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Conocer Valladolid 2016/2017.

X Curso de patrimonio cultural

Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción

Las Casas de Moneda de Valladolid

JAVIER MOREDA | Arqueólogo

Escribir sobre un tema tan interesante, pero escasamente conocido como es el de las
casas de moneda con las que contó Valladolid supone desde el primer momento un
reto debido a la escasez de estudios sobre el particular. Evidentemente, el taller valli-
soletano no tuvo la misma importancia ni la proyección temporal que otros de la
Corona de Castilla como los de Burgos, Cuenca, Toledo, Segovia o Sevilla; creados
en la Plena Edad Media, los tres primeros extenderán su actividad hasta principios
del siglo XVIII, mientras que el cuarto y último llegarán hasta la instauración de la
peseta como unidad monetaria española en 1868. Pues bien, ni siquiera en estos
casos existen los suficientes estudios, no digamos monografías, que permitan anali-
zar la actividad de las cecas en los diferentes momentos históricos y económicos de
nuestra historia. Tan sólo desde finales del siglo pasado parece que esta tendencia
empieza a variar, publicándose trabajos –muchos de ellos sobre aspectos concretos–
que completan el mosaico de la labor de las Reales Casas de Moneda en Castilla1.

1 Para el caso de la ceca de Valladolid hay que destacar el magnífico trabajo de M.ª Pilar Pérez García
“La Real Fábrica de Moneda de Valladolid a través de sus registros contables”, publicado en 1990, en él se
recoge una abundante información documental sobre el taller de nuestra ciudad. Igualmente, hay que des-
tacar los múltiples trabajos de Glenn Murray Fantom sobre la Casa de Moneda de Segovia o los de Sainz
Varona sobre la de Burgos.

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Las Casas de Moneda de Valladolid

La ceca de Valladolid durante la Edad Media


La apertura del primer taller monetario en la ciudad está íntimamente ligada a los
sucesos de inestabilidad política acaecidos durante el turbulento reinado de Enri-
que IV. En concreto, la guerra civil que entre 1465 y 1468 mantiene contra su her-
mano Alfonso va a propiciar la creación de una serie de talleres monetarios desco-
nocidos hasta ese momento, uno de los cuales será el de Valladolid.
Durante el siglo XV, la ciudad alcanzará un importante desarrollo económico y
demográfico que unido a las dilatadas y repetidas estancias del rey y de la Corte le
va a otorgar un auténtico aire de “capitalidad”. Si a ello se añade la instalación casi
permanente en la villa de la Chancillería y el renombre e influencia de su univer-
sidad, es lógico pensar que Valladolid también quisiera dotarse de una institución
de tanto prestigio e importancia como era una casa de moneda. En este sentido, en
las Cortes celebradas en la ciudad en 1447, aprovechando la demanda de la acuña-
ción de reales de plata y fracciones del mismo, se solicita a Juan II la creación de
una ceca (Petición 18); sin embargo, el rey ordenó la mencionada acuñación, pero
el asunto de la creación del nuevo taller quedó en suspenso2. Habrá que esperar al
reinado de Enrique IV para que le sea concedida dicha merced.
Así, mediante carta del rey fechada el 3 de abril de 1466, se creaba la ceca de Valla-
dolid: “Don Enrique, por la gracia de Dios Rey de Castilla, de León, de Galicia…
Por mas ennoblecer la dicha villa de Vallid con acuerdos de Perlados e Caballeros
e Grandes de los dichos mis Reynos e de los mi Consejo, ordené e mandé que en
la dicha villa de Vallid oviese e se ficiese mi casa de Moneda para labrar en ella las
monedas de or e de plata e de vellón que yo he mandado y mandaré labrar…”3.
Ahora bien, no hay unanimidad entre los estudiosos cuando analizan la intención
del rey al otorgar la prebenda. Para alguno la concesión de privilegios de acuñación
mostraba una actitud interesada: la abundancia de moneda en el reino incrementa-
ba también sus ingresos al basar su funcionamiento en los arrendamientos, toda vez
que mantenía contentos a sus partidarios4; sin embargo, la historiografía más clási-
ca5 cree ver en los beneficios otorgados un reflejo del reconocimiento a la fidelidad
que le demostró su villa natal6 durante los graves disturbios que se produjeron en
este reinado. Valladolid se mantuvo siempre a su lado y contra el partido nobiliario,
reclamando la intervención directa del monarca y entregándole la posesión de la ciu-
dad para que “la señorease como rey y señor de ella”; por ello, no es de extrañar que
el soberano colmara a la villa de privilegios en testimonio de su agradecimiento.

2 ÁLVAREZ PALENZUELA, Vicente Ángel (2012), “Un fallido proyecto de solución de los problemas del
reino: las Cortes de Valladolid de 1447”. En Espacio, Tiempo y Forma. Serie III. Hª Medieval, t. 25, pp.13-42
3 AGS. Escribanía Mayor de Rentas. Leg.519.
4 LADERO QUESADA, Miguel Ángel (2009), La política monetaria de la corona de Castilla (1369-
1497), en la Hacienda Real de Castilla (1369-1504).Real Academia de la Historia. Madrid. pp791-792.
5 García Valladolid; Ortega Rubio; Antolínez de Burgos o Sangrador Vítores.
6 Nació el 5 de enero de 1425 en unas casas propiedad de Diego Sánchez en la calle de Teresa Gil.

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Javier Moreda

En el documento de creación de la nueva Casa de Moneda se estipulan y estable-


cen tanto los miembros y trabajadores que deberían componerla como los privile-
gios y cometidos de los mismos. Ferrand Sánchez de Toledo es nombrado Alcalde
Mayor y Ruy González de Portillo Tesorero Mayor (sustituido en 1470 por Juan
López de Curiel)7. Para las labores intrínsecas de la ceca había que contar con un
ensayador8, un entallador9, un maestro de balanza10, dos guardas11, dos alcaldes,
un alguacil, un triador12, un fundidor, un blanqueador13, un afinador y doscientos
obreros y monederos. De todos ellos se conocen algunos nombres: así, fueron ele-
gidos alcaldes Rodrigo de Morales y Fernand Ruys de Alcaraz, escribano de la Real
Chancillería; los guardas, procedentes del gremio de los mercaderes, serán Pedro de
Aza y García de Dueñas. Las tareas que requerían mayor especialización o un cono-
cimiento específico en el manejo de los metales fueron encomendadas a gentes pro-
cedentes del gremio de plateros: Diego de Curiel fue nombrado ensayador, Rodrigo
fundidor y Duarte entallador y triador14.
Antes de pasar a describir las emisiones de la ceca vallisoletana en este periodo, hay
que tratar sobre su ubicación dentro de la villa y la duración de su actividad. En lo
tocante al establecimiento se conocen pocos datos. La única mención es muy tar-
día y queda recogida en un contrato de arrendamiento fechado en 1524 y renova-
do en 1537; en él se menciona una “Casa de Moneda” situada en la calle de
Corralejos, detrás de las casas contiguas a las de Alonso Berruguete en la calle de
San Benito. Esta circunstancia, unida a que la actual del Doctor Cazalla se deno-
minó en su momento de la Moneda, permite suponer en ella su sede15.
En cuanto al periodo durante el cual esta ceca se mantuvo abierta, cabe señalar que
no se conoce la fecha exacta en la que cesó su producción, aunque quizás esté rela-
cionado con la Pragmática de Segovia de 1471 a través de la cual se intentó poner
coto a la caótica política monetaria castellana mediante, entre otras medidas, el cie-
rre de todos los talleres salvo las seis cecas reales tradicionales: La Coruña, Burgos,
Cuenca, Segovia, Toledo y Sevilla.

7 PÉREZ GARCÍA, M.ª Pilar (1990), La Real Fábrica de Moneda de Valladolid a través de sus registros
contables. Universidad de Valladolid. Salamanca, p. 40
8 El encargado de verificar la ley o contenido de metal fino de la moneda.
9 El encargado de grabar los cuños.
10 Encargado del control de peso de las monedas. También comprobaba que las piezas admitidas, más
las no admitidas y los posibles fragmentos producidos en el proceso coincidieran en peso con lo entregado
para monedear.
11 Representantes del rey en la ceca. También eran los encargados de guardar los cuños al finalizar la
jornada.
12 En este caso era el encargado de controlar la calidad de la acuñación en cuanto a su aspecto físico.
13 Encargado de la limpieza de los cospeles (disco monetario sin acuñar) mediante procesos químicos.
14 AGS. Escribanía Mayor de Rentas. Leg. 519.
15 FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M.ª Rosario (1985), Edificios municipales de la ciudad de Valladolid de
1500 a 1561. Valladolid, p. 99

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Las Casas de Moneda de Valladolid

Localización de la ceca de Valladolid. Reinado de Enrique IV (1454-1474).

Las monedas emitidas en este periodo de actividad se labrarán en los tres metales
recogidos en la carta de fundación, es decir, oro, plata y vellón; para su individuali-
zación se marcarán con las armas de la ciudad (escudo con girones) o con las letras
VA o V. Así, en oro va a fabricar doblas con un nuevo tipo denominado “Enrique de
silla”16, una ley teórica de 23 ¾ quilates17, talla de 50 piezas en marco18 y valor de
210 maravedís (si bien valor y ley no dejarán de oscilar durante todo el reinado)19.
El nuevo modelo, con evidentes paralelos en las acuñaciones áureas francesas coe-
táneas20, presenta en el anverso la imagen frontal del rey entronizado, coronado,
portador de los símbolos de la realeza –orbe y espada– y con un león tendido a los
pies; todo ello se sitúa dentro de una gráfila de puntos y está rodeado por la leyenda
ENRICUS: CARTUS: REX: CA. El reverso, por su parte, muestra un cuartelado de

16 Este apelativo es el que se recoge en la documentación de la época, denominándose “enriques de


silla baxa” o ”enriques de silla alta” siendo los primeros- denominados sevillanos- más antiguos que los
segundos llamados toledanos.
17 980 milésimas
18 El marco castellano es equivalente a 230 gramos, por lo que cada ejemplar tiene un peso teórico
de 4,60 gramos .
19 Los enriques de silla alta se labrarán con ley de 18 quilates. Por su parte el enrique tendrá un valor
de 280 maravedís en 1461, 300 en 1465 y 310 en 1469.
20 Las acuñaciones con la figura entronizada del rey se dan en Francia desde el reinado de Felipe III
(1270-1285) hasta el de Carlos VII (1422-1461).

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Javier Moreda

castillos y leones con las marcas de ceca arriba y abajo (V gótica y escudete con giro-
nes, respectivamente); la gráfila que lo rodea es similar a la anterior y la leyenda
reza en este caso +ENRICUS: DEI: GRACIA: REX: CA.21.
Las acuñaciones argénteas se realizarán en moneda con valor de real. Este tipo
monetario, creado por Pedro I en 1351, se va a convertir en la base de la circula-
ción monetaria castellana en plata hasta el reinado de Isabel II. Creado en origen
con una ley de 11 dineros y 4 granos (931 milésimas) y una talla de 66 piezas en mar-
co (3,48 gramos cada pieza),
se mantendrá estable durante
los siguientes reinados; sin
embargo, durante el gobierno
de Enrique IV va a sufrir cier-
to envilecimiento de su conte-
nido de metal noble, tal y co-
mo se desprende de una carta
fechada el 20 de noviembre
de 1468 en la que se ordena la
acuñación de reales de idéntica
ley a la de los antiguos, pero
con una talla de 67 piezas en Dobla de “Enrique de silla”. Ceca de Segovia.
marco (3,43 gramos cada real).
Durante el reinado del men-
cionado monarca se emitirán
dos tipos claramente diferen-
ciados: los primeros reales
mantendrán el busto del rey,
pero a partir de 1471 será susti-
tuido por sus iniciales (HEN)
bajo corona, un modelo con
larga tradición ya establecido
en las primeras acuñaciones
de este valor.
Los ejemplares fabricados en Real de busto. Ceca de Sevilla.
Valladolid corresponden al
primer tipo, con el busto
coronado del rey de perfil en el anverso, a izquierda, dentro de una orla compues-
ta por ocho semicírculos y rodeado por la leyenda +ENRICUS CARTUS DEI
GRACIA REX C; en el reverso, al igual que en la moneda de oro, se graban el tra-
dicional cuartelado de castillos y leones enmarcado por orla similar a la del anver-
so y la leyenda +ENRICUS DEI GRACIA REX CASTELLE LEGIO22.

21 Tanto en las leyendas del anverso como del reverso existen numerosas variantes.
22 Como en el caso de la moneda de oro, en las leyendas de los reales existen multitud de variantes.

[55]
Las Casas de Moneda de Valladolid

Por último, durante este periodo la Casa de Moneda de Valladolid labrará en gran-
des cantidades piezas de vellón, con valores de cuarto de real –cuartillos– y octa-
vos de real –medios cuartillos—23. Estos ejemplares presentan un tipo relativamen-
te novedoso dentro de la moneda castellana pues muestran en el anverso una
imagen frontal del monarca coronado24, dentro de un círculo de puntos y rodea-
do de la leyenda ENRICUS: CARTUS: DEI: G. El reverso, por su parte, se ocupa
con un castillo de tres torres y
la marca de ceca –VA góticas
o escudo de la ciudad– en su
base; la orla se compone de
ocho semicírculos y la leyen-
da indica +ENRICUS: DEI:
GRACIA: REX25.
El rey intentaba así disponer
de una masa monetaria im-
prescindible para efectuar los
pagos en un momento de difi-
cultades políticas y escasos re-
Cuartillo de Enrique IV. Ceca de Villalón.
cursos financieros; a medida
que estos se fueron agravando
se rebajó progresivamente la ley
de estas piezas, incluso a costa de crear una inflación galopante de moneda deva-
luada que terminó por expulsar de la circulación interna al oro y la plata. Las pala-
bras de Juan de Varela, cronista de la época, describen perfectamente la situación de
la moneda de vellón en este periodo: “Enrique IV ordenó la acuñación de moneda
con una ley mucho menor que la del rey Juan, su padre, o que la del rey Enrique, su
abuelo. Y ordenó dicha acuñación con el fin de obtener un beneficio, a costa de ge-
nerar un gran daño a sus súbditos”26; efectivamente, estos tipos monetarios, creados
al parecer a inicios del reinado27 con una pureza de 208 milésimas28 y una talla de
62 piezas por marco (cuartillo de 3,71 gramos), pasaron a tener en 1468 una pureza
de 188 milésimas y una talla de 70 en marco (unos 3,28 gramos por pieza)29.

23 Estas monedas son citadas en el preámbulo de la ordenanza monetaria de 22 de mayo de 1462.


24 Hasta este momento este tipo de representación sólo se había dado en un cornado de Pedro I acu-
ñado en Burgos y en los reales de ½ maravedí de Enrique II acuñados entre 1369 y 1373 en diferentes cecas
castellanas.
25 Como en el caso de las acuñaciones de oro y de plata, existen numerosas variantes en las leyendas.
26 MACKAY, Angus (1981): Money, Prices and Politics in Fifteenth-Century Castile. Londres, Royal His-
torical Society, p. 66.
27 SAÍNZ VARONA, Félix Ángel (1982), “La moneda de vellón de Enrique IV. La Ordenanza de 1462”.
Boletín de la Institución Fernán González, 2º sem. num. 61. Burgos. p.236.
28 En la documentación se cita 60 granos (2 dineros y 12 granos).
29 También citada en granos, en concreto 54 granos (2 dineros y 6 granos).

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Javier Moreda

Aunque en las Cortes de Ocaña de febrero de 1469 se consiguió que el rey parali-
zase la acuñación de cuartos30, esta orden no duró mucho, pues en agosto de ese
mismo año mandaba de nuevo reanudar la fabricación y, según órdenes reservadas
a las cecas, con una ley aún más baja (132 milésimas)31 pero idéntica talla. Todo ello
produjo lógicamente una inundación de circulante de muy baja calidad y, como
consecuencia, una necesidad de saneamiento y estabilización de la masa monetaria
que según Ladero Quesada: “…sólo podía ser una brusca baja del valor legal de cir-
culación del vellón, como ya había ocurrido exactamente cien años atrás, para ajus-
tarla a las realidades de oferta y demanda vigentes, aun con el daño que ello causa-
ra a quienes lo tuviesen en su poder en aquel momento. A esta tarea, de nueva y
penosa estabilización, se dedicarían las reformas de 1471 y 1473, en las que ya no se
alude, claro está, a la escasez de moneda «menuda» en circulación, sino a su falta de
calidad. Conviene añadir que no se trata de una estabilización promovida por inte-
reses nobiliarios, sino que es la salida obligada del caos…”32. Ahora bien, para
alcanzar la solución definitiva hubo que esperar hasta las reformas de 1476 y 1480
promovidas por los Reyes Católicos y, sobre todo, a la Pragmática de Medina del
Campo de 1497 que inició una nueva época en la historia monetaria de Castilla y
cuyos preceptos se mantendrán inamovibles largo tiempo.

La Real Casa de Moneda de Valladolid en la Edad Moderna


Tras el cese en la fabricación de moneda, como consecuencia de las reformas dicta-
das en Segovia en 1471, será necesario esperar más de setenta años para que Valla-
dolid intente recuperar ceca propia. El Regimiento de la ciudad inició en enero de
1554 gestiones en ese sentido, tal y como se indica en el Libro de Actas de la corpo-
ración, argumentando que “…aya casa de moneda en esta villa… por ser esta villa
tan principal en estos Reynos y estar casi en medio dellos y Residir en ella ordinaria-
mente el presidente y oidores… y muchos grandes y prelados y caualleros y otras
muchas gentes assi naturales como estrangeros destos Reynos y estar tan cerca de
todas las ferias principales que ay en ellos y donde se hacen pagos seria cosa muy con-
viniente… al bien y pro común destos Reynos que hubiese en ella vna casa donde se

30 LADERO QUESADA, Miguel Ángel (1988), “La política monetaria de la corona de Castilla (1369-
1497), en la Hacienda Real de Castilla (1369-1504)”. España Medieval nº 11. Universidad Complutense.
Madrid, p. 107.
31 Ley de 38 granos (1 dinero y 14 granos).
32 LADERO QUESADA, Miguel Ángel (1988), ob. cit., p. 110.

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Las Casas de Moneda de Valladolid

labrase moneda de oro y plata y vellón como se labra en las casas de moneda que ay
en otras ciudades destos Reynos que no son tan cómodas para ello como esta villa y
que por Residir en ella la mayor parte del tiempo… corte y consejo se podría traer
a labrar en ella mucha parte del oro y plata que… viene de las yndias pues necesa-
riamente se ha de labrar moneda de ello… y que se traería con menos costa a esta
villa para labrar la moneda en ella que a otras ciudades donde ay casas donde se
haze y que dello Redundaría gran bien y provecha a… súbditos y naturales por que
con mas facilidad y presteza se podrían socorrer de dineros para ayuda a las nece-
sidades que se les ofreciesen y esta villa seria mas poblada y ennoblecida”33.
Aunque los trámites ante la Corte debieron efectuarse urgentemente, diferentes pro-
blemas técnicos con el sistema de acuñación que había de emplearse retrasaron la
aprobación de reapertura de la ceca hasta el 2 de julio 1559, cuando doña Juana,
gobernadora del reino en ausencia del monarca, otorgó la merced de concesión en
la que se especificaban los requisitos del nuevo taller. En cuanto a la construcción
que había de alojar la institución, en el documento se facultaba al regimiento de la
villa para “…que podáis elegir el sitio que fuere nescesario para edificar la dicha casa
de moneda en la parte que os paresciere que es más conbiniente para ello y si no se
vbiere tal en lo que es público y concegil le podays comprar de la persona que lo
tubiere en el prescio que os concertaredes y pagar de los propios y Rentas desta villa
lo que costare y lo que se gastare en el hedificio de la dicha casa y en todas las otras
cosas que fuesen necesarias para ella y para labrar moneda en ella…”34
La ceca, que recibirá el título de Real Fábrica de Moneda, se va a establecer en un in-
mueble de nueva construcción en la calle de San Lorenzo, junto a la sacristía de la
iglesia. Apenas hay noticias sobre el edificio, tan solo una breve descripción del his-
toriador vallisoletano Casimiro González: “…ofrecía al exterior un hermoso y ele-
gante pórtico de piedra, compuesto de puerta de arco entre dos columnas de orden
corintio y sobre aquella la inscripción Real Casa de Moneda y el escudo de armas
reales. En el interior constaba de tres pisos con extensos locales dotados de luces,
ventilación y artefactos necesarios…”35. En este punto cabe señalar que las cecas
castellanas habían estado acuñando hasta 156636, a excepción de la moneda de oro,
los tipos y modelos establecidos en la Pragmática de Medina del Campo de 1497,
cuando por los Decretos de Nueva Estampa37cambia la iconografía de las piezas.
La nueva ceca, cuya marca identificativa serán los girones del escudo de la ciudad, no
comenzó su andadura hasta el 12 de agosto de 1568 cuando el privilegio tuvo con-
firmación real. Las monedas se labrarán únicamente según la técnica denominada

33 FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M.ª Rosario (1985), ob. cit., p. 95


34 FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M.ª Rosario (1985), ob. cit., p. 98
35 GONZÁLEZ GARCÍA-VALLADOLID, Casimiro (1900), Valladolid, sus recuerdos y sus grandezas
Tomo I, Valladolid, p. 615
36 Hacía diez años de la subida al trono de Felipe II.
37 Las leyes o Pragmáticas “de nueva estampa” de 1566 están fechadas el 23 de noviembre para las
monedas de oro y plata, y el 14 de diciembre para la de vellón.

[58]
Javier Moreda

Localización de la ceca de Valladolid en la calle de San Lorenzo durante el reinado de Felipe II


(1556-1598).

“acuñación a martillo”38, con “…cuño y ley e peso e valor y según y de la manera


que se labra e acostumbra y puede e deve labrar en las otras casas de moneda des-
tos mis Reinos…”39 y los tipos recogidos en la “nueva estampa” por la que el monar-
ca establecía: “se labre moneda de oro i plata de nuestro nombre, cuño i armas Con-
forme a la estampa que a las dichas casas de la moneda se les embía”.
En oro, esta ceca fabricará piezas de 1, 2 y 4 escudos con ley de 22 quilates (917 mi-
lésimas), talla de 68 en marco (escudo de 3,38 gramos) y un valor teórico de 400
maravedís40, manteniendo así, a excepción de su tasación, las características esta-
blecidas para esta moneda desde su creación en las Cortes de Valladolid de 153741.
El nuevo diseño presentaba en el anverso un escudo coronado con todas las armas
reales42, flanqueado por las marcas de ceca, ensayador y valor, y rodeado de la le-
yenda PHILIPPVS DEI GRATIA; el reverso se ocuparía con la cruz de Jerusalén
dentro de orla de cuatro semicírculos y la leyenda HISPANIARVM REX.
En cuanto a la moneda de plata, se mantendrán las particularidades establecidas
por los Reyes Católicos: ley de 11 dineros y 4 granos (930,5 milésimas), talla de 67

38 La llamada acuñación “a martillo” consiste en la colocación de un cospel o disco de metal entre


un cuño fijo (pila) y otro móvil (troquel); sobre este último, el monedero golpeaba con un martillo.
39 PÉREZ GARCÍA, M.ª Pilar (1990), ob. cit., p.179
40 En 1583 se tasaba ya en 440 maravedís y 612 en 1643.
41 El valor del escudo en origen era de 350 maravedís.
42 En el que se recogen tanto las armas hispánicas como las de posesiones europeas.

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Las Casas de Moneda de Valladolid

piezas por marco (reales de 3,43 gramos de peso) y valor de 34 maravedís. Con estas
especificaciones se emitirán los valores de ½, 1, 2, 4 y 8 reales (fundamentalmente
los más altos)43 hasta el año 1600 cuando, sin llegar a desaparecer, el volumen de
acuñaciones en ambos meta-
les disminuya considerable-
mente.
Estos ejemplares contarán con
un anverso similar a los de oro:
escudo coronado y marcas de
garantía, pero acompañados en
los valores más altos por la le-
yenda PHILlPPVS D G HlS-
PANIARVM; el reverso lleva
un cuartelado de castillos y leo-
nes, rodeado por la inscripción
4 escudos sin fecha de Felipe II. Valladolid.
ET INDIARVM REX. Excep-
cionalmente, en la pieza de
medio real, el escudo será sustituido por el monograma coronado del rey, con el rever-
so sin cambios. Estos tipos se van a mantener inalterados durante los reinados pos-
teriores; variará en buena lógica el nombre del monarca, pero siempre aparecerán
reflejadas las marcas de garantía (ceca, valor, ensayador) y, a partir de 1590, la fecha.
Una mayor variedad se va a dar en la moneda de vellón ya que habrá de adaptarse
a las necesidades y fluctuaciones de la economía castellana. Durante el reinado de
Felipe II se pueden distinguir cuatro emisiones diferentes en este metal, divisor de
la moneda de plata y base de la circulación interior, en las que su contenido de
metal noble oscilará constantemente.
La primera de ellas mantiene el nombre de los Reyes Católicos; perdurará hasta
1566 por lo que no llega a fabricarse en la ceca de Valladolid que, como ya se ha
señalado, retoma su actividad en 1568.
La segunda, cuyo nacimiento se debe a la Pragmática de 14 de diciembre de 1566,
corresponde a una emisión de vellón rico y es la primera que lleva el nombre de
Felipe II. La ceca vallisoletana pondrá en marcha este tipo en 1568, con un volumen
de 12.000 marcos44 en moneda nueva para ayudar a la reconstrucción de los barrios
destruidos por el incendio45. La importancia de la Pragmática no se reduce tan sólo
a un cambio en la tipología, sino también a la innovación en el sistema monetario,
pues con ella se pretende crear numerario armónico entre los diferentes valores.

43 La preferencia por los valores altos dimana del intento por ahorrar tiempo y trabajo en el proce-
so de acuñación, pues para la misma cantidad de metal se requería de un número menor de cortes y gol-
pes de cuño que los necesarios para las denominaciones más bajas.
44 1 marco son 230 gramos, es decir, se acuñaron unos 2.760 kilogramos en monedas.
45 BENNASSAR, Bartolomé (1983), Valladolid en el siglo de oro. Una ciudad de Castilla y su entorno
agrario en el siglo XVI. Valladolid, p. 230

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Javier Moreda

Para ello, ley y peso de las nuevas monedas fueron sustancialmente modificados
mediante el aumento de la cantidad de plata y la reducción del peso, convirtién-
dose así en 2 y ½ dineros y 2 granos (215,2 milésimas) frente a la pureza metálica
legal de 5 y ½ granos (19,9 milési-
mas) de las anteriores. Una excep-
ción a esta norma va a ocurrir con
las blancas, fabricadas con menor
ley y mayor peso: 4 granos de plata
(13,8 milésimas) y 220 piezas en
marco, es decir 1,04 gramos cada
una de ellas. Se emitieron 8 y ½
maravedís (cuartillos de 2,87 gra-
mos), 4 maravedís (cuartos de 1,35
gramos), 2 maravedís (medios
cuartos u ochavos de 0,67 gramos)
y blancas. En cuanto a la icono- 8 reales sin fecha de Felipe II. Valladolid.
grafía de estos ejemplares, consiste
en la representación de un castillo
en el anverso, rodeado por la le-
yenda PHILIPPVS DEI GRATIA,
y un león en el reverso e HISPA-
NIARVM REX alrededor. Ambas
figuraciones se incluyen dentro de
un escudo en los cuartillos y una
orla polilobulada en los cuartos;
los ochavos no cuentan con deli-
4 reales de 1592 de Felipe II. Valladolid.
mitación. Mientras tanto, en las
blancas se graba el monograma del
rey PHILIPPVS en el anverso y un castillo en el reverso. Esta emisión satisfizo las
necesidades del mercado castellano, pues paliaba la escasez de numerario de bajo
valor que se venía arrastrando desde el reinado de Carlos I y que
había sido reiteradamente solicitado por las Cortes. Ahora
bien, supuso igualmente el inicio del empleo de la moneda
de vellón como recurso financiero para acrecentar los
ingresos de la Hacienda a través de dos medidas: el “seño-
reaje”, un nuevo impuesto establecido en noviembre de
1566 por el cual se gravaba la fabricación de moneda46, y la
diferencia entre el valor intrínseco y extrínseco de
esta moneda. Al analizar sus características es posible
2 reales de Felipe II. Valladolid. apreciar que el valor libratorio era notablemente

46 Gracias a este impuesto, establecido en noviembre de 1566, el rey cobrará un porcentaje de todo
el metal acuñado en las cecas del reino. En principio se tasó en 400 maravedís por marco de oro, 50 por el
de plata y 34 por cada uno de vellón rico.

[61]
Las Casas de Moneda de Valladolid

superior al metálico, pues el coste de este último y los impuestos derivados de la


acuñación suponían 632 maravedís por marco frente a los 680 de su valor nominal
una vez convertido en moneda47.
La amonedación se arrendó a par-
ticulares a través de licencias rea-
les, una circunstancia que no
habría sido posible si el margen
de beneficio ofrecido no hubiera
resultado verdaderamente consi-
derable. Mediante este sistema se
conseguía además que la Hacien-
da Real obtuviera liquidez inme-
diata y se ahorrase los costes deri- Cuartillo (8 y ½ maravedís) de Felipe II. Valladolid.
vados de la acuñación. El cese de
este tipo monetario es difícil de
establecer, pues desde 1572 no
aparece en la documentación de
las cecas. Podría resultar plausible
que su emisión hubiera sido lo su-
ficientemente amplia como para
satisfacer la demanda del merca-
do48, pero en las Cortes de Ma- Cuarto (4 maravedís) de Felipe II. Valladolid.
drid de 1583-85 se solicita nueva-
mente la labra de numerario de
vellón para solventar la escasez reinante49; cabe
pensar por tanto que desde 1572 no se había
vuelto a fabricar. El motivo podría estar rela-
cionado con la extendida falsificación de la mo-
neda de vellón rico, pues proporcionaba buen
margen de beneficio, sobre todo si los defrau-
Blanca de Felipe II. Valladolid.
dadores rebajaban el contenido de plata; qui-
zás, en un intento de acabar con este problema,
la Corona decidió suspender su acuñación50.
De las cuatro emisiones en vellón del reinado de Felipe II, la Casa de Moneda valli-
soletana se dedicará también a la fabricación de piezas de 2 maravedís y blancas51

47 DE SANTIAGO FERNÁNDEZ, Javier (1999), “La política monetaria en Castilla durante el reinado
de Felipe II”. Indagación nº 3. Universidad de Alcalá de Henares. Madrid, p. 95.
48 DE SANTIAGO FERNÁNDEZ, Javier (1999), ob. cit., p.95.
49 DE SANTIAGO FERNÁNDEZ, Javier (1999), ob. cit., p.95.
50 DE SANTIAGO FERNÁNDEZ, Javier (1999), ob. cit., p.96
51Teóricamente, se tenían que realizar también piezas de 4 maravedís pero, al parecer, la ceca valli-
soletana no llegó a emitirlas.

[62]
Javier Moreda

pertenecientes al tercer tipo. Acuñadas probablemente a partir de 1580, contienen


una ley mucho más baja que las anteriores pues solo se incluirán en la aleación 4
granos de plata (14 milésimas) y talla de 110 maravedís por marco; así, los 2 mara-
vedís van a contar con un peso teórico de 4,18 gramos, mientras que las blancas
pesarán 1,04 gramos. Genéricamente, las primeras presentan en el anverso un casti-
llo dentro de un círculo de puntos y la leyenda PHILIPPVS DEI GRATIA; el rever-
so contiene un león coronado, igualmente dentro de círculo de puntos, y la leyen-
da HISPANIARVM REX52. Sin embargo, tanto la ceca de Valladolid como las de
Burgos y La Coruña, aun manteniendo la tipología descrita, escribirán por primera
vez en la historia las leyendas en castellano: DON PHILIPPE/REI DE HESPANA.
Por su parte, las blancas mantienen los tipos y la talla descritos en el vellón rico.
Esta nueva emisión debió ser muy abundante, tal y como se desprende de las que-
jas de las Cortes durante la década de los ochenta, en las que se llega a solicitar al
monarca el cese de estas emisiones con el argumento de “…que eran grandes los
daños e inconvenientes que se siguen de la mucha moneda de vellón que ahora hay
y corre por el reyno, y que importaría que se dexase de labrar y no se diesen licen-
cias para ello …”53. El 22 de mayo de
1591 el rey ordenó suspender la acuña-
ción de vellón y no reemprenderla sin
permiso expreso.
Finalmente, la cuarta y última emisión de
este reinado, situada entre 1597 y 1598,
no tendrá transcendencia para Valladolid,
pues su acuñación se llevará a cabo exclu-
sivamente en la ceca de Segovia.
2 maravedís de Felipe II. Valladolid. Las decisiones sobre los asuntos moneta-
rios que se adoptarán durante los reina-
dos de Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700) van a
favorecer la especialización del taller vallisoletano, pues sus acuñaciones se centra-
rán en la moneda de cobre y en el resellado de la misma; también, pero en menor
medida, se emitirá algo de oro y plata con los tipos establecidos por Felipe II.
Durante todo este largo período, uno de los problemas más acuciantes del Estado
fue cómo obtener dinero para sufragar los ingentes gastos de la monarquía y los
compromisos bélicos en el exterior. La alteración de la moneda de vellón resultó
una de las soluciones elegidas; de esta forma se pudieron modificar el peso, la ley
o el valor y obtener ingresos rápidos para la Corona54.

52Con este tipo de leyendas se acuñaron en las cecas de Cuenca, Granada, Segovia y Toledo.
53DE SANTIAGO FERNÁNDEZ, Javier (2001), “El documento monetal de vellón en el reinado de Felipe
II: su ordenación y trascendencia”. Revista General de información y Documentación. Vol. 11 (2), pp.117-140.
Madrid, p. 132.
54 GARCÍA GUERRA, Elena María (1999), “Las acuñaciones de moneda de vellón durante el reinado
de Felipe III”. Estudios de Historia Económica nº 38. Banco de España. Madrid, p. 11

[63]
Las Casas de Moneda de Valladolid

En este aspecto se optó por la solución más fácil: doblar el valor de la moneda de
vellón y suprimir la liga de plata que contenía. El primer intento de introducir estos
cambios lo llevó a cabo Felipe II en 1596, si bien la oposición de las Cortes lo dejó
sin efecto en 1597; para guardar las apariencias, la última emisión del “rey pruden-
te” va a contar con una ley de tan solo un grano de plata por marco de cobre acuña-
do (ley de 3,47 milésimas).
Su sucesor Felipe III dispondrá el 13 de junio de 1602 que la moneda de vellón
acuñada a partir de ese momento no llevase liga de plata y contase con la mitad de
peso y tamaño55. Y, por si no fuera suficiente, en una cédula de 18 de septiembre
de 1603 se ordenaba que todo el vellón acuñado con anterioridad a 1602 doblara
su valor mediante la estampación de un resello.
Se van a emitir grandes cantidades de monedas en cobre puro, denominadas vellón
grueso o calderilla56 salvo las labradas en el Real Ingenio de Segovia. Inspiradas en
la última emisión de Felipe II, iconográficamente responden a los siguientes dise-
ños: las piezas de 8 maravedís graban en el anverso un escudo coronado con las
armas de Castilla, flanqueado a izquierda y derecha por la marca de ceca y el valor
en cifra romana; todo ello se rodea de círculo de puntos y la leyenda PHILI-
PPVS.III.D.G. El reverso cuenta con las armas de León dentro de escudo corona-
do, la fecha de acuñación a su derecha, un círculo como el del anverso y la leyen-
da HISPANIARVM.REX. Por su parte, los 4 y 2 maravedís presentan, dentro de
círculo y leyenda idéntica a la de 8 maravedís, un castillo en el anverso y las mar-
cas de ceca y valor a los lados; en el reverso, un león rampante inscrito en un cír-
culo y alrededor la misma leyenda que en el valor superior y la fecha.
Valladolid acuñará a martillo piezas de 2, 4 y 8 maravedís en cantidades muy desi-
guales durante los reinados de Felipe III y Felipe IV. Así, en el gobierno del prime-
ro, concretamente en 1602, la ceca se centrará en la moneda de 2 maravedís57, aun-
que se va a producir un parón que durará hasta 1604-1605 cuando se retoma una
considerable acuñación de piezas de 8 maravedís y el resello58 de una importante
cantidad de vellón viejo.
En 1608, en respuesta a una petición de las Cortes de Madrid del año anterior, el
rey suspendió por un período de veinte años la acuñación de moneda de vellón, a
cambio de otorgarle un servicio59 de diecisiete millones y medio de ducados abo-
nados en siete años. Pese a la prohibición, en 1612, los procuradores permitieron

55 A partir de este momento se labrarán con una talla de 280 maravedís por marco.
56 Apelativo popular porque las monedas estaban hechas del mismo material que los calderos.
57 En esta primera se acuñarán 80.000 marcos de cobre (PÉREZ GARCÍA, M. P., 1990, ob. cit., p. 70).
58 En este caso, la cantidad de cobre acuñado ascendió hasta 240.613 marcos. Por su parte, el rese-
llo de vellón antiguo, considerando su valor antes de efectuar la operación, ascendió a 242.627.149 mara-
vedís (PÉREZ GARCÍA, M. P., 1990), ob. cit., p. 70.
59 El denominado servicio era una concesión dineraria votada por las Cortes, entendida como un sub-
sidio temporal otorgado en caso de emergencia; sin embargo, el paso del tiempo y la disminución de los
ingresos por otros conceptos hicieron que se transformase en un tributo regular.

[64]
Javier Moreda

la labra de 80.000 marcos de cobre que habían quedado preparados en la ceca de


Segovia al paralizarse las acuñaciones60. Esto va a crear un precedente que será uti-
lizado en julio de 1617 cuando el monarca, acuciado por una grave situación finan-
ciera, presione a las Cortes para que anulen la suspensión adoptada años atrás. Se
concederá una autorización para
emitir ochocientos mil ducados
en vellón; seis meses después, el
12 de enero de 1618, las Cortes
otorgarán además consentimien-
to para la fabricación de un mi-
llón de ducados más61, siempre
y cuando no se sobrepasase di-
cha cantidad (como venía siendo
costumbre, el rey no cumplió su
palabra y se superó con creces lo 2 maravedís de Felipe III. Valladolid, 1602.
autorizado, acuñándose entre
1616 y 1619 cerca de cuatro mi-
llones y medio de ducados)62.
En ese período, el taller valliso-
letano se encargará de amonedar
importantes cantidades de cobre
en los valores de 8 y 4 maravedís.
A pesar de que en 1619 vuelven
a prohibirse las acuñaciones de
vellón durante otros veinte años, 8 maravedís de Felipe III. Valladolid, 1619.
se conocen monedas fechadas en
1620; no se ha hallado docu-
mentación que lo justifique, pero
quizás el incumplimiento pueda
deberse no sólo a los beneficios
que reportaba esta actividad a las
arcas reales, sino también al in-
tento de dar salida a los ejempla-
res que se encontraban en la ce- 4 maravedís de Felipe III. Valladolid, 1619.
ca al llegar la orden de cese.

60 La moneda que se emitía en virtud de esta disposición no habría de ponerse libremente en circu-
lación, sino que iría destinada a pagar a los jornaleros y demás personal que habían trabajado por cuenta
de la Junta de Obras y Bosques en el mantenimiento de las residencias reales.
61 GARCÍA GUERRA, Elena María (1999), ob. cit., p.131.
62 GARCÍA GUERRA, Elena María (1999), ob. cit., p.134. En concreto esta autora señala la cantidad
de 4.453.527 ducados.
63 Pregón de 8 de mayo de 1626. En el período de 1621-1626 las cecas castellanas acuñarán un total
de 18 millones de ducados en monedas de cobre.

[65]
Las Casas de Moneda de Valladolid

La ascensión al trono de Felipe IV en 1621 sucede en un momento en que la situa-


ción financiera de la Corona atraviesa un período muy delicado debido a los enor-
mes desequilibrios presupuestarios, no alcanzando los ingresos ni el 6% del presu-
puesto de gasto establecido para ese año. Una de las soluciones adoptadas, en la
línea del reinado anterior, fue mantener la emisión de moneda de vellón dado el
elevado beneficio que proporcionaba a la Real Hacienda por el “señoreaje”; así,
uno de los primeros decretos ordenaba el 24 de junio de 1621 la labra de cuatro
millones de ducados. Hasta 1626, las acuñaciones de este tipo monetario no deja-
rán de aumentar, pero nuevas presiones de las Cortes las paralizarán por otra vein-
tena de años63. En este período, la Real Casa de Moneda de Valladolid alcanzará
la máxima producción, fabricando monedas de 4 y 8 maravedís en una cuantía am-
pliamente superior a la de los reinados anteriores64.
A partir de 1626 son constantes las disposiciones que alteran el valor de la mone-
da circulante mediante resellos; así, por ejemplo, en 162865 se reduce su valor a la
mitad del nominal, volviendo al que poseía con anterioridad a 1602. En 1636 se le
triplica el valor, con la justificación de que las monedas de cobre estaban sobreva-
loradas con respecto a las que contaban con liga de plata; los particulares habrían
de llevarlas a las cecas para su resello y se les devolvería la misma cantidad nomi-
nal teórica entregada, más los costes de transporte. El 11 de febrero de 1641 se
ordena el resello de los 4 maravedís (piezas de 8 ya rebajadas en agosto de 1628)
para devolverles el valor original; sin
embargo, las piezas de 2 y 1 maravedís,
así como la de 4 acuñada en el Ingenio de
Segovia, no sufrirán en este momento
alteración de su valor.
Este caos monetario no produjo más que
confusiones por lo que el 22 de octubre
de ese año se decidió triplicar el valor de
forma general. Las alteraciones del vellón
provocaron numerosas demandas en Cor-
tes, traducidas en una nueva Pragmática
8 maravedís resellados en 1641. –firmada el 15 de septiembre de 1642–
que reducía las piezas de 12 y 8 marave-
dís a 2 y el resto a 1; la unidad contaría como medio maravedí. Esta iniciativa, que
pretendía iniciar el saneamiento de la moneda, fue pronto abandonada, aumen-
tando de nuevo al año siguiente su valor66.

64 En el período comprendido entre el 23 de abril de 1621 y el 23 de abril de 1624 se labraron en la


ceca de Valladolid 2.094.111 marcos de cobre y entre la última fecha y mayo de 1626 lo fueron 1.630.587
marcos del mismo metal (PÉREZ GARCÍA, M. P., 1990, ob. cit., p.71).
65 7 de agosto de 1628.
66 Por esta disposición, las monedas a las que en 1642 se les había asignado un valor de 2 y 1 mara-
vedís pasarán a valer 8 y 4 maravedís respectivamente, a excepción de las monedas emitidas por el Ingenio
de Segovia que contarán con unos valores de 12 y 6 maravedís.

[66]
Javier Moreda

Las distintas ordenaciones dadas entre 1651 y 1659 no solucionarán tampoco los
problemas de la circulación monetaria castellana: en 1651 se aplica al vellón el
valor que tenía antes de 164267;
al año siguiente se le reduce a la
cuarta parte (salvo a la moneda
ligada) y se anuncia que el ve-
llón grueso resellado el año an-
terior solo podría circular hasta
finales de año.
Unos meses más tarde, en cam-
bio, se autoriza su circulación
sin límite de tiempo y se ordena
el consumo de la antigua mone-
da de vellón. Posteriormente, en Resello de 1652 sobre 8 maravedís de Valladolid68.
1654, se retomará la circulación
de la moneda ligada, resellada
otra vez con valores de 8 (las pie-
zas mayores) y 4 (las menores).
Igualmente, en 1658 se manda
que el vellón grueso, rebajado en
1652 a 2 maravedís y autorizado
a circular sin fin, sea utilizado en
la acuñación de un nuevo tipo
con el anagrama del monarca ba-
jo corona real en el anverso y la
palabra REX, también coronada, Moneda resellada en diferentes momentos, el último
en el reverso. En realidad, acabó de ellos con la leyenda REX en 165869.
siendo un resello más aplicado a
las antiguas monedas, no sólo en las de vellón grueso, sino también en las ligadas
y en las acuñaciones segovianas; además, al año siguiente se devaluaron a la mitad.
En este tiempo, Valladolid, salvo alguna acuñación esporádica de oro y plata70, cen-
trará su actividad principal en el resello de la moneda, coincidiendo los momentos
de máxima actividad con la publicación de las disposiciones que alteraban el valor
del vellón. Así, en 1636, tras casi diez años de inactividad, se reanudaban las labo-
res para triplicar la moneda de vellón antigua71; en 1641 se decide duplicar el vellón

67 Las piezas mayores –de cualquier emisión- tendrían un valor de 8 maravedís y las demás en con-
sonancia.
68 Subasta áureo-Calicó nº 278-2, lote 2627. Barcelona, 25 de mayo de 2016.
69 Subasta áureo-Calicó nº 289-2, lote 2282. Barcelona, 16 de marzo de 2017.
70 En este periodo, concretamente en 1658, se documenta una única emisión de moneda de oro. Por
su parte, acuñaciones de plata se realizarán en 1639 (piezas de 2 reales) y 1651( piezas de 2 y 8 reales).
71 La cantidad que entró a resellar fueron 78.581.558 (PÉREZ GARCÍA, M. P., 1990, ob. cit., p. 71).

[67]
Las Casas de Moneda de Valladolid

grueso y triplicar el segoviano. También, se ordenó la recogida de la antigua mone-


da ya resellada para variar su valor; finalmente, esta operación no se realizó, circu-
lando de nuevo con el mismo poder libratorio72. En el bienio 1651-1652, a conse-
cuencia de la Real Cédula de 11 de noviembre que triplicaba el valor de la moneda
de dos maravedís, se retomaron las tareas de resello tras un parón de siete años; estas
comenzaron el 9 de diciembre de 1651 y se interrumpieron cuando la Pragmática
de 21 de junio de 1652 ordenó el cese de la actividad73. Entre 1654 y 1655, la ceca
trabajó en la antigua moneda con liga de plata acuñada antes de 1597, cuyo uso
había sido prohibido en 1652 y ahora veía doblado su valor74. Por último, el 8 de
octubre de 1658, en este maremágnum de alteraciones del circulante, la Casa de
Moneda reabrió para cumplir la orden de 24 de septiembre de resellar las monedas
de 2 y 4 maravedís con los nuevos tipos establecidos; las labores se prolongarán has-
ta el 10 de mayo de 1659 cuando se reduzca otra vez su valor75.
Ante este panorama verdaderamente desastroso, Felipe IV ordenó el 11 de sep-
tiembre de 1660 la emisión de un nuevo tipo monetario completamente distinto
de los tradicionales, que debía sustituir al vellón grueso existente hasta el momen-
to. Sus características quedaron definidas en la Pragmática de la siguiente manera:
“Ordenamos y mandamos que toda la moneda de vellón grueso que hoy corre en
estos Reinos con valor de dos maravedís cada pieza, se recoja en las Casas de
Moneda y se funda en ellas, y hecha pasta nueva se vuelva a labrar de cada marco
de moneda que hoy tiene 34 piezas de dos maravedís, cincuenta y una piezas
dando a cada una el valor de cuatro maravedís… y para que esta moneda nueva sea
más estimable se le pondrá, por un lado, nuestra efigie y por el otro lado las dos
columnas con el número de su valor…”76. Sin embargo, la acuñación efectiva, si es
que llegó a producirse, debió ser en cantidades muy pequeñas, pues otra Pragmáti-
ca, en este caso del día 29 de octubre de 1660, ordenaba su cese al tiempo que fija-
ba las características tipológicas y ponderales de unas monedas con liga de plata
que sustituirían a las anteriores de vellón.
De acuerdo a esta norma, los nuevos ejemplares contarán con una aleación de 20
granos de plata (69,4 milésimas) y talla de 816 maravedís por marco (0,28 gramos
el maravedí), en los valores de 2 (0,56 gramos), 4 (1,12 gramos), 8 (2,24 gramos) y
16 (4,48 gramos) maravedís. En ellos se representa el busto del rey por el anverso y

72Entre 1641-1642 la cantidad de moneda recogida fue la siguiente: moneda de vellón grueso (4
maravedís) 410.794.796 maravedís; moneda acuñada en el Ingenio 81.764.730 maravedís; moneda ante-
riormente resellada 40.513.860 maravedís. (PÉREZ GARCÍA, M. P., 1990, ob. cit., p. 72).
73 De la moneda recogida se resellaron aproximadamente las tres cuartas partes: de 220.264.512
sólo se resellaron 180.534.391(PÉREZ GARCÍA, M. P., 1990, ob. cit., p. 72).
74 De este tipo monetario se llegaron a recoger 113.077.579 maravedís. (PÉREZ GARCÍA, M. P.,1990,
ob. cit., p. 72).
75 Ingresaron en la ceca 167.555.856 maravedís de los cuales fueron resellados 130.308.810. (PÉREZ
GARCÍA, M. P., 1990, ob. cit., p. 73).
76 FONTECHA Y SÁNCHEZ, Ramón de (1968), La moneda de vellón y cobre de la monarquía españo-
la. Madrid, p. 79.

[68]
Javier Moreda

Plano de Ventura Seco (1738). Localización de la ceca de molino en la calle Zurradores (hoy en
día, entorno de calle Panaderos).

diferentes escudos por el reverso, más sencillos a medida que disminuye el valor.
Así, los 16 maravedís cuentan con el escudo grande de la monarquía, al igual que
en los metales nobles; un cuartelado de castillos y leones en las piezas de 8 y un
castillo o un león en las de 4 y 2, respectivamente. La ceca vallisoletana, ante la
ausencia de indicaciones en contra, se preparó para efectuar la labor requerida con
la tradicional acuñación a martillo y en ese estado debía de hallarse77 cuando el
Pregón de 30 de octubre de 1661 anunció su prohibición y la recogida de los ejem-
plares fabricados por este sistema. A partir de este momento hubo de emplearse la
técnica de molino, por lo que fue necesario cerrar los talleres de la calle de San
Lorenzo y arrendar unos molinos movidos por energía hidráulica en la calle Zurra-
dores; tres fueron equipados con doce ruedas, unos mecanismos similares a los ins-
talados en Segovia desde el reinado de Felipe II.
Estos trabajos de construcción y adaptación del nuevo taller parecen estar relacio-
nados con la demora en la emisión de las nuevas monedas, pues hasta 166278 no se

77 No se conocen acuñaciones a martillo de esta nueva moneda con liga de plata.


78 La ceca de Madrid las inicia en 1660; Las de Burgos, Segovia y Sevilla en 1661; Cuenca, La Coruña,
Granada y Trujillo en 1662.

[69]
Las Casas de Moneda de Valladolid

realizará la primera; continuarán y acabarán dos años después. Se labrarán impor-


tantes cantidades de piezas de ocho y cuatro maravedís con multitud de variantes, y
no se tiene constancia de que produjera los valores menores de la nueva serie.
La validez y eficacia del nuevo numerario se asentaban en la liga de plata conteni-
da y en que el equilibrio más ajustado entre el nominal y el intrínseco sería bene-
ficioso para la circulación y lograría retirar la ingente cantidad de cobre puro amo-
nedado80. Otra de las razones
aducidas en su favor era que los
nuevos tipos y la nueva técnica
de acuñación, más perfectos, di-
ficultarían las temidas falsifica-
ciones. Sin embargo, al igual que
en otras reformas no solo las
previsiones no se cumplieron,
sino que también se hicieron
realidad los temores ya pronos-
ticados por algunas voces críti-
cas. Los efectos derivados del
alto valor extrínseco resultaron
16 maravedís de Felipe IV. Valladolid, 166279. altamente perjudiciales para la
economía y aumentó el fenóme-
no de las falsificaciones; si bien se actuó severamente contra los infractores, los
usuarios rechazaron las monedas ante la imposibilidad de distinguir entre las lega-
les y las falsificadas. Así las cosas, el 14 de octubre de 1664 se dictaminó el fin de
las emisiones creadas en 1660, reduciéndose su valor a la mitad.
Durante el reinado de Carlos II estas piezas continuaron en la circulación, tal y
como pone de manifiesto la normativa aplicada en la época. El 10 de enero de 1680
se modificaba su valor reduciéndolo a la cuarta parte; el 22 de mayo se ordenaba
su retirada, una medida incumplida, pues cuatro años después, en octubre de 1684,
eran revalorizadas al doble de su valor (en realidad, estas monedas no saldrán defi-
nitivamente de la circulación hasta 1718, ya con Felipe V en el trono español)81.

79 Subasta áureo-Calicó nº 282-2, lote 3376. Barcelona, 19 de octubre de 2016.


80 En realidad la nueva emisión suponía unos pingües beneficios para la Real Hacienda debido a la
diferencia existente entre el valor intrínseco y el libratorio que presentaban las monedas ahora acuñadas. El
coste de cada marco de metal puede estimarse en unos 338 maravedíes, frente a los 816 que alcanzaba al ser
amonedado, lo que suponía un ganancia del 58 % (DE SANTIAGO FERNÁNDEZ, Javier (2010), “El desmante-
lamiento de los ingenios de Molino en las cecas castellanas en los primeros años del reinado de Carlos II”.
Cuadernos de investigación histórica nº 27, pp. 209-236. Madrid, p. 210.
81 Hecho que no debe extrañar en la historia numismática española en donde los diferentes gobier-
nos han dado multitud de decretos, pragmáticas y órdenes intentando retirar de la circulación las monedas
anteriores sin conseguirlo. Como ejemplo cabe citar que en el momento de la creación de la peseta en 1868
circulaban hasta 40 tipos de monedas diferentes acuñadas desde el reinado de Felipe V; pese a los reitera-
dos intentos de eliminarlas, el objetivo no se consiguió hasta 1902.

[70]
Javier Moreda

La Casa de Moneda vallisoletana, de nuevo en los talleres de la calle San Lorenzo,


fabricará en los años 1680, 1681, 1683 y 1686 monedas de 2 maravedís identifica-
dos con las letras VD, VLL, VL y VDL. Creadas a través de la Pragmática de 14 de
marzo de 1680, se trata de piezas muy toscas acuñadas a martillo, cuya tipología se
basa en el vellón grueso anterior. En el anverso se representa el escudo coronado
de Castilla entre las marcas de ceca y valor, rodeado por la leyenda CAROLVS II
D.G.; mientras, el campo del reverso se ocupa con el escudo coronado del reino de
León, la fecha de emisión a la derecha y la leyenda HISPANIARVM REX alrede-
dor. Estas emisiones fueron las postreras de la Real Fábrica de Moneda de
Valladolid pues, tras más de un siglo de vida, cerró definitivamente sus puertas a
principios del siglo XVIII.
Según Ventura Pérez, al edificio se trasladó la prisión de mujeres que siempre había
estado junto a la iglesia del Salvador, cambiando la inscripción de la portada por
Cárcel de Galera. Mariano González habla de doscientas reclusas en sus depen-
dencias y describe el edificio
como desahogado, con bue-
nas condiciones higiénicas;
poseía un jardín en la parte
posterior, una capilla y otras
oficinas generales propias de
esta clase de casas.
En el siglo XIX, tal y como
relata Juan Agapito y Revilla
en Las calles de Valladolid, el
solar se empleó como parque 2 maravedís de Carlos II. Valladolid, 1685.
del ayuntamiento; sufrió un
incendio, se acondicionó y se pensó destinar a parque de Policías y Obreros muni-
cipales, pero finalmente fue derribado y cedido al ramo de la Guerra, construyén-
dose allí el cuartel del General Ordóñez. En 1966, una vez desalojados los milita-
res, se subastaron los terrenos para la construcción de viviendas.

[71]

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