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miércoles, 28 de enero de 2015

Leyenda de la Rosa Roja






En un lejano castillo existía el jardín mas hermoso que se hubiese visto, en el había infinidad de flores de todos colores y de todas las clases habidas y por haber, ese jardín tan hermoso, era cuidado por un jardinero que amaba a las flores como a su vida, siempre se le veía feliz hablando con todas las flores, les cantaba y ellas muy contentas lo escuchaban, todos los días las regaba con amor, con ternura y suaves melodías que nacían de su corazón, jamás olvidaba decirles que a todas las quería, pero había una especial para el, una hermosa rosa roja era su consentida y ella vivía feliz de ser la rosa mas querida por el jardinero, todos los días le cantaba y le decía que la quería mucho, ella sonrojada le contestaba que también lo quería, ellos sin darse cuenta se estaban enamorando y cada día se querían mas.


Una bella noche de primavera, con un cielo cubierto de estrellas y una luna en todo su esplendor, se acercó a su amada rosa, ella sorprendida lo miro y le pregunto, ¿pasa algo mi buen amigo jardinero? el le contestó, no bella flor, no pasa nada, rosa de bello aroma, caminaba por ahí y mis pasos me guiaron hacia ti, para decirte lo que mi corazón hace tiempo comenzó a sentir, pues de ti me enamore y al cielo grite podér decir y hoy bajo este cielo lleno de estrellas y con la callada luna de testigo, te digo mi linda rosa de bellísimo color tan rojo y puro como tu alma, que este corazón mío a ti pertenece, pues sin ti, mi vida sentido no tendrá... la rosa emocionada dejo brotar dos lágrimas de sus bellos pétalos... y el jardinero asustado pregunta; ¿Que te pasa hermosa flor? ¿Por que lloras? ¿Acaso lo que dije te lastimó?
Ella presurosa le contestó, no jardinero de mi corazón, lloro de felicidad pues este momento esperaba, lloro de alegría por que también mi corazón a ti pertenece y de ti me enamoré, y al decirme tú, lo que sientes por mi, salieron dos lágrimas de amor para ti, el jardinero emocionado hasta lo mas profundo de su ser, no lo podía creer, ella también lo quería, se acerco a ella con tal cuidado y un tierno beso en sus pétalos depositó y algo increíble ocurrió.


Ella se transformo, su color cambio, era la mas hermosa rosa roja mas brillante que jamás vio el jardinero, pues el beso que le dio, en rojo pasión la convirtió, ella al ver la cara de asombro de su amado le contesto, estoy llena de amor, por eso al besarme tu, mi color cambio y en mujer me convirtió, ahora nos amaremos cada noche bajo las estrellas y bajo los rayos de la luna, jamás me alejare de ti, el jardinero emocionado la tomo en sus manos y la acaricio con ternura y amor, otro beso le dio, sintiendo que todo su ser se estremecía de amor y pasión por su amada rosa, le dijo, y yo mi amada rosa, jamás te dejare, por siempre en mi corazón vivirás, te cuidare con mi propia vida y te amare mas allá del sol, no estarás sola mi bello amor, contigo siempre estaré y a tu lado viviré, la rosa le contesta, así será mi amado jardinero, tu y yo hasta la eternidad.


Ocurrió una noche de verano que un aguacero callo y a la pobre rosa deshojo, sus pétalos destrozó
y ella… murió.
Por la mañana, como cada amanecer, el jardinero a su amor fue a ver, !! oh !! sorpresa se llevo, a su flor marchita encontró, muerta estaba ya, el jardinero exclamó: !!oh dios mió !! ¿que le paso a mi bello amor, quien la destruyo? de rodillas callo y en sus manos la tomo, lloro y lloro, hasta que de sus ojos las lágrimas agotó… La tomo en sus brazos y con ella camino, hasta llegar a un bello rió de aguas cristalinas, de mágicas melodías y en ese lugar la depositó, tomo una enorme hoja de laurel y ramitas de romero, con mucho cuidado y amor, la recostó sobre la hoja y al río la entregó, con fuerza grito, eh aquí a mi bella amada, a tus aguas la entrego para que al cielo llegue y en una estrella se quede, que muy pronto a su encuentro iré, pues sin ella, vivir ya no podré.


Y así cada noche el jardinero el cielo contemplaba, mirando en una estrella a su amada y con ella hablaba, sus penas le contaba y cada vez que el jardinero hablaba una estrella en el cielo mas se iluminaba, era la mas grande y brillante de todo el firmamento, era la rosa, que al jardinero escuchaba y emocionada su luz aumentaba, y la vida del jardinero iluminaba con su amor que desde el cielo lo cobijaba.

Hasta que un día el jardinero de tristeza por perder a su amada, en su hermoso jardín murió y al encuentro de su amor se dirigió y felices viven, uno al lado del otro, en el universo eterno.

Autor: Mitológicas Y Fantasías.




sábado, 6 de diciembre de 2014

No te olvides de lo principal




Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de una caverna escuchó una voz misteriosa que allá adentro le decía:

"Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal. Pero recuerda algo: después que salgas, la puerta se cerrará para siempre. Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal....."

La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y por las joyas, puso al niño en el piso y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía en su delantal.

La voz misteriosa habló nuevamente. " Tienes solo ocho minutos "

Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia fuera de la caverna y la puerta se cerró.....Recordó, entonces, que el niño quedó adentro y la puerta estaba cerrada para siempre.
La riqueza duró poco y la desesperación... para el resto de su vida!

Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros. Tenemos unos 80 años para vivir en
este mundo, y una voz siempre nos advierte: "Y No te olvides de lo principal!"

Y lo principal son los valores espirituales, la familia, los amigos, la vida. Pero la ganancia, la riqueza, los placeres materiales nos fascinan tanto que lo principal siempre se queda a un lado....

Así agotamos nuestro tiempo aquí, y dejamos a un lado lo esencial " Los tesoros del alma!".

Que jamás nos olvidemos que la vida en este mundo, pasa rápido y que la muerte llega inesperadamente.

Y que cuando la puerta de esta vida se cierra para nosotros, de nada valdrán las lamentaciones.

Ahora ....piensa por un momento que es lo principal en tu vida......

"Que cosa extraña es el hombre: Nacer no pide, Vivir no sabe, Morir no quiere"

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Esto también pasará






Una antigua leyenda cuenta que un famoso rey decidió reunir a sus principales sabios y eruditos en un cónclave para solicitarles un favor.
"Acabo de traer un gran anillo de mi última conquista" dijo el monarca; "es muy valioso y además me da la posibilidad que puedo guardar algo más valioso aun, en su interior. Necesito que ustedes, al final del día, me den una frase que sea lo más sabio que ningún mortal haya escuchado jamás. Quiero que arriben a una conclusión de sabiduría y luego lo escriban en un papel diminuto. Luego, yo guardare esa frase en mi anillo. Y si algún día, el infortunio permitiera que me encuentre en medio de una crisis muy profunda, abriré mi anillo y estoy seguro que esa frase me ayudara en el peor momento de mi vida". 




Así que los sabios pasaron el resto del día debatiendo cual sería esa frase que resumiría toda la sabiduría que ningún humano había oído jamás.
Cuando cayó la noche, uno de los eruditos del reino, en representación de todos los demás, se acerco al rey con una frase escrita en un pequeño papel.
"Aquí esta, su Majestad. Solo tiene que guardarlo en su anillo y leerlo en caso que una gran crisis golpee su vida y su reino".
El monarca guardo el papel en su anillo y se olvido del tema.
A los pocos años, el reino era saqueado por los enemigos y el palacio reducido a escombros.




El rey logro escapar entre las sombras y se oculto entre unas rocas, en las afueras de su devastada corte. Allí, observando un precipicio, considero la posibilidad de quitarse la vida arrojándose al vacío, antes de caer en manos enemigas.
Fue cuando recordó que aún conservaba el anillo, decidió abrirlo, desenrosco el diminuto papel y leyó, “Esto también pasara”.
El rey sonrió en silencio, y cobro ánimo para ocultarse en una cueva, en medio de la oscuridad, hasta que ya no corriera peligro.
La leyenda dice que veinte años después, el rey había recuperado todo su esplendor, a fuerza de nuevas batallas y conquistas.
El trago amargo había quedado atrás, y ahora regresaba triunfante de la guerra, en medio de vítores y palmas de una multitud que no dejaba de ovacionarlo.
Uno de los antiguos sabios que caminaba al lado del carruaje real, ya anciano, le susurro al rey:



"Su majestad, creo que hoy también debería volver a mirar el interior de su anillo". "¿Ahora?" "Para que habría de hacerlo? No estoy en medio de una crisis, sino todo lo contrario", replico el rey.
"Es que esa frase no solo fue escrita para los momentos difíciles, sino también para cuando crea que todo lo bueno pareciera que ha de perdurar por la eternidad".
El rey, en medio de los aplausos, abrió el anillo y volvió a leer, "Esto también pasara”, y descubrió en ese mismo instante, que sentía la misma paz que tuvo cuando estaba a punto de quitarse la vida. El mismo sosiego, la misma mesura lo invadió por completo.
Aquel día descubrió que la frase que los sabios le habían entregado era para leerla en las derrotas y por sobre todo, en los tiempos de victoria.



lunes, 23 de abril de 2012

La hada tejedora


En otro tiempo, La Vía Láctea era un hermoso río que separaba el Cielo de la Tierra. En él se bañaban todos los días las hijas del Dios Celeste. Por la noche, cuando las innumerables estrellas poblaban la bóveda celestial, las encantadoras hadas poblaban con su presencia el tranquilo río plateado. Aprovechaban también para contemplar la bulliciosa vida en el mundo, el amor y los sufrimientos de la gente mundana. Una de las hadas celestes, llamada Tejedora por su habilidad en el telar de brocados, se enamoró de un joven que vivía en un pueblo cerca de la orilla del río. 

 
El joven se había quedado huérfano desde hacía diez años y vivía entonces con su hermano mayor y su cuñada. Aunque trabajaba sin cesar todo el día, no lo querían y siempre intentaban echarlo de la casa. Un día se vio obligado a abandonar la casa por no aguantar el maltrato de la joven pareja. Le dieron un viejo buey por todo el derecho a la herencia familiar. 

 El pastor levantó una pequeña choza para alojarse junto con el buey, a quien le contaba sus penalidades para desahogarse. Trabajaba día y noche en el campo, compartiendo lo poco que tenía con su único compañero. Una noche, para gran sorpresa suya, el buey se puso a hablar: —Hola, mi señor, sé que eres honesto y tienes un corazón de oro, por eso me duele que estés tan solo. Escucha bien lo que te voy a decir: todas las noches bajan unas hadas del cielo y se bañan en el río. Hay una hermosa hada que está enamorada de ti. Roba su ropa cuando se baña y pídele la mano. 

 Esa misma noche, el pastor se escondió en la cañaveral para esperar el momento. Cuando aparecieron todas las estrellas, vio que efectivamente bajaron unas lindísimas mujeres que se metieron en las aguas dejando su ropa de seda en la orilla. El pastor salió del escondite y se dirigió hacia la orilla, donde cogió la ropa de la Tejedora y echó a correr. 




Sorprendidas por la repentina aparición de un hombre de la Tierra, las hadas salieron rápidamente de las aguas, se vistieron y volvieron al Cielo escandalizadas. Sólo se quedó la Tejedora en las aguas, avergonzada, porque no tenía con qué vestirse. En eso apareció el pastor y prometió darle la ropa con tal de que aceptara ser su mujer. La Tejedora aceptó su petición ruborizada. Al cabo de un rato los dos se encaminaron hacia la pobre choza y se casaron con el buey amarillo como testigo.




 Empezaron una nueva vida llena de felicidad y armonía. Al cabo de tres años, tuvieron dos hijos, un niño y una niña. Habían construido una casa con un establo para el buey y mejoraron sustancialmente la economía familiar con la aportación de las hábiles manos de la mujer. Se amaban profundamente y disfrutaban el amor, la familia y el trabajo. Según la creencia popular, un año transcurrido en la Tierra era sólo un día en el Cielo. Así que al tercer día de la desaparición de la Tejedora, se enteró la Reina Celestial del suceso. Furiosa, envió a los generales y guerreros del Cielo para capturar a la atrevida hada que se burló de las disposiciones celestiales. La repentina aparición de los enviados del Cielo convirtió el idilio en una pesadilla. 



Fue capturada y obligada a abandonar la vida mundana. Lloraba de dolor aferrándose a su marido y a sus hijos, pero los guerreros del Cielo la llevaron presa y cruzaron el río enseguida. Desesperado, el pastor los persiguió cargando los dos niños en dos cestas que colgaban de un balancín. 




Se proponía cruzar el río para alcanzarlos, pero las aguas crecieron súbitamente convirtiéndose en un anchísimo caudal que subía al Cielo. La mujer lloraba tratando de librarse de las feroces manos que la sujetaban, mientras que el hombre los perseguía sin esperanza de alcanzarlos nunca. Su convulsiva cara era surcada por las lágrimas que corrían silenciosamente. Los niños también lloraban con verdadera tristeza. 



 El afligido llanto de la familia destruida ablandó la dureza de la Reina, quien dio la orden de permitirles reunirse el día siete de julio de cada año según el calendario lunar. Te habrás dado cuenta que ese día, casi todos los pájaros grandes vuelan hacia el cielo para construir un puente de aves. 




De este modo, la hermosa Tejedora puede reunirse con su familia. Se dice que a medianoche, si escuchas atentamente debajo de la viña, podrías oír la conversación íntima de la pareja largamente separada. Si levantas la cabeza en una noche estrellada, podrás ver que a ambos lados de la Vía Láctea se ven dos estrellas luminosas: una es la Tejedora y la otra es el Pastor.




Anonimo

sábado, 12 de junio de 2010

Aine Hada de la luna

fairy moon Pictures, Images and Photos



 Entre la primitiva tribu irlandesa de los Tuatha Dé Danaan, Áine fue considerada el hada de la luna y tenía categoría de dios protectora de las cosechas y del ganado y propiciadora de la fertilidad. En las lenguas celtas, su nombre significa "Placer", "Alegría" y "Esplendor", y no tiene nada que ver con el biblico nombre de Ana. Esta criatura feérica aparece en algunas leyendas como la hija del Rey Egobadal, mienbro de la comunidad Tuatha Dé Danaan e hijo adoptivo de Manannan Mac Lir, Dios del mar.Áine, apenas una




niña fue ultrajada por Ailill, monarca de Munster, de quien ella se vengó causandole la muerte mediante el poder de su anillo mágico. Más tarde, Áine contrajo matrimonio con Gerarld, el conde de Desmond. Éste estaba bañandose en un lago cuando avistó Áine, con medio cuerpo fuera del agua y peinandose la larga cabellera; entonces ella, con un hechizo, hizo que el conde se enamorara apasionadamente de ella. Tras otras leyendas aseguran que durante la noche de San Juan, fiesta dedicada a la Señora de la Luna, Áine 




aparece rodeada de doncellas en una colina de Munster que lleva su nombre. Por ello, cada año, las gentes del lugar acuden allí en proseción portando antorchas y piden al hada protección para su ganado y sus cosechas. También los viernes, sábados y domingos, después del Lughnasadh (1 de agosto), los campesinos regresan a la colina de Áine para rendirle honores. Sin embargo, fuera de estos días, esta colina está considerada un lugar peligroso, sobre todo para los jovenes y muchachas, pues, según se cree, un misterioso y fantasma gaitero deambula por los alrededores. Los poderes mágicos de Ainé pueden igualmente cambiar el color de cabello a alguien, 

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como convertirlo en ánade u ocasionarle la muerte. Geroid, hijo de Áine y del conde de Desmond, acabó convertido en pato y nadando en el mismo lago donde su madre se apareció a su padre. En algunos lugares de Irlanda, Áine ha inspirado a poetas y músicos que la han llamado el "Dulce corazón de las Sidhe", hadas descendientes de la antigua tribu de los Tuatha Dé Danaan. El túmulo de Áine es el condado de Donegal, era un lugar sagrado para los antiguos druidas. Como las doncellas de los rios o las damas de los lagos, se puede ver a Áine señora de la luna, junto a las aguas y peinandose los cabellos con un peine de marfil.


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