Tuesday, April 2, 2013

ANRO:BLOGS

A todos los amigos de Las Puertas de Babilonia:

Han pasado ya unos 20 meses desde que ANRO se despidió de nosotros, y sé que mi familia y yo no somos los únicos que aún lo echamos de menos.

Por este motivo quiero compartir con todos ustedes, sus seguidores, el libro recopilatorio ANRO:BLOGS. Se trata de un compendio en PDF, maquetado como un libro convencional, de todas las entradas que mi padre escribió en sus tres blogs principales, con sus comentarios e imágenes asociadas. Puede ser descargado libremente aquí: http://www.yeray-muaddib.com/anroblogs

Cualquier comentario acerca del libro será bienvenido, y puede ser enviado a [email protected].

Espero que disfruten de la lectura, y que con ella descubran nuevas facetas literarias y personales de mi padre.

Saludos,

Yeray.

Friday, July 8, 2011

Acerca de mi padre

Estimados seguidores de este blog, y todos los de ANRO:

Soy el hijo del autor de este blog. Estaba esperando que pasara unos cuantos días para poder publicar esta entrada, pero alguien, con su comentario, me ha obligado a acelerarlo.

Mi padre falleció, repentinamente, hace unos pocos días. Fue durante su viaje por los Fiordos de Noruega, mientras pasaba momentos muy felices en compañía de mi madre.

Como saben, era una persona realmente apasionada, que disfrutaba inmensamente de la vida, y que quería con locura a los suyos. Este blog, y el contacto todos los que lo leían, fue una de las cosas que más feliz le hacía, y por este motivo les transmito mi más profundo agradecimiento.

Si los que le eran fiel desea hacerle algún homenaje, por favor, vean una buena película, disfrútenla y luego tomen algo a su memoria, brindando por él.

Saludos a todos.

Yeray.

Monday, June 13, 2011

LO SIENTO, AMIGOS, PERO ME TENGO QUE MARCHAR



Aun me faltan unos dias para iniciar mi viaje de verano, pero estoy tan liado que llevo una semana intentando hacer algo y no logro concentrarme. Me he liado la manta a la cabeza y he decidido dar el carpetazo y poner el cerrojo en el blog hasta Agosto, posiblemente.

Mi viaje, se inicia en Kiel-Alemania, donde embarcaremos para recorrer toda la costa noruega hasta recalar en las islas Svalbard, muy cerca del círculo polar,
Una vez terminen los catorce días de crucero, Lola y myself recalaremos en Berlín donde permaneceremos otros tres dias para disfrutar tranquilamente de esta ciudad.

Mi verano terminará con otros quince días en compañía de mi querido y único nieto Isaac, y ya por fin en Agosto volveremos a nuestras Canarias donde seguiremos unos diitas disfrutando de nuestras playas.

Como es norma habitual, durante todo este tiempo estaré totalmente desconoctado del blog, pero volveré con fuerzas duplicadas y ¡con un años más! a todos vosotros.

UN ABRAZOTE FORTÍSIMO PARA TODOS Y GRACIAS POR TODAS LAS MUESTRAS DE AMISTAD QUE RECIBO. ¡¡¡HASTA LA VUELTA, AMIGOS!!!!

Monday, June 6, 2011

UN ACTOR EN LA MULTITUD







Hasta volver a releer, en una cuidada edición española, la autobiografía del genial director King Vidor, servidor de ustedes no sabía quién diablos era JAMES MURRAY, el protagonista de esa excepcional película del maestro titulada THE CROWD.

Cuenta Vidor que cuando finalizó el rodaje de la exitosa "The Big Parade", Irving Thalberg le abordó y le preguntó qué nuevo proyecto tenía en mente. El director realmente no tenía nada concreto, pero para salir del paso le dijo al productor que tenía una historia sobre un hombre corriente, en una ciudad corriente, al que le pasan cosas corrientes.
"Estupenda idea,- le contestó Irving- ponla en imágenes." Y sobre este nebuloso borrador King Vidor realizó una de las más singulares película sociales del cine americano, al par que una de las obras maestras de la industria, con el sello de la Metro.

Para elegir al "hombre en la multitud" se hizo el correspondiente casting. Vidor en "Un árbol es un árbol" cuenta que entre todos los que se presentaban vió a un individuo que pedía permiso al gentío que guardaba cola, para salir de los estudios. A Vidor le resultó familiar la cara e inmediatamente supo que aquel podría ser el protagonista de su película.
Corrió tras él, pero lo habia perdido. Salió a la calle donde vió al individuo a punto de tomar un taxi. Le llamó a gritos y casi jadeando llegó al lado del sorprendido joven. Se presentó como King Vidor y dándole una tarjeta le invitó a presentase al siguiente día en su despacho, porque quizá tenía un trabajo para él.
El tipo, que se llamaba James Murray, era un simple extra, que llevaba un tiempo trabajando para los estudios.
King Vidor, esperó al día siguiente, pero Murray no se presentó y tampoco en los siguientes días de la semana. Cualquiera, que no fuera Vidor, habría desechado la idea y habría elegido a otro actor, pero no cejó en el asunto. Investigó en el departamento de extras. Solo se acordaba del apellido y cuando vió en la lista a un tal James Murray mandó al encargado que por favor le diera el mensaje de que se presentase en su despacho tan pronto como estuviera disponible.

Una vez que aquel extraño extra volvió a estar frente a frente con Vidor, éste le preguntó porqué no se había presentado. El hombre le contestó muy correctamente que no se había creído que el hombre que le abordó fuera director. Esa era la razón por la que no se había presentado. "Podría haber probado, ¿no le parece?. En todo caso parecía una oportunidad"- le dijo ´Vidor. "Un billete para Culver City, cuesta una pasta", le contestó el joven .
Naturalmente James Murray se hizo con el papel de Johnny Sims.

El argumento de "The Crowd" es tan sencillo y simple como dijo King Vidor, de ahí lo extraordinario de la historia.
Un niño nace un 4 de Julio de 1900 en una ciudad cualquiera de EEUU. El padre orgulloso de aquel robusto niño exclama loco de alegría " ¡Doctor, he aquí un niño del que todo el mundo hablará con admiración!¡Yo le daré todas las oportunidades para conseguirlo!.

Años más tarde cuando un compañero de la escuela le pregunta a Johnny Sims qué será de mayor, él responde: "¿Yo?...Mi papá dice que yo voy a ser alguien muy importante"

A los 21 años Johnny llega a Nueva York. Se acerca en el ferry hasta Manhattan. Un cínico pasajero que ha observado la optimista mirada de Johnny al skyline neoyorkino le advierte que él va a ser sólo otro individuo en la masa de la ciudad a menos que logre zafarse de ella. Johnny le contesta que tal vez podrá tener su oportunidad.

Johnny comienza a trabajar en Atlas Insurance Company. Allí conoce a un chico de su edad llamado Bert. Este le invita a pasar un fin de semana en Conney Island. La novia de Bert viene acompañada de otra chica, llamada Mary. Ambos, Mary y Johnny se enamoran casi de inmediato y en muy poco tiempo deciden contraer matrimonio. Pasan su luna de miel en Niágara, donde Johnny le promete que en pocos años vivirán en una lujosa mansión.
Los sueños son sueños y la bella mansión se torna, por lo pronto, en un modesto apartamento, donde continuamente se oye el estampido de los trenes pasando muy cerca. (Una nota muy curiosa es que por primera vez en un film americano se mostraba un retrete)

Comienzan las primera diferencias y peleas entre la "feliz pareja"...pero estas quedan olvidadas cuando Mary le anuncia a Johnny que va a tener un niño. Este feliz anuncio deshace todas las sombras. Johnny renueva sus promesas y promete a Mary que el futuro abrirá puertas mucho más grandes y la familia prosperará. Pero pasan cinco años y lo único que ha pasado por el hogar es el nacimiento de una niña, y un incremento de 8 dólares en el salario de Johnny.

A veces la suerte de los pobres se torna inmediata desgracia. Johnny envía un slogan a The Holland Cleaner Company y consigue un premio de 500 dólares. El goce de esa cantidad de dinero se traduce en innumerables regalos para los niños.
Cuando Johnny vuelve felicísimo cargado de regalos los niños están jugando en la calle. Mary se asoma a la ventana para llamarlos. La tragedia se produce cuando un camión atropella a la niña y a consecuencia de ello muere.
"LA MULTITUD SIEMPRE RIE CONTIGO....PERO SOLO LLORA CONTIGO UN DIA".

La crisis hunde a Johnny que abandona su trabajo y Mary vuelve con su familia. La idea del suicidio ronda la cabeza de Johnny, pero finalmente recapacita vuelve a pedirle a Mary que vuelva a él con Junior. Ella acepta.
En la última escena un mar de multitud rodea a la pareja y al niño. En esta ocasión es multitud rodea una chispa de esperanza que tal vez germine de nuevo para Johnny y su familia.

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James Murray fue un actor en la multitud, al igual que su personaje Johnny ganó el premio de ser protagonista de una de las mejores películas de los veinte, pero perdió su brújula casi de inmediato.

Apenas acabado el rodaje de "The Crowd" Murray desapareció de los estudios. Años más tarde la policía lo encontró flotando en el río Hudson. Nunca llegaron a aclararse las circunstancias de aquella muerte. Tal vez fuera suicidio, asesinato o tal vez accidente. Nadie dió una respuesta satisfactoria.
Vidor siguió interesado por él e incluso pensó que bien pudiera ser el protagonista de la película "El pan nuestro de cada día", pero Murray era ya un alcohólico declarado. El director se encontró con él en Vine Street, cerca de Hollywood. Por lo visto el antiguo actor estaba demasiado gordo y lucía una cara sin afeitar. Vidor pensó que se trataba de un vagabundo que pedía dinero. Cuando reconoció al actor lo llevó a un restaurante. Allí le preguntó si era capaz de ponerse en forma y dejar la bebida. De esa forma podría ofrecerle un papel en su próxima película. Murray le contestó de forma brusca: "Solo porque te paro en la calle y te pido un poco de pasta piensas que puedes decirme lo que tengo que hacer. Por lo que a mí respecta te puedes meter tu cochino dinero donde te quepa"

Según Vidor esa fue la última vez que vió a James Murray, un actor del nadie se acuerda. El mundo marcha y tú te conviertes en parte anónima de la multitud.





Monday, May 30, 2011

CRIMEN EN LOS MUELLES- ELIA KAZAN VII







La tormenta política y mediática en la que se había visto envuelto el director anatolio-americano se había cobrado todos los cheques. Para gusto de unos y disgusto de otros Elia Kazan volvía a la carga inflando pecho y dispuesto a dar la cara.

Justo en esta tesitura entra un nuevo personaje en la trayectoria fílmica del director: el escritor Bud Schulberg. Este hombre era hijo del legendario B.P. Schulberg, quien había formado parte de la mayoría de los proyectos de los pioneros de Hollywood. Schulberg Jr. había mamado igualmente las raices del espectáculo visual en su niñez, y al igual que Kazan había pertenecido al PC Americano. En 1937 había publicado una historia corta para la revista "Liberty" titulada "What makes Sammy Run?". El escritor decidió hacer de aquel relato una novela larga, pero el Partido criticó su actitud individualista y le aconsejó que reconsiderara el proyecto. Naturalmente Schulberg mandó al Partido y a todos los dirigentes a paseo y se dedicó a escribir, que era lo que le gustaba.

Por su parte Kazan, tras rodar en Baviera "Fugitivos del terror rojo" regresó a Nueva York dispuesto a dar el do de pecho. "Iba a demostrarle a mis viejos "camaradas" , a esos que me habían atacado con tanta saña, que había una izquierda anticomunista, y que nosotros, y no ellos, éramos los verdaderos progresistas. Había regresado dispuesto a dar batalla".

La cuestión era que Kazan y Schulberg habían tenido conversaciones previas. Este último había adquirido los derechos de una serie titulada "Crime in the Waterfront" de Malcon Johnson, que había sido ganadora del premio Pulitzer. Budd había escrito sobre esa serie un guión, que Kazan había leído con entusiasmo.
Escritor y director se desplazaron al otro lado del río para visitar los muelles.Budd se había comprometido tanto con la historia que había estado viviendo en Hoboken, haciéndose amigo de los cargadores del puerto y emborrachándose con ellos en sus propios baretos. Había podido enterarse de las luchas internas del corrupto sindicato de estibadores, incluso había arriesgado su propia vida. Kazan no tuvo la menor duda de que aquel material era pura dinamita fílmica y tuvo la completa certeza de que haría aquella película por encima de todo.

La primera medida que tomó Kazan fue pasar página con el pasado. Soltó amarras con Darryl, con la Fox y con su controvertida imagen política. El y Bud Schulberg convencieron a Sam Spiegel para producir "La ley del silencio". El productor supo dar en el clavo.

Creo que la mayoría, por no decir todos, los que me leeis sabeis de sobra la historia que cuenta "On the Waterfront".

Los muelles de Nueva York están infectados de miedos y violencias. Terry Malloy (Marlon Brando) es obligado por los mafiosos a traicionar a su amigo Joey Doyle, quien es arrojado al vacío desde una azotea.
Terry no esperaba ese desenlace, pensaba que Joey fuera sacudido, pero no asesinado. Todo el mundo en los muelles sabe quien perpetra estas acciones pero nadie habla porque están agarrotados por el miedo.
El cura de la parroquia, el padre Barry (Karl Malden) consuela a Eddie (Eva Marie Saints) la hermana de Joey, pero ésta le recrimina que siendo sacerdote no denuncie los crímenes que se hacen con la mayor impunidad y que no se involucre en los problemas portuarios.
El jefe de la mafia en los muelles es Johnny Friendly (Lee J.Cobb) y Charlie (Rod Steiger), el hermano de Terry , que es el brazo derecho del jefe.
Naturalmente Terry se gana el beneplácito de Johnny y media para que el muchacho consiga un trabajo cómodo. Pero la policía sabe que Terry ha sido testigo del crimen de Joey y es llamado a declarar. Naturalmente el chico se niega.
La recriminaciones de Eddie al padre Barry no han caído en saco roto. El sacerdote toma contacto con un grupo de hombre que están hartos de los sucios tejemanejes de Johnny. Todos ellos se reunen en la parroquia, donde Terry es enviado en calidad de espía. El enfrentamiento es inevitable y se arma la bronca.
Terry ayuda a Eddie a salir de la iglesia por una escalera de incendios y le invita a un paseo. Ella desconoce el vínculo del chico con Johnny y le habla de sus estudios en un colegio de monjas y de su deseo de ser maestra.
Cuando la chica vuelve a su casa su padre Pop, le dice quién es en realidad Terry, pero aun así ella se siente atraída por él. Ambos se citan en un bar donde ella le pide a Terry que le ayude a esclarecer la muerte de su hermano. Terry, que se siente responsable apenas puede ocultar sus remordimientos, pero por otra parte sabe lo mucho que él y su hermano le deben a Johnny.

Naturalmente el hampón ve flaquear la voluntad del muchacho y como castigo por las supuestas infidelidades le quita el puesto que tenía en el almacén y lo pone a descargar en las bodegas.

Para impedir que uno de los estibadores hable con la Comisión los sicarios de Johnny preparan un supuesto accidente contra Duncan. El obrero muere y el padre Berry aprovecha para lanzar una filípica contra los que manipulan y siembran la violencia en los muelles.

Terry, cada vez más enamorado de Eddie le confiesa su participación en el crimen de su hermano. Ella no puede creer lo que el chico le dice y huye desesperada. Finalmente los sentimientos se imponen entre ambos jóvenes y tras diversos sucesos violentos Terry Malloy declara en juicio abierto contra los asesinos de Joey Doyle, que actuaron bajo las órdenes de l jefe Johnny.
Esta confesión es una sentencia para Terry que recibe una gran paliza por su delación. Al final el silencio cobarde se quiebra y Johnny ya no podrá imponer su ley. Un Terry ensangrentado y tambaleante se dirije hacia el almacén seguido de todos los trabajadores.

A nadie se le escapa que "On the Waterfront" fue una respuesta retadora a "Hook", guión firmado por Arthur Miller, que en principio era el proyecto que director y autor teatral iban a llevar a cabo. La jugada le salió redonda a Kazan y limpiamente, porque al día de hoy esta película sigue marcando uno de los baremos artísticos más altos del director. Podemos decir que se despachó a gusto a pesar de que sus relaciones con el productor Sam Spiegel no fueron demasiado fáciles.

Spiegel le comunicó que el papel principal iba a ser para Frank Sinatra. A Kazan le pareció de perlas. El italoamericano encajaba perfectamente en el papel. Frank había crecido en el Hoboken y hablaba la jerga de la zona a la perfección.
Pero cuando prácticamente todo estaba decidido Sam abordó al director y le preguntó a bocajarro qué le parecería si el papel se lo adjudicaba a Marlon Brando. Kazan se opuso ya que todo estaba hablado y pràcticamente ultimado. El productor, como si no le hubiese escuchado siguió hablando. Le dijo que Marlon le había comentado que no quería trabajar en ninguna película suya por la delación ante el Comité. Kazan se enfadó y le dijo a Spiegel que de ninguna manera Brando se iba a quedar con el papel de Terry.
Naturalmente Spiegel no hizo caso del comentario de Kazan. El astuto productor sabía lo que hacía. Si Frank encabezaba cartel ganaría el doble menos que si lo encabezaba Brando. Este era una estrella y Sinatra aun no tenía suficiente caché.
Hoy ni nos podemos preguntar cómo hubiera sido Frank Sinatra en el papel de Terry Malloy, pero el oscar que Brando consiguió parece demostrar que Spiegel no anduvo descaminado en reconciliar al director con el actor, o al menos para esa película, porque Brando y Kazan no volvieron a colaborar en otra película.

"Nuestro primer día de trabajo se desarrolló en unos tejados desde donde la cámara podía abarcar la ladera que descendía hasta la ciudad de Hoboken y el río Hudson y, en la otra orilla, Nueva York. Había niebla, y aunque se veían los contornos de la ciudad en el horizonte, era una visión gris, fría y vaga. Estaba muy decepcionado. Pero lo que aquella mañana parecía ser una desgracia terminó siendo una suerte; a lo largo de toda la película se ve el famoso contorno de Nueva York gris y vagamente perfilado- justo al revés de la imagen que nos dan las postales. Así se creaba la atmósfera adecuada para la película."
El rodaje fue difícil. Los exteriores eran reales y todos se quejaban del frío intenso. Ese rigor ambiental surtía un efecto más que real en las caras de los intérpretes dándoles el aspecto de las gentes del lugar. Brando era el más rácano. El director cuenta que en una ocasión tuvo que sacarlo prácticamente a rastras del Grand Hotel (Grande sólo de nombre. Hoy no existe dicho hotel) donde se alojaban los técnicos y artistas del film.


Cuando se terminó la película hubo dos proyecciones privadas muy significativas. En la primera de ellas se proyectó el montaje provisional para que Leonard Bernstein, el futuro autor de "West Side Story", pudiera hacerse una idea para componer la banda sonora. A dicha proyección asistía igualmente Marlon Brando, quien se sentó junto a Kazan. Cuando la palabra fin apareció en pantalla, Marlon Brando se levantó. No miró a la cara ni le dirigió palabra alguna a Kazan. No volvieron a trabajar juntos. No dispongo de documento alguno en el que Marlon diga algo al respecto de este desencuentro final entre estrella y director.

La siguiente proyección fue un mero trámite. Había que mostrar el producto a Harry Cohn, de la Columbia, que sería la encargada de distribuir la película. El ejecutivo preguntó al principio de la proyección cuánto había costado. Kazan le contestó que novecientos mil dólares. Harry asintió y todos se acomodaron en los sillones de la sala. Junto a Cohn había una linda muchacha. A mediados del metraje se oyeron unos ronquidos eran los de Cohn que por lo visto horas antes había andado de juerga con la chica y algunas starlettes. Cuando acabó la proyección Cohn dije que OK y la chica que se sentaba a su lado dijo que le había fascinado, sobre todo el protagonista.

"On the Waterfront" se estrenó en el Astor Theatre (en la foto superior, años antes) una mañana de Abril de 1954. Horas antes de la proyección se formó una inmensa cola de gente. Fueron los primeros indicios de un éxito cantado que alcanzaría sus cotas más alta la noche de los oscar en la que consiguió ocho oscars, incluída mejor película, y mejor director.

Kazan confiesa que en aquella ocasión supo saborear con gusto una venganza, y lo dice sin tapujo alguno : "Revolviendo viejos periódicos he encontrado una página con nuestras fotografias en el momento de recibir los honores por la película. Mi expresión es distinta de la de todos los demás. No es halagüeña. No me hace enorgullecerme. Pero debe comprenderse que esa noche estaba saboreando y disfrutando mi venganza. "La ley del silencio" era mi propia historia; con mi trabajo en esa película le estaba diciendo al mundo cuál era mi postura , y a los que me criticaban, que se fueran al infierno. Por lo que se refería a Art Miller, la película también era un mensaje para él tanto como para John Wharton. Con el tiempo llegaría a perdonarles- pero no ese año"





Wednesday, May 25, 2011

"OYE, LA FULANA NO LLEVA ROPA INTERIOR, ¿ES POR INTERES REALISTA DE LA PELICULA O POR QUÉ?









AQUELLAS COMPLICADAS MUJERES

Esa frase con la que comienzo mi entrada de hoy la pronunció Clark Gable al inicio de su carrera cuando rodaba la película "A Free Soul" y la cita Mick LaSalle en su libro "Complicated Woman". Dos de las actrices varias veces citadas en dicho texto son Norma Shearer a la izquierda y Lorettta Young bajo estas líneas.

Este libro, como digo, titulado "Complicated Women", dudo que se haya traducido, pero su lectura es de alto voltaje. Va sobre la mujer en la pantalla en la "Era pre-Code". Os paso la "Introducción" para que os animeis y si algún amigo me lo pide estoy dispuesto a prestarlo, siempre y cuando, of course, se comprometa a pagar los gastos de envío y la promesa de no ratearlo.

"La mejor etapa para las mujeres de la pantalla, no fueron los cuarenta, como se tiende a pensar. Este estupendo periodo no tiene nada que ver con las hombreras cosidas a trajes sastre ajustados, ni con los sofisticados peinados de esas damas, que taladrando con sus ojos de espesas cejas a sus muchachos, encendían un doble cigarrillo al mismo tiempo para ofrecérselo a su pareja. Esa etapa de la que hablamos no tiene nada que ver con ésta en la que esas mujeres tan aparentemente libres y fuertes pedían perdón con todas sus fuerzas en los últimos diez minutos a sus correspondientes machos, sometiéndose gustosamente al matrimonio o a lo que fuera.

Naturalmente muchos de estos film de los cuarenta son absolutamente geniales y gustan a la mayoría pero no representan ni de lejos, salvo excepciones, lo mejor de las mujeres en el cine.

La mejor etapa femenina fue la era pre Code. Los cinco años que distan desde el punto en el que las películas hablaron, alrededor de 1929 hasta julio de 1934, fecha en la que el terror y las medidas draconianas de las "Producciones Code" llegaron a ser ley en Hollywoodland.
Antes de el Código las mujeres escogían a sus amantes, tenían niños sin prejuicio alguno fuera del matrimonio, se quitaban de encima a maridos que no cumplían en uno o en otro sentido, gozaban de su sexualidad sin tapujo alguno, escalaban puestos sociales sin sentirse en inferioridad de condiciones a los hombres y en general actuaban en forma similar a como volvieron a hacerlo en fechas posteriores a 1968.

Precisamente por ser tan deshinibidas es por lo que se puso en funcionamiento el Código. Sí, no cabe duda de que el Codigo fue una medida preventiva para que el resto de las mujeres no creyeran que todo el monte era orégano y que en la mayoría de los terrenos, era el hombre quien pichaba y cortaba. La mujer no tenía por qué ser tan viva la virgen. Había que volver a colocar al genio en la botella y volver a mandar a la mujer a la cocina y a cuidar a los niños habidos en el matrimonio, como mandaba la ley.

Sin embargo podemos darle otro giro a este fenómeno involutivo que tiene mucho que ver con el advenimiento del director, que cobra una dimensión similar, o en ocasiones superior, a la estrella.
Sabemos que en las producciones precedentes a los cuarenta quienes realmente mandaban en los estudios eran los productores y las estrellas. El director sólo obedecía òrdenes de uno u otro, por mucho arte que le diera al asunto.
En los veinte y en los treinta el cine era un negocio reverenciado por la masa popular. Las personas y los rostros era objetos para maravillar y encandilar. Por primera vez en la historia las personas tenían el privilegio de sentarse en la oscuridad y contemplar las caras de otros seres humanos, por cierto muy hermosas, de treinta pies de altura y que hacían vibrar de emoción. La masa popular se volvió adicta de este negocio. Nadie exigía nada salvo disfrutar de las caras y la personalidad de aquellos seres que aparecían en la pantalla.

Antes de 1910 nadie había visto nunca un primer plano. Esto era algo impensable, porque en la vida real no puedes apreciar esa cercanía de un rostro. Aquello era un nuevo privilegio que propició un delirio amoroso del público hacia el actor o la actriz que mostraba su preciosa cara en la pantalla.

La imagen - dar pública idea de una personalidad- lo era todo. Los estudios presentaban esas imagenes de varias formas, dependía de la capacidad y la inteligencia. Unas veces de forma torpe, otras de forma ágil y en ocasiones envueltas en una gran sofisticación y glamour...Pero, ocasionalmente, los estudios eran arrastrados por la fuerte personalidad de un intérprete...entonces se creaba algo realmente poderoso y socialmente importante.

Greta Garbo y Norma Shearer fueron dos estrellas de primer orden que emergieron durante esa era límbica de mitad de los veinte. Sus películas siguen cobrando valor en sucesivos visionados. Cuando trazamos la evolución de estas actrices, de un film a otro, vemos algo más que interpretaciones. Encontramos una suerte de historia trabajada bajo la "historia" propiamente dicha.
Estas actrices no solo utilizaban el encanto de sus caras o de sus cuerpos, revelaban en sus interpretaciones el viaje existencial de las mujeres en la década transicional de los veinte. Verlas en pantalla era ver la cultura femenina decantándose a una sensibilida moderna y ver a la propia mujer encontrándose a ella misma.

Cuando la Garbo y la Shearer comenzaron sus carreras reflejaban dos tipos de mujer en la pantalla. La imagen de la actriz estaba confinada a un estrecho rol proveniente del siglo XIX. Una mujer con encanto sexual era malvada si ejercía y gozaba de ese poder. Y naturalmente era una encantadora mujer si permanecía virtuosa, o como el caso de Clara Bow, que se enfundaba una camisita muy corta y se ponía a bailar todas las noches. Estas eran las únicas opciones: vampiresa o ingenua. Todas se movían en torno a esta variación sobre el tema.
Naturalmente, Garbo, por su natural alo de misterio, se la encasilló en el papel de vampiresa, un rol que ella odiaba, y Shearer, que irradiaba integridad se la encasilló en el papel de ingenua inocente, cosa que le frustraba terriblemente. Por tanto ellas se rebelaron y con ciertas concesiones fueron convenciendo a los responsables ejecutivos de los estudios para que fundieran estos estereotipos y se pusieran al día. Ellas comenzaron una nueva vía para las mujeres reales sin dejar de lado sus cualidades interpretativas.

Durante mucho tiempo la mujer en la pantalla, incluso hasta los sesenta, fue ciudadano de segunda clase en muchas ocasiones, pero en los veinte y hasta mitad de los treinta la mujer era dueña de las pantallas. Las mayores estrellas eran mujeres, incluso elegían a los actores que querían a su lado. Fueron contados los rostros masculinos, que durante ese periodo aparecieron en los magazines especializados.

En 1932 el Motion Picture Magazine titulaba en primera plana: NORMA SHEARER HA MATADO A NUESTRAS ABUELAS", y continuaba " Ella ha asesinado su forma de vida. Ha matado a la en otros tiempos "buena mujer". Ella ha quemado el mito de los hombres que nunca se casarían con "esa clase de mujer". Ella ha abolido, por fin, "esa clase de mujer".

Norma Shearer pasó de ser una chica agradable a una clase de mujer sofisticada y moderna. Fue la primera actriz americana que puso de moda ser una mujer soltera e independiente y que hacía gala de ello en la pantalla.
La Garbo fue en otra dirección. Ella que había sido una vampiresa se convirtió en una mujer cuya capacidad para amar y sacrificarse por ello minimizó cualquier otra emoción humana. La vampiresa había sido un simple estereotipo basado en la misoginia y la paranoia machista. Garbo la cambió y echó todo el voltaje a una visión romántica mucho más profunda y fuerte, algo que nunca antes se había visto en la pantalla.

En la década cercana a los cuarenta, cuando Shearer y Garbo se retiraron, sus destinos críticos fueron diferentes. Garbo quedó etiquetada como una de las más grandes actrices de la pantalla y fue objeto de estudios críticos, libros y documentales. Al contrario, Shearer fue por largo tiempo ignorada, olvidada y malentendida. En justicia, Shearer hubiera debido ser un icono feminista. Desafortunadamente, ella cometió dos errores imperdonables que la señalaron para la posteridad: "Romeo y Julieta" y "The Women".
Nadie podia creerse a una Shearer de 33 años en la heroina shakesperiana de 14. Era un absoluto disparate. "The Woman" era una película estupenda del maestro Cukor, y el trabajo de la actriz más que loable, pero su papel es el de una "noble esposa", justo el rol contrario a lo que venía persiguiendo.
Este binomio actoral daba la impresión de que la Shearer era algo graciosillo y vanal con la sonrisa de una Pollyanna.

Posiblemente ni la Garbo ni la Shearer fueron totalmente las responsables del cambio de imagen que dieron pero su propia personalidad propició este salto cualitativo. La película "Reina Cristina" en la que Garbo interpreta a una mujer bisexual representa la libertad expresiva sobre unos sentimientos humanos, tremenda para la época, más avanzada que un estudio podía llevar a la pantalla. Shearer en "Free Soul" llegó al límite. El camisón casi transparente que viste en una escena provocó una serie de comentarios en la revista Photoplay en la que se le criticaba que ella era, junto con Harlow, la mujer "menos vestida" de la pantalla.

En estos años que decimos hubo una verdadera erupción de talentos femeninos que no ocultaban su condición de mujeres liberadas.: Tallulah Bankhead, Constance Bennett, Joan Blondell, Ruth Chatterton, Mae Clarke, Claudette Colbert, Joan Crawford, Bette Davis, Marlene Dietrich, Ann Dvorak, Glenda Farrell, Kay Francis, Ann Harding, Jean Harlow, Katherine Hepburn, Miriam Hopkins, Carole Lombard, Myrna Loy, Dorothy MacKaill, Ginger Rogers, Barbara Stanwyck, Margaret Sullavan, Mae West y Loretta Young...todas ellas pudieron gozar aquel prodigioso periodo antes de que irrumpiera la era Code.

Muchas de ellas hicieron grandes y buenas películas y todas ellas interpretaron mujeres reconocidas hoy como "modernas", pero otras fueron engullidas por aquella vorágine moralista e hipócrita y hoy nadie se acuerda de ellas. Este libro trata de hacerles justicia."

Como digo al principio esta entrada es una traducción, que he tratado fuera lo más honesta posible con el autor pero dándole mi propio estilo. Para más información os diré que se hizo un documental sobre el libro titulado, of course, "Complicated Woman". Su visión fue la que me abrió la curiosidad sobre el libro.





Wednesday, May 18, 2011

LA REINA A LA QUE SE LE CAYERON LAS BRAGAS





He rescatado esta entrada, escrita hace casi cuatro años, añadiéndoles ciertos toques para completarla en propiedad. Nuestra amiga ABRIL, del Blog ABRIL EN PARIS, me ha empujado, en cierta forma, a darle un nuevo look al post sobre esta película, una verdadera joya del cine mudo.

La imagen que nos da el genial Wilder de Maximilian von Mayerling, mayordomo de Norma Desmond, en "Sunset Boulevard" es un guiño sangrante a la relación real que existión entre von Strohein y Gloria Swanson, durante el rodaje de "Queen Kelly". En una de las escenas de esta película, Norma Desmond ordena a su mayordomo Max que pase una de sus películas "gloriosas" y Wilder escogió precisamente una escena de "Queen Kelly".

La diva Swanson se encontraba en la cima más alta de su fama cuando conoció al magnate católico, interesado por entonces en el show bussiness, Joseph Parick Kennedy. Ambos, estrella y magnate, crearon una química tan enorme que, visto y no visto, se encontraron entrelazados por el sexo y el negocio. La cosa tenía buena pinta.

La Swanson era experta en seducción y entre los satenes púrpuras de su lecho sonsacó al enardecido macho irlandés una firma cinematográfica llamada "Gloria Production Inc", naturalmente la bolsa de dólares dependía de una sola fuente.

Eran tiempos casquivanos en lo que a moral se refiere. Había una ola deshinibida en el gran Hollywood donde primaba una libertad muy abierta en cuanto a sexo (hoy desafortunadamente es la violencia la que prima, lástima) y la pareja escogió para su flamante compañía un magnífico guión escrito por el propio Strohein titulado "El pantano".
Ni la estrella ni el amante se estaban dando cuenta de en qué arenas movedizas se estaban metiendo.

El apuesto príncipe Wolfram es el amante de la reina Regina V, de cierto pais imaginario de centroeuropa. Un día en que el destacamento, liderado por Wolfran, se encuentra de maniobras militares, se cruzan con una idílica hilera de jovencitas, que pasean apacentadas por unas religiosas. Una de esas jóvenes es Kitty Kelly, una huérfana muy hermosa que inmediatamente queda embelesada del apuesto príncipe.
El, desde el lomo de su caballo también se prenda de la joven. Es un momento tan intenso, que Kelly no se da cuenta cómo resbalan sus bragas. Las monjas confundidas no saben cómo reaccionar e inmediatamente forman filas y se alejan de las miradas lascivas de los militares.

Pero Wolfran va más allá y rapta a Kelly del convento. Naturalmente ella se deja llevar más que complaciente. Ambos pasan una noche de amor en el palacio. Pero entra en escena la "mantís", es decir, Regina V, que no está nada dispuesta a compartir su macho con ninguna plebeya. La ofendida reina arroja a Kelly del castillo, al tiempo que la sacude con una somanta de latigazos y coloca a Wolfran en una mazmorra hasta que le dé el correspondiente sí.

Kelly sale desesperada del palacio y vagando por las solitarias calles llega a un puente bajo el cual ruge la corriente.......En este punto (con un conveniente suicidio en castigo a su maldad) acababa la versión propiedad de doña Gloria Swanson. Esta copia fue la que se exhibió sin éxito alguno en las pantallas.

Pero la historia tenía una continuación. Kelly se veía convertida tras muchas andanzas en dueña de un lupanar en Africa. Allí, por fin se reencuentra con su antiguo amante de un día, el príncipe Wolfran. Esta es la última frase que con grandes risotadas pronuncia la "Reina Kelly".
¿Cuáles fueron los avatares de esta magnífica e inacabada película?....Muy sencillo. La señorita Swanson estaba absolutamente aterrorizada por los cambios que el díscolo director estaba introduciendo en una película, que a cada toma subía el tono permisible de la moralidad de 1928.
Cuando se rodaron unas escenas necrofílicas en torno a un oficio religioso católico la Swanson no pudo más y agarrando el teléfono llamó a Kennedy.
- Papi, esto no puede continuar!....¡El Strohein es un lunático poseído que está buscando tu ruína y la mía!....¡Tienes que pararlo, mi amor!

Lo primero que hizo el padre de la prole kennedyana nada más presentarse en Tinseltown fue despedir inmediatamente al "conde" von Strohein. De las ruinas de aquel celuloide se perdieron más de la mitad de sus imágenes. El título "El pantano" se cambió por "Reina Kelly". Daddy Kennedy no se dió cuenta del acierto del cambio. Hoy gracias a Kino Internacional lo sabemos.

Como ya he apuntado, la película, mejor dicho el trozo de película, se estrenó el 24 de Noviembre de 1931 en Europa y América Latina para paliar la pérdida de los 800 mil dólares. A tal fin se añadieron unas escenas rodadas por Gregg Toland, un director de fotografía más que notable que trabajó para Welles, Hawks, Vidor y otros, pero que en esta ocasión lo pillaron para una chapuza.

La restauración no ha podido ser completada en su totalidad. Kennedy indignado quemó parte del celuloide. Se pudo conseguir (gracias a un original encontrado en Argentina) casi toda la segunda parte, en cuanto a la tercera hubo que recurrir al guión y fotos sueltas.
Para el cinéfilo, ver esta película es un verdadero goce, pero nos indigna que Strohein ("el maldito y jodido teuton") viera segado su talento de director. Solo filmaría otra película tras "Reina Kelly". "Hello Sister!", un mediometraje de 60 minutos dirigido por un cuarteto entre los que se encontraba el propio Strohein y Raoul Walsh