UNA FAMILIA DE LA ELITE ARGENTINA:
LOS SENILLOSA, 1810-1930
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Roy Hora y Leandro Losada
Una familia de la elite argentina:
los Senillosa, 1810-1930
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©De esta edición, Prometeo Libros, 2015
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ISBN: 978-987-574Hecho el depósito que marca la Ley 11.723
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Derechos reservados
Índice
Introducción.....................................................................................................9
Nota sobre el Archivo Senillosa...........................................................................13
Advertencia editorial........................................................................................15
Capítulo I.........................................................................................................17
De Barcelona al Plata...............................................................................17
La construcción de una fortuna.................................................................24
Fotografías capítulo 1...............................................................................36
Capítulo II .......................................................................................................39
Terratenientes modernizadores..................................................................39
Felipe B., señor de El Venado...................................................................46
Pastor y sus dilemas.................................................................................53
Fotografías capítulo 2..................................................................................68
Capítulo III.......................................................................................................71
Familia y mundo privado en el cambio de siglo...........................................71
El universo masculino.................................................................................73
El mundo femenino.....................................................................................85
Convenciones y autopercepciones .............................................................91
Ilustraciones capítulo 3............................................................................93
Capítulo IV........................................................................................................95
La vida social, del Ochenta al Centenario...................................................95
Escenarios y pasatiempos.........................................................................100
Los Senillosa en la vida social..................................................................106
Identidades familiares y posición social.....................................................110
Los Senillosa y su lugar en la elite social argentina del Centenario...............119
Imágenes capítulo 4.................................................................................122
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Roy Hora y Leandro Losada
Capítulo V......................................................................................................123
Cuesta abajo..........................................................................................123
El ocaso de la fortuna familiar.................................................................134
La autopercepción del declive................................................................139
Imágenes capítulo 5..............................................................................145
Conclusiones..................................................................................................147
El itinerario de los Senillosa en perspectiva...............................................147
Fuentes y Bibliografía......................................................................................161
I. Fuentes..............................................................................................161
II. Bibliografía general............................................................................163
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Introducción
La elite que imprimió su sello a la sociedad argentina durante el largo período que
se extiende entre la Revolución de Mayo y la Década Infame nos resulta familiar. Su
historia nos parece, a grandes rasgos, muy conocida. Tras la independencia, los grupos
dominantes de origen colonial vieron mermado su poder y su prestigio, y en el curso
de pocas décadas fueron desalojados de la cumbre de la sociedad por una nueva clase
propietaria cuya primacía económica se afirmó sobre la propiedad de la tierra y la
actividad ganadera. Los contornos de esta elite comenzaron a perfilarse desde los
tiempos de Rivadavia y Rosas, para terminar de definirse hacia 1880, cuando Roca
llegó al poder. En las últimas décadas del siglo XIX se aceleró el proceso paralelo de
formación de una clase dominante más visible y poderosa, residente en Buenos Aires
pero cuyo influjo se hizo sentir en todo el territorio. Acaudalados terratenientes bonaerenses y hombres de fortuna, individuos y familias del interior arribados a la
ciudad capital gracias a la nacionalización del sistema político, e integrantes de las
viejas elites porteñas, se vincularon cada vez más estrechamente a través de distintas
instancias de la vida social y familiar, dando forma a una elite que, por la composición
de sus filas y por la proyección de su poder, riqueza y prestigio, tenía una estatura
propiamente nacional.
Las dos décadas a cada lado del año 1900 fueron la etapa de mayor esplendor de
esta elite del poder. Al comienzo de ese período, hacia 1880, los sectores encumbrados
dejaron definitivamente atrás el austero pasado criollo que todavía los caracterizaba al
atravesar el umbral de mediados del siglo XIX, para abrazar el consumo conspicuo y la
sofisticación de conductas y comportamientos como nuevas marcas identitarias. Al
compás de la europeización de gustos y aficiones, se forjó una elite social cuya riqueza
no tenía parangón en América Latina, y que aspiraba a ser reconocida por el refinamiento y la sofisticación. Esta orgullosa elite alcanzó en su tiempo un considerable
influjo político, y su estilo de vida fue objeto de curiosidad y emulación, pero también
de crítica. La denuncia de los poderosos creció al compás de la democratización de la
vida social y política y el cambio económico. La estrella de este grupo lentamente
comenzó a opacarse desde los años de la Primera Guerra Mundial, para apagarse en el
nuevo mundo nacido tras la Gran Depresión. El recuerdo de su paso por la vida
argentina ha quedado grabado en la memoria colectiva a través de las estampas que
pintan el comportamiento encorsetado y los modales solemnes de sus integrantes, así
como también a través de los monumentos que sus exponentes más notorios erigieron
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Roy Hora y Leandro Losada
en homenaje a sus propias glorias: las ostentosas mansiones del Barrio Norte, las residencias rurales que remedan las grandes casas de campo de la aristocracia europea, el
fastuoso palacio del Jockey Club, el gran Hipódromo de Palermo.
Estos gruesos trazos delinean el perfil y los contornos de los grupos dominantes
argentinos del largo siglo XIX. Como no sucede con ningún otro grupo social de ese
período, las investigaciones históricas han concebido a los hombres de fortuna y posición como un actor cohesionado y consciente de sí mismo. Así, por ejemplo, en el
período mejor conocido, el que se abre hacia 1880, gran parte de los estudios centrados en estos sujetos ha puesto el acento en cuestiones que hacen a la dimensión
pública de su accionar, y que enfatizan aquellos elementos que contribuyeron a forjar
un universo de relaciones y experiencias comunes entre los integrantes del alto mundo social. Incluso los trabajos que detienen su atención en figuras singulares, sobre
todo si se trata de protagonistas de la vida política, tienden a concebir a los sujetos
bajo examen como exponentes característicos del clima de ideas y los patrones de
conducta predominantes en la cumbre de la sociedad.
Algo similar se observa en las investigaciones que se proponen reconstruir aspectos
propiamente sociales de la vida del alto mundo social, pues muchas veces estas exploraciones le asignan atributos hegemónicos a los valores y prácticas que sirven como
objeto de análisis. En síntesis, y salvo en lo que se refiere a la cuestión religiosa, que en
su momento introdujo una fisura entre los integrantes del alto mundo social, la imagen dominante que nos ofrece la literatura histórica nos presenta a una clase dirigente
compacta, cuya cohesión no era producto de las amenazas externas a su supremacía
sino, más bien, de la adhesión de este grupo a un conjunto de ideas, usos y costumbres de amplio arraigo en la cumbre de la sociedad. Liberalismo autoritario y desarrollista en el campo de las ideas y las prácticas políticas, europeísmo y francofilia como
notas dominantes en el terreno de la vida social y cultural, patriarcalismo y subordinación femenina como rasgos centrales de la organización familiar: tales son algunas de
las matrices que uniforman valores, conductas y estilos de vida en el mundo de los
sectores encumbrados.
Este modo de concebir a las elites argentinas tiene el mérito de ofrecer una imagen
sólida y coherente del alto mundo social. Pero al enfatizar la unidad de trayectoria y
perspectiva, deja en un segundo plano las fuerzas que tornaron más plural y diversa la
experiencia social de los integrantes del alto mundo y, por tanto, simplifica más allá de
lo aconsejable el retrato de un actor fundamental de la historia de nuestro país. Incluso grupos pequeños, como la elite de fines del siglo XIX, poseían una considerable
complejidad interna, cuyo reconocimiento y estudio es imprescindible para alcanzar
una imagen más acabada de este grupo social. En este sentido, antes que impugnar lo
que sabemos sobre las elites de nuestro país, necesitamos nuevos estudios que nos
permitan poner de relieve estas singularidades, a fin de otorgarle mayor relieve y densidad a nuestra imagen de conjunto de la trayectoria y las características de los grupos
dominantes.
Para captar las peculiaridades de este universo más complejo es necesario un cambio en la perspectiva de análisis, que este libro se propone encarar a partir de un
estudio en profundidad de una familia de elite. Las historias de familia constituyen
un abordaje ampliamente recorrido por la historiografía latinoamericana sobre elites,
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Una familia de la elite argentina: los Senillosa, 1810-1930
sobre todo entre las décadas de 1960 y 1980.1 Sin embargo, esta perspectiva ha sido
poco ensayada en las investigaciones sobre el pasado argentino. Los estudios sobre
familias prominentes realizados en nuestro país suelen caracterizarse por el afán de
elogio o la voluntad de satanización y, en consecuencia, por sus modestas ambiciones
analíticas. Tomando distancia de esa literatura, este libro se propone abordar en toda
su complejidad la trayectoria de una importante familia de la elite argentina a través
de más de un siglo de vida, desde la Revolución de Mayo hasta la Gran Depresión.
Para alcanzar este objetivo, analiza un amplio abanico de dimensiones: públicas y
privadas; posicionamientos políticos y decisiones empresariales; dinámicas familiares
y convenciones culturales.
Las páginas que siguen ofrecen al lector un análisis detallado de la trayectoria
de la familia Senillosa, centrado en el contrapunto entre los aspectos más generales de
la experiencia colectiva de la elite decimonónica y la manera en que esta se refractó en
este caso particular. Felipe Senillosa, un inmigrante catalán arribado a Buenos Aires
poco después de la Revolución de Mayo, fundó un linaje que ocupó una posición
muy conspicua en el seno de las elites de Buenos Aires a lo largo de un siglo. Desde el
rosismo al Centenario, los Senillosa no solo fueron protagonistas sino también testigos
de la vida del alto mundo social. Las razones de la elección de este grupo familiar
como vía de entrada para una investigación sobre los sectores encumbrados remiten,
en primer lugar, a la excepcional calidad de los recursos documentales disponibles
para encarar esta tarea. En efecto, el archivo que los Senillosa coleccionaron a lo largo
de muchas décadas, y que a fines de la década de 1930 cedieron a la consulta pública,
constituye la fuente más sofisticada y más completa hoy disponible en repositorios
públicos de nuestro país para introducirse en el análisis de una familia de la elite
social argentina. La consulta de esta valiosa colección de documentos –hasta el momento nunca explorada de manera sistemática– nos permite analizar las grandes cuestiones que hacen a la vida de una familia de elite.
A primera vista, la historia de los Senillosa se enmarca en los grandes parámetros
que hemos señalado al comienzo de esta introducción. Poseían una gran estancia y
una elegante residencia urbana, participaban de la vida social frecuentada por familias
de poder, riqueza y prestigio, eran reconocidos como miembros plenos de este universo social. Sin embargo, apenas se presta atención a las voces que surgen de su nutrida
correspondencia, un arco de nuevas cuestiones se impone a la atención del observador. La documentación reunida en el archivo familiar nos permite adentrarnos en
territorios ignotos referidos a la dimensión privada –tanto individual como familiar–
de la experiencia de esta poderosa red de parientes. Allí podemos explorar cómo estos
hombres de fortuna organizaban y administraban sus negocios, qué valor le asignaban
a sus triunfos económicos, y de qué modo incidían las solidaridades familiares en la
definición de sus iniciativas en este terreno.
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Cfr. Kuznesof, Anne, "The History of the Family in Latin America: A Critique of Recent Work", en Latin
American Research Review, vol. 24, nro. 2, 1989.
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Asimismo, el archivo nos permite estudiar sus ideas sobre el estado y la política, y
evaluar la relevancia que poseía esta dimensión en la vida de una gran familia propietaria del siglo XIX. Finalmente, la documentación también invita a analizar el conjunto
de prácticas e ideas asociado al matrimonio y la familia, y a los roles desempeñados
por las distintas generaciones, así como por hombres y mujeres. Y, por supuesto,
también nos invita a observar de qué manera los Senillosa percibían su lugar en el seno
de la elite argentina, y de qué modo juzgaban su mundo social. En síntesis, el estudio de
la trayectoria de esta familia permite reconstruir aspectos centrales de la vida de una
familia de elite a lo largo de más de un siglo, ofreciendo una exploración de valor
inestimable para avanzar en la comprensión de una historia tan central a la Argentina moderna como poco conocida: la de sus grupos social y económicamente
predominantes.
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Nota sobre el Archivo Senillosa
El Archivo Senillosa se compone de dos conjuntos de documentos, el Fondo Felipe Senillosa y el Fondo Julio Senillosa. El primero consta de más de veinte legajos, y
reúne cartas, recortes de diarios, planos, papeles comerciales y un sinnúmero de documentos relativos a la actuación pública y privada de Felipe Senillosa y sus descendientes. Este fondo documental cubre el extenso período que va desde fines del siglo
XVIII hasta cerca de 1940. El material fue reunido a lo largo de la vida de tres generaciones: primero por Felipe (1790-1858), y luego por uno de sus cuatro hijos, Pastor
(1841-1910), y por los hijos de este. En gran medida, pues, el contenido del archivo
que sirve de base a este libro recrea las vicisitudes de la vida pública y privada de esta
rama de la familia Senillosa. La etapa mejor servida es la que transcurre entre 1880 y
1910.
Para ese período, contamos con cientos de cartas intercambiadas entre los Senillosa
domiciliados en Buenos Aires y los que estudiaban en universidades de Estados Unidos, que paseaban por Europa, o que trabajaban o descansaban en San Felipe, la gran
estancia familiar. La atención que este libro presta a la experiencia familiar en esas
décadas de apogeo de la elite argentina es producto, en primer lugar, de la abundancia
y densidad de la documentación sobre esa etapa. El Fondo Julio Senillosa, por su
parte, reúne la documentación atesorada por Julio Senillosa, uno de los once hijos de
Pastor, entre 1905 y 1936. La parte más sustancial de esta sección del archivo está
compuesta por las cartas remitidas a Julio por sus padres y hermanos. Este fondo
también posee documentación referida a la actuación profesional de Julio, pero de un
valor muy menor en relación con la correspondencia familiar.
En síntesis, los dos fondos se caracterizan por el papel dominante del intercambio
epistolar entre los miembros de la familia. Es significativo que los Senillosa asignaran
tanta relevancia a la preservación de este registro íntimo, al que consideraban mucho
más importante que el resguardo de la correspondencia intercambiada con figuras
externas a su universo de parentesco. Reflejo de la intensidad de los lazos de amor
filial y fraternal existente entre los Senillosa, y de la consecuente importancia asignada
al cultivo de las relaciones entre ellos, esta correspondencia posee un valor singular.
Además de referencias a cuestiones de actualidad, allí se exploran temas referidos a la
suerte de los negocios familiares, y se exponen con particular franqueza las tensiones
y conflictos propios de las relaciones entre parientes, así como los dilemas referidos al
desarrollo personal y los desafíos de la vida en sociedad. Y como corresponde a una
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familia de la elite argentina, también se abordan cuestiones referidas al status y la
reputación del grupo familiar, su anclaje en el pasado y su proyección hacia el futuro.
Ambos fondos documentales fueron cedidos por Juan Antonio Senillosa y sus hermanos al Archivo General de la Nación en 1937. La donación se produjo pocos meses
después del fallecimiento de Julio y en ocasión de la mudanza que la familia debió
encarar, ese mismo año, desde la gran mansión que habitaban en el sector más exclusivo del Barrio Norte a una residencia más pequeña, además de alejada del barrio
aristocrático. En ese nuevo domicilio, el voluminoso archivo familiar ya no podía ser
fácilmente alojado. Declinación familiar y ocaso de la vida personal fueron el marco
en el que Juan Antonio Senillosa, que fallecería poco después, tomó la decisión de
legar al Estado y abrir a la consulta pública la documentación reunida por su familia
a lo largo de más de un siglo.
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