Ts Comunitario
Ts Comunitario
Ts Comunitario
Anexos
Bases de datos y cuestionario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233
Base de datos del ámbito distinto del trabajo social (respuestas y
porcentajes) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233
Base de datos del ámbito del trabajo social (respuestas y porcentajes) .. 234
Cuestionario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235
4 4
Tema 2
MODELOS DE INTERVENCIÓN COMUNITARIA
31
Redes comunitarias y avances de supervisión en trabajo social
Diccionario Espasa añade que deriva de los términos griegos: «episteme, cono
cimiento y logia», por lo que hace referencia a la teoría del conocimiento, es
decir, supone reconocer las diferentes formas que cada uno tiene de ver el mun-
do según la epistemología a la que se adscribe.
Estamos de acuerdo con Dabas (1993: 28-29) cuando afirma:
«La epistemología clásica nos legó la metáfora piramidal. Esta pirámide poseía
en la cúspide un centro de poder del cual dependían las decisiones, lo que se
debía saber y decir. No sólo creímos en esta metáfora sino que contribuimos a
sostenerla con nuestro accionar. Pero el conocimiento ya no busca la certeza sino
la creatividad; la comprensión antes que la predicción; revaloriza la intuición y la
innovación.»
Metodología proviene del griego, de método y logia. El Diccionario Espasa
la define como:
«Ciencia del método. Es la parte práctica del estudio de los actos de la razón.
Siendo la lógica la ciencia que estudia teórica y prácticamente dichos actos,
podemos entonces definir la metodología como la lógica práctica. //Conjunto
de métodos que se siguen en una investigación científica o en una exposición
doctrinal.»
Las precedentes explicaciones nos conducen a una aproximación necesaria
para poder comprender los modelos teóricos y de intervención que vamos a se-
guir y a desarrollar en la presente obra.
El método dibuja el camino a seguir y dicho camino es el que recorremos de
acuerdo con un modelo teórico que es el que establece las normas que se deben
seguir. En este sentido vamos a recoger lo que nos parece pertinente de los mo-
delos, que expondremos a continuación: ecológico, sistémico, fenomenológico,
comunicación humana, redes sociales y configuraciones sistémicas para cons-
truir nuestro modelo de intervención que será el que establezca el marco meto-
dológico para nuestras intervenciones comunitarias.
Se ha señalado, a menudo, por parte de la comunidad científica y académica,
la necesidad de crear nuevas prácticas, lo que en Europa se ha denominado: «mo-
delos de buenas prácticas», con las que poder enfrentar la realidad social en la que
nos toca laborar o actuar, en definitiva vivir. Pero la práctica social encaminada
a la intervención con individuos, familias, organizaciones y comunidades, casi
siempre ha estado mucho más próxima: o al campo de la política, o de la plani-
32
Modelos de intervención comunitaria
33
Redes comunitarias y avances de supervisión en trabajo social
34
Modelos de intervención comunitaria
El supuesto que mantiene que una parte —subsistema— del Todo incluye el
programa que el Todo contiene resulta muy revelador para aproximarnos a la
comprensión del Todo, Sistema (Gómez, 2005: 23).
Ya Lao Tse en el siglo VI a. C. mantenía que «un carro era algo más que la
yuxtaposición de las ruedas, ejes, caja, varas, etc. El carro era una entidad de
nuevo signo que no dependía de las piezas mencionadas sino éstas de aquél. Son
las ruedas, los ejes, etc. los que están diseñados en función de la idea del carro y
no al contrario» (Gómez, 2012a).
35
Redes comunitarias y avances de supervisión en trabajo social
Algo importante que no debemos pasar por alto es cómo el cambio en los
contextos sociales exige unos paradigmas de ayuda distintos. Moix (2006) habla
de «modelos alternativos» en oposición a los modelos tradicionales en el Trabajo
Social, y cita entre los mismos el modelo sistémico, el modelo ecológico y el
modelo basado en las redes y en los sistemas de apoyo. Son nuevos modelos
emergentes de intervención profesional, modelos que por su amplitud de miras
podrían denominarse metamodelos, por ser cada uno de ellos un modelo de mo-
delos Gómez (2007). Son, sin ánimo de ser exhaustivos, el modelo fenomenoló-
gico de la comunicación humana, ecológico-sistémico, redes sociales y configu-
raciones sistémicas que se conceptualizan como nuevos modelos de aprendizaje.
36
Modelos de intervención comunitaria
37
Redes comunitarias y avances de supervisión en trabajo social
38
Modelos de intervención comunitaria
interinf luencia mutua que se produce entre las personas y sus contextos de desa-
rrollo humano: familia, escuela, trabajo, vecindario, etc.» (Pastor, 2004: 108).
El ambiente ecológico está compuesto según Bronfenbrenner (1979, cit. por
Espina, 2010) por:
—— Microsistema. La interacción es directa e incluye patrones de actividades, ro-
les y relaciones interpersonales.
—— Mesosistema. Sistema de microsistemas, que incluye las interrelaciones de dos
o más entornos en los que la persona participa activamente. Aquí se ubicaría
la familia.
—— Exosistema. Sistemas que influyen en el entorno en el que vive una persona
pero en el que no participa activamente. Un ejemplo sería el trabajo de uno
de los padres.
—— Macrosistema. Cultura, subcultura, sistema de creencias e ideología que da
coherencia a un sistema de menor orden.
Desde dicho modelo Espina (2010) afirma que son aspectos básicos a explorar
en la evaluación del sistema-clave disfuncional y los sistemas disfuncionales se-
cundarios, y se observa si existen sistemas que inciden negativamente en el siste-
ma-clave, el momento evolutivo, los factores estresantes y la red social de apoyo,
todo lo cual permite el abordaje de los sistemas implicados, estableciendo un
orden de prioridades y una estrategia de intervención. Desde ahí
«(…) plantea una especial importancia al medio ambiente y a la autogestión;
trabaja con problemas y necesidades ambientales referidas al entorno físico, social
y cultural, buscando promover y desarrollar en las personas, grupos y comunida-
des el autocuidado como condición para la obtención de un ambiente sano y de
armonía interior. Las herramientas que utiliza en el abordaje de la realidad social
son el taller, los mapas cognitivos y la observación» (Vélez; 2003: 81).
39
Redes comunitarias y avances de supervisión en trabajo social
diendo tanto a nivel geográfico como disciplinario, y su uso en los grupos socia-
les y familiares está hoy, en día, bastante generalizado. Nuestra propuesta en esta
obra es presentar y describir algunos aspectos que nos parecen útiles a la hora de
poder desarrollar una intervención comunitaria. La noción de sistema, que es
sobre la que hemos analizado diferentes visiones y autores, nos resulta útil para
acercarnos a lo que implica la pertenencia a un sistema comunitario. Lo que se
visualiza en una configuración sistémica es parte del sistema y de las implicacio-
nes que éste supone para los miembros del mismo.
Las configuraciones sistémicas pueden ser importantes en la labor de hacer
accesible la comprensión para cualquier profesional interesado, sobre lo que su-
ponen las implicaciones sistémicas para cada uno de los miembros de una comu-
nidad.
La visión sistémica significa un cambio de mirada. No resulta fácil mirar de dis-
tinta manera porque se necesita un gran esfuerzo para posicionarse de otra forma y
ver las cosas desde otras perspectivas.
Cronen y Harris (1979) desde sus comparaciones entre las diferentes perspec-
tivas de la cultura humeana-reduccionista y la cultura sistémica-revisionista nos
aportan la justificación para que nuestro trabajo, como profesionales de la inter-
vención comunitaria, pueda apoyarse en unas teorías que no dejen lugar a unas
intervenciones comunitarias sometidas al mero discurrir de los hechos por no
estar planificadas previamente. Por el contrario, cuando existe una fundamenta-
ción teórica y práctica que avala las intervenciones lo que ocurre tiene una justi-
ficación previa. Los objetivos planteados previamente para la intervención co-
munitaria suponen unos resultados esperados que son los que después podrán ser
evaluados en función de los resultados obtenidos.
40
Modelos de intervención comunitaria
41
Redes comunitarias y avances de supervisión en trabajo social
42
Modelos de intervención comunitaria
43
Redes comunitarias y avances de supervisión en trabajo social
Toda persona nace de unos padres y ello implica un patronímico, unas con-
diciones existenciales dadas, una historia y una cultura familiar y comunitaria.
Así cada miembro de la familia por el hecho de pertenecer a ella va a tener unos
derechos y unas responsabilidades. A esto es lo que se ha denominado legado o
patrimonio y lealtad.
Todos pertenecemos a una familia y ello supone unas deudas y unos méritos
que condicionan nuestra identidad. Nacer a través de unos padres supone recibir
de ellos el reconocimiento como ser humano y esto es lo que, tal vez, suponga
uno de los motivos que más inf luyen en la personalidad de cada uno. Salem,
(1990: 62) afirma que la manera como cada uno acata sus obligaciones familiares
determinará su calificación o su buen camino (entitlement) en la vida, tanto en su
contexto familiar presente y futuro como en otros sectores de su existencia. La
noción de buen camino abarca muchas entidades. Y a la vez tenemos una «mi-
sión» que nos corresponde o se nos asigna inconscientemente en la familia, el
mérito o demérito que contraemos cumpliendo o no esta misión y la imagen que
finalmente nos hacemos de nosotros mismos a partir de estas dos premisas (ima-
gen que no descansa sobre una representación fantasmática de nuestra identidad,
sino sobre datos concretos y existenciales).
Otro concepto más que queremos referir por ser de suma utilidad para inter-
venir es el de ordenación jerárquica. Todo sistema se estructura de tal manera
que unos miembros ostentan más responsabilidad y poder que otros para decidir
todo aquello que afecte al conjunto familiar, a la supervivencia del grupo fami-
liar. A estos miembros les corresponde en la familia la ayuda, la protección y el
cuidado familiar. Por ello, Haley (1980) afirma que toda disfunción familiar
tiene que ver con el mal funcionamiento de una estructura jerárquica dentro del
sistema familiar.
44
Modelos de intervención comunitaria
45
Redes comunitarias y avances de supervisión en trabajo social
Otro ejemplo, del mismo autor, es una persona que tenga una pesadilla que
puede hacer muchas cosas dentro de un sueño: correr, esconderse, luchar, gritar,
etc. Pero ningún cambio verificado de uno de estos comportamientos a otro
podrá finalizar la pesadilla.
A esta clase de cambio lo denominaremos como cambio-1. El único modo
de salir de un sueño supone un cambio del soñar al despertar. El despertar, desde
luego, no constituye ya parte del sueño, sino que es un cambio a un estado com-
pletamente distinto. Esta clase de cambio la denominaremos cambio-2; es por
tanto, cambio del cambio.
Cuando actuamos con comunidades, observamos que muchas de las solucio-
nes intentadas por ellas para resolver el problema por el que consultan son cam-
bios-l, ya que estos intentos de cambio no consiguen modificar «cualitativamen-
te» las relaciones entre los miembros, es decir, las estructuras del sistema
comunitario (Cit. por Gómez, 2007: 165-167).
46
Modelos de intervención comunitaria
47
Redes comunitarias y avances de supervisión en trabajo social
48
Modelos de intervención comunitaria
49
Redes comunitarias y avances de supervisión en trabajo social
narnos muy lejos de la afirmación «no se comunican», referida a que dos o más
personas no hablan entre sí. Esto tiene relación con la escalada simétrica o lo
que Watzlawick. (1986) denomina «puntuación de las secuencias de los he-
chos».
La forma de resolver problemas, de hacer frente a los conf lictos, de llegar a
un entendimiento con los demás dependen de la forma en que nos comunique-
mos y la comunicación supone distintas formas o maneras de relacionarnos. Las
relaciones interpersonales son de gran importancia para la convivencia y por
tanto para la vida.
Hacemos referencia a este modelo porque nos parece de suma importancia
para el desarrollo personal, grupal y comunitario. Pues, tenemos la certidumbre
personal de que si en el sistema educativo se incluyeran, desde los niveles más
bajos, materias que enseñaran a los niños y niñas a comunicarse, a interrelacio-
narse mejor, los sistemas educativos formarían de otra manera, teniendo más en
cuenta el ser, la persona que el adquirir informaciones, que a veces no llegan a
ser útiles.
La empatía, el saberse poner en el lugar del otro, supone establecer una re-
lación interpersonal de ayuda pertinente para el otro, pero ahora vamos a citar
brevemente los axiomas de la comunicación humana (Watzlawick, y
otros, 1986: 49-71) en la creencia de que sus planteamientos ayudan a dar nue-
vas y distintas explicaciones para la relación de ayuda, y por tanto a las relacio-
nes interpersonales comunitarias. Los axiomas de la comunicación humana son
(Gómez, 2007: 142):
I. Todo es comunicación.
La idea de que no existe la no comunicación, de que todo lo que hacemos es
comunicación resulta de sumo interés, pues cambia la forma de entender las
relaciones humanas.
II. Lo digital y lo analógico en la comunicación.
Lo que hablamos, lo que escribimos forma parte del aspecto digital de nuestro
mensaje. La parte no verbal de nuestro mensaje tiene que ver más con nuestro
ser, con nuestros sentimientos, con nuestros estados de ánimo, y por ello lo no
verbal, lo analógico, da más información de nosotros mismos que lo que deci-
mos en un momento determinado.
50