HAOL, Núm. 10 (Primavera, 2006), 71-85
LOS
MOVIMIENTOS
VENEZUELA, 1958-1990
ISSN 1696-2060
ESTUDIANTILES
EN
Roberto López Sánchez
Universidad del Zulia, Venezuela. E-mail:
[email protected]
Recibido: 16 Febrero 2006 / Revisado: 20 Marzo 2006 / Aceptado: 5 Abril 2006 / Publicación Online: 15 Junio 2006
Resumen: El presente trabajo está centrado en
los aportes del movimiento estudiantil al
proceso político venezolano, en dos momentos
clave: la renovación universitaria de 1969, y las
protestas estudiantiles de 1987. Hemos
identificado las particularidades de los diferentes
grupos estudiantiles, y a sus principales
dirigentes; sus mecanismos de intervención y de
conflicto, su relación con los programas de
partidos y movimientos políticos, y su
incidencia en la situación política local y
nacional. Recurriendo a fuentes bibliohemerográficas, documentales y orales, el
estudio consideró los aportes teóricometodológicos de investigaciones relacionadas
con los movimientos sociales en general y con el
movimiento estudiantil en particular. Se
concluye estableciendo que los movimientos
estudiantiles fueron durante los primeros treinta
años de la democracia puntofijista los
principales protagonistas del conflicto social en
Venezuela.
Palabras Clave: autonomía, crisis política,
movimientos
estudiantiles,
renovación,
Universidad del Zulia.
______________________
INTRODUCCIÓN
L
os primeros treinta años de la democracia
puntofijista tuvieron en el movimiento
estudiantil al principal protagonista del
conflicto social. Sin lugar a dudas, fue en las
universidades en donde se concentró la
oposición al bipartidismo adeco-copeyano. En
un contexto social en el cual los sectores obreros
y campesinos permanecieron por décadas en
pasividad debido al férreo control sindical que el
partido Acción Democrática ejercía sobre esos
sectores,
los
movimientos
estudiantiles
representaron con sus luchas a los sectores que
le hicieron oposición al puntofijismo.
© Historia Actual Online 2006
El impacto de las luchas estudiantiles en la
sociedad significó la constitución de una
“cultura de la protesta callejera”, que por
muchos años, hasta los acontecimientos de
febrero de 1989, estuvo asociada a los
estudiantes y a las universidades.
La derrota de la izquierda en sus intentos por
derrocar al gobierno de Betancourt, conllevó a
que esa izquierda se concentrara en las
universidades. Habiendo perdido sus vínculos
orgánicos con sectores obreros y campesinos,
los partidos de izquierda parecieron conformarse
con “hacer trabajo político” en las
universidades. A esto ayudó la misma estructura
social venezolana, en la cual existe un grueso
sector de clases medias, que desde la llamada
generación de 1928 jugó un papel determinante
en los acontecimientos políticos del país.
Universidades y estudiantes conformaron
entonces, en el período 1958-1990, un reducto
de oposición al régimen democrático
representativo surgido del 23 de enero y
consagrado en el Pacto de Punto Fijo.
Con el presente trabajo presentamos de manera
resumida las conclusiones generales de un
esfuerzo investigativo de diez años sobre los
movimientos estudiantiles venezolanos1. Más
allá de una perspectiva académica, intentamos
recuperar la memoria de las luchas del pueblo
venezolano, en un contexto histórico en el que
hacen falta referencias teóricas para orientar el
rumbo de los cambios que hoy se desarrollan en
Venezuela.
1. EL ESTUDIANTADO COMO GRUPO
SOCIAL
El estudiantado es un sector social de origen
diverso y no permanente. De origen diverso
71
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
porque los estudiantes provienen de diversas
clases y sectores sociales: hijos de obreros; de
profesionales universitarios; de burócratas; de
pequeños, medianos y grandes empresarios; de
campesinos y de latifundistas. No constituyen un
sector social permanente porque la función
estudiantil dura una corta etapa de la vida,
particularmente la estadía en la universidad. En
consecuencia, la organización de los estudiantes
como movimiento estudiantil2 es muy sensible a
situaciones coyunturales y a la vez lo limita para
acumular experiencias sobre las luchas y
acciones que desarrolla. Como las generaciones
estudiantiles se suceden muy rápidamente, los
líderes no llegan a madurar como tales, pues
cuando comienzan a consolidar cierta práctica
política son sustituidos por una nueva cohorte
dirigencial que a su vez comienza a aprender
partiendo de cero3.
Los estudiantes no poseen unos intereses
específicos como grupo social, debido al diverso
origen de clase ya mencionado. La vida
académica común unifica sus intereses dentro de
las instituciones educativas, así como la
perspectiva de egreso como profesionales, pues
deben afrontar un mismo mercado de trabajo y
una problemática socioeconómica similar. Pero
es evidente que el hijo de un ganadero afronta su
vida profesional en condiciones muy distintas al
hijo de un campesino u obrero.
2. UNA PERSPECTIVA TEÓRICA PARA
ESTUDIAR
LOS
MOVIMIENTOS
SOCIALES
Se considera la totalidad social en sus diferentes
manifestaciones, y se analizan los fenómenos
particulares en su imbricación con dicha
totalidad y en su propia especificidad temporal,
espacial y social, método acorde con el
paradigma holístico. El método general de
análisis es el mismo que Carlos Marx formuló
en los Grundrisse: comenzar por lo real y lo
concreto, avanzar hasta las abstracciones y
determinaciones más simples, para luego
reelaborar la síntesis de la totalidad sobre la base
de múltiples determinaciones y relaciones4
(Marx, 1980: 21).
La investigación ubica al movimiento estudiantil
y a las universidades autónomas en el contexto
histórico general de la sociedad capitalista
dependiente venezolana; luego analiza en lo
específico las particularidades de la acción
estudiantil durante el período que nos ocupa, sus
objetivos, métodos de lucha, logros y fracasos; y
72
Roberto López Sánchez
finalmente concluye en la síntesis del proceso
vivido, enriquecida con el análisis desarrollado.
Como bien dijo Marx: “Lo concreto es concreto
porque
es
la
síntesis
de
múltiples
determinaciones, por lo tanto, unidad de lo
diverso”.
La investigación reivindica la historia de las
mayorías, la de las masas populares como
protagonistas de un proceso que generalmente
ha
sido
hegemonizado
por
minorías
explotadoras. Valoramos la acción consciente y
organizada de los dominados, aunque sus actos
no hayan significado triunfos políticos
concretos. La capacidad de resistencia popular
generalmente tiene repercusiones culturales,
socioeconómicas y políticas que a simple vista
son difíciles de visualizar pero que a largo plazo
inciden significativamente en un sistema social
dado.
Se considera que la crisis de paradigmas que
afecta al conocimiento científico en general
afecta también a la historiografía.
La historiografía latinoamericana debe ajustar
cuentas con la visión eurocéntrica que hasta
ahora la ha caracterizado. La historia debe servir
para que nuestros pueblos recuperen su
identidad y puedan actuar salvaguardando sus
intereses en el actual mundo globalizado.
De igual forma, esta investigación rompe con el
paradigma positivista de la historia “neutral y
objetiva”. El compromiso del historiador debe
ser con las grandes mayorías sociales, hoy
olvidadas por el modelo neoliberal que se ha
impuesto globalmente.
Se enmarca la investigación en la perspectiva
general de recuperar la memoria de las luchas
populares, y su influencia en la conformación de
la sociedad venezolana.
Hasta ahora la burguesía escribió la historia para
justificar su dominación. Al pueblo le
corresponde ahora escribir la historia desde su
perspectiva de liberación.
La investigación se desarrolla con un criterio
interdisciplinario, superando el parcelamiento
especializado del conocimiento que el
paradigma positivista introdujo en la ciencia.
Reconocemos que existen diferentes niveles de
la realidad gobernados por diferentes tipos de
lógicas, lo que justifica que en la elaboración del
© Historia Actual Online 2006
Roberto López Sánchez
conocimiento científico se plantee abrir todas las
disciplinas a lo que tienen en común y a lo que
existe más allá de sus fronteras.
En el estudio de los movimientos estudiantiles
partimos también de las teorías sobre los
movimientos sociales surgidas en las últimas
décadas. Al respecto valoramos los trabajos
recopiladores de Alvarez Junco5, de Pérez
Ledesma6, de Rubio García7 y Aranda Sánchez8,
los cuales suministran una visión de conjunto
sobre los aportes investigativos que en las
últimas décadas se han desarrollado desde
Europa y los Estados Unidos. Igualmente, los
trabajos de Alain Touraine9 y Makram
Haluani10, que teorizan en general sobre las
nuevas formas de acción y conflicto social que
se presentan en el capitalismo contemporáneo.
También los trabajos de Luis Gómez Calcaño,
que analizan los nuevos movimientos sociales
en la Venezuela de los 8011, y se relación con los
procesos vividos en América Latina12.
El estudio de los movimientos sociales sufrió un
cambio de paradigma a raíz de los grandes
movimientos de protesta de la década de 1960
(Rubio, 2004: 3). Este cambio de paradigma
tuvo mucho que ver con los movimientos
estudiantiles de esos años, pues los
investigadores que abordaron dichos análisis o
habían participado directamente en dichos
movimientos, o por lo menos habían sido
testigos de primera fila.
Las primeras teorías que intentaron explicar a
los movimientos sociales, se ubicaron en una
explicación psicológica de los mismos,
considerándolos como producto de la alineación,
la ansiedad, la frustración y la atomización
social, es decir, como formas de conducta
desviada. Por ejemplo, el estudio de Gustave Le
Bon, Psicología de las masas, 1895 (Pérez,
1993: 149); y los sociólogos de la llamada
Escuela de Chicago: Ralph Turner, Lewis
Killiam, Talcott Parsons13, Neil Smelser y
Robert Merton (Aranda, 2000: 227). Estas
teorías fueron desplazadas progresivamente,
luego de los grandes movimientos de la década
de los 60, por dos grandes tendencias que
intentaban buscar las raíces sociales de la
protesta colectiva: la teoría de la movilización
de recursos, desarrollada principalmente en los
Estados Unidos, y la teoría de la construcción de
la identidad colectiva, desarrollada en la Europa
occidental.
© Historia Actual Online 2006
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
Luego de los 60, ya no se podía aceptar que los
participantes en las protestas fueran individuos
anómicos e irracionales, como habían defendido
los seguidores de las teorías sobre la sociedad de
masas; los nuevos investigadores habían
descubierto que se trataba de individuos
racionales, bien integrados a la sociedad,
miembros de organizaciones, y que en sus
acciones de protesta estaban impulsados por
objetivos concretos, valores generales, intereses
claramente articulados y cálculos racionales de
estrategia (Pérez, 1993: 162).
El aporte de las teorías sobre los movimientos
sociales, y que constituyen base principal para el
estudio teórico de los movimientos estudiantiles,
se puede resumir así:
- Para que surja un movimiento social no basta
que existan privaciones, sino que es fundamental
disponer de recursos y de oportunidades para la
acción colectiva. La organización es una
condición básica de la movilización.
- Los movimientos sociales se desarrollan al
margen de las organizaciones burocráticas
tradicionales, como los partidos y sindicatos.
- Los movimientos sociales son una forma de
hacer política por medios no convencionales,
por parte de los grupos desprovistos de poder y
que no tienen acceso a las formas
institucionalizadas de acción política.
- Los movimientos sociales surgen en medio de
crisis políticas, o en el marco de procesos de
apertura política que favorecen la acción de los
grupos de oposición.
- Los cambios estructurales en el sistema
capitalista han permitido la insurgencia de
movimientos sociales distintos al tradicional
enfrentamiento
burguesía-proletariado
o
terratenientes-campesinos. La aparición de
importantes sectores de clases medias favoreció
el desarrollo de movimientos estudiantiles,
profesionales,
feministas,
pacifistas
y
ambientalistas, entre otros.
- Los códigos culturales (la identidad colectiva)
entre los miembros de los movimientos sociales
contribuyen a la permanencia de los mismos.
- La espontaneidad, la informalidad y el bajo
grado de diferenciación son los rasgos
definitorios de la organización de los
movimientos sociales. Los líderes de estos
movimientos se basan en su carisma y en la
relación directa con todos sus miembros. Estos
últimos participan en la toma de decisiones y
expresan un alto grado de conciencia y
compromiso. En contraste con las jerarquías y la
73
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
pasividad existentes en las organizaciones
tradicionales.
- Los movimientos estudiantiles representaron
en Latinoamérica a sectores medios emergentes
que disputaban espacios de participación
democrática, llegando a plantearse la cuestión
del poder político.
- En Venezuela, la particular estructura
económica dependiente y petrolero-rentista,
permitió la existencia de grupos sociales
intermedios que cumplieron un papel de primer
orden en la lucha política por conquistar la
democracia liberal, lucha que en las décadas de
1960 y 1980 sería llevada más allá, con
propuestas nacionalistas y socialistas. En este
proceso los movimientos estudiantiles fueron los
protagonistas fundamentales.
3. LOS MOVIMIENTOS ESTUDIANTILES
EN AMÉRICA LATINA
Los movimientos estudiantiles en América
Latina fueron en sus inicios, desde Córdoba, la
expresión de sectores de las clases medias que
pugnaban por abrirse espacios de participación
sociopolítica en sociedades oligárquicas
tradicionales (Vivas, 1982: 27)14. A lo largo del
siglo XX, en América Latina se concretan una
serie de reformas liberales derivadas de cambios
profundos en la estructura social, que entre otros
aspectos generó un proceso de concentración
urbana y surgimiento de nuevas clases sociales.
En estos nuevos grupos sociales, los sectores
medios emergentes inaugurarán nuevas formas
de lucha social, y sus demandas tendrán
expresiones significativas en los sistemas
educativos
y
particularmente
en
las
universidades15.
Los segmentos medios surgen como los
principales agentes modernizadores, y se
constituyen en los principales grupos de presión
en demanda de una mayor democratización del
poder político y de mayores oportunidades
educacionales. En razón de ello, la lucha
estudiantil no era sólo contra la verticalidad de
la estructura universitaria, sino contra las
sociedades en las cuales ésta funcionaba.
Con el avance del proceso de modernización
capitalista en las sociedades latinoamericanas, el
movimiento estudiantil se consolidó como
expresión política de los sectores modernos,
según la conceptualización de Zermeño16:
“modernos, en tanto representan capas que hasta
muy recientemente han alcanzado una presencia
74
Roberto López Sánchez
generalizada en la sociedad, y modernos en
tanto su función es el estar íntima y
directamente relacionados con la ciencia, la
tecnología y el conocimiento en general”
(Zermeño, 1991: 246).
El carácter antiautoritario de los movimientos
estudiantiles, que generalmente se enfrentan a
las estructuras universitarias y a su papel dentro
de la sociedad, también choca en no pocas
ocasiones contra el mismo Estado y el sistema
político imperante. El movimiento estudiantil
conlleva una orientación política en la medida
que cuestiona y demanda el uso de recursos y
condiciones manejadas por el Estado, ya sean
reivindicaciones
gremiales
o
cambios
sociopolíticos (Aranda, 2000: 248). En algunos
casos, el estudiantado llega a cuestionar el orden
establecido, reivindicando una visión progresista
de la universidad, que sirva para criticar las
desigualdades sociales, la opresión política y la
misma dominación extranjera en el país17.
La lucha estudiantil por la Reforma
Universitaria no es más que un camino para
llegar a las reformas sociales y a la misma
revolución social18. Esta situación se presentó en
nuestro país durante el movimiento de
renovación de 1969 y también a mediados de los
80, cuando las protestas estudiantiles se
orientaron hacia la crítica de los vicios presentes
en el sistema político venezolano, más que hacia
el cuestionamiento de los problemas internos de
las universidades (aunque inicialmente hayan
comenzado por esto).
El carácter particular de los movimientos
estudiantiles latinoamericanos de las últimas
décadas se relaciona mucho con los procesos de
masificación de la educación superior llevados a
cabo en nuestros países (Brunner, 1986: 279).
Los estudiantes universitarios dejaron de ser una
elite en la medida en que la crisis económica
comenzó a afectar a las clases medias y sectores
de
trabajadores.
Incluso
la
llamada
proletarización de las profesiones universitarias
ha hecho bajar de status al individuo que posee
un título profesional.
A mediados de los ochenta, diversos teóricos
como José Joaquín Brunner19, Germán Campos20
y Luis Gómez Calcaño21, no consideraban la
posibilidad de un nuevo renacer del movimiento
estudiantil
latinoamericano
y
más
específicamente venezolano. Se basaban para
ello en el fuerte control que mantenían los
partidos políticos dentro de las universidades, en
© Historia Actual Online 2006
Roberto López Sánchez
la apatía presente en el estudiantado hacia sus
organizaciones representativas, en el apego
exclusivo a sus intereses gremiales o
corporativos, en los efectos desmovilizantes de
la crisis económica, en la crisis de los
paradigmas que sustentaban la lucha estudiantil
de los 60, y en los frenos derivados de la
incongruencia entre el ofrecimiento social de
participación en los destinos del país y la
incapacidad real de incorporar al joven formado
ni siquiera al sistema productivo ya existente.
Otros autores señalaban el peso real de las
derrotas sufridas por los movimientos
revolucionarios latinoamericanos en los 60 y 70,
y el efecto sobre la población de la propaganda
anticomunista que se centraba específicamente
sobre el movimiento estudiantil, como factores
que favorecían la desmovilización creciente del
estudiantado (Silva Michelena, 1986: 295)22.
A lo anterior se agregaba la imposición del
modelo
neoliberal,
que
pregona
el
individualismo y la competencia como
paradigmas sociales, sumado a los cambios en la
composición social de los estudiantes
universitarios (preeminencia de estudiantes
provenientes de clase media, y de estudiantes
que trabajan y estudian, reflejo directo de la
crisis económica).
No obstante, Silva Michelena concluía en que la
agudización de las tensiones sociales debido a la
crisis económica y la aplicación de las políticas
neoliberales impuestas por el Fondo Monetario
Internacional, creaban las condiciones objetivas
para que el movimiento estudiantil asumiera
nuevamente un rol protagónico en la sociedad,
probablemente en alianza con otros sectores
sociales. Y no se equivocaba.
Las protestas estudiantiles en la Universidad
Nacional Autónoma de México, en 1999-2000,
han permitido concluir que “al finalizar el siglo
XX, el movimiento estudiantil aparece alzando
la voz en contra del modelo socioeconómico
neoliberal excluyente, y para reivindicar los
derechos del pueblo como el actor central de las
demandas por un cambio social” (Aranda, 2000:
248)23.
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
transición iniciado desde 193624, y profundizado
desde 194525, fue truncado por el golpe militar
del 24 de noviembre de 1948 y el subsiguiente
decenio dictatorial26. A partir de 1958,
renacieron las aspiraciones de cambio social que
anidaban en gruesos sectores populares, y que
de alguna forma eran interpretadas por los
principales partidos y fuerzas políticas. Luego
del 58, Venezuela comenzó a crecer en
democracia.
Durante el período democrático, la estructura
económica continuó dependiendo de la renta
petrolera, y los planes desarrollistas inspirados
en la política de industrialización vía sustitución
de importaciones, no pasaron de ser buenos
deseos que nunca se cristalizaron, como se pudo
comprobar amargamente a comienzos de la
década de los 80, con el estallido de la crisis que
se desencadenó el viernes negro de febrero de
1983. Los lazos de la dependencia se
prolongaron y se fortalecieron, gracias a la
penetración de las compañías multinacionales y
al carácter puramente declarativo de las medidas
nacionalistas formuladas por los gobiernos que
se sucedieron.
Los partidos políticos alcanzaron a partir del 58
el máximo poder en la sociedad venezolana. De
ser los representantes de las aspiraciones
populares, se convirtieron progresivamente en
los usurpadores de la soberanía popular. El
clientelismo y la corrupción administrativa se
enraizaron poco a poco dentro de las
instituciones y los partidos.
El Pacto de Punto Fijo27, que en 1958 había
delineado el rumbo de un sistema democrático
liberal alineado con los Estados Unidos y que
excluía a los comunistas, junto a la hábil
estrategia política de Rómulo Betancourt,
condujo a las fuerzas de izquierda a la aventura
de la lucha armada28. Los gobiernos de
Betancourt y Leoni le propinaron a los
insurgentes una contundente derrota política y
militar. El fracaso de la izquierda permitió la
consolidación de un régimen bipartidista en el
cual Acción Democrática y COPEI comenzaron
a turnarse en el ejercicio del poder.
En otro lugar hemos dicho:
4. LOS ESTUDIANTES Y EL PROCESO
POLÍTICO VENEZOLANO DEL SIGLO
XX
La democracia representativa se consolidó en
Venezuela a partir de 1958. El proceso de
© Historia Actual Online 2006
“Se han producido circunstancias como la
venezolana, en la cual la existencia de una
estructura económica escasamente desarrollada
en la industria, y por consiguiente con un
proletariado poco numeroso, pero que contaba
75
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
con los aportes millonarios de la renta petrolera,
permitió la existencia de una clase media
relativamente fuerte en su influencia social. Los
movimientos estudiantiles de los años 20, 30, 40
y 50 fueron determinantes en el proceso político
posterior de la nación; de las filas universitarias
surgieron prácticamente todos los partidos y
líderes políticos que condujeron al país en el
período democrático y sus etapas previas. En
Venezuela la clase media urbana ha sido, a lo
largo del siglo XX, la clase revolucionaria por
excelencia“(López, 1999: 20)29.
Venezuela es un buen ejemplo del desarrollo
desigual de las sociedades capitalistas;
ciertamente tuvimos una ausencia notoria de una
clase obrera numerosa, y gracias al rentismo
generado por el petróleo, surgió una amplia
clase media, la cual se rebeló políticamente a
partir de 1928.
El movimiento estudiantil venezolano, que de
manera general constituyó el grupo social más
activo del siglo XX, y que había dado origen a
los partidos políticos y a los programas que
dinamizaron los cambios modernizantes de
mediados de siglo30, se convirtió luego en el
principal cuestionador de los vicios del régimen
democrático iniciado en 1958.
Los movimientos estudiantiles, entre 1958 y
1989, fueron el grupo social más beligerante31
(López, Monzant y González, 2000-a: 83); en
esta circunstancia incidió también el control
hegemónico que Acción Democrática ejercía
sobre las organizaciones sindicales obreras, a las
cuales condujo en una política de conciliación
de clases y “paz social”. La lucha social de los
primeros treinta años de la democracia
puntofijista estuvo signada por la protesta
estudiantil. Incluso las organizaciones de
izquierda, que se autodenominaban “partido de
la clase obrera”, estaban constituidas casi en su
totalidad por activistas provenientes del medio
estudiantil universitario, como lo ha demostrado
Luis Beltrán Acosta (1984: 23)32.
Mientras los obreros se mantuvieron durante
unos 30 años (1958-1988) en una notable
pasividad en cuanto a conflictos de
envergadura33, los estudiantes en cambio
llevaron sobre sus hombros el peso fundamental
de la lucha social en el país. Esta realidad
contradice a algunos autores, como Castells, que
consideran que los movimientos sociales
urbanos que se desarrollan fuera del
enfrentamiento entre capital y trabajo son de
76
Roberto López Sánchez
tipo “secundario”, sin influencia decisiva en la
marcha general de la sociedad. (Castells, 1977:
113)34.
Los estudiantes insurgieron, tanto en los 60
como en los 80, contra las estructuras fosilizadas
de los partidos, los gremios y las instituciones
(incluida la propia universidad). Su discurso y
su práctica tuvieron un contenido irreverente, y
en muchos casos, subversivo. El escenario
principal del movimiento estudiantil fue la calle
y no el parlamento o alguna otra institución.
La tradición de lucha de los estudiantes generó
toda una cultura de la protesta estudiantil. En
Venezuela ser estudiante universitario se
convirtió en sinónimo de contestatario,
revoltoso, anti-sistema, izquierdista, subversivo.
La militancia en las organizaciones estudiantiles
de esa época conoció la mística rebelde que
formaba parte de la esencia misma del
universitario.
La diversidad de intereses de clase no fue
impedimento para que el movimiento estudiantil
tuviera una práctica social de compromiso con la
lucha popular y revolucionaria en momentos
históricos distintos como 1928, 1936, 1958,
1969 y 1987. Como lo plantea Feuer35
(1971:19), los movimientos estudiantiles
tradicionalmente se consideran depositarios de
una conciencia ética superior a la de la sociedad
en la cual existen, y actúan como fuerzas
históricas que se hallan en conflicto con el
sistema social.
5. EL MOVIMIENTO DE RENOVACIÓN
UNIVERSITARIA EN 1969
Los aportes más significativos del movimiento
de renovación universitaria desarrollado en
todas las universidades del país en el año de
1969, se pueden resumir en:
• Se puso en duda el modo de producción de
conocimientos que hasta ese momento
imperaba: la rutina administrativa del
docente, las clases magistrales y repetitivas,
la ausencia de investigación en la labor
docente.
• Se elaboraron programas y pensa de estudios
alternativos en cuanto a su mayor
vinculación con la realidad del país y su
perspectiva de progreso social.
© Historia Actual Online 2006
Roberto López Sánchez
• Se desarrollaron formas organizativas que
permitían una mayor participación de los
estudiantes en la decisión y dirección de sus
acciones de lucha.
• Se hicieron bosquejos, y en algunos casos se
ejecutaron por corto tiempo, estructuras más
democráticas
dentro
del
cogobierno
universitario (Lanz, 1990: 2).
Lo anterior devela un programa definido de
cambios por parte de quienes promovieron la
renovación universitaria. En primera instancia,
los estudiantes renovadores comenzaron por
distanciarse de su dirigencia burocrática
representada en la FCU y demás organismos
estudiantiles, bajo la consigna “Estudiante, tú
mismo eres el líder, incorpórate”36.
Instalaron las asambleas estudiantiles como
máximos organismos de decisión, exigían la
instauración de una asamblea general de toda la
comunidad universitaria para discutir y decidir
sobre los problemas de la institución, y la
constitución de comisiones paritarias de
estudiantes, profesores, empleados y obreros
para llevar adelante la renovación. Su
democracia directa no la limitaron entonces al
movimiento estudiantil, sino que pretendieron
convertir a la universidad en una institución de
plena democracia, en la cual sus autoridades
gobernaran sobre la base de compromisos
adquiridos en asamblea ante toda la comunidad
universitaria.
La democracia directa, sin intermediarios, fue
entonces la consigna de la juventud universitaria
venezolana. Era evidente que dicha propuesta
chocaba frontalmente contra el sistema político
de partidos que se había estabilizado desde
1958, basado precisamente en la delegación de
poder que hace el pueblo a través del voto.
Causaría horror a los dirigentes partidistas,
acostumbrados a decidir en conciliábulos sobre
el destino de la comunidad universitaria, tener
que enfrentarse a las asambleas multitudinarias
de estudiantes, en las cuales se colocaba en duda
hasta su propia condición de líderes.
Es indudable que la renovación, como ejercicio
de participación democrática, sentó un
precedente histórico en una sociedad que, siendo
formalmente democrática, violentó los anhelos
de la mayoría mediante las componendas entre
los partidos, verdaderos usurpadores de la
voluntad popular.
© Historia Actual Online 2006
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
En segundo lugar, la renovación cuestionó
profundamente el papel que jugaban las
universidades nacionales como legitimadoras de
la razón dominante y del orden establecido.
Eliécer Meleán planteaba la necesidad de que el
conocimiento universitario se colocara a favor
de un proyecto de desarrollo social en sentido
nacionalista y popular, que superara los vínculos
de dependencia neocolonial y promoviera el
desarrollo independiente del país, en lo
económico, político, social y cultural37.
El Frente de Defensa de la Autonomía
Universitaria, creado en Maracaibo en
noviembre de 1969, advertía que la violencia
institucionalizada desatada por las clases
dominantes se debía a que las universidades
autónomas y democráticas de Venezuela y toda
América Latina representaban:
“un serio peligro para los intereses de las clases
dominantes. El poder de crítica que se desarrolla
en la universidad y su influencia en la
colectividad, especialmente en las fuerzas
obreras, resulta nocivo para el mantenimiento
del status quo. El proceso de renovación
universitaria, la lucha por una nueva filosofía
institucional basada en un profundo carácter
crítico-social asusta a las fuerzas reaccionarias, a
los representantes de la oligarquía nacional que
son garantes de los intereses extranjeros que
vulneran la soberanía nacional”38.
Más adelante, el mismo remitido del Frente
señala que:
“los triunfos de la Renovación han propiciado la
campaña represiva gubernamental con el fin de
cercenar la autonomía universitaria: la
ocupación militar de la UCV, y de todos los
planteles de educación media y primaria, los
ametrallamientos, las detenciones y los
asesinatos de estudiantes39. Se quiere reformar la
Ley de Universidades para cercenar la
autonomía universitaria. Lo que se busca es
establecer el dominio gubernamental en la
universidad, liquidar la libertad de cátedra,
someter la educación a los dictados de los
sectores económicamente poderosos y conculcar
el derecho del pueblo a la educación”40.
El rector de la UCV, Jesús María Bianco declaró
luego del allanamiento contra la institución que
dirigía, que:
“fuerzas oscurantistas están tratando de acabar
con la autonomía universitaria. Grupos
77
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
antinacionales y antiuniversitarios no pueden
estar conformes que en la UCV se fragüen
conciencias y posiciones nacionalistas. Los que
quieren acabar el régimen autonómico y
democrático de la universidad es porque saben
que esta casa de estudios siempre se ha
esforzado en abrir sus puertas a los jóvenes de
las clases sociales menos favorecidas”
(Panorama, 06/11/69: 14).
Pero el movimiento renovador no logró
consolidar sus conquistas ni avanzar más allá
por una serie de circunstancias, entre las cuales
destacan los déficits teóricos de quienes la
promovían, y las condiciones históricas
concretas en que le tocó desarrollarse41. La
renovación no comprendió que sin una
transformación global de la sociedad no se
podían hacer modificaciones profundas en el
establecimiento universitario; se pretendió hacer
la revolución dentro de la universidad, obviando
que la misma estaba inserta en un Estado
capitalista dependiente que la condicionaba en
todos los órdenes.
Muchos de los dirigentes renovadores se
inspiraban en un marxismo anquilosado y
dogmático, predominante para la época debido a
la gran influencia que tenía la URSS en el
movimiento revolucionario mundial; esta
limitación les impidió profundizar en un
proyecto de renovación intelectual de largo
aliento, que superara las visiones positivistas del
marxismo ruso y su vocación sectaria.
De igual forma, estas insuficiencias teóricas
permitieron que muchas de las propuestas de la
renovación fueran absorbidas de manera
funcional por el status.
La burocracia universitaria se demostró incapaz
de derrotar a la renovación oponiéndose a la
misma. Como bien lo dijo en ese momento un
dirigente de LUZ, “el movimiento de renovación
es tan vigoroso que nadie se atreve a
enfrentarlo”42.
Quienes se enfrentaron a los renovadores
salieron generalmente derrotados en las distintas
asambleas. La mejor forma de detener y destruir
a la renovación resultó entonces el decir que se
estaba de acuerdo con ella, y ejecutar en la
práctica otro tipo de medidas, que se disfrazaban
con una retórica radical.
La renovación se convirtió en una consigna
vacía, sin contenido, enarbolada exclusivamente
78
Roberto López Sánchez
con el objetivo de no quedarse aislado del auge
estudiantil que se vivía en esos momentos; con
ello, la misma perdió sus perfiles propios y se
diluyó en propuestas y medidas superficiales
que le dieron continuidad a las fallas
institucionales que se criticaban y que le habían
dado origen.
Las críticas realizadas al modelo pedagógico
imperante, en el cual los profesores tenían el
monopolio del saber y realizaban una práctica
docente excesivamente formal, burocrática,
desligada del contexto social, perdió fuerza con
el paso del tiempo, al no surgir una propuesta
alternativa que replanteara sobre otras bases la
actuación docente. De la misma forma, las
asambleas como mecanismo de democracia
directa perdieron legitimidad en la medida en
que el movimiento comenzó a ser derrotado en
las calles por las fuerzas represivas del régimen;
la mayor estabilidad de las estructuras
organizativas
tipo
FCU
hizo
que
progresivamente recuperaran el control del
movimiento estudiantil y terminaran de
mediatizar las energías de cambio que por más
de un año hicieron tambalear a las universidades
venezolanas. Las fuerzas políticas que
promovieron la renovación no lograron
estabilizar
una
estructura
organizativa
permanente que legitimara su liderazgo en el
seno de los estudiantes, al margen o por encima
de las instancias gremiales existentes como la
FCU y los Centros de Estudiantes. Al no crearse
una estructura de dirección permanente para la
lucha estudiantil, era consecuencia lógica que
dichas acciones no irían más allá de la capacidad
que tuviera el movimiento para mantener en el
tiempo los métodos asambleísticos.
La intervención militar en la UCV y los
allanamientos
parciales
del
resto
de
universidades condujeron a fines de 1970 al
hundimiento del movimiento de renovación
universitaria iniciado en 1969. Sus profundos
cuestionamientos a la estructura universitaria y
al papel que las instituciones tenían como
reproductoras del orden dominante, fueron
sustituidos por la más elemental defensa de lo
que ya existía, es decir, de la autonomía, ante la
arremetida represiva gubernamental que buscaba
no sólo descabezar al movimiento renovador
sino imponer una reforma universitaria acorde a
los planes desarrollistas que la burguesía criolla
implementaba de común acuerdo con el
imperialismo norteamericano y las compañías
multinacionales. Como bien lo afirmaba
Asdeluz43 en noviembre de 1969:
© Historia Actual Online 2006
Roberto López Sánchez
“Cuando las universidades por primera vez en su
historia empiezan a tomar conciencia de su
importancia como rectoras del pueblo
venezolano, la reacción irrumpe contra ellas
para destruir todo lo que pueda significar
progreso y bienestar para el pueblo venezolano.
No conviene a los intereses de las clases
explotadoras y del oscurantismo que nuestras
universidades creen conciencia de patria libre e
irradien luz entre los eternos explotados de
nuestra sociedad. Por esto se trata de destruir la
universidad autónoma y democrática, para
reemplazarla por otra clase de universidades,
dóciles y mediatizadas, modelos de colonias
culturales, en donde la selección, la persecución
y la sumisión a los intereses del amo sean la
guía. Es decir, universidades en las cuales se
formarán los lacayos del imperialismo”44.El
resultado final de la renovación fue una
universidad más mediatizada aún por las fuerzas
del orden. La intervención y allanamiento
militar a la UCV inició un proceso de
descomposición del movimiento estudiantil, que
sólo vino a revitalizarse en 1987, cuando los
partidos políticos (tanto de izquierda como de
derecha) perdieron el control de las
organizaciones estudiantiles a manos de los
grupos “antipartido” (López, 1998: 133)45.
Aunque también es necesario decir que los
planes gubernamentales de reforma no pudieron
implementarse a plenitud en las universidades,
debido a la dura oposición de los sectores
profesorales identificados con la concepción
autonómica tradicional. Es por esta razón que el
Estado se vio en la necesidad de implantar el
modelo tecnocrático-desarrollista creando otro
tipo de instituciones de educación superior: las
universidades experimentales, que ya habían
sido contempladas en la ley de 1958, siendo la
Universidad Simón Bolívar (creada en 1969) el
mejor ejemplo de la adecuación nacional a los
planes educativos norteamericanos.
Por su parte el sector privado también asumió
iniciativas educacionales como una forma
alternativa de imponer la concepción tecnócrata
en el ámbito universitario, al crear el IESA y la
Universidad Metropolitana. En la región zuliana
se creó la Universidad Rafael Urdaneta y la más
reciente Universidad Rafael Belloso Chacín
(URBE). La lucha del movimiento estudiantil a
lo largo de los años 60 perseguía colocar a la
universidad al servicio del proceso de
revolución social que desde las instituciones
superiores se promovía en todas partes del
mundo. El movimiento de renovación iniciado
en 1969 fue sólo la culminación de todo un
© Historia Actual Online 2006
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
período de gestación en el que se fueron
consolidando las ideas que propugnaban una
reforma universitaria en sentido progresista, las
cuales perseguían que las universidades se
democratizaran profundamente, para favorecer a
partir de allí cambios institucionales que
trastocaran el papel reproductor del sistema de
dominación neocolonial que hasta ese momento
habían tenido. Pese a su fracaso, la renovación
significó una importante circunstancia en la
historia del pueblo venezolano. Hoy en día,
cuando se ha consumado el fracaso de la
democracia puntofijista y del capitalismo
dependiente basado en la renta petrolera, contra
los cuales lucharon los estudiantes de los años
sesenta, demuestran que su lucha no era
descabellada. La crisis estructural del Pacto de
Punto Fijo constituye hoy una reivindicación del
conflicto social que diversos sectores, y entre
ellos los estudiantes universitarios, promovieron
hace 37 años.
6. LA PROTESTA ESTUDIANTIL DE LOS
AÑOS 80
La lucha estudiantil de finales de los años 80
impactó considerablemente en la sociedad
venezolana. De manera sorpresiva, cuando los
analistas y teóricos hablaban de la
“domesticación” del estudiantado, surgió un
movimiento social opuesto a las estructuras
tradicionales
de
participación
política,
enfrentado a los partidos políticos y a las
instituciones, que implantó en Venezuela una
serie de propuestas de transformación que
servirían para alimentar la insurgencia militar de
1992 y que aún hoy en el 2006 le dan aliento a
las esperanzas de cambio de gruesos sectores de
la población.
La protesta estudiantil desatada a partir del
marzo merideño modificó radicalmente el
panorama político del país. Las jornadas de
lucha estudiantil colocaron en la palestra política
a una serie de fuerzas independientes que se
habían gestado en los últimos años al interior de
las universidades, y principalmente en el seno
del movimiento estudiantil. El deterioro de los
niveles de vida de la población, debido a la
crisis económica iniciada en 1983 luego del
llamado “viernes negro”, era el principal
ingrediente del malestar popular que
acompañaba y se solidarizaba con las luchas de
los estudiantes. Unido a ello, el creciente
desprestigio del sistema político, por las
reiteradas acusaciones de corrupción contra
connotados dirigentes de los partidos AD y
79
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
COPEI, generaba una tendencia que implicaba
la pérdida de legitimidad del modelo puntofijista
imperante desde 1958.
Los movimientos autónomos estudiantiles que
habían surgido en las universidades, y que
estuvieron a la cabeza de las protestas a partir de
1987, eran la mejor expresión del proceso de
desmoronamiento de la hegemonía partidista
sobre la sociedad venezolana.
Si uno de los elementos centrales de la crisis
política del puntofijismo, agudizada a partir de
febrero del 89, fue el surgimiento de actores
sociales que desde hacía décadas no se
manifestaban en forma beligerante en nuestra
sociedad, fueron los movimientos estudiantiles
una de esas primeras expresiones, no como
expresión de fuerzas políticas de oposición
(como ocurría en los años sesenta), sino como
expresión natural de un programa político que
reivindicaba el protagonismo directo del pueblo
excluido en la construcción de un nuevo orden
político radicalmente distinto al imperante.
En los discursos y proclamas de los estudiantes
y demás sectores en conflicto, no había otra
alternativa que el enfrentamiento directo contra
las fuerzas del orden, y no sólo contra el
gobierno de turno46. Los llamados eran a
derrotar el bipartidismo, a construir una nueva
institucionalidad que se había degenerado en la
corrupción y el clientelismo, a enfrentar a un
régimen que se colocaba de espaldas a los
intereses de las mayorías y en cambio favorecía
a una selecta minoría de dudosa moral y
reconocida incompetencia.
Fue en las universidades en dónde por primera
vez comenzaron a ser derrotadas masivamente
las fuerzas del bipartidismo adeco-copeyano, y
dónde a la vez se cuestionaban los vicios y
corruptelas del sistema político.
En las acciones estudiantiles de 1987 y 1988 se
estableció una conexión entre el discurso
político antisistema que se había forjado en las
universidades a comienzos de la década (y que
indudablemente recogía muchos elementos de la
oposición revolucionaria de los años 60 y 70,
aunque agregaba otros nuevos como las tesis
antipartido
y
la
confrontación
al
neoliberalismo), las acciones masivas de calle y
los triunfos políticos concretos que los
estudiantes alcanzaron en esos años.
Tanto la huelga de hambre nacional realizada
por los universitarios en 1987, que derrotó al
80
Roberto López Sánchez
Gobierno al conseguir por primera vez en la
historia de la democracia que un movimiento de
masas conquistara la libertad de presos políticos,
como la huelga universitaria de 1988, la cual
triunfó luego de masivas acciones de protesta
que incluyeron simultáneas tomas de embajadas
en la ciudad de Caracas y la realización de otra
huelga de hambre nacional por los
universitarios, demostraron a la población
venezolana que sí era posible derrotar al
bipartidismo, aún en situaciones extremas como
las planteadas. La acción de los movimientos
estudiantiles de una u otra forma dignificó las
protestas callejeras violentas, al mismo tiempo
que instauraba con su ejemplo prácticas
organizativas que cuestionaban al modo de
hacer política del puntofijismo47.
Los protagonistas de la protesta intentaron
canalizar de alguna forma la semilla sembrada.
Edmundo Chirinos fue en 1988 candidato
presidencial por un sector de la izquierda,
obteniendo una escasa votación. Luis
Fuenmayor, pasó de presidente de la APUCV al
rectorado de esa universidad en el 88. Pero los
hechos demostraron que el sistema puntofijista
todavía tenía reservas y pasarían varios años
antes de su caída definitiva.
No obstante, podemos decir que en 1987 arrancó
un proceso que conduciría directamente al
levantamiento popular del 27 y 28 de febrero de
1989 y a los alzamientos militares de 1992, y
que en ese proceso los movimientos
estudiantiles eran los principales protagonistas.
Los movimientos estudiantiles de 1987 y 1988
señalaron con su ejemplo y con su discurso el
camino que tomaría posteriormente la crisis del
sistema político nacido en 1958.
Las masivas acciones de protesta y saqueo
realizadas en febrero del 89 por la población de
Caracas y ciudades cercanas tuvieron sus
antecedentes en la enorme violencia de las
protestas estudiantiles de los dos años anteriores.
Cuando el pueblo caraqueño se lanzó al saqueo,
esa acción ya había sido legitimada en la
conciencia popular por los estudiantes que
iniciaron
esas
prácticas
durante
las
manifestaciones del 87-88.
Cuando insurgen los militares el 4 de febrero del
92, el discurso que proclaman es el mismo que
los movimientos estudiantiles habían enarbolado
desde comienzos de los 80 para enfrentar al
sistema puntofijista. La habilidad del teniente
coronel Hugo Chávez Frías estuvo en apropiarse
© Historia Actual Online 2006
Roberto López Sánchez
de ese discurso, más no en darle continuidad
organizativa y política al movimiento social que
había legitimado su levantamiento a los ojos del
pueblo. El chavismo sacó de circulación a las
organizaciones estudiantiles y populares que
habían encabezado la protesta social previa al 4
de febrero48. Su visión burocrática y mesiánica
de la “revolución” no dejaba espacio para el
protagonismo popular y la horizontalidad
organizativa de los movimientos estudiantiles.
Cuando hoy pareciera que sobre los militares
alzados en el 92 recaen todas las glorias por la
derrota del bipartidismo adeco-copeyano, es
válido recordar que fueron los estudiantes
venezolanos quienes con su lucha incondicional
y a costa de enormes sacrificios que significaron
muertos, heridos, detenidos y perseguidos,
además de mantener una constante protesta de
calle por varios años, lograron trastocar la calma
y la aparente solidez que caracterizaba al
sistema político puntofijista e iniciaron el
proceso que conduciría a su caída.
En junio de 1987 el investigador de la Escuela
de Sociología de la UCV, Luis Damiani,
concluía que en el futuro del país parecía
presentarse como inexorable “la pesadilla eterna
de las clases altas venezolanas, la de los cerros
bajando”. La incógnita sería de fecha y hora. La
causa, el malestar que surge de la crisis de las
expectativas creadas en el imaginario colectivo
de la sociedad venezolana.
“Eso podría originar una explosión social, no
sólo motorizada por los sectores subalternos,
sino
también
por
la
clase
media
pauperizada...Los conflictos sociales podrían
dislocarse fuera del control de los partidos
políticos, en prácticas subversivas que
suspenderían las reglas de juego sobre las cuales
la sociedad pauta su rutina cotidiana”49.
Cualquier parecido con lo que posteriormente
ocurrió, no es pura coincidencia.
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
proceso político del siglo XX50 es una muestra
de la participación de sectores de clases medias
en la disputa por el poder político.
Repitiendo una característica mundial, las luchas
estudiantiles trascendieron las estructuras
tradicionales de participación (gremios, partidos,
instituciones), y se basaron en principios de lo
que hoy se llama “democracia directa” o
“democracia participativa y protagónica”.
Partiendo del asambleísmo, los estudiantes
sobrepasaron a sus dirigentes “oficiales”51 y se
lanzaron a reiteradas jornadas de protesta que
dejaron su huella grabada en nuestra sociedad.
La organización de los estudiantes fue
básicamente
horizontal,
sin
mayores
diferenciaciones entre sus integrantes, e
impusieron mecanismos de rendición de cuentas
tanto a las autoridades universitarias, como a los
profesores y a los propios dirigentes
estudiantiles.
La lucha del movimiento estudiantil se fue
permeando hacia el resto de la sociedad, como
lo demuestra la crisis que comenzó a atravesar el
sistema político puntofijista luego de las
jornadas de protestas estudiantiles de 1987-88.
No sólo se transmitieron las formas de lucha
(protestas callejeras), sino que se transmitieron
las ideas que cuestionaban la legitimidad de las
instituciones, que criticaban la corrupción y el
clientelismo de los partidos.
De los movimientos estudiantiles surgieron
buena parte de los combatientes de la guerrilla
rural y urbana de las décadas de 1960 y 1970. El
colapso de la izquierda venezolana luego de la
derrota de la lucha armada, permitió la
insurgencia de movimientos antipartido que
defendían una propuesta de cambio social
radical.
Estos movimientos encabezaron la fuerte
protesta estudiantil que conmocionó a la
sociedad a fines de los 80 y comienzos de los
90.
CONCLUSIONES
Nuestras clases medias jugaron a todo lo largo
del siglo XX un papel estelar en las luchas
transformadoras
escenificadas,
desde
la
generación estudiantil de 1928 hasta la crisis de
1989-1992, pasando por el nacimiento de los
partidos políticos modernos (AD, COPEI, URD
y PCV) y su posterior reestructuración en otras
fuerzas políticas. Hasta la misma participación
de mandos medios de las fuerzas armadas en el
© Historia Actual Online 2006
La respuesta estudiantil a la represión con la
cual siempre respondió el Estado implantó una
cultura de la lucha callejera, como ya dijimos. A
fines de los 60 esta protesta de calle cobró auge
en el contexto del movimiento de renovación
universitaria. Pero fue en los 80 cuando la lucha
de calle tomó dimensiones que comenzaron a
afectar la estabilidad del sistema político.
81
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
La orientación antipartido de las luchas se
manifestó en reiteradas quemas y saqueos contra
las sedes de los partidos AD y COPEI en
diversas ciudades del país. En sí misma, esta
acción tenía todo un contenido subversivo, en
una sociedad que hasta ese momento había
estado fuertemente controlada por ambos
partidos. Igual comenzó a ocurrir cuando los
estudiantes atacaban las sedes de las
gobernaciones
y
asambleas
legislativas
regionales, símbolos del poder político.
La generalización de estas conductas, que se
repitieron una y otra vez a todo lo largo del país,
actuó como un detonador de la conciencia
social. El pueblo le fue perdiendo el miedo al
poder imperante; se dio cuenta que era posible
derrotar al gobierno en luchas concretas (como
la liberación de los estudiantes sometidos a
juicio militar en 1987 y el triunfo de la huelga
universitaria en 1988), algo que no se había
podido lograr en las décadas anteriores.
El 27 de febrero de 1989 la población de
Caracas y ciudades vecinas se lanzó a una
violenta protesta de calle contra el paquete
económico neoliberal que intentaba imponer el
gobierno de Carlos Andrés Pérez, que incluyó el
saqueo despiadado contra todo tipo de
comercios. No por casualidad, esa conducta de
saqueos había sido iniciada por los movimientos
estudiantiles durante las jornadas de protesta de
1987 y 1988, cuando los estudiantes
interceptaban camiones de alimentos y los
repartían a los ciudadanos presentes.
Aunque el 27 de febrero tuvo otros actores
principales, las masas excluidas del festín
petrolero y olvidadas por los gobiernos
populistas, es innegable que las luchas
estudiantiles de los años anteriores fueron las
que elaboraron el guión que ejecutaría la acción
popular durante el Caracazo.
Las tomas de dependencias universitarias, las
huelgas de hambre, los congresos estudiantiles,
y las protestas callejeras, fueron escenarios del
movimiento estudiantil. En el aspecto
universitario, muchas de las ideas surgidas en el
proceso de renovación aún tienen validez, como
sucede con las críticas al modelo partidistagrupalista que dirige la institución, y la
desvinculación del quehacer académico con la
realidad nacional.
Los estudiantes denunciaron por décadas los
vicios del sistema político nacido del Pacto de
82
Roberto López Sánchez
Punto Fijo, esos mismos vicios que a la postre
originarían su caída. El clientelismo; la
corrupción; la excesiva partidización; la no
atención a los problemas de la educación; los
procesos de privatización de la educación y de
los servicios públicos en general; el haber
colocado a las instituciones al servicio de
proyectos políticos y personales olvidando sus
funciones sociales fundamentales; la represión
irracional contra toda forma de protesta, fueron
algunos de los puntos álgidos que originaron la
movilización estudiantil. Muchos de esos
problemas aún no han sido resueltos por la
sociedad y es deber de las generaciones actuales
luchar porque se erradiquen para siempre.
La memoria de las luchas estudiantiles sirve
para no volver por los mismos caminos
equivocados que terminaron hipotecando
proyectos sociopolíticos que en su momento
interpretaron los anhelos populares. La historia,
en definitiva, no sirve para saber más, sino para
actuar mejor.
BIBLIOGRAFÍA
- Álvarez Junco, J. (1995), “Aportaciones
recientes de las ciencias sociales al estudio de
los movimientos sociales”, en Carlos Barros
(ed.), Historia a Debate. Actas del Congreso
Internacional “A historia a debate”. Julio de
1993. Tomo III. Santiago de Compostela.
- Aranda Sánchez, J. Mª (2000), “El movimiento
estudiantil y la teoría de los movimientos
sociales”. Convergencia. Revista de Ciencias
Sociales, 225-250.
- Beltrán Acosta, L. (1984), Las luchas sociales
en Venezuela. Antecedentes históricos del
movimiento estudiantil. Caracas, Fondo
Editorial Carlos Aponte.
- Brofenmajer, G.; Casanova, R. (1982),
“Proposiciones
sobre
la
universidad
venezolana”, en Universidad, clases sociales y
poder. Caracas, Editorial Ateneo de Caracas.
- Brunner, J. (1986), “El movimiento estudiantil
ha
muerto.
Nacen
los
movimientos
estudiantiles”, en J. Tedesco; H. Blumenthal
(comps.), La juventud universitaria en América
Latina. Caracas, Cresalc-Unesco-ILDIS.
- Campos, G. (1986), “Participación y juventud:
realidad o frustración”, en J. Tedesco; H.
Blumenthal (comps.), La juventud universitaria
en América Latina. Caracas, Cresalc-UnescoILDIS.
- Castells, M. (1977), Movimientos sociales
urbanos. México, Siglo XXI editores, 1977.
© Historia Actual Online 2006
Roberto López Sánchez
- Denis, R., (2001), Los fabricantes de la
rebelión (movimiento popular, chavismo y
sociedad en los años noventa). Caracas,
Editorial Primera Línea-Editorial Nuevo Sur.
- Diario El Nacional. Años 80 y 90. Caracas.
- Diario Panorama. Años 1966-1970, 1977 y
1987-88. Maracaibo.
- Feuer, L. (1971), Los movimientos
estudiantiles. Buenos Aires, Editorial Paidós.
- Gómez Calcaño, L. (1987), “Coyuntura crítica
y movimientos sociales”, en Crisis y
movimientos sociales en Venezuela. Caracas,
Editorial Tropykos.
- Id. (1991), “Los movimientos sociales en la
discusión actual sobre democracia en América
Latina”. Comunicación, 73, 23-35.
- Haluani, M. (1994), Estrategias e impacto de
los movimientos de protesta social. Caracas,
Fondo Editorial Tropykos.
- Lanz Rodríguez, C. (1990), Fundamentos
programáticos de la renovación universitaria.
Valencia,
Universidad
de
Carabobo
(mimeografiado).
- López, R. (1998), “Las luchas por el cambio
social en Venezuela: 1958-1997. La democracia
autogestionaria como alternativa ante la
democracia de partidos”, en N. Olivar; J.
Monzant (coords.), 23 de Enero de 1958. 40
Años de Democracia: Una Perspectiva Zuliana.
Maracaibo, Gobernación del Estado Zulia.
- Id. (1999), El movimiento estudiantil y la
Universidad del Zulia: 1958-1970. Trabajo de
ascenso para optar a la categoría de agregado.
Maracaibo. Universidad del Zulia-Facultad
Experimental de Ciencias, 99 páginas.
- Id.; Monzant, J. y González, B. (2000),
“Estudiantes y cambio social: La renovación
universitaria de 1969 en la Universidad del
Zulia”. Opción, 31, 72-111.
- Id.; Hernández, C. A. (2001), “Movimientos
Estudiantiles y Crisis del Sistema Político en
Venezuela: 1987-1988”. Espacio Abierto, 631666.
- Marx, C. (1980), Elementos fundamentales
para la crítica de la economía política
(Grundrisse) 1857-1858. México, Siglo XXI
Editores, 21.
- Melean, E. (1969), “Renovación ya. Foro sobre
Renovación Universitaria”. La Universidad del
Zulia, 233-234, del 15 al 30 de junio de 1969, 3.
- Orgaz, J. (1971), Reforma universitaria y
rebelión estudiantil. Buenos Aires, Ediciones
Libera.
- Parsons, T. (1976), El sistema social. Madrid,
Revista de Occidente.
© Historia Actual Online 2006
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
- Periódico La Universidad del Zulia. Años
1958 a 1970 y 1988 a 1992. Universidad del
Zulia, Maracaibo.
- Pérez Ledesma, M. (1993). “Cuando lleguen
los días de la cólera (Movimientos sociales,
teoría e historia)”, en M. Montanari; E.
Fernández et al., Problemas actuales de la
historia. Salamanca, Ediciones Universidad de
Salamanca.
- Roa, P.; Núñez Tenorio, J. R. (1971), En torno
a la renovación universitaria. Caracas, Editorial
Nueva Izquierda.
- Rubio García, A. (2004), Perspectivas teóricas
en el estudio de los movimientos sociales.
Madrid, Instituto Universitario de Investigación
Ortega y Gasset.- Silva Michelena, J. A. (1986),
“La participación estudiantil en las actividades
políticas”, en J. Tedesco; H. Blumenthal
(comps.), La juventud universitaria en América
Latina. Caracas, Cresalc-Unesco-ILDIS.
- Touraine, A. (1991), Los Movimientos
Sociales. México, Editorial Almagesto.
- Tunnermann Bernhein, C. (1979), La reforma
universitaria de Córdoba. Caracas, Fondo
Editorial para el desarrollo de la Educación
Superior-FEDES.
- Vivas, M. (1982), ¿Quiénes son los
estudiantes? Caracas, Editorial Melvin.
- Wences Reza, R. (1971), El movimiento
estudiantil y los problemas nacionales. México,
Editorial Nuestro Tiempo.
- Zermeño, S. (1991), México: una democracia
utópica. El Movimiento Estudiantil. México,
Siglo XXI.
NOTAS
1
El resultado completo de la investigación, hasta
ahora, está contenido en la tesis presentada para optar
al título de Magíster Scientiarum en Historia de
Venezuela (LUZ, 2005), titulada: El movimiento
estudiantil de la Universidad del Zulia en el proceso
político venezolano (1958-1989).
2
Por movimiento estudiantil entendemos al
estudiantado que se organiza y desarrolla actividades
que trascienden su rutina académica diaria, en
cualesquiera de los campos del quehacer humano.
3
La acción de los partidos políticos permitió
transmitir a las nuevas generaciones de estudiantes la
experiencia de las anteriores, cuestión que se
dificultó en 1969 cuando la rebelión estudiantil
incluyó el desconocimiento de los partidos políticos,
situación que se repetiría en 1987.
4
Marx, C., Elementos fundamentales para la crítica
de la economía política (Grundrisse) 1857-1858.
México, Siglo XXI Editores, 1980, 21.
5
Álvarez Junco, J., “Aportaciones recientes de las
ciencias sociales al estudio de los movimientos
sociales”, en Carlos Barros (ed.), Historia a Debate.
83
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
Actas del Congreso Internacional “A historia a
debate”. Julio de 1993. Tomo III. Santiago de
Compostela, 1995.
6
Pérez Ledesma, M., “Cuando lleguen los días de la
cólera (Movimientos sociales, teoría e historia)”, en
M. Montanari et al., Problemas actuales de la
historia. Salamanca, Ediciones Universidad de
Salamanca, 1993.
7
Rubio García, A., Perspectivas teóricas en el
estudio de los movimientos sociales. Madrid,
Instituto Universitario de Investigación Ortega y
Gasset, 2004.
8
Aranda Sánchez, J. Mª, “El movimiento estudiantil
y la teoría de los movimientos sociales”.
Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, 2000.
9
Touraine, A., Los movimientos sociales. México,
Editorial Amalgesto, 1991.
10
Haluani, M., Estrategia e impacto de los
movimientos de protesta social. Caracas, Fondo
Editorial Tropykos, 1994.
11
Gómez Calcaño, L., Crisis y movimientos sociales
en Venezuela. Caracas, Editorial Tropykos, 1987.
12
Id., “Los movimientos sociales en la discusión
actual sobre democracia en América Latina”. Revista
Comunicación, 1991.
13
Parsons, T., El sistema social. Madrid, Revista de
Occidente, 1976.
14
Vivas, M., ¿Quiénes son los estudiantes? Caracas,
Editorial Melvin, 1982.
15
Tal como lo señalan Brofenmajer, G.; Casanova,
R., “Proposiciones sobre la universidad venezolana”,
en Universidad, clases sociales y poder. Caracas,
Editorial Ateneo de Caracas, 1982. También
Tunnermann Bernhein, C., La reforma universitaria
de Córdoba. Caracas, Fondo Editorial para el
desarrollo de la Educación Superior-FEDES, 1979.
16
Zermeño, S., México: una democracia utópica. El
Movimiento Estudiantil. México, Siglo XXI, 1991.
17
Wences Reza, R., El movimiento estudiantil y los
problemas nacionales. México, Editorial Nuestro
Tiempo, 1971.
18
Orgaz, J., Reforma universitaria y rebelión
estudiantil. Buenos Aires, Ediciones Libera, 1971.
19
Brunner, J., “El movimiento estudiantil ha muerto.
Nacen los movimientos estudiantiles”, en J. Tedesco;
H. Blumenthal (comps.), La juventud universitaria en
América Latina. Caracas, Cresalc-Unesco-ILDIS,
1986.
20
Campos, G., “Participación y juventud: realidad o
frustración”, en ibid.
21
Gómez Calcaño, L., “Coyuntura…”, op. cit.
22
Silva Michelena, J. A., “La participación
estudiantil en las actividades políticas”, en J.
Tedesco; H. Blumenthal (comps.), La juventud…, op.
cit.
23
Aranda, J. M., “El movimiento estudiantil…”, op.
cit.
24
Luego de la muerte del dictador Juan Vicente
Gómez, ocurrida el 17 de diciembre de 1935, los
gobiernos de Eleazar López Contreras (1935-1941) e
Isaías Medina Angarita (1941-1945), que provenían
del mismo grupo dirigente gomecista, iniciaron un
84
Roberto López Sánchez
proceso de apertura política “controlada”,
permitiendo la legalización de partidos políticos y
sindicatos.
25
El 18 de octubre de 1945 el partido Acción
Democrática llegó al poder mediante un golpe militar
que derrocó al Presidente Isaías Medina Angarita. A
pesar de llegar al poder por mecanismos de facto, los
adecos convocaron a una Asamblea Constituyente y
procedieron a realizar elecciones libres y
democráticas en dónde por primera vez todos los
venezolanos pudieron votar para elegir al Presidente
de la República.
26
Entre 1948 y 1958 los gobiernos que se sucedieron
fueron ejercidos directamente por militares, o
estuvieron bajo la tutela de las Fuerzas Armadas. En
este último caso se considera la presidencia de
Germán Suárez Flamerich (1950-1952). En el primer
caso se ubica la Junta Militar presidida por Carlos
Delgado Chalbaud (1948-1950), y la presidencia de
Marcos Pérez Jiménez (1952-1958).
27
Firmado entre los partidos Acción Democrática
(AD), Comité de Organización Política Electoral
Independiente (COPEI) y Unión Republicana
Democrática (URD).
28
Los partidos que desarrollaron la lucha armada
fueron el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y
el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
29
López, R., El movimiento estudiantil y la
Universidad del Zulia, 1958-1970. Trabajo de
ascenso para optar a la categoría de profesor
agregado. Departamento de Cs. Humanas. Facultad
Experimental de Ciencias. Universidad del Zulia,
Maracaibo, 1999.
30
La llamada generación estudiantil del año 1928 fue
el núcleo principal del cual surgieron posteriormente
los partidos Acción Democrática, Unión Republicana
Democrática, y el Partido Comunista de Venezuela.
31
López, R.; Monzant, J.; González, B., “Estudiantes
y cambio social: La renovación universitaria de 1969
en la Universidad del Zulia”. Opción, 31 (2000).
32
Beltrán Acosta, L., Las luchas sociales en
Venezuela. Antecedentes históricos del movimiento
estudiantil. Caracas, Fondo Editorial Carlos Aponte,
1984.
33
La Confederación de Trabajadores de Venezuela
(CTV), dominada por Acción Democrática desde el
gobierno de Rómulo Betancourt a inicios de los años
60, sólo vino a realizar un paro de protesta contra
algún gobierno puntofijista el 18 de mayo de 1989,
luego de los sucesos del 27 de febrero de ese año.
Fueron 30 años de silencio en la lucha sindical
venezolana.
34
Castells, M., Movimientos sociales urbanos.
México, Siglo XXI editores, 1977.
35
Feuer, L., Los movimientos estudiantiles. Buenos
Aires, Paidós, 1971, 19.
36
La consigna aparece en una pancarta fotografiada.
Publicado en el periódico La Universidad del Zulia,
Edición especial dedicada a la Renovación, 1969, 5.
37
Periódico La Universidad del Zulia, edición
especial 1969, 3.
38
Diario Panorama, 14 de noviembre de 1969, 50.
© Historia Actual Online 2006
Roberto López Sánchez
39
Se debe recordar que durante el primer gobierno de
Rafael Caldera fueron asesinados por cuerpos
policiales más de treinta estudiantes que participaban
en manifestaciones callejeras.
40
Firmaban el remitido la FCU, Fetrazulia (bajo
control del MEP en ese momento), la AVP, Asdeluz,
Asomar, Utrabanc, Stag, Sindicatos Petroleros de La
Paz, La Concepción, Tía Juana, Soep Cabimas.
41
Lanz, R. C., Fundamentos programáticos de la
renovación universitaria. Valencia, Universidad de
Carabobo, 1990 (mimeografiado).
42
Eliécer Meleán, en el número especial del
periódico La Universidad del Zulia, 1969.
43
Asociación de Empleados de la Universidad del
Zulia.
44
Remitido publicado en Panorama el 4 de
noviembre de 1969, 19.
45
López, R., “Las luchas por el cambio social en
Venezuela :
1958-1997.
La
democracia
autogestionaria como alternativa ante la democracia
de partidos”, en N. Olivar y J. Monzant (coords.), 23
de Enero de 1958. 40 Años de Democracia: Una
Perspectiva Zuliana. Maracaibo, Gobernación del
Estado Zulia-Secretaría Regional de Educación.
Centro Zuliano de Investigación Documental
(CEZID), 1998.
46
“El movimiento de resistencia se volcó desde un
primer momento contra la representación política del
poder soberano [...] Se empezó enfrentando algo
cuyo peso civilizatorio es mucho más grande de lo
que este mismo movimiento tenga plena conciencia,
ya que se trata del hecho político fundacional,
constitutivo, del modelo burgués de dominación [...]
El comienzo del movimiento de levantamiento contra
el puntofijismo no se da entonces contra un
determinado modo de representación o invocando el
restablecimiento formal de las libertades, sino en
contra tanto de los viejos como de los nuevos
sistemas de representación ofertados por el recetario
privatista neoliberal [...] De allí el radicalismo
antirepresentativo en que se funda la rebelión desde
sus comienzos” (Denis, 2001: 62-63).
47
“Es entonces que empieza a dignificarse
políticamente la espontaneidad de la acción violenta
de calle, la reapropiación de tierras expropiadas, la
reorganización horizontalizante de los pocos espacios
sociales de resistencia al sistema, el estímulo para la
creación de nuevos espacios nunca abordados en
tanto tales como la comunicación, la educación, la
ecología y las tecnologías alternativas, y el llamado a
la reactivación de las prácticas de ayuda mutua y
autogestionarias como lugares para la viabilización
de nuevos modelos societarios” (Denis, 2001: 61).
48
Al inicio del proceso constituyente, en 1999, el
famoso “dedo de Miquilena” impidió toda
posibilidad de participación real de las
organizaciones populares tanto en la elección de los
candidatos a diputados como en el funcionamiento
mismo de la Asamblea Constituyente.
49
El Nacional, 25 de junio de 1987.
50
Como ocurrió en las rebeliones militares de 1945,
1952, 1958, 1962 y 1992.
© Historia Actual Online 2006
Los movimientos estudiantiles en Venezuela
51
Nos referimos a los presidentes de las FCU y
Centros de Estudiantes, y a los líderes de los partidos
políticos que hacían vida en el medio estudiantil
universitario. Hacemos la salvedad de que en las
luchas estudiantiles a partir de 1987 sus dirigentes
eran a la vez los representantes gremiales del
estudiantado, pues se había dado el fenómeno que los
movimientos antipartidos conquistaron en las
elecciones la dirección de las FCU y Centros.
85