UNIDAD X Puntos Que Faltan

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UNIDAD X

PUNTOS QUE FALTAN

5. Los partidos políticos en la Constitución. Evolución del concepto de partido. El artículo 38 de


la Constitución nacional.

Nuestra Constitución Nacional dice que los partidos políticos son instituciones
fundamentales del sistema democrático. Los partidos políticos son organizaciones
necesarias para la política nacional. Su función es elegir a los candidatos que se presentan
para las elecciones de cargos públicos. La ley les garantiza el derecho a su constitución,
organización, gobierno propio y libre funcionamiento. El Estado contribuye al
sostenimiento económico de sus actividades y de la capacitación de sus dirigentes. Los
partidos políticos deben dar publicidad del origen y destino de sus fondos y patrimonio.

¿Qué requisitos deben cumplirse para que exista un partido político?

La existencia de los partidos requiere:

 Un grupo de electores. Elector es toda persona con derecho a votar.


 Una carta orgánica que regule su organización y funcionamiento.
 Elecciones periódicas de autoridades, respetando el porcentaje mínimo por sexo.
 Reconocimiento judicial como partido político.
 Inscripción en el registro público correspondiente.

6. La participación política y los mecanismos de democracia semidirecta. La participación como


decisión y como control. La consulta popular. La iniciativa popular. Otros mecanismos de
participación.

La participación política y los mecanismos de democracia semidirecta.

En la Democracia Semidirecta o Participativa el pueblo delega una parte del ejercicio de su


soberanía a representantes elegidos por él y se reserva la decisión directa en asuntos
especiales, a través de tres mecanismos: iniciativa popular, referéndum o plebiscito y
revocatoria o recall.
Se trata de una especie complementaria a la democracia representativa y no contrapuesta a
ella, porque supone la existencia previa del régimen representativo, al cual se suman los
mecanismos de participación directa del pueblo en la toma de decisiones.
La participación como decisión y como control. La consulta popular. La iniciativa popular. Otros
mecanismos de participación.

Las prácticas clásicas de la burocracia administrativa concebían el proceso de toma de


decisiones del Estado como un sistema cerrado, reservado sólo a los funcionarios y técnicos
especializados, sin participación de los destinatarios de las políticas. En la actualidad,
afortunadamente, ya no caben dudas acerca de la importancia de la participación ciudadana
en los procesos de toma de decisiones públicas y en el control de los poderes del Estado.
Para facilitar y promover estos procesos participativos, en la Argentina existen diversos
mecanismos institucionales. Una de las normas cruciales sobre esta cuestión es el Decreto
1172/03, de diciembre de 2003, a través del cual se aprueban herramientas institucionales
que promueven la participación ciudadana y el ejercicio del derecho de acceso a la
información pública, entre otras: • Acceso a la Información Pública • Publicidad de la
Gestión de Intereses • Audiencias Públicas • Elaboración Participativa de Normas Respecto
de las dos primeras, la autoridad de aplicación es la Subsecretaría para la Reforma
Institucional y Fortalecimiento de la Democracia de la Jefatura de Gabinete de Ministros
(SSRIyFD), mientras que la Oficina Anticorrupción (OA) es el organismo encargado de
tramitar las denuncias por su incumplimiento. En cuanto a las dos segundas, la SSRIyFD y
la OA – esta última, en casos relacionados con temas de su competencia – desempeñan el
rol de Organismos Coordinadores.
Los mecanismos de control institucionalizados durante los últimos años en la Argentina
(control social), sobre todo a partir de la reforma constitucional de 1994, permiten a la
ciudadanía ejercer diferentes formas de auditoria y participación sobre el sistema político,
de modo complementario con la capacidad de elección de los representantes (control
electoral1). Para estudiar la eficacia de estos mecanismos debemos realizar tanto un estudio
de la normativa (evaluando la existencia o no de herramientas institucionales pertinentes),
como un relevamiento empírico (analizando las diferentes experiencias existentes hasta el
momento). Para ello proponemos una estructura analítica de clasificación de las diferentes
herramientas creadas hasta el momento. Estas nuevas herramientas institucionales tienen
dos características principales. Por un lado permiten una mayor transparencia y difusión de
los actos públicos y, por otro, posibilitan a los ciudadanos involucrarse, en mayor o menor
medida (desde lo consultivo a lo participativo), en el diseño, la elaboración y la ejecución
de las políticas públicas. A continuación se definirán los distintos mecanismos de
participación y control entendidos como instrumentos de democracia semidirecta.
Asimismo, se hará un breve repaso por el marco institucional existente al respecto a nivel
nacional, provincial y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Iniciativa legislativa: La
reforma constitucional de 1994 incorporó, en su artículo Nº 39, esta forma de democracia
semidirecta denominada: Iniciativa Legislativa. Mediante este mecanismo, se permite a los
ciudadanos presentar proyectos de ley sobre diversos temas de su interés. Sin embargo, no
pueden ser objeto de iniciativa legislativa los proyectos referidos a reforma constitucional,
tratados internacionales, tributos, presupuesto y materia penal, los que quedan
automáticamente excluidos de la misma. Efectivamente, nuestra Constitución Nacional, en
su artículo Nº 39, crea el procedimiento de iniciativa popular, a partir del cual los
ciudadanos pueden presentar proyectos de ley ante la Cámara de Diputados, los que deben
ser tratados por esta dentro del plazo de un año contado a partir de su presentación. El piso
máximo que establece para la exigencia de firmas habilitantes es de un 3% del padrón
electoral nacional. De igual modo, la disposición transitoria tercera, plantea la necesidad de
reglamentar el ejercicio de la iniciativa popular dentro de los 18 meses de sancionada la
nueva Constitución. El límite que se fija a tal prerrogativa es que "no serán objeto de
iniciativa popular los proyectos referidos a reforma constitucional, tratados internacionales,
tributos, presupuesto y materia penal".
Consulta popular o referéndum: Es una forma de participación individual que manifiesta
una opinión o voluntad a través del voto. Puede ser consultivo o decisorio. En algunas
legislaciones, se concibe que también la iniciativa de la convocatoria sea una decisión de la
ciudadanía. Al igual que con la Iniciativa Legislativa, la reforma constitucional de 1994
incorporó la Consulta Popular (art. N° 40) en sus dos alternativas, vinculante y no
vinculante, como otra forma de democracia semidirecta. De este modo, el artículo N° 40
establece el mecanismo de consulta popular que permite someter a la opinión ciudadana
cualquier proyecto legislativo, el que, de resultar con voto afirmativo, se convierte
automáticamente en ley. Asimismo, reconoce la facultad del Congreso o del Presidente de
la Nación de convocar a consulta popular no vinculante resultando, en este caso, un voto no
obligatorio para la población. La ley que regula el ejercicio de la consulta popular
vinculante y no vinculante es la Nº 25.432, del 23/05/01. La primera, resulta válida y eficaz
sólo si votó al menos el 35% de los ciudadanos inscriptos en el padrón electoral nacional.
Si un proyecto de ley sometido a consulta popular vinculante obtiene la mayoría de votos
válidos afirmativos, se convierte automáticamente en ley, de lo contrario, no podrá
insistirse con el tema hasta dentro de dos años. Contrariamente, en la consulta no
vinculante, el voto de la población no es obligatorio. Cuando un proyecto de ley sometido a
consulta popular no vinculante, obtiene el voto afirmativo de la mayoría absoluta de los
votos válidos emitidos, debe ser tratado por el Congreso de la Nación, quedando
automáticamente incorporado al plan de labor parlamentaria de la Cámara de Diputados de
la sesión siguiente a la fecha de proclamación del resultado del comicio por la autoridad
electoral. Para ambos tipos de consulta, se requiere que la ley o el decreto de convocatoria
contenga el texto íntegro del proyecto o decisión política objeto de consulta y señale
claramente la o las preguntas a contestar por el cuerpo electoral, cuyas respuestas no
admitirán más alternativa que la del sí o el no.

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