Biologia Molecular en Medicina Unam

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Bustos Jaimes I, Castañeda Patlán C, Oria Hernández J, Rendón Huerta E, Reyes Vivas

H, Romero Álvarez I (eds). Mensaje Bioquímico, Vol. XXXII. Depto de Bioquímica, Fac
de Medicina, Universidad Nacional Autónoma de México. Cd. Universitaria, México, D.F.,
MÉXICO (2008).
(http://bq.unam.mx/mensajebioquimico)
(ISSN-0188-137X)

BIOLOGÍA MOLECULAR EN MEDICINA

José Navarro Partida1, Ana Soledad Sandoval Rodríguez1,


Juan Armendáriz Borunda1,2*
1. Instituto de Biología Molecular en Medicina y Terapia Génica
Centro Universitario de Ciencias de la Salud. Universidad de Guadalajara
Sierra Mojada No. 950, Puerta 7. Col. Independencia. C.P. 44340 Tel/Fax (33)1058-5317
2. OPD Hospital Civil de Guadalajara
*[email protected]

Resumen

La medicina molecular, la medicina genómica, la farmacogenómica el diagnóstico


molecular y la terapia génica han sido el resultado del impacto de la biología molecular en las
ciencias médicas. Estas áreas de la investigación biomédica han permitido el avance en el
conocimiento de la patogenia de los padecimientos humanos, el desarrollo de novedosas
estrategias terapéuticas (como es el caso de la medicina del RNA), el mejoramiento de
tratamientos farmacológicos y la implementación de métodos diagnósticos precisos.

Palabras clave: Medicina molecular, medicina genómica, farmacogenómica, diagnóstico


molecular, terapia génica.

Abstract

Molecular medicine, genomic medicine, pharmacogenomics, molecular diagnosis and


gene therapy resulted from the impact of molecular biology on medical sciences. These biomedical
research areas have a strong impact in the knowledge of the pathological basis of human diseases,
the development of new therapeutic strategies (like RNA medicine), the improvement of
pharmacological therapies and the implementation of accurate diagnostic methods.

Keywords: Molecular medicine, genomic medicine, pharmacogenomics, molecular diagnosis,


gene therapy.
MENSAJE BIOQUÍMICO, Vol. XXXII (2008)

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Introducción

Las células son las unidades funcionales de cualquier organismo vivo. Las instrucciones
necesarias para dirigir sus actividades están contenidas en los cromosomas del núcleo celular y
son conocidas en su conjunto como información genética. La información genética se encuentra
almacenada en el acido desoxirribonucleico (DNA) en forma de un código, denominado código
genético. Un segmento de DNA de localización cromosómica precisa que contiene el código para
un producto (proteína o RNA) de función definida se denomina gen. La información del gen es
transferida a los diferentes compartimentos celulares a través del ácido ribonucleico (RNA) y es
transmitida de una célula madre a las hijas por duplicación del material genético (DNA) [1].

Los procesos celulares involucrados en la transferencia y transmisión de la información


genética en la célula constituyen la materia de estudio de la biología molecular. La biología
molecular puede ser definida como una disciplina que se ocupa del estudio de la vida a nivel
molecular. Se fundamenta en un “dogma central” (Figura 1), que establece el flujo de la información
genética en la célula (DNA RNA Proteína) [1].

Para el estudio de la transferencia y la transmisión de la información genética, los biólogos


moleculares han desarrollado técnicas que permiten la manipulación de los ácidosnucleicos (DNA
y RNA), denominadas técnicas del DNA recombinante; con este mismo fin han propuesto y
perfeccionado procedimientos para el estudio de los productos de la expresión de los genes (RNA
y proteínas) [1,2].

La medicina molecular es la ciencia biomédica que utiliza las técnicas de la biología


molecular en el estudio de las enfermedades humanas.

El impacto de la biología molecular en las ciencias médicas se vio potenciado por el


“Proyecto Genoma Humano”, investigación multinacional que estableció la secuencia de bases del
DNA contenido en los cromosomas humanos. El Proyecto del Genoma Humano ha logrado
determinar el orden preciso de los cerca de 3,200 millones de nucleótidos del genoma y elaborar
un mapa que ubica a sus 30 a 40 mil genes. [3,4]. Para la medicina, el conocimiento de la secuencia
completa del DNA humano constituye una poderosa herramienta para la investigación en
biomedicina que ha permitido el avance en el conocimiento de la patogenia, el desarrollo de nuevas
terapias y la implementación de métodos diagnósticos precisos (Figura 2).

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Figura 1. Dogma central de la biología molecular.

Figura 2. Impacto de la biología molecular en la medicina. El conocimiento y las


técnicas generadas por la biología molecular influyen en el diagnóstico y el
tratamiento de las enfermedades humanas. La incorporación de la biología
molecular a la medicina ha sido impulsada por el avance tecnológico y la
comprensión de la información genética producidos por el Proyecto Genoma
Humano.

Medicina genómica

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Las diferencias morfológicas, fisiológicas, bioquímicas y moleculares entre individuos de la


misma especie (diferencias fenotípicas), son producto de las variaciones en la secuencia del DNA
(variaciones genotípicas). Los cambios en la secuencia del DNA que se presentan con una
incidencia superior al 1% reciben el nombre de polimorfismos, si la incidencia es menor son
llamadas mutaciones. En el genoma se identifican diferentes tipos de polimorfismos; VNTRs (de
Variable Number Tandem Repeats) y SNPs (de single nucleotide polymorphism). Los SNPs
(variaciones heredadas en una sola base) explican alrededor del 90% de la diversidad fenotípica
en el humano [5,6].

El estudio de los polimorfismos y su asociación con las enfermedades humanas es el área


de investigación de la llamada medicina genómica, la cual se define como el uso de análisis
genotípicos rutinarios para mejorar los cuidados de la salud del individuo [7]. De la relación entre
los polimorfismos y las enfermedades humanas que se derivan de las investigaciones en medicina
genómica surge el término de “susceptibilidad genética”, es decir, un polimorfismo o conjunto de
estos que confieren propensión genética al desarrollo de ciertas enfermedades o bien a
complicaciones de estas. La capacidad de predecir con cierta exactitud los riegos de padecer
enfermedades donde los genes jueguen un papel fundamental hace posible la aplicación de
medidas preventivas que limiten o incluso eviten los padecimientos y sus complicaciones. La
variabilidad genética no sólo es capaz de identificar la susceptibilidad a los padecimientos, puede
predecir además la evolución de estos y su respuesta a las terapias farmacológicas; claro ejemplo
de ello son los polimorfismos encontrados en pacientes con DM que se asocian a nefropatía
diabética severa [8].

Farmacogenómica

La evaluación de las reacciones tóxicas y adversas de los fármacos es un requisito


indispensable para su uso terapéutico. Idiosincrasia es el término acuñado por la farmacología
para definir las reacciones individuales (tanto terapéuticas como toxicas) que puede experimentar
un individuo tras la administración de una terapia farmacológica; en definitiva, la respuesta
individual a las drogas es determinada por el genotipo [9,10].

De los estudios de variabilidad genética se derivó la farmacogenómica, disciplina que


evalúa la influencia de los polimorfismos genéticos en la respuesta a los fármacos. Las
evaluaciones farmacogenómicas de los nuevos activos e incluso de los ya existentes permitirán
incrementar la eficiencia y bioseguridad de los tratamientos farmacológicos para generar un
tratamiento justo a la medida del genotipo, en otras palabras, fármacos hechos a la medida [10].

Medicina molecular y patogenia

Es clara la implicación de la biología molecular en el estudio, diagnóstico y tratamiento de


padecimientos genéticos hereditarios ocasionados por mutaciones; sin embargo, todas las
enfermedades humanas poseen un componente genético bien hereditario o como resultado de la
respuesta del organismo a los estímulos del medio, como las toxinas o los virus.

La exploración de las funciones de cada gen humano y de sus implicaciones en la


enfermedad revela cómo el genotipo se relaciona con la génesis y evolución de los padecimientos.
Con el conocimiento de las bases moleculares de las enfermedades es posible identificar
marcadores para el diagnóstico temprano y nuevos blancos terapéuticos, así como desarrollar
estrategias terapéuticas novedosas y efectivas que en su conjunto permitan mejorar la atención a
la salud.

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Por ejemplo, actualmente está bien documentada la estrecha asociación entre la génesis
del cáncer de mama y las mutaciones de los genes BRCA. Los genes BRCA 1 y 2 funcionan como
supresores tumorales [11,12]; mutaciones en estos genes producen la pérdida de su función y por
lo tanto conducen a proliferación celular descontrolada. La detección de portadores de mutaciones
en BRCA1 y BRCA2 tiene un gran impacto sobre la práctica médica, permite implementar
estrategias de prevención y diagnóstico temprano en miembros de familias con individuos
afectados, además de permitir predecir la evolución (agresividad) del cáncer de mama para en
última instancia determinar el manejo más adecuado [13].

Diagnóstico molecular

La biología molecular ha venido a revolucionar los estudios diagnósticos de enfermedades


hereditarias y adquiridas. Las técnicas moleculares aplicadas al diagnóstico ofrecen mayor
sensibilidad, especificidad y rapidez con requerimientos mínimos de muestra en comparación con
las pruebas convencionales. Esto permite el inicio temprano del mejor esquema terapéutico,
disminuyendo de esta manera la probabilidad de complicaciones (Figura 3) [14-16].

Las técnicas moleculares aplicadas al diagnóstico de enfermedades infecciosas en


ocasiones superan las limitaciones que imponen los organismos para su aislamiento. Los ácidos
nucleicos microbianos extraídos de una muestra clínica pueden ser analizados para buscar la
presencia de secuencias de DNA específicas de los organismos sin importar los requerimientos
fisiológicos para la viabilidad de los organismos [16]. El análisis y la clonación del genoma del virus
de la hepatitis C (HCV) ha permitido conseguir antígenos virales necesarios para el desarrollo de
pruebas serológicas. Actualmente, las técnicas de biología molecular permiten la identificación,
cuantificación y el análisis de la secuencia del genoma de HCV en individuos infectados.

Figura 3. Diagnóstico Molecular. Las técnicas generadas por la Biología Molecular ofrecen
ventajas sobre las técnicas convencionales en el diagnóstico de enfermedades hereditarias
y adquiridas.

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Terapia génica

La terapia génica se define como la transferencia o introducción de material genético para


modificar el repertorio genético de células, destinada a curar enfermedades de origen tanto
hereditario como adquirido. Las enfermedades posibles de tratar con esta estrategia terapéutica
incluyen desde las monogénicas hereditarias hasta las poligénicas e infecciosas; dada esta
diversidad, cada enfermedad requiere un abordaje particular. Las opciones en la manipulación
genética son variadas e incluyen la adición o supresión de genes. La adición de genes (insertar un
gen funcional que exprese la proteína terapéutica en el tejido indicado), incluye la corrección de
genes defectuosos, insertar genes para inducir funciones nuevas o incrementar la expresión de un
gen de interés. Por otro lado, la supresión génica se realiza a través de RNA de interferencia,
oligonucleótidos anti-sentido o bien ribozimas para disminuir o anular la expresión de genes.

Según el procedimiento que se aplique a las células para introducir el gen, la terapia génica
se divide en terapia génica ex vivo e in vivo (Figura 4). En la terapia ex vivo las células a transfectar
son cultivadas para posteriormente introducirles el material genético; una vez que estas células
expresan el gen terapéutico son introducidas nuevamente al paciente. Por otro lado; la terapia in
vivo consiste en la introducción directa del gen terapéutico al torrente sanguíneo o en la
administración directa en el órgano o tejido diana. Cuando la terapia génica se aplica en células
germinales se origina un cambio permanente de todo el organismo y en generaciones posteriores.
Por el contrario, la aplicación en células somáticas implica que solo tejidos u órganos sean
transfectados mediante administración sistémica, inyección directa o previa extirpación del tejido.
Este tipo de terapia génica se aplica a prácticamente cualquiera de las células del organismo y es
la más aplicada en la clínica.

Figura 4. Modalidades de la Terapia Génica.

Para transferir los genes terapéuticos, la terapia génica utiliza vehículos de origen viral o
no viral llamados vectores. La transferencia de genes y cambios fenotípicos provocados por un
vector viral se denomina “transducción”; en cambio, la transferencia de genes por un sistema no
viral se denomina “transfección” (Figura 5).

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Los vectores no virales muestran una baja toxicidad y en general son de bajo costo; sin
embargo, la transferencia de genes es generalmente ineficiente y transitoria. La transfección por
vectores no virales se divide a su vez en métodos físicos (electroporación, bombardeo de
partículas, inyección directa de DNA, etc.) y químicos (precipitación con fosfato de calcio,
liposomas, etc.).

Electroporación; consiste en el uso de una corriente eléctrica para generar orificios en la


membrana celular a través de los cuales el material genético se introduce, generalmente por
precipitación de complejos DNA-sales. Usada para cultivos celulares.

Bombardeo de partículas; consiste en el uso de un aparato de balística que dispara


micropartículas de oro rodeadas de DNA plasmidico; estas partículas atraviesan la pared celular
depositando el material genético en el citoplasma. Es el método de elección para la transfección
de células vegetales.

Inyección directa del DNA; consiste en la introducción directa de DNA en el núcleo celular
mediante una especie de jeringa y un microscopio. Se utiliza principalmente para la producción de
animales transgénicos.

Precipitación con fosfato de calcio; consiste en formar un precipitado insoluble entre el


cloruro de calcio y el DNA que forma microagregados que se depositan sobre la membrana celular
y posteriormente son endocitados. Es la técnica de elección para experimentos in vitro.

Liposomas; se basa en polímeros de poliamidoaminas y lipopoliaminas con cargas


positivas que se unen a las cargas negativas del DNA formando vesículas multilaminales que
interactúan con los lípidos de la membrana celular, facilitando la transferencia de los ácidos
nucleicos al interior de las células.

Figura 5. Vectores útiles en la Terapia Génica

Por otro lado, los vectores virales presentan una mayor eficiencia de transducción
comparados con los sistemas no virales, por lo que son los vectores de elección en los modelos in
vivo y en protocolos clínicos de terapia génica. Hasta el momento se usan retrovirus, adenovirus,

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adenoasociados, herpesvirus y baculovirus. Para su uso como vectores, los virus son modificados
genéticamente para que sean deficientes en replicación; en algunas ocasiones además, su cápside
es modificada con la finalidad de dirigir o re-direccionar su célula blanco. Cada uno de estos
vectores posee ventajas y limitaciones respecto a los otros dependiendo del transgen, el tipo
celular y la vía de administración. En general, un vector ideal debe producirse de manera fácil y
eficiente, no ser tóxico o inducir reacciones inmunológicas, ser capaz de infectar a células tanto en
reposo como en replicación y transducir tipos celulares de manera específica.

Con base en la naturaleza de su genoma los vectores virales pueden ser divididos en
vectores de RNA y DNA; dada su capacidad de integrar o no su genoma viral dentro del DNA
cromosómico de la célula huésped pueden ser clasificados como vectores integrativos o
nointegrativos. Los vectores integrativos se basan en retrovirus; los no integrativos incluyen a los
vectores adenovirales (Ad), virus adeno-asociados (AAV) y los virus de herpes simple tipo 1 (HSV-
1).

Medicina de RNA

La medicina de RNA utiliza diversas estrategias basadas en el uso de moléculas de RNA


con fines terapéuticos. De estas estrategias, la primera en ser desarrollada fue la terapia
antisentido; es decir, aquella basada en el empleo de oligonucleótidos antisentido expresamente
diseñados para bloquear la acción de determinados genes. Esta idea inicio promisoriamente hacia
1992 en la Universidad de Harvard, donde se propuso inicialmente que la terapia antisentido podría
resultar eficaz para tratar enfermedades vinculadas con una actividad genética anormal y donde
se inició la elaboración comercial de oligonucleótidos antisentido.

Esta terapia se basa en la síntesis de un oligonucleotido antisentido a un mRNA para el


que se desea bloquear su traducción, evitando así la producción de una proteína nociva. En un
abordaje alterno, el oligonucleótido puede ir dirigido a unirse a un DNA de doble cadena que
contiene una mutación causante de una patología; de esta manera, la triple cadena formada no
será transcrita, impidiendo la expresión del gen defectuoso.

Las desventajas presentadas por esta estrategia estriban en la gran cantidad de


oligonucleótidos que se requieren administrar para sistemas in vivo y en la facilidad de degradación
de estos RNA de cadena sencilla (a veces aun antes de alcanzar su objetivo); además, dada la
conformación espacial tanto del DNA como del RNA, aun con un diseño teórico correcto no es
posible asegurar la hibridación del oligonucleótido. Esta estrategia ha probado ser útil para
bloquear la expresión del oncogén kRAS, los efectos fibróticos del TGF- y para inhibir la expresión
vírica del VHC.

El sistema de inhibición conocido como RNA de interferencia (RNAi) se descubrió al


observarse que algunas moléculas de RNA de longitud pequeña podían anular la expresión de
genes en células de plantas y animales al hibridar con las cadenas de RNA mensajero, con lo que
la síntesis proteica se veía inhibida [17,18]. Este proceso de inhibición con RNA de doble cadena
se da en las células naturalmente, por ejemplo, las plantas lo utilizan como defensa contra
infecciones virales; otros procesos dentro de la célula utilizan mecanismos similares.

El siguiente aporte en esta historia, después del descubrimiento de los RNA pequeños,
ocurrió a mediados del 2002 cuando se identificó una enzima con actividad de ribonucleasa
llamada Dicer. Esta enzima es la encargada de producir en la célula las moléculas de RNA
pequeño a partir de moléculas de RNA grandes. Los segmentos cortados pueden ser, según el
gen que los produjo, microRNAs y RNAs interferentes cortos (siRNAs).

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Los siRNAs se originan por el procesamiento de un RNA largo de doble cadena (dsRNA)
por la enzima Dicer que genera fragmentos de 20-25 nucleotidos de longitud. Este siRNA se
incorpora a un complejo denominado Complejo Silenciador Inducido por RNA (RISC) que contiene
proteasas. Al constituirse el RISC, las hebras complementarias (sentido y antisentido) del siRNA
son desapareadas. El siRNA desapareado antisentido se asocia, mediante hibridación, con el RNA
blanco y guía al complejo RISC hacia su secuencia blanco (mRNA sentido) al cual es
complementario. La actividad de endorribonucleasa corta el RNA blanco en la porción media de la
región pareada y algunas exonucleasas completan la degradación. Esta estrategia se ha utilizado
como herramienta para silenciamiento de genes específicos en células de mamífero. Otras
estrategias que se han implementado para inducir la expresión de estas moléculas son la inyección
de dsRNA (sintetizado químicamente o transcrito in vitro), el bombardeo de partículas recubiertas
del RNAi o la transfección con vectores que portan secuencias para la expresión endógena del
RNAi (transitoria o estable).

Las posibilidades y aplicaciones del RNA pequeño han cambiado la manera de entender
la producción de proteínas, la cual ya no se puede explicar sin la participación de estos RNA que
pueden inactivar genes completos. Como estrategia terapéutica, su poderosa acción de inhibición
y la posibilidad de propagarse de una célula a otra podrá generar nuevas terapias genéticas
altamente eficaces. Por su tamaño pequeño, su participación en la expresión o inexpresión de
proteínas y sus funciones todavía desconocidas, los RNA pequeños se han convertido en
moléculas clave que repercutirán en la forma en que nos acercamos a los mecanismos de la vida.

Los microRNAs (miRNA) son RNA de cadena sencilla de 21-23 nucleótidos de longitud
que regulan la expresión génica. Fueron descritos por primera vez por el grupo de Victor Ambros
en 1993 como small RNAs, aunque el termino micro RNA se acuño hasta el 2001 por Ruvkun
[19,20]. Los miRNA son codificados por genes que son transcritos mas no traducidos; estos
transcritos son procesados a un forma llamada pri-miRNA que originan las estructuras premiRNA
que contienen una pequeña horquilla; finalmente se originan los miRNA maduros. Los genes que
los originan son transcritos primariamente a pri-miRNA con una CAP y una cola de poli A que es
procesado en el núcleo de la célula a un segmento corto de 70 nucleótidos con estructura de
pasador llamado pri-miRNA. Este procesamiento lo realiza un complejo llamado “Microprocessor
complex”, que incluye una nucleasa llamada Drosha y una proteína de unión a RNA de doble
cadena denominada Pasha. Posteriormente, en el citoplasma, el pre-miRNA es procesado a su
forma madura por la nucleasa Dicer que inicia la formación del complejo RISC (complejo inductor
del silenciamiento de RNA). El corte por Dicer origina dos moléculas pequeñas complementarias
de RNA, de las cuales solo una, conocida como hebra “guía”, es seleccionada por la proteína
Argonauta (RNAasa del complejo RISC) para integrar el complejo RISC mientras que la cadena
sobrante es degradada. El miRNA generado complementara a su secuencia blanco la cual será
degrada por el complejo RISC.

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Figura 5. Vía del miRNA

En plantas, la función de estas moléculas parece ser similar a la del RNAi (facilitar el
corte del mRNA); en el caso de los animales, se cree funciona previniendo la traducción proteica
sin degradar el mRNA. Los miRNA parecen también regular la metilación de secuencias.

La actividad de un miRNA puede ser bloqueada por un “locked nucleic acid” (LNA), que
es un oligonucleótido modificado (2'-O-methyl RNA oligo), o por un oligonucleótido bloqueador
estérico [21]. Los miRNA [22,23] han sido vinculados a patologías como cirrosis, cáncer, daño
muscular, etc; y su bloqueo está siendo explorado como una estrategia terapéutica para el
tratamiento de varios padecimientos [21].

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Semblanza del Dr. Juan Armendáriz Borunda

El Dr. Juan Armendáriz Borunda nació en Delicias, Chih., el día 09 de


marzo de 1957. Obtuvo su Maestría y Doctorado en Bioquímica en el
Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto
Politécnico Nacional en la Ciudad de México e hizo un Posdoctorado en
Biología Molecular en la Universidad de Tenneessee, donde logró
después el nombramiento de Profesor Asociado en el Departamento de
Medicina. Cuenta con una antigüedad de 10 años en la Universidad de
Guadalajara, Jalisco y es actualmente Investigador Titular “C” de tiempo
completo, Director del Instituto de Biología
Molecular y Terapia Génica, del cual es fundador, en el Centro Universitario de Ciencias de la
Salud de la UdG, e Investigador Nacional Nivel II del SNI. Su trabajo de investigación ha estado
dirigido desde hace 25 años al estudio de la cirrosis hepática. Siendo uno de los más
importantes Hepatólogos a nivel Internacional. Debido a la trascendencia y éxito de sus
investigaciones, pionero a nivel mundial, en el área de terapia génica, ha desarrollado e
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implementado varios desarrollos Biotecnológicos para la cura de la cirrosis hepática. Como


resultado de su quehacer científico ha producido más de 70 artículos en revistas de investigación
Nacional e Internacionales, ha presentado más de 170 trabajos en encuentros científicos
Nacionales e Internacionales, 8 capítulos en libros. En el rubro de la formación de recursos
humanos, ha dirigido 23 tesis de doctorado, 5 de maestría y 3 de licenciatura. Único
Conferencista Mexicano invitado por la UEGW Berlín 2006, al 14th United European
Gastroenterology Week. Ha sido Profesor Visitante de la Universidad de Florencia, Italia, e
invitado a impartir conferencias en Universidades del extranjero como: Baylor College, Harvard,
University of Tenneesse, Veterans Administration Medical Center, Universidad de Florencia,
Rhodes, Grecia, entre otras, así como en el CINVESTAV y varias Universidades Estatales y
Dependencias de la Universidad de Guadalajara, además de ser miembro de varios Comités
Nacionales e Internacionales para la evaluación de proyectos de investigación, definición de
políticas y arbitraje en la revisión de artículos científicos en las áreas de Hepatología y Terapia
Génica. Es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, Presidente de la Asociación
Mexicana de Biología Molecular en Medicina, forma parte de la Comisión Nacional para el
Genoma Humano. Esta producción científica lo ha hecho merecedor de numerosos premios y
distinciones por sus investigaciones en el campo de la Biología Molecular, principalmente
aplicada a la Medicina, en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades

Actualmente el Dr. Armendáriz, es el investigador principal a nivel mundial de dos protocolos


clínicos en pacientes con cirrosis hepática (“Pirfenidone, un fármaco antiinflamatorio y
antifibrótico en el tratamiento de pacientes con Cirrosis inducida por el virus de la hepatitis C, un
estudio de Fase II/III”) y cicatrices queloides e hipertróficas: (“Estudio Piloto del uso tópico de
Kitoscell en el tratamiento de Cicatrices Hipertróficas y Queloides de diferentes etiologías”).
También ha dirigido y concluido tres protocolos clínicos, en pacientes con: cirrosis hepática:
(“Uso de una nueva droga antifibrotica: Pirfenidone en el tratamiento de la Cirrosis Hepática de
diferentes etiologías. Estudio Fase I/II”); cáncer cervicouterino (“Estudio de la Fase II de TG4001(
HPV-IL2) como agente inmunoterapéutico en mujeres con cáncer por HPV16 en estadio IIIB-IVA
y resistente o recurrente después de radioterapia“) y nefropatía diabética (“Uso de Pirfenidone
en el Tratamiento de Pacientes con Nefropatía Inducida por Diabetes Tipo 2”.
En fase de estudio I/II”).

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Armendáriz Borunda y cols.

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