Issn: 0719-4587
REVISTA NORTE
HISTÓRICO
Estudios de Historia
Regional
N° 4
Julio-Diciembre
2015
La Serena, Chile.
REVISTA NORTE HISTÓRICO
Estudios de Historia Regional
2015
Acerca de Revista Norte Histórico.
La Revista “Norte Histórico”. Estudios de historia regional publica
investigaciones especializadas referidas a temas de historiografía
regional en el territorio de la macro-región latinoaméricana.
RNH tiene como objetivo abrir un espacio virtual para el
debate, la teoría y las propuestas metodológicas que pretendan
contribuir y avanzar en el desarrollo de investigaciones, reflexión
historiográfica y social que abarquen los problemas locales de
latinoamérica.
ISSN: 0719-4587
Cooperativa de Estudios Históricos y Ciencias Sociales, Cehycso.
2015
Dirección Postal: Tocopilla 2607, La Serena, Chile (1732624)
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Editor Responsable: Rafael González Romero.
Sitio Web: revistanortehistorico.wordpress.com
Revista Norte Histórico por Cooperativa de Estudios Históricos
y Ciencias Sociales (CEHYCSO) se encuentra bajo una Licencia
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EDITOR
Rafael González Romero. Cooperativa de Estudios Históricos y
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CONSEJO EDITORIAL
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Diego Díaz Munizaga. Universidad de Chile.
CONSEJO DE COLABORADORES
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Álvarez Hernández, Fernanda. Universidad de Chile.
Amigo López, Tiery. Universidad de Chile.
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Valparaíso.
Azcárraga Gatica, Bárbara. Universidad de Chile.
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Loyola Aravena, Fabiola. Universidad de Chile.
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COMITÉ ACADÉMICO EXTERNO
Dr. Pablo Artaza, Universidad de Chile, Chile
Dra. Marta Casaus, Universidad Autónoma de Madrid, España
Dra. Fabiola Eskárzega, Universidad Autónoma Metropolitana
Área Xochimilco, México
Dr. Milton Godoy, Universidad Academia Humanismo Cristiano,
Chile
Dra. Marcela Cubillos Poblete, Universidad de Valparaíso, Chile
Dr. Hernán Venegas, Universidad de Santiago de Chile
Dr. Pedro Canales Tapia, IDEA-USACH
ÍNDICE
Presentación
Natalia Riffo Quintana ..........................................................................
13
TRANSFORMACIONES DEL CAPITALISMO Y LUCHA POR LA TIERRA
EN LA REGIÓN DEL CONO SUR. El caso de la Unión de Trabajadores
Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
TRANSFORMATIONS OF CAPITALISM AND STRUGGLE FOR LAND IN
SOUTHERN CONE REGION. The case of the Union of Sugar Workers of
Artigas in Uruguay (1961-2010)
Oscar Ibarra Espinoza
..........................................................................
53
El NORTE DE MÉXICO Y LA CONFEDERACIÓN SUREÑA.
MAXIMILIANO Y LOS CONFEDERADOS: EL PROYECTO DE
COLONIZACIÓN. 1865.
NORTH OF MEXICO AND SOUTHERN CONFEDERATION. Maximiliano
and the Confederates: The colonization project.1865
Elizabeth Campos, Teresa Faundez, Rayen Maturana .......................................
75
APERTURAS Y DEBATES EN LA HISTORIOGRAFÍA CHILENA: EL
PUEBLO MAPUCHE COMO “OBJETO” Y “SUJETO” DE ESTUDIO
(1950-2000)
CHILEAN HISTORIOGRAPHY AND THE OPENING OF THE DEBATE:
MAPUCHE PEOPLE AS “OBJECT” AND “SUBJECT” OF STUDY (1950
– 2000)
Pedro Canales Tapia, Patricio Macaya Bermejo .............................................. 101
“EL SISTEMA COLONIAL NOS ENSEÑA A AUTO-DESPRECIARNOS”.
Ariruma Kowii, pensamiento y desafíos de un poeta Kichua Otavalo en
Ecuador, 1990-2014.
“COLONIAL SYSTEM TEACHES US TO AUTO-DESPISE”. Ariruma Kowii,
thinking and challenges of a poet kichua Otavalo in Ecuador, 1990-2014..
Presentación
La “Revista Norte Histórico”. Estudios de historia regional,
es una publicación semestral dependiente de la Cooperativa
de Estudios Históricos y Ciencias Sociales, Cehycso, cuyo
cuarto número ha sido de convocatoria abierta, continuando
un camino que esperamos logre poner en valor la historia e
historiografía regional.
Buscamos ser un espacio, científico, para la publicación de
escritos expecializados en la investigación histórica, tanto
de nóveles estudiosos como de consagrados autores.
Los trabajos publicados en este número participaron,
como se dijo anteriormente, de una convocatoria abierta,
donde agradecemos la participación de todos y todas los/
as interesados/as y tras un laborioso proceso de selección,
como equipo, hemos considerado dar nuestro espacio a los
escritos consignados en el índice.
Nuestra revista está abierta a las más amplias concepciones
de historia regional, desde la abstracción teórica hasta la
historicidad barrial o territorial, consideramos que esa
visión enriquece, no solo la producción historiográfica, sino
que al conocimiento histórico en general.
Para finalizar, ante todo presentamos nuestros más sinceros
agradecimientos a todas y todos quienes, creyendo en este
proyecto, han aportado sus experiencias y trabajo para
la concreción de nuestro tercer número, sin el apoyo de
quienes han intervenido de una u otra forma en este proceso,
no hubiéramos logrado el producto llamado Revista Norte
Histórico N° 4.
Esperamos seguir en la misma senda, quedando
calurosamente invitados ha colaborar en el siguiente
número.
Consejo Editorial.
Cooperativa de Estudios Históricos y Ciencias Sociales, Cehycso.
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TRANSFORMACIONES DEL CAPITALISMO Y LUCHA
POR LA TIERRA EN LA REGIÓN DEL CONO SUR
El caso de la Unión de Trabajadores
Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
TRANSFORMATIONS OF CAPITALISM AND
STRUGGLE FOR LAND IN SOUTHERN CONE
REGION
The case of the Union of Sugar Workers of Artigas in
Uruguay (1961-2010)
Natalia Riffo Quintana1
Recibido: 07 de septiembre de 2015.
Aceptado: 27 de octubre de 2015
1 Universidad ARCIS, Santiago, Chile,
[email protected].
TRANSFORMACIONES DEL CAPITALISMO Y LUCHA POR LA TIERRA EN LA REGIÓN DEL CONO
SUR. El caso de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
Resumen
La región del Cono Sur ha sido escenario de múltiples procesos
históricos influidos por la conflictiva relación entre el Estado, el
mercado y la sociedad civil. Dichos procesos se desplegaron sobre
la base de diferentes proyectos de dominación que buscaron la
modernización del capitalismo, instalados en circunstancias de crisis
internacionales muy profundas. En la región, estos se pueden rastrear
desde inicios de los Estados republicanos hasta el presente. Durante
los siglos XX y XXI, el capitalismo ha experimentado la inauguración
de dos proyectos de este tipo: el nacional-desarrollista y el neoliberal.
En Uruguay, un importante actor en los procesos de lucha social en
contra de esos proyectos ha sido el movimiento sindical rural, donde
la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas ha desempeñado un
rol fundamental, desarrollando a lo largo de su trayectoria un discurso
crítico y diversas acciones colectivas a favor de una Reforma Agraria y
un modelo productivo alternativo a las lógicas capitalistas. Este trabajo
propone que aquel discurso y accionar responden a un choque entre dos
proyectos sociales y económicos contrapuestos.
Palabras claves:
Cono Sur – capitalismo uruguayo – sindicalismo rural –
UTAA
Abstract
The Shouthern Cone has been the stage for multiple historic process
influenced by the troubled relationship between the state, market and
civil society. These processes were deployed on the basis of different
projects of domination that sought modernization of capitalism,
installed in circumstances of deep international crisis. In the region
this can be traced since the beginning of the republican States until
now. During the XX and XXI centuries, the capitalism has been
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NATALIA RIFFO QUINTANA
experimented the inauguration of two projects of this type: the nationaldevelopmentalism and the neoliberal. In Uruguay, a major player in
the process of social struggle against these projects has been the rural
syndicalist movement, where the Union of Sugar Workers of Artigas
has played a principal role, developing along them trajectory a critical
discourse and various actions collective in favor of Agrarian Reform
and an alternative model to the capitalist productive logic. This paper
proposes that those discourses and actions respond to a clash between
two competing social and economic projects.
Keywords:
Shouthern Cone – uruguayan capitalism – rural syndicalism
– UTAA
Introducción
Compartiendo la visión de Zulema Escalante y Juan Gómez Leyton,
los procesos históricos desplegados en las diversas regiones de Nuestra
América, desde la formación de los Estados nacionales hasta el tiempo
presente, se han caracterizado especialmente por la tensa y conflictiva
relación entre el Estado, el mercado y la sociedad civil2. En el transcurso
de los doscientos años que comprende este periodo (aproximadamente),
las clases dominantes han elaborado distintos proyectos nacionales
para ordenar y controlar aquellos conflictos y tensiones en función de
sus intereses económicos y sociales. Las estrategias utilizadas para la
institucionalización de cada proyecto y los esfuerzos por parte de los
grupos sociales dominantes para mantenerlos en el tiempo, reformarlos
o derribarlos, en oposición y recelo al accionar de las clases oprimidas,
se pueden comprender desde el análisis del conflicto entre las tres
2 Escalante, Zulema, Gómez Leyton, Juan, “La conflictiva relación entre Estado,
Mercado y Sociedad Civil en ‘Nuestra América’”, en América Latina 8, Revista del
Doctorado PROSPAL-UARCIS, Santiago, Chile, 2009, p. 10.
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TRANSFORMACIONES DEL CAPITALISMO Y LUCHA POR LA TIERRA EN LA REGIÓN DEL CONO
SUR. El caso de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
dimensiones mencionadas.
La Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA) es la
organización sindical que reúne a los trabajadores de la caña de azúcar
en las tierras de Bella Unión, Uruguay. Fue creada en 1961, en el contexto
de intensificación de los conflictos políticos y sociales en la región del
Cono Sur, como en el tercer mundo en general. Matías Carámbula y
Gabriel Oyhantçabal señalan como elemento distintivo de este sindicato
su rol protagónico desempeñado en la lucha por la Reforma Agraria,
alzando la consigna “la tierra para el que la trabaja” a lo largo de su
trayectoria3. La identificación de su capacidad discursiva, movilización
y el establecimiento de vínculos sociales solidarios fueron factores
claves para convertirse en uno de los referentes más importantes de la
historia del sindicalismo rural del país. Los autores señalan dos etapas
de auge en la lucha por esta demanda: la etapa fundacional (1961-1973)
y una segunda etapa enmarcada en los gobiernos del Frente Amplio
(2005 hasta el presente). Estas dos, separadas por un periodo de declive,
coinciden con tres procesos distintos del desarrollo capitalista en el
Cono Sur. La primera se despliega en el marco de la crisis del modelo
de industrialización; los años de declive se ubican dentro del proceso de
impulso y apogeo neoliberal; y la actual coincide con las correcciones al
neoliberalismo de orientación progresista.
Los vínculos existentes entre los procesos de luchas sociales –en este
caso específico, los de la UTAA en Uruguay– y las transformaciones
del capitalismo en la región del Cono Sur, pueden ser comprendidos
e interpretados a partir del análisis de las relaciones entre el Estado, el
mercado y la sociedad civil. En base a este enfoque, el presente trabajo
tiene por objetivo analizar la relación entre las transformaciones del
capitalismo uruguayo y la dinámica socio-histórica desarrollada por la
3 Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra en el norte de
Uruguay”, en Astrolabio Nueva Época, Número 7, CIECS Conicet UNC, Argentina,
2011, p. 293, [En Línea],
<http://revistas.unc.edu.ar/index.php/astrolabio/article/view/491/539>, (Consultado
el 20 de abril de 2015).
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UTAA, desde su fundación en 1961 hasta el cierre del primer gobierno del
Frente Amplio en 2010. El primer apartado presenta una caracterización
de las transformaciones del capitalismo en la región del Cono Sur en los
siglos XX y XXI. En el segundo, se expone una caracterización específica
de las transformaciones del capitalismo uruguayo durante dicho periodo.
En el tercero, se identifican las consecuencias de las transformaciones
capitalistas del Uruguay en la dinámica socio-histórica de la UTAA,
desde 1961 hasta el 2010. Finalmente, se procede a concluir el trabajo
planteando que las relaciones extendidas entre las transformaciones
del capitalismo uruguayo y la dinámica socio-histórica desarrollada
por la UTAA corresponden a un choque de dos proyectos sociales y
económicos contrapuestos.
Las transformaciones del capitalismo en la región del Cono Sur
En un mapa físico, la región del Cono Sur se puede distinguir como la
porción de superficie terrestre con forma de cono en la zona austral de
Sudamérica, donde se sitúan los países de Chile, Argentina, Paraguay,
Uruguay y las áreas meridionales de Bolivia y Brasil. No obstante, el
Cono Sur concebido como región histórica no se limita a esta área, ya
que no se estaría planteando en razón a la trayectoria histórica de una
comunidad humana específica, sino que se refiere a la figura geométrica
natural de la región. Asimismo, cabe destacar que la composición física
y humana del Cono Sur es muy heterogénea, entendiendo ésta como
el conjunto de medios naturales, medios de producción, estructuras
sociales, identidades colectivas y entre otros elementos, los cuales se
han distribuido de manera muy dispareja y tampoco obedecen a los
límites del área natural señalada. Por consiguiente, los tipos y grados de
participación de las colectividades humanas actuantes de la región en
cada fenómeno histórico no son uniformes ni proporcionales.
La dimensión espacial de este trabajo comprende los países de Uruguay,
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TRANSFORMACIONES DEL CAPITALISMO Y LUCHA POR LA TIERRA EN LA REGIÓN DEL CONO
SUR. El caso de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
Argentina y Chile de la región del Cono Sur, debido a las características
que presentan en común respecto al desarrollo del capitalismo en los
siglos XX y XXI, como forma de contextualizar el caso específico de
Uruguay y su relación con la dinámica socio-histórica de la UTAA. En
esta primera parte se busca caracterizar las transformaciones capitalistas
en la región Cono Sur durante los siglos mencionados.
En primer lugar, cabe resaltar la existencia de tres grandes fenómenos
naturales en dicho espacio: 1) la región y cuenca platense, 2) el paso
interoceánico austral y 3) la cordillera de los Andes4. Las ocupaciones
políticas y económicas de estos medios naturales por los tres países
mencionados de la región se han constituido en base a las demandas del
mundo capitalista, organizando la producción especialmente en torno
a las actividades mineras, agropecuarias y portuarias. Hasta la crisis
del proyecto liberal-oligárquico, el modelo de crecimiento de la región
había estado encauzado “hacia afuera”, basándose en la exportación
de materias primas. En Chile, la actividad exportadora se asentaba
principalmente en la producción del salitre, Uruguay en la producción
pecuaria y Argentina agropecuaria. A su vez, los tres importaban bienes
de capital y productos manufacturados, sobre todo británicos. La Gran
Depresión derrumbó las economías del continente, repercutiendo
hondo en las esferas social y política, situando a los países del Cono Sur
en el grupo de los más afectados. En ese entonces, la ideología nacionaldesarrollista llegó con fuerza a los Estados buscando paliar la crisis y
restablecer el orden. El capitalismo regional se fue orientando ahora
“hacia adentro”, dando impulso a un nuevo modelo productivo basado
en la industrialización sustitutiva de importaciones. Este cambio en el
capitalismo no se hizo de forma abrupta, sino que fue lento e inestable,
llegando a consolidarse después de la segunda guerra mundial,
especialmente por la creación de la CEPAL en 1947.
Algunas causas de este giro se pueden deber a las características
4 Heredia, Edmundo A., “¿Existe el Cono Sur?”, en Cervo, Amado Luiz y Rapoport,
Martio (Comps.), El Cono Sur Una historia común, Fondo de Cultura Económica,
Buenos Aires, 2002, p. 325.
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económicas y sociales que existían en el Cono Sur. En primer lugar,
la ausencia de una diversificación sólida de sus economías implicó su
dependencia hacia los mercados europeos occidentales, viéndose en la
necesidad de cambiar de estrategia al producirse la crisis. Una segunda
causa consiste en que las actividades exportadoras habían generado una
gran bonanza en las economías de la región, las cuales habían requerido
del desarrollo urbano, obras públicas y medios de comunicación,
infraestructura que pronto demandaría la industrialización. Un tercer
motivo se debe al avance de una incipiente industrialización y la
consolidación de clases sociales modernas. Por estas razones y entre otras
más, el modelo ISI se logró instalar en el Cono Sur para dar solución a la
crisis. En esta etapa aparece un empresariado muy vinculado al Estado.
Crece la clase media y obrera industrial, alcanzando protagonismo en la
conquista de derechos políticos y sociales. No obstante, los trabajadores
del campo continuaron marginados y expuestos a los constantes abusos
de los terratenientes y del empresariado rural, aunque sus reclamos se
hicieron oír con mucha fuerza.
Para Oscar Muñoz, el objetivo de la estrategia industrializadora
consistía en crear un orden de la estructura económica capaz de
absorber tecnología y sustentar un crecimiento continuo, reduciendo
la vulnerabilidad frente a los desequilibrios externos5. Esto implicaba
organizar la dinámica y agilizar a los diversos grupos sociales del
proceso productivo, la energía social y los recursos en función del
desarrollo. Para eso, se precisaba el rol activo del Estado en la economía,
pasando a desempeñarse como Estado empresario. El modelo dependía
además de una política proteccionista que orientara la demanda hacia
el mercado interno, estimulando la sustitución de importaciones por
producción local. Otra condición se basaba en la capacidad de inducir
y difundir el crecimiento en el resto de la economía. En este aspecto, la
modernización del agro era un asunto clave. Varios intelectuales de la
Cepal aparecieron centrando su análisis en ese tema, debido al atraso
agrario existente en América Latina. Pese a ello, el modelo ISI se mantuvo
5 Muñoz, Oscar, Chile y su industrialización pasado, crisis y opciones, CIEPLAN,
Chile, 1986, p. 99.
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TRANSFORMACIONES DEL CAPITALISMO Y LUCHA POR LA TIERRA EN LA REGIÓN DEL CONO
SUR. El caso de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
sujeto a permanentes desequilibrios y conflictos. El financiamiento
proveniente de inversionistas extranjeros; el incremento constante de
la deuda externa; la ausencia de un empresariado con compromiso de
industrialización; la incapacidad de diseñar estrategias que impulsaran
la producción efectiva de medios de producción; la ausencia de una
auténtica Reforma Agraria; y entre otros factores, fueron causas de la
frustración del modelo.
A mediados de siglo, el modelo ISI empezó a mostrar sus primeros
signos de agotamiento, problema agravado con el pasar del tiempo
por la inflación crónica y la deuda externa. Así como el desarrollismo
emergió para salvaguardar al capitalismo de la Gran Depresión, esta
vez la reestructuración neoliberal también se instaló para salir de la
crisis de los Estados desarrollistas. En 1982, para la llamada “crisis de la
deuda”, los Estados de América Latina se vieron forzados a abrazar las
reformas promovidas por las instituciones financieras internacionales,
que derivaban de la estrategia de liberalización económica difundida
por el Consenso de Washington6. Este último término, acuñado por el
economista John Williamson en 1989, se puede entender como:
...el conjunto de medidas oficiales de algunos organismos
internacionales y algunos gobiernos y sectores de los mundos
empresarial y académico internacionales, destinados a
implementar y evaluar en los países en desarrollo, a inicios de
la década del noventa, políticas económicas que se ajustaran a
la ortodoxia económica del capitalismo triunfante, es decir, al
predominio irrestricto del mercado7.
Dichas medidas implantaron un nuevo modelo socioeconómico
de ideología neoliberal, generalizado en la década de 1990. Esta
6 Garretón, Manuel Antonio, Neoliberalismo corregido y progresismo limitado Los
gobiernos de la Concertación en Chile, 1990-2010, Editorial ARCIS, CLACSO, Santiago,
Chile, 2012, p. 29.
7 Ídem.
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ideología consiste “...en la afirmación del mercado no solo como el
mejor mecanismo para asignar recursos, sino como el modelo de toda
relación social o política, es decir, como un tipo de sociedad y no solo de
economía”8. En América Latina “...comenzó a hablarse de neoliberalismo
a partir de las experiencias económicas de las dictaduras del Cono Sur
de las décadas del setenta y ochenta”9. La dictadura chilena puso en
marcha el tránsito hacia el neoliberalismo a través de reformas aplicadas
a partir de 1975, consolidadas institucionalmente con la Constitución
de 1980. En cambio, en Argentina y Uruguay el neoliberalismo se pudo
establecer de forma hegemónica después de producirse los retornos a la
democracia.
La crisis financiera internacional de 1998 demostró “...la vulnerabilidad
de la región [de América Latina] ante los flujos de capital externo y
el reducido margen de maniobra de las políticas macroeconómicas
nacionales en proceso de apertura comercial y financiera”10, produciendo
una recesión prolongada en estos últimos dos países hasta el 2003.
En Argentina, la desestabilización del sistema financiero alcanzó su
punto más crítico a fines del 2001, cuando el gobierno de Fernando
De La Rúa impuso la restricción de la libre disposición de depósitos
–hecho conocido como Corralito– provocando el colapso económico
y un estallido social que lo llevó a abandonar la Casa Rosada. La crisis
argentina tuvo un duro impacto en el sistema financiero de Uruguay.
Por un lado, Argentina prácticamente desapareció como mercado de
exportación uruguayo, siendo hasta ese entonces el segundo cliente
después de Brasil. Y por otro, el sistema bancario de Uruguay había sido
considerado más confiable que otros del continente y la mayoría de los
depósitos de no residentes provenían de Argentina, lo que a principios
del 2002 provocó una masiva retirada de depósitos a causa del Corralito,
8 Ibíd., p. 30.
9 Ibíd., p. 29.
10 CEPAL, Estudio económico de América Latina y el Caribe 1998-1999 Síntesis,
Naciones Unidas, LC/G.2063-P, Santiago, Chile, agosto 1999, p. 18, [En Línea],
<http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/1043/S9970503_
es.pdf?sequence=1>, (Consultado el 23 de abril de 2015).
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TRANSFORMACIONES DEL CAPITALISMO Y LUCHA POR LA TIERRA EN LA REGIÓN DEL CONO
SUR. El caso de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
generando un colapso bancario en el país11.
Los desastrosos efectos económicos y sociales de las crisis financieras
derivaron en el aumento de la adhesión a los referentes progresistas de
centroizquierda. En el segundo quinquenio del nuevo siglo, los tres países
del Cono Sur contaron con presidentes de esta tendencia para promover
reformas al modelo. Si bien la cobertura de los programas sociales se
ampliaron y la pobreza se redujo, aquello se ha sostenido a raíz de la sobreexplotación y exportación de bienes comunes naturales, reforzando
y legitimando una acumulación capitalista de tipo neoextractivista.
Esto se ha desarrollado combinando la presencia de actores estatales,
privados nacionales y transnacionales en las actividades extractivas,
produciendo graves impactos socio-ambientales y la subordinación
regional a los mercados globales12, lo que reproduce el rol primarioexportador de las economías regionales. Como dice Raúl Zibechi, “...la
novedad principal de la nueva coyuntura regional, consiste a mi modo
de ver en que el Consenso de Washington fue deslegitimado pero el
neoliberalismo no fue derrotado”13. Esta etapa no significó una ruptura
con el modelo, sino que apareció renovado, incorporando demandas y
consensos sociales en tanto no interfieran en los procesos extractivos,
moldeándolos a favor del crecimiento económico y la gobernabilidad.
11 García Pons, Fernando, “Uruguay después de la crisis”, en Boletín económico de
ICE, Nº 2810, España, junio-julio de 2004, p. 24, [En Línea], <http://www.revistasice.
com/CachePDF/BICE_2810_23-30__F968763224A3FC3AF68F42858318D6F8.pdf>,
(Consultado el 23 de abril de 2015).
12 Gudynas, Eduardo, “El nuevo extractivismo progresista en América del Sur
Tesis sobre un viejo problema bajo nuevas expresiones”, en Acosta, Alberto, et. al.,
Colonialismos del siglo XXI. Negocios extractivos y defensa del territorio en América
Latina, Icaria Editorial, Barcelona, junio 2011, p. 80, [En Línea], <http://www.
gudynas.com/publicaciones/capitulos/GudynasExtractivismoTesisColonialismo11.
pdf>, (Consultado el 23 de abril de 2015).
13 Zibechi, Raúl, “Políticas sociales, gobiernos progresistas y movimientos
antisistémicos”, en Otra Economía, Volumen IV, Número 6, RILESS, Primer Semestre
de 2010, p. 33, [En Línea], <http://revistas.unisinos.br/index.php/otraeconomia/
article/viewFile/1178/343>, (Consultado el 23 de abril de 2015).
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NATALIA RIFFO QUINTANA
Las transformaciones del capitalismo en Uruguay
Uruguay se sitúa en la zona oriente del Cono Sur. Limita al noreste con
Brasil, y al oeste con Argentina. Sus costas se conectan con el océano
Atlántico y el río La Plata, adquiriendo una posición que favorece
su integración regional14. Cuenta con una población de 3.286.314
habitantes, con un 94,7% urbana y 5,3% rural15. Su economía se ha
sostenido esencialmente a base de la agroexportación, gracias a su
relieve y sus tierras fértiles.
En el último cuarto de siglo XIX, en el sistema mundo capitalista
Uruguay ocupaba un lugar como proveedor de productos pecuarios
destinados a mercados europeos y americanos, especialmente lanas,
cueros y carne16. Pero el estancamiento del agro y el crecimiento de la
deuda externa revelaron los límites del modelo, sobre todo en la primera
crisis de posguerra y la Gran Depresión17. Paralelamente, a principios de
siglo XX los gobiernos procuraron reforzar la democracia, impulsar el
intervencionismo estatal y la integración social, programa denominado
batllismo por el presidente José Batlle y Ordoñez (1903-1907; 19111915), el cual fue interrumpido por el golpe de Estado de 193318. A raíz
de los resultados de la crisis de 1929, los gobiernos civiles y dictatoriales
14 Servicio Geográfico Militar del Uruguay, “Situación geográfica”, Servicio Geográfico
Militar del Uruguay Web Institucional, [En Línea], <http://www.sgm.gub.uy/index.
php/informacion-territorial/situacion-geografica>, (Consultado el 25 de abril de
2015).
15 Instituto Nacional de Estadística, “Censos 2011”, INE Uruguay, [En Línea],
<http://www.ine.gub.uy/censos2011/index.html>, (consultado el 04 de junio de 2013).
16 Fraga, Ana, “La formulación de un modelo. 1890-1918”, en Bonfanti, Daniele, et.
al., Historia del Uruguay en el siglo XX (1890-2005), Ediciones de la Banda Oriental,
Montevideo, 2008, p. 17.
17 Rodríguez Ayçaguer, Ana María, “La República del compromiso. 1919-1933”, en
Bonfanti, et. al., ob. cit., pp. 62-64.
18 Fraga, Ana, ob. cit., p. 51.
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TRANSFORMACIONES DEL CAPITALISMO Y LUCHA POR LA TIERRA EN LA REGIÓN DEL CONO
SUR. El caso de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
de los años 1930 y 1940 buscaron cambios en la estrategia económica,
de manera que la industria también desempeñara un rol activo en el
desarrollo del país19.
Mientras las exportaciones agropecuarias crecían por las compras de los
países beligerantes de la segunda guerra mundial, un golpe de Estado se
impuso para restaurar la democracia en 1942. Al año siguiente, el nuevo
gobierno electo de Juan José de Amézaga dio inicio al período neobatllista
y de industrialización, mostrando mejoras en las condiciones de vida
de la población y en la organización sindical20. Para la Guerra Fría, la
adhesión de Uruguay a la esfera estadounidense estuvo acompañada
por un acentuado anticomunismo y conservadurismo social. El
neobatllismo estaba muy vinculado al medio rural, lo que condujo a una
política orientada al perfeccionamiento de la agroindustria y el aumento
del área cultivada21. Dentro de este marco se creó el Instituto Nacional de
Colonización (INC) en 1948 “...para promover una racional subdivisión
de la tierra y su adecuada explotación, procurando el aumento y mejora
de la producción agropecuaria y la radicación y bienestar del trabajador
rural”22.
Hacia 1950, “...la excepcionalidad uruguaya era machaconamente
predicada desde el poder...”23, siendo asimilada como país europeo,
la Suiza de América, distinguiéndose de sus vecinos por su elevada
tasa de alfabetización, su capacidad de producir y distribuir riquezas
satisfactoriamente en su población y por contar con una amplia
institucionalidad democrática, en un continente muy marcado por la
19 Rodríguez Ayçaguer, Ana María, ob. cit., p. 112.
20 Ruiz, Esther, “Del viraje conservador al realineamiento internacional. 1933-1945”,
en Bonfanti, Daniele, et. al., ob. cit., p. 150.
21 Ibíd., p. 142.
22 República Oriental del Uruguay, Poder Legislativo, Instituto Nacional de
Colonización, Ley Nº 11.029, Nº 12386, 12 de enero de 1948, Montevideo, [En Línea],
<http://www.parlamento.gub.uy/leyes/AccesoTextoLey.asp?Ley=11029&Anchor>,
(Consultado el 26 de abril de 2015).
23 Ruiz Esther, ob. cit., p. 155.
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violencia institucional y sucesivos golpes de Estado24. Pero esta idea
empezó a perder fuerza para el segundo quinquenio de 1950, cuando
el modelo ISI comenzó a mostrar evidentes señales de deterioro, dando
inicio a una crisis que llegó a extenderse hasta 1968. El periodo ubicado
entre los años 1955 y 1968 se caracteriza por haber sido un proceso de
caída permanente, al mismo tiempo que se hundían las formas políticas
y todos los planos de la vida social y cultural25.
En 1960, el país debió firmar la primera carta-intención con el FMI
para solicitar un préstamo, cuyas condiciones no pudo cumplir
después26. A mediados de 1960, la deuda externa se hizo insostenible
y su refinanciación quedó limitada al compromiso del gobierno de
adoptar las políticas fondomonetaristas, que exigía principalmente la
liberalización del comercio exterior y la estabilidad de la moneda27. En el
plano social, la crisis repercutió fuertemente en los trabajadores/as, sobre
todo del campo. En la medida que se intensificaba las redes solidarias y
la conflictividad sindical y estudiantil, el Estado aumentaba la represión
y crecía la violencia organizada por grupos de extrema derecha28.
Entre 1964 y 1966, numerosos trabajadores y trabajadoras organizadas
unificaron su accionar en la creación de la Convención Nacional de
Trabajadores (CNT), teniendo como principales postulados: “...la
realización de una reforma agraria que corrigiese las formas de tenencia
de la tierra consideradas improductivas (latifundio y minifundio); la
revitalización de la actividad industrial, valorada como principal fuente
de empleo y la puesta en marcha de una política cambiaria cuyo motor
fuese el ‘interés nacional’”29
24 Mujica Cordano, José, entrevista personal por Anima Films, Tupamaros: La fuga
de Punta Carretas, [Documental], 2009.
25 Vescovi, Rodrigo, Ecos Revolucionarios. Luchadores sociales, Uruguay, 1968-1973,
Noós Editorial, Montevideo, Uruguay, 2003.
26 Ruiz Esther, ob. cit., p. 153.
27 Broquetas San Martín, Magdalena, “Liberalización económica, dictadura y
resistencia. 1965-1985”, en Bonfanti, Daniele, et. al., ob. cit., p. 164.
28 Tupamaros: La fuga de Punta Carretas, Anima Films, [Documental], 2009.
29 Broquetas San Martín, Magdalena, ob. cit., p. 166.
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SUR. El caso de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
En estos años emergieron dos grandes fuerzas de izquierda. Una de
ellas fue el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros (MLN-T)
creado en 1965, fundado por “...militantes de distintos grupos y
partidos políticos (mayoritariamente de izquierda), nucleados en torno
a la convicción de que el cambio social debía producirse por la vía
armada”30, quienes sostuvieron la consigna “por la liberación nacional
y el socialismo” y estuvieron activos hasta su derrota militar en 1972.
La otra fue el Frente Amplio en 1971, que reunió diversos sectores de
izquierda y progresistas para consolidar un frente opositor al gobierno,
cuyo programa si bien “...contenía postulados de cambio social y
políticos con tintes revolucionarios, se presentaba como una alternativa
de cambio pacífica...”31. Luego del retorno a la democracia, el MLN-T
pasó a formar parte del Frente Amplio, dejando atrás el accionar armado.
La contrainsurgencia y las violaciones de derechos humanos fueron
constantes en los años que precedieron al auto-golpe de Estado del 27 de
junio de 1973 y después del mismo, ocurrido cuando el presidente Juan
María Bordaberry, con el apoyo de las Fuerzas Armadas, firmó un decreto
de disolución del Parlamento, convirtiéndose en dictador32. El régimen
autoritario se extendió hasta el año 1985 e inició la fase posbatllista del
Estado, prolongada hasta el presente. El gobierno formuló una reforma
constitucional convocada a plebiscito en 1980, siendo rechazada por
el electorado. Aunque el régimen no logró cambiar sustancialmente la
estructura estatal33, sí impuso una política económica promoviendo el
ingreso de capitales extranjeros y acentuó la subordinación a las políticas
económicas del FMI. La ausencia de controles internos para el arraigo
de inversiones extranjeras “...fue transformando paulatinamente al país
30 Caetano, Gerardo y Alfaro, Milita, Historia del Uruguay Contemporáneo. Materiales
para el debate, F.C.U.-IPC, Montevideo, Uruguay, 1995, pp. 250-251. En: Broquetas
San Martín, Magdalena, ob. cit., p. 178.
31 Broquetas San Martín, Magdalena, ob. cit., p. 181.
32 Ibíd., p. 191.
33 Moreira, Carlos, “Problematizando la historia de Uruguay: Un análisis de las
relaciones entre el Estado, la política y sus protagonistas”, en Calveiro, Pilar; Iñigo
Carrera, Nicolás y López Maya, Margarita (Eds.), Luchas contrahegemónicas y cambios
políticos recientes de América Latina, CLACSO, Buenos Aires, 2008, p. 368.
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en una “plaza financiera”...”34.
La transición a la democracia se realizó mediante la negociación entre
los partidos políticos y el gobierno. El Frente Amplio aún proscripto
había entablado relaciones con los partidos autorizados, lo que fue
cuestionado internamente ya que implicaba concesiones35. La salida de la
dictadura se concretó a través del Pacto del Club Naval de modo secreto,
pero las concesiones se hicieron evidentes cuando el primer gobierno
electo propuso la Ley de Caducidad para amparar la impunidad de los
crímenes de la dictadura. Diversos grupos de izquierda se opusieron
impulsando un referéndum, sin embargo, la ley resultó ser acogida
por la ciudadanía en las votaciones. Hasta el 2004, los gobiernos
democráticos estuvieron alternados entre los partidos tradicionales
Nacional (blancos) y Colorado. El gobierno de Luis Alberto Lacalle
(1990-1995) había adherido firmemente a los postulados del Consenso
de Washington, quien propuso una instancia de Coincidencia Nacional
entre colorados y algunos sectores blancos para “...llevar adelante
políticas de corte liberal, entre las que sobresalieron la fuerte apertura
económica del país al exterior, los proyectos de privatización de varias
empresas públicas y la reforma de seguridad social”36, pero la unidad
duró poco y parte de las reformas fueron obstruidas por las presiones
sociales y políticas de oposición, sobre todo por la resistencia de la
central sindical PIT-CNT y el fortalecimiento del Frente Amplio en la
esfera política, aunque no lograron impedir la impronta del modelo37.
Los cambios estructurales y la inflación fueron muy perjudiciales en
el desempleo y el salario real, aumentando la flexibilidad laboral y la
precarización38. La crisis del 2002 “...implicó un descalabro casi total del
34 Broquetas San Martín, Magdalena, ob. cit., p. 198.
35 Ibíd., p. 208.
36 Departamento de Historia del Uruguay, “La crisis de la democracia neoliberal y la
opción por la izquierda. 1985-2005”, en Bonfanti, Daniele, et. al., ob. cit., p. 213.
37 Narbondo, Pedro, “¿Estado desarrollista de bienestar o construcción de la izquierda
del Estado neoliberal? Los gobiernos del Frente Amplio de Uruguay”, en Thwaites Rey,
Mabel (Ed.), El Estado en América Latina continuidades y rupturas, Editorial ARCIS,
CLACSO, Santiago, Chile, 2012, p. 303.
38 Departamento de Historia del Uruguay, ob. cit., p. 227.
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SUR. El caso de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
modelo dominante en los noventa, con consecuencias muy graves en
materia de pobreza, desempleo, marginación, emigración de población
joven y más calificada, entre otras”39, lo cual condujo a la creciente
adhesión popular a las propuestas del Frente Amplio, quienes iban en
fuerte ascenso desde el retorno a la democracia, sustentando su triunfo
en las elecciones nacionales del 2004.
La llegada de Tabaré Vázquez al mando en el 2005 interrumpió por
primera vez el tradicional bipartidismo uruguayo blanco/colorado
y la tendencia liberalizadora de las administraciones precedentes,
promoviendo a cambio un modelo de sustitución competitiva
deimportaciones, “...en contraposición a la irreversible apertura de las
economías, la mundialización del comercio y del mercado de alimentos
en particular”40. Los gobiernos del Frente Amplio se han desenvuelto en
un contexto de avance del modelo del agronegocio gestado en la etapa
anterior, el que desplegó un notable impulso hacia los monocultivos
de exportación asociados a capitales transregionales y transnacionales,
reproduciendo la función primario-exportadora de la economía
uruguaya, sobre todo a través de la forestación y la soja41. En cuanto a la
carne vacuna, en el 2011 el 48% de la faena y el 60% de las exportaciones
estaban bajo el control de capitales brasileños, en un país donde la
ganadería predomina en superficie42. Asimismo se ha reforzado “...
un proceso de concentración e intensificación en el uso de la tierra, la
tecnología y el capital, tercerizando las tareas e integrando actores de
mediación ejemplificado en la figura de los empresarios de servicios y
39 Narbondo, Pedro, ob. cit., p. 304.
40 Carámbula, Matías, et. al., “El acceso a la tierra y sus conflictos: El caso de la Colonia
Raúl Sendic Antonaccio en Bella Unión, Uruguay”, en El Otro Derecho, Nº 44, ILSA,
Bogotá, febrero 2013, p. 181, [En Línea] , <http://biblioteca.clacso.edu.ar/Colombia/
ilsa/20130715064924/otroderecho44.pdf>, (Consultado 02 de mayo de 2015).
41 Oyhantçabal, Gabriel, “Los tres campos en la cuestión agraria uruguaya”, en
Revista NERA, Año 16, Nº 22, Presidente Prudente, Brasil, Junio de 2013, p. 83, [En
Línea],<http://revista.fct.unesp.br/index.php/nera/article/viewFile/1881/2266>,
(Consultado el 02 de mayo de 2015).
42 Ibíd., p. 89.
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los gerentes de empresas”43.
Las políticas del Frente Amplio retornaron el papel del Estado como
regulador de relaciones sociales de producción manteniendo y
consolidando ese escenario, en gran medida a través del aseguramiento
del acceso a la tierra a mega-empresas, gestionando condiciones jurídicas
y consensos sociales para su instalación y expansión44. El avance del
agronegocio desplazó el territorio de la agricultura familiar y del capital
local, aunque “la contratendencia parcial y limitada a este proceso de
desterriotiralización se dio a partir de la política estatal de colonización
que alcanzó las 55.000 hectáreas entre 2005-2011, dinamizada por la
demanda de tierra de asalariados rurales y agricultores familiares”45,
al mismo tiempo que se aprobaron leyes para mejorar las condiciones
de la organización sindical y de trabajo en el campo, especialmente “la
instalación de los Consejos de Salarios, la aprobación de las leyes del
fuero sindical y la jornada de 8 horas...”46.
Efectos de las transformaciones del capitalismo uruguayo en la UTAA
En este apartado se propone identificar los efectos de las
transformaciones del capitalismo uruguayo en la dinámica sociohistórica de la UTAA. Dicha organización se localiza en la ciudad de
Bella Unión, departamento de Artigas, norte de Uruguay, situándose
en la zona de triple frontera con Argentina y Brasil, a 659 kilómetros
de distancia de Montevideo47. El departamento de Artigas cuenta con
43 Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 288.
44 CELTA-FEUU, “Caña de azúcar dame fuerza pa’ luchar”, en Zur, 5 de octubre de 2014,
Uruguay, [En Línea], <http://zur.org.uy/content/ca%C3%B1a-de-az%C3%BAcardame-fuerza-pa%E2%80%99-la-lucha>, (Consultado el 02 de mayo de 2015).
45 Ibíd. p. 14.
46 Los olvidados de la tierra, Pereyra, Sandro, Sietepueblos, [Documental], Uruguay,
2010.
47 Ferrado, Victoria; Lagos, María de los Ángeles y Llarena, Gabriela, Impacto
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SUR. El caso de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
73.378 habitantes, cuya población urbana es de 95,2% y la rural tan sólo
de 4,8%48. Aun así, las principales actividades económicas se practican
en el campo, especialmente producción de lana, arroz y azúcar49. Del
total de los habitantes del departamento, 12.200 personas viven en
Bella Unión, “...en su mayoría familias que trabajan en la producción de
caña de azúcar”50, siendo el único lugar del país donde se practica esa
actividad51. A diferencia de otras plantaciones de caña de azúcar en el
continente, Bella Unión no la heredó del sistema colonial europeo, sino
que surgió como parte de la estrategia industrializadora impulsada en
Uruguay cerca de 1940 para insertarse en el mercado mundo capitalista
cerca. Desde entonces, la caña ha organizado la economía y la sociedad
formando un sujeto: el peludo52.
Uno de los problemas históricos de Bella Unión ha sido la zafralidad, ya
que la zafra de la caña se produce durante un tiempo indeterminado del
año, que actualmente puede durar 6 meses, aun habiendo superado a
años pasados53. El resto del tiempo el trabajo es muy escaso, causando la
inestabilidad económica de cientos de familias, que según información
Socio-Económico de Alur en Bella Unión, Trabajo Monográfico para la obtención
del título Lic. en Administración-Contador/Contador Público, Facultad de Ciencias
Económicas y Administración, Universidad de la República, Montevideo, 2008, p. 12,
[En Línea], <http://www.alur.com.uy/articulos/2009/impacto-socio-economico-dealur-en-bella-union.pdf>, (Consultado el 06 de junio de 2013).
48 Instituto Nacional de Estadística, “Censos 2011 Departamento: ARTIGAS”, INE
Uruguay, [En Línea], <http://www.ine.gub.uy/censos2011/resultadosfinales/artigas.
html>, (Consultado el 04 de junio de 2013).
49 Ferrado, Victoria; Lagos, María de los Ángeles y Llarena, Gabriela, ob. cit., p. 12.
50 Ídem.
51 Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 286.
52 En Bella Unión, a los trabajadores que realizan la zafra de la caña son conocidos
como peludos, aludiendo al animal “tatú peludo” de la zona. Muchos trabajadores
sostienen que el nombre se empezó a usar con la llegada de Sendic a Bella Unión y el
comienzo de la actividad sindical. Ver en Ibíd., p. 297.
53 Pedro, entrevista personal por Movimiento por La Tierra, Cortadores de Caña de
Azucar en Bella Unión (@mxlatierra1987), [Registro Audiovisual], 2015, [En Línea],
<https://www.youtube.com/watch?v=TeYqD2_N_QU>, (Consultado el 03 de mayo de
2015).
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de La Prensa, son cerca de 3 mil trabajadores que desarrollan esa
actividad54. Hoy la UTAA forma parte del PIT-CNT y de la UNATRA
(Unión Nacional de Trabajadores Rurales). Propone la diversificación
de los cultivos, “...sorgo dulce, como primera opción, para extender el
trabajo a todo el año. Buscar variedades de caña de producción más
tempranas, también proponen el cultivo de arroz y la producción
ganadera, todo ello bajo modelo de cooperativas de trabajo continuo
y estable”55. Los peludos han luchado mucho tiempo en colectivo por
la tierra para no depender de la zafra ni del trabajo asalariado, ya que
estos han conducido a la explotación, desocupación (estacional y total),
empobrecimiento y marginación de la comunidad. De esta forma, la
reivindicación de una Reforma Agraria que transforme la estructura
social y económica del campo ha sido una constante en ellos/as,
construyendo así su identidad como sujeto y conciencia de clase.
En los antecedentes históricos de la primera etapa de auge de lucha por
la tierra de la UTAA (1961-1973) se encuentran la introducción de la
caña de azúcar a Bella Unión y las pésimas condiciones laborales y de
vida que soportaban los trabajadores. La producción de caña comenzó
en 1941 por la compañía CAA S.A. y cinco años después es seguida
por CAIN S.A. En la década siguiente, ex trabajadores de CAA S.A.
crearon la primera cooperativa de la zona, quienes mediante el INC
negociaron con la empresa la colonización de 1.400 ha, la cual luego,
en contexto de crisis, pudieron comprar bajo el nombre de CALPICA.
Por su parte, CAIN S.A. experimentó otros sucesos56. Ésta tuvo los
54 “Informe revela problemática social de Bella Unión”, en La Prensa, Salto, Uruguay,
24 de marzo de 2015, Opinión, [En Línea], <http://www.laprensa.com.uy/index.php/
editorial/67655-2015-03-24-17-19-33>, (Consultado el 03 de mayo de 2015).
55 Ídem.
56 República Oriental del Uruguay, Poder Legislativo – Cámara de Representantes,
Comisión de Constitución, Códigos, Legislación General y Administración, Capital
nacional del cultivo e industrialización de la caña de azúcar, Declaración a la ciudad
de Bella Unión, departamento de Artigas, Carpeta Nº 943 de 2006, Repartido Nº 625
de May/2006, Montevideo, 2 de mayo de 2006, [En Línea],<http://www.parlamento.
gub.uy/repartidos/AccesoRepartidos.asp?Url=/repartidos/camara/d2006050625-00.
htm>, (Consultado el 03 de mayo de 2015).
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SUR. El caso de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
primeros conflictos laborales con los trabajadores en 1954 y siete años
después fue comprada por el grupo norteamericano American Factory,
“...que buscaba mercados alternativos de azúcar para Estados Unidos
ante el triunfo de la revolución cubana...”57, quienes crearon la compañía
CAF S.A., aunque popularmente se les conocía como “los gringos de
CAINSA”58. Las condiciones laborales de los trabajadores reflejaban
uno de los contraste más extremos de la Suiza de América difundida a
mediados de siglo XX sobre Uruguay.
...los patrones no cumplían con los aportes sociales; el Estado
no inspeccionaba lo declarado por las empresas; los salarios
eran exiguos, quedaban bajo el libre arbitrio de los capataces y
se pagaban con vales que debían ser canjeados en las cantinas de
la propia empresa; la jornada de trabajo era de 10 a 12 horas; no
se respetaban los descansos semanales ni se pagaban licencias.59
En ese entonces, Raúl Sendic (1925-1989), un uruguayo procurador
de abogacía y futuro líder campesino y tupamaro, llegó a trabajar con
los cortadores de caña y ayudarlos a organizarse en defensa de sus
derechos, poniendo a disposición tanto sus conocimientos en derecho
como en las acciones organizativas y directas de los trabajadores contra
los abusos patronales. Con su ayuda, los peludos, saturados de vivir y
trabajar en condiciones inhumanas, fundaron la UTAA en 1961. En
esta etapa, el sindicato “...protagonizó un proceso de movilización sin
precedentes para los trabajadores rurales, que colocó al sindicato en un
lugar socio político de gran relevancia a nivel nacional”60. Realizaron
huelgas, ocupaciones, acciones directas y marchas desde Bella Unión
recorriendo varios pueblos y ciudades, recibiendo mucho apoyo y
57 Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 290.
58 República Oriental del Uruguay, Poder Legislativo – Cámara de Representantes,
ob. cit.
59 Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 193.
60 Ibíd., p. 294.
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estableciendo diversos vínculos solidarios61.
En 1962 los peludos ocuparon el ingenio de “los gringos de CAINSA”
y obtuvieron las primeras conquistas cobrando lo que les debían.
Después marcharon a Montevideo para mostrarse al país y exigir el
cumplimiento de las leyes laborales, y pasaron a preparar un proceso
de ocupaciones de “tierra para el que la trabaja” para concretar una
Reforma Agraria. Las ocupaciones fueron reprimidas por el ejército y
Sendic pasó a la clandestinidad. En 1964 la UTAA realizó una segunda
marcha a Montevideo con las consignas “tierra para el que la trabaja” y
“por la tierra y con Sendic”, proclamando a Sendic como líder campesino
y exigiendo la expropiación de dos latifundios improductivos para
distribuirlos a cooperativas de trabajadores. En ese instante se gestaba el
MLN-Tupamaros, donde los peludos ejercieron una influencia central.
En Montevideo se hizo un paro de 500 mil trabajadores en solidaridad
con la UTAA y se hicieron las primeras convenciones para la unificación
sindical en la CNT62. Luego del asesinato de varios peludos por policías
y militares63, en las marchas de 1965 y 1968 se evocó a los mártires de
la lucha por la tierra y a la identificación del sindicato con la acción
directa. Sin embargo, la última marcha realizada en 1971 se recuerda
como la “...anterior a la guerra, en referencia a la militarización de Bella
Unión en 1972 y el golpe de Estado en 1973”64.
En esta primera etapa, la UTAA fue muy significativa en el
fortalecimiento del sindicalismo rural y el accionar solidario. Condujo a
la incorporación de la demanda de Reforma Agraria en la lucha sindical
61 Merenson, Silvina, “Las marchas de la Unión de Trabajadores Azucareros de
Artigas La producción ritual de una formación discursiva”, en Romero Gorski, Sonia
(Comp. y Ed.), Anuario Antropología social y cultural en Uruguay 2009-2010, Editorial
Nordan-Comunidad, Montevideo, 2010, p. 72, [En Línea], <http://www.unesco.org.
uy/shs/fileadmin/templates/shs/archivos/anuario2009/Merenson.pdf>, (Consultado
62 Díaz Estévez, Pablo, “50 años de la Marcha por la Tierra y con Sendic”, Rebelión,
[En Línea], <http://www.rebelion.org/noticia.php?id=180758>, (Consultado el 03 de
mayo de 2015).
63 Ídem.
64 Merenson, Silvina, ob. cit., p. 74.
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SUR. El caso de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
uruguaya y visibilizó a un mundo rural opuesto al difundido por la
oligarquía ganadera en una sociedad prominentemente urbana65. No
obstante, no tuvieron acceso a la tierra. La militarización antes y post
golpe de Estado logró anular al sindicato y convirtió a Bella Unión en
un centro de contrainsurgencia.
La segunda etapa (1973-2005), esta vez de declive, nació del resurgimiento
del sindicato en un contexto de múltiples problemas socioeconómicos
que afrontó la población de Bella Unión, esencialmente por la
desregulación y liberalización económica, la caída de la agroindustria
azucarera y la recesión de 1998-2003. Este situación fue sumamente
adversa para la comunidad y repercutió hostilmente en la organización
y lucha por la tierra de la UTAA. Si bien la reivindicación de Reforma
Agraria se debilitó, la propuesta se empezó dirigir hacia la creación de
estrategias productivas fuera del monocultivo.
La política económica de la dictadura transformó la planificación
productiva en Bella Unión, la que “...delimitó la expansión territorial
cañera, con lo cual se abrió la oportunidad y la necesidad de diseñar
sistemas diversificados de producción”66. El proyecto de diversificación
se llevó a cabo “...a iniciativa de la burguesía local y con apoyo del Estado:
tecnificación de la horticultura, producción de uvas de mesa y vinos,
incorporación de sistemas de riego”67. En este escenario, los trabajadores
que no estaban presos de la dictadura a inicios de la década de 1980
decidieron refundar la UTAA, no sin dificultades. El gobierno cívicomilitar se encargó de inculcar el miedo en Bella Unión, criminalizando a
los sindicalistas (llamados despectivamente “tupamaros”) y sepultando
la transmisión de experiencias de lucha a los jóvenes. Cuando el
sindicato resurgió, había prácticamente pleno empleo en la zona y la
65 Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 299.
66 Moraes Obregón, Álvaro, ¿Campo en disputa? El acceso a la tierra de los trabajadores
de UTAA al “Campo de Placeres” en Bella Unión, Tesis presentada como uno de los
requisitos para obtener el título de Ingeniero Agrónomo, Facultad de Agronomía,
Universidad de la República, Montevideo, 2012, p. 54, [En Línea], <http://biblioteca.
fagro.edu.uy/iah/textostesis/2012/3810mor.pdf>, (Consultado el 03 de mayo de 2015).
67 Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 291.
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actividad sindical se expandía en las nuevas agroindustrias del sistema
diversificado, haciendo que la lucha por la tierra quedara rezagada.
Pero en la siguiente década el panorama cambió. La reestructuración
neoliberal se consolidó, por lo tanto, “...la protección estatal comienza a
reducirse hasta dejar a las industrias competir libremente en el mercado”
68
. La adhesión de Uruguay al Mercosur en 1991 “...consolida un proyecto
de integración regional anclado en políticas de desregulación y apertura
comercial”69, fijando la rebaja arancelaria de la importación de azúcar, lo
que provocó el desplome de las agroindustrias azucareras. Por otro lado,
se descubrieron varios errores en las empresas nacidas del proyecto de
diversificación, las que también se vieron perjudicadas por las políticas
liberalizadoras y empeoradas por la recesión iniciada en 199870. El
impacto de estos sucesos en las condiciones de vida de los trabajadores
y trabajadoras fue crítica, presentándose una aguda crisis social “...
caracterizada por la pobreza, el desempleo, la descampesinización y la
zafralidad”71.
Lo anterior afectó en el desarme del movimiento sindical local –como
igualmente ocurría a nivel nacional–, aunque no impidió que sus
integrantes promovieran la búsqueda de otras estrategias productivas
para enfrentar la crisis. La primera mitad de década de 1990 coincidió
con movilizaciones enfocadas en la defensa de fuentes de trabajo, en la
crítica a la política económica y a la forma en que se diseñaba el Mercosur.
Sin embargo no pudieron evitar el creciente desempleo y precarización
laboral. En la segunda mitad de década, algunos/as trabajadores/
as empezaron a centrarse en “...la necesidad de generar alternativas
que roturen el modelo actual y también el de monocultivo cañero”72,
planteando su participación directa en la gestión de las cooperativas y
el acceso a medios de producción para iniciar proyectos diversificados y
sustentables. Si bien no fue un movimiento generalizado, “...hizo carne
68 Moraes Obregón, Álvaro, ob. cit., p. 60.
69 Ídem.
70 Ibíd., pp. 54-68.
71 Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la...”, ob. cit., pp. 291-292.
72 Moraes Obregón, Álvaro, ob. cit., p. 86.
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SUR. El caso de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas en Uruguay (1961-2010)
en aquellos trabajadores que ante la desocupación intentaron ensayar
emprendimientos productivos agrarios en pequeñas chacras a partir
del trabajo directo y familiar”73. Un caso fue el proyecto de chacra
sindical de la UTAA que buscaba “...generar un trabajo permanente que
permitiera generar ingresos, permanecer en Bella Unión y continuar
con la militancia sindical sin la imperiosa necesidad de emigrar...”74.
En 1997, la UTAA junto a otras organizaciones locales diseñaron un
Proyecto de Recolonización Agraria que consistía en el reparto de tierras
improductivas a través del INC75 entre cooperativas de trabajadores/as
para el desarrollo de actividades hortofrutícolas y granjeras, como manera
de crear fuentes de trabajo y autoabastecimiento alimentario con visión
de solidaridad y manejo ecológico adecuado. La iniciativa fue apoyada
por varios estudios, organizaciones e instituciones, pero “a pesar de la
pertinencia de los objetivos y el impacto social y económico buscado, el
Proyecto durmió en los cajones, continuó el proceso de concentración y
extranjerización de la tierra y los trabajadores continuaron emigrando
y ensanchando los barrios marginales de Montevideo y Maldonado”76.
A inicios de la década del 2000, las movilizaciones instalaron “...en el
escenario nacional las problemáticas de la agroindustria local, y reciben
la solidaridad de otros sindicatos (rurales y agroindustriales)”77. Los/as
trabajadores/as rurales mostraron una creciente acumulación que derivó
en la creación de la UNATRA en diciembre de 2004, formalizada en la
chacra de la UTAA, donde se fijó la exigencia de mejores condiciones
laborales y el derecho a acceso a la tierra. Diversos sindicatos de Bella
Unión participaron activamente en el proceso de articulación, quienes
además promovieron la organización de pequeños/as productores/as,
conformando “...la base de las demandas y expectativas respecto a la
necesidad de implementar nuevas formas de producción en la zona”78.
73
74
75
76
77
78
Ibíd., p. 87.
Ídem., p. 87.
Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 294.
Moraes Obregón, Álvaro, ob. cit., p. 89.
Ibíd., p. 90.
Ibíd., p. 91.
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La ofensiva neoliberal y sus efectos en el desmoronamiento del tejido
social en Bella Unión durante esta segunda etapa, ligados al desarme
del movimiento sindical, al desempleo, la emigración y la necesidad de
dar respuestas inmediatas a los graves problemas que soportaban los/
as trabajadores/as y sus familias, fueron factores que influyeron en el
debilitamiento de la lucha por un cambio en la estructura social del
campo. El acceso a la tierra pasó a ser “...cada vez más una estrategia
de subsistencia para trabajadores signados por la desocupación, la
zafralidad y la pobreza”79. Aunque por otra parte, en la búsqueda de una
solución al desempleo y la precariedad, se llegaron a plantear salidas
fuera de la reproducción del modelo cañero, donde “...los trabajadores
asalariados experimentaban cada vez más procesos de pasaje hacia
formas de producción directa, que obligaba y abría paso a la posibilidad
de nuevas formas organizativas”80.
En el 2005, el poder ejecutivo fue asumido por primera vez por una
fuerza política poli-clasista que también expresaba los intereses de la clase
trabajadora81, configurando un nuevo tipo de relación entre el Estado, el
empresariado agroindustrial y los trabajadores/as rurales, y constituyendo
el inicio de la etapa actual de lucha por la tierra de la UTAA, abordada
en este trabajo hasta el 2010. El Estado empezó a ejercer un rol más
activo en la distribución de tierras para la explotación de caña de azúcar,
por lo que la UTAA junto a las otras organizaciones sindicales y locales
recibieron esta coyuntura como una oportunidad para disputar modos
de producción que apuntaran a resolver sus necesidades e intereses82.
Una primera iniciativa de Vázquez para acabar con la crisis de Bella
Unión consistía en reactivar la agroindustria azucarera a través de un
Proyecto Sucroalcoholero enfocado en la producción de azúcar, etanol
y energía83. Las razones se debían a la cantidad de trabajo que demanda
el cultivo y la industrialización de la caña por superficie, la provisión
79
80
81
82
83
Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 295.
Moraes Obregón, Álvaro, ob. cit., p. 91.
Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 295.
Moraes Obregón, Álvaro, ob. cit., pp. 91-92.
Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 295.
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de recursos y capacidades necesarias (infraestructura, conocimientos,
experiencia, etc.) instaladas en el territorio, y la ventaja de producir
azúcar con materia prima nacional y combustible para disminuir la
dependencia de la importación de petróleo84. La empresa responsable
sería ALUR S.A., integrada por las entidades estatales ANCAP y CND.
El gobierno promovió varias instancias de diálogo con distintos actores
locales, con la finalidad de crear un ambiente favorable para el proyecto.
Pero el proceso destapó conflictos con el sector empresarial, sobre todo
con los socios de CALNU, quienes exigían cuantiosos costos para el
arriendo del ingenio azucarero85.
Entretanto, en junio del 2005 los trabajadores organizados de Bella
Unión plantearon al Consejo de Ministros medidas para la reactivación
productiva de la zona, demandando la intervención estatal del complejo
agroindustrial decaído durante la crisis para establecer una dirección
compartida entre el Estado, productores y trabajadores, manifestando
el fracaso del Sistema Cooperativo vigente. Reivindicaban la creación
de un grupo de trabajo con actores locales a cargo de diseñar políticas
productivas, apostando a un nuevo modelo de desarrollo diversificado
y sustentable en lo ecológico, político y social desde la perspectiva de
la soberanía alimentaria. Reclamaban la recuperación y distribución de
tierras baldías y de prestamistas usureros, otros medios de producción
y asesoramiento técnico para cooperativas de asalariados y pequeños
productores. Exigían también aumento de los salarios, seguros y mejores
condiciones laborales para los trabajadores rurales. No obstante, no
encontraron respuestas favorables de parte de las autoridades86. Pese a ello,
en el contexto de conflicto con los empresarios, el proyecto del gobierno
84 Carámbula, Matías, et. al., “El acceso a la tierra y sus conflictos...”, ob. cit., p. 181.
85 Moraes Obregón, Álvaro, ob. cit., pp. 71-72.
86 Díaz, Pablo, “Esbozo de una sociología de las ocupaciones de tierras en el
Uruguay”, en IV Jornadas de Jóvenes Investigadores, Instituto de Investigaciones
Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Buenos
Aires, 2007, pp. 5-6, [En Línea],<http://webiigg.sociales.uba.ar/iigg/jovenes_
investigadores/4jornadasjovenes/EJES/Eje%203%20Protesta%20Conflicto%20
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llegó a conseguir un amplio respaldo popular dirigido por los sindicatos
SOCA y UTAA87. Aunque la liberación de los primeros créditos para la
plantación de caña de azúcar fueron reprochados especialmente por las
organizaciones UTAA, APAARBU y de pequeños productores, debido a
que “...beneficiaba a los sectores que concentraban mayores superficies y
capital, y por tanto se vieron desplazados en la posibilidad de participar
en la producción”88. Frente a ello, los trabajadores organizados iniciaron
nuevas ocupaciones de tierra para trabajar y no quedar excluidos de su
reparto.
El 15 de enero del 2006, para la inauguración oficial del proyecto
productivo del gobierno, los sindicatos UTAA, SOCA y APAARBU
ocuparon 36 ha de tierras abandonadas de la Colonia España del INC
para usufructuarlas y “...hacer una verdadera experiencia de trabajo
solidario...”89, denunciando lo anterior, exigiendo al gobierno respuesta
a sus reclamos y cumplir las promesas90. Reafirmaron la propuesta
de Recolonización Agraria diseñada en 1997 de manera actualizada,
sosteniendo que el proyecto de desarrollo de la zona no se especialice
sólo en el monocultivo de caña, sino que en un modelo diversificado,
y que se ponga en marcha para dar inicio a “...la reforma agraria tan
necesaria y postergada en nuestro país, a partir de los recursos técnicos
y humanos existentes [...] que permitan la generación de ingresos
permanentes que reviertan la zafralidad”91. Mientras se desarrollaban las
negociaciones con el INC, la Asociación Rural del Uruguay (ARU) –que
ha representado históricamente a los grandes productores ganaderos87 Moraes Obregón, Álvaro, ob. cit., pp. 93-94.
88 Ibíd., p. 95.
89 APAARBU, SOCA, UNATRA–PIT-CNT, UTAA, “Comunicado 15.01.2006:
Cansados de esperar justicia en el día de la fecha los peludos de Bella Unión ocupamos
tierra para trabajar”, Comisión de Apoyo por Tierra, [En Línea], <http://caxtierra.
blogia.com/2006/011502-comunicado-15.01.2006-.php>, (Consultado el 09 de mayo
de 2015).
90 Ídem.
91 Belén, Junior, “’La tierra no se reparte como si fueran ravioles’”, Comisión de Apoyo
por Tierra, [En Línea], <http://caxtierra.blogia.com/2006/021204--la-tierra-no-sereparte-como-si-fueran-ravioles-.php>, (Consultado el 09 de mayo de 2015).
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acusó que el accionar de los trabajadores atentaba contra los derechos
de propiedad, expresando que a pesar de tratarse de tierras estatales,
el hecho “...podía crear un precedente peligroso para el derecho a la
propiedad privada”92, comunicando asimismo su preocupación por la
actitud negociadora del gobierno. La ocupación concluyó en julio del
2007, cuando ALUR arrendó las fracciones de tierras al INC por un
periodo de diez años, para sub-arrendar a los trabajadores “...con el fin
de desarrollar un proyecto socio-productivo...”93, creando la cooperativa
de trabajadores 15 de Enero. Se destinaron dos tercios máximos de la
chacra para el cultivo de caña y el resto para producción diversificada94.
También se resolvió crear en la misma tierra el Centro de Formación
Popular para asalariados y pequeños productores y una Comisión de
Políticas de Tierra (CPT), “...con integrantes de las organizaciones de
trabajadores y las instituciones con el propósito de atender la demanda
de tierras”95. Paralelamente, a fines del 2006, ALUR adjudicó 473 ha de
tierra del Campo de Placeres para el sub-arrendamientos en 39 parcelas
a trabajadores a través de sus organizaciones Gremial Granjera (de
pequeños productores), APAARBU y UTAA96.
Sin embargo, en enero del 2007 se desató otro conflicto de tierras en
Bella Unión. El grupo de productores familiares lecheros Mandiyú
(compuesto por integrantes de APAARBU y la Gremial Granjera)
procedió a ocupar 400 ha de la Colonia Eduardo Acevedo del INC
en reivindicación de “tierra para el que la trabaja”, las que habían
usufructuado hasta ese momento en un régimen de contrato para
pastoreo. Denunciaron que el vencimiento o renovación del contrato
no se les notificó y que estaban cansados de las sucesivas tramitaciones
e irregularidades en torno a los mecanismos de asignaciones de tierras
del INC, sobre todo por las prácticas del “amiguismo”, y de ver que sean
92
93
94
95
96
Díaz, Pablo, “Esbozo de una sociología...”, ob. cit., p. 8.
Carámbula, Matías, et. al., “El acceso a la tierra y sus...”, ob. cit., pp. 182-183.
Colacho Esteves, Nicolás, entrevista personal por Pereyra, Sandro, ob. cit.
Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 256.
Ibíd., p. 296.
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personas adineradas las que se favorecían97. La acción fue apoyada por
más organizaciones, entre ellas la UTAA. Por el contrario, el INC y el
anterior arrendatario realizaron una denuncia penal. La ARU volvió
con insistencia a manifestarse contra la ocupación, sosteniendo “...
la necesidad de garantizar la seguridad jurídica para la inversión
económica en el campo”98. A los meses siguientes, el delito de usurpación
fue modificado por la ley 18.116, estableciendo que la ocupación de
cualquier inmueble ajeno pase a figurar como delito de usurpación,
sin la necesidad de contar con el anterior requisito de ingreso al predio
mediante engaño, violencia, amenaza o clandestinidad, como había
sido considerado hasta entonces99. El Grupo Mandiyú, después de
una extendida judicialización de la causa y persistir bajo usufructo
precario100, en agosto del 2011 consiguió el compromiso del INC de
reasignación de la fracción ocupada101.
A principios del 2008, se desprendió de la CPT la creación de la
cooperativa de trabajadores Grupo Itacumbú, compuesto por seis
integrantes de la UTAA, a quienes se les adjudicó una fracción de 170
ha del INC para la producción de leche y caña de azúcar. También fue
promovido en la CPT el proyecto de la Colonia Raúl Sendic Antonaccio
(CRSA), donde se definió sembrar más de mil hectáreas de caña102.
En diciembre del 2009 el INC adjudicó 2033 ha de tierras en régimen
precario y por un periodo de prueba de dos años, distribuyendo 1.200
ha a 44 trabajadores de varias organizaciones y el resto a otras personas
mediante llamado público. Según testimonios de integrantes de la
CRSA, las condiciones de trabajo en términos de estabilidad, salubridad
97 Díaz, Pablo, “Esbozo de una sociología...”, ob. cit., p. 10.
98 Ibíd., p. 12.
99 Alberti, Martín, “Delito de Usurpación”, Abogado Martín Alberti, [En Línea],
<http://martinalbertiabogado.com/2013/09/20/delito-de-usurpacion/>, (Consultado
el 09 de mayo de 2015).
100 Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 296.
101 Patrialibreuruguay, “Adjudican tierra al grupo de lecheros Mandiyú”, Patria Libre,
[En Línea], <http://patrialibreuruguay.org/2014/12/20/adjudican-tierra-al-grupo-delecheros-mandiyu/>, (Consultado el 09 de mayo de 2015).
102 Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 296.
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y remuneraciones mejoraron, no obstante, el potencial transformador
de la CRSA se ha visto cuestionado debido a la dependencia hacia
ALUR, la contratación de asalariados por los nuevos colonos, las salidas
individuales por sobre las grupales, reproduciendo elementos del orden
dominante103.
Los conflictos en torno a la tenencia del suelo se volvieron a hacer
presentes en esta etapa. Por un lado, se ampliaron las posibilidades de
acceso a la tierra para los trabajadores por vías validadas por el Estado,
aunque limitadas a las condiciones que impone el capital. Por otro, el
Estado ofreció al capital mejores garantías en la defensa de la propiedad
privada a través de la ley 18.116, criminalizando toda ocupación de
terreno urbano y rural, que en palabras de la FUCVAM, sería “...la única
respuesta que han encontrado los sectores populares para solucionar
los problemas que el Estado no resuelve”104. En Bella Unión, una de
las principales contradicciones en el acceso de trabajadores a la tierra
se evidenciaron en el cambio de subsunción del trabajo al capital105.
Ciertamente significó una reconfiguración en algunos aspectos del
modelo productivo hegemónico, ya que fueron los trabajadores quienes
lograron adquirir y organizar parte de los medios de producción,
mejorando las condiciones de trabajo, organizativas y de autoformación,
pero una vez productores se hicieron dependientes indirectos de ALUR,
a través de la venta de la producción al ingenio en una situación de
monopsonio, el sub-arrendamiento y otras exigencias. La utilización
del trabajo asalariado también generó contradicciones, puesto que
produce conflictos de intereses entre los productores antes cortadores
de caña y los asalariados. Toda esta modalidad obstaculizó el avance de
modelos alternativos a las prácticas capitalistas y “...parecería ser una
103 Carámbula, Matías, et. al., “El acceso a la tierra y sus conflictos...”, ob. cit., pp.
183-198.
104 De Souza, Daniel (Secretario General de la FUCVAM – Federación Uruguaya de
Cooperativa de Viviendas por Ayuda Mutua) en Brecha, 20 de abril de 2007, p. 10, en
Díaz, Pablo, “Esbozo de una sociología...”, ob. cit., p. 17.
105 Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 301.
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estrategia que favorece la reducción de costos para la empresa estatal”106.
La reestructuración agraria alcanzada por los trabajadores, resultó “...
marginal en comparación con la reestructuración agraria vinculada a los
procesos de concentración, anonimato y arrendamiento de la tierra”107.
Se mantiene la dependencia al complejo agroindustrial y se reproducen
elementos del orden hegemónico.
Reflexiones finales
Las transformaciones del capitalismo han influido directamente en el
desarrollo de la dinámica socio-histórica de la UTAA y, a su vez, las
conquistas de las trabajadoras y trabajadores rurales organizados han
provocado cambios en el escenario social y económico del campo
uruguayo. Esto ha sido el resultado de una trayectoria de permanente
choque entre dos proyectos sociales y económicos contrapuestos. Uno
hegemónico, centrado en la expansión del capital y la defensa de la
propiedad privada, y otro contrahegemónico, basado en una Reforma
Agraria que implique el reparto justo de los medios de producción
(tierra y herramientas) y en la creación de un modelo productivo
solidario, diversificado y sustentable en lo social, político y ecológico,
con participación directa de los trabajadores y trabajadoras. No
obstante, sus propuestas y accionar han sido menos influyentes en las
transformaciones del campo que la expansión del capital, el que durante
las tres etapas analizadas fue perfeccionando su hegemonía, reflejada en
el progresivo avance de la concentración y extranjerización de la tierra.
La imposición del capital por sobre las propuestas contrahegemónicas
en Uruguay durante el periodo investigado se llevó a cabo primero
mediante el terrorismo de Estado y después por la apertura de
consensos sociales, moldeando e incorporando dichas propuestas a la
106 Carámbula, Matías, et. al., “El acceso a la tierra y sus conflictos...”, ob. cit., p. 188.
107 Carámbula, Matías y Oyhantçabal, Gabriel, “Lucha por la tierra...”, ob. cit., p. 306.
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lógica imperante, en tanto aseguren la relación de dominación existente
en torno a la tenencia de la tierra. De este modo, sigue latente la raíz
de muchos problemas soportados por la población de Bella Unión y,
por lo tanto, también la constante búsqueda de soluciones que puedan
acabar con ellos. Las sucesivas tensiones y conflictos generadas por esta
causa entre las organizaciones sindicales de Bella Unión, el Estado y el
empresariado agroindustrial, están estrechamente entrelazados con “la
conflictiva relación Estado, mercado y sociedad civil” planteada por
Zulema Escalante y Juan Gómez Leyton.
Este trabajo es una interpretación acerca de dichos procesos de conflictos
entre el Estado, el mercado y la sociedad civil en el campo uruguayo, que
invita a analizarlos y a reflexionar sobre futuras estrategias de acción
para la concreción de un reparto de la tierra con visión de justicia social
y un modelo productivo alternativo a las lógicas capitalistas.
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El NORTE DE MÉXICO Y LA CONFEDERACIÓN
SUREÑA. MAXIMILIANO Y LOS CONFEDERADOS: EL
PROYECTO DE COLONIZACIÓN. 1865.
NORTH OF MEXICO AND SOUTHERN
CONFEDERATION.
Maximiliano and the Confederates: The colonization
project.1865.
Oscar Ibarra Espinoza 1
Recibido: 21 de septiembre de 2015
Aceptado: 27 de octube de 2015
1 Institución: Facultad de Estudios Superiores Acatlán, UNAM. Ciudad de México,
México. Correo electrónico:
[email protected]
El NORTE DE MÉXICO Y LA CONFEDERACIÓN SUREÑA. MAXIMILIANO Y LOS CONFEDERADOS:
EL PROYECTO DE COLONIZACIÓN. 1865.
“Miranda señaló a un grupo de individuos vestidos de
gris que se mantenía apartado, reunido a un lado de
una pequeña chimenea apagada. Confabulaban entre
ellos, aislados de los grupos de caballeros y damas que
llenaban el centro del salón. -¿Sabes quiénes son esos?
–Son ex confederados norteamericanos que entraron
a México después de la derrota del Sur, vinieron a
solicitar permiso para establecer colonias en Sonora y
Sinaloa. Andan alardeando de su capacidad de hacer
productivas tierras incultivadas y de mantener a raya a
los republicanos con la llamada Brigada Shelby.”2
El Collar de Fuego.
Resumen
Entre los proyectos de desarrollo nacional ideados por Maximiliano
durante el breve periodo de existencia del Segundo Imperio Mexicano,
podemos mencionar el de colonización, que desde la visión europea
atraería a México manos industriosas y grupos cuya raza fuera
ejemplo de trabajo y productividad para los mexicanos llenos grandes
deficiencias de raza y espíritu. Aunque la intención imperial fue atraer
colonos europeos, quienes respondieron con fuerza a la convocatoria
fueron los confederados, quienes a raíz de sus tropiezos en la Guerra de
Secesión, buscaban fortalecer la existencia de su nación.
Desde El Diario del Imperio el gobierno emitió las disposiciones
tendientes a desarrollar el plan de colonización, buscando por todos los
medios a su alcance equilibrar la llegada de sureños, con europeos y así
dar un paso más en el fortalecimiento económico y social de su nueva
patria.
Palabras clave:
El Diario del Imperio, Confederados, Maximiliano,
Colonización, norte de México.
2 Evangelisti, Valerio. El Collar de Fuego, Grijalbo, México. 2007, p. 187.
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OSCAR IBARRA ESPINOZA
Abstract
Among
the
national
development
projects
devised
by Maximiliano during the ephemeral Second Mexican Empire,
the colonization project is one of the most remarkable. From
a European viewpoint, Mexico would be occupied by working
hands and ethnic groups that could serve as an example to the
Mexicans and even as a way to improve the Mexican race which was
considered as an inferior one. Although the imperial intention was
to attract European settlers, who responded with strength to the
call were the Confederates, who were seeking to consolidate their nation
after the failures in the Secession War.
From El Diario del Imperio, the mexican government issued the
arrangements to develop the colonization project, making sure the
balance between the arrival of southerner and Europeans and thus take
another step in the economic and social empowerment of their new
homeland.
Keywords:
Confederates, Maximiliano, Colonization, Mexico, north
Los estudios realizados sobre la instalación y desarrollo del Segundo
Imperio Mexicano han demostrado claramente que el nacimiento de
dicho gobierno se dio en medio de una profunda crisis, que puede ser
explicada desde distintas perspectivas, por ejemplo, los aspectos de la
política internacional donde destacan los intereses del gobierno francés,
encabezado por Napoleón III, y los de Estados Unidos, a la sazón
divido entre los Estados de la Unión y los de la Confederación Sureña
en el marco de la guerra de Secesión; junto a los intereses extranjeros,
políticos y económicos, tenemos los problemas internos protagonizados
por conservadores y liberales, en pugna por el control de la política
interna mexicana; también podemos señalar las dificultades económicas
que México padeció durante el siglo XIX, las dificultades sociales que la
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EL PROYECTO DE COLONIZACIÓN. 1865.
nación debía enfrentar, las problemáticas en la aplicación de la justicia y
demás penurias que enmarcaron la coyuntura imperial mexicana.
Ante semejante escenario, el gobierno francés y los conservadores
mexicanos se dieron a la tarea de implantar un gobierno que permitiera
superar las deficiencias, que parecían ser parte inherente de la estructura
política y social de la época y en ese proyecto pusieron sus esfuerzos
y planes para el futuro, sin embargo, la ilusión pronto se tornó en
decepción, pues inmediatamente se manifestaron las debilidades de
la administración imperial, entre las cuales preocupó ampliamente
a Maximiliano y Carlota, la debilidad económica, pues su gobierno
generó gran dependencia de los prestamos franceses.
Por ello Maximiliano se propuso impulsar el desarrollo de su nuevo
país y entre sus planes encontramos un proyecto de colonización
territorial3, el cual requirió de gran atención por parte del emperador y
las autoridades, pues formaba parte de su cometido por hacer de México
una nación industriosa y que lograra descollar en sus actividades
económicas y en sus cualidades de raza y espíritu, con lo cual contribuía
a consolidar su gobierno.
Desde esta perspectiva, los territorios descolonizados y poco productivos,
fueron considerados, por el gobierno imperial, la base de su proyecto de
colonización, entre los cuales destacaron por su importancia y el interés
que despertaron, los del norte de México, que hacían frontera con los
recién conformados Estados Confederados de América, como resultado
de la guerra civil en Estados Unidos; y de los cuales, los sureños querrán
disponer aprovechando la atractiva convocatoria realizada por las
autoridades imperiales.
3 Maximiliano quería realizar un proyecto de colonización propio que aportara sangre
nueva e ideas y técnicas modernas y para ello pretendió usar tierras de la iglesias
que los liberales confiscaron, por esta causa aceptó a entrada de ex confederados a
México y los instaló en Veracruz, véase Marshall Anderson, William. An American in
Maximilian´s Mexico 1865-1866, Cal. Huntington Library, San Marino, 1959, p. XXIII
Y XXIV.
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OSCAR IBARRA ESPINOZA
Maximiliano utilizó la prensa para atraer apoyo y reconocimiento
a su gobierno, tanto en el interior como en el exterior, para ello echó
mano del periódico oficial llamado El Diario del Imperio, a través del
cual manifestó sus proyectos de desarrollo en distintos ámbitos para la
modernización y progreso de su imperio, con respecto a los planes de
colonización el diario publicó:
Desde que se hizo la independencia ha sido conocida la necesidad
de poblar nuestros terrenos, que en su mayor parte se encuentran
desiertos, y que por falta de brazos no era posible hacerlos
productivos. Y no solo esta consideración se ha tenido a la vista
para hacer efectiva la colonización, sino también el incremento de
ella proporcionaría a los demás ramos de la riqueza pública, y muy
particularmente a la tranquilidad del país, pues a proporción que
aquella crece, aumenta el bienestar de los habitantes y disminuyen
por consiguiente las tendencias al desorden, que generalmente
tienen por origen la falta de recursos que causa la paralización de
la agricultura y las artes.
Mucho se esperaba del proyecto de colonización, el cual se concentró en
regiones como Veracruz y algunos territorios del norte de México, que
históricamente habían estado deshabitados o con muy poca población,
lo que impedía el desarrollo material y económico de esa región y por
consiguiente de la nación.
Era importante atraer personas de las más distintas nacionalidades
para importar la ideología y superioridad de raza, que le permitiera a
los mexicanos convertirse en personas industriosas y civilizadas que
dieran un repunte al país en todos los aspectos, como lo eran quienes
emigrarían a los territorios imperiales. Desde esta perspectiva, la
llegada de pobladores europeos y estadunidenses era la mejor opción
para desarrollar la industria, el comercio y la civilización en territorio
mexicano, por ello, Maximiliano auspició la llegada de dichos colonos,
evidenciando con ésto que la administración imperial dedicó esfuerzos
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EL PROYECTO DE COLONIZACIÓN. 1865.
importantes a la colonización, como asunto de primera importancia.4
Entre los primeros colonizadores que se aceptaron, para dar inicio a
los intentos de Maximiliano por incentivar el trabajo y el poblamiento
en México, estuvieron los colonos alemanes, por ello se concedió
permiso a Rittore Von Borvens para establecer en el Imperio colonias
de éste origen.5 También se aceptó la llegada de colonos franceses y
norteamericanos para colonizar territorios en Veracruz; a través del
Diario del Imperio, se giraron instrucciones al prefecto del puerto para
auxiliar en su llegada a los inmigrantes, instalarlos y facilitarles lo
necesario para que iniciaran con el cultivo de los terrenos que estaban
disponibles para la colonización.6
La llegada de los colonos se acompañó de la expedición de cartas de
naturalización, para que los recién llegados se sintieran identificados
como súbditos el Imperio, con la finalidad de que sus acciones y su
trabajo fueran encausados hacía las mejoras de su nuevo país, de ahí
que el gobierno emitiera órdenes con este fin, por ejemplo “S.M el
Emperador ha tenido a bien conceder carta de naturalización como
mexicanos a favor de D.C.F Verlandez, D. Santiago Powers y D. Juan
S. Cross a consecuencia de su solicitud y renuncia de su nacionalidad
norteamericana”.7
El interés por los territorios colonizables en el Imperio fue grande, así lo
deja traslucir El Diario del Imperio, el cual en sus artículos se congratula
de ello, pues se auguraba el éxito de la consolidación imperial a partir
de la recepción de inmigrantes que desarrollaran el potencial humano
y económico del país, la oferta de ventajas para la colonización fue
4 Roeder, Ralph. Juárez y su México, Fondo de Cultura Económica, México, 1984, p.
860.
5 “Sobre la fundación de colonias alemanas en el Imperio Mexicano” en El Diario del
Imperio, México 10 de enero de 1865, Tomo I, Núm. 7, p. 26.
6 Ministerio de Fomento, “Parte no Oficial” en Ibíd, México 17 de febrero de 1865,
Tomo I, Núm. 40, p. 161.
7 J.H. Manero, Ministerio de Negocios Extranjeros en “Parte no Oficial” en Ibíd,
México 4 de marzo de 1865, Tomo I, Núm. 52, p. 209.
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abundante, Maximiliano fundaba sus esperanzas en que llegaran personas
de todos orígenes para generar prosperidad, pero el interés no fue tan
generalizado como el emperador lo esperaba, la respuesta se concentró
fundamentalmente en la población estadunidense, principalmente
sureña, aunque también se interesaron personas de estados norteños, así
lo evidencia una carta enviada al cónsul del Imperio en Nueva Orléans
por un hombre de apellido Pryce de Maryland, el cual preguntaba,
¿Se puede obtener del Gobierno Imperial concesiones de tierras
que sean propicias para el cultivo de algodón, caña y tabaco? 2ª
¿Se venderán tierras a los inmigrantes a precios bajos, pagaderos
en plazos por cierto número de años? 3ª ¿Se pueden obtener bajo
las mimas condiciones, tierras o montes en que se encuentre
cedro, caoba y madera rosa? 8
Cuando se puso en marcha el proyecto colonizador, el gobierno imperial
no había valorado los terrenos nacionales para hacer uso de ellos y así
disponerlos para tales fines, por ello, las primeras tierras utilizadas fueron
de particulares, donde se hacía un contrato privado entre los colonos y
el propietario que el gobierno sancionaba,9 para dar mayor diligencia
y organización a la empresa colonizadora de Maximiliano. En virtud
de dar orden y control al gobierno sobre el proceso de asignación de
terrenos, por decreto imperial se estableció la Junta de Colonización,10
8 Un Sr. Price, de Maryland, por si y a nombre de un número de individuos que
pretenden emigrar para México, me escribe haciéndome las siguientes preguntas: <
1ª ¿Se puede obtener del Gobierno Imperial concesiones de tierras que sean propicias
para el cultivo de algodón, caña y tabaco? 2ª ¿Se venderán tierras a los inmigrantes a
precios bajos, pagaderos en plazos por cierto número de años? 3ª ¿Se pueden obtener
bajo las mimas condiciones, tierras o montes en que se encuentre cedro, caoba y madera
rosa? 4ª Se desea un completo informe sobre la situación de la tierra, facilidades para
el transporte de sus productos, espresando[sic] si hay facilidad de obtener tierras de la
nación en las zonas inmediatas al camino de hierro de Veracruz.>.Ídem.
9 Ibíd.. p. 210.
10 La Junta de Colonización quedó integrada el 1º de mayo de 1865 por: D. Urbano
Fonseca, D. Francisco Pimentel, D. Nathaniel Davidson, D. N. Laudert, D. Manuel Piña
y Cuevas, D. José Rascón, D. Enrique Gibbon, D. M. Bournout, D. Casimiro Collado,
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la cual tenía por objeto “estudiar y proponer los proyectos de ley
y reglamentación en lo relativo a la colonización, libre a costa de los
inmigrantes, o por cuenta del Tesoro Imperial…”11
El Ministro de Fomento, Luis Robles Pezuela, se encargó de dar forma al
proyecto para colonizar y hacer productivos los terrenos abandonados
y sin labrar, por ello Maximiliano autorizó a dicho ministerio “para
que pueda invertir y socorrer a los inmigrantes menesterosos y demás
providencias relativas a la colonización, hasta la suma de diez mil pesos.
En consecuencia, [la] Secretaría de Hacienda le abrirá un crédito a la de
Fomento por dicha cantidad.”12 Por tanto, a raíz de la ley de inmigración
de 1865, México abrió sus territorios a la emigración de todas las
naciones; se nombraron agentes de emigración que serían pagados
por el Estado y cuya misión sería favorecer el viaje de los inmigrantes
y facilitarles medios para establecerse, por tanto estarían sujetos a un
reglamento protector especial.13
Como la inmigración de sureños a territorios mexicanos era inminente,
se debieron tomar precauciones y se evitó otorgarles territorio en la
frontera norte para evitar dificultades como las generadas a partir de la
aceptación de colonos en Texas en los años treinta, a saber, la separación
texana y la consecuente guerra con Estados Unidos, además la aceptación
de esclavistas causó mucha especulación y “le valió a Maximiliano
la acusación de pretender restablecer la esclavitud en el país”14 pues
entre los operarios que podían traer los sureños estaban sus esclavos,
aunque eso fue un tratamiento especial y de ninguna manera significó
Baron de Sauvage y el Dr. Schultz y se regiría por el reglamento publicado en El Diario
del Imperio el día 18 de abril de 1865. “Ministerio de Fomento” en Ibíd, México 4 de
mayo de 1865, Tomo I, Núm. 102, p. 421.
11 Decreto para establecimiento de la Junta de Colonización” en Ibíd,, México 29 de
marzo de 1865, Tomo I, Núm. 73, p. 293.
12 “Maximiliano, Emperador de México” en “Parte Oficial” en Ibíd, México 23 de
mayo de 1865, Tomo I, Núm. 118, p. 485.
13 Díaz, Lilia. “El liberalismo militante” en Historia General de México, Colegio de
México, México, 1988, Tomo II. p. 880.
14 Ídem.
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la aceptación de la esclavitud en el país, pues el Estatuto Provisional Del
Imperio en su artículo 64 la eliminaba terminantemente.
Para equilibrar la inmigración estadunidense, sobre todo sureña a
México, Maximiliano, a través de privilegios económicos y territoriales
intentó atraer europeos alemanes, franceses y hasta aceptó la llegada de
asiáticos y africanos; con este fin “intentó retener en México, mediante la
concesión de tierras y otros privilegios a los soldados intervencionistas
que cumplieron aquí su término de enganche, e hizo cuantiosos gastos
en el deslinde y medición de terrenos propios para que fueran ocupados
por colonos extranjeros.”15
El Departamento de Veracruz, principalmente en los distritos de
Córdoba y Orizaba, fue de los primeros donde se inició la colonización
de los terrenos abandonados, aquí se creó el Pueblo Carlota, donde se
instalaron los exiliados confederados tras su derrota en la guerra civil
estadunidense, para tal misión Emilio Languemare fue comisionado
por el Ministerio de Fomento para “investigar que terrenos pueden
destinarse en ese distrito [Córdoba] a la colonización, y para dirigir a
ellos a los emigrados que las pretendan;”16 la demanda de tierras por
los colonizadores, sobre todo estadunidenses, fue alta, por ello algunos
terratenientes que habían fungido como arrendatarios de los colonos,
pronto agotaron los terrenos para ellos destinados.17
Dicha situación la evidencia la misiva de Don José Rascón a la
15 Ídem.
16 Ministerio de Fomento. Ibíd, México 28 de abril de 1865, Tomo I, Núm. 97, p. 401
y 402.
17 Participo a V.E que la compañía American and Mexican Emigrant Company, que se
ha iniciado en los Estados Unidos ha tomado mis terrenos para sus primeras pruebas, y
que por lo tanto no puedo seguir recibiendo más emigrantes en clase de arrendatarios,
ni espensarles[sic] los gastos de instalación, ni los elementos de semillas, animales,
etc., para el trabajo. Por lo tanto, a V.E suplico se digne dar parte violento de esto que
me refiero, a nuestro cónsul en los Estados Unidos, así como a los puertos y al público
en general. “Carta de D. José Rascón al Ministro de Fomento” en Ibíd, México 1º de
mayo de 1865, Tomo I, Núm. 99, p. 409.
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administración imperial, donde hace patente el aumento de colonos en
sus terrenos y la incapacidad en la que se encontraba para darles cabida
a todos en sus tierras, además de ser difícil apoyarlos con los gastos de
“instalación, semillas, animales, etc.”18 ante tal dificultad exige la rápida
intervención de las autoridades encargadas de la colonización.
Por decreto se concedió a la Compañía Americana de colonización,
representada en México por Bernard G. Coufield, gracias y concesiones
para que se dedicara a la colonización en territorios mexicanos,
obviamente con colonos estadunidenses, conforme a las leyes de
México.19 A partir de la Junta de Colonización central de la Ciudad
de México, se crearon juntas de colonización en los territorios que
se pretendían poblar, para tener mayor control de los terrenos y los
inmigrantes que llegaban al Imperio.20
La oportunidad que el Imperio Mexicano daba para inmigrar a su
territorio, fue oída por muchos inmigrantes confederados, quienes
sabían de las oportunidades y la riqueza que existía en México. Las
leyendas, algunas verdaderas y otras exageradas sobre las riquezas
minerales, naturales y territoriales de México, llamaron la atención
de una gran cantidad de colonos, pues constantemente las juntas de
colonización daban información, al Ministerio de Fomento, sobre la
llegada de colonos al Imperio.21
18 Ídem.
19 “Maximiliano, Emperador de México”, en Ibíd, México 2 de mayo de 1865, Tomo
I, Núm. 100, p. 413.
20 Exmo sr. tengo la honra de poner en conocimiento de V.E que ésta Junta en su
sesión del 24 del corriente, y dando cumplimiento al art. 7º del Reglamento del 31
de marzo próximo pasado, procedió al nombramiento de diversas personas para
formaren los puertos y ciudades principales del Imperio, las Juntas auxiliares a que
el citado artículo se refiere… “Junta de Colonización” en Ibíd, México 30 de mayo de
1865, Tomo I, Núm. 123, p. 506.
21 Este Ministerio tiene noticias de que algunos han emigrado de la Alta California
y de otros puntos se dirigen a los departamentos litorales del Pacífico con objeto de
establecerse en ellos, en busca de terrenos o de alguna industria…Para facilitarles los
datos que necesitan, y su establecimiento en el Imperio , es indispensable que haya una
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Todo lo anterior es lo que Maximiliano realizó por cuenta propia para
asegurar su programa de colonización; pero las ventajas de colonizar
los territorios mexicanos no sólo eran consideradas por el emperador
de México, sino también por Napoleón III. Entre los intereses del
emperador francés para financiar y apoyar el establecimiento de una
monarquía en México resalta, la obtención de territorio del norte
mexicano. Durante mucho tiempo estas regiones había despertado la
codicia de aventureros22 que buscaban hacer fortuna en la obtención de
territorios y la explotación de los yacimientos minerales que en estos
encontraran.
Con la fiebre del Oro en California (1850), se pensó que en los
territorios pertenecientes a la misma cordillera montañosa, podrían
existir yacimientos de metales preciosos similares a los californianos,
despertando así la codicia de los interesados en explotar las supuestas
vetas, y por qué no, apropiarse de estos territorios,23 aprovechando la
poca población y la dificultad de controlarlos desde el centro; “también
la fiebre del oro de California afectó las fronteras de Sonora y Chihuahua,
pues convoyes de inmigrantes[…]vinieron directamente a través de
Sonora, de El Paso y Chihuahua,”24 para llegar a California.
Entre la migración que se dio a California, también hubo franceses que
buscaron fortuna, pero no todos tuvieron éxito, así que dejaron California
y emigraron a Sonora,25 donde pensaban encontrar riquezas similares a
las californianas; a través de ellos llegarían a Francia las noticias de las
riquezas del norte de México y nacería un interés por estos territorios,
persona activa y con conocimientos locales, que pueda mostrárselos y que se interese
eficazmente en hacer efectiva la colonización de nuestros abandonados terrenos.
Ministerio de Fomento en Ibíd, México 3 de mayo de 1865, Tomo I, Núm. 101, p. 417.
22 Ejemplo de estos intentos de filibusteros por apoderarse de Sonora es la empresa
del conde Rousset de Boulbon durante 1852 y 1853.
23 Suarez Argüello, Ana Rosa. Un duque norteamericano para Sonora, CONACULTA,
México, 1990, p. 15-77.
24 Kay Willys. Rufus. Los franceses en Sonora. Historia de los aventureros franceses que
pasaron de California a México, México, Porrúa, 1971, p. 5 y 6.
25 Ibíd. p. 25 y 26.
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que desembocarían en los intentos de Francia por hacerse de Sonora
durante la Intervención Francesa y el Imperio de Maximiliano.
Lo anterior hizo que el sur de Estados Unidos, los filibusteros, la oleada
de migrantes y los inversionistas extranjeros, también pusieran sus
ojos en estos territorios, por ello el norte de México se convirtió en
una región muy codiciada por los sureños esclavistas que acudieron al
llamado colonizador de Maximiliano, mucho más que Veracruz, donde
finalmente fueron instalados. Se esperaba que los franceses recién
instalados en Sonora y otros territorios hicieran intentos por quedarse
con los mismos, pero quienes iniciaron dichas acciones fueron los
estadunidenses, pues ya tenían experiencia en esa actividad.26
En las acciones de poblamiento de los territorios poco explotados del país,
Napoleón III, veía una manera de cobrar la deuda que México tenía con
Francia y los gastos por la intervención, a través del control de Sonora.
El principal interés que despertó la conquista de la Ciudad de México en
1863, fue el del mismo Napoleón III quien “el 12 de septiembre ordenó a
[Aquiles] Bazaine que se informase “confidencialmente sobre las minas
de Sonora” y que le comunicara si más tarde sería fácil su ocupación.27
Otra encomienda expresa del emperador francés fue la obtención, por
parte de la regencia, de la cesión territorial de ese mismo territorio.
Si para Napoleón III eran de gran importancia, a pesar de la lejanía, las
riquezas y las oportunidades económicas en México, para los Estados
Unidos con mayor razón, la cercanía hacía que constantemente deseara
los dominios mexicanos y sus recursos, pero la guerra civil hizo que
26 “Los primeros actos de agresión con la mira de adquirir porciones del Noroeste
de México, no fueron de parte de los franceses. Fueron resultado de actividades de
angloamericanos y mexicanos en California, animados, si es que no ayudados por
elementos separatistas en Sonora y Baja California; y tales actos pueden conceptuarse
en parte como expresiones de disgusto de parte de los angloamericanos porque su
gobierno no se había anexado más territorio de México”. Ibíd, p. 36.
27 Figueroa Esquer, Raúl. La Seguridad Nacional Norteamericana: Las Respuestas
Mexicanas (1821-1867), México, IX reunión de historiadores canadienses, mexicanos
y de los Estados Unidos, 1994. p. 83.
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la república del Norte tuviera que esperar otra oportunidad para
apoderarse de las riquezas de esos territorios., aunque no así la facción
sureña, que a pesar de sus dificultades en la guerra civil, siempre tuvo sus
ojos puestos en los territorios de su frontera meridional y los recursos
que de ahí podía obtener.
Con la creación de los Estados Confederados de América, México se
vio ante otra amenaza, una nueva nación con las mismas aspiraciones
que la Unión Americana, un país ávido de fortalecimiento político y
territorial, era un nuevo riesgo para los territorios y las riquezas del
norte, “la Confederación significaba la esclavitud y el expansionismo
territorial y ambos, combinados, habían jugado un papel fundamental
en la pérdida de Texas; pero no podía desconocer la existencia de la
frontera al norte con los Estados Confederados.”28
En el periodo de 1861-1865, duración de la guerra civil estadunidense,
se podría pensar que Estados Unidos y los Estados Confederados de
América, sino abandonaron, pospusieron sus intentos de expansión
sobre territorio mexicano, ya fuera el Norte o el Sur no abandonaban del
todo sus afanes de expansión comercial sobre México, lo que siempre
generó desconfianza y especulación sobre una posible pérdida de
territorios mexicanos.29
Así las cosas, Francia, los Estados Confederados de América y obviamente
Maximiliano, quien veía en la colonización una parte importante de
su proyecto de nación, tenían gran interés en la colonización de los
territorios desocupados del norte mexicano. La manzana de la discordia
entre estos tres gobiernos será, sobre todo, Sonora, sin que por ello
se crea que no peligraron otros estados como Chihuahua, Coahuila o
Tamaulipas. El territorio sonorense tenía muchas bondades, además
de la especulación sobre sus riquezas minerales, también llamaba la
28 Ibíd. p. 8.
29 Ibíd. p. 6 y 7.
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atención la fertilidad de sus tierras, donde cualquiera de los gobiernos
antes mencionados podría sacar grandes rendimientos, sobre todo del
cultivo del algodón, mercancía muy importante para la época.
Para Francia sobre todo, Sonora significaba la oportunidad de producir
su propia materia prima y ser independiente del algodón estadunidense
(algodón sureño que podría escasear o aumentar sus precios por los
conflictos en Estados Unidos), por ello la insistencia sobre la cesión
territorial, a la Regencia y después a Maximiliano, además de las
posibles riquezas mineras del territorio y por supuesto la posibilidad de
mantener un enclave comercial en América que le permitiera competir
en el mercado americano en contra de Estados Unidos.
Desde que Napoleón III hizo evidente su interés por Sonora, durante las
discusiones del Tratado de Miramar30, Maximiliano se negó a sancionar
cualquier mutilación a su nueva patria;31 misma posición mantuvo ante
los intentos sureños por crear colonias en la frontera de México con la
Confederación, por ello evitó cualquier pérdida territorial enviándolos
a otros lugares, por ejemplo Veracruz.
En contraposición a Maximiliano, Napoleón III estaba construyendo
un proyecto de colonización para la explotación de Sonora, pues de
ésta manera pretendía recuperar los gastos que le había significado
el financiamiento de la intervención en México. Cada vez era
más complicado cumplir con el Tratado de Miramar, respecto al
financiamiento, esto hacía apremiante que del territorio mexicano
se extrajeran las riquezas que ayudaran a sostener a Maximiliano y a
recuperar la inversión francesa32 y si la cesión de Sonora permitía
30 Negociación entre Maximiliano de México y Napoleón III de Francia para estipular
las bases del apoyo francés para la instalación del Segundo Imperio Mexicano.
31 “Parte no Oficial” en El Diario del Imperio, México 26 de junio de 1865, Tomo I,
Núm. 145, p. 593.
32 […]para abril de 1864 resultaba evidente, que Maximiliano no podía sostenerse
ni con la especulación ni con sus propias rentas, que la única base sólida para la
consolidación del Imperio era la explotación rápida de los recursos del país, pero
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recuperar en algo los gastos realizados por Francia para sostener a
Maximiliano, que mejor.
El trabajo de las minas, apuntaba Napoleón, se encomendaría a colonos
europeos, los cuales “muy pronto” formarían “una barrera contra los
avances de los Estados Unidos,”33 pero también consideraba que la llegada
de colonos sureños a Sonora sería una buena manera de colonizarla,
al respecto “pensaba en la posibilidad de aprovechar el resentimiento
creado en los Estados Unidos por la Guerra de Secesión y convencer a
los confederados para que se establecieran en Sonora.” 34
Pero por sus apremiantes necesidades y ambiciones Napoleón III no
previó que “los colonos europeos pronto serian superados en número
por los confederados., quienes no por abandonar los Estados Unidos,
dejarían de creer en el “Destino Manifiesto” de su país y de considerarse
representantes de dicho manifiesto.”35
Para los mexicanos era grande la preocupación de la expansión
territorial que los Estados del sur pudiesen emprender si lograban
su independencia y por ello “para convencer a [Juan Nepomuceno]
Almonte de la conveniencia de ceder las minas de Sonora a Francia
y garantizar así a integridad del territorio mexicano, es posible que
Aquiles Bazaine haya utilizado el argumento de la inminente amenaza
norteamericana,”36 principalmente la expansión sureña.
La posibilidad de colonizar territorios mexicanos con expatriados
confederados, a todas luces, se convertía en un peligro para México, sobre
todo porque la exportación de la esclavitud y la pérdida de territorio
estaban latentes, situación que fue agravada por las diligencias realizadas
esta solución suponía una ocupación prolongada, y entre la presión para la pronta
repatriación de las tropas y la necesidad urgente de realizar las utilidades de la
empresa, la contradicción creo un dilema agudo[…] Roeder, Ob. cit. p. 868.
33 Ibíd. p. 85.
34 Ídem.
35 Ibíd. p. 87 y 88.
36 Ibíd. p. 89.
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por el sureño William Gwin que a través de su Plan de Colonización de
Sonora y Chihuahua, pretendió, sin éxito, obtener permiso de instalar
confederados en el norte de México.
Con el constante debilitamiento de la administración imperial, las
dificultades para someter a los republicanos, encabezados por Benito
Juárez, la oposición estadunidense a la existencia de una monarquía
en México sostenida por una potencia europea y las apremiantes
necesidades económicas, cada vez más difíciles de atender y que
terminarían por socavar la débil base del Imperio, los proyectos de
colonización de Maximiliano y los intereses de Napoleón III en Sonora,
fueron perdiendo importancia, principalmente por la salida de las tropas
francesas de México, lo que suscitó de manera inminente la eliminación
del Segundo Imperio Mexicano y todos los proyectos de desarrollo
económico, político, social y cultural ideados por la pareja imperial.
CONSIDERACIONES FINALES
Resulta evidente el interés que despertó entre los habitantes de los
Estados Confederados de América la posibilidad de colonización
territorial en México, por razones económicas y de expansión territorial
los sureños pusieron sus ojos en los territorios que les quedaban cerca,
de ahí que durante la Guerra Civil en Estados Unidos y la Intervención
Francesa y el Segundo Imperio en México, la región norteña mexicana
se volvió un tema recurrente, que exigió el interés y la atención de los
intereses interiores y exteriores que caracterizaron este momento de la
Historia mexicana.
Pues esta región se convirtió en el paso obligado del comercio algodonero
de la Confederación con Europa y las municiones que los sureños
necesitaban para sostenerles la guerra a los unionistas encabezados por
Abraham Lincoln, además de tornarse codiciada por los riqueza natural
de aquellas regiones.
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El proyecto de colonización previsto por la administración imperial dio
intensa actividad al desarrollo de los intereses comerciales y territoriales
en la frontera norte de México durante la Intervención Francesa y el
Imperio de Maximiliano; acercando los destinos de la Confederación
Sureña y el Segundo Imperio Mexicano. Aunque esta relación se
desarrolló con sensibles dificultades y no tuvo el éxito esperado, si
acaparó importante atención de ambas administraciones, convirtiendo
la frontera compartida en un escenario de ostensible importancia
comercial y económica.
El comercio algodonero entre Brownsville y Matamoros fue pieza
clave en la vida de los Estados Confederados y acabó repercutiendo
en las profundas divisiones internas de México, pues políticos locales
como Santiago Vidaurri, gobernador de Nuevo León, explotó para
sus intereses personales la posición estratégica de la frontera norte,
que en buena parte el controlaba, lo cual repercutió directamente en
la situación política y económica al interior del país y también en sus
relaciones exteriores, sobre todo con Estados Unidos, muy interesado
en la situación de su frontera con México. A esto se agregó el interés
sureño por territorios norteños, que para ellos fueron fundamentales en
su política de fortalecimiento ante los embates del ejército unionista; por
estas y otras razones los intereses económicos y territoriales pusieron de
manifiesto la importancia de la ruta comercial y los territorios del norte
mexicano.
Con respecto a la colonización, que también tuvo como escenario de
especulación la frontera norte, significó una posibilidad de progreso
para el país, pero con elementos sureños se antojaba peligrosa y, por
razones históricas, era poco aconsejable, además estos no se someterían
fácilmente a las disposiciones mexicanas, aunque las circunstancias
del desenlace de la guerra civil estadunidense los obligaron a ello.
Otro problema que debió enfrentarse en este rubro fue el rechazo de
la colonización europea en México, ya que para Maximiliano, las razas
europeas eran las idóneas para desarrollar su proyecto con éxito y en
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consecuencia lograr el desarrollo humano e industrial que el país tanto
necesitaba, junto a la creciente oposición de la política en Washington. El
desarrollo económico del país, a través de la explotación de sus recursos
por las diligente manos extranjeras, fue una misión que implicó muchos
intereses, a menudo contrapuestos, pero también exigió un despliegue
de logística muy importante por parte del Imperio, manifiesto en todas
las disposiciones que se publicaron con la finalidad de que el progreso
económico se diera de la manera más organizada y vigilada posible.
El proyecto de colonización tenía entre sus principales intereses
despertar las capacidades comerciales y productivas de la riqueza
mexicana, a partir de las industriosas manos extranjeras que arrastrarían
irremediablemente con su ejemplo a los aletargados brazos mexicanos
que no habían logrado, desde la independencia, imprimir a su país el
impulso económico necesario para su desarrollo material y político.
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APERTURAS Y DEBATES EN LA HISTORIOGRAFÍA
CHILENA:
EL PUEBLO MAPUCHE COMO “OBJETO” Y “SUJETO”
DE ESTUDIO (1950-2000)1
Chilean historiography and the opening of the debate:
Mapuche people
as “object” and “subject” of study (1950 – 2000)
Elizabeth Campos2
Teresa Faundez3
Rayen Maturana4
Recibido: 15 de octubre de 2015
Aceptado: 10 de diciembre de 2015
1 Este trabajo nace del Seminario de Título que las autoras llevaron a cabo el año 2014
en el Dpto. Historia de la Universidad de Santiago de Chile, como parte del proceso
final de egreso.
2 Profesora de Historia y Ciencias Sociales. Universidad de Santiago de Chile.
Integrante del Grupo de investigación Abya Yala. E mail:
[email protected]
3 Profesora de Historia y Ciencias Sociales. Universidad de Santiago de Chile.
Integrante del Grupo de investigación Abya Yala. E mail:
[email protected]
4 Profesora de Historia y Ciencias Sociales. Universidad de Santiago de Chile.
Integrante del Grupo de investigación Abya Yala. Email:
[email protected]
APERTURAS Y DEBATES EN LA HISTORIOGRAFÍA CHILENA:
EL PUEBLO MAPUCHE COMO “OBJETO” Y “SUJETO” DE ESTUDIO (1950-2000)
Resumen
El presente artículo da cuenta del debate de la historiografía chilena
respecto del pueblo Mapuche, proponiendo como punto de inflexión de
la discusión, el trabajo de los y las investigadores(as) aglutinados(as) en
una perspectiva de corte interétnica. Tal corriente historiográfica amplió
las miradas respecto de la temática Mapuche en Chile, y se confrontó
con los llamados estudios fronterizos, los que insistían en reproducir
un discurso de carácter decimonónico. De este modo, se presenta una
mirada crítica del proceso de construcción de la historia del Pueblo
Mapuche, debelando aspectos teóricos, metodológicos y discursivos
de esta perspectiva, así como su propuesta de sentido respecto de la
historia Mapuche.
Palabras claves:
Historiografía chilena - Pueblo Mapuche - Estudios
interétnicos – Debates actuales.
Abstract
This article its about the chilean historiography debate in
relation to the Mapuche people, proposing as a turning
point of the discussion the different researchers’s works, all
bonded in a Interethnic Perspective, which was the current
that opened eyes about the Mapuche people theme in Chile,
and confronted the Border Studies, which at that time kept
on replicating postulates from nineteenth century.
Thus, this article presents a critical view of the process, and
it reveal theoretical, methodological and discursive aspects
of this perspective and its sense proposal regarding the
Mapuche people.
Keyword:
Chilean historiography - Mapuche people – Interethnic
studies – Current debates.
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ELIZABETH CAMPOS, TERESA FAUNDEZ, RAYEN MATURANA.
Introducción
La historiografía chilena ha sido muy fecunda desde sus orígenes en el
siglo XIX; esto ha permitido conocer las miradas y marcos referenciales
de diferentes épocas y coyunturas nacionales. Si el siglo XIX tuvo una
acentuada tendencia liberal-positivista, y el siglo XX derivó hacia el
estructuralismo y el materialismo histórico, resulta imposible soslayar la
marcada impronta nacionalista que la postura decimonónica dejó como
herencia a la historiografía.
Para comprender la persistencia de los postulados positivistas
decimonónicos resulta imprescindible advertir el carácter ideológico de
la historiografía, la cual entenderemos que más allá de ser la producción
escrita del conocimiento histórico, igualmente da cuenta de tendencias
e ideologías que determinarán la posición sobre una determinada
temática de las diversas corrientes.
En este sentido, es importante señalar que la historiografía al constituir
tanto una acción investigativa de los historiadores, como las preferencias
epistemológicas que estos consideren y plasmen en sus trabajos, es que
debe comprenderse a la historiografía como un campo de batalla, en
donde luchan por superponerse diferentes discursos, con finalidades
propias. En este punto resulta fundamental la revisión y análisis de las
principales líneas temáticas de la historiografía chilena de los últimos
dos siglos, puesto que de esta forma se logran visualizar estas batallas
por transformarse en el discurso oficial de la historia, y junto con esta,
la del Estado de Chile.
Una vez aclarados los supuestos y constructos centrales de esta
propuesta investigativa, es oportuno comenzar la revisión/discusión
historiográfica sobre el Pueblo Mapuche, la cual ha estado fuertemente
marcada por el discurso positivista decimonónico, pero que tuvo un
punto de inflexión con las llamadas “corrientes interétnicas”.
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APERTURAS Y DEBATES EN LA HISTORIOGRAFÍA CHILENA:
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Como señala Luis Carlos Parentini, diversas estrategias provenientes
de las Ciencias Sociales -especialmente la historia- han buscado la
comprensión de las – por él denominadas - “sociedades nativas”.
Tales estrategias han creado conceptos e ideas que pretenden elaborar
planteamientos de carácter interpretativo acerca de la “realidad”
indígena, y que han ejercido una poderosa influencia en distintos
niveles, señalando como el más importante, el efecto de poder evocar
una realidad de carácter casi inmutable. En este sentido, el autor advierte
que la historiografía ha contribuido a la construcción de un relato parcial
sobre la realidad indígena, y que se ha sido reproducido por el Estado
chileno, siendo el sistema escolar, un ejemplo sobre las instituciones que
difundieron y ampliaron este relato. El autor afirma que:
El caso más dramático se percibe en la educación básica y media
donde los planes y programas presentan, con frecuencia, una
dimensión de la realidad indígena tremendamente disgregada y
presa de un discurso histórico cristalizado que, de no cambiar, nos
disciplinará para pensar de una forma determinada, obligándonos
a esgrimir valores confusos y a tomar ciertas posiciones como
inmutables5.
En este sentido, se reconoce el impacto de la historiografía en la
construcción de los relatos e imaginarios sobre la “realidad indígena”,
los cuáles se han reproducido de forma amplia por medio del sistema
educativo, presentando un discurso prácticamente inamovible desde la
construcción del Estado chileno en el siglo XIX hasta mediados del siglo
XX.
Ahora, bien los múltiples y frecuentes debates historiográficos sobre la
“realidad indígena” que emergerán después de esta larga etapa, se centran
5 Parentini, Luis, Introducción a la etnohistoria Mapuche, Centro de investigaciones
Diego Barros Arana,
Santiago 1996, p. 13.
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ELIZABETH CAMPOS, TERESA FAUNDEZ, RAYEN MATURANA.
principalmente en el Pueblo Mapuche, los cuales presentaremos en el
desarrollo de este trabajo. Esta elección se realizó esencialmente, luego
de analizar diversos programas de estudios de Historia y Geografía,
que demuestran una situación de relegación curricular del Pueblo
Mapuche durante el siglo XX. Para poder comprender esta situación,
y considerando la estrecha relación entre el discurso historiográfico y
el currículum nacional educativo, es que se hace necesario dar cuenta
de las principales líneas discursivas que han guiado a la historiografía
nacional, durante los siglos XIX, XX e incipiente XXI, reconociendo que
en ellas se confrontan diversas ideologías, y reflejan ciertas posiciones
en conflicto, respecto de un mismo sujeto de estudio.
La primera problemática a enfrentar para el desarrollo de una revisión
historiográfica, es la gran cantidad de investigaciones y publicaciones
que existen sobre la temática, por lo que se hace necesario generar una
clasificación a modo de simplificar la tarea. Para efectos de la presente
investigación, se han dividido las líneas discursivas en tres puntos, y son
las siguientes: historiografía decimonónica, historiografía del siglo XX
y la apertura a nuevas formas de hacer historia Mapuche, en este caso la
perspectiva interétnica.
Debate decimonónico, el Pueblo Mapuche como “objeto” de estudio.
Durante la primera mitad del siglo XIX, existe un discurso oficial por
parte del Estado chileno que alaba al Mapuche como representación
de un guerrero valiente. Sin embargo, esta figura se transforma en la
segunda mitad del mismo siglo de forma drástica, caracterizando al
Mapuche como un salvaje, una amenaza, un bárbaro.
En este sentido, resulta pertinente considerar las características
planteadas por Enrique Dussel6 respecto del concepto de modernidad,
6 Dussel, Enrique, 1492: El encubrimiento del otro: hacia el origen el mito de la
modernidad, Editorial UMSA, Plural Editores, La Paz, 1994, p. 22.
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EL PUEBLO MAPUCHE COMO “OBJETO” Y “SUJETO” DE ESTUDIO (1950-2000)
o mito civilizatorio7 como él denomina críticamente. Para el autor,
durante el siglo XIX se cristalizan en la historiografía los rasgos del
mito civilizatorio moderno, con la finalidad de justificar los diversos
procesos de expansión territorial llevados a cabo por el Estado, y las
consecuencias de dichas acciones.
Dentro de las características del mito civilizatorio planteado por Dussel,
la historiografía chilena utilizó como principios epistemológicos
principales los referentes a la “superioridad de la civilización europea
moderna” y el “imperativo civilizatorio”8. Las autoridades chilenas, en un
intento por consolidar su proyecto oligárquico, buscan seguir el ejemplo
de países europeos, y se subsumen en sus mismas conceptualizaciones
como la de barbarie. El indígena que fuese aclamado durante la
primera mitad del siglo XIX, luego es catalogado como inferior, y
por lo tanto, debe ser “civilizado”, ya que no hace más que retrasar el
proyecto modernizador de la élite nacional. Marcello Carmagnani para
el caso latinoamericano, reconoce tres fases en la construcción de los
estados oligárquicos: “la primera fase – 1850 a 1880 – ve la elaboración
del proyecto oligárquico; durante la segunda – de 1880 a 1914 – la
oligarquía consolida sus proyectos; por último, en la tercera – de 1914
a 1930 – la oligarquía asiste, sin desaparecer como clase, al rápido
desmoronamiento de su propia creación”9. De esta forma, la Ocupación
de la Araucanía se inscribe en un periodo de consolidación del proyecto
y el poder oligárquico. La expansión hacia el norte y sur se fraguó y
7 Dussel plantea que la invasión de América constituyó también un proceso de
encubrimiento del otro. Para él, desde fines del siglo XV se inició un proceso de
conquista violenta e irracional que encubrió y negó la alteridad latinoamericana. Para
Dussel, la modernidad europea contendría intrínsecamente un componente mítico
que justificaría la práctica irracional de violencia iniciada con la conquista española en
el siglo XV, y que él denomina como mito civilizatorio. Las características de este mito
civilizatorio se mencionan en los apartados pertinentes.
8 Dussel, Enrique. “Europa, modernidad y eurocentrismo”, en Lander, Edgardo (ed), La
colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales: perspectivas latinoamericanas,
CLACSO, Buenos Aires, 2000, p. 49.
9 Carmagnani, Marcello, Estado y Sociedad en América Latina, 1850 – 1930, Editorial
Crítica, España, 1984, p. 9.
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ELIZABETH CAMPOS, TERESA FAUNDEZ, RAYEN MATURANA.
ejecutó para sumar nuevos territorios ricos en materias primas, que
permitieran sostener el modelo productivo y mono exportador de la
élite chilena.
Comienzan a manifestarse así, y cada vez con mayor fuerza las relaciones
de subalternidad entre el Estado de Chile y el Pueblo Mapuche. El ego
conquiro (yo conquisto) propuesto por Dussel10, se presenta como la
ideología imperante en las autoridades chilenas, en relación con los
indígenas presentes en el territorio nacional.
Uno de los representantes de esta lógica de dominación, y especialmente
del imperativo civilizatorio -en el caso chileno -, fue el político e
intelectual Benjamín Vicuña Mackenna11. A través de la tribuna que
le ofrecía su participación en la Cámara de Diputados, o bien desde el
ámbito historiográfico, en numerosas ocasiones, descalificó al Pueblo
Mapuche con un racismo y clasismo propios del discurso positivista
decimonónico.
Los discursos de Vicuña Mackenna, constituyen un importante
ejemplo del pensamiento político de la segunda mitad del siglo XIX,
pues representan la opinión de un grupo importante de intelectuales
y políticos, respecto de la soberanía chilena frente a la del pueblo
Mapuche. Este político e historiador, fue un promotor de las ideas
ilustradas y liberales traídas desde Europa, que impulsaban supuestos
ideales de igualdad, libertad y fraternidad. Es por lo anterior, que en las
intervenciones realizadas en la Cámara, se advierten de forma implícita
y también explícita, sus ideas de carácter occidental de progreso,
dominación y especialmente, de civilización.
10 Dussel, Enrique, ob. cit, p. 43
11 Benjamín Vicuña Mackenna fue un político, historiador, intendente, diputado
y senador chileno (1831-1886) de tendencia liberal, que defendió los ideales del
progreso y la modernidad a través de sus diversos cargos y plataformas políticas en
las que participó. Constituye uno de los referentes historiográficos y políticos más
importantes sobre la Ocupación de la Araucanía, proceso por el cual se produce la
usurpación de las tierras del Pueblo Mapuche por el Estado chileno desde 1861.
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APERTURAS Y DEBATES EN LA HISTORIOGRAFÍA CHILENA:
EL PUEBLO MAPUCHE COMO “OBJETO” Y “SUJETO” DE ESTUDIO (1950-2000)
En sus intervenciones, Vicuña Mackenna intenta introducir en el debate
nuevas luces sobre uno de los mayores problemas del país, el cual arrastra
desde mucho antes de ser una república independiente: la cuestión de
la Araucanía12. La Araucanía, es una unidad regional que se inicia al sur
del río Bío Bío, frontera principal entre territorio chileno y mapuche.
Desde ese límite físico, fijado en los parlamentos realizados en la época
colonial, se considerará a la Araucanía como territorio mapuche. Ya
con la instauración de la república, la elite comienza a desconocer los
antiguos acuerdos de convivencia entre ambas naciones y proyecta la
ocupación e incorporación de la región al territorio chileno. Con ese
fin, se difundirá progresivamente un discurso que justifique la guerra en
la Araucanía, siendo Benjamín Vicuña Mackena uno de los principales
exponentes. Para el intelectual, el problema de la soberanía chilena
respecto de la Araucanía no ha sido correctamente analizado ni, por
lo tanto, se han tomado las medidas acordes con lo que él considera
adecuado. Como menciona en la sesión de la Cámara de diputados del
10 de agosto de 1868:
[La cuestión de la Araucanía] no es sino un gran fantasma,
un fantasma sangriento, que se pasea durante tres siglos en
nuestra historia, engañando a todas las generaciones como
una ilusión óptica. La guerra de la frontera, tal como se ha
venido entendiéndola hasta aquí, es, a mi juicio una quimera
tan caprichosa, como funesta13.
De esta manera, el autor inicia su participación en la cámara manifestando
su molestia, frente a la persistencia y resistencia Mapuche respecto de
12 La Araucanía corresponde a una parte del territorio históricamente habitado por
el Pueblo Mapuche, o Wallmapu como le llamaban antes de la invasión española.
Actualmente se le conoce como la Región de La Araucanía, y corresponde a una de las
quince regiones en las que se encuentra dividido político-administrativamente Chile.
13 Vicuña, Benjamín, La conquista de Arauco, Discurso pronunciado en la Cámara
de Diputados en su sesión de 10 de Agosto de 1868, Imprenta del Ferrocarril, Santiago,
1968, p. 2.
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sus territorios, dejando entrever que las tácticas utilizadas no han sido
las adecuadas. Para Vicuña Mackenna,
(…) no era el valor ni la disciplina de los araucanos lo que
prolongaba la guerra, sino únicamente lo que ha sido la
causa entera de esa guerra de tres siglos: la impotencia de los
recursos empleados para sofocarla, (…) allí, en esa debilidad
relativa, debilidad que no ha cesado de manifestarse
hasta el día que corre, está la verdadera explicación de la
mistificación araucana que a tantos sigue engañando14.
En este sentido, Vicuña Mackenna comienza a relegar la representación
del Mapuche como guerrero valiente, y junto con ello, desprecia la
lucha de resistencia de dicho Pueblo frente a las amenazas externas,
atribuyendo el hecho de que la guerra se prolongara en el tiempo
de forma excesiva a la ineficacia, y falta de recursos por parte de los
opresores, en consecuencia, se debía declarar una «Guerra a Muerte»
para acabar con el conflicto. Para este historiador y político, la única
forma de terminar con la resistencia Mapuche, estaba en el envío de
una expedición contra ellos, aumentando competentemente las fuerzas
del ejército, pues a su juicio, esto sería “…el único medio de obtener
una completa quietud y de propender al aumento y prosperidad de esta
provincia, librándonos de unos vecinos tan inquietos y acostumbrados
al robo, cuanto guerreros y audaces”15.
En concordancia con esto último, Vicuña Mackenna justifica el uso de
la violencia y la fuerza sin la necesidad de su exterminio, argumentando
que:
(…) es la única palanca de acción que está llamada a
solucionar la cuestión de Arauco, (…) Yo no digo, pues, que
se extermine al indio. Al contrario, indico un medio eficaz
14 Ídem.
15 Ibíd. p. 5.
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para que no nos veamos obligados a hacerle perecer. Lo
que digo y sostengo es que se le desarme, se le someta a un
régimen determinado: se le conquiste, en fin16.
Esta noción de conquista sin exterminio, advierte implícitamente la
necesidad de no acabar con el Pueblo Mapuche, para aprovechar la
mano de obra en la producción nacional, pues “…una conquista no
quiere decir bajo ningún concepto exterminio; bien puede subyugarse
a los indígenas sin matarles”17. Sin embargo, y tal como el historiador
reconoce y se jacta en reiteradas ocasiones, los tres siglos de conquista y
dominación, ha generado una despoblación gradual y no interrumpida
de la Araucanía18.
Resulta importante destacar la visión e intervenciones públicas de
Vicuña Mackenna, puesto que en ellas se refleja la mirada e ideología
de un sector amplio de la sociedad, específicamente del que detenta el
poder, y cuyos intereses estaban puestos en lograr soberanía sobre los
preciosos terrenos del sur de Chile, a la vez que estigmatizar al Pueblo
que los habita. A decir de Jorge Pinto Rodríguez:
Benjamín Vicuña Mackenna sintetizó los puntos de vista
de la corriente que promovía la inmigración europea y el
sometimiento del indígena. Para él, el mapuche no tenía
ninguna posibilidad de superar el estado de barbarie que le
atribuía (…) se podría decir que fue el más fiel exponente
del antiindigenismo del siglo XIX en Chile19
En síntesis, a través de las intervenciones de Vicuña Mackenna es posible
advertir un ideario político liberal e ilustrado traído desde Europa,
16 Ibíd.p. 13.
17 Ibíd. p. 16.
18 Ibíd. p. 8.
19 Pinto, Jorge, “La Araucanía, 1750 – 1850. Un mundo fronterizo en Chile a fines
de la Colonia y comienzos de la República”, en Pinto, Jorge (ed), Modernización,
inmigración y mundo indígena, Editorial UFRO, Temuco, 1998. p. 100 – 101.
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que se basa principalmente en las ideas de progreso, dominación y
civilización. El intelectual pretende ejercer una conquista (dominación)
de los territorios Mapuche por medio del uso de la fuerza, y así procurar
la civilización de la población. Esta propuesta posee claramente una
intención de dominación y explotación tanto de los recursos como de la
población originaria. De esta manera, la nación alcanzaría la soberanía
que tanto tiempo le ha costado, y así mismo, el progreso al igual que las
naciones europeas.
En esta misma línea, y con la finalidad de crear un relato nacional
coherente, y funcional al Estado chileno, se encontró en la historiografía
un gran aliado, concretamente en el historiador Diego Barros Arana, y
su obra insigne ‘Historia General de Chile’.
Barros Arana, al igual que Vicuña Mackenna, genera y proyecta
una imagen del Mapuche como un sujeto bárbaro, lo cual queda de
manifiesto en afirmaciones tales como: “…la familia Mapuche no estaba
constituida por los vínculos de los afectos suaves y tiernos que forman
los lazos de las familias civilizadas”20. En esta ocasión el historiador
compara las relaciones sociales y afectivas que se generan en el Pueblo
Mapuche, con aquellas que forman parte de la llamada civilización,
en detrimento de la primera, respecto de la segunda. Luego continúa
la descripción del mismo Pueblo señalando que: “Cada familia vivía
aislada. La razón de esta era una manifestación de grosería e ignorancia
de sus preocupaciones, y de la sombría desconfianza que forma uno de
las caracteres distintivos del hombre salvaje”21 En este caso, el historiador
desconoce las tradiciones propias del Pueblo Mapuche, para dar paso a
interpretaciones arbitrarias e inclusive racistas, que son la tónica de su
discurso, quedando de manifiesto una vez más en la siguiente afirmación:
(…) Pero el examen de su vida, de sus costumbres y de su
20 Barros Arana, Diego, Historia General de Chile, tomo I, Rafael Jover Editor, Santiago,
1884 – 1902, p. 75.
21 Ibíd. p. 78.
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industria los ubica en un rango muy inferior. Los hábitos de
ociosidad de la vida salvaje, el adormecimiento constante
de aquellas facultades por falta de actividad y de ejercicio
los hacía incapaces de concebir nociones de un orden
más elevados que la satisfacción de las necesidades más
premiosas de su triste existencia22.
En términos generales, la historiografía de la segunda mitad del siglo
XIX, promovió una imagen altamente estereotipada y ofensiva respecto
del Pueblo Mapuche, transformándose en el discurso oficial, emanado
desde fuentes estatales. La creación de esta imagen, no resulta azarosa
ya que, es durante las últimas décadas del siglo XIX, que el Estado
de Chile lleva adelante uno de los mayores procesos expansionistas
en términos territoriales, en donde el Pueblo Mapuche resulta ser el
principal afectado. En términos concretos, entonces, la historiografía
decimonónica proporcionó al Estado un discurso hegemónico que
le permitió llevar adelante sus políticas expansionistas. Se anuló al
Mapuche, se le barbarizó, para así dar fundamento al proceso de
supuesta civilización.
Discusiones de principios de siglo XX, continuidad decimonónica.
En términos generales, se podría señalar que en la primera mitad del
siglo XX, se reconoce una baja producción historiográfica respecto del
Pueblo Mapuche. Este período se caracterizó tanto por la paulatina
recuperación demográfica y social del Pueblo Mapuche, tras el genocidio
cometido por el Estado de Chile a fines del Siglo XIX, en la mal llamada
“Pacificación de la Araucanía”, como por el acercamiento del Pueblo
Mapuche a las lógicas estatales.
Es producto de lo anterior, que el conflicto entre el Estado de Chile y
22 Barros Arana, Diego, ob. cit. p. 93.
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los pueblos originarios presentes en dicho territorio – específicamente
el Mapuche – permaneció un tanto acallado durante la primera mitad
del siglo pasado, en pos de la consolidación de la República de Chile, a
decir de Arrué:
Los mapuches contemporáneos [de la primera mitad del
siglo XX] pierden visibilidad. Se les niega su existencia,
remitiéndoles al pasado heroico. Se rescata al indígena
muerto, al indígena del pasado, para anclar la joven República
Chilena en un pasado histórico, incluso pre – hispánico. Los
mapuches en vida pasan a ser un pueblo invisible, un pueblo
fantasma que ya no camina por los caminos y calles del país,
sino que sólo aparece en los nombres de las calles, plazas,
edificios, zócalos de estatuas23.
Por otra parte, cabe señalar que el discurso decimonónico había calado
hondo en la historiografía chilena, por ello, durante gran parte del
siglo XX, ésta, en vez de ampliar su visión, creando una historia más
integral y empática, que efectivamente contemplara los puntos de vista,
percepciones y opiniones del Pueblo Mapuche, continuó bajo la lógica
de estigmatizarlos y estereotiparlos. Lo anterior se debió, a que:
La visión historiográfica acerca del pueblo mapuche, en
la vertiente chilena, hasta años recientes se ha basado
fundamentalmente en los contenidos de la Historias
Generales, y éstas se han redactado a partir de las antiguas
Historias Generales de autores españoles y criollos de la
Colonia24
23 Arrué, Michèle, Desaparecer-Reaparecer: Los mapuches, autóctonos de Chile, en
las representaciones nacionales (de la Independencia al final del siglo XX), Université
Paris 8, Universitat d’Alacant, Alicante, 2008, p.6.
24 Ruiz, Carlos, “Visión acerca de los mapuches en los textos escolares chilenos y
argentinos, años 1960 – 1973”, en VI Congreso chileno – argentino de estudios históricos
e integración cultural, Universidad de La Serena, 2005, p. 5.
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De esta forma, en el relato emanado en la historiografía del siglo
XX tampoco se considera al otro, continuando con creación de un
relato sesgado, arbitrario y poco empático.
Junto con lo anterior, Ruiz también destaca el sesgo en el uso de fuentes
por parte de los historiadores, y la falta de interdisciplinaridad en el
trabajo historiográfico, afirmando que:
(…) las historias que hasta los años 60’ han llegado a abarcar
el siglo XIX chileno, como la de Encina, han tratado el
tema de la Pacificación de la Araucanía a partir de fuentes
similares, especialmente documentos de origen militar. Es
decir, hasta los 60’ no hubo una suficiente utilización de
fuentes arqueológicas y prácticamente ningún aporte desde
la antropología, historia oral, lingüística ni otras disciplinas.
El resultado fue una historia fáctica, positivista, sin crítica
textual ni hermenéutica25.
Resulta importante considerar lo antes mencionado, puesto que hoy en
día los contenidos presentes en el currículum nacional y los diversos
recursos emanados a partir de él, como los textos de estudio, o manuales
de estudio de Historia, Geografía y Ciencias Sociales recomendados por
el Ministerio de Educación26, están inspirados a partir de obras clásicas
de la historiografía nacional, manteniendo prejuicios, estigmatizaciones,
parcialidades y omisiones de antaño27, que han llegado a ser tratadas
25 Ruiz, Carlos, ob. cit. p. 5.
26 Algunos de estos manuales son el Manual de Historia de Chile de Francisco Frías
Valenzuela, el Atlas de Historia de Chile de Osvaldo Silva Galdames.
27 Es una constante en Manuales de Historia de Chile, la asociación al sujeto Mapuche
de características ‘salvajes’, una carencia de principios morales, el excesivo consumo
de alcohol, flojera al trabajar la tierra, entre otras. Como queda de manifiesto en el
siguiente extracto del Manual de Historia de Chile de Francisco Frías Valenzuela: “En
sus bosques de Arauco, los conas hacían una guerra de emboscadas, atacando siempre
de sorpresa y en grupos. El triunfo era celebrado con grandes borracheras y con el
sacrificio ritual de los prisioneros, a los que se despedazaba con crueldad. Dentro de su
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como verdades históricas avaladas por la propia labor historiográfica.
De esta manera, el discurso planteado por la historiografía positivista
de fines del siglo XIX, sentó bases en términos políticos e intelectuales
en el Chile del siguiente siglo, siendo recién en la segunda mitad de este
último, que comienzan a generarse nuevamente vastas investigaciones y
publicaciones respecto del Pueblo Mapuche en términos historiográficos.
Es tanto así, que Canales señala “…el salto dado por la historiografía
chilena, en particular, respecto a los estudios acerca de los Mapuche
en las décadas de 1980 y 1990, es sólo comparable con la potencia de
la historiografía decimonónica representada por historiadores de alto
rango e influencia académica y política…”28 como Barros Arana, Vicuña
Mackenna, entre otros.
A mediados del siglo XX, el mundo se ve convulsionado. El fin de la
Segundo Guerra Mundial, trae consigo profundas transformaciones
no sólo en términos políticos, económicos demográficos y geográficos,
sino que especialmente culturales, sociales y mentales. Europa pareciera
haber olvidado su característica civilidad, y deja al descubierto el
salvajismo propio de todo conflicto bélico. La aparente “superioridad
de la civilización moderna europea”, que pretende desmitificar
Dussel, comienza a ser cuestionada a gran escala, específicamente
el eurocentrismo y la modernidad como un concepto transversal –
estructural, además de comenzar a generarse un proceso de revisión en
las bases, principios y metas de las Ciencias Sociales en general, y la
historiografía en particular29.
Apertura del debate, el pueblo Mapuche como “sujeto” de estudio.
mentalidad mágica, el mapuche creía que bebiendo la sangre del corazón del vencido
se asimilaba su fuerza y su valor”. Frías Valenzuela, Francisco, Manual de Historia de
Chile. Desde la prehistoria hasta 1994, editorial Zigzag, Santiago, 1999, p. 76.
28 Canales, Pedro, Tierra e Historia, estudios y controversias acerca de la historia del
Pueblo Mapuche en Chile, 1950 – 2010, Editorial Universidad de La Serena, Santiago,
2° edición, 2014, p. 100.
29 Canales, Pedro, ob. cit. p. 58.
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En la segunda mitad del siglo XX, se comienza a problematizar
nuevamente la llamada cuestión Mapuche, en un primer momento en
la línea discursiva denominada “historia fronteriza”, teniendo como
principal exponente al historiador Sergio Villalobos. Este último define
la historia de las fronteras como “…una historia de la vida [presente]
en aquellas regiones donde el hombre blanco y los pueblos menos
desarrollados enlazaron cuerpos y culturas”30 Dejando entrever así, una
visión racista de las relaciones sociales generadas a partir del encuentro,
y especialmente, conflicto entre dos culturas que se contraponen entre
sí. Añadiendo además que “la frontera de esta parte del continente debe
ser entendida, en consecuencia, como las áreas donde, al impulso de
la expansión europea, se han presentado fuertes desniveles culturales y
económicos identificados con dominadores y dominados”31 Mediante
los estudios fronterizos, se afirma que existió un Pueblo originario del
territorio ocupado, pero que este se incorporó por diversos medios a
la nueva cultura, en este caso, que el Pueblo Mapuche se incorporó a la
sociedad chilena como una identidad étnica más.
En la década de 1980, y en oposición a la historia fronteriza difundida
por Sergio Villalobos, germina otra corriente, que pretende ser
construida desde, y con el Mapuche. Estos nuevos estudios, surgen de
forma paralela y a la vez como una respuesta a los estudios fronterizos,
enfatizando – señala Canales – la comprensión del contacto mapuchewingka desde un ethos interétnico:
Entre las décadas de 1980 y 2000, esta producción de
conocimiento ha puesto en relieve la noción, entre otras, de
«relación inter étnicas» como contrapunto de las «relaciones
fronterizas», con ello se resitúa el debate respecto de la
historia Mapuche y los vínculos con los españoles, mestizos
30 Villalobos, Sergio, Vida fronteriza en la Araucanía, el mito de la Guerra de Arauco,
Editorial Andrés Bello, Santiago, 1995, p. 9.
31 Ibíd. p. 12.
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y conchavadores en el mundo colonial chileno32.
Se podría señalar que estos estudios, al igual que los fronterizos, buscan
llenar un vacío historiográfico sobre temáticas indígenas, pero ahora,
desde una nueva óptica, rescatando y reivindicando la historia de un
Pueblo constantemente relegado, o en el mejor de los casos, incluido a
la historia de otro Pueblo, el chileno. Además, resulta característico de
esta nueva corriente historiográfica por una parte, la consideración de
nuevos mecanismos de entrada al conocimiento histórico, en específico,
la oralidad. Y una segunda característica a considerar, es que existe una
marcada interdisciplinariedad en los trabajos que buscan aprehender
al Pueblo Mapuche, todos aportando desde sus propios sitios, ya sea
la antropología, etnografía, sociología, lingüística, etc. Generando en
su conjunto, trabajos propios del ámbito historiográfico. Todas estas
disciplinas – propone Canales – están unidas “…por un denominador
que más que común resulta ser una fuente epistemológica que explica el
sentido de las proposiciones: el tiempo socialcultural, autoconstruido,
percibido, ordenado y descrito por los sujetos desde sus propias
experiencias, nociones e ideologías.”33
Se podría aventurar desde ya que uno de los grandes aportes generados
por parte de los estudios interétnicos, y que marca también el carácter
de estos, es un intento claro de desmitificar ciertas situaciones, que hasta
hace un par de décadas eran tratadas como verdades incuestionables. Así
lo explica, por ejemplo, Leonardo León, respecto de trabajos que abordan
el relato historiográfico sobre la Ocupación de la Araucanía, señalando
que “Los trabajos de los profesores Samaniego y Pinto, sumados a la
obra de Bengoa y Foerster, quiebran el silencio historiográfico chileno
respecto de los mapuches en el siglo XX”34
32 Canales, Pedro, ob. cit, p. 151.
33 Ibíd. p. 152.
34 León, Leonardo, “Ngulan Mapu (Araucanía): La ‘Pacificación’ y su relato
historiográfico, 1900 -1973”, Revista de Historia Social y de las Mentalidades, Nº 11,
Vol. 2, 2007, p. 3.
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Existe una extensa nómina de historiadores35 que se pueden asociar
directa o indirectamente con los llamados estudios interétnicos. Sin
embargo, y a modo de poder realizar una revisión historiográfica
acotada –acorde a la presente investigación– y que permita rescatar lo
más significativo de los estudios interétnicos, se presentará lo propuesto
por José Bengoa -considerado por Canales como uno de los “líderes
de esta orientación histórico-antropológica”36, Luis Carlos Parentini y el
propio Pedro Canales.
Pinto reconoce que del grupo de historiadores que destacan en los
estudios interétnicos de fines del siglo XX, la obra de mayor importancia
es Historia del pueblo mapuche, siglos XIX y XX, publicada de 1985 por
José Bengoa, esto fundamentado en dos razones: “En primer lugar, por
la utilización que hace de testimonios orales y textos mapuche recogidos
en numerosas fuentes, y, en segundo lugar, por la claridad con que
expone el proceso de ocupación, poniendo en evidencia una historia
que hasta entonces no había rescatado con tanta lucidez”37. Junto con
considerar que:
(…) éste surge entre otros motivos como respuesta clara y
directa a la obra editada por Villalobos en 1983, la «Historia
del pueblo chileno». A él le escribe y en parte a las corrientes
de opinión cercanas a dicho autor. Les dice intolerantes y
negadores de un ethos mestizo que nos caracterizaría a los
chilenos en particular y a los latinoamericanos en general38.
Además, claramente no se puede obviar el contexto en que es publicado,
35 Por nombrar a algunos: José Bengoa, Osvaldo Silva, Leonardo León, Rolf Foerster,
Sonia Montecinos, Guillaume Boccara, Jorge Pinto, Augusto Samaniego, Milan
Stuchlick, Pedro Canales, Luis Carlos Parentini, entre otros.
36 Canales, Pedro, ob. cit, p. 180.
37 Pinto, Jorge, La formación del Estado y la nación, y el pueblo mapuche. De la
inclusión a la exclusión, DIBAM, Santiago, 2003, p. 251.
38 Canales, Pedro, ob. cit, p. 183.
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para 1985 el Pueblo Mapuche vive un proceso de rearticulación política,
y el surgimiento de una gran cantidad de organizaciones, que buscan
la reivindicación de demandas indígenas ancestrales. El propio Bengoa
presenta el texto, bajo un cariz similar, planteando:
Nuestro intento ha sido rescatar esta historia olvidada,
negada, silenciada por nuestras culturas intolerantes. Cada
frase, cada relato, cada episodio recuperado, es un alegato
critico que rechaza la intolerancia y afirma el derecho de
los pueblos a ser como quieren ser, a vivir de acuerdo a
sus propias modalidades sociales. No solamente importa
que hayan muerto muchas personas, que se pueda hablar
de genocidio o etnocidio; importa más aún que se siga
pensando en forma intolerante39.
En términos generales, se puede afirmar que la línea discursiva que
sigue Bengoa es denunciante de las condiciones de subalternidad que
caracterizan la relación entre el Estado de Chile y el Pueblo Mapuche. Y
de los intentos de la historiografía por validar el genocidio o etnocidio
ocurrido hacia fines del siglo XIX, cuyos resabios son patentes incluso
hasta nuestros días.
Historia del Pueblo Mapuche, se podría reconocer como la antesala
de una gran cantidad de investigaciones y publicaciones, del propio
Bengoa y otros autores, que escriben no tan sólo para llenar un vacío
historiográfico, sino que también para denunciar y evidenciar las
atrocidades cometidas por el Estado y la historiografía, respecto del
Pueblo Mapuche. Se podría considerar así, que se inaugura una nueva
etapa en la historiografía chilena, que finalmente abandona el legado
positivista del siglo XIX.
Siguiendo con el estudio, resulta relevante considerar a Parentini
y Canales, puesto que ambos llevan a cabo la labor de generar una
39 Bengoa, José, Historia del Pueblo Mapuche, Ediciones Sur, Santiago, 1987, p. 5.
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revisión crítica del quehacer historiográfico referido a los Mapuche. El
primero en 1996, por medio del texto Introducción a la Etnohistoria
Mapuche, y el segundo en 2010, mediante el libro Tierra e Historia,
estudios y controversias acerca de la historia del Pueblo Mapuche en
Chile, 1950 – 2010, mediante el cual presenta una amplia y actualizada
revisión respecto de la relación entre historiografía y Pueblo Mapuche,
justamente en la época de mayor producción escrita en la temática,
y donde se presentan álgidas contraposiciones, que el autor logra
desplegar claramente, generando un vasto análisis sobre cambios y
continuidades que persisten hasta nuestros días, lo cual a su vez, da
paso para la generación de nuevos trabajos de similares características,
uniendo visiones desde la corriente interétnica, hacia la historiografía
Mapuche.
Las iniciativas de Parentini y de Pedro Canales, dan cuenta de
transformaciones significativas en términos historiográficos. Por una
parte, se debe considerar que la temática Mapuche despierta el interés
de un amplio sector de escuelas de historia (y disciplinas afines) en el
país, vale decir, ya no es un tema aislado y difícil de reconocer. Y en
segundo término, da cuenta de que ha existido un avance en el estudio
del Pueblo Mapuche, que ha suscitado controversias –especialmente a
partir de la segunda mitad del siglo XX-, que sin duda alguna, significan
un aporte a los debates de la historiografía chilena, y el enriquecimiento
de la misma en términos de discusión teórica y batalla discursiva.
Aun cuando Bengoa, y diversos historiadores y otros cientistas sociales
(Rolf Foerster y Sonia Montecinos entre otros)40 que se podrían
encasillar como autores de los estudios interétnicos, significaron un
aporte sustantivo al estudio de la historia del Pueblo Mapuche, hasta
fines del siglo XX, sigue existiendo un vacío evidente y es que “…los
Mapuche no han tenido lugares preponderantes en la articulación
de textos históricos acerca de los Mapuche, ni como sujetos «con
40 Ver Foerster, Rolf y Monbtecino, Sonia. Organizaciones, líderes y contiendas
mapuche. CEM: Santiago. 1988.
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historia» ni como «expertos» que develan una historia”41. Situación que
paulatinamente ha ido cambiando, en el presente siglo, por medio del
posicionamiento público de forma masiva, de investigadores y cientistas
sociales Mapuche que da cuenta de su propia historia y realidad, entre
los cuáles se puede mencionar a Pablo Marimán, Sergio Caniuqueo,
José Millalén, José Cabrera Llancaqueo, Fernando Pairicán, Elicura
Chihuailaf, Rodrigo Levil, entre otros.
Conclusiones
Como primera conclusión de la presente investigación, es posible
aseverar que el papel de la historiografía en la construcción de la
Historia del Pueblo Mapuche, constituye un hecho insoslayable. Es parte
de la labor historiográfica construir un relato sobre la experiencia y el
desarrollo de los diversos pueblos y civilizaciones. Ahora bien, desde
las perspectivas socio-críticas surgidas durante el siglo XX, las ciencias
sociales han demostrado que los relatos historiográficos no constituyen
descripciones objetivas e imparciales de la realidad, sino que contienen
apreciaciones e ideologías que estructuran y dan forma a dichos relatos.
En el caso de la historiografía chilena, desde sus inicios en el siglo XIX,
ésta se vio fuertemente influenciada por las corrientes filosóficas liberales
y positivistas hegemónicas. De esta forma, la construcción de la Historia
del Pueblo Mapuche se vio marcada por una perspectiva eurocéntrica
cargada de un fuerte racismo, que sirvió en términos políticos como
justificación de la invasión de la Araucanía.
Esta perspectiva decimonónica tuvo un gran impacto en la historiografía,
reproduciendo el relato eurocéntrico incluso hasta mediados del siglo
XX. Ejemplo de esto lo constituye Sergio Villalobos, un referente
historiográfico de gran peso para el sistema educativo chileno hasta no
hace muchos años atrás, que restableció y profundizó los estereotipos
41 Canales, Pedro, ob. cit, p. 204.
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creados por Vicuña Mackenna y Barros Arana durante el siglo XIX.
El quiebre con estos resabios de la historiografía liberal-positivista
no se produjo sino hasta la aparición de los estudios interétnicos, los
que permitieron a través de un enfoque interdisciplinar, romper con
la visión eurocéntrica, y reconocieron al Pueblo Mapuche como un
sujeto distinto, pero equivalente al hombre blanco que lo invadió. Este
reconocimiento del otro, sumado a las denuncias de las invasiones y
genocidios por parte del Estado chileno, permitieron vislumbrar la
Historia del Pueblo Mapuche sin el sesgo ni el carácter ideológico con
que se había presentado desde la historiografía decimonónica.
Para finalizar, aportamos una reflexión que nace desde, el denominador
común del grupo de investigación Abya Ayala, nuestra profesión docente.
Es preciso realizar una revisión crítica no sólo de la historiografía chilena,
sino también de los instrumentos creados por el sistema educativo. Es
necesario que paralelamente se produzca un cambio de perspectiva en los
Planes y Programa de estudio que emanan del Ministerio de Educación,
pues es el sistema educativo la principal forma de reproducción masiva
de los relatos proporcionados por la historiografía.
Una reconsideración de la historia, costumbres y características del
Pueblo Mapuche, no se realizará completamente si permanecen
reproduciéndose en la escuela relatos colonialistas que no hacen más
que fomentar y profundizar los estereotipos y sesgos que la historiografía
decimonónica heredó. En este sentido, el papel de los cientistas sociales
no debería quedar aislado en la Academia, sino que deberían extrapolar
las disputas historiográficas al campo educativo. Resulta imposible eludir
que la escuela constituye un espacio político esencial para un cambio en
las mentalidades de la sociedad chilena, pues el Estado promueve forma
permanente a través de la asignatura de Historia, Geografía y Ciencias
Sociales, un nacionalismo homogeneizante que encubre la diversidad
cultural y étnica de ese territorio.
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“EL SISTEMA COLONIAL NOS ENSEÑA A AUTODESPRECIARNOS”
Ariruma Kowii, pensamiento y desafíos de un
poeta Kichua Otavalo en Ecuador, 1990-2014.
“COLONIAL SYSTEM TEACHES US TO AUTO-DESPISE”
Ariruma Kowii, thinking and challenges of a poet
kichua Otavalo in Ecuador, 1990-2014.
Pedro Canales Tapia1
Patricio Macaya Bermejo2
Recibido: 15 de octubre de 2015
Aceptado: 10 de diciembre de 2015
1 Académico e investigador del Instituto de Estudios Avanzados. Universidad de
Santiago de Chile. Este trabajo ha sido desarrollado en el contexto del proyecto
FONDECYT-INICIACION N° 11121231. E mail:
[email protected]
2 Profesor de Historia. Universidad de La Frontera de Temuco. Actualmente es
estudiante del Programa de Magister en Historia, Universidad de Santiago de Chile.
E mail:
[email protected]
“EL SISTEMA COLONIAL NOS ENSEÑA A AUTO-DESPRECIARNOS”
Ariruma Kowii, pensamiento y desafíos de un poeta Kichua Otavalo en Ecuador, 1990-2014.
Resumen
Las siguientes líneas son un esfuerzo reflexivo, crítico y
actual del rol de los y las pensadores indígenas en territorios
circunscritos a Abya Yala -Latinoamérica-, en contextos
complejos, signados por la dinámica neoliberal, y el
resurgimiento del anhelo modernizador de las repúblicas
y sus sociedades dominantes. Todo esto en detrimento de
los pueblos y nacionalidades indígenas de la región, que
al igual que en el siglo XIX, son obligadas a asimilarse
y perder su identidad como pueblo. Es en este escenario,
que la voz y reflexión del lingüista-poeta Ariruma Kowii,
kichua Otavalo, cobrar sentido, fuerza y resignificación de
los debates.
Palabras claves:
Pueblos indígenas - Pensadores indígenas - Desafíos étnicos
– Colonialismo - Descolonización.
Abstract
The following lines are a reflective, critical and current
efforts and the role of indigenous thinkers in circumscribed
territories Abya Yala -Latin American- in complex contexts,
marked by neoliberal dynamics, and the resurgence of the
modernizing longing of the republics and their dominant
societies. All this at the expense of indigenous peoples
and nations of the region, as in the nineteenth century, are
forced to assimilate and lose their identity as a people. It
is at this stage that the voice and reflection linguist-poet
Ariruma Kowii, kichua Otavalo, make sense, strength and
redefinition of debates.
Keyword:
Indigenous Peoples - Indigenous Thinkers - Ethnic
Challenges - Colonialism - Decolonization.
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PEDRO CANALES TAPIA, PATRICIO MACAYA BERMEJO
Introducción
Ecuador ha vivido en los últimos sesenta años numerosos momentos de
crisis y expectación nacional-popular. Luego de la “Revolución gloriosa”
de mayo de 1944, encabezada por José María Velasco Ibarra, este país ha
experimentado, al igual que los demás países latinoamericanos, proceso
de transformación y modernización que, junto con ir deteriorando el
medio ambiente y explotando sus recursos, ha perpetuado la imagen
barbarizada de los pueblos indígenas integrados en dicho Estado
nacional. Recién a mediados de la década de 1980 con la fundación de
la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE,
los pueblos indígenas comenzaron un proceso de reivindicación de
derechos y asumieron, como nunca antes, un peso político gravitantes
en esta nación, que dio paso al reconocimiento de Ecuador como un
Estado plurinacional3. Varios autores, entre ellos José Bengoa, definió
este contexto como “emergencia indígena”4, lo que abrió el debate acerca
del rol e impacto del movimiento indígena continental en los años 90 y
de ahí en más.
En este sentido, Ariruma Kowii es uno de los referentes indígenas más
connotados de la historia reciente de Ecuador, junto a otros referentes
como Luis Macas por citar un ejemplo gravitante5. Su impronta como
kichua Otavalo en contexto plurinacional, ha hecho de este pensador
y lingüista, una voz relevante en la construcción de un nuevo tipo de
Estado, y con ello del lineamiento de una nueva sociedad ecuatoriana.
Como académico y político -indiquemos que ha sido vice ministro de
3 Ver Dávalos, Pablo (comp). Pueblos Indígenas, Estado y democracia. CLACSO.
Buenos Aires, Argentina. 2005.
4 Bengoa, José. Emergencia indígena. FCE. Chile. 1999, p. 15.
5 Ariruma Kowii posee un número considerable de libros ya artículos publicados,
entre los que destacan los siguientes: Propuestas y retos para la construcción del
Estado pluricultural, multiétnico e intercultural del Ecuador (2006); El proceso de
civilización y descivilización en los pueblos indígenas del Ecuador: el caso de los
kichwa Otavalo (2009); Diversidad e interculturalidad (2011) y Derechos lingüísticos,
derechos humanos y derechos colectivos en Ecuador (2014) entre otros.
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Ariruma Kowii, pensamiento y desafíos de un poeta Kichua Otavalo en Ecuador, 1990-2014.
educación y actualmente se encuentra ligado a la Universidad Andina
Simón Bolívar de Quito- Kowii, representa el fiel reflejo del kichua
Otavalo que salió a las calles en 1990, en tiempos de pachakutik, a
reclamar respeto y cambios en la forma de tratar a los pueblos indígenas;
de ahí en más el movimiento étnico en Ecuador cobró gran relevancia
y como actor político, saltó a la primera línea de decisiones nacionales.
En la conversación que a continuación presentamos, Ariruma Kowii
reflexiona acerca de la situación indígena actual, el “silencio” de los
últimos años del movimiento indígena en Ecuador6 y del rol que han
ido cumpliendo los pensadores (as) e investigadores (as) indígenas en
el nuevo marco de referencias definido a partir de las movilizaciones de
la década de 1990 y 2000, más aún cuando existen diferentes miradas
acerca del sitio y labor de éstos actores en el concierto actual. Como
ejemplo, sólo un caso. El historiador mapuche José Mariman sostiene
que el trabajo de historiar y hacer análisis político de la coyuntura étnica,
es parte de una labor intelectual, distanciándose eso sí de la figura clásica
del intelectual, no obstante, serlo, indica Mariman7.
Ahora bien, esta presentación asume como escenario de discusión, lo
que Héctor Nahuelpan ha denominado en este mismo medio de debate
“el lugar del indio en la investigación social”8, toda vez que en contextos
marcadamente colonialistas, un kichua Otavalo como lo es Kowii se
erige como interlocutor entre lo que podríamos denominar el sistema
Universidad, la sociedad dominante y los pueblos indígenas. La mirada
de Nahuelpan hace alusión a la representación decimonónica que la
6 Toledo, Víctor. “Políticas indígenas y derechos territoriales en América Latina:
1990-2004 ¿Las fronteras indígenas de la globalización?”. Pueblos Indígenas, Estado y
democracia. Dávalos, P (compilador). Buenos Aires: CLACSO. 2005. p. 68.
7 Canales, Pedro. “Intelectualidad mapuche, problemáticas y desafíos. Conversación
con el historiador José Marimán Quemenado”. Revista Cuicuilco, n° 56, ENHA. México.
2012. pp.223-228.
8 Nahuelpan, Héctor. “El lugar del “indio” en la investigación social. Reflexiones en
torno a un debate político y epistémico aún pendiente”. Revista Ciencias Sociales, n° 24,
UACH, Valdivia. 2013a. p. 71.
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investigación social, perpetuó respecto de los pueblos como el Mapuche
y el Otavalo más puntualmente, como inferiores. Indica el autor: “El
colonialismo es también un proyecto cultural donde el conocimiento
habilitado por la conquista o producido por ésta, contribuye a la
formación y renovación de relaciones de control y subordinación
social”9. Esto, según el mismo Nahuelpan en otro texto, da cuenta entre
otras aristas de lo que él denomina “zonas grises” de la historia étnica,
en el caso puntual del autor, de las historias Mapuche10.
Bajo este prisma, la propuesta metodológica y teórica de Ariruma Kowii
es un contrafuerte al estereotipo colonial y subalternizador del indígena,
propulsada sistemáticamente por la investigación social. En este
caso, desde la misma trinchera del asimilacionismo e invisibilización
étnica, este lingüista, así como otros historiadores (as), antropólogos
(as) y sociólogos (as), por nombrar algunas líneas de trabajo, han ido
hilvanando nuevas propuestas epistemológicas, desde indicaciones de
descolonización11 y subalternidad12. Este lingüista y poeta no se confunde:
para él hablar de intelectualidades étnicas es un medio para desacreditar
a los indígenas que están escribiendo e investigando; es una forma de
“involucrarlos” y con ello echar por tierra, sus propuestas, críticas y
cuestionamientos al modelo colonial imperante. Todo un desafío según
Kowii, un verdadero punto de partida de un nuevo caminar.
9 Nahuelpan, Héctor. “El lugar del “indio”… op. cit. p. 76.
10 Nahuelpan, Héctor. “Las “zonas grises” de las historias Mapuche”. Revista de historia
social y de las mentalidades, n° 17, USACH. 2013b. pp.11-33.
11 Canales, Pedro. “Intelectualidades indígenas en América Latina: perspectivas de
descolonización”. Revista Universum, n° 29, Vol. 2. Universidad de Talca. Talca. 2014.
p. 50.
12 Ver Spivak, Gayatri. ¿Pueden hablar los subalternos? Orbis Tertius. Año 3, N° 6.
Mar del Plata: FAHCE. 1998.
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Semblanza inicial
Las raíces, la familia y la comunidad, en el inicio de un relato dan cuenta
de los contextos históricos, sociales, políticos y económicos desde donde
se erigen los sujetos que hablan, recuerdan y elucubran en torno a su
indigenidad y el peso del colonialismo interno que afecta a las naciones
americanas. Por este motivo, consideramos adecuados los apuntes de
infancia y gregariedad, consignados por Ariruma Kowii.
A partir de sus raíces y conocimiento situado ¿Cómo puede definir
Ud. su configuración como pensador, poeta y profesor kichua
Otavalo?
Soy de la comunidad kichua, de la comunidad de los Otavaleños.
Otavalo está de la capital hacia el norte, a una hora y media; y es una
comunidad que tiene una fuerte tradición de comerciantes, productorescomerciantes y también con mucha afinidad al arte; la música, la danza,
el teatro, el tejido, la pintura. Hay mucha afinidad.
Yo provengo de una familia kichua que siempre ha sido muy orgullosa;
en general la comunidad Otavaleña, como grupo étnico. En los
Otavaleños siempre ha habido como un orgullo de ser Otavaleños, y
siempre se han identificado como Otavaleños. Entonces, digamos que
en medio de este proceso de opresión que hemos tenido, tanto en el
sistema colonial como en la república; estas particularidades de este
orgullo de ser Otavaleños, ha ayudado mucho para que las dinámicas,
tanto de confrontación, de resistencia en su debido momento se resalte,
y claro, nosotros, las nuevas generaciones, al percibir todavía ese orgullo
de pertenencia a sus tradiciones.
Pertenencia a un pueblo, eso nos ha motivado mucho para que
contrastemos con la realidad. Una realidad agresiva, de exclusión.
Entonces, eso nos ha motivado, para que en la experiencia personal,
también uno se sienta, o al estar en medio de todo eso, nos involucremos
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en estos procesos de reafirmación de la identidad de nuestros pueblos, y
también de la lucha de los derechos de nuestros pueblos.
Entonces, yo he tenido la suerte de pertenecer a una familia que siempre
ha sido orgullosa de sus orígenes, y a una comunidad que igual siempre
ha sido orgulloso de lo que tiene y de su gastronomía. Por suerte, igual
digamos, el lugar donde vivimos en un sitio que está lleno de mitología
de nuestros ancestros, y es una mitología que está muy viva, está muy
presente. Está muy presente en la memoria, tanto de los indígenas como
de los mestizos, entonces eso también ha ayudado para que sea fuerte
esa identidad en nuestra población.
Una discusión que no se ha dado
En todas partes y ocasiones, la noción de intelectualidades indígenas
aflora en la discusión, no obstante, no se han dado las instancia para
debatir la pertinencia e idoneidad de dicha clasificación a la hora de
nombrar a pensadores, investigadores y/o cientistas sociales indígenas.
En esta ocasión lo hacemos y abrimos el debate.
¿Es adecuado según su parecer profesor Kowii, catalogar de
“intelectuales” a investigadores(as) y pensadores(as) indígenas
que hoy reivindica su derecho a escribir la historia de sus pueblos?
¿Tiene algún cuestionamiento al concepto?
Creo que son conceptos que no encajan a las maneras de ser de los
pueblos indígenas; o sea yo creo que es un concepto que de pronto
está bien en la realidad de donde proviene, o sea si en la realidad de la
población no indígena, o la población mestiza, o la sociedad occidental,
estos conceptos están vigentes porque la sociedad así funciona. De hecho
el sistema occidental pues es un sistema que tiene sus orígenes en una
visión estratificada de la sociedad, y siendo esa la esencia digamos, de
una esencia estratificadora, de hecho pues, su visión de vida y la forma
de organizarse y la manera de cómo reconocerse entre ellos mismos es
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a través de estos dispositivos, de ir creando o innovando conceptos que
marquen la diferencia del uno hacia el otro, porque son distancias que
se establecen cuando se usan conceptos de este tipo.
En ese sentido, ese concepto no estaría respondiendo a una perspectiva
más andina o más indígena, porque la manera de ser, en cambio, de
los pueblos indígenas, históricamente siempre ha sido, digamos,
más amigable. De alguna manera nosotros tenemos referentes de
organización social y de referentes culturales, que están mediados
por una práctica más comunitaria, más solidaria, pero sobre todo esta
particularidad de haberse fomentado un sistema de organización social,
un sistema de vida que está concentrado en el concepto del Ayllu como
sistema comunitario. Y los roles de autoridad que existían, pues. La
idea de autoridad siempre ha sido como una especie de guía. Primero,
siempre tiene que haber cumplido cierta experiencia, cierta sabiduría, y
esas personas eran consideradas como unos guías, como unos maestros
mayores digámoslo así, pero en esa idea de ser más amigables, donde no
marcar estas diferencias.
Creo que tenemos un problema en la actualidad que es necesario revisar:
es la manera como se escribe la historia de nuestros pueblos, porque por
ejemplo, en el caso de los Andes, los cronistas que escriben sobre lo que
vieron acá, escriben desde los conceptos y los esquemas en los cuales
ellos se han formado en esa época, y para ellos, digamos, su referente es
los reyes, los súbditos, entonces tenemos el rey y los súbditos.
Entonces cuando vienen acá y ven una sociedad, o con la sociedad
que se encontraron, y la manera de describir al principal, en este caso
al Inca, era decirle que era el rey. Entonces, creo que tenemos que
preguntarnos si Inca significa rey, digamos rey es la representación de
lo feudal, del feudalismo. Pero si nos ponemos a pensar un poco de
cómo estaban organizadas nuestras sociedades acá, el Inca… no es que
tenía un reinado y la gente no era considerada como sus súbditos, había
otros parámetros. Y en esas circunstancias, Inca no significa rey. El Inca
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es un guía espiritual, es un maestro, una especie de maestro. Entonces
creo que es importante que en la actualidad todos, no solamente los
indígenas, sino quienes estamos inquietos y estudiando todos estos
temas, es necesario que revisemos estas concepciones y recuperemos los
sentidos con los cuales estaba organizada la población, porque eso nos
va a ayudar más a comprendernos a nosotros mismos. Entonces yo creo
que debemos buscar otras maneras, claro que por el mismo proceso que
hemos tenido que vivir, de pronto hay compañeros que si les gusta que
les digan intelectuales, porque lamentablemente ya han sido infectados
por los procesos de formación, y bueno pero igual lo tenemos que
comprender y dialogar, para que podamos hacer este ejercicio de
interpretarnos más de acuerdo a nuestras propias realidades.
¿Usted ve una alternativa a esta categoría occidental, cientificista
y hasta podríamos denominarla funcional al modelo racionalista
que controla los procesos de producción de conocimiento social?
Si claro, o sea, por ejemplo en la comunidad. Teníamos hace algunos
años, más menos por fines del setenta, en el ochenta, una actividad
cultural fuerte; había un compañero, muy entusiasta que promovía
actividades culturales. Entonces en esa época la gente le decía Taita
Cultura; entonces la gente misma va construyendo de pronto esos
referentes.
Entonces la gente, de lo que si se escucha en el día a día de la comunidad,
es decir “mira, él sí ha estudiado”. Entonces esos referentes de “él sí
ha estudiado”, es el referente que desde la comunidad identifica a las
personas que estamos de pronto en estos roles de estar escribiendo o de
estar involucrados en los centros educativos, en la academia. Pero claro,
son diferentes ambientes.
De pronto en un ambiente más urbano, estos conceptos son los más
afines y claro, yo creo que depende mucho a las coyunturas. En una
conferencia les decía a los compañeros aquí en Quito, que por ejemplo,
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antes del levantamiento de 1990 -aquí en el Ecuador tuvimos una
rebelión muy fuerte-, para el imaginario de toda la población no indígena
el Indio era o agricultor, cargador, o empleada doméstica. Entonces ese
imaginario es el que ha prevalecido, porque siempre se ha manejado
la idea de que los indios no están para los estudios. Pero después del
levantamiento del noventa, los medios de comunicación evidencian de
que si ha habido gente que ha estudiado, que ha hecho su licenciatura,
que es abogado, que es médico, y así. Y a raíz de esa rebelión, cuando
estamos en diferentes eventos, la población mestiza siempre nos dicen
que somos doctores. Entonces, yo les decía que estoy agradecido con
el levantamiento del noventa, porque cuando tienen que referirse a
nosotros nos dicen que somos doctores, pero en ese caso es un hecho,
un acontecimiento social importante que ha modificado esas visiones,
sin que necesariamente lo seamos, pero si nos dicen, pues a buena hora.
Ahora bien, ¿Cuál es el sello que identifica y da singularidad a
las propuestas de investigadores (as) y cientistas sociales indígenas
hoy en día?
En ese sentido, difícilmente podríamos pensar de que somos diferentes,
porque incluso en las mismas comunidades, o sea, como se da el
reconocimiento. O sea en las comunidades el reconocimiento se da en
la medida en que los sujetos van construyendo evidencias; evidencias de
su disciplina, de su responsabilidad, de su respecto consigo mismo, con
la familia, con la comunidad, de su responsabilidad de su comunidad
con otras comunidades, de su consecuencia consigo mismo y con la
comunidad también.
Si es que el sujeto va construyendo eso pues, la comunidad también va
marcando los reconocimientos y dependiendo de esos niveles que van
logrando le iban asignando responsabilidades. Entonces, yo creo que
igual en todas las culturas los sujetos… siempre ha habido la visión de
la responsabilidad que implica el desarrollo de una acción, o la idea de
cómo uno se va especializándose en algún tema determinado, que eso
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también existe en nuestras comunidades, o sea, por algo es que tal vez
de pronto en nuestras comunidades andinas, no todo el mundo puede
ser un Yacha o un Chaman, o lo que ustedes los mapuche llaman los
Machis, o sea no todo el mundo puede hacer eso. Son personas que
tienen sus particularidades o su dedicación, su constancia que hace que
logren esos niveles de conocimiento y si es que lo hace bien, pues igual
hay un reconocimiento.
Entonces, yo creo que depende mucho de cada uno de los sujetos, de
los individuos, de cómo vamos construyendo todo ese proceso, porque
esas dinámicas nos pueden permitir estar articulados, mantenernos
articulados a la comunidad o en su defecto nos distanciamos. Entonces
hay diferentes niveles de reconocimiento, porque uno de los riesgos que
creo que tenemos en el caso de las… bueno, yo creo que igual en el
mestizo como en el indígena, pero en el caso particular de los indígenas
tenemos el riesgo de distanciarnos, de desarticularnos de la comunidad
y tenemos el riesgo de que si es que no somos claros en los roles que
debemos cumplir, entonces corremos el riesgo de discriminar a nuestra
propia población. Y eso lo hemos visto, tenemos varias experiencias
de cómo la idea o la concepción del mismo conocimiento, o de la
concepción del poder, de pronto no lo hemos adecuadamente o nos
hemos dejado absorber por visiones tergiversadas de cómo ser autoridad
o como ser una persona que de pronto conoce algo, porque claro, dentro
de la historia de nuestros pueblos la idea de la oralidad y la escritura
misma ha marcado diferencias. La oralidad viéndolo como algo inferior,
la escritura como algo superior.
Resulta que si un indio domina la escritura, entonces ya se siente
superior a su propia comunidad y eso es el resultado de estos procesos
de colonización; de cómo seguimos siendo víctimas de una ideología
dominante. Entonces en eso, para las nuevas generaciones también es un
gran reto. Tenemos que hacer un doble o triple esfuerzo por desvirtuar
o desmontar toda esta ideología dominante que lamentablemente nos
transmiten en los mismos centros educativos y la sociedad en sí misma
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y los medios de comunicación. Entonces estamos cotidianamente
bombardeados por esta ideología, y claro, es un gran reto para -en este
caso-, los pueblos indígenas el comprender todo eso y reafirmarnos más
en las fórmulas más comunitarias.
Acerca de epistemologías y otras ideas
La construcción social de conocimiento desde diversos umbrales y
marcos de problematización, han develado la necesidad de revisar las
prácticas investigativas y las rutas por las cuales estás han transitado
en los últimos decenios. De este modo, la construcción epistemológica,
como elaboración y discurso, resulta ser un aspecto clave en esta
coyuntura. He ahí la interrogante.
En la misma línea de lo que ha dicho anteriormente ¿Cuál es
su reflexión cuando actores indígenas proponen construir una
epistemología eminentemente étnica? ¿Cuál es su postura frente
a eso?
Creo que no tenemos que no tenemos que construir una epistemología
propia, porque eso existe. La herencia de nuestros antepasados pues eso
está ahí. Otra cosa es que nosotros trabajemos para que ese conocimiento
que existe, que ha sido maltratado, que ha sido invisibilizado, que ha
sido oculto, lo visibilicemos. Entonces, es un conocimiento que está
y que además está disperso. Entonces, creo que nosotros debemos
preguntarnos ¿Cuáles es el rol de las actuales generaciones?, para que
esa dispersión que hay de ese conocimiento lo logremos sistematizar, lo
condensemos, con la finalidad de que lo volvamos a institucionalizar.
Creo que el trabajo que debemos hacer es de institucionalizar esas
matrices, esos dispositivos culturales o esas epistemologías al interior
de nuestras comunidades, porque nosotros tenemos un gran reto, o sea,
tenemos el gran reto no solamente de enfrentarnos a toda una visión
hegemónica globalizada, o sea tenemos además de todo este fenómeno
hegemónico globalizado, tenemos también lo regional. Pensemos que
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todo Sudamérica es una gran región, y sobre esta gran región todavía
pesa mucho las formulas hegemónicas de la globalización. En toda
esta región, digamos, prevalecen mucho estas fórmulas de occidente. Y
aparte de eso, digamos, dependiendo de las particularidades históricas
de cada uno de nuestros países, también hay una hegemonía local, que
es una hegemonía local que no se ha logrado independizar del molde
europeo, y sobre lo cual nosotros también tenemos el reto de intervenir,
de influir en estas diferentes dimensiones, de tal suerte que logremos ir
posicionando en diferentes niveles, lo que sería lo que ahora se habla,
bueno, a mí me gusta más decir las matrices, nuestras propias matrices,
las matrices de nuestros antepasados.
La misión es comprender eso. Allí hay un gran reto, porque nosotros
mismos como que necesitamos dejar a un lado o reconocer que es lo que
han sembrado en nosotros en el colegio, la universidad, la sociedad, los
medios de comunicación. En nosotros han sembrado tantas cosas que
debemos tener la suficiente intuición y conocimiento y decir “bueno,
esto es lo que nos sembraron a nosotros y a ver qué es lo de nuestro
pueblo”, sin caer tampoco en esencialismos, en fundamentalismos y tener
la suficiente objetividad. Yo creo que un gran reto para nosotros, no solo
los indígenas, sino para la población mestiza es ser lo suficientemente
objetivos. Yo creo que una herencia de nuestros mayores es el ser
pragmáticos del ser objetivo. Creo que esas virtudes tenemos que
aprenderlas, y desde ahí tener la suficiente habilidad para poder trabajar
en este gran ejercicio de poder reconfigurar esos conocimientos, esa
sabiduría de nuestros ancestros.
Tomando en cuenta el título de un libro editado por Claudia
Zapata en Chile13, en el cual usted escribió; si le preguntara hoy
13 Zapata, Claudia. 2007. Intelectuales indígenas piensan América Latina. Ecuador:
.Editorial Abya Yala. En un libro de 2013, titulado Intelectuales indígenas en Ecuador,
Bolivia y Chile, editado por ediciones Abya Yala de Ecuador, Zapata indica lo siguiente:
“(...) los intelectuales indígenas son aquí intelectuales situados, como lo indica la
necesidad de agregar la palabra “indígena”, que actúa como anclaje político-cultural,
transformándose así en el eje que articula las distintas prácticas intelectuales que ellos
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día, y según el título de dicha obra: “¿Qué están pensando los
intelectuales indígenas hoy día en Ecuador?
Estamos con la misma inquietud, con la misma interrogante de asumir
ese gran reto del rol que nos toca cumplir. A mí me parece que todavía
nos hace falta más compromiso, más decisión… o sea más compromiso
en el sentido de no quedarnos en un discurso; de evitar en lo posible caer
en esencialismos y de ponernos a trabajar con mucha responsabilidad,
para poder sistematizar también lo nuestro, porque a mí me parece que
es un riesgo cuando invalidamos todo lo de occidente y pensamos que
lo indígena es lo bueno.
Entonces, está bien, si decimos que lo indígena es bueno, entonces
bueno, pero ¿qué?, ¿cómo es todo eso?, ¿dónde están sus fundamentos?
Por decir, hablamos de que hay un derecho indígena, hay una justicia
indígena, pero a ver, ¿cómo es esa fundamentación? Creo que el riesgo que
tenemos es que todavía nos quedamos en generalidades y no logramos
trabajar más el fin. ¿Cómo hacemos ese tejido?, ¿cómo entendemos
que en ese tejido, pues de pronto hay símbolos, representaciones y una
fundamentación? Creo que nos hace falta exigirnos más y escribir sobre
nuestros pueblos.
En Bolivia, Perú y Chile entre otros países se está abordando
de manera más recurrente la discusión sobre colonialismo y
descolonización. En Ecuador ¿Cómo se ha llevado a cabo este
debate?
Si, también. Estamos en las mismas dinámicas, pero yo creo que un
gran reto que tenemos es el asumir… o sea, ¿cómo vencer la autocolonización?, ¿cómo vencer el auto racismo que tenemos en nosotros?
Y en ese sentido creo que tenemos que trabajar mucho.
Yo creo que un gran logro del sistema colonial y republicano es el
realizan” (2013: 69).
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empobrecimiento espiritual de nuestros pueblos. El empobrecimiento
de la memoria de nuestros pueblos. Y este empobrecimiento creo
que incluso afecta en la dirigencia indígena contemporánea, en los
profesionales indígenas contemporáneos.
Entonces, ¿cómo logramos evidenciar esa colonización? En el caso
ecuatoriano, por lo menos creo que lo conozco y me atrevo a decir,
por ejemplo: tenemos una dirigencia política, tenemos profesionales
indígenas. Todos hablamos de la importancia de los derechos
colectivos, de la importancia de los derechos culturales, la importancia
de la lengua. Pero resulta que la gran mayoría de quienes hablamos de
eso no hablamos la lengua y muchos ya estamos distanciados de las
comunidades. Si bien estamos construyendo un discurso, pero es un
discurso que está muy distante de la práctica. Entonces creo que ahí
tenemos una gran contradicción y una gran debilidad, porque en la
realidad y en la práctica, en el caso de la lengua, ya no hablamos la lengua.
Entonces, el indicador de cuan fuerte es nuestros niveles de conciencia
está ahí. Entonces, nosotros necesitamos en principio recuperar la
antigua tradición de nuestros antepasados, que siempre se preocuparon
de trabajar en diferentes dimensiones. Por un lado, la única manera de
cómo puedo referirme es que, por ejemplo, el ser del espacio.
Es importante que trabajemos en comprender el ser del espacio, en el
sentido de que el espacio, el lugar donde vivimos es un espacio que tiene
memoria. Es un espacio que desde el discurso de nuestros mayores
se lo reconoce como la madre tierra, el universo, la naturaleza que
tiene vida, que también es un sujeto, que no es una cuestión; porque
ahí está una visión de vida, porque coincidimos en todos los pueblos
indígenas. Entonces esa visión o esa filosofía o esa espiritualidad que
está disminuida, creo que tenemos que trabajarla. Y por otro lado, pues
también el trabajo que hacían sobre el ser individual, o sea, esa visión
de vida, esa visión del poder, esa visión de autoridad que se comentaba
en nuestras poblaciones, digamos, esa visión de desarrollo. Si esa visión
de desarrollo respondiera a la visión que antiguamente tenían nuestros
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pueblos, entonces esa visión está mediatizada por una cuestión de
armonía, de solidaridad.
Pero si seguimos dejándonos vence, de que esa visión de desarrollo es no
sé, más títulos o más dinero, entonces siempre vamos a seguir actuando
desde un comportamiento colonizado. Yo creo que tenemos esos retos,
de cómo vencernos a nosotros mismos. Bueno, en algunas charlas que
he tenido con compañeros de las comunidades, siempre les he dicho
que el principal reto que tenemos es vencernos a nosotros mismos.
Porque a veces siendo dirigente o estudiados reivindicamos nuestros
derechos, pero en la práctica hacemos todo lo contrario y que, más bien,
la gente que está viviendo en las comunidades son más consecuentes.
Probablemente lo que ahí hace falta es más conciencia de lo que se hace
o comprender la dimensión política que implica.
Si estoy en la comunidad hablo en mi propia lengua, pues ¿eso que
implica?, tiene una dimensión muy importante. Lo contrario con la
gente que estamos en la ciudad, de pronto tenemos conciencia de la
importancia de un discurso de reivindicación de derechos, pero en
cambio en la práctica no lo hacemos, porque a la hora de la hora nos
dejamos vencer por la comodidad de lo que nos ofrece el sistema actual.
Entonces, creo que el gran reto es vencernos a nosotros mismos y luego,
pues también ir torciéndole el brazo al sistema. Y en esa dinámica, creo
que es muy importante trabajar en la comprensión de la dimensión
política de la ritualidad. O sea, yo creo que en general nuestros pueblos
indígenas… el ritual es muy fuerte, tiene mucha fuerza y creo que
debemos trabajar en la comprensión del rol de los rituales y recuperar
esa fortaleza de los rituales, porque bien trabajado el ritual, creo que ahí
se suma tanto la parte cultural, la parte espiritual como política también,
porque además eso permite que el lenguaje tenga otras dimensiones.
Que no sea un lenguaje tan frio como el discurso de un dirigente político
o un dirigente sindical, porque es un discurso en donde está mediado
por la racionalidad y el corazón. Me parece que ahí necesitamos
mucho trabajar con nosotros mismos, sobre todo con quienes estamos
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proponiendo los mismos derechos.
Movimiento y pensamiento
En contextos signados por la impronta colonial y el indigenismo
institucional en su forma multiculturalista, el vínculo entre los
movimientos étnicos y los pensadores (as) indígenas es un ejercicio
que debiese ser cotidiano y que de otra forma debieses retroalimentar
a ambas partes. La pregunta que a continuación se esboza, y más su
respuesta, nos dan pistas para la reflexión.
La última consulta tiene dos partes: se refiere a la intelectualidad
indígena y al movimiento indígena ecuatoriano. ¿Cuál ha sido
la relación, al menos desde el noventa en adelante entre los
investigadores y cientistas sociales indígenas y el movimiento
étnico? Y lo otro, ¿Qué pasó con el movimiento indígena en
Ecuador, potente y decidido, que pareciera hoy ya no existir en
esos términos?
En la primera parte, yo creo que el levantamiento indígena de 1990
marca diferentes fenómenos. Por decir, antes de mil novecientos
noventa había unos profesionales o unos intelectuales indígenas o
futuros profesionales, porque en esa época más estudiantes, pero había
una presencia de más estudiantes indígenas en el movimiento indígena,
tanto local como regional y nacional, y además es una etapa donde hay
mayor militancia.
Después del levantamiento del 90’, por la rebelión que hubo, se catapulta
ese movimiento como tal. Eso da lugar a más proyectos, a que aparezcan
proyectos financiados da lugar a que se vayan generando espacios de
poder dentro del Estado, y ¿qué implica todo eso?, disputa por esos
espacios. Entonces hay un proceso de descomposición. O sea, el
levantamiento del noventa es tan fuerte que permite estar presente toda
la década del noventa y parte del dos mil. Y luego, pues claro, toda una
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década, pues es bastante. Pero en toda esa etapa, en esa década y media,
hay un proceso de desarticulación, de debilitamiento, o sea de disputa
y sobre todo de esa disputa generada por indígenas y no indígenas que
están conscientes de que por esa fama del movimiento indígena es una
oportunidad estar en este lugar, porque te puedes beneficiar de algún
cargo, de alguna cosa.
Toda esa época que va acompañada de proyectos, aparecen el concepto de
proyectos, de viáticos, entonces todo el trabajo se va orientando a que si es
que ir a las comunidades hay que tener un proyecto, y si hay un proyecto
entonces tiene que estar financiado, y si está beneficiado tiene que haber
viáticos, si quieres salir al campo entonces los correspondientes viáticos.
Entonces eso da un proceso de burocratización del movimiento indígena
y también, digamos, da lugar a una etapa de oenegedización (ONG) del
movimiento indígena. Y claro, ahí es en donde se va fortaleciendo un
discurso, que es un discurso distanciado también de una práctica con la
realidad. Creo que ahí también se generan muchos celos de parte de la
dirigencia, porque en las personas que están estudiando se les comienza
a ver como rivales, entonces hay un celo. Porque claro, en la historia del
movimiento indígena hay una fortaleza organizativa en comunidades
que son más agrarias, porque hay comunidades que son más artesanas o
más comerciantes, pero las comunidades agrarias-comerciantes tienen
más movilidad, en cambio las comunidades agrarias son más estáticas,
más constantes y eso permite una mayor cohesión organizativa, y
cuando hay un auge del movimiento en todos lados nace una necesidad
de captar eso.
¿Para quienes va a ser más fácil captar esos espacios de control?, es
las comunidades agrarias. ¿Quiénes han tenido mayores posibilidades
de estar en estudios?, de pronto son más las comunidades artesanascomerciantes, también la agrícolas pero en mayor lentitud. Entonces
siempre se ha generado como un celo, una disputa, porque si uno se
pone a revisar cuando, por decirte, cuando hemos tenido asambleísmo,
los primeros asambleístas son las primeras autoridades. ¿Por quienes se
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rodearon en sus equipos de trabajo?, vamos a encontrar que la mayoría
de ellos se dejaron apoyar por más personal mestizo y extranjeros y no
indígena. Eso es una cosa que se le puede constatar. Pero eso, creo que
nos da una muestra de que había un celo.
Si revisamos todo el proceso del movimiento indígena, y en el discurso
de la dirigencia indígena, y si es que hay indígenas que de pronto han
hecho una reflexión que incluso se ha publicado, difícilmente será
citado. Es más fácil que un indígena haya sido citado por estudiosos
de otros países y eventualmente por algún cientista social nacional.
Creo que allí hay un celo, que es producto de estas herencias coloniales,
porque el sistema colonial lo que nos enseña es a auto-despreciarnos, nos
enseña a no valorarnos y nos enseña a pensar de que somos inferiores.
Entonces en la construcción de un discurso político, de pronto yo
me sentiré más civilizado o más leído si es que cito a un pensador no
indígena. Parecería que ahí ese síntoma de la herencia colonial, de
este auto-racismo o simplemente de estos celos. Por ejemplo tenemos
el sistema de educación cultural bilingüe y de los textos que podemos
revisar, difícilmente se citará a algún compañero que esté escribiendo
en estos últimos años. Se prefiere la traducción. Lo que si se resalta y se
reivindica de pronto son mitos y leyendas de la oralidad, porque claro,
ahí no hay autor, pero si hay un autor contemporáneo parecería que allí
está influyendo este sentido de auto-racismo, de auto-desprecio. Creo
que ahí tenemos muchas cosas que vencer.
Y pasando a la segunda pregunta, yo creo que esta primera parte
está muy relacionada a la segunda pregunta. Una cosa es construir
un movimiento desde una práctica de militancia, en donde hay una
convicción, hay un compromiso, porque antes de la década del noventa,
la mayoría de la gente que está involucrada en el movimiento lo hacía
porque realmente sentía esa necesidad. Ahí había un compromiso de las
mismas comunidades, para que cuando compañeros del movimiento,
cuando iban a hacer talleres, quienes iban a ser los responsables de
recibirle y de darle la comida era la dirigencia, la comunidad.
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No había hoteles, no había nada de eso. La comunidad era solidaria y
decía “bueno, descanse aquí en la casa del presidente de la comunidad”,
o no sé, en la escuela, en algún lugar. Y la comida, por lo general la
brindaba el presidente de la comunidad. Y no es que eso cobraba, era
retribución. En cambio, después de este levantamiento, como se generan
muchas oportunidades, ahí en cambio comienza a prevalecer estas
nuevas formulas, de que si hay que salir al campo hay que tener viáticos.
Entonces mucha gente, no todos, siempre hay excepciones, pero la
generalidad es que se fue acostumbrando a estas dinámicas y también
el ser atraídos por la oportunidad de insertarse dentro de un proyecto
o un cargo. Ahí está prevaleciendo más que un nivel de compromiso
con su pueblo, digamos, la posibilidad de poder trabajar, que también
es necesario. Pero claro, lo que prevalece es ese interés de captar esos
espacios que se han generado para poder uno mismo trabajar, o sino ir
involucrando amigos, familiares para que estén trabajando. Eso también
va dando lugar a prácticas de corrupción.
Todo eso va minando esa visión de reconocimiento que había en
el movimiento indígena como tal. Va debilitándose. Entonces este
distanciamiento de la dirigencia con las bases, hace que ya no haya
mayor comunicación entre dirigencia y base. La mayor preocupación
de pronto está en ir construyendo y afinando mejor un discurso. La
dirigencia maneja tan bien el discurso de reivindicación, que saben de
la Constitución tales y tales artículos, que el Convenio 169 tales y tales
artículos, que las Naciones Unidas igual.
El tema es algo que hemos descuidado y que necesitamos trabajar;
cómo trabajar en la recuperación de la memoria de nuestras propias
comunidades. ¿Eso que implica?, es un trabajo local, es un trabajo
de base, es un trabajo con la comunidad. Implica trabajar en la
reconfiguración de la memoria, en ir trabajando en el enriquecimiento
espiritual de nuestras propias comunidades, para que podamos darle
una consistencia a un nivel de consciencia, porque si eso está débil
o está vacío, entonces va a ser muy difícil que podamos mover a las
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comunidades, y vamos a estar más frágiles para poder perder lo poco
que nos queda. Yo creo que el estar dejándonos vencer por estos defectos
del poder, o por las comodidades del poder, es lo que finalmente está
afectando al debilitamiento del movimiento indígena, en este caso del
Ecuador.
También a eso se suma las prácticas de fragmentación que se genera
desde el Estado o desde las transnacionales, porque los gobernantes
que siempre han visto un peligro en el movimiento indígena, lo que
les interesa era debilitar al movimiento indígena. Y en eso creo que las
ONGs en su mayoría (igual cuidando las excepciones) han contribuido
también, así como el Estado. Los gobernantes, las ONGs que dicen apoyar
a los pueblos indígenas igual han contribuido para esta fragmentación.
En el caso ecuatoriano las ONGs siempre han trabajado supuestamente
en alianza con la cúpula de la dirigencia. Entonces, por decir, había
algún proyecto, había que hacer alianza con la dirigencia por respeto,
por una serie de cosas. Pero claro, eso ha contribuido a los procesos
de corrupción. Entonces, por un lado las ONGs dicen bueno, porque
a veces son del extranjero, entonces los niveles de vida en el extranjero,
en Europa son altos, entonces se ponen sueldos como que estuvieran en
Europa.
Entonces gran parte del financiamiento sirve para justificar sueldos y
bueno, algún proyecto que justifique el trabajo y a los nacionales les
pagan de diferente manera. Pero esas prácticas y esos mecanismos que
han utilizado, ha ido fragmentando también, porque al hacer alianzas con
la cúpula, la dirigencia, entonces controlan esos espacios, y al controlar
eso benefician a sus familiares, a sus más cercanos. Eso va generando
desconfianza en la comunidad y eso ha contribuido al debilitamiento
del movimiento indígena.
Nosotros necesitamos hacer una revisión crítica. Yo creo que a propósito
de lo crítico, lo que hace falta igual en el movimiento, es un sentido
crítico del proceso. Aquí en el Ecuador por lo menos, a la dirigencia no
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le gusta que se critiquen, y eso es una cosa contradictoria que también
ha afectado la consistencia del movimiento indígena. Nos hace falta
más mayor madurez política. Porque si no abandonáramos los valores,
los principios de nuestros ancestros que eran muy exigentes en cuanto
a la honestidad, a la sencillez, no tendríamos que estar preocupados
de que rindamos cuentas de una manera transparente. Entonces creo
que tenemos que trabajar mucho en recuperar esos valores ancestrales
también.
A modo de conclusiones
Antes de concluir, son varios los puntos que valdría la pena identificar
como parte medular de este apartado, no obstante, centraremos este
ejercicio en cuatro ideas que constituyen la estructura longitudinal de esta
reflexión. Nos referimos a la discusión en torno al uso o no de la categoría
de intelectual indígena; la articulación de nuevas epistemologías; el
nexo entre los pensadores (as) indígenas y los movimientos étnicos en el
seno de cada Estado nacional, y la construcción de la plurinacionalidad
continental.
Respecto del primer punto, es notoria y justificable la incomodidad
de los y las investigadores indígenas que trabajan en organizaciones
públicas y privas cuando son etiquetados(as) de intelectuales indígenas.
Más de alguien tendrá la tentación de aceptar esta clasificación, citando
a Antonio Gramsci y su “intelectual orgánico”, en la academia y en la
calle por decirlo en sentido coloquial; no obstante, dicha salida, no
es suficiente ni amplía el debate. Desde los pueblos indígenas, dicho
constructo no es atingente a la lógica histórica-cultural de los mismos;
Ariruma Kowii lo plantea de esta forma y reconoce que no hay ni debe
haber uniformidad para denominar a quienes desde la comunidad,
aun estando radicados en la ciudad, investigan, escriben y debaten
en foros de corte académico y/o social. En este sentido en Chile, José
Luis Cabrera Llancaqueo posee un trabajo que hace referencia a la
vida cotidiana de una autoridad tradicional mapuche –un Machi- en
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la ciudad de Santiago14. Traemos a colación este ejemplo, porque en el
caso de Kowii, lo tradicional, lo nacido en la comunidad es parte de
un constructo social étnico que no etiqueta ni reduce el potencial de
un sujeto, y que además reconoce ciertas funciones y diferenciaciones
intracomunitarias a partir del reconocimiento que ésta le hace a tal o
cual individuo del colectivo.
La aceptación de esta clasificación en indígenas, resulta ser, a la hora
de las evaluaciones, un contrafuerte de los grupos dominadores que
hacen ver al indígena como “uno más” , un “integrado” que hace y
dice los mismo que otros investigadores (as) no indígenas. Podríamos
decir que esta inclinación a denominarlos intelectuales es una arista
de la secular invisibilización, por un lado, y la sostenida integración de
estos a los entramados nacionales, por otra. Si bien Claudia Zapata se
refiere a las singularidades en el trabajo y pluma de estos actores15, no es
menos cierto, que la discusión no ha sido simétrica ni fluida, pues se ha
dado por hecho que kichuas, aymaras, mapuche, que escribe, publican,
hacen clases y/o investigan, sólo a partir de esos condiciones, son parte
de una intelectualidad indígena regional. Sin duda que este punto hay
que revisarlo y confrontarlo entre los involucrados, ya que no hacerlo
reviste el riesgo que seguir reproduciendo la mirada colonialista que
estructuralmente se ha tenido y construido de los indígenas desde la
investigación social, como apunta Héctor Nahuelpan.
En segundo lugar, la elaboración de una epistemología propiamente
indígena no es un llamado nuevo; en 2005 Luis Macas sostiene esta
tesis, que ya había sido, propuesta por otros indígenas; en el caso de
Chile, el libro Escucha winka, de Pablo Mariman, Sergio Caniuqueo,
14 Ver Cabrera Llancaqueo, José L. 2013. Machi mongen tani Santiago warria mew.
Grupo de trabajo Kuifike. Santiago. pp. 22-24.
15 Ver textos de Claudia Zapata. Zapata, Claudia. 2007. Intelectuales indígenas
piensan América Latina. Editorial Abya Yala. Quito, Ecuador; Zapata, Claudia. 2013.
Intelectuales indígenas en Ecuador, Bolivia y Chile. Editorial Abya Yala, Quito, Ecuador.
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José Millalén y Rodrigo Levil16, también piden que se inicie este proceso
de construcción. Kowii, en este sentido, no se declara abiertamente
favorable a esta indicación, pues, según él los contextos son los mismos
para todos (as) y los medios de conocimiento también; sin embargo,
existe una línea de reflexión desde el conocimiento situado, que relativiza
este postulado y declara que cada realidad, aún en un mismo contexto
material e ideológico, no siempre es igual, motivos por los cuales, la
construcción epistemológica es una idea fuerza, que aglutina a pensadores
(as), comunidades y organizaciones indígenas que han ido esbozado
gramáticas de autonomía, autogestión y derecho al autogobierno, como
expresión de nuevos mundos, ideados y elaborados desde lógicas que se
distancia y en algunos casos rompen con la permanencia de formas de
producción capitalistas.
En tercer lugar, la relación y vínculo entre los movimientos étnicos y
sus pensadores(as). La pregunta que surge es inmediata ¿Se es más (o
menos) pensador/a indígena si el vínculo con la comunidad, con el
acervo étnico es parmente y fluido? O definitivamente dicho factor, no
marca el sello de la producción investigativa o la reflexión cognitiva
del sujeto que está llevando a cabo dicho ejercicio. La verdad es que el
levantamiento de 1990 en Ecuador no fue en cualquier fecha; fue para
el solsticio de invierno o el inicio del nuevo ciclo de la tierra, lo que en
occidente se denominaría, año nuevo. Los y las investigadores indígenas
repararon en dicha “casualidad”, e intentaron este levantamiento
étnico como la expresión de la fuerza de la tierra y sus componentes
en contra de la injusticia, la explotación y pauperización de los pueblos
y nacionalidades tanto en la selva como en otras zonas de Ecuador. De
este modo, se patentó una suerte de alianza permanente entre estos dos
actores sociales, como expresión de una nueva forma de expresar las
voluntades y el nexo con la naturaleza y sus ritmos.
Por último, indicar que los movimientos indígenas, y Kowii es claro al
16 Mariman, Pablo et al. 2006. ¡¡¡...Escucha winka…!!!. Cuatro ensayos sobre historia
nacional mapuche y un epilogo de futuro. Chile: Ediciones Lom.
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referirse al movimiento en Ecuador, debe hacerse una crítica severa a su
accionar. El autor lo deja en evidencia: son muchos los dirigentes que
han asumido y beneficiado -dice él- de la lógica del “viático”. De esta
forma, el movimiento indígena ecuatoriano, poderos en los 90 y 2000, ha
ido “desapareciendo” del espectro político local y regional, dando paso
a una élite dirigencia indígena, que fue abandonando su ethos indígena,
para dar paso a forma de sociabilidad de corte criollo y mestizo-ladino,
desconfigurando gravemente el poderío del movimiento indígena de
décadas anteriores, desprestigiando a su vez la labor de las agrupaciones
indígenas y de los(as) dirigentes que permanecen en sus labores.
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Chile. Editorial Abya Yala. Quito, Ecuador. 2013.
Revista Norte Histórico.
N° 4, 2015: pp. 101-127
ISSN: 0719-4587
127
NORMAS EDITORIALES PARA LA PRESENTACIÓN DE ORIGINALES.
Aspectos generales.
La Revista “Norte Histórico”. Estudios de historia regional publica
investigaciones especializadas referidas a temas de historiografía
en el territorio de la macro-región norte de Chile. RNH tiene como
objetivo abrir un espacio virtual para el debate, la teoría y las propuestas
metodológicas que pretendan contribuir y avanzar en el desarrollo
de investigaciones, reflexión historiográfica y social que abarquen
los problemas de la macro-región del norte chileno, igualmente se
dará lugar a los avances y exploraciones de trabajos que partiendo de
regiones distintas al norte chileno (Argentina, Bolivia, Perú, centro-sur
de Chile) tengan una relación estrecha y a lo largo de todo el artículo
con las temáticas antes planteadas.
Como mecanismo para resguardar la calidad científica de la revista, se
espera que los artículos a evaluar se hayan realizado con los más altos
estándares de calidad. RNH se pública íntegramente en español.
Para la recepción de artículos los autores deberán cumplir con los
siguientes puntos:
Los artículos científicos enviados para su publicación en la Revista
“Norte Histórico” deben ser originales, no haber sido publicados
en otro medio, gráfico o electrónico, ni estar participando, al
momento de enviar su artículo, de otro llamado o convocatoria.
Los artículos científicos deben ser presentados en formato
digital MS Word (.doc/.docx), tamaño carta, y enviados al e-mail
[email protected]
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La fuente utilizada será Times New Roman, tamaño 12, con espaciado
de 1.5, justificado y con márgenes de 3 cm en todos sus lados. Las notas
al pie se deberán consignar con letra Times New Roman, tamaño 10,
con espaciado sencillo y numeración correlativa.
•
El original debe contar con una extensión que no sobrepase las
25 páginas, incluyendo imágenes, tablas, gráficos o cuadros y
bibliografía.
Los textos originales deben incluir:
•
•
Título en mayúsculas, bajada de título (si posee) con mayúsculas
y minúsculas de acuerdo a las reglas ortográficas, letra Times
New Roman, tamaño 14, en negrita y sin punto final.
Bajo el título (y bajada de título si posee), deben explicitarse:
Un resumen que sintetice el artículo en un máximo
de 200 palabras.
Un mínimo de 3 y un máximo de 6 “palabras clave”
que evidencien las ideas fuerza de la publicación.
Todo contenido mencionado hasta este momento
sobre el punto n°3, debe poseer su traducción en
inglés y ser presentado inmediatamente tras las
palabras claves.
•
Bajo el título se debe indicar el nombre del/os autor/es (3 como
máximo) alineado a la derecha. En nota al pie se explicitará la
institución, ciudad, país y correo electrónico de contacto.
•
En un archivo aparte incluir los datos del(los) autor(es):
títulos académicos, lugar de trabajo o estudio actual, grupo
de investigación al que pertenece, últimas dos publicaciones y
correo electrónico.
•
En este mismo archivo, se adjuntará la información de
procedencia del artículo, en caso de que éste sea resultado de
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ISSN: 0719-4587
una investigación, tesis, disertación final de catedra, etc., y si
es parte de un proyecto del que hace parte, y el nombre de la
entidad financiadora.
•
Todo subtítulo existente en el cuerpo de texto, debe estar
presentado con letra Times New Roman, tamaño 12, en negrita
y sin punto final.
Normas de citas de fuentes.
Las notas y citas bibliográficas deben ajustarse a las indicaciones que se
presentan a continuación:
•
Las notas irán numeradas correlativamente y a pie de página.
•
Las citas textuales de extensión menor a las 4 líneas deben estar
entre comillas y dentro del párrafo.
•
Las citas textuales que superen las 4 líneas se realizarán en un
párrafo aparte, en letra Times New Roman, tamaño 11, sin
comillas y con márgenes totales de 4.5 cm. es decir, 3 cm. de
margen + 1.5 cm. de sangria tanto izquierda como derecha.
•
Deberán incluirse todos los datos la primera vez que se cite, en
el orden y forma que se explica:
Libros:
Apellidos, Nombre del autor(es), Título de la obra en cursiva, Editorial,
Lugar de publicación, año de edición, página/s (p./pp.) de origen de la
cita.
Ejemplo:
Salazar Vergara, Gabriel, Ser niño “huacho” en la historia
de Chile (siglo XIX), LOM Ediciones, Santiago, 2006, p.
35.
Capítulo de libro:
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Apellidos, Nombre del autor(es) del capítulo, “Título del capítulo entre
comillas”, en Apellidos, Nombre del editor(es), Título de la obra en
cursiva, Editorial, Lugar de publicación, año de edición, página/s (p./
pp.) de origen de la cita.
Ejemplo:
Hall, Stuart, “Notas sobre la descontrucción de <<lo
popular>>”, en Samuel, Raphael (ed.), Historia popular y
teoría socialista, Editorial Crítica, Barcelona, 1984, p. 94.
Artículo de revista:
Apellidos, Nombre del autor(es), “Título del artículo entre comillas”, en
Título de revista en cursiva, volumen de revista, año de publicación,
página/s (p./pp.) de origen de la cita.
Ejemplo:
Corvalán Marquéz, Luis, “Profesionalización e
ideologización en el ejército chileno. Los orígenes de su
asunción del concepto de enemigo interno”, en Revista
Mapocho, n° 58, Ediciones de la Dirección de Bibliotecas,
Archivos y Museos, 2005, p.163.
Artículo de prensa:
Apellidos, Nombre del autor(es), “Título del artículo entre comillas”,
en Título del periódico en cursiva, ciudad de publicación (si no está
enunciada en el título del periódico), día mes año de publicación, cuerpo
del periódico enunciado en la letra correspondiente de extracción de
información (solo si la publicación posee estas características), página/s
(p./pp.) de origen de la cita.
Ejemplo:
Mellado, Marcelo, “Archivo y catástrofe / a 40 años del 73”,
en The Clinic, Santiago, 19 de diciembre de 2013, p. 10.
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Ponencias exhibidas en congresos, conferencias, jornadas, etc.
Apellidos, Nombre del autor(es), “Título de la ponencia entre comillas”,
en Nombre del Congreso en cursiva, Institución organizadora del
evento, año de publicación de actas, página/s (p./pp.) de origen de la
cita.
Ejemplo:
Lemos, Natividade, “Sonoridades portuguesas: la huella
del Fado”, en (Des)Encuentro de Culturas Ibéricas:
haciendo hablar a la Diversidad, Departamento de
Lingüística, Facultad de Filosofía y Humanidades,
Universidad de Chile, Santiago, 2012, pp. 51-52.
Recursos de internet:
Las fuentes propuestas con anterioridad, si están alojadas en internet,
mantendrán su formato de cita original, adicionando la información que
lo caracteriza como un recurso de la web. Para este efecto, ejemplificamos
el formato de citado de un artículo de revista en línea:
Apellidos, Nombre del autor(es), “Título del artículo entre comillas”, en
Título de revista en cursiva, volumen de revista, año de publicación,
página/s (p./pp.) de origen de la cita.
[En línea], <URL entre signo menos que y más que>, (Consultado el día
mes año) Ejemplo:
Martín-Baró, Ignacio, “La violencia política y la guerra
como causas del trauma psicosocial en El Salvador”, en
Martín-Baró, Ignacio, Psicología social de la Guerra:
trauma y terapia, UCA Editores, El Salvador, 1990, p.79,
[En línea],
<http://portales.puj.edu.co/martinbaro/html_m1_a_m5/modulo_3/
unidad
%202/material/Psico%20Social%20de%20la%20Guerra%202.pdf>,
(Consultado el 11 de diciembre de 2013)
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Para citar información extraída de una página web, se debe regir por
el siguiente modelo:
Apellido, Nombre del autor(es), “Título de la sección de la página web
consultada entre comillas”, Nombre de la página web en cursiva, [En
línea], <URL entre signo menos que y más que>, (Consultado el día mes
año) Ejemplo:
Capdevila, Luc, “La sombra de las víctimas oscurece el busto de
los héroes”, Nuevo Mundo Mundos Nuevos, [En línea], <http://
nuevomundo.revues.org/57306>, (Consultado el 03 de enero de 2014)
Video-documental:
Título en cursiva, Apellidos, Nombre del director, Institución o empresa
distribuidora o editora, año de lanzamiento.
Ejemplo:
Escadrons De La Mort L’Ecole Française, Robin, MarieMonique, [Documental], Francia, 2004.
Archivo oral:
Apellidos, Nombre entrevistado, entrevista personal por nombre
de entrevistador, proyecto que motiva tal entrevista, institución que
auspicia el proyecto, ciudad o localidad donde se realizó la entrevista,
día mes año.
Ejemplo:
Altamirano Guerrero, Amanda, entrevista personal
por Diego Díaz, Campusano Ortiz, et. al., “Chile una
democracia excluyente. El caso de la Ley Maldita en el
Departamento de Coquimbo. 1948-1952”, Tesis para
optar al grado de Licenciado en Educación, Universidad
Pedro de Valdivia, Coquimbo, 2 de junio de 2009.
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Publicación gubernamental:
Nombre de gobierno, Nombre de agencia (o senado, ministerio,
subsecretaría, etc,), Título en cursiva, Tipo de documento (informe
ordinario, informe secreto, congresos, etc.), número de publicación,
lugar de publicación, día mes año, página/s (p./pp.) de origen de la cita.
Ejemplo:
República de Chile, Subsecretaría del Ministerio del Interior,
Remite antecedentes que indica, Oficio secreto, N°D 86/1558,
Santiago, 30 de abril de 1982, Fondo Dirección del Trabajo, Vol.
4032, Archivo Nacional de la Administración, p.1.
Los artículos que incluyan fuentes de archivo es necesario indicar:
Siglas del archivo, Sección, Fondo, vol./leg./t., f. o ff. (lugar, fecha, y
otros datos pertinentes). La primera vez se cita el nombre completo
del archivo con la abreviatura entre paréntesis, y después, sólo la
abreviatura. Al final del texto, deben recogerse todas las referencias
primarias en un listado separado del bibliográfico.
En caso de reiteración de fuente citada:
Al citar por segunda o más ocasiones una fuente, la referencia a estas se
elaborará de la siguiente forma según corresponda:
a.- Se utilizará Ídem para reproducir una cita proveniente de la obra
inmediatamente anterior, y al haber utilizado la misma página de
extracción de información.
Ejemplo de formato de Ídem en libros.
Ídem en cursiva.
Ejemplo:
Salazar Vergara, Gabriel, Ser niño “huacho” en la historia
de Chile (siglo XIX), LOM Ediciones, Santiago, 2006, p.
35.
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[Siguiente cita] Ídem
b.- Se empleará Ibíd. para reproducir una cita proveniente de la obra
inmediatamente anterior, pero al haber utilizado una página(s) distinta
de extracción de información.
Ejemplo de formato de Ibíd. en libros.
Ibíd. en cursiva, página/s (p./pp.) de origen de la cita.
Ejemplo:
Salazar Vergara, Gabriel, Ser niño “huacho” en la historia
de Chile (siglo XIX), LOM Ediciones, Santiago, 2006, p.
35.
[Siguiente cita] Ibíd. pp. 36-37
c.- Se recurrirá a ob. cit. para reproducir una cita proveniente de una
obra mencionada con anterioridad, pero no inmediatamente anterior
(para ello utilizar Ídem o Ibíd. según corresponda).
Utilización de formato de ob. cit. en libros.
Apellidos, Nombre del autor(es), ob. cit. en cursiva, página/s (p./pp.) de
origen de la cita.
Ejemplo:
Salazar Vergara, ob. cit., p. 39
Si se cita dos o más obras de un mismo autor, se empleará la siguiente
variación de la norma ob. cit.:
Utilización de formato de ob. cit. (dos o más obras) en libros.
Apellidos, Nombre del autor(es), Primeras palabras que permitan
reconocer el título de la obra en cursiva, ob. cit. en cursiva, página/s (p./
pp.) de origen de la cita.
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Ejemplo:
LaCapra, Dominick, Escribir la historia, escribir el
trauma, Nueva Visión, Buenos Aires, 2005, p. 62.
LaCapra, Dominick, Historia y memoria después de
Auschwitz, Prometeo Libros, Buenos Aires, 2009, p. 149.
LaCapra, Escribir la historia…, ob. cit., p. 27.
Cuadros, tablas, imágenes y gráficas:
Presentar los cuadros, tablas, imágenes y gráficas numerados al final
del documento, y para el caso de imágenes o gráficas muy pesadas, en
archivo aparte (jpg o tiff 300 dpi y 240 pixeles). Es responsabilidad del
autor gestionar y entregar a la revista el permiso para la publicación de
las imágenes que lo requieran. Estos recursos deben incluirse en número
moderado y buscando siempre que sean claros, legibles y pertinentes
para la argumentación del artículo.
Es necesario que dentro del texto se indique el lugar donde se ubica
cada cuadro/tabla/imagen/gráfico. Esta instrucción se presenta entre
paréntesis, de la siguiente manera:
[Insertar Cuadro 1 aquí]
[*] La Bibliografía y las fuentes utilizadas deben indicarse de forma
alfabética por apellido, manteniendo el formato de citas previo
(extrayendo la información de páginas utilizadas), y siguiendo el orden
jerárquico expuesto anteriormente.
Procedimiento de evaluación:
El Comité Editorial acusará recibo de los artículos originales en
un plazo no superior a cinco días hábiles a partir de su recepción.
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La publicación de las colaboraciones dependerá del siguiente
mecanismo de arbitraje:
•
Para resguardar la transparencia del proceso, los artículos serán
sometidos a la revisión por parte de pares evaluadores, bajo
la forma de doble ciego. Los nombres de los evaluadores será
reservado. Los evaluadores tendrán un plazo de 3 semanas para
comunicar su dictamen al Comité Editorial de RNH.
•
Los posibles dictámenes son:
a. Se aprueba la publicación.
b. Se aprueba la publicación atendiendo
recomendaciones del evaluador.
a
las
c. Se rechaza la publicación.
•
Si el evaluador considera que se deben hacer correcciones para
la publicación del original, el autor tendrá un plazo de 20 días
para realizarlas. El autor será notificado del dictamen, sea este la
aprobación o rechazo de su original.
•
El que un artículo sea aprobado en el proceso de evaluación, no
implica la inmediata publicación del mismo, ya que éste puede
quedar para un próximo número.
Los autores conceden a la Revista “Norte Histórico”, los derechos
de publicación y difusión de los artículos seleccionados, tanto
para la versión electrónica como cualquier otro formato posterior,
así como su inclusión en catálogos, bibliotecas, servidores o sitios
virtuales. El autor, así mismo, se guarda el derecho de publicar este
artículo sólo en un libro de su autoría, posterior a la publicación
en la Revista.
La Revista “Norte Histórico” se encuentra bajo una Licencia
Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0
Internacional.
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Normas de reseñas bibliográficas:
Las reseñas enviadas para la publicación por parte de la Revista
“Norte Histórico”, deben corresponder a obras recientes, editadas
en los últimos tres años, de autores y temas de investigación
histórica, sin haber sido publicada antes en otro medio. Las
reseñas deben hacer un comentario y debate del contenido del
texto. Se presentará como una estructura de doble columna,
letra Times New Roman, tamaño 12, sencillo, justificado, con
margen de 3 cm en todos sus lados y con un máximo de 6
páginas. En el título, centrado, deben consignar todos los datos
del texto reseñado, el nombre del reseñador con sus datos en
nota al pie (grado, institución, mail). Si se desea citar, ésta debe
ir entre comillas y señalando la página entre paréntesis.
Ejemplo:
Julio Pinto Vallejos
Luis Emilio Recabarren. Una biografía histórica
LOM Ediciones
Santiago, 2013, 261 págs.
Nombre del reseñador.
“….. [Cita]…..” (p. 24)
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