Cancilleres I 4

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CANCILLERES DE MXICO

Manuel Baranda Archivo Fotogrfico de la Enciclopedia de Mxico

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MANUEL BARANDA

MANUEL BARANDA
Agustn Acevedo Carrillo

bogado de profesin y notable poltico mexicano, Manuel Baranda, cuyo nombre apenas se conoce en los anales de la historia de Mxico, fue un partidario republicano de profundas convicciones por la justicia de su pas. Abog por un Mxico libre de toda intervencin extranjera, creando las bases fundamentales para la construccin de los postulados de independencia y soberana, tesis actuales de la poltica exterior mexicana. Manuel Baranda naci a finales de 1799, en la ciudad de Guanajuato, Guanajuato; ah realiz sus estudios de jurisprudencia, pasando ms tarde al Seminario de San Idelfonso en la Ciudad de Mxico. Entre sus principales testimonios tenemos que ocup el cargo de gobernador de su estado natal; en 1843 fue electo para redactar las Bases Orgnicas de la Repblica, y del 17 de junio al 6 de diciembre de 1844, fungi como ministro de 1 Justicia e Instruccin Pblica. Una vez recuperada la Presidencia de la Repblica por el general Antonio Lpez de Santa Anna, el 14 de marzo de 1847, nombra como secretario de Relaciones Exteriores y Gobernacin a Manuel Baranda, precisamente el da 27, fecha en la cual el Ejrcito estadunidense ocupaba el puerto de Veracruz. Cabe recordar que a Manuel Baranda le correspondi vivir una de las etapas ms difciles en la historia de Mxico, esto es, el complicado entendimiento de las relaciones diplomticas entre nuestro pas y Estados Unidos. Una poca de significativa importancia en la consolidacin de la vida nacional de Mxico, la formacin de la Repblica independiente de los colonizadores europeos, y el rechazo al obstinado acoso del coloso vecino del norte. El periodo ministerial de Manuel Baranda, fue relativamente corto, const en total de dos meses veinte das: Primera etapa: del 27 de marzo al 1 de abril de 1847, cuando era presidente de la Repblioa el general Antonio Lpez de Santa Anna (cinco das).

Diccionario Porra de historia, biografa y geografa de Mxico. Mxico, Porra, 1980. 2 t. t. 1. p. 218.

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Segunda etapa: del 2 de abril al 20 de mayo de 1847, como presidente de la Repblica, se encontraba el general Pedro Mara Anaya (un mes diecinueve das). Tercera etapa: del 21 de mayo al 172 de junio de 1847, una vez ms era presidente Santa Anna (veintisis das). Momentos decisivos transcurrieron en la vida de Manuel Baranda, cuando el 2 de abril de 1847 Santa Anna, con el fin de detener a las tropas estadunidenses, plane ir a su encuentro en el trayecto de Veracruz a Puebla. Este ltimo nombr como presidente sustituto al general Pedro Mara Anaya, distinguido militar y moderado en la toma de decisiones polticas; Anaya reafirma en su cargo a Manuel Baranda, quien se vena desempeando en la Secretara de Relaciones Exteriores y Gobernacin. Manuel Baranda trabaj arduamente en el Congreso nacional buscando siempre obstaculizar el avance del ejrcito estadunidense, con el propsito de salvaguardar la integridad de la capital del pas, hacia la cual se dirigan las tropas invasoras. Baranda contaba con la cooperacin de los ingleses residentes en la Ciudad de Mxico, por lo que concibi el proyecto de hacer desertar, de las filas de los invasores, a los militares irlandeses; para sus efectos les ofreci el pago de 10 pesos, un fusil y 200 acres de tierra, a fin de que aceptaran unirse a la campaa de desercin militar. Los cambios en las estrategias de guerra del ejrcito estadunidense y el inicio de nego3 ciaciones para la pacificacin llevaron al fracaso este proyecto. Santa Anna mantuvo por algn tiempo la resistencia frente a las fuerzas estadunidenses, pero ms tarde fue derrotado en Jalapa, Veracruz en un lugar llamado Cerro Gordo, y despus de sufrir su segunda derrota en Amozoc, Tlaxcala, decidi retirarse a la Ciudad de Mxico para continuar en la Presidencia de la Repblica. Manuel Baranda, inici otro periodo de su gestin al lado de Santa Anna a partir del 20 de mayo de 1847; Pedro Mara Anaya entrega la Presidencia para continuar con sus actividades militares y forma un frente de defensa en el sur de la capital mexicana. Entre mediados de mayo y agosto de 1847, las fuerzas estadunidenses no avanzaban ms all de Puebla, lo que gener dudas en las estrategias de defensa de los militares mexicanos para defender a la Ciudad de Mxico. Por estas fechas ya era evidente un Mxico unido contra los invasores, que en su conjunto buscaba limpiarse de las injerencias externas. Adems, el ejrcito invasor enfrentaba tres problemas fundamentales:
Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano. (En lo sucesivo AHSRE). Expedientes personales de la Secretara de Relaciones Exteriores. Mxico, SRE, 1962, Legajo (Manuel Baranda), L-E-371, p. 58. 3 Vicente Riva Palacio. Mxico a travs de los siglos. Mxico, Cumbre, 1972, 5 t. t. 2. p. 223.
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1. Un alto grado de acciones de las guerrillas mexicanas entre los estados de Veracruz y Puebla haban desconcertado a las fuerzas norteamericanas. 2. La guerra de invasin era censurada en diferentes partes del mundo, incluso en Estados Unidos, por lo que el Congreso de ese pas decidi no seguir financiando ms dicha guerra. 3. Estados Unidos comision a Nicholas Trist como enviado especial para que 4 iniciara conversaciones de paz en Mxico.

En consecuencia, los problemas mencionados arriba provocaban que la guerra de invasin se prolongara obstaculizando el libre desempeo de las funciones administrativas del gobierno mexicano, como el establecimiento de las relaciones diplomticas, acuerdos comerciales, negociaciones de intercambio de toda ndole, entre otras, con cualquier pas del mundo. A Manuel Baranda le corresponde ubicarlo entre los cancilleres del siglo XIX con limitadas posibilidades en el desempeo de sus actividades diplomticas. Al enfrentar un sinnmero de dificultades para realizar las relaciones internacionales, Baranda dedic el mayor tiempo a cuidar al pas de las ambiciones de despojo territorial de los invasores. En su periodo de gestin, la comunicacin diplomtica se caracteriz por un constante envo de acuerdos tomados en el Congreso Nacional, los cuales informaban acerca de la situacin que se viva en el pas debido al desarrollo de la guerra de invasin. Entre otros documentos firmados por Manuel Baranda, tenemos que, entre el 27 y 30 de marzo de 1847, comunica a los consulados de Mxico en Espaa, Inglaterra, Suiza y Venezuela, su nombramiento frente a la Secretara de Relaciones Exteriores y Gobernacin. El 2 de abril de 1847, Manuel Baranda firm un decreto en el que se concede permiso al presidente de la Repblica, general Antonio Lpez de Santa Anna, para que pueda dejar temporalmente la Presidencia y dedicar5 se a combatir a las tropas invasoras. Con la finalidad de salvaguardar la nacionalidad de los mexicanos, el 20 de abril de 1847, Manuel Baranda firma un decreto, junto con el presidente de la Repblica, Pedro Mara Anaya, en los siguientes trminos:
Ministerio de Relaciones Interiores y Exteriores. El Excmo. Sr. Presidente sustituto se ha servido dirigirme el decreto que sigue: Pedro Mara Anaya, presidente sustituto de los Estados Unidos Mexicanos, a los habitantes de la Repblica, sabed: Que el soberano Congreso Constituyente ha decretado lo siguiente:
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Jos Mara Roa Brcena. Recuerdos de la invasin norteamericana. Mxico, 1947, v. 1. p. 20. AHSRE. Decretos de Relaciones Exteriores. Mxico, SRE, 1962. Legajo L-E-1414, p. 3, 6, 13 y 17.

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El soberano Congreso Constituyente, en el uso de los poderes con que el pueblo de la Repblica lo invisti para el sagrado objeto de salvar su nacionalidad, y fiel intrprete de la firme voluntad con que sus comits estn decididos llevar adelante la guerra que la nacin hace el gobierno de los Estados Unidos de Amrica, sin desalentarse por ningn gnero de reveses; y considerando que en estas circunstancias la primera necesidad pblica es, la de conservar un centro de unin que fija la defensa nacional, con toda la energa que demandan las circunstancias y evitar hasta el peligro de que se levante un poder revolucionario, que disuelva la Unin nacional, destruya las instituciones, consienta la desmembracin del territorio, ha venido en decretar lo que sigue: Art. l. Queda facultado el Gobierno Supremo de la Unin para dictar las providencias necesarias fin de llevar adelante la guerra, defender la nacionalidad de Repblica, y salvar la forma de gobierno republicano, popular federal, bajo la cual est constituida la nacin. Art. 2. El artculo precedente no autoriza al Ejecutivo para hacer la paz con los Estados Unidos, concluir negociacin con las potencias extranjeras, ni enajenar en todo en parte el territorio de la Repblica. Art. 3. Tampoco le faculta para celebrar contratos de colonizacin, imponer penas, ni conferir otros empleos civiles y militares, que aquellos cuyo nombramiento le est expresamente cometido por la Constitucin. Art. 4. Ser nulo y de ningn valor todo arreglo tratado que se hiciere entre el gobierno de los Estados Unidos y cualquiera autoridad que subvirtiendo el actual orden de cosas, sustituya los supremos poderes de la Unin legalmente establecidos. Art. 5. Se declara traidor todo individuo que, bien sea como particular como funcionario pblico, ya privadamente con la investidura de cualquier autoridad incompetente, de origen revolucionario, entre en tratos con el gobierno de los Estados Unidos de Amrica. Art. 6. Para el caso de que el actual Congreso se vea en la imposibilidad de continuar sus sesiones, se instalar desde luego una comisin permanente, compuesta del ms antiguo de los individuos de cada diputacin que se hallare presente. Art. 7. Esta comisin, falta del Congreso, desempear las funciones del consejo de gobierno, nombrar en caso vacante la persona que haya de desempear interinamente el Poder Ejecutivo de la Repblica; har computacin de votos en las prximas elecciones de presidente dando posesin al nombrado, y deber reunir la representacin nacional.

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Art. 8. Las facultades que confiere al gobierno el presente decreto, cesarn luego que se concluya la guerra. Dado en Mxico, a 20 de abril de 1847. Joaqun Cardoso, diputado presidente.Juan de Dios Zapata, diputado secretario.Mariano Talavera, diputado secretario. Por tanto, mando se imprima, publique, circule, y se le d el debido cumplimiento. Palacio del gobierno federal en Mxico 20 de abril de 1847.-Pedro 6 Mara Anaya.A don Manuel Baranda.

Los acuerdos diplomticos y convenios comerciales realizados a lo largo de 1847, as como los tratados territoriales y las estrategias de guerra frente al invasor, fueron firmados en su mayora por Santa Anna o por otros personajes encargados de la Presidencia de la Repblica en la poca. Manuel Baranda slo firm algunos decretos ordenados por el Congreso Nacional o por los propios presidentes, mismos que ya se han sealado. No obstante, la misin diplomtica de Baranda ha sido una aportacin para la poltica exterior de Mxico, debido a sus ideas republicanas y a su nacionalismo mexicano, que han quedado grabados en la historia de Mxi7 co, contra toda injerencia extranjera que no convenga a los mexicanos. El mismo conflicto de la guerra de invasin estadunidense, oblig a que, el 17 de junio de 1847, Manuel Baranda fuera removido de su cargo de la Secretara de Relaciones Exteriores y Gobernacin, para desempearse ms tarde como secretario del Consejo de Estado, puesto que ocup hasta 1853. No existen suficientes datos confiables que sealen con veracidad el destino final de la vida de Manuel Baranda; algunas notas consultadas, indican que el ilustre mexicano guanajuatense muri alejado de la poltica, 8 en su ciudad natal, entre 1861 y 1862. En conclusin, Manuel Baranda particip en la poltica de la generacin de mexicanos que contempl el drama de un pueblo que entrega la mitad de su territorio ante la imposicin de los triunfos estadunidenses. Baranda, lejos de aceptar la flagrante invasin de Estados Unidos, tom la firme decisin de defender el nombre de la Repblica protegiendo la nacionalidad del pueblo mexicano.

Vicente Riva Palacio. Op. cit. p. 220. Gastn Garca Cant. Las invasiones norteamericanas en Mxico. Mxico, Era, 1980. 362. p. 8 Salvador Bermdez de Castro. Relaciones diplomticas hispanomexicanas. Mxico, El Colegio de Mxico, 1970. p. 255.
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Domingo Ibarra Ramos Archivo Fotogrfico de la Enciclopedia de Mxico

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DOMINGO IBARRA RAMOS

DOMINGO IBARRA RAMOS


Irasema Franceschi Corts

1847.

omingo Ibarra, de origen coahuilense, lleg a ocupar la gubernatura del estado de Puebla en 1842 y la Cartera del Despacho de Relaciones Exteriores, bajo la regencia del general Santa Anna, en

Nacido en la ciudad de Saltillo, Coahuila, el 23 de septiembre de 1804, siempre fue un liberal convencido, que pugn en todo momento por la defensa de sus ideas y el afianzamiento de un rgimen que permitiera la expresin de las mismas. Su padre, Domingo Andrs de Ibarra, espaol de nacimiento, falleci cuando l era an un nio, dejando viuda a su esposa doa Josefa Ramos, y con varios hijos. Desde ese momento, el doctor Miguel Ramos Arizpe, to de doa Josefa, se hizo cargo de la familia. Llevado a Mxico por su to, ingres al Colegio de San Juan de Letrn, donde se instruy en el aprendizaje de la gramtica y la filosofa, para luego continuar sus estudios en Puebla, a la edad de 25 aos, en el Seminario de Ctedras de Derecho. Al concluir la prctica formal de la carrera, se recibi de abogado en el Colegio de Puebla, obteniendo el ttulo de 1 licenciado el 15 de enero de 1836. En 1839 fue nombrado asociado del Tribunal de Circuito, un ao ms tarde, sndico del Ayuntamiento y, en 1841, volvi a ocupar el cargo anterior y fue, adems, miembro de la Junta Mercantil de Puebla. El 10 de agosto de 1842, Domingo Ibarra, como miembro de la Junta de Industria de Puebla, entre otros, present al regente de la Repblica, un

Antonio Garca Cubas. Diccionario geogrfico, histrico y biogrfico de los Estados Unidos Mexicanos. Antigua Imprenta de la Escalerilla, 1896, 5 Vols., v. 3, p. 253.

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proyecto elaborado con el propsito de que se implementaran nuevas leyes 2 que favorecieran a la industria algodonera. Para finales de ese ao ya era bastante previsible la disolucin del Congreso Constituyente, dada la terrible inestabilidad que se viva en el pas. En ese momento, Domingo Ibarra formaba parte del Congreso como diputado por el estado de Puebla, y su lucha por el restablecimiento de la Federacin fue de un coraje admirable. Funga como secretario justo cuando se acord que fuera disuelto el Congreso y firm la protesta que se hizo por 3 aquellos diputados. Cuatro aos ms tarde, volvi a la Cmara de Representantes, pero ahora, por parte del departamento de Coahuila, perteneciendo a la minora liberal que empezaba a adquirir fuerza. En esta ocasin le fue asignada la vicepresidencia y el puesto de secretario, ambos cargos desempeados con gran eficacia y esmero. Fue elegido diputado por la Junta de Industria de Puebla para representarla en una Reunin General que se realiz en esa ciudad ese mismo ao. El objetivo que se persegua era el de organizar algunos aspectos relacionados con el ramo industrial. Domingo Ibarra demostr, una vez ms, su empeo por lograr el desarrollo y engrandecimiento en ese rengln de la economa. Siempre se esforz por su progreso, valindose de sus relaciones y pugnando por obtener cuanto estuviera a su alcance en ese sentido. Totalmente en desacuerdo con algunos sectores que ostentaban el poder, en 1845 y despus de haber sido nombrado individuo de la Asamblea Departamental de Puebla, cargo que no lleg a ejercer debido a la disolucin que de ese grupo hizo el general Paredes, se manifest abiertamente en contra de ste: Condena y repulsa el pronunciamiento del General Mariano Paredes que aspira establecer4 una monarqua en Mxico y que pone en peligro la existencia nacional. A partir de entonces, se incrementa en l la idea de luchar fehacientemente porque se restableciera la federacin.

Piden que el gobierno deseche la proposicin de agentes extranjeros de facilitarles prstamos a cambio de permitir la importacin de algodones e hilazas; dicen que esa concesin significara la ruina de la industria fabril protegida justamente por las leyes prohibitivas. Consideran que no se debe adoptar el sistema del libre comercio. Lucina Moreno Valle. Catlogo de la Coleccin La Fragua de la Biblioteca Nacional de Mxico: 1821-1853. Mxico, UNAM, 1975. p. 541 (923). 3 Antonio Garca Cubas. p. 253. 4 Lucina Moreno Valle. p. 592 (394).

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Al ser proclamado, el 4 de agosto, el Plan de Ciudadela, fue escogido 5 por el general Salas para desempear el cargo de gobernador de Puebla, en 1846. Su conducta en el gobierno llen las esperanzas que de l se tenan; porque al mismo tiempo que en desempeo de su deber procur establecer el nuevo orden de cosas y desarrollar los principios que se haban proclamado, sin transigir en estos puntos; moder cuanto pudo los males consiguientes a toda revolucin y cuid de los progresos del Estado, valindose de sus relaciones privadas y empleando hasta sus propios re6 cursos. Fue reelecto por el Congreso del estado y se empe en apoyar el gobierno de la unin en la defensa contra la invasin perpetrada por Estados Unidos. En esta poca, organiz la guardia nacional y la encamin a Cerro Gordo, despus de haber enviado una parte rumbo a Veracruz. Sin embargo, se le presentaron desavenencias que no pudo enfrentar y se vio obligado a renunciar, retirndose a su hacienda, de donde fue llamado por Santa Anna para ocupar la Cartera de Relaciones Exteriores. Se desempe en este cargo-desde el 18 de junio hasta el 6 de julio de 1847. En este periodo se esforz de manera encomiable por lograr la unificacin de los partidos. Corran los aos de la guerra contra Estados Unidos, la cual terminara en ese ao, con la ocupacin de la capital por parte de los ejrcitos intervencionistas. Pese a todo el afn que puso en tal empresa, las circunstancias tan controvertidas y la inestabilidad interna que se viva, lo orillaron a retirarse 7 del Ministerio, a slo 20 das de haber iniciado su gestin. De nueva cuenta, opt por abandonar Mxico e irse a su hacienda, donde permaneci casi todo el tiempo que estuvo ocupada la ciudad. El 25 de septiembre de 1847: La ciudad de Puebla sufre el sptimo sitio, estando dentro las tropas invasoras americanas al mando del general Tom Childs, atacando al general Antonio 8Lpez de Santa Anna. Termin este sitio el 13 de octubre del propio ao. Asimismo, el 19 de octubre las tropas estadunidenses atacaron Atlixco y bombardearon la ciudad. En noCiriaco Conde. Diccionario general de Puebla. Puebla, Mxico, Centro de Estudios Histricos de Puebla, Grupo Literario Bohemia Poblana, 1958. v. 3. f-9578. XIX-12. 6 Antonio Garca Cubas, v. 3, p. 254. 7 Secretara de Relaciones Exteriores. Funcionarios de la Secretara de Relaciones Exteriores desde el ao de 1821 a 1940. Mxico. SRE, 1940. p. 59-60. 8 Ciriaco Conde. v. 3. f-8370- VII-18/70.
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viembre 17, Joaqun Rea y el padre Jarauta, en esta ocasin, derrotaron a los invasores, encabezados por Lyton, en los Cerros de Galarza, cerca de 9 la poblacin de Izcar. De ese ao data un documento fechado el 10 de febrero, en el que el gobernador del estado, general Domingo Ibarra, firma el Decreto del Congreso del Estado, por el que declara Benemrito del Estado al coronel 10 don Esteban de Antuano. Concluida la guerra con el Tratado Guadalupe Hidalgo, el 2 de febrero de 1848, un mes despus, Ibarra fue nombrado senador suplente por Puebla y, en mayo, senador propietario del tercio de eleccin de los Supremos Poderes. En la Cmara de Senadores fue presidente y desempe varias comisiones. Otro documento de esa fecha, relativo al arreglo de la deuda interior mexicana, tiene la firma de Ibarra, junto con la de otros funciona11 rios del gobierno. De este periodo, posterior a la guerra, se encontraron varios documentos, que mencionan algunas de las medidas asumidas por el rgimen, con el propsito de organizar al pas, desde distintos aspectos. Ibarra, como miembro de la Cmara de Senadores, hubo de participar en la elaboracin y emisin de varias de estas disposiciones. Entre stas, se encontr una ley del 24 de noviembre de 1849, donde se habla de la reduccin de los impuestos y se toma la decisin de destinar las dos terceras partes de los mismos para todos los gastos de guerra y la tercera parte restante, para los Ministerios de Relaciones Exteriores e Interiores, de Justicia y de Hacienda; al mismo tiempo se autoriz al gobierno para cubrir la parte 12 faltante de esa cantidad con el dinero de la indemnizacin estadunidense. En 1855, el gobernador del estado de Puebla, Domingo Ibarra, cambi el ttulo de El Boletn Oficial por el de La Razn; mantenindose esta me13 dida, nicamente hasta el sbado 12 de enero de 1856.

Idem. f-8890. XIX-12 y f-9524. XXIV-47/319. Ciriaco Conde. v. 2. F-2750. XIX-12. 11 Decreto 14/VI/48; la ley del 24/XI/49 sobre la reduccin de los gastos de la administracin pblica a 500,000 p/m; Dictamen sobre arreglo de la deuda interior; Decreto del 19/02/1850; Reglamento de 4/03/50; Ley 30/11/50; Reglamento de la Junta Directa de Crdito Pblico. Lucina Moreno Valle. p. 796 (469). 12 Idem. p. 717. (1587.) 13 Ciriaco Conde. v. 3. f-8632. VII-35/301.
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Invariable en sus ideas de unin de los partidos trabaj sin cesar en tan til proyecto, que tal vez sin su muerte hubiera producido un resultado favorable. Quiz hubiera contribuido a renovar obstculos que despus fueron eminentemente perjudiciales. Firmeza y profundidad en sus convicciones, constancia y completo desinters en sostenerlos, y franqueza y lealtad en su conducta. Como hombre pblico fue digno de respeto y admiracin: de inteligencia clara, 14 juicio recto, de una actividad poco comn y de una honradez intachable.

Este insigne prcer muere vctima del clera, el 19 de julio de 1850. Su cadver fue conducido a la hacienda de Tetla y sepultado en la capilla.

La estructura socioeconmica en el siglo XIX* A principios del siglo XIX el ilustre cientfico alemn Alejandro von Humboldt viaj a la Nueva Espaa, y contribuy a la difusin de la idea de que Mxico era un pas inmensamente rico. Sin embargo, la larga guerra de Independencia acab con la prosperidad econmica del antiguo virreinato, y la riqueza mexicana se convirti en una leyenda. As, con la presencia de personas y programas de gobierno opuestos entre s, el pas se vea inmerso en una situacin que se iba agravando cada vez ms, pero el pueblo de Mxico continuaba con vigor la tarea de formar 15 un firme y complejo Estado mexicano. En vsperas del inicio de la segunda mitad del siglo, todava se viva la carencia en muchos rubros, como es el caso de las vas de comunicacin que por consecuencia limitaban la agricultura. En aquel entonces la poblacin nacional se estimaba entre 7 y 8 000 000 de habitantes. Slo seis estados de la Repblica se hallaban por arriba del medio milln (Guanajuato, Jalisco, Mxico, Oaxaca, Puebla y Yucatn, y el de Mxico apenas se acercaba al milln.) Cabe mencionar que la estructura piramidal de la sociedad colonial subsista con ligeros cambios: clero, milicia y terratenientes estaban en la cspide de la pirmide social sostenida principalmente por la masa de trabajadores del campo.
Antonio Garca Cubas. v. 3, p. 254. Nota del editor. 15 Patricia Galeana. Monarqua o repblica?: 1855-1867. Mxico y su historia. Mxico, Uthea, 1984. t. 7, p. 875.
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La situacin industrial presentaba un panorama ms precario que el agrcola. En lugar de industrias en forma real se encontraban talleres artesanales. La minera, sin duda el rea ms importante de la economa mexicana, se encontraba en manos de extranjeros (ingleses, franceses y alemanes) y la legislacin atrasada, as como la tecnologa obsoleta, no permitan su expansin. El comercio era la actividad que procurara un progreso lento y la formacin de capitales. Es por ello que los comerciantes fueron la clase ms adinerada del pas.
Con la Independencia Nacional, la Iglesia haba logrado su propia emancipacin del Regio Patronato. Adems, al alimentar de caudillos la insurgencia e intervenir directamente en la consumacin del movimiento, su fuerza poltica se vio agigantada. Por otra parte, era la nica institucin organizada que exista en medio de la anarqua del pas y para mantener su influencia limit la de Es16 tados Unidos, por temor a una invasin protestante.

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Ibidem. p. 879.

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BIBLIOGRAFA

Conde, Ciriaco. Diccionario general de Puebla. Centro de Estudios Histricos de Puebla, Grupo Literario Bohemia Poblana, Puebla, 1958. 3. Vol. Galeana, Patricia. Monarqua o repblica?: 1855-1867. Mxico y su historia. Mxico, Uteha, 1984. t. 7. Garca Cubas, Antonio. Diccionario geogrfico, histrico y biogrfico de los Estados Unidos Mexicanos. Mxico, Antigua Imprenta de la Escalerilla, 1896. 5 Vol. Moreno Valle, Lucina. Catlogo de la Coleccin Lafragua de la Biblioteca Nacional de Mxico: 1821-1853, Mxico, UNAM, 1975. Secretara de Relaciones Exteriores. Funcionarios de la Secretara de Relaciones Exteriores desde el ao de 1821 a 1940. Mxico, SRE, 1940.

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Jos Ramn Pacheco Archivo Fotogrfico de la Enciclopedia de Mxico

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JOS RAMN PACHECO

JOS RAMN PACHECO


Mara Cristina Rueda Palma

on Jos Ramn Pacheco naci en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el 4 de agosto de 1805. Se gradu de 1 abogado y en su estado natal hizo algunos trabajos por su cuenta. Entre otras cosas, tradujo un suplemento del peridico cientfico de Edimburgo, sobre grandes descubrimientos astronmicos hechos en Cabo de Buena Esperanza por sir 2 Juan Herschell. En un artculo periodstico hizo una parodia de las revoluciones latinoamericanas y argument que su esencia radica en la ambi3 cin de unos cuantos patriotas por obtener el poder. En 1833, don Jos Ramn fue profesor de economa poltica y antiguos mexicanos en el Instituto de Ciencias y de Artes de Jalisco; asimismo, fue miembro correspondiente a la Sociedad Frenolgica de Pars; cnsul mexicano en Bordeaux. Pacheco escriba para desvanecer falsas ideas que se tenan sobre Mxico; proporcionaba datos de la posicin geogrfica, la divisin poltica, poblacin, golfos, bahas, cabos, islas, montaas, ros, lagos, as como un bosquejo histrico, y referencias de la religin, el Ejrcito, la industria, el clima, adems de la civilizacin, costumbres y descrip4 cin de la Ciudad de Mxico. Tambin, en julio de 1834, escribi un libro que se llam La cuestin del da o nuestros males y sus remedios, en l critica la actitud de Gmez Pedraza, quien renunci a sus derechos legtimos sobre la Presidencia, permitiendo que la ilegalidad se sentara como derecho y que la nica ley reconocida fuera la del pronunciamiento. Con respecto a la administracin de Gmez Faras, la cual contrariaba el sentir general de la nacin, dice que el sistema federal no ha funcionado porque se sustent sobre bases monrquicas.

Juan Manuel Torrea. 135 aos de labor diplomtica al servicio de Mxico. Funcionarios de la Secretara de Relaciones: 1821-1956. p. 57. 2 Lucina Moreno Valle. Catlogo de la coleccin Lafragua. Mxico, Instituto de Investigaciones Bibliogrficas, UNAM. Ref. 3387. 3 Idem. Ref. 3388. 4 Idem. Ref. 3223.

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Consideraba que Santa Anna no deba variar el sistema, sino reforzarlo para que fuera efectivo. De igual forma propona algunas reformas para la Constitucin de 1824. Escribi la segunda parte de su libro, fechado y firmado en Guadalajara el 17 de noviembre de 1834, en l sealaba y analizaba los errores de la administracin pblica de Jalisco y los que se cometan en el resto de la Repblica, sostena que el sistema federal no produjo el bien que se esperaba debido a la incapacidad de los funcionarios y legisladores y, sobre todo, por el desprecio a las leyes en favor de intereses particulares; asimismo, propona que todos se sujetaran a una nueva organizacin y5 que por defectuosa que fuera contribuyera al restablecimiento de las leyes. Para 1835, Pacheco escribi un artculo sobre la importancia e influjo de una disciplina que llamaba frenologa; sobre la cual habra una suscripcin para publicar un compendio analtico de este sistema, tratando de descubrir a los individuos en sus caracteres y funciones. El presidente general don Jos Joaqun Herrera le solicit un panegrico de Iturbide; as, Pacheco describe la solemnidad fnebre con que se honraron las cenizas del hroe de Iguala, don Agustn de Iturbide, en octubre de 6 1838. Adems, don Jos Ramn Pacheco, escribi un artculo intitulado El testamento del ao 1839. Aqu criticaba la conducta del Congreso y del gobierno durante la guerra con Francia y desaprobaba el Tratado de Paz; tambin censuraba en forma acerba los gobiernos de Anastasio Bustamante y de don Antonio Lpez de Santa Anna y ridiculizaba a los diputados y senadores del Congreso. En 1840 juzga los proyectos de monarqua y culpa de los males de la nacin al centralismo, satirizando las disposiciones del Ministerio y del Congreso. Para 1841 don Jos Ramn Pacheco era miembro de la Junta de Representantes de los Departamentos as como de varias sociedades cientficas y literarias, nacionales y extranjeras. Como tal, pronuncia7 una oracin cvica en la Cmara de Diputados de Mxico el 27 de octubre. Del 27 de agosto al 26 de octubre de 1846, Pacheco fue ministro de Justicia y Negocios Eclesisticos. Dentro de sus funciones, consideraba que en un Sistema libre todo ciudadano debera disfrutar de la libertad que le dan las leyes comunes para renunciar a lo que est instruido a su favor. Por
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Idem. Ref. 3223, 3224. Idem. Ref. 3386, 5641. 7 Idem. Ref. 3824, 3964, 4130 y 4129.

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lo que exiga que los ciudadanos, antes de emprender un pleito civil o criminal sobre injurias, deban recurrir a los buenos oficios. Don Jos Ramn abogaba tambin por el rgimen de un sistema establecido por los pueblos, con base en la idea de que deseaban y tenan derecho a disfrutar de los bienes que otorgaba el sistema de los principios liberales. Asimismo, opinaba que la administracin de justicia no era un medio, sino uno de los fines de la asociacin poltica de los hombres, y que sta se alcanzaba mejor con medidas parciales que fueran reformando las instituciones; y tema que, escribiendo planes y cdigos, cuyas dificultades haran que en medio de prioridades nacionales de otro gnero ni se dieran stos ni se tomaran aqullos, la sociedad estuviera, entretanto, privada de su beneficio. Tambin consideraba que para la imparcial administracin de justicia era indispensable la independencia de los jueces del influjo mediato o inmediato de todo poder extrao; igualmente afirmaba que la sociedad no requera para asegurar sus derechos, sino magistrados que no tuvieran nada que esperar ni que temer de nadie, de tal manera que no hubiera nada que influyera en su nimo al momento de fallar sobre la honra, la vida o la hacienda de sus ciudadanos. Los distintivos que la ley haba decretado para algunos funcionarios no deban tener por objeto lisonjear su vanidad, ni vulnerar con ellos la igualdad con sus conciudadanos, sino reforzar su obligacin de conservar o res8 tablecer el orden pblico. Pacheco fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores del 7 de julio al 16 de septiembre de 1847, siendo presidente interino don Antonio Lpez de Santa Anna. Como tal, le toc resolver muchos problemas con motivo de la invasin norteamericana. Desde los aos treinta del siglo pasado, Texas fue un pretexto para iniciar hostilidades. Mxico protest ante su anexin por parte de Estados Unidos e intent defender las fronteras que quedaron desprotegidas tras la prdida de Texas, sin medios para evitar la expansin norteamericana que sigui avanzando. Estados Unidos reparti armas a los texanos rebelados y avanz fronteras adentro para que Mxico respondiera militarmente y as justificar la invasin, provocando la guerra en el interior del pas, a fin de apoderarse de una mayor parte de nuestro territorio.

Mxico, Archivo de la Secretara de Relaciones Exteriores (En lo sucesivo AHSRE). Coleccin de Leyes y Decretos, de la Secretara de Justicia y Negocios Eclesisticos. 1839-1849. t. 3. f. 352-357.

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Otra supuesta causa del conflicto por daos y perjuicios fueron las reclamaciones por parte de ciudadanos norteamericanos que el gobierno mexicano no haba atendido. A estas reclamaciones se agregaron las de los pasteleros franceses en 1838, quienes reclamaban 1000 pesos a su favor. Otro pretexto esgrimido fue la mutua obligacin de resguardar las fronteras entre ambos pases contra las incursiones de los indios brbaros. Con estos argumentos Estados Unidos inici la guerra al romper las relaciones entre ambos pases. El gobierno estadunidense propuso al gobierno de la Repblica Mexicana mandar un comisionado para discutir la manera de terminar en forma amistosa las diferencias que interrumpieron las relaciones que existan entre ambos pases. La nacin exigi al general Santa Anna defender su territorio frente a la invasin norteamericana, claro ejemplo de la opresin injustificable del poderoso frente al dbil, y expresin de su doctrina expansionista del Destino Manifiesto. Frente a esta injusta guerra, Jos Ramn Pacheco, en su carcter de ministro de Relaciones Exteriores y todava, admirando, de alguna manera, la actitud del general Santa Anna, sealaba que este ltimo haba respondido:
...a este llamado de su patria y a los votos de su corazn, y ha llevado al Ejrcito ms all del desierto a vencer al enemigo, se ha valido en persona, ha pasado de un extremo a otro de la Repblica para pelear tambin en persona en el oriente, ha formado tres ejrcitos, uno tras otro, y est dispuesto a defender 9 hasta el ltimo trance a la capital.

Ante la invasin norteamericana, Pacheco tom una actitud que fue de acentuado nacionalismo. Manifest al Congreso en su nota del 16 de julio de 1847, la necesidad de que este cuerpo tomara una resolucin definitiva, rechazando la idea de abrir las negociaciones o de dar facultades extraordinarias al Ejecutivo para obrar por s en materia tan delicada. Sin embargo, el Congreso, de acuerdo con el ministro o sin l, dio carpetazo a su nota y dej dormir indefinidamente el asunto. A fines de ese mes, la poltica de nuestro gobierno se encaminaba a buscar la paz, pero con la esperanza de que despus Mxico obtendra alguna ventaja en la guerra, la cual salvara el honor nacional comprometido por las derrotas sufridas hasta entonces, y disminuira las pretensiones del invasor. Consecuente con dicha idea, el gobierno haba estado reunien9

AHSRE. L-E 1090, f. 223-234.

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do todos los elementos con que contaba para la defensa de la capital y fomentando al mismo tiempo guerrillas en el trayecto de Veracruz a Puebla a fin de impedir o entorpecer la llegada de refuerzos al enemigo. La parte secreta de las negociaciones iniciadas en Puebla, consisti, segn Ripley, en que los agentes privados del general Santa Anna manifestaron en forma confidencial al seor Trist, representante de Estados Unidos, que nuestro caudillo solicitaba a los invasores 1 000 000 de pesos para arreglar el establecimiento de la paz y la conclusin del tratado, a buena cuenta de cuya cantidad tendra que entregar 10 000 pesos de inmediato. Bajo esta condicin el mismo Santa Anna procedera al nombramiento de comisionados mexicanos que daran principio a las negociaciones oficiales. Los agentes secretos hablaron de la necesidad que habra de aportar los fondos que peda Santa Anna para vencer las resistencias, principalmente en el Congreso, donde el Ejecutivo no contaba con la mayora de votos en favor de la paz. Trist comunic tan delicado asunto a Scott y ste a Pillow, quien era de gran importancia en el partido demcrata, ms que nada por su amistad con el presidente Polk. El general Scott se inclin por admitir la propuesta. Pillow la objetaba ya que reprobaba el cohecho, el cual supuestamente no podra contar con el apoyo del pueblo norteamericano. Scott replic que a fin de cuentas no era responsable por tal delito porque el que lo solicitaba, era el mismo a quien se iba a entregar el dinero, lo que mostraba que ya estaba corrompido de antemano. Adems, el gobierno estadunidense haba autorizado el gasto secreto de 5 000 000 de pesos para el arreglo de la cuestin de lmites en el noroeste. Por otro lado, acostumbraban hacer regalos a los jefes de las tribus indgenas y de berbera, que no era otra cosa que cohechos. Tambin se cuestion la forma en que se justificaron como presupuesto los 3 000 000 asignados para la conclusin de la paz con Mxico, cuya inversin requera comprobantes sujetos a la publicidad si lo exiga el Congreso de Estados Unidos. En respuesta, Scott manifest que la erogacin se efectuara con cargo de los departamentos o secciones del Ejrcito y que l estaba dispuesto a asumir toda la responsabilidad y a dar explicaciones ante la comisin de investigacin que el Congreso nombrara para 10 tal caso. Adems, Estados Unidos tena el proyecto de quedarse con la mayor parte del resto de nuestro territorio: Texas, Coahuila, Chihuahua y Sonora, as como ambas californias. Aparte de esto, pretenda que se hiciesen concesiones al gobierno y los ciudadanos norteamericanos de libre trnsito de
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Jos M. Roa Brcena. Recuerdos de la invasin norteamericana: 1847-1848. t. 1. p. 538-541.

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sus mercancas y las nacionales por el Istmo de Tehuantepec; quedando as, en cierto modo, el lado sur controlado o amagado por el enemigo, situacin que antes slo tenamos en el norte. En compensacin Estados Unidos desistira de toda reclamacin de gastos de guerra, cubrira la cantidad de dinero que se estipulase y pagara las reclamaciones de sus ciudadanos contra Mxico. Sobre estos puntos, los ms graves y trascendentales del proyecto, no poda estar de acuerdo el gobierno mexicano. Las instrucciones que dio Pacheco a sus comisionados fueron que:
Se negasen a tratar de otra seccin que no estuviese limitada a Texas, an as, slo en el caso en que los Estados Unidos aceptaran pagar los terrenos al precio sealado por el gobierno mexicano para esa clase de enajenaciones. En cuanto al libre trnsito por Tehuantepec, deba negarse en lo absoluto toda concesin. Se estimaba que tampoco deba acceder a la pretensin de Trist de que se eximiera de todo derecho a las mercancas americanas introducidas en nuestro puerto durante la guerra; siendo como lo era, injusta y atentatoria, y slo fundada en el abuso de la fuerza; los comisionados deban hacer valer que el derecho de Mxico era exigir que los Estados Unidos retirasen, desde luego, sus fuerzas de mar y tierra, devolviesen todo el material de guerra de que se haban apoderado y se obligasen a indemnizar ampliamente a nuestros ciudadanos de 11 los perjuicios atroces de la invasin.

El Ministerio formado por Pacheco, Romero, Alcorta y Rondero, resolvi en fin, de manera muy idealista, que la base general a que se ajustara la comisin fuese ...tratar la paz como si hubiese triunfado Mxico, y como 12 quien puede todava llevar adelante la guerra con ventaja. Sin embargo, Tales instrucciones que acusaban tanta dignidad y orgullo, si se quiere, como poco conocimiento diplomtico, no parecieron aceptables ni a nuestros comisionados, quienes el mismo da 3013de agosto en que se les comunic la disposicin, respondieron al oficio. De igual forma declaraban: Creemos que nuestro deber es manifestar, desde luego, al Supremo Gobierno con la franqueza de hombres de bien, que sobre las dichas bases o instrucciones nos es imposible encargarnos de la negociacin porque nos 14 encontramos sin la capacidad necesaria para ejecutarlo como es debido.

11 12

Mxico a travs de los siglos. Dcima novena ed. Mxico, Cumbre, 1983, t. 8. p. 247-248. Idem. 13 Idem. 14 Idem.

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El 31 de agosto de 1847 Pacheco les inform que se haba convenido en ampliar sus instrucciones, pidindoles, sin embargo, que se ajustasen a ellas en lo posible, segn el inters del pas y lo que su patriotismo e ilustracin les aconsejase. En reuniones del 1 y 2 de septiembre de las conferencias de paz entre Mxico y Estados Unidos, tratronse en larga aunque sosegada discusin, los puntos capitales del proyecto; la comisin negociadora inform de su resultado al gobierno:
El seor Trist se mostr resuelto a abandonar su primera pretensin sobre la Baja California y sobre la parte de la Alta para que aqulla pueda comunicarse por tierra con Sonora. Ofreci que si no quedaba otro punto de diferencia para concluir la paz, que lo relativo al territorio que se prolonga entre el Bravo y el Nueces consultara sobre l a su Gobierno, con alguna esperanza de buen xito, si bien este paso deba ocasionar una demora de cuarenta y tantos das en la negociacin de Nuevo Mxico; por nuestra parte era condicin de que no poda separarse ni an someterse a nueva consulta en Washington, por la plena certeza que tena de que su Gobierno lo considera como condicin sine qua non de la paz. Los otros puntos que se tocan en el proyecto nos parecieron allanables adoptndose trminos de acomodamiento por ambas partes: tal a lo menos, fue 15 el juicio que nos formamos en las conferencias.

El gobierno, en nota firmada por Pacheco el 5 de septiembre, avis a la comisin que no desistiendo el seor Trist de sus pretensiones sobre la cesin de territorio, que nada tenan que ver con el de Texas pretexto de la guerra, no se dejaba a Mxico otra salida para salvar la humillacin que se le impona, que resolverse a continuar la guerra con todas sus consecuencias de las que ante Dios y ante el mundo Estados Unidos sera el responsable. El Ministerio autoriz a la comisin para que presentase a Trist un contraproyecto que conservaba todo lo propuesto por ste, con las variantes y adiciones estipuladas que favorecan a Mxico: El contraproyecto acompaaba una nota, la cual, expona con templanza, claridad y precisin la cuestin de guerra y los posibles medios de paz. En dicha nota los comisionados: Bernardo Couto, Jos Joaqun Herrera, Ignacio Mora y Villamil y Miguel Atristrain, manifestaban a Nicols Trist en relacin al artculo 4o. de su proyecto, que Mxico no poda ceder la zona que queda entre el margen izquierdo del Bravo y derecho del Nueces, por la sencilla razn de que este territorio jams haba pertenecido al esta15

Idem.

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do de Texas; adems, argumentaban que esta zona a espaldas del Bravo formaba la frontera natural de Mxico tanto en el orden militar como en el comercio, por lo que ningn pueblo debera consentir en abandonar sus fronteras. Por otra parte, Mxico se comprometa a no fundar nuevas poblaciones, ni establecer colonias en el espacio intermedio entre los dos ros. Con respecto al artculo octavo en el cual Estados Unidos propona la concesin a favor de los ciudadanos norteamericanos de un libre paso por el Istmo de Tehuantepec a travs del Mar del Sur, los comisionados indicaban que esta concesin ya haba sido otorgada a un particular, por lo cual Mxico no poda disponer de esos derechos. Al final de la nota los comisionados advertan que la obra buena y saludable de la paz, no podra llevarse al feliz trmino si cada una de las partes contendientes no se resolvan a abandonar alguna de sus pretensiones originales16 y que slo de esa manera se podra apagar la llama asoladora de la guerra. Una vez presentado el contraproyecto durante la quinta y ltima conferencia del 16 de septiembre de 1847, Trist lo consider inadmisible y, en consecuencia, dio por terminadas las negociaciones. En nota del 5 de septiembre, Pacheco insisti en manifestar a Trist lo injusto de las pretensiones del gobierno estadunidense, y le deca que el gobierno de Mxico no comprenda cmo se podan exigir estos humillantes sacrificios como condicin para hacer la paz, despus de que ese gobierno haba prometido que sta sera equitativa y honrosa. Asimismo, Pacheco cuestionaba al gobierno norteamericano si su derecho era el de la fuerza, deca tener bastante para apoderarse del territorio, deca querer comprar, cmo poda de buena fe llamar equitativo y honrado al hecho de haber invadido al territorio mexicano asolando las ciudades y matando a nuestros conciudadanos que en nada le haban ofendido, para despus venir a la capital a que se le vendiera por la fuerza. Finalmente, don Jos Ramn deca que en Nuevo Mxico y en las pocas leguas que mediaban entre la derecha del Nueces y la izquierda del Bravo, estaba la paz o la guerra y que, si el comisionado de Estados Unidos no dejaba al gobierno mexicano ms alternativa que la cesin o su muerte, era absurda la negociacin. Acusaba a Estados Unidos de haber hecho su eleccin al preferir la violencia o nuestra humillacin, por 17 lo que ellos seran responsables de sus acciones ante Dios y ante el mundo.
16 17

AHSRE. C-1-2-19(I) f. 84, 87. Idem. f. 8183.

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Las negociaciones con el gobierno norteamericano fueron muy difciles, por lo que nuestro personaje se mantuvo entre el acoso y las pretensiones del vencedor, que impuso sus condiciones por la fuerza ms no por el derecho. No obstante de que el panorama era adverso para Mxico, Pacheco defendi en todo momento la soberana del pas, con una accin nacionalista muy destacada, trat por todos los medios disponibles de frenar las pretensiones territoriales de Estados Unidos, de tal manera que el pas aceptara las menores prdidas posibles. Pero la situacin poltica no permiti sostener dicha posicin, ya que el territorio estaba invadido y los agresores con todas las cartas en las manos; a ello se aunaba la inestabilidad interna que ofreca un frente muy dbil ante el enemigo. La misin de Jos Ramn Pacheco como ministro de Relaciones Exteriores no poda prolongarse ms, vindose en la necesidad de renunciar a escasos meses de su nombramiento. El 2 de noviembre de 1847 don Jos Ramn Pacheco expuso al diputado don Mariano Otero y al excelentsimo seor gobernador de Jalisco, hacerca de las conferencias sostenidas en agosto y septiembre con el comisionado de Estados Unidos. Refut las afirmaciones de Otero en el sentido de que el gobierno admitira una paz vergonzosa. An defendi a Santa Anna del ataque velado y posteriormente abierto por parte de Mariano Otero. En febrero de 1848 en la Ciudad de Mxico, Otero opin que la poltica y el gobierno de Santa Anna eran responsables de la situacin desesperada de la nacin; censur que se hubiera concertado la paz en los momentos ms desfavorables para Mxico y el haber otorgado concesiones excesivas y ruinosas para el pas. Les record que haban faltado a sus promesas de no hablar de paz mientras el ejrcito estadunidense estuviera en territorio nacional. Al ao siguiente, teniendo el cargo de vicepresidente de la Cmara de Diputados, don Jos Ramn Pacheco particip en las18discusiones sobre la reduccin de los gastos de la Administracin Pblica. El 18 de abril de 1853 fue nombrado enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Mxico en Francia durante el gobierno de Napolen III. Asimismo, como agente confidencial ante los gobiernos de Pars y Londres de 1862 a 1865, se aboc a la tarea de reanudar relaciones con la nacin francesa. Jos Ramn Pacheco muri cuando ocupaba aquel 19 cargo.

Lucina Moreno Valle. Catlogo de la Coleccin Lafragua. Mxico, Instituto de Investigaciones Bibliogrficas, UNAM. Ref. 5211, 5409, 5544. 19 Diccionario Porra de historia, biografa y geografa de Mxico. 4a. ed. Mxico, Porra, 1976. p. 1552.

18

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Manuel de la Pea y Pea leo/tela 98 X 74 cm Annimo, s. XIX Galera de Cancilleres Claustro de Tlatelolco, SRE

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Juan Carlos Mendoza Snchez*

uiz ningn mexicano a lo largo de la vida independiente de nuestra patria haya tenido sobre su espalda y sobre su conciencia una responsabilidad mayor que la enfrentada por Manuel de la Pea y Pea. A este ilustre y prestigiado patriota correspondi guiar los destinos de la nacin mexicana en el momento ms difcil de toda su historia, el de la guerra con Estados Unidos.
Desde su Independencia, Mxico vivi bajo la amenaza de las potencias extranjeras, primero de Espaa, despus de Francia y de Estados Unidos. La invasin norteamericana fue evidentemente la tragedia ms grande que vivi el 1 pas.

Nacido en Tacuba, Distrito Federal, el 10 de marzo de 1789, Manuel de la Pea y Pea mostrara desde temprana edad sus aptitudes intelectuales. Una vez terminada su educacin primaria, como alumno externo del Tridentino Seminario obtuvo las mejores calificaciones y varios premios en 2 las ctedras de gramtica, retrica, filosofa y jurisprudencia civil. Su vocacin innata en la carrera jurdica quedara probada rpidamente despus de obtener su ttulo de abogado el 16 de diciembre de 1811. La destacada actuacin en su profesin le vali el nombramiento de sndico del Ayuntamiento de Mxico en 1813 y posteriormente su traslado a la audiencia de Quito por disposicin del rey, donde fue condecorado con una toga. Una vez consumada la Independencia mexicana, Manuel de la Pea y Pea se incorpor como servidor del naciente gobierno desempendose
* Agradezco a Javier Caldern su colaboracin en la revisin de los archivos del Acervo Histrico Diplomtico. 1 Patricia Galeana. Mxico y el mundo. Historia de sus relaciones con el exterior. t. 3. p. 16. 2 Manuel Rivera Cambas. Los gobernantes de Mxico. t. 5. p. 253.

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como fiscal de lo criminal y lo civil, as como consejero de Estado. El 18 de mayo de 1822, la Primera Secretara de Estado, Seccin de Estado, emiti un comunicado en el cual se nombraba a Manuel de la Pea y Pea Ministro Plenipotenciario cerca del gobierno de la Repblica de Colom3 bia y otros puntos de la Amrica Meridional. De la Pea y Pea deba, por rdenes de su alteza serensima (Iturbide), marchar en cumplimiento de este encargo a la brevedad posible, cesando las funciones de magistrado que desempeaba en ese momento. La notificacin oficial de su nombramiento le fue comunicada por el licenciado Juan Quintero el 17 de octubre de 1822; al respecto deca: Su magestad (sic) el emperador ha nombrado a usted Secretario de la Legacin de este Imperio cerca del Gobierno de 4 Colombia. El comunicado anunciaba que la salida estaba prxima. Cinco das ms tarde, Manuel de la Pea y Pea reciba un segundo comunicado: Su magestad (sic) el Emperador se ha servido nombrar a Vuestra Seora para Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Imperio, cerca del Gobierno de la Repblica de Colombia [...] su salida deber ser lo 5 ms pronto posible. La recomendacin de trasladarse a Colombia a la mayor brevedad tena una explicacin: las amenazas de reconquista por parte de Espaa llevaban a los dos pases a buscar una alianza de defensa mutua ante la ex metrpoli. El primer tratado internacional que firmara 6 Mxico, sera precisamente con Colombia en 1823, su objetivo fue en efecto una alianza para asistirse mutuamente en caso de ataque por parte de Espaa o de cualquier otra potencia. De la Pea y Pea tena instrucciones de trasladarse a Veracruz donde debera embarcarse para Colombia. El 18 de diciembre de 1822, desde Jalapa, Jos Garantes informaba al secretario de Estado y del Despacho de Justicia y Negocios Eclesisticos, que tomaba nota sobre la orden del emperador para que Manuel de la Pea y Pea fuera trasladado a Colombia en un buque de guerra para su mayor seguridad. El retraso en los preparativos para este viaje coincidi con el derrocamiento del Imperio y la proclamacin de la Repblica, quedando sin efecto su nombramiento de ministro plenipotenciario en aquel pas, pero el Poder Ejecutivo de la Repblica lo reinstal en la Audiencia territorial de Mxico.
Manuel de la Pea y Pea. Su expediente personal. Mxico, Secretara de relaciones exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano. (En lo sucesivo AHSRE). Legajo 4/139(55) 823/1. 4 Ibid. 5 Ibid. 6 Senado de la Repblica. Tratados ratificados y convenios ejecutivos celebrados por Mxico: 1823-1883. t. 1. p. 13.
3

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Al formarse la Suprema Corte de conformidad con la Constitucin Federal, fue designado magistrado el 25 de diciembre de 1824 mediante el 7 voto de la mayora absoluta de los estados. Esta actividad de magistrado de la Suprema Corte, habra de desempearla hasta su muerte con pequeos intervalos, debido a sus actividades como ministro del Interior, senador, canciller y presidente de la Repblica. Como magistrado de la suprema Corte, de la Pea y Pea prest innumerables servicios a la patria. As, adems de fungir como catedrtico de derecho pblico en la Universidad, fue responsable de la elaboracin del Cdigo Civil y de procedimientos civiles, asimismo, fue miembro de la Junta Nacional Legislativa que elabor las Bases Orgnicas en 1843, en las cuales se busc conciliar los intereses del pasado con las aspiraciones del porvenir. El 22 de abril de 1837, la secretara del Congreso General informaba que en reunin secreta haba tenido a bien conceder licencia a Manuel de la Pea y Pea, ministro de la Suprema Corte para que el gobierno lo 8 pudiera ocupar en una comisin importante del servicio pblico, esta era la de ministro del Interior en el gobierno de Anastasio Bustamante, puesto que desempe del 27 de abril al 24 de octubre de 1837. Su primera actuacin como canciller de Mxico fue realmente muy breve, pues slo fungi en este cargo cuatro meses (del 14 de agosto al 13 de diciembre de 1945) durante el gobierno del presidente Jos Joaqun de Herrera. Inmediatamente despus de que tom posesin como ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, el 14 de agosto escribi una circular a las agencias mexicanas en el exterior (Londres, Roma, Francia, Burdeos, Espaa, La Habana, Centroamrica y Liverpool) en la cual les informaba 9 que a partir de ese da desempeaba el cargo de canciller. Una segunda circular la dirigi a las Agencias Diplomticas y Consulares acreditadas en Mxico. El 19 de agosto de 1845, Salvador Bermdez de Castro, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Espaa en Mxico, dirigi una nota diplomtica de felicitacin a Manuel de la Pea y Pea por su designacin como ministro de Relaciones Exteriores y Gobernacin, ade-

7 8

M. Rivera Cambas. Op. cit. p. 257. AHSRE. Manuel de la Pea y Pea. Su expediente personal. Legajo H/131 822/7. 9 Ibid.

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ms, le reiteraba el apoyo por parte del gobierno espaol y sealaba el buen 10 estado que guardaban las relaciones diplomticas entre ambos pases. El seor De la Pea y Pea actu tambin como ministro plenipotenciario, en octubre de 1845, para ajustar con el enviado de Espaa un tratado 11 sobre extradicin de criminales. Siendo canciller, De la Pea y Pea coincida plenamente con el presidente Jos Joaqun de Herrera en que lo ms conveniente para el pas era seguir una poltica exterior que condujera a la paz con Estados Unidos. El 1 de marzo de 1845, el Congreso estadunidense aprob una resolucin que permita la agregacin (as se le nombr a la anexin) de Texas a la Unin. El da 6, en protesta, Juan Nepomuceno Almonte, ministro 12 mexicano en Washington, pidi sus pasaportes. En noviembre de 1845, De la Pea y Pea en su papel de canciller envi una circular a los oficiales locales de todo el pas, solicitando su colaboracin. De la Pea y Pea saba que Mxico tena suficiente justificacin para declarar la guerra, pero tambin saba que el pas careca de medios para sostener un ejrcito a cientos de millas. Las divisiones del norte apenas podan mantener sus cuarteles, por ello, De la Pea y Pea crea conveniente ceder en forma pacfica una parte despoblada del inmenso territorio a fin de evitar el de13 sastre. Pero los partidarios de la guerra hicieron sucumbir al presidente Herrera, y con su gobierno termin tambin la posibilidad de llegar a un arreglo pacfico con Estados Unidos por el problema de Texas. El seor Slidell, enviado del gobierno estadunidense que traa una propuesta de compra, no alcanz a ser recibido por Herrera. De la Pea y Pea retorn nuevamente a su puesto como magistrado en la Suprema Corte, y el pas avanz directamente hacia una guerra que no haba provocado, pero que tampoco haba sabido detener. El 11 de mayo de 1846 el presidente estadunidense Polk, en su mensaje al Congreso, pidi la declaracin de guerra a Mxico. En el senado la votacin a favor de la guerra fue de 40 a 2 y de 174 a 14 en la Cmara. As, siete das ms tarde Matamoros fue ocupado por las tropas estadunidenses. El 7 de julio de 1846, casi dos meses despus de la ocupacin de MatamoIbid. Cfr. Honor Nacional. p. 399. 12 Josefina Vzquez. Mexicanos y norteamericanos ante la guerra del 47. Mxico, Ediciones Ateneo, 1977. p. 20. 13 Price Glenn W. Los orgenes de la guerra con Mxico. Versin reducida en Ibid. p. 267.
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ros, el Congreso mexicano declaraba la guerra. El artculo 1o. del decreto deca:
el gobierno, en uso de la natural defensa de la nacin, repeler la agresin que los Estados Unidos de Amrica han iniciado y sostienen contra la Repblica Mexicana, habindola invadido y hostilizado en varios departamentos de su te14 rritorio.

Para el 13 de septiembre de 1847 el ejrcito invasor haba ocupado la capital del pas, propinando dolorosas derrotas al diezmado Ejrcito defensor en Churubusco, Molino del Rey y Chapultepec. Ante la huida del presidente Antonio Lpez de Santa Anna y desorganizado el gobierno de la Repblica, el da 26, de con ejemplar valor civil y en cumplimiento del deber que le impona su cargo de presidente de la Suprema Corte, Manuel de la Pea y Pea se hizo cargo de la Presidencia del pas trasladando la capital a Toluca. El 27 de septiembre de 1847, desde Toluca Manuel de la Pea y Pea se propuso iniciar un gobierno que evitara la catstrofe total que ante la invasin se cerna sobre el pas. La anarqua, el desconcierto y la disolucin nacional estaban siendo impulsadas por la invasin estadunidense. De la Pea y Pea inici la pesada tarea de anudar nuevamente los lazos casi desatados que todava sostenan la unin de los estados de la Repblica, 15 para sentar las bases de un nuevo pas. El nuevo presidente buscaba evitar que el poder se viera disputado y provocara una guerra civil ante los propios ojos del invasor. La salida constitucional que l representaba y defenda, era el nico camino viable para evitar la anarqua. Al tomar posesin del cargo como presidente provisional, De la Pea y Pea extern su intencin de mantenerse en el poder nicamente el tiempo indispensable para que el Congreso se reuniera en la ciudad de Quertaro para nombrar nuevo presidente. Sin ms apoyo que el de la Constitucin y sin ms voluntad que la de servir a la patria, De la Pea y Pea inici de esta forma la titnica tarea de evitar la disolucin nacional y hacerle frente al invasor pactando las bases de una paz firme y duradera. El 14 de noviembre de 1847, De la Pea y Pea hizo entrega del gobierno en la ciudad de Quertaro donde se encontraba reunido el Congreso
14 15

Josefina Vzquez. Op. cit. p. 22. AHSRE. Expediente personal. Legajo 1/131/2621.

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mexicano, al General Pedro Mara Anaya, en cuyo gabinete colabor nuevamente como canciller del 14 de noviembre de 1847 al 8 de enero de 1848. Durante este periodo el nuevo gobierno
temeroso de que la catstrofe lo llevara a la prdida de todo el territorio, inici las negociaciones con los invasores. De la Pea y Pea desde su cargo de ministro de Relaciones exteriores [...] comision para las negociaciones de paz 16 con Trist, a Bernardo Couto, Luis Gonzaga Cuevas y Miguel Atriestn.

El 8 de enero de 1848, Manuel de la Pea y Pea se hizo cargo una vez ms del Poder Ejecutivo, enfrentando la enorme responsabilidad de culminar las negociaciones de paz con los invasores de la patria y legitimar mediante el Tratado de Guadalupe Hidalgo, la amputacin de ms de la mitad del territorio heredado de Nueva Espaa. Al abrir las sesiones del Congreso en Quertaro el 7 de mayo de 1848, plante los extremos de la situacin que el pas enfrentaba en ese momento: la guerra o la paz con Estados Unidos. El tratado de Guadalupe Hidalgo se haba firmado por los negociadores de ambos pases el 2 de febrero, y corresponda al presidente que lo haba impulsado desde su cargo como canciller, convencer al Congreso para que lo ratificara.
Los argumentos que hoy se hacen contra la paz [deca De la Pea y Pea ante el Congreso] son del mismo carcter que los que se hicieron en 1845; primero contra el reconocimiento de la independencia de Texas, y despus contra las negociaciones con los Estados Unidos que quiso entablar aquella Administracin [se refera a la de Herrera donde l colabor como canciller]. Hoy lamentamos que no hubiera prevalecido entonces el sistema de paz: el desengao de los hombres que se opusieron a l, no ha podido librar a la Repblica de su infortunio: ha sido tardo y estril, pero nos da una leccin que no debemos olvidar. No la olvidemos, seores, y hagamos un esfuerzo grandioso para que 17 nuestros hijos no maldigan nuestra memoria.

El tratado negociado por instrucciones del presidente Manuel de la Pea y Pea enfrent una oposicin en el seno del Congreso reunido en Quertaro, pues algunos lo consideraban vergonzoso para el pas, pero lo cierto es que sin una cesin territorial, habra sido imposible lograr la paz con Estados Unidos. Los plenipotenciarios mexicanos que lo negociaron, actuaron conforme con las indicaciones dictadas por Manuel de la Pea y Pea,
16 17

Patricia Galeana. Op. cit. p. 17. Los presidentes de Mxico ante la nacin 1821-1966. p. 349.

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primero como ministro de Relaciones Exteriores e Interiores y despus como presidente de la Repblica. La cesin territorial a la Unin Americana inclua los inmensos territorios de Texas, Alta California y Nuevo Mxico, pero como argument el propio presidente, era la menor posible que poda convenirse. No puede olvidarse que ante la completa derrota del Ejrcito defensor, el presidente Polk haba ordenado al ministro plenipotenciario Trist, encargado de negociar la paz con Mxico, que se retirara. Con la capital ocupada y ya sin ninguna resistencia, Polk proyectaba reducir el monto de la indemnizacin y aumentar las exigencias de cesin territorial. Inclusive durante enero y febrero de 1848 se consider la absorcin 18 total de Mxico, cesando este movimiento con la llegada del tratado a Washington el 19 de febrero. El tratado fue negociado por Trist con franca desobediencia al presidente Polk, quien lo envi al Congreso de su pas sin recomendarlo, debido a la cercana de la lucha electoral. En este punto, es indudable la importancia que tuvo el poder de persuasin de De la Pea y Pea, para que Trist reconociera y aceptara el compromiso inicial de su gobierno para efectuar las negociaciones. Al someter el tratado de paz al fallo de la representacin nacional, De la Pea y Pea asegur al Congreso el respeto absoluto a sus deliberaciones, y ofreci respetar y sostener su decisin hasta el ltimo extremo, anunciando que el gobierno considerara como traidor a la nacin a todo aquel que por cualquier medio atacara o promoviera la disolucin y la libertad de ese Cuerpo Legislativo.
El que quiera calificar de deshonroso el Tratado de Guadalupe por la extensin del territorio cedido [deca a los miembros del Congreso], har esos cargos a las primeras naciones, y no resolver nunca cmo podr terminarse una guerra desgraciada. [.. .] Los territorios que se han cedido por el tratado no se pierden por la suma de quince millones de pesos, sino por recobrar nuestros puertos y ciudades invadidas; por la cesacin definitiva de toda clase de males de todo gnero de horrores; por consolar a multitud de familias, que, abandonando sus casas y giros, estn ya sufriendo, o expuestas a sufrir, la mendicidad; y, en fin, por aprovechar la ocasin que nos presenta la Providencia de organizar regularmente un pueblo que no ha cesado de sufrir durante el largo periodo de 19 treinta y siete aos.
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Josefina Vzquez. Op. cit. p. 26. Los Presidentes de Mxico... p. 347.

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De la Pea y Pea inici y concluy la paz, a costa de una prdida territorial enorme, pero a cambio de salvar la existencia de nuestra Repblica. De la Pea y Pea era un brillante jurista, pero careca de personalidad para desempearse como lder poltico. Tal como afirma la historiadora 20 Patricia Galeana, no era poltico ni estadista. Por esta razn, no tuvo 21 la capacidad del gobernante para aquellas horas conflictivas y decisivas. Sin embargo, las posteriores presiones y los chantajes de los gobiernos norteamericanos, reflejados en la insistencia sistemtica de obtener una mayor porcin del territorio mexicano, primero mediante la compra de La Mesilla y posteriormente mediante maniobras para obtener la pennsula de Baja California y parte de los otros estados fronterizos mexicanos mismas que fueron neutralizadas magistralmente por el presidente Benito Jurez, nos llevan a concluir que difcilmente Mxico habra logrado una menor cesin de territorio. La valenta y la entereza de De la Pea y Pea contrastaron con sus limitaciones como gobernante, pero es un hecho que su lealtad a la patria qued plenamente comprobada. El Tratado fue ratificado por el Congreso estadunidense el 10 de marzo, y por el mexicano el 24 de mayo. El canje de ratificaciones se realiz en la ciudad de Quertaro el 30 de mayo de 1848. Finalizada as la guerra y ratificada la paz con Estados Unidos, De la Pea y Pea renunci a la Presidencia de la Repblica, para retornar a la Suprema Corte. El 3 de enero de 1850, un comunicado del Ministerio de Justicia y Negocios Eclesisticos anunciaba que la tarde anterior haba fallecido Manuel de la Pea, presidente en funciones de la Suprema Corte de Justicia. Por rdenes presidenciales y de conformidad con la ley del 22 de abril de 1845, se emitieron 15 disposiciones para que realizaran, con todos los honores civiles y militares, los funerales de este ejemplar servidor de la patria. A las seis de la maana del 3 de enero, tres caones anunciaron su muerte, repitindose uno cada media hora hasta el momento de su sepultura. Su cadver fue puesto en exhibicin para el pblico en la Sala de Acuerdos de la Suprema Corte de Justicia, del 5 al 7 de enero. Ese da, a las ocho de la maana se reunieron en la sala donde se encontraban sus restos mortales, todas las autoridades y corporaciones civiles, militares y
Patricia Galeana. Op. cit. p. 25. Jos C. Valads. Orgenes de la Repblica Mexicana. Mxico, Editores Mexicanos Unidos, 1972. p. 563. Citado por Patricia Galeana en Ibid.
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eclesisticas para formar la procesin fnebre que lo condujo hasta la Catedral para ser sepultado. Como homenaje pstumo a Manuel de la Pea y Pea, las primeras autoridades civiles y judiciales, los jefes principales de las oficinas de los estados, Distrito Federal y territorios, vistieron luto riguroso por nueve 22 das.

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AHSRE. Legajo I/131/2621.

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Luis de la Rosa Oteiza leo/tela 98 X 74 cm Annimo, s. XIX Galera de Cancilleres Claustro de Tlatelolco, SRE

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LUIS DE LA ROSA OTEIZA


Eduardo Etchart Mendoza

uis de la Rosa Oteiza naci en el Real y Minas de San Matas, Sierra de Pinos de la intendencia de Zacatecas el 23 de mayo de 1805, y fue bautizado al da siguiente con el nombre de Jos Luis 1 Antonio de Santa Rita. Sus padres procrearon nueve hijos siendo el cuarto en descendencia. Por lnea paterna era de buena posicin econmica, puesto que 2su abuelo aparte de ser minero posea varias haciendas cercanas al mineral. Aprendi a leer y a escribir en su pueblo natal; mientras esto suceda, tuvo una experiencia imborrable, la entrada y accin de Francisco Javier 3 Mina en la Sierra de Pinos. Se ignora cundo march a Guadalajara, pero ah fue alumno del 4 colegio de San Juan Bautista en donde realiz brillantes estudios en leyes. Con respecto a su formacin como licenciado en derecho existe un escrito que l mismo dirigi en 1824, al entonces gobernador de Zacatecas, Jos Mara Rojas, solicitando se le dispensara la terica para comenzar la 5 prctica de la jurisprudencia. Por los aos de 1825 a 1827 comenz a dar pblicas pruebas de su afecto a las doctrinas democrticas, redactando La Estrella Polar y El Fantasma, peridicos que defendan con ardor esas doctrinas y por las que don Luis tuvo que sufrir all no pocos disgustos y acres censuras, sin que por 6 esto se entibiara su sincero amor a la libertad. Regres a Zacatecas en 1828. Se acercaba la renovacin de poderes del Estado, y en cumplimiento de lo prescrito en la Constitucin de 1824 se procedi a las elecciones respectivas. Francisco Garca Salinas result electo gobernador y De la Rosa como liberal cooper con su gobierno. Entre otras actividades colabor en la publicacin de La Gaceta del Supremo Gobierno de Zacatecas, primer rgano oficial.
Archivo parroquial de Pinos. Acta de bautismo. Libro 54. p. 83. De la Rosa menciona las haciendas en sus escritos y fueron ratificadas por el seor Sabino Guerrero Segura. 3 De la Rosa lo comenta en el discurso que pronunci en la alameda el 16 de septiembre de 1846. 4 Eliseo Rangel. Francisco Garca Salinas. p. 86. 5 Elas Amador. Bosquejo histrico de Zacatecas. t. 2. p. 544. 6 Ibid. y Daniel Moreno. Los Hombres de la Reforma. p. 121.
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Tambin particip en la elaboracin de la Constitucin Poltica del estado libre de Zacatecas, la cual, en 1832, qued concluida e integrada en un corpus de 174 artculos. En 1833 se encontraba ya en Mxico representando a Zacatecas como diputado al quinto Congreso Constitucional. Sostena el federalismo de acuerdo a Valentn Gmez Faras y al propio Garca Salinas. Despus de que Zacatecas fue duramente castigada por Santa Anna al no aceptar el sistema centralista, De la Rosa se retir de la poltica alrededor de cinco aos. En 1841, volvi a las lides polticas participando como redactor del peridico El Siglo XIX, en unin de Mariano Otero y Juan Bautista Morales. El objetivo cardinal era escribir a favor del federalismo. Este mbito lo anim a realizar una accin ms efectiva, ms directa, fiel a su causa y a su partido. Las circunstancias le permitieron aprovechar el pronunciamiento de Mariano Paredes en 1844 y secundarlo en la capital de la Repblica los primeros das de diciembre. Jos Joaqun Herrera ocup la Presidencia y form su gabinete, nombrando en Hacienda a Pedro Jos Echeverra; a los tres meses, en marzo de 1845, fue sustituido por De la Rosa, quien pidi permiso en el Senado para 7 ocupar el cargo. Esta actividad la va a desempear por siete meses, pero en ese lapso supo dar evidentes pruebas de acierto, de laboriosidad y de energa, logrando emancipar a los Departamentos, cuando se hizo la8clasificacin de rentas, del pupilaje opresor que en ellos ejerca el Centro. En una de las sesiones de la Cmara en julio de 1845, como ministro de Hacienda, De la Rosa propuso una iniciativa con el fin de que se le autorizara al gobierno contratar un prstamo nacional o extranjero, que proporcionara al erario un ingreso efectivo de 15 000 000 de pesos. Tras su retiro del Ministerio de Hacienda, regres a su actividad como diputado por Zacatecas e intervino en algunas de las comisiones, y es por ello que lo encontramos participando en la solicitud sobre importacin de algodn en octubre y noviembre de 1845. Asimismo, al mes siguiente firm con otros diputados un amplio escrito en el cual se argument la actitud de Santa Anna ante la inminente guerra con Estados Unidos. Tan pronto como Paredes ocup la Presidencia, en enero de 1846, quiso que De la Rosa formara parte de su Ministerio, pero ste se neg a ello, en
Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano. Genaro Estrada, Mxico, SRE, L-E-373, Expediente personal de Luis de la Rosa, f. l. (El documento lo firma Mariano Riva Palacio. Y efectivamente al margen est la firma de Luis de la Rosa). 8 E. Amador. Bosquejo. t. 2. p. 545.
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gran medida, por sus firmes y democrticos principios, ya que no poda aceptar trabajar con quien haba desconocido y perjudicado a la revolucin que con todo ahnco l haba impulsado a fines de 1844. En marzo de 1846 De la Rosa public en la imprenta de Vicente Garca Torres la traduccin de la obra de Alejo Dumesnil, Ensayos Sociales de la Francia desde Luis XIV hasta nuestros das, en la cual elabor el prlogo y las notas. Paredes sali de la Ciudad de Mxico para combatir a los sublevados, situacin que fue aprovechada por la guarnicin de la capital y por el general Mariano Salas para desconocer al presidente y restablecer la federacin en agosto de 1846. Zarco seala que es en este momento cuando De la Rosa tom el ms grande inters en revivir el espritu pblico de las masas, en afirmar la unidad nacional, y su pluma y su palabra 9 siempre elocuentes, fueron una de las armas poderosas del partido liberal. As, el 16 de septiembre de 1846 pronunci un discurso en la Alameda, el cual contena frases que exaltaban los valores patrios y cvicos, con loas y reconocimiento a los caudillos de la Independencia. En forma insistente advirti los inconvenientes para establecer una monarqua y ms si sta por su procedencia era extranjera. En dicho discurso tambin reconoci el 10 restablecimiento de la federacin. Adems de la guerra con Estados Unidos, la situacin poltica se complicaba con la lucha interna suscitada por las leyes de enero y febrero de 1847 para la ocupacin de bienes de manos muertas. En mayo de 1847, De la Rosa fue llamado por el presidente interino, general Pedro Mara Anaya, para ocupar la Cartera de Justicia y Negocios Eclesisticos; ya en el cargo emiti a los obispos una circular con la finalidad de recaudar fondos para la guerra. En ella le haca consideraciones de peso al clero, el porqu eran los idneos para ayudar econmicamente en la guerra. Era evidente que dicho documento provocara reaccin en las autoridades eclesisticas. Los obispos de Durango y de Guadalajara respondieron para proteger los intereses del clero. Esta mpula provoc en Zarco el comentario siguiente:
Llamado al Ministerio de Justicia, olvid todo lo pasado entre su persona y Santa Anna, porque vea al pas en un verdadero conflicto, y expidi aquella famosa circular a los obispos, que siempre ser para l un ttulo de gloria que
El siglo XIX, 3 de septiembre de 1856. Nota necrolgica de Luis de la Rosa redactada por Francisco Zarco. 10 Archivo Jos Mara Lafragua, vol. 916, 54 p.
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servir de texto a la Reforma, y que entonces fue un obstculo para que siguie11 ra con la cartera.

Al da siguiente present su renuncia al cargo. La guerra concluy y ese mismo da, 14 de septiembre, el pas qued sin gobierno ante la renuncia de Santa Anna ocupando el gobierno Manuel de la Pea y Pea, quien se encontraba en la hacienda Canaleja cercana a la capital. ste se traslad a Toluca y ah nombr a De la Rosa ministro de Relaciones, cargo que ocup del 26 de septiembre al 13 de noviembre de 1847, al mismo tiempo se encarg tambin de las dems secretaras. La noticia se dio a conocer mediante una circular firmada por el presidente y publicada en El Monitor; parte de ella se transcribe:
...para comenzar a dar impulso a la administracin he nombrado ministro de Relaciones Interiores y Exteriores al Sr. diputado Luis de la Rosa, autorizndolo para despachar los negocios ms urgentes de las dems secretaras del despacho hasta que en Quertaro pueda hacer el nombramiento para los otros mi12 nisterios.

En su expediente en la Secretara de Relaciones se confirma lo anterior, as como la notificacin del traslado del gobierno a Quertaro con fecha 30 de 13 septiembre. Desde el da 27 envi una circular a los gobernadores de los estados acreditndose ya como ministro de Relaciones Interiores y Exteriores. Y de ella se extrajo: Las relaciones del Gobierno General de la Unin con los gobiernos de los Estados sern dirigidos con mayor franqueza y buena fe. 14 Armona para que no haya desconcierto y confusin en el sistema federal. Los ministerios tuvieron que sufrir dificultades abrumadoras durante la ocupacin de Mxico por el ejrcito de Estados Unidos. Por lo que toca al Ministerio de Relaciones, muchos de sus empleados abandonaron sus puestos debido al cambio a Quertaro y, principalmente, porque no haba dinero para sus sueldos. Francisco Zarco fue uno de los pocos subordinados que permanecieron al lado de sus superiores soportando la carga del gobierno. Luis de la Rosa comprendi todo el valor, la habilidad, la perseverancia y el 15 patriotismo del joven Zarco, por lo que lo nombr jefe de seccin.
El Siglo XIX, 3 de septiembre de 1856. El Monitor Republicano, 2 de octubre de 1847. 13 Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano Genaro Estrada, L-E-373, f. 4. 14 El Monitor Republicano, 2 de octubre de 1847. 15 Guillermo Prieto, Memorias de mis Tiempos, t. 2. p. 175. Vase Charles Hale. El Liberalismo mexicano, p. 17. Y Raymond C. Wheat, Zarco el portavoz liberal de la Reforma, p. 16-17.
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Medio mes despus se intentaban ya los arreglos de una paz que la cuanta de los desastres obligaba a admitir. El comisionado norteamericano, Nicols Trist, dio el primer paso hacia ella el 20 de octubre de 1847 dirigiendo al ministro De la Rosa un ejemplar de la nota del 7 de septiembre, con la cual se haban cerrado las relaciones con los comisionados mexicanos en un intento de formacin del proyecto del tratado de paz. Trist sealaba que tena plenos poderes para negociarla y que no deseaba 16 que se los hubieran conferido en vano. El encargado de la Legacin britnica Eduardo Thornton era quien llevaba a De la Rosa las comunicaciones de Trist, quien en otra misiva dijo que manifestaba sus ardientes deseos de que dicha comunicacin diera lugar a que se entablaran negociaciones entre los dos gobiernos y que se lograra fcilmente el arreglo de las diferencias que por desgracia dividan a las dos repblicas vecinas. El ministro mexicano agradeci a Thornton su inters en favor del arreglo y comunic a Trist que era necesario un aplazamiento por unos das debido a la falta de documentos y a la formacin de un gabinete. Cuatro das despus De la Rosa dirigi su contestacin a Thornton:
El infraescrito, deca, puede asegurar a S.E. el seor Trist, que el gobierno de Mxico est animado de los mismos ardientes deseos de S.E. de que cese una guerra cuyas calamidades pesan actualmente sobre esta Repblica, y que, ms 17 tarde o ms temprano, har sufrir sus consecuencias a los Estados Unidos.

El 11 de noviembre, de acuerdo a votacin, ocup la Presidencia interina Pedro Mara Anaya, al da siguiente Pea y Pea le entreg el mando y l pas a desempear la Secretara de Relaciones; la de Gobernacin o del Interior se la confiri a De la Rosa, y el general Ignacio Mora y Villamil sigui conservando la de Guerra. Asimismo, De la Rosa se encarg de la de Hacienda y de Justicia. Con respecto a este ltimo Ministerio, el 3 de diciembre dio a conocer una protesta a nombre del presidente. El documento haca referencia a la circular del 6 de julio del mismo ao de 1847, en la que se indicaba que no podan venderse ni gravarse en ninguna parte de la Repblica ocupada o no por el enemigo fincas rsticas y urbanas pertenecientes al clero. Que el supremo gobierno considerara nulas y de ningn valor todas las ventas o enajenaciones sin importar quienes fueran los compradores y que el presidente:
como jefe supremo de la Repblica, como patrono de los establecimientos de caridad y de beneficencia, y como protector del culto catlico, protesta solemnemente, a nombre de la Nacin y de la Iglesia mexicana, contra cualquiera de
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Enrique Olavarra. Mxico a travs de los siglos. t. 8. p. 269. Ibid.

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los referidos actos de venta, gravamen o cesin de bienes eclesisticos, piado18 sos o de beneficencia pblica.

Adems, protestaba contra cualquier reclamacin sobre indemnizacin por perjuicios que adverta nunca sern de buena fe, ni para alegar ignorancia porque se le dar a esta protesta la mayor publicidad. Comunicndola a los ministros, encargados de negocios, cnsules y vicecnsules de naciones extranjeras, agentes diplomticos y consulares de la Repblica en el exterior; gobernadores, jefes polticos, religiosos y tribunales de la federacin. As tambin terminaba se imprimir en castellano, ingls y francs en todos los peridicos oficiales de la Repblica. Como ya se vio, durante el primer gobierno y slo permaneciendo cuatro das en el Ministerio firm la circular en la que se solicitaba dinero al clero para la guerra. Y seis meses y medio despus enfatiz que no deban venderse las propiedades del clero. El 8 de enero de 1848, Pea y Pea volvi a ocupar la Presidencia y al da siguiente nombr a De la Rosa secretario del Despacho de Relaciones Interiores y Exteriores; asimismo, deba continuar con el encargo que tena 19 del Ministerio de Hacienda, prestando ese da el juramento de estilo. Mientras tanto, las plticas por la paz continuaban. El ministro de Relaciones haba comisionado a Jos Bernardo Couto, Luis Gonzaga Cuevas y Miguel Atristain para negociar el tratado. Por su parte, l segua enviando comunicados a Trist, ste apoyado por Scott, para concluir el trato. De la Rosa hizo saber a los comisionados que la guarnicin se poda sublevar, mxime si no se contaba con apoyos econmicos. Y el da 27 expres al respecto: El gobierno se resigna con dolor a hacer la paz, para evitar mayores males; pero stos no se evitan si a la guerra de invasin ha de seguir a la guerra civil, sin que la administracin actual tenga recursos 20 para reprimir las sediciones. Los comisionados estaban en desacuerdo con el ministro para pedir recursos pecuniarios antes de la firma del tratado. En ello estaban cuando Trist les comunic que, aunque lo senta, declaraba rotas las negociaciones. El ministro de Relaciones se apresur a contestarle: A nombre del presidente, que los comisionados mexicanos podan firmar el tratado de paz, arreglando si fuese posible, que su terminacin quedase bajo reserva 21 hasta que se ajustara el convenio sobre cesacin de hostilidades.
Archivo Lafragua, vol. 534. Mxico. Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano Genaro Estrada, L-E-373, f. 5. 20 E. Olavarra. Op. cit. p. 271. 21 Charles A. Hale. El Liberalismo, p. 245-46 y 300.
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De la Rosa no resolva las cosas a la ligera. Al respecto, aos despus surgi una opinin de Zarco que es valiosa por haber colaborado a su lado:
La historia de tan ardua, difcil y peligrosa negociacin, no es todava conocida del pas; est todava relegada a los archivos, y el da que tenga la debida publicidad, sabr la nacin cunto tiene que agradecer al Sr. DE LA ROSA, con cunto celo y patriotismo defendi palmo a palmo el territorio, cmo contrari las pretensiones desmedidas de los Estados Unidos, y con cunto tino y previsin estipul el art. XI, que era la defensa de la frontera y el valladar de las hostilidades de los brbaros, y que el ltimo gobierno conservador vendi por una escudilla de lentejas. Duro como fue el tratado de paz, si se compara con otros de su clase aceptados por naciones ms poderosas, se ven sus ventajas y que humanamente era imposible salvar de otro modo la nacionalidad de Mxico. El hombre que a este noble fin consagr sus afanes y sus vigilias, sacrifi22 cando hasta su misma popularidad, merece el bien de la patria.

Elocuentes palabras que no lograron disminuir la cantidad de agravios que en la prensa de esos das tuvo el ministro de Relaciones. No estuvo solo para tomar la decisin, pero la responsabilidad s recaa en l. Es en este trgico ao de 1848 cuando mand imprimir su Miscelnea 23 de escritos descriptivos. Semblanza de varios lugares, animales, fenmenos fsicos y costumbres de Mxico. Algunos de esos artculos los haba publicado en El Siglo XIX. El 2 de septiembre el ministro de Relaciones Exteriores, Mariano Otero, lo propuso en la Cmara de Senadores para el nombramiento de ministro plenipotenciario de Mxico en Estados Unidos, por considerarlo una persona de talento, patriotismo e ilustracin y conocedor de las relaciones de ambos pases en esos crticos momentos. En una misiva fechada el 13 de septiembre Otero reiteraba a De la Rosa los conceptos que haba vertido a la Cmara de Senadores y enfatizaba sobre l, ya que reuna todos los conocimientos para tan delicado encargo, y le sealaba un sueldo de diez mil pesos anuales conforme a las leyes de la materia. Agregaba que el presidente no dudaba un momento del acierto que tendra para el desempeo de la comisin y que seguira honrando al pas como en todos los cargos pblicos que constantemente haba servido. De igual forma adjuntaba las credenciales y la carta para el secretario de Estado norteamericano, puntualizndole los plenos poderes que le haban sido conferidos. Asimismo, adverta a De la Rosa que en prximas comu22 23

El Siglo XIX, 3 de septiembre de 1856. Mxico, Imprenta de Lara, 1848. 78 p.

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nicaciones recibira instrucciones 24 sobre los principales asuntos que desde luego deba agitar en Washington. La carta que Otero envi el da 14 al secretario de Estado anunciaba el deseo de conservar buenas relaciones para los dos pases y que ello se poda lograr con la Legacin permanente. Y con respecto a De la Rosa ya nombrado por el presidente y ratificado por el Senado, le agregaba:
El seor De la Rosa ha sido muchas veces miembro de la Cmara de Diputados y del Senado, ltimamente fue Presidente del Consejo de Gobierno y ha desempeado con acierto cuatro Secretaras de Estado. Su carrera pblica, su ilustracin y patriotismo, y la parte que tuvo en el feliz restablecimiento de la paz entre los dos pueblos, hacen esperar al gobierno de Mxico que el enviado extraordinario y ministro plenipotenciario sepa 25 atraerse la benevolencia del gobierno de los Estados Unidos.

Con su sencillez caracterstica De la Rosa agradeci a Otero, dicindole: 26 Srvase V.E. aceptar la expresin de mi gratitud. El 24 de octubre sala para Veracruz y el 5 de noviembre se embarcaba rumbo a Nueva Orlens en un buque de guerra, acompaado por Natham Clifford, ministro plenipotenciario de Estados Unidos en Mxico, quien 27 regresaba a su pas. El 20 de octubre haba recibido los pasaportes de l, de su familia, de 28 los individuos de la Legacin y dems personas de su comitiva. Al mismo tiempo Otero haba escrito al ministro de Guerra, Mariano Arista, para que fueran custodiados y cuidados Clifford y De la Rosa durante su viaje 29 hacia Veracruz. El mismo da de la salida, Otero comunic a su ministro plenipotenciario que cuando el Congreso de la Unin norteamericano no sesionara en Washington, l podra salir de la ciudad y residir en el punto de Estados 30 Unidos que le acomodara. Hasta el 6 de noviembre se embarcaron en el vapor Yris; De la Rosa reconoci que fueron bien tratados en el trayecto hacia Nueva Orlens por 31 Clifford, el capitn Eduardo W. Carpenter y la oficialidad del buque.
Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano. Genaro Estrada, L-E-373, f. 7. 25 Ibid. f. 12. En ese momento era senador por Zacatecas. 26 Ibid. f. 13. 27 Ibid. f. 14. 28 Ibid. f. 20-21. 29 Ibid. f. 22. 30 Ibid. f. 23. 31 Ibid. f. 24.
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Cuando lleg a Nueva Orlens Mariano Otero ya no era el ministro de Relaciones, ahora Luis Gonzaga Cuevas ocupaba el cargo y aunque conocido de l como se vio en pginas anteriores debi haber lamentado perder tan importante apoyo. Continu su viaje a Washington, y el impacto del mismo lo rese en su obra titulada Impresiones de un viaje de 32 Mxico a Washington en octubre de 1848. Al mencionar este escrito un investigador norteamericano nos dice:
Otra concepcin sorprendentemente benigna de los Estados Unidos apareci en un relato de Luis De la Rosa, el primer embajador mexicano ante los Estados Unidos en la posguerra. Es evidente que senta menos apego temperamental a la vida norteamericana que el propio Zavala, por ejemplo, el viaje de De la Rosa no provoc en l mayor resentimiento u hostilidad en contra de la nacin recin agresora. Rosa se propuso escribir tan slo acerca de impresiones ligeras, 33 y hace hincapi en la belleza natural ms que en la economa y en la poltica.

En cambio, para Zarco la presencia del nuevo ministro mexicano en Estados Unidos no era un asunto tan sencillo y sobre esto hace el comentario siguiente:
Sea como fuere, en este puesto importante prest nuevos y distinguidos servicios a su patria, que acaso an no es tiempo de revelar, conformndonos con decir que contrari las miras usurpadoras de nuestros vecinos, que exigi el puntual cumplimiento del tratado, que se opuso a la extradicin de esclavos, y en la cuestin de Tehuantepec y en la de la Mesilla que ya comenzaba a surgir, 34 defendi digna y enrgicamente los derechos de la Repblica.

El 21 de diciembre de 1848 se present ante el presidente de Estados Unidos, James Polk. Dicha entrevista fue dada a conocer en el peridico The Union y del recorte de la noticia se extraen las frases expresadas por el plenipotenciario mexicano, las cuales lamentablemente lo dejan en una posicin incmoda, un tanto servil hacia la nacin que nos acababa de agredir, y en apariencia indigna, pero que el lector puede juzgar por s mismo. De la Rosa deca:
Cuan benvolos y amistosos son los sentimientos del gobierno de Mxico para con los Estados Unidos y cuan ardientemente l desea la felicidad de la Repblica. El tratado de paz firmado en Guadalupe ech un velo a todo lo pasado y Mxico creer compensados los sacrificios que hizo por la paz, siempre que

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Nueva York, W. G. Stewart, 1849. 54 p. Ch. Hale. El Liberalismo. p. 215. 34 El Siglo XIX, 3 de septiembre de 1856.

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aquel tratado sea religiosa e inviolablemente cumplido. El honor y la buena fe del gobierno de V.E. son para Mxico la mejor garanta del cumplimiento de aquel pacto sagrado. No pesar pues a mi pas en lo sucesivo que la providencia lo haya colocado tan cerca de un pueblo poderoso y cuya civilizacin crece cada da. Lejos de eso, Mxico har siempre al Todopoderoso los mismos votos que 35 en estos momentos le dirige mi corazn por la prosperidad de esta Repblica.

Para Polk la respuesta no tena complicaciones y slo puntualiz la poltica a seguir a nombre de su gobierno y de su pueblo, diciendo:
...y yo le aseguro a usted de su sincero deseo por que Mxico cree una prspera y poderosa repblica unificada en bonos de perpetua amistad con los Estados Unidos y que sus ciudadanos puedan disfrutar de seguridad, prosperidad y proteccin la cual resultar de una sabia y firme administracin de su actual y constitucional sistema. Ser mi continuo cuidado de estimar entre las dos repblicas sentimientos de mutua consideracin y extender y cultivar las relaciones comerciales entre ellas en trminos de reciprocidad, la cual ser de mutuas ventajas. Que todas las pasadas diferencias entre las dos naciones sean para siem36 pre enterradas en el olvido.

En febrero de 1849 trat de celebrar un contrato de compra de armamento con Ward B. Bumett sirviendo de intermediario el secretario de la Legacin Salvador Iturbide. Esta operacin consista en adquirir 3 700 fusiles de chispa que seran distribuidos entre la tropa de las colonias militares en los estados fronterizos. Los 23 000 pesos del costo de esta operacin se pagaran con la parte correspondiente de los 3 000 000 de la indemniza37 cin que Estados Unidos dara en mayo. Tambin en ese mes se celebr otro contrato, ahora con Jorge N. Sanders. Se depositaran 42 000 pesos en el banco Dry Dock para comprar armamento, fornitura y municiones de guerra para los mismos. Entre otras cosas, 600 rifles Whitney y 180 00038 fulminantes que se embarcaran en Nueva York con destino a Matamoros. El ministro de Relaciones, Jos Mara Lacunza escribi a nuestro personaje en junio de 1850, y le hizo mencin de los asuntos siguientes: que no se le poda ayudar econmicamente a la viuda de Iturbide; que no se le poda cambiar de Legacin porque le perjudicara, o se le tena que buscar una equivalente como la de Francia o la de Espaa. Adems, lo enter de
Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano. Genaro Estrada, L-E-373. 36 Ibid. 37 Ibid. Expediente 1-3-761. 38 Ibid. Esta carta la dirigi Salvador Iturbide a Jorge Law, presidente del banco Dry Dock.
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que dos peridicos lo haban postulado como candidato a la Presidencia de la Repblica y que por ello no sera conveniente enviarlo a Europa porque sera un paso en su contra para alejarlo de la escena poltica y como resultado hacer ms difcil su eleccin. Por ltimo, le manifest que estaba de acuerdo en que quisiera su cambio argumentando que los problemas causan pena moral, pero por lo delicado de los asuntos y dado que se le consi39 deraba un ministro de talento y experiencia, no era conveniente. De la Rosa le haba expuesto al ministro de Relaciones, que el clima en Washington, no le ayudaba al restablecimiento de su salud. Y en agosto de 1850, Lacunza le contest que el presidente Herrera ya se haba enterado de que su salud estaba quebrantada y que el clima le afectaba, por lo que se le autoriz a dejar la Legacin por seis meses y que l poda determinar dnde residir. Asimismo, le informaba que, en caso de aceptar la propuesta de retirarse de la Legacin por ese periodo, el archivo lo deba depositar en 40 manos del oficial Antonio Sierra. En septiembre, De la Rosa escribi para informar que no pudo asistir a la recepcin que el presidente Fillmore ofreci al cuerpo diplomtico. En noviembre del mismo ao, coment que se encontr en Filadelfia a la seora Ana Mara Huarte de Iturbide y que sta le manifest las graves urgencias y escasez en las que se hallaba por falta de recursos. Por tal motivo, le prest 1 400 pesos de los 3 000 que el gobierno le envi por con41 cepto de sueldos. Este mismo asunto se sigui tratando a travs de la correspondencia, hasta que siete meses despus la Tesorera le cubri su dinero, entregndoselo a su apoderado Alejandro Bellngel. Ese mismo mes de junio de 1851, escribi al ministro de Relaciones para decirle que el prximo invierno no lo quera pasar en Washington. En el mismo documento le informaba que haba sido honrado con la eleccin como gobernador de Zacatecas, cargo que crey conveniente aceptar y para lo cual tom en cuenta que el supremo gobierno le aceptara la dimisin antes de noviembre para dedicarse a gobernar su estado natal. La mejor prueba de que se prepar para este cargo es la elaboracin, en ese ao, de un extenso ensayo publicado bajo el ttulo Observaciones sobre varios 42 puntos concernientes a la administracin pblica del estado de Zacatecas. En l se presenta un plan de gobierno con reformas en educaMxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano. Genaro Estrada, L-E-373, f. 34-35. 40 Ibid. f. 36. 41 Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano Genaro Estrada, L-3-757. 42 Baltimore, Juan Murphy y Ca. 1851, 96 p.
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cin, proteccin y fomento a la minera, comercio interior, sistema de abastos, carros y otros medios de transporte, as como divisin de la propiedad territorial, emigracin extranjera, agricultura, adems de fundacin de nuevas poblaciones en el estado, milicia nacional y catastro de propiedades. En agosto del mismo ao, repiti la nota de junio, insistiendo en que deseaba su salida para octubre; fundaba su peticin en que ya no convena para sus intereses proseguir en la Legacin, y a lo anterior agregaba: Puedo asegurar a V.E. con toda sinceridad que desconcertado mi plan de gastos por la rebaja de sueldos y por los prstamos que he hecho aqu y que no ha credo conveniente reintegrarme el Supremo Gobierno, mis recursos 43 estn enteramente agotados y subsisto ya slo de mi crdito. El ministro de Relaciones en ese momento era Jos Fernando Ramrez y le contest que no se tena el dinero para sueldos y viticos, pero que se le autorizaba para que negociara con el gobierno de Estados Unidos lo que se adeudaba al de Mxico y de ah tomarlo. En una misiva con fecha 14 de octubre, insista en que se le aceptara la dimisin sealando que la haba solicitado en dos ocasiones. Catorce das despus la renuncia le fue aceptada, y se le escribi: se le admite la dimisin con fecha 16 de junio y da a V.E. las ms afectivas gracias por el tacto con que ha manejado los grandes negocios de que se ha ocupado como por los importantes servicios que ha prestado a44la Nacin al desempear tan dignamente el puesto del que hoy se retira. Adems, se le dijo que cuando dejara la Legacin acreditara como encargado de negocios interino al secretario de la misma. Y se dieron las rdenes correspondientes para que la Tesorera le pagara a Bellngel, su apoderado en Mxico, tanto el dinero que se le deba como el vitico de regreso. Hasta el 13 de enero de 1852 De la Rosa le avis a Ramrez que su dimisin la present el 2 de enero al secretario de Estado norteamericano y que ste le concedi entrevista con el presidente Fillmore el da 10, fecha en la que fue acompaado de Jos Mara Gonzlez de la Vega al que seal como secretario encargado de negocios. El 16 de enero en el peridico de Nueva York, La Crnica, se dio la informacin sobre la entrevista que tuvieron l y Fillmore, a continuacin se reproduce:
Excmo. Seor: Honrado con la alta confianza de mi gobierno, que me encarg de representar a Mxico cerca del gobierno de los Estados Unidos, hubiera sido
Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano. Genaro Estrada, L-E-373, f. 44. 44 Ibid. f. 47.
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muy grato para m el haber continuado en el desempeo de esta alta misin, a no haberme obligado a hacer dimisin de ella el mal estado de mi salud. Graves y difciles como lo han sido las cuestiones que han surgido ante las dos Repblicas durante mi misin, me retiro sin embargo con la conviccin de que estas cuestiones no han disminuido, en manera alguna, la amistad y buena inteligencia que felizmente existen entre Mxico y los Estados Unidos. He satisfecho mis deseos, y sobre todo, he cumplido los de mi gobierno, en los esfuerzos que he hecho para mantener inalterables la paz y la armona entre las dos Repblicas. Vuelvo a mi pas con la plena esperanza de que cualesquiera diferencias que ahora existan entre las dos naciones quedarn pronto arregladas y de una manera mutuamente satisfactoria. Si todava estuviera en mi mano el contribuir de algn modo a promover este feliz resultado, aprovechara con la mejor voluntad la ocasin de hacerla: primero, por el conocimiento de mi deber hacia mi pas; segundo, por agradecimiento a las muestras de consideracin con que me han favorecido todas las personas con quienes he tenido alguna relacin en esta Repblica. Me ser siempre muy grato, Excmo. Sr., el recordar la atenta consideracin con que V.E. me ha honrado durante mi misin; y me proporcionar la cumplida satisfaccin de asegurar a mis conciudadanos de que los beneficios derivados de la conservacin de la paz entre Mxico y los Estados Unidos, han sido 45 debidos en gran parte a las virtudes y nobles cualidades de V.E.

Diferente su actitud y sus expresiones comparadas a cuando lleg a ocupar el cargo tres aos antes. poca de sinsabores y de experiencia le hacan pronunciar algo menos comprometedor, pero ms digno que cuando lleg. Fillmore contest en los trminos siguientes:
Seor: Veo con un verdadero pesar que Ud. se halla obligado a separarse de su misin cerca de este gobierno; y este pesar es mayor por cuanto la causa que le pone a Ud. en la necesidad de regresar a su pas, es el estado de salud. Sin embargo de las graves y difciles cuestiones que han surgido entre las dos Repblicas, y que se han discutido durante la residencia de Ud. aqu, puedo decir en verdad que el celo con que siempre ha sostenido Ud. los derechos de su pas ha sido templado por una gestin tan atenta y corts, que nada ha ocurrido para debilitar la amistad que muy afortunadamente existe entre nuestros respectivos pases. Espero y creo que dentro de poco tiempo toda dificultad quedar amistosa y satisfactoriamente arreglada entre las dos naciones; y considerar siempre el
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Ibid. f. 52.

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conocido influjo de Ud. en Mxico y su laudable deseo de promover la prosperidad mutua de ambas Repblicas, como medios eficaces para producir este resultado. Permtame Ud., al despedirme finalmente de Ud., que le manifieste mi profunda simpata hacia su persona, mis mejores deseos por el feliz regreso de Ud. y su amable familia a su pas, as como la ardiente esperanza de que aqul sea libre, prspero y feliz, y que pronto se restablezca su salud de Ud. y viva largos aos para gozar los beneficios de una paz no interrumpida entre los Es46 tados Unidos y Mxico.

Al no ocupar la gubernatura de Zacatecas, De la Rosa fue a radicar a la Ciudad de Mxico, representando a su estado natal en el Senado. As, tambin escriba para El Siglo XIX criticando al gobierno de Arista. Cado Arista, en abril de 1853, Santa Anna regres al poder con un Ministerio conservador y con medidas arbitrarias. Una de ellas fue un bando en el que se indicaba que se perdera la libertad, se expulsara o se desterrara de la capital a quien o quienes murmuraran o censuraran al gobierno as como a los que publicaran o permitieran publicar malas noticias. Ese bando afect a varios liberales, entre ellos a De la Rosa que, casi moribundo fue arrancado de su lecho por los esbirros, conducido a la ex Acordada, y despus llevado fuera de la capital de pueblo en pueblo con su familia, sin que 47 lanzara una queja, sin que cometiera la menor debilidad ante la tirana. Cuando esto suceda estaba publicando su Ensayo sobre la administra48 cin pblica de Mxico y medios de mejorarla. La Revolucin de Ayutla, un verdadero levantamiento popular iniciado el 1 de marzo de 1855, logr retirar del poder definitivamente a Santa Anna en agosto de 1855. De la Rosa tom parte en dicho movimiento y la pluma de Zarco al respecto lo precisa:
Estaba en Puebla cuando la revolucin de agosto, y el voto pblico lo elev al gobierno del Estado, donde evit serios conflictos y mejor en pocos das la administracin. Temiendo el peligro de la acefala, la escisin y el desquiciamiento de la sociedad, fue de los que reconocieron y apoyaron el gobierno del general 49 Carrera, haciendo justicia a las intenciones patriticas de este ciudadano.

Para octubre de 1855 se encontraba con Juan lvarez en Cuernavaca, quien lo seal para que formara parte de la Junta de Representantes que haba de elegir al presidente interino. Recay el nombramiento en el propio lvarez; ste form su Ministerio y en Relaciones nombr a Melchor
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Ibid. El Siglo XIX, 3 de septiembre de 1856. 48 Mxico, Imprenta de Ignacio Cumplido, 1853. 84 p. 49 El Siglo XIX, 3 de septiembre de 1856.

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Ocampo, quien a los quince das de ocupar el cargo renunci por diferencias polticas con Comonfort. Para ocupar dicha Cartera se provoc una crisis ministerial ya que se le ofreci a las siguientes personas: Joaqun Cardoso, Jos Mara Lafragua, Luis de la Rosa y Pedro Escudero, hasta que la acept Miguel Arrioja. Ese y otros problemas obligaron a lvarez a reunir a un grupo de respetables liberales entre ellos, De la Rosa, con el propsito de consultarlos para tomar la decisin de continuar en el gobierno o retirarse. Al da siguiente, el 5 de diciembre, todos los ministros haban renunciado a sus Carteras. El presidente llam a De la Rosa para encargarle la formacin de un nuevo gabinete, pero esta comisin se suspendi por la renuncia de lvarez. Ignacio Comonfort fue electo presidente sustituto el 11 de diciembre, y dos das despus nombr ministro de Relaciones a De la Rosa. El Siglo XIX del 15 de diciembre extern un encendido y entusiasta elogio a l como estadista. El da 14, De la Rosa se dirigi a los cnsules para notificarles que estaba al frente del Ministerio; a los de Nueva Granada, Chile, Espaa, Francia y Prusia lo hizo de la manera siguiente:
Al cumplir con este deber el infraescrito se complace en hacerle presente que todos sus esfuerzos en el desempeo del puesto que se le ha confiado, tendern a consolidar y estrechar cada vez ms de las buenas relaciones que felizmente existen entre la Repblica Mexicana y las dems Naciones, cultivando con ahnco los benvolos sentimientos que unen a ellas y muy especialmente a aquellas Potencias que como la que dignamente representa a S.E. estn ligadas 50 con la mexicana de una manera ms ntima.

El cnsul de Chile, Manuel de Elizalde confiando en la notoria ilustracin y conocido patriotismo del ministro de Relaciones mexicano le contest:
Que no solamente continuarn las buenas relaciones con las Potencias Amigas, sino que las de Sudamrica, y especialmente de Chile, se extendern hasta el punto que reclaman sus simpatas con Mxico por la identidad de su origen y comn inters, no slo en materias mercantiles sino en el establecimiento de un poltica verdaderamente americana de que resulte la unin de todos los gobiernos que formaron antes las colonias espaolas, cuyo pensamiento tan esencial a la

Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano. Genaro Estrada, L-E-373, f. 71.

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conservacin y respetabilidad de dichas Potencias, acaso ha quedado sin efecto 51 por inconvenientes que hoy desaparezcan bajo la actual Administracin.

El representante de la Corona britnica aprovech darse por enterado para exponer con soberbia prepotencia sus molestias y advertir que limitara las relaciones, por lo que precis:
Su E. el S.D. Luis de la Rosa interpreta con exactitud los sentimientos del infraescrito al atribuirle el deseo de ver que las relaciones que existen entre el gobierno de S.M. y el de la Repblica de Mxico se coloquen en el pi ms amistoso y asegura ardientemente a S.E. que nada podr causarle una satisfaccin ms sincera que el hallarse en estado de anunciar a su gobierno que bajo la administracin de que su E. es miembro, el gobierno de Mxico ha adoptado con lealtad y franqueza el sistema de conducta que el infraescrito en nota dirigida a su excelencia Manuel Diez de Bonilla en 2 de agosto manifest por rdenes de su gobierno que era el que ste deseaba que se emprendiese y cuyo sistema siente tener que decir an no se ha observado, y mientras que eso no se haga, el infraescrito por rdenes de su gobierno, tiene que limitar sus relaciones a lo puramente 52 indispensable para proteger a los sbditos britnicos confiados a su cuidado.

Se ve que las intenciones del representante britnico eran de reclamo y de desconfianza, de hecho, Inglaterra es una de las naciones con las que la situacin se ira haciendo tirante, hasta llegar a la intervencin; pero en definitiva el deterioro de esas relaciones no fue culpa de De la Rosa, pese a que as lo expresaron algunos de sus contemporneos. Diferente es la respuesta del barn de Richshofen, cnsul de Prusia, quien se expres as:
Afortunadamente las relaciones entre la Prusia y la Repblica nunca han ofrecido otro carcter que el de la ms ntima cordialidad y recproca justicia, y tal vez que esta ltima cualidad de nuestras relaciones haya contribuido, que la Prusia hoy en el da ser la nica potencia relacionada con Mxico que no tiene nada que reclamar de la Repblica. ltimamente las siempre buenas relaciones entre la Prusia y la Repblica han sido garantizadas y estrechadas por un tratado de Amistad, Comercio y Navegacin, en que tuvieron parte los dos Estados Alemanes de la liga aduanera de Prusia llamada el Zollverein, y ha sido ya ratificado por ambas partes, siendo las ratificaciones de los soberanos alemanes en camino para Mxico en donde deben ser cambiadas prximamente. Bajo las circunstancias tan felices
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Ibid. f. 77. Ibid. f. 88.

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el infraescrito se linsojea de continuar y cultivar con S .E. las mismas amiga53 bles relaciones que felizmente siempre han reinado entre Mxico y el Reino.

Tambin se dan por enterados, le agradecen y lo felicitan los cnsules de las representaciones siguientes: Ecuador, Venezuela, Guatemala, Cerdea, 54 Dinamarca, Francfort, Hamburgo y Lbeck. El representante de la Santa Sede escribi:
En las cualidades eminentes, conciliadoras y bien conocidas de V.S. Exma. se me ofrece una nueva y firme garanta de que los vnculos de amistad y buena inteligencia que reinan entre la Santa Sede y esta respetable Repblica no slo se mantendrn inalterables, sino que la constante y recproca satisfaccin har 55 ms y ms ntimos y para siempre indisolubles.

El nuevo gobierno decidi adoptar una accin conciliatoria, pero como ni con ella satisfizo al grupo conservador, que incluso propici levantamientos armados, Comonfort se vio forzado a radicalizar su lnea poltica, mientras el grupo liberal cobraba fuerza, sobre todo en el seno del Congreso Constituyente. ste se haba instalado en febrero de 1856. Para hacer sentir la presencia del gobierno en el Congreso, Comonfort recurri a sus ministros, magnficos oradores, Ezequiel Montes y Luis de la Rosa. Este ltimo pronunci un discurso en favor del gobierno y de las instituciones, sealando que era urgentsima la expedicin del cdigo fundamental para calmar la inquietud de los nimos; que estaba sorprendido de que por primera vez se hubiera impugnado hasta la invocacin del nombre de Dios; que no poda concebirse una nacin sin creencias religiosas; que el artculo 15 del proyecto estableca la tolerancia, y que el gobierno estaba en contra de esta peligrosa innovacin, por graves razones de Estado y por serios motivos polticos. Esos seis meses luch por sus principios y en defensa de su gobierno. A finales de julio se enter de la muerte de Juan Bautista Morales, el Gallo Pitagrico, la cual sinti bastante. El 29 de agosto tuvo que renunciar al Ministerio aduciendo que padeca una enfermedad grave. Slo as pudo detenerse ese vigor poltico que tuvo a lo largo de 30 aos. Tres das despus, el dos de septiembre de 1856, falleci.

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Ibid. f. 92. Ibid. f. 81-89 y 92-96. 55 Ibid. f. 95.

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Mariano Otero leo/tela 98 X 74 cm Autor: S. Martnez Bez, s/f Galera de Cancilleres Claustro de Tlatelolco, SRE

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MARIANO OTERO
Adela Vzquez Trejo

Datos personales

XIX,

a vida de Mariano Otero se ubica en la primera mitad del siglo hombre importante en la vida poltica de la naciente Repblica Mexicana.

El 4 de febrero de 1817 nace en Guadalajara, Jalisco; hace sus estudios en la misma ciudad y se grada de abogado a la edad de 18 aos. Muy rpido se hace notar como excelente orador y eminente escritor. En 1837, en su ciudad natal, realiza sus primeros trabajos literarios, elabora biografas de personajes importantes de su localidad; como la del seor Alcalde, obispo de Guadalajara, y la de don Francisco Javier Gamboa, as como la 1 necrologa de don Pedro Tamez. Su prestigio poltico adquiere gran dimensin cuando en 1841 es nombrado delegado a la junta de representantes de los departamentos del estado de Jalisco. En esa ocasin es elegido orador de la festividad nacional del 16 de septiembre en la capital de aquel estado; en este discurso manifiesta la necesidad de defender la Independencia recin conquistada.

Pensamiento poltico En 1842 obtiene el nombramiento de diputado al Congreso Nacional, el cual se dedicar a elaborar un proyecto de Constitucin. Ese mismo ao se traslada a la Ciudad de Mxico, y en este lugar su participacin comienza a ampliarse ya que es el momento en que pasa a formar parte de la redac2 cin de uno de los peridicos ms importantes de la poca: El Siglo XIX. Este diario era considerado el rgano de difusin del grupo de los liberales
Jess Reyes Heroles. (recopilador). Mariano Otero. Obras, Mxico, Porra, 1967, t. 2. p. 389. Arroniz. Datos Biogrficos de Mariano Otero, en Otero, M. Ensayo sobre el verdadero estado de la cuestin social y poltica que se agita en Mxico, 3a. ed. Mxico, Universidad de Guadalajara. p. 12-14.
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moderados, el cual proclamaba cambios en la nacin, sobre todo, los concernientes al poder poltico, pero sin afectar la influencia del clero en la vida nacional, ya que consideraban que esto podra dividir a la poblacin y llevar a pugnas internas. Mariano Otero hace notar su presencia por sus discursos tanto en el Congreso como en el peridico, se le comienza a reconocer pblicamente por sus crticas y anlisis de la vida poltica nacional. En sus escritos abordaba, principalmente, aspectos de economa y legislacin. Gracias a sus certeros anlisis se le empieza a considerar un destacado idelogo del grupo liberal moderado, asimismo, sus ideas y aptitudes literarias le ayudan para que participe en forma activa en las discusiones del Congreso Constituyente de 1842. Desde esta tribuna, Otero se reafirma como analista poltico y social de la poca; ubica atinadamente el momento de transicin que vive el Mxico independiente. Ya dentro de sus funciones como diputado, y atendiendo a su formacin profesional en el campo jurdico, Otero presta gran inters a las instituciones que sern pilares de la vida democrtica nacional. El diputado jalisciense lleg a considerar que la nacin viva un largo periodo de inestabilidad poltica, iniciada desde 1824, por lo que hace notar que la diversidad de corrientes ideolgicas que persisten han sido heredadas de la lucha por la Independencia; por lo tanto, reconoce que es necesaria la unin de los mexicanos, ms all de la posicin poltica, para tomar el camino del progreso. Cuando a Otero se le nombra miembro de la comisin encargada de redactar el proyecto de Constitucin Poltica Mexicana, que deber revisar y reformar a la de 1824, deja muy clara su posicin ideolgica identificada con un sistema federal y republicano. Posicin que queda de manifiesto cuando al seno de dicha comisin se conforman dos subcomisiones: la de mayora y la de minora; a esta ltima pertenece Otero, que junto con Juan Jos Espinosa de los Monteros y Octaviano Muoz Ledo proclamaron que la Constitucin deba hacer alusin a un gobierno republicano, popular y 3 federal. El grupo al que perteneci Otero se refera en realidad a la importancia de defender el federalismo en la joven nacin mexicana; as como tambin, rescatar la relacin que tiene ste con la democracia y el fortalecimiento de un pas independiente y soberano.
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Jos Barragn Barragn. Mariano Otero, Mxico, Senado de la Repblica, 1987, p. 14-15.

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Por su parte, el proyecto del grupo de la mayora fue rechazado inicialmente, pero el 3 de noviembre de 1842 se aprueba; no obstante, las reformas adquieren un tinte de tipo liberal. Cabe recordar que estas enmiendas a la Constitucin afectaban las prcticas catlicas y le otorgaban poca atencin al Ejrcito, por lo que provoc que muchas facciones armadas se pronunciaran en su contra, al grado de que el 19 de diciembre de dicho ao, el Congreso fue desconocido por algunos de los sectores de las fuerzas armadas. Al finalizar el ao ya era evidente la disolucin del Congreso Constituyente; se poda vislumbrar para el pas un futuro ensombrecido por las luchas ideolgicas de las fracciones ex congresistas. La inestabilidad poltica aflora en la nacin, y Otero elabora un escrito en el que pone de manifiesto los graves retrocesos que se observan en la Repblica. Este escrito contiene tambin firmes propsitos de lucha para rescatar y darle al pas una 4 vida independiente, en donde pueda imperar la democracia y la libertad. El escrito de Otero se convierte en discurso el 16 de septiembre de 1843; en l afloran sus esperanzas para que no vuelvan los sentimientos monrquicos a la nacin. Al disolverse el Congreso, el propio gobierno encabezado por Nicols Bravo, como sustituto de Antonio Lpez de Santa Anna, llama a formar una junta nacional legislativa; en ste contina predominando el poder de la Iglesia y el Ejrcito. Es hasta el 14 de junio de 1843 cuando se convoca a la eleccin de diputados al Congreso. sta se realiz en octubre del mismo ao, quedando instalado el Congreso el 28 de diciembre de 1843. Su primera tarea fue nombrar al presidente de la Repblica; y para ese interinato, se eligi a Valentn Gmez Faras. Mientras tanto, el 3 de mayo de ese ao se acusa a Mariano Otero de conspirar para hacer una revolucin que estara encabezada por Juan lvarez; el abogado jalisciense es detenido junto con Mariano Riva Palacio y Jos Mara Lafragua, das antes haba sido apresado Manuel Gmez Pedraza por ese mismo motivo. Permanecen incomunicados alrededor de 50 das y los jueces que los procesan incurren en infracciones a la ley, al mismo tiempo, son violados sus derechos como individuos. Estos procedimientos dan origen a que Otero elabore una contraacusacin, en donde seala las violaciones en que han incurrido los funcionarios pblicos y lo
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J. Reyes Heroles. Op. cit. p. 474.

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anticonstitucional que ha sido la detencin. De este alegato se deriva una idea bsica del 5 pensamiento del jurista: debe haber subordinacin del Estado al derecho. Para Mariano Otero, la defensa de un rgimen basado en las leyes es una tarea constante, a partir de ese momento, sus preocupaciones a nivel jurdico se centrarn en disear un cdigo de garantas y derechos que puedan defender a los ciudadanos. El resultado de este esfuerzo ser la formulacin del Juicio de Amparo, incorporado a la Constitucin de 1847, por medio de lo que se llam Acta de Reformas. Asimismo, este juicio es una importante contribucin de los mexicanos al campo jurdico mundial. Por otra parte, el panorama nacional que presencia Otero durante los aos en que es diputado se caracteriza por la divisin poltica. Esta condicin permite identificar claramente el poder innegable de la Iglesia y del Ejrcito. Estas divisiones polticas e ideolgicas llevaron al pas a innumerables revueltas que perseguan, ante todo, imponer sus particulares formas de gobierno. Es entonces cuando se agudiza la lucha de castas en Yucatn; en ella participan, por un lado, los que no quieren abandonar los privilegios que les haba dado el periodo colonial y, por el otro, los que exigan y predicaban los derechos y libertades que se conquistaron en la lucha por la Independencia. Otero analiza muy atinadamente esta realidad en su Ensayo sobre el verdadero estado de la cuestin social y poltica que se agita en la Repblica Mexicana. El escrito es publicado en 1842 y en l se hacen importantes aportes metodolgicos para acercarse al conocimiento de la realidad nacional de la poca. Tambin manifiesta la gran influencia que tuvo de algunos pensadores sociales como Saint Simon, Tocqueville, Sismondi, Considerant y Lamennais; de quienes rescata ideas democrticas y liberales. Destaca, sobre manera, el humanismo que Otero adopta para interpretar su realidad. El eje conductor de este anlisis es identificar a la propiedad como elemento definitorio en el tipo de relaciones sociales que se establecen, as como el desarrollo econmico, poltico y social del pas. De ah que considere que el cambio en las condiciones materiales de la sociedad debe llevar a modificaciones en la lucha poltica. Otero afirma que: es la propie-

Ernesto de la Torre Villar. Historia documental de Mxico. Mxico, UNAM-IIH. 1969, t. 2. p. 287.

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dad el factor esencial en la determinacin del rgimen poltico. ste emana 6 de la organizacin poltica de la propiedad.

Los aos de la guerra con Estados Unidos En el periodo de la guerra con Estados Unidos, 1846 a 1848, Mariano Otero es elegido senador por el estado de Jalisco y tiene una importante participacin en el sexto Congreso Nacional Constituyente. Forma parte de la comisin de Constitucin, junto con Juan Jos Espinosa de los Monteros, Manuel Crescencio Rejn, Pedro Zubieta y Joaqun Cardoso. Cabe recordar que estos ltimos slo propusieron el restablecimiento de la Constitucin de 1824; en tanto que Otero, por disentir, elabora su voto particular en donde propone modificaciones y adiciones. Ms tarde, stas 7 sern incorporadas a la Constitucin bajo el nombre de Acta de Reformas. En 1846, durante la invasin estadunidense y con Santa Anna como presidente interino, se decreta fijar la residencia del gobierno supremo de la Repblica en la ciudad de Quertaro; desde ah Otero mantiene comunicacin con su familia y en ella menciona los momentos difciles que vive el pas. Por otra parte, desde la separacin de Texas, se siente ya la amenaza de guerra con Estados Unidos; en estos momentos la situacin econmica del pas requera de recursos, pues eran necesarios para equipar a las tropas que defendan la frontera norte ante la evidente anexin de ms territorio mexicano al pas vecino del norte. Desde la ptica de los liberales radicales, el clero era la nica va para obtener dichos recursos; de esta forma no sera necesario vender el territorio, y para sostener su defensa deban desamortizarse los bienes de la Iglesia. Esta idea prevalecer durante la guerra y ser motivo de intensas discusiones en el Congreso Nacional. Mientras tanto, Otero, como destacado miembro del grupo liberal moderado, mantiene una posicin en contra respecto a disponer de los bienes eclesisticos para sostener la guerra. Por una parte, en cada uno de sus discursos exige a los mexicanos que cooperen con todos los medios y todos los sacrificios para la guerra; as, peda una entrega en las armas para
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J. Reyes Heroles. El liberalismo mexicano. Mxico, FCE, 1978, p. 118. E. de la Torre Villar. Op. cit. p. 219.

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defender la soberana del pas; por otro lado, se opone al uso de dichos bienes argumentando que era necesario economizar y distribuir lo mejor posible los gastos, seala que se debe disear un sistema de contribuciones que comprometa de forma general y equitativa a todos los individuos a sostener la guerra y el Ejrcito. De esta forma, el gasto blico sera facultad del gobierno pero apoyado en todos los ciudadanos. En 1847, la participacin poltica de Otero se inicia cuando es nombrado presidente del Congreso. En l tratar aspectos esenciales referentes a cmo firmar el acuerdo de paz con Estados Unidos. Asimismo, el problema sobre la forma en que deba continuarse la guerra es parte central del quehacer poltico del abogado jalisciense. En septiembre de ese ao participa en las negociaciones sobre el armisticio con los estadunidenses. El presidente Manuel de la Pea y Pea dispuso que la comisin negociadora acudiera a Mariano Otero para que le consultaran, pues lo consideraba un hombre letrado y sus opiniones eran importantes para el pas. Por su parte, el joven abogado no estaba de acuerdo con la forma en que aquel pas quera establecer la paz. Opinaba que era mejor resistir la guerra hasta encontrar mejores condiciones para negociar; de igual manera, consideraba que despus de la ocupacin de la Ciudad de Mxico nos encontrba8 mos presionados para pactar una paz que nos hara ms subordinados. Es por este motivo que Otero rechaza y critica las negociaciones de la Casa de Alfaro, en las cuales el gobierno tambin ceda Nuevo Mxico a los norteamericanos. Este hecho era considerado una condicin para firmar la paz; ante esta situacin, Otero menciona que: la guerra que los Estados 9 Unidos nos hacen es ya una guerra de conquista. Por fin, el tratado de paz es firmado el 2 de febrero de 1848, sin embargo, al pasar al Congreso para su ratificacin, en mayo del mismo ao, Otero es uno de los cuatro diputados que vota en contra. La argumentacin del abogado se bas fundamentalmente en sealar que la Constitucin prohiba al Ejecutivo una negociacin de la naturaleza contenida en el Tratado; con esto pretenda que el Tratado se sometiera al examen de la legislatura de los estados.

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J. Reyes Heroles. (recopilador). Op. cit. p. 593. Ibidem. p. 540.

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Otero en el Ministerio de Relaciones Interiores y Exteriores El 3 de junio de 1848, Jos Joaqun de Herrera es declarado presidente constitucional de la Repblica Mexicana; desde ese da nombra a Mariano Otero como ministro de Relaciones Interiores y Exteriores. El destacado abogado se vena desempeando en el Congreso Nacional Constituyente como senador de su estado natal. Otero presta juramento ante el Ministerio de Justicia y Negocios Eclesisticos, el cual manda una circular a las legaciones de Londres, Pars, Madrid, Roma, Liverpool, Havre, Burdeos, Lima, Amberes, Ciudades Anseticas y a la de Cerca 10 de su Majestad Catlica, para avisar del nombramiento del joven jurista. En 1848, el Congreso todava permanece en Quertaro, pero como ya se iniciaba la desocupacin de la Ciudad de Mxico, se traslada a Mixcoac y ah espera el momento preciso para instalarse en Palacio Nacional. Despus del 12 de junio, da en que la ciudad es desocupada por el Ejrcito estadunidense, Jos Joaqun de Herrera instala su gobierno. Desde Palacio Nacional, Otero inicia sus funciones como ministro y se aboca a resolver los problemas que a nivel de administracin interna haba trado la invasin. Uno de los asuntos inmediatos que queda en manos del ministro, es el referido a la entrega de la aduana martima de Veracruz, lo cual estaba contemplado en el artculo 3 del Tratado de Paz con Estados Unidos. Otero dirige una comunicacin al norteamericano que se haba encargado de administrar dicha aduana, el seor M. Dimand, en donde le avisa que el nuevo administrador, ser el mexicano Manuel Prez. Asimismo, Otero dirige cartas al gobernador de Veracruz ordenndole que sean desocupados los edificios que estaban en posesin de los norteamericanos. Despus de algunos meses de trmite ante el Ministerio de Relaciones, la aduana es entregada finalmente en agosto de 1848. El nuevo gobierno se enfrenta tambin al persistente problema de la sublevacin de los indgenas de la pennsula de Yucatn. Este asunto tena desde 1839 gran importancia, ya que se haba llegado a pedir la independencia de ese lugar, debido a que en esa pennsula se haba exacerbado la lucha entre los criollos y los indios por el existente sistema de relaciones
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Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano. Expediente personal de Mariano Otero. 1848. L-E-1773.

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de tipo esclavista, asimismo, pretenda resolver este asunto en un marco local; por lo tanto, los reclamos de independencia respecto al gobierno federal afloraban con mucha facilidad. Estas condiciones presentaban a Yucatn como un lugar conflictivo, en donde era necesario mandar negociadores para que calmaran a los indgenas sublevados. Otero, en este aspecto, dirige cartas al ministro plenipotenciario de Mxico en Londres para que le pida al gobierno ingls su participacin en las negociaciones con los indios; esta situacin se origin debido a que se acusaba a los sbditos britnicos de Belice de haber proporcionado armas a los rebeldes. Lo que se pretenda entonces era calmar o bloquear las vas que apoyaban la insurreccin. No obstante, a Mxico no le convena de ninguna manera alejarse de Inglaterra. El incidente queda olvidado de la agenda diplomtica y el problema de Yucatn se resuelve dentro de los marcos de poltica interna. Un asunto diplomtico muy importante para la poca, que qued en manos de Mariano Otero fue el relacionado con la colonizacin. El Ministerio de Relaciones Interiores y Exteriores se hizo cargo de la difusin del proyecto de colonizacin, el cual se refera fundamentalmente a invitar a los emigrantes de los pases europeos a poblar las tierras del norte de Mxico. Las legaciones mexicanas que estaban establecidas en Londres, Blgica, Espaa y Francia, se responsabilizaron de las campaas y de los trmites para facilitar la emigracin a nuestro pas. La colonizacin era un asunto importante para el gobierno mexicano, no slo representaba la va para poblar las grandes extensiones territoriales que se encontraban cerca del vecino pas del norte, sino tambin porque era una forma de llevar a cabo la colonizacin interna; es decir, se consideraba necesario aumentar la raza blanca pues los indios an tenan un espritu revolucionario que pretenda acabar con los que haban sido sus explotadores: los blancos; ese era el caso que se viva en Yucatn. Por otra parte, se consideraba que era el momento propicio para realizar la emigracin, pues Europa atravesaba por un periodo de revoluciones y se deca es probable que el emigrante encuentre en Mxico, medio 11 para hacer fortuna.
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Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano. Correspondencia diplomtica de la Legacin mexicana en Inglaterra, 1848, L-E-1638.

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En las comunicaciones que Otero mantiene con el encargado de negocios mexicanos en Pars, hace referencia a la propuesta de emigracin de poblacin francesa; el ministro de Relaciones se compromete a recabar datos precisos sobre los terrenos ideales para la colonizacin para distribuirlos a las familias que llegaran de Europa. De igual manera, le expone que se mandarn a elaborar planos exactos de los terrenos baldos en el pas. En su desempeo como ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, Mariano Otero trat otros asuntos fundamentales que trascendieron para la consolidacin del Mxico independiente. Uno de ellos fue la bsqueda de un mayor acercamiento diplomtico con pases como Francia e Inglaterra, y en general con Europa. Desde el punto de vista de Otero, era necesario que Mxico estuviera cerca de otra potencia que no fuera Estados Unidos, pues ahora este pas representaba una amenaza para la integridad territorial y la vida poltica nacional, debido a las grandes desventajas en que haba quedado nuestra nacin tras la guerra con aquel pas. El 29 de julio de 1848, Mxico restablece sus relaciones diplomticas con Francia; sin embargo, este acercamiento no es de gran apoyo para la nacin mexicana, pues en ese mismo ao se desatan los rumores de que un grupo de mexicanos haca insistentes invitaciones a los duques de Montpensier para que vinieran a instalar una monarqua. Por lo tanto, esta relacin resulta riesgosa, sobre todo, porque en ese ao se haba realizado en Francia un movimiento revolucionario encabezado por la burguesa industrial, el cual destruy el rgimen monrquico de Luis Felipe e instal un nuevo gobierno basado en una Asamblea Nacional Constituyente. Asimismo, se proclama a Francia como Repblica. El rgimen republicano permite una mayor participacin poltica de los diferentes sectores sociales, en este contexto, se vislumbra ya la participacin de la clase obrera, la cual encuentra el momento preciso para demandar reivindicaciones, pero su lucha queda aislada porque no recibe el apoyo necesario de todos los trabajadores. Las repercusiones de este acontecimiento no se hacen esperar en Mxico; aqu se empieza a temer por las influencias que puedan llegar a los simpatizantes del sistema republicano. El 11 de agosto de 1848, Otero dirige una carta al ministro plenipotenciario de Mxico en Londres, doctor Jos Mara Luis Mora, en donde le expresa que es necesario estrechar relaciones con Gran Bretaa y estar siempre alerta con Estados Unidos, adems de tomar con cierta cautela la
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relacin con Francia. En esa ocasin le expone la necesidad de difundir en algn peridico local el proyecto que tiene Mxico para aceptar emigrantes ingleses, esto debido a que ya se empieza a desechar la idea de facilitar la emigracin de franceses por temor a que llegaran con sus ideas comunistas y pudieran ocasionar problemas. Por otra parte, le comunica que la invitacin se ha hecho extensa a pases como Blgica, China, Alemania y Espaa. En este aspecto, Otero manifiesta que lo ms conveniente es que llegaran de Espaa por la similitud 12 de costumbres. En cuanto a las relaciones polticas que Inglaterra mantena con Mxico, puede decirse que eran amigables; sin embargo, en el ao de 1848 se deterioran por las presiones de los acreedores particulares ingleses que exigan sus pagos a nuestro pas. stos no haban podido pagarse durante el periodo de la guerra, por eso cuando sta termina, se pide al gobierno mexicano que destine los fondos recabados en la aduana de Veracruz al pago de la deuda. Al mismo tiempo, se insiste en que sean pagados los daos que sufrieron los sbditos britnicos por los estragos de la guerra. Al respecto, el Ministerio de Relaciones notifica al encargado de negocios de Inglaterra que no es posible hacer ese tipo de pagos, puesto que Mxico no es culpable de que se hayan daado las propiedades de los ingleses y, dado que la guerra ha sido perdida, el pas requiere ms que antes de la comprensin de los acreedores para esperar un poco de tiempo antes de recibir el pago. Esto es necesario debido a que el poco dinero que se recibira por la indemnizacin de los territorios vendidos sera destinado a reparar los bienes pblicos. Por otra parte, la situacin econmica del pas era endeble y el periodo de reconstruccin que se inicia en 1848 se enfrenta con mltiples obstculos antes de cumplir sus objetivos. Los pocos recursos obtenidos por la indemnizacin de la guerra fueron insuficientes para poner en marcha una recuperacin de la economa y del propio gobierno. En consecuencia, durante los primeros 5 meses de gobierno de J. Joaqun de Herrera, renuncian Mariano Riva Palacio, ministro de Hacienda, y Mariano Otero, ministro de Relaciones, debido al poco apoyo que tuvieron de los otros grupos polticos y a la aguda presin externa, lo cual bloque su afn por organizar el gobierno constitucional.
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Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano. Correspondencia con el Ministro plenipotenciario de Mxico en Londres, 1848, L-E-2099.

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Otero renuncia al Ministerio el 14 de noviembre de 1848, das ms tarde pasa a formar parte de la segunda Junta directiva de Crceles, desde entonces interviene directamente en la modernizacin del sistema penitenciario de la Ciudad de Mxico. En estas tareas de carcter meramente jurdico, Otero trabajara los ltimos das de su vida. Un producto de esta dedicacin son las iniciativas para la adopcin y establecimiento de un rgimen penitenciario en el Distrito Federal. En 1850 el ex ministro de Relaciones Interiores y Exteriores es vctima del clera, enfermedad que azot en ese ao a los mexicanos, la cual lleva a la tumba al ilustre jalisciense el 31 de mayo de dicho ao. Con la muerte de Otero se pierde un valioso pensador liberal para la vida poltica nacional.

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Jos Mara de Lacunza Blengio leo/tela 98 X 74 cm Autor: Mara Vzquez A., s/f Galera de Cancilleres Claustro de Tlatelolco, SRE

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JOS MARA DE LACUNZA BLENGIO

JOS MARA DE LACUNZA BLENGIO


Antonia Pi-Suer

os Mara de Lacunza naci el 16 de agosto de 1809 en la Ciudad de Mxico, siendo su padre el abogado y dramaturgo Juan Mara de Lacunza y su madre, Ana Blengio (o Blengua) procedente de una de las familias criollas ms connotadas de Veracruz. En 1812 naci su hermano Juan Nepomuceno, con el que estuvo siempre muy ligado ya que los dos tuvieron intereses muy similares. Fueron hurfanos a muy temprana edad, quedando bajo el amparo de su ta doa Guadalupe Blengio, que 1 segn Guillermo Prieto, era el tipo ms acabado de la matrona colonial. Los dos hermanos hicieron sus estudios secundarios y luego de jurisprudencia en el Colegio de San Juan de Letrn. Jos Mara fue profesor titular y suplente de varias materias e inclusive vivi all casi todo el tiempo, en un cuartito, al que don Guillermo llam celda. Los datos escassimos que tenemos de la juventud de nuestro personaje se los debemos a Prieto, quien en sus Memorias de mis tiempos, record su amistad con Lacunza. He aqu como lo describa fsicamente:
Frente levantada, hermosos ojos negros, grueso y patilludo, cuello apenas saliente de su ancho pecho y robustos hombros, actitud reflexiva, hablar sonoro, redoblando la erre de un modo particular. Su traje descuidado pero sin poder 2 tildar de soso ni de sucio.

En cuanto a su inteligencia, escriba:


En el colegio, nadie como Lacunza, era mi asombro por su carcter y por su temprana sabidura... Qu admirable era la inteligencia de Lacunza; conoca el latn perfectamente, hablaba el francs con singular correccin, el italiano le era familiar, y si no pronunciaba bien el ingls, lo traduca con elegancia su3 ma...

Don Guillermo continuaba explicando que el cuarto o celda de don Jos Mara estaba totalmente desmantelado, pero con muchos y buenos libros,
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Guillermo Prieto. Memorias de mis tiempos. Mxico, Librera de la Vda. de Bouret, 1906. p. 160. Loc. cit. 3 Ibidem. p. 72-73.

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y que sola pasarse horas enteras boca arriba en su catre, leyendo o estudiando, sin acordarse de probar bocado. En cuanto su carcter nos dej dicho que:
Le encantaba el sofisma de la discusin, era su placer apoderarse de los argumentos del contrario, ampliarlos, robustecerlos, hacerlos aparecer unos instantes como triunfando... para devastarlos de un soplo, exponiendo entre los escombros de sus raciocinios, anonadando a su adversario vencido... y volvin4 dole la espalda con indiferencia.

Esta brillantez de Lacunza hizo que, an siendo estudiante, se ganase una beca concedida por el entonces presidente Manuel Gmez Pedraza, para que pudiese sostenerse en sus estudios. Por ello vemos que, efectivamente, desde el punto de vista econmico, no tena una vida muy holgada. Tanto Jos Mara como Juan Nepomuceno se distinguieron desde muy jvenes por sus creaciones literarias. En 1836 fueron los fundadores, junto con sus amigos Guillermo Prieto, Manuel Carpio, Manuel Tossiat Ferrer y Andrs Quintana Roa, de la Academia de San Juan de Letrn. sta fue la primera institucin cultural en los anales de la historia de Mxico. Los estudiosos de la cultura mexicana nos dicen que con esta academia se iniciaron los movimientos romntico y nacionalista, que se expresaron en poemas y novelas cortas. Es interesante seguir de nuevo a Prieto en la narracin que hace acerca de cmo se form la institucin:
Concurramos a hora determinada los nombrados al cuarto de Lacunza, y tan de su gusto era la tertulia que ste se daba traza para que no lo distrajese ocupacin chica ni grande... Arrellanbase en su silln, con su levita caf de trabajo, en que rea insolente uno que otro chirlo con licencia absoluta, ni haba gorrito, ni pantufla, ni nada del uniforme de bufete como hoy se estila... Despus de leer el autor la composicin, pedamos la palabra para hacer notar sus defectos, y a veces aqulla era una zambra tremebunda... Por estricta mayora se aprobaba o se correga la composicin. Tenan ostensiblemente aquellos ejercicios literarios el aspecto de un juego, pero en el fondo y merced al saber de Lacunza, los nuestros eran verdaderos estudios dirigidos por l las ms de las 5 veces.

Al decir de Prieto, la Academia tambin tuvo gran importancia al democratizar los estudios literarios y distinguir slo el mrito, sin importar ni la 6 edad, ni la posicin social, ni los bienes de fortuna. Es evidente que, junto
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Ibidem. p. 73. Ibidem. p. 165-166. 6 Ibidem. p. 216.

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con el Ateneo Mexicano, de posterior fundacin, fue la institucin cultural de mayor importancia en el Mxico de aquellos aos. Los rganos de difusin de estas asociaciones: El Ao Nuevo, El Museo Mexicano, El Liceo y El Ateneo Mexicano, tuvieron una buena circulacin. En ellos aparecan las obras de nuestros jvenes e ilustres literatos. La novela corta Netzula 7 de Lacunza apareci publicada en El Museo Mexicano en 1837. Vemos pues, que la labor cultural de don Jos Mara fue de primera importancia. Su inters por la promocin de la cultura y por la educacin no qued slo limitada al Colegio y a la Academia de San Juan de Letrn, sino que tambin se extendi al Colegio de San Ignacio, mejor conocido como de las Vizcanas. A partir de 1844 fue miembro de la mesa directiva que 8dependa de la Cofrada de Aranzaz, llegando a ser rector de la misma. Se preocup por elevar el nivel educativo tanto del Colegio mismo como de las escuelas pblicas anexas que se haban creado a fines del siglo XVIII para instruir a las nias pobres que vivan en los alrededores de la institucin vizcana. Introdujo en ellas el novedoso sistema lancasteriano, en el que toda nuestra lite decimonnica puso sus esperanzas para una 9 ms rpida y extensa educacin de las clases populares. Tambin se preocup por cuestiones de sanidad de las alumnas y del medio en que vivan, por lo que vemos en nuestro personaje un compromiso social que sostuvo a lo largo de su carrera poltica. Sabemos de la carrera poltica de Lacunza a partir de la guerra con Estados Unidos. Perteneca al grupo liberal moderado que promovi la paz, y apoy a Manuel de la Pea y Pea, presidente de la Suprema Corte de Justicia, a cargo del Ejecutivo. Por aquellos aos fue muy amigo de Jos Mara Lafragua y gracias a la Miscelnea Poltica que ste nos leg, sabemos de sus vicisitudes en aquellos difciles tiempos. Ambos fueron colaboradores y consejeros de don Manuel y as describe Lafragua su quehacer poltico en Quertaro:
Podemos decir que aquel gobierno se compuso de De la Pea, Anaya, Rosa Lacunza y yo. En. consecuencia, bueno o malo, en lo que se hizo tuvimos una parte activa. Nuestra existencia fue muy trabajosa, no haba dinero, todo el pas
Esta novela ha sido atribuida a Jos Ma. Lafragua, quien firmaba con las mismas iniciales que Lacunza. Despus de un detenido estudio sobre la cuestin, Celia Miranda Carabs sostiene que su autor fue Jos Ma. Lacunza, Cfr. C. Miranda C. La novela corta en el primer romanticismo mexicano. Mxico, UNAM, 1985. p. 127. 8 Josefina Muriel. El Real Colegio de San Ignacio de Loyola. Los vascos en Mxico y su Colegio de las Vizcanas: (1734-1863). Mxico, CIGATAM, 1987. p. 55 y 66. 9 Antonia Pi-Suer Llorens. El Colegio de la Paz (1861-1982). Los vascos en Mxico y su Colegio de las Vizcanas. p. 76-79.
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estaba en desconcierto. Paredes conspiraba por un lado, el Gobierno de San Luis por otro, Santa Anna haca los ltimos esfuerzos y los puros nos hacan diaria guerra dentro de la ciudad... y sin embargo de esto, fue una poca grata para m, porque tenamos plena conciencia de lo que hacamos y porque entre 10 los cinco hubo siempre la unin ms cordial.

Recordemos que la actitud tomada por los moderados respecto a la guerra fue criticada por tirios y troyanos. Una prueba de ello fue lo que dijo el peridico La Bandera del Pueblo acusando a Lacunza y a Lafragua de ser agentes 11 de los norteamericanos y haber sido sobornados por el oro extranjero. El 19 de mayo de 1848, nuestro personaje fue uno de los 51 diputados que votaron por aceptar la paz y ratificar los Tratados de Guadalupe Hidalgo. En aquel mismo ao fue electo como presidente de Mxico Jos Joaqun de Herrera, quien llam a Mariano Otero como secretario de Relaciones Interiores y Exteriores; luego el cargo fue ocupado por Luis G. Cuevas. Y por renuncia de este ltimo a principios de mayo de 1849, Lacunza fue nombrado en su lugar. Desde aquel momento hasta principios de enero de 1851 en que advino el general Mariano Arista al poder, nuestro personaje ocup la Cartera de Relaciones. Durante este ao y medio ejerci medidas de poltica exterior que defendieron la soberana de Mxico y de las que daremos cuenta ms adelante al referimos a su gestin como ministro del Exterior. Como a la vez lo fue del Interior, es necesario insistir en que durante su gestin se preocup por: el problema de la colonizacin, el reparto de la tierra, la adecuacin entre el poder de los estados y de la 12 Federacin, la instruccin pblica y las mejoras de la Ciudad de Mxico. Mucho se le critic en aquel entonces por su postura anticonservadora, misma que le llev a impedir el acceso del recin fundado partido conservador al gobierno del Ayuntamiento de la capital. Actitud un tanto turbia que le vali una acusacin de Arango y Escandn y que tuvo que defender 13 ante la Cmara de Diputados, la que finalmente lo absolvi. Recordemos que los gobiernos liberales moderados que vinieron despus de la guerra con Estados Unidos tuvieron que sortear unos aos
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Jos Ma. Lafragua. Miscelnea poltica. Manuscrito, s. f. Loc. cit. 12 Memoria del Ministerio de Relaciones Interiores y Exteriores leda al Congreso general en enero de 1850. Mxico, Imprenta de Vicente Garca Torres, 1851; Memoria leda en las Cmaras en 1851 por el Secretario de Relaciones Interiores y Exteriores. Mxico, Imp. de Vicente Garca Torres. 13 Niceto de Zamacois. Historia de Mjico, desde sus tiempos ms remotos hasta nuestros das. Barcelona-Mjico, J.F. Parrs y Ca., 1880, t. 13, p. 410-418.

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muy difciles. Trataron de sacar al pas de la desastrosa situacin material y moral en que se encontraba, y en esta labor encontraron escollos por doquier. Lacunza expres muy claramente la postura del gobierno del general Herrera al trmino de su periodo presidencial:
Extrao parecera que este cuadro de mejora a las personas que se han acostumbrado a no ver ms que males en la suerte de la Repblica; pero l es realmente ms ventajoso que el que pudiera presentarse en cualquier periodo de igual duracin de la existencia de la nacin mexicana: ha sido hecho el progreso bajo auspicios los ms adversos que pudieran imaginarse, y en cuanto a su verdad, los monumentos existen para atestiguarla. La administracin que va a concluir, no por la violencia, sino por obedecer a la ley, se retira sin remordimiento, pues lleva la conciencia de haber hecho todo lo que ha podido y mucho 14 ms de lo que se esperaba en beneficio pblico.

Una vez Arista en el poder, Lacunza fue nombrado ministro plenipotenciario en Londres, para sustituir a Jos Mara Luis Mora, quien acababa de fallecer. El 18 de enero se turn su ratificacin al Senado con esta nota de Mariano Yez, ministro de Relaciones Exteriores: Quiere el seor Presidente confiar esa misin diplomtica a una persona que por sus talentos, ilustraciones, patriotismo y relevantes servicios pueda representar a la nacin en una de las primeras potencias de Europa con la dignidad que 15 corresponde. Ignoramos por qu nuestro personaje no fue a Londres. Permaneci en la Ciudad de Mxico sin ocupar ninguna Cartera, pero tal parece que su amistad con el nuevo presidente fue muy estrecha. Segn el ministro plenipotenciario de Espaa, Juan Antoine y Zayas, don Jos Mara era capaz 16 de prestarse a cualquier gnero de exigencia que ocurriese al general. Tena gran fe en la capacidad de Arista, y al festejar su llegada al poder augur un magnfico destino a Mxico. Por ello brind porque unidos todos los republicanos y sin distincin entre ellos, con el general Arista a 17 su cabeza, como lo estn ahora, hagan la felicidad de la patria. Para principios de 1852 Lacunza era presidente del Senado y como tal tuvo que
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Memoria leda en las Cmaras en 1851 por el secretario de Relaciones Interiores y Exteriores. Mxico, Imp. de Vicente Garca Torres, 1851. p. 43. 15 Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano, Jos Ma. Lacunza. Expediente personal. LE 371. f. 32. 16 AEEM, Caja 52. Despacho N 69. 17 Enrique Olavarra y Ferrari, Mxico independiente. Mxico a travs de los siglos. Mxico, Cumbre [s.f.], t. 8. p. 316.

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firmar la aceptacin de la renuncia de Arista, quien, ante las continuas insurrecciones que hicieron imposible su gobierno, decidi dimitir a su cargo. Con esta renuncia termin el periodo liberal moderado que haba durado de 1848 a 1852, y empez la dictadura santannista. Don Jos Mara no colabor con el gobierno de Santa Anna y se dedic a sus labores culturales en la Academia de San Juan de Letrn, en el Ateneo Mexicano y en el Liceo Artstico, del que ocup entonces la Presidencia. Tambin sobresali como uno de los abogados ms importantes de la capital. Si bien, como dijimos, no asumi puesto poltico alguno, no por ello dej de recibir, de manos de su Alteza Serensima, la condecoracin de la Orden de Guadalupe, con que haba sido agraciado por Po IX en 18 junio de 1849. Lacunza fue un firme creyente y practicante a lo largo de su vida, y como tal quiso conjugar sus ideas progresistas con sus creencias, por lo que su liberalismo fue siempre de tinte moderado. Al triunfar el Plan de Ayutla y retornar a finales de 1855 los moderados al poder, 19 nuestro personaje volvi a la poltica. Para finales de aquel ao fue nombrado magistrado propietario de la Suprema Corte de Justicia; en enero de 1856 ocup la vicepresidencia de la misma, y en noviembre, debido a la muerte de Luis de la Rosa, accedi a presidente de aqulla. Varias veces apareci su nombre como posible ministro de Hacienda del gobierno de Comonfort, puesto que nunca asumi. Coincidi con Benito Jurez en la candidatura para presidente constitucional de la Suprema Corte, pero don 20 Benito lo super por muchos votos; sin embargo, sigui como magistra21 do propietario. No tenemos datos acerca de sus actividades durante la guerra de Reforma, pero a partir de 1861 su nombre volvi a figurar con insistencia. Estuvo a cargo de la Direccin General de Fondos e Instruccin Pblica, puesto de bastante importancia, pues supervisaba tanto la educacin que se haba convertido en nacional como los fondos con los que se provea a las 22 escuelas. Jurez le tena confianza, por lo que fue uno de los consejeros que mand llamar para acordar con ellos la suspensin de pagos a las Convenciones Extranjeras. A finales de 1861 y ante la renuencia de Zamacona a la Cartera de Relaciones, se manej el nombre de Lacunza como
Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores. Archivo Histrico Diplomtico Mexicano. Jos Ma. Lacunza. Expediente personal. LE 371. f. 66 y Le Trait dUnion, 28 de enero de 1854. 19 Jorge Tamayo. Benito Jurez: documentos, discursos y correspondencia. Mxico, Libros de Mxico, 1975. vol. 4. p. 797. 20 Hubo 67 aspirantes y se obtuvo un total de 6 233 votos, de los cuales 3,809-61% para Jurez, 556-8.92% para Lacunza y 250-421% para Miguel Lerdo de Tejada. 21 J. Tamayo. Op. cit. vol. 1. p. 286 y 429. 22 A. Pi-Suer. Op. cit. p. 77.
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posible sucesor. Se le ofreci y se neg. Sin embargo, en abril de 1862, Jurez lo nombr ministro de Hacienda en lugar de Jos Gonzlez Echeverra. As, qued prevista su marcha a Orizaba, junto con Jess Tern, para 24 llegar a un arreglo con los intervencionistas, mismo que no se logr ya que por aquellos das advino la ruptura entre las potencias involucradas, retirndose de Mxico las tropas espaolas e inglesas. A partir de 1863, el nombre de Lacunza ya no apareci entre los de las personas que rodeaban o apoyaban a Jurez. Recordemos que en septiembre de aquel ao hubo 25 una gran querella entre moderados y radicales, seguramente el distanciamiento del grupo juarista por parte de don Jos Mara advino tambin por aquellas fechas. En 1864 Lacunza, junto con varios otros liberales moderados, vino a engrosar las filas imperialistas. Acerca de la colaboracin con el Imperio por parte de varios connotados moderados, Jess Tern escribira desde Europa a Jurez:
La unin de algunos moderados al Archiduque es ciertamente para l una victoria y para m particularmente un sentimiento, por contarse entre ellos varios amigos de mi estimacin; pero como suceso poltico no debe sorprender, pues ya se sabe que el partido moderado da, de tiempo en tiempo, un repuesto al conservador. La entrega de Escudero, Lacunza, Siliceo et al. al Archiduque no 26 es ms que uno de esos contingentes.

Al adherirse al Imperio, Lacunza fue adquiriendo un papel cada vez ms importante. Empez por formar parte de una Legacin encargada de examinar conforme al Convenio de Miramar las reclamaciones de sbdi27 tos franceses por daos y perjuicios. El 5 de junio coma con el emperador Maximiliano y varios liberales moderados como Jos Fernando Ram28 rez y Rafael Martnez de la Torre. Para diciembre de aquel ao se constituy el Consejo de Estado formado por conservadores y liberales modera29 dos y Lacunza fue nombrado presidente del mismo. Durante el ao de
J. Tamayo. Op. cit. vol. 5. p. 355. Ibidem. vol. 1, p. 342. 25 Walter V. Scholes. Poltica mexicana durante el rgimen de Jurez: 1855-1872. Mxico, FCE, 1972, p. 129-144. 26 J. Tamayo. Op. cit. vol. 9, p. 634. 27 Manuel Rivera Cambas. Historia de la intervencin europea y norteamericana en Mxico y del Imperio de Maximiliano de Habsburgo. Mxico, Tipografa de Aguilar e hijos, 1980. vol. 2. p. 469. 28 Manuel Payno. Cuentas, gastos, acreedores y otros asuntos del tiempo de la intervencin francesa y del imperio de 1861 a 1867. Mxico, Secretara de Hacienda y Crdito Pblico, 1981. p. 694. 29 M. Rivera Cambas. Op. cit. vol. 2. p. 525.
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1865, Lacunza figur muchsimo en la poltica cultural del Imperio, recordemos que se fund la Academia de Ciencias y Literatura y fue don Jos 30 Mara el encargado de dar el discurso inaugural. Para 1866, al morir el ministro francs de Hacienda, Langlais, se le confiri a Lacunza esta Cartera, as como la presidencia del Consejo de Estado. Ah su gestin fue muy difcil, ya que el erario estaba agotado y era imposible obtener ms recursos, tanto por medio de impuestos como por los rditos de las adua31 nas. Lacunza consider que la nica salvacin era un prstamo francs, despus de muchos regateos con Bazaine ste accedi a darle la mitad de lo que le peda. Las tensiones entre ambos se hicieron pblicas. Bazaine se retir con parte de las tropas francesas y Lacunza dio a conocer su opinin de que la alianza con Francia era la nica solucin para que el Imperio 32 pudiera mantenerse. En agosto del mismo ao corri la voz de que Maximiliano haba abdicado y de que haba establecido una Regencia en forma de triunvirato compuesto por Lacunza, Lpez Uraga y Vidaurri, los tres antiguos libera33 les entregados ahora a la causa imperial. Despus de varios otros acontecimientos, que no cabe aqu pormenorizar, en noviembre de aquel ao hubo una reunin en Orizaba entre el emperador, su Consejo de Estado y sus ministros, para analizar la posible abdicacin del monarca. Tras largas deliberaciones, el 26 de noviembre, el voto de calidad de Lacunza fue el 34 que defini la situacin: Maximiliano no deba, por el momento, abdicar. A principios de 1867 don Jos Mara se haba convertido en el ms importante consejero del emperador. Asumi el cargo de ministro de Estado y de 35 presidente del Consejo de Estado. Al irse Maximiliano a Quertaro esta vez s nombr una Regencia, cuyos miembros fueron Jos Mara Lacunza, Teodosio Lares y Leonardo Mrquez. El emperador le hizo llegar su abdicacin a nombre de la Regencia a Lacunza; y ste deba de hacerla pblica 36 despus del fusilamiento del emperador. El 19 de junio, dos das despus de la muerte de Maximiliano, don Jos Mara se exili en La Habana, Cu37 ba, en donde muri en 1869.
El Diario del Imperio. 7 y 8 de julio de 1865. M. Rivera Cambas. Op. cit. vol. 3. p. 67-68. 32 Ibidem. vol. 3. p. 262. 33 J. Tamayo. Op. cit. vol. 11. p. 436. 34 Samuel Basch. Recuerdos de Mxico. Memorias del mdico ordinario del emperador Maximiliano. 1866-1867. Mxico, Nabor Chvez, 1870. p. 81-82. 35 J. Tamayo. Op. cit. vol. 11, p. 835. 36 Francisco de Paula de Arrangoiz. Mxico desde 1808 hasta 1867. Mxico, Porra, 1974 (Coleccin Sepan Cuntos, 82). p. 866. 37 J. Tamayo. Op. cit. vol. 12. p. 1081.
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No cabe duda de que la carrera de Lacunza est llena de luces y de sombras. Pas de ser un entusiasta republicano a un defensor a ultranza de la causa imperial. Debido a esto su figura casi ha desaparecido de las historiografas mexicanas. Creemos que su decisin de colaborar con el Imperio requiere de una serie de planteamientos, muchos de ellos psicolgicos, que nos son imposibles de desentraar. Debemos recordar que Guillermo Prieto, su gran admirador, lo describi como un hombre de gran frialdad, reservado, de pocos amigos, de un exarcebado amor propio y hbito autoritario. Seguramente estos rasgos de carcter lo llevaron a un desapego emocional hacia una causa que consideraba estaba mal dirigida. Tambin dijo que su espritu cientfico le haca asumir los problemas polticos como si fuesen matemticos, sin involucrar para nada su individualidad en los resultados de sus operaciones, lo que vendra a explicar la facilidad con que cambi de bando. Es interesante referimos a los razonamientos que el propio Lacunza escribi en una carta dirigida a Bazaine en julio de 1866. En ella explicaba el porqu de su adhesin al Imperio:
Vuestra Excelencia comprender que el hecho de que una gran parte de los mejicanos ha aceptado la intervencin francesa, de que ha aceptado igualmente el imperio y lo sostiene hoy, a pesar de los principios republicanos, que fueron los de su niez, establece un poderoso argumento porque a la idea de intervencin y de imperio va unida la de la buena fe del orden, de la fidelidad al gobierno y, por consiguiente, la de la independencia de la raza latina en el Nuevo 38 Mundo.

Es evidente que Lacunza haba perdido totalmente la fe en la causa republicana y que pensaba que la nica salvacin para Mxico era la intervencin europea. Sabemos que como l hubo muchos que desesperaron de la situacin a la que haba llegado el pas. Pensaron que haban tomado la va equivocada y que al rectificar el camino, Mxico llegara a la meta propuesta. Esta confianza ciega en el progreso, por lo dems tan decimonnica, queda bien plasmada, adems, en la carta arriba mencionada: No es dado al hombre detener ni acelerar la marcha del tiempo que es el elemento de toda clase de bien y de progreso; para que produzcan su efecto los planes, tengo confianza de que no engaarn nuestras esperanzas, que 39 necesitan inevitablemente cierto periodo para ponerlos en prctica.

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N. de Zamacois. Op. cit. vol. 18. p. 406. Ibidem. vol. 18. p. 404.

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Podemos llamar traidor a Lacunza? Esta palabra puede utilizarse en poltica pero no cabe en historiografa. Que nuestros historiadores del siglo pasado, en que el discurso histrico estaba al servicio de la poltica, lo utilizasen tiene una explicacin. Pero nosotros, a finales del siglo xx, no podemos asumir la misma postura. Es innegable que Lacunza no tuvo suficiente visin poltica ni fe en el devenir republicano, no slo a nivel mexicano sino a nivel mundial. No creemos que se le pueda acusar de ser antinacionalista, pues lo que le hizo apoyar al gobierno monrquico fue su afn de salvar al pas. Evidentemente se equivoc, pero no por ello debemos de condenarlo, slo tratar de comprenderlo.

Jose Ma. Lacunza como canciller Pasamos ahora a la gestin de Jos Mara Lacunza como secretario de Relaciones Exteriores. Recordemos que ocup esta Cartera en los aos de 1849 a 1851, y unos meses en 1852. Los problemas ms importantes a los que tuvo que enfrentarse fueron con Espaa y con Estados Unidos de Amrica del Norte. A nuestro parecer a ambos les dio buena solucin, pues se bas siempre en el principio de la defensa de la soberana nacional.

1. Poltica respecto a Espaa En 1849, el gobierno de Su Majestad Catlica pidi que el de Mxico instrumentase la Convencin de 1847, por la cual se haba acordado entre los dos pases el pago, por parte de Mxico, a los acreedores espaoles. Para comprender este asunto, es necesario remitimos a 1836. Por el artculo 7o. del Tratado de Paz y Amistad firmado entre los dos pases se deca que debido
a que por la ley de 28 de junio de 1824 la Repblica Mexicana haba reconocido voluntaria y espontneamente como propia y nacional toda deuda contrada sobre su erario por el gobierno espaol de la metrpoli y por sus autoridades mientras rigieron a la hoy independizada nacin mexicana hasta que del todo cesaron de gobernarla en 1821. No existiendo adems en Mxico confisco alguno de las propiedades que pertenecieron a sbditos espaoles, la Repblica Mexicana y el Gobierno de S.M.C. por s y sus herederos y sucesores, de comn conformidad, desisten de toda reclamacin o pretensin mutua que sobre los expresados puntos pudieran suscitarse y declaran que quedan las dos partes 358

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enteramente libres y quitan desde ahora y para siempre de toda responsabilidad 40 en este asunto.

La ley de 1824, que invocaba el Tratado, deca que Mxico reconoca como suyos los crditos contrados con los mexicanos por el gobierno virreinal desde el 17 de septiembre de 1810 hasta la entrada del Ejrcito Trigarante a41 la Ciudad de Mxico, siempre que se acredite el no haber sido voluntario. Es evidente que entre el Tratado y la Ley en la que se basaba haba grandes contradicciones, puesto que el primero asuma toda la deuda virreinal y la segunda slo la contrada entre 1810 y 1821. ste sera uno de los problemas que los dos pases tendran que resolver llegado el momento de las reclamaciones. Mismas que no tardaron en llegar, y en 1847, por razones que no viene al caso explicar aqu, en plena guerra con Estados Unidos, el gobierno santannista accedi a firmar una Convencin o Tratado por la que Mxico reconoca su deuda con los acreedores espaoles, mismos que eran avalados por la Legacin espaola. En esta forma, la deuda interna mexicana se convirti en deuda extranjera, a pesar de que en el Tratado de 1836 haba quedado bien claro que Mxico la reconoca como propia y nacional y que ambos42pases quedaban libres y quitos de toda reclamacin o pretensin mutua. La Convencin de 1847 no fue ratificada por el Congreso mexicano, y en 1849 el gobierno espaol reclam la puesta en ejecucin de este convenio. Se lleg entonces a otro arreglo, por el que el gobierno mexicano dispuso que se separase un fondo de las aduanas para pagar a los acreedores 43 espaoles. Tan pronto asumi el Ministerio de Relaciones Exteriores, Jos Ma. Lacunza dio rdenes de que aquellos fondos no fuesen entregados a la Junta Administrativa que se haba creado para el arreglo de la Convencin. Ello indign al ministro plenipotenciario espaol, Juan Antoine y Zayas, quien consider que Mxico estaba rompiendo un tratado internacional. Lacunza le contest que la Convencin no era vlida, primero, porque no haba sido aprobada por el Congreso, requisito constitucional y por lo tanto ineludible, y segundo porque haba en ella vicios, gra44 vmenes e inconvenientes legales y de ejecucin. Entonces don Jos
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Antonio de la Pea y Reyes. Insubsistencia de una Convencin. Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores, 1928. p. 5. 41 Loc. cit. 42 Manuel Payno. La Convencin espaola. Mxico, Imprenta de Ignacio Cumplido, 1857. p. 27. 43 Resea Histrica de las negociaciones diplomticas entre Espaa y Mxico. Madrid, Tipografa de J. Casas y Daz, 1857. p. 12-14. 44 Ibidem. p. 19.

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Mara propuso la apertura de una negociacin, con la idea de llegar a un nuevo tratado, mientras que el ministro espaol, ya autorizado por su gobierno, se opuso a aceptar la nulificacin del Convenio de 1847, aceptando 45 slo que se le hiciesen unas cuantas modificaciones. Mientras se negociaba este asunto, en medio de una evidente tirantez entre los dos pases, el Ministerio mexicano de Hacienda decret la Ley de Crdito Pblico del 30 de noviembre de 1850, por la que se regulaba la deuda pblica. Se dispona que se consolidase en un fondo comn toda la deuda mexicana y que los acreedores que en el trmino de 30 das no entrasen en arreglos con el gobierno, si bien conservaran sus ttulos y derechos originarios, su pago quedara deferido por espacio de 10 aos. De hecho, el plan del gobierno era dejar sin objeto las convenciones extranjeras y arreglarse particularmente con los acreedores. El Congreso aprob esta Ley y las legaciones se inconformaron, pues ello les negaba46el derecho de reclamar el pago de lo que se les deba a sus nacionales. S hay que reconocer que la medida del gobierno del general Herrera fue inesperada y demasiado generalizadora, no cabe duda que tena por objeto arreglar la cuestin financiera que, como siempre, tena al gobierno en ascuas. En lo que concierne a la Convencin espaola, Lacunza saba bien que en ella aparecan acreedores fraudulentos, adems de que, al aceptar a la deuda como extranjera, se atentaba contra los intereses de Mxico y aun contra la soberana nacional. Queremos insistir en que la poltica seguida por don Jos Mara en el asunto del convenio con Espaa fue la misma 47 que cuatro aos ms tarde asumi Lucas Alamn, conocido por su hispanofilia, pero tambin por su apego a la integridad nacional.

2. Poltica respecto a Estados Unidos En el Tratado de Guadalupe Hidalgo el gobierno mexicano haba logrado no acceder a la presin de los comisionados estadunidenses acerca de los derechos adquiridos por varios ciudadanos de Estados Unidos sobre el paso por el Istmo de Tehuantepec. La insistencia se basaba en el privilegio de Jos Garay que, otorgado en 1842 a aquel ciudadano mexicano, haba venido a dar en manos norteamericanas. Es importante recordar que la
La Convention Espagnole. Rponse au Mmoire compos a ce sujet par don Manuel Payno. Pars, Imprimerie de Guiraudet et Jouast, 1858. p. 19. 46 Memoria leda en las Cmaras en 1851 por el secretario de Relaciones Exteriores, Mxico, Imp. de Vicente Garca Torres, 1851. p. 5-7. 47 A. de la Pea y Reyes. Op. cit. p. 4-7.
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concesin inclua el compromiso de construir una va de ferrocarril y la apropiacin de 10 leguas de tierra de cada lado del paso del ferrocarril. Garay, a quien se prorrog varias veces la concesin, no cumpli con ella, y en 1846 la traspas a la casa britnica Manning y Mackintosh, la cual tampoco hizo nada, y pocos meses antes de que se caducase la concesin, 48 en 1848, la vendi a la compaa Hargous Brothers de Nueva York. Desde luego toda esta operacin haba sido muy turbia; ahora involucraba a una casa estadunidense, lo que permitira al gobierno de Estados Unidos, tan interesado en aquel paso, a intervenir en los asuntos mexicanos. La ltima prrroga de la concesin de Garay caduc el 5 de noviembre de 1848 y, temiendo que el gobierno mexicano tomase medidas en la cuestin, el de Washington, dio instrucciones a su ministro en Mxico, Nathan Clifford, de insistir en la validez del contrato celebrado con Garay en 1842 y en la obligacin de Mxico de respetar los derechos que por l tenan adquiridos varios norteamericanos. El encargado de negociar con el ministro norteamericano fue Jos Mara Lacunza, en calidad de secretario de Relaciones Exteriores. Nuestro personaje manej el asunto de manera muy acertada, poniendo siempre en primer lugar la integridad de la soberana nacional. Clifford fue sustituido por Robert P. Letcher, quien lleg con un proyecto de convenio que deba presentar a las autoridades mexicanas; Lacunza lo revis y le hizo un sinnmero de modificaciones, pues consider que por l, Mxico perda soberana en parte de su territorio. Por ejemplo, en una de las clusulas, el gobierno de Estados Unidos estipulaba que: cada una de las partes podr emplear la fuerza militar o naval que considere necesaria, la cual ser amigablemente admitida en las bahas del Istmo y se le permitira ocupar la lnea del camino la parte indispensable 49 del terreno adyacente. Y Lacunza lo cambi estipulando lo siguiente:
Ambos gobiernos prestarn entera proteccin a la apertura de la comunicacin, ya durante sus trabajos de construccin, ya despus por el trmino del privilegio, debiendo usar para ello todos los esfuerzos que les sean posibles; mas esta obligacin ser cumplida constantemente por Mxico; pero por los Estados Unidos slo en el caso de ser para ello requeridos por el Gobierno de Mxico y en el modo y trminos que por ste se le pida: sin que esta clusula pueda interpretarse de modo que les sea lcito prestar auxilio que suponga el uso de la fuerza o autoridad antes de ser requeridos, ni mucho menos contra autoridades
Josefina Zoraida Vzquez y Lorenzo Meyer. Mxico frente a los Estados Unidos. Ensayo Histrico: 1776-1980. Mxico, El Colegio de Mxico, 1982. p. 62. 49 J. Tamayo. Op. cit. vol. 3. p. 160.
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mexicanas, pues el Gobierno de Mxico ser el que nicamente deber inter50 venir para remover esta clase de obstculos.

Estados Unidos present un nuevo proyecto, firmado por Manuel Gmez Pedraza, ministro mexicano en Washington, y por el propio Letcher. Este convenio fue enviado a Mxico, y luego, el ministro estadunidense present varias modificaciones introducidas por su gobierno. Lacunza se neg rotundamente a aceptarlas; Letcher pidi audiencia con el general Herrera para ver si poda convencerlo, y ste contest que deba consultarlo con su gabinete. Se impuso el punto de vista de Lacunza y el tratado no se firm en el periodo durante el cual fungi como ministro de Relaciones Exteriores. Si bien la labor de Jos Mara Lacunza como ministro de Relaciones Exteriores no fue extensa en el tiempo, hay que reconocer que siempre estuvo basada en un acendrado nacionalismo, por lo que hay que recordarlo como un canciller siempre entregado a salvaguardar la integridad y soberana nacionales.

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Loc. cit.

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Mariano Yez leo/tela 98 X 74 cm Autor: S. Martnez Bez, s/f Galera de Cancilleres Claustro de Tlatelolco, SRE

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Eduardo Giles

on Mariano Yez naci en 1795, en la Ciudad de Mxico en el seno de una familia tradicional de la poca, donde imperaba un alto sentido de responsabilidad y disciplina. Inducido por el buen ejemplo de su familia, desde muy pequeo, el joven Mariano Yez mostr gran dedicacin a los estudios, as como una profunda vocacin de servicio, que despus pudo manifestar durante el ejercicio de su profesin como abogado. Ocup diversos cargos importantes en el gobierno, demostrando siempre su amplia capacidad como administrador y funcionario, cualidades que le permitieron obtener la confianza de sus superiores, por lo que fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores del 16 al 28 de abril de 1851. Su dedicacin y empeo al frente de las diversas tareas que le fueron encomendadas contribuyeron a que el 29 de abril de 1851, fuera nombrado ministro de Hacienda, cargo que ocup hasta el 24 de mayo de ese ao. Ms tarde, el 23 de octubre de 1852, el general Mariano Arista lo nombr, por segunda ocasin, ministro de Relaciones Exteriores, fungiendo como tal hasta el 10 de diciembre del mismo ao. Es bien sabido que al presidente Arista le correspondi un periodo esencialmente difcil de la historia nacional. La inestabilidad, en una palabra, fue el significado caracterstico & la poca. Como ejemplo basta mencionar la cantidad de levantamientos y asonadas que tuvo que soportar, hasta la final que lo derroc ese julio de 1852, con el llamado Plan de Guadalajara, que entre otras cosas, invitaba al sempiterno caudillo Santa Anna, a volver al pas para hacerse cargo, nuevamente de su destino. Durante su gestin como ministro de Relaciones Exteriores, Mariano Yez se preocup, adems de los graves asuntos que tuvo que tratar con el exterior, por regularizar aspectos de carcter administrativo que hicieron ms gil el desempeo de la Cancillera tanto a nivel interno como a externo. Era comn en esa poca que los salarios de los funcionarios tuvieran constantes retrasos, porque las arcas nacionales no contaban con recursos suficientes o bien, por cuestiones de correo. El propio Yaez, experiment algunas dificultades para cobrar su salario en ms de una ocasin.

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Entonces, los diplomticos mexicanos servan a la patria siempre con la incertidumbre del pago puntual de sus emolumentos, gastando en ocasiones de su propio peculio para la manutencin, incluso de las embajadas y puestos a su cargo. Mariano Yez consideraba que independientemente de la vocacin, nimo y sentido de responsabilidad que distingua a nuestros diplomticos, era imprescindible que se regularizara, en la medida de lo posible, el pago de sus salarios a tiempo. De ah su preocupacin, durante el corto tiempo que permaneci al frente de la Cancillera, de encontrar una solucin a ese problema. El Decreto del 24 de agosto de 1852, estipulaba la plantilla de personal del Ministerio de Relaciones Exteriores que reduca el nmero de empleados de 21 a 17. Ese mismo documento sealaba que el ingreso del personal a la Cancillera se deba hacer mediante un concurso de mritos, arguyendo que con ello se buscaba impedir que los cambios polticos trastocaran la administracin pblica. Curiosamente, en esa poca la Cancillera adems de las actividades diplomticas tena a su cargo la administracin de las obras en la capital. El reglamento de Ministro de Relaciones expedido el 12 de octubre de 1852 constaba de 72 artculos, muchos de ellos consagrados a la administracin y contena una serie de funciones centrales de la Oficiala Mayor. Ese reglamento ya contempla la reincorporacin a la Cancillera de los diplomticos que regresaban al pas, no obstante que adoleca de imprecisiones sobre rangos y jerarqua. En el contexto histrico, durante el periodo en que Mariano Yez fue ministro, las relaciones con Europa fueron tensas, mismas que se caracterizaron por una serie de reclamos diplomticos en favor de los acreedores extranjeros con los que el gobierno haba contrado obligaciones o bien, por indemnizaciones y perjuicios supuestos o reales causados por el gobierno mexicano. Fue de tal magnitud la presin que tuvo que soportar el general Arista, que se vio obligado a aceptar onerosas condiciones de pago por concepto de deuda externa y otras obligaciones, principalmente respecto a Inglaterra, cuya posicin result ser la ms intransigente. Con los ingleses haba desacuerdo por lo que se refiere al conflicto de la Repblica con Estados Unidos y respecto al asunto de la guerra de castas en Yucatn. Mxico haba pedido el respaldo e intermediacin de la Corte inglesa para que se hiciera respetar el Tratado de las Floridas, celebrado con Espaa en 1819 y para que fuera garante de las obligaciones que resultasen del Tratado de paz con Estados Unidos. El gobierno britnico respondi en forma negativa a la solicitud de Mxico; aduca que el gobierno estadunidense
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poda considerar una actitud de mediacin como una posicin intervencionista. Tambin Francia haba mostrado una actitud hostil a Mxico, favoreca las pretensiones de Norteamrica, debido al inters que tena de contar con la ayuda de la Marina estadunidense en caso de futuros conflictos con Inglaterra. El ministro Mariano Yez siempre fue muy escrupuloso de la disciplina dentro de la Cancillera, por lo que en una ocasin destituy de su cargo a nuestro representante en Francia porque desatendi las instrucciones de adquirir armamento en un momento de coyuntura que era vital para la patria. Despus de una labor fructfera en el campo de la administracin pblica, Mariano Yez se retir a la vida privada. Sin embargo, algunos jvenes diplomticos y administradores, discpulos de l, siempre acudan en busca de su consejo, confiando en su buen juicio y sabidura, virtudes que lo caracterizaron a lo largo de su vida. Mariano Yez muri el 8 de diciembre de 1881, es recordado como uno de los precursores de la institucionalizacin del Servicio Exterior de Carrera.

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Eduardo Giles

Sera muy complejo analizar con detalles los pasos que la Iglesia ha dado y da sobre la geografa poltica. Admitido que el reinado pontificio s es de este mundo, tambin hay que aceptar que guste o no la Iglesia es un actor poltico con el que hay que tratar. Daniel Herrendorf

on Mariano Macedo naci el 7 de enero de 1807, en Guadalajara, Jalisco, en el seno de una familia conservadora, muy respetuosa de las tradiciones y costumbres de la provincia mexicana, lo que confiri al joven Macedo una recia personalidad. Todos sus estudios los realiz en la ciudad tapata, obteniendo siempre magnficas calificaciones hasta recibirse de abogado, profesin que en esa poca era una de las de mayor prestigio. Respaldado por una autntica vocacin, el distinguido abogado ingres al Servicio Diplomtico en 1833, habindole sido conferido el cargo de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en las Repblicas de Centroamrica y Colombia, adems de haber cumplido otras comisiones en Europa. El 6 de agosto de 1834 a don Mariano Macedo se le confi la tarea de retirar la Legislacin Mexicana de Centroamrica, arguyendo que por consideraciones de tipo presupuestal, el gobierno de Mxico, presidido por el general Antonio Lpez de Santa Anna, as lo haba decidido.

Filosofa de los Derechos Humanos. Mxico, Comisin Nacional de los Derechos Humanos, 1992. p. 65.

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En respuesta a su sentido de responsabilidad y patriotismo, el soldado Mariano Macedo, combati a las tropas norteamericanas entre 1846 y 1848, habindose distinguido por su valor y bonhoma. En reconocimiento a sus servicios a la patria, pero tambin por su pertinaz labor poltica, Mariano Macedo ocup importantes cargos en la administracin pblica siendo particularmente importante su desempeo como senador de la Repblica y como ministro de Relaciones Exteriores, cargo que ocup del 10 de junio al 10 de septiembre de 1851, durante el gobierno del General Mariano Arista. Aquella poca fue difcil como pocas en la historia. Pasada la guerra con Estados Unidos, la inestabilidad fue la tnica del pas. Una autora resume as la situacin:
No poda ser ms deprimente el panorama nacional... Tehuantepec amenazado por el presidente de Estados Unidos Millard Fillmore, Sonora invadida por Gastn Raousset de Boulton, ayudado por aventureros franceses y norteamericanos en conexin con una empresa minera de Arizona. Chihuahua a punto de sublevarse contra la Federacin e invadida por tribus nmadas de comanches y apaches; Tamaulipas asediado por Jos Ma. Carbajal con auxilio de bandas de individuos de nacionalidad indefinida. Otros filibustero s comandados por Jos Ma. Canales alentaban el propsito de escindir una nueva porcin del territorio y crear la Repblica de la Sierra Madre dentro del Estado de Tamaulipas para anexarla a Estados Unidos. Mazatln levantado en armas en contra de las disposiciones fiscales de las autoridades estatales. Durango invadido por grupos indgenas nmadas. Yucatn sin apagar el rescoldo de la guerra de castas, Michoacn perturbado con el cuartelazo de la Piedad de Cabadas enderezado en contra del gobernador Melchor Ocampo por la legislatura reformista que impuso la libertad religiosa, atacando las obvenciones parroquiales y preparando 1 atrevidos intentos de nacionalizacin de la propiedad estancada.

Un testigo de la poca, don Mariano Otero, nos proporciona tambin una visin del estado en que Mxico se encontraba:
Las (especulaciones polticas) que ahora se presentan son admirables por su variedad. La monarqua absoluta, la dictadura militar, las bases orgnicas, la agregacin a los Estados Unidos, el comunismo, la preponderancia de la raza
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Lilia Daz. El liberalismo militante. Historia General de Mxico. Mxico. El Colegio de Mxico (4 volmenes), p. 89.

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indgena; todos estos extravos tienen sus apstoles, sus escritores, sus conspiradores; mientras que el gobierno, sin plan, sin apoyo poltico, sin fuerza, se 2 reduce a conservar el statu quo y vivir de la inercia general...

A todo esto, se le aadan diversos problemas que el pas tena que enfrentar con las potencias europeas. Durante la gestin de Macedo al frente de la Cancillera, nuestro pas mantena relaciones diplomticas con Espaa, Francia, Gran Bretaa, Rusia y Blgica en Europa, caracterizadas por una serie de altibajos a consecuencia de los reclamos de algunos de esos pases por obligaciones contradas con acreedores extranjeros. A mediados de 1851, Gran Bretaa endureci su posicin y el gobierno mexicano tuvo que ceder en algunas concesiones. Cabe sealar que las presiones estuvieron encaminadas a que Mxico permitiera la construccin de un paso por el Istmo de Tehuantepec. No es extrao por ello, que en este clima de tanta falta de estabilidad poltica, los ministros, y aun los gobiernos, duraran tan poco en sus cargos. Lo cual no fue obstculo para que personajes, con un gran sentido del patriotismo, se hicieran cargo de los asuntos internacionales de Mxico, como fue el caso de Mariano Macedo, quien resisti hasta donde pudo las presiones del exterior, teniendo en mente siempre la supervivencia de la nacin mexicana. Por otra parte, a menos de un lustro de la guerra que cost al pas cerca de la mitad de su territorio, las relaciones con Estados Unidos se comenzaban a regularizar, al mismo tiempo que poco a poco se incrementaba nuestra presencia en Latinoamrica. No obstante, los intereses de muchos latinoamericanos eran Estados Unidos y Europa, desatendiendo las relaciones con los pases vecinos, y cuando se abran las fronteras con esas naciones casi siempre era para debatirse en guerras por problemas limtrofes. En esa poca, las relaciones de Mxico con Brasil eran titubeantes, mientras que con Guatemala an estaba en discusin la anexin del Soconusco a Chiapas y la definicin de la frontera de Mxico y Guatemala. Entre ambos pases se daban frecuentes problemas por la invasin de indgenas a nuestro territorio. El gobierno del general Arista se vio obligado a transigir frente a las presiones extranjeras al pago de sumas exageradas y negociaciones ruinoCitado por Patricia Galeana de Valads. Las relaciones Iglesia-Estado durante el segundo Imperio. Mxico, UNAM, 1991. p. 31.
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sas. As, tuvo que aceptar la propuesta inglesa consistente en el cambio de bonos de deuda nacional a deuda extranjera. Todo esto, aunado al trauma que caus la invasin y prdida del territorio nacional a favor de Estados Unidos, contribuy a formar una nueva generacin de polticos y diplomticos que lleg al poder con una visin ms clara de cul deba ser el rumbo a tomar por la nacin mexicana y del contexto internacional en el cual sta se mova. Uno de los episodios histricos, en materia de poltica exterior, que coincidi con la gestin de Mariano Macedo al frente de la Cancillera fue la exigencia del Vaticano para que Mxico reconociera la Nunciatura. Hacia finales de 1851 lleg a Mxico el nuncio papal Luis Clementi, y el arzobispo mexicano Lzaro de la Garza y Ballesteros solicit al presidente Arista el reconocimiento diplomtico del enviado. Sin embargo, el presidente Arista muy hbilmente se manifest incompetente para emitir un juicio de valor, aduciendo la necesidad constitucional de recabar la autorizacin del Congreso de la Unin. En el recinto legislativo, los diputados Lerdo de Tejada y Melchor acampo se opusieron en forma rotunda a otorgar el reconocimiento al nuncio apostlico, decisin que fue hecha del conocimiento del prelado mexicano, el cual interpuso sus buenos oficios ante el Vaticano, reduciendo la tensin. Cabe subrayar que De la Garza haba pedido el reconocimiento oficial de Clementi, a pesar de que existan diferencias entre ellos, derivadas de que el Papa se resista a conceder el capelo de cardenal a un prelado mexicano. Por su parte, los legisladores mexicanos se oponan al reconocimiento porque consideraban que el representante pontificio tena la pretensin de intervenir en los asuntos internos de Mxico. De esta manera, la situacin con el Vaticano se fue deteriorando hasta 1857, cuando se proclamaron las Leyes de Reforma, y empez a imponerse el proyecto de nacin que los liberales queran para nuestro pas. Otro aspecto sobresaliente durante la gestin de Macedo fue la firma de un tratado con Espaa, el 14 de noviembre de 1851, sobre el pago de la deuda contrada previamente a la Independencia, tanto de la pblica como de la privada, y liquidacin de las reclamaciones espaolas contra el gobierno mexicano, las cuales procedan de ventas realizadas sobre las cajas de Nueva Espaa antes de su Independencia conforme al artculo 7 del tratado de Madrid de 1836.

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Al igual que otros grandes hombres de la poca que vivieron la guerra con Norteamrica de 1846 a 1848, Mariano Macedo comparti los elevados ideales de mantener la independencia, unin, tradicin e idiosincrasia del pueblo mexicano en todo momento. Por su probidad y patriotismo, Mariano Macedo sirvi de ejemplo a generaciones subsecuentes de jvenes diplomticos y polticos. Mariano Macedo muri en 1869 en la Ciudad de Mxico.

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