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Serpentarios maricas

serpentarios maricas es un intento de construir un aquí en la interrupción de lo que se nombra como el todo. una insistencia en desbordar las palabras con las que nos hacen para poder tejer otra imaginación política. un páramo que arde, fuego en el que se derrumba la episteme colonizadora. un palenque edificado en el límite pero también en el reverso de lo humano. una multiplicidad de palabras que se traman a contrapunto, o dibujando un punto desobediente para pensarnos en un lugar donde no debiéramos hacerlo. una guerra declarada contra el imperio de la santidad que quiere aplastarnos. un retazo de poesía cimarrona, incómoda para las miradas fijas. una mitología blasfematoria que conjura otro tiempo. un nido donde acurrucarnos, frotarnos y armarnos de nuevo, para embestir con furia contra quien nos quiere cabizbajas o muertas. serpentarios maricas es un texto bastardo que nos invoca a aliarnos en la fisura de lo inteligible. Disponible también en el sitio de la Editorial Asentamiento Fernseh: http://editorial.asentamientofernseh.net/figuraciones/sm.html

beto canseco Walter Deasis ...veneno marica! Publicado por Ed. Asentamiento Fernseh Córdoba - Argentina 1ª edición 2018 beto canseco Walter Deasis Diseño y Arte Asentamiento F. Fotografía emma song Walter Deasis(p. 6). César Tisocco (p.9). beto canseco(p.12). Bruno Julián(p.15). Arielle (p.18). María Arcadia (p.21). Serpentarios maricas / Alberto beto Canseco ; Walter Deasis. - 1a ed . - Córdoba : Asentamiento Fernseh Editorial, 2018. Libro digital, PDF - (Figuraciones / Canseco, Alberto; Dahbar, María Victoria ) Archivo Digital: descarga ISBN 978-987-42-7598-1 1. Acción Política. 2. Feminismo. 3. Diversidad Sexual. CDD 305.4 Copiar, distribuir, exhibir e interpretar este texto. Siempre que se cuplan las siguientes condiciones: Autoría-Atribución: Deberá respetarse la autoría del texto y de su traducción. El nombre del autor/a y del traductor/a deberá aparecer relejado en todo caso. No Comercial: No puede usarse este trabajo con ines comerciales. No Derivados: No se puede alterar, transformar, modiicar o reconstruir este texto. Se deberá establecer claramanente los términos de esta licencia para cualquier uso o distribución del texto. Se podrá prescindir de cualquiera de estas condiciones si se obtiene el permiso expreso del autor/a. Licencia Creative Commons Attribution/NoDerivs-NonCommentcial 4.0. Para ver una copia de esta licencia, visita http//creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/. 2018 el/la autor* o autor*s de cada uno de los textos serpentarios maricas …para nosotras no puede ya haber mujeres, ni hombres, sino en tanto clases y en tanto categorías de pensamiento y de lenguaje: deben desaparecer políticamente, económicamente, ideológicamente . Si nosotros, las lesbianas y gays, continuamos diciéndonos, concibiéndonos como mujeres, como hombres, contribuimos al mantenimiento de la heterosexualidad. (Monique Wittig, “El pensamiento heterosexual”) 5 serpentarios maricas Producidos en un tiempo postapocalíptico, los serpentarios maricas destruyen toda idea de principio y de inal. Herederas de la serpiente prohibida de aquel mito heterohumano, devenimos desertoras de esa matriz de inteligibilidad que distingue a los cuerpos en adanes y evas. Malditas, estas víboras envenenamos su paraíso ansiando su aniquilamiento. 7 serpentarios maricas Expulsadas de ese proyecto occidental, culpables del pecado original y de constituir una amenaza permanente a este orden, han intentado ubicarnos en el lugar del desecho. Aquí estamos, talón de aquiles de la heterosexualidad que quiere seguir produciendo varones y mujeres, haciendo de los primeros los privilegiados del régimen. A ese lugar desearon asignarnos a muchas de nosotras, haciéndonos saber sin embargo que nunca estaríamos completamente en él, que no pertenecíamos allí, insistiendo en nuestro repudio; quisieron que jugáramos con sus reglas, conigurando nuestra existencia como el marco fantasmático temido que sostenga su humanidad. Es por ello que siendo serpientes, nos escabullimos de una vez, fugamos a una intemperie ávidas de armar nuestros propios nidos para clamar que nosotras no somos varones, para gritar que somos anunciadoras de su fracaso. 8 serpentarios maricas Preferimos ser serpientes maricas, habitando el espectro del género espectacular. Serpientes emplumadas, míticas, de dos cabezas, aladas, de sangre fría y caliente, boas, culebras, venenosas, constrictoras, somos muchas y diversas. Otra feminidad posible. Una que desobedece al mandato primigenio de ser una cosa u otra. Por eso nunca hemos sido ni seremos buenas, elegimos ser maricas malas, ponzoñosas y vengativas. 10 serpentarios maricas Fugitivas de la clase varones, aunque el diagnóstico médico y el Estado quiera seguir leyéndonos en ese lugar, no les seguiremos el juego. No vamos a aceptar su matriz natural como lugar necesario de subjetivación. La heterosexualidad nos ha abyectado y ahora quiere que nos reconozcamos dentro de su territorio. ¿Qué sucede cuando nos llaman “varones” otra vez a nosotras, las maricas?, ¿señalan realmente un privilegio? Cuando nunca pudimos arrebatar para nosotras el mundo que ha sido diseñado para heterosexuales, cuando nunca caliicamos como “varones” para ese régimen de visibilidad, ¿qué operaciones se están llevando adelante cuando nos emplazan en ese lugar del que nunca pudimos apropiarnos?, ¿no tiene que ver con evidenciar la falta más bien, volver a marcar nuestra existencia con el sello de lo imposible? 11 serpentarios maricas Monstruosidad radical, no venimos de ese lugar llamado naturaleza, pues nuestro cuerpo desafía su verdad. Nuestras pieles no son de hombres, son escamosas y húmedas, huidizas, en permanente fuga del mundo que nos quiere domar o aniquilar. Estamos aquí y estamos allá, pero siempre de manera impropia. Nos constituimos como un lugar transitorio para otras construcciones identitarias que se encuentran en germen. No nos interesa marcar los límites con las trans y travestis, sino indicar las porosidades, esas fronteras que se encuentran siempre en movimiento. No habremos de ediicar nuestro “aquí” a través de la misoginia, la lesbofobia o la trans/travestofobia. Nuestro nido no se construirá desde el repudio constitutivo que rige toda política identitaria, la cual opera por demarcaciones excluyentes y la ijación de límites rígidos y presuntamente estables. Repetimos. Estamos aquí y estamos allá pero siempre de manera impropia, aunque en distancias diferentes, a una pluma de las travas -que no sabemos si alguna vez seremos, aunque también algunas ya lo somos- y a millones de kilómetros de la heterosexualidad que nos desterró desde hace tiempo ya. Glamorosamente nómades, caminamos al ilo de la frontera; viajeras de otro dimensión sin origen y sin in, nos desparramamos creando portales temporales que erosionen los límites de lo posible en el tejido de esta realidad que quiere asegurar su calma binaria. 13 serpentarios maricas Nuestro aquí se encuentra en el reverso de la inteligibilidad heterosexual; habitamos el imposible de su otro lado bordeando una cartografía geo-erótico-corporal que traiciona el despotismo del nombre del padre. Desde allí, subvertimos los imaginarios típicos de la heterosexualidad y el diseño de la antropometría corporal que binariza las medidas, las formas, las iguras geométricas de los cuerpos para hacerlas reconocibles como pertenecientes a varones o mujeres, los únicos géneros posibles dentro de esa matriz. De esos imaginarios también están hechos nuestros cuerpos, esas icciones no son meras palabras escritas en manuales de medicina, en revistas cientíicas o libros de anatomía; ellas se hacen materia; con las letras que conforman esos discursos suturan nuestra carne y de ellas renegamos, a ellas les arrojamos nuestro aliento fétido de veneno para desactivarlas, para hacer otras cosas con ellas. Contra esos discursos nos enfrentamos con todas nuestras armas porque sabemos de su violencia. 14 serpentarios maricas Lanzamos nuestra ponzoña contra la ilegitimidad de las que habitamos cuerpos con caderas demasiado anchas para la matriz hetero; contra el estigma y el señalamiento que caen sobre las que llevamos pechos demasiado grandes; o de aquellas que enfrentamos al mundo con la sonoridad de voces agudas y chillonas; o incluso de las que, intersexuales, impugnamos las “verdades” más arraigadas del binarismo occidental, ése que produce modos culturales de mirar, medir, leer los cuerpos atendiendo a la masculinidad y la feminidad corporalmente típicas. 16 serpentarios maricas Escupimos nuestro líquido dañino contra el odio a nuestros gestos corporales y movimientos, a sus cadencias afeminadas y espectaculares que hacen un cuerpo otro, produciendo una materialidad que transgrede lo que está permitido a un cuerpo asignado como “varón” pero que no lo hacen reconocible tampoco como el cuerpo asignado al de una “mujer”. Transgresión peligrosa, esos movimientos que no pasan sin riesgo ante la mirada violenta del régimen tejen una danza marica celebratoria de nuestras existencias. 17 serpentarios maricas Como constrictoras, estrangulamos hasta romper los mapas corporales que limitan el placer sexual a la exclusividad de esa igura del pene “envainado” por la vagina conigurado como posibilidad reproductiva. Herejes, deseamos hacer añicos la centralidad genital. Y por ello seremos maldecidas, por ser bichas que aterrorizan al falo enaltecido, autoritario y despótico de la biología, que codiica la herencia humana a través de la imagen de una evolución temporal. Como negatividad de ese progreso histórico ascendente, poblamos una zona vacía de promesas, porque ya no habremos de sacriicar nuestra carne a cambio de un futuro que no será para nosotras. Nos volvemos inmundas por rechazar ese capital humano que es el futuro hetero. Nos volvemos odiadas porque destrozamos esa fantasía neoliberal que solo puede sostenerse con nuestro presente endeudado. 19 serpentarios maricas Nuestra justicia erótica viene como ladrona en la noche para derribar de cuajo la idea de un placer sexual que se agota en la acción de penetrar o ser penetradas con un “pene”, recuperando de esta suerte la potencia polimorfa de nuestros deseos que intentaron ser arrojados como satélites de ese único gesto sexual. Así, cada centímetro cúbico de los luidos que producimos no está puesto al servicio de la reproducción de la heterosexualidad, sino a un otro placer que sabotee ese mandato, delineando nuevas fronteras, cuerpos sin patria ni límites claros ni dioses a quienes adorar. Nuestros anos, además, no son solo para cagar; de un modo que certeramente nos han señalado como “contra-natura”, todos nuestros oriicios se abren a experimentaciones placenteras, haciendo de nosotras desertoras de la coniguración heterosexual de occidente. La apertura de nuestros anos blasfema de esta manera el mito fundante de su castración, base de la delimitación genérica de los cuerpos y el surgimiento del varón cisgénero heterosexual. En esas nuevas geografías blasfematorias, nuestras lenguas viperinas recorren rincones corporales de nuestras compañeras y amantes degustando sabores que los heterohumanos jamás habrán de tener el deleite de experimentar. 20 serpentarios maricas 21 serpentarios maricas En el ejercicio sexual de cada zona de nuestro mapa corporal amenazamos la cartografía heterosexual, desterritorializando las palabras que intentan hacer nuestros cuerpos; conspirando contra la obligatoriedad de su coherencia entre sexo, género y deseo; desaiando la lógica complementaria y oposicional en la que solo pueden haber dos géneros. Para ello construimos serpentarios, zonas de alianzas y complicidades que habiliten la explosión de nuestras mariconerías, porque, insistimos, no somos varones y no queremos ser incluidas en esos lugares que nos exponen otra vez a ser aplastadas. Queremos habitar espacios en donde podamos desplegar todas nuestras plumas y escamas, y sabemos que muchas veces las ritualizaciones compartidas por varones heterosexuales han supuesto para nosotras el recuerdo de esos lugares inseguros y peligrosos que de niñas quisimos evitar, esos momentos en que el riesgo de ser insultadas o golpeadas se hacía más patente. En nuestros serpentarios, serán otros los que tengan miedo, no nosotras. 22 serpentarios maricas El veneno será nuestra arma predilecta para sobrevivir en las ruinas de este mundo que se cae a pedazos. Desparramadas por esta tierra, algunas, aun agazapadas en la sombras, esperan ansiosas para dar el golpe mortal; otras asoman sus múltiples cabezas, como si no bastase con verter veneno por una sola boca; muchas, seduciendo con pieles lujuriosas y miradas repletas de sexo, atraen a los enemigos para devorarlos; todas, absolutamente todas, con la estridencia de nuestros cascabeles, anunciamos el in de esta humanidad. 23 2018