Sé lo que estás pensando: "¿el Abismo no estaba muerto y enterrado?".
Respuesta larga: durante meses he estado a punto de escribir una nueva entrada en esta bitácora en al menos una docena de ocasiones distintas, pero las circunstancias han conspirado en mi contra y he tenido que ir posponiéndolo hasta que la inspiración y las ganas se desplazaban hacia otros intereses y prioridades. La vida adulta da asco, y la vida adulta de un empleado de hostelería en Londres da asco y además deja muy poco tiempo libre para hacer cosas tan inútiles y divertidas como actualizar un blog. Pero al igual que uno tiene amigos a los que no ve en meses e incluso años y cuando por fin se reencuentra con ellos es como si no hubiese pasado un solo día, regresar al Abismo, aunque sea de forma puntual, se siente como algo cómodo, natural y un poquito necesario. "Old habits die hard", que decía Mick Jagger. Poco importa que en estos 9 largos meses apenas haya escrito listas de la compra repletas de yogures y galletas Oreo y whatsapps de no me esperes despierta que voy a llegar tarde 😘😘😘, y que las antaño afiladas habilidades literarias de un servidor se encuentren oxidadas hasta el punto de no recordar si se escribe croqueta o cocreta; el Abismo siempre estará ahí para devolverme su cálida, hogareña y onanística mirada.
Respuesta corta: éste es mi blog y me lo follo cuando quiero.
¿Y qué mejor manera de regresar, cual olvidada estrella de rock de los 80 necesitada de dinero para pagar el último divorcio y la pensión de siete retoños, que con las (oh, sí, nena) LISTAS DE LO MEJOR DEL AÑO? Porque todo blogger de mierda siente la irrefrenable necesidad de pontificar sobre lo que ha molado y lo que no durante la última elipsis completa (tomada desde un punto temporal arbitrariamente asignado al nacimiento de una figura religiosa de dudosa existencia) descrita por un planeta habitado alrededor de la estrella más cercana, y yo no quiero ser menos.
"Pero Jero, ¿no te parece un poco tarde para empezar a publicar listas con lo más mejor de 2016? Si prácticamente estamos acabando enero: las parejas ya piensan en sus regalos de San Valentín y los supermercados Sainsbury han montado el expositor con los huevos de Pascua."
Sí, lo sé, pero ---> Ver respuesta corta.
Empezamos con las series de televisión, campo cada vez más inabarcable del ocio contemporáneo, que en 2016 han dejado una cosecha brillante. Por supuesto, mi ranking de favoritas (que no mejores, eso se lo dejo a la gente que realmente sabe de lo que habla) es tan parcial y miope como mi lista de visionados: por un lado hay infinidad de títulos interesantes a los que tengo echado el ojo pero que todavía no he podido catar ("The Night Of", "Vinyl", "The Young Pope", "Making a Murderer", "The Americans", "The Crown", los nuevos capítulos de "Black Mirror"... y un largo etcétera); por el otro, he dedicado el último trimestre catódico de 2016 al visionado completo y ordenado de las 9 temporadas (y no-sé-cuántos episodios especiales) que componen la encarnación moderna de "Doctor Who" (que no entra en el top porque durante el año pasado sólo estrenó un capítulo navideño de escasa relevancia), lo que ha limitado considerablemente la cantidad de series que el abajo firmante haya podido ver recientemente.
Aclarado esto, al trapo:
5 - Narcos (Temporada 2)
Lo mejor que se puede decir de la segunda temporada de "Narcos" es que no parece una segunda temporada. El arco que narra el ascenso y caída de Pablo Escobar mantiene, sin solución de continuidad, todas las señas que hicieron célebre a la primera entrega de la serie estandarte de Netflix: ritmo trepidante, un guión plagado de dardos a la política nacional colombiana e internacional estadounidense, un robusto trabajo de dirección, un reparto magnífico (ligeramente afeado por la imposibilidad de lograr el acento perfecto para algunos personajes) y el mayor catálogo de insultos descacharrantes que se recuerde en televisión. Gonorrea. Hijueputa. Malparido.
4 - Westworld (Temporada 1)
Conviene ignorar la idea más o menos generalizada de que "Westworld", remake de la película homónima de 1973 escrita y dirigida por Michael Crichton, aspira a ser el relevo de "Game of Thrones" en HBO. Más allá del presupuesto de nueve cifras y el espectacular acabado audiovisual, cualquier parecido entre ambos títulos es puramente circunstancial. Producida por J.J. Abrams y Jonathan Nolan (hermano del visionario director de "Inception" e "Interstellar"), "Westworld" propone una sugerente mezcla de sandbox en el Oeste à la "Red Dead Redemption" y ciencia-ficción robótica al estilo Asimov. El resultado es una sofisticada y violenta fantasía futurista plagada de giros argumentales desencajamandíbulas, profundas disertaciones sobre si sueñan o no los cowboys con reses eléctricas y versiones para pianola de canciones de Radiohead (entre otros). Con las apariciones estelares de Anthony Hopkins y Ed Harris, para rematar la faena.
La sorpresa televisiva del verano, un proyecto del que apenas se sabía nada unas semanas antes de su puesta de largo en Netflix, ofrece un popurrí de grandes éxitos de los 80 diseñado para alimentar la nostalgia de su público objetivo. Habrá quien la acuse de no ser más que una ensalada de referencias (de "Carrie" a "Los Goonies" pasando por "Silent Hill", "Cuenta conmigo", "La Cosa", "E.T." y un largo etcétera) que no propone ni una sola idea inédita, pero no es mi caso. No sólo he disfrutado como un enano con su juego de guiños y homenajes; la brillantez con que se articula el pastiche, la pegada emocional de la narración y la empatía inmediata que despiertan sus protagonistas la convirtieron, para mí, en un triunfo absoluto.
2 - House of Cards (Temporada 4)
En un año marcado por las elecciones estadounidenses más polémicas del último medio siglo, los Underwood libraron su propia batalla por el Despacho Oval en otra sublime temporada de "House of Cards". La lección magistral de política impartida por Kevin Spacey y Robin Wright (inmensos, como de costumbre) describe la bajeza moral de la clase gobernante con una elegancia e inteligencia que ojalá compartiesen los corruptos del mundo real. Se puede ser malvado con estilo: aprende, Mariano.
En un año marcado por las elecciones estadounidenses más polémicas del último medio siglo, los Underwood libraron su propia batalla por el Despacho Oval en otra sublime temporada de "House of Cards". La lección magistral de política impartida por Kevin Spacey y Robin Wright (inmensos, como de costumbre) describe la bajeza moral de la clase gobernante con una elegancia e inteligencia que ojalá compartiesen los corruptos del mundo real. Se puede ser malvado con estilo: aprende, Mariano.
1 - Game of Thrones (Temporada 6)
Sin más libros de George R.R. Martin que adaptar, los productores y guionistas de la serie estrella de HBO se enfrentaban en esta sexta temporada a un fandom tronista dispuesto a recibir los nuevos episodios con el cuchillo entre los dientes. Pese a unos primeros compases algo titubeantes, la luz de R'hllor no tardó demasiado en resucitar el extraordinario nivel habitual del programa y elevarlo por momentos hasta nuevas cotas de calidad. Capítulos como "Battle of the Bastards" o "Winds of Winter" suponen un hito en la historia de la televisión no sólo por su espectacular factura técnica (que también), sino por su combinación perfecta de tragedia, épica y grandes revelaciones argumentales; hasta el punto de que muchos no dudan en situar esta sexta temporada como la mejor de las emitidas hasta la fecha. Queda para el anecdotario geek el desparrame de memes generado en las redes sociales a cuenta de la traducción al castellano de esas tres palabras por las que será eternamente recordado el episodio "The Door".
De las que también me han gustado, se quedan fuera por muy poquito la segunda tanda de episodios de "Daredevil", con el mejor Punisher que se recuerde en imagen real; la miniserie de espías de la BBC "The Night Manager", que allanó el terreno para que Tom Hiddleston se convierta en el próximo 007; el regreso de "Man Seeking Woman", que a falta de "Rick and Morty" fue la mayor proveedora de risas tróspidas del año (¿todavía se puede decir tróspido en 2017?), y la cuarta entrega, todavía en emisión, de las aventuras de Ragnar Lothbrok y sus "Vikings".
No son las únicas dignas de, al menos, mención: la (mínima) cuota nacional queda cubierta con la segunda temporada de "El Ministerio del Tiempo"; la cuarta y última entrega de "Banshee" no alcanzó el altísimo nivel de sus predecesoras pero cerró el ciclo de desventuras de Lucas Hood de forma satisfactoria; la segunda temporada de "Ash vs Evil Dead" tuvo en su episodio "Morgue" el mejor momento de slapstick gore/escatológico del año, y la siempre irregular "The Walking Dead" continuó con la tradición de entregar capítulos arrebatadores como "JSS" o "The day will come when you won't be" en medio de soporíferas subtramas de redescubrimiento espiritual y cliffhangers perezosos como el del final de la sexta temporada.
La gran decepción del año ha sido la adaptación por parte de AMC del "Preacher" de Garth Ennis y Steve Dillon, un producto largamente soñado por los fans del tebeo que en su salto a la pantalla no ha sabido encontrar el equilibrio entre tonos y géneros. Lo del abrupto final de "Penny Dreadful" ni siquiera entra en el terreno de la decepción: vi la tercera temporada por puro completismo y me dejó tan indiferente que apenas merece la pena detenerse en ella.
3 comentarios:
La serie que vi fue Game of Thrones, coincido con lo que reseñas de esta serie.
También coincido con Ash Vs Evil Dead.
Gracias por el comentario, Demiurgo.
Poco que añadir por mi parte ;)
las series netflix van a terminar remplazando a la television, una variedad increible y bien producidas
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