Intento de descripción del concepto de "ciudad medieval" según Thierry Dutour, detallado en los primeros dos capítulos del libro. Problemas del mundo medieval, 2018, con Horacio Botalla. La gefolge no afirma ni niega la creación de una secta en su honor.
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Intento de descripción del concepto de "ciudad medieval" según Thierry Dutour, detallado en los primeros dos capítulos del libro. Problemas del mundo medieval, 2018, con Horacio Botalla. La gefolge no afirma ni niega la creación de una secta en su honor.
Intento de descripción del concepto de "ciudad medieval" según Thierry Dutour, detallado en los primeros dos capítulos del libro. Problemas del mundo medieval, 2018, con Horacio Botalla. La gefolge no afirma ni niega la creación de una secta en su honor.
Intento de descripción del concepto de "ciudad medieval" según Thierry Dutour, detallado en los primeros dos capítulos del libro. Problemas del mundo medieval, 2018, con Horacio Botalla. La gefolge no afirma ni niega la creación de una secta en su honor.
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LA CIUDAD MEDIEVAL, THIERRY DUTOUR
La consolidación de la ciudad medieval corresponde a una de las tres
fases mayores de la urbanización del continente europeo. En la primera, bajo el Imperio Romano, Europa descubre la vida urbana, pero como una forma de existencia social impuesta por los conquistadores y a veces desaparecida con ellos. Es en la segunda fase de la Edad Media cuando la civilización Europea se convierte realmente en civilización urbana: en adelante, el nacimiento y el desarrollo de las ciudades son el resultado de la evolución de las sociedades en las que aparece. El crecimiento urbano medieval es en gran medida espontáneo, es el resultado de la elección de un gran nùmero de personas de vivir en un lugar determinado.
Relizar un discurso sobre la ciudad medieval equivale a admitir que se
puede hacer una declaración general sobre la extraordinaria diversidad de las ciudades que han existido en el continente europeo, declaración que niega en cierto modo esta diversidad. Se corren dos riesgos importantes.
El primero es el de inventar la imagen de una ciudad inexistente
construida por superposición de fragmentos aislados del contexto que permite comprenderlos, y el de desestimar las ciudades cuya existencia escapa a esta lógica utilizada. Sin embargo hay que aceptarlo, porque es necesario poder razonar sobre la ciudad en general para poner el acento en lo que parece especìficamente urbano y específicamente medieval en la existencia de las ciudades medievales.
El segundo riesgo es el de pasar de un razonamiento sobre la ciudad
medieval en general a la invención de un personaje imaginario del mismo nombre y elaborar después el relato de sus aventuras. Porque si nos hallamos ante una especie de ser eso significa que como tal ha nacido, ha vivido, ha prosperado y ha entrado en declive. Ahora bien, en realidad sòlo han existido los hombres, sus actos, relaciones, creencias y visión del mundo. La ciudad medieval es un ser del lenguaje, una organización global descriptiva y explicativa. Su objeto es la organización de la existencia social de hombres que en determinados tiempos y lugares fueron ciudadanos.
Definición de ciudad
Una ciudad se define por la combinación de varias características,
ninguna de las cuales, tomadas por separado es suficiente como para que se considere una aglomeración como ciudad; una ciudad es un centro para un territorio, puesto que cumple, para los habitantes de ese territorio, ciertas funciones útiles para ellos. Dutour intenta aplicar un principio explicativo capaz de dar testimonio de la existencia de todas las ciudades, dejando bien claro que, por encima de ese principio explicativo, cada civilizaciòn da del fenómeno general que es la ciudad una declinación particular.
Se la puede definir, en esta perspectiva, como una aglomeración de
hombres que desempeña papeles que la hacen distinta del campo, y que van acompañados de particularidades sociales, entre las que se hallan siempre la reunión de individuos socialmente heterogéneos, y a veces -solamente a veces- un régimen jurídico particular. La urbanización indica una especialización y una diversificación del cuerpo social. Va unida a una acentuación de la división del trabajo; la ciudad desempeña funciones, proporciona servicios que son útiles para los habitantes de un territorio.
La ciudad, desde el punto de vista social, es cualitativamente
diferente del medio en el que se desarrolla. Ofrece una estructura social màs compleja. Facilita la coexistencia de medios sociales, de oficios, funciones sociales diversas. Según esto, hay dos aspectos de la vida social en el medio urbano que merecen nuestra atención: la transformación social, porque la ciudad es un organismo que intensifica y facilita las relaciones entre los hombres, y la concentraciòn o aglomeraciòn de caracterìsticas sociales heterogéneas, porque esta transformación social es imposible si no hay aglomeración humana. En esta perspectiva hay dos características del fenómeno urbano que debemos subrayar, por más triviales y conocidas que sean.
Ciudad y campo: en primer lugar, la ciudad se desarrolla generalmente
según procesos que la vinculan con el campo. Supone una especialización de las actividades cuyo colorario es que no pueden sustentarse a sí mismas. Además, es imposible explicar el fenómeno urbano sin la migración rural hacia las ciudades, a causa de la alta tasa de mortalidad en las mismas que, de no ser por el movimiento poblacional, hubiesen imposibilitado cualquier tipo de crecimiento.
Valores sociales propios de las ciudades: en la toma de conciencia
de la distinción de los individuos con respecto al campo se encuentra el germen para la elaboración de valores sociales propios. Dentro de las consecuencias de esta elaboración se puede observar la aparición de regímenes jurídicos específicos de la ciudad; su origen se halla en el hecho de que las necesidades de los ciudadanos difieren de las de la gente en el campo. Esos regímenes organizan instituciones que, en la Edad Media, manifiestan en particular la existencia de comunidades polìticas urbanas. El testimonio de los contemporáneos
A lo largo de una primera época, hasta el siglo IX, es decir, durante la
Alta Edad Media, la ciudad es sobre todo una ciudad episcopal. Se pueden distinguir de forma sumaria dos momentos en esta primera época. Los primeros ejemplos elegidos se refieren a la ciudad de los siglos VI y VII, es decir, a un mundo complejo y convulsionado por sucesos trágicos, el de los dos siglos que siguieron a la desaparición ed la autoridad imperial en la parte occidental del Imperio Romano, época de los reinos directamente procedentes de la instalación de pueblos germánicos en el Imperio, en los siglos V y VI, en especial los francos en la Galia y los lombardos en Italia, fundadores de los dos dominios más duraderos. Después vienen los dos siglos carolingios, los siglos VIII y IX, de los que dan testimonio las imágenes, testigos de una cierta forma de concebir la ciudad y la justificación de su existencia.
Durante una segunda época, a partir de finales del siglo IX y el siglo X,
aparece a plena luz un desarrollo de las ciudades sobre nuevas bases, ya comenzado en los tiempos carolingios, que llega pronto a su plena expansión. Entonces adquiere la forma con lo que tanta frecuencia se ha considerado la ciudad medieval por excelencia. En los siglos de su existencia se pueden distinguir dos momentos. El primero, hasta el siglo XII, corresponde a un impulso masivo de las ciudades que deja estupefactos a los contemporáneos. En el segundo, a partir del siglo XIII, el desarrollo de las ciudades deja sentir sus efectos en toda su amplitud. En ese momento, los contemporáneos dan testimonio de un mundo profundamente marcado por la existencia de las sociedades y la importancia de su papel.
El papa Gregorio Magno y la tragedia romana por los tiempos de la
invasión lombarda
El papa Gregorio Magno da testimonio por su misma existencia de dicha
realidad y del concepto que va unido a ella. Nacido en Roma en el año 540 y muerto en el 604, vivió momentos trágicos.90, Los ejércitos del Imperio reconquistaron Italia a los godos al precio de veinte años de guerra. Roma, desde entonces, es una ciudad del Imperio Romano de Oriente, pero deja de ser una capital: Ràvena es la sede de la autoridad episcopal desde el año 402. Apenas catorce años después del final de la guerra grecogoda, en el año 568, Italia queda invadida por los lombardos. Sus bandas se extienden por toda la península, ocupan la mayor parte del norte de Italia. La península quedará troceada durante siglos. La aristocracia senatorial está arruinada, exterminada o ha huido hacia el oriente. El espectáculo que ofrece Roma es un verdadero desastre, y de entre las ciudades imperiales en que tiene su residencia un patriarca (Constantinopla, Jerusalén, Alejandría) Roma tiene el aspecto de una ciudad asolada.
El autor cita una breve descripción de Procopio de Cesárea, historiador
de las guerras del emperador Justiniano. Gregorio es nombrado prefecto de la ciudad en 573, pero renuncia, se hace monje, y a la muerte de su padre, transforma su casa familiar de Roma en monasterio con el nombre de San Andrés. En el año 579 tiene que renunciar a la vida monástiac: el papa Pelagio II le ordena diácono y le envía como como representante personal a Constantinopla. En febrero del 590, Pelagio II muere de peste, y Gregorio es elegido Papa.
Los ingresos de las posesiones de la Iglesia le permiten la distribución de
limosnas para socorrer a los pobres, escribe al pretor de Sicilia para pedirle que envíe grano y, sobre todo, que haga llegar los bienes de la iglesia. Interviene ante las autoridades imperiales de Rávena para pedir que se reparen los acueductos de Roma, pero en vano. Levanta los ánimos con sermones y mediante la organización de procesiones con cánticos de letanías. De hecho, es la única autoridad de la que los ciudadanos pueden esperar algo. Cuando la ciudad se ve amenazada por los lombardos en el 592, el socorro del Imperio apenas llega o no llega en absoluto; los soldados griegos de la guarnición no reciben su paga. Si el senado existe, no interviene para nada en los acontecimientos del pontificado de Gregorio. El papa no menciona nunca en su correspondencia las grandes familias senatoriales. Los funcionarios imperiales tienen la constumbre de dirigirse a él lo mismo que al exarca. ¿Habría sobrevivido Roma sin la presencia del papado? Su obispo es pastor, administrador, diplomático, jefe político y militar cuando la gravedad y la urgencia de las circunstancias lo requieren. Da testimonio de la misma realidad, tanto por su vida como por sus escritos, sobre todo la Regula pastoralis, manual de moral y de predicación destinada a los obispos, que está imbuida de su propia practica y alcanzó un éxito considerable.
La ciudad ya no es ante todo ese lugar de la vida reposada y de la
dignidad de la vida civil que describen los elogios de las ciudades de la Antigüedad tardía, es una comunidad de cristianos, que halla en la firmeza de su fe y su unión en torno al obispo la razón de ser de su existencia, y la explicación de su supervivencia.