Tecnicas Basicas de Supervivencia PDF
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Supervivencia
La supervivencia
Supervivencia deportiva y supervivencia real
La supervivencia deportiva es un deporte de aventura con múltiples facetas, ya que
requiere conocimientos de técnicas de variadas disciplinas (orientación, escalada, etc.) y del
medio (botánica, meteorología, etc.) que nos permitan desenvolvernos en la naturaleza,
reconocer y aprovechar sus recursos y evitar sus peligros. La práctica de este deporte
fortalece el cuerpo y la mente y aumenta la seguridad en nosotros mismos, la capacidad de
improvisación, de lucha por la existencia y nos prepara para una situación de supervivencia
real. Sin embargo, la mayoría de nosotros piensa que, jamás tendremos que enfrentarnos a
tales circunstancias. Es cierto que no necesitaremos comer grillos ni dormir en un refugio
improvisado, pero los beneficios psicológicos que proporciona nos ayudarán a enfrentarnos
a la lucha por la vida en nuestra sociedad. Por otro lado, cualquiera que practique
montañismo puede verse incomunicado en medio de ninguna parte por un brusco cambio
de tiempo, los trekkings a zonas salvajes y apartadas están cada vez más de moda, con el
riesgo de perderse o tener un accidente, aunque sea mínimo, siempre presente, y millones
de personas viven en zonas con peligro de inundaciones o terremotos. Incluso en la era de
las telecomunicaciones, cuando todo el globo terrestre está fotografiado y cartografiado,
existen zonas salvajes a las que nuestra civilización no ha llegado y en las cuales no
tendremos dónde enchufar el microondas ni podremos dormir en un cómodo colchón. Pero
no nos engañemos, nadie está totalmente preparado para enfrentarse al violento choque
mental y emocional que supone encontrarse abandonado y solo en un lugar remoto. Las
técnicas de supervivencia nos ayudarán a vencer al medio, pero el peor enemigo está dentro
de nosotros: pánico, soledad, desesperación..., y para vencerlo hay que conocer cómo
funciona.
Cómo actuar
Las siguientes acciones mejoraran nuestra situación y mantendrán nuestra mente
ocupada alejando los sentimientos destructivos.
Prepararse para desplazarse (en caso de contar con un vehículo, suele ser mejor
permanecer al lado del mismo)
Circunstancias personales
Las personas que emprendan viajes, especialmente si van a zonas alejadas o
peligrosas, deben tener en cuenta sus necesidades personales. Diabéticos, alérgicos etc.
deben incluir sus medicamentos en el equipaje. También deberían llevar unas gafas de
repuesto quienes las necesiten. Cada uno debe conocer sus circunstancias y prepararse para
afrontarlas.
Construcción de un refugio
La función principal del refugio es protegernos de los peligros de medio ambiente.
Un calor extremo puede producir fatiga y deshidratación; por el contrario, el exceso de frío
produce hipotermias y congelaciones. En las zonas pantanosas nos pueden devorar los
mosquitos, el estar mojado puede producir resfriados, aparte de la incomodidad, la ausencia
de descanso y el golpe contra nuestra moral que esto supone.
Emplazamiento
Es aconsejable, para minimizar los riesgos, huir de las orillas de los ríos, pues puede
sorprendernos una crecida, incluso en tiempo soleado, por la rotura de una presa formada
de manera natural a causa de la acumulación de ramas. Lo mismo se puede decir de los
cauces secos de los ríos, que con una tormenta pueden convertirse en torrentes antes de que
nos demos cuenta.
También se desaconseja acampar bajo los árboles por el riesgo de que nos caiga una
rama encima. Si decides hacerlo, fíjate bien que no tenga ramas secas que supongan un
riesgo. Evita también los lugares con peligro de desprendimiento de rocas o riesgo de
aludes de nieve.
Es importante prestar atención a los alrededores para no darnos cuenta, una vez
terminada nuestra construcción, de que tenemos un hormiguero o un avispero como
vecinos.
Tipos de refugios
Vehículo
Si nos encontramos en una situación de supervivencia real por haber sufrido un
accidente y nuestro vehículo aún está habitable, puede constituir un buen refugio. De lo
contrario prestemos atención al material que lleva dentro y que podría servirnos. Los
periódicos son un buen aislante; si disponemos de ellos utilicémoslos para cubrir las
ventanas y protegernos mejor del frío. Si necesitamos hacer fuego y no disponemos de
cerillas ni mechero podemos empapar con gasolina un trozo de tela, de papel, de esponja de
los asientos, etc. y hacer chispas sobre él cruzando los terminales de la batería. Si
quemamos o añadimos aceite de motor al fuego conseguiremos un humo negro y denso
excelente para hacer señales.
Refugios naturales
Son refugios cuya construcción requiere poco o ningún esfuerzo por nuestra parte.
Se improvisan en hendiduras y oquedades de rocas, cuevas, formaciones del terreno y de la
vegetación. Una hendidura en una pared rocosa que nos proteja de la lluvia y el viento y no
ofrezca riesgos de desprendimientos es ideal. Sólo tendremos que preocuparnos de
construir un lecho seco y confortable.
Refugios improvisados
Son los que construimos con los materiales que encontramos en la naturaleza o que
llevamos en nuestro equipaje.
Refugio de tronco
Es un tipo de refugio únicamente apropiado para pasar cortos periodos de tiempo
porque no suele ser muy cómodo, a no ser que el tronco posea un gran diámetro. Consiste
en un sencillo cobertizo que se realiza apoyando una serie de ramas sobre un tronco caído y
cubriéndolas con hojas y ramas.
El lecho
Es una parte fundamental de nuestro refugio. Debe de ser blando, seco, horizontal y
caliente (excepto en un desierto, que será fresco). Esto lo lograremos escogiendo bien el
emplazamiento (huir de zonas con humedad), quitando los palos y piedras que pueda haber
en el suelo, y aislándonos bien de éste con hojas, helechos, ropa, etc.
Para construir un refugio o desplazarse escójanse las horas más frescas del día, al
amanecer o al atardecer.
La temperatura suele ser varios grados más baja a unos centímetros por debajo del
suelo, por lo que excavaremos un hoyo que cubriremos con una tela o el material del que
dispongamos y que nos ofrezca sombra.
No debemos olvidar que el viento agrava los efectos negativos del frío.
Cueva de nieve
Después del iglú, probablemente sea el mejor refugio para zonas frías. Se necesita
una pala u otro utensilio improvisado (un plato o un palo) con el que cavar donde haya
nieve amontonada. Debe excavarse una cueva pequeña (cuanto más grande más difícil será
de calentar) con un lecho a unos 40 cm. por encima del nivel del suelo y, si se desea,
también podemos añadir una plataforma para cocinar con un hornillo 30 cm. más alta. No
debemos olvidarnos de practicar un agujero de ventilación en la parte superior y otro en el
bloque de hielo o nieve compactada que sirva de puerta. La pala debe guardarse dentro por
si es necesario utilizarla para salir por la mañana. Encendiendo una simple vela en el
interior de este refugio conseguiremos que la temperatura aumente varios grados.
Trinchera
Si no existe suficiente nieve para excavar una cueva, se puede hacer una trinchera y
cubrirla con bloques de nieve compactada o el material que se tenga a mano.
Cobertizo
En las zonas donde no hay mucha nieve y tenemos madera abundante, podemos
construir un cobertizo clásico con el lado inclinado apuntando en la dirección del viento.
Haremos un fuego y colocaremos un reflector de troncos o piedras que refleje el calor hacia
nosotros.
Iglú
Es el mejor refugio contra el frío. Sin embargo requiere de un previo aprendizaje de
la técnica, de herramientas, (como mínimo un cuchillo) y de varias personas para realizarlo.
Sólo merece el esfuerzo si vamos a pasar bastante tiempo en ese lugar.
Refugio en una Selva tropical
Debido a la gran abundancia de insectos, todo el que se disponga a atravesar una
selva debería incluir en su equipaje una tela mosquitera. Una hamaca es ligera y aísla del
suelo. Si no disponemos de ella quizá tengamos material con el que improvisarla (tela de
paracaídas, una manta, etc.) Un techo sobre nuestra hamaca o nuestro lecho nos protegerá
de la lluvia.
Hay que señalar en el mapa nuestro recorrido y relacionarlo con los accidentes
geográficos más significativos (ríos, arroyos, picos de montañas, costas, etc.). Es bueno
hacerse una imagen mental de todo ello.
El miedo es una reacción natural cuando nos perdemos, pero hay que evitar a toda
costa que degenere en pánico. Cuando alguien se da cuenta de que se ha perdido,
normalmente no está muy lejos del camino correcto, pero si comienza a dar tumbos de un
lado para otro, a desplazarse de una manera irracional, agravará su problema. La primera
acción, cuando notamos que nos hemos extraviado, debe ser sentarse y reflexionar
tranquilamente buscando todos los indicios y señales que nos ayuden a situarnos.
Cuando volvamos a movernos para buscar la ruta correcta, debemos dejar algún tipo
de marca en el terreno para asegurarnos de no dar vueltas en círculo inútilmente (filas de
piedras o ramas que indiquen nuestra dirección, cortes en ramas o troncos, etc.).
Si el terreno lo permite, podemos subir a un punto elevado desde el que se domine
la zona y buscar los accidentes geográficos más notables. Si tenemos un mapa y los
localizamos en él, no tendremos problema para situar nuestra posición. Si no tenemos un
mapa, quizá podamos identificar algún rasgo característico del terreno que hayamos visto
antes de perdernos.
Si sospechamos que estamos muy cerca del camino correcto, debemos buscar una
roca, árbol, u otro accidente cercano que se vea bien desde los alrededores y dar vueltas en
torno a él haciendo una espiral cada vez mayor hasta que demos con nuestro camino.
En el hemisferio norte del planeta, la estrella polar nos ayuda a localizar el norte.
Primero hay que ubicar la Osa menor, para ello sólo tenemos que prolongar cuatro veces la
distancia que separa las dos estrellas frontales de la Osa Mayor. Luego extendemos una
línea recta desde la parte inferior del carro de la Osa Menor de unas cincos veces la
distancia entre dichas estrellas, y daremos con una estrella de brillo similar: La estrella
Polar. Bajemos con nuestra vista desde la estrella Polar perpendicularmente sobre el
horizonte y habremos dado con el punto norte.
En el hemisferio sur debemos buscar la "Cruz del Sur", una constelación con forma
de rombo o cometa. Si prolongamos la longitud de la cometa cuatro veces y media, el punto
imaginario que localicemos indicará siempre el sur.
Por el sol
La salida y la puesta del sol también son una referencia. A todos nos han enseñado
que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Sin embargo sólo lo hace por el punto
exacto en los equinoccios, o sea, alrededor del 21 de marzo y del 23 de septiembre y si nos
encontramos en terreno llano. El resto del año y rodeados de cadenas montañosas, la
referencia es sólo aproximada.
Clavamos en un terreno llano un palo que proyecte una sombra de unos 30 ó 40 cm.
y marcamos el extremo de la sombra. A continuación, con un cordón de un zapato, una
rama u otro método improvisado, trazaremos una semicircunferencia usando como radio la
longitud de la sombra. Ahora debemos esperar el movimiento del sol. La sombra se irá
haciendo más pequeña a medida que nos acercamos a las 12:00 h. Momento en que
alcanzará su menor tamaño para después volver a crecer. En el punto en el que la sombra
vuelva a alcanzar la semicircunferencia pondremos una marca. Al unir las dos marcas
trazaremos una línea oeste (primera marca) - este (segunda marca). En la perpendicular se
encontraran el norte y el sur.
Signos naturales
Existen indicios en la naturaleza que pueden darnos pistas sobre la dirección que
llevamos. No son muy precisos, pero en circunstancias excepcionales pueden impedir que
perdamos el tiempo dando vueltas en círculo.
En el hemisferio norte los musgos crecen en las zonas más sombrías y húmedas de
los troncos, que suele corresponder a la cara norte. Esto puede variar localmente a causa de
un microclima particular.
También en las montañas reciben menos sol las laderas orientadas al norte, por lo
que suelen ser más húmedas, de tonalidades más frías y retienen la nieve por más tiempo.
El agua
En una situación de supervivencia, después de tratar a los heridos, la búsqueda de
agua suele ser la necesidad más apremiante.
Si carecemos de agua nuestras esperanzas de vida se cifran en torno a los dos días
en el desierto y a algo más de una semana en climas frescos.
Encontrar agua
En las zonas templadas no suele ser difícil encontrar cursos de agua. En las zonas
secas y desérticas la cosa puede complicarse más. Escarbar en los lechos secos de ríos o
arroyos da a veces buenos resultados. Los cúmulos de vegetación en un determinado lugar
son indicativos de existencia de agua. En los terrenos calcáreos podemos buscar en el
interior de las grutas. Los animales también necesitan beber; observar sus desplazamientos
a primera hora de la mañana o última de la tarde puede darnos pistas de dónde se encuentra
el agua. Determinadas plantas, que varían según la zona geográfica, sólo crecen donde hay
agua.
Hay que cavar un hoyo en cuyo fondo colocaremos un recipiente que recibirá el
agua de la condensación que se produce en las paredes del plástico con que cubrimos este
hoyo. Una piedra en el centro del plástico conducirá las gotas hasta el cubo. El destilador
será más efectivo si introducimos plantas en el agujero para aprovechar su humedad.
Peligros
En muchas zonas del globo, existe un riesgo alto de intoxicación al consumir agua,
bien sea por contaminación bacteriana, bien por ingerir parásitos con ella o proveniente de
arroyos que discurren entre prados sometidos a abonos con purines, altamente
contaminantes.
No se debe beber agua salada, su concentración en sal es tan alta que colapsa los
riñones y provoca la muerte entre fuertes dolores. Tampoco se debe beber orina y no
debemos olvidar que las sabias de aspecto lechoso de muchas plantas son, con frecuencia,
venenosas.
Purificar el agua
Si existe riesgo de contaminación hay que purificar el agua con alguno de estos
métodos y esperar al menos una hora antes de consumirla.
Pastillas potabilizadoras
Es el método más práctico y efectivo 100%. Consiste en añadir al agua pastillas
purificadoras. Estas liberan iones de plata que acaban con los gérmenes, previenen de
nuevas infecciones y no producen daño alguno aunque se rebase la dosis. Se venden en
cajas con un número variable de pastillas según sea cada pastilla para purificar 1, 5 ó 20
litros de agua. Se pueden encontrarlas con facilidad en tiendas de montaña y farmacias.
Yodo
Para desinfectar el agua con tintura de yodo usaremos unas 10 gotas por litro. La
coloración tarda un rato en desaparecer.
Cloro
El cloro deja un sabor poco agradable en el agua. Usaremos de 4 a 6 gotas por litro.
Ebullición
Hervir el agua no termina con todos los gérmenes (el de la hepatitis, por ejemplo,
resiste la ebullición), pero acaba con la mayor parte de ellos y con todos los parásitos. Hay
que hervirla durante unos 10 minutos. En este caso se puede beber en cuanto enfría.
También se puede filtrar usando varias capas de tejidos o con arena limpia,
ayudándonos de un filtro improvisado con un pedazo de caña de bambú, cuyo extremo,
agujereado, taponaremos con unas briznas de hierba.
El fuego
En una situación de supervivencia en zonas frías, nuestra vida puede depender de
nuestra capacidad para encender y mantener un fuego. Sin llegar a esos extremos,
podremos necesitar fuego para secarnos, calentarnos, hacer señales a los equipos de rescate
y cocinar eliminando los posibles gérmenes y parásitos de nuestros alimentos.
En cualquier caso, no debes olvidar que un fuego es muy peligroso, debes seguir
todas las normas de seguridad:
Es buena idea excavar un hoyo de unos 10 ó 15 cm. y rodearlo con piedras para
alojar en él la fogata. Cuando deshagamos el campamento, taparemos las cenizas con la
tierra que sacamos, devolveremos las piedras a su sitio y dejaremos todo de manera que
nadie pueda notar que hemos estado allí. (Esta norma es bueno seguirla tanto si hacemos
fuego como si no).
Hay que buscar el material combustible: ramas secas de diferentes grosores, la más
menuda para encenderlo y la más gruesa para mantenerlo. No será difícil de encontrar en
zonas boscosas y con tiempo seco. Las crecidas acumulan ramas en las orillas de los ríos,
estas pueden funcionar muy bien si no están húmedas. Las ramas más bajas de los árboles
están, con frecuencia, secas y se rompen con facilidad. En caso de tiempo húmedo debemos
buscar en los huecos de los troncos secos, que proporcionan madera podrida que arde bien,
en zonas resguardadas al lado de rocas, caminos, grutas. Si no ha llovido demasiado, quizá
logremos madera seca simplemente descortezando las ramas húmedas. Si no, tendremos
que coger las ramas gruesas y cortarlas en pedazos longitudinales para aprovechas las
astillas secas que obtengamos. Pondremos la madera húmeda a secar cerca del fuego.
Para prender el fuego usaremos al principio leña fina., por encima de la leña fina
iremos añadiendo leña más gruesa. Si no disponemos de suficiente leña fina podemos hacer
astillas la más gruesa con ayuda de nuestro cuchillo.
En los lugares donde no hay leña el hombre recurre a otro tipo de combustibles. En
los desiertos se queman los excrementos de los camellos; y en las zonas polares, la grasa de
las focas y otros animales.
Las lentes
Una lupa o las lentes de una cámara fotográfica, los prismáticos o determinadas
gafas son un medio muy efectivo para encender un fuego, pero no nos servirá si no hace
sol.
Pedernal y eslabón
Es un buen sistema que funciona en cualquier circunstancia. Si no disponemos de
pedernal podemos probar con una piedra dura. (hay que probar hasta que encontremos una
que desprenda buenas chispas, y entonces guardarla para otras ocasiones). Sostendremos el
pedernal cerca de la yesca y lo golpearemos con un trozo de acero, como puede ser la hoja
de un cuchillo, tratando de dirigir las chispas a la yesca.
Método de la correa
Se usa una tira de ropa u otra fibra fuerte y una rama de madera blanda. Elevaremos
la rama ligeramente colocándola sobre una piedra. Pasaremos la correa por debajo de la
piedra y tiraremos alternativamente de un extremo y del otro para generar fricción.
Previamente habremos colocado la yesca debajo de la rama, tocando la correa.
Fuego para calentarse
Para aprovechar mejor el calor del fuego debemos construir un reflector con unos
leños o utilizar uno natural (una formación rocosa, una depresión del terreno, un árbol
grueso...) hay que prestar atención a la dirección del viento para que no nos venga el humo
a la cara. Entre el fuego y el reflector prepararemos un lecho seco, blando y cómodo donde
nos colocaremos nosotros. El calor, devuelto por el reflector, calienta durante unas 8 horas
el área así delimitada."
Aves
La mayoría de las aves deben guisarse con la piel, aunque desplumadas. Así quedan
más jugosas y son también más alimenticias.
Una vez desplumada el ave, separe la cabeza y haga un corte en el ano para poder
sacar las entrañas. Lávese luego la cavidad con agua limpia. Suele ser conveniente guardar
las plumas, estas pueden servir como aislante e impermeabilizante.
Mamíferos
Las pulgas y otros parásitos similares abandonan el cuerpo frío de un mamífero. Es
conveniente esperar a que esto ocurra ante de comenzar a limpiarlo y desollarlo. La
limpieza se hará en lo posible en un curso de agua, donde pueda ser lavado el animal. Para
preparar animales de dimensiones pequeñas y medianas:
1. Cuélguese el animal por una pata de forma que la cabeza quede hacia abajo.
Córtesele el cuello y recójase la sangre en un recipiente, esta bien hervida es un
buen alimento.
2. Practíquense cortes circulares en las “muñecas” y los “tobillos” del animal y otros
en forma de “Y” en las patas traseras y a lo largo del vientre y llegando hasta la
garganta. Córtese únicamente la piel y no la garganta.
3. Desde el pecho, hágase un corte que descienda por cada una de las patas delanteras.
4. Hágase un corte circular en los genitales.
5. Retire la piel, esta en general saldrá con facilidad.
6. Abrase el abdomen y extráiganse las entrañas tirando hacia arriba desde la traquea.
Para concluir la operación y sacar los órganos sexuales, se practicara un corte
profundo todo alrededor.
7. Es bueno conservar la mayoría de las partes del animal, ya que aunque estas no sean
para consumir, pueden servir como cebo para una trampa o para pescar. Siempre es
bueno examinar los órganos del animal en busca de manchas, gusanos o
protuberancias extrañas.
Reptiles
Serpientes, lagartos, lagartijas son también comestibles, pero antes hay que quitarles
la cabeza y la piel. Los lagartos y lagartijas se encuentran en casi todas partes, aunque
abundan en las zonas tropicales. Su carne debe comerse asada o frita.
Alimentos Hervidos
Cuando la carne es dura, lo mejor es ponerla a hervir antes de freírla, asarla o
cocerla. Comer alimentos simplemente hervidos es quizá lo más aconsejable, ya que así se
conservan todos sus jugos naturales. El caldo de la carne hervida posee un alto valor
nutritivo por contener entre otras cosas sal y grasa, indispensables a nuestro organismo.
Alimentos Asados
El asado es una manera rápida de cocinar plantas silvestres y carne tierna. Para asar
carne, atraviésese con un palo, que puede ser una rama verde y sosténgase así junto al fuego
o las brasas. La carne se endurece por fuera, pero conserva interiormente sus jugos.
Alimentos Cocidos
La cocción el vapor puede hacerse sin necesidad de recipiente y conviene a ciertos
alimentos que no requieren mucho guiso, por ejemplo los mariscos. Póngase en un hoyo
lleno de piedras ardientes y recubiertas de hojas la comida. Recubra de hojas la comida.
Coloque una estaca entre las hojas y la comida, luego recubra con tierra y retire la estaca
para luego verter agua por el orificio. Este método es lento pero eficaz.
Utensilios
Se pueden usar muchas cosas que se encuentran el la naturaleza como pueden ser:
cáscaras de coco, caparazones de tortuga, conchas de moluscos, etc.
CAZA
Armas
La lanza o jabalina es la más sencilla de las armas de caza. Si hay a mano alguna
materia elástica, se puede fabricar un arco con una rama ligera, pero resistente.
Trampas
Si se desea lograr algún éxito en la caza con trampas, hay que decidir primero que
clase de animal va a ser cazado, como reaccionará y que cebo debe utilizarse.
Los conejos y otros roedores son fáciles de atrapar, ellos suelen limitar su actividad
a zonas reducidas, por lo que se puede buscar la madriguera y colocar una trampa cerca de
la misma.
Indicaciones generales
1. Para atrapar un mamífero que viva en un árbol hueco, trátese de introducir en su
madriguera un palo ahorquillado, retorciéndolo para enganchar la piel del animal.
2. El humo hace salir a muchos animales de sus guaridas. Una vez fuera, se atrapan
con un lazo o se les da un golpe.
3. Con un pez como cebo en un anzuelo colocado junto al agua, pueden atraparse
gaviotas, cuervos y otros animales que se alimentan de carne putrefacta.
4. Tiéndanse las trampas por la noche y en lugares con huellas o excrementos
recientes de animales, así como en sitios donde antes se ha matado y descuartizado
alguna pieza. Es bueno esparcir sangre alrededor de la rampa, con el fin de atraer a
la presa por el olor a sangre
Donde pescar
El sitio escogido para pescar depende del tipo de agua y de la hora del día. En
corrientes impetuosas y a pleno sol se preferirán los pozos profundos. Al atardecer o en las
primeras horas de la mañana échese el cebo junto a troncos sumergidos, orillas socavadas o
arbustos que asoman a la superficie del agua. Si se pesca en un lago, hágase en aguas
profundas a plena luz del día y en aguas poco profundas en la mañana y en la noche.
Cebo
En general los peces muerden el cebo que procede de sus mismas aguas. Búsquese
junto a las orillas insectos acuáticos y pececillos y el las riberas gusanos e insectos
terrestres. Al capturar un pez, se pueden usar sus ojos e intestinos como cebo. Al utilizar
gusanos, cúbrase con ellos lo más que se pueda el anzuelo.
Se puedes fabricar cebos artificiales con trozos de tela de colores, monedas, objetos
brillantes, plumas, etc., disponiéndolos de manera que parezcan peces heridos en el agua.
Anzuelos
Si no disponemos de anzuelos, se pueden improvisar algunos como los mostrados a
continuación:
Enturbiamiento
Las charcas pequeñas y aisladas que quedan a raíz de una crecida suelen estar llenas
de pececillos. Revuélvase el lodo del fondo con una rama o la mano. Los peces suben
entonces a la superficie en busca de agua más clara. De un manotazo o empujándolos con la
rama, arrástrense fuera.
En caso de intoxicación o simple sospecha, después de comer una planta, hágase todo lo
posible por vomitar.
A.L.G.D.G.C.D.U.
Bibliografía
1. Estrellas, Editorial Blume, Barcelona, 1987.
2. Manual de supervivencia, BOSWEL J., Ediciones Martínez Roca, Barcelona,
1980.
3. Manual de supervivencia II, TROEBST C. C.., Ediciones Martínez Roca,
Barcelona, 1984.
4.
5. Manual del aventurero, NEHBERG R., Ediciones Martínez Roca, Barcelona,
1981.