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Hombres y feminismo. Resistencias de una antonimia impertinente

1998

BOMBRES Y FEMINISMO: RESISTENCIAS DE UNA ANTONIMIA IMPERTINENTE Nieves lbeas Vuelta Universidad de Zaragoza A pocos meses de comemm;·,el nuevo milenio, hay pocos temas que a una le perturben tanto el espfritu cuando se trata de enfocar un estudio como el que se me plante6 con la invitaei6n que tan amablemente me formularon mis colegas de la revista Lectora. Por hacer un poco de historia sobre esta invitaei6n, no voy a decir que me escandalizara con la propuesta, pero he de reconocer que no estaba en mi mente la idea de acercarme al tema; no figuraba al menos entre mis proyectos mas inmediatos. La invitaei6n me pareci6 desconcertante, 10 confieso, porque la cuesti6n no dejaba de resultarme un tanto 'impertinente' -un termino que utilizani asimismo en su exposici6n una de las colaboradoras en este volumen, Annalisa Mirizio-. Decidf meditar la cuesti6n por la confianza que me merecfa el grupo de mujeres que respaldaba el notable reto que supone hoy en dfa garantizar un foro de encuentro como Lectora. Pospuse asf mi primera decisi6n, ahuyentando aquella que me habrfa salido del alma adoptar: i,c6mo iba a encargarme de la edici6n de un nl1mero sobre el tema ''Hombres y Feminismo" cuando las mujeres seguimos obligadas a configurar nuestros propios espacios para expresarnos'? A las mujeres nos queda tanto camino por recorrer, que el hecho de proporcionar un espacio para ceder la palabra a los varones, 0 para hablar sobre los varones, se me antojaba una ironfa mas de la existencia. Haciendolo, corrfamos ademas el riesgo de que 'nos pensaran' (se pensaran) una vez mas, como tantas otras, 0, 10 que me parecfa mas grave, de que pudieramos favorecer la ocasi6n para abrir resquicios en el propio discurso de las mujeres, y acabar atrapadas en reconocimientos de alglin tipo de deuda respecto del 2 Leetora, 4 (1999) pensamiento masculino que de nuevo vendrfan a deslegitimar. la arb~lp femenina, es decir, a privarle de su autoridad en el marco del pensamlento cntlco academico. De pronto, entre terribles visiones de 10 que se me estaba cayendo :amic~e me asait6 una duda relacionada con mi sentido del humor, y se me ocum6 -ml buena arniga Carmina Garcfa Herrero es un cierzo optimista que arrastra asf que volvf a ~a nubarrones- que tal vez 10 estaba perdiendo demasiado ,ot~rp invitaci6n pero, en esta ocasi6n, desde una nueva perspectlva. Supongo que mlS colegas eran perfectarnente conscientes del sobresalto que' acababan d.e provocarrne con su invitaci6n, de rnanera que cuando me no~gel a su.&~nr incluso la posibilidad de un cambio de tftulo, me negue con rotundldad. La propuesta inicial segufa sobre la mesa y yo la asumf como un reto. En el fondo comenzaba a sopesar que el tema 'Hombres y Feminismo: afregu~ ,:n campo amplfsimo de acercarnientos a la ,:uesti6n, ?,esde sa~ senolc~sp mas diversas. Por 10 demas, continuaba convenclda de la lmpertmencla del tema y segura de que las reticencias iban a surgir en primer lugar dentro de la propia crftica feminista, como ya habfa sucedido en ocasiones anteriores; con todo, estas reticencias que con frecuencia atraviesan de manera impllcita .s~hcum de . ~os textos feministas, iban a poder encontrar una buena excusa para su exphcltaclOn, como se puede comprobar a partir de varias de las colaboraciones que conforman el presente volumen y a las que tendre ocasi6n de referinne un poco mas adelante. Antes desearfa detenerrne en una circunstancia que no por ser frecuente objeto de reflexi6n, deja de plantearse como un problerna acuciante; se trata ~d la cuesti6n de la transmisi6n del conocimiento. Dentro de ambltos institucionalizados del conocimiento -entre los que por supuesto ocupan un lugar significativo los centros de enseiianza. superior. y de -n~icagtsev aun resuita dernasiada ostentosa la sobrevaloracl6n efectlva de las practlcas culturales legitimadas por los distintos discursos androcentricos; en el mejor de los casos, no resulta extraiio encontrarnos con gestos correctores que estan destinados a 'paliar' las inexactitudes del saber .impartido. s~noimO en so~u casos, errores de interpretaci6n en otros... 10 clerto es e~q estas I~exctluds s~el n ser consecuencia directa de la puesta en practlca de cntenos axlol6glcos que conllevan efectos perniciosos para las mujeres y que son ya suficientemente conocidos. l.Podrfa argumentarse el factor atenuante de la inconsciencia.0 del.mero desconocimiento? No hay mas remedio que reconocer que, en medlo de satn~ palabras biensonantes que acallan y tranquilizan conciencias de este penodo finisecular, no resuita facil esgrimir la existencia de 'mala fe' en ~tse lectura tan sesgada de la historia. Me temo que no serfa 'correcto' poner de .rnamfiesto y. ~ ~I luz publica una sospecha semejante, pero 10 cierto es que tamblen resuita dlflcll pasar por alto la elevada dosis de patemalismo y/o.de menosprecio que envuelve los estudios de investigaci6n con relaci6n alas mUJeres y a sus relaclOnes en/con Ibeas Hombres y feminismo 3 el mundo que pervive en el fondo de la cuesti6n. Me refiero a estudios que en la inmensa mayorfa de las ocasiones llevan a cabo las propias mujeres, y que por 10 general merecen poco interes a ojos de sus colegas varones, que suelen tender a considerarlos anecd6ticos, poco justificados, innecesarios, fuera de lugar... y, claro esta, exageradamente 'feministas', un calificativo que resulta suficiente por sf mismo para desencadenar todos los anteriores. Si nos centramos en el ambito universitario -esta reserva del Saber en la que el cuestionamiento de algunas realidades parece poco posible por inapropiada-, a veces tan s610 queda el recurso a la introducci6n de materias optativas especffica en los diferentes planes estudios, 0, de manera concreta, en las enseiianzas de tercer ciclo, bastante menos susceptible de sistematizaci6n que los dos precedentes. Hace algl1n tiempo, ni siquiera hubiera sido posible imaginar esta novedad -que en realidad existe desde hace tiempo en muchos centros superiores situados mas alIa de nuestras fronteras-, de rnanera que aunque s610 fuera por esta raz6n, debe ser valorada como un esfuerzo importante por parte de las -casi siempre- mujeres que imparten las distintas asignaturas. No hay duda de que estan favoreciendo la transmisi6n de conocimientos que de otro modo hubieran perrnanecido limitados a una difusi6n mucho mas restringida. Ahora bien, al igual que sucede en otros niveles de enseiianza, la elaboraci6n de un discurso sobre la participaci6n de las mujeres en la construcci6n del mundo no tendrfa que verse limitada a una oferta opcional para el alumnado. Es mas, un discurso similar deberfa necesariamente atravesar el resto de los discursos, y mientras ello no suceda, seguiremos'intentando poner remedio a la cuesti6n con pequeiios grandes parches. De rnanera que en el fondo del asunto -asunto que no es actualmente debatible dentro de la universidad, 0 no al menos desde la perspectiva de un proyecto docente e investigador global- existe la necesidad de sensibilizar al sector docente e investigador universitario. S610 asf se podrfa garantizar que los plantearnientos relativos al no-sexismo y al respeto a la diversidad que aparecen reflejados en los objetivos de niveles de enseiianza previos, como los que recoge la L.O.G.S.E., puedan seguir siendo objeto de seguimiento dentro de los estudios universitarios. Hasta entonces, seguiremos viendonos en la tesitura de 'completar' 0 'rnatizar' los distintos saberes sobre las mujeres y, en consecuencia, sobre el mundo. Mi colega Dolores Herrero Granado expone su convencimiento acerca de la diffcil integraci6n de las causas 'hombres' y 'feminismo', y aprovecha la ocasi6n para realizar un rapido y completo recorrido hist6rico dentro del panorama anglosaj6n sobre la cuesti6n de la presencia de los varones en )os movimientos feministas, abordando cuestiones relacionadas con distintos intentos de apropiaci6n de la causa feminista por parte de los varones, y poniendo de manifiesto los riesgos que se derivan de algunos de los colectivos existentes en la actualidad. Annalisa Mirizio contribuye a rnatizar la idea del riesgo que subyace bajo la presencia masculina dentro de los proyectos feministas, y subraya )a importancia que posee el modo que la caracteriza -la rnanera de estar de los 4 Leetora, 4 (1999) varones en el feminismo, como ella misma dini- y su porque en unos espacios que no les pertenecen y cuyo sentido diffcilmente pueden comprender en todas sus dimensiones. En una Hnea igualmente reticente se situan las tesis de Beatriz Suarez Briones, cuyo articulo aparece dedicado a todos ~elos varones. 'que han abandonado la comodidad sin fisuras del centro para VlVlr en ese espaclO arduo y tantas veces invivible de los margenes'. Su perspectiva se centra de forma significativa en la importancia del concepto d~ i~entda, al op~eit que aet~lp el debate sobre las relaciones hombreslferrnmsmo en s~nret de og~ald establecido por parte de la critica .feminista. y lesbi~na con clertos. te6ncos. Digamos que este es tambien, en clerta medlda, el tlpO de otnera~ec que realiza Fran~oise Collin al confrontar algunos aspecto,s ~d las sle~ de J,acques Lacan y de Simone de Beauvoir. El Segundo sexo habna sldo leldo y releldo por el fil6sofo frances, que encontraria en uno de sus capitulos un punto latnemdu~ para su propio pensamiento a partir de la cuesti6n 'mujeres' .. Consclen.te de e~q no es posible reducir el pensamiento de Lacan al de BeauvOlr, eslO~narF Colhn subraya sin embargo la influencia que tuvieron estas lecturas en un autor sobre cuyo antifeminismo han corrido rios de tinta. La insistencia en el caracter netamente ideol6gico de las senoicur.t~ del genero y de la sexualidad, tendentes a asegurar a la d~lhUCS!n: y la heterosexualidad el estatuto de categorias hegem6nicas, constltuye aSlrrnSIIlQ un punto de convergencia en el conjunto de textos que conforman este vo'lumen monognffico, en el que Raffaele Pinto se situa de forma muy concreta d.entro del marco de una reflexi6n formal sobre la distinci6n entre 10 fe.menmo y 10 rnascJJlino. Partiendo del supuesto de la diferencia herrneneUtlCa ertn~ ~I palabras y el cuerpo, este investigador plantea la hip6tesis de una equlvalencla interpretativa de los generos sexuados que nace y se i.nscribe en el actual debate sobre las formas de la subjetividad, con la que exphca aspectos tales como la exclusi6n de las mujeres en la participaci6n en la elabor~i6n cu~t al. ~ este sentido, el articulo de Jean-David Vissiere pasa revista a la ldeologla Imphclta de las caricaturas recogidas por John Grand-Carteret (l850-l927).en La femme en culotte, obra en la que el hurnor se pliega al conservadu.nsmo y pone de manifiesto tanto el caracter tradicional de un genero que tlende a at~cr de manera sistematica todas las novedades, como el temor que desplerta la emancipaci6n femenina en la epoca (interpretada como una amenaza para la preeminencia rnasculina). A decir verdad, la cuesti6n no es sencilla, entre otras razones porque los sexos no son simetricos, por mucho que su asimetria resulte incompatlble con el pensamiento racionalista, como sefia1a Milagros Rivera Garretas. Se trata de una idea que resulta fundamental para la comprensi6n de un debate que la historiadora sitUa en un punto final del patriarcado que reconoce haber desconcertado a muchos hombres, feministas y no feministas, toda vez que se resisten a afrontar la relaci6n de autoridad (una relaci6n de origen y andadura materna y femenina, que garantiza la concordancia entre las palabras y las cosas). Ibeas Hombres y feminismo 5 Ahora bien, cuando esta autora manifiesta en la ultima parte de su articulo que el triunfo del feminismo podria verse truncado de no cundir entre los hombres no patriarcales el reconocimiento de autoridad, de algun modo esta poniendo de manifiesto la responsabilidad de los varones con relaci6n a todos los logros obtenidos desde los distintos movimientos feministas. Pese a ser cierto que las mujeres estan protagonizando muchas transformaciones relacionadas con la transmisi6n no androcentrica del conocimiento, si los unicos espacios para una transmisi6n semejante son los que ellas conforrnan (seminarios, revistas, congresos, etc.), y si el publico sensibilizado por estos carnbios continua siendo casi exclusivarnente femenino, existe un riesgo que tal vez convendria evaluar con detenimiento. Me refiero al hecho de que las mujeres nos encontremos condenadas en el presente y en el futuro a no representar sine tentativas marginales y parciales, aun cuando s610 sea porque el colectivo masculino vaya a seguir evitando la pertinencia del objeto de los estudios feministas, cerrando los ojos y el oido a la realidad, negando su existencia con su desinteres y menosprecio manifiestos, con su paternalismo comprensivo y/o perrnisivo. De este modo, la desconsideraci6n de los proyectos feministas no hace sine desembocar en la imposibilidad de las transforrnaciones deseadas y deseables, por 10 que me parece precise incidir en la que considero una grave irresponsabilidad de los gropos para los que parece innecesario un cambio y que se resisten a revisar posiciones intelectuales y vitales basadas en un sistema de categorizaci6n hegem6nico. Los hombres que aun no 10 hayan comprendido deberian entender que las transformaciones que persiguen los movimientos feministas no conciernen unicamente a las mujeres, y que es precise que se decidan a dar un paso adelante para lograr 10 que, a la hora de abordar la crisis de legitimaci6n del mundo social de rnasculinidad tradicional, Luis Bonino Mendez denomina 'la justicia democratica entre los sexos'. Su trabajo ofrece de hecho un abanico de las actitudes y movimientos mas significativas los varones con relaci6n al feminismo. Resulta diffcil llegar a entender los mecanismos por los cuales los individuos renuncian a participar en el proceso de deslegitimaci6n de modelos de relaci6n que estan basados en el ejercicio del poder; por otra parte, los propios mecanismos de poder pueden resultar tambien diffciles de explicar pese a la evidencia que en ocasiones los caracteriza. Sin duda, la clave del problema reside en buen medida en ese 'temor a la perdida' a la que alude Bonino, que figura como responsable de las respuestas menos favorables a los esfuerzos realizados por las mujeres por lograr un futuro exento de mediaciones basadas en criterios de dominaci6n y subordinaci6n de los sexos, y que tal vez podrfa resultar I1til en la consideraci6n del colectivo de mujeres que tambien se resiste a renunciar al discurso patriarcal y a los modelos que desde 151 se postulan. Y terrnino. Doy paso a las aportaciones de quienes han querido ser mis c6mplices en esta aventura. Para ellas y ellos, para las responsables de esta "impertinente" y apasionante invitaci6n, mi agradecimiento mas sentido.