Academia.eduAcademia.edu

A las vueltas con el enemigo principal

2021, Zona Franca

El objetivo de este artículo es revisitar la propuesta de Christine Delphy desde una mirada situada y actual. En primer lugar, analizamos su concepción del sistema patriarcal en términos de modo de producción doméstico y la ubicamos en el contexto de los debates entre teorías unitarias y sistemas duales, que han sido objeto de un renovado interés en el último tiempo. Nuestro objetivo es evaluar los aportes del enfoque delphiano y también precisar su especificidad en relación con las teorías feministas marxistas que actualmente gozan de mayor difusión en nuestro medio y a las que, no obstante, se suele asimilar el enfoque feminista materialista. A continuación, mostramos que la idea de un “enemigo principal” se complejiza en la medida en que se considera la existencia de otras relaciones sociales estructurales, acorde el recorrido de la socióloga Danièle Kergoat y de la propia Delphy en su producción más reciente. Estos desarrollos permiten esbozar una aproximación entre las perspect...

Introducción

En el año 1970, se publica el célebre ensayo de Christine Delphy "El enemigo principal" en el número especial de la revista Partisans. Se trata de un texto fundacional para la tradición feminista materialista posterior ya que introduce categorías de análisis centrales como modo de producción doméstico, explotación/opresión, clase social de sexo y, al mismo tiempo, delimita los alcances del gesto heterodoxo que distingue al feminismo materialista francés o francófono A las vueltas con el enemigo principal: capitalismo y patriarcado en la teoría de Christine Delphy

Revista Zona Franca-Centro de estudios interdisciplinario sobre las mujeres (CEIM)-Maestría poder y sociedad desde la problemática de género (MG), Rosario, Argentina. ISSN, 2545-6504 http://zonafranca.unr.edu.ar/index.php/ZonaFranca| Número 29 (2021).

Página 48

de la matriz marxista clásica. Como lo indica su título, el objetivo de Delphy es visibilizar la existencia de un "enemigo principal" oculto en los abordajes de la época, especialmente, en las perspectivas de izquierda francesas (incluso feministas) que tendían a subsumir la opresión sexista dentro de la explotación capitalista.

Desde entonces, la producción de Christine Delphy se ha desarrollado fundamentalmente en torno al concepto de trabajo doméstico con el objetivo de ir "más allá de la teoría de la plusvalía" e, incluso, de acabar con ella (Delphy, 2017).

Ello la ha conducido a cuestionar el esquema marxista tradicional, que privilegia una forma específica de explotación (capitalista) por sobre otras formas, en particular, el racismo y el sexismo. Estos desarrollos de la propia Delphy permiten complejizar las discusiones feministas que aún se suscitan, sobre la existencia (o no) de un enemigo principal. De allí el interés por volver a aquel ensayo pionero de 1970 desde una mirada actual.

En este artículo, proponemos revisitar la teoría de Delphy, en particular, el concepto de enemigo principal. Para ello, caracterizamos en primer lugar su teoría del modo de producción doméstico y proponemos algunas claves para diferenciarla de otras teorías contemporáneas que también se sitúan en la intersección entre feminismo y marxismo. Como veremos, la propuesta de Delphy permite visibilizar la productividad de los trabajos realizados tradicionalmente por las mujeres, en particular el trabajo doméstico y de cuidados, poniendo en perspectiva sus condiciones materiales de producción y abordando el marco social en que estos tienen lugar. Si no es la naturaleza de los trabajos lo que explica su carácter noremunerado, es preciso entonces analizar las relaciones estructurales de poder que causan esta situación. En tal contexto, Delphy se distancia del enfoque feminista marxista al afirmar que existen dos modos de producción: el capitalista y el modo de producción doméstico o familiar :45). Este último constituye para la autora la relación estructural de poder específica que produce y reproduce la opresión de las mujeres, siendo así por ende, su principal enemigo.

Capitalismo y patriarcado en la perspectiva de Christine Delphy

Como señala la historiadora de las ideas brasileña Maira Abreu, en los años setenta, numerosas teóricas feministas y amplios sectores del movimiento de mujeres, a uno y otro lado del Atlántico, recurren al marxismo para volver a pensar la llamada "cuestión femenina" (Abreu, 2018:3). Sin embargo, el modo en que se lleva a cabo este retorno a Marx y Engels es sumamente diverso y da origen a diferentes corrientes: feminismos socialistas, feminismos marxistas, marxismos feministas, materialismos feministas, son los principales nombres que comienzan a delimitar espacios de disputas durante la década del setenta (Bolla, 2018).

En el caso del feminismo materialista, la versión original de Christine Delphy que analizaremos a continuación constituye no sólo un retorno, sino ante todo "una ruptura con un cierto marxismo" (Abreu, 2018:3). Se trata de utilizar el método propuesto por el marxismo, el materialismo histórico, pero cambiando su aplicación (Delphy, [1982). La aplicación de un método, ya no marxista, sino materialista, permite a Delphy iluminar algunos espacios vacíos de la reflexión marxista clásica, heredados transitivamente por las corrientes feministas marxistas o socialistas de A las vueltas con el enemigo principal: capitalismo y patriarcado en la teoría de Christine Delphy

Revista Zona Franca-Centro de estudios interdisciplinario sobre las mujeres (CEIM)-Maestría poder y sociedad desde la problemática de género (MG), Rosario, Argentina. ISSN, 2545-6504 http://zonafranca.unr.edu.ar/index.php/ZonaFranca| Número 29 (2021).

Página 50 la época. Se visibilizan así nuevas relaciones de producción que co-existen con el capitalismo, desbordando los análisis tradicionales del marxismo.

En 1970, Christine Delphy publica su ensayo "El enemigo principal" (L'ennemi principal) en un número especial de la célebre revista francesa Partisans, llamado Libération des femmes. Année zero I -donde también se publicó el artículo "Contra el trabajo invisible" de la argentina Isabel Larguía-. Allí Delphy denuncia la "laguna teórica del marxismo" que no explica la opresión común y específica de las mujeres y, por ende, no se centra en la opresión de las mujeres sino en las consecuencias de esta opresión para el proletariado :31). A causa de esta laguna teórica, se concibe la opresión de las mujeres como una consecuencia secundaria y derivada de la contradicción Capital/Trabajo. Es decir que aún cuando se reconozca que existe una opresión específica, se la reduce en última instancia a la opresión proletaria:

Antes no existía el problema de las mujeres. Estas eran "proletarios como todos los demás" y luchaban contra el capital. Ahora se reconoce que existe una explotación específica pero como esta también se imputa al capital, el resultado es el mismo (Delphy y Leger, 1985[1976:3).

Al diferenciar analíticamente la opresión de las mujeres y la explotación capitalista, Delphy se distingue de las llamadas "teorías unitarias" que, a su entender, derivan en un reduccionismo. Las teorías unitarias intentan conjugar capitalismo y patriarcado, refiriendo ambas estructuras a una única matriz de dominación que identifican, por lo general, con el sistema de explotación capitalista.

Algunos ejemplos destacados en el ámbito anglosajón son las teorías de Zillah I Traducido en Delphy (1982) "El enemigo principal". Por un feminismo materialista. El enemigo principal y otros textos. Barcelona: LaSal. El número de Partisans se publicó en el año 1972 en Buenos Aires, y en 1977 en España, por editorial Granica, incorporando ensayos de feministas hispanohablantes. Aquí citamos según la versión francesa de "L'Ennemi principal" reeditada en . Para las citas directas, retomamos la traducción española (Delphy, 1982), aclarando en los casos en que realizamos alguna modificación.

La teoría del modo de producción doméstico

Ya sea que se considere al "patriarcado" en el marco de una teoría unitaria o dual (o triple, como veremos luego), lo cierto es que tampoco existen definiciones unívocas acerca del alcance y sentido de este concepto. En el caso de Christine Delphy, su definición pionera del sistema patriarcal se basa en la conceptualización del "modo de producción doméstico", más precisamente, en la extracción (o expropiación) del trabajo de las mujeres. En términos generales, para Delphy, un modo de producción es un "modelo abstracto que yo definiría como un conjunto de relaciones de producción, más concretamente como dos relaciones de producción complementarias y antagónicas" (Delphy y Leger, 1985[1976:3). El modo de producción doméstico supone un conjunto de relaciones de producción que existen con anterioridad al modo de producción capitalista; por ende, se trata de un sistema autónomo, lo que -como dijimos-distingue su posicionamiento de las denominadas teorías del sistema unitario.

Vale la pena señalar que la formulación de Christine Delphy es previa a los análisis marxistas de Claude Meillassoux (1987Meillassoux ( [1975) sobre la "comunidad A las vueltas con el enemigo principal: capitalismo y patriarcado en la teoría de Christine Delphy

Revista Zona Franca-Centro de estudios interdisciplinario sobre las mujeres (CEIM)-Maestría poder y sociedad desde la problemática de género (MG), Rosario, Argentina. ISSN, 2545-6504 http://zonafranca.unr.edu.ar/index.php/ZonaFranca| Número 29 (2021).

Página 54

doméstica" y prácticamente contemporánea a los desarrollos del estadounidense Marshall Sahlins. Sin embargo, ambos antropólogos tienden a comprender el modo doméstico de producción como una forma "primitiva" o "pre-capitalista", como un residuo premoderno que co-existe con la industrialización y proletarización creciente y que acabará por ceder a éstas (Delphy, ( [1983).

Desde la perspectiva delphiana, por el contrario, en las sociedades contemporáneas existen dos modos de producción principales: el modo de producción industrial, donde se produce la mayor parte de las mercancías; y el modo de producción doméstico, donde se produce el trabajo doméstico, crianza de niños/as, cuidado de personas inválidas (por edad, enfermedad, discapacidad) y "válidas" (la totalidad de la clase de los varones), entendidas como tareas productivas :33). Mientras que el primer modo produce la explotación capitalista, el segundo produce la explotación familiar o "patriarcal".

Ambas formas de explotación, si bien son concurrentes y se entrelazan, deben aislarse analíticamente para que se puedan comprender en su especificidad: "No existe ningún vínculo teórico entre ambos. Pero obviamente están unidos por vínculos concretos" (Delphy y Leger, 1976:5).

Histórica y etimológicamente, señala Delphy, la familia constituye una unidad de producción. En latín, famulus designa el conjunto de tierras, de esclavos, de hijos/as y de mujeres sometidos a la autoridad del pater familias y que, por ende, son de su propiedad. "En esa unidad domina el padre de familia, a quien pertenece el trabajo de los individuos sometidos a su autoridad, o dicho en otras palabras, la familia es el conjunto de individuos que deben aportar su trabajo para un 'jefe'" (Delphy, 1985:15). En su forma moderna, sostiene Delphy, el modo de producción doméstico se basa en el contrato matrimonial. VI Mediante este, las mujeres "ceden" su fuerza de trabajo a los esposos:

VI Para otras interpretaciones del contrato de matrimonio y sus consecuencias, Pateman (1995).

El pasaje del concepto de división sexual a relaciones sociales

fueron más bien escasos. Ello no impide que puedan trazarse puentes, aunque se trata de enfoques diferentes, tal como muestra Miramond (2017). XII Si bien en nuestro medio Kergoat suele ser considerada como una feminista materialista francesa (aunque no sólo en América Latina; ver por ejemplo Bhattacharya y Arruza, 2020:64), su trayectoria la vincula inicialmente a los feminismos marxistas; es decir que no formaba parte del grupo nucleado en torno a Questions Féministes que está a la base de la propuesta feminista materialista. En los años posteriores, no obstante, se aproxima al enfoque feminista materialista con su propuesta de una "sociología de las relaciones sociales" (Hirata y Kergoat, 1997;ver también Galerand y Kergoat, 2014;Kergoat ( [2009).

A las vueltas con el enemigo principal: capitalismo y patriarcado en la teoría de Christine Delphy

Revista Zona Franca-Centro de estudios interdisciplinario sobre las mujeres (CEIM)-Maestría poder y sociedad desde la problemática de género (MG), Rosario, Argentina. ISSN, 2545-6504 http://zonafranca.unr.edu.ar/index.php/ZonaFranca| Número 29 (2021).

Página 64

El enfoque feminista materialista, en efecto, considera la existencia de diversas relaciones sociales estructurales, siendo resaltadas como las más relevantes las de sexo, de clase y de "raza". Por eso, el prisma de las materialistas francesas tampoco se identifica exactamente con las teorías del sistema dual, ya que consideran la existencia de relaciones sociales de raza o de racialización, por lo que podríamos denominarlas teorías de "sistemas triples" (Walby, 1989) Para Kergoat el fundamento de la opresión de las mujeres por parte de los varones y su división en clases se basa en la organización y la división del trabajo, siendo éste la piedra angular de las relaciones sociales de sexo (Kergoat, 1984, citado en Pfefferkorn 2007. En este sentido, la producción social de los sexos Luisina Bolla; Victoria Estermann Revista Zona Franca-Centro de estudios interdisciplinario sobre las mujeres (CEIM)-Maestría poder y sociedad desde la problemática de género (MG), Rosario, Argentina. ISSN, 2545-6504 http://zonafranca.unr.edu.ar/index.php/ZonaFranca| Número 29 (2021).

Página 65 estriba, ante todo, en una base material, en la organización y la división concreta del trabajo tal como se encuentra dentro de la familia y dentro del sistema productivo, articulada, claro está, con otras relaciones sociales, en primer lugar, con las relaciones de clase.

Su propuesta metodológica parte de la premisa de la imposibilidad de separar la esfera del trabajo remunerado de la esfera doméstica, ya que esta división responde a las categorías de la dominación masculina. Para ello la autora se detiene a lo largo de su obra en discutir la importancia de pensar el trabajo desde una definición ampliada del mismo (la transformación de la sociedad y la naturaleza, y en el mismo movimiento la transformación de sí mismo/a).

Así, esta definición rompe con la operación de reducción que asociaba las palabras "trabajo" y "explotación" a la esfera salarial y que asociaba la emancipación solamente con la superación de la contradicción Capital/Trabajo. En palabras de Kergoat (2002):

la división sexual del trabajo es la forma de división del trabajo social que se desprende de las relaciones sociales de sexo, histórica y socialmente modulada. Tiene como característica la asignación prioritaria de los hombres a la esfera productiva y de las mujeres a la esfera reproductiva así como, simultáneamente, la captación por parte de los hombres de las funciones con fuerte valor social agregado (políticas, religiosas, militares, etc.) (p. 33).

Esta división "tiene dos principios organizadores: el principio de separación (hay trabajos de hombres y trabajos de mujeres) y el principio jerárquico (un trabajo de hombre "vale" más que un trabajo de mujer)" (Kergoat, 2002:64).

Entonces, la diferencia en la inserción de las mujeres en el mercado laboral no surge por un factor preferencial o biológico, sino que se puede explicar por una relación social de dominación donde las mujeres son asignadas a las tareas A las vueltas con el enemigo principal: capitalismo y patriarcado en la teoría de Christine Delphy

Revista Zona Franca-Centro de estudios interdisciplinario sobre las mujeres (CEIM)-Maestría poder y sociedad desde la problemática de género (MG), Rosario, Argentina. ISSN, 2545-6504 http://zonafranca.unr.edu.ar/index.php/ZonaFranca| Número 29 (2021).

Página 66 domésticas y de cuidado por fuera de la esfera de la producción asalariada, mientras que los varones son quienes captan las funciones con fuerte valor social agregado, tal como analizamos a través de la teoría de Delphy.

Desde la perspectiva de Kergoat, hablar en términos de división sexual del trabajo significa articular la descripción de los datos analizados en los casos empíricos (la contrastación de cómo se da esta división sexual del trabajo) con una reflexión sobre los procesos por los cuales la sociedad utiliza esta diferenciación para jerarquizar las actividades. Hablar en términos de división sexual del trabajo significa, entonces, reflexionar acerca de cómo se distribuye y ejerce el poder (Galerand y Kergoat, 2014).

Llegadas a este punto, podemos observar diferencias entre la postura de Kergoat y la de Delphy. Mientras que para Delphy el modo de producción doméstico y el modo de producción capitalista son dos modos autónomos, con lógicas separadas pero solidarias, para Kergoat será la misma lógica organizativa, la división sexual del trabajo, la que genere ambas formas de explotación, relacionadas e imbricadas entre sí, según desarrollaremos en los siguientes apartados.

Las relaciones sociales estructurales de sexo

El concepto francés "rapports sociaux de sexe" ha presentado problemáticas de traducción al español. Esto es así porque, como concepto, la palabra "rapport" no tiene traducción exacta, ya que no solo denota una relación (un vínculo entre dos partes) sino que también explicita la asimetría de la misma, es decir, describe una dominación (Kergoat, 2002). No es nuestro interés en este artículo discutir las mejores alternativas de traducción de este concepto, pero nos decantamos por utilizar relaciones sociales estructurales (RSE) para poder incorporar el carácter de dominación en el interior de las mismas (para ampliar, Estermann, 2021).

Conclusión

Revisitar la teoría de Delphy implicó indagar en, al menos, dos sentidos: por un lado, mirando hacia atrás, situamos su propia teoría en un contexto sociohistórico determinado para comprender el sentido y el alcance de la tesis sobre "el enemigo principal". Mostramos que la discusión que inició Delphy en los años '70 buscó descentrar la explotación capitalista como la única protagonista de las explicaciones sobre los antagonismos sociales. Cuando atendemos a las relaciones sociales de sexo, el enemigo principal remite a un sistema específico, histórica y lógicamente independiente del capitalismo: el modo de producción doméstico, familiar o patriarcal, que asegura la extorsión de trabajo doméstico en forma gratuita. Ello no implica que la explicación de la opresión sexista agote la comprensión de una formación social; ni que el "sexo" reemplace el lugar de la "clase" en un esquema basado en contradicciones principales y secundarias. Por el contrario, según muestran el propio recorrido de la corriente feminista materialista y la formulación de Kergoat, existen diferentes relaciones sociales estructurales que coexisten sin superponerse las unas a las otras en sentido jerárquico.