Se me hace todavía muy raro ver que son las ocho de la tarde y sigue habiendo tanta luz; lo cierto es que me crea una sensación de que el día dura más y tengo más tiempo para hacer cosas, pero a la hora de la verdad caigo rendida en la cama en mi horario habitual! Qué poquito puedo leer últimamente, apenas me tumbo y empiezo a pasar páginas se me cierran los ojos...
Pero como he terminado unas cosas pendientes (y sigo ignorando la montaña de ropa para planchar, ejem) aprovecho para bloguear un poquito. ¡Que ya tenemos encima la Semana Santa/Pascua/Easter/Ostern! Yo sigo relacionando estas fiestas con la forma en que lo celebrábamos en mi infancia: campo, excursiones, conejitos y pollitos, huevos de colores, zanahorias de mazapán y mucho chocolate. Lo habré contado mil veces; mis abuelos de Suiza (el padre de mi padre, ya fallecido, y mi "abuelastra") venían con el buen tiempo a pasar una temporada con nosotros y lo hacían cargados de regalitos de Pascua para sus nietos. Decorábamos huevos cocidos y mis padres los escondían junto a los chocolates por el jardín, ¡era tan divertido salir a la caza del dulce tesoro!
Este año he tenido suerte. Aunque la Semana Santa no ha caído en la semana de mi cumpleaños (es más tarde), y por tanto no lo pasaré con mis padres como la vez pasada, ha coincidido con un viajecito de mi padre a Alemania por cuestiones de trabajo. Lo genial es que iba al sur, así que pasó por Suiza a ver a la familia y ya comprar algunas cositas... ¡dice que está todo lleeeeeno de temática de Pascua, como si fuera Navidad! Ya me lo temía...
Y aunque mi padre dice que aún tengo cositas esperando en Murcia, el sábado pasado me llegó un pequeño paquete con varios accesorios para decorar huevos, mi chocolate favorito (Cailler Crémant), zanahorias de mazapán y figuritas de conejios y huevos para decorar la casa. No puedo evitarlo, me encantan estas chorraditas ^_^.
Ayer probé unas de las pinturas para decorar algunos huevos, ¡hacía siglos que no lo hacía! De peques solíamos usar calcomanías y rotuladores especiales, este sistema de gotas concentradas sobre guantes para frotar los huevos nunca lo había probado, así que quedaron algo churreros. Pero da igual, me lo pasé como una enana pringando todo :P.
Y, obviamente, después horneé algo acorde a la temática: muffins de zanahoria. He probado por fin a incluir en la receta piña en conserva triturada, que es una combinación muy típica en la repostería con zanahorias, y me ha encantado el resultado. El sabor de la piña es imperceptible pero aporta una jugosidad suave fantástica a la miga.
- 100 gr de harina de trigo
- 100 gr de harina de trigo integral
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico
- 1/2 cucharadita de levadura química
- 1/4 cucharadita de sal fina
- 1 cucharadita de canela molida
- 1 cucharadita de jengibre molido
- 40 gr de azúcar fino (caster), o normal
- 2 claras de huevo L
- 75 ml de leche de soja
- 30 ml de aceite de girasol
- 250 gr de zanahoria rallada fina
- 225 gr de piña de lata, bien escurrida y triturada
Precalentar el horno a 180ºC y preparar una bandeja para muffins engrasándola, o con cápsulas.
Tamizar en un recipiente grande las harinas con el bicarbonato, la levadura, la sal, las especias y el azúcar. En otro cuenco, montar las claras a punto de nieve; añadir la leche y el aceite y batir un poco más. Añadir la zanahoria y la piña. Incorporar esta mezcla a los ingredientes secos, trabajando la masa con una espátula siguiendo movimientos envolventes y suaves.
Repartir en los moldes y hornear durante unos 25 minutos, hasta que se hayan dorado y al pincharlos con un palillo éste salga limpio. Esperar unos minutos fuera del horno y dejar enfriar sobre una rejilla.
Para la decoración, simplemente hay que tamizar unas cuantas cucharadas de azúcar glas (lustre) en un cuenco y mezclarlo con gotas de zumo de limón o agua, muy poco a poco, hasta conseguir una pasta cremosa, untable, no muy líquida. Poner un poco en cada muffin (me gusta que queden sólo parcialmente cubiertos, dejando que se expanda la glasa un poco por sí misma) y coronar con una mini zanahoria de mazapán. Esperar a que se seque.