Juan Luis Lorda - Antropologia Cristiana
Juan Luis Lorda - Antropologia Cristiana
Juan Luis Lorda - Antropologia Cristiana
1) El primer hombre -Adn- formado del barro de la tierra 3, fue creado a imagen y semejanza de Dios 4. Cada hombre, es tambin llamado al ser mediante un acto creador de Dios,
asociado a la transmisin de la herencia biolgica; de este modo
cada hombre es hijo de Dios, hijo de Adn e imagen de Dios.
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Col 3,1.
Rom 8,16; cfr. Gal 4,7; 1 Jn 3,1.
Cfr. Hebr 1,3.
1 Jn 3,2.
1 Cor 15,49.
Gal 4,19.
CONC. VAT. 11, Const. Gaudium et spes (GS), 24.
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pero se trata slo del desarrollo de las capacidades con que est
dotada su naturaleza, que finalmente se agotan. En cambio en el
hombre se realiza un cambio, un crecimiento en calidad, con la
adquisicin progresiva de una forma nueva que en su naturaleza
est slo incoada, y que es fruto de un dilogo, por decirlo as,
entre la naturaleza y el don de Dios, entre naturaleza y gracia 12.
El hombre acumula en su ser la historia de su relacin personal con Dios. Queda en l la huella de cada una de las solicitudes divinas, de cada uno de sus dones; y, en la medida en que corresponde, se va haciendo partcipe de la naturaleza divina 13,
sin perder por ello su condicin humana, sino llevndola a la plenitud del hombre perfecto, Jesucristo 14.
Se da, entonces, la paradoja de que el saber pleno sobre el
hombre no puede encontrarse simplemente mediante el estudio de
su naturaleza, aunque de all puedan obtenerse tantos conocimientos valiosos, sino que es necesario acudir al hombre perfecto, Jesucristo 15. Por eso se puede decir que Cristo revela plenamente el
hombre al hombre mismo 16.
Slo en Cristo puede conocerse plenamente el designio de
Dios para cada hombre, el hombre plenamente realizado 17.
No extraar, entonces, que la Iglesia se sienta tan segura del valor de su conocimiento acerca del hombre. As Pablo
VI en su discurso a las Naciones Unidas, se pudo presentar co12. En ese sentido, la mejor manera de comprender al hombre es desde
la perspectiva de la vocacin, de la llamada a un destino personal desde el
momento de venir al ser: Qu es el hombre ... No podemos separar esta respuesta del problema de su vocacin: el hombre manifiesta lo que es aceptando su vocacin y realizndola. K. WOJTYLA, La renovacin en sus fuentes,
BAC, Madrid 1982, 60. Sobre esto, vid. J.L. ILLANES, Antropocentrismo y
,teocentrismo en la enseanza de Juan Pablo 1I, ScrTh 20 (1988) 643-655.
13. 2 Pe 1,4.
14. Cfr. Ef 4,13.
15. L'homme ne peut se comprendre seulement
partir de son ongm,
qui appartient au pass, ou d'un moment isol que nous appelons prsent.
11 est intrinsequement dirig vers son futur qui seul fait apparaitre ce qu'il
est rellement (cfr. 1 Jn 3,2)>>. J. RATZINGER, o.cit., 57.
16. JUAN PABLO 11, Ene. Redemptor hominis (RH), 10; cfr. GS 22.
17. La respuesta a la cuestin de la imagen autntica del hombre cristiano puede concretarse en una frase; ms an, en una palabra: Cristo. J. PIEPER, Las virtudes fundamentales, Rialp, 3 a ed., Madrid 1988, 12.
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dos: son conocimientos concretos, objetivos, experimentables e interpretados con arreglo a las leyes necesarias que se supone rigen
la naturaleza material. Slo nos permiten acceder al hombre en
comparacin con el resto de la realidad material, utilizando el mismo lenguaje, los mismos conceptos, aunque en otro nivel de complejidad. Pero sin que se trate de nada que sea especficamente humano, ya que lo que se estudia es, precisamente, lo que el hombre
tiene en comn con todo lo dems, que no es humano.
Por su parte, las ciencias humanas, en la medida en que son
capaces de liberarse de los mtodos exclusivamente positivos, penetran en lo especficamente humano, en lo distintivo del hombre
recurriendo muchas veces a mtodos introspectivos: es decir, mediante el acceso directo e intuitivo de la realidad humana tal como
se nos muestra en la vivencia inmediata (y por tanto evidente).
Esa experiencia necesita ser expresada en conceptos que son irreducibles a las variables de rango fsico-qumico de las ciencias naturales: la vida intelectual, el actuar libre, las relaciones interpersonales, el lenguaje, el significado, la tica y la esttica. Precisamente
en la medida en que esos conocimientos son especficamente humanos resultan menos objetivos, pero tienen un horizonte de
significado muy amplio y pueden ser comprendidos por el hombre
como realidades que le son adecuadas. Son saberes especficamente
humanos y, con toda propiedad, se les ha llamado humansticos,
porque educan al hombre en lo que le es ms propio, le ayudan
a comprenderse y comportarse como un hombre. La cultura cristiana debe mucho a estos saberes, tambin llamados humanidades, particularmente en la forma en que los cultiv la antigedad
clsica 22.
El saber clsico nos ha transmitido inmensas riquezas espirituales y, entre ellas, tambin modelos de formacin humana. Se
'puede decir que estos modelos oscilan entre el ideal del filsofo o
del sabio y el del hombre virtuoso o buen ciudadano, entre un
ideal intelectual de la perfeccin humana y un ideal cvico, ms
bien moral 23. Una mente cristiana puede posteriormente descubrir
22. Cfr. H.1. MARROU, Historia de la educacin en la antigedad, Akal,
Madrid 1985, 402 ss.
23. El ciudadano u hombre de estado encarna el ideal bsico del hombre
griego y romano; el sabio es el ideal del hombre culto, desarrollado alrede-
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que esta oscilaci6n se debe tanto a la ausencia de un ideal trascendente de hombre, que permita conjugar perfectamente lo intelectual y lo
moral, lo personal y lo social, lo permanente y lo hist6rico, como
a la falta de recursos morales para alcanzar cualquier ideal de manera plena. U na reflexi6n teo16gica sabr adems ver en esto los
lmites de la naturaleza herida por el pecado, que no ha perdido
la inclinaci6n a la plenitud, pero que no puede alcanzarla.
La plena perfecci6n humana, como hemos dicho, trasciende
a la naturaleza. Por esta raz6n, no es posible descubrir por el estudio de la naturaleza humana contingente (que es, pero que no da
raz6n suficiente de por qu es) la vocaci6n, el fin ltimo al que
ha sido llamado gratuitamente por Dios. El hombre puede llegar
a conocerse como ser perfectible, pero al proponerse l mismo
ideales de perfecci6n tropieza con la propia finitud que hace borroso e irrealizable cualquier ideal. S6lo la revelaci6n del creador
y salvador puede dar al hombre las claves que le permiten comprenderse y las fuerzas que le ayudan a orientarse.
Lo asombroso es que la revelaci6n cristiana sobre el hombre
no es, propiamente hablando, un saber -un contenido
intelectual- sino una persona 24. La verdad definitiva sobre el
hombre no es un conjunto de conocimientos y principios de conducta, sino Cristo mismo, el Camino, la Verdad y la Vida 25.
dor de los grandes maestros; adems, en la Grecia clsica habra que aadir
un ideal esttico del hombre, que es el poeta. Cfr. W. JAEGER, Paideia. Los
ideales de la cultura griega, Fondo de Cultura Econmica, Mxico-Madrid
1988/10 a (1933), Introduccin, pp. 3-16.
24. El cristianismo no es, en ltimo trmino, ni una doctrina de la verdad ni una interpretacin de la vida. Es esto tambin, pero nada de ello
constituye su esencia nuclear. Su esencia est constituida por Jess de Nazaret, por su existencia, su obra y su destino concretos; es decir, por su personalidad histrica. R. GUARDINI, La esencia del cristianismo, Cristiandad,
Madrid 1984/4 a , 19.
25. Jn 14,6.
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ANTROPOLOGA
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LA FORMACIN CRISTIANA
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4. Cristo Maestro 38
Cristo es el Verbo de Dios hecho hombre; es decir, la Palabra o verdad de Dios con la que Dios se conoce a S mismo y
crea cuanto existe. La tradicin antigua de 'la Iglesia penetr hondamente en el misterio del Verbo que se expresa en la creacin,
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ANTROPOLOGA
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LA FORMACIN CRISTIANA
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5. Cristo pedagogo
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