Reanimación Cardiopulmonar y DEA
Reanimación Cardiopulmonar y DEA
Reanimación Cardiopulmonar y DEA
Dado que los escenarios de atención de un paciente en paro cardiorrespiratorio (PCR) varían enormemente
en cuanto al ambiente, recurso y personal de atención, hacen que estas recomendaciones no sean de
aplicación universal y por tanto pueden presentarse modificaciones o adaptaciones a cada uno de ellas. Así
se distinguen varios escenarios, en el cual el prehospitalario, incluyendo el trasporte en ambulancia cumple
una función esencial; Y en diferentes contextos: trauma, enfermedad coronaria aguda, enfermedad
cerebrovascular, intoxicaciones, deportes, etc.
La presente guía sobre Reanimación Cardiopulmonar, trata sobre las recomendaciones del ILCOR CoSTR
2010, cuyos alcances son simplemente de recomendaciones y no generan obligación en su aplicación, tal
como lo sugiere el mismo ILCOR.
Se debe tener presente que cada uno de los miembros de los equipos de salud en APH en RESCATE PEREIRA
S.A.S, se moverá dentro de los alcances de su profesión (técnicos en APH, tecnólogos en APH y auxiliares de
enfermería).
En la siguiente figura, se presenta la cadena de supervivencia (socorro) que se presenta para la atención de
PCR extrahospitalario, de acuerdo a la Guia de la American Heart Association (AHA) Aspectos destacados de
la actualización de las Guías AHA para RCP Y ACE 2015:
Las únicas tres maniobras de RCCP en todo el conjunto que se describe en esta guía, tienen un nivel de
recomendación I, es decir, que se deben practicar en todos los pacientes en paro cardiorrespiratorio (PCR)
pues de ello depende el éxito de la RCCP; son: el masaje cardíaco externo rápido fuerte e ininterrumpido, la
desfibrilación precoz (cuando está indicada), la oxigenación y ventilación del paciente cuando lleva varios
minutos de instaurado el PCR (o antes si la causa del paro fue por un problema respiratorio), todas ellas
maniobras de RCCP básicas.
La causa del PCR puede ser consecuencia de la inhalación de sustancias tóxicas, quemaduras eléctricas o
como consecuencia de un trauma en diversas situaciones.
La víctima debe colocarse en posición supina sobre una superficie rígida, evitando posiciones de
Trendelemburg o antitrendelemburg. Si el paciente se encuentra en una cama de colchón blando, considerar
el colocar una tabla rígida detrás de él, que abarque toda la espalda del paciente para evitar lesiones
osteomusculares durante las maniobras de RCCP y de firmeza durante las compresiones torácicas, en su
defecto, considerar colocar al paciente en el piso.
Recodar que antes de iniciar las maniobras de RCCP se deben tomar todas las medidas de bioseguridad para
evitar la transmisión de enfermedades infecciosas a través del contacto con la sangre o secreciones
corporales del paciente. Estas medidas incluyen el empleo de una mascarilla (tapabocas), gafas de
bioseguridad, uniforme apropiado para la atención del paciente (que sea cómoda, antifluidos y de fácil
lavado) y calzado con antideslizante.
Si una víctima presenta pérdida del estado de conciencia, no responde a los llamados ni a los estímulos y su
respiración está ausente o es una respiración agónica, jadeante o inefectiva (todo esta evaluación hecha en
menos de 10 segundos), el primer respondiente debe sospechar que la víctima está sufriendo un PCR y debe
poner en práctica la cadena de supervivencia expuesta arriba. En las nuevas Guías se ha eliminado del
algoritmo la valoración de la respiración a través de la maniobra de MES (mirar, escuchar y sentir).
Se deberá activar el sistema de emergencia local con el ánimo de conseguir un desfibrilador ya que muy
posiblemente la víctima presenta una FV o una TV sin pulso. Si se sospecha que se trata de un paro cardíaco
secundario, por la edad del paciente o circunstancias en que se dieron los hechos (ahogamiento, trauma,
intoxicación, asfixia por cuerpo extraño, etc.) y el primer respondiente se encuentra solo con la víctima,
deberá intentar maniobras de RCCP básica por al menos 2 minutos antes de activar el sistema de
emergencias. Es posible que el paciente responda a estas maniobras de RCCP básicas.
La secuencia de RCCP básica cambió en las nuevas recomendaciones del ILCOR CoSTR 2010. Ya no se sigue el
ABC tradicional, sino CAB, de modo que se inicia con las compresiones torácicas antes de administrar las
ventilaciones de rescate.
C1. Compresiones torácicas (nivel de evidencia I): Si el paciente tiene pulso carotideo presente pero no hay
respiración, este presenta un paro respiratorio y deben iniciarse las maniobras básicas y avanzadas para
soporte ventilatorio. Si no hay presencia de pulso carotideo se inicia el soporte circulatorio mediante
compresiones torácicas rápidas, fuertes e ininterrumpidas, tanto con una buena compresión como con una
buena descompresión del tórax. Para ello se coloca el talón de la mano sobre el esternón en la mitad inferior.
La otra mano se coloca encima de la primera para que, con los brazos rectos, se deprima el tórax por lo
menos 5 cms en los adultos o al menos un tercio del diámetro anteroposterior del tórax en los niños, con
una relación compresión-descompresión de 1 a 1 y una frecuencia de al menos 100/minuto, reduciendo al
mínimo las interrupciones en ellas.
La correcta realización de las compresiones torácicas genera un flujo sanguíneo a través de la aorta con
presiones sistólicas que oscilan entre los 60 y 90 mm Hg, lo que permite mantener un flujo sanguíneo de
perfusión cerebral y coronaria que no se tendría de no realizarse las maniobras de RCCP. La presión arterial
diastólica permanecerá muy baja hasta que se inicien vasopresores.
Este flujo sanguíneo en el cerebro limitará el daño por isquemia e hipoxia y el coronario mejorará las
probabilidades de responder a la desfibrilación eléctrica, al mantener un suministro energético básico. Por
todo ello, en las guías de RCCP se hace constante énfasis en que las compresiones torácicas deben ser de alta
calidad. Aun así el gasto cardíaco alcanzado es de sólo el 20% al 30% de lo normal.
Las compresiones torácicas se alternarán con las ventilaciones en una relación de 30:2 (nivel de evidencia
IIA), sea uno o dos reanimadores, a diferencia de los niños donde sí se pude disminuir la relación a 15:2 en
presencia de dos reanimadores.
Luego de cinco ciclos de alternancia o de dos minutos, se evaluará nuevamente el estado circulatorio
mediante la palpación del pulso y reiniciará el proceso de RCCP básica si no se ha restablecido la circulación
espontánea. Idealmente se relevará a la persona que está realizando las compresiones torácicas cada 2
minutos o cada 5 ciclos.
Para mejorar la efectividad de las compresiones torácicas se han diseñado una serie de dispositivos
mecánicos, con un aceptable nivel de evidencia IIB (el mismo que tiene la epinefrina en RCCP). Aunque han
demostrado mejorar el gasto cardíaco durante la RCCP, no se ha demostrado que mejore la sobrevida de los
pacientes a corto y largo plazo, no habiendo suficientes pruebas para avalar su uso rutinario.
A1. Permeabilización básica de la vía aérea: Los pacientes en estado de inconsciencia y en decúbito supino,
por efectos de la gravedad y la pérdida del tono muscular, presentarán obstrucción de la vía aérea superior
por el desplazamiento de la lengua, el tejido periglótico y el paladar blando hacia atrás. Por esto, siempre
antes de ventilar al paciente es necesario permeabilizar la vía aérea, teniendo las precauciones necesarias
durante estas maniobras cuando el paciente tiene o se sospecha trauma cervical.
En cada inspiración se administra el volumen corriente a los pulmones suficiente para observar la excursión
torácica en un tiempo de un segundo, para que así el flujo de aire no sea turbulento, facilitando su entrada a
los pulmones y no al estómago (nivel de evidencia IIA). Para dar estas ventilaciones a presión positiva, el
grupo en APH debe contar con los dispositivos apropiados para ello. En general, no se recomienda utilizar
presión cricoidea durante la ventilación.
En las Guías ILCOR CoSTR 2010 se sugería dar dos minutos de RCCP básica antes de capturar ritmo e intentar
una desfibrilación eléctrica si el paciente llevaba más de 5 minutos en PCR, pero si el paciente llevaba menos
de 5 minutos en PCR o estaba siendo asistido con RCCP básica adecuada a la llegada del grupo de APH, se
podría capturar ritmo de forma inmediata y desfibrilar en forma precoz si está indicado. Sin embargo en el
año 2011 después de la publicación de las Guías, se demostró que en pacientes con paro no presenciado se
obtenían los mismos resultados capturando el ritmo de forma temprana o después de dar 2 minutos de
RCCP básica de modo que una vez el grupo de APH inicia las maniobras de RCCP, alistarán inmediatamente el
desfibrilador para la captura de ritmo y proceder a desfibrilar si está indicado.
Los ritmos que se encuentran en el mayor porcentaje de hiperpotasemia), entre otros. Por lo tanto, es
primordial contar con un desfibrilador en el menor tiempo posible y es esa la razón del orden de los
eslabones en la “cadena de supervivencia” del adulto. Por cada minuto que pase sin que el paciente sea
desfibrilado, estando indicado, se disminuye entre un 7 a 10% la posibilidad de sobrevida.
Así que a los 5 minutos de presentado el PCR el paciente ya sólo cuenta con un 50% de probabilidades de
salir avante.
Existen varios tipos de desfibriladores empleados en RCCP: para la atención prehospitalaria en RESCATE
PEREIRA S.A.S, se utiliza el DEA (Desfibrilador Externo Automático): Es un equipo que cuenta con un
microprocesador que le permite analizar el ritmo del paciente y mediante un complejo algoritmo en su
programación, determinar al tipo de ritmo y si es susceptible de desfibrilar (FV/TV) o no (AESP/Asistolia).
Su uso sólo se indica en situaciones de PCR, ya que hay pacientes con ritmo de TV con pulso que requieren
otro tipo de tratamientos para normalizar su ritmo. Si un paciente con TV con pulso es conectado al DEA, el
equipo determinará que hay que desfibrilar pues al encenderlo asume que se está en una situación de PCR.
La desfibrilación eléctrica no sincrónica de un paciente con TV con pulso puede desencadenar en ritmos
malignos de paro. La tecnología de análisis del ritmo empleada por el DEA es similar a la empleada en los
cardiodesfibriladores implantables, siendo muy precisa.
Iniciadas las maniobras de RCCP básicas, se colocará el DEA a un lado de la cabeza del paciente para no
entorpecer las maniobras de ventilación y compresiones torácicas. Por tratarse de terapia eléctrica, el
paciente no puede estar en contacto con ninguna superficie metálica ni en contacto con agua. Si el paciente
estaba mojado se seca y si el área donde está el paciente está mojada, necesita traslado a un sitio seguro
antes de proceder a la desfibrilación.
Si se tienen dudas respecto a si se trata de una asistolia verdadera o una fibrilación ventricular fina, se
continúa con el algoritmo de manejo de asistolia.
Actividad eléctrica sin pulso (AESP): Si el paciente se encuentra en PCR y el ritmo que presenta en el
cardioscopio no es TV, ni FV, ni asistolia es entonces una AESP.
Hecha o no la desfibrilación (dependiendo del ritmo encontrado), se reinician de inmediato las maniobras
básicas de RCCP comenzando con las compresiones torácicas (rápidas, fuertes e ininterrumpidas), sin
verificar el pulso (nivel de evidencia IIA). Se continúan las maniobras de RCCP básica por un espacio de dos
minutos o cinco ciclos, lo que se cumpla primero y solo después de esto se verificará la presencia o ausencia
de pulso, para así definir si se suspenden las maniobras de RCCP y proceder al manejo post reanimación, o si
se continúa con ellas.
Restablecer la circulación espontánea del paciente que presentó un PCR extrahospitalario no es suficiente,
pues la mortalidad en el ingreso al hospital, a las 24 horas y al egreso del hospital sigue siendo muy elevadas,
sin contar que muchos de los que sobrevivan quedarán con algún grado de disfunción neurológica.
Durante el traslado, los miembros del grupo de APH deberán tener especial atención a la hipotensión arterial
que presentan los pacientes en el período postreanimación inmediata, la cual es secundaria a la disfunción
ventricular, consecuencia del aturdimiento miocárdico sufrido por la isquemia a la que se vio sometido. En
menor proporción, es debida también al trauma cardíaco durante las compresiones torácicas y al trauma
eléctrico por la desfibrilación, aunque esta última es menos frecuente con la tecnología de desfibrilación de
onda bifásica. Esta hipotensión arterial se manejará con un bolo pequeño inicial de líquidos endovenosos no
superior a los 250 mL y si no hay la respuesta deseada se iniciaran agentes inotrópicos como la dopamina o
la dobutamina a dosis que van de 5 a 20 μg/kg/min administrados en bomba de infusión. Pero para está
ultima se deberá tener en cuenta que en el TAB no se administran medicamentos por lo que se requeriría
apoyo de otra entidad que cuente con TAM.
La meta de presión arterial (PA) durante el trasporte al centro hospitalario, será mantener una PA media
mayor de 65 mm Hg o una PA sistólica mayor de 100 mm Hg.
Si se sospecha que la causa del PCR es cardíaca primaria (p.ej., infarto agudo de miocardio), el paciente será
remitido a una unidad de cuidados coronaria que cuente con un servicio de cardiología intervencionista,
pues es muy posible que el paciente requiera una angiografía coronaria.
Para ayudar a orientar el diagnóstico se puede tomar un electrocardiograma de 12 derivaciones en búsqueda
de signos de isquemia de miocardio.
Será preocupación además desde el momento mismo del restablecimiento de la circulación espontánea,
evitar la hiperglucemia en el paciente, lo mismo que tratar las convulsiones si se presentan, así como la
hipertermia y garantizar unas presiones de perfusión sistémicas adecuadas, ya que todas ellas empobrecen
el pronóstico a corto y largo plazo del paciente. Es igualmente importante monitorizar la saturación de
oxigeno arterial, para ajustar la administración de oxigeno que permita mantener un valor igual o superior al
94% pero inferior al 100%, con el fin de evitar la hiperoxia, tan deletérea para el paciente como la misma
hipoxia por el síndrome de reperfusión.
Explicación:
· 1. Comprueba que la zona está segura y no haya peligros
para el paciente ni para nosotros.
· 2. Comprueba si el paciente está inconsciente, golpeándole
en la zona de los hombros y preguntándole en voz alta si se
encuentra bien. Si responde, deja a la víctima en la posición en la
que se encuentra. Si no responde, continúa leyendo.
· 3. Pide ayuda para no hacer la RCP solo (así podrás alternar
con alguien cuando te agotes).
· 4. Coloca al paciente sobre una superficie dura y lisa.
· 5. Abre la vía aérea colocando una mano sobre la frente y con
la otra tirando del mentón hacia arriba, para evitar que la lengua
impida el paso del aire a los pulmones.
· 6. Comprueba si la víctima respira normalmente. Hay que
OÍR la respiración, VER si le sube y le baja el tórax, poniendo la
mano sobre el pecho para SENTIR. Esto no debe llevarnos más
de 10 segundos. Si respira normalmente, colócala en posición
lateral de seguridad (PLS) y llama al 112 o busca ayuda.
Comprueba periódicamente que sigue respirando. Si no respira
normalmente, llama al 112 y continúa leyendo.
· 7. Inicia 30 compresiones torácicas en el centro del pecho con
las dos manos entrelazadas haciendo presión con el talón de una
mano (no se usa la palma ni los dedos), los brazos estirados y el
cuerpo echado ligeramente sobre el paciente.
· 8. Realiza 2 insuflaciones con la vía aérea abierta (frente-
mentón) y la nariz tapada. Si no se saben hacer las insuflaciones,
al menos realizar el masaje cardiaco.
· 9. Alterna compresiones-insuflaciones en una secuencia 30:2
(30 compresiones y 2 insuflaciones) a un ritmo de 100
compresiones por minuto hasta que la víctima inicie respiración
espontánea, te agotes o llegue ayuda especializada. En el caso
de tener un desfibrilador externo automático (DEA), es prioritario
utilizarlo.