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LOS AVACENS HACIA LA TRIBUTACION DIRECTA

Ante la situación descrita se empezó a ver la urgencia de implementar el impuesto de la

renta en Colombia, Libro de ESTEBAM JARAMILLO la reforma tributaria en Colombia

(1918), en el que se hacían un análisis de todos los antecedentes de Colombia las tributaciones

directas y sus problemas fiscales para el siglo XIX, se expidió la LEY 56 1918, que se estableció

entre nosotros como impuesto directo.

Tarifas bajas extremadamente bajas:

 las rentas provenientes de capital 3%.

 Las rentas provenientes de capital combinado con la industria 2%.

 Las rentas únicamente provenientes de industria o solo trabajo 1% anual.

Por medio de la LEY


64 DE 1927, se
implanto el impuesto
sobre la renta global

Fue reformada por la


LEY 81 DE 1931

Y posteriormente fue
reformada por la LEY
78 DEL 35
Los tiempos de declaraciones de renta de las personas naturales son generalmente

atribulados. En los últimos años, ha aumentado el número de colombianos que han sido llamados

a la presentación de dicho trámite. (Restrepo, 2015)

La declaración de renta suele ser la expresión más importante de la tributación directa,

una forma en la cual los gobiernos han recaudado recursos de manera personalizada. No existe

consenso sobre que sea la forma más eficiente y progresiva de conseguir dinero para el fisco.

Desde la Grecia clásica al Imperio Romano, los gobernantes cobraron tributos

provenientes de los botines de guerra. En la edad media, la carga estaba por el lado de los siervos

de la tierra. En el renacimiento, las ciudades italianas vieron la inconformidad que había con el

cobro de tributos indirectos. Por eso, encontraron fuentes de tributación directa. Esto revolucionó

la forma de cobrar impuestos y generó más conformidad, pero este experimento fue breve.

De acuerdo con la revista New Internationalist, el impuesto sobre la renta se impuso por

primera vez en Gran Bretaña en 1798 para pagar las guerras contra Napoleón. En dicho

momento, fue una medida “temporal”, y fue así como se dio inicio al Income Tax. Pese a la

oposición política y académica al impuesto a la renta, el mismo terminó quedándose.

Al iniciar la Primera Guerra Mundial en 1914, la tasa en Inglaterra era de 6%. Al final de la

guerra, en 1918, era 30%. En 1914, en Francia se estableció un impuesto sobre la renta. En 1920,

se estableció en Alemania.

En Estados Unidos, con la entrada en la Segunda Guerra Mundial, la Ley de Ingresos de

1942 sometió a millones de nuevos contribuyentes al impuesto sobre la renta y dio lugar a una

nueva cultura de tributación.


De acuerdo con Hamilton, los impuestos directos tienen las ventajas de consultar la

capacidad de pago, consultar mejor el tratamiento del contribuyente, tener más certidumbre para

la planeación estatal y ser más elásticos a la riqueza.

En América Latina, la situación siguió una historia similar, pero con resultados

diferentes. Durante la época de la colonia se tuvo una clara forma de tributación de orden

indirecto. Esto favoreció un pobre desarrollo institucional y unas bases endebles para cualquier

proceso de crecimiento económico.

De acuerdo con José Joaquín Pinto Bernal (2013), una vez llegó la independencia del

reino de España, “la herramienta ideada para lograr la modernización fiscal, fue la instauración

del impuesto directo sobre la renta y el patrimonio, a fin de reemplazar las antiguas

contribuciones”.

Sin embargo, los datos aún no dan cuenta de una mayor tendencia a tener tributación

directa. De acuerdo con un informe de la Cepal (1990 – 2015), los impuestos a la renta

representaron en promedio 44% de los ingresos tributarios; esto contrasta con los resultados de la

Ocde (60%).

En Colombia, el Congreso de 1821 habló de un impuesto “sobre las rentas y ganancias de

los ciudadanos”, siendo el primer antecedente que se tenga sobre el tema. Sin embargo, según el

escritor Esteban Jaramillo “el país no estaba preparado entonces ni lo estuvo por mucho tiempo,

para tan trascendental reforma”.

En ese sentido y más cerca, la ley 56 de 1918 estableció el impuesto a la renta. Allí se

estableció que los contribuyentes declararían bajo palabra de honor el monto de su renta. La
responsabilidad de la fiscalización recaía en los notarios. Es claro entonces que pese a que los

gobiernos han visto esta forma de tributación como efectiva durante los últimos 200 años,

todavía subsisten dificultades para que se conozca el nivel de riqueza y renta de los

contribuyentes.

Entonces, hay que decir que los atribulados tiempos de agosto en Colombia son una

forma en la cual el público se enfrenta a su realidad financiera. No siempre el agente económico

está preparado para dicho proceso. Durante los últimos 27 años se han hecho reformas tributarias

casi cada dos años, lo cual hace que la actividad tributaria y las reglas del juego sean cada vez

más difíciles de seguir.

Hay que decir que esta es una oportunidad de sincerar cuentas y hacer un balance

económico sobre los bienes y la renta. El público hoy dispone de más herramientas digitales para

cumplir esta obligación. Si bien esta no es una tarea grata, cada vez más personas hablan de la

necesidad de conocer algunos conceptos básicos para la elaboración de un documento de dicha

naturaleza.

Por supuesto que la gente aún no tiene todos los elementos para su elaboración y esta

labor termina recayendo en expertos que por estos días son bastante difíciles de conseguir con

tiempo libre. Seguramente hacia el futuro aquellos que hablan sobre la necesidad de que

Colombia avance en la educación económica, deban incorporar estos conceptos en la enseñanza

básica. (https://www.larepublica.co/finanzas-personales/tributacion-directa-y-los-vientos-de-

agosto-en-colombia-2534128, 2017)
LA PROSPERIDAD DEL DEBE Y LA CRISIS DE LOS AÑOS 30

Para inicios de las años 20 el país recibe un gran flujo de créditos externos que

permitieron acuña la famosa expresión “prosperidad del debe”, En esos inicios de los años 20

se inicia con la indemnización de US$ 25 millones que recibió Colombia por la pérdida de

panamá, Cuando la prosperidad del debe se empezó a evaporar comienza a cerrarse los créditos y

los mercados internacionales para los bonos colombianos donde la Ley 64 se implanta de nuevo

que para 1926 el monto del impuesto ere de 1 millón de pesos un 2% de los ingresos ordinarios y

en 1930 había ascendido a 3.3 millones al 6.4% de los ingresos. (Restrepo, 2015)

Entre 1922 y 1929, Colombia ya vivió un período de abundancia y cambio vertiginoso.

Por el rápido crecimiento de la economía mundial, la bonanza cafetera y el fácil acceso al crédito

externo, el país emprendió nuevos proyectos y buscó realizar ambiciones que había mantenido

represadas durante largo tiempo. El presidente Pedro Nel Ospina aprovechó el dinero recibido

por la indemnización de Panamá y la disponibilidad de recursos de crédito para expandir los

ferrocarriles.

La bonanza no estaba solo en los bolsillos, sino también en los espíritus. El sentimiento general

era el de que el siglo XX al fin había llegado a Colombia. Las nuevas y modernas empresas

apuntaban a lograr rápidos crecimientos y se emplearon a fondo en la importación de bienes de

capital. La capacidad productiva de la industria aumentó en más del 50%.


Los conflictos sociales también cambiaron de talante. La inflación de los años 26 y 27 generó

una rápidayalorización de la tierra y le restó capacidad adquisitiva a los empleados. Los salarios

entre las ciudades y el campo se distanciaron. La nueva prosperidad dejó por fuera a la mayor

parte de la población.

La destorcida, cuando ocurrió, fue rápida y profunda. A partir de 1928, el acceso al crédito

externo comenzó a hacerse más difícil, pues las autoridades monetarias de Estados Unidos

elevaron las tasas de redescuento, para frenar el ímpetu especulativo de los bancos de Nueva

York. Por su parte, los debates en el Congreso en contra de las concesiones Barco y de Mares y

la declaración de su caducidad causaron un distanciamiento con los inversionistas externos, que

influyeron para que los precios de los bonos de deuda colombiana en Wall Street cayeran

rápidamente. El crédito interno se restringió y los precios de las acciones en las bolsas

colombianas seyinieron a pique. A principios de 1929, el precio internacional del café comenzó a

caer. El golpe de graciayino cuando la Bolsa de Nueva York tuvo su gran caída, a mediados de

octubre de 1929. Colombia entró en una profunda recesión, de la cual solo se recuperó ya entrada

la década del 30.

EDUARDO SANTOS

Como empresario privado logró un gran éxito con el diario E! Tiempo. Lo compró en 1913

(llevaba 677 ediciones) por $50.000 a su cuñado Alfonso y villegas Restrepo, quien lo había

fundado en 1911. Santos lo transformó rápidamente y el periódico empezó a salir en formato


grande y acompañado de un suplemento. En 1918 instaló el primer linotipo, con lo cual pudo

ampliar la edición a seis páginas diarias. En 1926 pasó a 16 páginas, con el montaje de la primera

rotativa. En 1928, el diario tuvo distribución nacional y en 1948 estuvo en capacidad de imprimir

50.000 ejemplares diarios de 48 páginas. Se convirtió en el diario más influyente del país.

Esta compañía fue el símbolo de la economía de enclave que desarrollo Estados Unidos

en América Latina en las primeras décadas del siglo. De 263.000 racimos que producía en Santa

Marta en 1901 paso a cerca de 1'400.000 en 1906 y casi 6 millones para 1912, alrededor de la

empresa se construyó una infraestructura de puertos y ferrocarriles en la Costa Caribe. Sin

embargo, su modelo de explotación colonial, cuyo punto culminante fue la matanza de 1928,

dejó una herencia deyiolencia y resentimiento que marco a este cultivo por muchas décadas.

Deuda como nunca

Para poner en perspectiva el aumento de la deuda externa en la década del 20, basta

considerar un dato. La indemnización que Colombia obtuvo de Estados Unidos Por la pérdida de

Panamá fue de LIS$25 millones. En contraste, el aumento de la deuda externa total entre 1925 y

1928 tire de casi US$180 millones. Este fue el momento de las grandes inversiones.

- El Banco de la República Cuando Estados Unidos hizo el primer pago (US$5 millones) por la

indemnización de Panamá, la Administración Ospina oportunidad de un banco central. Contrató

una misión de estadounidenses encabezada por Edwin Kemmerer. Este banco nació en julio de

1923, en una "operación relámpago de un fin de semana y en la cual, para frenar una corrida de

depósitos en el Banco López, este banco fue liquidado y remplazado por el nuevo Banco de la

República, que utilizó instalaciones y sucursales. (LA PROSPERIDAD DEL DEBE , 2000)
LA REFORMA TRIBUTARIA DE 1935

La reforma de 1935 que introdujo grandes modificaciones al esquema del impuesto a la renta.

La LEY 78 DE 1935 cambios en la tributación directa.

• Elevo las tarifas de las rentas altas al hacerlas pasar de 8% al 17%.

• Modifica disposiciones sobre exenciones y deducciones.

• Impuesto adicional al valor del patrimonio.

• Impuesto sobre exceso de utilidades.

• Normas para evitar fraudes y las evasiones.

Esta reforma permitió que los impuestos directos de renta, patrimonio y exceso de utilidad,

pasaran de representar un 7.6% en 1935 a representar 27.7% de los ingresos en 1940.

La tributación directa en Colombia se había tratado de implementar inmediatamente después

de la independencia de España y, posteriormente, durante la primera República Liberal de

mediados del siglo XIX (Ministerio de Hacienda y Crédito Público, 1936, p.24). En esos

momentos no fue posible su realización por las precarias condiciones económicas existentes y el

escaso desarrollo e integración de un mercado interno, además de la insuficiente voluntad

política de las clases dirigentes (Ocampo & Montenegro, 2007, p.343). La dinámica generada en

la economía nacional por la expansión cafetera acontecida desde la segunda década del siglo XX,

creó las condiciones que posibilitarían posteriormente la adopción definitiva de estos tributos.
Al final de la segunda década del siglo XX, la política tributaria comenzó a experimentar un

conjunto de cambios. Estos fueron posibles por los efectos que paulatinamente había comenzado

a generar sobre la economía la expansión cafetera acontecida en ese momento, y el naciente

proceso de crecimiento de la industria. En períodos anteriores esta política se fundamentaba en

los tributos a los bienes de consumo masivo y el incremento de los impuestos al comercio

exterior como el de aduanas.

En 1918 comienza una mudanza con la creación del impuesto a la renta mediante la Ley 56

de ese año, mudanza que se consolidará con la reforma de 1935. Esta norma procuró crear unas

condiciones favorables para el crecimiento simultáneo del capital y el trabajo al introducir un

sistema que gravaba diferencialmente las rentas según se originaran en uno o en otro. Sin

embargo, este sistema tenía varias deficiencias que afectaron el nivel de recaudo. De esta

manera, los ingresos fiscales provenientes de este tributo representaron solo el 2% de los

ingresos públicos totales hasta 1927.

En ese año, 1927, fue promulgada la Ley 64, que estableció cambios importantes en el

régimen legal de los impuestos directos. Hasta ese momento se habían aprobado otras

disposiciones de menor importancia y que no introdujeron mudanzas profundas en la norma de

19181. Esta ley estableció la tarifa progresiva y gradual, y precisó la diferencia entre renta bruta

y renta líquida. Igualmente, la Ley 64 produjo un pequeño aumento en la participación del

impuesto a la renta en el total de los tributos, mas sin conseguir el dinamismo alcanzado desde
mediados de la década de los treinta. No obstante, esta norma representó un avance respecto a la

legislación anterior.

En 1930, la segunda misión Kemmerer hizo una serie de recomendaciones sobre el impuesto

a la renta, las cuales fueron recogidasen la Ley 81 de 1931. Esta norma unificó la administración

de este impuesto a través de la dirección general de la Oficina de Rentas e Impuestos Nacionales

y de los administradores de hacienda de la misma. Tal medida fue importante por cuanto la

gestión de este tributo estaba descentralizada en las autoridades fiscales de cada municipio.

La misma misión Kemmerer caracterizó esta situación como problemática y conflictiva por

las complicaciones vinculadasal origen partidista de los recaudadores municipales (liberal o

conservador) (Ministeriode Hacienda y Crédito Público, 1941, p. 138-139). La Ley 81 también

introdujo por primera vez en la legislación tributaria colombiana la retención en la fuente del

impuesto a la renta (art. 6°). Esta ley es el antecedente normativo inmediato de la reforma

efectuada en 1935 con la Ley 78.

LA SITUACIÓN FISCAL EXISTENTE A COMIENZOS DE LA PRIMERA

ADMINISTRACIÓN DE ALFONSO LÓPEZ

A comienzos de la primera administración de López Pumarejo existía un importante déficit

en las cuentas del Estado. Este desequilibrio comenzó a gestarse desde los años veinte cuando el
gasto público experimentó un importante crecimiento. En ese momento la forma de financiar este

gasto fue acudiendo al crédito externo, a los recursos originados en la indemnización pagada por

Estados Unidos por la pérdida de Panamá y al incremento de los ingresos provenientes del

impuesto de aduanas y recargos (Kalmanovitz, 2003, p. 297-299). El aumento del recaudo por

este impuesto se explicaba por la mayor disponibilidad de recursos para las importaciones como

producto de la evolución favorable de los precios del café en la década de los veinte. Estos

recursos representaban más del 50% del total de los ingresos públicos ordinarios.

La crisis económica de los años treinta tuvo como consecuenciauna disminución del

comercio exterior que produjo la reducción de los recaudos por el impuesto de aduanas, principal

fuente de financiamiento público. Esta situación generó un aumento del déficit (Ocampo &

Montenegro, 2007, p. 342 y 343). Ante este contexto, los gobiernos de ese momento se

esforzaron por consolidar un sistema tributario conformado por tributos internos, principalmente

el de renta, para protegerse así de la inestabilidad del s ector externo. A diferencia del de

aduanas, el impuesto a la renta es menos vulnerable a los cambios bruscos del comercio

internacional (Alviar & Rojas, 1985, p.105).

El primer Gobierno de López Pumarejo requería encontrar fuentes de financia-miento para

aumentar el gasto público, principalmente en rubros como salud y educación (Giraldo, 1994,

p.30). Ante la difícil situación económica de los treinta y la disminución de los ingresos por los

tributos al comercio exterior, una de las pocas alternativas existentes era el aumento de los
impuestos a la actividad económica interna, es decir, los impuestos indirectos sobre el consumo y

los directos sobre la renta y el capital.

El incremento de los tributos indirectos no era posible porque el mercado interno no estaba

completamente desarrollado y formalizado y también por el costo político que implicaba

establecer un gravamen al consumo en un contexto de crisis económica y social (Giraldo, 1994,

p.30). Sobre este tema hacía referencia el ministro de Hacienda de la época, Gonzalo Restrepo,

en las memorias entregadas al Congreso de la República:

Los impuestos indirectos tienen muchos y serios reparos porque gravando los productos,

independientemente de la capacidad del contribuyente, imponen una carga onerosa a los

ciudadanos pobres en quienes en definitiva se hace recaer (. . .). De ahí la tendencia de los países

organizados hacia el establecimiento de impuestos directos, progresivos, porque con ellos se

evita en gran parte el desplazamiento del gravamen y porque ofrecen la ventaja de afectar a los

ciudadanos en proporción a su capacidad económica (Ministerio de Hacienda y Crédito Público,

1936, p.132).

Estas palabras del ministro reflejan la concepción del Gobierno lopista sobre la tributación,

pues este considera los impuestos indirectos como regresivos y los directos como progresivos

socialmente. Esta fue la tendencia predominante en la reforma tributaria aprobada

posteriormente.
A los pocos días de su posesión como presidente de la República, López Pumarejo solicitó al

Congreso la devolución del proyecto de presupuesto para 1935 presentado por la anterior

administración. El propósito era introducir una serie de modificaciones que el gobierno

consideraba como necesarias. El nuevo proyecto, entregado el 15 de noviembre de 1934, incluyó

unos ingresos tributarios adicionales por cerca de $16 millones, equivalentes más o menos al

25% de los gastos (Giraldo, 1994, p.31).

Entre los rubros que se modificaron se encontraba un aumento en los aportes generados por

el impuesto predial nacional sobre los bienes inmuebles rurales y urbanos. Este rubro aportaría

un total de $5.2 millones. Este incremento generó la oposición del presidente de la comisión de

reforma tributaria, el representante a la Cámara Carlos Lleras Restrepo, por cuanto competía

injustamente con un tributo del mismo tipo cobrado por los gobiernos locales (Lleras, 1975, pp.

292-298).

También fue reactivado el impuesto de defensa nacional sobre el patrimonio que había sido

creado durante la administración de Olaya Herrera. Igualmente fue incluido un impuesto de

exceso de utilidades que gravaba los rendimientos de capital que fuesen superiores a cierta

cantidad. La contribución de este rubro era estimada en $1,2 millones (Giraldo, 1994, p.31).
Este paquete fiscal incluido en el nuevo proyecto de presupuesto no alcanzó a ser discutido

en las sesiones ordinarias del Congreso. A pesar de convocar sesiones extraordinarias para

comienzos del siguiente año, el presidente promulgó a finales de diciembre de 1934 dos decretos

respaldados en el estado de excepción constitucional declarado con anterioridad con el objeto de

financiar los gastos que implicó la guerra con el Perú. Estos decretos fueron el 2429 y el 243 2,

mediante los cuales reajustaba el impuesto de renta y creaba el impuesto sobre exceso de

utilidades.

Los dos decretos generaron mucha polémica por la forma como fueron promulgados y por su

contenido. Finalmente, la Corte Suprema de Justicia, controlada por los conservadores, declaró la

ilegalidad de esas normas. El contenido de estos decretos, ahora sin efecto legal, junto con otros

elementos complementarios, fue presentado como un proyecto de ley de reforma tributaria el 1°

de agosto de 1935 durante las sesiones ordinarias del Congreso (Giraldo, 1994, p.32). Este era de

composición completamente liberal, ante la abstención del Partido Conservador en las elecciones

parlamentarias de abril. De esta forma, el Gobierno evitó la presentación de ese proyecto a

comienzos de ese año cuando en el Senado y la Cámara existía todavía representación del

conservatismo. Con un Congreso homogéneamente liberal, la propuesta de ley tenía ahora una

mayor probabilidad de ser aprobada.

Después del proceso de negociación política, el Gobierno consigue finalmente en el

Congreso la aprobación de la reforma tributaria a través de la Ley 78 de diciembre de 1935. El

aspecto que más influyó en esta aprobación fue la existencia de importantes necesidades de
recursos fiscales para financiar gastos urgentes en educación, higiene, salud y fomento

económico. En ese momento la mayoría de miembros del Partido Liberal reconocían la

existencia de estas necesidades, y si el Estado no era dotado de nuevos recursos para atenderlas,

se incurriría en el riesgo de intensificar las dificultades económicas. Este riesgo se explicaba

porque, ante la inexistencia de nuevas fuentes de financiamiento, no quedaba otra alternativa

diferente que continuar acudiendo a la emisión para financiar el presupuesto (Giraldo, 1994, pp.

32 y 33). También existía el peligro de no poder contener el creciente descontento social

existente en la época ante los negativos efectos de la crisis económica sobre el conjunto de la

población.

En consecuencia, para resolver el problema fiscal y así dar continuidad a los distintos

programas gubernamentales, era necesario hacerla reforma. La principal justificación

gubernamental de las medidas tributarias contenidas en ella fue el papel redistributivo

desempeñado por las finanzas públicas, justificación que era coherente con el discurso político

del presidente. De esta forma, la Ley 78 de 1935 "era presentada como un proyecto en beneficio

de los pobres, el cual, por lo tanto debía ser asumido por los ricos" (Giraldo, 1994, p.34). Otra de

las razones esbozadas para la reforma era la retribución que las industrias debían entregar al

conjunto de la sociedad por los beneficios obtenidos como producto de la protección aduanera

proporcionada por el Estado durante muchos años (López, 1979, p.426)2.

LOS ELEMENTOS CENTRALES DE LA REFORMA


La reforma tributaria llevada a cabo mediante la Ley 78 de 1935, tomó como fundamento la

estructura técnica de las anteriores normas sobre el tema, principalmente la Ley 81 de 1931. Uno

de los principales aspectos sobre los cuales se fundamentó la Ley 78, respecto a normas

tributarias anteriores, fue "la precisión de los conceptos de renta, deducciones y exenciones"

(Alviar & Rojas, 1985, p.107).

En la reforma aprobada (Ley 78) se hace una definición más amplia, en comparación con la

Ley 81 , de las actividades empresariales y comerciales cuyas ganancias o beneficios forman

parte de la renta bruta. Esta renta bruta, menos las deducciones contempladas en la norma,

constituyen la renta líquida objeto del pago de impuesto sobre la renta.

En ese sentido, el artículo 1° indica que la renta bruta comprende, además de los salarios y

las rentas derivadas del trabajo, las ganancias, beneficios y rentas provenientes de profesiones,

oficios, ocupaciones, negocios, comercio, transacciones sobre propiedades raíces o muebles,

arrendamientos, dividendos y las rentas provenientes de capitales que hayan ingresado al

patrimonio del contribuyente por donaciones, herencias, rifas o loterías.

El artículo 3° establece por primera vez en la norma tributaria que no serán deducibles de la

renta bruta, los gastos personales o de subsistencia del contribuyente y de su familia, las

erogaciones hechas por concepto de reparaciones, construcciones y mejoras realizadas en

cualquier propiedad. Estos ítems eran normalmente incluidos y generaban reducciones

importantes del impuesto (de renta) que debía ser pagado.


En el numeral 4 del artículo 4°, la reforma indica que, con las excepciones previstas, toda

persona natural, nacional o extranjera domiciliada en Colombia deberá ser gravada sobre su

renta, cualquiera que sea el origen de ella, ya sea obtenida dentro o fuera del país. Este aspecto

no estaba incluido en la anterior norma tributaria (Ley 81 de 1931).

En la Ley 78 desaparecen las deducciones de la renta bruta por pérdidas sufridas por las

empresas durante el año gravable y no compensadas por seguros3. Estas deducciones estaban

contempladas en la Ley 81. Igualmente permanece la deducción de la renta bruta de aquellas

"cantidades invertidas por corporaciones, asociaciones o fundaciones exclusivamente en el

sostenimiento de instituciones de asistencia pública o social, educación, organizaciones obreras,

ligas cívicas y cámaras de comercio" (numeral 10, artículo 2°). Sin embargo, desaparece la

reducción o exclusión del pago de impuesto a la renta de las corporaciones o asociaciones con

fines exclusivamente religiosos contemplada en el artículo 4° de la Ley 81. Es decir, la reforma

tributaria de 1935 impone el pago de impuesto a la renta a la Iglesia.

En el numeral 7° del artículo 4° de la Ley 78 se aumentó la tarifa del impuesto a la renta del

7,5 al 17%. Este incremento es respecto a la legislación anterior. El aumento del impuesto a la

renta es coherente con la estrategia gubernamental de fomentar el crecimiento y desarrollo de la

industria nacional. Aunque este era uno de los sectores gravados con este tributo, ese pago en

cierto sentido retribuía al Estado la política proteccionista que permitía a los industriales

disponer de un mercado interno todavía inexplotado y en proceso de crecimiento. Además ya


existían para ese momento algunas obras de infraestructura que facilitaban la integración parcial

de la economía nacional. (Mora, 2013)

LOS BILLETES INGLESES

Dio lugar a un aumento de la oferta de los giros al exterior que género un descuento en las

negociaciones de estos giros hasta de un 25%.

(Revaluación del peso por un 25%)

Dos medidas surgieron en esta situación que afectaba gravemente a las exportaciones, en

especial a los cafeteros.

Primera medida: consistió en que emitiera billetes representativos en el exterior con el

objeto de dotar a la economía de liquidez.

Segunda medida: trataba de hacer bajar el cambio y estimular así las exportaciones

gravemente golpeadas por la valorización del peso.

MEMORIA DE LA PROSPERIDAD DEL DEBE

• Durante este periodo llegaron al país elevados flujos de financiamiento externo pues se

reabrieron las fuentes de crédito en el exterior.

• El endeudamiento extremo que se está obteniendo es abundante pero no exagerado, la

utilización debe dársele al crédito externo.(JARAMILLO).


EL DESORDEN DE LAS OBRAS PÚBLICAS

 Mala administración de los recursos obtenidos por los créditos externos.

 Inversiones sin planificación adecuadas por los colegas de gabinete. (Restrepo, 2015)

MEMORIAS DE LA GRAN CRISIS (1932,1933 Y 1934)

Durante los años 1932, 1933 y 1934, constituyente el testimonio más autorizado de que

disponemos sobre el manejo que se le dio a Colombia a la gran depresión: se divide en dos

periodos:

El primer periodo desde mediado de 1928 hasta septiembre de 1931.

La segunda fase dela crisis desde 1931 hasta el segundo semestre de 1934.

PRIMERA FASE: EL MANEJO ORTODOXO DE LA CRISIS

Esta crisis se caracterizó en los campos del crédito por desarrollar una política

extremadamente pasiva en el redescuento del bando de la republica quien otorga y desembolsar

nuevos créditos.

SEGUNDA FASE: MANEJO HETEROXODO O PRAGMATICO

Donde hubo la creación de importantes entidades financieras exitosas que en su gran

mayoría reducen los intereses de las diversas obligaciones que como consecuencia de la

depreciación de la caída los precios resultan agobiados los deudores. (Restrepo, 2015)

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