Rev. Fac. Med. 2018 Vol. 66 No. 3: 365-74
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INVESTIGACIÓN ORIGINAL
DOI: http://dx.doi.org/10.15446/revfacmed.v66n3.62355
Intervención en un niño con autismo mediante el juego
Play intervention strategies for a child with autism
Recibido: 01/02/2017. Aceptado: 06/06/2017.
Claudia Ximena González-Moreno1
1
Universidad Iberoamericana de Puebla - Departamento de Humanidades - Puebla - México.
Correspondencia: Claudia Ximena González-Moreno. Departamento de Humanidades, Universidad Iberoamericana de Puebla. Boulevard del Niño Poblano 2901. CP: 72197. Teléfono: +52 222 3723000. Puebla. México. Correo electrónico:
[email protected].
| Resumen |
| Abstract |
Introducción. El autismo es una alteración en el neurodesarrollo
en la que se compromete el desarrollo comunicativo, emocional y
simbólico del niño, así como la capacidad de establecer relaciones
con el adulto y los objetos.
Introduction: Autism is a neurodevelopmental disorder in which the
communicative, emotional and symbolic development of the child
is disturbed, as well as the capacity to establish relationships with
adults and objects.
Objetivo. Identificar el impacto del juego en el desarrollo comunicativo,
emocional y simbólico de un niño con autismo de 3 años y 6 meses.
Objective: To identify the impact of playing on the communicative,
emotional and symbolic development of a child with autism aged 3
years and 6 months.
Materiales y métodos. Se hizo una entrevista a los padres del niño y
una observación a este en el contexto educativo y clínico. Se aplicó
una evaluación del desarrollo infantil antes y después de realizar una
intervención en la que se empleó el método experimental formativo
propuesto por Vigotsky. La investigación fue de carácter cualitativo
de tipo descriptivo. La intervención se diseñó considerando las
necesidades de desarrollo psicológico del niño en lo que se refiere a
la actividad rectora de juego.
Materials and methods:. Qualitative descriptive research. The
parents of the child were interviewed and the child was observed in an
educational and clinical context. An assessment of child development
was made before and after performing the intervention, in which the
formative experimental method proposed by Vygotsky was used. The
intervention was designed considering the psychological development
needs of the child regarding governing activities.
Resultados. El juego es un medio efectivo que contribuye con el
desarrollo de habilidades comunicativas, emocionales y simbólicas
en casos de autismo.
Results: Playing is an effective means that contributes to the
development of communicative, emotional and symbolic abilities
in cases of autism.
Conclusión. La intervención clínica desde la aproximación psicológica
histórico-cultural y la teoría de la actividad tiene impacto positivo en
el desarrollo psicológico del niño, se propone de manera intencional
y promueve el desarrollo de habilidades de corregulación social que
facilitan la interacción comunicativa en casos de autismo.
Conclusion: Clinical intervention from a historical-cultural psychology
and activity theory approach has a positive impact on the psychological
development of the child. This intervention is intentionally proposed
and promotes the development of social co-regulation skills that
facilitate communicative interaction in cases of autism.
Palabras clave: Autismo; Desarrollo infantil; Empatía (DeCS).
Keywords: Autism; Child Development; Empathy (MeSH).
González-Moreno CX. Intervención en un niño con autismo
mediante el juego. Rev. Fac. Med. 2018;66(3):365-74. Spanish. doi:
http://dx.doi.org/10.15446/revfacmed.v66n3.62355.
González-Moreno CX. [Play intervention strategies for a child
with autism]. Rev. Fac. Med. 2018;66(3):365-74. Spanish. doi:
http://dx.doi.org/10.15446/revfacmed.v66n3.62355.
Introducción
niveles receptivo y expresivo del lenguaje verbal, en especial en lo
que tiene que ver con el código pragmático y semántico, como los
sistemas de comunicación no verbal (3). También se ve afectada la
intersubjetividad, es decir, el campo afectivo compartido en el que se
lleva a cabo la comunicación interpersonal y los signos son creados
y generalizados (4).
El autismo se concibe como una alteración en el neurodesarrollo en
la que se ve comprometido el desarrollo comunicativo, emocional y
simbólico del niño (1), así como su capacidad de establecer relaciones
con los adultos y los objetos (2). En el autismo se afectan tanto los
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Los niños diagnosticados con autismo se caracterizan por presentar
dificultades en la atención conjunta tríadica constituida por el niño,
el adulto y el objeto o acontecimiento que concita su atención (2).
Esto quiere decir que los niños tienen problemas para interactuar
con el adulto y un objeto de manera simultánea. Los autistas tienen
dificultades para ver flexiblemente lo que los adultos están mirando,
para participar con ellos en el intercambio comunicativo y para hacer
con los objetos lo que hacen los adultos (aprendizaje imitativo) (2).
Los niños con autismo realizan muy pocos gestos declarativos y
rara vez participan en juegos simbólicos o de personificación (1,2).
Los gestos declarativos se refieren a intentos de conseguir que los
adultos presten atención a algún objeto o acontecimiento, lo que
significa compartir la atención con un adulto para iniciar intercambios
comunicativos recíprocos (2,5).
Otras de las características que se presentan en el autismo se refieren
a la dificultad en la intencionalidad comunicativa; a la ausencia de
sonrisas y de expresiones verbales y no verbales a partir de los 9
meses de edad; a la falta de respuesta a gestos sociales de señalar
(2), y a la imposibilidad en el conocimiento de estados mentales
del otro, lo que obstaculiza la comprensión de las emociones y las
interacciones sociales; esto último se refiere a una dificultad para
imaginar el mundo desde la perspectiva del otro (6,7). Los niños con
autismo tienen dificultad en el desarrollo metarrepresentacional, lo
que tiene que ver con las representaciones de representaciones: uso
de símbolos, desarrollo pragmático e imitación simbólica (8). Esto
se refiere a dificultades para darle sentido a temáticas conjuntas, para
aprender cómo los otros ven el mundo y para desarrollar habilidades de
conciencia compartida respecto a la interpretación de intenciones (1).
En niños muy pequeños, la comprensión de la intención es el
precursor de la habilidad de escuchar al otro atribuyéndole significado
a lo que dice (1,2). Un fallo en este tipo de comprensión se relaciona
tanto con el déficit en empatía social o cognición social como con
el déficit en la regulación del intercambio social (1,9). Además,
en los niños diagnosticados con autismo se encuentra alterada la
función ejecutiva (10,11). Las alteraciones en la función ejecutiva, en
especial en flexibilidad cognoscitiva, planeación, control inhibitorio
y memoria de trabajo, constituyen un elemento cardinal dentro de las
manifestaciones del trastorno del espectro autista (12).
En el ámbito internacional se ha estimado que la prevalencia de
los trastornos del espectro autista se ha incrementado en los últimos
años, pasando de 2 por cada 10 000 habitantes a cifras que oscilan
entre 2 y 6.7 por cada 1 000 habitantes; esto significa que hay 1 caso
de trastornos del espectro autista por cada 150-500 personas; estudios
más recientes reportan 1 caso por cada 180 personas. Así, el autismo
se constituye como uno de los trastornos graves más frecuentes que
afectan el desarrollo de los niños desde edades tempranas (9).
Los modelos de intervención en los casos de autismo se han
orientado desde el enfoque conductual (13), el cognitivo (14) y el de la
comunicación (15): en el primero el objetivo de intervención se dirige
a modificar la conducta del niño con estrategias de reforzamiento (16);
en el segundo se separan las funciones psicológicas y las acciones
de intervención se dirigen a la memoria, la atención, las funciones
ejecutivas y el lenguaje (17), y en el tercero la intervención se orienta
a la estimulación de las habilidades pragmáticas, las cuales se refieren
al uso del lenguaje en contexto (18-20).
De igual forma, hay enfoques que se dirigen a realizar modificaciones
especiales en la alimentación, pues algunas investigaciones han
comprobado que los niños con autismo tienen dificultad para digerir
correctamente las proteínas y caseínas que se encuentran en el gluten
y en los lácteos porque ejercen un efecto neurotóxico (21,22); en
Juego y autismo: 365-74
otras investigaciones realizadas se identifican mejoras (cambios
moderados e intensos) en alguno de los síntomas (gastrointestinales,
hiperactividad, interacción social y contacto ocular) (22).
Otros estudios se orientan al tratamiento farmacológico para
disminuir síntomas como las conductas autolesivas, la ansiedad y
la depresión (23). Sin embargo, permanecen ciertas dudas sobre la
seguridad y los efectos adversos de estos medicamentos (24).
La integración sensorial, la cual plantea que el niño con autismo
tiene dificultades para procesar estímulos vestibulares, táctiles y
propioceptivos, es otro enfoque en el que la intervención se debe dirigir
a integrar la recepción de estos estímulos de forma organizada y útil
(25,26). Esto quiere decir que todas las modalidades del procesamiento
sensorial están relacionadas con la severidad del trastorno, motivo
por el que es importante encontrar en qué idioma sensorial habla cada
niño, lo cual es clave para conocer cómo funcionan los sentidos de
cada niño con autismo, entenderlo y ayudarle (27,28).
Otro enfoque de intervención se relaciona con la génesis
psicológica y de personalidad del niño con autismo. Desde esta
perspectiva, en un plano psicológico las funciones de cognición
interpersonal se constituyen en la fase crítica e implican procesos
previos y concurrentes de desarrollo de la intersubjetividad y de
formación de la personalidad (29,30). Al no producirse esos procesos,
los niños autistas no pueden descifrar las interacciones en términos
intencionales, lo que es un requisito necesario para la construcción
de las funciones superiores básicas como destrezas de relación,
acción y atención conjunta; teoría de la mente; comunicación;
lenguaje dialógico intencional; anticipación; flexibilidad; asignación
de sentido a la acción; imaginación, e imitación (1,29,30). Por
consiguiente, el tratamiento del niño con autismo es un intento
de desarrollar esas funciones alteradas y disminuir las anomalías
emocionales o de conducta de que puede acompañarse su trastorno
(29,30).
Es importante mencionar que aunque el niño autista no puede
constituir las funciones mencionadas por las vías normales de
desarrollo —que permiten su adquisición por procesos de interacción
y aprendizaje—, puede desarrollar aspectos de ellas —en mayor o
menor grado, dependiendo de su trastorno— a través de procesos de
enseñanza explícita (1,29,30).
Existe un enfoque alternativo desde el paradigma históricocultural y la teoría de la actividad en el que la intervención se
realiza considerando las necesidades del desarrollo psicológico del
niño y las actividades rectoras (31,32). En la infancia la actividad
rectora es el juego, por lo que este constituye una actividad que
promueve el desarrollo de las formaciones psicológicas nuevas como
la comunicación desplegada, el desarrollo emocional amplio y la
función simbólica. Desde esta aproximación, la intervención propone
como un aspecto central la zona de desarrollo próximo, la cual se
refiere a la posibilidad de realizar diversas acciones en el juego con
el apoyo del adulto (32). Después, este apoyo se reduce y el niño
empieza a ejecutar de manera independiente las acciones que realizaba
de forma colaborativa. El desarrollo psicológico infantil se despliega
por medio de la interacción social amplia entre el niño y el adulto,
lo que impacta la personalidad infantil. Por esta razón, es crucial la
organización de la actividad del niño que proporciona el adulto para
modificar su vida psíquica (32).
El objetivo de esta investigación fue identificar el impacto del
juego en el desarrollo comunicativo, emocional y simbólico de
un niño de 3 años y 6 meses de edad con autismo; este análisis se
realizó desde el enfoque histórico-cultural de Vigotsky y la teoría
de la actividad.
Rev. Fac. Med. 2018 Vol. 66 No. 3: 365-74
Materiales y métodos
Participante
Se analizó un niño de 3 años y 6 meses sin antecedentes prenatales
que fue diagnosticado con autismo por un neuropsiquiatra. A su
nacimiento, el niño pesó 2 480g, tuvo talla de 42cm y Apgar de 8/9.
Fue resultado de la primera gestación de una madre de 32 años y un
padre de 35 años. El parto fue a las 36 semanas de gestación mediante
cesárea con uso de forceps. Como antecedentes del nacimiento los
padres reportaron distrés respiratorio (33-36), razón por la que estuvo
hospitalizado 1 semana con seguimiento médico posterior.
Los padres describen al niño como un bebé tranquilo que no
hacía contacto visual, parecía que no escuchaba cuando lo llamaban
por su nombre, no levantaba sus brazos para que lo cargaran ni
mostraba interés por comunicarse. Empezó a balbucear a los 10
meses, pero este balbuceo era monótono, lo que quiere decir que no
había variaciones en la producción de sonidos que hacía; además,
era un balbuceo corto y no buscaba intercambios sociales. Los
padres atribuían significado a los sonidos producidos por el niño,
sin embargo este no les respondía. El paciente no gateó y empezó a
caminar al año y 2 meses.
En la historia clínica se reporta ausencia de la actividad de juego
en las edades tempranas, así como dificultades de interacción social
con otros niños y adultos. Los padres consultan porque su hijo no
habla, no establece contacto visual, no señala con el dedo para
mostrar o solicitar alguna necesidad, parece estar desconectado o
en su propio mundo, ignora a otros niños y presenta estereotipias,
aleteos frecuentes de manos y conductas ritualistas como alinear
objetos.
Algunas de las observaciones realizadas por especialistas
en desarrollo psicológico infantil (una fonoaudióloga, una
neuropsicóloga y una psicóloga) refieren que el niño presentaba
dificultades para comunicarse de manera verbal y para establecer
interacciones sociales con los otros; también tenía dificultades para
expresar emociones de manera adecuada y con frecuencia lloraba
y gritaba. El niño se entretenía con algunos objetos circulares,
sin utilizarlos de manera cultural, y con frecuencia realizaba
movimientos estereotipados como tirarlos y recogerlos; además,
su interés se dirigía a observar las llantas de los carros de juguete
por largos periodos de tiempo (entre 30 minutos y 1 hora sin cambiar
de actividad). También tenía dificultad para establecer sintonía con
la atención que los adultos dirigían a objetos externos, lo cual se
refiere a la dedicación conjunta (interacciones sociales mediatizadas
por objetos), y para hacer lo que los adultos hacían con los objetos
(aprendizaje imitativo) (2).
Antes de iniciar la evaluación e intervención que se presenta en
este artículo, se señala que al niño le realizaron potenciales evocados
auditivos de tallo cerebral, prueba que se constituye en un procedimiento
electrofisiológico sensible para evaluar la integridad de la vía auditiva
desde los receptores cocleares hasta el colículo inferior (37). En los
resultados de dicha prueba se encontró integridad de las vías auditivas
periféricas (nervio auditivo) y centrales (núcleos cocleares). Las cinco
primeras ondas (I, II, III, IV y V) reflejaron la función del nervio
auditivo y de la vía auditiva a lo largo del tronco cerebral.
Metodología
Se hicieron dos evaluaciones, una pre-test y otra post-test. Después
de la evaluación pre-test se trabajó con el método experimental
formativo propuesto por Vigotsky (32), el cual se refiere al estudio
367
del desarrollo de las neoformaciones psicológicas (actividad
comunicativa intencional, desarrollo emocional, función simbólica)
durante su formación en una actividad característica en la etapa de
desarrollo psicológico del niño, que en este caso se trató del juego. El
método experimental formativo permite identificar la génesis de los
procesos psicológicos en el niño al participar en actividades rectoras
al modificar diversas situaciones en su formación.
Tanto para la evaluación como para la intervención se consideraron
las necesidades de edad psicológica del niño y los aspectos particulares
de su desarrollo. Estos dos procedimientos se relacionaron de forma
dialéctica, de tal manera que de la evaluación se obtuvo información
que favoreció la intervención.
Evaluación
Para la evaluación se hicieron observaciones del niño en interacción
con sus padres. Después, la evaluadora (fonoaudióloga experta en
desarrollo psicológico infantil) propuso al niño la realización de
actividades con el uso de objetos y juguetes temáticos. Por último, la
evaluadora hizo algunas observaciones del niño en el jardín infantil.
Durante la entrevista inicial, los padres manifestaron que se
sentían frustrados y desalentados porque no sabían qué sucedía con
su hijo y expresaron la necesidad de recibir apoyo para lograr que
este empezara a comunicarse.
Durante la valoración en interacción con la familia se observó
que los padres intentaron proponer un juego con algunos objetos y
el niño los tomaba en sus manos y los tiraba. Ellos lo llamaban por
su nombre pero él no respondía. Luego, los padres le dieron un jugo
en biberón y él lo aceptó sin mirarlos ni establecer contacto social
con ellos, tomó unos sorbos de jugo y, a continuación, tiró el biberón
y empezó a llorar.
En la observación realizada en el jardín infantil se encontró que
el niño permanecía solo y realizaba movimientos repetitivos con
su cuerpo como correr de manera circular en el patio. Cuando el
niño llegaba al aula se ponía a llorar y golpeaba la puerta y cuando
sus compañeros se acercaban lloraba con más intensidad, después
empezaba a tirar los objetos.
Al niño también se le aplicó el protocolo de evaluación diseñado
para este estudio (Tabla 1), el cual es de carácter cualitativo y
considera necesario identificar la zona de desarrollo próximo, es
decir, lo que puede hacer el niño en colaboración con el adulto. El
protocolo de evaluación se aplicó en dos momentos: pre-test y posttest, cada uno con una duración de 30 minutos; el primero fue aplicado
por una fonoaudióloga experta en desarrollo psicológico infantil y
el segundo por una psicóloga del desarrollo infantil al finalizar la
intervención con el fin de favorecer la objetividad en la obtención
y análisis de los resultados. Como estrategia de evaluación se usó
la narración (38) porque esta contribuye a organizar la experiencia
del ser humano (39).
El protocolo de evaluación permite conocer las neoformaciones
y el estado general del niño estudiado. La evaluación involucra
características de la periodización del desarrollo psicológico del niño
a partir de la actividad que realiza.
Intervención
La intervención tuvo una duración de 2 años y 6 meses. En cada
semana se realizaban cuatro sesiones de manera individual con
el niño, cada una con una duración de 60 minutos. En un primer
momento se plantearon las etapas de intervención que se presentan
en la Tabla 2.
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Juego y autismo: 365-74
Tabla 1. Estructura del protocolo de evaluación aplicado.
Áreas evaluadas
Historias
Materiales
El adulto creaba una historia
en la que se identificaba qué
comprendía el niño y cómo lo
hacía.
Un día de lluvia un osito sintió mucho frío, entonces pidió ayuda a sus amigos
del bosque. Llegó el león y le preguntó ¿qué te pasa amigo? El osito ya no
podía hablar pero movía sus manos. Le mostró al león que tenía mucho frío.
El león le puso una cobija que traía. El osito se sintió feliz y le dio un abrazo
al león.
• ¿Qué quería el osito? (títere)
• ¿Para qué usó el león esta cobija? (títere y cobija)
• ¿Cómo se sintió el osito? (imagen feliz-triste-enojado)
Se utilizaron objetos reales
(juguetes y objetos de uso
cotidiano), dibujos y títeres.
Lenguaje
expresivo
El adulto creaba una historia y
solicitaba información verbal y no
verbal al niño; se identificaba la
habilidad del niño para denominar
objetos, utilizar frases y narrar
secuencias de eventos. También
se determinaba si el niño utilizaba
comportamientos no verbales
como la expresión facial, la
aproximación física y si lograba
contestar y formular preguntas.
Un día un gatito quería jugar, entonces empezó a ver qué juguetes tenía. De
pronto encontró […] (pausa) [se esperaba que el niño cogiera algún juguete
y dijera su nombre o hiciera gestos (carro-pelota)]. Después llegó su amigo el
perro que también quería jugar. El perro vio al gato y también vio […] (pausa)
[se esperaba que el niño cogiera algún juguete y dijera su nombre o hiciera
gestos (carro-pelota)]. El gatito y el perro empezaron a jugar juntos, después
sintieron mucha hambre. Entonces el gatito fue a buscar […] (pausa) [se
esperaba que el niño cogiera algún juguete temático de comida y dijera su
nombre o hiciera gestos (pan-huevo)]. Luego el gatito y el perro comieron y
luego se durmieron.
• ¿Qué hizo el gatito?
• ¿Quién llegó a la casa del gatito?
• ¿Qué encontraron el gatito y el perro?
Se utilizaron objetos reales
(juguetes y objetos de uso
cotidiano), dibujos y títeres.
Iniciativa en la
realización de
acciones
A partir de una historia, el adulto
identificaba las habilidades del
niño para proponer acciones.
Un día soleado un ratoncito muy pequeñito se levantó, entonces […] (pausa)
[se esperaba que el niño cogiera algún juguete o imagen para decir o mostrar
acciones que podía hacer el ratoncito].
Se utilizaron objetos reales
(juguetes y objetos de uso
cotidiano), dibujos y títeres.
Intersubjetividad
A partir de una historia, el adulto
identificaba las habilidades del
niño para compartir objetos,
situaciones, ideas y experiencias
durante la conversación.
Un sapito (títere) quería celebrar el cumpleaños de su amigo Pepe (se le
entregaron al niño dos juguetes y dos imágenes de regalos) [se esperaba que
el niño compartiera alguno de los juguetes o imágenes con el sapito (títere)].
El sapito organizó todo para que su amigo Pepe estuviera muy feliz porque
cumplía 4 años.
Se utilizaron objetos reales
(juguetes y objetos de uso
cotidiano), dibujos y títeres.
Expresión de
emociones
A partir de una historia, el adulto
identificaba de qué manera el
niño expresaba emociones de
alegría, tristeza, susto y enojo.
Un osito (títere) se sintió alegre porque le regalaron un carro (juguete), después se
sintió triste porque su carro se dañó. El osito también sintió susto cuando su carro
empezó a sonar muy fuerte y se sintió enojado cuando se dio cuenta que no se
podía arreglar su carro.
• ¿Cómo se sintió el osito cuando le regalaron el carro? (se utilizaban imágenes
que expresaban alegría y tristeza para que el niño señalara o dijera cómo se
había sentido el osito)
• ¿Cómo se sintió el osito cuando se le dañó el carro? (se utilizaban imágenes que
expresaban alegría y tristeza para que el niño señalara o dijera cómo se había
sentido el osito)
• ¿Cómo se sintió el osito cuando el carro empezó a sonar muy fuerte? (se
utilizaban imágenes que expresaban susto y enojo para que el niño señalara o
dijera cómo se había sentido el osito)
• ¿Cómo se sintió el osito cuando se dio cuenta que ya no se podía arreglar su
carro? (se utilizaban imágenes que expresaban susto y enojo para que el niño
señalara o dijera cómo se había sentido el osito)
Se utilizaron títeres y
dibujos para recrear
algunas situaciones
particulares.
Acciones
objetales
A partir de una historia, el adulto
solicitaba al niño realizar acciones
con algunos objetos.
Un día, un sapito (títere) quería que le alcanzaran un pocillo para tomar jugo.
El sapito tenía lastimada su mano, por eso necesitaba que tú le ayudaras a
tomar jugo. El sapito también quería pintar en una hoja un niño, pero como
tenía muy lastimada su mano no podía, por eso necesitaba que tú le ayudaras
a pintar un niño con un lápiz. El sapito se puso muy alegre porque le ayudaste.
Se utilizaron objetos,
juguetes temáticos y
títeres.
A partir de una historia, el
adulto solicitaba al niño imitar
las acciones realizadas por
ella. La evaluadora también
realizaba algunos símbolos en el
plano gráfico y le pedía al niño
utilizarlos en el juego creado
por ella.
Un día estaba preparando el desayuno. Entonces busqué pan, huevos y leche
(juguetes temáticos). Me gustaba mucho comer pan con miel. Me ayudas a untar
miel al pan (acciones imaginarias). Ahora los dos podemos comer pan con miel
(acciones imaginarias, representación de acciones de masticar). También podemos
preparar un huevo, mira, primero lo partimos y después lo ponemos en el sartén,
le ponemos un poquito de sal y lo ponemos en el plato (acciones imaginarias
con gestos). Este huevo está muy caliente, debemos dejar que se enfríe (acciones
imaginarias: soplar). Ya podemos servir la lechita (acciones imaginarias con gestos).
Ahora podemos invitar a alguien a que venga a comer pan con miel. Osito (títere)
ven ya está el desayuno. Mira tengo una tacita con miel (símbolo en el plano
gráfico), mmm es muy rica ¿quieres probar? ¿Le puedes dar miel al osito mientras
yo le frito un huevo? (Indicación para el niño).
Se utilizaron objetos como
sustitutos de otros en un
juego simbólico.
Lenguaje
comprensivo
Desarrollo
comunicativo
Desarrollo
emocional
Desarrollo
simbólico
Función
simbólica
Fuente: Elaboración propia.
Descripción
Rev. Fac. Med. 2018 Vol. 66 No. 3: 365-74
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Tabla 2. Etapas de la intervención individual.
Etapa
Definición
Descripción de la
intervención
1
Orientada a compartir intereses con
el niño
• Se identificaron algunos
intereses del niño
• Se usaron expresiones verbales
claras orientadas al interés
del niño
2
Dirigida a facilitar la comprensión de la
intención comunicativa y compartirla,
para lo cual se consideraron
estrategias de atención conjunta como
dedicación conjunta, seguimiento de la
mirada, imitación de acciones y uso de
gestos declarativos
• Se usaron gestos para señalar
y facilitar la comprensión de
la intención comunicativa,
así como algunos aspectos
suprasegmentales del habla
(entonación de la voz)
Dirigida al desarrollo de habilidades
comunicativas verbales (toma
de turnos conversacionales) y no
verbales en el niño considerando la
intencionalidad en la interacción con
el otro
• Se usaron diversos medios
objetales como pelotas y carritos
para facilitar la comprensión
de la toma de turnos
conversacionales.
• Se utilizaron cuentos y se
crearon narraciones de
situaciones particulares de la
historia incluyendo situaciones
particulares de la vida del niño
3
4
5
Orientada al desarrollo de habilidades
relacionadas con la actividad objetal
• Se hicieron análisis de las
características de los objetos:
colores, formas, tamaños,
texturas
Dirigida al desarrollo de habilidades
simbólicas en el niño
• Se ayudó al niño a usar
objetos como sustitutos de
otros realizando las acciones
características del objeto que se
sustituía
• Se ayudó al niño a darle de
comer a un osito con cucharas y
con biberones.
Fuente: Elaboración propia.
Durante las sesiones de intervención se involucró a los padres del
niño, quienes además participaban en sesiones individuales (sin el
niño) en donde se presentaba asesoría particular para realizar cambios
en las formas de interacción comunicativa con el niño. Algunas de
las estrategias se dirigieron a ayudar al niño a tomar turnos en la
comunicación utilizando medios verbales (sonidos, palabras y frases
cortas) y no verbales (gestos, miradas).
Asimismo, se hacían sesiones vinculadas con el niño y sus
padres para estimular habilidades de interacción social con objetivos
dirigidos a la iniciación y mantenimiento de la atención conjunta (10),
la cual permitió que el niño se pusiera en sintonía con los adultos y
que tratara que estos se pusieran en sintonía con él.
Después de cumplir 1 año y 6 meses de intervención individual
con el niño y sus padres, se inició una intervención grupal con los
compañeros del jardín infantil. En ese momento se empezaron a
combinar las intervenciones individuales con las grupales. A nivel
grupal se realizaron 80 sesiones de intervención por medio de juego
(Tabla 3) en las que participaban 15 niños y 2 adultos (pedagoga
infantil y fonoaudióloga) (40,41).
Al finalizar cada mes se realizaba la retroalimentación con los
padres del niño y con el jardín infantil (pedagogas infantiles y grupo
directivo de la institución educativa). De esta manera, ellos tenían la
posibilidad de conocer las estrategias de intervención que se podían
utilizar en situaciones específicas con el niño. Asimismo, se tenía la
posibilidad de hacer modificaciones de estrategias de acuerdo a las
características del desarrollo que el niño iba expresando.
Tabla 3. Formas de intervención en las que se usó el juego como medio de
desarrollo psicológico.
Formas de
juego
Tipo de juego
Descripción
Juego en
sesiones
terapéuticas
(360 sesiones)
Se plantearon
sesiones de
juego objetal y
juego simbólico
El juego objetal
se refiere a la
posibilidad de
utilizar un objeto de
manera cultural
El adulto ayudó al niño
a utilizar objetos con
un objetivo y también
sustitutos objetales
Se plantearon
sesiones de
juego objetal y
juego simbólico.
El juego simbólico
se refiere a la
posibilidad de
usar un objeto
como sustituto de
otro realizando
las acciones
características del
objeto que se está
sustituyendo
Los padres del niño
asistieron a sesiones de
juego en las que tuvieron
la posibilidad de realizar
acciones con diversos
juguetes temáticos y con
sustitutos objetales
Se plantearon
sesiones de
juego de roles
sociales
El juego de roles
sociales se refiere
a una actividad
conjunta que se
desarrolla entre un
grupo de niños y
uno o varios adultos
representando
situaciones reales e
imaginarias
Se desarrollaron cuatro
etapas de juego de
roles sociales del niño
conjuntamente con 14
niños: juego de roles
sociales con el uso de
objetos, con el uso de
sustitutos de objetos,
con el uso de objetos
y sustitutos de objetos
y con la propuesta de
diversas situaciones
imaginarias
Juego en
sesiones con la
familia (padres
del niño)
(80 sesiones)
Juego en
sesiones
grupales en el
jardín infantil
(80 sesiones)
Acciones realizadas
Fuente: Elaboración propia.
La intervención se registraba a manera de diario en los tres
ámbitos: terapéutico, familiar y educativo. El diario se constituyó
como un medio de reflexión acerca de lo que se hacía durante la
intervención, las estrategias utilizadas y las formas de interacción
que iba desarrollando el niño.
Para iniciar el juego de roles sociales, los participantes en
la institución educativa (grupo de niños y adultos) se reunían y
comenzaban a identificar una idea de juego que fuera significativa
para todos los involucrados (40). Una vez que los niños estaban de
acuerdo en una propuesta de juego, intentaban descubrir los puntos
en común. Después, los participantes hacían un plan que les permitía
materializar sus ideas en la representación de los roles, donde los
niños reestructuraban sus ideas y enriquecían el contenido.
Antes de iniciar la actividad de juego de roles se conversaba
respecto a la temática, los roles, las acciones, los objetos a utilizar,
la organización en el espacio del aula y las diferentes situaciones
sociales; después, los niños jugaban representando los roles y al
finalizar se realizaba una conversación reflexiva respecto a las
situaciones de juego, las actitudes de los roles y la propuesta de
nuevas situaciones de juego (41). El niño con autismo participaba
con apoyo del adulto.
Consideraciones éticas
Este estudio se realizó dentro de las normas éticas que tienen su
principio en la declaración de Helsinki (42). Los padres del niño
aceptaron participar de manera voluntaria en el estudio y firmaron
la carta de consentimiento informado desde el inicio del proceso de
evaluación. Asimismo, la investigación contó con la aprobación del
Comité de Ética del Doctorado Interinstitucional en Educación de la
Universidad Iberoamericana de Puebla en acta del 26 de junio de 2014.
370
Juego y autismo: 365-74
Resultados
Intervención
A continuación se presentan los resultados considerando los análisis
realizados durante las evaluaciones pre-test y post-test y durante la
intervención. El impacto del juego en el desarrollo comunicativo,
emocional y simbólico del niño se determinó a partir de los cambios
en las características de ejecución en las diferentes tareas que se
le plantearon.
A continuación se describen las características del desarrollo
comunicativo, emocional y simbólico en el niño durante la
intervención, en la que se usó el juego en sesiones terapéuticas, con
la familia y con el grupo de niños en el jardín infantil. En los tres
ámbitos fue necesaria la iniciación y mantenimiento de la atención
conjunta en cada una de las actividades desarrolladas.
Evaluación
Desarrollo comunicativo
En la Tabla 4 se presentan los análisis del pre-test y del post-test
de acuerdo a las áreas evaluadas. Se observó que en el pre-test el
niño no respondía a las propuestas del adulto y le faltaba contacto
visual. Después de la intervención la situación cambió, pues el niño
logró involucrarse en las narraciones recreadas por la evaluadora y
respondía a las preguntas e interacciones generadas por el adulto a
través de los títeres.
Iniciativa en la interacción comunicativa (turnos): el niño empezó
a imitar selectivamente los turnos comunicativos en el juego
terapéutico, con la familia y con los niños del jardín infantil. Esta
imitación estaba ligada al contexto comunicativo. Las estrategias
del adulto incluían expansión de expresiones verbales y no verbales.
Asimismo, el adulto proponía tópicos sobre lo que el niño hacía y
sobre lo que le interesaba. Poco a poco, el niño se fue involucrando en
la interacción comunicativa expresando iniciativa a través de gestos
y del uso del lenguaje verbal; de esta manera, aprendió a considerar
al otro en la conversación.
Cuando el niño empezó a comunicarse de manera verbal con
intencionalidad no se le entendía lo que decía y sus producciones eran
monótonas, después empezó a hacer variaciones en la entonación.
Asimismo, de manera gradual empezó a producir los diversos sonidos
del habla, lo que facilitó estimular la precisión en la articulación.
Las primeras palabras seguían patrones predecibles de sílabas:
consonante-vocal-consonante-vocal (CVCV) con fonemas vocálicos
/a/, /e/, /i/, /o/, /u/ y consonánticos /m/, /p/, /b/, /n/, /l/. Después, el
repertorio fonológico se amplió al uso de los fonemas /k/, /d/, /s/,
/r/, /f/, /g/, /j/, /t/, /ñ/, /y/.
Algunas de las estrategias utilizadas para el desarrollo de la
precisión de la articulación en el juego en las sesiones terapéuticas,
con la familia y con el grupo de niños en el jardín infantil se dirigieron
a dar respuesta social a cualquier intento de comunicación del niño;
es así como él empezó a girar hacia el lugar donde escuchaba esta
forma de comunicación. Por ejemplo, se trataba de entender lo que
decía y se respondía lo que se creía que correspondía a la situación
comunicativa; esto generó la necesidad de comunicación para
establecer vínculos con los otros.
De manera particular, en las sesiones de juego grupal cuando los
otros niños empezaron a entender lo que el niño decía se comenzó
a responder con más frecuencia a sus intentos de comunicación, lo
cual lo motivó a continuar con las interacciones; aunque al inicio
eran breves, después se empezaron a complejizar un poco. Estas
formas de interacción posibilitaron el desarrollo de habilidades para
hacerse entender por los demás y para disfrutar de las interacciones
con los otros.
Tabla 4. Análisis de pre-test y post-test.
Desarrollo simbólico
Desarrollo emocional
Desarrollo comunicativo
Áreas evaluadas
Análisis del pre-test
Análisis del post-test
Lenguaje
expresivo
Ausencia del lenguaje
verbal
Ausencia de contacto
visual
Lenguaje verbal funcional
Contacto visual frecuente
Lenguaje
comprensivo
Dificultades en la
comprensión de
intencionalidad
comunicativa
Comprensión de situaciones con
objetivo comunicativo
Iniciativa en la
realización de
acciones
Ausencia en la iniciativa
de la imitación de
acciones
Ausencia de iniciativa en
la participación de turnos
conversacionales
Ausencia de iniciativa
en la participación de
acciones conjuntas de
reciprocidad emocional
Dificultad para
relacionarse con los otros
Iniciativa en la imitación de
acciones
Iniciativa en la participación de
turnos conversacionales
Iniciativa en la participación
de acciones conjuntas de
reciprocidad emocional
Habilidad para iniciar el vínculo
con los otros
Intersubjetividad
Dificultad para compartir
objetos, situaciones, ideas
y experiencias durante la
conversación
Habilidad para compartir
objetos, situaciones, ideas
y experiencias durante la
conversación
Comprensión
y expresión de
emociones
Ausencia en la expresión
de emociones.
Inicio de la comprensión y
expresión de emociones. El
niño empezó a darle nombre
a las emociones como alegría,
tristeza y enojo. También
empezó a reconocer la relación
entre las emociones y las
palabras: “estoy triste porque
me caí”, “estoy feliz porque
juego con mi oso que canta”,
“estoy enfadado porque no
puedo llevarme todos estos
juguetes al parque”
Juego objetal
Transformación de la
manipulación inespecífica
de objetos en juego
objetal
Juego objetal desarrollado de
manera desplegada con un
objetivo
Juego simbólico
Ausencia de juego
simbólico
Juego simbólico de sustitución y
representación
Fuente: Elaboración propia.
Intersubjetividad: en las sesiones de juego terapéutico, con la familia
y con los niños del jardín infantil se observó que el niño empezó a
compartir su atención respecto a objetos, después comenzó a participar
en juegos y atendía tanto a las acciones realizadas con el objeto
como a la otra persona. Esto significa que desarrolló habilidades
compartidas con los adultos relacionados con el significado de las
acciones realizadas con los objetos, lo cual, a su vez, permitió la
interacción con los otros con un objetivo.
Desarrollo emocional
Iniciativa en la participación de acciones conjuntas de reciprocidad
emocional: el niño empezó a reconocer emociones a partir de
Rev. Fac. Med. 2018 Vol. 66 No. 3: 365-74
Posibilidad de ponerse en el lugar del otro (empatía): en algunas
de las situaciones de juego el niño sintió la necesidad de demostrar
empatía al preguntar si otros niños estaban bien. Por ejemplo, en el
juego “el restaurante” cuando una ollita cayó en el pie de uno de los
cocineros dijo ¿A Nico le duele su pie? Esta habilidad se empezó a
presentar desde la etapa 4 del juego grupal.
Tabla 5. Indicadores de desarrollo comunicativo, emocional y simbólico.
Nivel de
desarrollo
Desarrollo comunicativo
situaciones cotidianas planteadas durante las sesiones de juego.
Esto significa que poco a poco empezó a reconocer, comprender y
a expresar diversos tipos de emociones faciales de alegría, tristeza,
susto y enojo. El reconocimiento de estas emociones se logró con el
apoyo de títeres y expresiones emocionales que el adulto utilizaba
durante la experiencia de juego. Para esto fue necesario que el adulto
estableciera relaciones entre la situación y la emoción usando el
lenguaje, es decir, decía lo que sucedía utilizando el nombre de
alguna de estas emociones. Por ejemplo, en el juego “el hospital
de mascotas” el adulto decía: “JP está triste porque su gatito tiene
lastimada su pata” (antes de la atención por el niño-médico), “JP
está alegre porque su gatito se siente bien” (después de la atención
del niño-médico), “JP está enojado porque su gatito se quiere quedar
en el hospital de mascotas” (durante la atención del niño-médico),
“JP está asustado porque su gatito gritó” (durante la atención del
niño-médico).
371
Indicadores de
desarrollo
Responde preguntas para
mantener la interacción
comunicativa
El niño logra responder preguntas:
¿dónde está?, ¿qué es?, ¿cómo es?,
¿para qué se usa?
Formula preguntas para
iniciar la interacción
comunicativa
El niño formula preguntas: ¿dónde está?,
¿qué es?, ¿cómo es?, ¿para qué se usa?
Ofrece información de
acuerdo a la situación
comunicativa
El niño ofrece información utilizando
claves no verbales (gestos) de acuerdo
a la situación comunicativa con apoyo
del adulto
Inicia y mantiene una
conversación
El niño utiliza algunas claves gestuales o
corporales y algunas veces verbales para
iniciar una conversación. El adulto con
frecuencia le ayuda al niño a mantener el
tema de la conversación
Uso y comprensión de
vocabulario
El niño nombra objetos, personas,
lugares y acciones que realizan otros y
que el mismo realiza
Uso de frases con estructura
gramatical clara de acuerdo
a la intención comunicativa
El niño empezó a utilizar frases de dos
palabras (sujeto+adjetivo: gato lindo;
sujeto+verbo: Juan salta), después
empezó a construir frases que incluía
entre tres y cinco palabras (artículo+suj
eto+adjetivo+conjunción+adjetivo+ver
bo: El perro grande y blanco ladra)
Imita gestos, acciones,
sonidos, palabras y frases
El niño imita gestos faciales y corporales
del adulto y de otros niños; también
imita acciones con los objetos y repite
sonidos, palabras y frases
Responde a peticiones de
otros entregando objetos o
realizando acciones que se
le solicitan
El niño entrega objetos que le solicitan
adultos y otros niños
Expresa alegría
El niño expresa alegría por medio de
expresiones faciales y corporales
Expresa enojo
El niño expresa enojo por medio de
expresiones faciales y corporales
Expresa susto
El niño expresa susto por medio de
expresiones faciales y corporales
Expresa tristeza
El niño expresa tristeza por medio de
expresiones faciales y corporales
Utiliza objetos como
sustitutos de otros
realizando las acciones
correspondientes a los
objetos sustituidos
El niño utiliza fichas como si fueran
comida durante el juego
Realiza acciones
imaginarias con sus manos
y gestos en situaciones de
juego
El niño utiliza sus manos y realiza gestos
para comer, dormir y abrazar
Desarrollo simbólico
Desarrollo emocional
Desarrollo simbólico
Iniciativa en la imitación de acciones: se evidenciaron transformaciones
en la realización y en la imitación de acciones. Primero, el niño empezó
a interesarse por las acciones que realizaba el otro: tanto el adulto como
los niños; después, inició con la repetición de acciones que observaba
del otro en el mismo instante que ocurrían; luego, empezó a repetir
acciones en momentos diferentes a los de la realización de la acción
del otro, estas acciones eran estereotipadas; y, por último, las acciones
que imitaba eran realizadas por su propia iniciativa con un objetivo.
Al inicio, estas acciones eran aisladas, después se presentaron
acciones dobles y poco a poco empezaron a desarrollarse secuencias
de acciones coordinadas entre el niño y el adulto o los otros niños.
La iniciativa en la imitación de acciones posibilitó el desarrollo tanto
de acciones objetales como de acciones simbólicas. En el caso de las
acciones objetales el niño empezó a usar objetos y juguetes temáticos
de acuerdo a su uso cultural, por ejemplo usaba un peine para peinarse;
en el caso de las acciones simbólicas empezó a usar objetos como
sustitutos de otros realizando las acciones correspondientes al objeto
sustituido, por ejemplo usaba un palo como si fuera un avión: realizaba
la acción de representación de las acciones correspondientes a volar
del avión desplegando con una cadena de acciones, gestos, sonidos
y expresiones verbales.
En el juego grupal, el niño tuvo la posibilidad de considerar
diferentes perspectivas de acuerdo a los diversos roles que participaban
y que asumía en cada temática. En un primer momento, el niño
requirió del apoyo del adulto para participar en el juego de manera
constante, después empezó a participar en los roles —aún con apoyo
del adulto, aunque de manera inestable—; esto quiere decir que
realizaba algunas acciones y después desistía. Se resalta el incremento
de participación en tiempo (duración en el juego) del niño realizando
acciones correspondientes al rol con apoyo del adulto. Se observó la
participación en el juego inicial de 3 minutos, después 5 minutos, luego
10 minutos y finalmente 20 minutos.
En la Tabla 5 se presentan los indicadores de desarrollo
comunicativo, emocional y simbólico en el niño durante el juego.
Ejemplos
Fuente: Elaboración propia.
Discusión
En esta investigación se discute la importancia del diseño e
implementación del juego en un niño con autismo desde el enfoque
histórico-cultural y la teoría de la actividad. Las formas de juego
(terapéutico, en sesiones con la familia del niño y en sesiones grupales
en el jardín infantil) utilizadas en la intervención y las estrategias de
reflexión consideradas al emplear el diario tuvieron impacto positivo
372
en el desarrollo psicológico, lo que significa que la intervención
reflexiva fundamentada científicamente se constituye en una estrategia
importante al trabajar con niños con autismo.
Después de la intervención en la que se usó el juego, se identificaron
cambios al comparar el pre-test con el post-test. En el post-test el
niño mostró disposición para interactuar con la evaluadora, además
mejoró en sus habilidades de contacto visual, pues ahora observa al
otro e interactúa atendiendo tanto al adulto como a los objetos que se
usan para buscar su atención —estas habilidades no se presentaban en
el pre-test—; además, el niño accedió a las tareas que se proponían.
Los resultados muestran cambios a nivel comunicativo, emocionalafectivo y en su desarrollo simbólico.
A nivel comunicativo, el juego posibilitó el desarrollo de habilidades
como la iniciativa en la interacción comunicativa (turnos) y en la
participación de acciones conjuntas de reciprocidad emocional, la
intersubjetividad y la posibilidad de ponerse en el lugar del otro
(empatía o cognición social). Asimismo, esta dinámica permitió que
el niño desarrollara habilidades relacionadas con el uso de palabras y la
construcción de frases con intencionalidad comunicativa para solicitar
información. A nivel emocional, el niño desarrolló habilidades para
reconocer, comprender y expresar emociones al empezar a entender
la perspectiva de los otros; también buscaba información en las
interacciones con el otro y experiencias emocionales. A nivel simbólico,
el niño desarrolló habilidades para utilizar un objeto como sustituto
de otro realizando las acciones características del objeto sustituido.
Se subraya el carácter interdependiente del desarrollo comunicativo,
emocional y simbólico que el niño desarrolló en el juego:
La comunicación se mediatizó a través de gestos y expresiones
verbales y no verbales de los otros, lo que contribuyó con el
comportamiento mediatizado del niño, es decir, la posibilidad de
utilizar medios externos como estrategias de organización de la
actividad. Al desarrollar habilidades comunicativas durante su
participación en el juego se fortalecieron habilidades emocionales y
simbólicas debido a que el niño aprendió a interactuar con los otros
y a entenderlos.
El desarrollo simbólico del juego posibilitó el desarrollo de
habilidades para imaginar lo que el otro siente y, de esta manera,
el niño logró empezar a atribuir intenciones en el otro, a imaginar
el mundo desde la perspectiva del otro y a expresar sentimientos de
alegría, tristeza, susto y enojo.
El desarrollo simbólico se logró sobre la base del desarrollo de
las acciones objetales. De esta manera, el niño logró empezar a usar
objetos como si fueran otros realizando las acciones correspondientes
al “otro objeto”, al objeto imaginado. De la actividad práctica con
los objetos el niño pasó a uso de representaciones de acciones
correspondientes a otros objetos y empezó a imitar acciones realizadas
por el adulto y otros niños, por ejemplo, empezó a utilizar una cuchara
para mezclar en una ollita como si hubiera compota para un títere
león diciendo “el león tiene hambre”. Es así como se puede afirmar
que la actividad de juego posibilitó que el niño creara una imagen
mental del uso de objetos y situaciones diversas que le permitieron
recordarlos y realizar nuevas acciones de manera intencional en la
actividad de juego.
Los anteriores hallazgos coinciden con investigaciones en las
que se refiere que la detección e intervención temprana del autismo
posibilita el desarrollo de mejores habilidades sociales, emocionales,
cognitivas y lingüísticas y, por consiguiente, promueve una mejor
calidad de vida en el niño y su familia (10).
La atención conjunta se constituyó en una de las condiciones
para el desarrollo comunicativo, emocional y simbólico; esta
también requirió del desarrollo de una sucesión de acciones y
Juego y autismo: 365-74
transformaciones en las respuestas verbales y no verbales de cada
uno de los participantes en el juego. En el desarrollo de esta habilidad
el niño aprendió a compartir un objeto con el otro, a tener en cuenta
el conocimiento del otro respecto al objeto, a escuchar lo que decían
los otros para hacer contribuciones de acuerdo a la situación temática
del juego y a establecer una nueva función del objeto.
Durante la intervención, tanto la familia como las maestras de la
institución educativa comprendieron de qué manera podían ayudar
al niño a expresar sus ideas y emociones. Algunas de las estrategias
que empezaron a utilizar los adultos se dirigieron a la intencionalidad
en el uso del lenguaje, considerando las necesidades de desarrollo
psicológico del niño para resolver situaciones diversas. Por esta
razón, se reconoce que en el caso del autismo es importante trabajar
colaborativamente con la familia y la institución educativa.
La existencia de diversos enfoques de intervención para los
niños con autismo sugiere la necesidad de reflexionar respecto a
los programas que se diseñan. Se recomienda diseñar programas
de manera individual de acuerdo a las necesidades de desarrollo
psicológico de cada niño en particular con el fin de impactar de
manera positiva su vida y de promover su bienestar emocional y el
de su familia.
En esta investigación el enfoque histórico-cultural tuvo
implicaciones teóricas y prácticas al exponer el juego como actividad
que promueve el desarrollo psicológico del niño con autismo. Por
esta razón, este estudio coincide con investigaciones en las que se han
identificado cambios cualitativos con el uso del juego para promover
el desarrollo psicológico infantil (43-55).
Conclusiones
Se concluye que el juego impactó el desarrollo comunicativo,
emocional y simbólico del niño estudiado. La efectividad del
programa de intervención en el que se usó el juego se basa en las
diferencias pre-test y post-test de la valoración y en los progresos
que se observan con más detalle dentro de la situación clínica,
social, familiar y de aprendizaje del niño (43). Por esta razón, las
consideraciones metodológicas de este estudio se pueden aplicar
a otros niños con autismo. La forma de evaluación y el programa
interventivo posibilitó abrir nuevas perspectivas en el desarrollo
psicológico y promover su bienestar emocional y el de su familia.
Un ambiente educativo estructurado pero cálido y afectivo (56) en
el que se usa el juego al mismo tiempo es, sin duda, una de las mejores
vías para promocionar el aprendizaje en los niños con autismo. De
esta manera, el niño empieza a desarrollar habilidades relacionadas
con la comprensión social, a reconocer las actitudes de los otros y a
desarrollar la imitación como posibilidad para el acceso a la mente
del otro (56,57).
La intervención clínica desde la aproximación psicológica
histórico-cultural y la teoría de la actividad tiene impacto positivo
en el desarrollo psicológico del niño. Esta intervención se propone
de manera intencional y promueve el desarrollo de habilidades de
corregulación social que facilitan la interacción comunicativa en el
caso del autismo.
Conflicto de intereses
Ninguno declarado por la autora.
Financiación
Ninguna declarado por la autora.
Rev. Fac. Med. 2018 Vol. 66 No. 3: 365-74
Agradecimientos
Al niño que participó en este estudio, a su familia y al jardín infantil.
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