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CONFUCIO Y EL VOLUNTARISMO EN LA POLÍTICA MEXICANA

En este artículo se ofrece una interpretación, desde el Confucianismo, del voluntarismo en las elecciones mexicanas de 2018.

Lic. Abraham Hawley Suárez1 CONFUCIO Y EL VOLUNTARISMO EN LA POLÍTICA MEXICANA Tianxia yijia [Debajo del cielo somos una misma familia] Confucio (citado en Chiaretto-Yan, 2014) Guerra interminable; asaltos súbitos entre bandos; ejecuciones masivas; torturas inhumanas; decapitaciones y desmembramientos corporales, incluso para niños, mujeres y ancianos… barbarie y violento desprecio por la vida. No me sorprendería que usted asocie este escalofriante listado con los crímenes perpetrados por los cárteles de la droga en México. Sin embargo, el experto en religiones, Huston Smith (2016: 166), utiliza estas imágenes para retratar el contexto al que tuvo que enfrentarse el maestro itinerante Kongfuzi, mejor conocido como Confucio (551-479 a.C.). A este famoso filósofo del lejano Oriente, le tocó vivir la antesala de un periodo que en la historia de China es conocido como Los Estados combatientes (481-221 a.C.). Esta oscura época fue el resultado de la decadencia política y social de la dinastía Zhou. Así, tuvo lugar una fragmentación del poder en un número reducido de estados centralizados, con líderes autoritarios que emprendían encarnizados conflictos bélicos a gran escala (Cf. Botton Beja, 2010: 71-75). Confucio previó el destino fatal hacia el que se encaminaba su civilización: el deterioro de la cohesión social hasta un punto crítico que amenazaba con la autodestrucción. Ante tal desoladora situación, este maestro espiritual buscó de forma urgente dar respuesta a la siguiente pregunta: “¿Cómo dejar de destruirnos?”. ¿Qué requería la antigua China para restablecer el pegamento de su sociedad? (Cf. Smith, 2016: 166). Confucio estimó indispensable una labor para atender el problema: la elaboración y promoción de una doctrina filosófica-religiosa para la innovación ética del individuo y de su convivencia con los demás. Paradójicamente, la vuelta de tuerca que planteó a la desgastada 1 Estudió Comunicación Política en la UNAM. Se graduó con mención honorífica mediante la tesis “Religión y esfera pública: la voz pública de los ciudadanos creyentes en México”. Hizo un semestre de intercambio académico en Hangzhou DianziUniversity, China. Posee un fuerte interés en las religiones del mundo y su potencial aporte a las sociedades contemporáneas. interpretación moral de la realidad de sus tiempos provino de la apelación a la tradición, como se lee en sus Analectas: “Transmito, no innovo. Siento confianza y querencia hacia el pasado” (Confucio citado en Botton Beja, 2010: 64). La propuesta de renovación moral de Confucio es bastante amplia, aunque destacan cinco conceptos clave: el Jen —sobre la cordialidad como modelo a seguir en la convivencia humana—; el Chun tzu —que habla sobre la persona superior o la humanidad en su esplendor—; el Li —que alude a la corrección y al comportamiento ritual—; el Te —que plantea cómo debe ser el ejercicio del poder—, y el Wen —relativo a las artes de la paz— (Cf. Smith, 2016: 178-185). Para los fines de este artículo, tan solo profundizaré en el cuarto de estos vocablos. Bajo la fórmula Te, la doctrina confuciana describe el poder bajo el cual se deben regir los seres humanos. En contra de lo que pensaban sus contemporáneos realistas, Confucio no creía que el uso de la fuerza constituyera una medida de control eficaz —al menos no a largo plazo—.2 Por el contrario, era el poder del ejemplo moral el que podía asegurar la confianza y legitimidad para los gobernantes. Así lo explica Smith (2016: 183): Todo gira en torno a la persona que dirige el gobierno. Si es astuta o inepta, no hay esperanza para la sociedad, pero sí es de verdad un Rey del Consentimiento cuyas sanciones surgen de una rectitud innata, formará un gabinete de „aliados incorruptibles‟. Su total dedicación al bienestar público estimulará, a su vez, la conciencia pública de los líderes locales y seguirá su curso hasta inspirar a toda la ciudadanía.3 ¿Qué tan pertinentes podrían mostrarse estas ideas hoy en día? Considero que no pocos analistas se sentirían preocupados. León Krauze (2018), por ejemplo, ha cuestionado a distintos personajes de la vida pública nacional e internacional por su “voluntarismo”; esto es, por su convicción de que con su simple llegada al poder se solucionarían graves problemas de índole económica, política y social. Aprecio en este argumento el apego a una tendencia que diagnosticaron sociólogos como Alain Touraine (2000: 157; 252). A saber, que la fase de la Modernidad en la que nos encontramos se distingue por una declinación de las ideologías políticas, una profesionalización de los debates económicos, y una creciente desconfianza hacia los grandes 2 Curiosamente, esta consideración sería demostrada algunos siglos más tarde con el caso de la dinastía Qin (221206 a.C.). Bajo su dominio, se logró la unificación de China por primera vez en la historia. Sin embargo, los abusos en el poder del gobierno llevarían a la caída de este imperio apenas una generación después de comenzado su mandato. 3 Las cursivas fueron añadidas pro el autor del artículo. liderazgos carismáticos de la política; en otras palabras, un reemplazo de los “grandes hombres políticos” por los funcionarios públicos con un perfil más técnico. No obstante, considero que los recientes resultados electorales registrados alrededor del mundo —entre los que destacan el Brexit y los comicios estadounidenses de 2016— nos invitan a pensar que las sociedades contemporáneas todavía se encuentran ávidas de nuevos liderazgos morales, dado el desencanto que les han provocado los regímenes de las últimas cuatro décadas. No está exento de este contexto el actual periodo electoral en México. En lo particular, desconfío tanto como León Krauze de las propuestas que apuestan el destino de una nación a las acciones de un solo hombre. Sin embargo, me alarman en la misma o mayor medida los análisis que subestiman la consideración de una dimensión ética como parte de los planes de gobierno para hacer frente a los gravísimos problemas de nuestra nación. Y, en esta línea, me parece insuficiente cualquier diseño institucional o legal que pueda proponerse —por más sofisticado que sea— que no posea dos respaldos fundamentales: 1) el consenso de la ciudadanía en torno a su implementación, y 2) el de dirigentes que, por su trayectoria de probidad, honestidad y apego al Estado de Derecho, puedan ofrecer certidumbre de que harán valer dichas reglas del juego. Fortalece esta visión una reflexión de don Daniel Cosío Villegas que, precisamente, Enrique Krauze —padre de León— recupera frecuentemente en sus textos: “El mexicano tiene un enorme talento para redactar leyes… y un ingenio inagotable para violarlas” (Cosío Villegas, 1969, citado en Krauze E. , 2001). Si esto es cierto, no me parece descabellado aceptar que Confucio tenía algo de razón cuando explicaba que “El bien no echa raíces en la sociedad ni por la fuerza ni por la ley, sino por la influencia de las personas a quienes admiramos” (visto en Smith, 2016: 183). Referencias Botton Beja F. (2010). Historia mínima de China. México: El Colegio de México. Chiaretto-Yan, K. (2014). Sharing the Joy of the Gospel in China. Challenges and Prospects. Macau, China: Claretian Publications. Krauze, E. (18 de febrero de 2001). “El profeta y la constitución”. Recuperado el 27 de marzo de 2018, de Personas e ideas. Portal de Enrique Krauze: http://www.enriquekrauze.com.mx/joomla/index.php/opinion/94-artcritica-politica/377-profeta-constitucion.html Krauze, L. (26 de marzo de 2018). “AMLO y los límites del voluntarismo”. El Universal. Smith, H. (2016). Las religiones del mundo. Hinduismo, taoísmo, confucianismo, judaísmo, cristianismo, islamismo y religiones tribales. España. Kairós. Touraine, A. (2000). ¿Podremos vivir juntos? México: Fondo de Cultura Económica.