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Santo Rosario. Edición crítico-histórica
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Libro electrónico744 páginas6 horas

Santo Rosario. Edición crítico-histórica

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Este libro es el segundo volumen de las Obras Completas de Josemaría Escrivá de Balaguer, y sigue la senda de la Edición crítico-histórica de Camino.

" Los autores aspiran a que la presente edición crítico-histórica de Santo Rosario ofrezca el texto y el contexto del libro en las mejores condiciones para los que se dedican a la investigación (...). Desean también que el libro sea cómodo y asequible para esa gran variedad de lectores, interesados por conocer, bajo todos sus aspectos, la vida y la obra de San Josemaría Escrivá " (Del Prefacio).
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 oct 2010
ISBN9788432143373
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    Santo Rosario. Edición crítico-histórica - Pedro Rodríguez García

    SANTO ROSARIO

    © 2010 de esta edición crítico-histórica by Pedro Rodríguez

    © 2010 by INSTITUTO HISTÓRICO JOSEMARÍA ESCRIVÁ

    © Ediciones RIALP, S.A.

    Alcalá, 290 - 28027 MADRID (España)

    www.rialp.com

    [email protected]

    ISBN eBook: 978-84-321-4337-3

    ePub: Digitt.es

    Todos los derechos reservados.

    No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor.

     Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    "Santo Rosario", un hermoso opúsculo de San Josemaría

    que se inspira en la infancia espiritual,

    disposición del alma propia de quienes quieren llegar

    a un abandono total en la voluntad divina

    (Juan Pablo II, Discurso al día siguiente de la canonización de San Josemaría, Plaza de San Pedro, 7 de octubre de 2002, fiesta de la Virgen del Rosario)

    El Rosario es un arma espiritual

    en la lucha contra el mal, contra toda violencia,

    por la paz en los corazones, en las familias,

    en la sociedad y en el mundo

    (Benedicto XVI, Homilía, Santuario de Pompeya, 19 de octubre de 2008)

    SUMARIO

    Prólogo de S.E.R. Mons. Javier Echevarría

    La «Colección de Obras Completas»

    Prefacio

    Siglas y Abreviaturas

    Bibliografía

    Facsímiles y fotografías

    Introducción general

    I. Historia del texto y de las ediciones

    II. Las ilustraciones de Santo Rosario

    III. El contexto teológico-espiritual

    IV. El aparato crítico y la estructura de la presente edición

    Texto y comentario crítico-histórico

    Prólogo y piezas introductorias

    Misterios Gozosos

    Misterios Dolorosos

    Misterios Gloriosos

    Letanías

    Epílogo

    Anexo: Los Misterios de Luz

    Apéndices

    Apéndice I: Otras ilustraciones de los misterios

    Apéndice II: Ediciones de Santo Rosario

    Índice (de nombres, ciudades, instituciones)

    Índice general

    Prólogo

    La publicación de la edición crítico-histórica de "Santo Rosario", de San Josemaría Escrivá de Balaguer, me llena de especial alegría. La esperaba con ilusión y agradezco especialmente su trabajo al equipo de personas que, bajo la dirección del profesor Pedro Rodríguez, la ha llevado a cabo.

    Después de "Camino, la obra más difundida de San Josemaría, era lógico que viera la luz la edición crítica de Santo Rosario, libro publicado por vez primera, muy modestamente, en 1934. En este estudio se explica ampliamente la génesis de lo que el autor solía considerar como un folleto para ayudar a hacer oración". Ésa fue la principal razón que le movió a enviar a la imprenta las consideraciones que, después de celebrar el Santo Sacrificio de la Misa, había redactado de un tirón en los primeros días de diciembre de 1931¹. Deseaba transmitir a todas las personas, y especialmente a quienes se formaban al calor de su mensaje espiritual en aquellos primeros años del Opus Dei, un poco de su propia experiencia y, en concreto, mostrarles un modo accesible de hacer oración contemplativa sobre los misterios del Rosario.

    Aunque se trata de un escrito de pocas páginas, ha cumplido y está cumpliendo con eficacia su finalidad. En efecto, innumerables personas, en las lenguas más diversas, con la ayuda de estas consideraciones, han aprendido a meterse en la vida de Jesucristo y de su Santísima Madre como un personaje más y a hacer verdadera oración; es decir, a no ser meros espectadores de una historia pasada, sino co-protagonistas de las escenas evocadas por los misterios del Rosario; mujeres y hombres que reviven en su espíritu los acontecimientos de la historia de la salvación².

    * * *

    Un conocido biblista norteamericano, arribado al Catolicismo tras una larga experiencia en la comunidad evangélica de su país, no duda en afirmar que «la Biblia fue siempre para San Josemaría el lenguaje referencial primario. Estaba familiarizado con las enseñanzas de los Padres y Doctores de la Iglesia, dominaba la teología escolástica y se mantuvo al corriente de las tendencias de la teología contemporánea, pero es a la Escritura donde volvía una y otra vez en su predicación y en sus escritos y hacia donde dirigía a sus hijos espirituales del Opus Dei»³. Y añade este especialista: «San Josemaría practicó y predicó un camino particular de aproximación a las Escrituras en la oración. Se trata de un camino intensivo, más que exhaustivo (...). A través de la lectura de las Escrituras llegará la gracia de la transformación, de la conversión. Leer la Biblia no es un acto pasivo, sino que comporta una activa búsqueda y el posterior encuentro»⁴.

    Otro experto en Teología bíblica explica que «el autor envuelve al lector en su acercamiento al texto bíblico. Muestra su experiencia personal al lector y le invita a buscar por sí mismo los modos de aprender de Cristo»⁵. En definitiva, «Jesús no es una figura admirable que sólo una imaginación creativa puede reconstruir entre los restos arqueológicos de hace más de dos mil años, sino que Jesucristo resucitado vive también ahora, y busca también en nuestro tiempo discípulos que vivan junto a Él y trabajen a su lado. Es más, mujeres y hombres que, identificados con Cristo, lo hagan presente en el mundo»⁶.

    Esto es posible porque —como le gustaba repetir al Fundador del Opus Dei, saboreando el texto de la epístola a los Hebreos— Cristo no es una figura del pasado, relegada al libro de la historia; al contrario: Iesus Christus heri et hodie idem, et in saecula! (Hb 13, 8). Jesucristo vive ahora y siempre, y es el mismo por los siglos de los siglos. Con su Santa Humanidad resucitada y glorificada por el Padre, por la potencia del Espíritu Santo, está presente en todos y en cada uno de los momentos de los siglos pasados, presentes y futuros, en la vida de los hombres, y nos dirige con su Providencia hasta la culminación final.

    Estas reflexiones invitan a descubrir la hondura teológica de la predicación y de los escritos de San Josemaría, así como la profundidad de las consideraciones espirituales de "Santo Rosario", expresadas con una original belleza en los modos de decir, como han puesto de relieve varios especialistas de preceptiva literaria.

    * * *

    Muchos escritores e innumerables lectores consideran este libro como una verdadera joya desde el punto de vista literario, por su estilo y sus imágenes sugestivas; por la claridad de su prosa, que lo hace asequible a toda clase de personas, independientemente de su formación cultural o literaria; por la profundidad y sencillez con que expone las escenas evangélicas, con una sobriedad de palabras que dan al texto una notable incisividad.

    Un conocido poeta y crítico literario español lo expresa de este modo: «Hay veces que nos parece que aquello que leemos en Mons. Escrivá lo acabamos de oír un poco antes —al fin y al cabo, todos nos manejamos con un puñado de palabras que mal recogemos en la Real Academia Española—. Pero no es así como parece. No es tan fácil esa prosa fácil de Mons. Escrivá; se nos hace fácil justamente porque tiene la rara virtud de ahondar en nosotros por caminos que parece que están hechos a nuestro lado. Hay veces que dice alguien: Esto lo tenía yo en la punta de la lengua. Pero no tenemos esas evidencias en la punta de la lengua; es en virtud de quien escribe bien, de quien escribe nuevo, de quien escribe con una nueva potencia, por lo que aquello que se nos dice parece que nos lo han dicho un momento antes, pero que tiene una trascendencia para siempre por su pensamiento, por su voluntad de acercamiento a las personas, por su poder de hacernos seres humanos que en un momento determinado unimos nuestra palabra con la suya»⁷.

    Otro conocido crítico literario, chileno, colaborador durante muchos años de uno de los diarios más apreciados culturalmente en América Latina, escribe que, en contraste con "Camino, Surco y Forja, la conocida trilogía de consideraciones a modo de aforismos, los textos de Santo Rosario" «presentan un valor literario de tipo poético-narrativo: poético por la misma cualidad de sentido concentrado y máxima síntesis, y narrativo porque lo son de suyo los acontecimientos que constituyen su trama (...). Tiene aquí la palabra el singular narrador que, en escuetas pinceladas, recrea los sucesos históricos salvíficos por antonomasia, para arrancarles destellos cargados a la vez de dogma, emoción y exhortación, que ayudan a los cristianos a practicar las viejas devociones correspondientes: a orar y remover sus almas a partir de esos sucesos inagotables de la vida del Señor y de la Virgen»⁸.

    Otro especialista en preceptiva literaria, exponiendo las características de "Santo Rosario", ha puesto de relieve que «es un discurso que se sitúa claramente como modelo acabado de logos pragmático. Son textos que hacen, más que dicen. ¿Qué hacen? Simplemente conducen a un lector empírico al encuentro con Dios. Mejor: el autor realiza a través del discurso diversos actos: el primero de ellos, hacer que el receptor o lector contemple. Naturalmente, nos encontramos en este caso con textos que tienen belleza literaria, pero no es ésta la finalidad principal que quiso lograr el autor. La finalidad no es sólo estética. Hay un deliberado propósito de conmover al lector y sumirlo en la contemplación»⁹.

    José Miguel Ibáñez-Langlois, después de analizar el ritmo y desarrollo de "Santo Rosario", concluye:

    «Como en toda obra de arte bien hecha, la resolución de sus problemas expresivos parece fácil. Pero esos problemas eran, en este libro, sumamente difíciles: temas evangélicos mil veces leídos y meditados, que debían describirse, glosarse y hacerse participar por la piedad de los lectores, en un espacio muy breve. El desafío fue resuelto de un modo en apariencia fácil —avalado por las pocas horas en que este libro se escribió de un tirón—, con un resultado de gran espontaneidad y hermosura. Su clave técnico-literaria, que lleva tras de sí el genio vivo del idioma, es —como ya sugerí— el punto de vista narrativo. Lo esencial de Santo Rosario como literatura es que, para introducirse en el corazón de los acontecimientos salvíficos como un maravillado testigo ocular, el autor ha sabido inaugurar en la palabra poética toda una perspectiva, un punto de vista narrativo en primera persona, con su correspondiente invención de personajes dialécticos, el yo y el tú, el narrador niño y el lector niño: perspectiva que es, a la par e inseparablemente, lírico-narrativa y espiritual-teológica»¹⁰.

    * * *

    El autor de "Santo Rosario enseña en estas páginas a rezar, uniendo estrechamente la plegaria vocal y la oración contemplativa. Fiel a las enseñanzas de la rica tradición espiritual de la Iglesia, había escrito en Camino": «Despacio. —Mira qué dices, quién lo dice y a quién. —Porque ese hablar de prisa, sin lugar para la consideración, es ruido, golpeteo de latas.

    »Y te diré con Santa Teresa, que no lo llamo oración, aunque mucho menees los labios»¹¹.

    Éste fue su consejo a lo largo de toda la vida: no separar las plegarias que se pronuncian con la boca (sobre todo las que componen el Rosario: Padrenuestro, Avemaría y Gloria) de la oración contemplativa, hecha sin ruido de palabras en la intimidad del corazón, hablando de tú a tú con Dios. En este sentido, me parecen especialmente significativas unas palabras suyas, en las que se refiere a hechos de su vida espiritual acaecidos en los años de 1930.

    «Tenía por costumbre, no pocas veces, cuando era joven, no emplear ningún libro para la meditación. Recitaba, paladeando, una a una las palabras del Pater noster, y me detenía —saboreando— cuando consideraba que Dios era Pater, mi Padre, que me debía sentir hermano de Jesucristo y hermano de todos los hombres.

    »No salía de mi asombro, contemplando que era ¡hijo de Dios! Después de cada reflexión me encontraba más firme en la fe, más seguro en la esperanza, más encendido en el amor. Y nacía en mi alma la necesidad, al ser hijo de Dios, de ser un hijo pequeño, un hijo menesteroso. De ahí salió en mi vida interior vivir mientras pude —mientras puedo— la vida de infancia, que he recomendado siempre a los míos, dejándolos en libertad»¹².

    Estas palabras autobiográficas arrojan un haz de luz sobre el humus donde nace "Santo Rosario". Este breve escrito —redactado en los primeros días de diciembre de 1931, como he recordado anteriormente—, es fruto del trabajo de la gracia divina en el alma dócil del autor. Ya en los meses anteriores, y especialmente desde el 2 de octubre, tercer aniversario de la fundación del Opus Dei, San Josemaría avanzó decididamente por la vía de la infancia espiritual. La había entrevisto en los años anteriores, tratando a millares de niños y de niñas a quienes preparaba para la Confesión y la Primera Comunión, cuando era capellán del Patronato de Enfermos (1927-1931). El Señor le concedió este don como respuesta a sus incesantes ruegos de mayor intimidad con Él, por intercesión de la Virgen y de los Santos Ángeles Custodios¹³.

    En los Apuntes íntimos, con fecha 1 de diciembre de 1931, mientras hacía una novena en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, anota la siguiente petición, que es como un clamor salido desde lo más profundo de su alma: «Madre Inmaculada, algo me darás, Señora, en esta novena a tu Concepción sin mancha. Ahora ya no pido nada —como no me lo manden—, pero te expongo este deseo de llegar a perfecta infancia espiritual»¹⁴.

    Éste fue el consejo que dio siempre a las personas que se acercaban a su labor sacerdotal, sin obligar a nadie a seguir el camino de infancia —¡era grande su amor a la libertad, también en la vida espiritual!—, que se difundiría mucho gracias a los escritos de Santa Teresa del Niño Jesús, especialmente a raíz de la canonización de esta Carmelita, en 1925.

    Las consideraciones de "Santo Rosario muestran hasta dónde puede llegar un alma sencilla (un alma de niño) en su trato con Dios y con la Madre de Dios. Lo había experimentado personalmente San Josemaría, y la introducción que escribió para este libro lo muestra claramente. Ahí descubre su secreto", que no va dirigido a personas de devoción fácil y sensiblera, sino a hombres y mujeres normales, que alguna vez alzaron su corazón a Dios gritándole con el Salmista que les diera a conocer sus sendas, para llegar más fácilmente hasta Él. Y he aquí su confidencia:

    «Amigo mío: si tienes deseos de ser grande, hazte pequeño.

    »Ser pequeño exige creer como creen los niños, amar como aman los niños, abandonarse como se abandonan los niños..., rezar como rezan los niños.

    »Y todo esto junto es preciso para llevar a la práctica lo que voy a descubrirte en estas líneas:

    El principio del camino, que tiene por final la completa locura por Jesús, es un confiado amor a María Santísima.

    »¿Quieres amar a la Virgen? —Pues, ¿trátala! ¿Cómo? —Rezando bien el Rosario de nuestra Señora»¹⁵.

    En estas líneas queda reflejada la intensa experiencia sacerdotal de San Josemaría en su labor con niñas y niños de los suburbios de Madrid. Fue ésa en verdad la escuela donde aprendió los rudimentos de la vida de infancia espiritual, que luego desarrollaría a fuerza de gracias sobrenaturales y de correspondencia generosa a los dones divinos, por intercesión de Santa María.

    En algunas ediciones de esta obra (concretamente en las de 1952 y 1971), el autor añadió unas breves notas introductorias, insistiendo en el consejo que daba por los años 30 y subrayando al mismo tiempo la libertad espiritual de todos para recorrer la senda de la infancia espiritual. Y el 9 de enero de 1973, con ocasión de un nuevo aniversario de su nacimiento, añadió una nota más: «El rezo del Santo Rosario, con la consideración de los misterios, la repetición del Padrenuestro y del Avemaría, las alabanzas a la Beatísima Trinidad y la constante invocación a la Madre de Dios, es un continuo acto de fe, de esperanza y amor, de adoración y reparación»¹⁶.

    Eran años dolorosos para muchas almas, que se encontraban como perdidas entre las nieblas de una doctrina insegura y de una moral que perdía poco a poco el fundamento de la Ley de Dios. En esas circunstancias, el rezo y contemplación del Santo Rosario fue para San Josemaría —como había escrito en 1931— el arma espiritual en la que se apoyó para vencer en las batallas del espíritu, por la gloria de Dios y la salvación de las almas. Y, con su incesante predicación, lo recomendó insistentemente a los centenares de millares de personas a quienes se dirigió en Europa y en América, en los últimos años de su vida.

    Uno de los críticos literarios citados anteriormente, al final del prólogo al libro sobre la obra literaria de San Josemaría, escribe las siguientes palabras:

    «Doy gracias a Mons. Escrivá porque ha escrito como ha escrito: a ese Mons. Escrivá al que yo vi una vez —no sabía entonces que era él— por la calle de Santa Engracia donde yo vivía y que él frecuentaba el año en que fundó la Obra, el mismo en que yo vine a Madrid a terminar mi bachillerato. Gracias, Mons. Escrivá de Balaguer» ¹⁷.

    Agradecimiento al que me uno de todo corazón, dirigiéndolo en última instancia a Dios por haber concedido a este hijo bueno y fiel, San Josemaría, tantos dones humanos y sobrenaturales, que puso siempre y sólo al servicio de las almas.

    + Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei

    Roma, 7 de octubre de 2009,

    Fiesta de la Virgen del Rosario

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    ¹ Cfr Andrés Vázquez de Prada, El Fundador del Opus Dei, Rialp 1997, vol I, p. 409.

    ² Traducido a muchos idiomas, "Santo Rosario" ha ayudado a poblaciones muy lejanas de su lengua original a meterse por caminos de oración. Piénsese, por ejemplo, en las versiones en las lenguas gujerati (India), quechua (zona andina de América del Sur), swahili (África oriental) o tagalog (Filipinas).

    ³ S. Hahn, Amar apasionadamente la Palabra de Dios. El uso de las Escrituras en los escritos de San Josemaría, en Romana 35 (2002/2) 376.

    Ibid., pp. 378-379.

    ⁵ F. Varo, San Josemaría Escrivá, lector de la Sagrada Escritura, en Romana 40 (2005/1) 186.

    Ibid., p. 187.

    ⁷ J. García Nieto, Prólogo, en Miguel A. Garrido (ed.). La obra literaria de Josemaría Escrivá, Eunsa 2002, p. 40.

    ⁸ J.M. Ibáñez-Langlois, Josemaría Escrivá como es critor, Ed. Rialp, Madrid 2002, p. 63.

    ⁹ A. Vilarnovo, Santo Rosario: escena y contemplación en el discurso, en M. A. Garrido (ed.), La obra literaria de Josemaría Escrivá, Eunsa 2002, pp. 88-89.

    ¹⁰ J. M. Ibáñez-Langlois, cit., pp. 78-79.

    ¹¹ San Josemaría, Camino, n. 85.

    ¹² San Josemaría, Carta 8-X1I-1949, n. 41.

    ¹³ Este itinerario espiritual se halla expuesto sumariamente en Vázquez de Prada, I, pp. 404-417.

    ¹⁴ San Josemaría, Apuntes íntimos (1-XII-1931), n. 437.

    ¹⁵ San Josemaría, Introducción a "Santo Rosario".

    ¹⁶ San Josemaría, Santo Rosario, Nota al lector, 9-I-1973.

    ¹⁷ J. García Nieto, cit., p. 44.

    La «Colección de Obras Completas»

    Con fecha 9 de enero de 2001, el Prelado del Opus Dei, S.E.R. Mons. Javier Echevarría, erigió el «Instituto Histórico San Josemaría Escrivá de Balaguer». Una de las primeras tareas que el Instituto ha acometido es la preparación, con planteamiento rigurosamente científico, de las Obras Completas de San Josemaría, que da nombre al Instituto. A tales efectos se ha constituido, en el seno del Instituto, una Comisión encargada de planear y coordinar el trabajo científico encaminado a ese objetivo. El estudio del abundante material existente ha llevado a concebir el proyecto de edición dividido en cinco Series, que serán las siguientes:

    Serie I. Obras publicadas.

    Se incluyen en esta Serie los libros y otros escritos ya publicados. Se inaugura con la edición de la obra más difundida de San Josemaría: Camino (1939), en la que se recogen también las fases anteriores, aparecidas con el título de Consideraciones espirituales (1932, 1933, 1934). Seguirán las otras obras publicadas, en vida del Autor (Santo Rosario, 1934; La Abadesa de Las Huelgas, 1944; Conversaciones, 1968; Es Cristo que pasa, 1973), o en ediciones póstumas (Amigos de Dios, 1977; Via Crucis, 1981; Surco, 1986; Forja, 1987). A éstas se añadirá un volumen final de Escritos varios, recogiendo homilías, artículos, entrevistas y conferencias, ya publicados, pero no incluidos hasta ahora en un volumen.

    Serie II. Obras no publicadas.

    Bajo este título se incluyen aquellos textos de San Josemaría que pueden considerarse, al igual que los anteriores, obras en sentido estricto, es decir, unidades redaccionales destinadas por su Autor a ser editadas, pero que no han sido hechas públicas todavía. Forman esta Serie, ante todo, dos tipos de documentos dirigidos a los fieles del Opus Dei, que San Josemaría llamó Instrucciones y Cartas. Y, además, otros textos espirituales.

    Serie III. Epistolario.

    Se recogerá en esta Serie la amplia y nutrida correspondencia (varios millares de cartas), mantenida por San Josemaría, tanto con fieles del Opus Dei como con otras personas de muy diversos países y condiciones sociales.

    Serie IV. Autógrafos.

    A lo largo de su vida, El Fundador del Opus Dei fue tomando nota de reflexiones personales referidas a su propia vida espiritual o a iniciativas apostólicas. Como parte de su labor sacerdotal redactó guiones de predicación y otros escritos análogos. Esos documentos dan origen a una variada colección de textos autógrafos, que constituyen un patrimonio de gran riqueza, pero cuya publicación requiere un trabajo de ordenación y anotación.

    Serie V. Predicación oral.

    Como en el caso de otras grandes figuras de la historia, muy diversas personas, atraídas por la predicación de San Josemaría, fueron tomando notas o apuntes de sus palabras, realidad que se hizo más intensa al difundirse los medios de grabación audiovisual. Se cuenta así con un amplio material que recoge, con mayor o menor detalle según los casos, su predicación y conversación. Este fondo de predicación contribuye muy poderosamente, aunque no haya sido revisado por el Autor, a situar al lector ante la personalidad viva del Fundador del Opus Dei y a manifestar la hondura de su doctrina.

    La cantidad y diversidad de los textos, de los que el breve resumen realizado da idea, implica que el trabajo de preparación y edición crítica de las Obras Completas requerirá un cierto lapso de tiempo. El «Instituto Histórico San Josemaría Escrivá de Balaguer» ha comenzado esta tarea con la edición crítico-histórica de Camino y la continúa con la presente edición de Santo Rosario. Están en preparación las ediciones de Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer y Es Cristo que pasa.

    Prefacio

    El trabajo para la edición crítico-histórica de Santo Rosario comenzó mientras me ocupaba de la de Camino, y, al principio, se desarrolló a su vera. Quiero decir que el fuerte acopio de documentación, provocado por aquella investigación, iba incluyendo papeles que pertenecían a la gestación e historia de Santo Rosario, el otro libro que San Josemaría escribió en los años treinta del pasado siglo. El instinto del investigador lleva enseguida a abrir una nueva carpeta para guardar los papeles que se tercian, a la espera del momento oportuno; pues este pequeño libro tendría también su puesto en la Colección de Obras Completas de San Josemaría Escrivá de Balaguer… Fue para mí decisivo —y emocionante— encontrarme en el Archivo General de la Prelatura (AGP) con el autógrafo de Santo Rosario, de puño y letra del Autor: una joya histórica… y una reliquia. Luego, ejemplares de las primeras ediciones, que nunca había visto; correspondencia, etc.

    Por otra parte, no cabía mayor contraste que el que se daba entre ambos libros: Camino, cuyos textos son originariamente unidades autónomas, y Santo Rosario, tan lineal en su redacción, que fue escrito por su Autor en una sentada… Y, sin embargo, era evidente que los materiales de Santo Rosario formaban, con los de Camino —primera época redaccional (Consideraciones espirituales)—, un único conjunto cultural e histórico: un único asunto teológico, espiritual, literario. De ahí que, mientras trabajaba sobre Camino, comencé a establecer, poco a poco, el texto crítico de Santo Rosario, cuya edición debía ser abordada con el mismo método de trabajo. Pero, una vez publicada la edición crítico-histórica de Camino, otras tareas obligaron a posponer la de Santo Rosario.

    Por eso, cuando el Instituto Histórico me pidió emprender ya la edición crítica, propuse —y fue aceptado— que la investigación de Santo Rosario fuera realizada en equipo, concretamente con la colaboración de otros dos colegas: dos expertos, uno en cuestiones históricas y otro en teología espiritual. Es así como entraron, en los trabajos de la edición, Constantino Ánchel, Investigador del Instituto Histórico; y Javier Sesé, Profesor de la Facultad de Teología en la Universidad de Navarra. Los tres somos los autores de la presente edición.

    Constantino Ánchel, que había colaborado ya en numerosos aspectos de la edición crítica de Camino, en ésta de Santo Rosario se ha ocupado sobre todo de la compleja investigación de las ilustraciones del libro, de la historia de esta devoción y de la acribia general del texto; Javier Sesé ha trabajado en los análisis doctrinales y espirituales del comentario de Santo Rosario. Yo, por mi parte, me hice cargo desde el principio, de la crítica textual e histórica de las fuentes y, como Director de la edición, he debido ocuparme de su diseño y de la redacción unitaria del conjunto.

    Me he referido más arriba a que este libro es una edición «crítico-histórica». Quiero decir que responde al modo de investigación y trabajo descrito en las palabras Al Lector de la citada edición de Camino. A lo allí dicho, remitimos al lector. Sólo debo agregar que, ahora, la brevedad y el carácter unitario del libro nos han empujado a indagar más detenidamente en las implicaciones que, para la comprensión de su doctrina espiritual, nos ofrece el lenguaje del Autor y la evolución literaria del texto.

    La edición crítica de Camino ha sido, pues, una referencia metodológica constante para la de Santo Rosario, en la que el lector encontrará, con frecuencia, remisiones a aquella edición. Nos parece, en concreto, que buena parte de la extensa Introducción General de la edición de Camino es también, de alguna manera, introducción a la de Santo Rosario: por ejemplo, la detenida descripción de los Cuadernos de Apuntes íntimos, que allí se hace, nos permite situar adecuadamente esta fuente principal de Santo Rosario.

    Señalado este espacio común entre ambos libros, hay que hacer notar enseguida una singular característica de Santo Rosario. El Autor, desde que planeó la publicación del libro, pensó que había de publicarse con ilustraciones, que ayudaran a la contemplación de los misterios. Los impresos de 1934 no pudieron salir a la calle con los dibujos encargados por San Josemaría al arquitecto Ricardo Fernández Vallespín; la edición de Valencia (1939) fue una edición de urgencia; pero la cuarta (1945) ya salió con dibujos: los que el Autor pidió a un joven estudiante de Arquitectura, Luis Borobio; dibujos que pasarían a ser, durante mucho tiempo, la ilustración emblemática de Santo Rosario. Josemaría Escrivá siguió de cerca la preparación de esta cuarta edición y, después, el desarrollo y la multiplicación de las ilustraciones en las sucesivas ediciones de Santo Rosario. Esto nos ha obligado, lógicamente, a dar razón de cada una en la edición crítica del libro.

    Una palabra, ahora, sobre la estructura del volumen que recoge nuestra investigación. Digamos, sencillamente, que es la ya clásica en este género de ediciones. Después de las habituales páginas de prolegómenos, cifradas con números romanos, el contenido del libro tiene dos partes y dos apéndices, ya con numeración arábiga.

    La parte primera es la Introducción General, en la que el lector encontrará, al empezar, la génesis e historia del texto y de las ediciones (§§ 1 a 5); después, la cuestión de los grabados y dibujos (§§ 6 y 7); a continuación, una indagación del clima espiritual que vive San Josemaría en ese año 1931, en el que escribe Santo Rosario con unas coordenadas teológico-espirituales muy definidas (§§ 8 a 10); y, finalmente, unas instrucciones para la lectura del texto con su comentario (§§ 11 y 12).

    La segunda parte del volumen se titula, efectivamente, así: Texto y Comentario crítico-histórico. Es decir, el texto, críticamente establecido, y acompañado del comentario textual, histórico, teológico y de fuentes. En la tradición del oficio, la distinción de ambos momentos se suele expresar reservando el «cuerpo» de la página para el Texto y situando el Comentario, bien «al pie», bien en una segunda parte del libro, acompañado, en uno y otro caso, de las oportunas series de notas críticas y documentales. Nosotros hemos optado por lo primero —comentario al pie—, pero de una manera singular, que parecía venir exigida por el hecho de ser un libro con ilustraciones. Esto se refleja en que, también en nuestra edición, el texto de Santo Rosario se ofrece junto con los dibujos de los misterios, inspirándonos en el modo en que los dispone la edición «normativa»: la de 1945, de la Editorial Minerva. De alguna manera, esta edición crítica, lo es no sólo del texto sino de los dibujos que lo acompañan. Pero todo esto podrá el lector sopesarlo más despacio en los §§ 11 y 12 de la Introducción General. Al término de esta Segunda Parte, como Anexo, el lector encontrará el comentario —tomado de las obras de San Josemaría— a los nuevos Misterios de Luz, que Juan Pablo II introdujo en el Rosario.

    Finalmente, los dos apéndices. En el primero, se estudian las otras ilustraciones de Santo Rosario (aparte de las de Borobio) publicadas en vida de San Josemaría; y se complementan con la revisión que Luis Borobio realizó de sus dibujos para la 2ª edición polaca (1992). Con ocasión del estudio, en este campo, de la 1ª edición portuguesa —que fue la primera no española—, damos noticia, guiados por el Dr. Hugo de Azevedo, de la conmovedora historia de cómo se forjó aquella iniciativa.

    El segundo apéndice es una descripción, que querríamos fuese exhaustiva, de todas las ediciones de Santo Rosario, detenidamente documentadas. A él remiten todas las referencias que, a lo largo del libro, se hacen a las diferentes ediciones.

    Unas palabras, al final, en honor de tantos colegas y amigos que nos han prestado su ayuda. Digamos, ante todo, que nuestras conversaciones con Luis Borobio, el ilustre arquitecto autor de los dibujos de la edición de Minerva, fueron una de las fuentes directas más relevantes en nuestro trabajo, como fácilmente comprenderá el lector. El Señor se lo llevó a su presencia cuando trabajábamos en esta edición crítica, que seguía con un gran interés; nos dejó todos sus papeles y bocetos.

    Hay que referirse enseguida a Federico Requena, historiador de la Iglesia, que formó parte del equipo inicial encargado de esta edición crítica; después, sus tareas en el Instituto Histórico le impidieron continuar, pero hemos podido trabajar con los materiales que había recopilado, que nos han sido de suma utilidad. Por su parte, el artista y mariólogo Federico Delclaux, respondió generosamente a tantas consultas, como se hace constar en los lugares oportunos.

    Un lugar importante tienen los que nos ayudaron en Roma en el ámbito de las fuentes históricas y de los archivos. Aquí hay que nombrar, en primer lugar, a José Antonio Loarte, experto en espiritualidad y en la vida y escritos de San Josemaría, y al historiador Francesc Castells, que trabaja en el Archivo Histórico de la Prelatura. Los dos han estado siempre disponibles para las constantes consultas y verificaciones en aquellos fondos romanos. En España nos prestaron valiosos servicios en este campo los historiadores Beatriz Comella, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Madrid); José Luis González Gullón, investigador del Centro de Documentación y Estudios Josemaría Escrivá de Balaguer (Pamplona) y, en otra perspectiva, Mercedes Morado y Lourdes Toranzo. El Prof. Ildefonso Adeva, como siempre —desde la edición crítica del Catechismus Romanus—, ha sido interlocutor y asesor en las cuestiones de crítica textual.

    La singularidad de este libro —un libro con ilustraciones— nos obligaría a incluir una larga lista de personas, que nos han ayudado en ese mundo complejo e interesante del que se ocupa también nuestra edición crítico-histórica. Quedan nombrados en los lugares correspondientes. Pero citemos ahora a dos, pars pro toto: el arquitecto Arturo Guerrero (Quito), que ilustró con sus dibujos la primera edición mexicana (1975) y nos ofreció una relación sobre el tema especialmente valiosa; y el Prof. Ricardo Fernández Gracia, del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Navarra, cuya disponibilidad para el asesoramiento ha sido constante.

    Una deuda muy singular es la de los autores con aquellos colegas que tuvieron la paciencia de leer el manuscrito, lápiz en mano, para hacernos llegar sus observaciones y sugerencias. Son los Prof. Manuel Casado, Juan Fornés y Juan Luis Bastero, Ordinarios de la Universidad de Navarra; y los Prof. José Luis Illanes y Carlo Pioppi, Director y Subdirector del Instituto Histórico San Josemaría Escrivá de Balaguer, con los investigadores del mismo Instituto, Doctores Luis Cano y Alfredo Méndiz; y la Dra. Mercedes Alonso, investigadora del ya citado Centro de Documentación.

    También aquí, como en Camino, he dejado para el final el primero de los agradecimientos: el que los autores de este libro tenemos al Prelado del Opus Dei por tantos motivos. En esta ocasión, debo agradecer especialmente a Mons. Javier Echevarría las frecuentes conversaciones que con él he tenido en Roma sobre el tema, que nos han sido de tanta ayuda; tal vez, lo que más me movía en esos encuentros era sentir, una vez y otra, su impulso para no cejar en los trabajos de la publicación de las Obras de San Josemaría, y para que Santo Rosario estuviera acabado en 2009, 75º aniversario de la 1ª edición, Madrid 1934. Así ha sido, gracias a Dios.

    Los autores aspiran a que la presente edición crítico-histórica de Santo Rosario ofrezca el texto y el contexto del libro en las mejores condiciones para los que se dedican a la investigación, sea en el campo de la espiritualidad y de la teología, sea en el que es propio de la lengua y de la literatura. Desean también que el libro sea cómodo y asequible para esa gran variedad de lectores, interesados por conocer, bajo todos sus aspectos, la vida y la obra de San Josemaría Escrivá de Balaguer. A unos y a otros, agradeceremos toda posible indicación de fuentes y contextos, en relación con nuestro tema; y toda sugerencia o propuesta hermenéutica, en orden a la mejor calidad del libro en una eventual segunda edición.

    Pamplona, 8 de septiembre de 2009

    Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen

    Pedro Rodríguez

    [email protected]

    Siglas y Abreviaturas

    1. De la Sagrada Escritura

    2. Del Comentario crítico

    3. Archivísticas

    Bibliografía

    En este elenco bibliográfico se incluye también la forma abreviada con la que serán citados los libros a los que se hace más frecuente referencia

    Javier Abad Gómez, Santa María ayúdanos (en torno al Santo Rosario), Mundo Cristiano, Madrid 1978

    Acta Apostolicae Sedis; citado: AAS

    Acta Sanctae Sedis; citado: ASS

    San Alfonso María de Ligorio, Meditaciones sobre la Pasión, Palabra, Madrid 1996

    Las glorias de María, Librería Religiosa, Barcelona 1891

    Juan Ainaud, Ars Hispaniae: Historia Universal del Arte Hispánico, vol XVIII, Plus Ultra, Madrid 1962

    San Ambrosio, I misteri del Rosario: antologia di testi & spunti di meditazione, a cura di Giuseppe Rigamonti, Edizioni Ares, Milano 1997

    Gonzalo Aranda Pérez, Dormición de la Virgen: relatos de la tradición copta, Ciudad Nueva, Madrid 1995

    Francisco Arias, S.J., Aprouechamiento espiritual...: en la primera parte se contienen los tratados siguientes: Exhortación al aprouechamiento espiritual. Desconfiança de sí mismo. Rosario deuotissimo de los cinquenta mysterios. Imitación de Nuestra Señora..., impreso en casa de Diego Fernández de Córdova y Oviedo: a costa de Juan Boyer, Valladolid 1593

    Virginia Armella de Aspe, Tesoros de la Pinacoteca Virreinal, Fomento Cultural Banamex, México 1993

    Hugo de Azevedo, Uma luz no mundo, Prumo, Lisboa 1988. (Citado así: Azevedo, Uma luz, pg)

    — «Primeiras viagens de S. Josemaria a Portugal (1945)», en SetD 1 (2007) 15-39

    Benito Badrinas, «Josemaría Escrivá de Balaguer, sacerdote de la diócesis de Madrid», en Anuario de Historia de la Iglesia 8 (1999) 608-611

    Carolus Balic, Testimonia de Assumptione Beatae Virginis Mariae ex omnibus saeculis. Pars prior: Ex aetate ante Concilium Tridentinum, Academia mariana, Roma 1948

    Adam Bartsch, Le peintre-graveur, Chez Pierre Mechetti, ci-devant Charles, Viena 1808-21, vol 7. (Citado: Cat. B.: y número del grabado)

    Juan Luis Bastero, María, Madre del Redentor, Eunsa, Pamplona 1995

    San Bernardo de Claraval, Sancti Bernardi opera, vol IV y V, Sermones, [ed. J. Leclercq – H. Rochais – C.H. Talbot] Editiones Cistercenses, Romae 1966-1968. (Citado así: Sancti Bernardi opera, vol, pg)

    Luis Borobio, El arte y sus tópicos, Eunsa, Pamplona 1970

    Jutta Burggraf, «Il senso della filiazione divina», en AA.VV., Santità e mondo. Atti del Congresso teologico di studi sugli insegnamenti del beato Josemaría Escrivá, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1994, pgs 85-100

    Alejandro Burgos Velasco y Ricardo Martínez Carazo, El Rosario que ama Dios: historia, rezo y contemplación del Rosario, Asociación Cultural Catequesis, Valladolid 2000

    Luis Cano, «Reinaré en España». La mentalidad católica a la llegada de la Segunda República Encuentro, Madrid 2009.

    Bartolomé de Carranza, La forma de rezar el Rosario de

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