Formas Del Juego y Modos de Jugar

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Formas del juego


y modos de jugar
Secuencias de
Actividades Ldicas

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UniversidadNacionaldelComahue

Formas del juego


y modos de jugar
Secuencias de
Actividades Ldicas

VctorPava
(Coordinador)

educo
EditorialdelaUniversidadNacionaldelComahue
Neuqun2009

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FormadelJuegoymodosdejugar
Secuenciasdeactividadesldicas
Au tor: V c tor Pa va

Formas del juego y modos de jugar: secuencia de actividades ldicas / coordinado por
VctorPava.1.ed.Neuqun:EDUCOUniversidadNacionaldelComahue,2010.
200p.:il.;24x17cm.

ISBN9789876041768

1.Juegos.I.Pava,Vctor,coord.
CDD394.3

Diseo:DepartamentodeDiseoyProduccinEDUCO

Educo
Director:LuisAlbertoNarbona
Departamentodediseoyproduccin:EnzoDanteCanale
Departamentodecomunicacinycomercializacin:MauricioCarlosBertuzzi
Correccin:LilianaFalcone

ImpresoenArgentinaPrintedinArgentina
2010EducoEditorialdelaUniversidadNacionaldelComahue
BuenosAires1400(8300)NeuqunArgentina
Prohibidalareproduccintotaloparcialporcualquiermedio,
sinelpermisoexpresodeeduco.

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Formas del juego


y modos de jugar
Secuencias de
Actividades Ldicas
VctorPava
(Coordinador)

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TEXTO DE DISTRIBUCIN GRATUITA


Esfuerzo mancomunado de:
-

Universidad Nacional del Comahue


Fundacin ARCOR
Docentes de los Grupos de Estudios sobre Juego y Educacin
del Comahue

TEXTOS Y EXPERIENCIAS: ADOLFO CORBERA, ADRIANA JUREZ, ALEJANDRA SNCHEZ,


ANDREA CANALES, ANDREA ROA, CECILIA TALADRIZ, DANIEL DEVITA, GABRIELA ANDERSEN,
JORGE NELLA, JUAN PABLO PAVA, JULIETA DAZ, LEONARDO DAZ, LILIANA MIRANDE,
MERLINA NIEVAS, NANCY RODRGUEZ, NICOLS ZARI, PAULA GMEZ, RODRIGO MUOZ,
ROXANAROMAGNOLI,VCTORPAVA.

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SalAzul3

Guardianes del Universo


Voy a buscar a los nenes de la Sala Amarilla, tienen cinco
aos.
-Hola chicos! Cmo lo pasaron?
Escucho algunos comentarios sobre la vida cotidiana escolar:
-Qu rico que estuvo el chocolate!
-Quin perdi este pauelo?

Propuesta de Andrea Canales recreada en el grupo de estudio.

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-Soy Galaxi, guardin del Universo! Los vengo a buscar para una
misin muy importante!
Me miran y se ren; estn sorprendidos.
-Hay unos marcianos que quieren conocer nuestro planeta. Estn
escondidos en el S.U.M. (saln de usos mltiples) del jardn porque
son muuuy tmidos. Me ayudan a encontrarlos? Para esta misin
slo tienen que colocarse esta vincha de guardianes del Universo!
La vestimenta y el tono de voz colaboran con el convite. La respuesta
no se hace esperar y comienza la bsqueda.
Salimos de la sala de manera misteriosa, hasta que entramos al
saln:
-Mi vincha detectora dice que por ac hay algunos marcianos! - dice
Juanchi.
-Ac, ac hay uno! - exclama con entusiasmo Pablo que encuentra
una de las botellas con antenas que escond con anterioridad.
Vamos descubriendo a los marcianos que estn escondidos dentro
de macetas, debajo de las mesas, dentro de baldes en el saln.
Cuando completan la bsqueda les propongo:
-Dale que les lanzamos bolas de energa!?
Mientras les voy entregando pelotas de trapo:
-Yo puedo lanzar as! - dice Esteban cuando prueba y los dems lo
miran.
-Cmo ms puedo lanzarle las bolas de energa a los marcianos? pregunto.
Guardianas y guardianes muestran diversas formas y distancias para
lanzar. Varios de ellos varan la ubicacin de los marcianos: contra la
pared, en el medio del saln, muy cerca, muy lejos. Todos se
esfuerzan para darles energa a los marcianos!
Joaqun exclama:
-Fiuuuu! - al lanzar una bola de energa con las manos.
Se escuchan los sonidos ms variados al momento de los
lanzamientos.
-Y si arrojamos las bolas de a dos? - propongo dando continuidad a
la actividad.
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-Tambin podemos tirar de cerca! - dice Ailn.


-Hagamos dos tiros cada uno! - acota Sergio.
-Dale que colocamos a los marcianos en fila! - acoto mientras voy
acomodando las botellas sobre una lnea, a un metro de distancia
entre cada una.
Cada pareja de guardianes se pone de acuerdo en el turno de
lanzamiento y prueba distintos tipos de tiros: con una mano, con dos,
desde el hombro, de espaldas, entre otras posibilidades.
-Buensimo! Y si tiramos la bola rodando? - arriesga Marcia.
-S! - le responden con entusiasmo algunos integrantes del grupo.
-Podemos hacer cinco tiros cada uno? - pregunta Estfano.
-Dale, as unos son tiradores y otros ayudantes! - respondo.
Cuando los lanzadores finalizan con sus tiros, sus ayudantes buscan
las bolas. Luego cambian el rol.
-Los tiradores pongmonos detrs de la lnea! - dice Victoria, y se
coloca detrs de un trazo dibujado en el piso.
-Preparados, listosYa!
Las bolas de energa ruedan hacia los marcianos con intencin de
brindarles el suministro. Son varios los intentos de cada jugador para
darles energa.
-Los marcianos ya tienen mucha energa! - dice Adriana.
-Misin cumplida! - agrega Estefana.
Dichos comentarios fundamentan mi propuesta:
-Dejemos a los marcianos durmiendo en esta caja! Guardianes, otro
da seguimos!
-Guardemos las vinchas, tambin! - dice Facundo.
Mientras tanto yo aprovecho para acomodar mi vestimenta en la caja.
El regreso a la sala est plagado de comentarios sobre el juego.
Al llegar, le doy un beso a cada uno.
-Podemos seguir otro da, Tori? - pregunta Joaqun.
-S! - contesto yo, mientras nos miramos y nos regalamos una
sonrisa.

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Desde que lo cont, llam la atencin lo que se haba establecido entre los nenes y yo antes
de comenzar una SAL: ponerse un traje de jugar. La idea la tom de una experiencia muy
significativa para el grupo como fue la visita de Laura, una especialista que realiza teatro de
mesa y a veces inicia la actividad con ese juego o ritual. Nos vestimos de prncipes y
princesas (cada da se agregan detalles que lo van enriqueciendo), cerramos los ojos,
imaginamos un arco iris y, desde nuestro color preferido, baja un caballito (otro animal, o
artefacto) que nos va a llevar al lugar de jugar. Cuando llegamos (galopando, al trote,
corriendo), estacionamos nuestro caballo y le dejamos comida y agua Cada nene le
dice su nombre al odo (al decir de Julieta, para no confundirlos). Todo esto lo comenc a
usar como invitacin a jugar, pero termin siendo un juego en s mismo. Jugamos a ser
prncipes y princesas Jugamos a tener nuestro caballo que responde al nombre que le
pusimos Jugamos a pasar por distintos desafos hasta llegar al lugar de jugar (cascadas,
puentes colgantes, charcos, precipicios). A pedido de los nios y nias, este ritual
reaparece de tanto en tanto, sobre todo cuando intuyen que vamos a presentar un juego
nuevo. Podra pensarse que es mucho Disney, pero ciertos ojitos brillando me hacen
pensar que esta bueno esto de prepararse para jugar una SAL
Fragmento de un texto de Paula Gmez. Foro de intercambio on-line. Grupos de Estudios sobre
Juego y Educacin.

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Presentacin de esta Obra


El juego y el jugar toleran formas y modos tan diversos que no
siempre que en la escuela se dice vamos a jugar! existe la certeza
de que se est hablando de una misma cosa. Por otro lado, la
variedad de aplicaciones suele hacernos olvidar de lo primordial: en
tanto construcciones culturales, las distintas formas de juegos y el
modo de jugarlos son menos un recurso que un contenido
relacionado con el ejercicio de un derecho.
Quien acuerde con esa afirmacin, coincidir con nosotros en
que la misma genera compromisos. En primer lugar, con el anlisis
crtico actualizado de las formas del juego y los modos de jugar que
predominan hoy en los diferentes escenarios de la vida cotidiana
escolar. En segundo lugar, con la construccin de nuevos
conocimiento para el diseo de mejores espacios y propuestas de
juego. En tercer lugar, con las adecuaciones curriculares y
arquitectnicas consecuentes, no slo a nivel de la educacin inicial y
bsica, sino tambin en el de la formacin.
El deseo de honrar esos compromisos aliment la idea publicar
una obra que reuniera secuencias de actividades ldicas recreadas y
experimentadas por docentes en centros educativos dispares. Una
obra que incluyera, adems, algunas reflexiones sobre temas caros a
una determinada perspectiva de trabajo, y las imgenes de
momentos vividos, cuyos placeres apenas se adivinen en la fruicin
de un trazo creativo o en la fugacidad de un encuadre oportuno.
En resumen, la obra que aqu se presenta es un breve
compendio de producciones varias, construidas en el marco de un
proyecto de investigacin-accin denominado Grupos de Estudio
sobre Juego y Educacin. Producciones varias que han sido volcadas
en este volumen hurfanas de un agrupamiento ordenado y de un
ndice orientador. Carencias, ambas, propias de nuestros dilemas. No
resulta fcil, por ejemplo, agrupar producciones que alguien puede
connotar como tericas y producciones que alguien puede connotar
como prcticas, sin tener la sensacin de estar produciendo una
disociacin imprudente; como tampoco es fcil diferenciar propuestas

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que alguien puede considerar ms para nios, de otras que alguien


puede considerar ms para adultos, sin caer en una segregacin
temeraria; cmo diferenciar un juego dirigido de un juego libre, sin
caer en el error de pensar que la libertad de jugar est exenta de una
intervencin responsable orientada a garantizar el derecho a
aprender a hacerlo de un modo ldico.
Sincerada esa, nuestra incapacidad para encontrar una forma
satisfactoria de presentar lo producido, queda para las lectoras y
lectores la libertad de decidir por dnde empezar y por dnde
continuar la lectura y de hacernos llegar (o no) sealamientos que
nos ayudan a progresar en las indagaciones sobre lo ldico.

Vctor Pava
Coordinador
G. de E. J. y E.
[email protected]
[email protected]

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SalNaranja24

Qu Viaje!
Llego manejando un auto a donde estn reunidos los chicos:
-Bruum! Bruum! Qu tal?
Una sonrisa y un guio fueron suficientes para que cada uno probara
individualmente su capacidad de manejo. Algunos hasta con casco y
guantes!
-Probemos los cinturones de seguridad!

Propuesta de Mariana Soto y Merlina Nievas recreada en el grupo de estudio.

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Diferentes expresiones generan las posibilidades de ensayo:


-Mir como doblo en cmara lenta, Tori!
-Y si manejamos un sper camin pasando por un tnel chiquito?
-Hagamos como Carlitos que va en el auto de las hormigas
enamoradas!
-Con todo el calor Marta va en subida a toda velocidad!...
-Pasemos entre esas montaas cariosas!
De repente, todos son ruedas de auxilio pegajosas:
-Mir como voy, Toribio, con viento en contra!
-Y yo, sobre un lago congelado!...
Tambin exploran el saln como luces altas encendidas en la noche,
como balizas de autos de competicin, probando bocinas en un piso
gelatinoso En un momento comienzan a transitar con cierta lentitud.
-Hay que tener cuidado con los pozos amorosos! - dice Claudio.
A pesar de la advertencia los autos soportan saltos, esquives y
frenadas El periplo sigue con las propuestas ms alocadas!
Varias preguntas posibilitan la continuidad de la actividad:
-Todos estn en sus autos?
-Toribio, Puedo ir con Carlos?
-Y si probamos los frenos?
-Dale que hacamos un viaje?
La pregunta acompaada por los ojos abiertos de Camila es tomada
como propuesta por los dems chicos.
-Dale!
Una ruta congelada en un auto tmido fue el primer desafo
-No puedo manejarlo! - dice Carlos, mientras Catalina lo ayuda a
sostener el volante.
-Tengo las ruedas rabiosas! - dice Alberto.
Y todos lo imitan permitiendo la continuidad del viaje con mayor
seguridad. De repente:
-Toribio estamos en las montaas cariosas! - dice Ramiro.
Distintos autos pasan por tarros de miel y ciudades en miniatura,
entre otros atrapantes desafos.
-Llegamos a nuestro destino! - digo melanclico.
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-S! - expresa Marcos.


-Biennn! - gritan todos.
-Dejemos los autos estacionados en los garajes! - propone Marta.
Ya sin sus cascos y sin sus guantes se escuchan distintos
comentarios:
-Para la prxima hay que arreglar algunos autos, Tori!
-A m me dio miedo la ruta con curvas tristes!
-A m, los tneles sorprendidos!
Acompao con una sonrisa las caricias hacia los nios.
-Otro da sacaremos esos autos de los garajes - es la promesa.

AGRADECIMIENTOS
A LA UNIVERSIDAD NACIONAL DEL COMAHUE, SECRETARA DE EXTENSIN Y DIRECCIN DE
TRANSPORTE. FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIN. DIRECCIN GENERAL DE
EDUCACIN FSICA, CENTRO DE COMPLEMENTACIN EDUCATIVA NAYAHU Y PLANTA DE
CAMPAMENTOS N 3.
A PABLO TEIXE, LICENCIADO

EN
DE LA COMUNICACIN ON LINE.

EDUCACIN FSICA,

POR SU DESINTERESADA ATENCIN

A NATALIA LAGOS, PROFESORA EN LETRAS Y MARA TERESA CORBERA, PROFESORA DE


CASTELLANO, LITERATURA Y LATN, POR SU ORIENTACIN EN LOS PRIMEROS INTENTOS DE
REDACCIN DE UNA SAL.

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SalRosa12

Zorros y Colas
Busco la atencin de los nios con algunos gestos y cuando
nos estamos mirando, los invito con un:
-Tienen ganas de jugar?
Y ante un S! rotundo, o un Bueno entusiasta, alguna mirada
cmplice, hasta algn distrado que sigue al grupo, nos vamos al
gimnasio del Jardn.
Los invito a sentarse en ronda sentndome yo tambin, y ah les
cuento:
-Ven qu lindo que es este bosque donde estamos?... con rboles,
pajaritos
Y ah va surgiendo de ellos:
-Viento, animales, hojitas
-Ac encontr algo para ustedes (Acerco una caja).
Voy sacando lentamente, con suspenso, pauelos de tela que voy
entregando uno a uno, apretaditos para que guarden entre sus
manos.
-Cmo es el pauelo que tienen? Es suave, spero, pesado,
liviano?
Los invito a ir desplegndolo de a poco, hacerlo volar, sacudirlo,
chocarlo con el de un amigo, observar si podemos ver a travs de
l jugar a asustarnos y escondernos
Los nenes se van desplazando por todo espacio, haciendo volar el
pauelo mientras corren, lo lanzan hacia arriba y lo atrapan
-A quin se le ocurre un lugar para enganchar el pauelo? La
manga El cuello
-Quin puede transformarlo en la cola de un animal?
Lo enganchan en los pantalones
-A ver si podemos correr sin que se suelte? Cmo sera la cola de
un zorro? Cuidado que los voy a correr para sacarles la cola!

Propuesta por Paula Gmez recreada en el grupo de estudio.

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-digo mientras comienzo a correr a los nenes.


-Ahora ustedes me corren a m!
-En este bosque hay muchos zorros! Busquen una casita para
esconderse (determinamos un refugio).
-En este bosque hay brujitos y brujitas y cuando hacen sonar su
trompeta, los cazadores atrapan a los zorros para sacarles su cola.
Voy sacando de la caja un gorro y una capa de brujo con una varita
mgica y una trompeta, y dos capas ms para los cazadores.
Elijo a Juan y a Micaela que sern los brujitos y stos, a su vez, con
las varitas mgicas transforman a dos nenes en cazadores al
entregarles las capas.
-Ahora, con esta capa voy a atrapar a todos los zorros - dice Juan.
Los zorros se ubican en su casita. El brujo toca la trompeta y empieza
la cacera
Los cazadores corren a todos los zorros en busca de sus colas; los
zorros, entre gritos y cnticos corren para no ser atrapados:
-A m, no me atrapan!
Todos los zorros sin cola van con el brujito, quien toca la trompeta
para dar por terminada la cacera. El brujo elige otro que lo reemplace
entregndole el atuendo, y lo mismo hacen los cazadores, que
entregan la capa a quien los suplanta. Los zorros van a su casita,
reconstruyendo la cola con los pauelos.
Los zorros muestran su habilidad entre amagues, frenos y arranques
para no ser atrapados por los cazadores, quienes les sacan las colas
y los mandan a la casa del brujo; otros eligen esconderse para no ser
vistos por los cazadores. Todo esto en un ambiente de gran emocin
provocado por la incertidumbre de ser atrapados o no.
Los invito nuevamente a sentarnos en ronda y a pasar entre todos, de
mano en mano, las capas, varitas, trompeta, gorros y as, cuando
llegan a m, ponerlos en la caja Luego se van sacando las colas de
zorro, las sacuden para sacarles los abrojos, las acarician para
peinarlas despus de tanto correry les hacen un bollito entre las
manos para hacerlas desaparecer... y con ellas desaparece esa
habilidad que caracteriza a los zorros.
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-Hasta la prxima.
Bien apretados los pauelos entre nuestras manos, le cuentan en
secreto cul fue la parte que ms les gust y les decimos entre todos
que nos esperen hasta el prximo juego
Van poniendo los pauelos dentro de la caja y el que tiene ganas
cuenta lo que ms le gust

AGRADECIMIENTOS
A MARA ELENA NOLI, PROFESORA DE LENGUA Y LITERATURA DE NIVEL MEDIO
SUPERIOR, POR LA REVISIN Y CORRECCIN DE ESTILO DE TODAS LAS SAL
A NATALIA RODRIGO, PROFESORA

DE ARTES
MOMENTO DE DECIDIR LAS ILUSTRACIONES.

VISUALES,

POR SUS APRECIACIONES AL

A ANDREA GMEZ DA SILVA, ESTUDIANTE DEL PROFESORADO NIVEL INICIAL; MERLINA


NIEVAS, ESTUDIANTE DE LA LICENCIATURA EN ACTIVIDAD FSICA Y DEPORTE Y NOELIA
SUELDO, ESTUDIANTE DEL PROFESORADO DE NIVEL INICIAL, POR SU TRABAJO DE
OBSERVACIN Y REGISTRO EN LOS GRUPOS PEQUEOS DURANTE LAS PRIMERAS
JORNADAS INTENSIVAS.

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EL PROYECTO GRUPOS DE ESTUDIO


SOBRE JUEGO Y EDUCACIN
CARACTERSTICAS GENERALES
I. PARTICULARIDADES QUE LO IDENTIFICAN
I.1. Antecedentes y finalidad
Los Grupos de Estudio sobre Juego y Educacin, entendidos
como propuesta de investigacin-accin desde el Nivel Inicial y 1
Ciclo de la Escuela Primaria, resultan de un circunstancial y acotado
acuerdo entre dos instituciones pblicas muy diferentes entre s: la
Facultad de Ciencias de la Educacin de la Universidad Nacional de
Comahue y el Consejo Provincial de Educacin, a travs de su

Por Vctor Pava, especialmente para esta publicacin.

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Direccin General de Educacin Fsica. En apretada sntesis puede


decirse que se trat de una propuesta de trabajo simple, que agreg
un eslabn ms a una larga cadena de indagaciones locales sobre lo
ldico. El germen de tales inquietudes puede ubicarse en los trabajos
experimentales realizados con estudiantes del Profesorado de Nivel
Inicial de la Facultad de Ciencias de la Educacin desde los
tempranos 80; experiencias que, repicadas en otras instituciones de
formacin docente, abrieron paso a proyectos de extensin e
investigacin que hoy se encuentran resumidos en un conjunto
particularmente heterogneo de publicaciones1.
Desde aquellas primeras tareas de recopilacin influidas por el
"Tradicional Games Project" (dirigido por Ivan Ivic desde el Instituto
de Psicologa de Universidad de Belgrado) hasta este hoy
comprometido con la problemtica de la formacin y prctica docente
en el campo de lo ldico, se trajinaron territorios epistemolgicos y
metodolgicos dismiles. La opcin por la observacin y el registro de
lo cotidiano escolar acusa influencias de investigaciones educativas
con enfoque etnogrfico. Principalmente de las que, a mediados de
los ochenta, se producan desde el DIE (Departamento de
Investigacin Educativas. Centro de Investigaciones y Estudios
Avanzados. Instituto Politcnico Nacional de Mxico); el CISE (Centro
de Investigaciones y Servicios Educativos. Universidad Autnoma de
Mxico) y el PIIE (Programa Interdisciplinario de Investigaciones en
Educacin de Chile). La opcin por una reflexin sobre la propia
prctica docente pero con sentido colectivo, acusa influencias de los
talleres de educadores (Batalln) y de los talleres de educacin
democrtica (Vera Godoy) que en la misma poca, e impactados por
los grupos operativos de Pichn Riviere, alcanzaron singular
desarrollo en Argentina y Chile respectivamente. La preocupacin por
cuestiones concretas del da a da en las instituciones educativas,
1

Entre otros: Pava, V., Russo, F., Santanera, J. y Trpin, M. (1994). Juegos que
Vienen de Antes, incorporando el patio a la pedagoga. Buenos Aires: Humnitas;
Pava, V. y Russo, F. (2000). Seores Entren al Patio, estudio de relatos de
maestros rurales. Neuqun: Educo; Pava, V. (coordinador) (2000). Voces y
Escenarios, estudio de relatos de abuelos emigrantes. Neuqun: Educo; Pava, V.
(2005). El Patio Escolar, el juego en libertad controlada. Buenos Aires: Noveduc;
Pava (coordinador) (2006). Jugar de un Modo Ldico, el juego desde la perspectiva
del jugador. Buenos Aires: Noveduc.

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acusa influencias de los trabajos de Achilli de la Escuela de


Antropologa de la Universidad Nacional de Rosario y del Programa
de Investigaciones sobre la Gestin Pedaggica en la Escuela que en
los aos noventa orientaba el Dr. Alfredo Furlan desde la Escuela
Nacional de Estudios Profesionales de Iztacala, Universidad Nacional
Autnoma de Mxico. La decisin de amalgamar inters investigativo
y accin directa desde la educacin corporal, en cambio, acusa
influencias ms recientes. Entre otras, la del Seminario Internivelar en
Educacin Fsica de la Escuela Universitaria de Magisterio de
Segovia y del Laboratorio de Estudios en Educacin Fsica de la
Universidad Federal de Espritu Santo, tanto como del proyecto en
red Margarita sobre prcticas de enseanza en instituciones
educativas latinoamericanas.
La finalidad de los grupos de estudio apunta a la construccin
de conocimiento para el rediseo de espacios-tiempos de juego y la
exploracin de prcticas didctico-pedaggicas renovadas que
favorezcan un modo ldico de jugar. La necesidad de producir
conocimiento en esa lnea guarda relacin con un problema local
emergente: la cada vez ms marcada desigualdad en las
posibilidades de acceder a experiencias ldicas variadas que sean
verdaderamente eso: ldicas. Problema que nos compromete a todos
los involucrados con la educacin infantil a generar cambios
curriculares y arquitectnicos no slo a nivel de la enseanza inicial y
bsica, sino tambin de la formacin docente. Ese inters (que quiz
algn purista considere demasiado ligado a lo meramente
instrumental) est sustentado en un inters crtico. En el contexto de
la problemtica local comentada interesa, adems, revisar los
procesos socio-histricos y culturales de construccin/consolidacin
de espacios, tiempos, formas y modos de jugar en la escuela y las
prescripciones que los regulan. En este punto la propuesta acusa
influencias de la mirada sociolgica de Bourdieu (1997) y Williams
(2001), as como de psicolgica y comunicacional en la voz de
Vygotski (1988) y Bateson (1985), respectivamente.
I.2. Interrogantes y conjeturas.
Queda claro que los objetivos de esta indagacin pasan menos
por saber qu se puede ensear a travs del juego y ms por qu hay
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que aprender para poder jugar de un modo ldico. Con una dinmica
de trabajo que amalgama reflexin crtica y accin directa propone a
los participantes un doble aprendizaje: aprendizaje sobre el juego y
aprendizaje sobre cmo se lo puede investigar pasando por alto
teoras que exponen sus virtudes como medio de enseanza, pero
tomndolo con hecho natural, descontextualizado, a-histrico.
Aunque poco iluminado y entre bambalinas, en el Grupo de Estudio
campea un objetivo menos explcito: el de revisar, por abduccin,
nuestra propia formacin y prctica docente desde un caso: el de
los juegos rutinarios de la escuela2.
Los interrogantes que orientan la bsqueda reactualizan
antiguos dilemas de la transposicin didctica. De momento son tres,
primarios y primordiales: Qu del jugar humano es un saber a
ensear? Qu de ese saber es enseado en la escuela? Cmo y
quin lo decide? Cuestiones nada inocentes en tanto alimentan una
sospecha: entre otras restricciones, ciertas formas de juego y el modo
de jugarlos resultan de una muy acotada eleccin a partir de modelos
aprendidos que, parafraseando a Bourdieu (1997), llevan a reconocer
el juego que vale ser jugado y cul de los envites que se generan en
y por el hecho de jugarlo merecen seguirse3. En otras palabras:
implica identificar los juegos que, en trminos del autor de La
Distincin, han sido incorporados en la mente y el cuerpo de los
actores cotidianos y cmo se dio ese proceso.
Alimentar esa sospecha respecto de los juegos que
reconocemos y en los que nos reconocemos en la escala de la
cotidianeidad rutinaria de la escuela, implica confrontar con el
naturalismo ingenuo con el que a veces se pretende explicar la
2

Si bien los procesos inferenciales se apoyan unos a otros, quiz lo ms


interesante de una lectura de Peirce sobre la abduccin es obligarnos a volver
nuestra atencin sobre la nocin de 'caso' como un campo de significacin que no
solamente se resiste a ser tratado como una mera interseccin entre la regla y el
resultado, sino que incluso hasta podra ser considerada como una nocin capaz de
encerrar claves de comprensin de las otras dos y facilitar la inteleccin de la
relacin de todo esto con la Cenicienta de la Lgica: la analoga." (Sanaja/96:12).
3

Tomado de Es posible un acto desinteresado? En Bourdieu/97:141. En cuanto


a otras restricciones (de contexto, de situacin, de autoridad) fueron tratadas en
una obra anterior. Ver Pava/05:119 y ss.

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espontaneidad de los llamados juegos libres y la asepsia de los


llamados juegos didcticos. Hay indicios suficientes para una
primera conjetura: la escuela cristaliza ciertas formas predominantes
de juegos y un modo dominante de jugar. Los docentes, con su oficio
y saber pedaggico, pueden contribuir al anlisis crtico de esa
realidad, al tiempo que experimentan propuestas de cambio,
atendiendo al hecho que en determinados contextos socioeconmicos - esta sera una segunda conjetura - las escuelas
constituyen un espacio protegido (entre los pocos disponibles) para
que nios y nias ejerzan de manera intencional, cuidada y
compartida, su derecho al juego. Derecho que, reiteramos, para
nosotros no es una cuestin slo de espacios y tiempos, sino que
incluye la posibilidad de aprender a hacerlo de un modo
verdaderamente ldico. Lo que agregara un interrogante ms (el
cuarto): Qu es lo que los nios y nias deben comprender de un
juego para disfrutarlo plenamente?
I.3. Objeto de estudio.
Sin perjuicio del tratamiento ocasional de otras problemticas y
en sintona con las conjeturas expresadas en el punto anterior, la
propuesta que hoy nos ocupa hace foco en la lgica de formulacin
de un tipo particular de secuencias de actividades ldicas (SAL).
Lgica de formulacin que obliga a ajustar la lente sobre ciertas
variables de la forma de la actividad y del modo de involucrarse en
ella4. Cada SAL experimentada por los integrantes del proyecto,
deviene unidad de anlisis de un universo convenientemente acotado
ya que, por el momento, se circunscribe slo a experiencias que
implican algn grado de compromiso con la accin motriz, pensadas
principalmente desde y para la cotidianeidad del Nivel Inicial. Un
recorte circunstancial y arbitrario si alguien quiere verlo as, pero que
responde tanto al campo disciplinar desde donde surge originalmente
el proyecto (la educacin corporal), como a la intencin de trabajar
inicialmente con un nivel del sistema educativo en donde la temtica
del juego adquiere un especial significado.

Tanto los rasgos variables de forma y modo, como las caractersticas singulares
de una SAL, se tratan con ms detalle en otras pginas de esta misma obra.

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I.4. Propsito.
Los supuestos, interrogantes y recorte planteados ms arriba
se resuelven en los siguientes propsitos de la propuesta encarada:

Favorecer estudios sistemticos sobre rasgos variables de la


forma de los juegos y los modos de jugarlos en la cotidianeidad
rutinaria de la escuela.

Despertar el inters por la elaboracin de secuencias de


actividades ldicas a partir de una lgica de formulacin en
discusin.

Aportar al debate sobre la formacin docente en el campo de lo


ldico desde la reflexin sobre la propia prctica con sentido
colectivo.

Promover cambios en los diseos curriculares y arquitectnicos


que contemplen el derecho a aprender a jugar de un modo ldico
en determinadas condiciones de realizacin.

Estimular la formacin de redes de docentes/investigadores


interesados en la investigacin-accin sobre lo ldico en y desde
la escuela.

I.5. Actividades.
Orientado por tales propsitos, la propuesta contempla un
programa de actividades variadas resumidas bajo la forma de:

Cursos Presenciales. Masivos, abiertos y voluntarios. Pensados


para cumplir con los objetivos de una fase de
consulta/concienciacin. En este caso sobre una problemtica
particular: la desigualdad en las posibilidades de acceso a
experiencias ldicas variadas que sean precisamente eso: ldicas.

Pequeos Grupos de Estudio. Abiertos y voluntarios (aunque el


nivel de exigencia y especificidad los aleja del fenmeno de

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Formadeljuegoymodosdejugar

repercusin masiva). Pensados para cumplir con los objetivos de


una fase de diagnstico, planificacin de la accin directa y
elaboracin de nuevas propuestas. En este caso alrededor de
un objeto de estudio particular: la secuenciacin de actividades
ldicas y los rasgos variables de la forma del juego y el modo
de jugar, segn la perspectiva terica puesta en discusin5.

Jornadas Intensivas. Constituyen una oportunidad de encuentro


de todos los participantes del proyecto ms invitados especiales.
Pensadas para cumplir con los objetivos propios de una fase de
evaluacin parcial y ajustes en el estado de avance. Incluyen
tambin actividades propias del Pequeo Grupo de Estudio con
sus objetivos especficos (ver actividad anterior)

En forma paralela el programa de actividades contempla


tambin la realizacin de un Taller de Capacitacin Interna, pensado
para acompaar el crecimiento del equipo de coordinadores y
observadores; un Foro de Intercambio On Line pensado para
canalizar las inquietudes de docentes e investigadores interesados en
la temtica a nivel provincial, nacional e internacional; un laboratorio
de Elaboracin de Material Bibliogrfico pensado para compartir lo
producido y someterlo al anlisis crtico de otros docentes. Estas tres
ltimas, junto a las Jornadas Intensivas ya mencionadas, responden a
los objetivos especficos de una fase de divulgacin, tanto como de
evaluacin y reflexin sobre lo actuado, paso previo a la apertura de
un nuevo ciclo de investigacin-accin. Con altas y bajas las
actividades planificadas convocaron a un colectivo heterogneo de
5

Los encuentros duraban tres horas (aproximadamente); se realizaban los viernes


a la tarde -con suspensin de actividades por perfeccionamiento avalado por el
CPE- y sbados a la maana, en forma alternada. La produccin de conocimientos
se dinamizaba a partir de un juego de doble anlisis. Por un lado, se estudiaba lo
registrado por cada participante durante la observacin de una SAL experimentada
en sus propios lugares de trabajo (observaciones y registros focalizados en rasgos
variables de forma y modo, segn la perspectiva terica ya comentada). Por otro,
se estudiaban reacciones, comentarios y dems intervenciones observadas al
interior del grupo durante la puesta en comn de esas experiencias de campo.
Tales tareas analticas se llevaban a cabo en el marco de una propuesta
metodolgica especfica. Ver Pava, V.: Roles del Equipo Tcnico, durante un
encuentro de trabajo, en esta misma obra.

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actores: docentes de la universidad, profesoras/es de Nivel Inicial y


de Educacin Fsica de Jardines de Infantes y Escuelas Primarias,
alumnos/as de carreras afines, entre otros6.
II. ESTRATEGIA DE ABORDAJE, MTODO DE TRABAJO
II.1. El desafo: amalgamar investigacin e intervencin directa
en y desde la escuela.
Qued dicho que los Grupos de Estudio sobre Juego y
Educacin, como propuesta de investigacin-accin desde el Nivel
Inicial y 1 Ciclo de la Escuela Primaria, se inscriben en un plan de
indagaciones locales sobre lo ldico de larga data. Por tal motivo, no
resulta extrao que se encuentren notorias semejanzas entre este y
otros proyectos de la misma lnea. Aunque tambin hay diferencias.
La ms significativa es la decisin de amalgamar el inters
investigativo con el deseo de intervenir en y desde la cotidianeidad de
la escuela, adoptando una estrategia de trabajo prxima a la
investigacin-accin.
En lneas generales, hay quienes vinculan el origen de la IA al
trabajo realizado por el psiclogo prusiano Kurt Lewin por encargo de
la administracin norteamericana, interesada en modificar hbitos
alimenticios de la poblacin ante la escasez de determinados
artculos durante la segunda guerra mundial. Esbozando lo que
seran los rasgos bsicos de esta estrategia (conocimiento,
intervencin, mejora, participacin) Lewin apuesta a la idea de
compatibilizar creacin de conocimiento cientfico con la participacin
de la comunidad implicada. Su artculo Action Research and Minority
Problems, publicado en 1946 se considera el punto de inicio de la
difusin de la IA. En el campo especfico de la educacin ese origen
se remonta a los primeros proyectos que incluyen la colaboracin de
docentes directamente implicados en la realidad objeto de
investigacin. Algunas de esas iniciativas de investigacin-accin
cooperativa se dieron a conocer pblicamente en 1953 con la obra
de Corey: Action Research to Improve School Practices, aunque
fueron rpidamente desautorizadas por la comunidad cientfica,
6

En otras pginas de esta misma obra se puede encontrar una nmina.

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Formadeljuegoymodosdejugar

aduciendo falta de formacin acadmica en los protagonistas. Recin


a comienzos de los 70 se observa un marcado resurgimiento, a partir
de una situacin coyuntural favorable a este tipo de propuestas e
identificando a Stenhouse como uno de los mentores de estas nuevas
ideas. Dice Suarez Pasos (2002):
En primer lugar, la reivindicacin de la docencia como una profesin que
requiere preparacin, capacidad para tomar decisiones y, por qu no,
investigacin. En segundo lugar, los mismos profesores ponan en cuestin
la utilidad de la investigacin acadmica dominante, que ni conoca
adecuadamente la realidad educativa ni era capaz de provocar mejoras que
interesaran a poco ms que a los mismos que lo creaban y a algunos otros
colegas del mbito universitario. En tercer lugar, la investigacin social
dominante hasta el momento, tan mimtica del conocimiento experimental y
el conocimiento cientfico, con maysculas, entra en crisis profunda en
cuanto a su capacidad para entender el conocimiento social, y, por tanto,
tambin el educativo; entra en escena lo interpretativo, la importancia de las
perspectivas y valoraciones de los participantes, quienes, dejando a un lado
su consideracin de objeto-cosa de la investigacin, adquieren el rol de
sujeto-persona del proceso de indagacin.7.

Un fugaz recorrido por la bibliografa disponible alcanza para


darse cuenta que en esta metodologa juega un papel importante el
sentido que cada quien le adjudique al trmino investigacin y al
trmino accin y que hay un decidido matiz ideolgico en papel
protagnico que se le otorga a una u otra. Proyectos hay que ponen
el acento en la accin organizada y participativa de un colectivo
determinado, dejando para la investigacin la tarea de recabar
informacin vlida que la apuntale. Como hay los que ponen el
acento en la construccin de nuevos conocimientos con la
colaboracin de agentes directamente interesados en esa
construccin, en tanto protagonistas y/o beneficiarios directos de los
cambios consecuentes. No es extrao entonces encontrar tambin
cierto estado de beligerancia al interior del modelo investigacinaccin, entre los impulsores de proyectos de ndole ms participativa
y proyectos de ndole ms colaborativa. De todas maneras, an en
esa disparidad hay consenso en aceptar que este tipo de estrategia
tiene una significativa virtud: ayuda a los sujetos directamente
7

Surez Pazos, M. (2002). Algunas reflexiones sobre la investigacin-accin


colaboradora en la educacin. En Revista Electrnica de Enseanza de las
Ciencias. Vol. 1 N 1. Disponible en la red.

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Formadeljuegoymodosdejugar

involucrados tomar conciencia sobre las caractersticas y magnitud de


un problema determinado que no pensaban (o aceptaban) que exista
y a organizarse para resolverlo. Mientras que las dificultades para
alcanzar un nivel aceptable de rigor (tanto terico como
metodolgico) y el peligro siempre latente de una pseudo
participacin enajenadora representan, entre otros, los defectos ms
sealados por sus detractores. Aguzando el estilete crtico hay
quienes sealan, incluso, que los proyectos de investigacin-accin
slo producen cambios superficiales si no son parte de un plan
estratgico ms general y que introducir la investigacin en el trabajo
cotidiano de los maestros puede tornarse una forma de ponerlos bajo
el poder de un nuevo clan de especialistas que se llegan hasta la
escuela: los investigadores.
Prestando debida atencin a tales debates aunque sin
distraerse en rencillas inmovilizadoras, el proyecto que hoy nos ocupa
asume su condicin de propuesta de investigacin-accin en procura
de conocimientos que permitan revisar crticamente espacios,
tiempos, formas y modos de jugar reproducidos acrticamente por la
escuela y pensar experiencias transformadoras. Para ello apela a la
colaboracin de docentes comprometidos con la educacin pblica
que aportan su oficio y saber pedaggico desde mbitos tan distantes
como el Jardn de Infantes y la Universidad para aprovechar al
mximo las potencialidades de una conexin directa entre ambos. Se
mantiene as la vigencia de una intencin fundacional de nuestra
propuesta, hace ya ms de veinte aos, en trminos de disolver esa
inaudita lnea divisoria entre los que desde los espacios acadmicos
teorizan sobre una realidad que les es ajena y los que al intentar
cumplir con los lineamientos curriculares pensados para la escuela
sienten que deben aplicar algo sobre lo que no han podido aportar 8.
II.2. Un requisito: produccin individual con compromiso
colectivo.
Apostar por una estrategia de investigacin-accin, en procura
8

Tomado de Decidirse a ser docentes que investigan. En Pava, Et. Alt 1994.
Pg.25.

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de una ms razonada reflexin sobre la labor educativa y una mejor


argumentacin a favor de lo que hacemos cotidianamente en la
escuela, significa apostar por una dinmica operativa que propugne la
reflexin sobre la propia prctica. Una reflexin individual pero con
sentido colectivo que reduzca - y esto debe ser remarcado
especialmente - la posibilidad de encerrarse en cavilaciones
solipsistas fuera de todo contexto o de abrirse slo a anlisis crticos
de la realidad que excluyan toda referencia a prcticas docentes
propias y personales. De ah la importancia del juego de doble
anlisis comentado precedentemente.
La dinmica de trabajo basada en grupos de estudio o taller de
educadores, facilita el intercambio horizontal de vivencias
individuales. A la vez brinda el encuadre metodolgico adecuado para
su revisin crtica con plena conciencia de que participa de un
proyecto trascendente por el cual la experiencia de cada uno es
analizada en funcin de la realidad que se pretende cambiar a partir
de un posicionamiento colectivo que nada tiene de neutro. Por otro
lado - y siempre refirindonos a la dinmica de trabajo elegida - el
clima afectivo generalmente presente en grupos de adscripcin
voluntaria constituye un factor motivacional complementario nada
desdeable. La prctica laboral cotidiana suele ser dura y no siempre
hay con quien compartir la incertidumbre. En todo caso, como bien lo
seala un reconocido impulsor de este tipo de acciones, la grandeza
del trabajo colaborativo consiste en no caminar solo 9.
Ha quedado dicho que en la propuesta que nos ocupa, la idea
de revisar discursos sobre espacios, tiempos, formas y modos de
jugar en la escuela, internalizados en la formacin y prctica docente,
guarda relacin con la necesidad emergente de valorar la escuela
como espacio pblico protegido (de los pocos disponibles en
determinados contextos) para que nios y nias tengan la posibilidad
de aprender a jugar de un modo ldico. Para garantizar ese
aprendizaje no alcanza slo con acondicionar ms y mejores tiempos
9

Lpez Pastor, V. (2005): Doce aos de Investigacin-Accin en Educacin


Fsica... En http://www.efdeportes.com Revista Digital - Buenos Aires - Ao 10 - N
90. Nov/05.

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Formadeljuegoymodosdejugar

y espacios para el juego. El nio o la nia demandan tener cerca un


otro significativo que sepa jugar del modo esperado. No hay dudas
de que en el nivel de la enseanza infantil (aunque no
exclusivamente) entre esos otros significativos se ubican aquellos
docentes que, sin pretender detentar primaca ni exclusividad, se
asumen ellos tambin como jugadores experimentados. En otras
palabras, un agente mediador ms, entre otros posibles, interviniendo
en la zona de desarrollo prximo de aquel que quiere apropiarse no
slo de la forma de un juegos, sino de los signos que indican un
modo de jugar. En la prctica, atender esa demanda emergente no
requiere ms que un leve corrimiento: de un docente que ensea a
travs del juego, a un docente que ensea a jugar a partir de la
revisin de cierto conocimiento implcito en esta prctica cotidiana. En
trminos de formacin docente en juego, esa revisin implica pasar
de un conocimiento tcito a un ms formalizado10.
Sin ser la nica, sa es una de las razones por la que en
nuestro proyecto adquieren especial relevancia los recuerdos de los
participantes en los cuales se redescubren jugadores expertos. Ms
an cuando, atendiendo al recorte de nuestro universo emprico, tales
recuerdos se vinculan con experiencias corporales cotidianas y
permiten encontrar el camino a la revalorizacin de ese potencial para
la prctica docente en el campo de lo ldico. Ese es un punto de
debate entre nosotros, pero tambin de coincidencia en la bsqueda
de indicios que permitan develar los secretos de un posible
aprendizaje mediado del jugar. En un reciente ensayo sobre Perfil
dominante y perfil emergente en la formacin docente en Educacin
Fsica Gmez (2008) dice que:
10

La idea de contenido demandado y jugador experto, son temas todava en


debate en nuestro grupo de estudio. Ver: Nella, J.: La intervencin durante el
juego, entre el contenido demandado y la formacin del jugador experto; con
distinto recorrido epistemolgico y metodolgico, otra idea del docente como
jugador experto se puede encontrar en La participacin del maestro durante el
juego. Apartado 1.2: La diferencia entre jugar y saber jugar. Sarl/06:138 y ss.
Mientras que zona de desarrollo prximo y agente mediador acusan influencias
de la obra de Vygotski. Ver Castorina, J.A. y Dubrovsky, S. (compiladores) (2004).
Psicologa, Cultura y Educacin. Perspectivas desde la obra de Vigotski. Buenos
Aires: Noveduc; Cole, M. (1999). Psicologa Cultural. Una disciplina del pasado y
del futuro. Madrid: Morata.

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Formadeljuegoymodosdejugar

dado el carcter primario de la experiencia corporal en la construccin de


la subjetividad, carcter particularmente atestiguado por las concepciones
psicoanaltica, psicogentica y fenomenolgica, resulta evidente el papel
que la propia experiencia corporal implicada en las practicas corporales
infantiles y juveniles, en espacios formales (clases de educacin fsica,
deportes) o informales (vida cotidiana) tiene en la construccin de las
relaciones entre la propia disponibilidad corporal operante y la prctica
docente.11

La cita incluye (o a nosotros nos interesa interpretarlo as) una


clara invitacin a pensar posibles conexiones entre: relacin con el
propio cuerpo, experiencia ldica y formacin docente en juego. Con
esa invitacin a pensar cerramos estas lneas. Tambin con una
digresin. En un artculo de nuestra primera poca de trabajo,
signada por observaciones de juegos en el patio escolar, se
reproduce una frase de Furlan (1995): siempre cuesta legitimar
investigaciones educativas que se abstengan de formular propuestas
para la accin y agrega: tambin es difcil pensarlas12 Durante aos,
esta observacin de pedagogo de la UNAM fue la frase insignia con
la que defendimos la legalidad de nuestra observacin no participante
y nuestras descripciones densas de juegos en el patio escolar. Esta
propuesta, en cambio, nos devuelve al territorio de las
investigaciones educativas comprometidas con la accin. Las comillas
advierten que la sensacin de regreso no es autnticamente tal.
Quiz porque - dirn algunos - nunca estuvimos ah. Quiz porque dirn otros - nunca nos habamos ido. Lo cierto es que el proyecto
que hoy nos ocupa es heredero de un empecinada coherencia
temtica, pero tambin y al mismo tiempo, de cierta saludable
necesidad de romper transitoriamente con nuestra matriz
metodolgica tradicional.

11

Gmez, R.: Perfil dominante y perfil emergente en la formacin docente en


Educacin Fsica. En http://www.efdeportes.com. Revista digital. Buenos aires.
Jun/08.
12

Pava, V: Compartir la Mirada: sntesis del programa de estudio de los juegos


infantiles del patio. En http://www.efdeportes.com. Revista digital. Buenos Aires.
May/00.

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Formadeljuegoymodosdejugar

Bibliografa

Bateson, G. (1985). Pasos Hacia una Ecologa de la Mente. Buenos Aires:


Lohle.
Bourdieu, P. (1997). Razones Prcticas. Barcelona: Anagrama.
Castorina, J. A. y Dubrovsky, S. (compiladores) (2004). Psicologa, Cultura y
Educacin. Perspectivas desde la obra de Vigotski. Buenos Aires: Novedades
Educativas.
Cole, M. (1999). Psicologa Cultural. Una disciplina del pasado y del futuro.
Madrid: Morata.
Furlan, A. (1995). Universidad, nostalgia y esperanza. En Estudios. N40.
Instituto Tecnolgico Autnomo de Mxico.
Gmez, R. (2008): Perfil dominante y perfil emergente en la formacin docente
en educacin fsica. En EFDEPORTES. N 121, Buenos Aires, Jun/08.
http://www.efdeportes.com.
Ivic, I. (coordinador) (1978). Traditional Games and Children of Today.
Belgrade: OMEP.
Kemmis, S. y McTaggart, R. (1988). Cmo Planificar la Investigacin-Accin.
Barcelona: Alertes.
Lpez Pastor, V. (2005): Doce aos de Investigacin-Accin en Educacin
Fsica. La importancia de las dinmicas colaborativas en la formacin
permanente del profesorado. El caso del grupo de trabajo internivelar de
Segovia.
En
EFEDEPORTES.
N
90,
Buenos
Aires,
Nov/05.
http://www.efdeportes.com
Pava, V. (2000): Compartir la Mirada: sntesis del programa de estudio de los
juegos infantiles del patio. En EFDEPORTE. N 21. May/00.
http://www.efdeportes.com
------------- (2005). El Patio Escolar. El juego en libertad controlada. Buenos
Aires: Noveduc.
------------- (2006). Jugar de un Modo Ldico. El juego desde la perspectiva del
jugador. Buenos Aires: Noveduc.
------------- (2000). Voces y Escenarios, relatos de abuelos emigrantes.
Neuqun: Educo.
Pava, V. y Russo, F. (2000). Seores Entren al Patio. Relatos de maestros
rurales. Neuqun: Educo.
Pava, V., Russo, F., Santanera, J. y Trpin, M. (1994). Juegos que Vienen de
Antes. Incorporando el patio a la pedagoga. Buenos Aires: Humnitas.
Samaja, J. (1996). Criterios epistemolgicos para la investigacin en
neurociencias (mmeo). II Jornadas Nacionales de Ctedras de Neurociencias.
Universidad Nacional de Lujn. Ago/96.
Sarl,
P.
Proyecto
Margarita.
Disponible
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www.infanciaenred.org.ar/margarita/etapa2/pdf/003.pdf
Surez Pazos, M. (2002). Algunas reflexiones sobre la investigacin-accin
colaboradora en la educacin. En Revista Electrnica de Enseanza de las
Ciencias. Vol. 1 N 1. 2002.

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Formadeljuegoymodosdejugar

Vygotski, L. (1988). El Desarrollo de los Procesos Psicolgicos Superiores.


Mxico: Grijalbo.
Williams, R. (2001). El Campo y la Ciudad. Buenos Aires: Paidos.

AGRADECIMIENTOS
A

LOS DOCENTES E INVESTIGADORES QUE REALIZARON UNA LECTURA CRTICA DE LOS


PRIMEROS BORRADORES, CUANDO LOS MISMOS INTERESABAN AL CAMPO DE SU
ESPECIALIDAD: MG. SERGIO CENTURIN, LIC. JUAN MANUEL ELIZALDE, DR. ALFREDO
FURLAN, DR. BERNARDO KERMANN, DR. VCTOR LPEZ PASTOR, PROF. MARCELA
MALAMUD, MG. IVANA RIVERO, LIC. ALEJANDRO TAMAGUSKU, LIC. EUGENIO TOBARES.

A LOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE LA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIN Y DE LOS


INSTITUTOS DE FORMACIN DOCENTE N 9 Y N 12 POR SU ENTUSIASTA PARTICIPACIN EN
INCONTABLES LABORATORIOS DE SALES.
A LOS DIRECTIVOS, DOCENTES, AUXILIARES, PADRES Y ALUMNOS DE AQUELLOS JARDINES
DE INFANTES QUE NOS ABRIERON SUS PUERTAS PARA DESARROLLAR ESTA EXPERIENCIA DE
INVESTIGACIN ACCIN.

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SalAzul15

Caminata por las Nubes


Es una maana gris. El sol quiere asomar pero son ms
fuertes las nubes que se apretujan entre s y no dejan que asomen
sus tibios rayos, veo cmo los nenes de la sala verde, mirando por la
ventana, encuentran formas asombrosas entre esos nubarrones.
Comienzan a caer algunas gotas de lluvia.
Imanol me dice:
-Toribio, se puede caminar en las nubes?

Propuesta de Liliana Mirande recreada en el grupo de estudio.

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Formadeljuegoymodosdejugar

Todos lo miran y esperan mi respuesta.


-Claro que s. - les digo mientras coloco msica de fondo.
-Probemos Cmo ser caminar en las nubes?
-As! - dice Brenda. - Dando pasos muy largos.
Todos caminamos como Brenda.
-Cuidado! Son pegajosas. Cmo caminaramos si nuestros pies
tuviesen pegamento?
Nos da mucho trabajo caminar por esta nube.
-Uyyy! Esta parece de goma y nos hace rebotar!
Van todos a los saltitos.
-No, Tori! Son como algodn - dice Violeta.
Caminan con pasos cortitos y con mucho cuidado.
-Uyyy! Ac hay nubes muyyy gordas y oscuras. A ver? Cmo las
podemos cruzar? Probemos agachados, en cuatro patas, agarremos
una pequeita y juguemos a la pelota. Ahora, cuando la msica pare,
nos quedamos en el lugar.
Silencio musical: silencio corporal.
Mientras, coloco una hoja de diario por cada nio en el piso, las
cuales no se pueden pisar:
-stas son nubes donde nos vamos a refugiar cuando los truenos
estallen furiosos. No puede subir ms de uno porque son muy
frgiles, cuando suene el trueno (que ser la pandereta) cada uno
buscar una nube para refugiarse.
Repetimos dos o tres veces; las pobres nubes no resisten nuestro
peso y vamos quitando algunas, entre un trueno y otro. Caminamos
de diferentes maneras entre las nubes: en cmara lenta, hacia atrs,
slo para un costado, con una parte del cuerpo que no sean los pies,
saltamos hacia delante, hacia atrs, con un solo pie, con el otro,
esquivando las nubes de aqu para all.
-Cada vez hay menos nubes! Se deterioran. Somos muy pesados
para ellas, afuera la lluvia es ms intensa.
-Es porque nuestras nubes se derriten - dice Brisa.
Los que no pueden subirse a las nubes quedan flotando y en quietud.
Cuando slo se escucha la lluvia volvemos a salir, esperando que
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vuelva a sonar el trueno para poder conseguir otra nube. De repente,


queda slo una. Ahora, cuando escuchamos el trueno tratamos de
pararnos todos juntos sobre ella, nos fundimos en un gran abrazo.
Eber observa que ya no llueve.
Nos tiramos sobre la alfombra, respiramos muy profundo tratando de
escuchar las ltimas gotas que repican en el techo de la sala.
-Estuvo buensimo caminar en las nubes - dice Matas.
-Vamos a ir otra vez? - pregunta Jos.
-Seguramente no va a faltar oportunidad de volver a caminar en las
nubes.
Ahora los invito a desayunar. Acomodamos la sala.
Cada uno se dispone para ir a lavarse las manos y preparar la sala
para el desayuno, observando que las nubes le estn haciendo un
lugarcito al sol, que tmidamente comienza a asomar.

INTEGRANTES DEL GRUPO DE ESTUDIOS SOBRE JUEGO Y EDUCACIN


2007-2008
ADOLFO ERNESTO CORBERA. NACI EL 26/02/67 EN PERITO MORENO. PROVINCIA DE
SANTA CRUZ. ES PROFESOR EN EDUCACIN FSICA. TRABAJA EN LA ESCUELA N 254.
CHOS MALAL. PROVINCIA DE NEUQUN.
ADRIANA JUREZ. NACI EL 08/11/69 EN NEUQUN CAPITAL. ES PROFESORA DE JARDN
DE INFANTES. TRABAJA EN EL JARDN DE INFANTES N 29. CENTENARIO. PROVINCIA DE
NEUQUN.
ALEJANDRA SNCHEZ. NACI EL 03/05/68 EN NEUQUN CAPITAL. ES PROFESORA DE
JARDN DE INFANTES Y LICENCIADA EN CREATIVIDAD EDUCATIVA. TRABAJA EN EL JARDN
DE INFANTES N 22. CENTENARIO. PROVINCIA DE NEUQUN.

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SalAmarillo28

Zooloco

El grupo de alumnas del profesorado est reunido en el


gimnasio. Me acerco mientras busco el contacto visual con todas.
-Que tal chicas? Cmo andan? Bien? Alguna novedad?
Observo que algunas adoptan posturas para mostrar una nueva
vestimenta.
-Ejem! - expresa Marga adelantndose al grupo - Qu tal el buzo
que me regalaron?
Estela agrega:
-Y mis zapatillas?
El da de la madre haba dejado atuendos flamantes en algunas de
ellas.
-Yo fui con mi seora al zoolgico! - digo, mientras comienzo a
recorrer el gimnasio al ritmo de un elefante tmido.
Algunas chicas exploran el espacio imitndome.
-Yo soy un avestruz saliendo de un tarro de miel! - dice Mabel.
El intercambio de miradas y risas habilitan las pruebas.
-Dale que ramos jirafas que dejaron la leche en el fuego? pregunto.
-S! Buensimo!
Los ensayos abren las puertas a ms posibilidades:
-Nosotras somos cebras enamoradas pasando por charcos de agua!
-Y nosotras, monitas corriendo en un piso de gelatina!
-Cmo pasarn los hipoptamos por una cerradura?
La pregunta de Cristina inspira los movimientos y gestos de esfuerzo
de las jugadoras. Otras tantas ideas fluyen con la atencin y el
compromiso de todas.
-Pasemos de ac hasta all! - dice Marta, sealando dos lneas
dibujadas en el piso.
-Dale! - dice Paola, mientras se coloca al lado de otras compaeras.
Propuesta de Leonardo Daz recreada en el grupo de estudio.

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De repente, Olga propone, sealando otra lnea en el piso:


-Pasemos como osas pandas que dejaron la leche en el fuego! Y
Como delfinas enamoradas nadando en gelatina!
-Huy! Que zoolgico loco! - digo con ojos grandes.
La actividad se sucede con varias pasadas de diversos animales
solos, en parejas o en grupos. Observo a cebras, tiburones, tigres
transitando entre las lneas: primero como en una filmacin cuadro
por cuadro, despus hacindose pis o atravesando una cerradura
entre otras posibilidades.
-Qu Bueeeno!
Pero
-Est por cerrar el zoolgico! - advierto.
-Bueno dejemos por ahora a los animales - dice Paola.
-Quizs otro da volvamos a este zoolgico medio loco.
Disfruto observando las caras de satisfaccin de las chicas. Entre
suspiros y sonrisas volvemos al aula con el ntimo deseo de volver a
jugar...

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Formadeljuegoymodosdejugar

PROYECTO: GRUPOS DE ESTUDIOS


SOBRE JUEGO Y EDUCACIN
ROLES EN LOS ENCUENTROS DE TRABAJO
La principal caracterstica de la propuesta que aqu nos ocupa,
es la participacin activa de docentes con responsabilidades
pedaggicas directas en distintos centros educativos. La metodologa
incluye encuentros peridicos bajo la forma Grupo de Estudio. En
pocas palabras, un GE es un conjunto de educadores con
experiencias laborales diferentes, aunadas a partir del inters por un
recorte temtico especfico, que se renen para co-operar en una
tarea que sienten comn, en la medida en que comparten un mismo
encuadre de trabajo.
El recorte temtico de referencia est delimitado por: 1. La
actividad profesional de los participantes (todos/as docentes:
profesores/as de Nivel Inicial y de Educacin Fsica o alumnos de
carreras afines); 2. Los destinatarios potenciales (nios y nias,
alumnos/as del Nivel Inicial y 1 Ciclo de la Escuela Primaria); 3. El
tipo de actividad ldica (juegos reglados con marcado protagonismo

Por Vctor Pava, especialmente para esta publicacin.

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Formadeljuegoymodosdejugar

de lo corporal). La tarea convocante se relaciona con el anlisis


crtico de formas de juego y modos de jugar de los destinatarios
sealados y la experimentacin de nuevas propuestas.
En los encuentros de trabajo cada G.E. cuenta con la
asistencia de un equipo de coordinacin cuya funcin es llevar a
cabo intervenciones especficas con la misin de colaborar en el
mantenimiento del encuadre compartido. En el caso de este
proyecto, al encuadre lo configuran: la metodologa de trabajo
(prxima a la investigacin-accin); los objetivos y tiempos fijados; los
acuerdos y normas aceptadas; la tarea convocante y el recorte
temtico unificador13.
En las pginas siguientes se ofrece informacin bsica sobre
los roles que cumplen quienes circunstancialmente integran un
equipo de coordinacin. La misma est circunscripta a los aqu
denominados Roles Tcnicos (RT) de coordinador y de observador.
Por razones de espacio no se consideran otro tipo de roles, como los
que resultan de la propia dinmica del proceso grupal, que requieren
anlisis diferenciados especficos.
I. CONSIDERACIONES GENERALES. Comunes a todos los roles
tcnicos.
1. El trmino rol indica aqu el papel o funcin que se asume para
cumplir con una misin tcnica transitoria. Los RT no representan
un cargo, ni lugar en un orden jerrquico, ni se relacionan con
determinadas personas en exclusividad. Se juegan slo dentro de
un grupo de estudio, durante un encuentro de trabajo, mientras se

13

Si bien los GE adscriben a una postura anti-autoritaria y de democratizacin del


conocimiento, la dinmica de trabajo no se inscribe en el llamado naturalismo grupal
(el grupo centrado en el grupo) ni en la del desarrollo de la persona (el grupo
centrado en el individuo). No se trata de grupos teraputicos sino de grupos de
docentes centrados en una tarea de ndole didctico pedaggica. An cuando el
intercambio afectivo y la valoracin del trabajo de cada uno puedan cumplir una
accin profilctica y que, en este tipo de propuestas los participantes pueden
generar nuevos encuadres, propiciando cambios en el proyecto o separndose del
mismo.

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Formadeljuegoymodosdejugar

realiza una tarea significativa para el proyecto. Eventualmente


pueden ser asumidos por cualquiera de los participantes.
2. Los RT son complementarios e inter-dependientes. Definir uno
contribuye a definir al otro. En el marco del proyecto los RT son
tres: coordinador (RC), observador (RO) y participante
(RP).
3. Los participantes que asisten al encuentro de trabajo intervienen
desde los resultados obtenidos con experiencias realizadas en sus
respectivos espacios laborales. Dichos resultados expresan lo
observado y registrado durante la planificacin, ejecucin y
evaluacin de una Secuencia de Actividades Ldicas (SAL),
segn la propuesta terica puesta en discusin en el proyecto; sus
intervenciones estn atravesadas por la confrontacin entre la
propuesta a experimentar y sus saberes previos.
4. Quienes juegan el RC y el RO, en cambio, intervienen desde lo
que observan y registran durante el propio encuentro de trabajo;
sus intervenciones estn atravesadas por las tensiones entre el
conocimiento terico-prctico de sus misiones y funciones y la
propia capacidad de interpretar lo sucede en el grupo; se focalizan
ms en la dinmica de produccin que en el contendido
propiamente dicho (aunque sin descuidarlo).
5. El RC es jugado por una sola persona, mientras que el RO puede
ser jugado por una o ms. El RP es jugado por los integrantes de
los grupos de estudios que asisten al encuentro de trabajo con
resultados de la experiencia de campo. Salvo razones de fuerza
mayor, es conveniente que una misma persona sostenga el mismo
rol durante todo un perodo de trabajo.
II. CONSIDERACIONES PARTICULARES. Rol coordinador.
1. La presencia de una persona jugando el RC, se justifica en la
media en que sirva para mejorar la produccin de un grupo de
estudio.

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2. La principal misin es contribuir al mantenimiento del encuadre


(metodologa, tarea, tiempos, objetivos, acuerdos, normas,
recorte) mientras se transita de una vivencia individual a una
experiencia grupal con sentido colectivo.
3. Est dentro de las funciones de quien juega el RC realizar
intervenciones intencionales y administradas que, en lneas
generales,
se
resumen
en:
a)
sealamientos;
b)
14
interpretaciones; c) devoluciones .
4. Los sealamientos son intervenciones destinadas a alertar a los
participantes acerca de un posible obstculo que puede dificultar
la produccin. Son intervenciones descriptivas, atadas al aqu
y ahora del grupo. Se deben sealar: a) confusiones respecto de
la tarea; b) falta de pertinencia en las intervenciones; c) desvos
en la metodologa acordada; d) indicios de frustracin o prdida
de sentido respecto del trabajo encarado, as como abandono de
los propsitos y objetivos del proyecto; e) descuidos en la
sistematizacin y resguardo de lo producido.
5. Una intervencin derivada del sealamiento es el recuerdo que
interrelaciona el aqu y ahora del grupo con momentos pasados
del propio proceso. Ante una situacin de confusin en la tarea,
falta de pertinencia, abandono de objetivos, etc., quien cumple el
RC interviene, primero, sealndola, luego puede recordarle a los
participantes cul es la tarea especfica que los convoca; o cules
son los propsitos y objetivos del proyecto; o en qu bibliografa
est tal o cual informacin; o cuales han sido los acuerdos del
grupo al respecto, etc.
6. Las interpretaciones, en cambio, son intervenciones destinadas a
ponderar las posibles causas de un obstculo sealado. De los
distintos tipos de intervenciones, esta es la ms compleja y
delicada. Compleja, porque en su construccin intervienen
aprehensiones subjetivas. Delicada, por el grado de
imprevisibilidad respecto de cmo puede ser tomado por los
14

Vera Godoy, R. (1988). Rol del Coordinador en los TED. Talleres de Educacin
Democrtica. Cuadernillo N 3. PIIE. Santiago. Chile.

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participantes. De todas maneras, a veces hay que correr el riesgo.


Ejemplo: se est trayendo al grupo enojos ajenos al proyecto, que
no permiten avanzar en la tarea. Una interpretacin es una
hiptesis explicativa; en tanto tal, constituye una afirmacin cuya
veracidad tiene que ser demostrada. Consientes de que tal
demostracin es poco factible en el transcurso de un encuentro de
trabajo, quien juega el RC debe atemperar sus interpretaciones.
En ese sentido son tiles aclaraciones previas del tipo: lo que
sigue es una interpretacin personal; o voy a aventurar una
hiptesis provisoria; o pueden estar de acuerdo o no, pero lo que
estoy viendo.
7. Una devolucin es una intervencin que oficia de espejo para
restituirle al grupo su propia imagen, ya sea en trminos de
contenido o de relaciones. Hasta cierto punto, una devolucin se
asemeja a un sealamiento. La deferencia est en que este acta
desde el aqu y ahora, mientas que aquella reconstruye parte del
proceso grupal. Ejemplo: despus de haber puesto en claro
cules eran, se vuelven a plantear ejemplos estereotipados; o en
los ltimos encuentros, cada vez que X hace una sugerencia, hay
resistencia a tratarla. Las devoluciones contribuyen tambin a
sintetizar peridicamente el estado de la discusin. Para
determinadas devoluciones el coordinador puede recurrir al
observador, pidindole que lea un prrafo determinado de su
registro.

NOTA 1. Una intervencin accesoria pero no por ello menos delicada del RC es
ayudar a hablar a los ms callados y a que escuchen quienes ms hablan;
valorar la diversidad de opiniones sin atacar ni ridiculizar ninguna intervencin;
poner lmites y hacer correcciones en un clima de cordialidad, sin eludir los
riesgo del posible conflicto. Una mirada atenta (que no debe ser de aprobacin
ni de desaprobacin, sino de inters) ms una capacidad de escucha puesta al
servicio de recoger el ms nimio comentario, ejercen una positiva influencia en
el trabajo grupal15.

15

Aunque los GE lejos estn de rozar la esfera teraputica, quien juegue el RC


debe estar advertido que, por el lugar que ocupa y como consecuencia lgica de
una dinmica de trabajo que pone en juego cuestiones emocionales de diversa
ndole, puede ser depositario de conflictivas ajenas al proyecto.

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NOTA 2. Es muy importante que el coordinador tenga clara conciencia de que


no debe realizar la tarea con los participantes, quienes tienen que abordarla en
forma autnoma, segn la entienden, desean o necesitan. Quien cumple el RC
debe cuidarse de hacer aportes tericos o conceptuales que generen
dependencia. Son los propios participantes los que tienen que co operar sobre
la informacin que aportan al grupo, auto-responsabilizndose de la tarea En
todo caso, el coordinador intervendr sealando desviaciones o vacios
tericos, recordndole al grupo que hay bibliografa disponible sobre ese tema
en particular y devolvindoles aportes realizados por ellos mismos en otras
oportunidades16.

NOTA 3. El perfeccionamiento en el ejercicio del RC se logra con el ejercicio


sostenido de la funcin, la profundizacin en el marco terico que lo sustenta y
las evaluaciones sistemticas en las que se revisan crticamente las
intervenciones realizadas. No obstante, en caso de necesidad el RC puede ser
eventualmente asumido por cualquier persona con un sentido comn ms o
menos afinado y dominio del encuadre del proyecto.

III. CONSIDERACIONES PARTICULARES. Rol observador.


1. La presencia de una persona jugando el RO se justifica en la
medida en que sirva para mejorar la produccin del grupo.
2. La principal misin del RO es: a) facilitar la evaluacin de las
intervenciones del coordinador; b) rescatar pluralidad de miradas
participantes; c) recoger y conservar informacin que haga a la
memoria del proceso.
3. Estn dentro de sus funciones observar y registrar lo que
acontece durante un encuentro de trabajo. En particular: frases,
gestos, distribucin espacial, red de interlocucin, alianzas y
oposiciones, atracciones y rechazos) conservando elementos
potencialmente importantes tanto de la temtica en discusin
(contenido), como de la dinmica de la discusin (relacin)
4. En el caso del proyecto que nos ocupa, el RO se juega segn la
modalidad no-participante. Por lo tanto, quien lo asume pone
bajo control todo su potencial comunicativo, diluyendo su
presencia cuanto le sea posible. En determinados casos, quien
16

Vera Godoy. Op. Cit.

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cumple con el RC puede requerir su intervencin como


informante clave pidindole que lea una parte de su registro.
5. Sus observaciones son no estructuradas, naturales (las que,
segn la tradicin etnogrfica, estn ms focalizadas en lo que se
dice, concentrndose en la comunicacin verbal y no verbal,
diferentes de las narrativas ms focalizadas en lo se hace,
concentrndose en las acciones para describir lo que sucede tal
como se ve).
6. Imposibilitado de evaluar en caliente y sobre la marcha qu
informacin puede resultar importantes para el proyecto, el
observador debe registrar todo; un eufemismo que significa: la
mayor cantidad de enunciados posibles.
7. Quienes juegan el RO, deben desarrollar su propio mtodo de
registro, sobre la base de ciertos convencionalismos acordados
por el equipo. La nica gua disponible que tiene quin cumple el
RO es preguntarse constantemente Para qu estoy registrando?
Cules son los objetivos del Proyecto?
8. Quien cumple con el RO construye de tres tipos de registros: en
bruto, ampliado y definitivo. O, si se prefiere, construye un slo
registro, pero secuenciado en tres tiempos: primero un registro en
bruto, luego un registro ampliado, para culminar en el registro
definitivo.
9. REGISTRO EN BRUTO. Llamamos as al que se confecciona
durante el transcurso del encuentro de trabajo. Por la propia
premura del trabajo, el RB se hace recurriendo a abreviaturas,
signos, dibujos esquemticos, frases inconclusas; en lneas
generales, muestran vacios de informacin ms o menos
importantes.
10. REGISTRO AMPLIADO. Llamamos as al que se hace
inmediatamente despus de terminado el encuentro de
trabajo. El objetivo es llenar los vacios de informacin (nombres,
edades, frases, etc.). Para ello, al finalizar el encuentro quien

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cumple el RO abandona su modalidad no participante para


requerir la informacin faltante a los asistentes.
11. REGISTRO DEFINITIVO. Llamamos as al que se confecciona
antes de las 12 hs. de haber finalizado el encuentro de trabajo,
tornndolo en un texto ms o menos comprensible para terceros.
Mientras confecciona el RD - y ante vacos de informacin no
detectados con anterioridad - quien cumpli el RO puede recurrir a
su memoria para completar pasajes del encuentro de trabajo que
no haban quedo debidamente registrados (de ah la conveniencia
de no dejar pasar ms de 12 hs. entre la finalizacin de la reunin
y la confeccin del RA). La importancia del RD es que convierte el
lenguaje y los sucesos espontneos del grupo, en un documento
registrado, destinado a trabajos de anlisis.

NOTA 1. Con el RD terminado y disponible para todos, se concreta una


reunin de trabajo del equipo tcnico. En la misma - y contrariamente a lo
que sucede durante un encuentro de trabajo - la persona que jug el papel
observador asume el papel muy activo, en cuanto a reconstruir
minuciosamente el encuentro observado. Durante esa reunin se revisan
indicios que pudieran resultar significativos para el proyecto, se evalan la
incidencia de las intervenciones del coordinador y se identifican posibles
silencios en lo producido. Llamamos silencios a aquellos pasajes del registro
definitivo que supuestamente nos dicen algo aunque no podemos precisar
qu.

NOTA 2. Al igual que el RC, el RO puede ser asumido por cualquier persona
con un sentido comn ms o menos afinado y conocimiento del encuadre que
demanda el proyecto; no obstante el perfeccionamiento en el ejercicio de la
funcin se logra con la reiteracin, la profundizacin en la teora que le da
marco y las evaluaciones de equipo en las que se revisen crticamente las
intervenciones realizadas.

IV. OTROS APORTES DEL EQUIPO TCNICO.


1. Adems de las intervenciones detalladas, es funcin de
quienes
integran
el
equipo
tcnico
ocuparse
de:
a)
recibimiento/despedida;
b)
proteccin/cuidado;
c)
atencin/valoracin.

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2. La presencia de un miembro del equipo en los detalles de


recibimiento y despedida, contribuye al clima de trabajo y a la
importancia
asignada
a
la
tarea.
Quienes
integran
circunstancialmente el equipo tcnico deben estar entre los
primeros en llegar y los ltimos en irse.
3. Tambin contribuyen al clima de tarea los detalles que faciliten la
concentracin. Quienes integran el ET deben proteger y cuidar el
trabajo de los participantes ocupndose de que el ambiente fsico
sea el ms adecuado (sillas, iluminacin, temperatura, ruidos,
alimentos, material didctico), procurando que mientras dura la
produccin no haya interferencias.
4. En trminos de valoracin de los participantes y del proyecto que
los rene, antes de comenzar formalmente con la reunin de
trabajo, los miembros del ET deben realizar la correspondiente
presentacin (quienes son los participantes, porqu vinieron,
cmo se enteraron), tomando la precaucin de reducir la
intimidacin que da el hablar en grupo. Luego ubicar la tarea
desde una clara intervencin estructuradora (quines integramos
en esta circunstancia el ET, para qu estamos reunidos, cmo
vamos a trabajar; cmo se inserta la reunin del da en el proceso
general del proyecto).

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INTEGRANTES DEL GRUPO DE ESTUDIOS SOBRE JUEGO Y EDUCACIN


2007-2008
ANDREA CANALES. NACI EL 01/08/69 EN CUTRAL C, PROVINCIA DE NEUQUN. ES
PROFESORA EN EDUCACIN INICIAL. TRABAJA EN EL JARDN SOEMITOS. CENTENARIO.
PROVINCIA DE NEUQUN.
ANDREA, ROA. NACI EL 21/07/75 EN NEUQUN. TRABAJA EN EL JARDN DE INFANTES N
22. CENTENARIO. PROVINCIA DE NEUQUN.
CECILIA TALADRIZ. NACI EL 09/06/69 EN BENITO JUREZ, PROVINCIA DE BUENOS AIRES.
ES PROFESORA DE EDUCACIN FSICA. TRABAJA EN EL JARDN DE INFANTES DEL COLEGIO
CORAZN EUCARSTICO DE JESS Y EN PROFESORADO DE EDUCACIN FSICA DE LA
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA. PROVINCIA DE BUENOS AIRES.

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SalVerde2

Monstruos y Piratas
Cuando saludo a los nenes y pregunto si ellos conocen a los
piratas y su leyenda. Los chicos miran muy entusiasmados. Algunos
de ellos me dicen que los asustan los piratas. Franco afirma que los
piratas buscan tesoros.
Propongo conocer un barco pirata que dej en el saln y emprender
una aventura en la cual buscaremos un tesoro. Todos corremos con
gritos, sonrisas y deseos de conocer ese barco.

Propuesta de Andrea Roa recreada en el grupo de estudio.

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En el lugar sealado hay una sbana y la presento como el barco,


acotando que el nio que all se suba se transformar en pirata.
Todos se suben con expectativa y gritos. Ma dice que tiene miedo
pero contina en el juego. Pido que hagamos gestos de piratas:
enojados, tristes, alegres. Todos participan con rostros graciosos y
algunos nios agregan posturas corporales. Comento que a los
piratas les gusta buscar tesoros, para lo cual salen de los barcos y se
sumergen en el agua. Entre todos buscamos diferentes maneras de
desplazarnos. Los nios se arrojan al suelo simulando nadar boca
arriba, reptando y moviendo los brazos, algunos gatean. Gritan
mientras lo hacen.
Con voz tenebrosa comento que en el mar suele aparecer El
monstruo del agua que atrapa piratas para transformarlos en parte
suya. El nio que es atrapado deja de ser pirata y se convierte en
parte del monstruo. Los nios gritan, corren, algunos se acercan y
luego se alejan corriendo.
Jeremas y Nahuel corren velozmente mostrando vrtigo. Todos
vuelven al barco. Comento que deben salir cuando cuente hasta tres
y diga Ya.
Salen nuevamente y cuando se acercan atrapo a Ivo, quien quiere
escapar. Debo recordarle que ya es parte del monstruo y que tiene
que ayudarme a atrapar piratas. Le propongo que me ayude a contar.
Salen corriendo, algunos reptando, simulando nadar. Ivo atrapa a
Ezequiel y Piu deja que yo la tome. Hay dos nias, con gestos de
miedo a ser descubiertas por el monstruo, que no salen del barco.
Les recuerdo que todos los piratas deben salir. En ese intento casi
todos los piratas son atrapados por sus compaeros.
Cuando la mayora de los jugadores son atrapados, les comento que
el Monstruo del agua qued enredado entre grandes algas marinas,
entonces los piratas que fueron retenidos, logran librarse de l y
corren al barco para navegar hacia mares menos peligrosos. Los
nios gritan, sonren y suben al barco.
Propongo guardar la sbana y hacer una ronda. Les recuerdo que al
bajar del barco dejamos de ser piratas. Sern nuevamente los chicos
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de la sala amarilla. En la ronda, los nios, entusiasmados, dicen


gritando que el juego les gust. Recuerdan algunas hazaas
realizadas durante el juego: Nahuel recuerda orgulloso que l no fue
atrapado. Ezequiel y Franco dicen que ellos atraparon a muchos
piratas. Ma comenta que a ella le dio un poco de miedo.
Con la promesa de volver a jugar, nos vamos al aula.

INTEGRANTES DEL GRUPO DE ESTUDIOS SOBRE JUEGO Y EDUCACIN


2007-2008
DANIEL DEVITA. NACI EL 06/06/76 EN HURLINGHAM, PROVINCIA DE BUENOS AIRES. ES
PROFESOR EN EDUCACIN FSICA. TRABAJA EN EL JARDN N 17 DE LA CIUDAD DE
NEUQUN, EN LA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIN DE LA UNCO, EN LA
LICENCIATURA EN ACTIVIDAD FSICA Y DEPORTES DE LA UFLO Y EN EL PROFESORADO DE
EDUCACIN FSICA DEL INSTITUTO SNECA DE NEUQUN.
GABRIELA ANDERSEN. NACI EL 21/02/66 EN TEMPERLEY, PROVINCIA DE BUENOS AIRES.
ES PROFESORA DE EDUCACIN PREESCOLAR. TRABAJA EN EL JARDN N 22.
CENTENARIO. PROVINCIA DE NEUQUN.
JORGE DANIEL NELLA. NACI EL 06/01/71 EN LA PLATA, PROVINCIA DE BUENOS AIRES.
ES PROFESOR DE EDUCACIN FSICA. TRABAJA EN EL JARDN DE INFANTES NUESTRA
SEORA DE LOURDES. LA PLATA. PROVINCIA DE BUENOS AIRES.

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SalRosa7

La Pista y los Autos


En el Jardn Beln hay una sala de tres aos que responde al
nombre de Las Ovejas. En la sala vive una oveja que los chicos
cuidan y dicen que duerme en el jardn. Al entrar Toribio, el profesor,
los nios se le acercan con alegra, y Santi pregunta:
-Qu hizo la oveja hoy?
Y Toribio, con voz misteriosa dice:
-La oveja durmi en el jardn y a la noche hizo mucho lo y empez a
construir una pista de autos.
- Se acuerdan de la pista de autos? Bueno, vino la oveja anoche y la
arregl, porque anduvimos tanto la otra vez que se estrope y tuvo
que venir a mejorarla.
-Y quin va a arreglar las ruedas que se pinchen?
-Yo!
-Yo!
- Yo!
Levantando las manos y saltando, los nios acceden al juego.
-Bueno, quien quiera ser mecnico del taller, lo va a ser.
Encendemos los motores?
Y los nios, haciendo ruido con la boca, mueven una mano como si
dieran vuelta la llave del auto para encenderlo. Los chicos simulan
manejarlo y se dirigen al gimnasio.
Al llegar, se encuentran con dos rampas y colchonetas. Los nios
escuchan a Toribio Pelazo.
-Este sector, (la colchoneta azul ms grande) es el taller mecnico;
cuando se les pincha una rueda, vienen ac que el mecnico se las
arregla.
-Yo soy el mecnico - dice Nacho.
-Yo lo ayudo - dice Juana, levantando la mano y arrodillndose en la
colchoneta.

Propuesta por Julieta Daz recreada en el grupo de estudio.

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La nena se arremanga el buzo como para comenzar a trabajar.


-A ver cmo andan los autos? Funcionan?
-Mi motor no anda, me parece que no tiene nafta, me pons nafta?
Luca hace un gesto con el brazo sobre la oreja de Toribio como si
fuera la manguera del surtidor y le pone nafta.
-Ahora s!
Sale corriendo hacia las rampas. Los nios la siguen, y algunos
suben a la otra rampa. Los chicos corren y saltan haciendo el sonido
de los motores del auto; y en ningn momento dejan de sostener el
volante con sus manos.
-Se le pinch una rueda a Santi! - grita Meli.
-Vamos a llevarlo - afirma el profesor.
Y lo toma de ambos brazos y dos amigos ayudan con sus piernas,
llevndolo hasta el taller mecnico.
-Brrrrr, brrrrrr - se escucha.
Y sigue:
-Ya est, ya te arregl la rueda, ahora pods seguir.
-Uy, miren a Juana, se le pinch una rueda! Quin me ayuda?
Varios se acercan y la llevan hasta el taller mecnico y le inflan las
ruedas apoyando su dedo en las ruedas del auto (las piernas de la
nia).
Regresan hasta el otro lado del saln y los nios, sin la ayuda del
profesor, llevan a otro amigo hasta el taller.
-Es muy pesado!
-Yo te ayudo - dice Valentina. Y corriendo va a ayudar a su amigo.
-Ac tengo uno.
El mecnico del grupo seala con el dedo a un amigo que se
encuentra acostado en el suelo.
-Ac hay otro. Hay que llevarlo. Vamos al mecnico - dice Toribio a
los nios que estn a su alrededor.
Los chicos se organizan de a tres y llevan a otro. Cada uno toma una
parte del cuerpo (brazos o piernas) y lo llevan al mecnico.
-Brrrrr, brrrrrr - se escucha.
Y sigue:
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-Ya est.
De repente una nia, comienza a arrastrarse.
-Melina, que te pas? - le pregunta Toribio, desorientado.
-Soy una serpiente - dice Melina.
-Miren, chicos, una serpiente! Qu hace en la pista de autos?
-Vengo a pincharle las ruedas a los autos!
Inmediatamente, un gran grupo empieza a arrastrarse, y otro grupo
corre y grita simulando asustarse.
-Cuidado que hay una serpiente ah y te puede pinchar la rueda! alerta Toribio.
-Grrrrrrrr, grrrrrrr - se escucha a lo lejos.
Y un tigre, moviendo la cabeza y las manos y rugiendo se viene
acercando inesperadamente hacia los dems autos.
El profesor se para sobre una de las rampas y llama la atencin de
todos.
-Autos, autos, cuidado que se escaparon del zoolgico serpientes y
tigres, que les pueden pinchar las ruedas.
Los autos comienzan a corren en crculo escapando de los animales
y gritando. Una nia, Isabel, se cae y comienza a llorar; Toribio se
acerca y le pregunta qu le pas y junto con dos amigos la llevan
hasta el taller para arreglarla. Los nios le hacen cosquillas y ella
comienza a rer.
-Creo que hay alguien escondido que quiere pincharle la rueda a
todos los autos.
Y agrega con vos misteriosa:
-Cuidado que hay una serpiente que est escondida y nos est
espiando! Me parece que nos quiere pinchar las ruedas a todos
Y Santi se sonre y aparece.
-Se acerca!y miren: les pinch las ruedas a todos!
Dos nias, entre ellas Isabel, le toman las manos al profesor y los tres
comienzan a correr y a subir por las rampas e invitan al resto a
seguirlos.
-Vamos, vamos. Ay!, me pinch una rueda, quin me ayuda?
Y varios nios ayudan a Toribio a ir hasta el taller.
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Luego de que le inflan las ruedas, toma la colchoneta que haca de


taller y lo transforma en corral.
-Todos los animales que se escaparon del zoolgico, vengan adentro
-dice Toribio haciendo movimientos con el brazo, invitndolos a
entrar.
Los nios se acercan y van ingresando diciendo:
-Yo soy un len.
-Yo soy un tigre.
-Vengan las serpientes tambin.
Algunos nios se quedan jugando en las rampas.
-Los que se quedaron afuera no son serpientes? Qu son?,
autos?
-S, somos autos.
-Miren, se hizo de noche. Toribio apaga las luces.
-Cuando se hace de noche los animales se quedan dormidos. A ver
cmo duermen? Y los autos se quedaron sin nafta y no pueden
avanzar.
-Los animales del zoolgico se duermen y empiezan a soar que van
como si fueran tigres, serpientes y leones. Y al despertarse aparecen
debajo de la mesa de la sala.
-Vamos, vamos - dice el profesor con voz suave.
Contina diciendo:
-Y los autos se van quedando sin nafta, tienen muy poquita y hay que
llegar hasta la sala, as la seo Luca nos carga nafta y podemos
seguir jugando con ella.

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SOBRE CIERTAS VARIABLES DE LA FORMA


DE UN JUEGO Y EL MODO DE JUGAR.
UNA APROXIMACIN A NUEVAS CATEGORAS PARA LA
INVESTIGACIN DE LO LDICO EN LA ESCUELA
PRESENTACIN
Para no perder de vista la propuesta de trabajo en la que se
inscriben los comentarios siguientes, recordemos que la misma
integra a docentes e investigadores interesados menos en discutir
qu se puede ensear a travs del juego y ms qu hay que aprender
para jugar de un modo ldico. Un inters alimentado por el
compromiso de facilitar desde la propia escuela el acceso a
experiencias ldicas que sean principalmente eso, ldicas. Por
razones que no vienen al caso comentar ac, la propuesta abarca un
universo restringido, integrado slo por juegos en los cuales
prevalecen acciones motrices, reguladas por reglas acordadas de

Por Vctor Pava, especialmente para esta publicacin.

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manera implcita o explcita, que configuran una experiencia de sesgo


autotlico. Lo que equivale a decir que pone la lupa slo sobre ciertas
formas de juego y modos de jugar en condiciones de realizacin
especficas (contexto social, histrico, econmico, cultural;
intencionalidad pedaggica, historia de vida). Una labor que demanda
dilatados periodos de observacin en patios escolares de juego,
atravesados por la necesidad de pensar propuestas prcticas de
enseanza y aprendizaje de juegos en el marco de un programa de
formacin docente continua que exige respuestas perentorias. Desde
esa mixtura de intereses dispares que entreteje estudios crticos con
demandas instrumentales, esas categoras (forma y modo), fueron
cobrando sentido para nosotros17.
I. ACERCA DE LA CATEGORA FORMA
Apelamos al trmino forma en su acepcin ms elemental:
configuracin o apariencia externa de cuerpos o cosas
materiales. Somos conscientes que la cosificacin de una actividad
humana como el juego puede arrastrarnos hacia un camino de
cornisa. Considerar slo la apariencia externa simplifica en grado
superlativo el problema; sobre todo si obtura cualquier otro tipo de
anlisis y convierte al objeto de estudio en un fetiche. Considerar slo
la configuracin o apariencia externa conlleva el riesgo latente de
considerar cada juego como un producto casi natural, esttico,
atemporal y no como una construccin social histrica y cultural que
va siendo mientras oculta (y refleja) expresiones de la ideologa
dominante. Es precisamente all, en la naturalizacin de los
fenmenos sociales, donde el poder hegemnico apuesta sus
mejores fichas.
Con tales prevenciones y tomando debido registro de que un
juego cualquiera muestra indicios de lo que es, pero tambin de lo
que no es y podra ser si las condiciones de realizacin fueran otras,
echamos mano a la forma como categora analtica... a pesar de todo.
Una categora arbitraria y contingente si se quiere ver as, pero con
17 Ver Pava, V.: Grupos de Estudio Sobre Juego y Educacin, caractersticas
generales de la propuesta, en esta misma obra.

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sentido para nosotros en la medida que nos permite disponer de un


esquema para el estudio comparativo constante entre juegos, no slo
para trabajos de observacin interpretativa sino y principalmente,
para la discusin de su enseanza y aprendizaje en la escuela, donde
el dilema conservacin - transformacin, produccin - reproduccin
se tensiona al mximo y donde no siempre que se habla de juego se
habla de la misma cosa. Otorgamos crdito a la idea de forma,
adems, desde la ilusin de estabilidad que, parafraseando a
Bourdieu (1997), resulta de la relacin de complicidad ontolgica
entre las estructuras mentales y las estructuras objetivas de un
espacio social determinado, que permite reconocer un juego y
reconocernos en un momento de juego dado18.
Queda dicho entonces que con el trmino forma aludimos a la
configuracin general de un juego, la apariencia externa, que lo
expresa como totalidad singular. Aquello que, en palabras de la teora
gestltica de la percepcin, resulta de adjudicarle a las partes el
sentido de un todo organizado reconocible. As entendida, es la forma
lo que posibilita diferenciar un juego de otro de apariencia distinta a la
vez que emparentarlo con otro de configuracin semejante. Entendida
as, es la forma lo que, a pesar de cambios de pocas y geografa,
permite a un jugador o jugadora reconocer en la inmediatez de la
experiencia directa, un juego desconocido por analoga con otro
conocido, relacionando elementos materiales y simblicos desde una
lgica aprendida. Y es por su forma que en un contexto determinado,
podemos reconocer/diferenciar prima facie Rayuela y Dgalo con
Mmica19.
Ahora bien, demorndonos en el ejemplo de los juegos
tradicionales mencionados, cabe preguntarse: qu en ellos
permanece ms o menos inalterable para que, en determinado
contexto y a pesar de mltiples adaptaciones y variantes a una
actividad especfica se la siga connotando como un juego de la
rayuela o un juego del dgalo con mmica? Dicho de otra manera
18

Tomado de Es posible un acto desinteresado? En Bourdieu/97:141 y ss.

19

Se trata de juegos populares muy conocidos en nuestra regin; el lector puede


seguir el razonamiento utilizando ejemplos de su propia experiencia.

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Qu es lo que no tiene que cambiar para que en los patios de las


escuelas se sigan jugando incontables variantes de rayuelas, pero
rayuelas al fin? En un plano mucho ms complejo (an cuando
sabemos que ciertas sutilezas exceden las pretensiones de este
ensayo) uno puede sentir curiosidad por observar tambin qu cuerda
pulsa quien en un Dgalo con Mmica, juega a que juega a la
Rayuela, esforzndose para que la accin tenga toda la apariencia
de una autntica Rayuela, sin que deje de ser evidente que - y esto
es lo importante - se est jugando a otra cosa. En otras palabras:
adems de las condiciones de realizacin qu peculiaridades
domina el jugador o jugadora experto para que, en la percepcin
global de la accin, prevalezca la emocin de un Dgalo con Mmica
(el juego que se est jugando) sobre la de la Rayuela (el juego que
se finge jugar)?
La bsqueda de respuesta a esos interrogantes invita a ajustar
la lente sobre ciertos rasgos variables de la forma que, combinados,
exudan una cualidad de conjunto, la que contribuye a mantener la
tensin del juego, sobre todo si est en sintona con lo que de
acuerdo a experiencias anteriores, se espera que all ocurra. El
inters por comprender la cualidad de conjunto acusa influencias del
arquitecto y urbanista Alexander (1981) quien refiere que hay una
cualidad sin nombre que no se ve pero que est presente en el modo
intemporal de construir20. Tambin Dewey (1938) en ensayos sobre
la experiencia artstica habla de una cualidad que la impregna,
otorgndole unidad de sentido. En otro plano, la idea de tensin
como oscilacin entre abandono y xtasis es tributaria de la tesis
clsica de Huizinga (1968). Mientras que la referencia expresa a lo
que se espera que all ocurra, es una invitacin a reflexionar sobre
modelos dominantes en el mundo de lo ldico. Invitacin que tiene su
razn de ser habida cuenta que, cuando se discuten criterios para
definir lo ldico, suele haber acuerdo en que en ese territorio son los
mismos jugadores y jugadoras quienes deciden el desarrollo de los
acontecimientos, quedando para una instancia posterior - que rara
vez llega - el anlisis de las condiciones de realizacin que restringen
esas decisiones.
20

Alexander. En Pava/05:45 y ss.

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Sin contradecir otros aportes, como los que provienen de los


anlisis praxiolgicos inspirados en los estudios de Parlebas, nuestra
propuesta presta especial atencin a los siguientes rasgos variables
que contribuyen a dar forma a un juego: sentido, fuente de
emocin, tenor de las acciones, carcter, sus combinaciones e
interdependencias. La adjudicacin de sentido a tales rasgos
variables, habilita la discusin acerca del valor otorgada a cada una,
un ejercicio crtico que a la postre no resulta un dato menor en
cualquier proyecto de investigacin-accin sobre los juegos en el
contexto de la cotidianeidad escolar.
Antes de entrar en el detalle de las variables planteadas, cabe
demorarse en algunas prevenciones ms sobre la categora analtica
propuesta. Prevenciones de orden metodolgico que rozan tambin lo
epistemolgico. La forma juego y la forma de un juego son, en tanto
construccin humana, una produccin colectiva, lo que puede llevar a
pensar que en trminos estrictos no habra juegos individuales. De
todas maneras y a los fines de nuestro proyecto, ese axioma no
debera obturar la bsqueda emprica de posibles diferencias
/similitudes entre experiencias de juego individuales y colectivas. Una
segunda prevencin seala que, en tanto estructura, la forma regula
las acciones de los jugadores empujndolos a observar ciertos
requisitos (en rigor, forma-lidades) de cada juego en particular; de
all que hay quienes, como Parlebas, comenten que el maestro del
juego es el juego mismo21. Una metfora que, por difundida, no
debera cegar la bsqueda de indicios sobre la influencia de un otro
significativo y el sentido que tiene la mediacin de un jugador experto.
Para finalizar digamos tambin que somos conscientes que hay
quienes por analoga con en el mundo del Derecho, contraponen
valorativamente la forma (o requisitos formales de presentacin) al
fondo (o el asunto verdaderamente en cuestin), lo que no deja de
ser un despropsito si tal valoracin deviene obstculo a la curiosidad
de un investigador interesado en descubrir signos del mundo social y
cultural encarnados en tales formalidades.

21

Citado por Ruiz Omeaca. En Revista Educacin Fsica y Deporte. Vol. 27-1.
2008. Universidad de Antioquia.

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I. 1. El sentido como variable de forma en un juego.


Recurrimos al trmino sentido en su acepcin de orientacin
en una direccin, razn de ser. Lo que, en el caso de los juegos,
incluye al guin o trama alrededor de la cual se organizan las
acciones con cierta lgica interna. Consideramos por lo menos
cuatro niveles en el anlisis del sentido como variable de la forma de
un juego. El primero (y aunque suene a verdad de Perogrullo) remite
a que una actividad es percibida prima facie como juego cuando se
realiza con sentido de juego (algo que, paradjicamente, a los ojos
utilitaristas suele hacerla aparecer como sin sentido alguno). En ese
nivel - supra unitario respecto de nuestro objeto de estudio
(Samaja/96)22 - el sentido contribuye a diferenciar juego de otra
actividad. Vale decir: no opera aqu como rasgo constitutivo de la
forma de un juego en particular, sino de la forma juego en general. Es
en este nivel de anlisis donde los estudios sobre sentido referido a la
forma (juego) ms estrechamente se relacionan con el modo (de
jugar); una distincin clave sobre la que volveremos ms adelante. Es
en este nivel donde comienza uno a preguntarse por qu actividades
como mover brazos o agitar sonajeros son identificadas como
juegos Tienen ese sentido para quien se mueve o es el que le
atribuye un observador externo? Como jugar es una actividad
ambigua (muchas veces ambivalente) importa recordar que para
evitar la produccin de conocimiento falaz conviene siempre
diferenciar el sentido adjudicado por los protagonistas del que pudiere
adjudicarle un observador externo.
Si en un nivel el anlisis del sentido contribuye a diferenciar
juego de no juego, en otro nivel ayuda a discutir diferencias y
similitudes entre juegos. se es, precisamente, el nivel de anclaje de
nuestra propuesta (Samaja. Op. Cit.). An cuando tal discusin se
encuentra todava en estado embrionario entre nosotros, podemos
aventurar que el sentido (entendido como orientacin en una
direccin, razn de ser, lgica interna) de los juegos que integran
el
restringido
universo
que
nos
ocupa,
va
desde
22

Para mayor informacin sobre estos niveles de estudio ver Sistema de Matrices.
En Samaja/96:166 y ss.

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crear/actuar/representar hasta huir/perseguir/atrapar; pasando por


ocultar/buscar/descubrir; crear/construir; atacar/defender o la simple
emulacin/prueba solitaria, con matices y combinaciones no siempre
fciles de aprehender en lo inmediato para un jugador (u observador)
inexperto23.
Finalmente digamos que en un nivel sub unitario respecto de
nuestro objeto de estudio (Samaja. Ibdem.), ubicamos el sentido
singular especfico de cada juego que hace que los de, por ejemplo,
huir/perseguir/atrapar, se vean parecidos entre s, aunque no
exactamente iguales (de hecho, dicen los jugadores, se trata de otro
juego; tal es el caso de las incontables manchas). En una escala
an ms reducida es posible ajustar la lente sobre el sentido que
cada jugador/a imprime a una accin en el contexto de un juego
(generalmente de proyeccin tctica o estratgica), siendo esta la
unidad de sentido ms pequea desde la perspectiva de nuestro
proyecto.
Nos apresuramos a precisar que tanto lo expresado hasta aqu
como lo que expresaremos de aqu en adelante, no tiene
pretensiones taxonmicas. Lejos de nuestro inters est prohijar
clasificaciones que congelan la dinmica ldica. De lo que se trata es
de otorgarle significacin a determinados rasgos variables de una
actividad ldica en el marco de un proceso de investigacin-accin
que se proponen afinar la observacin interpretativa sobre algunos
juegos a nivel local, tanto como profundizar la discusin sobre su
enseanza en la escuela, propiciando la experimentacin de nuevas
propuestas. Discutir, por ejemplo, si hay un sentido dominante en los
juegos jugados en clase. Y si as fuera A qu se debe? Cul es el
sentido predominante de los juegos reproducidos cotidianamente en
los recreos de la escuela? Y en los sugeridos por las propuestas
curriculares de cada nivel y asignatura? Y en la bibliografa
comercial sobre el tema? Indagacin que vale tambin para otros

23

Desde una perspectiva de anlisis diferente Scheines arriesga la idea de que


modelos paradigmticos de juegos, como por ejemplo la rayuela, representan la
lgica general deriva-rumbo; el rompecabezas la de caos-orden; las adivinanzas
tanto como los crucigramas la de vacio-lleno. En Ambrosini/07:12.

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variables de la forma como, por ejemplo, el tenor de las acciones


motrices, la fuente de emocin o el carcter.
I. 2. El tenor de las acciones como variable de forma en un
juego..
En estrecha interrelacin con el sentido, ubicamos al tenor de
las acciones como rasgo variable de la forma de un juego. Acciones
que, atento al recorte particular de nuestro universo emprico, se
entiende que son motrices24. En ese universo acotado hay juegos que
prima facie, son percibidos como DE (de correr, saltar, balancearse,
transportar, arrojar, deslizarse, etc.; o de equilibrio, fuerza, velocidad,
coordinacin, resistencia, etc.); no es que los/as jugadores/as digan
que juegan estrictamente a eso, pero desde la propia prctica
registran que la experiencia ldica en la que estn involucrados les
demanda determinada disponibilidad al respecto. En otros, en
cambio, la accin pasa ms por jugar CON el gesto expresivo; no es
que los/as jugadores/as digan que juegan a eso, pero ms temprano
que tarde registran que tal experiencia les demanda cierta dominio
sobre la calidad de movimiento. Calidad que en este caso no se
remite a un juicio de valor sino a la carga expresiva enunciada tanto
en la energa del gesto (para expresar con una forma simulada la idea
de fuerte/dbil, tenso relajado, etc.); en su tiempo de ejecucin (para
expresar con una forma simulada la idea de velocidad: rpido/lento,
apurado/tranquilo o secuencia: antes/durante/despus; etc.); como en
el espacio que ocupa (para expresar en una forma simulada la idea
de
amplio/reducido,
grande/pequeo,
constreido/liberado,
abierto/cerrado; etc.). Tambin es posible variar la carga expresiva
modificando la direccin del movimiento, los niveles y la relacin (por
ejemplo cerca-lejos, arriba/abajo) de los cuerpos entre s y con los
objetos en el espacio social, personal o ntimo25.
24

Para mayores detalles sobre el tema ver: Actividades, acciones y actos. En


Gmez/04:37 y ss.
25

Ya en su Nueva Pedagoga de la Educacin Fsica, Buenos Aires. Kapeluz. 1963.


Pg. 2 y ss. Seybold, aluda a juegos DE movimiento y juegos CON movimiento.
Tambin Gmez refirindose a una didctica de la disponibilidad corporal remite a
producciones y reproducciones de predominancia utilitaria-operativas o expresivas
(Op. Cit. Pg. 5). Igualmente Navarro Adelantado en El Afn de Jugar, Barcelona.

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Quiz alguien refutar esa diferenciacin aduciendo que todo


juego, en tanto tal, es esencialmente expresivo. No obstante que
cierta razn puede haber en esa impugnacin, no deja de ser
cautivante indagar los matices que se esconden entre los pliegues de
experiencias que, en principio, acusan una diferencia primordial: en
unas, lo emocionante se relaciona con la posibilidad de poner a
prueba - an en la ficcin del juego - la capacidad de correr
verdaderamente, saltar verdaderamente, hacer equilibrio o fuerza
verdaderamente (an en el tiempo/espacio ilusorio de un juego); en
otras lo emocionante se relaciona con la posibilidad de simular que se
corre, que se salta, que se hace fuerza, etc.; con la posibilidad,
incluso, de simular una emocin no sentida verdaderamente (ira,
amor, tristeza, miedo) en el marco de la genuina emocin que genera
el juego que se est jugando.
Nuevamente nos apresuramos a remarcar que lo expresado
hasta aqu no slo no tiene intensiones taxonmicas, sino que una
lectura apresurada no debera relacionarlo con la representacin
hegemnica de lo ldico en la escuela: la de los juegos para Muy
por el contrario. La idea de pensar el tenor de la acciones como rasgo
variable de la forma de determinados juegos, viene a quebrar el
postulado excluyente de que en la escuela hay que jugar para
aprender, para avanzar en la comprensin de lo que hay que
aprender para jugar, ya que hay juegos que por su propia forma,
demandan poner en juego (y nunca una redundancia son tan bien)
cierto bagaje de habilidades (inherentes, complementarias, sustitutas)
y que los jugadores y jugadoras tienen plena conciencia de ello.
Conjetura que opera como una invitacin ms a revisar crticamente
qu se entiende por ensear a jugar en la escuela desde la
perspectiva del derecho al juego y las nuevas demandas de
intervencin docente, tal como se comenta en otras pginas de esta

Inde. 2002. Pg. 185 y ss., habla de juegos motores simblicos y reglados
siguiendo la tradicional caracterizacin de Piaget. Asimismo, Daniel Devita en esta
misma obra aborda el tema. Menos opuestas que complementarias, estas y otras
caracterizaciones no parecen prestar atencin exactamente a los mismo indicios de
forma y modo. Muchas, incluso, omiten toda referencia a estas categoras
analticas.

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misma obra26. Revisar crticamente, por ejemplo, cul es el tenor de


las acciones que predomina en los juegos del recreo y en los
propuestos en clases, en las propuestas curriculares por nivel y
asignatura y en la bibliografa ms difundida. El tenor de tales
acciones configura un universo variado y rico o restringido y
reiterativo? Hay correlacin con otras variables de la forma? En la
divisin del trabajo docente, la potestad sobre los juegos segn el
tenor de las acciones ha recado histricamente en diferentes
actores? Cmo se dio ese proceso?
I. 3. La fuente de emocin como variable de forma en un
juego.
Elas & Dunning (1992) sostienen que la emocin es lo que le
da el verdadero sabor a todos los placeres relacionados con el juego.
Tanto es as, subrayan, que muchas veces estamos dispuestos a
pagar para sentirla27. La bsqueda de un estado afectivo breve e
intenso (que en el caso del juego suele estar relacionado con la
alegra pero tambin, por qu no, con la tristeza o el miedo)
representa un componente importante del inters de ser parte de un
juego. Por lo tanto atae indagar en el rasgo variable de la forma de
un juego vinculado con el mismo; rasgo variable que llamaremos
fuente de emocin. Al igual que en los anlisis de sentido, en los
referidos a fuente de emocin reconocemos niveles. En un nivel
supra unitario respecto de nuestro objeto de estudio (relacionado ms
con la forma juego en general que con la forma de un juego en
particular) lo emocionante puede estar relacionado, lisa y llanamente,
con la posibilidad de encontrase con otros interactuando de un modo
diferente. Participar juntos de una experiencia voluntariamente
aceptada a pesar de (o precisamente por) la incertidumbre de un
resultado ligado, en trminos de Caillois (1958) al enfrentamiento
agnico, la suerte, la actuacin, el vrtigo, la fantasa, o el
26

Ver Nella, J.: La intervencin durante el juego, entre el contenido demandado y


la formacin del jugador experto, en esta misma obra.
27

Tomado de La bsqueda de la emocin en el ocio. En Elias & Dunning/92:83 y


ss.

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descubrimiento y sus combinaciones posibles28. En el nivel de anclaje


de nuestro estudio, el anlisis de la fuente de emocin ayuda a
discutir diferencias y similitudes entre juegos. En ese sentido nos
preguntamos si el azar, el vrtigo, la simulacin, la competencia
aludidos (que segn nuestra interpretacin incluye al sub grupo
emulacin o desafo individual en trminos de sensacin de poder
hacerlo) pueden ser interpretados como el ncleo generador de la
emocin buscada. Si esto fuera as, uno puede comenzar a indagar
cul es la fuente de emocin que predomina en los juegos propuestos
en clase o cmo se lleg a considerar a la competencia como la
fuente de emocin ldica por antonomasia.
I. 4. El carcter como variable de forma en un juego.
En su Breve Diccionario Etimolgico de la Lengua Castellana,
Corominas (1990) comenta que los romanos llamaban carcter tanto
al hierro de marcar el ganado como la marca que ese mismo hierro
dejaba en cada animal; de manera similar, los griegos llamaban
kharakter tanto al distintivo particular grabado en un instrumento
grabador, como la marca o figura que ese instrumento dejaba. Por
analoga, cuando en la actualidad se habla del "carcter" de algo o de
alguien, es para referirse a una caracterstica o peculiaridad que lo
distingue. En lo que respecta al tema que aqu interesa, si bien el
conjunto de variables analizado contribuye a identificar diferenciando
la forma de juego, hay una que, por su singularidad, remite a su
carcter propiamente dicho. Es cuando decimos, prima facie, ese es
un juego violento o suave, bullicioso o tranquilo, cooperativo o
competitivo, racional (medido, meditado, arbitrado) o irracional
(transgresor, arbitrario). Obviamente se trata del rasgo ms lbil y el
ms sensible a la idiosincrasia de los involucrados; por lo tanto, el
ms discutible y, de hecho, el ms discutido. No obstante, como todas
las variables presentadas, se abre hacia indicios que alimentan la
curiosidad investigativa. Qu pasa cuando los juegos de una misma
asignatura tienen ms o menos un mismo carcter? Cmo se da
ese proceso? Es posible pensar proyectos institucionales que den
prioridad a juegos con un determinado carcter? Qu grado de
incidencia tienen las vivencias personales ricas y variadas?
28

Tomado de Clasificacin. En Caillois/58:28 y ss.

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Interrogarse sobre ciertos rasgos variables de la forma juego


en general y de la forma de un juego en particular (como puede ser el
sentido, la fuente de emocin, el tenor de las acciones, el carcter)
constituye una bsqueda de alto impacto pedaggico, no slo para la
investigacin acadmica, sino para revisin crtica de algunas
propuestas escolares, donde la reproduccin blindada de algunas
formas o la produccin de formas hbridas aunque no inocuas,
constituyen actos ms frecuentes de lo que se podra suponer.
II. ACERCA DE LA CATEGORA MODO
As como la categora forma orienta el anlisis comparativo
de similitudes y diferencias en el proceso de produccin/reproduccin
de juegos en la escuela, la de modo hace lo propio respecto de si
quien participa de un juego lo vive como tal o no. Atreverse a pensar
provisionalmente que hay un modo de participar de una actividad
signada como juego y que este puede ser ldico o no ldico, obliga a
poner entre parntesis la sempiterna discusin acerca de si, vista
desde afuera, tal actividad amerita llamarse juego o no, para focalizar
la energa en un ejercicio de interpretacin respecto de cmo la
interpretan los sujetos involucrados. Esa gimnasia de doble
hermenutica abre un rumbo a la investigacin-accin sobre lo ldico
en la escuela, donde la relacin forma-modo origina enunciados
transparentes, paradjicos y ambiguos, a partir de las cuales la
invitacin a jugar adquiere sentidos diferentes29.
A diferencia de la forma, el modo es de ndole ms cualitativa;
as como circunstancial y lbil, menos sumiso a los designios del ojo
clasificador de un observador externo. El trmino modo remite a la
manera especial de ser o hacer una cosa (no a la cosa en s);
tambin a la categora verbal que manifiesta la actitud del hablante
hacia lo enunciado; es el accidente gramatical que expresa el punto
de vista de la persona que habla con relacin a la accin del verbo.
29

Ver Pava, V.: Que Queremos Decir Cuando Decimos Vamos a Jugar!, en esta
misma obra. Tambin Rivero, I. Lo que los profesores entienden por jugar. En
Juego y Jugar, en la educacin fsica que viene siendo. Universidad Nacional de
Ro Cuarto. Facultad de Ciencias Humanas. 2008. Tesis de Maestra (indita).

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Por analoga con la gramtica, en nuestra propuesta denominamos


modo a la manera particular de acoplarse a una actividad ldica30.
Esta caracterizacin genera los siguientes supuestos de trabajo:
a) Si bien el modo es la manera de participar de un juego, de estar
en juego, no se trata de una manera cualquiera, sino de aquella
que expresa intencionalidad (ldica o no ldica) por parte del
jugador o jugadora. En este punto el modo se emparenta con la
actitud, en trminos de que supone cierto grado de
hiperespecificidad conductual, donde confluyen componentes
cognitivos y afectivos amalgamados, parafraseando a Bourdieu,
por el habitus de los sujetos segn el contexto social que los
configura.
b) As entendida, la decisin de jugar de determinado modo no es un
proceso slo de adentro hacia afuera en la medida que reproduce
matices de un jugar aprehendido y, en trminos del autor aludido,
corporizado31. En otras palabras, el modo de jugar no sera un
acto sujeto slo a un proceso de auto-condicionamiento; se
encuentra tambin hetero-condicionado.
c) Si el modo expresa una determinacin actitudinal, el modo ldico
de jugar (el objeto especfico de estudio que se plantea aqu) no
se observa en todas las actividades llamadas juego, ni se
mantiene estable durante todo el desarrollo de alguna de ellas, ni
se manifiesta slo en estas. Jugar un juego de un modo ldico es
una decisin perecedera. Si se la entiende as, es lcito suponer
por qu cuando se juega con un otro real, el modo de hacerlo
30

Si se le imprime un giro ms a la analoga, podra pensarse que es el subjuntivo


el que mejor enuncia el modo ldico en la media que, segn los manuales de
gramtica, es el que expresa el punto de vista del sujeto con relacin a la accin, en
trminos de posibilidad, deseo, necesidad (dale que, hagamos como si),
denunciando cierta carga emocional del hablante frente a lo que expresa, es el
modo de la subjetividad. Estas y otras consideraciones sobre el juego entendido no
slo como sustantivo (el juego) sino como verbo (yo juego o te juego) han motivo de
trabajos anteriores. Ver Pava, V. (2006). Jugar de un Modo Ldico, el juego desde
la perspectiva del jugador. Buenos Aires: Noveduc.
31

Ver Espacio social y espacio simblico. En Bourdieu/97:11 y ss.

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requiere de un pacto, tcito o explcito, cuyo cumplimiento


mantiene la tensin entre el abandono y el apogeo, a partir de
micro acuerdos constantes, construidos sobre la base de saberes
prcticos; micro acuerdos que incluyen reiteradas negociaciones,
incluso, sobre las reglas32.
d) Cuando se juega de un modo ldico esos micro acuerdos se
relacionan con la necesidad de mantener cierta nivel de
fingimiento autntico, en una situacin aparente, organizada
alrededor de un guin, aceptado libremente sobre la base de
permiso y confianza con un alto grado de empata y
complicidad respecto de una experiencia con sesgo autotlico.
Atribuirle sentido a la presencia (o no) de indicios de un modo
ldico de jugar, alienta la formulacin de interrogantes sobre ciertas
asignaturas de la escuela, donde jugar en serio (para nosotros de
un modo no ldico constituye un hecho ms que frecuente. En
trminos de la matriz de Samaja ya citada, es el estudio de esos
indicios el nivel de anclaje de nuestro proyecto
II. 1. Fingimiento autntico, apariencia, guin, permiso,
confianza, empata, complicidad, sesgo autotlico, como
indicios variables del modo ldico de jugar.
Lo ldico, arriesga Fornari, es un modo de ser. En una
combinatoria entre deseo y ley, necesidad y azar, se cuela en lo
cotidiano fundando un orden diferente. Implica una ruptura, un
despegue de la realidad, una inclusin de lo imposible/posible.33.
Cuando se juega un juego de un modo ldico, el tiempo, el espacio,
los personajes, ocurren en un mundo diferente, apenas separado de
lo cotidiano por una lnea imaginaria. A esa lnea le llamamos guin.
32

Ese, por momentos denso, proceso de negociacin cuyo anlisis escapa a los
objetivos de este escrito, fue objeto de estudio en indagaciones anteriores. Ver
Pava, V: Poder jugar, aspectos de una negociacin cotidiana. En Pava, V., Russo,
F., Santanera, J., Trpin, M. (1994). Juegos que Vienen de Antes, incorporando el
patio a la pedagoga. Buenos Aires: Humnitas.
33

Fornari, E. N: Lo Ldico. Sealizacin de lo Humano. Disponible en la red.

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Que en nuestro caso no representa un argumento en sentido estricto,


dado que por el recorte ya explicitado, no integra por el momento
nuestro universo emprico ni la delicada especificidad del juego
dramtico con todas sus variantes, ni los hoy muy difundidos cuentos
motrices. En nuestra perspectiva de anlisis el guin no es ms (ni
menos) que aquella precaria hendidura que se abre cada vez que
decimos: estamos en una panadera o estamos en un bosque,
aunque sea el mismo patio de todos los das. Por ese guinhendidura pasamos a ser lobos feroces, o bollitos de pan, o robots
sin dejar de ser nosotros mismos, nunca.
Para animarse a atravesar esa hendidura hay que dominar los
signos clave de un salvoconducto comunicacional. El tono, el ritmo, la
intensidad, del gesto y de la palabra, adquieren aqu un protagonismo
decisivo. An entre los animales, seala Bateson, el acto que
nosotros denominamos jugar slo es posible si los involucrados
intercambian meta-mensajes de que se trata de una situacin ficticia,
donde las acciones no denotan lo que denotaran aquellas acciones
en cuyo lugar estn34. Cada jugador y cada jugadora necesitan
darse cuenta, en el sentido gestltico de percatarse a partir de
seales individualmente inespecficas, de que la situacin no es de
verdad. Que se trata precisamente de un juego. Que el hecho del cual
participan es real (en tanto tiene existencia cierta y concreta) pero
inautntico en el sentido de simulado (aunque no falso) y que no
todos los actos deben ser interpretados en forma literal. Un ejercicio
de discernimiento en la comunicacin que configura un verdadero
ncleo de aprendizajes prioritarios para poder jugar de un modo
transparentemente, vale decir, de un modo ldico.
Jugar un juego de un modo ldico es, entre otras cosas, jugar
ms con la apariencia que con la fantasa; apariencia de tiempos, de
espacios, de objetos, de actos. Claro que, por ms que se finja - y
esta es una variable del modo ldico digna de destacar - ese
fingimiento autntico (que, en algunos casos puede llegar a ser
autntica actuacin) no consigue nunca ser engao en la media en
que la realidad aparente no tapa la realidad real, que est all,
perfectamente visible, justo del otro lado del guin. Como cuando nos
34

Tomado de Una teora del juego y de la fantasa. En Bateson/85:207 y ss.

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miramos en un espejo; los detalles de la imagen devuelta, aunque


acaparen toda nuestra atencin, no alcanzan a ocultar la presencia
imprescindible del mueble; al contrario, la destacan; vale decir: uno
siempre es consciente de que se trata slo de eso, de una imagen en
un espejo.
En aras de una reflexin superior, Fink comenta lo que l llama
apariencia ntica. En un texto citado con frecuencia entre los
tericos del juego, este controvertido filsofo, discpulo de Husserl y
seguidor de Hegel y Nietzsche, dice que:
Nadie disputar que en cada juego se ejercita y despliega en forma
especial la fantasa. Pero son los juegos slo plasmaciones de la fantasa?
Sera una aclaracin demasiado fcil si se dijera que el reino imaginario del
mundo ldico existe exclusivamente en la imaginacin humana () Ya a
partir del juguete puede verse que el juego no sucede en una interioridad
anmica y sin apoyo en el mundo exterior. El mundo ldico contiene
elementos de la fantasa subjetiva y elementos objetivos, nticos () Esto
suena extrao y asombroso, pero es algo que todos conocemos, si bien por
lo comn llamamos a estas cosas en una forma menos complicada y
abstracta. Se trata sin ms de imgenes objetivamente existentes. Por
ejemplo, un lamo crecido a la orilla de un lago arroja su reflejo sobre la
superficie rielante del agua. Ahora bien, los reflejos mismos pertenecen a
las condiciones de las cosas reales en un ambiente lleno de luz. Las cosas,
en la luz, arrojan sombras, los rboles en la orillase se reflejan en el lago,
las cosas que nos rodean encuentran su reflejo sobre un metal terso y
reluciente Qu es el reflejo? Como imagen es algo real, es una copia real
del rbol real, original. Pero en la imagen se representa un rbol, aparece
sobre la superficie de las aguas de tal modo que slo est ah por medio del
reflejo, no es realidad. Una apariencia de este tipo es una clase autnoma
de ente y contiene en s, como momento constitutivo de su realidad, algo
irreal especfico y roza as con ello otro ente simplemente real. La imagen
del lamo no cubre el trozo de superficie de agua en el que aparece
reflejado. El reflejo del lamo es como reflejo, es decir, como un fenmeno
luminoso determinado, una cosa real y abarca en s el lamo reflejado
irreal. Quiz esto suene demasiado bizantino y, sin embargo, no es una
cosa remota sino muy conocida, que tenemos todos los das ente los
ojos35.

35

Fink, Eugen: Oasis de Felicidad. Pensamientos para una ontologa del juego. En
Cuaderno N 23. Centro de Estudios Filosficos. UNAM. 1996.

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Como nota de color agreguemos que en euskera existen dos


palabras que expresan juego: jolasa y jokoa. El jokoa es
competitivo, bipolar. Se juega en serio; en euskera lo resume la frase:
bata ala bestea, vale decir, lo uno o lo otro. El trmino jolasa, en
cambio, rompe la bipolaridad que impone el ala al reemplazarla por
eta: bata eta bestea, vale decir, lo uno y lo otro36. Se juega para
divertirse; se gana y se pierde al mismo tiempo; la accin es ambigua;
se comparte una gran mentira llena de verdad.
Jugar de un modo ldico requiere contar con crdulos (dicho
esto no en el sentido de cndidos, si no de alguien dispuesto a
creer; vale decir, que creen porque quieren creer) que adhieran
escrupulosamente a la realidad aparente que los convoca. Esta
aceptacin crdula requiere de permiso y confianza. Confianza en
que nada perjudicial va a pasar o, mejor an, confianza en que algo
bueno seguramente va a pasar ya que se trata indubitablemente de
un juego. Una sensacin ciertamente diferente a la que se suele
experimentar con ciertas actividades llamadas tambin juego, donde
creemos porque nos hacen creer que, en tanto tal, lo que se haga no
va en serio, hasta que el resultado muestra que haba un fin extra, no
relacionado con lo ldico, por lo que ms hubiera convenido tomarlo
en serio; confianza en uno mismo, en el grupo de juego y, en el caso
de que lo hubiera, tambin en quien lo propone y coordina. Permiso
entendido como la autorizacin para zambullirse en una "irrealidad
real", disfrutando de la legalidad singularsima del juego. Es que an
cuando se encuentre atado a las reglas, al guin, a los rasgos
especfico de la forma, el jugador necesita sentirse libre en el juego.
Necesita darse permiso para explorar, para probar y experimentar sin
temor a equivocarse, en la media que pueda decir, de manera
transparente, precisa, indubitable: pero si estoy jugando! En este
punto coincidimos con Ambrosini en que La ley ldica instaura un
rgimen de libertades que no existan antes de ella37. En otras
pginas de este mismo libro se sugiere que el permiso podra ser
36

Etxebeste Otegi, J.: Jokoa y jolasa, dos conceptos vascos para el juego y su
aplicacin en educacin fsica. En Actas. 5 Congrs de Cincies de lesport,
leducaci fsica i la recreaci. Lleida. Oct/02.
37

Tomado de Ludismo y puerilismo. En Ambrosini/07:169 y ss.

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entendido como un acto interno (yo me doy permiso echando mano


de experiencias anteriores de recibir permiso); la confianza, en
cambio, podra ser entendida como un acto de adentro hacia afuera,
hacia el otro integrante de la relacin. Esto sera vlido tambin para
la autoconfianza, donde yo (una parte de m) tiene confianza de m
(otra parte de m a la vez)38.
Para que jugar de un modo ldico pase de la decisin personal
al acuerdo compartido en el contexto de lo que aqu llamamos la
legalidad singularsima del juego, las expresiones de permiso y
confianza - y esta es otra variable del modo ldico digna de destacar no slo deben ser recprocas sino que tal reciprocidad debe percibirse
con un alto grado de empata y complicidad. Permiso, confianza,
empata, complicidad, son consideradas aqu experiencias de relacin
fundantes del juego jugado de un modo transparente, vale decir, de
un modo ldico. Mal que nos pese a los educadores, esto demanda
cierto grado de complicidad con actividades de sesgo autotlico.
Si Thelos remite a fin o finalidad, autotlico significara
algo as como: con un fin en s mismo. El placer que se plantea
autotlicamente, como un fin en s mismo o, ms bien, como lo en s
mismo bueno tal la postura genuinamente hedonista tiene sus
detractores en la tradicin educativa en general. No obstante,
sostenemos que jugar un juego de un modo ldico requiere de cierto
sesgo autotlico, de cierta sensacin hedonista. Lo hacemos,
precisamente, para tensionar la exagerada visin utilitarista del juego
que se reproduce en la escuela tal como se la conoce hoy. An
cuando, para preservarnos de los dilemas que tal tensin acarrea,
subrayemos que hablamos de cierto sesgo y no de un acto autotlico
en s, tal como lo presenta la tradicin aristotlica. Profundizando el
camino trazado en una obra anterior, decimos sesgo autotlico en el
sentido de que si bien jugar de ese modo no constituye un acto
gratuito (en la media en que tiene implicancias sociales y personales
que lo trascienden) el jugador, atrapado por la ilusin del juego, rara

38

Ver Pava, J. P: Permiso y confianza para jugar de un modo ldico, en esta


misma obra.

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vez se interesa en ello39. Poner en valor lo autotlico como rasgo


variable de un modo ldico de jugar los juegos contribuye, entre otras
discusiones no menores, a interpelar la idea de juego que el sistema
de enseanza formal considera vlido y excluyente: aquel que se
muestre ayuno de todo hedonismo efmero, y a preparar el terreno
para reactualizar el debate sobre estas viejas/nuevas cuestiones del
desarrollo personal y social.
CIERRE
Se ha dicho que, a diferencia de la forma, el modo es ms
subjetivo, circunstancial y lbil. De esa condicin hablamos cuando
decimos que no es fcil de atrapar desde la ortodoxia de la ciencia
positiva; una dificultad que ha hecho que ciertos puristas proclamen,
tan taxativa como apresuradamente, que se pueden investigar los
juegos pero no el jugar. Una segunda condicin interesa
especialmente al mundo de los educadores: el modo (en trminos de
ambigedad, apariencia, permiso, confianza, empata,
complicidad como nuevas palabras clave incorporadas al lenguaje
de lo ldico) no se puede ensear; por lo menos no desde una
concepcin tradicional (bancaria, mecnica, individual) de enseanza
formal. En rigor los modos de jugar, sean estos ldico o no ldico, se
aprenden y se ensean a partir de una praxis cotidiana, en el
contexto de experiencias compartidas con un otro significativo. Y
entre estos, bien pueden incluirse determinados docentes.
Se impone as la tarea de revisar crticamente la propia
formacin y prctica docente en juego (la ambigedad de la frase es
aqu intencional) y el corpus terico que la sostiene, en sintona con la
necesidad emergente de ver en las escuelas tambin espacios
pblicos protegidos para que nios y nias aprendan a jugar de un
modo ldico. Jugadores y jugadores tienen derecho a conocer y
diferenciar distintas formas de juego y modos de jugar, para crear y
recrear los propios, con independencia de modelos escolares
dominantes, muchas veces hegemnicos. Slo hay que asegurar
experiencias ricas y variadas para que la posibilidad de descubrirlo y
experimentarlo est al alcance de todos. Esto, adems de un desafo,
39

Ver El juego que aqu interesa. En Pava/06:35 y ss.

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es tambin una invitacin a preguntarse menos qu ensear a travs


del juego y ms qu hay que aprender para jugar de un modo
transparente, en dilogo con la antropologa, la psicologa, la
pedagoga; tanto como con la filosofa y la poltica, en la construccin
crtica y activa de una tica y una esttica en el campo de lo ldico
desde la escuela y para la vida en un mundo ms justo y solidario.
Bibliografa

Alexander, C. (1981). El Modo Intemporal de Construir. Barcelona: Gustavo Gilli


Ambrosini, C. (2007). Del Monstruo al Estratega. tica y juegos. Buenos Aires:
Educando.
Bateson, G. (1985). Pasos Hacia una Ecologa de la Mente. Buenos Aires:
Lohle.
Bourdieu, P. (1997). Razones Prcticas. Sobre la teora de la accin.
Barcelona: Anagrama.
Caillois, R. (1958). Teora de los Juegos. Barcelona: Seix Barral.
Corominas, J. (1990). Breve Diccionario Etimolgico de la Lengua Castellana.
Madrid: Gredos.
Dewey, J (1938). El Arte como Experiencia. Mxico: Fondo de Cultura
Econmica.
Elias, N. y Dunning, E. (1992). Deporte y Ocio en el Proceso de Civilizacin.
Mxico: Fondo de Cultura Econmica.
Etxebeste Otegi, J. (2002). Jokoa y jolasa, dos conceptos vascos para el juego
y su aplicacin en educacin fsica. Actas. 5 Congrs de Cincies de lesport,
leducaci fsica i la recreaci, Lleida. Oct/02.
Fink, E. (1996). El Oasis de Felicidad. Pensamientos para una ontologa del
juego. Cuaderno (N23). Centro de Estudios Filosficos. UNAM.
Gmez, R. (2004). La Enseanza de la Educacin Fsica. Una didctica de la
disponibilidad corporal. Buenos Aires: Stadium.
Huizinga, J. (1968). Homo Ludens. Madrid: Alianza.
Navarro Adelantado, V. (2002). El Afn de Jugar. Teora y prctica de los
juegos motores. Barcelona: Inde.
Pava, V. (2008). Qu queremos decir cuando decimos Vamos a Jugar!, en el
contexto de una clase de educacin fsica. Revista Educacin Fsica y Deporte.
Universidad de Antioquia Vol. 27-1.
Pava, V. (2005). El Patio Escolar: el juego en libertad controlada. Buenos Aires:
Noveduc.
Pava, V. (coordinador) (2006). Jugar de un Modo Ldico. El juego desde la
perspectiva del jugador. Buenos Aires: Noveduc.
Pava, V., Russo, F., Santanera, J. y Trpin, M. (1994). Juegos que Vienen de
Antes. Incorporando el patio a la pedagoga. Buenos Aires: Lmen-Humnitas.
Ruiz Omeaca, J. V. (2008). El Juego Motor Cooperativo Un buen contexto
para la enseanza?.. cuando la educacin fsica nos hace ms humanos.

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Revista Educacin Fsica y Deporte, Universidad de Antioquia, Vol. 27-1, Pg.


97-112.
Samaja, J. (1996). Epistemologa y Metodologa Elementos para una teora de
la investigacin cientfica. Buenos Aires: Eudeba.
Seybold, A. (1963). Nueva Pedagoga de la Educacin Fsica. Buenos Aires:
Kapeluz.

INTEGRANTES DEL GRUPO DE ESTUDIOS SOBRE JUEGO Y EDUCACIN


2007-2008
JULIETA DAZ. NACI EL 01/03/78 EN MAR DEL PLATA, PROVINCIA DE BUENOS AIRES. ES
LICENCIADA EN EDUCACIN FSICA. TRABAJA EN EL JARDN BELN, COLEGIO DON BOSCO
Y EN EL INSTITUTO DE FORMACIN DOCENTE DE MAR DEL PLATA. PROVINCIA DE BUENOS
AIRES.
LEONARDO DAZ. NACI EL 04/01/63 EN FLORIDA, PROVINCIA DE BUENOS AIRES. ES
PROFESOR DE EDUCACIN FSICA. TRABAJA EN LA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA
EDUCACIN DE LA UNCO. Y EN EL I.F.D. N 9 DE CENTENARIO. PROVINCIA DE NEUQUN.
LILIANA MIRANDE. NACI EL 18/11/57 EN NECOCHEA, PROVINCIA DE BUENOS AIRES. ES
MAESTRA ESPECIALIZADA EN NIVEL INICIAL. TRABAJA EN EL JARDN DE INFANTES N 11.
JUNN DE LOS ANDES. PROVINCIA DE NEUQUN.

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SalVerde21

El Pie Grande
Llegamos al saln caminando lentamente. Nos volvemos a
saludar y los invito a seguir caminando por el centro. De repente
pregunto:
-Caminaron alguna vez por una selva llena de rboles y plantas
extraas?
- No - Responden tmidamente cuatro o cinco chicos.

Propuesta de Rodrigo Muoz recreada en el grupo de estudio.

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-Hagmoslo! aliento.
Y continan caminando, pero esta vez, esquivando ramas y
arbustos.
-Qu otros lugares creen que podremos sortear? Pregunto,
mientras me agacho para pasar por debajo de un tronco.
-Por montaas
-Por un lago congelado
-Por un lugar donde haya animales - gritan los chicos.
Y a cada idea vamos respondiendo con diferentes movimientos de
nuestros cuerpos, ya sea para evitar ser atrapados por algn animal
salvaje o para poder avanzar por diferentes lugares propuestos.
-Mmm! Estamos en las montaas nevadas - digo.
No muy lejos de all se encuentran los refugios (aros dispersos en el
piso) que ocupan los escaladores.
-Ac podemos estar seguros, porque est calentito y Pie Grande no
puede entrar!
-El da est soleado, por lo que me parece que el monstruo no
aparecer, se animan a pasear por las montaas? - invito a los
chicos, que rpidamente responden:
-S!! - ansiosos por ver lo que pasa.
Acto seguido digo:
-Se est nublando, y sin sol nos estamos congelando, cmo nos
ponemos si estamos congelados?
Inmediatamente, proliferan las figuras estticas simulando estatuas
de hielo.
-Tengo una idea! Corramos, para estar calentitos.
La respuesta no se hace esperar, y una bandada de cuerpos
revolotea desorganizadamente por el espacio.
-Ya s, ya s! Pongmonos camperas, para que cuando se vaya el
sol, podamos seguir caminando - dice un cansado escalador.
Luego de colocarnos camperas de todos los talles y colores,
continuamos nuestro ascenso a las montaas nevadas.
-Ac, me parece que por ac vive Pie Grande saben quin es?
Nadie lo conoce y se los cuento, y agrego con gestos de miedo:
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-Pie Grande tiene el poder de congelar a quien toca.


-Cuidado! Se est nublando, corran a los refugios!
Y es ah cuando Pie Grande aparece en escena, corre a los chicos,
quienes a su vez corren hacia el refugio entre gritos de asombro y
risas por haber escapado del monstruo. Cuando sale nuevamente el
sol, Pie Grande ir corriendo a esconderse. Una vez que los chicos
salen del refugio para seguir atravesando las montaas, se retiran un
par de aros.
-Se nubl! -grita uno de los chicos.
Pie Grande vuelve a aparecer y se repetir lo ocurrido anteriormente,
pero esta vez, los refugios son menos y deben ayudarse para poder
salvarse. Nuevamente Pie Grande desaparecer por la presencia del
sol.
-Ojo, eh! En la zona de la montaa por donde empezaremos a
transitar ya no habr refugios.
Ese es el momento en que se quitan la totalidad de los aros.
Pie Grande aparece al grito de Se est nublando, y comienza a
congelar a los chicos, que atrapa; los que permanecen libres, corren
para evitar ser congelados o para salvar a sus compaeros
ponindoles una campera. Es aqu donde se escuchan gritos y
desafos por parte de los chicos:
-Dale, corr, Pie Grande, que no me vas a congelar - grita Pedro.
-Separ los brazos! - grita Mara, al querer salvar a un compaerito
colocndole la campera.
Luego de unos minutos de bullicio invito a los chicos a ayudar a Pie
grande, puesto que este ya se cans y el sol no aparece, todos los
nios se ofrecen y el monstruo va eligiendo a diferentes chicos para
que lo ayuden.
Les sealo a los alumnos un trineo (conjunto de sillitas):
-Miren, vamos!, subamos al trineo y podremos bajar ms rpido de
la montaa. Por fin podremos salir! Saluden a Pie Grande! - les
propongo.
-S! Y dejaremos de ser escaladores y Pie Grande no nos va a
congelar - dicen los chicos. -Igualmente tendremos que tener
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cuidado porque cualquier da de estos se vuelve a nublar y aparece


Pie grande, eh!- digo mientras me saco la campera.
-Uuuuh!!- Se escucha entre miedo y entusiasmo.
-Estn preparados para cualquier aventura, porque nadie sabe a
dnde podremos ir la prxima vez. Chau, chicos!!
-Chauu!!!

INTEGRANTES DEL GRUPO DE ESTUDIOS SOBRE JUEGO Y EDUCACIN


2007-2008
MERLINA NIEVAS. NACI

EL 23/08/87 EN CINCO SALTOS, PROVINCIA DE RO NEGRO. ES


ESTUDIANTE DEL PROFESORADO EN EDUCACIN FSICA EN LA UFLO. CIPOLLETTI.
PROVINCIA DE RO NEGRO.

NANCY NOEM RODRGUEZ. NACI EL 17/04/63 EN BELL VILLE, PROVINCIA DE CRDOBA.


ES PROFESORA PARA LA ENSEANZA PREESCOLAR. TRABAJA EN EL JARDN N. SAN
MARTN DE LOS ANDES. PROVINCIA DE NEUQUN.
NICOLS ZARI. NACI EL 07/07/74 EN CALETA OLIVIA, PROVINCIA DE SANTA CRUZ. ES
LICENCIADO EN EDUCACIN FSICA. TRABAJA EN LA EGB N 65 Y EN LA UNIVERSIDAD
NACIONAL DE LA PATAGONIA AUSTRAL, UNIDAD ACADMICA CALETA OLIVIA. PROVINCIA
DE SANTA CRUZ.

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SalAmarillo9

Jugando Conejos
Voy a buscar a mis alumnos de la Sala Celeste de cinco aos.
Son ocho nenas y ocho varones. Los saludo y vamos al saln de
Msica cantando la Ronda de los Conejos.
Al llegar les pregunto:
-Cmo saludan los conejos?
Cada uno inventa su saludo: con las orejas, con la cola, con la nariz
y vamos entrando.

Propuesta de Roxana Romagnoli recreada en el grupo de estudio.

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Ya en la sala de Msica les digo:


-Quieren que seamos todos conejos? Cmo se mueven los
conejos? Qu hacen?
A medida que los chicos escuchan estas preguntas van haciendo
gestos que yo imito, sealo y destaco:
-Miren lo que hace Ignacio. Quin se anima a hacerlo? Cmo ms
pueden hacer los conejos?
Los chicos copian, inventan movimientos, se ren, disfrutan y noto que
el clima es propicio para seguir.
-Sacamos fotos? - pregunto.
-Cuando suene el pandero los conejos se congelan para la foto!
Quieren?
Los chicos saludan, saltan, hacen caras y se mueven por todo el
espacio; al sonar el pandero se quedan quietos. Dejo de sacar fotos y
les paso la cmara imaginaria y el pandero a otros nenes pasando yo
al rol de conejo.
Ahora mi invitacin es diferente:
-Ya s, ya s! Armemos casitas! Cmo podemos armar casas con
el cuerpo?
Los voy guiando con preguntas y sugerencias para armar tros (dos
son casa y uno conejo). El juego ahora consiste en recorrer todas las
casas (dos nenes tomados de la mano) distribuidas por el saln, con
el riesgo de quedar atrapados dentro de las casas al sonido del
pandero. Vamos cambiando los roles rpidamente entre conejos y
casas. La participacin es total, hay movimiento, risas, comunicacin
entre los nenes. Los divierte este momento.
-Ahora podemos ser todos una gran casa! Se animan? Nos
tomamos de la mano y hacemos una casa grande con una ronda.
Yo formo parte de la ronda y les muestro que subiendo y bajando los
brazos todos a la vez se abre y se cierra la puerta de la casa.
-Probemos! Arriba Abajo
Voy diciendo arriba y abajo en distintos tiempos y tonos de voz
provocando equivocaciones.
-Qu pas? Hay que estar atentos!
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-Vamos a probar cmo andan esas puertas, eh! Yo voy a mirar para
otro lado, y cuando me d vuelta, toda la ronda junta tiene que tratar
de cerrar las puertas. Acurdense que para cerrar la puerta tienen
que agacharse sin soltarse, probamos?
Me doy vuelta y empiezo a contar. Cuando llego hasta el seis giro a la
posicin inicial. Se agachan repito este jueguito cambiando los
nmeros y modificando el tono de voz. Cada vez hay mayor
sincronizacin de los movimientos en la ronda.
-Esta casa grande a veces atrapa conejos. Quin quiere ser ahora
conejo?
Rpidamente se ofrecen algunos y se separan de la ronda. El grupo
se divide en dos partes casi iguales.
-Qu tal si los conejos pasan por adentro de la ronda muchas
veces? Creo que adentro hay ricas zanahorias Qu conejo se
animar a entrar a buscarlas?
Yo no los miro y voy a contar, pero cuando me doy vuelta... Los
chicos pasan rpidos, algunos corriendo me doy vuelta y queda
Milagros
-Bien! Ahora le toca a Mili. - digo mientras me coloco formando parte
de la ronda y Milagros toma mi lugar.
Sucesivamente, siguen Amir, Luca
-Veo que la casa anda muy bien; ahora vamos a cambiar: los conejos
se van ms lejos y se tapan sus orejas largas para no escuchar.
Nosotros (la ronda) vamos a elegir un nmero del 1 al 10 en secreto,
no lo pueden escuchar. Cuando empezamos a contar, los conejitos
entran a la jaula pero
-Cuidado!
En el nmero secreto se va a cerrar y los conejos que queden
atrapados van a pasar a ser jaula. Elegimos el nueve, los nenes
pasan, algunos corriendo, otros amagan, esperan para entrar, se
arriesgan y atrapamos a dos. Seguimos jugando y la emocin va
creciendo. Cada vez la ronda es ms grande y son menos los
conejos quedan dos sin atrapar y cambiamos los roles de jaulas y
conejos. El clima es de euforia, disfrutan de atrapar, de estar al lmite,
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de pasar sin ser atrapados. Hay risas, gritos, alboroto. Los chicos se
divierten, se emocionan, intercambian, participan. Aceptan con gusto
ambos roles del juego. Todos quieren seguir jugando, siendo conejos,
siendo jaulas astutas que logran atrapar.
Me doy cuenta de que los chicos estn cansados de correr, los noto
agitados y con calor, entonces sugiero:
-Mmmm!, parece que se est haciendo de noche! Nos
preparamos para dormir?
Los chicos afirman mi idea y empiezan a bostezar con gestos
ampulosos.
-Entonces tratemos de dejar adentro a los conejos que quedan.
Tenemos sueo!
Hacemos una ltima pasada y junto con los conejos nos sentamos en
la ronda a descansar.
-Qu les parece si dormimos un ratito?
Nos acostamos sobre una almohadita de nube, bien blandita y
cmoda, y nos dormimos un tiempito
-A ver si alguien tiene un sueo de conejo.
Despus de un breve descanso les pregunto:
-Alguien quiere contar su sueo?
Casi todos quieren y se entremezclan emociones, fantasas, ideas y
deseos con partes del juego que ms les gust y propuestas para
volver a jugar.
Nos despedimos, satisfechos por el momento compartido y con la
promesa de volver a encontrarnos. Quizs la prxima vez los conejos
salgan de la galera de algn mago y tengan poderes especiales

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BUSCANDO OTROS RUMBOS


La SAL como propuesta en un Taller
Introduccin: Cuando empec a participar del Grupo de Estudio
sobre Juego y Educacin, me surgieron muchos interrogantes y a la
vez deseos de poner en prctica algunas de las cosas sobre las que
trabajbamos. Me preguntaba cmo implementar esta propuesta en
mi Jardn y desde mi lugar de preceptora. Se me ocurri integrar la
propuesta a un proyecto de talleres que ya vena funcionando en
nuestra institucin. Me pareci una manera de introducir la propuesta
desde los nios para que, a travs de ellos, mis compaeras
comenzaron a acercarse en la medida que les surgiera el inters. A
comienzos de 2008 present el proyecto que vengo realizando con
muy buenos resultados. Los chicos esperan con ansiedad ese da,
saben que algo diferente va a pasar. Sntesis de la propuesta: En el

Por Roxana Romagnoli.

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hacer cotidiano del Jardn de Infantes nos proponemos que los nios
se expresen con libertad, sin temor a disentir, fundamentando sus
opiniones. Para que esto sea posible es indispensable que sean
capaces de escuchar a los dems, que construyan normas de
funcionamiento grupal y que accionen alrededor de un proyecto en
comn. Pensamos que el trabajo en taller es para los nios una
experiencia de aprendizaje que permite pensar y actuar en conjunto,
en un grupo reducido, integrando lo individual y lo grupal. Tambin
nos permite crear un espacio y un tiempo para experimentar,
equivocarse, corregir, ensayar, charlar, reflexionar, proponer y
resolver. Esa es la caracterstica principal del Proyecto. En este
espacio de intercambio privilegiamos la interaccin entre nios de
diferentes salas. Por ello se integra a todos los alumnos de las salas
de 5 aos, del turno tarde. Se seleccionan talleres que proponen
actividades que son escasas en el trabajo cotidiano o que presentan
dificultades para ser realizadas con el grupo total. La eleccin,
planificacin y puesta en marcha de las todas las actividades de los
diferentes talleres estn a cargo de las maestras de salas y
preceptoras. Los grupos se forman con ocho nios (cuatro de cada
sala) y se trabaja en cuatro talleres. La frecuencia es de un da
semana por medio, con una duracin aproximada de 50 minutos. Los
chicos durante el ao recorren los cuatro talleres, teniendo cada taller
tres encuentros sucesivos. Los talleres programados para unas salas
fueron, en una oportunidad, cocina, matemticas, juego y ciencias
naturales; en otra, literatura, matemticas, juego, ciencias naturales.
Al finalizar el taller cada nene y cada nena recibi un diploma en su
cuaderno de comunicaciones. En octubre finalizaron todos los talleres
y se organiz una muestra invitando a otras salas y a las familias. Mi
propuesta fue un Taller de Secuencias de Actividades Ldicas (SAL)
para los nios y sus paps desde la perspectiva terica y prctica del
Grupo de Estudios sobre Juego y Educacin. Durante el desarrollo
del taller probamos las siguientes secuencias de actividades ldicas.
1 encuentro: La selva y los Mosquitos, adaptacin de la SAL
propuesta por Pablo Teixe en los encuentros del Grupo de Estudio; 2
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encuentro: "La cola del Zorro", adaptacin de la SAL propuesta por


Paula Gmez en los encuentros del Grupo de Estudio; 3 encuentro:
Guardianes del Universo, adaptacin de la SAL propuesta por
Andrea Canales en los encuentros del Grupo de Estudio.
BUSCANDO OTROS RUMBOS
Una SAL de Varios das: Los Pistoleros
Voy a compartir con ustedes una experiencia que comenz ms
o menos as:
A cierto grupo de alumnas y alumnos del primer ciclo de una
escuela primaria les propongo cantar la cancin Vengan a ver mi
granja. Vamos cantando hasta el patio con parte del grupo; en el
recorrido se van sumando los nenes que quedaron con la maestra y
los que fueron al bao. Los invito a realizar actividades preparatorias
para poder jugar a los robots, cuando veo a tres nenes que,
alejados del grupo, se corren entre ellos. Los llamo a sumarse al
juego y se esconden detrs de los rboles, apuntan con el dedo como
disparndome, agazapados con sus pistolas imaginarias. El gran
grupo que ya vena disperso, se dispersa an ms. Entonces les pido
a los tres pistoleros que me enseen el juego que estn jugando40.
Me cuentan que tienen armas de poder que congelan, matan o
vuelven fuego a quienes les apuntan y disparan. Les pido si podemos
jugar con ellos41. Desde ese momento, la frase Dale qu...?!
empieza a imponerse, y cada vez con ms entusiasmo. Los primeros

Por Adolfo Corbera.

40

Una actividad que no tena pensada, pero que luego permiti al grupo sumarse
en un proyecto comn, del que, esta vez s, nadie qued al margen.
41

Sigue siendo parte de la invitacin, ahora s al gran grupo que estaba atento a
nuestros dilogos.

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Dale qu...?! eran mos, e intentaban ir dando cada vez ms luz


verde a la forma, que, a medida que jugbamos el juego (que dur
varios das) se iba complejizando.
- Dale que somos dos grupos, que contamos hasta diez
alejndonos uno de otro y que despus nos enfrentamos en cualquier
parte de la escuela?
- Dale quehay pistolas de rayos, de fuego, de agua y de
hielo?
- Dale que al que le disparan primero tiene que caer (herido,
tiritando o derretido segn sea la pistola con la que le disparan) en
cualquier lugar del patio?
- Daleque cada grupo tiene enfermeros que salvan a sus
heridos y los curan?
- Dale que los enfermeros no pueden matar ni ser heridos
porque son enfermeros?42
Ese da terminamos con la promesa de que la prxima clase
vamos a seguir con el juego de los pistoleros43
En la clase siguiente, algunos nenes traen de la casa pistolas de
juguete.44
El juego transcurre ms o menos con la misma dinmica e
intensidad; todos participan activamente. La escuela es totalmente de
los jugadores. Toda esquina, pasillo, bao, rbol, patio es lugar de

42

El modo ldico se denota en los dilogos donde predominan los tu amigo no


puedes vencerme, etc. Hubo cuerpos a tierra, heridos tirados en el piso gimiendo,
enfermeros que limpiaban heridas. Cada actividad tuvo su desarrollo durante unos 5
a 7 minutos, y el nuevo dale que era propuesto cuando, por circunstancias del
juego, la mayora de los jugadores estaban compartiendo un mismo espacio fsico).
43

Un cierre dado por el timbre de la escuela.

44

El encuentro y la invitacin fue una sola fase ya que las charlas previas al juego a
desarrollarse, se explayaban sobre lo hecho la clase anterior y lo que haramos en
la jornada.

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disparos, heridos y curados. El hecho de que algunos tengan pistolas


de juguete y otros, no, no es tema de disputas o discusiones.
En la tercera clase, llevo cinta y papel de diarios para hacer
pelotas que sirvan para arrojarse, ya que siempre estaba la discusin
de quin haba matado primero a quin; los chicos las nombran como
bombas que si te tocan explotan, as que se dejan de usar las
pistolas de juguete, para empezar a usar las bombas45.
Aparece otro dale que (Sinceramente no me acuerdo a quin
o a quines se le ocurre)
-Dale que nos hacemos unos escudos que tapan las
bombas?
Y otro:
-Dale que los enfermeros tienen algo que los identifica y
que son enfermeros para los dos grupos?
Cada equipo delimita su refugio, con sogas y piedras en dos
sectores alejados entre s, y a la cuenta de diez el juego empieza.
Aparecen en escena perros guardianes, dos varones (que
despus fueron cuatro) que en cuadrupedia, a los ladridos y
mordiscones cuidan los refugios. Entre ellos se atacan y los
enfermeros los tienen que curar46.
Quedamos en que para la prxima clase cada uno se vendr
con su escudo y los enfermeros con el distintivo.
En la ltima jornada de los pistoleros, cada uno de los chicos,
viene con ms bombas o con un escudo ornamentado con su
nombre y dibujos. Y los enfermeros, con sus brazaletes.
Ya tenemos las casas; los enfermeros, las bombas, los escudos
y los perros. Jugamos intensamente durante gran parte de la clase.
Cuando nuevamente la dinmica del juego permite que nos
encontremos todos en un espacio comn, pido una tregua, nos
45

Todo esto fue dentro del aula en donde tambin las armamos con la seo y los
chicos, ellos hacan los bollos de papel y nosotros los encintbamos.
46

Aqu no hubo un dale que, sino que aparecieron sin enterarme cmo surgieron.

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sentamos, y propongo para la prxima clase jugar a otra cosa, ya que


haba escuchado a algunos compaeros querer jugar otros juegos47
Entonces, empiezan las propuestas:
- A la vieja! (el guardin de la vereda).
- Al futbol!
- No! Sigamos con este juego!
La prxima clase veremos48

47

Un cierre bastante fulminante, pero cierre al fin.

48

Un desleimiento y despedida que a su vez quedaba como invitacin de la prxima


clase.

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QUE QUEREMOS DECIR CUANDO DECIMOS


VAMOS A JUGAR!
Origen y justificacin del tema.
En junio de 2007 visit la Universidad Estadual de Espritu
Santo, en Vitoria, Brasil. Fue con motivo del VII Congreso
Espiritosantense de Educacin Fsica del que participe como
palestrante en una mesa redonda titulada: Transposicin Didctica
de Contenidos. El anfitrin era el Dr. Valter Bracht y el tema general
del Congreso Qu Ensea la Educacin Fsica? Un interrogante
sagaz (e incmodo para algunos) formulado desde la pedagoga
crtica que tan bien expresan Valter y su equipo. Algunas de las ideas
all expuestas constituyen el ncleo de este artculo, en el que invito a
reflexionar acerca de qu enseamos especficamente del juego. Me
anima la intencin de ubicar algunos acuerdos mnimos referidos a
qu queremos decir cuando decimos a los alumnos y alumnas:
Vamos a Jugar!
Planteado el problema de mi inters (qu enseamos del jugar
los docentes de Educacin Fsica) voy a decir unas palabras sobre su
justificacin como objeto de investigacin. En primer trmino, el jugar
en la escuela presenta formas y modos tan variados que no siempre
que alguien dice Vamos a Jugar! est hablando exactamente de la
misma cosa; un hecho que por s mismo ya justifica la construccin
de precisiones que permitan acuerdos mnimos, tanto a nivel de las
prescripciones curriculares como de los mandatos metodolgicos. En
segundo trmino, la profusa utilizacin escolar del juego como
recurso para fines diversos, hace olvidar a veces que jugar es
tambin y antes que nada - un derecho de nias y nios y que en
determinados contextos socio culturales e histricos las experiencias
planeadas por los docentes, an cuando fugaces, constituyen la nica
oportunidad - dirigida, cuidada, intencional - que tienen para aprender
a satisfacerlo. Esta segunda cuestin, nos obliga desde la Educacin

Por Vctor Pava. Fragmentos del artculo homnimo publicado por la Revista
Educacin Fsica y Deporte. Vol. 27-1. 2008. Universidad de Antioquia. Colombia.
Disponible en la red.

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Fsica a salir en busca de mayores conocimientos que posibiliten: 1


desarrollar ms y mejores escenarios para poder jugar; 2 aprender a
ensearlo sin que en el camino pierda parte de su potencial ldico.
Transposicin didctica, poder y mercadotecnia.
El concepto de transposicin didctica llega a nosotros de la
mano de Chevallard (1997), quien supona que la enseanza formal
genera un vnculo particular con el saber. Sintticamente: que debe
transformarlo para trabajar con l como un objeto material. Tal
transformacin (pensada desde el positivismo y tributaria de una
ciencia productora de verdades indisputables) se resuelve en un
proceso transpositivo que es didctico en la media en que facilita el
paso del saber sabio al saber enseado49. Concebido para las
Matemticas, rpidamente se extiende a otros campos disciplinares
como teora didctica. Una teora nominada en su momento como
antropolgica ya que, para su autor, todas las didcticas tienen
como objeto comn tcnicas y procedimientos para ensear un saber
que es parte de la realidad antropolgica en tanto la escuela articula
saberes que tienen legitimidad epistemolgica pero tambin - y
principalmente - cultural.
Hoy ya nadie ignora que, condicionada por relaciones de poder
poltico y econmico, toda transposicin es un proceso complejo
que no comienza ni termina en la tarea que realiza un profesor o
profesora. Para asomarse a esa complejidad es imprescindible
comenzar por distinguir: a) el movimiento que lleva de un saber (en
tanto produccin cultural disponible) a un saber a ensear en el
sistema educativo); b) del movimiento que transforma ese saber a
ensear en un saber finalmente enseado. Segn Cardelli (2004), la
primera parte del proceso transpositivo (el que convierte determinado
saber humano en un saber a ensear) se resuelve en contextos
coyunturales (generalmente vinculados a procesos de renovacin o
transformacin educativa) donde el dominio ideolgico y el poder
hegemnico se juega por lo menos en dos niveles: a) el de la

49

Chevallard, Y. (1997). La Transposicin Didctica, del saber sabio al saber


enseado. Buenos Aires. Aique.

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seleccin de aquello que se debe ensear; b) el de las indicaciones


de cmo debe ser enseado50.
En el segundo caso (el de las indicaciones de cmo un
conocimiento debe ser enseando) tambin es conveniente
diferenciar dos niveles: a) el del diseo de propuestas didcticas
generales (Chevallard recuerda Cardelli - nombra a este espacio
como noosfera: lugar donde se piensa la enseanza de los saberes);
b) el de la puesta en prctica en una clase. Segn el ltimo autor
citado, esa segunda lnea de accin (la transposicin didctica
resuelta por cada docente en su aula) est siendo influida de manera
creciente por la primera (las propuestas pre-elaboradas que se
ofrecen a los docentes como gua para sus propuestas cotidianas).
Dicha influencia es ejercida tanto en la formacin de grado, como en
los cursos de capacitacin (en paulatino proceso de mercantilizacin),
pasando por la industria editorial, expresada en la preparacin de
determinados manuales y materiales didcticos y en las estrategias
de promocin de sus usos y virtudes.
Este sucinto recorrido conceptual, alcanza para enmarcar
nuestra bsqueda en trminos de qu cosas del jugar terminan
siendo un contenido curricular en Educacin Fsica. Y, lo ms
importante, cmo y quin lo decidi. Una tarea de revisin crtica y
construccin conjunta sobre las formas dominantes del juego en la
escuela, tan necesaria como imperiosa, para comprender y sobre
todo resguardar un modo ldico de jugar y para desarrollar (tal lo
expresado al justificar nuestra lnea investigativa) oportunidades de
aprender a ensearlo sin que en el camino pierda parte de su
potencial intrnseco. Sobre todo ahora, cuando el juego se ha
convertido en uno de los fenmenos ms representativos de una
educacin fsica renovada y el Vamos a Jugar! uno de los convites
ms esperados por nios y nias en cada una de nuestras clases. En
ese marco, la premisa aprender a ensear a jugar plantea al
docente el desafo, no slo de conocer buenos y variados juegos,
sino de saber cmo facilitar las condiciones favorables para que nios
y nias aprendan por s mismos a jugarlos de un modo ldico.
50

Cardelli (2004): Reflexiones crticas sobre el concepto de transposicin didctica


de Chevallard (mmeo)

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Qu queremos decir cuando decimos vamos a jugar! (de la


ambigedad transparente, a la ambigedad ambigua).
No por obvia dejar pasar una verdad de Perogrullo: para
dominar qu del jugar es un saber a ensear hay que dominar, en
primer trmino, qu significa en esencia jugar. Un requisito
fundamental para docentes y planificadores (el dominio del contenido
a ensear) ya que la idea primitiva de transposicin remite
especficamente a eso: a la simplificacin didctica de un objeto
cuyas propiedades distintivas han sido suficientemente estudiadas
por la ciencia, para ponerlo al alcance de los educandos sin lacerar
su entidad significativa. Cuando las caractersticas intrnsecas del
objeto lo tornan esquivo a la demostracin experimental o al ejercicio
comprobatorio sigue diciendo la teora - el papel del lenguaje
construyendo representaciones intersubjetivas juega un papel
decisivo en dicha transferencia. Esta ltima afirmacin, advertir el
lector, guarda estrecha relacin con el objeto de estudio que nos
ocupa.
Parto del supuesto que, como explica Bateson (1985), quien se
dispone a vivir una experiencia ldica con otros lo hace mediante un
acuerdo meta-comunicacional que establece esto es un juego51.
Parto de suponer tambin, que la construccin efectiva de ese tipo de
acuerdos singulares constituye uno de los aprendizajes prcticos
esenciales en el universo de lo ldico. Me interesa conocer si los
docentes hemos aprendido a facilitarlo cuando, con el entusiasmo
propio de nuestra actividad, decimos a nios y nias: Vamos a Jugar!
Ahora bien. Una de las primeras sorpresas que se tienen al pretender
decodificar qu quiere decir tal o cual docente cuando, en el contexto
de una clase, dice: Vamos a Jugar!, es descubrir que la tarea no
resultaba tan sencilla como se espera. No slo por la reconocida
polisemia del trmino y su frecuente uso en sentido figurado, sino
porque este objeto de estudio lleva en su propia esencia no slo el
arte de la apariencia, sino - y sobre todo el de la ambigedad.
En nuestra regin la expresin "vamos a jugar! es utilizada
por los sujetos involucrados (sean docentes o alumnos/as) para
51

Tomado de Una teora del juego y de la fantasa. En Bateson/85:205 y ss.

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referirse indistintamente tanto a la forma socialmente reconocida de la


actividad propuesta (dicen que van a jugar porque participarn de una
actividad humana identificada social histrica y culturalmente como un
juego), como al modo elegido para la accin (en cuyo caso decir
vamos a jugar! equivale a decir actuaremos como si ser de
mentira). En otras palabras: desde la perspectiva del modo Vamos
a Jugar! no puede ser otra cosa ms que una invitacin un acuerdo
dira Bateson - a involucrarse en un hecho real (en el sentido que
tiene existencia cierta y concreta) pero inautntico (en el sentido de
simulado, fingido aunque no falso). Pero lo que especficamente me
interesa subrayar aqu es que, segn sea el resultado de la
conjuncin forma/modo, la invitacin Vamos a Jugar! adquiere
sentidos diferentes. Sentidos socialmente construidos a partir de
enunciados que en nuestro trabajo de campo registramos como
transparentes, paradjicos y ambiguos.
Decimos que un enunciado es transparente cuando la
expresin vamos a jugar! expresa la plena conciencia de que se
participar de una actividad social, histrica y culturalmente
identificada como juego y que se la tomar como tal; la forma de la
actividad y el modo de participacin coinciden; decimos entonces que
el juego se juega de un modo ldico (algo que, como ya qued dicho,
se aprende y se ensea). Decimos que un enunciado suena
paradjico cuando el vamos a jugar! expresa la plena conciencia de
que se participar de una actividad social, histrica y culturalmente
identificada como juego pero que no se la debe tomar exactamente
como tal. En otras palabras: la actividad propuesta tiene forma de
juego pero su primera regla es: aqu no se juega o, lo que es lo
mismo, se jugar de verdad, en serio; la forma de la actividad y el
modo de participacin no coinciden; decimos entonces que el juego
se juega de un modo no ldico (algo que, pensamos, tambin se
aprende y se ensea). Finalmente, decimos que un enunciado es
ambiguo cuando vamos a jugar! expresa la plena conciencia de que
se participar de una actividad que no tiene la forma social, histrica y
culturalmente reconocible de juego pero se pide a nios y nias que
la tomen como tal (el trmino jugar usado como cebo; algo que
tambin, es de suponer, se aprende y se ensea). Ambigedad que
desde el momento que se vincula con un mundo, el del juego, en

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donde de por s ya reina el doble sentido y la apariencia, se puede


caratular de ambigedad ambigua o de ambigedad potenciada52.
Resumiendo: continuar la bsqueda anunciada en la
introduccin (qu del jugar es, en trminos de contenido, un saber a
ensear en Educacin Fsica y qu del jugar termina siendo un saber
enseado en una clase), requiere, en primer trmino, acordar
cabalmente qu se entiende por jugar, hoy y aqu) para luego revisar
colectivamente a qu tipo de propuestas (si transparentes,
paradjicas o ambiguas) remiten nuestras planificaciones diarias. Sin
descuidar el anlisis crtico del proceso transpositivo que las instal
all.
Dos categoras para los estudios interpretativos de lo ldico:
forma del juego y modo de jugar.
En el primer apartado qued planteada la imagen de
transposicin didctica como la de un docente que trasmite a sus
alumnos las propiedades (seleccionadas y simplificadas a travs de
un complejo proceso que lo trasciende) de un saber que no est de
ms subrayarlo - domina. El segundo dej la idea que, segn sea la
conjuncin forma/modo, la expresin Vamos a Jugar! es
pronunciada con sentidos diversos socialmente construidos, resultado
de enunciados que en nuestro trabajo de indagacin identificamos
como: transparentes, paradjicos y ambiguos (muy ambiguo). Queda
ahora hacer referencia a dos categoras importantes en los estudios
interpretativos de lo ldico: forma (del juego) y modo (de jugar). Como
el tema ya ha sido tratado en otras oportunidades, slo me referir a
ellas destacando algunos aspectos puntuales53.
Utilizamos el trmino forma para identificar la configuracin
general de un juego determinado; la fisonoma que lo expresa como
52

La misma ambigedad-ambigua o potenciada es utilizada como coartada por


sujetos involucrados en una actividad que no tiene forma de juego, pero vivida
como tal: no es lo que parece slo estamos jugando.
53

Ver Pava, V: Sobre ciertas variables de la forma de un juego y el modo de jugar,


una aproximacin a nuevas categoras para la investigacin de lo ldico en la
escuela, en esta misma obra. Y El juego que aqu interesa. En Pava/06:35 y ss.

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totalidad organizada y hace que un juego se diferencie de otro que


exhibe una forma distinta, al tiempo que lo emparienta con aquellos
que exhiben formas similares. El modo (sea este ldico o no ldico)
habla de indicios acerca de si los sujetos involucrados (sean docentes
o alumnos) se sumergen en una experiencia tomndola como un
juego o no. Un ejercicio de discernimiento que, como ya fuera
sealado por Garvey (1985), lleva a la consideracin de los
contrastes entre la situacin simulada y la real en la que se inspira
(algo similar a la idea de figura/fondo propia de la Gestalt).
Consecuentemente, comparado con la forma el modo es ms
circunstancial, inestable y lbil, por lo tanto, menos evidente a los ojos
del observador externo. Es lcito suponer que haya sido esta subjetiva
precariedad uno de los motivos por los cuales el modo resulta un
objeto poco interesante para la ciencia positiva y que su tratamiento
es prcticamente nulo en manuales y guas didcticas. Por ese
motivo no quiero dejar pasar la oportunidad de recordar, en apretado
resumen, los postulados que orientan nuestras inquietudes sobre este
tema en particular.
1. An cuando en los intentos de comprender mejor el universo
ldico, FORMA y MODO constituyen dos categoras, su
desguace es slo formal. A nivel fctico configuran una relacin
especular permeable, adems, al contexto en el cual se inscriben.
2. Si bien el MODO es la manera particular que elige el jugador de
sumergirse en la situacin de juego, esa libertad de elegir est
situada en un contexto social histrico y cultural determinado; en
ese sentido es lcito suponer que reproduzca aspectos de un jugar
aprehendido (y enseado).
3. Preguntarse desde la labor magisterial por un MODO de jugar de
nios y nias, es preguntarse menos qu se puede ensear a
travs de una determinada FORMA de juego (la pregunta
emblemtica del eficientismo didctico) y ms que hay que
aprender para ensear a jugar de un MODO LDICO.
4. La posibilidad de jugar de un MODO LDICO es directamente
proporcional a la sensacin de sentirse liberado de la amenaza de
ser agredido, descalificado.
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5. Jugar de un MODO LDICO requiere de enunciados verbales y


no verbales transparentes (con un papel relevante de la
semitica corporal) que expresen la plena conciencia de que se
est participando de una actividad social, histrica y culturalmente
identificada como juego y que se la est tomando como tal (vale
decir: como una experiencia voluntariamente aceptada, con la
promesa de vivir momentos emocionantes, en un contexto
diferente pero protegido, con una regulada dosis de incertidumbre,
aunque de riesgo aparente, signado por lo ficticio con un sesgo
autotlico).
6. Acordar los lmites de ese hacer como s, no es un tema menor
desde el punto de vista de la pragmtica de la comunicacin y
constituye un desafo para quienes desean aprender a ensear a
jugar de un modo ldico; sobre todo por la abundancia de
enunciados paradjicos o ambiguos, en los que los lmites
entre apariencia y realidad no siempre estn perfectamente claros.
7. Durante el proceso socio histrico de consolidacin de los campos
disciplinares, en cada rea del curriculum se cristalizaron formas
predominantes del juego y un modo dominante de jugar
(recurdese, por ejemplo, el dominio del juego motor competitivo
sobre otras formas de juego y en un modo no-ldico de jugarlo,
consecuencia principal del abuso de enunciados paradjicos.
8. A partir de lo expresado en el punto anterior, el propsito de un
proyecto de investigacin-accin en este campo, es estudiar el
proceso transpositivo a travs del cual se reproduce la
cristalizacin de dichas formas y modos, revisando crticamente
qu del jugar es un saber a ensear y qu del jugar termina
siendo un saber enseado en la escala de la rutinaria
cotidianeidad de la escuela.
9. Lo expresado en el punto seis implica, en primer trmino, acordar
cabalmente qu se entiende por jugar - hoy y aqu - y revisar
colectivamente a qu tipo de propuestas (si transparentes,
paradjicas o ambiguas) remiten nuestras invitaciones cotidianas
a hacerlo. Una tarea de revisin crtica y construccin conjunta
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sobre las formas dominantes del juego en educacin destinada a


resguardar un modo ldico de jugar y a desarrollar oportunidades
de aprender a facilitarlo sin que en el camino pierda parte del su
potencial intrnseco.
Comentario de cierre.
En junio de 2006 Amparo Rodrguez y Cecilio Castro me
abrieron las generosas puertas de casa, en La Corua. Fue con
motivo del V Congreso Internacional de Actividades Fsicas
Cooperativas, en el marco de una Cultura de Paz. Entre los
organizadores estaban los propios Cecilio y Amparo, como cabezas
visibles de un equipo de trabajo autnticamente gallego: sensible,
inquieto, arrollador. Me toc colaborar con una ponencia cuya idea
central me viene ahora a la memoria y con la que quiero cerrar este
artculo.
Los que abrazamos una tarea magisterial comprometida y
crtica, no podemos dejar de recordar que transitbamos el Decenio
Internacional de la Cultura de Paz y No Violencia para la Niez del
Mundo. Ms all del escaso valor que suelen tener nominaciones
meramente formales, recordarlo puede servir para denunciar que, en
ese campo problemtico, quedaban todava muchas deudas sin
saldar. La expresin Cultura de Paz abreva en la Declaracin
Universal de los Derechos Humanos. Entre otros agentes sociales,
los docentes estamos particularmente obligados a pensar propuestas
concretas de participacin y promocin humanizadora.
Como no poda ser de otra manera, entre las innumerables
estrategias hay una que ocupa un lugar destacado: el juego. Pero no
cualquier juego. Se trata de producir formas de juegos y modos de
jugar que, en el contexto de una cultura de paz, interesen a nios y
nias. Lo que no es tan sencillo. Comprender acabadamente qu los
lleva a considerar que un juego merece ser jugado, constituye una
cuestin cardinal. En el ensayo Es posible un acto desinteresado?
Bourdieu comenta que la fascinacin por un juego determinado exuda
cierta relacin de complicidad ontolgica entre las estructuras
mentales y las estructuras objetivas de un espacio social reconocido.
Se encuentran interesantes -dice el autor de La Distincin - los juegos

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que importan porque han sido incorporados en la mente y en el


cuerpo, bajo la forma de lo que se llama el sentido del juego54.
Tal observacin funciona como llamado de atencin para
quienes pretendemos producir formas de juegos y modos de jugar en
el contexto de una cultura de paz. Si no hay una efectiva apropiacin
de sentido, tales experiencias devienen prcticas imaginarias, vale
decir, escindidas del mundo real. He aqu un punto crucial. Claro que,
para resolverlo, los docentes estemos obligados a hacer un inmenso
esfuerzo de imaginacin. No slo porque son ms los juegos
atravesados por una idea de confrontacin, a veces violenta, sino
tambin por una buclica idea de paz en abstracto (definida como la
ausencia de conflicto y no como el camino para resolver los conflictos
cotidianos que se nos presentan) Como bien lo seala Jares: Dada
la difusin que se ha hecho de la idea tradicional de paz,
especialmente desde el propio sistema educativo, resulta ms fcil
concretar la idea de guerra y lo que gira en torno a ella que la idea de
paz, que parece condenada al vaco, a una no-existencia difcil de
concretar y precisar(1991:99). De ah este llamado a realizar un
esfuerzo de imaginacin que nos permita construir una paz inmensa.
La inmensidad! Desde hace ms de treinta aos habito en la
Patagonia. All experimento cada da aquello que sealaba Bachelard
(1997) en el sentido de que slo con la imaginacin se pueden tocar
los bordes de la inmensidad; slo con la imaginacin podemos
palparla, volverla real55 e imagino instituciones de formacin docente
en donde se aprenda a jugar de un modo ldico en el contexto de una
cultura de paz. Un ejercicio de imaginacin que hoy representa un
desafo pedaggico inmenso.
Bibliografa
Bateson, G. (1985). Pasos Hacia una Ecologa de la Mente. Buenos Aires: Lohl.
Bachelard, G. (1997). La Potica del Espacio. Mxico: Fondo de Cultura
Econmica.
54

55

Ver Es posible un acto desinteresado? En Bourdieu/97:139 y ss.


Ver La inmensidad ntima. En Bachelard/97:229 y ss.

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Bourdieu, P (1997). Razones Prcticas. Sobre la teora de la accin. Barcelona:


Anagrama.
Chevallard, Y. (1997). La Transposicin Didctica, del saber sabio al saber
enseado. Buenos Aires: Aique.
Garvey, C (1985). El Juego Infantil. Madrid: Morata.
Jares X. (1991). Educacin para la Paz. Teora y Prctica. Madrid: Editorial Popular.
Pava, V. (2006). Jugar de un Modo Ldico. El juego desde la perspectiva del
jugador. Buenos Aires. Noveduc.
Velzquez Callado, C. (2006). Educacin Fsica para la Paz. Buenos Aires. Mio y
Dvila

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SalMarrn14

Marineros y Tiburones
Hace unos das, con los nenes de sala verde charlamos acerca
de hacer un viaje mgico por el mar.
Hoy es una hermosa maana de sol; el cielo est tan celeste como el
mar; hoy es un da ideal para salir a navegar...
-Me esperan? Voy a buscar algo
Regreso a la sala, mi cara denota que estoy cargando algo muyyyy
pesado; los nios me estn esperando con muchas expectativas,
sentados en la alfombra.

Propuesta de Liliana Mirande recreada en el grupo de estudio.

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-Miren! Encontr un bal. Est muy pesado, me ayudan?


Automticamente se paran y lo llevamos juntos hasta la alfombra, nos
sentamos. Con el tono voy denotando cansancio, y les digo:
-Hola, soy el pirata Malapata, cmo pesa este bal!, mmm...
-Saben una cosa? Ando en busca de marineros, pero marineros
valientes, porque no tengo barco y para conseguirlo tendremos que
nadar en un mar lleno de tiburones. Claro, si se animan...
Todos estn de acuerdo:
-S, nos animamos.
Y uno de los nenes dice:
-Tenemos que ponernos un parche en el ojo...
-S! y un gorro - dice otro.
-Entonces comencemos a buscar dentro de este gran cofre nuestra
ropa de pirata.
Abrimos el cofre, la tapa es muy pesada, y comenzamos a vestirnos
de marineros piratas.
-Listos? Bueno, entonces vamos en busca del mar, la playa y
nuestro barco.
Nos dirigimos hacia el gimnasio.
De repente:
-Miren lo que encontr!!
Hago el gesto de cargar una bolsa.
-Parece que adentro hay algo... y ac tiene un cartel, qu dir? Dice
que son trajes mgicos y quien se los ponga se convierte en tiburn.
A ver, a ver, quin se pone los trajes de tiburn?
Varios eligen
colocarse traje de tiburn y se van al mar.
-Y si los piratas atrapan tiburones?...
Entre esquives y risas piratas atrapan a los tiburones.
-Los tiburones podemos atrapar a los piratas? - pregunta Lionel.
Jugadoras y jugadores cambian la ocupacin y siguen intentando
fintas y atrapes.
-Probamos que los tiburones duerman?
-S! As nosotros, los piratas, podemos nadar por el mar!
Los piratas pasean por todo ese inmenso mar celeste.
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-Dale que vamos hasta ese barco! (El lugar est delimitado con una
cinta de papel para separar playa y mar, una colchoneta ubicada
estratgicamente sera el barco). Los piratas van y vienen por el mar,
desde la playa hasta el barco.
-Tengan cuidado que los tiburones nos pueden atrapar, porque
cuando escuchen un par de palmadas los tiburones despertarn y los
marineros debern intentar llegar al barco tratando que no los
atrapen!
Los piratas realizan varios viajes hasta el barco y en eso: Paf! La
palmada! Los que son atrapados se convierten en tiburones.
-Acurdense que cuando estn en el barco no pueden ser atrapados,
y que los tiburones tampoco pueden ir a la playa!
Los tiburones nadan felices porque ya no hay marineros que los
molesten, nadan por todo el mar, nadan en pareja, abrazados,
saltando en un solo pie, de panza, espalda, rodando de un lado a otro
hasta que empiezan a sentirse muy cansados y se van acercando a
la orilla, formando una ronda. Se tiran panza arriba, al sol que ha
comenzado a esconderse. Miramos el cielo, ya sali la primera
estrella, respiramos profundo para sentir el olor del mar, la arena an
est tibia, escuchamos el ruido de las olas rompiendo con fuerza y
llegando a la orilla con su espuma que nos hace cosquillas en los
pies. As los nenes de sala verde y Toribio estamos de vuelta y todos
juntos regresamos a la sala.
En el camino tomo de la mano a los nios y les digo:
-Espero que otro da podamos volver a ser marineros y encontrarnos
con el capitn pirata y los tiburones.

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SalVerde6

La Moneda Mgica
- Podras decirme, por favor, qu camino he de tomar para salir de aqu?
- Depende mucho del punto a dnde quieras ir - contest el gato.
- Me da casi igual adnde le coment triste Alicia.
- Entonces no importa qu camino sigas- le murmur el felino.
Lewis, Carol. Alicia en el pas de las maravillas.

-Chicos, vengan a ver qu hay en el saln me parece que


tiene que ver con lo que me pas esta maana antes de llegar al
jardn. Quieren que les cuente?
Pero es un secreto, los secretos son as de chiquititos - mientras hago
con las manos una sea acorde. -Por eso se dicen en voz baja, y no
se los dice a cualquiera, slo a quien creemos que nos puede
ayudar... Uds. me van a ayudar? Vengan, juntmonos...
Todos los chicos se acurrucan en torno al profesor, Toribio Pelazo.
-Esta maana al cruzar la plaza para venir al jardn sent que me
llamaban:
-Chist,, chist...
Me di vuelta, y nada. Segu caminando y escuch:
-Buaaaah!!! Nadie me escucha, ni me ve.
-Mir atrs del rbol y vi primero, unas botas grandes, un pantaln
negro. Sub la vista: una espada (as como sta), (tomo una espada
de cartn); la camisa blanca
-Ac encontr una Nos miramos, l con un parche en el ojo, s,
como ste Y un pauelo as
Me voy colocando los elementos.
-Qu era?
Un Pirata!! - responden los nios.
-S, un pirata! Saben cmo caminan los piratas?
Casi de inmediato comienzan a aventurar formas de caminar de
piratas.

Propuesta de Adriana Jurez recreada en el grupo de estudio.

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-Y cmo hablan?- Y cmo lloran?


-Sabs una cosa? - me dijo el pirata. -Estoy triste porque busco una
moneda mgica
-Mi pap tiene monedas.
-Yo tambin. dicen a do dos nenes.
-No, una moneda mgica es muy grande y muy brillante, y slo la
ven, los que tienen cabeza de pirata, cuello de pirata, ojos de pirata,
lengua de pirata y -Nosotros!!
-Me ayudan a buscarla?
-S!! -Subamos a los barcos! (Cajas grandes y colchonetas)
A remar! (Bastones).
Vamos, mis valientes! Naveguemos con cuidado, los botes no se
deben romper.
-Estamos navegando. El mar se pone bravo Cuidado con las olas
Esquivamos la tormenta, remando rpidos
Un nene dice: -Veo algo, pirata! All, hay que bajar. Hay algo
brillante. Bajemos de los barcos!!!
-Con cuidado! Es una selva!
-Cuidado, pirata! Hay monos grandes. -dice una de las nenas.
-Y tambin nos persiguen las jirafas!
Mientras tanto, nos vamos trasladando a otra aula. Y
-Veo algo brillante!
Lo tomo y nos vamos corriendo a los barcos.
-Cuidado, nos persiguen los orangutanes!
Corremos agachados. Un grupo de nenes se quedan para
protegernos de los orangutanes, mientras vamos subiendo a los
barcos.
-A remar! Ahora nos siguen los cocodrilos!
Llegamos al jardn. Es el momento de descubrir eso brillante que
encontramos.
-Tiene forma de estrella, no de moneda.
-No ser que las monedas de piratas son as?
-Hagamos una cosa, le voy a preguntar a mi amigo pirata si es esto lo
que buscaba
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Estamos cansados, despacito juntamos los remos, acomodamos las


cajas, guardamos los barcos, y volvemos a la sala sabiendo que ya
podemos ayudar a un pirata y que otro da volveremos a jugar.

INTEGRANTES DEL GRUPO DE ESTUDIOS SOBRE JUEGO Y EDUCACIN


2007-2008
PAULA GMEZ. NACI EL 09/03/67 EN MORN. PROVINCIA DE BUENOS AIRES. ES
PROFESORA DE EDUCACIN PREESCOLAR Y PROFESORA DE ENSEANZA PRIMARIA.
TRABAJA EN LA ESCUELA N 341. VILLA LA ANGOSTURA. PROVINCIA DE NEUQUN.
RODRIGO MUOZ. NACI EL 16/07/78 EN LA CIUDAD DE NEUQUN. ES PROFESOR DE
EDUCACIN FSICA. TRABAJA EN LA ESCUELA PRIMARIA N 221 Y EN LA LICENCIATURA EN
ACTIVIDAD FSICA Y DEPORTES DE LA UFLO.
ROXANA CLAUDIA ROMAGNOLLI. NACI EL 27/03/65 EN CAPITAL FEDERAL. ES
PROFESORA DE JARDN DE INFANTES. TRABAJA EN EL JARDN DE INFANTES N 26. VILLA LA
ANGOSTURA. PROVINCIA DE NEUQUN.

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SalBlanco18

La Obra Maestra
Los nios me esperan en el lugar de siempre: el patio de las
flores. Me acerco y los saludo:
-Hola! Cmo andan?
-Bien! - responden todos menos Luana que grita:
-Mal!
-Por qu ests mal, Luana? - pregunto.
Luana me mira asombrada por la pregunta y no contesta.
-Ests mal justo hoy que somos pintores? - le pregunto mientras
me muevo como un pincel.

Propuesta de Rodrigo Muoz recreada en el grupo de estudio.

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-S! Yo tambin puedo, profe! - dice Mara, imitando mis


movimientos.
Los dems no tardan en ensayar desplazamientos similares a los de
una escobilla.
-Dale que pintbamos algo del bosque?!
Ante el desafo, todos los pintores recorren el espacio coloreando
distintos componentes del bosque: rboles, casas, ardillas, pjaros
-Podramos pintar con un compaero una sillita?
Los pintores se toman su tiempo para cumplir con el desafo. Luego
que todos vemos esas hermosas sillitas, los pintores vuelven a
recorrer el espacio en todas direcciones en forma individual.
-Y si pintamos algo de la playa?
Diferentes elementos y habitantes de la costa toman forma y color:
caracoles, olas, arena, algas, gaviotas.
-Podemos juntarnos de a cuatro y pintar un barco tambin?
-S, mir cmo lo hacemos!! - grita Mariano.
El compromiso de los movimientos y los gestos de satisfaccin
denotan el disfrute de la actividad.
-Y si pintamos una ciudad? - pregunto.
-Mir la calle que estoy haciendo! - dice Eugenia.
-Toribio, me ayuds con este edificio? - me solicita Mauro.
-Dale que armamos otros grupos y pintamos?
-S!!
-Uuuuh!! - se escuchan las exclamaciones.
-Quin tiene el azul?
-Te ayudo con el amarillo?
Son algunas de las preguntas que escucho. Los pinceles ensayan en
pisos y paredes diferentes bocetos gracias a los acuerdos
establecidos.
-Slo vale paisaje de montaa!
As los pinceles esbozan prominencias de diferentes tamaos, cielos
atemorizantes, pjaros enamorados, ros pcaros y soles atrevidos.
-Hagamos el cuadro de la montaa entre todos! - es la propuesta de
Juan.
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-Nosotros hacemos las montaas! - dice Eugenia.


-Y nosotros hacemos los pjaros!
Los diferentes compromisos asumidos con la accin dan forma a la
obra conjunta.
Cuando el paisaje est listo, tomo una foto con una cmara gigante
para que quede guardado el recuerdo de la obra maestra. Para
disolver la situacin les digo:
-Cuando les entrego la copia de la foto cada uno deja de ser pincel.
Cada jugador va cambiando de postura al recibir su copia de la foto.
Sentados en la ronda los nios muestran gestos de satisfaccin.
Antes de retomar la tarea habitual les realizo la promesa:
-Otro da probamos realizando otra obra.
-S! - contestan mientras hacemos nuestro saludo de despedida.

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DISCUCIONES ACERCA
DE LA FORMULACIN DE UNA SAL
Introduccin
En el marco del proyecto Grupo de Estudio sobre Juego y
Educacin un conjunto de docentes, estudia y lleva a la prctica
una propuesta de juego denominada Secuencia de Actividades
Ldicas (SAL). La idea de SAL se describe en una obra anterior que,
aun, es motivo de complejas discusiones entre los interesados en su
promocin56. Aqu se presenta una resea de los aspectos salientes
para su formulacin y puesta en prctica que, una lectura perspicaz
podr inferir en la SAL. Las tareas asumidas requieren de conceptos

Por Leonardo Daz, especialmente para esta publicacin.

56

Ver: La Construccin de una Instancia de Juego En Pava/06:69 y 55.

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desarrollados en otros textos de esta misma obra, razn por la cual,


son destacados entrecomillados y en cursiva.
Resea de la idea de una SAL
La organizacin bsica de una SAL reconoce, con fines
didcticos, diferentes fases y momentos. En esta obra la escritura de
las SAL distingue cada fase con un color. Aqu cada fase respeta el
color de su escritura, distinguindose su denominacin con
mayscula y en cursiva. Los momentos se redactan con minscula y
en cursiva. La transicin de una fase a la otra es sealada con el
cambio de color del nombre del momento. Un grfico final pretende
clarificar el siguiente esquema:
Una fase de INICIO en la cual el docente manifiesta el inters
por implicarse con los jugadores en la propuesta ldica, facilitando
dosis adecuadas de permiso y confianza. De esta manera una SAL
se presenta como oportunidad excepcional para compartir una
situacin diferente, en un espacio-tiempo determinado. Una
presentacin con estas caractersticas tiene vinculaciones con las
ideas de corrimiento y ruptura referidas ms adelante. En principio
es conveniente celebrar un encuentro (considerado tambin como un
reencuentro), durante el cual el docente registra a todos los jugadores
y propone una relacin de empata con ellos. Este momento
requiere de una comunicacin fluida (tanto verbal como no verbal),
cuyos ejemplos suelen ser: el contacto visual; los saludos y las
muestras de afecto, entre otros. Es oportuno el comentario breve de
situaciones ya vivenciadas o de algn hecho novedoso a nivel
personal y/o grupal. Tambin es pertinente la delimitacin de los
sectores donde va a transcurrir la secuencia y la presentacin del
escenario, en los casos que se haya previsto su armado. La situacin
descripta posibilita una transicin hacia la invitacin. En este
momento es necesario que el docente ponga en juego su disposicin
corporal de presencia. Se denomina as a la actitud que expone el
inters por jugar con otros de un modo ldico en un espacio-tiempo
determinado. Como si el docente dijera: Estoy aqu y cont conmigo
para jugar! La puesta en acto de la disposicin corporal de presencia
prioriza los mensajes no verbales que denotan complicidad y dan
cuenta de una actuacin autntica. Algunos ejemplos de dichos
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Formadeljuegoymodosdejugar

mensajes son: el ritmo y entonacin de la voz; los gestos; los


movimientos, desplazamientos y posturas corporales. De esta manera
es probable la vinculacin de los jugadores con la apariencia y el
trnsito a travs del guin. La sugerencia de un cambio de
vestimenta (que puede ser real o simblica) suele colaborar con la
actuacin autntica. El manejo fluido de la comunicacin verbal y no
verbal facilita la circulacin de dosis adecuadas de permiso y
confianza. Dosis que construyen un vnculo de tal potencialidad que
allana la transicin hacia las preparatorias. Momento durante el cual
una sucesin de formas jugadas fortalecen la participacin colectiva
en la secuencia57. Se genera as un tiempo de disfrute relativamente
extenso gracias a la confluencia del sentido, fuente de emocin,
tenor de las acciones y de las variables del modo ldico. La
concurrencia de las variables mencionadas posibilita que cualquier
jugador sugiera formas jugadas que favorezcan la exploracin de las
acciones motoras demandadas (AMD) por el juego. En esta
situacin el docente orienta las sugerencias hacia determinada
forma de juego y hacia el modo ldico de jugarlo. En las
preparatorias prevalece la orientacin hacia el modo ldico,
garantizando seales de los micro acuerdos que faciliten la luz
verde de modo. Fluidez en las sugerencias, risas, gestos, miradas
son algunas de las seales que permiten, en los ltimos instantes de
las preparatorias, la propuesta de algunas formalidades del juego y
el trnsito hacia la fase de APOGEO.
Durante el APOGEO la propuesta muestra mayor complejidad,
intensidad e implicacin. La mencionada fase fluye a travs de las
preliminares. Momento cuya particular intensin es facilitar tanto el
conocimiento y ensayo de las principales reglas, como la
comprensin del sentido del juego. El tiempo de duracin de las
preliminares es directamente proporcional al grado de dificultad de las
formalidades del juego. Por eso es recomendable asegurar las
condiciones para que cualquier jugador proponga formas jugadas por
las cuales ensayen las principales reglas. La fluidez tanto en las
emisin de cantos, como en los desplazamientos y movimientos
evidencian la comprensin de las variables de la forma del juego; y
57

En los Grupos de Estudio hay acuerdo en llamar, transitoriamente, forma jugada


aquella actividad ldica con un grado de desarrollo elemental, sin reglas explcitas.

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van habilitando la luz verde de forma. Luz que advierte sobre la


plena vigencia de la fase y sobre la posibilidad de continuar con la
secuencia. La continuidad se plasma con la propuesta del juego.
Momento de mayor emocin de la secuencia por la confluencia, clara
y precisa, de las variables de forma y de las variables del modo
ldico. Algunas seales que dan cuenta de dicho auge suelen ser las
risas, cantos y la fluidez en la participacin de todos. Es decir que
durante el juego se expone cabalmente la relacin transparente al
jugar.
Ya en los ltimos instantes del juego algunas de las formas
jugadas permiten ingresar al desleimiento, momento que permite la
transicin hacia la siguiente fase. Durante el CIERRE la experiencia
manifiesta nuevas vinculaciones con las ideas de ruptura y
corrimiento, slo que en sentido inverso. Es decir que el
desleimiento propone la trasposicin del guin, el abandono de la
actuacin autntica y la desvinculacin de la apariencia. En el
caso de haberlo previsto se desarma el escenario y se propone el
cambio de vestimenta. Adquiriere nuevamente relevancia la
comunicacin no verbal a travs de cambios tanto en el ritmo y tono
de voz como en los gestos dando lugar a la despedida. Momento en
el cual el docente resalta la participacin de todos propiciando el
contacto visual, los saludos y las expresiones de afecto. Tambin es
importante plantear la posibilidad de una prxima oportunidad, por la
cual compartir una situacin similar con el fin de jugar de un modo
ldico.
Sealamientos para la formulacin de una SAL.
En los Grupos de Estudios se sostiene la idea de que jugar de
un modo ldico es una decisin perecedera que requiere de micro
acuerdos constantes relacionados con la posibilidad de mantener
cierto nivel de actuacin autntica, atravesando un guin,
aceptado libremente sobre la base de permiso y confianza con un
alto grado de empata y complicidad respecto de una experiencia
de sesgo autotlico. Solidario con estas ideas el recorte emprico de
una SAL obliga a pensar (prestando especial atencin a las
condiciones de realizacin) en una intervencin docente sealando:

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Que, de acuerdo con algunas experiencias, existen diferencias


entre el orden de formulacin y la puesta en prctica de una SAL. De
acuerdo a lo descripto en el apartado anterior, el desarrollo de una
SAL respeta una organizacin secuencial: encuentro, invitacin,
preparatorias, preeliminares, juego, desleimiento y despedida. Sin
embargo, por una cuestin metodolgica, al pensar en trminos de
armado de una SAL es recomendable que esa organizacin cambie
seleccionando primero el juego para luego desandar el camino hacia
los restantes momentos de la secuencia. Uno de los rdenes
sugeridos al momento de pensar una secuencia es el siguiente: 1.Juego, 2.- Preliminares, 3.- Preparatorias, 4.- Invitacin y
Desleimiento, 5.- Encuentro y Despedida.
Que la atencin a las variables de forma de un juego
seleccionado conlleva la eleccin y adecuacin, tanto de las
actividades a proponer (y la forma de hacerlo) como de los elementos
a utilizar.
Que el docente propone la SAL como una oportunidad
excepcional donde muestra sus propios intereses en jugar de modo
ldico. Es decir que puede ser un jugador ms y potenciar los
mismos intereses en los dems. Junto con esta ruptura el docente
maneja posibilidades de corrimiento. Los trminos ruptura y
corrimiento se utilizan en referencia a las actitudes y acciones que
quiebran y se desplazan de las prescripciones estereotipadas que
acotan el trabajo docente58.
Que si bien son dos los momentos donde prevalece el manejo
de la luz verde de modo y de la luz verde de forma, existen
destellos durante toda la SAL que caracterizan una experiencia de
calidad. Es decir que en cualquier momento es posible darse cuenta
de que la propuesta resulta una vivencia compartida y disfrutable para
los jugadores.
Que durante una SAL los jugadores pueden organizarse en un
solo grupo con una misma tarea; en dos o ms grupos con la misma
58

Ver La construccin de una instancia de juego. Una pizca de S.A.L. en el universo


Ldico. En Pava/06:69-79.

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actividad; dos o ms grupos con distintas tareas; en grupos rotativos


(por tiempo, por repeticiones, por cumplimiento de una tarea o
sucesin de actividades diferentes); en relevos; en olas; entre otras
propuestas. Los jugadores tienen mayores posibilidades de
experimentar si un grupo grande es organizado en pequeos grupos
paralelos.
Que una SAL constituye como dice el coordinador de este
proyecto un arte de alargar el momento compartido, donde priman
la comunicacin y la emocin. Permite disfrutar de la experiencia
ldica, fieles al estilo de los abuelos, con la idea de demorarse
saludablemente en una secuencia de actividades ldicas articulada
alrededor de un mismo juego.
Los resultados obtenidos durante el transcurso del proyecto
dan cuenta que an existen dificultades para la formulacin y puesta
en prctica de la SAL. Dichas dificultades tienen que ver, entre otros
motivos, con su complejidad, con su desconocimiento y con los
acotados tiempos institucionales. An as la relevancia de una
herramienta de este tipo est relacionada, hasta el momento, con
aspectos bsicos como: compartir una actividad connotada como
juego (y tomrselo como tal); vivenciar las posibilidades de
comunicarse y emocionarse con otros.
Para seguir pensando
en consideracin a la puesta en acto del derecho de
aprender a jugar de un modo ldico un grupo de docentes trabaja en
pos de lograr mayores acercamientos a una herramienta didctica
denominada SAL. Oportunidad en la cual se comparten actividades
que evidencian cierta necesidad de exploracin y puesta a punto de
diferentes capacidades (motrices, perceptivas y comunicativas, entre
otras). En atencin a la puesta en prctica de las capacidades
perceptivas y comunicativas el presente desarrollo acusa influencias
de los estudios sobre Comunicacin Humana de Watzlawick, Beavin y
Jackson (1976) y Bateson (1985) y sobre Relaciones en Pblico de
Giddens (1995) y Goffman (1994).

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Formadeljuegoymodosdejugar

La continuidad de la reflexin sigue focalizada en qu hay que


aprender para ensear a jugar de un modo ldico. En este sentido
persiste el intercambio de ideas que facilitan las oportunidades de
implementacin y mejoramiento de la SAL. Quedan an
interrogantes por develar en cuanto a la formulacin y puesta en
prctica de una herramienta didctica, que slo pretende ampliar el
abanico de opciones con que cuenta el docente para plantear juegos
en la escuela.
Bibliografa

Bateson, G. (1985). Pasos hacia una ecologa de la mente. Una aproximacin


revolucionaria a la autocomprensin del hombre. Buenos Aires: Ediciones
Carlos Lohl.
Giddens; A. (1995). La Constitucin de la Sociedad. Buenos Aires: Amorrortu.
Goffman, E. (1994). La presentacin de la persona en la vida cotidiana. Buenos
Aires: Amorrortu.
Pava, V. (2005). El patio escolar: el juego en libertad controlada. Un lugar
emblemtico. Territorio de pluralidad. Buenos Aires; Noveduc.
Pava, V. (Coord.) (2006). Jugar de un Modo Ldico. El Juego desde la
Perspectiva del Jugador. Buenos Aires: Noveduc.
Pava, V, Russo, F, Santanera, J, y Trpin, M. (1994). Juegos que Vienen de
Antes. Incorporando el patio a la pedagoga. Buenos Aires: Humnitas.
Watzlawick, P., Beavin, J., y Jackson, D. (1976). Teora de la comunicacin
humana. Buenos Aires: Tiempo Contemporneo.

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SalNaranja26

Carritos Ocupados
Busco a los nios y las nias que estn esperando en la sala.
-Hola, chicos y chicas!!
Nos confundimos en saludos y abrazos.
-Ustedes pasearon alguna vez en carritos?
La pregunta y la mirada dirigida hacia las sillitas dan rienda suelta a
un gran paseo por el saln

Recreacin de Leonardo Daz en el grupo de estudio. Propuesta de Elizabet


Larrieu. Curso de perfeccionamiento. Trelew.

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-Vamos!
-El mo es un carro giganteee! - dice lvaro.
-Y el mo, cruza el ro! - anuncia Katy.
Las ideas inundan el gimnasio de algaraba y carros de lo ms
extraos
En un momento empezamos a escuchar msica.
-Ahhh!! Podemos saludar a otros amigos!!! - pide Facundo.
-Dale que pasebamos con la msica? - propongo.
Los carritos balancean sus estructuras por todo el saln. De repente
la msica deja de escucharse
-Me siento en el carrito!!
La msica vuelve a sonar y todos empujan sus carritos, saludndose
al pasar.
-Y si cuando nos saludamos uno lleva al otro en su carro?
Los carros transportan compaeros por cada rincn del saln. Pero la
msica deja de escucharse y
-Cambiemos!
Los cambios se suceden repetidas veces.
Los jugadores van y vienen entre risas y miradas cmplices.
-Y si cuando para la msica el que empuja se sienta en la falda del
compaero?
Todos aceptan la propuesta.
-Cambiemos! - dice Estela.
-Cmo podemos ocupar los carros ahora?
Cuando la msica se interrumpe Cuntas maneras distintas de
ocupar los carros! Ambos compaeros sentados, uno sentado en la
falda de otro; uno, sentado y otro, parado.
-Hagamos una ronda de carros!
Al escuchar la msica todos bailan alrededor de los carros. Pero la
msica deja de escucharse y
-A ocupar los carros!!
-Vale sentarse en la falda de un amigo! - digo mientras saco un
carrito de la ronda.

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El juego contina al escuchar otra vez la msica. Cada vez que la


msica deja de sonar aliento a los jugadores para que busquen
maneras de ocupar los carros de la ronda mientras retiro un carro por
vez. Hasta que
-Quedan slo dos carros!
Y
-Dale que todos podemos ocupar los dos carros!!!
Luego de lograrlo se escucha:
-Bieeen!
Tras un gesto mo los carros regresan nuevamente a la sala.
-Dejemos las sillas ordenadas - propongo.
-Qu bueno! Hicimos un carro gigante y todos pudimos ayudarnos
para sentarnos juntos! Ya en la sala, Paula comenta:
-Yo me sent con Anala.
-Y yo, con Sandra - dice Laura.
-Capaz que otro da lo intentamos nuevamente
Las sonrisas de los nios me indican que quizs el cansancio deja un
lugar al disfrute
-Chau, Toribio!!!
Se agitan las manos de todos y sus miradas quedan guardadas en mi
memoria

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SalBlanco17

Foto, Foto
Los integrantes del grupo no se conocen entre s, y la
incertidumbre parece reinar al momento de formar una ronda. Las
miradas se cruzan y los cuerpos adoptan posturas rgidas.
-Qu tal? Cmo les va? - pregunta el coordinador, Toribio Pelazo.
-Bien! - contestan algunos.
Se percibe que esas preguntas introductorias no alcanzan para
contrarrestar la rigidez del momento.
El coordinador inicia el convite sentndose en el suelo.
-Podramos relajar el cuello!
A medida que realiza la movilidad los dems lo imitan.
-Tambin los hombros! - agrega Julieta.
La lentitud de los movimientos circulares, es bienvenida. Se cierran
algunos ojos mientras las cabezas giran y se dejan or expresiones
que denotan placer. Pese a ello, se ven algunas caras de nerviosismo
e incomodidad cuando, luego de algunos minutos, Toribio propone:
-Estara bueno que se permitan dar masajes en el cuello y los
hombros a un compaero.
-Confiemos en el masajista! S?
As las parejas van encontrando el gusto del dar y recibir masajes. A
medida que el clima se nota ms distendido cada pareja intercambia
la ocupacin.
-Y si modelamos como arcilla o masa a nuestro compaero?
La pregunta funciona como disparador y as las parejas se moldean
mutuamente. David, que est siendo moldeado, dice:
-Somos estatuas!
Las risas se escuchan durante la continuidad de la actividad.
-Recorramos para ver qu estatuas quedaron! - propone Mara.

Propuesta de Daniel Devita recreada en el grupo de estudio.

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Formadeljuegoymodosdejugar

Las expresiones de reconocimiento y asombro por cada obra brindan


ms confianza a los participantes que van intercalando su rol entre
artistas y estatuas.
Entre risas y sonrisas los autores se detienen unos segundos para
retratar las obras en una fotografa.
-Yo no me pierdo esta foto! - comenta Juan.
Las poses se multiplican. Por un lado, un enamorado apurado se
distingue junto a un futbolista en equilibrio. Mientras que por otro, se
divisa una mujer en un desgarrador llanto y un nadador asustado.
Una tras otra, las artsticas imgenes sobrevienen entre flashes y
risas. Slo se escuchan los Clic! Clic! de los fotgrafos tomando
las fotos.
-Dale que nos sacbamos fotos con otros?
La pregunta de Walter incita a posar grupalmente.
As se suceden fotos jugando en una plaza, fotos en una playa con
acalorados veraneantes, fotos de esquiadores experimentados. Fotos
en alguna reunin familiar o social, fotos de situaciones tan
extraordinarias como una caminata espacial, o tan cotidianas como
un almuerzo en familia. Los pequeos grupos arman exaltadamente
sus pequeas historias antes de retratarlas.
Duplicando el nmero de integrantes, cada grupo sigue produciendo
sus obras.
-Qu tal si tratamos de representar el antes y el despus de una
situacin?!
-Una historia en dos fotos!
El comentario genera acciones que construyen ficciones crebles
para los protagonistas. El elegante antes de una fiesta se ve
coronado con un desarropado y despeinado despus. Unos recin
casados se ven luego rodeados de hijos y nietos; una cara de lunes
de ida al trabajo se ve contrastada con la de un viernes al horario de
salida. Y, modificando la sugerencia original, hasta una dinmica
filmacin se detiene cuadro por cuadro para explicar escenas de un
viaje en colectivo.

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Formadeljuegoymodosdejugar

Dos grandes grupos se conforman para proponerse contestarse


dialcticamente antes con despus. Alternativamente, un grupo
propone una foto grupal de un antes, y espera observando
entretenido los revuelos que conlleva la creacin del despus.
Varias idas y vueltas se observan con poses que las risas hacen
difciles de sostener. Imgenes de un equipo de ftbol al comienzo y
al final de un encuentro deportivo, o una foto de una sala de parto
antes y otra despus del nacimiento son algunas de las escenas
representadas. Cada despus se ve coronado con un aplauso que
reconoce tanto el esfuerzo como el ingenio.
La rpida recepcin de la propuesta de realizar una foto grupal hace
dejar en el olvido aquel recatado comienzo. Entre fotos de ganadores
y perdedores de un concurso de baile, o de nios que se transforman
en ancianos en el prximo retrato, va menguando el clima del juego
que se presiente concluyendo.
Una foto realizada con una cmara real, parece dejar en claro que las
fantasiosas fotografas formarn parte de una futura ocasin. Y un
aplauso generalizado marca el cierre, mientras que cada uno va
buscando los lugares que ocupaba media hora antes.

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SalAmarillo8

Sapos y Sapitos
-Hola! No vooy en tren, vooy en avin! Todos al saln!
Sorpresa!
-Estamos en un gran charco de barro! - grito con fuerza, antes de
emprender la actividad. Con ojos ms que asombrados me miran y
ante mi invitacin, todos aceptan entrar.
-Pasmonos barro por todo el cuerpo - les digo.
Los pequeos comienzan a frotarse todo el cuerpo. Todos menos

Propuesta de Nancy Rodrguez recreada en el grupo de estudio.

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Leo, que no quiere ensuciarse la ropa. Mientras tanto, Flor y Lautaro,


demostrando mucha alegra, expresan sus ganas de patinar. Todos
se entusiasman, Leo tambin, que se desplaza por todo el espacio.
Entonces les propongo:
-Se animan a baarse como lo hacen los sapos en los charcos de
barro?
La respuesta no se hace esperar:
-S!
Unos se tiran a la pileta; otros, nadan, algunos se duchan y cantan a
la vez con los cachetes inflados imitando a los sapos, ante la
propuesta de Lauti:
-Cantemos como sapos!
Y no slo eso! De esta forma rodamos como sapos, disfrutando la
frescura de aquel barro tan fro y pegajoso como imaginario.
A continuacin, entre todos participamos de la accin: El gran charco
tena charquitos y cada sapito deba pasar por cada uno de ellos, en
los cuales se daban acciones muy divertidas:
-Dale que pasamos por los charcos, pero el barro est lleno de
espinas?
-Ay!
-Uuuy! - se escuchan los sapos.
Comienza a llover y los charcos tienen ms agua que barro:
-Cmo hacemos para pasar? - pregunto.
-Levantando las patas - dice Agustn.
-Ahora sali el sol, hace mucho calor pero los charcos estn fros.
Algunos tiemblan y otros se abanican. Los diferentes sapitos disfrutan
de los charcos en los que nos encontramos.
Los chicos demuestran cansancio. Como sapos nos sentamos
uniendo las plantas de los pies. Con la msica suave que les hago
escuchar, ellos entienden que es el momento de relajarnos. El barro
de la piel desaparece, tambin la piel de sapo. Nos sentamos,
inspiramos, expiramos y les propongo volver alguna otra vez al gran
charco. En ese momento me responden:
-S!
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Formadeljuegoymodosdejugar

De pronto, algo interrumpe el clima; algo hace que la magia se


termine: las voces de Franco y Ramiro, que me dicen:
-Toribio, vamos a jugar a ser sapos y sapitos?
La noche calurosa nos recibe en el momento en que comenzamos a
frotar nuestros cuerpos fros, algo arrugados y verdososcon barro.
Y todo comienza de nuevo

INTEGRANTES DEL GRUPO DE ESTUDIOS SOBRE JUEGO Y EDUCACIN


2007-2008
VCTOR PAVA. NACI EL 04/07/52 EN LA CIUDAD DE CRDOBA. ES PROFESOR DE
EDUCACIN FSICA, LICENCIADO EN ACTIVIDAD FSICA Y DEPORTE Y MAGISTER EN
TEORAS Y POLTICAS DE LA RECREACIN. TRABAJA EN UNCO, UNC, UNLP, UNRC,
UNVM Y UFLO.
VILMA CAPOBILA. NACI EL 15/08/59 EN LOMAS DE ZAMORA, PROVINCIA DE BUENOS
AIRES. ES LICENCIADA EN EDUCACIN FSICA. TRABAJA COMO SUPERVISORA DE
EDUCACIN FSICA. CUTRAL C. PROVINCIA DE NEUQUN.
EQUIPO DOCENTE DE LA CTEDRA JUEGO Y CONOCIMIENTO DEL PROFESORADO EN
EDUCACIN FSICA, UNIVERSIDAD NACIONAL DE RO CUARTO: MG. SERGIO CENTURIN
(ADJUNTO), MG. IVANA RIVERO (JTP) Y LIC. VERNICA PICCO (JTP), A QUIENES, A PESAR
DE LA DISTANCIA, SENTIMOS INTEGRADOS AL PROYECTO.

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Formadeljuegoymodosdejugar

LA INTERVENCIN DURANTE EL JUEGO ENTRE EL


CONTENIDO DEMANDADO Y LA FORMACIN
DEL JUGADOR EXPERTO
La escuela tiene la funcin social de hacer que los nios, nias,
adolescentes y jvenes que asistan a ella se apropien de una parte
socialmente seleccionada de la cultura que la humanidad ha
construido durante siglos. Si bien ello no implica que toda la funcin
social de la escuela quede agotada aludiendo a la reproduccin del
saber, se trata no slo de una funcin central, sino de la base misma
de la legitimidad social que la escuela reivindica para s y que el gran
pblico (que es quien enva a sus nias y nios a la escuela) le
reconoce o le reclama.

Por Jorge Nella, especialmente para esta publicacin.

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En otro pasaje de este libro se dice que la escuela es uno de los


pocos lugares en que se lo alcanza distinguir como espacio pblico
protegido en donde se puede honrar el derecho a jugar de un modo
ldico59, es decir, en donde las experiencias de juego planteadas por
determinados docentes son pensadas, presentadas y atendidas. Esto
hace que la escuela deba disponer de un saber especfico: el saber
acerca de la transmisin, en este caso del saber jugar. Si se
considera que la enseanza moderna se define a travs de una
situacin colectiva o grupal, se nos hace necesario plantear la
metfora de la direccin y de la conduccin, incluido tambin el
vocabulario vinculado al gobernar60. No cabe duda de que el
maestro no es un Jefe de Estado. No se trata de definir cuestiones
territoriales, sino de la disposicin de las cosas y de las personas
para que cumplan los fines deseados.
Emparentados con estos conceptos, aparece otro vocablo que
es el de la intervencin. La palabra intervencin proviene del trmino
latino intervenio, que puede ser traducido como venir entre o
interponerse. De ah que intervencin puede ser sinnimo de
mediacin, interseccin, ayuda o cooperacin y por otro parte, de
intromisin, injerencia, instruccin, coercin o represin. En el caso
particular que nos ocupa podemos encontrarnos con ambas caras de
una misma moneda. Intervencin que pondr luz verde o luz roja
relacionada con la forma o con el modo de jugar, o una atenta y
expectante luz amarilla.

59

Ver Pava, V.: Grupos de Estudio sobre Juego y Educacin, caractersticas


generales y metodologa de trabajo, en este mismo libro.
60

El concepto de gobierno ser utilizado en este trabajo desde una concepcin


ms abarcadora que la de mero gobierno poltico. Se trata de la teora de la
gubernamentalidad moderna esbozada por Michel Foucault (Giorgi y Rodrguez.
2007:187 y ss.), la cual nos servir para ver al gobierno como conglomerado de
prcticas de conduccin variables y contradictorias (uno puede gobernarse,
inclusive, a s mismo, a una familia, a un estado, a una unidad econmica
determinada), pero en constante cambio e interdependencia.

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Ahora bien, el hecho de intervenir implica la existencia de una


demanda, de un contrato y de una serie de cuestiones que es
necesario estudiar y analizar en sus diferentes aspectos.

En principio, como toda intervencin en el contexto de una SAL


implica la generacin de un tiempo-espacio artificial, es decir, un
momento encuadrado desde la perspectiva de aquel que la recibe
y aquel que la aplica. En otras palabras, la intervencin en una
SAL no es un episodio natural sino que se halla construida y
atravesada por discursos que se van conformando a travs del
tiempo.

La intervencin se origina a partir de un tipo de demanda, es decir,


el contenido ser percibido como un fenmeno dinmico dado por
el sentimiento de obligacin por parte de ciertos docentes, cuya
etimologa de la palabra proviene del latn, ob-ligare, que significa
atar, dejar ligado (apareciendo en sus discursos: debo
ensear, tengo que transmitir) y el derecho por parte del
alumno quien solicita algo que se considera justo, merecido o
necesario en ciertos momentos de la vida cotidiana de la
institucin educativa. Hay un deseo de ese bien que ciertos
docentes pueden ofrecer (es as que se escuchan los reclamos
por parte de los nios/as en determinados momentos: hoy a que
vamos a jugar, cundo jugamos) y que podemos suponer
que en esta demanda surge una construccin simblica, de la
profesin o disciplina, que se est llevando a la prctica61.

La intervencin forma parte de un devenir contractual, en tanto


que hace actuar a ambas partes involucradas, es decir, al
profesional de la intervencin (el docente) y al sujeto de sta
(alumnos/as). De esta manera, la intervencin en el contexto de la
SAL se expresar como contrato metodolgico, es decir, como un
conjunto de reglas acordadas explcita o implcitamente que
regirn en ese proceso, que de una u otra forma le impone un

61

Es raro escuchar a los alumnos que digan en horas de Matemtica, Sociales o


Lengua, A qu vamos a jugar!, pero es comn, dicha expresin, en la hora de
Educacin Fsica o en ciertos momentos del Jardn de Infantes.

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orden, una forma de ley, de organizacin y de gramtica, que le


confiere direccin al hacer, pretendiendo generar algn tipo de
transformacin o cambio en relacin a la demanda de lo ldico (la
manera de acordar las reglas, propagacin de la imaginacin, los
permisos para jugar, el sentido a los diferentes momentos, etc.)
Entender al contenido como una demanda nos permitir, desde
la investigacin, centrarnos en la posibilidad de analizarlo como un
estado de tensin, entre un deber (por parte del docente), y un
reclamo (por parte del alumno/a). Esto nos permitir poder percibir,
por un lado, que el grupo clase es ante todo:
1. Un lugar de obligacin: obligacin de horarios, de lugar, de
materiales, compaeros, apropiacin de saberes, etc.
2. Un lugar de confrontacin: confrontacin entre las necesidades del
adulto y las de los nios/as, entre las aspiraciones del docente y
los anhelos del alumno/a.
3. Un lugar de diferencias: no solo morfolgicas o de facilidad de
aprendizaje, sino ms bien, en que no todos persiguen los mismos
fines a la hora de jugar, no todos se mueven por el mismo
deseo62.
A partir de esto, vamos a poder identificar, por otro lado, que el
maestro/a va a tener ciertos problemas a la hora de plantear la SAL,
problemas que est continuamente intentando resolver, no solo a la
hora de planificar la sesin de juego, sino, principalmente, durante
ella. Paso a enumerar:
1. Cmo hacer que los alumnos pasen de la obligacin a la
motivacin? Precisando ms cmo hacer que se sientan ms
implicados en los fines que queremos promover con el juego?
cmo el comunicar una consigna del juego hace pasar de una
pedagoga de la opresin o de la imposicin a una pedagoga de
la necesidad de la accin y de valoracin personal? cmo

62

Tomado de Jacques Florence. 1991:11 y ss.

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comprometerlo con el juego para que sea protagonista del mismo


y no un mero participante?
2. Cmo hacer que los alumnos pasen de la confrontacin a la
relacin? En otros trminos cmo llegar a que nuestras
necesidades y aspiraciones en materia de educacin coincidan, o
que al menos se aproximen, a las esperanzas y las necesidades
propias de nuestros alumnos? cmo hacer que nazca entre el
docente y el alumno/a esa especie de complicidad sin la cual no
hay verdadera comunicacin ldica?
3. Cmo hacer para que en la heterogeneidad de la clase todos
estn motivados y cada uno se sienta valorado? Cmo imaginar,
a partir del juego propuesto, pero tambin gracias al modo de
comunicarlo, que cada uno sienta deseo de intentar, de superar,
de hacer el mximo esfuerzo?
Si comprendemos de esta manera a la SAL, como un sistema
social en el que existe conflicto de poder, atraccin, rechazo y de
constante negociacin (por la actividad, por el tema, por las acciones
permitidas o prohibidas), nos lleva a que la construccin de un
contenido no puede ser entendida en forma unidireccional de
influencia que va del docente al alumno/a, sino que todos los
miembros que forman parte de l, afectan y son afectados. As los
alumnos, influyen con resistencia frente al juego propuesto que no le
interesa a partir de su pasividad, indiferencia o indisciplina.
El maestro, entre el saber del jugador experto y el saber ensear
El/la maestro/a a la hora de proponer un juego, en el formato
de SAL, observamos que hace uso de ciertos saberes que lo
podemos denominar el saber del jugador experto y el saber del
enseante. El/la maestro/a como jugador/a experto/a ser aquel que
por el gran conocimiento del formato del juego le permite seguir,
detener, segmentar, cambiar, ignorar, exigir e inventar las reglas,
cada vez que se d cuenta de que el juego no puede sostenerse, ya
sea por incompetencia de algn jugador, por dejar de ser divertido,

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justo, correcto o socialmente aceptable63. Los expertos en el juego


negocian sus intervenciones, proponen y defienden ciertas reglas,
resuelven conflictos y definen diferentes modos de participar el
vnculo entre ellos, permitindole iniciar, sostener y seguir jugando.
Cuando un alumno/a decide entrar al juego lo hace desde
donde sabe y puede, desde donde su propia estructura de
conocimiento puede establecer relaciones entre lo nuevo y lo
conocido, en otras palabras, cuando alguien juega, en algo conoce al
juego. Si alguien ha decidido jugar, es porque ha detectado que tena
algn saber para poder entrar en juego, encuentra una puerta
apropiada para activar lo que sabe con el juego. Pero estos saberes
no se encuentran en un mismo nivel, algunos nios saben o dominan,
en un grado mayor o menor que otro, los saberes correspondientes
para poder jugar un juego.
Es ante esta falta que el/la maestro/a como enseante ahora
se corre como jugador/a experto/a con la intencin de que el resto de
los alumnos puedan visualizar el o los saber que necesitan, en virtud
de poder sostener o mejorar su juego. Este saber, el del maestro/a, lo
llamamos el de ensear, ya que el significado del mismo, segn el
diccionario, es el de poner delante de alguien una cosa para que sea
vista y apreciada, ya sea, una destreza, habilidades sociales,
actitudes, sentimientos, etc. a fin de que los alumnos/as puedan
utilizarlas y convertirse ellos en jugadores expertos, en especialistas
en la materia.
Es decir, el maestro/a recurriendo a una diversidad de
procedimiento, desde el acompaamiento verbal, la ayuda de un
alumno como referencia, un comentario, una demostracin, una
pregunta hasta gravitar en la periferia del grupo para observarlo,
intenta sostener un saber que cree necesario para mantener y nutrir
al juego. De forma moderada y en los momentos apropiados, para no
quebrar el campo ldico, el maestro/a va a alternar o hacer que
sucedan tiempos de accin en el juego y breve momentos de
63

Hay en estas afirmaciones influencias de los comentarios sobre la diferencia


entre jugar y saber jugar abordada en Sarl/06:139.

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reflexin sobre una experiencia64 que se est poniendo en juego o


cree el docente que es necesario experimentarlo para sostener o
enriquecer el juego. Entendiendo que las experiencias nunca son
interesantes, sino que ser el anlisis que de ella se saca lo que lo
revaloriza como experiencia.
De esta manera el maestro/a al intervenir en algn momento
agrega o inhibe alguna instancia de la forma o del modo de jugar, ya
que se acta como jugador/a experto/a y en otro momento, al
proceder como enseante intentar hacer manifiesto aquellos
saberes que no se visualizan y que se cree imprescindible para
sostener de forma autnoma el jugar de un modo ldico por parte de
los alumnos.
A modo de sntesis
Por lo aqu expuesto quisiera reflexionar sobre dos puntos:
1. La intervencin va a ser el dispositivo de recontextualizacin de un
contenido demandado, entendiendo a la necesidad de jugar como
un producto de derechos sociales y el reconocimiento de ciertos
docentes y momentos institucionales en donde su intervencin
satisficiera dicha necesidad, la necesidad de juego.
2. Por otra parte el mensaje educativo siempre ser doble, se habla
de algo especfico (en este caso del juego) mientras se est

64

Experiencia en el sentido Hegeliano, es decir, el autor comenta que la experiencia


que uno hace transforma el conjunto de su saber. En sentido estricto no es posible
hacer dos veces la misma experiencia. Es verdad que forma parte de la
experiencia el que se est confirmando continuamente. De hecho slo se la
adquiere por la repeticin. Pero como experiencia repetida y confirmada ya no se la
hace de nuevo. Cuando se ha hecho una experiencia quiere decir que se la
posee. Desde ese momento lo que antes era inesperado es ahora previsto. Una
misma cosa no puede volver a convertirse para uno en experiencia nueva. Slo un
nuevo hecho inesperado puede proporcionar al que posee experiencia una nueva
experiencia. Gadamer/99:429.

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hablando de otras cosas a la vez (la manera correcta de


comportarse, lo que est permitido decir, etc.).
De ah debe entenderse a la recontextualizacin como el conjunto
de transformaciones por las cuales un texto cultural se constituye en
contenido a ensear y luego, ya en manos de los docentes, en
contenido de enseanza. Los saberes originarios sufren, entonces
transformaciones pedaggicas en donde el contenido a ensear da
origen al contenido enseado (Gvirtz Y Palamidessi. 2008). El
mensaje educacional siempre hace algo ms que transmitir un
conocimiento. Es siempre un mensaje poltico, moral, tico y
filosfico, que sirve para ensear a comportarse, a respetar las
jerarquas o para construir la propia identidad.
Por otro lado, si bien reconocemos al juego como un satisfactor de
necesidades (Pava. 2006), esto no implica que el deseo desaparezca
como tal. La lgica del deseo es que excede a todos los objetos que
pueden satisfacerlo. Sigue estando all, pudiendo plantearse,
entonces, que la satisfaccin es parte de la condicin humana. As,
cuando un alumno cumple todas las demandas de la realidad, se dice
que se ha sobreadaptado, que no tiene ms capacidad de imaginar,
de crear, de pensar en contra de lo pensado, de jugar (Caruso y
Dussel. 2001). Por lo tanto existir sujeto en tanto haya desfasaje con
las demandas; el sujeto es algo, que si bien est inscripto en las
estructuras (sociales, polticas, psicolgicas, escolares) stas nunca
estn dadas de una vez y para siempre, por lo que las experiencias
que se construyan son una compleja trama entre deseos,
posibilidades e historia.
El hecho de que las experiencias de la SAL en el contexto
institucional educativa sean el resultado del poder pero tambin del
deseo, nos plantea un estado de tensin entre el deseo que no se
cumple (alumno/a en posicin de exceder lo dado) y el poder que
intenta ordenar las experiencias (alumno/a en posicin de
obedecer). Este estado de tensin ser el acto fundante de una
forma determinada de presentacin del conocimiento que lleva a su
vez a la transformacin del contenido, produciendo como sntesis, un
nuevo contenido. Las secuencias y el orden de las situaciones
ldicas, el rito de explicacin, el control de la transmisin, la demanda

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de respuestas, la posicin fsica, ademanes, muecas, etc. hasta el


uso de las preguntas y el tipo de respuestas que se validan o no,
revelan los aspectos importantes de lo que all se est definiendo
como conocimiento. Esta transformacin va a estar dada por las
tensiones expuestas en el texto y a lo que he llamado contenido
demandado entre el que da, habilita y acuerda, el docente y el que
quiere, acepta o rechaza, el alumno.
Bibliografa

Caruso, M. y Dussel, I. (2001). De Sarmiento a los Simpsons. Para pensar la


educacin contempornea. Buenos Aires: Kapelusz.
Gadamer, H. (1999). Verdad y Mtodo I. Salamanca: Sgeme.
Giorgi, G. y Rodrguez, F. (compiladores.) (2007). Ensayos sobre Biopoltica.
Excesos de vida. Buenos Aires: Paids.
Gvirtz, S. y Palamidessi, M. (2008). El ABC de la Tarea Docente: Currculum y
Enseanza. Buenos Aires: Aique.
Jacques Florence (1991). Tareas Significativas en Educacin Fsica Escolar.
Barcelona. Inde.
Pava, V. (2006). Jugar de un Modo Ldico. El juego desde la perspectiva del
jugador. Buenos Aires: Noveduc.
Sarl, P. (2006). Ensear el Juego y Jugar la Enseanza. Buenos Aires:
Paids.

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SalVerde16

La Sopa del Brujo


Los nios llegan al saln acompaados por su maestro de sala
y al ingresar visualizan en el piso un crculo con dos manijas dibujado
con tiza.
-Eso qu es? A qu vamos a jugar?
Dirigindose al maestro, Toribio Pelazo, los chicos le demuestran una
actitud de alegra (sonrisa, pequeos saltos,) y curiosidad. l, que
se encuentra parado a un costado del crculo con una postura medio
encorvada, y con una voz imitando a la de un anciano, les dice:

Propuesta de Jorge Nella recreada en el grupo de estudio.

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-Buenos das, queriditos nios y nias. Pasen, pero tengan cuidado


de no pisar la olla. Sealando el crculo dibujado en el piso.
-Uau!!
Los nios exclaman tomndose la cara con las manos y abriendo
bien los ojos.
Continuando con la misma postura y voz, el personaje se presenta
diciendo:
-Soy Churrinchi, y he venido aqu porque tengo mucha hambre y me
contaron que por ac hay ricos ingredientes para hacerme una sopita.
-A ver? - contina. -Qu ingredientes lleva una sopita?
Los chicos contestan:
-Papas. Cebollas. Zanahorias. Batata
-Mmm! - exclama el brujo Churrinchi frotndose la panza con una
mano.
-Brbaro! Quiero todos esos ingredientes en mi sopita, pero cmo
los voy a identificar? Dirigindose a los chicos les dice:
-A quin le gustara ser cebolla?
Algunos chicos levantan la mano, entonces, contina:
-Pero cmo podremos identificar a las cebollas del resto de los
ingredientes?
Una nena hace como si llorara y al verla los compaeros que desean
ser cebolla la imitan.
-Muy bien!
Entonces el brujo haciendo un gesto, como si tuviera una barita
mgica, les dice:
-Todas las cebollas, mtanse a la olla!
Las cebollas ingresan rpidamente en el recipiente
-Y a las papas? Cmo las reconoceramos?
Despus de algunos ensayos coinciden en inflarse los cachetes con
aire y con los brazos imitando a un cuerpo gordo, y entonces
Churrinchi, volviendo a hacer sus pases mgicos, hace ingresar las
papas a la olla. Las zanahorias se incorporan tambin con los brazos
extendidos hacia arriba

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-Pero hay un problema comenta el brujo. - Cada vez que me


distraigo para buscar la sal los ingredientes de la sopa se me
escapan y tengo que salir a buscarlos y atraparlos para volverlos a
meter en el caldo...
Al ver que Brbara (una alumna) se queda sentada en un rincn del
saln, le sugiere que sea su ayudante. Se le acerca y le pregunta:
-Cmo se llama usted, brujita?
Como no le contesta, le dice:
-Ah! Qu distrado que estoy Usted es la Brujita del 71 (personaje
de una serie televisiva).
Al ver que Brbara esboza una sonrisa contina con el guin.
-A esta sopa le falta un poco de ojos de sapo.
Imitando los gestos de estar echndolos dentro de la olla donde se
encontraban sentados los alumnos
-Y lengua de loro Qu ms podemos ponerle? - le pregunta a la
Brujita del 71.
-Araas!! responde ella.
-Brbaro! - dice Toribio entre sonrisas.
-Le da un rico sabor su juguito.
Los nios y las nias, sentados en la olla, responden con
exclamacin y gestos de repugnancia acompaados con risas. En
ese momento, Toribio le sugiere a su compaera bruja, que a esa
sopa le falta un poco de sal, y al darse vuelta para buscarla, los
chicos se incorporan y se ponen a correr.
-Se escapan! exclama.
Y salen en busca de los nios para devolverlos a la olla.
Sentados de nuevo en el recipiente, varios chicos quieren ser brujos y
le preguntan:
-Qu pasara si todos somos brujos? Podramos jugar?
Entonces, les sugiere ir rotando. Cuatro se paran al costado de la olla
y les pide que se presenten. Uno dice llamarse Tapita (cancin
infantil); otra, Berta (de un cuento); el siguiente, Cachabacha, y el
cuarto no saba cmo nombrarse. Entonces les pide ayuda a sus

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compaeros que estn en la olla para darle un nombre; uno sugiere


llamarlo Calandraca (personaje de una obra de tteres).
-Muy bien, ahora qu le ponemos a esta sopa? - les pregunta a los
brujos.
-Pelo de gato - dice uno
Y otro hace que lo saca de una bolsa; otro, imita que lo ralla, etc. Los
compaeros de la olla se cubren la cabeza. As le van agregando
distintos ingredientes hasta que deciden que le faltaba sal, dando
comienzo a la huida y persecucin.
Antes de volver a comenzar les pide a los brujos que roten, dando
oportunidad a los dems alumnos para agregar ingredientes y
perseguirlos cuando escapen. Luego pregunta:
-Les gustara a los ingredientes de la sopa tener un refugio fuera
de la olla?
Despus de debatirlo, se decide marcar una zona de proteccin a un
costado del saln. De la misma manera se resuelve que haya
salvadita para los que se encontraban en la olla.
-Muy bien, este brujo est lleno de tanto tomar sopa - y tocndose la
panza dice:
-Estoy pipn, y ustedes, los brujitos?
Se escuchan comentarios que refuerzan el estado de satisfaccin de
tanto comer.
Y as, el maestro brujo, volviendo a hacer sus pases mgicos les
dice:
-Ingredientes, ingredientus, convirtanse en niitus.
-Muy bien - con voz de brujo - me despido porque me voy a dormir la
siesta. Estoy muy lleno, y si se quedan los voy a convertir en galletitas
para el mate de la tarde

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Salmbar27

Abrazos

Los chicos y las chicas se renen expectantes en un sector de


la sala roja. Toribio Pelazo entra y saluda:
-Hola! Cmo estn? Vieron que siempre nos saludamos con un
beso? Hoy tengo ganas de que nos saludemos con abrazos.
Ustedes saben qu tipos de abrazos existen?
-Si! - dice Zoe.
-Abrazos de amigos!
-Y cmo son? - pregunta el profesor.
La respuesta no se hace esperar: Zoe abraza a Carola con un
apretn de cuerpo y cerrando los ojos.
-Dale! Elegimos un amigo y le damos un abrazo de amigos!
El grupo se confunde en un manojo de apretones.
-Cambiemos de amigo y le damos un abrazo de oso!
-Tambin hay abrazos de despedida para alguien que se va, cmo
sern?
Y Franco abraza a Nahuel; con los ojos bien grandes y una sonrisa
dice:
-As!
Entre las propuestas de Toribio y de los chicos se suceden los
abrazos apurados, tristes, de reencuentro en un tarro de dulce,
clidos dentro de un freezer, de gigantes fros, en cmara lenta.
Pasan un buen rato probando distintas posibilidades
Mientras se escucha una msica suave:
-Escuchen! Vamos caminando y cuando no se escuche la msica
abrazamos a un compaero, enojados y con fro! propone el profe.
Siguen caminando y cuando no se escucha la msica alguien dice:
-Y si abrazamos a un compaero en el mar con miedo a los
tiburones?

Recreacin de Gabriela Andersen, en el grupo de estudios. Propuesta por Karina


Alarcn, Fernando Giovi y Agustina Henalz; alumnos de la ctedra de Juego Motor;
Uflo.

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La actividad contina con diferentes formas de abrazos propuestas


por diferentes protagonistas:
-Abrazo a mi compaero feliz en un mundo de miniatura!
-Dale que abrazamos a dos odiosos comiendo chicle?!
-Abrazo a tres gigantes apurados!
-Nos damos un abrazo sndwich de queso derretido!
-Cmo sern los abrazos de oso en cueva pequea?
Otras ideas fluyen entre risas y exclamaciones de los protagonistas
Hasta que surgen nuevos desafos:
-Y si nos abrazamos de a cinco robots enamorados?
-Ahora, diez moscas gigantes!
-Abracmonos todos como ardillas apuradas! Sper!
En un momento la msica se escucha con menos volumen. Toribio
gesticula para que los chicos vuelvan a reunirse.
Mientras se sientan en la alfombra, Piuque dice:
-A m me gust mucho!
Lara agrega:
-El que ms me gust fue el abrazo de oso que me hizo Camila!
-Qu sentiste? - pregunta el profe.
A lo que responde:
-Sent que me quera mucho! Y yo tambin la quiero!
-A m me gust el abrazo de costado que me dio Facundo! - dice
Jeremas.
Toribio agrega:
-Gracias por abrazarme!
-Otro da jugamos de nuevo! Dale?
Suspiros y sonrisas ofician de respuesta mientras Toribio se aleja

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SalNaranja19

Un Tren

Voy al encuentro de los nios que estn en el patio. Cuando


me ven llegar, se acercan y les digo:
-Hola! Cmo estn?
-Bien! -responden.
-Conocen los vagones de los trenes?

Propuesta de Rodrigo Muoz recreada en el grupo de estudio.

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-S! - contestan Dalma y Juan, mientras comienzan a moverse en


el espacio como coches solitarios.
Los dems siguen sus recorridos.
-Cmo se podra mover un vagoncito recin nacido?
La pregunta genera el ensayo de gateos y desplazamientos
asombrosos.
-As tambin! - dice Joaqun, mientras experimenta cuadrupedias en
diferentes alturas, direcciones y velocidades.
Tiempo ms tarde, el trencito creci hasta dos vagones,
enganchados entre s.
-Vale de la cintura? - se escucha preguntar.
-S!! - se escucha responder.
-Ahora podremos avanzar enganchados de los hombros! - propone
Violeta.
-Tambin vale de los tobillos?
-S! Pero no podemos avanzar mucho Ja, ja, ja!
Entre risas y carcajadas seguimos probando distintas formas de
enganche.
-Se animan ahora a engancharse con dos compaeros ms?
-S! Ac encontramos unos compaeros! Qu bueno!!!
-Y si nos enganchamos de la cintura?
-Dale!
Entre risas y pruebas los trenes de cuatro vagones recorren el
espacio.
-Se acuerdan de la cancin del tren?
-S! Vamos a cantarla!!!!:
-Chu cuch, chu cuch! Sbase, seora, sbase, seor, sbase al
trencito del amorch cuchuuu! Que hace chucu (menean para un
lado), que hace chaca (menean para el otro), que hace chucu chucu
chucu chucu chaca. Que hace chaca, que hace chucu, que hace
chaca chaca cha!
-Mir, Toribio, como hacemos nosotros! - requiere ngel, mientras
su grupo de vagones se mueve hacia delante (cuando dicen chucu)
y hacia atrs (cuando dicen chaca).
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Todos los grupos de vagones prueban los distintos enganches


cantando la cancin.
-Tambin podemos engancharnos salteando un vagn!
Los intentos de cada grupo se renuevan ante la nueva propuesta.
-Este s que es difcil!
-Probemos este enganche haciendo un solo tren! Dale!
Todos los vagones conforman un solo tren. Los desplazamientos del
vagn son lentos al principio. La prctica hace que los recorridos
sean fluidos.
-Podremos cantar la cancin?
-Probadita!
Risas, cambios de lugar, ayudas y ensayos conforman un clima de
compaerismo con el tren del amor.
-Llegamos a la terminal! - dice Catalina.
-Dejamos de ser vagones de este tren! - agrego.
-Para la prxima, armamos otro tren
-S, estara buensimo- responden rindose y despidindose
hasta la prxima.

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PERMISO Y CONFIANZA
PARA JUGAR DE UN MODO LDICO

(Reflexiones desde un psicoterapeuta)

-No puedo jugar contigo dijo el zorro. No estoy domesticado.


()
- Qu significa domesticar?
-Es una cosa demasiado olvidada dijo el zorro- Significa crear lazos.
-Crear lazos?
-Si dijo el zorro-. Para m no eres todava ms que un muchachito semejante a
cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y t tampoco me necesitas. No soy para ti
ms que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos
necesidad el uno del otro. Sers para m nico en el mundo. Ser para ti nico en el
mundo
-Empiezo a comprender dijo el principito-. Hay una flor Creo me ha domesticado.
-Es posible dijo el zorro-. En la Tierra se ve toda clase de cosas!...

() Los ritos son necesarios.


-Qu es un rito? dijo el principito.
-Es tambin algo demasiado olvidado.- dijo el zorro.
Es lo que hace que un da sea diferente de los otros das; una hora, de las otras.
Antoine de Saint-Exupry

Hace un tiempo que Vctor, coordinando diversos equipos,


viene trabajando en la observacin de los juegos. Como fruto de sus
incursiones etnogrficas en el patio escolar, ha generando
herramientas conceptuales para ampliar la comprensin del juego. De
su caja de herramientas tomo la ms novedosa: el concepto de
modo ldico, expuesta en el libro Jugar de un Modo Ldico, el
juego desde la perspectiva del jugador, de Editorial Noveduc
(Novedades educativas). Lo que sigue pretende ser un aporte a la
profundizacin conceptual de esa categora (el modo ldico) desde lo
que, sobre los modos de relaciones humanas, pensamos algunos
psicoterapeutas.

Por Juan Pablo Pava, especialmente para esta publicacin. An cuando no es


miembro activo de los Grupos de Estudios Locales sobre Juego y Educacin,
participa con este texto a ttulo de colaboracin filial, aportando una perspectiva de
anlisis desde la psicologa.

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No me desentiendo de la dificultad implcita que conlleva saber


que, cuando pensamos la realidad con nuestras teoras, la estamos
creando. Por ende, en este acto creador, no hay certezas, solo
tentativas de comprensin. Este ensayo intenta ser entonces una
aventura (o desventura) epistemolgica, un permiso a preguntar con
teoras desde la duda. Los conceptos que usar tienen, por tanto, un
carcter exploratorio, con los cuales intentar comprender la
singularidad de lo que est ocurriendo all, entre el mundo y yo,
donde se produce el juego, donde se juega.
-No puedo jugar contigo dijo el zorro. No estoy
La presuncin que inicia esta exposicin es que a jugar de un
modo ldico se aprende, pero no se ensea. Al menos no desde la
representacin ms tradicional que tenemos del acto de ensear.
Jugando descubrimos que hay un modo particular, llamado ldico, de
jugar. Este descubrimiento sera personal, en el sentido de propio e
individual, a la vez que relacional, se aprende con otros. En relacin
con otros jugadores, que juegan de un modo ldico, vamos
descubriendo que, eureka mediante, existe un modo de jugar
despreocupado, fantasioso, libre y no violento; construido mediante
experiencias de intimidad y emociones.
Para aprender, para descubrir este modo, hacen falta
experiencias -quiero suponer- de permiso y confianza. Estas
experiencias, tal como un modo ldico de jugar, tampoco se
ensearan. Se iran construyendo mediante experiencias de relacin.
Permiso y confianza seran, al menos desde el punto de vista
conjetural de esta exposicin, las experiencias de relacin que
permitiran el descubrimiento, el aprendizaje, del modo ldico.
Voy a usar la analoga como brjula para comprender,
mientras voy exponiendo, la relacin que pudiera existir entre los
sentimientos de permiso y confianza para jugar de un modo ldico
(dando por hecho que existen y que se encuentran relacionados) y el
modo ldico con la relacin teraputica. Mi suposicin es que la
relacin que da forma al modo ldico es anloga a la que ocurre en lo
que se denomina en psicoterapia relacin teraputica. Vale esta
aclaracin: pertenezco a un grupo de terapeutas que pensamos (y
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sostenemos como postura tica) que la relacin teraputica se define


como una relacin entre seres humanos que de tener algo especial
es que puede posibilitar o no los procesos teraputicos, es decir, el
cambio (Perls. 1974, 1976; Ambrosi. 1982; Yontef, 2005, Garca,
2009). La relacin teraputica sera tal por su condicin de ser
posibilitadora de salud, es decir, permisiva y favorecedora de la
confianza. La particularidad de la relacin teraputica es su marco
tico signado por la paridad, que establece que los integrantes de la
relacin tienen igualdad de pertenencia y derechos sobre la relacin.
Abro un parntesis epistemolgico: (Decir que existe tal cosa
como la relacin teraputica implica un acto esttico. En palabras de
Keeney, supone establecer un marco conceptual para la accin
prctica (1994:23). Supone establecer un marco contextual para, con
pretendida sencillez, construir una realidad mediante un concepto. Si
bien puedo establecer que hay dos personas, con ciertos rituales de
interaccin, la existencia de la relacin teraputica es un constructo
de quien observa, y que al calificar de tal esta relacin, la crea, la
hace existir, y la comprende al otorgarle sentido. Estas
construcciones tericas de la realidad, permiten entender el mundo
de la experiencia cotidiana: en el caso de esta exposicin, de
relacionarnos, de jugar de un modo ldico. Un acto creativo, esttico
y no real, en el sentido de fantaseado, para construir una realidad por
la cual ir transitando (Botella y Feixas, 1998; Neimeyer y Mahoney,
1998). El desafo epistemolgico de este acto esttico, est dado por
el hecho de que, para poder concebir un otro mundo, se requiere
estar ya en ese otro mundo. En forma anloga, para saber que se
est jugando de un modo ldico, implicara estar dentro de esa
experiencia particular de jugar. En forma similar, distinguir como
teraputica a un modo particular de relacin supone estar ya
formando parte de esa relacin. Planteada la analoga, abandono ya
las referencias a la relacin teraputica). Cierro parntesis
-Qu es un rito? dijo el principito
Retomando, el permiso, en la relacin teraputica, as como en
el modo ldico, se presentara como un acto ritual que dara inicio a
esta manera singular de relacin. La confianza, aprendida en la
relacin, sera resultado de la intuicin de que en esta relacin vamos
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a compartir el modo. Habra entonces una situacin contexto


relacin posibilitadora del modo ldico, definida por el vnculo entre
permiso y confianza. La confianza sera, o as lo entiendo, el logro
aadido, no buscado, del permiso. Resumiendo esta conjetura, la
ocurrencia de la confianza de que se va a compartir el modo precisa
de una serie de seales que permitan intuir (y as sentir permiso) que
en esta relacin se ha de compartir el modo. Pienso a los rituales
como una serie de pautas de interaccin organizadas, con pautas
acordadas mutuamente, que permiten comunicar, mediante seales
compartidas, que s abrir la puerta para ir a jugar. De comunicar, a su
vez, que s que vos sabs abrir la puerta. De saber, o sospechar,
aqu la confianza, que vos sabs que yo s abrir la puerta Y de esta
manera, se va estableciendo el permiso, aparece la confianza, se
inicia el modo compartido de la relacin.
El ritual sera comprendido solamente por quienes participan
de la relacin. Tendra como funcin favorecer a que cada
participante, echando mano de experiencias anteriores de recibir
permiso, compartiendo las seales de este nuevo ritual, pueda sentir
permiso de participar. Una accin interna de cada participante. La
confianza, por otro lado, sera externa, hacia el otro integrante de la
relacin, permitiendo predecir lo que va a ocurrir en la relacin.
Resultando en una relacin posibilitadora del modo ldico.
El ritual para jugar de un modo ldico implicara anoticiar
(comunicar) que lo que sigue no es en serio. Distinto de los llamados
Juegos Psicolgicos65, donde creemos y hacemos creer que no va en
serio, hasta que el resultado del juego nos muestra que haba un fin
perseguido, una utilidad existencial, de la que sabamos no
racionalmente que esto iba en serio.
Siguiendo la gua de la Teora del Apego del psiclogo John
Bowlby (1988), especialista en desarrollo infantil y en familias,
pareciera que el desarrollo de la confianza no sera el fin que se
busca en el establecimiento de las relaciones con determinados
modos, si no consecuencia de un modo de relacin, en el que se
aprende que el otro va a estar. Segn esta teora, la criatura aprende
65

Ver ms adelante, en este mismo captulo

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a confiar (o no) en sus progenitores a medida de que estos se


muestran como una base segura. Por ejemplo, puede la criatura
aventurarse a explorar (hay permiso) y al volver saber que estn
disponibles, mediante seales que mutuamente codifican
(organizacin ciberntica). O pueden trasmitirle a la criatura que no
estarn claramente disponibles, ergo, no son confiables. Por tanto el
desarrollo de la confianza sera consecuencia de pautas
comunicacionales, que permitiran a quienes participan de la relacin,
poder conocer y co-crear reglas de permiso que habiliten saber con
claridad, que es lo que se puede y lo que no. Es decir, establecer un
modo de comunicacin propio, con sentido para quienes participan de
esta relacin que est ocurriendo y que al repetirse, adquiere forma
de ritual.
Junto con el desarrollo de la confianza, jugar de un modo
ldico sera iniciar un modo de estar en el mundo, de jugar en un
modo de relacin que se construye jugando. A la vez que voy
construyendo este modo de relacin me voy construyendo. Tal como
el artesano se hace mientras hace su artesana, tal como voy siendo
padre mientras mi hija va siendo. Tanto puedo decir que estoy
criando a mi hija como que ella me est criando. Tanto puedo decir
que construimos un modo ldico mientras nos relacionamos, mientras
vamos jugando con este modo, y as, en pleno acto de jugar vamos
co-creando reglas de lo que est y no est permitido. Vamos
construyendo confianza. Se va estableciendo un marco tico
particular para la relacin (todo participante conoce el ritual, es
igualmente necesario para la existencia de la relacin, tiene permiso y
experimenta confianza). Este marco tico implica a su vez el
establecimiento de un marco esttico (distinguimos a esta relacin,
con estas caractersticas, como una relacin de modo ldico).
La confianza entonces, nuevamente, como la posibilidad de
saber que el otro va a actuar de un modo predecible, es decir, que se
va a dar permiso para aventurarse junto conmigo a compartir el
mismo modo de relacin, a transitar la incertidumbre de esta relacin
que est ocurriendo. Tambin puede ser la confianza, adems de la
invitacin a la incertidumbre, un modo de anticipacin a ciertas
consecuencias, o cumplimiento de expectativas. Un ejemplo: aunque
es costumbre decir que no se puede confiar en un estafador, segn lo
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expuesto, puedo tenerle confianza porque s que me va a estafar (s


que va a actuar de ese modo, su conducta es predecible), entonces
no le presto. O puedo prestarle para despus poder quejarme de que
me estaf. Esto ltimo es lo que se denomina un Juego Psicolgico
(Berne, 1966).
Segn la teora de los Juegos Psicolgicos del Anlisis
Transaccional (Berne. 1966, 1974), estos se juegan, entre otros
beneficios, para evitar la intimidad y el compromiso emocional. Los
juegos de modo ldico ocurriran en relaciones donde la intimidad es
posible, ya que habra permiso y confianza para aventurarse a este
modo de relacin friccional, es decir, con compromiso emocional.
Quien juega de un modo ldico se aventura a experimentar la
emocin que surja, aunque no sea agradable, de la experiencia de la
intimidad. Experimentar emociones adecuadas a la situacin (ya sea
placer, afecto, alegra, o tristeza, miedo o bronca) es considerado en
psicoterapia como seal de salud, ya que traeran bienestar a quien
las sienta (aunque culturalmente se consideren desagradables, y
parezca extrao desearle una buena tristeza a un ser querido). Se
entiende bienestar como la posibilidad de desarrollarme, de
experimentar y experimentarme. Para adentrarse en la intimidad
(aceptar la invitacin, el permiso, el yo s que vos sabs) y aceptar la
posibilidad de experimentar emociones, habra que tener experiencias
de confianza. Por el contrario, quien juega juegos psicolgicos
pretende evitar sentir ciertas emociones, o solo busca sentir
determinadas emociones (consideradas aceptables por la cultura, por
lo general, placer), sin importar la situacin (Kertsz y col, 2003). Y
como la intimidad ocurre en relaciones friccionales y de futuro incierto,
por tanto inmanejable, se evita.
Vale la siguiente aclaracin: prefiero el trmino experimentar
a sentir. Experimentar implicara un vivenciar activo y responsable de
la emocin que estoy sintiendo, es decir, permiso para sentir. Sentir,
por s solo, me invita a pensar que la vivencia puede ser intrusiva, no
querida, y hasta vivida como ajena, molesta e inaceptable en mi
experiencia.

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Retomando las ideas de Bowlby (1988), mencionado


anteriormente, pienso que la aventura de la confianza se construira a
partir de una base segura aprendida en la infancia. Aprendida, no
enseada Para este autor, pensar en la crianza (domesticar, para
el zorro) implicara un planteo etolgico (un estudio de las conductas
de relacin y comunicacin) con el cual valerse para comprender la
naturaleza del vnculo entre el nio y los progenitores. Mediante la
crianza vamos aprendiendo a construir la intimidad. Esta construccin
se organizara cibernticamente (mediante procesos de intercomunicacin): la intimidad ocurrir cada vez que se den condiciones
determinadas y cesar cuando se den otras condiciones
determinadas. De este modo se ira estableciendo una confianza
bsica, con el fin de proveer de una base segura al nio para que
pueda permitirse explorar y saber que ser bien recibido cuando
vuelva. Desde esta confianza bsica es que la criatura construir
nuevas experiencias de confianza. Segn este autor, ningn padre
puede proveer de una base segura a menos que tenga comprensin
intuitiva de y con respecto a la conducta de confianza del nio. El
desarrollo de la confianza se construira mediante un entretejido de
relacin entre las conductas del nio y su progenitor, que pide al
progenitor un grado necesario de intuicin, de modo que se permita
dejarse guiar por las conductas de su cra. Es decir, organizacin
ciberntica.
Empiezo a comprender dijo el principito-. Hay una flor
A diferencia de la forma de un juego66, y como expuse al inicio
de este escrito, creo que no se puede ensear (en la forma en que
tradicionalmente se representa este acto), ni generar, ni motivar
instrumentalmente (estimular lo que el enseante quiera que el
ensaado aprenda) el modo ldico; depende de que quien observa y
participa lo vivencie como tal, es decir, sienta permiso y confianza. Es
un modelo de relacin que se aprende por observacin. El psiclogo
cognitivista Albert Bandura (1984), al presentar su teora del
aprendizaje por observacin, menciona que, para que un modelo sea
66

Ver Pava, V: Sobre ciertas variables de la forma de un juego y el modo de


jugar; una aproximacin a nuevas categoras para la investigacin de lo ldico en la
escuela, en esta misma obra.

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aprendible, son necesarias ciertas condiciones de quien observa el


modelo para que ste, el modelo, tenga el carcter de tal y capte la
atencin de quien est aprendiendo y lo aprenda. Segn lo que es/fue
preferido o no por las personas de quien aprend (distinto de bueno o
malo, que implicara una relacin moral), elijo ciertos modelos,
modos, en lugar de otros. Y puedo elegir Juegos Psicolgicos en
lugar del riesgo de la intimidad del Modo Ldico, si as fue preferido
en mi familia y grupo cultural de pertenencia.
Entonces, el aprendizaje de los modos de relacin seran
adems procesuales, es decir, se aprende el cmo ms que el qu (el
cmo se comunica ms que lo que se comunica). La relacin, el
modo ldico, sera no intelectual, sino ms bien, experiencial. Esto lo
hara no trasmisible, pero si aprendible. En esta relacin es que yo
voy a ir aprendiendo a confiar, a establecer cules sern las seales
que me permitirn saber que vos sabs abrir la puerta. Pero si a
quien invito a jugar de un modo ldico no tiene esta experiencia, no
ha tenido permiso de aprenderlo, no va a tener confianza en participar
de esta experiencia relacional.
A la vez, al ser una relacin no factible de conocer
intelectualmente, es territorio de quienes sienten el permiso. Del
mismo modo, no tenemos tcnicas para generar permiso y
confianza (aunque as lo digamos, como descuido causal y
omnipotente). Apenas si contamos con herramientas para despertar
la confianza que los invitados pueden tener. Si a quien invito no tiene
dicha confianza, interpretar mi invitacin segn sus propias
experiencias, y jugar de un modo no ldico (y quiz me sorprenda
dicindole: -he, estaba jugando!, para explicarle que lo mo, no era
en serio). Les podemos mostrar que hay permiso, pero no los
podemos hacer sentir en confianza. En la mayora de las veces
apenas si podemos limpiar la cancha de los obstculos que
impediran o entorpeceran, ya sea la posibilidad de aprender o la
disposicin a querer aprender. Tal como la vergenza puede
entenderse como placer sin permiso, mal que me pese, no puedo
hacerte disfrutar ni hacerte sentir determinadas emociones si no tens
permiso. Slo puedo invitarte y el encuentro de tu disposicin y la ma
harn el resto. Por esto es que pienso que el modo ldico implica una
relacin anloga a lo que se denomina una relacin teraputica.
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Resumiendo, el modo ldico se definira en la relacin entre el


que juega y el juego, entre el que juega y los otros jugadores. El
modo ldico entendido como un permiso compartido que da confianza
para animarse, desvergonzadamente, a entrar en esta realidad
distinta y compartida, de bsqueda de emociones, de intimidad.
Confianza en que vamos a compartir (vos y yo damos, vos y yo
recibimos). Confianza que aprendimos relacionndonos, jugando,
animndonos.
Creo que el permiso a desconfiar y animarme (que en diversas
teoras psicoteraputicas se metaforiza como nuestra parte Nio) me
ha arrojado encantado a disfrutar de la friccin en las relaciones, es
decir, permiso para participar del encuentro y el contacto, el ser
tocado, al relacionarme con otros, y notar que el riesgo de estas
fricciones, acompaadas de emociones, traan consigo procesos de
creatividad y espontaneidad. Riesgo de emocionarme, a pesar de que
pudieran ser estas emociones las que nuestra cultura de adultos
prefiere evitar (la tristeza, el miedo, el placer, el afecto). Expresin de
este permiso hay detrs de la confianza de escribir estas palabras
que no son certezas.
Yo no le el Principito hasta los 25 aos, en parte, por
vergenza, es decir, placer sin permiso. Falta de confianza. Carencia
de permiso para desarrollar mi mismidad y confiar en que poda
aprender, en trminos de Perls, y descubrir que algo se hace posible.
Aprender que mi disposicin es ma, tu disposicin es tuya, ojal
coincidan y podamos jugar de un modo ldico (al menos as lo
prefiero).
Si coincidimos es hermoso
Si no, no tiene remedio
Fritz Perls

Bibliografa

Ambrosi, J. (1982). Simpata. Pars: LHarmattan. (Traduccin de Naparstek)


Bandura, A. (1984). Teora del Aprendizaje Social, Madrid: Espasa Calpe.
Berne, E. (1966). Los Juegos en que Participamos. Mxico: Diana.
------------ (1974). Qu dice Ud. despus de decir Hola? Barcelona: Grijalbo.

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Botella, L. y Feixas, G. (1998). Teora de los Constructos Personales,


aplicaciones a la prctica psicolgica. Barcelona: Laertes.
Bowlby, J. (1988). Una Base Segura. Aplicaciones clnicas de una teora del
apego, Buenos Aires: Paids.
Garca, R. (2009). Premisas Fundamentales. Comunicacin personal, escrito
pstumo. Indito.
Keeney B. (1994). Esttica del Cambio. Barcelona Paids Terapia Familiar.
Kerman, B. (1998). Nuevas Ciencias de la Conducta. Aplicaciones para el tercer
milenio. Buenos Aires: Universidad de Flores.
Kertsz, R. Atalaya, C. y Kertsz, A. (2003). Anlisis Transaccional Integrado, Buenos
Aires: Ippem.
Neimeyer, R. Mahoney, M. (comp.) (1998). Constructivismo en Psicoterapia. Buenos
Aires: Paids.
Perls, F. (1974). Sueos y Existencia. Santiago de Chile: Cuatro Vientos.
---------- (1976). El Enfoque Gestltico y Testimonios de Terapia. Santiago de
Chile: Cuatro Vientos.
Yontef, G. (2005). Proceso y Dilogo en Psicoterapia Gestltica. Santiago de
Chile: Cuatro Vientos.

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SalAmarillo4

El Gato y el Ratn
Voy a buscar a los nenes de sala de cinco aos (sala amarilla)
que estn sentados en ronda en su aula.
-Hola! Cmo les va, chicos? Miau. Todo bien? Miau, miau.
Se ren, me miran.
-S, s!!
-Uy! Saben qu me pasa? Tengo puestas unas orejas de gato y por
eso me estoy convirtiendo en gato. Miauuu.

Propuesta de Andrea Canales recreada en el grupo de estudio.

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-Quieren unas orejas de gato? Dale que cuando nos las ponemos
nos convertimos en gatos? Miau. Traje para todos: blancas, negras,
chicas, grandes, marrones
Metiendo las manos en el bolsillo del delantal y movindolas
comienzo a sacar y a largrselas:
-A m, a m, Toribio!
Se las colocan y comienzan a maullar, caminan en cuatro patas, se
ren.
-Ahora s podemos ir al mundo de los gatos!
Un sector del patio es la casa de los gatos. Sugerido por el profesor
Toribio Pelazo, los gatos salen a pasear. Apurados, contentos,
enojados De repente todos los gatos vuelven a su casa y se
acuestan a dormir.
-Qu tal si ahora nos convertimos en ratones!! Para eso les tengo
que dar orejas de ratones.
Evelyn est enojada, con los brazos cruzados.
-Qu te pasa, Eve?
-Gonzalo me rob mis orejas! Yo justo las iba a agarrar y l me las
sac.
-Mir, ac tengo unas especiales, que son ms grandotas y pods
escuchar mejor con ellas!
Se las coloca y va a jugar con los dems.
-Cmo corren los ratones? Alguna vez alguien vio alguno?
-S, son rpidos!
Salen todos y corren por el patio.
-Y dale que ahora todos los ratones vuelven a su cueva a comer
queso?!
-Los ratones van a salir de la cueva a buscar ms queso; pero
cuidado, porque yo, Toribio, soy un gato, los voy a querer atrapar y
ustedes tienen que correr a su cueva. Si quiero entrar, no me dejen,
eh! porque si no, les voy a comer todo el queso.
Los corro por el patio, trato de entrar a la cueva, para que no me
dejen les tengo que avisar: -Cuidado que estoy entrando!

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Entonces, con los brazos extendidos, arman una barrera. El gato se


va a dormir y entonces los ratones salen a buscar queso.
-Ahora, el ratn que el gato toque se convierte en gato y lo ayuda a
cazar ms ratones. Quieren?
-S!
-Qu tal si de a dos formamos una casita agarrados de las manos?
Inmediatamente, las nenas se organizan y buscan una pareja para
tomarse de las manos. Los varones son los ratones y est cada uno
en su casita. Entran, salen y cambian los roles en un momento:
-Acurdense!, cuando levantamos las manos, la puerta se abre, los
ratones pueden salir y entrar; cuando las bajamos, no. Salen a
pasear, y si aparece el gato se esconden en las cuevas, para que el
gato no los atrape!
Lo repetimos varias veces y algunos quieren cambiar de roles; se
ren; estn muy motivados.
-Qu les parece si construimos una cueva muy grande? Para eso
nos tomamos de las manos. Esta casa tiene muchas puertas que se
abren cuando las manos estn arriba y que se cierran cuando las
bajamos. Practicamos?
Dos ratones van a estar adentro, dos gatos afuera, los que somos la
cueva tenemos que cuidar a los ratoncitos. Ellos van a poder salir y
entrar cuando las puertas se abran y los gatos tambin por eso hay
que estar atentos. Los gatos hacen todo lo posible para entrar y
perseguir a los ratones, que huyen despavoridos y alientan a sus
compaeritos (cueva) a que no los dejen pasar. Los gatos ingresan y
se escuchan gritos:
-Uyyy, corraaan.
Son los ratones que al ser atrapados con un suave cosquilleo, se
convierten en una puerta ms de la gran cueva. Jugamos varias
veces intercambiando roles.
Hasta que grito:
-Qu est pasando!!!?
-Es la duea de la casa que lleg. Vamos a escondernos.

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Las paredes de la cueva comienzan a desarmarse, nos sentamos,


guardamos las orejas de gato y de ratones en el bolsillo para jugar
otro da; nos acostamos. Es tiempo de regresar a nuestra sala para
poder volver a jugar la prxima vez que la duea de casa salga de
paseo.
De regreso en la sala nos despedimos: Les pregunto si les gust.
-S, Toribio, estuvo buensimo, otro da jugamos otra vez

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SalMarrn1

La Selva
La espera ha terminado. La expedicin est lista para la
aventura. Luego de tres semanas de entrenamiento y dificultosos
circuitos, Toribio Pelazo considera que la sala verde est preparada
para vivir una aventura nica en la selva. Han valido la pena, los
saltos en el cajn y los balanceos en la soga. Estos s que son
expedicionarios preparados para el peligro y las sorpresas. Sentados
y en silencio, todos esperan al jefe de la expedicin en el gimnasio. Al
llegar, los mira fijo a los ojos y en tono misterioso les dice:
-Hoy s, nos vamos a la selva.

Propuesta de Cecilia Taladrz recreada en el grupo de estudio.

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-Ay, ay, ay, nos vamos a la selva - dice Juana, una de las
expedicionarias ms emocionadas.
-Traen gorros? Repelentes? Botas para el agua y los pantanos?
-Listo, ya tenemos todo puesto - grita la expedicin.
-El traje sper selvtico tambin, porque vamos a una selva terrible.
Todos se colocan los trajes en instantes mgicos y con la magia que
tienen los instantes.
-Al aeropuerto, rpido que nos espera el avin - dice el jefe de la
expedicin.
El grupo de nios se sube a una sbana celeste desplegada por el
profesor en el piso.
-Ajstense los cinturones, que ya despegamos.
-Qu bueno, se ven las nubes; cuidado! Si se mueven mucho se va
a caer el avin!
-No, estamos aterrizando!
Los nios se han bajado de la sbana y corren por todo el gimnasio
gritando.
-Hay un leopardo - dice Bautista.
-Expedicin, expedicin! - grita desesperado el jefe -Morena est
llorando, vamos a tener que tomar el avin de vuelta a la ciudad y
llevarla con alguien que la asista.
Todos se sientan rpidamente en la sbana celeste.
-Rpido: a la ciudad de La Plata - gritan todos.
Morena, llorando se va con la Seorita de la sala que se ha quedado
en el gimnasio. Al parecer tanta aventura la ha atemorizado. El jefe
de la expedicin deja a la expedicionaria en manos profesionales y
decide con su tropa volver sobre sus pasos para finalmente llegar a
destino.
-Volvamos al avin! Pronto!
Todos se organizan rpidamente en la sbana y uno de los nios
toma el volante del avin.
La nave aterriza nuevamente en el corazn selvtico. Todos salen de
la sbana, corren y gritan. Algunos se abrazan.
-Llegamos. Cuidado, no sabemos con qu nos vamos a encontrar.
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-Vamos a armar nuestra casa por las dudas que necesitemos


escondernos.
Toribio junto a los nios corre una colchoneta azul de gran tamao y
la pone a continuacin de un cajn de destrezas formando una
pequea casita. Toda la expedicin se refugia en la cueva y queda
sentada y expectante.
-Salgamos todos juntos, bien agachados con tcnica cocodrilera; que
ningn tigre nos vea.
Todo el grupo se arrastra por el piso. Hay risas y miedo. La soga est
colgada del techo y debajo hay una colchoneta verde que los nios y
Toribio han transformado en arenas movedizas.
-Oh, arenas movedizas! Pero por suerte encontr una soga para
poder pasar. Escucharon eso?...
De pronto se escucha un rugido de len y todo se llena de miedo.
Joaqun sin preocupacin y con gran sonrisa pisa la colchoneta
verde.
El profesor grita como un embravecido len:
-Sal de ah, Joaqun, son arenas movedizas, cuidado! Si alguno se
cae, le va a costar mucho salir - grita, al verlo, el jefe de la expedicin.
Todos pasan cerca de las arenas movedizas de a uno, intentando
no tocarlas. El peligro es inminente. Un paso en falso puede ser
mortal.
-Qu susto, qu miedo tengo de pasar por el pantano! - grita Juana
con alegre susto.
-Lleven el avin a la roca que nosotros terminamos de pasar y vamos
con ustedes - propone el jefe.
El grupo que ya ha pasado las arenas movedizas sale con la sbana
celeste a cuestas y se esconde en la roca.
-Dale, Joaquina, pas rpida - le reclama la tropa enardecida.
-Escucharon al len? - pregunta asustado el jefe de la expedicin.
-Tenemos que volver. Todos al avin!
-Micaela, al avin - Le ordena el jefe con enrgico grito.

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Micaela corre felizmente por el gimnasio sin escuchar al profesor. Y


disfrutando de correr por la selva en libertad ningn peligro parece
acecharla.
Se suben al avin y gritan a los tripulantes que faltan. Desde la roca,
Sofa comunica:
-Yo me quedo ac.
-Vamos Sof, todos a bordo. Debemos volver.
El grupo se sube a la sbana celeste y por ltimo, Sofa accede a
sumarse.
-Estn todos?
-Volvamos. Arranquemos
-1, 2, 3 - gritan todos.
-Llegamos!
Salen corriendo de la sbana y se encuentran con la seorita y con
euforia le cuentan la aventura. Mora ha dejado de llorar y sonriente
los espera para ir a la sala. Algunos siguen corriendo y
escondindose en la roca mientras piden a Toribio volver a empezar.
Desde las arenas movedizas se escuchan extraos ruidos... al
parecer la expedicin deber volver a explorar ese lugar...
Toribio dice, mientras acaricia la cabeza de cada uno de los nenes: Estara bueno prepararnos para ir a otro lugar tan fantstico como
ste!

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SalMarrn20

Islas y Pjaros
Voy al encuentro de los chicos que estn en la sala. Entro y
los saludo:
-Hola?
-Hola! - responden todos.
-Qu linda remera, Cristian! - comento.
-Vio, profesor? Es del rey len!
-Est buensima!

Propuesta de Rodrigo Muoz recreada en el grupo de estudio.

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-A ustedes, les gustan los animales? - pregunto a los dems.


-S! - dicen unos.
-Noo! - exclaman otros.
-Yo conozco unas islas donde hay algunos animales! - comento,
mientras me voy desplazando hasta que llego al gimnasio.
Con gesto de curiosidad abro la puerta y
Todos comienzan a desplazarse por ese espacio.
-Mir, profe, soy una gaviota!
-Y yo, una iguana!
Tambin se observan los desplazamientos de tiburones, cucarachas
y lucirnagas.
-Como haran estos animales si estuvieran enamorados?
-Y si estuvieran tristes?
-Cmo haran si estuvieran enojados?
Todos los chicos despliegan sus movimientos y sus sentimientos.
-Si somos todos pjaros para volar por todas las islas?
Pjaros y emociones se combinan de manera asombrosa: gaviotas
enamoradas, garzas curiosas, flamencos enojados, colibres
odiosos, tucanes deprimidos, entre otros.
En esta isla hay una chicharra que congela por unos minutos a todos
los animales; el sonido de esta chicharra es as: plafff (aplauso).
-Escucharon todos esa chicharra?
-S - me responden.
Todos los animales deben congelarse de la manera que elijan y
mirar al que est ms cerca para saber cmo se siente.
-Listos? Ya!!
Tordos, guacamayos, gorriones, carpinteros y golondrinas van y
vienen hasta escuchar las palmadas. Los movimientos e inhibiciones
se repiten.
-Puedo dar la palmada yo? - pregunta Esther.
-Los pjaros podramos ir por cada isla!
-S!
As, aves como ocas, patos, loros y golondrinas comienzan a
trasladarse por cada isla.
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-Pasemos primero por la isla del amor! Donde nuestro pjaro se


encuentra re enamorado.
-Qu lindo! Ahh! - dicen todos, con sus mejillas rojizas.
La isla de la tristeza
-Uhh, qu feo!
All cada parte del pjaro se encuentra muy triste y deprimido,
apenas puede avanzar. Todos con caras tristes, con el cuerpo
pesado como si tuviramos muchos kilos de arena en los pies; no se
escuchan comentarios por parte de los chicos. Recorremos tambin
la isla de la locura, y nuestro pjaro tiene un ataque de locura:
-Cmo les parece que tenemos que ponernos?
-Movernos como licuadora - es una de las respuestas.
-Y ahora, a la isla de la felicidad!! Donde nuestro pjaro est muy
feliz y contento.
-Qu linda isla!
A todos se les ven los dientes.
-Ja, ja, ja!!! - Sonren los chicos.
As tambin visitamos cualquier isla que los chicos propongan: la
isla donde hace mucho fro y sopla el viento muy fuerte, la isla
bailarina, etc. Surgen todo tipo de islas, una ms divertida que otras
y el juego llega a su punto mximo de sensaciones.
-Aunque todas las islas estn geniales, llega el momento de volver al
continente, que tambin tiene sus cosas lindas y donde todos nos
esperan.
Volamos lentamente hasta que nos quedamos todos sentaditos bien
cerquita. Entonces les pregunto:
-Cmo se sintieron en el viaje?
-Bien! - responden.
-Qu ave les llam la atencin?
-El guacamayo! me contestan.
-Otro da podemos juntarnos a realizar otro viaje por las islas.
-S! - contesta Augusto.
-As probamos otras cosas! - solicita Eugenia.

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-Quizs necesitemos un rey len! - comento mientras miro y le


sonro a Cristian, quien asiente con la cabeza.

Quiero compartir algunas cosas que se dispararon en mi cabeza luego de la hermosa


jornada que compartimos ac, en Centenario. Estuve pensando en este carcter inclusivo del
juego, en contraposicin a la necesidad de categorizar y separar del conocimiento: animales
o plantas, letras o nmeros, mujer o varn, bien o mal. Y el juego es netamente inclusivo.
Soy yo, y el personaje. Juego en serio y de mentira Creo que en educacin estamos tan
acostumbrados a respuestas cerradas y categricas que nos cuesta mucho esto de soy y no
soy, es blanco y negro, es dulce y salado. Tengo, adems, algunas reflexiones sobre el
desleimiento que quisiera compartir. Creo que lo que mejor lo describe es eso de entrar a
salir (de Atahualpa), se acuerdan? Y que hay estilos de desleimientos. Cada uno encuentra
el suyo... Como toda despedida, hay gente que ve el vaso medio lleno o medio vaco. Uno
ah tiene que elegir: me voy con la frustracin del cierre o con la satisfaccin de haber
jugado y con la esperanza de volver a jugar? A qu le pongo ms nfasis? Eso tambin es
educable... Me despido con una frase de Osvaldo Soriano, que me parece que describe
bastante esto de teora-accin y que puede ser aplicado al juego. l dice: Respondo a la
necesidad de escribir con el placer de escribir Nosotros diremos: Respondo a la
necesidad de jugar con el placer de jugar... Un abrazo. Adriana.
Fragmentos de un mensaje enviado por Adriana Jurez. Foro de intercambio on-line. Grupos de
Estudios sobre Juego y Educacin.

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SalAmarillo10

Pollitos Temerosos
Llego al aula mientras los nios festejan mi entrada. Con cara
de intriga, los saludo:
-Hola, cmo estn? A qu no saben dnde estuve el sbado a la
tarde?
Las respuestas de los nios no se hacen esperar
-Jugando al ftbol!
-En la escuela!
Mientras, con movimientos de cabeza, indico el yerro:
-En la playa!!!
-En la plaza!!!?
Por ltimo, en medio de los nombres de lugares que intentan los
alumnos, intervengo:
-Les voy a contar lo que me ocurri durante el fin de semana en
(Una breve pausa permitida por el silencio de los nios) La zona de
chacras!
La lluvia de comentarios es inmediata
-Mi to vive ah Yo voy los fines de semana!!
-Est lleno de rboles ese lugar -dice otro.
Para clarificar el panorama procedo a describir, con ayuda de algunos
alumnos, el lugar, su ubicacin, y pregunto en general, si se imaginan
qu tipo de animales habitan all; a lo que responden (mientras
caminan hacia el gimnasio):
-Chanchos.
-Ovejas!
-Vacas!!
-Caballos!!!
- Perros!!!!
-Gallinas!!!!!
-Patos!!!!!!

Propuesta de Nicols Zari recreada en el grupo de estudio.

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-Pollitos!!!!!!!
Mientras caminamos hacia el gimnasio, les cuento tambin sobre la
existencia en la zona, de animales depredadores como: zorros y
perros salvajes. (En ese instante se escuchan los primeros gruidos y
ladridos provocados por los nios que parecen enjaulados).
Una vez en el gimnasio, los reno y les comento:
-Saben lo que vi en la chacra?
-No!! -responden los nios.
-Haba una gallina que gritaba desde un gallinero:
-Pollitos, pollitos, vengan!
-Mentira. -dice un nio.
-S, las gallinas no hablan! -indican otros
-Es en serio - aseguro con seriedad.
-Es ms, de otro gallinero escuch
(Con voz aguda y acompaado de aleteo de pollo) -No, porque
tenemos miedo.
Entre las risas de los nios, pregunto:
-Quin sabe a qu le teman los pollitos?
-A las vboras - dice uno.
-A la madre, porque les iba a pegar - indica otro, entre risas de los
compaeros.
-No al zorro! - comento misterioso - Porque cuando los pollitos
cruzan, el zorro sale de un escondite y los atrapa
-Uh, qu malo! - seala un nio.
-Cuidado, gallinas, las atrapar! - los sorprendo.
Y salen corriendo entre gritos y sonrisas cuando intento atraparlos.
Luego de algunas persecuciones, los reno y pregunto:
-Cul podra ser la casa-gallinero de los pollitos?
Los nios proponen diversos lugares, hasta que acuerdan que el
gallinero estara formado por el arco de ftbol.
-Quin quiere ser pollito? - pregunto.
-Yo, yo, yo - responden a la vez la mayora de nios mientras corren
hacia el gallinero.
Me acerco y les susurro:
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-No griten, que van a despertar al zorro.


Y les sealo un espacio en el costado del gimnasio donde se
encuentra una silla y una mesa.
-Dnde? - preguntan los nios.
-Atrs de esa cubierta de lea y palos que le brindan al zorro un
buen escondite!y all quedarn todos los pollitos atrapados
Se escuchan gritos de temor y se observan caras con sonrisas
Seguidamente, se crea una nueva casa o gallinero en el extremo
contrario al primer gallinero de los pollitos, y es destinado a la mam
gallina.
-Yo quiero ser la mam. - pide una nia.
-Yo tambin - Se suma la compaera tomada de la mano.
-Bueno. Vayan rpido a su gallinero y desde ese lugar llamarn a sus
pollitos en tres oportunidades dicindoles: pollitos, pollitos,
vengan!!. Para que acudan a su casa; a lo cual los pollitos
respondern, en los dos primeros llamados negativamente diciendo:
No, porque tenemos miedo!! Recin en el tercer llamado podrn
correr a la casa de su mam gallina intentando no ser atrapados por
el zorro quien sale de su guarida al ver cruzar los pollitos para
atraparlos con un fuerte abrazo entre el zorro y los pollitos 67(simulado
por el profesor).
Distribuidos los roles, las mams gallinas llaman:
-Pollitos, Pollitos, vengan.
-No!! Porque tenemos miedo - responden los pollitos desde el otro
gallinero.
-Pollitos, Pollitos, vengan - repiten las gallinas.
-No!! Porque tenemos miedo - nuevamente responden los pollitos
desde el otro gallinero.
-Pollitos, Pollitos, vengan. - repiten las gallinas enojadas.
Los pollitos salen rpidamente del gallinero para dirigirse hacia el de
las mams El zorro persigue a un pollito quien mediante gritos y
67

Se les aclara a los nios que el atrapar se logra con solo tocar a los compaeros,
evitando as, acciones que produzcan golpes o malos momentos.

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risas se pone al resguardo en el gallinero de la mam. Con las manos


vacas, vuelve el zorro a su guarida a esconderse, para que las
mams gallinas regresen al gallinero vaco (para reiniciar el juego) y
llamen nuevamente a sus pollitos y as, otra posibilidad de escapar y
atraparlos.
En otra pasada un pollito atrapado se convierte en zorro y con cara
de pcaro se esconde en la guarida junto a m. Entre los dos,
intentamos capturar pollitos en la siguiente pasada.
En este punto el juego Los pollitos temerosos alcanza su mximo
desarrollo, y termina cuando an quedan cinco alumnos sin ser
atrapados.
Al finalizar el juego se les brinda un fuerte aplauso a los pollitos que
alcanzaron a sus madres y a los que ayudaron a sus compaeros a
escapar del zorro. Invito a todos los pollitos junto a las gallinas a
darle un fuerte abrazo al zorro imaginario. Los nios rpidamente me
rodean y me abrazan.
Luego les pregunto:
-Les gust el juego?
-Si!!! - Contestan todos simultneamente.
-Muy bien! Ahora saludamos a todos los animales de la chacra para
que seamos bienvenidos la prxima vez que regresemos
Los nios se dan vuelta y saludan el gimnasio vaco.
-Dejamos la chacra y regresamos al aula.

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LAS ACCIONES MOTRICES EN EL CONTEXTO DE UNA SAL


Las Secuencias de Actividades Ldicas (SAL) incluidas en este
libro estn enmarcadas dentro de un universo de estudio restringido,
integrado slo por aquellas reguladas por reglas explcitas, que
configuran una experiencia imaginativa con sesgo autotlico, en las
que cuerpo y movimiento son protagonistas. Atendiendo al supuesto
de que es muy difcil jugar con lo que no se sabe (o no se puede)
hacer, parece acertado que, al momento de pensar una SAL, nos
demoremos para comprender cierta informacin sobre las acciones
motrices. Es intencin de este texto repasar algunos conocimientos
referidos al tema, a fin de adecuar la demanda de acciones motrices
que una SAL genere a las posibilidades motoras de los jugadores. El
nivel de comprensin de esa informacin repercutira en la
potencialidad ldica de una SAL, ya que el jugador tendr ms
posibilidades de jugar de un modo ldico si sus posibilidades motoras
estn acordes con las acciones motrices demandas por la forma del
juego en cuestin. Adems, esta informacin tambin contribuira en
la organizacin racional de un conjunto de SAL, diversificando el
espectro de acciones motrices posibilitadas/demandadas.
Cabe realizar dos aclaraciones antes de ingresar de lleno en la
temtica convocante. En primer trmino, la importancia de
comprender las acciones motrices posibilitadas/demandadas no
radica en el eventual desarrollo de alguna de las variables ms
adelante tratadas, sino en potenciar la emocin al jugar,
contribuyendo a satisfacer el derecho al juego. En segundo trmino,
tanto en lo que hace a la seleccin y organizacin de los temas que
nutren estas lneas, como respecto de los autores y textos en base a
los cuales se extrajeron las ideas que las fundamentan, la eleccin
responde a criterios exclusivamente pragmticos. Blandiendo, sin
embargo, un fundamento que intenta dar al texto relativa inmunidad
frente a posibles crticas: considerar que los potenciales lectores de
este trabajo conforman un grupo cuya intencin se halla ms prxima
al inters por el desarrollo del potencial ldico que a un anlisis
minucioso y acabado del tema de la motricidad humana.

Por Daniel Devita, especialmente para esta publicacin.

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Formadeljuegoymodosdejugar

Una primera organizacin


Propongo comenzar esta tentativa de organizacin -pasible de
provisoriedad, temporalidad y contingencia- diferenciando a las SAL
de acuerdo a la predominancia de las acciones motrices
posibilitadas/demandadas en dos grandes grupos, a los que Seybold
(63:25 y ss) contribuye a nominar. Un grupo de SAL en el que
sobresalen acciones motrices que conjugan oscilaciones de las
variables energa, espacio y tiempo, intentando, con este
movimiento, obtener calidad expresiva. Y un segundo grupo en el que
las acciones motrices giran preponderantemente en torno de alguna
capacidad o habilidad motora, lo que habilita a interpretar a la SAL
como de de saltar; de correr; de lanzar; de fuerza; de velocidad;
de equilibrio, como ya fuera comentado en otras pginas.68 Las
bautizadas SAL con movimiento, pareceran tener relacin con
aquellos movimientos que Cena denomina expresivos, vinculados a
la comunicacin; mientras que las SAL de movimiento podran
condecirse con aquellos movimientos que Cena llama de ajuste al
medio, ligados a la eficacia en relacin con el dominio del objeto
(Cena/08:7). Esta clasificacin conseguira tambin emparentarse con
lo que Gmez desarrolla sobre producciones y reproducciones de
predominancia expresivas o utilitaria-operativas (Gmez/04:05a).
Distinguir el tipo de SAL que se quiere armar y/o llevar a cabo desde
el punto de vista de las acciones motrices posibilitadas/demandadas,
resulta importante para decidir el acento motor que tendrn las
actividades que conforman el momento de preparatorias. Ya que,
como se desarrolla en otras pginas de este mismo libro, en este
momento se realiza la puesta en prctica de las acciones motrices
que tensionan el momento del juego principal 69.
1. Una SAL con movimiento:
En estas SAL los jugadores entraman intencionalmente las
68

Ver Pava, V.: Sobre ciertas variables de la forma de un juego y el modo de


jugar, en esta misma obra.

69

Ver Daz, L.: Discusiones acerca de la formulacin y puesta en prctica de una


SAL, en esta misma obra.

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variables de energa, espacio y tiempo, intentando dotar de calidad


expresiva al movimiento, primando esta intencin por encima de
alguna capacidad o habilidad motora realizada. La idea del
movimiento cargado de intencionalidad expresiva obliga a realizar
una detencin aclaratoria. El primer axioma de la comunicacin de
Watzlawick y otros sostiene: no se puede no comunicar
(Heinemann/80:25); Grasso explicita que los movimientos del cuerpo
siempre emiten un mensaje (01:40); la praxologa define a la
conducta motriz como el comportamiento motor en cuanto portador
de significado (Parlebs/01:85), sea este vivido consciente o
inconsciente por la persona que acta. Todos los gestos motores, por
lo tanto, pueden ser interpretados como expresivos, no existiendo
posibilidad de diferenciar a aquellos teidos de intencionalidad
expresiva de los que no la tienen. Para eludir este problema, aunque
todo movimiento humano posea un potencial mensaje plausible de
ser interpretado, en este compendio de ideas para contribuir al
armado de una SAL solo se adjetivar de expresivos a aquellos que
tengan la intencin de expresar.
En estas SAL en las que los jugadores denotan intencin de
expresarse mediante la realizacin de las acciones motrices,
encontraramos lo que Laban (1939) llam calidad del movimiento.
Diversos autores asignan distintas variables de anlisis para
interpretar esta calidad en el movimiento. Calidad que, como bien
aclara Penchasky aplicndolo a la expresin corporal, no implica
valoracin alguna, solo hace referencia a las variables () que
intervienen en el movimiento (98:13). Segn Laban (1939), la
posibilidad de enriquecer la calidad del movimiento depende de
fluctuaciones en torno a las variables de espacio, tiempo y energa
con que se realizan los mismos.
El espacio es el soporte sobre el que se mueve el cuerpo. Los
cuerpos ocupan un volumen determinado en ese espacio. La
posibilidad de utilizar situaciones ldicas para variar nociones bsicas
como grande-chico, cerca-lejos, alto-bajo, abierto-cerrado, adentroafuera, sobre-debajo o amplitud, por ejemplo, brindan oportunidades
de agregar calidad al movimiento. Se enriquece, tambin, esta
variable de espacio, al modificarse la proximidad entre los cuerpos,
fluctuando entre el espacio pblico, el social, el personal y el ntimo.
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En lo referido al tiempo en relacin con las acciones motrices,


este puede entenderse como la duracin -no casual- de un
movimiento. (Brikman/75:21). Las variantes de tiempo pueden
darse, por ejemplo, en la velocidad (rpido-lento), en la
secuencialidad (antes-durante-despus), en la simultaneidad o en la
duracin (largo-corto); tambin en el sonido y el silencio. En la
interpretacin de ritmos interviene lo temporal. Como afirma Grasso,
en el silencio del cuerpo hay miles de sonidos, las voces de los
pensamientos, la msica de los recuerdos, los ruidos del
funcionamiento orgnico, y tambin hay movimiento. Asociar sonido
con movimiento y quietud o inmovilidad con silencio es limitarse
(01:47).
Finalmente digamos que llamamos energa a la capacidad
que tiene el cuerpo de producir movimiento a travs de su sistema
muscular en funcionamiento ptimo (Brikman/75:39). La tensinrelajacin, la calma-agitacin o la tranquilidad-nerviosidad son
contrastes que ayudaran a explotar los movimientos pensando en
variantes de energa. Tambin se puede alternar nociones como
fuerza o velocidad para construir ideas de suavidad, vigorosidad,
delicadeza, rudeza, etc.
Aunque Brikman (75:77) fundamenta que a cada aspecto le
corresponde un par de cualidades (a la energa le corresponde fuerte
y suave, al tiempo, rpido lento y al espacio, directo o indirecto), y
que las acciones bsicas que se derivan de la combinacin de estas
variables son ocho, la experiencia nos permite arriesgar que las
acciones motrices posibles que se siguen de la urdimbre de estas
variables son ilimitadas.
2. Una SAL de movimiento:
En este segundo grupo de SAL los jugadores requieren de
acciones motrices en las que intervengan predominantemente las
capacidades motoras condicionales, las capacidades motoras
coordinativas y/o las habilidades motrices. Tal como habamos
anticipado, por esta razn es posible percibirlas como SAL de
saltar; correr; lanzar; fuerza; velocidad; equilibrio; etc.
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Tambin denominadas por algunos autores como cualidades


fsicas, las capacidades motoras condicionales pueden ser
definidas como los requisitos motores sobre los cuales el hombre
() desarrollan las propias habilidades tcnicas. (Sebastiani i
Obrador & Gonzlez Barragn/00:12). Es decir, son aquellas
capacidades que ofrecen el sustento sobre el cual se desarrolla el
movimiento humano. La mayora de los autores las clasifican en
cuatro grandes grupos: fuerza, resistencia, velocidad y flexibilidad.
Rpidamente, se puede considerar que:
Se consideran ejercicios de fuerza aquellos donde existe una carga, un
peso y obstculo a mover. Se trata de un ejercicio de velocidad cuando es
realizado lo ms rpidamente posible y con una alta vivacidad de gestos.
Son ejercicios de resistencia cuando la distancia, la duracin o el nmero
de repeticiones es grande. Hablamos de ejercicios de flexibilidad cuando
se exige un estiramiento muscular para realizar un gesto o movimiento con
la mxima amplitud (Sebastiani i Obrador & Gonzlez Barragn/00:13)

Algunos ejemplos de actividades en las que cobran


importancia estas capacidades pueden ser: empujar o traccionar para
mover cubiertas de autos, levantar o transportar objetos de peso
importante, e incluso compaeros jugadores (fuerza); correr todo tipo
de carreras de corta duracin, realizar rpidos movimientos
segmentarios (velocidad); participar en carreras de larga duracin,
actividades en las que un movimiento de mediana o alta intensidad
debe ser repetido muchas veces o durante mucho tiempo, como
puede ser el saltar en un pie, o lanzar un objeto pesado (resistencia);
realizar una gran apertura de piernas, hiperextensin de la columna
vertebral -arco- o forzar la movilidad de hombros (flexibilidad).
Las capacidades coordinativas, en tanto, son definidas por
Mainel & Schnabel como aquellas que se relacionan con acciones
motoras que representan condiciones necesarias del rendimiento
() fundamentales para una serie de acciones motoras diferentes
(04:261). Son acciones motoras generales que pueden ser
clasificadas (con algunas variaciones de acuerdo a diferentes autores
que abordan el tema) en siete grandes grupos. Estos, segn los
citados autores, son: diferenciacin, acoplamiento, reaccin,
orientacin, equilibrio, cambio y ritmizacin. (04:264-273)

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Se puede entender a la diferenciacin como la capacidad


para lograr una coordinacin muy fina de fases motoras y
movimientos parciales individuales, la cual se manifiesta en una gran
exactitud y economa del movimiento total (Mainel &
Schnabel/04:265). Infinidad de modificaciones en los parmetros
espaciales, temporales y de fuerza durante la ejecucin motora dan
complejidad al movimiento. Esta innumerable cantidad de
posibilidades hace que esta capacidad tenga tantas variaciones como
la misma actividad motora del hombre. Una persona, por ejemplo,
puede saltar o lanzar; sin embargo, esta accin puede variar en
distancia, velocidad, altura, tensiones del cuerpo o de grupos
musculares, etc., dando a lugar a un sinfn de posibilidades distintas
de realizarla. Ejemplos de actividades que demandan esta capacidad
pueden ser los lanzamientos y/o saltos de precisin que se efectan
en una rayuela (en los que se adeca el movimiento a la distancia del
objetivo), el correr una distancia en tiempos especficos, o el
reproducir fuerzas determinadas. Algunos autores intentan describir
esta capacidad ligndola a sensaciones de movimiento.
El acoplamiento es la capacidad de coordinar
apropiadamente los movimientos parciales del cuerpo entre si () y
en relacin al movimiento total que se realiza para obtener un objetivo
motor determinado (Mainel & Schnabel/04:267). Cada vez que en
alguna actividad se realizan dos o ms habilidades motrices
simultnea o sucesivamente se pone de manifiesto esta capacidad.
Correr y tocar en una mancha, correr y saltar en una carrera de
obstculos o saltar y girar en una rayuela son algunos ejemplos de la
utilizacin de esta capacidad en cuanto a lo que a la utilizacin de
esta capacidad se refiere.
Por otro lado, la capacidad coordinativa de reaccin se
entiende como la capacidad de inducir y ejecutar rpidamente
acciones motoras breves, adecuadas en respuesta a una seal
(Mainel & Schnabel/04:268). Reaccionar en el momento justo, a la
velocidad justa y con el movimiento justo depende de esta capacidad.
Aunque normalmente, solo est ligada a la velocidad en la ejecucin
de un movimiento luego del estmulo. Este estmulo puede provenir
por cualquier va sensorial y en situaciones variadas. Algunos
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ejemplos en los que prima esta capacidad pueden ser las largadas en
algunos juegos (como respuestas a seales aisladas) o reacciones
ante movimientos de compaeros -y adversarios, en juegos
agonistas- (como respuestas a la eleccin de una entre muchas
seales).
La capacidad para determinar y modificar la posicin y los
movimientos del cuerpo en el espacio y en el tiempo en relacin a un
campo de accin definido () y/o a un objeto en movimiento (Mainel
& Schnabel/04:269) es conocida como capacidad de orientacin.
Aunque para su entendimiento puede dividirse la percepcin de la
posicin espacial y movimientos del propio cuerpo y de los objetos
que lo rodean, se deben entender como una unidad. La lectura de
trayectoria de una pelota o el tiempo de recorrido de un espacio por
parte de un compaero de juego pueden ser ejemplo de la utilizacin
de esta capacidad. Tambin lo son la orientacin espacial utilizada,
por ejemplo, para jugar al gallito ciego, o para realizar el clculo del
momento exacto en el que se puede salir de un escondite para lograr
librarse al jugar una escondida.
Equilibrio se entiende a la capacidad de mantener o volver a
colocar todo el cuerpo en estado de equilibrio durante, o luego de
cambios voluminosos de posicin del mismo (Mainel &
Schnabel/04:270). Esta capacidad puede darse en situaciones
estticas o de movimiento, lo que permite dividir a esta capacidad en
esttica o dinmica. En la primera, es fundamento esencial la
percepcin postural, complejizada por la disminucin en la base de
sustentacin (hacer equilibrio con un pie en una rayuela, o apoyado
solo en los talones), la adopcin de posiciones no habituales (hacer
una vertical o detenerse improvistamente en un pie para no ser
devuelto a la lnea de inicio en un pelito 43), o la elevacin de la
base de sustentacin (pararse sobre latas o sobre el cordn de la
vereda). En la segunda, en cambio, el fundamento esencial es la
percepcin acelerativa (como puede darse al andar en bicicleta,
caminar sobre zancos o realizar cambios significativos de direccin en
la carrera).
La capacidad de cambio (tambin llamada transformacin)
se refiere a la capacidad de adaptar el programa de accin a las
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nuevas situaciones, en base a los cambios sustantivos percibidos o


anticipados durante la ejecucin motora, o la prosecucin de la accin
en forma completamente diferente (Mainel & Schnabel/04:271). Esta
capacidad de variar la velocidad, la fuerza o la direccin de un
movimiento de acuerdo a una situacin imprevista, es fundamental en
aquellas actividades en las que es necesario adecuarse a los tiempos
y espacios de los otros. Algo complicado para nios en los primeros
aos del nivel inicial, pese a ser una situacin comn en la vida
cotidiana. Cambiar la direccin de la carrera en una mancha, tanto
por la persona que escapa como por la que persigue, es un ejemplo
tpico del uso de esta capacidad.
La ritmizacin puede ser descripta como la capacidad de
registrar y reproducir un ritmo dado exteriormente (Mainel &
Schnabel/04:272), y tambin a la capacidad de realizar en un
movimiento propio el ritmo `interiorizado, el ritmo de un movimiento
existente en la propia imaginacin (Mainel & Schnabel/04:272). Para
esta capacidad son muy importantes las percepciones auditivas y
visuales. Sin embargo no deben menospreciarse otros canales
informativos como los tctiles y los kinestsicos. Acciones tales como
hamacarse, cantar en ronda o picar una pelota, son actividades que
demandan esta capacidad coordinativa.
Una clasificacin de las habilidades motrices (o motoras), a
las que algunos autores denominan formas bsicas de movimiento
o, directamente, formas motoras, seguramente pueda ser refutada
por conocedores del tema, debido a que existen numerosas maneras
de clasificarlas de acuerdo al parmetro que se tome en cuenta.
Gmez ayuda a entender a que estamos haciendo referencia cuando
hablamos de habilidades motrices diciendo que La relativa capacidad
del sujeto para resolver las situaciones en forma eficiente y eficaz a
travs de sus acciones motrices, es lo que actualmente se entiende
por habilidad motora (04:153b). Y muy bien cabe la aclaracin de
que las habilidades motoras son, en principio, una habilidad
cognitiva, y que la adjetivacin motora o motriz solo destaca la
necesidad de la participacin corporal activa en la consecucin del
fin (Gmez/04:153b).

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Algunas de estas clasificaciones agrupan a las habilidades en


cclicas y acclicas, en funcin de lo repetitivo del gesto motor al
momento de realizarlas. La marcha, la cuadrupedia o el pasaje por un
pasamanos son ejemplos de actividades que se encuadran dentro del
primer grupo, mientras que un lanzamiento, un salto o un rol adelante
seran clasificadas dentro del segundo. Por otro lado, una tipificacin
aceptada cataloga a las habilidades en locomotivas, no-locomotivas y
manipulativas. Las primeras tienen que ver con el traslado del cuerpo
que se realiza al ejecutar la misma, como puede ser el trepar, reptar,
rolar o correr; las segundas implican movimiento global del cuerpo sin
desplazamientos, como realizar un giro sobre un pie, flotar en el
agua, e incluso hacer ejercicios de respiracin; el tercer grupo de esta
clasificacin, como se dijo, lo integran las habilidades manipulativas,
que a su vez pueden ser subdivididas en gruesas, como pueden ser
picar una pelota, recibir, lanzar, patear o batear; y finas, tales como
cortar con una tijera, escribir o enhebrar. Otra clasificacin agrupa las
habilidades motrices de acuerdo al grado de dependencia respecto a
cambios del entorno en el momento en que son realizadas: aquellas
habilidades requeridas para lanzar la piedra o saltar en una rayuela
son cerradas, pues se encuentran alejadas de posibles
modificaciones significativas del entorno al momento de ejecutarse la
accin motriz; en cambio, habilidades como correr a un compaero en
una mancha, saltar a la soga o recibir una payana, son abiertas, pues
la correcta ejecucin de la misma est vinculada a una interpretacin
del entorno en el que se est realizando la accin. Habilidades
bsicas y especficas representan otra forma de ordenamiento.
Aquellas familias de habilidades, amplias, generales, comunes a
muchos individuos (por tanto, no propias de una determinada cultura)
y que sirven de fundamento para el aprendizaje posterior de nuevas
habilidades ms complejas, especializadas y propias de un entorno
cultural concreto (Batalla Flores/00:11). Las primeras constituyen las
habilidades bsicas y las ltimas, las especficas. Hay autores que
denominan a estas habilidades innatas y adquiridas. Es difcil optar
por una u otra clasificacin, pues la utilidad de estas depende de su
relacin con el parmetro que nos interesa de las mismas.
En vistas del objetivo de este texto, es particularmente til la
clasificacin realizada por el citado Batalla Flores debido a su
simplicidad al momento de aplicarse a situaciones cotidianas,
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agrupando a las habilidades motrices en cuatro grandes grupos:


desplazamientos (moverse de un punto del espacio a otro), saltos
(despegarse del suelo gracias a la accin del tren inferior), giros
(movimiento del cuerpo en torno a alguno de los ejes del espacio) y
manejo y control de objetos (en la que intervienen objetos extraos
al sujeto que realiza la accin). De ellos, como veremos a
continuacin, se desprenden las habilidades motrices humanas.
Dentro de los desplazamientos se encuentran, entre otras,
habilidades como la marcha, la carrera, la cuadrupedia, la reptacin,
la trepada y el patinar o esquiar. Los saltos tienen mltiples variables
de acuerdo a la direccin en que se realizan, dividindose en dos
grandes grupos: verticales y horizontales. Los giros pueden darse en
cualquiera de los tres ejes (longitudinal, transversal y vertical),
mientras que las habilidades de manejo y control de objetos pueden
tratarse, por ejemplo, del uso de las manos (lanzar, recibir, golpear),
los pies, la cabeza, y otros objetos (golpear, parar, conducir). Como
se mencion anteriormente, este grupo de habilidades bsicas
componen el soporte para el aprendizaje () de habilidades ms
especializada, compleja y, sobre todo, propias de un entorno
concreto (Batalla Flores/00:11), a las que se denomina habilidades
motrices especficas.
Bibliografa

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Laban, R. (1939). Modern Educational Dance. Londres: Mac Donald and
Evans.
Parlebs, P. (2001). Lxico de Praxologa Motriz. Barcelona: Paidotribo.

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Pava, V. (Coord.) (2006). Jugar de un Modo Ldico. El Juego desde la


Perspectiva del Jugador. Buenos Aires: Noveduc.
Penchasky, M. (1998). Datos para una historia de la Expresin Corporal. En
Revista Sumario. Ao 1, N 7. Buenos Aires: Noveduc.
Sebastiani i Obrador y Gonzlez Barragn, C. (2000). Cualidades Fsicas.
Barcelona: INDE.
Seybold, A. (1963). Nueva Pedagoga de la Educacin Fsica. Buenos Aires:
Kapeluz.

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SalVioleta25

Jugueteplin
Despejo el gimnasio del jardn, y recibo a los chicos afuera.
-Hola! Cmo estn?
-Bien! - es la respuesta general.

Recreada por Andrea Roa en el grupo de estudios. Propuesta de Silvia


Amuchstegui. Curso de perfeccionamiento. Trelew.

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Mi mirada capta algo y pregunto:


-Te ayudo con los cordones de las zapatillas, Oscar?
-Gracias Toribio, puedo solo.
Oscar ata sus cordones.
Me coloco a la altura de ellos, con ojos bien abiertos y en voz baja les
digo:
-En el gimnasio hay una gran juguetera!
Abro la puerta suavemente, entro al saln y lo recorro con los chicos.
Comento lo que veo:
-Miren las vitrinas!
Cintia, con una mirada cmplice y una pequea sonrisa contina:
-Hay carteles con el precio de los juguetes!
Otro chico expresa:
-Fah! Miren qu grande!
Algunos chicos estn asombrados, expectantes, miran y sonren.
Otros estn serios. Uno de los chicos comenta:
-Pero faltan los juguetes!
Mi solicitud no se hace esperar:
-Necesito de la ayuda de ustedes para armar la juguetera!
Amalia responde al pedido diciendo:
-Y Nosotros podemos ser los juguetes!
Roxana y Pablo sonren. Otros estn serios observando lo que hacen
los compaeros. Uno de los chicos dice:
-Dale que yo era un autito de coleccin!
Pone sus manos hacia delante simulando tener un volante. Otros
chicos lo imitan.
Una nena propone:
-Yo quiero ser una bailarina en cmara lenta! - y se aleja haciendo
pausados pasos de baile.
Hay nios que observan con asombro y otros parecen expectantes.
Pregunto:
-Y si alguien es un avin de carga?
As, algunos nios salen corriendo con sus brazos bien abiertos, y
sus caras de sper aviones.
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-Yo quiero ser una Barbie que pasea por un pasillo finito, Toribio!
Otro grupo de nenas ensaya diferentes posturas, y caminan como
modelos muertas de fro. Se ren. Entre las risas escucho sonidos y
veo caras de peones de ajedrez acalorados, trenes de noche de
brujas y peluches apurados. El saln est plagado de juguetes que
exploran movimientos por todos lados!
-Vengan chicos! - digo, y en voz baja comento:
-Esta juguetera es un poco rara, porque los juguetes se mueven todo
el tiempo, y cuando entra un cliente a comprar y dice Juguetepln,
ellos se quedan quietos, inmviles, cada uno en un lugar de la
vidriera. Si algn juguete se mueve, inmediatamente se transforma en
cliente que compra juguetes.
Los chicos escuchan con atencin y sus rostros expresan
entusiasmo.
-Dale que cada uno era un juguete!?
Doy un salto y grito:
-Juguetepln!
Todos se quedan quietos. Algunos ren queriendo soportar la
inmovilidad.
-Umm! Los juguetes estn quietos, as que vendr otro da a
comprar!
-Ahora yo! - dice Arturo.
Los juguetes vuelven a moverse en la juguetera hasta que alguien
dice:
-Probemos otra vez!
Los experimentos se suceden varias veces.
Me coloco a cierta distancia del grupo.
-Dale que jugbamos a Juguetepln!
Hay juguetes de los ms variados, algunos a pilas, otros a friccin,
tambin hay A cuerda!
Autos, aviones, robots, trenes, muecas
recorren la juguetera. Me acerco y de repente digo:
-Jugueteplnnn!!
Algunos se quedan quietos, otros se mueven adrede para ser
comprados por m. Tomo a uno de los nios y digo:
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-Comprado! Ahora te transforms en cliente conmigo!


Con el nuevo cliente que me acompaa nos alejamos del grupo.
-Dale que son juguetes muy pequeos?
-S! Buensimo, miniaturas!
Nos acercamos y
-Jugueteplnn!
Los chicos, en su mayora, tratan de quedarse quietos, se ren. Hay
tres chicos que se mueven.
Les decimos:
-Comprados!
Las risas son generalizadas. Los compradores nos alejamos y esta
vez pregunto:
-Y si los juguetes son de miedo?
-De noche de brujas! - agrega Amalia.
Los chicos hacen ruidos monstruosos:
-Buhhh!
Y ponen caras de miedo. Los compradores nos acercamos y
gritamos:
-Jugueteplinn!
Cada comprador trae su juguete. As seguimos jugando hasta que no
queda ningn juguete en las estanteras.
-Pero los clientes no tienen ms plata!
-A m me queda un poco! - dice Eugenia.
-Y Si armamos una pelota gigante entre todos?
La pelota se mueve lentamente durante un rato hasta que se desinfla.
-Hay que cerrar las puertas de la juguetera! Tal vez otro da
abrir! Quin sabe!
Mi mirada contiene a cada uno de los chicos y les mando un beso
volador:
-Chuik! - es el beso que nos anima a continuar con otras actividades
del jardn

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SalAzul5

El Planeta Rojo
-Hola Chicos!! Hoy recib una carta de mi amigo Arbolino, el
rbol soador. Se acuerdan que se fue de viaje al planeta Rojo?
Saco un papel del bolsillo y les leo:
-Queridos amigos de la sala amarilla, estoy en el Planeta Rojo, con
muchos amigos y con ganas de volver al Jardn. Pero me olvid el
camino de regreso. Quisiera saber si nos pueden ayudar. Los extrao
mucho. Los espero!!! Arbolino, el rbol soador.
-Qu les parece si lo vamos a buscar? Primero tenemos que
encontrar el Planeta rojo. Dnde estar?
Tomi dice que hay que ir al Planeta Marte; Jere, que hay que ir a
Saturno y al Planeta amarillo.
-Qu bueno!! Y, en qu vamos?
-En una nave espacial!
Entonces nos preparamos, nos ponemos las botas, los cascos y los
trajes especiales
-Estn listos? Vamos.
En el camino al saln encontramos una soga con forma de crculo en
el piso:
-Miren, ah est la nave, subamos!
-S, ah est!! - dicen todos.
Se meten dentro del crculo y salimos tomados de la soga. Llegamos
a una fila de sillitas ubicada en una de las puertas del pasillo.
-Encontramos un puente!! Vamos a bajar de la nave, no se olviden
de los tanques de oxgeno digo, mientras les reparto tubos de
cartn.
-Crucen con cuidado, no pisen a los animalitos marcianos cuando
bajen!
-Por ac no veo a Arbolino, subamos a la nave y sigamos el viaje.
Vengan por ac! (Todos nos tomamos de la soga nuevamente)

Propuesta de Alejandra Snchez recreada en el grupo de estudio.

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-Cuidado, un remolino que nos da vuelta!


Todos comienzan a girar de un lado a otro, se caen y se ren.
-Miren, ah hay una cueva. Vamos despacio, me parece que estamos
llegando. (Todos pasamos lenta, sigilosamente, por un tnel de tela).
-Crucemos el pantano, Miren ah. (Comenzamos a cruzar una fila
de ruedas).
-Es muy difcil caminar por el Planeta Rojo, y cuesta llevar los tubos
de aire. Vamos a ver si encontramos a Arbolino!
-Por ac! - dicen cruzando por arriba y por debajo de un "puente"
(mesa alta).
-Por ac, mejor - dicen algunos nenes.
-Hay otro tnel! - arrastrndose para pasar por debajo de unos arcos
de hierro.
-Amigos, alguien encontr a Arbolino?
Empezamos a buscarlo por todos lados hasta que lo encuentran
tapado con una sbana:
-Ac, ac!! - gritan. - Ac est Arbolino! -mientras acomodan sus
ramas.
-Y sus amigos tambin!
Y as, en grupos de dos o tres, alzamos las latas con arbolitos y
tornamos a recorrer el camino en sentido inverso. Pasamos por el
puente y por los tneles llevndolos entre todos.
-Yo soy forzudo - dice Jere.
-Yo tambin - acota Nahuel.
Entonces los invito a reunirse para cruzar el pantano. Pero mientras el
grupo segua el recorrido, Jere lleva solo a Arbolino. Les pido que lo
ayuden y que volvamos todos juntos a la nave:
-Ayudemos a Jere y volvamos a la nave para regresar a la salita.
Mientras algunos llevan los rboles, otros se toman de la soga y
comienzan a caminar. Al llegar al puente de sillas todos ayudan a
cruzarlo.
-Qu pesados los amigos de Arbolino!! - dice Tomi.
-Cuidado, el remolino!! - les recuerdo.
Todos comienzan a girar y ayudan a sostener los rboles.
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Cuando llegamos, dejamos la nave fuera de la sala, ponemos a


Arbolino y a sus amigos dentro de una caja. Pregunto adnde
los pondramos. Me contestan que en la casita y ah dejamos
descansar a nuestros amigos despus del largo viaje.
-Vengan, vengan! Vamos a sacarnos las botas y los cascos para
poder descansar un poco despus de esta aventura!
-Qu les parece si la prxima vez vamos a otro planeta y los
invitamos a Arbolino y a sus amigos?
-S, vamos al Planeta Azul o a Marte!
-Qu buena idea! Qu habr en el Planeta Azul?
-Hay gusanos - dice Nahuel.
-Puaj, qu feo! Me tengo que ir. Nos damos un abrazo y nos
vemos en el prximo viaje? - S, Tori, pero hay que llevar una cama
para dormir!!
-Bueno, bueno, tratar de no olvidarme nada. Nos vemos en la
prxima misin. Chau!

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SalVerde11

La Brujita Tapita
Toribio Pelazo, que es maestro de una salita de cuatro aos, le
comenta al grupo:
-Un pajarito me dijo que en el saln hay una caja con una sorpresa.
Los nios lo miran, levantan las cejas y Piuque dice:
-Mi mam conoce ese pajarito.

Propuesta de Gabriela Andersen recreada en el grupo de estudio.

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Y Franco agrega:
-Yo s cul es.
Ma completa:
-Ese pajarito est en mi casa.
Toribio vuelve a comentar:
-El pajarito me dijo que hay una caja en el saln con una sorpresa.
Y sale corriendo; todos lo siguen y as los invita a jugar.
Al llegar al saln se encuentran con una caja hermosa de muchos
colores y un corral hecho con sogas en un rincn. Los nios rodean la
caja mirando con ansiedad, abren los ojos, estn atentos y callados.
Con mucho misterio, el maestro abre lentamente la caja, con mucho
cuidado con la boca abierta saca un sombrero de brujo color negro
lleno de estrellas doradas. Al ponerlo sobre su cabeza, se transforma:
su voz se hace ms ronca, ms potente, su mirada ms intensa.
Algunos nios sonren; otros, miran atentos. El brujo grita:
-Vamos a correr como brujos y brujas?!
Y todos corren. Luego propone:
-Qu tal si volamos con escobas mgicas?! - todos lo siguen
imitando al brujo.
-Vamos a arrastrarnos?!
Rpidamente se arrastran por el piso. Todos participan con mucha
alegra, se ren y sus ojitos brillan.
-Ponemos cara de brujas?
Lo hacen entre sonrisas.
-Atrapemos a Toms!!
Todos corren y Jeremas lo agarra.
-Y si ahora todos atrapamos a Camila?
Todos comienzan a correrla hasta que Victoria la agarra.
Siguen imitando los movimientos propuestos, hasta que Toribio dice:
-Saben con qu hacen la comida las brujas? - y con voz muy gruesa
agrega:
-Les hacen cosquillas a los nenes que se estn riendo! A ver quin
se re?

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Y empieza a correrlos levantando los brazos, con los ojos grandes y


sealando el corral hecho con sogas les sugiere:
-Mtanse en la casa que ah los brujos no podemos entrar.
Gritan al pasar por debajo de la soga. Nahuel es el primero en llegar y
no se queda quieto, se lo ve muy nervioso, ansioso salta, va y
viene. El brujo grita:
-Tengo muchas ganas de hacer cosquillas!!
-Cuando diga YA, a correr, eh!?
No hace falta repetirlo. Apenas escuchan la voz, salen corriendo.
Gritan fuerte, algunos se acercan al brujo pero corren enseguida. El
brujo atrapa a Ivo y le dice:
-Me gusta agarrar a muchos nenes, me ayudas a atrapar ms?
Entonces todos vuelven a la casa a protegerse. Cuando el brujo los
invita a salir de nuevo, Ivo lo imita en todos sus movimientos y en
seguida consigue atrapar a Ezequiel, que igual vuelve al corral; pero
cuando el brujo le recuerda que fue atrapado y que necesita que lo
ayude, enseguida se incorpora a su grupo. Nahuel hace lo imposible
por no ser atrapado, corre muy rpido y logra escapar todo el tiempo.
Cuando ya slo queda Nahuel el brujo dice:
-Vamos a sentarnos que estoy muy cansado.
Se saca el sombrero lentamente haciendo gestos con los ojos y
muecas con la cara, como si se le hubiera pegado, hasta que logra
desprenderlo y dice:
-Hola chicos! Qu pas? No me acuerdo de nada!
Y todos gritan:
-Eras un brujo y nos queras hacer cosquilla!!!
Y Toribio, rindose, les dice:
-Quin? Yoooo? Ser que ste sombrero es mgico?
-S!!! - gritan los chicos a coro.
-Bueno -dice Toribio - Ahora volvamos a la salita y otro da nos
ponemos otra vez el sombrero mgico y volvemos a jugar, les
parece?
Se van muy contentos y cansados.

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SalMarrn28

La Panadera
Son docentes los que entran, con menos timidez que
desconfianza, a un saln acondicionado especialmente. Ni los gestos
ni la escenografa son los habituales. Profesores y profesoras de
Nivel Inicial y de Educacin Fsica asisten al Curso de Actualizacin.
El tema es El Juego.
Afuera hace fro. Mucho fro.
En el rectngulo que dibujan ciento veinte sillas prolijamente
alineadas, ya no quedan espacios vacios. Alguien pide silencio.
Alguien dice unas palabras de bienvenida.
Toribio, que est a cargo del curso, saluda. Un poco a tod@s, en
general. Un poco a algun@s, en particular, porque se conocen de
antes. Hay gestos de complicidad.
-Qu lindo que estaba para quedarse en la cama!
-Qu bien que me vendran unos matecitos!
-O un chocolate caliente!
Entonces Toribio se anima:
-Y si nos hacemos unos mimos?
Con menos desconfianza que timidez, algunos ensayan suaves
masajes en la espalda de otros. ste en la espalda que est justo
delante de l. Aqulla, en la de la amiga que, como siempre, est
bien cerca, a su lado. Alguien se decide y regala tambin relajantes
masajitos en el cuello.
-Cundo nos toca a nosotr@s!
-Buena idea propongo un cambio de rol y de compaa- dice
Toribio.
L@s masajeador@s pasan a ser masajead@s. Hay saludos.
Presentaciones. Escrupulosos masajes. Y nuevos cambios.
-Con este fro me gustara estar en una cocina amasando tortas fritas.
-Entonces - dice Toribio- propongo otro tipo de cambio

Propuesta de Vctor Pava recreada en el grupo de estudio.

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Es as como l@s masajeador@s pasan a ser expert@s


panader@s y l@s masajead@s blandos bollitos de masa tibia!
Algunos cuerpos, que han buscado refugio en una silla, se diluyen
intentando esconder su presencia. Otros cuerpos, en cambio,
expresan enfticamente sus habilidades panaderiles o sus
blanduras de bollito tibio. Hasta que
-Propongo un cambio de rol y de compaa- insiste Toribio.
-Tan pronto, no! Sigamos un poco ms!
No sin nostalgia, expert@s panader@s pasan a ser blandos bollitos...
y viceversa. Con cada cambio hay nuevos saludos y presentaciones,
mientras lo gestual le va ganando terreno a lo verbal. Afuera hace
fro mucho fro.
-La masa que estn preparando - pregunta Toribio - es slo para
tortas fritas o sirve tambin para facturas dulces?
-Mi reino por un chocolate con medialunas!- exagera el profesor de
Educacin Fsica que, adems, es estudiante de Historia.
-O con churros rellenos!- clama la directora que de churros sabe
docena y media.
-Entonces manos a la obra - dice Toribio.
Los bollitos de masa blanda sienten que estn a punto y, distendidos,
se abandonan a las manos de l@s expert@s panader@s para que
les den forma de crocante factura. Antes de lo esperado se
comienzan a ver medialunas y churros, carasucias y vigilantes;
tambin caoncitos, bolas de fraile y masitas de hojaldre. Con cada
cambio lo de prctica: saludos y nuevas presentaciones. Sonrisas.
Todos piensan en un suculento desayuno.
-Puedo encargar una bandeja de facturas frescas, dulces y
crocantes?-pregunta Toribio.
Cada expert@s panader@s se rene con seis bollitos de masa
blanda o, si se prefiere, seis bollitos de masa blanda salen en busca
de algn@ expert@ panader@ para que les d forma. Ms temprano
que tarde, prolijamente ordenadas en el piso, ocupan su lugar en
mltiples bandejas, media docena de tentadoras facturas: las ya
conocidas medialunas y churros; carasucias y vigilantes; caoncitos,
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bolas de fraile y masitas de hojaldre. Adems de pasteles y


palmeritas.
Y, de nuevo, a cambiar de rol y de compaa... y a pensar tanto en
regordetas facturas gigantes, como en delicadas mini-facturas.
-Puedo hacer un pedido mayorista?- pregunta Toribio, mientras
anuncia que se va a retirar por unos minutos de la panadera.
-Al regresar - dice - voy a tratar de adivinar qu tipo de facturas son
las que tienen ordenadas ah, en tres gigantescos exhibidores.
Apenas Toribio les da la espalda, se forman tres grupos. Hay
concilibulos y discusiones. Acuerdos, desacuerdos y vuelta a
acordar.
-Ya falta poco Est por volver! Nosotr@s somos vigilantes! - y ms
de treinta cuerpos se ordenan, derechitos, rgidos, en crujiente
tensin.
-Nosotr@s somos medialunas - Y otros tantos cuerpos se arquean,
esponjosos.
-Nosotr@s somos bolas de fraile- dicen quienes, acurrucad@s, se
pliegan sobre s mism@s.
Tod@s se ven tan bien, tan quiet@s y tan tentador@s que a
Toribio no le cuesta nada adivinar qu hay en cada exhibidor.
-Probamos otra vez?
-Pero que no valga copiar ni repetir.
Esta vez no es tan fcil adivinar. stas sern caoncitos de
hojaldre rellenos de crema chantill? Y aquellas Qu son?
Masitas secas surtidas! Y ms ac? Una imponente pastafrola!
-Armemos una torta de casamiento!
-Con muequitos y todo!!
-Y cintas!!!
-Y decoracin rococ!!!!
Toribio es una rosa ms en el decorado de la torta enorme. La
noviamuecadeyeso y el noviomuecodeyeso, se mantienen arriba,
impvidos, sintiendo cmo la crema del segundo piso comienza a
diluirse.

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Algun@s toman fotografas. Much@s aplauden. Ya nadie hay en el


refugio de la silla.
Entre risas la torta se desarma.
Toribio propone que cada quien busque un lugar cmodo en la
formidable cocina. Para relajarse. Miguitas adormecidas de una torta
que ya no est.
Con los ojos cerrados, viajan por el recuerdo hasta una fiesta,
aorada, en la que tambin hubo torta. Miguitas al fin, pueden verlo
todo desde una mesa: quines estn en la fiesta. Hay all una
persona muy querida Quin es? Con quin habla? Qu dicen?
Los minutos pasan. Lentamente se comienza a tomar conciencia de
que la enorme cocina ya no est; que el piso es el piso de un saln
especialmente acondicionado; que un curso nos est esperando.
Con quin vinimos o con quin nos encontramos aqu?
Mientras
pensamos en esa persona abrimos los ojos lo buscamos con la
mirada y lo saludamos con un gesto de afecto
Y... colorn colorado esta panadera (y este libro)... por hoy se ha
cerrado.

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