Omision y Negligencia
Omision y Negligencia
Omision y Negligencia
y LA NEGLIGENCIA *
WOLFGANG SCHONE
Universidad de Bonn
va" (4) implicaría en lo esencial repetir los argumentos que ya en 1959 Armin
.Kaufmann adujera contra esta teoría (5). En todo caso, cabe agregar lo siguien-
te: La vitalidad de la teoría de la expectativa está manifiestamente vinculada con
la vaguedad que.presenta el concepto de omisión, "no realización de una acción
posible" , en la medida en que la posibilidad de la acción es entendida únicamen-
te en un sentido "físico-real"; si se reconocen también los componentes síquicos
de la posibilidad de la acción, ya no hay necesidad de una delimitación más pre-
cisa a través de la característica de la "expectativa" (6). Sobre todo, parece no
(4) Cfr. por ejemplo, Blei, Strafrecht, l. Allgemeiner Teil, 16 edición, Munich 1975,
pág. 69 y S.; Bockelmann, Strafrecht, Allgemeiner Teil, 2" edición, Munich 1975, pág. 129;
Dreher, Strafgesetzbuch mil Nebengesetzen und Verordnungen, 36 edición, Munich 1976,
Nota 4 antes del § 1; Gallas, ZStW 67 (1955), pág. 8 Y s. Y nota 28; Hardwig, ZStW 74
(1962), pág. 29 Y S.; Maurach, Deutsches Strafrecht" Allgemeiner Teil, 4" edición, Karl-
sruhe 1971, pág. 586; Rudolphi en Rodolphi-Horn-Samson-Schreiber, Systematischer Kom-
mentar zum Strafgesetzbuch, tomo 1, Parte general, Francfort 1975, nota 4 antes del §
13 Y SS.; Stree en Schonke-Schroder, Strafgesetzbuch, 18 edición, Munich 1976, nota 139
antes de § 13 y SS.; Schmidhauser, Strafrecht, Allgemeiner Teil, 2" edicióli'; Tubinga 1975,
16/8, pág. 654; Wessels, Strafrecht, Allgemeiner Teil, 6" edición, Karlsruhe y Heidelberg
1976, pág. 133.
(5) Dogmatik, pág. 50 Y SS.; del mismo autor "Unterlassung und Vorsatz" en Fest-
schrift für Hellmuth von Weber, Bonn 1963, págs. 207 y SS., 216. Cfr. además Grande-
rath, Die Rechtspflicht zur Erfolgsabwendung aus einem vorangegangenen gefiihrdenden
Verhalten bei den unechten Unterlassungsdelikten. Tesis doctoral, Friburgo de Brisgovia
1961, pág. 29; Grünwald, Das unechte Unterlassungsdelikt.Tesis doctoral, Gotinga 1956,
pág. 16 YSS.; ROdig, Die Denkform der Alternative in der Jurisprudenz, Berlín-Heidelberg-
Nueva York 1969, pág. 49 Y S.; Schaffstein, "Tatbestandsirrtum und Verbotsirrtum" en
G6ttinger Festschrift für das OLG Celle, Gotinga 1961, pág. 175 Y SS., 201 Y S.; Welzel,
Das Deutsche Strafrecht, 11 edición, Berlfn 1969, pág. 201 Y s.
(6) Naturalmente, "no tiene ningún sentido decir de un huésped en una reunión que
transcurre en plena armonía que 'omitió' dar una bofetada al anfritrión" pero no. como
Gallas piensa (ZStW 67 -1955-, pág. 9 nota :28) porque la bofetada "no era de esperar des-
de ningún punto de vista" sino porque el huésped satisfecho ni remotamente pensaba en
la posibilidad de una acción de este tipo y por tanto -en contra de la opinión de Gallas-
no era capaz de realizar la acción de abofetear. También es equívoco, como lo hace Stree
(Schonke-Schioder, nota 139 antes de los §§ 13 Yss.) decir que' 'en una determinada situa-
ción uno podría hacer millones de cosas"; pues referida a una determinada situación, el
número de representaciones que pueden proporcionar fines de acción es extraordinaria-
mente limitado. Lo que es evidente con respecto a la acción, es decir, que la persona no
puede hacer muchas cosas simultáneamente, vale también con toda razón para la omisión:
una persona concreta en una situación concreta puede omitir muy poco, es decir, sólo lo
poco que en ese momento llega a su conciencia como (posible) fin de acción. El que los
contenidos de conciencia (recíprocamente excluyentes) puedan ser millones, es otro asunto.
, Mientras que las objeciones en contra del concepto de omisión de Armin Kaufmann'
apuntan más bien al hecho de que la capacidad de acción es concebida de manera demasia-
do estrecha y en cierto modo demasiado perfilada, parece -en la medida en que ello pue-
de apreciarse- que sólo Engisch formula objeciones que se mueven en dirección contra-
ria: "La delimitación del momento de la capacidad de acción como característica de la
omisión no me parece estar libre de arbitrariedad. Por ejemplo, ¿un médico que no ha
inyectado suero a un niño enfermo de difteria 'no ha omitido' esta medida curativa por-
que no había reconocido la enfermedad y por lo tanto tampoco el fin de la acción? ¿O
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(8) De manera diferente también: Blei, Strafrecht I, pág. 276; Geilen, Strafrecht, AI-
gemeiner Teil, ·Bochum 1976, pág. 233 con pág. 229; Granderath, Rechtspflicht, pág. 27;
Heimann-Trosien Wolff en Strafgesetzbuch, Leipziger Kommentar, tomo 1, 9" edición,
Berlín-Nueva York 1974. Introducción nota 128 y SS., especialmente 131; Maurach. Stra-
frecht AT, pág. 587; Sch6nke-Schr6der-Stree, StGB, nota 143 antes de los §§ 13 Y ss.
Sin una clara toma de posición con respecto a los presupuestos síquicos de la posibili-
dad, por ejemplo, Bockelmann, Strafrecht, pág. 129; Dreher, StGB, nota 4 antes del §
1; Engisch; "Tun und Unterlassen" en Festschrift für Wilhelm Gallas, Berlín 1973, págs.
163 y ss., 175; Lackner, StGB, nota 2 a, c al § 13; Naucke, Strafrecht, Eine Einführung,
Francfort 1975, pág. 288; Otto, Grundkurs Strafrecht, Berlín-Nueva York 1976, pág. 165.
(9) efr. por ejemplo Lampe ZStW 79 (1967), págs. 476 y ss, 483; Schmidhiiuser, Stra-
frecht, 16/66, pág. 680 Ys.; Schünemann, Grund und Grenzen der unechten Unterlassung-
sdelikte, Gotinga 1971, pág. 30 Y s; Wes~els, Strafrecht, pág. 133.
(10) Dogmatik, pág. 35 Y ss. especialmente pág. 40 Y ss.
(11) Strafrecht, pág. 201.
(12) Así también Bacigalupo, Lineamientos de la teorra del delito, Buenos Aires 1974,
pág. 153; Horn, Verbotsirrtum und Vorwerfbarkeit, Berlín 1969, págs. 94 y ss.; Zielinski,
Handlungs- und Erfolgsunwert im Unrechtsbegriff, Berlín 1973, pág. 170. Cfr. además
Hellmuth Mayer, Strafrecht, AlIgemeiner Teil, Stuttgart 1967, pág. 75 nota 3 y Biirwinkel
(Zur Stnlktur der Garantieverhii/tnisse bei den unechten Unterlassungsdelikten, Berlín 1968,
pág. 32) para quien la falta o la existencia de una voluntad de realización efectiva es decisi-
va.
(13) Rudolphi, SK, nota 3 antes del § 13; además, Gallas ZStW 67 (1955) págs. 40 '
Y ss.; Herzberg, Die Unterlassung im Strafrecht und das Garantenprinzip, Berlín 1972, págs.
200 y ss.; Stratenwerth, Strafrecht, AlIgemeiner Teil I, 2" edición, Munich 1976, pág. 283,
nota 1031. Grünwald quien en un primer momento (Unterlassungsdelikt, pág. 9 y ss) h"a-
bía referido la posibilidad de la acción a la realización de una decisión pensada, parece
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b) Esto significa, por una parte: En la medida en que con respecto a la posi-
bilidad de la acción se presuponen componentes síquicos, el acuerdo acerca del
concepto de omisión ya es muy amplio. Lo único que se discute es si el conoci-
miento o la cognoscibilidad del fin de la acción forma parte de él (14). Pero,
por otra parte, la divergencia que aún resta de ninguna manera ,es irrelevante.
Si bien es cierto que no tiene consecuencia alguna en el ámbito de los delitos de
omisión (cuasi) dolosos (15), conduce precisamente al centro de la cuestión acer-
ca de la amplitud y de los presupuestos de la omisión culposa punible.
El intento de asumir una posición ante esta problemática puede tomar por
. lo pronto como punto de partida la consideración de los resultados de estas di-
vergentes concepciones. Si fuera de los casos del fracasado intento de cumpli-
miento del mandato -el intencionado salvamento de quien se está ahogando fra-
casa porque no se arrojó a la debida distancia el salvavidas- no existiera ningu-
na necesidad de punibilidad, no sería difícil entonces deddirse de inmediato por
el concepto más estrecho de omisión sustentado por Amin Kaufmann.
¿Qué podría decirse en esta dirección? Por lo pronto, ¿que en una serie de
fallos, la concepción de la negligencia como "omisión del debido cuidado" (18)
conduce a que una gran cantidad de formas de comportamiento sean tratadas
como delitos de omisión, cuando en realidad se trata de la realización de accio-
nes negligentes, es decir, de delitos por comisión (19)? Además, ¿que en un com-
plejo de estados de cosas a menudo juegan un papel acciones y omisiones y que
entonces puede lograrse un castigo adecuado ya a través de la aplicación de las
disposiciones sobre delitos culposos por comisión, tanto más cuanto que éstas,
según la opinión dominante (20), tienen prioridad en virtud de las reglas sobre
concurso de delitos? Y además, ¿que con el castigo de delitos culposos de comi-
. (18) Así, por ejemplo, Niese, Finalitiit, Vorsatz und Fahr/iissigkeit, Tubinga 1951, pág.
62; Lange ZStW63 (l9Si), pág. 505; cfr. también Henke1, "Zumutbarkeit und Unzumut-
barkeit als regulatives Rechtsprinzip" en Festschrift für Edmund Mezger Munich 1954,
págs. 249 y ss., 382; Herzberg, Unter/assung, págs. 237 y ss; Arthur Kaufmann,Das Schu/d-
prinzip, Heidelberg 1961, pág. 160; Meyer-Bahlburg, Beitrag zur Er6rterung der Unter/as-
sungsdelikte, tesis doctoral, Hamburgo 1962, págs. 4, 17; Kantorowicz, Unechtes
Unter/assungs- und unbewusstes Fahr/iissigkeitsdelikt, tesis doctoral, Heidelberg 1931, págs.
45 y ss.; Krauss, ZStW76 (1964), págs. 44 y s.; Pfander, Die Rechtspflicht zum Hande/n
aus Vertrag beim unechten Unter/assungsde/ikt, tesis doctoral, Basilea 1967,1; Rower, NJW
1958, pág. 1528 Y s.; Stratenwerth, Strafrecht, pág. 62, nota marginal148. Ver además
los esfuerzos de Radbruch (ZStW 24 -1904- pág. 346) Y de Goldschmidt (OZfStR 1913,
pág. 153) para aprehender la esencia de la negligencia con la ayuda de un recurso a las
omisiones.
(19) Al respecto; Nowakowski JZ, pág. 335 y ss., 337; Armin Kaufmann, ZfR 1964,
págs. 41 y ss., 46; Oehler, "Die erlaubte Gefahrsetzung und die Fahrlassigkeit" en Fest-
schrift für Eberhard Schmidt, Gotinga 1961, pág. 232 y ss., 241; cfr. también Engisch,
Gallas-Festschrift, pág. 163 y ss., 184 y ss.; Jakobs, Studien zum fahr/iissigen Erfo/gsde-
/ikt, Berlín 1972, pág. 61 y s.; Roxin, ZStW74 (1962), págs. 411 y ss., 413 y ss., 419; Schü-
nemann, "Neue Horizonte der Fahrlassigkeitsdogmatik?" en Festschriftfür Friedrich Schaff-
.stein, Gotinga 1975, págs. 159 y ss., 162 nota 23; Spende1, "Zur Unterscheidung von Tun
und Unter1assen" en Schmidt-Feschrift, pág. 183 y ss., 193 y s.; Zielinski, Hand/ungs- und
Erfo/gsunwert, págs. 154 y ss., 172 y ss.; Kantórowicz (Unter/assungsdelikt, pág. 42 y ss.)
sostiene, desde luego, que injustamente muchas omisiones negligentes serían consideradas
y tratadas como casos de comisión.
(20) Cfr. por ejemplo, BGH St 3, 65 y ss., 68 = JZ 52, pág. 595; Furtner NJW 1961,
pág. 1196; Grünwald, Unter/assungsdelikt, pág. 22; Kaun, Die Beteiligung am Se/bstrno;d
a/s strafrechtliches Prob/em, tesis doctoral, Hamburgo 1960, pág. 89; Mosl, LK, nota 25
al § 330 c; Roxin ZStW74 (1962), pág. 417 nota 24; por lo que respecta al asunto mismo,
también Kantorowicz, Unter/assungsde/ikt, pág. 45 infra.
OMISION y NEGLIGENCIA 83
Sin embargo, no son sólo los resultados de punibilidad los que deciden acerca
de la corrección del concepto de omisión. Más bien, yen primer lugar, hay que
examinar las fundamentaciones que se dan para las posiciones opuestas. Para
ello, hay dos puntos de partida: El fenómeno de la capacidad de actuar (1) y la
concepción de la negligencia (11).
side en que, ya antes del estadio en el que quien no actúa tiene la concepción
del fin, se habla de capacidad de actuar.
b) ¿Y qué pasa con las fundamentaciones que son esgrimidas para esta tesis
opuesta?
(35) Strafrecht, pág. 316, nota al margen 1168. Con razón señala Stratenwerth (Stra-
frecht, pág. 283, nota al margen 1031) que "capacidad de acción" no significa una propie-
dad general de la persona, sino la capacidad para realizar una acción bien concreta en una
situación dada.
(36) Strafrecht, pág. 283, nota al margen 1031.
(37) Strafrecht, pág. 61, nota al margen 144.
(38) Strafrecht, pág. 61, nota al margen 144.
(39) Strafrecht, pág. 61, nota al margen 144.
(40) Grund, pág. 41 Y s.
88. WOLFGANG SCHONE
Ahora bien, por cierto que habrá de lograrse acuerdo en el sentido de que
existen deberes de prestar atención a la existencia de determinados fines de ac-
ción.y que la determinación de s.us presupuestos es sumamente problemática. Ya
hace años, Armin Kaufmann señaló la posibilidad de que existan normas que
impongan el deber de adquirir capacidad para una determinada acción (43).
No hay forma de evitarlo: El que por ejemplo el bañero sea capaz de salvar
a quien se está ahogando y a quien no ha visto no puede depender del deber de
mirar a su alrededor para si hay personas que se están ahogando; pues en este
caso -en contra de lo que sostiene Schünemann- la "cognoscibilidad" no se-
ría un "estado de cosas ontológico". Y si no se quisiera destacar el deber sino
(41) Con esto se muestra que la omisión es una forma de comportamiento humano
y que posee un sustrato real. En verdad, la existencia de la acción es negada pero la capaci-
dad para esta acción necesita de una constatación positiva; está sometida a un juicio exis-
tencial. Así pues, en el caso de la finalidad potencial -para decirlo puntualmente- la 'fi-.
nalidad' es irreal, es un mero elemento de referencia; sin embargo la 'potericialidad' tiene
realidad" (Dogmatik, pág. 49).
(42) Schünemann, Grund, págs. 41 y ss.
(43) Dogmatik, pág. 41, nota 88.
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punibilidad y finalidad potencial. Pero así como es seguro que sólo puede ser
castigada la omisión de acciones posibles individuales, también es seguro que "el
legislador puede amenazar la imposición de una pena para el caso en que alguien
no realice la acción que se encuentra dentro de su alcance fáctico, por no tener
conciencia del fin evidente. Si, por ejemplo, un baflero no presta atención y por
ello no escucha el grito de socorro; notoriamente no se ve que "exista ninguna
razón para que no deba ser castigado ... por homicidio culposo". Aun cuando
al bañero sólo le sea cognoscible la existencia del niño, es posible hablar, sin vio-
lar la lógica lingüística y la lógica objetiva, de su capacidad para realizar la ac-
ción de salvamento (47). .
Por lo que respecta a las cosas mismas hay que admitir con Schünemann
"que el legislador puede amenazar con la pena para el caso de que alguien no
realice la acción que se encuentra a su alcance fáctico por no tener conciencia
de la finalidad evidente" (48). ¿Qué podría impedir al Parlamento Federal san-
cionar un texto de este tenor? Pero el legislador no lo ha hecho. En la ley apare-
cen sólo las palabras "por negligencia" o "negligentemente", que no dicen lo
más mínimo acerca de la cognoscibilidad de la finalidad de la acción. Y aun cuando
el legislador quisiera utilizar las palabras de Schünemann para el establecimien-
to de una pena; quedaría siempre abierta la cuestión de saber si esta regulación
sería la correcta. Si para esta decisión ha de ser relevante la lógica objetiva, en-
tonces, para una respuesta positiva, habría que aportar más que la referencia
a la existencia del texto legal o la observación de que "simplemente no se ve que
haya ninguna razón" (49) para que no deba castigarse.
Esta observación y finalmente la objeción de que Kaufmann habría exten-
dido demasiado el alcance de la correspondencia entre punibilidad y finalidad
potencial (50) permiten ver claramente qué es lo que mueve en realidad a Schü-
nemann a sostener que argumenta desde el punto de vista de las estructuras lógico-
objetivas: el temor de que si la "punibilidad" se orienta por la finalidad poten-
No habrá de analizarse aquí una vez más (56) el concepto negativo de ac-
ción de Herzberg (57). Por ello, basta lo siguiente: Si Herzberg en su ejemplo
quisiera tomar en serio la formula "acción causal con respecto a la destrucción
de la cosa" (58), coincidiría con el principio de los finalistas que niegan aquí una
acción de destrucción de una cosa y aceptarían una acción final de caminar con
la consecuencia causal, no final, de destrucción de una cosa. Pero esto significa-
ría: Así como en caso de no conocimiento de la existencia de la lente existe una
acción de destrucción de una cosa, así también, en caso de que este conocimien-
to falte. no puede hablarse de una omisión de la conservación de la cosa (por
ejemplo, desviando los pasos). El que el resultado de Herzberg sea diferente se
debe a lo siguiente: En contra de su propia formulación, también en el caso en
que falta una representación del objeto en el que se actúa, Herzberg supone una
acci6n de destrucci6n de una cosa y utiliza este concepto del hacer activo en la
comparación con la omisión. Con ello, la polémica acerca del contenido del deli-
to de omisión remite directamente, una vez más, a las discusiones acerca del con-
cepto de acción. En mi opinión, aquí hay que dar preferencia al concepto fina-
lista de la acción, sin que esto haya de ser aquí fundamentado especialmente.
Pero, sea como sea, la discusión del concepto de omisión en "sentido jurí-
dico" conduce a la otra cuestión de saber qué papel juega al respecto el "moti-
vo" en particular. Así como Herzberg hace depender la omisión, por una parte,
de los indiCios que se presentan y, por otra, vincula el motivo "también y,sobre
todo" con una norma de deber ser, dos principios parecen tener importancia acu-
mulativa: Por una parte, el motivo para descubrir el fin de la acción podría ser
que sin la correspondiente norma de deber ser no exite "ninguna razón", niguna
necesidad de averiguación, y por otra, que tienen que ser Conocidos determina-
dos síntomas, indicios, para la existencia de la situación tipificada a fin de que
pueda llevarse a cabo la tarea de descubrir un fin de acción.
Con respecto a las normas de deber ser, que han de constituir un presupues-
to de este motivo, hay que partir del hecho de que su objeto no es la realización
de un determinado fin de acción (por ejemplo, evitar una muerte) sino el descu-
brimiento de un fin desconocido de acción. De otra manera, no puede entender-
se la referencia al que reside en el descubrimiento de una finalidad de acción.
Por lo que respecta a la existencia de tales normas, cabe por lo pronto formular
ciertas dudas acerca de que una "situación concreta" pueda crear normas de de-
ber ser; y, además, no es nada claro que normas extrajurídicas, cuyos criterios
permanecen abiertos, deben tener el efecto de constituir omisiones en sentidoju-
rídico. Naturalmente, Herzberg podría aquí responder que estas dudas sólo afectan
a una parte de las normas de deber ser por él supuestas. Pero, aun cuando se
conceda la existencia de determinadas normas jurídicas que ordenan prestar aten-
ción en situaciones tipificadas, no queda demostrado con ello de manera alguna
su relevancia para la capacidad de actuar y, por tanto, para el concepto de omisión.
Naturalmente, con esto no se ha dicho nada acerca del otro principio "fác-
tico", es decir, que nose trata de una omisión cuando quien no actúa conoce,
positivamente el fin de la acción sino ya cuando hay síntomas que, en cierto mo-
do, imponen la representación del fin de la acción. Aquí, por lo pronto, es co-
rrecto que la posibilidad "físico-real" de llevar a cabo un determinado proyecto
de acción no alcanza por sí misma para constituir la capacidad para la realiza-
ción de una determinada acción cuando se la amplía con las fuerzas intelectual-
espirituales de la respectiva persona; pues estas fuerzas necesitan un punto de
apoyo para poder desarrollarse en concreto. Además, puede ser correcto que ha-
ya casos en los cuales el conocimiento de indicios provoca un proceso de refle-
xión y de análisis que concluye con la representación de un fin de acción -por
ejemplo, "salvar"- y permite luego la planificación y realización del salvamen-
to propiamente dicho. Pero sería erróneo creer que el concomiento de "indicios"
desencadena, en cierto modo automáticamente, un proceso de este tipo; ya por
ello no es posible hablar de capacidad de acción (con respecto al salvamento)
sólo sobre la base de un "conocimiento de indicio". Pero, sobre todo, se carece
de todo criterio que permita hablar de un "motivo"; pues el "motivo" -a dife-
rencia del conocimiento de un determinado fin de acción- no está delimitado
a partir de sí mismo. En los casos de mera cognoscibilidad, en los cuales se que-
da en el desconocimiento del fin de la acción, más bien lo único que en realidad
puede decirse es que las circunstancias conocidas no eran suficientes para la ob-
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dad de actuar; pero de una de estas capacidades se infiere la otra. Así pues, tam-
bién en el caso de la cognoscibilidad de una situación tipificada puede darse un
delito de omisión (negligente) (60).
En gran parte debido a esta razón, gana terreno la concepción de que los
Ya esto hay que referirse. Lo que Struensee pone de manifiesto bajo el as-
pecto de la relación del principio de inversión y la negligencia puede también ser
mostrado desde otro punto de partida. En el ámbito de la comisión, un mismo
concepto finalista de la acción permite vincular a los fenómenos por ella captá-
dos, tanto delitos dolosos como culposos. No otra es la situación en el ámbito
de la omisión. Lo que describe el concepto de omisión de Armin Kaufmann pue-
de ser una base no sólo para delitos (cuasi) dolosos sino también culposos, sin
que fueran trazados límites desde el concepto de omisión. La diferencia entre
delitos dolosos y culposos no se basa precisamente en apartamientos estructura-
les dentro de la respectiva forma de comportamiento "acción" u "omisión",
sino que se sigue más bien de la vinculación con respectivamente otros conteni-
dos de la finalidad realizada (acciones) o (en el caso de las omisiones) no realiza-
da pero posible.