EXÉGESIS Y EXÉGETAS EN EL AL-ANDALUS
Amina González Costa
Hacer una revisión exhaustiva sobre la exégesis y sus maestros en al-Andalus es una tarea que supera con creces la extensión de un capítulo de un libro
y seguramente precisaría un monográfico, o varios de ellos, para mostrar la
importancia de esta ciencia en al-Andalus. Por lo tanto, me limitaré a hacer una
exposición general sobre la exégesis coránica y sus maestros en al-Andalus, así
como un resumen de las características más importantes de sus obras.
Al referirnos al Corán es inevitable pensar que, como palabra revelada por
Dios, es el núcleo del Islam y su cultura1: establece las bases teológicas, filosóficas y metafísicas, es la base de la Ley y de las ciencias humanas, ante las que
se mide como regla de oro. Es también el Libro por excelencia, el ejemplo más
venerado de la lengua árabe, impregnando para siempre el pensamiento musulmán2.
Sus orígenes
En el caso de al-Andalus, como ocurrió en otros muchos campos, el desarrollo de la hermenéutica coránica y de las ciencias que la rodeaban (lectura coránica3, la salmodia, etc.) tuvo un desarrollo especial, original y significativo denObservamos que, cuando menos, gran parte de los eruditos (filósofos, literatos, gramáticos,
médicos, botánicos y otros muchos especialistas en los campos más variados) dominaban el lenguaje coránico e incluso muchos de ellos hicieron algún tipo de aportación en este campo. Sólo
hace falta ver la cantidad de referencias a estudiosos de las ciencias religiosas, especialmente del
Corán. Prueba de ello son los repertorios bio-bibliográficos, como por ejemplo, la Fahrasa de Ibn
Jayr. Véase Juan Manuel VIZCAÍNO PLAZA. La Fahrasa de Ibn Jayr. Madrid: CSIC, 2002.
2
Véase, Anwar G. CHEJNE. he Arabic Language. Its Role in History. Minneapolis: Minnesota University Press, 1969, 8 y ss, y 40.
3
Los lectores del Corán eran aquéllos que podían recitarlo de memoria, de acuerdo con unas
normas fijas. Algunos de estos lectores llegaron a ser famosos por sus explicaciones por escrito de
1
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tro de la exégesis coránica del mundo islámico. Como paso previo al nacimiento
del tafsîr, se desarrolló en la historia islámica, desde muy temprano, una especialización en el modo de leer el Libro Sagrado (las lecturas del Corán)4. Al no
ser el Corán un libro corriente, debía ser leído y recitado del modo que correspondía a su importancia. Se prestó especial atención a la pronunciación, articulación, entonación y otros aspectos, que llegaron a uniformarse de tal modo
que necesitaron lectores especializados (qurrâ’). Estos, al principio, transmitieron oralmente sus enseñanzas, pero no tardaron en codificar las reglas generales
que regían la lectura correcta, estableciendo las escuelas de lectura5.
Al-Andalus recibió desde su comienzo los diferentes tipos de lectura que
traían consigo los recitadores que venían con las tropas islámicas. Los nuevos fieles les copiaron fidedignamente, aunque no tardaron en buscar maneras de perfeccionarlo viajando al Oriente para instruirse, o valiéndose de libros
y maestros venidos de fuera. La lectura del Corán, siguiendo impecablemente
las normas establecidas en Oriente, se convirtió en una venerable y prestigiosa
tarea, hasta el punto de que numerosos lectores llegaron a ser célebres, incluso
entre los que no eran profesionales6. En buena parte esto se debió a que en alAndalus el Corán era el medio de transmisión del árabe, de cultura, de conocimiento religioso por excelencia: la mayor parte de los eruditos andalusíes conolos siete tipos aprobados de lectura, perpetuándose así una tradición de lectura que pasó de generación en generación y se extendió por todo el ámbito musulmán.
4
De las lecturas coránicas surgió también la disciplina de la ortografía del Corán (rasm).
5
Véase, IBN JALDÛN. Al-muqaddîma (he Muqaddimah. An Introduction to History). Trad.
F. Rosenthal. Nueva York: Pantheon Books, 1958, v. 2, 440 y ss.
6
Como Abû l-Ŷayš Muŷâhid al-cÂmirî (m. 1044), quien fue gobernador de Denia, adquirió
más renombre como experto en la lectura del Corán (almocrí) que como estadista (véase YÂQÛT.
Mucŷam al-buldân. Ed. F. cAbd al-cAzîz al-Ŷundî. Beirut: Dâr al-Kutub al-cIlmiyya, v. 2, 494; e
IBN JALDÛN. Introducción a la historia universal (al-Muqaddimah). Est. prel., rev. y apéndices
E. Trabulse y trad. Juan Feres. México: Fondo de Cultura Económica, 1997, 786 (1ª ed. 1977),
y su amigo y compatriota Abû cAmr cUtmân b. Sacîd b. cUmar al-Umawî al-Dânî (m. 981=1053)
alcanzó, según Ibn Jaldûn, «la mayor perfección en la lectura del Corán» (Idem, 441) y llegó a
ejercer una gran influencia a través de sus diversas obras sobre estudios coránicos, la más importante de ellas es Kitâb al-Taysîr fî l-qirâ’ât (La facilitación acerca de las siete lecturas coránicas), un
manual que trata de las siete normas de lectura que acabaron por reemplazar a todos los demás
textos existentes. Véase Ángel GONZÁLEZ PALENCIA. Historia de la literatura arábigo-española. Barcelona: Labor, 1945, 248. Le siguió en popularidad Abû l-Qâsim ibn Fîrru al-Rucaynî al-ŠâΞibî (m. 590=1194) de la ciudad de Játiva, que resumió la obra de Abû cAmr y acometió
la tarea de transformarla en un poema que llegó a ser famoso (Véase Manuela MARÍN. «Ibn alFìrruh al-Rucaynî, al-Qâsim». Enciclopedia de la cultura andalusí. Biblioteca de al-Andalus (De Ibn
al-Dabbâg a Ibn Kurz). Eds. y dirs. J. Lirola Delgado y J. M. Puerta Vílchez. Almería: Fundación
Ibn Tufayl, 2004, v. 3, nº 480, 175). También destacó el qârî Ibn cAbd al-Quddûs de Córdoba
(1012-1068), que escribió Kitâb al-miftâ fî ijtilâf al-qirâ’ât al-sabca. Véase Anwar G. CHEJNE.
Historia de España musulmana. Madrid: Cátedra, 1993, 262.
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cían las diferentes lecturas coránicas y la presencia de famosos almocríes era una
constante en casi todas las localidades de al-Andalus, por pequeñas que fuesen. Este empeño se acompañó también de la composición de cientos de tratados sobre diversos de sus aspectos: el gramático, el lingüístico, el retórico, el
legal, etc.7.
Otras de las ciencias que se desarrollaron en esta época y que estuvieron
estrechamente vinculadas con la exégesis coránica, fueron la ciencia del hadiz o
tradición profética; y el género de historias de los profetas (qiΜaΜ al-anbiyâ’) que,
aunque en diferentes versiones, completaban las elipsis de las narraciones coránicas con relatos bíblicos judíos o cristianos, para clarificar estas historias y alusiones coránicas. Sin embargo, el uso de estas historias dentro del tafsîr fue visto
con recelo, ya que sus atrayentes historias y su estilo llevaron a algunos comentaristas a perder sus patrones de autenticidad. No obstante, el estilo homilético
y literario de este género se consideró admisible e incluso meritorio en la prédica8, aunque no lo fuese dentro del género del tafsîr excepto cuando podía ser
demostrada y autentificada su transmisión9.
El desarrollo de la exégesis
La mayoría de los primeros exégetas andalusíes se formaron en Oriente y a
su regreso a al-Andalus permanecieron fieles a las enseñanzas orientales. Con el
tiempo algunas exégesis coránicas de al-Andalus llegaron a tener renombre en
Se escribieron muchos tratados sobre gramática aplicada al Corán, por ejemplo, sobre la
flexión desinencial en el Corán, o compendios sobre los significados de las aleyas coránicas, el
vocabulario difícil del Corán, la elocuencia coránica, los preceptos coránicos, el abrogante y el
abrogado del Corán, la curación y las virtudes del Corán, o incluso libros de crítica hacia el Corán
como el Kitâb fî tanâqu· âyât al-Qur’ân (Libro acerca de las contradicciones de las aleyas del Corán)
del judío cordobés Ibn Nagrîla y que fue refutado por Ibn Όazm en su Risâla fî l-radd calà Ibn
Nagrîla al-yahûdî (Epístola refutando al judío Ibn al-Nagrîla). Ed. I. cAbbâs. Rasâ’il, v. 3, 41-70.
Ha sido estudiada por Emilio GARCÍA GÓMEZ. «Polémica religiosa entre Ibn Hazm e Ibn alNagrîla». Al-Andalus, 4 (1936-39), 1-28.
8
En el caso de los predicadores lo que interesaba era entretener y mantener la atención de
toda la audiencia con una historia bien contada para que fuera comprendida.
9
Uno de los autores de este tipo de género fue el cordobés Abû cAbd Allâh ibn MuΞarrif
al-Νarafî (387=997-454=1062), quien también escribió dos libros sobre las diferentes lecturas
coránicas. Su obra QiΜaΜ al-anbiyâ’ es una obra con un gran componente exegético, incorporando
glosas del texto coránico tan extensas que llegan a interrumpir el hilo narrativo. Sobre este tema,
Roberto TOTTOLI. «he QiΜaΜ al-anbiyâ’ of Ibn MuΞarrif al-Νarafî (d. 454=1062): Stories of
the Prophets from al-Andalus». Al-QanΞara, 19 (1998), 131-60.
7
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todo el mundo islámico, como la de Ibn cAΞiyya, las obras de Abû Bakr b. alc
Arabî, o la de al-QurΞubî, quizá la más famosa de ellas.
De estos orígenes nos ha llegado el nombre de Abû Mûsà al-Hawwârî (m.
después del 283=852) –alfaquí y exégeta– que fue el primer andalusí en componer una obra exegética original10, así como el comentario coránico de Abû
Isâq Ibn Martinîl (m. 249=863)11. Si bien es cierto que el primero y más prestigioso representante exégeta fue al-Baqî ibn Majlad (m. 276=889)12, hombre
íntegro y de criterio independiente13, cuya actitud le ganó la antipatía de sus
compañeros, que lo acusaron de hereje14 –al contravenir las interpretaciones
habituales–, a pesar de lo cual su tafsîr15 llegó a ser mejor considerado que el
de al-Νabarî. Le siguieron e imitaron otros exégetas16, como el cordobés Makkî
ibn Abî Νâlib al-Qaysî (m. 1045)17. De esta época también es el andalusí Ibn
al-Ŷawzî (m. 483=1090)18, de quien sólo Ibn Baškuwâl dice que compuso una
exégesis coránica19.
Véase, Jorge LIROLA DELGADO. «Al-Hawwârî, Abû Mûsà». Enciclopedia de al-Andalus
(Diccionarios de autores y obras andalusíes). Dirs. y eds. J. Lirola y J.M. Puerta Vílchez. Granada:
El Legado Andalusí, 2002, v. 1, (nº 119), 241-2.
11
Jorge LIROLA «Ibn Martinîl…», 117-19.
12
Contamos con una excelente monografía en Manuela MARÍN. «Baqî b. Majlad y la introducción del estudio del adît en al-Andalus». Al-QanΞara, 1 (1980), 165-208, y completada
con el trabajo de Mª. Luisa ÁVILA. «Nuevos datos para la biografía de de Baqî b. Majlad».
Al-QanΞara, 6 (1985), 321-67.
13
No siguió la escuela mâlikí y, aunque introdujo la obra principal de la escuela šâficí, tampoco
la siguió, ya que prefirió actuar de acuerdo con su esfuerzo de raciocinio personal (iŷtihâd).
14
Mª. Isabel FIERRO BELLO. La heterodoxia en al-Andalus durante el período omeya.
Madrid: Instituto Hispano Árabe de Cultura, 1987, 80 y ss.
15
Ibn Όazm lo elogió también señalando que era fruto de su trabajo personal, sin que
siguiera a ningún otro comentarista y que por ello su comentario era único en el Islam, incluso
comparado con el del Νabarî. Véase AL-MAQQARÎ. Naf al-Ξîb min guΜn al-Andalus al-râtib
Naf al-Ξîb min gusn al-Andalus al-raΞîb. Ed. I. cAbbâs. Beirut: Dâr Λâdîr, 1968, v. 2, 47, 51820 (nº 209); Ángel GONZÁLEZ PALENCIA. Historia de la literatura arábigo-española. Barcelona: Labor, 1928, 24.
16
Como Šihâb al-Dîn Abû l-Abbâs/ Abû Ŷacfar/ cAbd Allâh b. Amad al-Andarašî al-cAskarî
con su Tafsîr Kabîr (Jorge LIROLA «Al-Aškarî al-Andarašî». Enciclopedia…, v. 1 (nº 30), 73.
17
Aunque era un ulema originario de Cairuán, se asentó definitivamente en al-Andalus tras
haber realizado varios viajes por el Oriente islámico, murió en Córdoba. Escribió numerosas
obras sobre ciencias y comentarios coránicos, sobre la cuestión del abrogante y el abrogado, la
ciencia de los significados del Corán y un extenso tafsîr propiamente dicho. Véase, Juan Manuel
VIZCAÍNO PLAZA. «Ibn Abî Νâlib, Makkî». Enciclopedia…, v. 1 (nº 208), 385-393.
18
Sabio polifacético, fue también conocido por su preparación en Corán, teología, retórica
y poesía.
19
Libro que califica de bueno, sin proporcionar el título, aunque falleció antes de concluirlo.
Véase Ibn BAŠKUWÂL. Kitâb al- Λîla fî ta’rîj culamâ’ al-Andalus. Ed. I. al-Abyârî. El Cairo: Dâr
al-Kitâb al-MiΜrî, 1989, 872-3 (nº 1334).
10
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Con la llegada de los almorávides y almohades, las materias de mayor estudio y difusión fueron, por orden decreciente, los estudios coránicos, las bellas
letras, el derecho, la filología y las tradiciones proféticas20. Es en la época almorávide cuando aparece una de las grandes figuras del panorama de la literatura exegética andalusí: el granadino Abû Muammad cAbd al-Όaqq ibn Gâlib
al-Muhâribî Ibn cAΞîya (481=1088- m. Lorca, 541=1147)21. Su padre fue un
famoso tradicionalista, gran viajero, que inició a su hijo en las discusiones intelectuales de su época. Llegó a ser un gran erudito, exégeta, poeta, jurista mâlikí
y juez supremo de Almería; a él le correspondió resumir los comentarios existentes22 y seleccionar las posibles interpretaciones, que compiló en su renombrado comentario coránico23 al-Muarrar al-waŷîz fî tafsîr al-Kitâb al-cAzîz24.
Éste se convirtió en una de las grandes obras de la cultura religiosa islámica,
siendo uno de los comentarios más conocidos en el norte de África, especialmente en ambientes sufíes.25
Su método está basado en un análisis de los aspectos léxicos y religiosos de
las palabras del Corán. En su introducción hace un resumen de muchos de los
temas relacionados con el estudio del Corán: proporciona una recopilación de
las transmisiones de los eruditos que le precedieron en materias teóricas; trata
ciertas cuestiones previas sobre los criterios y procedimientos de admisión y elaboración de los contenidos del comentario; y algunos puntos polémicos como
la presencia de palabras extranjeras y el uso de la elipsis en el texto coránico.
Constituían el 93 por ciento, mientras que el 7 por ciento eran los estudios sobre filosofía, teología dogmática, historia y ciencias empíricas, medicina, matemáticas, astronomía, agricultura y otras.
21
Véase IBN AL-ABBÂR. Al-Mucŷam fî aΜâb Abû cAlî al-Λadafî. Ed. F. Codera. Madrid,
1885, 259 (nº 340); IBN FARΌÛN. Al-Dîbâŷ al-mudhab fî macrifat acyân culâmâ’ al-madhab.
Ed. M. al-Amadî Abû l-Nûr. El Cairo, s.d., 45 y 46; IBN AL-ZUBAYR. Μilat al-Λila. Ed. É.
Lévi-Provençal. Rabat, 1937, 3 (nº 5). Véase también José María FÓRNEAS. «Los Banû AΞîyya
de Granada». Miscelánea de estudios árabes y hebreos, 25 (1976), 69-80; AL-MAQQARÎ. NafalΞîb…, v. 2, 528 y ss.
22
En palabras de Ibn Jaldûn: “Llegó Ibn cAΞîya y resumió todas las exégesis” (Introducción a
la historia…, 790).
23
Véase, AL-MAQQARÎ. Naf al-Ξîb…, v. 4, 171. Ibn cAΞiyya. Tafsîr, en manuscrito (F.
GUILLÉN ROBLES. El catálogo de los manuscritos árabes, nº. 4874).
24
Véase, Abû Muammad cAbd al-Όaqq IBN cAΞIYYA. Al-Muarrar al-waŷîz fî tafsîr alKitâb al-cAzîz. Rabat: Wizârat -al-Awqâf wa-l-Šu’ûn al-Islâmiyya, 1975-1991, 16 v.; y Beirut,
1993.
25
Se dice que era el comentario favorito del šayj Abû l-cAbbâs al-Mursî; también hizo uso
de él con posterioridad el sufí marroquí Amad ibn cAŷîba (1160 ó 61=1747 o 48, Tetuán y m.
1224=1809) en su comentario coránico: Al-bar al-madîd. Véase la traducción anotada de algunas azoras de este Comentario por Mohamed Fouad Aresmouk y Michael Abdurrahman Fitzgerald en he Immense Ocean. Louisville: Fons Vitae, 2009.
20
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Es dentro de este contexto donde Ibn cAΞîya establece su tesis sobre el proceso
histórico de fijación del texto coránico: a través de los relatos sobre el asunto,
legitima el texto actual como fruto del consenso (iŷmâc) de la comunidad26. El
cuerpo principal de su comentario está dedicado a las materias legales, la gramática27, la lengua, el sentido, y a la recitación. Hace uso de las isrâ’îliyyât para
interpretar los versos coránicos28, e igual que al-QurΞubî, no siempre se muestra tan riguroso a la hora de señalar la procedencia de tal o cual narración y se
limita a decir que es “tan solo una historia”29. Sin embargo, en la mayoría de
los casos, se abstiene de confiar en transmisiones no autentificadas para explicar las narraciones coránicas, siendo ésta una de sus contribuciones al estudio
del Corán. Curiosamente, a pesar de su gran interés y atención hacia estas tradiciones, no hace ninguna referencia en su comentario a la palabra isrâ’îliyyât
como término técnico. Es difícil explicar el porqué, ya que Abû Bakr ibn alc
Arabî, contemporáneo suyo, lo menciona, y es poco probable que Ibn cAΞîya
lo ignorara.
De época almorávide30 es también otro de los más ilustres exégetas coránicos de al-Andalus, el qâ·î Abû Bakr b. al-cArabî al-Macâfirî (468-543/1076Para algunos autores, lo que demuestra su presentación de la reunión y reconciliación de
los diferentes materiales coránicos es la capacidad del consenso de la comunidad (iŷmâc) para
establecer una historia determinada. John BURTON. he Collection of the Qur’ân. Cambridge,
1977; y Abu Ameenah Bilal PHILIPS. Usool at-tafseer: the methodology of Qur’aanic explanation.
Sharjah, 1997, 147-91. Véase la traducción al inglés del capítulo del Tafsîr de Ibn cAΞîya sobre la
“compilación del Corán y su forma” en Norman CALDER, Jawid MOJADDEDI y Andrew RIPPIN. Classical Islam. A Sourcebook of Religious Literature. Londres; Nueva York: Routledge, 2003,
80-82. Véase también el texto original editado en Two Muqaddimas to the Qur’anic Sciences: he
Muqaddima to the Kitab al-Mabani and the Muqaddima of Ibn `Atiyya to his Tafsir. Ed. A. JEFFERY. El Cairo, 1972 (2ª ed.), 273-5.
27
En palabras del autor: “he gramatical inflection (icrâb) of the Qur’ân is a foundation of
the law (šarîca) for by means of it the meanings of the Qur’ân are established, which are themselves the law”. Véase, IBN cAΝIYYA. Al-Muarrar…, v. 1, 14; Approaches to the History of the
Interpretation of the Qur’ân. Ed. A. Rippin. Oxford: Clarendon Press, 1988, 77.
28
Véase al respecto el interesante artículo de I. Albayrak, donde analiza, con especial énfasis en el Tafsîr de Ibn cAΞiya, cómo algunos exégetas clásicos ha interpretado las aleyas referidas
al pasaje de Moisés y el becerro de oro. Véase, Ismail ALBAYRAK. «Isrâ’îliyyât and classical exegetes comments on the calf with a hollow sound Q. 20: 83-89/7: 147-155 with special reference
to Ibn cAΞiyya». Journal of Semitic Studies, 47 (2002), 39-65; es uno de los pocos estudios sobre
la exégesis de Ibn cAΞiya.
29
Véase, Al-Muarrar. Beirut, v. 4, 57; e I. ALBAYRAK. «Isrâ’îliyyât»…, 53.
30
Así como Abû l-Όasan Ibn Mawhab (441=1050?-532=1138?), teólogo, transmisor exégeta y tradicionista, quien compuso Ŷamc fî tafsîr al-Qur’ân (Compilación acerca de la exégesis
del Corán) y que IBN BAŠKUWÂL (Λila, v. 2, 619 (nº 923)) calificó de “libro bueno y útil”.
AL-ΛAFADÎ (al-Wâfî bi-l-wafayât. Wiesbaden, 1962-, v. 21 (nº 131), 209), por su parte, se
refiere a ella como una gran obra de exégesis coránica. Véase también cIΜmat DANDAŠ. Al-Anda26
Actas del Congreso Conocer al-Andalus
81
1148?)31, cuya obra Qânûn al-ta’wîl fî tafsîr al-Qur’ân al-‘azîz (Normas de la
exégesis, que trata del comentario del noble Corán) ocupa un lugar central en la
historia de la exégesis coránica. Su autor fue, además de exégeta y muaddit
(experto en tradiciones proféticas), y el renovador de la jurisprudencia mâlikí
en al-Andalus. Aunque nació en Sevilla, emigró al norte de África y viajó por
el Oriente islámico con su padre, donde se encontró y estudió con los grandes
maestros de su momento, incluyendo a al-Gazâlî. Fue perseguido en al-Andalus por sus puntos de vista jurídicos y políticos, aunque recuperó el reconocimiento de las autoridades y fue nombrado por el emir almorávide cAlî b. Yûsuf
b. Tâšufîn, cadí supremo de Sevilla. Murió cerca de Fez cuando regresaba de
una larga estancia en Marraquech, con una delegación de Sevilla de realizar el
pacto de fidelidad con el líder almohade Ibn Tumart.
A su vuelta a Sevilla después de su estancia en Oriente, escribió numerosas
obras sobre exégesis, entre las que destaca su Akâm al-Qur’ân32, un compendio que recoge los principios de la fe y las normas religiosas, dispuestas según el
orden de las azoras33; así como comentarios a los libros de hadices al-MuwaΞΞa y
el Sunan de al-Tirmidî; la recopilación de sus lecciones públicas, recogida en 80
volúmenes Anwâr al-faŷr (Las luces de la aurora)34; su Wâ·i al-sabîl ilà macrifat
qanûn al-ta’wîl wa-fawâ’id al-tanzîl (El camino claro hacia el conocimiento de la
hermenéutica y de los beneficios de la revelación)35. En cuanto a su famoso Normas
de la exégesis (Qânûn al-ta’wîl fî tafsîr al-Qur’ân al-cazîz36) se desmarca también
lus fî nihâyat al-murâbiΞîn wa-mustahall al-muwaidîn. Beirut: Dar al-Garb al-Islâm, 1988,
396-98.
31
Véase, Pedro CANO ÁVILA, Alejandro GARCÍA SANJUÁN y Ali TAWFIQ. «Ibn alc
Arabî al-Macâfirî, Abû Bakr». Enciclopedia…, v. 2, 2009, nº 298, 130. Existe un estudio en
árabe de MuΜΞafà Ibrâhîm AL-MAŠNÎ. Ibn al-cArabî al-Mâlikî al-Išbîlî wa-tafsîru-hu Akâm alQur’ân. Beirut-Ammán: Dâr al-Ŷîl; Dâr cAmmâr, 1990.
32 Véase, Abû Bakr Muammad IBN AL-CARABÎ. Akâm al-Qur’ân al-kubrà. Ed. cA.M.
al-Baŷâwî. El Cairo: Dâr al-Macârif, 1988, 2 v. También compuso Akâm al-Qur’ân al-Λugrà
(eds. S.A. Acrâb, M. al-Zîrî y M. al-Bakkarî. Beirut, 2001, 2 v.) en versión reducida, pero revisando algunas de sus opiniones, así como el estilo del Akâm al-Qur’ân al-kubrà.
33
Se trata, pues, de una obra de tafsîr, pero elaborada con una intención claramente jurídica,
al modo del tafsîr al-fiqh (exégesis del derecho islámico). Entre los precedentes de este género
están al-Νabarî y al-Râzî. Véase, Delfina SERRANO. «El Corán como fuente de legislación islámica: Abû Bakr Ibn al-‘Arabî y su obra Akâm al-Qur ân». El Corán ayer y hoy. Perspectivas
actuales sobre el Islam. Estudios en honor del profesor Julio Cortés. Coords. M. Hernando de Larramendi y S. Peña. Córdoba: Berenice, 2008, 251-75.
34
Se recogen dos títulos para esta obra, bien Anwâr al-faŷr fî tafsîr al-Qur’ân o bien Anwâr
al-faŷr fî-maŷâlis al-dikr. El manuscrito se encuentra en la Biblioteca Nacional de Rabat.
35
Obra de exégesis coránica inédita.
36
Ed. M. al-Sulaymânî. Beirut, 1990, 2 ª ed. Véase también el estudio realizado por Isân
c
ABBÂS. «Rilat Ibn al-cArabî ilà l-Mašriq kamâ Μawwara-hâ Qânûn al-ta’wîl». Al-Abât, 21
82
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de la visión clásica37, incluyendo un libro sobre las reglas que deben seguirse
para realizar una interpretación alegórica del Corán. Así Ibn al-cArabî dividió su
estudio del Corán en cuatro apartados, a cada uno de los cuales dedicó varios
capítulos: la unicidad de Dios (tawîd), abrogante y abrogado, normas legales
(akâm) e invocación del nombre de Dios (tadkîr). El contenido propiamente
religioso del comentario se estructura en torno al estudio del tawîd, primer
requisito del saber, a través del cual se accede al conocimiento de Dios. Esta
parte, a su vez, la inicia con el estudio del alma (nafs), ya que el conocimiento
del alma propia lleva al conocimiento de Dios38. El estilo que aplica en esta obra
es el de las “cuestiones” (masâ’il), que consiste en formular determinadas preguntas acerca de las aleyas, para luego comentar cada uno de los temas tratados
en la obra. Sus fuentes son variadas, y entre los autores más importantes que
cita están al-Qušayrî (de su comentario coránico LaΞâ’if al-išârât), al-Gazâlî39,
c
Abd al-Razzâq al-Λancânî y Mâlik b. Anas. En resumen, esta obra muestra las
dotes de al-Macâfirî como teólogo, su elevado nivel de expresión lingüística y
sus dotes literarias. Su novedad reside en su manejo de las doctrinas sufíes, ya
que documenta la introducción en al-Andalus del tafsîr išârî (exégesis alusiva),
confrontándolas con las bâΞníes (esotéricas). Asimismo, como hizo notar R.
Tottoli40, Ibn al-cArabî ya hace uso del término isrâ’îliyyât en un sentido técnico
dos siglos antes que Ibn Katîr.
Tampoco podemos pasar por alto la labor de Abû Muammad cAbd Allâh
ibn al-Sîd al-BaΞalyawsî (444=1052/3-521=ca. 1127). Fue seguramente el
mayor filólogo y lingüista de al-Andalus, así como el primer teórico de la interpretación hermenéutica41 y autor del primer tratado sobre la interpretación en
(1968), 59-91; y Mª. M. LUCINI BAQUERIZO. «Ibn al-‘Arabî al-Macâfirî, Abû Bakr». Enciclopedia…, v. 1, 465 (nº 242).
37
Para el editor, esta obra no se adapta a ningún género específico islámico calificándola de
“libro único en su género”. (Qânûn al-ta’wîl. Ed. M. al-Sulaymânî, 27), en el que el autor pone
especial énfasis en corregir numerosos errores relativos a las creencias y al pensamiento que eran
habituales entre los filósofos y teólogos de su época. Respecto a la estructura del contenido, la
obra se abre con la juΞba, donde expone las causas que lo motivaron a escribirla, seguida de la
exposición de su trayectoria intelectual, que incluye la narración de su viaje a Oriente, con la
mención de los maestros con los que estudió y las obras que aprendió de ellos.
38
Como parte de la enseñanza profética “quien se conoce a sí mismo (su alma), conoce a Su
Señor”. Véase, Qanûn…, 121.
39
Cita obras suyas como Iyâ’, MaqâΜid al-falâsifa, Micyâr al- cilm, etc.,
40
Véase el excelente artículo de R. TOTTOLI. «Origin and Use of the Term Isrâ’îliyyât in
Muslim Literature». Arabica, 46 (1999), 193-210.
41
Representa un valioso cuerpo de ciencia hermenéutica y lingüística. El autor partiendo de
la filología, y conjuntando el mensaje coránico, con una optimista confianza en la razón humana,
se puso un doble objetivo: la busca del saber y una exigencia ética personal, para llevar así al sujeto
a una ascensión en su condición humana. Por ello Salvador Peña encuadra su labor en el huma-
Actas del Congreso Conocer al-Andalus
83
al-Andalus, su Kitâb al-tanbîh calà l-asbâb al-latî awŷabat ijtilâf al-fuqahâ’ fî
ârâ’i-him wa-ctiqâdâti-him (Libro del advertimiento de las causas que han llevado
a disentir a los intérpretes en sus opiniones y creencias)42: es su única obra extensa.
Contribuye al estudio de la hermenéutica y cómo está en la base de los cismas o
divisiones que se han producido en el Islam; las “causas” derivan en su mayoría
de la aplicación de los conocimientos filológicos a las Escrituras43. Uno de sus
discípulos –Ibn al-Nicma– fue un experto en jurisprudencia y ciencias coránicas y autor de una exégesis del Libro Sagrado44.
Con posterioridad destacaron entre otros exégetas45: Ibn Baqî al-Gâfiqî (m.
617=1220)46, quien escribió una exégesis coránica titulada al-Ŷamc bayna tafsîray
al-Zamajšarî wa-Ibn cAΞîya (La armonización entre las exégesis de al-Zamajšarî
e Ibn cAΞîya), en la que pretendía aunar ambas exégesis; o el murciano Ibn
Abî l-Fa·l al-Sulamî (m. 655=1257) quien compuso tres exégesis coránicas de
diversa extensión, el comentario más extenso se titulaba Riyy al-Ωam’ân fî tafsîr
al-Qur’ân (Agua para el sediento. Exégesis del Corán), en el que establece el nexo
de unión de unas aleyas coránicas con otras47; y de la noble familia granadina de
nismo islámico. Véase Salvador PEÑA MARTÍN. Corán, palabra y verdad. Ibn al-Sîd y el humanismo en al-Andalus. Madrid: CSIC, 2007.
42
Del análisis y valoración del libro se han ocupado, con detenimiento, algunos autores
como Salvador PEÑA MARTÍN y Miguel VEGA MARTÍN. «El ideal de claridad o los dos fines
del adab, según Ibn al-Sîd». Al-QanΞara, 25/2 (2004), 539-65; Delfina SERRANO. «Ibn al-Sîd
al-BaΞalyawsî (444=1052-521=1127) y su obra sobre la discrepancia de los musulmanes». Literatura e cultura no gharb al-Andalus. Eds. B. Soravia y A. Sidarius. Lisboa: Simposio Internacional, 2005, 221-44.
43
Las causas son para él ocho, entre ellas está la “figuración” (maŷâz), que es una forma de
ambigüedad, y consiste en que a una expresión puedan corresponderle dos sentidos; y esto puede
ocurrir a distintos niveles distintos del lenguaje: léxico, morfosintáctico y lógico. Por supuesto, la
disensión surge cuando en un texto aparece una expresión ambigua que no es interpretada rectamente.
44
Kitâb Riyy al-Ωamcân fî culûm al-Qur’ân (Libro de saciar al sediento, acerca de las ciencias
coránicas).Véase, Maribel FIERRO. «Ibn al-Nicma, Abû l-Όasan». Enciclopedia…, v. 4, 336-38
(nº 918).
45
Abû cAbd Allâh AL-MAZDAGÎ (573=1177/8-655=1257).Véase, «Al-Mazdagî, Abû cAbd
Allâh», Enciclopedia…, 2009, v. 6, nº 1548, 539-40.
46
Alfaquí mâlikí, tradicionista, exégeta coránico, gran experto en actas notariales y en diversas ciencias, como la medicina. Véase, Jorge LIROLA. «Ibn Baqî al-Gâfiqî, Abû Muammad»,
v. 1, nº 304, 572-3.
47
Véase, Alfonso CARMONA «Ibn Abî l-Fa·l al-Sulamî, Abû cAbd Allâh». Enciclopedia…,
2003, v. 1, 352-55.
84
Amina González Costa
los Banû Ŷuzayy, destacaron como exégetas Abû Amad Ibn al-Ŷuzayy al-Kalbî
(m. 620=1224)48 y Abû l-Qâsim Ibn Ŷuzayy al-Kalbî (m. 741=1340)49.
El cultivo del género del tafsîr, la exégesis coránica, en la época almohade50
fue considerable, ya que el propio Ibn Tumart –fundador del estado almohade–
fue una de las personalidades entre los ulemas de su época y contribuyó a la
divulgación de la ciencia y el conocimiento con el mecenazgo51. Renacieron las
ciencias islámicas coránicas por un lado, como el fiqh, el hadiz, el tafsîr; y por
otro lado, las ciencias relativas a la lengua, la gramática, la historia, la literatura
y la poesía (bellas letras). También se forjó en esta época una identidad conjunta
andaluso-magrebí y que implicó un intercambio y flujo incesante de ideas entre
exégetas andalusíes y magrebíes52.
Fue en al-Andalus –concretamente en Córdoba–, donde nació el célebre
exégeta Abû cAbd Allâh Muammad b. Amad b. Abî Bakr b. Far al-AnΜârî
al-Jazraŷî al-Andalusî al-QurΞubî53. En Córdoba recibió su amplia formación
Su Tafsîr al-Qur’ân al-cazîz es mencionado únicamente por IBN FARΌÛN. Dîbâŷ, v. 1
(nº1), 310.
49
Además de mufassir fue poeta, escritor, historiador y un renombrado erudito de la escuela
jurídica mâlikí de Granada. Entre sus más conocidos trabajos están sus obras de exégesis coránica
Tashîl li- culûm al-tanzîl (Libro de la facilitación para el conocimiento de las ciencias de la revelación)
y al-Ŷawâhir al-isân (Las gemas preciosas), que únicamente aparece citada en IBN AL-QÂΆÎ.
Durrat al-iŷâl. Ed. M. al-Amadî Abû l-Nûr. El Cairo, 1970, v. 2 (nº 566), 117-8. Véase también, IBN FARΌÛN. Dîbâŷ, v. 2 (nº 87), 274-6.
50
Con mufassirin como Muamamd b. Yûsuf b. Sacâda (m. 565) e Ibn Bîbaš b. Muammad
c
b. Alî b. Bîbaš al-cAbdarî al-ŠâΞibî (m. 582). Véase, cAbd Allâh cAlî cALÂM. Al-Dawla
al-muwaidiyya bi l-Magreb fî cahd cAbd l-Mu’min ibn cAlî. El Cairo: Dâr al-Ma cârif, 1971,
294-298.
51
Si bien es cierto que existían en al-Andalus, y especialmente en la ciudad de Córdoba,
una ingente cantidad de libros y composiciones, los almohades promocionaron a los ulemas, de
manera que se multiplicaron las fundaciones culturales y científicas en todos los rincones
52
Ibidem, 298; y M. AL-MANÛNÎ. Όadârat al-muwaidîn. Casablanca: Dâr Tûqbâl,
1989, 33-34.
53
La personalidad de al-QurΞubî no nos es tan conocida, debido principalmente a la escasez de noticias que las fuentes proporcionan sobre su vida. Véase, por ejemplo, IBN cABD ALMALIK AL-MARRÂKUŠÎ. Al-Dayl wa-l-takmîla li-kitâbay al-mawΜûl wa-l-Μîla. Eds. I. cAbbâs,
et al. Beirut: Dâr al-Taqâfa; Rabat: Akâdîmiyyat, 1964-1984, v. 5/2, nº. 1154; AL-DAHABÎ.
Ta’rîj al-Islâm wa-wafaŷât al-mašâhîr wa-l-aclâm. Ed. cU. cA. al-S. Tadmurî. Beirut: Dâr al-Kitâb
al-cArabî, 1987-2000, v. correspondiente a los años 671-680 H, 74-75, nº 26; AL-ΛAFAΆÎ. AlWâfî bi-l-wafaŷât. Eds. S. Dedering, et al. Wiesbaden: Bibliotheca Islamica, 1962- , v. 2, nº 470;
IBN FARΌÛN. Al-Dîbâŷ. El Cairo: Dâr al-Turât, 1972, v. 2, 308-9; AL-MAQQARÎ. Naf
al-Ξîb…, v. 2, 210-12. Véase también el artículo de Roger ARNALDEZ. «Al-K+urΞubî». he
Encyclopaedia of Islam. Leiden: E. J. Brill, nueva ed., 1986, v. 5, 512-513.
48
Un estudio general sobre el autor y su tafsîr puede verse en Miftâ al-Sanûsî
BALcAM. Al-QurΞubî. Όayâtu-hu wa-âtâru-hu al- cilmiyya wa-minhaŷu-hu fî l-tafsîr.
Banghazi: Ŷâmicat Qâryûnis, 1998.
Actas del Congreso Conocer al-Andalus
85
en jurisprudencia islámica (fiqh), gramática árabe, elocuencia, ciencias coránicas y otras materias. Al igual que sus predecesores viajó prolijamente durante su
época de estudio antes de asentarse en Egipto, donde murió en el 671=1272-3.
No sólo fue un experto en tafsîr, sino también en materia de hadiz y de ley islámica de la Escuela mâlikí. Era considerado un ejemplo de piedad y austeridad,
y su vida transcurrió entre la adoración y la escritura de libros54. Antes de su
salida de al-Andalus, estudió con alfaquíes cordobeses que vivieron y desarrollaron su actividad en plena época almohade (514-668 H.), momento en el que la
vida cultural y científica era profundamente activa en el Magreb y al-Andalus.
La más famosa de sus obras fue su comentario coránico55, titulado Al-Ŷâmic
li-akâm al-Qur’ân wa-l-mubayyin li-mâ ta·ammana mina l-sunna wa-âyât
al-furqân (Compendio de preceptos del Corán, y clarificación de lo que contiene
basado en la sunna y en los signos del discernimiento)56, compuesta en veinte volúmenes.
En la introducción a su comentario, al-QurΞubî abarca una amplia selección de temas estructurados: advierte sobre la necesidad de una actitud correcta
tanto de quien interpreta el Corán como de quien lo lee; llama a la acción y
al trabajo según las prescripciones coránicas; y también discute algunas de las
cuestiones polémicas sobre el Corán y su exégesis. Señala además, el por qué
adopta la opinión de al-Gazâlî –aunque no lo cite57–, de que la exégesis no
tiene por qué limitarse a las posibilidades interpretativas basadas en la tradición
Dijo de él al-Dahabî: “Fue un imam sobresaliente y de profundo conocimiento, sus beneficiosas obras dan una clara idea de una mente prolija y meritoria”. AL-DAHABÎ. Ta’rîj al-Islâm,
v. correspondiente a los años 671-680h (nº 26), 74-75.
55
IBN FARΌÛN (Dîbâŷ, v. 2, 308-9) y AL-DÂWÛDÎ (Νabaqât al-mufassirîn. Ed. cA.M.
c
Umar. El Cairo, 1994, v. 2, 65-6) lo consideran entre los más sublimes y de los más útiles.
56
AL-QURΝUBÎ. Al-Ŷâmic li-akâm al-Qur’ân. El Cairo: al-Όaya’ al-MiΜriyya al-cÂmma lil-Kitâb, 1987, 20 tomos en 10 v. Y reeditado en Beirut. Véase también la traducción de algunos
los extractos de este Tafsîr en la obra de Mahmoud M. AYOUB. he Qur’ân and Its Interpreters.
New York; Albany: SUNY Press, v. 1, 1984; y he Qur’ân and Its Interpreters: he House of ‘Imran.
New York; Albany: SUNY Press, v. 2, 1992. En español, véase la traducción de Zacaríya MAZA.
Compendio del Tafsîr del Corán “al-Qurtubi”. Granada: Comunidad Musulmana Española, 2005
(v. 1 y v. 10), 2006 (v. 2), 2007 (v. 3), 2008 (v. 4), 2009 (v. 5).
57
AL- QURΝUBÎ. Al-Ŷâmic li-akâm al-Qur’ân, 1968-71, v. 1, 33-4. Asimismo, Roger
Arnaldez en su artículo «Al-K+urΞubî» compara el pasaje sobre la manera de leer el Libro de Dios
en la introducción del Tafsîr de al-QurΞubî con un pasaje de la Iyâ’ de al-Gazâlî, que es similar
en cuanto a estilo pero no en cuanto a contenido, adaptando partes de lo escrito por al-Gazâlî,
para reflejar su punto de vista distinto.
54
86
Amina González Costa
transmitida por la primera generación de musulmanes (tafsîr bi l-ma’tûr)58-59,
aunque ponga coto a las interpretaciones personales (bi l-ra’y) 60.
El cuerpo del Comentario sigue una interpretación aleya por aleya y lo
divide según las distintas cuestiones (masâ’il) planteadas en una o más aleyas61.
Su fuente exegética primaria es el hadiz: buena parte de su renombre se debe
al gran número de hadices que cita –muchos de los cuales no se encuentran
en al-Νabarî–, pues no se limita a las que directamente comentan los versos
coránicos, sino que incluye también otros por su relación temática. Y aunque meticuloso con algunos relatos, en otros omite toda referencia a la fidelidad de la fuente. Esto parece demostrar más su preocupación por el significado que por la adecuación formal. Así no sorprende que en algunas ocasiones
haga uso de tradiciones controvertidas y prestadas de la tradición judeo-critiana (isrâ`îliyât)62 –como las que podemos encontrar en la obra de Abû Isâq
al-Taclabî (m. 427=1035)63–, así como la inclusión de historias de los evangelios
Al-Gazâlî mantiene la opinión de que la información transmitida por el hadiz es necesaria, pero sólo como un primer paso en la interpretación, no como limitación de toda posibilidad.
Pretende justificar así al-Gazâlî la interpretación al modo sufí. Sin embargo al-QurΞubî limita
tal posibilidad, tratando de cerrar el camino a las interpretación personales y arbitrarias. Véase
Kristin Z. SANDS. Λûfî Commentaries on the Qur’ân in Classical Islam. Londres-Nueva York:
Routledge, 2006, 48-50.
59
AL- QURΝUBÎ. Al-Ŷâmic li-akâm al-Qur’ân, 1968-71, v. 1, 33-4.
60
Como complemento, véase la traducción de la sección séptima (capítulo “Sobre las advertencias relativas a la interpretación del Corán por la opinión; y el rango de los exégetas”) de dicha
introducción en N. CALDER, J. MOJADDEDI y A. RIPPIN. Classical Islam…, 98-102.
61
Al igual que al-Râzî, aunque al-QurΞubî está considerablemente menos interesado en
temas teológicos.
62
Me remito a Kristin Z. SANDS. Λûfî Commentaries..., 143, 138; y a I. ALBAYRAK.
«Isrâ’îliyyât…», 53.
63
Al-QurΞubî se muestra consciente de estas controversias ofreciendo, en algunas ocasiones, comentarios críticos relativos al material de las isrâ’îliyyât. Sin embargo, como M. Mašînî
demuestra, al-QurΞubî es contradictorio en su metodología, una veces rechaza las narraciones
después de haber comprobado su fuente, otras veces las incluye sin comentarlas. Véase Madrasât
al-tafsîr fî al-Andalus, Beirut: Mu’assasât al-Risâla, 1986, 101, 560-78, 826; el cArâ’is al-maŷâlis
de al-Taclabî es considerada la primera colección independiente de historias de los profetas (véase
T. NAGEL. «KiΜaΜ al-Anbiyâ’». he Encyclopedia of Islam. Eds. C.E. BOSWORTH, E. van
DONZEL, W.P. HEINRICHS, y G. LECOMTE. Leiden: Brill, 1960-2002 (nueva ed); y W.
M. hackston, introducción a: he Tales of he Prophets de M. al-Kisâ’î. Boston: Twayne Publishers, 1978, XVI. Este material procedente de los judíos y cristianos fue considerado como problemático desde bastante temprano en la comunidad musulmana y concuerda más y está más en
la línea del género de qiΜaΜ al-anbiyâ’ por su falta de formas rigurosas («Tafsîr Isrâ’îliyât», Journal of the American Academy of Religion, 47 (1979), 658-97). El tafsîr de Al-Taclabî (al-Kašf wa-lbayân can tafsîr al-Qur’ân) fue criticado por el uso de este tipo de material. Un ejemplo del uso de
al-QurΞubî de historias extraídas del corpus de al-Taclabî se encuentra en su comentario al pasaje
que recoge la reacción del profeta Mûsâ cuando al-Jâ·ir mata al niño (véase AL- QURΝUBÎ.
58
Actas del Congreso Conocer al-Andalus
87
apócrifos y de algunas anécdotas e historias citadas de hombres piadosos, que
no forman parte de los comentarios clásicos. Y esto lo hizo así a pesar de la tendencia crítica al uso de historias procedentes de las isrâ’îliyyât, que ya comenzó
en su tiempo64. Por tanto, al-QurΞubî es un buen ejemplo del comentarista que
hace uso de las anécdotas, narraciones y sermones de las tradiciones más tempranas transmitidas por los compañeros y seguidores del Profeta, pero que también aprecia el atractivo y el entretenimiento que ofrecen este tipo de historias
–aunque sea ignorando, como hemos señalado, los criterios de rigurosidad a
la hora de autenticarlos e incluirlos– y el de las obras de los exégetas posteriores a las primeras generaciones e incluso a anécdotas de sus contemporáneos,
demostrando su aguda inteligencia y su comprensión de la complejidad de las
cuestiones que dividieron a los exégetas, así como a la comunidad islámica, y
manifiesta el deseo, como jurista65, por definir los límites de un pensamiento
práctico, aceptable, directo y claro, usando un método crítico en relación a las
tradiciones que aparecen en su tafsîr.
También hace un uso extenso de la gramática y la estilística como fuentes secundarias, con el propósito último de extraer toda la información legal
del texto bajo todas sus variantes y permutaciones66. Así su perspectiva docti-
Al-Ŷâmic li-akâm al-Qur’ân, v. 11, 21; AL-TACLABÎ. QiΜaΜ al-anbiyâ’: musammâ bi l- carâ’is
al-maŷâlis. El Cairo: Maktabat al-Ŷumhuriyya al-Acrabiyya, 195-?
64
Por otro lado, el profesor R. Arnaldez afirma que al-QurΞubî no hace un uso sino muy
pequeño de este tipo de material («Al-K+urΞubî», v. 5, 513), pero el índice de su Tafsîr (Fahâris
al-Ŷâmic li-akâm al-Qur’ân) enumera alrededor de 250 citas sólo de al-Taclabî. E Ibn Taymiyya
criticó a al-QurΞubî por el uso de estas historias (citado en «he Transmission of Narrative-Based
Exegesis in Islam». Islam. Essays on Scripture, hought and Society. Eds. P.G. Riddell y T. Street.
Leiden: E. J. Brill, 1997, 67).
65
Una de sus grandes preocupaciones es el de las ramificaciones legales del texto coránico.
66
Al-QurΞubî defiende la metáfora como parte del lenguaje y de las posibilidades de la lengua árabe, por ejemplo en su comentario al verso de la luz (Corán, 24:35) dice que el versículo
coránico “Dios es la Luz (…)” ha de entenderse, no como los seguidores de la doctrina corporealista (muŷassima) de Dios, que sostienen que es una luz, sino que Dios es Quien hace que todas
las cosas tengan existencia. Y advierte que no siempre las palabras y expresiones han de ser interpretadas metafóricamente. En este sentido, al-QurΞubî cita la crítica de su maestro –Abû Bakr
b. al- cArabî– sobre los peligros inherentes al uso de la metáfora, desde su transparencia hasta
su interpretación sin límites, con respecto a la interpretación del versículo de la luz (véase ALQURΝUBÎ. Al-Ŷâmic li-akâm al-Qur’ân…, v. 12, 206, 263-4).
88
Amina González Costa
nal mâlikí se enriquece con otras posibilidades interpretativas67, mostrándose
abierto y tolerante con las otras escuelas, cuyas opiniones y argumentos cita68.
El comentario se desmarca, así, de algunos aspectos de las otras exégesis
de al-Andalus en su deducción legal y religiosa (tafsîr akâm al-Qur’ân). Pero
también deja clara su deuda a los exégetas andalusíes que el precedieron como
Ibn cAΞiyya69 y Abû Bakr Ibn al-cArabî70 que, aunque pertenecientes a la época
almorávide, fueron precursores de ciertas tendencias que caracterizarían la época
almohade, una de ellas su opinión sobre el precepto de al-amr bi-l-macrûf wa-lnahy can al-munkar (ordenar el bien y prohibir el mal), como ha sido estudiado
por la investigadora M. Penelas71.
También al-QurΞubî ejerció su influencia en algunos de los mufassirin de
al-Andalus que le sucedieron, como Abû Όayyân al-GarnâΞî (654-745=12561344)72. Originario de la provincia de Granada, fue una de las autoridades en
lengua árabe de su tiempo. Educado en la provincia de Granada, abandonó alSu maestría en el uso de diferentes disciplinas en su Tafsîr, manejando con soltura las interpretaciones y refutando a los que considera desviados y extraviados, llevó a N. Calder a afirmar
que fue al-QurΞubî quien desarrolló más plenamente todas posibilidades de este género. Véase,
«Tafsîr from Νabarî to Ibn Kathir. Problems in the description of a genre, illustrated with reference to the story of Abaraham». Approaches to the Qur’ân. Eds. G.R. Hawting and A. A. Shareef.
Londres: Routledge, 1992, 109-10.
68
Véase, «Tafsîr from Νabarî to Ibn Kathir...», 109-10.
69
M.S. BALcAM destaca la influencia de Ibn cAΞîya sobre al-QurΞubî (véase al-QurΞubî…,
25 y 221-22).
70
Sobre la influencia que ejerce el comentario de Ibn al-cArabî en el de al-QurΞubî (véase,
M.I. AL-MAŠNÎ. Ibn al-cArabî…, 393-99).
71
M. Penelas resalta que tanto al-QurΞubî, como cAΞîya e Ibn al-cArabî presentan en este
aspecto ideas que no encontramos en otros mâlikíes, reflejo algunas de ellas de una actitud más
radical hacia el deber de “ordenar el bien y prohibir el mal”, ya que estos mufassirîn elogian con
gran entusiasmo el valor de quienes combaten el mal arrostrando las consecuencias de su acción,
cualesquiera que sean. Según Ibn cAΞîyya, la recompensa será mayor para aquellos que lo cumplan aun temiendo por su integridad física (al-Muarrar…, v. 3, 167, última línea, véase también
ibídem, v. 8, 286, lín. 16). Ibn al-cArabî y al-QurΞubî van más allá y se muestran firmes partidarios del martirio voluntario. Ibn al-cArabî anima a ejercer la censura en cualquier circunstancia
(Akâm…, v. 1, 306, lín. 3 y en 305 lín. 3; y en al-QurΞubî. Tafsîr…, v. 4, 48, lín. 18 y en 143,
lín. 5). Sin embargo, M. Cook subraya además el hecho que en otra obra, Ibn al-cArabî muestra
una opinión contraria a la expuesta en ese lugar (véase, Abû Bakr Muammad IBN AL-CARABÎ.
Kitâb al-Qabas fî šar MuwaΞΞa’ Mâlik b. Anas. Ed. M.cA.A. Walad Karîm. Beirut: Dâr al-Garb
al-Islâmî, 1992, v. 2, 583). Véase también Michael COOK Commanding Right and Forbidding
Wrong in Islamic hought. Cambridge: Cambridge University Press, 2000, 366; y Mayte PENELAS. «El precepto de al-amr bi-l-macrûf wa-l-nahy can al-munkar en el Tafsîr de al-QurΞubî». Eds.
P. Cressier, M. Fierro y L. Molina. Los almohades: problemas y perspectivas. Madrid: CSIC, 2005,
v. 2, 1051-1073 (nº 88).
72
Véase, AL-MAQQARÎ, Naf al-Ξîb. Ed. Yûsuf al-Biqâcî. Beirut: Dâr al-Fikr, 1986, v. 3,
288-340.
67
Actas del Congreso Conocer al-Andalus
89
Andalus y emprendió un largo viaje que le llevó finalmente a El Cairo, donde
ocupó importantes puestos en el estamento educativo y religioso. Además de
despuntar por sus estudios en gramática, Abû Όayyân hizo otras contribuciones
significativas en el campo de la exégesis coránica, lecturas coránicas, la historia, la jurisprudencia, la retórica y la poesía. Aunque se formó en el malikismo,
se inclinó pronto por el zahirismo. Por ello vemos como en su comentario cita
con frecuencia a Ibn Dâwûd al-Ψâhirî, al que elogia por su interpretación literal del Corán.
En materia de exégesis, es conocido por su comentario coránico de ocho
volúmenes al-Bar al-muîΞ (El mar circundante)73. También compuso otro
Tafsîr titulado al-Nahr al-mâdd min l-Bar al-muît (El Comentario coránico El
río crecido de El mar circundante)74, que no es más que un resumen del propio
Abû Όayyân realizó de al Bar al-muît75.
En su extenso prefacio expone sus presupuestos y métodos76, y expresa
su propósito de componer un comentario superior a los conocidos hasta el
momento77. En lo teológico, se suele subrayar que este comentario coránico es
el que más obvia las tradiciones judío-cristianas (isrâ’îliyyât)78 y prima más la
perspectiva lexicológica y gramatical, tanto que es considerado como uno de los
más sistemáticos tratados sobre el tema, lo que lo hace un texto imprescindible
Véase, ABÛ ΌAYYÂN. Tafsîr al-Bar al-muît. El Cairo: MaΞbacat al-Sacâda, 1328=19101, 8 v.; y Tafsîr al-bar al-muît. Eds. cA.A. cAbd al-Mawŷûd, cA. M. Mucawwi·. Beirut: Dâr alKutub al- cIlmiyya, 2001, 9 v.; Amad Jâlid ŠUKRÎ. Abû Όayyân al-andalusî wa-minhaŷuhu fî
tafsîr al-bar al-muîΞ wa-fî îrâd al-qirâ’ât fî-hi. Ammán: Dâr cAmmâr, 2007.
74
Fue primeramente editado en los márgenes de la edición de Bar al-muît. El Cairo:
MaΞbacat al-Sacâda, 1328=1910-1 y varias veces reeditada en Beirut. Véase, ABÛ ΌAYYÂN. Alnahr al-mâdd min l-bar al-muît. Eds. B. al-Άannâwî y H. al-Άannâwî. Beirut: Mu’assasat alKutub al-Taqâfiyya-Dâr al-Ŷinân, 1987, 3 v.
75
Abû Όayyân aclara en la breve introducción a este comentario que, para facilitar “al nadador
que no pudiese cruzar tamaño océano (al-Bar a-muîΞ)”, es decir, su monumental comentario
coránico, hizo “correr desde dicho mar este río (al-Nahr)”, que recorre de nuevo todo el Corán,
azora a azora, pero con menos caudal. Véase, José Miguel PUERTA VÍLCHEZ. «Al-GarnâΞî,
Abû Όayyân», v. 1 (nº 100), 209.
76
Entre los que destacan: los asuntos de contenido, la lexicología (cilm al-luga), analizando
cada término coránico, y si una palabra tiene más de un sentido lo estudia y advierte cuál es el
que realmente le conviene según el contexto; el icŷâz (inimitabilidad) y las elocuencias coránicas,
comentando los aspectos estilísticos de muchas aleyas, reiterando que la palabra divina es la más
elocuente y que le está permitido lo que no se le permite a los gramáticos ni a los mayores poetas,
todo lo cual pertenece a la ciencia de la Teología. Véase, Al-Bar…, v. 1, 61-2; el icrâb (flexión
desinencial), la gramática –la estructuración (tarkîb) fraseológica– y el estudio de sus vocablos
por separado o combinados, desde el punto de vista de la Retórica y la Elocuencia (cilm al-bayân
wal-l-badî c). Véase, al-Bar…, v. 1, 105-111.
77
Idem, v. 1, 101.
78
M. MAŠÎNÎ. Madrasât al-tafsîr…, 579-86.
73
90
Amina González Costa
para la comprensión del Corán. Suele mencionar las tradiciones seguras, aunque no siempre cita sus cadenas de transmisión, para así dar agilidad y facilitar la lectura de una obra tan voluminosa. Con idéntico fin, descargará la obra
de otras muchas referencias a tratados gramaticales, autorías y datos farragosos.
Este autor transmite en su comentario mucha información de los comentarios
que considera más importantes79: el Tafsîr de al-Zamajšarî80 y el Tafsîr de Ibn
c
AΞîya81, especialmente en lo relativo a las cuestiones de gramática. Se atrevió,
al tiempo que los encomiaba y aprovechaba sus opiniones, a criticarlos, con el
propósito de corregirlos y mejorarlos82.
Merece mención también, el comentario coránico sufí (al-tafsîr bi l-išâra).
Aunque en al-Andalus no fue un género exegético extendido83 –pues fue considerado un género marginal, sobre todo debido a las sospechas que levantó
en su inicio la interpretación esotérica (baΞinî)–, los comentarios sufíes, sobre
todo orientales, influyeron en la composición de los comentarios coránicos al
uso, como hemos señalado en las referencias que le dedican Ibn cAΞîya, Abû
Bakr b. al-cArabî y al-QurΞubî. Sin duda, entre los autores sufíes destacaron Ibn
Para él, la obra de Ibn cAΞîya es más selecta, general y resumida. Véase, Rashid EL HOUR.
«Ibn cAΞîya al-Muâribî, cAbd al-Haqq b. Gâlib». Enciclopedia…, v. 2 (nº 333), 413.
80
Filólogo, teólogo y comentador coránico, m. 538=1144 contemporáneo de Ibn cAΞîya.
81
A Ibn cAΞîya le reprueba muchas ideas gramaticales, como la oposición de éste a muchos
gramáticos de Basora, y por caer –en su opinión– en la extravagancia en algunas lecturas coránicas (José Miguel PUERTA. «Al-GarnâΞî, Abû Όayyân»…, v. 1 (nº 100), 200).
82
La exégesis coránica de al-Zamajšarî titulada al-Kaššâf (El buscador) fue una de las obras
más conocidas y difundidas en el mundo islámico occidental del momento. El sevillano establecido en Túnez Abû cAbd Allâh Ibn Jalîl al-Sakûnî (muerto a finales del s. XIII o principios del s.
XIV) escribió un comentario crítico a esta obra, que no pudo completar, para refutar sus ideas
mu ctazilíes.
83
Al contrario de lo que ocurrió en Oriente, donde el sufismo sí que produjo un gran número
de obras de este tipo.
79
Actas del Congreso Conocer al-Andalus
91
Barraŷân84, Ibn cArabî al-ΌâΞimî85 y Abû Muammad cAbd al-Ŷalîl al-QaΜrî86
como hemos señalado87.
Con este repaso por los comentarios y comentaristas más importantes de
al-Andalus se demuestra la importancia de este género: la necesidad de acceder
a los significados del Libro sagrado produjo primero el desarrollo de las ciencias lingüísticas, de lectura y de transmisión del hadiz, en las que los intérpretes andalusíes llegaron a ser respetables autoridades. Y, tras ello, una producción
exegética en sí misma, que dio lugar a importantes aportaciones: se reformularon algunos métodos exegéticos, se crearon otros originales, se aportaron nuevas ideas a las ciencias islámicas en general, cuyas tesis siguen vigentes y repercutiendo en el orbe islámico hoy en día. Sin embargo, tan ingente producción
literaria en este campo durante toda la historia de al-Andalus no ha atraído
tanto el interés de los especialistas. Pese a ello, creemos que el conocimiento y
el análisis de sus contenidos pueden hacer una aportación importante a la comprensión del mundo islámico pasado y actual, y aportar profundidad, nuevas
perspectivas e ímpetu al empobrecido debate intelectual islámico.
Aunque apenas aparece mencionado como exégeta, sí nos ha llegado la obra exegética del
sufí sevillano Ibn Barraŷân, precursor de Ibn cArabî, del que tomó algunas ideas, como él mismo
afirma. Las dos exégesis de Ibn Barraŷân son: Tafsîr al-Qur’ân y el ηâ al-ikma bi-akâm alc
ibra. Véase la descripción de las obras en «Ibn Barra ān». Enciclopedia…, v. 2 (nº 387), 529-34,
535-37. Sobre su método interpretativo véase también Denis GRIL. «La “lecture supérieure” du
Coran selon Ibn Barrağân». Arabica, 47/3-4 (2000), 510-22 y, del mismo autor, «L’interprétation
par transposition symbolique (ictibâr) selon Ibn Barraŷân et Ibn Ibn cArabî». Ed. B. Aladdin.
Symbolisme et herméneutique dans la pensée de Ibn cArabi. Damasco: IFPO, 2008, 147-62.
85
No tenemos certeza de cuantos comentarios esotéricos del Corán compuso. En sus Futûât
menciona el monumental comentario al-Ŷamc wa-l-tafΜîl fî asrâr macânî al-tanzîl (La compilación
y la especificación acerca de los secretos de los significados de la revelación), del que no se conserva
ninguna copia, y el cual, aunque incompleto (llegaba hasta la mitad de la azora al-Kahf ), no ocupaba menos de 74 volúmenes. Véase, O. YAHIA. Histoire et classification de l’oeuvre de’Ibn cArabî.
Damasco, 1964, v. 1, 266. También menciona Îŷâz al-bayân fî l-tarŷama can al-Qur’ân (Exposición clara y con brevedad acerca de la interpretación del Corán) y otras veces alude al Tafsîr sin más.
La contribución más reciente sobre la exégesis sufí de Ibn cArabī ha sido la obra de Mamûd
al-Gurâb (Rama min al-Ramân fî tafsîr wa-išârât al-Qur’ân. Damasco, 1989, 4 v.), en la que
edita el Îŷâz al-bayân en el primer volumen y que finaliza, en la versión editada, en el versículo
252 de la azora al-baqara.
86
Véase, IBN AL-ZUBAYR. Λilat..., 30 (nº 44).
87
Véase, Amina GONZÁLEZ COSTA. «Un ejemplo de la hermenéutica sufí del Corán en
al-Andalus: el Comentario coránico ηâ al-ikma de Ibn Barra ān (m. 536=1141) de Sevilla». Historia del Sufismo en al-Andalus. Maestros sufíes de al-Andalus y el Magreb. Eds. A. González Costa y G. López Anguita. Córdoba: Almuzara, 2009, 41-65; y el trabajo de investigación inédito El comentario a la azora al-ijlâΜ en el ηâ al-ikma de Ibn Barraŷân de Sevilla (m.
536/1141), Universidad de Sevilla, 2006.
84