Tiempos Violentos LIBRO en Alta
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TIEMPOS VIOLENTOS.
FRAGMENTOS DE HISTORIA SOCIAL EN ARICA
TIEMPOS VIOLENTOS.
FRAGMENTOS DE HISTORIA SOCIAL EN ARICA
TIEMPOS VIOLENTOS.
FRAGMENTOS DE HISTORIA SOCIAL EN ARICA
Alberto Daz Araya
Rodrigo Ruz Zagal
Luis Galdames Rosas
(Compiladores)
Ediciones Universidad de Tarapac
2014
Primera Edicin
500 ejemplares
Registro de Propiedad Intelectual N 247.148
ISBN: 978-956-7021-47-5
Imagen de Portada revista Caras y Caretas
publicada en Buenos Aires, el 2 de enero de 1926.
Diagramacin e impresin:
Andros Impresores
NDICE
Presentacin
Alberto Daz Araya, Luis Galdames Rosas y Rodrigo Ruz Zagal
11
Viva la justicia del pueblo! Conflicto social y cuestin nacional: la huelga del Gremio de Jornaleros
y Lancheros de Arica de julio de 1890
Pablo Salazar Cceres
23
Mirando hacia atrs: la marcha y toma de Arica durante la Guerra Civil de 1891
Elas Pizarro Pizarro
39
La fugaz huelga de carrilanos del Ferrocarril Arica-La Paz de 1907. Contribucin al estudio del peonaje
tardo en el Departamento de Arica
Camilo Santibez Rebolledo
49
63
La violencia del discurso: la problemtica poltica y social de Tacna y Arica, a travs de la prensa local
1918-1926
Alfonso Daz Aguad
75
A este cholo hay que matarlo como a un perro: violencia nacionalista y justicia en Arica durante los
preparativos del plebiscito entre Chile y Per (1925-1926)
Jos Soto Lara y Elas Pizarro Pizarro
85
Imaginario nacional en revistas de la frontera norte de Chile Post Guerra del Pacfico: Ariquea (Arica,
1923) y Torbellino (Tacna, 1924)
Luis Galdames Rosas, Rodrigo Ruz Zagal y Michel Meza Aliaga
101
En los intersticios de la chilenidad. Antonio Mollo y las identidades en conflicto en los Andes. Putre,
1900-1926
Alberto Daz Araya, Rodrigo Ruz Zagal y Luis Galdames Rosas
109
Tcticas de resistencia peruana durante la chilenizacin de los altos de Arica. Discurso oculto, fiestas y
manifestaciones populares (1900-1929)
Daniel Soto Tancara
129
Tensin, asimilacin y apropiacin de lgicas escriturales y jurdicas en torno a la tierra indgena del
Norte Grande chileno. SiglosXIX y XX
Rodrigo Ruz Zagal
143
149
Espacios para el ms all: historia del cementerio de Arica, entre la religiosidad y la secularizacin
(1868-1932)
Pablo Chvez Ziga
161
Los aymaras urbanos y los barrios populares en la ciudad de Arica a mediados del sigloXX. Experiencias
de abandono estatal y marginalidad social
Diego Quiroz Thompson
183
199
Pginas 9-10
Tiempos Violentos
PRESENTACIN
El viejo debate contina. Aqu estn las mismas aspiraciones, miedos y tensiones; pero surgen en un nuevo contexto,
con un lenguaje y unos argumentos nuevos, y un equilibrio de fuerzas distinto. Debemos intentar comprender ambas
cosas: las tradiciones que continan y el contexto que ha cambiado.
E. P. Thompson1
en el momento en que nos acercamos al dominio de la violencia, la razn principal de que la guerra siga con nosotros
no es un secreto deseo de muerte de la especie humana sino el simple hecho de que no haya aparecido todava en la
escena poltica un sustituto de este rbitro final. Acaso no tena razn Hobbes cuando dijo: Acuerdos, sin la espada,
son solo palabras?
Hannah Arendt2
1
2
E. P. Thompson (1989) La formacin de la clase obrera en Inglaterra, Editorial Crtica, Tomo I, Barcelona, Espaa, pp. 11.
Hannah Arendt (2006) Sobre la Violencia, Alianza Editorial, Madrid, Espaa, pp. 12.
10
Pginas 11-22
Tiempos Violentos
Introduccin
En las ltimas dcadas, la Guerra del Pacfico
(1879-1883), su proceso y consecuencias ha suscitado un notable inters historiogrfico (McEvoy
2011 2012, Cid 2012 2013, Daz etal. 2013) en
funcin de un renovado anlisis de las fuentes y
una adscripcin metodolgica ms cercana a la
multidisciplinariedad. Es quizs en este tiempo en
que ms relevancia ha cobrado el concepto de chilenizacin entendido como un proceso sistemtico
de desperuanizacin y, a la vez, de imposicin de
las expresiones, discursivas, materiales y simblicas del Estado de Chile en la regin de Tarapac,
ltimo norte del territorio. Esta historiografa ha
cuestionado sustantivamente los enfoques clsicos,
apuntalando la visin estrictamente poltica, militar
y diplomtica de las consecuencias del conflicto.
El trnsito de una historiografa nacional,
cntrica y homogeneizante, a una instalada en la
particularidad local del fenmeno chilenizador ha
posibilitado, sin duda, la emergencia de un objeto
renovado de estudio; las dinmicas, complejas y
Publicado en Dilogo Andino. Revista de Historia, Geografa y Cultura Andina, N 27, 2006, pginas 95-112, en coautora
con Eugenio Snchez Espinoza, con el ttulo Pensar el Norte; la construccin historiogrfica del espacio de frontera en el
contexto de la chilenizacin 1883-1929. Para efectos de esta publicacin se ha modificado parte importante del texto original.
Universidad Bernardo OHiggins. Centro de Estudios Histricos CEH, Direccin de Investigacin. Correo electrnico:
[email protected]
Aprovecho de agradecer al Dr. Alberto Daz Araya del Departamento de Ciencias Histricas y Geogrficas de la Universidad de
Tarapac, el haberme invitado a ser parte de esta publicacin que, sin duda, enriquece y fortalece una perspectiva historiogrfica
local.
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De la historiografa nacional a la historia de los bordes. Violencia epistmica / Germn Morong Reyes
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ellos no eludieron las lgicas y las palabras autorizadas (Bordieu 1990) en la constitucin de un relato
de la chilenidad, siguiendo de cerca los paradigmas
nacionales de un Barros Arana, un Amuntegui, un
Vicua Mackenna o un Toribio Medina.
El permanente inters de esta primera historiografa fue expurgar los archivos ministeriales,
judiciales y burocrticos para fabricar una historia
de las formas del dominio. En este sentido, bien
poco importaron los mecanismos de resistencia de
la poblacin local, los movimientos migratorios de
peruanos desplazados hacia el norte o los conflictos
locales y variados que implicaban la ocupacin militar5. Ms an, la poblacin indgena que debiese
haber conducido a una reflexin metodolgica
por parte de la historia no tuvo clara presencia en
el relato clsico. Las implicancias de esta ltima
afirmacin son profundas. La discusin sobre la
presencia de lo indgena, de la etnicidad y, por ende,
de las identidades culturales, no fue materia en el
campo de anlisis de la clsica historiografa. En
la elaboracin de la historia nacional, desde mitad
del sigloXIX y hasta principios del sigloXX, los
indgenas desaparecieron como sujetos histricos
para quedar relegados a un pasado glorioso como
parte de nuestras races, de los orgenes pero no
del presente (Martnez etal. 2003: 163). En este
sentido, la sentencia de Subercaseux (2003: 69) ha
sido elocuente: en gran medida, lo que hicieron
los Estados nacionales y las lites latinoamericanas
fue, en lugar de articular y reconocer las diferencias
culturales, subordinarlas al centralismo homogeneizador para desintegrarlas. Solo es hasta la dcada
de los 70 cuando es que el problema de la identidad
tnica parece cobrar relevancia.
Puede sostenerse que las claves hermenuticas para hablar del perodo transcurrido entre
1883 y 1930 fueron las nociones de chilenidad y
territorio nacional. El de la chilenidad implic la
discusin, oficial y popular, de los elementos que la
conformaban y, por consiguiente, la apropiacin y
representacin de una identidad chilena en oposicin
a lo que, social y espacialmente, est fuera de ella
(los discursos oficiales, los discursos populares, los
saberes cultos e informales, produciendo todo un
campo de enunciados clasificadores sobre el juego
5
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De la historiografa nacional a la historia de los bordes. Violencia epistmica / Germn Morong Reyes
Los esfuerzos analticos de esta ltima generacin de investigadores han tenido algunas
consecuencias:
a) Este borde acadmico va a dar cuenta del
problema de las identidades, de sus rupturas,
de los mecanismos locales y regionales de
recepcin a las disposiciones estatales, de
las comunidades tnicas y sus estrategias de
adscripcin o repulsin al poder. Desplaza el
objeto de estudio desde el centro poltico a la
frontera en una nueva indagacin archivstica
cuya matriz epistmica apunta a construir una
historia local y multinacional. Al establecer una
nocin de identidad acorde con la irrupcin y la
performatividad, los investigadores siguen de
cerca las apreciaciones de los estudios culturales
del cual Stuart Hall es un digno representante: El
autor coincide con Foucault (Hall 2003: 13-39)
en que para definir la esfera de la identidad no
se necesita al sujeto cognoscente, sino que una
teora de la prctica discursiva. As, la identidad
sera una sujecin a las prcticas discursivas, y
a las polticas de exclusin que estas sujeciones
conllevan14.
14
19
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A Modo de Eplogo
Creemos que en la construccin de la historia
de este ltimo norte, se ha ido operando gradualmente un desplazamiento de una visin de centro,
elemento constitutivo de la historia oficial y/o
general, a una multiplicidad de visiones sobre el
proceso chilenizador por parte de la disciplina
histrica nacional y extranjera; el campo de las
representaciones colectivas depositarias del poder
poltico es una de las tantas reas investigativas que
revelan nuevas proximidades con el desarrollo de
la microhistoria (Ruz y Daz 2013: 57-67, Medina
2009: 123-139), como tambin los estudios que han
puesto de relevancia la relacin Estado-comunidad,
en funcin de sujetos histricos desplazados por la
clsica historiografa: las comunidades indgenas y
su articulacin con un nuevo Estado, en tanto ente
subalternizador.
Tambin las posibilidades metodolgicas de
estudios provenientes de la antropologa y la sociologa. Su utilizacin por el trabajo propiamente
histrico han permitido una cierta inteligibilidad
de procesos que haban quedado relegados al
silencio: el ejercicio del poder y la violencia, las
representaciones y apropiaciones de la simbologa
del poder y la emergencia de discursos y estrategias
de resistencia. Las prcticas sociales en un rea
marginal que dieron cuenta de complejas redes de
articulacin sociopoltica bajo el proceso chilenizador, han comenzado a ser objeto de la disciplina
histrica, ahora comprometida con un renovado
enfoque proveniente de las ciencias sociales.
La ausencia en el macrorrelato hegemnico de
problemas sociales y culturales permiti una forma
de representacin histrica tendiente a crear una
imagen colectiva en la sociedad chilena sobre
la base de la territorialidad, la soberana y las
heroicidades que, en trminos de acontecimientos
fundantes, construyeron paulatinamente la memoria oficial y popular del pasado nacional.
Las repercusiones sociales de una visin miope
han tenido consecuencias en los mbitos de la
educacin. As, por ejemplo, los textos escolares
con los que muchos de nosotros estudiamos historia, se insertaron en un macrorrelato hegemnico
que homolog la historia de Chile a las fronteras
polticas que este fue consolidando a lo largo del
sigloXIX en el cual, bajo el ideal de una nacin, se
homogeneiz a la poblacin en una red identitaria
llamada chilenidad, desconociendo los espacios
De la historiografa nacional a la historia de los bordes. Violencia epistmica / Germn Morong Reyes
21
Bibliografa
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22
Pginas 23-38
Tiempos Violentos
Introduccin
A comienzos de julio de 1890 se desarrolla un
episodio huelgustico que parte desde Iquique y
se extiende por varias ciudades del norte de Chile,
comenzando a sacudir la escena social y poltica
chilena bajo el gobierno de Jos Manuel Balmaceda.
Fue la clebre Huelga General de 1890. Arica
no estuvo ajena a este movimiento, y el Gremio
de Jornaleros y Lancheros de Arica paraliza sus
trabajos y elabora un petitorio, inicindose una
agitada semana en la que desde un conflicto de
ndole salarial asoma a la superficie el descontento
que en el mbito local se vena acumulando en los
primeros aos de la administracin chilena. Es
por medio de la reconstruccin de la experiencia
de este episodio de la historia de Arica, que tuvo
como protagonistas principales a los sectores populares encargados de la movilizacin de bultos y
mercaderas en el muelle de Arica, que se podr
acceder a discutir una problemtica de ms largo
alcance y desarrollo.
De manera general, el objetivo de este estudio
es analizar la huelga del Gremio de Jornaleros,
enfatizando en los elementos que lo caracterizan
como una forma de accin colectiva y organizacin
de los sectores populares. En trminos especficos
se reconstruir el desarrollo de los acontecimientos
como forma de visibilizar el impacto de la huelga
en el mbito local; tambin se indagar el contenido
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7
3
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Viva la justicia del pueblo! conflicto social y cuestin nacional: / Pablo Salazar Cceres
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El Gremio de Jornaleros y
Lancheros de Arica
Los gremios de jornaleros y lancheros fueron
introducidos en Chile para organizar la mano
de obra de la carga y descarga de mercancas en
los muelles y playas de las ciudades costeras. La
organizacin era estatal y su forma emulaba la
organizacin de una milicia. Cules fueron las
caractersticas de la faena de carga y descarga de
mercancas en Arica? Cul era la importancia de
la actividad del gremio para el puerto de Arica?
Se pueden observar los siguientes grficos acerca
de la actividad del gremio para 1886 y 188716, los
cuales nos permitirn realizar un zoom a algunas
caractersticas estructurales del gremio de Arica:
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27
250.000
200.000
150.000
100.000
50.000
1886
Total
Diciembre
Noviembre
Octubre
Septiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Enero
1887
Grfico N1. Estado comparativo de embarques (cantidad de bultos) efectuados por el Gremio de Jornaleros y Lancheros de Arica
en los aos 1886 y 1887.
600.000
500.000
400.000
300.000
200.000
100.000
1886
Total
Diciembre
Noviembre
Octubre
Septiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Enero
1887
Grfico N2. Estado comparativo de desembarques (cantidad de bultos) efectuados por el Gremio de Jornaleros y Lancheros de
Arica en los aos 1886 y 1887.
28
120.000
100.000
80.000
60.000
40.000
20.000
1886
Total
Diciembre
Noviembre
Octubre
Septiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Enero
1887
Grfico N3. Estado comparativo de despachos de aduana (cantidad de bultos) efectuados por el Gremio de Jornaleros y Lancheros
de Arica en los aos 1886 y 1887.
Comandante 1
Contador 1
Tesorero 1
Mdico 1
Capataces 8
90 Jornaleros
Como se puede apreciar, la actividad de movilizacin de carga y descarga se realizaba mediante una
organizacin bsica, en la que la mano de obra formaba
una masa laboral poco capacitada, pero numerosa.
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Estalla la Huelga24
Una vez teniendo en cuenta los antecedentes es
que se puede pasar a los hechos en cuestin. El da
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Viva la justicia del pueblo! conflicto social y cuestin nacional: / Pablo Salazar Cceres
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Si es cierto que los huelguistas pedan, con justsima razn, la destitucin de Daniel Palacios
y de su abnegado colega el Administrador de
Aduana don Francisco A. Medina y que pasaron
varias veces por la casa de este ltimo manifestndoselo a gritos, en cambio, es de punto falso
que hubieran arrojado muchas piedras la casa
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acuerdo. No obstante, El Morro da una versin en que se acusa a la tropa del 8 de lnea de
disolver con violencia a los sectores populares que
se encontraban en la plaza:
Ayer ms menos como las 6 de la tarde estando los gremios de este puerto declarados en
guelga y reunidos en la Plaza de Armas en la ms
pacfica armona, se acerc el teniente Orellana
intimarles que despejaran la Plaza, y como la
huelga manifestara que no molestaba en nada
y no obedeciera esa orden, inmediatamente
orden la tropa que calara bayoneta y que
cargara contra el indefenso y pacfico pueblo.
Parece que se hubiera querido herir al pueblo y
no hacerlo despejar como se ha dicho, porque si
as se hubiera intentado, no habra sido necesario perseguirle hasta las afueras de la ciudad y
por distintas calles, disparando tiros hiriendo
a personas indefensas, sin pensar ese par de
oficiales que, al no contener a sus soldados, se
hacan indignos de la espada que llevan.
En las familias cundi el pnico ms atroz y
en los extranjeros y nacionales indignacin y
repugnancia por los hechos de ayer
Quiz el Gobierno de La Moneda ignore
la laya de empleados que nombra para estos
territorios45.
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Este choque de intereses es visible en las desavenencias del da a da, en el pago de las tarifas. La
contradiccin se da entre el comercio, rebelde a ser
reglamentado en su actividad y el Estado chileno.
Palacios tena dudas acerca de las posibilidades
de avenimiento:
i la conviccion de que el comercio continuar
abusando i desplegando afan para deprimir al
Gremio, que deseara sustituir por cancheros
irresponsables, libres de reglamentacion, de
orden, de respeto, &, para fines que no es del
caso esponer51.
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Finalmente este funcionario es destituido, trasladndose a Tacna, desde donde solicita el pago de
su sueldo y el uso de vacaciones legales59.
Sin perjuicio que fue ganada esta peticin, la
huelga no tuvo un final satisfactorio, pues no represent un verdadero triunfo para los jornaleros; ms
bien, representa un triunfo para los comerciantes
locales, que vieron cmo caa un adversario a sus
intereses. No obstante, fue la primera huelga de
consideracin desde la instalacin de la administracin chilena, por lo que se constituye como un
punto de referencia para estudios posteriores acerca
de la actividad de los sectores populares en Arica.
A modo de conclusin: la Huelga del Gremio
de Jornaleros y Lancheros de Arica como eslabn
entre la cuestin social y la cuestin nacional.
El gremio de Arica asumi una conducta
huelgustica el 14 de julio de 1890, paralizando las
labores y elevando un petitorio, el cual tena una
doble vertiente: una de ndole salarial dirigido al
comercio local, y una de ndole administrativo, la
peticin de suspensin, y luego de destitucin, del
Comandante del Gremio de Arica60. En el primer
aspecto se revela que este sector popular desarroll
una conducta de tipo huelgustica asimilable a la
de los otros gremios, en particular el de Iquique, en
donde el comandante fue representante de los jornaleros frente al empresariado local (Zolezzi 1988).
La forma huelgustica si bien adquiere sus
caractersticas bsicas, como son las de la paralizacin de faenas y la elaboracin de un petitorio, en
su desarrollo posterior no muestra a los jornaleros
en enfrentamiento directo con los representantes
del capital, sino que dirigen el antagonismo hacia
el Estado chileno, por medio de la figura del
Comandante del Gremio. Los jornaleros llevaron
a cabo una conducta rebelde pero en defensa de
la costumbre (Thompson 1979: 45), entendiendo
costumbre al conocimiento y confianzas mutuas
59
60
38
Bibliografa
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Pginas 39-48
Tiempos Violentos
Introduccin
Las ltimas dos dcadas del sigloXIX estarn
marcadas por una serie de tensiones y conflictos
polticos, econmicos y sociales en el extremo norte
de Chile: la Guerra del Pacfico con los sucesos de
Arica el 7 de junio de 1880 que condicionaran el
devenir histrico de la regin durante el sigloXX
y crisis poltica chilena de 1891, con abundantes
aproximaciones para su estudio antes y durante dicha
Guerra Civil. El propsito de este artculo obedece a
la necesidad de contribuir con antecedentes locales
que nos permitan conocer el comportamiento de la
Guerra Civil de 1891 en lo que corresponde a la zona
de Arica. La regin presentaba rasgos particulares
por ser un territorio que desde poca data (1880)
estaba incorporado a la administracin chilena
como consecuencia de la Guerra del Pacfico. La
marcha y toma de Arica y sus principales sucesos
nos permiten historiar episodios nacionales desde
una perspectiva local para lograr una visin ms
acabada de acontecimientos considerados como
verdaderos hitos histricos de nuestra historia
patria. Adems, el mirar atrs, es recordar, preservar el pasado en nuestra memoria y compartirlo
1
2
Universidad de Tarapac. Departamento de Ciencias Histricas y Geogrficas. Arica, Chile. Correo electrnico:
[email protected]. Agradezco al colega Dr. Alberto Daz Araya por la gentil invitacin para formar parte de esta publicacin.
El Centenario de la Guerra Civil de 1891, a comienzo de los aos 90, gener interesantes publicaciones acadmicas que
dieron cuenta de este hito, como uno de los ms importantes de la Historia Contempornea de Chile, Vase por ejemplo Luis
Ortega (editor), La Guerra Civil de 1891, Cien aos hoy (1993). Debemos mencionar adems, la contundente obra histrica
del investigador nacional Rafael Sagredo B., Vapor al norte, tren al sur. El viaje presidencial como prctica poltica en Chile.
SigloXIX, Santiago (2001), donde la figura del presidente Balmaceda es vista como agente de progreso y de integracin del pas,
principalmente por sus viajes a lo largo del territorio chileno. Un trabajo muy reciente e interesante sobre la historiografa de
la guerra civil chilena de 1891 es de Alejandro San Francisco, Historiografa y nuevas perspectivas de estudio sobre la guerra
civil chilena de 1891 (2006) y del mismo autor en comento: La guerra civil de 1891. La irrupcin poltica de los militares en
Chile (2007) y La Guerra Civil de 1891. Chile. Un pas, dos ejrcitos, miles de muertos (2008). Desde una perspectiva ms
local del conflicto, se puede sealar el trabajo de Alfonso Daz A.: Documentos consulares para el estudio de la Guerra Civil
de 1891: Una mirada del conflicto a travs del Viceconsulado de Espaa en Iquique (2005: 43-52) y del mismo autor de esta
contribucion, Arica y la Guerra Civil de 1891: Comportamiento Regional de un Conflicto (2006: 41-51).
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Decreto:
El tesorero fiscal entregara a la municipalidad
la suma de 500$ que consulta dicho presupuesto
para pagar por el presente ao el arriendo del
cuartel de propiedad municipal, que ocupan las
fuerzas de lnea de guarnicin en esta plaza
(AHVD, Gobernacin de Arica, vol.83).
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Comentarios Finales
El trabajo con las fuentes escritas nos permiten
reconstruir un relato histrico sobre el desarrollo
de la Guerra Civil de 1891 en la zona de Arica. El
transcurrir mismo del conflicto en el extremo norte
de Chile va sufriendo una serie de cambios a medida
que la situacin se iba haciendo ms compleja en
el resto del territorio nacional. Una relativa calma
inicial en Arica dar paso a decisiones civiles y
militares acorde con los acontecimientos, lo que
las fuentes consignan claramente.
Las condiciones ms favorables desde un
comienzo a las fuerzas congresistas hicieron que
la marcha sobre Arica a abril de 1891 lograra su
cometido. Las autoridades leales al presidente
Jos Manuel Balmaceda abandonaron la regin,
inicindose as una nueva ocupacin y administracin a partir del mes citado. Para finalizar creo
que asumimos en parte una de las tareas dejadas
por el profesor Harold Blakemore (1966:72-73)
a las futuras generaciones de investigadores de
la Guerra Civil de 1891, cuando les sugera un
estudio profundo sobre asuntos regionales que podran dar ms luz sobre asuntos extrarregionales.
Recomendacin que desde hoy ha enriquecido los
estudios de dicho conflicto desde una mirada de
la historia local.
Bibliografa
Fuentes Primarias
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Pginas 49-62
Tiempos Violentos
Introduccin
Generalmente las historias sobre los ferrocarriles
chilenos y las construcciones de los rieles sobre los
que estos bramaran han prescindido de sus constructores. El sujeto que traza es el ingeniero, quien
enriela es el Estado o la iniciativa de particulares,
quien habita los puertos, galpones y vagones son las
mercancas. El trabajador, gan, pen carrilano3,
es desplazado como sujeto incluso como fuerza de
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Dada su parcialidad, esta visin de los carrilanos debera empujarse ms all de la bestialidad
crnica del peonaje vigoroso y criminal, sobre todo
porque es una versin que ha sobrevivido tanto como
la enrieladura misma a los embates del tiempo20.
Una primera consideracin tendra que asumir
que hacia 1907 no se trata ya de un peonaje como
el que durante el sigloXIX llegaba por vez primera
a aprender los oficios a las obras pblicas, arrojado
de los campos, y del que Gabriel Salazar (2000)
nos ilustr con brillantez en Labradores, peones y
proletarios. Es probable que las condiciones lucieran sumamente similares a ojos de los peones que
trabajaban en la intemperie, como era el caso de los
carrilanos21, pero incluso para estos era evidente que
los contingentes ya no estaban compuestos por los
trabajadores inexpertos, en su mayora mineros
de la lnea Valparaso a Santiago, ni por aquellos
mapuches que por primera vez haban laborado
junto a los peones chilenos (Alliende 1997: 28 y
63 respectivamente) en la lnea San Rosendo a Angol.
Luis Alberto Romero (1988), por ejemplo,
estudiando a los trabajadores no calificados que
subsistan en Santiago hacia fines del sigloXIX,
seala que la categora ocupacional ms numerosa es la de gan, el que se ocupa de toda clase
de trabajo a jornal, sin residencia ni destino fijo
(Romero 1988: 48), y que fuera de las dos cimas
importantes de la construccin de obras pblicas
(en 1870-73 y en 1887-90), lo verdaderamente
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como a mediados del sigloXIX, es tambin probable que su dieta haya seguido siendo a base de
porotos calientes con aj y pan, y que usasen los
ponchos sucios como frazadas al anochecer. Ms
importante que eso, y considerando que si bien
la experiencia aparece como algo determinado, la
conciencia de clase no lo est (Thompson 1989:
XIV), lo que ya no tena vuelta atrs en el mundo
peonal de los carrilanos era, por una parte, la progresiva proletarizacin de las faenas con el correlativo
disciplinamiento laboral que les sofocaba donde
fuera que se dirigieran a martillar, y por otra parte,
la identificacin cada vez ms ntida de las vas por
las cuales mejorar sus condiciones inmediatas en
tales circunstancias, lo que inevitablemente estaba
enraizado en su experiencia y tradicin. Como bien
sostena Edward Palmer Thompson:
La experiencia de clase est ampliamente
determinada por las relaciones de produccin
en las que los hombres nacen, o en las que
entran de manera involuntaria. La conciencia
de clase es la forma en que se expresan estas
experiencias en trminos culturales: encarnadas
en tradiciones, sistemas de valores, ideas y
formas institucionales (Thompson 1989: XIV).
La fugaz huelga de carrilanos del Ferrocarril Arica-La Paz de 1907 / Camilo Santibez Rebolledo
contra no debiese pensarse nicamente en comparacin con el relativo xito de, pngase por caso,
los tipgrafos, los panaderos o la gente de mar.
Sino, tomando en cuenta sus propias precariedades,
astucias y carencias.
Las ametralladoras humeantes de Iquique
tampoco deben haber sido gran aliciente para tales
esfuerzos, aunque, obviamente, la de los peones
carrilanos no era la nica transicin en curso. Gran
parte de la clase trabajadora defini o redefini
sus tcticas, en las que pesaron y hallaron mayor
o menor eco las prdicas paternalistas, socialistas
o anarcosindicalistas.
Los carrilanos por su parte, como una enrieladura que se hunde en la tierra, desprovistos luego
de nuevos trazados que forjar, se sumergiran en
la historia profunda del peonaje como tales. Como
buenos pobres que eran, seguramente se ocuparon
en otros oficios (laborales o no) y murieron de
enfermos antes que de hambre.
En lo que respecta a la produccin historiogrfica desde la frontera norte, una parte de su
esfuerzo al tender los puentes explicativos para
situar al Departamento de Arica en aquel mundo
ms amplio del que formaba parte debe atender a
los sujetos que, sin muchas ms opciones, entraron y
salieron del departamento dejando tras s poco ms
que los indicios de la refriega. Aquello ocurri con
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Bibliografa
Fuentes Primarias
Archivo Vicente Dagnino:
Fondo Intendencia de Tarapac y Gobernacin de Arica.
Oficina de Prefectura de Policia Arica.Oficios Varios.
Policia de Arica. Oficios y jnotas Emitidas por la Prefectura.
Fuentes Primarias Impresas
El Tacora, 1907.
El Morro de Arica, 1907.
Fuentes Secundarias
Alliende, M. P. (1997). Historia del ferrocarril en Chile. Pehun
Editores, Santiago.
Artaza, P. (comp.) (1998). A 90 aos de los sucesos de la escuela
Santa Mara de Iquique. Direccin de Bibliotecas, Archivos
y Museos, LOM Ediciones, Centro de Investigaciones Diego
Barrios Arana y Universidad Arturo Prat Iquique, Santiago.
Artaza, P., S. Gonzlez y S. Jiles (edit.) (2009). A cien aos de
la masacre de Santa Mara de Iquique. LOM Ediciones,
Santiago.
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Pginas 63-74
Tiempos Violentos
VIOLENCIA SOCIOPOLTICA
EN ARICA Y TACNA, 1900-1920
Carlos Mondaca Rojas1, Yeliza Gajardo Carvajal 2 y Eugenio Snchez Espinoza3
Se analizan ciertas formas de violencia sociopolticas, como las polticas dictadas por el Parlamento peruano durante el periodo
de chilenizacin y otras determinadas por los episodios de violencias entablados por el Estado chileno.
Ambas acciones son una forma especfica de violencia estructural que por parte del Estado peruano solo lograba generar efectos
de una falsa estabilidad mientras dur la chilenizacin. Por otra parte, se halla la violencia explcita con la que actu el Estado
chileno en momentos lgidos del periodo que hicieron mella en la poblacin del Departamento de Tacna.
Introduccin
La Guerra del Pacfico fue un conflicto entre
Chile, Per y Bolivia (1879-1883), que culmin
con la firma del Tratado de Ancn. Este tratado
cambi el mapa de Sudamrica: Bolivia pierde la
provincia de Antofagasta y su litoral; mientras Per
entrega a Chile la provincia de Tarapac de forma
perpetua, adems de Arica y Tacna por un lapso
de una dcada, el que termin extendindose por
un perodo aproximado de cuarenta y cinco aos,
quedando en una situacin de statu quo diplomtico
a la espera de la realizacin de un plebiscito que
definira de manera democrtica el destino de ambas
provincias. Durante todo este perodo se despleg
una poltica administrativa bastante particular en
los territorios antes peruanos (Basadre, 1926; Ros,
1959; Palacios, 1974).
Chile utiliz distintos elementos para concretar una integracin de los ciudadanos mediante la
construccin de una identidad nacional en un proceso comnmente conocido como de chilenizacin
(Daz, 2003)4. Sin embargo, este no se logr afianzar
del todo, ya que deriv en procesos de violencia
poltica, generndose desordenes y delitos al llevar
a cabo cierres de escuelas e iglesias, expulsin de
maestros y sacerdotes, prohibicin de fiestas patrias
peruanas, muertes de comuneros, entre otros (Daz,
Ruz y Mondaca, 2004; Daz, 2004; Gonzlez, 2004).
Esta condicin gener conflictos sociopolticos en
ambas ciudades y entre los dos pases en cuestin,
lo que se manifest en que la vida pblica local
se viera teida de enfrentamientos entre actores
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Ibd.
Congreso del Per, Ley 12/10/1886.
Congreso del Per, Ley 22/04/1885.
Considerando: 1 Que es e urgente necesidad atender al
fomento de la agricultura e industria nacional. 2 Que los
valles de locumba y Sama se halla por el tratado de paz
con Chile, en la dura condicin de importar y exportar
sus valiosos productos y los de la costa, por las plazas de
Arica y Tacna, sufriendo fuertes gravmenes ADLP, Ley
22/04/1885. http://www.congreso.gob.pe/ntley/Imagenes/
LeyesXIX/1885010.pdf
Op.cit.
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Tal como se observa en el documento anterior, este proyecto se acepta con mucha rapidez,
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Esta condicin de prohibicin nos permite entender la vinculacin entre una violencia estructural,
caracterizada por el agente estatal, y la de resistencia,
representada por el residente peruano que rechaza
toda chilenizacin y no desea ser integrado en
una sociedad que representa para l lo hostil, el
enemigo. La acusacin que recibe Arellano no se
remitir exclusivamente a ser un sujeto revoltoso
que busca generar mtines en contra de la labor
chilenizadora, sino a que adems entorpecer a las
autoridades chilenas las funciones de control de la
soberana, alterando las funciones de autoridades
locales, a travs de otros empleados pblicos:
Tarata, 5 de Enero de 1921
N242
Ampliando mi oficio anterior en que es remitido
a ese Celedonio Arellano por ser un elemento
peligroso dentro del Departamento, me permito
poner a disposicin de US., a Emilio Echabur
empleado pblico cuyos antecedentes se encuentran en poder del Visitador de Escuelas
de la Provincia.
Violencia sociopoltica en Arica / Carlos Mondaca Rojas, Yeliza Gajardo Carvajal y Eugenio Snchez Espinoza
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Seor Intendente:
Dando cumplimiento el informe ordenado por
la Intendencia en oficio N307 de fecha 6 del
presente, puede manifestar a S.S lo que sigue:
El suscrito ha investigado sobre el particular
con la mayora de los firmantes de la solicitud
enviada a la Intendencia contra el Inspector
de la Quebrada u se ha pedido formar una
idea de clara de estos solo proceden influenciados por Manuel Ticona, indgena leguleyo
actuario del Teniente Gobernador peruano
de Chucatamani (Per), quien se ha puesto
de acuerdo con dicho individuo para hacer
campaa de desprestijo contra el inspector
del lado chileno que segn los de la banda
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Queda en evidencia como estos sujetos peruanos buscaron mtodos para perpetuar su conciencia
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Bibliografa
Fuentes Primarias
Archivos y Fondo Documentales
Archivo Histrico Vicente Dagnino. Fondo Intendencia de Tacna
y Gobernacin de Arica.
Archivo Histrico Vicente Dagnino. Fondo Subdelegacin de Putre.
Archivo Digital de la legislacin en el Per. http://www.congreso.gob.pe
Coleccin Peridicos y microformatos. Biblioteca Nacional de
Chile. Diario El Caplina. 20/02/1886. Tacna, Per. PCH1286
Fuentes Secundarias
Aguirre, C., Mondaca, C. (2011). Estado Nacional y Comunidad
Andina. Disciplinamiento y Articulacin Social en Arica,
74
Pginas 75-83
Tiempos Violentos
Introduccin
Una primera versin de este artculofue publicada en 1998 en la Revista Temas Regionales
Ao5 N1, ya desaparecida, iniciativa conjunta
de la Universidad de Tarapac y la Corporacin
Norte Grande. Teniendo como objetivo principal
visualizar el debate de ideas que se produce en este
perodo entre Chile y Per, mediante el estudio de
la prensa local, analizando diversas problemticas
polticas y sociales que enfrentaban las ciudades de
Tacna y Arica, en ese momento en poder de Chile,
en donde la violencia del discurso entre ambas
partes va a ser una tnica de carcter permanente.
Los peridicos utilizados para la presente investigacin fueron los diarios chilenos El Ferrocarril
de Arica y El Pacfico de Tacna; adems del diario
peruano La Voz del Sur editado en el vapor Ucayali,
frente a las costas de Arica. El perodo de estudio
se centra en los aos 1918-1926, debido a que
este perodo se constituye en la poca de mayor
efervescencia poltica y diplomtica entre Chile y
Per, y en donde tambin encontramos la existencia
de algunos sectores que no participan del debate
formal, como por ejemplo los extranjeros, que en
cierta medida son presionados para optar por alguno
de los caminos trazados, el de Chile o Per.
Las temticas a tratar en este trabajo dicen
relacin con la visin de la prensa chilena como
de la peruana del escenario poltico social del perodo, de los atentados a chilenos y peruanos, del
sentimiento patritico, de la visin de progreso,
entre otros temas destacados. Por medio del presente estudio trataremos de reconstruir un perodo
de nuestra historia que tiene directa relacin con
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La violencia del discurso: la problemtica poltica y social de Tacna y Arica,/ Alfonso Daz Aguad
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Los artculos de carcter patritico que aparecen en este peridico son bastante recurrentes y
podemos dividirlos en dos tipos: los que se refieren
a la historia, sus hroes y su gente; y los que estn
destinados a provocar un fuerte sentimiento patritico
mediante situaciones cotidianas, divisin que se
asemeja bastante a la planteada en la prensa chilena. Un ejemplo del primer tipo es el que compara
a los chilenos y peruanos desde su origen: Ayer
cuando el Imperio de los Incas, ocupando casi todo
el continente sudamericano, tena una organizacin
social que hoy puede servir de modelo a las ms
avanzadas formas de comunismo agrario, en un
rincn de la Amrica, las tribus araucanas elegan
como jefe al hombre que pudiera permanecer ms
tiempo con un pesado garrote sobre los hombros,
el ms fuerte fsicamente (La Voz del Sur, 20 de
febrero de 1926).
El prrafo anterior nos devela la idea de que
desde sus orgenes el Per siempre ha sido superior
a Chile, destacndose especialmente en el elemento
cultural, lo que deja a nuestro pas como brbaro
y quizs por esto sera explicable segn el peridico su actitud hacia los peruanos.
En lo que se refiere al segundo tipo de textos
podemos ejemplificarlo claramente mediante la
siguiente carta escrita por un nio peruano que
desde Cincinnati escribe al Presidente del Per:
De mis ahorros remito a Ud. La suma de cinco
dlares con el fin de contribuir a la reincorporacin
de Tacna y Arica al Per, que muy pronto sern
devueltas a nuestra patria. En la actualidad tengo
nueve aos y soy un verdadero peruano, pues mis
padres me ensearon a amar a mi patria, aunque
me encuentro distante de ella. Estoy estudiando el
castellano y leyendo la historia del Per, a fin de
que cuando visite Lima, sepa mucho respecto de
mi querida patria (La Voz del Sur, 17 de marzo
de 1926).
La violencia del discurso: la problemtica poltica y social de Tacna y Arica,/ Alfonso Daz Aguad
Conclusin
A partir de los peridicos hemos podido reconstruir parte de un escenario. Para los chilenos este
se constituye en la necesidad de chilenizar estos
territorios, es decir plasmar su soberana, para los
peruanos en constante clima de terror y violencia.
Chilenos y peruanos se rechazan mutuamente;
uno reclama por los atentados en su contra, el otro
responde que dichos reclamos son una calumnia,
de esta manera se va cimentando una atmsfera
cargada de tensiones. Cada uno de estos grupos
tiene mucho que decir, y como cada uno tiene
una visin particular del problema, la prensa
recoge parte de estos testimonios y los dej
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Bibliografa
Fuentes Primarias Impresas
Diario El Ferrocarril de Arica 1918-1920.
Diario El Pacfico de Tacna 1921-1923.
Diario La Voz del Sur de Arica 1925-1926.
Fuentes Secundarias
Barreto, Federico (1912). Algo Mo.
Daz, Alfonso (1998). Impacto del Tratado de 1929 entre Chile
y Per en la estructura social y econmica de Arica. Revista
Temas Regionales Ao5 N1 Universidad de Tarapac.
Daz, Alfonso (2004).Tacna y Arica en tiempos del Centenario
(1910). Revista Dilogo Andino N 24. Universidad de
Tarapac.
Daz, Alfonso (2005).De la Historia a los Calabozos: Una
Mirada al sistema Carcelario de Tacna y Arica 1890-1911.
Revista Dilogo Andino N26. Universidad de Tarapac.
Pginas 85-99
Tiempos Violentos
Introduccin
La etapa de la historia de Arica conocida como
chilenizacin (1880-1929) nunca estar suficientemente estudiada. Creerlo de esa manera hara de
su historiografa un relato monoltico y mgico que
no concuerda con el avance crtico de esta disciplina. En relacin con aquello, las obras de carcter
histrico que han intentado dar explicaciones de
tal proceso han sido numerosas.
Un primer grupo de ellas se puede situar en las
publicadas entre los aos tope de la chilenizacin,
es decir, 1880 a 1929. Fueron escritas con un espritu de defensa de la causa nacional de sus autores,
quienes optaron por esgrimir arsenales de argumentos
2
3
Universidad de Valladolid. Programa de Doctorado Europa y el Mundo Atlntico: Poder, Sociedad y Cultura. Correo electrnico:
[email protected]
Agradezco al Dr. Alberto Daz, acadmico del Departamento de Ciencias Histricas y Geogrficas de la Universidad de
Tarapac, la lectura y las crticas realizadas al manuscrito as como al equipo investigador que lidera este proyecto benfico
al desarrollo educativo y cultural de la Regin de Arica-Parinacota.
Universidad de Tarapac, Departamento de Ciencias Histricas y Geogrfica, Arica, Chile. Correo electrnico:
[email protected]
Entre las varias decenas de obras escritas con las intenciones explicitadas con anterioridad, reservamos esta nota al pie de
pgina para compartir el ttulo de algunas de ellas, as como algunas ideas centrales, entre comillas, que articulan el pensamiento nacionalista. Para el caso chileno podemos sealar 1) Orrego, A. (1919). La cuestin del Pacfico. Tacna y Arica.
Artculopublicado por La Nacin de Buenos Aires. Chile: Sociedad Imprenta Litografa BARCELONA. En ms de una
ocasin tambin, los polticos peruanos han buscado en la exaltacin del sentimiento popular la salvacin de dificultades
interiores, invocando la necesidad de deponer las pasiones de partido ante el supremo deber de presentarse unidos en defensa
de la patria amenazada Anbal ad portas! Ha sido la solucin de tantos conflictos internos del Per (p.32); 2) Caldern,
A. (1919). Breve historia diplomtica de las relaciones chileno-peruanas 1819-1879. Facta non verba. Chile: Zigzag. El
Per ha sido desde que naci a la vida libre con nuestra ayuda, un enemigo latente de nuestro pas, y la animadversin peruana y su ingratitud se han manifestado en todo momento y de mil maneras, con o sin pretextos; casi podra decirse que esa
animadversin tiene todas las caractersticas del odio de raza (p.6); 3) Paullier, W. (1919). La cuestin del Pacfico y los
derechos de Chile. Uruguay: Imprenta El SigloIlustrado. La propaganda iniciada por los peruanos en todo el mundo, a
favor de su histrica reclamacin de Tacna y Arica, que ahora extienden a Tarapac, indica la conveniencia de hacer llegar
a la mayora de nuestros compatriotas una sntesis del asunto, expuesta con imparcialidad (p.19); 4) Barros, E. (1922).
Hacia la solucin. Apuntaciones al margen de la negociacin chileno-peruana de 1921. Chile: Imprenta Universitaria.
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Llanos, Nelson, El reino chileno del terror: la prensa estadounidense y la controversia de Tacna y Arica, 1925-1926,
Portal del Centro de estudios hemisfricos y polares, http://
www.hemisfericosypolares.cl/articulos/018-Llanos-Chile%20
Estados%20Unidos%20Tacna%20Arica.pdf, consultado el
21 de noviembre de 2013.
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A este cholo hay que matarlo como a un perro: violencia nacionalista / Jos Soto Lara y Elas Pizarro Pizarro
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la cualidad de los delitos cometidos por la efervescencia nacionalista. De tal manera, en el afn
de comprender cmo conceban y desarrollaban la
violencia los sujetos, notamos una carencia en la
variedad de la manifestacin la que, por otro lado,
se vio perfeccionada debido a la experiencia acumulada o especializacin de los ejecutores. Como
se entrev, todos los expedientes estudiados estn
cruzados por la violencia; nosotros, atendiendo a
un criterio de cantidad, analizaremos solamente
los designados en el Tribunal como agresiones.
Tabla N1
Causa de apertura
del sumario judicial
Cantidad de sumarios
judiciales segn causa
Agresin
Pedradas
Hurto
Daos a vivienda
Asalto
Abuso de autoridad
Lesiones
Disparos
Lesiones y hurto
Robo
Injurias, calumnia y golpes
Rapto
Daos a automvil
Ventas de armas de fuego sin permiso
Total
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4
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2
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Las escenas de violencia fsica, golpizas descarnadas y aplicacin del tormento a los ciudadanos
peruanos no mancillaba el apego a su patria, sino
ms bien eran catalizadores de un nacionalismo
irrestricto. Por su parte y fortaleciendo esa predisposicin sentimental, la prensa peruana circulante
en la ciudad y los dilogos cotidianos de los defensores de la Arica peruana o la estrellita del sur,
como nostlgicamente se le denominaba al puerto,
plasmaban gran parte del sentir peruano en la frase
combativa que el presidente peruano Legua cre
ad hoc: Recuperad el Morro!
La arenga peruana vena a constituir una respuesta a lo que dcadas antes Benjamn Vicua
Mackenna haba obsequiado en el discurso y ordenado en la accin para las autoridades polticas y la
comunidad ariquea chilena. Mientras cantaba las
glorias del Ejrcito chileno en Arica conclua con su
letra hirviente de chilenidad: No soltis el Morro!
Lo que nos interesa es considerar la exteriorizacin que el recuperar el Morro, para el caso
peruano, supuso. El medio para conseguirlo, tal
como en el caso chileno, fue la violencia, las
agresiones y el placer de infligir dolor al otro
nacional. Es por tal motivo que en el rodaje del
proceso plebiscitario y, puntualmente, en los estratos de las conductas agresivas, el rol protagnico
lo posey la masculinidad peruana. Los hombres
arribados a Arica desde Lima, principalmente, as
como tambin con el concurso de los ariqueos
chilenizados en el papel, continuaron adorando a
la patria peruana e hicieron florecer la esperanza
del retorno de Arica al Per.
En las ciudades peruanas que aportaron con
hombres para la causa de Arica, las instituciones
estatales y todos sus mecanismos nacionalistas
haban hecho su trabajo con esmero. La escuela y el
servicio militar recordaban con fervoroso orgullo a
los cados el 7 de junio de 1880, fecha trascendente
en la historia de Arica y momento en donde el ms
grande de sus militares, Francisco Bolognesi, haba
manifestado tener deberes sagrados con la patria.
La memoria social peruana generada en torno a
ese episodio, fatal y cosmognico, conect a nivel
mental una mayor cantidad de recuerdos durante
los aos plebiscitarios. Fatal, puesto que rompi los
lazos de soberana que se extendan desde comienzos
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A este cholo hay que matarlo como a un perro: violencia nacionalista / Jos Soto Lara y Elas Pizarro Pizarro
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Tabla N2
Identificacin de los sujetos participantes en el conflicto del 7 de junio de 1926 con aspectos de nacionalidad y oficio
Nombre
Nacionalidad
Lugar de nacimiento
Oficio
Edad
Modesto Corvacho
Patrocinio Guzmn
Luis Rodrguez
Gregorio Cepeda
Lorenzo Larva
Jos Alfaro
Guillermo Corrales
Magdalena Cornejo
Natividad Tapia
Guillermo Corrales
Felipe Butrn
Peruana
Peruana
Chilena
Chilena
s/d
Chilena
s/d
s/d
s/d
Boliviana
Chilena
Arica
s/d
Coquimbo
Huasco
Codpa
Coquimbo
s/d
s/d
Codpa
s/d
Arica
Agricultor
s/d
Jornalero
s/d
Agricultor
Gan
Gan
Labores del sexo
Labores del sexo
Jornalero
Agricultor
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29
33
23
s/d
s/d
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26
19
Fuente: Elaboracin propia basada en el expediente judicial por problemas internacionales ubicado en el ANHCh, AJA, L 124, p 35.
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29
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A este cholo hay que matarlo como a un perro: violencia nacionalista / Jos Soto Lara y Elas Pizarro Pizarro
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Tabla N3
Tiempo (en das) destinado a la investigacin de los responsables de la violencia
nacionalista chilena y fallo emitido por el Juez del Crimen de Arica
N Duracin del proceso (en das)
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Fallo
Condena a Humberto Escobar a $30 de multa y el pago de las costas.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento definitivo.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
El querellante hace retiro de su querella.
Sobreseimiento temporal.
Condena a Manuel Lara a $40 de multa y el pago de las costas.
Condena a Manuel Lara a $50 y el pago de las costas.
Los hechos denunciados no constituyen delitos pesquisables de oficio.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
No hay mrito suficiente para continuar el proceso.
Condena a Julio Maldonado a 20 das de prisin conmutables a $60 y el pago de las costas.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento definitivo.
Sobreseimiento temporal.
Condena a lvaro Oliva a $20 de multa y el pago de las costas.
Condena a Ral Lopehanda a 21 das de prisin. Apelacin de Lopehanda permite el pago
de una multa de $30 y el pago de las costas para obtener su libertad.
Sobreseimiento definitivo.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
El Supremo Tribunal de Justicia del Plebiscito de Tacna y Arica condena a Juan Fernndez,
Benito Garca y Vctor Vsquez a 70 das de prisin en la crcel de Tacna.
Sobreseimiento temporal.
Sobreseimiento temporal.
Fuente: Elaboracin propia en base a expedientes del Archivo Judicial de Arica (1925-1926).
98
Bibliografa
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99
Pginas 101-107
Tiempos Violentos
Introduccin
La anexin del territorio correspondiente al sur
peruano a la soberana chilena y su consiguiente
vnculo fronterizo pos-Guerra del Pacfico (18791883), posee problemticas todava poco exploradas
que tienen repercusiones an tangibles en la sociedad
fronteriza y nacional contemporneas. Actualmente
y como resultado del conflicto se sostienen litigios
diplomticos entre Chile, Per y Bolivia arbitrados
en la Corte Internacional de La Haya, situacin que
ofrece una proyeccin hacia los estudios comparados
en contextos diplomticos y socioculturales similares
en otras realidades bajo situaciones de posguerra.
Uno de los problemas existentes guarda relacin
con la necesidad de profundizar sobre los mecanismos y forma por los que la poblacin del nuevo
norte chileno comienza a conocer y descubrir el
espacio, sociedad y cultura nacional chilena, y a
su vez cmo la sociedad de los valles centrales de
Chile conoce los nuevos territorios integrados a la
soberana nacional, al tiempo que la poblacin de la
nueva frontera comienza a desconocer y alterizar
sus vnculos, cultura y pertenencia nacional peruana.
Lo anterior a partir del considerando terico
que la construccin de la nacin no responde nicamente a un proceso direccionado y jerrquico,
sino que ms bien depende de la forma en la que
la poblacin tanto peruana como chilena asume
o niega a asumir una comunidad por medio de su
inteligibilidad y entelequia.
*
1
2
3
102
social de la realidad. Estos conceptos para ser eficientes deben estar anclados en supuestos que sean
decodificados correctamente por los receptores del
discurso. Por ello su materializacin debe considerar
los hechos sociales e histricos, organizados de
modo tal que el relato se torne verosmil.
Este entrecruzamiento si es inteligente, debiera
materializarse en un imaginario colectivo que recoja
los argumentos sin reparos y los haga propios, si
no pierde su eficiencia.
Esta hegemona identifica lneas de sentido
comunes que atraviesan cualquier produccin
discursiva.
En este marco, el discurso social ser considerado como todo lo que se dice y se escribe en un
estado de sociedad, todo lo que se imprime, todo
lo que se habla pblicamente o se representa ()
todo lo que se narra y argumenta, si se considera
que narrar y argumentar son los dos grandes modos
de puesta en discurso (Angenot 2010: 21), siendo
posible mediante un anlisis global del discurso
social identificar las dominancias interdiscursivas,
que nos llevan a definir las maneras de conocer y
de significar lo conocido.
Dicho concepto de hegemona discursiva
corresponde a un sistema regulador del discurso
social, que impone temticas y visiones de mundo,
as como tambin la forma en que dichas temticas
deben ser abordadas, imponiendo y legitimando la
forma en que una sociedad se objetiva en cualquier
materia significante (textos, imgenes, etc.).
Lo Chileno y lo No Chileno
Conocido y ampliamente desarrollado en recientes estudios a nivel nacional provenientes de
diversas ramas de las ciencias sociales en torno al
bicentenario de la repblica chilena (2010), es que
durante el momento de conmemoracin del centenario de la independencia de Chile (1910), en el pas
se resaltaron y exacerbaron pasiones nacionalistas
(Cid y San Francisco 2010) desplegndose la construccin de un relato virtuoso favorable a un pas y
nacin en expansin cargado de valores propios de
comienzos del sigloXX reforzndose una imagen
nacional chilena soportada en las ideas-valores de
orden, progreso y modernidad.
En estos primeros constructos nacionales
habran permanecido ausentes el norte y la nueva
frontera, teniendo supremaca en el imaginario
colectivo nacional, una imagen de pas asociado
a la tradicin campesina valluna central y ncleos
Imaginario nacional en revistas de la frontera / Luis Galdames Rosas, Rodrigo Ruz Zagal y Michel Meza Aliaga
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La presencia del discurso biologista y cientfico aplicado a una realidad social se hace
manifiesta en la utilizacin del trmino suicidio, el cual corresponde a un acto de un sujeto
individual y que se aplica a una comunidad. A
ello se debe sumar la representacin de la raza
chilena con caractersticas fsicas (fortaleza)
y valricas (nobleza) superiores al resto de los
pases latinoamericanos.
En la revista Torbellino editada en la ciudad de
Tacna en septiembre de 1924, es posible identificar
las mismas huellas de las condiciones de produccin
descritas en Ariquea, en un artculo titulado 18
de Septiembre. Dicho artculo, publicado en la
portada de la revista aparece debajo de un escudo
nacional y no escatima en palabras para elogiar
el proceso de independencia de Chile nombrando
algunas de sus batallas ms famosas, refirindose
tanto a las caractersticas fsicas y psicolgicas
excepcionales de la raza chilena:
Herederos de la soberbia, intrepidez y coraje
de la raza araucana, unida a la hidalgua de
la espaola, se ha formado la nacionalidad
chilena; gloria y prez de la Amrica.
Torbellino, septiembre de 1924.
Imaginario nacional en revistas de la frontera / Luis Galdames Rosas, Rodrigo Ruz Zagal y Michel Meza Aliaga
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106
Conclusin
El concepto de raza chilena forma parte del
imaginario nacional a inicios del sigloXX, de cuo
integrador y homogeneizador en el cual se establece
una equivalencia discursiva entre el concepto de
raza y el concepto de nacin que ser ampliamente
difundida y asumida de manera acrtica por gran
parte de la poblacin del pas.
El discurso positivista del progreso y la modernidad de la nacin chilena ser uno de los ejes
semnticos que se reiterarn en los discursos analizados en los territorios anexados tras la guerra,
y sern ampliamente difundidos como elemento
diferenciador respecto de la nacin peruana, a la cual
se identificar como sinnimo de atraso, barbarie
y el mundo incivilizado.
En el imaginario nacional chileno y sus representaciones vehiculizadas mediante el discurso social,
se puede distinguir un pensamiento predominante
PERUANO
(-)
La construccin de edificios amplios y apropiados para la instruccin significa un adelanto y una obra de altruismo y cultura.
[ ] Se indica que se trata de ideas no explcitas en las revistas, pero que nosotros desprendemos como posible oposicin no
explcita.
Imaginario nacional en revistas de la frontera / Luis Galdames Rosas, Rodrigo Ruz Zagal y Michel Meza Aliaga
107
Bibliografa
Fuentes Primarias Impresas
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Antropologa Chilena N43: 473-492.
Pginas 109-127
Tiempos Violentos
Introduccin
El 7 abril de 1926, el comunero de Putre
Antonio Mollo muere en la cordillera andina de
Arica. Las autoridades, cansadas de las continuas
muestras de rebelda ante las polticas chilenizadoras implementadas en la regin tras la guerra
del Pacfico (1879-1883), haban decidido ya su
destino: Antonio deba morir. La noticia no demor
en llegar a los pasquines locales. El peridico La
Voz del Sur, hacindose partcipe del duelo y del
conflicto, esboz las siguientes palabras: Ha muerto
en Putre don Antonio Mollo, ciudadano peruano que
fue perseguido tenazmente por nuestros adversarios.
Sus vinculaciones en Putre, su posicin econmica
y su patriotismo acendrado era algo que los chilenos
no podan tolerar3.
Su arresto fue producto de una accin elaborada
y premeditada. Meses antes, el delegado chileno en
la zona, Luis Luco Cruchaga, haba notificado al
capitn de carabineros Rodolfo Ravines que hara
victimar a Mollo antes de permitir que regresase a
Putre. Sin embargo, Antonio ignorando las amenazas
de las cuales era objeto, a inicios de 1926, tras un
perodo de exilio en Bolivia, decide retornar a su
pueblo encabezando un grupo de 15 nativos. No
tard mucho en caer en el ardid que se haba tejido.
En los alrededores de Putre fue detenido por una
patrulla de policas al mando del teniente Alberto
*
1
2
3
4
Publicado en Chungara, Revista de Antropologa Chilena, Volumen 45, N 3, 2013. Pginas 473-492.
Universidad de Tarapac Departamento de Ciencias Histricas y Geogrficas. Correos electrnicos: [email protected];
[email protected]; [email protected]
Peridico La Voz del Sur, sbado 10 de abril de 1926.
Documentos sobre el laudo arbitral, Cap.XII, Ministerio de Relaciones Exteriores, Lima, Per, 1929, pp.492-493.
Revista Mundial N322, 13 de agosto de 1926, Lima, Per.
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En los intersticios de la chilenidad / Alberto Daz Araya, Rodrigo Ruz Zagal y Luis Galdames Rosas
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El Poder en la Tierra
El acceso y control de la propiedad de la tierra
en los Andes de Arica, tanto en predios privados
como en tierras comunales y/o fiscales, posibilitaron
que la elite de las serranas fueran concentrando el
poder a nivel regional, accediendo a una serie de
beneficios en los mbitos poltico, social y econmico, ya que permita sufragar en los comicios
como tambin negociar con diferentes lugareos
para la compra y venta de propiedades, arriendo de
chacras o mediera, cultivo y venta de productos
agrcolas, generando as un conglomerado de pequeos terratenientes que manejaron los mercados
regionales en los albores del sigloXX (Ruz y Daz
2011). Antonio Mollo se incorpor a esta dinmica
socioeconmica ya sea por la red de contactos que
Aranda y Maldonado posean, como por influencia
de la familia Cceres, poseedora de una serie de
propiedades y reputacin en la zona de Putre. A
partir de estos datos podemos problematizar cmo
se fueron acrecentando y aquilatando la tenencia de
las tierras que permitieron reconfigurar el poder y
el prestigio entre los comuneros putreos.
En 1873, Jose Rey y Rudesindo Sarsuri, vesinos
de Putre, (indgenas) de trncito en esta ciudad, se
presentaron al Juzgado de Arica para solicitar unos
terrenos mostrencos situados en el cerro de Putre
y en un lugar llamado Cupilarani y Uvinas, donde
existen dos manantiales pequeos de agua, que no
tienen dueo conocido ni son poseidos por nadie,
siendo publicada esta solicitud en un peridico
de Tacna34. Meses ms tarde, el ya mencionado
Pedro Cceres a nombre de Toms Choque, Isidro
Cceres, Manuel Ventura, Jos Mara Guanca y
Manuel Mazuelos, todos agricultores del mismo
vecindario, se oponen mediante un escrito judicial a
la peticin de Rey y Sarsuri [sic]. La argumentacin
presentada por Cceres declara que la ocupacin
de estos manantiales es conocida desde tiempo
inmemorial, siendo los antiguos ocupantes los Sres.
Toms Choque y Gaspar Inquiltupa (to-abuelo de
Cceres). En su oposicin se seala que la antigua
ocupacin es
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y a la demanda comunitaria que se inicia en el periodo peruano y que solamente a partir de la Ley de
Instruccin Primaria Obligatoria (LIPO) de 1920,
tendr un accionar significativo como agencia del
Estado chileno (Aguirre y Mondaca 2011; Daz y
Ruz 2009b; Gonzlez 2002)69.
Insertarse en esta doble legitimidad y transitar entre dos mundos debi constituir un desafo
complejo; pese a aquello, estar al servicio de
chilenos y la comunidad peruana no constituy en
la prctica una actividad excluyente. Hbilmente
supo adaptarse y aprovechar los recursos que el
Estado chileno otorgaba para valorar los derechos
ciudadanos. Al respecto, tempranamente Antonio
organiz a los campesinos de la sierra para requerir
segn su praxis poltica una serie de servicios que
hasta ese momento no haba logrado materializar
la autoridad. Por ejemplo, junto a los vecinos del
valle de Lluta y del pueblo de Chapiquia, el 28 de
abril de 1905 solicit al Gobernador la reparacin
del camino que se bifurcaba en el pago de Huanta
(Lluta) hasta Chapiquia, con el objetivo de dar
mayor seguridad a la actividad del arrieraje. Al
ser todos dueos de tropas de mulas y llamos de
carguo de mercadera para la sierra y Bolivia y, por
lo tanto, contribuyentes mediante el pago de peaje
y mojonazgo, eran conscientes de sus derechos
ciudadanos y de la importancia de esta actividad
en la economa local. A saber:
Nosotros somos contribuyentes a favor de la
Ilustre Municipalidad casi semanalmente con
el pago de los derechos de peaje y mojonazgo,
como Us. no podr ignorarlo en virtud de los
libros talonarios que existen, tanto en Tesorera
Municipal como en poder de los rematistas
de esos ramos. () Puesto que somos quienes contribuimos a aumentar las ventas del
municipio, justo es tambin que se nos d
facilidades que es un deber de la Corporacin,
para el carguo de mercaderas sin el riesgo
de que se pierdan o por lo menos alguna otra
franquicia que nos garantise el libre trnsito y
seguro para la seguridad de nuestra industria
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Los conflictos y desencuentros con las autoridades y vecinos provocaron que ese mismo ao el
Gobernador exigiera su salida de Putre sin permitirle
extender una apelacin. A fines de 1922 Antonio
se traslada a Charaa (Bolivia), solicitando el asilo
poltico del Estado boliviano, argumentado que era
vctima de persecuciones de parte de las autoridades
chilenas que hoy ocupan los territorios cautivos97.
Si bien su esposa e hijos podan permanecer en
la zona para salvaguardar sus propiedades, fueron
objeto de rigurosa vigilancia98. Era indiscutible que
el objetivo de esta medida era evitar la propagacin
del sentimiento peruano en el ambiente plebiscitario.
En efecto, los ciudadanos peruanos expulsados de
las provincias litigadas se debieron al liderazgo, a
la condicin real o potencial de agitadores o porque
las autoridades chilenas deseaban expulsar a simples
electores que poseyeran tierras, mayora de edad y
supieran leer y escribir99.
No es de extraar que a comienzos de 1925 la
esposa y algunos de los hijos de Mollo fueran desterrados, debiendo refugiarse en Bolivia como nica
alternativa para eludir las presiones de los agentes.
As consta en el telegrama enviado por Antonio el
10 de marzo desde Charaa al embajador peruano
en Bolivia: Pongo su conocimiento, en calidad de
ciudadano peruano, que en esta misma fecha fue
arrojada violentamente, mi familia de la poblacin
de Putre, correspondiente al departamento de Arica.
Ruegole interceder y reclamar ante nuestro Gobierno
de semejante atropello100. Su hija Enriqueta qued
custodiando todas las propiedades de la familia
durante los aos de expulsin en Bolivia101.
La expulsin de poblacin andina con claros
sentimientos peruanos se realiz de forma progresiva en la medida en que los plazos para la realizacin
de plebiscito de 1929 se acortaban. Sin embargo, las
intenciones del Estado fracasaron, pues el destierro
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Reflexiones Finales
En la figura de Antonio Mollo y de sus acciones
durante el perodo de ocupacin chilena podemos
aprehender el significado de este personaje en la
historia social de Putre y de la serrana ariquea, y
permiten comprender el lugar destacado que an
posee en la memoria colectiva de su pueblo (Ruz
y Glvez 2003).
Su rebelda y rechazo a las agencias y agentes
del Estado chileno fue constante. Con todo, su
oposicin al poder que consideraba forneo, ajeno
y provisorio no le impidi formar parte del aparato
administrativo gobernante. Es por ello que la resistencia de Mollo contra el nuevo Estado que desde
el sur del continente impona sus trminos, debe
comprenderse a partir del contexto ambivalente
del cual form parte. Al habitar en una realidad
intermedia, el comunero andino construy su identidad en condiciones de inequidad y antagonismo
sociopoltico, lo que posibilit el surgimiento de
una agencia intersticial (Bhabha 1994, 2002).
Insertarse entre el Estado chileno y la comunidad andina provoc que Antonio ejerciera una
doble legitimidad; dualidad que se caracteriz por
su ambigedad en lo discursivo y en lo prctico.
Es as que el principal de Putre fue capaz de rearticular las relaciones de los pobladores andinos
con la administracin chilena, adaptndose a las
nuevas circunstancias y aprovechando a nivel
personal y comunitario los recursos y beneficios
que la nueva autoridad les otorgaba. Solo as se
explica la contradiccin expresada por Mollo y
los comuneros de exigir mejores caminos, inscribir tierras y participar activamente de todos los
dispositivos desplegados por el Estado chileno
(escuela, administracin pblica y reclutamiento
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En los intersticios de la chilenidad / Alberto Daz Araya, Rodrigo Ruz Zagal y Luis Galdames Rosas
127
Bibliografa
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Tiempos Violentos
Introduccin
Para Convertirse en Estado algunas tenan
que subordinarse o ser eliminadas, al tiempo
que se obtena de las dems el consentimiento
activo o pasivo
Antonio Gramsci, Apuntes sobre
la historia de las clases subalternas
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Seor Gobernador:
El da primero del mes en curso, sucedi en
el pueblo de Socoroma un encuentro entre
trabajadores de Jamisaya [sic] y el pueblo; del
suceso corren dos versiones, la del pueblo y la
de los trabajadores.
Dice el pueblo que los individuos Mayne Chacon,
Julio Iglesias, chilenos, y Guillermo Santana,
atropellaron a una mujer, la que pidio auxilio
y que entonces salieron algunos a defenderla
tomando presos a los trabajadores y que las heridas que presentan ellos han sido producidos al
caerse ellos, franqueando tapiales para fugarse.
Los trabajadores por su parte alegan que
llegados al pueblo a las 9 A.M. mas o menos
almorzaron en casas de don Pedro Humire y que
dicho seor les comunico que el seor Carlos
Juan, le habia dicho Mucho cuidado con esta
gente. Son malos. Son Chilenos C estos;
el seor Humire reconoce,sino en la forma a lo
menos en el sentido, haber oido tal pensamiento
del seor Juan y haberselo comunicado a los
trabajadores. Agregan ellos que al salir de casa
de Humire, fueron insultados por los vecinos
y que a pedir Iglesia, motivos de los insultos
fueron agredidos a piedradas. Santana dice
que al ver caer a Chacon, sac su revolver y
disparo por lo que vio a Serafin Humire pasar
una carabina a Felix Carrasco el que dispar dos
tiros; el tal Santana paso el revolver a otro de
los compaeros y dice que dispararon al acre,
cinco tiros. Aturdidos por los golpes de piedra
cayeron y entonces fueron amarrados pies y
manos y en este estado siguieron los vecinos
pegandole de palos y piedras. Llevados a la
carcel se dejo la puerta abierta y siguio la turba
a insultarle y pegarles ofreciendo la libertad a
Santana por ser peruano, y amenazando ultimar
a los dos mas. Esto lo declar Santana, quien
entiende el aymara.
Que version es la verdadera? No s, algo de la
primera y no pues de la segunda. [] Santana,
una herida en la cabeza, el explica lo poco que se
llevo por la razon que se tiraban al el diciendole:
retirate, tu eres peruano, a que defiende estos
bandidos. Lo que le dio la idea de decirles ellos
son peruanos de Pisagua, dejenlos ustedes. []
Remiti informes al Jusgado de Subdelegacion,
quien instruye el correspondiente sumario20.
El informe presentado a las autoridades provinciales, si bien advierte el nivel de violencia suscrito
a sentimientos nacionales al que se poda llegar por
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dem.
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dem.
Palacios, op.cit.: 82.
Bajtin, op.cit.: 17.
En tiempos del maestro Rabelais, es decir, periodo renacentista
(o transicin del Medievo a formacin de un capitalismo
primitivo). Bajtin, op.cit.: 36.
Bajtin, op.cit.: 15.
Daz & Said, op.cit.: 56.
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Pero en este sentido, una representacin de sumisin hubiese sido simplemente la legitimacin del
statuquo, si no fuera porque en el espacio ntimo
de las comunidades andinas el deseo de revertir los
procesos hegemonizantes venidos desde el Estado
de Chile ya comenzaba a cultivarse (como ocurri
en la revuelta de Socoroma de 1906). A su vez, un
canal bastante utilizado para advertir este discurso
oculto y de alguna manera, revertir el orden social
imperante, fue el periodo de fiestas y carnavales que
de vez en cuando se daba en los pueblos del interior.
Ya sea que se tratase de fiestas de corte religioso
(Fiesta de Todos los Santos, festejos patronales,
etc.) o de tipo cvica (conmemoracin de alguna
efemride peruana), estos espacios sirvieron de
resorte mnemotcnicos para la poblacin de los altos
de Arica a fin de recobrar su sentimiento identitario
y de pertenencia local en el territorio, cuestin que
a la larga terminara siendo un gran dolor de cabeza
para las autoridades locales chilenas.
A modo de sntesis y considerando lo anteriormente dicho, sabemos que cuando el proceso de
hegemonizacin chilena del territorio dej de ser
un intento aspiracional de la elite y comenz a ser
una realidad palpable en el extremo norte de Chile,
tras finalizar la disputa diplomtica por Tacna y
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Bibliografa
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Fondo Subdelegacin de Putre.
Fondo Intendencia de Tacna.
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Pginas 143-147
Tiempos Violentos
Introduccin
El desarrollar investigacin histrico-documental
en procesos que involucran a la poblacin indgena
del norte grande chileno, obliga a quien define sus
preguntas desde el presente al ejercicio de tener
en consideracin los contextos de produccin de
los documentos que utiliza y que lo vinculan con
el pasado. Ello a propsito de evaluar y advertir
sesgos, usos, manipulaciones y silencios que la
documentacin y su archivo por defecto o esencia
representan.
Un punto de referencia importante en cuanto
a los giros y nfasis en los estudios sobre la sociedad indgena, sin duda lo representa la situacin
posguerra del Pacfico; en especial en lo referente al
vnculo del hombre andino con estructuras estatales
en contexto de conflicto.
En este tenor, el siglo XXI ha marcado un
momento importante respecto del desarrollo de la
investigacin disciplinaria histrica y antropolgica
a nivel regional, en cuanto relevar el rol adquirido
por el sujeto indgena en estructuras polticas,
econmicas y como parte de la sociedad regional,
cambiando con este acento el punto de vista desde
donde normalmente la historiografa tradicional
haba abordado las problemticas socioculturales2.
De esta reaccin al canon se han desplegado
numerosas miradas que con diversa profundidad y
tenor han asumido como tesis relevante el carcter
hegemnico adoptado por el Estado chileno y sus
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Universidad de Tarapac. Departamento de Ciencias Histricas y Geogrficas, Arica, Chile. Correo electrnico: [email protected]
Para un recuento historiogrfico respecto de la frontera norte, ver Morong 2014 (en esta edicin). Una visin desde la antropologa,
su evolucin y cobertura de problemticas indgenas histricas en Gundermann y Gonzlez 2009 adems de Daz y Tapia 2013.
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Cada vez son ms frecuentes los requerimientos y emplazamientos realizados por personas y comunidades indgenas
a especialistas del mbito de la historia, antropologa y
derecho, respecto de la realizacin de estudios que otorguen
profundidad histrica que vincule a personas o colectivos
de personas a territorios determinados y construir historiales de ocupacin o propiedad, normalmente exigidos por
agencias estatales continuistas de los procesos constitutivos
de propiedad iniciados a fines del sigloXIX.
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El Momento Apropiativo:
las Formas Jurdicas y Escriturales
Estudios antropolgicos tendientes a establecer
la situacin diagnstica actual de la propiedad han
otorgado certeza de la tendencia de los comuneros
indgenas por inscribir sus propiedades en los registros creados por el Estado chileno para certificar
propiedad desde fines del sigloXIX (Ruz 2005 y
2009, Ruz y Daz 2011)6.
Desde la materialidad documental es posible
afirmar que en su acepcin ms liberal, la propiedad
se constituye a fines del sigloXIX (1887), donde
comienzan a verse representados en los registros
estatales las primeras inscripciones legitimadas por
el Estado chileno, as como tambin se incrementa
el nmero de actos jurdicos en registros notariales
y procesuales7.
Este dato objetivo oculta tras de s el xito de la
lgicas estatales, jurdicas y escriturales promovidas
por el Estado chileno hacia la poblacin indgena,
fundando tempranamente una relacin compleja y
multidimensional que involucra variables territoriales,
legales, polticas y epistemolgicas, configurando
un nuevo mapa del territorio indgena, situacin
observada hasta el da de hoy.
Este momento fundante, en su impacto territorial
dej tras de s un proceso de fijacin espacial
que anclada a un acto legal asegur la titularidad
de la tierra. Situacin que en su acepcin poltica
fortaleci el carcter convenido propuesto por el
Estado chileno de reconocimiento de derechos
propietarios, a cambio de asumir deberes. El acto
inscriptor dio cuenta de un rol activo por parte de
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interpretaciones y luchas cotidianas que alejan al documento y su texto del relato lineal, transformndolo
en un artefacto, producido, polismico y usado como
instrumento que circula, se valora y se interpreta desde
el punto de vista que hace su productor o lector.
Hroes o locos, convencidos u obsesionados Cmo clasificaramos a estos dos viejos fuertes, que de
una sola jornada han atravesado treinta leguas del pramo ariqueo para cumplir con una disposicin
legal? En revista Sucesos 142. 13 de febrero de 1930.
Bibliografa
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de Antropologa Chilena 41:51-70
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Pginas 149-160
Tiempos Violentos
Introduccin
La guerra que enfrent a Chile con Bolivia y
el Per entre los aos 1879 y 18842 tuvo diversos
impactos y consecuencias, para la poblacin civil
de Tarapac, Tacna y Arica. Situacin que se manifest luego de la derrota del ejrcito aliado en
las batallas del Campo de la Alianza o Tacna el
26 de mayo y Arica, el 7 de junio de 1880, cuyo
resultado fue la retirada boliviana de la guerra
y la prdida de las mencionadas provincias para
el Per, que debi enfrentar otros cuatro aos de
conflicto. Sin embargo, el 31 de agosto de 1882, el
coronel Miguel Iglesias, en el norte del territorio
peruano, hizo un llamamiento para firmar la paz,
en el conocido Grito de Montn3, situacin que
se materializ el 20 de octubre del ao 1883 en
Ancn, esto a pesar de la oposicin de las guerrillas
de Gregorio Albarracn y de Pacheco Cspedes en
Tacna y del Coronel Avelino Cceres en la sierra
central del Per.
El mencionado tratado, en su artculoN34,
expresa que el territorio de las provincias de Tacna
y Arica continuaran en posesin y sujeto a la legislacin y autoridades chilenas durante el trmino de
diez aos y cumplido ese plazo se llevara a cabo un
plebiscito que definira la soberana del mencionado
territorio. Esto ltimo a pesar de la oposicin de los
tarapaqueos, tacneos y ariqueos. Finalmente, la
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a la poblacin local y extranjera en Arica. As tambin estos mismos actores polticos contribuyeron
activamente en la realizacin de la violencia hacia
el clero peruano, tanto en los discursos y acciones
fsicas, hechos que agravaron la tensin diplomtica
entre Chile y Per, y motivaron un mayor favoritismo indgena hacia la causa peruana. Por tal razn,
nuestro objetivo es comprender cmo se manifest
la violencia no fsica o directa en Arica y Tacna y
cmo esta afect al clero peruano dependiente del
Obispado de Arequipa.
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Figura 1: Sacerdotes peruanos expulsados Francisco Quiroz de Tacna, Juan Indacochea Zeballos
de Codpa, Jos Flix Cceres de Tarata, Jos Flores Mestre de Tacna, Juan Guevara y Vitaliano
Berroa de Arica.
(). Etc.
Su mBs atte. y S.S.
M. Reynaud. (Gonzlez 2002: 30)
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Comentarios Finales
La manifestacin de la violencia en las provincias
de Arica y Tacna se expres de modo paulatino y se
increment al finalizar la Primera Guerra Mundial
en 1918, pues se reavivaron las demandas peruanas
por las provincias en litigio, hecho que se agrav
un ao ms tarde, con el inicio del segundo gobierno y oncenio de Augusto B. Legua en 191922.
Cabe mencionar que la violencia no solo afect a
peruanos o extranjeros residentes en las provincias,
sino tambin a un reducido grupo de profesionales
y comerciantes chilenos que simpatizaron con la
poblacin peruana. Uno de ellos fue el chileno Juan
Julio y Elizalde, quien denunci la creciente violencia
en los medios de prensa y acus al Intendente Lira
de ser el promotor de las injusticias, arbitrariedades y violencias. Y ms tarde, este ciudadano fue
acusado de traicin a la patria, puesto en prisin
y expulsado de las provincias, situacin similar
sufri el sacerdote espaol Domingo Martnez
Gago, quien tambin fue detenido, expulsado de
la provincia y luego del pas.
En la dcada siguiente, la radicalizacin de las
medidas de violencia trajo consigo la expulsin y
emigracin de parte de la poblacin peruana, hecho
que ha sido denominado por algunos historiadores
como la chilenizacin compulsiva o radical,
situacin que coincidio con una mayor actividad de
las ligas patriticas chilenas23. En este contexto,
las expresiones de violencia simblica y estructural se produjeron a lo largo de 45 aos, desde
la ratificacin del Tratado de Ancn, y convivi
con las expresiones de violencia directa, que se
expresaron con vigor luego de la firma del Laudo
Arbitral en 192224, llegando a cruzar el umbral del
terror generalizado, como denunci el General
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Bibliografa
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pp.473-492.
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Tiempos Violentos
Introduccin
Las sociedades caracterizan y conforman sus
propias formas de organizar la vida. Las representaciones y las prcticas sociales relativas a la
muerte son construcciones colectivas que adquieren
fisonomas de acuerdo con una poca. Solo los seres
humanos tienen problemas e interrogantes acerca
del ms all. Estos comportamientos adquiridos por
las sociedades se van transformando, constituyendo
diversas actitudes y prcticas sociales.
Las prcticas mortuorias se vinculan a una
memoria, individual o grupal; el fallecimiento
produce una separacin que marca a diversas
personas, familiares, compaeros, amigos y, en
algunos casos, hasta la comunidad. Los que recuerdan al extinto manifiestan sus sentimientos
de mltiples formas: misas, mausoleos, sitios
que tratan de rememorar la presencia perdida.
Los homenajes de las diversas instituciones y
las conmemoraciones refuerzan la idea de que
la muerte es inexorable y universal.
La problemtica sobre la muerte es una construccin realizada por los vivos. Los seres humanos
somos los nicos que tenemos una idea de nuestro
propio final y nos inquieta saber qu habr en ese
ms all. El problema no son las ideas de la muerte
Universidad de Chile, Programa de Doctorado en Historia, Santiago, Chile. Correo electrnico: [email protected]
Agradezco el apoyo en esta investigacin y la invitacin a publicar en este libro Tiempos violentos. Arica, sigloXX al Profesor
Dr. Alberto Daz Araya. Igualmente, se agradece el apoyo del Archivo Histrico Vicente Dagnino, unidad dependiente del
Departamento de Ciencias Histricas y Geogrficas de la Universidad de Tarapac, especialmente al Profesor Daniel Castillo
Ramrez por facilitar y organizar la documentacin, fundamental para el desarrollo de esta investigacin. Tambin, reconozco
a la Seccin Hemeroteca de la Biblioteca Nacional por facilitar la informacin de los diarios El Morro, El Ferrocarril
y La Aurora de Arica entre los aos 1890 y 1932.
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Imagen N3: Cortejo fnebre de Manuel Yanulaque Scorda, en direccin al cementerio de Arica, 25 de octubre
de 1934.
Fuente: Rodrigo Ruz Zagal y Ariela Gonzlez Yanulaque, Archivo Fotogrfico. Manuel Yanulaque Scorda
(1850-1934). Historia e imgenes ariqueas, p. 110.; Rodrigo Ruz Zagal y Alfonso Daz Aguad (2013),
Inmigracin, cotidianidad y conflicto nacional en la biografa de Manuel Yanulaque Scorda (inmigrante
griego en Arica 1850-1934. Revista Dilogo Andino N42, 57-67.
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personas que no lo eran. Esta determinacin aplicada en Chile, y por ende tambin en Arica, tena
como propsito contar con un antecedente cientfico
otorgado por un facultativo respecto de las causas de
muerte. Cunto tiempo tard la aplicacin de estas
disposiciones reglamentarias en la ciudad de Arica?
La pregunta resulta pertinente en el sentido de que
el aparataje jurdico cumpli un rol preponderante
en la construccin de la nacin chilena. Segn
Alberto Daz (2010), el nuevo Estado gobernante
requera aplicar orden en este territorio. Dentro de
esa lgica se consideraba la exaltacin de smbolos
patrios, la aplicacin de un ordenamiento jurdico,
la instauracin de un aparato jurdico y militar, el
sistema escolar, curas prrocos, que operaron con la
finalidad de amalgamar mediante estos factores a la
comunidad chilena. La aplicacin de leyes buscaba
homogeneizar culturalmente a los ciudadanos que
habitaban en los territorios de la frontera.
Siguiendo el indicador Nmero de defunciones
segn la comprobacin y proporcin por mil en la
Provincia de Tacna para el ao 1910. Estas comprobaciones fueron realizadas por: Testigos 477
casos y Mdicos 858 casos. Frente a esta nueva
forma de constatar defunciones se presentaron
aprehensiones, la prensa ariquea reproduca que:
el sistema antiguo, de la certificacin por medio
de testigos, era ms expedito23. Tambin era
objeto de crtica la preparacin para discernir las
causas de muerte de los funcionarios civiles, con
excepcin de los de Santiago y algunas ciudades
de importancia, que son gentes ilustradas, hay que
ver los oficiales de las circunscripciones rurales o
pueblos pequeos24.
Segn las disposiciones sanitarias, a inicios del
sigloXX, el plazo mximo para mantener un cadver
insepulto era de 48 horas. Hay una infraccin de
las normas sanitarias al extender el velorio por ms
de 48 horas, trmino perentorio para proceder a la
inhumacin, despus de ese plazo existe un riesgo
sanitario por lo nocivo que resulta mantener un
cadver. La normatividad era la manifestacin de la
prctica, este punto donde se encuentran la norma
y la prctica, permite determinar las caractersticas
del conocimiento mdico en la poca.
La Ley de Registro Civil del 17 de julio de 1884
estableci en su artculo25, que: El Oficial est
obligado a espedir la licencia, despus de hacer
en el Rejistro la inscripcin respectiva, i resultarn
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Cundo la Iglesia estableci el 1 de noviembre como fecha obligada de visita a los muertos?
Esta institucin decidi incorporar a su calendario
religioso el da 1 de noviembre para recordar a los
santos y honrar sus acciones, aunque no se incluy
la conmemoracin de los difuntos. Puede ser que
este proceso, en algunas etapas, no tenga una trayectoria ntida, pero s es una conmemoracin con
un sentido catlico apreciable en la segunda mitad
del sigloXIX y, que a finales de dicha centuria, se
encuentra en un proceso de secularizacin.
La explicacin que los articulistas ariqueos
daban sobre la gnesis de la conmemoracin de
este da caracteriza la comprensin y significado
que en el perodo estudiado la elite otorgaba al
recuerdo de los muertos. Esta era comprendida
como una celebracin de veneracin y tributo a los
muertos por parte del mundo catlico asociado a
la Iglesia. Segn se desprende de una de las tantas
intervenciones de los periodistas locales, uno de
los cuales resumi las ideas que tratamos en este
punto, sobre la fiesta de difuntos se describa como
concurridsimo el Cementerio General, inspirado
en el recuerdo de los vivos a la memoria de los
que fueron. El origen de esta conmemoracin se
ejemplifica en una crnica de La Aurora, afirmando
que: () el motivo de Todos Santos y siguiendo la
piadosa costumbre cristiana de visitar la tumba de
los que ya terminaron la jornada sobre la tierra, el
Cementerio se ha visto muy concurrido y hermoseado con vistosas y fragantes flores que la gratitud
y el cario han llevado hasta el Campo Santo58.
El primero de noviembre era el da en que concurrieron las personas a embellecer las sepulturas
de sus deudos, depositando coronas y flores. Era
significado como el da de los recuerdos, da en el
que: damos un descanso a las preocupaciones
diarias, a esa lucha intensa de la vida59, esa pausa
era el tiempo indiciado para ir a visitar a los muertos.
El campo santo era descrito como un espacio para
recordar a los que se fueron, junto con los familiares
o en soledad, las gracias y desventuras del finado,
aquel que: descansa en los brazos de la tierra,
nuestra madre comn60. Los cementerios: como
blancas ciudades dormidas, parecen sacudirse de
un hondo desmayo para recepcionar a la multitud
silenciosa que llega hasta ellos a depositar sobre
las tumbas de los que un da fueron pedazos de su
corazn, las siempre vivas del recuerdo y las lgrimas del dolor61. Como ocurre en todo espacio
mortuorio, hubo muertos olvidados, a cuyas tumbas
no les llegaba ninguna flor; mientras otras estaban
cubiertas de guirnaldas y perfumes.
El registro de la prensa entrega algunas descripciones acerca de las caractersticas del campo
santo a inicios del sigloXX. Si bien, el narrador
recurre a un tono potico, lo importante est en
el entorno que describe respecto del cementerio
ariqueo, a propsito de la conmemoracin del
da de todos los santos: Advertimos grandes
columnas marmreas que enhiestas se levantan
diciendo por s la magnificencia de sus poseedores
y admiramos la suntuosidad de los ornamentos que
las completan62. Seguro est haciendo referencia
a uno de los tantos mausoleos con los que cuenta
este recinto y que son una manifestacin de estatus
dentro de la comunidad. La siguiente descripcin
exhibe un plano de la realidad distinto al anterior:
() en suelo cubierto de cruces de madera
humilde valor, contemplamos una mujer de
aspecto pobre, cubierto el cuerpo por lutesco
vestuario que junto a la amada tumba, ahogando el corazn, deslcense unas lgrimas
mientras unos chiquitines, juegan alegremente
con la inocencia de la edad, en sus alrededores
y nos sentimos impresionados por las ironas
de la vida () comprendimos la sublimidad
del momento y del Campo Santo a donde todos
llegamos guiados, en este da, por un mismo
sentimiento63.
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Al respecto, un peridico de la ciudad cuestionaba las formas en que era manifestada la celebracin,
a mediados de la dcada de los noventa, afirm
que: () solo notamos una nota discordante;
que se permiti establecer carpas con ventas de
licores y comidas, a la puerta del Cementerio. Esto
hace mala impresin y da triste idea de la cultura
de Arica () para otra ocasin debe prohibirse
que se establezcan ah esos puestos de diversin
y jarana74.
Esta fiesta permita la reunin de la comunidad
en un contexto distinto al cotidiano, aunque podan
extenderse ms all de cierto lmite, el consumo de
alcohol y, algunas pendencias, elementos infaltables
en estas situaciones, eran criticados por la prensa
de la poca: () Ahora se ve que algunos, en vez
de concurrir este da a la memoria de los muertos,
lo dejan a fiestas de todo jnero, insulsas, a veces
opuestas a la moral () Signifiquemos en este da a
nuestros amigos de otros tiempos nuestro () yendo
al lugar donde reposan los mortales y llevmoles
las flores las flores que muestran un afecto75.
Las crticas contra los excesos se hicieron
frecuentes y el Estado comenz a restringir las
libertades festivas que otorg en un comienzo a
quienes participaban de estas celebraciones. Estos
puestos de diversin propensos a ser generadores
de alborotos fueron regulados y limitados en sus
transgresiones al orden pblico, lo que representa
una normativizacin de esta celebracin desde el
punto de vista jurdico (Godoy, 2007).
La aplicacin del orden y control en la poblacin, los que segn los grupos dirigentes posean
varias prcticas culturales relacionadas con la
muerte que deban modificarse, eso a travs de
una serie de reglamentaciones cuyo propsito era
higienizar. Estas medidas se acrecentaron a finales
del sigloXIX con los avances en el conocimiento
mdico por la revolucin bacteriolgica y el proceso
de asentamiento del Estado chileno en la ciudad de
Arica. Las etapas para controlar prcticas higinicas
en la poblacin consideraron una serie de medidas,
mediante decretos de la Gobernacin e Intendencia,
decretos Junta de Alcaldes y Mdicos de la ciudad
e instalacin de polica en los cementerios.
La implementacin de normas, por parte de los
grupos dirigentes (Intendencia de Tacna, Gobernacin
de Arica y mdicos de la ciudad), gener una tensin
entre lo que significa la aplicacin de la norma y el
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Espacios para el ms all: historia del cementerio de Arica, entre la religiosidad / Pablo Chvez Ziga
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Bibliografa
Fuentes Primarias
Archivo Histrico Vicente Dagnino, Universidad de Tarapac
(Arica), Fondo Intendencia de Tacna, vols. 1, 9, 33, 48, 191,
192, 290, 301, 304, 306, 308, 328, 347, 349, 382.
Archivo del Arzobispado de Santiago, Vicara de Arica, Fondo
3-5 (1868, 1880, 1882, 1883).
Fuentes Primarias Impresas
Diario Morro de Arica 1890-1911.
Diario El Ferrocarril 1907-1932.
Diario La Aurora 1914-1929.
Fuentes Secundarias
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Argos Vergara S.A.
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Editorial Gedisa, S.A.
Daz, A., Galdames, L. y Ruz, R. (2010). Nacin e identidad
en los Andes. Indgenas de Arica y Estado chileno (1883
-1929). Arica, Ediciones Universidad de Tarapac.
Daz, A. (2010). Perspectivas histricas desde/sobre Arica en
el sigloXX. Apuntes introductorios. En: Arica sigloXX.
Historia y sociedad en el extremo norte de Chile. AricaChile: Ediciones Universidad de Tarapac.
Elias, N. (1987). La soledad de los moribundos. Mxico, F.C.E.
Fernndez, M. (2007). Arica 1868, un tsunami y un terremoto.
Santiago-Chile: Centro de Investigaciones Diego Barros
Arana de la Direccin de Bibliotecas.
Galdames, L. etal., (1981). Historia de Arica. Santiago-Chile,
Editorial Renacimiento.
Pginas 183-197
Tiempos Violentos
Introduccin
A mediados del siglo pasado, la vida en la
cordillera andina estaba marcada por las escasas
oportunidades de progreso social y econmico
para la gran parte de sus habitantes indgenas. La
agricultura y la ganadera desarrolladas por siglos
en estos sitios se haban transformado en actividades econmicas que no alcanzaban a sobrepasar el
lmite de la subsistencia3.
Desde 1953, la apacible vida cordillerana se
contrast con mayor fuerza a la agitada vida urbana
de Arica. El decreto con Fuerza de Ley o DFL 303,
cre una zona liberada del pago de derechos e
impuestos aduaneros, en lo que entonces era el
Departamento de Arica.
El Puerto Libre de Arica foment la instalacin
de capitales extranjeros, sobre todo del rubro de la
industria. En este sentido, el segundo gobierno de
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Los aymaras urbanos y los barrios populares en la ciudad de Arica / Diego Quiroz Thompson
185
Cuadro N1
Proyectos y reas de inters del Plan de Desarrollo Agropecuario
Iniciativas
reas de inters
Acciones
Proyecto
Recursos naturales
a. Reconocimiento de Suelo
b. Estudio calidad qumica de las aguas del ro Lluta
Proyecto
Estudios econmicos
a. Mercados
b. Mercadeo
c. Administracin rural (FAO)
Proyecto
Proyecto
Asistencia tcnica
a. Extensin agrcola
b. Siembras demostrativas
Proyecto
Fomento ganadero
Proyecto
Conservacin de recursos
Proyecto
Control de plagas
Proyectos integrales
Lluta y Azapa
a.
b.
c.
d.
e.
Fuente: AHVD, Fondo JAA, Informe Esquema de Planificacin del Desarrollo Agropecuario de Arica, 1962.
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Por qu entre las autoridades locales y nacionales haba existido tan poco inters por desarrollar
una zona de abundantes recursos naturales y humanos? Ese desconocimiento llev a que en 1962,
en complemento a la visin industrializadora de
la JAA15, se integrara la asesora de un organismo
internacional denominado Programa de Accin
Andina16, administrado por la Organizacin Mundial
del Trabajo (en adelante OIT). Se trajeron expertos
en desarrollo de la comunidad de las Naciones
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Los aymaras urbanos y los barrios populares en la ciudad de Arica / Diego Quiroz Thompson
Las mismas necesidades de adelanto de los pueblos del interior hacan que las propias comunidades
de dichos pueblos participaran en la construccin
de las sedes de los recintos educacionales, juntas de
vecinos, obras de riego, caminos y carreteras. Por
ejemplo, las obras inconclusas en la construccin
del camino que una a la localidad de Saxamar con
el poblado de Ticnamar provocaron el malestar de
la comunidad en 1966, por lo que en julio de ese
mismo ao, enviaron un solicitud al Sr. Gobernador
Carlos Vildsola;
los habitantes de Saxamar manifiestan que, un
camino que iba en direccin al pueblo de Beln
y que pasaba por Saxamar qued inconcluso
por razones que se desconocen. Que ahora
los pueblos de Beln y Chapiquia tienen su
camino en buen Estado, por otra parte lo que ha
venido a perjudicar a los habitantes de Saxamar,
solicitan al Sr. Gobernador ordena a quien
corresponde utilice la maquinaria pertinente
y termine dicho camino hasta el alto Upuya
que es la parte ms difcil, puesto que desde lo
alto hasta el terminal los habitantes del pueblo
se comprometen a dicho trabajo, y as tener su
camino que vendra a aliviar el transporte de
la carga de animales21.
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Los aymaras urbanos y los barrios populares en la ciudad de Arica / Diego Quiroz Thompson
En general, las polticas de la JAA en los sectores andinos no terminaron ni con las economas
de subsistencia de las familias aymaras y tampoco
impidieron la emigracin a la ciudad. Tal como lo
describa un funcionario en 1974;
Actualmente sigue la economa de subsistencia,
y los gobiernos han hecho posible la construccin
de carreteras, instalacin de escuelas bsicas,
motores de luz elctrica, caeras de agua,
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El barrio Maip Oriente fue una de las poblaciones que surgieron como consecuencia de las
polticas de excepcin del Puerto Libre y la Junta
de Adelanto durante la dcada de 1950. Formada
por medio de la entrega de sitios que llev a cabo
Bienes Nacionales, puede ser considerada como
parte de las poblaciones populares que surgieron
casi espontneamente, producto del gran inters
que exista en miles de personas por vivir en este
puerto29. Junto a ella surgieron tambin las poblaciones populares de: Lautaro, Esmeralda, Fresia,
Juan No, San Jos, Poblacin Chile, entre otros.
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Los aymaras urbanos y los barrios populares en la ciudad de Arica / Diego Quiroz Thompson
Limari, nacida en Chisjlluma, pero de padres putreos tambin recuerda el hecho de adquirir un
terreno en Maip Oriente;
me cuenta mi mam que cuando se tomaron esta
parte porque fue una toma, entonces cuando se
tomaron esta parte mi hermano el que sigue de
mi se rodaba dice porque esto estaba as como
arriba y haba un rio abajo () se tomaron con
ayuda de un poltico [Valente Rossi] quien les
dijo ya si se toman ah hganse su pieza pero
no den mi nombre para nada () pero nosotros
necesitbamos para ahora es lo que reclamaba la
gente, quera casa ahora, y el deca que todava
no, que tenan que esperarse, porque tenan que
aplanar y hacer cosas yo creo porque no haba
luz, no haba nada () y l les dijo bueno si
quieren tomarse se las toman por las suyas.
Pero yo ac yo no pinto nada. As que as se lo
tomaron entonces se repartieron los terrenos
() entonces haba que hacer una choza para
dormir para decir esto es mo, ah entonces mis
tos le hicieron esta casa como estaba desocupado el otro loteo, dijeron ya yo tambin me
tomo ac, mi otro to, francisco que falleci y
es la casa de ac al lado, entonces despus de
harto tiempo hubo un loteo ac, despus que
se tomaron ellos se distribuyeron los espacios
hicieron una esquina la cosa es que hicieron
un loteo y despus cuando ya tuvieron que
tener acta de entrega y toda la cosas y hacer ya
oficial hubo un loteo vino un ingeniero no se
Marambio, Jos Santos Quelzana Opazo, Ceferino Morales
Huanca, Mara Hermosina Gonzlez, Ester Juana Dimarqui,
Domingo Avendao, Leonardo Valerio Reyes Colques, Arturo
Garca Martnez, David Segundo Montecinos Marquez,
Miguel Velarde, Margarita Herminia Vsquez Rojas. Los
sitios en referencia se encuentran inscritos a nombre del
Fisco del Registro de Propiedad de 1955 del Conservador
de Bienes Races de Arica. El decreto estipula adems, que
en los sitios precitados no se podrn establecer cantinas
ni negocios ilcitos. Si los interesados infringieren esta
prohibicin, el Presidente de la Repblica, podr cancelar
administrativamente las presentes concesiones en la forma
como lo determina la ley. Los interesados estn obligados
a ceder gratuitamente al Fisco, los terrenos necesarios
para construccin, ensanche y rectificacin de caminos
pblicos y vecinales, ferrocarriles, lneas de comunicacin
y, en general para todas aquellas obras que constituyan
servicios de inters general o local. Los concesionarios no
podrn enajenar ni hipotecar los sitios en referencia, antes
de cinco aos, a contar desde la fecha del presente decreto.
Antes de otorgarse las respectivas escrituras pblicas, los
concesionarios debern acreditar que se encuentran al da
en los pagos de contribuciones y rentas de arrendamiento
que afecten a los sitios concedidos. En acto oficial el
Gobernador entregara ttulos de dominio, Diario Concordia,
Arica, 19 de Julio 1961.
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A medida que aumentaba la cantidad de poblacin citadina, la demanda por productos alimentarios
se increment. De esta forma, los pequeos mercados
de la ciudad se fueron combinando con la aparicin
cada vez mayor de las ferias libres que pululaban
por Arica. En ellos destac una alta participacin
de agricultores y comerciantes andinos.
El aumento de estas ferias libres fue notorio
dentro de la ciudad, as la prensa comenz a dedicarles varias pginas. Los feriantes, en su mayor
parte agricultores de los valles cercanos a la ciudad,
buscaron hacerse espacios en la ciudad y legalizar
su situacin. En noviembre de 1960 se informaba
que los comerciantes de la feria 1 de Mayo, solicitaban al Gobernador Departamental Guillermo
Barrios, su traslado a un recinto con condiciones
ms adecuadas;
De acuerdo a las disposiciones del Plano
Regulador de Arica, en el sector en que ellos
desarrollan sus actividades se comenzara a
construir una plaza denominada 1 de Mayo y
que por tal motivo se les ha notificado que a
ms tardar el 28 del mes en curso comenzaran
los trabajos y que, por lo tanto debern desalojar
el sitio en que se encuentran, para trasladarse
al sitio denominado Tucapel, ubicado frente al
Estadio Municipal. Los comerciantes hicieron
notar al Gobernador que en dicha ubicacin,
desgraciadamente, el Plano Regulador contemplo zonas de reas verdes por lo que no
se podra instalar all una Feria Mercado, no
obstante que ellos recibieron un oficio de la
Los aymaras urbanos y los barrios populares en la ciudad de Arica / Diego Quiroz Thompson
Para los aymaras de estos sectores, en ocasiones la vida cotidiana estuvo marcada por escenas
de discriminacin que fueron impactando en la
identidad de los vecinos andinos. La discriminacin
tnica acompa a esta otra segregacin social de
los barrios populares.
Mi abuelo fue el primero en construir casa
slida ac, nos trataban de indio, indio para all
indio para ac, yo porque tocaba mi quena se
enojaban, tocaba mi zampoa se enojaban, era
un mundo distinto muy difcil, hasta egosta, por
no decir ignorante porque nosotros venamos
con nuestras tradiciones, nuestras costumbres,
mi abuelo tena digo, tenamos siempre la costumbre de agradecer a Dios por todo lo que nos
da, muy creyente del creador, lo das domingo
en la maana, mi abuelo hasta cuando falleci
semanas antes le ofreca su incienso en el patio
antes que saliera el sol, nos hablaba de que
era el alimento para el creador, y nos sacaba a
todos nosotros para afuera al patio, a las 6 de la
maana, pero ni senta ya, hacia una rogativa,
un agradecimiento y listo, felices, y al lado nos
trataban de brujos, y un da mi abuelo dentro
de lo poco social que era, le indico mira si yo
soy un brujo por ofrecerle incienso a Dios los
curas tambin lo son, porque los curas en la
misa, el obispo el Papa le ofrecen incienso a
Dios () entonces nosotros mantuvimos eso,
mantenemos siempre, lo hacemos, porque uno
como nacido de la tierra criado en los lugares
agrcolas ese tipo de actividades esta con uno,
siempre agradecer a la tierra, a la pachamama,
al agua, al sol, a la luna, entonces nosotros nos
vinimos con esas cosas ac, y no hay nada que
nos obligue a dejar de lado eso, nacimos con
eso, entonces es una de las cosas con las que
chocamos, la msica, yo sent, intua, presenta,
yo sabia que algn da iba a ser msico, iba a
ser cantar a mi pueblo (Rodomiro Huanca
oriundo de Socoroma).
41
Feria Maip. Que se les traslade al lado del rio San Jos
solicitaron al Gobernador Departamental Guillermo Barrios
Tirado los comerciantes de la Feria 1 de Mayo, Diario
Concordia, Arica, 23 de noviembre de 1960.
Sobre identidades culturales en el espacio andino ver
Gundermann y Vergara. El juego de las diferencias: De lo
nacional-regional a lo regional-indgena. Una comparacin
entre Tarapac y Los Lagos. Revista Austral de Ciencias
Sociales, N12, 2007, pp.31-55.
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42
196
Reflexiones Finales
El proceso experimentado por la poblacin
andino regional desde la dcada de 1950 termin
por transformar a los sujetos indgenas. Movilizados
desde el campo a la ciudad terminaron por incorporarse al espacio social de los barrios. Desde
el evidente abandono estatal al que haban sido
sometidos en las aisladas localidades del interior
del departamento, cambiaron su residencia para ser
43
Bibliografa
Fuentes Primarias
Archivo Histrico Vicente Dagnino. Fondo Junta Adelanto de Arica.
Fuentes Secundarias
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de abril de 1952. TomoI Resumen del pas. Servicio Nacional
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puntos de vista del actor, en: Revista de Antropologa Chilena
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procesos socio-histricos en el norte de Chile. Colegio de
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nacional-regional a lo regional-indgena. Una comparacin
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Instituto Nacional de Estadsticas (1970). Entidades de Poblacin,
Provincia de Tarapac, XIV Censo Nacional de Poblacin
y III de Vivienda. Santiago-Chile.
197
Pginas 199-206
Tiempos Violentos
Introduccin
La frontera define Arica en el imaginario nacional
chileno, desde fines del sigloXIX; sin embargo,
Arica se siente lejos y es sentida lejana del centro,
ello, dada la configuracin geogrfica de Chile,
pero para el anlisis que se manifiesta, el espacio
no es solo fsico, sino tambin social y cultural, es
lugar de prcticas culturales2, es parte de un tejido
que enlaza espacios variados desde lo micro, hasta
lo macro con sus respectivas fronteras, rupturas y
transgresiones, hasta las escaramuzas, todo ello en
los sujetos que pueblan la ciudad, que la habitan y
la hacen parte de su cotidiano en el ejercicio diario
de convivir en el mismo lugar de las diferencias
y de las batallas simblicas de tierra y mar del
ao 1880. En este escenario antiguo de guerra se
engloba un conflicto de territorio no resuelto y en
ello la violencia tiene sus mecanismos de presencia
desde la guerra misma hasta la cotidianidad de sus
habitantes.
El Concepto
En torno al concepto de violencia, desde la
perspectiva de Arteaga (2003), es parte de un proceso
en que se gatillan variados elementos que pueden
explicar el mecanismo que acelera el conflicto,
entre personas o entidades sociales.
La violencia, por tanto, solo se puede entender como el resultado de un proceso de constante
desorganizacin social: los cambios en la esfera de
la produccin, de las instituciones polticas y en
1
2
3
Universidad de Tarapac. Departamento de Ciencias Histricas y Geogrficas, Arica, Chile. Correo electrnico:
[email protected].
Agradezco al Doctor Alberto Daz Araya la invitacin a participar en esta publicacin y a Rodrigo Ruz Zagal, director del
Archivo Vicente Dagnino Oliveri de la Universidad de Tarapac.
Certeau, Michel de; Ciardy, Luce; Mayol, Pierre (1994). La invencin de lo cotidiano 2. Ediciones Gallimard. Espaa. pp.7.
Arteaga Botello, N. (2003). El espacio de la violencia: un modelo de interpretacin social. En revista Sociolgica, Ao18,
nmero 52. Espaa. pp.121.
200
Lo que Dicen
En s, Arica tiene un pasado violento en la
historia reciente a su incorporacin. Es por ello
que al llegar los chileno se sucede su conquista
tras un combate terrestre y martimo que culmina
con la ocupacin de la ciudad en junio de 1879 y
tiene sobre s el pasado de violencia ssmica que
hacia 1868 y 1877 que destruyen la ciudad en dos
secuencias, en una dcada y hacia 1880 la guerra
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Por tanto, la existencia de estos actores permiten entender que haba tensin y se expresa una
diferenciacin de nacionalidad, segn el espacio en
donde se habitaba, por lo cual, toda la frontera es
de tensin por el tener a ese otro presente.
Estos sentimientos de diferenciacin que hacan
que la pertenencia y adscripcin a una nacionalidad
aumenten segn el legado de informacin que tena
cada sujeto para asumir una postura y en esta accin
de demostrar la diferencia se haca una transgresin al
orden en que era el arma, nuevamente la herramienta
de demostrar la diferencia, la enemistad respecto de
lo peruano en un clima de violencia plebiscitaria.
Varios chilenos atacaron a pedradas y con
revolvers las casas ocupadas por los abogados
peruanos, miembros de la delegacin peruana
y miembros del comit electoral24
A Modo de Conclusin
Los trminos de un escenario violento definen un
espacio que se involucra en la dinmica del conflicto,
es claro, que en muchas ocasiones las inflexiones del
tiempo detonan en episodios violentos, sin embargo,
en el caso de Arica se muestra una historia en que
la violencia de la naturaleza define un espacio que
es castigado por los sismos y al que se agrega desde
1879 un enfrentamiento entre pases, que tiene a la
25
26
205
Bibliografa
Fuentes Primarias
Gobernacin de Arica. Oficios remitidos entre 1 de julio de
1922 y 30 de diciembre de 1922.
Fuentes Primarias Impresas
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Diario El Ferrocarril. 1922.
Fuentes Secundarias
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invencin de lo cotidiano 2. Ediciones Gallimard. Espaa.
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conflicto en los Andes de Arica (1901-1926). En revista
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Administrativa Volumen I. Santiago de Chile. pp.21.
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Norte Grande, editorial Catlica del Norte, Chile. pp.93.
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de un concepto sociolgico y antropolgico en revista
sociedad Hoy, nm. 14. Universidad de Concepcin. Chile
206
ANDROS IMPRESORES
www.androsimpresores.cl