Sexpedida de Soltera - Pandora Rebato

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Permitan que me presente.

Me
llamo Pandora y tengo un coo
matrcula de honor.
Pero quin es Pandora Rebato?
Shakesperare la describi en el siglo
XVI, muchos aos antes de que ella
naciese, como una lasciva ninfa
contoneante (Ricardo III), pero
para los miles de lectores de su
blog, La cama de Pandora, es un
soplo de aire fresco entre tantas
noticias desagradables y una
mujer que se atreve, por fin a hablar
de sexo sin tapujos, pero tambin
un modelo a seguir: todas las

mujeres deberamos ser as de


liberales en el sexo, lo bien que lo
bamos a pasar!, y, en definitiva,
una agradable sorpresa: le das una
cara
nueva
al
sexo
sin
compromiso.
Sin embargo, Pandora ahora tiene
un dilema vital: seguir como hasta
ahora con su deliciosa vida alegre
de soltera o hacerse mongama,
que no tiene nada de malo, si no
fuera porque a algunas personas el
amor, ms que cegarlas, les hace
ver lo que no es Pero para eso
estn los amigos de Pandora,
dispuestos a abrirle los ojos.

En esta novela, los seguidores del


blog La cama de Pandora,
encontrarn la misma combinacin
irresistible de humor y sexo que ha
convertido al personaje en su diosa
particular y aquellos que todava no
hayan tenido
el
placer,
se
convertirn, sin duda, en adictos a
sus aventuras.

Pandora Rebato

Sexpedida de
soltera
ePUB v1.1
fco_alvrz 16.05.12

Ttulo original: Sexpedida de soltera


Pandora Rebato, 2011
Diseo/retoque portada: fco_alvrz
Editor original: fco_alvrz (v1.1)
Correccin de erratas: caminante
ePub base v2.0

(Con el permiso de V.)


Para Alfonso, que siempre ha
credo en m

Prlogo
Permitan que me presente. Me llamo
Pandora y tengo un coo matrcula de
honor. As, como suena.
Saba perfectamente que esa frase lo
cambiaba todo. La escrib casi sin
pensar.
Pero cuando la repas despus, me
di cuenta de que era como quitar de
golpe la sbana que cubre la sorpresa, y
ahora ya sabamos todos de qu iba a ir
la fiesta: de historias de, por y para
follar.
No es verdad que te dijo eso

Dime que no, por favor.


A Julia, mi jefa, le haba dado un
espasmo de risa y, despus de varios
segundos de carcajadas (que decid
tomarme como un cumplido, no como
una reaccin a la incredulidad sobre la
calificacin inmejorable de mi sexo), se
sujet el pecho con una mano, mientras
con el dorso de la otra se secaba las
lgrimas.
Espera, que sigo
Me lo dijo la otra noche un solcito
joven en calcetines y camiseta cuando,
metido en mi cama, ech una mirada de
soslayo de mi ombligo para abajo. Su
estilismo, la verdad, tena un cero en

glamour, pero la escena, como mnimo,


tuvo su aqul
Hombre, por fin un coo como
Dios manda.
Yo no saba que Dios mandase algo
en cuestin de coos, as que por
curiosidad y por seguir la broma hice la
pregunta.
Como Dios manda? Cmo es
eso?
Pues con todo lo que tiene que
tener. Un coo matrcula de honor.
S seor. A m, que nunca nadie me
haba alabado las bondades de mi
anatoma inferior, la cosa me hizo
gracia. Y la verdad es que despus,

cuando l ya haba cumplido (y muy


bien, por cierto) con lo suyo y yo con lo
mo, desvelada por sus ronquidos, le di
una vuelta a la calificacin ms alta que
he sacado en mi vida.
As, de entrada, lo que yo tengo
entre las piernas es de lo ms normalito.
Y como Genaro era la primera vez que
lo vea en su vida y cuando lo dijo,
todava no haba hecho ms que una
prospeccin visual, imagino que lo que
era de matrcula de honor tena que ser
evidente a simple vista.
De verdad te lo follaste en
camiseta y calcetines? No s si me
decepcionas o me sorprendes.

La pregunta me pill desprevenida.


Dijo que tena fro Si hasta nos
metimos debajo de las sbanas! Qu
queras que hiciera? Que expulsara de
mi cama a un pobre hombre tiritando?
En mi descargo te dir que se los quit
un poco despus. Es lo que tiene el calor
corporal
Nos remos un buen rato. Julia tiene
una imaginacin fantstica y sa es la
razn por la que me encanta confesarle
mis historias.
Es como si tuviera una cmara de
cine en la cabeza. Creo que se monta
pequeos cortometrajes mentales con lo
que le cuento. A veces, incluso, pienso

que se le va un poco la olla.


Pandora, tenemos que publicar
esto. Puedes hacer ms?
La mir como debieron de mirar los
indgenas
americanos
a
los
descubridores del Nuevo Mundo. Lo
dicho: definitivamente, mi jefa estaba
chalada.
Haba escrito esas lneas una
maana de intensa migraa porque el
muchacho en cuestin (s, el de los
calcetines y la camiseta) no me haba
dejado pegar ojo con sus ronquidos y
sus espasmos sorpresa. Tras echarle de
casa al da siguiente (el condenado no se
quera ir) y despus de varios intentos

fallidos de llamar a Julia para contarle


mi odisea nocturna, decid ponerlo todo
negro sobre blanco tal y como lo
recordaba.
Slo la experiencia ya me pareca
que tena un punto surrealista, pero,
adems, me trajo a la memoria algo que
me haba impactado haca slo unos
das.
Bien aferrada a una sensacin
general
de
repugnancia,
segu
desgranando palabras.
Me acord de pronto de un reportaje
que han puesto un par de veces en La
Noche Temtica, en donde una
periodista holandesa empieza por

intentar demostrar que la industria


cosmtica distorsiona la imagen que las
mujeres tenemos de nosotras mismas y
acaba en Los ngeles, en la consulta de
un cirujano esttico especializado en el
rejuvenecimiento de vaginas, con las
piernas abiertas y escuchando cmo le
dicen:
S, cario, eres una candidata
perfecta. Mira qu feo lo tienes.
Porque s, las vaginas, como todo,
tambin envejecen. Pero nunca pens
que, llegados los 30, una mujer se
plantease seriamente someterse a una
mutilacin ntima para regalarle a su
pareja la posibilidad de estrenar un

coo tipo mueca.


A m que me perdonen, seores,
pero en mi modesta opinin, donde se
ponga un sexo femenino con todo lo
suyo: sus labios mayores, menores, su
vello (que, como piensa Genaro, Dios
los pondra ah para algo, digo yo) que
se quiten los espejismos de la industria
del porno.
Seoras, la matrcula de honor la
tenemos todas, pero slo cuando
respetamos nuestro cuerpo. Lo que
tenemos entre las piernas no es feo ni
viejo y, salvo problemas evidentes,
viene perfecto de serie y no necesita
muchos extras. As es que cudenlo y

disfrtenlo con sabidura y sin


vergenza, como yo he intentado
aprender con el paso de los aos.
No es que no estuviera de acuerdo
con todo lo que haba escrito. No suelo
desdecirme tan rpido y menos en cosas
tan bsicas.
Pero poner la palabra coo en un
medio de comunicacin dentro de un
artculo firmado con mi nombre
significaba dos cosas fundamentales: la
primera, que tena que ser tan
descarnada como honesta; y, la segunda,
que mi madre no lo iba a poder leer.
En realidad yo lo he escrito para
que no se me olvidara contrtelo, slo

que lo he redactado un poco. No s, me


pareci cmico, tena gracia dije
despus de pensarlo un rato.
No tena. Tiene gracia. Pandora,
llevo dos aos escuchando tus historias,
tus conquistas, las de tus amigas y los
polvos que has echado y los que te
gustara echar. Pero no me preguntes por
qu, creo que sta es la primera vez que
entiendo claramente que tienes que
contrselo a los dems.
Qu hierbas te has fumado este
fin de semana? Quieres que escriba las
cosas que me pasan? A lo mejor a ti te
hace mucha gracia, pero, aunque parezca
cmico, algunas veces es un poco

frustrante.
Sin embargo, empezaba a ver por
dnde iba Julia. Se trataba de hacer de
la necesidad virtud, como dice mi amiga
Patricia, que es psicloga.
Ya haba jugado con Patri durante
una temporada a poner sobre un papel
mis pensamientos, dudas y deseos a
modo de terapia.
Slo que yo, por aquello de la
deformacin profesional, lo converta
todo bien en crnica de sucesos, bien en
reportaje de viajes.
Qu le voy a hacer, soy periodista.
Llevo aos ganndome la vida poniendo
unas palabras junto a otras y

consiguiendo que tengan sentido. Y no


debo de ser muy mala, porque he
logrado sobrevivir mucho tiempo
tirando de oficio y talento (est mal que
yo lo diga?), y vendiendo mi trabajo al
mejor postor.
No me va mal, al contrario. He
publicado en revistas de todo tipo, he
recorrido medio mundo haciendo
reportajes y he tenido algunas ofertas
para quedarme fija en puestos por los
que muchos de mis compaeros de
carrera venderan su alma al diablo.
Pero es que a m, cuando llevo mucho
tiempo quieta en un sitio, se me duermen
los pies. As es que hasta ahora he

evitado atarme indefinidamente a una


empresa.
Y lo mismo me ha pasado con los
hombres.
He
probado
sin
remordimientos lo que me ofrecan y les
he dado, a veces, lo que me han pedido
y otras veces, lo que me ha dado la gana.
Los he alternado, cambiado, dejado y
olvidado, pero no recuerdo haber
compaginado dos amores (amantes s,
que para eso estn). Me he enamorado,
por supuesto, pero unas veces no cuaj,
otras uno de los dos se cans antes que
el menos afortunado y, en ms ocasiones
de las que me gustara reconocer, me vi
obligada a optar entre seguir sola o mal

acompaada. Os informo de que, en mi


vocabulario, la palabra resignacin
prcticamente no existe.
Curiosamente, no dispongo de
mucho tiempo para estar sola.
Bsicamente porque a m me pasan
cosas. Sobre todo cuando me bajo las
bragas. Tengo recuerdos (vagos, muy
vagos) de relaciones sexuales anodinas.
Y es que desde que me despertaron la
libido con un beso entre las piernas hace
ya ms de veinte aos, nos lo hemos
pasado como las locas las dos: mi
libido y yo.
Sin embargo, pese a lo que pueda
parecer, no soy la persona ms segura

del universo. Mi trabajo y el sexo no me


generan dudas.
Es el amor lo que me desconcierta.
Realmente no llego nunca a entender por
qu me convierto en un ser tan dbil
cuando estoy enamorada. Yo y casi
todos los dems, no es slo cosa ma.
Pero a m me revoluciona y, en los
pocos momentos de lucidez que tengo,
no me reconozco y me extrao tanto a m
misma que me entran ganas de hablarme
de usted.
El amor me saca de mis casillas. Me
cuesta
muchsimo
relajarme
y
convencerme de que es bueno y de que
hay que entregarse a la experiencia.

Porque se acaba, el maldito. Ya puedes


t mimarlo, cuidarlo, entregarte y
convertir cada da en una feria, que llega
un momento en que el amor se termina.
Y si compartes tu vida con la persona
que quieres, se termina mucho antes. Eso
tambin lo s por experiencia. Por la
ma y la de miles de personas que son
capaces de ser novios durante aos sin
problemas, pero cuando se convierten en
compaeros de piso y de hipoteca, el
amor siente que est de ms y, a los
pocos meses, se muda.
A m me ha pasado eso un par de
veces y, cuando recupero mis aicos del
suelo, siempre me sorprendo a m misma

pensando en cmo he podido caer en la


trampa una vez ms. As es que yo creo
en el amor de los dems, pero del amor
que viene a por m desconfo por
principios. Al menos durante un rato.
Luego, cuando vence mis dudas, me
toma al asalto y clava su bandera en mi
maltrecha autoestima sentimental, rindo
guarniciones desde la primera lnea a la
retaguardia, me olvido de defenderme y
me dejo en sus manos, convencida de
que esta vez ya me toca que me sostenga
as por siempre jams. Ja, ja, ja.
Por eso, hasta haca unos meses, mi
vida sentimental (entre los dos o tres
grandes amores que he tenido) haba

transcurrido en una plcida balsa de


amantes y sexo, sin complicaciones, sin
dudas, ni juegos de cal y de arena ni
tiras y aflojas. Slo un coqueteo en una
terraza, en la piscina o en un bar, una
conversacin
interesante,
una
prospeccin mnima para asegurarle a
mi desconfiada conciencia que el sujeto
no est demasiado comprometido (me
tengo prohibido intimar con hombres
casados) y un polvo en su casa o en la
ma.
Si el buen rollo es la tnica, puede
que les d mi telfono para una segunda
cita sin sexo y, entonces, si se confirma
mi impresin, est definitivamente

soltero y sin compromiso, y folla bien,


puede que se convierta en un follamigo
(como su nombre indica: un amigo para
follar). Si slo ha sido un revolcn (y
eso lo sabes rpidamente) no es que no
les d mi telfono, es que no les pido ni
el suyo. Anoto el encuentro en mi lista
mental de relaciones interesantes pero
intrascendentes, me despido con un beso
urgente y adis. Precisamente en esta
lista apunt el polvo con el tipo de los
calcetines y la matrcula de honor que
tanta gracia le hizo a mi jefa.
Julia slo ha sido testigo de mis
hazaas de los dos ltimos aos, cuando
empec a hacer reportajes para

elmundo.es, al principio, de forma


ocasional. Con el tiempo, ellos
empezaron a llamarme ms y yo a
dejarme llamar, as que ahora soy una
freelance un poco particular, con la
dedicacin casi exclusiva a esta
empresa y, por primera vez, con algo
parecido a una jefa directa.
Pero Julia se asemeja ms a una
amiga que a una tipa estrecha, amargada
y mandona (es una idea peregrina que
tengo yo de los jefes en general, no s
por qu), por ello me dejo caer por la
redaccin varias veces a la semana para
ponerme al da en el trabajo y charlar
con ella.

Su misin puede parecer ms bien


de oficinista, pero adems de gestionar y
programar el trabajo que los freelances
hacemos para el peridico, tiene muy
fino el olfato periodstico. Por eso,
cuando insisti por segunda y por
tercera vez en lo de seguir escribiendo
mis historias, suspir derrotada y
convencida.
Pero quin se va a leer eso?
Estas cosas le pasan a todo el mundo!
Mi resistencia ya era bsicamente
retrica.
Ests de guasa? No le pasan a
todo el mundo, para empezar. Y aunque
as fuera, nadie se atrevera a contarlas.

Julia sabe bien cmo arengarme a la


batalla.
As es que, ya del todo persuadida,
suspir, sonre y recuper el archivo
para aadir al final del ltimo prrafo:
disfrtenlo con sabidura
y sin vergenza, como yo he
intentado aprender con el paso
de los aos. Ya les ir contando.
Detrs de aquel relato, escrib de un
tirn otro y luego otro y un cuarto ms. Y
cuando termin el quinto, Julia se los
mand (contra mi criterio) por correo a
Fernando, nuestro jefe, el director de

elmundo.es. Al cabo de unos minutos, el


hombre con los nervios ms templados
que he conocido jams sali del
despacho hacindome la ola y me pill
tan desprevenida que no me dio tiempo a
esconderme debajo de la mesa.
Qu barbaridad! Pero de dnde
sacas esas historias, criatura? Djalo, no
me contestes, prefiero no saberlo. Slo
quiero saber si puedes escribir ms.
Su
entusiasmo
me
contagi
automticamente.
Claro, cuntas quieres?
Cuntas? Todas!
Y as naci La cama de Pandora.
Pero de eso hace ya ms de un ao y

las cosas
diferentes

ahora

son,

digamos,

PRIMERA PARTE

LA CAMA DE PANDORA.
RELATO
SORPRESA,
SORPRESA
PANDORA REBATO
S que no debera hacer esto (y vaya
por delante que estoy muy, muy
arrepentida). S que no parece muy
profesional ni muy serio y me consta que
alguien se va a cabrear mucho (lo siento,

jefe) cuando lea que utilizo mi blog en


elmundo.es para comunicaros a todos
que ME CASO!
As, como suena: me caso, me
desposo,
me
(existen
ms
sinnimos?). S!
No es maravilloso? O, mejor: no
es increble? Bueno, en definitiva: estoy
prometida y pronto podr deciros
incluso la fecha del feliz acontecimiento.
El lugar, mejor no
No vaya a ser que me suceda como a
la pobre Lolita en su primera boda y me
vea a mi madre, como a la difunta Lola
Flores, vociferando aquella frase
inmortal de: Si me queris, irse!.

Slo que yo no me caso por la


Iglesia, mi madre es mucho ms blanca
de piel que la Faraona y seguro que se
desmaya antes de levantarle la voz a
nadie.
No es que espere que la gente se
presente en mi boda sin ser invitada,
pero mis amigos insisten en que, con
esta noticia, os estoy dando a muchos un
disgusto (no ser para tanto, por Dios), y
temen manifestaciones, suicidios en
masa y no s qu ms pamplinas Para
nada. Seguro que os alegris por m y
que estis deseando que empiece mi
nueva vida para que os vaya
desentraando los misterios de las

parejas estables, felices y enamoradas.


Muchos de vosotros, creo recordar,
me habis hecho llegar vuestras
inquietudes por mi inestable estado
sentimental y me habis preguntado con
insistencia: Pandora, por qu no tienes
novio?.
Y por fin tengo una respuesta:
porque todava no le conoca a l.
Qu queris que os diga? Es que es
l o ninguno. Despus de probar los
brazos, los labios y otras delicadas
exquisiteces de cuantos varones he
convencido y me han convencido para
participar en ese sabroso juego del amor
y el sexo (vaaaaale, ms del sexo que

del amor), he llegado a la conclusin de


que, aunque todos han sido maravillosos
y geniales en su momento, con ninguno
podra responder afirmativamente a la
temida pregunta: ests dispuesta a
acostarte y levantarte el resto de los das
de tu vida con este hombre?
As es que: chicos, gracias a todos
por participar con tanto entusiasmo,
pero ya he encontrado al perfecto
candidato porque, por primera vez,
puedo contestar con un rotundo: s, estoy
dispuesta. Voy a convertirme en
mongama exclusiva, en lugar de en
mongama sucesiva, como era hasta

ahora. Y el cambio, contra todo


pronstico, me hace mucha ilusin.
Llegados a este punto s que me toca
comunicar alguna baja o despedida. Por
ejemplo, tengo pendiente llamar a
algunos follamigos a los que, aunque
llevo cierto tiempo sin frecuentar, s que
recibiran gustosos una invitacin para
pasar un rato de sexo loco en mi alcoba.
Supongo que algunos de ellos se
darn tristemente por aludidos cuando
lean esto, pero no por eso voy a dejar de
llamarles para despedirme, agradecer
los servicios prestados (un buen amante
no se merece menos) e invitarles a pasar
a una nueva dimensin. S que no va a

ser posible en todos los casos, pero


quin sabe, puede que alguno se
acostumbre a beberse el vino en la copa,
en lugar de en mi ombligo, y a tomarse
un caf conmigo sin meterme mano por
debajo de la mesa.
Nunca se sabe por dnde te va a
salir un hombre!
Que me lo digan a m, que pens que
lo haba visto todo y que tena todos los
tipos de hombres perfectamente catados
y catalogados. Pens que me saba de
memoria los caminos del cortejo, que ya
nada poda sorprenderme, que el amor
era algo que haba pasado por mi vida
dejando un recuerdo feliz pero infantil y

que ahora lo que tocaba era ser


despreocupada, libre y gozosamente
casquivana.
Pero no. Parece ser que el destino
me tena reservada una sorpresa ms y
mira por dnde, yo, que he llevado a
cientos de hombres a mi cama (sera
capaz de recordarlos a todos?); que he
abierto mis piernas y mi sexo a tantos
penes ansiosos por darme placer; que he
lamido, mordido y recorrido con mis
dedos cuerpos de toda condicin Yo,
Pandora Rebato Loco, la soltera
empedernida, la mujer ms dispuesta,
acogedora, sensual y lujuriosa, rindo mi
plaza, mi atalaya y mis guarniciones a

los pies de un hombre. Y s, seores: me


caso.
Puede que sea porque faltan quince
das para Semana Santa, pero escribo
las ltimas palabras con una conviccin
cuasi religiosa y tal sonrisa beatfica en
los labios que, aunque no llego a
santiguarme,
Julia
termina
por
removerse incmoda en su asiento. Lo
leo una vez ms, corrijo una errata, dos
comas y pongo otro punto y aparte antes
de darme por satisfecha. Lo miro de
nuevo, contando de dos en dos las
lneas, pero lo dejo antes de llegar al
final. En realidad, me da igual si es
corto o largo.

Es mi declaracin de principios de
ahora en adelante y me parece ms
importante
dejarlo
prstino
que
aliviarles la lectura a los cibernautas.
Aun as, vuelvo al comienzo y dudo
otra vez. Estoy a punto de aadir en
alguna parte que l, adems, dice que
soy su princesa, pero me da un ataque de
pudor y me arrepiento en el ltimo
momento. Desplazo el cursor en crculos
masajeando distradamente el texto
mientras acaricio el botn derecho del
ratn.
Julia se vuelve hacia m. Venga,
hazlo, me apremio. As es que, antes de
que diga nada, pincho sobre la orden de

Publicar. Aguanto la respiracin


mientras se actualiza la pgina y, aunque
no lo pretendo, se me escapa un cierto
tono de desafo al formular la pregunta
que s que mi jefa est esperando:
Qu?
Nada Slo que t ests
segura de lo que haces, no? Quiero
decir Ya sabes que yo contigo ejerzo
de Pepito Grillo. Hazte a la idea de que
soy la voz de tu conciencia, y me
pregunto si sabes bien lo que ests
haciendo. No en cuanto a lo de casarte y
eso, aunque tambin. Sino, sobre todo, a
lo de contarlo en el relato de hoy. No s
yo si a Fernando le va a hacer gracia.

Adems, me parece que es un poco


exhibicionista.
Se atropella las ideas con las
palabras al hablar. Me hace gracia, ella
siempre tan templada.
Julia, exhibicionista? Llevo
meses contando mis mejores y mis
peores polvos en este blog una vez por
semana y me dices ahora que es
exhibicionista!
Podas
habrmelo
advertido antes.
S que mi jefa no puede resistirse a
la irona, as que pongo el gesto de
exasperacin ms cmico, operstico y
fingido que encuentro en mi repertorio
de caras y no tarda en esbozar una

sonrisa permisiva.
T vers lo que haces, cabeza
loca. Espero que, por lo menos, se lo
hayas advertido a l. Cunto misterio
con el nombre! Vas a provocar que se
monte una comisin de investigacin en
Facebook y que tus miles de seguidores
no paren hasta dar con tu novio. Pero
eso t ya lo sabes, no?
La verdad es que no lo he calibrado,
pero qu demonios! Si lo van a
publicar en el Boletn Oficial del Estado
para que todo el mundo se entere! Y
para que, si alguien tiene algo que
objetar, lo diga cuanto antes o calle para
siempre, como dicen en las pelculas.

As es que, si se desmanda el asunto,


no tengo inconveniente en confesar que
el amor de mi vida (un redoble de
tambor para semejante cursilada, por
favor) se llama Javi. Simplemente
Javier. Soso, frecuente y fcilmente
olvidable. Un nombre normal para un
hombre absolutamente extraordinario (a
que suena a publicidad de Barn
Dandy?).
Me baja de las nubes una llamada de
telfono de mi amiga Elena. Reconozco
su nmero antes de contestar.
Dime, guapa.
Lo he ledo. En fin ya lo has
hecho! Cmo te sientes? Qu llevas

puesto?
Da igual lo trascendente que sea una
conversacin, Elena siempre tiene que
saber cmo te has vestido ese da. Es
estilista y personal shopper y
bsicamente lo necesita para ponerse en
situacin.
Una vez que se ha hecho la imagen
mental, se relaja y es capaz de definir
mucho mejor su postura en cada caso.
Incluso adivina con facilidad los estados
de nimo de la gente segn la ropa que
vista. A ella no le sirve de nada ese
refrn que dice: El hbito no hace al
monje. Su mxima es: No slo los
hombres se visten por los pies, as es

que no me queda otra que contentarla en


riguroso orden ascendente.
Botas altas, vaqueros, jersey de
cuello vuelto negro y el collar de
azabache que me regalaste.
Mmm Bien, eso es que ests
muy segura de ti misma. Buena eleccin:
valiente, pero discreta. Muy propio de
ti.
Probablemente, si la dejara, vendra
cada maana a casa a elegirme la ropa.
Todo lo referente a trapos es lo
nico que a Elena no le da pereza en
esta vida.
Gracias. Ya ests trabajando?
No. Estoy en la cama con el

porttil, esperando una llamada de una


agencia para un reportaje, pero ya me
levantaba.
Mucho me habra extraado que se
hubiera puesto en marcha antes de las
doce de la maana. Una vez tuvo que
poner el despertador a las cinco y media
de la madrugada porque tena que dirigir
una sesin de fotos al amanecer en las
afueras y todava lo cuenta con
verdadero espanto. Creo que, si no fuera
porque nos conocemos desde nias, hay
veces que la estrangulara. De lunes a
viernes llevo fatal su indolencia.
Te dejo, que tengo una llamada en
espera. Ciao! dice.

Y me cuelga sin dejarme contestar a


su primera pregunta.
Me hubiera gustado decirle que,
aunque realmente me siento segura y
consciente de mi decisin, tengo una
sensacin extraa, irreal, como si en
lugar de ser yo, fuera otra quien ha
decidido casarse.
Casarse Casarme, yo? S, yo!
Por qu? Porque le quiero Cmo
que por qu? Por fin!.
A veces, cuando tengo discusiones
de este tipo conmigo misma, me entran
ganas de llamar a mi amiga Patricia, que
no slo es psicloga, tambin es medio
argentina (por parte de madre,

psicoanalista tambin), y suplicarle que


saque de mi cuerpo a la ms indecisa de
las dos. Una vez se lo dije y empez a
partirse de risa.
No puedo hacerlo, es tu
conciencia. Da gracias de que puedes
orla con claridad, no todo el mundo
puede. Yo que t la escuchara de vez en
cuando, boluda.
Pero esta vez mi conciencia, mi voz
interior, mi patada en las entraas o mi
instinto, como se llame, se equivoca,
porque est claro que la mejor decisin
de mi vida es la que acabo de publicar
en el blog.
Se me escapa un suspiro que

sobrepasa la barrera fsica de libros y


papeles que separa mi mesa de la de
Julia y la saca tanto de quicio
(ltimamente ests en las nubes, no
haces ms que soar despierta,
Pandora, me ha reido ya un par de
veces en las ltimas semanas) que me
lanza una mirada de advertencia
mientras me dice:
Bueno, pues si no tienes ahora
mismo una prueba del vestido, te quiero
aqu con todos los sentidos encima de la
mesa. Que tenemos tres millones de
cosas que hacer hoy.
No. Lo primero que vas a hacer es
pasar a mi despacho, futura seora de

Mr. X. Y t tambin, Julia. Las dos.


Ahora.
La voz de Fernando nos sobresalta,
no porque suene enfadado (incluso
cuando est furioso suena ms a irnico
con recochineo que a otra cosa), sino
porque llega sigiloso y no le omos hasta
que su orden nos hace dar un salto.
Ese tipo de invitaciones no permiten
discusin alguna, as que mi jefa y yo le
seguimos por el pasillo mirndonos la
una a la otra con los ojos prcticamente
fuera de las rbitas.
Fernando es un jefe estupendo, todo
el mundo lo sabe. Es exigente, correcto
y acepta sin discutir un no por respuesta,

aunque slo despus de verte sufrir


como un condenado para sacar sin xito
una noticia. Sabe elogiar el esfuerzo y
los buenos resultados y eso es una virtud
muy poco extendida en segn qu
ambientes de trabajo. Pero tambin es
cierto que tiene poca tolerancia con los
errores evitables y con las tonteras y, en
este momento, no las tengo todas
conmigo de cul de las dos cosas es lo
que me lleva de cabeza (y a Julia) a su
despacho.
Nunca le he visto enfadado. Lo suyo
es ms la mirada paternal del tipo Me
has decepcionado. Una vez se la ech a
Julia y la pobre sali haciendo pucheros

de su guarida. Cada vez que entro en esa


sala (cuya decoracin kitsch es
sospechosamente impropia de su
carcter) y le miro a la cara, cruzo los
dedos para no encontrarme con ese gesto
demoledor.
Antes de llegar se me ha cortado la
circulacin por la fuerza con la que
tengo los dedos cruzados y comienzo a
sentir un hormigueo en las yemas de
sendos ndices.
Hemos hecho algo? Se nos ha
pasado algn tema importante? La
hemos cagado en algn titular?
Trato de forzar el corporativismo de
Julia utilizando el plural mientras le

bombardeo preguntas en la oreja cuando


todava estamos fuera del alcance del
odo de tsico de nuestro jefe, que ha
desaparecido por la puerta de su
cubculo. Sin embargo, su respuesta
(bsicamente porque la muy traidora la
pronuncia en voz alta mientras franquea
la entrada) s le llega con claridad:
Esto no tiene nada que ver
conmigo, Pandora. Esto es por lo que
acabas de publicar en tu blog.
Muy aguda, s seora.
Con un gesto de ambas manos,
Fernando nos invita a sentarnos y
mientras lo hacemos me observa como
si fuera la primera vez que me ve en su

vida. Se sienta y, durante un rato, se


dedica a contemplarme con los brazos
cruzados y una mano tapndose la boca.
Sobra decir que a m, que nunca me
ha importado que me miren, me empieza
a subir tal rubor por el cuello y las
mejillas que, ms que intranquila,
empiezo a ponerme nerviosa. Piensa en
algo fro. Como un helado. Eso es!,
me animo. Un helado. Imagina que
tienes un helado o, mejor, un polo y lo
chupas. Sacas la lengua y la dejas
resbalar por el lateral mientras el hielo
intenta atraparla, pero t sigues
chupando.
Obviamente, tengo que dejar de

pensar en el dichoso polo porque estoy


empezando a sentir la lengua tumefacta y
lo ertico de la escena me est
provocando ms calor todava. As que
cojo un peridico econmico de encima
de la mesa y comienzo a abanicarme con
las pginas color salmn.
En esperas inciertas como sa me
resulta imposible evitar la asociacin de
ideas, as que, casi sin querer, deslizo la
mirada en busca de las manchas blancas
de kefir que, gracias a mi proverbial
mala pata, hace casi un ao nos metieron
en un aprieto a Fernando y a m. Fue una
de esas cosas absurdas que no tendra
mayor importancia si no fuera yo quien

soy y l quien me da rienda suelta y


apoya mis ideas ms calenturientas.
Result que aquella maana de
verano, muy temprano, el jefe me llam
a casa para convocarme a una reunin
urgente en su despacho. Como aquel da
yo no tena previsto levantarme tan
pronto, no tuve ms remedio que echar a
Carlos (un encanto de follamigo)
literalmente de la cama. En vista de que
no tena tiempo de cumplir con mis
rutinas habituales, opt por saltarme el
desayuno, me duch rpidamente, me
vest y sal corriendo de casa, no sin
antes coger mi kefir de soja y meterlo en
un tupper
recin
sacado
del

lavavajillas. No deb hacerlo. Fue como


conectar un detonador a una carga
explosiva y activar la cuenta atrs.
Para los que no sepan de qu hablo,
el kefir es un invento tan antiguo como
el mundo que, segn mi padre, ya
tomaba mi abuela.
Se trata de un hongo que tiene la
facultad de hacer fermentar la leche (a
m me gusta ms con soja) y la convierte
en una especie de yogur lquido
ligeramente gasificado con un montn de
propiedades beneficiosas. Una vez se
separa el hongo del yogur, ste hay que
guardarlo en la nevera ya que es
sumamente inestable a temperatura

ambiente. Sobre todo si el ambiente


est, como estaba, a ms de treinta
grados a la sombra y a casi cuarenta en
la oficina, porque los de mantenimiento
seguan empeados en que, congelando
la redaccin por la noche, no hace calor
por la maana y no hace falta poner el
aire acondicionado hasta la hora del
cierre.
Al final llegu en un tiempo rcord a
la cita, pero sudando a mares porque se
haba estropeado el climatizador de mi
coche. Me met directamente en el
despacho de mi jefe y me dej caer en la
primera silla que vi. Un poco
sorprendida, me di cuenta de que yo era

la primera en llegar.
Reljate, Pandora, que eres la
primera. Los dems estn de camino.
Quieres un caf?
Y yo, despus de suspirar y
maldecirle por lo bajo por boicotear mi
apetitoso polvo maanero y mis
tostadas, le ped permiso para beberme
all mismo el yogur.
En vista de que no he podido
desayunar, espero que no te importe.
Para nada, mujer, ests en tu casa.
Y mientras l se levantaba de la silla
y contaba las monedas para sacarse uno
de esos indigestos lquidos marrones de
la mquina, agit con energa el tupper

en el que llevaba mi kefir para mezclar


la crema y el suero. Eso debi de ser
precisamente lo que provoc el estallido
final de mi tartera (junto al calor
reconcentrado de mi coche, el de la
calle, el del secado del lavavajillas y el
de la oficina). Al intentar desenroscar la
tapa, el yogur sali disparado, haciendo
el efecto pop de un descorche de
champn y regando por aspersin la
mesa, la moqueta, la pared, la bragueta y
parte de la pernera izquierda del
pantaln de mi jefe y a m, que estaba
sentada, la pechera de la camisa, la
cara, el cuello y parte del pelo.
Aquel da comprob que Fernando,

adems de ser un gran jefe, es un alma


de Dios, porque en lugar de montar en
clera y asesinarme con sus propias
manos, sac con parsimonia un paquete
de pauelos de papel del cajn y lo
coloc con cuidado sobre la mesa
mientras me miraba como si esperase
que yo le dijera por dnde tena que
empezar.
Despus de tres segundos eternos de
inmovilidad y silencio, en los que
ninguno de los dos sabamos si echarnos
a rer era lo ms aconsejable dadas las
circunstancias (dos adultos a puerta
cerrada en un despacho con los
pantalones, l, y el escote, yo,

manchados de una sustancia blanca,


espesa y ligeramente viscosa, y las
carcajadas oyndose hasta por el hueco
de la escalera), Fernando se aclar la
voz.
Ejem Bueno, quin sale antes?
T o yo? me pregunt ceremonioso
mientras se limpiaba con un kleenex
cuidadosamente la bragueta.
Uf, en realidad, si te acercas un
poco no parece, bueno, ya sabes. Lo
malo es que tienes unos grumos justo
ah Qu desastre! Djame que te
ayude a limpiarte
El balbuceo nervioso es mi
especialidad en momentos delicados, y

la de Fernando ponerme los pies en la


tierra.
Mejor no me toques, que todava
entra alguien y la liamos. Sales t o
salgo yo? repiti un poco impaciente.
Esto Dame treinta segundos de
ventaja.
Y me escabull de su oficina, oculta
tras un peridico, evitando la mirada
atnita de su secretaria, que, adems de
ser discreta, es de una eficacia
demostrada, porque consigui unos
pantalones nuevos para su jefe en menos
de veinte minutos.
Me lo imagino al pobre saliendo del
despacho con un diario desplegado entre

la cintura y las rodillas, para llamarla y


explicarle sucintamente nuestro pequeo
accidente.
Yo aprovech que la reunin se
suspenda hasta media maana para
volar hasta el centro comercial ms
cercano y comprarme una digna sustituta
de mi camisa azul marino de Calvin
Klein que luca unos sospechosos
lamparones blancos. Pero abandonar sin
ser vista la oficina no fue una tarea fcil.
Haba logrado sortear a las pocas
personas que a aquellas horas pululaban
medio dormidas por la redaccin, hasta
que me qued atascada en el torno de
seguridad mientras intentaba salir,

porque mi tarjeta, como pasa la mitad de


las veces, no funcionaba. Para colmo de
males, por la puerta de entrada apareci
la indeseable de Esther, con su odioso y
fragante aspecto y su risuea y an ms
odiosa sonrisa.
Cuando vi su valo perfecto,
redefinido con un maquillaje ni
escandaloso ni inexistente, y enmarcado
por su cabello color oro con rizos
naturales que tenan vida propia (los
condenados saban flotar al comps de
sus giros de cabeza), me tem lo peor.
Frente a su aspecto impecable me
quedaba el consuelo de pensar que,
como se pasaba el da sonriendo

tontamente sin parar y tomando rayos


UVA, dentro de unos aos tendra la cara
llena de arrugas de expresin. A lo
mejor un da se inyectara btox y
acabara pareciendo una bolsa de agua a
punto de reventar.
Aunque intent ocultar mis manchas,
se acerc tanto para abrirme el torno
con su tarjeta (qu amable ella) que
vio perfectamente el aspecto pringoso
de mi camisa. Por supuesto, me sonri
como siempre, pero a m no me engaa.
No tengo manera de probarlo (y, para
ser sincera, en el fondo me da igual),
pero creo que fue ella, la muy vbora,
quien difundi por la redaccin aquel

da el mote de Pandora Lewinsky que


sufr durante meses como una condena.
Por su culpa, desde entonces no he
podido volver a vestirme de azul marino
para ir a trabajar (color que, por cierto,
me sienta muy bien), ni he vuelto a
ponerme aquella camisa. Pero eso fue
porque le cog un poco de mana, pues
lo cierto es que las manchas
desaparecieron con la misma facilidad
con la que Consuelo, la eficiente y
resignada seora de la limpieza, elimin
los restos de la moqueta roja del
despacho de Fernando.
En definitiva, es mi impresin
durante la minuciosa inspeccin ocular

que hago mientras l busca todava


cmo abordar el asunto por el que nos
ha llamado a Julia y a m a su despacho
esta maana, justo cuando acabo de
anunciar mi boda en el blog.
Supongo que al verme mirando de
cerca su alfombra, l tambin se ha
acordado del triste episodio del kefir,
porque se ruboriza un poco cuando por
fin vuelve al mundo. Se aclara la voz,
como aquel da, lo que me hace esbozar
una ligera sonrisa, antes de preguntarme
con el tono ms dulcemente irnico que
puede:
Qu ha sido eso de que vas a
desentraar los misterios de las

parejas estables, felices y enamoradas?


De verdad crees que la gente est
deseando que les cuentes cmo es o
debera ser su vida?
Obviamente no te gusta la idea
aventuro con una sonrisa.
Es una psima idea tercia Julia
sin mirarme, y en este momento deseo
asesinarla.
Bueno, vamos a darle una vuelta.
No tiene por qu ser un blog sobre
problemas domsticos. Aunque estoy
segura de que mucha gente agradecera
verse reflejada en otra pareja, leer
rutinas parecidas a las suyas, aprender
algunos trucos para reactivar las

relaciones sexuales que han perdido el


inters
Hasta yo misma me empiezo a dar
cuenta de que he metido la pata, y
debido a ello mi voz se va diluyendo al
mismo tiempo que mi conviccin.
La serie se llama La cama de
Pandora, no La plancha de Pandora o
Pandora y sus pelusas. Y se llama as
por algo. Seguro que no hace falta que te
explique por qu. Me parece un cambio
demasiado brusco pasar de la versin
cmica de Diario de una ninfmana a
Pandora y los siete enanitos, salvo que
en el relato Pandora se folle a los siete,
claro Y no te tomes a mal lo de

ninfmana, por favor, ya sabes que yo no


creo que seas una ninfmana, slo es un
decir.
Fernando ha cogido carrerilla y, con
lo que le cuesta manifestar su opinin
sobre el fondo de mis relatos sin
ponerse colorado, no me extraa que no
me deje interrumpirle.
As es que ya nos dirs qu
hacemos. Si te casas o no te casas, me
da igual. Por cierto, enhorabuena. Pero
la serie tiene que seguir como hasta
ahora o se tiene que acabar. T decides.
Julia cree que, adems de centrarte un
poco en las historias de tus amigas,
podras seguir contando cosas antiguas y

echarle un poco de imaginacin al resto.


Nadie te pide que destripes tu vida
ntima matrimonial en el blog, pero no
quiero que se convierta en la crnica de
cmo te han salido las lentejas y del
asco que te da lavar tus braguitas de
encaje con sus calcetines de deporte. No
s si me explico
Mi silencio les contagia a los dos y
nos quedamos los tres callados un rato.
Ellos mirndome a m y yo mirando
un punto indefinido encima de la mesa y
pensando.
Por qu no me haba planteado en
ningn momento que la decisin de
casarme pudiera afectar a mi trabajo o

que fuera un problema para la


continuidad del blog si yo me acuesto de
ahora en adelante con la misma persona.
Pero obviamente, la historia est a
punto de cambiar. Si hasta ahora he
tirado de vivencias personales (ms o
menos adornadas, pero reales) gracias a
mi
errtica
pero
sexualmente
enriquecedora y divertida trayectoria
sentimental, qu voy a contar a partir
de ahora? Est claro que la peregrina
idea de los misterios de las parejas
felices queda descartada. As es que
Seguir como hasta ahora o acabar
con La cama, no? pregunto slo para
ganar tiempo.

Eso es.
T puedes hacerlo, Pandora. Te he
visto contar historias durante meses. No
tengo ninguna duda de que eres capaz de
echarle un poco de imaginacin y seguir
como si no pasara nada.
La confianza de Julia me conmueve
durante unos instantes, antes de que me
eche en cara:
Lo que no entiendo es por qu has
escrito en el blog hoy que te casas y las
dems bobadas. Qu pretendes? Es
casi una renuncia a seguir escribiendo la
serie! Bueno, igual ests a tiempo de
borrarlo y contar otra cosa. Slo lleva
ah un rato. Puede que no lo haya visto

nadie
Despus de la llamada de Elena s
que ya est hecho. Y para corroborar
mis temores, Fernando teclea un par de
cosas en su ordenador (maldita sea la
hora en la que se hizo fan de mi pgina
en Facebook) y anuncia con voz
pesarosa:
Demasiado tarde. Yo le el post
porque vi la actualizacin en mi muro y
ahora ya lo han ledo varios miles de
personas Mira, tienes ms de noventa
comentarios en menos de una hora. No
me quiero imaginar lo que te habr
llegado al buzn de correo electrnico,
Pandora. Seguro que has batido el

rcord de emails La cosa est clara.


Te toca tomar una decisin.
La idea de abrir el correo y
encontrarme con decenas de mensajes
me pone los vellos de punta. En parte,
como siempre, va a ser interesante leer
las opiniones de la gente sensata (la
inmensa mayora) que me escribe para
explicarme su parecer y contarme sus
cosas, pero estoy segura de que algn
odiador ha aprovechado la coyuntura
para hacerme saber lo poco que me
merezco una relacin estable o
augurarme mala suerte en mi
matrimonio. La idea me provoca un
escalofro que me devuelve al despacho

de Fernando.
Ahora?
Al acordarme de los lectores, la
decisin sobre el blog me parece de
pronto demasiado importante como para
no poder darle una vuelta o dos antes de
lanzar una moneda al aire.
Podemos esperar un poco, porque
tengo unos cuantos relatos ya escritos y
Luci los est ilustrando
Compadecindose de m, Julia vuela
al rescate:
Es cierto. Los he ledo y estn
muy bien. Sera una pena no publicarlos.
Creo que podemos tomarnos un poco de
tiempo para darle una vuelta, a ver si se

nos ocurre algo, Fernando. T qu


dices?
Miramos ansiosas al jefe que nos
escucha a medias mientras repasa los
comentarios de los fans en Facebook. Su
perfil relajado me adelanta que ya ha
elegido tomrselo con calma, as es que
sonro cuando dice:
Vale. Quiero saber con quince
das de antelacin si vas a dejar la serie,
para pensar algo que inventarnos ante tal
decisin Quin es ese tal Chacho? Te
ha puesto un comentario divertidsimo.
Por Dios, qu recursos. Este tipo es un
genio! Deberamos contratarle a l.
Sus carcajadas intercaladas con

silencios nos dan a entender que la


audiencia se ha terminado. As es que
Julia y yo nos levantamos sigilosamente
y abandonamos el despacho.
Sera una autntica lstima cerrar
La cama le oigo decir en voz alta, y
la nota de pesadumbre de su voz me
duele en el pecho, como cuando de nias
los chicos del bloque nos perseguan
hasta dejarnos sin aliento para darnos
caza y tirarnos del pelo.
Me vuelvo, llamo su atencin
repicando con mis uas en la puerta y le
guio un ojo. Cuando le veo sonrojarse
no puedo evitar soltar una carcajada y
Fernando se pone completamente rojo.

Rojo como su limpsima moqueta.


Volvemos a nuestro sitio con la
sensacin de que empieza una cuenta
atrs.
Fernando no parece exactamente
enfadado, pero est claro que l ha
tomado una decisin y yo tengo que
tomar otra.
Cul y cundo. Como siempre,
anticipndose a mis preguntas, Julia
decide suspender la intriga:
Si quieres, luego hablamos de
eso. Pero ahora necesito que nos
centremos en el reportaje que tienes que
hacer esta semana.
As es que, aunque slo sea por

posponer un poco ms la decisin, nos


ponemos a trabajar.
Las pamplinas no tienen espacio en
la atareada vida de Julia.
Con demasiada paciencia escucha
siempre la narracin de mis movidas
como para exigirle ms. Por eso cuando
ella dice a trabajar no me queda otra
que meterme la duda o la calentura en un
bolsillo (dependiendo de lo que me est
torturando en ese momento) y cambiar el
foco de atencin. Hoy, sin embargo, me
resulta especialmente difcil.
Y eso que lo que nos traemos entre
manos es una historia que promete: nada
menos que un viaje a un festival ertico

en Barcelona. La duda est en si ir de


incgnito o dejarse ver. Total, es la
segunda vez que me invitan a participar.
La primera declin la oferta, pero me
dej caer por all y sacamos unas
estupendas fotos, un reportaje (Sexo,
sexo y ms sexo en el Saln Ertico de
Barcelona) y un relato que titul
Disculpen si no me paso al porno que
fueron lo ms ledo durante varios das
en elmundo.es.
La propuesta de Julia para este ao
es aceptar el reto y participar en los
talleres a los que estoy invitada para
contar la misma historia, pero esta vez
desde dentro: disfrutando del backstage.

Pero, como siempre


La decisin es tuya, Pandora.
Sabes que no te puedo obligar, pero
sera mucho ms interesante y
completamente distinto a lo del ao
pasado.
Su lgica aplastante no deja lugar a
dudas y, adems, es la oportunidad
perfecta para reencontrarme con Lucas
Tenorio, mi atractivo asesor en
juguetera ertica, al que conoc un ao
atrs, all mismo.
Quedar con l en Madrid es una
misin imposible y que te coja el
telfono es an peor, as es que en los
ltimos meses nuestra amistad se ha

sostenido sobre las bases de lo bien que


nos camos aquella primera vez, de un
par de atropellados cafs de negocios y
de una mansalva de correos electrnicos
con informaciones y confidencias. Eso
habra sido lo lgico si hubiera habido
algo entre nosotros: el chico de los
juguetes y la chica de los relatos, tcnica
e imaginacin. Se puede pedir ms?
Pero aunque fue la comidilla del
sector durante un par de das, entre
nosotros, en ese sentido, no hay nada de
nada.
Vale, t ganas. Puedes decirles
que ir. Te encargas de la
infraestructura?

No hay nada que me d ms pereza


que buscar vuelos y hoteles.
Se han ocupado ellos. Me permit
aceptar la oferta en tu nombre hace unas
semanas. Espero que no te importe,
saba que diras que s. Te conozco: no
te puedes resistir a una aventura y,
adems, he visto en el programa que
estar tu amigo Lucas confiesa con
picarda.
Lo que t digas respondo.
Pero ya no la escucho. He vuelto sin
darme cuenta al tema del da. Julia se
gira en la silla y me mira como si
estuviera dispuesta a discutirlo por fin
conmigo. Justo en ese momento, mi

mvil empieza a sonar otra vez. Es


Carmen.
La verdad es que no me apetece
contestar. Estoy segura de que, antes de
que yo misma sea capaz de analizar mis
sentimientos, ella ya sabr cmo me
siento. As que descuelgo y cuelgo casi
en el mismo gesto. Slo me da tiempo a
musitar en el tono ms neutro posible:
Luego te llamo.
Carmen es todo lo contrario a Elena:
es el nervio personalizado. No necesita
saber qu llevo puesto. Para averiguar
cmo me siento, slo tiene que or mi
voz. Es traductora de ingls y alemn y
est acostumbrada a interpretar segundas

y terceras intenciones en el tono de una


conversacin. Con ella no tiene sentido
mentir. Si no quiero que se entere de
algo, no puedo ocultrselo: directamente
me tengo que quitar de en medio para
que no me pregunte o tirarme al ro y
confesar.
Nos conocimos cuando me mud al
edificio en el que vivo, hace unos siete u
ocho aos y, antes de haber visto nunca
su cara, saba perfectamente las veces
que se corra en una sola noche. Y a ella
le pas exactamente igual conmigo
porque, para mi bochorno, la primera
vez que coincidimos en el ascensor me
dijo:

El segundo orgasmo de anoche fue


fingido, no?
Ahh! Cmo?
Agradec
sobremanera
que
subiramos solas, porque me puse tan
roja que pens que la cara me iba a
reventar. Nunca finjo un orgasmo, me lo
tengo prohibido.
Pero el tipo de la noche anterior, que
era monsimo y un encanto, al final se
puso pesado y haba puesto a Dios por
testigo de que era capaz de echarme dos
polvos sin sacarla. Yo estaba demasiado
cansada como para darle un voto de
confianza y esperar un milagro o una
proeza. As que fing.

Me pareci un poco sobreactuado,


pero creo que l ni se dio cuenta.
Gragracias acert a decir.
Para cuando llegamos al cuarto piso,
ya me haba contado tantas cosas de mis
encuentros sexuales, que la tuve que
invitar a tomar una copa de vino en casa.
Un par de aos despus, ella se
compr un piso en la misma calle y fue
la solucin perfecta: nos vemos lo
mismo que antes, pero no tengo que
preocuparme de si su radar detecta
cierto grado de aburrimiento en mis
gemidos.
Como recuerdo, me dej a
Prometeo, el gato espa, que se pasaba

de su casa a la ma sin que nadie lo


invitara (jurara que un da que encontr
la puerta cerrada, llam al timbre y
todo). Hasta que una vez decidi que le
gustaba ms el orden de mi apartamento,
cogi su minsculo saco de boxeo con
cascabel y se mud. Cuando Carmen se
cambi de edificio, decidimos que
compartiramos la custodia de Prometeo
en vacaciones para podernos ir
tranquilamente de viaje. Cuando nos
vamos juntas, quien le da de comer es
Laurita, la hija de Amadeo, mi portero,
que est claramente llamada a ser algn
da la tercera madre adoptiva de mi
gato.

No s si Carmen adivina que hay


algo escondido en las tres palabras
susurradas que pronuncio. Si es as,
cuando hablamos ms tarde, no me lo da
a entender. En ese momento, en
cualquier caso, lo nico que me
preocupa es poner sobre la mesa mis
confusas ideas sobre el futuro del blog y
discutirlas con Julia. Al fin y al cabo,
todo ha sido idea suya.
Una vez ms me es imposible porque
una voz estridente y excesivamente alta
nos interrumpe.
Oye! Felicidades! Me acabo de
enterar de que te casas. No sabes cunto
me alegro.

Es Esther la que se acerca gritando


hacia nosotras para que todo el mundo
vea lo contenta que est por mi boda.
Nunca una felicitacin fue ms efusiva y
menos sincera.
Ya gracias digo para pasar el
trance, pero la muy falsa se inclina hacia
mi silla para darme dos besos y algo
parecido a un achuchn con dos
balanceos incluidos, como si furamos
las superamigas de la temporada. Intuyo
la pualada trapera antes de ver siquiera
el brillo del acero. Puede que porque su
lengua viperina ya no brilla. Est roosa
de tanta ponzoa previsible.
Quin te iba a decir a ti que

conoceras a tu media naranja gracias a


los relatos de todos los polvos que has
echado? Seguro que si lo hubieras
sabido, habras empezado mucho antes a
presumir del buen culo que tienes y de
lo bien que follas.
Ah est. Dos frases complejas,
difciles de analizar sintcticamente,
pero clarsimas en el fondo y en la
forma. No puedo por menos que
defenderme de tal infamia:
En realidad, como sabes, la idea
era que t contaras los tuyos, pero iba a
ser una mentira muy grande o una serie
muuuuy corta.
Estaris de acuerdo conmigo en que

no se merece menos. Julia se interpone y


evita su rplica, pero ya se han
levantado tres o cuatro miradas, como
siempre que Esther bambolea sus
escurridas caderas hasta mi mesa, en
busca de pelea.
Desde el primer da que la vi supe
que no bamos a ser amigas.
Me recibi como a una rival y,
aunque le demostr que no vena a
robarle su espacio, siempre que
apareca por la redaccin y ella estaba
all, haba tensin elctrica en el
ambiente, como si fuera a estallar una
tormenta.
Recuerdo con claridad el da en que

Julia me llam por orden de Fernando


para hacerme una entrevista de trabajo.
Estaban buscando a alguien para cubrir
un puesto y, aunque yo no me haba
postulado, alguno de mis reportajes
haba cado sabe Dios cmo en sus
manos y el jefe quera sondearme
personalmente.
Julia no estaba en su sitio cuando
pregunt por ella en la puerta y fue
Esther quien sali a buscarme. Cuando
la vi pens que era simplemente
perfecta: guapa, no demasiado alta pero
delgadsima y bien proporcionada,
elegante, permanentemente bronceada y
con unos ojos azules y una melena corta

de bucles dorados por los que habra


matado cuando era ms joven e insegura
y estaba convencida de que el prototipo
ideal era el de Olivia Newton John en
Grease.
Sonre abiertamente buscando su
aprobacin o su complicidad, pero se
me qued mirando a unos cinco pasos de
distancia,
midindose
claramente
conmigo. La verdad es que, fsicamente,
nunca haba visto a dos personas tan
opuestas:
si
su
aspecto
es
engaosamente angelical, el mo es
ms voluptuoso y terrenal, por decirlo
de alguna manera, pero infinitamente
ms honesto.

Mi piel clara y mi pelo castao


oscuro, liso y largo ya eran suficiente
carta de presentacin antes de que se
pusiera a analizar con desdn mis labios
carnosos por naturaleza (herencia
paterna), mis brazos bien torneados, mis
piernas esbeltas, mi cintura estrecha, la
curva de mis caderas lo suficientemente
cerrada como para enmarcar un culo
firme, redondito y alto (herencia
materna). Me sent tan intimidada que,
instintivamente, me tap con el bolso los
pechos (algo ms pequeos de lo que,
por altura y peso, me corresponderan).
Si Esther hubiera sido un hombre, yo
habra entendido aquel examen, pero

como no lo era, supuse que no seramos


amigas. Qu le vamos a hacer! Me pasa
a menudo. Tampoco era un drama. Al fin
y al cabo, no pensaba quedarme all.
Slo haba ido con la intencin de ser
amable con Fernando y con Julia, por si
algn da poda venderles un reportaje.
T eres Pandora?
La verdad es que no son muy
acogedor.
S. Julia?
En realidad, despus de or su voz,
no me caba ninguna duda de que aqulla
no era la mujer que me haba llamado
por telfono.
Ests de broma? Su risa son

irreal. No!, por supuesto. Slo me


mandan a buscarte. Ven.
Estaba claro que aquello no era una
invitacin. Era una orden.
Obedec. Me enderec para poder
mirarla desde arriba al pasar por su
lado (para algo tiene que valer medir
1,70) y la preced por la puerta.
Cuando llegamos a la mesa de Julia
y Esther desapareci despus de
presentarme, la que iba a ser mi jefa me
mir sonriendo:
Ya te odia. Qu rapidez! Es todo
un rcord. Creo que no tendrs ms
remedio que aceptar el puesto y
quedarte con nosotros. Necesitamos ms

efectivos para combatirla.


Su sinceridad me desarm y me hizo
soltar una relajante carcajada.
Despus de felicitarme, achucharme
e insultarme, por ese orden, sonre todo
lo abiertamente que puede y suelta la
siguiente mentira:
Te deseo todo lo mejor.
Se da media vuelta agitando los
rizos y se marcha, sin ms.
Y yo a ti, todo lo que te mereces
contesto.
Pero ya no puede orme.
En ningn caso pienso negar de
dnde procede Javier, cul fue nuestro

punto de encuentro y cmo nos


conocimos. Pero s me gustara
guardarme para m el comienzo de
nuestra historia que, aunque en su
vertiente sexual ya he glosado en el blog
(puede que con mayor detalle de lo que
a l le gustara), en la sentimental siento
que nos pertenece sola y exclusivamente
a nosotros. Pero eso es prcticamente
imposible en una empresa como la ma
que se dedica por principios a descubrir
secretos, cuanto ms inconfesables,
mejor.
Aunque yo no dira que la forma de
conocernos Javier y yo fuera
exactamente inconfesable o vergonzosa,

s es cierto que estuvo a aos luz de ser


convencional.
Lo pienso mientras conduzco
distradamente
hacia
casa.
El
enfrentamiento con Esther ha conseguido
que est an ms molesta de lo que ya
estaba por la decisin que tengo que
tomar. Siempre es y ser as en todo lo
referente a mi chico.
Bsicamente porque, aunque Esther
lo niegue, yo s (y ella tambin) que la
noche en que nos conocimos, Javier me
prefiri a m antes que a ella. Me he
guardado mucho de difundir esta
informacin de tanto valor estratgico,
pero las dos lo sabemos y la rubia

maligna aprovecha cualquier ocasin


que tiene a su alcance para intentar
hacerme sentir rastrera.
Hoy casi lo ha logrado, as que, para
no tentar demasiado mi suerte con la
prfida vbora, el resto del da lo he
pasado trabajando en silencio con Julia
y murmurando maldiciones gitanas
contra la arpa. Si algn da le salen
escamas en el culo y verrugas con pelos
en la cara, que nadie se extrae: fui yo.
Ya en el coche, el olor de la colonia
de Javi (que se impregn en la tapicera
despus de nuestro ltimo revolcn,
hace unas horas) me borra de la mente a
la bruja cambiando su preciosa y

traicionera cara por el recuerdo del


fantstico pene de mi chico escapndose
erecto y bien erecto en cuanto se solt
un segundo botn de los vaqueros. No
hace de eso ni veinticuatro horas.
Es que t nunca usas ropa
interior? le pregunt fingiendo un
enfado que no senta.
Aquella costumbre suya me haba
sorprendido al principio.
Pero cuatro meses despus de la
primera vez que le vi bajarse el pantaln
y presentarme armas sin ms con aquel
miembro algo ms grande que el de la
media nacional (que no est mal, la
verdad), an contengo el aliento cuando

se desnuda, esperando ver aparecer un


calzoncillo, un slip aunque sea un
tanga!
Desde que te conozco, no.
Acarciame, princesa.
Y yo, como soy muy bien mandada,
empec a alternar la palanca de cambios
con su verga y le hice disfrutar lo suyo.
Claro que, al ir a meter quinta me
equivoqu de herramienta, y le pegu un
tirn que le hizo soltar un alarido. Casi
nos estrellamos, por lo que, para no
provocar una catstrofe, abandon la
autova en la siguiente salida y detuve el
coche en el arcn para atender como se
mereca al pobre pene herido de mi

chico. Tengo comprobado desde hace


mucho tiempo el extraordinario poder
curativo de una buena felacin.
Adems de mojar mis bragas con el
recuerdo, el perfume de Javier me
devuelve a aquella noche en que nos
conocimos. Mejor dicho: a la noche en
que nos vimos por primera vez, porque
conocernos, aunque fuera por escrito, ya
venamos hacindolo desde haca unos
cuantos meses.
Nuestra historia es una de esas que,
cuando se la cuentas a tus amigas, te
miran como diciendo: S, claro, y qu
ms, ta? Me ests tangando. Pero no.
Ni broma, ni exageracin, ni mentira

slo pura y simple magia (se me ha


escapado a m esta cursilada?).
Se haba puesto en contacto conmigo
a los pocos meses de empezar a
publicarse La cama de Pandora.
Cuando Ral, ese amigocachorro (vulgo
pagafantas) que tenemos todas las
chicas, me configur la pgina de
Facebook, le pusimos los dibujos de
Luci Gutirrez, mi fantstica ilustradora,
y nos santiguamos a la espera de ver qu
suceda. Y lo que pas fue que cientos
de personas se unieron a ella y creamos
una pequea comunidad de lectores y
contertulios vidos de comentar los
relatos y toda noticia referente al sexo

que dejramos colgados por all.


Javier se uni un da del primer mes,
cuando todava ramos poco ms de
quinientas personas, y estuvo mucho
tiempo en stand by, sin decir nada. Sin
embargo, en cuanto tuve una direccin
de correo electrnico no perdi ni un
segundo: se volvi activo y empez a
llenarme el buzn de mensajes.
Me imagino tu boca. No puedo
parar de pensar en que tus labios estn
llenos y que el aliento que se escapa
entre ellos sabe a noche salada y a
estrellas de mar. Yo nunca he chupado
una estrella de mar y en cuanto a la
noche salada No s, me pareci tan

cursi que me hizo gracia. As empec a


contestar sus mensajes, a veces con
obviedades, a veces con algo parecido a
la curiosidad.
Un da, sin venir a cuento, me invit
a un caf (que rechac), a un paseo (que
rechac tambin) y a chatear por la
noche en Facebook. Aquella tarde, creo
recordar, yo haba quedado con Pepe,
uno de mis follamigos ms cumplidores,
y no tena ninguna intencin de perderme
su insaciable curiosidad por averiguar
de cuntas formas distintas soy capaz de
correrme. Por eso le despach sin ms.
Al da siguiente, sus correos seguan
all. Y al siguiente tambin y al otro.

Siempre me mandaba algn poema.


Un da me envi una foto y comprob
que adems de los ojos con los que se
identificaba en su prcticamente inactivo
perfil de Facebook, tena cara y cuerpo.
Y vaya cara y vaya cuerpo La
maana que abr ese correo y me top
con su rostro deb de observar la
pantalla con un poco ms de intencin en
la mirada de lo habitual, porque Julia
me estudi durante un rato y finalmente
me dijo:
Ya puede estar bueno, porque te
has quedado pasmada.
Eh?
Casi ni la entend.

Lo que yo deca. Me permites?


Y se asom a mi pantalla, donde
tena la instantnea de Javier en
vaqueros y sin camiseta. Era un plano
medio que dejaba entrever el indefinido
color de sus ojos y las interesantes
canas de su pelo despeinado
estudiadamente,
sus
msculos
cincelados en las justas (ni ms ni
menos) sesiones de gimnasio y un
bronceado tirando a moreno de mar
Caribe. Las dos nos quedamos unos
segundos mudas. Tuve que leer un par de
veces el encabezamiento del mensaje
para cerciorarme de que aquel bombn
era el tipo cursi que me mandaba versos

imposibles con ensoaciones sobre mi


cuerpo, puestas de sol y campos de
amapolas. Hace falta ser pardillo
No me gusta su mirada. Es turbia.
Me sorprendi la reaccin de Julia.
Turbia? Yo dira que se hace el
interesante. Est bueno y lo sabe, se
gusta, sale guapo En todo caso tiene
mirada de perdona que te enamore,
dira yo.
De lo que t digas, pero no me
gusta, Pandora. Ten cuidado con se.
Su advertencia me record mi
promesa.
No te preocupes, es un lector. No
vamos a quedar. Ya sabes cmo funciona

esto.
Mi referencia a la norma no escrita
que respeto desde el principio de los
tiempos (no quedar con nadie a quien
conozca a travs de mis relatos), hizo
que mi jefa se relajara y asinti
distrada mientras yo le echaba un
ltimo vistazo a aquel torso que,
pensaba, nunca iba a tener entre mis
brazos.
Mi jefa saba perfectamente mis
reticencias a relacionarme con gente que
me enviara correos por los relatos de La
cama. Desde que abrimos la cuenta de
email, no hacan ms que llegar
mensajes, muchos de ellos de jvenes

aspirantes a una cita.


Despus de coquetear con la idea de
quedar con alguno, la descart ms que
nada por prudencia.
S, eso. T empieza a follarte a
tus fans y vas a tener ms partidarios
que el presidente del Gobierno, aunque
ltimamente eso no es muy difcil
Podras hasta presentarte a las
elecciones.
No hay como poner en comn las
ideas para ver, con los ojos de otro, que
la tuya es la ms peregrina de todas. As
que, por mucho que les pesase a decenas
de lectores de La cama, ech cerrojazo
a la posibilidad de pasar por la misma

ligndose previamente a Pandora.


Vale, pero eso reduce mucho mis
posibilidades de conocer a gente nueva
e interesante dije constatando algo
que me pareci un hecho.
Tampoco
ser
para
tanto,
superventas. Que no eres ni Julia
Navarro ni Carmen Rigalt, bonita. Y, en
todo caso, siempre puedes irte de viaje
y ampliar tus horizontes.
Qu sera de mi sensatez sin la
irona de Julia, quien se encarga de
ponerme lastres para que no se me
levanten los pies del suelo.
Con el anuncio de nuestra boda
sobre mi conciencia, los semforos en

rojo camino de casa me dan la


oportunidad de recrearme en el recuerdo
de aquella noche en que Javier y yo nos
vimos cara a cara por primera vez.
En realidad no hace tanto tiempo.
Cunto? Cuatro meses?
Fue en la ltima fiesta del peridico
a la que fui con Julia, despus de mucho
discutir con ella, porque a ella no le
apeteca nada y yo, por nada del mundo,
quera perdrmela.
No seas tan perezosa. Qu te
cuesta? Tienes algo mejor que hacer?
Ponte ese vestido negro del que siempre
me hablas y vmonos.
No me cabe. Me queda estrecho

dijo lamiendo la cuchara con la que


se acababa de zampar el ltimo trozo de
tarta de queso que esta vez haba tenido
a bien compartir conmigo.
Estaba claro que no tena un buen
da, as que cuando por fin la convenc
de que se pusiera un top y unos
pantalones y me acompaara a la fiesta
saba que, de todas formas, iba a ser un
visto y no visto, porque a ltima hora
sent que yo tampoco estaba de humor.
Haba cientos de personas en el
Palacio de los Deportes de la
Comunidad de Madrid, completamente
desconocido con una moqueta inmensa,
grandes pantallas, un escenario, mesitas,

camareros y un montn de gente vestida


a propsito para la ocasin.
A
cada
paso
encontramos
presidentes y ex presidentes del
Gobierno, ministros, polticos de
distinto rango y procedencia, deportistas
(media plantilla del Real Madrid
vestidos de nios buenos pase por la
alfombra roja), escritores, actores,
modelos, empresarios, intelectuales,
diplomticos y famosos de toda calaa y
condicin, en lo que pareca una
inmensa pasarela por la que se
enseoreaba media Espaa.
A salvo dentro de mi vestido rojo de
raso, con mi flor en el pelo y

encaramada a unos taconazos de charol


de Nine West, ms que guapa, me senta
segura y diferente. Eso, a pesar de que
haba tenido durante todo el da una
incmoda presuncin de vulnerabilidad
que haca aos que no padeca. El
motivo estaba, en cualquier caso,
perfectamente localizado.
Ayer me acost con Alfredo con
Orzowei le solt a Julia a bocajarro.
Pero ella, de entrada, no se dio por
aludida, o ms bien pens que me haba
entendido mal. Sus razones tena: nunca
me haba acostado hasta entonces con un
ex novio.
Habla ms alto. Te he entendido

que ayer te liaste con Alfredo. Qu es


lo que has dicho?
Asent con la cabeza y cuando le iba
a contestar, alguien la cogi del brazo y
se la llev a un lado. Era un sujeto raro
con pinta de plasta y una pajarita de
lunares rojos que llevaba toda la noche
hacindole guios, copa en alto.
Dame cinco minutos, diez como
mucho, y ven a rescatarme, por favor
me susurr antes de volver la cara hacia
donde estaba el tipo, sonrer
forzadamente y comenzar a asentir de
forma ausente y mecnica a todo lo que
le deca.
Me alej un poco y me dediqu a

buscar alrededor a la gente que conoca,


por si poda entretener la espera con
alguien. Y para no pensar en Alfredo y
nuestra pattica recada. En un revuelo
de ministros, alcaldes, presidentes y ex
presidentes, cre intuir a Pedro J.; vi a
Fernando, cerca de las escaleras, riendo
a carcajadas con otros redactores de la
casa; a varias chicas de marketing ,
todas elegantsimas, charlando entre s,
como siempre; un corro con la seccin
completa de Cultura, salpicada por la
presencia
de
varios
escritores
consagrados y a Esther, que conspiraba
o coqueteaba, en su caso nunca se sabe,
con un tipo al que no reconoc de

espaldas.
Me recre en contemplar con
envidia su precioso traje de noche y el
collar de piedras verdes que luca. Eran
de bisutera, pero a juego con su vestido
de seda color hierba parecan las
mismsimas esmeraldas de Elizabeth
Taylor.
Durante un segundo, mis ojos se
cruzaron con los suyos y cre vislumbrar
un brillo duro en su mirada. Despus la
vi acercarse al odo de su acompaante
para decirle algo y retir la vista.
Ya est. Ya ha ligado. Supongo que
estar encantada porque ella est
hablando con un tipo guapsimo y a m

me miran muchos, pero todos de lejos.


Ests tan impresionante que das
miedo. Eres como el Sol: hay que
observarte a distancia, porque nadie
cree que vaya a sobrevivir si se acerca
demasiado a ti. Todos los hombres de la
fiesta estn acojonados, pero no paran
de mirarte. Eres hipntica.
Le reconoc antes de verle por la
retahla de piropos que me dijo
acaricindome la nuca con el viento que
mecan sus palabras.
Luis, me parece que esta vez se te
ha ido la mano le dije divertida
mientras le besaba en las mejillas.
Por qu dices eso? Acaso no es

verdad?
No s, tal como lo has dicho,
pareca que hablabas de la novia de
Drcula.
Mi entretenimiento preferido dentro
del peridico es poner nervioso a Luis
Martn Sols. O Luis M. Sols, como a l
le gusta que le firmen las fotos. Es uno
de esos fotgrafos de prensa
reconvertidos en cmaras de vdeo,
artistas frustrados, que se ven obligados
a desgastar su talento en largusimas
guardias en la puerta de algn juzgado a
la espera de que termine de declarar el
juez estrella o el delincuente del
momento.

Hubo un tiempo en que, segn


asegura l mismo, hizo reportajes de
moda, aunque nunca he visto ni una foto
suya publicada en una revista, y he
trabajado en unas cuantas. Pero me cae
bien, y es guapo, as que no me apetece
sacarle los colores cuestionando su
trayectoria. Luis vive de ilusiones.
Como cuando se acerca a mi mesa todas
las semanas, despus de leerse mi
relato, y fantasea con que lo que cuento
nos ha podido pasar a nosotros.
Pero no. Es imposible, porque yo
con Luis no llegu a acostarme nunca,
aunque estuvimos cerca una vez que nos
fuimos a hacer un reportaje, empez a

llover y acabamos en su coche


comindonos a besos. Slo fue eso. Su
lengua en mi boca y mis labios
mordisqueando los suyos, flojito, como
tentando a la suerte, hasta que entreabr
los ojos y casi me deslumbr el rojo de
la tapicera de un asiento de nio.
Coo!, me haba olvidado de
scar, su hijo de cinco aos, fruto de
una relacin irresponsable con una
fotgrafa que tena un espritu ms
canalla incluso que el suyo. Y ms
nmada. La cosa no dur mucho, pero se
materializ en un cro listo como un
zorro, con los ojos abiertos como las
compuertas de un pantano, dispuesto a

procesar toda la informacin del


universo en un segundo.
La madre de scar a veces tiene que
salir pitando a cualquier parte del
mundo, por eso no es raro ver a Luis con
el nio haciendo coberturas vespertinas.
Es que no tengo con quin dejarle
y no puedo pagar a nadie que le cuide en
casa se disculp un da que bamos a
cubrir un mercadillo de hippies.
Pero qu demonios, el cro se hizo
conmigo y acab comprndole un
juguete artesanal de madera. Un tren,
porque deca que quera ser maquinista.
As, la tarde de la lluvia en el coche
de Luis, al ver la silla de scar, me par

en seco, expuls su lengua de mi boca y


me retir despacio. No dijo nada en ese
momento. Baj la barbilla, se afloj el
pantaln en la pernera, porque estaba
claramente empalmado, y suspir. Pero
desde entonces no ha dejado de
intentarlo.
Piropearme de forma tan salvaje
como hizo en la fiesta es su modo de
decir:
Sigo aqu, no se me ha olvidado.
Que no se te olvide a ti, chata.
Has trado a scar? le
pregunt para cambiar de tema.
Ests loca? No, est con su
madre, que acaba de volver de

Palestina. Djame que te haga una foto,


Pandora.
Y me dispar sin previo aviso
cegndome con el flash.
Mientras parpadeaba para recuperar
la visin, intu una figura que se acerc
tendindome una copa de vino.
Creo que sera ms justo si le
permitieras prepararse y repitieras la
foto mientras brinda conmigo dijo una
voz grave, ronca, que sonaba a promesas
del tipo: Voy a lamerte el cuerpo
entero, de esas que se cumplen cuando
una est en horizontal y con las piernas
abiertas.
Cog la copa todava un poco ciega y

despistada, y busqu a quin perteneca


la mano que me la ofreca.
Cuando enfoqu su cara, su sonrisa
se encaj en mis ojos y ya no pude
retirar la mirada, aunque o decir a Luis:
Miradme los dos.
Pero yo era incapaz y estaba claro
que l no me iba a dejar ah, embobada,
mirando al vaco.
Bueno, pues no me miris.
Luis dispar dos o tres veces y
desapareci sigiloso, a todas luces
derrotado por el desconocido que me
haba colocado una copa de vino en la
mano y me robaba toda su atencin.
Hola, soy Javier. Cmo te

llamas?
Menos mal que se present l
porque a punto estuve de llamarle por su
nombre, pero control el impulso y, tras
unos segundos lgicos de apreciacin y
embobe, por fin me permit volver a
pensar. No se me escap que Javier era
el tipo que segundos antes haba visto
coqueteando con Esther, as que, como
nica respuesta, busqu a la arpa con la
mirada.
Perdona. A lo mejor ests con
alguien y ese alguien se molesta si me ve
contigo dijo dando un paso atrs.
Su movimiento me permiti verle
mejor. Alto, pasaba de largo del 1,80,

ancho de espaldas pero delgado, piel


bronceada Apolneo, la versin
vestida y trajeada del tipo guapo que me
sonrea con su dentadura perfecta desde
la foto. Guapo? No, irresistible.
Y su mirada? No me pareci
turbia, aunque s un poco rara;
polidrica.
Seguro que ya te lo ha dicho la
rubia con la que estabas hablando antes
dije evitando entrar al trapo de su
insinuacin y disimulando mi inters,
pero di un decidido paso hacia delante
que dej la distancia que nos separaba
reducida a la anterior: casi nada.
La chica del vestido verde? La

conoces? Porque ella a ti no, o al menos


me ha dicho que no se acordaba de tu
nombre cuando se lo he preguntado.
Quise que su explicacin me
sirviera. Y me sirvi al menos como
pequea victoria sobre la engreda de
Esther, a quien supuse que no haba
hecho ninguna gracia que su conquista le
preguntase por m. Disimul como pude
mi satisfaccin.
No somos amigas, pero s nos
conocemos. Se llama Esther.
Ya, pero a m ella no me interesa.
Yo he preguntado tu nombre. O tendr
que llamarte eternamente princesa?
Puede haber algo en el mundo que

rompa ms los esquemas de las mujeres


falsamente seguras de s mismas que un
hombre guapo, interesante y decidido?
No s los de las dems, pero los mos,
no. Sobre todo porque todava tena en
la boca el sabor de mi ex con quien justo
el da anterior haba cometido el error
de enrollarme.
Precisamente con Alfredo, que, de
todos los que he tenido, es el que
disfrut durante ms tiempo y de forma
ms real del calificativo de novio.
La nuestra, en el fondo, era una de
esas historias condenadas al fracaso,
aunque slo fuera por lo diferentes que
ramos. Sirva como ejemplo un viaje

que hicimos al Camino de Santiago, casi


diez aos antes, durante el que
comprob que lo que Alfredo
consideraba romntico para m era
sinnimo de incmodo, mientras que lo
que yo consideraba seguro y
confortable, l lo entenda como caro,
innecesario e intolerablemente pijo.
Para empezar, como yo no quera
dormir rodeada de desconocidos en
albergues de peregrinos, llegamos al
acuerdo de hacer noche en los campings
que encontrbamos en la ruta.
Si nos olvidamos de que las paredes
de la tienda eran obviamente de lona, es
cierto que ganamos en intimidad. Pero la

primera noche que quise investigar qu


se coca (nunca mejor dicho) dentro de
su saco de dormir, casi nos da una
lipotimia por el calor y acabamos con
las rodillas y los codos desollados.
Eso por no hablar de la dermatitis de
contacto que me pill por darle rienda
suelta a un calentn que nos sorprendi
en plena ruta. Nos salimos del camino y
nos metimos entre los rboles para
dejarnos inspirar por la madre
naturaleza Hasta que acab con el
culo en un lecho de ortigas. O eso me
explicaron, mientras me inyectaban algo
para mitigar mis picores y me
prescriban una crema refrescante con el

fin de aliviar otras partes ms tiernas


que tena tan irritadas que tuve que hacer
el resto del camino con las piernas
abiertas.
No me malinterpretis: me encanta
el sexo al aire libre, pero cuando es la
excepcin, no la norma! Y con Alfredo
era todo lo contrario Se transformaba
cuando entraba en contacto con el
campo; se volva audaz y osado, aunque
(todo hay que reconocerlo) se le iba un
poco la cabeza. Como cuando se
empe en que me apoyara en un rbol
mientras l maniobraba a mis espaldas
en los jardines del Palacio de Aranjuez.
Ah, al alcance de cualquier objetivo

digital japons.
En otra ocasin, me prometi que
haramos el amor bajo una lluvia de
estrellas. Y no s por qu pens que me
llevara a algn sitio romntico y
cmodo donde podra vestir mis
mejores tacones y mi falda ms sexy
No s: la azotea de algn edificio, una
habitacin de hotel con terraza, neverita
con champn y telescopio
Pero no. Cogi mis botas de
montaa, las ech en el maletero y fue a
buscarme a la salida del trabajo. Cuando
llevbamos dos horas andando por una
senda camino de la laguna de Pealara
(donde el camping libre est

prohibido), cargados con una tienda


de campaa y dos sacos de dormir, me
di cuenta de que me haba dejado la
libido en el coche y de que su plan para
una noche romntica estaba a aos luz
del mo.
El colmo de lo ertico para l,
supongo, fue que, pese a estar en pleno
mes de agosto, el cielo se cubri (se
fastidiaron las Perseidas), la pasta
precocinada que haba trado estaba
caducada (nos quedamos sin cena y tuve
que hacerle desistir de la ridcula idea
de salir a cazar una liebre) y el viento
azotaba la tienda de tal forma que me
cost horrores concentrarme en el

cunnilingus con el que pretenda


compensarme.
Salvaje como Orzowei, cierto. Pero,
para qu vamos a engaarnos, eso era lo
que me gustaba de l. Lo malo es que, al
volver a verle despus de tanto tiempo y
tumbarnos en la cama para una sesin de
sexo melanclico y torpe, me di cuenta
de que en realidad Alfredo, al que
recordaba ms potente e imaginativo
cuando le conoc, se haba convertido en
un amante acartonado y rutinario con dos
o tres normas bsicas y un guin del que
no se ha salido jams.
Caricias genitales, cunnilingus,
penetracin, dos o tres posturas y

eyaculacin .
Cest fini.
Desgraciadamente, en todos estos
aos no ha aprendido a entenderse con
ningn juguete ertico ni ha domesticado
esa incapacidad suya para mantener la
ereccin mientras se coloca el
preservativo, as es que volvi a
sorprenderme con la misma excusa de
hace diez aos.
Yo es que esto lo llevo fatal,
Pandora, no estoy acostumbrado.
Teniendo en cuenta que l jura y
perjura que no ha tenido ms relaciones
como la nuestra, puede que se haya
desperdiciado todo este precioso tiempo

masturbndose a pelo (y el muy tonto no


ha practicado cmo ponerse una gomita
sin quedarse a media asta) o
acostndose con otras sin proteccin. Y,
qu puedo decir, no s cul de las dos
cosas me parece ms lamentable.
Despus del polvo y del orgasmo de
rigor (uno y nada ms que uno) me
qued un rato pensando por qu lo
habamos hecho, sobre todo yo, que no
tengo problemas para encontrar
partenaire para estas lides, y llegu a la
conclusin de que, con toda seguridad,
me estoy volviendo una sentimental
redomada (lo que ni me gusta ni me
conviene). Aunque fuera por los viejos

tiempos y en recuerdo de aquella vez en


que estuve enamorada de mi particular
Orzowei, mi bombero, mi tarzn
vigorxico con ms inseguridades que
yo misma, di por buena aquella sesin
de sexo de calidad lamentable, dispuesta
a olvidarla lo antes posible y a no
repetirla jams.
Lo malo es que, al da siguiente,
veinticuatro horas despus de que
abandonara mi casa con un beso urgente
y un Luego te llamo, princesa, no
haba logrado olvidar la molesta
sensacin de vaco en la boca del
estmago ni haba podido parar la noria
que giraba en mi cabeza con la misma

idea montada en todas las cestas: Otra


vez te has credo que este tipo te iba a
llamar, como cuando tenas 25 aos, l
jugaba a pasar de ti y t te volvas loca
por una llamada suya.
No es que me hubiese quedado junto
al telfono a esperar.
Pero, por la noche, cuando me vesta
para ir a la fiesta del peridico, me
sent de golpe en la cama en la que
haba estado desnuda entre sus piernas
no haca ni veinte horas, al percatarme
de que mi telfono no haba sonado con
su voz ni una sola vez aquel da.
Por eso aquella noche me maquill
con precisin, discrecin y cuidado, me

puse el vestido que me haca ms


atractiva, mis zapatos ms elegantes y
arriesgados y aquella flor en el pelo que
ahora guardo como una reliquia en un
cajn secreto de mi armario.
Desempolv mi actitud ms decidida y
con todas mis armas en la mano me
encontraba en medio de aquella fiesta,
frente a un guapsimo hombre no del
todo desconocido que se mora por
saber todo lo que le quisiera contar de
m en unos segundos. Empezando por mi
nombre.
Y, en ese momento, mientras lea en
sus ojos que, en realidad, la exasperante
Esther slo haba sido un puente para

llegar hasta m, supe que, tarde o


temprano, tendra entre mis manos y mis
piernas ese cuerpo bronceado de estatua
renacentista que haba aprehendido sin
pretenderlo haca meses y que se haba
quedado ah, agazapado en mi memoria.
Renacentista?. Inmediatamente dese
que sus proporciones genitales fueran un
poco ms generosas que las del David
de Miguel ngel o que, al menos,
tuviera bastante oscilacin.
Hice un esfuerzo ms (un poco torpe,
lo s) por parecer desconfiada. Mucha
casualidad me pareca a m que Javier
se presentara de pronto en la fiesta del
peridico y me asaltara por sorpresa

preguntando mi gracia, como si quisiera


saberlo por mi boca aunque en realidad
ya lo supiera.
T trabajas en la empresa? No te
he visto nunca por all.
Dej caer la duda razonable
llevndome a los labios la copa y
dejando claro que iba a necesitar por su
parte una presentacin ms detallada
antes de empezar a hablar de m.
No me has visto nunca porque yo
no trabajo en tu empresa. Ni soy
periodista, ni publicista, ni ministro
coment mientras segua con la vista
al titular de la cartera de Industria, que
se paseaba por el recinto con la de

Sanidad. Soy el tipo que sirve el vino


en la fiesta. Y no me refiero al
camarero. Soy enlogo en una bodega.
Por cierto, eso que ests bebiendo es
nuestro mejor reserva, espero que te
guste.
Acababa de dar un sorbito a mi
copa, as que hice como si percibiera
aromas a frutas y maderas sorprendentes
y escondidas. Pero soy de sonrisa fcil y
cuando acab la comedia de la cata, le
regal una, la mejor, la ms pcara de
todas. Sus ojos brillaron y sonri a su
vez, despertando un escalofro dormido
que me recorri la espalda. Ay, ay,
ay, pens.

S que est bueno. Y qu bodega


es sa? pregunt por alargar la
incgnita y porque de pronto me daba
una vergenza de muerte estar all,
hablando con aquel tipo con el que
llevaba muchos meses intercambiando
mensajes y cuyo rostro, aunque nunca
antes le hubiera visto, me era tan
familiar como el de un viejo amigo.
Se lo digo o no? Qu hago?
Cmo salgo de sta? Qu guapo es! Y
es simptico Joder! Y parece que le
gusto antes de saber mi nombre.
Me acord de pronto de Julia, la
nica all presente que podra entender
mi incertidumbre sobre si deba o no

presentarme. La descubr no muy lejos,


todava acaparada por aquel sujeto
extrao de la pajarita de lunares, pero
en su auxilio haban acudido otras
personas que les acompaaban, entre las
que cre distinguir a Martn Lobo, amigo
y confesor, compaero del peridico,
redactor brillante, juerguista impenitente
y gay militante, que preparaba en aquel
momento casi en secreto el lanzamiento
de su primera novela. Casi nada.
En cualquier caso, aquel da de la
fiesta, mientras ella se esforzaba por
interesarse en la conversacin de su
grupo y empezaba a lanzarme miradas
urgentes de recriminacin, ah estaba yo,

frente a frente con un hombre


deslumbrante y a todas luces interesado
en mi persona que, adems, era lector de
mi blog.
Como fuera que me qued absorta y
silenciosa contemplndole mientras
decida si me descubra o no, Javier, que
segua esperando or mi nombre, se vio
obligado a contestar.
Es una bodega relativamente
nueva. Tenemos muy pocas cosechas en
el mercado. Seguro que no te suena.
Vizconde de Pagos. Est en Huesca.
La denominacin de origen es
Somontano?
pregunt
haciendo
alarde de mis escasos conocimientos

vitivincolas.
Muy bien! La conoces?
inquiri.
Y su cara adquiri un gesto entre
impresionado, temeroso y sorprendido
que no le haba visto todava y que
imprimi un nuevo golpe bajo a mi ya
tambaleante resistencia. Y ahora era yo
la que le urga a Julia con la mirada que
viniera a rescatarme del desastre al que,
si l segua mirndome as, iba
completamente desbocada.
Veo que te defiendes. A lo mejor
podra mandarte unas botellas al
peridico si me dices a nombre de quin
tengo que enviarlas

Como truco estaba bien, qu


demonios, y me hizo gracia. A la
mierda precauciones, decid. As que
iba a contestarle con la verdad, toda la
verdad y nada ms que la verdad,
cuando en ese momento vi a Julia
abrirse paso entre la gente con cara de
alarma, porque tambin ella le haba
reconocido en la distancia y, a esas
alturas, ya se tema lo peor.
Lo mejor va a ser que me mandes
un email, ya que tienes la direccin Y,
como por correo electrnico no puedes
enviar el vino, dedcame unos poemas,
por favor dije rpidamente. Julia,
nos vamos ya?

Como toda respuesta mi jefa,


abrigos en mano, me tom por el brazo y
empez a tirar de m hacia la salida.
Espera. Javi intent detenernos
. Has dicho poemas?
Aj. Me gust mucho aquel de la
noche en mis ojos. Era de Bcquer?
Y le observ con la esperanza de
que entendiera que le haba reconocido
y que yo era la mujer a la que se haba
avasallado con versos por email. Pero
no. Se qued mirando cmo nos
marchbamos con un gesto concentrado,
como si estuviera pensando.
Julia me rea mientras nos
dirigamos a las escaleras aunque hice

todo lo posible por no escucharla. No


me puedo creer que el tipo sea tan
lento Pero si se lo he dejado claro!.
Le ech un ltimo vistazo cuando
llegamos arriba del todo del pabelln y,
desde lo alto, vi cmo se le haca la luz
y cambiaba el gesto de incgnita por
otro de incredulidad, luego de sorpresa,
alegra, miedo y urgencia.
Un poco lento s que es, pens
para m, pero en ese momento l
emprendi una carrera hacia nosotras
que, entend rpidamente, tenamos que
ganar.
Venga, vamos! le urg a mi jefa
y ahora era yo la que corra hacia la

puerta tirando de ella.


Julia ech un vistazo por encima del
hombro y le vio subir las escaleras de
dos en dos.
Ya la has liado, Pandora. Mira
que te gusta el peligro, joda. Hoy no
nos coge, pero a ver cmo escapas
ahora de sta. Y, cuando lleguemos al
coche, ya me puedes empezar a contar lo
de Alfredo. Qu es eso de que te has
acostado con l? Te has vuelto loca?
Hoy me tienes ojipltica, bonita.
No contest a su jadeante bronca.
Concentr mis fuerzas en no matarme
corriendo sobre los tacones de aguja y
salimos prcticamente volando como

murcilagos con nuestros abrigos


negros, entre una multitud de
desconcertados escoltas que aguardaba
en las puertas del Palacio de los
Deportes. Giramos a la derecha y nos
perdimos en la noche, aprovechando el
camuflaje de la gente en la calle Goya.
La puerta del garaje se abre
lentamente ante mis ojos la tarde en que
anuncio mi boda en el blog. Termino de
rememorar aquella fiesta con una
sonrisa ligera, dndome cuenta de que
hasta este momento, y ya han pasado
meses, ni yo me he vuelto a preocupar
por Alfredo ni l ha dado seales de
vida. Todo conspira a mi favor,

pienso, a nuestro favor. El de Javier y


el mo.
Y eso que hace tiempo averig que
aquella escenita de la fiesta, la del
Dime de una vez cmo te llamas, sus
mltiples expresiones de sorpresa en
plan Yo soy gilipollas, me entero de
todo el ltimo siempre y bla, bla, bla,
no fueron ms que una pantomima.
Por supuesto, Esther me haba
identificado violando as la orden tcita
de Fernando de proteger mi rostro de la
curiosidad de los lectores. De hecho, l
se haba presentado en la fiesta con la
nica intencin de ponerle cara a mi
nombre.

Pero cuando me lo confes, semanas


despus, mientras me pegaba a su piel
entre las sbanas de mi cama, me son
ms romntico que extrao y su
actuacin hacindose el tonto mientras
me dejaba escapar como el prncipe a
Cenicienta, en realidad, me pareci
brillante.
El telfono vibra alegremente y veo
la cara de Carmen sonriendo desde la
pantalla de mi mvil. Se me escapa un
suspiro de cansancio y a punto estoy de
hacer como si no lo hubiera visto, pero
la conozco muy bien. Si no se lo cojo,
acabar presentndose en casa aunque
sea en zapatillas y sin maquillar,

pienso. No sera la primera vez.


Cuando alquilaba el apartamento que
est en mi mismo descansillo, puerta con
puerta, bsicamente vivamos juntas. A
veces bromebamos con la posibilidad
de unir ambas casas tirando el tabique
de nuestros dormitorios con los
empujones y golpes de nuestras camas a
sendos lados de la pared, cuando
nuestros novios o amantes no
controlaban la fuerza de sus embestidas
ni nosotras el entusiasmo de nuestras
cabalgadas.
Desde que se mud dos manzanas
ms abajo, en la misma calle, las visitas
se han espaciado, pero son ms largas.

Eso s, ya no se presenta, como antes, a


deshora en bragas y sujetador
reclamando consejo para saber qu
ponerse en la ocasin ms peregrina.
Nunca he visto una mujer con ms ropa y
menos gusto para combinarla, vive Dios.
Tengo que traducir para el
presidente de una compaa elctrica
del medio oeste de los Estados Unidos
me dijo una vez con los ojos abiertos
como platos, a modo de clave secreta
que presuntamente yo tena que entender
y descifrar.
Y bien, qu me pongo? El jersey
negro o el gris perla?
Semejante disquisicin slo tena

una respuesta.
Mmm Del medio oeste
dices? Entonces el gris perla, sin
duda.
Ya no hace esas cosas. Ahora, como
tiene que marcar un nmero de telfono
para vestirse cada maana, opta casi
siempre por llamar a Elena y avasallarla
a ella, cosa que yo agradezco en lo ms
profundo de mi alma aunque, de vez en
cuando, para que no se sienta
abandonada, refunfuo recriminndole
cariosamente su olvido temporal de
mis virtudes como estilista de andar por
casa. A veces, cuando Carmen tiene que
madrugar demasiado para la perezosa de

Elena, volvemos al rutinario juego del


qu me pongo.
El da que le hice la foto con mi
telfono mvil para identificar sus
llamadas, le haba hecho enfundarse un
vestido rojo de Mala Mujer con dos
volantes en la falda y unas mariposas
verdes y blancas que revoloteaban por
su costado izquierdo, unas medias
negras y unas botas de tacn y caa alta.
Estaba muy guapa, muy fresca y su gesto
divertido obligaba prcticamente a
pararse y hablar con ella.
Ya suena el tercer tono y alargo la
mano para contestar, pero casi me muero
de la impresin cuando alguien golpea

mi ventanilla.
Coo! Qu susto!
Reconozco al instante su densa
cabellera castaa oscura y tan rizada
como liso es mi pelo, pero no puedo
detener el respingo y el sobresalto y mi
telfono sale volando.
Casi me da un infarto. Entra,
acompame al garaje digo abriendo
la puerta e invitndola a sentarse a mi
lado.
Te he llamado varias veces. Por
qu me ignoras?
Yo no te ignoro. He tenido un da
terrible, slo es eso.
Slo es eso? Ya, claro

Suspiro rindindome a la evidencia


de que, una vez ms, me ha pillado y
que, por consiguiente, esta noche no voy
a cenar sola.
A punto estoy de escudarme en una
cena ntima con Javi, pero recuerdo a
tiempo que ayer le cont a Carmen que
l estar el resto de la semana en
Huesca, atendiendo sus obligaciones en
la bodega.
Por lo menos podas haber trado
una botella de vino o algo, no? digo
para fastidiarla.
Desde cundo te falta a ti el buen
vino en casa? No te trae tu novio
souvenirs de su trabajo?

No hay nada que hacer con Carmen;


se las sabe todas. Y yo, esta tarde, estoy
muy, muy lenta. Y, adems, perezosa
Vale. Yo pongo el vino, pero t
pagas la cena. Ya ests llamando al
chino. Pero al bueno, no me seas cutre,
que te voy a descorchar un Somontano
que te vas a enterar.
Vamos a tener que pedir para ms.
He hablado con Martn y viene para ac.
Le he dejado a Elena un mensaje en el
buzn. Creo que andaba de compras con
Patricia. Pero de Marta no tengo
noticias, aunque no creo que se acerque.
Ya sabes, estas mujeres casadas
Como t, dentro de poco, no?

Ignoro el comentario y su sonrisa


cmplice y golosa que me recuerda a los
viejos tiempos, cuando este gesto
combinado era sinnimo de curiosidad
desmedida a duras penas controlada.
Hoy va a haber un tercer grado, y yo voy
a ser la interrogada. Pero mis
torturadores sabrn esperar al momento
adecuado. Una vez ms, decido que no
tiene sentido ocultar nada, as es que
suspiro sabiendo que, simplemente, me
dejar llevar.
Martn entra en casa como un
elefante en una cacharrera, montando
jaleo, como siempre, besuquendome
como una ta abuela de pueblo y

saltando de un tema a otro de


conversacin a tal velocidad, que al rato
me tengo que sentar porque empiezo a
marearme. Me limito a escuchar su
perorata y a asentir ocasionalmente
mientras observo cmo Carmen pone la
mesa y Martn mete las narices en mi
botellero.
Vizconde de Pagos, claro. Nena,
es que ya no bebes otro vino? Que no
es que no me guste, pero hay vida ms
all de esta bodega. Adems, Carlos
dice que el reserva no est muy logrado.
Esbozo una sonrisa pensando en el
atractivo Carlos Montes, el novio
definitivo de Martn Lobo y no puedo

evitar mirar de soslayo el armario de la


entrada, aquel da en que le conoc, en
una fiesta que di por mi 35 cumpleaos.
Estaba la casa hasta la bandera de gente
porque cada uno de mis invitados pens
que era buena idea venir acompaado de
alguien. Elena fue quien trajo a ese
joven arquitecto tan guapo, tan cool y tan
gay del estudio de su padre. Le solt en
la fiesta y el tipo, presumido y
carismtico, se hizo el rey en un rincn
adonde revolote Martn como una
polilla atrada por la luz.
Al rato ya estaban los dos hablando
de sus cosas sentados muy juntos en un
sof y poco despus nadie entre los

presentes recordaba haberlos visto haca


mucho tiempo. Recorr las habitaciones
esperndome lo peor, pero no. Las
camas estaban llenas de abrigos y
bolsos, pero ni rastro de Carlos o
Martn. Me encog de hombros.
Se habrn ido juntos, pens.
Cuando volv al saln alguien coment
que habra que ir a por ms hielo, as es
que fui a coger mi gabardina del armario
que hay frente a la entrada.
Abr la puerta y all estaban, Martn,
con la camisa abierta, recostado contra
los abrigos, con los pantalones
desabrochados, las caderas hacia
delante y su pene engullido por la boca

de Carlos, que estaba de rodillas ante l,


entre mi coqueta coleccin de botas de
agua, y le felaba el miembro con los
ojos
cerrados
y una
fruicin
sobrecogedora.
Incapaz de articular palabra, cerr la
puerta y les dej a lo suyo, pero al
darme la vuelta comprob que un grupo
de amigos que estaba detrs de m haba
sido testigo de lo mismo que yo.
Jams haba visto una polla tan
bien comida dijo alguien.
Y no pude menos que estar de
acuerdo. Al final, ped prestada una
chaqueta y me fui a por hielo dejando a
Carmen al cuidado de la puerta del

armario, para que los amantes


terminasen con toda tranquilidad y sin
interrupciones su primer encuentro. No
me haca mucha gracia que fuera entre
mis abrigos, la verdad, pero qu queris
que os diga, hay dos cosas por las que
siento debilidad: mis amigos y el sexo
oral. Y es que la visin de un buen
miembro hinchado de sangre entre los
labios de otra persona hace que me
recorra un escalofro de placer por la
espalda y un calor entre las piernas que
esta noche, un ao despus, mientras
Martn y Carmen ponen la mesa, vuelve
puntual como siempre.
El chino nos trae el pedido

rpidamente, pero no hemos terminado


de colocar los rollitos, las giozas, el
pollo con limn, la ternera en salsa de
ostras y el arroz tres delicias, cuando
llaman a la puerta.
Elena y Patricia han decidido
presentarse sin avisar, as que Carmen
llama otra vez al chino, al que no le hace
ninguna gracia tener que volver a mi
casa.
Est segura? No pide ms
luego?
Cuando ya estamos todos sentados a
la mesa, intento desviar la conversacin
sutilmente hacia otros derroteros. Elijo
un tema recurrente y fcil, y aprovecho

para preguntarle a Carmen por su novio,


Henry, mientras vigilo que la salsa
agridulce no termine en la tapicera de
mis sillas nuevas.
Est bien. Ahora anda por
Londres, no te lo dije? Se fue el sbado
a nosequ reunin del Foreign Office y a
ver a su Lady madre. Vuelve el
mircoles, creo
Si Carmen me conoce bien a m, no
la conozco yo peor a ella.
El gesto de arrugar la nariz
levemente mientras habla de su Henry
me suena familiar. Patricia tambin nota
algo raro, deja de comer y levanta una
ceja inquisitiva.

Qu fue lo que hiciste ahora? No.


Mejor dime con quin.
Nunca le sorprende la pregunta,
aunque algunas veces a m s que me
sorprende su respuesta. Carmen es as:
una fuerza de la naturaleza imprevisible
dentro de su propia previsibilidad. Las
primeras veces, cuando te pilla
desprevenida, es capaz de hacer que una
se plantee si es una mentirosa
compulsiva, o una ninfmana.
Pero ni una cosa ni la otra. Carmen
es un laboratorio de pruebas en s
misma, una mujer sin miedo ni
cortapisas, una kamikaze del sexo que
est dispuesta a practicarlo de todas las

maneras que se le ocurran. Y, en ese


sentido, ol por ella. Lo malo es que,
adems, es una nia asustada que
necesita un hombro firme al que le exige
todo lo que ella no es capaz de dar.
Principalmente, dedicacin y fidelidad.
Los maltratas. Cada novio que te
echas es mejor que el anterior y t los
maltratas a todos. Salvo Javier, yo hasta
ahora slo he encontrado patanes y t
tienes una suerte loca con los hombres.
Y total, para lo que te sirve
Mi crtica cada vez que ella rompe
con uno forma parte de la rutina. Es un
baln que le centro a Patricia para que
lo remate, como buena psicoanalista,

con un diagnstico oportuno, que


habitualmente suele ser el de:
Que los maltrata? Querrs decir
que se maltrata a s misma, Pandora, no
lo ves? Ests llena de rabia, Carmencita.
Tienes que trabajar esa rabia. Sacarla
fuera de ti, zarandearla a ella, no a los
hombres con los que vas. Algunos son
unos capullos, t lo sabes bien, pero no
todos. Qu pretendes? Esto que haces
es un suicidio emocional constante
Patricia sostiene que, mientras que
yo alterno para crecer, aprender y
experimentar, Carmen es una bulmica
del amor: se atiborra y lo vomita. No es
una metfora agradable, pero se ajusta

bastante a lo que le ocurre.


Ahora es Henry Lowett III, su novio
ms fijo, formal y maduro, el que est,
sin saberlo, caminando al borde del
precipicio sentimental de Carmen
Jimnez Bienvenida, por el que ya se
han despeado decenas de hombres con
anterioridad. Y eso que, cuando
apareci el bueno de Henry, todas
pensamos que era el definitivo.
Mayor que Carmen (47 aos l, 37
ella), sereno, divorciado, sin hijos,
britnico un gentleman y una
aragonesa de raza; una mezcla
explosiva, simplemente perfecta.
Tan serio me pareci el caballero

que me dio miedo al principio preguntar


qu tal les iba en la cama. Pero con
Carmen no hace falta; igual que
interroga, desembucha sus intimidades y,
tras la primera noche juntos, abandon
el lecho insistiendo en acudir a un
brunch dominguero que podamos haber
celebrado perfectamente sin ella.
Qu haces aqu que no te lo ests
comiendo ahora mismo para desayunar?
pregunt. Tan malo ha sido?
Te pusiste el conjunto de lencera
verde de raso, ese que compramos en La
Perla?
Elena, como siempre, a sus cosas, no
pareci defraudada por la eleccin de

Carmen.
El rojo con strass. Y no, no ha
sido malo. De hecho, ha sido fantstico,
para ser britnico, claro. Si hubiera sido
francs o italiano, lo de ayer habra sido
un desastre.
De sexo y nacionalidades nadie sabe
ms que nuestra Carmen, as que
nosotras nos limitamos a asentir como si
conociramos igual de bien las
diferencias entre echar un polvo con un
hijo de la Gran Bretaa y otro de
Blgica, por ejemplo.
Pero en eso s que Carmen es una
experta, y adems sostiene que los
tpicos nacionales valen para uno y para

todos los ciudadanos de una nacin. Yo


a veces prefiero no preguntar cmo lo
sabe, pero imagino que debe de ser por
atracones como el que se dio el primer
verano despus de conocernos, cuando
nos fuimos juntas de vacaciones a
Irlanda. Ella, para darle un repaso a
algunos aspectos de su variedad
lingstica favorita. Yo, para apuntarme
a un curso intensivo y avanzado que me
pondra por fin en la lnea de manejo del
idioma de Shakespeare que mi padre
esperaba de m.
Carmen se encarg de organizarlo
todo y no s por qu no me sorprendi
comprobar que, en lugar de alquilar un

apartamento para las dos, haba cogido


una habitacin doble en una residencia.
Es mucho ms barato, Pandora.
No te fastidia Por supuesto que
era ms barato, infinitamente, pero
tambin menos ntimo.
En aquel viaje aprend dos cosas
fundamentales que no he olvidado nunca
ms de Carmen. La primera es que es
bastante tacaa; si se puede ahorrar un
euro, se lo ahorra. Economiza en casi
todo, menos en la ropa (donde invierte
intilmente ingentes cantidades de
dinero y siempre sigue pareciendo un
diamante hermoso pero sin pulir). Y la
segunda, que es muy capaz de encontrar

un hombre distinto casi cada da.


A veces, tambin es cierto, no se iba
muy lejos a buscarlos, porque las nicas
noches que pude descansar (ms o
menos) sin tener que esconder la cabeza
bajo la almohada y maldecirla por follar
ruidosamente en la cama de al lado, se
meta en casa del vecino, un congoleo
excepcionalmente bien dotado.
Pero tambin cayeron en sus redes
un coreano, un francs, un suizo, varios
irlandeses, un ingls, un marroqu, un
colombiano y un espaol despistado
que, como quien dice, pasaba por all.
Y eso en slo quince das!
Mientras tanto, yo tonte con un

surafricano rubio y de ojos azules


durante una semana y compart cama con
l cuatro o cinco das ms, pero sin
sexo. Sin sexo!
El tipo (era Andrew?) estaba
empeado en que la penetracin era
prescindible y, aunque bamos bien
pertrechados de preservativos (al menos
yo), no quiso rematar ni una sola vez.
Me acariciaba hasta volverme loca y
yo le pona las piernas perdidas con mi
flujo mientras buscaba algo duro con lo
que rozarme. Un par de veces consinti
en penetrarme con los dedos, pero ni una
sola vez con su pene, que guardaba
celosamente dentro de un slip abultado

que slo me dejaba acariciar por fuera


de la tela.
Nunca supe el motivo de aquella
exquisita tortura. Cuando intentaba
explicrmelo en su ingls oscuro y
cantarn, yo no me enteraba de nada. Una
vez estuve tentada a pedirle que lo
repitiera delante de Carmen, para que
ella me sirviera de intrprete, pero el
pobre muchacho (tan joven, tan rubio y
tan plido, que se apretaba contra m
como si quisiera meterse dentro de mi
piel con los calzoncillos puestos) me
dio pena y empec a pensar si no sera
virgen y estara reservndose para una
novia de verdad. Nunca lo supe, pero el

chico me caa bien y nos gustbamos.


As que jugamos unos cuantos das a
este juego ante el estupor de mi amiga.
A Carmen le cuesta mucho trabajo
entender que servidora slo se acuesta
con gente que le parece atractiva y/o
interesante.
No voy por la vida enganchando por
el pene a tipos que no me gustan ni de
lejos y no me llaman la atencin. Tiene
que existir una chispa que encienda la
llama, un feeling personal, adems de
fsico.
Si no hay lea para el fuego ni
candela, no hay hoguera que valga.
Pero eso ella no lo entiende, porque va

por ah con una linterna encendida


deslumbrando a casi todos los hombres
que se encuentra, como los cazadores
furtivos a los ciervos por la noche. Les
deslumbra, les aturde y les dispara sus
inmensos ojos negros y toda su
capacidad de seduccin.
Henry Lowett III fue slo uno de
ellos, pero se qued ms tiempo y ya
llevaban juntos algo ms de un ao.
Cada uno en su casa (y a veces, incluso,
en su pas), pero unidos por un vnculo
que Patricia siempre ha identificado con
el complejo de Edipo y la figura del
padre y las dems, con cierta sensacin
de hartazgo por la vida de sexo nmada

que lleva. Yo, adems, presumo que


Henry es su retiro dorado para cuando
definitivamente decida sentar la cabeza.
Sabemos que ya se lo ha pedido un par
de veces, pero Carmen slo se casar
con l cuando ella quiera. Lo que,
teniendo en cuenta la imprevisibilidad
de su carcter, puede ser maana o
dentro de un mes. Un da cualquiera. A
saber
Mientras ese momento llega, lo que
hace es llevar una vida mltiple y,
aunque Henry le llena un 60 por ciento
de su tiempo libre, para el 40 por ciento
restante siempre encuentra a algn
voluntario que le alegre las ausencias.

Tener un novio britnico, tan educado y


tan corts, implica que jams se presenta
en su casa sin avisar primero. Supongo
que, en parte, como no es tonto, para no
encontrarse lo que no se quiere
encontrar.
Bueno. Con quin? repito
aferrndome a la nica posibilidad de
escape que tengo.
Carmen pone los ojos en blanco y
abre la boca para contestar, cuando
suena el timbre de la puerta y todos
pegamos un respingo en la silla. Ni por
asomo te creas que te has librado. No
confieses hasta que vuelva.
Laurita, la hija de mi portero, me

saluda con un movimiento de cabeza y


tira para dentro sin esperar siquiera que
la invite.
Pandora Hola, everybody.
Tenis comida china! Me puedo
quedar a cenar?
Se sienta ante mi plato, coge mi
tenedor y empieza a atacar mi ternera.
Voy camino de la cocina, en busca de
otro servicio para m, cuando Laura da
por sentado de lo que estamos hablando
y suelta, as por las buenas:
Os ha contado ya lo del blog? Ha
puesto que se va a casar con el cursi
ese.
Qu ta Es lo peor.

Con lo que me ha costado mantener a


raya la conversacin
Hago como si no la hubiera
escuchado mientras revuelvo dignamente
en el cajn de los cubiertos. Fuera
escucho las risas de Carmen, Elena,
Martn y Laura y la voz pausada de
Patricia, intentando, supongo, poner un
poco de calma, y doy gracias porque al
final se haya decidido a venir a cenar.
As me siento un poco menos sola frente
al despelleje inclemente de los otros.
Tengo claro que Patricia no se siente
a veces muy cmoda entre nosotras. Al
principio estaba de acuerdo con Carmen
en que nos miraba con distancia y

altivez, pero luego me di cuenta de que


no es eso. Patricia no nos tiene lstima,
nos tiene un poco de envidia, pero slo
por una cosa: nuestra fascinante,
como dice ella, capacidad para desligar
amor de sexo.
A ver, es psicloga, y eso por una
parte le da ventaja sobre nosotras por su
capacidad innata y adquirida de anlisis
de las situaciones. Pero tambin es
juda, hija de unos padres muy
conservadores, y miles de aos de
tradicin y educacin restrictiva ejercen
en ella un bloqueo absoluto ante nuestra
promiscuidad.
La teora me la s mejor que t,

Pandora. Qu me quieres decir con eso


de que sexo y amor no son la misma
cosa? Yo s que no, y se lo digo a todos
mis pacientes, pero eso no vale para m,
entiendes? Yo necesito el paquete
completo. Pero no te puedo negar que
me das envidia: todos esos amantes,
todo ese sexo sin rastro de
remordimiento
Porque el sexo le gusta. Seguro que
ms incluso que a m. Y es que las cosas
que me ha contado que le ocurrieron con
su novio, aqul con el que se fue a un
kibutz en Israel y estuvo a punto de
casarse, no son precisamente de
mojigata.

Todava me ro cuando me acuerdo


de la historia del calabacn que el muy
capullo, jugando a Nueve semanas y
media, meti sin lavar y sin condn en
la vagina de mi amiga cuando sta tena
los ojos vendados. No se separaron por
la infeccin de hongos que le provoc el
muy intil (yo le habra matado), sino
porque ella se enamor de otro colono
que estaba casado. La situacin se
volvi tan insostenible, que Patricia hizo
el petate y los dej a los dos.
Se instal en Espaa, la patria de su
padre, que le pillaba a medio camino,
para no tener que reencontrarse con la
familia de su ex, que viven en el barrio

donde se cri en Buenos Aires. Abri un


gabinete de psicoterapia y contrat los
servicios de Ral (mi pagafantas) para
que le hiciera la pgina web y la imagen
corporativa y l nos la present. En
aquel momento intentaba seducirla, pero
Patricia era un tmpano. Todava no ha
llegado para ella la etapa del deshielo;
de hecho, sigue viviendo un invierno
templado a la espera del hombre que
provoque en ella un cambio climtico.
Slo espero que, cuando llegue, ese
hombre est soltero.
Desde entonces, tener a Patricia
cerca es como una apelacin a la
cordura.

Salvo que me vea en plan suicida,


como Carmen, nunca me recrimina nada,
pero es un faro siempre encendido
cuando me dan esos ataques de
indecisin tan inoportunos que ella
siempre resuelve con la misma pregunta:
Pero t qu es lo que quieres
hacer, Pandora?
Hablar con ella es un desahogo y un
alivio. Como hoy. La escucho templando
los nimos de los otros en el saln.
Djala, Carmen, no la pinchis.
Tenis que respetar las decisiones de los
otros. El tipo es un boludo, eso es
cierto, pero si ella le quiere Qu
podemos hacer? Nuestra obligacin

ahora es apoyarla y vigilar que no se


convierta en una mema. Que ya sabemos
todos cmo es Pandora cuando se
enamora, es capaz de tirarse de cabeza a
las ruedas de un carro si el otro se lo
pide.
La comparacin con Anna Karnina
me parece dramtica y excesiva y estoy
a punto de entrar en el saln cuando
escucho a Carmen.
Pero es que ese tipo no da buen
rollo, Patricia. No es que sea un cursi,
es que tiene algo peligroso. No me fo y
l se fa menos de nosotros. Hay algo
raro, pero no s qu es.
Por el murmullo supongo que todos

coinciden en el diagnstico y, aunque


estoy molesta porque es mi novio quien
est en entredicho, reconozco que me
conmueve la preocupacin general.
Laurita, tan resolutiva como
siempre, da un paso ms:
Carmen, si quieres yo puedo
investigarle un poco. Si ha asomado la
nariz en Internet, aunque haya sido una
sola vez, le encontrar.
Se me escapa un ruidoso suspiro y
abandono la cocina repitindome a m
misma que lo hacen todo por m, que no
tienen mala intencin, pero es que hay
carios tan cansinos
Yo las adoro a las dos, pero cuando

estn
juntas
son
absolutamente
estrangulables. Nunca he visto a dos
personas ms compenetradas que ellas.
Si no supiera que la hija de mi portero
es hurfana de madre, pensara que es
fruto de un mal clculo de juventud de
una casquivana Carmen.
Pero no. De hecho, Amadeo, el
padre de Laura, no soporta que mi amiga
ejerza ese madrinazgo sobre su hija.
Cree que es una mala influencia. Pobre
Amadeo Laura, a sus 19 aos, ya sabe
ms que yo cuando tena 24. Desde
luego, hace tiempo que ya no es virgen.
Aunque creo que, durante generaciones,
la virginidad ha estado sobrevalorada,

la verdad es que me habra gustado que


Laura esperase a alguien menos zopenco
que Marcos, esa especie de novio
intermitente que tiene, que va y viene de
sus piernas a las de otra cualquiera.
En cuanto llegu al edificio, Amadeo
me cogi por banda y me cont la triste
historia de la madre de Laura, fallecida
cuando sta era casi un beb. Se me
pusieron los vellos de punta imaginando
cmo debi de ser el papel de padre
viudo y portero a tiempo completo y
asum sin dudarlo la tutora femenina de
la joven, que en esos momentos beba
sabidura de las fuentes de Carmen.
Amadeo estaba espantado con las

noticias que le traa Laurita despus de


cada una de aquellas veladas en casa de
mi vecina.
Pap, es verdad que a los
hombres os gusta un tipo de mujeres
para casaros y otro para follar como
conejos? le pregunt una vez al pobre
hombre mientras ste intentaba arreglar
un enchufe.
Casi le da una descarga.
Carmen y sus cinismos. No la culpo.
En la historia remota de mi amiga est el
desencanto y el dolor de verse plantada
a un mes de su boda. Con el vestido
prcticamente terminado (qu haces
con un montn de tela blanca sin acabar

de ajustar que sabes que no te vas a


poner?), el banquete reservado, las
invitaciones enviadas y toda la ilusin
del mundo hecha aicos, Carmen hizo
sus maletas y abandon Zaragoza.
A su familia no le hizo ninguna
gracia que se ocultara en la gran ciudad,
pero a ella, que hasta entonces haba
sido el paradigma de novia modlica, se
le puso en las narices que su vida iba a
cambiar, pero bajo sus designios, no por
el abandono de aquel novio de juventud
que la dej tirada con 26 aos y una
casa comprada.
Dej su trabajo de traductora de
libros y encontr empleo como

intrprete en Madrid. Cuando lleg a mi


edificio, Laurita no tena ms de 11
aos, as que no es extrao que muchas
de las frases que escucho decir a esta
mocosa respondona tengan el sello de
Carmen; son de su escuela de desengao
y suenan a Marlene Dietrich en plan:
Djame decirte cmo son las cosas,
nena.
Al ms puro estilo de su antigua
maestra, Laura se conduce con absoluta
desinhibicin en cuanto al sexo. En los
aos que llevo ejerciendo su tutela en
solitario, he conseguido al menos que no
se eche en brazos de cualquiera. Y
pongo a Dios por testigo de que esa

minucia es toda una victoria.


S, me voy a casar con Javi, y no
es un cursi, niata. No me gusta que
hables as de l y abstente de
investigarle ni en Internet ni en ningn
otro sitio. No s por qu no os cae bien
a ninguno.
No nos fiamos de l. Ninguno de
nosotros. Y hablando de investigarle,
no me parece mala idea. Seguro que a ti
te vale con lo que te ha contado, pero yo
de ti echara un vistazo. Y por cierto,
espero que hayis resuelto aquel
minsculo
desacuerdo
sobre
la
separacin de bienes antes de casaros
Lo que Carmen insina hace que

Patricia se remueva un poco incmoda.


Los dems me miran ojiplticos, como
si asistiesen a una declaracin de
guerra. Absurdo, todos ellos saben que
yo soy capaz de cualquier cosa con tal
de no discutir. Odio las broncas.
Pero s que tiene razn y no, todava
no lo hemos resuelto. Lo hemos
discutido doscientas veces y no consigo
que entre en razn.
Para l es signo de desconfianza
optar por la separacin de bienes en
lugar de los bienes gananciales y por
ms que he intentado convencerle por
las buenas y por las malas (las malas en
mi caso tienen un componente ertico

incluido), lo nico que he sacado en


claro son un montn de polvos que no
estaba buscando. Pero Javi no se mueve
de sus gananciales y reconozco que, en
este tema, est a punto de vencerme por
agotamiento.
Lo que Carmen quiere decir es
que estamos preocupados por ti, que
tienes que protegerte.
Patricia se lleva una mirada asesina
de Carmen por encima de la mesa.
Bueno, yo no es que no me fe, es
que me parece poca cosa para ti.
Por primera vez en mucho tiempo,
Martn parece razonablemente azorado,
as es que Elena sale en su ayuda.

Y cmo viste! Lo que te est


diciendo, pero a gritos, con esa ropa que
se pone es que tiene algo que ocultar, no
se relaja nunca, siempre est perfecto. A
m eso me da mala espina.
Les miro a todos y me echo a rer.
No importa. Lo s, tengo razonablemente
claro que la aparicin de Javier y
algunas de sus manas han despertado
sospechas y resquemores a partes
iguales entre mis amigos. No slo
porque proceda del otro lado del blog,
de mi vida pblica en lugar de mi vida
personal, sino porque su naturaleza
reservada y poco comunicativa le
convierte en un misterio ante un grupo

de locos de la informacin que


devoramos cualquier cosa que huela a
noticia. Y l no es carne de noticia. Es,
como dice mi prima Luca, pescado del
lunes, un fabuloso ejemplar de la
segunda vuelta (que es como yo
denomino
a
los
heterosexuales
divorciados, separados, viudos y
escarmentados que estn disponibles
pero vienen cargados de mochilas), con
un divorcio a sus espaldas de Virginia,
una mujer que, asegura, siempre vio en
l nicamente a un tipo bien posicionado
y la posibilidad de un retiro prematuro.
Al
parecer,
Javi
la
pill
agujerendole los envoltorios de los

preservativos con alfileres, con el fin de


quedarse embarazada pese a que l le
haba advertido que no quera nios.
Est claro que pensaba hacerse un
bombo y retirarse para siempre, a su
costa y la del cro.
Ya le haba puesto la excusa de que
la pldora le sentaba fatal, pero es que,
adems, aparentaba tener alergia a los
anillos vaginales, los implantes
intradrmicos y, lo ltimo, mana al
ltex. Afortunadamente, la muy traidora
no se qued preada, l pidi el
divorcio y eso, que yo sepa, no le
convierte en un apestado social, sino en
un hombre libre que tiene todo el

derecho del mundo a elegir si quiere


tener o no descendencia.
Nunca he entendido por qu cada
vez que le cuento esta historia a alguno
de mis amigos, arruga la nariz como si
oliese repentinamente a ajo en el centro
de Trafalgar Square.
Me da igual lo que pensis. Me
voy a poner cursi, os lo advierto: no es
cabezonera, es amor y, obviamente,
confo en l.
Ms que decirlas, declamo estas
ltimas palabras y nos remos un buen
rato a costa de mi
broma.
Afortunadamente, me sirve para soltar
tensin. No hay nada ms medicinal que

una buena carcajada.


La cena sigue por derroteros menos
personales y me hace feliz abrir una
segunda botella de vino mientras mis
amigos despellejan a enemigos comunes,
salvan el mundo del desastre y al pas
de la crisis y ponen sobre la mesa las
ltimas novedades sobre el futuro de
Eugenio y Marta.
Al parecer, al marido de nuestra
amiga de la facultad le han ofrecido una
beca de investigacin muy importante en
un hospital de Nueva York y se
encuentran en periodo de reflexin antes
de decidir si hacen las maletas y se
marchan. Supongo que Marta no ha dado

seales de vida para comentar mi ltimo


post precisamente por eso.
Me la imagino, tan ordenada como
siempre, haciendo su lista de pros y
contras sobre si mudar o no el cuartel
general de su recin formada familia.
Marta se cas el otoo pasado con
Eugenio, que una vez fue mi psiquiatra y
despus el suyo. La ayud a quitarse de
en medio el complejo de Dafne que la
tena destrozada moralmente; un
vaginismo psicolgico de tal calibre que
la hizo vivir una pesadilla de 33 aos.
Segn Patricia, el complejo de
Dafne es una angustia ante la
penetracin que sienten algunas

mujeres y que les impide mantener


relaciones sexuales. No es muy raro
entre chicas jvenes, pero a Marta le
dur hasta hace relativamente poco.
Para mi padre, el seor catedrtico
de Clsicas, la cuestin tiene una
vertiente incluso potica. Al parecer,
Apolo persegua cachondo perdido a la
pobre ninfa Dafne tratando de seducirla.
Le dio caza y, cuando estaba a punto de
ser penetrada, Dafne suplic ayuda a su
padre, el dios del ro, para deshacerse
de Apolo, ya que ella quera permanecer
virgen (oye nada que objetar, es una
opcin).
Su padre oy sus splicas y la

convirti en un rbol de laurel. As es


que Apolo se qued, in extremis,
calentito y con las ganas.
Cuando conoc a Marta ya haba
intentado de todo: msica relajante,
masajes
sensuales,
largusimos
prolegmenos, juegos erticofestivos
E incluso una vez, por su cumpleaos,
sus amigas (asesoradas por Carmen) le
compramos entre todas un carsimo
juego de dilatadores vaginales (de esos
que utilizan los transexuales cuando se
operan el sexo y tienen que empezar a
abrir hueco en su nueva vagina) y tres
tipos distintos de lubricante.
Pero ni as. Porque yo creo que

Marta, para hacer una galera en aquel


tnel, necesitaba una cuadrilla entera de
mineros asturianos a jornada completa.
Hasta que lleg al divn de Eugenio,
Marta haba vivido sus primeros pasos
en el campo de la sexualidad
literalmente de rodillas. Como suena,
realizando felaciones a cuantos jvenes
se interesaban por ella y a los que, en
lugar de pedir paciencia y tiempo, se
empeaba en contentar con un alivio
urgente.
Rpidamente se corri la voz, y en
el ltimo curso de la facultad de
Ciencias de la Informacin, la
popularidad de Marta como amante era

directamente proporcional a su talento


como periodista. Nunca haba conocido
a una chica tan espabilada e intuitiva y
tan poco consciente de que el sexo oral
no es malo, es fantstico!, pero lo
mnimo que se despacha es exigir a
cambio que te hagan tambin a ti el
favorcito. Y es que la maldita Dafne le
haba colocado una frontera insalvable
para lenguas, dedos, penes y labios.
La cosa, obviamente, deriv en
trauma y la pobre tuvo que ir durante
aos a terapia, de un psiclogo a otro,
hasta que un da la llev a ver a
Eugenio, que no es experto en sexologa,
pero que se interes mucho por el

problema.
Marta estuvo visitndole durante
meses y me contaba maravillas. Que si
tierno, que si sensible, que si
comprensivo, feo como un demonio,
pero un amor de terapeuta.
Un da, sin previo aviso, Eugenio le
dio el alta tres segundos antes de
invitarla a cenar aquella misma noche y,
despus del entierro de la difunta Dafne,
a desayunar a la maana siguiente.
Despus de aquello, Marta nos devolvi
los dilatadores pero se qued con el
lubricante y con Eugenio, y se cas con
l unos meses despus.
La seduccin de Marta, lejos de

parecernos algo poco profesional, se


nos antoj a todas un milagro, as que
subimos a Eugenio a los altares y
bendijimos su boda con parabienes y
profusin de lgrimas. Sobre todo
Martn, que siempre le tuvo un cario
especial como su mariliendre que fue
durante aos y el da del casamiento
andaba de un sensible
Estoy ponindole a Marta un
mensaje de mvil para decirle que
maana la llamo, cuando suena el timbre
de la puerta.
Laurita, tu padre le digo sin
mirarla y sin moverme, apostando a que
es Amadeo, el portero, quien viene a

buscarla. La nia se levanta y se acerca


a la puerta para asomarse a la mirilla.
Pandora, tu novio responde
antes de abrir a Javier, que entra
abruptamente y se queda plantado en el
medio del saln mirndonos sin saludar
siquiera.
Hola amor! Qu haces aqu?
No estabas en Huesca?
Me levanto y me echo en sus brazos
como una colegiala, con las mariposas
del estmago pegando botes como locas.
Cuando me percato de que, lacio como
una acelga, l no me est devolviendo el
abrazo, me descuelgo con cuidado de su
cuello y doy un paso atrs para mirarle.

Pasa algo?
Y esta fiesta, princesa? No me
has dicho que tenas una fiesta en casa
As, de entrada, su tono no me
parece muy amigable.
Hombre, no es una fiesta. Es una
cena improvisada. Todava queda algo
de comida. Has cenado ya? Sintate
con nosotros y tmate una copa de vino.
Estbamos hablando de Marta, que a lo
mejor se va con Eugenio a vivir a Nueva
York
Le acerco una silla a la mesa
mientras les hago seas a mis amigos
para que hagan hueco. Pero Javier se
queda donde est sin mover ni un

msculo.
Y habis pedido postre tambin?
Postre? No, pero si quieres un
yogur, fruta o un caf balbuceo
desconcertada.
Pues si no hay postre, entonces ya
habis terminado de cenar. Y si habis
terminado, como es muy tarde, seguro
que no os importa dejarme a solas con
Pandora, que tenemos cosas de que
hablar.
Me quedo tan noqueada que no s
bien qu es ms borde, si el tono o la
frase que acaba de soltar. Durante un par
de segundos se hace el silencio y siento
las miradas de mis amigos clavadas en

mi cara. Cuando reacciono, se me han


llenado los ojos de lgrimas y tengo tal
nudo en la garganta que necesito
aclararme dos veces la voz antes de
protestar.
Oye, perdona, Javier, no me
parece que sa sea forma de decirlo. Si
quieres vamos al dormitorio y hablamos,
pero mis amigos estaban hacindome
compaa y no creo que tengan que irse
de esta forma
Ah, vale, lo siento. Entonces me
voy yo dice l todo chulo, y se da
media vuelta para marcharse.
Le detiene un murmullo de sillas
arrastrndose y de gente que, en

silencio, se pone en camino. Quiero


protestar, pero Patricia me dice que no
con la cabeza y me susurra al odo
mientras me abraza:
No s lo que le pasa, pero no
tiene derecho a hablarte as. Tienes que
hacerte respetar, nia.
Martn y Carmen me miran con ms
lstima que reproche desde la puerta,
igual que Laurita, que remolonea con
Prometeo en brazos para ver si puede
quedarse a escuchar un poco ms.
Elena, que es tan alrgica a las
broncas como yo, me da un beso
apresurado mientras me dice:
Llmame cuando quieras. Da igual

la hora que sea.


Teniendo en cuenta su pereza
endmica, se lo agradezco en el alma.
Me dejo caer en la silla cuando la
puerta se cierra y miro a Javi esperando
su explicacin. En lugar de eso, se quita
la chaqueta con parsimonia, se remanga
y empieza a retirar los platos de la
mesa.
No se puede dejar esto aqu,
Pandora. Maana estar todo pegado y
no habr forma de limpiarlo.
El ogro de antes se ha evaporado en
cuanto mis amigos se han marchado de
mi casa. No s si sentirme aliviada o
indignada, as que opto por aprovechar

la buena ola momentnea y navegar


sobre ella para ver hasta dnde me
lleva.
Djame que yo lo haga, amor.
Pensaba que estabas en Huesca. Te
habra llamado para cenar contigo si
hubiera sabido que estabas en Madrid.
Estaba en Huesca, pero he venido
a hacer noche porque maana me voy a
Mlaga. Cojo el AVE temprano. No he
encontrado tren para esta noche.
A Mlaga Eso slo puede
significar una cosa y Javier adivina por
mi cara que s de qu se trata.
Me ha llamado Virginia. Ha ledo
en tu blog que nos casamos y se ha

vuelto medio loca. Bueno, loca ya


estaba. Se ha tomado unas cuantas
pastillas, pero est bien. Est en el
hospital y maana, cuando la vean en
psiquiatra, le darn el alta. No has
debido publicar eso sin consultarme,
Pandora. Ha sido una estupidez. Tengo
que ir a hablar con ella.
Me caigo de culo sobre una de las
sillas que todava rodean mi mesa de
comedor. El nudo que tengo en la
garganta me baja hasta la boca del
estmago y empieza a empujar hacia
arriba a los rollitos, las guiozas, el arroz
y todos los pollos, verduras y terneras
que me he comido.

l me sujeta el pelo y me limpia la


boca y las lgrimas, como haca mi
madre cuando de pequea me pegaba un
atracn y acababa vomitando agarrada a
la taza del vter.
Me imagino a Virginia en la misma
situacin, sin ser capaz de devolver las
pastillas que acaba de ingerir, y me
viene otra arcada.
Virginia es la mujer de Javier.
Bueno, su exmujer, la que le pinchaba
los condones para quedarse embarazada.
Cuando empezamos nuestro noviazgo,
Javi me cont que, por lo humillante de
su ruptura, no mantienen una buena
relacin, pero l se siente en el fondo un

poco responsable de la actual


infelicidad de su ex y baja
peridicamente a tratar de solucionar
los problemas en los que Virginia se
mete.
Desde que salimos juntos, y va
camino de cinco meses, ha viajado a
Mlaga, por lo menos, tres veces. Una
de ellas para arreglarle un problema
fiscal, otra para acompaarla al mdico,
porque estaba convencida de que tena
un tumor, y otra para contarle que estaba
saliendo conmigo y que la cosa iba bien
y en serio.
La verdad es que nunca he entendido
muy bien a qu se deban tantos

miramientos con una persona que se ha


redo de l en su cara. Yo tengo claro
que un ex es un fantasma del pasado con
el que, si no puedes tener una relacin
de estricta amistad, es mejor
frecuentarle lo menos posible y a Dios
pongo por testigo que, salvo el da en
que me atac la nostalgia y me dej
arrastrar por ella a los brazos de
Alfredo, al que haca aos que no vea,
jams me he acostado con un ex novio.
Pero Javier siempre ha ejercido, al
parecer, de tutor moral de Virginia y,
cuando yo entr en su vida, no me
pareci bien exigir que pusiera fin a esa
situacin.

Cuando termino de vaciar el


contenido de mi estmago, sentada con
una tila en la mesa perfectamente limpia
con las sillas alineadas, miro a Javi, que
me observa con una expresin de entre
cansancio y pena y un vaso de whisky,
sin hielo ni agua, en la mano.
Pienso
en
reprocharle
su
comportamiento con mis amigos, pero en
el ltimo momento me olvido del
consejo de Patri y opto por mostrarme
ms vulnerable de lo que ya soy.
Pattica.
Siento mucho lo de Virginia. No
calcul los daos. Lo escrib porque
estoy tan contenta con lo de la boda que

me parece que a todo el mundo la


noticia le va hacer tan feliz como a
nosotros
Incluso despus de decirlo, me suena
a memez y a que lo ha pronunciado
alguien extrao que posee mi cuerpo.
Quin es esta dbil mental que se deja
acorralar por un hombre en pleno
arrebato
de
gallito
machista?
Obviamente no soy yo O s? Desde
que he apostado por esta relacin, es
cierto que me he vuelto algo ms sensata
y templada de la cuenta, ms apocada
quiz ms imbcil!
Qu demonios.
Me miro el dedo donde una semana

antes me desliz simblicamente una


arandela del pan Bimbo mientras me
peda que me casara con l y supongo
que es este oismo pattico que
practicamos ltimamente el que me aleja
cada vez ms de mi verdadero yo.
Te he encargado un anillo en
Tiffany. Van a tardar en traerlo me
dijo l. Pero no quera dejar pasar ni
un da ms sin pedirte No, sin
suplicarte que me hagas el hombre ms
feliz del mundo y te cases conmigo.
No se le dice que no a una propuesta
de matrimonio de esta guisa,
pronunciada en la anodina tesitura de
exprimir un zumo de naranja, cuando

tienes los pelos hechos un lo recogidos


con una pinza, la cara recin lavada y
las bragas de ayer asomando por debajo
de tu camiseta de dormir.
Obviamente, dej que me colocara
el presunto anillo en el dedo y le bes
con ms ternura que frenes. El frenes
lo dej para despus, cuando le
prometa, mientras me follaba de pie
contra la pared, que mi regalo de
compromiso sera esa sesin larga y
completa de sexo anal que llevaba
meses suplicndome
Qu queris que os diga. Una mala
experiencia que tuve con Alfredo en el
pasado dej traumatizada a mi

retaguardia, pero por un anillo de


Tiffany estoy dispuesta a hacerle terapia
domstica a mi santa sede a base de
lubricantes hasta que mi esfnter anal se
emborrache del todo y, si hace falta, a
encerrar al gato en el bao para que no
se los coma. Y es que la culpa de que yo
no pueda tomar por culo la tiene mi gato.
En serio, no es una excusa.
Resulta que un da estaba en la cama
con mi bombero, probando por ensima
vez a ver si yo le coga gusto a la
penetracin anal, cuando Prometeo, que
es bastante equilibrista, abri la puerta
colgndose del manillar de un salto.
Sigiloso como lo que es, un gato

callejero, se aproxim a la cama y se


sirvi una generosa racin del gel con el
que Alfredo haba embadurnado mi
puerta
trasera,
caprichosamente
infranqueable.
Para, para, para! Le grit
mientras intentaba liberarme de sus
manos que me aprisionaban las caderas.
Por qu? Pero si ya la tengo
dentro. Reljate, no me digas que te
duele.
Trat de retenerme, pero me zaf de
sus tenazas y me tir de la cama para
recoger del suelo al pobre Prometeo,
que comenzaba a sentir los efectos de la
solucin qumica ingerida y vomitaba

por las esquinas.


Hay que joderse. Para una vez que
lo conseguimos
Alfredo mascullaba furioso de
camino a casa de Ramn, el ex marido
de Julia, que es veterinario y mi hroe,
porque salv a mi mascota.
No s si nos hemos precipitado
con eso de casarnos, princesa.
No es que se me congele la sangre al
or eso, es que se me hace escarcha
hasta en los jugos que el recuerdo de
aquella maana de sexo y peticin de
mano ha despertado en mi vagina.
Qu?
Yo te quiero infinito, Pandora.

Pero no s si es demasiada locura una


boda. Quiz vamos muy deprisa. No?
Qu es eso? Ests llorando?
No tengo ni idea de qu sucede con
mis endorfinas, pero s, de hecho, estoy
llorando (otra vez), y no precisamente
de alegra, aunque la cosa suena a
chantaje psicolgico a la legua. Pero ya
he dicho que hay una criatura dbil y
oa dentro de mi piel y, en lugar de
contestarle como se merece y mandarle
al carajo, me echo a llorar.
Se levanta y me lleva al sof para
que pueda recostarme contra su pecho
mientras me acuna y me dice que no
tiene que cambiar nada. Que no se trata

de una suspensin, sino de un retraso en


los planes para casarnos (que todava,
en cualquier caso, no tienen fecha) y que
ha pensado que lo mejor es empezar
viviendo juntos una temporada y
hacernos pareja de hecho y, cuando pase
algo de tiempo, pasar por la vicara. Eso
me hace ms que feliz.
Entonces? Nos mudamos a otro
piso o quieres que me vaya a tu casa?
le pregunto entre hipidos.
Yo haba pensado venirme aqu y
alquilar mi piso, que es ms pequeo.
Aqu hay sitio de sobra. Hasta que nos
casemos y compremos otra cosa a
medias puede ser una solucin temporal.

Qu te parece?
Demasiada informacin embota mi
cabeza. Una peticin de matrimonio, un
intento de suicidio, mis amigos
ofendidos y a la contra, un retraso en
nuestra boda, una pareja de hecho y
ahora una mudanza a mi casa (mi
castillo), frente a la posibilidad cierta
de volver a decepcionarle. En los pocos
segundos que parece que me pienso su
oferta, Javi introduce dos dedos por la
cinturilla de mis vaqueros y desabrocha
el botn. Su mano se cuela con agilidad
entre mi sexo y mis bragas y juguetea
con mi vulva como si acariciara un
animal dormido al que no tuviera ningn

miedo de despertar.
Mis flujos se descongelan y le
inundan la mano mojando de paso mi
vello, donde siento el calor y la friccin
de su palma. Entre mis propios gemidos
oigo que repite la pregunta.
Dime, mi amor, qu te parece?
Forcejeo
para
liberarme
rpidamente de las botas y los vaqueros
que me tienen aprisionada, pero me dejo
las bragas. Me encanta la imagen de
verme con la ropa interior puesta
mientras me meten mano. Me excita
sobremanera que me laman los pezones
sin quitarme el sujetador, rescatndolos
de la crcel de copas y ballenas.

Y me vuelve loca sentir unos dedos


reptando por debajo del tul de mis
bragas para baarse en la piscina de mi
sexo.
Una vez, sorprendido por la
inundacin de mi vagina, me dijo un
amante
ocasional,
de
profesin
humorista:
Madre ma, pero qu tienes ah?
Que yo no s nadar! Si lo s me traigo
el flotador, criatura. Voy a por un par de
toallas y una fregona porque vas a mojar
el suelo.
Mi chico no es tan ocurrente, pero
sus manos largas y nudosas tienen
incorporado un cronmetro capaz de

calcular a la perfeccin los segundos de


latencia en cada movimiento para
volverme loca.
Dentro de un mes te parece bien?
Estoy a punto de protestar, pero me
doy cuenta de que no se refiere a lo que
va a tardar en meterme los dedos, sino
en mudarse a mi casa y, de repente, me
parece una idea brillante.
S un mes
No puedo decir ni una palabra ms
porque se cuela rpidamente dentro de
mi cuerpo.

SEGUNDA PARTE
Cuando me despierto por la maana
Javi ya se ha ido. Tengo confusos
recuerdos de mi novio vistindose de
madrugada, utilizando la luz del mvil
para encontrar su ropa sin molestarme y
marchndose para coger el primer AVE
a Mlaga.
Los de la noche los tengo ms
claros. En el saln, Javier me arranc un
orgasmo sin demasiado esfuerzo (yo
siempre he sido de orgasmo fcil)
hundiendo sus manos en mi sexo.
Despus, le hice desnudar y le rogu que

me penetrara por detrs mientras yo


estaba tumbada boca abajo en el sof.
Cambiamos tres o cuatro veces de
postura. A Javier le encanta moverme a
su antojo una vez que nota mi orgasmo o
yo se lo anuncio entre gemidos y risas.
Me gusta hablar durante el sexo.
Siempre he pensado que mi voz excita a
mis parejas, as es que la uso sin
problemas para guiar y animar a mis
amantes. Pero en plan ertico y
carioso, no como si fuera un GPS. Sin
embargo, a mi chico mi tono le parece
insuficiente. Me lo hizo saber a las
pocas semanas de conocernos, cuando
fuimos de viaje a Marruecos cuatro das

y viv mi versin particular de La pasin


turca. Estbamos en nuestra habitacin
del hotel, en plena sesin de sexo tierno
y romntico cuando empec a susurrarle
al odo.
Me encanta lo que me haces, me
gusta, qu bien, amor.
Javier se par, me mir a los ojos y
me dijo:
Hablas como Heidi, vas a
conseguir que se me baje. Dime algo
fuerte, o no sabes, nia pija?
Os mentira si dijera que no me
qued muda de asombro. Pero me
recuper para soltarle:
Cllate y fllame.

Bueno, no est mal para empezar,


pens. Pero a l le supo a poco y me
exigi ms.
Pues, no. Voy a dejar de follarte
hasta que me digas algo que me guste.
As que ah me qued, soltando
procacidades y burradas, una detrs de
la otra, con su pene a medio camino
entre mi sexo y la eternidad, que fue lo
que tard en dar con la palabra mgica:
Mtemela hasta que te suplique
rendicin.
Y he ah que me ensart como un
espeto.
Nada que ver con la primera vez que

nos acostamos, todo dulzura, besos y


contacto total. No es que sea yo de
posturas fijas.
Nada me parece ms montono que
el sexo en una sola posicin, pero
tampoco soy amiga de convertir un
encuentro sexual en una maratn de yoga
(que si psame la pierna por encima de
la cabeza, que si echa para delante el
pubis, que si gira la columna que no te
veo la cara), y aquella primera vez
me pareci suficiente y romntica.
El lunes por la maana, despus de
la fiesta del peridico, me esperaba en
la redaccin, a mi nombre, una caja con
tres botellas de Vizconde de Pagos y una

nota de Javier.
Te mando un poco de vino por esa
copa que no pudimos terminar. Puede
que algn da me invites a cenar para
celebrar que, por fin, s de qu color
son tus ojos. Gracias por tu sonrisa,
Pandora.
Y un nmero de telfono, que yo
marqu, porque como mi madre siempre
dice: Es de bien nacido ser
agradecido.
No s cmo lo logr o, seguramente,
fueron mis ganas de volver a verle ahora
que ya saba quin era, pero el caso es
que terminamos cenando esa noche en
mi casa y bebiendo vino en la cama, los

dos de la misma copa, dndonos tragos


de boca a boca y en un frenes de labios
y lenguas que, os podis imaginar,
termin con ambos enredados entre las
sbanas.
No te voy a suplicar, pero me
morir en silencio si no vuelves a
llamarme y me das a entender que esto
slo ha sido un polvo, porque necesito
ms de ti me dijo.
Y a m, que soy tonta del culo o me
estoy haciendo mayor, se me llen el
corazn de violines, la cabeza de
pjaros, el estmago de mariposas y el
coo de flujo. Y volvimos a vernos. La
semana siguiente ya estbamos haciendo

planes juntos y pensando adnde iramos


a pasar las vacaciones de Navidad.
Pienso en todo eso esta maana,
mientras Javi va camino de Mlaga y yo
salgo perezosamente de la cama y me
meto en la ducha sin quitarme ni la
camiseta ni las bragas.
Cuando rescato mi telfono de
debajo del sof tengo ya tres llamadas
perdidas. La primera es de Elena, a las
ocho y media de la maana. Me pregunto
si no est enferma.
Hola. Qu pas anoche? Le has
mandado ya a la mierda?
Me siento tentada a ocultarle lo del
aplazamiento de nuestra boda, pero

pienso que, en realidad, todo sigue


jugando a nuestro favor y que ahora
tengo una mejor noticia que darle a mi
amiga.
No. Mejor que eso. Va a mudarse
a mi casa! Dentro de un mes. Qu te
parece?
El silencio al otro lado de la lnea,
cuando se trata de Elena, nunca es buena
seal.
Ests ah?
S, s, perdona. Es que no s qu
decir. Me parece bien si a ti te parece
bien, supongo Ests contenta? Y la
boda, para cundo?
Por ms que le explico a Elena el

sorprendente cambio de humor de Javier


cuando todos ellos se fueron, la pobre
no lo entiende.
Insisto en que es una buena noticia y
que un aplazamiento de la ceremonia no
tiene que influir, de ningn modo, en mis
planes ni a corto ni a largo plazo.
Para el caso es lo mismo. No, es
mejor. Porque va a estar en casa
conmigo el mes que viene. Por cierto,
que tengo que hacer sitio en el ropero. A
lo mejor encuentro algo de ropa para tu
fondo de armario.
Mi verborrea no despista nada a mi
amiga.
Oye, te voy a dar un consejo: no te

deshagas de ropa por culpa de un to.


Gurdala en otro sitio o cuando l se
marche no tendrs qu ponerte para ir a
buscar a otro hombre.
Qu burradas dices, hija ma.
S? Pues eso me lo dijiste t.
Tengo que reconocer que a veces no
me reconozco en mis propias palabras,
pero despus de pensarlo durante unos
segundos llego a la conclusin de que s,
de que ese pensamiento puede haber
salido perfectamente de mi boca en otra
poca, cuando mi chico no exista en mi
vida y no era yo la que haca hueco en
mis
armarios,
sino
Elena.
Afortunadamente para ella, me hizo caso

y cuando aquel impresentable le puso


los cuernos, slo tuvo que empaquetar
un par de cosas suyas y volver a sacar
sus faldas cortas y sus escotes del altillo
para colocarlos donde estaban antes.
Dos toques en mi mvil me
desconcentran.
Elena, me llama Javi. Luego te
llamo. Un besooooo.
Ya estoy en Mlaga, Pandora. Voy
a desconectar el telfono un rato,
mientras estoy con Virginia, que no
quiero que se enfade ms. Ya te has
levantado?
Con Virginia y a telfono apagado?
Me quedo un poco sorprendida de tanta

sinceridad y, en su caso, me parece que


es un motivo ms para no desconfiar de
l.
Le cuento lo de los armarios y le
conmueve la idea.
Dentro de unos das podrs traerte
algunas cosas a casa. Por cierto,
cundo vuelves?
Noto que titubea un poco.
Bueno, es que ya que estoy aqu
creo que voy a aprovechar y visitar un
par de vinotecas y restaurantes, porque
el comercial de esta zona es un desastre.
Voy a ver a algunos clientes. As es que
no s Hoy es viernes? Pues
seguramente volver el martes o el

mircoles. Siento no poder estar contigo


el fin de semana, amor.
No te preocupes, si yo tampoco
voy a estar.
Y, segn pronuncio estas palabras,
me acuerdo de que se me olvid
contrselo anoche.
Y eso? Dnde vas a estar?
Otra vez ese tono de voz entre
inquisitivo y cabreado me hace pensar
que no le van a hacer ninguna gracia mis
noticias.
Ah, pues pens que te lo haba
contado. Me voy esta tarde a Barcelona,
al Saln Ertico. Me lo encarg ayer
Julia y te lo iba a decir, pero se me pas

con lo de la mudanza y eso


Tena que haberle dicho que, como
el da anterior entr como una hidra en
mi casa, se me pas decirle que me
marchaba dos das a un festival con
hombres y mujeres sudorosos y
cachondos, excitados y follando por
todas partes. Me guardo el borde afilado
de mis comentarios para m y espero el
chaparrn.
Mira qu bien a Barcelona.
Qu mala memoria tienes, no?
Ya ves Lo siento. Pero vamos,
que el domingo estoy aqu a la hora de
comer. Es un visto y no visto.
Ya Dos noches. Y te acuerdas

de si va o no tu amigo Tenorio,
princesa?
Siento que empiezo a sudar recin
duchada como estoy. Odio sentirme
acosada y las preguntas de Javier me
estn empezando a poner nerviosa. Y
aborrezco cmo empieza a sonar
princesa en sus labios. Opto por la
sinceridad, como l ha hecho con lo de
Virginia. Pienso que ser peor si luego
se entera.
S, va. Est anunciado en el
programa. Tiene unas sesiones de
tuppersex.
Qu bien. No s cmo se te ha
podido olvidar contrmelo, con lo bien

que te lo pasas con l. Pues que os


divirtis.
Y corta la comunicacin.
Respiro hondo antes de empezar a
marcar otra vez, pero es intil. El
telfono al que llama est apagado o
fuera de cobertura en este momento.
Ms bien apagado y su dueo a
punto de morir envenenado por las
sospechas.
Le mando un mensaje que parece que
haya escrito de rodillas por lo
humillante que suena:
Por favor, perdname. Llmame y,
si no quieres que vaya, te prometo que
me quedar en casa. Me invento que me

he puesto mala y ya est. Llmame. Te


quiero.
Automticamente,
despus
de
mandarlo me siento todava peor. No
sirvo para humillarme. No es lo que mi
madre me ha enseado a ser. Ni mi
padre. S que se sentira defraudado si
supiera que consiento que un hombre me
haga chantaje emocional. Me pregunto
cmo ha sobrevivido tantos aos su
matrimonio, si ninguno de los dos se ha
impuesto al otro.
Est claro que no s llevar una
relacin. Continuamente tengo dudas. No
me gusta ceder en todo y no me gusta
imponerme, pero el trmino medio es

algo que se me resiste. Empiezo a tener


claro que Javier, con el que he encajado
en todo desde el principio, como dos
piezas
consecutivas
de
un
rompecabezas,
tiene
una
arista
inesperada.
Soy una experta en las aristas
sorpresa, eso es cierto. Slo que,
cuando surgen, la mayora de las veces
estoy a tiempo de dar marcha atrs o un
salto mortal y convertirme, por obra de
gracia, en inaccesible. Con Javier siento
que ya es imposible.
Nos hemos dicho te quiero e
incluso te amo, que suena supercursi,
pero definitivo, demasiadas veces como

para mandarle un sms en plan:


Oye mira, que cuando vuelvas de
Mlaga no te acerques a verme, porque
creo que me he precipitado al decirte
que te quiero y prefiero no saber nada
ms de ti.
Qu coo, as no funcionan las
cosas. Adems, yo quiero a Javi.
Es slo que hay algo en su forma
de ser que tendremos que afrontar juntos
o yo voy a sufrir mucho. Porque ya me
ha quedado claro cul de los dos tiene el
carcter ms fuerte.
En fin qu puedo decir? Soy una
ninfa, no una guerrera.
Tengo personalidad, por supuesto,

pero no me van las confrontaciones.


Prefiero evitar que me den rdenes e
ir a mi aire, pero eso es porque tengo
una excesiva tendencia a obedecer que
es bastante daina, sobre todo para m
misma.
Aprieto los labios y me voy al
dormitorio para recoger los restos de la
noche, respirar un poco ms su aroma,
antes de que se vaya todo por la ventana
abierta, y recordar cuanto all ha
sucedido que, s, me reconciliar con el
recuerdo de mi novio.
l me quiere, confa en m, como
yo en l. Slo tengo que ser ms
cuidadosa y contarle las cosas de

antemano. No volver a suceder, me


digo, pero s que no es verdad, qu
carajo, a m nunca me ha gustado dar
explicaciones.
Llamo a Julia mientras abro el
armario para coger un par de mudas que
llevarme a Barcelona. La segunda
llamada perdida era precisamente suya.
Buenos das, bella durmiente.
Vaya horas de levantarte.
Ya llevo un rato despierta, guapa.
Es que he estado liada hablando por
telfono. Dime le urjo.
Luci ha mandado un dibujo genial,
pero no s a qu relato se refiere. Por lo
que veo es el de las multiorgsmicas,

pero me puedo equivocar. Le echas un


vistazo?
Claro.
Y otra cosa. Adivina quin ha
venido al peridico hoy. Puede que
Fernando te llame luego para contrtelo,
pero quera adelantarme: Juan Carlos.
Qu Juan Carlos?
El Rey de Espaa, no te jode?
Quin va a ser? Tu corresponsal,
chatina, aqul con el que te enrollaste
cuando tenas 20 aos.
A Julia le encanta torturarme con esa
historia. No s por qu se la cont en un
momento de debilidad. Quiz porque l
estaba desaparecido, secuestrado o

muerto, no lo sabamos, en un rifirrafe


en algn lugar perdido de frica y a m
me dio un ataque de ternura
intempestivo. Error. Porque al final Juan
Carlos apareci sano y salvo (mala
hierba nunca muere) y Julia se qued
para siempre con la maldita cantinela de
mis 19 aos y mi primer amor adulto.
19.
Qu?
Que yo tena 19 aos, no 20. Es
eso una defensa?
Lo que sea. Lleva un rato
encerrado en el despacho de Fernando.
Crees que el peridico le habr
llamado para ficharle?

Para hacer fichajes est el


peridico Ya sabes que Fernando y l
son muy amigos, que fueron juntos a la
facultad. Habr ido a visitarle. No
acaba de volver de Afganistn? Pues
eso.
No le guardo rencor, pero no me
apetece cruzarme con l.
Por supuesto, haba tenido novios
adolescentes y sexo sin penetracin
desde los 16 aos, cuando me lanc al
proceloso mundo de las relaciones.
Hasta los 19, cuando conoc a Juan
Carlos en la facultad de Periodismo.
Me haba enamorado antes, claro.
Unas dos o tres veces al da, porque mi

imaginacin, mis cadas de ojos y mis


hormonas me tenan tan revolucionada
como a cualquier adolescente.
Magreos quinceaeros? A millones.
Algunos que acabaron en sexo oral,
masturbaciones mutuas y sobeteos de
todo tipo y otros que, con menos suerte,
di por satisfechos con caricias ms o
menos torpes en algn portal.
Recuerdo, por ejemplo, una noche
de verano que, despus de un botelln
con mis amigos, me perd con un guapo
recin conocido por la trasera de una
iglesia. A fe ma que el chico era
intrigante y atractivo, y pareca
comprensivo con mi inexperiencia

(como cuando le apret demasiado


fuerte aquello que se le haba puesto
rgido en los pantalones). Lo que no
saba yo entonces era que l era ms de
tetas que de culos, y yo muy de tetas no
soy; lo mo es un culo de esos con forma
de corazn, muy redondito, muy
mullidito y muy bien colocado en todo
lo alto de mis esbeltas piernas. Y,
consciente de ello, me haba dado por
usar de esos sujetadores con relleno
desmontables que, maldita sea mi
estampa, son una trampa mortal para
pardillas.
As que, ya tena yo mi torpe mano
dentro de sus calzoncillos, manipulando

con ms cuidado todo lo duro que all


haba (y haba mucho), cuando l, que
llevaba un rato manoseando mi sostn y
pellizcando mis pequeos pezones, se
qued (maldita sea) con una de las
almohadillas entre los dedos.
Oye. Esto qu es? pregunt
palpando el vaco donde antes haba un
pecho turgente de la talla 95.
Nada, nada, dame eso Por
dnde estbamos?
Intent quitarle hierro al asunto y
pegarme ms a l para evitar que me
sacara la segunda almohadilla, pero fue
como si se hubiera baado en agua
helada: se le baj todo. Vaya

desperdicio de ereccin
La verdad era que no tena ninguna
intencin de tener relaciones completas
en aquella poca, pero no por falta de
ganas, prejuicios o miedo. Simplemente
pensaba que esas cosas haba que
hacerlas con alguien con quien te
quisieras ver desde arriba y no sentir
vergenza.
Tambin es cierto que, en aquella
poca, mi visin del sexo y las
relaciones sentimentales no es la que
tengo ahora: bsicamente no conceba
que no fueran de la mano. Todava no
comprendo muy bien por qu los
magreos me parecan aceptables y el

sexo oral el lmite al que estaba


dispuesta a llegar con algn novio con el
que llevara saliendo ms de cuatro
meses y el sexo con penetracin era
como el postre: saba que iba a
comrmelo y me apeteca muchsimo,
pero acababa dejndolo para otro
momento. Qu puedo decir? ramos
unos cros jugando a ser mayores.
Algunos incluso jugaban a juegos
que yo ni siquiera conoca y que no me
apeteca conocer. Como aquel que,
despus del primer morreo, me propuso
sexo directamente y, al decirle yo que no
quera porque an era virgen, me
respondi:

Pues si quieres te lo hago por el


culo, Pandora. As no dejas de ser
virgen.
Y, qu queris que os diga, puede
que tcnicamente tuviera razn, pero me
pareci del todo inaceptable.
Quiz por eso, cuando apareci Juan
Carlos con su innegable atractivo de
hombre de mundo, su rostro curtido por
el sol de esos desiertos de Oriente
Prximo donde se bata el cobre con
talibanes, peshmergas y kurdos y su
compleja forma de ser, entregada y a la
vez esquiva, se me encendieron los
neones, me puse el cuchillo entre los
dientes y me dije que era l o ninguno.

Corresponsal de guerra, atractivo


ms que guapo, valiente, kamikaze,
inteligente y adicto a la adrenalina de
los tiros y el conflicto, le conoc cuando
fue a dar una charla a la facultad de
Ciencias de la Informacin y me lo llev
de calle con mis miradas felinas y la
forma de humedecerme los labios. Tan
sutil como la huella de un carro de
combate (qu tierna y qu torpe,
probando mis alas con un tipo
acostumbrado a or silbar las balas),
pero funcion.
Despus de la charla me hice la
remolona
preguntndole
nosequ
chorradas sobre Oriente Prximo y, en

vista de mi inters, me invit a seguir la


explicacin tomando una cerveza. A la
tercera copa yo ya estaba loca porque l
hiciese algo que me diese a entender que
yo le gustaba. Un pudor absurdo nacido
de la diferencia de edad me impeda ser
yo quien tomase las riendas, as que, en
un momento dado, suspir impaciente.
Debi de entender el mensaje, porque
me cogi de la barbilla, acerc su cara a
la ma y me bes.
Como seal pareca muy claro.
Vale, le gusto, pero cunto.
Media hora ms tarde, mientras
hunda su cara entre mis piernas entend
que le gustaba lo suficiente.

Aunque en realidad no sucedi como


haba esperado. No hizo falta ni que me
preguntara si era virgen o no, slo se
asegur de que tuviera ms de 18 aos
antes de divertirse disfrutando de mis
torpes maneras de conquista. Cuando se
cans del clsico tonteo, me llev a su
guarida, me condujo hasta la cama y me
desnud con la parsimonia de un rito
ceremonial.
Mi pretendida soltura amatoria se
vino abajo como una fachada mal
construida en cuanto l me cogi las
manos para que las metiera dentro de su
calzoncillo y, con un tacto prometedor y
precoz que, a lo mejor, haba palpado

media docena de penes en mi corta vida,


toqu un sexo duro, hinchado, ms
grande que los que haba visto hasta la
fecha, y no supe muy bien qu hacer con
l.
Me paraliz de pronto la idea de que
haba llegado el momento que haba
estado deseando y me plante lo que no
se me haba pasado por la cabeza hasta
entonces. No es demasiado grande?
Me va a doler?. Y como leyendo mi
pensamiento, Juan Carlos me puso en
una posicin privilegiada para que
contemplara de cerca lo que tena entre
las piernas: meti la cabeza entre mis
piernas mientras me colocaba en la cara

su pene.
Digan lo que digan, el 69 no es un
buen nmero, porque no ests a lo que
ests. Si ests a que te lo coman a ti, no
puedes concentrarte en hacer una
felacin como Dios manda. Ni siquiera
yo, que como casi todas las mujeres soy
multitarea, conservo la cabeza en mi
sitio mucho tiempo mientras alguien me
hace un cunnilingus. Y mucho menos
aquel da.
En el ltimo momento, cuando tena
al enemigo a las puertas, Juan Carlos se
separ un poco y rebusc un
preservativo en su mesita de noche.
Vaya, jurara que tena uno por

aqu
Puso patas arriba la habitacin, le
dio la vuelta a su ropa y a la cartera,
pero nada.
Lo siento, Pandora, pero lo vamos
a tener que dejar para otro da. Maana
comprar condones y seguiremos por
donde lo hemos dejado.
Por si tena alguna duda de mi
virginidad, mi rubor, mi inmovilidad y
mi silencio confirmaron sus sospechas.
De pie, ah, frente a la cama, me miraba
con los ojos semicerrados, con un pitillo
entre los labios, como calibrando qu
podamos hacer. No tuvo que pensar
mucho:

Me gustara que te masturbaras


para m. Quiero ver cmo te lo haces y
aprender para maana. Acarciate me
orden.
Y yo, que estaba tan caliente como
podis imaginar, me recost contra los
cojines de la cama, separ las piernas y
le dej disfrutar del espectculo
mientras mis manos y las sbanas se
iban llenando de flujo y su pene
recuperaba el vigor que haba perdido
en la bsqueda del condn fugitivo.
Cuando acab conmigo, me lanc
hacia l y, de rodillas en el suelo, le
hice una felacin que, me apuesto pincho
de tortilla y caa, no se le ha olvidado

todava. Fue una locura, lo reconozco,


porque ni tuve en cuenta ni me import
en qu otros sexos y bocas, ms o menos
exticos y ms o menos limpios que los
mos, haba estado metido antes ese
miembro. Pero en aquel momento
hubiera hecho cualquier cosa con tal de
que, al da siguiente, Juan Carlos
estuviera haciendo cola en la puerta de
la farmacia para comprar preservativos
antes de que abrieran.
Unas semanas despus, cuando ya
ramos unos amantes consumados,
consumidos e insomnes, me confes que
aquel primer da s que tena condones
en la mesilla, pero que quera saber si

era una decisin firme la ma de dejarme


desvirgar por l o slo un calentn.
As que yo no tuve una primera vez:
tuve dos primeras veces, porque me
acuerdo ms de la vspera que del da
de autos que, por supuesto, fue al da
siguiente. No tengo recuerdos de que me
doliera especialmente, ni estaba
nerviosa.
Slo sent una sensacin extraa al
ser penetrada y tener aquel ser duro y
vivo incrustado en una parte de mi
cuerpo que hasta ese momento haba
sido slo ma.
No recuerdo si me corr o no o si
tuve ms de un orgasmo o ninguno, pero

s recuerdo que aquel da adquir


conciencia de cunto me gustaba ser
penetrada por un hombre.
Bueno, has hecho ya la maleta?
El tren sale dentro de dos horas
Estoy a punto de contarle a Julia la
mentira de que me encuentro mal o de
sincerarme y explicarle lo que ha
sucedido con Javier, pero lo pienso
mejor y no hago ninguna de las dos
cosas. Al contrario: abro el armario,
saco mi trolley y lo pongo encima de la
cama ante la mirada curiosa de
Prometeo.
La estoy haciendo ahora mismo.
Est claro que me vendr bien

marcharme.
Claro, genial. Oye espera.
Aguardo unos segundos hasta or
otra vez su voz.
Tienes idea de por qu me est
llamando tu amiga Elena? Bueno, ya te
llamar luego. Besos.
Compruebo que mi tercera llamada
perdida es de Lucas Tenorio y me siento
repentinamente agotada. Est claro que
nos veremos en Barcelona, as que
supongo que a Javi le har ms feliz
saber que no le he devuelto la llamada.
Y qu tiene que decir l de mis
amigos?. Alejo la tormenta interior
convencindome a m misma de que no

tengo muchas ganas de llamarle, y de


enfrentarme a 15 tonos sin respuesta.
Guardo el mvil en el bolso y el
cargador en la maleta y me olvido del
tema. Tengo menos de dos horas para
empaquetar, avisar a Laura de que tiene
que alimentar al gato, coger un taxi y
llegar a Atocha.
Empiezo
a
echar
ropa
desordenadamente en el trolley,
camisetas, sujetadores, un vestido,
mientras Prometeo se enzarza en su
tradicional lucha a muerte con mis
bragas. Dudo un segundo si meter un
vibrador entre mis pertenencias de
viaje.

Pero qu demonios? Por qu no


llevarme al nico amante del que no va
a estar celoso mi novio? Me llevo dos.
Al dejar la infraestructura en manos
de la organizacin, este ao no cuento
con una estupenda suite de hotel en
pleno Eixample barcelons, sino con una
habitacin en un tres estrellas en el
mismo polgono de Cornell en el que se
encuentra el recinto ferial.
La buena noticia es que puedo ir
andando. La mala, como mucho me
tema y compruebo ms tarde, es que
todos los actores, actrices y dems
invitados a la convencin tienen reserva
en el mismo sitio. Habis intentado

dormir en medio de una bacanal? Pero


el quid de la cuestin es: esta gente no
se cansa de follar? Mira que a m me
gusta el sexo, pero cuando voy a estos
festivales salgo aborrecindolo.
Nada ms entrar al pabelln me doy
cuenta de que esta vez no va a ser
distinto. En doce meses la cosa no
parece haber cambiado demasiado: unos
diez escenarios repartidos por una
inmensa nave en la que abundan los
puestos
de
juguetes,
lencera,
preservativos y cachivaches varios, dos
barras que despachan bebidas y
empanadas, msica atronadora y
diferente en cada uno de los estrados y

decenas de personas, casi todos


hombres, que tratan de inmortalizar con
todo tipo de cmaras y telfonos
mviles una penetracin detrs de otra.
Imagino que para poder ilustrar despus
con ms propiedad sus fantasas a la
hora de darse al amor propio.
Camino entre la gente sin detenerme
demasiado a contemplar lo que sucede
sobre los escenarios, pero rpidamente
me hago a la idea de que, una vez ms,
le han colocado el adjetivo de ertico a
lo que es claramente pornogrfico.
Esto parece cualquier cosa menos
sutil e insinuante. Cuerpos y ms
cuerpos, torsos, piernas, brazos, vaginas

depiladas, pechos operados (los ms),


pechos sin operar (los menos), penes
grandes (la mayora), manos que los
aferran con desesperacin, otras con
mimo, y bocas que ingieren con ansia
fluidos corporales, vulvas que lloran
como fuentes y una carga explosiva de
feromonas en perpetua cuenta atrs.
Siempre tienen mucho xito los
nmeros lsbicos, por razones obvias:
una mujer nunca falla. Puede que no te
apetezca nada abrirte de piernas, pero si
se trata de tu trabajo, te echas una
generosa capa de lubricante y ya est. Tu
gesto de desgana puede ser incluso
agradecido por el pblico, sobre todo si

el momento coincide con una


penetracin anal. No me preguntis por
qu.
Ahora, si eres chico y tienes el da
torcido Ya puedes ser un profesional
con miles de erecciones documentadas,
que si est la cosa de hoy no se me
levanta, es que ni con una gra. Ms
que estmulos, creo que a los actores
porno ya slo les funciona la
mentalizacin.
Hola, quieres hacer un casting?
La primera vez que o esa pregunta
me la formul en el mismo lugar un
desconocido que no tena yo muy claro
si se pensaba que iba a probar mis

habilidades felatorias utilizando su


mismsima verga. En esta ocasin, no
tengo ni que mirarle para saber quin me
habla y en qu tono. Y, con las mismas,
le contesto:
Claro, pero contigo y ahora
mismo. Venga, djame ver lo que
escondes en los pantalones.
Lucas Tenorio se ruboriza hasta las
orejas y suelta una carcajada para
acompaar a la ma mientras me da un
abrazo.
Pero cmo puedes ser tan bruta
con esa carita que tienes, Pandora? Te
llam esta maana para saber cundo
venas. Yo he cogido un AVE temprano.

Acabas de llegar?
Ahora mismo.
Pues ya te puedes marchar. Esto
es la misma mierda de siempre.
Me matan las contradicciones de
Lucas. Adora su trabajo pero odia todo
lo que lo rodea, a veces incluso a m.
Cada vez tiene ms claro que debera
dedicarse a otra cosa, el problema es a
qu. Pero luego le puede la
responsabilidad de conseguir que las
chicas disfrutemos de ms de un
orgasmo, o conoce a alguna pobre mujer
con prdidas de orina y le posee ese
espritu salvador que le ha convertido en
una leyenda. Lo mejor no es que explica

las bondades del cltoris como si l


mismo lo tuviera, sino que da igual
cuntas veces lo haya explicado ya:
siempre se ruboriza. Es adorable, guapo
y heterosexual, tenemos qumica, pero
nunca me ha tirado los tejos.
Y yo a l tampoco.
Mis amigas le conocen de la
despedida de soltera de Marta, y mi jefa
de algunos reportajes que hemos hecho
juntos. Ninguna de ellas se explica qu
pasa entre nosotros. Julia piensa,
directamente, que nos hemos acostado
pero que, como es demasiado
previsible, jams lo confesaremos. Qu
pasa? No habis tenido nunca un

amigo?
Yo ya ni me molesto en negarlo. Es
como todos los rumores: su residuo de
verdad es inversamente proporcional a
la velocidad con que crecen.
Lucas y yo nos conocimos en el
primer festival ertico al que asist de
forma annima. Iba sola y pagu la
novatada con una primera jornada de
jugar al escondite con varios acosadores
que me salieron de entre el pblico. El
segundo da hice una prospeccin ms
rigurosa y me acorac dispuesta a no
tolerar que me tocaran ni una sola vez
ms el culo. Cuando Lucas se me acerc
para ofrecerme una muestra de

lubricante de base siliconada me falt un


segundo para sugerir que se lo metiese
directamente por ah mismo.
Muchas gracias, bonita, pero en
realidad era un regalo. Qudatelo, no
hace falta que te lo metas por el culo si
no quieres.
Su sonrisa imperturbable me hizo
sentir rastrera. Le confes que haba ido
sola y me nombr su ayudante en el
tuppersex que tena previsto dirigir
inmediatamente.
Tranquila, slo tienes que sujetar
lo que te d y pasrselo a los
espectadores. Seguro que lo haces muy
bien.

Despus del espectculo fuimos a


cenar y aprovechamos la temperatura
templada de la noche barcelonesa para
dar una vuelta.
A las tres, como una nia buena,
volv a mi hotel. Sola.
Desde entonces Lucas y yo nos
prestamos soporte vital bsico cuando
es imprescindible. La sobreexposicin
al sexo nos convierte en dos seres
vulnerables y de vez en cuando
necesitamos el uno del otro. Nos
mandamos un SOS, le llamo cuando
salgo de trabajar, le recojo y nos vamos
a comer hamburguesas a un garito en el
barrio de Salamanca que un da fue un

puticlub (muy propio).


Frecuentar a un amigo del otro sexo
que te entiende y no te quiere follar es
una liturgia de reconciliacin con los
hombres que yo necesito y que l,
aunque lo escenifica menos que yo,
precisa tanto como respirar. Porque a
Lucas todas se lo quieren tirar. Es
guapo, qu demonios, y tiene una voz de
esas que te vuelven del derecho y del
revs. As que os podis imaginar cmo
son los eventos que presenta en casa de
sus clientas: un joven, treintaero, alto,
con ojos verdes, voz profunda y grandes
manos hablando de cmo puedes
estimular mejor tu punto G, el H y el Y.

Vamos, que me pongo en la piel de


una mujer de cuarenta y tantos
divorciada y entiendo que Lucas es una
tentacin.
Pero as es la vida:
Yo no follo con mis clientes me
dijo un da.
Ni yo con mis lectores le
respond.
Y qued firmado un pacto entre
nosotros perfectamente compatible con
el difcil equilibrio de nuestra amistad:
yo no le comprara nada a l y l no iba
a leer nada que yo escribiese. Slo por
si acaso.
Me explico: una cosa es ser amigos

y no follar por decisin personal y otra


muy distinta implicar los principios
profesionales
de
cada
uno
y
traicionarlos si, llegado el caso,
decidamos pasarnos el equilibrio por el
arco del triunfo.
Al recordar nuestro pacto me doy
cuenta de que, probablemente, Lucas no
conoce mis noticias.
Te has enterado de que me caso?
Parece aturdido.
Cmo que te casas? Con quin?
No ser con
Y se calla porque empiezan a
llamarle por los altavoces.
Me tengo que ir. Luego hablamos.

Cenando. Porque has venido sola o


te lo has trado? Bscame luego.
Y se marcha sin esperar una
respuesta.
Suspiro y me doy media vuelta
intentando concentrarme en el show de
striptease
que
protagoniza
una
jovencsima actriz con una barra
americana. Es agotador eso de ir
comunicndole a la gente lo de mi futuro
matrimonio. Por qu todos ponen cara
de sorpresa, incredulidad o incluso de
guasa? Es que no puede una sentar
cabeza? Y, por primera vez, hasta a m
me suena ridculo.
Yo no tengo posibilidad de saberlo,

pero a mis espaldas se trama una


conspiracin.
Mientras me concentro camino de
esta exhibicin voltil de cuerpos
erticamente entrelazados, Julia recibe
una llamada de Elena y una visita
peculiar.
Segn me contarn ms adelante,
Elena le explica lo sucedido la noche
anterior en mi casa, con aquella cena
improvisada que termin antes de lo
esperado por la abrupta aparicin de
Javi. Me puedo imaginar que se
desahogan tranquilamente poniendo a
parir a mi novio hasta que Julia se
acuerda de que a Elena probablemente

le parecer interesante saber


Sabes quin est hoy aqu? Te
acuerdas de Juan Carlos Villar? El
corresponsal de guerra?
No fastidies, s me acuerdo Que
me pas meses recomponiendo los
pedazos de Pandora Yo creo que el
primer amor adulto te marca y ese tipo
la dej bien marcadita, pero a sangre y
fuego. Y qu hace ah?
Mmm. Pues no s, Elena, pero lo
voy a averiguar, porque veo que viene a
mi mesa a saludarme. Te llamo luego.
Es entonces cuando Elena tiene una
idea de las suyas.
S, pero escucha: entrate de si va

a estar en Madrid unos das y qudate


con su telfono. Cuntale que Pandora
va a casarse y que est ms ciega de lo
que estaba con l.
Me parece a m que eso no le va a
gustar nada a Pan. Casi mejor que se lo
diga ella si quiere.
Las dudas razonables de Julia se
hacen aicos frente a la determinacin
de Elena.
No jodas, ta, hazlo o entretenle
mientras voy yo misma para hablar con
l.
Mmm Vale, luego te llamo.
Juan Carlos se acerca a Julia, le da
dos besos y se sienta en su mesa como si

fueran dos viejos conocidos. Despus de


una conversacin intrascendente sobre
amigos comunes, mi jefa aguarda en
silencio a ver qu se le ofrece. Juan
Carlos no se anda por las ramas.
Me ha dicho Fernando que t eres
amiga de Pandora. He ledo en su blog
que se casa. Est bien, supongo
Julia abre los ojos como platos y
rompe a rer.
Hay que joderse con los hombres,
Pandora me dir luego. Te utilizan,
se aprovechan de tu inocencia, se ren
de ti y, cuando ests preparada para
odiarlos primero y pasar pgina
despus,
llegan
muertos
de

preocupacin por si algn otro cabrn te


est haciendo lo mismo que te hicieron
ellos.
Obviamente, no es eso lo que le dice
a Juan Carlos. Al contrario, conmovida
por su inters, aprovecha para contarle
lo que ha hablado con Elena y sus
propias dudas sobre mi relacin con
Javier.
Le habla de l, de cmo nos
conocimos, de la bodega, de la exmujer
problemtica y le da los dos o tres datos
de que dispone.
Juan Carlos, muy profesional, toma
nota de cuanto le cuenta, le deja su
nmero de telfono anotado a Julia en un

papel y le pide que hable cuanto antes


con Elena. Mi jefa promete hacerlo y le
hace jurar que se mantendrn en
contacto.
Seguro que no hay nada que saber.
Pero slo por si acaso. Pandora es tan
entregada que a veces se olvida de
protegerse. No le digas lo que hemos
hablado pide l mientras se despide
de Julia.
Tranquilo, soy una tumba.
Se marcha caminando con sigilo
entre las mesas.
Supongo que, desde lejos, se ve
mejor el humo del incendio que cuando
ests dentro de l, porque yo montara

en clera si me enterase de cuanto se


est cociendo a mis espaldas, pero ellos
lo tienen tan claro que ni se les pasa por
la cabeza si me hacen o no una putada.
Qu haca aqu Juan Carlos
Villar?
La irrupcin de Esther coge a Julia
por sorpresa.
Pues Es amigo mo.
Ah, pens que vena a preguntar
por Pandora, como fueron amantes
Y su mejor sonrisa deja tan
descolocada a Julia que no sabe qu
contestar.
Creo que ya lo he mirado 1.200
veces, pero lo miro 1.201, 1.202 y

1.203. Con la misma mala suerte: Javier


no me ha devuelto ni una sola de las diez
o doce llamadas perdidas que tiene mas
en su buzn. Me conecto con el mvil a
Internet por si me ha enviado algn
correo, pero nada.
A las diez de la noche, cansada de
rozar el perfil de una psicpata (Hay
que joderse, pero voy a parecer yo una
maldita acosadora, pienso), decido
olvidarme del telfono y asistir a la
ltima sesin del espectculo de Lucas.
De camino a la pecera donde se
celebran los tuppersex llamo a Carmen.
Hombre, qu sorpresa Pero si
has aparecido, pens que tu amable

novio se haba quitado por fin la careta


y te tena secuestrada.
Asumo el cabreo de mi amiga pero
le confieso que nos hemos reconciliado.
Cmo que le perdonaste?
Por bocazas, tengo que poner en
antecedentes a Carmen muy a mi pesar.
Por supuesto, le parece fatal que
terminramos la discusin con varios
orgasmos en el sof y otra buena serie
de ellos en la cama.
Pero vamos a ver, nia, es que yo
no te he enseado nada? A ti todo se te
olvida con un polvo? Eres lo peor.
Le describo mi sensacin de
malestar en la boca del estmago cuando

discutimos por la noche, cuando aplaz


nuestra boda, cuando se enfureci otra
vez porque no le haba dicho lo de
Barcelona y mi ms que previsible
encuentro con Lucas.
Bueno, veo que por lo menos
todava te atreves a desafiar a tu amo
cenando hoy con Tenorio. Me alegro.
Espoleada por Carmen, me lanzo en
tromba a defender unos derechos
mnimos e inalienables que veinticuatro
horas antes no haba sabido argumentar
ante Javier.
No es un desafo y no es mi amo.
Lucas es mi amigo y est fuera de toda
discusin que yo pueda o no cenar con

l. Hasta ah podamos llegar.


Bien. sta es mi chica. Por cierto,
estoy en tu casa tomndome una copa
con Prometeo.
Hay que joderse, no saba yo que a
mi gato le gustara el alcohol y mucho
menos el ron, que imagino que es lo que
me est esquilmando Carmen del mueble
bar.
He venido a ver a Laurita, que
est aqu con Marcos. Espero que no te
importe
Tengo asumido que mi casa es como
la Puerta del Sol: un rincn democrtico
por donde pasa todo el mundo
libremente. As que me despido de ella

dndole mis bendiciones mientras veo a


travs de los cristales de la pecera cmo
Lucas empieza a recoger juguetes
erticos y trata de sacudirse las
insinuaciones de sus espectadoras.
Ahora me toca hacer mi papel.
Normalmente me funciona muy
bien decir que soy gay, pero en eventos
como ste, con una activa comunidad
gay militante, es mejor apostar sobre
seguro y decir que estoy casado me
explic el ao pasado.
As era como se defenda de sus
acosadoras. No me pareci mala idea,
as que este ao decido darle un poco de
realismo a su escena final y entro

decidida en la sala. Me cuesta Dios y


ayuda hacerme un hueco entre tanta
mujer sobreexcitada que rodea la mesa,
pero cuando lo consigo, slo me hace
falta un:
Cielo, ya estoy aqu, cuando
quieras nos vamos.
Decena y media de cabezas se giran
hacia m. Me pesan, me miden, me
sopesan y me desnudan con sus miradas
y, cuando deciden que es ciertamente
posible que Lucas Tenorio est
liado/casado conmigo, ms de la mitad
de ellas da media vuelta y se marcha.
l me lanza una mirada agradecida
mientras atiende a las que realmente

tienen alguna duda.


Diez minutos despus, abandonamos
del brazo la feria.
La cena con Lucas transcurre por los
cauces esperados. Como dos viejos
amigos que viven prcticamente al lado
pero nunca encuentran la oportunidad de
verse, rpidamente superamos la fase
del pudor para entregarnos a las
confidencias.
Lucas ha empezado a trabajar en
serio en el diseo del programa sobre
sexo con el que so una vez, hace
algunos aos. Despus de dar unos
cuantos tumbos en la vida durante los
que olvid la mejor idea que haba

tenido nunca, ha vuelto a encontrar su


camino de una forma difusa que, por sus
explicaciones y lo que me deja
comprender la media botella de vino
que ya he ingerido, tiene algo que ver
con la meditacin y el yoga.
Como sea, brindo con l por su
recin recuperada cordura y nos juramos
cogidos de las manos que no volvern a
pasar tantos meses sin celebrar una cena
de las nuestras, de confesiones a tumba
abierta que a veces, fruto de la catarsis,
termina con uno de los dos (o los dos)
desahogndose hasta las lgrimas.
Quiz sea porque yo ya llor lo mo
ayer, el caso es que no estoy dispuesta a

que otra vez me toque a m. Lo que s me


toca es contarle la historia de Javier y lo
hago con todo mi entusiasmo, intentando
ganarme para mi causa al nico amigo
que me queda no contaminado por la
opinin de los dems.
Es genial, Pandora. No sabes lo
que me alegro por ti dice en cuanto
acabo mi relato.
Sin embargo, en su tono de voz hay
matices de duda.
En serio, es estupendo. Tengo
ganas de presentrtelo. Creo que tengo
una foto suya en el mvil digo
mientras busco hasta encontrar una que
le hice sin que l se diera cuenta un da

mientras pedamos en un restaurante.


A Javier no le gustan mucho las
fotos. De hecho, en cuanto empezamos a
salir me hizo borrar las que me haba
mandado por correo electrnico. Me
opuse un poco, me negu en redondo y al
final ced ante el argumento decisivo de
que, si ya tena al original conmigo, para
qu quera una copia Pero un da
aprovech que estaba ms guapo que
nunca y un poco distrado para tomarle
una foto con la cmara de mi mvil. Era
una foto fantstica, pese a estar hecha
sin flash, y reflejaba todos los matices
de su anguloso rostro.
La encuentro y le tiendo el telfono a

Lucas, que observa a Javier en silencio


y con inters.
Qu pasa? Le conoces?
Se toma demasiado tiempo como
para que sea simple curiosidad.
Pues el caso es que su cara me
suena, Pandora. Pero debo de estar
equivocado. Le tengo que haber
confundido con otro, porque no puede
ser. Aunque joder, cmo se parece
Recupero el telfono y miro la cara
de Javi. Si Lucas tiene algo de lo que
presumir es de su memoria fotogrfica.
Yo lo s perfectamente y, por eso, me
inquieta el tono con el que ha confesado
reconocer a mi novio. Casi me da miedo

preguntar.
Vale. Dilo ya. De qu te suena?
A quin se parece?
Nunca haba visto a Tenorio
balbucear tanto como mientras me
explica que se parece como dos gotas de
agua a un conocido de una de sus
amigas, una actriz porno cubana y
encantadora que se hace llamar Red
Angel. Ah es nada.
Vaco el resto de mi copa de vino
mientras Lucas sigue con su explicacin.
Al parecer, negado como es para las
nuevas tecnologas, pidi hace tiempo
ayuda a Red Angel para montar su web y
abrirse perfiles en las redes sociales. Un

da, mientras estaban en el estudio de


ella terminando de ajustar su pgina, la
llam a su buzn de Internet un tipo que
pretenda tener una sesin de cam con
ella.
Red tard un poco en despacharle,
as que Lucas tuvo tiempo de quedarse
con su cara. La misma cara que ahora
mira en mi mvil.
Maldigo mentalmente los sesenta y
dos mil y pico millones de colores de la
pantalla de mi telfono y sus cinco
megapxeles de definicin que me han
dado un motivo ms para hacerme
preguntas.
Preguntas Me falta un segundo el

aliento pensando si no he descuidado


precisamente esto: las preguntas. Me he
conformado con lo que Javier ha
querido contarme de s mismo. Ahora,
sin embargo, la certeza con la que Lucas
me confirma que ha tenido tratos con una
actriz porno me hace dudar de si he sido
lo suficientemente diligente con este
hombre al que estoy a punto de dar las
llaves de mi casa.
Bueno. De eso hace algn tiempo,
no? Pues como si se iba de putas. Lo
interesante es lo que hace ahora. Que
est conmigo y nos vamos a casar.
Cierto, pero no tienes
curiosidad? Puedo llamar y preguntarle.

Mi mirada es suficiente pero, por si


acaso, refuerzo el mensaje con un No,
ni se te ocurra, que deja a Lucas las
cosas lo suficientemente claras.
Intento recuperar con l algn tema
de conversacin que nos distraiga, pero
todos estn viciados por la obviedad de
que yo tengo en mis planes unir mi vida
con Javier y Lucas se ha pasado
espontneamente, pero con todo su
entusiasmo y artillera, al batalln de los
que desconfan de las intenciones de mi
novio. Pienso en ello un rato despus,
cuando me desnudo junto a la cama del
hotel, mientras fuera de mi habitacin se
celebra una orga de cuerpos

enloquecidos por el alcohol, las drogas


y el sexo.
Ya me lo haba advertido Lucas, que
tiene callo de situaciones como sta:
Pandora, si te agobias o te
intimidan, vente a mi habitacin, que
tengo dos camas. Prometo que te
respetar.
Sonro y le doy las gracias mientras
recogemos nuestras llaves de la
recepcin, pero s perfectamente que
eso no va a suceder. S, lo que me
faltaba a m es tener que contarle
maana a Javier que he dormido en tu
cuarto. Por qu demonios no sabr
mentir?. Nos despedimos con un

abrazo y la promesa de desayunar juntos


al da siguiente y le dejo que me escolte
hasta mi cuarto. Y menos mal!, porque
aquello parece una fiesta salida de
madre.
Diez minutos despus, cuando la
pared de mi bao retumba por los
envites de un par de fieras en celo en el
bao de la habitacin de al lado y han
llamado tres veces a mi puerta otros
tantos actores desnudos buscando a sus
odaliscas de ocasin, a punto estoy de
deslizarme fuera de mi suite y encabezar
una avanzadilla en busca de refugio en
la de Tenorio.
En lugar de eso, suspiro, enciendo el

ordenador y me pongo los auriculares


para dejar de or los gritos que me
llegan desde el otro lado del tabique.
Abro un archivo de Word y comienzo a
escribir.
ltimamente tengo la sensacin de
que vivo en una pelcula pornogrfica.
Bueno, con ltimamente me refiero a
hace menos de 24 horas, pero la
sensacin que tengo es igual de ntima y
sudorosa que si llevara meses pasando
de una orga a otra.
Escribo estas lneas atrincherada en
la habitacin de mi hotel en Cornell
(adonde he venido para participar en el
Saln Ertico de Barcelona), con la

llave echada y un preaviso a la


recepcin de que pienso usar el extintor
para protegerme si no viene nadie a
poner un poco de calma en el desenfreno
que siento al otro lado de la puerta.
Demonios, que son las tres y media
de la madrugada y stos no hacen ms
que follar! Sodoma y Gomorra eran
internados de monjas comparados con
este hotel en el que hacemos noche
invitados, organizadores y participantes
en el festival. Y digo yo: es que a estas
criaturas no se les escuece el coo de
tanto usarlo? (Qu bueno debe de ser el
lubricante que gastan, por Dios). Qu
se han tomado estos hombres para

cabalgar como posesos toda la noche,


despus de haberlo hecho durante todo
el da en la nave de al lado? Y, sobre
todo: por qu demonios no se olvidan
de alquilar un recinto ferial el ao que
viene y celebran el mismo espectculo
en el hotel?
Porque lo que he visto camino de las
habitaciones es mucho ms morboso e
interesante que lo que ya me haca
bostezar a las diez de la noche sobre el
escenario.
La verdad es que, teniendo en cuenta
a qu se dedican estos chicos, no s si lo
suyo est en la lnea de las patologas
(adiccin al sexo? adiccin al

trabajo?), estn ensayando o haciendo


horas extraordinarias.
En vista de que cuando he vuelto de
cenar ya estaba la orga montada, he
sido cordialmente invitada a participar
en ella por dos jvenes ninfas de pechos
operados y vaginas muy populares y un
caballero que me ha saludado con su
estandarte en todo lo alto mientras
pasaba junto a la puerta de su
habitacin.
Puerta que estaba abierta como las
dems del pasillo, a travs de las cuales
he ido contemplando todo el catlogo
entero de posturas del Kamasutra,
posibilidades ertico festivas y

desenfrenos inimaginables.
A m el sexo no me gusta: me
encanta, pero tambin me encanta el
buen vino y no me doy baos en l.
Como me pareci ver que haca una
espectacular muchacha que se frotaba
los pechos con el semen (como si fuera
gel de bao) que le haban echado
encima varios (me pareci ver ms de
tres?) de sus compaeros de reparto ms
habituales. El sueo de cualquier
director. Lstima que no hubiera una
cmara delante.
Os juro que no me he recreado en el
recorrido de los dos pasillos y medio
que hay desde la salida de ascensores

hasta mi habitacin, pero es que han


sido los tres minutos ms largos de mi
vida.
Al doblar una esquina me he
encontrado con una imagen surrealista:
dos tipos desnudos (muy, muy bien
dotados), intercambindose nmeros de
telfono en el pasillo; una pareja de
chicas montndoselo juntas en el quicio
de una puerta mientras otra pretenda
entrar en la terna para componer un tro
lsbico. En ese momento me ha
adelantado una conocida actriz (os he
contado que la proporcin en este
festival es de dos actrices por cada
actor?) corriendo enloquecida a

arrodillarse entre los dos de los


telfonos mviles, para chuparles lo
suyo alternativamente. Acto seguido, se
ha arrastrado hasta las presuntas
lesbianas para hacerse la reina del
menage a quatre, ahora ya un menage a
cinq, al que al final se han unido los dos
chicos del pasillo. Si lo ensayan no les
sale mejor, en serio.
La inercia de tantos cuerpos
preciosos movindose hacia el fondo de
una habitacin casi me arrastra a m
tambin. De hecho, mientras uno de
ellos se volva y me coga de la mano
para invitarme a pasar adentro, me lo he
pensado unos segundos.

Llamadme cobarde si queris, pero


de pronto me he dado cuenta de que
tena muy pocas posibilidades de salir
indemne (fsica o psicolgicamente) de
la situacin.
Lo mo son los dilogos o los
monlogos,
no
las
conferencias
multitudinarias.
Estas escenas de riesgo se las dejo a
los especialistas.
Por la maana bajo al comedor y me
hago fuerte en una mesa, con un caf por
delante, a la espera de Lucas Tenorio.
Aunque son casi las once de la maana,
cuando aparece, su aspecto es el de
alguien recin rescatado del infierno:

los ojos hinchados y una generosa racin


de bolsas me hacen plantearme si no se
dej arrastrar por la inercia frentica
del pasillo y habr pasado la noche
enseando a alguna de aquellas jvenes
actrices a mejorar sus habilidades en el
uso de los vibradores. Pero me quito la
idea de la cabeza a sacudidas y
desayunamos tranquilamente sin hablar
casi, como una pareja de maduros
burgueses en un fin de semana de retiro.
Afortunadamente, los actores y
actrices se saltan la colacin y tenemos
tostadas con aceite de oliva y sin semen
ni lubricante. Cuando voy por mi
segundo zumo de naranja me suena el

mvil y, al ver el nombre de Javier en la


pantalla, el corazn (ese msculo iluso y
sin cerebro) empieza a bombearme con
tanta fuerza que me olvido de que no s
bien qu versin voy a contarle.
Hola! exclamo disculpando mi
descortesa ante Lucas lanzndole un
beso mudo por encima de la mesa.
Cmo ests? Te llam ayer un montn
de veces. Cmo est Virginia? Ya le
han dado el alta?
Oigo suspirar a Javi al otro lado,
presuntamente abrumado por mi
incontinencia verbal. Cuando al final
contesta noto cierto deje de desgana:
Bien, estoy bien. Y Virginia,

tambin. Esta maana le darn el alta


casi con toda seguridad, as que
probablemente yo vuelva hoy a casa, o
maana por la maana. Y t qu?
Cmo que y yo qu? Y mis
disculpas? Me fastidia lo indecible
que no pronuncie ni un perdn
chiquitito por no haberme cogido el
mvil ni una sola vez ayer, por haberlo
tenido apagado y por no haberme
contestado a las llamadas perdidas, pero
no quiero tener una escena por telfono,
en pleno emotivo acto de reconciliacin,
y paso pgina.
Yo tambin bien. Aqu, con mis
cosas, ya sabes Estoy desayunando.

Con quin?
Peligro, peligro, peligro Creo que
incluso veo el nen rojo encendindose
frente a mis ojos. As es que los cierro y
hago lo nico que puedo hacer, dadas
las circunstancias: mentir.
Sosola.
Pero
miento
muy
mal,
lamentablemente, y Javier, en lugar de
tragar, se atraganta.
Ya, claro Y anoche tambin
cenaste sola?
Entiendo que necesito contar algo
que sea cierto para tener una verdad a la
que agarrarme, aunque slo sea por
justificar con algo verdico que he

vuelto a ver a uno de mis amigos ms


cmplices.
Anoche no. Ayer cen con Lucas.
Le estuve contando lo nuestro. Te
puedes creer que este hombre no se
haba enterado de nada? No vive en este
planeta, eso est claro.
Mira qu bonito. Cenando con
Lucas mientras yo me paso la noche en
el hospital Y qu? Se ha alegrado
mucho por ti, princesa?
Pues s, por nosotros. Pero vamos,
que fue una cena cortita. Nos fuimos
prontsimo a la cama Cada uno a la
suya, por supuesto. Pero bueno, qu
tontera? Por qu te pones as? Yo no

he hecho nada malo.


Dos errores consecutivos: dar
demasiadas explicaciones y perder los
papeles.
Pero me irrita tanto ese ltimo
princesa, que empiezo a pensar que lo
dice ms como un insulto que como un
apelativo carioso.
Yo no he dicho que hayas hecho
nada malo, eres t la que se est
justificando ms de la cuenta. Bueno,
mira, no tengo ganas de hablar de esto
ahora. Ya lo discutiremos en casa.
Y me cuelga el telfono sin
despedirse. Otra vez.
Lucas me mira estupefacto, flipando

con los distintos estados de nimo que,


al parecer, refleja mi semblante. El
ltimo debe de ser el de la indignacin,
porque me dice:
Yo de ti le mandaba a la mierda.
No puedo ni contestar, luchando
como estoy por retener las lgrimas que
amenazan con desbordarse de mis ojos.
Aguanto unos minutos ms en silencio y,
justo cuando voy a responder, me entra
un mensaje de texto en el telfono.
Siento mucho haberme puesto as,
pero no puedo imaginarte ni cenando
con otro. Te quiero slo para m, eres mi
vida.
Muy ufana se lo enseo a Lucas

mientras dejo escapar una primera


lagrimilla, ahora ya ms de alivio que
de otra cosa.
Muy bonito. Primero te hace sufrir
y luego te pasa la mano por el lomo. Y
ese tono posesivo Pero t lo has
ledo bien? Qu es eso de te quiero
slo para m? Pandora, a ti esto no te
suena chungo? Joder, qu tonta te pones
cuando te enamoras, es que ni te
reconozco.
Ni me molesto en contestar a
Tenorio, porque estoy concentrada en
responder el sms de Javi y en guardar el
suyo en una carpeta que tiene ya los ms
de doscientos mensajes que he recibido

desde el da en que nos conocimos.


No importa, amor. Me muero por
verte, tecleo.
se no me lo enseas? bromea
Lucas. En serio, nia, creo que te voy
a hacer un favor si le pregunto un par de
cosillas a Red Angel
Pregntale lo que te d la gana a
tu amiga, nada de lo que te cuente me va
a hacer cambiar de opinin. Te apuesto
lo que quieras.
Y le tiendo la mano para sellar el
pacto. Me mira un segundo y me la
estrecha mientras me dedica una sonrisa.
Entiendo por qu se venden ms
vibradores desde que en las cajas viene

su foto con esos labios y esa mirada


que
No te la juegues conmigo,
Pandora, soy un ludpata sin remedio.
Paso el resto del da en la feria un
poco en las nubes planeando mi
reencuentro con Javier, imaginando mil
formas de sorprenderle.
A punto estoy de pararme en el stand
de las depilaciones erticas, pero me
acuerdo de aquella vez que me te el
vello de rosa y me lo depil con forma
de conejito. Lamentablemente, mi
hazaa no tuvo gran xito de pblico.
Vamos, que a mi noviete de entonces se
le cortaron las ganas y a m me cost lo

mo quitarme ese color rosa chicle del


pubis. As que paso de largo.
La
pastelera
ertica
queda
automticamente
descartada,
fundamentalmente porque la operacin
biquini no se puede sabotear con dulces
hechos con almendras y azcar, pero,
sobre todo, porque no me imagino yo a
mi chico hincndole el diente a una
verga aunque sea de mentira.
Nada de lencera comestible, ni de
esa tipo sado maso que no me excita
nada, y mucho menos los tangas
transparentes, aunque me quedo
hipnotizada con unas pezoneras de
cristalitos tipo Swarovski que al final

compro sin tener todava muy claro si


voy a quedrmelas yo o a regalrselas a
Elena.
Las pelculas de vdeo porno no
entran tampoco en mis previsiones as
que, cuando recorro por ensima vez la
feria sin encontrar nada que me sirva,
me acuerdo con aoranza de la yincana
ertica que organic (sin mucha fortuna)
para reconciliarme con uno de mis
novios. De hecho, ahora que lo pienso,
puede que recopile un par de juegos y
patente la idea.
Era San Valentn y, fiel a mi
tradicin, quise sorprender a mi chico
con una velada especial y, como se

trataba de reconciliarnos despus de


unos meses de bronca y distanciamiento,
con todo mi amor y buena intencin le
prepar una especie de bsqueda del
tesoro por toda la casa, con mensajes
cifrados, pistas, pruebas y pequeos
premios (unos preservativos, un antifaz,
unas esposas de peluche, una fusta de
goma) que anticipaban la recompensa
que obtendra si llegaba hasta el final:
una noche de sexo desenfrenado y la
posibilidad de atarme, desatarme y
hacer conmigo lo que quisiera.
Estuvimos dos horas dando vueltas
de habitacin en habitacin, mientras l
se devanaba los sesos pensando dnde

habra escondido el siguiente regalo y se


esforzaba gallardamente en conseguir la
prxima pista a base de superar pruebas
bsicamente sencillas, del tipo: Tienes
que lamerme los pezones hasta que me
arranques gemidos de placer; Tienes
que acariciarme el cltoris por encima
de la ropa, con la mano izquierda y los
ojos cerrados, y lograr que tenga un
orgasmo; Tienes que adivinar qu
sabor tiene el gel lubricante que me he
puesto sin olerme ni chuparme Fcil,
no?
El pobre Andrs (creo que era l)
iba y vena cumpliendo con sus pruebas
y descifrando enigmas por toda la casa,

pero creo que, en lugar de sentirse


protagonista del juego y merecedor de
una recompensa que (ganase o no)
pensaba darle, empez a quemarse y a
sentirse utilizado. Cuando lleg a la
prueba que deca:
Tienes que dejar que te acaricie el
culito con el dildo, me mir
desencajado, se puso el abrigo y se
larg por la puerta mientras bramaba:
Ves, Pandora? Por eso nuestra
relacin no funciona: porque quieres que
adivine qu te pasa sin preguntar y con
slo mirarte, que te d placer con los
ojos cerrados, que est detrs de ti como
un perro faldero y encima pretendes que

deje que me des por culo Ni hablar.


Y se larg. Obviamente, Andrs era
de esos que, por el culo, ni el pelo de
una gamba.
As que no: la yincana ni de coa.
Al final opto por repetir la clsica
frmula noche de fiesta del da de los
enamorados que siempre empieza con un
sugerente striptease en el saln, sigue
con un masaje ntimo y ms excitante
que relajante en el sof y termina con un
banquete ertico festivo sobre la cama.
El ltimo 14 de febrero no pudimos
terminarlo, porque cuando acababa de
empezar el baile, a Javier le llamaron al
mvil y tuvo que salir pitando por culpa,

segn dijo, de una entrega de vinos que


no haba llegado a tiempo a no s qu
fiesta.
Esta vez compro un buen aceite de
masaje y otro par de pezoneras para no
privar a Elena de la sensacin de ir por
la vida sin sujetador, ahora que ya por
fin ha vuelto a usar bragas.
S, bragas.
Tradicionalmente, Elena no lleva
nada debajo de la ropa, salvo que las
inclemencias femeninas la obliguen. No
tiene mucho pecho, as que de cintura
para arriba puede permitrselo, pero de
cintura para abajo es una opcin como
cualquier otra que su madre nunca

entendi y que a nosotras no siempre nos


hizo mucha gracia.
Yo, que la conozco desde que
ramos pequeas, recuerdo que su
relacin de odio con las bragas comenz
en plena adolescencia, cuando se rean
de ella los chicos del instituto porque se
le marcaban en los pantalones las
costuras de la faja que su madre le haba
comprado para reducir talla.
Despus de dos semanas de
autntico suplicio, en plenos exmenes
finales, me hizo acompaarla al bao y
la esper mientras se quitaba la faja y
las bragas que llevaba debajo.
Se acab, Pandora. A partir de

ahora soy libre.


Las tir a la basura, se volvi a
poner la falda y se qued tal cual, tan
fresca (nunca mejor dicho). Gracias en
parte a su recin obtenida paz interior
aprob todas las asignaturas y el examen
de Selectividad.
Desde entonces, Elena siempre
haba hecho proselitismo de su opcin
ms ntima.
No os podis imaginar lo cmodo
que es, y lo barato. No se te marca la
ropa, ni se acumula sudor. Y, si te da un
apretn sexual, slo tienes que subirte la
falda.
Yo confieso haberla imitado un par

de veces, pero siempre me arrepiento,


porque la sensacin de salir sin bragas
de casa me da tanto morbo por ese punto
de peligro y exhibicionismo que
encierra que rpidamente echo de
menos algo suave de algodn, de encaje
o de raso entre mi sexo y el mundo.
Carmen, sin embargo, es muy dada a
seguir sus pasos cuando llega el verano
o cuando la noche se le pone de cara y
lleva minifalda. Entonces lo ms
probable es que su ropa interior vuelva
a casa de madrugada y en el fondo de su
bolso.
Pero a m las braguitas y los
sujetadores me gustan. No lo puedo

evitar. Como Elena ha vuelto a usarlas y,


aunque ya no sale con el tipo para el que
se las puso, se ha acostumbrado a la
suave sensacin de roce de la ropa
ntima en sus partes ms jugosas y
tiernas,
me
apetece
devolverle
puntualmente esa sensacin de libertad
en forma de dos pezoneras de
brillantitos de usar y tirar.
Algn guapo afortunado disfrutar,
seguro, de su voluptuosidad recuperada.
En el tren camino de Madrid intento
concentrarme en organizar mentalmente
el guin de mi reconquista de Javi, pero
no lo consigo. Me duermo y tengo
sueos agitados (que no hmedos) de

los cuales tengo conciencia durante


escasamente unos segundos despus de
despertar, pero ya no me acuerdo.
Mientras yo me entrego dcilmente a
Morfeo, las lneas de telfono bullen
tramando conspiraciones a mis espaldas.
Son Elena y Carmen quienes,
despus de hablar con Julia, toman la
decisin de llamar a Juan Carlos. Se
citan para un caf ese mismo domingo en
el que yo vuelvo dormitando de
Barcelona, precisamente en el bar en el
que trabaja Pepe, uno de mis follamigos
ms queridos. El local est entre la casa
de Carmen y la ma y es un garito de
referencia al que recurrimos cuando no

tenemos nada en la nevera.


Fue en busca de una cena
intempestiva como conoc a Pepe hace
un par de aos. Aunque su carcter
nmada le impulsa a desaparecer
peridicamente, el dueo del local es
muy amigo suyo y siempre le acoge
cuando vuelve por all, en plan
temporero, para trabajar durante el
invierno.
A Pepe le encanta el sexo. Se lo vi
en los ojos la primera vez que me mir
mientras me serva una ensalada en el
restaurante. A veces se olvidaba de
cobrarme la bebida, o me invitaba al
postre, y siempre rozaba mi brazo

cuando se acercaba por detrs a recoger


los platos.
La situacin dur semanas y un da
no pude con tanta tensin sexual no
resuelta y llam al telfono que desde el
principio me escriba con trazos
decididos en la cuenta. Quedamos, nos
tomamos una cerveza apresurada y nos
fuimos rpidamente a casa.
He dicho ya que a Pepe le encanta
el sexo? Cuando estbamos en la cama
hablaba de ello continuamente sin rubor
ni eufemismos. Deca lo que le pareca,
lo que le apeteca que le hiciera y lo que
le apeteca hacerme. Preguntaba mi
opinin y se pona incansable manos a la

obra.
Con l prob cosas que no
imaginaba que algn da probara y que,
al dejarme llevar, descubr que me
encantaban (hace muchos aos de esto, y
para m entonces lo de rondar con un
dedo la Santa Sede mientras era
penetrada por el conducto habitual era
toda una osada).
Otra vez en que l se fue demasiado
pronto y a m se me haban cortado las
ganas, estuvo acariciando mi sexo muy
suave
y
lentamente
mientras
charlbamos durante casi una hora. Me
volvi loca.
No est excepcionalmente bien

dotado, pero conoce tan bien su cuerpo y


lo maneja con tanta soltura que cuando
nos acostbamos juntos nunca pensaba
en la talla que calza.
Reconozco que alguna vez le hice
darse una ducha y que siempre
quedbamos en mi casa (bsicamente
porque las comunas de okupas me bajan
la libido), pero Pepe me ense que sus
rastas, sus tatuajes (una media luna en la
espalda abajo a la izquierda) y sus
piercings no eran ms que la seal de
que haba superado ciertos tabes
sociales hacia el cuerpo Y de qu
manera.
Cuando los dos nos dimos cuenta de

que slo tenamos en comn lo mucho


que nos gusta a ambos la cama, se
convirti en un follamigo oficial,
encantador y atentsimo, que siempre
estaba dispuesto con slo recibir una
llamada ma.
Hemos desaparecido sutilmente el
uno de la vida del otro siempre que
alguno de los dos conoca a alguien
especial. Pero al terminar esas
relaciones hemos vuelto a nuestra
maravillosa rutina inesperada de sexo
sin amor y sin compromiso. Cuando
apareci Javier, Pepe me ofreci sus
bendiciones con una frase lapidaria:
Te voy a echar de menos, pero

espero no volver a tu cama en mucho


tiempo.
Se lo agradec como lo que era: un
deseo de buenos augurios ms que una
despedida.
Carmen y Elena conocen de sobra
esa historia. Por eso me resisto a creer
que, como me asegurarn despus,
quedar en el bar de Pepe con Juan
Carlos es fruto de la casualidad.
El corresponsal se presenta a la hora
convenida, se pide un caf solo con
hielo y se dispone a escuchar todas las
apreciaciones (al principio sutiles y
luego desatadas) que mis amigas tienen
acerca de mi novio. Pepe, por supuesto,

al or Pandora y novio psicpata,


para de deambular disimuladamente
entre las mesas y se deja caer en la
cuarta silla con un suspiro.
Si me permits intervenir Os
digo la verdad, yo no la veo feliz.
Puedo ayudar? Vais a hacer algo?
El bueno de Pepe formula la
pregunta clave. Hacer algo. Hasta ese
momento, ni Carmen, ni Elena, ni Julia
se han atrevido a verbalizar la
posibilidad
de
convertir
sus
suposiciones en algo tangible.
Me conocen demasiado bien como
para saber que mi clera es terrible en
cuanto siento que alguien se entromete

demasiado. Pero si la idea es de otro, la


cosa les parece distinta. As que la
aparicin de Juan Carlos y su
determinacin muda de conocer los
entresijos de mi historia hace anidar en
ellas la idea de que, al entrar en juego
un hombre de accin, algo va a suceder.
Dnde est ahora Pandora y
dnde est l? exige saber el
corresponsal.
Pandora, en Barcelona, en el
festival ertico ese al que va todos los
aos. Y l, en Mlaga, en el hospital con
su exmujer, al parecer. Va mucho a
Mlaga porque esa mujer est loca.
Pandora dice que l tiene que ir

continuamente a apagarle los fuegos


explica Carmen, que se hace portavoz de
todas las informaciones.
Y eso es cierto? Lo de Mlaga,
lo de la exmujer, quiero decir. En
realidad, qu sabis de ese tal Javier?
Qu sabis de l que no os haya
contado Pandora? Qu sabe ella que no
le haya contado l?
El silencio y las miradas de
desconcierto de mis amigos evidencian
que la historia de mi novio slo tiene un
narrador, l mismo, y que Juan Carlos no
est dispuesto a hacer el mismo acto de
fe sobre el que, a su entender, se
asientan los dbiles cimientos de mi

relacin.
Os dir lo que vamos a hacer
Todos se inclinan hacia el centro de
la mesa para ver mejor los garabatos
que mi primer amante traza con su
rotulador de punta fina sobre una
servilleta de bar, cuando una llamada de
mvil se cuela en la reunin.
Elena contesta su telfono.
Dime, Marta. Al final te vas o no
te vas a Nueva York?
El tono urgente de Elena muere
ahogado por la curiosidad hacia lo que
la otra le est contando.
Ah, s? Y qu te ha dicho?
Red Angel? No me suena de nada, pero

sigue
Los dems permanecen en suspenso
mientras Elena le arranca el rotulador de
la mano a Juan Carlos y coge otra
servilleta para anotar.
Dame el telfono de Lucas, Marta.
Ya le llamamos nosotras y nos
enteramos de lo que dice la actriz esa,
no te preocupes. T sigue haciendo la
lista de Nueva York y no te olvides de
apuntar que all la ropa est mucho ms
barata. Eso es importante. Un beso.
Y cuelga.
No os lo vais a creer dice
agitando la servilleta como si en ella
hubiera apuntada la combinacin de una

caja fuerte. Marta ha llamado, a saber


con qu fin, a Lucas Tenorio, el de los
juguetes erticos, te acuerdas de su
despedida de soltera, Carmen? Y el tipo
le ha contado que ha estado con Pandora
estos das y que Javier la ha estado
puteando con llamadas de mvil y
mensajes. Pero lo mejor es que tiene una
amiga, una tal Red Angel, actriz porno,
que dice que le conoce. Le ha prometido
a Marta que va a hablar con ella para
sonsacarle sobre Javier, pero Marta est
liada con lo suyo de Nueva York, as es
que me ha pedido que nos ocupemos
nosotras.
El entusiasmo de Elena contagia a

los dems y Juan Carlos se frota las


manos celebrando la providencial
aparicin de una nueva pista.
Genial. Esto es genial. Vale, pues
entonces lo vamos a hacer de otra
manera. Va a ser ms complicado pero
ms profesional. Necesito a alguien con
disponibilidad para viajar, necesito que
ese Lucas hable con la actriz y averige
lo que sea y necesito que Pandora se
vaya de Madrid. La quiero fuera una
semanita o as. Lo ideal sera que
hiciera un viaje un rato largo Por
ejemplo, he credo or que la tal Marta
se va a Nueva York, no?
Mis amigas asienten expectantes

deseando que Juan Carlos pronuncie las


palabras mgicas.
Y por qu no os vais todas con
ella y os llevis a Pandora?
Y los deseos de Juan Carlos, como
siempre, se hacen realidad.
A media hora de Madrid, una
llamada de mvil me despierta
sobresaltada.
Julia! Dime
Mi jefa aprovecha los domingos en
los que le toca trabajar para llamarme y
llenar sus horas muertas con divertidos
cotilleos telefnicos. Esta vez, sin
embargo, no me hace mucha gracia la
llamada.

Cmo se escribe escuece?


Escocer, vaya, cmo se escribe?
Medio dormida como estoy todava
me parece que no he entendido bien.
Ta, mira un diccionario
No, quiero saber si t sabes cmo
se escribe. Deletralo, por favor.
Su tono de voz no ofrece derecho a
rplica, as es que, ya despierta y
absolutamente ojipltica, respondo.
E, ese, ce, u, e, ce, e, escuece. Y
puedo saber a qu viene esto?
Viene a que lo has escrito con
equis en el relato de ayer, el que
mandaste para la edicin especial sobre
el festival ertico. Dice: Es que a

estas criaturas no se les excuece el coo


de tanto usarlo? . Y ese escuece lo has
escrito con equis.
Y un carajo. De eso nada, guapa.
Vamos Espera un segundo que
enciendo el porttil.
Rpidamente hago todas las
operaciones para arrancar el ordenador
y busco entre mis documentos el que
escrib la noche del viernes. Reconozco
que, durante unos segundos, siento en
mis pulsos el latido mortal de la duda.
Al fin y al cabo, lo termin casi vencida
por el sueo y un poco ms rpidamente
de lo que me habra gustado Mientras
se abre el archivo busco a la

desesperada una excusa creble.


Algo as como: Es que estn tan
juntas las letras, la equis y la ese, que se
me habr ido el dedo. Pero no hace
falta. All, dndome la razn, subido en
un inexistente pedestal de gloria est mi
escuece, perfectamente escrito con ese.
S que te va a costar creerlo,
Julia, pero lo tengo delante de m y te
juro por mi madre que yo lo escrib
bien.
Lo s. Yo tambin tengo tu correo
abierto, el que mandaste el viernes. Me
ha costado dos horas al telfono con los
tcnicos poder recuperarlo, pero es que
al ver el texto esta maana he tenido una

terrible sospecha.
Lo que Julia se teme tiene tintes de
ejecucin domstica, chapucera y muy
mal intencionada. Al parecer, el sbado
haba tenido problemas en casa y no
haba podido ir a trabajar, as que
Fernando encarg la edicin de mi
artculo extra a la redaccin del fin de
semana. Como no era un asunto urgente,
la cosa fue pasando de mano en mano
hasta que, sin saber muy bien quin se
haba hecho cargo, en un momento dado
la entrada en el blog apareci publicada.
Lamentablemente, un suceso brutal,
una detencin de una cdula terrorista,
un accidente de tren con vctimas y una

decisiva jornada de ftbol absorbi la


atencin de los redactores durante el
resto del da, por lo que el gazapo pas
desapercibido hasta que Julia se ha
abrasado la lengua por su culpa con el
caf del desayuno, hoy domingo a
primera hora de la maana.
Tengo la sospecha de que alguien
ha saboteado tu texto y creo saber quin
me suelta a bocajarro.
Yo, que no estoy acostumbrada a
determinado tipo de conductas entre
compaeros, me quedo muda sin saber
bien si preguntar o dejarlo correr.
Pues no s, Julia. Nunca me ha
pasado esto

Ya, ni a nosotros tampoco. Porque


esto no son cosas que pasen en este
peridico, sabes? As es que estoy muy
cabreada. Por supuesto, lo he corregido
en cuanto lo he visto y le he mandado un
mensaje a Fernando con tu correo
original y una detallada explicacin de
lo que ha pasado. No tengo un culpable,
pero lo que tengo es a los tcnicos
siguiendo la pista de quin edit ese
texto y habr que hacer un backup
bastante lento, pero dicen que lo van a
averiguar. Hasta entonces no te
preocupes, porque voy a vigilar
personalmente tu blog.
Inmediatamente me siento culpable

de tanto jaleo y estoy a punto de pedirle


a Julia que pare la mquina de la
venganza. Depurar responsabilidades en
ese
momento
me
parece
desproporcionado. Muy poco delito
para tanto castigo como supongo que
Julia le impondr al culpable.
Minutos despus, cuando abro mi
correo aprovechando los ltimos
kilmetros que el AVE devora camino
de Madrid, me arrepiento de mi propio
sentimiento de culpabilidad Decenas
de mensajes se agolpan en la bandeja de
entrada!, la mayora de ellos para
afearme la conducta por semejante falta
de ortografa. Algunos me corrigen con

cario, pero otros, mis queridos


odiadores, no ahorran en insultos
aprovechando el presunto desliz.
Despus de contestar a ms de
veinte correos en esta lnea y apechugar
con un error que no es mo decido que,
cuando sepa quin es el responsable,
pondr en prctica mi venganza ms
refinada: pedir un cargamento de veinte
pizzas a su nombre.
La llegada a Madrid precipita el
final de mis respuestas y al ver a Javi de
pie esperndome al final del andn, se
me pasa del todo el cabreo. Corro con
toda la velocidad que me permite el
trolley que arrastro e, imitando mis

anuncios favoritos de desodorante, me


echo en sus brazos.
Mientras le beso con toda la
conciencia y la intencin puesta en mi
lengua y mis labios, aprieto su cuerpo al
mo hasta que siento una evidente
ereccin bajo sus pantalones. Seguro
que no lleva ropa interior, me digo
seducida por esa costumbre que no tengo
la ms mnima intencin de corregirle.
Ya veo que te alegras de verme
le digo al odo.
Ni te imaginas cunto. Te tengo
preparada una sorpresa.
A punto estoy de contestarle que yo
le he preparado otra, pero me coge de la

mano y tira de m hacia el aparcamiento


de la estacin de Atocha.
No me da ni tiempo a colocarme las
pezoneras. Cerramos la puerta de mi
casa y me sienta en la mesa del
recibidor para desabrocharme la blusa,
el sujetador, las botas Cuando la ropa
est hecha un lo en el suelo, me levanta
a pulso, me apoya contra la pared y me
penetra sin muchos miramientos.
Por una vez que nos saltemos los
preliminares tampoco pasa nada, me
digo.
Y, como desde que le vi en la
estacin yo ya estoy lubricada, no echo
en falta nada ms. El ltimo pensamiento

consciente que recuerdo antes de caer


vencida por el placer de sus embestidas
es que follar de pie es bueno para
mantener el culo alto y tonificado.
La simple idea de darle un merecido
masaje de tan placentera forma a mi
estupenda retaguardia aade un aliciente
ms a mi xtasis.
Y es que mi culo es esa parte de mi
anatoma de la que me siento
especialmente orgullosa y no me
avergenza decirlo. Es algo ms que mi
cojn preferido; es mi tentadora
manzana, mi arma secreta.
Sorpresa, sorpresa Tengo lo que
se dice un culo en forma de corazn.

Siempre he sabido que est muy


bien, pero una vez me qued
boquiabierta cuando un tipo (que me dio
mucha coba y al final no quera ligarme)
alab mi retaguardia y la fech en no
ms de 20 o 22 aos.
En serio, Pandora. En general no
aparentas ms de 27, pero por detrs no
te echara mucho ms de 20 aos.
Ole con ole. Y eso que yo ya pasaba
de los 30
Cuando me salieron las primeras
estras (por culpa de engordar y
adelgazar con demasiada rapidez),
present que mis aos de vida alegre se
terminaban y llam a Elena para

lamentarme y para escuchar lo obvio:


que estaba exagerando. Pero Elena es
poco amiga de mentir.
Mira, Pandora. La vida es as.
Unas cosas llegan y otras se van. Es lo
que tiene el tiempo, que nos va
cambiando. Yo que t me hara a la idea
o te vas a gastar una pasta en ciruga.
No, ni loca. Si yo estoy encantada
con mis aos, con lo bien que los llevo y
todo esoYo ya saba que el paso del
tiempo se nota, pero no imagin que
atacara primero mi mejor baza. Esto es
alta traicin.
Siempre he sabido que mi culo no se
mantendra toda la vida ah arriba, bien

alzado en lo alto de mis piernas, ni


exageradamente grande ni pequeo,
aunque obviamente presente. Pero
pensaba que eso llegaba ms tarde
sobre los 60 o 70? Y me fastidiaba
verme aquel tatuaje blanquecino que
parecen las estras porque, como nunca
he tenido un pecho lo que se dice
abundante, toda la vida me he visto
obligada a sacarle partido a mi
estupendo culo. Y a fe ma que me ha
dado grandes tardes de gloria.
Tan segura he estado siempre de que
es un arma infalible, que habitualmente
hay una falda tubo en mi armario (de
esas que se ajustan a las caderas y a las

piernas como un guante), porque con


unos taconazos y unas medias de liga
(muerte a los pantis!), el resultado es,
modestia aparte, irresistible.
O sobrecogedor Como aquella
vez que tuve que ir a urgencias por una
lumbalgia y el buen doctor y los dos
MIR que le asistan se quedaron atnitos
cuando obedec la orden de descubrirme
la zona afectada.
Como no haba pensado acabar en el
hospital, sino enredada en las piernas de
mi entonces novio, aquel da iba vestida
para matar o morir: un vestido entallado,
medias, liguero, bragas bsicamente
transparentes y hasta un tatuaje temporal

de brillantina donde la espalda pierde su


casto nombre (como no tengo narices de
tatuarme nada que dure para siempre,
soy muy aficionada a las decoraciones
temporales).
Me di media vuelta, me sub el
vestido y cerr los ojos mientras
guardaban tres segundos eternos de
silencio. Muy profesionales ellos, no
hicieron ni un comentario, pero creo que
les alegr el da.
De hecho, uno de los mejores
retratos que tengo mos no es de mi cara,
sino de mi culo. Lo hizo a carboncillo
uno de mis primeros novios que era todo
un artista y durante una temporada cog

la costumbre de enviarles una simptica


felicitacin por Navidad a mis amantes
en curso: una foto ma entre flores de
pascua en la que slo se ve, reflejado en
un espejo, mi dorso desnudo.
La irrupcin de Javi en mi vida, en
pleno mes de noviembre, ech al traste
mis planes para la foto de aquel ao
para la que pensaba introducir como
innovacin mi pecho al aire, slo
cubierto por el pelo que ya me llega por
debajo justo de los pezones.
Obviamente, mis ya ex amantes se
quedaron sin postal.
La sorpresa de Javier no es un
furioso polvo de pie (que no hubiera

estado nada mal), sino dos maletas


pequeas con ropa de otras temporadas
que, mientras yo me quito el sudor del
sexo y el cansancio del viaje bajo la
ducha, l aprovecha para subir del
coche.
Me las pone delante y me mira como
si esperase que me ponga a dar saltos de
alegra sobre la cama. Dos maletas, el
anticipo de una mudanza que,
tericamente, yo tena que haber estado
aguardando como agua de mayo pero
que, de pronto, se me antoja un poco
precipitada.
Dos maletas. Ufff. Y yo sin hacer
hueco en el armario como le promet.

No me apetece nada tener una bronca


ms ni una mala cara y estoy demasiado
cansada
como
para
plantearme
seriamente (por millonsima vez) si esto
es lo que yo deseo.
As que las cojo por las asas y noto
con alivio que no pesan demasiado, para
colocarlas acto seguido al lado de la
cama.
Maana mismo te cuelgo yo la
ropa, amor, ahora estoy agotada.
l me besa en el cuello para
agradecerme el detalle mientras me
explica que slo ha metido algunos
zapatos de verano en una y que la otra
no contiene ms que unos cuantos polos

a los que les tiene cario, pero que hace


mucho que no se pone.
No s cmo tomarme que haya
puesto cosas de tan poco valor para l
dentro de las dos primeras entregas,
pero sigo mi instinto pacificador y le
aseguro que las pondr en algn lugar
accesible por si algn da vuelve a
sentir ganas de vestirlas.
Me he quedado dormida sentada en
el sof viendo una pelcula intempestiva
cuando su telfono comienza a vibrar y a
retumbar sobre el cristal de la mesa de
centro. Rpidamente se abalanza sobre
l y me mira para comprobar si me he
despertado antes de contestar, pero yo

no muevo ni un msculo (no puedo de


cansancio), as es que responde con un
exabrupto.
Are you insane? Why the hell do
you call me after midnight? (Ests
loca? Por qu demonios me llamas
despus de medianoche?).
Me quedo completamente helada tras
escucharle hablar en un ingls
prcticamente sin acento. Javier se aleja
mvil en mano camino de la cocina,
pero mientras se marcha acierto a
escuchar la voz ms que nerviosa,
histrica, de una mujer mayor.
l me ha contado muy pocas cosas
de su vida. Las justas, tengo que

reconocer, de un pasado oportunamente


trenzado con relaciones desastrosas,
pocas alegras y mucho trabajo. Pero
nada sobre sus orgenes, aunque ha
dejado caer que es hijo de un militar
afincado en Toledo. Al parecer, su padre
es un caso perdido de alcoholismo que
de poco le sirve al Ejrcito incluso en la
reserva, y su madre, una mujer
luchadora que se ha sobrepuesto a duras
penas a la muerte de su hermano,
soldado como el padre, en la guerra de
Afganistn.
Javier dice sentir adoracin por su
madre, ya separada, y acostumbra hacer
viajes sorpresa a Toledo para recogerla

y concederle todos los caprichos que


nunca haba podido disfrutar: teatro,
restaurantes caros, escapadas de fin de
semana O eso dice.
Pero de las pocas cosas que me ha
contado de su familia, nunca me ha
dicho que con su seora madre se
entienda en ingls.
Qu coo! Pero si su segundo
apellido es Domingo, cmo va a ser
inglesa su madre ni nada?. Mi
propio razonamiento termina de
despertarme y agudizo el odo a ver si
capto algo de la conversacin. Pero
nada claro. Slo el rumor de un Javier
cada vez ms cabreado en otro idioma.

As es que decido no darle opcin de


que su enfado repercuta sobre m y no
me muevo hasta que reaparece sigiloso y
me acaricia la cara para despertarme.
Finjo un despertar profundo y
desconcertado y busco refugio en sus
brazos como una nia. No s cmo no
me
sorprende
escucharle
una
explicacin lamentable y falsa sobre por
qu al da siguiente tendr que volver
corriendo a Huesca, a solucionar un
problema gravsimo en las bodegas que
requiere de su presencia inmediata.
Qu haces cuando pillas a tu novio
en una mentira semejante? Quiz tendra
que decirle que le he odo hablar en

ingls y pedirle una explicacin que


tenga coherencia entre esa conversacin
y su repentina necesidad de viajar a
Huesca.
Mientras me dejo conducir a la cama
llego a la asombrosa conclusin de que,
en realidad, discutir con l me da miedo.
Cada frase que pronuncio o que oigo en
este estado de enajenacin emocional es
terriblemente ms hiriente que cualquier
otra cosa que haya dicho u odo en mi
vida. No s por qu no puedo discutir
con Javi.
Por mucha pereza que me den las
discusiones,
siempre
he
sabido
mantenerlas dentro de un orden y he

logrado hacer de ellas algo constructivo.


Pero cada vez que me enfado con Javier
o que l (mucho peor) se enfada
conmigo, siento que van perdiendo
firmeza los pilares del puente que nos
une. Y en cada desconchn me voy
hundiendo un poco ms yo.
Tendra que preguntarle por la
conversacin telefnica, aunque sea
porque slo as podr dormir tranquila.
Pero no lo hago.
Me lamento brevemente por su
repentina marcha, me meto en la cama y
apago la luz mientras veo desfilar con
los ojos abiertos algunos fantasmas del
pasado.

Como el de Alfredo (mi bombero


Orzowei) y su pattica intencin de
hacerme creer que realmente estaba en
el campo haciendo senderismo con un
amigo, cuando en realidad pasaba el fin
de semana en casa de una amiguita. En
Pealara, eso s.
Las semanas que siguieron fueron
una procesin de mentiras que el tipo
suceda, una detrs de la otra, sin temor
alguno a verse acorralado. No me doli
tanto la traicin como el que pensara
que yo era tonta. As que, como siempre
he aborrecido las escenas de celos,
empaquet las pocas cosas suyas que
tena en mi casa y se las mand, con un

mensajero, a la sala del tanatorio que


reserv a su nombre.
Qu puedo decir, me encantan las
venganzas caras y refinadas.
No duermo bien, me paso la noche
dando vueltas en mi lado de la cama
escuchando la respiracin regular de
Javier y luchando contra mis instintos
ms bajos porque cada minuto que pasa
me tienta ms la idea de ir a registrar en
su mvil en busca de un mensaje
comprometedor o de algo con lo que
alimentar el fuego de la duda que me
quema por dentro. Finalmente, caigo
rendida y ni siquiera oigo su
despertador ni me doy cuenta de su

marcha.
Cuando amanezco, ya entrada la
maana, me encuentro una nota urgente
con un te quiero garabateado junto a
la cafetera.
Sin saber muy bien qu hacer, me
visto y me dejo caer por el peridico
para desahogarme con Julia.
La encuentro enfrascada en la
produccin de un viaje que tiene mi
nombre: Venecia, dos das con un
fotgrafo para el suplemento de viajes
de la web. Una sutil manera de
compensarme por las varias decenas de
correos que todava me faltan por abrir
y contestar ponindome a parir por mi

imperdonable falta de ortografa.


Pens que te hara ilusin. Es para
dentro de diez das, reljate me dice
mi jefa al ver mi rostro tenso por la falta
de sueo.
No tardo ni dos segundos en contarle
la historia de la llamada telefnica, pero
ella se toma su tiempo en contestar.
Ests segura? No lo habrs
soado?
Cuando le explico con ms calma la
situacin y los ltimos cabreos, el
psimo fin de semana que he pasado por
su culpa y las sospechas de Lucas
Tenorio, Julia aproxima an ms su silla
a la ma, me obliga a mirarla a los ojos

y me hace la temida pregunta:


Y t qu crees que est pasando?
A punto estoy de soltarle un nada
en realidad pero no puedo ni
imaginarme esas palabras de rendicin
ilusa saliendo de mi boca. Me encojo de
hombros y pretendo responder con mi
versin que, por primera vez, voy a
verbalizar. El telfono interrumpe mi
terapia.
Adivina qu. La voz de Marta
suena eufrica al otro lado de la lnea
. Eugenio y yo nos vamos a vivir a
Nueva York! Lo hemos decidido este fin
de semana y ya tenemos casi todo
empaquetado. Me ha pedido que vaya

buscando casa mientras l termina de


adjudicarles otro mdico a sus pacientes
y cerrar un par de cosas. El hospital nos
ofreca billetes en primera, pagar la
mudanza y un mes en un hotel para los
dos, pero Eugenio les ha negociado algo
mucho mejor: cinco billetes en turista y
tres habitaciones durante una semana.
Qu te parece? No me falles porque
todas me han confirmado ya menos t y
Patricia, pero a Patricia la convenzo yo
en dos segundos Pandora? Ests
ah?
Las buenas noticias de Marta se
llevan como una riada mi mal karma por
unos momentos.

Nueva York! Cundo? acierto


a preguntar mientras Julia me mira con
una expresin resabiada.
Ya! Maana! No s, esta semana
en cualquier caso. La agencia est
buscando ya los billetes. Necesito tu
nmero de pasaporte y que me digas que
s.
Dos das despus, montada en el
avin camino de los Estados Unidos me
siento junto a Marta, que parlotea sin
parar de su nueva vida. Carmen, Elena y
Patricia estn sentadas al otro lado del
pasillo, en la fila triple de butacas, y
Marta y yo ocupamos la fila doble, al
lado de la ventanilla.

Cuando ya llevo dos horas


escuchando su incesante charla, empiezo
a lanzar miradas de socorro a las dems,
para ver si alguna se compadece y viene
al menos a compartir la carga, pero se
hacen las distradas, enfrascadas como
estn en un cotilleo aparentemente
jugoso en el que me muero por
participar.
No puedo sospechar en ese momento
que todo forma parte de un cuidadoso
plan en el que Marta cumple a la
perfeccin su papel de mujer feliz y
dicharachera para distraerme y dejar
que Carmen y Elena pongan a Patricia al
tanto de la estrategia que ha puesto en

marcha Juan Carlos.


Elena y Carmen son las encargadas
de averiguar los movimientos de mi
novio, as que el da en que Marta nos
informa de que nos marchamos a Nueva
York, acto seguido recibo una llamada
de mi amiga de la infancia,
aparentemente extasiada con la noticia,
pero que en realidad pretende averiguar
dnde se encuentra Javi en esos
momentos y qu planes tiene para los
prximos das.
Teniendo
en
cuenta
la
imprevisibilidad de mi chico, intuyo que
no le soy de demasiada ayuda.
No poda ser mejor. Nunca hemos

estado todas juntas en Nueva York. Hay


que ir de compras
En vista del cariz que toma el
asunto, me veo obligada a recordarle el
motivo por el que Marta nos ha invitado.
Sabrs que tenemos la misin de
encontrar un apartamento, no?
Pues claro, mujer, pero eso lo
hacemos en una maana. Ya vers. Es
mucho ms fcil cuando paga otro, y
Marta me ha dicho que el hospital est
siendo muy generoso con Eugenio.
Sabas que era un psiquiatra tan
condenadamente bueno?
La inocente pregunta de Elena me
hace rer a carcajadas por primera vez

esa maana.
Claro, mujer
Ya se lo has dicho a tu
carcelero? Espero que no le importe.
Dile que aproveche y se vaya a ver a su
madre. Dnde anda, por cierto?
Pensaris que soy tonta, pero ni me
imagino la segunda intencin de sus
preguntas.
No me ha dado tiempo de llamarle
todava pero no va a decir nada, ya
vers. Hablar con l ms tarde, porque
debe de estar llegando a Huesca. Al
parecer, anoche le llamaron porque
haba un problema urgente y se ha tenido
que marchar esta maana. Cuando Marta

me diga qu da nos vamos, decidir si


le digo que se quede en la bodega hasta
que nosotras regresemos o que se vaya a
donde le venga en gana.
Si Elena nota mi tono agrio no lo da
a entender. Sigue con sus planes
disparatados que yo escucho a medias.
Habla de hacer la ruta de Sexo en Nueva
York, de ir al MET, de cenar en el Soho
y de salir de compras hasta que la tarjeta
de crdito se niegue a pagar ms.
Al fin y al cabo, vamos sin ropa.
Algo nos tendremos que comprar para
poder vivir all una semana.
Creo haber entendido mal.
Cmo que vamos sin ropa?

Elena, en realidad, exagera. Pero


poco. La invitacin de Marta tiene una
intencin algo ms que amistosa. Por
supuesto que quiere pasar unos das con
nosotras disfrutando de la Gran Manzana
antes de instalarse all definitivamente.
Pero
tambin tiene
pensado
utilizarnos como mulas de carga para
llevar diez maletas llenas de ropa y
zapatos suyos y de Eugenio sin tener que
pagar exceso de equipaje.
As es que cada una aportamos dos
maletas grandes a la operacin
Canguro, como la bautizo en un alarde
de ingenio, y nos plantamos en casa de
Marta, que lo tiene todo colocado en

montones perfectamente organizados.


Vamos llenando las maletas y
montndolas en la bscula del bao para
no pasarnos con el peso y, como si lo
hubiera hecho un milln de veces, todo
lo que tiene preparado encaja a la
perfeccin en nuestras valijas. Slo se
quedan fuera los libros de medicina de
Eugenio y la completa coleccin de
novelas negras y de espionaje de mi
amiga que, nos explica, piensa donar a
una ONG.
Porque de ahora en adelante no
voy a leer nada que no est escrito en
ingls. Eugenio viajar con la poca ropa
que le he dejado en los armarios y los

manuales de Psiquiatra los mandar en


cajas.
Eso es todo.
As que las dems nos hacemos un
atillo con una muda y nuestras
pertenencias
ms
indispensables
(maquillaje, plancha para el pelo,
cargador para el mvil, cremas para la
cara) y lo metemos a presin en
nuestros bolsos de mano.
Obviamente, como Elena ha
previsto, no tendremos ms remedio que
ir de compras.
La operacin Canguro se pone en
marcha el martes a primera hora de la
maana, porque nuestro avin sale el

mircoles. En cuanto tengo la


confirmacin del vuelo, llamo a Javi y
le cuento nuestros planes cruzando los
dedos. Pero no hace falta buena suerte
porque, al contrario de lo que haba
imaginado, mi adorado novio se muestra
casi indiferente a mi ausencia durante
una semana, me desea buen viaje y me
dice que nos veremos a la vuelta.
Estaba
preparada
para
un
enfrentamiento directo o, como mnimo,
para un cierto resquemor, as que me
siento sumamente aliviada y me concedo
el placer de entregarme a los
preparativos. Como, por ejemplo,
confiarle a Laurita el cuidado de

Prometeo, con el ruego encarecido de


que no vuelva a celebrar orgas en mi
casa (ella, no el gato), como la que me
encontr una vez que volv de viaje y la
hall borracha y con dos chicos en la
cama.
A Julia no me cuesta convencerla.
De hecho, cuando le comento la
propuesta de Marta, sonre de una forma
enigmtica y me anima a participar en la
aventura.
Despus de lo que me has
contado, te vendr bien despejarte un
poco y cambiar de aires. Te va a venir
fenomenal irte de viaje con tus amigas.
Divirtete y treme algo. Ah! Y

acurdate de que me debes un relato


para el jueves.
No me extraa su predisposicin,
bsicamente porque yo no tengo
obligacin ninguna de pasar por el
peridico, pero en realidad se debe a
que Juan Carlos le ha suplicado que me
lo ponga fcil y me aleje de all las
prximas semanas.
Milagrosamente, a mis amigas
tampoco les resulta problemtico
hacerse con una semana de vacaciones.
Faltan algo ms de diez das para
Semana Santa y todas se presentan
voluntarias para hacer turnos durante los
festivos. Y por fin, Marta nos recibe

feliz el mircoles por la maana cuando


aparecemos en su casa en busca de
nuestro par de maletas cada una y
llenamos con ellas dos taxis.
Miro exasperada la hora que marca
el reloj de la pantalla frente a mi asiento
y compruebo que todava tengo por
delante cinco horas de vuelo al lado de
una Marta exultante que no para de
hablar.
Nena, me caigo de sueo. Voy a
dormir un ratito. Despirtame si pasan
con la cena le digo mientras le doy un
rpido beso en la mejilla.
Me pongo tapones en los odos y las
gafas de sol y me concentro en algn

recuerdo sexy y agradable que se pueda


convertir en un relato para el blog.
Antes de caer dormida me viene a la
cabeza la historia aquella de los
juguetes erticos y la primera vez que
cruc el Atlntico camino de Nueva
York, con una Carmen desatada
dispuesta a ligar con el sobrecargo a
toda costa.
A la seora le hizo mucha gracia que
en la hoja verde de inmigracin indicara
que estaba prohibido entrar en el pas
con objetos obscenos, y llam la
atencin del tripulante al respecto.
Se refiere este punto, por
ejemplo, al vibrador que tengo en la

maleta? O a las revistas erticas que he


visto comprarse a aquel seor de la
tercera fila? Puede que en Amrica les
parezca obsceno el conjunto de ropa
interior de gasa transparente que llevo
Cree que me pueden detener o deportar
por eso?
Pero aquello fue slo un ensayo para
lo que la muy libertina organiz aos
despus, cuando viaj con destino a
Miami con Elena, e intent cruzar el
arco de seguridad del embarque de la
T4 con unas bolas chinas puestas. Pero
es que mi Carmen no gasta cualquier
cosa, no Para la ocasin decidi
ponerse unas bolas vintage metlicas!,

y con ellas, tan ricamente, se fue al


aeropuerto.
Os podis imaginar la cara del tipo
de seguridad cuando, una vez se quit
los zapatos, el cinturn, los anillos, los
pendientes, el reloj y todo lo dems, el
dichoso arco montaba tanto escndalo
cuando pasaba como si intentara salir
del pas con un alijo de uranio
empobrecido.
Al final, ante el bochorno de la
pobre Elena, vinieron dos policas
nacionales (uno de ellos, mujer), y se la
llevaron a una sala para proceder al
cacheo. All, antes de que la agente le
metiera mano, Carmen se sac las bolas,

ante el rostro estupefacto de la


uniformada. Cuando salieron del
cubculo, Elena no saba cul de las dos
estaba ms colorada.
No contenta con aquello, Carmen
estaba decidida a probar la eficacia de
la polica estadounidense y, mientras
esperaban pasar por el mostrador de
inmigracin del JFK, le pas a Elena un
objeto envuelto en una toalla de manos.
Oye, puedes llevarme esto en tu
bolso?
Qu es?
Y Elena casi se cae al suelo al
entrever el glande de plstico de un
dildo color violeta.

T ests loca? Pasaste el bolso


por el escner en Madrid con esto
dentro? Llvalo t, que es tuyo!
A ti no te van a mirar nada pero a
m, si ya me han abierto la maleta y han
encontrado los otros dos cachivaches
que llevo all, me detienen seguro si me
encuentran ste.
Finalmente la excursin acab sin
consecuencias, pero Carmen me
prometi que, la prxima vez que
cogiera un vuelo transocenico, pensaba
probar si su vibrador con mando a
distancia interfera en los instrumentos
de navegacin del aparato.
Mi ltimo pensamiento inquietante

antes de dormirme es que ninguna de las


dems hemos controlado esta peligrosa
eventualidad.
No noto que Marta se levanta para
sentarse en el brazo del asiento de
Patricia, al otro lado del pasillo. Como
lleva varias semanas deshojando la
margarita del EEUU s, EEUU no, no
se ha enterado de nada. Rpidamente,
las otras la ponen al da de mi anuncio
de boda en el blog, la airada reaccin de
Javier ante la cena en mi casa, el retraso
sine die de la fecha del enlace y la
contraoferta de venirse a vivir a mi
casa.
Hasta ah, ni a Marta ni a Patricia

les parece nada excesivamente extrao,


si no fuera por la conversacin que
Marta tuvo con Lucas Tenorio sobre la
actriz porno que asegura conocer a
Javier.
Elena y Carmen explican que sus
pesquisas en ese sentido todava no han
dado fruto, ya que Lucas est
momentneamente
desaparecido,
previsiblemente sumido en una de sus
crisis de identidad habituales tras un
festival ertico. De hecho, le han dejado
a Juan Carlos el encargo de localizar a
Tenorio y apremiarle en la bsqueda de
la actriz.
Elena aporta una novedad que las

otras desconocen: ayer la llam Julia


para contarle lo que yo le haba
confesado 24 horas antes a ella, que
Javier recibi una llamada intempestiva
el domingo por la noche, que contest en
ingls y que al otro lado del telfono se
escuchaba la voz terriblemente enfadada
de una mujer mayor.
Despus se invent un problema en
Huesca para marcharse.
Las otras tres abren los ojos como
platos.
No s lo que vosotras pensis,
pero esto a m me requema. Y decs que
Pandora no le dijo nada a ese boludo?
Ni le pregunt? Est claro que hay que

hacer algo con ella o por ella.


La reflexin de Patricia allana el
camino para el golpe sorpresa de las
conspiradoras.
Ya estamos haciendo algo
empieza Carmen.
Marta, te acuerdas de Juan
Carlos, aquel corresponsal de guerra
con el que estuvo liada Pandora el
primer ao de carrera? pregunta
Elena.
S, aquel cabrn. Y qu?
Pues que es quien est detrs de
todo, de la operacin.
Despus de soltar la bomba, Carmen
y Elena observan el efecto que la noticia

provoca en las otras dos.


Operacin? Qu operacin?
De qu hablis? pregunta Patricia
exasperada.
Hay que averiguar todo lo que
podamos de Javier, porque est claro
que oculta algo y se la va a jugar a
Pandora. Coincidimos todas en que est
desconocida y que no es duea de s
ahora mismo, no?
Marta se atraganta con el argumento
de Elena:
Estis locas? Y vais a buscar al
primer tipo que le parti el alma? Qu
creis que va a decir si se entera? El
puto corresponsal! Elena, es que no te

acuerdas de lo mal que lo pas?


Tssss. Calla, que la vas a
despertar. Carmen trata de bajarle
decibelios a la indignacin de Marta.
No le hemos ido a buscar nosotras. l
ley el post de Pandora y se present en
el peridico a hablar con Julia. Ha sido
l quien nos ha buscado a nosotras y, si
quieres que te diga la verdad, creo que
es su manera de expiar sus culpas.
El tipo que la burl hace quince
aos regresa para evitar que otro se lo
vuelva a hacer! Qu lindo!, no? No s
si llorar o llamar a la polica
La irona de Patricia exaspera a
Carmen.

Pues a lo mejor a ti te hace mucha


gracia, pero es lo ms digno que le he
visto hacer a un hombre por una mujer a
la que l mismo ha engaado
previamente.
Y,
desde
luego,
independientemente de quin sea, si me
voy a estrellar con un hombre y todo el
mundo lo ve menos yo, espero que
alguien venga a advertrmelo. Aunque
sea un antiguo canalla.
Patri, adems es un hombre de
accin con mucho tiempo libre y un
plan interviene Elena.
Que espero que no incluya
enrollarse otra vez con Pandora corta
Marta.

Elena suspira, mira a las dems con


un gesto cansado y se decide a compartir
el resto de la informacin que nadie ms
conoce.
No est buscando eso, Marta. Juan
Carlos tiene cncer. Me lo dijo ayer
Julia. Se lo sonsac a Fernando, su jefe,
que es muy amigo de Juan Carlos. Es
una cosa jodida, as que est de baja.
Por eso est en Madrid y no por ah en
alguna guerra. El tratamiento no le
permite llevar l mismo y por su cuenta
toda la investigacin sobre Javier, por
eso vino a buscarnos y reclut a Pepe,
por cierto, para que haga los
desplazamientos que l no puede hacer.

El silencio se instala como quinto en


discordia de la tertulia y, durante un
rato, lleva la voz cantante. Marta se gira
y todas me observan un segundo, pero yo
no me he movido, profundamente
dormida como estoy. Patricia es la
primera en reaccionar.
Entonces el tipo est enfermo y
quiere lavar su conciencia por si se
tiene que marchar antes de tiempo al
otro barrio Ves? Ahora ya lo
entiendo ms. Tambin lo har para no
aburrirse
demasiado
durante
el
tratamiento, supongo.
Joder, eso lo cambia todo no?
Quiero decir, sois vosotras quienes vais

a estar all y a comeros el marrn. As


es que, si vosotras confiis en l,
supongo que yo no tengo nada ms que
decir apoya Marta.
Tras unos segundos de reflexin,
Patricia pide que la pongan al da de las
pesquisas.
Por ahora no hay gran cosa. Pero
Juan Carlos est haciendo lo lgico en
estos casos: intenta averiguar por
telfono si Javier es el enlogo de las
bodegas esas para las que dice que
trabaja, lo de su madre en Toledo y todo
lo bsico. Laurita est rebuscando en
Internet en busca de ms informacin,
cualquier cosa que sirva, y de esa Red

Angel. Pero como es un asunto delicado,


es algo que le dejamos a Lucas Tenorio,
para cuando quiera dar seales de vida.
Ya aparecer. Como no nos enteramos a
tiempo de que Javier se iba a Huesca,
Pepe os acordis de Pepe, el
camarero de las rastas? No ha podido
ponerse en marcha. Mientras tanto, est
en plan perroflauta, sentado frente al
portal donde vive Javier, por si vuelve
antes de tiempo.
Elena se echa a rer ante la
explicacin de Carmen.
Es un camuflaje perfecto para el
piojoso ese. Qu buen tipo es, por
cierto Y Julia est movilizando

fuentes periodsticas para averiguar lo


clsico: si Javier se llama como se
llama, si tiene cuentas pendientes con la
Justicia, si le han puesto multas de
trfico, de quin es la casa donde
vive Y mientras le organiza viajes de
trabajo a Pandora para que pase cuanto
menos tiempo en Madrid mejor. As
evitamos que se precipite esa mudanza y
nosotras podemos ir haciendo algo.
Hay que joderse. La mejor
virtud de Marta no es precisamente su
vocabulario. Para una vez que hay una
aventura interesante, me voy y me la
pierdo. Qu coo puedo hacer yo desde
Nueva York?

Las dems piensan unos segundos y


es Patricia quien toma la palabra:
Prepara una habitacin en tu
nueva casa por si quiere esconderse. Es
lo que yo hara, desde luego.
Desaparecer una temporadita contigo. Y
adems estar Eugenio, a quien Pandora
adora
Tampoco es para tanto. Se llevar
un disgusto y, cinco minutos despus,
nos llamar para salir de marcha, no?
Carmen quiere quitarle hierro al
asunto sin mucho xito.
Ojal suspira Elena.
Cuando aterrizamos en el JFK, mi
telfono mvil empieza a pasarme

mensajes como un loco. Parece que Julia


tenga la insana intencin de arruinarme a
base de ponerme al da de sus aburridos
contratiempos en el peridico. Pero se
me olvidan todos los resquemores
cuando en el segundo mensaje me hace
saber que Esther ha estado tentando a
Fernando con la propuesta de un nuevo
blog, diseado demasiado a imagen y
semejanza del mo, pero escrito por ella
y preparado para tomar el relevo en
cuanto yo decida terminar con La cama,
o incluso antes.
Julia es muy clara en el cuarto sms:
Psatelo bien, pero aprovecha para
pensar qu quieres hacer con tu vida,

porque no s si voy a poder mantener el


statu quo mucho tiempo.
Le hago caso y estoy un rato
pensativa, dndole vueltas a lo que mi
jefa me sugiere, cuando me doy cuenta
de que Carmen lleva un buen rato
timndose con un grupo de cuatro chicos
que hacen cola algo detrs de nosotras a
los que, sin querer ni darme cuenta, yo
he provocado mirando fijamente en su
direccin, pero sin verlos.
En vista de que Carmen se ha
lanzado al ataque y de que Elena se hace
la distrada atusndose la melena pero
sin perder comba de lo que all sucede,
me concentro algo ms en ellos y les

observo, ahora ya s, con todo el


descaro que puedo.
Me encanta provocar en los sitios
abarrotados de gente y la sala de
inmigracin tiene pinta, desde luego, de
ir a llenarse en breve con el incesante
goteo de personas procedentes de todas
partes del mundo.
Carmen
y
yo
decidimos
inmediatamente que los chicos son tan
espaoles como nosotras y, en dos
vistazos ms, me doy cuenta de que,
adems, la cara de uno de ellos me
suena bastante, porque ha hecho cola
detrs de m en el bao del avin.
Debo
de
estar
perdiendo

facultades. Cmo no me he fijado antes


en un tipo tan guapsimo?. Y me
contesto a m misma que, slo quiz, el
influjo de Javier se ha quedado dentro
del ltimo resquicio de territorio
espaol que he pisado, y que
Norteamrica se abre como una inmensa
alfombra de bienvenida para m y mis
recin recuperados siete sentidos: los
cinco habituales, ms el sentido comn y
su gemelo oscuro: el sinsentido, que es
el ms divertido de todos ellos.
Me dejo arrastrar por este ltimo y
me acerco a ellos dejando a mis amigas
plantadas con mi equipaje.
Hola. De vacaciones?

Los
chicos
responden
con
suficiencia, en plan ya hemos ligao, y
se atropellan para contestarme que s,
que estn de vacaciones, que van a pasar
una semana en Nueva York y que tienen
pensado ir al baloncesto, al bisbol, al
ftbol americano y a algn musical.
Y a Manhattan? Porque si tenis
el alojamiento en Manhattan, podamos
compartir una minivan que al final sale
ms barata que cinco taxis.
Y aprovechando que Carmen se me
ha acercado para no perderse ripio de lo
que pacto con ellos, la dejo cerrando el
trato y me vuelvo a nuestro lugar en la
cola.

Vale, ya tenemos transporte al


hotel. Me pido al alto de las gafas, el
que se parece a Clark Kent, los dems
son todos vuestros les espeto a
Patricia, Marta y Elena, que me miran
alucinadas como si fuera la primera vez
que les resuelvo la papeleta del
transporte o del ligoteo.
Consulto el reloj del aeropuerto y
calculo cunto tardaremos en llegar al
mostrador de inmigracin.
Chicas, quedaos con mis maletas.
Necesito una hora para escribir un
relato. Estar all, apoyada contra la
pared. Avisadme cuando nos toque.
Lo ltimo que oigo mientras me doy

la vuelta y rescato mi notebook de una


de las valijas es la pregunta de Elena.
Necesitas ayuda, Loris Lane? Si
quieres te mando a Superman
La ignoro y me siento a escribir una
historia de la que me he acordado en la
tesitura de hacer cola en semejante
aglomeracin.

SEVILLA BIEN VALE UNA


BULLA
Slo hay una cosa que me erotice
ms que un viaje: una cola (una fila, un
caminito de personas, se entiende). Y
si es una cola mientras estoy de viaje, ni
os cuento. Escribo esto desde la cola de
inmigracin del aeropuerto JFK de
Nueva York y, aunque yo todava no me
he dejado tentar por el aburrimiento y la
voluptuosidad, contemplo a mis amigas
echando miraditas peligrosas a su
alrededor. Es sorprendente que ocho
horas de vuelo en clase turista no hayan

acabado con las ganas de ligar del


personal. Por lo menos por ahora.
Descubr el poder erotizante de las
largas esperas precisamente en la Expo
de Sevilla, all por el ao 92, aquel
verano olmpico cuando todo era miel
sobre hojuelas y en la capital andaluza
hasta las piedras del ro disfrutaban del
calor.
Fue en el pabelln de Japn o en el
de Jordania? En realidad da lo mismo,
porque en lugar de desesperarme y
blasfemar en arameo, mi prima Luca y
yo emplebamos las horas muertas de la
espera en la deliciosa labor de ligarnos
a todo chico guapo que se nos antojaba.

Es lo que tienen los 18 aos, que te


puedes permitir esas cosas.
Y oye, no s si sera la magia de la
Cartuja o la insolacin que casi
acabamos pillando, pero a Dios pongo
por testigo que ligamos como dos
posesas con todo bicho viviente de tres
patas que se nos puso por delante. Tanto
es as, que aquella noche y las siguientes
que estuvimos all de turismo,
disfrutamos de mejor plan que el de
acompaar a mis padres a ver el
espectculo del lago y los fuegos
artificiales.
De hecho, hasta la tercera noche no
pude afirmar sin faltar a la verdad que

haba visto el show completo (pero por


partes). Y es que una mano dentro del
sujetador y otra forcejeando con las
bragas distraen una barbaridad.
Fue precisamente tambin en
Sevilla, una Semana Santa, cuando
descubr el otro factor erotizante ms
poderoso sobre la faz de la tierra: las
bullas; esas aglomeraciones de personas
que, segn quin te toque detrs o
delante, no tiene por qu ser un agobio
insoportable. Porque, a ver: a quin no
le han puesto nunca un rabo?
Creo que era el palio de la
Candelaria el que pasaba por el andn
del Ayuntamiento cuando me tuve que

echar hacia atrs y pegarme a la pared.


Slo que entre la pared y una servidora
haba un caballero de estatura ms o
menos como la ma, a quien pis un
poquito al tratar de quitarme de en
medio. Ola a colonia penetrante de
hombre recio, sin florituras: maderas y
pocas especias, y a gomina, todo ello
mezclado con el irresistible olor del
azahar que perfumaba la noche. Me
volv lo que la apretura me permita
para disculparme y, todo hay que
decirlo, para comprobar si el atractivo
escorzo que haba visto de su mandbula
cuadrada y su nariz aguilea se
confirmaba en un segundo vistazo.

Perdneme el pisotn.
Confirmado: racial ms que guapo,
con unos penetrantes ojos verdes que
eran como para quedarse bandose en
ellos toda la noche, a la luz de la luna
casi llena del Martes Santo.
No ha sio nami arma me dijo
bajito para no interferir en la marcha
que tocaba la banda Soria 9.
Y debi de pensar: Pa lo que te
via met, porque en menos de dos
acordes de Amargura, not algo duro y
firme apretndome a la altura de la nalga
izquierda,
que
fue
deslizndose
lentamente hasta encontrar su acomodo
natural entre ambos cachetes y all se

qued un largo rato, solazndose con el


mero hecho del roce.
Aquella noche los hermanos
costaleros no tenan prisa y los msicos
mucho menos, as que fueron
extendiendo el milagro de recorrer el
andn del Consistorio todo lo que
pudieron y yo no mov ni un msculo
ms que los necesarios para dar todava
medio paso hacia atrs, porque an
senta que haba demasiado aire entre el
dueo de aquella sorpresa y yo.
Deb de pillarle desprevenido,
porque el tipo solt un uff, que no
llegu a saber si era ms de excitacin o
de dolor por el choque. Debi de ser lo

primero, porque al instante ya notaba yo


una de sus manos bien colocada en mi
cadera, empujndola hacia atrs,
invitndome a acomodar mi pelvis para
dejar ms hueco en la retaguardia,
mientras que la otra se aventuraba a
alternarse con su bragueta en la labor de
acariciar mis posaderas.
Bueno, ms que acariciar, me cogi
el culo como no me lo han cogido nunca.
Con toda la precisin de un experto,
acopl la mueca a la base del coxis,
apret la palma a lo largo de la grieta
entre mis nalgas y me hundi los dedos
en el sexo todo lo de s que permita la
ajustada tela de mi pantaln vaquero.

Tan hmeda estaba yo en esos momentos


que casi jurara que l tambin se haba
mojado.
Sacrilegio? No. En todo caso
tentacin en la que no pudimos acabar
cayendo por mi mala cabeza de no
ponerme ese da una falda (y es que la
noche estaba fresca, todo hay que
decirlo).
Cuando el palio pas y la multitud
empezaba a dispersarse detrs de la
banda, deslic una mano detrs de mi
espalda para acariciar brevemente el
miembro del joven que me hizo adorar
las aglomeraciones de personas. Me lo
agradeci achuchndome un poco ms la

mano contra su bragueta. Le sonre de


perfil mientras ahuecaba lentamente el
poco espacio vital que le haba dejado y
l me devolvi una sonrisa burlona
envuelta en una pregunta antes de
desaparecer entre la gente:
A que no se te va a orvid esta
Semana Santa?
Y bien por el precioso espectculo o
por lo ertico del momento, ya veis que
no se me olvid.
Pero vamos, que si me aceptis un
consejo,
salvo
problemas
de
claustrofobias, agorafobias y dems, en
cuyo caso no os lo recomiendo, lo mejor
que podis hacer cuando se monta una

bulla, una cola o una aglomeracin es


rezar lo que sepis para que os toque al
lado, delante (no hay que menospreciar
la habilidad que tienen algunos con las
manos a la espalda) o detrs un maromo
juguetn como mi atrevido sevillano o
una chica con ganas de experimentar. El
escenario est puesto. De vosotros
depender convertirlo en una pesadilla o
en un momento del todo inolvidable.
Lo leo una vez ms a toda prisa y le
doy a enviar en la bandeja de mi correo
electrnico. Mientras despido la sesin,
contenta porque por fin me he puesto al
da con mi jefa (hasta la semana que
viene, claro est), compruebo que mis

amigas ya estn en la primera fila frente


a los mostradores de inmigracin y
departen con toda naturalidad con los
chicos que han conocido cincuenta
minutos antes.
Diviso a Clark Kent, que me mira
con curiosidad y algo de extraeza, y me
coloco la ltima del grupo, a su lado, ya
que es l quien se encarga de arrastrar
mis maletas.
Me han dicho tus amigas que has
cortado con tu novio y que el viaje es
una especie de bienvenida a la soltera.
Lo siento. Manu y yo estamos
prcticamente igual, por si te sirve de
algo Quiero decir que, si quieres

hablar o desahogarte, ya s que no nos


conocemos, pero aqu me tienes.
Sonro mirando hacia delante,
celebrando la feliz ampliacin a Nueva
York del viejo dicho: What happens in
Vegas, stays in Vegas (Lo que pasa en
Las Vegas, se queda en Las Vegas). Y les
agradezco mentalmente a las chicas el
capote que me han echado.
Vaya, yo tambin lo siento por ti.
Y lo mismo te digo: aqu me tienes para
lo que sea, ahora o cuando volvamos a
Madrid. Por qu no te apuntas mi
telfono y me das un toque un da cuando
quieras?, porque sabe Dios si nos vamos
a volver a ver en la Gran Manzana

Y Pablo, que as se llama el trasunto


hispano de Superman, con gafas de
metal y barba de tres das, se lo apunta
en el mvil, pero da igual, porque quiere
el destino que todos nos alojemos en el
mismo bocado de la manzana: nosotras
en el Waldorf y ellos en el Marriott de
Lexington Avenue, con lo que, adems
de compartir la furgoneta, nos ponemos
de acuerdo y durante la semana
acabamos saliendo de marcha, a un
musical y al baloncesto. Si es que el
mundo es un kleenex y Nueva York el
centro del pauelo
Si tengo que definir en dos palabras
cmo est transcurriendo la semana que

pasamos en Nueva York, creo que elijo


compras y prisas. Demasiado
tpico?
Entendednos, vamos sin ropa! Un
outlet en New Jersey nos saca el primer
da de nuestra penosa caresta y el resto
de la semana es un ir y venir en taxi
Manhattan arriba y abajo, siguiendo a
Margaret, la animosa encargada de la
inmobiliaria que est convencida de que
lograr que Marta se decida aunque sea
por puro agotamiento.
Un apartamento en Chelsea, un loft
en el Soho, un pisazo en el Upper East
Side, una casita con una valla de madera
blanca en un suburbio, algo parecido a

un armario empotrado en Central Park


Vemos todas y cada una de las
infinitas posibilidades que Maggie y la
Gran Manzana nos tienen reservadas y,
aunque no paramos de opinar Elena,
Patricia, Carmen y yo, Marta no suelta
prenda.
Aquella pesadilla inmobiliaria en la
que nos hallamos inmersas no nos
impide
disfrutar
de
la
noche
neoyorquina como nunca antes habamos
hecho. Puede que sea porque no tenemos
mucho tiempo ms durante el da
(obviamente la ruta de Sexo en Nueva
York queda aparcada para otra ocasin),
o porque sentimos que vamos a perder a

la ms marchosa de nosotras muy


pronto, pero nos posee una fiebre
enloquecida por probar todos los pubs
de la ciudad aunque eso nos deje a todas
muertas de agotamiento.
Los chicos que hemos conocido en
el aeropuerto deciden que nosotras
somos unas guas mucho ms divertidas
que el Lonely Planet, as que todas las
noches se dejan caer por nuestro hotel a
la hora de cenar o nos localizan all
donde estemos perdidas por la inmensa
cuadrcula de Manhattan.
Seguro que habis odo eso de que
el roce hace el cario. Pues es cierto.
De hecho, Carmen y un amigo de Pablo

se han rozado tanto que Elena, que


comparte habitacin con ella, ha pedido
asilo en nuestro cuarto porque la otra
noche no pudo dormir por culpa de los
golpes, gemidos y empujones que los
otros dos daban en el bao.
Las risas y los forcejeos, adems de
la cada al suelo de una bolsa de aseo
con todos sus botes, la despertaron y,
aunque se tap la cabeza con la
almohada, no consigui dejar de or los
gritos de Carmen, a la que le apasiona
demostrar que est disfrutando.
De hecho, es imposible estar al otro
lado del tabique y no saber que est
follando.

Sentada en mi cama, Elena asegura


que puede describir sin haberlas visto
todas las posturas que adoptaron en el
rato que les escuch en el bao.
La sent en la encimera, luego
ella puso un pie sobre el vter, luego l
se sent en el vter y ella se sent
encima. Creo que despus hicieron un
intento en la baera, pero casi se matan
los muy Y, por ltimo, Juan se
llama?, la estaba penetrando por detrs
mientras ella se agarraba a los grifos del
lavabo con las manos agarrotadas.
El final lo ha visto con sus propios
ojos. Y es que su minscula venganza ha
sido entrar en el bao para darles las

buenas noches y quitar la tarjeta de la


luz antes de salir.
Y les dejaste a oscuras?
pregunta Patricia desde su cama a punto
de echarse a rer.
Hasta maana por la maana
contesta con una sonrisa Elena
sealando la llave de su habitacin que
ahora luce inservible sobre nuestra
mesita de noche.
Nos remos con la gamberrada, pero
presumo que Carmen no se dar
prcticamente cuenta. Y, en todo caso, le
va a dar exactamente igual. A eso lo
llamo yo hacer turismo sexual.
Personalmente soy muy partidaria de

Henry Lowett III, pero no ser yo quien


sermonee a Carmen por los cuernos
continuos con los que adorna a su novio.
Una vez lo hice y estuvo semanas sin
hablarme. Patricia dice que, en el fondo,
se siente culpable. Pero yo creo que
debe de ser tan en el fondo que
prcticamente no se da cuenta y duerme
todos los das a pierna suelta sin
remordimiento alguno.
Las dems, mientras, nos divertimos
con los amigos del afortunado de la
manera ms inocente del mundo. O eso
creo yo, porque en mi inopia de miradas
insistentes a mi telfono mvil
(absolutamente mudo desde la ltima

conversacin con Javier) no me doy


cuenta de que el tiempo y el inters que
me dedica Pablo aumentan cada da y
que yo, que no me he tomado la molestia
de aclarar la absurda mentira que
contaron mis amigas sobre mi presunta
reciente ruptura, sin darme cuenta, no
hago sino echarle lea a ese fuego.
Ya he tomado una decisin sobre
la casa.
El anuncio de Marta interrumpe la
lectura de la carta del restaurante en el
que nos hemos refugiado de una
tormenta intempestiva que azota Nueva
York hoy lunes por la noche. Es un poco
pronto para cenar, as que mareamos la

perdiz con unos combinados sobre la


mesa mientras simulamos analizar a
conciencia los nombres de los platos.
La estudiamos en silencio esperando
el veredicto y supongo que cada una de
nosotras cuatro tiene en la cabeza su
casa favorita de entre las candidatas que
hemos visto. Esta tarde hemos visitado
las ltimas cinco que nos quedaban: una
en el West Side, que nada tiene que ver
hoy da con aquel barrio marginal de la
pelcula; otra demasiado cerca, para mi
gusto, del bullicioso Theatre District; un
pequeo tico con unas lujuriosas vistas
de Central Park desde el norte, aunque
lo suficientemente lejos de Harlem; un

piso lujoso pero interior muy cerca de


Grand Central Station y un magnfico
loft en el Soho, construido en lo que un
da fue un viejo almacn de licores, con
una sangrienta historia durante la Ley
Seca.
No he olvidado el piso de Chelsea,
ni el de Gramercy Park, ni ninguno de
los otros ocho que hemos explorado, por
lo que me sorprende que haya tomado la
decisin tan rpidamente, teniendo en
cuenta que yo hubiera tardado das en
descartar alguno.
Saint John the Divine. Me quedo
con el que est cerca de la universidad
de Columbia. Os acordis? El de los

grandes ventanales que dan a la catedral.


Est a dos pasos de Riverside Park, del
ro Hudson, de Central Park y de
Morningside Park.
Aunque es sin duda el piso ms
amplio de la lista, no es ni el mejor
decorado ni el ms cntrico. De hecho,
el da que fuimos a verlo nos pareci
que estaba a aos luz de distancia del
meollo en el que a nosotras nos gusta
movernos en Nueva York.
Pero Marta tiene sus razones y las
expone ante nuestras caras de
desconcierto y cierta desilusin.
Chicas, yo soy de pueblo.
Ibahernando no es el ms pequeo de

Cceres, pero es muy chico, cabe casi


en una manzana de stas. Para respirar,
necesito verde, rboles, vegetacin,
agua, aire. Y, aunque os parezca una
tontera, las campanas de la catedral de
San Juan me suenan un poco como las de
la iglesia de mi pueblo. Adems, la
universidad est al lado y voy a intentar
matricularme en algo. No s Ciencias
Polticas o algo as. Qu os parece?
Y de pronto me parece que su vida
va a ser maravillosa. As que levanto mi
cctel, las dems me imitan y brindamos
por ella.
Nuestros ltimos das en Nueva
York son una locura de papeleo,

compras para su casa y viajes en taxi


con las maletas llenas de ropa de Marta
a su nueva direccin. De pronto, nos
entra el ansia por dejarla instalada y,
aunque ella nos asegura que se tomar su
tiempo, no paramos hasta conseguir que
nos
permita
regalarle
los
electrodomsticos que necesitar para la
cocina.
Bueno, es vuestra ltima noche en
Nueva York. Qu queris que hagamos?
A m todo lo que suena a despedida
me pone prematuramente triste y estoy
convencida de que, adems, cada vez
que dices adis envejeces un poco.
Sobre todo si te despides como nos

despedimos nosotras de la Gran


Manzana: con una cena extica y
divertida en el Soho para aterrizar
despus en el Pegu Club en busca de uno
de sus famosos combinados.
Al rato de llegar veo a Carmen
trasteando con su mvil y me imagino
que Pablo, Juan y sus amigos no tardarn
en aparecer por aqu. Cuando,
efectivamente, llegan, nosotras ya
llevamos encima un par de copas por
cabeza, la guardia muy, muuuuuy baja y
las luces largas puestas, de manera que
andamos de conversacin polglota con
unos amables neoyorquinos que se
ofrecen para llevarnos de marcha a un

sitio que cierre ms tarde que el Pegu.


Como es de esperar, en cuanto
nuestros amigos se acercan, los
americanos se huelen la competencia y
se retiran pronto y con dignidad.
No es noche de dormir, en cualquier
caso, as que nos las ingeniamos para
encontrar un garito abierto hasta las
cuatro de la madrugada y aunque la
msica no es muy de mi gusto y la
parroquia un poco joven, no tiene pinta
de ir a aparecer la polica, como aquella
vez en que celebramos mi cumpleaos
con un viaje a Pars que result ser un
fiasco. De hecho, fue la peor cita del
mundo.

La psima idea se le ocurri a


Patricia, que acept en mi nombre una
cita a ciegas en la ciudad (tericamente)
ms romntica del mundo. Como todos
los aos, por mi cumpleaos, planeo una
escapada con mis amigas a algn sitio
cercano.
Cuando ramos ms jvenes y la
pasta no nos llegaba, solamos irnos de
casa rural o a la playa, abusando de la
hospitalidad de los padres de alguna de
nosotras.
Pero aquel ao, despus de mucho
retrasarlo, por fin acordamos trasponer
a Pars, a darnos una vuelta por el Sena
y el barrio latino. Un homenaje de

glamour para celebrar que mis 36


aazos parecen un lustro ms jvenes
(por lo menos).
Ya en la cola del avin, cuando no
haba marcha atrs, va Patricia y suelta:
Tengo una sorpresa para el sbado
por la noche. He quedado con un viejo
amigo que ha prometido sacarnos de
marcha por Pars.
El telfono de Patricia no dej de
sonar todo el viernes y el sbado por la
maana, mensajito va, mensajito viene.
A m tantas atenciones empezaron a
mosquearme un poco, sobre todo
porque, en cosas como sta, ser por la
inexperiencia, Patricia es menos de fiar

que un paraguas de los chinos.


Oye, y ste cmo de viejo
amigo es? De viejo y de amigo
Bueno es que, en realidad, es un
tipo al que conocimos el verano pasado
en las fiestas del pueblo de la playa. Se
qued prendadito de ti y, como no le
hiciste caso, me dio su telfono por si
algn da venamos a Pars. Porque vive
aqu desde hace unos aos. Te
acuerdas?
A m se me descolg literalmente la
mandbula. Que si me acordaba Un
tipo raqutico, con cara de pajarito frito,
tendencias
alopcicas,
andares
encogidos, aliento a rancio y poca voz

que me diriga miradas torvas que a lo


mejor el pobre pensaba irresistibles
Feliz cumpleaos, Pandora.
El timbre del telfono de la
habitacin me sacudi un escalofro.
No contestes! Todava podemos
escaparnos
Demasiado tarde, porque Carmen,
que no se asusta ante nada, ya deca que
s, que ahora bajbamos.
El pajarito frito, encorbatado, con
los zapatos relucientes y su mirada ms
retorcida, nos esperaba en recepcin.
Cuntas vens. Yo pens que
venais las dos, o t sola me dijo
mientras me zafaba de su segundo

intento de abrazo.
Pero como servidora no negocia con
perdedores (ni terroristas) le espet con
mi sonrisa ms dulce y un tono
exterminador:
Es mi cumpleaos. Esmrate.
Y se esmer. Vaya si se esmer en
arruinarnos la noche.
Para empezar, haba prometido traer
el coche, pero al final se vino en metro
y, en lugar de coger un taxi, nos hizo
meternos en el suburbano para ir en
busca de lo que l defina como un
Pars que no olvidaris.
Despus de una hora y cuarto en tren
y dos cambios de lnea, hasta la paciente

Carmen empez a desesperarse:


Pero, vamos a ver, adnde nos
llevas?
Y salimos a la superficie en una
banlieue prcticamente desierta en la
que el viento soplaba como un huracn.
Aqu vamos a cenar?
Es que primero quiero ensearos
unas vistas de Pars que
Y recorrimos tras sus errticos
pasos unas diez manzanas, mascullando
maldiciones desde nuestros zapatos de
tacn, temblando de fro con nuestros
vestidos de noche. As, cmodas y
discretas en los suburbios parisinos
Bien sabe Dios que le hubiera

apualado con mi stiletto de acero.


Patricia, consciente de la cagada,
intentaba hacerle entrar en razn:
Vers, es que llevamos todo el da
andando y son casi las doce. Podramos
ir a cenar y a tomar una copa ya, por
favor?
A cenar?
Su tono dubitativo me hizo temer lo
peor Pero hasta en eso super mis
expectativas, y acabamos cenando unos
kebabs con coca cola, de pie, en la barra
de un garito sucio a punto de cerrar, al
que llegamos por casualidad, despus de
vagar otros veinte minutos por el barrio
marginal. A la hora de pagar, al colega

se le desliz un preservativo del


bolsillo de la chaqueta (menudo sentido
del humor, el to, que esperaba triunfar
aquella noche), pero ni un euro para
invitarnos al despropsito.
En ese punto de la noche, yo ya de
perdidos al ro. Cuando se neg a coger
un taxi para volver a Pars a tomar unas
copas en algn garito de moda, y nos
propuso mirar en los locales de la zona,
que son realmente emergentes y mucho
ms baratos, le dije que s. A ver
hasta dnde le llega a este tipo el
cutrero, pens. Y, una vez ms, nos
deslumbr con su hazaa.
Arrastramos nuestros tacones unas

cuantas manzanas ms all, hasta que


empezamos a ver luces de nen y gente
de lo ms variopinta. Despus de
cerrarnos las puertas (eran casi las tres
de la maana) en dos de ellos, el tercer
portero (hipnotizado por los encantos
bilinges de Carmen) nos dej pasar.
No voy a describir lo que haba
dentro, porque no se vea nada, me
mare con el pestazo a porro nada ms
entrar y la msica guitarrera estaba tan
alta que pens que me iban a arrancar la
cabeza en cada acorde.
A punto estaba de pedirle al
camarero tres cervezas (nica bebida
imposible de adulterar) y un vaso de

arsnico para el pajarito frito, cuando


entr la polica y desaloj el local.
En realidad, aunque promet que lo
hara, nunca me he vengado de Patricia
(soy un alma cndida y un encanto de
mujer), pero aquel desastre de cita no
tiene mucho que ver con la fantstica
noche que estamos pasando con nuestros
amigos, salvo por el hecho de que
vestimos otra vez como princesas
urbanas. As que la asociacin de ideas
me dura unos segundos y su recuerdo se
va de mi cabeza con tanta rapidez como
ha llegado.
Pablo no parece mucho de bailar,
pero de pronto noto cmo me tira del

brazo y me conduce hacia una pista


donde la gente se roza y desinhibe al
ritmo de la msica y me sorprende con
algunos movimientos que, pese a su
altura y sus gafas, no le hacen parecer
nada ridculo.
Eso es uno de los misterios de la
vida: salvo contadas y honrossimas
excepciones, los chicos bailan fatal. No
les ha dotado Dios de la gracia
necesaria para desmelenarse con estilo.
El que lo hace acaba pareciendo Carmen
de Mairena sin peineta y el que no, una
escoba lacia. Deca una amiga ma que
hay hombres que bailan y otros que
mueven la copa. Pues hasta que veo

bailar a Pablo, la mayora de los que yo


he conocido pertenecen al segundo
grupo.
Cuando era ms joven defenda una
teora controvertida al respecto segn la
cual quien baila bien, folla bien. Pero
despus he conocido a infinidad de
hombres que eran verdaderos pollos sin
cabeza en la pista de baile que luego
saban moverse de maravilla entre las
sbanas. Observo disimuladamente a
Pablo intentando averiguar cmo se
mover en las distancias cortas y noto
cmo el sinsentido se impone al sentido
comn que hasta entonces ha guiado ms
o menos mis pasos por Nueva York,

pero logro controlarme a tiempo.


Cuando siento que la msica se ralentiza
y que l se acerca un poco ms, mete sus
piernas entre las mas y me toma
suavemente por la cintura, hago lo que
tengo que hacer, no lo que me gustara:
le confieso que estoy cansada y que
mejor me retiro.
A las chicas les digo que no se
preocupen, que parar un taxi y que
sigan divirtindose, pero cuando estoy
ya haciendo seas a un yellow cab,
Pablo se pone delante y me pide que no
me vaya.
No, mira, lo siento. Es que estoy
agotada.

Me desespera que me supliquen que


me quede, sobre todo si estoy huyendo
porque me siento incmoda, aunque sea
por mi propia actitud. Y me irrita que
me besen si no lo estoy deseando y,
aunque en la raz de mis sentimientos me
gusta que Pablo lo haga, mi inconstante
conciencia me impide disfrutar del
momento. As que no es como en las
pelculas; no hay msica ni el tiempo se
detiene. Slo sucede que Pablo se me
acerca cuando menos lo espero, me coge
la cara con ambas manos y une sus
labios a los mos, sin imponer su fuerza,
sin meterme la lengua, dejando slo que
la redondez de su labio inferior

envuelva por completo el mo mientras


su labio superior se desliza por debajo
de mi labio superior y lo empuja
suavemente hacia arriba, como si
estuviera besando la cosa ms delicada
del mundo.
No puedo evitar cerrar los ojos un
segundo y confieso que le devuelvo ese
primer beso con un contacto casi
imperceptible, a medio camino entre la
rendicin y la colaboracin, muy cerca
de la victoria del deseo. En ese
momento siento que se encharcan mis
bragas y mi sexo se esponja como
siempre me sucede en estos casos.
Slo que en lugar de sentir la

llamada del placer y entregarme sin


condiciones, mi cabeza me amarga el
pastel y la fiesta entera y lo que noto
casi con claridad es una descarga
elctrica que me hace dar un salto atrs.
Djame ir contigo, Pandora me
dice mientras intenta un segundo beso.
Pero una vez desactivado el efecto
sorpresa, yo ya slo necesito poner aire
de por medio y aclarar mis ideas.
No, lo siento, de verdad. Me ha
encantado, pero esto no tena que haber
sucedido. Tengo que irme, en serio, pero
sola. Perdname, Pablo.
Abro casi en marcha la puerta de un
taxi y me lanzo dentro luchando con mis

ganas de volverme a mirarle.


Subo ansiosa a mi habitacin
mirando el mvil para comprobar que
no tengo llamadas perdidas de Javier.
Abro un poco la ventana para intentar
tranquilizarme y slo cuando estoy
segura de que mi novio no notar mi
excitacin, marco su nmero.
Qu haces llamando a estas
horas? No son las tres de la maana en
Nueva York? me pregunta entre
extraado y confuso.
Calculo que all sern como las
nueve de la noche y me relajo.
Necesitaba orte, amor. Te echo
de menos una barbaridad le digo.

Supongo que ests despierta


porque acabas de llegar de marcha, no?
Confieso que no esperaba tanta
frialdad ante mi rendicin incondicional.
Y por qu me llamas a estas
horas? De qu te sientes culpable,
princesa? Qu has hecho?
Me quedo helada.
Cmo que qu he hecho? Pues te
echaba de menos. Lo siento si te he
molestado. Pens que te gustara saber
que te quiero, que matara por estar
ahora mismo ah contigo, donde quiera
que ests.
Cruzo los dedos para que se d por
satisfecho, porque no voy a poder

aguantar las lgrimas mucho ms rato. El


silencio que me llega desde el otro lado
me hace creer que ya ha colgado, pero
no. Javier se lo est pensando y, al final,
decide que mejor entra por el aro.
Vale, bueno. Yo tambin te echo
de menos. Vuelves maana, no?
Quieres que vaya a buscarte?
Cuando cuelgo el telfono, suspiro
aliviada (como una boba, todo hay que
decirlo) por haber sido capaz de
desactivar esa bomba que ha estado a
punto de estallarme en el corazn y en la
cabeza.
Yo nunca le he sido infiel a ninguno
de mis novios y, desde luego, no me

siento tan vulnerable frente a situaciones


como la que he vivido con Pablo esta
noche durante los primeros meses de
relacin, cuando tericamente todo es
miel sobre hojuelas y el enamoramiento
hace que veas la vida de color de rosa.
Empiezo a pensar que quiz Javier
no es el tipo de novio que fueron, por
ejemplo, Alfredo o Manuel, hombres
sencillos con los que la relacin flua
sin demasiados contratiempos. Nunca se
sentan inseguros respecto a m, porque
les haca sentirse tan especiales y nicos
a mi lado que no haba nunca nada que
preguntar.
Les haba elegido y eso pareca ser

suficiente para ellos. Pero no para


Javier, que siempre necesita estar en la
raz de mis pensamientos y de mis
acciones y en la salsa de todos mis
platos. Y si no es as, aunque le llame
como ahora para decirme a m misma y
a l tambin que le he elegido entre
todos los dems, l nunca tiene bastante.
El mvil vibra otra vez para
salvarme de mis pensamientos. Es un
mensaje de Pablo: Siento haberte
incomodado. Me apeteca mucho besarte
pero igual he ido muy rpido.
Perdname. Me gustara llamarte un da
cuando volvamos a Madrid. Besos.
Me apresuro a borrar el mensaje del

buzn de entrada y tentada estoy a hacer


lo mismo con su nombre y su nmero de
la agenda. Pero al final no lo hago,
aunque no s muy bien por qu.
Juro por Dios que la dursima Marta
tiene lgrimas en los ojos mientras nos
dice adis en la puerta del hotel y que
Elena llora todo lo que nos apetecera
llorar a las dems.
Ya sentada en el avin me coloco las
gafas de sol y me desahogo a placer
antes de que nos sirvan la cena. Dejo a
Marta en Nueva York y con ella se
queda atrs algo de m. Le hacemos
jurar que volver en verano a casa y le
prometemos que pasaremos Nochevieja

con ella escuchando las campanadas en


la torre de Saint John the Divine, pero
aun as no puedo evitar sentirme un poco
ms sola. Aunque Elena, Patricia y
Carmen son ms que suficiente para
llenar mis das por completo, echar de
menos el pragmatismo de Marta, su trato
sencillo y su forma natural de encarar la
vida. Una chica de Ibahernando
viviendo en la Gran Manzana!
Siempre me ha parecido que tena
espritu de conquistadora, como buena
extremea.
De hecho, desde que nos conocimos
me ha sorprendido siempre su forma de
ser, an ms echada para adelante que

yo misma.
Como aquella vez, hace un milln de
aos, cuando me invit a su pueblo a
pasar unos das en verano y montamos
una fiesta de la espuma en su piscina.
Lo cierto es que la idea de convertir
aquello en una baera gigante fue de su
hermano Sergio, pero Marta persegua
unas oscuras intenciones igualmente
peregrinas que acabaron conmigo, sin
bragas, en la cama de Sergio. Bueno, s
que llevaba bragas, pero no eran las
mas.
En realidad, la culpa la tuvo el
gintonic, que entraba fantstico tan
fresquito,
mientras
intentbamos

conseguir que el detergente precipitase y


convirtiese en espuma los miles de litros
de agua que caban en la piscina. Al
final, como era de esperar, la fiesta
termin celebrndose dentro de la
piscina y, aunque no tuvimos que
lamentar ningn ahogado, la cosa se
desmadr bastante. Por eso, a la maana
siguiente, cuando amanec en la
habitacin de Sergio con unas bragas
desconocidas, me tem lo peor.
Me ech las manos a la cabeza y le
despert a patadas.
Qu haces? Que no ha pasado
nada! Te lo juro, Pandora Para! se
defendi el pobre.

No me fastidies Qu hago en tu
cama? Y de quin son estas bragas?
Por Dios No recuerdo que hubiera
sexo. Dime que no hemos Me
acordara?
Hombre espero que s. Yo s
que me acordara. Ya te digo si me
acordara Pero no ha sucedido porque
no me estimula el sexo con cadveres, y
anoche estabas catatnica. En cuanto a
tus bragas si no son stas, supongo
que alguna de las otras chicas tendr las
tuyas.
Otra chica tiene mi ropa interior?
Hay que fastidiarse, para una vez
que la cosa se desmadra, voy yo y me lo

pierdo Eso es lo que pasa cuando eres


joven y tu peor pesadilla se llama
Ginebra de Garrafn; que acabas
enseando el culo y perdindote la
fiesta. Y qu fiesta El parte de guerra
qued as: una piscina impracticable,
destrozos de diversa consideracin,
sexo en todas las habitaciones de la casa
menos en la ma (la de Sergio, se
entiende),
dos
bragas
hechas
prisioneras, y una condena de toda la
vida castigados sin salir para mi amiga y
su hermano.
Pienso en ella cuando el comandante
anuncia que vamos a aterrizar en
Barajas y me imagino a Javier

esperndome al otro lado de la puerta de


salidas de la T4. He intentado borrar a
Pablo de mi cabeza y no s bien cmo
sentirme respecto al hecho de volver a
mi vida y retomar una relacin que hasta
hace dos semanas me pareca slida y
con futuro pero ltimamente me ha dado
ms penas que alegras. Suspiro e
intento seguir el ltimo consejo que
Marta me dio antes de subirnos en la
limusina blanca (qu pasa?, no nos
caban las maletas en un taxi) que nos
llev al aeropuerto.
S siempre t misma, Pandora.
Deberas estar tan orgullosa de ti como
yo lo estoy. Eres la persona ms libre

que conozco y eso es un don.


Aprovchalo.
La sensacin de libertad me dura
exactamente cuatro horas, veinticinco
minutos y cincuenta y ocho segundos
ms, hasta que cruzo la puerta de salidas
de la terminal 4 de Barajas y me
encuentro cara a cara con Javier. Bueno,
concretamente con un cartel que lleva el
siguiente mensaje escrito: MI novia.
Con el mi en maysculas que me hace
sentirme una vez ms de su propiedad, y
todo el efecto benfico de una semana
con mis amigas en Nueva York se
evapora.
Muy cerca de Javier, con su mejor

sonrisa, veo a Henry Lowett III.


As que, como paso a su lado, me
paro para darle un beso antes de dejarle
el campo libre a Carmen, que le saluda
con toda la paz de alguien con la
conciencia tranquila. Hala, ah, sin
remordimientos.
Es que hay algunas que En fin.
Javier me mira extraado, pero me
acoge entre sus brazos, me levanta un
poco del suelo y, cuando por fin me
suelto de su cuello despus de besarle
larga, lenta y profundamente, me
pregunta con un movimiento de cabeza
quin es el otro.
Es el novio de Carmen, Henry

Ah, claro, que no os conocis dejo


caer la observacin por si recapacita de
paso sobre lo extrao que resulta que no
conozca todava al novio de una de mis
mejores amigas.
La cara con que se estrechan la
mano, cuando les presento, me aclara
que, de todas formas, no van a ser
ntimos, como adems Javier se encarga
de dejar prstino cuando coge mis
maletas y deja all tiradas a las dems,
aunque yo le pido que llevemos a una de
ellas a su casa.
No pasa nada, Pandora, yo las
llevo se ofrece Henry mientras yo me
despido a toda prisa de mis amigas y

corro en pos de Javier, que ya est


camino del parking.
Estoy ansioso por llegar a casa y
follarte me dice al odo mientras me
aplasta un poco contra la puerta del
ascensor del aeropuerto, en el que
bajamos solos.
La reaccin de mi cuerpo, hmeda,
receptiva y deseosa, como siempre, me
reconcilia en parte conmigo misma y,
aunque me siento incmoda por su
desplante, deseo tambin estar ya en
casa para tenerle dentro de m y que
llene cualquier hueco por el que se haya
colado Pablo.
El jueves por la maana, ignorando

el jet lag y mi sensacin de cansancio,


me presento en el peridico tan
temprano que llego incluso antes que
Julia, as que aprovecho para meterme
en el editor de blog y comprobar qu ha
sido de la edicin del artculo que envi
el da anterior.

EL EFECTO
POCAHONTAS
Patricia, Elena y yo llevamos aos
realizando un curioso experimento para
demostrar la sinsustancia emocional de
algunos
hombres.
De
hecho,
aprovechando la circunstancia, Patri,
que es psicloga, cree que est en
condiciones de escribir una tesis
doctoral al respecto.
Yo voy a proponrselo a algn
catedrtico de la Facultad, a ver si cuela
me contaba hace poco mientras se
acariciaba
entre
complacida
y

disgustada su nuca desnuda.


Y es que esta primavera Patricia se
ha cortado el pelo. No parece que tenga
menor importancia, pero tal y como lo
define ella (definicin que me ha
copiado), es como si se hubiera borrado
la cara. Los hombres no la ven, slo
algunas mujeres! Y las que la ven es
para decirle:
Uy, qu corte tan mono te has
hecho. Te queda genial
Lo que viene a significar: Ni
muerta me hago yo eso. Y es cierto,
ni muertas se lo hacen.
Hace aos que vengo observndolo
y no falla. Una vez, hace mucho tiempo,

entr con Patri y Elena en un pub de


moda lleno de gente guapa hasta las
trancas.
Aquel da yo estrenaba un corte de
pelo arriesgado pero muy favorecedor
que le daba un merecido descanso a mi
desgastada melena y un juvenil toque de
virgencita viciosa (mi estilista dixit)
a mi cara. Despus de dar dos vueltas
por el garito, entrar al bao y pedir una
copa, llegu a la conclusin de que yo y
slo yo, entre las doscientas o
trescientas chicas que habra all,
llevaba el pelo a la altura de las orejas.
Por supuesto, mis amigas ligaron y
all me qued, sola y abandonada,

intentando averiguar por qu nadie me


miraba si prcticamente era una clienta
asidua y nunca cerraba una noche en
blanco.
Aquella vez fue un fracaso, pero de
ah naci la idea del experimento.
Meses despus, en verano, conoc a
unos chicos estupendos en la playa a la
que voy siempre. Me adoptaron como
amiga y me sacaron a pasear sin intentar
nunca ligar conmigo. La verdad es que
tampoco me import mucho (todo el
mundo se merece un descanso), pero
tom oportunamente nota para el
recuento de Patri.
Despus le toc a Elena, que

aprovech que cortaba con su entonces


novio para cambiarse de look y zas! La
mujer que los enamora a todos, nuestra
Elena de Troya, se qued como Sansn
cuando a Dalila se le fue la mano con
las tijeras: hundida, desconcertada.
Pero cmo es posible, Pandora?
preguntaba descorazonada. Tengo
la misma cara, el mismo culo, las
mismas tetas y las mismas ganas Pero
es como si estuviese muerta. Me hace
mayor?
Pero no. Ni a Elena la haca mayor,
ni a Patri se le borra la cara ni yo dej
de ser Pandora, pero est claro que,
para muchos hombres que viven

aferrados inconscientemente a un ideal


esttico, al cortarnos la melena
perdimos sex appeal.
Como lo del pelo siempre es algo
reversible, con el paso del tiempo fui
comprobando cmo mi popularidad
renaca
segn
iba
recuperando
centmetros.
Cuando el pelo traspas la barrera
psicolgica de los hombros, volv a
tener cara y cuando creci otros cinco
dedos ms se me abran solas todas las
puertas. Tanto que, cuando entraba en
algunos sitios, era como si hubiesen
tocado la campanilla para anunciarme.
As, como a m me gusta: giro de cabeza

de 180 grados, brillo de acero en los


dientes y mirada aprobatoria.
Nuestra
hiptesis
qued
definitivamente confirmada cuando el
verano pasado volv al pueblo de la
playa al que no regresaba desde haca
dos aos y mis entraables amigos de
entonces me queran sacar de paseo
igual, pero ya en solitario y con otras
intenciones. Una noche, sentada sobre el
ms guapo (y simple) de ellos en una
tumbona abandonada de la playa, me di
cuenta de que no dejaba de sobarme la
melena (vamos, que la utilizaba casi
para equilibrarse entre embestidas), as
es que aprovech para preguntarle.

Oye, qu te pasa? No me des


tirones.
Eh? Mmm, nada. Pero ests
tan guapa, tan cambiada
Ganitas me entraron de levantarme
de all, pero entonces me solt el pelo,
meti las manos bajo mi falda y me hizo
olvidarme un rato del experimento.
Lo mo con la cabellera larga es una
relacin de amorodio: me gusta lucirla,
pero es tan incmoda y difcil de
cuidar Da muy buen resultado, pero a
veces te sientes antigua. Tardas un
segundo en cortrtela y varios aos en
volver a tenerla igual. Y cada vez que
se te cae un pelo parece que te ests

quedando calva!
En realidad, el sueo de mi vida es
raparme la cabeza a lo Demi Moore en
La Teniente ONeil y que se me
acerquen los mismos hombres que
ahora. Pero qu queris que os diga. Una
vez concluido el estudio y sacadas las
conclusiones, no creo que caiga esa
breva.
La guinda la puso anoche un amigo
cachorro que tengo (heterosexual y
entraable, pero sin derecho a roce),
que me confes que a l le gustan las
chicas con pelo corto porque est
enamorado de los cuellos.
Hay cortes muy chic y

favorecedores, Pandora.
S, lo s. Pero no tuve que torturarle
siquiera para que, cinco minutos
despus, me confesara que, cuando se
imagina con una mujer en la cama, la
idea que tiene en la cabeza es la de una
bella amazona sentada a orcajadas
sobre su cara, con el cuerpo arqueado
hacia atrs y las puntas de la melena
acaricindole suavemente el escroto
mientras l le acaricia otra cosa con la
punta de su lengua.
En fin, una vctima ms del sndrome
Pocahontas.
Lo releo, compruebo que los dibujos
de Luci estn correctamente metidos y, a

punto estoy de darle el OK, cuando


reparo en la descomunal falta de
ortografa que hay en el ltimo prrafo:
orcajadas sin h.
Me quedo alucinada intentando
recordar si yo pude cometer tamaa
errata ayer, mientras tecleaba el post en
el avin de vuelta, pero estoy
completamente segura de que lo escrib
bien. Lo corrijo sin ms y cuelgo la
entrada en el blog.
Voy al despacho de Fernando y le
encuentro revisando la web.
Qu tal en Nueva York? Te lo
has pasado bien? Algn pandorismo
para alimentar a tus lectores?

Tengo que recordarle que ahora soy


una mujer comprometida y reclamo su
atencin para preguntarle:
Oye, el relato que mand ayer
quin lo ha editado?
Julia no estaba, as es que se lo di
a Esther. Por qu? Por cierto, has
pensado algo de lo que hablamos? Te lo
digo porque Esther precisamente me ha
propuesto algo y quiero que sepas que
no te tienes que sentir obligada a seguir,
que ya tenemos ms o menos otra cosa
por si al final cierras La cama. Aunque
si te digo la verdad, me gusta mucho ms
lo que t haces, pero bueno a falta de
pan

Salgo del despacho entre alucinada y


perpleja y me encuentro a Julia ya
sentada ante su mesa.
Deja de investigar. Ya s quin
est saboteando mis textos.
Salimos de la redaccin y le cuento
mis sospechas sobre Esther y todo lo
que pas en Nueva York. Sobre lo
primero acordamos que no podemos
hacer mucho ms, de momento, que
seguir vigilando los textos de cerca. Lo
segundo, la historia de Pablo, provoca
en Julia una sonrisa cmplice.
Qu romntico! Seguro que no
pas nada? O ahora como ests
comprometida ya no me cuentas las

cosas
Bromeamos un rato ms y volvemos
al trabajo. Consuelo me recibe con los
brazos abiertos. En lugar de una semana,
para la seora de la limpieza, parece
que haya pasado un ao desde el da en
que me dijo rindose cuando vaciaba mi
papelera:
Me traers algo de Nueva York,
no?
As que cuando consigo zafarme de
su abrazo le entrego un paquete que he
envuelto esta maana en papel de
peridico del New York Times.
Qu es esto, Pandora? Qu pone
aqu?

Es un guin de cine. De la
pelcula Annie Hall, de Woody Allen.
Es para tu hija. No termina este ao
Arte Dramtico? Pues llvaselo de mi
parte.
Mentarle a su hija Nuria significa
para Consuelo tocarle la fibra sensible.
No me extrao cuando se le llenan los
ojos de lgrimas. Le cost mucho
esfuerzo entrar en la Real Escuela
Superior de Arte Dramtico, pero Nuria
ha cumplido con creces sus aspiraciones
y las de su madre. Hasta la fecha slo ha
salido de extra en series de televisin y
anuncios, pero ella sigue soando con
hacer teatro, como Nuria Espert, la

mujer que inspir a su madre cuando


eligi su nombre, porque haba sentido
su primera patada una tarde en el teatro,
viendo La casa de Bernarda Alba, bajo
su direccin.
Tu hija es una romntica. El teatro
es como la poesa, es la actuacin ms
pura, pero llega a menos gente le dije
una vez que Nuria fue a visitarnos al
peridico.
Yo har cine cuando me lo pida
Woody Allen me dijo la nia con un
gesto de soberbia de esos que se
perdonan ms fcilmente cuanto ms
joven es quien lo pronuncia y que hizo
que a Esther, que pasaba por all en ese

momento, se le escapara una carcajada.


Pues vas lista, guapa
Desde entonces Consuelo y Esther
no se hablan, pero a m me qued claro
que haba que alimentar los sueos de la
fierecilla y cuando me encontr por
casualidad el guin de Annie Hall en
aquella tienda dedicada al cine en
Manhattan, supe que tena que
llevrselo.
Consuelo abraza el cuaderno con el
mismo entusiasmo con el que me ha
abrazado a m, lo guarda dentro del
carrito de la limpieza y, por todo
agradecimiento, me aprieta la mano
mientras se va argumentando que tiene

mucho trabajo para que no la vea llorar.


De alguna manera tengo que
compensarle por todos los cotilleos que
me cuenta sobre las cosas que ha
encontrado en los baos de hombres.
Como aquel que nos tuvo en un sinvivir
varias semanas a Julia, Martn Lobo y a
m, sobre si haba encontrado semen
salpicando las paredes de uno de los
excusados de caballeros en la oficina
que limpia los das que no trabaja en el
peridico.
Me ests diciendo que hay gente
que se masturba en el bao de su
trabajo?
le pregunt indignada Julia.

Yo no hago eso aqu, pero a m no


me parece mal, que conste. Un desahogo
siempre es saludable, mujer La
sonrisa retorcida de Martn me llev a
preguntarme si no le habra gustado
participar en el desahogo en cuestin
Pues yo creo que, en lugar de
masturbarse, la gente debera follar ms
en el trabajo Pero con gente de fuera,
claro. Estoy convencida de que los jefes
tendran mejor carcter y mejores ideas
y todos estaramos menos tensos.
Como siempre, mi opinin concit
ms de una mirada curiosa y alguna
sonrisa aviesa.
Quiero decir que estara mucho

mejor darse un apretn en el cuartito del


material o sobre la fotocopiadora con tu
legtima que aliviarse a solas en el
bao, no?
Me consta, por lo que cuentan las
viejas glorias de este oficio, que
antiguamente se follaba mucho en horas
de trabajo. De hecho, lo intempestivo
del cierre y las noticias de ltima hora
han sido parapeto a ms de uno o dos
millones de adulterios (qu antigedad
de palabra, madre ma).
Yo misma, ms de una vez, he
fantaseado con la idea de ensearle el
peridico a una de mis conquistas y
aprovechar la hora de comer para

darnos rienda suelta en alguna esquina


solitaria. Porque sitios hay, que conste.
De hecho, un domingo de invierno lo
hice con un chico que haba conocido la
noche anterior y que se haba ofrecido a
no dejarme dormir sola. A la hora de
comer, nos acercamos al peridico con
la excusa de coger unas cosas que
necesitaba para el reportaje del da
siguiente y, de paso, satisfacer su
curiosidad recorriendo con l las
praderas vacas en la redaccin.
Estbamos junto a la mquina de caf de
la planta baja, junto a las mesas de los
redactores de Magazine, cuando mi
amante se reactiv, me abraz por detrs

y coloc mis manos en la barra, en la


zona de vending.
Supuse que slo era un juego y no
crea que fuese a pasar nada, pero tena
sus manos acaricindome los pechos por
encima del vestido y apretndome su
abultada pernera contra el culo, como si
fuera a penetrarme por detrs, cuando se
abri de golpe la puerta del bao y
apareci un muchacho que cre
reconocer como alguien de la seccin de
taller. Ni pestae.
Buenaaaaas dijo al pasar junto
a nosotros sin detenerse y se perdi
entre las mesas.
La risa entrecortada y el rubor ahog

la excitacin y abandonamos la
redaccin a un metro de distancia uno
del otro, disimulando Cuando
volvimos al garaje, sin embargo, mi
amigo me coloc la mano en su
entrepierna y tena tal ereccin que no
consider prudente esperar para
aliviarle ya que me pareci que corra
peligro su riego cerebral. Vi una puerta
abierta junto a mi coche y un pasillo
oscuro y all, de pie, echamos el primer
y nico polvo que puedo presumir de
haber echado en el trabajo. Como
recuerdo, me llev un par de raspones
en las manos, porque mi amante no
calculaba la fuerza con la que me

empujaba contra el gotel de la pared, y


un orgasmo con eco en un corredor que
no nos preocupamos en saber cunto
tena de largo o adnde conduca.
Me hubiera gustado ms hacerlo
entre los coches, pero nunca estoy
segura de qu es un detector de humos y
qu una cmara camuflada, as que
Cuando nos fuimos, tuve la precaucin
de recoger el preservativo usado y todos
los trozos de su envoltorio. No me
apeteca que, al da siguiente, Consuelo
nos fuera contando la primicia de lo que
se haba encontrado en aquel pasillo.
Miento fatal, me habran cazado en tres
segundos.

Julia me ha preparado otro viaje


para el lunes que viene. Alucino con el
despliegue viajero de mi trabajo
ltimamente. Son slo dos das a
Venecia con un fotgrafo para hacer un
reportaje sobre un hotel nuevo, de
capital espaol, en pleno Gran Canal.
Me sorprende el encargo, porque
hace mucho que no escribo sobre viajes,
pero me parece el plan perfecto para
desaparecer un par de das y pienso
pedirle a Javier que se venga conmigo.
Me excita la posibilidad de echar un
polvo en una ventana mientras pasan las
gndolas por debajo.
Aunque se pasa la maana dando

detalles de las idas y venidas de Martn


Lobo y de las ltimas ocurrencias de su
sobrino Miguel, el hijo de su hermana
Cintia, Julia no me cuenta lo ms
interesante que ha sucedido esta semana:
Lucas Tenorio ha dado por fin seales
de vida.
Ella vio actividad en su muro de
Facebook y le mand un mensaje.
Sorprendentemente l contest y ella
pudo llamarle para ponerle al da de lo
que mis amigas y Juan Carlos traman y
de lo importante que es para todos que
l encuentre a esa tal Red Angel. Eso fue
el lunes, dos das antes de nuestro
regreso, y Julia pens que no soportara

la intriga cuando l contest con un


enigmtico:
Llmame maana.
Pero el martes Lucas no coga el
telfono y, por ms que Julia y Juan
Carlos lo intentaron, no apareci hasta
el mircoles a medioda. Para entonces
nosotras ya sobrevolbamos el Atlntico
y las noticias de Lucas, aunque
prometedoras, precisaban de ayuda para
ofrecer resultados concluyentes:
Llam ayer a Red Angel, pero no
pude hablar mucho con ella porque
estaba haciendo cam. Ya sabes, sexo con
clientes a travs de la cmara de vdeo.
Me ha dicho que la llame esta noche.

Pero oye, creo que sera til que


estuviese presente alguien que haya
visto alguna vez en persona al novio de
Pandora. Yo slo he visto una foto y
prefiero que lo vea alguien que le
conozca.
La llamada de telfono que Elena
recibe en el aeropuerto, cuando yo
desaparezco por la puerta en pos de
Javier, es una de Julia que le urge a
ponerse en contacto con Lucas y
participar en la identificacin del
presunto Javier, si es que la actriz porno
se digna a ensearles una imagen suya.
Red Angel ha dicho que la llamen
sobre las diez de la noche, as que Elena

tiene que volar a su casa, dejar las


maletas, ducharse y salir corriendo para
llegar antes de la hora al edificio donde
Lucas tiene su guarida. Le sobra tiempo
porque, como es habitual, Tenorio no
est. Para compensar la espera, que no
justifica de ninguna forma, Lucas le
regala a Elena un vibrador de la inmensa
estantera donde los tiene perfectamente
ordenados en funcin de su tamao,
material y color. Le da a elegir con su
recomendacin de siempre:
Coge el que quieras, bonita, pero
recuerda que el tamao no importa,
aporta.
Elena le mira como si fuera un

extraterrestre.
Y t qu sabes? Acaso tienes
coo y no nos lo has contado? T dirs
lo que quieras, pero yo las prefiero de
un calibre mediano tirando a grande.
Como sta.
Y elige un dildo fabricado en un
material excelente, de una cuarta
aproximada de tamao y un simptico
saliente que ya imaginaba ella para lo
que serva. Medio en broma medio en
serio, Lucas se ofrece para ensearle
cmo y para qu se usa y Elena saca una
de sus mejores sonrisas antes de decirle
que s.
Cuando me lo contaron me sent

slo regular. Bsicamente porque yo he


respetado a Lucas y he mantenido las
distancias con l todo lo que he podido
y ms, hasta lmites que rozan la locura,
teniendo en cuenta que nuestros
encuentros siempre se dan en eventos de
carcter ertico y que una no es de
piedra.
Pero como un amigo es un amigo y
una amiga es sagrada, celebr la
rendicin de Lucas a los encantos de
Elena y me re un rato cuando supe que
Red Angel llam por Skype casi a las
once, cansada de esperar a que ellos la
llamaran, mientras estaban en plena
sesin de yo te doy por detrs mientras

t te metes el dildo por delante.


Y es que mi Elena se define a s
misma como porculera, le encanta que
la sodomicen y encuentra en Lucas lo
que nunca hubiera pensado: un follador
anal sin prisas, sin problemas y sin
complejos, que igual le da placer por el
camino ms ortodoxo que coge un
desvo y toma el tnel.
Y en sas estn, entregados a darse
un gustazo en el sof, cuando llama Red
Angel. Lucas alarga una mano y alcanza
el ratn para contestar la llamada sin
sacar el pene del cuerpo de mi amiga.
La primera imagen que tiene la actriz
porno de los dos es una secuencia que le

hace pensar que se han cruzado las


lneas y ha llamado a alguna compaera.
La voz indignada de Elena ordenndole
a Lucas que tenga la decencia de
sacrsela antes de encender una webcam
provoca la carcajada de Red Angel.
Lucas, mi amol, si quieres termina
el polvo, yo no tengo prisa. Os espero
hasta que acabes de limpiarte y dile a tu
amiguita que se vista tranquilamente. No
importa, aqu voy a estar cuando
quieras.
A Elena le sorprende el acento
caribeo de la actriz. No s por qu,
pero todas pensaban que Red Angel
sera espaola, y resulta que no. Es una

cubana, mulata, con el pelo teido de un


rojo fuego totalmente artificial, y unos
pechos que distan mucho de ser
naturales, pero su sonrisa parece sincera
aunque cansada y, segn Elena, es
mucho ms espabilada e inteligente de
lo que jams hubiera imaginado.
Red Angel, que resulta llamarse
Samantha Rodrigues, no se anda por las
ramas y, cuando Lucas le explica de qu
se trata y por qu quieren saber si Javier
es cliente suyo, pregunta:
Por cunto?
Les pilla por sorpresa a los dos, que
se miran sin comprender.
Dinero?

Bueno, algo tendr que sacar yo


de esto, no?
Balbuceando por lo inesperado de la
pregunta, Lucas le explica que se trata
de ayudar a una amiga que tiene
planeado casarse con un tipo del que
nadie se fa y que se temen que esconda
algo oscuro.
Nunca nos ha preocupado
demasiado en qu los se mete Pandora,
porque siempre saca alguna historia
interesante, pero es que esta vez est
desconocida; no es ella aade
Elena.
Espera Pandora la de La cama
de Pandora?

S
Resulta que Red Angel sigue los
relatos de la serie e, incluso, en alguna
ocasin, me mand un email con su
nombre real para felicitarme y contarme,
de paso, alguna cosa que le haba
pasado a ella.
Me contest y fue encantadora. Yo
pensaba que no exista siquiera, as que
me gust mucho recibir su email. Vale.
Pues entonces, si es para ella, no he
dicho nada de dinero. Cmo dices que
era el tipo?
Elena empieza a describir a Javier
pormenorizadamente y Red Angel le
manda unas cuantas fotos de clientes que

tiene guardadas.
En el sexto correo, por fin aparece.
ste es. No me mandes ms. Es
ste en el que pone Hctor? Pero se
llama Javier, no?
Samantha resopla al otro lado de la
lnea de Skype y a Elena le parece que
se muerde la lengua para no dar ms
informacin de la cuenta.
Bueno, lo de menos es cmo dice
l que se llama Pero no te preocupes.
No creo que se case con tu amiga.
Y eso?
No puede. Porque ya est casado.
Infinidad de veces, Elena me ha
confesado despus que esperaba

cualquier otra revelacin sobre Javier y


que, cuando Samantha dice que est
casado, no siente sorpresa, sino alivio
porque, de pronto, las piezas comienzan
a encajar.
Por supuesto, ella argumenta que s,
que sabe que Javier estuvo casado, pero
que haca aos que estaba separado y
que su mujer es una loca que vive
gracias a su generosidad en Mlaga.
La actriz casi se ahoga del ataque de
risa.
Eso le ha contado a Pandora?
Qu cabrn! Pues no, est casado ahora
mismo, en estos momentos, todava
Yo a ella no la conozco. Slo s que es

extranjera y mayor. Tengo un vdeo de la


primera y nica vez que la vi, pero
prefiero enserselo directamente a
Pandora, si no os importa. Hablad con
ella y, cuando quiera pruebas, llamadme.
Con los pelos como escarpias por
haber averiguado ella solita de qu va el
cuento, Elena piensa que el nuevo
descubrimiento esclarece mucho las
cosas y que, gracias a Samantha, mi
ruptura con Javier es un hecho. Tambin
se da cuenta de que la noticia no me va a
hacer ninguna gracia y, como ya ha
experimentado en carne propia mis
momentos de furia desatada, decide que
no tiene ninguna intencin de contrmelo

ella sola. Chica lista.


La noticia corre de mvil en mvil y,
a los pocos minutos, todas mis amigas,
adems de Julia, Juan Carlos y Pepe,
saben que Javier o Hctor, como se
llame, es un novio mentiroso y
fraudulento y se genera una corriente
nueva de entusiasmo y energa que se
traduce en la conclusin de que,
decididamente, hay que descubrir su
juego. Para eso sirve la verdad, para
echar ms lea al fuego.
Y como no hay nada que le guste ms
a un mentiroso que la oportunidad de
soltar mentiras, mis amigos deciden
provocar otra sesin de trolas, pero para

eso yo me tengo que marchar. Sacarme


otra vez del pas es la mejor baza que
tienen los conspiradores para que Javier
se mueva libremente y poder seguirle. Y,
en eso, Julia tiene las riendas.
Cuando el jueves aparezco por el
peridico, despus de una semana de
ausencia, Julia me encaloma el viaje a
Venecia, previsto para el lunes siguiente.
Maldigo la inoportunidad de haber
guardado ya la maleta, pero pienso que,
quiz, podra volver a sacarla y llenarla
con ropa de los dos, de Javier y ma, y
repetir la escapada romntica que
hicimos a Marrakech de la que, no s si
porque slo fueron dos das o porque no

salimos de la habitacin ms que para ir


a cenar, no tengo muchos recuerdos. Ni
fotos, la verdad.
Puede que esta vez podamos salir de
la habitacin de Venecia (a m no me
queda ms remedio, al fin y al cabo yo
voy a trabajar) y dar una vuelta por el
Gran Canal, visitar La Salute o besarnos
entre las palomas de la plaza de San
Marcos.
Suena terriblemente cursi y el
almbar de mis propios pensamientos me
provoca un escalofro, pero supongo
que, ms que disgusto, es la falta de
costumbre.
Sin embargo, l no parece muy

entusiasmado con la propuesta de


acompaarme, Tengo cosas que hacer
aqu, me dice, pero al seorito
tampoco le gusta nada la idea de que yo
me vaya a la ciudad ms romntica del
mundo dos das con un fotgrafo.
Una vez ms, no tengo ganas de
discutir, as es que me encojo de
hombros y me agarro a lo que es obvio:
Es trabajo, Javier. No puedo decir
que no, porque me viene muy bien el
dinero. Me he gastado una pasta en
Nueva York y estoy tiesa. Ahora mismo
me viene de perlas lo que me van a
pagar.
Qu dices? Vaya chorrada,

Pandora, pero si ganas un pastn. Te


tienes que estar haciendo de oro con los
relatos y vas a ganar todava ms dinero
cuando publiques el libro.
Estoy a punto de preguntarle a qu
libro se refiere, porque yo no tengo
pensado escribir ningn libro, cuando
caigo en la cuenta de que es la primera
vez que tengo con Javier la poco
elegante conversacin sobre lo que gano
y no me ha gustado nada el tono con el
que ha sugerido que conoce mi estado
financiero. Una remota seal de alarma,
alentada por la rpida asociacin de
ideas con la eterna disputa de la
separacin de bienes, se enciende en

algn lugar prcticamente inexplorado y


en desuso de mi cerebro, all donde se
dosifica la prudencia.
Vaya No te saba tan al tanto de
mis cuentas Pues que sepas que esta
casa se paga como todas las casas del
mundo: con una hipoteca. Hipoteca y
facturas que voy pagando con mi sueldo
que, como soy freelance, es bastante
irregular. Ahora mismo tengo un pagador
y un trabajo que me da de comer. Como
comprenders no puedo decirle que no
cuando me ofrece un reportaje. Sera de
idiotas. As que no te enfades, por favor,
pero me voy el lunes a Venecia a
trabajar.

Veo que se gira y se dirige airado


hacia la puerta de mi casa, dejndome a
medias de la cena romntica que le he
preparado. Pero es viernes y odio cenar
sola los viernes as que tomo la rpida
decisin de templar mi discurso.
Te he pedido que te vengas
conmigo, pero no puedo invitarte, ya me
gustara poder darme ese capricho.
Nada me complacera ms que hacer el
amor contigo en un hotel de lujo en el
Gran Canal.
Deseo que mis palabras hagan efecto
y voil. Se detiene a pocos pasos de
la puerta y cambia de direccin. Se va al
dormitorio y rpidamente vuelve con

algo en la mano que no identifico hasta


que lo coloca sin muchos miramientos
encima de la mesa. Es uno de mis dildos
vibradores. El ms grande de todos
ellos, que fue un regalo de Lucas
Tenorio como agradecimiento a un da
que le saqu a pasear en uno de mis
post.
Como yo suelo decir siempre, nunca
digas de esta agua no beber y esta polla
no me cabe porque, aunque no tena yo
todas conmigo de que el artilugio me
fuera a caber sin ayuda, entr. No es mi
favorito porque me da la sensacin de
estar siendo empalada y yo prefiero otro
tipo de galanteos aunque sean

mecnicos, as que cuando Javier


aparece con l en el comedor me quedo
paralizada entre la lujuria y el miedo. Y
no s cul de los dos sentimientos es
ms excitante.
No dice nada, me coge de la mano y
me lleva al sof, lo que agradezco
porque no me apetece experimentar una
escena a lo Jessica Lange en El cartero
siempre llama dos veces, ni tener que
recoger despus restos de comida de
debajo de la mesa.
Me levanta la falda, me quita las
bragas, se humedece la mano con la
lengua (costumbre que detesto y adems
era del todo innecesaria porque yo ya

estoy lubricada como para dejar pasar


entre mis piernas al mismsimo Queen
Mary) y se frota con ella el miembro
antes de metrmelo.
Hala, ah, sin preliminares ni
nada! Como en los tiempos de las
cavernas. Lo que ms me fastidia en
estas situaciones es que mi cuerpo
contradice las rdenes de mi cabeza. A
quin le gusta que la penetre un
troglodita sin miramientos? A mi vagina.
Hay que fastidiarse. Un da, bueno; dos,
pase; pero por costumbre Yo lo odio.
No llevamos las mujeres aos
reclamando
nuestros
mimitos
preliminares para que llegue mi vagina y

se lubrique con la sola idea de que un


pene la traspase sin ms. A Javier esa
reaccin
fisiolgica
sigue
sorprendindole y, cuando nota la
humedad natural de mis partes bajas, me
mira a los ojos con la ms pervertida de
sus sonrisas y me suelta una lindeza:
Pero mira que eres puta, Pandora.
Te pasas la vida caliente. Cmo quieres
que me quede tranquilo si me dices que
te vas dos das con otro to a Venecia?
Forcejeo un poco para sacarle de
dentro y, como no me deja (y mi cuerpo
no quiere, todo hay que decirlo),
protesto:
Oye, eso de puta que sea la ltima

vez que te lo oiga decir refirindote a


m
Calla me ordena. A ver si te
gusta esta otra polla. Y, cuando vuelvas
de Venecia, me dices si la del fotgrafo
ese es como la ma o como sta.
Iba a mandarle a la mierda, pero en
ese momento saca su pene y coloca en su
lugar el dildo, as que valoro
rpidamente la economa del esfuerzo
que me supone hablar y decido que es
ms urgente y ms corto pronunciar tres
palabras que cuatro.
Y en lugar de Vete a la mierda,
respiro hondo y le suplico:
Despacio, por favor.

Se siente ms hombre? Est ms


seguro de m despus de su exhibicin
de machismo y desconfianza? No lo s,
pero no me hace dao, porque hubiera
sido su ltima hazaa sobre la faz de la
tierra y porque, en cuanto ve que el
dildo me entra con facilidad, rompe a
rer, se le cae la mscara de tipo duro y,
lo que parece un escarmiento, se
convierte en una de las mejores sesiones
de sexo que recuerdo.
Hay partes dulces, otras duras y
todas exageradamente excitantes en las
que llevamos el extremo del placer ms
all de lo que habamos experimentado
juntos.

Pero reconozco que no me gusta el


Javier dominante, celoso y aleccionador
que vi anoche, lo que, por otra parte, no
es ms que un paso adelante en la deriva
que la situacin est tomando en los
ltimos tiempos.
T crees que ser una racha?
le pregunto a Patricia por la maana
mientras recojo los platos de la cena con
los restos de comida ya pegados por no
haberlos metido en agua la noche
anterior.
Patri guarda silencio unos segundos,
como
escogiendo
las
palabras
adecuadas, y luego suelta un discurso
que viene a decir algo as como que

todas las relaciones tienen altibajos,


momentos lgidos y otros menos
intensos y que todos necesitamos
espacio para seguir creciendo.
Te va a venir fantstico irte a
Venecia. Esto te dijo Javier qu har
l mientras t no ests?
No. Esta maana se ha marchado
a su casa a trabajar y me ha dicho que el
fin de semana me llevar a un spa. Algo
tranquilo y supongo que ertico para que
me vaya bien servida a Venecia. Est de
un pesado con los celos
No le contaste lo de Pablo,
correcto?
La pregunta de Patricia me coge por

sorpresa.
Pues, pues no, claro que no.
Tampoco tengo nada que contarle, Patri.
No pas nada.
Bueno, es pronto, ya veremos. Te
acuerdas de su amigo? El que me pidi
el telfono? Pues he quedado con l el
sbado
Cuando colgamos el telfono,
Patricia llama a Juan Carlos y le pone al
da de los planes para el lunes. La idea
es que, a primera hora de la maana,
Javier me lleve a la T4 para coger el
avin, que despega a eso de las ocho. El
corresponsal tiene dos das para trazar
el plan de accin que queda de la

siguiente manera: Pepe seguir al coche


de Javier en el taxi de un amigo al que
ha convencido para implicarse en la
aventura previo pago de una generosa
cantidad por el alquiler de coche y
chfer. De ese modo podrn tenerle
cerca sin despertar sus sospechas y no
perderle de vista.
Mientras tanto, Julia tendr que
empezar a moverse con la matrcula del
coche de Javier, el alquiler de su casa y
otros detalles y Juan Carlos, a indagar
su pasado tirando del hilo de lo que
pueda ir descubriendo Pepe en su
seguimiento, de la bodega en la que
ejerce de enlogo y de ese nuevo

nombre que ha aparecido: Hctor.


Dos nombres: Javier para m y
Hctor para Samantha/Red Angel A
estas alturas de la pelcula, a nadie se le
escapa que hay mucho que rascar, as
que Laurita y Marcos son comisariados
para rastrear los posibles vnculos y
perfiles de Javier en la red.
Y yo? Yo, que soy tonta, finjo que
busco como una loca un biquini para el
fin de semana mientras le hago un hueco
a mi novio en el armario.
Ya he descartado tres por
llamativos, provocativos y descocados
y, de paso, he logrado liberar dos
cajones enteros que me imagino

llenando de sus camisetas y su ropa


interior. Por fin encuentro uno que no
slo me parece perfecto para la ocasin,
sino que ya he lucido anteriormente en
un spa del que tengo un recuerdo
imborrable.
Tan inolvidable fue que lo puse
negro sobre blanco en un post con el que
inaugur la segunda temporada de La
cama de Pandora.

ORGASMO
POSTVACACIONAL
Volver de vacaciones tiene sus cosas
buenas. Es verdad que se acaba esa
noche desenfrenada que es el verano, el
estmulo playero, las visitas tursticas y
los amores de temporada alta, pero a
cambio regresas al silencio de tu casa
(en el caso de que la casa, como la ma,
sea silenciosa), a las rutinas aprendidas,
a los compaeros de trabajo y a esa
gozosa medicina contra la depresin
postvacacional. Porque s, chicas, yo
conozco el remedio perfecto.

Lo descubr hace tiempo y desde


entonces casi os dira que afronto el
regreso a casa con otra alegra.
Resulta que mis amigas me regalaron
hace dos aos por mi cumpleaos un
completo
programa
de
terapia
hidrotermal en un spa urbano muy de
moda. Haba de todo (sauna, bao turco,
jacuzzi, masaje, limpieza de cutis,
manicura) lo que una necesita para
sentirse como nueva. Lo fui dejando
hasta que, a punto de caducarme, me
llamaron del balneario para darme un
ultimtum: o me plantaba all antes del
15 de septiembre o ya poda tirar la
invitacin a la papelera.

Si estis pensando en imitarme, os


aconsejo que elijis un da de diario por
una cuestin obvia: no hay nadie.
Y all estaba yo, con mi trajecito de
bao, mi moreno playero y mi tendencia
a la voluptuosidad, envuelta en un
albornoz blanco inmaculado y ante una
enorme piscina de chorros que, la
monitora me explicaba, iban a estimular
todos los puntos estratgicos de mis
piernas, abdomen, glteos y dems
partes blandas que se me caern al suelo
dentro de muchos, muchos aos.
Esta parte dura unos cuarenta y
cinco minutos. Ya volver a buscarte
prometi.

Y all me qued yo, sola en una


piscina
de
agua
templada
sospechosamente en calma con una serie
de botones en el borde y casi una hora
por delante para explorar.
Y le di al primer botn
La fuerza con la que sali el agua me
ech para atrs. Me agarr al bordillo y
me qued todo lo quieta que pude
mientras los chorritos me machacaban
(literalmente) las piernas desde los
tobillos a la cintura. La segunda y la
tercera parada eran ms o menos por el
estilo. Y tambin la cuarta, slo que en
sa, cansada de que me vapulearan las
piernas por delante, me di media vuelta

y le ofrec a los chorros asesinos mi


retaguardia. Me agarr al bordillo con
los brazos hacia atrs y me dej caer un
poco hacia delante de forma que mis
glteos dejaron al descubierto esa parte
posterior de mi sexo que yo llamo el
nies (ni es culo ni es coo).
Qu sensacin! No era ni mucho
menos una caricia, pero el golpeteo del
agua tena la rudeza deliciosa del sexo
rpido e improvisado y me dio una idea
brillante.
Rpidamente me gir de nuevo, me
coloqu en posicin y abr ligeramente
las piernas. Fue alucinante!
El chorrito de la ducha es un juego

de nios comparado con la fuerza de


aquel amante acutico que nunca se
cansaba de mojarme el cltoris y que me
provoc uno de los orgasmos ms
intensos de mi vida (hay que ser
sensatas: si ests demasiado cerca, el
dolor se impone, tenedlo en cuenta).
Consciente de que no haba nadie para
ver mi cara desencajada por el placer
volv a darle al botn. Luego regres al
primer pulsador, al segundo y al tercero
y dej que el chorro me sorprendiera en
diferentes posturas pero con idntica
potencia ertica.
Cuarenta minutos y diez paradas de
chorritos despus (os imaginis una

pareja absolutamente incansable?)


llegu al jacuzzi que tambin tena
colocados
estratgicamente
los
propulsores y all me qued, mecida por
un xtasis inagotable hasta que lleg la
monitora. Le cost un rato convencerme
para que saliera de la piscina, pero la
penumbra y la soledad del bao turco
primero y de la sauna despus, me
ofrecieron otra oportunidad para
convertir aquel regalo de cumpleaos en
algo totalmente inolvidable.
Abandon el spa con un aspecto tan
relajado que Marta, con quien haba
quedado para cenar, se qued alucinada.
Pero t no vienes del balneario?

Y esa cara? Qu le has hecho al


masajista? Que te conozco, Pandora
me pregunt muerta de envidia.
Como tengo el corazn de oro, corr
la voz y, desde entonces, mis amigas y
yo volvemos de vacaciones con otro
semblante. De hecho, somos las nicas
del atasco que regresamos contentas. Al
spa siempre vamos por separado, eso s,
aunque estamos planeando ir un da
todas juntas. Ser igual que participar
en una orga?
Ni veo a Pepe ni me extraa que un
taxi venga todo el camino desde mi casa
hasta el aeropuerto detrs del BMW de
Javier. Madrid se despierta esta maana

de Lunes de Pascua con la resaca lgica


tras un Domingo de Resurreccin de
vuelta de vacaciones. El aeropuerto, de
hecho, registra ms afluencia que un
lunes cualquiera y los rezagados de la
Semana Santa vuelven a sus casas con la
maleta llena de ropa sucia y ancdotas
que contar.
Diviso a Luis Martn, el fotgrafo,
haciendo cola en el mostrador de
facturacin de Iberia y me dirijo hacia l
consciente de que Javier no se marchar
hasta que haya echado la meada de rigor
para marcar su territorio.
Te acuerdas de Luis? Fue quien
nos hizo la foto en la fiesta del

peridico digo a modo de


presentacin.
Javier le tiende la mano y debe de
apretrsela ms de la cuenta porque Luis
da un respingo y contiene una mueca de
dolor.
Como me haba figurado, mi novio
no deja de abrazarme, besarme y
tocarme ni un solo segundo hasta que no
tenemos ms remedio que pasar el arco
de seguridad y le pierdo de vista entre la
multitud de personas que se preparan
para el embarque.
Tu novio es un poco intenso, no?
Ignoro la broma de Luis y me
concentro en los folletos del hotel que

vamos a visitar, en su nota de prensa y


en el trabajo de dos das que tenemos
por delante.
No se fa de ti o de m?
Le contesto con una mirada asesina y
Luis sonre misteriosamente antes de
ponerse los auriculares de su iPod.
Ni Javier ni ninguno de los novios
que he tenido antes que l han tenido que
desconfiar
de
m
en ninguna
circunstancia. Aunque los viajes me
parecen los acontecimientos ms
excitantes del mundo, slo he cado en
las garras del sexo viajero cuando he
estado sin pareja.
Mientras
esperamos
nuestro

embarque, me viene a la cabeza aquella


vez que traspuse hasta Sri Lanka para
hacer un reportaje que ms tarde vend a
una revista de viajes. Me vino bien
porque estaba en un impasse de
relaciones y porque el fotgrafo que
contrat con una agencia result ser el
muchacho ms guapo de la isla.
Como su nombre era del todo
impronunciable, decid llamarle Lunes,
al ms puro estilo Robinson Crusoe,
porque se fue el da en que aterric en
Colombo y le vi con mi nombre mal
escrito en una cartulina, delante de un
montn de hombres de piel oscura que
miraban a las turistas con los ojos como

platos. l tambin me rebautiz y se


empe en llamarme Pandoro, pero
aunque
intent
corregirle
la
pronunciacin varias veces, siempre
repeta Pandoro y abra su preciosa
boca en una sonrisa blanca y perfecta.
Llegu a la conclusin de que a lo mejor
tena algn significado en su lengua. De
hecho, todo el mundo al que me
presentaba pronunciando as mi nombre
me sonrea de la misma manera y, fuese
lo que fuese, no me quedaba ms
remedio que asumir que Lunes gastase
esa pequea broma a mi costa.
Hasta que llegamos a un lugar
perdido de la mano de Dios llamado

Batticaloa, donde al presentarme como


Pandoro al responsable de uno de los
pocos hoteles de la ciudad, despus de
soltar una carcajada, el hombre se
acerc mi mano a la boca como si fuera
a morderla y pregunt coqueto:
Is that possible? Were not in
Christmas. Are you so sweet?
(Es eso posible? No estamos en
Navidad, tan dulce eres?).
Y volvi a rerse antes de depositar
un casto beso en ella.
Aquella noche me apost en la
puerta de la habitacin de Lunes con la
intencin de no dejarle pasar hasta que
me explicara qu significaba Pandoro y

por qu todos sonrean al orlo. Ya


habamos dado tres cuartos de vuelta a
la isla en busca de las mejores
atracciones tursticas, siete das
recorriendo paisajes vrgenes e incluso
habamos asistido al tradicional bao de
los elefantes con una cpula de
paquidermos incluida (alguna vez
habis visto la verga en ereccin de uno
de estos bichos? No la veis, las
comparaciones son odiosas). Faltaban
dos jornadas ms de viaje y despus una
ltima noche en Colombo antes de que
nuestra convivencia se terminase, as
que tenamos bastante tensin sexual
acumulada y aquella noche entr en

erupcin como un volcn.


No s lo que piensan los ceilandeses
sobre tener sexo con mujeres
occidentales.
No s si les parecemos atractivas o
slo nos tocan el culo (all y en la India)
como parte de una broma cultural. Pero
Lunes no pareci tener dudas al respecto
de cmo hacer disfrutar en la cama a una
mujer procedente del otro lado del
mundo y, aunque pareci sorprendido
las veces que tom la iniciativa,
rpidamente le pill el gusto al juego,
aprendi las reglas y se dej llevar.
Las siguientes noches que pas en
Sri Lanka dorm poco y foll mucho,

muy lenta, muy profundamente, porque a


Lunes le gustaba recrearse en la entrada
y en la salida de mi cuerpo. Deca que,
pese al preservativo que logr que se
pusiera, si lo haca poco a poco poda
concentrarse en la sensacin y el roce
con mis labios menores.
Thats wonderful. Youre
incredible, baby. My sweet Pandoro.
(Es maravilloso. Eres increble,
pequea. Mi dulce Pandoro).
Un pandoro result ser un dulce del
estilo del panetone, que los isleos
haban conocido y aprendido a cocinar
gracias a las sucesivas influencias
culinarias de los misioneros que haban

pasado por la isla.


No es exactamente un pandoro ni un
panetone, pero esta maana brindo por
el recuerdo del complaciente Lunes con
una magdalena en el vuelo Madrid
Venecia, obligndome a ignorar las
splicas lamentables de Luis, que hace
esfuerzos patticos por llamar mi
atencin.
Qu has desayunado? Viagra?
Como sigas as, en cuanto lleguemos a
Venecia pedir que te deporten.
Creo que capta el mensaje, porque
me deja en paz y, cuando aterrizamos en
el aeropuerto Marco Polo, debe de
imaginar que he recibido un mensaje de

mi novio porque hace una mueca repipi


cuando el mvil empieza a pitar en
cuanto lo enciendo. Uno es de Javier,
cierto, y dice Ten cuidado, lo que
quiero entender como una preocupacin
por mi seguridad ms que como una
advertencia.
Pero el otro es de Pablo. Me
gustara tanto verte.
No contesto a ninguno de los dos
hasta que estamos sentados en una
lancha camino del hotel. Slo entonces,
mientras Luis saca su cmara y
aprovecha la luz de la maana para
hacer su trabajo, recupero mi telfono
del bolso y descarto el mensaje de

Javier porque no precisa respuesta


alguna. La contestacin al de Pablo, sin
embargo, la escribo y la borro siete
veces antes de darme por satisfecha con
un lacnico: Estoy en Venecia por
trabajo. Hablamos cuando vuelva.
La
envo
cuando
pasamos
precisamente bajo el Puente de los
Suspiros.
Mientras yo suspiro por la duda de
qu hacer con Pablo, Javier tiene muy
claro cmo va a pasar los siguientes dos
das y Pepe sigue sus pasos.
Del aeropuerto vuelve a su casa,
donde aparca el coche y permanece algo
ms de una hora. Despus baja a la

calle, para un taxi al que el coche en el


que va montado Pepe sigue hasta la
estacin de Atocha.
Le voy a perder. Va a coger un
AVE.
Juan Carlos nota desesperado a mi
follamigo al otro lado del telfono.
Tranquilo. A ver, a qu hora sale
el siguiente tren para Mlaga? A las
once? Son las diez y media. Te da
tiempo de comprarte un billete.
Y si va a otro sitio? pregunta
todava nervioso.
Es una corazonada. Hazme caso y
compra el billete. Llmame cuando
sepas ms.

Postrado
en
la
sala
de
quimioterapia, Juan Carlos corta la
llamada y trata de relajarse mientras
Pepe vuela hacia las taquillas de la
estacin.
Juan Carlos siempre ha sido un
magnfico reportero y su instinto es
certero como pocos. Lo que l llama
corazonada no es ms que olfato
periodstico disfrazado de otra cosa
para no darse importancia, pero Pepe le
bendice cien veces cuando, billete en
mano, se coloca en la cola de acceso al
andn del AVE a Mlaga treinta o
cuarenta personas detrs de Javier.
El pollo est en el horno. Julia

est editando un reportaje sobre


absentismo escolar y embarazos
adolescentes
cuando
recibe
ese
enigmtico mensaje telefnico desde el
mvil de Elena. La llama para
asegurarse de que no est pidiendo a
alguien que vigile su almuerzo.
Era un mensaje en clave, mujer.
Qu poca imaginacin Quiere decir
que Javier o Hctor, como se llame, est
en un AVE camino de Mlaga. Slo
tenemos que rezar para que Pepe no le
pierda de vista. Has podido averiguar
algo?
Mi jefa le reenva un correo con
copia a Juan Carlos, Carmen, Patricia y

Marta (quien, desde Nueva York,


reclama su derecho a no perderse nada)
que acaba de recibir de unos amigos
policas que le deban un favor.
El coche est a nombre de Hctor
lvarez Ros, que puede que sea su
nombre verdadero, al menos coincide
con lo que dijo la actriz esa, Red Angel
o como se llame. Pero el alquiler de la
casa, porque no es suya, est a su
nombre. Quiero decir, a nombre de
Javier Fernndez Domingo, igual que la
inscripcin en el gimnasio. Espero que
esto nos lleve a algn sitio porque hay
una ley de Proteccin de Datos muy
estricta en este sentido. Le he tenido que

contar a dos amigos mos que haba


indicios de delito y les he prometido
que, si encontrbamos lo que buscamos,
les llamara para que ellos se apuntaran
la detencin.
Julia, tan estricta con la legalidad,
empieza a ponerse nerviosa.
Mujer, no te preocupes. No vamos
a publicar nada. No se va a enterar
nadie. Slo es consumo privado
Espera, acabo de recibir un mensaje de
Patricia. Ahora te llamo.
El mensaje de Patricia revoluciona
un poco ms si cabe el sentido de la
investigacin. La cena con Claudio, el
amigo de Pablo, el sbado, fue ms

productiva en mi favor de lo que haba


previsto la propia Patri, que no haba
ido all con la intencin de hablar de m.
Sin embargo, cuando se entera de
que Claudio trabajaba en un banco cerca
de casa de Javier, le lanza la indirecta
de si sera capaz de averiguar si una
persona tiene cuenta en su entidad. Entre
copas de vino y promesas de futuras
citas, Patricia le apunta el nombre en un
papel con la excusa de que es un
paciente que sospecha no va a pagar la
terapia a la que se est sometiendo.
Claudio cumple su promesa y, a primera
hora de la maana, despierta a Patricia
para decirle por telfono lo que ha

averiguado.
Espero que sepas que esto es un
delito. No podemos ni escribir esta
informacin. No deberamos ni hablar
de ella. Hay una ley que
Elena est un poco cansada ya de los
escrpulos de sus compaeros de
aventura.
La maldita ley de Proteccin de
Datos, ya lo s. Me lo vas a contar o
me tengo que acostar yo con tu novio
para averiguarlo?
No es mi novio, pero no te
acerques a l, oste? S, te cuento.
Resulta que tiene una cuenta en este
banco con el nombre de Javier. Es una

cuenta con mucho movimiento de tarjeta


de crdito, pero con poco saldo. De
hecho, no tiene nmina. Al menos no la
tiene domiciliada all.
Vaya!
Espera. Lo mejor es que
mensualmente recibe un ingreso de tres
mil euros de una cuenta en otro banco a
nombre de Hctor lvarez no me
acuerdo qu ms.
lvarez Ros completa Elena.
Patricia est ms que sorprendida.
Cmo lo sabes?
Julia acaba de decirme que el
coche est a ese nombre tambin. Qu
clase de pas es ste en el que uno puede

comprarse un coche y abrir una cuenta


en un banco con un nombre falso? Estoy
flipando.
Pepe tiene que silenciar el mvil
porque los continuos mensajes que le
entran molestan al resto de los pasajeros
de su vagn.
Qu hago cuando lleguemos a la
estacin? Cojo un taxi y le digo: Siga
a ese coche, como en las pelculas?
A Juan Carlos an le entran ganas de
rerse pese a lo dbil que le ha dejado la
sesin de quimio.
No seas peliculero, chaval. He
llamado a un amigo en Mlaga que
conoce a un tipo que te va a estar

esperando en la puerta de la estacin


con un coche, pero no le pierdas de
vista. Cuando averiges a dnde va y
con quin se ve, me llamas. Ah! Y haz
fotos si puedes. Suerte.
Pepe suspira y se deja caer en su
asiento lamentando momentneamente
haberse implicado en tamao disparate.
Con lo tranquilo que soy yo. Qu coo
hago aqu, en un tren, persiguiendo al
novio cabrn de una antigua amante?
, piensa. Pero tiene que reconocer
que las ltimas semanas le han dado
algo de inters y un giro inesperado a su
montona vida de temporero de
hostelera y que servidora le ha dejado

siempre un recuerdo imborrable. Del


primer al ltimo polvo que echamos.
Reviviendo momentos, nota que se
ha empalmado y piensa en hacerle una
visita al bao, cuando una voz por los
altavoces comunica al pasaje que han
llegado a la estacin Mara Zambrano
de Mlaga. Hay que joderse. No puede
uno ni pajearse tranquilo, refunfua
mientras recoge su mochila y se aposta
para ser el primero en saltar al andn.
Ya en la calle, sofocado por la
humedad y el calor del mes de abril y
sin dejar de mirar con el rabillo del ojo
a Javier, se va sin dudarlo hacia un tipo
que sostiene un cartel con su nombre:

Pepe.
No es su estilo desconfiar de la
gente, pero el emisario de Juan Carlos
parece un ex convicto ms que otra cosa.
Dice llamarse Domingo mientras se
coloca un pitillo entre los labios y lo
enciende siguiendo la mirada nerviosa
de mi amigo.
se es el tipo al que tenemos que
seguir? Pues arreando, que se ha subido
a un coche.
No s cuntas veces he tenido
encendidas conversaciones entre las
sbanas con Pepe sobre Dios y el
agnosticismo, pero l, que siempre se ha
considerado no creyente, se santigua en

cuanto Domingo mete la primera casi


por la fuerza y el coche pega un tirn
hacia adelante.
Tranquilo, perroflauta, que no se
me pierde dice chasqueando la
lengua.
Pepe le mira de hito en hito y trata
de calcular su edad. Aunque Domingo
parece pasar de los 40, Pepe descuenta
el desgaste de las drogas y decide que
no tiene ms de 30 o 32 aos.
La verdad es que perderse no se le
pierde, aunque sea porque el conductor
del coche en el que viaja Javier no
demuestra ninguna prisa por llegar a
Marbella. Les siguen todo lo

discretamente que pueden por los


alrededores de la ciudad, hasta que el
vehculo se dirige a una urbanizacin de
chals de lujo con seguridad privada y
Domingo no tiene ms remedio que
pasar de largo por delante de la garita
del guardia sin parar.
Detiene el coche ms adelante, junto
a una empalizada de setos.
Vamos a ver, chaval, la situacin
est as. Tu colega millonetis ha entrado
con su cochazo, pero a nosotros no nos
van a dejar ni acercarnos a la puerta.
Tenemos dos opciones. O te llevo de
vuelta a la estacin y aqu no ha pasado
nada o saltamos la valla a la

mecagoendis y salga el sol por


Antequera.
A la mecagoendis? pregunta
Pepe abriendo la puerta del coche y
dando por hecho que sa es la opcin
que ms le gusta.
Muy bien, perroflauta. As me
gusta, con dos cojones
Estn los dos encaramados a los
setos a punto de dejarse caer hacia el
otro lado cuando alguien les llama la
atencin desde la parte noble de la
valla.
Ya os estis largando o llamo a la
polica! Esto es propiedad privada.
Ahora mismo aviso al portero, como

Narciso que me llamo les amenaza


telfono en mano desde el suelo un
jardinero vestido con mono de trabajo y
una gorra de visera.
Coo! Narciso! Narciso el
Bulboso! Que soy yo, Domingo, el del
trullo. Del mdulo 1 de Alhaurn. El
Tijeritas
Resulta que, como Pepe ha
sospechado, Domingo es un ex
presidiario que cumpli condena por
posesin de narcticos en Alhaurn de la
Torre, donde conoci a Narciso, tambin
condenado por trapichear con pastillas,
en los talleres de jardinera de la
prisin.

De ah el mote del Tijeritas, porque


Domingo tena ms maa con las tijeras
de podar que nadie, mientras que
Narciso era nico trasplantando
macetas.
En memoria de los aos de condena,
Narciso les deja saltar al csped sin
tener en cuenta los macizos de flores que
pisan al caer y se sienta con ellos a la
sombra de un rbol para fumarse un
pitillo.
Yo ya estoy rehabilitado y eso,
pero a veces me alio un poco el
cigarrito. Os importa? pregunta el
jardinero, que explica que tiene su
propia planta de marihuana en un zulo

del invernadero de la urbanizacin.


Animados por los efectos relajantes
del canuto, Domingo y Pepe le explican
que vienen siguiendo a uno de los
vecinos, pero que lo han perdido al
entrar.
Cuando Narciso quiere saber el
motivo, Pepe no tiene ms remedio que
contar la historia completa y los tres
estn de acuerdo en que, por mucho
dinero que maneje, es un cabrn con
pintas. Pero el jardinero, adems, tiene
una idea.
Por lo que has contado creo que
ya s quin puede ser. Creo que es el
que dio el braguetazo con la inglesa.

Hctor se llama, creo. La mujer es


mayor y muy simptica. Ella es la que
tiene la pasta. l no tiene un duro, es un
guaperas que no sabe hacer la O con un
canuto. Slo tiene mucha labia; princesa
por aqu, princesa por all Se dej
querer la mujer, supongo. Ella tiene un
gusto esplndido para las plantas.
Siempre est alabando mis flores y a
veces le llevo unas cuantas para su casa.
Tiene una casa muy bonita y, cuando est
aqu, va todos los das a jugar al golf
Pero l es un imbcil. No os puedo dejar
pasar, porque si nos trincan me echan a
la calle, chavales, y la cosa est muy
mal Narciso sigue contando cosas

que sabe, intuye o le han contado sobre


el extrao matrimonio de Javier/Hctor
con aquella mujer. Dorothy se llama
precisa.
Y aunque toda aquella informacin
vale el esfuerzo de haber viajado a
Marbella, Pepe necesita ms.
Oye. Nosotros no podemos entrar,
pero dices que t s.
Narciso asiente mientras se la otro
porro.
Vale. Y si te doy esta cmara y t
entras a llevarle unas flores y haces unas
fotos?
S, no te jode. Les digo:
Pnganse juntos un segundito y digan

patata. De dnde has sacado a este


pimpollo, Domingo, que me va a buscar
la ruina
No, no, no, no. Yo no quiero una
foto de ellos ahora. No dices que estn
casados? Habr alguna foto en esa casa
de la boda, digo yo. De hecho, una foto
de su boda sera ms que suficiente.
Mira, hacemos una cosa. T te llevas la
cmara y, si lo consigues, te la regalo.
Qu me dices?
Narciso coge la cmara, que no
abulta ms que un paquete de tabaco, y
le da un par de vueltas en la mano.
Y si me la quedo y ya no te la
devuelvo, chaval? dice desafiante,

pero la mirada de advertencia que le


echa Domingo por encima de sus gafas
de espejo imitacin a RayBan le hacen
cambiar de idea. Bueno. Volved
maana a esta hora. A ver qu tengo.
Domingo se lleva a Pepe a conocer
la noche del lunes en Marbella, mientras
yo me blindo bajo la luna de Venecia
para resistir los encantos de mi
fotgrafo y del gerente del hotel, que
rivaliza ahora con Luis a ver cul de los
dos me liga primero o termina antes con
mi paciencia.
Al gerente se lo perdono porque es
medio francs, medio italiano y habla un
espaol con acento argentino lleno de

galicismos y bastante desconcertante.


Supongo que la mezcla de sangres le
tendr
en
ebullicin
hormonal
continuamente y le hace especialmente
vulnerable a los encantos femeninos. A
Luis, sin embargo, estoy a punto de
chillarle dos veces, pero me contengo
hasta que nos dejan solos fotografiando
las fantsticas vistas desde la azotea.
Qu es lo que no entiendes de
no me voy a acostar contigo, Luis?
Djame en paz, no tiene gracia.
Resptame un poco, por favor.
Slo estoy jugando, mujer, no te
pongas as. Nunca te haba molestado,
Pandora. Djame que te diga que te ha

sentado fatal echarte novio. De hecho,


desde que ests con l, te has vuelto
insoportable. Adems, no s si te has
dado cuenta, pero da igual lo que hagas,
para l ya ests haciendo algo malo.
Cuntas veces te ha llamado hoy? Dos
docenas? Te est controlando ms de lo
que nadie te ha controlado en tu vida.
Me fastidia, me irrita, le odio. Slo
hemos pasado juntos medio da y ya
sabe perfectamente de qu pie cojea mi
relacin. Lo saben todos menos yo?
Juan Carlos marca el nmero y se
deja caer sobre la cama. La ltima
sesin de quimioterapia le ha sentado
como un tiro y, aunque le han dejado

marcharse a su casa, va de su cama al


retrete con sensacin de fiebre y una
mueca de dolor y asco pintada en su
cara.
Una voz femenina responde al tercer
tono.
Bodegas Vizconde de Pagos,
dgame.
Hola. Quisiera hablar con Javier
Fernndez Domingo, por favor. Intenta
dar a su voz la cavernosidad de sus
mejores reportajes televisivos y casi lo
consigue.
No conozco a nadie con ese
nombre aqu. Est seguro del nombre
de quien busca? La chica suena tan

convencida que el periodista la cree sin


ms.
Vale, vamos a probar con este
otro. Le suena Hctor lvarez Ros?
S que me suena, pero ya no
trabaja en esta empresa, seor. Oiga,
con quin hablo? La telefonista
empieza a mosquearse, as que Juan
Carlos se presenta antes de volver a la
carga con ms preguntas.
Y se acuerda usted de cunto
hace que se march el enlogo?
Cmo que enlogo? Hctor?
Debe de estar confundido, seor. Hctor
era un trabajador eventual, un
temporero.

La noticia hace que Juan Carlos se


trague las nuseas y encuentre fuerzas
para levantarse poco a poco de la cama.
Como quiera que ninguno de los dos
sabe muy bien cmo seguir, la mujer
resuelve la situacin y le proporciona a
mi primer amante lo que en realidad
quiere.
Sabe qu? Creo que es mejor que
hable directamente con doa Luisa de
Pagos. Es la enloga y la duea de las
bodegas y creo que conoca bien a ese
hombre del que habla.
Dos canciones de hilo musical
despus, mi perspicaz Juan Carlos ya se
ha hecho una idea de qu clase de

relacin pudo tener la duea de las


bodegas con un temporero para ser
quien mejor le conoca en la empresa y
que lo supieran todos, hasta la
telefonista.
Pero
aun
as,
cuando
la
comunicacin
se
restablece,
le
sorprende escuchar al otro lado la voz
de una mujer madura.
En tan slo tres sesiones Laurita y
Marcos logran poner orden en el
galimatas.
Laurita hace unas cuantas capturas
de pantalla y las ordena en un
documento que le reenva a Carmen
antes de llamarla:

El pjaro se llama de verdad


Hctor lvarez Ros. No he conseguido
encontrar la relacin de este nombre ni
del otro, el de Javier, con las bodegas
esas en las que dice ser jefazo. As es
que supongo que es una trola. Javier
Fernndez Domingo no se encuentra en
ningn sitio en Internet. Directamente no
existe con ese nombre. Lo que s he
encontrado, metindome en los correos
de Pandora, es la direccin desde la que
le mandaba mensajes al principio. Y
tirando de ese hilo s hemos encontrado
un perfil en Facebook con muy poca
actividad. De hecho, est casi
abandonado. Creo que un da tuvo hasta

fotos, pero ahora est prcticamente


vaco.
Carmen se ve obligada a interrumpir
a Laura porque como vive en el siglo
XIX, lo de las redes sociales es un
completo misterio para ella.
Se puede vaciar de contenido el
Facebook ese?
Casi s. Pero tienes que saber
hacerlo y a veces dejas pistas.
Javier ha dejado unas cuantas. Puede
que haya intentado eliminar el perfil,
pero no ha sabido cmo hacerlo y lo ha
dejado prcticamente inactivo salvo por
un pequeo detalle: se le ha olvidado
avisar a sus conocidos y hay gente que

sigue ponindole cosas en el muro.


Qu cosas?
Pues yo dira que no todos son
muy amigos suyos, porque hay un tipo
que directamente le amenaza. Le dice
cosas como que ya le pillar, que
cuando le coja le va a dar de hostias de
parte de su hermana En fin, que le
tiene ganas.
Carmen est un poco sorprendida
por lo que oye y tiene ms de una duda
razonable.
Qu es lo que se me escapa,
nia? pregunta un poco impaciente
mientras le hacen seas desde la puerta
de la sala de reuniones de la empresa

que la contrata esta maana.


Laurita no se puede creer la pregunta
de su admirada Carmen.
Pues que el hombre sin pasado
tiene algunos enemigos; sus enemigos
son, por lgica, nuestros aliados; y
nosotros los hemos encontrado.
El martes Pepe ya est convencido
de que Narciso se ha largado con su
cmara y que tendr que volverse a
Madrid slo con los datos que el
jardinero les ha dado el da anterior.
Domingo le mira pasear calle arriba
calle abajo por la acera, mientras se
fuma un pitillo tan tranquilo con la
espalda pegada a la pared de la

urbanizacin, buscando la anorxica


sombra del medioda.
Tranquilo, pollo. Vendr repite
por segunda vez. Los del mdulo 1 de
Alhaurn somos de fiar.
Pepe le mira con el rabillo del ojo,
intentando averiguar si le est tomando
el pelo. Pero media hora ms tarde ven a
Narciso salir de la urbanizacin por la
puerta principal, con las manos en los
bolsillos del mono y un pitillo pegado a
los labios. El jardinero le tiende la
cmara a Pepe, que se apresura a
inspeccionar el resultado.
A ver si te vale esto.
Y vale, vaya que si vale. En una de

las imgenes, Pepe ve una fotografa en


la que Javier viste un elegante esmoquin
y a su lado aparece una mujer mayor,
con el pelo blanco recogido en un moo
y un discreto vestido de novia. Pepe
sigue pasando y encuentra otra imagen
de los dos en baador en la playa y tiene
que reconocer que, aunque la tal
Dorothy sea mayor que Javier, es
todava una mujer hermosa y esplndida
con aspecto de haber sido an ms bella
en el pasado.
En la tercera imagen vuelven a
aparecer los dos, esta vez acompaados
de una tercera persona, un caballero de
gesto amable, grandes entradas y ojos

azules, con aspecto de extranjero, que


aparece sentado a la izquierda de la
mujer en la mesa en la que cenan los
tres.
Si no fuera porque s de qu va
esto, pensara que es Javier o Hctor,
como se llame, con sus padres
comenta Pepe repasando las imgenes.
Pues no. El hombre elegante se
llama Patrick, es un amigo de la familia.
Bueno, es amigo de ella, claro. Creo que
es el director de una de las empresas de
la seora, su abogado o algo as. Antes
vena mucho, pero hace tiempo que no le
veo, la verdad. Es viudo tambin. Su
mujer muri hace unos meses.

Se casaron aqu? pregunta


Pepe por curiosidad, al recapacitar
sobre el atuendo de Javier, poco comn
en las bodas espaolas.
No lo s. Yo creo que no. Se
conocieron aqu, eso s lo s, porque l
iba al campo de golf a jugar y all se
conocieron, pero creo que se casaron en
la tierra de ella. Que debe de ser
escocesa, inglesa o de por all. Creo que
alguna vez he visto otra foto de la boda,
en la que salen con ms gente, pero hoy
no he tenido tiempo de buscarla. Te
vale con esto?
Pepe sonre y extrae la tarjeta de
memoria de la cmara antes de

devolvrsela a Narciso, que la rechaza


con un gesto.
No, to, qudatela, yo ya tengo
una. Los ricos estos no pagan mal. Eso
s, te pido un favor: si le vas a meter
mano a este cabrn, que sea limpio y
rpido, pero no me la toquis a ella, que
me recuerda a mi vieja. Se me muri la
mujer de los disgustos que le di y no
quiero yo que esta pobre seora sufra
por ese tipo. Y si necesitas cualquier
cosa, llmame y me lo dices, chaval. Y
t y yo seguimos en contacto, Tijeritas.
Por cierto, que no s a qu te dedicas,
pero si quieres yo aqu tengo curro para
otro jardinero. As es que ya lo sabes.

En el AVE camino de Madrid, Pepe


hace repaso de todo lo que ha
averiguado sobre mi novio y se permite
el lujo de indignarse.
Tanto que marca mi nmero
dispuesto
a
contrmelo
todo,
contraviniendo las rdenes de Juan
Carlos, pero le salta mi buzn de voz.
Cuando aterrizo en Barajas a ltima
hora de la tarde, veo su llamada perdida
sin mensaje. Pienso en llamarle esa
misma tarde o al da siguiente
aprovechando que Javier no volver
hasta el jueves por la maana.
No s por qu no me sorprende la
sospechosa habilidad de mi novio para

encadenar sus viajes a los mos, porque


es matemtico: si yo desaparezco de
Madrid, por el motivo que sea, l se las
apaa para marcharse y volver dos o
tres das despus de mi regreso. Me
hubiera quedado tan tranquila un da ms
en Venecia de haberlo sabido, pero la
llamada de Javier me llega cuando ya
estoy facturando el equipaje en el
aeropuerto Marco Polo.
Lo siento, princesa, me tengo que
quedar en Huesca un par de das ms. Se
ha roto una de las mquinas frigorficas
ms grandes y peligra la cosecha entera.
Me parece lo suficientemente
importante como para no meter presin

quejndome de que no haya nadie


esperndome en Madrid.
Otra de las llamadas perdidas que
tengo es de Julia, que me insta a
presentarme al da siguiente en el
peridico, porque tengo noticias
frescas que te van a interesar y mucho
trabajo que hacer.
Suspiro, paro un taxi y me dejo caer
tras darle la direccin de mi casa
prometindome a m misma que esa
noche la pasar sola, tranquila, me dar
un bao y probar de una vez ese
vibrador sumergible que llevo semanas
queriendo meter bajo el agua.
De hecho, me sorprende llegar a

casa y no encontrarme a Laurita all, con


Marcos,
como
de
costumbre,
esquilmndome el mueble bar o echando
un polvo en mi habitacin. No sera la
primera vez que tengo que cambiar las
sbanas despus de encontrar restos
orgnicos de su novio sobre mi edredn
y pelos de Laura por todas partes.
Mi regreso de Venecia, sin embargo,
es mucho ms tranquilo y disfruto de los
maullidos de Prometeo mientras me
lleno la baera, deshago el equipaje y
me meto en el agua caliente con mi
juguete.
Desde que descubr cmo se lo
montaba mi prima Luca con un payaso

de feria (un mueco de tmbola, quiero


decir) cabalgando sobre su cara de
plstico sin bragas sobre la cama y la
imit un da con la almohada de la casa
de la abuela, me he masturbado en
infinidad de sitios, momentos y posturas.
Cuando era adolescente utilizaba
principalmente mis manos y pona la
cama como escenario, pero segn fui
creciendo ampli el repertorio de
objetos masturbadores y de lugares de
masturbacin.
Si bien la cama sigui siendo mi
lugar favorito para practicar el amor
propio, confieso haberme masturbado en
el saln de mi casa, en la biblioteca de

la facultad, en el coche conduciendo, en


el coche yendo de copiloto, en el
despacho escribiendo, en el bao del
trabajo, en la piscina, en la playa, en el
campo y, por supuesto, en el cine, que
para eso se invent la fila de los
mancos. Siempre, eso s, asegurndome
de que nadie poda verme.
Pero nunca antes en la baera de
casa. Fundamentalmente porque soy ms
de ducharme que de baarme y, sobre
todo, porque se me baja la tensin con
mucha facilidad.
Esa tarde, sin embargo, me da igual
y, para rematar la faena, me llevo una
copa de vino al bao y mi msica

preferida: Bruce Springsteen. Y all


entre los tres (el vibrador, la voz del
Boss y yo) montamos tal concierto de
orgasmos que, por primera vez desde
que Carmen se mud del piso de al lado,
me llaman la atencin golpeando con
furia la pared. Acaso hacen los
azulejos caja de resonancia?
Tendr que preguntarlo porque no es
la primera vez que servidora tiene un
orgasmo en su vida, aunque es verdad
que la situacin me invita a
desinhibirme y a gritarlo a los cuatro
vientos, porque la tensin de los dos
das manteniendo a raya a Luis y las
fricciones de mi relacin con Javier me

han puesto al lmite de olvidarme de m


en los ltimos das.
Reconozco que los gritos que suelto
me sorprenden hasta a m, que soy de
correrme a carcajadas ms que de pegar
alaridos como una posesa, pero debo de
gritar tanto que el gato se asoma a la
baera alarmado por el jaleo y tengo
que espantarle salpicndole con agua
porque no pienso yo dejar la cosa en una
nica descarga.
Es ms, en vista de que mi novio no
est de cuerpo presente para disfrutar
del
espectculo,
pienso
seguir
masturbndome recordando el ltimo
fantstico polvo que echamos, mientras

al juguete le duren las pilas.


Pero una cosa es lo que quieres
hacer y otra muy distinta lo que haces y,
dos orgasmos despus, agotada del todo
y con la tensin por los suelos, me
arrastro fuera de la baera y logro llegar
hasta la cama, en la que me dejo caer
desnuda, empapada y exhausta. Un
segundo antes de quedarme dormida
acierto a arroparme con el edredn para
protegerme de los speros lametones de
Prometeo.
Julia parece en plena forma cuando
la veo por la maana en el peridico.
Pero lo suyo es una euforia contenida en
miradas llenas de intencin que me lanza

por encima de la pantalla de su


ordenador y en mensajes crpticos que
no me dicen gran cosa.
Puedo saber a qu viene tanta
alegra? le pregunto en un correo.
Tengo noticias que te van a
encantar, pero no puedo decirte nada.
Hoy nos vamos a comer fuera y te
cuento.
Incapaz de sonsacarle nada ms,
trato de concentrarme en lo que tengo
que escribir sobre el hotel de Venecia,
pero la tensin y los corrillos que se
forman por todas partes no hacen ms
que distraerme. Por una vez, adems,
tengo la sensacin de que no soy yo el

objeto del cotilleo ni mi ltimo relato de


lo que se habla sotto voce en la
redaccin.
Hasta Martn Lobo, que no suele
entrar al cotilleo de los dems, anda por
ah
de
susurro
en carcajada,
chasqueando la lengua, gastando bromas
y mirando de reojo.
Busco a Consuelo y la encuentro
vaciando papeleras en la tercera
pradera,
entre
la
seccin
de
Documentacin y las mesas de
Expansin.
No ser verdad que eres t la
nica que no se ha enterado de qu pasa,
Pandora. Precisamente t

Tal y como lo dice me da la


sensacin de que me afecta, pero como
parece muy contenta, supongo que, sea
lo que sea, malo no es.
No me dejes con las ganas.
Cuntamelo le urjo, mientras la cojo
del brazo y me la llevo al bao.
Consuelo se deja hacer y,
colaboradora ella, coloca el carrito en
la puerta del servicio con la fregona
atravesada para que la gente entienda
que no se puede pasar.
Cierra la puerta tras de s y se lava
las manos mientras se da toda la
importancia del mundo. Me armo de
paciencia porque s de sobra que la

reina del chisme en la oficina necesita,


como todos, sus cinco minutos de gloria.
Te perdiste la fiesta de ayer, en el
peridico. Al parecer se celebraba una
de esas recepciones de autonomas y
nuestra amiga Esther dio el espectculo.
Yo estaba en el office preparando
bandejas para canaps, pero me
contaron que se tom dos copas ms de
la cuenta y que mont un pollo que va a
dar mucho que hablar.
No subo las cejas porque desconfe
de lo que Consuelo me cuenta, sino por
la sorpresa de saber que doa perfecta
ha metido la pata, pero hasta el fondo.
Define pollo le pido a

Consuelo que, pese a lo escueto de su


auditorio, disfruta como un guarro en un
charco al ver mi cara.
No sabra decirte las palabras
exactas. Ya te digo que yo no estaba, eso
te lo va a contar mejor Martn, que fue
testigo, pero andan por ah diciendo que
est liada con un poltico de estos
importantes, que l est casado, y que
ella se fue ayer de la lengua y le mont
un numerito en la fiesta. Ya sabes cmo
es esto
Quin es el tipo?
No lo s. Alguien gordo, pero no
s si del gobierno o de la oposicin
Resoplo imaginando la escena que

tuvo que haber montado la mala pcora


con dos copas de ms encima y una
generosa dosis de despecho.
Julia y Martn corroboran y amplan
la informacin de Consuelo aadiendo
detalles que me distraen totalmente de lo
que hemos pedido para comer.
Parece ser que mi archienemiga,
desoyendo los consejos que he dado una
y cien veces en mi blog, tuvo un breve
affaire (un rollo de una noche, vamos)
con un seor casado y con hijos que no
tiene la ms mnima intencin de
abandonar a su familia y menos por una
tontera de la que se arrepinti al da
siguiente y todos los dems das desde

que ocurri La cosa habra pasado sin


ms, si no llega a ser porque la muy
pava se qued colgada de l, en plan
Glenn Close en Atraccin fatal.
Pero esta ta est zumbada!
Ahora entiendo tanta frustracin y tanto
veneno
En el fondo me compadezco de ella.
Para, para, Santa Pandora, que al
final te va a dar pena me recomienda
Martn.
Eso. De quin es la culpa?
Cuando una se mete en una situacin as,
ya sabe lo que hay, no? Lo sabrs t
mejor que nadie
Ignoro la insinuacin de Julia sobre

mi relacin con Juan Carlos, mi primer


novioamante, y soplo sobre la infusin
que tengo entre las manos. Pero es
verdad, la desgracia de Esther no me es
ajena, como bien ha sugerido mi jefa.
Cuando me acost con Juan Carlos
no saba que estaba casado.
En realidad, no quera saberlo. No
es que me diera igual, pero en mi
imaginario infantil no caba la idea de
que un hombre como l le fuera infiel a
su esposa.
Una vez se me escap un te quiero
inoportuno y l se despert del sueo
ertico que estaba teniendo conmigo. De
pronto le naci la conciencia y

reconoci que tena una aventura con


una cra de 19 aos que se haba
enamorado de l. No se lo pens mucho,
la verdad, y dijo las palabras que
rompieron el hechizo.
Pandora, creo que deberas saber
que estoy casado y que tengo dos hijos.
Cre morir de dolor y de vergenza.
Me levant de la cama, me vest y me fui
de la habitacin sin derramar una
lgrima.
As es que s, mal que les pese a
Julia y a Martn, en memoria de mi
pasado, no puedo ms que sentir lstima
por Esther. Una especie de hermandad
por la experiencia compartida me hace

sentirme cerca de ella, aunque sea una


mala pcora y una zorra y se haya vuelto
medio loca por un tipo que no la
corresponde (pattico).
Pero, adems, despus de la que li
en la fiesta la ha cagado tanto que salir
de ah y recuperarse con dignidad le va
a resultar mucho ms difcil que a m
porque, si bien yo tena 19 aos cuando
cort con Juan Carlos, Esther ronda ya
los 35 y, aunque a esa edad estamos en
lo mejor de nuestras vidas, la sensacin
de ridculo se siente con mucha ms
nitidez.
Del Juan Carlos que yo conoca no
queda mucho ya. Postrado en la cama,

con nuseas, fatiga y sensacin de


fiebre, organiza una suerte de fiesta en
mi honor en la que l no parece
dispuesto a presentarse.
Desde primera hora del da aporrea
las teclas de su porttil, uniendo los
cabos que han aportado Pepe, Julia,
Elena, Carmen, Patricia, Lucas Tenorio,
Laurita y l mismo para trenzar ante mis
ojos el relato de la mentira de mi novio.
A primera hora de la tarde llama a Elena
y organiza con ella una puesta en escena
dramtica, teatral e inolvidable.
La tarde se me hace eterna en el
peridico mientras doy forma al
siguiente relato y termino el reportaje de

Venecia. La historia de Esther me ha


puesto un poco ansiosa y, cada vez que
alguien pasa delante de nuestra posicin,
levanto la cabeza para ver si es ella
quien se acerca. Aunque s que le
parecera una burla fatal, me hubiera
gustado ensayar un gesto de apoyo
creble para ella. Pero entonces,
mientras repaso mi ltimo post, cambio
de idea y, ms que pena, siento unas
intensas ganas de estrangularla. Alguien
ha entrado en mi texto y ha escrito una
absurda hache delante de la palabra
albornoz. Halbornoz, ea, con toda su
paz se ha quedado la muy vbora
mientras arruinaba mi trabajo.

Se lo digo a Julia, que alucina,


literalmente, y a punto estamos de entrar
en el despacho de Fernando a presentar
una queja, cuando le vemos reunido a
puerta cerrada con un altsimo cargo
poltico que, suponemos, es el presunto
amante de Esther. Por lo poco que
podemos vislumbrar a travs de las
cortinillas la conversacin es lo
suficientemente seria como para no
interrumpirla enarbolando un halbornoz,
por ms que a m me duelan los dedos
de contestar emails de lectores
cabreados por mi incultura manifiesta.
Ya es de noche cuando, por fin, Julia
me
deja
marchar.
Ha
estado

entretenindome con una excusa detrs


de otra durante toda la tarde y, cuando
conduzco camino de casa, me siento tan
cansada como la noche anterior cuando
me arrastr fuera del bao, exhausta,
tras masturbarme.
La asociacin de ideas me trae del
recuerdo aquel da en que conduje hasta
mi casa con una barra de labios
vibradora insertada en el sexo y que dio
pie a uno de mis relatos ms basados en
la realidad de cuantos he escrito nunca.

SEXO DE CAMUFLAJE
Menudo mal rato acabo de pasar por
culpa de mi barra de labios.
Primero, casi tengo un accidente de
coche y despus, me ha faltado poco
para ponerme en evidencia delante del
ms cotilla de mis vecinos.
Que cmo puede un trozo de carmn
generar tanto caos? Seguro que lo
entendis mejor si os aclaro que mi
barra de labios es un vibrador
camuflado, uno de esos cacharros que
carga el diablo
Me lo compr hace unos meses por
hacer la tontera: me pareca mono y, tan

discreto, que poda llevarlo en el bolso,


a la vista de todos, sin que nadie
sospechara nada.
Pero el caso es que el invento se ha
venido conmigo de la ceca a la meca,
sin salir del bolso hasta que, esta misma
tarde, cuando sala del trabajo, he
tropezado con l mientras buscaba las
llaves del coche. Y, mira por dnde, hoy
me ha pillado con ganas de hacer
experimentos.
Como todava no se le ha sulfatado
la pila por falta de uso, he decidido
probar la teora de Elena que asegura
que, si se/la masturba/n cuando va
conduciendo, la emocin hace que pise

el acelerador sin darse cuenta y ya le


han puesto dos multas por exceso de
velocidad. Y con el seguro del coche
echado y protegida por la oscuridad del
garaje de la oficina, he desabrochado
mis vaqueros para colocar la barra de
labios en funcin vibrador, lo ms cerca
posible a mis zonas jugosas y
sensibles Y qu queris que os diga?
Como vibra el juguete entero,
mientras me iba electrizando el cltoris
me acariciaba rtmicamente la vagina.
Una gozada!
Me estoy preguntando si la DGT
tendr tipificado como delito o falta
cualquier infraccin cometida en estas

circunstancias.
Quiero decir, no puede ser lo mismo
ir a doscientos todo un trayecto porque
s, que pegar un ocasional aunque
intenso acelern orgsmico (ser un
atenuante o un agravante? Se podr
alegar algo?)
Despus de aguantar una sinfona de
pitidos y dos millones de fogonazos con
las luces largas, al final he llegado sana
y salva al garaje de casa, donde me he
encontrado lo que pareca una asamblea
de propietarios. El del bajo, la pareja
del tercero, uno del quinto con sus dos
nios y Ricardo, mi vecino de planta
todos de conversacin justo delante de

mi plaza.
Con la mejor de mis sonrisas y todo
el disimulo del mundo, iba a meter la
mano en mis braguitas para rescatar el
vibrador, cuando Ricardo, que es un
caballero, se ha acercado a abrirme la
puerta dejando a medias mi operacin
de rescate.
Pandora, estamos hablando de que
se ha estropeado otra vez el ascensor y
que maana hay que llamar al tcnico.
No me ha dado tiempo ms que a
abrocharme el pantaln, as es que me
he puesto la chaqueta y he intentado
zafarme de su presencia.
Vaya, siempre estamos igual.

Bueno, me subo a casa, que estoy


muerta.
Pero si vas muy cargada, djame
que te ayude, mujer.
Y me ha quitado con diligencia de
las manos los libros y carpetas que
llevaba.
Ya en el portal, he confirmado mis
peores presagios: el hueco de la
escalera amplifica el ruido de la
vibracin del juguete que todava
andaba haciendo de las suyas dentro de
mis bragas. Y, mejor an, a cada
peldao el bichejo se recolocaba
amenazando con la posibilidad de
escurrirse por mi pernera izquierda y

llegar hasta el suelo, delatndome ante


el tipo que duerme pared con pared con
el maltrecho cabecero de mi cama y mi
concierto discontinuo de orgasmos. A
que doy el espectculo?
Para un momento No escuchas
un zumbido? ha preguntado Ricardo
detrs de m, a la altura del segundo.
Qu? No, para nada.
Apretar el paso no me sirve de nada,
mi vecino es cinturn negro de judo y
est ms en forma que todo el parque de
bomberos. Adems, es como un
rastreador apache y me ha seguido
pisndome los talones con la oreja y los
ojos pegados a mi trasero.

Por cierto, que hace mucho que no


veo a ese amigo tuyo alto de pelo
rizado
La indiscrecin me ha dado pie para
pararme en seco y hacerme la ofendida
en el descansillo del tercero, mientras
me concentraba en cerrar los msculos
del suelo plvico, porque la dichosa
barra de labios pareca a punto de
penetrarme con su machacona y saltarina
vibracin.
No me estars llevando la cuenta,
verdad?
Yo? Como si pudiera Pero
seguro que no oyes nada? Escucha
Que no

Y de dos saltos he alcanzado nuestra


planta, he abierto mi puerta haciendo
malabares con el vibrador que ya no
saba si entraba o sala o se haba
quedado encajado entre mis labios
menores. He recogido mis libros de
manos de Ricardo y le he dejado al otro
lado, en la escalera.
Oye, creo que era tu mvil
porque ahora no se oye nada!
S, ya ya lo cojo!
He rescatado la exhausta y
moribunda barra de labios de la
empapada crcel de mis bragas. Voy a
limpiarla y a darle un digno entierro en
el cajn de los juguetes de amor.

Ms all del mal rato que casi me ha


hecho pasar, hay que reconocer que su
esfuerzo por dar placer y pasar
desapercibida bien vale los pocos euros
que pagu por ella.
Descanse en paz mi heroica amiga.
Mi propia mala pata siempre me ha
hecho gracia, as que entro en el garaje
esbozando una sonrisa aunque comienza
a llover sobre Madrid, y an la
conservo cuando abro la puerta de mi
casa y me encuentro en mi saln tan
abarrotado de gente y ordenadores que
por una vez pienso que me he metido en
un locutorio o en el Campus Party.
Pero en realidad, como tardo muy

poco en saber, pese a la concurrencia y


a que algunos se han servido una copa
de mi mueble bar, esto no va a ser
ninguna fiesta.
La presencia de Laurita no me causa
sorpresa, aunque est con las narices
metidas en mi porttil. Me extraa un
poco ms ver en casa a Carmen, Elena y
Patricia, pero entra dentro de la
normalidad. Lo que no tengo previsto en
ningn caso es ver a Pepe y a Lucas
Tenorio, juntos en mi saln, trasteando
con otro ordenador, ante Eugenio, el
marido de Marta y mi ex psiquiatra, que
observa por encima de los dos.
De hecho, pensaba que estaba ya en

Nueva York, as que me acerco a


saludarle a l primero.
Qu haces aqu? Te haca en la
Gran Manzana. Y qu es todo esto?
Eugenio me da un abrazo afectuoso y
me conduce hasta el sof, donde los
dems me han reservado un hueco.
Qu pasa? repito.
Pero nadie parece muy dispuesto a
empezar a explicarse.
Al final es Carmen quien, despus
de coger aire, empieza a hablar y, cuanto
ms habla, ms pienso yo que estoy en
medio de un mal sueo, porque mis
amigos se han vuelto todos locos y dicen
sandeces sobre mi novio. Por ejemplo:

Javier en realidad no se llama


Javier. De hecho, con ese nombre no
tiene ms que una cuenta bancaria, pero
ni una nmina domiciliada, ni el coche,
ni el alquiler de su casa, de la que, por
cierto, no es el propietario como te dijo,
ni nada. Se llama Hctor lvarez Ros y
tenemos sospechas fundadas de que
puede ser un estafador. Un poco cutre;
un estafador en zapatillas, pero un
delincuente al fin y al cabo.
Qu dices, ta?
Mi balbuceo apenas perceptible no
arredra a Carmen, que hace un gesto con
la mano para que no la interrumpa y
sigue con su relato.

Hemos averiguado que no es el


enlogo de las bodegas Vizconde de
Pagos, ni de ninguna otra. Ni en Huesca
ni en ninguna denominacin de origen en
Espaa. Trabaj en la bodega hace unos
tres aos, es cierto, pero como
temporero recogiendo uva, hasta que
trab amistad con la bodeguera. Ah hay
una historia un poco turbia que la mujer
no nos ha querido contar por telfono,
pero creo que, si quieres, a ti te la
contara. Desde luego ha reconocido las
fotos que le mandamos de Javier, y
corrobora que se llama Hctor. Laurita
te puede demostrar todo lo que te digo,
porque ha estado recopilando la

informacin que hemos reunido y


contrastado. Pero hay ms
Ojipltica del todo veo cmo
Carmen le hace un gesto a Pepe, que est
al otro extremo del saln, y mi antiguo
amante se acerca con una expresin de
pesar en la cara.
Hola, Pan. A ver Suspira
antes de lanzarse a la carga. He
estado siguiendo a ese Javier o
Hctor varios das. Durante tu ltimo
viaje me pegu a su culo y le segu hasta
Marbella.
Me dijo que estaba en Huesca
porque una mquina se haba averiado
interrumpo intentando desmontar la

historia de Pepe.
Lo siento, corazn, pero no ha
estado en Huesca ni una sola vez desde
que te conoce. Bsicamente porque no
tiene nada que hacer all apostilla
Elena.
Enmudezco
sin
saber
cmo
demostrar que sus viajes son ciertos,
pero no encuentro pruebas que enarbolar
a su favor. Pepe retoma su discurso:
Fuimos en AVE a Mlaga, un
coche con conductor vino a buscarle a la
estacin y le llev a una urbanizacin
privada, de esas de ricos, en Marbella.
Mientras Pepe habla, Lucas coloca
un ordenador frente a m en la mesa de

centro y va pasando fotos que, supongo,


ha tirado Pepe en las que se ve a Javier
saliendo de la estacin de AVE y
subiendo a un coche con las lunas
tintadas y fotos de un jardn inmenso con
pequeas
villas
desperdigadas
salpicando el fondo verde de la imagen.
Estoy tan alucinada que no s qu
decir.
La casa a la que fue pertenece a
Dorothy Donelan, es una mujer algo
mayor, de unos cincuenta y tantos o
sesenta aos, puede que ms, aunque se
conserva bastante bien. Es britnica.
Irlandesa o escocesa no lo s. Es rica
porque hered un montn de empresas

de su marido, que muri hace cuatro o


cinco aos. Y est casada con l.
Casada con quin?
Tanta informacin empieza a
marearme. Elena toma el relevo,
adelanta un par de fotos de la propiedad
de la que habla Pepe y me pone delante
una imagen de mi! Javier vestido de
esmoquin abrazando a una mujer de
cabello blanco y aspecto radiante e
impecable que, efectivamente, va
vestida de novia.
Con Javi, o mejor dicho: con
Hctor. Tu novio est casado. Ese
cuento de la ex mujer que
peridicamente se intenta suicidar no es

ms que eso: un cuento chino. Por eso


desaparece tanto, a Huesca, a Mlaga a
ver presuntamente a la loca, de viaje de
negocios Porque tiene otra esposa.
Una esposa rica, Pandora. Obviamente
ha pegado un braguetazo, porque no creo
que sea un matrimonio por amor. Sobre
todo
teniendo
en
cuenta
que
prcticamente vive contigo
Las ltimas palabras de Elena me
dan un vuelco al estmago, el corazn
comienza a latirme demasiado deprisa y
empiezo a sudar porque me acuerdo
sbitamente de que nosotros tenemos
planes para casarnos! Como mnimo,
dentro de unas semanas, l se mudar a

casa conmigo y nuestra feliz vida de


pareja, la que yo he deseado desde hace
meses con toda mi alma y le he
anunciado a todo el mundo a travs de
mi blog, comenzar. Les miro a todos,
uno a uno, sin saber qu decir, mientras
siento que las lgrimas y la indignacin
pelean por conquistarme.
Estn todos locos: yo soy su
princesa! Me lo dice continuamente.
Eugenio, que siempre ha tenido un
poder tranquilizante paranormal sobre
m, se coloca detrs y me pone las
manos sobre la cabeza mientras me dice
bajito al odo que no me preocupe, que
todo acabar bien

Tras el silencio, Lucas Tenorio y


Laurita cambian un porttil por otro y mi
amigo empieza a justificar su presencia
con un balbuceo casi inaudible:
Yo esto Yo slo En
realidad yo no tengo nada que decir
sobre tu novio, pero te acuerdas cuando
te dije en Barcelona que tena una amiga
que conoca a Javier? Pues la he
encontrado. El otro da nos cont a
Elena y a m de qu se conocan y lo de
menos es que haga consumo habitual de
pornografa por Internet. A m no me
parece mal, la verdad
Como ve que va perdiendo el hilo,
Elena le da un carioso empujn para

que siga contando.


S, perdona. Pues eso, que Red
Angel, mi amiga, fue quien nos cont
que estaba casado porque ella ha visto
en alguna ocasin a su mujer. El caso es
que Samantha quiero decir, Red, nos
dijo que tena un vdeo y algunas
imgenes que te quera ensear a ti
directamente. La tenemos en una
conexin online, porque ahora vive en
Barcelona, creo.
En vista de que Lucas, tan torpe
como siempre, es incapaz de encontrar
la conexin, Laura se acerca, le quita el
ordenador, y al cabo de unos segundos
vuelve a ponrmelo delante. No

sabiendo muy bien qu decir, sonro y


ella me devuelve una enigmtica mirada
que tal vez quiere ser una mueca amable.
Cuando la llamada llega al cuarto
toque, un recuadro se ilumina en la
pantalla y aparece una mujer de pechos
operados con una espectacular silueta
desnuda en color tostado que,
obviamente, no nos habla a nosotros.
As, as, mi amor. Acarciate as.
Qu rico! Mira cmo me ests follando,
mi cielo. Ahhhhh! Qu placer me da tu
polla. Esta polla es tuya Quieres que
me la meta por el culo? Claro que s,
todo lo que te d placer
Incapaces de reaccionar ante la

sensual voz de Red Angel y atrados


todos, vamos a reconocerlo, por el
polvo ciberntico del que estamos
siendo testigos, nos quedamos pegados a
la pantalla mirando cmo la actriz se
mete un dildo de aspecto real y buen
calibre primero por la vagina y luego
por el ano.
Obviamente no vemos al interesado
y quiero imaginar que l tampoco nos ve
a nosotros, pero Red Angel sabe que
estamos all y, de vez en cuando, nos
lanza miradas de soslayo con sonrisas
aviesas que interpretamos como una
invitacin a disfrutar del espectculo.
Seguro que quedara mejor si dijera

que el tiempo se me hace eterno, pero mi


madre no me deja mentir, y no me queda
otra que confesar que la actuacin de la
porno star desdramatiza bastante la
situacin que vivimos en el saln de mi
casa y que no puedo apartar mis ojos de
sus pechos, su vagina, su piel de
terciopelo color tierra y su cintura de
avispa. Me fijo en las pulseras que luce
en los tobillos y en el color rojo fuego
de su largusima cabellera. Red Angel
es un bellezn recauchutado al ms puro
estilo caribeo, como deja traslucir su
acento cubano, pero una bomba ertica
al fin y al cabo.
Mi amol, as Mira cmo te la

chupo crrete, crrete bien, cario


dice mientras chupa la punta del dildo
que se ha sacado del ano y al que extrae
habilidosamente un preservativo que no
me haba percatado que tuviera puesto.
Supongo que su cliente ya se ha
corrido, porque ella lanza besitos con la
punta de sus dedos (rematados en unas
uas enormemente largas) y se despide
coqueta y cariosa de otra pantalla.
Cuando se vuelve hacia nosotros
mientras se pone una camiseta, me
recoloco en mi sitio incmoda al
descubrir que yo tambin me he excitado
y que me encantara estar all sola para
poder tocarme a placer y correrme tanto

como pudiera.
Jams he consumido sexo de pago y
menos con una mujer, pero visto el
resultado tomo nota de las sensaciones
experimentadas para no descartarlo en
el futuro. Con el rabillo del ojo creo ver
que Pepe se coloca una mano
discretamente sobre la bragueta de sus
gastados vaqueros para contener una
evidente ereccin. Casi suelto una
carcajada.
Hola, mis amoooooresssss
saluda ya s dirigindose a nosotros.
Les ha gustado el show?
Como ve que ninguno respondemos,
de puro corte nada ms, suelta una

carcajada y me mira directamente.


T eres Pandora, no es cierto?
Asiento y se pone seria de pronto.
Bueno, mi amol. Te ha contado ya
Lucas, supongo Bueeeeeeno, pues t
no te sientas mal, porque ese hombre es
cosa mala. Yo le he tenido muchas veces
en la cmara y me daba un poco de
miedo. As que una vez le grab, porque
las cosas que peda eran un poco de
violento y aprovechado, t ya sabes
De eso que no se le pide a una esposa.
Bueno, a su esposa ya le pidi bastante
aquel da que me la puso delante de la
cmara, la pobre mujer Yo lo pas
fatal, y ella ni te cuento. Tengo el

vdeo preparado. Te lo pongo.


Y, sin esperar respuesta, enchufa una
grabacin en la que se ve a Javier
desnudo y a su mujer, la misma de la
fotografa, algo ms desgreada y con
gesto serio y disgustado, discutir
acaloradamente en ingls, mientras l
seala a la cmara y la insta a hacer
algo a lo que Dorothy no parece nada
dispuesta. Carmen se adelanta, pega la
oreja al altavoz del ordenador y empieza
a traducir la conversacin.
Ella le dice que es un pervertido y
que no har nada delante de esa mujer
l le contesta que es un juego, que no
habr nadie ms en la habitacin que

ellos dos y que la mujer es una actriz, no


una prostituta Ella dice que no, que
no Le insulta. Le llama impotente. l
dice que no es impotente, que se lo va a
demostrar si juega un rato con la mujer
de la cmara. Ella dice que todo ha sido
un error, un gran error y que se
marcha. Y l dice que no cierre la puerta
de la habitacin, que cuando acabe con
la cmara subir a por ella, a follrsela.
Por cierto, esta mujer no es ni escocesa
ni irlandesa. Por el acento dira que es
galesa, como Henry.
Cuando
Carmen
termina
la
traduccin yo ya tengo las nuseas
cogidas a la boca del estmago y s que

voy a vomitar, as que me levanto


corriendo y me precipito al bao
derramando a mi paso una de las copas
que hay sobre la mesa del comedor.
Entre mis arcadas escucho el final
de la conversacin de la stripper con
mis amigos. Ella se disculpa por la
grabacin y lamenta lo que est pasando.
Pero tena que saberlo, es mejor.
Ahora podr tomar una decisin. Y si le
manda al carajo, habr merecido la pena
esta mierda ( mielda, pronuncia) de
trabajo que tengo. En cuanto encuentre
alguna cosa que me d de comer y me
deje ahorrar para mantener a mi
muchachito, dejo la cmara.

Antes de que Patricia y Eugenio


llamen a la puerta del aseo, la oigo
explicar que es madre soltera y que tiene
un hijo pequeo.
Que una vecina se lo cuida cuando
tiene que trabajar, pero que no lleg a
Espaa para ser actriz porno. Estudi
Turismo en La Habana, pero que aqu
las cosas no estaban buenas para
hacer de eso.
Se sac un curso de informtica,
pero su situacin no mejor y opt por
ponerse ante la cmara y dejar que los
hombres (y algunas mujeres) sueen
despiertos con ella.
Yo nunca he follado con actores ni

eso. No sabra hacer una pelcula. Pero


no me va mal pago mis facturas,
mando a mi hijo al colegio Es una
mielda, pero
Dejo de escucharla porque un dolor
inmenso me corta la respiracin y la
nica forma que encuentro para volver a
tomar aire es dejar que las lgrimas
salgan por fin.
Es verdad que soy la reina de la
comedia y puede que del drama, pero no
me gustan las pelculas de miedo, as
que abro la puerta para que Patri y
Eugenio, que la aporrean con pies y
manos, entren a consolarme. Sin xito.
Alguien dice: Ya se le pasar.

Otro responde: Es mejor as.


Un tercero opina que Tena que
saberlo y Laurita, la ms honesta y
sincera de todos, suelta: Djala que
llore, a ver si se le ahoga el
entontamiento con las lgrimas. Yo me
he quedado mucho ms tranquila y ms
me voy a quedar cuando me deje que le
cuente el resto.
La posibilidad de seguir escuchando
acusaciones contra Javier (Hctor?) se
rebela dentro de m y me zafo de todos
los brazos que intentan pararme mientras
me hago con mi bolso y salgo disparada
por la puerta de la calle.
Lo ltimo que oigo antes de cerrar

de un portazo es a Eugenio controlando


la estampida:
Dejadla que se vaya. Ya ha sido
suficiente por hoy.
En medio del mareo que siento,
tengo un segundo de lucidez y descarto
coger el coche porque no veo muy claro
lo que voy a hacer, pero me echo a la
calle ignorando que llueve, mojndome
mis preciosos zapatos de piel de potro
con todos los charcos que me salen al
paso.
Es, quiz, puro instinto lo que me
lleva, tras caminar un buen rato, hasta el
portal de la casa de Javier. Y no s por
qu me pongo a llamar aunque s

perfectamente que l no est. Me lo


acaban de decir: estaba en Mlaga, con
su esposa, una galesa adinerada a la que
l humilla de la peor manera posible.
Me pregunto cmo fue su noche de
bodas, si tuvo que tomar viagra para que
se le levantara y poder acostarse con
ella sin miedo al gatillazo. A m es que
se me ocurren unas cosas que
La simple idea de ser vctima de un
estafador sin escrpulos me despierta de
nuevo las nuseas y tengo que pensar en
otra cosa para no ceder a las arcadas,
cuando siento que mi mvil suena en mi
bolso.
Contesto sin mirar quin es.

No te habrs olvidado de que es


el aniversario de pap y mam,
verdad? Te puse ayer un mensaje y te
estamos esperando para cenar. Dnde
ests?
La voz enfadada de mi hermana
Casandra me reanima inmediatamente.
Es noche cerrada y, con seguridad, es
hora de cenar.
Ciertamente ayer recib un mensaje
suyo recordndome la fecha, e incluso
tengo un regalo para ellos en mi casa:
unas preciosas copas de cristal de
Murano que compr en Venecia y con las
que haba calculado que brindaramos
esta noche. El regalo tendr que esperar,

pero la posibilidad de refugiarme en el


regazo de mi madre y llorar a placer
compensa en parte la situacin de
angustia que siento, as que abandono mi
absurda guardia en el portal de Javier
para dirigirme a la calzada y levantar la
mano.
Dnde ests? insiste Casandra.
Pues estoy cogiendo un taxi.
El speech feminista de mam slo
contribuye a hacerme sentir un poco ms
tonta y ms culpable. Incapaz de
contener las lgrimas, dejo que se
arrastren barbilla abajo calndome el
cuello de la camiseta con una mezcla de
rimel, maquillaje y decepcin que en

este momento no valoro lo mucho que


me va a costar limpiar.
Como soy bastante dada a los
dramas teatrales (y adems, qu coo,
yo vivo mis disgustos igual que mis
pasiones: en carne viva), acompao mi
lamentable exhibicin de lagrimeo y
moqueo con una banda sonora
monocorde de sollozos infantiles que es
mucho ms de lo que mi pobre madre
est dispuesta a soportar.
Hija, por Dios. Para ya. Tmate
una copa o una aspirina. Bebe algo, que
te vas a deshidratar, y acustate un rato.
Por cierto, acurdate de que en tu
habitacin est el columpio, no te vayas

a caer con l Uy!, pero si es


tardsimo. Me voy a la cama.
Pese a mi tristeza, estoy a punto de
echarme a rer a carcajadas ante la
perspectiva de pasar la noche en mi
cuarto de adolescente arrinconada por el
columpio del amor, el ltimo capricho
que mis padres se haban regalado a s
mismos en esta nueva etapa de
sexualidad
madura
redescubierta
recientemente.
Leyeron en algn sitio sobre el
cachivache y se lanzaron a por l un
buen da, sin tener en cuenta las
operaciones de menisco y hernia de
disco, respectivamente, que podan ser

un handicap a la hora de subirse al


cacharrito.
Yo les habra regalado otro invento
menos acrobtico, pero los padres,
llegados a cierta edad, son como los
nios: como intentes quitarles el
capricho es mucho peor. As que hice lo
nico que poda hacer, dadas las
circunstancias: ayud a mi madre a
montarlo y le di unas rpidas nociones
de cmo usarlo sin romperse la crisma.
No s siquiera si llegaron a
estrenarlo, pero me apunto como
victoria personal que la convenc para
dejar la que era mi cama cerca del
invento, por si alguno de los dos (o los

dos) necesitaba un descanso. No me


parece el mejor momento para
preguntarle al respecto y me limito a
recibir en silencio el abrazo y los besos
que me da mientras se abrochaba bien la
bata.
Los besos de mi madre en esos
momentos tienen la sagrada intencin de
borrar todo lo malo y llevrselo con
ella. Son unos besos especiales,
medicinales, como los de todas las
madres, curativos. Me hubiera gustado
seguir sintindolos un rato ms. Estoy a
punto de pedirle que no se vaya, pero
mam es as: tiene un lmite hasta el que
puede vernos sufrir, a partir de ah se

bloquea y se lo toma como algo


personal. Es demasiado sensible, qu le
vamos a hacer.
La dejo marchar sin protestar,
dispuesta a seguir su consejo y ahogar
mi pattica condicin de mujer adulta
engaada como una mema en un vaso de
vodka que lleno hasta el borde, como si
fuera de agua.
Mi hermano Ulises se ha ido nada
ms terminar de cenar. Tena una cita
con Norma, una ex novia dominatrix a la
que todava ve de vez en cuando. Espero
que tengan ms cuidado que una de las
primeras veces que quedaron. Y es que a
Uli, que flipa con la vida campestre, le

pegaba tanto esta chica como a un santo


dos pistolas, pese a lo cual la invit a
pasar un fin de semana en una casa rural
en Len que regentaba una anciana
viuda. Atadito de pies y manos a la
cama, completamente desnudo, con un
collar de pinchos alrededor del cuello,
una venda en los ojos y una mordaza en
la boca, mi pobre hermano estaba ms
que excitado, enloquecido, muy a su
pesar, porque Ulises se define pacifista
y ecologista y la estrategia de Norma,
ms que paz, vena pidiendo guerra
nuclear.
Cuando ya no poda aguantar ms, a
Norma se le ocurri otra deliciosa

tortura: dejarle esperando y marcharse


en busca de un bote de nata montada que
se haba olvidado en el coche, para
comerse como Dios manda una Banana
Split. Al parecer, cuando sali se dej
la puerta entreabierta y, a los pocos
minutos, Ulises not que alguien llamaba
con los nudillos.
Se puede? pregunt la duea
del hospedaje.
Pero al no obtener respuesta, la
mujer arrastr sus cansados pies dentro
de la habitacin y se encontr con mi
hermano desnudo, maniatado, con los
ojos vendados, la boca tapada, el cuerpo
manchado de cera roja y una ereccin de

potro salvaje que empezaba a ceder por


lo incmodo de la escena.
Obviamente, la seora grit, a su
rescate acudi otra pareja que se
alojaba en la casa y estaban todos
discutiendo si desatar a Ulises o llamar
antes a la polica cuando volvi Norma,
que calm la tensin, ech a los vecinos
curiosos y le explic, paciente, a la
anciana que se trataba de un juego, que
mi hermano estaba all voluntariamente
(el muy tonto asenta frentico) y que sus
sbanas saldran indemnes de su
ejercicio de dominacin.
Seguro? No s yo dud la
duea, pero tena ya una media sonrisa

cmplice en los labios que Ulises no


poda ver bajo la venda y por eso dijo
masticando el trapo:
Fi le fabece fe queda uft a
mibab! (Si le parece se queda usted a
mirar).
Al da siguiente, en el desayuno, la
anciana les observaba entre curiosa,
escandalizada y divertida mientras mi
hermano se peleaba con la fruta sin
poder alzar los ojos del plato por la
vergenza.
Cuando Norma se levant a por las
tostadas, la buena mujer no pudo
reprimirse ms y se acerc a Ulises para
decirle:

Cmaselo todo, que si no tendr


que darle unos azotes.
Al verse en minora tras marcharse
mi hermano, mi padre se encierra en el
despacho, previendo que se acerca una
velada de agrio rencor de gnero y
prefiere perdrselo. Chico listo. Slo
quedamos mi hermana y yo. Casandra,
que ha estado todo el rato que ha durado
mi relato apoyada en el quicio de la
puerta de la cocina, ocupa la silla que ha
dejado vaca nuestra madre y pone otro
vaso junto al mo.
Me pones una copa igual que la
tuya?
Ver tomarse a mi hermana, la

Hierbas, un copazo en lugar de una


tisana me adelanta que se acerca una de
las ocasiones en las que la hermana
mayor ejerce como tal y coge por las
solapas a la pequea para darle una
leccin de madurez de esas que te dejan
con las patitas colgando.
No es que nos llevemos muchos
aos, no llega a 18 meses, pero
Casandra es el da de mi noche; una
persona madura, que naci madura, que
ya cuando era nia pareca viejuna de la
seriedad y el reposo con los que hablaba
y que es imposible que pueda madurar
ms, porque ms madurez no se
despacha. Tiene las ideas tan claras que

parece que siguiera un guin escrito de


antemano que nadie se ha molestado en
pasarme a m. Por cada error que yo
cometo, ella no vive un acierto, sino que
fluye con toda tranquilidad, porque su
existencia transcurre sin sobresaltos. Yo
me asfixiara en su pellejo, para qu
vamos a engaarnos, pero ella no tiene
intencin ninguna de cambiar. Eso de
pasar por la vida dando la nota no es
que le parezca una frivolidad, es que no
entra en sus planes.
Parece mentira que compartamos
tanta informacin gentica, pero en el
fondo, si me pongo a analizarlo, est
claro que ella ha heredado la parte seria

y coherente de mi padre (que es mucha)


y la carga de responsabilidad de mi
madre (que es todava ms). Yo me
qued en el reparto con unas gotas del
desequilibrio y la brillantez del genio de
pap y con el espritu indomable de la
hippy de mam.
Yo soy capaz de averiguar, en el
primer trago, la marca de cualquier
whisky aunque est mezclado con coca
cola (y eso que el whisky me repugna), y
ella la que puede curar casi cualquier
cosa con una infusin en agua hirviendo
tras cinco minutos exactos de reposo.
Cuando me pide que le llene el vaso
de vodka reconozco que mis penas

pasan a un segundo plano. Ser capaz


la ta de bebrselo entero? Esto no me lo
pierdo.
Te va a sentar mal. No ests
acostumbrada.
Ser la oveja negra tiene estas cosas,
que le tienes que advertir a la sensata
que va a pisar un charco, aunque ella
sepa perfectamente (mejor que t) que
es un charco y lo que quiera sea meterse
en l hasta las ingles. Le sirvo una
generosa cantidad de alcohol y levanto
mi vaso.
Brindamos por mi estupidez
manifiesta? pregunto entre hipidos.
No. Brindamos por el problema

que te has quitado de encima. Brindamos


porque vas a salir de sta, como
siempre, fortalecida. Brindamos porque
ese tipo era un cretino y un estirado,
aunque t no te dieses cuenta. Y yo
brindo adems porque dentro de unos
das mi hermana va a volver.
Volver? Cmo que volver?
Cuando Casandra enlaza un discurso
a veces me pierdo en su retrica.
De donde coo hayas estado
agazapada, escondida, tramando una
historia para ti que no te pega, que no es
la tuya; queriendo ser una persona que
no eres t. De verdad queras casarte?
Ahora te puedo decir que siempre he

sabido que eso no iba a ninguna parte.


Desde el principio lo vi venir.
Que lo viste venir? Y por qu
no dijiste nada? Hay que joderse con la
clarividente Qu bien te eligi el
nombre pap!
Y a ti tambin, caja de problemas,
perdicin de los hombres
Casandra sonre con su propia
broma, agradeciendo el impasse, pero
vuelve a la carga. Cmo te voy a
decir yo que no te cases? Adems, saba
que no te lo tena ni que decir,
simplemente no iba a suceder, Pandora.
Si t no quieres casarte! El tipo de
relacin que t quieres, si es que quieres

alguna, no es un matrimonio. O, al
menos, no lo es con un hombre normal y
corriente. Y te advierto que ese Javier o
Hctor o como se llame no llega
siquiera a ser corriente. Es lo peor; un
microbio y un desecho humano que da
saltos mortales para ponerse a tu altura y
a la de cualquier mujer con dos dedos
de frente. Cmo te ibas a casar con l?
Y, sobre todo, por qu?
Su silencio me deja pensar unos
segundos.
Sabes que alguna vez yo tambin
me lo he preguntado?
Atreverme a confesar esto en voz
alta significa dar un paso de gigante que

Casandra aprecia aguantando la


respiracin.
En el fondo, no vea ms all de
la idea de no estar sola. Cuando a m me
encanta vivir sola! Pero no s A veces
me da la sensacin de que todos tenis
una vida a la que yo ni me acerco. Me
estoy perdiendo cosas? Dmelo.
Me ruborizo ante la sonrisa
condescendiente de mi hermana.
Que si te ests perdiendo cosas
Claro que s, por supuesto. Pero te ests
perdiendo las cosas que te quieres
perder, como yo. Yo tambin me pierdo
infinidad de cosas, pero son cosas que
no me interesan. Por ejemplo, t no

quieres tener hijos. Yo s, algn da


pronto. A ti no te gusta tener que dar
explicaciones de adnde vas ni con
quin. Te encanta que te miren,
coquetear, viajar, eres extrovertida y, si
tuvieras que asumir las rutinas que
conlleva la convivencia, te moriras.
T sabes lo que es ver pasar un da
exactamente igual a otro junto a la
misma persona?
Ya. Pero algn da me cansar y
entonces ser demasiado tarde para
encontrar a alguien con quien estar.
Mi postrer argumento incluso a m
me parece pattico, insulso y vaco de
fuerza.

Pandora,
no
te
cansars,
evolucionars hacia otra fase y te
asentars de otra manera. Y a ti nunca se
te va a hacer demasiado tarde, porque
nunca es demasiado tarde. Para nadie.
Siempre he pensado que tenas bien
interiorizado ese discurso. Eres tan
como mam, tan libre, tan distinta, tan
independiente, que jams pens que
sera yo quien te recordase cmo eres.
T ests por encima de toda convencin
social, hermana. T caminas por ah a tu
antojo, te conduces como quieres y dices
verdades como puos le duela a quien le
duela. A ver si te crees que nos has
engaado a alguno con eso de los relatos

erticos y la delgada lnea entre la


realidad y la ficcin Cada post de tu
blog es una carga de profundidad, una
patada en la espinilla de algunos
hombres y un toque de campana para
muchas mujeres. No s si era necesario
que escribieras La cama de Pandora.
Seguramente no habr un antes y un
despus en la historia de la Humanidad
por ello, hermana, pero s s que es algo
bueno. T sumas; quien te conoce nunca
permanece indiferente, siempre aportas,
Pandora. Y eso es un don que no tiene
mucha gente.
Siento ganas de refugiarme en sus
brazos y llorar un poco ms ah, en su

cmodo regazo, pero un absurdo resto


de orgullo redirige mi entusiasmo y lo
convierte en una mirada clida cuajada
de lgrimas y un trago largo de vodka
para disimularlas.
Cualquiera que te oiga pensar
que alguna vez en mi vida he sabido lo
que tena que hacer
Puede que no tengas una hoja de
ruta, pero siempre encuentras el camino.
Y qu hago con Javier? Sabes?
Creo que pensaba que yo tena dinero.
Un da estuvimos hablando y dej caer
que seguro que yo estaba forrndome
con los relatos Y luego esa mana
suya a la separacin de bienes

Casandra ignora el comentario y se


centra en mi pregunta.
Suspira y me mira a travs del
cristal del vaso.
Qu quieres hacer?
Debera cortar con l sin ms y
pasar pgina. Como siempre. Pero
Pero?
No se merece el mismo trato que
los dems novios que he tenido. ste es
un cerdo y un cabrn que va por ah
aprovechndose de las mujeres. Me
llama princesa, pero tiene una esposa
mayor, la he visto en un vdeo hoy y me
ha parecido indignante cmo la trata, y
la de trolas que me ha soltado a m

Seguro que hay ms, slo habr que


remover un poco y vers cmo salen
todos sus fantasmas.
Casandra se inclina hacia delante
para clavarme bien en el agua de sus
ojos azules mientras me coge de las
manos, como si quisiera impedir que me
ahogue en ellos.
Entonces, te repito la pregunta
porque creo que no me has entendido
bien. No te he preguntado qu crees que
deberas hacer, sino qu quieres hacer,
Pandora.
Quiero darle un escarmiento a ese
hijo de puta. Quiero acabar con l sin
tocarle. Quiero que se caiga por s solo

de la inmensa montaa de mierda en la


que se ha subido. Slo necesita un
empujoncito el muy mamn.
La rabia me sale de la boca del
estmago, donde dice Patricia que vive
nuestro yo, nuestra conciencia, la que
nos dice lo que est bien y lo que est
mal.
Acabo jadeando y las dos nos
remos un rato con la imagen del pijo de
Javier haciendo equilibrios sobre una
montaa de basura.
De pronto su rostro no me parece tan
conmovedoramente
hermoso,
sino
perverso. Tras recordarle as busco
entre mis sentimientos algo parecido al

amor que supuestamente no hace ni unas


horas hubiera apostado que senta. No
encuentro ni rastro. Casandra levanta su
vaso y lo choca contra el mo.
Brindo por ese empujoncito.
Quiz deberas drselo

TERCERA PARTE
El dolor de cabeza que tengo por la
maana es directamente proporcional a
mi sensacin de cabreo y unas ansias de
venganza tan fuertes que no las
reconozco como mas, pero me encantan
y no pienso devolverlas. Tumbada
todava en la cama, me esfuerzo en
separar polvo de paja y llego
rpidamente a la conclusin (obvia, por
otra parte) de que, por lo que a m
respecta, mi compromiso est roto y soy
libre otra vez. Como siempre. Expulso
de mi cabeza cualquier recuerdo bonito

sobre Javier, que haberlos, haylos, y me


concentro en recordar todo lo que s, lo
que me han contado y, fiel a mi
costumbre, me pongo en lo peor en
cuanto a lo que ignoro, pero no tardo en
descubrir. No s por qu, pero no suelo
errar cuando analizo las cosas de esa
forma. Cmo es eso que dicen? Piensa
mal y acertars?
Mi primer impulso es coger el mvil
y buscar el ltimo mensaje de Pablo, el
que me envi cuando estaba en Venecia,
para responderle que me muero de ganas
de estar con l, pero una no se pega una
hostia tan grande, como la que me acabo
de dar yo, para no aprender a protegerse

un poco y me conformo con releer el


mensaje antes de buscar entre la lista de
llamadas recibidas e ignoradas la noche
anterior la de Carmen. Me contesta un
punto sobresaltada.
Cmo ests?
Dudo un segundo antes de responder,
pero obvio la descripcin de mi
sensacin fsica y psicolgica de
frustracin y dolor. Carmen no soporta a
las lloronas. Le digo lo que espera or.
Estoy preparada.
Quedo con ella y con Elena para
comer cerca del peridico porque tengo
la sensacin de que mucha de la
informacin que me mostraron ayer tiene

factura periodstica y quiero averiguar,


primero qu ms hay y segundo, quin ha
organizado todo.
Sentadas, sin hambre, ante unas
ensaladas, ni mis amigas ni Julia
parecen muy dispuestas a hablar sobre
lo segundo, as que se centran en
proporcionarme todos los detalles sobre
lo primero.
Martn Lobo nos mira callado,
asistiendo al aquelarre como mero
comparsa.
Los heterosexuales estis locos
murmura mientras se mete una hoja de
lechuga en la boca.
Ignoro su comentario y me dirijo a

Carmen, que parece llevar la voz


cantante en la conspiracin.
Qu quiso decir Laurita ayer con
cuando le cuente el resto?
La nia ha encontrado algunas
cosas del gusano en Internet muy
interesantes. Casi es mejor que te lo
cuente ella, pero el resumen es que hay
ms de un tipo que le tiene ganas y le
dejan mensajes
amenazantes
en
Facebook. Creo que ayer te dej
nombres y telfonos anotados en un
papel sobre la mesa. Los has visto?
Los he visto. De hecho, los tengo
guardados a buen recaudo dentro de mi
monedero. Una lista, ms larga de lo que

hubiera
pensado,
con
nombres,
direcciones de correo electrnico y
telfonos, en algunos casos, de las
personas implicadas de una u otra forma
con Javier.
Esta maana he abandonado la casa
de mis padres con la sensacin de que
me echaba a la calle de nuevo por
primera vez.
La catarsis de anoche fue tan
profunda que siento como si estrenara
mis piernas, mis brazos, mis ojos y
todos mis gestos. Mi memoria histrica
personal reconoce las sensaciones y
hasta el sabor de boca como el que tuve
aquella vez en que mi corazn se rompi

por primera vez, cuando Juan Carlos me


dijo que estaba casado y, por segunda
vez, cuando llegu a la conclusin de
que jams dejara a su mujer.
De camino hacia mi casa siento que
vuelvo a tener 19 aos y la
meticulosidad con la que mis amigos han
recogido todo el saln y han dejado la
casa como si ayer no hubieran estado
all contribuye a esa sensacin de
estreno. Slo encuentro un papel sobre
la mesa del comedor, escrito con la letra
de Laurita, con una lista de nombres que
conforman el dramatis personae de mi
venganza.
Me corresponde a m ponerlos en

orden, atribuirles un papel y hacer que


las piezas encajen para que Javier se
desplome vctima de sus propias
intrigas. Tengo la sana intencin de
hacerlo siguiendo las recomendaciones
de mi madre, que esta misma maana,
mientras desayunaba, me ha comentado
con toda la intencin:
Haz lo que te pida el cuerpo,
Pandora, pero intenta que no sea un
delito, por favor.
Y aunque lo que el cuerpo me
suplica es que llame a un par de
delincuentes a sueldo para darle una
paliza, decido que obtendr la misma
satisfaccin siendo ms sutil.

Pero Javier vuelve de Huesca Ja!


Quiero decir de Mlaga esta misma
tarde y yo no tengo mucho tiempo para
estrategias. En estos momentos me
alegro sobremanera de no haberle dado
las llaves de mi casa, aunque me lo haya
insinuado un par de veces en las ltimas
semanas y a m me haya tentado la idea
de llegar un da y descubrir que mi
novio me espera dentro, con la escopeta
cargada, para follarme por sorpresa en
cuanto cierre la puerta.
Aunque no estoy libre de que se
presente all y llame al timbre, al menos
mi casa sigue siendo mi castillo.
Mientras lo pienso recuerdo con sonrojo

y vergenza que he hecho hueco en los


armarios para acoger toda su ropa y me
prometo a m misma que esa misma
noche volver a reconquistar todo mi
espacio.
Julia
me
saca
de
mi
ensimismamiento con la pregunta clave:
Qu piensas hacer ahora con l?
Vas a hacer como si no pasara nada
mientras se te ocurre algo? Vas a
evitarle? Te lo pregunto porque no
eres la mejor actriz que conozco y se te
va a notar el mosqueo a la legua. Y,
adems, no te veo yo echndole ni un
polvo por despecho
Tiene razn. Obviamente, tengo que

quitarme de en medio y buscarme una


excusa para desaparecer, una buena que
me permita seguir manteniendo la
ficcin de que somos novios mientras yo
tramo mi venganza.
Voy a llamar a Red Angel. Quiero
saber todo lo que le dijo este tipo, qu
cosas hablaron y por qu empez a
grabarle si, como asegura, no graba
nunca a sus clientes. Eso es lo primero
que voy a hacer segn volvamos al
peridico. Y, adems, voy a ir a ver a la
bodeguera. Puede que a m me cuente
ms cosas que a quien le llam por
telfono. A ver qu saco por ese lado. Y,
luego, debera ir a Marbella a hablar

con esa mujer, Dorothy Pero eso ya


veremos me da un poco de palo. Al
fin y al cabo es su mujer, no? Es un tiro
a ciegas
Me parece genial. No cuento
entonces contigo para los prximos das,
entiendo
A Julia no hay que explicarle las
cosas dos veces.
Pero vas a ir sola a Huesca?
Si estamos aqu el domingo, que
me toca trabajar, yo te acompao
interviene Martn. As compro unas
botellitas de un vino que hay por all que
le encanta a Carlos, y le doy una
sorpresa.

Yo tambin voy. Henry no est


esta semana, as que soy toda tuya.
Elena se disculpa por no poder
moverse de Madrid y argumenta que
Patricia tiene mucho trabajo atrasado y
tampoco podr.
Decidimos salir rumbo a Huesca
esta misma tarde. Mientras tomamos
caf pergeo la excusa que le pondr a
Javier para justificar mi ausencia
cuando vuelva de su viaje. El sms dice
as: Amor, me marcho ahora a
Zaragoza con Carmen, su padre est
enfermo. Seguro que nos cruzamos en el
AVE, besos.
Samantha se alegra de orme tan

presuntamente recuperada y se muestra


encantada de colaborarme, como ella
dice, con toda la informacin de que
dispone sobre Javier. En total tiene ms
de veinticinco vdeos grabados a lo
largo de dos aos.
El 95 por ciento de ellos son
relaciones sin ms, en las que l, al
parecer, utiliza sus servicios visuales
para excitarse y masturbarse. En el 5 por
ciento restante estn el vdeo de la
humillante vejacin a su esposa y otros
ms recientes en los que, comenta la
stripper, sus conversaciones son de otra
ndole.
No te puedo explicar por qu,

pero tena menos ansia por correrse. Lo


que quera era experimentar sensaciones
lmite y me pidi muchas veces que nos
viramos.
Calculo que la poca de la que me
habla coincide con los meses antes de
conocerme. Samantha me cuenta que en
alguna ocasin le ha preguntado por su
esposa y l, normalmente, se ha hecho el
loco.
La ltima vez que me llam fue el
mes pasado, pero no quera nada
especial. Si me vuelve a llamar, te
aviso.
Le agradezco a Samantha la
informacin y le prometo que pensar en

algo para ayudarla a encontrar otro


trabajo. No tengo ninguna idea en
concreto, pero me parece que tendr que
encontrar la manera de compensarla.
Durante el viaje decido reservar en el
hotel de una bodega cercana a la de
Vizconde de Pagos, ya que la precaria
pgina web de esta ltima, todava en
construccin, anuncia la prxima
apertura de su alojamiento turstico,
pero no dice para cundo.
No he llamado a la tal Mara Luisa.
Mi plan es presentarme por sorpresa y
tratar de que me hable del Javier que
ella conoci como Hctor hace tres o
cuatro aos. Mientras deshago mi

pequeo equipaje en la habitacin que


comparto con Carmen, les explico a mis
amigos la estrategia:
Eso es lo que yo llamo un plan
elaborado se burla Martn mientras
juguetea distrado con algo que ha
sacado de mi maleta.
Cuando veo de qu se trata no puedo
evitar soltar una carcajada.
Para ser gay te dir que te huelen
un poco las manos a coo.
Hace falta que describa la cara que
pone?
Qu dices, insensata? se
escandaliza
mientras
se
lleva
instintivamente las manos a la nariz para

olerlas.
Llevas un rato largo sobando lo
que ms me gusta meterme por ah
mismo, chato.
Mira con horror el masajeador que
tiene en las manos y, para confirmar mis
palabras, pulsa uno de los botones que
antes haba rozado sin intencin alguna.
El aparato se pone a vibrar alegremente
y Martn lo deja caer antes de pegar un
salto como si en lugar de un
electrodomstico hubiera estado tocando
una rata muerta.
Oye, que era broma, que a m el
coo me huele divino o no me huele y,
adems, siempre lavo el cacharro

despus de masturbarme.
Por Dios, Pandora, no necesito
tanta informacin. Es que t no puedes
pajearte con las manos o con pollas de
plstico como hace todo el mundo?
Adis, hasta maana.
Su portazo se lleva un eco de
carcajadas.
Estoy preparada para sortear todo
tipo de obstculos e incluso colarme a
lo James Bond por la puerta de atrs de
la bodega. O eso es, al menos, lo que me
repito desde que me levanto. Pero no es
necesario. Mara Luisa de Pagos acepta
verme como si, en realidad, llevara das
aguardndome. Mientras me estrecha la

mano analizo el sorprendente aspecto de


aquella mujer que cay en las garras de
Javier antes que yo.
Si no hubiera sabido nada de ella,
habra pensado al verla que es una
religiosa sin hbito, con su falda pasada
de moda por debajo de la rodilla, sus
zapatos planos (caros y de buena
factura, eso s), su blusa holgada, su
cabello corto y su rostro sin maquillar.
Pasa de los 40, pero sus grandes ojos
castaos reflejan un cansancio de
generaciones enteras. Noto que no se
siente cmoda conmigo y supongo que
hace un esfuerzo extraordinario para
volver sobre un tema que no le hace

ninguna gracia tratar.


No parece muy dispuesta a
sincerarse, as que decido empezar por
contarle mi historia y observo su
nerviosismo mientras se coloca una y
otra vez el dobladillo de la falda. Abre
los ojos como platos cuando le hablo de
la mujer de Hctor y de cmo me pidi
en matrimonio pese a estar legalmente
casado. Sonre mientras le explico el
plan de seguimiento diseado por mis
amigos y cmo, al final, hemos dado con
ella.
No s cmo no llam antes aqu
para comprobar esa historia de que era
enlogo comento mientras ella se

levanta para servir dos copas de vino de


una botella sin etiquetar que tiene sobre
la mesa.
Porque cuando te enamoras de
alguien lo que quieres hacer es confiar
en lo que te dice. No tienes ninguna
necesidad de investigar porque aceptas
como bueno lo que te cuenta. O eso es lo
que yo hice al menos
Con la copa en la mano, Mara Luisa
vuelve a sentarse a mi lado en el sof de
su despacho y paladea el lquido como
si pudiera adivinar matices escondidos
en lo que a m me parece un caldo
esplndido. Desde ese momento
empieza a transformarse y su aspecto me

parece falsamente modesto. Me fijo


mejor en su figura y descubro que, bajo
esa apariencia monjil, Mara Luisa es
una mujer hermosa con curvas. Creo que
se da cuenta de que la observo porque
se pone un poco colorada y se pasa la
mano por la nuca despejada. Me fijo que
el lbulo de su oreja derecha tiene
varias perforaciones. As que supongo
que doa virtudes tiene un pasado
Levanto mi copa en seal de brindis
y ella me responde.
Slo entonces empieza a recordar en
voz alta cmo era Hctor (Javier) hace
tres aos. Un temporero bronceado y
apolneo que tena ms ambicin que

fuerza fsica y que supo ganarse al


capataz para que le pusiera a trabajar
dentro de la nave en lugar de a cielo
abierto.
Mara Luisa sucumbi a sus encantos
y, entre tragos de vino, reconoce que,
durante unos meses, se sinti la princesa
que l deca que era y fue capaz de
hacer cualquier cosa por l. Estuvo a
punto incluso de nombrarle gerente y
darle las llaves de la bodega, como le
sugiri una noche mientras le haca el
mejor cunnilingus de la historia.
La comprendo perfectamente. Por
una de esas magnficas comidas de coo
que haca Javier se habran derrocado

imperios y rendido fortalezas. Yo misma


he dejado infinidad de veces a mis
amigas esperando porque, en el ltimo
momento, cuando ya estaba arreglada y a
punto de salir de casa, l haba decidido
arrodillarse ante m y adorar mi sexo de
aquella manera. Me poda imaginar
perfectamente que Mara Luisa se haba
sentido como Aitana Snchez Gijn en
Un paseo por las nubes.
Tengo que hacer un esfuerzo para
volver a concentrarme en lo que la
bodeguera me cuenta, cada vez ms
achispada, camino ya de la segunda
botella. El resumen es que ella logr
darse cuenta a tiempo de sus manejos y

trat de cortar con l por las buenas.


Slo que a Javier no le hizo mucha
gracia perder su fuente de ingresos y
amenaz con divulgar su relacin.
Asegur que tena fotos y que las
colgara en Internet. Mara Luisa, nacida
y
criada
en
una
comunidad
especialmente conservadora, ya haba
consumido el comodn del hijo prdigo,
cuando volvi de la universidad llena de
perforaciones, piercings y con la virtud
olvidada. La amenaza de Javier Hctor
la pillaba en horas bajas con su familia.
Se asust, se lo crey y cedi al
chantaje.
Le di seis mil euros y le supliqu

que se marchase. Durante meses no supe


de l hasta que un da vino a pedirme
ms y le dije que no. Se enfad
muchsimo y me amenaz de todas las
formas posibles, pero no ced. Durante
semanas esper sin dormir la aparicin
de las presuntas fotografas, pero nunca
ms se supo. Pens en denunciarle, pero
decid que si no volva a buscarme, era
mejor dejarlo as. Y la verdad es que no
haba vuelto a saber de l hasta que me
llam tu amigo el otro da. Supongo que
conoci a la mujer esa con la que se
cas y encontr a otra tonta que pagase
sus facturas.
Ms all de demostrarme su apoyo

moral, Mara Luisa no puede ayudarme


en realidad. Desconoce el pasado de
Javier, porque a ella se le present
como hurfano de padres, criado por los
servicios sociales, autodidacta y hecho a
s mismo. Desde luego, ahora me parece
que es una coartada fantstica para no
tener que dar muchas explicaciones y, a
la vez, despertar ternura. Con todo, la
mujer se pone a nuestra disposicin, nos
invita a comer a m y a mis amigos en el
restaurante de la bodega y nos ensea
personalmente las instalaciones y las
obras del hotel que estn a punto de
inaugurar.
Estamos recorriendo lo que en breve

ser un spa rural cuando suena mi


telfono mvil y me sorprende
comprobar que es Red Angel.
Cmo dicen ustedes? Hablando
del rey de Roma? Pues anoche me
llam tu novio. Me qued muerta,
Pandora, a punto estuve de no responder.
Me imagino la sorpresa de la actriz,
porque yo misma estoy entre estupefacta
e indignada. Coo, que falto una
semana y el tipo se pone como un loco a
llamar a lneas erticas! Me recrimino a
m misma el mosqueo porque, al fin y al
cabo, estamos hablando de un gusano
con quien yo ya no tengo relacin alguna
aunque l no lo sepa. As es que me

concentro en lo que me cuenta Samantha.


Estuvimos platicando un rato y le
pregunt por su esposa, as, como si
nada.
Y l me dijo, como hacen todos, que
no le hace feliz, que l necesita ms
marcha, que si en realidad es una mujer
mayor Cuando le pregunt por qu se
haba casado con ella, el muy cerdo me
confes que por la pasta. Est podrida
de dinero, me dijo. Y aadi que,
desde luego, ni se la haba follado ni
pensaba follrsela. Que las pocas veces
que haba tenido sexo con ella, la mujer
haba tenido suficiente con un
cunnilingus y que, alguna vez, no se

haba molestado ni en hacrselo, que


utilizaba slo las manos.
Me incomoda estar hablando del
sexo de una persona a la que no
conozco, pero con la que mi novio tiene
en la actualidad una relacin tan
controvertida. Le doy las gracias a
Samantha y le pregunto si grab la
conversacin.
Por supuesto, mamita. Es mi
seguro de vida. Si quieres una copia,
vamos a tener que hablar de negocios.
Tumbada sobre la cama de la
habitacin miro el techo mientras hago
recuento por ensima vez de lo que he
escuchado tanto de Mara Luisa como de

Samantha, sorprendida todava por la


velocidad con la que una persona
presuntamente intachable se convierte en
un cerdo asqueroso. Javier, que odia
despeinarse y lleva el cabello tan
engominado que a veces parece de
mentira
Javier, que no puede hablar de la
escobilla del vter sin sentir
arcadas
Javier, que no consiente ni una
insinuacin de malas palabras sobre su
persona le ha contado a una actriz
porno, despus de correrse mientras ella
se penetraba con un dildo vibrador, que
no se folla a su mujer porque le da asco

y que se cas con ella por dinero


El telfono de Carmen empieza a
sonar y decido contestar puesto que ella
se encuentra bajo la ducha y s de buena
tinta que, ya puede llamar el mismsimo
Papa de Roma, que Carmen no existe
mientras la puerta del excusado est
cerrada.
Hi, my love.
Es Henry Lowett III.
Soy Pandora, Carmen est en el
bao. Cmo ests?
Pero a Henry le interesa ms saber
cmo estoy yo y le hago un rpido
resumen de los acontecimientos que, por
supuesto, ya sabe por mi amiga.

Su silencio tras contarle la ltima


conversacin con Samantha me hace
pensar que la comunicacin se ha
cortado, pero no.
Ests segura de que ha dicho
eso? pregunta.
Bueno. Es lo que dice ella. Yo no
he visto el vdeo, pero supongo que lo
habr dicho, s. Por qu? Qu pasa?
Pasa que si eso es cierto tenemos
una oportunidad y una baza para
negociar. Tienes que conseguir ese
vdeo como sea.
Decir que duermo esta noche es una
exageracin. La urgencia de Henry por
recuperar el vdeo de Samantha me ha

dejado sin palabras. Henry es abogado.


Su trabajo est en el Foreign Office,
pero tiene una completa formacin en
leyes a la que en estos momentos yo me
aferro como a un clavo ardiendo.
Carmen intenta tranquilizarme al
respecto en cuanto sale del bao.
Henry es muy bueno en lo suyo,
Pandora. Si l dice que eso es posible
es que lo es. No es un vendedor de
humo. Por Dios, si es gals!
Me tiene que servir la explicacin y
la doy por buena. As que espero al
amanecer haciendo planes desesperados
que pasan por coger a toda prisa el
coche de alquiler que tenemos y volar a

primera hora a la bodega en busca de


Mara Luisa.
Nuestro AVE sale a medioda y,
aunque estoy dispuesta a perderlo con
tal de convencer como sea a aquella
mujer, de pronto me parece fundamental
llegar cuanto antes a Madrid para poner
en marcha el resto de mis ideas.
La encuentro sentada tras la mesa de
su despacho, vestida con un discreto
pantaln negro y una blusa un poco
menos recatada que la de ayer.
En dos palabras le explico lo que
Henry me ha contado y su rostro se
ilumina con una gran sonrisa.
Parece que empiezas a tener

resultados. Me alegro mucho. Ojal


acabes con l.
Pero yo quiero algo ms que buenos
deseos.
Necesito
el
vdeo
para
demostrarlo y Samantha slo me lo dar
si le consigo una entrevista de trabajo.
Te he dicho que estudi Turismo en
Cuba y que hizo un curso de informtica
en Espaa?
Veo que Mara Luisa no pierde la
sonrisa cuando empieza a asimilar mis
palabras, as es que me animo y prosigo.
Me pareci orte decir ayer que
necesitabas a alguien experto para poner
en marcha el hotel y darle vida a la

pgina web
Nada me habra gustado ms que ver
la cara de Mara Luisa de Pagos cuando
el domingo por la maana entr por la
puerta de su despacho la mismsima Red
Angel, reconvertida en una digna
aspirante a directora de hotel,
recepcionista o cualquier otro puesto
que la ayudase a apagar la cmara y
ponerse las bragas de una buena vez.
Pero la experiencia no debi de ser
mala porque a primera hora de la tarde
del lunes yo tengo el DVD en mi poder,
entregado, como le haba pedido
expresamente a Samantha, a mi nombre
en el peridico.

Por evitarme un reencuentro que no


me apetece nada, sigo manteniendo con
Javi la ficcin de que estoy en Zaragoza,
acompaando a Carmen en la presunta
enfermedad de su padre.
En realidad, he pedido asilo en casa
de sta en Madrid, lo suficientemente
cerca de mi apartamento como para ir a
coger lo que necesite en un momento, y
lo suficientemente lejos como para
divisar en la distancia si hay alguien
esperndome.
En cualquier caso, Laurita y su
padre, Amadeo, el portero, me hacen la
cobertura perfectamente y tienen
instrucciones precisas para responder, si

alguien pregunta por m, que no he


vuelto desde el jueves.
No es agradable lo que vemos en el
DVD, pero es todo lo que Henry
necesita para poner en marcha el plan. Y
esta misma tarde de lunes convoco una
reunin en casa de Carmen para aclarar
los siguientes pasos.
Yo creo que lo mejor es ir a
Marbella a hablar con la esposa.
Tenemos que hacer que se ponga de
nuestra parte.
La propuesta de Henry, aunque
acertada, me parece llena de riesgos y el
primero es, por supuesto, que nos demos
contra un muro.

No sabemos qu tipo de relacin


tienen. Y si est enamoradsima de l?
Creo que ms bien est
desengaadsima.
Puede
que
se
enamorara en su da, pero mis fuentes
aseguran que l la humilla.
La palabra de Pepe y de sus fuentes
exconvictas, con todo, no me parecen
suficiente.
En cualquier caso, Pandora, no
tienes nada que perder. Yo pienso que si
vas a su casa y le dices: Su marido me
pidi en matrimonio pero yo no saba
que ya estaba casado, ella te tendr que
dar las gracias, no es cierto? Eso como
mnimo.

Me gusta cmo orienta Patricia la


cuestin, as es que la animo a seguir.
Luego, adems, segn veas cmo
reacciona, le puedes insinuar que tienes
algo para ayudarla. No sabemos por qu
esta mujer no se ha separado todava si
es verdad que l la humilla y dudo que
nos lo cuente por telfono. Tienes que ir
all y averiguarlo.
Cmo que no sabemos por qu
no se separa?
Lucas Tenorio, al cual yo no he
convocado, pero ha acudido de la mano
de Elena, toma la palabra para
pronunciar uno de sus clsicos discursos
sobre la naturaleza de las mujeres y las

slidas bases que sientan las relaciones


entre humanos
No se separa por la misma razn
que l se cas con ella: por el dinero.
Y si no hicieron separacin de bienes?
La mitad de lo que haya ganado en estos
aos ahora sera de l. Adems, estamos
hablando de una mujer mayor imagino
que no le har ni puta la gracia saberse
estafada por un cazafortunas y un gigol.
Tendr una reputacin que mantener
Yo creo que te recibir con los brazos
abiertos, sobre todo a Henry.
As es que, al final, decidimos que,
en cuanto podamos volver a colocarle
vigilancia a Javier, Henry y yo

viajaremos a Mlaga para hablar con


ella y tratar de ganarla para la causa.
A Pepe vuelve a tocarle la ingrata
labor de vigilar la puerta de la casa de
mi (ex) novio. Llevo meses acostndome
slo con l y ahora mi cuerpo me pide
otros sabores, otros tactos y otros olores
y necesito ver la cara de otro hombre al
correrse dentro de m, or gemir de
placer y pronunciar mi nombre con otra
voz. Pepe es mi primera opcin, pero el
plan es ms importante que un
polvodescorche y me resigno a recargar
la batera del vibrador, rezar para que
sea se el motivo por el que haba
dejado de funcionar y esperar hasta

maana.
No tenemos que esperar mucho. El
martes por la maana, Javi sale de casa
camino del gimnasio, y Pepe se pega a
l como una lapa. Marcos se ofrece a
sustituirle por la tarde, al salir de clase,
para que mi follamigo no se queme tan
pronto. As es que Henry se toma un da
libre en la embajada y hoy mismo
cogemos un AVE para Mlaga.
A Juan Carlos le gusta el cariz que
han tomado las cosas. Haba previsto
que me afectara descubrir que mi novio
es un fraude, pero tiene que reconocer
que nunca pens que me recuperara tan
pronto. Patricia, Elena y Carmen van a

verle para ponerle al da de los


acontecimientos y se lo encuentran
excepcionalmente demacrado, delgado y
tirado sin fuerzas en un silln.
Pero ests solo? Y tu familia?
Patricia pellizca a Elena demasiado
tarde para evitar la indiscrecin. Con
todo, Juan Carlos no tiene fuerzas ni
para enfadarse, as que chasquea la
lengua y se vuelve de medio lado para
no mirarlas mientras explica que la santa
de su mujer no pudo aguantar muchas
batallas ms y tras la segunda guerra del
Golfo, la de Afganistn y la de Irak, le
pidi el divorcio antes incluso de que
Espaa retirase sus tropas. A los cros

les toc justo en ese momento en el que


todos los padres dejan de ser
superhroes y se convierten en personas
que no hacen ms que pedirte
obviedades y repetirte las cosas. Cosas
como: Este fin de semana no me puedo
quedar con vosotros porque estoy en
Basora o Ya s que os promet
llevaros de viaje este mes que viene,
pero es que hay una guerra en el
Lbano. Elena se muerde la lengua
para no decirle que no le da ninguna
pena, pero cuando salen de all Patricia,
muy impresionada, comenta que le
recuerda al triste personaje de George
Clooney en Up in the air.

Habr que inutilizar su porttil


comenta Juan Carlos cuando las chicas
ya salen por la puerta. Va a todas
partes con un ordenador, segn cont
Pepe. Seguro que all tiene guardadas
carpetas con las famosas fotos de la
bodeguera, las que le haya hecho a su
mujer y, no lo quiera Dios, puede que
alguna de Pandora.
Mis amigas toman nota, pero se
marchan convencidas de que de ninguna
de las maneras Javier tendr una foto
ma comprometida. Bsicamente porque
yo no me dejo fotografiar desnuda.
Lo cont en un relato hace tiempo y
lo mantengo hoy: fotos no.

LBUM DE FOTOPOLVOS
Laurita ha venido a contarme que un
tipo de su clase con el que se enroll
una noche hace tiempo ha colgado en su
pgina de Tuenti unas fotos de los dos
dndose el lote. La pobre est desolada,
porque su novio actual las ha visto y,
obviamente, no le han hecho mucha
gracia.
Mientras decide si convence por las
buenas al traidor para que quite las fotos
o mejor le denuncia a la red social
(aunque est difcil esto de la poltica de
imgenes), me he sentado con ella para
explicarle
que
no
iban
tan

desencaminados los indios cuando se


negaban a ser retratados porque
pensaban que, con cada fotografa que
les tomaban, les robaban un pedazo de
alma.
Desde luego, yo tengo prohibida la
entrada a mi dormitorio (como en los
vestuarios de los gimnasios y en los
cines) con cmaras o mviles, para
evitar tentaciones. Y hace tiempo que
vigilo muy mucho mis poses en las fotos
que me hacen por ah, por si pueden
llevar a equvocos. Sobre todo desde
que una instantnea ma bailando
desmelenada con un taburete de bar en
una fiesta a la que me invitaron acab en

el tabln de anuncios de una comisara


de polica bajo el letrero de Se busca.
Conozco a un tipo que una vez se
dej grabar con el mvil un vdeo de
alto voltaje mientras echaba un polvo
furioso con una compaera de trabajo.
La chica en cuestin (que disfrutaba de
las imgenes en diferido para su nico
solaz y entretenimiento) perdi un da el
telfono y quien quiera que se lo
encontr colg el vdeo de ambos en
Youtube. Broncas, discusiones, amenaza
de despido Y todo porque a la nia le
excitaba verse con el culo en pompa y a
cuatro patas.
Yo siempre presumo de que puede

que haya uno o dos desnudos mos


dibujados a mano alzada (uno de ellos
es el de mi retaguardia, que utilizo como
felicitacin navidea), pero ninguna foto
inoportuna e impresentable. Sin
embargo, confieso que una vez particip
en una sesin de fotografas erticas con
un novio que tuve hace unos doce o trece
aos (Alfredo, por supuesto) y que
acab, con tanta calentura de roces y
posturitas, en un polvo con todas las de
la ley. Creo que, incluso, tom alguna
imagen de mi cara mientras llegaba al
orgasmo. La verdad es que esta ltima,
al menos, no me habra importado verla,
pero en cuanto se nos pas el

desenfreno, ninguno de los dos se


atrevi a llevar el carrete a revelar. A
punto estuve de confirselo a Ulises, que
en aquella poca haca prcticas de
fotografa y tena un cuarto oscuro en
casa, pero me lo pens tanto, que,
finalmente, el rollo se vel.
Creo que para esas cosas tengo una
flor en el culo o un ngel de la guarda
que vela por m cuando yo ya he perdido
la cabeza. Y es que las cosas que somos
capaces de hacer en pleno golpe de
Estado de hormonas nos pondran los
vellos de punta en cualquier otra
ocasin.
Una vez me cont Patricia, mi amiga

psicloga, que haba visto un caso


clnico de un tipo que se dedicaba a
grabar cada relacin sexual que tena
con cmaras de vdeo camufladas.
Al parecer, el sujeto (que deba de
ser socio de honor de La Tienda del
Espa) tena toda su casa acondicionada
por si la ocasin le sorprenda en el
saln, en la cocina o en el bao, en lugar
del dormitorio, y atesoraba varios
discos duros llenos de imgenes en los
que se le ve practicando el sexo con
distintas mujeres.
Lo peculiar de la situacin es que a
todas las convenca para disfrazarse
antes de entrar en faena.

En serio, Pandora: de caperucita


roja, de monja, de criada, de colegiala,
de superwoman, de Mara Antonieta
Tena un armario lleno de disfraces. No
te lo pods ni imaginar.
Pero tranquilas todas aquellas a las
que les suene sospechosamente personal
esta historia: parece que, al menos, el
tipo disfrutaba de los vdeos pajendose
en soledad o en compaa de otros, pero
no consta que colgase ninguno en
Internet.
Precisamente, en cuanto a esto, creo
que Laurita ha aprendido la leccin de
una forma mucho menos drstica que
nuestra bella Elena, que, tras un fin de

semana de amor y sexo con su nuevo


novio, a la sazn fotgrafo aficionado,
aloj las pruebas grficas en el lbum
web en su servidor de correo, con todas
las precauciones de confidencialidad
posibles. Muy prudente ella
Lo malo es que su madre le pidi
que le enviara una foto suya reciente
para enmarcar y Elena, pensando que
seleccionaba la que probablemente era
la nica imagen que tena vestida de
aquel fin de semana, le envi sin querer
el lbum completo: 102 fotografas en
las que se les vea juntos y por trozos (al
parecer haba incluso primeros planos
del mstil de la bandera y una

artstica aproximacin a sus labios


menores), enseando ms carne de la
que la pobre mujer estaba dispuesta a
soportar.
Moraleja: las cmaras, como las
armas, las carga el diablo y las dispara
un imprudente.
Supongo, en cualquier caso, que
Elena se acuerda de aquella historia del
lbum web, porque hace prometer a las
otras dos que convencern a Laurita
para que encuentre la forma de colarse
en ese porttil y eliminar cualquier
imagen comprometedora sea de quien
sea.
En el AVE Henry y yo intentamos,

sin xito, trazar una estrategia. Pepe nos


dio la direccin de la tal Dorothy y el
nmero de mvil de un tipo, el jardinero
de su urbanizacin, que nos podr decir
si ella est en casa o si se acerca alguna
visita inesperada. Sin embargo, somos
incapaces de escribir el guin de la
conversacin
que,
presuntamente,
podremos tener con la mujer de Javier.
La esposa de mi novio!
Cuanto ms lo pienso ms creo que
esto es un sueo o una mala broma del
destino.
Est claro que, si le tena que pasar
a alguien, tena que ser a m.
Esto me parece un telefilme de

serie B. Henry nos va a mandar a la


mierda. Lo ms probable es que sea una
de esas mujeres que no saben ser otra
cosa que vctimas. Seguro que piensa
que tenemos razn pero no va a hacer
nada. Ni aunque se lo pongamos en
bandeja.
Pero l no me contesta y sigue
enfrascado en un libro de legislacin
escrito en ingls que le tiene ms
absorto que una novela negra. Intento
imaginar la escena que nos espera, pero
por ms que barajo todas las reacciones
que creo posibles, no me acerco ni de
lejos a lo que nos espera.
Y lo primero que nos encontramos es

a Narciso el Bulboso, en la puerta de la


urbanizacin, con un ramo de flores en
la mano.
Aunque Pepe me lo haba descrito
pormenorizadamente, no s por qu me
sorprende el tatuaje de su brazo, que
empieza en la mueca y se pierde por
debajo de la manga (recogida a la altura
del codo) de su mono de trabajo. En el
dorso de la mano, tres palabras sueltas
parecen escritas por una pluma poco
afortunada con muy mal gusto para la
caligrafa: Amor de madre. Un
clsico.
Narciso se ha acicalado para la
ocasin. Su cabello, ya un poco ralo en

lo alto de la cabeza, luce un aspecto


ordenado y brillante gracias a la
generosidad con la que se ha
embadurnado de gomina.
La ropa de trabajo est limpia y se
nota que ha puesto todo el cuidado que
ha podido en no mancharse demasiado
mientras nos espera. Slo las botas estn
llenas de tierra y, al igual que los bajos
de los pantalones, salpicadas de csped.
Cuando me ve salir del taxi traga
saliva y se es todo el movimiento que
arranca de su cuerpo hasta que Henry le
estrecha la mano. Yo no s muy bien
cmo saludarle (al fin y al cabo, se trata
del primer ex convicto que conozco en

mi vida), as que le tiendo la mano y l,


ya dueo de sus actos, la ignora por
completo, me coge del codo y pega un
tirn de m para atraerme hacia su
pecho.
Huele a una versin aeja de
Massimo Dutti, aquella que se echaban
por litros todos los chicos cuando yo era
adolescente, y veo brillar sus dientes
postizos contrastando con las piezas que
las drogas no le han destrozado del todo.
A m me vas a dar la mano? No,
hombre A m dame dos besos, guapa,
que te tengo yo muy presente desde que
tu amigo el de las greas estuvo aqu y
me cont lo tuyo.

Teniendo en cuenta que es quien ha


conseguido las fotos que prueban el
matrimonio de Javier, me parece de
justicia besarle, as que le dedico una
sonrisa traviesa, le cojo de la barbilla y
le doy dos besos que no le dejan
indiferente.
La la seora Dorothy ( droti,
pronuncia l) est en casa.
Acaba de llegar de jugar al golf y
est sola. Bueno, con la criada. A estas
horas suele sentarse en el porche de
atrs a tomarse un t y a leer el
peridico dice mientras se sopla
dentro del mono para aliviarse el calor
que mis besos le han provocado y nos

seala un cochecito elctrico al que


subimos para recorrer la urbanizacin.
El marido de la seora, el
primero, era empresario all en su tierra.
Creo que tena fbricas de galletas o
dulces de sos pastas para el t,
porque cada vez que venan, la mujer me
traa un paquete. Es bien maja la
seora y guapa, ojo. La verdad es que
al cabrn del Hctor ese no se le puede
negar que tiene buen gusto para las
mujeres
En vista de que Narciso es bastante
charlatn, Henry intenta averiguar si ha
trabado amistad con alguien del servicio
de Dorothy Donelan, pero aunque el

jardinero ha intentado ganarse al chfer


ocasional de la familia, ste es un tipo
credo que te mira como si el coche que
conduce fuese suyo y la empleada es
una filipina regordeta y algo mayor, con
el denso cabello negro salpicado de
canas, que habla fatal espaol.
A sta se la trae de Inglaterra cada
vez que viene. Pero cuando no est ella,
la casa se queda cerrada y un servicio
de guardeses pasa todas las semanas
para echar un vistazo. A m me paga un
pellizco para que le tenga a punto el
jardn. Es muy generosa la mujer El
marido viene muy pocas veces solo.
Creo que slo viene cuando est la

seora, ahora que lo pienso.


Al cabo de un rato, me parece que el
complejo de Edipo de Narciso es una
cosa disparatada aunque inofensiva.
Pepe me haba comentado que tena a la
tal Dorothy en un altar y que, si por l
fuera, le habra pegado un palazo a
Javier en la cabeza cuando vio por
primera vez a la mujer con los ojos
enrojecidos de llorar, pocos das
despus de su boda.
Para evitar tener que entenderse con
la criada, Narciso conduce el cochecito
hacia la parte de atrs de la casa por si,
como ha previsto, su adorada Dorothy se
encuentra tomando el t all. Y all est.

Igual que me sucedi en Huesca con


Mara Luisa, me sorprende tener frente a
frente a una mujer que tambin ha
dormido entre los brazos de mi novio.
Da lo mismo cuntas veces te traicionen
y lo fea que sea la traicin, nunca ests
preparada para encontrarte cara a cara
con la otra. Slo que, en este caso, me
tengo que recordar que la otra soy yo.
Dorothy ve llegar a Narciso, flores
en mano, y se levanta para saludarle y
agradecerle el detalle con una gran
sonrisa. Es una mujer de unos 60 aos
bien llevados, con el cabello blanco
recogido en un moo que me recuerda al
de la Reina de Dinamarca y un cuerpo,

aunque
fornido,
estupendamente
tonificado para su edad. Bien mirado,
quiz no llegue a los 60 aos, pero el
sol ha hecho mella en su piel y el rostro
parece salpicado de pequeas manchas,
o pecas.
No lo distingo muy bien a esta
distancia. Es guapa. O al menos lo fue
en otra poca quiz no demasiado
lejana. Lo que tiene, y eso es innegable,
es el porte aristocrtico de las mujeres
con clase. Viste unos pantalones rectos
color crudo, con una cada tan suave que
parecen de punto de seda, y un jersey
amplio con un gran escote en un tono
rosa plido que la hace parecer an ms

morena.
Si Elena hubiese estado aqu, habra
aprobado incluso sus cmodos zapatos
de cordones, ms bien zapatillas, con las
que probablemente acaba de volver de
jugar al golf. Sobre la mesa, dndome la
razn, hay una visera blanca y unos
guantes.
Cuando Henry y yo nos acercamos
un poco ms, siempre parapetados tras
Narciso, me fijo en que sus ojos son de
un azul claro poco comn. Me cuesta
reconocer a la mujer que era vejada en
aquel infame vdeo del que llevo una
copia dentro del bolso.
Pero sin duda es ella. Efectivamente,

mi ex novio no es ms que un imbcil


incapaz de ver belleza en una mujer
madura.
La sonrisa que Dorothy le regala a
Narciso es algo totalmente maternal y
puedo intuir entre ellos una corriente de
complicidad poco comn. Ella no tiene
hijos, me han dicho, y l, al fin y al
cabo, no es ms que un ensayo de
hombre edificado sobre la sombra de
delincuente juvenil redimido.
Hablan en voz baja cuando Narciso
nos seala a Henry y a m. Dorothy nos
mira inquisitiva unos segundos y luego
nos hace un gesto para que nos
acerquemos.

Tomo aire y doy un paso adelante.


Dice Narciso que son ustedes
unos amigos suyos que tienen algo
interesante para m, pero me parece que
no se dedican a la jardinera
La voz de Dorothy suena impostada
en su espaol marcado de acento.
Actually, I am not just a friend,
madam. My name is Henry Lowett III,
the eldest son of Lord Lowett, from
Hertfordshire, England, though my
grandmothers roots are found in
Wales. I am working for the Foreign
Office in Madrid. I would like to
introduce you my friend Pandora; she
is a Spanish born writer, and she has

something to tell you about your


husband, Mr. Hctor lvarez. (En
realidad, no soy slo un amigo, seora.
Mi nombre es Henry Lowett III, hijo
mayor de Lord Lowett, de Hertfordshire,
Inglaterra, aunque las races de mi
abuela proceden de Gales. Trabajo para
el Foreign Office en Madrid. Me
gustara presentarle a mi amiga Pandora;
es una escritora espaola y tiene algo
que contarle sobre su marido, el seor
Hctor lvarez).
Slo he odo a Henry hablar en
ingls con Carmen (por cierto, me anoto
preguntarle a mi amiga si sabe que su
novio es casi un aristcrata y por qu

demonios no nos lo ha contado), y me


suena completamente diferente al ingls
que utiliza con Dorothy. Supongo que ha
intentado recuperar el acento de su
abuela, para sonarle un poco ms
familiar a la mujer, pero lo que
realmente impone es su porte elegante
enfundado en un traje impecable hecho a
medida, con sus zapatos negros y una
corbata que ha insistido en ponerse en el
taxi de camino a Marbella.
Dorothy
Donelan
le
sonre
abiertamente y me mira con ms
curiosidad que inters. Agradezco a
Henry el detalle de presentarme como
escritora, en lugar de como periodista

(no suele sentar muy bien que la prensa


se presente por sorpresa en casa de uno
para hablarle de su pareja), pero la
tranquilidad me dura exactamente dos
segundos, hasta que Dorothy nos seala
los sillones que hay junto al suyo y me
pregunta mientras me sienta.
Y qu es lo que escribe usted?
No veo la manera de dulcificar la
informacin.
Escribo relatos erticos. Cuentos.
Se
publican
semanalmente
en
elmundo.es.
Ah, qu interesante.
Son imaginaciones mas o se le ha
congelado la sonrisa? Pero es tan

elegante que nos ofrece un t, mientras


Narciso se aleja discretamente para
interesarse por los rosales de la finca.
Mi marido no est en casa, as es
que me temo que no podrn hablar con
l.
No es con l con quien quiero
hablar, seora. Es con usted. No s
cmo decirle esto y crame que ha sido
muy difcil para m venir hasta aqu,
pero creo que usted tiene derecho a
saberlo
Henry me interrumpe para asegurarle
a Dorothy que todo lo que voy a decir es
cierto y que l garantiza la veracidad de
cada palabra. La mujer se remueve

incmoda en su asiento, as que decido


aprovechar mi inercia para soltarlo:
Su marido me pidi en
matrimonio hace unos meses. De hecho,
tericamente, dentro de unos das tena
previsto mudarse a mi casa en Madrid.
Slo que yo no saba que estaba casado
con
usted
cuando
le
conoc,
bsicamente, porque ni siquiera me dijo
su nombre real, a m me dijo que se
llamaba Javier, no Hctor.
El leve pestaeo de Dorothy me
anima a continuar.
As que, en realidad, yo, lo que
quera es pedirle disculpas a usted y
asegurarle que, por lo que a m respecta,

mi relacin con su marido est


terminada. l todava no lo sabe, pero
no tengo intencin de volver a verle
Y por qu no?
Confieso que esperaba cualquier
cosa menos esa pregunta, as que, ante
mi desconcertado silencio, Dorothy se
echa a rer con una largusima
carcajada.
Por lo que a m respecta, ojal se
fuera con usted o con cualquier otra y se
olvidara de m para siempre.
Ahora los que parecemos nerviosos
somos Henry y yo, que nos miramos de
reojo sin saber muy bien si aquello es
una pantomima o Mrs. Donelan habla en

serio.
Querida, mi matrimonio es un
desastre o se dice un fraude? Como
ve, Hctor aprovecha un da s y otro
tambin para irse con cualquiera, no me
lo tome a mal, es usted muy bonita. Ya
no busca excusas, simplemente se
marcha y no s dnde est, pero tambin
hace mucho que no me importa. De vez
en cuando vuelve, fundamentalmente
cuando se le ha terminado el dinero, y le
tengo que dar ms para que se marche
otra vez. Supongo que le dijo a usted
que trabajaba en algo
Ehhh, s. Me dijo que era enlogo.
S, veo que no ha cambiado

mucho el repertorio. Eso mismo me dijo


a m. Incluso trajo cajas de ese vino a
nuestra boda Pero no trabaja en nada.
Es un vividor, creo que la palabra
exacta es un gigol.
Si no es indiscrecin, Mrs.
Donelan, puedo preguntarle por qu
siguen casados todava?
Henry tiene prisa por ir al meollo de
lo que nos ha llevado hasta Marbella
esta maana y lo agradezco porque tanta
flema britnica va a acabar con mis
nervios. De hecho, de pura precipitacin
me he escaldado la lengua y el paladar
al darle un trago al t que nos acaban de
servir y en esos momentos tengo la boca

como las fauces de un dragn.


Crame que nada me hara ms
feliz, Mr. Lowett, pero cuando nos
casamos no tuve la precaucin de
estudiar la legislacin de bienes y, en
estos dos aos, mis empresas han
experimentado una evolucin muy
favorable. De hecho, creo que es Hctor
el que busca una excusa para pedirme el
divorcio. Ya me lo ha insinuado un par
de veces y una vez casi llegamos a
tramitarlo, pero me sale infinitamente
ms caro que seguir mantenindole.
Hasta ahora he conseguido ocultarle este
enriquecimiento, as que exige menos de
lo que le correspondera legalmente.

Ojal tuviera hijos, al menos podra


legarle a alguien esta fortuna Mi
abogado est buscando una salida que
no me haga perder la mitad de mi
dinero, pero me temo que la ley galesa
es muy clara al respecto. Si pudiera dar
marcha atrs
Llegados a este punto, los tres
guardamos silencio. A m me tienta
preguntarle cmo demonios una mujer
como ella ha cado en sus redes de
gigol, pero yo no salgo muy bien
parada, dadas las circunstancias, y
adems noto cmo me crece una ampolla
en el cielo de la boca que casi se me
junta con la lengua. Dorothy me mira con

sus ojos azul claro y me lee el


pensamiento.
Cuando llegue usted a mi edad
espero que no sea tan vulnerable como
yo, o como lo es usted ahora. Slo le
deseo que aprenda la leccin, querida, y
no se deje engaar por una fachada
impecable. Puedo ser honesta? Me
guardarn un secreto?
Henry contesta por los dos. Mejor,
porque yo no estoy segura de si, al abrir
la boca, no saldr una llamarada.
Estoy a su servicio, seora.
Bien. Pues sepan que deseo
volver a casarme, pero no podr hasta
que no encuentre el modo y la manera de

deshacerme de Hctor, y l lo sabe,


aunque no tiene ni idea de quin es l.
Por eso se presenta aqu sin avisar, para
ver si me pilla con mi amante.
Afortunadamente tengo amigos que se
cuidan de que eso no suceda
Henry la observa alarmado y me doy
cuenta de que hasta se le ha erizado el
pelo de la nuca. No es para menos.
Empiezo a dudar del equilibrio mental
de la mujer.
No se preocupe, milord, Narciso
es mi confidente. Mi novio, por
llamarle de alguna manera, es un
caballero ingls, tambin de posicin
acomodada. Me reservo su identidad si

no les importa, pero les garantizo que


esta vez me he asegurado de que sea
alguien de mi absoluta confianza.
La expresin deshacerse de
Hctor me recuerda a su paisano, el rey
Enrique VIII, y sus seis mujeres (sobre
todo a la desventurada Ana Bolena), y
un escalofro me recorre la espalda,
aunque si soy sincera no acabo de
imaginarme a la dama tramando la
muerte del indeseable de su marido, en
plan, Narciso, por favor, que parezca
un accidente. Pero ella est pensando
en algo ms civilizado, un divorcio,
aunque Javier no se merezca ningn
miramiento

S cul es el siguiente paso, pero a


Dios pongo por testigo de que no me
atrevo a darlo, as que Henry se arma de
valor y saca esa flema de diplomtico
britnico capaz de comunicarte la peor
de las noticias sin hacer que lo parezca.
Mi dolorida boca se lo agradece
enmudeciendo un rato ms.
Doy por hecho, seora, de que
contrajeron ustedes matrimonio en
Gales.
Ella asiente, Henry suspira y le
dedica una generosa sonrisa.
Bien, pues me alegra comunicarle
que, segn la legislacin matrimonial
del pas de Gales, tiene usted el derecho

de pedir la anulacin de su
matrimonio
Dudo que tal gracia me fuera
concedida. De hecho, mi abogado se
desvive buscando el resquicio legal que
nos permita invalidarlo. No pretender
decirme usted que, sin conocer mi caso
siquiera, tiene la solucin
Llegados a este extremo, yo
contemplo a los dos como quien mira un
partido de tenis, slo que con ms
impaciencia. No slo porque entre una y
otra frase en espaol se les escapa algo
en ingls, sino porque estoy deseando
saber el efecto que el descubrimiento de
Henry producir en Dorothy. S, lo

reconozco, siento curiosidad morbosa.


Mi amigo saca del maletn que lleva el
libro que ha estado repasando durante
todo el viaje y se aclara la voz para dar
su golpe maestro.
En realidad, no necesito saber
mucho del caso, pero s s algunas cosas
sobre la ley del divorcio en Inglaterra y
Gales. Hay dos clusulas ms que lo
hacen anulable que quiz su abogado no
se ha atrevido a tratar con usted por lo
delicado de la cuestin. La pausa
dramtica de Henry deja a la seora en
estado catatnico. Una de ellas dice
que el matrimonio es anulable si no se
ha consumado por incapacidad de uno

de los cnyuges, sobre la que


podramos entrar a discutir Pero en
realidad, la que nos interesa ofrece la
posibilidad de conceder la anulacin si
no se ha consumado por haberse negado
a ello uno de los cnyuges.
El silencio se hace tan presente que
podemos escuchar la cancin de los
Chunguitos que tararea Narciso con la
cabeza metida entre los macizos de
flores.
Mrs. Donelan, no voy a
preguntarle si ha mantenido relaciones
sexuales con su marido porque tengo
pruebas que demuestran que no. As que,
por lo que a m respecta y a la Justicia

Britnica tambin, su matrimonio no ha


sido consumado. Y, por lo tanto, es
perfectamente anulable.
En el tren de vuelta a Madrid
rememoro una y otra vez la cara de
Dorothy Donelan, primero de estupor y
despus de incredulidad, hasta que
Henry le propone ensearle la prueba
definitiva. Ella, que sin haberse
quemado el paladar ni la lengua como
yo, se ha quedado tambin muda, slo
acierta a asentir con la cabeza. Yo me
pongo manos a la obra. Abro el
ordenador porttil que llevo conmigo y
le conecto un pen drive USB de ocho
gigas en el que tengo memorizados la

copia de los vdeos que Samantha me


mand ayer.
Le suplico que nos perdone por
haber visto estas grabaciones, pero creo
que, al final, merecer la pena.
La mujer me mira como si se hubiera
olvidado de mi presencia y vuelve a
asentir con la cabeza, mientras yo
reprimo el impulso de santiguarme
porque la primera de las grabaciones es
aquella en la que aparecen los dos,
semidesnudos frente a la cmara del
ordenador, discutiendo mientras Red
Angel los observa estupefacta y bastante
asqueada. En este momento, recuerdo la
parte que Carmen tradujo en mi casa en

la que Hctor criticaba el aspecto del


sexo viejo de su esposa y le
recomendaba emplear algo de su fortuna
en rejuvenecerlo. La indignacin me
come por dentro y veo que el crculo se
cierra ante mis ojos: por fin he
encontrado a un malnacido capaz de
exigirle a una mujer que le presente un
coo de mueca, aunque para ello tenga
que mutilarse los labios mayores. Por
personajes como ste fue por lo que abr
La cama de Pandora. Y el malnacido,
en esta ocasin, es mi propio novio.
Pero Dorothy Donelan no parece
demasiado turbada.
No es lo peor que ha hecho

comenta.
No quiero averiguar cul es la peor
vejacin que Javier ha podido infligir a
esta seora y Henry se adelanta, con voz
atiplada, antes de que nadie diga nada
ms.
En realidad, Mrs. Donelan, como
le deca antes, tengo entendido que usted
no ha consumado su matrimonio, as que
supongo que lo peor que ha podido
hacerle su esposo ha sido precisamente
eso
Ambas le miramos ojiplticas y
asentimos prudentemente, teniendo en
cuenta que, en este momento, Henry
acta como representante del Gobierno

Britnico.
Decido acabar con la tortura y paso
directamente al vdeo ms reciente. Ante
los tres, apiados frente a mi pequeo
notebook, aparece otra vez mi Javier o
su Hctor, desnudo de cintura para
arriba, en lo que identifico como el
saln de su casa en Madrid.
La buena de Samantha tuvo la
precaucin de registrar la videollamada
con la fecha y la hora de realizacin, as
que, aunque tambin me ha enviado su
registro de llamadas entrantes en las que
aparecen las suyas, en la mismsima
pantalla vemos que se ha realizado la
maana del sbado de abril que

visitamos las bodegas de Vizconde de


Pagos. Hace exactamente dos das.
Mientras le veo masturbarse con gesto
desmadejado y escucho la voz de Red
Angel excitndole, no puedo evitar
pensar que se corri ms rpido que
algunos de mis amantes cuando les
ofrezco follarme a cuatro patas. La idea
me hace gracia y se me escapa media
carcajada por la que tengo que pedir
disculpas a los dos hijos de la Gran
Bretaa que contemplan asqueados la
paja de mi ex.
Creo que ser mejor que vaya al
grano digo mientras paso hacia
adelante la grabacin (afortunadamente

la eyaculacin, que haba sido profusa,


pasa desapercibida) y me detengo en el
minutaje que tengo ya controlado y en el
que se escucha con nitidez a Javier
comentar con una curiosa y preguntona
Samantha que l (y cito textualmente)
no se haba podido follar nunca a
aquella jaca inglesa [su mujer], porque,
francamente, la mayor parte de las
veces que lo he intentado no se me
levanta y, adems, quin quiere
follarse a una vieja cuando se puede
pajear mirndola a ella [Red Angel] o
estar con pivones como uno que
ltimamente me follo de todas las
formas que te puedas imaginar [yo?]?.

Paro la grabacin y nos miramos los


tres. Henry y yo, buscando alguna
reaccin en el rostro de Dorothy
Donelan, y ella con una expresin
indignada de rubor que mi amigo ataja
de inmediato con ese irritante tono de
voz que me hace imaginrmelo con toga
negra y peluca blanca de rizos.
Antes de decir nada, permtame
que le recuerde que, si corrobora esta
declaracin, su matrimonio puede ser
anulado salvo que haya otras pruebas de
este tipo que demuestren lo contrario.
Quiero decir, en el hipottico caso de
que su marido estuviera mintiendo en
este vdeo y, sin embargo, pueda

presentar otro en sentido contrario. Ya


me entiende Y ahora s que tengo que
preguntarle: cree que es posible que
exista una grabacin de una cpula entre
ustedes dos?
Una cpula? En el fondo la cosa
resulta tan primaria como sa. Si la ley
dice que un matrimonio no est
consumado hasta que el marido
introduce su pene en la vagina de la
esposa y ambos dos aseguran que eso no
ha sucedido La boda se puede anular
y oye, cada uno por su lado. Y ella
jurando que an es doncella.
Vamos, que estoy convencida de que
as te lo anula hasta el Tribunal de la

Rota.
Sirve de algo que insista en que ya
lo deca yo? Si al final resulta que lo
ms importante es el sexo.
Dorothy no se lo piensa tanto como
yo. Mira fijamente a Henry y, con la
mejor de sus sonrisas, jura que no habr
vdeo sorpresa de una cpula suya con
Hctor.
Fundamentalmente porque, como
dice mi esposo en esa grabacin, esta
jaca galesa no se ha dejado montar. Sin
embargo
Por qu nunca detrs de una
afirmacin rotunda hay un punto y final?
Sin embargo, no puedo garantizar

que no haya alguna fotografa nuestra en


actitud equvoca, que no lujuriosa,
tomada siempre antes de la boda. Cree
que podra ser un obstculo para la
anulacin?
Y heme aqu que yo le prometo que
no. Pido a Henry Lowett III que se tape
los odos para jurarle a Dorothy
Donelan que, igual que me hice con las
pruebas que garantizan que no hubo
consumacin de su matrimonio, me
deshar de todo lo que sugiera a
cualquier tribunal, por pejiguero que
sea, que ella no es una seora y que ha
tenido algo ms que requiebros y un
cortejo honesto, decente y decimonnico

por parte del que luego se convirti en


el sinvergenza de su marido.
As que le prometo que acabar con
cualquier cosa que la comprometa y
salgo de su jardn, de su propiedad y de
su vista arrastrando tras de m a un
Henry casi emocionado por el
precedente legal que est a punto de
sentar y a Narciso, con las manos llenas
de malas hierbas que le ha arrancado a
su madrina.
Las dos horas y media del tren se me
hacen cortas intentando disear un plan
de accin para conseguir eliminar
cualquier prueba sobre Dorothy y, de
paso, sobre Mara Luisa de Pagos. La

bodeguera me llama esta misma maana


para hablarme de Samantha, de su
adaptacin al trabajo y al entorno y de
su escueto vestuario de ser humano
presentable Pero se alegra mucho de
saber que su intervencin y la
consiguiente cesin de derechos de los
vdeos de Red Angel han logrado el
milagro de ganar una nueva cmplice a
nuestra causa. Y, ya puestos, como me
siento generosa y optimista, tambin le
prometo que me deshar de sus dichosas
fotos, si es que existen
Empiezo a pensar que lo mejor va a
ser robarle el ordenador a Javier y
santas pascuas. Como si fuera tan

fcil Prcticamente lo lleva pegado a


la mano, como si fuera una valija
diplomtica. Adems, a saber en qu
servidor tiene alojadas las dichosas
fotografas
En el peridico, Julia me mira como
si hubiera visto a un fantasma.
Me viene fenomenal que hayas
venido, porque de todas formas iba a
llamarte.
Mientras me descuelgo el bolso y me
quito la chaqueta, me fijo en que el
ambiente est casi tan revuelto como el
ltimo da que pis la redaccin, slo
que ahora los corrillos se renen
virtualmente en interminables correos de

ida y vuelta.
A resultas del espectculo de Esther
en la ltima fiesta del peridico y de su
paranoia persecutoria con el seor
poltico del que se qued colgada,
parece inminente un cambio de aires
para nuestra gata en celo. En los correos
electrnicos se especula con la
posibilidad de que ella misma haya
pedido un cambio de destino a otra
comunidad autnoma, aunque hay quien
habla de que lo que quiere es
aprovechar la situacin que ha creado
para hacerse un nombrecito en la prensa
del corazn. Las lenguas de triple filo
hablan incluso de un embarazo que es a

todas luces imposible, salvo que sea la


preez mejor llevada de la historia,
porque ella sigue teniendo, como el da
que la conoc, la tripa pegada al culo.
Ninguno de los correos que tengo en
mi bandeja de entrada en este sentido me
aportan nada nuevo a lo que me susurra
Julia mientras los abro. Slo uno de
Fernando me llama la atencin.
Ven a mi despacho cuando puedas,
dice, con fecha de entrada de hoy
mismo. Aunque ya est mediada la tarde
y a punto de empezar la reunin de
portada, voy a verle sabiendo que le
encontrar remoloneando frente a su
pantalla.

Hola! Voy a ser breve.


A Fernando no le gusta andarse por
las ramas.
Julia dice que la autora del
sabotaje de tus artculos es Esther Soto
de comosellame. Es verdad?
Pregunta
directa,
respuesta
resolutiva:
S, est comprobado. He visto un
email del servicio tcnico que ha
identificado su direccin IP como la
autora
de,
al
menos,
dos
manipulaciones.
Vale. Slo quera confirmarlo.
Sabes que me lleg ayer un correo de
Luci preguntando cundo empezaba la

nueva serie que sustitua a La cama de


Pandora? Pens que le habas dicho a
ella que ya no ibas a seguir con la serie
y la llam, pero me cont que haba
recibido un correo de Esther pidindole
que fuera ilustrando unos relatos suyos
para ir adelantando trabajo, porque
estaba claro que t no ibas a seguir con
La cama.
Busco por todas partes el dbil
remordimiento de conciencia que he
sentido unos segundos antes, cuando
Fernando me pidi que identificase a la
autora de los sabotajes, pero slo
encuentro una silla para sentarme.
Tampoco hay ni rastro de la compasin

que sent cuando me enter de su


relacin frustrada y del espectculo de
la fiesta. En ese momento, en mi cabeza,
slo hay dos palabras, menuda zorra,
que me muero por decir pero no digo
porque al final las cambio por otras
menos descorteses
Qu dices?
Con las que consigo construir una
pregunta (retrica, se entiende). Y para
eso cinco aos de carrera
Nada, olvdate. Ya est aclarado y
Luci est trabajando en tus cosas hasta
que decidas si seguir o no con la serie.
Por cierto, sabes ya lo que vas a hacer?
Con la punta de la lengua detengo a

tiempo un hilillo de baba que est a


punto de deslizarse hacia abajo por la
comisura de mis labios (todava abiertos
por la sorpresa) y, una vez ms, el gesto
equvoco ruboriza a mi jefe, que se
parapeta detrs de una revista que
encuentra del revs sobre su mesa. Me
encanta generar ese intempestivo calor
en los hombres, no lo puedo evitar, as
que la reaccin de Fernando me
devuelve de golpe un buen trozo de la
seguridad que en las ltimas semanas me
falla ms que una escopeta de feria.
Sonro y vuelvo a sentirme Pandora.
Me levanto como una pantera de la silla
para marcharme, echando el pecho hacia

delante y curvando cuello y espalda en


un gesto felino.
S, ya lo s respondo antes de
salir de su oficina mientras le oigo decir
entre carcajadas:
Bueno, pues ya me lo dirs
Aquelarre, tormenta de ideas,
brainstorming
llamadlo
como
queris, pero esta noche se celebra una
de esas reuniones en el saln de casa de
Carmen, en vista de que yo, de momento,
sigo presuntamente con ella en Zaragoza
y no debo dejarme ver por mi casa.
Henry, el nico chico invitado esta
noche, prepara mojitos como si hubiera
vivido sus cuarenta y tantos aos en la

Repblica Dominicana mientras nuestra


anfitriona recopila dinero y vales de
comida para pagar el pedido del
restaurante chino. Me siento esplndida
y en deuda con todos, as que me marco
el detalle de invitar a la cena.
Lucas est en un bolo de su gira de
tuppersex y Pepe acaba de recibir el
relevo de Marcos frente a la casa de
Javier.
ltimamente, al parecer, se aburre
muchsimo. Desde que ha vuelto de
Marbella y yo me hago la sueca para no
verle, se pasa el da de casa al gimnasio
y de compras, aunque en dos ocasiones
el taxista amigo de Pepe le ha seguido

hasta el domicilio de alguien en una


urbanizacin de lujo de Pozuelo de
Alarcn.
Casi me muero del susto cuando
Patricia y Elena llegan a casa de Carmen
con la noticia de que pertenece a una
conocida empresaria recientemente
divorciada. No les pregunto cmo lo han
averiguado porque el pnico se apodera
de m.
Esto hay que acabarlo cuanto
antes, porque como este tipo siga a su
ser, salimos todos en el telediario, en el
Crnica o peor: en La Otra Crnica. Se
ha vuelto loco.
Loco no, imprudente, confiado. Le

ha salido bien unas cuantas veces


por qu no iba a hacerlo otra vez?
Laurita engulle rollitos tailandeses
con unas ganas que da gusto verla.
Lo que sigo sin entender es qu
demonios pinto yo en este ranking de
mujeres adineradas.
Pero si yo no tengo un duro! Si
mi casa es prcticamente del banco al
que le debo un dineral. Si por deber,
debo hasta de callarme
Es Patricia quien rompe el silencio
para ofrecer lo que, hasta ese momento,
nunca se ha atrevido a hacer; un perfil
psicolgico.
No crees que se pudo enamorar

de vos digo, de ti? Recuerda,


Pandora, fueron meses de mensajes sin
compromiso, a fuego lento. Y correo va,
y correo viene Venga poemitas,
canciones, sugerencias de libros, de
pelculas Ni siquiera quera verte.
Puede que as llegases al corazn del
monstruo y, cuando te vio, se qued
bloqueado. Tanto que casi se retira del
juego de las mujeres ricas.
De hecho, dijiste que le pidi el
divorcio a Dorothy y que ella no se lo
dio por la pasta que tendra que pagarle.
Para qu iba a renunciar si no a la
gallina de los huevos de oro? Le estaba
manteniendo sin pedirle nada a cambio,

era un chollazo! Yo creo que se enamor


de ti. Slo que este picaflor se cansa
rpidamente de todo. Y como t, al final,
no encajas en el perfil de la empresaria
con pasta, pues ya est buscando a otra.
Tiene sentido, desde luego. Eso es lo
que nos queda a las mujeres de ms de
35, trabajadoras, dueas de nuestro
destino, seguras de nosotras mismas y
solteras; que llega un guaperas con un
poco de labia, una buena polla y un saco
de mentiras y nos creemos que nos ha
tocado la lotera. Un amigo mo dice
continuamente Ten cuidado con lo que
deseas, no vaya a ser que se cumpla y,
mira por dnde, como bien haba intuido

mi hermana Casandra, mi anhelo ms


confuso y equivocado se ha hecho
realidad.
Como sea que t eres la que
menos tiene que perder de todas las
mujeres de este barba azul, te ha tocado
ser quien le ponga las cosas claras,
amiga. Y tienes que pensar cmo lo vas
a hacer. Te dira que le dejases sin ms,
sin explicaciones, pero este cabrn no
se merece tener tanta suerte. Lo suyo es
que hagas algo que no se le olvide
nunca.
Carmen tira de mi imaginacin
desbocada, una vez ms, para enfocarla
hacia el objetivo y entonces Elena, con

su acostumbrado desenfado, me da la
solucin:
Eso, primero le descubrimos y
luego damos una superfiesta para
celebrarlo.
En lugar de una despedida de
soltera, una bienvenida de soltera, as
con mucho escote, minifaldas y mucho
glamour.
A que mola?
Tan brillante me parece lo que
acababa de ocurrrseme, que ni escucho
las carcajadas de mis amigos, que
celebran la ocurrencia.
Es fantstico! Gracias por la
idea, pero no vamos a celebrarlo

despus Le vamos a hacer una fiesta


de despedida que no olvidar mientras
viva.
Vamos a hacer un repaso. Un
ensayo general.
Por ms que intento poner orden en
esta algaraba no hay manera de meter
en cintura a la tropa.
La casa de Dorothy Donelan parece
un hospital robado. El saln, que cuando
entramos pareca recin salido de una
revista de decoracin, ahora se asemeja
al backstage de un cabar, con vestidos
de fiesta y carsimos tops de lentejuelas
dejados caer, como si tal cosa, por todos
los sofs.

Elena est en su salsa revisando


trapos y eligiendo complementos que
todava no acierto a saber de dnde ha
sacado. Pareca mentira que todo haya
cabido en su pequeo bolso de mano,
ese que yo misma le he acomodado
sobre nuestras cabezas, en el
portamaletas del AVE junto al de
Patricia, el de Carmen, el de Laurita y el
mo.
Echo de menos a Martn Lobo, que
no tena ms das libres, y a Marta, pero
ayer logr hablar con ella y explicarle
nuestros planes. El eco de sus
carcajadas me anim bastante y me lo
traje de recuerdo, junto a las palabras de

Casandra, las bendiciones de Julia


(resignada a verme desaparecer otro par
de das), la complacencia muda de
Henry Lowet III y los ltimos consejos
de Consuelo a su hija Nuria, nuestra
arma secreta.
La idea de la fiesta me parece en
esencia brillante, pero no termina de
cuadrar en mi cabeza. A la maana
siguiente de la cena en casa de Carmen
donde tramamos el golpe final de la
venganza, cuando llego al peridico,
Nuria se me cuelga del cuello para
darme las gracias por el guin de Annie
Hall. En cuanto puedo desembarazarme
de su abrazo de oso compruebo que si

haca siglos que no la vea, esos siglos


le han sentado ms que bien. A sus 23
aos Nuria no es para nada una nia; es
un bombn de mujer con todo lo que una
mujer tiene que tener. Lo primero, una
inteligencia despierta; lo segundo, un
carcter desenfadado, y lo tercero, don
de gentes y ganas de aprender.
Igual necesito que hagas un
trabajito para m. Has terminado las
clases?
Me falta el
examen de
Improvisacin en grupo.
Su sonrisa pcara me da a entender
que est dispuesta a cualquier cosa con
tal de echarme un cable.

Y con quin hay que hablar para


que te examinen en otra ciudad?
Julia levanta la vista, la mano y las
comisuras de los labios en una amplia
sonrisa.
Si tu profesor de Improvisacin es
Martnez Bustamante, me debe un favor.
Nuria asiente, feliz por la
coincidencia, y Julia hace su clsico
gesto de todo resuelto.
Lo de Nuria es algo ms grande que
un bolso de mano, pero dado su papel
protagonista en la historia es ms que
comprensible.
Adems, en su equipaje tambin
viaja un carsimo equipo de sonido y

transmisin de La Tienda del Espa que


Luis, mi fotgrafo de cabecera con el
que ya me he reconciliado, ha
consentido prestarme bajo promesa de
que, de alguna manera, se lo pagar con
alguna satisfaccin personal.
En realidad, en este momento me lo
tirara aunque no me prestase ni un lpiz,
porque esta noche hay luna llena y yo
estoy que me subo por las paredes, pero
estoy decidida a que nada me distraiga
del objetivo. Ni siquiera Pablo, el
pobre, que me ha mandado un mensaje
esta maana con un simptico:
Arrivederci signorina. Sigues en
Venecia?. Al que al final opto por

contestar: Te juro que te llamo pronto.


Dentro de unos das.
Cuando entramos en la estacin
Mara Zambrano caigo en la cuenta de
que llevo ms de dos semanas sin echar
un polvo y ya empiezo a estar
desesperada. De hecho, aunque el
auxiliar que me ofrece los auriculares en
el AVE es claramente homosexual,
durante un segundo retengo su mano para
conseguir que vea mi mirada de lujuria.
se pierde mucho aceite y t
pierdes mucho el tiempo me dice
Carmen en cuanto el chico se ha
sacudido mis dedos de encima.
Contente. Te queda poco, amiga.

Debo de estar muy mal, en efecto,


porque en la puerta de la estacin nos
encontramos con un Narciso que no me
parece que est guapo, sino arrebatador.
Se ha cambiado el mono de trabajo por
un pantaln vaquero y una camisa de
manga larga que le tapa por completo
los tatuajes de los brazos. Lleva zapatos
deportivos y gafas de sol y me cuesta
trabajo reconocerle al volante de una
minivan de siete plazas.
Aparca dentro del garaje de Mrs.
Donelan para evitar miradas indiscretas
y Dorothy nos recibe con la jovialidad
de quien organiza una fiesta de pijamas.
Pasen, seoritas. Sintanse en su

casa.
As que, cuando horas despus el
saln parece una boutique desvalijada y
todas nos esforzamos por seguir un
complejo guin con coreografa incluida
cronmetro en mano, ella no hace ms
que animarnos felicitndonos por la
puesta en escena y aportando ideas para
que todo sea an ms convincente.
Si en algn momento he tenido dudas
de si era adecuado o no involucrarla en
esta comedia, su propio entusiasmo me
convence de que ella tambin se merece
el desagravio. Y, entonces, se me ocurre
otra idea
S, ya lo s, poda haberlas tenido

todas seguidas, pero no es as, porque


mi cabeza jams ha maquinado una
opereta tan compleja. Habitualmente me
dejo llevar detrs de mi voluptuosidad y
vivo las cosas como me llegan, pero en
este momento se trata de encerrar mis
instintos bajo llave, pensar con la
cabeza, crear las circunstancias y no
permitir que nada se descontrole. As
que las ideas, desentrenadas ellas,
afloran en salida escalonada, como si se
fueran de vacaciones.
Dorothy, le parece bien si invito
a algunas personas ms?
Y la britnica, despus de escuchar
el nuevo cuadro de mi plan, me sonre

ampliamente y me da su permiso.
Es tu fiesta, querida, puedes
invitar a quien desees.
Despus de una tarde de llamadas de
telfono, correos electrnicos y
contrataciones urgentes, nos vamos a la
cama con la sensacin de que est todo
por hacer. Nos levantamos al da
siguiente con algo ms de optimismo y,
despus de comprobar los progresos de
Laurita al frente de sus ordenadores, ya
nos parece pan comido.
A media tarde, cuando Dorothy
ultima los detalles del catering y Nuria
le explica por telfono el plan a su
grupo de improvisacin de la Escuela

Superior de Arte Dramtico, una


llamada de telfono termina de
arreglarme el da: Mara Luisa est a
treinta minutos de Mlaga. Es el tiempo
justo para que Carmen se acerque a la
estacin a recogerla, a ella, al profesor
de Nuria y a Henry, que ha conseguido
sellar en tiempo rcord los documentos
que necesitamos y viene al rescate de su
compatriota.
Ya slo nos queda una cosa por
hacer: preparar el cebo y citar a la
presa. Lo segundo es tan sencillo como
que Dorothy llame a Hctor para
sondearle sobre cundo piensa pasarse
por casa, dndole a entender de que, si

no viene estos das, mucho mejor, puesto


que tiene invitados y piensa dar una
fiesta. En realidad, es el ms obvio de
los reclamos. Lo que no sabemos es que
funcionar tan bien.
De hecho, dos segundos despus de
despachar a su mujer, Hctor/Javier me
llama a m para preguntarme si la
hospitalizacin del padre de Carmen en
Zaragoza va para mucho.
Creo que, por lo menos, nos
tendremos que quedar hasta despus del
fin de semana cielo le digo bien
enfajada en el papel de la mejor de las
amigas.
Vaya por Dios. Bueno, pues

entonces me voy a darle una vuelta a


Virginia, que me llam anoche un poco
tristona, pero vuelvo el domingo y te
prometo que ya recojo todas mis cosas y
me voy definitivamente a tu casa.
Ah, vale. Pues hacemos eso.
Quiz parezco un poco demasiado
ansiosa por cortar la comunicacin y
Javier se da cuenta.
Oye, te pasa algo? Ests muy
rara ltimamente, Pandora
Ser que estoy cansada Anoche
casi no pude dormir.
He titubeado? S, puede que haya
titubeado un poco, pero lo que desde
luego no me espero es la salida que

tiene mi novio.
Yo s lo que te pasa a ti. Casi
me da un infarto al or esas palabras,
pronunciadas en un tono rotundo y
varonil. A ti lo que te falta es una
buena racin de polla, que hace mucho
que nadie te folla como te mereces.
Qu fcil es decir eso en una
habitacin vaca y qu difcil es orlo
con los ojos de su seora esposa
clavados en mi cara descompuesta. Y
ms difcil me resulta reconocer que,
pese a que tengo motivos de sobra para
estrangularle con mis propias manos, mi
sexo va a su bola y se humedece en
respuesta a la provocacin.

No dices nada?
Qu quieres que te diga, amor?
Esto es un hospital
Hago un gesto de pesadumbre hacia
Mrs. Donelan mientras me levanto. La
veo sonrer tristemente antes de darme
la vuelta y salir al jardn.
Tener sexo aunque sea telefnico con
este tipejo que haca ni dos semanas
llamaba orgullosa mi novio me hace
sentir sucia y terriblemente deprimida.
Bajuna, incluso. Opto por dejar
pasar treinta segundos antes de marcar
el nmero de mvil de Pepe, que sigue
de guardia frente al portal de Javier, y
tratar
de
parecer
decidida
y

despreocupada.
Me apuesto contigo pincho de
tortilla y caa a que, en menos de una
hora, el pajarito va a salir del nido para
coger un AVE. Vente t tambin si
quieres, pero me vale con que me digas
a qu hora va a llegar aqu.
Obviamente, despus de lo que se lo
ha currado, Pepe no tiene ninguna
intencin de perderse el fin de fiesta. Se
compra un billete de ida a Mlaga y
llama a su colega Domingo el Tijeritas
para que vaya a recogerle a la estacin,
porque Narciso el Bulboso tiene cosas
que hacer en la propiedad de Mrs.
Donelan: acondicionarnos un escondite.

Pepe, adems, tiene el encargo de


Juan Carlos de registrar todo lo que all
suceda. La pequea cmara digital que
el corresponsal le dio para aquel primer
viaje a Marbella, aquella con la que
Narciso retrat las fotos de la boda de
Dorothy y Hctor, sigue en su poder.
Cuando le llama para contarle cmo
se desencadenan los acontecimientos y
advertirle que el final est cerca, mi
primer amante le suplica que sea sus
ojos.
Tiene una funcin de vdeo,
chaval. Tienes que colarte en esa fiesta y
apartelas para grabarme lo que pase.
Ojal pudiera ir yo mismo, pero hoy no

puedo ni moverme y, adems, tengo que


hacer cosas en casa se lamenta Juan
Carlos, mientras Pepe se acomoda en su
asiento de turista.
No se preocupe, mister. Yo me
cuelo y se lo grabo. Qu ganitas tengo de
que esto acabe, sabe? Yo, por Pandora,
lo que sea, pero la verdad es que tengo
ganas de cambiar de aires. Estoy
pensando irme a Huesca
Una vez citada la presa, hay que
tender el cebo y, encargadas de
prepararlo convenientemente, tengo a
dos profesionales: Patricia y Elena.
Cuando entro en el dormitorio, Nuria
es ya una obra maestra.

Guapa a rabiar en su estado natural,


Elena ha conseguido sacarle tanto brillo
a aquella perla, que realmente refulge.
Enfundada en un vestido color
melocotn, tan pegado a su cuerpo como
su propia piel, hace que su moreno
natural se paladee tan dulce como un
caramelo. Sus ojos perfectamente
perfilados destacan en un rostro ovalado
iluminado con maquillaje suave y su
boca pequeita, con los labios rellenos,
ponen un toque casi infantil que s que
har enloquecer a Javier.
Ests impresionante.
Me sonre a travs del espejo y, pese
a que es ella quien va a llevar todo el

peso de la escena, trata de


tranquilizarme:
Mis amigos estn a punto de
llegar. Slo son cinco, traen su propio
vestuario de fiesta y no son actores
conocidos, pero son muy buenos, ya
vers. La ropa que traern va a ser
discreta, Elena, no te preocupes.
La idea de mi amiga la estilista es
que todos los invitados a la fiesta vistan
de forma elegante pero discreta, ropa
oscura, sin brillos, para que el
espectacular look que ha creado para
Nuria destaque como una gerbera entre
un puado de alcachofas.
Ests nerviosa, Pandora?

La pregunta me coge por sorpresa


mientras evalo algunos de los vestidos
que an hay por todas partes.
S, s que estoy nerviosa. Y t?
Yo tambin, pero no te preocupes,
eso es bueno.
S, eso significa que ambas sois
inteligentes.
Patricia nos hace sonrer. En
realidad, su labor de mentalizacin con
Nuria es casi prescindible: tiene clara
su labor y sabe cmo va a realizarla.
Han trabajado juntas, eso s, varias
posibles reacciones de Javier y se siente
capaz de llevar a cabo su parte con
xito. Laura se pas el da de ayer

adiestrndola en el manejo del software


necesario e incluso han trazado juntas un
plan B, por si la conexin falla.
Desde hace dos das estoy pasmada
con la soltura y serenidad con que las
dos brujas ms jvenes de este
aquelarre se preparan para el golpe
final. Laurita ha madurado varios aos
en slo unas semanas y Nuria parece la
impresionante mujer que un da ser.
En realidad, esta historia nos ha
hecho crecer un poco a todas nosotras.
La frialdad con la que mi presunto amor
me ha mentido y lleva una triple vida a
mis espaldas no da miedo, da autntico
pnico. Cada vez que me doy una leche

sentimental aprendo, como todos, pero


en esta historia no slo he aprendido, he
escarmentado.
No tengo un plan concreto para
redirigir mi vida en la etapa postJavier,
pero s tengo clara una cosa; vuelvo a
las premisas antiguas convenientemente
revisadas: follar est permitido,
enamorarse ya va a ser otro cantar.
La fiesta comienza con toda la
naturalidad del mundo.
Mientras
nosotras
ocupamos
nuestros lugares en la casita anexa a la
mansin, en la que vive el servicio de
Mrs. Donelan, los presuntos invitados
bajan las escaleras de la segunda planta

o entran por la puerta de atrs, abierta


de par en par para que los del catering
terminen de meter bandejas, vasos y
bebidas a toda prisa.
Cuando Pepe llama una hora antes
de llegar a la estacin, los invitados de
Dorothy (gente de su entera confianza,
britnicos en su mayora, que han sido
advertidos de que asisten a un sainete)
ya han llegado y se mezclan
despreocupadamente con los actores
compaeros de Nuria y el profesor, que
se trata, nada menos, de aquel tipo
estrambtico de la fiesta del peridico
que medio secuestr a Julia. Fue el da
que conoc en persona a Javier, del que

hoy pienso despedirme. Y al ver que hoy


tambin se ha puesto aquella pajarita de
lunares, sonro como si reconociera un
buen augurio: el crculo se cierra.
Entre los amigos de la anfitriona
identifico al primer vistazo al que
efectivamente resulta ser su novio. A m
no se me escapa una y esas miradas, ese
roce casual de manos, esa sonrisa
cmplice es de algo ms que de buenos
vecinos.
La seora nos lo presenta como su
abogado que, casualmente, vive all, en
una casa de la misma urbanizacin, al
otro lado del lago artificial, pero puedo
sonsacarle al bueno de Narciso que el

hombre ha enviudado hace algo ms de


un ao. Al parecer, a los pocos meses de
la boda de Dorothy y Hctor, su esposa
enferm y muri casi de manera
fulminante. Para entonces, la galesa ya
estaba escarmentada de su reciente
matrimonio y se volc en consolar a su
viejo amigo, el mismo del que Hctor
desconfa y con el que trata de pillarle
continuamente, sin xito, gracias a las
buenas artes del jardinero.
Esta noche, el papel de Nuria es el
de una sobrina del seor letrado que,
como nos cuenta luego Henry, est
especializado en Derecho Mercantil
Internacional, as que se pasean del

brazo por el saln de Dorothy, del que


se han retirado los muebles para que
toda esta gente se mueva ms a sus
anchas.
La llegada de Pepe, sofocado y a la
carrera, nos coge haciendo con Nuria las
ltimas pruebas de sonido. Como en las
pelculas americanas, su micrfono est
camuflado en un broche de pedrera,
muy a pesar de Elena, prendido de su
vestido y su auricular es una cosa
prcticamente invisible metida dentro de
su oreja izquierda.
Para
evitar
acoplamientos,
decidimos que la msica salga del
propio piano.

Una de las amigas de Dorothy se


presenta voluntaria para tocar y
reconozco que, cuando empieza a
desgranar notas, me parece que la fiesta
no puede empezar mejor.
Era una magnfica concertista.
Ahora slo toca para los amigos o en
galas benficas me informa Mrs.
Donelan y ese pequeo detalle de
calidad en mi obra teatral me hace sentir
afortunada frente a todos los
imponderables, que son muchos.
Por ejemplo, Luis me ha advertido
de que la batera no es lo mejor que
tiene el equipo de sonido y que tenemos
un poco menos de dos horas de

autonoma. Slo de pensar que a lo


mejor hay que mantener la farsa casi dos
horas me eriza el vello.
La llegada de nuestro artista invitado
nos pone a todos en alerta.
En diez minutos lo tenemos aqu!
Debe de estar a punto de entrar en
Marbella.
Pepe entra corriendo en la casa
mientras saca de la mochila la cmara
de fotos y se deja disfrazar por Elena
con una camisa y una chaqueta sobre sus
vaqueros desgastados. Los zapatos le
quedan un nmero pequeos, pero hace
de tripas corazn y se los pone. Los
amigos de Nuria lo adoptan como uno

ms de su grupo para que no parezca un


friki solitario pegado a una cmara.
Patricia, Elena, Carmen, Mara
Luisa, Henry y yo desaparecemos de la
fiesta segundos antes de que empiece la
primera y nica funcin de aquella obra
sin guin que yo dirijo y que titularemos
algo as como Te pill.

TE PILL

Primer acto
En la primera escena, Dorothy y
Hctor/Javier entrarn prcticamente a
la vez en el saln. La mujer proceder
del piso superior e ir vestida para la
fiesta que presuntamente se estar
celebrando en su casa. Hctor entrar
por la puerta principal, con aires de
esposo celoso y engaado, con el gesto

ms agrio del mundo y una actitud


chulesca dispuesto a cargarse el buen
ambiente, la msica y quiz un par de
platos. Tropezar con varios grupos de
personas a los que ni siquiera saludar.
Es normal, tampoco los conoce.
Divisar a su esposa hablando
animadamente con su abogado y,
furibundo, ir hacia ella. En el camino,
su mirada quedar atrapada por el aleteo
de las interminables pestaas (postizas)
de Nuria y sus ojos de leoparda, color
miel claro.
El tiempo se parar en el rostro de
Hctor, que se detendr tambin. Cebo y
presa se mirarn frente a frente. (Pepe

est rodando la escena discretamente


desde una esquina del saln). La
pianista, que se habr percatado del
momento, entonar Extraos en la
noche para ayudar a alcanzar el clmax y
mi corazn de directora novel est a
punto de estallar porque mi actor
accidental, mi presa, habr picado el
anzuelo.
El primer acto ha sido muy rpido,
lo s, pero el segundo est lleno de
accin.

Segundo acto
En la primera escena, tendremos
entre bambalinas a Carmen, que como
los viejos apuntadores, se las ve y se las
desea para seguir la conversacin de
Nuria y Hctor de forma coherente.
Que si ahora se escucha demasiado el
piano, que si Hctor habla demasiado
bajo, que si hay demasiado ruido de
platos. El caso es que la traduccin
simultnea no funciona con la fluidez
que hemos ensayado y Nuria suplir sus
lagunas de ingls con ms lenguaje
corporal del necesario. (La chica est

claro que va a por un sobresaliente).


La apuesta es arriesgada, pero tiene
un resultado excelente y, en vista de la
entrega que demuestra Hctor, Carmen
opta por quemar las naves y le
propondr por boca de Nuria ir a un
lugar ms tranquilo. Como directora
me veo en la obligacin de protestar,
porque creo que mi actriz puede estar
yendo demasiado deprisa incluso para
un gigol como mi ex novio. Pero las
palabras ya habrn sido pronunciadas y
escuchar a Hctor picar una vez ms el
anzuelo tendido.
Adnde quieres ir?
Su tono ser algo ms que cmplice

y meloso y empiezo a pensar que est


dispuesto a hacer cualquier cosa que
ella le pida.
Cuando Carmen le dicta la siguiente
frase, la ms importante de este acto, me
santiguo y cruzo los dedos. Ser
fundamental que ella parezca lo justo
ansiosa, lo justo interesada, lo justo
despreocupada, lo justo coqueta, lo justo
excitada
La verdad es que necesito entrar
en mi correo electrnico. Me han dicho
unos compaeros que ya han salido las
notas y me muero de ganas de saber si
he aprobado todo. Quiz podra utilizar
tu porttil

La verdad es que la sutileza no es la


mejor virtud de Carmen, pero Nuria est
cmoda en su papel, le dar el punto
justo (sa es mi nia!) y acompaar el
atrevimiento con una sonrisa traviesa, un
hombro hacia adelante y una cada de
ojos (unos truquitos de nada que yo le he
enseado) a la que nadie podra
resistirse.
Despus, si quieres, puedes
ensearme el resto de la casa. Seguro
que tiene unos rincones fantsticos
Es verdad, esta otra insinuacin
tampoco ser demasiado sutil, pero
cuando se la dicto a Carmen y la
escuchamos en ingls en la dulce voz de

Nuria s que Hctor ya no razona; tendr


toda la sangre acumulada en la
entrepierna, estar entregado a la causa
de follrsela y har lo que sea para
conseguirlo.
ste, precisamente, es el momento
ms delicado de la operacin, porque
Nuria estar a merced de Hctor fuera
de la vista de los otros y se deber slo
a sus buenas artes y a nuestra gua ciega
para salir airosa.
Como directora me siento culpable
por dejarla desprotegida.
Me tapo la boca con las manos y
rezo un torpe avemara. Pero mi chica es
ms lista

Pue puedo practicar mi


espaol contigo?
No s a vosotros, pero a m me
parece brillante, y a mis amigas tambin,
porque empezamos a aplaudir y a gritar
nada ms escuchar aquella pregunta
formulada en un ingls de indio apache
con el mismo acento que los Morancos
de Triana. A Hctor, por supuesto, le
parecer una idea muy sexy poder
corregir a nuestra chica, que desde ese
momento comenzar a parlotear a sus
anchas intercalando palabras en ingls
que le ir soplando Carmen.
As sabremos que el porttil de
Hctor tarda mucho en arrancar porque

tiene el disco duro prcticamente lleno.


Ella le sugerir lo ms obvio: pasar las
cosas a un disco externo, pero l
descartar la idea argumentando que
quiere llevar siempre consigo sus
preciados archivos, que su ordenador es
su posesin ms valiosa y que por eso lo
ha protegido con un antivirus
potentsimo. Laurita levanta las cejas al
or el nombre del programa.
Potentsimo?
Querr
decir
carsimo e ineficaz. Necesitar slo
unos minutos ms para romper la
barrera.
Mandaremos a Dorothy en busca de
su marido para que d a Nuria la

oportunidad de colocar el pen drive que


le ha dado Laurita y para aceptar la
conexin por remoto. Como si se
hubiera aprendido a la perfeccin su
papel en la comedia, al or la voz de su
mujer reclamndole en el pasillo,
Hctor
abandonar el
despacho
guindole un ojo a su nueva conquista.
No te muevas de aqu. Ahora
vengo a buscarte, princesa.
Tranquilo, tengo que mandar unos
correos Ahora nos vemos.
Y oiremos cerrarse la puerta.
Los siguientes minutos sern de una
actividad frentica, pero no dejar de
reparar en que Nuria es la nueva

princesa de mi novio. Hace tiempo que


pienso que nos llama a todas as para no
confundirse con los nombres. Ahora no
tengo ninguna duda al respecto.
El xito de la escena depender de
que Hctor est el mayor tiempo posible
lejos del despacho, que funcionen las
conexiones y que Laurita sea capaz de
sortear el cortafuegos del superantivirus
de mi ex novio.
Cuando Nuria termine de hacer una
copia de seguridad de todos los
archivos que Laurita le ir indicando,
quitar el pen drive y abandonar el
despacho. No quiero que sea testigo del
boicot del ordenador y necesito que

alguien la vea en el saln diez minutos


antes de la hora en la que se produzca la
muerte clnica del porttil.
No s si esas cosas quedan
registradas, pero no quiero que mi actriz
se vea implicada.
Antes de abandonar su puesto frente
a la pantalla, aceptar la conexin por
remoto de Laura que se pondr manos a
la obra para rebuscar entre lo que est
ms escondido, rastrear posibles
descargas en servidores (y encuentra
unos cuantos lbumes de fotografas en
Flickr
y
Picassa
que
son
convenientemente
boicoteados)
y
pelearse con el presunto superantivirus.

Pero algunos hombres son tan


fanfarrones que, incluso en algo tan tonto
como un programa de ordenador, se tiran
pegotes ante una chica guapa y Hctor es
de sos.
Laura tardar cinco minutos en
encontrar el hueco por donde colarle un
mortfero troyano a Hctor, al que ya
escucharemos coquetear feliz con Nuria
en el saln.
Necesito centrarme, as que me
siento y observo a Laura aporrear
absorta las teclas de su pequeo porttil,
vestida con su camiseta de Los Ramones
y su coleta alta, y pienso que me
recuerda a Lisbeth Salander, la herona

de Millenium. Pero mi Laura slo es una


nia y me come la mala conciencia. Me
acerco a ella y le pido que lo deje, que
no se busque un problema, que ya
encontrar la manera de deshacerme del
ordenador de Hctor, aunque tenga que
robrselo yo misma.
Laura me mira por encima de la
pantalla y me sonre de medio lado.
Yo no estoy cometiendo ningn
delito, Pandora. Yo slo he hecho la
conexin, soy un enlace. El trabajito
sucio lo estn haciendo desde Madrid
unos amigos
Quin? Marcos? Pues tampoco
quiero que se implique l. Que sois dos

cros, por Dios


Laura, desesperada, me interrumpe:
Marcos slo ha hecho la
conexin, como yo. Hay otra persona
Qu coo, yo creo que ya va siendo hora
de que te enteres quin es el Charlie de
estos ngeles. Todo esto es por ti, as
que tienes derecho.
Y yo sigo sin entender, pero Laura
llama por Skype a un nmero y, ante mis
ojos, cobra vida una imagen que no me
espero.
Date prisa, que tenemos que
ejecutar el virus cuanto antes. La
destruccin de archivos lleva unos
minutos y el programa es muy

minucioso. Lo he ajustado mucho para


que llegue a todos los rincones sin
expandirse por ah.
Yo ya ni la escucho, slo miro el
rostro prematuramente envejecido de un
fantasma de mi pasado. Juan Carlos
tambin me mira, pero sonriendo, as
que me veo obligada a sonrerle yo
tambin.
Todo esto es cosa tuya?
Es obvio que la pregunta no es muy
brillante, pero no se me ocurre qu ms
decirle en estos momentos.
S. No pensaras que iba a dejar
que estos nios cometiesen un delito
informtico? Te advierto que la cosa

est controlada, no vamos a cargarnos


todos los ordenadores del planeta, es
slo un programita que le va a borrar
instantneamente todo lo que tenga
memorizado dentro del ordenador y le
ir bloqueando todas las contraseas
que vaya poniendo. Seguro que lo
explico mal, pero tal y como yo lo veo,
es una encriptacin aleatoria y la
contrasea
ir
cambiando
caprichosamente cada vez que intente
entrar a recuperar sus archivos, porque
seguramente tendr cosas por ah
guardadas. Combina nmeros y letras,
as que puede tirarse toda la vida
probando combinaciones, jams la

encontrar.
Tan sutil venganza slo puede
proceder de una mente maligna y
refinada como la de mi Laura y le doy un
pellizco carioso mientras Juan Carlos
se pone sentimental.
A m me queda poco tiempo, as
que no me fastidies la diversin. Cuando
acabes ah ven a verme.
La comunicacin se corta y siento de
pronto un alivio descomunal y una
tristeza inmensa por el lamentable
aspecto que tiene Juan Carlos.
Obviamente est enfermo y obviamente
es terminal.
Sus palabras A m me queda poco

tiempo cobran significado en mi cabeza


y me recuerdan a otras que deca el
inspirado Freddy Mercury: Show must
go on.
Soy la directora, todos esperan un
gesto mo para seguir. Sonro a Laurita y
eso es suficiente. Vuelve a sus teclas y
s que Juan Carlos est a punto de
apretar el botn de destruccin masiva.
El espectculo debe continuar.
Al final del segundo acto, veinte
minutos despus, Hctor conducir a
Nuria por la segunda planta de la casa,
atropellndola con sus besos y caricias,
en busca de una habitacin solitaria
donde quitarle las bragas y Marcos nos

informar por chat de que se ha


completado la instalacin del virus. El
castillo de naipes que Hctor ha
levantado a costa de Mara Luisa, de
Dorothy, de la empresaria, de m
(porque tiene el muy cabrn cientos de
comprometedores
correos
mos
guardados en una carpeta), y de otras
tantas mujeres ms a las que no he visto
nunca se van irremediablemente por el
desage, como la mierda al tirar de la
cisterna.
Triunfo total, arrollador, sin peros y
sin ambages. Pan comido.
xito de crtica y pblico; ovacin,
saludo, reverencia, ms aplausos, besos

al respetable, vuelta al ruedo, dos orejas


y un rabo (lstima de rabo, por
cierto). El ordenador de Hctor ser
ya tan til como una epilady sin
electricidad, slo una carcasa llena de
chips y cables.
La informacin estar ahora en
nuestras manos, en un pequeo disco
duro del que Laurita, con una sonrisa
triunfal, ir sacando copias. Una para
Mara Luisa, con sus cosas. Otra para
Dorothy, con las suyas. Una para la
empresaria (cuyo nombre jur no
pronunciar y olvidar lo antes posible). Y
el ltimo para m, con mis cientos de
mensajes que sern oportunamente

destruidos.
La
copia
original
decido
entregrsela a Henry Lowett III en una
singular ceremonia que tendr lugar en
el dormitorio de la sirvienta.
l ya recibi a su nombre en la
embajada hace dos das un CD en un
sobre sin remite con la copia de los
vdeos de Red Angel, as que pondr
cara de sorpresa cuando hagamos que la
empleada de Dorothy ponga en sus
manos aquel disco duro que me he
encontrado por ah tirado, seor. l, en
el ejercicio de sus funciones como
delegado diplomtico, jurar hacerse
cargo de las pruebas encontradas por

casualidad.
No habr tiempo para celebraciones,
tenemos prisa. Hay que comenzar el
tercer acto y sacar a Nuria de entre las
garras de ese bicho.

Tercer acto
La funcin proseguir, pues, con el
final de la farsa. Por los comentarios de
Nuria, sabremos en qu habitacin
estar con Hctor, as que seguiremos a

Dorothy por las entraas de su casa y


nos pararemos ante una puerta. El
profesor de improvisacin tomar la
iniciativa, abrir e irrumpir en la
habitacin en penumbra batiendo palmas
y vitoreando a su alumna. Alguien
enciende la luz.
Bravo! Bravo!
Los dems, que somos el coro griego
de esta farsa, le imitaremos y nos
desperdigaremos por la alcoba. En unos
segundos la estancia se llenar de gente,
habr personas por todas partes, incluso
en el bao. Sobre la cama estarn
Hctor, ya sin camisa y con los
pantalones desabrochados y Nuria, en

ropa interior, aferrando con la mano el


broche transmisor.
En cuanto entramos, la muchacha se
levantar, recuperar su vestido y con
una gracia pasmosa saludar como si
estuviera sobre un escenario mientras se
vuelve a vestir. Hctor, desentendido de
ella, nos observar a todos estupefacto.
Por sus ojos desorbitados entiendo que
ha descubierto y reconocido a Mara
Luisa de Pagos, y la mirar como si
estuviese viendo a un espectro. Tampoco
me pondr muy buena cara a m ni a mis
amigas (no he dejado entrar a Laurita.
Su presencia all puede darle
demasiadas pistas) y por ms que mira

al profesor de Nuria no terminar de


entender a qu se debe tanta euforia.
Fantstico. No he visto nada igual.
Ha sido fabuloso. Todo tu grupo tiene un
sobresaliente y a ti te voy a poner una
matrcula de honor.
Nuria
palmotear
con
sus
compaeros convertida otra vez en una
chiquilla universitaria.
El profesor me felicitar por la
direccin de la obra. Estrechar su mano
encantada y les dar las gracias a todos,
que harn mutis por la puerta de la
habitacin. Antes de marcharse, abrazo
a Nuria y la beso hasta tres y cuatro
veces en la oreja, como s que le hace

su madre, y ella se deja hacer,


encantada.
Volvamos a Hctor, que buscar a
tientas por el suelo su camisa. De pronto
no me parece ni alto, ni guapo, si sexy,
ni encantador, ni inteligente, ni nada,
slo un pichabrava con mucha jeta y
algunas de nosotras, una panda de
confiadas reconvertidas en ngeles
exterminadores.
Henry har acto de presencia en la
habitacin y al entrar recoger la camisa
de Hctor del suelo y se la tender. Con
su exquisita educacin de diplomtico
britnico esperar a que se vista antes
de ponerle por delante un documento y

le explicar que su matrimonio ha sido


anulado y que su pasaporte britnico le
ha sido retirado.
Hctor leer por encima el
documento, se saltar dos prrafos e ir
directamente
al
tercero,
donde
encontrar lo que busca. Como respuesta
al argumento de no consumacin del
matrimonio, proferir un sonoro:
Ja!
Henry se pondr las gafas, har
como que lee donde el otro le seala y
acto seguido le informar de que ha
llegado a la embajada de forma annima
una grabacin en la que l mismo
reconoce que no ha yacido con su

esposa. En vista del gesto incrdulo de


Hctor, Henry rebuscar teatralmente en
los bolsillos de su chaqueta (le dejo
hacer, es su momento de gloria) hasta
que en uno de ellos encontrar lo que
busca: una grabadora de audio. Pulsar
un botn y todos escucharemos
claramente la voz de Hctor jactndose
de no haberse acostado nunca con la
jaca inglesa.
Miro a Dorothy de reojo, pero su
rostro no dejar traslucir ninguna
emocin.
Est tensa, atenta. Lleva un ao y
medio deseando que algo as suceda, as
que debe de sonarle a gloria esa

declaracin de su marido. Nunca un


insulto ser tan bien encajado.
Henry le informar de que la corte
no ha tenido ninguna duda al escuchar
las declaraciones de su esposa, la
bodeguera, Pandora y otra mujer cuyo
nombre no puede desvelar (la
empresaria, con la que Julia ha entrado
en contacto y que escucha toda la escena
al otro lado de la puerta).
Esto lo has organizado t, seguro.
El dedo de Hctor me sealar y yo
le mirar como se mira a un gusano: con
curiosidad, distancia y un poco de asco.
Henry ha terminado su parte, retroceder
y dejar sobre la cama una copia de la

resolucin de la corte.
Le toca el turno al abogado de
Dorothy, que se aclarar la voz con un
ligero carraspeo antes de empezar a
hablar. Estoy contenta con los actores
que tengo, desempean a la perfeccin
sus papeles, dirase incluso que son
profesionales, pero, salvo Nuria y sus
amigos, los dems slo son gente
normal. Mathew (as se llama el letrado)
informar a Hctor de que su asignacin
le ha sido retirada y de que ha
presentado un recurso para recuperar su
coche en compensacin por todo el
dinero de su representada que se ha
gastado.

Le informar tambin de que la


doncella le ha preparado sus cosas para
que abandone la casa esa misma noche.
Hctor protestar, blasfemar, le
insultar, se negar Y le aadir as el
punto justo de tensin al final de mi
obra. Es un gran fichaje, de eso no hay
duda. El coro se reir y ahora ya parece
una comedia. Sobre todo nos reiremos
despus, cuando Dorothy nos explique
que le ha dado instrucciones a su
empleada para que empaquete las cosas
de su ex marido en bolsas de basura.
Me lamento de que no se me haya
ocurrido a m esa idea. Antes de coger
el tren para Mlaga le dej a Amadeo

una bolsa de papel con las escasas


pertenencias de Hctor en mi casa: una
maquinilla de afeitar, dos calzoncillos,
un par de camisas y algunos regalos que
me hizo que no quiero ver ms por all,
adems de las dos pequeas maletas que
trajo con cosas pasadas de moda. Ya
est. Todo lo que ha significado Javier
para m cabe dentro de una bolsa
mediana de Zara. El padre de Laurita es
la bondad hecha persona adems de un
to discreto, as que no hace preguntas y
promete que le llevar los paquetes al
portero de la finca donde vive Hctor si
yo cuido bien de su hija.
Volvamos a la escena. Tenemos a

Hctor, hundido y humillado, todava


sentado en la cama, rodeado de gente
que le mirar en silencio con una sonrisa
cmica. Se acerca el final, pero he
hecho venir a Mara Luisa de Pagos para
algo y ese momento ha llegado.
Sin especial recochineo ni nfasis,
imitando el estilo diplomtico de Henry,
la bodeguera le informar de que sus
abogados emprendern acciones legales
contra
l
por
usurpacin
de
personalidad y le pedirn daos y
perjuicios por la falsa y perniciosa
representacin de su negocio. Es una
lstima que ya no le quede ni el coche
para responder por ello, pero sospecho

que Mara Luisa persigue verle entre


rejas, aunque sea slo un par de meses.
Estamos a punto de cerrar el acto y
con l la primera y ltima funcin de Te
pill. Pedir a todos que salgan de la
habitacin y esperar a estar sola con l
para explicarle que su ltima conquista,
la empresaria, ha estado escuchando
toda la escena y, maternal, le sugerir
que no se acerque ms a ella ni a
ninguna de las mujeres implicadas en
esta historia
Qu coo! Ni a ninguna mujer del
mundo, porque como me cruce alguna
vez contigo y te vea con alguna pobre
incauta me voy a asegurar de que se

entere de quin eres y de todo lo que has


hecho.
Soltar mi sentencia apoyada en la
pared de la habitacin porque de pronto
me siento muy cansada. Hctor me
mirar en silencio, pensativo. Pienso
que me va a decir algo pero no se
atrever.
Me cansar de esperar y, cuando vea
que me incorporo, me soltar con voz
melosa y suave, con su voz de engao y
conquista, apostando fuerte por la
versin del macho alfa que, en realidad,
nunca ha sido:
Pero digo yo que podamos
quedar de vez en cuando para echar un

polvo, no? Sin compromisos por los


viejos tiempos, princesa
No me lo puedo creer! Mis
carcajadas se escucharn en toda la
segunda planta. No es un fantstico
final para mi obra? Estoy encantada con
mi primer actor porque es un autntico
clown, un payaso sin sentido del
ridculo.
Yo no soy tu princesa acertar a
pronunciar entre risas mientras salgo de
la habitacin y pienso que habra que
darle un Goya, un Tony, un Oscar!
Entrarn en la escena Narciso y el
jefe de seguridad de la urbanizacin que
esperarn a que Hctor, todava en

estado de shock, est listo para


acompaarles a la puerta.
All le esperar otra sorpresa. Hace
unos das que Laurita ha creado un
evento en Facebook llamado: Queris
ver a Hctor en persona? y ha invitado
a todos los enemigos de mi ex que
encontr en su perfil. A ltima hora de
la tarde haban confirmado su asistencia
cinco caballeros dispuestos a vengar la
virtud de sus hijas, hermanas, amigas y
novias.
Cae el teln.
No os miento si os aseguro que ni le
vemos salir por la puerta. Y casi es
mejor, porque Laurita ha invitado a ese

evento a todos los que se la tienen


jurada y dejaron testimonio de ello en el
muro de Facebook y creo que le espera
un pequeo recibimiento fuera de la
urbanizacin. Nada que no se merezca,
pero por si acaso a alguien se le va la
mano, le mando un mensaje a Julia para
que pague el favor que les debe a los
policas nacionales que le ayudaron a
desenmascararlo. Siempre estar mejor
detenido que en manos de esa jaura de
hombres furiosos.
Est claro que sta no es su noche.
Es nuestra noche y acaba, como estaba
previsto, en una fiesta de verdad. Laurita
baila desmelenada entre los amigos de

Nuria; sta hace planes para formar una


compaa teatral con su profesor;
Dorothy, radiante, pasea por primera vez
a la vista de todos con su novio,
Mathew; Carmen mira embelesada a su
Henry, por el que le acaba de nacer una
insondable admiracin; Patricia est de
conversacin con la empresaria y la
bodeguera, que hacen negocios sentadas
en un sof y Elena intenta recuperar lo
antes posible la ropa prestada y vigila
que nadie se marche de la fiesta sin
devolverla.
Despus de contarle por telfono el
desenlace a Martn Lobo, que se muere
de envidia por no haber podido

mariposear personalmente por la fiesta,


cazo a Pepe vagando a solas por el
saln y me lo llevo donde estn Mara
Luisa y su nueva clienta. No tengo
pensado acostarme con l esta noche (el
cansancio me est matando, la verdad),
pero me muero de ganas de romper el
ayuno sexual al que me he sometido
voluntariamente durante las ltimas
semanas. Pepe, sin embargo, no est por
la labor.
No me pasa nada, Pandora. Es
slo que estaba pensando marcharme
fuera una temporada.
Me sorprende su forma de
contrmelo, como si me estuviera

pidiendo permiso para desaparecer.


Me parece genial. Animarle,
eso es lo que suelen hacer los amigos en
estos casos. Sabes ya a dnde vas a
ir?
Mara Luisa se vuelve hacia
nosotros y contesta por l que Pepe se
ha ofrecido para trabajar de camarero en
su hotel, que, por cierto, empieza a
coger forma gracias a esa chica que me
recomendaste, Samantha, que es muy
dispuesta y muy trabajadora. No me
echo a rer porque temo que Pepe se
sienta ofendido, pero la bodeguera
arquea las cejas mientras habla de Red
Angel y seala a mi follamigo con la

barbilla dando a entender que ah hay


algo ms que un inters por cambiar de
aires.
Le beso en la frente, le deseo lo
mejor y me pierdo dentro de la casa en
busca de una cama poco concurrida.
Al da siguiente, sentada en el AVE
trato de resumirles a mi hermana
Casandra primero y a Marta despus lo
que sucedi anoche en Marbella. La
primera se alegra mucho por el
empujoncito comunitario que hemos
dado a ese pedazo de mierda, como
ella llama a mi ex novio, y la segunda
casi llora de rabia por haberse perdido
semejante hazaa. Al final le prometo

que le llevar el vdeo de Pepe en


cuanto tenga unos das para ir a verla a
Nueva York, que ser pronto, porque
como Patricia supuso, voy a necesitar un
retiro para lamerme las heridas.
Lo que me recuerda que yo debera
volver a trabajar, porque Fernando y
Julia han tenido demasiada paciencia ya
conmigo y les debo algo ms que las
gracias.
Llamo a mi jefa para averiguar cmo
estn las cosas y pedirle, como ltimo
favor, el resto del da libre, y me la
encuentro exultante por las ltimas
noticias, que no son precisamente las
mas.

Adivina cul es el final de la


historia de Esthercita
Me espero cualquier cosa, pero
ciertamente me sorprende que la hayan
destinado a dirigir la delegacin
comercial en Asia.
T ves ah, igual que yo, la
refinada mano derecha de alguien que
conozcas? Ascenso, subida de sueldo y
de paso te quito de en medio y te mando
de princesa de ultramar. Al fin y al cabo
ella quera cambiar de aires, no?
Me hace gracia la idea y casi veo en
ella la sombra de alguien brillante.
Es mucha pasta y toda una
experiencia Me alegro por ella. Dicen

que le encanta el sushi


Y las pollas pequeas.
Ejerzo demasiada influencia en mi
jefa? A veces pienso que s.
No seas as, mujer. Ese tpico
sobre los orientales seguro que no es
ms que una farsa.
Yo, desde luego, no tengo la
experiencia, as que mejor no hablo de
lo que no s.
T crees? Hay un estudio de una
firma de condones que dice que Pero
tienes razn, debe de ser como eso que
dicen de los negros
No. Lo de los negros es cierto,
creme.

La carcajada de Julia me deja un


poco sorda.
Bueno, dile a ese genio de los
premios envenenados que esta misma
tarde le mando mi respuesta.
Me despido de Julia hasta maana,
te lo juro, porque tengo la sana
intencin de pisar Madrid con nuevos
proyectos y nuevas ideas en la cabeza. Y
la primera de todas es, cmo no,
encontrar
un
nuevo
amante.
Desaparecido Javier/Hctor (del que
espero no saber nada ms nunca),
enamoriscado Pepe de Red Angel y
descartado
definitivamente
Lucas
Tenorio, al que Elena ha empezado ya a

elegir la ropa (ah es nada), me queda


como recurso fcil llamar a Alfredo y
follrmelo hasta que me suplique una
tregua (al fin y al cabo por su pattico
polvo nostlgico de hace cinco meses
ca yo en las garras del gigol) o
buscarme un amante nuevo.
Mando a Alfredo al purgatorio de
los que no se merecen ni un adis y me
convenzo a m misma de que, esta vez,
necesito un hombre temporal, pero
bueno.
Un chico majo, que no tenga malas
ideas, que mire por m y que, sin ser mi
novio (quin demonios quiere ahora un
novio?), me trate con consideracin y

respeto. Y si no sabe follar, no importa.


Eso ya se lo enseo yo.
Le encuentro en el primero de los
sms que tengo pendientes de contestar.
Tecleo deprisa: He vuelto.
Todava quieres que nos veamos?.
Despus de pensrmelo un poco, me
decido por aadir algo un poco menos
sutil: En tu casa o en la ma?, y se lo
mando a Pablo.
La respuesta me llega un par de
minutos despus, cuando ya estoy
dormida.

EPLOGO
To: Fernando B.; Julia S.; Luci G.
From: Pandora Rebato
Subject: He vuelto
Text: Os mando el prximo relato.
Luci, creo que tengo todava dos
pendientes de publicar, pero me vendra
genial que adelantases ste para esta
semana. Crees que ser posible?
Besos.
P.

LA CAMA DE
PANDORA. RELATO
Sorpresa, sorpresa he vuelto!
Pandora Rebato
Bueno, he cambiado de idea: ya no
me caso. As de rotundo. He decidido
que yo no sirvo para las relaciones
hasta que la muerte nos separe, de
sas en las que, uno detrs de otro, todos
los das se parecen como gemelos
univitelinos en una repeticin inagotable
del da de la marmota. Yo s que hay
gente a la que esta forma de vida le
encanta, a mi hermana Casandra, sin ir

ms lejos, y para ellos va todo mi


respeto y admiracin. Pero yo no; yo no
sirvo para eso.
As que he decidido que no me caso
(eso que escucho son vtores por m y
mi recin recuperada soltera?), y
menos con ese cenutrio al que estaba
dispuesta a esclavizarme.
Y os preguntaris: Qu ha
pasado?. Y os responder: Leed la
novela. Porque s, al final he decidido
que lo mejor va a ser escribir un libro
con esta historia porque si os la cuento
deprisa y corriendo en un relato os vais
a perder detalles impagables y alguno
habr (os conozco de sobra) que no se

lo va a creer.
Bueno, en realidad, la idea del libro
no es ma. Me la ha prestado un viejo
amigo/amante al que hace mil aos que
no vea. Un fantasma de mi pasado que
estas semanas, en las que he ardido en la
hoguera del amor, el desamor, el odio y
la venganza, ha velado por m y hoy
mismo me ha ayudado a renacer de las
cenizas de la indiferencia, como un ave
fnix, dispuesta a reinventarme
No, no me ha echado un polvo. Eso
era slo un poco de poesa.
Mi aprendizaje fue cosa suya y por
eso hoy quiero rendir homenaje a aquel
primer amor adulto que me ense que

quitarse la ropa es un arte y no un


engorro; que desnudo se piensan cosas
ms positivas que vestido; que el cuerpo
masculino puede ser hermoso, digan lo
que digan; que el sexo no tiene por qu
ir unido al amor para ser fantstico; que
se puede follar y hablar a la vez; que las
palabras son tan estimulantes como las
caricias y que las caricias, por s
mismas, pueden ser tan placenteras
como la ms intensa de las
penetraciones; que un pene vale ms por
lo que hace sentir que por el espacio que
ocupa (dicen que si lo puedes agarrar
con dos manos, lo que sobra es una
barbaridad); que a m me gusta que

sean un poco gruesas (hubo un tipo que


la tena larga pero delgada que se
quejaba de que yo tena holgura de
coo, lo que hay que or); que una
ducha juntos es la mejor forma de
precalentar el horno y de limpiarlo a la
vez; que chupar un pene limpito es la
mejor de las golosinas, pero que es ms
seguro hacerlo con condn; que,
mientras hay lengua y dedos, hay
hombre; que pensar en tener un nico
orgasmo es castrarse y limitarse uno
mismo
No todo fue tan dulce, no os vayis a
pensar. A su lado tambin aprend que la
fidelidad es algo relativo, que la

felicidad eterna es un invento americano


y que se puede amar a alguien y decirle
Te quiero mientras dure o Te
quiero por ahora y sentir que se est
siendo ms sincero que cuando se jur
que sera para siempre ante Dios y ante
los hombres. Eso se llama cinismo, pero
es ms honesto que ir por ah
reblandeciendo voluntades con esa
promesa utpica de: Te voy a querer
as siempre o No te dejar jams.
Lo que no aprend con l fue a ser
desconfiada, a pensar lo peor de alguien
a quien le abro mis piernas, mi cama, mi
casa y, lo que es mucho ms difcil, mi
alma.

Y eso que l me ense de no muy


buenas maneras que no hay amor sin
dolor
As que ley aquel infausto relato,
que quedar guardado para siempre muy
a mi pesar en las hemerotecas
cibernticas, en el que anunciaba mi
prxima boda y se temi lo peor.
Esta maana, cuando he pasado por
su casa para saludarle y darle las
gracias por venir al rescate, me ha
sermoneado como habra hecho mi
padre:
Pero bueno, Pandora, te has
dejado arrastrar hasta el final por un
tipo con los ojos bonitos, una buena

polla y mucha verborrea? Es que yo no


te he enseado nada?
Y tiene toda la razn. Quin me
manda a m enamorarme, si eso es un
engorro! Est claro que lo mo es el
sexo: me lo paso genial, obtengo el
placer que quiero y la mayor parte de
las veces disfruto de toda la cama para
m sola. Pero y el amor? En el amor
soy un desastre: elijo fatal de quin
enamorarme, doy demasiado, recibo
poco, me desespero, me aburro,
descubro que mi novio es un estafador
de mujeres En fin, ese tipo de cosas.
As que he decidido que, tras este
breve periodo de enajenacin mental y

algo de tiempo ms que me tomar para


recuperarme del todo, volver a abrir
La cama de Pandora. Aunque la verdad
es que nunca ha estado ni estar cerrada.
Digamos que haca falta cambiarle las
sbanas.
De hecho, para empezar poco a poco
y con buen pie, esta misma noche tengo
una cita con un encantador muchacho al
que conoc recientemente en Nueva
York, y que me ha prometido que es
capaz de dibujar el mapa de metro de
Manhattan alrededor de la zona cero de
mi ombligo (has ledo eso, Marta? Oh
yeah!). No os preocupis, por si acaso
se empea en demostrarme que es cierto

ya he escondido todos los bolgrafos,


lpices y rotuladores que hay en mi
casa. Y a Dios pongo por testigo de que
muy mal se me tiene que dar hoy para no
quitarme de un polvazo toda esta tensin
sexual acumulada.
El caso es que como he averiguado
que yo no soy mujer de un solo hombre
(acostmbrate, Pablo, querido) y, como
ya me haba despedido de mis
follamigos habituales, os informo de que
estoy dispuesta a probar cosas
diferentes y, todo hay que decirlo,
necesito vivir experiencias nuevas que
contaros. As que s de sobra que no
debera hacer esto (y vaya por delante

que estoy muy, muy arrepentida). S que


no parece muy profesional ni muy serio
y me consta que alguien se va a cabrear
mucho otra vez (lo siento, jefe) cuando
lea que utilizo mi blog en elmundo. es
para dejar mensajes personales pero
qu demonios? No hay que llenar esta
cama?
Pues entonces: Atencin, chicos:
maana comienza el casting de
amantes!.
En Mlaga, a 24 de agosto de 2010

AGRADECIMIENTOS
En primer lugar, a Fernando, por
cuyo aliento, sentido del humor y
valenta existe La cama de Pandora.
A Luci, que me dibuja tan bien que
casi me reconozco ms en sus vietas
que en el espejo.
A los lectores, que siempre me
sorprenden con su apoyo.
A Milagros, que me cuenta y me deja
que le cuente.
A Sonia, Virginia, Raquel y Mara
Jess, las eficaces guardias del blog.
Al equipo de La Esfera, por creer

que poda hacerlo.


A Eva, Ana, Alicia, Roco, Valery,
Carmen, Mara Jos, Amaya, Ftima,
Rosa,
Leonor,
Mnica,
Isabel,
Patricia Y tantas otras mujeres
maravillosas que comparten conmigo
sus historias. Gracias, amigas, por ser
tan generosas.
A todos los hombres que he
conocido a lo largo de mi vida.
Gracias a los que supisteis hacerme
feliz y tambin a los que no.
Vosotros sois la esencia de La cama.
A Myriam y Juanlu, por darme ms
de lo que jams so y por quererse
tanto.

Sois un ejemplo.
A Pablo, por escuchar siempre una
frase ms de las que necesita or.
A mi familia, por su amor, respeto y
comprensin.
A todas las Lolas Montes del mundo,
por ser valientes y hacerse visibles.

PANDORA REBATO LOCO naci en


Madrid el 27 de marzo de 1974. Es hija
de Csar, catedrtico de Lenguas
Clsicas, y Pilar, ama de casa, y es la
segunda de tres hermanos (la mayor
Casandra y el menor, Ulises).
Tras licenciarse como periodista en
la Universidad, tuvo varios empleos: en

un bufete de abogados, en una empresa


de relaciones pblicas y en una
editorial.
Actualmente es freelance, aunque
trabaja casi en exclusiva para las
distintas publicaciones de Unidad
Editorial.
Desde agosto de 2009 narra sus
aventuras ntimas en elmundo.es bajo el
ttulo La Cama de Pandora. Los relatos
estn ilustrados con dibujos de Luci
Gutirrez.

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