Leer en tiempos modernos:
adolescentes y jóvenes
profesionales frente a la
lectura
Jesús Contreras
El presente capítulo responde a un estudio basado en la realización de 8
«grupos de discusión» integrados por 8 personas cada uno; 4 de adolescentes,
entre 15 y 17 años, que estuvieran cursando el Bachillerato o la Formación
Profesional, y 4 de profesionales con una edad comprendida entre los 30 y los
35 años. La muestra final ha sido, pues de 32 adolescentes y 32 profesionales,
y de 32 hombres y 32 mujeres. Los grupos de discusión se desarrollaron en los
meses de junio y julio en las ciudades de Barcelona, León, Madrid y Sevilla, a
razón de un grupo de adolescentes y un grupo de profesionales en cada una de
las ciudades citadas. Quiero agradecer la colaboración en la conducción de las
reuniones de grupos a mis colegas, la profesora de la Universidad de Sevilla,
Isabel González Turmo, y el profesor Óscar Fernández de la Universidad de
León. En relación al estudio que realizamos para La Lectura en España. Informe 2002 [Contreras 2002], con la misma metodología, cabe destacar que el
estudio que ahora presentamos presenta una plena coincidencia o continuidad para todos aquellos temas que han aparecido tanto en uno como en otro,
sobre todo, en lo relativo a las actitudes y las prácticas de los adolescentes en
relación a la lectura.
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[ Leer en tiempos modernos: adolescentes y jóvenes profesionales frente a la lectura ]
En el apéndice a este capítulo publicado en la Web con la dirección
<http://lalectura.es/2008/ContrerasApen.doc> pueden encontrarse otros
apartados de este estudio que habrían alargado en exceso el volumen. Estos
apartados son los siguientes:
A.
«Sería mejor prohibir leer que obligar»: Los adolescentes y las lecturas
escolares.
B. «En vacaciones leo menos y sociabilizo más»: por una ecología de la
lectura.
C. Lo que se lee.
C.1. Criterios para seleccionar las lecturas.
C.2. Libros que enganchan, libros que aburren.
D. Internet y las tareas escolares.
E. ¿Leer, escuchar, ver y escuchar?: libros, audio-libros y películas.
«Leer es leerte un libro»: Las diferentes
percepciones de la lectura…
¿Qué es leer?
Siempre que hemos preguntado por «leer», la lectura se ha identificado con
el libro de una forma casi exclusiva y excluyente. Las primeras respuestas
espontáneas nunca han considerado otro soporte o formatos, ni una revista
ni la prensa ni el cómic ni leer en la pantalla del ordenador… Incluso, al
plantear que, en una jornada cualquiera, estamos «leyendo» constantemente
(instrucciones, prensa, anuncios, comunicaciones diversas…) la reacción es
de sorpresa. No se les había ocurrido pensar que «eso» fuera «leer» y, en cualquier caso, a partir de ese momento, establecen una diferenciación: «es leer»,
sí, «pero no tiene el mismo sentido que cuando lees un libro». Para justificar
esa diferencia, se apela al automatismo o a la conciencia. Ciertas «cosas» las
leemos de un modo más o menos automático mientras que otras las elegimos
[ Jesús Contreras ]
o las buscamos «conscientemente». Sólo estas últimas merecerían la denominación de «lectura con mayúsculas», una denominación introducida por una
de las personas entrevistadas ante nuestra insistencia de que «leemos» constante y cotidianamente. Además, dicen, con los libros se «aprende» mientras
que, con otras lecturas, no, necesariamente.
—Yo no había pensado que leer e-mails fuera leer. No lo había pensado. Tampoco me lo parece. Es leer pero no tiene el mismo sentido que cuando lees un libro
¿No? Lo lees porque te llegan. Está ahí y lo abro… Los libros sé que voy a leer y
leo conscientemente.
[Profesional]
—Para mí, leer es leerte un libro… aprendes leyendo un libro.
[Profesional]
—…lectura… es que no sabría ni clasificarla… lectura… no sé… libros.
[Adolescente]
El no-automatismo que se supone debe tener la lectura «con mayúsculas»
significa, también, que la lectura exige un cierto esfuerzo, cierta dificultad, al
menos inicialmente pues, para «ponerse», «hacen falta los cinco sentidos». Así,
resulta pertinente considerar las respuestas de los adolescentes a la pregunta de ¿los
cómics son libros? ¿leer cómics es leer? En un primer momento, aparece una cierta
división de opiniones: sí, no, no sé, no lo había pensado… «Es leer, es palabra
escrita», «Si ves una imagen, también lees», «Sí, son lecturas entretenidas». En un
segundo momento, aceptado ya que leer cómics es leer, aparece el término «imaginación» que pareciera diferenciar una lectura «auténtica» de la que no lo es.
[Leer cómics] —Es leer pero es que no influye tanto la imaginación… El mundo
que te dan es un mundo que ya dibujado y ese es el personaje y esa es la forma
que tiene. No puedes imaginar más.
—Hay distintas formas de leer, como leer un libro en la que tu imaginación es
la que cobra sentido y tienes que imaginarte… Leer un cómic sirve como entre-
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[ Leer en tiempos modernos: adolescentes y jóvenes profesionales frente a la lectura ]
tenimiento. Pero no suele aportar nada. Un libro, yo que sé, una novela o lo que
sea, aporta algo más.
[Adolescentes]
En principio, también, la lectura, además de asociarse casi exclusivamente con el libro, se asocia, con la novela o con la narrativa en general, más
raramente con otro género. Esa identificación alcanza un grado máximo en
el caso de algunos adolescentes que dicen «no poder leer» durante el curso
académico, quizás sí en el verano. Para ellos, estudiantes de Bachillerato, además, leer se asocia a los libros de lectura obligada en las materias de lengua
y/o literatura, generalmente obras literarias y sobre las cuales deben realizar
un «trabajo». Todo ello implica el establecimiento de una diferenciación clara
entre «estudiar» y «leer» y entre «leer por obligación» y «leer por devoción».
—Yo creo que no se puede [leer] más. En el momento que estamos [período
lectivo], no se puede más. Ahora que llega el verano igual sí o tampoco por que,
en el verano, se substituyen los estudios por los amigos.
—Si tienes muchas otras cosas que hacer de clase, de estudios, lees menos.
«La lectura abre muchas puertas»
Asimismo, en un principio, la lectura aparece siempre ligada a una actividad
«culta», de «formación» o «instrucción», «aprendizaje», a la «cultura» en definitiva. Así, leer y, sobre todo, «leer mucho» se entiende como un «enriquecimiento cultural». Además, «aprender», sentir que después de la lectura se ha
aprendido algo, dicen, proporciona una cierta sensación de placer.
—Leer es cultura y, para mí, ahora mismo, si hay una palabra que la defina es
cultura, a todos los niveles.
—Una persona que lea mucho, o sea que lee, culturalmente tiene que ser más rica.
[ Jesús Contreras ]
—[Leer] Te sirve. Siempre te saca de alguna situación. Por lo menos, en mi caso,
me abre muchísimas puertas, en todos los sentidos.
[Profesionales]
—Leer nos hace más inteligentes.
—Lo de leer sería más bien cultura.
[Adolescentes]
«No leer», por su parte, se asocia, en buena medida, a un déficit de cultura,
de formación en general. En términos de aprendizaje, por ejemplo. Leyendo
se aprende y leer para aprender es diferente que leer para «informarse». Esta
distinción la comparten adolescentes y profesionales. Leer para aprender se
concreta, según los casos, en los libros de texto, en lecturas profesionales y en
los libros en general.
—Me gusta mucho la novela histórica. Puedo aprender cosas es en ese tipo de
novela.
[Profesional]
—Si lees un libro puedes aprender pero si lees una revista del corazón poco vas
a aprender.
[Adolescente]
—Con [la lectura d]el Marca no aprendes, sólo es para informarte.
[Adolescente]
La concepción de cultura que aparece detrás de estas consideraciones está,
cuantitativa y cualitativamente, muy ligada al lenguaje; mayor vocabulario,
corrección ortográfica, mejor expresión…
—…te da mucha corrección a la hora de hablar, la ortografía, la manera de expresarte, eso te lo aporta la lectura, sea como sea.
[Profesional]
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—Hay muchas palabras que si tu leyeses diariamente… Y siempre aprendes algo… Por poco que sea, siempre aprendes alguna cosa.
—[Leer] Te ayuda. Si lees mucho pues te van quedando las cosas, de los acentos,
de lo que sea, la puntuación y todo ya se te queda un poco más.
[Adolescentes]
Leer «poco», leer «mucho», leer «normal», leer «lo suficiente»…
¿Se lee poco? ¿Se lee mucho? ¿Se debería leer más? Las respuestas son variadas.
En el caso de los adolescentes, van desde la negativa unánime de un grupo de
adolescentes cuando se les pregunta si creen que deberían leer más, a la respuesta completamente contraria del segundo grupo, pasando por la división
de opiniones al 50% en un tercero. Individualmente, las respuestas recogen
diversos matices.
—Debería leer más. Bueno, todo el mundo debería leer más porque esto de los
libros mejora tu cultura. Yo, por ejemplo, (tengo una) amiga que lee muchísimo
y es que tiene una expresión que acompleja. Tiene mucha cultura y puede hablar
de muchas cosas.
—Ya leo suficiente.
—Leo bastante … también depende de las épocas… pero creo que leo bastante,
no creo que debiera de leer más.
—Creo que tengo que leer más. Nunca se lee lo suficiente.
[Adolescentes]
Los profesionales presentan un consenso mayor en sus respuestas y lo son
en el sentido de manifestar que no leen lo suficiente, que deberían leer más.
—Siempre tienes que ampliar tu campo de lectura. Leer mucho más. Cuanto
más mejor, sí.
[ Jesús Contreras ]
—Debería leer más. Tanto de la [lectura] profesional como de la de ocio. De las dos.
—Debería de leer más de lo que leo [pero] como te tienes que obligar tu mismo,
la formación siempre lo dejamos para el final.
[Profesionales]
¿Poco? ¿Mucho? Siempre depende del punto de vista. ¿Normal? Normal
es un término comparativo. Así, aunque se diga que se lee poco, en comparación con los demás, el círculo de amistades o de personas con las que uno se
relaciona, se lee «lo normal». Por otro lado, en el caso de los adolescentes, el
que lee «un montón de libros» puede ser considerado un «bicho raro» porque
«se pasa el día leyendo» y «eso no es normal». ¿Leer mucho? Leer mucho es
leer todos los días. Tener la lectura como un hábito. Leer mucho es leer todos
los días diferentes tipos de lectura (prensa, libros…). En el caso de los adolescentes, leer mucho es preferir la lectura a salir con los amigos o a hablar con
ellos. Asimismo, leer mucho puede concretarse en cuantificaciones diversas
según los particulares puntos de vista…
—¿Leer mucho? Al menos un libro cada dos semanas.
—Leer mucho sería leer la prensa todos los días y añadir lectura de ocio.
—Leer diariamente. Si no lees diariamente, creo que no es leer mucho.
—Mucho es coger el libro… me pongo por la mañana, me tiro en mi cama y me
levanto para comer, y luego me levanto y todo el día leyendo, leyendo hasta que
se me olvide y te da pena acabar el libro y vas a coger otro y así.
[Adolescentes]
—Leer mucho es [tener] el hábito de leer todos los días. También, coger la prensa
como hace mucha gente… que leen varios periódicos para contrastar unos con
otros. Tengo amigos que echan el café y prefieren, en vez de hablar contigo, estar
con la lectura. Eso es leer mucho.
[Profesionales]
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[ Leer en tiempos modernos: adolescentes y jóvenes profesionales frente a la lectura ]
En cualquier caso, nadie dice que debería leer menos de lo que lee. Ya hemos
visto que la lectura tiene siempre una valoración positiva ligada al aprendizaje y
a la formación. Consecuentemente, se considera que leer «está bien visto» y «está mal visto» el «no leer». «Leer es lo políticamente correcto» dice un adolescente
y, también, utiliza exactamente la misma frase un profesional. Algunas personas, incluso, pueden llegar a «culpabilizarse» por creer que no leen lo suficiente.
Resulta significativo que uno de los entrevistados diga, como manifestación de
sinceridad, que no va a «engañar», dando a entender que, ante una cuestión
como la de la lectura, se tienda a manifestar que se lee cuando, en realidad, no
se hace, precisamente porque no está bien visto no leer.
—Yo no voy a engañar. Yo, leer, lo que son libros, poquitos, periódicos sí… pero
novelas y tal, nunca se me ha dado bien [Las cursivas son mías].
—[¿Realmente está bien visto leer y está mal visto no leer?] Creo que sí. Es verdad. La gente que ha leído más de pequeñitos tienen mucha más cultura, tienen
más don de palabra, más fluidez.
—Un verano, en el trabajo, todo el mundo, en los descansos, lo que hacía era
leer y yo también leía pero, claro, me notaba que leía mucho menos que ellos y
me forcé.
[Profesionales]
¿Qué y cuánto dicen leer los adolescentes entrevistados? Fundamentalmente,
dicen leer «muy poco», «lo que mandan» y revistas de muy diferente tipo de acuerdo con una gran diversidad de intereses, gustos o aficiones, desde el baloncesto
al skate pasando por la prensa deportiva y las revistas de «cotilleo». En relación a
la cantidad de lectura, los términos más reiterados han sido «no leo», «poco», «lo
justo», «lo suficiente», «lo normal». ¿En qué consiste leer lo normal?
—… depende de lo que leas… yo, por ejemplo, las revistas me las leo todas las
semanas y los libros de texto cuando tengo que estudiar algo; pero, por ejemplo,
un libro de lectura de estos, de novelas, pues yo me habré leído, a lo mejor, en
un año, tres.
[ Jesús Contreras ]
—Yo leo poco porque no me gusta.
—Hay poca gente que lea mucho y poca gente que no lea nada, luego hay bastante que lee lo del cole y cuatro cosas más. En esto está la mayoría.
—Lo normal es [leer] lo del cole.
[Adolescentes]
La normalidad, pues, está establecida en las lecturas que resultan obligatorias por los estudios y, no siempre, algún libro de narrativa. Incluso, leer
más de lo dicho puede ser considerado excepcional y quien lo hace «un bicho
raro» que, luego, «da la brasa»:
—Yo me considero normal pero sí siempre hay algún bicho raro que lee un poco
más y luego va con que «¿Has leído esto?». Es un exceso. Una cosa es leer y otra
es pasarte y dar la brasa.
[Hombre, adolescente]
Para los adolescentes, la razón de que lean menos ahora que «cuando eran
pequeños» son obvias. Son cosas de la edad. Al «crecer», «es normal» cambiar
de gustos y de comportamientos y, dentro de éstos, «salir» parece ser la principal y más apreciada actividad de ocio.
—Cuando era pequeño leía más. Es normal ¿no? Al cabo de los años vas
creciendo y te van gustando otras cosas. La mayoría de la gente, al cabo de
los años, va perdiendo la lectura, deja de leer. Se dedica a salir. Ir al bar con
los amigos.
—… simplemente, no te gusta [leer] porque hay otras cosas que gustan más,
porque dedicas el tiempo a salir, a lo que puedas…
[Adolescentes]
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[ Leer en tiempos modernos: adolescentes y jóvenes profesionales frente a la lectura ]
Leer en otras lenguas
Todas las personas de nuestra esta han estudiado y/o están estudiando idiomas, unánimemente el inglés (fue o es obligatorio para todos los entrevistados), y otras lenguas, más excepcionalmente. En relación a la lectura ¿cuáles
son los usos que hacen de las otras lenguas que no son la propia? Los adolescentes dicen todos estudiar inglés y, asimismo, «leerlo». Además, el uso del
inglés les resulta obligatorio en algunas tareas escolares, la «dificultad» de las
cuales no registra la misma medida para cada uno de ellos. De ahí que algunos
no excluyan el uso de recursos alternativos, a través de Internet, por ejemplo,
para resolver sus tareas «en inglés».
—Leo libros [en inglés]. Pero, es muy aburrido. No [se] lo recomiendo a nadie.
Es un tostón. Es muy costoso, sí, porque tengo que buscar en el diccionario cada
dos palabras.
—[Hemos de leer] Muchos libros e autores… pero son nada. Son minis y no
son difíciles.
—Los trabajos que te mandan en inglés, pues los pones ahí [Internet] y te dan
en español y ya está.
Además de estudiar inglés en el colegio o instituto, algunos han seguido
cursos en el extranjero. Son estos los que dicen leer algunos libros directamente en inglés (u otra lengua) y no, necesariamente, los que son lecturas
obligatorias de la asignatura de lengua inglesa.
—El año pasado me fui a hacer un curso de inglés en Estados Unidos y, desde
entonces, empecé a leer en inglés y me gustó. Me animé. Empecé a leer en inglés
y ahora mismo leo más en inglés que en español.
—Empecé [a leer en inglés] este año y, a partir de ahí, me gustó eso de leerme
los libros en versión original y he cogido varios en inglés. Además, mejoras un
montón el idioma.
[ Jesús Contreras ]
—He leído en otras lenguas porque estaba en otro país y me aburría y tenía que
matar el tiempo como fuera y leyendo era una de las formas más fáciles.
—Me gusta leer en inglés libros de muchos tipos pero, sobre todo, historias de
misterio y de mundos irreales. [El inglés] Se me da bien.
—He cogido [libros] alemanes [pero] soy muy incapaz. Sobre todo, porque es
otra forma totalmente diferente de expresarte y cambia el orden de un montón de
cosas. A veces, tienes que recurrir al diccionario, no lo puedes ver en contexto.
Las aficiones particulares de algunos adolescentes pueden ser un estímulo
para el uso del inglés. Así, por ejemplo, la NBA norteamericana despierta
bastante interés entre varios de nuestros entrevistados y, por ello, se ven «obligados» a utilizar el inglés. Lo mismo puede ocurrir con otras aficiones, el skate
o el surf, por ejemplo. En estos casos, el uso del inglés se centra, sobre todo,
en la búsqueda y lectura de páginas Web que están en esa lengua.
—El inglés tengo que leerlo por que sí… porque la página de la NBA está en
inglés y los vídeos de las jugadas también están en inglés. Es obligado.
—Visito todos los días la página de NBA. Soy muy aficionado al baloncesto,
sobre todo, al baloncesto NBA. Y, entonces, la página, la buena, que luego hay
versiones en español que no me gustan, está en inglés.
—El skate está más basado en América y todas las imágenes son americanas y,
siempre, la página donde informarte de algo está todo en inglés.
Las aficiones, incluso, pueden referir a algún tipo lectura en particular:
—Tengo un amigo que le gustan tanto los libros de Harry Potter que, antes de
que salgan en español, ya se los lee en inglés. Y, luego, en español, otra vez.
Otros usos del inglés al margen de las tareas escolares tienen que ver con la
visualización de películas en inglés y la lectura de los subtítulos, en castellano
o en inglés.
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[ Leer en tiempos modernos: adolescentes y jóvenes profesionales frente a la lectura ]
—Las películas me las bajo en español, las escribo en inglés o al revés, o las escucho en inglés pero leo en castellano.
—Alguna vez, mi padre, me obliga a poner cosas con subtítulos en español y en
inglés.
—En el instituto, te ponían [la película] en inglés y los subtítulos en inglés.
También, entre los profesionales, el inglés es la lengua extranjera más conocida y la más utilizada. Su uso, sin embargo, parece reducido a la actividad
profesional y, a diferencia de lo que ocurre con algunos adolescentes, no interviene en aficiones o en lecturas al margen de su profesión. Algunos emplean
el inglés tanto en sus lecturas profesionales como en las de ocio.
—Generalmente, leo en inglés porque, en el ámbito del trabajo, aquí en España,
hay muy poca información actualizada. Entonces, tengo que acudir a textos en
inglés, de otros países.
—Intento entender a los autores en su lengua. O sea la versión original. Suelo leer
inglés, francés e italiano, sobre todo.
Diferentes tipos y razones de y para lectura
De acuerdo con las razones declaradas por las personas entrevistadas podemos hablar de diferentes tipos de lectura, que, a su vez, admiten jerarquizaciones en términos, por ejemplo, de preferencia, gusto, valoración, interés,
necesidad, utilidad, entretenimiento, afición, documentación, curiosidad,
razones de trabajo, obligación… En estas categorizaciones de los tipos y razones de la lectura han aparecido importantes diferencias entre adolescentes
y profesionales. Los adolescentes distinguen, de entrada, entre lo que ellos
llaman «lecturas obligadas», «lo que te mandan en el colegio», y aquéllas
que, de un modo más o menos general, podríamos denominar «lúdicas», de
[ Jesús Contreras ]
«ocio» o, por oposición a la obligación, «elegidas» por ellos mismos. Obviamente, esta categorización resulta transversal a los diferentes géneros pues,
por ejemplo, una novela puede, a la vez, ser una «lectura obligada» y una
«lectura elegida». Esta distinción se refleja perfectamente en la verbalización
siguiente que resulta representativa de todos los grupos de adolescentes
entrevistados:
—Tienes, primero, lecturas que son principalmente porque tú quieres leer… porque te apetece. Eso es una lectura de ocio y que te gusta y que no estás obligado.
Luego tienes lecturas que te obligan… Te mandan un libro para leer… que tienes
que hacer un trabajo. Luego están lecturas más relajadas, de ocio.
—Los libros del cole serían una categoría, un tipo de lectura; novela… sea de
humor, de aventuras, suspense o terror o lo que sea, sería otra; y, luego, podrían
ser las revistas que puede haber de diseño, graffiti, de skate, de deporte, o de
cualquier otra cosa.
[Adolescentes]
En contraste con los adolescentes (homogeneizados por su situación de
escolaridad), el mundo de los profesionales resulta mucho más heterogéneo
[sus lecturas propiamente «profesionales» las consideraremos en el siguiente
subapartado: «Crecer y estar al día profesionalmente»…]. En cualquier caso,
de entrada, se registra una cierta coincidencia en considerar que existen varios
tipos y/o razones de lectura. La tipología es el resultado de forzar la reflexión
dentro de los grupos de discusión y, obviamente, algunos de los tipos que
acaban diferenciándose puede coincidir o ser simultáneos.
—Se mezclan mucho [los diferentes tipos de lectura] porque la profesional te apetece leerla como ocio o la informativa pues por ejemplo El Periódico de Cataluña
tiene el apartado de política y el de economía que puede ser mera información
y tiene cosas de la vida que te puede apetecer, volviendo del trabajo, sentarte en
el sofá y leer.
[Hombre, profesional]
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«¡Leer es un placer!» La lectura de más o menos entretenimiento
Es la más propia del tiempo de ocio, se asocia a un cierto placer, relajamiento,
«desconexión»… que cada persona satisface con un tema o género diferente
en función de sus gustos, intereses o aficiones particulares y que pueden ir
desde la caza y pesca hasta la cocina, pasando por la novela histórica o la
prensa y revistas e, incluso, lecturas de carácter profesional. La asociación
de la lectura con el «placer» refiere a un placer sentido de forma personal e
individual porque la lectura, dicen algunos, «es tiempo para ti». Volviendo
a una expresión anterior, la «lectura con mayúsculas» se asocia con aquélla
que produce una cierta «satisfacción» y ese tipo de lectura, otra vez, resulta
asociada «mayoritariamente» a la narrativa. También, algunos entrevistados
dicen sentir satisfacción o «disfrutar» con la lectura del periódico, de blogs,
etcétera. Esta lectura «por placer» es, además, la considerada lectura por
excelencia. Este «placer», también, puede identificarse con diversos aspectos
según las personas y sus posibles diferentes circunstancias de, por ejemplo,
tranquilidad, aprendizaje, relajación, distracción…
—Mi interés principal en la lectura es disfrutar, relajarme.
—En general, leo principalmente por placer… Leer me aporta cosas y no soy la
misma persona después de haber leído algo que me ha aportado algo. Lo noto y
ahí es donde está el placer.
—[Leo] Por placer y por informarme porque, siempre, te encuentras con muchísimas palabras que te dan que pensar… Te formas mucho más. Lo veo mucho
más bonito y me da placer.
—Me gusta tanto la prensa como los libros. Bueno, me gustan más los libros. Los
asocio a un momento de placer.
[Profesionales]
—…un libro que te gusta mucho… te ciñes tanto a él que no paras de leerlo
hasta que terminas».
[Mujer, adolescente]
[ Jesús Contreras ]
«Estar al día» o las lecturas de «información» sobre las realidades sociales, sobre la «actualidad»
«Estar informado», «estar al día» puede ser sentido, simultáneamente, según
las personas, sean adolescentes o profesionales, como un entretenimiento y/o
una obligación, un poco de las dos cosas… En este tipo de lectura, la prensa
diaria, sea en papel o en pantalla es el medio más citado y con matices diversos. Se lee, en definitiva, para «estar informado», para «saber cómo va el
mundo». También, leer u ojear la prensa es una forma de «ocupar el tiempo»
y algunas personas dicen que la lectura de la prensa es la única que practican. Cabe decir que la mayoría de los entrevistados, la prensa, sobre todo, la
«ojean» y sólo leen aquello que más les interesa.
—Yo la ojeo y, el área que más me interesa, ahí leo. Algún día que estoy así
más aburrida, y he escuchado algo en la tele que si que me puede interesar, pues
también lo leo.
—Yo, normalmente la leo, por el tiempo. La verdad es que tengo mucho tiempo
y entonces me da tiempo de leerme todo.
[Profesionales]
«Leer u ojear» la prensa puede hacerse con los periódicos «convencionales»,
es decir, la prensa que se compra y se lee en papel, con las versiones digitales
de los mismos y, también, con la llamada «prensa gratuita». Esta última da
lugar a comentarios diversos en relación a su calidad y credibilidad y, asimismo, a actitudes diferentes respecto a la misma en el sentido, por ejemplo, de
aceptarla —la mayoría— o de rechazarla. El siguiente diálogo puede resultar
ilustrativo en relación a la prensa gratuita.
—Es que no cojo ni un periódico gratuito.
—Antes cogía, ahora no.
—A mí, no me gustan.
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[ Leer en tiempos modernos: adolescentes y jóvenes profesionales frente a la lectura ]
—Yo, sí. Yo sí los cojo porque me divierten… pero no los utilizo como mi fuente
fidedigna.
—Pero yo diferencio entre el Metro y el Qué. Es que el Qué es… veo al de delante
del autobús y sólo leo la parte de atrás con la noticia y me parto de risa.
—Claro ¿pero qué te puedes esperar por lo que te ha costado?
—Los titulares… por lo que me ha costado, me espero los titulares.
[Profesionales, Barcelona]
Los adolescentes, por su parte, tampoco parecen mostrar gran interés ni
receptividad por este tipo de prensa.
—Los periódicos me molesta mucho leerlos porque se me caen y me estreso mucho. Los que son gratis y dan en el metro… pues, vale, de acuerdo.
—Buscas lo que te interesa más.
—Yo, para hacer el pego, lo cojo.
—No suelo cogerla.
[Adolescentes]
Para algunas personas, la lectura de la prensa constituye una rutina de
carácter diario, un hábito, y no tiene que ver ni con la obligación derivada de
un aprendizaje o del estudio ni con otro tipo de lectura, diríamos que «norutinaria», como podría ser la lectura de un libro, de una novela.
—Yo soy muy lector del periódico. Los domingos tengo el síndrome, o sea, es café
y periódico. Es como un hábito.
—Yo distingo bastante entre la lectura de prensa, de noticias y la lectura de un
libro, de una novela porque leer la prensa es más bien como una rutina. Leer
novelas es pasar de la rutina.
[Profesionales]
[ Jesús Contreras ]
El interés por la prensa, por la actualidad en general, puede llevar a algunos a leer diferentes periódicos para «contrastar» lo que dicen unos y otros.
—Siempre me ha gustado contrastar las opiniones de los periódicos y lo que dice
un articulista con otros…
—Me gusta contrastar y ver que la misma noticia uno la ve el vaso medio lleno
y otro, medio vacío…
[Profesionales]
Para algunos adolescentes, la lectura de la prensa puede, también, contribuir a un cierto «aprendizaje» pues, siempre, «se te puede quedar algo». En
ocasiones, el recurso a la prensa es para ampliar o precisar alguna información
ya obtenida en otros medios.
—Muchas veces, en el periódico, me gusta una noticia o algo [y] si la lees te va
bien porque, así, aprendes muchas cosas y, si no, no te enteras.
—Yo leo y si vas leyendo así un cacho por encima pues algo se te quedará, o sea
que aprendes sin querer.
—Buscas cosas que te interesan, cualquier cosa que haya salido por la tele y dices
«Bueno, voy a informarme un poco más» o si hay cosas que has escuchado muy
recientes pues dices «Bueno, pues voy a leer si dice algo más de esto».
[Adolescentes]
«¡Tengo de revistas de niños hasta…!» Lecturas de carácter instrumental
Son las motivadas por «circunstancias» más o menos inmediatas determinadas
por nuevas situaciones para las cuales se considera necesaria una información
específica. Los ejemplos de este tipo de lectura aportados por las personas entrevistadas van desde las lecturas de auto-ayuda hasta los manuales de instrucciones de aparatos diversos, pasando por los libros y revistas que informan,
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orientan o «preparan» a los padres primerizos. El siguiente testimonio resulta
ilustrativo al respecto:
—Hace dos años, yo no sabía que existía el Ser Padres ni el Bebé ni no sé qué…
Y, ahora, me he leído, vamos, me he leído lo que quieras de eso. ¡Tengo de revistas
de niños hasta…! Eso fue en el momento porque, ahora, la niña tiene siete meses,
y ya no me leo nada de eso pero, antes de que naciera la niña, me sabía todo. Eso
es en el momento.
[Mujer, profesional]
«Cuando estoy en el médico…» Las lecturas «de relleno»
Son aquellas que se hacen «para no estar perdiendo el tiempo» o para «matar el aburrimiento». Este tipo de razón admite, también, cualquier tema o
género pero las situaciones que ilustran este tipo de lectura —los tiempos
«muertos» en salas de espera o situaciones similares— refieren, sobre todo, a
revistas de cualquier tipo… Algunas personas citan, también, los momentos
transcurridos en los medios de transporte. Este último escenario, sin embargo, admite situaciones de lectura muy diferenciada, desde la de «relleno», que
es la que consideramos en este apartado, a la lectura de entretenimiento como
hábito en función de la regularidad del uso del transporte y de la duración
del trayecto.
[¿Leéis para rellenar tiempo?] —Sí, en el tren o cuando espero en la consulta o
cuando estoy haciendo alguna espera. No me gustan nada los periódicos estos
[prensa gratuita], pero si los tienen allá, los cojo como entretenimiento o así.
—No me gusta (leer para rellenar el tiempo), pero recuerdo que, el otro día, me
leí un libro porque estaba muy aburrida y era lo único que había. No me estaba
gustando nada, pero me lo leí.
—… el periódico ese de los 20 minutos a mí no me gusta. Y lo veo, a lo mejor,
cuando no tengo otra cosa que hacer, que tengo que esperar algo, y no tengo un
[ Jesús Contreras ]
libro o lo que sea, pues para leer algo mientras ¿no? No sé como lo diría, lectura
de relleno, no lo sé… para no sentir que estás perdiendo el tiempo».
[Profesionales]
«Como cuando hablas con un amigo» Lectura de y para la «comunicación personal»
Este «tipo» de lectura incluye cualquier intercambio de comunicación mantenida con otras personas a través de cualquier medio, desde la correspondencia
(¿habrá que añadir «tradicional» o «por carta» o las «cartas antiguas», como
dice una de las personas entrevistadas?) al correo electrónico.
—Me escribo con una amiga y esa lectura, para mí, es muy importante pero no
sé cómo lo catalogaría, porque no es ni un libro, aunque ella escribe muy bien,
no sé… es como lectura, no sé… como cuando hablas con un amigo… como
complicidad… que, también, la puedo buscar en un libro, en una novela ¿no?
[Mujer, profesional]
«Crecer y estar al día profesionalmente»: La lectura
«profesional»
Las profesiones representadas en esta muestra son muy diversas y, también,
son diferentes los grados de identificación o de interés personal de cada uno
de los entrevistados con su profesión o actividad. En función de esa diversidad, cabe considerar, también, diversos grados respecto de sentir como más o
menos «obligación» o más o menos «entretenimiento» o, incluso, satisfacción,
una determinada lectura de carácter profesional en términos de «actualización» profesional, por ejemplo. En cualquier caso, en relación a su actividad,
los profesionales dicen leer «lo que tengo que leer», lecturas de carácter más
o menos profesional, más o menos relacionadas con la ocupación que cada
persona desempeña. Se trataría de una lectura «más interesada», en función
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[ Leer en tiempos modernos: adolescentes y jóvenes profesionales frente a la lectura ]
de los objetivos concretos de una actividad laboral determinada; y que puede
sentirse como una «obligación» y/o como una «devoción» en función de la
mayor o menor identificación y grado de satisfacción que cada persona tiene
con la actividad profesional que desarrolla.
—No me gusta el sector inmobiliario. A mí, cuando el trabajo no me gusta y no
lo disfruto, pues no me meto más en el territorio.
—Estoy suscrita a unos boletines por el trabajo y, aparte, me gusta y me interesa
saber lo que está pasando. Lo encuentro muy interesante y me puedo leer hasta
una ley y cualquier congreso o estudio que ha salido publicado. Cualquier cosa,
tengo boletines, dos o tres diarios… pero también me lo exige el trabajo.
—Para mí es un placer. Estoy trabajando en lo que me gusta y, por ahora, es un
placer. Supongo que, a lo mejor, más adelante, ya no será tanto placer ¿no? Porque es más obligación. Por ahora me gusta enterarme y documentarme.
—Desde acabar la carrera, prácticamente hasta ahora, me he obligado a leer cosas
relacionadas con el trabajo.
Existe, pues, este sentido de la obligación y pueden establecer una diferencia muy clara entre lo que leen por motivo de su trabajo y lo que leen por
otras motivaciones.
—Sí, yo paso mucho tiempo en mi trabajo leyendo y como me aproximo a la
lectura en el trabajo es muy distinto a como me aproximo a otro tipo de lectura.
En mi trabajo, busco soluciones o busco rápido pero, para mí, la lectura es más
bien placer. Para mí, leer prensa o novela es placer o esparcimiento.
Incluso, esa diferenciación puede llegar a que se considere la lectura derivada del trabajo como no propiamente lectura.
—Considero, cuando se me pregunta sobre qué leo, que se refiere más a lo que
leo en casa cuando me apetece leer. No lo que leo en el trabajo. En el trabajo, leo
lo que tengo que leer… artículos, otros proyectos, buscar reales decretos… pero,
para mí, eso no considero que sea una respuesta a la pregunta.
[ Jesús Contreras ]
En una situación opuesta, encontramos diferentes grados de coincidencia
entre lo que puede considerarse una lectura por «obligación» y una lectura por
«devoción» o el interés que se puede tener por la propia profesión y ejercicio
profesional. Incluso, cuando el ejercicio profesional coincide plenamente con
los intereses personales, cabe la posibilidad de que la lectura profesional sea,
también, una lectura de «placer» y, en esta medida, la lectura profesional no
tiene por qué restringirse al espacio y al horario laboral.
—Yo no diferencio tanto [entre la lectura «por obligación» y la lectura por
«placer»] pero, vamos, me gusta mucho en lo que trabajo. Puedo leer y siempre
intento ir a las secciones de medio ambiente de los periódicos… Y libros. No sé…
me gusta, disfruto.
—Tengo la suerte de dedicarme a lo que me dedico por eso no diferencio entre
el placer y la obligación. De todas formas, no sé, un artículo científico no me lo
leo en la cama.
—A veces, uno está saturado pero yo he leído en casa artículos científicos… en la
cama, en el sofá, en el baño…
En cualquier caso, independientemente de cómo se sienta y de la mayor
o menor «vocación» con que se cumpla, muchas veces existe una cierta «necesidad» de «estar al día», de actualizarse en información y conocimientos.
Esta necesidad de estar al día o de progresar profesionalmente puede sentirse,
también, como enriquecimiento, como un «crecer profesionalmente», de esta
forma, esta necesidad no se considera, exclusivamente, una obligación sino
una mezcla de obligación e interés.
—[Leo] Para estar al día, libros un poco más técnicos de diseño e ilustración. A
veces por obligación, a veces no.
—[La lectura profesional] Es un poco por estar al día de todas las novedades que
hay en el mercado tanto a nivel de maquinaria, como a nivel de fusiones [de empresas] porque, últimamente, en las [empresas] gráficas, todo el mundo se fusiona
y tienes que estar un poco al día.
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—[Leo] por obligación los artículos científicos por el trabajo. Bueno, no es porque te obligan. Lo científico no es porque te obliguen. A veces, eres tú mismo el
que buscas información porque te interesa o buscas ampliar conocimientos.
—Leo blogs de Internet en el ámbito tecnológico y, sobre todo, textos relacionados con el trabajo que desempeño.
Las características particulares de cada profesión pueden determinar que
unas sean más exigentes que otras, en términos de actualización, por ejemplo,
y, consecuentemente, en términos de mayor o menor lectura.
—Laboralmente, mi lectura es muy estanca y muy poco dinámica. Ha cambiado
muy poco después de quince años con lo cual si ya te lo sabías hace cinco no hace
falta mucho para estar al día.
—Los temas de ingeniería o aviación son muy dinámicos. Te obliga a mantenerte, saber mucho lo que ya te sabes y, cada seis meses o un año, te van haciendo
exámenes. Te obliga a leer y a estar al día.
Hasta cierto punto, podría considerarse que suscribirse a revistas profesionales puede estar indicando tanto un grado mayor de identificación con la
profesión como un mayor grado de exigencia por parte de la misma.
—Estoy suscrito a tres revistas de tipo profesional. Una de ellas es bimensual y las
otras dos mensuales… Es por el tema profesional y por que te gusta estar al día
de las novedades que salen en un mundo que evoluciona muy rápido porque está
muy relacionado con la informática.
—Me lo exige el trabajo. No estoy suscrito. Está suscrita mi empresa. Consultar
las revistas es un cincuenta por ciento del trabajo.
—Con las revistas pasa como con los libros. Alguno compras y, cuando llevas
cincuenta páginas, se guarda. Alguna de las dos revistas a las que estoy suscrito,
tal como llegan se van a la estantería.
[ Jesús Contreras ]
Los usos de Internet y del ordenador
Los usos de Internet se multiplican y diversifican constantemente. Adolescentes y profesionales recurren a Internet habitualmente con diversas finalidades
y usos que tienen que ver tanto con sus actividades profesionales o de estudio
como con otras más lúdicas y ligadas al ocio o a aficiones particulares, así
como a comunicaciones personales de diferentes tipos. Todos están ampliamente familiarizados con Internet y los diferentes tipos de recursos que se
les ofrecen a través de la red. Se recurre a Internet para «de todo un poco»:
leer la prensa, buscar información, ya sea relacionada con tareas escolares,
profesionales o con cualquier otro interés particular, como herramienta de
comunicación personal ya sea a través del correo electrónico o del Messenger,
para leer blogs y foros e, incluso, participar; «bajarse» música, películas u otro
tipo de materiales y documentos (pero, explícitamente, varios entrevistados
declaran que nunca se «bajarían» una novela de Internet), «chatear», «mirar
conciertos», «buscar chistes», etcétera.
Internet y la actividad profesional
Entre los profesionales, el uso de Internet está generalizado tanto en el lugar
de trabajo como en su domicilio, suponiendo que no coincidan. Internet se
usa para consultar, buscar y ampliar información de cualquier tipo, solucionar
dudas, contrastar perspectivas y puntos de vista, etcétera. En general, accesibilidad y rapidez son elementos clave ofrecidos por Internet pues
—Si quieres informarte sobre algo y lo quieres inmediatamente, si tienes Internet,
en dos minutos ya lo tienes. Ahí está la clave.
—Hay [en Internet] tanta amplitud de todo que puedes encontrar de todo.
—[Internet] Es una gran ventaja. Pones tres palabras y, automáticamente, puedes
encontrar cualquier cosa. Hace que nos sintamos más informados o con la posibilidad de acceder a la información más y mejor que antes.
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[ Leer en tiempos modernos: adolescentes y jóvenes profesionales frente a la lectura ]
El tratamiento de la información obtenida por parte de los profesionales va
desde «leer y punto», sin guardar el documento en el ordenador, hasta la creación
de archivos propios y otras tareas como imprimir, subrayar en lo impreso, apuntar,
hacer esquemas, guardar lo impreso en carpetas, guardarlo en archivos CDF, hacer
un Bookmark, seleccionar un documento de Internet y ponerlo en Word…
—La [información] que recojo, sobre todo, de Internet, alguna, muy poca, la
imprimo y la conservo en papel; y otras, generalmente, voy creando mis archivos
y los clasifico y conservo en el ordenador con algún sistema de almacenamiento.
—Creo archivos. Utilizo cuadernos también. Apuntes. Utilizo mucho el portaminas, el lapicero… Selecciono, pongo cositas, creo apuntes en Internet y en cuadernos y libretas… Algo que quede organizado y archivado y facilite retomar el tema
… una especie de apunte que sea un índice de lo que hay dentro, algo así.
¿La «lectura» y algunos posibles «efectos colaterales»
del uso de Internet?
En la medida en que la «lectura» queda asociada a la literatura, a la narrativa
y al formato de «libro», resulta pertinente considerar las percepciones en relación a los efectos que el incremento de los usos de Internet pueda tener sobre
la lectura «convencional» (¿?). En términos de los diferentes usos de la lectura
de los que ya hemos hablado, Internet puede cubrirlos todos —entretenimiento, placer, laboral o profesional, estudio, información…—. Quizás, la
lectura de narrativa es la que resulta más —o la única— excluida de Internet,
al menos por el momento. Acabamos de ver las ventajas atribuidas a Internet
¿Se le atribuyen algunos inconvenientes?
—Puede que Internet te reste tiempo para la novela clásica ¿no? No es lo mismo
encender el ordenador y conectarte y engancharte a lo que sea que ir a por un libro
y dedicarle esa media hora u una hora de tu lectura. Yo creo que Internet impide un
poco que nos impliquemos más con la lectura clásica, normal de toda la vida.
[Profesional]
[ Jesús Contreras ]
De esta apreciación, podría deducirse que el recurso frecuente a Internet
podría «inhibir» la lectura. Lo cierto es, sin embargo, que son más las personas —adolescentes y profesionales— que consideran lo contrario. «Buscar»
puede estimular la lectura en general al poner a los usuarios en contacto con
contenidos muy diversos que pueden ser un estímulo de la curiosidad y, por
lo tanto, de la lectura en general.
—A veces, buscas información por un trabajo y encuentras otras cosas. Tienes que
hacer un trabajo, tienes que buscar unas cosas y encuentra otras y te enganchas.
[Mujer, adolescente]
—El Google fomenta la lectura porque se te abren mil posibilidades. Te da un
listado enorme… Y, a veces, encuentras cosas que no buscabas y te animas a
leerlas.
[Mujer, profesional]
En términos escolares, sí parece que los usos adquiridos por algunos estudiantes pueden haber provocado en algunos profesores la percepción de usos
indebidos a juzgar por el hecho de que lleguen a pedir a sus estudiantes que
presenten los trabajos «a mano». En este sentido, es muy ilustrativo el diálogo
mantenido entre un grupo de adolescentes.
—Yo nunca he hecho un trabajo a ordenador. Siempre nos los mandan hacer a mano.
—Yo creo que no te lo mandan a ordenador por el corta y pega.
—Ya, eso sí.
—Hombre, si cortas y pegas, corres el riesgo de meter alguna errata o alguna pifia… Es que te pueden venir un montón de cosas que no son verdad. O que son
errores garrafales. Y que en cuanto lo ve un profesor te dice…
—Suspenso… te he calado.
—Por eso, lo tienes que leer.
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[ Leer en tiempos modernos: adolescentes y jóvenes profesionales frente a la lectura ]
—Bueno, depende de lo que se entere el profesor. Cuando sé que el profesor se
lo va a leer, me lo repaso 4 ó 5 veces buscando errores y retocándolo para que
sea irreconocible. Pero si veo que el profesor va a coger, mirar las páginas… «¡uff!
tiene 5 páginas… Bien, le pongo un 8», ni me lo leo. Si tiene errores que los
busque él.
[Adolescentes, León]
Los blogs y los foros
El blog parece ser un género en expansión. El término es conocido por la
práctica totalidad de los profesionales entrevistados y varios de ellos dicen
leerlos con más o menos asiduidad, estar suscritos e, incluso, «estar súper
enganchado» a ellos. Los adolescentes, por su parte, no dicen haber entrado
en este ámbito de lectura.
—Para mí, el blog es como una especie de género literario, como un diario de
una persona, que escribe sus vivencias o lo que le pasa por la cabeza, un diario
público.
—Hay de todo. Los blogs que leo están relacionados con un club deportivo al que
pertenezco. Cada uno cuenta sus vivencias… «Hoy me he pasado entrenando, no
sé qué… o esta semana estoy muy perro, no tengo ganas de entrenarme», lo que
sea… Y estás siempre enganchado.
—Antes de acostarme, siempre suelo leer… Tengo seleccionados unos blogs,
unos autores, y suelo leer los 5 ó 6 artículos que han publicado. Estoy suscrito a
varios. Les sigo, recibo los artículos diariamente. Me supone una media hora de
lectura al día.
—Los blogs a los que estoy suscrito están relacionados con el ámbito tecnológico.
[Profesionales]
Los «foros» constituyen otro ámbito de lectura o consulta y, en algunos
casos, también, de participación. Pocos son los adolescentes que dicen «leer» y
[ Jesús Contreras ]
menos los que «participan». Alguno llega a decir que son un «coñazo» y algún
otro que, por estar «leyendo (en los foros) todo el día», puede perjudicarle,
luego, en los exámenes. En general, los foros de los adolescentes tienen que
ver con sus propias tareas escolares o con actividades de entretenimiento y
comunicación personal.
—El único foro en el que participo es uno que había que ser de manga, rol y todo
esto… pero, al final, acabamos hablando de todo lo que se nos pasa por la cabeza.
Estamos metidos y dos o tres veces al día. Nos metemos a ver los mensajes que
deja la gente y a dejar mensajes.
—Sí [entro en los foros] porque, si buscas alguna cosa en el ordenador, muchos
foros tienen soluciones.
—Lo gracioso es que tienes una fiesta, un cumpleaños, o lo que sea… después
las cuelgas y las puedes comentar y te ríes… Para organizar cosas, también. Pones
una cosa y la va comentando la gente… Por ejemplo ¿este fin de semana qué
hacemos? Entonces, la gente va poniendo cosas y, al final, decidimos todos.
[Adolescentes]
Los profesionales entran en foros relacionados con su actividad profesional
y con otros en los cuales pueden encontrar información más o menos particular o respuestas a consultas, también relacionadas con algún interés, curiosidad o necesidad puntual. La simple lectura o consulta son más frecuentes
que la intervención o participación escribiendo en ellos.
—Yo [entro] en foros, sobre todo, de meteorología, arquitectura y urbanismo.
Me gusta mucho. Intervengo también.
—[Entro en] los foros de la gente que ha estado en el sitio donde quiero ir, o sea,
el hotel que han recomendado, en el que no han estado y ver que todo el mundo
habla de un hotel concreto de una zona concreta… y súper bien.
—Leo e intervengo… y si tú puedes echar un cable a alguien pues no te cuesta
nada. Mis foros son, más bien, los profesionales.
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[ Leer en tiempos modernos: adolescentes y jóvenes profesionales frente a la lectura ]
—En el trabajo, me llaman la chica Google porque, cuando hay un problema,
le pregunto a Google… Foros de estos… muchos, de consultar en el trabajo por
cosas de éstas…
[Profesionales]
Messenger, los adolescentes…
El Messenger es de uso generalizado entre los adolescentes y, en cierta medida, se contrapone a la lectura cuando dicen que es una opción, por las noches,
antes de irse a dormir. O bien cuando dicen que «no leen mucho», que «pasan
bastante» de la lectura y que, como mucho, leen «el Messenger y poca cosa
más». El Messenger es considerado por los adolescentes entrevistados como
uno de los sistemas de comunicación más utilizados y al que dedican tiempo
de manera regular, los ordinarios (menos) y el fin de semana (más). El tiempo
dedicado depende, entre otros factores, del número de personas que estén
conectadas en el momento.
—Todos los días entras a ver quien hay… El fin de semana mucho pero de lunes
a jueves o viernes... igual media hora o así. Depende de la gente que haya. Es que
libros no...
—Cuando termino de leer la prensa, miro el Msn. ¡Vale, no hay nadie! Me pongo
a hacer otras cosas. No hay nadie. Me pongo la música y me pongo a jugar. No
hay nadie. Vale. Termino de jugar… Hay partido de fútbol. Me voy a poner el
partido de fútbol. Me habla alguien mientras el partido de fútbol... Le escribes
algo y sigues viendo el partido, no hay problema.
—Me suelo conectar un poco después de comer. Si hay alguien, hablas, pero
no suelo pasar de media hora a menos que tenga algo importante que contar. Y,
después, a veces, por la noche, diez minutos, veinte minutos...
La frecuencia del uso del Messenger y el tiempo que se le dedica provoca
que algunos padres lo tengan «prohibido» a sus hijos, al menos los días de
actividad escolar, pues consideran que puede ocupar un tiempo excesivo y
suponer una «pérdida de tiempo».
[ Jesús Contreras ]
—En mi casa está un poco prohibido. Antes están los estudios y otras cosas. En
mi casa prefieren que haga otras cosas antes que estar en el Msn.
—A mí, me suelen tener prohibido el ordenador durante la semana. Mientras haya clase no hay ordenador. Los viernes y los fines de semana es cuando puedo.
Pero… ¿cómo se valora el tiempo dedicado? ¿hasta qué punto es una pérdida de tiempo? O, eventualmente, cómo se percibe el tiempo dedicado y lo
que el Messenger permite durante ese tiempo?
—Es un poco pérdida de tiempo… pero no… porque tienes comunicación con
los demás y la comunicación es algo esencial en la vida. Sobre todo amigos y
comunicación.
—Es pérdida de tiempo si estás todo el rato atento. Puedes tenerlo encendido y,
si nadie te dice nada… Si te dicen cosas, vale. Pero estar ahí todo el rato… a ver
si me contestan o que se conecten… ¡Bah! Prefiero hacer otras cosas.
En cualquier caso, son mayoría los adolescentes entrevistados que dicen
dedicar más tiempo al Messenger que a la lectura y minoría los que dicen
dedicar más tiempo a la lectura de algún libro que al Messenger.
—Sí, le dedico más tiempo que a la lectura… Depende, pero sí. Depende de la
gente que haya.
—Yo, en el Msn, estoy bastante pero tampoco es una cuestión exagerada. Prefiero
coger un libro y leerlo que estar al Msn.
Así pues, Messenger es un recurso generalizado para la comunicación,
de cualquier tipo, y con personas de cualquier lugar. Con él, «conoces
mucha gente». Puede ser utilizado tanto para realizar consultas con otros
compañeros de clase para, por ejemplo, realizar alguna tarea escolar como para cualquier otro tipo de comunicación. En este sentido, resulta
interesante la comparación que hacen algunos adolescentes en términos
de ventajas o desventajas del Messenger en relación con otros sistemas de
comunicación.
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[ Leer en tiempos modernos: adolescentes y jóvenes profesionales frente a la lectura ]
—A veces, cuando estoy estudiando y tengo una duda de algo, me conecto y miro
siempre si hay alguien de clase.
—Es un buen método pero tampoco es que sea muy cómodo porque el tiempo
que estás entre escribir, leer lo que te dicen y todo eso pues a lo mejor te da tiempo a escribir una página más. Pierdes mucho tiempo con eso.
—Yo opino que, si tienes algo que contar a una persona, lo más útil es llamar
por teléfono. El Msn te puede servir para cosas puntuales. Pero si tienes cosas que
contar que pueden durar tiempo, con el Messenger, te puedes eternizar.
—Ya, pero una cosa es gratuita y la otra no. El teléfono te cobran y el Messenger
ya esta cobrado…
—Tanto el Msn, teléfono e Internet suele venir en la misma cuota.
—Pero el teléfono te cobran las llamadas.
… y correo electrónico, los profesionales
Los profesionales conocen el Messenger pero dicen no utilizarlo. Alguno
declara haberlo hecho en el pasado pero ahora ya no. Dicen que no les gusta
y que no lo usan mientras que el correo electrónico lo usan cada día. Consideran el correo electrónico una herramienta fundamental en su trabajo y de
la que, hoy, no pueden prescindir a pesar de su relativa reciente existencia.
Dicen estar utilizándolo constantemente y que resultaría «muy difícil intentar
trabajar sin tener correo [electrónico]». En algunos casos, incluso, buena parte
del trabajo se resuelve respondiendo los mensajes que se van recibiendo. En
este sentido, alguno dice dedicarle al correo electrónico, entre leer y escribir,
ocho horas diarias, y otros dicen dedicarle más tiempo del que desearían.
—En mi trabajo, está abierto [el correo electrónico]. Mi trabajo, muchas veces,
está en función de los mails que te van entrando. Se puede diferenciar el tiempo
[ Jesús Contreras ]
que dedico a mis amigos y al trabajo pero es 24 horas que no puedo estar sin
mail.
—Es que, muchas veces, para mi trabajo, me digo yo «¿Qué le dije a esta señora?»
y voy directamente al [mensaje] enviado para saber lo que le dije. Ya ni hago el
esfuerzo de pensar lo que hice.
—En el correo, entro y salgo constantemente.
—Trabajo siete horas al día y prácticamente tengo las siete horas abierto el correo.
Otros, sin embargo, dicen hacer un uso más restringido del correo electrónico.
—Yo no siento la necesidad de estar todos los días leyendo el correo. Generalmente, lo compruebo o le dedico tiempo cuando sé si alguien me ha mandado
algo o si tengo que mandarlo. Hay semanas que, a lo mejor, lo uso diariamente
y otras, que una o dos veces.
—[Hago un uso del correo electrónico] Muy básico… sólo cuando necesito mandar un correo urgente sobre algo; si no, no.
Los usos del correo electrónico no se restringen a la comunicación derivada de la actividad profesional sino que se emplea, también, como medio
de comunicación para las relaciones personales. En cualquier caso, la práctica
totalidad de los entrevistados dicen usar regularmente el correo electrónico
tanto para la actividad profesional como para las comunicaciones personales.
—[Empleo el correo electrónico para comunicarme] con mis amigas. Como tengo
mis amigas dos en Barcelona y otra en Italia… estamos todo el día conectadas.
Cuando estamos trabajando, también por el trabajo, pero más por la comunicación
personal.
—Ahora, como estoy trabajando [estoy conectada al correo electrónico en el trabajo]… pero en casa también estoy conectada. El correo lo uso porque tengo gente
fuera. He vivido fuera. Entonces, para el contacto con la gente, utilizo muchísimo
el correo.
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[ Leer en tiempos modernos: adolescentes y jóvenes profesionales frente a la lectura ]
—Lo uso [el correo electrónico] todos los días. Soy muy perezoso para escribir
pero lo uso todos los días tanto para el trabajo como para comunicación.
¿Leer en papel o en pantalla? Diferentes tipos de lectura
según el medio o soporte
La muestra de nuestro estudio es la de una población joven, entre 15 y 35
años, familiarizada con las nuevas tecnologías informáticas y audiovisuales
—ordenador, Internet, correo electrónico, blog, foros, etcétera— ¿Hasta qué
punto el medio hace al monje? Si leer siempre había sido una actividad indisociable del papel escrito o impreso, encuadernado o no ¿hasta qué punto una
forma de leer —en pantalla—, hasta hace poco asociada, preferentemente, a
la imagen en movimiento, afecta o no, modifica o no, los diferentes hábitos
y tipos de lectura?
En primer lugar, consideremos la cuestión desde un punto de vista estrictamente sensorial, físico, el hecho de leer en un tipo de objeto —papel— u otro
—pantalla—. La mayoría, prácticamente la totalidad, de los profesionales entrevistados, establecen una clara diferencia entre leer en papel y leer en pantalla
y la diferencia se manifiesta en términos de disgusto, de cansancio…
—No me gusta leer en pantalla, pero la verdad es que cada vez me estoy acostumbrando más a leer en pantalla. ¡Hombre! No me veo leyendo una novela en
pantalla pero sí es cierto que ya cada vez imprimo menos. Antes, igual necesitaba
imprimir para enterarme bien de lo que leía.
—Yo lo noto mucho. Leer en papel o estar mirando una pantalla… Me canso de
leer en una pantalla.
—El soporte digital no me llama nada. Es que, hasta en el trabajo, según que
cosas tengo que leer, prefiero imprimírmelas por no leerlo en la pantalla.
[Profesionales]
… o de mayor o menor comodidad…
[ Jesús Contreras ]
—Si estás con el ordenador y tienes que estar todo el rato, así, fijo, a lo mejor, estás
incómodo. Con el libro, te puedes relajar, puedes ponerte más cómodamente ¿no?
—Si necesito tenerlo, subrayar escribir… pues, por la comodidad, tampoco voy a
estar mirando la pantalla. Pero, desde luego, como ocio, nunca.
—[Prefiero leer en papel que en pantalla por] comodidad ante todo. Para mí, es
más cómodo leer un libro y avanzas más deprisa que delante de una pantalla. Me
resulta físicamente más cansado visualizar una pantalla que ojear un papel.
[Profesionales]
Las razones verbalizadas pueden ser muy diferentes y van desde lo sensorial («me cansa la vista y no me gusta») a otras aparentemente más intangibles
(«me gusta el ritual del libro»). Estas diferentes razones obligan a considerar
una serie de modulaciones sobre los grados de preferencia o rechazo que tienen que ver con el tiempo que puede durar la lectura y/o sobre los temas o
lo que la motiva. Por ejemplo, búsqueda y selección de información, lectura
de prensa, artículos, libros, informes, lectura-escritura de mensajes, lectura de
blogs, lectura y participación en foros, etcétera.
En relación a la preferencia por leer en papel o en pantalla, aparece una
cierta cuestión de hábito, de costumbre, con respecto a la percepción del objeto de la lectura. Una forma de leer en pantalla o en papel que no sólo afecta al
ejercicio de la vista sino al tipo de relación gestual e imaginaria establecida con
el objeto, «pasar la hoja», por ejemplo, parece ser un importante gesto ritual.
—Un libro nunca lo leería vía digital… Se pierde la magia… la magia de comprar,
no sé, el hecho del objeto en sí, el hecho de abrirlo, el tenerlo, no sé, me gusta.
—Nunca he leído un libro en pantalla. Un libro necesito tocarlo… vamos… y
saber que vuelvo una hoja.
—Me gusta más en papel. Yo paso muchas horas en el ordenador por el trabajo pero
prefiero papel. Al pasar tantas horas delante del ordenador… el periódico para mí…
de toda la vida… es en papel y tengo que estar hojeándolo, pasar la hoja…
[Mujeres, profesionales]
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[ Leer en tiempos modernos: adolescentes y jóvenes profesionales frente a la lectura ]
La extensión del texto, por un lado, y querer conservarlo, por otro, son,
también factores decisivos. A mayor extensión del texto y más interés por
conservarlo, mayor tendencia al papel impreso o a imprimir del ordenador y
leerlo en papel.
—Últimamente estoy leyendo en Internet pero sobre todo en papel. Depende si
lo quieres conservar o no. Algo que me interesa mucho lo imprimo.
—Si es bastante largo, más de 4 ó 5 páginas, a lo mejor lo imprimo pero, si no,
leo de la pantalla.
[Profesionales]
—Leo en pantalla pero mientras no sean páginas y páginas.
—Echo una ojeada rápida en pantalla. Si me interesa, lo imprimo.
—Imprimo si en el colegio te mandan algo, si no, no.
[Adolescentes]
En cualquier caso, independientemente de las preferencias por leer en un
soporte o en otro, sí que algunas personas dicen leer sobre todo en la pantalla. Se trata, muchas veces, de lectura profesional o escolar en el caso de los
adolescentes, de la prensa o de búsquedas más o menos precisas o indeterminadas. La accesibilidad y la inmediatez son las razones más frecuentes para
leer directamente en la pantalla.
—Ahora mismo, un 90% de la lectura que realizo es a través de Internet. Y el otro
diez por ciento es más que nada prensa en escrito. Toda la información la recopilo
a través de Internet. Leo directamente en pantalla. ¡Hombre! siempre hay alguna
vez que imprimo artículos que son extensos.
—Leo a través de Internet. Sobre todo la prensa… pues… por la inmediatez y
rapidez que te ofrece. Suelo ojear cada día ni que sea un poquito para ver si hay
alguna novedad de aquí, del entorno más próximo. Lo demás, los libros técnicos… pues muchas veces acudes a ellos por problemas que te surgen en tu trabajo
y tienes que solucionar para el día siguiente … buscas publicaciones específicas y
[ Jesús Contreras ]
tienes ahí donde acudir bastante más a mano que no pendiente de un medio que
tienes que conectar y a veces las redes fallan. Al menos, las cuestiones técnicas
específicas del trabajo procuro tenerlas impresas.
[Profesionales]
Así pues, parece que, en los usos profesionales (o en los trabajos escolares
de los adolescentes), no se distinga el medio o soporte para la lectura o consulta pero sí se hace una distinción bastante clara en relación a las preferencias
por un soporte u otro, y a los usos o prácticas, si se trata de una lectura relacionada con la actividad profesional y con la búsqueda de información o con
una lectura de «ocio» o de «entretenimiento». Incluso, para un mismo tipo de
lectura, la prensa, puede diferenciarse la preferencia por un soporte u otro si
se trata de leerla en un día laboral, y se asocia con el trabajo y a la pantalla, o
leerla en el fin de semana y se asocia al ocio y relajamiento.
—Generalmente, lo leo casi todo en el trabajo. Claro, en el trabajo estoy frente
al ordenador ocho horas. En el trabajo, no me voy a comprar el periódico. Me
voy a Internet y lo leo… Salvo el fin de semana, los dominicales y demás esos
sí. El fin de semana lo asocio al café, al cruasán… y al dominical pero, a diario,
soporte digital.
—En mi empresa, desde hace diez años se digitaliza todo. Han eliminado el papel. Todo lo han escaneado. Ya no existe nada en papel.
[Profesionales]
Referencias
CONTRERAS, Jesús, «La lectura y sus circunstancias», en José Antonio Millán,
coord., La lectura en España. Informe 2002, Madrid: Federación de
Gremios de Editores de España, 2002, págs. 165-209.
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