Bienvenidos a la edición cibernética de la Revista Ekuóreo, pionera de la difusión del minicuento en Colombia y Latinoamérica.
Comité de dirección: Guillermo Bustamante Zamudio, Harold Kremer, Henry Ficher.

Mostrando entradas con la etiqueta Cosmogonías. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cosmogonías. Mostrar todas las entradas

domingo, 9 de noviembre de 2014

117. Breves cosmogonías II


Teogonía
   Código de Manú

   Manú, en reposo, se entrega a la meditación… El mundo yacía entonces envuelto en espesas tinieblas y sumergido en un sueño por todas partes. Entonces Suayambú, el Ser existente por sí mismo, en cuanto los sentidos externos pueden comprender, hizo perceptible el universo mediante los cinco elementos primitivos, se manifestó, y, resplandeciendo con la claridad más pura, disipó la oscuridad…
Habiendo decidido él solo, el Ser Supremo, hacer que todas las cosas emanaran de su propia  substancia (de la substancia del Ser) hizo que surgieran las aguas y en ellas depositó un germen fecundo.
   Ese germen se transformó en huevo de oro, brillante como astro del mil rayos luminosos, y en el cual el Ser Supremo se reveló en la forma de Brahma…
   Por medio de partículas sutiles emanadas del Ser se constituyeron los principios de todas las cosas que formaron este mundo perecedero, derivado del Ser imperecedero. Cada uno de los elementos primitivos adquiere las cualidades de todos los que le preceden: de ese modo, un elemento cualquiera, mientras más separado esté en la serie, más cualidades reúne.
   El Ser Supremo atribuyó a cada criatura una categoría distinta, y con arreglo a esa categoría, actos, funciones y deberes diversos.
   Así se crearon todos los seres.


Espíritu
   Upanishads

   Hay un espíritu oculto en el misterio de los Upanishads. Es el Espíritu de Dios, visto por los sabios de los siglos pasados.
   Él es el creador de todo y vive para siempre en el misterio de su creación.
   No tiene cuerpo, pero puede verlo el corazón puro. Él es el creador de todo. Él es Dios, el Dios del amor; y cuando un hombre lo conoce alcanza la liberación.
   Todo el universo está siempre en su poder. Él es la conciencia y el creador del tiempo. Su poder y su conocimiento son finitos. Por su mandato, la obra de la creación evoluciona y tenemos tierra y agua, fuego y aire.
   Cuando Dios término su obra, descansó, y estableció un vínculo de amor entre su alma y el alma de las cosas.
   Él es el que lo sabe todo: Señor del alma y de la naturaleza. Él es el Dios de la luz inmortal.
   Conocerlo es triunfar sobre la muerte.



Mavutsinim: el primer hombre
   Cultura Kamaiurá (Brasil)

   En el principio sólo había Mavutsinim. Nadie vivía con él. No tenía esposa. No tenía ningún hijo, ni tenía pariente alguno. Estaba solo, completamente solo.
   Un día, convirtió una concha en mujer y se casó con ella. Cuando nació su hijo, le preguntó a su esposa: “¿Es hombre o mujer?”.
   “Es un hombre”.
   “Lo llevaré conmigo”.
   Luego se fue. Lloro la madre del muchacho y regresó a su aldea, la laguna, donde se convirtió en concha otra vez.
   “Somos los nietos del hijo de Mavutsinim”, dicen los indios.


Leyenda de la creación
   Cultura Fan (África)

   Cuando las cosas no eran aún, Mebere, el Creador, hizo al hombre con tierra de arcilla. Tomó la arcilla y modeló un hombre. Así dio comienzo este hombre y comenzó como lagarto. Al lagarto, Mebere lo puso en una alberca de agua de mar. Cinco días, y aquí tenéis: pasó cinco días con él en la alberca de las aguas y lo tuvo metido dentro. Siete días: estuvo dentro siete días. Al octavo día, Mebere fue a mirar y cátate que el lagarto sale, y cátate que ya está fuera. Resulta que es un hombre. Y dice al creador: gracias.



El caos
   Ovidio

   Antes que el mar, la tierra y el cielo, que lo cubre todo, en todo el universo aparecía un único aspecto de la naturaleza, al que llamaron caos, masa informe, confusa, un peso inerte en el que se encontraban los elementos de las cosas en discordante amalgama sin relación alguna. Ningún Titán ofrecía todavía su luz al mundo, ni Febo renovaba sus cuerpos con el crescendo, ni la tierra, entregada a su propio peso, estaba suspendida en el aire dando vueltas, ni Anfitrite había extendido sus brazos a lo largo de las riberas de la tierra. Y tal como había tierra, mar y aire, así era inestable la tierra, inhábil el mar y el aire carente de luz; ningún elemento conservaba su forma y unos eran un obstáculo para los otros, porque en una sola amalgama se contraponían el frío y el calor, la humedad y la sequía, la sustancia muelle y la dura y la pesada y la ligera.


Segundo relato de la creación
   La Biblia

   Al tiempo de hacer Yavé Dios la tierra y el cielo, no había todavía arbusto alguno del campo sobre la tierra, ni había germinado hierba alguna, porque Yavé Dios no había hecho todavía llover sobre la tierra, ni había hombre que cultivase el suelo e hiciese subir de la tierra el agua con que regar la superficie del suelo. Entonces Yavé Dios formó al hombre del polvo de la tierra, le insufló en sus narices un hálito de vida y así llegó a ser el hombre un ser viviente.


Teología
   Cultura Menfita

   Toda palabra empezó existir a causa de lo que fue pensado por el corazón y ordenado por la lengua.
   Sucedió que el corazón y la lengua triunfaron sobre los otros miembros.
   Así se hicieron los espíritus y se crearon las almas.
   Así se dio vida al pacífico y muerte al criminal.
   Y así se hicieron todos los trabajos y todas las artes, la acción de los brazos, la marcha de las piernas, el movimiento de todos los miembros, de acuerdo con esta orden que fue pensada por el corazón y que salió de la lengua, y que constituye el significado de todas las cosas.




domingo, 13 de febrero de 2011

4. Cosmogonías


   Edward Lane 

   Dios creó la tierra, pero la tierra no tenía sostén y así bajo la tierra creó un ángel. Pero el ángel no tenía sostén y así bajo los pies del ángel creó un peñasco hecho de rubí. Pero el peñasco no tenía sostén y así bajo el peñasco creó un toro con cuatro mil ojos, orejas, narices, bocas, lenguas y pies. Pero el toro no tenía sostén y así bajo el toro creó un pez llamado Bahamut, y bajo el pez puso agua, y bajo el agua puso oscuridad, y la ciencia humana no ve más allá de ese punto.






El origen del hombre
   Leyenda eslava 

   Al principio no existía más que Dios, pero Dios dormía y soñaba. Este sueño duró siglos enteros. El momento fijado para que despertara llegó bruscamente. Miró en torno suyo y de cada una de esas miradas nació una estrella. Dios mismo se sorprendió de ello y comenzó a viajar para ver lo que sus ojos habían creado. Viajó, viajó interminablemente. Al fin llegó a nuestra tierra, pero estaba ya fatigado. Las gotas de sudor caían de su frente. Una de estas gotas adquirió alma y fue el primer hombre.
   Así el hombre nació de Dios, pero no fue creado para los placeres: nació del divino sudor y desde su origen quedó destinado a sufrir y a trabajar.



El mundo de arriba y el mundo de abajo
   Cultura Motilona - Colombia (recopilado por Álvaro Chaves) 

   En el cielo, allá arriba, había una selva con árboles, con animales y con comida. Allá vivían los motilones, cazando y sembrando. Y miraron un día hacia abajo, a la tierra, y vieron que allá también había ríos y bosques con buena caza. Entonces cortaron un bejuco muy grueso y muy largo, para que resistiera el peso de los hombres, y por él se descolgaron todos los motilones, uno detrás de otro. Y llegaron a la tierra y el bejuco quedó colgando y los indios se fueron a cazar animales. Un gallinazo, que pasaba volando, cortó el bejuco y cuando los motilones volvieron de la cacería no pudieron subir, regresar al cielo; se quedaron para siempre en la tierra. El gallinazo, como castigo, tiene que comerse la carne de los muertos, para llevarla otra vez al cielo.


Un origen
   Cultura Ijka (Colombia)


  Había dos indiecitos, hombre y mujer, que eran muy pobres y le hacían el trabajo a los demás indios. Esos indiecitos fueron guardando en un calabozo pedacitos de comida, de todo lo que comían los demás hombres. Esa comida se pudrió y de ahí nació una cucaracha. De esa cucaracha nacieron muchas cucarachas más y andaban por todas partes. Había tantas que los indios resolvieron matarlas y mataron todas menos una que se escondió en un agujerito. Entonces vino Mama Seukún y dijo que no la mataran, que esas cucarachas eran muy raras y formó una mujer de la cucaracha que quedaba. Esa mujer tuvo muchos hijos, que son los civilizados, que se regaron por todas partes como las cucarachas.


El sol y la luna 
   Talmud

   De la mente de Dios, la palabra de la creación salió: “Dos grandes luminarias brillarán en el cielo y, reinas de la tierra, gobernarán al tiempo fugitivo”.
   Dijo y fue. Así como el que sale de la cámara nupcial, como el héroe que se adelanta triunfante por el camino, surgió el sol, luz primera. Su manto era un esplendor divino; en torno a la cabeza llevaba una guirnalda de múltiples colores.
  La tierra se llenó de alegría; suaves perfumes brotaron de los campos, y las flores se abrieron más hermosas.
   La segunda luz, la luna, se estremeció de envidia, porque la luz hermana la igualaba en esplendor. “¿Para qué dos reinas sobre un mismo trono?”. “¿Y por qué nací yo después de mi compañera?”.
   Y de repente, con el interno temblor se apagó su luz, que huyó volando por los campos del cielo, convertida en sartas de estrellas.
   Blanca como un cadáver estaba la luna, llena de vergüenza frente a las peregrinas celestes, y rogaba lastimera: “Piedad de mí, Señor de los señores, piedad”.
   Y un ángel del Señor se apareció a la avergonzada luna, diciendo: “¿Por qué envidiaste el resplandor del sol? ¡Infeliz! ¡Nunca podrás ya a lucir como él; y siempre que la tierra pase por delante de ti, quedarás como ahora: toda o en parte oscurecida! Sin embargo, ¡oh, desdichada!, no te lamentes más: Dios piadoso ha perdonado tu error y lo ha vuelto en bien.  'Ve — me dijo — y di a la arrepentida: también ella será reina de su luz: y las lágrimas de su arrepentimiento serán bálsamo para el cansado y para los deslumbrados por la fuerza solar serán alivio’”.
   Consolada quedó la luna siguiendo el silencioso camino que ahora recorre: reino de la noche y de las estrellas, lamenta el antiguo error, y va al encuentro de los miserables para consolarlos.


Pandora
   Hesíodo (Teogonía) 
   
   Habló así y rió el padre de los hombres y de los dioses, y ordenó al ilustre Hefesto que mezclara enseguida la tierra con el agua y de la pasta formara una bella virgen semejante a las diosas inmortales, y a la cual daría voz humana y fuerza. Y ordenó a Atenea que le enseñara las labores de las mujeres y a tejer la tela; y que Afrodita de oro esparciera la gracia sobre su cabeza y le diera el áspero deseo y las inquietudes que enervan los miembros. Y ordenó al mensajero Hermes, matador de Argos, que le inspirara la impudicia y un ánimo falaz. Ordenó así, y los aludidos obedecieron al rey Zeus Cronión. Al punto, el ilustre cojo de ambos pies, por orden de Zeus, modeló con tierra una imagen semejante a una virgen venerable; la diosa Atenea, la de los ojos claros, la vistió y la adornó; las diosas Cárites y la venerable Pito colgaron a su cuello collares de oro; las Horas de hermosos cabellos la coronaron de flores primaverales; Palas Atenea le adornó todo el cuerpo; y el mensajero matador de Argos, por orden de Zeus retumbante, le inspiró las mentiras, los halagos y las perfidias; y finalmente el mensajero de los dioses puso en ella la voz. Y Zeus llamó a esta mujer Pandora, porque todos los dioses de las moradas olímpicas le dieron algún don, que se convirtiera en daño de los hombres que se alimentan de pan.