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El Cuerpo como campo de Expresión

2008

El tema del cuerpo ha tomado gran relevancia en los análisis e investigaciones contemporáneas sobre el orden social, político y cultural, ubicándolo en una densa reflexión interdisciplinaria entre las ciencias humanas y otras áreas del saber. La forma en que los individuos se relacionan con su entorno social es a través del cuerpo el cual, se va construyendo socialmente tomando elementos propios de ciertos grupos o sectores sociales que se van creando. Es así, como la estética y la música (entre otros) van moldeando un tipo de cuerpo reconocible públicamente en la ciudad que por medio de sus movimientos y desplazamientos pretende apropiarse de ciertos espacios de la ciudad y que manifiesta diferentes maneras de interrelacionarse con los demás mediante la sublimación del contacto físico. El artículo hace parte del trabajo de grado "El Cuerpo de Metal. Reflexiones sobre la estética de lo grotesco desde la música metal", Departamento de Sociología, Universidad Nacional de Colombia.

SIGMA TabladeContenido Editorial Reflexiones contemporáneas sobre estructura y actuación Juan Masullo Jiménez Historia y jóvenes: Aproximaciones y perspectivas Carlos Arturo Reina Rodríguez La infancia en el mundo árabe africano: Una visión desde UNICEF Entrevista a Lenin Guzman Lesbianismo feminista y subjetividad nómade lésbica Anny Catalina Gutiérrez Apropiación y Heterosexualidad Normativa Johanna Cruz Herrera Sobre los aportes de las Feministas Negras Lesbianas al Feminismo Negro Gloria Mesa Almeida El cuerpo como campo de expresión Diana Marcela Corredor Palacios Circulando saberes Los niños ricos de Bogotá también se prostituyen Misael Tirado Acero Comité editorial Johanna Cruz Herrera Estefanía Montoya Camilo Ochoa Marisabel Garcia Aceles Oscar Maldonado Castañeda Jorge Pinzon Rueda Derly Sanchez Vargas Sebastián Vélez Restrepo Vladimir Ariza Montañez Diseño y diagramación Juan Pablo Dueñas Báez ROTO: producciones alternativas y otras no tanto 7041469/3115845063 [email protected] www.flickr.com/photos/elroto Agradecimientos Departamento de Sociología Universidad Nacional Dirección Bienestar Universitario Revista SIgma Revista de estudiantes de sociologia [email protected] ig s a m Reflexiones contemporáneas sobre estructura y actuación* Juan Masullo Jiménez. [email protected] Estudiante de Ciencia política y Sociología Pontificia Universidad Javeriana. Despojar de sus vestiduras el núcleo de esta antítesis equivale ya a empezar a superarla, los dos grupos enfrentados en esta discusión hablan como si hubieran recibido su saber del cielo o alguna razón pura. Norbert Elias La sociedad de los individuos (1939) *Agradecimientos especiales a Nathalia Urbano por su colaboración. Palabras clave.: Estructura – actuación/agencia -sociedad - individuo - figuración - habitus – dualidad de la estructura Resumen Este artículo busca navegar analíticamente por los mares de la sociología contemporánea impulsado por una preocupación epistemológica con repercusiones en nuestras vidas cotidianas en torno a un tema particular: el viejo debate entre estructura y agencia. La forma en que conceptualizamos el mundo condiciona la manera en que nos desenvolvemos en él y apropiamos de él. Las ciencias sociales han creado un sin número de categorías y modos de conceptualización del mundo que distan peligrosamente de la realidad. Estas categorías, que tanto científicos sociales como legos introducimos en nuestras vidas, generan modos de dominación que determinan la manera en que nos relacionamos con los demás y con el entorno. La sociología contemporánea incómoda con esta situación se pusó en la tarea de crear nuevas categorías. El propósito del artículo es exponerlas comparativamente analizando las implicaciones que consigo acarrean tanto para la sociología como disciplina como para la forma en todos desde nuestra cotidianidad vemos el mundo. Las categorías privilegiadas son: figuración, habitus y dualidad de la estructura, desarrolladas por Norbert Elias, Pierre Bourdieu y Anthony Giddens respectivamente. Resumen Introducción. Aen e ent e g t g t Si nos ponemos en la tarea de identificar rasgos comunes, característicos y definitorios de lo que se conoce como teoría sociológica contemporánea, con facilidad identificaremos más de uno. Ahora bien, si restringimos esta búsqueda a un ámbito específico, léase “dominación de las categorías o categorías de dominación”, la tarea gana en complejidad. En la historia de la sociología, y en general de las ciencias sociales, un tema que ha captado la atención de muchos teóricos y sobre el que se han derramado cantidades considerables de tinta es la tensión existente entre agente y estructura. Un elemento común, que personalmente identifico en los grandes pensadores contemporáneos de la sociología, es la intención de superar dicha tensión de categorias, tensión que configura en medida importante la forma en que tanto miembros de comunidades científicas como legos vemos el mundo. Este corto ensayo se ocupa de exponer y analizar comparativamente la forma en que tres sociólogos contemporáneos: Norbert Elias, Pierre Bourdieu y Anthony Giddens, abordan crítica y reflexivamente dicha tensión, con la firme intención de superarla. En este sentido el presente escrito se propone como objetivo general examinar la manera en que, a partir de los autores mencionados, la teoría sociológica contemporánea, adentrándose y enfrentándose al viejo debate entre individuo-sociedad, busca superarlo. La hipótesis subyacente, partiendo de la idea que la relación dicotómica individuo y estructura ejerce “formas de dominación” sobre nuestra manera de ver el mundo e interactuar con y en él, es que la propuesta de los autores seleccionados se constituye como una herramienta útil para empezar a superar dicha “dominación de las categorías”. Así el aporte del presente escrito es ver cómo a partir de estos tres autores es posible hacer una “nueva” lectura de la realidad social que no se agota en las comunidades epistémicas de sociólogos. Por esta razón el articuló su propone, como un primer paso, definir qué características definen esa “nueva” lectura. Para ello se analizará un concepto clave de cada uno de los pensadores mencionados a través del que, a mi modo de ver, logran superar o eliminar dicha tensión, estos son: figuración en Elias, habitus en Bourdieu y dualidad de la estructura en Giddens. Como primera medida se presentará de manera global el debate en cuestión desde una perspectiva principalmente epistemológica para así no sólo contextualizar al lector en la temática a discutir, sino también para presentar la trascendencia que dicho asunto adquiere en y para la sociología. Posteriormente se presentarán las propuestas de cada uno de los autores seleccionados en torno a la categoría privilegiada, pretendiendo logar un ejercicio expositivo y comparativo. Para cerrar, a manera de conclusión, se señalarán las tareas que estos autores, mediante su propuesta teórica, dejan a la sociología. La Tensión. Siguiendo la línea argumentativa presentada por Colin Hay en el artículo Agency (Hay; 1997), se evidencia que la forma en que científicos sociales abordan el debate entre estructura y agencia refleja presupuestos filosóficos tanto de corte ontológico como epistemológico, lo que a su vez va a tener repercusiones importantes en las metodologías privilegiadas para la investigación. Si bien este profundo debate se alimenta de diversas posiciones, acá se presentarán las dos comúnmente identificadas como las más importantes: el estructuralismo y el intencionalismo o individualismo metodológico con el propósito de, a grandes trazos, dibujar el cuadro general. El estructuralismo se caracteriza por privilegiar la estructura sobre la actuación para explicar cualquier tipo de acontecimiento, dejando así a los actores como meros portadores de estructuras inobservables. De esta manera proporciona explicaciones externas que operan a distancia de los actores. En este tipo de explicaciones se considera que las estructuras constriñen o incluso determinan al actor. Como representantes de esta posición es posible identificar muchos en sociología clásica, sobra con recordar la idea de hecho social que presenta Durkheim en Las Reglas del Método Sociológico (Durkheim; 1895) o los principales postulados que con un sabor funcionalista expone Talcott Parsons. Sin duda existen diferentes tipos de estructuralismo, entre los cuales algunos, habiendo bebido de las múltiples críticas que a lo largo de los años han recibido, presentan posturas menos concluyentes al respecto, pero en términos generales es posible señalar estas como características básicas de dicha posición1. Del otro lado, se encuentra el intencionalismo, muy cercano al individualismo metodológico, que busca proporcionar explicaciones de los fenómenos desde el interior centrándose en prácticas sociales, en la actuación humana y en la interacción. Para sus formulaciones tiene en cuenta acontecimientos directamente observables y encuentra los eventos sociales y políticos como productos de la acción racional, intencionada, concreta o provista de sentido. Muchas corrientes sociológicas pueden considerarse exponentes de esta posición: la fenomenología, el interaccionismo simbólico y diferentes ramas de la sociología comprensiva son algunos ejemplos importantes. Sin duda la posición que se tome ante estos dos polos va a dar lugar a teorías y enfoques diferentes y por lo tanto a explicaciones disímiles, incluso opuestas, de los mismos fenómenos a estudiar. A su vez las categorías que privilegian cada una de estas posturas, estructura o actuación-intención, aparecen como categorías de dominación en el sentido en que gobiernan la manera en que tanto en nuestra labor como científicos sociales y como gente del común vemos el mundo. Una corriente contemporánea de la sociología, sin ponerse de acuerdo y sin el anhelo de hacer un proyecto conjunto, no contentos con esta dominación y cansados de explicaciones incompletas, reduccionistas e incluso simplistas de los eventos sociales, se puso en la tarea de superar dicho debate y proponer nuevas categorías que den cuenta de la complejidad del objeto analizado. Dentro de esta corriente se destacan los nombres de Elias, Bourdieu y Giddens, que con categorías tales como las de figuración, habitus y dualidad de la estructura parecen ir más allá de la separación entre estructura y la acción. 1 Pese a no ser sociólogos no está de más nombrar otros intelectuales, que desde el campo de la antropología y la lingüística, pueden identificarse como baluartes del estructuralismo y con los que autores acá analizados establecen importantes diálogos críticos: Claude LeviStrauss y Sausrure. FIGURACIONES …de homo clausus a homines aperti. “nos vemos una y otra vez obligados a utilizar formulaciones absurdas como, por ejemplo, individuo y sociedad, que da a entender que individuo y sociedad son cosas distintas, como una mesa y una silla o una olla y una marmita.” Sociología Fundamental N. Elias; 1970 Norbet Elias, en diálogo crítico principlamente con Talcott Parsons, construye su propuesta empírico-teórica partiendo de un enfático rechazo al determinismo estructural-funcionalista que prácticamente monopolizó los estudios sociológicos desde las aulas de Harvard y otras universidades norteamericanas durante las primeras décadas del siglo XX. Dándole especial importancia a la historia y a las estructuras mentales analiza las estructuras sociales en constante dialéctica, ocupándose así la separación que se ha hecho en sociología entre individuo y sociedad2. En la introducción a Sociología Fundamental (Elias; 1970) Elias expone una preocupación de corte epistemológico por el ‘ámbito de problemas cuyo tratamiento se propone la sociología’ e invita al lector a la exploración del “plano humano-social del universo”. De esta manera demanda nuevas tareas para el quehacer sociológico y nos ubica ante el gran reto de una crítica epistemológica disciplinar. Para adentrarse formalmente a la disyuntiva que acá nos concierne, en este texto Elias analiza el lenguaje del que nos servimos para conceptualizar el mundo. Partiendo de dicho análisis señala el carácter clasificador y cosificador del lenguaje como vehiculo conductor del aislamiento mental de cuestiones que en realidad no están separadas. Con esto quiere señalar enfáticamente la inexistencia de una separación tajante entre individuo y sociedad, sistema dual que puede ser análogo a la clásica oposición entre estructura y agencia, objeto y sujeto e incluso naturaleza y cultura. Nuestro lenguaje y esquemas mentales comunes, caracterizados por su egocentrismo, representan al yo individual rodeado por figuras sociales que aparecen como objetos (analizados por sujetos) estáticos. Esto “[…] obstruye en gran medida el acceso de las personas a una clara compresión de su propia vida social promoviendo constantemente la impresión de que la sociedad está compuesta de figuras externas al yo.” (Elias; 1999, Gedisa, p. 16) Los modelos de pensamiento y lenguaje de los que se vale la sociología y en general la reflexión social son, bien sea de corte mítico-mágico o trasladados (usualmente sin un previo ejercicio crítico pertinente) de las ciencias naturales. Ambos aparatajes, a su manera, separan en sus explicaciones cuestiones inseparables tales como el objeto del sujeto. Esto, en su lógica argumentativa, necesariamente conduce a un “[…] bloqueo del desarrollo de un pensamiento y un lenguaje más ajustado a la específica peculiaridad de las figuraciones humanas.” (Elias; 2 Esta es tan sólo una de las tres disyuntivas interdependientes que copta la atención de este sociólogo. Junto a ella analiza también otras dos: objeto/sujeto y naturaleza/cultura, este segunda usando argumentos provenientes de la biología. En las páginas siguientes de la misma obra, ya en el capítulo cuarto, expone la manera en la que operan los medios conceptuales lingüísticos. A su modo de ver, el lenguaje tradicionalmente procede o se compone de la siguiente forma: sustantivo + verbo o sujeto + acción. Esto resulta problemático en el sentido en que el individuo, bien sea sustantivo o sujeto, aparece en ‘reposo’. Partiendo de la aceptación de que la realidad que frente a nosotros se impone se caracteriza ante todo por ser dinámica y variable, no podemos seguir sirviéndonos de conceptos cargados de connotaciones estáticas y ‘en reposo’. Mediante el verbo le añadimos movimiento a posteriori a algo que en principio y normalmente suponemos está en reposo y que en realidad no lo está. “Decimos: el viento sopla, como si el viento fuese en principio algo inmóvil que se pusiese en un determinado momento en movimiento y empezase a soplar, como si fuese algo distinto de lo que sopla, como su pudiese existir un viento que no soplase.” (Elias; 1999, Gedisa, p. 133). Entre los ejemplos que destaca como conceptos en reposo está el de individuo, aquel construido por la filosofía moderna como un homo clausus. Comúnmente el individuo aparece ente nosotros como un ente carente de relaciones, que se puede abstraer y extraer, que es un algo terminado, que es un ‘adulto’. “Tal como se utiliza habitualmente este concepto en la actualidad suscita la impresión de referirse a un adulto sin relaciones con nadie, centrado en sí mismo, completamente solo, que además nunca fue niño” (Elias; 1999, Gedisa, p. 140). Elias llama la atención sobre la necesidad de pensar un individuo distinto, cambiante y relacional, que se lo conciba como un proceso antes que como un algo terminado, y que en tanto proceso implique dinamis como movimiento e interdependencia. El individuo está en constante movimiento, se desarrolla sin interrupción en la sucesión de “etapas”, el hombre no sólo pasa por un proceso, él es proceso. Haciendo eco de la importancia que en otros textos otorga explícitamente a la indisolubilidad entre teoría y empiria, señala que los conceptos no pueden ser otra cosa que el reflejo de la realidad. De aquí surge entonces una base sólida para la elaboración de la categoría que acá nos ocupa: figuración. Base sólida que si bien brota de una crítica al lenguaje encuentra en este mismo pistas clave para su construcción. En el lenguaje ya hay algo sobre lo cual empezar a trabajar: los pronombres pueden aparecer como modelos de figuración. En los pronombres se resalta necesariamente la naturaleza relacional de la realidad, sencillamente para que exista un “yo” tiene que existir un “tú” o un “él”, un “nosotros”, un “ellos”, etc*; no es posible separar las posiciones individuales de una serie de relaciones dada. El concepto de figuración, se traza como reto romper con el carácter tradicional de las categorías como sustantivos deshumanizadores que parecen referirse a objetos aislados y ‘en reposo’ a los que posteriormente, mediante un verbo o una acción, se le añade movimiento. Con la noción de figuración Elias rompe con la separación (diferente a distinción) entre individuo y sociedad, un individuo y su sociedad son figuración y como tal su existencia depende de su interdependencia. “El concepto de figuración sirve para proveerse de un sencillo instrumento conceptual con ayuda del cual flexibilizar la presión social que induce a hablar y pensar como si individuo y sociedad fuesen dos figuras no sólo distintas sino, además, antagónicas.” (Elias; 1999, Gedisa, p. 156). El concepto de figuración permite de esta manera, yendo más allá de la separación entre individuo y estructura, desviar la atención a las interdependencias de los hombres que construyen entramados sociales. Sean grupos pequeños o grandes (incluso sociedades integradas), sean interdependencias como aliados o como adversarios, el concepto de figuración permite pensar ‘lo relacionado a partir de las relaciones’. *Cabe resaltar que para Elias no existe algo así como un “yo” –EGO- freudiano o parsoniano. “El concepto de ego, tal como lo utilizan Freud o Parsons, es un buen ejemplo de esta trasformación de un concepto de relación en una especie de concepto-sustancia o concepto-cosa.” (Elias; 1999, Gedisa, p. 148) Así la estructura aparece en Elias, muy distante a lo que se entiende en la escuela funcionalista e incluso estructuralista, como un entramado social flexible, adaptable y lo más importante, como un producto no externo ni ajeno a los individuos que la conforman. En este entramado la individualidad del individuo no se puede comprender, siquiera pensar, sino es en su relación con otros individuos. De esta manera se puede asistir que la figuración como un todo es un producto distinto “[…] a la suma de sus partes […] posee regularidades de índole propia que nunca podrán ser comprendidas partiendo únicamente de sus partes individuales.” (Elias; 1990, Península, P. 22) HABITUS …estructuras estructuradas estructurantes… Hablar de habitus es plantear que lo individual, e incluso lo personal, lo subjetivo, es social, a saber, colectivo. El habitus es una subjetividad socializada. Respuestas por una antropología reflexiva Pierre Bourdieu, 1995 Si lo que ahora se busca es analizar un concepto de Bourdieu muchas son las aristas por la cuales se puede empezar a transitar, una característica definitoria de su obra es la íntima interrelación de sus conceptos, que así como lo son en Elias, son tanto empíricos como teóricos. En esta ocasión se estimó como lo más apropiado empezar por la postura crítica que adopta al autor frente a teorías tanto subjetivistas como objetivitas para de ahí llegar más directamente a la categoría de habitus, “[…] como una manera de escapar a esta alternativa entre el estructuralismo sin sujeto y la filosofía del sujeto” (Bourdieu; 1987, Gedisa, P. 23), sin tener que pasar necesariamente por todo su aparataje conceptual. El contexto y trayectoria intelectual de Bourdieu permite entender con mayor claridad su posición sociológica que dio pie a la elaboración del concepto de habitus. La incomodidad que en determinado momento sintió al estar dentro de la fenomenología existencial en sus años de filósofo, y la incomodidad experimentada como antropólogo-etnólogo dentro de las puertas del estructuralismo, se desató en el campo de la sociología, de ahí que Bourdieu califique en Cosas Dichas (1987) y otras obras a la sociología como una ciencia libre, liberadora y que molesta. “Recurro en todo momento a la sociología, a fin de tratar de liberar mi trabajo de los determinantes sociales que suelen entorpecer la labor de los sociólogos […] pienso que, dado lo que yo era socialmente y considerando lo que podríamos llamar mis condiciones sociales de producción, la sociología era la mejor opción para mí […]” (Bourdieu y Wacquant; 1993, Grijalbo, p. 155) Así Bourdieu, en términos generales, le va a decir al subjetivismo propio del individualismo o intencionalismo que hay estructuras objetivas internalizadas que si bien no determinan del todo sí condicionan, y a los objetivismos del funcionalismo y el estructuralismo les mostrará la existencia de procesos de representación simbólica no mecánicos. Rechazando tanto el objetivismo (por presentar una noción de individuo pasivo y reactivo –entre otras-) y el subjetivismo (por no reconocer las estructuras más allá de la relación social –entre otras-), el elemento articulador entre estructura y agencia, respondiendo al “[…] deseo de escapar tanto de la filosofía del sujeto, pero sin sacrificar al agente, como de la filosofía de la estructura, pero sin renunciar a tener en cuenta los efectos que ella ejerce sobre el agente y a través de él” (Bourdieu y Wacquant; 1993, Grijalbo, p. 83) , es el concepto de habitus. La preocupación de Bourdieu, que sirve de fondo del concepto de habitus, es entonces por la práctica social, por su ‘intención activa e inventiva’, por introducir la práctica del agente en los estudios sociales sin caer en extremos. “[…] yo quería recordar que esta capacidad “creadora”, activa, inventiva, no era la de un suejto trascendental en la tradición idealista, sino la d eun agente actuante” (Bourdieu; 1987, Gedisa, P. 25). El habitus, entendido como un sistema abierto de disposiciones estructuradas y estructurantes construido socialmente, muestra que hay estructuras objetivas que influyen las funciones prácticas de la acción o agencia, a al vez que estas influyen dichas estructuras, caracterizándose por ser perdurable pero nunca inmutable. Es así un esquema que produce tanto percepciones como prácticas y que responde a la internalización de estructuras objetivas dada la posición que cada quién ocupa en el espacio social según la distribución de los diferentes tipos de capital. Como a su manera lo hizo Elias, Bourdieu, distanciándose de la separación entre estructura y agencia (sociedad e individuos), articula o sintetiza las posturas estructuralista y constructivista, reconociendo la existencia de estructuras objetivas que están afuera de la conciencia de los agentes, pero que a al vez pueden ser transformadas o moldeadas por las representaciones de los mismos agentes. Ya en La Distinción (1979) el habitus va a aparecer más elaborado como un concepto contra le mecanicismo. El habitus, en la convergencia objetivismo-subjetivismo, representa esquemas incorporados provenientes de las estructuras objetivas, permitiendo, en relación a los gustos, caracterizar a los agentes (de ahí que se habla de distinción) presentado el espacio social ante el agente como un ‘espacio de diferencia’. En este espacio las prácticas son reflejo de estructuras objetivas, pero los agentes, a través de sus percepciones, crean y recrean representaciones de las mismas prácticas. Acá se revela una manifiesta diferencia con el ‘proyecto’ de Elias. Si bien ambos autores ‘pelean’ con al misma separación que encuentran absurda y perjudicial para la forma en que conceptualizamos el mundo, la forma de hacerlo difiere notoriamente a mi parecer. Cuando Elias habla de figuración no está hablando de algo así como internalización o incorporación de estructuras objetivas, sencillamente está hablando de la unión, mediante la superación, de esas dos dimensiones, que en su terminología son sociedad e individuos y que si bien no lo son en sentido estricto en este texto se tomaron como análogas con estructura y actuación. En este sentido se podría decir que con el concepto de Habitus, Bourdieu operacionaliza esa figuración, es decir estudia y expone la forma en que se da esa unión, señala qué tiene o conserva la figuración de individuo/agente por un lado y por el otro, qué tiene o conserva de sociedad/estructura. Elias se limita a rescatar un individuo en plural y relacional que sólo existe o por lo menos del que sólo es posible dar cuenta en relación con otros individuos componiendo una figuración. A mi criterio Bourdieu, con la noción de agente, va más allá de sacar de la situación de reposo al individuo al procurar explicar dónde reside la agencia. El agente que rescata este sociólogo es aquel que está en la posibilidad de representarse el mundo, aquel que implementa o desarrolla estrategias de transformación o mantenimiento de la forma en la que se organizan las relaciones objetivas. A su vez, rescatando la estructura, reconoce que estas estrategias son “[…] líneas de acción objetivamente orientadas que losa gentes sociales construyen sin cesar en la práctica y que se definen en el encuentro entre el habitus y una coyuntura particular del campo […]” (Bourdieu y Wacquant; 1993, Grijalbo, p. 80), y como líneas de acción van a depender también del ‘sentido práctico’ que le permite actuar de determinada manera ‘intuyendo’ las acciones de los otros. ‘El agente se representa un espacio dado objetivamente como un espacio dotado de carácter simbólico y de diferencias’, la agencia reside en la posibilidad de representarse simbólicamente ese espacio. Las prácticas sociales son entonces tanto reflejo de estructuras objetivas internalizadas en un habitus como representaciones que el agente se hace del mundo. Por último es importante señalar lo siguiente: No hay una absorción mecánica de aquello ‘que debe ser dicho y hecho’ –ni de las estructuras objetivas. Los agentes se representan al mundo, captando aquello que ‘se impone inceustionablemente’ y reconociendo ese futuro que ‘está hecho para ellos y que les cuadra’ de determinada manera según su posición en el campo y su habitus. Ese “mundo representado simbólicamente” es el ring donde el agente ejerce sus acciones y crea sus estrategias. Hay condicionamiento (diferente a determinación) pero nunca mecánico, de hecho “Esta clase de modelos circulares y mecánicos son precisamente lo que intenta destruir la noción de habitus” (Bourdieu y Wacquant; 1993, Grijalbo, p. 93). De esta manera es que Bourdieu pretende o se propone superar ese dualismo entre estructura y agencia. Los agentes sociales determinan y ponderan de manera activa, valiéndose de sus visiones y percepciones del mundo. Esta idea es la que lo lleva a señalar que los agentes sociales están determinados sólo en la medida en que se autodeterminan. Para que haya un determinismo total y mecánico de las estructuras objetivas se requeriría que las disposiciones (el habitus) operarán de manera libre. En definitiva el habitus es lo que “[…] permite construir y aprehender de manera unitaria dimensiones de la práctica que a menudo se estudian en un orden disperso, ya sea por la propia ciencia, como la nupcialidad y al fertilidad, ya sea por ciencias diferentes, como la hipercorrección lingüística, la baja fertilidad y la gran propensión al ahorro […]” (Bourdieu y Wacquant; 1993, Grijalbo, p. 91) ¿DUALISMO O DUALIDAD DE LA ESTRUCTURA? Anthony Giddens, en el marco del proyecto de la teoría de la estructuración, preguntándose por la manera en que se produce y reproduce la vida social, pretende ir más allá de la separación entre estructura y acción sustituyendo la idea clásica de dualismo, errónea a su criterio, para hablar de dualidad, específicamente de dualidad de la estructura, donde estructura y actuación aparecen como ‘dos caras de una misma moneda’. Así como Elias y Bourdieu, Giddens empieza a construir su propuesta teórica empírica en diálogo crítico y constante con otras corrientes sociológicas, señalando que ‘lo social’ no se puede entender a partir del actor individual pero tampoco desde el entendimiento de los diferentes efectos de carácter social que recaen sobre el individuo. El dominio de ‘lo social’ está entonces en las prácticas sociales que suceden es un espacio y a través del tiempo, donde aparece inmediatamente la cuestión de la agencia. En los primeros capítulos de su obra, Las nuevas reglas del método sociológico (1993), entabla un diálogo con la fenomenología y la etnometodología, en dónde resalta tanto elementos rescatables como vacíos importantes de estas escuelas. Pese a que estas escuelas no se preocupan por las regularidades de la acción, y por ello no están en condición de responder a la pregunta ¿Qué hace que una práctica se mantenga en el tiempo?, muestran que la sociología, a diferencia de las ciencias naturales, no se ocupa de aspectos dados, sino más bien de aspectos dotados de sentido. De esta manera, reconociendo la actividad reflexiva de los actores sobre su acción, eliminan de partida la idea de individuo como “marioneta” de la estructura. Para Giddens no hay práctica social sin estructura, ni estructura sin práctica social, y es precisamente aquí de donde surge la categoría de dualidad de la estructura. A mi modo de ver hay dos elementos que caracterizan esta dualidad: el primero y quizás el más importante es esa relación en la que la estructura aparece constituida por la actividad recurrente de los sujetos a la vez que es el medio que permite dicha actividad. De esta lógica se deriva inmediatamente el segundo elemento definitorio, donde la estructura se caracteriza por ser tanto restrictiva, en tanto condición para la acción del agente, como habilitante, dejando así de ser un conjunto de pautas para aparecer como uno de reglas y recursos. En tanto dual, la estructura no constriñe la acción, la posibilita, siendo el medio en el que el agente se hace agente. Con esta noción se enfrenta entonces a la posibilidad de responder la pregunta que motivó la teoría de la estructuración, la pregunta por la producción y reproducción de la visa social. Como ya se mencionó, las teorías de la acción o las sociologías comprensivas, al no atender la cuestión de las prácticas recurrentes, se centraron sencillamente en estudiar las condiciones de producción de la vida social. Del otro lado, los funcionalistas y estructuralistas, en muchas ocasiones, al dejar de lado al agente y su actuación, creyeron resolver el complejo problema de la reproducción describiendo un proceso autónomo y mecánico de la estructura. Para Giddens la reproducción de la estructura está en la acción, específicamente en las prácticas recurrentes que permiten entender el porqué de su mantenimiento. Con esto señala que si deseamos, desde nuestra posición bien sea de sociólogos o de legos, entender la razón de ser de la vida social, tenemos que eliminar de nuestras cabezas esos esquemas duales que separan cosas que en realidad no están separadas. Para cerrar esta expocisión y pasar a un ejercicio comparativo que sirva de antesala para una conclusión general, vale la pena ‘echarle un vistazo’ a la siguiente cita, donde a mi juicio se cristaliza la noción de dualidad de la estructura de Giddens: “Una acción nace de la aptitud del individuo para producir una diferencia en un estado de cosas o curso de sucesos preexistentes” (Giddens; 2003, Amorrortu, p. 51). Aquí se rescata explícitamente al agente en tanto la acción no existe si no hay un individuo apto; y al mismo tiempo, implícitamente y siguiendo la lógica del argumento, es posible advertir que la única forma que tiene el agente para operacionalizar y desarrollar esa aptitud está en la estructura. Ahora bien, como se puede inferir de lo hasta aquí expuesto, si bien la estructura en Giddens no es otra cosa que el resultado de la práctica continuada o recurrente del agente, existe por fuera o en ‘ausencia del sujeto’ como algo que lejos de constreñirlo lo posibilita; “Estructura, como conjuntos de reglas y de recursos organizados de manera recursiva, está fuera del tiempo y del espacio […] y se caracteriza por una ausencia del sujeto.” (Giddens; 2003, Amorrortu, p. 61) ) Esta concepción sin duda aleja el argumento de Giddens del presentado por Bourdieu. Para este último, bajo la noción de habitus, la estructura objetiva en relación a la acción y la estrategia aparece como la norma internalizada desde donde el agente percibe e interpreta, en este sentido no es algo externo y si bien no constriñe, más que posibilitar, condiciona la acción. En este sentido la relación entre reglas (y recursos en Giddens) y prácticas sociales es diferente en cada una de las propuestas de estos dos pensadores, no porque en Bourdieu el habitus sea algo estático y no pueda cambiar, sino porque el agente actúa desde ahí, que es un conjunto de dispositivos internalizados de estructuras objetivas, que en tanto tal condiciona. En la dualidad de la estructura la reglas (y los recursos) no se aplican de manera mecánica y tampoco se internalizan, su aplicación es generativa; la estructura, como el leguaje, se la puede “[…] concebir como un conjunto abstracto de reglas que no se aplican mecánicamente, sino que las emplean [los actores] de un modo generativo.” (Giddens; 2001, Amorrortu, pg. 129) En toda forma de ‘producción y reproducción’ hay reglas y normas. La relación entre éstas y los agentes no es obligatoria, su acatamiento no refleja un compromiso moral. Si se va a hablar de obligatoriedad si debe entonces hablar de una ‘obligación contingente’ ya que su realización puede o no darse. Los agentes interpretan esas reglas, normas y valores, de ahí que la relación sea contingente. Pese a que en este argumento se esté señalando una divergencia importante entre la presentación teórico-empírica de Giddens y Bourdieu, vale la pena hacer la siguiente salvedad. La idea de interpretación que ambos autores sin duda trabajan y desarrollan tanto en la noción de dualidad de la estructura como en la de habitus no parece oponerse ni contradecirse. Vale recordar que si bien en Bourdieu, las estructuras objetivas, a través del habitus, determinan la percepción de los agentes, el punto de quiebre puede estar en que el agente crea percepciones e interpretaciones diferentes de las mismas estructuras objetivas transformándolas; las estructuras objetivas en Bourdieu también son objeto de percepción e interpretación. Por su parte, en este punto en particular la propuesta de Giddens parece acercarse más a la de Elias. Así como en este último el individuo no da cuenta de la sociedad, en Giddens la práctica social por sí sola no da cuenta del todo de la estructura. Es claro que las prácticas sociales dan como resultado la estructura, pero ese resultado, así como lo es la sociedad conformada por individuos, es algo más que esas prácticas sociales recurrentes. Las figuraciones, al ser la unión prácticamente indisoluble entre individuo y sociedad y al representar una “nueva entidad”, no pueden ser estudiadas y/o comprendidas mediante la desagregación de sus partes. Aún así, a la hora de identificar puntos de conexión entre Elias y Giddens, hay que se excesivamente cuidadoso, teniendo muy presente que una idea de exterioridad de la estructura sería prácticamente inaceptable dentro de la noción de figuración de Elias y podría atentar la solidez de la argumentación. Aún así, a mi modo de ver, pese a los posibles puntos de contacto entre los autores, la gran particularidad que distancia a Giddens de los acá trabajados, no está en este último elemento analizado, sino más bien en el carácter posibilitante que le imprime a la estructura. Este carácter es el que en definitiva le da cabida a un agente con más posibilidades de transformación, un agente que da significado al mundo independientemente de la estructura y que en tanto reflexivo, es conciente y registra su acción. Si bien en Bourdieu el habitus es dentro de ciertos límites la existencia de un abanico de posibilidades de elección, esta elección en definitiva no es deliberada, mientras que en Giddens, pese a seguir siendo difícil afirmar que lo es del todo, sin duda se acerca más a algo similar. i i iiiiiiiiiiiiiiiii i A MODO DE CONCLUSIÓN ¿y la sociología qué? Sin duda estas nuevas formas que desde la sociología contemporánea se proponen para superar la vieja separación entre estructura y actuación acarrean consigo no sólo nuevas formas de contextualizar el mundo sino también imponen un importante reto ontológico y epistemológico a la sociología como disciplina. Si el individualismo y colectivismo metodológico aparentemente se han quedado cortos a la hora de dar cuenta de lo social, si los objetivistas y subjetivistas tan sólo nos han mostrado un ‘lado’ de este complejo cuadro, si las filosofías del individuo y las posturas estrucutralistas se agotan es visiones sesgadas, ¿a qué escuela debe afiliarse el sociólogo? o sencillamente, ¿cómo debe proceder? A la hora de responder estas preguntas, o simplemente de abordar estas cuestiones, los autores acá trabajados tienen mucho que decir. En Elias las tareas para la sociología son muchas y nada fáciles de realizar. Una primera, quizás la más desafiante, está en construir nuevos modelos lingüísticos y conceptúales reaccionando ante aquellos que establecen separaciones indebidas y crean tensiones absurdas e inexistentes, en otras palabras, en la creación de una terminología y conceptualización ajustada a las figuraciones sociales formadas por individuos. Tarea que pone sobre la mesa una fase nueva de la labor sociológica y supone luchar versus modelos tradicionales acreditados que se muestran como una forma ‘humana eterna’ de conocimiento. ¿Pero si el individuo no es autónomo como tal y en su expresión como unidad no tiene la capacidad de transformar el mundo, quién debe llevar a cabo esta tarea? i i i i i iiiiiiiiiiiiiii La posibilidad de éxito recae en la convergencia de esfuerzos, ya que en la ausencia de un yo-individual, la sociedad aparece como un entramado de interdependencias. ¿En Elias, qué haría falta entonces para que ese impulso individual semiautónomo desemboque en transformaciones reales y colectivas? El requisito indispensable es el distanciamiento, la necesidad de mirar desde encima, “a vuelo de pájaro”, y desde ahí, analizando procesos de larga duración, realizar un recorrido histórico que le permita darse cuenta de la posibilidad de generar impactos en condiciones específicas y según características individuales determinadas. Todo conocimiento humano se mueve entre un continuo cuyos extremos son el compromiso (conocimiento precientífico) y el distanciamiento (conocimiento científico). Es así como aparece una segunda tarea para la sociología: aproximarse más al distanciamiento sin desligarse u olvidar del todo el compromiso. Esta dinámica aplica a su vez para el plano de la vida cotidiana y sirve para superar razones de descontento e incluso de depresión, tenemos que procurar conocer nuestra realidad y no recurrir a explicaciones fantasiosas de lo que nos ocurre, esto implica la superación de categorías que dominan nuestra forma de ver el mundo y la realidad. Por lo tanto la gran tarea integral que Elias deja, y para la cuál aportó y avanzó mucho con su obra, implica una triple transformación: en lo teórico, en lo metodológico y en el objeto de estudio. Aún así es consciente que no es posible precipitar la ejecución de esta labor necesaria, esta debe realizarse a largo plazo. “Un reaprendizaje y un cambio así en el pensamiento de muchas personas, incluyendo su habituación a todo un conjunto de nuevos conceptos o al nuevo sentido de viejos, requiere habitualmente una sucesión de dos o tres generaciones y, con harta frecuencia, un periodo aún más prolongado.” (Elias. 1990, Península, p. 15) En lo que respecta a la labor sociológica, las propuestas de Bourdieu y Giddens, e incluso las de Elias, parecen tomar rumbos diferentes y distantes. Los tres autores sin duda están convencidos que toda investigación sociológica debe contemplar dos momentos: el objetivista y el subjetivista. Pese a ello, Bourdieu y Giddens parecen alejarse de Elias al concebir los momentos como separados, lo que a mi modo de ver va en contravía con la noción de figuración. Por su parte Bourdieu se separa de Giddens en un momento posterior al señalar explícitamente que la investigación debe empezar por el momento objetivista, es decir, analizando las estructuras objetivas, en tanto condicionan las percepciones subjetivas que dependen del lugar que el agente ocupa en el espacio social. Convencido de esto, el primer foco de atención del sociólogo debe ser entonces el análisis de la distribución de los diferentes tipos de capital en las estructuras objetivas, que es lo que va a definir la posición de los agentes. Del otro lado, para Giddens, la realidad social debe estudiarse hermenéuticamente, lógica que se constituye como punto de partida de la teoría de la estructuración. El sociólogo debe empezar por insertarse en la realidad social para empaparse de ese mundo interpretado que los mismos agentes que allí están han constituido, siendo su punto de arranque la actuación de los individuos. Es claro que el punto de partida por el que ambos autores señalan debe empezar la investigación sociológica marca una diferencia entre sus propuestas, pero tampoco cabe duda que la noción de doble hermenéutica (interpretar lo interpretado) que desarrolla Giddens es compartida por Bourdieu al señalar que para comprender el mundo social se tiene que comprender la forma en la que las personas, desde su habitus, se representan el mundo social. sociedad Estructura Actuación Estructura agencia Estructura agencia agencia agencia Actuación sociedad Estructura Estructura sociedad individuo agencia agencia agencia agencia individuo agencia sociedad Estructura Estructura agencia sociedad agencia agencia individuo agenciaagencia agencia agencia individuo EstructuraActuación agencia agencia Estructura agencia Estructura Actuación individuo Estructura sociedad agencia Actuación ! agencia sociedad individuo agencia agencia individuo agencia Estructuraagencia Actuación Actuación Estructura sociedad Estructura Actuación agencia agencia Estructura ! ! Estructura agencia Estructura agencia Actuación sociedad Estructura sociedad individuo agencia agencia agencia sociedad individuo agencia agencia individuo agencia agencia agencia Estructura Actuación Estructura agencia individuo agencia Estructuraagencia Actuación Actuación Estructura sociedad Estructura Muchas cosas se quedan fuera de este análisis. Respecto a los temas tratados todos estos autores han hecho aportes innumerables que sería ingenuo pretender reunir en un mismo escrito. Muchos otros elementos son dignos de comparación entre sus teorías, ya que como sociólogos contemporáneos comparten una ontología de ‘lo social’ (la superación de la separación entre estructura y actuación) y trabajan muchos temas en común. El poder, el lenguaje, la ontología del investigador en ciencias sociales, la relación entre teoría y empiria son objetos que atraen la atención de estos importantes sociólogos. Pese a la extensión de sus obras y aportes, considero que en este escrito el objetivo, por modesto que haya sido, se cumplió más no se concluyó o agotó. Se identificó una categoría clave de su pensamiento, categoría sobre la que se estructura parte importante de su pensamiento, para a partir de ahí realizar una exposición en torno a un tema común de interés, ‘la dominación de las categorías’, dominación que operando mediante la disociación de dimensiones del plano social del universo que en realidad no se encuentra separadas, tiene efectos perjudiciales sobre la forma en la que tanto científicos sociales como legos concebimos el mundo en el que vivimos. La esperanza que queda acá plasmada, que va más allá de los objetivos concretos del escrito, es que estas palabras sirvan de invitación a futuros trabajos tanto empíricos como teóricos en torno a un tema que encuentro apasionante. Son muchas las aristas para abordarlo y con seguridad alguna será del interés del lector. Bibliografía. Bourdieu, Pierre (1975). Chamboredon, Jean-Claude. Passeron, Jean-Claude. El Oficio del Sociólogo, presupuestos epistemológicos. España: Siglo Veintiuno Editores. Bourdieu, Pierre (1984). “Espacio social y génesis de las clases” En: Sociología y Cultura. Mexico: Grijalbo. Bourdieu, Pierre (1987). “Fieldwork in philosophy” En: Cosas dichas. Buenos Aires: Gedisa. Bourdieu, Pierre (1988).: La Distinción: criterios y bases sociales del gusto. Madrid, España: Taurus. Bourdieu, Pierre y Wacquant, Loic J.D (1995) Respuesta por una antropología reflexiva. Mexico: Grijalbo. Elias, Norbert (1999). Sociología Fundamental. Barcelona, España: Gedisa. Elias, Norbert (1990). “La sociología de los individuos (1939)” En: La sociedad de los individuos: ensayos. Barcelona, España: Península. Elias, Norbert (1990). Compromiso y distanciamiento: ensayos de sociología del conocimiento. Barcelona: Península. 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Historia, Jóvenes, juventud. n e RReessum umen Los jóvenes han sido generalmente vistos desde la óptica de campos disciplinares como la Sociología y la antropología, que responden al interés despertado por temáticas recientes desde distintos sectores de la sociedad en torno a las manifestaciones culturales, así como a las problemáticas derivadas o paralelas a estas y de las formas de participación ciudadana en los últimos años. No obstante, no parece interesar mucho a las comunidades de historiadores, el tratamiento desde una perspectiva comparativa de las distintas manifestaciones simbólicas, de las representaciones y de las emergencias políticas y culturales que en otros momentos de nuestra historia, han protagonizado los sectores jóvenes de la sociedad, dejándolos de manera involuntaria, alejados del acontecer histórico. Sin embargo, se pueden tejer posiciones iniciales que permitan establecer categorías de aproximación desde la historia para una historia de los jóvenes en Colombia. Este documento plantea la necesidad de responder a una premisa que se centra sobre la ausencia de estudios históricos relacionados con los jóvenes en Colombia y sobre las dificultades para la definición de la categoría adecuada en torno a ellos. n m u e s Reesumen i c t o n du ci ó n r i nt o r có du i n Los estudios históricos en torno a los segmentos de la poblaciones más jóvenes de la sociedad colombiana han sido escasos, siendo una de las temáticas más relacionadas, la de los movimientos estudiantiles, sin que estos definan en muchos casos, quienes eran los estudiantes, y que tipo de jóvenes los componían. Más aun, ¿todos eran jóvenes?. Solo hasta década de los años 90 del XX, disciplinas como la sociología y la antropología en Colombia, centran sus campos de observación en ellos, motivados entre otros, por manifestaciones ligadas a expresiones de la cultura urbana, de la violencia o de la prevención de comportamiento sexual y de consumo de sustancias alucinógenas. Para la historia, de manera reciente, temas como la cotidianidad, las mujeres, los imaginarios y las representaciones sociales, han privilegiado los estudios históricos culturales en América Latina y España, sin que se dediquen en concreto a este sector. Una de las razones está en la dificultad de definir el sector poblacional joven de una sociedad, que para los estudios sociológicos urbanos por ejemplo pueden resultar mucho más cercanos en la medida en que el tiempo y el contexto se definen con cierto grado de inmediatez. Para el historiador, no solo basta el tener elementos teóricos que provienen de otras disciplinas como la Biología, la psicología, la sociología o la antropología, incluso la política y el derecho, sino que además debe indagar con cierto grado de certeza, si esos elementos resultan pertinentes para analizar el pasado de las poblaciones más jóvenes de una sociedad o si existe la necesidad de utilizar otras categorías más adecuadas a sus contextos y tiempos. Es relativamente fácil hacer historia de un país o de una clase social, porque se trata de conceptos con límites definidos y con cierta homogeneidad, pero la historia de grupos que no se basa en territorio, lengua o posición social sino en otros caracteres, resulta mucho más compleja, y escribirla es como avanzar por un terreno inestable. Por otro lado, la posibilidad de generar un proceso a través del cual los nuevos campos investigativos sean pensados en términos de su pasado, en perspectiva del desarrollo de sus condiciones temporales y de género, así como a la misma redefinición de los conceptos apoyados en marcos contextuales y temporales, contribuye a la redefinición de nuestra realidad, de entender que el problema de la juventud no es nuevo y que en la comparación con otros momentos, es posible responder a problemas actuales, además de enriquecer el cuerpo historiográfico en nuestro país. La categoría de los Jóvenes: Para el campo de la disciplina histórica, la presencia de los jóvenes se limita a una descripción breve, pasajera y anecdótica, donde por lo general la condición temporal de juventud no termina siendo sino un referente para dar cuenta hechos, procesos y acontecimientos externos. No obstante, es una tendencia de la que el país sea ajeno. H H Son pocos los textos propiamente históricos, dedicados al sector joven de la población humana, en donde se destacan dos textos: El primero, publicado en el año de 1975, titulado “Historia social de los Jóvenes”, del profesor español de la Universidad de kent Ohio, Victor Alba (1975). H Alba se refiere a los jóvenes a partir de la referencia generacional dada por la condición de juventud. Así, reconoce a través de la historia, desde la antigüedad hasta la década de los años 70 en el siglo XX, a varios tipos de juventud caracterizados por enlaces o espectros generacionales. Así aparece por ejemplo, la juventud sin revolución en la revolución industrial, la juventud idolatra en la primera mitad del siglo XIX manifiesta sobre todo en las juventudes juveniles alemanas y en la revolución de 1848, la juventud ideólogizada en la segunda mitad del siglo XIX relacionado con los movimientos obreros, los anarquistas, el socialismo, los sindicatos y las organizaciones cristianas, la juventud desesperada en vísperas de la primera guerra mundial, enfocada con los jóvenes alemanes, los nihilistas rusos, las juventudes regeneradoras y la generación dorada de los Estados Unidos; La Juventud utilizada, en los periodos entre las dos guerras, enfocado en la revolución rusa, el movimiento juvenil comunista internacional, el fascismo, el nazismo y la dictadura española de 1923, la juventud desapartada, durante la segunda guerra mundial, manifiesta en la juventud de resistencia; la juventud aterrada, durante la guerra fría, donde los existencialistas y los beat nicks son puente para la juventud frustrada, en el tercer mundo, derivado del subdesarrollo colonial, la lucha por la independencia, sobre todo en África, los países árabes y Asia o la manifestación de la juventud comunitaria de Japón, Israel y China, o la juventud exasperada, en el caso de América Latina en donde la lucha contra la oligarquía, el imperialismo, se manifiesta a través de movimientos estudiantiles y revolucionarios. La Juventud contestataria, sobre todo en los Estados Unidos y Francia y espesa en mayo de 1968 y la juventud inédita, relacionada con los jóvenes obreros, también desde 1960, en una postura muy cercana a la de Marcase y la Juventud integrada o la subcultura juvenil actual (1975) expresa en la literatura y la música sobre todo. Subraya la juventud independizada, relacionada con los modos de vida juveniles leídos principalmente desde las encuestas, las descripciones sociológicas y la generalización. Estas definiciones parten de afirmar que la juventud no forma un grupo aislado sino que existe dentro de sociedades determinadas, determinados períodos. Se es joven siempre en un contexto concreto, no en abstracto. Esto no quiere decir, desde luego que lo que cada edad y sociedad consideran como joven, será, para esta historia, la juventud. “Pero significa más que esto, puesto que impone al historiador una manera de tratar el tema que resulta ineludible: No puede hacerse una historia de la juventud hablando, por ejemplo, de los personajes que descollaron antes de un determinado numero de años (fijado forzosamente de modo arbitrario). Del mismo modo que una serie de biografías de mujeres celebres no sería una historia de la mujer, una lista de niños precoces no sería una historia de la juventud” (Ibíd., 7). Alba realiza un recorrido histórico que enriquece el discurso y alimenta los referentes teóricos del tema en donde además ubica a Latinoamérica lo que de alguna forma también constituye una primera aproximación al caso colombiano. Al ubicar a los jóvenes en coyunturas especificas, ofrece posibilidades de lectura e interpretación mucho más amplias y de paso, establece como categoría definida, la relación principalmente política que da cuenta de la forma como se manifestaron los sectores de población más jóvenes, evitando asumir esta categoría para aproximarse a la de Juventud. En Colombia, la historia da cuenta de esta última sobre todo al referirse a las asociaciones de naturaleza política e ideológica que se encuentran por ejemplo en los partidos políticos y la iglesia. Es común encontrar entonces, referencias sobre las juventudes liberales, juventudes conservadoras, juventudes comunistas o juventudes católicas, que dan cuenta de las formas de aproximación a instituciones definidas, pero que no representan a los jóvenes como categoría poblacional general. Al respecto, Raúl Olmedo separa la brecha conceptual entre lo joven y la juventud, pues desliga teóricamente a la clase de la categoría, diferenciándolas por sus intereses y necesidades: : “juventud es una categoría política que designa un lugar dentro de la jerarquía de la sociedad…..el joven es el soporte biológico de la categoría juventud, es un individuo que está sometido, está sujeto a las determinaciones que conforman la categoría de juventud. El joven es un sujeto social que es producido como un sujeto jerárquico. La “Clase” sintetiza el conjunto de determinaciones denominadas económicas. La categoría sintetiza el conjunto de determinaciones denominadas políticas. La política es el conjunto de relaciones que organizan el propio sistema de jerarquía de la sociedad. En el Movimiento juvenil, los intereses de clase de los individuos participantes predominan sobre sus intereses de clase” (Oleado, 1-6). Un segundo referente teórico es el texto publicado por Giovanni Levi y Jean Claude Schmitt, titulado Historia de los Jóvenes, en dos tomos que recogen 21 ensayos de igual numero de autores. En la introducción teórica, permiten establecer los problemas de la definición de la categoría de joven. Es lógico pensarlo así, ya que para otros temas tratados por la historia cultural, la situación es variada. Por ejemplo, se habla de mujeres en la historia e independientemente de que hayan sido o no vistas de tal o cual forma, siguieron siendo mujeres jóvenes o viejas pero mujeres al fin y al cabo. La juventud como condición, es una construcción que se relaciona con el contexto, que además lo reconoce como pasajero, como un estado de habitar temporalmente en una sociedad particular siendo hombre o mujer, si bien “la diferencia entre muchachos y muchachas, ya bien acentuada en la socialización infantil, encuentra en la juventud las formas de su institucionalización” (Levi y Schmitt, 1996:14). Otra elemento resulta de la prevención social, política y cultural de los sectores más adultos. “No solo los límites de la juventud plantean problemas al historiador, sino que otro tanto puede decirse de los modelos propuestos a los jóvenes en cada época. “Así como la publicidad exalta los valores de la juventud (belleza, fuerza, rapidez, energía, libertad, etc.), la vida social cotidiana siente más bien cierto temor hacia los jóvenes debido a los disturbios que podrían causar en opinión de los defensores de los convencionalismos” (Ibid, 9). Esto llevó a que los referentes utilizados en muchos casos, sean aquellos condenatorios frente a un sector poblacional cuestionado y tenido bajo sospecha de manera constante en la historia de buena parte de la sociedad bajo influencia occidental1. La antropología mostrará desde Mead, que la rebeldía y la “crisis de la adolescencia”, no ocurre en poblaciones indígenas en las cuales la juventud además de sinónimo de fertilidad, son referentes de esperanza y capacidad. En occidente esto solo ha sido posible de entender en los sectores políticos más relevantes de las sociedades, para quienes los “delfines” suelen ser la esperanza de prorrogación de las estirpes políticas, más que el futuro, son el presente esperanzador de los partidos y las élites, mientras que para el conjunto de la población además 1 No era rara esta visión debido a que desde décadas anteriores ya se estigmatizaba al joven entendiéndose este como un sospechoso y reservándose su futuro para aquellos “bien educados”. Es la observancia de la buena conducta de quienes resultaban “favorecidos”, por un sistema educativo, frente a quienes quedaban por fuera o relegados a niveles inferiores. Así por ejemplo titulares como los del diario el Tiempo en los tempranos años 60 no resultan sorpresivos: “Los Bandidos Más temidos hoy en Colombia son Adolescentes: la adolescencia es un periodo sumamente turbador a causa del conflicto entre la personalidad básicamente egoísta del niño y las crecientes exigencias que le merece la sociedad” Agrega que “para dar ejemplo de las terribles consecuencias que puede llegar a tener odio en la adolescencia, Villareal se refirió a varios casos de delincuencia llevada a cabo por adolescentes que habiendo llegado a la conclusión de que ser agresivos era el único camino que se abría ante ellos, decidieron dedicarse a actividades destructivas: Un Adolescente en estas condiciones ve ante sí como única solución el imponerse sobre el medio ambiente por medio del odio, la destrucción, ya que siente que si se aparta de ellos sucumbirá” El TIEMPO Sábado 2 de julio 1960 página 23. La referencia data de la realización de un ciclo de conferencias sobre odio dictada por el Doctor Jaime Villareal en el Museo Nacional, en donde titula. Allí se indica además señala que “varios de los bandoleros más temidos que azotan el país en la actualidad son adolescentes cuya edad oscila entre 14 y 20”. De hecho lo llevan a un lugar de carácter global: “Un problema mundial. La Delincuencia Juvenil” también se señala a los jóvenes como “semipesados”, un “término familiar para los jóvenes que se rebelan contra las disciplinas sociales. Un escritor Hamburgués ha dicho de ellos” ¿Por qué esos sinvergüenzas con tanta cosa buena que hacer hoy día, no piensan en lo mejor sino en lo peor, y han ido en su brutal desenfreno más allá de sus antecesores”. El TIEMPO. Sábado 12 de marzo 1960. de ver a los jóvenes del común como “el futuro”, con un tono de desconfianza, es en ellos en quienes recaen las sospechas,las intrigas, los señalamientos y finalmente en quienes el mundo adulto realiza la valoración de su legado, que por lo general suele resaltarse como negativo.2 Por demás, Levi y Schmitt señalan que escribir una historia de los jóvenes “implica por consiguiente, una pluralidad de perspectivas: en la medida en que es el término de una fase de socialización previa a la edad adulta, la juventud reúne en sí, numerosos aspectos del momento “liminal” de los ritos de paso…. Con toda lógica, en el seno de cada sector de la vida social y cultural, los ritos de liminidad juvenil constituyen, en su desarrollo progresivo, un objeto privilegiado de estudio” (Levi y Schimitt, 1996: 11). 2 Esta última afirmación, puede ser considerada como una de las hipótesis que permitirán esbozar este escrito y surge de las reflexiones realizadas por el autor a lo largo de su investigación En este sentido, hacer referencia a los jóvenes desde la historia, implica necesariamente aproximarse también a otros campos disciplinares, como la Antropología, la sociología y la psicología. Lorenzo Encinas (Encinas, 1994) expone estas tres tendencias de manera amplia y concreta que pueden permitir la construcción del concepto de joven en la historia. Señala inicialmente la perspectiva psicobiológica en donde se reconoce la adolescencia como un momento en la historia del individuo en el que ocurren una serie de cambios a nivel biológico, que a su vez producen diversos cambios sicológicos que constituyen la base de la personalidad. Por tanto, el desarrollo psicológico es uno de los mecanismos activados durante la maduración biológica, durante la pubertad3. Sin embargo, esta posición es considerada como muy general, desconociendo contextos y culturas. El enfoque antropológico critica y debate esta posición desde los estudios de Margareth Mead (1980) quien desde sus estudios sobre adolescencia en la isla de Samoa descubre que esta no estaba caracterizada por conflictos o tensiones; la etapa adolescente era un estado de vida placentero, con poca represión sexual, lo cual la llevó a la conclusión de que los comportamientos humanos están íntimamente relacionados con las exigencias de cada cultura en particular y por extensión a los procesos históricos, que pueden ser leídos en términos broudelianos de corta, media y larga duración. Categoría analítica Psicobiológica Caracterización Procesos psicológicos de la formación de la personalidad Antropológica Proceso de adscripción Social Sociológica Proceso de inserción Social Mecanismos Identificación Terminología Maduración Pubertad Adolescencia Ritos de paso Iniciado Preadulto Socialización Estatus incompleto Juventud Fuente: ENCINAS (1994) 3 Entendemos como pubertad el periodo en el que se manifiestan transformaciones de tipo biológico en el que empieza a manifestarse la madurez sexual. La pubertad es un mecanismo que desemboca en los procesos sicológicos correspondientes a la edad adulta de la personalidad. El término adolescencia proviene del latin adolecere (crecer). Es importante aclarar que la juventud es un concepto íntimamente ligado a los tiempos modernos; ya no es la fase intermedia entre el periodo adulto y la niñez, ni tampoco el rango de edad considerado solamente en los censos poblacionales y que, además de ocupar un espacio geográfico (territorio), habitualmente tenia como especial labor la de ser el eslabón natural de la especie humana. La juventud se caracterizaba por ser una fase preparativa (aunque hoy todavía lo es aunque con otra motivación) y cuya preparación dependía de unidades sociales pequeñas como la familia o el clan. Dicha situación ha cambiado pues la preparación se halla estrechamente ligada a otra unidad social, estructural incierta, una realidad social en la cual los jóvenes se encuentran limitados por el no reconocimiento. A su vez también se pueden hacer extensa la relación de una condición temporal de la vida del ser humano, con una que transfiere campos simbólicos y que se manifiestan en la “juventud” de las naciones, de los partidos, de los movimientos. Expresa Laura Malvano, que por ejemplo en el caso del fascismo italiano, “el discurso se formaba con especial ductibilidad y flexibilidad a la multiforme y todo comprensiva noción de juventud, hasta el punto de convertirse en elemento constitutivo. Gracias a una hábil manipulación de discurso se le privó al concepto de juventud de toda connotación histórica o sociológica para adquirir una dimensión exclusivamente simbólica, ejerciendo la fusión de distintos significados implícitos en la noción misma” (Malvano, 1996: 314). De esta forma el Estado fascista como otros, era visto como un Estado joven, vigoroso, innovador “en plena posesión de todas sus energías” según el Duce, mismas que por lo que sabemos, el mismo no tenía en el momento de su ascenso al poder. Para la sociología, en particular para los planteamientos teóricos de la escuela estructural funcionalista, expuesto por Fred Mhaler parte de la inmadurez del sector juvenil se debe a la comparación con los adultos y confiere un estatus de marginación fundamentado en la edad para los jóvenes respecto a los adultos. Para este autor, la tarea de la juventud es prepararse para participar activamente en la vida y en el trabajo. Esta posición remite a los jóvenes como un resultado de la reproducción social de la fuerza de trabajo, así como una fuerza de cambio social. Otra característica para Mahler, es que la categoría de joven puede ser considerada como un grupo social, cuya posición origina una colectividad inerme que, a causa de sus condiciones de vida, la sitúa por debajo de otros grupos en la sociedad. Citloai Rovirosa sostiene que la juventud no puede “entenderse como una simple categoría o fracción de las clases determinadas económicamente”, sino que debe ubicarse como una fuerza política de proyección histórica y considera que al reducir la cuestión juvenil a un simple conflicto generacional, ésta no tendría importancia, igual que si se relacionara con un planteamiento emparentado con la lucha de clases; Encinas señala que tales proposiciones no bastan para explicar la cuestión juvenil y ofrecen para conceptualizar la acción juvenil solamente dos preceptos analíticos: el bloque generacional y la estructura generacional. Rovirosa según Encinas, afirma que la ruptura generacional es un conflicto manifestado primordialmente en el aspecto cultural, y que el enfoque clasista (luchas de clases) obedece a una manifestación esencialmente económica y social; así, señala que es preciso analizar la cuestión juvenil sin separar la división clasista de la división generacional. “Quizás convenga diferenciar la cuestión juvenil de la cuestión generacional, en un intento por destacar el problema histórico del problema social. Así, la cuestión juvenil se referirá a la manifestación sociocultural del grupo demográfico de los jóvenes, y la cuestión generacional se referirá a la perspectiva histórica de las generaciones” (Rovirosa, 1985: 51-64). De acuerdo a Rovirosa, el bloque generacional puede compararse con una fuerza política con posibilidades hegemónicas: “un conglomerado juvenil es potencialmente movilizado alrededor de una causa política. La masa juvenil se adhiere a un proyecto específico y se despliega organizadamente: El bloque generacional es en sí mismo, un proyecto histórico”. “La juventud, como causa política, no es otra cosa que la condición de posibilidad de continuidad de la historia, entendida como continuidad de la especie” (Ibíd., 1985). Encinas aclara que dada su condición los jóvenes siente la necesidad de ser ellos mismos, no lo que otros quieren que sean. Además, influye en ello, el contexto, el espacio y la cultura misma. El otro concepto que resulta importante es el de Generación. El movimiento de las generaciones fue objeto de estudio y análisis por parte de varios intelectuales motivados, en gran medida, por la existencia de diferentes grupos sociales con dos denominadores comunes: la edad y un determinado (especifico) comportamiento social. Encinas dirige la mirada hacia William Dilthey quien fue uno de los primeros en utilizar el término generación para referirse a un número de individuos que forman una unidad homogénea por haber experimentado los mismos hechos y cambios en el periodo susceptible de sus vidas. De la misma manera August Comte inició los estudios sistemáticos sobre las generaciones, y señalaba que la sociedad era un marco de generaciones existentes. Julián Marías las describe como una larga serie de sucesiones y etapas acumuladas a lo largo de la historia human. Nerina Jansen, al estudiar las generaciones y su relación con el cambio social, enumeró tres aspectos importantes para la existencia de una generación: Una dimensión temporal, un determinado contexto histórico y un estilo de vida. Así los miembros de una generación viven al mismo tiempo y se relacionan, distinguiéndose de otra por el rasgo especifico de la edad; consecuentemente, jóvenes y viejos no comparten la misma generación, e incluso por la edad, el concepto de generación ocupa el primer lugar; en otras palabras, por el comportamiento colectivo de las diferentes edades. De acuerdo a Rovirosa, el bloque generacional puede compararse con una fuerza política con posibilidades hegemónicas: “un conglomerado juvenil es potencialmente movilizado alrededor de una causa política. La masa juvenil se adhiere a un proyecto específico y se despliega organizadamente: El bloque generacional es en sí mismo, un proyecto histórico”. “La juventud, como causa política, no es otra cosa que la condición de posibilidad de continuidad de la historia, entendida como continuidad de la especie” (Ibíd., 1985). Encinas aclara que dada su condición los jóvenes siente la necesidad de ser ellos mismos, no lo que otros quieren que sean. Además, influye en ello, el contexto, el espacio y la cultura misma. El otro concepto que resulta importante es el de Generación. El movimiento de las generaciones fue objeto de estudio y análisis por parte de varios intelectuales motivados, en gran medida, por la existencia de diferentes grupos sociales con dos denominadores comunes: la edad y un determinado (especifico) comportamiento social. La dimensión espaciadle la generación esta determinada por el sitio y las circunstancias que le rodean. En cada época de la historia ocurren cambos; el cambio en sí, es historia no estática, toda vez que los individuos tienen diferentes significaciones e interpretaciones del mundo, que lleva a cada generación a replantearse y redefinir su mundo y su relación frente al mismo. “Esta pugna generacional despierta la tendencia natural de los jóvenes a reunirse con sus congéneres con el objeto de presentar frentes comunes y con mayor capacidad de enfrentamiento contra las organizaciones representativas de la generación adulta. La dinámica generacional, por lo tanto, representa un factor que estimula la organización juvenil” (Brito: 28). El estilo de vida generacional engloba dos aspectos de su existencia misma; la idea de un destino común y un espacio vital, los que al unirse ponen de manifiesto un estilo vital. Es la expresión o encarnación de las perspectivas colectivas que los coetáneos han desarrollado sobre su mundo. Las relaciones entre generaciones existentes habitualmente se hallan en estado de tensión, en vista de que la naturaleza y relaciones entre generaciones se reflejan en el ejercicio autoritario: Los adultos, al poseer el saber y detentar el poder, controlan, y ejercen autoridad sobre las generaciones jóvenes. Señala Fischer “Con el resquebrajamiento del sistema corporativo medieval comienza la lucha de generaciones y cuanto más rápido avanza la sociedad, merced a la técnica, la industria y el modo de vida, tanto mas manifiesta es la diferencia entre las generaciones. La Insurrección de los hijos contra las formas de vida, los pensamientos y los prejuicios anticuados se entretejen a tuertas y a derechas con la lucha de clases”(Fischer, Citado por Encinas,1994). No obstante, esta brecha no necesariamente es una constante. Hobsbawm, indica que existe un abismo histórico que separa a las generaciones, donde los jóvenes viven divorciados de su pasado, “ya fuesen transformadas por la revolución, como China, Yugoslavia o Egipto; por la conquista y la ocupación, como Alemania y Japón; o por la liberación del colonialismo. No se acordaban de la época de antes del diluvio, con la posible y única excepción de la experiencia compartida de una gran guerra nacional, como la que unió durante algún tiempo a jóvenes y mayores en Rusia y Gran Bretaña, no tenían forma alguna de entender lo que sus mayores habían experimentado o sentido, ni siquiera cuando estos estaban dispuestos a hablar del pasado, algo que no acostumbraba a hacer la mayoría de alemanes, japoneses y franceses” (Hobsbawm E. 1998: 330). Sin embargo también a partir de esta afirmación podemos pensar que esta brecha en Colombia ha sido contenida, evitando su facturación, por los Partidos políticos, la Iglesia y en sí misma, la violencia así como la venganza que se engendra en ella. Esta a su vez se convierte en una nueva hipótesis. La violencia ha impedido que la brecha generacional sea mayor que la expresada en otras latitudes, producto de la memoria recogida en las experiencias generacionales vividas a través de los hechos ligados a persecuciones, desapariciones, secuestros, venganzas, guerras internas y demás, que han caracterizado la histor ia colombiana del siglo XX. Por esto no sorprende que en los estudios sobre el tema, sea recurrente el tema de la violencia, vivida, recordada o emulada a través de terceros como una constante de la historia colombiana y de la memoria de los eventos vividos en cada una de nuestras generaciones. Desde aquí aparecen posibilidades de tomar la categoría y los conceptos para abordar nuevas posibilidades teóricas e investigativas. Así, la construcción del concepto de joven en Colombia teniendo en cuenta referentes espacio temporal y contextual, pueden permitir la lectura de la historia colombiana a partir de un actor o actores distintos que confluyen en momentos críticos e identificables de la historia nacional. Dentro del marco de desarrollo histórico del siglo XX, las poblaciones más referenciadas por la historiografía colombiana suelen ser aquellos que dan cuenta de la vida de prominentes hombres y en algunos casos mujeres. Los documentos contienen reseñas sobre sus vidas públicas, sus aficiones, sus temperamentos y se aproximan a su pensamiento, que además en ocasiones narran tanto las andanzas de estos personajes como las descripciones de las regiones y de algunas de sus costumbres. No obstante es muy poco lo que se señala sobre sus vidas bajo la condición temporal de jóvenes siendo manifiesta una ausencia de históricos relacionados con las condiciones y etapas de la vida, que pudieron ser consideradas como reflejo de las tendencias de construcción de los discursos anclados durante bastante tiempo en la perspectiva de la historia tradicional y solo de manera reciente, empiezan a ser tenidos en cuenta otros estadios distintos a aquellos contados dentro de lo que se puede llamar historia oficial. De la misma manera se puede aproximar a la perspectiva de que la “rebeldía” de la juventud en mayor o menor grado, de acuerdo a los contextos, sean urbanos o rurales, en la juventud ha sido aprovechada para exaltar y responder a problemáticas, para excusar actuaciones de generaciones anteriores y para servir de parapeto en contra o a favor de políticas e ideologías. La lectura de lo que significa ser joven ha sido matizada por los intereses de quienes los suelen leer en los marcos del establecimiento generalmente. De hecho se afirma que los jóvenes han sido siempre revolucionarios y rebeldes. Esta presunción es errónea, pues si bien ha habido movimientos juveniles revolucionarios hay momentos en que la juventud en su conjunto era conservadora y en otros casos reaccionarios, así como otros que no han participado en ninguno. Al mismo tiempo, la posibilidad de construir históricamente nuevas perspectivas para estas categorías, contribuye a establecer diferencias frente a posturas como la de Reguillo que hablan de “emergencias juveniles”, como si estas fueran nuevas y novedosas. Por el contrario como Dainel Fabre señala, han existido momentos a través de la historia en donde estas emergencias se hicieron tan visibles como hoy en sus propios contextos particulares. El caso de las fiestas en la Francia anterior al siglo XIX expresaban esto “con esa ocasión ambos sexos desempeñan sus metidos, claramente diversos, y sobre todo se conviene en que ahí es donde la juventud se forja. Una delegación, formal o implícita, les atribuye a los jóvenes el deber y el derecho de actuar en público y de organizar la fiesta de todos, manifestando en ella la singularidad de su estatuto…. Que la fiesta sea el reinado temporal de los jóvenes, es cosa que se sabe peor que no siempre se dice; en efecto, sucede como si tuvieran que seguir conquistando lo que se les atribuye de hecho” (Fabre, 1996). En ese mismo sentido, quizás nos aproximemos a señalar que el reconocimiento de la condición de jóvenes ha sido vigente en la medida en que esto resultó conveniente y se ha expresado a través de distintos momentos y movimientos que se ponen en escena a través de los distintos medios de comunicación vigentes para cada generación, a diferencia de las tesis que plantean una emergencia reciente en los distintos escenarios, así como también establecer la pregunta de qué tan joven es esta palabra “jóvenes” y como al indagar sobre la historicidad de la misma se pueden redefinir y ampliar perspectivas. Afirma Miguel Angel Cabrera Cabrera que para la historia cultural, el lenguaje es una instancia histórica específica cuya mediación es la que genera tanto la objetividad como la subjetividad y la que define la relación que ambas entablan. No se trata de volver al subjetivismo sino en la adopción de un modelo teórico nuevo. Concluye que si los individuos experimentan o entablan una relación significativa con el mundo social, siempre es a través de la mediación activa de un patrón categorial de significados o discurso; si es la mediación de este último el que dota de significado al contexto social, el que confiere experiencia histórica a los intereses y las entidades y el que, en consecuencia, promueve, guía y otorga sentido a las acciones significativas. Dicho discurso, al proyectarse en la práctica, contribuye activamente a la configuración de los acontecimientos, proceso, relaciones e instituciones sociales, entonces el objetivo prioritario de la investigación histórica ha de ser el de identificar , especificar y desentrañar el patrón categorial de significados operativos en cada caso, analizar los términos exactos de su mediación entre los individuos y sus condiciones sociales y materiales de existencia y evaluar sus efectos realizativos sobre la configuración de las relaciones sociales. Conviene entonces con Cabrera, que si el mundo social es, en el fondo, una construcción discursiva, entonces solo se podrá avanzar si se presta atención a los principios de esa construcción, lo cual implica a su vez, que toda explicación de las conductas y procesos sociales requiere de un análisis minucioso del proceso de formación histórica de los propios conceptos, pues solo dicho análisis nos permitirá responder como sostiene Joan W Scout (Citado por Cabrera, 2001) a interrogantes capitales como los siguientes: ¿de que manera han alcanzado su condición de fundamentos de la representación y el análisis de categorías como clase, raza, género, relaciones de producción, biología, identidad, subjetividad, experiencia, incluso cultura?¿cuales han sido los efectos de sus articulaciones? ¿Que supone para los historiadores estudiar el pasado en términos de esas categorías y para los individuos concebirse a sí mismos en tales términos? Estas preguntas resultan ser claves en este proyecto. Bibliografía Alba, Victor. Historia Social de los Jóvenes (1975), Barcelona , Plaza & Janes. Avila Pacheco Victor. (2001) Historia del Movimiento Estudiantil de la Universidad Libre [et al.] Bogotá ,Universidad Libre. Brito, Roberto. Las organizaciones y el movimiento estudiantil durante el cardenalismo, México. CREA mimeo, Cabrera Miguel Angel. (2001) Historia, lenguaje y teoría de la sociedad. catedra. Madrid, Universidad de Valencia. El Tiempo (1960)- .-- Bogotá : Casa Editorial El Tiempo. Encinas José Lorenzo. (1994): Bandas Juveniles. Perspectivas Teóricas. méxico, trillas. Fabre Daniel. (1996) “Forjar al juventud” en el pueblo. En: Historia de los jóvenes. Schmitt y Levi, Madrid, Taurus. Gonzalez Seara, Lusi. (1978) Las Generaciones en la Evolución de la Sociedad. Madrid cambio generacional y sociedad. Hobsbawm Eric. (1998) Historia del Siglo XX. Barcelona: crítica Levi giovanni, Schmitt jean-claude. (1996) Historia de los Jóvenes. Madrid, taurus. Malvano Laura. 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México, fondo de cultura económica. ntrevista entrevista entrevistaentrevistaentrevistaentrevistaentrevistaentrevistaent- La infancia en el mundo árabe africano: Una visión desde Unicef Entrevista a LENIN GUZMAN1 Coordinador de Programa UNICEF - Marruecos. Rabat - Marruecos, abril 11 de 2007 La noche se dibujaba en las calles humedecidas por la lluvia de la tarde en Rabat, el clima era cálido y los transeúntes en frente de la estación de tren iban tejiendo lentamente la calle Mohamed V. A un lado, la Mezquita es-Sunn se enterraba en el cielo mientras al otro extremo se asomaba la ciudad amurallada. Mientras el viento moldeaba nuestras ropas llegó a nuestro encuentro LENIN GUZMAN con quien dialogamos sobre le trabajo de UNICEF en Marruecos y sobre la vida de la Cooperación Internacional. Lenin Guzmán es el Coordinador de Programa de UNICEF – Marruecos, ha trabajado en otros países desde hace muchos años, y cuenta con una importante experiencia que poco a poco nos fue desbordando al paso que su mirada nos conducía por la ciudad de Rabat. Su experiencia le señala que el cooperante es un gitano del mundo que va sembrando por donde su corazón se asienta, por lo que es un convencido de que lo fundamental es el amor a lo que se hace, a la profesión, no solo para transformar las realidades sino para enfrentarse a todas ellas en cada momento nuevo. Para él “emprender la aventura de la vida de cooperante representa por un lado enfrentarse a lo desconocido, a maneras y formas de cultura diferente, sin embargo esto no es un obstáculo sino por el contrario una posibilidad de enriquecerse. Por otro lado, representa sentir nostalgia por su propio país y cuestionarse si lo que hace uno afuera podría hacerlo también su país de origen, ante esto es importante siempre guardar la opción de servir a su propio país, se puede ser cooperante allí mismo”. Poco a poco su palabra se fue posando sobre la África árabe y las historias fueron tejiendo la cooperación, los problemas de los niños y niñas y la forma en que UNICEF ha afrontado las problemáticas de un país que desde 1956 ha dejado de ser colonia francesa, pero que aun convive con las hondas secuelas de la desigualdad… 1 Entrevista realizada por: G. Andrés Arévalo-Robles y Maria Alejandra Rico Falla. Pregunta: ¿En términos generales cuáles son los principales problemas que ha identificado UNICEF Marruecos y cuáles han sido las estrategias para enfrentarlos? Respuesta: UNICEF Marruecos realiza un análisis de situación que le permite fijar estrategias, recursos, provisiones y prioridades. Este análisis de situación muestra una situación general del país y con base en esto se comienza a discutir al interior de la oficina acerca de dónde y cómo debemos intervenir. También utilizamos un mecanismo llamado think thank, en donde grupos de expertos de la infancia independientes del gobierno y de Naciones Unidas, nos ayudan a definir temas a tratar y prioridades para el país. En concordancia, hemos considerado que es muy importante en Maruecos continuar con algunas intervenciones en relación al problema de la educación en los niños porque según lo que revela este análisis de situación, pese a que el 92% de los niños van a la escuela, sin mucha diferencia entre niños y niñas, queda todavía un 8% de niños que no asiste, que en números reales es un número importante. Parte del problema es el abandono escolar, lo que significa que hay un porcentaje de niños que no van a la escuela y el otro que la abandona. UNICEF piensa que uno de los derechos mas importante que debe ser respetado y posible de hacerlo es el derecho a la educación de los niños, entonces estamos impulsando una serie de actividades en el área educativa. Hay serios problemas con relación a la salud, la tasa de mortalidad infantil y la tasa de mortalidad materna no han variado en los últimos siete años, para lo cual se está identificando cuales son las razones y cuales serían las estrategias a abordar. Está claro que el gran peso de la mortalidad infantil está en el área neonatal y poco se estaba haciendo al respecto. En cuanto a la mortalidad materna, que es un serio problema en Marruecos, hay muchos factores de orden cultural, en las áreas rurales es el esposo quien decide si la mujer puede o no ir a hacerse un control prenatal, si va o no a dar a luz en el hospital, lo cual es muy serio. Allí también se hacen intervenciones para ayudar que paulatinamente la mujer sea atendida en los centros de salud, tratando de no romper violentamente con la tradición y la cultura y adaptarse a esta realidad y contexto marroquí. Otro de los problemas que revela nuestro análisis es el número creciente de niños de la calle, un número importante de niños que trabajan, una cantidad muy grande de empleadas domésticas muy pequeñas, siendo Marruecos un país que presenta el nivel de edad más bajo en cuanto a empleo doméstico (niñas de cuatro y cinco años), también niños que trabajan en trabajos peligrosos como la artesanía de metal o artesanía de cerámica con plomo, así como un número importante de niños en la agricultura. A este fenómeno se unen los niños que están viviendo en instituciones (cerca de 50mil) los cuales no necesariamente son huérfanos sino que sus padres son pobres y los dejan en estos hogares institucionales. Otra categoría de los últimos 5 o 6 años son los niños que migran, principalmente a Europa, niños que arriesgan su vida e incluso mueren en la travesía. Una vez en el país de destino, por ejemplo, en el caso de España, muchos son llevados a centros especiales y muchos quedan en la calle y en algunos casos son reenviados sin la necesaria protección y atención especial a sus derechos. Este proyecto familiar hace que los niños vayan usualmente desde sus ciudades y pueblos hasta Tánger esperando la oportunidad de atravesar. Pasan meses y años para que se de la ocasión. Se vuelven niños de la calle, comen en los basureros, son victimas de todo tipo de abuso sexual, físico y psicológico. Una vez están en la ruta migratoria ya no hay vuelta atrás ya que se trata del honor propio y de la familia. Esta cantidad de niños con problemas se ubican en los puertos principales del norte marroquí. El análisis también demuestra que los niños tienen muy pocas posibilidades de participación, es decir que la voz del niño no es escuchada en ningún ámbito, sea la escuela o cualquiera de los espacios locales. Por ejemplo, en la mayoría de ciudades no existen sitios de recreación ni para niños, ni para jóvenes. Los niños no tienen esa posibilidad de expresar sus necesidades ni de participar en la vida cívica y colectiva de su entorno. Este análisis de situación nos ha llevado a estructurar un programa que se basa en los siguientes ejes: educación, salud, protección de la infancia, participación de niños y jóvenes y el desarrollo de políticas públicas. En lo que se refiere a educación se busca incrementar el número de niños en las escuelas y aumentar la retención escolar para lo que se trabaja en un programa específico para mejorar la calidad de la educación. Este proceso se caracteriza por ser participativo. Por primera vez los niños, los padres y los profesores tienen una voz. En las discusiones se incluyen además a los directores, a las autoridades y al sector privado para que participen en la elaboración de un diagnóstico y en el diseño de las posibles soluciones. Hasta el momento se tienen por lo menos mil escuelas trabajando bajo este programa y los resultados son evidentes ya que la tasa de abandono ha disminuido de 6% a menos de 0.2% desde que inició el programa, validando así la importancia de la participación constante y activa de los diferentes grupos como pieza fundamental en el éxito del proyecto. Finalmente, nuestra aspiración es llegar a nivel nacional con este tipo de actividades. En salud, el trabajo de UNICEF Marruecos se ha orientado a enseñar a los padres sobre el cuidado de los niños y no hacia los servicios de salud. En cuanto a la mortalidad neonatal, se han puesto en práctica una serie de tecnologías para un buen servicio de salud. Se hacen también trabajos y campañas de nutrición puesto que se ha identificado que el problema de la carencia en yodo es algo que afecta a un 30% de niños y para ello, se tiene un programa de micronutrimentos que se hace junto al sector privado. En el área de la protección de la infancia la estrategia se encamina a ayudarle al gobierno a desarrollar un sistema de protección social para que atineda la vulnerabilidad de los niños. Se pretende crear un verdadero sistema de protección social en donde el gobierno tome la responsabilidad por el bienestar y la protección de los derechos de estos niños y que sean el niño y su familia los sujetos de protección, ya sea con estrategias preventivas o de rehabilitación según el caso. En el área de participación se ha tratado de crear espacios para que los niños y jóvenes puedan expresarse y puedan tener una voz que se escuche dentro de los adultos. En este caso, se toman como referentes los aportes de los jóvenes con respecto a sus propios problemas y pensamientos en temas como el empleo, la salud, las drogas, la delincuencia, entre otros. Esto posibilita ampliar el margen de acción porque se amplia el margen del conocimiento del sector juvenil e infantil. Finalmente, el último eje es el trabajo transversal que se hace para apoyar las políticas públicas y sociales en favor de la infancia. En eso se incluye la revisión de la legislación, revisión de las políticas actuales y del presupuesto nacional en relación a la infancia. En general esta es la manera como está construido nuestro programa para dar respuesta al análisis de situación basada en los derechos. el conocimiento y la investigación. Consideramos que con base en el conocimiento de la situación de la infancia y de alternativas posibles, UNICEF puede ayudar al gobierno a encontrar soluciones. Nuestro trabajo no se basa en la cantidad de recursos pues nos veríamos opacados por grandes donantes como el Banco Mundial y la Unión Europea, el trabajo de nosotros es algo cualitativo y de calidad, representado en la gestión de conocimiento y experiencias para la protección de la infancia. Pregunta: ¿Cuál ha sido la estrategia o las estrategias de UNICEF para afianzar su relación con el Estado? Pregunta: ¿Cómo podría evaluar la Programación basada en Derechos como metodología de trabajo? Respuesta: La ventaja de trabajar con la programación basada en derechos es que se pueden analizar las causas estructurales de los problemas, los actores, las intervenciones intersectoriales y su multidimensionalidad. El hecho de que frente a una situación específica se identifique un derecho, permite hacer todo un análisis causal y logra que se visualice para todas las contrapartes el nivel estructural del problema. Todo esto lleva a una constante re-evaluación de las causas, consecuencias y soluciones de los problemas. Al mismo tiempo, este enfoque permite construir un espacio de cooperación con el resto de agencias. Cuando se desciende a la base, a las causas estructurales, se ve la necesidad de trabajar en conjunto y se pueden abordar los problemas desde una aproximación multisectorial. Es así como se han conformado una serie de grupos temáticos donde se trabaja de manera interagencial y se han establecido programas conjuntos en relación a justicia, juventud y género con el fin de tener una sola voz, más fuerte y más poderosa ante el gobierno. Una cosa que es muy interesante es que el gobierno es muy receptivo a este enfoque de la programación basada en derechos. Cuando al gobierno marroquí se le habla de derechos sociales es muy abierto, a diferencia de cuando se le habla de los derechos civiles. En nuestro caso, es favorable la percepción sobre derechos de infancia. Respuesta: UNICEF está presente en Marruecos desde hace cuarenta años por lo cual el proceso no es nuevo. Si UNICEF tiene una voz y una presencia aquí es producto de un extenso trabajo realizado a través de los años. Siempre se han mantenido buenas relaciones con el gobierno, por ejemplo, en el reinado anterior, Hassan II era amigo personal del director general de UNICEF y siempre ha existido una gran apertura para el asunto de los niños, hasta el punto de que la hija mayor de Hassan II, princesa y hermana del rey actual, es la presidenta del Observatorio Nacional de los Derechos del Niño, lo cual tiene tanto sus pro como sus contra. En primera medida tiene a su favor que moviliza la atención al asunto de la infancia y existe una figura nacional vinculada a la causa, sin embargo, el trabajo realizado no es necesariamente independiente. En lo que se refiere a identificar cifras, describir las situaciones y abordar mitos no existen los inconvenientes de otras épocas. Ejemplo de esto es la explotación sexual de los niños, y la identificación del problema del turismo sexual que más allá de ser un fenómeno alejado y coyuntural sienta sus bases en el abuso escondido que sufren los niños al interior de sus propias familias o entornos. Esta situación era conocida pero nunca discutida y por ende había serias dificultades en encontrar estrategias para su solución, sin embargo el tema salió y ahora se reconoce como problema serio y se han establecido una serie de intervenciones para tratar de solucionarlo. Marruecos también ha avanzado mucho en términos de legislación con el código de la familia y el código de la nacionalidad, lo que ha permitido un dialogo mucho más amplio y ha posibilitado el avance en temas de derechos El gobierno marroquí ha presentado los reportes puntuales al comité de Ginebra, los cuales son obligatorios para quienes firmaron la Convención de los Derechos del Niño. En ese sentido, el país ha sido responsable en la entrega de los informes así como en establecer mecanismos para poner en marcha las recomendaciones. Esto muestra la voluntad política del gobierno marroquí y el trabajo desarrollado por UNICEF. Pregunta: ¿Cómo se puede evaluar el papel de la mujer en el desarrollo de los programas y las estrategias de UNICEF Marruecos? Respuesta: No se puede disociar la mujer del niño por principio así que el análisis de situación se hace con respecto a la mujer y el niño. Marruecos ha dado pasos importantes para conseguir que los derechos de la mujer se cumplan pero aún queda mucho por hacer. Hay obstáculos de tipo cultural que se reflejan en cómo piensan los hombres en calidad de esposo, padre o incluso como profesional. Este problema cultural ligado a una legislación que hasta hace poco tiempo era muy pobre y al mismo tiempo ligado a roles tradicionales, ha puesto a la mujer en una situación secundaria. Sin embargo, la mujer marroquí trata de superarse y hoy en día hay una presencia mucho mayor de la niñas en los colegios y universidades e incluso hay profesiones que tienden a feminizarse como es el caso de la medicina. En el área política los avances son más limitados siendo aún la representación muy pobre, sin embargo, el espacio se está creando poco a poco. Se habla del doble dividendo en donde todo lo que se en fortalece en la mujer repercute en el niño y eso está demostrado. Mientras más mujeres estén en el parlamento, más leyes hay a favor de los niños, mientras más alcaldesas hay más programas a favor de la infancia se han establecido e incluso mientras la mujer pueda tomar más decisiones en el hogar va a favor de los niños, como puede ser el caso de la redistribución del presupuesto familiar hacia actividades como la educación y la salud. Maruecos ha avanzado en lo que se refiere a la situación de la mujer, por ejemplo, con la ratificación de la CEDAW – Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer – pero aún queda mucho trabajo por hacer y los cambios se deben ver más en la práctica y no solo en la voluntad política. Pregunta: ¿Podría compartirnos alguna buena práctica…? Respuesta: Es difícil para mí escoger en este abanico de actividades que desarrollamos, sin embargo, yo diría que el proyecto de educación en el área norte es algo en lo que en pocos años hemos visto el cambio y por ende es una experiencia rica y estimulante. Hemos visto cómo los niños se quedan en la escuela, cómo la escuela se transforma, cómo hay un cambio bastante rápido de actitudes y prácticas en profesores, padres de familia y niños con respecto a la educación. La escuela acoge al niño, es agradable y se abre a la comunidad y en donde todos tienen la posibilidad de participar teniendo todo esto efectos en la calidad del aprendizaje. La escuela también, gracias a esto se ha convertido en el sitio de discusión de otras cosas pues es un espacio diferente para plantear los problemas que tocan a toda la comunidad. Se han empleado también estrategias de capacitación para los maestros en nuevos métodos de interacción más dinámica y personalizada, lo que ha posibilitado el cambio en la mentalidad tradicional de enfocar la atención en los niños de alto rendimiento dejando atrás a aquellos que tienen alguna clase de dificultad y por lo tanto necesitan mas ayuda. Dentro de este proyecto lo que mas llama la atención es el entusiasmo de los niños y el hecho de que conozcan el proceso que se está haciendo y sean parte activa del mismo. Lesbianismo feminista y subjetividad nómade lésbica Anny Catalina Gutiérrez [email protected] Antropóloga Universidad del Magdalena Estudiante maestría en Estudios de Género, Mujer y Desarrollo Universidad Nacional de Colombia Palabras Clave. Historia, Jóvenes, juventud. o t n i r c du ci ón En la primera parte del texto realizo una cartografía muy sintética de la historia de la homosexualidad femenina en la antigüedad, refiriéndome a Grecia y Roma como antecedentes importantes en la genealogía lésbica. De igual manera, resalto el aporte subversivo, político y literario de la poetisa griega Safo, en esa época, a quien considero como lesbiana que ha motivado a la utopía y a la construcción de nuestra existencia lésbica. Seguidamente, esbozo algunos conceptos claves propuestos por el lesbianismo feminista y sus aportes a la teoría feminista y social, centrándome en las propuestas teóricas de Cheryl Clarke y Adrienne Rich. Y, finalmente, la tercera parte del texto, se inicia con la propuesta teórica que Rosi Braidotti efectúa en el texto Feminismo, Diferencia Sexual y Subjetividad Nómade (2004), eje del análisis y la discusión, para formular y plantear mi hipótesis: ¿existe una subjetividad nómade lésbica?, bosquejándola desde las Voces de mujeres, mujeres negras, lesbianas e indígenas “tercermundistas”. Algunas consideraciones históricas... En la construcción de una historia de la homosexualidad femenina inevitablemente ha de recurrirse a las fuentes documentales, sin eludir las orales, que nos proporcionarán los elementos históricos indispensables para identificar su presencia y la existencia lesbiana. En el mundo antiguo, a juicio de quienes escriben la historia –y por ausencia explícitamente sesgada de testimonios de primera mano ofrecidos por sus protagonistas femeninas- la proporción de lesbianas era mucho menor que la de homosexuales masculinos. La apreciación, visiblemente androcéntrica, es el producto de una premisa falsa: como la historia tan solo refiere innumerables y persistentes episodios de homosexualidad masculina, obviando la femenina, ha de inferirse que estadísticamente las lesbianas eran muy pocas o inexistentes (Gimeno, 2005: 47). La historia es contada tradicionalmente por los hombres y una constante en su trabajo es que estos tienden a excluir las referencias que involucran las vidas de las mujeres, con el arbitrario argumento de que su tránsito existencial no ha tenido mayor significación histórica. No obstante, en sentido contrario, también hay historiadores que sostienen que en el contexto social de la Antigüedad, virtual y potencialmente todas las mujeres eran lesbianas (Weigall, 1973 citado por Gimeno, 2005: 47). Hay que detenernos en establecer una clara diferencia entre el significado del estatus de la mujer en Grecia y en Roma -tal vez los dos escenarios del nacimiento de la civilización y sociedad organizada- frente a la plenitud de derechos que ostentaba un hombre libre. Literalmente, aquella era considerada apenas un bien, un objeto, al cual, cuando se le hacía reconocimiento como persona, se le imponían toda clase de condiciones restrictivas, , patrimoniales, sociales, familiares y hasta morales y, la más discriminatoria y odiosa de todas, el sometimiento y sumisión al varón, quien finalmente determinaba su conducta, su comportamiento, su forma de pensar, su actitud frente a las manifestaciones y apetencias sexuales de aquel, que la razonaba como simple receptora pasiva de sus necesidades. En este contexto, por supuesto, es entendible que la parcialidad de la historia llegara hasta el punto de aceptar que las prácticas homosexuales eran exclusivas de los varones y, preferencialmente, de los que pertenecían a clases o jerarquías superiores, desestimando la posibilidad de que tales comportamientos perfectamente válidos en un ser humano, pudieran ser desplegados por las mujeres y en especial por las lesbianas. El mundo greco-romano tácitamente reconocía la existencia de relaciones sexuales entre mujeres y, con el tiempo -cuando se hizo evidente la presencia literaria, en principio, y social y política, finalmente, de la poetisa griega Safo, que vivió a principios del siglo VI a. de C.-, acuñó el vocablo lesbianismo, en referencia a la isla griega Lesbos, en donde nació y que hoy es conocida como Mitilene, ubicada en el Mar Egeo.La preferencia e inclinación por sus congéneres no era reservada. A través de sus escritos y de su conducta social expresaba sin rodeos la atracción que sobre ella ejercían las mujeres y lo hacía no con la pretensión de causar escándalo ni con el propósito de ofrecer explicaciones de su modo de vida diferente sino con la intención de obtener un espacio político y social para tantas mujeres que como ella estaban reprimidas en la manifestación de sus tendencias afectivas y, desde luego, sociales y políticas. Como argumentan quienes no reconocen manifestaciones lésbicas en Safo, apoyándose en la inexistencia de documentos explícitos en tal sentido, sin esfuerzo mayor se puede responder que gran parte de su obra escrita fue suprimida, censurada, destruida, precisamente por aquellos que consideraban una afrenta a las costumbres institucionalizadas, especialmente a la heterosexualidad, su expresión sexual y comportamiento social. No obstante, los escritos que resistieron el desleal ataque son inequívoca muestra de su condición y actitud frente a su sentir lésbico y a la necesidad de exigir para su conducta humana diferente, un espacio respetable, despojado de los significados grotescos y peyorativos que por esos tiempos se le adjudicaban a las mujeres que, como ella, se apartaban de los convencionalismos impuestos por la hegemonía masculina. El paso del tiempo, lamentablemente, no ha superado tal concepción excluyente; al contrario, la ha estimulado y de alguna manera la ha magnificado y depurado, hasta el punto de convertirla en una práctica social discriminatoria de comunidades enteras sin consideraciones geográficas ni raciales. Como suceso anecdótico -pero a nuestro juicio como una manifestación más de la censura y actitud hegemónica heterosexual del establecimiento, dirigido y liderado por varones en su mayoría o con minoritario número de mujeres que se consideran heterosexuales-, causa curiosidad que el nombre original de la antigua isla Lesbos -que como ya se anotó, dio lugar a la expresión lesbianismo-, haya sido reemplazado por el actual Mitilene, como si mediante una simple maniobra del topónimo pretendiera suprimirse cualquier vestigio o referencia a la que consideran conducta sexual impropia y contraventora de las “buenas costumbres”. No fue posible establecer una razón para el insólito y extraño cambio, pero ante la ausencia de un argumento solido y entendible se puede considerar válida la reflexión interpretativa del mismo. Retomando los referentes históricos, es relevante anotar que los vínculos emocionales propiciados por las actitudes solidarias adoptadas por las mujeres frente a la institución de la heterosexualidad, llegan al punto de hacer difícilmente identificable la proporción de los sentimientos de amor, de cariño, de lealtad, con el ingrediente homoerótico entre las mismas. ¿En qué medida se manifestó la relación francamente sexual o genital o sin que contara ninguno de estos dos factores? En principio, es claro que las relaciones entre mujeres, dominadas, siempre ofrecerán una lectura social y política indiscutiblemente diferente de la que ofrecen las relaciones homosexuales entre hombres, dominadores. Las de estos, para el establecimiento, tienen significado, explicación, fundamento, razón de ser y, como acertadamente anota Gimeno (2005: 58, 59): “…Conocemos la justificación intelectual del amor homosexual que da Platón en El Banquete, según la cual Afrodita (el amor) tiene una naturaleza dual: Afrodita Urania, nacida de Urano sin intervención de mujer, quien representa el amor intelectual, no físico, y Afrodita Pandemos, nacida de la unión de Zeus y la diosa del cielo Dioneque era la patrona de las prostitutas, representando el amor común. El amor común podía ser homosexual o heterosexual, pero el amor intelectual solo podía darse en la relación entre dos hombres o dos mujeres. En El Banquete, el filósofo expone por boca de Aristófanes, el mito del andrógino y explica así la homosexualidad femenina: Cuantas mujeres son sección de mujer, no prestan mucha atención a los hombres, sino que se inclinan más por las mujeres y de este género proceden las invertidas. Sin embargo, el término griego utilizado para “invertidas” podría tener un matiz despectivo, según Dover (1989), que contrasta con los elogios que el mismo Platón dedica a la pederastia masculina”. Resulta sorprendente, pero indiscutible manifestación de la censura heterosexual, que las imágenes que aún se conservan como testimonio de la expresión lesbiana, representan a sus exponentes practicando relaciones explícitamente lésbicas durante la realización de los descomunales banquetes, -también los banquetes actuales-, que se ofrecían y ofrecen como espectáculo destinado a producir excitación erótica para los hombres. El imaginario social durante la historia de la humanidad –promulgado por las instituciones patriarcales-, ha manipulado e interpretado las relaciones lésbicas como netamente sexuales y eróticas para los “otros”, invisibilizando y negando la intención y práctica política que transgrede las normatividades del “ser mujer-es” y la construcción de una subjetividad desligada de los patrones patriarcales. Conceptos claves del lesbianismo feminista y sus aportes a la teoría feminista y social La praxis del lesbianismo, ligada indiscutiblemente a las aportaciones hechas por el feminismo, ha tenido como reto político resistir al “amo esclavista” y desestabilizar las instituciones consolidadas por el patriarcado (heterosexualidad obligatoria y familia nuclear). En términos de Cheryl, “el sistema de la dominación patriarcal se sostiene por la sujeción de las mujeres a través de una heterosexualidad obligada. Así que los patriarcas tienen que alabar la pareja del muchacho-muchacha como algo ‘natural’ para mantener a las mujeres (y a los hombres) heterosexuales y obedientes...” (Clarke, 1988: 101). La heterosexualidad ha sido el parámetro social imperante e impuesto por la estrategia sexista de la hegemonía, que legitima la subordinación y sumisión de las mujeres; pero las lesbianas, al reflexionar sobre estos sometimientos, demostraron que “el lesbianismo-feminismo tiene el potencial de trastocar y transformar un componente mayor del sistema de la opresión de las mujeres, es decir, la heterosexualidad rapaz” (Clarke, 1988: 104). Ahora bien, Adrianne Rich en su propuesta crítica radical (1999), considera la heterosexualidad obligatoria como institución política que disminuye el poder de las mujeres. Cuestiona esta institución porque ha asumido la propiedad emocional y sexual de las mujeres, controlándolas, al imponerles la maternidad, su explotación económica y sexual, la familia nuclear y la heterosexualidad, características reforzadas en los discursos y prácticas del Estado, la religión, la legislación e imágenes mediáticas. Pienso que Rich, al plantear este argumento, ha criticado principalmente la invisibilidad de autorreflexión de las feministas académicas y activistas, quienes estando marcadas por el patriarcado, sus prejuicios sexistas, racistas y lesbofóbicos han subvalorado aportaciones claves provenientes de mujeres de color, lesbianas de color e indígenas. Esta noción la razono como muy importante, porque interroga a la teoría feminista y en general a la teoría social, al deslegitimar instituciones como el matrimonio y la familia nuclear que reproducen la dominación, discriminación y justifican la posición sumisa de las mujeres. Además, aporta a la deconstrucción de los mitos creados por las feministas, quienes han enmascarado, reprimido y ocultado su deseo hacia/por otras mujeres, primariamente por la represión social y los prejuicios sexuales. Al proporcionar esta contribución, Rich piensa “que las feministas heterosexuales sacarán fuerza política para cambiar si adoptan una postura crítica contra la ideología que exige la heterosexualidad, y que las lesbianas no pueden suponer que esa ideología y las instituciones fundadas sobre ella, no nos afectan” (1999: 162). Siguiendo en la tónica richiana, la existencia lesbiana se refiere a la presencia histórica de las lesbianas en diferentes imperios, culturas y sociedades. Esta categoría nos permite incluir todas las experiencias entre mujeres, que han sido negadas en unos tiempos y espacios particulares, rescatar su realidad lésbica y su resistencia al vasallaje heterosexista. La autora destaca los siguientes aspectos como estructurantes de esa existencia lesbiana: 1) la ruptura de un tabú, 2) el rechazo hacia un modo de vida obligatorio, 3) un ataque directo o indirecto a los derechos masculinos de acceso a las mujeres y, 4) una re-significación de nuestra existencia política. El Continuo lesbiano, pienso, va muy ligado a la existencia lesbiana, porque rememora la vida de nosotras a lo largo de la historia y de experiencias identificadas con mujeres, mujeres que compartimos una o varias subordinaciones por cuestiones de edad, clase, “raza”, sexualidad, represión heterosexual, entre otras. Esta estrategia de existencia y continuidad nos concientiza y permite hacer frente al patriarcado, uniéndonos contra la tiranía masculina, dándonos apoyo práctico y político y, resistiendo, mediante la consolidación de organizaciones lésbicas que nos permita re-pensarnos y re-construir nuestra subjetividad. …Subjetividad nómade lésbica??? Esta tercera parte está enfocada en la propuesta teórica de Rosi Braidotti, quien nació en el nordeste de Italia y emigró con su familia a Melbourne (Australia), donde pasó su adolescencia. Estudió filosofía en París, con Luce Irigaray y Michel Foucault. Se reconoce como feminista posmodernista, cree en la decadencia histórica de la clásica visión de los sujetos. Acepta una visión de sí misma y de la subjetividad humana entendida como un fenómeno completo, multiestratificado, más próximo a un proceso y a un acontecimiento. En su condición de posmodernista feminista afirma “quiero defender una norma del debate intelectual y una posición política que no tenga como garantía ni como fundamento los juegos dualistas y discursivos de poder…” (2004, 64). Casada con su compañera en una de las primeras bodas lésbicas celebradas en Holanda, defiende el modelo holandés como el experimento más avanzado del panorama europeo. Ha hecho de su biografía una filosofía, centralizada en la noción de “sujeto nómade” resaltando el hecho de viajar con el cuerpo y la mente entre las varias identidades de los sujetos –y en el en sí misma- en el contexto actual, y en las transformaciones del mundo global. Su identidad europea, como una identidad diaspórica y postnacional, ha sido en cierto sentido flexible y abierta. Braidotti es considerada una feminista posmoderna, centrada en el desarrollo de una teoría que sustenta un modelo heterogéneo de la subjetividad para las mujeres contemporáneas. Para ella, “en los momentos de gran desarrollo tecnológico, occidente siempre reitera sus hábitos más ancestrales, especialmente la tendencia a crear diferencias y organizarlas jerárquicamente”. También opina que “el factor tecnológico no debe, en modo alguno, representarse como la antítesis del organismo y de los valores humanos, sino como una prolongación de lo humano, intrínsecamente ligado a él. Esta imbricación nos obliga a hablar de tecnología como de un aparato material y simbólico, es decir, un agente semiótico y social más”. El hecho de ser europea y de conocer su historia, de situarse como feminista –en ese entorno- se relaciona con el enfoque de ‘la diferencia’ que atraviesa su obra, puesto que es relevante desde el punto de vista político en la comunidad europea de hoy. Reflexiona sobre la diferencia a través de nudos de poder y violencia que acompañan su ascenso al lugar de supremacía en el pensamiento europeo, se apropia de ella para liberarla de los lazos con el poder, la dominación y exclusión, mediante la estrategia de una repetición mimética y creativa, por lo que la diferencia deviene en un proyecto y un proceso que se está construyendo. Braidotti es profesora de Estudios sobre las Mujeres en la Facultad de Artes de la Universidad de Utrecht (Holanda) y directora científica de la Escuela de Investigación de los Países Bajos, de Estudios de las Mujeres, del Género y del Multiculturalismo (GEMA). En el año académico 1994-95 fue investigadora de la Escuela de Sociología y del Instituto para el Estudio Avanzado, en Princeton. Ha estado implicada extensivamente en la cooperación europea sobre los estudios de las mujeres, presidió la evaluación del tema de los estudios de las mismas en 1995, lo que dio nacimiento a ATHENA, Red Temática Europea de los Estudios de las Mujeres para el Programa de SOCRATES, de la Comisión de la Unión Europea, que coordina junto con Christine Rammrath. Además, fundó el programa Inter-Europeo de intercambios de universidades, RUIDO, que liga 10 universidades en diversos países europeos y ofrece una escuela de verano europea anual de perspectivas interdisciplinarias y multiculturales. Actualmente está concentrada en una investigación filosófica sobre el concepto de la diferencia en el trabajo de Gilles Deleuze. Ha enfocado sus publicaciones desde la perspectiva filosófica, epistemológica, postestructuralista y del psicoanálisis feminista. Se destacan Patterns of Dissonance: A Study of Women In Contemporary Philosophy (1991), Towards a New Nomadismo: feminist Deleuzian track, or metaphysics and metabolism, en C. Boundas y D. Olkowski (comps.) Gilles Deleuze and the theater of philosophy, Patterns of Dissonance. En Nomadic Subjects: Embodiment and Sexual Difference in Contemporary Feminist Theory (1994), la autora, representante destacada del actual feminismo europeo, despliega un nuevo estilo de pensamiento filosófico donde lo conceptual, lo cultural y lo político, aparecen estrechamente ligados. Alejada de toda idealización romántica, de la táctica evasiva que puede implicar ser “un ciudadano del mundo” o del relativismo de ciertas posiciones posmodernas, el sujeto nómade es una conciencia crítica y una posición epistemológica en movimiento, con la que es posible ir más allá de los mandatos conceptuales dualistas. Como ficción política, el sujeto nómade atraviesa categorías y niveles de experiencia, deambula entre lenguajes, pero acepta con responsabilidad las contingencias de sus recorridos, es decir, está anclado en una posición histórica y situada. A la vez que es sensible a la dimensión estética de la vida, asume la identidad múltiple del deseo y persigue, en vertiginosa progresión, nuevas figuraciones subjetivas. De esta manera, afirma Braidotti, la noción de sujeto nómade traza un itinerario (intelectual, pero también existencial) en el que se “desdibujan las fronteras sin quemar los puentes”. El texto Feminismo, Diferencia Sexual y Subjetividad Nómade (2004) en el cual me centro para la reflexión, ofrece un marco para analizar, decodificar y juzgar los cambios que se han producido en las condiciones históricas y en el imaginario social de las sociedades postindustriales, postcoloniales y postcomunistas sobre el feminismo, la diferencia sexual y la subjetividad nómade, al entrar en el siglo XXI. Ha reflexionado acerca de un ciberfeminismo diferente, hablando de un “cuerpo posthumano”, de un cuerpo reconstruido de manera artificial, como expresión de ese proceso histórico de desnaturalización y desesencialización que le ha conducido a su propia “desaparición”. Para esta “feminista postmoderna”, en su búsqueda de un modelo heterogéneo de subjetividad que rompa con los esquemas normalizadores modernos y patriarcales, los efectos liberadores de dicho proceso son más que evidentes, permitiendo el despliegue incondicionado de “cuerpos múltiples” y la configuración de conjuntos variables de “posiciones corpóreas”. Así, propone el concepto de “incardinamiento”, para referirse a nosotros mismos como sujetos espacial y temporalmente situados, dispuestos, por ello mismo, a realizar combinaciones de (inter)acciones discontinuas dentro de ese “aquí” y “ahora” espacio-temporal. Sin embargo, ella misma apunta hacia la problemática fundamental que surge de la necesidad de adaptar la política a ese cambio. Objetivos de la obra La autora analiza el problema de la subjetividad femenina, resaltando el papel de la conciencia de una herencia histórica producto del conocimiento de que las mujeres -en el contexto de la modernización y la modernidad-, han logrado transformaciones en su estatus. Propone, como visión y punto de partida para la redefinición feminista de la subjetividad femenina, una nueva forma de materialismo que hereda la materialidad corporal de los postestructuralistas, y de ese modo, pone el acento en la estructura incardinada y, en consecuencia, sexualmente diferenciada del sujeto hablante, resaltando principalmente la variable ‘sexualidad’. Apoyándose en el postulado de Adrienne Rich, la ‘política de localización’ y en el incardinamiento1 como posicionalidad, se refiere al sujeto feminista femenino como ‘el sí mismo-mujer’ o ‘el yo mujer’ que será redefinido en una investigación que se encamina a reexaminar políticamente la sexualidad como sistema social y simbólico. Así mismo, propone interpretar la noción de ‘saber situado’ o de ‘política de localización’, no solo en términos espaciales, sino también, como una noción temporal. Ello se relaciona con la contramemoria, con la aparición de pautas alternativas de identificación y de recuerdos. En este sentido, la memoria y el sentido del tiempo están estrechamente vinculados a la diferencia sexual. Redefine el concepto de mímesis como la política del ‘como sí’, es decir, como un cuidadoso uso de las repeticiones que conformen a las mujeres en una relación paradójica con la femineidad, pero que también intensifiquen el valor subversivo de la distancia paradójica que las mujeres (feministas) tienen con esa femineidad. Principales aportes a la academia, al feminismo y a la lucha de los movimientos de mujeres La representación tradicional de la mujer como irracional, hipersensible, destinada a ser esposa y madre, la mujer como cuerpo, sexo y pecado, constituye la negación de la subjetividad de las mujeres, y el resultado de ello es su exclusión de la vida política o intelectual. De acuerdo al anterior postulado, Braidotti considera al feminismo como una pregunta, y la respuesta es el empoderamiento de la subjetividad femenina en el sentido político, epistemológico y experimental. Por empoderamiento se refiere a la afirmación positiva (teórica) como a la promulgación concreta (social, jurídica y política). La experiencia, como noción central del proyecto moderno, indica que las mujeres “serán las administradoras de la crisis, el equilibrio de rescate que trae oxigeno fresco a un mundo en crisis y le devuelve algo de la salud posmoderna o postindustrial”. El repensar el cuerpo constituye el punto de partida de la vertiente epistemológica de la política de localización, la cual, apunta a elucidar el discurso producido por las feministas femeninas. La redefinición de la subjetividad femenina se encarna en un compromiso común y en el reconocimiento de las implicaciones políticas de un proyecto teórico. En el lenguaje, la subjetividad encuentra una voz, genera un corpus, que compromete políticamente a la mujer en condición de un `sí mismo-mujer`, lo que redefiniría el “género” que somos. La prioridad para el feminismo consiste en redefinir al sujeto como una unidad generizada que se vincula inextricablemente con el otro. El feminismo funciona también como una contramemoria; la decadencia de la supremacía masculina blanca constituye un inmenso avance hacia la construcción de un mundo “multigenerizado” y “multicultural”. Por lo que necesitamos “aprender a pensar de un modo diferente y más específicamente ‘cómo vivir’ de forma diferente con las múltiples diferencias dentro (de nuestra cultura, pero también de nosotros mismos)” (2004:65). Concebir la política de la subjetividad femenina, que conjuga la visión de la subjetividad, la creencia en la diferencia sexual y el compromiso con una praxis crítica y política, en términos de la contramemoria, de resistencia, saberes situados y una política de localización, alude a la necesidad de elaborar una nueva política del lenguaje: mitos y configuraciones políticas para representar este tipo de subjetividad que denomina nómade. 1 La autora, traduce la palabra inglesa “embodiment” por incardinamiento, en el sentido de dar forma al cuerpo, “moldear la carne”, a fin de marcar la diferencia respecto de “encarar”, “encarnación” y demás términos de connotaciones tradicionalmente cristianas. Sobre la base de lo planteado, mi hipótesis es la siguiente ¿existe una subjetividad nómade lésbica? La subjetividad nómade se refiere al devenir. Resulta adecuado hablar de nuestro cuerpo en términos de incardinamiento, como sujetas situadas y capaces de ejecutar conjuntos de inter-relaciones discontinuas en el espacio y en el tiempo. Pero esa subjetividad nómade, en términos lésbicos, equivale a un encuentro con un posicionamiento político de nuestro cuerpo y un lenguaje que articule todos los sistemas de opresión de los cuales hemos sido victimas -raza, género, etnia, sexualidad y heterosexualidad obligatoria-, desenmascarando estos “mitos” a través de las voces de mujeres y lesbianas comprometidas con la deslegitimación del heterosexismo como sistema predominante. La adquisición de la subjetividad, según Braidotti, es un proceso de prácticas materiales (institucionales) y discursos (simbólicos), cuyo objetivo es tanto positivo, pues da lugar a prácticas inter-políticas, cuanto regulador, porque las formas de empoderamiento son el sitio de las limitaciones y de la disciplina. Pero es a través del repensar nuestras genealogías lésbicas, nuestra subjetividad y las diferencias con otras mujeres, que se evidencia la necesidad de un proyecto político nómade que transversalice nuestro pensamiento, práctica y experiencia cotidiana. En este sentido, según Audre Lorde (1988), el concepto de diferencia revela tensiones estructurales en las sociedades occidentales, porque esclarece los “tipos de ceguera”: racismo, sexismo, heterosexismo y homofobia, fuerzas que están presentes en la opresión hacia mujeres, hombres y lesbianas negras. Como punto de partida, Lorde plantea la necesidad de definirse como personas, como mujeres y hombres con intereses comunes en lo social, lo cultural, lo político y emocional, actitud que reforzaría a construir una diferencia, entre muchas, para tomar conciencia de sus luchas dentro de su comunidad, así como fuera, ante la sociedad hegemónica. De esta manera, el yo incardinado se define como la intersección de muchos campos de experiencia y de fuerzas sociales. Además, plantea Lorde, que la necesidad de compartir afectividad con otras mujeres es un rescate, “es dentro de este conocimiento que nuestro poder verdadero se redescubre. Es esta conexión verdadera entre mujeres al que teme tanto el mundo patriarcal [... la interdependencia entre mujeres es el único camino hacia una libertad que permita al ‘yo’ ‘ser’, para crear y no para ser utilizada” (1988: 90), este postulado seria uno de los componentes para construir una subjetividad nómade lésbica. Por su parte, Luce Irigaray apoya la necesidad política de situar la idea de diferencia en el centro de nuestra actividad y de nuestro pensamiento político, desligada de una lógica dualista, de la binariedad y que cuestione la hegemonía inscrita en la norma masculina, blanca, clase media y heterosexual. Coincidiendo un poco con Lorde, Adrianne Rich (1999) propone un continuo lesbiano caracterizado por las experiencias identificadas con mujeres, las experiencias sexuales genitales, el descubrir nuestros cuerpos y su erotismo, el compartir vivencias (físicas, emocionales y psíquicas), el darse apoyo práctico y político, aspectos que crean un conjunto de fuerzas y vínculos donde podemos entrar y salir. Este continuo es una posibilidad de redefinición y reflexión de nosotras como lesbianas, donde nuestra subjetividad deambula por constantes encrucijadas, ires y venires por las fronteras y sistemas de opresión que articulan nuestros proyectos teóricos y políticos. Como lo plantea Braidotti, las mujeres y las lesbianas hemos de pensarnos como “una identidad compleja y múltiple, como el sitio de interacción dinámica del deseo con la voluntad, de la subjetividad con el inconsciente: no sólo el deseo libidinal sino, más bien, el deseo ontológico, el deseo de ser, la tendencia del sujeto hacia el ser, la predisposición del sujeto a ser” (2004: 40). Destaco y considero que las Voces de mujeres, mujeres negras y lesbianas “tercermundistas”, han creado otros mundos, otras formas de pensamiento, se han repensado desde su ser, desde el deseo de decir, de hablar y de sentir. El lenguaje, como poder, constituye una política de localización donde las mujeres enuncian discursivamente el “sí mismo-mujer”, la cual configura una subjetividad nómade, que franquea la estática y las fijaciones, “cruzar el desierto con un mapa que no está impreso sino salmodiado, como en la tradición oral; significa olvidar el olvido y emprender el viaje independientemente del punto de destino” (Braidotti, 2004: 66). Gloria Anzaldúa ha sido pionera en desmitificar y desenmascarar la “blancura” hegemónica del feminismo en América Latina, con su posición y propuesta teórica y literaria, que articula su ideología de la/s frontera/s/ Borderlands. Se define en las siguientes palabras: “soy una lesbiana feminista tercermundista inclinada al marxismo y al misticismo”. Ella evoca sus recuerdos de familia y desde su rebeldía, al abandonar su hogar, cuestiona el régimen de lo emparentado; sin embargo, “conservé la tierra de mi propio ser”. Se cuestiona a sí misma, a la autoridad interna y externa, a su propio gobierno y las exigencias autoimpuestas. Es crítica con la cultura, por estipular roles definidos para los sexos, en los que las mujeres son las cuidadoras de lo terrenal, al estar ligadas con los ciclos de la naturaleza. Las desviadas, nosotras las lesbianas, vamos contra las prohibiciones morales de la sexualidad y homosexualidad, vivimos con miedo al rechazo de nuestra madre y la cultura, por eso vivimos, algunas, bajo las sombras, mostrando una máscara en espacios sociales, otras, como Anzaldúa, enfrentan la lujuria sexual, la lujuria por el poder y en el despertar a la bestia de la sombra que hay en su interior, desenmascaran su ternura. Desde su identidad chicana, forjada en la historia de la mujer indígena, la autora discute algunos rasgos impuestos por su cultura, rechaza sus mitos y se identifica con tres culturas –la blanca, la mexicana y la indígena- creando una cultura mestiza, híbrida e intercalada con su propia arquitectura feminista. La subjetividad nómade lésbica, desde la propuesta de Anzaldúa, parte de la critica de los conceptos de “pasividad” y “obediencia” rastreados sobre su piel, aspectos impuestos por su madre durante su niñez y adolescencia, reflexión que riñe con el homenaje al poder masculino y no al poder de nosotras. De esta manera, formula el Mundo Zurdo como el camino a seguir para cambiarnos y cambiar al mundo; éste se configura por dos caminos: 1) irse al fondo de una misma y extenderse hacia el mundo y, 2) una creación simultánea de una misma y una reconstrucción de la sociedad. Estos caminos han sido recorridos por ella mediante el acto escritural en la necesidad de crearse a sí misma, “el acto de escribir es el acto de crear alma, hacer alquimia. Alquimia de lo espiritual, lo político, lo sexual, lo social, lo étnico/racial, alquimia que confronta a la escritora con sus propios monstruos y fantasmas...” (2005: 216). Esta apuesta por la escritura ligada al activismo político, ha constituido a Anzaldúa como una lesbiana nómade, que transita por las hendiduras, los espacios entre los diferentes mundos que habita y las fronteras entre uno y otro. La lucha consigo misma, con su propia piel, ha legitimado un terreno propio “donde pueda sondear las ricas raíces ancestrales en su amplio corazón de mestiza” (2004: 80). Por su parte, Nellie Wong, en su poema Cuando crecía, destaca: “Cuando crecí, la gente me decía que era oscura, y yo creía en mi misma oscuridad en el espejo, en mi alma, en mi propia visión estrecha... yo sé ahora que alguna vez deseé ser blanca. ¿Cuántas maneras más?, Preguntas tú” (1988: 13-15). En el texto completo se evidencia el contexto social donde creció Wong y el carácter supremo de lo blanco en su vivencia y experiencia, aspecto que marcó la búsqueda de su ser, la resignificación de su piel oscura y el cuestionamiento de su ser interno y externo, a través de la escritura, como forma de escape y reinvención de su subjetividad nómade. Cherríe Moraga, poetisa y dramaturga, en su artículo La güera, comenta aspectos contundentes de su vivencia como: “no fue sino hasta que reconocí y confronté mi propio lesbianismo a flor de piel, que sentí una estrecha identificación con mi madre, con su opresión por ser pobre, sin educación, y chicana. Mi lesbianismo es la avenida que me ha permitido comprender mejor el silencio y la opresión, y sigue siendo el más claro recordatorio de que no somos seres humanos libres”. En este fragmento, el posicionamiento político lésbico, ha sido una puesta en escena para comprender su experiencia subjetiva ligada a las nociones de “raza” y “clase”, la reivindicación por su color y el compromiso con sus raíces. Y piensa: “¿cuál puede ser mi responsabilidad hacia mis raíces?, Tanto respecto a las blancas como a las oscuras, las de habla española como inglesa. Yo soy una mujer con un pie en ambos mundos. Rechazo la ruptura. Siento la necesidad de diálogo. Muchas veces lo siento urgentemente”. Al respecto, el hecho del “recuerdo, según el modo nómade, es la reinvención activa de un yo jubilosamente discontinuo, en oposición al ser melancólicamente consistente, programado por la cultura falogocéntrica” (Braidotti, 2004: 172). Barbara Cameron, indígena norteamericana de la nación Lakota, activista política, fotógrafa, escritora y lesbiana, considera importante que las personas tercermundistas “gay” intercambiemos vivencias para educarnos a nosotras mismas sobre nosotras. Pienso que esta propuesta, enmarcada en una ‘diáspora lésbica’, asume el compromiso de “comercializar” vivencias subjetivas para consolidar una política de re-conocimiento que incita a crear esos legados regionales, locales-globales, que estructurarían una subjetividad nómade lésbica. Teniendo en cuenta el actual escenario global, me arriesgo a tomar la migración y la inmigración, como elementos simbólicos y vivenciales en la constitución de nuestra subjetividad nómade. Esta construcción experimentada desde la marginalidad y la periferia, desde un horizonte nómade o intensivo, donde “la subjetividad está situada más allá del género, en el sentido de ser dispersa, no binaria; múltiple, no dualista; interconectada, no dialéctica; y en un constante flujo, no fija” (Braidotti, 2004: 165), nos permite transitar por espacios y tiempos continuos y discontinuos, mediante las experiencias de nuestros cuerpos, sexualidad, saberes y conocimientos sobre nosotras como lesbianas y sobre las otras. A modo de conclusión… Es evidente que en las propuestas elaboradas por las teóricas y activistas de color, lesbianas de color, indígenas y lesbianas, desde su devenir académico, literario y vivencial, han estructurado un Lesbianismo Feminista que trastoca el sujeto “mujer”, las mujeres y las instituciones en las que nos ha encasillado el patriarcado, con el objetivo de imponer su hegemonía en nuestras genealogías y vivencias cotidianas. Así mismo, el pensarse y pensarnos fuera de esos regímenes ha consolidado nuestra existencia lésbica fuera de la normatividad heterosexual, praxis que vigoriza la arquitectura de una Subjetividad Nómade Lésbica, donde compartimos ideologías diaspóricas, que fluyen en los espacios personales, privados y sociales, pero también en los regionales y globales. Bibliografía Anzaldúa, Gloria. (2004). “Movimientos de rebeldía y las culturas que traicionan”, en: Bell Hooks, Avtar Brah, Chela Sandoval, Gloria Anzaldúa, etal. Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras. Madrid: Traficantes de sueños. _____________. (2005). “La prieta”, en: Marisa Belausteguigoitia y Martha Leñero. Fronteras y cruces: cartografía de escenarios culturales latinoamericanos. México: PUEG, Programa Universitario de Estudios de Género. Braidotti, Rosi. (2004). Feminismo, Diferencia Sexual y Subjetividad Nómade. Barcelona: Editorial Gedisa. Cameron, Barbara. (1988). “Para los que no son bastardos de los peregrinos” , en: Cherríe Moraga y Ana Castillo (ed). Esta puente, mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos. San Francisco: Ism press. Clarke, Cheryl .(1988). “El lesbianismo: un acto de resistencia”, en: Cherríe Moraga y Ana Castillo (ed). Esta puente, mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos. San Francisco: Ism press. Gimeno, Beatriz. (2005). Historia y análisis político del lesbianismo. Gedisa: Editorial Barcelona. Lorde, Audre. (1988). “Las herramientas del amo nunca desarmarán la casa del amo”, en: Cherríe Moraga y Ana Castillo (ed). Esta puente, mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos. San Francisco: Ism press. Moraga, Cherríe. (1988). “La güera”, en: Cherríe Moraga y Ana Castillo (ed). Esta puente, mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos. San Francisco: Ism press. Rich, Adrienne. (1999). “La heterosexualidad obligatoria y la existencia lesbiana”, en: Marysa Navarro y Catherine R. Stimpson. ¿Qué son los Estudios de Mujeres? Buenos Aires: Fondo de Cultura Economica.. Aproximaciones a la relación entre los conceptos de “Apropiación” y “Heterosexualidad Normativa” Johanna Cruz Herrera 423330 * En el desarrollo histórico del feminismo se encuentran diversas corrientes de investigación, en las cuales se ha pretendido hacer un estudio crítico de las condiciones de opresión de la mujer. Dichas corrientes, han utilizado y creado conceptos o herramientas de análisis a partir de análisis precisos de la realidad concreta. El feminismo materialista francés se establece como una de estas corrientes, que se gesta a partir del “movimiento de liberación de las mujeres” en los años 70 del siglo XX y que tuvo como nodo la revista: “Nouvelles Questions Féministes”. Su carácter materialista se evidencia en el análisis de la situación material real y concreta: económica e histórica que no se enfoca en abstracciones, aspectos psicológicos o culturales. Algunas de sus expositoras son: Christine Delphy, Monique Wittig, Nicole-Claude Mathieu, Monique Plaza, Emmanuelle de Lesseps, Paola Tabet y Collete Guillaumin. Entre los postulados básicos de esta corriente se encuentra la idea de que el grupo social de las mujeres debe ser entendido como “clase” y no como un grupo biológico. Este análisis permite “dar cuenta de la opresión de las mujeres en cuanto clase social, es decir, que analizaba el sexo –la existencia de mujeres y varones-, como un fenómeno de clase” donde los argumentos naturalistas o esencialistas de la diferenciación entre mujeres y hombres pierden cualquier vigencia, de manera tal que la explotación de la clase social de las mujeres por la clase de los hombres es resultado de la relación social que entre ellos existe y que se encuentra inscrito en un sistema de producción determinado. Estas clases son naturalizadas tanto como la relación de explotación que se establece. Curiel, Ochy y Falquet, Jules (Comp.) “El patriarcado al desnudo”. Brecha Lésbica. 2005. pág. 4 Es importante resaltar que en la conceptualización de las mujeres como clase de sexo, que abordaremos en este ensayo, debe entenderse que no existe “la mujer” universal y ahistórica, sino que existen “las mujeres” como grupo social diverso. En cuanto a las diferencias históricas, podemos ver que pervive la invisibilización de las lesbianas en la historia de las mujeres, desde lo cual se debe ver, como lo dice Monique Wittig: “¿qué es la heterosexualidad? Como palabra, no existía antes de que se hablara de homosexualidad a comienzos del siglo XX y, en Alemania, a finales del XIX. No ha existido más que como su contrapartida. La heterosexualidad caía tan por su propio peso que ni siquiera tenía nombre. Era la norma social. Es el contrato social. Es un régimen político. Los juristas no la llamarían una institución o, por decirlo de otro modo, la heterosexualidad en cuanto institución no tiene existencia jurídica” lo cual es consecuencia directa de la normalización y normativización de la heterosexualidad, que analizaremos en este texto. Como decíamos anteriormente, en lo referente a la invisibilización de las lesbianas en la historia de las mujeres, para analizar este fenómeno es importante entender cómo una época tan importante para la producción de conocimiento como fue la ilustración trajo consigo una teorización acerca de lo que es –o debe ser- lo femenino y lo masculino, impregnada por una confianza falocentrica en la necesaria heterosexualidad, que se sustenta en el mantenimiento de la especie, de allí surgen las teorías naturalistas que desdeñan la homosexualidad como un acto “contra natura” y por ende corrupto. Frente a esto Adrienne Rich se refiere a la “Existencia lesbiana” más que al “lesbianismo” por la connotación clínica y limitante del mismo, además afirma que la existencia implica presencia histórica y creación del significado de la existencia, lo cual a su vez trae consigo la ruptura de un tabú y el rechazo de un modo de vida obligatorio, en resumen una forma de decir no al patriarcado. Wittig, Monique. “A propósito del contrato social” 1987. Version electrónica en : www.queerekintza.org/web/pag_ cast/articulos/docs/pens_hetero/contrato_social.doc - Las diferenciaciones internas, a su vez, están permeadas por lo económico, por lo tanto es necesario resaltar el ocio obligado de las mujeres de clase media y la glamourización de la liberación femenina, como elementos disociadores y difuminantes de la acción de las mujeres. Colette Guillaumin estudió la apropiación de la clase de las mujeres por la clase de los hombres tanto de forma individual como de forma colectiva, este concepto resulta muy pertinente en la sustentación de la heterosexualidad como conducta normativa, concepto que a su vez ha sido tratado por diferentes teóricas y activistas del feminismo lésbico. Lo que pretendo en el presente ensayo es analizar la posible articulación de estos dos fenómenos, tomando como premisa la idea de la ficcionalidad del sexo y del género, en el sentido de que son construidos a través de prácticas discursivas y no discursivas, por lo cual el sexo determinado biológicamente no tiene existencia. Desde un análisis materialista de la cotidianidad de las mujeres, Colette Guillaumin empieza su estudio haciendo manifiesto lo que muchas veces, y debido a su carácter naturalizado, se hace invisible, esto es: entender a las mujeres como un bien común. A partir de esta situación Guillaumin manifiesta que las mujeres “ya son propiedad” de la clase de los hombres, esta apropiación es física y diferente de la apropiación de la fuerza de trabajo, ya que su alcance le permite ser apropiación de los cuerpos mismos de las mujeres, de esta relación entre las clases de sexo surge la noción de “sexaje”. La relación de sexaje es “la apropiación física misma, la relación en la que es la unidad material productora de la fuerza de trabajo la que es poseída y no solo la fuerza de trabajo” Guillaumin, Colette “Practica del poder e idea de naturaleza” en Ochy Curiel y Jules Falquet. (Comp.) “El patriarcado al desnudo”. Brecha Lésbica. 2005. Pág. 25 en el contexto moderno de la economía domestica cuando dicha apropiación se enmarca en las relaciones de sexo; esta noción puede claramente ser relacionada con lo expresado con Adrienne Rich en cuanto a la heterosexualidad normativa, poniendo de relieve que en el contexto moderno “los mensajes de la nueva derecha a las mujeres han sido precisamente que somos la propiedad emocional y sexual de los hombres y que la autonomía de las mujeres amenaza la familia, la religión, y el estado” En cuanto a la división sexual del trabajo, es importante resaltar lo que Monique Wittig a expresado en cuanto a que “no podía ser entendida al margen de la reproducción generizada de las personas; el psicoanálisis intervino habitualmente como un modo de rastrear la vertiente psíquica de esta organización social, y los modos en los que esta regulación se manifestaba en los deseos sexuales. En este sentido, la regulación de la sexualidad estuvo sistemáticamente vinculada al modo de producción apto para el funcionamiento de la economía política.” El sexaje, según Guillaumin, tiene su expresión concreta en la apropiación del tiempo, los productos del cuerpo de la mujer, y su uso tanto como sus obligaciones son definidas socialmente por la clase de los hombres, lastimosamente dentro de estas obligaciones expresadas por el feminismo materialista, no se especifica que la obligación primordial es ser heterosexual., por lo que la critica es que no ve la heterosexualidad como base de la dominación masculina, y del patriarcado que ello implica, de modo que la heterosexualidad y la maternidad deben ser vistas como instituciones políticas, instituciones que manifiestan las relaciones de poder sobre las mujeres. El tiempo de las mujeres apropiado por los hombres, en vista de la relación de explotación, no se encuentra medido. Por esta razón, se plantea en términos de disponibilidad total, por lo menos en cuanto a los productos del cuerpo de la mujer, tales como podrían ser los hijos. Estos son poseídos por los hombres y susceptibles de ser negociados por los mismos, como sus legítimos dueños (propietario de la fuente), esto se relaciona con la posesión del “uso físico” de las mujeres, en la medida en que este se entiende esencialmente como “uso sexual”, así pues las mujeres tienen la obligación sexual hacia un hombre, es decir tienen la obligación de la heterosexualidad monogamica. Sobre este punto podemos encontrar que el “uso” predominantemente sexual, según Rich, se da junto con la admisión social del incontrolable impulso sexual masculino, que justifica la prostitución y la esclavitud sexual y la “identificación general de las mujeres sobre todo como “seres sexuales cuya responsabilidad es el servicio sexual de los hombres” , lo cual a su vez permite idealizar el romance heterosexual, como en los cuentos de hadas: una princesa débil a la espera de un “príncipe azul” fuerte y valiente que llegué a su “rescate” para “tener muchos hijOs” y – o equivalentemente- ser felices. En este sentido podríamos decir que las mujeres tienen la obligación de la reproducción, es por esta razón que la maternidad debe ser analizada en cuanto institución política. No obstante, aun cuando es la clase de los hombres la que posee a los hijos, las obligaciones en torno al cuidado de los mismos descansan en las mujeres -ya no necesaria aunque si primordialmente, en la madre- ésta es una de las expresiones de la apropiación, ya que toda mujer carga con el deber de cuidar a los demás sujetos y objetos de propiedad de los hombres, entre los que se cuenta ella misma como objeto: “bienes, mujeres y dinero son idénticos por algún lado. Rich, Adrienne “La heterosexualidad obligatoria” en: Marysa Navarro y Catherine R. Stimpson (Comp.), Sexualidad, género y roles sexuales, México 1999 ed. Fondo de Cultura Económica. Pág. 160 Butler, Judith. “El Marxismo y Lo Meramente Cultural” en New Left Review N° 2 Mayo-Junio, 2000. 109-121, versión electrónica en : http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/butl.pdf ¿Cuál?- son posesiones, posesiones materiales” de la clase de los hombres, e individualmente del marido, por lo cual se encuentran desposeídas de sí mismas. De acuerdo con lo anteriormente afirmado acerca de la obligación del cuidado de los otros donde la mujer se asume como mera herramienta, y de la maternidad normativa, la consecuencia sería diluirse en los otros, y por lo tanto, la privación de la construcción del sujeto autónomo, del individuo. Dentro de las manifestaciones de poder masculino analizadas por Rich se encuentra –coincidentemente con lo expuesto por Guillaumin-: negar e imponer sexualidad a las mujeres; reclutar y explotar su trabajo para controlar su producción, donde se manifiesta que las mujeres son necesarias como elemento productivo y reproductivo en el modo de producción capitalista, a la vez que como consumidoras de todos aquellos productos que comercialmente se imponen como deseables; controlar y robar sus criaturas –como lo mencionaba Guillaumin-; encierro físico en el ámbito del hogar; uso de la mujer como medio de intercambio o como regalo: ya lo describió Lévi-Strauss con su descripción del el proceso del intercambio de las mujeres, donde las mujeres están siempre al alcance de la mano; la detención y limitación de la capacidad creativa de las mujeres; la marginación de áreas del conocimiento como elemento perpetuador de la dominación, el establecimiento del sexo y la violencia como elementos intercambiables, sin alterar nada. Rich, Adrienne “La heterosexualidad obligatoria” en: Marysa Navarro y Catherine R. Stimpson (Comp.), Sexualidad, género y roles sexuales, México 1999 ed. Fondo de Cultura Económica. Pág. 182 Guillaumin, Colette “Practica del poder e idea de naturaleza” en Ochy Curiel y Jules Falquet. “El patriarcado al desnudo”. Brecha Lésbica. 2005. Pág. 33 Tanto para las materialistas como para el feminismo lésbico, es importante analizar el matrimonio como institución. Dentro del estudio hecho por Guillaumin, se observa el matrimonio como un contrato por el que la mujer otorga la exclusividad de su uso a un hombre, y por ende se afirma y se naturaliza socialmente, a la vez que permite ocultar la indisponibilidad de la mujer de su propio cuerpo de manera tal que no cede su fuerza de trabajo, su única garantía es ser mantenida en estado de funcionamiento, en este sentido no existe el intercambio en la relación de sexaje: “el matrimonio no es sino la superficie institucional (contractual) de una relación generalizada: la apropiación de una clase de sexo por otra.” , por esta razón se afirma que el papel del matrimonio se centra en la legalización de la relación ya existente, además desde una perspectiva lésbico feminista podemos agregar que este tiene por objetivo institucionalizar la familia nuclear como lo esperado y lo deseable aun cuando en la realidad la presencia de estas sea minoritaria. La evidencia de la única contrapartida explicita en el mantenimiento, nos lleva, desde el lesbianismo feminista al análisis de la situación histórica de las mujeres donde el matrimonio heterosexual se consolida como única opción de sustento material para las mujeres, salvo las mujeres con alguna independencia económica, las mujeres no tenían la posibilidad de buscar contextos donde les fuera posible ejercer una vida libre, y si era deseado de esa forma, tener una vida con otra mujer. Guillaumin, Colette “Practica del poder e idea de naturaleza” en Ochy Curiel y Jules Falquet. (Comp.) “El patriarcado al desnudo”. Brecha Lésbica. 2005. Pág. 43 En consonancia con la noción de apropiación, el uso por parte de un hombre casado de una mujer no da origen a sanción para este, ya que la sanción se aplica solo en la apropiación de otra mujer y no en su uso (prostitución). Desde la óptica materialista esta serie de expresiones de la apropiación son importantes por ser parte de la realidad material donde se incluye la realidad mental de las mujeres, la cual desde ningún punto de vista es abstracción, ya que estas presiones permean la conciencia individual de las mujeres y sus acciones concretas. Esta realidad material se encuentra sustentada en hechos reales, en las relaciones mismas y en ese sentido se hace preciso hacer notorio que la apropiación es tan admitida socialmente que pasa por no visible y mucho menos cuestionable. Según Guillaumin, no obstante la salida individual por parte de las mujeres, de las instituciones manifiestas de la apropiación, la apropiación como clase subsiste a través de medios claros –pero imperceptibles de acuerdo a su naturalidad- como son: el mercado de trabajo donde para las mujeres los salarios son menores a los de los hombres a la vez que son mas afectadas por el desempleo y la discriminación en este sentido traigo a colación el interrogante expuesto por Wittig respecto a si ¿No merecen las tasas de pobreza entre las lesbianas ser consideradas en relación a la heterosexualidad normativa de la economía?. Aquellas mujeres que logran salir individualmente de la heterosexualidad, que puede ser entendida como un mecanismo de apropiación hacia las mujeres – y en lo que el análisis de Guillaumin se queda corto- sufren la discriminación por un lado por ser mujeres pero por el otro, por no corresponder a lo que socialmente se espera de una mujer, esto es: que se encuentre en disponibilidad sexual para los hombres o que se encuentre ligada a uno – lo cual a su vez sería un mecanismo para la defensa del acoso de cual “naturalmente” es objeto en ámbitos laborales, en vista de que somos educadas para autopercibirnos como presa sexual,en este sentido los hombres adquieren carácter necesario para las mujeres, ya que se les considera fuente de la protección social y económica, además de concreción de sexualidad adulta, la sexualidad verdadera. Estas formas están permeadas por el control social que se presenta en la erotización de la subordinación de las mujeres, de forma tal que su supuesta condición de debilidad es usada tanto en la publicidad de lo “amoroso” como en la pornografía y publicidad de lo “sexual”, sin olvidar que dentro de los esquemas de pareja heterosexual normativa, lo sexual está inevitablemente ligado al compromiso amoroso. Otras expresiones de la apropiación son: la limitación a un espacio definido que es “la casa” donde debe cumplir con sus roles de madre, esposa y bien privado. Los múltiples mecanismos de este confinamiento incluyen tal como lo menciona Adrienne Rich la romantización del hogar, especifica para las mujeres, donde este se consolida como el ámbito de su “desarrollo” y felicidad, los cuales se instauran siempre en función del hombre. La demostración de la fuerza, contra las mujeres que “se desvían” y que se constituye en derecho de los hombres, la obligación sexual que habíamos visto anteriormente en el “uso” y el derecho que con sus mecanismos “fija las modalidades de apropiación privada de las mujeres, a no ser también las de la apropiación colectiva, la cual como vimos es dicha y no contractualizada” , como vimos anteriormente son formas de expresión de la apropiación. La naturalización de las clases creadas en las relaciones de sexaje, produce el surgimiento de la autonomía y de la individualidad como meros fantasmas que contribuyen al sostenimiento y perpetuación de la apropiación como realidad concreta, para lo cual existen infinidad de mecanismos efectivos, hasta el punto de lograr la aprobación social. El cuestionamiento principal del feminismo lésbico, planteado por Rich, a aquellas aproximaciones que se limitan a denunciar la dominación es si “lo que debemos enfrentar como feministas una simple desigualdad de géneros o el dominio cultural de los hombres, o meros tabúes contra la homosexualidad, o mas bien la imposición de la heterosexualidad femenina para asegurar el derecho masculino al acceso físico, económico y emocional” lo cual expresa claramente la ausencia para las mujeres de una verdadera opción, por lo tanto es necesario aclarar que la cuestión fundamental no es si la condena corresponde a todas la relaciones heterosexuales o no, sino la inexistencia de libertad para las mujeres, es decir: las mujeres casadas no eligieron la heterosexualidad , se casaron porque había que hacerlo. Frente a la difusión de la idea de que el lesbianismo es cuestión simplemente de rechazo a los hombres y que la “preferencia sexual” mayoritaria es la heterosexualidad, que a la par banaliza el lesbianismo como mera “preferencia” establecida en la marginalidad, Rich establece la noción de continuo lesbiano por el que no solo se refiere a lo sexual que en nuestro contexto esta ligado explícitamente a lo genital, sino que cubre formas de “intensidad primaria” entre mujeres, donde surgen redes de de identificación, hermandades en la resistencia, en contraste con las contraste con escenas publicitarias – para hombres- con las que se expone el lesbianismo “El discurso pornográfico forma parte de las estrategias de violencia que se ejercen sobre nuestro entorno, humilla, degrada, es un crimen contra nuestra “humanidad”.” Guillaumin, Colette “Practica del poder e idea de naturaleza” en Ochy Curiel y Jules Falquet. (Comp.) “El patriarcado al desnudo”. Brecha Lésbica. 2005. Pág. 50 Rich, Adrienne “La heterosexualidad obligatoria” en: Marysa Navarro y Catherine R. Stimpson (Comp.), Sexualidad, género y roles sexuales, México 1999 ed. Fondo de Cultura Económica. Pág. 187 apropiación La discriminación de la que son objeto las lesbianas se genera en la medida en que se ha creado una categoría normativa que es la que da origen a las desviaciones, y a la correspondiente “tolerancia”, es decir el hecho de “soportar” aquello que no esta bien visto, pero que sucede y que se contrapone a lo normativo, cuyas pautas son: la sexualidad ligada a prácticas reproductivas, reproducción solo heterosexual e indiscutiblemente ligada al amor, que debe ser exclusivo y durar para toda la vida. Esta es la producción de la normalidad social, que es necesariamente coactiva y tiene mecanismos de coerción efectiva en el plano de lo material. Dentro de esta producción de normalidad encontramos que las lógicas excluyentes permean los discursos y autoridades académicas, en este sentido es muy valido traer a colación lo expresado por Wittig cuando se refiere al discurso heterocentrado: “Los discursos que nos oprimen muy en particular a las lesbianas feministas y a los hombres homosexuales y que dan por sentado que lo que funda la sociedad, toda sociedad, es la heterosexualidad, nos niegan toda posibilidad de crear nuestras propias categorías, nos impiden hablar si no es en sus propios términos y todo aquello que los pone en cuestión es enseguida reconocido como “primario”.” ca ca Wittig, en Wittig, en Monique : Monique : “El Pensamiento Heterocentrado” 1978 Versión electrónihttp://www.queerekintza.org/web/pag_cast/articulos/articulos_pens_heteroc.html “El Pensamiento Heterocentrado” 1978 Versión electrónihttp://www.queerekintza.org/web/pag_cast/articulos/articulos_pens_heteroc.html Bibliografía Wittig, Monique: A PROPÓSITO DEL CONTRATO SOCIAL. 1987. Versión electrónica en: www.queerekintza.org/web/pag_cast/articulos/docs/pens_hetero/contrato_social.doc Wittig, Monique: EL PENSAMIENTO HETEROCENTRADO (1978), Versión electrónica en: http://www. queerekintza.org/web/pag_cast/articulos/articulos_pens_heteroc.html Guillaumin Colette: “PRACTICA DEL PODER E IDEA DE NATURALEZA” en Ochy Curiel y Jules Falquet. “EL PATRIARCADO AL DESNUDO”. Brecha Lésbica. 2005. Butler, Judith: EL MARXISMO Y LO MERAMENTE CULTURAL. En New Left Review N° 2 Mayo-Junio, 2000. 109-121, versión electrónica en: http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/butl. pdf Valcuende del rio, José María: “DE LA HETEROSEXUALIDAD A LA CIUDADANÍA” AIBR Revista de antropología iberoamericana. Ed. Electrónica. Vol. 1 núm. 1, enero- febrero de 2006. Págs. 125-142. Madrid. Antropólogos Iberoamericanos en red, en: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/623/62310109.pdf Sobre los aportes de las Feministas Negras Lesbianas al Feminismo Negro Gloria Mesa Almeida [email protected] uc o t n i r d ci ón El presente ensayo pretende recoger los aportes de las feministas lesbianas Negras Audre Lorde, Cheryl Clarke y Barbara Smith al feminismo Negro. Sus aportes teóricos representan un análisis crítico al feminismo occidental, el cual tiende a homogeneizar a todas las mujeres, invalidando sus especificidades de opresión. En la primera parte del ensayo se presenta brevemente el origen del feminismo Negro y la definición de sus postulados propuesta por Patricia Hill Collins. Luego se plantean los principales aportes de tres lesbianas Negras feministas, aportes que construyen una nueva concepción del Feminismo. Finalmente y a manera de conclusión se mostrarán algunas de las críticas y aportes para el movimiento feminista. Feminismo Negro: origen y definición Para contextualizar el origen del Feminismo Negro es necesario remitirse a los años setenta. En esta década, las mujeres Negras que hacían parte de los movimientos feministas en EE.UU., se separaron de éstos, acusándolos de elitismo y racismo. “Las feministas Negras (principalmente las radicadas en Nueva York) deciden separarse del movimiento hegemónico y crean en 1973 la Organización Nacional Feminista Negra (NBFO). Luego se unen a los movimientos Negros de liberación (Derechos Civiles, El Nacionalismo Negro, Las Panteras Negras, etc.) de los cuáles también se desilusionan a causa de algunas experiencias dentro de ellos y esto las lleva a fundar un movimiento anti-racista y a la vez que antisexista”1. Para el feminismo Negro la categoría raza fue un determinante frente a la universalidad del sujeto mujeres del feminismo occidental. Las mujeres Negras para analizar la situación de su subordinación parten de la categoría raza en articulación con otras categorías como clase y género: en otras palabras, el feminismo Negro representa una respuesta a las múltiples discriminaciones. Un ejemplo de ello, fue un grupo de feministas Negras, quienes en abril de 1977, proclaman la Declaración de Combahee River Collective (1977) cuyo objetivo fue luchar contra la opresión racial, sexual, heterosexual y clasista; y cuya tarea específica fue desarrollar un análisis y práctica integrados, basados en el hecho de que los sistemas mayores de la opresión se relacionan, asumiendo que no sólo se lucha contra uno o dos frentes de la opresión, sino contra toda una extensión de la opresión 1 Ver: Feminismo Postcolonial: La Crítica al Eurocentrismo del Feminismo Occidental. Asunción Oliva Portolé. En http://www.ucm.es/info/instifem/cuadernos/cuaderno%206.doc (Consulta mayo3/2007) . Propugnaban así un feminismo negro que combatiera la variada y simultánea opresión que sufren las mujeres de color. Sin duda, este grupo feminista Negro nace a partir del reconocimiento político que emerge de las experiencias personales de las vidas individuales de las mujeres Negras. Además el enfoque de su opresión está incorporado al concepto de la política de la identidad. En el caso de las mujeres Negras, este concepto es: “repugnante, peligroso y amenazante, y por tanto revolucionario porque es obvio al ver a todos los movimientos políticos antecedentes al nuestro (feminismo Negro) que en ellos cualquier persona merece la liberación más que nosotras (las mujeres Negras)”. (Declaración de Combahee River Collective (1977) Capitulo 2). El articulo de Luiza Bairros (2000) titulado “nuevos Feminismos revisitados” presenta la definición del pensamiento del feminismo Negro propuesto por Patricia Hill Collins (feminista Negra norteamericana) el cual consiste en: “(un conjunto de) experiencias e ideas compartidas por mujeres afroamericanas que ofrece un ángulo particular de visión del yo, de la comunidad y de la sociedad […] que involucra interpretaciones teóricas de la realidad de mujeres negras por aquellas que la viven.” A partir de esta visión Collins elige algunos “temas fundamentales que caracterizarían el punto de vista feministaNnegro”. Entre ellos se destacan: 1. el legado de una historia de lucha 2. la articulación de las categorías raza, género y clase 3. el combate a los estereotipos o “imágenes de autoridad 4. la actuación como madres, profesoras y lideres comunitarias 5. la política sexual” (Bairros, 2000). Además, Luiza Bairros plantea que Patricia Hill Collins considera que “una contribución intelectual al feminismo fue, no sólo el conocimiento producido por las académicas, sino también el generado por mujeres que reflexionaron sobre sus experiencias cotidianas como madres, profesoras, lideres comunitarias, escritoras, empleadas domésticas, militantes por la abolición de la esclavitud y los derechos civiles, cantantes y compositoras de música popular. Así, a través de los testimonios, documentos, letras de música, autobiografías, novelas y textos académicos de mujeres negras, Collins traza un perfil de la tradición intelectual, subyugada también en función de criterios epistemológicos que niegan la experiencia como base legitima para la construcción del conocimiento. El pensamiento feminista Negro sería, entonces, un conjunto de “experiencia e ideas compartidas por mujeres afro-americanas, que ofrecen un ángulo particular de visión del yo, de las comunidades y de las sociedades… ello involucra interpretaciones teóricas de la realidad de las mujeres Negras por aquellas que la viven” (Ibid). Aportes al Feminismo Negro A partir de las autoras Audre Lorde, Cheryl Clarke e Barbara Smith, feministas Negras lesbianas, analizaré los aportes teóricos hechos por ellas en función de una nueva concepción del Feminismo. Estas autoras representan la palabra hablada en una sociedad, llena de prejuicios racistas y sexistas, que mira con recelo el lesbianismo negro. Audre Lorde2 se define así misma como una “feminista Negra lesbiana guerrera, poeta y madre”. Para recoger sus aportes teóricos se tendrá como texto base: “la hermana, la extranjera” publicado en 1984. Esta obra recoge una colección de ensayos, discursos, fragmentos de los diarios de la autora y una entrevista. El libro abarca el periodo comprendido entre 1976-1983. Audre Lorde enfatiza en sus vivencias entrecruzadas por el sexismo y el racismo; y plantea que el conocimiento se da a partir de la experiencia en la “medida en que ahondamos en el contacto con nuestra conciencia ancestral y no europea, que ve la vida como una situación que debe experimentarse y con la que hay que interactuar” (Lorde, 1984: 14). Lorde: Para Lorde, la poesía ha constituido una perspectiva de supervivencia, es decir, ella entiende la poesía “como reveladora destilación de la experiencia y no al estéril juego de palabras”. Define la poesía como “instrumento mediante el que nombramos lo que no tiene nombre para convertirlo en objeto de pensamiento”. La Poesía representa para Lorde no un lujo (como titula su articulo) sino una necesidad vital de supervivencia y cambio para las mujeres. Además de ser un medio que recoge miedos, esperanzas, temores de las mujeres y sueños por otro mundo, Lorde encuentra en la poesía un instrumento para expresar e impulsar la lucha y la libertad (1984:15-17). En reiteradas ocasiones, la autora afirma que la poesía “ha sido la voz principal de los pobres, de la clase obrera y de las mujeres de color” (1984: 124) En su calidad de poeta Negra y lesbiana y a partir de su experiencia en su enfermedad reconoce que los silencios no nos protegen y romper ese silencio al entablar “contacto con otras mujeres que buscan (…) el mundo en el que todas creemos y gracias a ello hemos reducido nuestras diferencias”. Audre Lorde relaciona el silencio a los miedos internos de cada una de las mujeres: “miedo al desprecio, a la censura, a la crítica o al reconocimiento, al reto, a la aniquilación”. Así mismo, reconoce que dentro del movimiento de las mujeres la “negritud” ha constituido la mayor vulnerabilidad por la que han tenido que luchar para alcanzar visibilidad (1984:20-22). Audre Lorde enfatiza en la homofobia como ataques que está empleando la comunidad Negra contra el lesbianismo, con el fin de ocultar el verdadero rostro del racismo/sexismo. Estos ataques se presentan bajo la estigmatización, la exclusión, el dominio del terror, amenazas, intimidación, agresiones físicas. Estos ataques homofóbicos reducen la propia autodefinición de las lesbianas Negras, lo cual contribuye a mantener la tradicional categorización de mujeres Negras en función de las exigencias de los hombres = “el bien escaso”. 2 Audre Lorde nació en Nueva York (1932). Hija de inmigrantes caribeños. Madre de dos hijos que decide orientar su vida hacia el activismo social, la enseñanza y la escritura. Entre las publicaciones de su poemas están: The Firs Cities (1968) su primer libro de poemas; From a Land Where Other People Live (1973); The Black Unicorn (1978); Our Dead Behind Us (1986) y The Marvelous Arithmetics of Distance (1993, póstumo); y obras en prosa como la autobiografía Zami: A New Spelling of My Name (1982). Uno de los hechos más dolorosos de su vida fue la parición de un cancer de mama en 1978. Su lucha contra el cáncer y sus reflexiones sobre la influencia de su enfermedad en su identidad y en su vida diaria quedaron reflejados en The Cancer Journals (1980). Audre Lorde viajo por todo el mundo dando conferencias, participando en veladas poéticas e impartiendo clases. Falleció en noviembre de 1992. (En Lorde, Audre (1984) “La hermana, la extranjera” artículos y conferencias, ed. Horas y HORAS Madrid, pag. 8-9). Según la autora, las que se definen como lesbianas Negras “representan una amenaza emocional para aquellas mujeres Negras que viven como un problema sus sentimientos de camaradería y amor hacía sus hermanas”, ya que han sido sometidas a presiones encaminadas a verse mutuamente con desconfianza, como eternas rivales, o como el rostro visible del rechazo de su propio ser. Además, en la comunidad Negra, “el hecho de que una persona se afirme en su ser representa un ataque para las demás y/o un obstáculo e impedimento para la propia definición de la otra persona”. Todo lo anterior, responde al supuesto de que un sexo necesita de la aprobación del otro para existir: esto reprime a las personas autodefinidas y coarta su libertad (1984: 25-25). No obstante, propone que “la única manera de evitar que la gente te ataque por ser lo que eres consiste en adelantarte a ellos (…) en hablar de ti misma, antes de que ellos hablen de ti”. Esto para Lorde, no es cuestión de valentía sino un mecanismo de protección. Quizá su afirmación se puede relacionar con la entrevista que le realizó Adrienne Rich cuando Lorde afirmó que “en la comunidad Negra no es fácil declararse lesbiana pero permanecer oculta en el armario es aún más duro” (1984: 99-101). Lorde rescata lo erótico como un recurso propio de todas las mujeres. Lo erótico entendido como “fuente de poder e información en nuestras vidas”. La autora revierte el concepto, tradicionalmente mal concebido y empleado en contra de las mujeres, en “un manantial de fuerza inagotable”, en “un espacio entre la incipiente conciencia del propio ser y el caos de los sentimientos más fuertes”, “en la capacidad de gozar y de sentir”, “en el lente a través del cual escudriñamos todos los aspectos de nuestra existencia”. Disfrutar de lo erótico implicará autoafirmar la fuerza vital de las mujeres y usar “esa energía creativa y fortalecida (…) en nuestro lenguaje, nuestra historia, nuestra danza, nuestro amor y nuestras vidas”; al mismo tiempo que, rebelarse contra todos los estados de nuestro ser que nos han sido impuestos: “la resignación, la desesperación, la humillación, la depresión, la autonegación” (1984:37-46). Al hablar dentro de un contexto estadinense, ella plantea que el sexismo, el racismo y la homofobia son inseparables. Según Lorde, el sexismo ha sido un recurso para “culpar a la victimas de lo que sucede (…) que las mujeres Negras (principales victimas del sexismo) incitan a que se les viole, se las asesine o se abuse de ellas porque no son lo bastante dóciles, o porque son demasiado coquetas, o porque…”. La autora reconoce que históricamente las mujeres Negras siempre han cuidado de los demás (blancos), pues de ese servicio dependía su sobrevivencia y la de los miembros de su familia. Frente a ello, Lorde propone a las mujeres Negras, la necesidad de “aprender a cuidarnos a nosotras mismas y a inspirarnos compasión”. En su carta abierta a Mary Daly, Audre Lorde argumenta que la visión clasista y racista del feminismo no deja ver cómo se reproducen estos sistemas de dominación entre las mismas mujeres. Ella critica la hermandad, considerándola un mito porque invisibiliza las relaciones de desigualdad y las relaciones de explotación y dominación entre muchas mujeres. Pues a pesar, de que todas las mujeres sufrimos la misma opresión por el hecho de ser mujeres, esto no es garantía contra la segregación entre mujeres, ni mucho menos significa que la opresión sea idéntica para todas. Esta falsa hermandad pierde de vista los múltiples y variados mecanismos de que se vale el patriarcado para despreciar a las mujeres Negras y promover su extinción. Mecanismos de opresión que usan también las mujeres, unas contra otras, las cuales se traducen en obstáculos para la comunicación vital entre nosotras las mujeres. Pese a ello, Audre Lorde hace un llamado al “reconocimiento de la otra”, a unirnos, a apoyarnos y a satisfacer las necesidades de luchar contra las condiciones marginales de las mujeres (1984:57-76). del sistema”3. Esto implica “aprender a mantenerse firme en la soledad, contra la impopularidad y quizá en los insultos, y aprender a hacer causa común con otras que también están fuera del sistema y, entre todas, definir y luchar por un mundo en el que todas podamos florecer”. La supervivencia exige “aprender a asimilar nuestras diferencias y a convertirlas en potencialidades” (1984:118). Otra de las autoras bajo estudio es Cheryl Clarke4 (1988) quien ha contribuido al desarrollo del feminismo y del feminismo lesbiano. El impacto de sus poemas ha llegado a los campos de estudios literarios afroamericanos y a la teoría feminista. A continuación se tomará como referencia su articulo: “El lesbianismo: un acto de resistencia”. De éste, se analizaran algunos conceptos claves para entender la propuesta política de la autora. Su articulo: “El lesbianismo: un acto de resistencia” es considerado una de sus propuestas emblemática frente a la heterosexualidad obligatoria, al racismo institucional y al sexismo homofóbico. Para Cheryl, “no importa como una mujer viva su lesbianismo”, lo realmente importante radica en que la mujer “se ha rebelado contra su prostitución al amo esclavista”. Por tanto, ser lesbiana implicará descolonizarse, luchar contra la hegemonía de los hombres, rechazar la servidumbre en su vida. 3 Para Audre Lorde, estar fuera del sistema, significa estar fuera de la lógica de la sociedad que define a las mujeres aceptables. Entre las mujeres que están fuera del circulo del sistema encontramos a las pobres, las lesbianas, las Negras, las viejas (1986, 118) 4 Cheryl Clarke nació en 1947 en Washington. Ella recibió un B.A. de la universidad de Howard y un M.A., un M.S.W., y un Ph.D. de la universidad de Rutgers. Ha sido editora de Conditions, una revista feminista de Nueva York. Es autora de libros de poesía: Narratives: Poems in the tradition of Black Women (1983) , Living as a Lesbian (1986), Scarred Rocks. Desde 1992, Cheryl Clarke es directora de la oficina de los asuntos diversos de la comunidad y de las preocupaciones de LGBT. También un miembro de la facultad y graduada del departamento de mujeres y de estudios del género. La poesía de Clarke es distinguida por sus exploraciones directas a la política de la sexualidad. Disponible en Web: http://translate.google.com/ translate?hl=es&sl=en&u=http://www.poets.org/cclar/ El lesbianismo como un acto de resistencia, exige un “reconocimiento, un despertar, un redespertar de la pasión de las mujeres por las mujeres” para visibilizarlo y romper el silencio en el que lo ha mantenido la cultura patriarcal en beneficio suyo. Sin embargo, Cheryl Clarke reconoce que para las mujeres autodefinirse como lesbiana no es tan fácil, pues, la lesbofobia ha hecho estragos en los imaginarios culturales. Muchas mujeres han preferido mantenerse en el closet por miedo a los prejuicios o por miedo a perder los “privilegios” como mujeres heterosexuales. Sin embargo, otras que “han tomado a una mujer como amante viven peligrosamente en el patriarcado”. Clarke al referirse a su comunidad Negra menciona que ésta (por su sexismo homofóbico) hace muy problemáticas las relaciones con las lesbianas Negras y los homosexuales y más aún cuando lesbianas y gays optan por un activismo o un “compromiso con la liberación lésbica y homosexual”. Además, la autora denuncia dentro de la comunidad Negra a los hombres Negros, quienes oprimen a sus mujeres Negras, controlan sus cuerpos y tiranizan con su violencia física a las mujeres y a las lesbianas Negras. En la heterosexualidad, las leyes y los tabúes fueron un reflejo del intento del amo esclavista patriarcal de controlar su propiedad al controlar su linaje a través de la institución de la monogamia (sólo para las mujeres), y al justificar los tabúes y las leyes con el argumento de que la pureza de la raza aria tenía que preservarse (tanto como supremacía). Esta autora se afirma como lesbiana Negra feminista y su propuesta política consiste en presentar el lesbianismo Negro como una propuesta política, una opción de vida, una filosofía, y un plan vital para resistir a los intentos de la cultura predominante de mantener a las lesbianas Negras y otras mujeres de color invisibles y sin poder. Finalmente, se recogen algunas afirmaciones y aportaciones de Barbara Smith a partir de su articulo titulado “epílogo” escrito en los años ochenta y de otros autores que hablan al respecto de su posicionamiento político en la lucha contra la explotación de las mujeres. Barbara Smith al referirse a la Declaración de la Colectiva Rio Combahee afirma que ésta continua siendo “una concisa articulación de teoría y práctica feminista Negra” a pesar de que en muchas ocasiones no sea considerada por la mayoría de las feministas blancas como una aportación a la teoría feminista (por no considerarla lo suficientemente teórica). Sin embargo, rescata el lenguaje sencillo de las mujeres de color, el cual “es accesible al lector y trata de realidades incomodas, violentas y no abstractas de la opresión, raza y clase”. Tal vez es el motivo por el cual Robin D.G. Kelley (2003), historiador innovador de movimientos, escribe en su libro titulado Freedom Dreams que: “Desde el apogeo de los movimientos de derechos civiles, ella (Barbara Smith) le ha estado diciendo a los blancos que combatir el racismo es necesario para su propia supervivencia y liberación, no cualquier acto filantrópico para ayudar al los negros oprimidos de los tugurios. Así mismo, el lesbianismo Negro ha reclamado su territorio dentro del movimiento feminista, el cual ha sido considerado exclusivamente blanco, de clase media, heterosexual, de mujeres entre los 25-35 años. Por otra parte, Barbara Smith5, hace parte de las fundadoras de las organizaciones autónomas en EEUU, entre las cuales se destacan: Salsa Soul Sisters y el Combahee River Collective, ubicado en Boston. Smith consigue con sus artículos romper el silencio que caracterizaba a la mujer lesbiana Negra en la literatura americana hasta los años ochenta. 5 Bárbara Smith (1946) es una feminista afroamericana lesbiana. Ha jugado un papel significativo en el feminismo negro de Estados Unidos. Barbara Smith ha planteado un diálogo cultural y político nacional sobre las intersecciones de raza, clase, sexualidad, y género. Como crítica innovadora, profesora, activista y conferencista, Smith ha contribuido en la tradición literaria de las mujeres afroamericanas y ha ayudado a construir los estudios del feminismo negro en los Estados Unidos. Es una de las fundadoras de la casa editorial, Kitchen Table: Women of Color Press. Las publicaciones que ha editado incluyen: “todas las mujeres son blancas, todos los negros son hombres, pero algunas de nosotras somos valientes: estudios de la mujer Negra”; “Home girls: a black feminism anthology” (1983), “Tours in struggle: three feminst pesrspectives on anti-semitism and racism” (1984) Ella le ha estado diciendo a los activistas negros que combatir la homofobia es su punto de disputa porque el control de la sexualidad, sin importar a quien está dirigido, afecta a todos. Y ella ha criticado agudamente a los movimientos de lesbianas y gays por la estrechez de sus agendas políticas. Ella sabe lo que se necesita para ganar la libertad.”6 Smith menciona que dicha Declaración tuvo un enfoque explícitamente “político, progresista y de interés múltiple” el cual contribuyó a la profundidad y extensión del análisis social. Sin embargo, en 1987, reconoce la ausencia de una organización activista de mujeres Negras en pro de las adolescentes Negras; pues, hasta entonces, las feministas Negras se habían ocupado particularmente de la concientización y apoyo emocional a la acción política. Es por tanto, que Barbara Smith describe a la Declaración de la Colectiva Rio Combahee como una bandera representativa para las mujeres de color que buscan un “cambio político y finalmente una revolución”. Por otra parte, Jules Falquet, en su “breve reseña de algunas teorías lésbicas”, se refiriere al pensamiento queer a partir de las fuertes criticas feministas y trae a colación la afirmación de Barbara Smith, quien afirma que: “Las y los activistas “queer” trabajan sobre cuestiones “queer” y los temas de racismo, opresión sexual, y explotación económica no parecen interesarles, a pesar del hecho que la mayoría de las personas “queers” sean gente de color, mujeres y de clase trabajadora. Cuando mencionan otras opresiones u otros movimientos, es para construir un paralelismo que sustente la validez de los derechos lésbicos y gays, o para pensar en alianzas con organizaciones “respetables” [mainstream]. 6 Por Mark Engler(Traducido por Louis J. de Deaux) Z Magazine, Julio/Agosto/ 2003. Disponible en: http://www. democracyuprising.com/articles/espanol/amor_libertad. php Construir coaliciones unificadas hoy, que desafíen el sistema y en última instancia preparen el camino para un cambio revolucionario, simplemente no es lo que las y los activistas “queer” tienen en mente.” (Smith (1998) en: Falquet, Jules (2006:39) “de la cama a la calle”: Perspectivas teóricas lésbico feministas). A manera de conclusión El feminismo Negro ha abierto una brecha dentro del movimiento feminista a partir de feministas Negras que denunciaron la naturalización política de la opresión contra las mujeres Negras, incluso dentro del feminismo. Las voces de las feministas Negras son una respuesta a la invisibilidad de la múltiple discriminación (genero, raza y clase) ejercida por la sociedad norteamericana sobre las mujeres de color. La raza como categoría de análisis social propuesta por las autoras afrodescendientes, se revierte como propuesta política y que toca los cimientos de la opresión de las mujeres, superando así, la teoría feminista que en algunas ocasiones se queda en una cuestión académica sin repercusión social. La lesbiana Negra representa una amenaza a los mecanismos de la cultura patriarcal que históricamente las invisibilizó en beneficio de su hegemonía. Por tanto, el amor entre mujeres constituye un arma indispensable en la lucha contra el sistema que subordina a todas las mujeres, en sus especificidades y mantiene la jerarquía de sus hombres. Cabe destacar, el carácter político de esta corriente del feminismo como un proyecto revolucionario muy vigente en nuestra sociedad, en donde el debate de la migración internacional ha generado conflictos sociales e interraciales. Por tanto, la articulación de las múltiples discriminaciones de esta propuesta nos permite concebir una nueva sociedad a través de la deconstrucción de la binariedad de nuestro pensamiento occidental y así permitir que la diversidad humana sea una fuente de encuentro y no un motivo de segregación, aún entre las mismas feministas. BIBLIOGRAFIA Bairros, Luiza (2000) “Nuestros Feminismos revisitados”, En: Politica y Cultura #014. Universidad Autonoma Metropolitana – Xochimilco, Mexico, p. 141-149. En http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/267/26701408.pdf Clarke, Cheryl (1988) “El lesbianismo: un acto de resistencia”. En Cherríe Moraga y Ana Castillo (eds) Esta Puente, mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos, San Francisco, ism press Declaración de Combahee River Collective (1977) Falquet, Jules (2006) “de la cama a la calle”: Perspectivas teóricas lésbico feministas. Bogotá. Brecha Lesbica. Hernández, Rosalva Aída (2007): “Posmodernismos y feminismos: diálogos, coincidencias y resistencias”. Desacatos, No.013. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social. Distrito Federal, México. Disponible en: http://www.mujeresenred.net/article.php3?id_article=280 (Consulta: abril,2007) Lorde, Audre (1984) La hermana, la extranjera. Editorial Horas y Horas, Madrid Smith, Barbara (1988) “Epílogo”. En Cherríe Moraga y Ana Castillo (eds) Esta Puente, mi espalda. Voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos, San Francisco, ism press El cuerpo campo de expresión 1 Diana Marcela Corredor Palacios [email protected] Socióloga Universidad Nacional de Colombia Palabras Clave: Sociología, Cuerpo, Estética, Individuo, Expresión, 1 Este escrito es el producto de unas reflexiones que surgieron a partir de mi trabajo de grado intitulado: El Cuerpo de Metal “Reflexiones sobre la Estética de lo Grotesco desde la música Metal”, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Departamento de Sociología, Tesis de grado. 2005. n e RReessum umen El tema del cuerpo ha tomado gran relevancia en los análisis e investigaciones contemporáneas sobre el orden social, político y cultural, ubicándolo en una densa reflexión interdisciplinaria entre las ciencias humanas y otras áreas del saber. La forma en que los individuos se relacionan con su entorno social es a través del cuerpo el cual, se va construyendo socialmente tomando elementos propios de ciertos grupos o sectores sociales que se van creando. Es así, como la estética y la música (entre otros) van moldeando un tipo de cuerpo reconocible públicamente en la ciudad que por medio de sus movimientos y desplazamientos pretende apropiarse de ciertos espacios de la ciudad y que manifiesta diferentes maneras de interrelacionarse con los demás mediante la sublimación del contacto físico. n m u e s Reesumen introducción. introducción. El tema del cuerpo ha tomado gran relevancia en los análisis e investigaciones contemporáneas sobre el orden social, político y cultural, ubicándolo en una densa reflexión interdisciplinaria entre las ciencias humanas y otras áreas del saber. Teóricos como Joanne Entwistle, David Le Breton, Richard Sennet, Erving Goffman, Pierre Bourdieu, Norbert Elías, Anthony Giddens, Merleau- Ponty, Michael Foucault, Giorgio Agamben, Michael Hardt, Antonio Negri, o el mismo Mijail Bajtin sin contar con, investigadores nacionales como Zandra Pedraza, Rocío Gómez, Julián González entre otros, advierten en algunos de sus trabajos la importancia del cuerpo en la investigación social, ya que por medio de él se pueden analizar e interpretar diferentes procesos y cambios sociales a un nivel estructural. La importancia que ha tenido dentro de la teoría social radica, como lo señalaba Ludwing Wittgenstein, en que “el mundo no está compuesto por cosas sino por hechos”. Estos son dilucidados y representados a través del cuerpo y los diferentes significados que suscitan para cada contexto socio-histórico. En cada sociedad, se crean diferentes representaciones de sus individuos -en tanto seres corpóreos- que permitan el funcionamiento y establecimiento de un orden determinado. Se incorporan en los sujetos los preceptos constitutivos de cada espacio social pero también, se generan movimientos dialécticos donde el individuo y la sociedad son estructurantes y estructurados entre sí. Por tanto, al tratar de analizar e interpretar los diferentes procesos sociales, culturales, políticos, económicos, etc., hay que identificar tanto el contexto donde se lleva a cabo la acción o el hecho social concreto, como a sus protagonistas, que son seres corpóreos que evidencian esos procesos constitutivos a nivel social a través de su principio de corporalidad, en tanto experiencia vivida. Es decir, a través de los cuerpos y su relación con su entorno social, se evidencia el carácter individualizador y conglomerador entre los diferentes agentes que hacen parte y constituyen una sociedad. Por medio del cuerpo se expresa un mundo de significado que ha sido creado por cada persona e influido por su contexto social y cultural, el cual en muchas oportunidades es compartido por un colectivo o grupo de personas con las mismas inquietudes y puntos de vista sobre una parte muy precisa del gran espectro de la realidad social. PRODUCIR, REPRODUCIR Y REPRESENTAR LOS CUERPOS El cuerpo es la existencia inmediata del individuo, no como una parte sino como el todo del ser humano. El hombre o la mujer, no están compuestos por dos esencias disímiles, una material y otra metafísica; el ser humano es un ser corporal y como tal actúa y se relaciona con el mundo. Es la relación recíproca que estable la fenomenología entre el cuerpo y el sujeto, “la fenomenología se opone a la visión dualista del hombre y afirma,…, que el hombre es un ser corporal, una conciencia encarnada; que el hombre no piensa desde el cuerpo, ni con el cuerpo, ni a través del cuerpo; el hombre piensa como cuerpo, piensa corporalmente (Villamil, 2003: 20 citado por Vigoda, 2004: 79). La noción de humano incorpora al cuerpo en su concepción ya que no solamente se tiene un cuerpo sino que se es un cuerpo, “en la medida en que el cuerpo empieza a verse más ligado al sujeto, adquiere un rol central en el sentido de identidad y, al percibirse como cuerpos” (Vigoda, 2004:14) Aún sí, no se debe caer en el absolutismo de pensar al sujeto solamente como “corporalidad pura” olvidando al cuerpo como objeto material. (Vigoda, 2004:15). Por tanto, el cuerpo es la expresión de la subjetividad de un individuo, un hecho social, el epicentro de la acción -en tanto conducta humana-, el vehículo del movimiento y la espacialidad del ser; el medio para representarse y ser reconocido, el “lugar del propio ser activo”. “Es el receptáculo de la capacidad expresiva y creativa del ser humano y es también punto de partida de toda acción humana” (Martínez, 2002: 78) donde las diferentes manifestaciones artísticas como la música por ejemplo, “agarran” al cuerpo con una firmeza instantánea en la cual, cada músculo responden al ritmo de manera kinésica, “el ritmo viene a ser la columna vertebral donde el lenguaje musical adquiere su forma de manifestarse y el cuerpo responde a esa serie de pulsos y que el ritmo le otorga. Es así como, si se piensa en música, necesariamente hay que pensar en el cuerpo, que oye, siente y manifiesta por medio de movimientos corporales que resultan al entender consciente e inconscientemente, los ritmos y pulsos producidos por la música”. (Martínez, 2002: 78) Ahora bien, en el cuerpo se evidencian, como dice Zandra Pedraza, “los procesos de construcción de la subjetividad y la identidad cultural” que permiten, la comprensión y análisis de los diferentes procesos y escenarios en los cuales participa y de los que toma elementos para su propia construcción. El cuerpo se mueve y se representa en un espacio y tiempo determinado que le permite, definirse dentro del acontecer histórico y dentro de una red de interrelaciones sociales donde, la búsqueda del propio Yo está inserta en el juego de identificación y diferenciación hacia otros cuerpos. Por consiguiente, el cuerpo es una “construcción simbólica, no una realidad en sí misma” (Le Breton, 2002), que se constituye en un espacio y en un tiempo socialmente determinado ya que, produce sentido y cambia de comportamiento y actitud dependiendo de los escenarios donde se desenvuelve. Encierra en sí mismo diferentes cuerpos que afloran en cada uno de estos espacios y que corresponden en gran medida a los principios incorporados en él y; a la vez dan las herramientas para transitar en cada uno de ellos. Además, los espacios donde se mueve y desenvuelve el cuerpo han sido hechos para el cuerpo, para que los transite, les de un sentido, un significado y un uso específico a cada espacio. Por ejemplo, los espacios privados, por lo general, han sido diseñados o rediseñados por el mismo individuo buscando, una manera en la cual se puedan encontrar a solas consigo mismo o con personas muy allegadas, en un ambiente que proporcione ese bienestar de la privacidad. “No buscamos un principio sino una reflexión, aquella que se refiere a la naturaleza de nuestras psiques, a lo que es auténtico en nuestros sentimientos. Hemos tratado de transformar en un fin en sí mismo el hecho de estar en la intimidad, solos con nosotros mismos o con la familia y los amigos íntimos”. (Sennett, 1978:12). Es en estos espacios donde la persona se prepara para hacer un ritual de presentación fuera de su círculo más inmediato o más íntimo. Es entonces, cuando se reviste de ciertos elementos como la ropa, los accesorios, el maquillaje o las diferentes máscaras que utiliza para ser vislumbrado de una u otra forma por los demás, en cada una de sus diferentes actuaciones. “Lo que se juega en la apariencia del cuerpo y la belleza dista de ser superficial y leve. La apariencia física y la belleza están operando como auténticos capitales sociales de los que se espera “rentabilidad” y retornos significativos en términos de aumento de comunicabilidad y aceptación social”. (Gómez y González, 2005: 39). El espacio público es el contexto en el cual se hace más visible o más evidente este Ritual y, en el que se llevan a cabo, diferentes tipos de relaciones corporales, entramados simbólicos, intercambios e intereses entre diferente tipo de personas. En él, el individuo exhibe sus cualidades sociales, se visibiliza públicamente, se pone en escena; reivindica, usa y se apropia de determinados sitios por medio de su cuerpo, “el espacio se ha convertido así en un medio para el fin del movimiento puro”. (Richard Sennet. 1997: 20) Más aún, en la ciudad, gran enclave de poder e intereses sociales donde el sujeto por medio de su cuerpo, juega a ser visible e invisible, a ser anónimo, a ser identificado y diferenciado, a ser incluido o excluido de cada uno de los diferentes escenarios y tramas donde el individuo se va desenvolviendo y construyendo como persona social. Dentro de la ciudad encontramos, diferentes tipos de control, uso y dominio de ciertos espacios o microespacios por parte de agentes, los cuales, crean dinámicas de intercambio y de socialización distintas a las que se establecen en la escuela, la familia, el trabajo, etc. En estas va a primar, la identificación hacia un bien, una idea o un gusto -en tanto sistema de preferencias- como por ejemplo, el tipo de música que se escuchan en un determinado establecimiento o que solamente se encuentran en unos almacenes muy específicos y dentro de un sector de la ciudad particular. Además, no todos los espacios o lugares que hacen parte del contexto social de una persona o grupo de personas, cobran tanto valor para otras. Por esto, para algunos una calle o un establecimiento comercial pueden tener un considerable contenido valorativo debido a que en gran medida, el cuerpo o los cuerpos que se desenvuelven allí, transforman estos espacios con el uso y la carga simbólica que le asignan. Así mismo, los espacios creados y delimitados por un determinado grupo de individuos dentro de un tiempo histórico, generan ciertas pautas o reglas -legales, legítimas, incorporadas, etc.- de comportamiento y actitudes, tanto dentro del grupo como hacia fuera del mismo. Manifiestan aprobación o desaprobación de ciertos hechos, ideas o circunstancias que pasan en su medio social, político, religioso, cultural, e histórico. Por tanto, son grupos que se alimentan del contenido social pero que, generan ciertas reivindicaciones y porque no, cambios en el mismo entorno a un nivel estructural. Esto se puede, bien sea desde el cuerpo, como ciertos sectores sociales adoptan y adaptan o rechazan cánones establecidos, ya sean en la manera de vestir, de comportarse o de manejar el cuerpo en ciertos escenarios. Esto también, lleva a considerar que el cuerpo no es algo estático sino por el contrario, está en constante movimiento y cambio, siendo “objeto de una construcción social y cultural” (Le Breton, 2002: 68). El cuerpo no solamente se construye en tanto experiencia inmediata, en existencia, sino además, tiende a conglomerarse, a cooperar y relacionarse con otros cuerpos, constituyendo cuerpos sociales. Es decir, no solamente producimos nuestro cuerpo sino a la vez producimos y reproducimos otros cuerpos a un nivel estructural El Cuerpo como Campo de Expresión Anteriormente, se mencionó la importancia del espacio y el tiempo como coordenadas de movimiento y representación y, como pautas para definirlo dentro de un contexto socio – histórico de acuerdo con unas prácticas específicas a ese mismo entorno. Sin embargo, en cada individuo hay un “sistema de disposiciones adquiridas” que generan en él, unas ciertas prácticas y percepciones (de estas mismas prácticas), dentro de una situación social específica donde se desenvuelve. (Bourdieu, 1979, 1995). Estas disposiciones, a las cuales Bourdieu denomino Habitus, proporcionan una conexión entre el individuo y la sociedad en la medida en que, “el modo en que llegamos a vivir en nuestros cuerpos está estructurado por nuestra posición social en el mundo, pero estas estructuras son reproducidas únicamente mediante las acciones materializadas de los individuos. Una vez adquirido el habitus, éste permite la generación de prácticas que siempre se pueden adaptar a las condiciones en las que se encuentra” (Entwistle, 2002: 55). Así pues, que el Habitus tiene dos capacidades básicas como son las Prácticas y Preferencias (Gustos), que están determinadas por la posición social de cada individuo o clase de individuos en un espacio social establecido. Es decir, son aquellos tipos de prácticas orientadas corporalmente como, las formas de presentarse públicamente, de moverse, ciertos ademanes, gestos, lenguaje, posturas que ubican al sujeto dentro una posición específica de la vida social y además, permiten captar “intencionalmente esas vivencias porque suponemos que las expresiones faciales y los gestos del otro son un “campo de expresión” de su vida interna” (Schütz, 1993:21). Tanto la conducta como las acciones que lleva a cabo una persona son “secuencias de hechos que ocurren en el mundo físico, como cambios percibidos en el objeto físico que yo llamo su cuerpo”. (Schütz, 1993:51). Por otro lado, están las Disposiciones, Preferencias o Gustos que son elecciones hacia determinados elementos que definen, una estética corporal distinta y representada en estilos de vida, entendidos como un “conjunto unitario de preferencias distintivas que expresan, en la lógica específica de cada uno de los sub-espacios simbólicos -mobiliario, vestidos, lenguaje o hexis corporal- la misma intención expresiva. Cada dimensión del estilo de vida “simboliza con” los otros, como decía Leibniz, y los simboliza”. (Bourdieu, 1979: 173). La ropa, de los accesorios, del maquillaje, las intervenciones como las cirugías, prótesis, tatuajes, piercing, van construyendo y reconstruyendo un tipo de cuerpo con una imagen pública acorde a un modelo de belleza en particular. Por otro lado, están las Disposiciones, Preferencias o Gustos que son elecciones hacia determinados elementos que definen, una estética corporal distinta y representada en estilos de vida, entendidos como un “conjunto unitario de preferencias distintivas que expresan, en la lógica específica de cada uno de los sub-espacios simbólicos -mobiliario, vestidos, lenguaje o hexis corporal- la misma intención expresiva. Cada dimensión del estilo de vida “simboliza con” los otros, como decía Leibniz, y los simboliza”. (Bourdieu, 1979: 173). La ropa, de los accesorios, del maquillaje, las intervenciones como las cirugías, prótesis, tatuajes, piercing, van construyendo y reconstruyendo un tipo de cuerpo con una imagen pública acorde a un modelo de belleza en particular. La importancia social tanto del vestuario como de los diferentes accesorios que se “prendan” al cuerpo radica en la necesidad social de ver un cuerpo vestido, cubierto; un cuerpo decorado, sujeto a unas normas de salud y estética. “El acto individual y muy personal de vestirse es un acto de preparar el cuerpo para el mundo social, (...) cada vez más, nuestra felicidad y realización personal está sujeta al grado en que nuestros cuerpos se ajustan a las normas contemporáneas de salud y de belleza”. (Entwistle, 2002: 20-34). Por medio de las prendas se transmite información tanto del individuo como del contexto por donde se desplaza, permite circunscribirlo en un determinado grupo de personas, de contextualizarlo, de incluirlo o excluirlo. Aunque muchas veces esas mismas prendas permiten ocultar o tergiversar cierta información del mismo sujeto, “por una parte la ropa que elegimos llevar puede ser una forma de expresar nuestra identidad, de decir a los demás algo sobre nuestro género, clase, posición, etc.; por la otra, nuestra indumentaria no siempre se puede “leer”, puesto que no “habla” directamente y, por consiguiente, está expuesta a malas interpretaciones. (...)”. Entwistle, 2002: 141). Es un juego público de ser visible, de llamar la atención de los otros cuerpos pero también, el de ocultarse, de invisibilizarse o de camuflarse dentro de un gran bricolaje urbano. Las personas, toman y recrean elementos del mercado, “escogen” prototipos de imágenes y estilos corporales que proyectan los medios de comunicación, la industria de la moda, la publicidad, o la misma ciudad para de esta manera, ir adaptando y creando diferentes elementos que representen en el cuerpo, un estilo personal entendido como, el “modo de vivir la historia propia, la forma en que se ha situado uno en el mundo dado, forjan el tipo de apariencia que es indisociable del modo en que uno ha vivido terca y tozudamente. En ese caso, renunciar a la apariencia forjada en el curso de una vida es tanto como renunciar al gusto, al modo de hablar, a las maneras de pensar, a la fuerza de las convicciones”. (Gómez y González, 2003: 154-155). En el cuerpo se presenta como un escenario que indica ese estilo personal y único explicado desde las conexiones que establece con su entorno social. No son solamente bienes o productos que se prendan al cuerpo sino que hacen parte de como cada persona se relaciona con su cuerpo, consigo mismo y con el mundo que le rodea. Son intervenciones no tanto en la piel sino en la corporalidad y en la experiencia de vida. En resumen, el cuerpo como existencia inmediata del ser humano está inscrito en un contexto social y culturalmente dado en el cual, va adoptando y adaptando elementos, comportamientos y actitudes que le permitan identificarse con otros cuerpos y diferenciarse de otros tantos. En este juego de la identificación y diferenciación, las posibilidades se multiplican porque el cuerpo encuentra modelos en otros, sea para admitirlos como parte de una extensión (lo que quiero ser) o para asumirlos en calidad de exclusión (lo que no quiero ser). Allí es donde nos vemos en el otro, tanto para admitirnos como para compararnos, encontramos la referencia con el nosotros, con lo que somos y nos caracteriza. También con lo que no somos, que es la mejor manera de encontrarnos con nosotros mismos y, con el medio donde nos queremos adscribir e identificar ya sea por medio de objetos simbólicos, de manifestaciones artísticas o de corrientes culturales que permiten la cohesión de un “nosotros” con intereses y fines específicos. Bibliografia Bajtin, Mijail. (1987), “La Cultura Popular en la Edad Media y Renacimiento”. En Contexto de Francois Rabelais, Madrid, Editorial Alianza Universidad. Bourdieu, Pierre. (1979), La Distinción. Criterios y Bases Sociales del Gusto, Madrid, Editorial Taurus. Bourdieu, Pierre y Wacquant Loic J.D. (1995) Respuestas por una Antropología Reflexiva, traducción Helene Levesque Dion, Mexico D.F., Editorial Grijalbo. Entwistle, Joanne. (2002), El cuerpo y la Moda, traducción Alicia Sánchez Mollet, Barcelona, Buenos Aires, México, Editorial Paidós. Escobar, Manuel Roberto. 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Los niños ricos de bogota también se prostituyen* Misael Tirado Acero [email protected] Sociólogo Universidad Nacional de Colombia Especialista en Economía Universidad de los Andes * Artículo extractado a partir de la tesis de grado “CREENCIAS Y COMPORTAMIENTOS SOCIOCULTURALES DE JÓVENES DEL GENERO MASCULINO PROSTITUIDOS HOMOEROTICAMENTE EN BOGOTÁ” Interacciones entre el valor de cambio y el valor simbólico para legitimar la prostitución masculina. La presente investigación se realizó a través de un trabajo de campo sociocultural aproximadamente de un año y medio (2002 – 2003) con un grupo homogéneo y relativamente cerrado de 15 jóvenes entre los 14 y los 18 años no cumplidos. Estos muchachos vivían en Bogotá, Colombia, en familias nucleadas pertenecientes a los estratos 4, 5 y 6, y estudiaban en colegios de clase alta. El grupo gracias a un comportamiento dual, ambiguo y flexible, solía tener actividades homoeróticas por un pago económico; sin embargo, estos encuentros no necesariamente genitales, no comprometían siempre su identidad sexual, permitiendo así una identificación personal de tipo heterosexual, bisexual u homosexual. Por tanto el núcleo analítico de estos jóvenes es que por su acceso a un capital, tanto cultural como económico, realizan construcciones propias sobre el cuerpo que se encaminan a crear una óptica del mismo como medio de consumo y placer, sin que ello implique una valoración sociocultural del ejercicio de su actividad homosexual, como oferentes pagados de su cuerpo en una sociedad de consumo. Por lo general, la realidad vivida por los jóvenes explotados y/o en prostitución es diferente a la de otros actores sexuales; los programas de protección y atención para este grupo humano específico han sido de acuerdo a un perfil tradicional, que se ha generado hasta el momento, pero que está dejando por fuera a aquellas personas que no han sido visibilizadas por no encontrarse dentro de los rangos de población para los cuales se tienen los criterios ya establecidos. En Colombia se habla mucho sobre el abuso sexual del que son víctimas los niños y jóvenes, pero cada vez que se trae a colación el tema, se habla de la necesidad de generar tan solo campañas de prevención del mismo. Hasta el momento se han realizado campañas que tan solo toman como base la información del abuso que se da en torno al núcleo familiar o comunal, y cuando el delito está acompañado de acceso carnal violento. Sin embargo, poco se ha trabajado en aquellas situaciones en donde el menor no considera que ha sido abusado, ya que para la ejecución del hecho se ha contado con la aquiescencia del menor a cambio de dinero o del intercambio de servicios y favores considerados por él como valiosos. A partir de las preocupantes cifras de maltrato infantil y de abuso sexual en contra de los jóvenes, el imaginario social orienta su preocupación promoviendo políticas públicas y privadas de intervención hacia las menores de edad, pero sin desarrollar un tratamiento específico para los varones niños o jóvenes. Según Manuel Velandia “el trabajo directo con este tipo de menores y el acercamiento a otras ONG que trabajan también con niñez en alto riesgo, nos permiten aseverar que por cada caso que llega a un nivel de denuncia de abuso sexual, pueden existir no menos de quince jóvenes seducidos por adultos, que aprovechan precisamente su vulnerabilidad y su necesidad de sobrevivencia”. Sin embargo, el impacto de este fenómeno no queda tan solo en los casos, individuales de prostitución, denunciada o no, sino que por el contrario es muy común que niños y jóvenes induzcan a otros coetáneos de su núcleo familiar o social a acceder como oferentes de su cuerpo a cambio de un recurso económico,el cual muchas veces no es necesario para la sobrevivencia del joven. Lo preocupante es que, a diferencia de como sucede con la prostitución femenina, el conocimiento sobre los adultos que promueven cualesquier forma de explotación sexual es mucho menor; este elemento es definitivo para poder acometer medidas de prevención y acción respecto a este campo. Dentro de la amplia temática sobre la homosexualidad, se examina la explotación sexual de los jóvenes varones mayores de 14 años, tratándose por tanto, de las creencias y los comportamientos sexuales entre adultos (mayores de 18 años) y jóvenes de 14 al umbral de los 18 años, en los que ambos son del sexo masculino. Además, de todo este tipo de relaciones posibles se selecciona únicamente aquellas que convencionalmente se tipifican como “prostitución juvenil”, o de menores, que se da a través de un intercambio monetario para un servicio específico pactado de antemano. El pagador o “cliente” es siempre el adulto quien, a través del pago, puede realizar algún comportamiento o actividad sexual con el joven. Para este tipo de comercio pueden darse diferentes modalidades en su organización, desde el punto de vista del joven: El eje central de ésta investigación se enmarca -como ya se señaló,- en las representaciones o imaginarios socioculturales, en las identidades psico-culturales, en los comportamientos y en los artefactos culturales, de estos menores. De este modo se excluyen los discursos y comportamientos directos de los adultos que interactúan sexualmente con los jóvenes. Desde luego, se conocerán las representaciones y discursos que los mismos jóvenes construyen en torno a estos compañeros ocasionales y adultos, y especialmente, en cuanto a sus comportamientos psico-sociales. La anterior problemática será analizada e interpretada en los siguientes niveles socioculturales, partiendo de los más básicos a los más complejos: • Éste puede ofrecer, pactar y cobrar • El punto de partida serán las represus actividades sexuales por iniciativa propia sentaciones mentales individuales y públiy sin ningún intermediario. cas, que debido a su poder de transmisión y contagio se convierten en representaciones • Éste requiere de un intermediario o socioculturales, relativamente memorables persona que lo conecte con el adulto. Por y duraderas. Además, dentro de estas repreesta intermediación el joven paga algún pre- sentaciones culturales, -que son los elemencio o servicio. tos fundamentales de lo que, en diferentes escuelas sociológicas se llaman ideologías, • Y por último el joven puede, de diver- visiones, lenguajes culturales, imaginarios sosas formas, hacer parte de una red organi- cioculturales, valores, epistemologías, etc.-, zada para la prestación de servicios sexuales se dará prioridad a su articulación y condena adultos. Las redes pueden ser informales, sación en racimos o familias de creencias como un grupo de amigos donde hay jerar- relacionadas con el cuerpo, la sexualidad y quías de poder, servicios y pagos, o tal vez el género. Se tratarán de interpretar los proceformales como un bar, discoteca, sitio espe- sos y mecanismos de comunicación, transforcífico de “prostitución”, etc. mación y contagio de las creencias sobre la sexualidad dentro de estos grupos formales y/o informales de hombres menores prostituidos. • Las representaciones culturales o creencias de tipo sexual o de género evidentemente se reproducen en comportamientos o prácticas de diversos tipos que tienen alguna articulación coherente con sus correspondientes creencias sexuales. Así, por ejemplo, es fundamental para entender las prácticas sexuales de estos jóvenes, ver cómo las articulan con su idea de lo macho y lo femenino, lo activo y lo pasivo, el ser varón pero al mismo tiempo realizar sexo con un hombre, etc. A lo anterior se deben integrar las explicaciones sobre su “Nomadismo” espacial y sexual en cuanto a comportamientos, utilización de sitios de encuentro y amplitud de posibles servicios sexuales. • Los artefactos o productos culturales que cristalizan y acompañan a las representaciones, comportamientos, y prácticas sexuales y de género. Un caso importante a analizar, entre otros, es el de la “moda” en el vestido y el arreglo corporal, como expresiones y extensiones del cuerpo, su sexualidad y sus identidades de género con sus diferentes cruces. • Evidentemente creencias, artefactos y comportamientos culturales en su incesante interrelación, también producen y reproducen relaciones y representaciones de poder y de posición de clase dentro del mundo económico y dependencias a unas “autoridades.” Es muy importante articular las creencias, artefactos y prácticas socioculturales como racimo de lo sexual y el género, con aquellas que provienen de la posición en la economía, y de las preferencias: religiosa, étnica, de clase, etc., y de las oposiciones correspondientes de poder en los diferentes ámbitos. • Por último las identidades socioculturales de tipo sexual, pero articuladas en innumerables intersecciones con lo sociocultural, económico, político, religioso, estético, etc., permiten establecer el tipo de grupos y las identidades múltiples a que estos jóvenes pertenecen. Es fundamental por tanto unir las identidades, no solo con las creencias y sus discursos, sino con lo que se hace -prácticas y comportamientos sexuales y corporales-. De estas conexiones macro y micro es que surgen los procesos de identificación. HIPOTESIS: ¿Sobrevivencia económica o actividad lúdica? La comprensión e interpretación adecuadas de los comportamientos sexuales y de género de los menores masculinos “prostituidos” en relaciones homoeróticas, dependen de los espacios, tiempos e historias socioculturales de los diferentes grupos y sus ámbitos o campos en los que están involucrados social o culturalmente. Estos últimos conjuntos van desde el grupo o pandilla a partir del cual o con su apoyo, realizan su “trabajo”, lúdico, sexual y de género, conectándolo con la familia, el colegio, el trabajo “formal”, la iglesia, o los grupos políticos, cuando éstos existen. De este modo es imposible entender las sexualidades y posturas de género, sino se ubican en una red de relaciones socioculturales cada vez más amplia y globalizante. Dentro de la hipótesis general, recién planteada, y ubicándose en el caso específico de las relaciones homosexuales de menores prostituidos en Bogotá, se desea avanzar a otra hipótesis más particular de acuerdo a ella. Estos menores desarrollan sus comportamientos homosexuales dentro de dos tipos de “creencias”: el primer racimo o red de creencias tiene que ver con sus formas de sobrevivencia física y económica, que pueden ir desde la práctica de la prostitución pagada como única fuente de ingresos y subsistencia, hasta la de aquellos que la utilizan como un complemento o reserva económica para disfrutar de bienes y servicios no vitales para subsistir, pero que hacen la vida más grata y flexible, como es la posibilidad de tener acceso a ropa de marcas prestigiosas, sitios de diversión, etc. La otra red o familia de “creencias” tiene que ver con su sexualidad y sus identidades de género como realidades sico-afectivas y, sobre todo como construcciones socio-culturales que permiten un goce emotivo, corpóreo y lúdico. El producto de este cruce de las dos redes de creencias es un tipo de identidades o jerarquia de ellas desde lo biosicologico y socio-cultural. Entonces ¿cómo conciliar sus prácticas y creencias de tipo homosexual con las creencias que posibilitan su identidad o identidades de género, ya sean estables o nomádicas y transgénero?. Para responder a este ajuste de creencias y prácticas se pueden construir varias hipótesis; una de ellas, que se considera central para permitir una coherencia, es el de la racionalidad en las creencias y prácticas sexuales y de género de estos menores, en las que el derecho y deber de sobrevivir económicamente, se mezcla con un concepto y ejercicio del cuerpo como hecho lúdico, flexible y plástico, que permite acomodarse a diferentes “rótulos sociales” para satisfacer al cliente (varón, macho, loca, pollo, travesti, marica pasivo, etc.); otra hipótesis, concomitante con la anterior es que las creencias y prácticas concretadas en una identidad multiforme y multifuncional pero jerarquizada, no es una condición radical y definitiva, ya que las identidades sexuales estarían en permanente flujo y a discreción personal (¿identidades sexuales a la carta?). Los jóvenes de estratos socioeconómicos más altos (4 a 6), que se someten a estas prácticas sexuales homoeróticas, las ven como una alternativa en la que a través de su cuerpo pueden conseguir un ingreso suficientemente lucrativo para ellos, que les permite un derroche o gasto suntuario ocasional; además lo hacen como un pasatiempo y gozo extra, ya que tienen otras actividades que les generan responsabilidad como son el estudio y el hecho de vivir bajo el mismo techo con sus padres. Estos jóvenes prostitutos ejercen este “oficio” por voluntad propia, no tienen claro un proyecto de vida, ni necesariamente tienen una identidad sexual fija y única. Aunque tienen unas construcciones sociales y de lenguaje alrededor del cuerpo y del erotismo, en las que su sexualidad se expresa como juego, poder y dinero, las maneja a través de todo un andamiaje lúdico. Es así como, por el el hecho que existe todo un comercio sexual masculino, ellos se convierten en oferentes y construyen un potencial valor, tanto comercial como personal, a través de su presentación fisico-estética, su indumentaria, su posición dentro de las clases sociales, en el espacio urbano donde permanecen y en su sitio de encuentro donde pasan desapercibidos para el común de la gente. Por el contrario y en el extremo de una tipología ideal, los jóvenes de estratos socioeconómicos de 1 a 3, que no suelen contar con la presencia física de su familia y con su apoyo económico, dependen para su subsistencia de sus prácticas homosexuales y, en parte, para ellos puede ser más difícil o imposible imaginar y sentir sus prácticas tan solo como un divertimento o juego lúdico que no compromete sus identidades sexuales y de género. Pero al mismo tiempo y aunque suene contradictorio, les da un argumento fuerte y decisivo sobre el hecho de que sus actividades sexuales no comprometen gravemente su identidad de género, ya que es cuestión de sobrevivencia y tan solo de dinero. POBLACIÓN El grupo de jóvenes, que se constituyó en unidad de análisis, se ubica en los alrededores del Centro Comercial Atlantis Plaza; está conformado por muchachos que viven en estratos sociales del 4 al 6, que viven con sus familias en hogares de diferentes localidades de Bogotá. Se trató de un grupo homogéneo y cerrado, de aproximadamente 15 individuos, cuyas edades comprenden desde los 14 hasta los 17 años, y que realizan estas actividades sexuales como un pasatiempo, junto a sus estudios y relaciones familiares, obteniendo cada uno ingresos considerablemente altos, que oscilan entre 1 y 3 millones de pesos mensuales. Este grupo de muchachos es más difícil de percibir, ya sea por su vestimenta o indumentaria o por la actividad deportiva que desarrollan mientras esperan a sus clientes. Este trabajo se centra en un grupo de jóvenes, que están en el rango de los 14 años hasta el umbral de los 18, y que se localizan en la zona norte de Bogotá, más específicamente, en la carrera 14 entre las calles 76 a 82, ya que mi interés particular lo constituía el trabajar con menores de edad, que rompieran los esquemas de las investigaciones tradicionales y de este modo poder ampliar un poco más la visión que se tiene del ejercicio del comercio sexual del cuerpo. Este grupo de 15 jóvenes los tome como universo de la población para este caso específico y cuyas características los hacen distintos a los otros grupos de población en prostitución masculina de jóvenes varones de Bogotá. Se intentó hacer un estudio etnográfico del grupo de jóvenes prostitutos de la mencionada zona observándolos en sus actividades diarias, tanto diurnas como nocturnas dentro del área geográfica donde se establecen; para así de esta forma interpretar la vida social partiendo desde su cotidianidad. La observación desde el principio se tornó participante, lo que proporcionó una mayor información sobre el objeto de estudio y más cuando, de cierta manera, se entro a compartir vivencias con los jóvenes prostitutos, al establecer una especie de amistad y charla permanente con ellos, junto al acompañamiento de campo. Se creó un ejercicio de laboratorio o de “ambiente artificial”, que consistía en invitarlos a tomar un café, o a comer algo, creando espacios de confianza y permitiéndose entablar una charla abierta y amena. Este acompañamiento de campo, permitió observar que estos jóvenes tienen comportamientos nomádicos y de horarios tal como lo expone Carlos I. Garcia, pues la permanencia en el lugar no era de todos los días, ni en las mismas horas; cuando llegaban, buscaban a alguno de sus compañeros o permanecían en un sitio determinado donde se encontraban, y allí mantenían actividades tales como charlar, contar chistes, jugar fuchi (pelota pequeña de lana, rellena de piedras pequeñas), montar en patineta o jugar gameboy. Estos comportamientos lúdicos, de confianza, y de ajuste, los llevaban a cabo mientras cruzaban los clientes, los cuales estacionaban el carro a la orilla del andén y pitaban o llamaban a alguno de los muchachos. Estos no permanecían más de un minuto en la vía y posteriormente se subía uno de los muchachos al carro, pero no necesariamente el que había hablado con el cliente. Al rato pasaba otro carro y se repetía de tres a cinco veces la misma escena o simplemente uno de los muchachos con una actitud de familiaridad se subía al carro y se iba. Las representaciones de solidaridad del grupo se hacen explícitas ya que los jóvenes que permanecían en el lugar, se mantenían pendientes de los clientes y clasificando los carros en que se iban sus compañeros, generandose así entre ellos comportamientos de seguridad. Los muchachos que se habían ido con los clientes tardaban de una a tres horas en volver al sitio y en algunas ocasiones no volvían sino al día siguiente, avisando a sus compañeros de antemano. Estos jóvenes permanecían en este entorno los intereses particulares que ellos tenían, la geográfico y social, mas en el día que en concepción del cuerpo, y de lo relacionado la noche; algunos de ellos, llegan después con la sexualidad, el erotismo, la misma activide las 10 de la mañana, permanecen en la dad sexual a cambio de dinero, o del uso que zona una, dos o máximo tres horas, en algu- le daban a este. Es así como a través de las nas ocasiones regresan en la tarde; otros, lle- diferentes herramientas utilizadas en el transgan en la tarde, alrededor de las dos o tres, o curso de la investigación, se pudo ver como a las cinco o seis y permanecen máximo tres estos jóvenes tienen unas representaciones horas. Estos mismos jóvenes no tienen una ru- culturales con una construcción mental y tina establecida, ni de horarios, ni de días, ni una concepción de su cuerpo como medio de tiempo de permanencia en este lugar, por para obtener gozo y placer, donde necesaeso es que su estadía no se hace tan notoria, riamente prima el dinero como mecanismo ni sus intereses se hacen tan visibles, pues se de intercambio; así tienen una valoración de mimetizaban con las demás personas que su propio cuerpo como símbolo que expresa van de paso, o se hacen amigos o clientes de poder, conquista y dominación. El imaginalos dueños, administradores y/o vendedores rio que tienen sobre su sexualidad para nada de los diferentes locales comerciales y donde implica comprometer su identidad sexual, en algunas ocasiones tienen comportamien- simplemente tienen una actividad, indepentos de consumo, como tomar meriendas, co- dientemente del rol que asuman, sin que ello mer, o utilizar pasatiempos como máquinas amerite catalogarse como homosexuales, de videojuegos tipo “Dance Revolution”, o o heterosexuales, aunque dentro del grupo compran artefactos o elementos de vestir o haya algunos que abiertamente manifiesten diferentes artículos que se consiguen en esta tener inclinaciones y ser homosexuales, porzona. Los comportamientos de corporeidad que gustan del cuerpo de los hombres. constituyen en sí, un infralenguaje primordial que se relaciona con las posibilidades mate- Del grupo que conforman los 15 jóvenes, 2 exriales del cuerpo en el espacio, -desde luego presan tener inclinaciones bisexuales, ya que no sólo en cuanto a su anatomía y fisiología,- dicen tener preferencia por ambos géneros, sino también en cuanto a su deseo, y a los pero que tienen mas sexo con hombres por accesorios que permiten que a través de su misma actividad; 8 se consideran heteroesta forma de interactuar en esta área, estos sexuales que gustan mas de las mujeres, y jóvenes pasen desapercibidos para la gen- que el hecho que tengan sexo con hombres te del común, ya que no son afeminados, ni no implica comprometer su identidad sexual, tienen posturas que los delaten. La represen- ya que tienen novia, o amiga sexual, lo que tación o el reflejo que se hace uno acerca sucede es que para ellos es mas rentable y de ellos, es que son jóvenes recatados, serios, lucrativo tener sexo con hombres; 5 abiertay de buena posición socioeconómica y cul- mente se consideran homosexuales y les gustural, ya que hablan de cine, de teatro, de ta estar con una figura masculina, donde el grupos musicales, de conciertos y van a estos hombre sea de aspecto varonil, y con una tipos de eventos. Hablan también, no solo de fisonomía atlética. Aquí vemos que las reprelas películas que pasan por televisión satelital sentaciones sumadas a los comportamientos sino también de programas culturales, musi- y sumadas a los artefactos no producen el cales, deportivos y de comedia que están de mismo tipo de jerarquización; si tomamos a moda. Ger Bauman la identidad permite manejar diferentes niveles de identidades o procesos de A través del Diario de campo, se pudo visuali- identificaciones donde la intersubjetividad se zar e interpretar sobre algunos temas de con- da en diferentes niveles pero relacionado e versación a lo largo de la investigación entre inmerso en lo contexto social de construcción ellos, colectiva Dentro del grupo el hecho de tener sexo con otro hombre no significa que sea homosexual, y el rol que se asuma en la relación tampoco. Pueden ser activos, pasivos o 50-50 y no por ello, se consideran necesariamente bisexuales, aunque tengan dentro de sus noviazgos relaciones heterosexuales. “tengo mi novia, y cuando estoy con ella no pienso en nada mas, sino en disfrutarla ya que ella es muy rica sexualmente; ya cuando estoy sexualmente con un cliente, disfruto de mi cuerpo, de mi eroticidad, de mi sexualidad y lo que hago para nada compromete mi identidad, pues me considero un hombre y ya.” (testimonio de uno de los jóvenes que considera que tiene inclinación heterosexual) cuando se trató de abordar mas a fondo si el rol que asumía en la relación donde era oferente sexual homoerótico y comerciaba su cuerpo, puntualizó que “el cuerpo es para disfrutarlo y sacarle gozo; porque tiene uno, que por culpa del machismo o por la presencia de prejuicios morales o religiosos creerse menos hombre, cuando es penetrado sexualmente. Se sigue siendo igualmente hombre y para nada se vulnera la masculinidad, no es doblegarse uno ante el otro sino disfrutar también de lo que tiene y se esta compartiendo en aquel instante.” Varios de los jóvenes que consideran tener la misma inclinación heterosexual, y los que manifestaban tener una inclinación bisexual dieron su visto de aceptación por lo anteriormente expuesto por este joven. Los que manifestaban tener inclinaciones homosexuales dijeron estar de acuerdo, sólo en parte, ya que a ellos les atrae inmensamente la anatomía de su mismo género, gustan y le sacan deleite a las relaciones que tienen con sus clientes, que ya sea por su físico o su forma de ser, lo disfrutan mas sin estar tan prevenidos como los otros miembros del grupo, de que de pronto les toque un “cacorro”. Respecto a sus representaciones sobre la sociedad global, tienen connotaciones y criterios que tomo de tres jóvenes y que cito textualmente ya que piensan que la misma sociedad es “pacata, enchapada a la antigua, llena de prejuicios y de moralismos, o de doble moral”. Aparentemente, da la impresión de que tengan aversión hacia la problemática sociocultural, pero cuando hablan lo hacen con criterio “Esa misma sociedad hace del Estado y de las instituciones un caos, donde cada quien busca ganar protagonismo, sin ser lo que se es: auténticos; por eso es que el país va de “culo pal estanque” -ahí perdonará el término, pero estoy regado en prosa- donde el conflicto armado, la violencia, el desempleo, y las diferentes problemáticas sociales se van agudizando cada vez más, hasta llegar a la gran hecatombe; en este país se es ciudadano de deberes mas no de derechos, mínimo, dentro de poco nos tocara hasta pagar IVA por gozar, por esta actividad, para cubrir el hueco fiscal, para pagar tanta burocracia”. Ante una posible salida plantean que “aunque a nosotros no nos toque mucho, si nos preocupa, y es aquí donde se ve que desde el Estado se tiene que integrar al joven, ya que este actualmente no tiene cabida, y lo que hacen con ello es desvalidar, desmeritar, no dar crédito a nuestras capacidades porque solamente somos vistos como inútiles, como lisiados físicos o mentales en terapia y en proceso de recuperación a través de la educación en que se nos ve como problema”. Por otro lado se trabajaron también las características sociodemográficas de los jóvenes prostitutos, su status socioeconómico, la relación con los compañeros, clientes, espacio y territorio, su auto imagen, representaciones sociales sobre explotación sexual, y planteamiento de algunas posibles soluciones. Dentro de los rangos de edad de este grupo particular, para el periodo de septiembre de 2002 a febrero de 2003, tres de los jóvenes tenían 14 años, seis 15 años, cinco 16 años y uno 17 años. La edad de iniciación sexual para los integrantes de este grupo, fue un joven a los 11 años, dos jóvenes a los 12 años, cuatro jóvenes a los 13 años, seis a los 14 años y dos a los 15, todos afirmaron haber tenido su primera relación libremente y no haber sido presionados ni abusados sexualmente, y generalmente con compañeritos de colegio o de barrio un poco mayores que ellos sin distar mucho la diferencia de edad. Todos afirmaron que cuando llegaron al lugar ya habían tenido su primera experiencia sexual, y que esta no implicaba el hecho de que estuvieran haciendo este tipo de actividad en este lugar. Tomando las afirmaciones de todos en su conjunto, se puede establecer que no siempre es una consecuencia que las personas en situación de prostitución estén en esta actividad cuando ha habido una causal de abuso sexual y/o acceso carnal violento, ya que en este caso en particular, ninguno considera haberlo sido. Todos estos jóvenes viven en hogares nucleados, compuestos principalmente por el papá, la mamá, hermanos, y en algunos casos, abuelos, primos o empleados de la casa. Estudian en colegios privados, algunos son bilingües, y el nivel de escolaridad en que cursan va del grado octavo a undécimo, son jóvenes citadinos, que proceden de Bogotá y cuyo lugar de residencia se ubica en los estratos 4 al 6 de esta misma ciudad Las familias con las que cada joven vive, según la construcción de estos jóvenes, son familias donde hay calor de hogar, respeto por el otro, libertad de decisión y donde se tienen que cumplir con unas responsabilidades tales como las académicas, en algunos casos, ayudar en los quehaceres domésticos o ir a mercar lo de la alacena, acompañar a sus padres a alguna reunión o evento. Cuando permanecen con la familia todos manifestaron hablar con ellos, de los diferentes problemas que hay en el país, del estudio, del trabajo de los papás, etc., también lo hacen cuando van a paseos a las fincas de la familia o de amigos bien sea en la sabana o por lo general en Cundinamarca. La totalidad de los padres de estos jóvenes trabajan, de los cuales hay 3 casos en que uno de los padres es agente viajero y se mantiene temporalmente fuera de la ciudad. Estos jóvenes manifiestan no tener necesidades económicas, ya que sus padres son los que les suministran una mesada tanto para sus gastos personales como los de estudio y recreación. El dinero que estos jóvenes ganan por su actividad “extra” como en algunos casos prefirieron llamarla, es solo para ellos, ya que no tiene que aportar a su hogar económicamente, simplemente estos ingresos extras los camuflan con las mesadas y les dan diversos usos utilizándolo en diversión, ropa, artículos de lujo y ahorro, entre otros. La estadía de estos jóvenes en fincas, la llevan a cabo con compañeros del mismo colegio, o con personas cercanas; cuando viajan al exterior generalmente lo hacen con el patrocinio de sus padres de familia, ya que van a pasar una temporada donde amigos cercanos o familiares. El tiempo de permanencia en este lugar, ejerciendo este tipo de actividad oscila en un periodo de 9 meses a 2 años, y solamente en esta área, ya que no han estado en otro lugar con este tipo de actividad. Llegaron a este sitio a través de sus mismos compañeros de colegio y amigos de barrio, al principio para ellos fue difícil ya que no conocían como eran los contactos con los clientes y como eran estos; pero a través de los mismos compañeros que hacen este mismo tipo de actividad se fueron relacionando poco a poco y se les fue quitando el miedo. El motivo por el cual empezaron a ejercer esta actividad, según lo expresan ellos mismos, no lo constituyo el hecho de que estuvieran mal emocional, sentimental, o económicamente, simplemente vieron una oportunidad de ganar dinero fácilmente y lo hicieron, para otros la circunstancia que los llevo a este tipo de actividad se constituyó en que le encontraban gusto al disfrute del cuerpo, y que mejor que disfrutar de él y al mismo tiempo ganar dinero. Estos jóvenes manifiestan que siempre que tienen relaciones sexuales utilizan preservativo, para todo tipo de practicas, incluyendo la felación o sexo oral; los clientes son muy consientes de las enfermedades de transmisión sexual y también lo usan. Este grupo de jóvenes aunque ya tienen mucha familiaridad con sus clientes, no dejan de usar protección, siempre lo han hecho, el hecho de exigirlo no significa que haya desconfianza en la pareja ocasional con quien se tiene sexo, ni que ellos desconfíen de estos jóvenes, sino que ya se convirtió en un requisito, algo así como una especie de “cultura ciudadana” tal como lo expresan. La representación mental y cultural de estos jóvenes a cerca del cliente es muy particular, ya que no consideran que este sea un explotador sexual, ni un abusador; el paga por unos servicios o por un tipo de actividad, y ellos a cambio son oferentes de su cuerpo con unos fines no necesariamente sexuales, ya que en muchas veces ha pasado que algunos clientes son voyeristas y les encanta verlos desnudos o acariciarlos, sin que haya penetración, o masturbación necesariamente, “este tipo de clientes les encanta mas el erotismo que el mismo sexo”, según afirmación echa por uno de los jóvenes. Los clientes en su gran mayoría son de apariencia masculina, con cuerpos atléticos, y según los jóvenes podría decirse que las edades de sus clientes oscila de los 30 a los 50 años; cuando estos los recogen, “vamos generalmente a sus apartamentos “de solteros” o casas privadas que están equipadas con jacuzzis, saunas o baños turco y en unos casos tienen piscina” (cita textual de uno de los jóvenes prostitutos) Algunos de los clientes son casados, tienen familia, pero a estos jóvenes no les interesa mantener una relación amorosa, ni afectiva, así que se mantienen distantes para no mezclar sus sentimientos. Dentro de estos jóvenes que son oferentes de su cuerpo con fines sexuales y cuyo intercambio siempre es el dinero; nueve de ellos tienen relaciones estables de noviazgo, y seis no tienen ningún tipo de relación sentimental; de este grupo solamente dos de ellos tuvieron un romance, lo que les representó diferencias y disputas. De los ocho jóvenes que manifestaban tener inclinaciones heterosexuales, cinco tienen novia y tienen contacto sexual con ellas; tres no tienen alguna relación estable, pero se sienten atraídos por las mujeres; de los cinco jóvenes que revelaban tener tendencias netamente homosexuales, dos de ellos tienen como pareja estable a un hombre; los dos jóvenes que se consideraban bisexuales declararon tener encuentros sexuales tanto con mujeres como con hombres ocasionalmente y estar ligados a ambos géneros, pues tienen novio y novia a la vez. El total de los jóvenes manifiesta no haber tenido problemas con esta actividad, ni con sus compañeros de actividad, ni con sus clientes, ni con el entorno social. Las relaciones con los organismos de prevención como de control han sido nulas ya que no son evidentes, pues se camuflan dentro del común de la gente que transcurre por el lugar. Dentro de las percepciones y valoraciones que tienen sobre si mismos y sobre su futuro estos jóvenes se encaminan mas hacia lo corporal en el presente, hacen su construcción alrededor del cuerpo, de lo que este significa para ellos, de cómo se sienten muy bien con él, y de cómo les satisface y les agrada su fisonomía y el físico que poseen; algunos de ellos hacen su valoración personal midiéndolo en las cualidades y defectos que tienen. Su proyección hacia el futuro es homogénea, todos se ven con una posición social estable, con un capital cultural y económico que les permita competir y desenvolverse por sí mismos en la sociedad, siendo profesionales en diferentes áreas y algunos ya formando un hogar con su compañero o compañera. Todos consideran que la actividad en sí es temporal, que el ofertar su cuerpo también les permite adquirir conocimiento, construir desde el mismo cuerpo, conocerse a sí mismos y disfrutar de él. No catalogan como bueno o malo lo que hacen simplemente para ellos es rentable, y es una dinámica economicista más del mercado del consumo donde se pueden lucrar fácilmente y donde ellos tienen la oferta sobre la demanda. Las opiniones validan la información de las herramientas de investigación aplicadas anteriormente, sin embargo salieron a la luz nuevos temas tales como los tipos de actividad sexual como oferentes de su cuerpo a cambio de dinero; en este punto sin tener en cuenta que el hecho de ser pasivo, activo o 50/50 no implica para estos jóvenes prostitutos una connotación homosexual; aunque sea practicada también, en los que tienen inclinaciones heterosexuales, aducen que simplemente les gusta ser mas activos en la relación, pero que si se da de otra forma, se está sufragando por un servicio que ellos de antemano ya habían pactado. En cuanto a las tarifas, se paga igual por una relación sexual, no se tienen definidos los precios de acuerdo a los servicios, simplemente el cliente paga el tiempo por estar con ellos, no importando si es solo sexo oral, si es penetración, o si es solo erotismo. Lo expuesto anteriormente por estos jóvenes contrasta un poco, con las creencias y los perfiles que se tienen cuando se ha abordado y tratado el tema de la prostitución homosexual que el hecho de que el joven asuma un rol pasivo -dejarse penetrar- en la relación tiene una remuneración económica más alta. Dentro de los comportamientos que tienen los clientes desde la visión de estos jóvenes, es que hay clientes que pagan mas que otros, debido al afecto y admiración que tiene hacia el mismo joven bien sea por su físico, el cual prima, o por la forma de ser; generalmente el hecho de estar con un cliente por una, dos, o tres horas, representa para los jóvenes un ingreso entre trescientos mil a quinientos mil pesos. Dentro de la relación sexual nunca utilizan ayudas sexuales, aducen que el cuerpo se debe disfrutar y no maltratar. Ellos establecen límites, por ejemplo sus clientes saben que a este grupo particular de jóvenes no les gusta el sadomasoquismo, que no les gusta utilizar juguetes sexuales, ni mucho menos droga, ni alcohol. CONCLUSIONES Las apreciaciones que tienen estos jóvenes de su actividad, la construyen alrededor del cuerpo como mecanismo para adquirir dinero fácil. Son oferentes de su cuerpo como símbolo de poder, de status y quien quiera acceder a el tiene que pagar ya que son físicamente atractivos y atléticos y la imagen vende, junto al buen vestir y el hablar bien y de cualquier tema. Desde una perspectiva social se diría que las causas del aumento de la prostitución adolescente estarían ligadas a la pobreza. Si bien es cierto y es evidente que la mayoría de menores que la ejercen pertenecen a los grupos menos favorecidos económicamente del país, no significa que esta estrechez de dinero se constituya en el factor único, más significativo y explicativo del aumento de esta actividad. La venta del sexo se ha convertido en una manera de obtener efectivo de forma rápida y que, no demanda mayores requisitos, tan sólo disponer del propio cuerpo como objeto de placer, el cual por lo tanto puede... “comprarse o venderse”. Se suma a ello el que convivimos en una sociedad donde cada vez más priman los valores individuales y consumistas, lo que refuerza un comportamiento de experimentación y ensayo continuos de estas mismas personas bajo el libre albedrío. La doble moral con la que la sociedad enfoca el tema de la prostitución. Por un lado permite, tolera y hasta fomenta (líneas calientes y avisos en diarios) y por el otro sanciona y constriñe. Lo anterior hace ver la prostitución adolescente frente a la prostitución de adultos como un “no debes prostituirte antes de los 18 años.” Otro problema de doble moral se refiere a la negación del ejercicio sexual en los y las adolescentes, a pesar de que numerosos estudios señalan que la edad de inicio sexual ocurre casi siempre antes de cumplir la mayoría de edad. La erosión de la estructura familiar, la cual es evidente en nuestro país por la crisis económica, el conflicto armado, la violencia y otros factores, perturba uno de los espacios que solían caracterizarse por brindar estabilidad económica y soporte emocional a los y las adolescentes. Tanto el abandono físico como el emocional resultan determinantes al analizar los casos de un (a) adolescente que se prostituye. La violencia social y familiar, se convierte en una manera de interpretar la vida cotidiana; ésta al ser asimilada como estilo de vida, es por si misma imitable, no solo como mecanismo de supervivencia, sino también como reserva económica para disfrutar de bienes y servicios no vitales para subsistir. Así compiten bajo la dinámica del mercado. El mensaje que asimilan los adolescentes es que ya no solo se debe sobrevivir, sino ser oferentes de la sexualidad como discurso que expresa poder y dinero, junto a toda una construcción lúdica del cuerpo, que permite acomodarse a los diferentes “rótulos sociales” para satisfacer al cliente, y en especial aquí se pone en evidencia que no todas esas creencias son generadoras de esta misma problemática, ya que como se expone a lo largo de este documento este grupo de jóvenes marca una diferencia enorme sobre la concepción y forma en que se viene abordando la temática de la prostitución de varones en especial la de menores de 18 años. Las limitaciones en las políticas del Estado, traducidas en la escasa asignación de recursos a la población adolescente, y en las diferentes perspectivas desde las cuales las diferentes instituciones tratan el problema, ha permitido configurar un panorama social donde los y las adolescentes tradicionalmente se han sentido excluidos al no encontrar espacios que ellos y ellas puedan sentir suyos y desde los cuales puedan canalizar sus intereses y necesidades. Al parecer los temas vinculados a la adolescencia empiezan a ponerse en agendas tanto de instituciones privadas como públicas, pero son tantos los problemas vinculados a la adolescencia que requieren abordarse de forma integral e interinstitucional, donde el joven no sea una carga sino que con el se pueda construir e incorporar su aporte desde su propia perspectiva. Bibliografía Badinter, Elizabeth (1997). XY, La Identidad Masculina. Bogotá, Norma. Barrera Domínguez, Humberto; Barrera Marquez Jaime Darío (1998). 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