta estrofa del poema también predominan los "períodos prclsó,dic:os
que enardeces los últimos amores; análogos", es de un número de sílabas aproximado (2, 3 ó 4); principalmente se
alma de luz, de música y de flores, da el de tres sílabas.
peregrina paloma imaginaria. Las innovaciones métricas de Jaimes Freyre se acercan a los hexámetros latinos que
Vuela sobre la roca solitaria había resucitado Rubén Darío. Sin embargo, su teoría encontró poco eco entre sus
más cercanos al verso libre.
que baña el mar glacial de los dolores;
temática nórdica y la descripción de su brumoso paisaje colabora-
haya, a tu paso un haz de resplandores
ron en la creación de ese ambiente misterioso, sutil y evanescente, que caracteriza a
sobre la adusta roca solitaria.
toda la poesía del vate boliviano. Sus poemas son verdaderas trasposiciones n;r·tñr;""'"'·
Vuela sobre la roca solitaria, en las que el ritmo se transforma en música inefable '.
peregrina paloma, ala de nieve
como divina hostia, ala tan leve
como un copo de nieve, ala divina,
CQpo de nieve, lirio, hostia, neblina,
peregrina paloma imaginaria.
Ricardo Jaimes Freyre
420
de su estética
Hombre de gran cultura, lector voraz en una época dominada por el Simbolismo fran-
cés, Herrera manifiesta esa influencia en sus obras. Sin embargo, esta adhesión no
implica falta de originalidad ni estancamiento.
Durante diez largos años, Herrera y Reissig depura su estilo en una .producción in-
tensa y constante, sin traicionar nunca su· esencial. De ahí que Guillermo
de Torre señalar en su obra dos paralelas a veces, otras zigzagueantes.
La una es barroca, de intención semimetalísica expresión abstracta, que alcanza sus
mejores manifestaciones en "La vida" (poema de 1900), "Desolación absurda" (de Los
maitines de la noche, 1902) y "Tertulia lunática" (de La torre de las esfinges, 1909). La
otra dirección estética tiene base intimista y tema idílico-eglógico, caracteres que visten
los sonetos de Los éxtasis de la montaña (1904), como éste titulado "Óleo brillante".
Fundióse el día en mortecinos 8 lampos 9,
y el mar y la ribera y las aristas
a mortecino: apagado, sin vigor. del monte se cuajaron de amatistas !O,
9 lampo: resplandor o brillo fugaz. de carbunclos 11 y raros crisolampos 12.
10 amatista: piedra semipreciosa de color
violeta. Nevó la luna, y un billón de ampos !3
11 carbunclo: rubí. Recibe este nombre por- alucinó 14 las caprichosas vistas;
que brilla en la oscuridad como carbón en- y embargaba tus ojos idealistas
cendido. el divino silencio de los campos ...
12 crisolampo (neologismo): piedra bri-
Como un exótico abanico de oro,
llante.
13 copo de nieve resplandeciente. cerró la tarde en el pinar sonoro ...
14 engañar haciendo que se tome Sobre tus senos, a mi abrazo impuro,
una cosa por otra. ajáronse tus blondas 15 y tus cintas ...
15 blonda: encaje de seda, terminado en ¡Y erró a lo lejos un rumor oscuro
ondas, que sirve para guarnecer las ropas fe- de carros, por el lado de las quintas! ...
meninas.
Esta manera herreriana de fundir el sentimiento personal en la naturaleza circundante
16 ópalo: piedra semipreciosa casi transpa-
rente, con juego interior de variados reflejos y no aparece en otras composiciones, en las que predomina el tema amoroso o el exo-
bellísimos colores. tismo. Ejemplo de esto último es "Berceuse blanca":
17 ópalo del olvido: metáfora. Alude al valor Su tenue mano de agua sedante que amortigua,
de. la mano como espejo en el que se reflejan ópalo 16 del olvido 17 para morir soñando,
los sueños.
su mano cincopétala 18 de una fragancia antigua,
18 cincopétala (neologismo): metáfora. Se
refiere a los dedos de la mano como pétalos duerme sobre su pecho, como en un plint~ 19 blando.
de una flor. ¡Oh, mi exangÜe 20 Nirvana 21! ¡Oh, mi etérea 22 Latzuna 23!
19 plinto: base cuadrada de poca altura. En sus sienes añilan 24 transparencias de copo,
20 exangüe: desangrado, falto de vida. y arden en su halo 25 espectral 26 de heliotropo 27,
21 Nirvana: en el budismo, lugar de biena- sus clementes ojeras otoñales de luna '.
venturanza al que se accede cuando el indi-
viduo se une a la divinidad.
22 etérea: celestial.
Aooteos1is del simbolismo
23 latzuna: nombre dado a la Luna en la El estilo herreriano se caracteriza por un extraordinario manejo del idioma. El poeta
mitología nórdica. uruguayo poseía, como Darío, genio verbal en alto grado. El dominio de la palabra se
24 añilar: teñir de añil, es decir, de color unía a la riqueza de su lenguaje metafórico cargado de imágenes novedosas:
azul.
25 halo: cerco luminoso, de colores pálidos, Flota sobre el esplín 28 de la campaña
que suelt;) rodear a la Luna o al Sol. una jaqueca 29 sudorosa y fria ...
26 espectral: de aspecto horribie y fantas- "Julio"
mal. ... como un Jordán 30 de místicos vellones 31
27 heliotropo: planta originaria del Perú, cu-
la majada eucarística se integra ...
yas flores pequeñas y azuladas miran siempre
"Julio"
al sol.
28 esplín: melancolía, tedio. . .. hacia la aurora sesgan 32 agudas golondrinas
29 dolor de cabeza intermitente. como flechas perdidas de la noche en derrota.
30 río de Judea (metáfora).
"Despertar"
~1 vellón: guedeja de lana de un camero u
oveja. Sedienta, abre su boca de mármol la pileta ...
32 torcer hacia un lado. "La Iglesia"
33 región de Grecia, célebre por
Un suspiro de Arcadia 33 peina los matorrales ...
sus habitantes aficionados a la poesía y a la
música y fecunda en fábulas y mitos. "La vuelta de los campos"
421
Epítetos que entrecruzan aspectos sensoriales, hasta convertirse en sinestesias;
prosopopeyas que animizan elementos de la Naturaleza; enumeraciones que, por la
diversidad de los objetos agrupados, bien pueden caracterizarse como "caóticas",
la catalogación de Leo Spitzer, son los procedimientos estilísticos máp usados
por Herrera y
de una
El venezolano Rufino Blanco Fombona fue el primero en advertir que en Los cre-
Pú1~Culos del Jardfn del Leopoldo Lugones, pueden señalarse notorias
!':AmF~i::tr17~1!': con los poemas de Herrera y Reissig publicados en 1904, bajo el título Los
de la montaña. Esta acusación desató una polémica literaria en ambas costas
del Plata. Durante años, los estudiosos discutieron la existencia del parte de
uno o de otro de los dos poetas implicados. Sin y a pesar múltiples
concomitancias de vocabulario, tropos y temas, la crítica actual atribuye al manejo de
idénticas fuentes de inspiración ese aire familiar que acerca las creaciones de ambos
escritores. -
o
En sus múltiples ensayos, Rodó buscó la identidad de América y señaló a la
finisecular el camino hacia el reconocimiento del gran legado hispánico.
Pocos autores han concitado, como Rodó, críticas tan opuestas. Sin embargo, muy
joven alcanzó la gloria literaria, y la entereza de sus actitudes le granjeó el respetp
unánime de sus contemporáneos.
Nacido en 1871, en Montevideo, abandonó muy pronto los estudios sistemáticos,
aunque siguió siendo un lector voraz. Tanto los clásicos españoles como los modernos
escritores franceses e ingleses completaron su vasta cultura de aulodidacto.
Dos actividades -el periodismo y la política- cubrirán su corta existencia. En alguna
ocasión, la cátedra. Pero en todos los casos Rodó utilizará la pluma o la palabra
encendida para ejercer su magisterio de unidad entre los pueblos americanos:
Para la mirada europea, toda la América española es una sola entidad, una sola imagen,
un solo valor. La distancia desvanece límites políticos,· disimilitudes geográficas, grados
diversos de organización y cultura, y deja subsistente un simple contorno, una única idea: la
idea de una América que procede históricamente de España y que habla en el idioma es-
pañol. Esta relativa ilusión de distancia, que a cada paso induce a falsas generalizaciones
[ ... ] tiene, sin embargo, la virtud de corresponder a un fondo verdadero, a un hecho fun-
damental y trascendente, que acaso los hispanoamericanos no sentimos todavía en toda su
fuerza y toda su eficacia: el hecho fu~damental de que somos esencialmente "unos"; de
que lo somos a pesar de las diferencias [ ... ], y de que lo seremos aún más en el futuro,
hasta que nuestra unidad espiritual rebose sobre las fronteras nacionales y prevalezca en
realidad política.
"Al concluir el año"
Diputado en tres oportunidades, su labor parlamentaria reflejó la rectitud de un '
proceder intachable, signado por una real independencia de criterio, que lo apartó de
toda componenda partidista.
Colaboró con varios periódicos de su país -El Orden, El Dla- y fue corresponsal
del argentino La Nación y de la revista Caras y Caretas, también porteña.
Mención aparte merecen sus artículos en revistas literarias de la época, muchas de
las cuales fundó o dirigió. Tal vez, la más importante por su proyección en la vida cul-
tural hispanoamericana· fue la Revista Nacional de Uteratura y Ciencias Sociales, a
cuyo frente estuvo entre 1895 y 1897. Sus páginas recogieron numerosos trabajos
propios. Por entonces el escritor había encontrado su senda en el ensayo y la crítica
literaria. Esas colaboraciones serán reunidas en libro bajo el título de La vida nueva
(1897). Este folleto se completará dos años después con "Rubén Darío".
En 1900 publicó Ariel , de éxito inmediato en toda Hispanoamérica. Su prédica por la
unidad americana continuó en las páginas de Motivos de Proteo {1909) y El mirador de
Próspero (1913).
422
enfermo, Rodó murió en Palermo, llalia, el 1° de mayo mientras se
rl"'"""nn,.,ñ,,h"' como corresponsal de la revista porteña Caras
Caretas. Su desapari-
Cion hondo pesar en toda América. Hasta sus enemigos políticos le rindieron
emocionado homenaje
Así calificó Rodó a esta obra suya aparecida en i 900, cuyo éxito inmediato colocó a
su autor entre los más admirados en su época. Si bien el libro expone el ideario ro-
diana, producto de largos años de estudio y meditación, las circunstancias políticas
ocurridas en América entre 1898 -guerra por la independencia de Cuba- y 1903
-fecha del Tratado que otorgó a EE.UU. el derecho exclusivo, por el término de cien
años, para construir y usar un canal en el istmo de Panamá- dieron a Ariel un signi-
ficado trascendente. Hispanoamericanos y españoles se sintieron identificados con su
credo y valoraron la valentía de su mensaje.
Rodó estructura ¡¡1 contenido de Ariel a la manera de una lección, la última que da un
Sobre Ariel dice Rodó: viejo y sabio maestro a sus jóvenes discípulos. El largo monólogo del maestro abarca
Ariel, genio del aire, representa, en el seis capítulos, precedidos por un corto prefacio en el que el autor explica el simbolismo
simbolismo de la obra de Shakespeare, de los personajes, tomados de la comedia La tempestad, de Shakespeare. Así, Prós-
la parle noble y alada del espíritu. Ariel pero, el maestro, representación de la razón y la experiencia, muestra a sus alumnos
es el imperio de la razón y el sentimiento una estatuilla en bronce de Ariel, el espíritu alado, capaz de alcanzar un futuro promi-
sobre los bajos estímulos de la irraciona- sorio. A su conjuro, les habla sobre la necesidad de no dejarse arrastrar por los
lidad; es el entusiasmo generoso, el mó- resplandores engañosos del utilitarismo materialista, y, en cambio, de seguir firmemente
vil alto y desinteresado en la acción, la el camino de la verdad y de la belleza.
espiritualidad de la cultura, la vivacidad y Rodó se vale, pues, de una parábola para desarrollar el tema de su obra: Próspero, o
la gracia de la inteligencia -el término la sabiduría, enseña a sus discípulos a vencer al Calibán que habita en cada hombre,
ideal a que asciende la selección huma- mediante la exaltación de los valores espirituales encarnados en Ariel.
na, rectificando en el hombre superior los
tenaces vestigios de Calibán, símbolo de
sensualidad y torpeza, con el cincel per-
severante de la vida. la lección de Próspero desarrolla tres ideas fundamentales:
* la defensa del hombre como ser integral y, por ende, la necesidad del desenvolvi-
miento pleno de todas sus potencialidades, frente a una educación pragmática que
tiende a su limitación. Sólo el cultivo de la vida interior, el "otium" enriquecedor que
lleva a la verdad, puede guiar a la juventud hacia la senda que le permita cumplir
con el programa de vida elegido.
* la defensa de la democracia como el sistema de gobierno adecuado para América,
capaz de lograr, mediante la educación de todos, el desarrollo ~e las aptitudes indi-
423
viduales, y, por lo tanto, de seleccionar a los mejores para dirigir el Estado. Advierte
sobre los peligros de la democracia, en cuanto puede convertirse en el gqbiemo de
la mediocridad, y concluye en que sólo el predominio de la calidad sobre el número
puede evitar esta amenaza en las sociedades jóvenes:
El verdadero, el digno concepto de la igualdad reposa sobre el pensamiento de que
todos los seres racionales están dotados por la naturaleza de facultades capaces de un
desenvolvimiento noble. El deber del Estado consiste en colocar a todos los miembros
de la sociedad en distintas condiciones de tender a su perfeccionamiento. El deber del
Estado consiste en predisponer los medios propios para provocar, uniformemente, la
revelación de las superioridades humanas, donde quiera que existan.
[ ... ] Por otra parte, nuestra concepción cristiana de la vida nos enseña que las supe-
rioridades morales, que son motivo de derechos, son principalmente un motivo de
deberes, y que todo espíritu superior se debe a los demás en igual proporción que los
excede en capacidad de realizar el bien ...
~ advertencia sobre los peligros del utilitarismo norteamericano y su afán hegemó-
nico sobre América hispánica. Frente a ellos, opone la herencia latina que une y
nutre a los pueblos de lberoamérica:
Acaso oiréis decir que no hay un sello propio y definido, por cuya permanencia, por
cuya integridad deba pugnarse, en la organización actual de nuestros pueblos. Falta tal
vez, en nulstro carácter c~lectivo, el contorno seguro de la "personalidad". Pero en
ausencia de esa índole. perfectamente diferenciada y autónoma, tenemos -los america-
nos latinos-- una herencia de raza, una gran tradición étnica que mantener, un vínculo
sagrado que nos une a inmortales páginas de lahistoria [ ... ]. El cosmopolitismo que
hemos de acatar como una irresistible necesidad de nuestra formación, no excluye ni ese
sentimiento de fidelidad a lo pasado ni la fuerza directriz plasmante con que debe el
genio de la raza imponerse en la refundición de los elementos que constituirán el ame-
ricano definitivo del futuro.
En el epílogo de la obra, Próspero insiste en el simbolismo de Ariel e insta a la
juventud de América a propagar su mensaje, trabajando por un futuro mejor, y a
cumplir así el camino elegido:
Todo el que se consagre a propagar y difundir, en la América contemporánea, un ideal
desinteresado del espíritu -arte, ciencia, moral, sinceridad religiosa, política de ideas-
debe educar su voluntad en el culto perseverante del porvenir [ ... ]. Yo suelo embriagarme
con el sueño del día en que las cosas reales harán pensar que la Cordillera que se yergue
sobre el suelo de América ha sido tallada para ser el pedestal definitivo de esta estatua
Tengo en mucho el aspecto artístico y for- [la de Ariel], para ser el ara inmutable de su veneración
mal de la literatura; creo que sin estilo no
hay obra realmente literaria [ ... ]. Pero tam- de Rodó
bién estoy convencido de que sin una ancha
La grandeza espiritual que· trasunta la obra de Rodó encuentra su acabado medio
base de ideas y sin un objetivo humano, ca-
expresivo en un estilo cuidado, que manifiesta la obsesión del ensayista por alcanzar la
paz de interesar profundamente, las escuelas
perfección formal. Huyó de la expresión vulgar y del lugar común, y así lo afirmó en rei-
literarias son cosa leve y fugaz.
teradas ocasiones.
José E. Rodó Lo más característico de su estilo estriba en el uso de parábolas, es decir, de breves
narraciones simbólicas, que le sirven como punto de partida para el desarrollo posterior
de su pensamiento. Las utiliza como "ilustraciones" del texto. Tal el caso de Próspero,
Ariel y Calibán en la obra comentada. Este rasgo estilístico lo toma Rodó de Ernesto
Renán, escritor francés (1823-1892) a quien admiró .
en
Lugones pertenece a esa segunda generación modernista que llevó hasta sus úllimas
consecuenéias la renovación poética que tuvo en Darío al pontífice máximo. Realiza
una obra múltiple, sin parangón en su época. Y aun en 1§1 nuestra, solo Borges sería
capaz de acercársela, sin alcanzarlo. Después de haber pagado tributo al Romanticismo,
a partir de la estética modernista va pasando por distintas etapas que se corresponden
con la evolución de su pensamiento, hasta afirmarse, con gran maestría, en\una temá-
424
Fue Lugones un superior y un tra- Los crepúsculos del jardln,
bajador infatigable. Dejó una obra tan va- seculares, El los paisajes, Las horas
riada y rica, que raro será encontrar en la doradas, Romancero, Poemas solariegos y los Romances del Rlo Seco. Del primero al
América española quien la iguale o supere en último de estos poemarios media un proceso de cambio poético e ideológico. Su obra
abundancia y mérito. Fue un excelente pro- en prosa es vasta también refleja la de su autor: lemas histó-
sista, pero ante todo fue un gran poeta, uno ricos, como El imperio La guerra gaucha; didácticos, como La reforma edu-
de los más poetas de habla española cacional; ensayos literarios -El payador- políticos, Acción, La organización .de la
que ha producido nuestro tiempo. Política revolucionaria; y también científicos y filosóficos:
Max Henriquez Ureña El tamaño del espacio. Abordó la literatura fantástica con Las fuerzas
la novela con El de la sombra. Todos los citados son títulos sufí-
atestiguar su amplia y profunda cultura de autodidacto en los ensayos, y
artífice en la narrativa, con la que enriqueció la prosa modernista en los
m"''"'"''t~''"" relatos de La guerra
idiomática· le hizo comenzar un Diccionario etimológico cas-
la villa a la
En Buenos Aires -la "cosmópolis" cantada por Darío-, la generación modernista
argentina se agrupa en torno al poeta nicaragüense. Éste define al poeta provinciano
diciendo que es un "fanático y convencido inconquistable", y lo describe como "un mu-
chachón de veintidós años, de chambergo y anteojos';; que llega con igual carga de
poesía e ideales libertarios . En cuanto arribó, según Darío, "empezó a rugir" (en
verso, por supuesto).
Desarrolla al mismo tiempo una actividad política incesante: funda, junto con Roberto
34 Autora de Leopoldo Lugones y el simbo- J. Payró y José Ingenieros, el Centro Socialista de Estudios y, más tarde, el diario La
lismo (Premio Fondo Nacional de las Artes Montaña, órgano difusor del anarquismo de avanzada. Coherentemente, se inscribé en
1971), Ediciones "La reja", Buenos Aires, 1972. el Partido Socialista.
425
Entre tanto, se casa con Juanita González, amiga de su infancia cordobesa y, a partir
de este momento, su compañera fiel de toda la vida. Refuerza su trabajo esporádico en
distintos diarios porteños con un empleo en Correos y Telégrafos, por breve tiempo.
Por unos meses, comparte allí su tarea con Rubén Darío. Más tarde ingresa en el Mi-
nisterio de Instrucción Pública y en pocos años más accede al cargo de Inspector de
Media. Fruto de esa función es su primer libro en prosa, La reforma
educacional.
Recibió ese mismo año -1903-. el encargo oficial de escribir una memoria sobre el
territorio de las Misiones y allá fue, acompañado por Horacio Quiroga en calidad de fo-
EI resultado de ese trabajo fue su importante ensayo histórico El imperio jesuí-
tico, de 1904, donde ya se advierte la evolución que van sufriendo sus ideas, bajo el
de nuevas lecturas, especialmente de Nietzsche.
cambian sus versos. De su primer libro -Las Montañas del oro-,
romántico, victorhuguesco de espíritu, modernista en la forma, pasa a una poesía
refinada y preciosista, bajo la influencia del francés Albert Samain . Primero, con Los
doce goces, sensual e insinuante; después, con Los crepúsculos del jardln, materia
para !:lXI~!.U:SIIU':;.
Hasta ese momento no había viajado más que dentro del territorio patrio. Terminada
la etapa de la actuación socialista, que va de 1896 a 1903, padre de un único hijo
desde 1897, es hora de que se abra ante él un horizonte más amplio.
otros rumbos
En 1903 es enviado a Europa para estudiar las últimas novedades en materia didác-
tica. Parte con su mujer y su hijo. Visita Francia, Alemania, Suecia, Holanda. Cuando
vuelve, se encuentra destituido de su cargo de Inspector Nacional de Enseñanza. Le
ofrecen otro de menor jerarquía, que su dignidad le impide aceptar. Entonces sienta
plaza en El Diario, de Láinez.
La experiencia europea no ha sido en vano. Nuevos poemas introducen una corriente
distinta dentro del modernismo. Reunidos en un volumen con el título de Lunario senti-
mental, reflejan bien a las claras la influencia de Jules Laforgue.
En 1911 recibe el encargo de escribir la Historia de Sarmiento, al que admira. Con el
producto de ese libro viaja nuevamente a Europa y permanece largo tiempo en París,
donde se reencuentra con Darío, escribe El libro fiel, dedicado a su esposa, y acomete
la gran empresa de fundar, en enero de 1914, una publicación bilingüe, La Revue Sud-
americaine, con la colaboración de importantes figuras internacionales. La guerra frus-
tra este proyecto.
Otro viaje importante, de consecuencias imprevisibles, lo espera, aunque ya no a Eu-
ropa. Las más calificadas instituciones culturales le confirieron su representación en la
conmemoración de la batalla de Ayacucho, que se celebraría solemnemente en Lima.
Tres grandes figuras del movimiento modernista se encontraron allí: Guillermo Valencia
y Leopoldo Lugones, que pronunciaron sendos discursos, y José Santos Chocano,
quien dio a conocer un poema, Canto a /a victoria de Ayacucho. Correspondió a. Lu-
gones el honor de cerrar el acto. Lo hizo con un discurso -La hora de la espada- que
Durante la guerra, su voz se alzó en suscitó grandes polémicas por ser, en síntesis, una defensa del militarismo. El se jus-
favor de las naciones aliadas y se empe- tificó diciendo q-ue había sido enviado a la conmemoración de una batalla, o sea, para
ñó en una cruzada oratoria que llevó a enaltecer la espada, sin la cual no se habría obtenido la independencia de la América
cabo en ambas márgenes del Plata. Re- española.
cogió esas arengas en un tomo que tituló En defensa de su actitud publicó una serie de artículos en La Nación, alguno de los
Mi beligerancia, en 1917. Por tal motivo, cuales fueron recogidos por el Círculo Militar en un volumen con el título de La patria
cuando regresó a Europa en 1924, fue fuerte.
recibido en Francia con grandes honores,
en prueba de reconocimiento por su pré-
dica.
No fue Lugones, como algunos pretenden, contradictorio en sus ide¡¡¡s ni versátil en
su poesía. En ambos campos -el de su pensamiento y el de su arte- se produce
una evolución que lo lleva de un extremo a otro de una línea c~rva, pero no en forma
zigzagueante, sino gradual.
35 All:iert Samain: poeta francés (1859-1900), En esa evolución pue!;l~n distinguirse tres primera es la de los "rugidos"
cuyas composiciones son graciosas y delica- de Las montañas del or~la voz dulcificada de Los crepúsculos del jardln lé! ironía1de
das, pero de una sutileza enfermiza. Lunario sentimental.
426
es el del socialismo las imágenes espec-
taculares. Tiene el poeta cuando escribe entre veinte veintidós años, toda la
fuerza de su juventud y todo el ímpetu de un soñador. Maneja el verso como una
espada flamígera. Levanta banderas, clama, apostrofa. Quiere despertar las concien-
cias dormidas. Alienta una fe combativa que pide justicia. El tono es profético y el
mensaje pretende ser mesiánico. Rimas sonoras, metáforas vibrantes, vocabulario
altisonante, todo el conjunto resulta novedoso, inquietante. Es, como dice el primer
verso de "La voz contra la roca" -el poema introductorio-, "una gran columna de
silencio y de ideas en marcha". Esta larga introducción está escrita en alejandrinos
Predomina el verso de arte mayor en los tres ciclos y dos reposorios
dividido el libro su autor.
años después, en 1905, Los crepúsculos del jardfn . La influencia de Hugo 36
y de Whitman 37, patente en Las montañas, desaparece y se oye la voz de Samain
''Antiguamente decían
y Tonos pálidos, voces en sordina, alarde-
a los Lugones, Lunones,
para expresar, en general, tristeza y
por venir estos varones
soledad. La forma es soneto, aunque hay otros tipos de composiciones;
del Gran Castillo, y traían
el poema más característico es "Delectación morosa", una de cuyas estrofas ya
de Luna los sus blasones.
anuncia el libro
Un escudo cuarteado,
La tarde, con ligera pincelada
cuatro lunas blanqueadas
que iluminó la paz de nuestro asilo,
en campo azul dibujadas,
en su matiz crisoberilo 38
con veros al otro lado,
una sutil decoración morada.
de azul y blanco esmaltado:" 41
Surgió enorme la luna en la enramada;
Tirso de Avilés
las hojas agravaban su sigilo,
(Blasones de Asturias)
y una araña en la punta de su hilo,
tejía sobre el astro, hipnotizada.
En el Lunario sentimental, libro dedi- Poblóse de murciélagos el combo
cado totalmente a la luna tratada carica- cielo, a manera de chinesco biombo;
turescamente, Lugones emplea frecuen- tus rodillas exangües sobre el plinto 39
temente el verso libre de ritmo pero no
de rima, pues, según él, "el verso sin manifestaban la delicia inerte,
rima, en nuestro idioma, no es sino la y a nuestros pies un río de jacinto
prosa, por serie indispensable para exis- corría sin rumor hacia la muerte.
tir el elemento melodioso de la asonancia
Todo contribuye a dar impresión de posa detenida; en el título, "Delectación morosa",
o de la consonancia, porque si no, los
el adjetivo ya la adelanta. Y luego ese atardecer de tono entre verde, amarillo y mora-
diferentes metros libres no parecen sino
do; el tiempo, que queda como en suspenso, sugerida la quietud de la hora por el sigilo
renglones dispuestos por un tipógrafo en-
loquecido". de las hojas y la araña hipnotizada. Paralelamente, la frialdad de la falta de vida en la
mujer, con sus rodillas exangües; la delicia inerte, el río de color morado, aproximán-
dose al color del cielo que refleja en sus aguas, y ese correr silencioso hacia la muerte.
36 Victor Hugo: poeta francés (1802-1885), Están presentes varios elementos simbolistas: la sugerencia del color a través de una
el más ilustre de los escritores franceses del piedra preciosa y una flor no vulgar; el objeto chinesco, la reminiscencia griega en el
siglo XIX, considerado el padre del romanticis- plinto y la armonización de esos elementos para lograr un cuadro de refinado esteti-
mo de su patria. cismo. La rima, obtenida sobre la base de palabras poco comunes (asilo-crisoberilo;
37 Walt Whitman: poeta norteamericano combo-biombo; plinto-jacinto), demuestra un arduo trabajo de elaboración en busca de
(1819-1892), uno de los más grandes del mun-
una cadencia fúnebre que acompañe el tema sombrío.
do, cantor del desenvolvimiento de la perso-
<~~ En Lunario sentimental reunió Lugones poemas que venía escribiendo desde cinco
nalidad humana.
38 crisoberilo: piedra preciosa de color ver- años antes, como el famoso "Himno a la luna", que tanto dio que hablar. Consciente
de amarillento, con visos opalinos, compuesta de su papel renovador 40, el poeta asume una actitud desafiante, provocativa, dis-
de alúmina, glucina y algo de óxido de hierro. puesto a escandalizar -de hecho lo logró con algunos- a quienes se resistieran a
39 plinto: parte inferior de la base o asiento aceptar la poesía moderna. Con distinta clase de rebeldía, no es menos iconoclasta
sobre el cual se apoya una columna o una aquí que en Las montañas del oro., Tomar el· tema de la luna -hasta entonces
estatua. cómplice de los enamorados e inspiración de los poetas románticos- poco menos
40 Con Los crepúsculos del jardln (1905),
que en broma y con sutil ironía, era como bajarla del cielo y ponerla al nivel de los
Lugones da la nota pamasiana; con El lunario
(1909), se coloca en una posición vanguardis- mortales, con lo que perdía todo su encanto. "luna, quiero cantarte, 1 oh ilustre
ta, intermedia entre el modernismo y el ultrais- anciana de las mitologías, 1 con todas las fuerzas del arte". Logones juega con su
mo, más cerca de éste que de aquél. apellido, que le da derecho a hacer estos juegos en este libro donde, además del
41 Estos versos figuran como epfgrale de "Himno a la luna", están "Plegaria de carnaval", "Nocturno", "Luna maligna", "Luna
Lunario sentimental. campestre", "Fuegos artificiales". La luna aparece connotada con una adjetivación
427
completamente nueva, expresada con metáforas antes inconcebibles: "astronómica
siempreviva", "lenteja de un péndulo inmenso", "ampolla de alabastro que cuenta el
en arena de estrellas", "postigo de los eclipses", "inexpresable cero en el
infinito". La influencia de Laforgue, autor de Imitación de Nótre Dame de la Luna, es
evidente. El preciosista de Los crepúsculos es ya cosa lejana. En el Lunario
echa mano, sencillamente, de palabras lomadas de las lenguas extranjeras, del latín
alguna vez, del teatro, de las matemáticas, de la mitología.
se encuentra a sí mismo
La segunda etapa comienza en 1910 con las Odas seculares, compuestas en adhe-
a los festejos del Centenario. Por lin, Lugones comienza a encontrarse consigo
mismo en esta nueva dirección, nativisla. Paralelamente, adopta una temática que ya
tenía antecedentes en el neoclásico Andrés Bello, con su Silva a la agricultura de la
zona tórrida, inspirada en las Geórgicas de Virgilio. Lugones lo hace en las Geórgicas
y en las Bucólicas, claro que con lenguaje nuevo, con metáforas inéditas, como éstas,
extraídas de "A los ganados y a las mie~;>es": "Un verde matinal lustra los campos 1
el otoño, en languidez dichosa, 1 con dorado de soles que se atardan 1 va
rlil::>t~,,..rlln madureces blondas".
En este magnífico y extensísimo poema -consta de mil quinientos versos-, Lugo-
nes canta a la grandeza del país, cimentada en sus riquezas naturales: "Alcemos
cantos en loor del trigo 1 que la pampeana inmensidad desborda ... ". Describe con
maravillosa pincelada los ejemplares del ganado: "Con su franco testuz un toro inmó-
vil 1 la mañana magnífica enarbola" .
Enaltece a los trabajadores del campo, donde ya están integrados los inmigrantes
que aportan su esfuerzo al país que generosamente los acoge. Destaca la presencia
del ferrocarril "aventando su ráfaga de hierro" por una pampa donde ahora "tiende el
cerco su párrafo de alambre". V así se van desgranando los endecasílabos asonan-
tados, agrupados temáticamente para formar un enorme fresco del campo argentino.
La exaltación virgiliana cede paso después a la efusión patriótica, de acentos épicos,
en Granaderos a caballo y en Los próceres, con la sonoridad que le presta el alejan-
drino. Ensalza también las ciudades históricas -A Buenos Aires, A Tucumán- en oc-
tavas endecasilábicas.
Pone de relieve los grandes accidentes geográficos que dan fisonomía propia al te-
Implacable ansiedad de querer tanto, rritorio argentino: en Al Plata, al que invoca así: "¡Salud, Padre y Señor!"; y en A los
fatal delicia de seguir queriendo; Andes, "Moles perpetuas en que a sangre y luego 1 nuestra gente labró su mejor
amor terrible con tu mismo encanto. página ... ".
El tema de la patria se completa en esta etapa con el del hogar, que le inspira El
Leopoldo Lugones, "Oda al amor"
libro fiel,, de 1912. El poeta lo dedica a la fiel Juana: "A ti, esposa única ... " 42. Todo él
Cálida noche de amor es una sola confidencia lírica, que se abre con la Oda al amor y se cierra con Rondó.
en cuita de almas propensas Hay variedad de metros: endecasílabos, octosílabos; con rima consonante y asonante,
que une las manos intensas con versos libres, también con distintas formas estróficas.
con un remoto temblor. El tono de serena felicidad se interrumpe con los versos dolorosos del "Canto de la
Leopo_Ido Lugones, "Endecha" angustia". Hay una vuelta a Los crepúsculos, pero este amor remansado no acude a
las imágenes simbolistas con que se expresaba en el anterior.
Bajo la calma del sueño,
calma lunar de luminosa seda,
la noche,
agua y aire
como si fuera Se cierra la etapa con El libro de los paisajes, que continúa el tema argentino en
el blando cuerpo del silencio, composiciones de tipo descriptivo, breves en su mayoría. Sigue la línea que comenzó a
dulcemente en la inmensidad se acuesta. trazar en la Oda a los ganados y a las mieses. Pero en ese poema -como en la Silva
Y desata de Bello- el poeta intenta exaltar la riqueza del suelo; y, también como en elcaso del
su cabellera escritor venezolano, llamar la atención de propios,y extraños sobre los recursos de que
en prodigioso follaje se disponía en s'u tiempo. En la Oda hace prácticamente un inventario de los lrutós de
de alamedas. la. tierra, mira al suelo; en el Ubro de los paisajes mira al cielo. ¿Qué ve? Estrellas,
Leopoldo Lugones, "La blanca soledad" nubes, sol, pájaros, muchos pájaros. También en este libro, la dedicatoria a la esposa
en latín: "Coniugi dilectisimae Juana G.onzález intime" ("A mi queridísima esposa,
42 En el libro, la dedicatoria está en latín:
Juana González, íntimamente"). V un poema para ella, con el título "A ti única", román-
'"Tibi unicae sponsae lurturae meae unicissi- tico de espíritu, modernista en la forma, con reminiscencias de "La serenata de Schu-
mae." bert", de Manuel Gutiérrez Nájera.
428
SALMO PLUVIAL Divide el libro en tres partes: en la primera perdura
TORMENTA "Delicia otoñal", "La violeta solitaria", "Olas grises", en los versos
González. Pero ya se atisba el lenguaje nuevo con que los motivos ínfimos
Érase una caverna de agua sombría el
del campo argentino. Lugones combina magistralmente ambos elementos en el sober-
[cielo;
bio "Salmo pluvial".
El trueno. a la distancia, rodaba su peñón 43.
El poema se estructura en cuatro partes de longitud decreciente, de con los
Y una remota brisa de conturbado vuelo,
motivos que encierra cada una, y con el desarrollo del fenómeno atmosférico que cons-
Se acidulaba 44 en tenue frescura de limón.
tituye el tema central, en su proceso de gestación, estallido conclusión.
Como caliente polen exhaló el campo seco El tema es un hecho cotidiano: una tormenta en el campo, desprovista de la gran-
Un relente 45 de trébol lo que empezó a diCISiclad que adquiriría ese mismo hecho si ocurriera en el mar, por ejemplo. Sin embar-
[llover. go, el poeta consigue convertir esa simple realidad en un espectáculo de singular be-
Bajo la lenta sombra. colgada en denso lleza, en el que juegan distintas imágenes.
[fleco, Aparecen dos planos bien diferenciados: el cielo y la tierra y, entre medio, el aire. El
Se vio al cardal con vívidos azules florecer. agua, a través del aire, pone en contacto el cielo con la tierra.
Una fulmínea 46 verga 47 rompió el aire al Tomemos la primera parte: "Tormenta". El agua se mueve en dos direcciones: del
[soslayo; cielo hacia la tierra y de la tierra al cielo. En la dirección descendente, el cielo, al prin-
Sobre la tierra atónita cruzó un pavor mortal; "cavema de agua sombría", se dispone a descargar el contenido de esas nubes
Y el finnamento entero se derrumbó en un sobre la tierra. Se anuncia por el retumbar del trueno, cuyo sonido se trans-
[rayo, mite por el aire; por "una remota brisa de conturbado vuelo", y por el rayo, "fulmfnea
Como un inmenso lecho de hierro y de verga" que también se manifiesta en el aire que rompe "al soslayo" al tiempo que se
[cristal. sobre la tierra. En la dirección ascendente, "como caliente polen exhaló el
campo seco 1 un relente de trébol lo que 49 empezó a llover".
LLUVIA La segunda parte está totalmente dominada por el agua. La dirección es únicamente
Y un mimbreral vibrante fue el chubasco descendente. La lluvia, al caer, se mimetiza en "mimbreral vibrante" o finge "pajona-
[resuelto les"; salta por taludes y cauces, se descuelga del tejado y perdura en los sauces. Es
Que plantaba sus líquidas varillas al trasluz, una lluvia doméstica, familiarizada con el ambiente rural.
O en pajonales de agua se espesaba revuelto, En la tercera, ha amainado la lluvia. Todo transcurre en el plano tierra. Queda en el
Descerrajando al paso su pródigo arcabuz. aire una sensación de frescura, una serenidad que el hombre comparte con la natu- '
Saltó la alegre lluvia por taludes y cauces; raleza, expresada por la palabra delicia.
Descolgó, del tejado sonoro caracol; Por fin, en la cuarta todo ha pasado y el campo vuelve a su estado anterior a la
Y luego. allá a lo lejos, se desnudó en los tormenta, señalado por el silbo conocido de la perdiz.
[sauces, El poeta se vale de distintos recursos para lograr el electo deseado. Acumula imá-
Transparente y dorada bajo un rayo de sol. genes sensoriales por medio de metáforas, como en el primer tramo. Visuales: "Se vio
al cardal con vívidos azules florecer". Auditivas: "El trueno, a la distancia, rodaba su
CALMA peñón". Un caso especial es el de estos versos: "Y el firmamento entero se derrumbó
Delicia de los árboles que abrevó al en un rayo, 1 como un inmenso techo de hierro y de cristal". Con una imagen visual, y.
[aguacero. por medio de una comparación, se está dando una impresión auditiva, la que se pro-
Delicia de los gárrulos 4X raudales en duce al caer un rayo, como de hierro y cristales rotos. Imágenes olfativas se entre-
[desliz. cruzan con cenestesias: "Una remota brisa de conturbado vuelo, 1 se acidulaba en
Cristalina delicia del trino del jilguero. tenue frescura de limón".
Delicia serenísima de la tarde feliz. Los cuartetos de "Lluvia" presentan una sucesión de imágenes visuales sumamente
dinámicas. Como antes personificó a la tierra -"Sobre la tierra atónita cruzó un pavor
PLENITUD mortal"-, ahora el poeta personifica a la lluvia: "Y luego, allá a lo lejos, se desnudó en
los sauces, 1 transparente y dorada como un rayo de sol".
El cerro azul estaba fragante de romero,
El único cuarteto de "Calma" se desenvuelve en paral?lismos combinados con aná-
Y en los profundos campos silbaba la perdiz.
fora: "Delicia de los árboles que abrevó el aguacero. 1 Delicia de los gárrulos raudales
Leopoldo Lugones en desliz".
"Plenitud", en su brevedad, concentra tres imágenes sensoriales: una visual, "El
43 Peña grande y escarbada: peñasco. cerro azul"; una olfativa, "fragante de romero"; y una auditiva, "silbaba la perdiz".
44 Acidular: poner un líquido ligeramente No podemos dejar de destacar la importancia de la adjetivación en este poema, la
ácido. preferencia del autor por los calificativos esdrújulos: vividos, fulminea, atónita, gá-
45 Humedad que en noches serenas se nota rrulos; y la fuerza del epíteto: "remota sombra", ·"tenue frescura", "lenta sombra",
en la atmósfera. "alegre lluvia", "cristalina delicia". Muy hábilmente mezcla Lugones cultismos, como
46 Que participa de las propiedades del rayo. verga y con términos del habla corriente, de uso en el ambiente rural: mim-
47 Rama delgada y sin hojas. Palo delgado.
breral, pajonales, tejado, aguacero, chubasco.
48 Dícese de cosas que hacen ruido conti-
nuado, como el viento, un arroyo, etcétera.
Las tres primeras partes están compuestas en cuartetos alejandrinos, con rima con-
49 Extraña este giro lo que, en lugar de sonante entre el primero y el tercer verso y el segundo y el cuarto. En el dístico final
cuando. Confiere un tono coloquial, más pro- con que se cierra la composición, también en alejandrinos, rima el primer verso con "el·
PIO de la lengua oral que de la escrita. primero y el tercero del cuarteto anterior; y el segundo, con el segundo y el cuarto del
429
mismo cuarteto. Se producen casos de aliteración en 1 en "Lluvia": "mimbreral
varillas". Y en "Calma": "Cristalina delicia del trino del Delicia
"""''"'n''"''m"' de la tarde feliz".
La sección dedicada a los Paisajes contiene "La hora azul", "Flores estrellas",
"Alba", "Claridad", "Nubes", "Pleno sol"; siguen "La granizada" y "La noche pura".
el conjunto de Alas, en el que se destaca "El picaflor", genial r<>ror<>~:,:mt;:¡c¡on
on•om,atc>Dé•Yic:a y cromática de un milagro alado ...
Run ... dun, run ... dun ... Y al tremular sonoro
del welo audaz y como un dardo, intenso,
surgió de pronto, ante una flor suspenso,
en vibrante ascua de esmeralda y oro.
Fue color ... luz ... color ... A un brusco giro,
llll haz de sol lo arrebató al soslayo;
y al desaparecer con aquel rayo,
su ascua fugaz carbonizó en zafiro.
La palabra usada distintamente que en "Salmo pluvial", la acumulación de
imágenes sensoriales, la sugerencia de los colores por los ricos materiales que los
poseen, hacen que este poema sea de un inigualable encanto al ser leído.
En al preciosismo de estos versos, la sencillez de "El hornero", que
"'"''n"'"""' con la tan sabida estrofa: "La casita del hornero 1 tiene alcoba y tiene sala. 1
En la alcoba la hembra instala 1 justamente el nido entero". Y que, después de doce
estrofas igualmente deliciosas, concluye: "Y cuando acaba, jovial, 1 de arreglarla a su
deseo, 1 le pone, con un gorjeo, 1 su vajilla de cristal".
430
Nadie entendió mejor que Sarmiento ese heredero artística
principio del cual depende todo progreso de-
del modernismo, la prosa se equipara en jerarquía artística con el verso.
mocrático: que la libertad comprende d
Martí, por ejemplo, adorna sus ensayos con imágenes que revelan un cuidado trabajo
recho de equivocarse y hacerse daño con
en la elaboración de cada página, en pro tanto de la idea que desea transmitir como de
libertad misma ...
una bella forma que la exprese adecuadamente. El mismo Darío contó en verso un
Leopoldo Lugones, Historia de Sarmiento. delicioso cuento: A Margarita Debayle, y enriqueció las páginas de Azul con todos los
rasgos de la poesía modernista aplicados a la prosa narrativa. Lugones aprovecha la
lección de sus antecesores y aun los supera en plástica y en •n"'<>nro•nn
Su en prosa es más abundante qÚe en verso y, si cabe, más eclécl:ica
que ésta. A través de ella, más que conocer su evolución espiritual, se aprecian su eru-
dición en materias muy diversas y la pujanza de su talento descriptivo y narrativo.
432
Yo soy aquel que ayer no más decía el aparato !Ji:1'i:1"'~::y•u, la numerosa
el verso azul y la ca~~ción profana, según él, para guisa
en cuya noche un ruiseñor había ánimo".
que era alondra de luz por la maiia~~a. Como escritor, prestado al Modernismo vestir con
nuevos atavíos sus temas arcaicos.
El dueiio fui de mi jardín de sueiio, Nada mejor, para definir a Larreta, fue
lleno de rosas y de cisnes vagos; veinte muy
el dueiio de las tórtolas, el dueiio
de góndolas y liras en los lagos;
larreta 55 pertenece, por su prosapia su nacimiento, ambas
y muy siglo dieciocho y muy antiguo
Cursa sus estudios secundarios en el famoso tradicional
y muy moderno; audaz, cosmopolita;
Nacional de Buenos Aires, y en esta misma ciudad obtiene posteriormente su diploma
con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo,
de abogado y doctor en en la Facull!:id de Ciencias Jurídicas Sociales.
y una sed de ilusiones infinita.
Atraído por la historia, se a su estudio como investigador, y en el mismo
donde se de bachiller, dicta cátedra de esa No piensa todavía en
Rubén Darío, Cantos de vida y esperanza.
utilizarla como materia artística.
En 1903 viaja a Europa y visita repetidas veces hasta empaparse de su
pasado y su como materia para la novela que le dará fama. De regreso al país,
se confina en su estancia "Acelain", en la provincia de Buenos Aires, comienza a
escribir La de don Ramiro, que publica en Madrid cuatro años después -en
1908-, con gran éxito de crítica que influye en su nombramiento como ministro pleni-
de la República Argentina en París. Ejerce durante diez años esa repre-
sentación diplomática que le mientras tanto, enriquecer su cultura, su biblio-
teca y su colección de obras de arte. De regreso en 1916, cinco años más tarde re-
"'""'"'nrl<=> el camino de Francia como representante argentino. Lleva como compañero
de a Leopoldo lugones.
Ya es un nombre en el mundo de la cultura nacional e internacional. Se suceden los
cargos y los honores: por ejemplo, ser miembro de la Academia Argentina de la His-
toria 56 en 1935, en 1941 España lo propone como candidato para el Premio Nobel de
Síntesis de síntesis es ·el soneto. Ingeniosa
literatura 57. Obtiene el premio de literatura Miguel de Cervantes, otorgado por ia
simetría que hace fulgurar mayormente las
Dirección General de Propaganda Española. Hasta los ochenta años su pluma se man-
luces consustanciales y que puede a la vez
tiene activa. En 1961 se extingue su vida, como la de don Ramiro, en busca de una
contener en su prisión, corno el mismo dia-
gloria más alta.
mante, lo indeterminado, lo infinito. Posibi-
lidad de excelencia; pero . . . Es menester
que la prisión no se advierta, que sus pa- ni pausa
redes sean cristalinas, aéreas, incorpóreas. larreta realiza una labor constante, favorecida por una existencia sin altibajos, sin
La calle de la vida y de la muerte, ·Prefacio. contrariedades, por lo menos en lo que se puede apreciar externamente .
Demuestra ser disciplinado y perseverante en el camino que toma a partir de Arte-
mis 58, novela corta de la antigüedad griega, que publica en la revista La Biblioteca,
dirigida por Paul Groussac 59.
55 Con el correr del tiempo, simplificó su De 1918 a 1933 publica tres obras dramáticas, dos de las cuales se representan en
nombre literario y, ya para siempre, firmó En- el teatro; la tercera -El linyera- es llevada al cine.
rique Larreta ..
56 Fue también miembro de la Academia Ar-
En 1933 publica Las dos fundaciones de Buenos Aires, conjunto de bellas páginas
gentina de Letras y miembro correspondiente en prosa, difíciles de clasificar: evocación histórica en que la narración va íntimamente
de la Real Academia Española; asimismo de la unida a la descripción. la expedición de don Pedro de Mendoza al Río de la Plata le
Academia Argentina de Bellas Artes. proporciona el argumento para una obra teatral: Santa Maria del Buen Aire, que se
57 España le otorgó, además, la Gran Cruz estrena en Madrid, en Buenos Aires y en Montevideo.
de Alfonso el Sabio y la Gran Cruz de Isabel la Sigue publicando de 1939 hasta 19~5: Tiempos iluminados, libro de memorias lite-
Católica; Francia lo distinguió con la Legión de rarias; Tenia que suceder, novela dramática; Jerónimo y su almohada; La naranja;
Honor. Gerardo o La torre de las damas; En la pampa.
58 Arlemis: divinidad de la mitologfa griega,
que corresponde a la Diana de los romanos.
Es una diosa lunar, hija de Zeus y de Lelo y El de la y de la muerte
hermana de Apolo, del cual es, por asf decirlo, Un solo tomo de páginas en verso es suficiente para apreciar la calidad de
el equivalente femenino.
larreta: La calle de la vida y de la muerte. El poeta explica el porqué del "Es el
59 Polígrafo francés. Radicado en la Argenti-
na desde los dieciocho años, se desempeñó
extraño y misterioso nombre de una antiquísima calle de ÁvHa, en Castilla la Vieja, que,
como director de la Biblioteca Nacional de partiendo de una de las puertas de la ciudad, va a morir al pie de la Iglesia Mayor".
Buenos Aires desde 1885 hasta su muerte, en Ochenta y ocho sonetos componen esta obra, en la que el autor expresa temas
1929. sumamente variados, pero relacionados directa o indirectamente con él: personas,
433
cosas, acontecimientos. Se afianza en este libro -artísticamente impreso
Francisco A. Colombo en 1941- el modernismo de Larreta, en im''"'''"~"''
del soneto XIX, "Anochecer en Toledo":
La maestra de Larreta
larreta e.s, para la gran solamente "el autor de La gloria de don
La obra lleva como subtitulo "Una vida en tiempos de Felipe il" y es, ante todo, una
de época, histórica por su ambientación y su argumento, mo-
dernista por su factura literaria.
11"
Como claramente lo indica el subtitulo de la novela, larreta se propuso, fundamen-
talmente, revivir la España del siglo XVI, la de Felipe 11, con su contenido económico,
social, religioso. Dentro de ese contexto y en el marco de ciudades tradicio-
nales Salamanca-, ubicó a un personaje típico de la época. A través
de él proyectó un tiempo lejano y una geografía distante, enfocados con la perspectiva
literaria del siglo XX.
La anécdota de que se vale es la siguiente: el joven Ramiro vive con su abuelo, don
lñigo de la Hoz, y con su madre, doña Guiomar, en un oscuro y adusto caserón
abulense donde respira un aire claustral de tristeza· y encierro. En compañia de un
escudero, recorre el recinto amurallado de la ciudad raquera '. Estimulada su imagina-
ción por los relatos de su acompañante, que ha actuado en Lepanto, Ramiro alienta
sueños de gloria. Destinado en un principio a la carrera sacerdotal, un canónigo en-
cargado de iniciarlo en la ciencia teológica lo incita a descubrir a los moros supues-
tamente conversos que aún están en España. Ramiro ignora el secreto de su naci-
miento, fruto de los amores de un morisco con doña Guiomar, lo cual motiva el retrai-
miento de ésta y la actitud siempre distante del abuelo hacia él. Mientras tanto, ena-
morado de doña Beatriz, la hija de don Alonso Blázquez, único amigo de don lñigo que
frecuenta la casa, debe soportar la presencia de un rival, Gonzalo de San Vicente,
primo de la joven. Ramiro fracasa en su empresa y en sus amores: por un lado, se deja
seducir por una morisca, y por otro, descubierta su condición de espía, los moros lo
hieren gravemente. Apenas salva la vida por la intervención de su padre, cuya iden-
tidad y aun su existencia ignora el joven hasta ese momento. Los coqueteos de doña
Beatriz con Gonzalo enfurecen a Ramiro, quien, al saber que ella ha dado una cita a su
primo, se presenta, mata al galán en duelo y anuda al cuello de la amada un grueso
rosario de quince misterios, con intención de ahorcarla.
Yacen por tierra los sueños de gloria de Ramiro. Muerto el abuelo, doña Guiomar
recluida en un convento, abandonada la hacienda, con crimenes en su haber, huye a
Toledo. Alll asiste a la ejecución de los moros que él delató, con lo cual ha faltado a la
palabra dada al que lo salvó de la muerte. Impresionado, el joven cambia momentánea-
mente sus ropas de caballero por burdo sayal. Finalmente, con un antiguo paje se
embarca hacia América. En el Perú capitanea a unos bandoleros. Por· caridad suple a
un indio en una mina y contrae una fiebre mortal. Anteriormente, había saltado las
tapias de un huerto con el propósito de seducir a una doncella que habla entrevisto en
la iglesia: es Rosa de Flores y Oliva, la futura Santa Rosa de Lima. Sin darle tiempo a
decir ni hacer nada, ella le habló del divino amor. La joven reconoce a este hombre en
· el cadáver que están velando una mañana en la iglesia. La expresión serena del rostro
del muerto indica que ha encontrado la paz. Rosa deja caer flores sobre sus pecho,
mientras murmura una plegaria. "Y ésta fue" -dice el autor- "la gloria de don
Ramiro".
434
Domingo llamado "el Como retratos vivos
Greco", pintor de
de haber estado Los personajes de esta novela parecen arrancados de época, como
ledo hacia 1577. para la sa- _esta "pintura" de Rodrigo niño: " ... vestido por las doncellas con traje de terciopelo
cristía capitular su célebre cuadro El re- negro, zapatos con virillas de plata, gorra morada, una lechuguilla 60 fresca y un· corto
de la túnica. En 1581 pin-
en El un Martirio de San Mau- Acaso haber servido de modelo al Greco, para su retrato del "Caballero la
ricio sus compañeros. luego mano al , esta descripción de don lfiigo, en su imagen hidalgo pobre:
Toledo, donde hasta su "·Vestía siempre de negro o de pardo, sin otra gala que la venera de oro y la roja
muerte. espadilla de Santiago bordada en todos los sayos y ferreruelos [ ... ]. Era su cuerpo me-
nudo, su rostro cetrino y como hecho de raigambre. El corto bigote, negro todavía, con-
trastaba con su barbilla cenicienta. Sus ojos eran vidriosos.
Todos los retratos son modelo de trasposición artística, en la que se destaca Larreta.
El telón de fondo
Tratándose de una novela como se supone que ésta lo es, corresponde al
. autor crear una atmósfera sobre la base de sucesos verdaderos, en los que intervienen
verosímiles, además de los reales . La referencia a 11, la presencia de
moros supuestamente conversos, la actuación de la Inquisición, Ja mención de Le-
panto, proporcionan datos para la ubicación cronológica y crean la atmósfera política.
Pero cabe preguntarse si el de Larreta fue narrar hechos ubicables en una
determinada o describirla Nos inclinamos hacia esto último:
es más descriptiva que narrativa; más arqueológica que histórica. Larreta
un inmenso tapiz en el que aparecen los personajes ataviados a la moda del
junto a un mobiliario de estilo, con un paisaje en el fondo como el que Ramiro
desde sus ventanas.
Larreta abandona la técnica con que a los personajes como a fi-
guras enmarcadas, y se lanza a dar aquí y allá pinceladas impresionistas, transfor-
mando con su arte del siglo XX la materia que le ofrece el siglo XVI. Los cuadros son
pinturas de interiores. También juega con la luz de los espacios exteriores, y asi tene-
mos visuales en que impera el 9olor; sensaciones auditivas; olfativas;
táctiles e Expresa, en general, sensaciones puras. No hay sinestesias.
El autor demuestra un conocimiento profundo del idioma español y, en particular, del
vocabulario arcaico que se impone en los Ese mismo vocabulario invade el
campo del Larreta.
Escribió también , a la que subtituló "Novela de la . Carente de
realidad, falsos los personajes y forzadas las situaciones, no pudo competir con Don
;:,eaunao Sombra, la magistral novela de Güiraldes publicada el mismo afio, 1926. En
cambio, no tuvo Larreta émulos ni competidores como autor de La gloria de don
Ramiro, que acreditó para siempre sus magníficas condiciones para el manejo de la
·prosa modernista .
435
1
En el oriente, el horizonte conviette su claror difuso en intensidad exhala un soplo febril, concentración de vida, que se junta toda
pe:netrar1te. Su luz a ser caricia; impregna las cosas· con un anJtquílill·se: la luz de muestra el estremecimiento del
que las anima y con un cincel que las esculpe. Es el ere- irradiante en el sílencio del pensamiento, con la cOJlcepcloOJJ.
del alba y se confunde en este momento con el de la tarde. llena de angustia, hasta brillar esplendórosa. Mas en la primera
La tristeza del invierno dándoles igual apariencia. Del hora, ambas se compenetran, en que no
uno brota la triunfal del día, del otro su muerte completa las define.
en la sombra. La luz huyente de en adiós de moribundo, de Estrada
gesta
pn•<u¡¡tu'"' tt·an¡;foJamlcíi)n la de las mansas, iner- das páginas algo de vuestras vale,
cuando las convoca y las manda al lado de esto, la contentadiza del que no opone a la
el momento en que queréis hacer afluencia de la frase incolora, inexpresiva, ninguna resistencia pro-
un arte, un arte plástico y musical, de la expresión, hundís en ella pia, ninguna altiva terquedad a la rebelión de la palabra que se niega
un adcate que subleva todos sus ímpetus rebeldes. La palabra, ser a dar de sí el alma y el color? . . . la lucha del estilo no ha
vivo y voluntarioso, os mira entonces desde los puntos de la pluma, de confundirse con la pertinacia fría que ajusta peno·
que la muerde para disputa con vosotros, os obliga a que samente, en el mosaico de su corrección convencional, palabras que
la afrontéis;! tiene un alma y una fisonomía. Descubriéndonos en Sil no ha humedecido el tibio alíento del alma. Eso séría comparar una
rebelión todo su contenido íntimo, os impone a menudo que le partida de ajedrez con un !]:ombate en corre la sangre y se
devolváis la libertad que habéis querido arrebatarle, para que convo- disputa un imperio. La lucha del estilo es una epopeya que tiene por
quéis a otra, que llega, hnraña y esquiva, ál yugo de acero. Y hay campo de acción nuestra naturaleza .íntima, las más hondas profun-
veces en que la pelea con esos monstruos minúsculos os exalta y didades de nuestro ser. Los poemas de la guerra no os hablan de
fatiga como una desesperada contienda por .la fortuna y el honor. más soberbias energías, ni de más crueles encarnizamientos, ni, en
Todas las voluptuosidades heroicas caben en esa lucha ignorada. la victoria, de más áltos y divinos júbilos .. , ¡Oh Díada formidable
Sentís alternativamente la embriaguez del vencedor, las ansias del y hermosa; Ilíada del corazón de los artistas, de cuyos ignorados
medroso, la exaltación iracunda del herido. Comprendéis, ante la combates nacen al mundo la alegría, el entusiasmo 'y la luz, como
docilidad de una frase que cae subyugada a vuestros pies, .el ela- del heroísmo y la sangre de las epopeyas verdaderas! Algu'na vez
del triunfo. Sabéis, cuando la forma apenas asida se has debido ser escrita, para que, narrada por uno de los que te
es que la angustia del d¡;sfallecimiento invade el llevaron en sí mismos, durara en ti el testimonio de alguna de las
todo vuestro como la estrem11cida más conmovedoras emociones humanas. Y tu Homero pudo ser Gus-
fi'a¡g:or,osa palpitl¡ci()n de Como en campo donde tavo
las señales del · que ha pasado, en José Enrique
en las ennegrecí-
4'36
Al el sol de la retirada, lo que entretenía el objetivo Sobre el recuesto que en quebrada gemina el
de un anteojo español, asestado desde la al mamelón más monte, la chaqueta con la cerviz de un caballo dorado por
austral del San Bernardo: mil virolas, y una breve capa Más alto, un resplall,d~:cíe;nre
Entre el celibar cuya fronda se soliviaba en un esponjamiento de morrión rebasaba él monte, sobre el
plumaje, cabezas de caballos, sombreros, bustos diseñán~ Alguien un nombre entre los- oficiales. asombro
dose tras las ramas; y junto a una silvestre, de lóbrego los ceños. Pasó de mano en mano el
verdor, una chaqueta roja sobrecargada de oro. Por fin lo veían. En efecto, era él.
La tierna luz de la madrugada esclarecía toda impre:sió>n visual; y Leopoldo Lngones
así, en el acero claro del aire, precisabanse las figuras con seca
nílidez.
Varias veces fui a escuchar sus conferencias [las de Lugones]. Era tajante en el trato con los demás. Es que poseía una pe:rsonalídatd
un orador incisivo, denso en sus conceptos, y de una elocuencia y dominadora, como ·Siempre que en su
arrebatadora. Las últimas veces que lo vi, poco antes de morir, fue libro sobre Sarmiento se talló a sí en algunos
en la puerta del Conséjo Nacional de Educación, cuando se retiraba pectos, en forma inconsciente, por supuesto, en retrato .de duro
de su de la Biblioteca, después de concluida la tarea dia- granito que allí del gran sanjuanino. Tenía mucho de su
ria. [ . . Lo veía, en verano, de rancho, los cristales de sus lentes montaña nativa, y toda su obra de poeta y de prosista fue como una
con montura de oro, brillantes en su rostro varonil, el bigote canoso pr<}yt;;cc:ión de su pers(>na, batalladora y a la vez estremecida por el
ya, el !raje un poco ceñido, empuñando el bastón en la mano hechizo de la belleza.
derecha. Era hombre de pocos amigos, de diálogo no fácil, áspero y Fermín Estrella• Gutiérrez
437
Hasta no hemos hablado más que de las novelas históricas dor, romántico. No es que el autor sea llll optimista de la historia, es
que no tienen de históricas sino el nombre, las fechas. Pasemos a las que la manera de ver vida aparece como rea~z:aaa,
novelas de seria reconstrucción de un pasado. Tenemos en este gé- puesta en un plano de de energía, de fortaleza; de
nero la del argentino Enrique Larreta, La gloria de don Ramiro, pu- -según nuestro entender- a lo realmente éra.
blicada hace algunos años. Larreta ha estudiado pacientemente el tenemos uno de los escollos
espacio y el tiempo de su novela y el XVI); fruto de sus reconstruir pacientemente, con toda. clase de deta-
investigaciones y observaciones, es un libro verdaderamente consi- lles, el vivir de un siglo pasado -un tanto remoto-=-; ha-
derable. Hay en La gloria de don Ramiro, indudablemente, color, cemos las calles, las casas, los etc.
detalles minuciosos y exactos, y fuerte. Pero quien Pero, de los personajes? ¿Y esa
lea este libro forzosamente . que formular algunos reparos. tan tan alada, que constituye el carácter?
Consignemos, ante todo, que la luz que se proyecta sobre el tiempo
y -el espacio de este libro tiene un carácter seductoramente idealiza-
438
1 1
439
de Rodríguez
de de Caso y
de López
440
nueva
El cuento
La América preéolombina ofrece lormas narrativas que constituyen la fuente de
algunos cuentos,que s¡e escriben con .posterioridad.
La narración.--'-no el cu~nto- aparece en las obras de los cronistas, quienes refieren
sus propias hazañ-as o se basan en otras crónicas, relaciones, djarios o datos obtenidos
de soldados y conquistadores.
En la épofa de las lu91"jas por la Independencia -Neoclasicismo-, surge el cuadro
de costumbres- con el mejicano José Joaquín Fernández de tizardi (1776-1827),
también iniciador de la novela hispanoamericana. En 1830, el poeta cubano José María
de Heredia (1803- i 839) publica en Méjico sus Cuéntos orientalfjs.'
El cuento literario comienza a adquirir identidad durante el Romanticismo , pero aún
no está completamente delimitado como especie narrativa. En 1837, Esteban Echeve-
rría da a conocer El Matadero, que -como ya explicamos- no es un cuento, y, entre
1872 y 1911, Ricardo Palma crea sus Tradiciones peruanas, historia más leyenda
romántica, más artículo de costumbres, n¡ás casticismo. ~
El Realismo 1 se apega a la verosimilitud y manifiesta su preocupación por Jos
Tapa de la primera edición problemas sociales del hombre,. Éste aparece en lucha con su medio. Balzac, Mau-
de Cien años de soledad. passant, Alarcón, Pereda, Pérez Galdós, influyen en el mejicano Luis González Obre-
gón (1865-1938); en los argentinos José S. Álvarez (Fray Mocho, 1858-1903), Marti-
niano Leguizamón (1858-1935) y Paul Groussac (1848-1929), y en la peruana Clorinda
Matto de Turner (1854-1909).
El Realismo naturalista denuncia la explotación de mineros, indios y campesinos y
la marginación del gaucho por el extranjero 2; muestra los ambientes urbanos y los
rurales. Este movimiento se halla representado por el chileno Baldomero Líllo (1867-
1923), el uruguayo Javier de Viana (1868-1926) y el argentino Roberto J. Payró (1867-
1928).
El cuento modernista · se caracteriza por su forma artística; su contenido persigue
la emoción lírica 3 y sus personajes se mueven en un ambiente exótico. Entre sus cul-
tores, figuran: los mejicanos Manuel Gutiérrez Nájera 4 (1859-1895) y Amado Nervo
(1870-1919}; el nicaragüense Rubén Daría (1867-1916); el cubano José Martí (1853-
1895) y el argentino Leopoldo Lugones (1874-1938),
El criollismo reacciona contra el movimiento modernista, aunque no desdeña sus
lecciones de estilo. El tema del cuento es la tierra y el hombre, la revelación del alma
americána. Los autores más destacados son el uruguayo Horacio Quiroga (1878-1937)
y el 'árgentino Ricardo Güiraldes (1886-1927).
Los postmodernistas dan especial preferencia a la forma. Lo irreal, lo fantástico y, a
veces, Jo irracional irrumpen en sus narraciones. Son escritores sobresalientes el gua-
temalteco Rafael Arévalo Martínez (1884-1975) y el mejicano Alfonso Reyes (1889-
1 El Realismo surge en Hispanoamérica a 1959).
mediados del siglo XIX con el chileno Alberto
Blest Gana (1830-1920). Rumbo al cuento actual
2 El Naturalismo no despliega, en realidad,
completamente su influencia sobre el Realismo, El cuento de vanguardia asume un estilo poético; se advierte una preocupación
pues el Romanticismo perdura durante todo el por los elementos formales y los personajes adquieren el carácter de sírr¡bolos. Corro-
siglo XIX. De ahí que se hable más de un re- boran estas características las obras del argentino Eduardo Mallea (1 903-1982) y del
alismo sentimental o romántico. mejicano Agustín Yáñez (1904).
3 A veces, las narraciones son verdaderos
El cuento del Realismo social 5 se distingue por exponer los problemas que sufren
poemas en prosa.
4 Es el creador del cuento modernista en
los pueblos de América: la miseria, la pobreza del campesino, el indio alejado de la
México. vida cultural, el negro oprimido, la reacción contra la tiranía. Representan esta tenden-
5 El realismo social surge paralelamente al cia el chileno Manuel Rojas 6 (1896-1973), el uruguayo Enrique Amorim (1900-1960) Y
vanguardismo. los argentinos Álvaro Yunque (1 890), Leónidas Barletta (1 902-1975) y Roberto Arlt
6 Nació en Buenos Aires. (1900-1942).
441
A partir de la década del 40, el cuento explora diversas posibilidades. Entre 1944
y 1954 aparecen libros fundamentales: Ficciones (1944), de Jorge Luis Borges (1899-
1986); Varia invención (1945), del mejicano Juan José Arrecia (1918); Bestiario (1951),
de Julio Cortázar (1914-1984); E/ llano en llamas (1953), del mejicano Juan Rulfo (1918-
i 986). En estas obras prevalecen elementos irreales y psicológicos; el contenido suele if"\
de lo s~bjetivo a lo fantást"icorse advierte una preocupación por la filosofía y por la
estéticgJ Los temas -dice Enrique Anderson lmbert- "se desplazaron del campo a la
ciudad; el análisis psicológico fue de las almas simples al examen de neurosis raras; la
filosofía realista fue sustituida por filosofías idealistas y existenciales; el estilo se hizo
poético; la lengua se puso a experimentar analizándose a sí misma". A Jorge Luis
Borges se debe el auge del cuento fantástico en Hispanoamérica. Pertenecen también
a esta época los cuentos de Manuel Mujica Lainez (1910-1984) y de Enrique Anderson
lmbert (i 91 O) *.
Las narraciones del realismo mágico 7 presentan la realidad "como si fuera mági-
ca" 8 . Manifiestan los siguientes rasgos: ruptura de la realidad real, unión de lo real con
lo maravilloso, alteración del espacio y del tiempo. Los cuentistas aspiran a desentrañar
el misterio que oculta la maravillosa realidad de América . Ellos son el guatemalteco
Miguel Ángel Asturias (1899-1974), el cubano Alejo Carpentier (1904-1980) y el ya
citado Juan Rulfo.
Por el predominio de lo psicológico se destacan los cuentos de la chilena María
Luisa Bombal (1910-1980) y de los uruguayos Juan Carlos Onetti (1909) y Mario Bene-
detti (1 920). ·
Después de la segunda guerra mundial se produce una reacción contra las mani-
festaciones del arte subjetivo, que da origen al Neorrealismo '[Los neorrealistas pro-__
curan captar con objetividad las actitudes del hombre frente a los problemas sociales. \
Entre ellos, sobresale el mejicano José Revueltas (1914-1976). ·
Lo absurdo, lo irreal, lo caótico son algunas de las características del cuento hispa-
noamericano actual El tiempo asume un papel importante en la narración. Repre-
sentan las nuevas tendencias el argentino Marco Denevi (1922), el chileno José Dono-
so (1924), el mejicano Vicente Leñero (1933) y otros.
A pesar de su actualidad, el cuento no ha experimentado transformaciones estruc-
turales tan profundas y diversas como la novela.
442
Dice con acierto el escritor venezolano Arturo Uslar-Pietri que antes había "tentativas
aisladas, algunas de las cuales no desprovistas de valor, y había existido, desde los
orígenes, la rica materia novelesca de la vida americana desbordando de las crónicas
coloniales, coloridas y farragosas. Vida contrastada de indios, españoles, negros y
mestizos, rica en conflictos, y presencia de un mundo natural que atrae y avasalla con
su desmesura.da grandeza" 11_
A partir de 1816, la novela continúa desarrollándose bajo el signo del Realismo, cuyo
origen se halla en libros españoles y franceses.
Romanticismo y Realismo
Con el Romanticismo se populariza la En las novelas de esta época, las características románticas se conjugan con ele-
novela de folletín. Se le da este nombre mentos realistas.
por aparecer en la parte inferior de las "' Concepción de la obra como una sucesión de cuadros de costumbres y tendencia a
planas de los periódicos, separada por destacar Jo pintoresco de la realidad.
una línea transversal. El libro se forma - Cirilo Villaverde (cubano, 1812-1894) Cecilia Valdés o la Loma del
recortando el folleto, que está ya pagina- Ángel (1839)
do. El sistema se presta para una conti-
nuidad narrativa casi ilimitada.
- Eugenio Díaz (colombiano, 1804-1865) Manuela (1866)
e Renovación del ímpetu político y revolucionario.
-Alejandro Magariños Cervantes Caramurú (1848)
(uruguayo, 1825-1893)
-José Mármol (arge~tino, 1817-1871) Amalia (1855)
- José Victorino de Lastarria 12 Don Guillermo (1860)
(chileno, 1817-1888)
11 Novela sentimental e idílica, en la que comienza a cobrar importancia la descripción
de la naturaleza.
-Jorge Jsaacs (colombiano, 1837-1895) María (1867)
111 Novela indianista que presenta al indio como héroe romántico, ser exótico y deco-
rativo, sin destacar su realidad humana y social.
-Juan León Mera (ecuatoriano, 1832-1894) Cumandá o un drama entre
salvajes (1879)
Predominio del Realismo sobre los elementos románticos ·
"' Novela de tema urbano. Presenta la pugna entre las clases sociales de la ciudad
criolla.
- Alberto Blest Gana (chileno, 1830-1920) Martín Rivas (1862)
- Ignacio Manuel Altamirano -··-··-·-···----·-······-~·-· Clemencia (1869)
(mejicano, 1834-1893)
(peruana, 1854-1909)
11 En Breve historia de la novela hispano-
El Naturalismo convierte la novela en una especie de laboratorio, donde se estudian
americana, Editorial Mediterráneo, 3a edición,
experimentalmente Jos males que. corrompen a la sociedad. El narrador, como intér-
Madrid, 1979, pág. 37.
12 Es el primer novelista chileno. prete científico del mundo real, asume una actitud de compromiso.
13 Es el primer documento del indigenismo • Juan Antonio Argerich Inocentes o culpables (1884)
hispanoamericano. (argentino, 1862-1924)
443
.. Eugenio Cambacéres Sin rumbo (1885)
(argentino, 1843-1889)
.. Manuel T. Podestá Irresponsable (1889)
(argentino, 1853-1920)
.. Julián Marte! (argentino, 1867-1896) La Bolsa (1891)
Segundo Villafañe (argentino, 1859-1937) Horas de fiebre (1 891)
.. Carlos María Ocantos Quilito (1892)
(argentino, 1860-1949)
.. Francisco A. Sicardi Libro extraño (1894)
(argentino, 1856-1927)
.. Carlos Reyles (uruguayo, 1868-1938) Beba (1894)
El Naturalismo hace sentir su influencia aun pasada la época modernista.
Modernismo
En el siglo XIX, la novela hispanoamericana evoluciona del Romanticismo al Realis-
mo y al Naturalismo. En el siglo XX, surge una preocupación intelectual y estética
Los personajes de las novelas sueñan con la belleza y se enamoran de una armonía
que nunca alcanzan. La prosa "busca el ritmo refinado, la imagen delicada, los croma-
tismos sutiles" 14; expresa un idealismo espiritual y vago en contraste con la postura
práctica del Realismo-Naturalismo .
.. Enrique Larreta (argentino, 1873-1961) La gloria de don Ramiro (1908)
.. Carlos Reyles El embrujo de Sevilla (1922)
.. Augustb D'Halmar (chileno, 1882-1950) La pasión y muerte del cura
Deusto (1924)
El criollismo
Entendemos por criollismo la tendencia a exaltar las cualidades de lo criollo, es
decir, de lo autóctono, propio, distintivo de un país hispanoamericano.
La conjunción del Realismo tradicional, ya influido por el Naturalismo, con el Moder-
nismo da origen a la novela criolla o ru::wela de la tierra 15. Los hechos transcurren en
ambiente rural. La naturaleza asume un papel protagónico, es un símbolo; y el hombre
emprende su camino para encontrarse con ella y descifrar su misteriosa atracción '··
La
• Ricardo Güiraldes Don Segundo Sombra 16 novela
(argentino, 1886-1927) (1926) de la
pampa
O bien el paisaje hostil acaba por vencerlo:
La
e José Eustasio Rivera La vorágine (1924) novela
(colombiano, 1889-1928) de la
selva
444
la
La novela de la Revolución mejicana 18 recrea los hechos sangrientos ocurridos en el
país azteca en 1910. La guerra ocupa, entonces, el lugar que posee la naturaleza en la
novela de la tierra. Además, surge de su contenido una protesta contra esa lucha es-
téril, que sólo ha impulsado a todo un pueblo hacia la muerte por la ausencia de autén-
ticos ideales.
e Mariano Azuela (mejicano, 1873-1952) Los de abajo (1915)
Monólogo interior directo: la palabra La novela de la ciudad pone de relieve -según el crítico italiano Giuseppe Bellini-
monólogo proviene del griego; es el dis- "la situación atormentada de una sociedad en formación, desorientada ante los cambios
curso emitido por una sola persona. Se que conllevan los tiempos nuevos; también revela la fealdad y las miserias de un
llama interior, porque es la expresión de mundo ínfimo que la riqueza y el bienestar de unos cuantos privilegiados parecía haber
la vida íntima de los personajes (pensa- ocultado bajo las apariencias de un falso esplendor" 19.
mientos, sensaciones, reacciones, etc.), e Manuel Gálvez (argentino, 1882-1962) El mal metafísico (1916)
y directo, porque el narrador no intervie-
ne para introducirla.
Neorrealismo o Realismo crítico
Escapan a esta afirmación las novelas La corriente de vanguardia 2o comienza a actuar en Hispanoamérica a partir de 1930.
del escritor argentino Manuel Mujica Lai- El tema que preocupa a los novelistas de esta época es el hombre como totalidad psí-
nez (1910-1984), pues -como bien dice quica; el ambiente en qu13 éste se mueve ocupa un segundo plano, aunque, sin duda,
Cristina Piña- "es el último y tardío re- influye en él y hasta lo atrapa en sus múltiples y cotidianos laberintos.
presentante de la gran novela tradicional Se advierte una búsqueda del ser real que se esconde detrás de la máscara de las
que· florece en el siglo XIX". Su muerte apariencias y de los miedos, y que sufre, porque, alejado de los valores espirituales, no
-agrega- "no implica solamente la halla el sentido de su existencia. Ese estado de alma levanta, entonces, las murallas de
clausura de un singularísimo proyecto li- la soledad. El símbolo se convierte, .isí, en uno de los recursos sobresalientes de esta
terario [ ... ], sino el fin de una forma de narrativa.
entender la narrativa como configuración El narrador, que ya no es omnisciente, sino testigo o protagonista de los hechos,
plena y especular de la realidad externa asalta la intimidad de los personajes e introduce en la trama su tiempo psicológico, a
y subjetiva, como supremo poderío de la través del monólogo interior directo.
imaginación". La novela comienza a perder su estructura lineal y su orden cronológico; su mundo
se abre a nuevas experiencias.
e Eduardo Mallea (argentino, 1903-1982) Todo verdor perecerá (i 94 i)
e Miguel Ángel Asturias El señor Presidente (1946)
(guatemalteco, 1899-1974)
e Agustín Yáñez (mejicano, 1904-1980) Al filo del agua (1947)
e Leopoldo Marechal (argentino, 1900-1970) Adán Buenosayres (1948)
e Manuel Rojas (chileno, 1896-1973) Hijo de ladrón (1951)
e Alejo Carpentier (cubano, 1904-1980) Los pasos perdidos (1953)
Miguel Ángel Asturias ha dejado su credo literario, que prepara el advenimiento de
la novela nueva:
e el escritor debe buscar preferentemente el tema americano y llevarlo a su obra en
17 Es novela de la tierra y del pueblo.
lenguaje americano;
18 Es la que estalla entre Francisco Madero
y Porfirio Díaz. e debe ser favorecedor de la literatura americana frente a la europeizante;
19 Juicio de Giuseppe Bellini. e debe llevar el tema americano a lo universal;
20 La llamamos corriente de vanguardia, por-
e la literatura americana es netamente social y viene de lejos;
que recibe la influencia de los movimientos de
vanguardia europeos: del surrealismo, la irrup- e esta literatura social no boga hacia la desesperanza y el pesimismo; en ella se
ción del subconsciente en la novela; del futu- entrevé la esperanza;
rismo, la relación que existe entre el monólogo e el escritor recuerda lo que la memoria de los antepasados dejó en la sangre 21 .
interior y las "palabras en libertad"; y del cu-,
bismo, la yuxtaposición de planos. Algunos de los autores extranjeros que más influyen en los escritores hispanoame-
21 Juicio de Lucrecio Pérez Blanco. ricanos 22 son André Gide (francés, 1869-1951), Marcel Proust (francés, 1871-1922},
22 El valor de las novelas hispanoamerica- Virginia Woolf (inglesa, 1882-1941), James Joyce'' (irlandés, 1882-1941), Franz Kafka
nas reside en que han adaptado y recreado (checoeslovaco, 1883-1924), Aldous Huxley (inglés, 1894-1963), John Dos Passos (nor-
esas influencias. teamericano, 1896-1970) y William Faulkner (norteamericano, 1897-1962).
445
la nueva metáfora de la realidad
La novela nueva surge en Hispanoamérica alrededor de 1950. Continúa la postura
asumida por los escritores de la época anterior, pero profundiza aún más el tema del
hombre en crisis con la realidad histórica, política, social y económica que vive. El no-
velista actual trata de mostrarlo en todas sus dimensiones: sus sentimientos, sus sue-
ños, su insatisfacción, su soledad. De ahí que el realismo haya marginado, en parte, su
faz documental, para adquirir un carácter mágico, porque, sin duda, el hombre "no sólo
vive en las coordenadas sociales y políticas y econÓmicas, sino que también vive en el
mundo extratemporal y extraespacial de sus deseos, sus creencias, sus terrores, sus
esperanzas" 23.
Además, la ciudad o un pueblo aparecen como lugares axiales, donde todo sucede.
~~~ Juan Rulfo (mejicano, 1918-1986) Pedro Páramo (i 955)
111 Ernesto Sábalo (argentino, 1911) Sobre héroes y tumbas (1961)
111 Carlos Fuentes (mejicano, 1928) La muerte de Artemio Cruz (1962)
111 Julio Cortázar (argentino, 1914-1984) Rayuela (1963)
111 Mario Vargas Llosa (peruano, 1936) La ciudad y los perros (1963)
111 Gabriel García Márquez (colombiano, 1927)- Cíen años de soledad (1967)
Los autores de la "nueva novela" for-
man parte de lo que se llamó el "boom" La esp!3cie narrativa novela demanda un descubrimiento sin límites *. Por eso, sus
de la literatura hispanoamericana en la cultores hispanoamericanos no abandonan la búsqueda de la novedad respecto de la
década 1960-i 970. Esta denominación estructura y de los recursos estilísticos; tratan de que el lector participe, sin explicacio-
se funda en la rápida popularidad que nes, del mundo de la ficción, que penetre en el contenido de la obra a través de las
adquieren los nuevos escritores y nove- vivencias de los personajes y no mediante los comentarios del narrador.
las hispanoamericanos en los mercados Los novelistas no aspiran solamente a que sus obras sean vehículos de denuncia,
editoriales de todo el mundo. sino también a que sean auténticas creaciones, obras de arte *.
446
.............. ......, . , ...
-~- ~ ,.~.
447
interior indirecto Monólogo interior directo
Conocemos a través del narra- El mundo interior de los perso-
dor los elementos que consti- najes surge repentinamente.
tuyen el mundo interior de los Nadie nos conduce a él. Es ta-
personajes. rea del lector diferenciarlo del
resto de la narración. Aprove-
chamiento de las técnicas cine-
matográficas, musicales y pic-
tóricas.
Yuxtaposición o simultaneidad
de planos narrativos.
Juegos tipográficos, ortográfi-
cos y de puntuación.
1 ctónico: lo que se refiere a la tierra. considera uno de los fundadores de la geometría y el descubridor de la
2 revesados: enrevesados, intrincados. octava musical. Consideró el número como el principio de todas las
3 pitagórico: de Pitágoras, filósofo y matemático griego (580-500 cosas.
a. C.). Fundó en Crotona una escuela de filosofía, donde enseñaba 4 Puebla: se refiere a la ciudad mejicana de Puebla de Zaragoza.
la inmortalidad del espíritu y la transmigración de las almas. Se lo 5 Oaxaca: se refiere a la ciudad mejicana de Oaxaca de Juárez.
448
Durante la tercera década del siglo XX, en los paises hispanoamericanos que han
alcanzado su política y una cierta estabilidad económica, surge un vigoro-
so sentimiento de exaltación de lo nacional que se traduce literariamente en obras de
fuerte contenido Esta actitud tiende a contrarrestar el exagerado internacio-
nalismo de los movimientos anteriores, especialmente del Modernismo.
Sin embargo, su coexistencia con el ultraísmo y el creacionismo, herederos de aquél
la riqueza de sus imágenes y la novedad expresiva, dota a la narrativa de esta
de un estilo vigoroso, llamado por unos nacionalismo literario y, por otros,
o en
Aparecida en Barcelona, España, en 1929, durante una corta estadía de Rómulo Ga-
llegos en Europa, Doña Bárbara obtuvo un éxito inmediato y resonante, que le
el premio al "mejor libro del mes", y se convirtió en un hito de las letras hispanoame-
ricanas.
el
Nació en Caracas, Venezuela, en 1884. Fue empleado de correos, maestro, perio-
dista, político. Como tal se desempeñó en la legislatura y fue elegido presidente de su
país. Aunque no logró completar su mandato, su ideario civilizador marcó a sucesivas
generaciones de venezolanos.
Su obra literaria abarca obras narrativas y piezas periodísticas, asf como ensayos y
discursos. Entre sus novelas podemos citar Doña Bárbara (1929), Cantaclaro (1934) y
Canaima (1935).
En todas ellas, Gallegos proyectó los problemas de una sociedad que se debatía
entre la civilización y la barbarie Maestro al fin, creyó en el poder docente de la lite-
ratura y buscó modificar la realidad venezolana de su época, al presentar sus males en
el espejo de sus libros. De ahí la amplitud del espectro social que abarcan sus per-
sonajes, cuyos conflictos encuentran adecuado marco en la exuberante naturaleza que
los acoge y, muchas veces, los provoca.
449
Desde una tercera persona omnisciente, Gallegos desarrolla la tumultuosa relación
entre Doña Bárbara, especie de "cacica" del llano y dueña del hato "El Miedo", Y
Santos Luzardo, un joven aoogado, cuya posesión, "Aitamira", ha venido sufriendo las
continuas depredaciones de la mujer. Por sus métodos al margen de las leyes, la pro-
tagonista es símbolo de la violencia y de la barbarie imperantes en el llano, en tanto
Santos Luzardo lo es del progreso basado en la justicia. Así, se enfrentan la civilización
y la barbarie y se conforma el tema de la obra.
Estructura de la obra
La acción ha sido dividida en tres partes, según los cambios que sufren las actitudes
de los protagonistas: Doña Bárbara y Santos Luzardo.
En la primera -que funciona a modo de introducción- nos enteramos del viaje de
Luzardo desde la ciudad, donde ha crecido y se ha educado--, al llano, para vender
"Aitamira", la posesión familiar. Allí se encuentra con una realidad diferente: Doña Bár-
bara ha extendido sus dominios a costa de las tierras de "Aitamira" y ejerce su fuerza
despótica sobre los habitantes de la región.
Los "raccontos" enteran al lector sobre el pasado trágico de la mujer, marcada por el
desorden desde la infancia, y de la anterior existencia cosmopolita de Santos Luzardo,
quien, a pesar de ello, se debate entre su deseo de deshacerse de la propiedad here-
dada y el indefinible sentimiento que lo ata a la tierra.
En la segunda parte, la actitud decidida de Luzardo se encamina a defender lo suyo,
bajo el amparo de la ley.
También ha cambiado Doña Bárbara. Su interés por el abogado le impide enfrentarlo
y combatirlo con los artilugios que le son propios.
La tercera parte muestra a un Santos Luzardo convencido de que la ley no basta
para vencer a quien la ignora. De ahí su determinación de emplear la fuerza. Sin em-
bargo, un factor insospechado precipita la derrota de Doña Bárbara: Santos Luzardo se
enamora de Marisela, hijo de la "cacica". Despechada, Doña Bárbara desaparece .
450
Los
Doña Bárbara
La encarnación literaria de éste medio devorador es la cacica del llano, tan violenta,
astuta y dominante como la naturaleza que la rodea. Se le atribuyen poderes malignos
y sus brujerías doblegan a cuanto varón se cruza en su camino.
De allá vino la trágica guaricha 8 Fruto engendrado por la violencia del blanco aven-
turero en la sombría sensualidad de la india, su origen se perdía en el dramático misterio de
las tierras vírgenes .
. . . el diabólico poder que reside en las pupilas de los dañeros 9 y las terribles virtudes de
las hierbas y raíces con que las indias confeccionan la pusana lO para inflamar la !ujuría y
aniquilar la voluntad de los hombres renuentes a sus caricias apasiónanla de tal manera, que
no vive sino para apoderarse de los secretos que se relacionen con el hechizamiento del
varón.
Tal era la famosa doña Bárbara: lujuria y superstición, codicia y crueldad, y allá en el
fondo del alma sombría una pequeña cosa pura y dolorosa: el recuerdo de Asdrúbal, el amor
frustrado que pudo hacerla buena.
Doña Bárbara representa no sólo las fuerzas irracionales de la naturaleza, sino tam-
bién los instintos más bajos del hombre, los que se traducen en soborno, agresión,
burla de la ley.
e Santos Luzardo
Hombre de ciudad, pero nacido en el campo y unido a él por extraños sentimientos,
Luzardo aparece como cabeza de "Aitamira", la hacienda en la que Rómulo Gallegos
presenta el mundo rural ennoblecido por el trabajo y la paz. Si hay un rasgo distintivo
en él, ese rasgo es el voluntarismo guiado por la razón, fuente de progreso.
Bajo la toldilla, un joven a quien la contextura vigorosa, sin ser atlética, y las facciones
enérgicas y expresivas préstanle gallardía casi altanera. Su aspecto y su indumentaria de-
nuncian al hombre de ciudad, cuidadoso del buen parecer. Como si en su espíritu comba-
tieran dos sentimientos contrarios acerca de las cosas que lo rodean, a ratos la reposada
altivez de su rostro se anima con una expresión de entusiasmo y le brilla la mirada vivaz en
la contemplación del paisaje; pero, en seguida, frunce el entrecejo y la boca se le contrae en
un gesto de desaliento.
Sacudido por la violencia desde su infancia, Luzardo se enfrenta nuevamente con
ese sentimiento que creía enterrado en su subconsciente, al regresar del llano. Com-
prende, entonces que sólo con la misma violencia podrá vencer .
. . .en aquella decisión hubo también mucho del impulsivo escapado de la disciplina del
razonador, al contacto con el medio propicio: la llanura semibárbara, "tierra de los hom-
bres machos", como solía decir su padre, pues bastó que el bonguero 11 ponderase lo~
riesgos que corría quien intentara oponerse a los planes de doña Bárbara, para que él de-
sistiese de su propósito de vender el hato.
~~> Marisela
Enfrentada a Doña Bárbara aparece su hija Marisela. Joven quinceañera, abandona-
8 guaricha: mujer mal nacida, de malos sen- da por su madre, vive en condiciones infrahumanas con su padre, Lorenzo Barquero.
timientos. Ambos son redimidos por Santos Luzardo, quien los lleva a "Aitamira" y, a la manera
9 dañero: persona que causa daños por arte de un nuevo Pigmalión 12, desarrolla las virtudes de la muchacha hasta lograr conver-
de brujería (venezolanismo). tirla en una mujercita adorable.
10 pusana: brebaje afrodisíaco indígena (ve-
nezolanismo). Limpia, presumida ya, todavía silvestre, pero como la flor del paraguatán l3, que em-
11 bonguero: el que -dirige el bongo, peque- balsama el aire de la mata y perfuma la miel de las aricas 14 , nada quedaba en el aspecto de
ña embarcación. Marisela de aquella muchacha que portaba el haz de chamizas 15 sobre la greña inmunda.
12 Pigmalión: personaje de la comedia ho- Su gracia hace nacer el amor en Santos Luzardo, quien admira su alma caritativa".
mónima de Bernard Shaw (1856-1950), quien
transforma a una mujer de la calle en una gran
dama. La fuerza de la tierra y su en el estilo de la novela
13 paraguatán: árbol de la familia de las ru-
biáceas (venezolanismo). Hemos caracterizado a Doña Bárbara como noll'eia de la tierra. Lo es por la
14 arica: abeja silvestre. importancia que tiene el llano de Venezuela sobre la personalidad de sus habitantes.
15 chamiza: hierba silvestre. La agresividad de ese paisaje se traduce en las acciones de quienes viven en él.
451
Producto del entrecruzamiento de dos tendencias -el Naturalismo y el Moder-
nismo-, Gallegos sintetiza en su estilo esa aparente antinomia.
Su criollismo aparece en. las abundantes secuencias que describen labores cam-
pesinas, la doma, el ojeo, el enlace, etcétera, preñadas de venezolanismos y de recur-
sos de estilo .
El autor y su obra
Ciro Alegría (1909-1967) nació en la provincia de Huamachuco, Perú, donde pasó su
infancia en contacto con la tierra y sus habitantes, cuyas vivencias habría de plasmar·
en sus tres obras narrativas: La serpiente de oro (1935), Los perros hambrientos
(1939) y El mundo es ancho y ajeno (1941).
Periodista y político, sufrió cárcel y destierro, sin que el alejamiento de la patria ami-
norara el recuerdo de sus gentes.
452
La comunidad indígena y su alcalde constituyen el eje alrededor del cual se eslabo-
nan los sucesos cotidianos, las costumbres ancestrales y los ritos propiciatorios.
En Rumi se' llamaba a los fieles agitando matracas y golpeando redoblantes [ ... ]. En
toda la región no había ninguna como ella [la campana]. Cantaba y reía repicando en las
fiestas. Gemía dulcemente, doblando por la muerte de algún comunero, con el acento del
dolor piadoso y sincero. Cuando la víspera de la fiesta se la echaba a vuelo, su son iba de
.cerro en cerro y llegaba muy lejos convocando a los colonos de las haciendas. Y el día de
la fiesta, llamando a misa o acompañando la procesión, cantaba muy alto y muy hondo la
;gloria de San Isidro, de tal modo que los cerros la admitían jubilosamente y a los fiesteros
se les volvía otra campana el corazón.
El y los
La linealidad argumental prevalece en esta novela de expresión llana y rica en imá-
genes. Alegría se muestra como un acabado narrador, de palabra fácil y suelta, pro-
fundo conocedor de tradiciones y costumbres lugareñas. El amor al terruño impregna la
obra de un hondo lirismo. Alegría no abandona la posición narrativa elegida -tercera
persona omnisciente- a lo largo de la novela. Sin embargo, la riqueza de los diálogos
nos permite conocer el alma de sus personajes, simples, sin dobleces, decididos a
preservar el legado de sus mayores . El hallazgo del autor consiste en haber sabido
mezclar equitativamente ros dos ingredientes de toda novela indigenista: la individuali-
dad indígena y el ser colectivo de todo un pueblo.
La intención de llevar el indio a la novela [ ... ] me hacía confrontar dos problemas
difíciles. El primero: mostrar el espíritu indígena, lo que implicaba un tratamiento nove-
lístico de los personajes. El segundo [ ... ] presentar un pueblo entero sin que se debilitaran
los personajes.
"Prólogo"
453
París, 1920 Una vida entre dos mundos
... moralmente tengo ganas de irme. Nin-
gún lugar del mundo me engancha como El 13 de febrero de 1886 nace en Buenos Aires Ricardo Guillermo Güiraldes. Es el
La Porteña, que me da la savia necesaria a hijo segundo de una familia tradicional acaudalada, con campos en la localidad bonae-
mi poder productivo. Sin pampa (aunque sea rense de San Antonio de Areco, circunstancia que será de capital importancia en la
amansada) soy tabaco aventado. vida del futuro escritor.
Carta de Ricardo Güiraldes Cuenta escasamente año y medio cuando se traslada con sus padres a París, donde
a su madre 17 los Güiraldes permanecen hasta i 897. De regreso se instalan, para pasar el invierno,
en una quinta suburbana, propiedad del abuelo paterno. Al llegar el verano, la familia
emigra a la estancia La Porteña, cuyo nombre evoca el de la primera locomotora ar-
Buenos Aires, !924
gentina. Queda ya definido el destino de Ricardo: a partir de entonces, su vida trans-
He estado retenido un mes en Buenos Ai- currirá, alternadamente, en el extranjero -principalmente en París- y en esa estancia
res. Pasado mañana pienso irme a la estancia donde "todo es tranquilidad, poesía". Desde lejos lo atrae el deslumbramiento de la
a trabajar sin más miras que el propio placer Ciudad Luz; aquí siente que lo aguarda lo que es entrañablemente suyo.
del trabajo. Mi cuarto, mi campo, mis gau- En 1910 vuelve al París de su infancia, junto con su gran amigo Roberto Levillier. De
chos, son tantos motivos de apuro por estar 1911 a 1912 vive la vida nocturna de la gran capital. En compañía de otro amigo
allá ... Una ilusión de pampa con cuatro tar- -Adán Diehl-, recorre otros países de Europa, más Egipto, India, China y Japón.
jetas y una estilográfica a mano son dones de Vuelve temporariamente a París y a fines de 1912 regresa a Buenos Aires. Al año
la vida que no hay que desperdiciar. siguiente se casa con Adelina del Carril. La nueva pareja pasa su luna de miel en La
Carta de Ricardo Güiraldes Porteña. Adelina no sólo lo acompañará fielmente hasta su muerte, sino que lo alentará
a Valéry Larbaud 18 en su obra de escritor, convencida de su talento, y desempeñará a su lado un papel
tutelar. Bonita, distinguida, inteligente y culta, forma con Ricardo, igualmente bien
dotado, una pareja ideal.
Personalmente tu ve la dicha de conocer y
Juntos realizan un viaje al Brasil cuando ya Europa se desangra en la terrible guerra
tratar al escritor y a su esposa desde el pri-
mundial. Dos años después, recorren la costa del Pacífico: Chile, Perú, las Antillas.
mer día de su llegada a muestra casa; confieso
Ricardo ya ha comenzado a concretar su vocación literaria, ha sufrido algunos tropiezos
que irradiaban ambos una excepcional sim-
y, si no cae en el desaliento, es por la presencia de Adelina, que lo anima a seguir
patía. Güiraldes, joven aún, muy buen mo-
adelante. Acabada la guerra, reanudan los viajes a Europa. Nuevamente en París, co-
zo, era extraordinario guitarrero y de muy
noce a figuras destacadas en el mundo de las letras, como Valéry Larbaud -cono-
buena voz, deleitándonos frecuentemente en
cimiento que devendrá, con el tiempo, en firme amistad-, Adrienne Monier, León-
sus reuniones. Unía a sus dotes naturales una
Paul Fargue, Jules Romains, Saint John Perse, por citar los principales. Luego, se
singular prestancia; sobrio y elegante, sabía
dirige a España. En la costa mallorquina pasa el verano 1919-1920. Una vez más
lucir sus prendas de paisano, con su blusita
vuelve a París, donde quedará definitivamente sellado su destino de escritor.
corralera y bombachas, su hermosa rastra de
plata y el cuchillo en la cintura. Era querido
y admirado por el paisanaje y por cuantos La formación intelectual
tuvieron la oportunidad de conocerlo y tra-
tarlo. Superada la primera etapa del aprendizaje escolar de Ricardo, entra en casa de los
Osvaldo F. Colombo 19 Güiraldes el maestro Lorenzo Ceballos, joven ingeniero civil mejicano, para supervisar
los estudios de todos los hijos de don Manuel. En sus largas temporadas de La Porte-
ña, los niños no concurrían a ningún establecimiento de enseríanza organizada. El pre-
ceptor advierte las inclinaciones literarias de Ricardo y lo impulsa a tomar el camino de
esa vocación. Llegado el momento de hacer los estudios secundarios, transita por tres
establecimientos, en los que deja fama de revoltoso, hasta que se recibe, en 1904, de
bachiller.
Inicia la carrera de Arquitectura, y luego la de Derecho, abandonadas ambas a poco
17 Y 18 Citadas por Alberto Gregario Lecot de ser comenzadas. Tan desordenado en sus lecturas como indisciplinado en sus es-
en su libro En "La Porten a" y con sus re- tudios, desde el momento en que aprende a leer devora las páginas, según él mismo
cuerdos. Contribución al estudio de la vida y confiesa en su "Proyecto de carta, para Guillermo de Torre", que escribe A modo de
obra de Ricardo Güiraldes. Ediciones Rivolin
autobiografía.
Hnos., S.R.L., Buenos Aires, 1986.
19 El autor era hijo de Francisco A. Colom-
Los primeros libros que tiene en sus manos están escritos en alemán, idioma que,
bo, en cuya imprenta -en San Antonio de como el francés, aprendió durante su infancia en Europa. Cuentos infantiles -los de
Areco- se realizaron las tiradas de Rosaura, los hermanos Grimm y los de Andersen- alternan con relatos de aventuras en la India,
Xaimaca y Don Segundo Sombra. en África y en América. De allí salta a las novelas francesas con Julio Verne y Ale-
20 Esteban Mallarmé: poeta francés (1842- jandro Dumas, para luego caer de cabeza -según su propia expresión- en Campo-
1898), uno de los creadores del simbolismo. amor, Espronceda, Núñez de Arce, Bécquer y Jorge lsaacs. Insatisfecho con estos au-
21 Gustavo Flaubert: novelista francés tores, retorna a los franceses. A continuación, se sumerge en una increíble mezcla, en
(1821-1880), autor de Madame Bovary, Salam-
la que aparecen revueltos filósofos, poetas y novelistas franceses, rusos, ingleses,
bó y otras varias obras de psicología pene-
trante y estilo de admirable relieve y concisión
alemanes, americanos, nuestro Lugones y, por añadidura, la Biblia. Pronto se perfilan
brillante. las preferencias: Mallarmé 20 y Flaubert 21.
454
Conocí a Ricardo, fui amigo suyo y sé Aparte de las lecturas, está el contacto personal con los escritores que conoce en
hasta qué punto llegaba su honrada concien- sus viajes y también durante sus estadías temporarias en Buenos Aires, por ejemplo,
cia de escritor. [ ... ] Lo que quiero decir es Laforgue, que influyó tanto en su estilo.
que la normal conciencia técnica aparecía En Buenos Aires, Borges difunde el ultraísmo por medio de una "Proclama" en la
unida en Güiraldes a una honda y poderosa revista Prisma, acompañado, entre otros, por Eduardo González Lanuza y Guillermo de
personalidad de poeta, y que esta fuerte y Torre. Güiraldes, como Lugones, está en una posición intermedia entre el Modernismo
profunda personalidad invadía y encendía y ,el ultraísmo. Alterna con los grupos de Florida y de Boedo, colabora en Martín Fierro
aquella aptitud intelectual y artesanal, impri- desde mayo de 1924 y, en agosto de ese mismo año, funda Proa con Jorge Luis
miéndole su misterioso sello y su enigmático B,orges, Brandán Caraffa y Pablo Rojas Paz. Posteriormente, delega en Francisco Luis
dinamismo, pero sin desfigurarla ni torcerla Bernárdez la codirección de esa revista para terminar, en San Antonio de Areco, la
en ningún instante. gran novela: Don Segundo Sombra.
Francisco Luis Bernárdez
la carrera literaria
Al compás de sus lecturas, apunta pensamientos, sentimientos, etcétera, sin darse
cuenta de que "iba esbozando el poema en prosa". También apunta unos esquemas
de cuentos. De esos bosquejos surgirán los dos libros primeros. Cuando a los veinti-
cuatro años viaja a París, decide, de una vez por todas, ser escritor. En la revista Caras
y Caretas aparecen algunos cuentos y algunos poemas. Mientras tanto, trabaja simultá-
neamente en la redacción de tres libros: Raucho, su primera novela, posterior en la pu-
blicación a los otros dos, El cencerro de cristal (obra poemática) y los Cuentos de
muerte y de sangre. Las dos últimas llegan al público en 1915; Raucho, en 1917 . En
mayo de 1918, en El cuento ilustrado, publicación dirigida por Horacio Quiroga, se in-
cluye Un idilio de estación (Rosaura).
De regreso en París, redacta los diez primeros capítulos de Don Segundo Sombra.
En el verano siguiente vuelve a Buenos Aires; pasa un tiempo en Dolores, donde
recoge material para su novela. Lo mismo sucede en Salta, que recorre en un viaje a
las provincias del Norte. Colabora, entretanto, en La Nación y en Plus Ultra.
Después de otro breve viaje a Europa, en 1923 publica Xaimaca, novela comenzada
en París cuatro años antes. A su obra orgánica hay que sumarle sus colaboraciones en
Proa, Martín Fierro y Valoraciones. Don Segundo Sombra aparece, por fin, el 1° de
julio de 1926, logra un inesperado y extraordinario éxito de público y de crítica y le
merece, al año siguiente, el Primer Premio Nacional de Literatura. Desde marzo de este
año se encuentra en Francia, gravemente enfermo, y allí muere. Varios libros se
conocen aún póstumamente: los Poemas solitarios, escritos de 1921 a 1927, cuyas lí-
neas finales escribió Güiraldes dos días antes de morir, fueron editados en 1928, como
también los Poemas místicos. Cuatro años después, se publica El sendero, subtitulado
por su autor "Notas sobre mi evolución espiritÚalista en vista de un futuro"; El libro
bravo, en 1936; y Pampa, en 1954. Nos limitaremos a considerar su producción desde
El cencerro hasta Don Segundo,. dando a esta novela la preponderancia que tiene en
Todo lo que Güiraldes escribió puede ser
la obra total de Güiraldes, que, considerada en conjunto, revela la doble aptitud de lírico
reducido a poesía.
y de narrador que lo caracterizó.
Francisco Luis Bernárdez
455
(24 años) El arte de narrar
Raucho fue empezado a los veinticuatro
años, en Granada. Desde el hotel Alhambra, Güiraldes se revela ya como narrador en los Cuentos de muerte y de sangre. Casi
donde pasaba unos días tranquilos, quise todo este material había aparecido en la revista Caras y Caretas, entre 1914 y 1915. En
apuntar un breve cuento de ambiente pari- el primero de ellos -"Facundo"- se ha visto un antecedente del encuentro del tape
sién. El interés era confrontar más tarde la Burgos con don Segundo Sombra en la novela homónima. Escritos con naturalidad, sin
artificios de ninguna clase, sobrios, plenos de dramatismo y sugestión, responden satis-
realidad con lo que había imaginado. Esta
factoriamente al deseo de quien los concibió: "Quisiera que mis cuentos fueran extrac-
primera parte se amplió luego en Paris con
tados, breves, concisos. Lo que me gusta de la mano es el puño". Gran admirador de
lo que intitulaba: Los comentarios de Ricar-
Poe, Ricardo cumplía así con las exigencias del maestro. Hay en los Cuentos "anécdo-
dito, pequeño personaje subalterno que todos
tas oídas y escritas por amor a las cosas nuestras", personajes históricos trasladados a
llevamos dentro, que nos hace cometer todas
dimensión humana, identificación de Güiraldes -no sólo literaria- con el medio pam-
nuestras tonterías, y que a veces miramos
con cariño, otras con desprecio. De estos peano y su poblador. Hay, también, el intento manifiesto de "plegar su estilo a las vir-
"comentarios" queda poco o nada en Rau- tudes del hablar gaucho" que le parecían esenciales.·
Allá por 191 O, en tránsito hacia París, había comenzado Güiraldes a borronear el
cho.
argumento de su primera novela: Raucho, a la que añadió, en el momento de su
A modo de autobiografía. Proyecto de publicación, un subtítulo: Momentos de una juventud contemporánea. El autor la definió
carta, para Guillermo de Torre. como "una autobiografía de un yo disminuido". Lo autobiográfico es, sin duda, el
elemento básico. Se repiten en el protagonista aspectos de la formación de Güiraldes,
su hastío de Buenos Aires, su viaje a París. El argumento sigue una dirección lineal:
infancia transcurrida en el campo, el suplicio del aprendizaje escolar, los trabajos de la
estancia, la seducción de la gran ciudad. En París, entrega al placer y al vicio hasta la
degradación. Finalmente, rescate por obra de un amigo, regreso a la patria, y la sal-
vación por el retorno a la quietud purificadora de la tierra. Realismo y Naturalismo se
dan la mano en esta novela, cuyo comienzo hace inevitable el recuerdo de Wilde y de
Cané; más aún, el de las páginas iniciales de La Gran Aldea. La misma situación de
orfandad, aunque el rumbo seguido posteriormente sea distinto y el ambiente pampea-
no de donde viene el protagonista obre al final como eficaz antídoto contra los efectos
de la vida disipada que ha llevado en París.
Güiraldes es todavía aquí un novelista inmaduro, al que le falta trabajar más los ca-
racteres y afirmarse en el manejo del idioma, para no incurrir en vaguedades e impre-
cisiones, por causa de su afán de originalidad. Al año siguiente -1918- se libera de
este afán con Rosaura, compuesta en veinte días, a razón de un capítulo por día. Por
motivos de venta, se edita con el título de Un idilio de estación, más afín, por cierto,
con una anécdota que el mismo autor reconoce "intencionalmente tierna, cursi, melan-
cólica, etc.". Después de El cencerro, de los Cuentos y de Raucho, Rosaura representa
un descanso, bien ganado por el esfuerzo estilístico que aquéllos significaron para su
autor, para escribir, con palabras vulgares y corrientes, la romántica historia de una
joven pueblerina, enamorada y luego abandonada por un galán de ciudad .
Hacia 1923 se imprimió en San Antonio de Areco Xaimaca, con una dedicatoria agra-
decida al incondicional apoyo de Adelina. El libro nace como consecuencia de un viaje
a Jamaica, cuyo nombre primitivo da el título al libro. En un marco de coloridos pai-
sajes, se insertan los amores de Clara Ordóñez con Marcos Galván, durante una tra-
vesía a bordo del "Aysen", rumbo a los países del trópico. Por la interposición del
hermano de Clara, que es una mujer casada, Marcos debe renunciar a ese amor y lo
hace sin dramatismo .
Dentro de una trama bien construida, Güiraldes, sensible al ambiente, se demora en
descripciones de lugares, personas y cosas. La pluma corre sin tropiezos y logra una
prosa fuerte, vibrante, en la que ya se advierte la mano maestra del autor de Don
Segundo Sombra.
456
biográfica y, consecuentemente, la narración en primera persona . Aunque hay en el
protagonista y narrador rasgos de la vida de Güiraldes, anticipados ya en Raucho, esto
no debe lleVar a confundirlo estrictamente con el autor; es un guachito formado a
golpes en la dura existencia éampesina. El autor no aparece, al menos en forma di-
recta, aunque ha volcado en el relato su conocimiento del campo, obtenido ya por
experiencia propia, ya por su contacto con peones y reseros.
Junto al protagonista, la figura del padrino que conduce al huérfano en los años de
aprendizaje gaucho. Don Segundo es para el chico, y para todos, la encarnación de las
virtudes del resero argentino, de tal rnodo, que termina convirtiéndose en un símbolo;
más aún: en un mito. Este personaje, tomado como los demás de la realidad, mantiene
su individualismo bien marcado y sólo admite que se le cambie simbólicamente el nom-
bre. Así, don Segundo Ramírez Sombra, resero conocido de los pagos de Areco, se
convierte en don Segundo Sombra, y Ricardo Güiraldes ·engendra poéticamente a un
hijo mayor que él, que sobrevive a su padre literario en la vida real y cumple con el
triste deber de acompañarlo a su tumba. Como personaje de ficción, ya aparece en "Al
El relato es una narración de estruc-
rescoldo", uno de los Cuentos de muerte y de sangre; y, en Encuesta sobre el fracaso,
tura abierta: puede interrumpirse en cual-
el autor repite un chiste de don Segundo.
quier momento o puede ampliarse sin
que se altere su significado. A diferencia
del cuento, no se plantea como objetivo " un relato."
el despertar la atención del lector y man-
Así define Güiraldes Don Segundo Sombra, eludiendo su clasificación como novela.
tenerla hasta el final. Tampoco rige para
La obra se estructura en torno a las vicisitudes de un reserito que cuenta su historia en
él" la organización de la novela.
forma retrospectiva.
Es un guachito, fruto de amores clandestinos entre Fabio Cáceres, patrón de estan-
cia, y una puestera. El muchachito ignora este asunto, que nunca le han revelado unas
tías que lo tienen a su cuidado. De vez en cuando recibe la visita de un hombre a quien
él cree su padrino. Oprimido por la austeridad del hogar de las tías, empieza a callejear
y a pensar en evadirse de esa tutela y de ese ambiente. La casualidad lo pone en con-
tacto con don Segundo, renombrado resero de la zona. Poco después se fuga de su
casa y comienza, junto a él, la vida andariega que pondrá a prueba su coraje y su
estoicismo de gaucho tradicional . En torno a' él desfilan los personajes típicos: las lías,
Cáceres, reseros, domadores, peones, pulperos, chinas, etcétera, que completan el
elenco a la manera de un coro teatral.
Fascinado por la fortaleza y la destreza de don Segundo, el chico lo 'sigue como dis-
cípulo. Nada sucede, excepto los incidentes propios de esa vida de aspereza y de tra-
bajo. Al final, muere su padre, don Fabio Cáceres, que lo deja heredero de su nombre
y su fortuna. El guachito de quien no se sabía el nombre se convierte, de la noche a
la mañana, en patrón de estancia. Ropas ciudadanas cubrirán su rudeza campesina y
con ellas vendrá la asimilación de nuevos hábitos y la adquisición de otro lenguaje,
junto con la introducción en el mundo de la cultura, de la mano de Raucho Galván, el
hijo de su tutor.
Don Segundo lo acompaña algún tiempo, hasta que, al fin de tres años, se produce
la separación del binomio; su instinto vagabundo lo hace partir de nuevo para satisfacer
A Va!éry Larbaud, pensando en Ricardo su "sed de camino". Cuando se despiden lo hacen a lo gaucho: sin llantos ni palabras,
Güiraldes. ni siquiera un abrazo: únicamente el sólido y viril apretón de manos con que se sella
Se fue, ya no es más que sombra. una amistad hasta la muerte. A la manera del payador legendario, como una "sombra",
Montó en su pingo pampeano; don Segundo se aleja por el camino -"más una idea que un hombre"-, mientras el
solo se fue por el llano; reserito se vuelve para las casas, "como quien se desangra".
dejó atrás, rancho y potrero
y en el último lindero
me dijo adiós con la mano. la estructura narrativa
Enrique Díez Canedo La acción transcurre en la provincia de Buenos Aires, hacia la costa, antes de 1900.
La línea argumental es muy débil: más que de un argumento, se trata de una serie de
estampas, de escenas pintorescas o extrañas, cómicas o trágicas, expresadas con el
chisporroteo verbal de los dichos agudos y los giros peculiares del habla gauchesca, en
confraternidad natural con la prosa artística del autor.
Se advierten dos planos y una tercera dimensión:
fl Uno dado por las vicisitudes del protagonista: narración autobiográfica, descripción
de experiencias, material visible.
457
• Otro, menos visible -tan importante como el primero-, representado por la pintura
del ambiente rural y de quienes lo habitan, no como simple telón de fondo, sino
como algo vital que está dando su razón de ser a los personajes.
® Simultáneamente con estos planos objetivos, una zona de introspección personal: los
efectos, en la sensibilidad del protagonista, de ese ambiente que lo rodea, de la
naturaleza, de esa vida en contacto con la tierra, traducidos en reflexiones, medi-
taciones, a veces lamentaciones.
El plan de la obra no sigue estrictamente las condiciones exigibles a su especie
narrativa, en cuanto a presentación, nudo y· desenlace. Entre éste y la presentación
existe una relación lógica, pero el nudo o parte media no conduce al desenlace. Podrá
decirse que la revelación de la identidad del guachito y su repentina fortuna provocan la
separación con que se da fin a la obra. Si así fuera, están demasiado cerca y el final
resulta precipitado .
Se pueden señalar tres momentos o partes fácilmente divisibles, concebidas de un
modo matemático, haciendo, con los veintisiete capítulos de que consta el libro, tres
grupos de nueve:
i) el que contiene la presentación del muchachito y de don Segundo;
2) el que, a través de un recurso de introspección en forma de "racconto", va mos-
trando la evolución de ese muchachito;
3) el que parte del momento en el cual Fabio Cáceres recibe esa fortuna caída del
cielo, que en un principio no lo hace feliz, y que apresura el desenlace.
la factura estilística
Se produce en este plano la ya señalada alianza de elementos modernistas y ultraís-
tas con muestras de criollismo. La explicación está en la formación a medias europea y
a medias de campo bonaerense que tuvo Güiraldes.
Cuando transcribe el diálogo entre paisanos no solamente reproduce las peculiari-
dades de pronunciación; también las de construcción, como los giros perifrásticos ':
"La tierra se había puesto a despedir perfumes intensamente".
Es frecuente el uso del sustantivo colectivo: vacaje, gentío, paisanaje.
Además de las palabras, reproduce los tonos, sobre todo el irónico:
-¿Qué estáh'ablando solo? -me gritó Horacio, que pasaba cerca.
-¿Sabéh'ermano?
-¿Qué?
-¡Que me voy con el arreo!
-¡Qué alegria pala hacienda! -exclamó Horacio, sin la admiración que yo esperaba.
Abundan los giros adverbiales: "Al tranco, fuimos para el reñidero".
El predominio del presente en la inflexión verbal hace más vívido el relato, expresado
en estilo directo: "Pase un frasco, compañero, que se van a redamar de llenos y nos-
otros estamos vacidos".
El pasado, en la narración retrospectiva: "Pensé en Don Segundo Sombra, que en
su paso por el pueblo me llevó tras él, como podía haber llevado un abrojo de los
cercos prendido en el chiripá".
El gerundio, usado en sus dos posibilidades:
• como adverbio: "Mientras volvía, prometiéndome una buena noche ... ";
® en frases verbales: "Atrás, todo iba quedando trillado".
Todo este trabajo indica una obra larga y pacientemente gestada, de cuya elabora-
ción nacen bellas imágenes sensoriales.
• Visuales: "Lo vi alejarse al tranco".
" Auditivas: "Oímos un tropel y una gritería".
• Táctiles: "Bajo el tacto de su mano ruda, recibí un mandato de silencio".
• Sinestésicas, con entrecruzamiento de sensaciones visuales y térmicas: "Las aguas
del río hiciéronse frías a mis ojos ... ".
Otras características del estilo:
® Imágenes cenestésicas: "Respiré hondamente el aliento de los campos dormidos".
• Casos de animismo: "La mañana no decía ni palabra".
458
~D~
Riqueza en las comparaciones: "El sueño cayó sobre mí como una parva sobre un
chingolo".
• Imágenes modernistas: "Oíamos el trueno sordo de los miles y miles de pisadas".
e E imágenes ultraístas: "Un mundo muerto, tirado en el dolor de su propia herida".
El análisis estilístico no se agota con estos ejemplos . Quedan por ver otros muchos
aspectos que hacen a la economía expresiva, como la elipsis; recursos retóricos como
la reticenCia; lo específico y lo genérico; lo absoluto y lo relativo en el estilo; los matices
de la afectividad, en los que juegan principal papel el adjetivo y los diminutivos,
etcétera.
Todo lleva a concluir que Don Segundo Sombra es novela artística, cuyo estilo no
logran afear las formas galicadas que de vez en cuando se le "escapan" a Güiraldes,
gran maestro de la palabra.
El y su
La forma autobiográfica, el estilo propio de las memorias, todo tiende a señalar que
el protagonista es Fabio"Cáceres. Pero el propio autor confiesa que el padrino, "desde
su relativa 24 colocación de segundo plano en el relato, nos domina y nos refresca ... ".
Además, el libro se titula Dori Segundo Sombra. Si fuera posible, habría que hablar no
de un protagonista, sino de una pareja protagónica. Literariamente, debe optarse por el
guachito, sin olvidar la gran importancia que asume su maestro y amigo. El reserito
cuenta su propia historia de personaje viviente. Desde chico, se revela atrevido y
Más de uno me ha indicado la posibilidad audaz. A medida que pasa el tiempo, se acredita de corajudo y estoico, dicharachero,
de la vuelta de Don Segundo. Podría ser, improvisador, jugador. Cuando lo alcanza la fortuna, le cuesta aceptar su nueva con-
pero a mí me parece que el gran paisano dición de patrón.
andariego es de los que, cuando se van, no Al narrar retrospectivamente sus recuerdos, lo hace con una curiosa alianza de imá-
vuelven. genes preciosistas con terminología gauchesca. Es que, para entonces, ya se ha cul-
A propósito de Don Segundo Sombra tivado con las lecturas proporcionadas por Raucho Galván; ya se ha convertido en
"gaucho acajetillado".
En las últimas páginas, Fabio le dice a
A don Segundo empieza Güiraldes por describirlo físicamente de la cabeza a los
Raucho que es "un cajetilla agauchado".
pies. Luego traza su semblanza valiéndose de su actuación en un lance de pulpería y,
Raucho le retruca diciendo que él (Fabio)
en el transcurso de la obra, por la opinión que de él va formándose su protegido.
es "un gaucho acajetillado". "Cajetilla
En circunstancias difíciles se muestra reservado, prudente, con gran dominio sobre sí
agauchado" lo llamaban sus amigos a
mismo y sobre los demás. Su carácter estoico; resignado, lo hace indiferente ante el
Güiraldes, del que, además, decían que
dolor y la muerte. Su sabiduría es la que dan los años. La experiencia lo hace
debajo del smoking 25 le asomaba el
desconfiar de la bebida y las mujeres. Emana de su pérsona una autoridad natural y
poncho y viceversa.
demuestra grandes dotes en la educación del guachilo. Parco e intencionado en el ha-
blar, se conduce de acuerdo con una filosofía intuitiva, unida a la ciencia adquirida en
su continuo andar. Entre él y su pupilo se traba una relación paterno-filial a la que
voluntariamente pone fin, para seguir su vida sin ataduras y lanzarse a "caminar, cami-
nar, caminar".
retratos de la
En Raucho -su primera novela-, Güiraldes describe minuciosamente a cada uno
de los personajes que aparecen en su transcurso. En Don Segundo Sombra los va
nombrando al pasar, con pocas aclaraciones que bastan para definirlos: "Fabiano, que
no decía nunca palabra". Con mayor extensión habla de Antenor Barragán, al que
Fabio evoca afectuosamente. Todos los gauchos son baquianos. No hay en el pago
22 De Buffon (Jorge Luis Leclerc, conde de), gauchos malos; tampoco gringos. El habitante de la campaña es ya definitivamente ese
célebre naturalista y uno de los mejores escri- "paisano gaucho" de que hablaba Mansilla: hombre de trabajo y de orden en una
tores de Francia (1707-1788).
pampa alambrada.
23 Para un estudio completo del estilo de
Güiraldes en Don Segundo Sombra, remitimos
Como en todas las obras de ambiente y personajes gauchescos, las figuras mascu-
al libro de este autor: El análisis literario. Ed. linas ocupan el primer plano. La aparición de las mujeres es fugaz. Don Segundo
Nova. Bs. As., 1965. Sombra no es excepción en este sentido. Salvo Aurorita y Paula, que apenas se desta-
24 El destacado es nuestro. can momentáneamente, el resto se pierde en el anonimato del montón, mientras los
25 Palabra inglesa con que se denomina un hombres, claramente identificados uno por uno, juegan su papel junto a la pareja cen-
traje masculino de etiqueta. tral y siempre en relación con ella '.
459
La de ambiente
El gran tema: el ansia natural de libertad que hay en el hombre. En busca de ella,
aunque inconscientemente, abandona Fabio la casa de las tías y lo que hasta allí fue
su pequeño mundo. El encuentro con don Segundo le abre un panorama de posi-
bilidade$ infinitas, tan dilatadas como la pampa. la llanura ilimitada es en sí misma una
invitación a la libertad. Así lo siente don Segundo, incapaz de permanecer atado a un
destino sedentario. Tampoco, como el personaje hernandiano, se liga afectivamente en
forma definitiva, ni siquiera con su ahijado'·
Por otra parte, todo el libro es un canto al trabajo. Y no porque "aquello no era tra-
bajo, 1 más bien era una junción", como decía Martín Fierro. Es un trabajo duro,
penoso, sacrificado, en el que el cuerpo sufre las inclemencias del tiempo y está ex-
puesto a riesgos y accidentes. Pero al mismo tiempo se fortifica el carácter y se templa
el alma; se afirma la amistad en el esfuerzo y el peligro compartido. Y el chico se hace
hombre, y el hombre adquiere dominio sobre sí mismo y sobre el mundo. Es también
una exaltación de la amistad. En primer lugar, la paterno-filial entre don Segundo y el
reserito, nacida de la diferencia de edad y de la función que cumple el mayor con
respecto al menor, al guíarlo en su aprendizaje. En segundo lugar, la que entabla el
joven con sus iguales: Pedro, Patrocinio, Antenor. Pero, por su misma condición de
resero, esta relación de "hermano", "hermanito", no es constante, aunque sí duradera,
pues si la suerte provoca el reencuentro, reaparece la camaradería como si no hubiera
pasado el tiempo. En cambio, cuando el guachito de ayer es el Fabio Cáceres con-
vertido en patrón, la amistad que se anuda entre él y Raucho Galván tiene todas las
condiciones para perdurar: la cercanía de las respectivas viviendas, la similitud de
El gaucho hace, por lo general, un cul- edad, de condición social, de gustos e intereses; el tener un lugar de residencia es-
to de la amistad. Llamar "hermano" al table, donde saben que siempre podrán encontrarse.
compañero y amigo es más que una sim- Como en los poemas gauchescos, la amistad es más fuerte que el amor. los escar-
ple palabra. "Cuñao" ya lleva una segun- ceos amorosos con Aurora, los sentimientos complejos con respecto a Paula, a la larga
da intención, pues implica relación con la no dejan huella en el corazón de Fabio. Además, el recuerdo de su origen lo hace ser
hermana de uno de ellos, y puede ser precavido y no encarar ningún amorío "como una diversión".
ofensivo. Güiraldes supo de la amistad entre iguales, y sobre todo, de la de esos gauchos a
los que trató como tales. Su amistad con don Segundo Ramírez Sombra tuvo mucho de
ese respeto que sentía Fabio Cáceres por su padrino. ¿Y acaso no fueron para siempre
sus amigos los que figuran en la dedicatoria?
460
A Ud., Don Segundo.
A la memoria de los finados: Don Rufino Galván, Don Nicasio Cano y Don José
Hemández,
A mis amigos domadores y reseros: Don Víctor Taboada, Ramón Cimeros, Pedro
Brandán, Ciriaco Díaz, Dolores Juárez, Pedro Falcón, Gregario López, Esteban Pereyra,
Pablo Ojeda, Victoriano Nogueíra y Mariano Ortega.
A los paisanos de mis pagos.
A los que no conozco y están en el alma de este libro.
Al gaucho que llevo en mí, sacramente, como la custodia lleva la hostia.
R. G.
I
Doña Bárbara
[Las mudanzas de Doña Bárbara]
Por fin, una mañana, vio a Santos Luzardo dirigirse hacia allá. veniencia, cada cual tiene su criterio. Pero, por el momento, lo que
-Así tenía que suceder -se dijo. me interesa saber es sí está usted dispuesta a costear a medias, como
Y al formular esta frase -tal como la pronunció, saturada de los le corresponde, la cerca divisoria de nuestros hatos. Antes de tomar
sentimientos de la mujerona supersticiosa que se creía asistida de otro camino he querido tratar este asunto ...
poderes sobrenaturales-, la verdad íntima y profunda de su ser se -¡Acabe de decirlo, hombre! -acudió ella con una sonrisa--:
sobrepuso al ansia naciente de renovación. Amistosamente.
Santos se apeó del caballo bajo el cañafístolo plantado frente a la Santos hizo un gesto de dignidad ofendida y replicó:
casa y avanzó hacia el corredor, sombrero en mano. -Con poco dinero que a usted no le falta ...
Una mirada debió bastarle a doña Bárbara para comprender que -Eso del dínero que haya que gastar es lo de menos, doctor
no eran de fundarse muchas esperanzas en aquella visita, pues la ac- Luzardo. Ya le habrán dicho que soy inmensamente rica. Aunque
titud de Luzardo sólo revelaba dominio de sí mismo; pero ella no también le habrán hablado de mi avaricia, ¿no es verdad? Pero si
atendía sino a sus propios sentimientos y lo recibió con agasajos: uno fuera a atenerse a las murmuraciones ...
-Lo bueno siempre se hace desear. ¡Dichosos los ojos que lo -Señora -repuso Santos, vivamente----. Le suplico que se atenga
ven, doctor Luzardot Pase adelante. Tenga la bondad de sentarse. al asunto que le he expuesto. No me interesa en absoluto ni saber si
Por fin me proporciona usted el placer de verlo en mi casa. usted es rica o no, ni averiguar sí tiene los defectos que se le atri-
-Gracias, señora. Es usted muy amable -repuso Santos con en- buyen o carece de ellos. He venido solamente a hacerle una pre-
tonación sarcástica, y en seguida, sin darle tiempo para más zala- gunta y espero su respuesta.
merías-: Vengo a hacerle una exigencia y una súplica. La primera, -¡Caramba, doctor! ¡Qué hombre tan dominante es usted! -ex-
relativa a la cerca de que ya le he escrito. clamó la mujerona, recuperando su expresión risueña, no por ador-
-¿Sigue usted pensando en eso, doctor? Creía que ya se hubiera narse con zalamerías, sino porque realmente experimentaba placer en
convencido de que eso no es posible ní conveniente por aquí. hallar autoritario a aquel hombre-. No permite usted que uno se
-En cuanto a la posibilidad, depende de los recursos de cada salga del asunto ni por un momento.
cual. Los míos son por ahora sumamente escasos y por fuerza tendré Santos, reconociéndole un dominio de la situación que él empe-
que esperar algún tiempo para cercar Altamira. En cuanto a la con- zaba a perder, obra de cinismo o de lo que fuere, pero en todo caso
461
manifestación de una naturaleza bien templada, se reprochó la exce- vantarla mucho más allá de Macanillal? En donde era el lindero de
siva severidad adoptada y repuso, sonriente: Altarnira, antes de esos litigios que no lo dejan a usted considerar-
-No hay tal, señora. Pero le suplico que volvamos a nuestro me como amiga.
asunto. Santes frunció el ceño; pero, una vez más, logró conservar su
-Pues bien. Me parece buena la idea de la cerca. Así quedaría aplomo.
solucionada, de una vez por todas, esa desagradable cuestión de - 0 usted se burla de mí o yo estoy soñando -díjole, pausa-
nuestros linderos que ha sido siempre tan oscura. damente, pero sin aspereza--. Entiendo que me promete una resti-
Y subrayó las últimas palabras con una entonación que volvió a tución; mas no veo cómo pueda usted hacerla sin ofender mi sus-
poner a prueba el dominio de sí mismo de su interlocutor. ceptibilidad.
-Exacto -repuso éste-. Estableceríamos una situación de he- -Ni me burlo de usted ni está ,usted soñandó. Lo que sucede es
cho, ya que no de derecho. que usted no me conoce bien todavía, doctor Luzardo. Usted sabe lo
-De eso debe de saber más que yo usted que es abogado. que le consta, y le cuesta: que yo le he quitado malamente esas
-Pero poco amigO" de litigar, como ya irá comprendiendo. tierras de que ahora hablamos; pero, oígame una cosa, doctor Luzar-
-Sí. Ya veo que es usted un hombre raro. Le confieso que nunca do: quien tiene la culpa de eso es usted.
rile había tropezado con uno tan interesante como usted. No se -Estamos de acuerdo. Mas ya eso tiene autoridad de cosa juz-
impaciente. No voy a salirme del asunto otra vez. ¡Dios me libre! gada, y lo mejor es no hablar de ello.
Pero antes de poderle responder tengo que hacerle una pregunta. -Todavía no le he dicho todo lo que tengo que decirle. Hágame
¿Por dónde echaríamos esa cerca? ¿Por· la casa de Macani!lal? el favor de oírme esto: sí yo me hubiera encontrado en mi camino
-¿A qué viene esa pregunta? ¿No sabe usted por dónde he con hombres como usted, otra sería mí historia.
comenzado a plantar los postes? A menos que pretenda que todavía Santos Luzardo volvió a experimentar aquel impulso de curiosidad
ese lindero no está en su sitio. intelectual que en el rodeo de Mata Oscura estuvo a punto de mo-
-No está, doctor. verlo a sondear el abismo de aquella alma, recia y brava como la
Y se quedó mirándolo fijamente a los ojos. llanura donde se agitaba, pero que tal vez tenía, también, como la
-¿Es decir que usted no quiere situarse en el terreno ... amisto- llanura; sus frescos refugios de sombra y sus plácidos remansos, al-
so, como usted misma ha dicho hace poco? guna escondida región incontaminada de donde salieran, de impro-
Pero ella, dándole a su voz una inflexión acariciadora: viso, aquellas palabras que eran, a la vez, una confesión y una
-¿Por qué agrega: como yo he dicho? ¿Por qué no lo dice usted? protesta.
Amistoso, simplemente. En efecto, sinceridad y rebeldía de un alma fuerte ante su destino
-Señora -protestó Luzardo-. Bien sabe usted que no podemos era cuanto habían expresado aquellas palabras de doña Bárbara, pues
ser amigos. Yo podré ser contemporizador hasta el punto de haber al pronunciarlas no había en su ánimo intención de engaño, ni tam-
venido a tratar con usted; pero no me crea olvidadizo. poco blanduras sentimentales en su corazón. En aquel momento ha-
La energía ~eposada con que fueron pronunciadas estas palabras bía desaparecido la mujer enamorada y necesitada de carícias verda-
acabó de subyugar a la mujerona. Desapareció de su rostro la son- deras; se bastaba a sí misma y se encaraba fieramente con su verdad
risa insinuante, mezcla de cinismo y de salacidad, y se quedó mi- interior.
rando a quien así era osado a hablarle, con miradas respetuosas y al Y Santos Luzardo experimentó la emoción de haber oído a un
mismo tiempo apasionadas. alma en una frase.
-¿Si yo le dijera, doctor Luzardo, que esa cerca habría que le- Rómulo Gallegos
462
Cantaba y reía repicando en las fiestas. Gemía dulcemente, doblando un surco que evidenciaba la eficacia del celestial cultivador. Durante
por la muerte de algún comunero, con el acento del dolor piadoso y los demás días que duraba la feria, San Isidro, .desde el corredor de
sincero. Cuando la víspera de la fiesta se la echaba a vuelo, su son la capílla, ·veía el júbilo de su pueblo. Éste comía, bebía y danzaba
iba de cerro en cerro y llegaba muy lejos convocando a los colonos sin perdonar la noche. Las bandas especiales de pallas, rutilantes de
de las haciendas. Y el día de la fiesta, llamando a misa o acompa- espejuelos, bailaban cantando versos alusivos:
ñando la procesión, cantaba muy alto y muy hondo la gloria de San
San Isidro,
Isidro, de tal modo que los cerros la admitían jubilosamente y a los
labrador
fiesteros se les volvía otra campana el corazón. San Isidro estaba
saca champa
contento y derramaba sobre Rumí sus bendicioiíes de igual manera
con valor.
que se esparce el trigo por la tierra de siembra. ¡Sí tenía esa cam-
pana, muchas ceras en el altar, buena fiesta y el fervor de toda la San Isidro,
comunidad! El día grande de la fiesta salía la procesión. Las andas sembrador,
en que iba la imagen estaban cargadas de frutos. San Isidro parecía vuelve fruto
a toda flor.
el jefe de una balsa atestada que se balanceara en un río multicolor
de fieles apretujados, cuyo cauce era la calle del caserío. La com- Era un gusto. Abundaban los tocadores de bombo y flauta y, des-
paración habría sido exacta si no hubiera abierto el desfile una yunta de hacía años, jamás faltaba el arpista Anselmo que, curvado sobre
conducida por un San Isidro vivo y operante. Las astas de los su instrumento, tocaba y tocaba realmente borracho de agraria emo-
bueyes lucían flores y el mocetón que empuñaba el arado se cubría ción y de trinos.
con una capa y un sombrero iguales a los del santo. Este gañán
simbólico, diestro en menesteres de puya y mancera, dejaba tras sí Ciro Alegría
463
,briendo un flequillo cortado como crin _a la altura de las cejas. anudaba en tomo a su cuello, con las puntas divididas sobre el
Su indumentaria era de gaucho pobre. Un simple chanchero ro- hombro. Las alpargatas tenían sobre el empeine un tajo para con-
. deaba su cintura. La blusa corta se levantaba un poco sobre un tener el pie carnudo.
"cabo de güeso", del cual pendía el rebenque tosco y ennegrecido
'por el uso. El chiripá era largo, talar, y un simple pañuelo negro se Ricardo Güiraldes
V
[Gestación de Don Segundo
Don Segundo Ramírez Sombra entró en la vida de Ricardo Güi- asiduo a las riñas de gallos. El verano siguiente estuvimos en Do-
raldes cuando éste era un niño. El recio gaucho impresionó al chico lores. Allí vio nuevamente los cangrejales. Con todo ello definíanse
sensitivo y observador que ya había tenido contacto con la inmensi- dos capítulos magistrales del libro. Pero aún que¡:laba mucho por ha-
dad del mar, de la pampa y del cielo, trilogía de vastedades que cer, y como consecuencia de ello, suspendimos un nuevo viaje a
gravitaron en su vida entera. Muchas veces le había oído yo hablar Europa. Ricardo ansiaba desentrañar el aspecto poético-filosófico,
de don Segundo a Ricardo, y la noche de nuestra boda, el 20 de musical y pictórico, de una raza inexpresada. Sabía que en cada
octubre de 1913, vi al paisano escoltando la volanta que nos con- forma de arte había un alma que estaba esperando su palabra y que
ducía a "La Porteña". Iba majestuoso en su caballo, envuelto en un "en el lenguaje pulcro y malicioso del gaucho" hallábase "el em-
poncho claro, pronto para cuartear el vehículo si las ruedas se brión de una literatura viva y compleja". De esa ansiedad quedan
hundían en el barrial. Su figura daba, a la luz de la luna llena, una testimonios dramáticos en su ·epistolario, en el que se declara "dis-
sensación de irrealidad. · cípulo literario del gaucho" por la honda influencia que ejercieron
Durante muchos años alentó Ricardo la idea de escribir Don en su espíritu los relatos y los diálogos que oyó siendo niño.
Segundo Sombra, cuyo protagonista aparece en uno de los Cuentos Cerca del gaucho, encamado en los hombres a quienes dedicó el
de muerte y de sangre. En Paris, adonde nos trasladamos en 1919, libro, ert su amplio cuarto de trabajo instalado en la estancia paterna
en una ciudad que habría podido calmar sus inquietudes, fue donde, de San Antonio de Areco, entre muebles antiguos y platerías que le
para satisfacer el amor y calmar la nostalgia que sentía por su tierra, hacían presente una tradición de vida que era alma de su alma y
escribió los diez primeros capítulos de Don Segundo Sombra. De sangre de su sangre, terminó entre 1925 y 1926 Don Segundo
vuelta en la patria, en el invierno de 1921, viajamos por las provin- Sombra ...
cias del Norte: Tucumán, Salta y Jujuy, en las que Ricardo fue Adelina del Carril de Güiraldes
464
Con Horacio Quiro~a, el cuento rioplatense alcanza caracteres/ definiíorí9s. Su ma-
gisterio incide aún hoy en los cultores de esa especie narrativ~~
El hombre Horacio
Nacido en Salto,.-Uruguay, en 1878; adoptó la ciudadanía argentina al radicarse en
nuestro país en 1903. A pesar de que más tarde volvió a ser ciudadano oriental, su
obra se considera arg13ntina por temas y ambiente.
La vida de Quiroga se desarrolló, pues, entre Salto y Montevideo, en el Uruguay, y
Buenos Aires y Misiones, en la Argentina, excepto una brevísima estancia en París
(1900). Los años que vive en San Ignacio, Misiones, son definitorios para su obra, ya
que allí conoce la realidad que servirá de sustento a la mayoría de sus cuentos. Lo es,
asimismo, la atmósfera trágica que signó su existencia, desde la muerte de su padre en
un accidente de caza (1879), y la de su íntimo amigo Federico Ferrando (1902), a quien
el propio Quiroga hirió, involuntariamente, de un disparo, hasta el suicidio de su primera
Horacio Quiroga, Cuentos de la selva, esposa, Ana María Ceres, en 1915.
"La gama ciega". Periodista, diplomático, juez de paz, agricultor y colono, llevó una vida agitada. Murió
en Buenos Aires, en 1937, por voluntad propia.
465
Muchos estudiosos critican lo aseverado por Quiroga en el punto VI: "Si quieres ex-
presar con exactitud esta circunstancia: «Desde el río soplaba un viento frío", no hay en
lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarlá. Una vez dueño de
las palabras no te preocupes de observar sí son consonantes o asonantes". Muchos
consideran que en esa afirmación estriban las falencias del estilo de Quiroga . No hay
duda de que no hay pureza idiomática en .sus cuentos. Sin embargo, nadie puede
tachar a Quiroga de carente de fuerza expresiva, a tal punto que se ha dicho que sólo
Borges, entre los argentinos, "consigue tanto en tan pocas palabras".
• Estructura: introducción
El cuento comienza "in medias res". No hay presentación del personaje ni descrip-
ción del ambiente. Sólo unas cuantas pinceladas para ubicar al lector en el lugar y la
hora:
El hombre y su machete acababan de limpiar la quinta calle del bananal. Faltábanles aún
dos calles; pero como en éstas abundaban las chircas y malvas silvestres, la tarea que tenía
por delante era muy poca cosa. El hombre echó, en consecuencia, una mirada satisfecha a
los arbustos rozados y cruzó el alambrado para tenderse un rato en la gramilla.
466
El hecho desencadenante se da en seguida. El autor lo relata "en cámara lenta", con
palabras medidas y expresiones concisas:
Mas al bajar el alambre de púa y pasar el cuerpo, su pie izquierdo resbaló sobre un trozo
de corteza desprendida del poste, a tiempo que el machete se le escapaba de la mano.
Mientras caía, el hombre tuvo la impresión sumamente lejana de no ver el machete de plano
en el suelo.
e Desarrollo
467
e Tema
El de Horacio
Estaba como hubiera querido estar [ ... ]. Sólo que tras el antebrazo, e inmediatamente
por debajo del cinto surgían de su camisa el puño y la mitad de la hoja del machete, pero el
resto no se veía .
I
El almohadón de plumas
Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza
el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. que se arrastró insidiOsamente días y días; Alicia no se reponía
Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estreme- nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de
cimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una su marido. Miraba indiferente. a uno y otro lado. De pronto Jordán,
furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde -hacía una con honda ternura, le pasó muy lento la mano por la cabeza, y Ali-
hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer. cia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello.
Durante tres meses -se habían casado en abril- vivieron una di- Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la
cha especial. menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron retardándose, y
Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo aun quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni pro-
de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible sem- nunciar una palabra.
blante de su marido la contenía siempre. Fue ése el último día en que Alicia estuvo levantada. Al día si-
, La casa en que vivían influía no poco en sus estremecimientos. La guiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán la examinó con
blancura del patio silencioso -frisos, columnas y estatuás de már- suma atención, ordenándole cama y descanso absolutos.
mol- producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, -No sé -le dijo a Jordán en la puerta de calle con la voz
el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas pa- todavía baja-. Tiene una gran debilidad que no me explico. Y sin
redes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de vómitos, nada ... Si mañana se despierta como hoy, llámeme en
una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si Ún seguida.
largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia. Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Constatóse una
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obs- anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable. Alicia no
tante había concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el
aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en pleno silencio.
que llegaba su marido. Pasábanse horas sin que se oyera el menor ruido. Alicia dormitaba.
468
Jordán vivía en la sala, también con toda la luz encendida. Paseá- Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar
base sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación.' La a media voz. Las luces continuaban fúnebremente encendidas en el
alfombra ahogaba sus pasos. A ratos entraba en el dormitorio y pro- dormitorio· y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía
seguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, deteniéndose un ins- más que el delirio monótono que salía de la cama, y el sordo re-
tante en cada extremo a mirar a su mujer. tumbo de los eternos pasos de Jordán.
Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, q:mfusas y flotantes Alicia murió; por fin. La. sirvienta, cuando entró después a des-
al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La joven, con· hacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.
los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra -¡Señor! -llamó a Jordán en voz baja-. En el almohadón hay
a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche quedó de re- manchas que parecen de sangre.
pente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus Jordán se acercó rápidamente y se dobló sobre aquél. Efectiva-
narices y labios se perlaron de sudor. mente, sobre la funda, a ambos lados del hueco que había dejado la
-¡Jordán! ¡Jordán! -clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar
cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.
la alfombra.
-Parecen picaduras -murmuró la sirvienta después de un rató de
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia lanzó un
inmóvil observación.
alarido de horror.
-¡Soy yo, Alicia, soy yo! -Levántelo a la luz -le dijo Jordán.
Alicia lo miró con extravío, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y La sirvienta lo levantó pero en seguida lo dejó caer y se quedó
después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó. Sondó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán
y tomó entre las suyas la mano de su marído, acariciándola por sintió que los cabellos se le erizaban.
media hora, temblando. -¿Qué hay? -murmuró con voz ronca.
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide apo- -Pesa mucho -articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
yado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella sus ojos. Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y
Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un
vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de
absolutamente cómo. En la última consulta Alicia yacía en estupor, horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los
mientras ellos pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte. bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las
La observaron largo rato en silencio, y siguieron al comedor. patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y vis-
-Pst ... -se encogió de hombros desalentado su médico-. Es cosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
un caso serio ... Poco hay que hacer. Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había
-¡Sólo eso me faltaba! -resopló Jordán. Y tamborileó brusca- aplicado sigilosamente su boca -su trompa, mejor dicho- a las
mente sobre la mesa. sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi im-
Alicia fue extinguiéndose en su delirio de anemia, agravado de perceptible. La remoción diaria del almohadón sin duda había impe-
tarde, pero remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no dido al principio su desarrollo; pero desde que la joven no pudo
avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía lívida, en sín- moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches,
cope casi. Parecía que únicamente de noche se le fuera la vida 'en había vaciado a Alicia.
nuevas oleadas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de
Estos parásitos de las aves; diminutos en el medio habitual, llegan
estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde
a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre
el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía
humana parece series particularmente favorable, y no es raro hallarlos
mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aun que le
en los almohadones de pluma.
arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaban ahora
en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama, y trepaban
dificultosamente por la colcha. Horacio Quiroga
A lo largo de la obra de Quiroga se puede advertir la progresión, 1899), escribe que el muerto "iba tendido sobre nuestras piernas, y
verdadero aprendizaje en el manejo del horror. Desde las narraciones las últimas luces de aquel día amarillento daban de lleno en su
tan crudas de la Revista del Salto (1899) hasta las de su último rostro violado con manchas lívidas. Su cabeza se sacudía de un lado
volumen, Más allá (1935), cabe trazar una línea de perfecta ascen- para otro. A cada golpe en el adoquinado, sus párpados se abrían y
sión. En un primer momento, Quiroga debe nombrar las cosas para nos miraba con sus ojos vidriosos, duros y empañados. Nuestras
suscitar el horror; abusa de descripciones que imagina escalofriantes ropas estaban empapadas en sangre; y por las manos de los que le
y que son, por lo general, embotadoras. Por ejemplo, en el cuento sostenían el cuello se deslizaba una baba viscosa y fría que a cada
que titula desafiantemente Para noche de insomnio (noviembre 6, sacudida brotaba de su labios".
469
Quiroga aprende luego a sugerir en -vez de decir, y lo hace con Ya en plena madurez, Quiroga logra aludir, casi imperceptible-
fuertes trazos, como en el pasaje ya citado de La gallina degollada, mente, en un juego elusivo de sospechas y verdades, de alucina-
o como en este otro alarde de sobriedad que es El hombre muerto, ción y esperanza frustrada, como ocurre en El hijo, su más perfecta
en que el hecho fatal es apenas indicado por el narrador en frase de narración de horror. Un horror, por otra parte, secreto y casi siem-
luminosa reticencia: "Mas al bajar el alambre de púa y pasar el pre disimulado tras algún rasgo de incontenible felicidad.
cuerpo, el pie izquierdo resbaló sobre un trozo de corteza despren-
dida del poste, a tiempo que el machete se le escapaba de la mano. Emir Rodriguez Monegal
Mientras caía, el hombre tuvo la impresión sumamente lejana de no Uruguayo
ver el machete de plano en el suelo". (Contemporáneo)
470
La narrativa americana contemporánea se inscribe dentro de los parámetros estéticos
de un movimiento literario, denominado Neobarroco, por las evidentes concomitancias
que revela con el cuasi homónimo español del siglo XVII.
Como su precedente hispánico, el Neobarroco se caracteriza por el exceso y la
artificiosidad de los recursos estéticos utilizados . Artificiosidad que consiste, princi-
palmente, en la extrema distancia existente entre el plano real y el plano evocado de la
metáfora. Esa distancia de por sí lleva a la desmesura, a la hipérbole, otra de las carac-
terísticas barrocas.
Varios son los procedimientos lingüísticos utilizados para lograr esa desmesura arti-
fil::iosa.
<~> La sustitución consiste en emplear un vocablo en lugar de otro, alejado semán-
ticamente del primero, pero inteligible en ese contexto. Así, por ejemplo, Alejo Car-
pentier dice en Los pasos perdidos, para referirse a la cordillera de los Andes:
Eduardo Mallea. ' Estábamos sobre el espinazo de las Indias fabulosas, sobre una de sus vértebras ...
<~> La también es una sustitución, pero por una cadena de vocablos enhe-
brados enumerativamente, hasta describir una órbita alrededor del significante origi-
nario.
La selva era el mundo de la mentira, de la trampa, del falso semblante; allí todo
era disfraz, estratagema, juego de apariencias, metamorfosis.
Alejo Carpentier, Los pasos perdidos.
<~> La condensación se produce por la creación de un nuevo vocablo a partir de dos
conocidos, cuyos significados reúne '. Así Carpentier escribe en la novela ya citada:
... en cuyos balcones dormitaban loros "plumiparados" ...
Daban ganas de darles nombres [a las máquinas] que fuesen buenos para demonios y
me divertía en llamarlas "Fiacocuervo", "Buitrehierro", o "Maltridente".
e La parodia: como en el Barroco hispánico del Siglo de Oro, el texto neobarroco his-
panoamericano requiere una "lectura de filigrana" para advertir el real significado
subyacente. Es que el narrador contemporáneo escribe entrelazando textos de es-
critores anteriores a él. Así, su estilo semeja una red, tejida a manera de "collage",
con fragmentos, expresiones o personajes literarios. Como ejemplo cabe citar el fa-
mosísimo Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, en cuya trama se en-
trelazan: una frase de Juan Rulfo, un personaje de Carpentier (Víctor Hugues, de El
siglo de las luces), otro de Cortázar (Rocamadour, de Rayuela) y otro de Carlos
Fuentes (Artemio Cruz, de La muerte de Artemio Cruz). Este procedimiento expresi-
vo, o intertextualidad, coadyuva a marcar el carácter paródico de la literatura neo-
barroca.
Algo similar ocurre con la intratextualidad. Según este procedimiento paródico,
adquieren relevancia ciertos fonemas, cuya disposición produce distintos "juegos"
fonéticos. Ellos son:
el anagrama, que consiste en la transposición de las letras de una palabra o
frase, para formar un nuevo vocablo;
el caligrama, que denomina al dibujo representativo de un objeto o un animal,
cuyos límites están llenados por palabras;
la aliteración en todas sus formas.
El objetivo humorístico de estos procedimientos acentúa el aspecto irónico de las
obras literarias.
471
El uso de estos recursos lingüísticos subraya la característica superabundancia del
Neobarroco, hiperbólico y artificioso en demasía .
Así, Cabrera Infante visualiza la pequeñez de su personaje mediante un recurso
tipográfico:
Después del deslumbramiento onírico de los surrealistas, los escritores volvieron sus
ojos a la realidad cotidiana, que les pareció nueva y maravillosa. Describirla con estos
caracteres recibió el nombre de realismo mágico, expresión con que Franz Roh, crítico
alemán, designara la obra de los pintores postexpresionistas, en 1925.
Para Enrique Anderson lmbert, el realismo mágico es la síntesis del realismo -que
expresa la categoría de lo verídico- y de la literatura fantástica -que traduce la
categoría de lo sobrenatural-. Como actitud estética, el realismo mágico manifiesta
la categoría de lo extraño. Así, un narrador mágico-realista, sin apartarse de la reali-
dad, cuenta una acción que, aunque explicable desde el punto de vista de la lógica,
. . . en las narraciones extrañas el narrador, resulta extraña, perturbadora .
en vez de presentar la magia como si fuera Casi todos los novelistas hispanoamericanos contemporáneos se inscriben dentro de
real, presenta la realidad como si fuera má- esta tendencia: Asturias, Rulfo, Carpentier, Fuentes, Yáñez, Anderson lmbert, Bioy
gica [ ... ]. En esta clase de narraciones los Casares, Vargas Llosa, Borges, entre otros.
sucesos, siendo reales, proJucen la ilusión
Una noche, por la época en que Rebeca se curó del vicio de comer tierra.y fue llevada a
de irrealidad. La estrategia del escritor con-
dormir en el cuarto de los otros niños, la india que dormía con ellos despertó por casualidad
siste en sugerir un clima sobrenatural sin y oyó un extraño ruido intermitente en el rincón. Se incorporó alarmada, creyendo que
apartarse de la naturaleza y su táctica es había entrado un animal en el cuarto, y entonces vio a Rebeca en el mecedor, chupándose
deformar la realidad en el magín de perso-
el dedo y con los ojos alumbrados como los de un gato en la oscuridad. Pasmada de terror,
najes neuróticos. atribulada por la fatalidad de su destino, Visitación reconoció en esos ojos los síntomas de
Enrique Anderson Imbert la enfermedad cuya amenaza los había obligado a desterrarse para siempre de un reino
milenario en el cual eran príncipes. Era la peste del insomnio.
Gabriel García Márquez, Cien años de soledad.
lo real maravilloso
Lo "real maravilloso" se encuentra a cada En 1949, en el prólogo a su novela El reino de este mundo, Alejo Carpentier pos-
paso en las vidas de los hombres que ins- tuló la teoría de la existencia de lo real maravilloso americano, como base de toda la
cribieron fechas en la historia del continente narrativa contemporánea. Para el novelista cubano, la realidad americana en sí es
[americano] y dejaron apellidos aún llevados: maravillosa, por lo mismo que tiene de novedosa y admirable, es decir que, frente a
desde los buceadores de la fuente de la eter- ella, el escritor no necesia usar trucos que susciten asombro o extrañeza en sus lecto-
na juventud, de la áurea ciudad de Manoa, res; sólo debe describirla tal como es.
hasta ciertos rebeldes de la primera hora o Para penetrar en ese mundo, el Adelantado había tenido que conseguirse las llaves de
ciertos héroes modernos de nuestras guerras secretas entradas; sólo él conocía cierto paso entre dos troncos, único en cincuenta leguas,
de independencia, .. que conducía a una angosta escalinata de lajas por la que podía descenderse al vasto mis-
Alejo Carpentier terio de los grandes barroquismos telúricos. Sólo él sabía dónde estaba la pasarela de los
472
bejucos que permitía andar por debajo de la cascada, la poterna de la hojarasca, el paso por
la caverna de los petroglifos, la ensenada oculta, que conducían a los corredores practica-
bles. Él descifraba el código de las ramas dobladas, de las incisiones ~n las cortezas, de la
rama- no- caída sino- colocada. Desaparecía durante muchos meses, y cuando menos se lo
recordaba surgÍa• por un boquete abierto en la muralla vegetal, trayendo cosas. Era, alguna
vez, un cargamento de mariposas, o pieles de lagartos, sacos llenos de plumas de garza,
pájaros vivos que silbaban de extraña manera, o piezas de alfarería antropomorfa, enseres
líricos, cesterías raras, que podían interesar al forastero.
Alejo Carpentier, Los pasos perdidos .
. . . lo maravilloso comienza a serio de
P,<mbas posturas, el realismo mágico · y lo real maravilloso, apuntan a una misma
manera inequívoca cuando surge de una ines- realidad: la americana. En las dos, también lo narrado o descrito provoca extrañeza en
perada alteración de la realidad [ ... ], de el lector, aunque su explicación caiga dentro de las leyes de la naturaleza. Los cullores
una ampliación de las escalas y categorías de de ambas, asimismo, han adoptado los procedimientos del Neobarroco para expre-
la realidad, percibidas con particular inten- sarse.
sidad en virtud de una exaltación del espíritu
que lo conduce a un modo de "estado lí-
mite".
Alejo Carpentier
en
La obra de Alejo Carpentier se distingue por la variedad imaginativa y la riqueza de
su estilo. En cuentos y novelas, este autor bucea en la realidad de ayer y de hoy, en
busca de la identidad americana.
473
Cuando en 1959 se radica nuevamente en Cuba, ha terminado otra novela, El siglo
de las luces, que verá la luz tres años después. Enrolado en el comunismo, apoya al
gobierno de Fidel Castro y desempeña numerosos cargos públicos.
Desde entonces y hasta su muerte, en 1980, Carpentier dirige la Editorial Nacional
de Cuba, ejerce la diplomacia y escribe artículos musicales y literarios, en tanto con-
tinúa redactando cuentos y novelas.
Entre su cuantiosa producción merecen agregarse a los ya citados: Guerra del
tiempo (relatos, 1958), El acoso (novela, 1958); El recurso del método (novela, 1974),
Concierto barroco (novela, 1974) y La consagración de la Primavera (novela, 1979).
474
... me despierto con una rara sensación de que, en mi mente, acaba de realizarse un gran
trabajo: algo como la maduración de elementos informes, disgregados, sin sentido al estar
dispersos, y que, de pronto, al ordenarse, cobran un significado preciso. Una obra se ha
construido en mi espíritu: es "cosa" para mis ojos abiertos o cerrados, suena en mis oídos,
asombrándome por la lógica de su ordenación.
Estructura de la novela
y personajes
La figura central de Los pasos perdidos es el musicólogo, cuyo nombre no se
menciona, ya que es él quien narra, en primera persona protagonista, los aconteci-
mientos.
A su alrededor giran tres mujeres: Ruth, su esposa, egoísta, irrelevante y rutinaria, a
quien abandona; Mouche, la frívola amante que lo acompaña durante la primera parte
del viaje, pero que no logra soportar una vida alejada de las comodidades urbanas; y
Rosario, la mujer primitiva, suma de femenina intuición, que lo guiará en la búsqueda
de su propio y definitivo camino.
Los demás personajes son entelequias, es decir, prototipos: el Adelantado, Yannes,
el griego buscador de oro, Fray Pedro.
El estilo de Carpentier
El dominio de la palabra en Carpentier se asemeja a un conjuro. Tal es la fuerza y
riqueza de su prosa. En general, utiliza todas las técnicas narrativas modernas: el
"flash-back", el monólogo interior, directo o indirecto, el "racconto". A ello debemos unir
el escaso uso del diálogo. Cuando aparece, es mediante frases cortas exclamativas o
explicativas, de carácter subjetivo.
Su lenguaje es riquísimo y variado. Cultismos y tecnicismos, especialmente referidos
a la música y a la arquitectura, adornan su prosa. También usa numerosos america-
2 ábside: parte semicircular y abovedada en
nismos e indigenismos *.
la fachada posterior de una iglesia.
3 arbotante: arco inclinado que sirve de sos- Y allá, sobre aquel fondo de cerros, se afirmaba la Capital de las Formas: una increíble
tén a otro arco o bóveda. catedral gótica, de una milla de alto, con sus dos torres, su nave, su ábside 2 y sus arbo-
4 irisaciones: formas que presentan los co- tantes 3, montapa sobre un peñón cónico hecho de una materia extraña, con sombrías
lores del arco iris. irisaciones 4 de hulla.
5 Adagio: movimiento musical de ritmo lento.
6 "pianísimo": muy despacito. Ese olor que vuelvo a encontrar esta noche; [ ... ] cuando el "Adagio" 5 concluye sobre
7 arpegiado: movimiento musical formado cuatro acordes "pianissimo" 6, el primero arpegiado 7, y un estremecimiento, perceptible a
por la sucesión de sonidos de un acorde. través de la transmisión, conmueve la masa coral cuya entrada se aproxima.
475
Entre los recursos de estilo más frecuentes están las metáforas, las imágenes Y las
comparaciones. En general, elude nombrar directamente las cosas; a menudo las cor-
poriza o humaniza.
La oración de Carpentier es ornamentada y acusa una visión expresionista de la
realidad. Así describe, por 'ejemplo, los ruidos de la selva:
Gabriel García Márquez, colombiano, premio Nobel de Literatura en 1983, es, tal vez,
el escritor de mayor fuerza imaginativa entre los que protagonizaron el "boom" de la
narrativa hispanoamericana, allá por la década del 60. Su novela Cien años de soledad
(1967) lo catapultó a la fama y lo convirtió en la gran figura de la novelística contem-
poránea".
Tenían [mis abuelos] una casa enorme,
llena de fantasmas. Era una gente con una De Aracataca a Macondo
gran imaginación y superstición. En cada
rincón había muertos y memorias, y después Gabriel García Márquez nació en Aracataca, pequeña población colombiana sobre el
de las seis de la tarde era intransitable. Era mar Caribe, en 1928, algunos años después de que la fiebre del banano, alentada por
un mundo prodigioso de terror. inversores norteamericanos, asolara la región con problemas laborales, huelgas y
Gabriel García Márquez éxodos. ·
Fue criado por sus abuelos entre mitos, leyendas y fantasías, los que, unidos a la
B borborigmos: ruidos sordos que producen temprana lectura de Las mil y una noches 9 y de Gargantúa y Pantagrue11o, consti-
los gases en el intestino. tuyeron la base de su futura obra narrativa. En la primera, gustó de la multiplicación de
9 Las mil y una noches: célebre colección episodios y de personajes. En la segunda, aprendió los procedimientos hiperbólicos y la
de cuentos orientales, de origen anónimo. tendencia hacia la exageración.
1o Gargantúa y Pantagruel: novela satírica,
Si bien cursó algunas asignaturas de Derecho, pronto abandonó los claustros univer-
cuyo autor fue el francés Francisco de Rabelais
sitarios y se dedicó, de lleno, al periodismo. En El Espectador, de Bogotá, colaboró
(1495-¿ 1553?). Sus protagonistas, cuyos nom-
bres dan título a la obra, se caracterizan por la como editorialista y reportero, y, en sus columnas, publicó sus primeros cuentos. De-
desmesura de sus acciones y simbolizan los signado corresponsal en Italia, tuvo oportunidad de viajar por toda Europa. Para sol-
vicios humanos. ventar dichos viajes, publicó, en 1955, su primera novela, La hojarasca, al tiempo que
476
redactaba el cuento Isabel viendo llover en Macando (1955), en el que ya aparece el
mítico pueblo de Cíen años de soledad.
De regreso en América, vivió en Caracas, Nueva York, Méjico. Escribió guiones
cinematográficos y algunos cuentos y novelas. Así fueron apareciendo El coronel no
tiene quien le escriba (novela, 1961 ), Los funerales de Mamá Grande (cuentos, 1961)
y La mala hora (novela, 1962).
En 1965, durante un viaje entre Acapulco y Méjico, delineó la novela que lo haría
famoso, cuyos personajes y lugares ya había plasmado en obras anteriores. Su redac-
ción duró dieciocho meses, durante los cuales el escritor se aisló, para dedicarse casi
exclusivamente a su elaboración. El fruto, Cíen años de soledad "> constituye la novela
hispanoamericana contemporánea de mayor resonancia en América y en Europa. A
ella siguieron Relato de un náufrago (diario, 1970), La increíble y triste historia de la
cándida Eréndira y de su abuela desalmada (cuentos, 1972), Ojos de perro azul
(cuentos, 1972), El otoño del patriarca (novela, 1975), Crónica de una muerte anun-
ciada (novela, 1981) y El amor en los tiempos de cólera (novela, 1985).
El ciclo de Macondo
Un buen número de las obras de García Márquez repite muchos de sus personajes y
desarrolla su trama en el célebre pueblo de Macondo, creación literaria ubicada por el
escritor en la región norte de Colombia.
En La hojarasca (1955), surge Macondo por vez primera, en el recuerdo de tres per-
sonajes pertenecientes a una misma familia: un viejo coronel, su hija y su nieto. Sus
respectivas meditaciones hacen conocer al lector la historia del pueblo durante más de
veinte años.
La obra plantea un problema semejante al de la Antígona de Sófocles, por cuanto el
pueblo niega sepultura al médico suicida, en señal de reproche por haberse negado a
atender a las víctimas de la guerra, mientras el coronel se empeña en enterrarlo, ya que
así lo ha prometido.
Macondo ya tiene, en esta novela, las características que lo harán inconfundible: el
calor insoportable, la variedad etnográfica de sus habitantes y la presencia constante
del mito en situaciones cotidianas •.
El título de la obra alude a la secuela de rencores que ha dejado, entre los vecinos,
la compañía bananera. El autor contemporáneo, como el griego anterior a Cristo, busca
demostrar que la caridad y el amor humanos ejercen su poder sobre la razón.
Hace diez años, cuando sobrevino la ruina, el esfuerzo colectivo de quienes aspiraban a
recuperarse habría sido suficiente para la reconstrucción. Habría bastado con salir a los
campos estragados por la compañía bananera; limpiarlos de maleza y comenzar otra vez por
el principio. Pero a la hojarasca le habían enseñado a ser impaciente, a no creer en el
pasado ni en el futuro. Le habían enseñado a creer en el momento actual y a saciar en él la
voracidad de sus apetitos. Poco tiempo se necesitó para que nos diéramos cuenta de que la
hojarasca se había ido y de que sin ella era imposible la reconstrucción. Todo lo había
traído la hojarasca y todo se lo había llevado.
En El coronel no tiene quien le escriba, García Márquez apunta a exaltar otras ac-
titudes: la paciencia, ante la esperanza continuamente frustrada, y la resistencia, ante
cualquier tipo de mal, sea enfermedad, miseria u olvido.
El protagonista, un viejo coronel que ha combatido a las órdenes de Aureliano
Buendía, espera, durante quince años, la prometida pensión oficial, trabada por la lenta
tramitación burocrática. Su pobreza se acrecienta. Su hijo ha muerto y su mujer está
enferma. Sólo le queda el gallo de riña, que perteneciera a su hijo, en el que deposita
todas sus esperanzas y al que alimenta a pesar de su miseria. Piensa venderlo, pero
no lo hace por no defraudar a la mayoría de sus vecinos, que ha apostado a su favor.
Dijeron que se lo llevarían por encima de nuestros cadáveres -dijo-. Dijeron que el
gallo no era nuestro sino de todo el pueblo.
Sólo cuando terminó con el gallo, el coronel se enfrentó al rostro trastornado de su
mujer. Descubrió sin asombro que no le producía remordimiento ni compasión.
Hicieron bien -dijo calmadamente-. Y luego, registrándose los bolsillos, agregó con
una especie de insondable dulzura:
-El gallo no ·se vende.
477
La simplicidad de la anécdota no es obstáculo para que el escritor logre su personaje
más acabado en el anciano y frustrado coronel.
Los cuentos incluidos· en Los funerales de Mamá Grande continúan la saga de
Macando, dentro del estilo conciso y despojado de El coronel . .. , pero acentúan el
aspecto mágico de los hechos que aparecen como cotidianos .
En la narración que da su nombre al libro la protagonista, la Mamá Grande -ante-
cedente directo de Úrsula !guarán, la abuela mítica de Cien años de soledad-, muere
a los cien años, y a su multitudinario entierro asisten aun el Papa y el presidente de la
república. El tono hiperbólico del relato y el sentido paródico que lo caracteriza, acercan
esta obra a Cien años de soledad *.
El grupo de obras que prepara el advenimiento de Cien años de soledad se com-
pleta, en 1962, con otra novela, La mala hora. Aunque en sus páginas no aparece el
nombre de Macando para designar el lugar donde se desarrolla la trama, todo sucede
en una población de características similares.
La obra gira alrededor de las reacciones que genera, en el pueblo, la aparición de
una serie de pasquines maledicentes en las puertas de las casas. Muestra, así, cómo
surgen el temor y la cólera cuando sale a la luz aquello que, aunque conocido, per-
manecía oculto para la mayoría '.
La estructura de la obra entrelaza tres diferentes niveles de la historia
a) La aparición de los pasquines, con la consiguiente revelación de secretos vecinales.
b) El asentamiento, dentro del pueblo, de los habitantes de las afueras, corridos por
la inundación.
e) La gestión del alcalde, que sirve de enlace entre los niveles a) y b), para determinar
la situación política del pueblo.
Hay algunos aspectos de La mala hora que anuncian Cien años de soledad:
GO El valor arquetípico de ese pueblo, corroído por los celos y las enemistades, como
figura del mundo todo y de sus habitantes.
GO La aparición del diluvio con su carga redentora.
® El sentimiento de soledad que acompaña a algunos personajes: la viuda de Montiel,
el cura y el alcalde.
Respecto de la viuda se afirma:
Vivía sola en la sombría casa de nueve cuartos donde murió la Mamá Grande, y que
José Montiel había comprado sin suponer que su viuda tendría que sobrellevar en ella su
soledad hasta la muerte. De noche, mientras recorría los aposentos vacíos, se encontraba
a la Mamá Grande y le preguntaba: ¿Cuándo me voy a morir?
.. El aspecto meteorológico y su influencia sobre la población. El agobiante calor, las
altas temperaturas, sumen a los habitantes en un letargo soporífero que anuncia la
tormenta bíblica.
Como vemos, todos son motivos que reaparecerán en la obra cumbre del escritor
colombiano. Hombres, lugares, sucesos, se reiteran, al modo de un borrador multi-
facético, en estas narraciones precedentes'.
Asunto de la novela
Puede sintetizarse en cuatro etapas lo sucedido a las casi seis generaciones de
Buendía, cuya genealogía se sintetiza en el cuadro de la página siguiente.
478
DE MACONDO 11
esposos hijos
engendr-"n esposos
en engendra
Pilar
Ternera
17 hijos
a a Aurelianos
Arcadio Aureliano
José
Petra
comparten a
Cotes
casado con
Fernanda del
Carpio
hijos
esposos
Mauricio
engendran a
Babilonia
El último
Aureliano engendran a
Aureliano
479
había mirado [ ... J. Una noche en que lo encontró lavándose las heridas en su propio cuarto.
José Arcadio Buendía no pudo resistir más.
-Está bien, Prudencia -le dijo--. Nos iremos de este pueblo, lo más lejos que po-
damos y no regresaremos jamás. Ahora vete tranquilo.
Puede advertirse en este fragmento una constante de la obra: los vivos se comunican
con los muertos con naturalidad, como si tal hecho no escapara a las coordenadas
normales. Y es que en esta novela lo fantástico se interpola en la realidad cotidiana, Y
hasta lo más extraño o insólito adquiere visos de verosimilitud.
En la estirpe de los fundadores hay, pues, un crimen, el de Prudencia Aguilar,
consecuencia, a su vez, del estigma que pesa sobre la descendencia de los Buendía
-el último nacerá con cola de cerdo-, por lo que Úrsula insiste en no consumar el
matrimonio.
En esta primera etapa o tiempo mítico, los Buendía descubren las cosas que con-
forman el nuevo mundo que los rodea, y fundan Macondo "·
José Arcadio soñó esa noche que en aquel lugar se levantaba una ciudad ruidosa con
casas de paredes de espejo. Preguntó" qué ciudad era aquélla, y le contestaron con un
nombre que nunca había oído, que no tenía significado alguno, pero que tuvo en el sueño
una resonancia sobrenatural: Macondo. Al día siguiente convenció a sus hombres de que
nunca encontrarían el mar. Les ordenó derribar los árboles para hacer un claro junto al río,
en el lugar más fresco de la orilla, y allí fundaron la aldea.
También corresponden a esta etapa las llamadas "pestes del insomnio y del olvido",
que atacan al pueblo. Sus habitantes pierden la costumbre de dormir. Pero la con-
secuencia peor es la pérdida de la memoria. Es entonces cuando Aureliano y su padre
José Arcadio deciden "marcar", es decir nombrar todas las cosas a la manera bíblica.
El retorno de Melquíades, poseedor de la historia de Macondo escrita en sánscrito
que sólo podrá descifrar el último de los Buendía, pone fin a esta etapa, pues el gitano
cura a los habitantes del pueblo.
Le dio a beber a José Arcadio Buendía una sustancia de co1or apacible, y la luz se hizo
en su memoria. Los ojos se le humedecieron de llanto, antes de verse a sí mismo en una
sala absurda donde los objetos estaban marcados [ ... ] , y aun antes de reconocer al recién
llegado en un deslumbrante resplandor de alegría. Era Melquíades.
480
cutivos de la compañía. Macando alcanza su mejor período económico, hasta que pasa
la fiebre del banano y la explotación deja al pueblo sumido en la pobreza y en la
desesperanza. ·
A principios del otro invierno una mujer que lavaba la ropa en el rio a la hora de más
calor, atravesó la calle central lanzando alaridos en un alannante estado de conmoción.
-Ahí viene -alcanzó a explicar- un asunto espantoso como una cocina arrastrando un
pueblo.
Y, más adelante, el narrador cuenta las "realizaciones" de la compañía:
... modificaron el régimen de lluvias, apresuraron el ciclo de las cosechas, y quitaron el
río de donde estuvo siempre y lo pusieron con sus piedras blancas y sus corrientes heladas
en el otro extremo de la población, detrás del cementerio.
La del narrador
La tercera persona omnisciente adopta un tono familiar, que acorta la distancia con el
lector y le permite dar verosimilitud a los hechos más alejados de la realidad. Nunca
manifiesta opinión, ni toma partido. Se limita a contar los sucesos con naturalidad y sin
ostentación de tecnicismos narrativos. Aparece, por lo tanto, como alguien ajeno a lo
narrado, que no se detiene en justificaciones o explicaciones que restarían verismo a
seres y a situaciones cuasi mágicas. Ese tono familiar hace tolerable la inexistencia de
barreras entre lo real y lo imaginario.
Tiempo y novela
La obra se presenta como "una rueda giratoria", en la que hombres y acontecimien-
tos se repiten indefinidamente; el tiempo determina un eterno retorno en su devenir
cíclico y los hombres reinciden en actitudes y hasta en los mismos nombres de sus
antepasados . Es Úrsula lguarán quien primero lo advierte:
Ya esto me lo sé de memoria -gritaba Úrsula-. Es como si el tiempo diera vueltas en
redondo y hubiéramos vuelto al principio.
Y más adelante repite:
Ante el dibujo que trazó Aureliano Triste en la mesa, y que era un descendiente directo
de los esquemas con que José Arcadio Buendía ilustró el proyecto de la guerra solar,
Úrsula confirmó su impresión de que el tiempo estaba dando vueltas en redondo.
En el libro no hay indicaciones temporales precisas. Sin embargo, la variedad y la
multitud de episodios no atentan contra la idea de un tiempo paradigmático, no regis-
trable en medidas terrenas, sino que apuntan a subrayar su sentido simbólico, en
cuanto el tiempo de la obra es representativo del tiempo de la humanidad sobre la
Tierra.
481
El tema
Es la soledad que rodea a todos los personajes. Soledad que nace por carencia de
amor solidario. Hasta Úrsula lguarán, "la madre" entregada a los demás, cuyas virtudes
domésticas sirven de eje a los acontecimientos centrales de la obra, termina sus días
ciega, es decir, sola en su decrepitud .
Pero tal vez el mejor ejemplo sea el del coronel Aureliano Buendía, que ordena trazar
un círculo de tiza a su alrededor. Nadie podrá acercársele en esa "soledad del poder".
Ni siquiera su madre Úrsula, quien, desde ese momento, lo considera perdido para
siempre.
En la familia inicial ya están determinados los caracteres de los personajes que des-
filarán a lo largo de la vida de Macando. Así, en la pareja primigenia -José Arcadio Y
Úrsula- se da el parentesco -son primos- que también se repetirá en la última de
Aureliano IV y Amaranta Úrsula.
Del mismo modo, los dos hijos varones de la primera pareja presentan los caracteres
que distinguirán á los sucesores que reiteren sus nombres respectivos.
Mientras los Aurelianos eran retraídos, pero de mentalidad lúcida, los José Arcadio eran
impulsivos y emprendedores, pero estaban marcados por un signo trágico.
Lo mismo sucede con los personajes femeninos. Este recurso subraya la caracterís-
tica cíclica del tiempo novelesco, ya que el linaje se repite en un juego de espejos.
Mención aparte merece Melquíades, múltiple figura mítica, en cuanto reedita el mito
de Fausto en su poder de rejuvenecimiento; el de Lázaro, al resucitar; el de Nostra-
damus, al deslumbrar con sus artes mágicas; y el de Prometeo, cuando libera al
hombre del calor insoportable, trayéndole hielo.
Pero su papel más importante es el de augur. Como tal redacta la historia de los
Buendía y predice su destrucción: "El primero de la estirpe está amarrado en un árbol y
al último se lo están comiendo las hormigas". Y así sucede: José Arcadio muere
amarrado al árbol de su jardín y su último descendiente, nacido con la cola de cerdo,
muere comido por las hormigas.
El estilo de García
Ya hemos apuntado algunas notas del estilo de Cien años de soledad. Cabe
subrayar, sin embargo, un aspecto distintivo: la desmesura que invade toda la obra y
trasciende aun las acciones cotidianas de sus personajes. La hipérbole es, pues, el
recurso narrativo más usado por el autor, en su afán de crear un mundo esencial-
mente novelesco '". A veces, la exageración produce efectos cómicos; otras, alcanza
cierto lirismo '.
Juan
La aparición de la novela Pedro Páramo, en 1955, significó el inmediato reconoci-
miento literario de su autor, Juan Rulfo, quien condensó en sus páginas la angustia
existencial del hombre contemporáneo, al presentarlo en un mundo intemporal, edifi-
cado sobre las sombras y los murmullos de los muertos.
482
Yo nací en lo que ahora es un pequeño El de Juan Rulfo
pueblo, una congregación que pertenece al
distrito de Sayula. Sayula fue un centro co- Pocos datos bastan para conformar la biografía de Juan RÚifo. Su nacimiento en
mercial muy grande hace unos años, antes y Sayula, Jalisco (Méjico), en 1918. La tristeza de una infancia marcada por la muerte
aún después de la Revolución. Pero nunca he violenta de su padre en 1924. Los estudios primarios en Guadalajara. La difícil etapa de
vivido allí en Sayula. la adolescencia, que se inicia en 1930 con la pérdida de su madre, cuando aún está
Juan Rulfo latente la sublevación de los "cristeros" 12 que provocará, en 1933, la clausura de la
universidad. Después, el abrirse camino en la vida y en la literatura, a través del pe-
riodismo, con la publicación de los primeros cuentos: "Nos han dado la tierra", "Ma-
cario" y "La vida no es muy seria en sus cosas" (1945). Ocho años más tarde, el éxito
con El llano en llamas, su único volumen de cuentos, en el que reúne las narraciones
hasta entonces publicadas en revistas y diarios.
En 1955 aparece su novela Pedro Páramo, cuyos tema y ambiente ya esbozara en
algunos de sus cuentos: "Los murmullos" y "Luvina".
Desde entonces, hasta su muerte en 1986, Rulfo trabaja en la redacción de una
nueva novela, La cordillera, aún inédita.
En 1980, publica El gallo de oro, que agrupa textos dedicados al cine.
483
La primera parte, formada por treinta y siete secuencias, narra el viaje de Juan
Preciado a Comala, en busca de su padre -"un tal Pedro Páramo"-, según la
promesa hecha a su madre, Dolores Preciado, en su lecho de muerte. Su guía es
Abundio, el arriero, otro hijo ilegítimo de Pedro Páramo.
Al llegar, Juan Preciado descubre que Comala es un pueblo sin vida, habitado sólo
por fantasmas. Sin embargo se aloja allí, conversa con quienes el lector no alcanza a
distinguir si son seres vivos o ánimas en pena, y reconstruye parte de la existencia del
que fuera su padre, Pedro Páramo, de cuya muerte se entera al arribar al pueblo. Por
último, "acalambrado como los muertos de miedo", muere Juan Preciado. Lo entierran
junto a Dorotea, su principal interlocutora a lo largo de esta primera parte .
Sobre esta línea argumental de base se intercalan:
<~~ Los recuerdos de Dolores Preciado sobre Comala, que motivaran el viaje de Juan.
Se distinguen del resto porque van en negrita y entre comillas.
"Llanuras verdes. Ver subir y bajar: el horizonte con el viento que mueve las espigas,
el rizar de la tarde con una lluvia de triples rizos. El color de la tierra, el olor de la
alfalfa y del pan. Un pueblo que huele a miel derramada ... "
<~~ Las remembranzas fragmentarias de Pedro Páramo respecto de Susana San Juan,
del amor nacido en la infancia compartida y de su inasible corazón enajenado por la
locura:
"Miraba caer las gotas iluminadas por los relámpagos, y cada vez que respiraba
suspiraba, y cada vez que pensaba, pensaba en ti, Susana.''
G La intervención, mínima, del narrador omnisciente, que:
presenta a Abundio y a Juan Preciado;
narra la infancia de Pedro Páramo;
relata parcialmente la muerte de Miguel Páramo;
introduce al padre Rentería, párroco de Comala, y a Fulgor Sedano, adminis-
trador de la hacienda de Pedro Páramo.
Había estrellas fugaces. Las luces en Comala se apagaron. Entonces, el cielo se adue-
ñó de la noche.
El padre Rentería se revolcaba en su cama sin poder dormir ...
La segunda parte abarca las restantes treinta y tres secuencias. En ella la línea
argumental de base se organiza alrededor del amor de Pedro Páramo por Susana San
Juan, quien, demente, sólo piensa y clama por su primer marido, Florencia, muerto por
orden del cacique de Comala.
Se intercalan asimismo:
e Las secuencias que narran la muerte de Miguel, hijo de Páramo.
• Los remordimientos del padre Rentería por no oponerse a la tiranía de Páramo.
o Los pasajes relativos a la revolución y al manejo que Páramo hace de ella, en su
favor.
o Los hechos más importantes en la vida de Susana San Juan, previos a su casa-
miento con Pedro Páramo y causa de su locura.
• La vida solitaria y falta de amor de Pedro Páramo y su muerte a manos de Abundio,
su hijo.
-¿Sabías, Fulgor, que ésa es la mujer más hermosa que se ha dado sobre la tierra?
Llegué a creer que la había perdido para siempre. Pero ahora no tengo ganas de volverla a
perder. ¿Tú me entiendes, Fulgor? Dile a su padre que vaya a seguir explotando sus
minas. Y allá . . . me imagino que será fácil desaparecer al viejo en aquellas regiones
adonde nadie va nunca. ¿No lo crees?
Todo este material narrativo es presentado desde múltiples perspectivas, a través de
los monólogos de los personajes involucrados, así como también de diálogos entre
muertos.
484
prende al lector, quien, como dijimos, debe ordenar ese material cronológicamente o
según una relación de causalidad .
Sin embargo, en un nivel estructural más profundo, se advierten elementos temáticos
recurrentes que ensamblan ambas partes. Ejemplo de ello es el tema de la muerte de
Pedro Páramo, narrada en las dos secciones, pero desde diferentes perspectivas; o la
simetría en la aparición de Abundio, el arriero, quien abre la primera parte y cierra la
segunda. Es característico el modo de contar los sucesos no en su devenir, sino al
revés.
Asimismo se da otra simetría interna en la distribución, en cada parte, de igual
número de secuencias correspondientes a determinado personaje o tema. Ejemplo de
ello son las veintitrés dedicadas a Pedro Páramo en la primera parte, cantidad que se
repite en la segunda.
La del narrador
La diversidad en la perspectiva narrativa también contribuye a este fingido disloque,
pues, si bien existe un narrador omnisciente que proporciona datos escuetos referentes
al tiempo y al lugar, lo que prevalece es la voz de otros narradores, cuyos monólogos
interiores reconstruyen la vida de Pedro Páramo y lo sucedido en Comala . En primera
persona hablan Juan Preciado y Eduviges. En este fragmento quien lo hace es Juan
Preciado.
El calor me hizo despertar al filo de la medianoche. Y el sudor. El cuerpo de aquella
mujer hecho de tierra, envuelto en costras de tierra, se desbarataba como si estuviera de-
rritiéndose en un charco de lodo. Yo me sentía nadar entre el sudor que chorreaba de ella y
me faltó el aire que se necesita para respirar. Entonces me levanté. [ ... ]
Salí a la calle para buscar el aire; pero el calor que me perseguía no se despegaba de mí.
Y es que no había aire; sólo la noche entorpecida y quieta, acalorada por la canícula de
agosto.
El narrativo
El autor sitúa la acción fuera del tiempo, y así destruye el signo más notable de la
vida humana. De esa forma no existe frontera entre la vida y la muerte. En el principio
de la obra asistimos a la llegada a Comala de Juan Preciado, vivo, y, aparentemente,
después de la muerte de su madre, Dolores. Pero, a poco, el uso de diferentes
expresiones temporales nos va señalando continuos saltos en el tiempo, hasta lograr la
inexistencia del antes y del después '.
Dentro de esa diversa perspectiva temporal se pueden distinguir:
"' El tiempo histórico o real, que corresponde a la historia de Méjico, desde 1858
hasta 1929, fecha en que finaliza la Revolución Cristera.
"' El tiempo de la trama de la novela, desde i 858 -nacimiento de Pedro Páramo-
hasta i 934 -muerte de Juan Preciado.
e» El mítico o ucronia 18, es decir, el no tiempo de las evocaciones de los
muertos de Comala, nacidas en el interior de sus conciencias atormentadas.
e» El circular del relato en sí, ya que, como dijimos, se inicia en un futuro
-el viaje de Juan Preciado a Comala-, respecto del pasado que será tema de la
novela -vida, tiranía y muerte de Pedro Páramo-, para terminar integrando ese
pasado con el futuro inicial a través de Abundio, el arriero matador de Páramo, pero,
a la vez, guía de Juan Preciado.
narrativas
De todos los recursos propios de la nueva narrativa usados por Rulfo -"flash-back",
"racconto", monólogo interior, contrapunto, narración preactiva 19-, seleccionamos
los dos últimos, por ser los que subrayan la estructura circular de la novela.
El contrapunto se da en la base misma de la obra, ya que, en sí, ésta desarrolla dos
18 ucronia: dícese del suceder fuera del historias, la de Pedro Páramo y la de Juan Preciado. Algo semejante ocurre con la de
tiempo. Susana San Juan y la de Dolores Preciado.
19 narración preactiva: dícese de la narra- Con esta técnica se enlaza otra: la de la evocación, que apunta a lograr una at-
ción que comienza por el resultado de los su- mósfera poética mediante los distintos tonos que alcanzan las intervenciones de los
cesos que iniciaron la acción. personajes, las cuales traducen estados psíquicos diferentes.
485
Del otro recurso -la narración preactiva- hemos venido hablando desde el prin-
cipio. Al comenzar por los resultados del accionar de Pedro Páramo, es decir, por
presentar el deseo de venganza de Dolores Preciado, encarnado en el viaje a Comala
de su hijo Juan, y remontarse, a través de las evocaciones ', a otros tiempos no
ordenados cronológicamente, Rulfo logra crear un clima de ambigüedad en cuanto a si
sus personajes viven o están muertos '.
La lengua usada por Rulfo coadyuva para aicanzar esos tonos que caracterizan a
los distintos personajes. Sin embargo, pueden señalarse dos registros lingüísticos di-
ferentes:
<~~ El utilizado por el narrador omnisciente, abundante en imágenes y semejante al em-
pleado por Dolores Preciado en sus evocaciones de Comala.
"Allá hallarás mi querencia. El lugar que yo quise. Donde los sueños me enfla-
quecieron. Mi pueblo, levantado sobre la llanura. Lleno de árboles y de hojas, como
una alcancía donde hemos guardado nuestros recuerdos ... ''
@l El teñido de color local por el empleo de mejicanismos y vulgarismos morfosintác-
ticos, de los que se sirven los demás personajes.
-Deme el otro cuartillo, madre Villa. Y si me lo quiere dar sobradito, pos ahí es cosa
de usté.
de la obra
Las dificultades que entraña la lectura de Pedro Páramo inciden en la problemática
de su interpretación '. En general, los críticos han visto en Camal a características se-
mejantes a las del infierno dantesco. En efecto, se insiste constantemente en el calor
que impera en el pueblo y en el descenso necesario para llegar a él. Así Juan Preciado
pregunta:
-¿Cómo dice usted que se llama el pueblo que se ve allá abajo?
-Comala, señor.
y más adelante:
-Hace calor aquí -dije.
-Sí, y esto no es nada -me contestó el otro--. Cálmese. Ya lo sentirá más fuerte
cuando lleguemos a Comala. Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del
infierno. Con decirle que muchos de los que allí mueren, al llegar al infierno regresan por
su cobija.
Desde el principio se advierte al lector sobre su atmósfera irrespirable:
Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el
olor a podrido de las saponarias 20.
Además, su mismo nombre lo indica, ya que "camal" designa en Méjico un reci-
piente de barro usado para calentar tortas sobre las brasas. "Comala" es, pues, el sitio
infernal, sobre las brasas.
Hacia allí viaja Juan Preciado en busca de un paraíso ilusorio -tal es Comala en las
descripciones plenas de nostalgia de Dolores Preciado-. Su hijo Juan reedita, pues, el
mito del regreso en busca de los propios orígenes; es decir, que más allá de la historia
del cacique pueblerino, más allá de la historia de sus violencias y tiranías, subyace la
expresíón de un mito tan antiguo como el hombre: el que se refiere a la búsqueda de la
propia identidad mediante el reencuentro con el padre '.
Tema de la obra
Lo indica el mismo autor por boca de Abundio. Al preguntarle Juan Preciado cómo
era Pedro Páramo, el arriero le contesta: "un rencor vivo". He aquí el germen de la
novela. De él nacerán otros subtemas:
a) la culpa, a través de la sensación de la caída del hombre en la soledad y la deses-
peranza;
b) el amor como sentimiento fallido, incapaz de transmitirse. Ni Pedro Páramo en su
ilusoria pasión por Susana San Juan, ni Dolores Preciado en su frenesí amoroso por
Pedro, logran comunicar su sentimiento;
20 saponaria: planta de olor penetrante. e) la violencia que engendra el caciquismo en la figura del protagonista*.
486
y
Al recorrer la nómina de las obras de Eduardo Mallea, se advierte en ella una cons-
tante alternancia entre el ensayo y la novela, entre la exposición del pensamiento
-o del conocimiento- y la ficción. Esta dualidad literaria es sólo aparente: el cono-
Encaminé mis libros en dos sentidos prin- cimiento y la ficción se entrelazan continuamente en sus páginas, de modo tal que
cipales [ ... ] : el sentido de interioridad encontramos en sus ensayos fragmentos narrativos, y en sus novelas, caminos por
[ ... ] y el sentido de conocimiento propia- donde discurre el pensamiento. Esto justifica que se vea en La bahía de silencio
mente dicho . . . En mi concepción de una (novela) una transposición de Historia de una pasión argentina (ensayo) a la ficción. De
novela que pudiera ser tenida como parte de lo expuesto se deduce que no puede juzgarse cada libro de Mallea por separado, sino
una novela del conocimiento, como parte de que debe verse toda la obra en su conjunto, lo cual no impedirá que se destaquen
un modo de contar en que el pensamiento algunos títulos en particular.
fuera tan activo como la acción, latía la idea
de que el conocimiento fuera sólo auxiliar, y El hombre y su circunstancia
concurriera como la iluminación implícita
-y no meramente interpretativa- de los Hay en la vida de Mallea factores circunstanciales que influyen -sin determinarlo-
mismos movimientos instintivos ... en su formación como hombre y en su vocación de escritor. Él mismo nos da a conocer
esos factores a través de sus libros, pues todo Mallea está en sus páginas para
Testimonio de un escritor (Conferencia
decirnos cómo ha vivido, qué ha escrito y contra qué ha luchado. "Papeles del escritor
leída en el Wellesley College,
son sangre o no son nada", declara rotundamente en Historia de una pasión argentina,
Inglaterra, 1963).
el libro que mejor lo retrata y lo refleja.
Mi primer amigo fue el viento que venía la infancia en la bahía
del océano. Éste, imaginativamente, era para
mis sustos, lobo; para mi deleite, perro. En Nace en Bahía Blanca en 1903. Su infancia transcurre en la ciudad sureña, íntima-
mitad de las noches de invierno, el viento mente asociada en el recuerdo del escritor al terrible viento que azotaba la costa
entraba en las vigilias de mi madre y velaba atlántica y que es protagonista de alguna de sus novelas. Ese viento que venía del
junto a ella, rugiente, mientras mi padre ope- océano fue su primer amigo y fue también, quizá, factor influyente en la formación de
raba solitario en chalets y despoblado, tra- su carácter, que siempre se distinguió por una gran fortaleza de alma.
bajando en la carne triste. Su espíritu se moldeó en un hogar ejemplar, en el cual cobra singular relieve la figura
del padre, cirujano de hospital que ejercía la medicina como un apostolado, sin des-
Historia de una pasión argentina
cuidar otros aspectos de la vida. De la madre dice que "era una mujer suave, sal de la
tierra en su bondad tranquila".
Surge el recuerdo de la declaración de la guerra europea, cuando tenía once años;
Tarea grave, educar, que mi padre no en- de los estudios primarios en el colegio inglés privado de Mrs. Hilton, "corpulenta aus-
tendía sino austeramente. traliana de tez de bronce que nos gobernaba con el látigo, bien que siempre justa como
Historia de una pasión argentina corresponde a los mejores entre los más fuertes"; de los inviernos en ese mismo co-
legio, conviviendo con los hijos rubios de tantos colonos: dinamarqueses, noruegos,
galeses, alemanes, galos, celtas. Pasa después al Colegio Nacional, donde por primera
vez se encuentra con profesores argentinos, "médicos o abogados indolentes, que
Así me encuentro yo de pronto en el cen- enseñaban indolentemente gramática o aritmética. Su interés por los estudiantes co-
tro mismo que monopoliza el. gobierno y menzaba con la hora de clase y acababa con ella".
pensamiento del país. Todo me parece en- En 1916, el padre, en cumplimiento de su pasión dominante -la educación de sus
tonces grande, todo extraordinario. [ ... ] hijos-, a los cincuenta y ocho años se traslada a Buenos Aires para estar cerca de
Hurgo en las librerías; vago por las calles; ellos; el mayor, Enrique, ya estudiaba 'jurisprudencia; Eduardo aún no había concluido
me detengo ante cada escaparate como ante el bachillerato.
el mundo feérico de las joyas, los mobilia-
rios, los vapores, las roti serías, los bazares, la adolescencia en la gran urbe
las elegancias del hombre y de la mujer con El futuro escritor se sentía dichoso en la metrópoli. Tenía entonces catorce años.
etiquetas caras; entro en la oscuridad de los Entre sus descubrimientos está el cinematógrafo, que tenía prácticamente los mismos
cinematógrafos; me paro a ver pasar las mul- años de vida que él. Comienza a manifestarse su vocación literaria: escribe relatos que
titudes; estoy en la plenitud, soy feliz. a escondidas envía a algunas revistas infantiles. Su publicación lo transporta a cielos
Historia de una pasión argentina de felicidad. Siempre por iniciativa del padre, su educación se completa con lecciones
487
Mallea abandonó en 1927 sus estudios de boxeo que le enseñan, dice, "a perder sin protestar". Ya tenía para entonces un
de leyes. En 1928 viajó por segunda vez buen caudal de lecturas: Dickens, Manzoni 21, Mistral22, Hugo, Chateaubriand, de
a Europa, a donde volvió en 1934. Fue Vigny, que abandona por Thackeray 23, Maupassant 24, Turguenef 25, el Goethe de
colaborador de la Revista de América, Werther, Balzac 26, Stendha] 27, "hasta el fastuoso y desierto D'Annunzio" 28 . Comienza
fundada por Carlos Alberto Erro, Leóni- a perfilarse como un ser más de pensamiento que de acción, se agudiza su sensibi-
das de Vedia y Enrique Lavié. En 1931 lidad -pertenecía a una familia de sensibles-, sale en la noche a pensar y se hace
fue designado director del suplemento continuo su diálogo interior.
dominical del diario La Nación. Del colegio pasa a la universidad: se inscribe en la Facultad de Derecho a donde va
En 1935 obtuvo el Premio Municipal de en busca de "maestros" y sólo encuentra "hombres vacuos, petulantes y grises". Se
Literatura; en 1938, el segundo Premio vincula con un grupo de novicios como él, fundador de una revista que debía ser
Nacional; en 1945, el Primer Premio Na- vocero de sus ideales. Cinco eran los integrantes del grupo: dos de ellos -uno era
cional a la producción literaria del trienio Mallea-, insurrectos y pésimos estudiantes; otros dos, excelentes alumnos y conser-
1942-1944, y en 1946, el Gran Premio vadores literarios; el quinto debía actuar de· árbitro entre las dos facciones. La insu-
de Honor de la Sociedad Argentina de rrección de Mallea consistía en querer a toda costa levantar la bandera del examen
Escritores, de la que fue presidente crítico sobre viejos cánones de arte y en enarbolar nuevos postulados estéticos. Era
(1940-1942). En 1955 ganó el premio de -como lo reconoció él mucho más tarde- la "historia eterna del rebelde adolescente".
la Cámara Argentina del Libro.
De 1955 a 1958 fue delegado ministro
plenipotenciario de la Argentina ante la e intelectual
Unesco. El mismo año dejó su cargo en Por aquel entonces, crecía en él la angustia metafísica. Paralelamente, el odio hacia
La Nación para dedicarse exclusivamen- los que consideraba impuros, los falsificadores. Se le impone el sentido trágico del
te a su producción literaria. destino del hombre. No contando con un sustento religioso, lo sustituyó con el sen-
timiento de lo heroico, fue a buscarlo en el pensamiento y se lanzó, con voraz apetito,
sobre la historia del intelecto. De aquí nace su pasión por ciertos libros y ciertos au-
tores: primero Nietzsche 29, después Kierkegaard 30; antes, Rimbaud 31. Más tarde,
21 Alejandro Manzoni: poeta y novelista Novalis 32 y Hólderlin. Cita a Novalis: "pensamiento es compasión", y a Unamuno:
(1785-1873), autor de Los novios. "compasión, pasión compartida". Mientras tanto, ningún texto ni estudio obligados eran
22 Federico Mistral: poeta provenzal, Pre- capaces de llamar su atención: "No había detrás de ellos humanidad ni pasión". Los
mio Nobel de Literatura 1904. hombres que debían guiar a la juventud carecían de la vida que debían transmitir.
23 Guillermo Tllackeray: novelista inglés Después de la lectura de los "atormentados", de los pensadores fervientes, a cuya
nacido en Calcula (1811-1863), autor de La cabeza va San Agustín -sus Confesiones lo acompañaron durante mucho tiempo-,
feria de /as vanidades. entró en la de otros místicos, por los que llegó a Santa Teresa y a San Juan de la
24 Guy de Maupassant: novelista francés
Cruz. Ya tocaba la raíz de España, a la que antes no lo habían acercado ni Cervantes,
(1850-1893).
25 lván Turguenef: novelista ruso (1818- ni Lope, ni Calderón, ni Mateo Alemán. Cayó momentáneamente en la filosofía sis-
1883). temática: Kant 33, Hegel 34, para retornar pronto a Kierkegaard, San Agustín, Pascal.
26 Honorato de Balzac: escritor francés Afortunadamente, el desasosiego metafísico no pesaba tanto como para hacerle desear
(1799-1850), autor de La comedia humana. la evasión de la vida. Descubre, por fin, la Argentina, o, más bien, las dos Argentinas,
27 Así llamado Enrique Beyle, escritor fran- pues advierte que hay una visible y otra invisible. Pero éste ya es otro tema.
cés (1783-1842).
28 Cayetano Rapagnetta, poeta y novelista
italiano (1864-1938). "El sentido de la
29 Federico Nietzsche: filósofo alemán
(1844-1900) para quien el principio de toda La frase es de Mallea. "Ya con sólo enunciarla -dice- esta frase suena extraña
moral reside en el cultivo intenso de la energía porque apenas tiene crédito en nosotros, no encuentra en la persona el necesario
vital. campo crédulo y responsable." Expone estos conceptos en el "Prefacio" de Historia de
30 Soeren Aabye Kierkegaard: filósofo y una pasión argentina, con la que ya hemos ido familiarizando al lector.
teólogo danés (1813-1855). Propagador de un Mallea se inicia en la literatura con una obra narrativa: Cuentos para una inglesa
cristianismo austero, individualista y trágico. desesperada (1926). Guarda luego un silencio de casi diez años, y reaparece con un
31 Arturo Rimbaud: poeta francés (1854-
ensayo, Conocimiento y expresión de la Argentina, donde ya está en germen Historia
1891) cuya influencia se hace sentir en toda la
poesía moderna. de una pasión argentina. En ese mismo año -1935-, Mallea se confiesa indirecta-
32 Seudónimo de Federico de Hardenberg, mente por medio de Adrián 35, personaje que se expresa en tercera persona y junto al
poeta alemán (1772-1802), el más brillante re- cual el autor examina la vida desde una postura existencial. Es un meditar angustiado,
presentante de la escuela romántica alemana. que en Historia de una pasión argentina es referido a las circunstancias de su propio
33 Manuel Kant: filósofo alemán (1724-1804), país, de esa Argentina que "le duele" como a Unamuno "le dolía España". Dolor de
autor de Crítica de la razón pura, Critica de la amor por una patria que no es lo que se querría que fuera, lo que en otro tiempo fue y
razón práctica y Critica del juicio. ya no es. Patria que Mallea contempla separada en dos mundos: la Argentina visible y
34 Jorge Guillermo Hegel: lilósolo alemán
(1770-1831) de tendencia panteísta.
la Argentina invisible. '
35 Protagonista de Nocturno europeo (Pri- A este país visible, representado por ese Buenos Aires de figuraciones y falsifica-
mer Premio de prosa de la Municipalidad de ciones, falto de autenticidad, con las raíces al aire, sin poder nutrirse de los jugos de la
Buenos Aires, 1935). tierra, se le opone "la fisonomía moral del argentino profundo", "la exaltación severa de
488
la vida", "la lucha espiritual de los creadores", "el trabajo sin ensueño", "el descontento
creador", según rezan los subtítulos del capítulo IV. Observemos que con estos rasgos
no está pintando al gaucho, ni al paisano, ni al agricultor, ni al estanciero. El lugar
donde se vive es una circunstancia fortuita. No participa del determinismo de Sarmien-
to: "lo importante -aclara- no es dónde estos hombres estén, sino cómo son"~.
Narrar definiendo
Se dice que Historia de una pasión argentina es el gran ensayo de Eduardo Mallea,
;escrito por el novelista de La ciudad junto al río inmóvil, Todo verdor perecerá, La
bahía de silencio, Chaves, etcétera.
Sin embargo, varias de sus páginas nos han servido para conocer etapas de su vida,
Aparte de los ensayos nombrados en y el capítulo que dedica a Waldo Frank contiene la historia de este conferenciante. El
el transcurso de estas páginas, escribió libro, además, se titula Historia. Historia de su vida, historia de una pasión; en conjunto,
también: historia de sus ideas. Parecida dificultad que con el ensayo de Mallea se presenta con
e Notas de un novelista (1954), la novela. Pero él lo aclara así: "El antiguo canon tomista de narrar definiendo 36 me
e La vida blanca (1960), parecía uno de los instrumentos justos del novelista, con tal que la definición, el co-
e Las travesías (1961-1962), nocimiento mismo, participaran de una especie de absoluta naturalidad nocional, que
e La guerra interior (1963), formaran naturalmente parte de los actos, tendencias o sentimientos narrados. De ese
e Poderlo de la novela (1965). modo fueron pensados mis libros La bahía de silencio, Los enemigos del alma, Chaves
y Simbad". Mallea nunc;a se propuso escribir novela-ensayo. El escribir, fuera lo que
fuere, implicaba para él una gran responsabilidad: "Nunca he escrito porque sí, ni una
línea, ni una palabra, ni por practicar literatura, sino a la inversa, por dar cauce a un
problema implanteable en otros modos (por lo menos para m0, en otra forma que la
forma literaria" .
489
revive el paisaje familiar, después de París. El estilo, desnudo de toda afectación re-
tórica, es definidd así por Mallea, en boca de Martín Tregua: "No puedo dejar de ser
sentencioso. Es una forma de ciertos cansancios". Las últimas palabras, dirigidas apa-
rentemente a la mujer, son para la patria:
No sabe usted cómo me gustaría ver levantarse de nuevo -aun de la mayor desgracia-
su fuerza, su hermosa primacía, altiva y desdeñosa, su confianza en lo que nadie tiene
confianza. No se aparte nunca de la idea de que no está sola ...
Del
Transcurrido apenas un año de La bahía, Mallea entrega Todo verdor perecerá ··,
donde pone de manifiesto su aptitud -ya evidenciada en otras novelas y ahora per-
feccionada- para introducirse en el interior de sus personajes. Calificada como "novela
sombría", Todo verdor perecerá se divide en dos partes: en la primera, la acción se
concentra en una pareja que vive el drama de la incomunicación. Intervienen muy
pocas r;>ersonas, que resultan suficientes para llenar esta parte de la novela: el doctor
Reba, Agata, su hija, y el marido de ésta, Nicanor Cruz. El relato se centra en torno de
la protagonista, única mujer en toda la obra, y sigue el proceso mental que se opera en
ella hasta que se vuelve irremisiblemente loca.
Comienza el libro en el cuadragésimo cuarto día de sequía en el campo de Cruz. Esa
circunstancia provoca una tensión que va ascendiendo de grado paso a paso. Media
entre marido y mujer un abismo de incomprensión. Siempre fueron dos seres imper-
meables el uno para el otro; dos corazones cerrados a la ternura, a la simpatía. Drama
sordo, traducido en mutismo, taciturnidad, conversaciones apenas monosilábicas, re-
Según Heidegger y Jean Paul Sartre,
sentimientos latentes, rencor que finalmente se convierte en odio. La muerte del hom-
el existencialismo parte de la existencia
bre pone fin a ese calvario. El medio físico coincide con la desolación interior: "Aridez,
humana tomada en su totalidad, y consi-
aridez adentro como afuera; y desesperanza y cansancio".
dera al individuo como ligado con el
En la segunda parte de la novela, Ágata, viuda ya, se siente renacer. Un hombre ex-
mundo y con la sociedad. Dejando a un
perto en el trato con mujeres, "un profesional de la vida", encuentra en ella campo
lado todo principio universal, esta doctri-
propicio. Enamorada entrañablemente de ese sujeto, Ágata aprende a sonreír, se
na pretende resolver, por la sola consi-
ablanda su corazón; vive cansada, pero de "buen cansancio". Su felicidad dura poco.
deración de la existencia individual, los
Como era de prever, el conquistador, ave de paso en Bahía Blanca, la abandona de-
problemas del origen, de la esencia y de
saprensivamente, dejándole una breve carta de despedida. Para él no ha pasado nada;
la significación de la vida. El existencia-
para ella es la catástrofe, la derrota definitiva, el aflojamiento de todos sus resortes vi-
lismo de Mallea se distingue especial-
tales. Se siente como antes, cuando malvivía con Nicanor. Se entrega a una deses-
mente del de Sartre y se aproxima al de
peración muda: sin lágrimas ni lamentos; sin rebeldía, sin confesión. De ahí en más, el
Kierkegaard en que tiene fuertes ingre-
descenso hasta convertirse en un desecho humano que deambula por las calles de
dientes cristianos.
Ingeniero White -donde nació-, sin que nadie la reconozca. Al final cae deshecha,
enloquecida, en el umbral del que fue su primer hogar. A pocos metros, en una iglesia,
está la salvación, pero es incapaz de verla.
La obra narrativa de Mallea se com- La prosa de esta novela, como toda la de Mallea, está penetrada de su pensamiento.
pleta con estos títulos: Abunda más la reflexión que la acción; y más que la de la protagonista, la del autor.
e La ciudad junto al río inmóvil (1936), Hay quien la considera demasiado cerebral. En sí es una novela introspectiva, psico-
• Fiesta en noviembre (1938), lógica, que penetra en la conciencia de la protagonista. Personaje existencialista, no
• Las águilas (1943), piensa más que en su existencia terrena, le falta la trascendencia con la que habría
co Los enemigos del alma (1950), encontrado solución a su vida. No rechaza la gracia, pero se opone a ella por su falta
ID La sala de espera y Chaves (1953), de amor, por su aridez, en consonancia con la del paisaje. La influencia del clima es
• El resentimiento (1966), patente. Pero es el mismo clima donde transcurrió la infancia de Mallea, con resultado
• La barca de hielo (1967), muy distinto. De donde deducimos que la soledad y el desamparo de Ágata no
e La red (1968), provienen de afuera, sino de su propio interior, de su propio egoísmo, de ese continuo
e La penúltima puerta (1969), mirarse a sí misma. Carente de reservas espirituales, todo la aburre y es siempre una
~D La mancha en el mármol (1982). extraña entre los demás. Se nos plantea el interrogante, ante esta novela, de si habrá
querido Mallea, una vez más, representar en esta mujer a la Argentina, a una Argentina
en la que faltan la comunicación y la obra en común para salir adelante, porque cada
uno se cierra en su propio egoísmo .
490
su hogar, repíegado en sí mismo, nunca buscó un reconocimiento que no se le brindara
espontáneamente. Dedicó sus días a pensar y a escribir, con la mirada puesta siempre
en esa Argentina invisible, la de los nobles ideales, a la que él perteneció por derecho
propio, a la que amó con encendida pasión.
En la hora final estuvieron presentes sus pares en el periodismo y en las letras .
Instituciones culturales argentinas y extranjeras le rindieron honores, y quienes habían
compartido con él su destino ineludible de escritor, lo evocaron en emocionado re-
cuerdo'.
491
En i 936 casa con Ana de Alvear, de la que tiene tres hijos.
Su puesto en el diario fundado por Bartolomé Mitre, y su conocimiento de idiomas le
permiten realizar varios viajes por América, Europa y Oriente. Cada lugar que frecuenta
le ofrece valiosos elementos para componer sus obras.
Se desempeña como funcionario en el Museo Nacional de Arte Decorativo; es secre-
tario y presidente de la Sociedad Argentina de Escritores; director general de Relacio-
nes Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores; miembro de la Academia Ar-
gentina de Letras (1956) y de la Melville Society de los Estados Unidos, y, en 1959,
A mí lo que más me deslumbra de los miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes.
escritores es la imaginación ... Entre 1969 y 1970 viaja a Córdoba y compra la residencia "El Paraíso", en Cruz
Manuel Mujica Lainez Chica, donde realiza gran parte de su obra.
Goza de la literatura * y de los viajes hasta su muerte, ocurrida en aquella provincia
Y a se ven en él [ ... ] ciertos rasgos que el 21 de abril de 1984.
me caracterizan: la ironía, el amor a la pa-
labra hermosa, pero todo venía envuelto en
un barroquismo ...
Manuel Mujica Lainez
38 Mujica Lainez afirma que estudió mucho Segunda Buenos Aires, su obsesión
para hacerla.
39 Es la biograffa de Hilario Ascasubi. .Por Dos libros de cuentos confirman sus condiciones de gran narrador: Aquí vivieron
ella recibe el Premio Municipal. (1949) y Misteriosa Buenos Aires41 (1951). Escribe este último para "darle a esta
40 Es la biografía de Estanislao del Campo. ciudad mía mitos que la comunicaran con las grandes ciudades del mundo, que la
41 Véanse algunos fragmentos de las narra- vincularan a las grandes civilizaciones". Mujica Lainez considera que si alguno de sus
ciones que componen esta obra en las páginas libros está destinado a perdurar, ése es Misteriosa Buenos Aires.
50-51.
Cuatro obras forman la llamada "saga de la sociedad porteña"~: Los ídolos (1953),
42 Por La casa recibe el Segundo Premio
Nacional de Literatura (1954/1956). La casa (1954) 42, Los viajeros (1955) e Invitados en El Paraíso (1957). Con esta última
43 Esta novela tuvo su origen en una casa novela cierra Mujica Lainez un ciclo que, luego, tiene una especie de continuación en
que existió en la calle Charcas, entre Rodrí- Los cisnes (1977) 43 y en El gran teatro (1979).
guez Peña y Callao. En 1956 publica en la revista Ficción, su novela El retrato amarillo (inconclusa).
492
Pienso que soy un hombre del Renaci- Tercera
miento. Quizás yo hubiyra sido feliz si hu-
biera vivido entonces ... En 1962 publica Bomarzo 44, novela dramática sobre el Renacimiento, por la que ob-
tiene, al año siguiente, el Primer Premio Nacional de Literatura. El unicornio data de
Manuel Mujica Lainez 1965 y, según confesión de Mujica, es su "libro poético"; significa para él un estudio de
la Edad Media. Con Bomarzo y con El unicornio "cumplí -dice el autor- con mi
... quiero a ese libro [Cecil] porque es el pasado europeo, con ese tiempo de Europa que había estudiado tanto, la Edad Media y
único autobiográfico en su totalidad. el Renacimiento".
Manuel Mujica Lainez En 1967 aparece Crónicas reales y, en 1968, De Milagros y de Melancolías, cuya
escritura le recuerda más su país .
. . . [El escarabajo] fue un recorrido de la En 1972 publica Cecil, de carácter autobiográfico, y, en 1974, El laberinto, sobre la
historia del mundo, ya que cada capítulo vida del niño que aparece pintado en "El entierro del conde de Orgaz", de El Greco. De
abarca una época determinada, un momento este mismo año es El viaje de los siete demonios (cuentos).
distinto de la humanidad, y el libro cubre un
espacio de tres mil quinientos años. Cuarta síntesis
Manuel Mujica Lainez
Pertenecen a esta etapa Sergio (1976), novela inspirada por un sueño que tiene
nuestro escritor; Los cisnes (1977); El brazalete y otros cuentos (1978); El gran teatro
(1979); Los porteños (1979), serie de artículos y de evocaciones del pasado bonaeren-
se; El escarabajo (1982), novela que Mujica sitúa en la línea de Bomarzo, de El unicor-
nio y de El laberinto 45, pues significa una ardua labor de investigación. Traduce cua-
renta y nueve sonetos de William Shakespeare y otras obras. De 1983 data Placeres y
fatigas de los viajes (primera parte), y de 1984, Un novelista en el Museo del Prado y
la segunda parte de Placeres y fatigas de los viajes.
La muerte lo sorprende cuando comienza a elaborar una nueva novela: Los libres
del Sur: " ... en ella cuento mi niñez y mi adolescencia hasta los 19 años, pero tras-
ladada a la época de Rosas. Va a ser como si hubiera vivido en esa época con toda mi
familia. Termina en Chascomús, en la batalla de Los Libres del Sur".
Toda la obra de Manuel Mujica Lainez no sólo revela una rigurosa disciplina de tra-
bajo, sino también un constante vivir "en estado de inteligencia y de ingenio" .
493
La ironía y el humor son características comunes a toda su producción.
En síntesis, podemos determinar en ella algunas constantes:
e el nostálgico esfuerzo para reconstruir ambientes y personajes lujosos, refinados,
desaparecidos o en decadencia;
e el sentimiento de frustración que el propio disfrute del placer provoca ante la con-
ciencia del tiempo inexorable, de lo efímero de las vanidades humanas;
<~> la frecuente aspiración a la inmortalidad, que de algún modo se alcanza en la per-
manencia de lugares y objetos y en ambiguas reencarnaciones de algunos persona-
jes, que recuperan su pasado con una perspectiva de siglos 49 .
"La casa"
A juicio de Manuel Mujica Lainez, La casa es uno de sus libros más logrados "por lo
que tiene de imaginativo y de poético y, al mismo tiempo, porque está muy adherido a
la historia de nuestro país".
El escritor reconoce que no habría podido escribir esta novela sin haber asistido en
su juventud a esos bailes que organizaba la frivolidad mundana. Por eso, la residencia
de la ficción es un símbolo, la síntesis de otras casas en las que el dinero permite una
vida de suntuosas comodidades.
El tema de la obra es el apogeo y la decadencia de una clase social argentina, la
aristocracia del ochenta, a través de la visión de una vieja casa.
El contenido de la obra
La casa, personificada, evoca, mientras la demuelen, su época de esplendor, a fines
del siglo XIX:
Yo, que he sido una de las casas más hermosas de Buenos Aires, contemplo cómo me
despedazan después de avergonzarme. (II)
Ubicada en la elegante calle Florida, sus dueños, el senador don Francisco, íntimo
amigo del presidente Juárez Celman, y su mujer, Clara, contribuyen, con sus adquisi-
ciones y con regalos que reciben, a que despierte la admiración de todos cuantos la
visitan:
Yo era entonces muy joven y -¿por qué negarlo?- bastante frívola. Me encantaba que
me adornaran, que me decoraran. La llegada de un bulto nuevo, un poco grande, constituía
para mí un motivo de deliciosa inquietud, y cuando lo abrían y sacaban de él una estatua o
una pintura, gozaba como una mujer a quien le regalan una alhaja y que la ensaya ante el
espejo, mientras mis dueños le buscaban ubicación ... (U)
Los múltiples adornos que van poblando la ~asa, cobran vida junto a quienes la
habitan:
En el comedor, las doce fig\]ras italianas del techo que trenzaban allí su guirnalda de acti-
tudes barrocas y que no cesaban de charlar y discutir . . . (I)
El matrimonio tiene cuatro hijos: Paco, Gustavo, Benjamín y Tristán. Un día de Car-
naval de 1888, el 12 de febrero, el mayor de ellos, Paco, se aparta del grupo familiar,
que festeja desde el balcón la mascarada, y mata a Tristán arrojándolo al vacío desde
su cuarto. El homicidio es considerado un accidente. A partir de este momento, Tristán
deambula por la casa como un fantasma junto al Caballero, otro fantasma, cuyo origen
se desconoce .
Paco se recluye, entonces, en su habitación, rodeado de pisapapeles que lo obsesio-
nan, hasta que; declarado insano, es internado en un sanatorio.
En 1889 muere el senador y su mujer, abatida emocionalmente, se entrega a los
placeres de la gula. Ya no abandona el piso superior de la casa y, menos aún, su
cuarto japonés. Desde allí participa de las fiestas que organizan su nuera María Luisa y
su hijo Gustavo. Sólo baja una vez, cuando celebran el centenario del nacimiento de su
49 Citadas en Historia de la Literatura Lati- esposo.
noamericana. Una narrativa en marcha, Plane- Clara emplea como criadas a dos hermanas, .Rosa y Zulema. Rosa se transforma en
ta-De Agostini, S.A., 1985, pág. 239. amante de Benjamín, futuro heredero de la casa.
494
Después de la muerte de Clara, en 1922, la familia comienza a desintegrarse eco-
nómica y socialmente. Benjamín y Gustavo riñen de continuo, pero, a pesar de ello,
permanecen allí hasta que lo pierden todo. María Luisa parte hacia Europa. Gustavo
muere años después.
Benjamín teme que Rosa lo abandone; ésta, ya cansada de él, refugia su amor en
Leandro, un compadrito malevo, amante de Zulema.
Benjamín muere y Rosa hereda la casa. Leandro y Nicanor, sobrinos de las hermanas,
la saquean sin piedad. Los sirvientes se van.
Pasan los años. Zulema queda sola. Un día, su sobrino la encuentra muerta. Cum-
plidos los trámites legales para gozar de la herencia, Nicanor decide vender la casa.
La historia concluye con la demolición total de la residencia para construir un edilicio
moderno.
Y entonces sí, hasta que comenzaron a demol.erme, o sea durante tres años, viví total-
mente sola. No permanecieron en mi interior -y eso porque era imposible arrancarlos sin
destruirlos- más que los personajes del techo de Italia. Descoloridos, adquirieron tintes
espectrales, como sí ellos también fueran fantasmas en lugar de una alegre compañía
[ ... ].
¡Qué soledad!, ¡qué soledad, Dios mío! Nadie, ni el ermitaño más austero, vive tan solo
como una casa abandonada. (X)
El narrador
Y en eso me parezco a Clara, en esa ur-
gencia de tejer mis recuerdos como un tapiz, La novela es un monólogo de la casa. Ella es la que cuenta, la protagonista, mien-
con hilos negros y con hilos de oro, hasta tras agoniza, pues están demoliéndola. Oye a sus moradores y a los objetos que la
que el incendio que crepita dentro de mí, adornan. No sólo es testigo de los episodios que involucran a toda la familia del se.la-
escondido entre las cenizas por las sombras dor, sino también de esos otros que ve únicamente ella y de los que se siente casi
de la noche, crezca y se apodere de ese tapiz cómplice:
también y consuma mis recuerdos en una
efímera llama. .. . yq, la casa, la enorme casa ... (III)
La casa, Cap. VI. Y o fui una gran dama opulenta, decorativa, caprichosa, con muchos defectos y algunas
virtudes, indudablemente "personal" ... (VIII)
Era el "cuarto japonés", el cuarto de los Y la narradora es, al mismo tiempo, el espacio en el que se desarrollan los aconte-
paneles bordados con siluetas de geishas que cimientos, la casa-madre que refugia a los que lleva en su seno:
corrían bajo la lluvia con sus sombrillas de
colores; el de los biombos en que los dra- Clara dedicaba las· noches de comida a andar dentro de mí, a recorrer en secreto mi
gones encrespaban sus lomos de nácar irri- planta alta, segura de que en esas ocasiones no se encontraría ni con María Luisa ni con
tante; el de los farolitos, los árboles enanos, Gustavo ni con la señora Dolores, el ama de llaves, quienes siempre tenían algo concre-
las teteras de esmaÍte diseminadas sobre las tamente desagradable que comunicarle. (II)
mesas rojas; las máscaras, los Budas, las pa-
Dentro de ella, otras habitaciones se convierten en pequeños mundos atiborrados de
godas de madera dorada, los libros con tapas
objetos, donde los personajes esconden celosamente sus sueños: el cuarto japonés de
de cuero repujado que repetían el motivo de
Clara (11); el de su hijo Paco, "un cuarto de Barba Azul" (IV); el de su nieto, el en-
la cigüeña y del mono; los abanicos clavados
fermizo Francis (11).
en las paredes como enormes mariposas
La preeminencia del espacio cerrado contribuye a intensificar gradualmente esa
muertas: un cuarto inspirado por la moda de
atmósfera de soledad agobiante y de destrucción inevitable que se apodera de todo.
los hermanos Goncourt 50 y que miraba a
Dice Mujica Lainez que esta casa de su ficción es la suma de muchas casas que él
Florida por un balcón encerrado en una caja
ha conocido. ·
de cristales blancos y azules ...
La casa, Cap. II.
Estructura de la novela
50 Edmundo Luis y Julio Alfredo Gon- De acuerdo con su autor, el libro pre_seota "una serie de planos que lo hace bastante
court: literatos franceses nacidos, respectiva- curioso: primero, el plano humano y corriente; segundo, el plano de los objetos; tercero,
mente, el uno, en Nancy (1822-1896) y el otro,
el plano de los fantasmas que habitan la casa".
en París (1830-1870). Escribieron en colabo-
ración notables obras históricas y críticas, como El diseño de la obra es casi matemático. Está constituida por once capítulos, en los
la Historia de Maria Antonieta y La mujer en el que la evocación de los acontecimientos pasados se halla enmarcada por el hecho
siglo XVIII. También, como novelistas, conquis- concreto de la demolición (comienzo del capítulo) y por la soledad y paulatino derrumbe
taron un lugar importante en la literatura fran- de la casa (final del capítulo). Este esquema se repite casi sistemáticamente. Por ejem-
cesa. plo, leemos en el capítuloVII:
495
Ahora no hablo más que de noche ... Me
paso la noche entera hablando sola . . . ha- Hoy tuve que sufrir la ejecución de las esfinges 51 cariátides 52 Los verdugos, con sus
blando . . . postergando mi muerte. Soy mi picos de hierro, me parecieron buitres. [ ... ] Y si ahora fabrico imágenes que me distraigan
propia Sheherazada y me cuento mis cuentos con su absurdo, es para no entregarme a la desesperación y para reunir las fuerzas que ne-
a mí misma, noche a noche. Cuando cese de cesito y proseguir el relato.
hablar habré muerto, porque todo lo que
dentro de mí tenía, todo lo que era mi alma,
se habrá escapado. Voy entregando mi pobre
cuerpo martirizado por los verdugos y mi
¡Pobre de mí que aguardo mis últimos momentos como si una espesa marea cargada de
pobre alma que huye de mí con mis relatos,
detritus 54 y de barro hubiera crecido en Florida, metiéndose entre mis escombros, ahogán-
cada uno de los cuales se lleva algo mío y
dome con los recuerdos penosos que la forman y en la que sólo de tarde en tarde consigo
me deja más vacía. Al final habré agotado
hacer sobrenadar algunas imágenes felices, desesperadamente invocadas por lo que me resta
todo lo que contuve y habré muerto. Me
de amor a la vida que fue y que huye, lejanísima, entre lámparas tumbadas!
habré depurado.
La casa, Cap. VI.
Adviértase, además, la perfecta armonía que existe entre el principio y el desenlace
de la novela, a través de esa antítesis que es el símbolo doloroso del fin de una casa y
del irremediable fin de una época y de una clase social 55:
Entre dos
La casa cuenta, durante los pocos días que dura su demolición, sesenta y ocho años
de su vida, aproximadamente desde 1886 hasta 1954:
Soy vieja, revieja. Tengo sesenta y ocho años. Pronto voy a morir. (I)
Prefiere, en general, el reposo de la noche para referir su historia y la de sus habi-
tantes, cuando "sus muros no tienen fin" y le "renacen intrincados fragmentos".
En la novela alterna, pues, el presente(" ... me están matando día a día." -1-) con
el pasado ("Retrocedamos hasta los primeros tiempos ... " -111-).
los personajes *
Mujica Lainez considera que esta novela está ligada a la historia de su familia:
Ese senador, que aparece en primer término, es igual a mi bisabuelo, y el hecho de que
recite esos poemas de Núñez de Arce 56 proviene de mi padre, que se afeitaba recitando
Núñez de Arce y Campoamor 57 Hasta la historia de la decadencia es también la historia de
51 esfinges: monstruos fabulosos con cabe- mi familia, que fue decayendo y pasando por muchos estadios, con un cierto fondo de
za y pecho de mujer, y cuerpo y pies de león. gloria o de suntuosidad [ ... ] que ayudó a vivir a las generaciones siguientes.
52 cariátides: estatuas de mujer con traje
talar y, por extensión, figuras humanas que sir- Hay personajes humanos, con sus virtudes, sus pasiones y sus vicios, y hay objetos
ven como columnas o pilastras. personificados que completan ese universo sombrío y que "padecen", desde su aparen-
53 Los hechos que recuerda la casa surgen te estatismo, la involución de la aristocrática familia con su "egregia mitología".
en un orden natural, desligado de cronologías
-aunque precise fechas-, como los dicta su
memoria, con la misma nostalgia con que evo- El estilo, un entre la realidad y la creación
can los ancianos los tiempos que fueron. De
ahí la aparición de algunas digresiones. Ha dicho nuestro autor que todo lo que escribe es "muy visual y claro. Siempre he
54 detritus: palabra latina, 'desgastado'; en tenido la preocupación de que el lector me entienda".
español, detrito: resultado de la descomposi- El arte de su prosa tiene sus fuentes en los prosistas del Modernismo y, sobre todo,
ción de una masa sólida en partículas. en Enrique Larreta. A partir de sus biografías, de Aquí vivieron y de Misteriosa Buenos
55 Los personajes manifiestan también una
Aires, el estilo de Mujica adquiere personalidad, sin dejar a un lado su inclinación este-
decadencia moral.
ticista. Es estela cuando describe objetos, situaciones. De ahí su preferencia por las
56 Gaspar Núñez de Arce: poeta y autor
dramático español (1834-1903). imágenes visuales, auditivas, táctiles y térmicas que transmiten, más que otros recursos
57 Ramón de Campoamor: poeta español estilísticos, su afán inconmensurable de belleza.
(1817-1901). Sus Doloras y Humoradas han Mujica Lainez ha transformado la prosa modernista; gradualmente la ha tornado más
inmortalizado su nombre. barroca o, como bien dice Jorge Cruz, "algo más virtuosa" .
496
Después de comer, aunque hubieran reunido a un grupo de amigos, pasaba al escritorio y
se sentaba en el gran sofá victoriano tapizado de damasco escarlata, vestido de negro,
ceñido el cuello por un plastrón 58 negro o gris, alargaba el brazo sobre el respaldo y dise-
ñaba allí una estampa triste y lierrnosa. En el reflejo de la araña de caireles brillaban sus
anillos, su alfiler de corbata y sus gemelos, como si fueran lo único vivo, titilante, ace-
chante, de su sombría estructura. [ ... ] Estaba bajo el retrato de su abuelo, como un es-
pectro nacido del humo azul . . . (VI) 59
Ha dicho Jorge Luis Borges que "la vida exige una pasión" y Ernesto Sábalo se
define como "un hombre de pasiones". Su escritura refleja una manera de sentir honda,
intensa, y un constante anhelo de dar testimonio de su época y de la realidad humana
497
de vidrio, por donde se asoma a la realidad casi sin ser visto. En su cuadro "Ma-
ternidad", aparece una de esas extrañas ventanas imaginarias que ocultan su temor
solitario, su cobardía, su inseguridad, en definitiva, su miedo de vivir:
... arriba, a la izquierda, a través de una ventanita, se veía una escena pequeña y remota:
una playa solitaria y una rnujer que miraba el mar. (ill)
El tema y el
... el tema no se debe elegir: hay que El tema de El túnel es la soledad, la imposibilidad de comunicación. El argumento
dejar que el tema lo elija a uno. No se debe gira en torno del pintor Juan Pablo Castel, quien, desde la cárcel, vigilado por los mé-
escribir si ese tema (esa obsesión) no acosa, dicos, confiesa que ha matado a María lribarne:
persigue y presiona desde las más misterio- Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a Maria Iribarne; supongo
sas regiones del ser. que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones
Ernesto Sábato sobre mi persona. [ ... ] Que el mundo es horrible, es una verdad que no necesita de-
mostración. (I)
Castel tiene una visión pesimista del mundo. Reconoce que sólo una persona habría
podido entenderlo, pero ya la ha matado.
A partir del capítulo 111, el pintor comienza a contar su encuentro con María lribarne
en "el Salón de Primavera de 1946", donde él presenta un cuadro llamado "Materni-
dad". Ninguna de las personas que asiste a la muestra repara en "una escena pequeña
y remota" que aparece en la obra a través de "una ventanita"; sólo una mujer se
detiene mucho tiempo ante ella, ajena al resto de la gente. Castel la observa con an-
siedad hasta que desaparece. Desde ese instante no puede olvidarla y pinta solamente
para la enigmática extraña:
Fue como si la pequeña escena de la ventana empezara a crecer y a invadir toda la tela
y toda mi obra. (HI)
La búsqueda de esa mujer se torna, entonces, obsesiva. Por fin, se produce el anhe-
lado encuentro. Castel le dice que la necesita, pero no sabe para qué:
-Siento que usted será algo esencial para lo que tengo que hacer, aunque todavía no me
doy cuenta de la razón. (IX)
Las palabras de María son duras, insensibles. Sin embargo, el pintor advierte un leve
cambio:
Quizá sintió mi ansiedad, mi necesidad de comunión, porque por un instante su mirada se
ablandó y pareció ofrecerme un puente; pero sentí que era un puente transitorio y frágil col-
gado sobre un abismo. (IX)
Castel ya no puede vivir sin ella. La llama por teléfono, le escribe cartas, la asedia.
Se siente torturado por la existencia de Allende, el marido ciego, y de Hunter, primo de
éste, que está a cargo de la estancia de la familia.
A pesar de los encuentros diarios, la comunicación entre ambos es sólo aparente,
pues la duda de la infidelidad corroe los pensamientos de Castel. Éste se siente
cercado por "las personas desconocidas, las sombras" que María no menciona y que,
sin embargo, forman parte de su vida. Indaga sin cesar, hasta el cansancio, con una
insistencia patológica - que abruma a la mujer:
Algo se había roto entre nosotros. (XX)
A pedido de María, el pintor viaja a la estancia. Allí trata de estudiar, desde distintos
puntos dé vista, el vínculo que existe entre ella y Hunter, y llega a la conclusión de que
Yo no puedo escribir sino sobre las gran- son amantes. Entonces, deja el lugar y regresa a Buenos Aires. Luego, una nueva
des crisis que atravesamos en nuestra exis- carta y un encuentro frustrado, que lo sume en terribles reflexiones.
tencia ... Ya el mundo carece de sentido para Castel. Los celos lo ciegan. Toma un cuchillo y
Ernesto Sábato destruye su cuadro "Maternidad":
498
... a través de mis lágrimas vi confusamente cómo caía en pedazos aquella playa, aque-
lla remota mujer ansiosa, aquella espera. Pisoteé los jirones de tela y los refregué hasta
convertirlos en guiñapos sucios. ¡Ya nunca más recibirla respuesta aquella espera insensata!
¡Ahora sabía más que nunca qui; esa espera era completamente inútil! (XXXIV)
Después, parte hacia la estancia. Al ver a María y a Hunter juntos, se exaspera y
decide llevar a cabo su plan:
-¿Qué vas a hacer, Juan Pablo?
Poniendo mi mano izquierda sobre sus cabellos, le respondí:
-Tengo que matarte, Maria. Me has dejado solo. (XXXVIII)
Cometido el asesinato, Castel vuelve a Buenos Aires y le comunica a. Allende todas
sus presunciones y la muerte de María.
Me poseían el odio, el desprecio y la compasión. (XXXVIII)
Finalmente, se entrega a la policía.
Estructura de la novela
El túnel consta de treinta y nueve capítulos 64. La narración es lineal. A la manera de
la novela policíaca, el primer capítulo presenta el desenlace; luego, aparecen gradual-
No hay gran novela [ ... ] que en última mente los móviles del crimen:
instancia no sea poesía.
Ernesto Sábato
la novela desde el
La novela de Sábalo muestra la realidad desde la óptica de su protagonista, Juan
Pablo Castel. Éste es el narrador de los hechos, de esas "páginas de confesión"; de
ahí el predominio de la primera persona:
... me llamo Juan Pablo Castel. Podrán preguntarse qué me mueve a escribir la historia
Nuestra época ha sido una nueva exalta- de mi crimen [ ... ] y, sobre todo, a buscar un editor. [ ... ] Supongan, pues, que publico
ción del yo. esta historia por vanidad. [ ... ] Tenía ganas de contar la historia de mi crimen, y se acabó:
Ernesto Sábato al que no le gustara, que no la leyese. (II)
Castel siente la necesidad de publicar su "historia", porque anhela comunicarse, de
64 Dentro de la novela, en el capítulo XXV, alguna manera, con otras personas -"Podrán preguntarse ... "; "Supongan ... "; "¿Se
encontramos el bosquejo argumental de dos dan cuenta de lo que quiero decir?"-; tal vez, sin proponérselo conscientemente, trata
novelas policiales. de continuar su búsqueda:
499
... pensé que podrían ser leídas por mucha gente, ya que ahora soy célebre; y aunque no
me hago muchas ilusiones acerca de la humanidad en general y de los lectores de estas
páginas en particular, me anima la débil esperanza de que alguna persona llegue a enten-
derme. AUNQUE SEA UNA SOLA PERSONA. (U)
Nosotros, los lectores, estamos leyendo una novela acerca de la historia que Castel
está dispuesto a publicar 66.
los
Los personajes de Sábato traducen los conflictos que vive el hombre en la sociedad
contemporánea. Nuestro escritor define la novela como "una descripción, una indaga-
ción, un examen del drama del hombre, de su condición, de su existencia".
El protagonista, Juan Pablo Castel, es un hombre neurótico, tímido, cercado por una
"soledad ansiosa y absoluta", que sólo encuentra en el amor de María -la coprota-
gonista- la posibilidad de destruir su aislamiento El pintor -"loco razonante"-
quiere entender el mundo racionalmente y lo que en realidad logra es alejarse de él
hasta caer en un estado de enajenación mental. Se define como un "pobre ser enca-
jonado''.
-Mi cabeza es un laberinto oscuro. [ ... ] Nunca termino de saber por qué hago ciertas
cosas. (IX)
Es un personaje que lucha dentro de sí. Vive obsesionado por su yo. Su mundo está
hecho de indagaciones, de constantes preguntas que conspiran contra el riguroso mé-
todo con que rige su vida. Siente desprecio por sí mismo y por su carácter en extremo
débil. Desconoce su rumbo. No puede aceptar la incapacidad de María para entregarse
plenamente a él. Su decisión de matarla reside, pues, en que lo ha dejado solo.
María lribarne posee una personalidad inescrutable; habla muy poco. La rodea un
halo de misterio. Castel insiste en la "dureza" de sus palabras, de su rostro, de sus
ojos. Como todos los personajes femeninos de Sábalo, carece de una completa des-
Me pareció que era una frágil criatura en cripción. Castel nos dice todo lo que sabemos de ella. En ningún momento podemos
medio de un mundo cruel, lleno de fealdad y descubrir al auténtico personaje. Sin embargo, intuimos que es más fuerte y más ma-
miseria. Sentí [ ... ] que era un ser semejante dura que el pintor y, aun, más libre. Allende, su marido, dice: "María hace, efectiva-
a mí. mente, con rapidez, cosas que no cambian la situación". Y ella: "-[ ... ] Hago mal a
El túnel, Cap. XIII. todos los que se me acercan".
De Allende sólo menciona Castel que es "ciego 67, alto, flaco", que tiene "una
hermosa cabeza" y -según María- una gran serenidad espiritual. Presentimos tam-
bién que este hombre sabe que su mujer le es infiel por su actitud al final de la novela:
-¡Sí! -grité-. ¡Yo lo engañaba a usted y ella nos engañaba a todos! ¡Pero ahora ya no
podrá engañar a nadie! ¿Comprende? ¡A nadie! ¡A nadie!
-¡Insensato! -aulló el ciego con una voz de fiera y corrió hacia mí con unas manos que
65 Observación interna del alma o de sus
parecían garras. (XXXVIII)
actos.
Hunter es, en realidad, la persona que desencadena la tragedia, aunque permanece
66 Castel usa el "creo haber dicho", el "no
sé si ya dije" o expresiones semejantes, para
ajeno a los hechos. Castel lo llama "sinvergüenza", "imbécil mujeriego", "grotesco
que dudemos de nuestro grado de concentra- individuo", "monstruo ridículo", "infecto personaje", porque cree que es amante de
ción durante la lectura. Máría. Al mismo tiempo, lo ve seguro y cortésmente irónico.
67 La ceguera es tema recurrente en la obra Los otros personajes -Mimí Allende, "malvada y miope"; Lartigue, amigo de Hunter;
de Sábalo. Mapelli, ~onocido de Castel- completan la trama agobiante de esta novela'·.
500
El un estado de alma
... en todo caso había un solo túnel, os- El tratamiento del espacio en El túnel se relaciona directamente con el mundo emo-
curo y solitario: el mío, el túnel en que había cional del protagonista. Los lugares que nombra -no los describe- reflejan su inte-
transcurrido mi infancia, mi juventud, toda rioridad. Camina por ellos como por un túnel sin salida.
mi vida. El escenario es Buenos Aires, con su tristeza y su movimiento incesante: la plaza
El túnel, Cap. XXXVI. San Martín, las calles Corrientes, Posadas, San Martín, Viamonte, la Recoleta, la plaza
Francia, la Avenida Centenario, la estación Constitución, Puerto Nuevo. Luego, la es-
tancia, la librería Viau, la casa de María, el taller de Castel, el café Marzotto, los cafe-
La intención de Castel es mostrar que tines del Bajo, el Correo Central, la casa de Lartigue.
él no pertenece al mundo exterior. Para Cada lugar adquiere las dimensiones de un símbolo, de acuerdo con el desarrollo del
él, los que "no viven en túneles" forman argumento.
parte del "ancho mundo", del "mundo sin
límites", y padecen "una vida "agitada,
curiosa y absurda".
El último capítulo de la novela determina el tiempo del narrador: "En estos meses de
encierro ... ". Desde la cárcel, Castel rememora todo lo que ha sucedido en ese pasado
Al sumergirse en el yo, el escritor se en-
próximo ("racconto"). Suponemos que ya corre el año 1947, pues el drama comienza
contró con un tiempo que no es el de los
en la primavera de 1946 y termina durante el verano, a las cuatro o cinco de la ma-
relojes ni el de la cronología histórica, sino
drugada.
un tiempo subjetivo, el tiempo del yo vivien-
Además del tiempo físico, participamos del tiempo psíquico, "este inmenso tiempo de
te, muchas veces, como dijo Virginia Woolf,
mares y túneles". El proceso de introspección permite el fluir del "implacable" tiempo
en "maravilloso desacuerdo" con el tiempo
interior:
de los relojes.
Ernesto Sábato Fue una espera interminable. No sé cuánto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo
anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros des-
tinos, a la formación o al derrumbe de un amor, a la espera de una muerte. Pero de mi
propio tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río
oscuro y tumultuoso a veces . . . (XXXVI)
Las referencias temporales son, en general, imprecisas en el resto de la novela:. "Una
noche de insomnio ... "; "Al otro día ... "; "Cuando llegaba a esta situación descansaba
por varios días de barajar combinaciones".
A veces, la puntual marcación del reloj reproduce la ansiedad de Castel:
... miré el reloj: eran las tres y cuarto.
A medida que fue pasando el tiempo me fui afirmando en la última hipótesis: trabajaba
allí. A las seis me levanté [ ... ].
A las seis y minutos empezó a salir el personal.
A las seis y media habían salido casi todos [ ... ]. A las siete menos cuarto no salía casi
nadie [ ... ].
A las siete todo había terminado. (VII)
501
Un buen escritor expresa grandes cosas guaje se ciñe a la visión del mundo que posee el novelista-creador. Él trata de expresar
con pequeñas palabras ... los hechos que narra "en la forma más transparente" y concisa posible, "con palabras
Ernesto Sábalo sencillas" que no se interpongan entre aquéllos y el lector.
En esta novela, sustantivos, adjetivos, adverbios y verbos se han elegido intencio-
nalmente para crear esa atmósfera de oscuridad y de hastío en que celos, amor, duda,
desconfianza, van tendiendo los hilos que conforman la trama de la obra: " ... los gran-
des creadores no son grandes por esa mera acumulación de vocablos, sino por el
poder revelador y expresivo que logran de los vocablos archiconocidos".
El vocabulario expresa, pues, el mundo interior del protagonista :
• Sustantivos: desierto, túnel, soledad, piedra, muro, caos, vértigo, silencios, caverna,
cansancio, tristeza, muerte, desesperación, infierno, nerviosidad.
negro, monstruoso, secreto, desgarrada, dolorosa, infinita, rígida, helado,
horrendo, oscuro, tempestuoso, sombrío, dura, impenetrable.
e Adverbios: mortalmente, vertiginosamente, temblorosamente, tumultuosamente, con-
fusamente, horriblemente, silenciosamente, infinitamente, tristemente.
e Verbos: vació, se derrumbó, torturaría, ha muerto, necesitaba, deseaba, ansiaba,
temblaba, he pensado, razono, sentí, me emocioné, vigilé, observé.
Entre los recursos estilísticos, predomina la comparación:
... mi pensamiento era como un gusano ciego y torpe dentro de un automóvil a gran
velocidad. (VI)
como
Julio Cortázar es un escritor, cuya vasta cultura late en cada una de sus palabras y
se halla al servicio de toda su creación literaria '·. Ésta refleja su constante anhelo de
autenticidad, sus ansias por develar lo desconocido y por escribir una obra nueva para
un hombre nuevo.
El
Julio Cortázar nace en Bruselas (Bélgica), de padres argentinos, el 26 de agosto de
1914. Cuatro años después viaja a la Argentina. Su familia se instala en Banfield. Su
vida ya está ligada a dos patrias y a dos idiomas: el español y el francés .
Desde pequeño siente la fascinación de las palabras. Lee a Walter Scott, Víctor Hu-
go, Edgar Allan Poe, Montaigne, novelas policiales, pero reconoce que, a los diecisiete
años, una obra del escritor francés Jean Cocteau 68, Opio. Diario de una desintoxica-
ción, lo lanza a un mundo nuevo. Desde ese momento, comienza a leer y a escribir de
manera diferente, y se interesa por el vanguardismo.
Obtiene el título de maestro y de profesor en Letras en la Escuela Normal "Mariano
68 Jean Cocteau: escritor francés (1889- Acosta". Ejerce la docencia en el nivel secundario y universitario; en este último, dicta
1963). Autor de poemas superrealistas, novelas literatura francesa.
y obras teatrales. Dibujante y pintor, intervino Entre 1946 y 1949 desempeña el cargo de gerente de la Cámara del Libro. En esta
en diversos movimientos vanguardistas. época escribe un ensayo sobre Keats y, a mediados de 1950, una extensa narración de
502
influencia kafkiana -El examen-, que no se publica hasta 1986. En 1951 obtiene una
beca para estudiar en París. Dos años después se casa con la traductora argentina
Aurora Bernárdez 69 y se radica en Roma. De allí, regresa a París, donde continúa su
intensa labor como traductor de la Unesco y de otras entidades internacionales.
En 1962 viaja a Cuba para apoyar la revolución y, en 1970, a Chile, cuando asume el
mando Salvador Allende.
El .gobierno de Franc;;ois Milterrand le otorga, en 1981, la nacionalidad francesa.
Muere, en París, el 12 de febrero de 1984 .
La por el orden
cuentista
503
novela tradicional y lucha contra el "mero escribir estético", contra los ornamentos y los
trucos estereotipados, para conformar una realidad más humana, más mágica.
"Mucho de lo que he escrito -dice- se ordena bajo el signo de la excentricidad,
puesto que entre vivir y escribir nunca admití una clara diferencia ... "
En sus novelas, Cortázar observa y representa la realidad de un modo original,
revolucionario. Así lo corroboran Los premios (1960), Rayuela (1963), 62 Modelo para
armar (1968), Ubro de Manuel (1973) y Divertimento (1986).
Rayuela es de alguna manera la filosofía
de mis cuentos, una indagación sobre lo que De todas sus novelas, Rayuela * es, sin duda, la que reúne todas las novedades de
determinó a lo largo de muchos años su ma- nuestro escritor. Su estructura -un verdadero "collage"- se halla conformada por ca-
pítulos que el lector puede componer y descomponer a su gusto en infinitas lecturas.
teria o su impulso.
Dice Giuseppe Bellini que en esta "obra abierta, modelo de «contranovela, 7o, la de-
Julio Cortázar
nuncia de la inautenticidad de la vida y de la literatura estética y psicológica se produce
por medio de la ironía, de la incongruencia, de la autocrítica".
Cortázar desea mostrar el combate angustioso que libra el hombre en la vida -"ra-
En "De otra máquina célibe", de La
yuela"- para alcanzar el cielo, la eternidad.
vuelta al día en ochenta mundos, Cortá-
zar presenta el invento de una máquina
para leer Rayuela.
Julio Cortázar considera que la forma del cuento -"secreto y replegado en sí mis-
mo"- es la "esfericidad":
... el símbolo, la metáfora del perfecto cuento es la esfera, esa forma en la que no sobra
nada, que se envuelve a sí misma de un¡¡ manera total, en la que no hay la menor diferencia
de volumen, porque en es¡: caso sería ya otra c9Sa, no ya una esfeta.
La situación narrativa en sí -dice nuestro escritor- debe nacer y darse dentro de la
esfera, trabajando del interior hacia el exterior, "sin que los límites del relato se vean
trazados". De ahí que le importe más el cómo se cuenta que el qué se cuenta.
El autor de Bestiario sigue el precepto de Horacio Quiroga: "Cuenta como si el relato
no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que
pudiste ser uno". Por eso elige, en su primer libro de narraciones, la primera persona,
que sitúa al lector en "un plano interno: narración y acción son ahí una y la misma
cosa".
Cortázar afirma que para escribir un cuento no puede faltar la "tensión", esa "pre-
sencia alucinante que se instala desde las primeras frases para fascinar al lector, ha-
70 contranovela: antinovela; se caracteriza cerle perder contacto con la desvaída realidad que lo rodea" y acercarlo lentamente a
por no tener un argumento en el sentido tra- lo contado. Tampoco, la "intensidad", es decir, "la eliminación de todas las ideas o si-
dicional y por la inacción de los personajes. tuaciones intermedias, de todos los rellenos" que no aludan esencialmente al tema:
504
... cuando escribo un cuento busco instin- ... tanto la intensidad de la acción como la tensión interna del relato son el producto de
tivamente que sea de alguna manera ajeno a lo que [ ... ] llamé el oficio del escritor.
mí en tanto demiurgo, que eche a vivir con
El cuento surge como un asalto, como algo que se posesiona del escritor y lo con-
una vida independiente, y que el lector tenga
vierte en "una masa informe sin· palabras ni caras ni principio ni fin pero ya un cuento".
o pueda tener la sensación de que en cierto
Entonces, debe escribirlo inmediatamente e ignorar todo lo que lo rodea. No hay pen-
modo está leyendo algo que ha nacido por sí
samientos previos, sino un "bloque informe" que adquiere su ser a la luz de la
mismo, en sí mismo y hasta de sí mismo, en
escritura, de una escritura exalta.nte, desesperada: "es ahora o nunca".
todo caso con la mediación pero jamás la
Finalmente, la comunicación con el lector se da desde el cuento y no mediante él,
presencia manifiesta del demiurgo.
pues ya es una criatura autónoma.
Julio Cortázar
El tema y el
La narración nace de la presencia de una fuerza extraña que domina la vida de los
protagonistas.
Das hermanos solteros, Irene -" ... nacida para no molestar a nadie"- y el na-
rrador, viven en una vieja casa de Buenos Aires, llena de recuerdos familiares . La
cuidan con verdadero esmero. Se levantan muy temprano y hacen la limpieza. Después
del almuerzo, ya todo está en orden. Entonces, Irene continúa tejiendo -"No sé por
qué tejía tanto ... "-. Esa actividad es, en su vida, casi una obsesión.
Un día, a las ocho de la noche, su hermano escucha un ruido "impreciso y sordo" en
el comedor o en la biblioteca, y, luego, en el fondo del pasillo. Cierra inmediatamente la
puerta con llave y se dirige a la cocina para calentar la pava del mate. Luego, le
comunica el hecho a Irene:
-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la parte del fondo.
Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.
-¿Estás seguro?
Asentí.
-Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado.
La nueva situación los entristece, porque en "la parte tomada" de la casa han dejado
71 Aparece en Los Anales de Buenos Aires cosas que quieren mucho. A pesar de ello, poco a poco se resignan y tratan de gozar
(Año 1, N° 11, diciembre de 1946), revista di- de las nuevas ventajas:
rigida por Jorge Luis Borges.
72 Según Cortázar, el elemento onírico es Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo para tejer. Yo andaba un poco per-
una constante de muchos de sus cuentos. dido a causa de los libros, pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la colee-
505
cwn de estampillas de papá [ ... ]. Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no
pensar. Se puede vivir sin pensar.
Una noche, el narrador siente sed y se dirige a la cocina para beber agua. De pronto,
oye un nuevo ruido, pero no puede precisar de dónde procede. Irene también lo oye.
Los ruidos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe
la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada.
La mujer reconoce que han tomado también esa parte de la casa. Suelta el tejido sin
mirarlo. Están con lo puesto. Son las once de la noche. Salen a la calle.
Antes de alejamos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la
alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa,
a esa hora y con la casa tomada.
El narrador y el
... (hoy que las casas antiguas sucumben a "Casa tomada" está narrado en primera persona por uno de los protagonistas: el
la más ventajosa liquidación de sus mate- hermano de Irene. Éste rememora, desde su presente, todo lo sucedido en un tiempo
riales) ... que desconocemos:
"Casa tomada" Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la
biblioteca y tres dormitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que mira hacia
Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del
ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios y el living central, al
cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con
mayólica, y la puerta cancel daba al living.
Sólo explicita algunas referencias temporales - " ... eran las ocho de la noche";
" ... a las nueve y media ... "; "Desde 1939 ... ";" ... eran las once de la noche"- que
ubican vagamente los hechos .
Los personajes viven en el pasado. De ahí que sean tan significativas estas palabras:
" ... y eso me sirvió para matar el tiempo".
El narrador nos dice: " ... es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de
.. .Irene pensó en una botella de Hespe- Irene, porque yo no tengo importancia".
ridina de muchos años. La casa aparece casi personificada. Los protagonistas no ven en ella algo material;
"Casa tomada" representa, en realidad, a todos sus antepasados, cuyo recuerdo continúa gobernán-
dolos:
A veces llegamos a creer que era ella la que no nos dejó casamos. [ ... ] Entramos en los
cuarenta años ...
Los dos hermanos, alejados del mundo exterior, viven otro tiempo. Su única y gran
preocupación es la casa, especie de refugio o de celda , y, al mismo tiempo, símbolo
de su subjetividad.
73 Irene, en griego, significa 'paz'. Irene 73 se complace serenamente en hacer la rutinaria limpieza y en tejer-" ... se
74 "leit-motiv": motivo recurrente de una pasaba el resto del día tejiendo ... "-; esta actividad manual, silenciosa -sólo se oye
obra. el "roce metálico" de las agujas- es un "leit-motiv" 74 en el cuento. Tejer es crear
75 Penélope: esposa de Ulises y madre de
formas nuevas -lo único que cambia en esa casa, donde el tiempo parece deteni-
Telémaco. Durante veinte años guardó fideli-
dad a su marido. Para hacer frente a sus nu- do-, es sentir que se vive. La actitud de esta mujer -Penélope 75 sin Ulises 76_
merosos pretendientes, prometió casarse con revela un profundo y, tal vez, inconsciente sufrimiento interior: "sus graves ojos
alguno de ellos cuando terminase de tejer un cansados".
velo, pero por la noche deshacía lo tejido du-
rante el día. ... tejía cosas siempre necesarias [ ... ].A veces tejía un chaleco y después lo destejía en
76 Ulises: rey legendario de Ítac;a. Intervino un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana
en la guerra de Troya. encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas horas.
506
El narrador se pregunta "qué hubiera hecho Irene sin el tejido". En verdad, es lo
único que le pertenece. De ahí la cantidad de pañoletas que apila vanamente en el
cajón de la cómoda:
No necesitábamos ganamos la vida, todos los meses llegaba la plata de los campos y el
dinero aumentaba. Pero a Irene solamente la entretenía el tejido ...
Su actitud, al final del cuento, es muy significativa: suelta el tejido sin mirarlo, porque
ya no lo necesita. Ahora es libre.
El narrador asume con calmosa naturalidad su destino: "persistir" 77 en esa casa,
junto a su hermana.
Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa ...
Como admira la "destreza maravillosa" que tiene Irene para tejer -" ... a mí se me
iban las horas viéndole las manos ... "-, sale de la casa para comprarle lana. Ella
siempre se queda.
Y o aprovechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar vanamente
si había novedades en literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Ar-
gentina.
Él es el primero en oír dos veces el extraño sonido , símbolo, tal vez, de un mandato
interior: el de liberarse de ese lugar que le ha impedido elegir su camino en la vida;
símbolo, también, de su insatisfacción ante las cosas dadas:
A Irene le llamó la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir
palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos [ ... ].
No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la
La noche también es símbolo de lo puerta cancel, sin volvernos hacia atrás.
desconocido, de lo indeterminado, y, al Irene participa de la decisión de su hermano de dejarlo todo, de salir al mundo. La
mismo tiempo, de la gestación de una "puerta cancel" adquiere aquí también un valor simbólico: es la frontera entre lo co-
nueva vida. nocido -la casa- y lo desconocido; el paso de la muerte a la liberación. El temor a lo
ignoto hace llorar a Irene.
Cerré de un golpe la cancel ...
507
tornábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se ponía callada y a media
luz, hasta pisábamos más despacio para no molestarnos".
La ruptura de ese silencio, de la vida ordenada y rutinaria de los habitantes de la
casa, por esa fuerza misteriosa, origina la "intriga".
En busca de un estilo
Julio Cortázar manifiesta,. a través de su obra, un estilo personal ~ que responde a
una nueva visión del mundo.· El escritor se considera "muy severo, muy riguroso frente
a las palabras". De Borges • aprende la economía, el escribir en forma ceñida, eli-
minando todo lo superfluo,
Sostiene que la escritura es iambién "una operación· musical", pues debe tener en
cuenta el "ritmo" y Ja "eufonía" ..
I
Los pasos perdidos
Capítulo XXII
(Fragmentos)
Allá, detrás de los árboles gigantescos, se alzaban unas moles de alto, con sus dos torres, su nave, su ábside y sus arbotantes, mon-
.roca negra, enormes, macizas, de flancos verticales, como tiradas a tada sobre un peñón cónico hecho de una materia extraña, con
plomada, que eran presencia y verdad de monumentos fabulosos. sombrías irisaciones de hulla. Los campanarios eran barridos por
Tenía mi memoria que irse al mundo del Bosco, a las Babeles nieblas espesas que se atorbellinaban al ser rotas por los hilos del
imaginarias de los pintores de lo fantástico, de los más alucinados granito. En las proporciones de esas Formas rematadas por verti-
ilustradores de tentaciones de santos, para hallar algo semejante a lo ginosas terrazas, flanqueadas con tuberías de órgano, había algo tan
que estaba contemplando. Y aun cuando encontraba una analogía, fuera de lo real -morada de dioses, tronos y graderíos destinados a
tenía que renunciar a ella, al punto, por una cuestión de proporcio- la celebración de algún Juicio Final- que el ánimo, pasmado, no
nes. Esto que miraba era algo como una titánica ciudad -ciudad de buscaba la menor interpretación de aquella desconcertante arquitec-
edificaciones múltiples y espaciadas-, con escaleras ciclópeas, tura telúrica, aceptando sin razonar su belleza vertical e inexorable.
mausoleos metidos en las nubes, explanadas inmensas dominadas El sol, ahora, ponía reflejos de mercurio sobre el imposible templo
por extrañas fortalezas de obsidiana, sin almenas ni troneras, que más colgado del cielo que encajado en la tierra. En planos de
parecían estar ahí para defender la entrada de algún reino prohibido evanescencias, que se definían por el mayor o menor ensombra-
al hombre. Y allá, sobre aquel fondo de cirros, se afirmaba la miento de sus valores, se divisaban otras Formas, de la misma fa-
Capital de las Formas: una increíble catedral gótica, de una milla de milia geológica, de cuyos bordes se descolgaban cascadas de cien
1 El protagonista de Los pasos perdidos, después de un largo viaje nidad, arriba a una aldea primitiva, enmarcada por formaciones geo-
que le ha permitido observar distintos estadios culturales de la huma- lógicas originales.
508
rebotes, que acababan por quebrarse en lluvi¡¡, antes de llegar a las oficios inútiles, como los que yo hubiera desempeñado durante
copas de los árboles. Casi agobiado por tal grandeza, me resigné, al tantos años. Pensando en esto me dirigía hacía donde estaba Ro-
cabo de un momento, a bajar los ojos al nivel de mi estatura. Yarias sario, cuando el Adelantado apareció en la puerta de una choza,
chozas orillaban un remanso de aguas negras. Un niño se me acercó, llamándome con jubilosas exclamaciones. Acababa de dar con lo
mal parado sobre sus piernas inseguras, mostrándome una diminuta que yo buscaba en este viaje: con el objeto y término de mi misión.
pulsera de peonías. Allá, donde corrian grandes aves negras, de pico Allí, en el suelo, junto a una suerte de anafre, estaban los instru-
anaranjado, aparecieron varios indios, trayendo pescados ensartados mentos musicales cuya colección me hubiera sido encomendada al
en un palo por las agallas. Más lejos, con los crios colgados de los comienzo dé! mes. Con la emoción del peregrino que alcanza la
pezones, algunas madres tejían. Al pie de un árbol grande, Rosario, reliquia por la que hubiera recorrido a pie veinte países extraños,
rodeada de ancianas que machacaban tubérculos lechosos, lavaba puse la mano sobre el cilindro ornamentado al fuego, con empu-
ropas mías. En su manera de arrodillarse junto al agua, con el pelo ñadura en forma de cruz, que señalaba el paso del bastón de ritmo al
suelto y el hueso de restregar en la mano, recobraba una silueta más primitivo de los tambores. Vi luego la maraca ritual, atravesada
ancestral que la ponía mucho más cerca de las mujeres de aquí que por una rama emplumada, las trompas de cuerno de venado, las
de las que hubieran contribuido con su sangre, en generaciones sonajeras de adornos y el botuto de barro para llamar a los pesca-
pasadas, a aclarar su tez. [ ... ] dores extraviados en los pantanos. Ahí estaban los juegos de ca-
En tomo mío cada cual estaba entregado a las ocupaciones que le ramillos, en su condición primordial de antepasados del órgano. Y
fueran propias, en un apacible concierto de tareas que eran las de ahí estaba, sobre todo, dotada de la cierta gravedad desagradable
una vida sometida a los ritmos primordiales. Aquellos indios que yo que reviste todo aquello que de cerca toca a la muerte, la jarra de
siempre había visto a través de relatos más o menos fantasiosos, sonido bronco y siniestro, con algo ya de resonancia de sepultura,
considerándolos como seres situados al margen de la existencia real con sus dos cañas encajadas en los costados, tal cual estaba re-
del hombre, me resultaban, en su ámbito, en su medio, absoluta- presentada en el libro que la describiera por vez primera. Al concluir
mente dueños de su cUltura. Nada era más ajeno a su realidad que el los trueques que me pusieron en posesión de aquel arsenal de cosas
absurdo concepto del salvaje. La evidencia de que desconocían creadas por el más noble instinto del hombre, me pareció que en-
cosas que eran para mí esenciales y necesarias, estaba muy lejos de traba en un nuevo ciclo de mi existencia. La misión estaba cum-
vestirlos de primitivismo. La soberana precisión con que éste fle- plida. En quince días justos había alcanzado mi objeto de modo
chaba peces en el remanso, la prestancia de coreógrafo con que el realmente laudable, y, orgulloso de ello, palpaba deleitosamente los
otro embocaba la cerbatana, la concertada técnica de aquel grupo trofeos del deber cumplido. El rescate de la jarra sonora -pieza
que iba recubriendo de fibras el maderamen de una casa común, me magnífica-, era él primer acto excepcional, memorable, que se
revelaban la presencia de un ser humano llegado a maestro en la hubiera inscrito hasta ahora en mi existencia. El objeto crecía en mi
totalidad de oficios propiciados por el teatro de su existencia. Bajo propia estimación, ligado a mi destino, aboliendo, en aquel instante,
la autoridad de un viejo tan arrugado que ya no le quedaba carne la distancia que me separaba de quien me había confiado esta tarea,
lisa, los mozos se ejercitaban con severa disciplina en el manejo del y tal vez pensaba en mí ahora, sopesando algún instrumento pri-
arco. Los varones movían potentes dorsales, esculpidos por los mitivo con gesto parecido al mío. Permanecí en silencio durante un
remos; las mujeres tenían vientres hechos para la maternidad, con tiempo que el contento interior liberó de toda medida. Cuando
fuertes caderas que enmarcaban un pubis ancho y alzado. Había regresé a la idea de transcurso, con desperezo de durmiente que abre
perfiles de una singular nobleza, por lo aguileño de las narices y la los ojos, me pareció que algo, dentro de mí, había madurado enor-
espesura de las cabelleras. Por lo demás, el desarrollo de los cuerpos memente, manifestándose bajo la forma singular de un gran con-
estaba cumplido en función de utilidad. Los dedos, instrumentos trapunto de Palestrina, que resonaba en mi cabeza con la presente
para asir, eran fuertes y ásperos; las piernas, instrumentos para majestad de todas sus voces.
andar, eran de sólidos tobillos. Cada cual llevaba su esqueleto
dentro, envuelto en carnes eficientes. Por lo menos, aquí no había Alejo Carpentier
11
Cien años de Soledad
Capítulo I
(Fragmento)
509
timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el tropa enemiga, se expuso él mismo a la concentración de los rayos
imán. Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, solares y sufrió quemaduras que se convirtieron en úlceras y tar-
que se presentó con el nombre de Melquíades, hizo una truculenta dara~ mucho tiempo en sanar. Ante las protestas de su mujer,
demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava ma- alarmada por tan peligrosa inventiva, estuvo a punto de incendiar la
ravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa casa. Pasaba largas horas en su cuarto, haciendo cálculos sobre las
arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al posibilidades estratégicas . de su arma novedosa, hasta que logró
ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de componer un manual de una asombrosa claridad didáctica y un
su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y poder de convicción irresistible. Lo envió a las autoridades acom-
los tomillos tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos pañado de numerosos testimonio's sobre sus experiencias y de varios
desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había pliegos de dibujos explicativos, al cuidado de un !fiensajero que
buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los atravesó la sierra, se extravió en pantanos desmesurados, remontó
fierros mágicos de Melquíades. "Las cosas tienen vida propia ríos tormentosos y estu~o a punto de perecer bajo el azote de las
·-pregonaba el gitano con áspero acento--, todo es cuestión de fieras, la desesperación y la peste, antes de conseguir una ruta de
despertarles el ánima.'' José Arcadio Buendía, cuya desaforada ima- enlace con las mulas del correo. A pesar de que el viaje a la capital
ginación iba siempre más lejos que el ingenio de la naturaleza, y era en aquel tiempo poco menos que imposible, José Arcadio Buen-
aun más allá del milagro y la magia, pensó que era posible servirse día prometía intentarlo tan pronto como se lo ordenara el gobierno,
de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra. con el fin de hacer demostraciones prácticas de su invento ante los
Melquíades, que era un hombre honrado, le previno: "Para eso no poderes militares, y adiestrarlos personalmente en las complicadas
sirve". Pero José Arcadio Buendía no creía en aquel tiempo eH la artes de la guerra solar. Durante varios años esperó la respuesta. Por
honradez de los gitanos, así que cambió su mulo y una partida de último, cansado de esperar, se lamentó ante Melquíades del fracaso
chivos por los dos lingotes imantados. Úrsula !guarán, su mujer, que de su iniciativa, y el gitano dio entonces una prueba convincente de
contaba con aquellos animales para ensanchar el desmedrado patri- honradez: le devolvió los doblones a cambio de la lupa, y le dejó
monio doméstico, no consiguió disuadirlo. "Muy pronto ha de además unos mapas portugueses y varios instrumentos de navega-
sobramos oro para empedrar la casa", replicó su marido. Durante ción. De su puño y letra escribió una apretada síntesis de los es-
varios meses se empeñó en demostrar el acierto de sus conjeturas. tudios del monje Hermano, que dejó a su disposición para que
Exploró palmo a palmo la región, inclusive el fondo del río, arras- pudiera servirse del astrolabio, la brújula y el sextante. José Arcadio
trando los dos lingotes de hierro y recitando en voz alta el conjuro Buendía pasó los largos meses de lluvia encerrado en un cuartito que
de Melquíades. Lo único que logró desenterrar fue una armadura del construyó en el fondo de la casa para que nadie perturbara sus
siglo XV con todas sus partes soldadas por un cascote de óxido, experimentos. Habiendo abandonado por completo las obligaciones
cuyo interior tenía la resonancia hueca de un enorme calabazo lleno domésticas, permaneció noches enteras en el patio vigilando el curso
de piedras. Cuando José Arcadio Buendía y los cuatro hombres de de los astros, y estuvo a punto de contraer una insolación por tratar
su expedición lograron desarticular la armadura, encontraron dentro de establecer un método exacto para encontrar el mediodía. Cuando
un esqueleto calcificado que llevaba colgado en el cuello un relicario se hizo experto en el uso y manejo de sus instrumentos, tuvo una
de cobre con un rizo de mujer. noción del espacio que le permitió navegar por mares incógnitos,
En marzo volvieron los gitanos. Esta vez llevaban un catalejo y visitar territorios deshabitados y trabar relación con seres esplén-
una lupa del tamaño de un tambor, que exhibieron como el último didos, sin necesidad de abandonar su gabinete. Fue esa la época en
descubrimiento de los judíos de Arnsterdam. Sentaron una gitana en que adquirió el hábito de hablar a solas, paseándose por la casa sin
un extremo de la aldea e instalaron el catalejo a la entrada de la hacer caso de nadie, mientras Úrsula y los niños se partían el es-
carpa. Mediante el pago de cinco reales, la gente se asomaba al · pinazo en la huerta cuidando el plátano y la malanga, la yuca y el
catalejo y veía a la gitana al alcance de su mano. "La ciencia ha ñame, la ahuyama y la berenjena. De pronto, sin ningún anuncio, su
eliminado las distancias", pregonaba Melquíades. "Dentro de poco, actividad febril se interrumpió y fue sustituida por una especie de
el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra, sin fascinación. Estuvo varios días como hechizado, repitiéndose a sí
moverse de su casa." Un mediodía ardiente hicieron una asombrosa mismo en voz baja un sartal de asombrosas conjeturas, sin dar cré-
demostración con la lupa gigantesca: pusieron un montón de hierba dito a su propio entendimiento. Por fin, un martes de diciembre, a la
seca en mitad de la calle y le prendieron fuego mediante la con- hora del almuerzo, soltó de un golpe toda la carga de su tormento.
centración de los rayos solares. José Arcadio Buendía, que aún no Los niños . habían de recordar por el resto de su vida la augusta
acababa de consolarse por el fracaso de sus imanes, concibió la idea solemnidad con que su padre se sentó a la cabecera de la mesa,
de utilizar aquel invento como un arma de guerra. Melquíades, ·otra temblando de fiebre, devastado por la prolongada vigilia y por el
vez, trató de disuadirlo. Pero terminó por aceptar los dos lingotes encono de su imaginación, y les reveló su descubrimiento:
imantados y tres piezas de dinero colonial a cambio de la lupa. Úr- _:_La tierra es redonda como una naranja.
sula lloró de consternación. Aquel dinero formaba parte de un cofre Úrsula perdió la paciencia. "Si has de volverte loco, vuélvete tú
de monedas de oro que su padre había acumulado en toda una vida solo", gritó. "Pero no trates de inculcar a los niños tus ideas de
de privaciones, y que ella había enterrado debajo de la cama en· gitano.'' José Arcadio Buendía, impasible, no se dejó amedrentar
espera de una buena ocasión para invertirlas. José Arcadio Buendía por la desesperación de su mujer, que en un rapto de cólera le
no trató siquiera de consolarla, entregado por entero a sus expe- destrozó el astrolabio contra el suelo. Construyó otro, reunió en el
rimentos tácticos con la abnegación de un científico y aun a riesgo cuartito a los hombres del pueblo y les demostró, con teorías que
de su propia vida. Tratando de demostrar los efectos de la lupa en la para todos resultaban incomprensibles, la posibilidad de regresar al
510
punto de partida navegando siempre hacia er Oriente. Toda la aldea en la práctica, aunque desconocida hasta entonces en Macando, y
estaba convencida de que José Arcadio Buendía había perdido el como una prueba de su admiración le hizo un regalo que había de
juicio, cuando llegó Melquíades a poner las cosas en su punto. ejercer una Influencia terminante en el futuro de la aldea: un labo-
Exaltó en público la inteligencia de aquel hombre que por pura ratorio de alquimia.
especulación astronómica había construido una teoría ya comprobada Gabriel García Márquez
Pedro Páramo
a Comala]
Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla -¿Adónde va usted? -le pregunté.
caliente, envenenado por el olor podrido de las saponarias. -Voy para abajo, señor.
El camino subía y bajaba: "sube o baja según se va o se viene. -¿Conoce un lugar llamado Comala?
Para el que va, sube; para el que viene, baja''. -Para allá mismo voy.
-¿Cómo dice usted que se llama el pueblo que se ve allá abajo? Y lo seguí. Fui tras él tratando de emparejarme a su paso, hasta
-Comala, señor. que pareció darse cuenta de que lo seguía y disminuyó la prisa de su
-¿Está seguro de que ya es Comala? cárrera. Después los dos íbamos tan pegados que casi nos tocábamos
-Seguro, señor. los hombros.
-¿Y por qué se ve esto tan triste? -Yo también soy hijo de Pedro Páramo -me dijo.
-Son los tiempos, señor. Una bandada de cuervos pasó cruzando el cielo vacío, haciendo
Y o imaginaba ver aquello a través de los recuerdos de mi madre; "'cuar, cuar, cuar".
de su nostalgia, entre retazos de suspiros. Siempre vivió ella sus- Después de trastumbar los cerros, bajamos cada vez más. Ha-
pirando por Comala, por el retomo; pero jamás volvió. Ahora yo bíamos dejado el aire caliente allá arriba y nos íbamos hundiendo en
vengo en su lugar. Traigo los ojos con que ella miró estas cosas, el puro calor sin aire. Todo parecía estar como en espera de algo.
porque me dio sus ojos para ver: ''Hay allí, pasando el puerto de -Hace calor aquí -dije.
Los Colimotes, la vista muy hermosa de una llanura verde, algo -Sí, y esto no es nada -me contestó el otro-. Cálmese. Ya lo
amarílla por el maíz maduro. Desde ese lugar se ve Coma/a, blan- sentirá más fuerte cuando lleguemos a Comala. Aquello está sobre
queando la tierra, iluminándola durante la noche." Y su voz era las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle que
secreta, casi apagada, como si hablara consigo misma ... Mi madre. muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por
-¿Y a qué va usted a Comala, si se puede saber? -oí que me su cobija.
preguntaban. -¿Conoce usted a Pedro Páramo? -le pregunté.
-Voy a ver a mi padre -contesté. Me atreví a hacerlo porque vi en sus ojos una gota de confianza.
-¡Ah! -dijo él. -¿Quién es? -volví a preguntar.
Y volvimos al silencio. -Un rencor vivo -me. contestó él.
Caminábamos cuesta abajo, oyendo el trote rebotado de los bu- Y dio un pajuelazo contra los burros, sin necesidad, ya que los
rros. Los ojos reventados por el sopor del sueño, en la canícula de burros iban mucho más adelante de nosotros, encarrerados por la
agosto. bajada.
-Bonita fiesta le va a armar -volví a oír la voz del que iba allí Sentí el retrato de mi madre guardado en la bolsa de la camisa,
a mi lado-. Se pondrá contento de ver a alguien después de tantos calentándome el corazón, como si ella también sudara. Era un
años que nadie viene por aquí. retrato viejo, carcomido en los bordes; pero fue el único que conocí
Luego añadió: de ella. Me lo había encontrado en el armario de la cocina, dentro
-Sea usted quien sea, se alegrará de verlo. de una cazuela llena de yerbas: hojas de toronjil, flores de castilla,
En la reverberación del sol, la llanura parecía una laguna trans- ramas de ruda. Desde entonces lo guardé. Era el único. Mi madre
parente, deshecha en vapores por donde se traslucía un horizonte siempre fue enemiga de retratarse, Decía que los retratos eran cosa
gris. Y más allá, una línea de montañas. Y todavía más allá, la más de brujería. Y así parecía ser; porque el suyo estaba lleno de agu-
remota lejanía. jeros como de aguja, y en dirección del corazón tenía uno muy
-¿Y qué trazas tiene su padre, si se puede saber? grande donde bien podía caber el dedo del corazón.
-No lo conozco -le dije-. Sólo sé que se llama Pedro Páramo. Es el mismo que traigo aquí, pensando que podría dar buen re-
-¡Ah!, vaya. sultado para que mi padre me reconociera.
-Sí, así me dijeron que se llamaba. -Mire usted -me dice el arriero, deteniéndose-: ¿Ve aquella
Oí otra vez el "¡ah!" del arriero. loma que parece vejiga de puerco? Pues detrasito de ella está la
Me había topado con él en "Los Encuentros", donde se cruzaban' Media Luna. Ahora voltié para allá. ¿Ve la ceja de aquel cerro?
varios caminos. Me estuve allí esperando, hasta que al fin apareció Véala. Y ahora voltié para este otro rumbo. ¿Ve la otra ceja que
este hombre. casi no se ve de lo lejos que está? Bueno, pues eso es la Media
511
Luna de punta a cabo. Como quien dice, toda la tierra que se puede -Sí, ya lo veo. ¿Qué pasó por aquí?
abarcar con la mirada. Y es de él todo ese terrenal. El caso es que -Un correcaminos, señor. Así les nombran a esos pájaros.
nuestras madres nos malparieron en un petate aunque éramos hijos -No, yo preguntaba por el pueblo, que se ve tan solo, como si
de Pedro Páramo. Y lo más chistoso es que él nos llevó a bautizar. estuviera abandonado. Parece que no lo habitara nadie.
Con usted debe haber pasado lo mismo, ¿no? -No es que lo parezca. Así es. Aquí no vive nadie.
-No me acuerdo. -¿Y Pedro Páramo?
-¡Váyase mucho al carajo! -Pedro Páramo murió hace muchos años.
-¿Qué dice usted?
-Que estamos llegando, señor. Juan Rulfo
La vida blanca
I
(Fragmento)
Durante los años más difíciles de nuestra historia, éste fue un país Éramos otra cosa.
con orgullo, éste fue un país de pie. [ ... ] Veníamos de un pueblo Veníamos de todo eso, pero al romper en nuestra vida propia, al
que heredó de Roma latina el estilo cristiano, y que después de decir adiós al respaldo paterno, al quemar las naves de una historia
conquistarse a sí para la Cruz y otro continente para la humanidad, y hecha por otros y echar al mar la nave nuestra, esta nave era pe-
dar al mundo un Siglo de Oro y a la leyenda un Hernán Cortés y un queña. Éramos casi nada, un puñado de hombres criollos dotados de
Pedro de Mendoza, y a la piedad las figuras más altas de la ins- resolución, una minoría dispuesta a todo, una familia de mujeres y
piración mística, se atrevió todavía a perder todo eso y marchar a de hombres positivamente intrépidos, positivamente inteligentes, po-
contratiempo de los tiempos para buscarse de nuevo en nueva his- sitivamente dignos y positivamente jóvenes.
toria. Veníamos del pueblo que dio la variedad más grande de genio Nos propusimos hacer algo, con esa intrepidez, con esa inteli-
en términos humanos y en lo alto de cuyo destino parece perdurar la gencia, con esa dignidad y con esa juventud.
adustez tremenda de Castilla. Mas eso era anterior a nosotros y por ·Y lo que hicimos fue un país.
lo tanto diferente. Eduardo Mallea
V
Sanniento y Mallea
Cuando Sarmiento sintió en Chile que se acercaba el fin del exilio Mallea ya había dedicado páginas de sólidas exégesis al autor de
largo, en 1850, escribió y publicó Recuerdos de provincia para que Recuerdos de provincia, [ ... J Sarmiento, no como los cortos de
sus compatriotas supieran quién era el que algún día los iba a go- genio sino como los extensos, "veía y pensaba en estado de imperio
bernar. Obra, como casi todas las suyas, de candoroso orgullo y expresivo: su obra de ensayista es consumación permanente de
varonil humildad, mostró blasones de pueblo y de los otros, susten- estilo"; él mismo "era el sujeto de su genio". Mallea, cumbre
tada por el genio natural del idioma que impulsó a una de las me- moral y baluarte de honestidad en una Argentina atormentada, na-
jores prosas de lengua española en el siglo XIX. rrador que se adelantó en muchas páginas de conciencia existencial a
Dos de los capítulos están dedicados a los Mallea. El tercero, otras que aparecieron después en distintas literaturas e idiomas, dejó
sobre el fijodalgo Juan Eugenio de Mallea, quien anduvo en la una obra de ejemplar cohesión, hallazgo y aviso, sin estorbo de
conquista del Perú y en la de Chile y fue partícipe de la corriente halago superfluo.
fundadora de Mendoza y de San Juan, ciudad ésta en la que se En 1977 alguien le preguntó sobre su contacto con las nuevas
avecindó y desde la que partió con hombres de empeño en demanda generaciones. Don Eduardo precisó: "Mis libros son mis palabras.
de la mítica Nueva Cuzco, espejismo de oro que nunca fue hallado Las respuestas son la contraparte ajena de esa obra. El desierto es
(un indio "sabedor" los tuvo dando vueltas hasta que los abandonó) nuestro riesgo. Y el diálogo, nuestro triunfo".
y a la que por distintos "derroteros" todavía buscaban los sanjua- El triunfo es suyo porque su obra es hito esencial en el diálogo de
ninos en la mocedad sarmientina. El sexto, donde informa de su las. generaciones argentinas, y enseñará a otras, como enseñó a la
parentesco político con descendientes de don Juan Eugenio, trae la suya.
historia de don Fermín y su dependiente, memorable página "que Roy Bartholomew
sería fácil dilatar en un largo relato psicológico, sin añadidura algu- Argentino
na esencial", según observó Borges. [ ... ] (Contemporáneo)
512
La casa
Capítulo V
(Fragmento)
Esta mañana echaron la palmera abajo. Nunca creí que me doliera Maria Luisa y Gustavo han sido,. indiscutiblemente, uno de los ma-
verla desaparecer, y sin embargo me ha dolido. Después de todo me trimonios más chic 3 de su tiempo; Francis tuvo la elegancia en el
ha acompañado siempre, desde mi nacimiento, y aunque estuvimos alma, metida adentro, y proyectó su gusto sobre todo lo que lo
distanciadas porque me irritaba su intolerable estupidez, debo decir rodeaba, sobre los objetos más mínimos, sobre la carpeta de cuero
que he conocido pocos seres tan elegantes: y yo soy muy sensible a que había en su escritorio, sobre el paisaje de Desiderio Monsú,
la elegancia, a eso, sutil, musical, resultante de complejas armonías sobre cada una de sus encuadernaciones; y en cuanto a Tristán, con
enlazadas, que es la elegancia. Mis dueños, con excepción de Ben- haber muerto tan joven, creo que la elegancia fue su aire, su at-
jamín, tuvieron la elegancia por rasgo común. Tanto es así que mósfera. Mi elegancia, mi propia elegancia, fue diferente de las
inventaron la póstuma elegancia de su antepasado como algo inelu- suyas porque participó de todas, pero también existió aunque hoy
dible. El senador, su hijo, aplicó una fórmula de elegancia arcaico- parezca imposible, y estuvo hecha de lujo y de nostalgia, de evo-
criolla centrada en su barba de Asurbanipal l y de José Hemández, cación, de estar pasada de moda sin pas~, de ajustadas alusiones a
de personaje de bajo relieve asirio, imprevistamente enlevitado 2 y un exacto señorío más fuerte que la fealdad del detalle, un señorío
almidonado, que alzaba el mate de plata argentina en el resplandor que .transformó esas fealdades contrarias en una composición meló-
del encendido brasero; Clara, aun disparatada, aun monstruosa, con- dica, sinfónica, bella, porque altos y bajos, bronces y maderas, fríos
servó un "tono" inseparable de su barroquismo, cuyas actitudes y cálidos, mármoles y pinturas, se respondían dentro de mí de pared
estaban imbuidas de una elegancia racial, verdadera; Paco, a pesar a pared, de seda a óleo, de hierro a estuco, de cairel a comisa,
de la vacilante torpeza con que se movía a veces, supo afrontar sin como pianos y violines, como trompas y arpas.
equivocarse los riesgos de la excentricidad fastuosa en el vestir; Manuel Mujica Lainez
VII
Bestiario
"Casa tomada"
Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que ladrillos; o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente
las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus antes de que fuese demasiado tarde.
materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su
paterno, nuestros padres y toda la infancia. actividad matinal se pasaba el resto del día tejiendo en el sofá de su
Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una dormitorio. No sé por qué tejía tanto, yo creo que las mujeres tejen
locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. cuando ·han encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer
Hacíamos la limpieza por la mañana, levar:tándonos a las siete, y a nada. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el
eso de las once yo le dejab·a a Irene las últimas habitaciones por invierno, medias para mí, mañanitas y chalecos para ella. A veces
repasar y me iba a .la cocina. Almorzábamos a mediodía, siempre tejía un chaleco y después lo destejía en un momento porque algo no
puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos pocos platos le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana
sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa profunda y encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas horas. Los
silenciosa y cómo nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces sábados iba yo al centro a comprarle lana; Irene tenía fe en mi
llegamos a creer que era ella la que no nos dejó casamos. Irene gusto, se complacía con los colores y nunca tuve que devolver
rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió madejas. Yo aprovechaba esas salidas para dar una vuelta por las
Maria Esther antes que llegáramos a comprometemos. Entramos en librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura fran-
los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple cesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Argentina.
y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene,
genealogía asentada por los bisabuelos en nuestra casa. Nos mori- porque yo no tengo importancia. _Me pregunto qué hubiera hecho
ríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la Irene sin el tejido. Uno puede releer un libro, pero cuando un
casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los pullover está terminado no se puede repetirlo sin escándalo. Un día
1 Asurbanipal: también llamado Sardanápalo, rey legendario de Asi- 2 enlevitado: vestido de levita.
ria que reinó en el siglo IX a. C. 3 chic: galicismo por "elegante".
513
encontré el caJon de abajo de la cómoda d~ alcanfor lleno de pa- -Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la parte del
ñoletas blancas, verdes, lila. Estaban con naftalina, apiladas como fondo.
en una mercería; no tuve valor de preguntarle a Irene qué pensaba Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.
hacer con ellas. No necesitábamos ganamos la vida, todos los meses -¿Estás seguro?
llegaba la plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero a Irene Asentí.
solamente la entretenía el tejido, mostraba una destreza maravillosa -Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en
y a mí se me iban las horas viéndole las manos como erizos pla- este lado.
teados, agujas yendo y viniendo y una o dos canastillas en el suelo Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en
donde se agitaban constantemente los ovillos. Era hermoso. reanudar su labor. Me acuerdo que tejía un chaleco gris; a mí me
Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, gustaba ese chaleco.
una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dormitorios grandes que-
daban en la parte más retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña.
Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos de-
Solamente un pasillo con su maciza puerta de roble aislaba esa parte
jado en la parte tomada muchas cosas que queríamos. Mis libros de
del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros dormi-
literatura francesa, por ejemplo, estaban todos en la biblioteca. Irene
torios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el
extrañaba unas carpetas, un par de pantuflas que tanto la abrigaban
pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y la puerta
en invierno. Yo sentía mi pipa de enebro y creo que Irene pensó en
cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zaguán,
una botella de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia (pero
abría la cancel y pasaba al living; tenía a los lados las puertas de
esto solamente sucedió los primeros días) cerrábamos algún cajón de
nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la parte
las cómodas y nos mirábamos con tristeza.
más retirada; avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de
No está aquí.
roble y más allá empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía
Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al otro lado
girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un
de la casa.
pasillo más estrecho que llevaba a la cocina y el baño. Cuando la
Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se simplificó tanto
puerta estaba abierta advertía uno que la casa era muy grande; si no,
que aun levantándose tardísimo, a las nueve y media por ejemplo,
daba la impresión de un departamento de los que se edifican ahora,
no daban las once y ya estábamos de brazos cruzados. Irene se
apenas para moverse; Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de
acostumbró a ir conmigo a la cocina y ayudarme a preparar el al-
la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para
muerzo. Lo pensamos bien, y se decidió esto: mientras yo preparaba
hacer la limpieza, pues es increíble cómo se junta tierra en los mue-
el almuerzo, Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos
bles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso lo debe a sus
alegramos porque siempre resulta molesto tener que abandonar los
habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas
dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora nos bastaba con
sopla una ráfaga se palpa el polvo en los mármoles de las consolas 1
la mesa en el domitorio de Irene y las fuentes de comida fiambre.
y entre los rombos de las carpetas de macramé 2; da trabajo sacarlo
Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo para tejer.
bien con plumero, vuela y se suspende en el aire, un momento des-
Yo andaba un poco perdido a causa de los libros, pero por no afligir
pués se deposita de nue·;o en los muebles y los pianos.
a mi hermana me puse a revisar la colección de estampillas de papá,
y eso me sirvió para matar el tiempo. Nos divertíamos mucho, cada
uno en sus cosas, casi siempre reunidos en el dormitorio de Irene
Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin cir-
que era más cómodo. A veces Irene decía:
cunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su dormitorio, eran las
-Fijate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un dibujo de
ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita
trébol?
del mate. Fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de
Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un cuadradito
roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando
de papel para que viese el mérito de algún sello de Eupen y Mal-
escuché algo en el comedor o la biblioteca. El sonido venía impre-
médy 3. Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar.
ciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un aho-
Se puede vivir sin pensar.
gado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un
segundo después, en el fondo del pasillo que traía desde aquellas
piezas hasta la puerta. Me tiré contra la puerta antes de que fuera (Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba en seguida.
demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la Nunca pude habituarme a esa voz de estatua o papagayo, voz que
llave estaba puesta de nuestro lado y además corri el gran cerrojo viene de los sueños y no de la garganta. Irene decía que mis sueños
para más seguridad. consistían en grandes sacudones que a veces hacían caer el cober-
Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con tor 4. Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero de
la bandeja del mate le dije a Irene: noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar,
1 consolas: mesas hechas para estar arrimadas a la pared. 3 Eupen y Malmédy: región en la frontera germanobelga que pasó a
2 macramé: pasamano que se hace con cuerdas entretejidas por poder de Bélgica en 1919, en virtud del Tratado de Versalles.
medio de nudos. 4 cobertor: manta de abrigo para la cama.
514
toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del velador, en el pasillo mismo donde empezaba el codo casi al lado nuestro 5.
los mutuos y frecuentes ínsomnios. No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice
Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día eran los correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvemos hacia atrás. Los
rumores domésticos, el roce metálico de las agujas de tejer, un cru- midos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras 6,
jido al pasar las hojas del álbum filatélico. La puerta de roble, creo Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no
haberlo dicho, era maciza. En la cocina y el baño, que quedaban se oía nada.
tocando la parte tomada, nos poníamos a hablar en voz más alta o -Han tomado esta parte -dijo Irene. El tejido le colgaba de las
Irene cantaba canciones de cuna. En una cocina hay demasiado manos y las hebras iban hasta la cancel y se perdían debajo. Cuando
ruido de loza y vidrios para que otros sonidos irrumpan en ella. Muy vio que los ovillos habían quedado del otro lado, soltó el tejido sín
pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tomábamos a mirarlo.
los dormitorios y al living, entonces la casa se ponía callada y a -¿Tuviste tiempo de rraer alguna cosa? -le pregunté inútilmente.
media luz, hasta pisábamos más despacio para no molestarnos. Yo -No, nada.
creo que era por eso que de noche, cuando Irene empezaba a soñar Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil pesos en el
en alta voz, me desvelaba en seguida.) armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora.
Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De noche siento Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la
sed, y antes de acostarnos le dije a Irene que iba hasta la cocina a noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella
servirme un vaso de agua. Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve
oí mido en la cocina; tal vez en la cocina o tal vez en el baño lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantari-
porque el codo del pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamó la lla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se
atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada.
palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos, notando claramente
que eran de este lado de la puerta de roble, en la cocina y el baño, o Julio Cortázar
Se puede decir sin exagerar que gran parte de la identidad cultu- subrayar la intrincada complejidad de las relaciones entre realidad y
ral de Iberoamérica se ha definido gracias a su narrativa. Aunque lo literatura en Hispanoamérica:
parezca, esta afirmación no es contradictoria. Nada mejor que la
La relación entre sociedad y literatura no es la de causa y
ficción para explicar )a realidad. Lo real y lo imaginario han forma-
efecto. El vínculo entre una y otra es, a un tiempo, necesario,
do una indisoluble pareja en la historia del contínente y aunque "la
contradictorio e imprevisible. La literatura expresa a la sociedad;
imagen" ha precedido siempre a "la posibilidad", al decir de José
al expreSarla, la cambia, ]a· contradice o la niega. Al retratarla,
Lezama Lima, es evidente que ambas conforman la especificidad l
la inventa; al inventarla, la revela.
de su identidad cultural.
La ficción literaria ha podido ir ''más allá'' que cualquier tratado De aquí la indisoluble unión con que aparecen muchas veces iden-
de antropología o estudio sociológico en la percepción de la realidad. tificados pueblos y obras literarias. Basta pensar en las novelas que
Los datos estadísticos y las informaciones objetivas resultan muchas se consideran ''clásicos hispanoamericanos'', muchas veces conver-
veces secundarios frente al poder evocador de las imágenes y las su- tidas en epopeyas nacionales antes que en obras representativas de
gerencias de una metáfora. Gracias al esfuerzo de comprensión ima- una sociedad y limitadas, por tanto, a ser la marca con que se iden-
ginativa que ha propiciado la narrativa, se ha podido sintetizar la tifica una cultura nacional. Son "los libros que hacen los pueblos",
esencia de una cultura y ha sido posible la visión integral de la iden- como gustaba decir Ezequiel Martínez Estrada 2, para referirse a la
tidad americana. Una identidad que, por otra parte, siempre resulta "paternidad inversa": el libro que hace al pueblo que lo escribió y
algo "más" que el simple inventario de un patrimonio cultural. cuyo ejemplo paradigmático sería la Biblia, pero al que pueden aña-
"La literatura es una respuesta a las preguntas sobre sí misma que dirse libros de autor como La llíada de Homero, Don Quijote de
se hace la sociedad" -ha recordado recientemente Octavio Paz-- al Cervantes o el Ulises de Joyce.
5 al lado nuestro: la construcción correcta es "a nuestro lado". 1 especificidad: neologismo. Puede decirse: "el carácter específico".
6 a espaldas nuestras: la construcción correcta es "a nuestras es- 2 Ezequiel Marlínez Estrada:
escritor argentino (1895-1964). Es au-
paldas". tor de poemas, novelas y ensayos. Entre estos últimos sobresalen
Radiografía de la pampa, La cabeza de Goliath y Muerte y transfi-
guración de Martln Fierro.
515
Si trasladamos la imagen de Martínez Estrada a Hispanoamérica, gional, como en cada una de las naciones y sociedades que la com-
es evidente que la "conceptualización" de la identidad cultural na- ponen, es evidente que nunca se ha vivido en el transcurso de estos
cional de algunos países pasa inevitablemente por la de sus libros últimos años una expresión universalista tan intensa. Es más, gracias
más representativos, como el Perú con la obra de Ciro Alegría o a la narrativa hispanoamericana contemporánea, se puede hablar de
José María Arguedas, Guatemala con Miguel Ángel Asturias o Ve- una verdadera participación de lo americano en lo universal, en un
nezuela con Rómulo Gallegos, del mismo modo que una "repre- mismo plano de igualdad con expresiones novelescas provenientes
sentación" del gaucho pasa por el Martín Fierro de José Hernández de otras regiones.
y una visión de "lo cubano" por Cecilia Valdés de Círilo Villa-
verde. [ ... ] Fernando Ainsa
Pero si la ficción narrativa ha permitido "condensar" eficazmen- Uruguayo
te la identidad de Iberoamérica, tanto en su pretendida "unidad" re- (Contemporáneo)
516
,
1 1
517
1
1 1
Alicia M. de Rodríguez y
Alicia Ch. de López Olaciregui
Los DOE~tas
518
nueva
La desesperanza señala los. nuevos rumbos de la poesía hispanoamericana. La
evasión de los románticos o la exquisitez formal de los modernistas ya no le alcanzan.
Ahora busca expresar lo irracional ante la inmensa realidad que deja su huella en el
hombre.
El
En coincidencia con la Primera Guerra Mundial, va desapareciendo el Modernismo
como movimiento literario. Nace, entonces, el Postmodemismo, entre la estética ru-
bendariana y los movimientos de vanguardia surgidos a partir de 1920. Sus caracte-
rísticas son: rechazo de los refinamientos formales, de lo superficial y lujoso, de los
símbolos modernistas, como, por ejemplo, el cisne; del arte por el arte:
Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje
que da su nota blanca al azul de la fuente;
él pasea su gracia no más, pero no siente
el alma de las cosas ni la voz del paisaje.
Huye de toda forma y de todo lenguaje
que no vayan acordes con el ritmo latente
de la vida profunda . . . y adora intensamente
la vida, y que la vida comprenda tu homenaje.
Mira al sapiente búho cómo tiende las alas
desde el Olimpo, deja el regazo de Palas
y posa en aquel árbol el vuelo taciturno ...
Él no tiene la gracia del cisne, mas su inquieta
pupila, que se clava en la sombra, interpreta
el misterioso libro del silencio nocturno l.
La generación postmodernista es tam-
bién prevanguardista, sobre todo, con Sus cultores anhelan expresar la subjetividad en conjunción con el mundo real en
Fernández Moreno (Las iniciales del mi- que viven (retorno al paisaje y a las cosas) y ante el que sienten desesperanza; quie-
sa/-1915) y con Ricardo Güiraldes (E/ ren comprender los aspectos irracionales del hombre. Su mensaje se distingue por la
cencerro de crista/-1915). El vanguardis- sencillez y por la brevedad.
mo comienza, en realidad, en 1909, Los autores más representativos del Postmodernismo son: Enrique González Martí-
cuando Leopoldo Lugones regresa de nez (mejicano, 1871-1952), Evaristo Carriego (argentino, 1883-1912), Baldomero Fer-
París y publica su Lunario sentimental, nández Moreno (argentino, 1886-1950), Enrique Banchs (argentino, 1888-1968), Ramón
que lo convierte en primer precursor de López Velarde (mejicano, 1888-1921), Delmira Agustini (uruguaya, 1886-1914), Gabrie-
la poesía argentina de vanguardia. Sus la Mistral (chilena, 1889-1957), Alfonsina Storni (argentina, 1892-1938), Juana de lbar-
libros posteriores abandonan esta ten- bourou (uruguaya, 1895-1979).
dencia y vuelven a adoptar caracteres
modernistas o clásicos. El vanguardismo
El vanguardismo surge en torno de la Primera Guerra Mundial (1914). Ésta, junto a
otros movimientos socio-políticos, influye profundamente en la economía de los países
hispanoamericanos y, por ende, en el pensamiento y en las letras.
El hombre pierde seguridad; se desorienta en el orden espiritual y moral, en el orden
estético e ideológico. Se produce una crisis de fe en las instituciones sociales y en los
valores tradicionales. Entonces, el objetivo es dar solución a esos problemas.
Los múltiples intentos de resurgimiento originan los llamados movimientos de van-
guardia, que tratan de renovar, desde cada una de sus perspectivas, el lenguaje poé-
tico y de defender las nuevas orientaciones conforme al progreso de la ciencia y de la
técnica.
1 El poema pertenece al libro Los senderos
ocultos, del escritor mejicano Enrique González
El cubismo
Martínez. En 1908, el pintor francés Georges Braque (1882-1963) expone su cuadro "Les mai-
2 "Las casas en Estaque". sons a !'Estaque" 2, "cuyos tejados -dice Guillermo de Torre- fundidos con árboles
519
en perspectiva pianista dan la sensac1on de cubos". Henri Matisse (1869-1954) 3 lo
califica de "caprichos cúbicos" y así da nombre al movimiento. A partir de entonces,
cubismo es el arte de "descomponer y recomponer la realidad". Cubistas son, pues,
los pintores y poetas que c0mparten la visión y el modo de expresar el mundo exterior
conforme es captado por el espíritu.
La poesía huye del discurso, del metro regular y de la puntuación. La obra de arte
debe ser -a juicio de los cubistas- transformación de la naturaleza.
Son características del cubismo literario: ·
e el rechazo del realismo (crear, no copiar);
@1 el fragmentarismo, la yuxtaposición de imágenes;
e la libertad de contenido;
e el poema considerado como una sucesión de estados de ánimo;
e el humor (tono festivo que se acerca al lector);
«> la ausencia de signos de puntuación;
• el uso de distintos cuerpos de letra;
«> la frecuente aparición de los poemas con formas de objetos;
«> el habla coloquial;
e la tendencia al realismo mágico.
El futurismo
Las palabras de Marinetti hallan eco El futurismo nace en Italia, en' 1909, con Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944).
en escritores, artistas plásticos y músi- Este movimiento pretende ir más allá de su tiempo. Su Primer Manifiesto es publicado
cos, quienes se reúnen en torno de él y en Le Fígaro de París, el 22 de febrero de 1909:
forman el grupo futurista italiano. l. Queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y la temeridad.
2. Los elementos esenciales de nuestra poesía serán el valor, la audacia y la religión.
3. Puesto que la literatura ha glorificado hasta hoy la inmovilidad pensativa, el éxtasis
y el sueño, nosotros pretendemos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril,
el paso gimnástico, el salto peligroso, el puñetazo y la bofetada.
4. No tenernos inconveniente en declarar que el esplendor del mundo se ha enriquecido
con una nueva belleza: la belleza de la velocidad.
Los futuristas ponderan, pues, el triunfo de la dinámica y del maquinismo. Sus gran-
des temas son las estaciones, las fábricas, los puentes, los trenes, los aviones, el telé-
grafo, las multitudes agitadas por el trabajo. Tratan de alejarse de la tradición, porque
ansían la llegada de algo distinto. Quieren introducir cambios en la sociedad y en la
cultura, y crear una especie de superhombre -"hombre fuerte"- que supere al
individuo común de ese tiempo.
Las innovaciones más destacadas son Respecto de las reformas literarias, interesa el Manifiesto técnico de la literatura
las tipográficas. Los luturistas no aceptan futurista (Milán, 11 de mayo de 1912):
la armonía de la página. Se proponen l. Es menester destruir la sintaxis disponiendo los sustantivos al azar, tal como nacen.
usar cuatro o cinco tintas de colores di- 2. Los verbos deben usarse en infinitivo.
ferentes y veinte caracteres distintos. Por 3. Se debe abolir el adjetivo.
ejemplo, cursivas (sensaciones análogas 4. Se debe abolir el adverbio.
y rápidas), negritas (onomatopeyas vio- 5. Cada sustantivo ha de tener su doble (debe preceder sin conjunción al sustantivo con
lentas). Buscan, pues, la visión pictórica el que está ligado por analogía): hombre-torpedero, mujer-golfo, plaza-embudo.
de la página. De ahí que suelan disponer 6. Abolir la puntuación (se emplearán signos matemáticos: + > < X =, y los
los versos en forma vertical, oblicua o signos auxiliares).
circular. 7. Suprimir los nexos comparativos.
8. Suprimir las metáforas "descoloridas".
9. Destruir en la literatura el "yo", o sea, toda la psicología.
10. Introducir en la literatura el ruido, el peso y el olor de los objetos.
Dadá es el diluvio después del cual todo
recomienza.
Los luturistas anhelan sumergirse íntegramente en la materia y dejan a un lado lo
André Gide espiritual.
520
nombre por casualidad -dice Tzara-, insertando una plegadera en un tomo cerrado
del Petit Larousse, y leyendo luego, al abrirse, la primerá línea que me saltó a la vista:
DAD Á."
El movimiento nace de un deseo de independencia; no reconoce otras teorías. Co-
mienza a adquirir un carácter propio con la publicación de Dada, recueil d'art et de
littérature (Dadá, compilación de arte y de literatura), en julio de 1917.
El pintor y escultor francés Maree! Du- Los dadás se burlan del arte. Por ejemplo, ofrecen una fórmula para componer un
champ (1887-1968) reproduce a la Gio- poema:
conda, de Leonardo da Vinci (1452-1519),
con unos soberbios bigotes. Torne un periódico.
Torne unas tijeras.
Elija en ese periódico un artículo que tenga la extensión que usted quiera dar a su poema.
Corte el artículo.
Corte en seguida con cuidado cada una de las palabras que constituyen ese artículo y
póngalas en una bolsa.
Agite suavemente.
Extraiga luego cada trozo uno tras otro en el orden en que salen de la bolsa.
Copie concienzudamente.
El poema será la viva imagen de usted.
Y usted será 'un escritor infinitamente original y de exquisita sensibilidad aunque el
Las obras maestras Dadá "no deben vulgo no lo comprenda'.
durar más de cinco minutos".
Las características de esta "estética de hastiados" son la caricatura, el tono burlesco,
un nihilismo exacerbado y la exaltación de un arte efímero.
El creacionismo
Después de realizar publicaciones en su patria y en la Argentina, el poeta chileno
Vicente Huidobro (1893-1948) viaja a París a fines de 1916. Allí se relaciona, sobre
todo, con los cubistas y con los dadaístas. En i 918 frecuenta en Madrid a los ultraístas,
entre ellos, a Ramón Gómez de la Serna, Rafael Cansinos-Asséns, Jorge Luis Borges,
Guillermo de Torre, Gerardo Diego y Juan Larrea. Da a conocer, entonces, el creacio-
nismo, una concepción personal en la que influyen elementos de otras corrientes lite-
rarias. Huidobro considera que el poeta es una especie de dios que da origen al
mundo, y que el arte debe unir lo que sucede en él y en la intimidad del creador para
dar a luz algo nuevo, una realidad propia: "El poeta os tiende la mano para conduciros
más allá del último horizonte, más arriba de la punta de la pirámide, en ese campo que
se extiende más allá de la vida y de la muerte, más allá del espacio y del tiempo, más
allá de la razón y de la fantasía, más allá del espíritu y de la materia".
Corrobora esta postura el poema Altazor -alto azor- (1931), de Vicente Huidobro,
constituido por un prefacio y siete cantos. Con él prueba su autor que la belleza reside
en crear una palabra insólita o en repetir determinado sonido:
Al horitaña de la rnontazonte
La violondrina y el goloncelo
Descolgada esta mañana de la lunala
Se acerca a todo galope
Ya viene viene la golondrina
Y a viene viene la golonfina
Ya viene la golontrina
Ya viene la goloncirna
Viene la golonchina
Viene la golonclirna
Y a viene la golonrirna
Ya viene la golonrisa
La golonniña
La golongira
La golonlira
La golonbrisa
La golonchilla
(Canto IV)
521
Huidobro expone su teoría en el Ate- Las características del creacionismo son:
neo de Buenos Aires, en 1916. "Fue alli ® desorden temporal;
-dice- donde se me bautizó como ® pérdida de la éstabilidad del espacio;
creacionista, por haber dicho en mi con- ® confusión de lo real y lo irreal, lo subjetivo y lo objetivo;
ferencia que la primera condición del ® gran valor de la imagen y de la metáfora;
poeta es crear; la segunda, crear, y la ® desarticulación sintáctica;
tercera, crear." ® creación de palabras, verdaderas protagonistas del poema;
® asociación de sílabas;
® uso del verso libre.
Dice André Breton: "Escribid rápidamente, sin tema preconcebido, bastante de prisa
para no olvidar y no sentir la tentación de releeros. La frase vendrá por sí sola, pues es
verdad que, en cada segundo, hay una frase extraña a nuestro pensamiento consciente
que sólo pide exteriorizarse".
4 El poeta escribe de acuerdo con lo que le El movimiento se renueva entre 1925 y 1935, época en que se multiplican los mani-
dicta su pensamiento, sin la vigilancia ejercida fiestos y las publicaciones, y desaparece durante la Segunda Guerra Mundial.
por la razón.
5 Poeta francés.
6 Sigmund Freud: psiquiatra y neurólogo El expresionismo
austríaco (1856-1939). Estudió los fenómenos
de la histeria. El descubrimiento de la impor- Nace en Alemania en los años inmediatamente anteriores a la Primera Guerra Mun-
tancia de la sexualidad infantil lo llevó a la dial, pero su influencia se extiende a otros países.
creación del psicoanálisis, basado en la libre Como los otros "ismos" de vanguardia, el expresionismo surge en pugna con su
asociación de ideas. medio. Emplea elementos del mundo interior; el yo del poeta construye una nueva reali-
522
dad. Intenta comunicar la verdad del alma a través de imágenes ricas y originales,
como, por ejemplo: "Chillan las balas, 1 pájaros astrales 1 de una fauna metálica sin
sangre".
La poesía expresionista tiene ·gran contenido ideológico y social. Jorge Luis Borges la
define como "la tentativa de [ ... ] superar la realidad ambiente y elevar sobre su ma-
deja sensorial y emotiva una ultrarrealidad espiritual".
El ultraísmo
Ultraísmo es una palabra que Guillermo de Torre esparce "a voleo" en sus escritos
de adolescente. Cansinos-Asséns repara en ella, le da relieve y titula Ultra un breve
manifiesto escrito por él: "Nuestro lema será ultra, y en nuestro credo cabrán todas las
tendencias sin distinción".
El 17lovimiento ultraísta surge en España, alrededor de 1918, como reacción contra
el Modernismo de Rubén Darío, como consecuencia del irracionalismo y del individua-
lismo que caracterizan la lírica contemporánea, y por la influencia de otros movimientos
literarios de vanguardia. Los jóvenes ultraístas quieren "poner su reloj con el de Eu-
ropa": " ... proclamamos la necesidad de un ultraísmo, de un más allá juvenil y libera-
dor'' .
Ultra significa 'más allá'. Los escritores intentan inventar un mundo que esté más
allá del real y, al mismo tiempo, avanzar hacia el futuro.
Ramón Gómez de la Serna (1891-1963) es un verdadero precursor del movimiento.
Siempre preocupado por lo nuevo, se relaciona con el futurismo italiano cuando en
España reina el Modernismo. A través de sus greguerías quiere "fumigar la naturaleza
con imágenes nuevas". La greguería aparece en todos sus escritos. Su fórmula es:
"Humorismo rnás metáfora igual a greguería". Ésta consiste en la relación humorística
entre dos rasgos insólitos de la realidad:
Los poemas ultraicos constan [ ... ) de una La golondrina parece una flecha que busca un corazón . . . ¡Flecha mística!
serie de metáforas, cada una de las cuales No muerde el ladrido de los perros.
tiene sugestividad propia y compendia una
visión inédita de algún fragmento de la vida. Las características del ultraísmo son las siguientes:
<~> la poesía es síntesis, fusión "en uno de varios estados anímicos";
Jorge Luis Borges
<~> quiebra la continuidad del discurso lógico;
<~> traslada a la naturaleza los atributos del hombre;
Perspectiva atmosférica 111 sobrevalora la imagen y la metáfora;
111 suprime la rima (verso libre);
TORRE 111 elimina los nexos sintácticos;
Árbol gigante e ignora los signos de puntuación;
Araña del cielo • prefiere el sistema tipográfico de blancos y de espacios;
Cabellera del aire • recurre al sustantivo abstracto;
Pájaro eléctrico e evita los adjetivos inútiles;
Hombre mecánico o suprime lo narrativo.
Guillermo de Torre Un poema de Jorge Luis Borges las corrobora:
He pulsado el violín de un horizonte
523
En nuestro medio, el ultraísmo descarta mo. Enuncia sus princ1p1os en un artículo que publica en la revista Nosotros: " ... el
las creaciones del ingenio técnico; prefiere ultraísmo tiende a la meta primicia! de toda poesía, esto es, a la transmutación de la
mostrarnos ocasos, anhelos, soledades y pa- realidad palpable del mi,Jndo en realidad interior y emocional". Meses más tarde,
siones. Asimismo, presenta bosques, arraba: Borges firma una "Proclama" en la revista Prisma, junto a su primo, Guillermo Juan, a
les, campos y ríos cuando se propone esta- Eduardo González Lanuza y a Guillermo de Torre:
blecer correspondencias entre la naturaleza y
las cambiantes formas de nuestro destino. Nosotros los ultraístas [ ... ] queremos desanquilosar el arte. [ ... ] Hemos sinte-
tizado la poesía en su elemento primordial: la metáfora, a la que concedemos una máxima
Carlos Mastronardi
independencia [ ... J. Cada verso de nuestros poemas posee su vida individual y representa
una visión inédita. El Ultraísmo propende así a la formación de una mitología emocional y
variable.
de Florida: el arte
La calle más frívola y cosmopolita de Buenos Aires da nombre a este grupo, para
simbolizar una poesía importada de Europa, como la de Borges y la de Ricardo Güi-
raldes. Sus integrantes constituyen la verdadera generación ullraísta.
El martinfierrismo reconoce como maes- El martinfierrismo surge como movimiento literario con Martín Fierro, periódico
tro al escritor argentino Macedonio Fer- quincenal de arte y crítica libre, cuya publicación se extiende desde 1924 a 1927 (cua-
nández (1874-1952), porque sus peculia- renta y cinco números). Aunque defiende los cánones del ultraísmo, abre sus páginas a
ridades poéticas responden a la revolu- otras tendencias y orientaciones. Su objetivo es -según su director, Evar Méndez-
ción que intenta iniciar. "promover la renovación poética y alentarla en toda forma: ayudar a que la juventud
realice lo que mi vida no me permitió realizar en literatura. Y ello debido a mi antigua y
profunda convicción de la necesidad de elevar el nivel de la lírica en América [ ... ] y
cumplir aquí, la evolución que la poesía experimentó en otros continentes".
El nombre de la publicación se asocia con sus redactores, quienes comienzan a
A pesar de que Leopoldo Lugones fue llamarse martinfierristas:
blanco de no pocas chanzas, Jorge Luis
Borges afirma que la obra de los poetas Conrado Nalé Roxlo (1898-1973)
de Martín Fierro "está prefigurada, abso- Cayetano Córdova lturburu (1902-1977)
lutamente", en algunas páginas del Lu- Postmodernistas Luis Leopoldo Franco (1898-1988)
nario sentimental, del poeta cordobés. Horado Rega Malina (1899-1957)
"Realmente pensábamos que escribir Carlos Mastronardi (1901-1976)
bien era escribir como Lugones."
Ricardo Güiraldes (1886-1927)
Oliverio Girando (1891-1967)
La falta de asonantes y consonantes per-
turbó para siempre a nuestros lectores, que Pablo Rojas Paz (1896-1956)
prefirieron [ ... ] juzgar que nuestra poesía Versolibristas Ricardo E. Molinari (1898)
(Adeptos al ultraísmo.) Jorge Luis Borges (1899-1986)
era un mero caos, obra casual y deplorable
Leopoldo Marechal (1900-1970) 7
de la locura o de la incompetencia.
Eduardo González Lanuza (1900-1976)
Jorge Luis Borges Francisco Luis Bernárdez (1900-1978)
Norah Lange (1906-1972)
Jorge Luis Borges no se considera in- Ricardo Güiraldes colabora en Martín Fierro desde mayo de 1924 y, en agosto de
tegrante del grupo martinfierrista, sino del ese año, funda Proa con Jorge Luis Borges, Brandán Caraffa y Pablo Rojas Paz.
grupo de la revista Proa. Desde estas páginas comunica su experiencia literaria de París, donde conoce los mo-
vimientos de vanguardia. En "Prisma", de El cencerro de cristal, expone las aspira-
ciones del ultraísmo: ·
No busquéis aquí, verdad, razón o deducción alguna.
7 A partir de 1927, Marechal y Bemárdez A otros la enseñanza. A esas enormes cabezas cuadradas, pensantes y rumí-pensantes,
abandonan el vanguardismo e ingresa en él Al- que hacen de la verde yerba campera, un bolo alimenticio.
fonsina Stomi. Ellos dicen: "mucho de lo que crees hermoso, no es sino cieno".
524
No tengo aptitudes de máquina, para transformar bellezas en utilidades y si algo hay de
verdad en mis escritos, culpa mía no es.
El prisma recibe luz e, inconsciente, rompe transparencia, en siete colores.
La presencia de Güiraldes entre los martinfierristas -todos menores que él- es en-
riquecedora.
El 15 de mayo de 1924, en el N° 4, Martín Fierro da a conocer su Manifiesto,
escrito por Oliverio Girando, que se caracteriza por su actitud desprejuiciada ante los
nuevos movimientos literarios y por su fe en la capacidad de expresión original:
MARTÍN FIERRO siente la necesidad imprescindible de definirse y de llamar a cuantos
sean capaces de percibir que nos hallamos en presencia de una NUEVA sensibilidad y de
una NUEVA comprensión, que, al ponernos de acuerdo con nosotros mismos, nos descubre
panoramas insospechados y nuevos medios y formas de expresión.
Así lo corrobora el poema "Jornada", de Norah Lange:
Aurora
Lámpara enredada
en un camino de horizontes.
Después al mediodía
en el aljibe se suicida el sol.
La tarde hecha jirones
mendiga estrellas.
Las lejanías reciben al sol
sobre sus brazos incendiados.
La noche se persigna ante un poniente.
Amanece la angustia de una espera
y aún no es la hora ...
. . . MARTÍN FIERRO, su grupo, actuó co- Apetencia de novedades y afán de expresividad. Borges considera que el idioma se
mo centro polilizante y su acción galvanizó suelta, los verbos intransitivos se hacen activos y el adjetivo sienta plaza de nombre.
el espíritu renovador de la juventud. Fruto de Cuando se halla en prensa el número de homenaje a Ricardo Güiraldes por el éxito
su actividad es no sólo que ésta dejara lejos de Don Segundo Sombra, Martín Fierro deja de aparecer a causa de las divergencias
los últimos resabios de la escuela rubenda- que surgen entre los que apoyan la candidatura de Hipólito Yrigoyen y los que no acep-
riana y del pseudo simbolismo sudamericano; tan que el periódico tenga connotaciones políticas.
que se libertara de las influencias de figuras
del ambiente como Banchs, Femández Mo-
reno, Capdevila; que sacudiera definitiva-
neorrealista de Boedo: la vida e
mente el yugo lugoniano [ ... ] ; sino también La calle Boedo, popular y comercial, da nombre a este grupo que contrasta con el de
y por sobre todo que los poetas jóvenes se Florida. Sus escritores se inspiran en el mundo del trabajo, en la ciudad, y expresan, a
presentaran con un nuevo concepto de la través de la literatura, sus preocupaciones sociales. Se oponen al ultraísmo y se reúnen
poesía, del poema y su construcción.
en torno de la revista Los Pensadores, que luego se llamará Claridad.
Evar Méndez Pertenecen al grupo de Boedo:
"' Álvaro Yunque (1889)
"' Nicolás Olivari (1900-1966)
"' Enrique González Tuñón (1901-1943)
"' Leónidas Barletta (1902-1975)
"' Raúl González Tuñón (1905-1975)
"' César Tiempo (1906-1980)
Escribe Nicolás Olivari:
Un árbol de la calle todo lleno
de gorriones;
un fregar de pisos,
-matutino salmo de la higiene-
entre locos ritmos de canciones ...
Fauces son tus calles, abiertas
8 El grupo se consagra más a 1~ a tus crepúsculos cuadriculados,
que a la poesfa. Su figura más importante entre un teléfono y un árbol
-como novelista- es Roberto Arlt (1900-1942). que se seca de tanto intentar llegar al cielo.
525
¡Buenos Aires!, entraña cálida,
'golpe de émbolo 9, cimbrón lO de ansias!
mi alma cansada,
te da un escudo oval:
¡mi bostezo!
"Blasón"
Con el correr del tiempo, los grupos de Florida y de Boedo se fusionan: algunos
integrantes del primero manifiestan preocupación por los problemas sociales y otros del
segundo se interesan por las nuevas técnicas literarias 11.
Entre 1927 y 1936, el ultraísmo desaparece. Surge, entonces, una nueva revista, Sur,
fundada por Victoria Ocampo (1891-1979).
en
Trópico, para qué me diste En el resto de Hispanoamérica, los "ismos" de la postguerra también dejan su in-
las manos llenas de color. fluencia. La poesía superrealista crea un arte hermético, poco accesible para el lector.
Todo lo que yo toque Como sucede en la Argentina, los postmodernistas conviven con los ultraístas y con los
se llenará de sol. que abandonan la vanguardia, atraídos nuevamente por las formas tradicionales.
En las tardes sutiles de otras tierras Los autores más significativos son:
pasaré con mis ruidos de vidrio tornasol. ® César Vallejo (peruano, 1892-1938)
la poesía o afroamericana
Hacia la segunda y tercera décadas del siglo XX, aparece en Hispanoamérica una
literatura, cuyo tema es el negro 12. Rosa Valdés-Cruz distingue tres variedades:
e Poesía culta, en la que el tema negro entra como algo pintoresco:
- Luis Pales Matos (puertorriqueño, 1898-1959),
-José Manuel Poveda (cubano, 1888-1926).
G> Dirección popular y folclórica, en la que las expresiones y la fonética propias del
9 émbolo: disco que se ajusta y mueve al- habla de los negros se convierten en elemento fundamental:
ternativamente en lo interior de un cuerpo de - Nicolás Guillén (cubano, 1902),
bomba o del cilindro de una máquina, para en- -Alejo Carpentier (cubano, 1904-1980).
rarecer o comprimir un fluido o para recibir de
• De intención social y política. Intenta la rehabilitación del hombre de color:
él movimiento.
10 cimbrón: sacudida violenta. - Nicolás Guillén y otros.
11 Por ejemplo, Nicolás Olivari se encuentra Por ejemplo, escribe este poeta:
entre los colaboradores de Martín Fierro.
12 Esta literatura surge en los países donde ¡Mayombe-bombe-mayombé!
la población negra es elevada, por eso recibe ¡Mayombe-bombe-mayombé!
también el nombre de literatura afroantillana. ¡Mayombe-bombe-mayombé!
526
La culebra tiene los ojos de vidrio;
la culebra viene y se enreda en un palo;
con sus ojos de vidrio, en un palo,
con sus ojos de vidrio.
La culebra camina sin patas;
la culebra se esconde en la yerba;
caminando se esconde en la yerba,
¡caminando sin patas!
¡Mayombe-bombe-mayombé!
¡Mayombe-bombe-mayombé!
¡Mayombe-bombe-mayombé!
¡Mayombe-bombe-mayombé!
"Sensemayá"
Ya no habrás de cantar bajo el oro Por más que voy, como las golondrinas,
que en los álamos bebe la noche, cruzando tanto cielo y tanta altura,
y por eso se ahueca un sollozo mi corazón persiste en la segura
en tu nido redondo del bosque. transparencia del bronce en que te obstinas.
¡Oh ciudad, yo me fui de tus esquinas,
Mientras gime la hora amarilla vino el afán, tomé una senda oscura,
disminuyes en planos de frío. mas al partir ya estaba en mi cintura
¡Ay, que nunca creí que cabía tu cinturón dé torres y colinas!
un silencio de muerte en tu trino! Por eso estoy, por más que no te vea,
María Granata, y vivo en ti, sereno y recogido.
"Balada del pájaro helado". Que baje al corazón el que no crea.
527
Tanto querer tus cosas provincianas
en vez de corazón tengo un tañido
donde me caben todas tus campanas.
''Tres sonetos a Córdoba''
Hacia 1950 surge una nueva generación de vanguardia (del creacionismo al supe-
rrealismo). La revista Poesía Buenos Aires, dirigida por Raúl Gustavo Aguirre, es uno
de sus medios de expresión. "En lo lírico -dice César Femández Moreno-, la gene-
ración de 1950 no sólo buscará un lenguaje nuevo, sino también una poesía no
elegíaca, más vital que la del 40. [. ~ .] siente así en su plenitud la oposiciÓn de arte y
vida."
Estos poetas se mueven entre varias contradicciones: "lenguaje y existencia, inven-
ción y vivencia, construcción y expresión". Aparecen, pues, dos actitudes estéticas: el
superrealista y el grupo invencionista.
Pertenecen también a la generaciÓn primero prefiere el automatismo, el movimiento natural del espíritu. Pertenecen a
del 50: David Martínez (1921), Osvaldo él:
Rossler (1926), Osear H. Villordo (1929)
<~~ Enrique Molina (1910)
y Elizabeth Azcona Cronwell (1933).
<~~ Alberto Vanasco (1925)
111 Roberto Juarroz (1925)
El grupo invencionista se halla representado por la revista Arturo y por los cua-
[El grupo invencionista] ... trata de dar en dernos Invención. Sus integrantes continúan y superan el ultraísmo, y se fundan en el
el poema una estructura verbal, asentada e¡¡ la creacionismo: "Ni expresión (primitivismo); ni representación (realismo); ni simbolismo
combinación de los valores emocionales de las (decadencia). Invención. De cualquier cosa; de cualquier acción; forma; mito; por mero
palabras, y no en elementos descriptivos o en jugar; por mero sentido de creación: eternidad. Función".
la transposición de sus atributos. Los invencionistas aspiran a la pureza artística. Distinguen el significado y. el tono
Edgar Bayley de las palabras. La poesía debe huir del discurso lógico.
Entre los representantes del grupo se- destacan:
111 Edgar Bayley (1919)
• Raúl Gustavo Aguirre (1927-1983)
e~ Rodolfo Alonso (1934)
El crítico uruguayo Emir Rodríguez Mo- Afirma César Fernández Moreno que "la convivencia con los hombres del 50 da a los
negal unifica ambas generaciones y las del 40 una excepcional oportunidad para realizar su destino poético".
hace coincidir en su punto medio: 1945. Estas dos generaciones y las de los poetas que las continúan hasta nuestros días se
528
Fuera de estos grupos surgen María identifican por un anhelo común de expresar la realidad que viven -lo cotidiano-, de
Elena Walsh (1930) y Magdalena Harria- acuerdo con las armas literarias que les han legado los movimientos de vanguardia. De
gue (1930). esa conjunción nace una poesía existencial que mira hacia el hombre.
en
La poesía hispanoamericana actual presenta dos líneas:
e Postsuperrealista o que obliga al lector a desentrañar la signifi-
cación del poema; éste tiende a la abstracción; domina el presente, el tiempo inmóvil.
A todos nos interesaba la poesía como
- Octavio Paz (mejicano, 1914)
experiencia, es decir, como algo que tenía
que ser vivido. Veíamos en ella una de las e Realista, comunicativa, que prefiere el lenguaje coloquial, a veces humorístico, y
formas más altas de la comunicación ... presenta la realidad tal como nos rodea. Se advierte una ruptura de la sintaxis y del
orden temático, y la tendencia a la crítica social.
Octavio Paz
- Mario Benedetti (uruguayo, 1920)
Comparemos ambas tíneas a través de los siguientes poemas:
Naranja
Pequeño sol
quieto sobre la mesa,
fijo mediodía.
Algo le falta:
noche.
Alba
Sobre la arena
escritura de pájaros:
memorias del viento.
Estrellas y grillo
Es grande el cielo
y arriba siembran mundos.
Imperturbable,
prosigue en tanta noche
el grillo berbiquí.
No-visión
Hora nula, cisterna
donde mi pensamiento
a sí mismo se bebe.
Por un instante inmenso
he olvidado mi nombre.
Poco a poco desnazco,
diáfano advenimiento.
Calma
Luna, reloj de arena:
la noche se vacía,
la hora se ilumina.
Paisaje antiguo
Sol alto. Duerme el llano.
Nada se mueve.
Entre las rocas. Eco espía.
Proverbio
Lodo del charco quieto:
mañana polvo
bailando en el camino.
Octavio Paz, "Al vuelo"
529
Quién me iba a decir que el destino era esto.
Ver 1a lluvia a través de letras invertidas,
un paredón con manchas que figuran prohombres,
el techo de los ómnibus brillantes como peces
y esa melancolía que impregna las bocinas.
Aquí no hay cielo,
aquí no hay horizonte.
Hay una mesa grande para todos los brazos
y una silla que gira cuando quiero escaparme.
Otro día se acaba y el destino era esto.
Es raro que uno tenga tiempo de verse triste:
siempre suena una orden, un teléfono, un timbre,
y, claro, está prohibido llorar sobre los libros
porque no queda bien que la tinta se corra.
Mario Benedetti, "Ángelus".
[El poema]
Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor tóricas en. las Coplas de Manrique. Al mismo tiempo, nos con-
intensidad, toda la poesía. Por tanto, la lectura de un solo poe- mueven, acaso más hondamente que a sus contemporáneos, las alu-
ma nos revelará con mayor certeza que cualquier investigación siones a su tiempo y pasado inmediato. Y no sólo la historia nos
histórica o filológica qué es la poesía. Pero la experiencia del poe- hace leer con ojos distintos un mismo texto. Para algunos el poema
ma -su recreación a través de la lectura o la recitación- también es la experiencia del abandono; para otros, del rigor. Los muchachos
ostenta una desconcertante pluralidad y heterogeneidad. Casi siempre leen versos para ayudarse a expresar o conocer sus sentimientos, co-
la lectura se presenta como la revelación de algo ajeno a la poesía mo si sólo en el poema las borrosas, presentidas facciones del amor,
propiamente dicha. Los pocos contemporáneos de San Juan de la del heroísmo o de la sensualidad pudiesen contemplarse con nitidez.
Cruz que leyeron sus poemas, atendieron más bien a su valor ejem- Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo en-
plar que a su fascinante hermosura. Muchos de los pasajes que cuentre: ya lo llevaba dentro.
admiramos en Quevedo dejaban fríos a los lectores del siglo XVII,
en tanto que otras cosas que nos repelen o aburren constituían para Octavio Paz
ellos los encantos de la obra. Sólo por un esfuerzo de comprensión Mejicano
histórica adivinamos la función poética de las enumeraciones his- (Contemporáneo)
530
una
Ser "amplio, confuso, inacabable, fortuito, apasionado y perplejo", Gabriela Mistral
es, en las letras hispanoamericanas, una voz que se levanta de la tierra para traducir
su mensaje con palabras ardientes que tienen sus raíces en el dolor y en la esperanza.
con
Gabriela Mistral nace en Vicuña, pequeña ciudad del valle de Elqui (norte de Chile),
el 7 de abril de 1889. Su verdadero nombre es lucila Godoy Alcayaga.
A los dieciséis años ya es ayudante en una escuela primaria. Desde este momento,
su vida se convierte en una continua consagración a la docencia, que se reflejará
siempre en su obra.
En 1922 viaja a Méjico como colaboradora del filósofo y escritor José Vasconcelos,
para organizar la enseñanza primaria. En ese mismo año aparece, en New York, Deso-
lación. Hacia 1923 publica Lecturas para mujeres (antología). Viaja por Europa y los
Estados Unidos.
De 1924 data su segunda obra, Ternura 2. Visita el Uruguay y la Argentina. luego,
regresa a Chile, donde se jubila como profesora. Es nombrada, entonces, representante
en el Instituto de Cooperación Intelectual de la liga de las Naciones.
En 1930 realiza un nuevo viaje a los Estados Unidos y dicta clases de literatura chi-
lena y americana. Al año siguiente ocupa la cátedra de literatura hispanoamericana en
la Universidad de Puerto Rico, y da conferencias en Cuba y en Panamá. A su
regreso, el gobierno de Chile la nombra cónsul. Desarrolla sus funciones en Madrid,
lisboa, Niza, Niteroi (Brasil) y Petrópolis (Brasil). Colabora, además, en diarios de
Chile, Argentina, Colombia y Venezuela.
En 1938 aparece Tala y, en 1945, recibe el Premio Nobel de literatura. Dos años
después, el Milis College (Oakland. California) le otorga el título de Doctor Honoris
Causa.
Chile destaca su labor entregándole, en 1951, el Premio Nacional de literatura. Más
tarde, Gabriela representa a su país ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
En 1954 publica Lagar. Comienza a componer, luego, un largo poema, Recado de
Chile, que es un viaje imaginario por su tierra. Como nunca lo considera concluido,
queda inédito 3.
Gabriela Mistral muere en long lsland (EE.UU.), el 10 de enero de 1957. El 19 del
mismo mes, Chile re.cibe sus restos .
de ave"
Gabriela Mistral inicia su camino poético en 1914, cuando obtiene el Primer Premio
en los Juegos Florales de la Sociedad de Artistas y Escritores de Chile, con Los
1 Así define la poetisa su seudónimo. sonetos de la muerte, escritos hacia 1909:
2 La Editorial Calleja de Madrid compuso es-
te libro con los poemas infantiles de Desola- Sentirás que a tu lado cavan briosamente,
ción. que otra dormida llega a la quieta ciudad.
3 Después de su muerte, es publicado en Esperaré que me hayan cubierto totalmente ...
Chile como libro "incompleto". ¡y después hablaremos por una eternidad!
531
Darás tu obra como se da un hijo, res- Dice la escritora chilena Matilde Ladrón de Guevara, una de sus grandes amigas:
tando sangre de tu corazón. "Buscó en sí misma distintas vetas de inspiración; agigantó el asombro ante el amor,
Gabriela Mistral ante la soledad, ante el dolor, ante la angustia, ante la naturaleza y ante la muerte". En
cada uno de sus versos, asoma su ser entero .
La mirada interior
"¡Tras de ese instante, ya no resta nada!": en Desolación (1922) aparece la mujer
que ha amado intensamente y que ha sido correspondidas, pero también hay angustia,
extrema aflicción:
En esta hora, amarga como un sorbo de mares,
Tú sosténme, Señor.
"Tribulación"
Este libro contiene los temas que, luego, reaparecerán en otros: el amor, la natura-
leza, el culto a la infancia y el dolor. La visión del paisaje se relaciona con sus estados
de alma (influencia romántica).
En estos cíen poemas queda sangrando un "Dios me perdone este libro amargo -dice Gabriela Mistral-, y los hombres que
pasado doloroso, en el cual la canción se sienten la vida como dulzura me lo perdonen también."
ensangrentó para aliviarme. "Me voy por el cuerpo de Chile": Tala (1938) puede interpretarse a la luz de un
Gabriela Mistral hecho real, la muerte de doña Petronila Alcayaga de Godoy, madre de la poetisa.
Y otras veces ni estás cerro adelante,
ni vas conmigo, ni vas en mí soplo:
te has disuelto con niebla en las montañas
te has cedido al paisaje cardenoso 6
Y me das unas voces de sarcasmos 7
desde tres puntos, y en dolor me rompo,
porque mí cuerpo es uno, el que me diste,
y tú eres un agua de cíen ojos,
y eres un paisaje de mil brazos,
nunca más lo que son los amorosos:
un pecho vivo sobre un pecho vivo,
nudo de bronce ablandado en sollozo.
"La fuga"
4 rasado: que pasa rozándola ligeramente.
5 La muerte de Romelio Ureta, su gran amor, La soledad y el dolor se refugian, entonces, en el alma de Gabriela, quien, sin perder
constituye el tema central de este libro, sobre la esperanza, llora la querida ausencia. Se advierte, además, un redescubrimiento de
lodo en la sección que titula "Dolor". Dios y un anhelo por cantar la grandeza de la tierra americana y de sus hombres.
6 cardenoso: neologismo; el Diccionario de La poetisa chilena define su libro como "la raíz de lo indoamericano" y lo considera
la Real Academia Española de la Lengua re- su verdadera obra. Recoge mitos y los recrea. El símbolo telúrico aprisiona su verso,
gistra "cárdeno", de color amoratado. echa raíces en él:
7 sarcasmo: burla sangrienta, ironía mordaz
y cruel con que se ofende o maltrata a per- ¡Carne de piedra de la América,
sonas o cosas. halalí 8 de piedras rodadas,
8 halali: neologismo. sueño de piedra que soñamos,
532
piedras del mundo pastoreadas;
enderezarse de las piedras
para juntarse con sus almas!
¡En el cerco del valle de Elqui,
bajo la luna de fantasma,
no sabemos si somos hombres
o somos peñas arrobadas!
' 'Cordillera' '
533
gran influencia es Nervo: "Le hallo a usted, Amado Nervo, en cada día y en cada llanto
mío. Con sus versos en los labios luí yo hacia el amor; ellos me ayudaron a querer, y
cuando .~e fue el amor, ellos me ayudaron también a sollozar «de modo sosegado y
acerbo» .
534
La caudaloso río de amor y de
Escribe Alfonsina Storni:
La inquietud del rosal -" ... mi primer modo, sobrecargado de mieles románti-
cas ... "- aparece en 1916 20. Como toda obra de los comienzos, tiene el valor de una
auténtica entrega, en la que la poetisa desnuda el lenguaje de su corazón. Es un ejer-
cicio poético en el que se repiten algunos temas: la vida, el amor, el dolor, la natu-
raleza~. La vena romántica se enlaza con un descarnado realismo.
En 1917, Alfonsina recibe el Premio Anual del Consejo Nacional de Mujeres, por el
Canto a /os niños. Al año siguiente, publica El dulce daño, obra hecha con lágrimas y
sueños, en la que domina el amor con su poder irrefrenable. Nuestra escritora no
puede vivir sin ese amor -"dulce daño"- que la asedia, la esclaviza, la engaña y, al
mismo tiempo, le da nombre a todas sus ilusiones-. Este segundo poemario revela una
maduración: la palabra posee el latido de la vida y se yergue como coraza ante los
embates de una realidad· estereotipada. Ya se insinúa aquí el pesimismo que será
rasgo sobresaliente en su obra.
20 En esta época colabora en La Nota, El En 1919 da a conocer Irremediablemente 22, con el que completa la trilogía de esta
Hogar y Mundo Argentino. Se incorpora, ade- etapa. Optimismo, desasosiego, esperanza y desengaño labran un verso valiente y
más, al grupo "Nosotros". combativo, con las raíces a ras de alma. Si bien el tema del amor perdura, surge, con
21 Alfonsina reconoce que La inquietud del
serenidad, el de la muerte, que luego abrazará buena parte de su poesía. Alfonsina
rosal es una obra endeble, tal vez, poco poéti-
ca, pero confiesa que la ha escrito "para no reconoce que este libro "es hijo de un momento de suma desazón".
morir".
22 En esta obra alterna la rima con el verso
Segunda
libre.
23 Por este libro recibe el Primer Premio Mu-
nicipal y el Segundo Premio Nacional de Li- En 1920, Alfonsina publica Languidez 23, libro en el que deja a un lado el éxtasis
teratura. romántico para escudriñar, con el dolor y la experiencia -realismo nuevo-, el conflicto
535
Este libro cierra una modalidad mía. Si la. del hombre y su propio mundo interior. Es sumamente sugestiva la dedicatoria de la
vida y las cosas me lo permiten, otra ha de obra: "A los que como yo nunca realizaron uno solo de sus sueños".
ser mi poesía de mañana. La poetisa transmite su desilusión, su desaliento ante la vida .
Inicia este conjunto, en parte, el abandono
Cada día que pasa, más dueña de mí misma,
de la poesía subjetiva, que no puede ser
sobre mí misma cierro mi mirada interior;
continuada cuando un alma ha dicho, res-
pecto de ella, todo lo que tenía que decir, en medio de los seres la soledac,l me abisma.
Ya ni domino esclavos, ni tolero señor.
por lo menos en un sentido.
Tiempo y tranquilidad me han faltado,
hasta hoy, para desprenderme de mis angus- Tercera fuera de mi vida sin la dulce
tias y ver así lo que está a mi alrededor. En i 925 aparece Ocre , su libro fundamental, en el que plasma su nuevo modo de
Alfonsina Stomi decir, carente de esperanzas y de ilusiones 24. Decrece la exaltación de su yo perenne-
mente enamorado -"Vela, sobre mi. vida, mi grave amor inmenso."-, en pos de la
serena reflexión que engendran el cansancio, la rebeldía y la soledad. "El tema del
amor se repite -dice Graciela Peyró de Martínez Ferrer-, pero es otro el clima espi-
ritual de la autora. Ya no se entrega a él, confiada, ciega, ahora [ ... ] le está acechan-
do, fiscalizando,"
Con esta obra, Alfonsina alcanza madurez intelectual. Surgen vivencias infantiles, el
paisaje, el mar, la ciudad, la piedra, la actitud de la mujer frente al hombre, la fruición
en el arte. La crítica considera que Ocre representa el auténtico equilibrio entre subje-
tividad, simbolismo y temática .
Tristes calles derechas, agrisadas e iguales,
por donde asoma, a veces, un pedazo de cielo,
sus fachadas oscuras y el asfalto del suelo
me apagaron los tibios sueños primaverales.
"Versos a la tristeza de Buenos Aires"
Escalinatas lentas
descienden al agua
y llegan, desvanecidas,
a mis pies.
Por ellas
ascenderé
un día
hasta internarme
más allá del horizonte.
24 La primera parte está compuesta por so- Paredes de agua
netos; la segunda, por poemas de varios me- me harán cortejo
tros. en la tarde
25 En este libro, Alfonsina usa el verso libre, resplandeciente.
pero también aparecen sonetos de estructura
clásica. "Crepúsculo"
536
En el último par de años, cambios psí- Mascarilla y trébol, de 1938 26, cierra su círculo poético. En este libro triunfa el
quicos fundamentales se han operado en mí: símbolo. la lectura se torna hermética. Alfonsina presiente que su contenido es oscuro,
en ello hay que buscar la clave de esta re- pero "todo tiene aquí un sentido, una lógica, aunque por momentos se apoye en cono-
lativamente nueva dirección lírica y no en cimientos, ideas, símbolos, que, ·se supone, están en la alacena mental del lector". La
corrientes externas arrastradoras de mi per- poetisa ya no quiere que éste .lea pasivamente, sino que colabore con su ·escritura,
sonalidad verdadera. como lo piden los movimientos de vanguardia.
Alfonsina Stomi Ella no siente los temas de antes; la emociona, en cambio, "lo que puede significar
en sugestiones y en símbolos escalonados, una oreja, una naranja, un objeto conside-
rado vulgar". Dice que los "antisonetos" 27 que componen la obra, le han brotado "en
Alfonsina, influida por el ultraísmo, em-
estado de trance".
prende una serie de experimentos ver-
Hay en Mascarilla y trébol una atmósfera de despedida de la vida, una tristeza que
bales: metáfora suelta, aislada; libre aso-
asciende, una soledad yerma.
ciación de vocablos.
El
Aunque Alfonsina lee a Bécquer, a Rubén Darío y a lugones, dos grandes influen-
cias enriquecen su obra: la poetisa uruguaya Delmira Agustini y, sobre todo, el poeta
mejicano Amado Nervo. En su última época, da valor a un expresionismo barroco
-cultivado por los jóvénes poetas admiradores de Góngora- y a una búsqueda pro-
lija de la palabra exacta para traducir con verdad su pensamiento.
Su obra no refleja preocupación por la forma. los versos tienen el ritmo y la estruc-
tura de su mundo; de ahí que también su vocabulario se reduzca a la lengua hablada.
El adjetivo refleja su visión decadente de la vida. Las imágenes y las metáforas
recrean una realidad que encubre las angustiosas dimensiones de su experiencia.
Todos los recursos empleados por Alfonsina responden a su necesidad primera y
última de dar voz a su ser íntegro, agostado lentamente por la implacable lucha de
querer realizar uno solo de sus sueños .
537
periódico de Melo dirigido por Cándido Monegal, a quien recuerda como su primer
maestro. Cómo a ese poema siguieron muchísimos más, escritos durante un tiempo
con el seudónimo FID. Cuándo le llegó el artículo consagratorio que, con el título "La
revelación de una gran poetisa", le dedicó Vicente Salaverri. Y la carta encomiástica de
Miguel de Unamuno para la primera edición de Las lenguas de diamante, prologado
por Manuel Gálvez. Entre medio, su boda con el capitán Lucas lbarbourou; luego, el
nacimiento de Julio César, el único hijo, y la instalación en Montevideo, que será,
desde entonces, "su" ciudad. El abandono de su casita de pueblo -"la casa de la feli-
cidad"- para pasar a la suntuosa residencia que muy poco después vendió al Reino
de Bélgica, donde éste instaló la sede de su embajada, y, por fin, "la casa de la sole-
dad", donde cerró los ojos a la vida el 14 de julio de 1979.
Imposible mencionar todos los premios y distinciones que recibió en su país y fuera
de él. Baste recordar la Medalla de Oro de Francisco Pizarra, del Perú; la Orden del
Cóndor de los Andes, de Bolivia; la del Crucero del Sur, de Brasil. En 1958 fue pro-
clamada su candidatura al Premio Nobel de Literatura 1959. Desde 1947 pertenecía a
la Academia Nacional de Letras. Todos los poetas de su generación la aclamaron con
entusiasmo.
La de infancia
Falla, en la mención más o menos prolija de datos, que la veamos vivir a través de
su verso y de su prosa. Empecemos por su prosa, aunque no sea eso lo primero que
escribió. Porque en Chico Gario, su primer libro en prosa, está el comienzo de su
biografía: la de la infancia, plena de recuerdos familiares corporizados en la figura de la
madre y de ese Chico Garla, rebelde y antipático -¡pero tan querido!- compañero de
juegos.
Chico Garla es en la obra de Juana de lbarbourou lo que Platero y yo es en la de
Juan Ramón Jiménez. Descartada la superioridad de las páginas del poeta español, las
de Juana están impregnadas de esa misma fresca inocencia, acompañada de la rica
imaginación de la que gozará toda su vida. Desde el primer capítulo -o cuento,
como lo denomina la autora-, "Las coronas", en donde le quita toda lobreguez a la
¿Cómo fue la infancia de Juanita Fernán- muerte y la transforma en variado conjunto de flores, pasando por los deliciosos "La
dez? Ella quiere convencernos de que fue la mancha de humedad", "El Padre Eterno", "Abuela Santa Ana", y tantos otros, cada
suya una niñez como las otras. [ ... ) Acaso uno es un pedazo de infancia de un ser que tiene la dicha de poder afirmar: "Fui una
cree haberlo sido. Pero "ya sabía soñar", niña feliz". Juana fue también una joven feliz, una esposa feliz y una madre feliz. Lo
con un ensueño "que nunca tuvo alas pe- único que pudo turbar su felicidad fue el paso inexorable del tiempo. No se resignaba a
queñas"; ya descubría mundos fabulosos en perder juventud y belleza. En los últimos tiempos no permitió que nadie la viera, para
la mancha que la humedad formara en la que no se advirtiera el desgaste producido por los años. Pasarían entonces por su
pared de su cuarto; ya lloraba cuando le cabeza siempre lúcida los rostros del padre y de la madre, de la amiga del alma muerta
destruían el universo imaginado; ya amaba la tempranamente, de aquel perro tan feo y ordinario que ella veía hermoso; nuevamente
hermosura; ya había florecido en ella ese se sentiría humillada por Chico Garla, aunque ahora sería capaz de comprender el
"instinto de venda y bálsamo" que no per- pobre motivo de sus bravuconadas.
derá nunca. Los recuerdos de infancia son una de las formas más bonitas de la literatura auto-
biográfica, sobre todo cuando cobran vida por medio de plumas como la de Juana de
Dora Isella Rusell
lbarbourou, que encuentra el adjetivo exacto: "la aromada quietud de la noche del
pueblo"; aprovecha la expresividad del diminutivo, tan propio del hablante infantil: "-La
luna es una lagunita, mamá."; e intercala el diálogo para hacer más viva la evocación,
dotada del arte de narrar con naturalidad lo que a través de los años guardó en su
corazón.
538
¿Qué es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas, en mis manos crecen.
Mi amante besóme las manos y en ellas
¡oh, gracia!, brotaron rosas como estrellas.
539
Dinero: Una de las dos piernas de la paz, que tiene muchos brazos,
como Siva.
Rechazo: Golpe en el pecho.
Dios: Todo, creación y eternidad.
Riqueza: Medias de seda en las dos piernas de la paz.
Pobreza: Pie descalzo sin posibilidad segura de poder comprar zapatos.
Animales: En general, amigos. Los que no pueden serlo, peligro.
Odio: Enfermedad purulenta. Gracias apios nunca la he padecido.
Soledad: No existe. Siempre está Él.
Paciencia: Virtud de bueyes y de sabios.
Esperanza: Virtud de árboles frutales y de almas frutales también.
Pasión: Amor que ha perdido los estribos.
Tolerancia: Fuente limpia y quieta. La encontró Narciso para su espejo.
Maternidad: Sublimidad.
lntelectuqlismo: Laberinto sin Ariadna.
Simplicidad: La conocen los sabios y los tontos.
Juana de Ibarbourou
540
"¿A qué otra cosa mejor que al paisaje, como el sol y la niebla, podría enredarse la
poesía?" Estas palabras de Baldomero Femández Moreno nos abren las puertas hacia
su paisaje poético: Buenos Aires, su ciudad. Él, que se autodefine como "cantor de la
:ciudad", ha dejado, como tantos, su biografía en ella.
541
Todos te llaman la Negra, Cuando se instala en Chascomús y clava las chapas en su consultorio, advierte que
yo te llamo la Negrita, quien vive allí es un poeta, "no por lo que había hecho, que no pasaba de tentativas,
y el simple nombre en mis labios sino por su condición, por su trama espiritual".
es llamado y es caricia. Allí brotaron sus poemas sentimentales, descriptivos, y allí también el poeta "empe-
zaba a hombrearse y a enrostrarse con el médico, con aire burlón y desafiante". Pero,
Negrita, a la luz del sol, al llegar el invierno, Baldomero es herido por la soledad, el desengaño y la tristeza.
es dorada, es ambarina, Entonces, decide regresar a Buenos Aires, junto a su familia:
con unos tonos de fruta Y a Buenos Aires volví, con mi portero negro, con mi perrazo blanco, y, naturalmente,
tropical y madurísima. con una gavilla de versos pampeanos, mi única cosecha [ ... ]. Por lo menos estaria en mi
El cabello de azabache ciudad, entre los míos, ya que los horizontes, y la campaña, y la carrera, no me servían
tiene las puntas rojizas, para nada.
y se escapa y se escabulle
"Por lo menos estaría en mi ciudad, .. ", dice el poeta, y, con estas sencillas pala-
de peinecillos y cintas.
Los ojos, bajo unas cejas bras, nos abre todo su universo.
como este - d e finas, Sí, el médico abandona pronto al poeta que quiere "correr, desprenderse de la tierra
y volar", que anhela que su canto "sea como el vuelo, que es música y pintura".
son dos majestuosos lagos
de aguas semidormidas: ¿En dónde estaréis ahora, ¡Cómo os pulía al principio
azulada la esclerótica 10, mis pobres chapas de médico, con mis gamuzas de ensueño!
sin un punto ni una estría, en qué sótano, en qué altillo,
áureo el anillo del iris, en qué baúl o ropero? ¡Y qué abandono después,
insondable la pupila. Chapas que fuisteis un día, y qué indiferencia luego,
veinte años hace, lo menos, cuando empezaron a abrirse,
Al toque de la oración esperanza de mis padres, entre níqueles y espejos,
Negrita ya no es la misma, galardón de mis esfuerzos. poemas en mis recetas,
es más mujer con la tarde hongos en mis instrumentos!
y con la noche más niña. "Romance de mis chapas de médico",
"Negrita", en Versos de Negrita. en Yo, médico. Yo, catedrático.
En 1919 casa con Dalmira del Carmen López Osornio, de la que tiene cinco hijos
Hay también en su poesía una cons- (dos mueren tempranamente). Sabe que debe empezar a vivir como los demás, pero
tante nostalgia por lo que fue, una preo- no puede, pues su sensibilidad lo hace diferente de todos:
cupación por el tiempo que pasa y por la Y o me sentía con una levedad de pluma, con un no estar en contacto con mis semejantes
muerte que acecha: "desmenuzan el sino por momentos, ligado por dos palabras o por el choque fugaz de dos manos.
tiempo relojes y campanas. Francamen- Al parecer no me daba cuenta que aquello para mí era vivir. Y que un poeta en cuanto
te, de lo que más me gusta hablar es del nace y¡yestá haciendo y que todo consiste en seguir haciendo eso mismo, es decir, una serie
tiempo: desde el rocío hasta la eternidad". de poemas que luego se corrigen, y se dan a que los cosan por ahí, y se olvidan. En ese
No en vano dice Ezequiel Martínez Es- sentido, qué modo de vivir la verticalidad de la 11\lvia, la urdimbre de la noche, la barra de
trada que Fernández Moreno "no ha he- oro del día, el espesor de la hoja. Eran indudablemente vividos por mí algo más que lo que
cho más que conjugarse en el tiempo del los vivían los otros. Y no digo la lluvia, la noche, el día, la hoja, sino el cartel amarillo que
mundo y en el modo de las cosas". se marchitaba en una esquina, se despegaba y caía. Y otras cosas del mismo jaez. Y no es
que yo me creyera un poeta ni grande ni chico, sino el efecto volatilizador de energías, así
se cargue una tonelada de lirismo en las venas como un adarme 11 . [ •.. ] Día ganado era
La ciudad, desde esta altura, día escrito. Día baldío era día estéril y en eso estribaba todo.
parece achatada y fea.
No se ven más que letreros, Y como es poeta y es fiel a su ciudad, sigue escudriñando sus rincones, sus tardes,
su gente, con ansias infinitas, "centuplicado en alas":
claraboyas y azoteas.
Si casi no toco el suelo,
La ciudad, desde esta altura, detenedme, que me vuelo.
se levanta de la tierra
Al fin y al cabo algo tenemos de palomas, dice Baldomero:
y en un ímpetu supremo
hacia los cielos se eleva: Rebelión de alma insumisa
en flechas de pararrayos, que quisiera dar un salto,
en lanzas de chimeneas. del trampolín del asfalto
"Torre del Pasaje Güemes", en Ciudad. hasta la última cornisa.
"Detenedme, que me vuelo", en Ciudad.
10 esclerótica: membrana dura, opaca, de El vuelo y las alas son dos símbolos importantes en la poesía de Fernández Moreno,
color blanquecino, que cubre casi por completo
junto al de las calles. El poeta, por serlo, anhela más que la libertad del hombre, no
el ojo.
quiere límites para sembrar su alma. Paradojalmente, parece querer liberarse de la li-
11 adarme: porción mínima de una cosa. bertad terrenal.
542
Hacia 1924, el catedrático de literatura, en escuelas secundarias, reemplaza al mé-
dico. A partir de entonces, Fernández Moreno vive de sus sueños, de sus cátedras y de
algunas colaboraciones en distintos diarios, hasta su muerte, ocurrida el 7 de julio de
1950.
Sin duda, el hecho esencial en su vida es haber nacido en la Argentina y haber pa-
sado su infancia en España. Los dos países dejan su huella honda. La ciudad nueva, la
ciudad excitante, que sueña con tocar el cielo y que también se olvida de soñar, de
encender una flor en la soledad oscura de sus setenta balcones, protege el recuerdo de
la España lejana, donde un día aprendió el nombre de las cosas, donde balbuceó la
primera oración a la Madre de Jesús, donde "hay tanto silencio, 1 que sólo se oye la
vida".
543
Árboles de la Avenida, Gerardo Diego dice que el realismo de Fernández Moreno "se alza de pronto a la
¡cómo va pasando el tiempo! magia, al símbolo, a la emoción más honda y pura de eternidad".
En sus poemas aparece esa otra Buenos Aires, la lírica, la que se siente, la que se
Yo conocí vuestros troncos necesita, la que se espera, pero también la de ahora, la de todo nuestro tiempo, la que
lisos, delgados, esbeltos. enreda el hoy en sus geometrías. Entonces, es lira y asfalto, "realidad real", "verdad
verdadera" que confunde, fatiga, aprisiona, cautiva:
Y ahora estáis llenos de costras, Piedra, madera, asfalto.
de verrugas, de tubérculos. ¡Si me enterraran bajo el pavimento!
544
Los cristales de la fonda gran golpe de las novísimas vanguardias". No podemos señalar su filiación con una
están chorreando agua. determinada tendencia literaria. "Multiforme poeta" -como lo llama su hijo César-,
debemos ubicarlo en una generación intermedia entre el Modernismo y el vanguar-
Dentro hay figuras borrosas
que juegan a la baraja. dismo. Es poeta de transición, pero no es esto lo que le asigna un lugar en nuestras
letras, sino su personalidad, su manera original de sentir y de hacer.
El mostrador es de cinc la vida es poesía en la obra de Baldomero, porque es creación constante. Es poeta,
y de tachuelas doradas. porque ve, más que a los seres y las cosas, su eternidad, su alma, porque sublima lo
En el palenque, caballos trivial, porque engarza en palabras sus sueños, los pequeños paraísos de cada día .
de la gente de las chacras. Una poesía que yo quisiera como el pan, aunque se sutilizara hasta la hostia. O como el
Todos están quietecitos vino, hasta la embriaguez. Una poesía que fuera como un martillo, como una rosa o como
y con las cabezas bajas. una lágrima. Humana. Una poesía, en fin, que se propague como un reguero de pólvora,
que se adhiera a las almas como la miel a una rebanada de candeal, y sobre todo, que se
¡Qué blancos pone la luna
recuerde, como se recuerda un nacimiento.
los cojinillos 17 de lana!
"Helada", de Intermedio provinciano.
545
primera vez, los hallazgos maravillosos porque se han desprendido por entero del mis-
terio en que yace todo lo que existe. El poeta no crea poesía sino forma de reve-
larla".
El poeta escribe según "el ritmo" de su sangre y según "el momento" de su carne.
Sus libros son eco de un profundo diálogo interior:
Viví sintiendo. mi rumor, hablando
conmigo nada más, con el empeño
No me pude definir mejor, porque no me de ver sólo lo que iba imaginando.
pude dedicar a la poesía. Y quizá de la vida me hice un sueño.
Enrique Banchs
y nacen de su recogimiento voluntario, en el que maduran los frutos de su alma*:
Tranquilo y majestuoso río ha sido
¿Y en do hacia qué país te fuiste a pique? mi Silencio en que nace mi labor
¿En qué profunda cueva submarina como un nenúfar 20; y el mejor favor
te aprisiona maléfica madrina? que me concedo es el pasar sin ruido.
¿Por qué no cantas, silencioso Enrique?
Las barcas (1907), El libro de los elogios (1908), El cascabel del halcón (1909) y
La urna (1911) componen su obra poética. Después, Banchs no publica más libros.
¿Por qué cesó tu juvenil repique,
Jorge Luis Borges lo llama "hechicero feliz que ha renunciado al ejercicio de su magia".
finísima campana matutina?
Pero "no hubo tal silencio", sino la necesidad de velar por el bienestar de los suyos
¿Quién te ligó las alas, golondrina?
asumiendo otras actividades ajenas a la poesía, esa ciudad de palabras.
Di la palabra mágica que explique.
Hasta 1930 nuestro poeta sigue escribiendo y publicando algunos poemas. Entre
1952 y 1955 colabora aisladamente en La Nación.
Vuelve a sumarte al armonioso coro,
turbe de nuevo el cascabel de oro
"En la luz está toda mi
del fiero halcón los apacibles valles ...
En 1907 aparece Las barcas, su primera obra poética. Ésta contiene el resto de su
¡Sol al soneto y luna a la balada! producción.
¿Acaso está la patria tan sobrada La "barca" simboliza para Banchs el "ensueño del poeta", la esperanza de un futuro
de grandes voces para que tú calles? mejor. El mar es la vida, donde derrama su idealismo: "¡Paso a la nueva barca! ... ; esa
nave llevaba la idea de un poeta".
Baldomero Fernández Moreno Anhela fundirse con la naturaleza:
... toda mi carne joven vaya a un árbol florido
y se funda en sus fibras virginalmente blancas
como un verso armonioso se funde en un poema.
"Un anhelo"
El desaliento, la desazón y la melancolía invaden muchos de sus versos:
Entro en los veinte años y tengo mi odisea 21,
pero estoy tan cansado que olvido la pelea
y he visto tantas cosas que ya no sé cantar
y ya no sé si debo sonreír o llorar.
"Desaliento"
El hombre abre los ojos a la vida, al amor, a la muerte, al tiempo que huye, a la
poesía.
Su frente está serena, pero "tempranamente pensativa y grave. Es la vida tan bre-
ve ... ".
Se advierte en este libro de adolescencia una aproximación a la poesía tradicional
española y el influjo del Romanticismo y del Modernismo -"Vendrán los cisnes blan-
cos con sus cuellos de lira"· .
El poeta emplea octosílabos, decasílabos, endecasílabos, dodecasílabos, alejandrinos
y versos de dieciséis sílabas.
20 nenúfar: planta acuática, con hojas en-
teras, casi redondas, que flotan en la superficie "Armonía, armonía en todo gesto"
del agua, y con flores amarillas o blancas.
21 odisea: viaje largo, en el cual abundan El 20 de octubre de 1908 Banchs publica El libro de los elogios, en el que hace su
las aventuras adversas y favorables, para el alabanza a la vida. Dice que su obra no es representativa, sino heterogénea.
viajero. En este caso, el poeta se refiere a sus Se atenúa la influencia modernista y emplea menos símbolos.
experiencias. El sustantivo odisea surge de la Elogia a "los titiriteros", las "águilas bicéfalas", la "lluvia", las "espadas arcangé-
obra homónima de Homero, poeta griego, na- licas", las "salamandras", los "caminos con damas y mendigos", a "los filósofos",
cido probablemente en el siglo IX a. C. "la penumbra", el "bronce", "las manos maternales", a "la mujer". Y elogia "el elogio".
546
La simiente es la larva del laurel y del roble
que darán dulce sombra para nuestras cabezas,
el gesto que la siembre debe ser gesto noble·
como caricia amada que siega las tristezas.
"Elogio de la simiente"
El autor de El libro de los elogios * cree en el triunfo de lo bueno y en que es
necesaria la armonía y bella la serenidad.
El cascabel del halcón* aparece en 1909. Banchs define su libro como "más clásico
y erudito". En la primera parte se inspira en el mundo medieval (romances fronterizos,
el Cancionero, la poesía galaico-portuguesa y la provenzal):
N o llore la flor de nuestra el señor de los romances,
Castilla, la bien nombrada: caballero en una jaca 22,
por Pascua o por Navidad herrada en plata sonora,
vendrá a besarla en la cara en albas rosas manchada ...
"Coplas de juglar"
En la segunda parte, cincuenta y cuatro poemas muestran a un poeta personal, preo-
cupado por el hombre y por la fugacidad del tiempo.
Esta obra revela -según Roberto F. Giusti- "el amor por la cultura en el artista y el
sometimiento de sus poderosas dotes nativas al necesario imperio de la reflexión".
En los versos de Banchs sobresale el tema de la muerte y la falta de fe en el poder
de la palabra.
547
No trabajes el verso La dulce estrofa siempre
con amor prolongado. un poco de alma exhale.
Sea como paloma Más que hoja de libro
que se va de la mano. sea gota de sangre.
"Simples palabras", en El cascabel del halcón.
Sólo un poeta extraordinario produce sin Romántico en el fondo y modernista en la forma -nuestro poeta no cree en estas
sujeción a escuela o tendencia alguna, lo que clasificaciones-, Banchs considera que la poesía, "arte superior, debe presentar belle-
no obsta para que más tarde se le señale za. La verdadera poesía no persigue exquisitez de artificio, sino que se consagra con
como definido representante de alguna de humildad a un arte arduo que deje limpio lo elemental de la belleza". Ésa es su máxima
ellas. aspiración' . Luego, la huella que dejen sus libros será obra absoluta de los lectores.
Enrique Banchs
Francisco en
Francisco Luis Bernárdez escribe para "calmar su sed de hermosura, que es, en
cierto modo, sed de Dios". Su verso se desliza como un río sereno, entre el silencio y
la luz; entre el recuerdo que es fulgor de nostalgia, y la realidad que conmueve sus
horas; entre la tristeza y el amor; entre la oscuridad y "todo el sol" que hay en su ser;
entre la tierra y la aspiración infinita de Cielo.
548
Mi poesía evita en lo posible el color lo- Entre 1935 y 1945 escribe sus libros más importantes: El Buque, La ciudad sin
cal. Yo he tenido siempre la intención de Laura, Cielo de tierra y otros. En 1944 recibe el Premio Nacional de Literatura por sus
hacer una escritura lo más universal posi- Poemas elementales.
ble ... En 1946 prepara una Antología poética con algunas composiciones de las obras
Francisco Luis Bernárdez publicadas hasta entonces.
Es miembro de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Escritores y de la
Academia Argentina de Letras. Ocupa otros cargos relacionados con el ámbito edu-
cativo y viaja nuevamente a España como Consejero cultural de la Embajada Argentina
en Madrid.
Su formación intelectual responde a la lectura de los clásicos latinos, españoles,
franceses e ingleses 24.
Nuestro poeta muere en Buenos Aires, el 24 de octubre de 1978 .
El y la
Para Francisco Luis Bernárdez, la poesía es "emanación de lo eterno del ser: luz que
ocasionalmente vestida de ropajes verbales brota de la zona en que el alma está más
cerca de lo divino; canto que sube de las últimas raíces de la persona, trata de abrirse
en flores esenciales". El gran deber del artista es "prolongar el plan del Creador con
nuevas formas" y "comunicarse extrañamente con las criaturas en la contemplación y
el goce de lo añadido así a la tierra".
Su obra poética se divide en tres etapas: de iniciación, ultraista y de madurez
lírica.
de iniciación
... aunque cuarto en el número de mis li- Pertenecen a esta etapa tres libros respecto de los cuales Bernárdez prefiere guardar
bros, es el primero en que mi canto suena silencio: Orto (1922), Bazar (1922) y Kindergarten (Poemas ingenuos) (1923). En ellos
con su timbre personal. se advierte la influencia de Rubén Daría, de Charles Péguy 25 y de Paul Claudel26.
Francisco Luis Bernárdez
ultraista
Bernárdez colabora con el movimiento ultraísta cuando publica Alcándara. Imágenes
(1925), pero permanece fiel a sus temas preferidos: la noche, el silencio, la naturaleza,
la fe, la humildad y la creación poética. El título ya denuncia la influencia de la tradición
literaria española, pues alcándara era la percha donde se ponían las aves de cetrería o
donde se colgaba la ropa:
549
del esqueleto mío;
de ¡;scuchar, luego, con la caracola
de mi conocimiento amanecido,
cómo afila su voz huracanada
en la cósmica selva de los siglos,
cómo hierve hojarascas estrelladas
en el otoño negro del vacío,
cómo empolva de crespas nebulosas
su camino.
"La pajarita de papel",
en La alcándara blanca.
de madurez lírica
En esta etapa es muy débil la influencia del ultraísmo; predominan las formas clá-
sicas en las que se ha formado el poeta. Pertenecen a este período El Buque (1935),
Cielo de tierra (1937), La ciudad sin Laura (1938), Poemas elementales (1942), Poe-
mas de carne y hueso (1943), El ruiseñor (1945), Las estrellas (1947), El Ángel de la
Guarda (1949), Poemas nacionales (1950), La flor (1951), El arca (1953) y Poemas de
cada día (1963).
El hermoso velero
Este libro de dimensión lírico-religiosa de tres palos y proa de violín
está escrito en Jiras. La Jira es una com- apoya en el sendero
binación métrica que consta de seis ver- más ancho del jardín
sos (heptasílabos, el primero, el tercero y una blancura que no tiene fin.
el cuarto, y endecasílabos, los otros dos),
de los cuales riman el primero con el Cada mástil es una
tercero y el segundo con el cuarto y con senda por donde sube la mirada
el quinto. sedienta de fortuna;
la proa es una espada
que me atraviesa el alma enamorada.
550
su fe y a su amor a través de versos encendidos de pureza: el Niño Dios que le
alumbra el camino de la Verdad; la Virgen María, símbolo del amor perfecto e ilimitado:
y Laura -"Esta mujer que siente lo que siento"-, a la que une su corazón enamo-
rado, su silencio, su esperanza, porque tiene "la forma justa" de su vida .
En esta obra reaparece el verso de veintidós sílabas, verso de arte mayor que se
acerca a la prosa poética.
Ocho poemas (versos de veintidós sílabas) y nueve sonetos componen los Poemas
elementales (1942) *. En la primera parte, el poeta se refiere a los elementos que
conforman el mundo: tierra, mar, viento, hoguera.
El mar sin tiempo y sin espacio nos acancm con sus olas comprensivas.
Su soledad es tan inmensa que se confunde con sus aguas infinitas.
Nadie lo habita, ni lo surca; nadie lo llama, ni lo escucha, ni lo mira.
Vive desnudo como el alma, con su profunda inmensidad por compañía.
"El mar"
Una Doncella más hermosa que las demás ha dado a luz la luz perpetua.
Pero su cuerpo sigue intacto, como una lámpara que alumbra y no se altera.
La eternidad se vuelve historia, y ésta comienza en este instante a ser eterna.
Naciendo en medio de nosotros, Dios pone paz entre la forma y la materia.
"El Niño"
551
"Nada contra mi sentimiento"
Desde Poemas de carne y hueso (1943) hasta Poemas de cada día (1963), Ber-
nárdez continúa siendo fie( a su credo católico 31. Vuelve a sus temas anteriores y
mantiene su vigor poético. Mientras le quede "el bien de una palabra", hará poesía.
Con motivo de la muerte de Paul Claudel, escribe: "El alma y el intelecto (caso rarí-
simo en nuestro tiempo) fueron en él una sola cosa, una firme y resuelta y fecundísima
unidad capaz de realizar la hazaña de vivir y de expresarse ar.mónicamente, no sólo
para perdurar históricamente en la memoria de los hombres, sino también, y princi-
Mi palabra inocente nuevamente palmente, para permanecer por siempre en la memoria de Dios, que es al fin y al cabo
caudalosa de pájaros se siente ... lo que más importa".
Sirvan también estas palabras para comprender el itinerario poético del autor de
''Versos al nombre casi pronunciado'',
~/ Buque. Su obra logra coherencia y unidad a través de su visión cristiana del mundo.
en Cielo de tierra.
El busca en la tierra su camino al Cielo. Las criaturas que lo rodean, capaces de re-
velar esencia, permiten que su alma, cargada de belleza, traspase su realidad y se
revele en el poema, para continuar la obra creadora de Dios:
Sólo en la plenitud de mi energía
y en el ansia infinita de mi vuelo,
sin otra voluntad ni otro consuelo
que subir y subir, día por día,
subiré con el fuego que me guía
por el camino sin dolor del cielo,
más allá de mi afán y mi desvelo,
más allá de mi angustia y mi agonía.
Y, subiendo y subiendo sin descanso,
iré llegando al celestial remanso
y al fin de toda pena y toda cruz,
para perderme en su total reposo
y no ser en su abismo silencioso
sino el brillo de un rayo de su luz.
"El vuelo", en El arca.
un
La producción poética de Ricardo Neltalí Reyes Basoalto, más conocido por su seu-
dónimo de Pablo Neruda, abarca los cincuenta años centrales del siglo XX (1923-
1973), y resume la evolución de la poesía contemporánea, desde el subjetivismo pesi-
... El ferroviario es marinero en tierra mista de raíz romántica en Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924),
y en los pequeños puertos sin marina hasta el simplismo objetivo y optimista de Odas, elementales (1954), en las que des-
-pueblos del bosque- el tren corre que aparece la angustia existencial predominante en Residencia en la tierra (1931-1935), su
[corre momento poético más alto, según algunos críticos . Obtuvo en 1971 el Premio Nobel
desenfrenando la naturaleza, de Literatura.
cumpliendo su navegación terrestre.
"El padre" Una vida en tres continentes
Neruda nació en Parral, Chile, en 1904, pero su infancia y adolescencia transcu-
Y o crecí estimulado por razas silenciosas, rrieron en Temuco, donde su padre era ferroviario. Luego, en 1921, pasó a Santiago
por penetrantes hachas de fulgor maderero, para seguir el profesorado de francés, que no concluyó. Por entonces adoptó el seudó-
por fragancias secretas de tierra, ubres y nimo que lo haría famoso y publicó sus primeras composiciones poéticas en revistas
[vino: literarias: Los tiempos, de Montevideo, y Dionysios, de Chile.
mi alma fue una bodega perdida entre los En 1924 editó su primer poemario: Veinte poemas de amor y una canción deses-
[trenes perada.
en donde se olvidaron durmientes y barricas, Tres años después, deseoso de conocer otros horizontes, viajó a Asia, como cónsul
alambre, avena, trigo, cochayuyo, tablones, de su país en Birmania. Más tarde lo será en Ceilán y en Java.
y el invierno con sus negras mercaderías. Hasta 1932 permaneció en Oriente, donde se acentuó su soledad ante el dolor y el
"La condición humana" fanatismo religioso de los pueblos de esas latitudes.
A su regreso a Chile publicó Residencia en la tierra (1933). Luego viajó a Buenos
31 Publica, en prosa, La copa de agua Aires, donde conoció a Federico García Larca, cuya entrañable amistad cultivará en
(1963). Madrid. Allí ejerció la diplomacia desde 1935, junto a otra poetisa chilena insigne, Ga-
552
Federico [García Larca] era el torrente de briela Mistral (1889-1957), a quien conociera en su patria siendo adolescente. Durante
aguas y palomas que se levanta del lenguaje este período de su vida se unió a los poetas de la generación del 27 -Rafael Alberti
para llevar las semillas de lo desconocido a (1902), Vicente Aleixandre (1898-1984), Luis Cernuda (1902-1963), León Felipe (1884-
todas las fronteras humanas; Miguel Hemán- 1968), García Lorca (1898-1936), Pedro Salinas (1891-1951) y otros-, quienes le
dez, poeta de abundancia increíble, de fuerza hicieron conocer a Quevedo y a Góngora, excelsos poetas barrocos del siglo XVII, y al
celestial, genital, era el corazón heredero de jovencísimo Miguel Hernández. La vida de Neruda atraviesa su más feliz momento. A la
esos dos ríos de hierro: la tradición y la re- !:lOiedad asiática sigue esta multifacética amistad poética, cuyo frutos más iogrados
volución. verán la luz en la revista Caballo verde. Neruda lo recordará así:
Pablo Neruda A mí me hizo la vida recorrer los más lejanos sitios del mundo antes de llegar al que
debió ser mi punto de partida: España. Y en la vida de mi poesía, en mi pequeña historia de
... con Federico y Alberti [ ... ] , con el poeta, me tocó conocerlo casi todo antes de llegar a Quevedo.
gran poeta Luis Cemuda, con Vicente Alei- Viajes
xandre, poeta de dimensión ilimitada [ ... ] ,
La guerra civil española desbarata al grupo poético, pero no calla la agitación de sus
con todos en un solo grupo, o en varios, nos
corazones. Neruda, hondamente conmovido por los acontecimientos, se enteró, cons-
veíamos directamente en casas y cafés.
ternado, de la muerte de Federico García Lorca . La poesía del chileno cambiará
Pablo Neruda desde entonces:
El mundo ha cambiado y mi poesía ha cambiado. Una gota de sangre caída en estas
líneas quedará viviendo sobre ellas, indeleble como el amor.
Tercera residencia, "Palabras liminares".
Lorca y sus amigos le han enseñado a vivir gozosamente, a abandonar su actitud
solitaria y a ayudar al doliente o al necesitado. La guerra y su desolación influyen sobre
su espíritu . .Así nacerán los versos de España en el corazón, himno a las glorias del
pueblo en guerra (1937), que luego incluirá en Tercera residencia (1947). Ya Neruda
es un poeta comprometido políticamente con el comunismo, partido al cual se afiliará
en 1945, en Chile.
Entre 1939 y 1970 viajó constantemente: Francia, Chile, Cuba, Méjico, Perú, la Unión
Soviética, Italia, Checoslovaquia, Uruguay, Argentina, Venezuela, Polonia, Bulgaria, lo
recibieron con calurosas acogidas. Dictó conferencias, publicó artículos e hizo política
partidista en su país, donde fue elegido senador.
En 1945, la justicia chilena determinó que su nombre legal sería Pablo Neruda.
En esos años y hasta su muerte en 1973 publicó en forma continua: Canto general
(1950), Las uvas y el viento (1954), Odas elementales (1954), Nuevas odas elemen-
tales (1955), Cien sonetos de amor (1960), Cantos ceremoniales (1967) y Fin del
mundo (1969), entre otros. Póstumamente aparecen El mar y las campanas (1973),
Jardín de invierno (1973) y su autobiografía en prosa, Confieso que he vivido (1974).
Murió, en Chile, el 23 de setiembre de 1973
553
Granada roja y dura, El doloroso gemir en soledad va acompañado de un paisaje romántico, por lo cre-
topacio negro, España, puscular y melancólico.
amor mío, cadera De pronto' el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
y esqueleto del mundo, El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
guitarra incandescente, Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
fuego sin mutilar, oh dolorosa Se desviste la lluvia.
piedra amada, "Juegas todos los días ... "
si yo te recordara
Este himno al amor, tal vez el más famoso de los poemarios de Neruda, presenta,
el corazón se me desangraría
ya, los caracteres formales de su poesía: abundancia de símbolos, metáforas, compa-
y necesito sangre
raciones e imágenes surrealistas sugerentes, que apuntan todas a la angustia y a la
para reconquistar tus hermosuras,
desintegración.
para que tu silencio
de golpe se arrodille Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes
vencido, terminado, a tus ojos oceánicos.
y se oiga la voz de tus pueblos Allí se estira y arde en la más alta hoguera
en el nuevo coro del mundo. mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago.
"El pastor perdido", Hago rojas señales sobre tus ojos ausentes
en Las uvas y el viento. que olean como el mar a la orilla de un faro.
"Inclinado en las tardes ... "
Los símbolos recurrentes en esta etapa son la muerte, el viento, las olas, el mar, el
crepúsculo, las sombras, que traducen la honda melancolía del poeta.
"' Segundo momento (1931-35): la plenitud poética.
Corresponde a la época de su relación con el grupo poético español de la gene-
ración del 27, aunque su primera Residencia en la tierra reúne poemas escritos en
Oriente.
Su poesía es decididamente surrealista , desde el título de sus obras mayores
-Primera y Segunda residencia en la tierra (1931-35)-, en el que subraya su creen-
cia en el destino finito y material del hombre, consciente de su origen terreno y ausente
de toda posibilidad de redención. Se acentúa el sentimiento de destrucción y naufragio
que alentara Veinte poemas . ... Se muestra al hombre como a un ser abandonado en
medio de un torbellino de tensiones y de anhelos frustrados. Todo ello plasmado en "un
delirio de asociación interpretativa", que lo obliga a fijar imágenes múltiples y diversas,
antagónicas e incoherentes, tal como el subconsciente las produce.
Entre sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas,
dotado de corazón singular y sueños funestos,
precipitadamente pálido, marchito en la frente,
y con luto de viudo furioso por cada día de vida,
5 ay, para cada agua invisible que bebo soñolientamente,
y de todo sonido que acojo temblando,
tengo la misma sed ausente y la mísma fiebre fría,
un oído que nace, una angustia indirecta,
como si se llegaran ladrones o fantasmas,
10 y en una cáscara de extensión fija y profunda,
como un camarero humillado, como una campana un poco ronca,
como un espejo viejo, como un olor de casa sola
en la que los huéspedes entran de noche perdidamente ebrios,
y hay un olor de ropa tirada al suelo, y una ausencia de flores,
15 posiblemente de otro modo aún menos melancólico,
pero, la verdad, de pronto, el viento que azota mi pecho,
las noches de substancia infinita caídas en mi dormitorio,
el ruido de un día que arde con sacrificio,
me piden lo profético que hay en mí, con melancolía,
20 y un golpe de objetos que llaman sin ser respondidos
hay, y un movimiento sin tregua, y un nombre confuso.
"Arte poética"
Amado Alonso, crítico español a quien seguimos en este análisis, señala la base au-
tobiográfica de los poemas de Residencia en la tierra. Surgen de una experiencia per-
sonal que el poeta vuelca en el aparente hermetismo de esta poesía, difícil y externa-
554
mente incoherente. Sin embargo, sus imágenes sólo son ininteligibles en apariencia, ya
que la caracterización que de sí mismo hace el poeta combina expresiones que apun-
tan a su falta de fe en la vida celestial ("marchito en la frente"), con otras que indican
su extrema soledad ("y con luto de viudo furioso por cada día de vida"), en medio de
una humanidad que siente lejana y ajena ("entre guarniciones y doncellas"), es decir,
entre los hombres y las mujeres que la conforman sobre la tierra ("entre sombra y
espacio") .
' Imágenes de la misma índole utiliza para subrayar la extrema sensibilidad de que
está dotado ("ay, para cada agua invisible que bebo soñolientamente 1 y de todo
sonido que acojo temblando, 1 tengo la misma sed ausente y la misma fiebre fría"). En
estos versos, la aparente incoherencia surge porque el adjetivo parece anular la carac-
terística peculiar del sustantivo modificado ("sed ausente"; "fiebre fria"), cuando, en
realidad, lo que hace es lo contrario, es decir, subrayar la insaciable apetencia de
belleza del poeta .
En la segunda parte de la poesía (vs. 1O al 21 ), el poeta vuelve los ojos a su interior
y, con una enumeración aparentemente caótica, indica cómo se ve a sí mismo ("como
un camarero humillado, como una campana un poco ronca, 1 como un espejo viejo ... "),
hasta exponer la íntima necesidad de expresarse que lo acongoja y lo define ("me piden lo
profético que hay en mí, con melancolía"). Por último, califica la erupción poética
(" ... un golpe de objeto\> que llaman sin ser respondidos 1 hay, y un movimiento sin
tregua, y un nombre confuso").
Su visión del mundo, de la vida y de su propia creación estética queda así esbozada
en los versos precedentes •.
la Segunda residencia (1935), si bien dentro del estilo surrealista de la primera,
acusa la inserción de Neruda en la generación poética española del 27.
la obra revela una mayor riqueza de recursos de estilo, así como un premeditado
interés por los efectos rítmicos de influencia lorquiana . Hay cierta distensión en lo rela-
tivo a su constante agonismo, prólogo de la amplitud solidaria que caracterizará los
versos del Canto general.
® Tercer momento (1936-50): la apertura hacia la comprensión de la humanidad.
Este período abarca poemas escritos desde 1936, reunidos en Tercera residencia
(1947) y Canto general (1950).
la guerra civil española (1936-1939) sacude íntimamente al poeta, que vive la es-
plendente realidad literaria madrileña. Del ensimismado y solitario autor de Veinte
poemas ... y del conturbado poeta de las dos primeras Residencias, poco queda. El
interés por los demás, la preocupación social, el partidismo político, tiñen su poesía. Así
como la pintura de la época ha dejado de ser figurativa para combinar símbolos en
forma casi abstrusa, así también la estética de Neruda acentúa la ruptura de la sintaxis
y del significante. Como en Guernica (1937), del genial Pablo Picasso (i 881-1973), la
poesía nerudiana se "descoyunta" para expresar el horror de lo inexpresable .
. . .quién? Cae
ceniza, cae
hierro,
y piedra y muerte y llanto y llamas,
quién, quién, madre mía, quién, adónde?
Tercera residencia, "Bombardeo".
Es la hora del compromiso político, pero también de la nostalgia por un mundo ayer
no más feliz, hoy en ruinas.
Ved cómo se ha podrido,
la guitarra en la boca de la fragante novia;
ved cómo las palabras que tanto construyeron,
ahora son exterminio: mirad sobre la cal y entre el mármol deshecho
la huella -ya con musgos- del sollozo.
Tercera residencia, "Canto sobre unas ruinas".
32 Macchu Picchu es una ciudad incaica edifi- la obra más importante de este período es, sin duda, Canto general y, en especial,
cada sobre la cima de un alto cerro, al borde el capítulo titulado "Alturas de Macchu Picchu" 32. Por una vez, Neruda abandona el
del río Urubamba (Perú). Fue descubierta en acento lírico y se deja arrebatar por el ímpetu épico. El tema de la obra, en general, es
1911. América, sus glorias y sus héroes, su pasado, su presente y su futuro.
555
América, no invoco tu nombre en vano.
Cuando sujeto al corazón la espada,
cuando aguanto en el alma la gotera,
cuanqo por las ventanas
un nuevo día tuyo me penetra,
soy y estoy en la luz que me produce,
vivo en la sombra que me determina,
dúermo y despierto en tu esencial aurora:
dulce como las uvas, y terrible,
conductor del azúcar y el castigo,
empapado en esperma de tu especie,
amamantado en sangre de tu herencia.
Canto general, 6, XVIII.
El poema a las "Alturas de Macchu Picchu" resume los dos motivos fundamentales
del Canto general: la exaltación del pueblo chileno y el descubrimiento de las raíces de
la historia continental en la contemplación de esas ruinas incaicas, lo que le permite
percibir el lazo entre el ayer y el hoy americanos '.
Piedra en la piedra, el hombre, ¿dónde estuvo?
Aire en el aire, el hombre, ¿dónde estuvo?
Tiempo en el tiempo, el hombre, ¿dónde estuvo?
Los poemas del Canto general coinciden en temática y estilo con las óbras de los
muralistas mejicanos Diego Ribera (1887-1957}, José Clemente Orozco (1883-1949} y
David Alfara Siqueiros (1898-1974).
e Cuarto momento (1951-58): la elemental sencillez de lo creado.
Los libros de este período -Odas elementales (1954}, Nuevas odas élementales
(1956} y Tercer libro de las odas (1957}- inauguran el predominio de endecasílabos y
heptasílabos, como molde adecuado para una nueva expresión más simple y directa,
aunque no exenta de propaganda política. El poeta manifiesta su amor por la natura-
Méjico, has abierto las puertas y las leza. Prevalecen los temas sencillos y un sentimiento optimista lo inunda todo.
[manos A la rosa
al errante, al herido, a esta rosa,
al desterrado, al héroe. a la única,
Siento que esto no puede decirse de otra a esta gallarda, abierta,
[forma adulta rosa,
y quiero. que se peguen mis palabras a su profundidad de terciopelo,
otra ve~ como besos en tus muros. al estallido de su seno rojo.
"Yo soy", Odas elementales, "A una rosa".
en Canto general.
• Quinto momento (1959-73): la plenitud sentimental.
De lo publicado en este penado -Cien sonetos de amor (1959), Canción de gesta
(1960}, Cantos ceremoniales (1961), La espada encendida (1970}, Elmar y las cam-
panas (1973), entre otros-, los más importantes son los Cien sonetos de amor, en la
línea de Los versos del capitán (1952) y Extravagario (1958), por su acendrado lirismo.
Dedicados a su esposa, Matilde Urrutia, manifiestan el apogeo lírico de Neruda, de
regreso, así, a sus orígenes de poeta intimista -aunque alejado de la melancolía tras-
cendente de Veinte poemas . .. -, y en correspondencia con el mundo, su residencia,
esta vez en visión optimista, esperanzada, con fe en la vida y en el futuro de la
humanidad
556
.. Regresé de mis viajes. entre roncas gargantas arrastradas,
Navegué construyendo entre cigarros y torcidos pelos,
la alegría. y como ola de mar su voz aumenta
Que el amor nos defienda. aullando llantos y manos de cadáver.
Que levante sus nuevas Residencia en la tierra, "Estatuto del vino".
vestiduras
Respecto de las imágenes en sí mismas, ya hemos dicho que son de corte surrea-
la rosa. Que la tierra
lista, en cuanto nacidas en el subconsciente, y de clara procedencia onírica.
siga sin fin florida La enumeración de imágenes, combinada con el encabalgamiento sintáctico, otorga a
floreciendo. los versos de Neruda cierto ímpetu ascendente, que subraya la distorsión entre imá-
Entre las cordilleras genes antitéticas, a la vez que las concatena.
y las olas nevadas En ocasiones, ambos recursos se asocian para alargar cadenciosamente el ritmo:
de Chile,
... con una voz nocturna, con un grito
renacido en la sangre
de pájaro en la lluvia, con una interminable
de mi pueblo,
para vosotros todos, sombra de ala mojada que protege mis huesos,
para vosotros canto. mientras me visto, mientras
interminablemente me miro en los espejos y en los vidrios,
oigo que alguien me sigue llamándome a sollozos
Que sea repartido
con una triste voz podrida por el tiempo.
todo canto en la tierra,
que suban los racimos, Odas elementales, "Oda a un lamento".
que los propague el viento. El poeta recurre, a menudo, al uso de símbolos. Si bien no siempre tienen un signi-
Así sea. ficado fijo y permanente, en general apuntan a expresar un contenido monovalente. Así
"El canto repartido", se dan: abeja, humedad, amapola, campana, espada, fuego, hormiga, sal, trigo, uvas,
en Las uvas y el viento. vino, entre otros. Paloma traduce la idea de vida en plenitud. Abeja representa el gozo
y la dulzura de los momentos únicos. Hormiga y humedad subrayan un sentimiento
hostil .
1
Veinte poemas de amor y una
canción desesperada
Me gustas cuando callas ...
Me gustas cuando callas porque estás como ausente, Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. Déjame que me calle con el silencio tuyo.
Parece que los ojos se te hubieran volado Dejáme que te hable también con tu silencio
y parece que un beso te cerrara la boca. claro como una lámpara, simple como un anillo.
Como todas las cosas están llenas de mi alma Eres como la noche, callada y constelada.
emerges .de las cosas, llena del alma mía. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
y te pareces a la palabra melancolía. Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Me gustas cuando callas y estás como distante. Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Pablo Neruda
557
Canto general
Alturas de Macchu Picchu
Piedra en la piedra, el hombre, ¿dónde estuvo? dieron pétalo a pétalo de su alimento oscuro
Aire en el aire, el hombre, ¿dónde estuvo? en la boca vacía?
Tiempo en el tiempo, el hombre, ¿dónde estuvo? Hambre, coral del hombre,
¿Fuiste también el pedacito roto hambre, planta secreta, raíz de los leñadores,
del hombre inconcluso, de águila vacía hambre, ¿subió tu raya de arrecife
que por las calles de hoy, que por las huellas, hasta estas altas torres desprendidas?
que por las hojas del otoño muerto Y o te interrogo, sal de los caminos,
va machacando el alma hasta la tumba? muéstrame la cuchara, déjame, arquitectura,
¿La pobre mano, el pie, la pobre vida ... roer con un palito los estambres de piedra,
los días de la luz deshilachada subir todos los escalones del aire hasta el vacío,
en ti, como la lluvia rascar la entraña hasta tocar el hombre.
sobre las banderillas de la fiesta,
Pablo Neruda
La época del vanguardismo, o, si se prefiere, del experimenta- nueva importación. Del modernismo al vanguardismo, quizá la dife-
lismo, en la poesía hispanoamericana, no tiene una fecha exacta de rencia más sustancial está en lo que se quita, no en lo que se pone;
comienzo, como es natural. Cabría dar una versión simplificada de en soltar lastre retórico para quedarse con los destellos más radi-
su arranque diciendo, por ejemplo, que las revoluciones estéticas calmente extremosos. Pero, por otro lado, hay que reconocer que el
que bullían en París en la sazón de la Primera Gu~rra Mundial arte de "quitar", de reducir y de llevar lo extremoso a su último
fueron trasplantadas por Huidobro y Borgcs, primero ··a Madrid y extremo fue la gran innovación que entonces se enseñó en Europa,
luego a Sudamérica, inaugurando con su "buena nueva" unll época con centro de gravedad en París, aunque a menudo los actores de
de lírica experimental. Pero con semejante versión no acabaríamos esa escena procedieran de otros países. Y, en todo caso, es esencial
de entender hechos como la aparición de César Vallejo en Perú, o, empezar advirtiendo que esta empresa de remoción literaria, sacu-
muy poco después, la irrupción, en México, de Jos Contemporá, diendo las raíces mismas de la expresión y el lenguaje, no se iba a
neos 1 y el "estridentismo" 2. Contrariamente, también cabría de- quedar en experimento, sino que acabaría por servir para dar voz
fender que la introducción del vanguardismo a la europea no signifi- más profunda a las grandes cuestiones humanas de todo tiempo; en
có nada esencialmente nuevo para la poesía hispanoamericana, por- algunos poetas, incluso, con un compromiso político militante. Na-
que el sentido experimental de la imagen y de la exploración artísti- da, pues, en definitiva, de "deshumanización del arte", aunque pu-
ca ya estaba presente en Lugones, López Velarde 3, Eguren ... 4 Sin diera parecerlo durante unos años.
duda, semejantes tesis opuestas -u otras análogas-- pueden tener José María Valverde
sentido como aproximaciones complementarias a un hecho muy Español
complejo; en parte, original; en parte, ya existente; en parte, de (Contemporáneo)
1 Contemporáneos: conjunto de escritores mejicanos -Villaurrutia, 3 Ramón lópez Velarde: poeta mejicano (1888-1921). Escribió poe-
Gorostiza, Torres Bodet, Novo, Barreda y otros- reunidos en torno de mas sencillos sobre temas provincianos. Entre sus obras figuran La
la revista Contemporáneos (1928-1931). Según Enrique Anderson lm- sangre devota, Zozobra y El son del corazón.
bert, tenían "decoro artístico, instinto para apreciar los valores de la 4 José María Eguren: poeta peruano (1874-1942), uno de los más
literatura europea y elegir los modelos". refinados en la poesía contemporánea de América: Publicó Simbólicas y
2 eslridentismo: movimiento que se produce en la poesía mejicana La canción de las figuras.
entre 1922 y 1927. Se propone celebrar la acción futura mediante hé-
lices, motores, triángulos, arcos voltaicos, cables, etcétera. Tiende al
compromiso político.
558
1
559
Alicia M. Zorrilla de Rodríguez
560
como
escritor"
Jorge Luis Borges nace en Buenos Aires, el 24 de agosto de 1899. Son sus padres
Jorge Guillermo Borges y Leonor Acevedo. Se educa en un hogar culto -"Menos que
las escuelas me ha educado una biblioteca -la de mi padre"-, y, desde temprano,
manifiesta su afición a las letras: "Durante muchos años, yo creí haberme criado en un
suburbio de Buenos Aires, un suburbio de calles aventuradas y de ocasos visibles. Lo
cierto es que me crié en un jardín, detrás de un largo muro, y en una biblioteca de
ilimitados libros ingleses".
A los siete años escribe en inglés un resumen de la mitología griega. A los ocho, un
cuento, "La visera fatal", inspirado en un episodio del Quijote. En 1908, El País de
Buenos Aires publica su traducción de "El príncipe feliz", de Osear Wilde.
Ilustración de El oro de los Tigres. En 1914 se traslada con su familia a Ginebra (Suiza). Allí cursa su bachillerato
-único título académico- y aprende francés y latín. Escribe sonetos en inglés y en
Antes de haber escrito una línea, yo sabía, francés, imitando a Wordsworth 1, y se relaciona con el expresionismo alemán. Estudia
de un modo misterioso y, por eso mismo, solo esta lengua y lee a Whitman 2 y a los filósofos germánicos (Schopenhauer y
indudable, que mi destino era literario. [ ... ] Nietzsche). Además, se acerca a la literatura francesa a través de Hugo, Zola, Voltaire,
Para mí, la idea de estar rodeado de libros Flaubert, Maupassant y otros.
ha sido siempre una idea preciosa. Hacia 1918 viaja a España -vive en Barcelona, Mallorca, Sevilla y, finalmente, en
Jorge Luis Borges Madrid-, donde se relaciona con los escritores de vanguardia 3. Dos años después
forma parte del grupo que preside Rafael Cansinos-Asséns, a quien, luego, lo une una
Creo que se conserva algo del Buenos Ai- sincera amist,ad.
res de mi infancia en el barrio Sur. El Bue- En 1921 regresa a la Argentina e introduce el ultraísmo en el ámbito literario. Funda
nos Aires que yo alcancé era lo que ahora se la revista mural Prisma, "cartelón que ni las paredes leyeron", con Eduardo González
llama el barrio Sur; sus casas bajas, con azo- Lanuza, Guillermo Juan, Francisco Piñero y Norah Lange, y colabora en la revista
teas, con patios, con aljibes, lo que ahora Nosotros, donde publica las características del nuevo movimiento.
corresponde a San Telmo ... En 1923 aparece Proa -se conocen sólo tres números- y, al año siguiente, con-
vencido por Alfredo Brandán Caraffa, funda una segunda revista Proa, con Ricardo
Jorge Luis Borges
Güiraldes y Pablo Rojas Paz. Además, colabora en Martín Fierro. Poco a poco aban-
dona el ultraísmo para llevar a cabo una obra más personal.
Desde el principio, sus autores preferi- Viaja nuevamente a Europa (Inglaterra, Suiza, España), donde permanece un año.
dos fueron Shaw, Wilde, Chesterton, En esta época está muy influido por Macedonio Fernández. Conoce a Victoria y a
Wells, Stevenson, Kipling, Cervantes y Silvina Ocampo, a Mastronardi, Mallea, Alfonso Reyes y XuÍ Solar. Entre 1931 y 1932
Fray Luis de León. se inicia su amistad con Adolfo Bioy Casares, con quien firma algunas de sus obras
utilizando el seudónimo de Bustos Domecq. Colabora en Sur y, más tarde, en El Ho-
gar. En 1933, en el suplemento literario de Crítica.
Cuando muere su padre (1938), comienza a trabajar como bibliotecario en la biblio-
teca municipal "Miguel Cané".
1 Wiliiam Wordsworth: poeta inglés (1770- En 1945, la Sociedad Argentina de Escritores le otorga el Gran Premio de Honor por
1850). Es autor de dos largos poemas: "El pre- Ficciones. Al año siguiente, el gobierno lo remueve de su cargo y lo nombra inspector
ludio" y "La excursión". de los mercados de aves. De inmediato renuncia y comienza a vivir del ejercicio de las
2 Walt Whitman: poeta estadounidense letras. Dicta conferencias en el Colegio Libre de Estudios Superiores y en la Asociación
(1819-1892). En 1855 publica Hojas de hierba,
Argentina de Cultura Inglesa. También funda y dirige Los Anales de Buenos Aires,
suma de su poesía.
3 En la revista Grecia publica su primer poe-
donde publica "Casa tomada", primer cuento de Julio Cortázar.
ma -"Canción al mar"-, a la manera de Walt En 1951 se edita en París la primera traducción de sus obras, con el título de
Whitman. También colabora en otras revistas Fictions.
españolas: Ultra, Hélices, Cervantes, Horizonte, Después de la revolución de 1955, ocupa el cargo de Director de la Biblioteca Na-
Tablero, Cosmópolis y Reflector. cional y, en 1956, recibe el Premio Nacional de Literatura. Ya ha perdido la vista.
561
Ocupa la cátedra de Literatura inglesa y americana en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de Buenos Aires. Luego, viaja a los Estados Unidos para dic-
tar clases de literatura argentina.
En 1961 obtiene con Samuel Beckett el Premio Internacional del Congreso de Edito-
res. Al a¡jo siguiente, es elegido miembro de la Academia Argentina de Letras, y, en
1963, es galardonado con el Premio del Fondo Nacional de las Artes.
Su importancia como hombre de letras se acrecienta. Viaja, entonces, a Inglaterra
para dictar conferencias, y vuelve a visitar España, Suiza y Francia. Más tarde, asiste
en Alemania a un Congreso de Escritores. Dicta cursos, seminarios y conferencias en
varías universidades norteamericanas 4.
En 1967 se casa con Elsa Astete Millán, de la que se divorcia tre¡{años después.
A los setenta y dos años emprende el estudio del islandés antiguo. Continúa reci-
biendo premios internacionales por sus obras, a pesar de sus constantes declaraciones:
"Creo que mi vida es una serie de equivocaciones, sobre todo la literatura. Por ahí an-
dan mis obras completas, pero mi obra es realmente incompleta, una miscelánea. No
creo haber realizado una obra ... ".
Loado sea el amor en el que no hay po- Es designado Doctor "honoris causa" por las universidades de los Andes (Colombia),
seedor ni poseída, / pero los dos se entregan. de Cuyo, Oxford, Columbia, Michigan, Cincinatti, Jerusalén, la Sorbona, Santiago de
"La dicha", en La cifra. Chile y Tucumán ..
En 1973 deja su cargo de Director de la Biblioteca Nacional. En 1980 comparte el
Cada vez que voy a Europa trato de volver Premio "Cervantes" con el escritor español Gerardo Diego (1896-1987). Es condecora-
a Ginebra donde ocurre algo muy grato. Creo do por varios gobiernos europeos.
que me conocen cuatro personas. Y eso es En 1986 viaja a Ginebra y se casa con su colaboradora María Kodama. Ese viaje
todo. Yo salí desconocido y vuelvo desco- final tiene algo de profético: "En aquel Buenos Aires, que me dejó, yo sería un ex-
nocido, lo cual es bastante cómodo. traño" 5 , pero" ... un hombre 1 hecho de soledad, de amor, de tiempo, 1 acaba de llorar
en Buenos Aires 1 todas las cosas" s.
Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges muere en Ginebra -"una de las varias patrias que tengo"-, el 14
de junio de 1986 ' .
Una vez le preguntaron cómo le gustaría salir del mundo y él respondió: "Lo mejor
sería, como ese hermoso poema español: «Oh, muerte, ven callada 1 como sueles
venir en la saeta ........ Y así fue.
Borges,
La obra poética de Jorge Luis Borges, que contiene, en definitiva, toda su litera-
tura, presenta dos etapas:
e la época inicial , que corresponde a Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de en-
frente (1925) y Cuaderno San Martín (1929);
• la producción posterior a 1930 hasta su muerte.
562
bastaría un solo verso sin metáfora -y es fácil encontrarlo--, fuera de las metáforas
inevitables que forman el idioma, para probar que esa teoría es falsa."
Si bien este r.ecurso estilístico no falta en sus poemarios, nuestro poeta ya no le rinde
culto. Para él la poesía "está e.n el comercio del poema con el lector, no en la serie de
símbolos que registran las páginas de un libro. Lo esencial es el hecho estético, [ ... ]la
modificación física'que suscite cada lectura".
Estorba [ ... ] en mi Fervor de Buenos Fervor de Buenos Aires (1923) prefigura todo lo que Borges escribe después. Es, en
Aires la duradera inquietación metafísica. realidad, su tercer libro de poesía, porque, de acuerdo con un consejo paterno, deja a
Jorge Luis Borges un lado todo lo que no es digno de publicars!3. En esta época cree que el verso libre es
más fácil que el regular; pero luego se da cuenta de que es "más arduo", entonces lo
alterna ~en sus libros siguientes- con el heptasílabo, el endecasílabo y el alejandrino.
- El tema de la obra es Buenos Aires, su ciudad entrañable. Borges RO define su Fer-
vor de Buenos Aires como un libro de poemas, sino como "una prosa más o menos
cuidada": " ... cuando yo la escribí, recuerdo haber pensado menos en Whitman [ ... ]
que en la prosa de Quevedo, a quien yo leía tanto entonces. [ ... ] ese libro está lleno
de latinismos, a la manera de Quevedo, que yo traté de atenuar después". Más tarde,
el poeta mitiga sus "excesos barrocos", lima "asperezas" y tacha "sensiblerías" y "va-
guedades".
El arrabal es el reflejo de nuestro tedio.
Mis pasos claudicaron
cuando iban a pisar el horizonte
y quedé entre las casas,
cuadriculadas en manzanas
diferentes e iguales
como si fueran todas ellas
monótonos recuerdos repetidos
de una sola manzana.
El pastito precario,
desesperadamente esperanzado,
salpicaba las piedras de la calle
y divisé en la hondura
los naipes de colores del poniente
y sentí Buenos Aires.
Esta ciudad que yo creí mi pasado
es mi porvenir, mi presente;
La ciudad de Fervor de Buenos Aires no los años que he vivido en Europa son ilusorios,
deja nunca de ser íntima; la de este volumen yo estaba siempre (y estaré) en Buenos Aires.
tiene algo de ostentoso y de público.
''Arrabal''
Jorge Luis Borges
Respecto de los dos libros restantes que completan la trilogía, Luna de enfrente
(1925) -según Borges- "merece la indulgencia y el olvido" y Cuaderno San Martín
(1929) debe ser "decorosamente" olvidado.
¿Y fue por este río de sueñera y de barro
que las proas vinieron a fundarme la patria?
Irían a los tumbos los barquitos pintados
entre los ciunalotes de la corriente zaina.
563
La metafísica
Jorge Luis Borges considera que todos sus libros son "borradores de un único libro"
que, tal vez, no llegue nunca.
Desde 1929 hasta 1954 no siente la necesidad de escribir versos. En 1943 aparece
Poemas (1922-1943), obra que contiene las composiciones de Fervor de Buenos Aires,
Luna dÉt enfrente y Cuaderno San Martín, y en la que agrega el "Poema conjetural"
que es, para Borges, síntesis de su hacer poético. Once años después publica .,Poe-
mas 1923-1953. '
En 1955 pierde la vista, entonces retorna a su actividad poética: Poemas (1923-1 ¡:}58)
(1958), Antología personal (1961), Obra poética. 1923-64 (19f?4), Para las seis cuerdas
(milongas) (1965). Nueva antología personal (1968), El otro, el mismo (1969), Elogio de •
la sombra (1969), El oro de los tigres (1972), La rosa profunda (1975). La moneda de
hierro (1976), Adrogué (1977), Historia de la noche (1977), Obra poética (1923-76)
(1978), La cifra (1981 ), Los conjurados (1985).
... y no comprendo cómo el tiempo pasa, Las preocupaciones metafísicas que ya aparecen en su primera etapa -el tiempo, el
yo, que soy tiempo y sangre y agonía. hombre, el universo--, se acentúan en ésta. "En Borges -dice Enrique Anderson
"Adrogué", en El otro, el mismo. lmbert- la metafísica y la lírica con una misma cosa."
Antes, atardeceres, arrabales, desdicha; ahora, "las mañanas", "el centro", "la sere-
nidad". Nuestro poeta da más lugar a los sentimientos. Su poesía es más person~l.
intimista ". El mundo interior del hombre atraviesa la máscara del escritor.
Despreocupado del verso libre, admite los metros de la poesía tradicional y hasta re-
torna a la rima. En algunos poemas -aclara Emir Rodríguez Monegal- "Borges ve su
propia vida (Mí vida entera) o se plantea la muerte ejemplar de alguien (Poema con-
jetural, tan cargado de alusiones contemporáneas a pesar de su lejanía histórica); en
otros sufre una experiencia de carácter trascendental (Amanecer) o reproduce en verso
los grandes temas del pensamiento filosófico universal (Del infierno y del cielo)".
Entre todos sus libros de poemas, el poeta prefiere El otro, el mismo (1969), porque
contiene ciertas composiciones en las que quiere "sobrevivir": "Poema conjetural", "Lí-
mites", "El Golem", "Poema de los dones", "El otro tigre", "Una rosa y Milton", "Junín".
Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
rrie dio a la vez los libros y la noche.
"Poema de los dones"
Dice Borges que ahí están, asimismo, sus hábitos: "Buenos Aires, el culto de los
mayores, la germanística, la contradicción del tiempo que pasa y de la identidad que
perdura, mi estupor de que el tiempo, nuestra sustancia, pueda ser compartido" .
El autor de Fervor de Buenos Aires se siente, ante todo, poeta, y reconoce que el
verso tiene dos deberes: "comunicar un hecho preciso y tocarnos físicamente, como la
cercanía del mar".
Cada momento de su vida es profundamente poético y en él ha profesado "la pasión
del lenguaje".
Desde mi nacimiento, que fue el noventa y nueve
de la cóncava parra y el aljibe profundo,
el tiempo minucioso, que en la memoria es breve,
me fue hurtando las formas visibles de este mundo.
Ajedrez misterioso la poesía, cuyo tablero Los días y las noches limaron los perfiles
y cuyas piezas cambian como en un sueño y de las letras humanas y los rostros amados;
sobre el cual me inclinaré después de haber en vano interrogaron mis ojos agotados
muerto. las vanas bibliotecas y los vanos atriles.
Jorge Luis Borges El azul y el bermejo son ahora uha niebla
y dos voces inútiles. El espejo que miro
es una cosa gris. En el jardín aspiro,
amigos, una lóbrega rosa de la tiniebla.
Ahora sólo perduran las formas amarillas
y sóld puedo ver para ver pesadillas.
"El ciego", en La rosa profunda.
564
Hay en la poesía borgeana -explícito o tácito- un elogio del asombro ante un
mundo que sólo tiene la edad de la luz de sus ojos y que ahora presiente su ceguera,
que es "penumbra y cárcel".
Me asombra que una llave pueda abrir una puerta,
me asombra que mi mano sea una cosa cierta,
me asombra que del griego la eleática 7 saeta
instantánea no alcance la inalcanzable meta,
me asombra que la espada cruel pueda ser hermosa,
y que la rosa tenga el olor de la rosa.
"El ingenuo", en La moneda de hierro.
Borges busca el sentido del mundo, juzga las ideas filosóficas :•. intenta definir al
hombre en los hombres. -
"Cada palabra -dice el autor de Elogio de la sombra-, aunque esté cargada de
siglos, inicia una página en blanco y compromete el porvenir." Este pensamiento ex-
plica que la palabra es siempre nueva en la pluma de cada escritor, porque comunica
esas diferentes emociones estéticas que puede suscitarle un hecho cualquiera. Y, como
la palabra es magia, un volumen de versos "no es otra cosa que una sucesión de ejer-
cicios mágicos" y escribir un poema es "ensayar una magia menor".
Reconoce nuestro poeta que, entre los libros que ha publicado, el más íntimo ' es
Historia de la noche (1977):
A lo largo de sus generaciones
los hombres erigieron la noche.
En el principio era ceguera y sueño
y espinas que laceran el pie desnudo
y temor de los lobos.
Nunca sabremos quién forjó la palabra
para el intervalo de sombra
que divide los dos crepúsculos;
nunca sabremos en qué siglo fue cifra
del espacio de estrellas.
Otros engendraron el mito.
La hicieron madre de las Parcas 8 tranquilas
que tejen el destino
y le sacrificaban ovejas negras
y el gallo que presagia su fin.
Doce casas le dieron los caldeas;
infinitos mundos, el Pórtico.
Hexámetros latinos la modelaron
y el terror de Pascal 9.
7 eleática: perteneciente a la escuela filosó-
Luis de León vio en ella la patria
fica que floreció en Elea, ciudad de la Italia
de su alma estremecida.
antigua. Su idea fundamental era que el mundo
visible es sólo una apariencia desordenada, Ahora la sentimos inagotable
detrás de la cual se encuentra el verdadero como un antiguo vino
ser, que sólo puede ser alcanzado por el pen- y nadie puede contemplarla sin vértigo
samiento. y el tiempo la ha cargado de eternidad.
B Parcas: nombre latino de las Moiras, tres
Y pensar que no existiría
divinidades griegas ejecutoras del destino. Re-
sin esos tenues instrumentos, los ojos.
gulaban la vida de cada mortal con la ayuda de
un hilo, que Cloto -la primera de ellas- hi- "Historia de la noche"
laba, Láquesis enrollaba y Átropo, la implaca-
En el "Prólogo" de La cifra (1981 ), Borges define la poesía intelectual *, en la que
ble, cortaba cuando la correspondiente existen-
cia llegaba a su fin. confluyen "el intelecto (la vigilia)", que "piensa por medio de abstracciones", y "la poe-
9 Blaise Pascal: científico, filósofo y escritor sía (el sueño)", que lo hace "por medio de imágenes, de mitos o de fábulas".
francés (1623-1662). Somos el río que invocaste, Heráclito 10.
10 Heráclito: filósofo griego, nació en Éfeso
entre los siglos VI y V a.C. Afirmaba el cambio Somos el tiempo. Su intangible curso
como única realidad: "nada es, todo fluye". Se- acarrea leones y montañas,
gún este filósofo, el elemento creador es el llorado amor, ceniza del deleite,
fuego. insidiosa esperanza interminable,
565
vastos nombres de imperios que son polvo,
hexámetros del griego y del romano,
lóbrego un mar bajo el poder del alba,
el sueño, ese pregusto de la muerte,
las armas y el guerrero, monumentos,
las dos caras de Jano 11 que se ignoran,
los laberintos de marfil que urden
las piezas de ajedrez en el tablero,
la roja mano de Macbeth 12 que puede
ensangrentar los mares, la secreta
labor de los relojes en la sombra,
un incesante espejo que se mira
en otro espejo y nadie· para verlos,
láminas de acero, letra gótica,
una barra de azufre en un armario,
pesadas campanadas del insomnio,
auroras y ponientes y crepúsculos,
ecos, resaca, arena, liquen, sueños.
Otra cosa no soy que esas imágenes
que baraja el azar y nombra el tedio.
Con ellas, aunque ciego y quebrantado,
he de labrar el verso incorruptible
y (es mi deber) salvarme.
"El hacedor"
Descreo de las escuelas literarias, que juz- Y en Los conjurados (1985) -libro donde "hay muchos sueños"- afirma que no pro-
go simulacros didácticos para simplificar lo fesa ninguna estética: "Cada obra confía a su escritor la fo~ma que busca: el verso, la
que enseñan, pero si me obligaran a declarar prosa, el estilo barroco o llano. Las teorías pueden ser admirables estímulos [ ... ] pero
de dónde proceden mis versos, diría que del asimismo pueden engendrar monstruos o meras piezas de museo. [ ... ] Al cabo de los
modernismo, esa gran libertad, que renovó años he observado que la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en
las muchas literaturas, cuyo instrumento co- que no estemos, un instante, en el paraíso".
mún es el castellano ... La poesía de Jorge Luis Borges, gran alegoría del tiempo, es concisa y sentimental;
Jorge Luis Borges sentencia y definición de sí mismo; pasado recreado con las vibraciones del alma ante
la infinita constelación de recuerdos que la habitan; imagen onírica de la realidad,
porque los sueños son muertes y el poeta interroga de continuo a esas muertes -an~
Vida y muerte. han faltado a mi vida. De
tepasados, padres, patios, rosas, aljibes, zaguanes, parras, pilares, espadas desnudas
esta indigencia, mi laborioso amor por estas
sin sangre y sin batallas, la otra Buenos Aires-, para reconquistar los paraísos per-
minucias.
didos -"La rosa verdadera está muy lejos"- a través del antiguo nombre de las
Jorge Luis Borges palabras '':
Todo poema, con el tiempo, es una elegía.
566
No puede determinar el género literario de sus obras . Deja todo a gusto del lector;
además, sostiene que un libro que quiere durar debe poder leerse de muchas maneras,
debe permitir una lectura cambiante.
Desde su niñez, Borges sieríte gran atracción por los cuentos. Recuerda Jorge Osear
Pickenhayn que nuestro escritor es aún muy joven cuando publica "El rey de la
selva" 13, "historia de un enorme tigre que, tras ultimar, en el claro del bosque donde
reinaba, a una pantera negra, vio clavarse una flecha sobre un tronco cercano. Quiso
entonces volver a su guarida, pero otra flecha vino a lastimar su pelaje, al tiempo que
una figura extraña aparecía en la entrada de la cueva. El tigre, agazapado, saltó sobre
el intruso; pero una tercera saeta «Se hundió en el ancho pecho del Rey de la Selva,
quien lanzó un terrible rugido: el rugido de la fiera vencida. Y cayó ... , sangriento
cadáver, a los pies del hombre» ".
Mi primera tentativa de adentrarme en la En la composición de sus narraciones influyen los libros que ha leído, "toda la lite-
mitología del viejo Barrio Norte de Buenos ratura anterior"; luego, religiones y filosofías orientales; las ideas de Schopenhauer,
Aires. En él, traté de contar un cuento pu- Spinoza 14, Berkeley 15, Nietzsche y otros.
ramente argentino de una manera argentina. "Leyenda policial" 16 es su primer intento en el ámbito de la narrativa. Aparece en el
[ ... ] Es la historia del duelo sin motivo o N° 38 de la revista Martín Fierro.
desinteresado -del valor por el valor. En 1938 sufre un accidente y casi pierde la vida. A partir de entonces comienza a
Jorge Luis Borges escribir cuentos: "Me habían hecho una operación, mi vida había corrido peligro, yo no
me di cuenta, pero temí por mi integridad mental. Salí del sanatorio y pensé: si intento
una nota bibliográfica y no puedo hacerla, bueno, ya mi ruina será total; si intento un
poema y no me sale, también, mejor intentar algo que no he intentado nunca y errar así
para reconocer que no soy nadie, que no soy nada. Entonces intenté escribir un cuento
y el primero que escribí se titulaba "Pierre Menard, autor del Quijote". E;se cuento se
publicó en Sur y permitió escribir otros cuentos superiores después. Yo respetaba
mucho el cuento. Yo era un lector de Kipling 17, de Conrad 18, de Las mil y una noches
y pensaba que el cuento era un género que me estaba vedado, tan alto me parecía".
En 1942 edita Seis problemas para don Isidro Parodi, en colaboración con Adolfo
Bioy Casares -usan el seudónimo de H. Bustos Domecq-, y se presenta para optar
al Premio Nacional con El jardín de senderos que se bifurcan (1941). No obtiene
ningún galardón. Entonces, la revista Sur (Año XII, N° 94, julio de 1942) publica "Des-
13 Esta narración aparece en 1912, en un agravio a Borges", para manifestar la indignación de muchos escritores y críticos ante
periódico local, con el seudónimo de Nemo. el injusto resultado. Escribe, por ejemplo, Eduardo Mallea: " ... su lenguaje tiene alma
14 Baruch Spinoza: filósofo holandés de ori-
por sí, lo que equivale a decir que tiene todos los matices de la pasión en el juego
gen judea-español (1632-1677). Niega la con-
ciliación entre revelación y razón.
de sus tensiones. [ ... ] Se puede no encontrar satisfechas en Borges muchas per-
15 George Elerkeley: filósofo irlandés (1685- sonales tendencias o exigencias; se le puede encontrar sagaz en la mutilación, justo en
1753). Es el creador del idealismo subjetivo, la escasez, articulado en el balbuceo, minucioso en los ahorros, prolijo en lo efímero;
según el cual las cosas existen únicamente en eso nada tiene que ver con su valor in objecto 19. Ésos, incluso, pueden ser factores
cuanto son percibidas por un espíritu: ser es más entre los que lo definen como alguien que no quiere parecerse a nadie y a nadie
ser percibido. se parece en verdad, distinguiéndose con rigor. El verdadero tamaño de un escritor,
16 En 1928 es incluido en El idioma de los más que por la porción de virtudes que pueden adscribírsele, se define por la multi-
argentinos (ensayos), con el título de "Hombres
plicidad de reproches que es capaz de soportar sin disgregarse".
pelearon". El mismo cuento, con algunas mo-
dificaciones, es reeditado en el diario Critica, Jorge Luis Borges dice que escribe cuentos, porque no ha sido lector de novelas.
en 1933, como "Hombre de las orillas". Final- Además, un cuento breve puede ser vigilado por el autor y carece de palabras inútiles
mente, aparece con su título definitivo, "Hom- -"prosa de extremada condensación" 20-; mientras lo leemos, "debemos creer en él".
bre de la esquina rosada", en Historia universal Cuando el autor lo compone, ve el principio y el fin, no lo que se halla entre ambos (el
de la infamia. nudo). Esto le es "revelado" gradualmente.
17 Rudyard Kipling: novelista y poeta britá-
nico (1865-1936). Autor de novelas sobre la
Prefiere situar sus narraciones "en lugares un poco indeterminados y hace muchos
vida colonial y cantor del imperio británico. En- años", pues, desde su punto de vista, ningún escritor debe intentar el desarrollo de un
tre sus obras se destacan Kim y El libro de la tema contemporáneo.
selva. En 1907 recibió el Premio Nobel de Li- Sus cuentos y relatos son, al mismo tiempo, ensayos críticos, obras de erudición,
teratura. estudios filológicos y filosóficos, juegos imaginativos para traducir ideas éticas o me- .
18 Joseph Coruad: escritor inglés de origen tafísicas en la realidad histórica. Entre ellos, Borges elige "Uirica" -"mi mejor, mi único
polaco (1857-1924). Autor de novelas de cos- cuento"- y valora "El Sur", "Funes el memorioso", "El fin" y "La memoria de Shakes-
tumbres marineras, entre las que se destacan
'peare".
El negro del "Narciso", Lord Jim, Nostramo,
etcétera. En 1967 le confiesa a César Fernández Moreno que, a pesar de su predilección por
19 in objecto: propio. la literatura fantástica, anhela escribir cuentos realistas, pues está "harto de los labe-
20 Así define Amado Alonso la prosa de Bor- rin'~os y de los espejos y de los tigres", sobre todo, porque los usan otros.
ges. Pertenecen al género narrativo: Historia universal de la infamia'· (1935), El jardín de
567
senderos que se bifurcan (1941), Ficciones (1935-1944) {1944), El Aleph (1949), La
muerte y la brújula (1951) ?1, El hacedor {1960), El informe de Brodie (1970), El Con-
greso (cuento) (1971), El libro de arena (1975), Rosa y azul (1977), Veinticinco Agosto
1983 y otros cuentos (1983). En colaboración con Adolfo Bioy Casares publica: Seis
problemas para don Isidro Parodi (1942), Dos fantasías memorables (1946) 22, Un
modelo para la muerte (1946) 2 3, Los orilleros y El paraíso de los creyentes (guiones
El realismo es un género relativamente cinematográficos, 1955), Crónicas de Bustos Domecq (1967), Nuevos cuentos de
nuevo. En cambio, la literatura empezó, co- Bustos Domecq (1977). En colaboración con Luisa Mercedes Levinson: La hermana de
Eloísa (cuento, 1955) 24.
mo dijo Valéry, por la cosmogonía y las
teogonías25. El hombre empieza en la lite- En general, al leer los cuentos de Borges ingresamos en un mundo en que lo real
ratura fantástica. es fantástico. La irrealidad se realiza o -como bien dice César Fernández Moreno-
"se crea ese ámbito de inverosimilitud verosímil o de verosimilitud inverosímil que
Jorge Luis Borges
define la literatura fantástica".
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En el poema de Hernández, dice el El moreno es vencido en la célebre payada, pero continúa en la pulpería como a la
moreno: espera de "alguien". Ese "alguien" es Martín Fierro, quien hace siete años ha matado a
Espero en Dios que esta cuenta su hermano 33.
se arregle como es debido. El pulpero Recabarren habíá presenciado el primer contrapunto entre "el forastero" y
el moreno. "Ahora" asiste, desde su lecho, inmóvil por la parálisis, al segundo, el de la
La vuelta de Martín Fierro, vida contra la muerte. Ve llegar a un jinete, pero no puede identificarlo:
vs. 4449-4450.
Recabarren vio el chambergo, el largo poncho oscuro, el caballo moro, pero no la cara
Canta el moreno: del hombre, que, por fin, sujetó el galope y vino acercándose al trotecito. A unas doscientas
varas dobló. Recabarren no lo vio más, pero lo oyó chistar, apearse, atar el caballo al pa-
Y si otra ocasión payamos lenque y entrar con paso firme en la pulpería.
para que esto se complete,
por mucho que lo respete El moreno recibe complacido a Fierro. Éste trata de justificar su actitud pacífica al
cantaremos, si le gusta, finalizar aquella payada que los unió:
sobre las muertes injustas -Más de siete años pasé yo sin ver a mis hijos. Los encontré ese día y no quise
que algunos hombres cometen. mostrarme como un hombre que anda a las puñaladas.
La vuelta de Martín Fierro, -Ya me hice cargo -dijo el negro-. Espero que los dejó con salud.
vs. 4451-4456. El destino le pone otra vez "el cuchillo" en la mano e inexorablemente debe cumplir
con él. Se alejan "un trecho" de las casas y se preparan para el duelo:
Adviértase cómo aprovecha Borges los
argumentos del moreno para componer -Una cosa quiero pedirle antes que nos trabemos. Que en este encuentro ponga todo su
su cuento: "que esto se complete". coraje y toda su maña, como en aquel otro de hace siete años, cuando mató a mi hermano.
Sólo Recabarren presencia los hechos, a través de la ventana de su rancho; sólo él
Canta el moreno: ve "el fin", la muerte de Martín Fierro:
Y es misterio tan projundo Inmóvil, el negro parecía vigilar su agonía laboriosa. Limpió el facón ensangrentado en el
lo que está por suceder, pasto y volvió a las casas con lentitud, sin mirar para atrás. Cumplida su tarea de justiciero,
que no me debo meter ahora era nadie. Mejor dicho era el otro: no tenía destino sobre la tierra y había matado a
a echarla aquí de adivino: un hombre.
lo que decida el destino
después lo habrán de saber. Ahora el negro es "el otro", es decir, Martín Fierro, pues, como él, ya arrastra una
muerte sobre la tierra: "La sangre que se redama 1 no se olvida hasta la muerte" 34. Su
La vuelta de Martín Fierro, victoria es, en realidad, su derrota. Como bien dice Donald L. Shaw, "ha liberado a
vs. 4463-4468. Fierro de la trampa para encerrarse a sí mismo en ella".
Borges nos lo hace saber.
Características del cuento "El fin"
El tema de "El fin" es el encuentro del hombre con su destino inexorable.
El narrador es omnisciente, pero finge no saber con exactitud qué relación existe
entre Recabarren y el "chico de rasgos aindiados". Borges intercala estos elementos de
En mis cuentos yo tengo la impresión de duda -"(hijo suyo, tal vez)"- para intensificar la verosimilitud de la narración.
que no hay personajes, se entiende que soy Los personajes son cuatro. Recabarren, testigo de los hechos, no interviene en la
yo ligeramente disfrazado. [ ... ] Porque todo narración; parece estar fuera del tiempo -en el presente-, en la eternidad. Un chico,
lo que yo escribo es autobiográfico, es decir, sin voz -"le dijo por señas que no"-. El moreno y Martín Fierro, cuya identidad se
todo cuento mío, aunque sea fantástico, co- oculta hasta el final, son los únicos personajes que dialogan. El absoluto silencio del
rresponde a una experiencia personal, sobre pulpero y del chico -meras presencias- contrasta con las palabras de los otros per-
todo a una pasión personal. Yo no concibo sonajes, en las que late la idea de venganza.
que se escriba sin emoción. Lo demás es El narrador determina tres espacios: la habitación de Recabarren, apenas sugerida,
suponer que la literatura es un juego de pa- en la que sólo una ventana lo comunica con una parte de la realidad exterior; la
labras ... pulpería, escenario de la famosa payada, y la llanura "casi abstracta, como vista en un
.Jorge Luis Borges sueño". El contraste entre los espacios es evidente: oscuridad, estatismo (el cuarto del
pulpero) y luz, movimiento (la llanura iluminada por "el último sol").
El tiempo gobierna la narrativa borgeana. El cuento comienza al atardecer: " ... se
Tu materia es el tiempo, el incesante
dilataban la llanura y la tarde ... "; " ... aún quedaba mucha luz en el cielo". Luego,
tiempo. Eres cada solitario instante.
anochece: " ... ahora miraba el cielo y pensaba que el cerco rojo de la luna era señal
"No eres los otros", de lluvia. [ ... ] La llanura, bajo el último sol, era casi abstracta ... " Por fin, noche
en La moneda de hierro. cerrada: "Un lugar de la llanura era igual a otro y la luna resplandecía". Desde el punto
/ de vista físico, la gradación temporal es perfecta. Además, Fierro aclara que sólo
33 Léase el canto VIl (El gaucho Martín Fie- transcurre "una porción de días" desde la memorable payada. También surge el
rro), vs. 1207-1252. tiempo psíquico: Recabarren solamente vive en el presente. Un breve "racconto"
34 La vuelta de Martín Fierro, vs. 4739-4740. explica la situación actual del "sufrido" pulpero.
569
.. ya se sabe que lo que yo escribo es un Un universo de símbolos
repertorio de juegos con el tiempo, de es-
Desde las primeras líneas, Borges nos da la clave de su cuento:
pejos, de laberintos, de puñales, de más-
caras. De la otra pieza le llegaba un rasgueo de guitarra, una suerte de pobrísimo laberinto que
Jorge Luis Borges se enredaba y desataba infinitamente .
La palabra laberinto tiene una gran significación en el texto. Para Borges es la
prisión en que está encerrado el hombre; es el lugar donde encontrará la muerte y, tal
vez, la liberación; es el origen y el fin, el infinito y el caos, el paso de la vida a la
muerte. Nuestro escritor explica cuándo surge en él la idea del laberinto: "Recuerdo un
libro con un grabado en acero de las siete maravillas del mundo; entre ellas estaba el
laberinto de Creta. Un edificio parecido a una plaza de toros, con unas ventanas muy
exiguas, unas hendijas. Yo, de niño, pensaba que si examinaba bien ese dibujo, ayu-
dándome con una lupa, podría llegar a ver el Minotauro. Además, el laberinto es un
síntoma evidente de perplejidad [ ... ]. Yo, para expresar esa perplejidad que me ha
acompañado a lo largo de la vida y que hace que muchos de mis propios actos me
sean inexplicables, elegí el símbolo del laberinto o, mejor dicho, el laberinto me fue
impuesto, porque la idea de un edificio construido para que alguien se pierda, es el
símbolo inevitable de la perplejidad". .
La vida de Martín Fierro es un extenso espacio sin salida. Vive prisionero de su~
Ú muertes; vive perseguido. De ahí que cobre singular significado el poema "Laberinto"
.. Elogio de la sombra):
No habrá nunca una puerta. Estás adentro
y el alcázar abarca el universo
y no tiene ni anverso ni reverso
ni externo muro ni secreto centro.
No esperes que el rigor de tu camino
que tercamente se bifurca en otro,
que tercamente se bifurca en otro,
tendrá fin. Es de hierro tu destino
como tu juez ...
El cuchillo del moreno le da la muerte, pero, al mismo tiempo, la vida profunda.
Fierro despierta hacia la libertad que pregonaba. "Morir es haber nacido", dice Borges
en uno de sus poemas ("Milonga de Manuel Flores"). Si en la famosa payada fue la
guitarra el símbolo de la victoria de Fierro, en el duelo -"otra clase de contrapunto"-,
el cuchillo simboliza su derrota. Leemos en el poema de Hernández:
Vamos, suerte, vamos juntos
dende que juntos nacimos,
y ya que juntos vivimos
sin podernos dividir,
yo abriré con mi cuchillo
el camino pa seguir.
El gaucho Martín Fierro,
VIII, vs. 1385-1390.
En El otro, el mismo, Borges dice que el cuchillo "es de algún modo eterno; los
hombres lo pensaron y lo formaron para un fin muy preciso"*.
Leemos en "El fin": " ... el acero filoso rayó y marcó la cara del negro". En el poema
hernandiano no ocurre esto; todo es a la inversa, pues el otro moreno, el muerto, es el
que le corta la cara a Fierro:
·Aunque si yo lo maté
mucha culpa tuvo el negro.
Estuve un poco imprudente,
puede ser, yo lo confieso,
pero él me precipitó
porque me cortó primero;
y a más me cortó en la cara,
que es un asunto muy serio.
La vuelta de Martín Fierro,
XI, VS. 1599-!606.
570
1 odos esos símbolos -laberintos, espejos, La luna, otro símbolo del cuento, preside el duelo -" ... y la luna resplandecía"-,
espadas--, están respaldados por la emoción. pues: "Es uno de los símbolos que al hombre 1 da el hado o el. azar para que un día 1
Hay una parte de mi obra que puede parecer de exaltación gloriosa o agonía 1 pueda escribir su verdadero nombre" ("La luna").
un juego, pero no para mí. Martín Fierro ya no regresará a su laberinto. Borges ha salvado a la criatura hernan-
Jorge Luis Borges diana. Tal vez, como Francisco Narciso de Laprida, Fierro, en su "agonía laboriosa", ha
pensado:
... Al fin me encuentro
con mi destino sudamericano.
A esta ruinosa tarde me llevaba
el laberinto múltiple de pasos
que mis días tejieron desde un día
de la niñez. Al fin he descubierto
la recóndita clave de mis años,
571
Los temas y otros símbolos
Dice Borges que en Fervor de Buenos Aires están todos los temas de su obra: el
tiempo, el yo -"perduración del yo en el tiempo"-, Buenos Aires, la muerte, el
carácter onírico del mundo '. También en su poema "Arte poética" (El otro, el mismo)
determina su temática y algunos de sus símbolos:
572
mujeres, hombres, agonías, resurrecciones,
días y noches,
entresueños y sueños,
cada ínfimo instante del ayer
y de los ayeres del mundo,
la firme espada del danés y la luna del persa,
los actos de los muertos,
el compartido amor, las palabras,
Emerson 37 y la nieve y tantas cosas.
Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi centro,
a mi álgebra y mi clave,
a mi espejo.
Pronto sabré quién soy.
"Elogio de la sombra",
en Elogio de la sombra.
Leer y estudiar la obra de Jorge Luis Borges es caminar un infinito laberinto, para
acertar con espléndidas salidas ficticias.
Detrás de las palabras hay -según nuestro escritor- "sentimiento y pasión". Ese
sentimiento y esa pasión que fluyen del íntimo centro borgeano, nos tienden los acer-
tijos.
573
No sin alguna lógica amargura
pienso que las palabras esenciales
que me expresan están en esas hojas
que no saben quién soy, no en las que he escrito.
Mejor así. Las voces de los muertos
me dirán para siempre.
"Mis líbros" ,·en La rosa profunda.
A pesar de que en sus comienzos literarios Borges lleva a su prosa el esplendor de
la metáfora, luego modifica su estilo , trata de que sea "más directo y más sencillo".
Reconoce que en sus últimos libros hay "cierta deliberada pobreza de vocabulario" o
cierta "economía" de palabras que pueden ser benéficas:
La verdad es que para llegar a escribir de un modo más o menos aseado, de un modo
más o menos decoroso, he necesitado llegar a los setenta años. Porque hubo una época en
que yo quería escribir en español antiguo; luego quise escribir a la manera de aquellos
escritores del siglo XVII que, a su vez, querían escribir como Séneca 41 -un español de
tipo latino--; y luego pensé que tenía el deber de ser argentino. Entonces adquirí un dic-
cionario de argentinismos, me dediqué a ser criollo profesionalmente. [ ... ] recuerdo una
frase de George Moore 42 que me impresionó, quien, para elogiar a alguien, dijo: "Escribía
en un estilo casi anónimo". y me pareció que era el mejor elogio que podía hacerse de un
escritor ...
El tiempo le ha enseñado -según su confesión- a "eludir los sinónimos, que tienen
la desventaja de sugerir diferencias imaginarias; eludir hispanismos, argentinismos, ar-
caísmos y neologismos". Prefiere las palabras habituales a las palabras asombrosas;
"intercalar en un relato rasgos circunstanciales, exigidos ahora por el lector; simular
pequeñas. incertidumbres, [ ... ] narrar los hechos [ ... ) como si no los entendiera del
todo; recordar que las normas anteriores no son obligaciones ... ".
Como escritor, Borges es siempre lento, pues cada oración se le presenta de varias
maneras. Esa pulcra lentitud revela exigencia de perfección. De su cuidadoso quehacer
literario surge una prosa concisa y elegante
Características de su prosa
Observamos en la prosa borgeana el uso de:
e sustantivos simbólicos (laberinto, espejo, torre, sueño, caos, vértigo):
Yo no puedo prescindir de las palabras, y Todo en aquellos años era distinto; hasta el sabor del sueño ...
pienso, por otra parte, que a un simple ad- "Deutsches Requiem", en El Aleph.
jetivo ha de llegarse sintiendo algo, pade-
ciéndole. e adjetivos antepuestos al sustantivo (infinito, vasto, circular, remoto, caótico, verti-
ginoso):
Jorge Luis Borges
Nos dejan vislumbrar o inferir el vertiginoso mundo de Funes.
"Funes el memorioso", en Ficciones.
" adjetivos acumulados (yuxtaposición de adjetivos):
Su actividad mental es continua, apasionada, versátil ...
"El Aleph", en El Aleph.
• verbos inesperados:
A los lados del tren, la ciudad se desgarraba en suburbios ...
41 lucio Anneo Séneca: filósofo hispanola-
tino (4 a.C.-65). Fue senador con Calígula y "El Sur", en Ficciones.
preceptor de Nerón. Denunciado como cómpli- e oxímoron (aplicación a una palab~ de un epíteto que parece contradecirla):
ce en la conjuración de Pisón, Nerón le ordenó
darse muerte y se quitó la vida abriéndose las Llovió, con lentitud poderosa. !
venas. Su obra filosófica se caracteriza por el / "El inmortal", en El Aleph.
estoicismo con abundantes reflexiones morales.
42 George lllloore: novelista irlandés (1852- e palabras entre paréntesis, comas o guiones (implican vacilación):
1933). Sus obras se distinguen por la pene-
Un caserón desconocido y oscuro (sólo en el comedor había luz) significa más para
tración psicológica y la pureza de estilo. Las
principales son Esther Waters, Evelina lnnes, un niño que un país ignorado para un viajero.
La hermana Teresa y E/o/sa y Abe/ardo. "El encuentro", en El informe de Brodie.
574
Recuerdo (creo) sus manos afiladas de trenzador. Recuerdo cerca de esas manos un
mate, con las armas de la Banda Oriental; recuerdo en la ventana de la casa una estera
amarilla, con un vago paisaje ·lacustre. Recuerdo claramente su voz ...
"Funes el memorioso", en Ficciones.
e metáforas y comparaciones (poco frecuentes):
La ciudad, a las siete de la mañana, no había perdido ese aire de casa vieja que le
infunde la noche; las calles eran como largos zaguanes, las plazas como patios.
"El Sur", en Ficciones.
La abeja socrática
Previsible, inevitable, la notlcta de la muerte de Borges, en el una y otra y todas las veces, en la incesante rueda de los días y de
momento en que llegó a mis oídos, no contradijo las leyes de la las noches, de la vigilia y del sueño.
lógica. Y o podía lamentar ese hecho pero no podía impugnarlo. El hombre Borges formaba parte de Buenos Aires como el río o
Ahora, cuando desde entonces han transcurrido los días y la escueta como una calle, más bien como uno de sus colores y uno de sus
información inicial se ha dilatado en vastas páginas, que Borges esté sonidos. ¿Alguien podría venir a anunciarme que se apagó para
muerto empieza a parecerme medio absurdo. siempre el matiz pardo de los atardeceres en mi barrio? Sin em-
No es la admiración la que se azora. Para que mi admiración bargo, alguien me decía que se había borrado para siempre la figura
prescinda de su muerte aquí tengo, al alcance de la mano, todos sus de Borges.
libros. La desaparición del Borges de carne y hueso es la que me No escribiré de lo que no he perdido, la obra de Borges. Escribiré
despierta una sensación como de duda que no se deja convencer por sobre lo irrecuperable, la persona de Borges. Voy a repetir que no
lo que ve y oye. La experimento yo, que no fui su amigo y que lo he necesitado de su amistad para contarlo entre esas presencias a las
habré tratado en no más de seis o siete oportunidades. que, por una ilusión alucinada, creemos a salvo de aquella inexo-
Pero es que Borges me parecía "tan eterno como el agua y el rable ley que dice que "para todo hay término y hay tasa, y última
aire". Estaba como incorporado para siempre a la realidad cotidiana vez y nunca más y olvido". Presumo, encima, que no habríamos
que se duerme cuando dormimos y despierta cuando despertamos, podido ser amigos. A despecho de tantas coincidencias en las sim-
575
patías literarias (a despecho de tantas coincidencias en las antipatías ¡:lecorativas, una mera opulencia de los adornos. Las suyas son más
literarias, que mejor amistan I a los -escritores), nuestros respectivos sobrias pero más profundas, llegan al hueso del idioma. No h.ay
caracteres tendían a la recíproca contienda. página, casi no hay párrafo de Borges donde el castellano no esté
[ ... ] ¿Qué importaba estar o no estar de acuerdo con él? La sometido a una suerte de reinvención, de reordenamiento, como si
cuestión era sentirse desafiado; verse obligado a repensar lo ya pen- un nuevo canon expresivo y comunicativo lo desacomodara para
sado; atreverse, si se tenían agallas, a confrontar las propias ideas volver a acomodarlo según una novación 3 que sin embargo no trai-
con las suyas; ejercitarse en la práctica, tan saludable, de hacer el ciona el genio del idioma.
inventario, la limpieza y el avalúo del arsenal mental que íbamos Tentado está uno de citar sus adjetivaciones inéditas, sus verbos
atesorando dentro de nosotros mismos y descubrir si no guardá- recién nacidos, la sintaxis revertebrada, imperiosas agonías, retratos
bamos antiguallas inservibles. No sé las demás profesiones, pero el que obstruyen revistas, atareados años, metales de la noche, pa-
oficio de escritor mucho le debe a Borges en lo que se refiere a la siones minuciosas. [ ... J
sagacidad del discernimiento. [ ... J ni Borges ni la obra de Borges (ningún hombre, la obra de
¿Cuántas veces, aunque no lo confesáramos por humildes o por ningún hombre) son "naturalidades". Por lo contrario, son arduas
cobardes, dábamos un suspiro de alivio porque ~1 se atrevía a lo que conquistas a pesar de la naturaleza. De modo que nos llaman a
nosotros habíamos rehuido a lo .menos en público? Digamos, a pl¡¡.ntarnos frente a ellas y a interpretarlas. Un hombre puede no
renegar de alguna vetusta admiración heredada y conservada por una sehtirse desafiado por las montañas o por los mares. Pero un ar-
especie de escrúpulo moral. Otras veces la luz reprobatoria que él gentino no puede no sentirse desafiado por Borges si algún interés
encendía sobre algún objeto de nuestro amor, lejos de amenguar su tiene en el destino del país, esto es, en la cultura del país.
belleza, la exaltaba, y entonces nos enorgullecíamos de haber salido De Sócrates 4 se decía, cuenta Brunetto Latiní 5 en ll Tesoro, que
airosos de esa ordalía 2, Borges. En fin, no pocas veces le adivi- era como una abeja que labraba su propia miel, "aunque su miel no
nábamos el gusto gratuito por la pura contradicción, pero también fuese siempre agradable al paladar'', y que aspiraba a que todos los
adivinábamos que, se lo propusiese o no, así nos instruía en la griegos fuesen abejas del Himeto 6 La imagen del colmenar habría
resistencia contra el dogmatismo y el anquilosamiento. disgustado a Borges, y a. mí no me disgusta menos. Pero el símbolo
Nos impartía esa lección ya desde el lenguaje. ¿Quién, antes que emblemático 7 de la abeja socrática me parece oportuno. .
él, contribuyó a que los escritores argentinos se zafaran del caste- Marco Denevi
llano literario del siglo XIX? En comparación, las audacias esti- Argentino
lísticas de Rubén Darío y del modernismo nos parecen ornamentales, (Contemporáneo)
1 amistan: unen en amistad. 5 Brunetto Latini: polígrafo italiano (1220-1294). Autor de Libro del
2 ordalía: medio de averiguación o prueba, usado por algunos pue- tesoro, enciclopedia de los conocimientos medievales.
blos primitivos, en la Edad Media europea y aún posteriormente, fun- 6 Himeto: célebre monte de Grecia, en Ática, cerca de Atenas. Fa-
dado en el sometimiento ritual a prácticas destinadas a establecer la moso por su miel y sus canteras de mármol gris azulado. Hoy se llama
certeza, sobre todo, con fines judiciales. Telo Vuni.
3 novación: invención. 7 emblemático: relativo al emblema, cualquier cosa que es repre-
4 Sócrates: filósofo griego (470-399 a.C.). No dejó ningún escrito y sentación simbólica de otra.
su doctrina, basada en el diálogo, es conocida a través de las obras de
Platón, el más ilustre de sus discípulos.
Sexta edición. Esta obra se terminó de imprimir en diciembre de 1993, en los talleres gráficos de
Companhia Melhoramentos de Sáo Paulo, lndústrias de Papel
Rua Tito, 479 - Sáo Paulo - Brasil