Odiseoo
Odiseoo
Odiseoo
Espacios y tiempos, personajes y sentimientos en contraste
en Odisea
Spaces and Times, Characters and Feelings in Contrast in the Odyssey
ALICIA ESTEBAN SANTOS1 (Universidad Complutense de Madrid — España)
Abstract: In the Odyssey we find many contrasts involving several aspects between
which correspondences can be found: spaces, times, structure, theme, characters,
behaviours. Two fundamental themes can be opposed: the journey of the hero,
the husband, which triggers change and mobility, and the multiplicity of spaces through
a diversity of characters in a fantasy world (changing past time; first half of the poem).
Set against this background, we find the wife’s waiting, which is inversely limited to a
single permanent space, the household, and which takes place among real beings of
daily life (continuous present time; second half).
Keywords: Odyssey; Contrasts; Journey/Household; Man/Woman; Fantasy/Reality; Time
and Space.
1.1. Personajes y temática
A grandes rasgos y de manera muy general y obvia, podríamos decir
que en Ilíada nos encontramos con el tema de la Guerra de Troya, y sus pro‐
tagonistas son guerreros, mientras que la Odisea trata de un viaje y de las
consiguientes aventuras propias de marineros, a la par que de la situación
en la patria del héroe durante su larga ausencia.
Así pues, en Ilíada se presenta, ante todo —como es evidente por su
contenido—, un mundo de guerreros, con predominio de lo MASCULINO,
aunque tampoco está ausente —en contraste— el ámbito de la familia y los
Texto recibido el 08.11.2014 y aceptado para publicación el 05.02.2015.
1
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Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17 (2015) 11‐43 — ISSN: 0874‐5498
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diversos afectos, en que juega un papel esencial la mujer. Y ello no sólo en la
ciudad, tras los muros, en las casas de las familias troyanas, sino también en
el campamento griego (junto a la costa en que se hallan sus naves), en
donde los guerreros conviven con sus concubinas cautivas. Y asimismo in‐
cluso en el mundo de los dioses. Puesto que un primer contraste esencial
que se refiere a personajes y a espacios en Ilíada es el que se establece por
una parte entre griegos y troyanos en lucha, todos nobles héroes (en el espa‐
cio intermedio: la tierra), y, por otra, entre estos —humanos— y los dioses
(situados en el espacio superior —el Olimpo— la mayoría, y algunos en el
inferior, el fondo del mar, como Tetis y Posidón).
Mientras que en Odisea es fundamental en la trama cómo se conjugan
y contraponen el mundo MASCULINO y el FEMENINO: el viaje del héroe y la
espera angustiada de su esposa en el hogar; es decir, el hombre, guerrero,
marino, aventurero, en continuo movimiento (Odiseo), y la mujer, ama de
casa, paciente y fiel, limitada a su ámbito fijo y reducido (Penélope). Por
otra parte, en la Odisea los contrastes más notables se establecen entre perso‐
najes nobles, amables, civilizados, frente a seres monstruosos y salvajes, o al
menos ambiguos y peligrosos.
En cuanto a la antítesis entre hombres y divinidades, muy importante
en ambas obras, es a su vez de diferente tipo en cada una: en Ilíada clara‐
mente se oponen los mortales a los dioses olímpicos; pero en Odisea los
seres humanos se oponen principalmente a monstruos o a divinidades par‐
ticulares, e incluso a las almas de los muertos en el Hades, aunque tampoco
faltan los dioses olímpicos (Atenea, sobre todo).
En Ilíada, en otro aspecto, está compartido el protagonismo entre di‐
versos héroes, griegos y troyanos (aunque sea Aquiles el principal entre
ellos); pero en Odisea es uno solo el héroe protagonista: Odiseo, que da
nombre a la obra.
1.2. Espacios
En lo que respecta a los espacios, el contraste más marcado y obvio
entre Ilíada y Odisea se observa en el hecho de que en la Ilíada hay casi uni‐
dad y pocos cambios de lugar: la acción esencial se desarrolla en un espacio
reducido en torno a la ciudad de Troya (en el campamento griego, tras los
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muros de la ciudad o en el lugar intermedio, el campo de batalla), y sólo de
cuando en cuando se traslada al cielo o al fondo del mar, cuando son los
dioses los protagonistas. Mientras que en Odisea, al ser su tema esencial un
viaje, es fundamental el cambio de un lugar a otro, y su diversidad2.
La correspondencia entre espacios y personajes es más exacta en Ilíada:
— En Ilíada:
ESPACIOS: tierra (Troya): campamento griego / tras los muros / en medio:
campo de batalla // cielo / mar (fondo).
PERSONAJES: humanos: griegos / troyanos (griegos contra troyanos) // dioses
— En Odisea:
ESPACIOS: mar (superficie) / tierra (islas): en cambio continuo // cielo (poco)
/ infierno
PERSONAJES: humanos // no humanos: monstruos / diosas ambiguas / dioses
olímpicos / muertos
1.3. Tiempos
En fin, en cuanto al tiempo, ocurre de manera paralela a la cuestión
del espacio (como suele ser): unidad en Ilíada, en la que todo sucede en poco
tiempo, de manera lineal, ya en el décimo año de la guerra, sin que se hagan
menciones sustanciales del pasado. Sin embargo, en Odisea (cuya acción li‐
neal, “actual”, se desarrolla también en el décimo año —del viaje—, durante
no muchos días3) se traslada continua y significativamente la escena del pre‐
sente al pasado, situándonos —por medio de los numerosos relatos retros‐
pectivos— en el total de los largos años transcurridos4. Aunque coinciden
ambos poemas en la gran insistencia por indicar el paso de los días, de cada
nuevo amanecer, personificado en Eos, la Aurora.
2
SEGAL (1994) 3ss. señala el contraste.
3
Durante 41 días, o 40, como indica DELEBECQUE (1958) 12ss. y (1980) 2ss., desde
el final de la estancia de Odiseo junto a Calipso hasta su reencuentro con Penélope, frente
a los 51 aproximados que abarca la acción de Ilíada. Cf. RENGAKOS (2002) 173.
4
Sobre la mayor complejidad narrativa de Odisea, de JONG (2002) 77ss.
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2. Contrastes dentro de Odisea
Dentro ya de la propia Odisea, son muy relevantes los contrastes de
todo tipo. Y resulta exagerado el cambio: tanto de lugares (a veces en el
mismo tiempo, en acciones simultáneas de distintos personajes; otras veces
en el transcurso del tiempo, referido a los mismos personajes), como tam‐
bién de tiempos (años que transcurren y, sobre todo, traslado constante de
la acción del presente al pesado en los relatos).
Igualmente son muy marcados los cambios y la diversidad en la
temática y en relación a los personajes.
2.1. Temática
En primer lugar, observamos contrastes en la temática, cuyo espíritu,
además, es muy diferente respecto a la Ilíada5. En visión global, dos temas
fundamentales se combinan y contraponen, como ya indicamos: el VIAJE del
héroe, el ESPOSO, que equivale al cambio, a la movilidad y la multiplicidad
de espacios a través de una diversidad de personajes en un mundo de fanta‐
sía. Frente a esto, la espera angustiada de la ESPOSA, limitada a un único
espacio cerrado y permanente, el HOGAR6, entre los personajes cotidianos de
siempre en un mundo de realidad. La primera mitad del poema (cantos
1‐12) se dedica principalmente a las vicisitudes del viaje (y no sólo el del
héroe, sino también el de su hijo, Telémaco, en analogía al padre), mientras
que la segunda (cantos 13‐24) se desarrolla en la patria, en Ítaca, a la que
Odiseo ha logrado ya arribar, aunque disfrazado y sin ser reconocido ni por
Penélope ni por los enemigos a los que tendrá que enfrentarse, con lo que
puede ser testigo de la situación, la misma que se ha prolongado durante
los años de su ausencia.
En suma, trata, por un lado, de las consiguientes aventuras —peripe‐
cias, penalidades y también amoríos— del héroe, uno de los guerreros ven‐
cedores en la guerra de Troya, que, tras la toma de esta ciudad, vuelve a su
patria, Ítaca; aventuras propias muchas de ellas de los relatos ancestrales
sobre marineros, que nos da a conocer el propio protagonista en su extensa
5
Cf., por ejemplo, RENGAKOS (2002) 184SS., con referencia a bibliografía anterior.
6
Como observa FOLEY (2009) 199: “The female protects what is permanent and
unchanging in the homeric oikos, the male its changing place in historical time”.
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narración a sus hospitalarios anfitriones en la última etapa antes del regreso
a casa. Pero, por otro, trata de la situación en el palacio, en el hogar, de la es‐
posa: una mujer desamparada y angustiada por la soledad y la añoranza del
esposo, por el asedio de sus pretendientes, por la amenaza que estos supo‐
nen a la vida de su hijo, Telémaco, e incluso por la presión que todos ejercen
sobre ella para que haga ya su elección y libere al palacio de esos preten‐
dientes indeseables. Por tanto, estos dos temas fundamentales que se com‐
binan y contraponen corresponden a los dos protagonistas principales:
el esposo, Odiseo, y la esposa, Penélope. Coinciden ambos sin embargo en
verse acechados por el constante peligro, por el acoso de sus respectivos
enamorados y por la mutua nostalgia.
2.2. Espacios
En lo referente a los lugares, ante todo, hay constantes cambios,
y contrastes muy marcados: encontramos las escenas en palacio, con des‐
cripciones muy detalladas de la vida cotidiana y familiar, e incluso de
aspectos físicos del palacio, como el de Menelao en Lacedemonia (canto 4):
“gran palacio de elevada techumbre”, v. 15; “pues resplandecía como el
brillo del sol o de la luna la mansión excelsa del glorioso Menelao”, vv. 45s.;
y, sobre todo, el de Alcínoo en Esqueria (canto 7. 84ss.), del que también se
describe en pormenor un espléndido jardín, con árboles frutales y una viña,
vv. 112ss. Estos reflejan un ambiente hogareño, civilizado y refinado, de im‐
portante desarrollo social. Frente a tales escenas, otras se desarrollan en pa‐
rajes agrestes, también con importantes descripciones; por ejemplo, de la
isla de los Cíclopes (canto 9) y de la maravillosa y exuberante isla de
Calipso (canto 5).
Así pues, contraposición entre LA CIUDAD, LA CASA, por un lado, y
LA NATURALEZA por otro; entre la vida en sociedad y la vida en solitario.
Y, en lógica correspondencia, la contraposición se extiende a los habitantes
de unos y otros ámbitos: personajes nobles, amables, civilizados, frente a
seres salvajes o al menos ambiguos y peligrosos. Y se corresponde esta antí‐
tesis, además, con la que se establece entre la visión de un mundo pura‐
mente fantástico y fabuloso —poblado de monstruos, y también de brujas y
de fantasmas— y la del mundo que refleja situaciones de la vida real,
común a todas las épocas. Es mucho más fantástico —y variopinto—
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el mundo de la Odisea que el de la Ilíada, en donde los únicos seres no hu‐
manos son los dioses, mientras que en Odisea, además de estos en su visión
tradicional aparece toda una enorme variedad de otros seres extraordi‐
narios, a su vez en importante contraste entre sí.
Del primer tipo de ámbitos destaca ante todo el propio palacio de
Ítaca, que nos muestra la vida en el hogar de Penélope —la esposa de Odi‐
seo—, su hijo Telémaco y sus sirvientes. Allí transcurre prácticamente toda
la segunda mitad de la obra (cantos 13‐24) y parte de la primera. También
encontramos espacios palaciegos y hogareños en los primeros cantos del
poema, en el viaje de Telémaco (análogo al de Odiseo), que va en busca de
noticias de su padre, y para ello se traslada a Pilos, a la corte de Néstor, y a
Lacedemonia (Esparta), a la corte de Menelao y Helena, lugares en donde es
muy cordialmente acogido (cantos 2‐4, y de nuevo en canto 15, al narrarse
su despedida y su regreso a Ítaca). Pero asimismo en el viaje del propio
Odiseo, cuando en su última etapa llega a la isla de Esqueria —país de los
feacios—, a la corte de Alcínoo, Arete y su hija Nausicaa (cantos 6‐8, o, más
exactamente, 6‐12), que le tratan con toda hospitalidad y le dan los medios
para regresar a su patria. Ese es el ejemplo más señalado y extremo de civi‐
lización, organización social y hospitalidad, y, por otra parte, la última
escala antes del retorno a casa7.
En estos distintos palacios y cortes se muestra un mundo amable de
vida placentera y hogareña, amenizado por festines y por el canto de los
aedos (Femio en Ítaca y Demódoco en Esqueria8, otro interesante tipo de
personajes dentro de la gran variedad); lugares en donde los habitantes se
distinguen por su hospitalidad, y en los que se repiten en consecuencia
escenas típicas de acogida a un huésped y de banquete: así, principalmente,
1.123ss.; 4.49ss.; 7.167ss., etc.
7
SEGAL (1994) 14ss. lo designa como “crucial point of transition between two very
different areas of experience, the war at Troy and the kingdom of Ithaca”. Por otra parte,
de JONG (2001) 149, en su detenido análisis narratológico, indica que los feacios son inter‐
medios, “próximos a los dioses”, y por ello son adecuados para formar la transición
desde el “fairy tale world” de las aventuras de Odiseo a la realidad de Ítaca, y que la ar‐
monía social y familiar de allí es la que Odiseo desea en su casa.
8
SEGAL (1994) 113ss. comenta el interesante episodio de Demódoco. Cf. BRIOSO
(1984) sobre los aedos en Odisea e Ilíada.
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En antítesis a ello, se va desplazando Odiseo en su azaroso periplo
(indicándolo el poeta a través del relato de su personaje) por toda serie de
ámbitos agrestes habitados por seres hostiles, salvajes y perniciosos, entre los
que destacan como los más representativos el Cíclope Polifemo (canto 9), las
Sirenas, Escila, Caribdis (canto 12). En la isla de los Cíclopes se presenta el
ejemplo más típico de anti‐civilización9 (explícitamente indicado) y vida sil‐
vestre —en parajes silvestres— previa a la agricultura, ganadería y agrupa‐
ción de hombres en sociedad. Así se describe, sus costumbres y su territorio:
Llegamos a la tierra de los ciclopes soberbios y sin ley; quienes, confiados en los dioses
inmortales, no plantan árboles, ni labran los campos, sino que todo les nace sin semilla y
sin arada […] No tienen ágoras donde se reúnan para deliberar, ni leyes tampoco, sino
que viven en las cumbres de los altos montes, dentro de excavadas cuevas; cada cual
impera sobre sus hijos y mujeres y no se entrometen los unos con los otros […]. Hay una
isleta poblada de bosque, con una infinidad de cabras monteses, pues no las ahuyenta el
paso de hombre alguno […]. No se ven en ella ni rebaños ni labradíos, sino que el terreno
está siempre sin sembrar y sin arar, carece de hombres, y cría bastantes cabras. Pues los
ciclopes no tienen naves, ni poseen artífices que se las construyan… (Od. 9.105ss.) 10
Y, más adelante, es descrito concretamente el lugar de morada de
Polifemo:
Casi tocando al mar una excelsa gruta a la cual daban sombra algunos laureles, en
ella reposaban muchos hatos de ovejas y de cabras, y en contorno había una alta cerca
labrada con piedras profundamente hundidas, grandes pinos y encinas de elevada copa.
Allí moraba un varón gigantesco, solitario, que entendía en apacentar rebaños lejos de los
demás hombres, sin tratarse con nadie; y, apartado de todos, ocupaba su ánimo en cosas
inicuas. Era un monstruo horrible… (Od. 9.182ss.)
9
Por tanto, supone el contraste más fuerte frente a los feacios. Así, SEGAL (1962)
33 y (1994) 30s.: “The fullest antithesis to the Phaeacians is the Cyclopes”, e indica las
tres áreas generales de contraste: el desarrollo social, la experiencia en construir barcos y
navegar y la hospitalidad. CLAY (1997 = 1983) 125ss. los califica como polos opuestos de
los super‐ y los sub‐humanos. DOUGHERTY (2001) 123 en su detenido estudio sobre el
viaje de Odiseo observa la posición significativa de estos dos episodios en los viajes de
Odiseo: el de los Cíclopes en el principio y el de los feacios en el final, como la última
etapa antes del regreso a Ítaca. Y señala también (124ss.) el contraste en sus paisajes: el
jardín de Alcínoo lleno de frutos frente a la tierra sin cultivar de Polifemo, y el ricamente
decorado palacio atendido por sirvientes del uno, frente a la cueva aislada del otro.
10
Traducciones de Luis Segalá.
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Sin embargo, muy poco se explicita sobre las Sirenas y su sede. Esto
es lo más preciso que se dice de ellas:
Hechizan las sirenas con el sonoro canto, sentadas en una pradera y teniendo a su
alrededor enorme montón de huesos de hombres putrefactos cuya piel se va consumiendo.
(Od. 12.45s.)
En cuanto a Escila y Caribdis, así se describe su entorno abrupto y
salvaje, en consonancia con ellas:
Al lado opuesto hay dos escollos. El uno alcanza al anchuroso cielo con su pico agudo
[…] En medio del escollo hay un antro sombrío […] Ni un hombre joven, que disparara
el arco desde la cóncava nave, podría llegar con sus tiros a la profunda cueva. Allí mora
Escila, que aúlla terriblemente […] y es un monstruo perverso (Od. 12.73ss.)
El otro escollo es más bajo […] Hay ahí un cabrahigo grande y frondoso, y a su pie la
divinal Caribdis sorbe la turbia agua […] de un modo horrible. No te encuentres allí
cuando la sorbe pues ni el que sacude la tierra podría librarte de la perdición (Od.
12.101ss.)
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Cuando (Hermes) hubo arribado a aquella isla tan lejana […] prosiguió su camino
hacia la vasta gruta donde moraba la ninfa de hermosas trenzas […] Rodeando la gruta,
había crecido una verde selva de chopos, álamos y cipreses olorosos donde anidaban aves
de luengas alas: búhos, gavilanes y cornejas marinas, de ancha lengua, que se ocupaban
en cosas del mar. Allí mismo, junto a la honda cueva, extendíase una viña floreciente,
cargada de uvas; y cuatro fuentes manaban muy cerca la una de la otra, dejando correr en
varias direcciones sus aguas cristalinas. Veíanse en contorno verdes y amenos prados de
violetas y apio; y, al llegar allí, hasta un inmortal se hubiese admirado (Od. 5.55ss.)
Menos detallada es la descripción de la sede de Circe, en la isla Eea12:
El palacio de Circe, entre un espeso encinar y una selva (Od. 10.150)
Dentro de un valle y en lugar vistoso descubrieron el palacio de Circe, construido de
piedra pulimentada. En torno suyo encontrábanse lobos montaraces y leones, a los que
Circe había encantado, dándoles funestas drogas (Od. 10.210ss.)
2.3. Tiempos (y estructura de la obra)
De manera paralela al espacio, en la Odisea es muy destacado el
cambio respecto al tiempo, y en múltiples niveles13: no sólo en lo que se re‐
fiere a los muchos años que transcurren (durante los cuales hay movimiento
constante, con el consiguiente paso de unas situaciones a otras), sino tam‐
12
CRANE (1988) 31ss. la designa como “idyllic island”, y ve en este episodio como
en el de Calipso elementos de catabasis, como pone de relieve además la intervención de
Hermes en ambos.
13
La del tiempo en la Odisea es una cuestión lógicamente muy comentada por los
investigadores, como esencial en la estructura de la obra y su técnica narrativa. Así, entre
otros, DELEBECQUE (1958)11ss. y (1980), HELLWIG (1964), OLSON (1995) 91ss., RENGAKOS
(1998) 45ss. y (2002) 175ss. (con referencias a investigadores anteriores), de JONG (2007)
17ss., SAÏD (2011) 100ss.
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bién y sobre todo en el continuo cambio desde la acción lineal y presente a
la rememoración del pasado por medio de los numerosísimos discursos de
los personajes14, e incluso a veces también la predicción del futuro15. Ade‐
más de situaciones más complejas en que se establecen nuevas diferencia‐
ciones temporales en discursos dentro de otros discursos o de recuerdos.
Por otra parte, el “paralelismo temporal”, las acciones simultaneas de los
distintos personajes16. También el ritmo de la narrativa es muy variable.17
Y podemos apreciar una interesante distinción entre partes bien dife‐
renciadas del poema: ante todo, entre la primera mitad (cantos 1‐12) y la se‐
gunda (13‐24). Así, mientras que la segunda mitad se desarrolla en lo esen‐
cial con unidad de espacio (en Ítaca fundamentalmente) y de tiempo, el pre‐
sente, que transcurre en sucesión lineal, la primera mitad es la que se ca‐
racteriza por su gran movilidad y variedad en el tiempo al igual que en el
espacio. En esta a su vez se aprecian tres partes, que abarcan cuatro cantos
cada una:
1ª). Cantos 1‐4 presentan diversidad en todos los aspectos: en el es‐
pacio, puesto que trata de un viaje —el de Telémaco—, en el que se traslada
la acción desde Ítaca a Pilos primero y a Lacedemonia después, para con‐
cluir (circularmente) de nuevo en Ítaca; en el tiempo, porque, situándose en
principio la acción en el presente, se traslada reiteradamente al pasado —así
14
De JONG (2001) VIII: “Speech… takes up no less than 66 per cent of the
Odyssean text”. DELEBECQUE (1980) 71ss. toma nota de los diferentes cuentos o recuerdos de
los personajes que se refieren al pasado. ZECCHIN (2004b) analiza los discursos de los diversos
personajes y sus distintos tipos.
15
En palabras de SAÏD (2011)110, “The temporal frame of the work is considerably
broadened by the use of a series of flashbacks and anticipations”.
16
Por ejemplo, como señala de JONG (2002) 77, en el canto 1 primero las acciones
simultáneas de Odiseo en Ogigia y de Telémaco en Ítaca, y, a continuación, tres: la de
Odiseo en Ogigia, la de Telémaco en viaje a Esparta y la de Penélope y los pretendientes
en Ítaca (mientras que Ilíada tiene una sola “storyline”).
17
SAÏD (2011) 110 pone como ejemplo los 17 días en que Odiseo navega hasta
Esqueria, que son evocados en unos 10 versos (Od. 5. 270‐81), frente al penúltimo día de
Odisea, finalizado con la masacre de los pretendientes, que abarca más de 3 libros (20. 91
‐ 23. 343), o el día en que narra su historia a los feacios, que se extiende alrededor de 4
libros (8.1 ‐ 13.17). Y recordemos, además, que en otra perspectiva ese día de tiempo
“actual” se convierte en casi 10 años de tiempo pasado narrado.
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como a distintos lugares—, en los relatos de Néstor, Menelao y Helena.
Y, por fin, también en cuanto a los personajes: Telémaco principalmente
(protagonista de esta parte, llamada “Telemaquia”18), Atenea —y otros
dioses—, Penélope, los pretendientes, Néstor y otros en Pilos, Menelao y
Helena en Esparta, etc. (además de los que todos estos mencionan en sus
relatos). Pero Odiseo precisamente no es uno de ellos; el héroe protagonista
no aparece aún en escena, sino que sólo se habla de él: el ausente Odiseo,
cuya ausencia es el tema, y del que nadie sabe nada. Es una verdadera in‐
triga y “suspense”, en esta composición tan elaborada y moderna de la
Odisea, que parece cinematográfica, en continuo flash back.
2ª). Cantos 5‐8, en contraste, nos muestran ya en persona al prota‐
gonista, y en acción lineal, en el presente, situado en la isla Ogigia de Ca‐
lipso, en donde Odiseo ha permanecido siete años retenido a la fuerza por
la diosa (siete años sin cambio ni de lugar ni de personajes ni de situación:
un tiempo “muerto”). De allí se traslada a la isla de Esqueria, país de los
feacios; de modo que no es mucha la movilidad en el espacio, como
tampoco en el tiempo.
3ª). Cantos 9‐12, por último, se desarrollan en Esqueria y en un solo
día; pero es sin embargo, paradójicamente, la parte de máximo cambio y
contraste en tiempo, espacio y también con respecto a los personajes,
porque —trasladándose al pasado— consiste en el relato que hace el propio
Odiseo de sus aventuras en el transcurso de tan largo y fantástico viaje.
Presenta, por otro lado, una estructuración de los temas muy relevante y
elaborada, marcadamente tripartita de nuevo: si exceptuamos el canto 11 (la
Nekuia, tan particular y de discutida autenticidad), son tres cantos con tres
episodios cada uno, siendo en cada caso el último —el 3º— el más extenso y
destacado:
Canto 9: 1º País de los Cicones (breve); 2º País de los Lotófagos
(breve); 3º Isla de los Cíclopes (extenso)
Canto 10: 1º Isla Eolia (breve); 2º País de los Lestrigones (breve);
3º Isla Eea de Circe (extenso)
18
Parte cuya autenticidad ha sido puesta en duda. De JONG (2001) 3 muestra en su
análisis que está bien motivada.
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Canto 12: 1º Isla de las Sirenas (breve)19; 2º Rocas de Escila y Caribdis
(breve); 3º Isla de Helio (extenso).
Es muy interesante también la nueva y especial triplicidad que encon‐
tramos en el inicio del canto 12 y por medio de la que se lleva la acción no
sólo al pasado sino también al futuro. Me refiero a las predicciones que le
hace la diosa maga Circe a Odiseo acerca de los peligros que va a encontrar,
las monstruosas Sirenas principalmente. De este modo el episodio de las
Sirenas (breve, pero muy significativo) queda puesto en gran relieve. Se
menciona en tres pasajes: primero, en los vaticinios de Circe (vv. 39‐54); en
segundo lugar, en la rápida información de Odiseo a sus compañeros sobre
lo referido por Circe, transmitiéndoles las órdenes de esta y dando a su vez
las suyas propias (vv. 154‐165), mientras que el tercer pasaje, justo a conti‐
nuación del segundo, es el relato ya más extenso y preciso que hace Odiseo
a los feacios (vv. 166‐200), dentro del marco general de la narración en
pasado de todas sus aventuras en cantos 9‐12. Es decir, en los dos primeros
pasajes la mención de las Sirenas se realiza en sendos discursos intercalados
a su vez dentro del larguísimo discurso de Odiseo, y se refiere al futuro (con
verbos en tiempo futuro e imperativo en el primer discurso, aunque en el
segundo es tan inminente que es ya casi el presente, y de hecho Odiseo uti‐
liza el verbo en tiempo presente para indicar la orden de Circe); pero el
tercer pasaje se encuentra en el propio relato y está en pasado, hablando de
los sucesos ya consumados. Así pues, en triplicidad una vez más, hay tres
discursos uno dentro de otro: Odiseo dice a los feacios (en pasado) que él
dijo a sus hombres (en presente) lo que Circe le había dicho a él (en futuro).
En lo que respecta al canto 11, que se encuentra más o menos en el
centro del relato de Odiseo, rompe con lo demás (con la temática y también
con la estructura, como vemos); pero ahí está quizás precisamente la cues‐
tión: supone un nuevo cambio dentro del cambio. Ya no se trata de
monstruos ni enemigos peligrosos (ni por supuesto de personas “reales”),
sino de otro tipo totalmente diferente de personajes, las sombras de los
muertos, y otro escenario, el Hades. Pero estos son —aunque parezca
19
Aunque es precedido por un pasaje de vuelta a Eea con Circe, que va a profe‐
tizar a Odiseo las aventuras que sucederán a continuación.
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chocante— amigables, y presentan entre sí la mayor diversidad en cuanto a
lo que fueron en vida, en el pasado: su reciente compañero Elpenor, el adi‐
vino Tiresias, las mujeres del “catálogo”, los guerreros de Troya (divididos
en amigos y enemigos: Ayante), los condenados eternos, ¡e incluso su
propia madre! De modo que también en este ámbito —el más ajeno e
irreal— hay contraste con el más íntimo y personal. Y si algunos hablaron a
Odiseo del pasado (las mujeres, los guerreros) y Tiresias del futuro, su
madre le habla del presente y de Ítaca. Y en lo que se refiere a la estructura,
es interesantísimo que en este canto 11 se interrumpe la narración del
pasado con la vuelta al presente, en el llamado “intermezzo”, con un diá‐
logo entre Odiseo y sus anfitriones, los reyes Alcínoo y Arete. Esta única in‐
terrupción en todo el largo discurso de Odiseo divide su relato de manera
simétrica en dos partes20, así como el propio episodio de la nekuia, con el
“catálogo de mujeres” y sus historias de amor justo antes —narración diri‐
gida a Arete— y con el de los héroes de Troya para Alcínoo justo después21.
Por último, la nekuia está enmarcada por escenas de navegación de Odiseo y
sus compañeros: la primera, rumbo al Hades desde Eea (principios del
canto 11); la segunda, desde el Hades hacia Eea de vuelta (final del canto
11). Y, a su vez, ambas están enmarcadas por sendas escenas de despedida a
Circe tras haberle hecho ella a Odiseo recomendaciones y predicciones:
parte final del canto 10, para marchar al Hades, y parte inicial del 12, para
proseguir su viaje hacia Ítaca.
La cuestión del tiempo —y la estructura— en la Odisea, tan compleja y
apasionante, merece mucha mayor atención y un análisis muy detenido.
Aquí nos limitamos a un simple esbozo, para poder relacionarlo con los
otros aspectos examinados.
2.4. Personajes y sentimientos
Múltiples y esenciales son, en fin, los contrastes respecto a los perso‐
najes, y desde las más diversas perspectivas: dentro de la dualidad temática
general que mencionamos, entre un mundo de hombres (guerreros,
20
Cf. PACHE (1999) 28.
21
PACHE (1999) 30: “The catalogue of women is balanced by Odysseus’s
encounter with the Greek heroes”.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17 (2015)
Alicia Esteban Santos
24
marineros, cuya actividad se desarrolla en los viajes en continua movilidad
y cambio) y un mundo de mujeres22 (que se ven limitadas a las ocupaciones
en el recinto cerrado y permanente del hogar).
Observando esta ESFERA DOMÉSTICA y femenina que se sitúa en Ítaca,
la patria del héroe (y que se corresponde sobre todo con la segunda mitad
del poema), se aprecian, además, otros fuertes contrastes: en primer lugar,
entre el mundo de los señores y el mundo de los esclavos o SIRVIENTES23.
Este tipo de personajes —los sirvientes— es muy relevante en la Odisea
(frente a su menor significado en Ilíada, en donde ni siquiera reciben un
nombre), pues su función es importante en la trama. A su vez en ellos se es‐
tablecen nuevas antítesis: también en cuanto al sexo, al distinguirse las
mujeres, que rodean a Penélope, de los hombres, a los que —como Eumeo
principalmente— vemos junto a Odiseo, su padre y su hijo. Pero ante todo
es fundamental el hecho de que unos sirvientes son fieles a sus amos y otros
son traidores, puesto que ayudan a los pretendientes en sus perversos
planes. Entre los leales destaca la anciana Euriclea, y también la despensera
Eurínome24. Euriclea es la nodriza de Odiseo y de Telémaco, al que quiere
tiernamente y cuida desde niño. Cuando Telémaco le comunica su intención
de emprender su viaje a Esparta y a Pilos para averiguar algo sobre su
padre, se pone de manifiesto su gran afecto por el joven:
Echóse a llorar su ama Euriclea y, suspirando, díjole estas aladas palabras: “¡Hijo
amado! ¿Cómo te ha venido a las mientes tal propósito? ¿Adónde quieres ir por
apartadas tierras, siendo unigénito y tan querido?” (Od. 2.362ss.).
En cuanto a su relación con Odiseo, al que también crio desde niño y
guarda gran afecto, queda de manifiesto en el bello pasaje —objeto de tan‐
tos comentarios y representaciones artísticas25— del lavatorio de pies
22
Las mujeres juegan un papel esencial en la Odisea, como han señalado los
comentadores, hasta el punto de que alguno ha pensado que el autor del poema fuera
una mujer. Sobre este tema, RENGAKOS (2002) 187.
23
Acerca de esta cuestión en la Odisea, por ej. THALMANN (1998), ZECCHIN DE
FASANO (2004).
24
Sobre estas, THALMANN (1998) 74ss. CALERO (1999) 37ss., hablando de Euriclea, la
designa como “precursora de las conspicuas nodrizas de la tragedia”
25
MITCHELL HAVELOCK (1995) 185ss. estudia las representaciones artísticas del
episodio.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17 (2015)
Espacios y tiempos, personajes y sentimientos en contraste en Odisea
25
(19.392ss.), cuando reconoce la cicatriz de la herida que de muchacho le
había hecho un jabalí en la casa de su abuelo materno, Autólico, en el Par‐
naso. Todo este episodio de anagnórisis es una auténtica joya en sí mismo26,
porque combina un contenido muy rico en emotividad y datos de vida
familiar y cotidiana (en varios niveles) con una gran belleza formal y com‐
posicional, encua‐drado todo él en anillos27: el caldero con el agua que lleva
la anciana, la cicatriz que ella reconoce de la herida del jabalí antaño en el
Parnaso en la casa de Autólico (vv. 392‐4 y 464‐8). Queda en el centro la
afectuosa escena familiar del joven Odiseo, su hazaña en el “alto monte
Parnaso, cubierto de bosque” —con la descripción de un episodio de caza
en un paraje agreste— y su herida que hace aún más memorable la proeza.
Y, por añadidura, observemos el aspecto que tanto nos interesa:
la acción remonta de nuevo a otro tiempo anterior, a otro lugar (otro viaje
de Odiseo, pero en su mocedad y en circunstancia y entorno familiar y
totalmente cordial) y a otra generación, ya la cuarta. Nos presenta además
al protagonista en su juventud en el momento del paso a la edad adulta,
que el abuelo había marcado (en un tiempo aún anterior: el nacimiento del
héroe) como el apropiado para este suceso futuro, el viaje al Parnaso.
De modo que sitúa a Odiseo —en ese pasado narrado— en paralelismo con
su hijo, Telémaco, en el presente, que asimismo entra ahora en la edad
adulta y en el momento marcado en el pasado por su padre (canto 18.
269s.), como después veremos. Y—al igual que respecto a Telémaco— ese
paso a la madurez no es señalado sólo de manera pasiva por la edad, sino
por la gran hazaña que tanto el uno como el otro realiza como típico ritual
de transición: Odiseo, entonces, al lograr matar al fiero jabalí, y Telémaco
ahora, participando en la matanza de los pretendientes (tras haber ambos
realizado un viaje en busca de sus ascendientes). El modo en que la trama se
traslada al pasado en el episodio del lavatorio no es —como otras veces—
26
Ha sido objeto de numerosos comentarios, principalmente desde AUERBACH
(1983 =1942).
27
También con simetría en la proporción numérica, pues, como AUERBACH (1983
=1942) 9s. hace notar, la situación presente del encuentro con Euriclea consta de unos 40
versos antes y otros 40 después interrumpidos por unos 70. Y más simetría aún, puesto
que está situada la escena entre la primera y la segunda conversación de Odiseo
—disfrazado— con Penélope, como observa KÖHNKEN (2009) 46 en su análisis del pasaje.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17 (2015)
Alicia Esteban Santos
26
por medio de un discurso, sino de un recuerdo, un pensamiento, en que se
complementan las vivencias de la nodriza y el señor. Y —aún más— dentro
de ese recuerdo está contenido otro anterior sólo de Euriclea: el reciente
nacimiento de Odiseo con la presencia de su abuelo Autólico en Ítaca y sus
palabras en estilo directo referidas al futuro:
Y Autólico respondió diciendo: “¡Yerno, hija mía! […] Sea Odiseo el nombre que se
le ponga. Y cuando llegue a mozo y vaya al Parnaso, a la grande casa materna donde se
hallan mis riquezas, le daré parte de las mismas y os lo enviaré contento.” Por esto fue
Odiseo: para que aquel le entregara los espléndidos dones (Od. 19.405ss.)
un alma noble y fidelidad a sus amos el boyero Filetio. Ambos, el porque‐
rizo y el boyero, luchan al lado de Odiseo y Telémaco en la matanza de los
pretendientes. Respecto a Eumeo, es muy importante su papel, pues acoge a
Odiseo, y es en su cabaña en donde se encuentran por primera vez este y su
hijo. También él siente un tierno afecto por Telémaco. De este modo le
recibe a la vuelta de su viaje:
El divinal porquerizo estrechaba al deiforme Telémaco y le besaba, como si el joven se
hubiera librado de la muerte. Y sollozando, estas aladas palabras le decía: “¡Has vuelto,
Telémaco, mi dulce luz! (Od. 16.20ss.).
Por el contrario, infieles son algunas esclavas que eran amantes de los
pretendientes, como Melanto30 (amante de Eurímaco). Estas esclavas fueron
28
Cf. COOK (2009) 116.
29
A Eumeo le dedica OLSON (1995) 120ss. un capítulo y menciona estudios
anteriores. También THALMANN (1998) 84ss. ofrece un amplio comentario sobre este y
sobre Filetio.
30
Sobre Melanto, THALMANN (1998) 70ss.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17 (2015)
Espacios y tiempos, personajes y sentimientos en contraste en Odisea
27
cruelmente castigadas —con la horca— por Odiseo después de la matanza
final, al igual que los criados traidores, entre los que sobresale el cabrero
Melantio31.
En Ítaca también resulta interesante el contraste de tres GENERA‐
CIONES de varones: Odiseo, su padre Laertes y su hijo Telémaco.
En relación a Laertes se nos presenta otra oposición concerniente a los
espacios: él no habita en el palacio, sino en el campo, en ambiente rural. Así
pues, un nuevo contraste se establece en Ítaca, entre la ciudad (el palacio,
sobre todo, y sus habitantes) y el campo, en donde vive en plácido retiro
Laertes, así como el porquerizo Eumeo y otros pastores. Este, por otra parte,
se opone al otro espacio de la antítesis fundamental en el poema, la natura‐
leza agreste y salvaje, porque es un lugar cultivado, con un huerto.
De nuevo el personaje (el noble padre del protagonista) está en confor‐
midad con su ámbito. Odiseo va a visitarle una vez resueltos todos los pro‐
blemas, tras la matanza de los pretendientes. Es ya casi el final de la obra,
en un reencuentro conmovedor del padre y el hijo (Od. 24.218ss.), como
antes lo había sido igualmente entre Odiseo y Telémaco (Od. 16.72ss.).
Pero no se corresponde el contraste generacional en la esfera feme‐
nina, puesto que Penélope y Odiseo no tienen una hija, ni la madre de Odi‐
seo —Anticlea— aparece en Ítaca, sino en el Hades, en el mundo de los
muertos. Es relevante, sin embargo, la oposición generacional y de sexos a
la vez entre la madre y el hijo. La acción presente se desarrolla en el mo‐
mento crucial de la mayoría de edad de Telémaco, circunstancia para la que
había dado instrucciones el propio Odiseo al partir a Troya, pues le dijo a
Penélope que entonces ella ya podría dejar de esperarle y tomar nuevo
esposo. Lo sabemos por un interesante pasaje (canto 18.269s.) en el que una
vez más se mezclan tiempo pasado, presente y futuro y un discurso dentro
de otro discurso: el de Penélope dirigido al pretendiente Eurímaco —en el
presente de la acción—, al que cuenta las palabras de Odiseo en el pasado
referidas al futuro:
Contestóle la discreta Penélope: “[…] Odiseo, al dejar la tierra patria, me tomó por la
diestra y me habló de esta guisa: ““[…] Y así que notes que a nuestro hijo le asoma la
31
THALMANN (1998) 83s. habla de este personaje.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17 (2015)
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28
barba, cásate con quien quieras y desampara esta morada.”” Así habló aquél y todo se va
cumpliendo…” (Od. 18.250ss.).
Ya se ha cumplido ese plazo. Telémaco ha dejado de ser un niño para
convertirse en un hombre32, y esto se muestra claramente en el diálogo (casi
discusión) que mantiene el joven con su madre (en Od. 1.346ss.)33: es ahora
él quien le da órdenes a ella y no al contrario, como sin duda había sido
hasta el momento; de modo que el sexo femenino se evidencia como some‐
tido, por encima de la superior autoridad de un padre sobre un hijo.
Pero la antítesis más importante probablemente que se establece en
Ítaca es la que encontramos en relación a los PRETENDIENTES. Estos, que son
ambiciosos, innobles, traidores y parásitos, se han estado aprovechando
durante años del estado de indefensión de Penélope y de su joven hijo,
instalados a la fuerza en el palacio y consumiendo sus víveres y riquezas.
Asedian a Penélope para conseguirla en matrimonio —y lograr el dominio
de Ítaca—, y ella sólo logra contenerlos a duras penas. Sobrepasan el
número de cien, y entre ellos destaca principalmente Antínoo, y también
Eurímaco, Anfínomo y Anfimedonte34.
Se contraponen a otros personajes desde diversas ópticas: ellos no son
los señores del país, del palacio en que habitan; pero tampoco son sirvien‐
tes. Así pues, contrastan con estos, dado que son príncipes, mandan y se
hacen servir por ellos.
Y, ante todo, los pretendientes, príncipes como hemos dicho, están
en oposición —auténticos antagonistas— a los príncipes protagonistas del
poema y señores de Ítaca: Odiseo, Telémaco, Laertes, así como a los héroes
32
Este tema es de gran interés y objeto de numerosos comentarios: las demos‐
traciones de madurez creciente de Telémaco y su cambio psicológico a lo largo de la
obra, su “viaje iniciático” como rito de transición, los ricos matices de su personaje.
Cf., entre estudios recientes, con bibliografía anterior, PETROPULOS (2011), en especial
57ss., SAÏD (2011) 132ss., de JONG (2009) 75ss., BORDAS (2011) 114ss.
33
ZECCHIN (2004b) 47ss. en su estudio de los discursos de la Odisea comenta este
diálogo e indica: “El agonismo entre Penélope y Telémaco presenta uno de los conflictos
básicos en el poema, que es la discusión del ejercicio del poder, el debate entre la
decisión femenina o masculina como determinante de la acción”.
34
BORDAS (2011) 110ss. presenta la lista de los nombres de los pretendientes
catalogados según sus distintas procedencias.
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Espacios y tiempos, personajes y sentimientos en contraste en Odisea
29
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toda su intervención en el poema muestra su amor y fidelidad al esposo y
su honda aflicción por su ausencia. Lo que sucede es que Penélope se halla
en una situación muy delicada que sólo llega a solucionar gracias a su gran
inteligencia y sus estratagemas36; es el grave dilema de Penélope: seguir es‐
perando a su esposo o casarse. Todos a su alrededor (incluidos su hijo y sus
propios padres) parecen incitarle a que elija entre los pretendientes un es‐
poso y se marche a su nuevo hogar, liberando así el palacio de esa” plaga”,
para que deje el reino de Ítaca por fin a su hijo. Tiene que “andar con pies
de plomo” y recurrir a sutiles estrategias, como hacer creer a los preten‐
dientes que se casará con uno de ellos. Además, ahora se añade el temor por
su hijo, Telémaco (que ha dejado de ser un niño inofensivo para los preten‐
dientes, y estos deciden matarle), y necesita protegerle mediante el apoyo
de alguno de ellos frente a los otros.
Por otra parte, considerando ahora la perspectiva del RECORRIDO DEL
VIAJE (que se corresponde con la primera mitad del poema), hemos hablado
de los ámbitos contrapuestos habitados por seres igualmente contrapuestos,
en lógica conformidad. Por un lado, los personajes “reales, normales”, en ge‐
neral civilizados y cordiales, habitantes de los distintos palacios: el de Ítaca, el
Penélope es el retorno de su esposo. Cf. además FINLEY (1978) 17ss., ROZOKOKI (2001),
etc. Otro pasaje reiteradamente comentado es el de Od. 23.218‐224 (que desde Aristarco
ha parecido inapropiado), en el que Penélope defiende a Helena, lo que —según
DEVEREUX (1982 = 1957) 266— parece implicar que ella justifica sus propias tentaciones y
deseos secretos. También sobre este y otros pasajes, MARQUARDT (1985) 42ss., KATZ
(1991) 182ss., GUALERZI (2007).
36
Sobre la inteligencia de Penélope, cf., por ejemplo, MARQUARDT (1985),
MACTOUX (1975) 21ss., HIRVONEN (1968) 151. MURNAGHAN (1987) 129 dice que ella, como
Odiseo, es “maker of plots”, y se dedica a una estrategia de deliberada duplicidad hacia
los pretendientes, haciéndoles creer que se casará con uno de ellos aunque piensa otra
cosa. FELSON RUBIN (1994) 15ss. comenta cómo Penélope “tejeʺ cuidadosamente, astuta‐
mente, su plan, como tejedora que es en todos los sentidos. Y es en el terrible dilema de
Penélope, en su drama interno, en el que se centra precisamente Homero, como señala
FELSON RUBIN (1994) 15ss.: seguir esperando a su esposo o casarse, puesto que ha llegado
al momento límite de su espera, la madurez de Telémaco, según indicación del propio
Odiseo al partir (Od. 18.269s.). También para FOLEY (2001) 126ss. y (1995) 95ss. es central
la decisión moral de Penélope, sobre la que gira la acción de Odisea, y considera que ella
tiene que hacer su elección porque ya no puede demorar más su boda, y se ve forzada,
sacrificando sus propios deseos.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17 (2015)
Espacios y tiempos, personajes y sentimientos en contraste en Odisea
31
de Pilos, el de Esparta, el de la isla de Esqueria. Y, frente a estos, estable‐
ciendo el contraste quizás más intenso de todos en la obra, los SERES HOSTILES.
Pero aún entre ellos hay una nueva antítesis, entre monstruos horro‐
rosos y voraces (Polifemo, Escila y Caribdis, Sirenas, principalmente) y
diosas de “atracción fatal”, cuya voracidad es de muy diferente tipo:
Calipso y Circe son fascinantes y amables, pero, ante todo, muy peligrosas,
porque retienen a Odiseo con su abrazo —amoroso pero agobiante—impi‐
diéndole el regreso. ¡Y ése es el verdadero anhelo de Odiseo: su patria, su
familia! Calipso, en especial, le retiene demasiado tiempo, y contra su vo‐
luntad (al contrario que Circe). Pues incluso entre ellas dos, tan semejantes
y en paralelismo, se puede apreciar una importante oposición.
Estas diosas son intermedias —ellas y sus ámbitos, que ya exami‐
namos— entre uno y otro tipo de mundos (participan de las características
de unos y otros seres y se las podría calificar como medio brujas‐medio
hadas): son hostiles a Odiseo y amigas a la vez. Son malignas y agrestes en
su entorno; pero cultivadas, hogareñas y hospitalarias a un tiempo. Es decir,
hay una contradicción en sí mismas. A ambas se las describe como mujeres
de su casa, ocupadas en labores femeninas (tener encendido el fuego de su
hogar y cocinar, tejer37, cantar)38:
Ardía en el hogar un gran fuego, y el olor del hendible cedro y de la tuya, que en él se
quemaban, difundíase por la isla hasta muy lejos; mientras ella (Calipso), cantando con
voz hermosa, tejía en el interior con lanzadera de oro (Od. 5.59ss.)
Oyeron a Circe que con voz pulcra cantaba en el interior, mientras labraba una tela
grande divinal y tan fina, elegante y espléndida, como son las labores de las diosas. […]
Confeccionó un potaje de queso, harina y miel fresca con vino de Pramnio (Od.
10.221ss.)
37
También aparecen tejiendo las otras mujeres amas de casa del poema: Helena,
Arete y, por supuesto, Penélope. Numerosos trabajos tratan acerca del tejido,
enfatizando en su simbolismo y doble sentido, que en Penélope resulta evidente. Así,
COURRENT (2006), GUALERZI (2007).
38
Cf. AGUIRRE CASTRO (1994) 309s.
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32
39
En palabras de SCHEIN (1995) 17: “The representation and description of a
variety of females —human women, goddesses and monsters— are among the more
striking features of the Odyssey”.
40
Cf. AGUIRRE CASTRO (1994) 310ss.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17 (2015)
Espacios y tiempos, personajes y sentimientos en contraste en Odisea
33
El cariño maternal es representado por dos ancianas, en importante
contraste entre sí, de nuevo: la una es su madre, Anticlea; la otra, Euriclea,
nodriza suya y de su hijo Telémaco (a los que ella crio y cuidó desde niños);
la una es reina, la otra esclava; y, fundamentalmente, se oponen porque la
una, difunta, habita en el Hades y la otra sigue viva, en Ítaca, de modo que
también se corresponden con los dos ámbitos contrarios: el del viaje y las
aventuras y el del hogar.
Por otro lado, en el Hades, hasta donde llega el héroe en su alucinante
viaje (canto 11), aparecen otras numerosas difuntas41 que rodean a Odiseo,
en una actitud neutra en ese caso: no son exactamente amigas que acudan
en su ayuda, pero tampoco son hostiles.
Afecto –amor— en cierta manera maternal puede considerarse
también el de Atenea42: esta, diosa (la única diosa olímpica de Odisea), frente
a las otras, humanas. La virgen Atenea, protectora de héroes por antonoma‐
sia, tiene a Odiseo como a uno de sus predilectos. Atenea ayuda y vela con‐
tinuamente desde el principio de la acción por Odiseo y por su familia casi
como un “hada madrina” o “ángel de la guarda”. Intercede por él ante su
padre, Zeus, en la asamblea olímpica y le convence para que envíe al
mensajero Hermes a liberar al héroe del poder dañino de las diosas Circe y
Calipso. Se enfrenta, por otro lado, con el dios Posidón, enemigo acérrimo
de Odiseo, con lo que encontramos otra importante contraposición, esta vez
entre dioses olímpicos: uno amigo y protector, otro enemigo y perseguidor;
de distinto sexo, de distinta generación43.
En clara oposición a la diosa Atenea se encuentran las otras dos
diosas del poema, antes mencionadas: la maga Circe y Calipso. Y ahora ya
41
El llamado “catálogo de heroínas”, cuya autenticidad ha sido cuestionado con
gran frecuencia. Discusión sobre el tema y diversas opiniones de los comentadores en
TSAGARAKIS (2000) 71ss.
42
MURNAGHAN (1995) 75 compara esta relación con la de Tetis y Aquiles en Ilíada,
así como la función respectiva de Atenea y Tetis y el plan de la ayuda divina. CLAY (1997)
hace un detenido estudio del personaje de Atenea en la Odisea y de su relación con Odiseo.
43
MURNAGHAN (1995) 65 muestra otro contraste: ella representa la civilización y
con su victoria hace que Odiseo retorne a la civilización y restaure sus valores en Ítaca,
mientras que la fase de acción controlada por Posidón se sitúa en la esfera fantástica y
anárquica, sin organización social.
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17 (2015)
Alicia Esteban Santos
34
entramos en el terreno del amor, propiamente44. Frente a la relación asexual
del héroe con la diosa virgen, su protectora, con estas dos el vínculo es de
unión sexual, explícita en el texto del poema. Por otra parte, ellas son diosas
muy particulares, que no habitan en el Olimpo entre las otras divinidades,
sino que cada una tiene su dominio en una isla apartada y exuberante. Son
sus ámbitos paradisíacos intermedios entre el cielo y la tierra; entre el
mundo salvaje de los monstruos y el civilizado de las cortes y sus palacios.
Y ellas, intermedias entre amigas y enemigas. Calipso retiene a Odiseo por la
fuerza durante siete años, y, aunque él ya no la quiere y llora constantemente
desando marchar, ella no lo habría permitido si no hubiera sido por la media‐
ción de Hermes, que le ordena de parte de Zeus —movido por Atenea— que
deje a Odiseo marchar. En eso radica la antítesis con Circe en lo que respecta a
su relación con el héroe, ya que Circe no le impide irse en cuanto él así lo
desea, e incluso le ayuda con sus sabias advertencias. Circe fue en principio la
más hostil, pues intentó convertir a Odiseo con su magia en un animal y
esclavizarlo, como había ya hecho con sus compañeros, y, sin embargo,
después se erigió en amiga y protectora. Pero, a la inversa, Calipso, que acogió
amorosa a Odiseo, se hizo a la larga totalmente perniciosa para él, robándole
la libertad y siete años de su vida.
En la última etapa de su viaje Odiseo tiene un encuentro con la don‐
cella Nausicaa (en canto 6). El episodio, que se manifiesta en clara contra‐
posición con los de las diosas, se desarrolla en otra isla; pero incluso en este
aspecto existe antítesis: los parajes selváticos y la vida en relativa soledad de
las dos diosas, frente al mundo civilizado y cordialmente familiar y social
de la muchacha mortal. Pero el contraste principal se advierte entre sus per‐
sonalidades y los tipos de afecto que les une a Odiseo. Nausicaa es una
joven45 que muestra una tierna relación con sus padres, los reyes Alcínoo y
44
DELEBECQUE (1980) 108ss. dedica un capítulo al tema de “les femmes d’Ulysse”
examinando la relación del héroe con Circe, con Calipso y con Nausicaa. También
AGUILAR FERNÁNDEZ (1994).
45
SHAPIRO (1995) 155 hace notar que en el rico panorama femenino de la Odisea
Nausicaa es quizás única, pues no es ni figura maternal como Euriclea o Anticlea,
ni esposa, como Penélope, Arete o Helena, ni una experimentada seductora, sino una
muchacha al borde de la madurez y el matrimonio. E indica que el episodio es raro en el
Ágora. Estudos Clássicos em Debate 17 (2015)
Espacios y tiempos, personajes y sentimientos en contraste en Odisea
35
Arete, como la de una hija de cualquier época, contemplada en su vida fa‐
miliar y cotidiana. Ella está en el momento crucial del tránsito a la madurez,
de modo que podría además ponerse en paralelo con Telémaco46, con la
oposición en cuanto a sexo y situación familiar (en un hogar estable y feliz
en el caso de Nausicaa).
Nausicaa, por otra parte, es generosa, confiada y hospitalaria, además
de sensible e inteligente47. Desde el primer momento siente compasión por
el desgraciado náufrago y su noble intención es auxiliarle, al contrario que
las diosas, las cuales, cada una a su manera, pretenden adueñarse de él,
recibir de él. Mientras que Nausicaa le da, sin pedir nada a cambio. Pero, sin
duda, Odiseo despierta el sentimiento en la jovencita —su primer amor
probablemente— , como prueban sus palabras en 6.244s.:
¡Ojalá a tal varón pudiera llamarle marido, viviendo acá: ojalá le pluguiere quedarse
con nosotros!
Y también su reacción de admiración al verle en su último encuentro
(8.457ss.)
Es un afecto casto, propio de una doncella, en antítesis con el de las
diosas, basado en el sexo. Y más fuerte aún es el contraste de la actitud de la
deliciosa joven mortal con respecto a la raptora y agobiante diosa Calipso,
en la etapa inmediatamente anterior del viaje48.
arte antiguo porque captar los matices psicológicos que son su principal interés superaba
las habilidades de los artistas.
46
Cf. AUSTIN (1975) 201S. De JONG (2001) 172 muestra el paralelo entre Nausicaa
cuidada por su nodriza, Eurimedusa (Od. 6.15‐19), y Telémaco por la suya, Euriclea
(Od. 1.428ss.)
47
BEYE (1968) 196 hace un breve y hermoso retrato de la jovencita Nausicaa.
AGUILAR (1994) 206 comenta de ella: “La princesa mantiene una conducta recatada… Es,
quizá, la única representante en el poema de una amor desinteresado y la única también
que despierta en el héroe sentimientos de gratitud”.
48
DELEBECQUE (1980) 123ss. comenta los contrastes entre sus caracteres así como
entre sus papeles respectivos, acentuados por Homero al aproximarlas en el tiempo.
También SEGAL (1994) 16s. señala la antítesis de Nausicaa en especial con Calipso, puesto
que los dos episodios se yuxtaponen. Por otra parte, confrontando el mito de la Odisea
con el de los Argonautas, se puede considerar que se complementan las dos
personalidades tan opuestas de Nausicaa y de Circe para componer la de Medea. Así
LOUDEN (2011) 136: “The Odyssey takes the already traditional figure of Medea and splits
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Sin embargo, el amor del viajero por su esposa y por su patria es pre‐
dominante, y ni las diosas exuberantes y lujuriosas ni la adolescente rebo‐
sante de generosidad e inocente encanto consiguen retenerlo49; ni las islas
paradisíacas ni la corte refinada y hospitalaria que unas u otras le ofrecen le
atraen tanto como su sencilla Ítaca. Y al fin las tres igualmente, con tristeza
—se supone—, le ven alejarse.
Por otra parte, la jovencita Nausicaa —cuyo personaje es de gran
riqueza— también muestra algún paralelismo y oposición con respecto a las
ancianas mortales, la madre y la nodriza de Odiseo, e incluso con la diosa
“hada madrina” (precisamente esta, Atenea, le ha infundido a la niña en un
sueño la idea de ir a la playa, para que le sirva de medio para auxiliar a su
protegido). Porque igualmente Nausicaa representa un afecto en cierta
manera maternal, de protección50. Se invierten los papeles, dadas las cir‐
cunstancias del momento, y ella, débil muchacha, toma bajo su cuidado al
fuerte y poderoso guerrero que conquistó Troya. Además, Nausicaa se
apoya para ejercer sus facultades de protectora en la ayuda indispensable
de sus padres, y en especial de su madre, la reina Arete (cuya influencia y
poder en apariencia superior al del esposo es un dato muy relevante51).Ante
esta envía al héroe, para que le suplique su favor:
Después que entrares en el palacio, atravesarás la sala hasta que llegues adonde mi
madre, sentada al resplandor del fuego del hogar, de espaladas a una columna, hila lana
purpúrea, cosa admirable de ver, y tiene detrás de ella a las eslavas. Allí también, cerca
del hogar, se levanta el trono en que mi padre se sienta y bebe vino como un inmortal.
Pasa por delante de él y tiende los brazos a las rodillas de mi madre. […] Si mi madre te
fuese benévola, puedes concebir la esperanza de llegar a tu casa. (Od. 6.303ss.)
her into two separate characters, the young princess Nausikaa and the more mature
witch Kirke, each retaining various motifs from Argonautic myth”.
49
Parece probable que en el episodio de Nausicaa el poeta tuviera en mente un
motivo de folktale, como indica SHAPIRO (1995) 156 : el apuesto extranjero llega del mar,
gana el corazón de la princesa y su mano en una competición de valor; pero no se
adaptaba al contexto de Odisea y el tema del regreso del héroe casado junto a su esposa.
50
Otro rasgo más de contraste en el paralelo que señalamos antes de Nausicaa con
respecto a Telémaco, si ella asume una función de “madre” en su vinculación con Odiseo.
51
Un estudio sobre la discutida importancia de Arete es el de WHITTAKER (1999).
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Espacios y tiempos, personajes y sentimientos en contraste en Odisea
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En esta breve escena descrita por Nausicaa (como una suposición
suya, que después se realizará en efecto) volvemos a encontramos a Odiseo
rodeado por mujeres, en este caso benévolas y maternales: la reina, su hija
que lo contempla en su imaginación, las esclavas.
Odiseo al fin, embarcando desde la isla de Esqueria, abandonando el
país de Nausícaa, llega a su destino, Ítaca. Allí, desde hace veinte años,
cuando él partió obligado para la guerra de Troya, le espera Penélope. Ella
representa el AMOR con mayúsculas, la familia, el hogar, la patria, la juven‐
tud perdida. Ella, la esposa, está en oposición a todas las demás mujeres del
poema. Y no sólo con las mujeres que rodean a Odiseo, sino también con
otras menos significativas en la trama, como Helena y, en especial, la sólo
mencionada Clitemestra52
Así pues, todo un mundo femenino en torno a Odiseo, en los más
diversos ámbitos, en las más diversas circunstancias. Distintas mujeres y
distintas diosas ofreciéndole un distinto tipo de amor: la pasión de las
diosas; el delicado, sutil y apenas esbozado amor juvenil de Nausicaa; el
tierno amor conyugal de Penélope.
Pero Penélope no es sólo la esposa del gran héroe rey de Ítaca; la
esposa fiel, enamorada y paciente arquetípica. Ella es muy relevante por sí
52
El paralelismo y oposición entre las figuras de Penélope y Clitemestra es muy
marcado. Cf. ESTEBAN SANTOS (2006) 102ss. y (2013) 165s., y ya se pone de manifiesto en
Odisea cuando Agamenón en el Hades le narra a Odiseo su propio asesinato a manos de
su esposa, Clitemestra (11.444ss.). Pero hay interpretaciones que lo rebaten, basándose
sobre todo en las palabras de la sombra de Agamenón a Odiseo (Od. 11.405ss. y, espe‐
cialmente, 441ss.), cuando le aconseja no fiarse demasiado de Penélope, aunque es, en
efecto, muy prudente y sensata. Cf. DEVEREUX (1982 = 1957) 261ss. MURNAGHAN (1987)
126 ve a Penélope tan peligrosa como Clitemestra, porque su posición —quiera ella o
no— atrae eventualmente a los enemigos a su casa. MARQUARDT (1985) 37 señala el para‐
lelismo entre Clitemestra y Penélope —aunque sean contrarias en cuanto a virtud en
Odisea— por su situación comparable intentando mantener el poder en su reino, y
porque sus hijos respectivos, Orestes y Telémaco, también se encuentran en una
situación paralela, sirviendo el primero (que castigó a Egisto) como modelo para que el
segundo ataque a los pretendientes. Sobre el tema, cf. KATZ (1991) 28ss. y 48ss.
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misma: una heroína de intensa personalidad, un personaje muy rico
psicológicamente, muy complejo53.
Penélope, protagonista femenina, es el contrapunto de Odiseo, su es‐
poso, protagonista masculino. Penélope, cuyo ámbito es el hogar, Ítaca, el
mundo refinado del palacio, el tiempo presente y futuro (el punto de des‐
tino y objetivo del héroe); mientras que el ámbito de Odiseo es el viaje, por
los mundos salvajes y hostiles, a lo largo del tiempo pasado.
En suma, se corresponden los contrastes en los diferentes aspectos:
los temas, los espacios, los tiempos, los personajes, así como también los
comportamientos y sentimientos de estos (que se muestran con gran diver‐
sidad): desde la ferocidad salvaje a la mayor hospitalidad y generosidad; de
la traición y el odio a la fidelidad y el amor en todos sus matices.
Correspondencias
(Todas las esferas de contraste se corresponden en términos generales)
ESTRUCTURA: 1ª mitad; gran variación — 2ª mitad; uniformidad en general.
TEMÁTICA: esfera del hombre; viaje, aventuras, cambio — esfera de la mujer;
hogar, vida cotidiana, permanencia.
fantasía; vida salvaje — realidad; vida familiar y social.
ESPACIOS: cuevas, lugares agrestes, selváticos, aislados — palacios, jardines,
lugares civilizados, en sociedad.
TIEMPOS: pasado, cambio adelante y atrás — presente en continuidad lineal.
PERSONAJES: seres fantásticos y salvajes; hombres marineros — seres reales y
civilizados; mujeres y sirvientes.
SENTIMIENTOS: odio, hostilidad, voracidad — amor, amistad, hospitalidad.
53
Por ello se le han dedicado numerosos estudios examinando su personalidad,
como los de MACTOUX (1975), KATZ (1991), FELSON RUBIN (1994), el colectivo editado por
COHEN (1995), KARAKANTZA (1997), CALERO SECAL (2002), LÓPEZ FÉREZ (2003), ESTEBAN
SANTOS (2013), entre otros muchos.
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Espacios y tiempos, personajes y sentimientos en contraste en Odisea
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Espacios y tiempos, personajes y sentimientos en contraste en Odisea
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* * * * * * * * *
Resumo: Na Odisseia encontramos numerosos contrastes, nos mais diversos aspetos,
entre os quais há correspondência: espaços, tempos, estrutura, temática, personagens,
comportamentos. Há dois temas fundamentais que se opõem: a viagem do herói,
o marido, que corresponde à mudança, à mobilidade e à multiplicidade de espaços por
meio de uma diversidade de personagens num mundo de fantasia (tempo passado,
em mudança; primeira metade do poema). Em oposição, a espera da esposa, limitada a
um único espaço permanente, o lar, entre pessoas normais da realidade (tempo presente
contínuo; segunda metade).
Palavras‐chave: Odisseia; contrastes; viagem/lar; homem/mulher; fantasia/realidade;
tempo e espaço.
Resumen: Numerosos contrastes encontramos en Odisea en los más diversos aspectos,
entre los que hay correspondencia: espacios, tiempos, estructura, temática, personajes,
conductas. Dos temas fundamentales se contraponen: el viaje del héroe, el esposo,
que equivale al cambio, a la movilidad y la multiplicidad de espacios a través de una
diversidad de personajes en un mundo de fantasía (tiempo pasado, cambiante; primera
mitad del poema). Frente a esto, la espera de la esposa, limitada a un único espacio
permanente, el hogar, entre seres cotidianos de la realidad (tiempo presente continuo;
segunda mitad).
Palabras clave: Odisea; Contrastes; Viaje/hogar; Hombre/mujer; Fantasía/realidad;
Tiempo y espacio.
Résumé: Il existe de nombreux contrastes dans l’Odyssée, et ce dans les aspects les plus
variés, parmi lesquels il y a de la correspondance: l’espace, le temps, la structure, la
thématique, les personnages, les conduites. Il y a deux thèmes fondamentaux qui
s’opposent: celui du voyage du héros, le mari, qui correspond au changement, à la
mobilité et à la multiplicité d’espaces, où se meut une diversité de personnages dans un
monde de fantaisie (temps passé, en changement ; première moitié du poème); et celui
de l’attente de la femme, limitée à un seul espace permanent, le foyer, où il existe des
êtres quotidiens, appartenant à la réalité (temps présent continu; deuxième moitié).
Mots‐clés: Odyssée; contrastes; voyage/maison; homme/femme; fantaisie/réalité; temps et
espace.
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