Ecologia Politica-Enrique Leff

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LaEcologaPolticaenAmricaLatina.Uncampoenconstruccin

EnriqueLeff

EmergenciadelaEcologaPoltica

La ecologa poltica se encuentra en el momento fundacional de un campo terico


prctico. Es la construccin de un nuevo territorio del pensamiento crtico y de la
accin poltica. Situar este campo en la geografa del saber no es tan slo delimitar
su espacio, fijar sus fronteras y colocar membranas permeables con disciplinas
adyacentes.Msbienimplicadesbrozarelterreno,dislocarlasrocasconceptualesy
movilizar el arado discursivo que conforman su suelo original para construir las
basesseminalesquedenidentidadysoporteaestenuevoterritorio;parapensarloen
su emergencia y en su trascendencia en la configuracin de la complejidad
ambientaldenuestrotiempoyenlaconstruccindeunfuturosustentable.

Laecologapolticaengermenabreunapreguntasobrelamutacinmsrecientede
la condicin existencial del hombre. Partiendo de una crtica radical de los
fundamentos ontolgicos y metafsicos de la epistemologa moderna, ms all de
una poltica fundada en la diversidad biolgica, en el orden ecolgico y en la
organizacin simblica que dan su identidad a cada cultura, la ecologa poltica
vieneainterrogarlacondicindelseren el vacodesentidoylafaltadereferentes
generada por el dominio de lo virtual sobre lo real y lo simblico, de un mundo
donde, parafraseando a Marshal Berman, todo lo slido se desvanece en el aire. A la
ecologa poltica le conciernen no slo los conflictos de distribucin ecolgica, sino
elexplorarconnuevaluzlasrelacionesdepoderqueseentretejenentrelosmundos
devidadelaspersonasyelmundoglobalizado.

Puessilamiradadelmundodesdelahermenuticayelconstructivismohasuperado
la visin determinista de la historia y el objetivismo de lo real, si el mundo est
abierto al azar y a la incertidumbre, al caos y al descontrol, al diseo y a la
simulacin, tenemos que preguntarnos, qu grado de autonoma tiene la
hiperrealidad del mundo sobreeconomizado, hipertecnologizado y super
objetivadosobreelser?enqusentidoseorientaeldeseo,lautopa,elproyecto,en
lareconfiguracindelmundoguiadoporinteresesindividuales,imaginariossociales
y proyectos colectivos? Qu relaciones y estrategias de poder emergen en este
nuevomundoenelqueelaleteodelasmariposaspuedellegaraconmover,derribar
y reconstruir las armaduras de hierro de la civilizacin moderna y las rgidas
estructuras del poder y del conocimiento? Qu significado adquiere la libertad, la
identidad,laexistencia,lapoltica?


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La ecologa poltica construye su campo de estudio y de accin en el encuentro y a
contracorriente de diversas disciplinas, pensamientos, ticas, comportamientos y
movimientos sociales. All colindan, confluyen y se confunden las ramificaciones
ambientales y ecolgicas de nuevas disciplinas: la economa ecolgica, el derecho
ambiental,lasociologapoltica,laantropologadelasrelacionesculturanaturaleza,
la tica poltica. Podemos afirmar sin embargo que no estamos ante un nuevo
paradigma de conocimiento o un nuevo paradigma social. Apenas comenzamos a
indagar sobre el lugar que le corresponde a un conjunto de exploraciones que no
encuentranacomododentrodelasdisciplinasacadmicastradicionales.Laecologa
polticaesuncampoqueannoadquierenombrepropio;porelloseledesignacon
prstamos metafricos de conceptos y trminos provenientes de otras disciplinas
para ir nombrando los conflictos derivados de la distribucin desigual y las
estrategias de apropiacin de los recursos ecolgicos, los bienes naturales y los
servicios ambientales. Las metforas de la ecologa poltica se hacen solidarias del
lmitedelsentidodelaglobalizacinregidaporelvaloruniversaldelmercadopara
catapultear al mundo hacia una reconstruccin de las relaciones de lo real y lo
simblico;delaproduccinyelsaber.

La ecologa poltica emerge en el hinterland de la economa ecolgica para analizar


los procesos de significacin, valorizacin y apropiacin de la naturaleza que no se
resuelven ni por la va de la valoracin econmica de la naturaleza ni por la
asignacindenormasecolgicasalaeconoma;estosconflictossocioambientalesse
planteanentrminosdecontroversiasderivadasdeformasdiversasymuchasveces
antagnicas de significacin de la naturaleza, donde los valores polticos y
culturales desbordan el campo de la economa poltica, incluso de una economa
poltica de los recursos naturales y servicios ambientales. De all surge esa extraa
politizacindelaecologa.

Enlaecologapolticahananidadoastrminosquederivandecamposcontiguos
la economa ecolgica, como el de distribucin ecolgica, definido como una
categora para comprender las externalidades ambientales y los movimientos
sociales que emergen de conflictos distributivos; es decir, para dar cuenta de la
carga desigual de los costos ecolgicos y sus efectos en las variedades del
ambientalismoemergente,incluyendomovimientosderesistenciaalneoliberalismo,
de compensacin por daos ecolgicos y de justicia ambiental. La distribucin
ecolgicadesignalasasimetrasodesigualdadessociales,espaciales,temporalesen
el uso que hacen los humanos de los recursos y servicios ambientales,
comercializadosono,esdecir,ladisminucindelosrecursosnaturales(incluyendo
laprdidadebiodiversidad)ylascargasdelacontaminacin(MartnezAlier,1997).

Ladistribucinecolgicacomprendepueslosprocesosextraeconmicos(ecolgicos
ypolticos)quevinculanalaeconomaecolgicaconlaecologapoltica,enanaloga

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con el concepto de distribucin en economa, que desplaza a la racionalidad
econmicaalcampodelaeconomapoltica.Elconflictodistributivointroduceala
economa poltica del ambiente las condiciones ecolgicas de supervivencia y
produccin sustentable, as como el conflicto social que emerge de las formas
dominantes de apropiacin de la naturaleza y la contaminacin ambiental. Sin
embargo,ladistribucinecolgicaapuntahaciaprocesosdevaloracinquerebasan
a la racionalidadeconmicaensus intentosdeasignarpreciosdemercadoycostos
crematsticos al ambiente, movilizando a actores sociales por intereses materiales y
simblicos (de supervivencia, identidad, autonoma y calidad de vida), ms all de
lasdemandasestrictamenteeconmicasdepropiedaddelosmediosdeproduccin,
deempleo,dedistribucindelingresoydedesarrollo.

La distribucin ecolgica se refiere a la reparticin desigual de los costos y


potenciales ecolgicos, de esas externalidades econmicas que son
inconmensurables con los valores del mercado, pero que se asumen como nuevos
costos a ser internalizados por la va de instrumentos econmicos, de normas
ecolgicasodelosmovimientossocialesquesurgenysemultiplicanenrespuestaal
deteriorodelambienteylareapropiacindelanaturaleza.

Enestecontextosehavenidoconfigurandoundiscursoreivindicativoentornoala
idea de la deuda ecolgica, como un imaginario y un concepto estratgico
movilizador de una conciencia de resistencia a la globalizacin del mercado y sus
instrumentos de coercin financiera, cuestionando la legitimidad de la deuda
econmica de los pases pobres, buena parte de ellos de Amrica Latina. La deuda
ecolgica pone al descubierto la parte ms grande y hasta ahora sumergida del
icebergdelintercambiodesigualentrepasesricosypobres,esdecir,ladestruccin
delabasederecursosnaturalesdelospasesllamadossubdesarrollados,cuyoestado
depobrezanoesconsustancialaunaesenciaculturaloasulimitacinderecursos,
sinoqueresultadesuinsercinenunaracionalidadeconmicaglobalquehasobre
explotado a su naturaleza, degradado a su ambiente y empobrecido a sus pueblos.
Sin embargo, esta deuda ecolgica resulta inconmensurable, pues no hay tasas de
descuento que logren actualizarla ni instrumento que logre medirla. Se trata de un
despojo histrico, del pillaje de la naturaleza y subyugacin de sus culturas que se
enmascara en un mal supuesto efecto de la dotacin y uso eficaz y eficiente de sus
factoresproductivos.

Hoy,estepillajedeltercermundoseproyectaalfuturo,atravsdelosmecanismos
deapropiacindelanaturalezaporlavadelaetnobioprospeccinylosderechos
depropiedadintelectualdelNortesobrelosderechosdepropiedaddelasnaciones
ypueblosdelSur.Labiodiversidadrepresentasupatrimonioderecursosnaturales
y culturales, con los que han coevolucionado en la historia, el hbitat en donde se
arraigan los significados culturales de su existencia. Estos son intraducibles en

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valoreseconmicos.Esaqudondeseestableceelumbralentreloqueesnegociable
e intercambiable entre deuda y naturaleza, y lo que impide dirimir el conflicto de
distribucinecolgicaentrminosdecompensacioneseconmicas.

Elcampodelaecologapolticaseabreenunhorizontequedesbordaelterritoriode
la economa ecolgica. La ecologa poltica se localiza en los linderos del ambiente
que puede ser recodificado e internalizado en el espacio paradigmtico de la
economa,delavalorizacindelosrecursosnaturalesylosserviciosambientales.La
ecologa poltica se establece en ese espacio que es el del conflicto por la
reapropiacin de la naturaleza y de la cultura, all donde la naturaleza y la cultura
resisten a la homologacin de valores y procesos (simblicos, ecolgicos,
epistemolgicos, polticos) inconmensurables y a ser absorbidos en trminos de
valores de mercado. All es donde la diversidad cultural adquiere derecho de
ciudadana como una poltica de la diferencia, de una diferencia radical, en cuanto
que lo que est all en juego es ms y otra cosa que la distribucin equitativa del
accesoylosbeneficioseconmicosderivadosdelapuestaenvalordelanaturaleza.

DesnaturalizacindelaNaturaleza

En el curso de la historia, la naturaleza se fue construyendo como un orden


ontolgicoyunacategoraomnicomprensivadetodoloreal.Lonaturalseconvirti
enunargumentofundamentalparalegitimarelordenexistente,tangibleyobjetivo.
Lo natural era lo que tena derecho de ser. En la modernidad, la naturaleza se
convirtienobjetodedominiodelascienciasydelaproduccin,altiempoquefue
externalizada del sistema econmico; se desconoci as el orden complejo y la
organizacin ecosistmica de la naturaleza, en tanto que se fue convirtiendo en
objeto de conocimiento y en materia prima del proceso productivo. La naturaleza
fue desnaturalizada para convertirla en recurso e insertarla en el flujo
unidimensional del valor y la productividad econmica. Esta naturalidad del orden
de las cosas y del mundo la naturalidad de la ontologa y la epistemologa de la
naturaleza fue construyendo una racionalidad contra natura, basada en leyes
naturalesinexpugnables,ineluctables,inconmovibles.

Noessinohastalosaossesentaysetentaenadelantequelanaturalezaseconvierte
en referente poltico, no slo de una poltica de Estado para la conservacin de las
bases naturales de sustentabilidad del planeta, sino como objeto de disputa y
apropiacinsocial,altiempoqueemergenporfueradelacienciadiversascorrientes
interpretativas, en las que la naturaleza deja de ser un objeto a ser dominado y
desmembrado para convertirse en un cuerpo a ser seducido, resignificado,
reapropiado.Dealltodaslasdiversasecosofas,desdelaecologaprofunda(Naess),
el ecosocialismo (OConnor) y el ecoanarquismo (Bookchin), que nutren a la
ecologa poltica. En estas perspectivas, la ecologa viene a jugar un papel

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preponderante en el pensamiento reordenador del mundo. La ecologa se convierte
enelparadigmaque,basadoenlacomprensindelorealydelconocimientocomo
un sistema de interrelaciones, orienta el pensamiento y la accin en una va
reconstructiva. De esta manera se establece el campo de una ecologa generalizada
(Morin)dondeseconfiguratodaunaseriedeteorasymetodologasqueiluminany
asechanelcampodelaecologapoltica,desdelasteorasdesistemasylosmtodos
interdisciplinarios,hastaelpensamientodelacomplejidad(Floriani,2003).

Se propuso as un cambio de paradigma epistemolgico y societario, del paradigma


mecanicista al paradigma ecolgico, que si bien contrapona al fraccionamiento de
las ciencias la visin holstica de un mundo entendido como un sistema de
interrelaciones, interdependencias y retroalimentaciones, abriendo el conocimiento
hacia la novedad y la emergencia, al caos y a la incertidumbre, la conciencia y la
creatividad, no renunci a su pulsin totalizadora y objetivante del mundo. Se
gener as un nuevo centralismo terico, que si empezaba a enfrentar el
logocentrismo de las ciencias, no ha penetrado el cerco de poder del pensamiento
unidimensionalasentadoenlaleyunitariayglobalizantedelmercado.Laecologase
fue haciendo poltica y la poltica se fue ecologizando, pero a fuerza de abrir la
totalidadsistmicafueradelanaturaleza,haciaelordensimblicoycultural,hacia
elterrenodelaticaydelajusticia(Borrero,2002).

Las corrientes dominantes de pensamiento que alimentan la accin ecologista, van


complejizandoalanaturaleza,peronologransalirdelavisinnaturalistaque,desde
la biosociologa hasta los enfoques sistmicos y la ecologa generalizada, no han
logrado romper el cerco de naturalizacin del mundo en el que la ley natural
objetivavelalasestrategiasdepoderquehanatravesadoenlahistorialasrelaciones
sociedadnaturaleza.

Laecologapolticaesporelloelterrenodeunaluchaporladesnaturalizacindela
naturaleza:delascondicionesnaturalesdeexistencia,delosdesastresnaturales,
de la ecologizacin de las relaciones sociales. No se trata tan slo de adoptar una
perspectivaconstructivistadelanaturaleza,sinopoltica,dondelasrelacionesentre
sereshumanosentreellosyconlanaturalezaseconstruyenatravsderelacionesde
poder (en el saber, en la produccin, en la apropiacin de la naturaleza) y los
procesosdenormalizacindelasideas,discursos,comportamientosypolticas.

Ms all de los enfoques ecologistas que siguen dominando el pensamiento


ambiental, nuevas corrientes constructivistas y fenomenolgicas estn
contribuyendoaladesconstruccindelconceptodenaturaleza,resaltandoelhecho
de que la naturaleza es siempre una naturaleza marcada, significada, geografiada.
Dan cuenta de ello los recientes estudios de la nueva antropologa ecolgica
(Descola y Plsson, 2001) y de la geografa ambiental (Gonalves, 2001), que

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muestran quelanaturalezaesproductonodeuna evolucin biolgica,sinodeuna
coevolucin de la naturaleza y las culturas que la han habitado. Son estas
naturalezas orgnicas (Escobar), las que han entrado en competencia y conflicto
con la naturaleza capitalizada y tecnologizada por una cultura globalizada que hoy
en da impone su imperio hegemnico y homogeneizante bajo el dominio de la
tecnologayelsignounitariodelmercado.

La ecologa poltica se establece en el encuentro, confrontacin e hibridacin de


estas racionalidades desemejantes y heterogneas de relacin y apropiacin de la
naturaleza. Ms all de pensar estas racionalidades como opuestos dialcticos, la
ecologa poltica es el campo en el cual se estn construyendo en una historia
ambientalcuyosorgenesseremontanaunahistoriaderesistenciasanticolonialistas
y antiimperialistas nuevas identidades culturales en torno a la defensa de las
naturalezas culturalmente significadas y a estrategias novedosas de
aprovechamientosustentabledelosrecursos,deloscualesbastacitarlainvencin
de la identidad del seringueiro y de sus reservas extractivistas en la amazona
brasilea,ymsrecientementeelprocesodelascomunidadesnegrasdelPacficode
Colombia. Estas identidades se han configurado a travs luchas de resistencia,
afirmacinyreconstruccindelserculturalfrentealasestrategiasdeapropiaciny
transformacindelanaturalezaquepromueveeimponelaglobalizacineconmica.
Porto Gonalves hacaracterizado a estos procesos culturalescomo movimientosde
reexistencia.

PolticaCultural/PolticadelaDiferencia

La diferencia es siempre una diferencia radical; est fundada en una raz cuyo
proceso y destino es diversificarse, ramificarse, reedificarse. El pensamiento de la
diferencia es el proyecto de desconstruccin del pensamiento unitario, aquel que
busca acomodar la diversidad a la universalidad y someter lo heterogneo a la
medida de un equivalente universal, cerrar el crculo de las ciencias en una unidad
delconocimiento,reducirlasvariedades ontolgicasasus homologasestructurales
yencasillarlasideasdentrodeunpensamientonico.Laecologapolticaenrazael
trabajo terico de desconstruccin del logos en el campo poltico, donde no basta
reconocer la existencia de la diversidadcultural,de los saberestradicionales, de los
derechos indgenas, para luego intentar resolver el conflicto que emana de sus
diferentes formas de valorizacin de la naturaleza por la va del mercado y sus
compensacionesdecostos.

Hablamosdeecologapoltica,perohabremosdecomprenderquelaecologanoes
poltica en s. Las relaciones entre seres vivos y naturaleza, las cadenas trficas, las
territorialidadesdelasespecies,inclusolasrelacionesdedepredacinydominacin,
nosonpolticasenningnsentido.Silapolticaesllevadaalterritoriodelaecologa

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escomorespuestaalhechodequelaorganizacinecosistmicadelanaturalezaha
sidonegadayexternalizadadelcampodelaeconomaydelascienciassociales.Las
relaciones de poder emergen y se configuran en el orden simblico y del deseo del
ser humano, en su diferencia radical con los otros seres vivos que son objeto de la
ecologa.

Desdeestaperspectiva,alreferirsealasecologasdeladiferencia,Escobarponeel
acento en la nocin de distribucin cultural, como los conflictos que emergen de
diferentes significados culturales, pues el poder habita a los significados y los
significados son la fuente del poder (Escobar, 2000:9). Pero si bien el poder se
movilizapormediodeestrategiasdiscursivas,ladistribucinculturalnosurgedel
hecho de que los significados sean directamente fuentes de poder, sino de las
estrategias discursivas que generan los movimientos por la reivindicacin de sus
valores culturales, es decir, en los procesos de legitimacin de los significados
culturales como derechos humanos. Pues es por la va de los derechos (humanos)
quelosvaloresculturalesentraneneljuegoyelcampodelpoderestablecidoporlos
derechosdelmercado.

Peroenrealidadlanocindedistribucinculturalpuedellegarasertanfalazcomo
la de distribucin ecolgica cuando se le somete a un proceso de homologacin y
homogeneizacin. La inconmensurabilidad no slo se da en la diferencia entre
economa, ecologa y cultura, sino dentro del propio orden cultural, donde no
existen equivalencias entre significaciones diferenciadas. La distribucin siempre
apela a una materia homognea: el ingreso, la riqueza, la naturaleza, la cultura, el
poder. Pero el ser que funda los derechos es esencialmente heterogneo, en el
sentido de que implica pasar del concepto genrico del ser y del ser ah
heideggeriano, an herederos de una ontologa existencialista esencialista y
universal, a pensar la poltica de la diferencia como derechos del ser cultural,
especficoylocalizado.

La ecologa poltica en Amrica Latina est operando as un proceso similar al que


Marxrealizconelidealismohegeliano,alponersobresuspiesalafilosofadela
posmodernidad(Heidegger,Derrida),alvolveralSeryaladiferenciaenlasustancia
de una ecologa poltica. La esencial diversidad del orden simblico y cultural se
convierteenlamateriadelapolticadeladiferencia.

Peroladiferenciadevaloresyvisionesculturalesnoseconvierteporderechopropio
enfuerzapoltica.Lalegitimacindeesadiferenciaqueledavalorypoder,proviene
de una suerte de efectos de saturacin de la homogeneizacin forzada de la vida
inducida por el pensamiento metafsico y la racionalidad modernizante. Es de la
resistencia del ser al dominio de la homogeneidad hegemnica, de la cosificacin
objetivante,delaigualdadinequitativa,quesurgeladiferenciaporelencuentrocon

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laotredad,enlaconfrontacindelaracionalidaddominanteconloqueleesexterno
yconaquelloqueexcluye,rompiendoconlaidentidaddelaigualdadylaunidadde
louniversal.Deesatensinseestableceelcampodepoderdelaecologapoltica,de
la demarcacin del pensamiento nico y la razn unidimensional, para valorar la
diferenciadelseryconvertirloenuncampodefuerzaspolticas.

Hoy es posible afirmar que las luchas por la diferencia cultural, las identidades
tnicas y las autonomas locales sobre el territorio y los recursos estn
contribuyendoa definir laagenda delos conflictosambientalesmsall del campo
econmico y ecolgico, reivindicando las formas tnicas de alteridad
comprometidasconlajusticiasocialylaigualdadenladiferencia(Escobar,2000:6,
13). Esta reivindicacin no reclama una esencia tnica ni derechos fincados en el
principiojurdicoymetafsicodelindividuo,sinoenelderechodelser,queincluye
tanto los valores intrnsecos de la naturaleza como los derechos humanos
diferenciados culturalmente, incluyendo el derecho a disentir de los sentidos
preestablecidosylegitimadosporpodereshegemnicos.

La poltica de la diferencia no slo implica diferenciar criterios, opiniones y


posiciones.TambinhayqueentenderlaenelsentidoqueasignaDerrida(1989)ala
diferancia,quenosloestableceladiferenciaenelaquyelahora,sinoquelaabreal
tiempo, al devenir, al advenimiento de lo impensado y lo inexistente. En este
sentido,frentealcierredelahistoriaentornoalcercodelpensamientonicoydel
mercadoglobalizado,lapolticadeladiferenciaabrelahistoriahacialautopadela
construccin de sociedades sustentables diferenciadas. El derecho a diferir en el
tiempo abre el sentido del ser que construye en el tiempo aquello que es
potencialmenteposibledesdelorealydeldeseo,loqueannoes(Levinas,1977).

La ecologa poltica reconoce en el ambientalismo luchas de poder por la


distribucin de bienes materiales (valores de uso), pero sobre todo de valores
significaciones asignadas a los bienes, necesidades, ideales, deseos y formas de
existencia que definen los procesos de adaptacin / transformacin de los grupos
culturalesalanaturaleza.Nosetratapuesdeunproblemadeinconmensurabilidad
de bienesobjeto, sino de identidadesvaloraciones diferenciadas por formas
culturalesdesignificacin,tantodelanaturalezacomodelaexistenciamisma.Esto
est llevando a imaginar y construir estrategias de poder capaces de vincular y
fortalecer un frente comn de luchas polticas diferenciadas en la va de la
construccin de un mundo diverso guiado por una racionalidad ambiental
(hibridacin de diversas racionalidades) y una poltica de la diferencia. De ese otro
mundoposibleporelqueclamanlasvocesdelForoSocialMundial;deotromundo
dondequepanmuchosmundos(SubcomandanteMarcos).


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Las reivindicaciones por la igualdad en el contexto de los derechos humanos
genricos del hombre, y sus aplicaciones jurdicas a travs de los derechos
individuales, son incapaces de asumir este principio poltico de la diferencia que
reclama un lugar propio dentro de una cultura de la diversidad, pues como afirma
Escobar,

Yanoeselcasodequeunopuedacontestarladesposesinyargumentarafavorde
la igualdad desde la perspectiva de la inclusin dentro de la cultura y la economa
dominantes. De hecho, lo opuesto est sucediendo: la posicin de la diferencia y la
autonomaestllegandoasertanvlida,oms,enestacontestacin.Elapelaralas
sensibilidadesmoralesdelospoderososhadejadodeserefectiva[]Eselmomento
de ensayar [] las estrategias de poder de las culturas conectadas en redes y
glocalidades, de manera que puedan negociarse concepciones contrastantes de lo
bueno y el valor de diferentes formas de vida y para reafirmar el predicamento
pendientedeladiferenciaenlaigualdad.(Escobar,2000:21).

Concienciadeclase,concienciaecolgica,concienciadeespecie

La poltica de la diferencia se sita en otro plano que el de una ecologa poltica


subsumida en el pensamiento ecolgico. Pues la significancia de la naturaleza que
muevealosactoressocialesenelcampodelaecologapolticanopodraprocederni
fundarseenunaconcienciagenricadelaespeciehumana.Laconcienciaecolgica
que emana de la narrativa ecologista como una noosfera que emerge desde la
organizacinbiolgicadelcuerposocialhumanoesaformacindiscursivadesdela
cual la gente habla del amor a la naturaleza, se conmueve por el cuidado del
ambiente y promueve el desarrollo sostenible no es consistente con bases tericas
nicon visiones y proyectos compartidos por la humanidad en suconjunto. Por ello
lostomadores dedecisiones pueden anteponerla concienciaeconmica ala de la
supervivencia humana y del planeta, y negar las evidencias cientficas sobre el
cambio climtico; por ello los principios del desarrollo sostenible (las
responsabilidades comunes pero diferenciadas, el consentimiento previo e
informado, el pensar globalmente y actuar localmente, o el principio de quien
contamina paga) se han convertido en slogans con un limitado efecto en la
construccin de una nueva racionalidad ambiental. El movimiento ambientalista es
un campo disperso de grupos sociales que antes de solidarizarse por un objetivo
comn, muchas veces se confrontan, se diferencian y se dispersan tanto por el
fraccionamiento de sus reivindicaciones como por la comprensin y uso de
conceptosquedefinensusestrategiaspolticas.

Paraquehubieraunaconcienciadeespecieseranecesarioquelahumanidadensu
conjunto compartiera la vivencia de una catstrofe comn o de un destino
compartidoportodoelgnerohumanoentrminosequivalentes,comoaquellaque
llevelsilogismoaristotlicosobrelamortalidaddelhombreaunaconcienciades

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de la humanidad cuando la generalizacin de la peste convirti el simbolismo del
silogismo en experiencia vivida, transformando la mxima del enunciado en
produccindesentidodeunimaginariocolectivo(olaquefundlaculturahumana
enlaprohibicindelincestoydelacualelsimbolismodelcomplejode Edipovino
solamente a convertir en sentido trgico y manifestacin literaria una ley cultural
vivida,quenofueinstauradaniporSfoclesni porFreud). Puescomo haafirmado
Lacan(19745),delenunciadodeAristtelestodosloshombressonmortalesnose
desprendeelsentidoquesloanidenlaconcienciaunavezquelapestesepropag
porTebas,convirtindolaenalgoimaginableynoslounapuraformasimblica,
una vez que toda la sociedad se sinti concernida por la amenaza de una muerte
real.

En la sociedad del riesgo y la inseguridad en que vivimos podemos afirmar que el


imaginariodelterrorestmsconcentradoenlarealidaddelaguerraylaviolencia
generalizada que en el peligro inminente de un colapso ecolgico. Pareciera que el
holocausto y los genocidios a lo largo de la historia humana no hubieran sido
capacesdeanteponerunaticadelavidaalosinteresesdelpoder;menosanuna
conciencia que responda efectivamente al riesgo ecolgico o con un imaginario
colectivo que reconduzca sus acciones hacia la construccin de sociedades
sustentables.Lacrisisambientalqueseciernesobreelmundoansepercibecomo
una premonicin catastrofista de una naturaleza que se presume cada vez ms
controlada, ms que como un riesgo ecolgico real para toda la humanidad. La
amenazaquesehaestablecidoenelimaginariocolectivoyquemantienepasmadoal
mundo actual es la del terrorismo que se manifiesta en un miedo generalizado a la
guerra desenfrenada, al holocausto humano, al derrumbe de reglas bsicas de
convivencia y de una tica de y para la vida, ms que como la conciencia de la
revanchadeunanaturalezasometidaysobreexplotada.

Ciertamente, prcticamente todo el mundo tiene hoy conciencia de problemas


ecolgicosqueafectan su calidad de vida; pero estos seencuentran fragmentadosy
segmentados segn su especificidad local. Estos generan una variedad de
ambientalismos(GuhayMartnezAlier,1997),peronotodaslasformasygradosde
conciencia generan movimientos sociales. Ms bien prevalece lo contrario, y los
problemas ms generales, como el calentamiento global, son percibidos desde
visiones y concepciones muy diferentes, desde quienes ven all la fatalidad de
catstrofes naturales hasta quienes lo entienden como la manifestacin de la ley
lmite de la entropa y el efecto de la racionalidad econmica. El ambientalismo es
puesunkaleidoscopiodeteoras,ideologas,estrategiasyaccionesnounificadaspor
una conciencia de especie, salvo por el hecho de que el discurso ecolgico ha
empezado a penetrar todas las lenguas y todos los lenguajes, todos los idearios y
todoslosimaginarios.


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La ley lmite de la entropa que sustentara desde la ciencia tales previsiones y los
desastres naturales que se han desencadenado y proliferado en los ltimos aos
parecen an disolver su evidencia en los clculos de probabilidades, en la
incertidumbrevagadelosacontecimientos,enelcortohorizontedelasevaluaciones
y la multiplicidad de criterios en los que se elaboran sus indicadores. Lo que
prevaleceesunadispersindevisionesyprevisionessobrelaexistenciahumanaysu
relacin con la naturaleza, en la que se borran las fronteras de las conciencias de
clase, pero no por ello las diferencias de conciencias alimentadas por intereses y
valoresdiferenciados,enlosqueelprincipiodediversidadculturalestabriendoun
nuevo mosaico de posicionamientos que impide la visin unitaria para salvar al
planeta,alabiodiversidadyalaespeciehumana.Cadavisinseestconvirtiendoen
nuevos derechos que estn resquebrajando el marco jurdico prevaleciente,
construido en torno al principio de la individualidad y del derecho privado, de la
misma forma que esos pilares de la racionalidad econmica se colapsan frente a lo
realdelanaturalezaylossentidosdelacultura.

Esta recomposicin del mundo por la va de la diferenciacin del ser y del sentido
rompeelesquemaimaginariodelainterdisciplinariedad,einclusodeundilogode
saberes entendido como la concertacin de interesesdiferenciados a travs de una
racionalidadcomunicativa(Habermas).Laconcienciadelacrisisambientalsefunda
enlarelacindelserconellmite,enelenfrentamientodeltodoobjetivadodelente
conla nada que alimenta eladvenimientodel ser, enla interconexin de lo real,lo
imaginarioylosimblicoqueobliteraalsujeto,queabreelagujerodedondeemerge
la existencia humana, el ser y su relacin con el saber. El sujeto de la ecologa
poltica no es el hombre construido por la antropologa ni el serah genrico de la
fenomenologa,sinoelserpropioqueocupaunlugarenelmundo,queconstruyesu
mundodevidacomoproduccindeexistencia(Lacan,1974/75):lanada,lafaltaen
ser y la pulsin de vida que van impulsando y anudando el posible saber en la
produccin de la existencia, forjando esa relacin del ser y el saber, del ser con lo
sido y lo que an no es, de una utopa que est ms all de toda trascendencia
prescrita en una evolucin ecolgica, sea esta orgnica o de una dialctica
ecologizadadelanaturaleza(Bookchin,1990).

Laconcienciaecolgicaseinscribeasenuna polticadeladiferenciareferida alos


derechosdelseryalainvencindenuevasidentidadesatravesadasyconstituidasen
yporrelacionesdepoder.

EcologaPoltica/EpistemologaPoltica

La ecologa poltica es la poltica de la reapropiacin de la naturaleza. Pero como


toda poltica, no es meramente una estrategia prctica; su prctica no slo est
mediada por procesos discursivos y por aplicaciones del conocimiento, sino que es

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esencialmenteunaluchaquesedaenlaproduccinyapropiacindelosconceptos.
No slo porque el ambientalismo crtico combate las ideologas que fundan la
racionalidad de la modernidad insustentable (Leis, 2001), sino porque la eficacia de
una estrategia dereconstruccinsocial implica ladesconstruccindelos conceptos
tericos e ideolgicos que han soportado y legitimado las acciones y procesos
generadores de los conflictos ambientales. La orientacin de las acciones hacia la
construccin de sociedades sustentables se da en un campo de luchas tericas y de
politizacindeconceptos.As,losconceptosdebiodiversidad,territorio,autonoma,
autogestin, estn reconfigurando sus significados en el campo conflictivo de las
estrategiasdereapropiacindelanaturaleza.

La poltica de la diferencia se abre a una proliferacin de sentidos existenciales y


civilizatorios que son la materia de una epistemologa poltica que desborda al
proyecto interdisciplinario en su voluntad de integracin y complementariedad de
conocimientos(lasteorasdesistemas),reconociendolasestrategiasdepoderquese
juegan en el campo del saber y reconduciendo el conflicto ambiental hacia un
encuentro y dilogo de saberes. Ello implica una radical revisin del conocimiento,
de la relacin entre lo real, lo simblico y lo imaginario, donde la solucin no se
orienta a copiar a la naturaleza, a subsumirse profundamente en la ecologa, a
generalizar la ecologa como modelo de pensamiento y comportamiento, sino a
situarsepolticamenteenloimaginariodelasrepresentacionesdelanaturalezapara
desentraarsusestrategiasdepoder(deldiscursodeldesarrollosostenible).Setrata
no slo de una hermenutica de los diferentes sentidos asignados a la naturaleza,
sino de saber que toda naturaleza es captada desde un lenguaje, desde relaciones
simblicasqueentraanvisiones,sentimientos,razones,sentidoseinteresesquese
debaten en la arena poltica. Porque el poder que habita al cuerpo humano est
hechodelenguaje.

Es dentro de esta epistemologa poltica que los conceptos de territorioregin


funcionancomolugaressoporteparalareconstruccindeidentidadesenraizadasen
prcticas culturales y racionalidades productivas sustentables, como hoy lo
construyenlascomunidadesnegrasdelPacficocolombiano.Enesteescenario,

Elterritorioesvistocomounespaciomultidimensionalfundamentalparalacreacin
yrecreacindelasprcticasecolgicas,econmicasyculturalesdelascomunidades
[...]Puededecirsequeenestaarticulacinentreidentidadculturalyapropiacinde
un territorio subyace la ecologa poltica del movimiento social de comunidades
negras. La demarcacin de territorios colectivos ha llevado a los activistas a
desarrollar una concepcin del territorio que enfatiza articulaciones entre los
patronesdeasentamiento,losusosdelespacioylasprcticasdeusossignificadosde
losrecursos.(Escobar,1999:260)


13

Unaecologapolticabiensituadasesustentaenunateoracorrectadelasrelaciones
sociedadnaturaleza, o en la desconstruccin de la nocin ideolgicocientfica
discursiva de la naturaleza, capaz de articular la sustancia ontolgica de lo real del
ordenbiofsico,conelordensimblicoquelasignifica,quelaconvierteenreferente
deunacosmovisin,deunateora,deundiscursosobreeldesarrollosustentable.La
ecologa poltica remite directamente al debate sobre monismo/dualismo en el que
hoysedesgarralateoradelareconstruccin/reintegracindelonaturalylosocial,
de la ecologa y la cultura, de lo material y lo simblico. Es all donde se ha
desbarrancado el pensamiento ambiental, bloqueado por efecto del maniquesmo
terico y la dicotoma extrema entre el naturalismo de las ciencias fsicobiolgico
matemticasyelantropomorfismodelascienciasdelacultura;unasllevadasalpolo
positivodelpositivismolgicoyempirista;elotroalrelativismodelconstructivismo
ydelahermenutica.Enelnaufragiodelpensamientoantesupolarizacinextrema,
pensadoresycientficossehanagarradodelatabladesalvacinqueleshaofrecido
la ecologa como ciencia por excelencia e las interrelaciones de los seres vivos con
sus entorno, llevando a una ecologa generalizada que no logra desprenderse e esa
voluntad de totalizacin del mundo, ahora guiada por el objetivo de construir un
pensamiento de la complejidad (Morin, 1993). Surgen de all todos los intentos por
reconciliar a esos entes no dialogantes (mentecuerpo; naturalezacultura; razn
sentimiento), ms all de una dialctica de contrarios, unificados por un
creacionismoevolucionista,dedondehabradeemergerlaconcienciaecolgicapara
reconciliarysaldarlasdeudasdeunaracionalidadantiecolgica.Estepensamiento
complejo en bsqueda de un paradigma monista fundado en la ecologa no ofrece
bases slidas a una ecologa poltica capaz de guiar las acciones hacia una
sustentabilidadfundadaenunapolticadeladiferencia.

La otra falla del pensamiento epistemolgico reciente ha sido querer reunificar la


naturalezaylaculturasobrelabasedeunaperspectivafenomenolgicaapartirdela
constatacin de que las cosmovisiones de las sociedades tradicionales no
reconocen una distincin entre lo humano, lo natural y lo sobrenatural. Empero
estas matrices de racionalidad no constituyen epistemologas conmensurables,
equiparables con la epistemologa de nuestra civilizacin occidental. De manera
quesibien podemosinspirarnosenlas gnoseologasdelas sociedadestradicionales
para una poltica de la diferencia basada en el derecho de sus saberes, el campo
general de la epistemologa que anima y legitima la poltica de la globalizacin
econmicoecolgica debe desconstruirse desde el cuerpo mismo de sus
fundamentos.

Laposmodernidadestmarcadaporelfindelosuniversalismosylosesencialismos;
por la emergencia de entes hbridos hechos de organismo, smbolos y tecnologa
(Haraway); por la imbricacin de lo tradicional y lo moderno. Pero es necesario
diferenciarestereenlazamientodelonatural,loculturalylotecnolgicodelmundo

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actual de la complejidad, del mundo de vida de los primitivos que desconocen la
separacin entre cuerpo y alma, vida y muerte, naturaleza y cultura. Esta
continuidad y fluidez del mundo primitivo se da en un registro diferente a la
relacinentreloreal,losimblicoyloimaginarioenlaculturamoderna.

El problema a resolver por la ecologa poltica no es slo el dejar atrs el


esencialismo de la ontologa occidental, sino el principio de universalidad de la
ciencia moderna. Pues la ciencia ha generado, junto con sus universales a priori, al
hombre genrico que se convirti en el principio de discriminacin delos hombres
diferentes.Deestamanera,losderechoshumanosnormanyunificanaltiempoque
segregan ydiscriminan. Por ello, la ecologa polticadebe salirala desconstruccin
de todos los conceptos universales y genricos: el hombre,lanaturaleza,lacultura,
etc., pero no para pluralizarlos como hombres, naturalezas y culturas (con sus
propias ontologas y epistemologas), sino para construir los conceptos de su
diferencia. As pues, el ecofeminismo no debe tan slo diagnosticar los lugares
asignados a la mujer en la economa, la poltica, la familia. Su diferencia sustantiva
no radica en el lugar (diferente, subyugado) que le asigna la cultura jerrquica
falocntrica, sino en decir su diferencia con un lenguaje propio, que no es slo el
agregadodesensibilidadalasupuestaracionalidadinconmovibledelmachismo.La
ecologa poltica habr de edificarse y convivir en una babel de lenguajes
diferenciados, que se comunican e interpretan pero que no se traducen en un
lenguajecomnunificado.

Esta epistemologa poltica trasciende el juego de interrelaciones e


interdependenciasdelpensamientocomplejofundadoenunaecologageneralizada
(Morin) y en un naturalismo dialctico (Bookchin), ya que est situada ms all de
todo naturalismo. Esta emerge desde ese orden que inaugura la palabra, el orden
simblico y la produccin de sentido. En esta perspectiva, la ecologa poltica no
emerge del orden ecolgico preestablecido, ni de una ciencia que hara valer una
concienciaverdad capaz de vencer los intereses antiecolgicos y antidemocrticos,
sinoenunnuevoespaciodondeeldestinodelanaturalezasejuegaenunprocesode
creacin de sentidosverdades y en sus respectivas estrategias de poder. Ese
reanudamientoentreloreal,losimblicoyloimaginarioesloqueponeenjuegolas
leyes de la naturaleza (entropa como ley lmite de lo real) con lo simblico de su
teora y con la discursividad del desarrollo sostenible. Esta cuestin epistemolgica
no se dirime en el campo del conocimiento, sino en el de la poltica que hace
intervenir otros smbolos, otros imaginarios y otros reales, en el sentido de que la
naturaleza(labiodiversidad)nosonentidadesobjetivasdesdeelmomentoenquela
naturaleza se construye desde el efecto de poder de los procesos imaginarios y
simblicosquelatransformanengeopolticadeldesarrollosostenible.


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ticayEmancipacin

Laecologapolticabuscasuidentidadtericaypolticaenunmundoenmutacin,
enelquelasconcepcionesyconceptosquehastaahoraorientaronlainteligibilidad
del mundo y la accin prctica, parecen desvanecerse del campo del lenguaje
significativo. Sin embargo, el pensamiento dominante se resiste a abandonar el
diccionariodelasprcticasdiscursivasqueenvuelvenalaecologapoltica(comoa
todoslosviejosynuevosdiscursosqueacompaanladesconstruccindelmundo)a
pesardequehanperdidotodopesoexplicativoyresuenancomolanostalgiadeun
mundoparasiemprepasado,parasiempreperdido:eldelpensamientodialctico,el
de la universalidad y unidad de las ciencias, el de la esencia de las cosas y la
trascendenciadeloshechos.Ysinembargoalgonuevopujaporsalirymanifestarse
en este mundo de incertidumbres, de caos y confusin, de sombras y penumbras,
dondeatravsdelosresquiciosyresquebrajamientosdelaracionalidadmonoltica
del pensamiento totalitario, se asoman las primeras luces de la complejidad
ambiental. Llamemos a ese algo inconformidad, lucidez mnima, necesidad de
comprensin y de emancipacin. Mientras los juegos de lenguaje son infinitos para
seguirimaginandoestemundodeficcinyvirtualidad,tambinlosonparaavizorar
futuros posibles, para construir utopas, para reconducir la vida. Y el pensamiento
que yanunca ser nico ni servir como instrumento de poder, busca comprender,
enlazar su poder simblico y sus imaginarios para reconducir lo real. Y si este
proceso no deber sucumbir al poder perverso y annimo de la hiperrealidad y la
simulacin guiadas por el poder o por la aleatoriedad de las cosas, un principio
bsico seguir sosteniendo la existencia en la razn, y es la de la consistencia del
pensamiento, consistencia que nunca ser total en un mundo que nunca ser
totalmente conocido y controlado por el pensamiento. Que nunca ms ser regido
porrazonesdefuerzamayor.

La crisis ambiental marca el lmite del logocentrismo y la voluntad de unidad y


universalidad de la ciencia, del pensamiento nico y unidimensional, de la
racionalidad entre fines y medios, de la productividad econmica y la eficiencia
tecnolgica, del equivalente universal como medida de todas las cosas, que bajo el
signomonetarioylalgicadelmercadohanrecodificadoalmundoylosmundosde
vidaentrminosdevaloresdemercadointercambiablesytransables.Deallquela
emancipacin se plantee no slo como un antiesencialismo, sino como desujecin
delasobreeconomizacindelmundo.Loanteriorimplicaresignificarlosprincipios
liberadoresdelalibertad,laigualdadylafraternidadcomoprincipiosdeunamoral
polticaqueterminsiendocooptadaporelliberalismoeconmicoypolticoporla
ecualizacin y privatizacin de los derechos individuales, de fraternidades disueltas
porelintersylarazndefuerzamayor,pararenombrarlosenlaperspectivadela
desujecinylaemancipacin,delaequidadenladiversidad,delasolidaridadentre
sereshumanosconculturas,visioneseinteresescolectivos,perodiferenciados.

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Laecologapolticaesunapolticadeladiferencia,deladiversificacindesentidos;
ms all de una poltica para la conservacin de la biodiversidad que sera
recodificadayrevalorizadacomoununiversalticooporelequivalenteuniversaldel
mercado, es una transmutacin de la lgica unitaria hacia la diversificacin de
proyectos de sustentabilidad y ecodesarrollo. Esta poltica es una revolucin que
abre los sentidos civilizatorios, no por ser una revolucin de la naturaleza ni del
conocimiento cientficotecnolgico (biotecnolgica), sino por ser una revolucin
del orden simblico, lo que implica poner el espritu desconstruccionista del
pensamiento posmoderno al servicio de una poltica de la diferencia, proponer la
imaginacinabolicionistacomoprincipiodelibertadydesustentabilidad:

La agenda abolicionista propone comunidades autogestionarias establecidas de


acuerdo al ideal de organizacin espontnea: los vnculos personales, las relaciones
de trabajo creativo, los grupos de afinidad, los cabildos comunales y vecinales;
fundadas en el respeto y la soberana de la persona humana, la responsabilidad
ambiental y el ejercicio de la democracia directa cara a cara para la toma de
decisiones en asuntos de inters colectivo. Esta agenda apuntaba a cambiar nuestro
rumbohaciaunacivilizacindeladiversidad,unaticadelafrugalidadyunacultura
de baja entropa, reinventando valores, desatando los nudos del espritu, sorteando la
homogeneidad cultural con la fuerza de un planeta de pueblos, aldeas y ciudades
diversos.(Borrero,2002:136)

El discurso de la ecologa poltica no es el discurso lineal que hace referencia a los


hechos,sinoaquldelapoesaylatexturaconceptualquealtiempoqueenlazala
materia,lossmbolosylosactosqueconstituyensuterritorioysuautonomadesu
campotericopoltico,tambinllevanenciernesladesconstruccindelosdiscursos
de los paradigmas y las polticas establecidas, para abrirse hacia el proceso de
construccindeunanuevaracionalidadapartirdelospotencialesdelanaturalezay
los sentidos de la cultura, de la actualizacin de identidades y la posibilidad de lo
queannoes.

La ecologa poltica no solamente explora y acta en el campo del poder que se


establece dentro del conflicto de intereses por la apropiacin de la naturaleza; a su
vezhacenecesariorepensarlapolticadesdeunanuevavisindelasrelacionesdela
naturaleza, la cultura y la tecnologa. Ms que actuar en el espacio de una
complejidadambientalemergente,seinscribeenlabsquedadeunnuevoproyecto
libertarioparaabolirtodarelacinjerrquicaytodaformadedominacin.Msall
de estudiar los conflictos ambientales, est constituida por un conjunto de
movimientos sociales y prcticas polticas que se manifiestan dentro de un proceso
de emancipacin. La ecologa poltica se funda en un nuevo pensamiento y en una
nuevatica:unaticapolticapararenovarelsentidodelavida(Leff,2002;PNUMA
2002).

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As,dentrodelaimaginacinabolicionistayelpensamientolibertarioqueinspiraa
laecologapoltica,ladisolucindelpoderdeunaminoraprivilegiadaparasojuzgar
a las mayoras excluidas es tarea prioritaria para la ecologa poltica. La ecologa
polticadeAmricaLatinadeberserunrbolcultivadopornuestrasvidasylasde
tantos movimientos sociales que se cobijan bajo su follaje; un rbol con ramas que
enlacen diversas lenguas, una Babel donde nos comprendamos desde nuestras
diferencias, donde cada vez que alcemos el brazo para alcanzar sus frutos
degustemos el sabor de cada terruo de nuestra geografa, de cada cosecha de
nuestra historia y cada producto de nuestra invencin. De ser as, tal vez no
tardemos mucho en darle nombre propio a su savia, como esos seringueiros que se
inventaron como seres en este mundo bajo el nombre de ese rbol del que con su
ingenioextrajeronelalimentodesuscuerposyvidadesucultura.

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