Lohmann Villena Sobre Juan de Hevia Bolaños

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HISTORICA. Vol.

XVIII W 2 Diciembre de 1994

JUAN DE HEVIA BOLAÑO:


NUEVOS DATOS Y NUEVAS DISQUISICIONES

Guillermo Lohmann Villena


Pontificia Universidad Católica del Perú

En razón de habernos venido a la mano documentos hasta ahora


trasconejados, juzgamos ser del caso volver sobre el personaje y su obra,
objeto ya de nuestra tesis de bachiller en Jurisprudencia (1939); de una
conferencia en el Ilustre Colegio de Abogados de Lima, por amable invita-
ción de su Decano, doctor Manuel Cisneros Sánchez (Lohmann 1950: 714-
724), y por último de un largo artículo crítico, en el que abordamos
sistemáticamente el abanico de incógnitas que fluyen de los dos tratados de
los que aparece Hevia Bolaño como autor (Lohmann 1961: 121-161).

Lo primero que continúa configurando una extrañeza es la insólita


ausencia de la pléyade de panegiristas que era usual atestaran los preliminares
de los impresos coetáneos, cuajados de elogios y requiebros al autor. El vacío
admira aún más si se entabla la comparación de la desguarnecida Cvria y el
indigente Labyrintho con la Miscelánea Avstral de Dávalos y Figueroa (1602),
el Tratado ... del franciscano Agia (1604), el Libro de plata redvzida ... , de
Garreguilla (1607), la Relación de las exequias ... de la reina Doña Marga-
rita ... , del agustino Fray Martín de León (1613) o el Arte de la lengva
qvechva... , del doctor Alonso de Huerta (1616).

La omisión es tanto más ostensible cuanto que en la Lima de entonces


brillaban por su talento juristas, catedráticos y letrados del fuste del
doctor Francisco de Alfaro, de Feliciano de Vega, de su cuñado Cipriano de
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Medina 1, de Francisco de Soto, de Gutierre Velázquez Altamirano, de Leandro
de Larrinaga Salazar (Lohmann 1993: 335-340), de Francisco de Sosa, del
Licenciado Gaspar de Villarroel2, de Francisco de León Garavito (Lohmann
1983: 172-174), de Juan del Campo Godoy, y de Juan Bautista de Villalobos3,
entre otros de no menor renombre académico o forense.

Sorprende que unos tratados de la envergadura doctrinal y del empaque


tipográfico de la Cvria y del Labyrintho salgan de las prensas avalados por
parvas Aprobaciones de mero trámite suscritas por dos Oidores, Fernández de
Boan y Solórzano Pereira, respectivamente. Ni siquiera el doctor Francisco
Carrasco del Saz, favorecido con una alusión enquistada mal a mal en la
segunda de las mentadas obras (Libro 1, Capítulo XII, § 65) se comide a
recomendarla.

¿Es plausible que el presunto autor de tales estudios y que atesoraba tan
relevante versación en materia procesal y en las intrincadas cuestiones del
Derecho mercantil no hubiese sido invitado a profesar como docente en las
aulas sanmarquinas? El jurisconsulto que había sido capaz de componer su-
puestamente tan profundos doctrinales muere en la inopia. En su testamento
reconoce que carecía de bienes de consideración "ni aun bastantes para en-
terrarme ... ", y que toda su hacienda se reducía a acreencias provenientes de
módicos estipendios granjeados como procurador; por añadidura adeudaba
una importante suma de dinero a su favorecedor, don Fernando de Castro,
que guardaba varios centenares de ejemplares en rama por encuadernar. ¿No
es todo ello incongruente?

l. Datos biográficos de propina

Como él mismo lo consignara en su testamento, salió de su patria a la


edad de 14 años, y corridos dos lustros más arribó al Nuevo Mundo. ¿Cursó
en ese último lapso en el bufete de algún abogado o sirvió de auxiliar a algún

l. Natural de Sevilla; casado con Sebastiana de Vega. Cfr. su testamento cerrado, otorgado
en 1".1.1625 (A.G.N. Diego Gutiérrez, 1635 (818), fol. 474).

2. V. el poder para testar a su hija Francisca de Villarroel y Coruña, de l".VII.I611, y


testamento en conformidad, de 14 del mismo mes (A.G.N. Lope de Valencia, 1604-1611
(1926), fols. 969v y 971v).

3. Sevillano; catedrático de Vísperas de Cánones. Suscribió testamento en 13.VII.I615 (A.G.N.


Pedro López de Mallea, 1615-1617 (973), reg. 1615, fol. 116).

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magistrado, familiarizándose con quehaceres forenses? El hecho es que en
1595, como Receptor de la Audiencia de Quito y en funciones de Juez de
composiciones para la de extranjeros, efectuó cobranzas en las comarcas de
Jaén y Yaguarsongo (Ortiz de la Tabla 1983: 95).

Ya en Lima, en 8 de setiembre de 1606 firma, en calidad de testigo y


en nombre de Agustina de Angulo, una escritura que la otorgante, por no
saber escribir, se hallaba incapacitada de hacerlo (A.G.N. Cristóbal de
Barrientos, 1604-1618 (181), fol. 223 v). En 16 de noviembre de 1607 el
mercader Gabriel Vilan, poderhabiente del colega residente en Quito, Pedro
de Léniz, recibe de Hevia Bolaño 80 patacones, a cuenta de una cantidad
mayor que este último adeudaba a Léniz. El pago se realizó en libranza sobre
el establecimiento de Baltasar de Lorca (A.G.N. Diego López de Salazar,
1607 (1002), fol. 3231).

En 5 de diciembre de 1608, cuando contaba aproximadamente 39 años


según su propia declaración, manifiesta que tres lustros atrás había estado en
Puerto Viejo y en Guayaquil (A.G.I. Lima, 218. Información de Juan Sáenz
de Ararnburu).

¿Un pariente? En 30 de enero de 1619 extiende testamento Diego de


Hevia Miranda, ovetense también, e hijo de Alvaro de Hevia Miranda y de
María Álvarez de la Ribera (recuérdese que nuestro protagonista llevaba
también los apellidos de Hevia por su línea paterna y de Ribera, por la
materna). El testador, que "por algunas causas" mudó su nombre por el de
Diego Calderón, era hermano de Julián de Hevia Miranda, Canónigo de
Oviedo (A.G.N. Agustín de Atencia, 1618-1620 (170), reg. 1619, fol. 17).

Según informa Montesinos, Hevia Bolaño "ordinariamente estaba es-


cribiendo debaxo de una parra sus libros ... " (1906: 11, 227)). ¿Sería la lla-
mada con más exactitud chácara del parral o de las parras, que había sido
propiedad de Justino de Amusco?4. La noticia, que sabe a·chisme de por ahí,
se complementa con la hablilla de que "fue hombre de mejor memoria que
temp1an~a en la beuida ... ".

4. Por escritum de 2l.III.I610 otorgada por Justino de Amusco, se documenta su pertenencia


de la chácara «que llaman del Panal», lindante con la de Don Juan Dávalos de Ribera
-posterionnente denominada del conde de las Torres- y con la de Juan de lsásaga por un
flanco, y por el opuesto con el río Rimac (A.G.N. Pedro Juan de Ribera, 1609-1611 (1610),
fol. 203). En escritum de 22.VIll.l622 se la denomina en plural, de las parms (A.G.N.
Jerónimo de Valencia, 1622 (1916), fol. 532).
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2. ¿Portero de la Audiencia?

Una trasnochada cita atribuye a Hevia Bolaño el puesto de portero de


la Audiencia, para certificar sus conocimientos forenses. Pues bien. Merced
a los Libros de la Caja Real de Lima, en los que se asentaba el abono de los
sueldos desde el virrey y los oidores hasta los marineros de la Armada y los
recueros, pasando por los funcionarios de la Administración pública, es po-
sible establecer la nómina de los porteros de la Audiencia, sin que en ella
figure nuestro personaje a contar de 1602.

Así, desde el ¡o de julio de 1606 consta que desempeñaban dichas


funciones Diego Martínez y Juan Femández; en 5 de febrero de 1611 se
liquidan a este último sus haberes correspondientes al año precedente, y a Juan
de Morales los devengados desde el 29 de enero; en 5 de julio del mismo año
se abona su retribución a Morales, y en 5 de noviembre siguiente la adeudada
a Diego Femández de León; en 22 de abril de 1612 se cancela a Juan Femández
su remuneración correspondiente a 1611; en 21 de agosto de 1614 Femández
de León recibe la paga devengada hasta el 12 de julio anterior5, y en 10 de
mayo de 1616 se le solventa su salario correspondiente a la anualidad vencida
en 12 de junio de 1615 (A.G.N. H-3. Libro 36, fol. 70).

Por otros conductos adquirimos información complementaria: en 1607


se les debía a Martínez y a Fernández nada menos que un total de 8000 pesos
por salarios impagos, según comunicación de la Audiencia de 15 de mayo de
ese año (A.G.I. Lima, 2. Consulta de 22.XII.1607).

A estar a un despacho de los Alcaldes del Crimen en 1611 desempe-


ñaba el cargo de portero Alonso Gómez de Castro (A.G.I. Lima, 3. Consulta
de 5.IX.1612), cuyo sucesor fue Baltasar de Hita Hervás; un recurso, fechado
en 1618, de este último, es verdaderamente angustioso por la irregularidad de
su paga denunciada en dicho escrito6.

5. A.G.N. H-3. Libro 03, fol. 228; Libro 12, fol. 32; Libro 19, fols. 25v, 26 y 29v, y Libro
34, fol. 27.
Femández de León, identificándose con el empleo que ocupaba, arrienda en 7.X.l614 una
vivienda, sita en la esquina de la iglesia del hospital del Espíritu Santo (A.G.N. Pedro Díaz
de Zárate, 1613-1617 (420), fol. 839v).
6. A.G.I. Lima, 4. Consulta de 10.11.1617. Lima, 149. Recurso de Hita Hervás. Lima, 149. En
escritos posteriores (Lima, 150), Hita Hervás se queja de que los Oidores le obligaban como
tal portero a desempeñar labores serviles e indecorosas. V. asimismo su información, actuada
en 1619 (Lima, 221).
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El dato expresivo de la mayor vinculación de Hevia Bolaño con que-
haceres forenses proviene de una escritura de 29 de noviembre de 1608. En
ella consta que había sido contratado por Don Juan Francisco Arias Maldonado
(Cfr. Riva-Agüero 1983: VIII, 140) " ... por que me ayudara en mis pleytos
causas e negocios ... ", lo que reduce su papel a algo similar al de gestor. Los
honorarios se ajustaron en 100 pesos ensayados por año. Vencidas dos anua-
lidades, Hevia Bolaño reclamó su asignación, empero Arias Maldonado ar-
guyó que el monto de la misma era excesivo en proporción con las ocupa-
ciones que demandaba ese menester7; a fin de zanjar "debates y diferencias"
y con ánimo de conservar la amistad, ambos se avinieron en reducir el débito
a 150 pesos, que serían cancelados en junio de 1609 (A.G.N. Cristóbal de
Pineda, 1607-1609 (1531), fol. CCXXXVIIIJ v). Por cierto que en 12 de
diciembre de 1608 el mencionado Arias Maldonado, que desde ocho años
atrás tenía contratado al doctor Carrasco del Saz como su abogado por la
misma cantidad -100 pesos al año-, como a la sazón era parte en un litigio
de consideración -los bienes del mayorazgo de la mitad de las tierras del
valle del Ingenio en La Nazca-, le aseguró para la eventualidad de alcanzar
sentencia favorable y en vía de albricias 500 botijas de vino puestas en el
Callao, más un incremento de 300 pesos en los honorarios profesionales
(A.G.N. Cristóbal de Vargas, 1608 (1979), fol. 2518). Es congruente pregun-
tarse si fue en esta oportunidad que surgió la relación personal entre Carrasco
del Saz y Hevia Bolaño, de la que parece un reflejo la alusión inopinada en
el Labyrintho a la idoneidad y suficiencia del primero.

3. Ratificación de la propiedad intelectual

A las actas notariales tocantes a este punto que ya anteriormente habían


sido traídas a colación -la del 21 de agosto de 1617 (A.G.N."Cristóbal de
· Arauz, 1617 (126), fol. 523; rep. en Medina 1906, 1: 443-446) y la del 18 de

7. En efecto: los honorarios abonados a profesionales de alta jerarquía no excedían de los que
ofreciera Arias Maldonado. Así, en ll.I.I60 1 el Secretario de Gobernación Ruiz de Navarnuel
ajustó los servicios del Licenciado Francisco Carrasco del Saz por 100 pesos al año,
renovándose el contrato en 3.VI.I605 (A.G.N. Cristóbal de Vargas, 1605 (1974), fol. 1553).
En 8.X.I606 un abogado del prestigio del Licenciado Gaspar de Villarroel asume la defensa
de un cliente por 40 pesos anualmente (A.G.N. Luis del Postigo, 1604-1608 (1544), fol.
33v). En 2.X.l607 Pedro de Bascones contrata al doctor Cipriano de Medina por la misma
cantidad -100 pesos al año- y al procurador Alonso Gómez de la Montaña por 50 pesos
(A.G.N. Cristóbal de Quesada, 1607 (1558), fol. 401), y en 7.VI.I617 de nuevo el doctor
Medina se conviene por sólo 30 pesos de estipendio anual (A.G.N. Juan Miguel Márquez,
1616-1618 (1075), fol. 368v).
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abril de 1618 (A.G.N. Rodrigo Gómez de Baeza, 1617-1618 (745), fol. 761)
-añadimos una más, no sin señalar que en la primera de las enunciadas se
contiene una ambigua expresión: con arreglo al texto, el otorgante, Francisco
del Canto, manifiesta que liquidará la deuda pendiente con el canónigo Li-
cenciado Bartolomé Menacho " ... acauando de ymprimir un libro a Juan de
Ebia ... ". La preposición de denota posesión o pertenencia; a tiene el valor de
'para'. ¿No era lo procedente que Del Canto especificara que tenía en prensa
un libro de Hevia Bolaño?

En la tercera de las actas referidas, posterior en dos dias a la precedente


y de análogo tenor, se consigna un poder, ahora otorgado al licenciado
Fernando Ramírez de Valdés, beneficiado de la parroquia madrileña de San
Ginés, especialmente para que gestionara cerca del Consejo de Castilla y de
las demás instancias pertinentes la oportuna licencia " ... pa. ymprimir y
vender El libro yntitulado Laberinto de comerzio teRestre y nabal que yo
conpuse y que con lizenzia y preuilegio del birrey destos Reynos se ynprimio
En Estos Reynos del Piro y otrosí por que atento que El preuilegio que Su
magd. me conc;edio pa. ymprimir y hender otro Libro que conpuse yntitulado
curia filípica el tn°. de los diez años por que se me conzedio es pasado que
pida y suplique a Su magd. en los dhos. sus Reales Consexos se sirua de
mandar prorrogar El dho. tno. por El que Su magd. fuere seruido ... ".
Adicionalmente el agente quedaba facultado para vender o traspasar a terceros
tales privilegios u ocuparse en hacer reimprimir dichas obras por el sistema
de administración que a bien tuviere. Hevia Bolaño cedía a su apoderado la
mitad de las utilidades económicas, reteniendo para sí la otra mitad. Hallándose
presente al otorgamiento del instrumento un hermano del licenciado Ramírez
de Valdés, acepta el mandato (A.G.N. Pedro López de Mallea, 1617-1619
(974), fol. 364). El apoderado estampó una Carta-dedicatoria suya entre los
Preliminares de la segunda edición del Labyrintho (Sevilla, 1619) y debió de
fallecer a pocoS. Su hermano, que en 1623 asumiría las funciones de albacea
de Hevia Bolaño, era uno de los más opulentos comerciantes con ejercicio en
Lima (Lohmann 1993: 119 nota 13).

8. En JO.VII.I623 su hennano, Pedro Ramírez de Valdés, escritura un poder para poner a


recaudo los bienes del difunto existentes en Madrid (A.G.N. Martín de Torres, 1622-1624
(1899), fol. 393).
322
4. El mecenas del Labyrintho

Habida cuenta de la estrechez económica en que se debatía Hevia Bolaño,


no deja de tener interés indagar quién o quiénes afrontaron el desembolso de
sacar a luz dos obras de apreciable volumen. Desconocido el que se hizo
cargo de costear la impresión de la Cvria (de seguro que no pueden consi-
derarse como patrocinadores ni el monarca ni el virrey, a quienes va dedica-
da), en cambio sabemos de cierto que quien sufragó la edición del Labyrintho
fue una ilustre personalidad, el santiaguista don Fernando de Castro
Rivadeneira. Aunque de él ya Riva-Agüero trazó algunos datos biográficos
(Riva-Agüero 1983: VIII, 127-131), completaremos esa semblaza con nuevos
datos. Gallego de oriundez, pasó a Filipinas con su tio, el Gobernador de
aquellas islas, Gómez Páez das Mariñas. En mayo de 1596, en Manila, casó
con la limeña doña Isabel Barreto, viuda del Adelantado Alvaro de Mendaña.
Testigo en Acapulco, en 29 de marzo de 1604, del testamento cerrado que en
ese puerto suscribió don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey,
a punto de embarcarse con destino al Callao. El mandatario reconoce deberle
la cantidad de 4095 pesos. Corregidor de Quito (1606-1608). Gobernador de
Castrovirreina, donde falleció su mujer en setiembre de 1612. En 27 de
agosto de 1615 pasó a segundas nupcias, esta vez con doña Sancha Verdugo,
hija de Sancho de Ribera, el poeta elogiado por Cervantes, y de doña Elvira
Verdugo. Gobernador del Callao y General de la Mar del Sur. Bajo de tes-
tamento cerrado, formulado en 14 de noviembre de 1639, falleció el 5 de
abril del año siguiente9.

Por el testamento de Hevia Bolaño venimos en conocimiento de que su


benefactor lastó más de 2000 pesos para cubrir los gastos de publicación del
Labyrintho; que la tirada fue de 1100 ejemplares, de los cuales 400 se encua-
dernaron de inmediato, y que el resto, en rama, permanecía en 1623 alma-
cenado víctima de los estragos de la polilla. ¡Triste destino!

El favorecido por la magnificencia del General Fernando de Castro no


anduvo cicatero a la hora de hacer patente su gratitud. La pregonan las armas
de los linajes de Castro, Rivadeneira, Bolaño, Das Mariñas y Sotomayor, que
campean en la portada, y la Dedicatoria no puede ser más rendida. En ella

9. Biblioteca del Congreso. Washington. Colección Harkness, números 943 y 951.- A.G.N.
Pedro González de Contreras, 1606 (788), fols. 190lv, 2074, 2138 y 2171. Cristóbal de
Vargas, 1608 (1979), fol. 2057. Diego Jaramillo, 1639-1640 (2008), fol. 554. Testimonio
en Instituto Riva-Agüero. FRA 133.

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Hevia Bolaño consigna que ofrece su obra en primer lugar por la reconocida
nobleza del destinatario del Labyrintho, y en segundo término por "las obli-
gaciones que tengo de seruir a V. M. por las muchas mercedes recibidas, son
tan grandes que no puedo significar con palabras ni satisfazer con obras". No
deja de recordar que el hermano mayor del General Castro se llamaba Pedro
de Bolaño.

5. El corrector del Labyrintho

En este dédalo de arcanos, la insólita intervención del licenciado Juan


Vázquez de Agüero, que oficia de corrector del Labyrintho, añade una in-
cógnita de refresco.

Fue el propio Hevia Bolaño el que tras exponer habérsele librado licencia
para imprimir el libro " ... que compuso ... ", con que no se distribuyese hasta
cotejarlo con los originales, suplicó el nombramiento del corrector, para salvar
las erratas" ... por no le auer ordinario para esto" (González de Amezúa 1946:
32-34). En atención a lo solicitado, el Príncipe de Esquilache nombró en 21
de junio de 1617 al licenciado Juan Vázquez de Agüero, que a fe cumplió
escrupulosamente su cometido: en la confrontación cazó hasta un centenar de
gazapos tipográficos, que en su mayoría parecen provenir de una defectuosa
lectura del original.

¿Quién era el encargado de tan penosa tarea? ¿Cómo un hombre de


empresa y próspero comerciante, que a la hora undécima aparece en posesión
de un título académico, resulta responsable de servicio tan ajeno a tales
antecedentes?

Vázquez de Agüero era oriundo de Oropesa (aunque en la partida de su


matrimonio se le adjudica oriundez de Talavera de la Reina: de una u otra
suerte ambas localidades toledanas), e hijo de Alonso Fernández de Agüero
y de Isabel Vázquez. Debió de arribar al Perú en los años iniciales del siglo
XVII. Espíritu de sentido práctico, empeñado en el quehacer comercial debió
de escalar prontamente una aventajada situación social, según se echa de ver
por el grupo de testigos que comparecen en la ceremonia de su enlace, ce-
lebrado el 18 de julio de 1604 con Bernarda de Mora y AguiJar, natural de
Toledo, hija de Pedro de Mora y de María de AguiJar. Figuraban entre los
asistentes al acto Don Juan Dávalos de Ribera, caballero de Calatrava e
ilustre vecino de Lima; el Alguacil Mayor del Santo Oficio Juan Gutiérrez
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Flores, caballero de Alcántara y por su matrimonio con Lucía de Montenegro,
encomendero de los Atavillos, y Don Diego de Aguilar y de Córdoba, autor
de El Marañón, quien asistió acompañado de su consorte, Elvira Bravo (Pa-
rroquia del Sagrario de Lima. Lib 2° de Matrimonios (1588-1608), fol. 252).

La información acopiada acerca de sus quehaceres en años posteriores


confirma la conjetura de hallarnos más bien ante un acomodado comerciante
que ante un titular de altos cargos, como fantasearon sus descendientes (Cfr.
A.H.N. Ordenes Militares. Santiago Exp. núm. 4733. Cristóbal de Llano Jaraba
(1677)), 'y me~S' aún explica su ulterior vocación académica.

La más antigua referencia documental a su trayectoria como sujeto


aplicado a actividades lucrativas se remonta al referido año de 1604, si bien
es del caso prevenir que los datos provienen de instrumentos extendidos ante
notarios de Lima, con lo que se habrán de echar de menos aquellos autori-
zados en el Callao, residencia y centro de operaciones de Vázquez de Agüero.

Consta que en dicho año él y su socio Luis Sánchez de Rojas confiaron


a Gaspar de Rojas un cargamento de mercaderías para su negociación en el
Cuzco, cuyos resultados al cabo de tres años los comitentes ignoraban por
completo. En 30 de diciembre del repetido año de 1604, siempre junto con
su socio Sánchez de Rojas (cuyo testaferro en esta operación fue Pedro del
Rio) participa en la compra, por 44500 pesos, de un complejo constituído por
dos edificios en el Callao, con sus bodegas, más otro inmueble con tienda en
la esquina, así como seis bodegas, una heredad de pan llevar en el camino de
Lima al puerto, sendas mitades de los barcos "San José" y "San Pedro", una
recua con 30 mulas, cuatro carretas con 30 bestias de tiro y finalmente 13
esclavos de servicio.

A estar a los indicios, la vendedora, Catalina Martín, procedió en esta


oportunidad con dolo, pues apenas medio año más tarde, en 7 de junio de
1605 ambos socios confieren para poder proceder judicialmente de resultas
del engaño de que habían sido víctimas; entre otros vicios advertidos, sobre
el "San José" gravaba una hipoteca.

Asociado con Sánchez de Rojas, Vázquez de Agüero extendió el área


de operaciones hasta lea y El Cuzco. En 6 de mayo de 1605 los dos compa-
ñeros se hacen responsables del pago de 2429 pesos al P. Juan Sánchez de
Villoslada, que les había vendido una partida de telas; cuatro días más tarde
compran un esclavo; en 4 del mes siguiente contraen un préstamo por impor-
te de 808 pesos, y en 8 del mismo mes adquieren ocho esclavos.
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La razón social se disolvió en 1608. En 26 de junio de ese año los dos
empresarios acordaron deferir en terceros la liquidación del negocio. Vázquez
de Agüero delegó en Juan de Lea Plaza la gestión de sus intereses. En 4 del
mes siguiente se formalizó la partición: Vázquez de Agüero retuvo los
inmuebles, las bodegas, el predio rústico, la flota de carretas, la cuadrilla de
esclavos y la cuarta parte de los dos navíos, asumiendo un pasivo de cargas
y censos ascendente a la cantidad de 14600 pesos. La rescisión del vínculo
comercial no entrañó distanciamiento personal: en 3 de agosto del mismo año
Sánchez de Rojas salió por fiador de su antiguo compañero en una demanda
interpuesta por este contra Andrés Gutiérrez de Tapia, por un crédito de 700
pesos.

Veamos ahora la gama de actividades de Vázquez de Agüero, en adelante


en solitario. En 6 de junio de 1607 alquiló a Juan de Egurrola un inmueble
en el Callao, contiguo al de su residencia; el arrendamiento se ajustó en 300
pesos al año. Poco después sufrió el robo de una porción de azúcar, sustraída
de una de sus bodegas por unos esclavos de Martín de Cañas y de Sebastián
García. A ruegos de otro vecino del Callao, Garcí López de Morales, se
desistió en 4 de setiembre de la querella.

En 1608 intervino en las siguientes operaciones: en 16 de mayo contrae


un préstamo del orden de 430 pesos; en 10 del mes siguiente se constituye
por fiador de un esclavo preso (entre los testigos del instrumento notarial
comparece el Contador Luis de Morales Figueroa, de oriundez toledana); en
23 de setiembre alquila una casa suya en el Callao, con bodega aneja, y en
6 de diciembre el convento de Santo Domingo de Lima le arrienda por dos
vidas -la suya y la de su esposa- las lagunas que la comunidad poseía en
el Callao, en las que se extraía nutrida pesca; el cánon se convino en 100
pesos anuales (En 17 de abril de 1610 Vázquez de Agüero transfirió el
compromiso, bajo de las mismas condiciones, a Bernardo de Arce).

En 7 de agosto de 1609 efectúa una compra de telas surtidas, por la


crecida suma de 5000 pesos.

En 1610 se incrementó notoriamente el ritmo de sus prácticas comer-


ciales. En 4 de enero el General Juan Colmenero de Andrade y su esposa,
doña Paula· Piraldo de Herrera, le traspasan un solar en la calle de la Amargura,
sembrado de árboles frutales, de 25 m. de frente por 59 m. de fondo; el cánon
se acordó en 150 pesos anuales. Dos días más tarde arrienda por cuatro años,
a razón de 3700 pesos anuales, una finca en el Callao con aposentos, bodegas
326
y corral; otra más pequeña; una tienda situada en esquina; la chácara cor
alfalfar y su dotación de seis esclavos, así como una recua de 40 mulas. St
reservó el derecho de continuar almacenando en las bodegas los cargamentm
que se alijasen de los dos barcos en cuya propiedad participaba, hasta qm
dichos carguíos se hubiesen negociado. Ese contrato se renovó en 4 de enerc
de 1613 por otros cuatro años. Probablemente invirtiendo el caudal adelan·
tado el 6 de enero, en 12 del mismo mes adquiere por 9000 pesos un inmueblt
en la calle de la Compañía de Jesús; en 9 de marzo compra 1194 botijas dt
vino nuevo de lea, valorado en 3423 pesos, y en 22 del mes siguiente con·
sigue vender una partida de ruan, cuyo importe ascendió a 469 pesos.

En 1611 se tiene información de lo siguiente: en 5 de enero cancela)¡¡


hipoteca que gravaba el "San José"; dos días después suscribe un pode1
especial a Pedro de Reinalte, y a su vez, en 30 de marzo Antonio Romero de
Lugones le faculta para cobrar en su nombre diversos créditos; en 17 de
agosto cancela a Juan Vida! 1019 pesos que Vázquez de Agüero debía a un
tercero; en 27 de octubre compra, en 480 pesos, una parcela de pan llevar,
sembrada con higueras, lindante con otra finca rústica de su propiedad, situa-
das ambas a orillas del río Rimac, junto al tejar de la ciudad, y en 10 de
noviembre siguiente Juan de Cevallos se compromete a satisfacerle 96 pesos
adeudados por ropa que se le había facilitado en la tienda que Vázquez de
Agüero poseía en la localidad de lea.

Los datos acopiados referentes a 1612 abundan en noticias sobre sus


conexiones con Guayaquil. En 30 de enero cancela 1000 pesos al agente en
Lima de Hemando Rodríguez Perera, vecino del mencionado puerto, con
quien había contraído dicha deuda en 27 de setiembre anterior Juan de Lea
Plaza, Veedor Contador de los galeones reales que se estaban construyendo
en aquellos astilleros, que oficiaba de apoderado de Vázquez de Agüero. En
6, 9 y 14 de febrero vende 13 y 17 quintales de algodón y 474 arrobas de
cáscara de mangle, respectivamente, por un importe total de 2110 pesos. En
17 de marzo adquiere 450 varas de ruan de fardo. A mediados de ese año
importó desde el repetido puerto guayaqui1eño, en el "San José", un carga-
mento de madera, valorado en 623 pesos. En 22 de noviembre se desprende
del "San José", al ancla en el Callao, incluyendo pertrechos y aparejos, una
dotación de cinco esclavos y 150 botijas vacías. El precio de la embarcación
se ajustó en 8000 pesos, y el adquirente fue el capitán Francisco Cortés,
encomendero de Coquimbo. Por incumplimiento de Cortés, Vázquez de Agüero
tuvo que recurrir, dos años más tarde, a la justicia, para obtener la cancela-
ción del saldo -6000 pesos. Por último, en 29 de diciembre liquida a Manuel
327
Martín la cantidad de 1024 pesos, devengada por sus servicios como maestre
y piloto del mencionado navío.

Por su notoria adscripción al gremio de los mercaderes preponderantes


en Lima su firma aparece entre las de los 76 comerciantes que reunidos el 23
de enero de 1613 en el convento de La Merced acordaron la fundación del
Tribunal del Consulado en la capital del Virreinato.

En lo de marzo de 1614 Juan de Montiel le confiere autorización para


comprar por su cuenta mercaderías hasta un monto de 1200 pesos, y en 28
de agosto siguiente actúa en representación de Antonio Carrasco del Saz
como uno de los terceros en quienes su poderdante había depositado su
confianza para la valorización de unas propiedades. No estará fuera de lugar
dejar constancia que el encargado era hermano del jurisconsulto Francisco
Carrasco del Saz, aludido elogiosamente en el Labyrintho.

De improviso, nuestro personaje aparece el 7 de marzo de 1617 ador-


nado con el título académico de Licenciado. Todavía en 30 de enero de 1612
se veía obligado a designar un procurador para que actuara en un proceso
judicial en el que se hallaba interesado, sin que nada hiciera prever su opción
forense. ¿Había cursado Leyes en alguna universidad de la Metrópoli, y
revalidó el título en la limeña de San Marcos? ¿Siguió en esta última estudios
en la facultad de Derecho? A mayor abundamiento, hasta en 28 de abril de
1616, en la diligencia de la toma de posesión de unos arcos en la plaza por
la universidad de San Marcos, y en 27 de agosto siguiente, en acta notarial
sentada en esa fecha, seguía sin identificarse con dicho grado.

Ratifica su licenciatura en instrumento notarial extendido en 19 de


setiembre de 1617. En esa fecha arrendó al mercader Camilo Bonfante, por
el lapso de cinco años, "unas casas grandes" de su propiedad, " ... en que
solían vivir los Oficiales reales ... " en el Callao. Bonfante, venturoso nego-
ciante en vinos, por 575 pesos anuales alquiló dichas fincas, más los bajos de
otra" ... en que aora bibe hemando de aguilar ybarra persona que administra
mis haciendas en el dho. puerto del callao ... ", así como cuatro amplias bo-
degas adjuntas, y dos precarias debajo de la ramada de la playa, y finalmente
la hacienda sembrada de alfalfa, incluyendo seis negros de servicio, dos
caballos y una recua de 40 mulas. En junto Bonfante pagaría anualmente
2425 pesos, más una botija de vino añejo al mes.

Parece que al final de su desempeño como comerciante se dedicó al


tráfico de vinos, aunque sin abandonar el giro de telas, pues en 1619 remitió
328
al Cuzco 13 fardos con dicho artículo, si bien el trato principal versaría sobre
la comercialización de vinos: en 1o de diciembre de 1620 se hace con 30
botijas de vino nuevo, a 36 reales cada una, más 10 de vino añejo, a 44 reales
por unidad.

Aunque en 9 de julio de 1621 parecía hallarse en perfecto estado de


salud, pues en esa fecha extendía a Juan Tinoco el recibo de la cantidad de
400 pesos, saldo del precio de unas tierras "detrás del cerro desta ciudad" que
le había vendido, escasos días más tarde, el 20 de dicho mes, debió de
sobrevenirle algún grave accidente (que apenas le dejó espacio para dictar un
apremiante poder para testar), tan riguroso que no estuvo en condiciones de
suscribirlo (y por él lo hizo el jesuíta P. Felipe de Tapia). Expiró al cabo de
tres días, y conforme había dispuesto en su expresión de última voluntad, se
le inhumó en la bóveda de la capilla de San Antonio de Padua en el templo
de San Francisco.

Tuvo un hermano, Diego de Prado y Agüero, su agente de negocios en


el Cuzco.

De su unión con doña Bernarda de Mora y Aguilar hubo a (1) Fray


Alonso Vázquez de Agüero, que profesó en la Orden agustiniana en 1623;
(2) Bartolomé de Agüero; (3) María de Agüero, nacida en el Callao en 1607,
que contrajo matrimonio con el Maestre de Campo Diego de Llanos Jaraba;
(4) Isabel de Aguilar y Agüero, nacida en 1610; (5) Juan Vázquez de Agüero,
que vino al mundo en 1611, y se matriculó en 2 de octubre de 1625 en el
Colegio de San Martín; (6) Bernardo de Agüero; (7) Juana de Agüero, que
vio la luz en 1614, y (8) Ignacio de Agüero, posterior en tres años.

Cuñados suyos fueron el Presbítero licenciado Luis de Mora y Aguilar


(que ofició de albacea) y María de la Torre y Aguilar, esposa de Miguel de
Medina.

Doña Bernarda de Mora testó en 11 de diciembre de 1626, y expiró en


19 de julio de 1629. De la solvencia del patrimonio conyugal puede dar idea
que en 8 de octubre de 1624 el banquero Juan de la Cueva se ofreciera como
fiador de la viuda de Vázquez de Agüero, y que en 14 de enero de 1628
instituyera ella una capellanía ricamente dotadalO.

lO. A.G.N. Cristóbal de Vargas, l605A (1974), fols. 652,701 y 729v. 16058 (1975), fols. 1142,
ll75, 1585 y2056v. 1607 (1977), fols. 1095 y ll59v. l608A (1978), fols. 521,984 y ll87v.
16088 (1979), fols. 1720, 1742, 217lv y 2511. 1609 (1980), fol. 2148. 1610 (1981), fols.
329
6. Los espejismos de tinte local

No sin recordar que el único toque de sabor autóctono en los dos


prontuarios que corren bajo el nombre de Hevia Bolaño lo constituye la
aislada alusión al Perú en el Labyrintho (Libro 1, Capítulo 1, § 28), es del caso
detenerse algo más en la singular referencia nominal a un par de convecinos
de Lima que se puede espigar en el mismo tratado, y que significa el solitario
indicio de redacción en el lugar de residencia del autor. El pasaje, que corre
por cierto entre paréntesis y que da la impresión inequívoca de haber sido
insertado de paso y por cumplir, reza como sigue:

" ... y assí se determinó en el Perú por aquel gran Christiano y teme-
roso de Dios Virrey Conde de Monterrey don Gaspar de Zúñiga y
Azeuedo, con parecer del Doctor Francisco Carrasco del Saz, muy
ingenioso y docto y su asessor, Oydor de la Audiencia de Panamá, y
Assessor del Virrey Príncipe de Esquilache don Francisco de Borja [ ... ]
y docta y elegantemente como suele lo trae el doctíssimo Doctor Juan
de Solórzano Pereyra Oydor que al presente es de la Real Audiencia y
Chancillería de la ciudad de Los Reyes del Perú, de cuyas muchas
letras, ingenio, virtud y méritos mejor es callar que dezir poco" (Libro
1, Capítulo XII, § 65).

Pasando por alto el extremoso derroche del grado académico y del


adjetivo 'docto' y su superlativo, el texto transcrito parece responder a todas

15, 121, 301,417, 498v, 850 y 886. 1611A (1982), fols. 1 y 14v. 16IIB (1983), fol. 1493v.
1611C (1984), fols. 2133,2643 y 2749v. 1612A (1985), fols. 178v, 199, 233 y 276. 1612C
(1987), fols. 2810 y 3010. 1613 (1988), fol. 305, y 1614 (1990), fols. 113 y 702.
Francisco Hernández, 1611 (820), fols. 10 y 913.
Cristóbal de Arauz, 1612 (123), fol. 355 y 1614 (124), fol. 760.
Pedro López de Maltea, 1615-1617 (973), reg. 1616, fol. 196.
Cristóbal de AguiJar Mendieta, 1612-1613 (52), fol. 138.
Antonio de Nájera Medrano, 1611-1620 (1193), fol. 276.
Luis Pizaño, 1619-1620 (1542), fol. 331.
Cristóbal de Quesada, 1607 (1558), fol. 336.
Domingo Muñoz, 1622-1623 (1172), fol. 980. 1624 (1173), fol. 892, y 1626 (1179), fol.
564.
Cristóbal Rodríguez, 1616-1618 (1638), reg. 1617, fols. 221 y 226, y 1619-1621 (1639),
reg. 1619, fol. 65; reg. 1620, fols. 24 y 187, y reg. 1621, fols. 171 y 206.
Jerónimo Bernardo de Quirós, 1628 (224), fols. 56v y 405.
Diego López de Salazar, 1605 (995), fol. 1313.
Eguiguren 1949, II: 758; Lohrnann 1947,1:243 y 244; Rodríguez Vicente 1960: 303 y 307,
y RANP, XX: 14 (1956)

330
luces a alguna coyuntura oportunista. Al futuro autor de la Política Indiana
había que retribuír la Aprobación, y con Carrasco del Saz probablemente
mediaba la relación de contacto personal anteriormente apuntada.

Conocida hasta en sus menores detalles la vida y la obra de Solórzano


Pereira, no holgarán en cambio algunas noticias acerca de Carrasco del Saz.
Jurisconsulto de mucho crédito, había nacido en Trujillo (Cáceres), hijo de
Francisco del Saz y de Isabel González Carrasco. Graduóse de licenciado en
Cánones por Alcalá. Se le encuentra en el Perú desde 1590. En 12 de noviem-
bre de 1593 contrajo matrimonio con la limeña Juana de Soto y Ortigosa
(Parroquia del Sagrario de Lima. Libro 2o de Matrimonios (1588-1608), fol.
85). Letrado del Cabildo de Lima (1595-1604). Recibió la borla doctoral en
la universidad de San Marcos (1605). En este último año practicó una infor-
mación de sus méritos (A.G.I. Lima, 140. En este mismo legajo se encuentra
otra información anterior, actuada en 1600) y probablemente a fin de que la
diligenciara en el Consejo de las Indias, escrituró un poder al solicitador en
el mismo, Mateo de Ayza, para que expusiera de viva voz dicha representa-
ción (A.G.N. Cristóbal de Vargas, 1605A (1974), fol. 1050. Escritura de
4. V .1605). Asesor del Cabildo de Lima ( 1609-1610). Fiscal del Tribunal de
la Santa Cruzada (26 de mayo de 1608). Abogado de prestigio en los estrados
de la Audiencia, en 1611 se le debían 1000 pesos por los honorarios profe-
sionales corno representante de la villa de Potosí (A.G.N. Cristóbal de Vargas,
1611B (1983), fol. 1928). Rector de la Universidad de San Marcos (1613-
1614).

Asesor de dos virreyes: el conde de Monterrey y el Príncipe de


Esquilache. Este último, en auto de 2 de abril de 1618 proveyó que Carrasco
del Saz, no obstante haber sido designado oidor de Panamá, continuase en
Lima por ser su colaboración indispensable para seguir entendiendo en los
asuntos que le había confiado durante la asesoría (A.G.I. Lima, 148). Él
mismo, en escrito de 19 del mismo mes, expuso al Consejo de las Indias que
" ... auiendo sido Assesor del Príncipe desde que aquí entró Su Magestad me
hü;o rnerrred de La plarra de oydor de panamá cuyo Título llegó Aora ocho
o nueue meses, y el Virrey me detuuo Por que se acabasen Las Resultas de
algunas Cossas que faltauan en La rresidencia del marqués [de Montesclaros]"
(A.G.I. Lima 1631. Con fecha 17.N.1618, ibid., Lima, 149). No fue desde
luego muy lisonjera la opinión que acerca de su proceder emitiera el Escri-
bano Mayor de Minas y Registros y fundador de la ermita de Nuestra Señora
de Guadalupe (que luego cediera corno residencia de los franciscanos) Alonso
Ramos Cervantes, que en comunicación de 26 de junio de 1619 censura que

331
el Príncipe de Esquilache se valiera de un asesor " ... que le hazía hacer
disparates" (A.G.I. Lima, 150).

En 7 de junio de 1616 había sido efectivamente agraciado con la plaza


de oidor en Panamá (A.G.I. Indiferente General, 483, Lib. 7°, fol. 177v.), en
cuyo ejercicio falleció en 29 de abril de 1625, después de haber extendido un
testamento cerrado en 13 de enero del año anterior (A.G.N. Domingo Muñoz,
1626 (1179), fol. 496v. Referencia). Fue autor de diversos dictámenes jurí-
dicos, uno de ellos sobre la nulidad de nombramientos efectuados por el
marqués de Montesclaros después de haber desembarcado su sucesor en el
mando, y en España imprimió dos obras acogidas con aplauso por su mérito:
Interpretatio ad aliqvas leges Recopilationis Regni Castellae ... (Sevilla, 1620),
y Tractatvs de casibvs curiae ... (Madrid, 1630), en cuyo Tratado III, número
12, ocurre una esporádica cita a Ioannes Deuia, Curia.

Un hijo suyo, Andrés, profesó dominico (A.G.N. Cristóbal de Vargas,


1611C (1984), fol. 2125. Renuncia de legítima, en 26.1V.l611).

***
Tras esta nueva aproximación al problema, es incuestionable que con-
tinúan flotando las dudas sobre la personalidad y la autoría efectiva de quien
corre como el tratadista que compuso la Cvria y el Labyrintho. En cuanto a
la anodina personalidad de Hevia Bolaño viene a las mientes la parábola de
la lámpara bajo el celemín, y por lo que toca a su intervención como redactor
de esas obras sigue en pie, acrecentada si cabe, la presunción de una su-
perchería. ¿Estamos ante una redomada humildad? ¿Ante una detentación
audaz? Las incógnitas siguen.

Abreviaturas

A.G.I. Archivo General de Indias.


A.G.N. Archivo General de la Nación.
A.H.N. Archivo Histórico Nacional. Madrid.
RANP Revista del Archivo Nacional del Perú. Lima.

332
BIBLIOGRAFIA

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1947 Los americanos en las Ordenes Nobiliarias, Madrid.
1950 "Semblanza de Juan de Hevia Bolaño, jurista peruano del siglo
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Revista del Foro, XXXVII, 6 (714-724), Lima.
1961 "En torno a Juan de Hevia Bolaño. La incógnita de su per-
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1983 Los Regidores Perpetuos del Cabildo de Lima (1535-1821),
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1906 Anales del Perú, Madrid.

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1983 "Extranjeros en la Audiencia de Quito (1595-1603)", en
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1983 Estudios de genealogía peruana, Obras Completas, T. VIII,
Lima.

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1960 El Tribunal del Consulado de Lima en la primera mitad del
siglo XVII, Madrid.

333

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