Procesos de Adaptaciones Celulares
Procesos de Adaptaciones Celulares
Procesos de Adaptaciones Celulares
MUERTE CELULAR
Las relaciones entre las células normales, adaptadas y lesionadas de modo reversible e irreversible
están bien ilustradas por las respuestas del corazón a los diferentes tipos de estrés. El miocardio
sometido a una mayor carga persistente, como en la hipertensión o con una válvula estenótica, se
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adapta sufriendo un proceso de hipertrofia (aumento del tamaño de las células individuales y, en
último término, de la totalidad del corazón) para generar la mayor fuerza contráctil requerida. Si el
aumento de la demanda no se ve aliviado, o si el miocardio se ve sometido a una disminución del
flujo sanguíneo (isquemia) por una arteria coronaria ocluida, las células musculares pueden sufrir
lesión.
En este capítulo se describe, primero, cómo se adaptan las células a los tipos de estrés y a
continuación las causas, mecanismos y consecuencias de las diversas formas de dalla celular agudo,
que incluyen la lesión celular reversible, alteraciones subcelulares y muerte celular. Para concluir
otros tres procesos afectan a las células y a los tejidos: acumulaciones intracelulares, calcificación
patológica y envejecimiento celular.
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ADAPTACIONES CELULARES AL ESTRÉS
Las adaptaciones son cambios reversibles en el número, tamaño, fenotipo, actividad metabólica o
funciones de las células en respuesta a los cambios en sus medios ambientales. Las adaptaciones
fisiológicas suelen representar respuestas de las células a la estimulación normal por hormonas o
sustancias químicas endógenas (p. ej., aumento de tamaño por inducción hormonal de la mama y del
útero durante el embarazo).
Las adaptaciones patológicas son respuestas al estrés que permiten a la célula modular su
estructura y función y escapar así de la lesión. Tales adaptaciones pueden adoptar diversas formas.
1. HIPERTROFIA
La hipertrofia es un alimento del tamaño de las células, lo que da lugar a un incremento del tamaño
del órgano. Sin embargo, la hiperplasia (que se describe a continuación) se caracteriza por un
aumento en el número de células. Dicho de otro modo, en la hipertrofia pura no hay nuevas células,
sólo células de mayor tamaño, agrandadas por una mayor cantidad de proteínas estructurales y
organelos. La hiperplasia es una respuesta adaptativa de las células capaces de replicación,
mientras que la hipertrofia se da cuando las células son incapaces de dividirse.
La hipertrofia puede ser fisiológica o patológica y está causada por una mayor demanda funcional o
por una estimulación hormonal específica. La hipertrofia y la hiperplasia pueden ocurrir también
juntas y, evidentemente, ambas dan lugar a un órgano con aumento de volumen (hipertrófico). Así, el
agrandamiento fisiológico masivo del útero durante el embarazo se produce como consecuencia de
una hipertrofia del músculo liso e hiperplasia del músculo liso estimulado por los estrógenos. Sin
embargo, las células musculares estriadas, tanto en el músculo esquelético como en el corazón,
pueden sufrir sólo hipertrofia en respuesta a un aumento de la demanda porque en el adulto tienen
una capacidad limitada para dividirse. Por consiguiente, el levantador de pesas entusiasta puede
llegar a desarrollar un físico torneado sólo por hipertrofia de las células musculares esqueléticas
individuales inducidas por un aumento del trabajo. Entre los ejemplos de la hipertrofia celular
patológica figura el aumento de volumen cardíaco que se produce con hipertensión o valvulopatía
aórtica.
Los mecanismos que inducen hipertrofia cardíaca implican al menos dos tipos de señales:
desencadenantes mecánicos, como la distensión, y desencadenantes tróficos, como la activación de
los receptores a -adrenérgicos. Estos estímulos accionan vías de transducción de señales que llevan
a la inducción de un número de genes, que a su vez estimulan la síntesis de numerosas proteínas
celulares, como son factores de crecimiento y proteínas estructurales. El resultado es la síntesis de
más proteínas y miofilamentos por célula, que consigue un mejor rendimiento y, por tanto, un
equilibrio entre la demanda y la capacidad funcional de la célula. También puede haber un cambio de
las proteínas contráctiles de formas adultas a fetales o neonata les. Por ejemplo, durante la
hipertrofia muscular, la cadena pesada de a-miosina es sustituida por la forma B de la cadena
pesada de miosina, que tiene una contracción más lenta y más económica desde el punto de vista
energético.
Cualesquiera que sean los mecanismos exactos de la hipertrofia, se alcanza un límite y pasado éste
el agrandamiento de la masa muscular no puede compensar ya la mayor carga. Cuando sucede esto
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en el corazón, se producen varios cambios “degenerativos “en las fibras miocárdicas, de los que los
más importantes son la fragmentación y la pérdida de elementos miofibrilares contráctiles. No están
del todo comprendidas las variables que limitan la hipertrofia continuada y que causan los cambios
regresivos, Puede haber límites finitos de la vasculatura para abastecer de modo adecuado a las
fibras agrandadas, de las mitocondrias para producir adenosina trifosfato (ATP), o de la maquinaria
biosintética para proporcionar las proteínas contráctiles u otros elementos citoesqueléticos.
2. HIPERPLASIA
Tal como se ha descrito anteriormente, se produce hiperplasia si la población celular es capaz de
replicación; puede producirse hipertrofia y con frecuencia en respuesta a los mismos estímulos.
Por ejemplo, cuando se rea liza una resección parcial del hígado, la actividad mitótica en las células
restantes comienza ya a las 12 horas, restableciendo a la larga el peso normal del hígado. Los
estímulos para la hiperplasia en este marco son factores de crecimiento polipeptídicos producidos
por los hepatocitos remanentes, así como por células no parenquimatosas del hígado. Después de la
restauración de la masa hepática, varios inhibidores del crecimiento “desconectan” la proliferación
celular.
• La mayoría de las formas de hiperplasia patológica están causadas por una estimulación excesiva
de tipo hormonal o de factores de crecimiento, Por ejemplo, después de un período menstrual normal
hay un brote de proliferación epitelial uterina que normalmente se halla regulada de modo muy
ajustado, estimulada por hormonas hipofisarias y estrógenos ováricos e inhibidos por la
progesterona.
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que en rodas estas situaciones el proceso hiperplásico permanece controlado; si cede la
estimulación hormonal o de los factores de crecimiento, desaparece la hiperplasia. Es esta
sensibilidad a los mecanismos reguladores normales lo que distingue las hiperplasias patológicas
benignas del cáncer, en el que los mecanismos del control del crecimiento se vuelven desregulados
o inefectivos. No obstante, la hiperplasia patológica constituye un suelo fértil en el que, a la larga,
puede surgir la proliferación cancerosa. Así, las pacientes con hiperplasia del endometrio tienen un
mayor riesgo de desarrollar cáncer endometrial, y ciertas infecciones por papiloma virus predisponen
a cánceres cervicales.
3. ATROFIA
Se conoce como atrofia la reducción en el tamaño de la célula por la pérdida de sustancia celular.
Cuando se halla afectado un número suficiente de células, el tejido o el órgano entero disminuye de
tamaño, volviéndose atrófico. Debe subrayarse que, aunque las células atróficas pueden tener una
función disminuida, no están muertas.
Las causas de atrofia incluyen una disminución de la carga de trabajo (p. ej., inmovilización de un
miembro para permitir la curación de una fractura), pérdida de inervación, disminución de la
irrigación, nutrición inadecuada, pérdida de la estimulación endocrina, y envejecimiento (atrofia senil).
Aunque algunos de estos estímulos son fisiológicos (p. ej., la pérdida de la estimulación hormonal en
la menopausia) y otros patológicos (p. ej., denervación), los cambios celulares fundamentales son
idénticos. Representan una retirada de la célula a un menor tamaño en el que la supervivencia es
aún posible; se logra un nuevo equilibrio entre el tamaño celular y la disminución de la irrigación,
nutrición o estimulación trófica. La atrofia es el resultado de una disminución de la síntesis de
proteínas y de un aumento de la degradación de proteínas en las células. Disminuye la síntesis de
proteínas por una reducción de la actividad metabólica.
4. METAPLASIA
La metaplasia es un cambio reversible en el que un tipo de célula adulta (epitelial o mesenquimatosa)
es sustituido por otro tipo de célula adulta. En este tipo de adaptación celular, las células sensibles a
un estrés particular son sustituidas por Otros tipos celulares más capaces de resistir el ambiente
adverso. Se piensa que la metaplasia surge por una “reprogramación” genética de las células madre
más que por transdiferenciación de las células ya diferenciadas. La metaplasia epitelial se ve
ejemplificada por el cambio escamoso que se produce en el epitelio respiratorio en los habituados a
fumar cigarrillos. Las células del epitelio columnar ciliadas normales de la tráquea y bronquios son
sustituidas focalmente o ampliamente por células epiteliales escamosas estratificadas.
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La deficiencia en vitamina A puede inducir también una metaplasia escamosa en el epitelio
respiratorio. El epitelio escamoso estratificado “duro” puede ser capaz de sobrevivir en circunstancias
que el epitelio especializado más frágil no toleraría. Aunque el epitelio escamoso metaplásico tiene
ventajas para la supervivencia, se pierden importantes mecanismos protectores, como la secreción
de moco y la eliminación de materias particuladas por los cilios. Por consiguiente, la metaplasia
epitelial es una espada de doble filo; además, las influencias que induce la transformación
metaplásica, si son persistentes pueden predisponer a la transformación maligna del epitelio. En
efecto, en una forma común de cáncer de pulmón, la metaplasia escamosa del epitelio respiratorio
coexiste con frecuencia con cánceres compuestos de células escamosas malignas. Se piensa que
fumar causa inicialmente una metaplasia escamosa, y los cánceres surgen posteriormente en
algunos de estos focos alterados.
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LESIÓN Y MUERTE CELULAR:
ASPECTOS GENERALES
La lesión celular es el resultado de un estrés celular intenso que sobrepasa los mecanismos de
adaptación celular, o que es directamente lesivo sin dar lugar a acontecimientos de adaptación.
Puede culminar con la muerte celular.
Cambios irreversibles que indefectiblemente llevaran a la célula a la muerte. Hay dos tipos de muerte
celular:
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1. NECROSIS: Cambios morfológicos que siguen a la muerte celular en un tejido vivo. Se produce
cuando hay daño intenso y pérdida en la continuidad de las membranas. Las enzimas lisosomales
pasan al citoplasma digiriendo los componentes celulares. La necrosis es SIEMPRE un proceso
patológico.
2. APOPTOSIS: Muerte celular inducida por un programa regulado en el que la célula activa enzimas
que degradan su ADN y las proteínas citoplasmáticas y nucleares. No hay pérdida de integridad de la
membrana plasmática, y es desencadenado principalmente por estímulos lesivos que dañan en el
ADN. La apoptosis puede ser un proceso patológico, pero también forma parte de procesos normales
(embriogénesis).
- HIPOXIA: deficiencia de oxígeno, que produce lesión disminuyendo la respiración aeróbica. Puede
estar causada por una falta de oxigenación a nivel pulmonar, intoxicación con monóxido de carbono
(que compite con el oxígeno por la Hb) y, menos frecuentemente, por anemia grave.
- ISQUEMIA: perdida del riego sanguíneo, ya sea por flujo obstaculizado o por obstrucción del
drenaje venoso. Causa deficiencia no solo de oxígeno, sino también de nutrientes. Lesiona más
rápido que la hipoxia.
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- AGENTES INFECCIOSOS: virus, bacterias, hongos y parásitos.
- TRASTORNOS GENETICOS.
- DESEQUILIBRIOS NUTRICIONALES.
La respuesta celular a diferentes estímulos lesivos depende del tipo de lesión, su duración e
intensidad. A su vez, las consecuencias de la lesión dependen del tipo, estado y adaptabilidad de la
célula.
DEPLECION DE ATP
La síntesis disminuida de ATP y su depleción se asocian frecuentemente a lesiones hipóxicas y/o
químicas (toxicas).
Al disminuir el oxígeno disponible para la cadena de electrones, esta se detiene. Así también se
detiene la fosforilación oxidativa y la síntesis de ATP. La ausencia de ATP disponible trae como
consecuencia:
disminución de la Na+/K+ ATPasa --> acumulación de Na+ y Ca++ intracelular --> entrada de
agua a la célula --> tumefacción celular y dilatación del retículo endoplásmico.
Aumento de la glucólisis anaeróbica --> acumulación de ácido láctico y fosfatos inorgánicos
(por hidrólisis de ATP) --> disminución del pH celular --> disminución de la actividad de muchas
enzimas celulares.
Falla la bomba de Ca++ --> entrada de Ca++ desde el espacio extracelular y salida de Ca++
desde el RE --> estimulación de las enzimas Ca++ - calmodulina dependientes.
Desprendimiento de ribosomas del REG --> reducción de la síntesis de proteínas y plegamiento
erróneo de las proteínas desplegadas.
DAÑO MITOCONDRIAL:
Las mitocondrias pueden lesionarse por:
Aumento del Ca++ intracelular
Estrés oxidativo
Degradación de fosfolípidos por PLA2 y esfingomielina
Productos de degradación de lípidos como ácidos grasos libres y ceramida.
El daño mitocondrial puede dar lugar a un evento llamado transición a la permeabilidad mitocondrial,
en la MMI. Este cambio es reversible en los primeros estadios, pero se hace permanente si el
estímulo lesivo continua. Al aumentar la permeabilidad de la MMI se pierde el gradiente de H+
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(fuerza protón motriz) y se detiene la fosforilación oxidativa. También se produce la liberación de
moléculas de Citocromo c al citosol, lo que desencadena la apoptosis de la célula.
ESTRÉS OXIDATIVO:
Se da por desequilibrio entre los sistemas generadores de radicales libres (RL) y los que los depuran.
El daño en la MMI y el daño en la membrana plasmática son responsables del desequilibrio osmótico
de la célula. Esto produce no solo la entrada de distintos iones sino también la pérdida de
componentes esenciales de la célula como enzimas, proteínas estructurales y demás compuestos.
Además, la lesión de las membranas de los lisosomas produce la liberación de las enzimas
lisosomales al citoplasma. Estas enzimas tienen acción ARNasas, ADNasas, proteasas, fosfatasas,
glucosidasas y catepsinas. La activación de estas enzimas da lugar a la digestión enzimática de los
componentes celulares y finalmente la célula muere por necrosis.
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LESIÓN CELULAR REVERSIBLE E IRREVERSIBLE
Todos los defectos recién comentados son reversibles si se retira el estímulo que los produce, pero
hasta cierto punto. La lesión persistente o excesiva hace que las células traspasen el umbral hacia la
lesión irreversible. Esto se asocia con un gran daño en todas las membranas, hinchazón de los
lisosomas y vacuolización de las mitocondrias con capacidad reducida de producir ATP.
Dos fenómenos caracterizan la lesión celular irreversible: uno es la incapacidad de revertir la
disfunción mitocondrial y el segundo es el desarrollo de intensos trastornos en la función de
membrana.
Existe un periodo de tiempo entre el estrés y los cambios morfológicos producidos por este. Las
manifestaciones morfológicas de la necrosis tardan más en desarrollarse que las del daño reversible.
Por ejemplo, la tumefacción celular (reversible) puede ocurrir en algunos minutos. Sin embargo, los
cambios producidos por lesión irreversible en miocardio no se ven hasta las 4 a 12 hs tras la
isquemia total, aunque realmente existe la lesión entre los 20 y 60 min.
LESION REVERSIBLE:
Hay dos patrones de lesión celular reversible:
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NECROSIS
Las células necróticas pierden la integridad de la membrana, por lo que sus contenidos se liberan
causando lesión en los tejidos circundantes (inflamación).
Se puede considerar que inicialmente la célula sufre una serie de modificaciones necrobióticas hasta
el punto en que es imposible el retorno y desemboca irremediablemente en la necrosis.
a) En el citoplasma
Aumento de la eosinofilia: por perdida de la basofilia aportada por el
ARN citoplasmático y por la alta unión de la eosina a proteínas desnaturalizadas en
citoplasma.
Apariencia homogénea: por pérdida del glucógeno.
Desaparición de orgánulos.
Citoplasma vacuolado: por digestión de organelas citoplasmáticas.
Discontinuidad de membrana, dilatación de mitocondrias y figuras de mielina
intracitoplasmáticas.
b) En el núcleo
Rotura de las membranas
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Cambios nucleares, en tres patrones:
a) Cariolisis: desvanecimiento de la basofilia de cromatina (por ADNasas)
b) Picnosis: encogimiento nuclear y aumento de la basofilia por condensación del ADN.
c) Cariorrexis: los núcleos picnóticos o parcialmente picnóticos sufren fragmentación
hasta (luego de 1-2 días) desaparecer por completo.
La cariolisis y la cariorrexis se pueden dar colectivamente o individualmente.
Si se da colectivamente dependerá de la forma que predomine una u otra.
Las células muertas pueden calcificarse o sustituirse por masas fosfolipidicas denominadas figuras
de mielina. Estas luego pueden ser fagocitadas por otras células o degradadas a ácidos grasos, que
se calcifican y forman jabones de calcio.
TIPOS DE NECROSIS
Los tipos de necrosis son muy variados, dependiendo de la causa, del tipo de tejido, de la rapidez de
instauración y de la temperatura. Los tipos fundamentales de necrosis son 5 y luego pueden
describirse otros que se dan en características especiales:
NECROSIS DE COAGULACION: El patrón primario es la desnaturalización de
proteínas. Implica la conservación del contorno básico de la célula coagulada durante días.
Posiblemente la lesión o la subsiguiente acidosis creciente desnaturaliza no solo las proteínas
estructurales sino también las enzimáticas, bloqueándose así la proteólisis celular. El principal
ejemplo es el infarto de miocardio en el cual las células acidófilas coaguladas y sin núcleo pueden
persistir durante varias semanas.
Finalmente, las células necrosadas son eliminadas por fragmentación y fagocitosis gracias a la
acción de los leucocitos. El tejido afectado aparece pálido y homogéneo, la arquitectura del tejido se
conserva y pueden apreciarse los contornos de los componentes normales del tejido. El tejido
necrótico a menudo aparece en forma de focos granulares irregulares, por ejemplo, la necrosis focal
de la placenta bovina infectada por Brucella abortus muestra áreas densas granulares, de color
blanquecino. Las áreas focales de necrosis generalmente están rodeadas por zonas de inflamación.
Las toxinas bacterianas, los focos de replicación vírica y el infarto son causas habituales de necrosis.
El proceso de necrosis coagulativa con preservación de la arquitectura general del tejido es
característico de la muerte celular por hipoxia en todos los tejidos excepto en el encéfalo.
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Características macroscópicas: Aspecto acartonado y seco, de color gris o
amarillento, sin brillo.
Características microscópicas: Se observa necrosis estructurada, o sea, no se
pierde la arquitectura normal del órgano o tejido y se dibujan los contornos de las
estructuras y de las células, las cuales pierden el núcleo y forman masas
homogéneas, eosinófilas.
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liberados se combinan con calcio para producir áreas de color blanco yeso macroscópicamente
visibles (saponificación de las grasas)
En este tipo de lesión las lipasas degradan la grasa neutra de las células adiposas, liberando los
lípidos e impartiendo una apariencia granular eosinofílica a los adipocitos. Aparece en los
traumatismos del tejido adiposo y comúnmente se degeneran sus núcleos, las superficies celulares
pierden su adherencia y las células se descaman.
También se aplica el término gangrena a la necrosis de tejidos en una extremidad, en la cual una
oclusión vascular ha causado necrosis por coagulación. Si no se produce una infección por bacterias
piógenas el tejido sufre momificación y la alteración se denomina gangrena seca. El tejido afectado
esta frío seco y decolorado Se produce una demarcación nítida por tejido inflamatorio previniéndose
la infección sistémica. Si hay invasión por bacterias piógenas la combinación de la isquemia y la
infección produce tejidos mal olientes y putrefactos, una lesión denominada gangrena húmeda. La
gangrena gaseosa es una gangrena húmeda, en la que la infección se debe a gérmenes anaerobios,
no están sobreañadidos a la necrosis, sino que la provocan.
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APOPTOSIS
La apoptosis es una vía de muerte celular inducida mediante un programa de suicido regulado de
forma muy estrecha en el que las células destinadas a morir activan una serie de enzimas
responsables de degradar el ADN nuclear y las proteínas nucleares y citoplasmáticas propias. Las
células apoptósicas se rompen en fragmentos, llamados cuerpos apoptósicos, que contienen parte
del citoplasma y el núcleo. La membrana plasmática de las células y los cuerpos apoptósicos queda
intacta, pero su estructura sufre alteraciones tales que se convierte en una diana «apetecible» para
los fagocitos.
Las células muertas y sus fragmentos son devorados con rapidez, antes de que su contenido se
salga, y por eso la muerte por este mecanismo no induce una reacción inflamatoria en el anfitrión.
Este proceso fue descrito en 1972 por el aspecto morfológico característico de los fragmentos
rodeados de membrana procedentes de las células, y se llamó así por el término griego que alude a
la «degeneración». Pronto se observó que la apoptosis era un mecanismo especial de muerte
celular, distinto de la necrosis que se caracteriza por la pérdida de la integridad de la membrana, la
digestión enzimática de las células, la salida del contenido celular y, con frecuencia, la reacción por
parte del anfitrión. Sin embargo, la apoptosis y la necrosis pueden coexistir en algunos casos, y la
apoptosis inducida por algunos estímulos patológicos puede evolucionar a necrosis.
CAUSAS DE LA APOPTOSIS
La apoptosis suele producirse durante el desarrollo y toda la edad adulta, y permite eliminar las
células no deseadas, envejecidas o potencialmente dañinas. Se trata de un acontecimiento
patológico cuando las células enfermas sufren lesiones no susceptibles de ser reparadas y se
eliminan.
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linfocitos B de los centros germinales y las células epiteliales de las criptas intestinales, como
para mantener un número constante (homeostasis).
La muerte de células del anfitrión que han cumplido su misión, como los neutrófilos
en las respuestas inflamatorias agudas y los linfocitos al final de la respuesta inmunitaria. En
estas situaciones, las células experimentan apoptosis porque quedan privadas de sus señales
de supervivencia necesarias, como los factores de crecimiento.
Acumulación de proteínas mal plegadas. Las proteínas mal plegadas aparecen por
mutaciones en los genes que las codifican o por factores extrínsecos, como las lesiones
causadas por los radicales libres. La acumulación excesiva de estas proteínas en el RE de-
termina una situación llamada estrés del RE, que culmina en la muerte celular por apoptosis.
La apoptosis causada por la acumulación de proteínas mal plegadas se ha considerado la
base de varias enfermedades degenerativas del sistema nervioso central y otros órganos.
Muerte celular en algunas infecciones, sobre todo de tipo viral, en las que la pérdida de
células infectadas se debe sobre todo a la apoptosis que puede ser inducida por el virus
(como en las infecciones por adenovirus o el VIH) o por la respuesta inmunitaria del anfitrión
(como en la hepatitis viral). Una importante respuesta del anfitrión frente a los virus implica a
los linfocitos T citotóxicos específicos frente a las proteínas virales, que inducen la apoptosis
de las células infectadas en un intento de eliminar los reservorios de la infección. Durante
este proceso se pueden producir lesiones tisulares significativas. El mismo mecanismo
mediado por los linfocitos T es responsable de la muerte celular en los tumores y en el
rechazo celular de los trasplantes.
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CAMBIOS MORFOLÓGICOS Y BIOQUÍMICOS EN LA
APOPTOSIS
Antes de comentar los mecanismos de la apoptosis, se describen las características morfológicas y
bioquímicas de este proceso.
MORFOLOGÍA. Las células que sufren apoptosis se caracterizan por los siguientes rasgos
morfológicos, algunos de los cuales se reconocen mejor con microscopio electrónico.
1. Retracción celular. La célula tiene un tamaño menor; el citoplasma es denso; y los orgánulos,
aunque son relativamente normales, se disponen de una forma más densa (recuerde que en
otras formas de lesiones celulares la característica precoz es el edema celular en lugar de la
retracción).
4. Fagocitosis de las células o cuerpos apoptósicos, en general por los macrófagos. Los
cuerpos apoptósicos son rápidamente ingeridos por los fagocitos y se degradan por las enzimas
lisosómicas de los mismos.
Se cree que la membrana plasmática se conserva intacta durante la apoptosis, hasta las fases
finales, cuando se vuelve permeable a los solutos retenidos con normalidad. Esta descripción
clásica es correcta en la apoptosis propia de las situaciones fisiológicas, como la embriogenia y
la eliminación de las células inmunitarias. Sin embargo, no es raro encontrar tipos de muerte
celular con rasgos de apoptosis y de necrosis tras muchos estímulos nocivos. En estos casos,
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parece que la gravedad del estímulo, más que su naturaleza, condiciona la vía de muerte celular
y que la necrosis es la más importante cuando se produce un agotamiento importante del ATP y
lesiones en la membrana.
El estudio histológico de los tejidos teñidos con hematoxilina y eosina muestra las células
apoptósicas como masas redondeadas u ovales de citoplasma eosinófilo teñido de forma muy
intensa con fragmentos de cromatina nuclear densa. Dado que la retracción celular y la for-
mación de cuerpos apoptósicos suceden con rapidez y los fragmentos se fagocitan con rapidez,
se puede producir un grado notable de apoptosis en los tejidos antes de que sea reconocible en
los cortes histológicos. Además, la apoptosis no induce inflamación, a diferencia de la necrosis,
lo que dificulta su reconocimiento histológico.
La familia de las caspasas, que actualmente incluye más de 10 miembros, se puede clasificar a
nivel funcional en dos grupos: iniciadoras y ejecutoras, según el orden en el que se activan
durante la apoptosis. Las caspasas iniciadoras incluyen las caspasas 8 y 9. Otras caspasas más,
como las caspasas 3 y 6, se comportan como ejecutoras. Igual que muchas proteasas, las
caspasas existen en forma de proenzimas inactivas, o cimógenos, que deben sufrir una
degradación enzimática para activarse.
2. Degradación de ADN y proteínas. Las células apoptósicas muestran una rotura característica
del ADN en grandes fragmentos de 50 a 300 kilobases. Posteriormente se produce la rotura del
ADN por las endonucleasas activadas por Ca2+ y Mg2+ en fragmentos cuyos tamaños son
múltiplos de 180-200 pares de bases, lo que refleja una rotura entre los nucleosomas. Los
fragmentos se pueden visualizar mediante electroforesis como «escaleras» de ADN.
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(sobre todo la fosfatidilserina) desde la hoja interna de la membrana a la externa, donde son
reconocidos por los receptores de los fagocitos. Estos lípidos también se pueden detectar
mediante la unión de una proteína llamada anexina V; por tanto, la tinción con anexina V se
emplea mucho para identificar las células apoptósicas. La eliminación por parte de los fagocitos
de las células apoptósicas se describe más adelante.
MECANISMOS DE LA APOPTOSIS
Todas las células contienen mecanismos intrínsecos que marcan la señal para la muerte o la
supervivencia celular, y la apoptosis se produce por un desequilibrio en estas señales. Dado que la
base de muchas enfermedades, como las enfermedades degenerativas y el cáncer, parece ser una
apoptosis excesiva o defectuosa, existe un gran interés por aclarar los mecanismos de este tipo de
muerte celular. Uno de los datos más llamativos encontrados es que los mecanismos básicos de la
apoptosis, los genes y las proteínas que controlan el proceso y la secuencia de acontecimientos, se
conservan en todos los organismos multicelulares.
De hecho, algunos de los hallazgos más espectaculares se han realizado a partir de observaciones
en el nematodo Caenorhabditis elegans, cuyo desarrollo sigue un patrón de crecimiento celular
seguido de muerte celular muy reproducible y programado. Los estudios de gusanos mutantes han
permitido identificar genes específicos (llamados genes ced, que significan muerte celular anormal),
que inician o inhiben la apoptosis y para los cuales se han descrito homólogos en mamíferos.
El proceso de la apoptosis se puede dividir en una fase de iniciación, durante la cual algunas
caspasas se vuelven activas a nivel catalítico, y otra fase de ejecución, durante la cual otras
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caspasas ponen en marcha la degradación de componentes celulares esenciales. La iniciación de la
apoptosis tiene lugar gracias a señales procedentes de dos vías fundamentales: la vía intrínseca o
mitocondrial y la vía extrínseca o iniciada por receptor. Estas vías son inducidas por distintos
estímulos y en ellas participan distintos grupos de proteínas, aunque existe cierta comunicación entre
ellas. Ambas vías convergen en la activación de las caspasas, que son los mediadores reales de la
muerte celular.
La vía mitocondrial es el principal mecanismo de la apoptosis en todas las células de los mamíferos,
y su papel en diversos procesos fisiológicos y patológicos está bien establecido. Esta vía de la apop-
tosis es consecuencia del aumento de la permeabilidad mitocondrial con liberación de moléculas
proapoptósicas (inductores de muerte) en el citoplasma.
Las mitocondrias son orgánulos importantes porque contienen proteínas esenciales para la vida,
como el citocromo c, pero algunas de estas proteínas inician el programa de suicidio de la apoptosis
cuando se liberan al citoplasma (porque esto indica que la célula rio está sana). La liberación de
proteínas mitocondriales se controla mediante un equilibrio finamente regulado entre los miembros
pro- y antiapoptósicos de la familia de proteínas Bcl.
Esta familia se llama Bcl-2, fue reconocida como un oncogén en el linfoma B y es homologa de la
proteína Ced-9 de C. elegans. Existen más de 20 miembros de la familia Bcl y la mayor parte se
comportan como reguladores de la apoptosis. Los factores de crecimiento y otras señales de
supervivencia estimulan la producción de proteínas antiapoptósicas, entre las cuales destacan por su
importancia Bcl-2, Bcl-x y Mcl-1. Estas proteínas residen normalmente en el citoplasma y en las
membranas mitocondriales, donde regulan la permeabilidad de las mitocondrias e impiden la fuga de
proteínas mitocondriales capaces de activar la muerte celular.
Cuando las células se quedan sin señales de supervivencia o sufren lesiones en el ADN y cuando las
proteínas mal plegadas inducen estrés en el RE, se activan los sensores de lesión o estrés. Estos
sensores son también miembros de la familia Bcl e incluyen las proteínas llamadas Bim, Bid y Bad,
que contienen un «dominio de homología de BcI-2» único (el tercero de los cuatro dominios de este
tipo presentes en Bcl-2) y se llaman «proteínas exclusivamente BH3». Los sensores activan a su vez
dos efectores fundamentales (proapoptósicos), Bax y Bak, que forman oligómeros que se insertan en
la membrana mitocondrial y crean canales que permiten a las proteínas de la membrana mitocondrial
interna salir hacia el citoplasma. Las proteínas exclusivamente BH3 se pueden unir también a Bcl-2 y
Bcl-x y bloquear su función. Al mismo tiempo, puede disminuir la síntesis de Bcl-2 y Bcl-x. El
resultado neto de la activación Bax-Bak acoplado a la pérdida de las funciones protectoras de los
miembros de la familia antiapoptosis de Bcl es la liberación hacia el citoplasma de varias proteínas
mitocondriales que pueden activar la cascada de las caspasas.
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llamadas IAP) y las inactivan. La función normal de las IAP es bloquear la activación de las
caspasas, incluidas las ejecutoras, como la caspasa 3, para mantener viva a la célula. Por tanto, la
neutralización de estas IAP permite que se inicie la cascada de las caspasas.
Existen algunas pruebas de que la vía intrínseca de las caspasas se puede activar sin intervención
de las mitocondrias. La apoptosis se puede iniciar mediante la activación de las caspasas
proximalmente a las mitocondrias y el consiguiente aumento de la permeabilidad mitocondrial con
liberación de moléculas proapoptósicas que serviría para amplificar la señal de muerte. Sin embargo,
los mecanismos de la apoptosis que tiene un inicio independiente de la mitocondria no se conocen
bien.
Los receptores de muerte mejor conocidos son el receptor de TNF de tipo 1 (TNFR1) y una proteína
relacionada que se llama Fas (CD95), aunque se han descrito varios más. El mecanismo de la
apoptosis inducida por estos receptores de muerte queda bien ilustrado por Fas, un receptor de
muerte expresado en muchos tipos celulares (fig. 1-26). El ligando para Fas se llama Fas ligando
(FasL). Fas se expresa en los linfocitos T que reconocen autoantígenos (y sirve para eliminar los
linfocitos autoreactivos) y FasL en algunos linfocitos T citotóxicos (que destruyen las células
infectadas por virus y tumorales). Cuando el FasL se liga a Fas, se produce la unión de tres
moléculas de Fas o más y sus dominios de muerte citoplasmática forman sitios de unión para una
proteína adaptadora que también contiene un dominio de muerte y que se llama FADD (del inglés,
Fas-associated death domain). FADD, unido a los receptores de muerte, se liga a su vez a una forma
inactiva de la caspasa 8 (y en humanos de la caspasa 10), de nuevo a través de un dominio de
muerte.
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en la activación de la caspasa 9 iniciadora y la vía del receptor de la muerte activa las caspasas
iniciadoras 8 y 10. Cuando la caspasa iniciadora se escinde para generar su forma activa, se pone en
marcha el programa de muerte enzimática mediante una activación secuencial rápida de las
caspasas ejecutoras.
Las caspasas ejecutoras, como las caspasas 3 y 6, actúan sobre muchos componentes celulares.
Por ejemplo, una vez activadas estas caspasas, escinden un inhibidor de la ADNasa citoplasmática,
de forma que la ADNasa pasa a tener actividad enzimática. Esta enzima es la responsable de la
característica rotura del ADN en fragmentos del tamaño de un nucleosoma, como se ha descrito
antes. Las caspasas también degradan los componentes estructurales de la matriz nuclear e inducen
la fragmentación de los núcleos. Algunos de los pasos de la apoptosis no se han caracterizado bien
todavía. Por ejemplo, no se sabe cómo se modifica la estructura de la membrana plasmática en las
células apoptósicas ni cómo se forman las bullas de la membrana o los cuerpos apoptósicos.
Las células que están muriendo en apoptosis secretan factores solubles, que atraen a los fagocitos.
Algunos cuerpos apoptósicos expresan trombospondina, una glucoproteína adhesiva que se
reconoce por los fagocitos, y los propios macrófagos pueden producir proteínas que se ligan a las
células apoptósicas (pero no a las células vivas), y esto marca a las células muertas para ser
engullidas. Los cuerpos apoptósicos también se pueden rodear de anticuerpos naturales y proteínas
del sistema del complemento, especialmente C1q, que son reconocidos por los fagocitos. Por tanto,
numerosos receptores de los fagocitos y ligandos inducidos en las células apoptósicas participan en
la unión y deglución de estas células. El proceso de fagocitosis de estas células apoptósicas es tan
eficiente que las células muertas desaparecen, con frecuencia en minutos, sin dejar rastro, y no
existe inflamación, aunque la apoptosis sea extensa.
Bibliography
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Publicado 21st April 2012 por PatologiaHumanaUNHEVAL
Etiquetas: GRUPO N° 03 - Cátedra de Patología General y Especial - Facultad de medicina Humana-
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