Aprender de Las Emociones
Aprender de Las Emociones
Aprender de Las Emociones
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EL VACIO AFECTIVO Y SUS
REPERCUSIONES
La maravilla del vínculo afectivo o el Síndrome de la carencia afectiva
“Hay personas que tienen pareja, pero se sienten tan solas y vacías como si no la tuvieran.
Hay otras que, por no esperar, deciden caminar al lado de alguien equivocado y, en su egoísmo, no permite que ese alguien se aleje aún sabiendo que no le
hace feliz.
Hay personas que sostienen matrimonios o noviazgos ya destruidos, por el simple hecho de pensar que estar solos es difícil e inaceptable.
Hay personas que deciden ocupar un segundo lugar tratando de llegar al primero, pero ese viaje es duro, incómodo y nos llena de dolor y abandono.
Pero hay otras personas que están solas y viven y brillan y se entregan a la vida de la mejor manera. Personas que no se apagan; al contrario, cada día se
encienden más y más. Personas que aprenden a disfrutar de la soledad porque les ayuda a acercarse a sí mismas, a crecer y a fortalecer su interior.
Esas personas son las que un día, sin saber el momento exacto ni el por qué, se encuentran al lado del que las ama con verdadero amor y se enamoran de
una forma maravillosa”.
Teresa de Calcuta
BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA:
“Recobra tu intimidad. Como superar la adicción a las dependencias afectivas”, Anne Wilson
Schaef, Ed. EDAF, 1999.
ESQUEMA:
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2. No recibimos de ellos lo que sí esperábamos: amor, afecto, seguridad, atención, guía,
intimidad, compromiso, etc…
Entonces, lo que era una habilidad para crear relaciones se convirtió en una habilidad para
crear “Pseudorelaciones”: hay 4 pseudorelaciones básicas para huir de la Intimidad:
1. MI “relación” con TU MÁSCARA.
2. TU “relación” con MI MÁSCARA.
3. MIS proyecciones SOBRE TI en relación a QUIEN YO CREO QUE TÚ ERES.
4. TUS proyecciones SOBRE MI en relación a QUIEN TÚ CREES QUE YO SOY.
Estas pseudorelaciones, a la larga, van creando el llamado “Desvalimiento afectivo” que tiene a la
base las siguientes creencias:
1. Yo no me siento capaz de valerme por mí mismo.
2. Yo no soy capaz de dar y despertar amor.
3. No lo merezco.
4. Mi necesidad de amor nunca es suficiente, no me llena, quiero y necesito más.
PERSONA 1 PERSONA 2
CON CON
INTIMIDAD INTIMIDAD
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Detrás del malestar de la cultura freudiano se esconde el malestar del Yo derivado de no
comprender el sentido de su existencia. ¿Y qué mejor fuga para el Yo que la propuesta por las
atracciones y diversiones (y pérdidas de tiempo) de la sociedad general?
¿Qué encontrará el Yo cuando se sienta a solas con sí mismo? El vacío existencial, el sin
sentido de su existencia. Y entonces, el Yo, en su interioridad, va en busca de todo lo que le distraiga.
El Yo construye diversos métodos de defensa para evadir el interrogante que me produce el sentido
de mi existencia, para no pensar en mi vacío interior.
De la coquetería también habla definiéndola como: "el equilibrio entre la promesa y su falta de
garantías"
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infancia. Se reserva informar, dar todos los datos, descubrirse por completo llegando incluso a falsificar o
manipular la información que da, le hace parecer poco transparente o tramposo."
La carencia afectiva es un mal que afecta a todas las edades, culturas y clases sociales. La
evolución de las personas que manifiestan este síndrome depende en gran medida de la situación
social en la que se desarrollen, pudiendo establecer unos patrones que definan el comportamiento
de estas personas desde su infancia a la edad adulta.
- En la primera infancia: son niños que lloran para llamar la atención, sonríen poco y son más
propensos a contraer enfermedades infecciosas. En esta etapa suelen aparecer problemas
digestivos (estreñimientos, disfagias motoras y hernias de hiato son los más frecuentes), aunque
pueden llegar a remitir con el crecimiento.
- En la edad preescolar y escolar: el niño presenta trastornos del lenguaje, y otros retardos
importantes: problemas de elocución, pobreza de vocabulario, dificultades gramaticales y
sintácticas (verbalización). En el plano lógico-matemático suelen presentar buen comportamiento.
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- En la adolescencia: los comportamientos extraños y los actos impulsivos son muy frecuentes
(hiperactividad); en cambio los trastornos psicóticos o los comportamientos neuróticos son raros.
Son personas fácilmente ilusionables por adolescentes mayores que él o por adultos. Huyen de
responsabilidades y son rebeldes con las normas. En esta fase suelen aparecer las primeras
adicciones (hipersexualidad, drogadicción, alcoholismo,…) El paso al acto es la única expresión
posible de oposición a la verbalización y a la mentalización de la infancia; estos síntomas del estado
limite se pueden observar en un deseo por buscar afectividad continuamente en alguien o algo que
les aumente la autoestima.
- En la juventud: la pérdida de la capacidad de amar y una importante disminución del amor propio
les lleva a estas personas a llenar su vida con acciones hiperactivas o que causan dependencia. Salir
de la rutina con desenfreno seria su lema para esta fase. El único momento en que la persona
afectada puede sentirse segura y querida se encuentra en su vida sexual. Es un instante
tranquilizador, en el que el hombre o la mujer se deja llevar. El riesgo: una vida sexual
desproporcionada, incluso incontrolable. En general carecen de sensibilidad y huyen de las
expresiones afectivas hacia los demás. Utilizan a las personas como instrumentos para sentirse
seguros.
- En la edad adulta: el duelo por la pérdida de la juventud y el prepararse para la madurez, el estrés
y la fatiga, la dificultad adaptativa, la inestabilidad en las relaciones personales, los conflictos
conyugales y la pobreza de la competencia parental (sentirse malos padres) son los aspectos más
significativos. Aparece la infidelidad emocional, no porque estén insatisfechos con su relación, sino
sólo por sentirse todo el tiempo queridos y deseados. El porcentaje de divorcios alcanza el 80%,
intentando buscar en todo momento la pareja que le asegure esa estabilidad emocional y que no
consiguen encontrar.
Perls dice: "La terapia gestáltica es la transformación del vacío estéril al vacío fértil".
La persona evita el vacío (al experimentarlo como "nada", como un vacío estéril) poniéndose
en situación de estrés, o deprimiéndose, o ... Así nos abocamos al vacío estéril del que hablaba Perls,
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un vacío desvitalizante y donde parece que no hay "nada". Así la persona puede llegar al bloqueo
autopresionándose, o el deprimido llega al sin sentido. ¿Cómo lo haces tú?.
Claudio Naranjo dice: "La nada, el vacío, la falta de significación, la trivialidad, son todas
experiencias en que no hemos abandonado totalmente las expectativas o los estándares, mediante
los cuales medimos la realidad. No surgen de un puro darse cuenta sino de comparaciones."
CONCLUSIÓN:
La tradición espiritual de casi todas las religiones afirma que existe "un silencio hablante",
que posee un lenguaje superior al lenguaje estructurado y al lenguaje emocional. En ese silencio
hablante es donde nos encontramos a nosotros mismos. Y encontramos al Yo y su vacío existencial.
Encontramos el reclamo del sentido de toda nuestra existencia.
Quienes nos dedicamos a la Psicoterapia y al Contacto con el Ser sabemos que no es fácil
pasar por la sensación del vacío existencial, pero cuando pasamos al 'otro lado' se nos revela la
divinidad en su esencia, aparece la divinidad interior que tenemos cada uno de nosotros.
Ese 'instante de Eternidad' que opera en nuestro interior aparece cuando nos reconocemos
como fragmentos del Todo, cuando reconocemos la felicidad de pertenecer al proyecto general de
manifestación de una conciencia universal. Cuando nuestra subjetividad, que nos empujó hasta
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donde estamos, ya no nos es útil, simplemente porque para construir el sentido existencial tengo
que abandonar, no solo al Ego, sino también a mi Yo. Porque el encuentro radical con mi vacío
interior destruye todas mis posiciones estáticas dentro de la realidad, y ahora soy elemento
integrante de la realidad general que se ha manifestado.
“Sin el amor que encanta, la soledad de un ermitaño espanta. ¡Pero es más espantosa todavía la
soledad de dos en compañía!”
-Ramon de Campoamor-
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LA OSADÍA DE DEJARSE GUIAR.
Para vivir una vida espiritual, ante todo debemos hallar el coraje para entrar en el desierto de nuestro
aislamiento y cambiarlo mediante suaves y persistentes esfuerzos en un jardín de soledad. Esto requiere no solo valor sino
también una fuerte fe. Si nos despojamos de distracciones, preocupaciones y obsesiones podremos conectarnos con quien
somos realmente y así encontraremos lo sagrado dentro de nosotros.
HENRI NOUWEN
¿QUÉ TAN DÉBIL TE PERMITES SER?
Quiero iniciar mi presentación con una pregunta básica para ti y para todos aquéllos que se
reconocen en el camino de tu vida: ¿eres lo suficientemente débil para adentrarte en medio de un
camino largo, difícil y aventurero? Permíteme explicarte lo que quiero decir: ¿eres lo suficientemente
débil como para ser testigo de la fragilidad y de la tenacidad del espíritu humano?, ¿estás en las mejores
condiciones como para dejar tu soberbia y dejarte guiar por Dios? ¿Eres capaz de vivir el fracaso y sentirte
como un hombre cualquiera? Porque es en la deficiencia, en la carencia interior, en la debilidad en donde
se manifiesta la fuerza de Dios.
¿Qué quiero decir con debilidad? No es la experiencia de perderlo todo, aunque ello sea una
de sus consecuencias, se trata más bien de una actitud interior de abandono, de soledad, de
aislamiento. Se trata de experimentar una incapacidad profunda para hacer, cumplir, realizar aquello que
hemos planeado o pretendido –a veces de manera soberbia-, es la incapacidad de asegurar el futuro, de
protegerte, de vivir con claridad y seguridad libre de toda tentación. En definitiva, es permitirte vivir con
humildad, sabiduría y serenidad, la filosofía del AQUÍ Y EL AHORA y esto, además de valor y osadía,
precisa de tener mucha fe.
Cuando pretendes ser autosuficiente, lo único que logras es limitar tus horizontes y medio
engañarte creyendo que estás logrando tus objetivos sin embargo, y dado que no hay una auténtica actitud
de derrota, tarde o temprano tu soberbia te pasará la factura de tu prepotencia. Si en cambio, te permites
vivir la experiencia de la derrota, de la fragilidad y la debilidad humana, estarás entrando en el
misterio de la fuerza de Dios. Ahí es donde radica exactamente el secreto de una auténtica espiritualidad:
la debilidad nos relaciona profundamente con el resto de los hombres, nos permite sentir con ellos los
límites de nuestra condición humana, la lucha de cada día, las oscuridades, los miedos y las inseguridades.
Y también nos relaciona profundamente con el poder y la fuerza de Dios, porque es ahí, en la debilidad,
en donde su poder se manifiesta y se mueve, unidos al gran Apóstol Pablo podemos decir: “Con todo
gusto presumo de mis debilidades, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2Cor. 12, 10).
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2. Ahora asumimos que hay otras personas en el mundo en las que podemos confiar y que
confían en nosotros. No sólo vemos que valemos la pena y somos dignos de confianza, sino
que también proyectamos ese sentimiento de valía sobre los demás. Somos vistos como una
persona de méritos, como alguien que cuenta, que despierta respeto y es respetuoso.
3. Una vez que confiamos en nosotros mismos y en los otros, el movimiento final que debemos hacer
es confiar en nuestra conexión con algo superior a nosotros mismos, a lo que
denominamos Dios.
¿Qué es entonces la espiritualidad?¿No es este mismo deseo, que surge de nuestro sentido
de estado incompleto y manifestado en un impulso hacia la totalidad y en un anhelo de lo Divino? Si
reconozco que vivo en lo divino, inmediatamente tengo que remitirme a mi propia vulnerabilidad, intimidad,
amor, necesidad de desprenderme de mi narcisismo y fortalecerme afectivamente. Cuando haga esta
conexión dejaré de caer en relaciones con objetos o personas que aparentemente “llenan” mi vacío
interior.
De un modo general podemos decir que es ese “ENCUENTRO” entre el Espíritu humano
y el Espíritu divino. No hay espiritualidad sin que por una parte, el ser humano se encuentre consigo
mismo, en lo interior y profundo de su ser, en aquél espacio íntimo donde se da la plena
autoconciencia, el tomar en peso la propia existencia y ponerla sencillamente en la presencia de Dios.
La espiritualidad supone, pues, unas ciertas condiciones humanas que no se dan en la superficialidad,
en la inconciencia, en el tomar la vida como un juego sin importancia.
Pero tampoco es suficiente esa interioridad. La espiritualidad no es sinónimo sólo de profunda
reflexión, sino poner el espíritu de cada persona en la tensión de un proyecto unificador, de una
Orientación fundamental. El ser humano que está presente a sí mismo es capaz de hacerse “proyecto”,
es decir, lanzarse hacia delante para querer ser algo distinto y mejor. La espiritualidad como “proyecto”
supone el punto de partida de donde se sale y un punto de llegada que nos ha elevado, nos ha
purificado, nos ha puesto más cerca del Señor.
Precisamente allí, en el espacio de un proyecto que expresa el “deseo de ser”, se hace
presente el Espíritu. Así como lo profundo del ser humano aparece en la profundidad de sí mismo, así
lo profundo de Dios se da en la profundidad de Dios, allí donde el amor realiza el encuentro del Padre
y del Hijo, allí donde el Padre envía a su Hijo y al Espíritu en el designio de salvación.
La espiritualidad así entendida es, pues, el encuentro del espíritu humano con el
Espíritu de Dios que sintonizan en la realización de un proyecto. Pero éste no es el propósito de
la persona humana, sino el deseo de Dios. En la espiritualidad hay una propuesta de Dios y una
respuesta de la persona. El tema específico del encuentro marca el eje articulador de cada
espiritualidad (misionera, laboral, etc...) donde el cada caso, el ser humano se proyecta a sí mismo en
ese punto articulador y allí encuentra la mirada de Dios, la voluntad del Padre que le da sentido a su
vida.
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LA OSADÍA DE DEJARSE GUIAR .
Dejarse llevar es toda una osadía de cara a la libertad y requiere, además, una libertad osada.
La libertad no es una fuerza ciega, está cimentada siempre en la racionalidad de las cosas, pero se atreve
a proceder ciegamente por donde la razón ya no puede acompañar las actuaciones humanas, confía ciega
y descansadamente en la fuerza de Dios que no te falla.
Dejarse llevar no es escoger entre el bien y el mal, sino optar siempre por el medio más eficaz,
el que me coloca en la disposición espiritual por excelencia de abandonarme hasta el grado de
confirmar y ratificar lo que he descubierto en la interioridad o, por el contrario, me disuade de ello
e invita a una reconsideración total.
Hay varias maneras de “dejarse llevar”:
o Un dejarse llevar “personal” cuando requiero hacer una elección diaria en base a mi inventario
cotidiano.
o Un “dejarse llevar personal compartido” cuando frente a un grupo de amigos compartimos lo que
cada uno está viviendo y descubriendo en nuestro proceso de vida.
o Un “dejarse llevar comunitario” cuya finalidad es descubrir qué exigencias va postulando Dios y
por dónde va impulsando un proceso de vida común.
o Un dejarse llevar motivador de otros, que nos impulsa a reorientar nuestra vida en favor de los
menos favorecidos.
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la enfermedad o el hastío frente a las propias inadecuaciones y fragilidades. Todo ello puede
provocar un estado psicológico depresivo, caldo de cultivo para la Desolación.
B) Las provenientes del Mal Espíritu: Para San Ignacio de Loyola la desolación proviene del Mal
Espíritu. Cuya acción típica es la de engañar, seducir, quitar la vida.
C) Las pruebas que vienen de Dios: algunas veces, con todo y lo que esto pueda implicar, la
Desolación es una prueba del Poder Superior, que convoca y provoca para un proceso de
conversión y cambio.
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EL DESIERTO:
El tema del desierto hace referencia a diversos significados: Es lugar de batalla espiritual con el
enemigo, es lugar de la elección de Dios, lugar de la alianza, del encuentro con Dios, sin distracciones ni
estorbos de nada ni de nadie.
Se necesita una voluntad decidida de vivir este desierto, que implica silencio exterior e interior,
interiorización total, sin distracciones exteriores, ni pensamientos, fantasías, recuerdos y preocupaciones,
en pocas palabras se trata de alejarse de todo para ubicarse en el corazón.
Cuentan que el Abad Arsenio rogó a Dios: “Señor, condúceme por el camino de la salvación”, y
una voz vino a decirle: “Arsenio, HUYE de los hombres y te salvarás”. Y habiéndose retirado a la vida
solitaria, hizo nuevamente la misma plegaria, y escucho una voz que le decía: “Arsenio: HUYE, CALLA Y
BUSCA EL REPOSO”. Estas tres palabras (HUYE, CALLA, BUSCA EL REPOSO) pueden ser entendidas
en un sentido literal, después darle una interpretación psicológica pero, finalmente, tienen un profundo
sentido espiritual (para nada tienen que ver con la evasión y la “fuga mundi”, es más bien una experiencia
de contacto interno y profundo consigo mismo y con Dios).
o HUYE: Cambia de lugar, de medio, de modo de vida. Huir de la dispersión, de lo que nos desvía de lo
esencial. No huyas DE sino HACIA (En el desierto NO SE PUEDE OLVIDAR QUIÉNES SOMOS Y LO
QUE SOMOS).
o CALLA: El silencio forma parte de la higiene mental y es una condición de salud. Por la palabra
desperdiciamos energía; por el silencio recogemos esa energía. La meta del silencio no es otra cosa
más que disponer nuestros sentidos para la escucha. El silencio no hay que “hacerlo”, ya está ahí,
basta quitar las palabras (callarse).
o ENTRA EN EL REPOSO: Es descansar, dis-tensarse, eliminar preocupaciones, sentimientos y
pensamientos. La tensión muscular y nerviosa nos impide, no sólo estar bien, sino abrirnos a los otros.
El hombre tenso es menos abierto a la Presencia del Otro que nos busca (complementando el primer
tema).
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LA BRÚJULA DE LAS EMOCIONES
El objetivo de esta herramienta es distinguir “qué emoción sientes, en el momento
que la estás sintiendo”. Éste es el primer paso en la Inteligencia emocional, se llama:
Autoconciencia emocional.
Hay muchísimas emociones, tantas como gamas de colores. Para comprenderlas, las
simplificaremos en unas pocas, al igual que los colores primarios.
ALEGRÍA
TRISTEZA
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Ante la alegría también hay una pregunta clave, que es más fácil de responder. ¿QUÉ
HE LOGRADO? Y esta facilidad para responder se debe a que estamos muy abiertos a
conectarnos con la alegría.
La alegría y la tristeza se encuentran en eje, que es el del LOGRO. Si logro algo, siento
alegría y si pierdo algo, que tenía o algo que imaginaba que iba a lograr, siento tristeza.
ALEGRÍA
Pregunta clave: ¿Qué he logrado?
L
O
G
R
O
TRISTEZA
Es importante destacar que las emociones se sienten aunque sea imaginario: puedo
sentir la misma tristeza porque no me han dado un ascenso que esperaba que por perder
un objeto que consideraba valioso.
MIEDO ENOJO
Para buscar la información que trae el enojo, tendremos que ubicar ese “enemigo”
que provoca mi estado de ánimo.
4. Y al Oeste, el opuesto del enojo: el MIEDO. Es una emoción que, o bien nos detiene,
o bien da ganas de correr a esconderse. El miedo es lo que sentimos cuando el
enemigo es más grande que nosotros.
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El enojo y el miedo se encuentran en otro eje, el eje de la AMENAZA. Si me siento
atacado por algo igual a mí, o menor que yo, siento enojo. Pero si es más grande que yo,
siento miedo.
Hay otras emociones que son un color intermedio entre estos, por ejemplo: la
FRUSTRACIÓN es mezcla de Enojo con Tristeza. La ANSIEDAD es una mezcla de Alegría con
Miedo.
ALEGRÍA
ANSIEDAD TRISTEZA
MIEDO ENOJO
VERGÜENZA FRUSTRACIÓN
TRISTEZA
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3. la TRISTEZA implica ACEPTACIÓN.
4. la ALEGRÍA implica DESPREOCUPACIÓN
Ya te imaginas que toda esta descripción depende de cómo mires tú el mundo que te
rodea. .... Lo que en TU MAPA sea completar, perder, defendible etc. La idea es que puedas
descubrir:
1. ¿Qué es aquello con lo que TU TE ALEGRAS, ENOJAS, etc.?
2. ¿Cómo INTERPRETAS TÚ lo que otro hace o dice, de modo que TE PRODUZCAS estas
emociones?
3. ¿Qué INTENTAS COMUNICARME TÚ cuando respondes a las acciones de otro? ¿Y
qué logras con tu estrategia?
Las emociones son saludables. Cuando dejan de ser breves e intensas, al llevarlas AL
EXTREMO, dejan de ser saludables. La tristeza se convierte en depresión, el enojo en
resentimiento y venganza, el miedo en fobia y la alegría en manía y negación.
MANÍA
ALEGRÍA
TRISTEZA
DEPRESIÓN
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ALEGRÍA
HACIA AFUERA
MIEDO ENOJO
TRISTEZA
Las emociones pueden ser vividas como bestias salvajes. El objetivo es que tú logres
subirte a la bestia y conducirla, llevarla hacia donde deseas (Conducir la emoción). El
objetivo no es encerrar la bestia en el establo, para que no te asuste (Reprimir la emoción).
Como dice el sabio refrán: las emociones pueden ser tus mejores sirvientes o los peores
tiranos. Si sientes que el caballo te domina a ti, y te lleva donde quiere.... es hora de empezar
a “Aprender de las emociones”.
- Aceptar que las emociones existen y son una información valiosa sobre mi mismo.
- Darse cuenta que es necesario reconocerlas en el momento que suceden para lograr
conducirlas, integrarlas a tu vida y que resulten posibilitantes.
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EL PODER DE LAS EXPECTATIVAS
Y LA AUTOESTIMA
¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?
Es la percepción evaluativa de uno mismo. Nadie puede dejar de pensar en sí mismo
y de evaluarse. Todos desarrollamos una autoestima suficiente o deficiente, positiva o
negativa, alta o baja..., aunque no nos demos cuenta. Importa, por tanto, desarrollarla de
la manera más REALISTA y POSITIVA posible y que nos permita descubrir nuestros recursos
personales, para apreciarlos y utilizarlos debidamente, así como nuestras deficiencias, para
aceptarlas y superarlas en la medida de nuestras posibilidades.
Este concepto, más allá de lo que podamos pensar puede resultar increíblemente
útil. De hecho, si hay algo que sabe bien todo buen líder, es que al transmitir expectativas
positivas sobre un grupo determinado impacta en el buen rendimiento de ese grupo de
personas. Estamos por tanto ante un constructo psicológico de gran interés.
Rosenthal bautizó este efecto con el nombre del mito griego Pigmalión (presente en
la obra del poeta Ovidio). Pigmalión era un escultor que vivía en la isla de Creta y que se
enamoró de una estatua que él mismo había creado: Galatea. Tan fuertes eran sus
sentimientos por ella que pidió a los dioses que la convirtieran en una mujer de carne y
hueso, para poder amarla como una a una mujer real. Afrodita cómo no, le concedió su
deseo. Más tarde Pigmalión se casó con ella y fruto de su amor, nació Pafo, su hija.
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Pigmalión y Galatea
También conocido como la profecía autocumplida, la esencia del efecto Pigmalión,
consiste en cómo las altas expectativas de alguien en relación a otra persona dan como
resultado un alto rendimiento en esta última, o en cómo unas expectativas bajas influyen
en el otro de manera negativa, afectando a su rendimiento. Cuando estas expectativas, ya
sean altas o bajas, proceden de un individuo hacia sí mismo el fenómeno se conoce como
efecto Galatea.
Así, el proceso clave que subyace tanto al efecto Pigmalión como al efecto Galatea
es el poder de las expectativas y cómo estas influyen en las conductas y rendimientos,
tanto de los demás como de nosotros mismos. Por lo que si tenemos en cuenta estos
efectos, nuestras creencias son más importante de lo que pensamos.
Por otro lado, algo que nos explica Susan H. McLeod, de la Universidad de California
en un estudio titulado “Efecto Pigmalion o efecto Golem”, es que esta dimensión se da en
cualquier escenario social. Lo vemos en la crianza de los niños, en la educación, en el ámbito
de empresa y en cualquier lugar donde una persona o grupo de personas deban
desempeñar una labor.
Más tarde, se les indicó cuáles habían sido aquellos que habían obtenido los
mejores resultados afirmando además que serían los que mejor rendimiento tendrían. Al
finalizar el curso así fue, aquellos que habían sido considerados mejores tuvieron un
rendimiento mayor. La cuestión estaba en que la prueba que evaluaba la capacidad
intelectual de los alumnos nunca se realizó.
¿Qué sucedió entonces para que unos chicos señalados al azar como los “mejores”
llegaran a convertirse en ello? La respuesta la encontramos en que los profesores se
crearon altas expectativas en relación a ellos y actuaron a favor para que estas se
cumplieran. Así, el clima, la actitud y la predisposición a enseñarles era diferente y más
especial. Además, estudios posteriores con estudiantes de diversas edades confirman estos
resultados.
Visto así, parece que el efecto Pigmalión es un fenómeno positivo al que podemos
sacarle mucho partido. ¿De qué manera? Mostrando a los jóvenes lo mucho que se espera
de ellos. El problema es que esto es algo más complejo de lo que parece, ya que estas
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expectativas tienen que ser reales y estar fundamentadas y arraigadas en la mente del
adulto que supervisa la educación de esos jóvenes.
Cuando un niño oye constantemente cosas como “Siéntate a hacer los deberes, que
así no vas a llegar a nada en la vida” o “Si sigues haciendo eso vas ser un desgraciado”, lo
que está oyendo es que va a ser un desgraciado y que no va a llegar a nada en la vida. Esos
mensajes que los adultos entienden como motivadores lo que hacen es mostrarle al niño
unas expectativas muy poco positivas, porque no lo entiende así, puesto que no es capaz
de evaluar las consecuencias de algo tan abstracto.
Es mucho peor cuando un niño oye algo parecido a “¿Quieres ser tan inútil como tu
padre/madre?” o “¿Quieres seguir siendo un miserable toda la vida?”. De modo que no se
trata de decir constantemente al otro lo que no queremos que haga, sea o suceda, sino
todo lo contrario si queremos obtener buenos resultados e influirle de manera positiva.
Se trata, por una parte, sacarle el máximo partido a las posibilidades reales y por
otra, no imponerle creencias limitantes, sino ayudarle a superarse.
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habilidades y todo lo que tiene de positivo ayuda a acompañarlo y a que se sienta
acompañado y sobre todo, a que mejore su autoestima y su actitud ante la vida.
Asimismo, no podemos concluir este artículo sin insistir una vez más en la abundante
evidencia de que el efecto Pigmalión funciona. Hace unos años, el psicólogo Ulrich Boser,
creador de un centro de aprendizaje, progreso social entrenamiento de líderes, llevó a cabo
un programa en un centro de educación secundaria de Boston (situado en un entorno
desfavorecido). La idea era aplicar las bases del efecto Pigmalion entrenando primero al
profesorado.
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EL DESARROLLO DE LA
AUTOESTIMA DE NUESTROS
HIJOS
¿CÓMO INFLUYE LA AUTOESTIMA EN LA VIDA COTIDIANA DE NUESTROS
HIJOS?
1. En todos los pensamientos, sentimientos y actos que lleva a cabo: Un hijo con
autoestima demostrará sus sentimientos positivos hacia sí y hacia los demás de
muchas maneras sutiles: sonreirá, mirará a los ojos, se mantendrá erguido, alargará
la mano para saludar y, en general, creará a su alrededor un "ambiente" positivo.
Los demás le responderán de modo parecido: le aceptarán, se sentirán atraídos por
él, se encontrarán cómodos en su presencia y, por lo mismo, se sentirán cómodos
consigo mismos. Por el contrario, un niño o adolescente con baja autoestima,
emitirá vagas señales de angustia al proyectar sus propios sentimientos de
inadaptación sobre los demás. Los que le rodean interpretarán esas vagas señales
de dos modos: o “algo le pasa” o “algo nos pasa a nosotros”; en ambos casos, la
respuesta es parecida: alejamiento.
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en las sucesivas tareas que se plantee y que siempre acometerá a "medio gas", a no
ser que se pueda romper ese círculo vicioso dotándole de una sensación renovada
de su propia valía y capacidad.
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hacerlo si lo intentas seriamente... Verás cómo lo consigues". Aprenderá a confiar en sus
propios recursos y en sí mismo.
1. No basta con querer a nuestros hijos; es necesario que ellos se sientan queridos y
valorados. Hay, pues, que expresárselo, verbal y no verbalmente, con claridad
meridiana. Si hacen algo bien, hay que reconocérselo y animarles. Si hacen algo mal,
también hay que decírselo (pues la mentira es enemiga de una autoimagen
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sanamente positiva), corrigiendo sus fallos serenamente y sin descalificar a su
persona (no confundir un error puntual con una característica de la personalidad).
Nuestras críticas deben ser constructivas.
2. Esperar de nuestros hijos lo mejor que puedan de sí; creer de veras en su capacidad
para el bien y la verdad; proponerles metas elevadas, para que tengan que
esforzarse y descubran su capacidad de mayor rendimiento, pero también
accesibles a sus posibilidades reales, y respetando su ritmo de maduración, para que
no se desanimen; proporcionarles oportunidades de que, con sus talentos y
habilidades, puedan experimentar el éxito.
3. No abrumar al hijo con alabanzas desmesuradas e infundadas, que pueden hacerle
creer que es un ser superior y propiciar una dependencia morbosa de la
aprobación de los demás. Esa hipervaloración y esa dependencia le dejan indefenso
ante la crítica y la desaprobación que, tarde o temprano, encontrarán fuera del
ámbito familiar.
4. No proyectemos en nuestros hijos nuestros propios temores y experiencias
negativas. Hay que intentar que nuestro hijo no se vea "predestinado" a curar
nuestras frustraciones o a cumplir nuestras esperanzas. Debemos aceptar a nuestro
hijo con sus ideas y actitudes y dejarle tener las experiencias a él. Analicemos
nuestros propias ideas y temores y reflexionemos si hay alguna que pueda ser
"irracional", fruto de alguna experiencia dolorosa que el muchacho no tiene por qué
pasar. Esa idea es la que no tenemos derecho a intentar "colar" a nuestro hijo sin
que él nos lo haya pedido ni sus experiencias nos lo hayan hecho necesario
transmitir. Si podemos darle consejos o contarle nuestras experiencias, pero nunca
de forma categórica ni estableciendo reglas ("todo el mundo es así", "nadie te va a
ayudar", "no te fíes de nadie", etc.)
5. Esforzarnos en crear en nuestro hogar un ambiente caracterizado por:
LIBERTAD de equivocarse, para que nuestros hijos aprendan a tomar decisiones por
su cuenta, sin miedo a que les rechacen o les humillen. Al hijo hay que darle
oportunidad de que manifieste su capacidad de decisión, su posibilidad de
equivocarse, su riesgo a errar en sus criterios, porque sólo eso le llevará a la
madurez. Hay que admitir la competencia del hijo mientras no demuestre lo
contrario.
DISCIPLINA, porque se ha comprobado que los jóvenes educados en un entorno
excesivamente permisivo suelen tener menos autoestima que los formados en un
entorno razonablemente estructurado, firme, exigente y, a la vez, cordial.
RESPETO visceral hacia la persona de nuestro hijo, porque, si le tratamos con
verdadero respeto, su autorrespeto aumentará, y él aprenderá a respetar a los
demás. Ello supone que nunca el padre o la madre hable en lugar del hijo, que nunca
suplanten al hijo en decisiones que puede tomar por sí mismo, ni impongan lo que
ha de hacer, decir o pensar, ni invadan el campo de lo que ha de hacer el hijo.
ACEPTACIÓN de los aspectos positivos y negativos propios y de los demás.
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APRENDER DE LAS EMOCIONES
“Todas las tristezas pueden ser soportadas si las pones en una historia o cuentas una historia sobre ellas”
ISAK DINESEN
Los adultos intentan enseñar a los niños casi todo lo que les parece importante: lo
que (a su parecer) está “bien” o “mal”, cómo se agarra la cuchara, qué se puede tocar o
romper, cómo se baila el vals, qué significan las palabras, cómo se resuelve una
multiplicación, dónde se encuentra Oceanía,... sin embargo no les enseñan qué hacer con
las emociones.
Así nos encontramos a merced de nuestros estados emocionales. Cuando algo nos
atemoriza, nos enojamos con alguien y por algo, o nos ponemos tristes... el cuerpo
reacciona temblando o transpirando, y se derrama dentro nuestro un torrente de
emociones incontrolables. En esos casos no hay razonamiento que valga: la emoción
predomina sobre la razón.
Otras veces, nos debatimos entre dos actitudes: nos sentimos tironeados entre dos
emociones contrapuestas, ahora sentimos como si dos animales salvajes, tiraran de
nuestros brazos, amenazando descuartizarnos en el intento
Mis emociones pueden ser provocadas por un estímulo externo, pero siguen siendo
mías. Adecuadas o inadecuadas, útiles o descabelladas, son mías. No puedo extirparlas
como un tumor indeseable, narcotizarlas ni reprimirlas. Más vale que las conozca y me
entere de dónde vienen, para qué existen, etc… para saber qué quiero y puedo hacer con
ellas.
Se dice que “las emociones son los mejores sirvientes o los peores tiranos”, en el
sentido de que depende de nosotros que queremos que sean para nosotros.
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Es importante conocer a estos “personajes”, “hablarles” con ternura y tomarlos de
las riendas. Así estarán a nuestro servicio, podremos conducirlos hacia los objetivos de
nuestro espíritu y dejarán de dominarnos.
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APRENDIENDO A GESTIONAR
LAS EMOCIONES
Para Goleman, la Inteligencia Emocional puede organizarse en cinco capacidades
que son:
Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que hoy en día existan trabajos en los que
no sólo valoran el currículum vitae de las personas candidatas a un puesto de trabajo
determinado, sino que también valoran su estado emocional, ya sea a través de dinámicas
grupales, de la grafología, y de otros diferentes tipos de test psicológicos que permiten
conocer e identificar el estado emocional de la persona más allá de sus notas académicas,
referencias y experiencia.
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