Sunstein. Acuerdos Incompletamente Teorizados
Sunstein. Acuerdos Incompletamente Teorizados
Sunstein. Acuerdos Incompletamente Teorizados
How can the members of a society work together with mutual respect while
having deep disagreements between themselves about what is correct and what
is good? To think about this question is to think about those factors that make
social stability possible, a subject that cannot be ignored by judges and cons-
titutionalists. In this article, the American author offers an answer, explaining
how agreements can be reached and decisions made without a complete and
robust theory supporting them. His answer also discusses the virtues and limits
of this path to social consensus.
*
Ésta es la traducción del artículo anterior. Entre varias formas posibles de traducir la expresión
incompletely theorized agreements propuestas a Cass Sunstein, eligió ésta.
1
He tratado estos aspectos en otros lugares: véase Cass R. Sunstein, One Case At A Time
Cambridge: Harvard University Press, 1999; Legal Reasoning and Political Conflict, New York:
Oxford University Press 1996.
Mi sugerencia básica es que, con frecuencia, la gente se pone de acuerdo
sobre prácticas constitucionales, y hasta sobre derechos constitucionales, cuando
no puede ponerse de acuerdo sobre teorías constitucionales. En otras palabras,
ordenamientos constitucionales que funcionan bien tratan de resolver proble-
mas a través de acuerdos carentes de una teoría completa. Estos acuerdos incluyen
a veces abstracciones aceptadas como tales, en medio de desacuerdos severos
sobre casos particulares. Así, quienes están en desacuerdo con la incitación a
la violencia y odian su discurso aceptan un principio general de libre expresión,
y quienes están en contra de las relaciones homosexuales pueden aceptar un
principio abstracto contra la discriminación. Éste es un fenómeno importante
en el derecho constitucional y en política; hace posible la construcción de la
Constitución. Pero acuerdos carentes de una teoría completa a veces incluyen
resultados concretos en vez de abstracciones. En casos difíciles, la gente puede
ponerse de acuerdo en que cierta práctica es constitucional o no lo es, aun
cuando las teorías que subyacen a sus juicios divergen abruptamente.
PRECEDENTE
2006
CASS R. SUNSTEIN
ACUERDOS CARENTES DE UNA TEORÍA COMPLETA
EN DERECHO CONSTITUCIONAL
PRECEDENTE
2006
encontrarse en cuestiones acerca de facultades universitarias, en el lugar de
trabajo y hasta en las familias.
Parece claro que, por fuera del derecho, la gente puede ponerse de acuerdo
en una decisión correcta aunque carezca de una teoría que respalde sus juicios.
Usted puede saber que cuando se suelta un objeto éste cae, que la picadura
de una abeja duele, que el aire caliente se eleva, y que la nieve se derrite,
sin saber exactamente por qué son ciertos estos hechos. Lo mismo ocurre
en lo moral, tanto en lo general como cuando se relaciona con el derecho
constitucional. Usted puede saber que la esclavitud es mala, que el gobierno
no debe acabar con las protestas políticas, que cada persona debe tener sólo
un voto, que está mal si el gobierno expropia su tierra a no ser que pague por
ella, sin tener un exacto o completo conocimiento del porqué de estas cosas.
Los juicios morales pueden ser correctos o verdaderos aunque sean alcanzados
por personas que carecen de una explicación completa sobre ellos (si bien los
que reflexionan sobre lo moral podrían obrar mejor si trataran de ofrecer tal
explicación, punto sobre el cual volveré). Un juez puede saber que el gobierno
que castiga un comportamiento religioso actúa ilegalmente, sin comprender
plenamente por qué este principio se ha convertido en ley. Podemos señalar
entonces un aspecto epistemológico: la gente puede saber que X es verdadero
sin saber plenamente por qué X es verdadero.
PRECEDENTE
2006
CASS R. SUNSTEIN
ACUERDOS CARENTES DE UNA TEORÍA COMPLETA
EN DERECHO CONSTITUCIONAL
Reglas y analogías
Las reglas y las analogías son los dos métodos más importantes para
resolver disputas constitucionales sin obtener un acuerdo sobre principios
fundamentales. Ambos dispositivos —claves en el derecho público de muchas
naciones— buscan promover una meta importante de una sociedad heterogé-
nea: hacer posible la obtención de acuerdo donde el acuerdo sea necesario y hacer
innecesaria la obtención de acuerdo donde sea imposible un acuerdo.
Las personas pueden con frecuencia estar de acuerdo sobre lo que son las
reglas constitucionales aun cuando sólo estén de acuerdo en muy poco más.
Y frente al desacuerdo persistente o a la incertidumbre sobre lo que requieren
la justicia y la moral, las personas pueden razonar sobre casos constitucionales
particulares haciendo referencia a las analogías. Las personas apuntan hacia
los casos en los cuales son firmes las decisiones legales. Proceden a partir de
dichas decisiones firmes hacia las más difíciles. De hecho, así es como tiende
a pensar el común de la gente. 35
En este respecto podemos considerar la discusión del juez de la Corte
Suprema de Justicia Stephen Breyer, sobre uno de los compromisos claves
logrados por los siete miembros de la Comisión de Sentencias de los Estados
3
Unidos. Como lo describe Breyer, un asunto central fue cómo proceder frente
a premisas filosóficas altamente dispares sobre las metas del castigo penal. Al-
gunas personas pidieron a la comisión abordar el castigo con base en “el justo
merecido” —un método que calificaría la conducta criminal en términos de
severidad—. Pero había distintos puntos de vista entre los diferentes comisio-
nados acerca de cómo calificar los distintos delitos. Según el juez Breyer, en
3
Breyer, The Federal Sentencing Guidelines and the Key Compromises Upon Which They Rest,
17 Hofstra L. Rev. 1, 14-19 (1988).
PRECEDENTE
2006
estas circunstancias se podría presentar una extraña manera de deliberación en
la cual los castigos penales se tornarían cada vez más irracionalmente severos,
debido a que algunos comisionados insistirían que el crimen en consideración
sería peor que otros ya calificados. En todo caso, sería improbable que de los
esfuerzos de los siete comisionados se lograra un acuerdo sobre un sistema
racional para calificar los delitos en términos de severidad.
4
Para un manejo popular ver James Surowiecki, The Wisdom of Crowds (2005); un análisis más
técnico, con referencia al Teorema del Jurado Condorcet, puede hallarse en Cass R. Sunstein,
Infotopia: How Many Minds Produce Knowledge (New York: Oxford University Press, 2006).
PRECEDENTE
2006
CASS R. SUNSTEIN
ACUERDOS CARENTES DE UNA TEORÍA COMPLETA
EN DERECHO CONSTITUCIONAL
todos los delitos que hay... Recoja después los resultados entre sus amigos y
observe si concuerdan. Le diré que no”.5
Rasgos de la analogía
37
El pensamiento analógico es constante en el derecho y en la vida diaria.
Las personas proceden analógicamente en sus discusiones de asuntos políticos
5
De acuerdo a como se cita en The New Republic, June 6, 1994, p. 12.
6
Ver Mary Ann Glendon, A World Made Anew (2001).
7
Id. at 51.
8
Id. at 57.
9
Id. at 77 (citando a Maritain); también citado en http://www.catholicculture.org/docs /doc_view.
cfm?recnum=405. [ Nota de Precedente: Los trabajos de filósofos citados más arriba, junto con
el texto oficial de la Declaración Universal de Derechos del Hombre, se encuentran en Los
derechos del hombre. Estudios y comentarios en torno a la nuevas declaración universal, México,
Fondo de Cultura Económica, 1949].
PRECEDENTE
2006
y legales. Usted piensa que el discurso del odio racial no está protegido por
la primera enmienda; ¿quiere decir esto que el gobierno puede silenciar a los
extremistas? Una técnica argumentativa familiar es demostrar inconsistencia
entre lo que alguien exige acerca del caso X a la luz de lo que piensa acerca
del caso Y. La meta es revelar hipocresía o confusión, o forzar al demandante
a que demuestre cómo el compromiso al parecer profundo sobre el caso acerca
del cual los disputantes están de acuerdo puede cuadrar con su punto de vista
sobre un caso en el que ellos están en desacuerdo.
10
Ver Brandenburg v. Ohio, 395 U.S. 444 (1969).
11
Ver Dandridge v. Williams, 397 U.S. 471 (1970).
* Nota de Precedente: El autor se refiere a la Constitución de Estados Unidos que no incorpora
en su articulado, ni en su Bill of Rights o Carta de Derechos, los derechos económicos sociales y
culturales, como sí ocurre en las constituciones contemporáneas, como la colombiana de 1991.
Es importante anotar que la primera Constitución que reconoce los derechos sociales es la
mexicana, en 1917.
PRECEDENTE
2006
CASS R. SUNSTEIN
ACUERDOS CARENTES DE UNA TEORÍA COMPLETA
EN DERECHO CONSTITUCIONAL
De una rápida mirada a estos casos podemos formarnos una idea acerca
de la forma característica del pensamiento analógico en derecho. Parece que
el proceso funciona en cinco pasos simples. (1) Un hecho con forma A —el
caso “fuente”— tiene ciertas características; llámense X, Y y Z. (2) Un hecho
con forma B —el caso “blanco” (target)— tiene características X, Y y A, o
características X, Y, Z y A. (3) En derecho, A es tratado de cierta manera.
(4) En el proceso de pensamiento sobre A, B y sus interrelaciones, se crea o
descubre algún principio que explica por qué A se trata de tal manera. (5) Por
lo que B tiene en común con A, debe ser tratado de la misma manera. Está
bajo el mismo principio.
PRECEDENTE
2006
cosas se pueden decir sobre las analogías. Personas con cargos de autoridad
pueden acordar que una prohibición del matrimonio entre personas de un
mismo sexo es constitucionalmente aceptable, porque es análoga a la prohi-
bición del matrimonio entre tíos y sobrinas; pero la analogía puede estar mal
concebida, puesto que hay diferencias relevantes entre los dos casos y debido
a que las similitudes están lejos de ser decisivas, el que las personas se pongan
de acuerdo en que un caso constitucional A es análogo a un caso B no significa
que estén bien decididos el caso A o el caso B. Quizás el caso A no se debiera
dar por sentado. Tal vez no se debería seleccionar el caso A como fundamento
pertinente para el pensamiento analógico; quizás el caso Z sea más pertinente.
Quizás el caso B realmente no es como el caso A. Los problemas de analogías
y de pensamiento de bajo nivel deberían conducirnos a ser más ambiciosos. Es
posible que seamos empujados en la dirección de una teoría general —y hacia
pretensiones más amplias y tal vez más polémicas— precisamente porque los
pensadores analógicos ofrecen el respaldo de una teoría incompleta e inadecuada
con respecto a similitudes relevantes o a relevantes diferencias.
Esto debería ser suficiente para demostrar que son parciales las virtudes de
las decisiones por regla o por analogía. Pero es improbable que algún sistema
político y de derecho pueda ser justo o eficiente si dispensa con reglas y ana-
logías. De hecho, es probable que ni siquiera sea factible.
PRECEDENTE
2006
CASS R. SUNSTEIN
ACUERDOS CARENTES DE UNA TEORÍA COMPLETA
EN DERECHO CONSTITUCIONAL
Considérense los casos de Europa Oriental, Irak y Sur África, donde las dis-
posiciones constitucionales incluyen muchas provisiones abstractas sobre cuya
especificación concreta se han presentado fuertes disputas. Tales disposiciones
protegen “la libertad de expresión”, “la libertad de religión” y “la igualdad bajo
la ley”, y los ciudadanos están de acuerdo en dichas abstracciones en medio
de la disputa acerca de lo que ellas implican realmente. Mucha legislación
también se hace posible sólo por este fenómeno. Y cuando se hace difícil o
imposible llegar a un acuerdo sobre una Constitución escrita, se debe a que es
difícil obtener consenso sobre las abstracciones fundamentales. Considérese
el caso de Israel, que carece de Constitución escrita porque sus ciudadanos
no han sido capaces de llegar a un acuerdo sobre principios básicos, aunque
se expongan a un alto nivel de abstracción.
PRECEDENTE
2006
claro y presente” es relativamente particular cuando se la compara con la
afirmación de que las naciones deberían adoptar la abstracción constitucional
“libertad de expresión”. “Libertad de expresión” es una abstracción relativa
cuando se la confronta con la afirmación de que son aceptables las leyes sobre
finanzas de campañas, pero la misma expresión es menos abstracta que las
bases que justifican la libertad de palabra, como por ejemplo, el principio de
autonomía personal.
¿Qué podría decirse a favor de los acuerdos que no cuentan con una teoría
completa sobre el contenido de la Constitución, o de los juicios carentes de
teoría completa sobre casos constitucionales particulares? Algunas personas
consideran muy infortunada la teorización incompleta –desconcertante, o re-
flejo de algún problema importante, o falta de agallas, o hasta filistea–. Cuando
las personas teorizan, elevando el nivel de abstracción, lo hacen para revelar
42 sesgos, o confusión, o inconsistencia. Con seguridad los participantes en política
y en derecho constitucional no deberían abandonar este esfuerzo.
PRECEDENTE
2006
CASS R. SUNSTEIN
ACUERDOS CARENTES DE UNA TEORÍA COMPLETA
EN DERECHO CONSTITUCIONAL
permitir que el presente aprenda del futuro, y ahorrar gran cantidad de tiempo
y de costos. Lo que se dice y se resuelve puede ser no más importante que lo
que se deja por fuera. Hay cuatro aspectos aquí.
El primero y el más obvio es que los acuerdos con teoría incompleta sobre
principios y casos constitucionales pueden ser necesarios para la estabilidad
social. Encajan perfectamente en un mundo —especialmente un mundo
legal— que contiene desacuerdos sociales sobre asuntos de gran escala. Sería
difícil obtener estabilidad si estallaran desacuerdos fundamentales en todos
los casos de disputa pública o privada.
Segundo, los acuerdos con teoría incompleta pueden promover dos metas
de una democracia constitucional y de un sistema legal liberal: hacer posible
a la gente la convivencia y permitir que cada uno muestre a los demás cierta
medida de reciprocidad y respeto mutuo. El uso de principios de bajo nivel o
de reglas permite a los jueces en cuerpos de muchos miembros, y por lo tanto
a los ciudadanos en general, encontrar propósitos compartidos y por ende un
modo de vida común, sin producir antagonismo innecesario. Tanto las reglas
como los principios de bajo nivel logran que sea innecesario entrar en áreas
en las que el desacuerdo es fundamental. Quizás aun más importante, los
acuerdos con teoría incompleta permiten a las personas mostrarse entre sí un
alto grado de respeto mutuo, de civilidad o de reciprocidad. Con frecuencia,
las personas comunes están en desacuerdo con cierto grado de profundidad
sobre una cuestión: qué hacer en el Oriente próximo, que hacer con la
pornografía, con los matrimonios entre personas del mismo sexo; y algunas
veces convienen en no discutir mucho el asunto, como un modo de dejar al
arbitrio de cada uno las convicciones fuertes y de mostrar cierta medida de
reciprocidad y respeto (si bien no respeten la convicción particular que está
en juego). Si la reciprocidad y el mutuo respeto son deseables, se sigue que 43
los funcionarios públicos o los jueces, más aún quizás que la gente común,
no deberían desafiar las convicciones más profundas y determinantes de sus
conciudadanos, al menos si esas convicciones son razonables y si ellos no
tienen necesidad de hacerlo.
PRECEDENTE
2006
en errores demostrables de hecho o de lógica, es apropiado refutarlos. También
lo es cuando tales compromisos están basados en el rechazo de la dignidad
básica de todos los seres humanos, o cuando se hace necesario asumir la tarea
de resolver un problema genuino. Pero son muchos los casos que pueden re-
solverse con teoría incompleta, y éste es el material común que se encuentra
en derecho constitucional. Eso es lo que quiero subrayar aquí.
PRECEDENTE
2006
CASS R. SUNSTEIN
ACUERDOS CARENTES DE UNA TEORÍA COMPLETA
EN DERECHO CONSTITUCIONAL
13
Ver Henry Sidgwick, The Methods of Ethics, 7a ed. (New York Dover Publications, 1966), pp.
96-104.
14
Ésta es la tendencia en Ronald Dworkin, Law´s Empire, (Cambridge: Harvard University Press,
1985). Nota de Precedente: El Imperio del Derecho, en edición castellana de Editorial Gedisa.
PRECEDENTE
2006
En resumen, el acuerdo carente de teoría completa puede no ser algo que
deba ser celebrado. Si un juez razona bien, debería tener ante sí una variedad
de otros casos, desde C hasta Z, en los cuales el principio es sometido a prueba
frente a otros y se lo refina. Si es al menos un juez distinguido, experimentará
con cierto “ascenso conceptual”, en el que el pequeño principio más o menos
aislado y de bajo nivel termina haciendo parte de una teoría más general. Esto
podría ser quizás una tarea paralizante, y quizás nuestro juez necesite intentarlo
no con frecuencia. Pero es un modelo apropiado para entender el derecho y
una aspiración apropiada para evaluar las decisiones judiciales y políticas.
Los jueces que insisten en quedarse en un bajo nivel de ambición teórica son
filisteos, y hasta avestruces.
PRECEDENTE
2006
CASS R. SUNSTEIN
ACUERDOS CARENTES DE UNA TEORÍA COMPLETA
EN DERECHO CONSTITUCIONAL
tuvieran cierto tipo de realidad y de dureza de las cuales carecerían los juicios
particulares, o como si las teorías abstractas suministraran las respuestas a las
preguntas de un examen que los juicios particulares, débiles como son, pu-
dieran aprobar o perder. De acuerdo con este punto de vista, las teorías son
reflectores que iluminan los juicios particulares y hacen ver lo que realmente
son. Pero podemos pensar, en cambio, que no hay magia especial en las teorías
o abstracciones, y que las teorías sólo son medios (construidos por humanos)
con los cuales las personas dan sentido a los juicios que constituyen sus mundos
ético, legal y político. Lo abstracto no merece prioridad sobre lo particular, y
ninguno de los dos debe ser tratado como fundamental. Una teoría abstracta
(pobre o cruda) puede simplemente representar una manera confusa de tratar
de dar sentido a los juicios que tenemos sobre casos constitucionales particu-
lares, juicios que pueden ser mejores que la teoría.
Los acuerdos que carecen de teoría completa tienen muchas virtudes; pero
sus virtudes son parciales. La estabilidad, por ejemplo, es un resultado de tales
acuerdos, y por lo común la estabilidad es deseable; pero un sistema constitu-
cional que es estable e injusto debería probablemente hacerse menos estable.
Consideremos dos calificaciones de lo que hasta ahora se ha mencionado.
De ninguna manera se pueden decidir algunas cosas sin introducir una buena
cantidad de algo que haga las veces de teoría. Algunos casos constitucionales
no se pueden decidir bien sin introducir una teoría más ambiciosa. Si hay una
buena teoría disponible (que incluya, por ejemplo, el derecho a la libertad
de palabra) y si se puede persuadir a los jueces de que la teoría es buena, su
aceptación judicial no debería ser tabú.
47
¿Y qué pasa con el desacuerdo? Hasta ahora la discusión se ha enfocado
en la necesidad de convergencia. Tal necesidad existe de verdad; pero no es
la única parte del cuadro. En derecho, como en política, el desacuerdo puede
ser una fuerza productiva y creativa que revela los errores, muestra brechas,
moviliza la discusión y los resultados en buenas direcciones. El orden cons-
titucional estadounidense ha dado gran valor al “gobierno por discusión”, y
cuando el proceso está funcionando bien, esto es cierto para la rama judicial
y también para otras instituciones. Los acuerdos pueden ser el resultado de la
coerción, sutil o no, o de un fracaso de la imaginación.
PRECEDENTE
2006
Los desacuerdos constitucionales tienen muchas fuentes legítimas. Dos de
estas fuentes son de importancia especial. Primero, las personas pueden com-
partir compromisos generales y no estar de acuerdo en decisiones particulares.
Segundo, los desacuerdos de las personas sobre principios generales pueden
producir desacuerdos sobre decisiones particulares y también sobre proposi-
ciones de bajo nivel. Las personas que piensan que un principio de autonomía
da razón de la libertad de expresión, pueden también pensar que el gobierno
no puede regular la veracidad de las propagandas comerciales, –mientras que
quienes piensan que la libertad de expresión es básicamente una idea demo-
crática, centrada en la expresión política, pueden no estar interesados para
nada en proteger la propaganda comercial. La teoría académica puede tener
una función saludable en parte porque pone a prueba los principios de bajo
nivel confrontándolos con exigencias más ambiciosas. Los desacuerdos pueden
ser productivos en virtud de este proceso de examen.
Ciertamente nada malo ocurre si toda persona con una concepción general
razonable coincide con un juicio particular (razonable por hipótesis). Pero si un
acuerdo carece de teoría completa, existe el riesgo de que se equivoquen todos
los participantes en el acuerdo y que por lo tanto la decisión sea equivocada.
También existe el riesgo de que alguien razonable no haya participado, y que
si se lo incluyera se desmoronara el acuerdo. Con el tiempo, los acuerdos de
teoría incompleta deberían estar sujetos al escrutinio y a la crítica. Ese proceso
puede desembocar en un pensamiento más ambicioso del que habitualmente
está implicado en el derecho constitucional.
15
Por lo que Jefferson decía que la turbulencia es “productiva del bien. Previene la degeneración del
gobierno, y nutre la atención general hacia los asuntos públicos. Sostengo que un poco de rebeldía
de vez en cuando es una buena cosa”. Carta a Madison (enero. 30, 1798), reimpresa en: Peterson,
Merrill D., (ed.) The Portable Thomas Jefferson. Viking Press, New York, 1975.
PRECEDENTE
2006
CASS R. SUNSTEIN
ACUERDOS CARENTES DE UNA TEORÍA COMPLETA
EN DERECHO CONSTITUCIONAL
deberían tener una teoría más completa cuando la teoría pertinente es obvia-
mente correcta y cuando esto se le puede demostrar a la gente, o cuando se
hace necesario invocar la teoría para decidir algunos casos. Nada de esto es
inconsistente con lo que he afirmado aquí.
Sería una tontería decir que ninguna teoría general sobre el derecho cons-
titucional o los derechos puede conducir a acuerdos, y aún mayor tontería
sería negar que algunas teorías generales merecen apoyo, y la más grande
de las tonterías sería decir que los acuerdos que carecen de teoría completa
merecen respeto, cualquiera sea su contenido. Lo que parece plausible es algo
no menos importante por su modestia: excepto en situaciones inusuales, y por
múltiples razones, son las teorías generales un fundamento improbable para
la construcción de Constituciones y para el derecho constitucional; y para
los falibles seres humanos son apropiadas la precaución y la humildad sobre
afirmaciones teóricas, al menos cuando múltiples teorías pueden conducir
hacia la misma dirección. Este conjunto más modesto de afirmaciones nos
ayuda a caracterizar los acuerdos carentes de teoría completa como impor-
tantes fenómenos con sus propias virtudes especiales. Tales acuerdos ayudan a
hacer posibles las Constituciones y el derecho constitucional, aun en naciones
cuyos ciudadanos no se ponen de acuerdo sobre muchos de los asuntos más
fundamentales. De esta manera, los acuerdos de teoría incompleta nos ayudan
a iluminar un perdurable rompecabezas constitucional y, por tanto, social:
cómo miembros de diversas sociedades pueden trabajar juntos en términos de
respeto mutuo en medio de agudos desacuerdos sobre lo correcto y lo bueno.
Si existe una solución a este complicado rompecabezas, los acuerdos carentes
de teoría completa son un buen punto de partida.
49
PRECEDENTE
2006