Trabajo Sobre La Guerra de Las Galias

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Guerra

de las
Galias.

Alumna: Raquel Pintor Violero.


Curso: 2º Bachillerato
Grupo: A
Asignatura: latín.
ÍNDICE
Páginas.

1.- Resumen e ideas principales:

Libro I 3, 4

Libro II 5

Libro III 6, 7

2.- Contexto histórico y literario. 8

3.- Opinión crítica. 8

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1.- Resumen de la Guerra de las Galias y las ideas principales (libros I-II-III).
Libro I.
El territorio correspondiente a la Galia estaba dividido en tres partes correspondientes a
los belgas, aquitanos y celtas (también llamados belgas). Se diferenciaban en el idioma,
las costumbres y las leyes.
Los galos de los aquitanos estaban separados por el río Garona; y de los belgas por los
ríos Marne y Sena. Los belgas eran los más fuertes al no tener demasiado contacto con
los mercaderes; y al estar en contacto con los germanos constantemente.
Los territorios de los galos comenzaban en el Ródano y limitaban con el Garona, con el
océano y con las fronteras belgas, y llegaba hasta el Rin.
El territorio de los belgas comenzaba en los límites de la Galia, hasta el curso inferior
del Rin.
Y el territorio de Aquitania, desde el Garona a los Pirineos a la costa mediterránea.
Los helvecios superaban a los demás galos.
El personaje más destacable de los helvecios era Orgetórix. Este fue quien en el
consulado de M. Mesala y M. Pisón fraguó una conjuración con la nobleza y persuadió
a sus conciudadanos a salir de su país con todas sus pertenencias. Les animó a
conquistar más territorio puesto que sus fronteras estaban limitadas por la naturaleza (el
Rin los separa de los germanos; el monte Jura de los secuanos y el lago Lemán junto el
Ródano de los romanos), y además porque tenían la reputación de ser valientes
guerreros.
Comenzaron a prepararse para dicha expansión territorial. El mando de dicha campaña
lo obtuvo Orgetórix, quien persuadió a Cástico cuyo padre había sido rey de los
secuanos; a Dumnórix que ejercía influencia en su patria y le dio su hija en matrimonio.
Dumnórix dijo que la expansión territorial sería fácil y que él les sometería los reinos
con sus fuerzas y ejércitos.
Los helvecios se enteraron de lo planeado por Dumnórix, quien tuvo que defenderse.
El día de la defensa acudieron los familiares de Orgotórix, y finalmente se libró del
castigo. Al poco tiempo se produce la muerte de Orgotórix.
Tras este imprevisto, los helvecios continuaron con su objetivo de expansión; y para no
echarse atrás quemaron todas sus viviendas y cultivos. Inducen a los rauracos, tulingos
y latóbicos a que hagan lo mismo; los adoptan como aliados.
Para salir de allí disponían de dos caminos: a través del país de los secuanos o por la
provincia romana.
El 28 de marzo siendo cónsules L. Pisón y A. Gabinio se reunieron en la orilla del
Ródano para intentar pasar por el territorio romano. César informado acude rápidamente
y pidió el envío a dicha zona de más soldados.
Nameyo y Veruclecio, máximos representantes de los helvecios se dirigieron a César
para pedirle permiso para entrar, pues no tenían otro modo de salir para ejecutar su
extensión territorial. César les dice que vuelvan el trece de abril para obtener una
respuesta; así el ejército que había pedido podría llegar a tiempo para defender el
territorio; y se podría llevar a cabo la construcción de una muralla con su
correspondiente foso.
La respuesta que recibieron los helvecios fue negativa. No tuvieron otra opción que el
otro camino, y para ello enviaron emisarios a Dumnórix para obtener el consentimiento.
Finalmente obtienen dicho permiso y acceden a pasar por allí.
Informado de ello César, y viendo peligrar la parte de los tolosanos (pertenecientes a la
Provincia), dejó al frente al legado T. Labieno y se dirigió a Italia donde recluye a dos
legiones y obtiene tres de los cuarteles de invierno; por lo que las cinco legiones son
dirigidas hacia la Galia ulterior.

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Mientras los helvecios habían pasado por el territorio secuano, y estaban llegando al
país de los heduos cuyos campos devastan. Estos incapaces de hacerles frente acuden al
auxilio de los romanos.
Cuando estaban cruzando por el río Saona y sólo quedaba una cuarta parte del ejército
helvecio por cruzar (la tribu ligurina), César mandó tres legiones y les atacó. Al verse en
peligro, quisieron pactar con los romanos recordándoles que anteriormente fueron
derrotados por ellos. César les contestó que con más empeño aún les atacaría para
vengarse de ello y de haber maltratado a los heduos, ambarros y alógrobes.
Al día siguiente en un enfrentamiento entre helvecios y romanos, salen victoriosos los
helvecios. Mientras César espera la llegada de provisiones, pero Lisco, un noble heduo,
le comunica que hay poderosos nobles encargados de la privación de provisiones a los
romanos (el responsable era Dumnórix).
El general romano antes de tomar represalias habla con Diviciaco para informarle de lo
acontecido respecto a su hermano Dumnórix, y se acuerda imponerle espías para poder
controlarlo.
Un nuevo ataque tiene lugar entre helvecios y romanos apoyados por Labieno. Al final
del día supo César que el campamento helvecio estaba en su poder y que los helvecios
habían iniciado su huída. Mandó perseguirlos; algunos de los capturados fueron
apresados por el ejército romano. César decidió enviar a su tierra natal a los helvecios,
tulingos y latobicos; y a los alóbroges les pidió que les proveyeran de trigo.
A los heduos les concedió que establecieran en su territorio a los boyos.
Finaliazado el enfrentamiento contra los helvecios, los romanos recibieron felicitaciones
de los diferentes pueblos de la Galia.
Un nuevo problema se aproximaba, el enfrentamiento entre heduos y arvernos que
contaría con el apoyo germánico a los arvernos y secuanos.
La invasión germánica alertaba a los pueblos de la Galia pues eran bárbaros y ya se
habían instalado en tierra de los heduos al mando del rey Ariovisto. Así veían el resto de
pueblos su salvación en el bando romano.
César decidió mandar emisarios a Ariovisto para poder entrevistarse en algún lugar a
mitad de camino entre ambos. Pero Ariovisto le respondió que no pensaba quedar con él
a no ser que lo necesitase; y César continuó intentándolo.
A esto comenzó a unírsele (a César) noticias sobre invasiones a cargo de los suevos en
las orillas del Rin, encabezadas por Nasua y Cimberio.
Ante esta situación se apresuró a reunirse con Ariovisto y aprovisionarse de trigo.
Durante la conversación, a la cual acuden con la condición de no ir acompañados por
soldados, César comenzó a recordarle sus beneficios si aceptaba sus ideas; y Ariovisto
defendió su situación. Así permanecieron hasta que César y sus caballeros fuesen
atacados por parte germánica; se vieron obligados a regresar al campamento.
En esos días, los germanos comenzaron a situarse cerca de los romanos pero no
tomaban la iniciativa de atacar. Tomaban situaciones estratégicas cada vez más
complejas y resistentes. Tras un pequeño enfrentamiento se les preguntó el motivo a los
prisioneros germanos del por qué no atacaban en plenitud y constancia. Estos
respondieron que era costumbre no guerrear antes de luna nueva.
Al día siguiente tuvo lugar el enfrentamiento definitivo en el que vencieron los
romanos. Ariovisto huyó y muchos de sus soldados junto con sus dos mujeres
fallecieron.
Así los suevos retrocedieron hacia sus tierras.
En un mismo verano, el ejército romano venció dos grandes batallas.

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Libro II.
César estaba en la Galia citerior y le informaron que los belgas se presentaban contra el
pueblo romano porque pensaban que iban a someter al resto de los pueblos de dicha
región.
Esto hizo que se reclutasen dos nuevas legiones al mando de Q. Pedio que las guiaría a
la Galia ulterior. Los remos enviaron a Icio y Andocumborio como muestra de que
participaban por parte romana. Este pueblo era el encarado de proporcionar las
provisiones a los romanos que estaban fortificando aún más su territorio.
Los belgas se dirigieron a Bíbrax con la intención de expugnarla; pero sus defensores
pudieron resistir, aunque acto seguido pidieron ayuda a César. Este envió apoyo con
arqueros númidas y cretenses, y honderos baleares.
Tras apropiarse de las tierras de los remos, los belgas mantuvieron un enfrentamiento
con los romanos; del cual salieron perjudicados. Así, rendidos se retiraron los belgas.
Se dirigió junto con parte del ejército romano a las tierras de los suesiones para
expugnar la plaza fuerte de Novioduno; pero no pudieron tomarla.
Al llegar a la plaza de Bratuspancio salieron muchos ancianos con las manos tendidas
en señal de rendición. Los belovacos fueron reprimidos por el ejército romano, pero
Diviciaco dijo que era injusto; y para honrar a Diviciaco, César cedió a su petición, pero
recluyó rehenes y sometió a los ambianos que limitaban con los nervios.
Al otro lado del río Sambre, los nervios apoyados por los arebates y viromanduos
esperaban a los romanos. Estos se instalaron sobre una colina que descendía hasta el río
Sambre; en la otra ribera había una colina en la que se encontraban los enemigos (de los
romanos). El conflicto se llevó a cabo.
César tuvo que encargarse de todo lo esencial para que el ejército funcionara bien. Hubo
dos factores que le ayudaron: la experiencia de los soldados y el haber prohibido que los
legados se apartaran de su legión correspondiente antes de haber porticado el
campamento. Durante el desarrollo del combate, muchos de los romanos se vieron
derrumbados. En su ayuda acudieron los jinetes tréveros, pero al observar la situación,
decidieron regresar a su patria (habían dado a los romanos como vencidos).
Al tanto de la situación, César se adelantó a la primera fila llamando a los centuriones y
ordenando al resto de los soldados a avanzar y ensanchar las filas para que pudieran
servirse mejor de las espadas.
Indicó a los tribunos de los soldados que se aproximaran a las legiones y a las banderas
desplegadas para que cargaran contra el enemigo. A esto se le unió el apoyo recibido
por las dos legiones que se habían mantenido a la retaguardia.
Finalmente el enemigo quedó derrotado.
Los atuatucos al enterarse de la victoria romana, regresaron a sus territorios pues no
podrían ayudar a sus aliados los nervios.
Los romanos se aproximaron al territorio ocupado por los atuatucos, los cuales
quedaron aterrorizados ante la acción romana. Enviaron emisarios para comunicar su
rendición, pero solamente sería posible si entregaban las armas. Entregaron parte de las
armas que poseían, y entonces los romanos entraron a la ciudad. En la noche fueron
atacados, pero consiguieron reprimirlos los romanos. Al día siguiente César vendió en
subasta todo lo de aquella ciudad.
De forma paralela, recibió noticias de que Publio Craso con una legión había sometido a
varios pueblos marítimos como los venetos, osismos, cariosolites, esubios y redones.
Finalizados todos los conflictos, César distribuyó las legiones en cuarteles de invierno
por tierras de los carnutos, andes, turones y pueblos próximos a los lugares donde se
había establecido recientemente la paz. En Roma se celebraron quince días de
celebración por lo conseguido.

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Libro III.
Tras la marcha de César, Servio Galba mandó con la duodécima legión y parte de la
caballería a los nantuates, veragros y sedunos para mantener libre el camino a través de
los Alpes para que los mercaderes pasaran tranquilamente.
Galba recibió rehenes y determinó alojar dos cohortes en tierra de nantuates y él
dirigirse a Octodura.
Pasado ya gran parte del invierno, los galos huyeron a los montes circundantes que
estaban ocupados por los sedunos y veragros debido a diversos motivos como por
ejemplo el estar persuadidos con la idea de que los romanos trataban de ocupar las
cumbres de los Alpes para su propia posesión. Al enterarse de ello Galba, comenzó a
pedir opiniones; y la mayoría coincidió en esperar a los acontecimientos y en la defensa
del campamento.
Los enemigos comenzaron a atacar con gran ventaja debido a su posición y al número
de combatientes.
Como último recurso el centurión Publio Sexto Báculo y Vayo Voluseno se dirigieron
a Galba y le hacen ver una única solución: romper a través de los enemigos. Según lo
determinado, envuelven por todas partes a los que esperaban apoderarse del
campamento y eliminan a más de la tercera parte de los atacantes enemigos.
Acabada la batalla, Galba mandó incendiar la aldea y dirige la legión a la tierra de los
nantuates, y de allí a la de los alóbroges.
Una nueva batalla se desarrolla debido a que Publio Craso envió a los pueblos vecinos
de los andes algunos prefectos para conseguir provisiones. Entre los que envió fueron a
Tito Terrasidio a los esuvios, Marco Trebio a los corisolites y Quinto Velanio con Tito
Silio a los vénetos. Estos últimos detuvieron a Silio y Velanio para así poder recuperar
a los rehenes que habían entregado a Craso; y estos mismos fueron imitados por los
otros pueblos.
Informado de ello César, se presentó allí lo antes posible.
Al conocer de la llegada de César, los vénetos junto con el resto de los pueblos se
prepararon para la guerra.
César no dudó en emprender el conflicto ya que tras la detención de los caballeros
romanos, la rebelión tras la rendición y otros motivos debía imponerse ante ellos con
severidad.
Para evitar que sean apoyados por otros pueblos manda a gente de confianza a
Aquitania, a la tierra de los tréveros, remos y belgas y a otras situaciones.
Las ciudades que debían atacar estaban situadas estratégicamente de tal forma que era
complicado llegar a ellas debido al movimiento de la marea. Tras varios intentos
consiguieron hacerse de la situación e impedirles que huyeran.
Con esta batalla marítima acabó la guerra de los vénetos y toda la región marítima.
Mientras, Quinto Tituio Sabino llegó a la tierra de los unelos. Al frente de éstos estaba
Viridóvix.
Sabio se situó en un lugar ventajoso mientras que Viridóvix acampó a dos millas frente
a él. Los enemigos se presentaban muy animados a vencer a los romanos quienes tenían
una posición muy ventajosa sobre una colina.
Al dirigirse contra los romanos, quedaron fatigados lo que les fue positivo a los
romanos. Una nueva victoria consiguieron los soldados de Julio César.
El enfrentamiento dirigido por Publio Craso también fue positivo para los romanos.
Los bárbaros atemorizados ante lo sucedido comenzaron a enviar emisarios a todas
partes para conjurarse y reclutar tropas.
Así se organizó un nuevo conflicto que comenzó al amanecer.

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Los enemigos (bárbaros) no presentaban actitud de atacar pues creían que conseguirían
la victoria cuando a los romanos le fueran escasas las provisiones.
Ante tal situación, el ejército romano decidió atacar.
Una vez más resultó a favor del bando romano.
Casi finalizado el verano, César llevó al ejército a instaurar la paz entre morinos y
menapios. Tras breves conflictos, distribuyó en campamentos de invierno al ejército
para que mantuvieran la paz que se había establecido anteriormente.

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2.- Contexto histórico y literario.
La Guerra de las Galias fue un conflicto militar entre Julio César y las poblaciones de la
Galia.
César transmitió que dicha invasión fue una acción defensiva; aunque la mayoría de los
historiadores afirman que el objetivo era aumentar la carrera política de César.
Dicha invasión o acción defensiva tuvo gran importancia para el territorio romano.
Se conoce de esta campaña militar porque fue relatada directamente por Julio César en
su obra Comentarios a la guerra de las Galias. Esta obra literaria se considera la fuente
histórica de mayor importancia relacionada con dicho conflicto bélico.
Forma parte fundamental del estudio para los latinistas y es una de las obras con las
cuales actualmente se imparte la enseñanza del latín.

3.- Opinión crítica.


Julio César decidió escribir todo lo que ocurrió en los enfrentamientos que tuvieron
lugar en la Galia para ser reconocido.
Si partimos de que el objetivo de César (según los historiadores) era aumentar su carrera
política y con ello su fama, es lógico que escribiese todo lo acontecido en dichos
combates. Además todo lo relatado, al menos en los tres primeros libros, le beneficia a
él y al Imperio Romano.
Por ello pienso que Julio César redactó lo sucedido; para ser recordado en la
posteridad.
Objetivo que ha conseguido, pues dicha obra literaria es una gran fuente de información
histórica de lo sucedido en ese periodo de tiempo.
Si todos los personajes más importantes de cada época hubieran realizado una labor
parecida, no tendríamos en la actualidad hipótesis sobre lo ocurrido en ciertos periodos
históricos.
Por ello, aparte de si lo que hizo César fue positivo o no para la mayoría de los
individuos, la admiración a dicho personaje histórico es justa.

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