A. K. COOMARASWAMY - Sobre La Doctrina Tradicional Del Arte
A. K. COOMARASWAMY - Sobre La Doctrina Tradicional Del Arte
A. K. COOMARASWAMY - Sobre La Doctrina Tradicional Del Arte
SOBRE LA
DOCTRINA TRADICIONAL
DEL ARTE
A. K. COOMARASWAMY
PREFACIO
Las cosas hechas por arte responden a las necesidades humanas o, en otro caso,
son lujos. Las necesidades humanas son las necesidades de la totalidad del hombre,
que no vive slo de pan. Eso significa que tolerar comodidades insignificantes, es
decir, comodidades que no tienen ningn significado, por muy cmodas que puedan
ser, est por debajo de nuestra dignidad natural; la totalidad del hombre necesita cosas bien hechas que sirvan al mismo tiempo a las necesidades de la vida activa y a las
de la vida contemplativa. Por otra parte, el placer que se tiene en las cosas hechas
bien y verdaderamente, no es una necesidad en nosotros, independiente de nuestra
necesidad de las cosas mismas, sino una parte de nuestra verdadera naturaleza; el
placer perfecciona la operacin, pero no es su fin; los propsitos del arte son enteramente utilitarios, en el sentido pleno de la palabra segn se aplica a la totalidad del
hombre. Nosotros no podemos dar el nombre de arte a nada irracional.
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EL ARTE ASITICO
Al contemplar el arte de Asia como un todo, lo primero que hay que entender es
que no representa meramente otro tipo de arte, sino un arte genricamente diferente
de lo que nosotros hemos llegado a comprender por arte en los tiempos modernos;
nosotros somos demasiado propensos a cometer el error de considerar cualquier
ejemplar de arte asitico de la misma manera en que consideramos la obra personal
de un artista exhibida en una exposicin, olvidando que la obra asitica, separada
ahora de su ambiente, nunca se hizo para nada excepto el uso, ni para ser expuesta en
ninguna otra parte excepto en el lugar para el que se dise. De hecho, como se ha
sealado muy a menudo, existen dos tipos de arte muy diferentes, uno de los cuales
es constante y normal, el otro, variable e individualista. Hablando en un sentido amplio, las artes tradicionales y normales son las de Asia en general, las de Egipto, las
de Grecia hasta el cierre del periodo arcaico, las de la Edad Media europea, y las de
todo el mundo a las que se alude colectivamente como las artes de los pueblos primitivos y como arte folklrico. Las artes anormales son las de la decadencia clsica y
las de la Europa posrenacentista.
La obra de arte asitica siempre se ha producido cuando se ha necesitado, es decir, para suplir una necesidad humana especfica. No puede hacerse ninguna distincin tajante entre un arte fino e intil y un arte aplicado y til, ni hay aqu ninguna
cosa tal como un arte puramente decorativo en el sentido de una mera tapicera enteramente desprovista de significado. Todo lo que podemos decir es que en algunas
obras predominan los valores fsicos y en otras los espirituales, pero estos valores
nunca son mutuamente exclusivos. Tampoco puede trazarse ninguna distincin lgica entre las artes cultivadas y las artes folklricas; su diferencia es de elaboracin, y
America en 1938.
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derno las necesidades del alma y del intelecto pueden dejarse, por as decir, sin
riesgo a las solcitas gracias del aficionado.
El arte de Asia muestra diferenciaciones y secuencias estilsticas, y ha sido afectado ms de una vez por influencias europeas. La variacin estilstica corresponde en
primer lugar a la peculiaridad tnica, y en segundo lugar, hablando histricamente, a
la caracterizacin psquica, siempre variante, de los pueblos en cuestin. Decimos
pueblos, ms bien que individuos, porque en el tipo de arte que estamos considerando, el artista nunca explota conscientemente su propia personalidad, sino que deja
meramente en su obra la huella de su propio carcter, de la misma manera que la
idiosincrasia se revela a s misma en la escritura. Esta comparacin es pertinente,
porque en el Lejano Oriente y en Persia, donde al arte de escribir, es decir, a la caligrafa, se le ha dado una categora al menos tan alta como la de la pintura, y muy por
encima de la escultura, lo que puede llamarse el estilo permanece el mismo durante largos perodos, y se requiere la mayor experiencia posible para distinguir la obra
de un escriba de la de un contemporneo suyo; las distinciones que se pueden reconocer no son de gusto personal, sino que representan grados de aproximacin a un
modelo o canon de perfeccin que es el mismo para todos. Lo mismo se aplicara a
otras artes, como por ejemplo la de la danza, donde la distincin entre el intrprete
inferior y el superior son grados de virtuosismo, y no distinciones de tema o manera.
As pues, el estilo siempre es el accidente y no la forma del arte: los problemas de estilo son cuestiones de significacin ms bien psicolgica e histrica que artstica. Las
preferencias estilsticas son una cuestin de gusto, y no puede hacerse de ellas la base
del juicio. La imagen es de aqul de quien ella es la imagen, no de aqul que la ha
hecho.
El problema de las influencias es algo ms complicado. En la medida en que las
influencias son patentes en una obra dada, es evidente que nos encontramos con lo
que no es realmente una unidad, ni est expresado adecuadamente, sino una composicin o un hbrido que no puede considerarse seriamente desde el punto de vista de
ninguna de las fuentes implicadas. De la misma manera que las frmulas no pueden
transferirse sin incongruencia de una tradicin religiosa a otra, tampoco pueden extraerse de una tradicin artstica e insertarse en otra; la consistencia simblica es una
condicin primordial de la integridad. Esto es cierto sobre todo cuando nos encontramos con la composicin de elementos no slo derivados de dos estilos tnicamente diferentes, sino de dos tipos de arte completamente diferentes en etapas de desa-
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formar al espectador, que, no obstante, slo puede recibir de l la forma que existi
primero como arte en el artista, por medio de un acto intelectualmente contemplativo
anlogo a aqul por el cual la forma fue concebida originalmente. En efecto, si en
aquellos que querran estudiar el arte asitico, o el arte primitivo, se pudiera asumir un conocimiento de la esttica escolstica, y una conviccin de que el
arte no es nada ms ni nada menos que la manera correcta de hacer las cosas, se
podra decir que no hara falta ninguna otra preparacin para comprender el arte asitico; desafortunadamente, sin embargo, para nuestra mentalidad, las artes de la Europa cristiana medieval son en todos los respectos, excepto en lo que concierne a su
historia, aparentemente tan arbitrarias y misteriosas como las de Asia; los enfoques
contemporneos del arte medieval y del arte asitico son igualmente romnticos.
As pues, nosotros slo podemos esperar alcanzar una comprensin real por una
consideracin de los propsitos del arte asitico, y por la manera en que el artista
aborda el problema formal que presenta el requerimiento de las cosas que han de hacerse, de acuerdo con necesidades especficas y espirituales. Pues, a menos que sepamos para qu era una cosa y qu se esperaba que comunicase, nosotros no tenemos
ninguna base para el juicio artstico, juicio que consiste en saber en qu medida la
cosa en cuestin se ha hecho bien y verdaderamente, y en que medida no es, ciertamente, slo una cuestin de gusto, a menos que nuestro gusto haya sido educado en
este campo poco familiar, hasta que hayamos aprendido a que nos guste lo que sabemos ms bien que a saber lo que nos gusta. Todo estudio objetivo y no comprometido, ya sea del arte o de la naturaleza, comienza y acaba con la ignorancia; el
conocimiento slo reemplaza a la observacin cuando hay conformidad del conocedor y lo conocido, sin distincin, en un nico acto de ser. De la misma manera que al
artista se le requiere en primer lugar que sea lo que ha de representar (y Dante coincide aqu literalmente con las prescripciones indias y chinas), as el espectador, a su
vez, slo puede conocer lo que se ha representado cuando deviene l mismo el tema
de la obra, y ve que sta lo expresa a l mismo.
El problema de nuestra educacin en el arte asitico se traslada as, del campo
inmediato del arte al de la cultura general que encuentra expresin en todas las artes
y en la organizacin social. Por el lado material, debemos comprender la manera de
vivir de aquellos por y para quienes se produjeron las obras; por el lado espiritual,
debemos comprender cuales eran el significado y el propsito de la vida que se daban por sentados. Debemos participar de la experiencia asitica, investirnos de una
constitucin asitica y contemplar el mundo con ojos asiticos. Por difcil que esto
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labras, la belleza de las superficies estticas, o la de las formas naturales, que ellas
pueden o no hacernos recordar, es siempre un bien, pero no un bien final; las obras
de arte son como las nueces, que han de ser despojadas de su hermosa cscara material, si uno quiere ver la pintura que no est en los colores, de la misma manera que
para encontrar a la naturaleza como es en s misma (esa naturaleza cuya manera de
operacin se imita en el arte) deben destruirse todas sus formas. Los verdaderos
propsitos del arte son finalmente iconoclastas; y precisamente en este sentido, las
menos artsticas de todas son las formas de arte antropomrficas y naturalistas, puesto que no forma parte de la manera de la naturaleza imitar sus propios efectos; y el
artista se compara al Arquitecto Divino precisamente en este respecto, a saber, en
que no trabaja por medio de ideas externas a s mismo, sino por una palabra concebida en su intelecto, y juzga lo que las cosas deben ser, no por la observacin, sino
por sus ideas, que, primero de todo, l debe concebir en formas imitables. As
pues, la perfeccin del arte se realiza, ciertamente, cuando la operacin intelectual, es
decir, el arte en el artista, por el cual l trabaja, deviene la totalidad de la forma de la
obra que ha de hacerse, forma que procede entonces sin clculo desde el artista. Y esto es lo que significa el vuelo del dragn chino, y la desaparicin del artista mismo. Pues si hay una perfeccin ltima hacia la que tienden todas las cosas, la de ese
Uno en quien las formas mismas de cuyo intelecto ya son vidas, aunque no estn hechas por manos ni de acuerdo con ningn modelo externo hablar entonces de un
arte creativo humano implica que la libertad y espontaneidad relativa de quien est
en plena posesin de su arte (es decir, del artista en quien la forma de la cosa que ha
de hacerse est ya inherente en todos sus detalles) y la vida de la obra misma (que
es igualmente un reflejo de la vitalidad de su autor) son verdaderamente imitaciones
de esta naturaleza en su manera de operacin y en sus efectos.
As pues, es de primera importancia, si no queremos no comprenderlo en absoluto, darnos cuenta de que las apariencias que presenta este arte no son, o lo son slo
accidental e incidentalmente, recordatorios de percepciones visuales. Aqu no se trata
del estudio de un modelo que posa, ni del registro de efectos de luz pasajeros. Todos
los temas que pertenecen al gnero realista son ajenos a este arte; el desnudo, por
ejemplo, jams se representa como un fin en s mismo, sino slo cuando el tema lo
requiere; y esto no puede explicarse tampoco por consideraciones de tipo moralista,
donde el simbolismo sexual se emplea libremente para propsitos doctrinales. Ni siquiera el paisaje chino es una vista tal como lo entendemos nosotros, sino mucho
ms una conversacin alusiva (y slo para nosotros elusiva) sobre los principios con-
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juntos de la existencia. No debemos caer en el error comn de ver en las artes folklricas antiguas, o en las artes asiticas, un intento inadecuado de llegar a ese tipo de
destreza descriptiva que nosotros asumimos tcitamente que ha sido la meta del arte
siempre que hablamos de una evolucin o progreso en l. No debemos adularnos a nosotros mismos diciendo que eso era antes de que supieran algo de anatoma, o quejarnos de que se han ignorado las reglas de la perspectiva, olvidando
que nuestras propias preocupaciones mdicas y topogrficas pueden no haber interesado en absoluto a aquellos que estamos considerando. No debemos suponer que la
composicin se ha determinado aqu slo por una bsqueda del confort, como ocurre en nuestro caso, sino que debemos darnos cuenta de que en un arte significante, la
composicin depende de las relaciones lgicas entre las partes, y de que si el resultado es agradable, ello no se debe a que se ha buscado el placer, sino a que hay principios de orden que son comunes al pensamiento y a la visin, o, en otras palabras,
porque la verdad, ya sea matemtica o metafsica, no puede expresarse de otro modo
que bellamente. No es que todas las artes incluso las ms abstractas no sean, hablando estrictamente, imitativas, sino que en el arte, en tanto que se distingue de la
figuracin descriptiva y cientfica, la similitud es con respecto a la forma, y la mimesis es del tipo que asume la existencia de simbolismos naturalmente adecuados, ya
sean visuales o auditivos, o geomtricos o naturales, puesto que en esta concepcin
de la vida las analogas se asumen en todos los niveles de referencia; y, ciertamente,
sta es la razn por la que las formas aparentemente naturalistas, por ejemplo las de
montaas, nubes o animales, e igualmente todas las relaciones humanas, pueden
usarse, de la misma manera que las formas geomtricas, en la comunicacin de otros
significados que los meramente fsicos.
Al considerar una obra de arte que no nos es familiar, debemos dar por sentado
necesariamente su propsito, puesto que actuar de otro modo sera como querer que
la ocasin de su existencia no hubiera surgido nunca. Para comprender su figura actual desde un punto de vista ms especfico como artefacto, y para juzgar su virtud o
su verdad artstica, primero de todo debemos considerar la forma de la obra tal como
preexiste en la consciencia del artista; forma, o razn de ser, o idea de la cosa que
permanece en el artista, cualquiera que sea el destino del objeto mismo (o aunque el
artista no lo haga nunca), y potencialmente en la naturaleza humana hasta el fin del
tiempo; y si esto fuera de otro modo tendramos que confesar de que nadie excepto
del artista mismo puede decirse que ha comprendido la obra de sus manos. Por supuesto, la manera en que se concibe esta forma imitable del tema ser modificada por
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la naturaleza del material que ha de emplearse, puesto que, por ejemplo, un hombre
se imaginar diferentemente en piedra que en pigmento, y una secuencia de experiencias se imaginar diferentemente en palabras que en gestos. Como hemos visto,
la imagen de la cosa que ha de hacerse, ser afectada tambin por la naturaleza del
hombre que la hace, que no puede concebir su idea excepto en su propia manera. Y,
finalmente, la figura de la obra acabada habr sido determinada parcialmente por su
mayor o menor destreza manual, que es su causa eficiente as como su causa formal;
pero tambin esto, cuando la destreza se da por descontada y hablando en sentido
amplio todo hombre es bueno con sus manos es un factor de importancia menor.
Para resumir, lo esencial para hacer un juicio de arte es un conocimiento de la forma
segn la que se hizo.
Concedido el consentimiento a la voluntad del patrn (cosa fcil en las sociedades unnimes, donde la nica distincin entre el patrn y el artista est en el hecho de
que uno sabe lo que ha de hacerse, y el otro cmo hacerlo), la operacin del artista
debe ser doble, consistente, primero, en una actividad intelectual por la que se concibe la forma apropiada y, segundo, en la imitacin de esa forma en el material elegido. Cmo se ha obtenido, entonces, la forma y el modelo de la obra que ha de hacerse? Es aqu, ms que en ningn otro lugar, donde podemos decir que reside el
secreto del arte. La operacin intelectual es primariamente una actividad, y no una
cuestin de inspiracin o de temperamento pasivos; el acto imaginativo es en
efecto un ritual, cuyo xito depende de una operacin precisa. Hasta cierto punto,
ciertamente, el rito es idntico en todos los respectos al del culto sutil, en el que el
objeto de devocin (que en el caso del artista ser el principio del tema u obra que ha
de hacerse) se visualiza en los trminos de una encantacin apropiada (o, desde el
punto de vista del artista, de una prescripcin apropiada). En otras palabras, el artista concibe en una forma imitable la idea del objeto hacia el que se dirige su voluntad; por ejemplo, si en el agua o en la posibilidad, una espiral; si
piensa en el terreno, ve un loto; si piensa en la luz, ve oro; si piensa en el
Mundo, ve una rueda; si piensa en el Sol, ve un guila o un caballo; si piensa en la
Aurora, ve una novia; si piensa en el Padre, ve un dragn. Antes de que se tale el rbol, el artista ya tiene una imagen mental clara y definida de la estatua acabada. Para
que esto sea posible, el artista no debe estar distrado por la ego-volicin o el egopensamiento, y esto es lo que se entiende por pintar sin engreimiento en el propio
corazn de uno. Debe hacerse a s mismo ser lo que imagina, permaneciendo l
mismo slo potencialmente. Como lo expresan los libros indios, debe ser un experto
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de otro modo cuando hay una autoexpresin individual y una novedad calculada;
pues cuanto ms se contrae y se identifica la naturaleza del hombre dentro de la variedad, tanto ms nos acercamos a una mentalidad de rebao y al mnimo comn denominador. Se puede decir que mientras que en las sociedades unnimes hay variedad en la semejanza, en las sociedades individualistas hay una uniformidad en toda
variedad. Lo que en las artes tradicionales nos parece una cuestin de memoria y una
tediosa repeticin es en realidad una recreacin (en los dos sentidos de la palabra); si
no podemos escuchar sin fatiga la misma historia contada ms de una
vez, no es porque al narrador le falte invencin, sino que ello es un sntoma del cansancio de hombres de negocios hastiados.
Lo que hemos dicho ms arriba respecto al acto imaginativo se describe tradicionalmente como una derivacin de todas las formas de arte a partir de niveles de referencia supramundanos. La afirmacin india de que toda obra de arte, por ejemplo un
vestido o un carro, se ejecuta aqu a imitacin de las obras de arte anglicas coincide casi verbalmente con las de Plotino, de que toda msica es una representacin terrenal de la msica que hay en el ritmo del Reino Ideal y de que los oficios tales
como la albailera y la carpintera toman sus principios de ese reino y de ese pensamiento de all, y con el mandato de xodo, XXV, 40: Mira, haz todas las cosas
segn el modelo que se te mostr en el monte, mandato que dio a Tertuliano la ocasin de observar que los Querubn y Serafn del Arca no se encontraban en esa forma de similitud con respecto a la cual se dio la prohibicin (de idolatra). Los textos
indios prosiguen hablando de los prototipos intelectuales o anglicos del arte como
conformaciones espirituales, y diciendo que por medio de las construcciones humanas correspondientes se efecta una anloga autointegracin mtrica, luminosa o feliz (). De hecho, se debe precisamente a su carcter rtmico por lo que quienquiera que participa en un rito (que siempre es una obra de arte)
se eleva por encima de s mismo a niveles superiores del ser extensiones del modo
humano si est meramente presente, pero incluso a niveles de luz suprahumana en
el caso de que comprenda, es decir, en caso de que su conciencia se conforme real
y activamente al contenido ltimo de la operacin implicada por la obra de ritual y de
arte. De esta manera, toda obra de arte es potencialmente un soporte de la contemplacin; la belleza formal de la obra invita al espectador a la realizacin de un acto
espiritual suyo propio, del que la obra de arte fsica ha sido meramente el punto de
partida. En general, cometemos el error de esperar que la obra de arte haga algo a/y
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ATENEA Y HEFESTO
raswamy.
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Una imitacin pues si no efectuara eso, [la pintura] se considerara un juego ocioso con colores (Filostrato, . 2.22). De un modelo invisible cf. Platn, 51E, 92,
484C, 510D, E, 596B, 931A; Plotino, 5.9.11 Es a imitacin ( ) de las
formas divinas como se inventa aqu cualquier forma humana... [por ejemplo] este arpa divina, de la
que el arpa humana es una imitacin ( 6.27, 8.9). El
pintor ha de poner en el muro lo que se ha visto en contemplacin ( , ,
1.3.158).
Por supuesto, Platn entiende por imitacin una iconografa de las cosas invisibles, y desaprueba la realizacin de copias de copias, o el realismo en el sentido moderno de la palabra. De la misma manera Apolonio, en Filostrato, . 6.19, llama a la imaginacin ( ) un artista
() ms sabio que la imitacin, porque la obra del artista creativo depende de la imaginacin, incluso de lo que no se ha visto cuando no es mejor an no hacer ninguna imagen en absoluto de los dioses puesto que la mente intuitiva ( ) puede dibujar y representar
( ) mejor que cualquier artista. Esto ltimo es lo que en la India se
llamara un culto puramente mental ( ) o sutil ().
2
Filostrato, . 2.22. cf. 3.2.4.11: Si no fuera por el intelecto, la
palabra perorara incoherentemente, y 3.6, 7: Cuando el intelecto es su jine16
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tiva corresponden a los dos en nosotros, a saber, nuestro S mismo espiritual o intelectual y nuestro Ego sensitivo y psicofisico, que trabajan juntos (). La
integracin de la obra de arte depender de la medida en que el Ego pueda y quiera
servir al S mismo, o, si el patrn y el trabajador son dos personas diferentes, del grado de su comprensin mutua.
La naturaleza de las dos facultades, que son respectivamente las causas formal y
eficiente en la produccin de obras de arte, se define claramente en la relacin que
hace Filn de la construccin del Tabernculo, cuya construccin le fue expuesta
claramente a Moiss en el Monte por pronunciamientos divinos. Moiss vio con el
ojo del alma las formas inmateriales () de las cosas materiales que haban de
hacerse, y estas formas tenan que ser reproducidas como imitaciones sensibles, por
as decir, del grfico arquetpico y de los modelos inteligibles As, el tipo del modelo se imprimi secretamente en la mente del Profeta como algo pintado y moldeado secretamente en formas invisibles sin material; y entonces la obra acabada se trabaj segn aquel tipo por la imposicin de aquellas impresiones del artista sobre las
sustancias materiales diferentemente apropiadas3; y en trminos ms generales por
San Buenaventura, que seala que la obra de arte procede del artista segn un modelo existente en la mente; modelo que el artista descubre ( = )
antes de producir, y que despus produce como ha predeterminado. Adems, el artista produce la obra externa en la mayor semejanza posible del modelo interior4.
As pues, la obra de arte es un producto a la vez de sabidura y de mtodo, o de
razn y de arte ( o , y )5. Podra observarse aqu que las referencias primarias de las palabras y , cf. el hebreo y el
snscrito 6,son a la habilidad o ciencia del artista, de las cuales se desarrolla el sentido de sabidura; y que aunque puede traducirse a menudo por
te, todas las cosas se efectan con las dos manos pues, ciertamente, sin la cooperacin del intelecto
las dos manos no haran nada inteligible, es decir, no sabran qu estn haciendo.
3
Filn, , 2.74-76.
4
San Buenaventura, , 12.
5
4.483, en relacin con la msica. Dicho de otro modo, en el caso de la
metalurgia, es por el arte y la razn ( ) como se dominan las causas materiales, a saber, el fuego y el acero, etc. (Plutarco, . 436 A. B.). Cf. referencias en las notas 2, p. 1 y
1, p.4.
6
, = hombre, vgl. (Grasssmann,
); cf. Liddell y Scott, s.vv. y .
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arte en tanto que opuesto a labor sin arte ( )7, esta distincin es
la misma que la que existe entre la mera industria () y el mtodo
()8. Esto equivale a decir que en cuestiones de artesana o manufactura
() hay una parte ms relacionada con la ciencia (), y otra
menos, y que sin enumeracin, medida y peso, las artes () seran relativamente sin valor y una cuestin de mera prctica y trabajo9; o a distinguir arte
() y mera experiencia () de ciencia (), aunque el artista necesita ambos10. Todas estas frmulas proporcionan un trasfondo para las frmulas
medievales: y .
Reconocemos que para que algo est hecho bien y verdaderamente es indispensable la cooperacin de las manos como causa eficiente y del intelecto como causa formal. El propsito del presente artculo es llamar la atencin a la expresin de
esto mitolgicamente en los trminos de la relacin entre Atenea y Hefesto, donde la
primera es la diosa de la sabidura que surgi de la cabeza de su padre Zeus, y el segundo es el titn herrero cuyas maravillosas obras son producidas con la ayuda de
Atenea como co-laboradora ()11. Atenea y Hefesto comparten una naturaleza comn, al haber nacido del mismo padre y viven juntos en un santuario
() comn o, por as decir, en la misma casa12: ella es la mente de Dios (
), y es llamada tambin Theonoe, y l es el noble vstago de
la luz13. De ellos derivan todos los hombres su conocimiento de las artes, ya sea diPlatn, 260E, cf. 270B.
Aristteles, . 3.18.
9
Platn, 55D-56A.
10
Platn, 422C, 532C, 536C.
11
Platn, 274C. Para un ejemplo de su cooperacin, cf. Homero, 5.
12
Platn, 109C, 112B.
13
Platn, 407B. Para Theonoe como tipo cf. Eurpides, , e.g. 530,
donde ella conoce todas las cosas verdaderamente. Hefesto ha de ser relacionado ms correctamente
con , encender; el fuego es 17.88. Eptetos caractersticos de Hefesto son , afamado por su arte, , afamado por su oficio, y
, afamado por su trabajo. Atenea es , aquella que por su sabidura, o
7
8
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Todo esto es, por supuesto, perfectamente sabido. La validacin del xito en funcin de las
apariencias externas ha devenido el objetivo de nuestra civilizacin. En este sistema de valores las relaciones humanas adoptan los valores del vendedor Bajo estas condiciones, los hombres devienen
por todas partes deshonestos, brutales y crueles A menos que consiga librarse de la degradante tirana de su esclavitud a la religin de la economa, el hombre occidental est ciertamente condenado a la
autodestruccin, tal como lo indican todos los presagios (M. E. Ashley Montagu en
, vol. 65, n. 1696, 1947). Hoy, bajo el orden econmico centralizado, parece que estamos
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descendiendo por debajo del nivel de la bestia, odindonos, explotndonos y destruyndonos unos a
otros a una escala mundial, y reduciendo al hombre comn a un autmata uniformizado incapaz de
pensar y actuar por s mismo (Bharatan Kumarappa, ,
1946, p. 194). Hay dos actitudes: la del negociante, segn la cual por mucho que los individuos sufran, hay que dar va libre al progreso en conformidad con la empresa de la civilizacin industrial
(Sir George Watt, en , 1912), y la del humanista, segn la cual por mucho que
un sistema econmico consiga crear riqueza, ser inestable y demostrar ser un fracaso si durante este
proceso causa sufrimiento a los hombres, o del modo que sea les impide desarrollar una vida de plenitud (Bharatan Kumarappa, ibid., p. 112). Elijamos entre ambas.
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