Revista Española de Sociología (RES)
2016, Vol. 25 (1), 37-59. ISSN: 1578-2824
© Federación Española de Sociología
¿Hacia una plutocracia global?
Towards a global plutocracy?
*Antonio Ariño Villarroya
Universitat de València. Facultat de Ciències Socials. España/Spain
[email protected]
Recibido/Received: 11/06/2015
Aceptado/Accepted: 4/12/2015
RESUMEN
La crisis económica ha promovido un creciente interés por las grandes asimetrías en la concentración de la riqueza, centrando la atención de modo
especial en el 1% más rico de la población. No se
ha estudiado, en cambio, del mismo modo en qué
medida las elites se han constituido y actúan desde
hace varias décadas como una plutocracia global,
con estrategias de internacionalización y de secesión, que tienen un poder decisivo en la dinámica
del mundo. Este es el objetivo principal de este artículo que, a su vez, analiza cuál es el estatuto ontológico de esta categoría social que actúa a escala
planetaria, y esboza algunas implicaciones que se
derivan de ello.
Para ello, se utiliza un abanico de fuentes completamente nuevas en la investigación sociológica
como son los informes anuales de los grandes bancos y los de las empresas que han surgido recientemente dedicadas de forma especial al seguimiento
de las grandes fortunas y a generar información
sobre ellas.
Palabras clave: Plutocracia, Elites, Globalización,
Riqueza, Desigualdad, Objetos Sociales.
ABSTRACT
The economic crisis has prompted an increasing
interest about the growing asymmetries in the concentration of wealth. The focus has been put especially on the richest 1% of the population. It has
not been studied, however, the way in which these
elites have come about and how they have acted for
several decades as a global plutocracy, developing
internationalization strategies and a tendency to
secede from society, as well as to project a decisive
power in the dynamics of the world. To show this is
the main purpose of this paper, that additionally
analyzes the ontological status of this social category acting on a global scale, and outlines some
implications deriving from this issue.
In order to explain this, a completely new range of
sources in sociological research is used, such as
annual reports from major banks, and companies
that have emerged recently which are specially dedicated to monitoring large fortunes and generating feedback about them.
Keywords: Plutocracy, Elites, Globalization, Wealthy,
Inequality, Social Objects.
*Autor para correspondencia / Corresponding author: Antonio Ariño. Calle Universidad n.º 2, 46003 Valencia
Sugerencia de cita / Suggested citation: Ariño, A. (2016). ¿Hacia una plutocracia global? Revista Española de Sociología, 25 (1),
37-59.
RES n.º 25 (1) (2016) pp. 37-59. ISSN: 1578-2824
¿Hacia una plutocracia global?
INTRODUCCIÓN
Desde hace unos pocos años, se viene prestando una creciente atención a quienes ocupan la
cúspide de la distribución de la riqueza tanto en el
interior de cada país como a nivel global. Las películas, series televisivas y algunos reality shows han
convertido en “normal” la visión de sus mansiones,
sus yates, sus intrigas y sus modos de vida.
Una forma de delimitar esa categoría social la
proporciona la división en centiles de la población
de un país, de una región o del propio planeta. Así
es como ha aparecido la categoría estadística del
1%. Al crecer el interés por los más ricos, también
se ha hecho inevitable y más perentoria la pregunta
de si esta minoría no constituye una elite o una clase que ejerce un dominio desproporcionado sobre
la dinámica del mundo ¿Se puede hablar, con propiedad, de la existencia de una elite o de una clase
mundial de ultrarricos? ¿Hay alguna relación entre
su potencia económica, su peso e influencia y las
orientaciones que sigue la política global? Y en ese
caso ¿está derivando esta hacia la conformación de
una plutocracia global?
Comenzaremos, en primer lugar, mostrando
cómo se ha llegado a poner la mirada en el 1% de
la población más rica; después presentaremos las
fuentes disponibles para estudiar este segmento
de la población y describiremos sus características
principales; posteriormente, nos detendremos a
considerar las estrategias de internacionalización
y la lógica de la secesión de esa exigua minoría
de ultrarricos, para finalmente entrar en el debate
sobre el grado de homogeneidad, de cohesión y de
acción coherente de esta categoría social, con el
objeto de dilucidar si estamos ante un actor lo suficientemente integrado como para interpretarlo desde la clave de los nuevos objetos mundo-sociales.
¿Qué se entiende por Nuevos Objetos-Mundo
Sociales? Tal y como Pablo Navarro propone en el
artículo introductorio de este número monográfico
de la RES, son “objetos que definen su dinámica
como un sistema unitario a escala planetaria” y
operan como motor principal del proceso de globalización. La configuración creciente de una plutocracia global, como actor sistémico, generador de
subjetividad e identidad singulares, por encima del
Estado nación y replanteando la relación entre democracia y mercado, reúne dichas características,
como trata de mostrar justamente este artículo.
EL INTERÉS POR EL 1%
Aunque el sociólogo G. William Domhof ha venido estudiando las elites norteamericanas desde
finales de los sesenta y sus obras han tenido una
gran acogida y difusión1, sin embargo el interés por
el 1% superior del espectro de la distribución de
la riqueza tiene una historia más reciente (véase
Waldenström, 2008).
En el año 2006, un joven cineasta y heredero de
la poderosa familia Johnson & Johnson, en contra
de la voluntad de su progenitor, estrenaba el documental The One Percent (Johnson, 2006), dedicado
a mostrar el enriquecimiento de una pequeña minoría, desde los años setenta, a costa del resto de la
población. Para lograr entrevistar a algunas figuras
muy relevantes de ese universo opulento así como
para acceder a las reuniones exclusivas donde se
suele abordar la gestión de los capitales, Jamie
Johnson se sirvió de su estatus familiar, lo que ya
había hecho con anterioridad en otro documental
de gran éxito, Born Rich (2003)2. Posteriormente,
fue fichado por la revista Vanity Fair, donde todas
las semanas escribía en una columna titulada precisamente The One Percent, que ofreció artículos
justo hasta el 11 de agosto de 2011, momento del
estallido del movimiento Occupy Wall Street.
Al año siguiente del estreno de dicho documental, el premio nobel de economía Paul Krugman
(2007) publicaba The conscience of a liberal, en
cuyos capítulos 7 y 8 abordaba la Gran Divergencia
y las políticas de desigualdad. En 2008 estalló la
crisis que condujo a la Gran Recesión y, desde en1
2
Su obra Who rules America? (Domhoff, 2014) ha sido
objeto de sucesivas reediciones y ampliaciones desde que vio la luz por primera vez en 1968.
En este vídeo exploraba desde dentro la vida de sus
compañeros de clase social (Johnson, 2003). Posteriormente, el 23 de octubre de 2013 el Mail Online
publicó un reportaje sobre la forma de vida de aquellos diez años después. Ver Pow (2013).
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tonces, el interés por quienes han ocupado la cima
de la distribución de la riqueza ha crecido extraordinariamente desde diversos puntos de vista y estrategias. Tres de ellos son especialmente relevantes: el primero, el de quienes quieren beneficiarse
de este fenómeno produciendo y vendiendo bienes y
servicios para los ultrarricos (volveremos sobre este
punto); el segundo, el de los académicos que han
tratado de comprenderlo y explicarlo; el tercero, de
carácter político, el de quienes se han movilizado
para reclamar una distribución más justa de las
riquezas.
En mayo de 2011, Joseph Stiglitz (2011) publicaba en Vanity Fair el artículo Of the 1%, by the
1%, for the 1%, como un anticipo del libro El precio
de la desigualdad que vería la luz poco después
(Stiglitz, 2012). Unos meses más tarde saltaba a la
escena política la movilización Occupy Wall Street
que hizo suyo el eslogan político We are the 99%.
En su libro, Stiglitz mostraba con abundante evidencia empírica la fractura social creciente entre
quienes habían mejorado su suerte significativamente en los últimos años (pues de controlar el
33% de la riqueza nacional habían pasado al 40%)
y el resto que veían sus condiciones estancadas o
degradadas. Las miradas se habían focalizado en
el 1% más rico no por envidia o resentimiento, sino
por la importancia fáctica y estructural que tenía
el hecho de la concentración espectacular y sobrecogedora de la riqueza en una sociedad avanzada
y democrática. Tanto en la prensa como en la academia hubo un amplio debate sobre esta cuestión
(Noah, 2012).
Ahora bien ¿se trataba de un fenómeno circunscrito y exclusivamente americano o, por el contrario, con distintos ritmos y alcances, se extendía
por todo el mundo? ¿Estaba creciendo la disparidad
de recursos en el interior de cada país y a nivel planetario?
Desde principios del nuevo siglo un grupo de
economistas, formado inicialmente por Atkinson,
Piketty y Saez, al que después se añadirían otros
colegas, habían comenzado a estudiar no las desigualdades de ingresos en general sino muy especialmente la concentración en la cima de la distribución (Piketty y Saez, 2003). Fruto de ese trabajo
fue la creación de la World Top Incomes Database,
que en 2009 reunía información de 22 países, en
la actualidad de 28, y que sigue ampliando su alcance3.
Entre 2007 y 2013 este grupo publicó los resultados de sus investigaciones tratando de extender
la perspectiva en el tiempo (la larga duración) y en
el espacio (abarcando un número cada vez más
extenso de países). Por el momento, se puede considerar que El capital en el siglo XXI, la premiada
y polémica obra de Piketty (2013) es el último producto de este arduo trabajo sobre las fuentes tributarias de los países que ya han sido recogidos en la
base de datos. En sendos artículos publicados en
2011 (Top Incomes in Long Run of History, Atkinson,
et al., 2011) y 2013 (The Top 1 Percent in International and Historical Perspective, Alvaredo, et al.,
2013) se constata la existencia de una dinámica
general, pero con situaciones muy diversas.
La mayoría de los países estudiados experimentaron una caída repentina de los ingresos de
esta categoría social en la primera mitad del siglo
XX, debido a una reducción de la concentración de
la riqueza en la cumbre, que se prolongó durante
los años posteriores a la IIª Guerra Mundial, hasta que comenzó a producirse de nuevo una concentración a partir de los años setenta y ochenta.
La representación de esta trayectoria genera una
gráfica en forma de U, que ofrece diferencias muy
marcadas en su trazado según países. Así, en los
de habla inglesa más China e India, en las últimas
décadas se ha producido una rápida concentración
de los ingresos de la cúspide, acentuándose en
los años recientes, mientras que este incremento
ha sido menor en la Europa del Sur y en los países
nórdicos.
De una forma más matizada y basándose no
en los impuestos sino en los ingresos de los hogares y otras fuentes, los resultados obtenidos en el
proyecto Growing Inequalities’ Impacts también conocido como GINI (Salverda y de Graaf-Zijl, 2015),
y publicados recientemente (Salverda et al., 2014),
muestran que existe una notable heterogeneidad
en la evolución entre los 30 países ricos analizados (25 de ellos de la Unión Europea) en el periodo
1980-2010 y que la tendencia hacia una desigual3
Paris School of Economics (2015).
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dad creciente no siempre sigue una dinámica universal y uniforme.
Según los datos reunidos por Tóht (2014), en el
marco de dicho proyecto y tras realizar numerosas
observaciones sobre el coeficiente de Gini, se puede
concluir que “existe una clara tendencia ascendente en general”, puesto que mientras en el periodo
1980/1984 no aparece ningún país por encima
del coeficiente 0,350, lo que supondría un elevado
índice de desigualdad, en 2006/2010 se registran
6 países y, si bien en la fecha inicial había nada
menos que 11 por debajo de 0,250, con reducida
desigualdad, solamente se registran 4 países en la
última etapa analizada.
En suma, pese a los distintos ritmos existentes
entre países, se constata la existencia de una tendencia universal a la concentración de la riqueza en
un número significativamente reducido de personas
y familias, a los que se denomina los super-ricos4.
Pero ¿cuál es su estatuto ontológico? Conocemos
aproximadamente su número y el volumen de riqueza que poseen, tanto individual como colectivamente ¿Qué más podemos saber? ¿Sus acciones
e interacciones, sus pautas de comportamiento y
estrategias permiten hablar de la existencia de una
elite o clase dominante? ¿Nos contentaremos con
una segmentación numérica, es decir, aquellos que
tienen un volumen x de riqueza? ¿O podemos hablar
de ellos, o al menos de una parte de ellos, como de
un sistema y de un objeto/sujeto social?
FUENTES DE INFORMACIÓN Y ESTADO DE LA
CUESTIÓN
La investigación sobre la pobreza, desde una
perspectiva nacional o internacional, ha sido
ampliamente cultivada, y existen indicadores
estandarizados para abordarla. Numerosas monografías, fundadas en trabajo cualitativo sobre
4
En 2006 Teresa Tricht publica en The New York Times
un extenso artículo titulado The rise of the SuperRich (Tricht, 2006). Después han aparecido innumerables textos y materiales documentales, algunos
académicos como los de Freeland (2012) o Volscho
y Kelly (2012) y otros de carácter informativo. Ver
CNBC, 2014.
barrios y familias pobres, dan cuenta de las condiciones de vida y estrategias de supervivencia de
quienes ocupan las posiciones sociales más precarias y vulnerables. También la desigualdad ha
sido tratada y estudiada en recientes informes de
organizaciones como el Banco Mundial, la OCDE
o el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo,
la riqueza y más en concreto la concentración de
la misma en una pequeña minoría de personas y
familias —es decir, la opulencia— ha merecido
mucha menos atención. En parte, ello se debe, de
un lado, a la representación social de la riqueza y,
de otro, a la ausencia de información fiable sobre
los ultrarricos, dada la voluntad y la capacidad
que tienen estos de ocultarse y de borrar las huellas de sus posesiones.
La amplia obra de Atkinson, Piketty y Saez ha
contribuido a legitimar el estatus académico del
estudio de esta categoría social. Ahora bien, para
comprender el papel de las elites, como sostiene
Milner (2014), también es esencial conocer la situación de las no-elites. En ese sentido, los estudios
de Branco Milanovic (2010) sobre las encuestas de
presupuestos familiares permiten imaginar la existencia de una comunidad humana global en la que
se analiza la posición de todas las personas y su
evolución entre 1988 y la actualidad. La gráfica que
ha confeccionado Milanovic sobre la evolución de la
distribución de la riqueza para dicho periodo, coloca en el eje horizontal a todos los habitantes del
mundo formando una única fila, ordenados desde
la posición 1 hasta la 100; en el eje vertical se observa cómo ha evolucionado su nivel económico en
esos 20 años, hallándose en la posición 1 quienes
tienen menos recursos y en la 100 quienes gozan
de la mayor opulencia. Esta representación global
es la condición indispensable para poder abordar la
pregunta que nos ocupa sobre la posible conformación de una categoría plutocrática global5.
Ahora bien, si solamente dispusiéramos de
las bases de datos que acabamos de citar, la información sobre los ultrarricos sería muy escasa e
5
(En línea) http://www.lisdatacenter.org/ y http://
www.eldiario.es/agendapublica/impacto_social/
GRAFICO-ganado-globalizacion_0_199480277,
html, acceso 23 de noviembre de 2015.
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Antonio Ariño Villarroya
insuficiente para encarar las preguntas planteadas. Para identificar mejor a esta categoría y, dado
que como muestra el documental The One Percent,
resulta inviable el trabajo de campo en su propio
medio, hemos de acudir a otras fuentes. ¿Dónde se
encuentran? Con todas las limitaciones que puedan tener, la mejor información la proporcionan en
este momento las entidades financieras globales
que tienen secciones específicas destinadas a
gestionar los fondos de los ultrarricos y una serie
nueva de empresas dedicadas a la investigación
y consultoría especializada, algunas de ellas de
creación reciente, que se autocalifican de “inteligencia social”.
Entre las fuentes del primer tipo —entidades
bancarias globales o de gestión de patrimonios—
se pueden destacar los informes que elabora
anualmente Crédit Suisse (Global Wealth Report),
Capgemini y RBC (World Wealth Report), Knight
Frank (The Wealth Report) —firma consagrada a la
propiedad inmobiliaria—, Boston ConsultingGroup
(Global Wealth 2014: Riding a Wave of Growth) o
Allianz, dedicada a los servicios financieros (Allianz
Global Wealth Report)6.
Entre las del segundo tipo, se encuentran las
plataformas digitales de identificación y construcción de perfiles de las grandes fortunas con la finalidad de ofrecer información “fresca” y segmentada
a los sectores económicos que producen bienes y
prestan servicios para esta categoría social. Cabe
destacar las siguientes: Wealth-X (con su anual
World Wealth Report), Strategy & (que ha publicado
Global Wealth Management Outlook 2014-15: New
strategies for a changing industry), Wealth Insight,
Wealth Engine, Relationship Science, Euromoney,
6
Todas estas fuentes disponen de accesos en línea: https://publications.credit-suisse.com/tasks/
render/file/?fileID=60931FDE-A2D2-F568-B041B58C5EA591A4; https://www.worldwealthreport.com/;
http://www.knightfrank.com/wealthreport,
que
dispone de 350 oficinas en el mundo; http://www.
rbcwealthmanagement.com/wealth-insights-research/special-reports.html; y https://www.allianz.
com/v_1411404269000/media/press/document/
Allianz_Global_Wealth_Report_2014_en.pdf, accesos 23 de noviembre de 2015.
Timetric (que ofrece informes actualizados por
países)7.
En tercer lugar, se puede recurrir a revistas y sitios de comunicación especializados que publican
listas de multimillonarios o millardarios como Forbes y Bloomberg; de las grandes empresas globales, como Fortune; de diversidad de servicios para
ultrarricos como SPEAR’s, Leaders o Private Wealth.
En concreto, SPEAR´s en su último número ofrece la
lista The SPEAR’s 500, formada por managers, abogados especializados en divorcios, en impuestos,
en gestión de la propiedad, en reputación, en inmigración, en asuntos corporativos, en delincuencia
(sic), en empleo; firmas de seguros y de seguridad;
asesores en patrimonio y en filantropía8.
Especialmente relevantes para observar la
situación en 2013/2014 son los datos del Global Wealth Report de Crédit Suisse9y, por otra, los
censos y bases de datos de Wealth-X (en adelante
W-X), elaborados junto con UBS.
Todas estas fuentes permiten extraer similares
conclusiones: la gran disparidad entre el crecimiento de la riqueza global y su distribución entre
las personas adultas es el fenómeno más significativo de los últimos años: así en GWR-2013 se
sostiene que si “la riqueza global total creció un
4,9%, desde mediados de 2012 a mediados de
2013, el número de millonarios lo hizo un 6,15%
durante el mismo periodo y el de individuos megaricos aumentó más del 10%” (:25); por su parte,
en GWR-2014 se afirma que si la desigualdad en
7
8
9
Todas estas fuentes disponen asimismo de accesos
en línea: http://www.wealthx.com/home/; http://
www.strategyand.pwc.com/; http://www.wealthinsight.com/ (base de datos con 60.000 ultrarricos);
http://www.wealthengine.com/, que afirma poseer
información sobre 3 millones de perfiles; https://
www.relsci.com/; http://www.euromoney.com/, que
afirma disponer de información sobre 300 millones
de perfiles y 122 millones de hogares; y https://timetric.com/research/list/?subject=wealth, accesos 23
de noviembre de 2015.
En línea, http://500.spearswms.com/, acceso 23 de
noviembre de 2015.
Que ha incorporado a su gabinete de investigación
a los profesores Anthony Shorrocks y Jim Davies, expertos en riqueza personal. Ver Shorrocks y Davies
(2008).
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¿Hacia una plutocracia global?
la distribución de la riqueza cayó ligeramente antes de la crisis financiera, desde 2008 ha tendido a
aumentar, especialmente en el mundo en desarrollo
(: 28).
Por su parte, el Wealth Report de 2014 sobre
los ultrraricos constata que “incluso en medio de
conflictos geopolíticos, batallas socioeconómicas
y mercados monetarios volátiles, los mercados de
valores mundiales mostraron un fuerte rendimiento” del cual se beneficiaron las grandes fortunas: el
0,004% de la población adulta del planeta (211.275
individuos) ha llegado a controlar el 13% de la riqueza total del mundo (W-X, 2014: 9). Knight Frank
(en adelante KF) afirma que 2014 fue un buen año
para los más ricos (2015 : 9).
En tercer lugar, todos los informes señalan que
en los próximos años crecerá significativamente
tanto el número de personas ricas como el porcentaje de riqueza que controla esta categoría a nivel
planetario.
En suma, tres datos relevantes: existe una gran
distancia entre un número reducido de super-ricos
y el resto; éstos se están haciendo cada vez más
ricos; y en los próximos años crecerá significativamente dicha categoría.
Dada esta dinámica, resulta imposible seguir
hablando de ricos o de riqueza sin establecer diferenciaciones internas significativas. Los bancos
y las empresas financieras especializadas realizan
distintas segmentaciones en función del patrimonio líquido poseído por sus clientes. Así, suele distinguirse entre High Net Worth Individuals (HNWI),
personas que disponen por lo menos de un millón
de dólares en activos susceptibles de inversión,
sin incluir su residencia principal, objetos coleccionables, bienes consumibles y bienes de consumo duraderos, y Ultra High Net Worth Individuals
(UHNWI), para aquellos que tienen un patrimonio
neto superior a 30 millones10.
WealthInsight, en su informe sobre la movilidad
global, distingue 5 franjas de HNWI: los millardarios (1 o más millardos), centimillonarios (entre
100 millones y 1 millardo), millonarios opulentos
10 Wealth-X y Capgemini utilizan el mismo umbral. Son
semi-millardarios los que tienen entre 500 millones
y un millardo (W-X, 2014: 14).
(entre 30 millones y 100) —que serían el equivalente a los UHNWI—, los millonarios de nivel medio
(5-30 millones), y los millonarios del nivel más bajo
(1 a 5 millones).
La consultora W-X y el grupo de gestión financiera UBS han creado un censo de las “personas
más ricas” para referirse a quienes han dado el
salto desde los millones a los millardos, por lo cual
podemos llamar a estos últimos millardarios. Según W-X la categoría de los UHNWI está formada
en 2014 por 211.275 individuos adultos de todo el
mundo, mientras que la segunda, es un club mucho
más selecto y restringido, de 2.325 personas, cuyo
número absoluto ha alcanzado un record histórico11.
Una segmentación más fina, sin embargo, no
puede culminar aquí. Para estudiar la cúspide de
la riqueza resulta preciso acudir a los rankings y
listas de Forbes o Bloomberg. Según la lista de Forbes, el número de millardarios se reduciría a 1.645
personas. Dentro de ella, solamente tres personas
(Bill Gates, Warren Bufett y Carlos Slim) superan las
70.000 millones y dos más (Amancio Ortega y Larry
Elison) se encuentran entre 50.000 y 70.00012.
LOS ULTRARRICOS: UNA CARACTERIZACIÓN
BÁSICA
Aunque existen, pues, múltiples fuentes para
aproximarse a esta categoría social, vamos a utilizar preferentemente los datos de KF de 2015 y los
de W-X y UBS de 2014, tanto para los UHNWI como
para los millardarios13. Obviamente, la información
11 En el informe de KF de 2015 se considera que los
UHNWI son 172.850 individuos; que 38.280 son centa-millonarios mientras que los millardarios serían
1.844 individuos.
12 Bloomberg ofrece algunas diferencias en los datos
y en las posiciones. Su lista se centra en las 200
personas más ricas del mundo. Ver (en línea) http://
www.bloomberg.com/billionaires/2015-02-06/cya,
acceso 23 de noviembre de 2015.
13 Para los millonarios de EEUU ver la 2014 U.S. Trust
InsightsonWealth and Worth® Survey, (en línea)
http://www.ustrust.com/publish/ust/capitalacumen/summer2014/features/wealth-worth-2014.
html, acceso 23 de noviembre de 2015.
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Antonio Ariño Villarroya
que estas fuentes proporcionan es limitada porque
no pueden ofrecer datos de aquellos (o de aquella
parte de su fortuna) que “vuelan por debajo del radar”. Por otra parte, la información más suculenta
solo la proporcionan estas empresas previo pago de
tarifas muy elevadas.
El primer aspecto a considerar es la fuente o
fuentes de procedencia de su fortuna; el segundo,
los sectores predominantes de donde extraen su
capital y, el tercero, la composición o estructura
de la misma.
La mayoría de los supermillonarios actuales
no son personas que vivan de rentas, sino que han
trabajado y trabajan profesionalmente al frente
de sus organizaciones y negocios. En numerosos
casos sus fortunas no proceden de la herencia
familiar, sino que las han creado y logrado por
sí mismos: el 64% del total está conformado por
emprendedores (selfmademan/woman), el 17%
por herederos y el resto ofrece una composición
mixta. De hecho, el 60% de los millardarios y el
64% de los UHNWI ha fundado o cofundado sus
compañías, negocios y empresas por sí mismo.
La actividad principal a la que se dedica el
porcentaje más elevado de unos y otros es la que
se clasifica como finanzas, bancos e inversiones.
El 19% de los millardarios tiene sus fuentes de
riqueza en este campo así como el 24% de los
varones UHNWI y el 13% de las mujeres. Por otra
parte, como puede constatarse en la tabla 1, entre los millardarios, el 19% de su patrimonio está
invertido en dicho sector y entre los UHNW esta
inversión alcanza al 25% (cash). Sin embargo, en
ambos casos el porcentaje más importante de su
patrimonio se halla colocado en negocios privados
(private holdings).
En segundo lugar, destacan los conglomerados industriales. Otro campo de actividad muy
importante en la generación de nuevos ultrarricos
se halla en las nuevas tecnologías y la gestión de
la Información/Internet, así como en los medios
de comunicación y en el asesoramiento legal y
consultoría.
Junto a los capitanes de empresa y grandes
patronos, la categoría de los ultra ricos se nutre
también de los grandes cuadros (CEO, directivos,
etc.), altamente cualificados y con aptitudes para
la gestión de la incertidumbre y el riesgo, que
con frecuencia han impuesto su dominio sobre la
propiedad empresarial y tienen capacidad para
determinar sus propios salarios y percepciones
complementarias.
A estas elites de la economía, cabe añadir las
celebridades que surgen del mundo del espectáculo y del deporte y de otros campos dedicados
a proveer de servicios y productos de lujo a los
ultrarricos, que pueden variar desde los ya citados
servicios legales hasta la gastronomía, pasando
por la salud y el coaching14.
Aunque no exista información mínimamente
fiable, un ámbito de producción de ultrarricos se
halla relacionado con la delincuencia organizada
en ámbitos como la droga, el mercado de armas,
la pornografía, la evasión fiscal y especulación
financiera, etc.
Cabe hablar, por tanto, de una extracción plural de las elites económicas, dada la diversidad
de procedencia de la fuente originaria y actual de
su fortuna; por otra parte, con independencia de
dicha pluralidad —patrones, cuadros, traders,
herederos, celebridades del espectáculo y del deporte— la fortuna acaba teniendo una estructura
y composición compleja, donde la parte procedente
estrictamente de un salario es menos significativa
que la de complementos económicos como bonus,
dividendos, stock options y otros beneficios.
La tabla 1 proporciona además otras informaciones relevantes para la caracterización de esta
categoría social: la elite económica del mundo es
predominantemente masculina y de edad madura;
la gran mayoría están casados y tienen una media
algo superior a 2 hijos. Entre los millardarios, el
68% ha logrado un título universitario mientras
que entre los UHNWI lo tiene el 88%; un 21% de
los primeros ha cursado además un MBA en una
importante escuela de negocios.
14 (En línea) http://www.fa-mag.com/news/unders-
tanding-the-celebrity-client-mind-set-20138.
html?section=184, acceso 23 de noviembre de
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¿Hacia una plutocracia global?
Tabla 1. Evolución de los millardarios y de los UHNWI entre 2013 y 2014, según un conjunto de características
Millardarios
Número total de individuos
Fortuna Heredada
Emprendedores: Self-made
Mixto
Varones
Edad media
Media de hijos
Casados
Título universitario
Máster
MBA
Ph. D.
Europa
EEUU
China
Nueva York
Hong Kong
Moscú
Sao Paulo
Dubai
Sidney
El Cairo
Círculo social medio (conexiones)
Número de UHNW medios de su círculo
Número de millardarios medios de su círculo
Número de organizaciones profesionales en que se
hallan implicados
Private holdings
Cash
Propiedad en yates (media)
Propiedad en jets (media)
Propiedad en arte (media)
Fundaciones privadas
Activos en actividades filantrópicas
2 residencias
1 residencia fuera del país de origen
2013
2.170
20%
60%
20%
87%
62
2,1
86%
68%
2014
2.325
13,1%
60%
26,9%
87,7%
63
2,0
86,1%
65%
26%
21%
11%
766
775
515
571
157
190
96
103
75
82
74
85
35
34
14
13
15.000 millones 16.000 millones
9
3
UHNWI
2013
2014
199.235
211.275
19%
17,4%
65%
63,8%
16%
18,8%
88%
87%
58
59
2,2
2,2
91%
86%
88%
58.065
65.505
10.675
8.025
3.180
61.820
69.560
11.070
8.655
3.355
1.885
495
1.470
445
7
1
5
42%
18%
22 millones
16 millones
14 millones
46,9%
19%
42,7%
24,9%
35%
70%
79%
30%
Fuente: Elaboración propia a partir de los informes de W-X, 2103 y 2014.
El mayor número de millardarios y de UHNW
se concentra en Europa y después en EEUU. Ahora
bien, proporcionalmente se da un crecimiento importante en China y otros países emergentes. Si nos
detenemos a considerar las ciudades, el mayor número reside en Nueva York, seguida de Hong Kong y
Moscú, pero se hallan dispersos por todos los gran-
des centros urbanos del planeta y especialmente
en ciudades situadas en lugares donde se pueden
maximizar los beneficios fiscales.
Los individuos ricos se mueven en determinados círculos profesionales y redes sociales, donde
se genera la mayor parte de los negocios nuevos.
El millardario medio está implicado activamente
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Antonio Ariño Villarroya
en un par de tipos de negocios; es activo en tres
comités directivos de clubs, organizaciones e instituciones. Otro aspecto importante es el carácter
más o menos endógeno de su círculo de contactos.
Los millardarios comparten círculo con 9 personas
millonarias y 3 millardarias, por término medio; y
los UHNWI con siete millonarias y 1 millardaria.
Invierten significativamente en yates y jets y en
otros productos de consumo ostentoso exclusivo;
son amantes de los deportes y, sobre todo, destacan por la práctica de la filantropía, bien mediante
la creación directa de fundaciones que gestionan
con idéntica lógica que la que aplican a sus empresas o mediante la donación y participación activa.
La “tendencia a la magnanimidad” ha adquirido
una importancia inusitada, promovida por las consultoras y hasta por organizaciones internacionales
como las Naciones Unidas15.
Suelen ser propietarios, al menos, de un par de
residencias de media, una de ellas como residencia
habitual y otra para vacaciones; pero un porcentaje
importante de ellos tienen esa segunda residencia
en un país distinto al de su nacimiento o radicación
de su negocio principal.
ESTRATEGIAS DE INTERNACIONALIZACIÓN
En el conjunto de estrategias que pueden identificarse como típicas de esta categoría social, dos
son especialmente relevantes para el objetivo de
este artículo: la internacionalización y la secesión.
Ambas se hallan mucho más interrelacionadas de
lo que puede parecer a primera vista: se pueden
diferenciar, pero también concebir como las dos
caras de una misma moneda.
La creciente internacionalización es posible por
los cambios en las tecnologías de la información,
la comunicación y la organización, que permiten
funcionar a sus empresas y negocios a escala planetaria; pero también resulta inevitable dado el
aumento de la interconexión e interdependencia de
15 (En línea) http://www.vanityfair.com/news/2011/08/
it_s-catching-the-un-galvanizes-philanthropyamong-the-super-ri, acceso 23 de noviembre de
2015. Ver también KF-2015 Attitudes Survey 2015
Wealth and lifestyle trends.
los procesos económicos. Por ello, su tablero de juego financiero y económico es el planeta y su modo
de vida se desenvuelve en distintos escenarios del
globo; se sienten concernidos por los avatares de la
economía y geopolítica global, como queda patente
en los foros en que participan, en los thinktanks
que promueven y financian y en las empresas filantrópicas en que se implican, y ellos mismos son
los creadores de este dinamismo. Como se afirma
en uno de los informes anteriormente citados, para
ellos “el tiempo y el espacio no son límites insuperables”.
El dinero y los emprendedores móviles
El capital puede fructificar en cualquier momento y circunstancia, pero solo lo hace a condición
de moverse. Esta peculiaridad se puede realizar hoy
mejor que nunca, pues gracias a las innovaciones
en las tecnologías de la información, la comunicación y la organización, así como a las políticas de
liberalización de los mercados, éstos se hallan incluidos en un único sistema económico y financiero
con capacidad de operar en tiempo real. El capital
no tiene raíces (pecunia non olet) y merced a las
exitosas innovaciones financieras, las fortunas y
empresas pueden maximizar sus beneficios fluyendo por las venas de los paraísos fiscales y sacando ventajas competitivas de estrategias globales
de elusión fiscal (offshoring). Al mismo tiempo, la
crisis de 2008 ha impulsado a los ultrarricos (y a
los fondos de pensiones) a diversificar geográficamente sus inversiones buscando espacios de seguridad. Todo ello configura un ecosistema del dinero
móvil extraordinariamente importante, donde se
producen grandes innovaciones tecnológicas, sociales y culturales.
Por otro lado, también las personas pueden
moverse con mayor facilidad y ello es especialmente válido para las más ricas, que desarrollan
estrategias internacionales para lograr la máxima
rentabilidad de “portfolios” complejos. La consultora Wealth Insigths ha estudiado, mediante una
encuesta a 75.000 millonarios, el número y perfil de
los empresarios móviles, aquellos que tienen su domicilio en un país distinto al originario; KF, mediante The Wealth Report Global Capital Markets Survey,
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¿Hacia una plutocracia global?
ha registrado el desarrollo creciente de inversiones
privadas de alcance global; por su parte, Barclays
ha encuestado a 2.000 ultraricos para analizar su
sentido de pertenencia global; RBC Wealth Managment lo ha hecho con 558 clientes ultraricos y Forbes con 210 empresarios globales16.
En todas estas encuestas aparece una tendencia clara: a medida que la globalización avanza, un
porcentaje creciente de ultrarricos son conscientes
de que deben aprovechar sus oportunidades en
cualquier mercado. En la primera encuesta, se ha
obtenido que 1 de cada 20 entrevistados puede ser
definido como emprendedor móvil; en la segunda,
que el 43% han vivido en más de un país, uno de
cada 5 en más de tres y muchos de ellos tienen
un sentido de “pertenencia multinacional”; en la
tercera, que el 54% vive y trabaja fuera de su país
de origen o gasta la mitad de su tiempo fuera de
él. Y lo más importante, los emprendedores móviles
atribuyen su éxito a dicha movilidad y adoptan una
perspectiva global de su actividad y su modo de
vida. Esta tendencia explica que la demanda de segundas y terceras ciudadanías se halle en ascenso
así como el disfrute de visados especiales. Al mismo tiempo, las personas entrevistadas sospechan
que sus herederos y descendientes serán todavía
más móviles que ellos. Si las economías convergen,
¿cómo no iban a hacerlo quienes son sus actores y
beneficiarios principales?
Estos empresarios móviles son propietarios de
empresas transnacionales que actúan en diversos
países; despliegan sus inversiones en el sector financiero y en el sector de las tecnologías de la información y la comunicación, que tienen por su propia naturaleza un carácter global. Los empresarios
móviles representan el 46% de todos los millonarios
móviles17. Como consecuencia de ello, también son
16 (En línea) WI-2014; KaF-2015: 50; https://wealth.
barclays.com/en_gb/home/research/research-centre/
wealth-insights.html; Wealth Through The Prism Of
Culture And Mobility (en línea)nhttp://www.rbcwealthmanagement.com/_assets-custom/pdf/eiu/internationally-mobile-wealthy.pdf, acceso 23 de noviembre
de 2015. Forbes encuesta a 210 empresarios globales
(en línea) https://wealth.barclays.com/en_gb/home/
research/research-centre/wealth-insights.html .
17 WealthInsigth, 2014.
cada vez más internacionales en sus estilos y modos de vida, en sus comportamientos, expectativas
y perspectivas. En cierto sentido, podría afirmarse
que son la única categoría social verdaderamente
internacional, cosmopolita o global.
La residencia móvil: “soltando amarras”
Seguramente la razón principal para cambiar
de país y/o para obtener visados especiales y segundas o terceras nacionalidades es de carácter
económico, es decir, la búsqueda de estabilidad y
seguridad en las inversiones (se va desde países
con conflictos y gobiernos autoritarios hacia Europa
y EEUU), la mejora en las oportunidades de negocio
(desde Europa a Asia) o la elusión de impuestos
(práctica generalizada). No es menos cierto, sin
embargo, que también existen pautas de trayectoria vital donde juega un papel relevante la búsqueda de un mejor clima (35%) y cultura (20%),
una mejor calidad de vida; un sistema educativo
adecuado para los hijos (37%), desarrollo de la carrera personal (29%), retiro, etc. En cualquier caso,
se trata siempre de razones pragmáticas, más que
emocionales. “Los individuos ricos —se dice en el
informe Barclays ya citado— se mueven a aquellos
lugares que simultáneamente les ayudan a asegurar su riqueza, educar a sus hijos y desarrollar sus
negocios” (:12 y W-X, 2014: 33).
Las estrategias residenciales son un aspecto muy relevante en el análisis de la constitución
de una plutocracia global. En este sentido, siendo
importante el conjunto de países que seleccionan
para residir, aún lo es más el de ciudades. Los ciudadanos millardarios globales, como los denomina
W-X, 2014, “eligen sus residencias y lugares de
realización de negocios no sólo por las regulaciones
gubernamentales sino también por los beneficios
exclusivos que dicha ubicación especifica puede
ofrecer”. El análisis de las pautas residenciales
permite constatar la existencia de cierta lógica que
crea clústeres significativos de millardarios a nivel
global. En la tabla 2, ofrecemos los datos de los 10
países con mayor porcentaje de millardarios entre
2013 y 2014; a su vez en la tabla 3 se muestra el
listado de ciudades con mayor concentración de
ultrarricos.
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Antonio Ariño Villarroya
Tabla 2. Evolución de la densidad de millardarios por país en 2013 y 2014 (millardario/1.000.000 habitantes)
2013 W-X
2014 W-X
Luxemburgo
24,2
Hong Kong
10,5
Liechtenstein
105
Bermudas
100
Suiza
7,6
Luxemburgo
30,8
Singapur
5,1
Hong Kong
11,2
Kuwait
4,7
Suiza
10,7
Qatar
4,7
Singapur
5,8
UArabesEmiratos
4,5
UArabesEmiratos
4,9
Austria
2,4
Qatar
4,1
Arabia Saudi
2,2
Kuwait
3,0
UK
2,1
Noruega
2,9
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de W-X, 2014.
Globalmente, existe un millardario por cada 3
millones de personas. Sin embargo algunos países, dada la elevada concentración o densidad de
millardarios, se pueden considerar como nichos
(hubs) o refugios de multimillonarios. Esto es lo
que observamos en la tabla 2, donde países muy
pequeños ofrecen unas condiciones especiales
para dicha concentración.
Aunque se presenten en una única tabla, los
datos no son absolutamente comparables, porque
en la primera lista de 2013 no se incluyeron países
como Liechtenstein y Bermudas. Por otra parte, en
ninguna de las dos se incorpora Mónaco, que según
los datos de KF-2015 tendría 12 millardarios y, por
tanto, su densidad por millón de habitantes sería
de 31518. En algunos de estos países pequeños, el
100% de los millardarios ha nacido fuera.
En la tabla 3 se presenta el ranking de ciudades en función del número de millardarios que
viven en ellas.
18 En Mónaco, con una población de 38.000 habitan-
tes, residen 11.924 millonarios, de ellos 217 son
UHNWI, 22 centa-millonarios y 12 millardarios (KF,
2015: 21).
Tabla 3. Ciudades por número de millardarios entre
2012 y 2014
Nueva York
Moscú
Hong Kong
Londres
Beijing
São Paulo
Estambul
Dubai
Paris
Singapur
Mumbai
Tokio
Los Ángeles
Shenzen
Ginebra
México
Shangai
Taipei
Madrid
Riad
Houston
2012
70
64
40
54
29
10
24
11
22
13
26
12
19
19
2013
96
74
75
67
26
23
23
19
19
10
24
25
27
30
20
22
16
18
25
14
2014
103
85
82
72
37
36
35
34
33
32
28
26
25
25
23
21
21
21
21
20
Fuente: Elaboración propia. Para 2012 el World City Millionaire Ranking de WealthInsight; para 2013 y 2014 W-X 2013
y 2014.
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¿Hacia una plutocracia global?
Un 34% de los millardarios se hallan concentrados en 20 ciudades del planeta. Para los autores
del informe de W-X 2014, los multimillonarios son
trasnacionales y se mueven entre países, cuando
no entre ciudades. Por otra parte, para KF, el aumento en la creación de riqueza ha conducido a un
conjunto de inversores a adquirir propiedades en un
número creciente de hubs globales, siguiendo una
lógica transnacional (2015: 38).
La primera posición del ranking de ciudades por
número de millardarios corresponde a Nueva York,
claramente distanciada de las tres siguientes: Moscú, Hong Kong y Londres. Después de estas cuatro, la
concentración es claramente menor por ciudad.
Cada una de estas ciudades funciona como un
nicho o cluster especializado. Nueva York o Londres
desempeñan papeles de capitales financieras; otras,
como Ginebra, Singapur o Hong Kong son atractivas
por ofrecer entornos de impuestos livianos, reducción de barreras para entrar o para la realización de
negocios19; las hay relacionadas con los atractivos
culturales y el estilo de vida que permiten. Pero en
conjunto, su creciente papel se debe a que los multimillonarios han diversificado cada vez más los intereses empresariales en el plano internacional.
Como se afirma en W-X, la conformación de estos nichos “también es indicativa de la naturaleza
global del estilo de vida millonario. Los multimillonarios viajan por negocios o por placer y ya no
se conforman con permanecer en sus lugares de
origen. Son ciudadanos verdaderamente globales,
buscando las mejores ubicaciones para sus familias y sus negocios. Uno de los efectos de ese estilo
de vida global es la decreciente relevancia de las
fronteras nacionales y la creciente importancia de
las ciudades que, a menudo, presentan beneficios
específicos para una industria y ofrecen mejores
niveles o estándares de vida” (W-X, 2014: 39).
El capital relacional
El análisis del capital relacional tiene una relevancia central en el estudio de la distribución de
los recursos desde una perspectiva sociológica. En
19 (En línea) http://www.researchandmarkets.com/research/
plcb3b/insight_report, acceso 23 de noviembre de 2015.
el caso de la constitución de una categoría social
diferenciada como los ultrarricos es todavía más
importante, pues la creación de conexiones y el
networking son factores sustantivos de la práctica
económica.
En la información que hemos reunido en la tabla 1, hemos seleccionado datos del tamaño medio
de las familias, de las redes corporativas, de las
relaciones con los iguales en fortuna y de la presencia en otras organizaciones. En Who rules America?,
Domhof (2014) ha estudiado con atención tanto
las redes directivas de las grandes corporaciones
(corporate interlocks) como la composición de think
tanks, fundaciones, etc., para entender cómo funciona la comunidad corporativa y la elite del poder
en EEUU. Por su parte, la firma PWC ha realizado
una encuesta a 1.322 CEO para la conferencia de
Davos de 2015, y ha encontrado que el 51% planea
entrar en alianzas o joint ventures con otras organizaciones, resaltando la importancia estratégica de
la asociación y de la colaboración20.
En gran parte, las consultoras que hemos utilizado en este estudio realizan análisis de redes sociales o mapas sociales para venderlos a sus clientes, porque su negocio consiste precisamente en
establecer conexiones. Incluso una de ellas, Relationship Science, está centrada específicamente en
este ámbito y se presenta como la plataforma del
capital relacional: “Nutrimos nuestra plataforma
con las personas y organizaciones más influyentes
en los negocios, las finanzas, la ley, la política y
el sector no lucrativo. Disponemos de más de tres
millones de perfiles de individuos y sus organizaciones. No nos ocupamos de conectarle a usted
con cualquier persona u organización del mundo.
Solamente con aquellas que son más importantes
para usted”21.
Esta compañía ha analizado las 400 fortunas de EEUU de la lista Forbes para estudiar los
puestos que ocupan en las principales compañías
y organizaciones no lucrativas. En el MoMa hay 12
20 (En línea) www.pwc.com/ceosurvey, acceso 23 de
noviembre de 2015. Se han realizado encuestas
desde 2010.
21 (En línea) https://www.relsci.com/, acceso 23 de
noviembre de 2015.
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Antonio Ariño Villarroya
miembros de Fortune 400, en Google 5 miembros,
en Berkshire Hathaway 4, etc.22
¿Cómo se establecen las conexiones? Además
de la presencia en organizaciones de todo tipo, de
la participación en clubes selectos y del cultivo
de las redes sociales tejidas durante la formación
universitaria en los centros de mayor excelencia23,
las empresas consultoras organizan foros y eventos exclusivos, de lo más variado, para facilitar los
contactos y ampliar las redes sociales, para crear
visibilidad e interacción perdurable. Esto lo hacen
tanto en el ámbito estrictamente económico y financiero, como en el educativo y en el filantrópico o
en el consumo ostentoso, de manera que mediante
estos contactos se genera sentido de pertenencia e
identidad a una categoría social24.
Pero el carácter de elite global se plasma más
explícitamente y mejor en otros foros y eventos, conocidos habitualmente “por su glamour, su extravagancia, su relevancia política o por las tres características a la vez”. Entre ellos, destaca el World
Economic Forum de Davos (Suiza), ciudad en la que
se reúne todos los años un millar de invitados, o las
conferencias de Bilderberg, que convocan cada año
a 150 líderes de EEUU y Europa. Según la página
oficial, el WEF de Davos es una institución internacional comprometida con “la mejora del estado del
mundo mediante la cooperación público-privada”,
que crea una comunidad global de personas vinculadas al mundo de los negocios, el gobierno, la
academia y los media; por su parte, las secretas
conferencias de Bilderberg son “un foro informal de
discusiones sobre las megatendencias y cuestiones
principales que enfrenta el mundo”25. La retórica
22 (En línea) Forbes http://www.forbes.com/sites/
luisakroll/2015/01/05/top-boards-for-forbes-400members-google-moma-and-a-houston-rodeo/, acceso 23 de noviembre de 2015.
23 En EEUU o en UK. Según los datos de W-X y de KF,
cada vez se lleva a los hijos de los millardarios a las
instituciones educativas de estos países a una edad
más temprana.
24 (En línea) http://www.wealthengine.com/productsservices/products/circle-friends, acceso 23 de
noviembre de 2015.
25 La página oficial del club se caracteriza por una exquisita, si no sospechosa, discreción. Ver en http://
www.bilderbergmeetings.org/; sobre su funciona-
de ciudadanía global, problemas globales, perspectivas mundiales, se halla presente en ambos
y en muchos otros que se despliegan por todo el
planeta. En cierto sentido, operan como instituciones internacionales de expertos, en paralelo, y en
connivencia, con organizaciones que forman parte
del entramado de la gobernanza mundial, desde
Naciones Unidas, pasando por el Banco Mundial y
el FMI, hasta el G-8 o el G-20.
Además de estos foros económico-políticos son
también significativos los encuentros que se producen, y en ocasiones se organizan, con ocasión de
un calendario de eventos deportivos y artísticos, de
festivales y de celebraciones festivas durante todo
el año, entre los que destacan las del año nuevo en
la isla de San Bartolomé o en los Alpes.
LAS LÓGICAS DE LA SECESIÓN
Los millardarios destacan por la magnitud de
sus posesiones y riqueza; su vida tiene un carácter
crecientemente global; para acceder a sus clubes
y reuniones se requiere invitación; sus deportes y
estilos de vida son distinguidos y exclusivos. Como
afirma Chrystia Freeland, “Te encuentras con gente de treinta años que mediante los fondos especulativos y trabajando en Goldman Sachs, ganan
veinte, treinta, cuarenta millones al año, viajan por
el globo juntos como super-rollers globales y las diferencias entre ellos y el resto del mundo son exponenciales… Se desenvuelven en una estratosfera
totalmente diferente” (Freeland, 2012: 3).
Esta vida en la estratosfera (que se plasma en
la segregación residencial) se sustenta evidentemente sobre el hecho de la gran distancia existente
entre la riqueza que ellos acumulan y la del resto de
la población, pero también en la forma de adquisición de la misma en sociedades democráticas, donde ya no puede legitimarse mediante una herencia
aristocrática, y mediante el discurso público que la
legitíma y consagra.
miento secreto ver Urry, 2014: 173; Sobre la leyenda de gobernar en la sombra ver http://actualidad.
rt.com/actualidad/165002-club-bilderberg-lugarpoder y http://actualidad.rt.com/actualidad/165273club-bilderberg, accesos 23 de noviembre de 2015.
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¿Hacia una plutocracia global?
La economía de las superestrellas
Como hemos comentado anteriormente, la
mayoría de los ultrarricos son productores de sus
propias riquezas y cobran por su trabajo. En sus
empresas tienen asignados salarios y beneficios,
pero ¿cómo se asignan? ¿por qué son siempre tan
abultados? No es éste el lugar de tratar en detalle esta cuestión, pero existe un consenso notorio
acerca de que ello se debe a que quienes ocupan
puestos directivos en las corporaciones se asignan
a sí mismos los ingresos sin control externo (Tritch,
2006; Krugman, 2007; Piketty, 2013). Ahora bien, el
hecho de que estos ingresos sean tan singularmente elevados en una pequeña minoría tiene mucho
que ver con la escala en que opera la globalización y el funcionamiento en ella de lo que se conoce como economía de las superestrellas, donde un
número relativamente pequeño de personas ganan
enormes cantidades de dinero y dominan las actividades en que participan (Rosen, 1981).
Dos transformaciones importantes deben tomarse en consideración: de un lado, el desplazamiento de los propietarios de las grandes empresas por los managers y administradores; de otro,
la hegemonía de una nueva visión según la cual
los incentivos financieros deben alinearse con los
resultados de la empresa. Los directivos (CEO) de
éstas, desde los años setenta, pasaron a ser agentes “superstar” de las mismas que ganaban si la
organización lo hacía y en la proporción en que lo
hiciera, pero nadie más conseguía participar en el
reparto de beneficios; y si la empresa perdía y los
despedían, también cobraban sus salarios, “bonuses” y complementos.
Esta economía se funda en la lógica imperante
en los rituales de competición (deportiva, literaria,
científica o de cualquier otro tipo) en los que el ganador se lleva todo: los beneficios económicos se
concentran de manera especial en una minoría en
la cúspide; este proceso se mantiene durante cierto tiempo, y se produce un escaso “goteo” hacia
abajo. Hacker y Pierson (2010) han mostrado cómo
esta hiperconcentración de beneficios se explica
en EEUU por el apoyo que grupos muy poderosos y
organizados han dado a este planteamiento, influyendo decisivamente en la política.
La ironía de esta economía de superestrellas se
halla en que en una sociedad democrática aspiracional todos se consideran superestrellas en potencia, aunque nunca puedan llegar a serlo en acto.
La legitimación por el talento
El activista y sociólogo Michael Young publicó
en 1958 el libro The Rise of Meritocracy (Young,
1958), que pasa por ser el primer texto donde
apareció dicho término. El libro consistía en una
sátira sobre la gran paradoja de las sociedades
modernas que, mediante pruebas y tests, supuestamente basan la asignación de las posiciones en
los méritos y talentos de los individuos, y no en su
herencia familiar; pero, dado que muchos niños y
niñas carecen de acceso a las mejores escuelas, se
reproducen las desigualdades preexistentes. Para
Young, la gran maquinaria del sistema educativo
funcionaba como una ideología de legitimación de
las desigualdades, despojándolas de sus causas
estructurales y atribuyéndolas al escaso talento
de los individuos que fracasan (Khan y Jerolmack,
2013).
Ciertamente, las sociedades contemporáneas
se asientan sobre la incardinación de los individuos durante una parte creciente de sus vidas en
un sistema educativo, cada vez más estructurado
y complejo, que pone a prueba constantemente sus
talentos y los selecciona en una determinada dirección. Durante ese proceso se enfatiza la afirmación
de la individualidad y sus virtudes —la ambición,
el riesgo y la competencia— de forma que el triunfo y el fracaso se convierten en resultados de la
actuación individual; pero la realidad social es que
las estructuras de oportunidad educativas son cada
vez más divergentes desde etapas tempranas26.
Ahora bien, pese a la importancia del sistema
educativo, no es menos cierto que los campos de
competición individual y de ejercicio de talentos son
más diversos, aunque operan con la misma lógica
escalar de la economía de las superestrellas. Así
sucede con el triunfo en la innovación tecnológica
26 Hay una abundante literatura sobre ello, pero puede
ser especialmente de interés el último libro de Putnam, (2015).
RES n.º 25 (1) (2016) pp. 37-59. ISSN: 1578-2824
50
Antonio Ariño Villarroya
(algunos de los principales empresarios fracasaron
en la Universidad), en los deportes, el cine, la música y otros territorios de competición social.
Sin embargo, en todos ellos, las elites se sienten justificadas por su talento y competencia, y
consideran legítimos los extraordinarios ingresos
que obtienen por sus performances (incluidos los
derivados de la publicidad y la reputación mediática) porque proceden de su trabajo duro, de sacar
partido a su singular talento y de su aportación al
bien común. Al dar cuenta de la reunión celebrada
a finales de 2014 en Palm Springs, California, por
el EY Strategic Growth Forum, en la que se repartieron premios a los mejores emprendedores del año,
la crónica del evento concluye que “lo que todos
tenían en común era un hambre de expansión e inspiración; de encender la creatividad y la ambición
en sus compañías”27.
Esta legitimación de los beneficios por el “talento seleccionado” a lo largo del proceso educativo fundamenta la acerba crítica al Estado como
prestador de servicios y justifica la utilización del
mecenazgo como sustituto de los impuestos y de
la acción estatal. Cada uno debe decidir cómo y a
quién reparte “sus” posesiones. Porque ante un Estado impositivo y fiscal, la lógica invita a escapar
y huir28.
Las pautas y estilos de vida que cimientan la
segregación
La distinción que se produce por el volumen de
riqueza poseída y la forma de alcanzarla, se plasma
en estilos de vida y en pautas residenciales que son
27 (En
línea) http://www.ey.com/US/en/About-us/
Entrepreneurship/Entrepreneur-Of-The-Year/US_
EOY_2014-winners; en la convocatoria para 2015
se invita a “reunirse con los CEO, emprendedores,
lideres influyentes de los negocios y del gobierno,
inversores y consejeros de todo el mundo para compartir experiencias en innovación, transacciones,
crecimiento y aquello que está conformando el futuro de nuestra economía global”. Ver en http://www.
ey.com/GL/en/Services/Strategic-Growth-Markets/
Strategic-Growth-Forum-events, accesos 23 de
noviembre de 2015.
28 (En línea) http://www.thesovereigninvestor.com/
free-reports/, acceso 23 de noviembre de 2015.
exclusivos y excluyentes, que producen segregación
y distancia social.
Tres estrategias cimientan la segregación residencial: los precios, los enclaves y la adquisición
de islas privadas. Cuando se reside en el interior
de grandes ciudades globales como Londres, Nueva
York o Toronto, la estrategia predominante se sustenta en el coste de la vivienda, que expulsa del barrio o la zona exclusiva a quienes no pueden pagar
dichos precios; en otras ocasiones se construyen
áreas residenciales exclusivas, cerradas, protegidas por múltiples barreras de seguridad (Secchi,
2015); finalmente, la adquisición de islas a las que
solamente se puede llegar por yate o jet privado.
Como sostienen Mazlish y Morss, “un miembro de la elite global no sólo establece conexiones
mediante sus instituciones, sino también ‘culturalmente’, mediante la participación en formas globales comunes de vida. Del mismo modo que las elites
locales o nacionales practican “el club” juntos (en
asociaciones de interacción social, en campos de
golf, en eventos caritativos o en fiestas familiares)
así los miembros de la elite global juegan un juego
exclusivo similar pero a un nivel más elevado” (Mazlish y Morss, 2005: 175).
Entre las actividades que definen su estilo de vida
se halla la adquisición de yates y jets, la colección de
coches de lujo, las estrategias endogámicas, la práctica de deportes singulares en espacios distinguidos
(sea el esquí o el golf, la náutica, la equitación, la esgrima, etc.), la asistencia a los festivales, conciertos y
competiciones que salpican el calendario anual. Pero,
en esta conformación de estilos de vida también juega
un papel relevante la ideología (los valores) y las estrategias de influencia política (think tanks, cámaras
de comercio, lobbies). Ahora bien, el elemento más
singular, como ya hemos señalado, es la filantropía y,
cada vez más, una filantropía gerencial29.
29 Véase la Tercera Cumbre de Forbes, (en línea) http://
www.forbes.com/sites/luisakroll/2014/12/02/six-ofamericas-top-education-philanthropists-and-theirformulas-for-success/, acceso 23 de noviembre de
2015. Sobre el cambio de modelo de filantropía ver
KF, 2015: 14.
RES n.º 25 (1) (2016) pp. 37-59. ISSN: 1578-2824
51
¿Hacia una plutocracia global?
DISCUSIÓN: ¿EXISTE UNA ELITE MUNDIAL?
Toda colectividad social relativamente grande
tiene sus elites, en función de la concentración del
poder político, económico y cultural. La existencia
de elites es ineludible así como también la relativa
autonomía de éstas. Se supone que en las sociedades democráticas, el poder político y sus elites,
elegidas democráticamente, gobierna la sociedad.
Sin embargo, a lo largo de las páginas precedentes
hemos constatado cómo sobre la base de la concentración de la riqueza en una minoría exigua, se
configura también una elite que pretende ejercer
dominio a nivel global, en tanto que se erige en
gestora de los problemas globales. ¿Significa esto
que nos hallamos ante un grupo social o una clase
para sí en sentido pleno? ¿Se halla ésta formada
por los 2.325 millardarios o por los 211.275 ultrarricos? ¿Proporciona el 1% una medida más adecuada de su extensión?
En nuestra exposición no hemos eludido mostrar la existencia de diferencias, divergencias y
conflictos. Entre los superricos existen, de hecho,
distintas fuentes de la riqueza, diversas formas
de componer los “portfolios” de cada fortuna y
distintas áreas prioritarias de inversión. A estas
diferencias podría añadirse que los ultrarricos tienen distinta dinámica histórica, en tanto en unos
casos, como herederos, sus fuentes de riqueza vienen del pasado y se basan en sectores económicos
que han podido ser hegemónicos en un momento
dado pero ya no lo son ahora; mientras otros han
cimentado su riqueza mediante nuevas formas
de negocio más adaptadas al cambio tecnológico y a las nuevas dinámicas de la globalización
(finanzas, medios de comunicación, gestión de
fortunas, etc.). Por otro lado, lejos de considerar
el universo de los ultrarricos como un paraíso de
concordia y armonía, cabe imaginarlo más bien
como un campo de batalla donde se desarrollan
fragorosas luchas intestinas por la preeminencia.
De hecho, entre las creencias sagradas de este
grupo se encuentran la libertad de mercado y la
competición darwinista. En este sentido, no cabe
atemperar las diferencias.
Pero el campo es todavía más abierto en otro
sentido: en las listas de Forbes o Bloomberg, no
solamente se encuentran las superestrellas de la
innovación tecnológica, de las finanzas especulativas o de las industrias de todo tipo, sino también otras superestrellas que proceden del ámbito
instrumental de servicios a los ultrarricos (legal,
gerencial, ostentoso, etc.), y de los campos de las
celebridades globales en el mundo del deporte, de
la moda, del cine y la televisión o de la música, así
como del mundo del crimen organizado.
En tercer lugar, aunque hemos ofrecido datos que muestran una tendencia creciente hacia
la internacionalización en muy distintos ámbitos
de actividad, no es menos cierto que la mayoría
de los ultrarricos sigue viviendo en sus países de
origen y que en ellos suele estar la matriz de sus
negocios. Es verdad también que esa mayoría se
ha educado en universidades muy distintas, y que
sus redes centrales y sus estilos de vida guardan
relación con su origen. En esta misma dirección,
Michael Hartman, experto en sociología de las
elites, se ha ocupado de estudiar el número de
extranjeros que están a la cabeza de los grandes grupos (internacionalidad de los dirigentes)
y sus experiencias profesionales en el extranjero
(transnacionalidad). A la luz de sus datos, sostiene que “la alta dirección de los grandes grupos
multinacionales no es ni internacional ni transnacional; solamente un alto dirigente de cada veinte
procede del extranjero, y apenas un cuarto de los
dirigentes tiene a sus espaldas una experiencia
extranjera, adquirida durante sus estudios o durante su carrera profesional” (Hartman, 2011).
Pero ello habría sido así solo mientras han predominado los modelos tradicionales de carrera
propios de cada empresa.
De acuerdo con la posición de Hartman, parece
que no sería adecuado hablar de una elite mundial
o de una clase social diferenciada, puesto que para
ello sus miembros tendrían que hallarse confrontados con experiencias típicas de su clase en una
proporción significativamente más importante que
los miembros de otras clases, y para que se dé esta
condición hace falta mayor movilidad transfronteriza.
Sin embargo, pese a la diversidad y la competición feroz en el interior del campo, también existe,
por contraposición con el resto de la sociedad, una
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Antonio Ariño Villarroya
notable homogeneidad de intereses y estrategias,
de pautas de conducta, de estilos de vida y de ideología común que generan sentido de pertenencia,
de solidaridad y cohesión y que, como hemos visto,
se cimientan en prácticas de secesión. Los intereses comunes se refuerzan en las relaciones que
mantienen en foros, encuentros, jornadas, competiciones deportivas, clubes, think tanks, etc.
La orientación y dinámica generales parecen
claras: las empresas se expanden globalmente
y se reorganizan de acuerdo con la lógica de la
maximización de beneficios en el escenario global
(outsourcing y offshoring); los directivos de estas
compañías, con independencia de su extracción
nacional, se consideran a sí mismos como cosmopolitas y ciudadanos globales, no por razones filosóficas sino pragmáticas, y por ello tratan de conseguir segundas y terceras nacionalidades; dada la
importancia que tiene su capital cognitivo, migran
de unas empresas a otras de acuerdo con las reglas
de un mercado global de ejecutivos (CEO); desarrollan una identidad que trasciende el Estado nación,
todo lo cual reduce o redefine su sentido de pertenencia territorial; en todo caso, tienen una doble
identidad: nacional y transnacional30.
Por otra parte, las consultoras y medios especializados que se dirigen a esta categoría social
la tratan como una elite global cuyos miembros
siguen pautas de conductas convergentes y diferenciadas respecto al resto de la población, que
son resultado tanto de la lógica de sus actividades
económicas, como de su capacidad de consumo y
de las orientaciones y estilos de vida que tienden
a adoptar. La política editorial de la revista Leaders puede ser un buen ejemplo de lo que se quiere
decir: trata a sus lectores como la comunidad del
liderazgo mundial, cuyos miembros formarían “la
exclusiva sala de juntas de los mejores y los más
brillantes”; las entrevistas y artículos “representan
los pensamientos” de dicha comunidad y ofrecen
“una cuidada mezcla de negocios internacionales,
gestión, estilos de vida y tecnología”31.
30 Sobre lealtades simultáneas y pertenencias múlti-
ples ver Colomer, 2015: 255; Mazlish y Morss, 2005:
171.
31 Ver http://www.leadersmag.com/editorial/editorial2.
En cuanto al planteamiento de Hartman
(2011), la evidencia más reciente muestra dos
cosas: a) que la presencia de directivos de una
organización en los consejos de otras es bastante frecuente; b) que este dato por sí sólo no es
el más relevante para determinar si asistimos a
la creación de una elite global. Julián Cárdenas
(2014), por su parte, ha realizado una investigación mediante el análisis de directivas entrelazadas (o consejeros comunes) del poder económico
mundial. Cárdenas denomina poder económico
internacional al “conjunto de corporaciones con
enlaces internacionales mediante sus elites”;
selecciona a las 338 más grandes del mundo, a
partir de la lista Forbes, y concluye que el 44% de
las más grandes tienen consejeros comunes internacionales. “Son corporaciones con capacidad de
acción transnacional, participan en intercambios
de información con empresas de otros Estados y
tienen potencial influencia en las directrices y políticas empresariales más allá de su lugar de origen” (2014: 202). En la misma dirección irían los
estudios de Domhof y los análisis de Relationship
Science sobre la lista 400 de Forbes.
Una elite global tiene que tener una visión
y orientación global. Esto es lo que queda patente en las tareas de lobbying que realizan los
superricos mediante innumerables fundaciones
y think tanks32, que han impuesto la política de
la remuneración por el esfuerzo, y el consenso de
Washington sobre el libre comercio, que facilita la
expansión de los negocios (de ahí su interés por
la Organización Mundial del Comercio), etc.; pero
esta ocupación y preocupación por los problemas
globales se hace especialmente patente en el ya
citado foro de Davos. En éste, junto a la corte de
artistas y miembros de la farándula planetaria,
las mesas redondas, conferencias y reuniones
se ocupan de los asuntos globales, presentes y
futuros, de la inestabilidad geopolítica, las fluctuaciones de la bolsa o el cambio climático, pero
html, acceso 23 de noviembre de 2015.
32 Véase la obra de Madsen Pirie y en concreto su li-
bro sobre el Instituto Adam Smith (Pirie, 2012). Ver
también http://www.theguardian.com/politics/1993/
apr/19/thinktanks.uk, acceso 23 de noviembre de
2015.
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¿Hacia una plutocracia global?
también del liderazgo. Es difícil encontrar otra
categoría social que tenga en su agenda una visión tan internacionalista (tan preocupada por el
devenir del mundo) y que se haya adaptado tan
ajustadamente a la dinámica de la globalización,
obviamente para embridarla en su propio interés.
También la investigación académica muestra
que las elites económicas y los grupos organizados
que representan el mundo de los negocios tienen
una influencia y un impacto sustanciales en la política del gobierno de EEUU, mientras que los ciudadanos y las demás organizaciones civiles tienen
poca o ninguna influencia independiente (Gilens y
Page, 2014).
Finalmente, no podemos obviar el papel unificador y homogeneizador que realizan las empresas
de gestión de información sobre esta categoría
social, a partir de las cuales hemos rastreado su
composición, perfil social y actividades. Revistas y
consultoras reúnen datos de “los más influyentes,
poderosos y afluentes del mundo” y les devuelven
una imagen global sobre ellos mismos, de la cual
se apropian y que transforman. Nada como estos
medios proporciona una visión general de dicha
categoría, porque gracias a las nuevas tecnologías
pueden identificar sus miembros, trazar sus mapas
de relaciones sociales y presentarlos a la sociedad
como una totalidad unificada frente al resto. A su
vez, como ya se ha comentado, estas empresas
compiten por atraer su interés, y les organizan encuentros exclusivos donde cobra materialidad la
idea de grupo que comparte unos intereses dados,
alejados del resto de las gentes y que desarrolla
un sentido de superioridad social, intelectual y moral. En su polémica novela Coming Apart, Murray
(2012), ha señalado este sentido de superioridad y
la lógica de secesión que subyace en él.
La visión o intuición de que se está asistiendo a la creación de una plutocracia global aparece
en numerosos textos, unos académicos (Freeland,
2012; Mazlisch y Morss, 2005), otros internos a la
dinámica de la propia categoría social y otros pertenecientes al campo de la polémica política. En
consecuencia, podemos hablar de la existencia de
una comunidad transnacional de pares, que tienen
entre ellos más en común que con los habitantes
de su país y que cuando se publican determinados
libros, como El capital en el siglo XXI, de Piketty
(2013), reaccionan como si hubiesen recibido un
ataque de clase, generándose una reacción defensiva y un efecto catalizador. En uno de los recientes
números de la revista SPEAR’s Robert Amsterdam
afirma: “Si Miliband se convierte en primer ministro, la guerra contra la riqueza continuará y no estoy hablando precisamente de una guerra sobre el
impuesto de las mansiones, estoy hablando de la
criminalización de la riqueza”33 y Butler remata que
se está produciendo una guerra contra la riqueza en
todos los frentes34.
CONCLUSION: LA PLUTOCRACIA GLOBAL,
¿CATEGORÍA SOCIAL O SISTEMA SOCIAL?
Este trabajo ha analizado la constitución reciente de una categoría social mundial que se diferencia del resto de la población, en primer lugar,
por el volumen de su riqueza y de su poder, pero
también por sus actividades profesionales, sus
estrategias y estilos de vida así como por su capacidad de influencia socio-política. Este fenómeno
no es una mera adaptación a una escala mayor de
la distinción general entre elites y masas, sino que
supone una novedad cualitativa en su configuración, derivada de los cambios sustantivos producidos en las condiciones que permiten y propulsan
su desarrollo.
Personas inmensamente ricas, desigualdades
y elites, cresos y midas, han existido desde hace
miles de años y resulta inevitable reconocer, con
Harold Laswell, que “el gobierno siempre es gobierno de unos pocos, sea en nombre de unos pocos, de
33 Robert Amsterdam, en SPEAR’S: julio/agosto 2014:
29; respuesta de Keith Johnson en http://www.
spearswms.com/blog/the-wealthy-need-to-speakup-like-grown-ups-not-whine-about-the-war-onwealth/#.VSAecpSsU28, acceso 23 de noviembre de
2015.
34 Sostiene Eamonn Butler, en SPEAR’S, 18 junio
2014:53, que lejos de atacar a los ricos (lo que haría
Picketty), hay que dar la bienvenida a los beneficios
de la riqueza. Ver en http://www.spearswms.com/
news/eamonn-butler-demolishes-thomas-pikettysdangerous-views-on-capitalism-4296400/#.VSAeLJSsU28, acceso 23 de noviembre de 2015.
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una sola persona o de muchos” (en Milner, 2014).
Sin embargo, en este trabajo se ha pretendido mostrar la existencia de una elite global, que ha surgido inicialmente en sociedades democráticas y que,
por las condiciones en que se desarrolla su poder
económico, político, social y cultural, puede estar
dando paso a una plutocracia global.
Hemos sostenido que los “nuevos objetos-mundo sociales” se caracterizan por operar como sistemas unitarios a escala planetaria. La escala de
constitución y actuación de la nueva plutocracia,
como hemos mostrado, es global, pero ¿podemos
decir, también, que es un sistema social y que tiene
carácter unitario?
La plutocracia global como sistema social
unitario
La realidad de esa plutocracia global puede
definirse, según la evidencia aportada, en términos
de categoría sociológica. Pero cuando hablamos de
plutocracia global, o de “superricos” a escala planetaria, ¿estamos refiriéndonos meramente a dicho
nivel de agregación o pensamos en una integración
de mayor calado? Una categoría sociológica es una
colectividad teórica de individuos que poseen al
menos un rasgo común (pero quizá solo uno). En tal
sentido, “los superricos”, se definan como se definan —es decir, sea cual sea el límite inferior de
riqueza que nos permita clasificarlos como tales—
constituyen una categoría sociológica. Ahora bien,
las categorías están, en principio, entre las formas
de vinculación social más débiles que la sociología
llega a considerar. Dicho concepto, al delimitar una
colectividad sobre la base de tal vez un único rasgo
compartido, puede aislar colectivos de constitución
claramente superficial, incluso azarosa (piénsese
en la categoría “conjunto de ciudadanos españoles
que han sido agraciados con algún premio de la
lotería nacional a lo largo del año 2014”; esta sería
una categoría social perfectamente bien formada,
pero a primera vista muy poco relevante desde
una perspectiva sociológica, y que claramente no
funciona, a efectos pragmáticos, como categoría
social).
Parece claro, pues, que el estatuto ontológico
de los “superricos” (o de lo que llamamos, siquie-
ra sea hipotéticamente, la “plutocracia global”)
es más hondo, más estructurado, más consistente, más fuerte en suma, que lo que muestra su
representación como mera categoría social y/o
sociológica. Entonces, si esa postulada “plutocracia global” no es simplemente una categoría,
¿qué otra cosa puede ser? ¿Un grupo social, acaso? Esta opción tampoco parece convincente. El
concepto de ‘grupo social’, es cierto, tiene mayor
nervadura ontológica. Pero si la conceptualización
de la plutocracia global en términos de categoría
parece demasiado débil, su definición como grupo
social se antoja demasiado fuerte: lo que la sociología entiende por grupo social (bien sea primario,
bien sea secundario) apunta a un colectivo con
un grado de integración, conciencia de su propia
existencia e identidad, e interiorización normativa por parte de los individuos que lo componen,
considerablemente alto. La plutocracia global no
parece ser una realidad social lo bastante compacta y articulada como para prestarse a una
descripción en formato de grupo social. ¿De qué
estamos hablando, entonces, cuando señalamos
la existencia de esa plutocracia global que centra
nuestra reflexión?
Obsérvese que, como ya se ha apuntado de pasada, la realidad subsistente tras el concepto de
“plutocracia global” admite otras dimensiones definicionales, además de la definición “objetiva” (en
realidad, fuertemente convencional) que permite
delimitar extensionalmente el concepto en cuestión
(esa definición apuntaría simplemente a un “conjunto de personas titulares de activos económicos
por encima de cierto valor”).
Veamos cuáles son esas otras dimensiones
caracterizadoras que permitirían considerar el concepto que nos ocupa en forma mucho más estructurada y ontológicamente “fuerte” que la de una
mera categoría, pero sin obligarnos a concebir tal
concepto a través de la noción, demasiado exigente, de grupo social:
a) En primer lugar, habría que prestar atención
al hecho de que la postulada “plutocracia global”
exhibe cierta actividad coherente. Los individuos y
grupos que componen ese colectivo no solo actúan
(cosa que hace todo agente) sino que, en numerosos aspectos, interactúan (y justamente en aquellos
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¿Hacia una plutocracia global?
aspectos que reproducen su pertenencia al indicado colectivo); y lo hacen de manera en cierto modo
sincronizada, congruente y perdurable en el tiempo.
Esta afirmación deberá aquilatarse empíricamente,
pero es posible asumirla como hipótesis e intentar
perfilarla algo más, cosa que se intentará hacer a
continuación.
Pero antes, un comentario previo: la perspectiva sociológica tiene una tendencia casi irresistible
a considerar que si en un cierto entorno social detectamos actividad coherente, ello se debe a que
estamos ante un grupo social, o ante una actividad que se produce dentro de, o en relación con,
una institución social determinada. Sin embargo,
es ciertamente posible atestiguar actividad social
coherente fuera de esos entornos grupales-institucionales. Imaginemos los comienzos del establecimiento de un mercado. En tal situación todavía no
cabría hablar de un marco institucional que guíe la
interacción; y, sin embargo, es probable que en ese
contexto surja pronto una actividad coherente de
intercambio, por simple que sea. De manera análoga, la plutocracia global emergente no necesita ser
un grupo social, ni estar demasiado institucionalizada como colectivo humano, para desplegar conductas hasta cierto punto coherentes; y hay razones
suficientes para sospechar que esas conductas son
cada vez más comunes y articuladas. Este artículo
ha aportado evidencia al respecto, que podrá ampliarse en el futuro.
b) Conviene destacar, en relación con este
punto, que si los individuos y grupos que integran
el colectivo de la plutocracia global despliegan
conductas hasta cierto punto coherentes, es porque, en primer lugar, responden a los estímulos de
un entorno que perciben de manera similar. Además de disponer de unos “órganos de percepción”
(natural y, sobre todo, social) congéneres, esos
individuos y grupos interpretan tales estímulos
de manera también parecida. Y, por último, los
componentes del colectivo en cuestión producen
respuestas análogas ante los referidos estímulos que han sido cognitivamente interpretados
de manera pareja. De esa sintonía perceptiva,
interpretativa y práctica, procedería la relativa
coherencia que cabe constatar en la actividad de
los individuos y grupos del colectivo que nos ocu-
pa. Cuando hablamos de “plutocracia global” no
estamos pues aludiendo a una categoría inerte.
Estamos mentando a un colectivo vivo y activo, en
evolución, que exhibe conductas en buena medida
coherentes como consecuencia de sus afinidades
cognitivo-actitudinales.
c) Como consecuencia de lo anterior, ese colectivo parece dotado de alguna forma de intencionalidad o propositividad, impersonal si se quiere, pero
en cierto modo compartida. Esa propositividad descansa en la aceptación, ampliamente mayoritaria,
de algunos criterios de optimización (que pueden ir
de la optimización de los beneficios a la optimización de la imagen individual y corporativa que los
componentes de tal colectivo proyectan socialmente). De ahí que la actividad desplegada por los individuos y grupos que componen la plutocracia global
sea, gracias a esa propositividad metapersonal (y,
en ese sentido, “objetiva”) una actividad estocásticamente coherente, cohesiva y hasta cierto punto
autosostenible.
d) Se trataría de una actividad en principio
a-centrada, cuya dinámica se transmitiría en primera instancia “por contacto”; pero que está desarrollando medios de sincronización más rápidos
y de largo alcance (asociaciones y publicaciones
específicas, presencia en los medios, etc.), capaces
de funcionar como una suerte de sistema nervioso
colectivo. Ese sistema difundiría, de manera casi
instantánea, información inductora de conductas
coherentes a escala global, que darían robustez a
la referida actividad autosostenible del colectivo en
cuestión.
e) La actividad de conjunto de este colectivo
evoluciona en la dirección de convertirse en una dinámica hasta cierto punto unitaria. Y ello en buena
medida gracias a esos instrumentos de autorreflexión que informan las decisiones de los individuos y grupos que lo componen. Esta reflexividad
adopta formas diversas: desde el seguimiento a
los “role setters” del colectivo, ampliamente publicitados y conocidos gracias a los medios, tanto
especializados como genéricos, a la generalización
de modelos de análisis (por ejemplo, en economía)
compartidos.
f) Todo ello conduciría al desarrollo de esquemas de sintonización/sincronización de decisio-
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nes y actividades dentro del colectivo “plutocracia
global”. Tales esquemas dotarían a este colectivo
de formas de funcionamiento parcialmente holísticas, que convivirían con otras definidas a escala
local.
g) Todo lo anterior prestaría al colectivo “plutocracia global” una dinámica convergente y unitaria
(que no monolítica ni totalmente unificada). En
realidad esa dinámica tendría una naturaleza genuinamente glocal: vendría definida, en parte, por
fuerzas actuantes a escala local; pero esas fuerzas estarían sobre-determinadas por otras, más
poderosas, actuantes en una escala propiamente
global.
Todos estos elementos permitirían caracterizar
la “plutocracia global”, más allá de su condición
obvia de categoría, como un genuino sistema social
que no solo propende a perpetuarse (debido a sus
propiedades de autosostenimiento), sino también a
auto-reproducirse de manera renovada y, en cierto
modo, ampliada (como consecuencia de los principios optimizadores que rigen su dinámica).
La tesis de que la plutocracia global constituye
un sistema social estructurado a través de los elementos desglosadas más arriba —y de otros más
que puedan ser tenidos también en cuenta— solo
podrá corroborarse contrastándola con una base de
evidencia empírica más amplia y minuciosa. Pero
esa tesis puede revelarse productiva, al menos en
tanto que hipótesis de trabajo digna de guiar el
acopio de evidencia empírica más amplia que facilitaría su contrastación.
Si el fenómeno de la plutocracia global puede
concebirse, desde un punto de vista teórico, como
un sistema social vivo y auto-organizador35, a su
vez y desde un punto de vista pragmático —es decir, cuando debemos actuar sobre ese sistema o en
relación con él—, habremos de entenderlo como un
objeto social.
Algunas implicaciones
La concepción de la plutocracia global como
un nuevo objeto mundo, cuyas estrategias de
internacionalización y secesión hemos descri35 Véase Heylighen (2008).
to, tiene implicaciones para la teoría, no sólo en
tanto que aporta un ejemplo más de los nuevos
objetos-mundo sociales, sino porque se trata de
uno especialmente significativo: representaría la
constitución de un primer agente social que realmente actúa a escala planetaria con mentalidad
global. Pero esta concepción, más aún, tiene implicaciones pragmáticas, sociales y políticas para
abordar la compleja relación entre democracia,
sociedad y mercado.
La plutocracia global se ha constituido, en
efect0, gracias a una estrategia de deslegitimación sistemática del contrato social imperante
después de la IIª Guerra Mundial, mediante la
transformación del modelo socioeconómico de integración social, por una parte, y por otra, de la
estrategia de secesión de esta superelite, cuyos
miembros consideran que no tienen compromisos,
lazos, obligaciones o conexiones fundamentales
con las sociedades en que residen y de las que
extraen sus recursos. Esta secesión se puede interpretar como una liberación de la economía capitalista, y de sus mercados, de las “ataduras”
democráticas —ataduras como la redistribución
de la riqueza mediante el estado de bienestar y la
mejora en los salarios—. Esta plutocracia, al haber logrado imponer su estrategia con éxito, obliga
a redefinir las de los demás agentes sociales. Y a
hacerlo a escala planetaria, puesto que existe una
interconexión evidente entre el ascenso de clases
medias en países emergentes y el estancamiento o descenso de esas clases en los países más
desarrollados, con efectos como diversos tipos de
repliegues populistas.
AGRADECIMIENTOS
Este artículo forma parte del proyecto de investigación “Los Nuevos Objetos-Mundo Sociales
(NOMS)”, financiado por la ayuda CSO2011-25942
del Ministerio de Economía y Competitividad, adjudicada dentro del Plan Nacional de I + D + i (20082011), Programa de Investigación Fundamental,
Subprograma de Investigación Fundamental no
orientada. Agradezco las sugerencias de mejora a
los evaluadores anónimos.
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¿Hacia una plutocracia global?
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NOTA BIOGRÁFICA:
Antonio Ariño Villarroya, es catedrático de sociología de la Universitat de València. En la actualidad es Vicerrector de Cultura e Igualdad y dirige
el Observatorio sobre la Participación y Condiciones
de Vida de los Estudiantes (http://www.campusvivendi.com/).
Sus principales líneas de investigación tienen
que ver con los ámbitos de la sociología de la cultura, las políticas de bienestar social y el Tercer
Sector. Entre las investigaciones y publicaciones
destacan: La ciudad ritual (1992); Sociología de la
cultura (1998); El movimiento Open (2009); Prácticas culturales en España (2010), ¿Universidad sin
clases? (2012), Desigualdad y Universidad (2014).
RES n.º 25 (1) (2016) pp. 37-59. ISSN: 1578-2824
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