domingo, 24 de julio de 2011

Hablar de Amor

A sabiendas de poder ser tildado como romántico, cursi o cualquier otro calificativo que se oponga a la expresión libre del amor, me apetece decirlo claramente, el amor es lo más importante en la vida.
Esto es una verdad tan evidente como negada o soterrada. Hablar de amor no es frecuente en nuestras vidas. Hablar de amor es un tema tabú y no comprendo bien las razones. Quizás sería bueno reflexionar sobre eso. Pero no es lo que me ocupa en este momento. Como decía no es frecuente hablar de amor, ni de valores como la fraternidad, la solidaridad, la compasión, el respeto, etc. Pero sí hay actos en los que se dejan ver, en los que se proyectan. Una caricia, una sonrisa, una mirada son formas de expresar el amor allí donde no llega la palabra. Y es que verbalizar eso que sentimos por amor no es fácil. Pero sentir amor sí que lo sentimos. Es tan necesario sentirlo como el comer y beber todos los días. Que sería de aquel ser humano que no cosechara ningún afecto. No hay felicidad sin amor.
Pero esto del amor no todo el mundo lo entiende igual. Wikipedia nos define el amor como un "concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías y puntos de vista (científico. filosófico, religioso, artístico). Habitualmente, y fundamentalmente en Occidente, se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de emociones, experiencias y actitudes. En el contexto filosófico, el amor es una virtud que representa toda la bondad, compasión y afecto del ser humano. En este último terreno, trasciende del sentimiento y pasa a considerarse la manifestación de un estado de la mente o del alma, identificada en algunas religiones con Dios mismo y con la fuerza que mantiene unido el universo".

lunes, 11 de julio de 2011

Y así es la vida

La vida sigue. Siempre buscando el rumbo. Aunque me pregunto si hay que buscar alguno. Si no hubiera rumbo, metas ni objetivos ¿podríamos vivir?. Seguramente se convertiría en un amasijo de experiencias sin ningún eje que las ordenara. Sería difícil hacer balance de esas experiencias, se sucederían unas a otras sin motivo aparente ni sentido alguno. Nuestra mente seguiría pensando el por qué de todo lo que nos ocurre. Nos encontraríamos perdidos. Pero no es menor la sensación de desorientación que provoca el buscar un rumbo que no se hace papable.
Si me preguntara que objetivos principales tiene la vida podría contestar, como muchísimos de ustedes, ser buen padre, buen profesional, contribuir al bienestar y la salud de la sociedad, etc. Si ese fuera nuestro rumbo en la vida todas nuestras acciones, todos nuestros pensamientos estarían dirigidos hacia eso. Tarde o temprano lo conseguiríamos. Pero la cosa no es tan sencilla. Nos despistamos por el camino, perdemos el rumbo y perdemos el horizonte permanentemente. No me preguntes por qué. ¿Será innato?
Puede que tenga que ver con que eso de que "buen" algo no se enseña en ningún lado. Aquellos que tradicionalmente tenían el monopolio de intentar enseñarlo (religiones) son los que con más frecuencia se han perdido por el camino. Y es que ser bueno implica ser malo. El camino se anda porque se quiere dejar un sitio y llegar a otro. Nuestros filósofos han discutido el concepto del bien y del mal, el ying y el yang, el cielo y el infierno. Parece que en lo que si se puede estar de acuerdo es que ambos conceptos forman una unidad, dos polos que no pueden existir aisladamente.
Es por eso que perdemos el rumbo, y es por eso que volvemos a recuperarlo, y es por eso, por lo que nos volvemos a replantear donde estamos, por donde vinimos y a donde queremos llegar. Y así es la vida.

viernes, 1 de julio de 2011

El curso acabó

El curso acabó. Empiezan las vacaciones. ¡Dos meses!. La envidia de cualquier trabajador. No abogaré para que me reduzcan las mismas pero si apoyaré para que esas mismas vacaciones las tengan el albañil, el médico, el secretario, el lechero, el panadero, el agricultor..........Quede constancia que me refiero a los dos géneros.
Y es que para trabajar bien se necesita descanso. Sobre todo cuando trabajas con personas que necesitan un trato correcto, no valen equivocaciones, tienes que estar en plenas capacidades, la mente clara y las emociones en su punto. No es fácil, y menos cuando trabajas con con un grupo de 35 niños de 1º de ESO. Cada niño es un mundo, cada niño necesita algo distinto, cada padre y madre del niño tiene una expectativa distinta sobre que debe ser su hijo. El profe trata en nueve meses, igual que el embarazo, de que nazca, de que florezca o de que madure aquella parte de ese ser que casi siempre desconoce su propias posibilidades y potencialidades. A veces se consigue y otras no. Cada chico, cada chica tiene sus momentos de aprendizaje, a veces no por mucho insistir, no por mucho cambiar las formas de trabajo o presentar las cosas de distintos modos se consigue lo esperado. Puede ser fustrante si no entiendes esta realidad. Puede ser fustrante si crees que en esos nueve meses alcanzarás ese cambio deseado, probablemente no consigas ni el reconocimiento de tu labor bien desarrollada. Acaba el curso, llegan las vacaciones. Emociones encontradas. Alegría por ver a esa alumna que consigue sus objetivos, saca nota para medicina o puede ingresar en un ciclo superio. Tristeza por observar que ese alumno no consigue aprobar, no promociona. Te preguntas las razones una y otra vez, tus compañeros te dan sus explicaciones, te preguntas en que te has equivocado, te asalta la duda de que con otra forma de hacer hubieras conseguido más. Final de curso, esto se acabó. Llegan las vacaciones. Pero tu mente sigue dando vueltas, el año que viene puedo hacerlo mejor, proponer nuevas actividades y proyectos. Así son las vacaciones. En tu casa estudiando inglés porque en tu centro han incorporado el proyecto CLIL (BILINGUE), y tu que nunca has hablado en inglés resulta que con tus 49 añitos te tienes que poner al día, no sólo en tu área sino en tu área"in english". Quiero vacaciones, pero del todo. Bien mirado, no está mal. Al fin y al cabo "es algo que siempre quise hacer".
No es una queja, es solo la reivindicación de que nos merecemos las vacaciones, aunque les de envidia a todos, créanme que lo siento. Sería mas fácil que todos tuviéramos más tiempo libre, para disfrutar, para formarnos, para estar con nuestros hijos, nuestra familia, atendiendo nuestros hobbys preferidos o compartiendo con los amigos. Los y las docentes necesitamos liberarnos un tiempo de los niños por el bien de ellos, por el bien de la familia y por el bien de la sociedad.
El próximo curso volveré con las pilas a tope, lleno de ilusión y el maletín lleno de proyectos. Ahora toca cargarse de nuevo.